DOCU//ÍENTOS - COLMICH · 2014. 3. 7. · La memoria fue escrita por el ingeniero Mariano M....

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DOCU//ÍENTOS RELACIONES 76, OTOÑO 19 9 8, VOL. XIX

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  • D O C U //ÍE N T O S

    R E L A C I O N E S 7 6 , O T O Ñ O 1 9 9 8 , V O L . X I X

  • L CRECIMIENTO URBANO DE LA CIUDAD

    DE MÉXICO Y LA DESECACIÓN

    DEL LAGO DE TEXCOCO

    En el año de 1800, la extensión de la Ciudad de México no era mayor de lo que fue en 1519. Sin embargo, a medida de que transcurre el siglo xix, la metrópoli encuentra que el espacio lacustre que durante la época pre- hispánica y colonial dificultaba su expansión física había retrocedido y que este terreno era potencialmente ocupable para usos habitacionales. No obstante, será después de la segunda mitad del siglo pasado que experimente un gran crecimiento urbano. Así de mil hectáreas de superficie que tenía la Ciudad en el año de 1800, el área urbana llegó a 2700 hectáreas para el año de 1900.1

    De lo anterior se comprende que el desarrollo urbano de la capital se encuentra estrechamente unido a la desecación del lago de Texcoco, y que si bien éste estaba condenado a desaparecer en forma natural debido a que la evaporación era mucho mayor que la cantidad de agua que recibía a lo largo del año, lo cierto fue que la intervención del hombre aceleró de tal modo ese proceso que en unos cuantos siglos logró lo que a la naturaleza le hubiera significado mayor tiempo; por esa razón, la suerte del lago de Texcoco estuvo decidida desde la fundación de la Ciudad.

    Aunque actualmente se presta poca atención a la historia del lago de Texcoco, no por ello deja de ser importante. Por tanto se ha considerado oportuno reproducir la Memoria del saneamiento y cultivo del lago de Texcoco, documento no publicado hasta este momento y que resulta de particular interés debido a que contiene una perspectiva de la historia del lago desde la época prehispánica hasta el año de 1910. Antes de presentar la memoria, es necesario resaltar algunas de sus particularidades.

    1 Óscar Terrazas y Eduardo Preciat, E stru c tu ra te rr itor ia l de la C iu d ad de M éx ico , México, Plaza Janés, 1988. p. 89.

  • La memoria fue escrita por el ingeniero Mariano M. Barragán en el mes de junio de 1910 y entregada al director de las obras de desecación, drenaje y fertilización del lago de Texcoco, en el mes de octubre del mismo año. El expediente en donde se encuentra este documento tiene la clasificación 544/61 y forma parte de los 300 expedientes que constituyen la serie Lago de Texcoco del acervo histórico de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, documentación que actualmente resguarda el Archivo General de la Nación.

    Dentro de la memoria se menciona la existencia de algunos planos. Sin embargo, éstos no aparecen en el expediente; la revisión de los demás expedientes que integran la serie no permitió localizarlos. Esta situación se debe a que la organización del archivo se realizó en años posteriores a la fecha del documento y es posible que se hayan extraviado.

    Gran parte de la información de esta fuente proviene de la Memoria para la carta hidrográfica del Valle de México de 1864 y de la Memoria histórica, técnica y administrativa de las obras del desagüe del Valle de México del año de 1902.

    El documento inicia con una descripción de los límites del lago y su profundidad; señala que en la época prehispánica era de once metros; y que fue disminuyendo hasta tener posiblemente cuatro o cinco metros en el año de 1800.2 A continuación menciona que en el año de 1810 se terminó la calzada de Puebla,3 obra que redujo considerablemente la extensión del lago al dividirlo en dos; una parte se siguió llamando lago de Texcoco, mientras que la otra se llamó laguna de Santa Marta. Sobre

    2 El dato al parecer es de Humboldt, quien menciona que: "El lago de Texcoco tiene

    por lo común de tres a cinco metros de profundidad, y en algunos sitios se encuentra el

    fondo a menos de un metro". Alejandro Humboldt, E nsayo P olítico del R eino de la N u eva España, Editorial Porrúa, México, 1967. p. 118. Al respecto, Manuel Orozco y Berra consideraba a mediados del siglo pasado que la cifra de 0.495 m era el nivel mínimo de las

    aguas y que 0.925 m vendría a ser el máximo nivel. Por lo que concluía: "Con todo el

    respeto que se merece Humboldt, yo no creo que en 1803, el lago de Texcoco tuviera cinco

    metros de profundidad". Manuel Orozco y Berra, M em oria para la carta hidrográfica del Valle de M éx ico , Imprenta de A. Boix, México, 1864. p. 135.

    3 La calzada de Puebla, originalmente llamada nuevo camino de Puebla, recibe en la

    actualidad el nombre de calzada Ignacio Zaragoza.

  • este punto, es importante señalar que a lo largo del documento se hace alusión a la reducción del volumen y extensión del lago como consecuencia de las obras del desagüe.4

    Estas últimas, mencionadas en la Memoria, tuvieron como principal finalidad evitar las continuas inundaciones de la Ciudad de México. Su origen remonta al proyecto de Enrico Martínez, presentado en 1607, y que consistía básicamente en construir un canal al lado de Zumpango, para desviar el río Cuautitlán principal tributario del lago a través del Tajo de Nochistongo. El éxito de ese proyecto fue parcial debido a que la ciudad siguió inundándose. Posteriormente, en 1886 el ingeniero Manuel María Contreras, director de Obras Públicas, determinó que se iniciaran los trabajos del desagüe del Valle de México. El proyecto comprendía un canal, un túnel y un tajo de salida. El canal se construyó en un punto muy cercano al antiguo canal de San Lázaro; de ahí el agua fue desviada al norte, entre la sierra de Guadalupe y el lago de Texcoco, para entrar después en un túnel de la zona montañosa cercana a Zumpango y a continuación entrar al Tajo de Tequixquiac para desembocar finalmente en el río de Tula. En marzo de 1900 se terminaron las obras de desagüe del Valle de México. Datos oficiales consignan que el túnel arrojaba fuera del Valle la cantidad de 3,800 litros por segundo. En el año de 1904 habían salido algo más de mil millones de metros cúbicos de agua, circunstancia que marcó la desecación final del lago de Texcoco.5

    Por otra parte, la Memoria describe cómo diversas corrientes de agua que eran ríos tributarios del lago de Texcoco, contribuyeron a disminuir la capacidad de almacenamiento debido a la gran cantidad de sedimentos que arrastraban y que provocaron el azolve del lago. Con este aterramiento de la zona lacustre, el fondo del lago se levantó, lo que significó también una pérdida de desnivel, situación que ocasionó que las inundaciones de la capital continuaran en el siglo xix.

    4 En los inicios de siglo xix, la Ciudad de México se encontraba a una distancia de

    cuatro kilómetros de la orilla del lago de Texcoco, debido a que las obras del desagüe

    colonial habían disminuido notablemente la superficie de este último.

    5 Mariano Téllez Pizarro, E stu d io sobre c im ientos para edificios de la C iud a d de M éxico , tipografía de la Dirección de telégrafos Federales, México, 1907. p. 23.

  • El problema del azolve de los ríos que alimentaban el lago, como Mariano Barragán lo señala, se debe a la deforestación de las montañas que rodean al Valle de México. Sobre este particular se tienen datos de que la destrucción más grave de los bosques se produce durante el porfiriato, periodo en que la expansión urbana y el establecimiento de fábricas y ferrocarriles en la capital y sus alrededores generaron una demanda creciente de energía, satisfecha en gran medida a costa de los bosques que rodeaban el Distrito Federal. Este acontecimiento trajo como consecuencia que las lomas que rodeaban a la Ciudad de México fueran verdaderos desiertos sin vegetación, situación que ocasionó que los cerros se deslavaran hasta descubrirse el tepetate, lo cual da lugar a la torrencialidad de los arroyos y a la sedimentación de los ríos.6

    Barragán también menciona varias veces el Canal de San Lázaro, pero no queda claro cual fue la relación que tuvo con el lago. Al respecto podemos decir que en el siglo pasado era territorio de las afueras de la Ciudad de México en su parte oriente; originalmente servia como embarcadero de las canoas que cruzaban el lago de Texcoco. A medida que el vaso lacustre se desecaba, el canal se fue prolongando con la finalidad de mantenerlo como vía de comunicación. Con el crecimiento urbano de la capital, fue utilizado para llevar las aguas negras de la Ciudad y del canal de la Viga, el cual a su vez era el drenaje de varias poblaciones del sur del Distrito Federal. Estos desperdicios posteriormente se sedimentaban en un radio de una legua, lo que ocasionaba que en la región se formara un agua fangosa que continuamente se estancaba en los potreros del Peñón, de San Lázaro y de todos los demás rumbos que limitaban con el lago de Texcoco.7

    6 Para dar una idea del aumento en el consumo de energía, existe información de que

    en 1895 la Ciudad de México consumía la madera de diez millones de árboles, lo cual

    contrastaba con el consumo de 650 mil árboles que se hizo en el quinquenio de 1834-1838.

    Ramírez, Ricardo, N eces idad de la conservación de los bosques, Imprenta de Ignacio Escalante, México, 1897. p. 14-17 y Quevedo, Miguel A. de, La riqueza foresta l de M éx ico , Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, T. vm, México, 1919 p. 284.

    7 José Lobato, C om paración de la clasificación higiénica de la capita l de M éx ico , Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, tercera época, T. m. México, 1876. p. 97.

    El nombre de Canal de San Lázaro, se conservó hasta los cuarenta del presente siglo.

  • Sobre la extensión del lago, el documento señala que en el año de 1878 comprendía una superficie de 258 390 000 m2 y que en 1906 era de sólo 75 440 000 m2, lo cual significaba que en 28 años el lago había disminuido, de tal forma que conservaba menos de la tercera parte de su superficie anterior.8

    Un problema relacionado con el lago de Texcoco, que no aborda Barragán, es el hecho de que en las últimas décadas del siglo xix, al utilizarse el vaso del lago como depósito de las aguas negras, la atmósfera de la capital se tornaba irrespirable, sobre todo en las sequías de 1877 y 1884-1885, años en que el lecho del lago casi se secó por completo; por ejemplo, en 1885 Antonio Peñafiel informó al Ministerio de Fomento que "el mal olor que se percibía en la ciudad de México, provenía de la descomposición de las sustancias excrementicias aglomeradas a la orilla del lago de Texcoco en un punto inmediato al Peñón de los Baños".9

    La desecación del lago de Texcoco da origen a un paisaje desértico cubierto de sales eflorecentes (tepetate), paisaje que el gobierno porfi- rista y los regímenes posteriores quisieron modificar tratando de plantar árboles en ese lugar, reforestación que inicia con el vivero de Aragón y que da origen al actual Bosque del mismo nombre. A pesar de estos esfuerzos, la ciudad de México, no pudo evitar que en la época de secas surgieran las grandes tolvaneras que padecería por décadas.

    Reconstruir actualmente su ubicación es una tarea relativamente sencilla; basta con se

    guir el recorrido de la avenida Oceanía entre el Eje Uno Norte y la avenida Río Consula

    do, a la altura del Peñón de los Baños, para conocer la longitud que tenía en los inicios

    del siglo xix. La avenida 608 constituye la prolongación del canal en el presente siglo.

    8 Orozco y Berra dice que la extensión del lago en 1864 era de 10.39 leguas

    (182 500 000 m2 aproximadamente). La M em o ria histórica, técnica y a d m in is tra tiva de las obras del desagüe del Valle de M éx ico señala que la extensión del lago en 1861 era de 185 000 000 m2, la cual se incrementaba en época de lluvias hasta 272 170 000 m2. La gran inundación de

    1866, provocó que el lago creciera de tal forma que alcanzó una superficie de 438 580 000 m2,

    extensión semejante a la que tuvo en la época prehispánica. Actualmente, lo que queda

    del lago de Texcoco, se reduce a una pequeña laguna de menos de diez hectáreas, la cual

    puede variar su extensión en época de lluvias.

    9 Memoria de la Secretaria de Fomento, 1883-1885, México, Oficina Tipográfica de la

    Secretaría de Fomento, T. m, p. 234-237.

  • El espacio que queda libre al ser desecado el lago de Texcoco sirvió para el asentamiento de la población de menores recursos de la capital. En el siglo pasado se establecen colonias como: La Bolsa, Díaz de León, Maza, Rastro y Valle Gómez; en este siglo, surgen las colonias Casas Alemán, Providencia, La Pradera, Pantitlán, Aragón, Agrícola Oriental, San Felipe, por citar algunas. Sin embargo, el más grande asentamiento ha sido "Ciudad Nezahualcóyotl", llamada así en relación con su origen lacustre como "Nezahualodo" y considerada por si sola como la cuarta ciudad en población del país, zona que enfrentó por muchos años los peores problemas de servicios y salubridad del área metropolitana de la ciudad de México.

    Por último, es importante señalar que Barragán hace la siguiente mención profètica "Como vaso regulador el lago de Texcoco se puede decir que está perdido. Según las observaciones, en un plazo ya próximo y no mayor de veinticinco años, quedará enteramente terraplenado".

    Carlos Contreras Servín El Colegio de Michoacán

    B ib l io g r a f ía

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  • P l a n o de la su perficie d el la g o de T e x c o c o e n 1521,1897 y a c t u a l m e n t e

  • M e m o r ia d e l s a n e a m i e n t o y c u l t iv o d e l l a g o d e T e x c o c o

    La cuenca de Texcoco se encuentra en la parte central del valle, hacia el Noroeste [sicY de la ciudad de México. Sus terrenos están ubicados parte en el Distrito Federal y el resto en el Estado de México, en los distritos de Texcoco y Tlalnepantla.

    Este enorme vaso sólo tiene agua en época de lluvias, y en el resto del año es una llanura estéril, pantanosa por muchas partes y por otras con montículos de arena cargados de sales alcalinas. Casi no existe vida animal y en cuanto a la vegetal, muy raquítica en la parte este. La única explotación que se hace es de los carbonatos de sodio.

    Explicando que cosa es lo que impropiamente se llama el lago de Texcoco, paso a dar algunas ideas sobre su formación a fin de explicar como ha podido llegar al presente estado y cual es el porvenir que, de dejarlo abandonado, se puede esperar.

    La forma general del valle de México es elíptica, y su formación deja ver que en un tiempo existió en su fondo un lago profundísimo. Las cenizas y escorias volcánicas, el producto de las erupciones en aquellas lejanas épocas, junto con la erosión de las laderas, proveyeron a las aguas pluviales de abundantes materiales para el continuo terraplena- miento; debido a esas distintas erupciones se formaron extractos de diversos colores, según puede verse en los cortes que en distintas partes se han hecho, ya al ejecutar el Gran Canal o al hacer las Obras del Saneamiento.

    Así pues, el lago desde un principio empezó a aterrarse. Diversos accidentes geológicos lo dividieron en cuencas parciales; así a la llegada de Cortés ya se encontraba dividido en las siguientes: Zumpango, Xal- tocan y San Cristóbal al norte; Chalco y Xochimilco al sur; y, en el centro el gran lago dividido por un dique obra de los aztecas y que mejoró las condiciones de habitabilidad de la ciudad de México en aquella lejana época.

    Se encuentra, según lo que acabo de exponer, muy íntimamente [relacionada] la formación del lago y su hidrografía con la de todo el valle;

    1 Error. D ebe decir "noreste" .

  • pero, explicado con bastante extensión en otra parte tan importante asunto en su forma general, me abstendré de repetirla aquí, limitándome únicamente a las transformaciones que ha sufrido el gran lago que ocupaba el fondo de la cuenca, y que es el objeto de este estudio.

    Sabido es que dentro de este lago y en una isla fundaron los aztecas la ciudad que en la actualidad es la capital de la nación, quedando por consecuencia sujeta a las inundaciones que forzosamente tenían que sobrevenir, supuesto que por una parte el lago no tenía manera de descargar sus aguas, y por otra tenía que recibir el tributo de toda la cuenca, en la que sabemos el período de aguas es abundante. Para evitar esas inundaciones hiciéronse obras que tendían a ese objeto desde época tan atrasada y que se han continuado sin interrupción hasta nuestros días.

    Por lo tanto además de los efectos producidos por los agentes geológicos naturales que de por sí tendían a modificar el gran lago, se añadieron los que producían las obras que se destinaban a combatir las inundaciones, que, como se verá han sido grandes.

    Desde la época de los emperadores aztecas se fijó bien la atención en que las aguas del norte, entre las cuales las principales eran las que provenían del río Cuautitlán, tenían una influencia decisiva en el levantamiento del nivel del agua en el lago, pensándose entonces en evitar, o más bien en sustraer a la ciudad de su acción.

    Tal cosa se consiguió mediante la construcción de un gigantesco dique, que, partiendo de Atzacoalco, al norte, se dirigía en línea recta hacia el sur hasta Ixtapalapa al pie del cerro de la Estrella. Este fue construido con piedra y barro y coronado por un muro de mampostería, dividiendo al gran lago en dos partes: la mayor al este que tomó el nombre de lago de Texcoco y la menor al oeste y se llamó lago de México. Como resultado del establecimiento de este dique, se obtuvieron ventajas inapreciables. El gran lago, como todos los que no tienen salida para sus aguas, era salado, debido a que las aguas que los ríos allí derramaban, venían cargadas con los detritus y sales en disolución que acarreaban y disolvían en su camino de las laderas al lago. Esas aguas saladas saturando las tierras las esterilizan poco a poco y además, concentrándose, se hacen impropias para la vida de los animales superiores.

    Ahora bien, como los lagos de agua dulce del sur vertían un excedente sobre el lago de México por el estrecho de Culhuacán y Mexicalt-

  • zingo, esas aguas se extendían en el lago Occidental o de México y lo llenaban por completo, separadas del lago salado por medio del gran dique. Para dominar las aguas había compuertas en el gran dique que permanecían abiertas durante la época de secas, y entonces las aguas del lago dulce corrían libremente hacia el salado. Cuando las aguas de este último superaban en nivel a las del lago dulce, se cerraban las compuertas, quedando entonces aislado el lago de México.

    De esta manera se conseguía tener siempre agua dulce y una corriente saludable en el lago en que se encontraba construida la Capital, y como consecuencia una magnífica vegetación en los islotes en que estaba fundada la Ciudad Azteca.

    Entre los islotes y la tierra firme se construyeron otros diques que dividieron el Lago de México, permitiendo su comunicación mediante cortaduras. Estos diques o calzadas que, como ya se dijo, unían a la ciudad con tierra firme, no tenían mas objeto que servir de vías de comunicación, pero indudablemente al dividir al gran lago, favorecían su atierre. Su nombre y situación es la siguiente: Tepeyac al norte, Tacuba al poniente y los de Ixtapalapa y Coyoacán al sur.

    Es muy probable que el lago en esta época haya alcanzado unos once metros de profundidad en su parte más honda: había por consecuencia bastante agua para que hayan podido bogar los bergantines de Cortés durante el sitio de México.

    En esta época el lago se extendía al norte hasta el pie del cerro de Chiconautla y por el sur hasta Ixtapalapa y Coyoacán. Por el este hasta Texcoco y por el oeste hasta Tacuba y pie de las lomas de Tacubaya.

    El aporte natural de las corrientes junto con la tala de los bosques, hizo que el azolve del lago se hiciera mas aparente después de la Conquista, más, si se tiene en cuenta la parcial destrucción de las obras hidráulicas de los aztecas.

    Todo esto trajo consigo que el lago de México hubiera desaparecido en 1607, quedando ciénagas en su lugar, las que ocupaban los vasos que se formaban con las calzadas que salían de la capital.

    Los atierres de los ríos de los Remedios y Tlalnepantla, gradualmente elevaron las ciénagas del rumbo de Atzcapotzalco, y fue preciso formarles una caja que, prolongada, formó el río de Guadalupe. Así desaparecieron las ciénagas al oeste de la ciudad.

  • Por el sur el río de Churubusco, Becerra y Tacubaya formaron los fértiles campos de San Borja, Narvarte, etc., que se extendían al pie de las lomas de Tacubaya, Mixcoac y San Angel.

    Los arroyos llamados San Ángel, Guadalupe, del Muerto y Mixcoac, se juntaron en una corriente formando el río de Churubusco; desaguaron primeramente en una ciénaga, y, después, mediante obras ulteriormente construidas, en el lago de Texcoco.

    Las aguas del río de Becerra y Tacubaya por mucho tiempo desaguaron en una ciénaga situada entre la Piedad, Chapultepec y México. El atierre de esta ciénaga obligó, por el año de 1835, a construir el actual cauce del río de la Piedad que condujo el agua de estos arroyos al Canal Nacional. En época reciente igualmente se han llevado hasta el lago de Texcoco.

    Pero no se debe perder de vista que el entarquinamiento de estas zonas se ha hecho sucesivamente y de una manera lenta, y aun no se puede dar terminado en muchas partes.

    Es muy posible que el lago hacia el año de 1800 sólo tuviera cuatro o cinco metros de profundidad.

    El Canal Nacional se formó dentro del mismo lago por el desarrollo de las chinampas que lo bordeaban hasta que se unieron unas con otras. Igual cosa se puede decir del canal de San Lázaro que es su continuación natural.

    La red de canales que se encuentra al s. E. de la Ciudad, no tiene mas origen si no es el crecimiento sucesivo de las chinampas hasta invadir toda la superficie del lago, es decir, la conquista de la tierra firme sobre el agua.

    Es de notarse que el gran lago se aterró por su cuadrante s. w. con mucha más violencia que por cualquiera otra parte; pero esto fue debido sin duda al conjunto de obras que se hicieron para la defensa de la ciudad; pero es indudable que la pérdida de fondo ha sido por todas partes.

    En el año de 1810 se terminó una obra que tuvo mucha influencia en la reducción del lago de Texcoco y fue la calzada de Puebla que sale de la garita de San Lázaro y se dirige al oriente; esta calzada cortó por el sur al Lago de Texcoco, quedando comunicadas ambas partes por algunas cortaduras. Esta obra contribuyó en cierto modo a favorecer aún más el atierre por una parte y por otra, como mediante los puentes se

  • LA DESECACIÓN DEL LAGO DE TEXCOCO

    estableció una corriente de sur a norte favorable a los terrenos situados

    al sur de la calzada, debido a que la parte mas honda del lago queda

    ba al norte de la calzada, evitando así se salaran como lo están en el lado

    N. de la misma.

    Prácticamente desde 1810, el lago de Texcoco se ha reducido a la cuenca comprendida entre la sierra de Guadalupe al oeste, el cerro de Chiconautla al norte, los lomeríos de Texcoco y Chimalhuacán al este y la calzada de Puebla al sur, es decir, a lo que en la actualidad se llama lago de Texcoco, y que no es sino una llanura desolada y caliente durante la época de secas, y un inmenso pantano cuando lo cubre delgada lámina de agua en tiempo de lluvias.

    La parte del lago que quedó al sur se ha llamado laguna del Peñón viejo y ahora laguna de Santa Marta.

    La contracción del lago de Texcoco habiéndose hecho de una manera sucesiva para que las corrientes que bajaban de las montañas pudieran desaguar en él, fue necesario hacerles un cauce que fuera siguiendo la orilla del Lago en su contracción. Así pues, de independientes que eran al principio se fueron juntando haciéndose unas tributarias de otras y creándose corrientes principales que antes no existían.

    Como se comprenderá por lo dicho antes, la cuenca de Texcoco es la mas baja del valle, de manera que por razón natural tiene que recibir el tributo de todas las corrientes del valle; pero todas las obras que desde la época de los aztecas se han ejecutado sin cesar, han modificado este régimen natural. En efecto, primero los diques tendieron a evitar la llegada de las aguas a la cuenca inferior, después la desviación del río de Cuautitlán le quitó un gran tributario, y, por último, las obras llevadas a cabo por Tequixquiac disminuyeron aún más esas aguas.

    Por el hecho de encontrarse el lago de Texcoco dentro de una cuenca cerrada, naturalmente no ha tenido desagüe por gravedad; la única manera como se ha descargado hasta antes de la terminación del desagüe por Tequixquiac, ha sido por evaporación. Los resumideros que se dice existieron en el lago, sólo se pueden tomar como leyendas, pero de ninguna manera se puede aceptar que hayan existido; basta para convencerse de ello el estudio atento de la cuenca en que se encuentra, y se verá que no revela la existencia de alguna grieta o abra por donde se pudiera escapar el agua.

  • Así pues, todos los detritus del valle empezaron a concurrir a la formación del lago, hasta que la desviación del río de Cuautitlán y la construcción de los diques de Zumpango y San Cristóbal quitaron el contingente del Norte, siguiendo entonces los que hasta la época presente lo han azolvado y terminarán por cegarlo por completo.

    Podemos resumir las obras que han desviado las aguas de Texcoco, de la siguiente manera: Tajo de Nochistongo llevando las aguas fuera del Valle, los diques de Zumpango y San Cristóbal, deteniendo las aguas; pero en caso de ruptura tendrían que verterse en Texcoco. Estos últimos son anteriores en su construcción a Nochistongo, y, por último, la más radical ha sido el Desagüe por Tequixquiac.

    Así pues las aguas empezaron a ser contenidas en las partes elevadas, desaguándose en los vasos formados, por evaporación, y después se pensó en irlas expidiendo del valle.

    Los diques de Oculman, así como otros construidos en otros arroyos sólo sirvieron para detener un poco la llegada de las aguas.

    Los diques del sur, es decir, los que encierran las aguas de Xochimil- co y el que separa a este del lago de Chalco, han evitado que las aguas se derramen de golpe en Texcoco y al mismo tiempo que los azolves y arenas de la sierra de Ajusco no llegaran hasta él.

    Para dar una idea de la importancia del lago de Texcoco, así como de su posición entre los lagos del valle antes de la terminación de las Obras de Desagüe, pongo la tabla siguiente y que se refiere a los años próximos a 1862:

    Texcoco.................................... 6.3202Chalco..................................... 9.442Xochimilco.............................. 9.499Xaltocan................................... 9.834San Cristóbal............................ 9.957Zumpango............................... 12.422

    Nota: Las alturas están referidas al Plano de Comparación del Valle, que está si

    tuado 10 metros bajo la tangente inferior al Calendario Azteca, cuando éste

    estuvo en la torre oeste de la Catedral.

    2 Profundidad en metros y centímetros.

  • Llamo la atención sobre el punto porque por muchos años el lago fue la gran cloaca de la ciudad de México: las aguas puercas eran conducidas por el canal de San Lázaro el cual recibía los desechos de las atarjeas. No es este el lugar de hacer una historia del Drenaje de México; pero sí indicaré que supuestas las condiciones en las cuales se encontraba el asiento de la población, éste no podía existir y que lo que salía por San Lázaro no era, ni con mucho, todo el desperdicio de la ciudad. Pero de todas maneras en el ángulo s. w. del lago que es donde el canal llega, se ha tenido que formar un delta de desechos de los más perjudiciales, supuesto que llegaran en plena descomposición y sujetos por otra parte a alternativas de sequedad y humedad por las oscilaciones del nivel del agua.

    En párrafos anteriores he explicado de una manera general cómo los ríos han contribuido al azolvamiento del lago. Ahora me voy a referir especialmente a los ríos que bajan de la sierra que está al w. de la ciudad, que sin duda son los más importantes, tanto por el lugar en que se encuentran cerca de la capital, cuanto por las obras que en ellos se han ejecutado, que han contribuido a facilitar la llegada de los azolves a la cuenca que estudiamos.

    Empezaré por la corriente situada mas al N.; esta es la que se llama río de Guadalupe. Ya antes he explicado que se formó con las aguas de los ríos Remedios y Tlalnepantla, cuando se aterró el vaso en que ahora están las haciendas de Enmedio, Patera, Escalera y otras. Las dos corrientes, convenientemente indicadas, se trajeron separadas hasta el w. de la Villa de Guadalupe; allí se unieron en una sola y con una dirección general al E. y casi en línea recta hasta alcanzar el lago.

    En su unión con este último se formó un delta y en pequeño se formaron varios canales, remedando las grandes formaciones pluviales a su encuentro con el mar. En este lugar, debido a las aguas dulces de las crecientes de los ríos de que me ocupo, se lavaban un poco los terrenos y pudo haber algo de vida vegetal, lo que trajo se formara aquí el pueblo de San Juan de Aragón. En el plano del Lago de Texcoco se pueden ver las inflexiones de las curvas de nivel en este punto, que hacen aparente la formación de ese delta. Igualmente se pueden ver las diversas bocas que el río se hizo o le ayudaron a crearse con el transcurso de los años.

  • El río del Consulado es el que le sigue inmediatamente; está formado por las aguas de los ríos de San Joaquín y de los Morales, que según las vicisitudes de la época, o llegaba directamente al lago de Texcoco, o por intermedio del canal de San Lázaro; así pues contribuyó a la formación del asquerosísimo delta que en el extremo del mismo se puede ver en el plano ya citado. Igualmente en el mismo plano se hace aparente el delta a que me refiero.

    En estos últimos años entre las obras proyectadas y llevadas a cabo por la Comisión Hidrográfica, figura la desviación del río de Guadalupe con el objeto de alejarlo de la población de este nombre. Se construyó entonces lo que se llama río Unido, al cual se junta, aguas abajo del cruzamiento con el Gran Canal, el Consulado y ya los dos entran a Texcoco en cauce especial; por consecuencia están azolvando otro lugar del lago.

    Con las obras últimamente proyectas de desviación de todas las corrientes que al bajar de la sierra pasaban entre la ciudad y Guadalupe, se cambiará una vez más la entrada de todas esas aguas que acarrean los ríos Tlalnepantla, Remedios y Consulado, a Texcoco, verificándola entonces un poco mas al N. de la antigua desembocadura del río de Guadalupe, entre Atzacoalco y El Risco, al E. de la población del primer nombre.

    La ejecución de estas obras está facilitando la llegada de las aguas, y por consecuencia la de los atierres. Antes debido a la exigüidad de los cauces, mucha agua se derramaba en los terrenos ribereños y muy poco a poco llegaba al vaso inferior. En la actualidad con los nuevos cauces esas inundaciones son más raras y toda pasa con mayor rapidez a Texcoco.

    El desagüe de todos los terrenos situados al derredor de la ciudad en los cuadrantes N. w. y N. E., se hacía mediante una serie complicada de zanjas que terminaban en lo que se llama río Chico y canal del Norte. Estos emisarios antes de la terminación del Gran Canal iban a Texcoco por intermedio del canal de San Lázaro o caían en los llanos al E. de Aragón, cuando el lago estaba muy lleno, Después de la apertura del Gran Canal caen dentro mediante caída directa del canal del Norte, y por medio de la contra-zanja del Consulado y caída correspondiente al mismo Gran Canal las aguas del río Chico, que siguiendo el canal Ren- dón y la cuneta Oriental de la calzada de Guadalupe, alcanzan dicha contrazanja.

  • Las aguas de drenaje de Guadalupe Hidalgo y terrenos circunvecinos caen al Gran Canal, al cual llegan por la contrazanja Sur del camino de San Juan de Aragón.

    Pasando a las corrientes que bajan por el lado sur de la ciudad, encontramos que en último término se juntan en dos principales que son la Piedad y Churubusco.

    Estas fueron conducidas a Texcoco pasando bajo el Canal Nacional y juntándolas un poco al E. del pueblo de la Magdalena Mixhuca. El cauce unido corre en dirección Sur-Norte hacia el Centro del lago.

    Respecto de estas aguas tengo que hacer observar que solamente hasta la época presente entraron directamente a Texcoco, tal como ahora existe, pues antes esas aguas se extendían en los pantanos situados al S. E. de la Ciudad y de allí escurrían lentamente hacia Texcoco.

    El desagüe de los terrenos al s. E. de la Ciudad se ha hecho de una manera muy imperfecta; están sumamente bajos, de manera que hay muy poca caída hacia Texcoco; propiamente no han tenido desagüe sino hasta que se ha empezado a prolongar el Gran Canal hacia el sur.

    Mucha del agua de estos terrenos corre hacia la laguna de Santa Marta y allí se evapora, pasando algo por las cunetas y puentes de la calzada de Puebla hacia Texcoco.

    Las inflexiones de las curvas de nivel que se ven en el plano del lago de Texcoco, y que se presentan delante de algunos de los puentes de la calzada de Puebla, hacen patentes los lugares por donde era más abundante el azolve, con consecuencia de la mayor cantidad de agua que por allí pasaba.

    Veamos ahora cuales son las condiciones hidrográficas de Texcoco, en la época presente.

    Comenzando por el N. puede decirse que todas las aguas de la región superior al dique de San Cristóbal no concurren absolutamente sino que, o salen del valle por Nochistongo o caen al Gran Canal, y, por consecuencia igualmente son llevadas afuera.

    Siguiendo por el E., tenemos las aguas de la vertiente sur del cerro de Chiconautla y enseguida los ríos de Nexquipayac, Papalotla, Chau- tla, Tulantongo, Texcoco, Huexotla, San Bernardino, Santa Mónica y Coatepec. Las aguas de la vertiente w. del cerro de Chimalhuacán.

    Enseguida el canal de Ayotla o canal de drenaje del lago de Chalco.

  • Las aguas que, procedentes de la región sur pasan bajo los puentes de la calzada de Puebla; éstas en la actualidad han disminuido mucho, debido a la prolongación hacia el sur del Gran Canal.

    Los ríos unidos de Churubusco y la Piedad entran por esta región.Por la margen e. entra el canal de San Lázaro que en la actualidad no

    lleva más agua que alguna procedente de los canales del sur y ríos unidos del Consulado, Remedios y Tlalnepantla, que, como antes se ha dicho, ahora es al E. de Aragón y en un futuro próximo será frente a Atzacoalco.

    Como el Gran Canal atraviesa a lo largo los terrenos situados al w. del lago y en la dirección sur-norte, las aguas de las vertientes Orientales de los cerros de Guadalupe, así como de los terrenos adyacentes, va directamente al Gran Canal sin llegar a Texcoco.

    Los datos sobre superficie de las cuencas tributarias, gastos de los ríos, azolves, coeficientes de escurrimiento, etc., etc., figuran en las tablas números 1 al 13.

    En la actualidad se puede desaguar el lago por medio de un canal que une su parte mas baja con el Gran Canal, en el kilómetro 20 de este último. En el lugar conveniente hay unas compuertas para el gobierno de las aguas, seguidas de unas caídas para unir los dos desniveles.

    Refiriéndome al plano del lago de Texcoco levantado por la Comisión Hidrográfica (número 2), voy a continuar explicando cuales son las condiciones actuales de Texcoco.

    Este plano está acotado con curvas de nivel de 20 en 20 centímetros. La cota más profunda es de 5.80 y la que se supone orilla 7.10. Por el aspecto de las curvas sé que tiene un thalweg 3 y que las curvas sólo acusan un cierto movimiento frente a los lugares en que el atierre es más pronunciado.

    Con el objeto de hacer aparente lo que se ha levantado el fondo del lago del año de 1876, en que fue levantado por el señor Velázquez y Al- dasere, y el de 1906, en que fue levantado por la Comisión Hidrográfica, se ha marcado la posición en la curva 6.23 en ambas épocas. Se puede ver fácilmente la contracción grande que ha experimentado. En efec-

    3 Vaguada: parte baja entre montañas donde se reúnen y circulan las aguas de escu-

    rrentía, sin que necesariamente exista río ni arroyo.

  • to, en 1878 comprendía 258 390 000 m2 próximamente, y en 1906 sólo 75 440 000 m2.

    Además, hago notar igualmente que lo que ahora son orillas tienen en una época presente una acotación muy superior a la que en aquellos años parece tener.

    En las hojas números 3 y 7 he puesto unos perfiles comparativos referidos al mismo plano, que indican el levantamiento del fondo.

    También el plano a que me vengo refiriendo hace aparecer de una manera notable la poca profundidad que tiene la cuenca y por consecuencia su ya pequeña capacidad como vaso de almacenamiento.

    Los datos que sobre almacenamiento de aguas he podido obtener se encuentran compilados en las tablas números 13 y 14 y el perfil número 7.

    El perfil número 7 muestra las oscilaciones de nivel en Texcoco, así como el ascenso del fondo; en este puede verse que en algunos años antes de la terminación del Desagüe, prácticamente estaba seco.

    Paso a explicar cuales son las funciones actuales del lago de Texcoco.El Desagüe llevado a cabo por Tequixquiac fue concebido bajo la

    base de que debía satisfacer el siguiente programa:Extraer los desechos y aguas perjudiciales de la ciudad de México.Gobernar las aguas del valle de México, de manera que se puedan

    extraer las que se juzguen peligrosas.Lo primero se ha conseguido con la construcción de un emisario de

    suficiente capacidad que lleva esas aguas.Lo segundo convirtiendo el Lago de Texcoco en receptáculo de las

    crecientes de los ríos que en él concurren, a fin de vaciarlo según fuera necesario por medio de obras adecuadas que permitieran la llegada al Gran Canal de las aguas de Texcoco.

    Según lo que se acaba de decir, se ve que el lago de Texcoco, se convirtió de vaso sin salida en depósito destinado a almacenar todas las aguas que antes de la ejecución del Desagüe concurrían en el mismo, con excepción de las de la ciudad de México, que directamente entran al Gran Canal.

    Para que tal papel representara el lago se necesitaba que tuviera cierta capacidad y al mismo tiempo cierto nivel: capacidad para que bastara para contener las aguas, y nivel para que pudiera establecerse la pendiente hidráulica necesaria al escurrimiento.

  • Ahora bien, en el caso particular de Texcoco nos encontramos que los ríos que forzosamente concurren y que tienen que hacerlo siempre, están disminuyendo la capacidad del vaso, supuesto que con sus azolves lo atierran y en la época presente con mayor prontitud que antes; en virtud, tanto de la disminución de la cuenca, cuanto de la mayor facilidad de llegada de las aguas, debido a las obras que en ellas se llevan a cabo, y que por otra parte son indispensables para librar al Valle de las inundaciones provocadas por las barracadas de las mismas. Además, con ese aterramiento de Texcoco se tiene por inevitable consecuencia un levantamiento del fondo, con lo que, al perderse capacidad también se pierde desnivel, es decir, se modifican las condiciones del escurrimien- to en el sentido más desfavorable.

    Como vaso regulador el lago de Texcoco se puede decir que está perdido, basta para convencerse ver los perfiles que acompaño y se verá que la elevación del fondo se hace con gran violencia, y que, según las observaciones, en un plazo ya próximo y no mayor de veinticinco años, quedará enteramente terraplenado.

    Urge pues estudiar la manera de que se puedan vaciar fuera del valle las aguas de las crecientes de los ríos, pues creo fuera de toda duda, que no se puede apelar a otra clase de recursos, pues el fenómeno que acontece en Texcoco es enteramente inevitable, y resultado de un conjunto de circunstancias y efectos naturales sobre los cuales no podemos tener acción.

    Se atenuaría mucho el mal si se pudiera construir una serie de diques y reservas en todos los arroyos tributarios de Texcoco, junto con una repoblación forestal; pero además de que el remedio sería muy lento, llegaría demasiado tarde y no se conseguiría la solución completa del problema, supuesto que forzosamente tendrían que concurrir en último término a esta cuenca las aguas de desecho de toda la cuenca. Siempre se tendría una llanura estéril en época de secas y un pantano cada vez más grande en tiempo de aguas. Siempre continuaría elevándose su fondo y dificultando el escurrimiento de las aguas de todas partes y principalmente de los terrenos que forman el fondo del valle, es decir, haciendo cada vez más grande el triste y estéril llano de "El Salado", y por consecuencia las causas de insalubridad del valle.

  • Queda por lo tanto el problema planteando del siguiente modo: completar las actuales Obras del Desagüe de manera que permitan extraer las aguas de Texcoco conforme vayan llegando y de manera que se acabe de formar de un Valle cerrado, como lo era el de México, valle abierto.

    Tal solución traería por consecuencia el que siempre estuviera descubierta la superficie que ahora se anega, y por lo tanto es indispensable al mismo tiempo estudiar el problema del saneamiento y utilización de la cuenca de Texcoco.

    Estos dos problemas serán materia de otros informes en los cuales se discutirán los medios que para su solución propongo.

    México, junio de 1910 Mariano M. Barragán

    rúbrica