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HISTORIA DE JESÚS Mejor respuesta: Los cuatro Evangelios nos cuentan la vida del Señor Jesús, que todo cristiano debe conocer. En resumen, la vida de Jesús fue de esta manera: Jesús nació en Belén y fue puesto en un pesebre, envuelto en pañales; allí fueron a adorarlo los pastores, y los ángeles cantaron: "Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad". Después fueron a adorarlo los Mangos de Oriente. El rey Herodes quiso matar al Niño, y San José y la Virgen huyeron con Él a Egipto. Más tarde regresaron a Nazaret en donde Jesús creció y trabajó como artesano en el taller de José, dándonos ejemplo de santificar la vida de familia y el trabajo que debe ser bien hecho y grato a Dios.Después, durante tres años, predicó su doctrina, la que nos enseñó de parte del Padre Celestial, y pasó haciendo el bien, con muchos milagros, demostrando que era Dios y que venía a salvarnos. Porque nos amó, instituyó la Sagrada Eucaristía e hizo sacerdotes a los Apóstoles, y luego comenzó su Pasión dolorosa hasta morir clavado en la Cruz; así nos redimió o sea, pagó al Padre celestial con el precio de su sangre y de su vida, por todos los pecados de Adán y Eva y de sus descendientes, que somos todos los hombres y mujeres del mundo. Muerto Jesús, fue puesto en un sepulcro, pero al tercer día resucitó y se apareció vivo y glorioso a las santas mujeres y a los Apóstoles; a los cuarenta días subió al Cielo, prometiendo que les enviaría al Espíritu Santo. Jesús nació en Belén.

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HISTORIA DE JESÚS

Mejor respuesta: Los cuatro Evangelios nos cuentan la vida del Señor Jesús, que todo cristiano debe conocer.

En resumen, la vida de Jesús fue de esta manera: Jesús nació en Belén y fue puesto en un pesebre, envuelto en pañales; allí fueron a adorarlo los pastores, y los ángeles cantaron: "Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad". Después fueron a adorarlo los Mangos de Oriente. El rey Herodes quiso matar al Niño, y San José y la Virgen huyeron con Él a Egipto. Más tarde regresaron a Nazaret en donde Jesús creció y trabajó como artesano en el taller de José, dándonos ejemplo de santificar la vida de familia y el trabajo que debe ser bien hecho y grato a Dios.Después, durante tres años, predicó su doctrina, la que nos enseñó de parte del Padre Celestial, y pasó haciendo el bien, con muchos milagros, demostrando que era Dios y que venía a salvarnos. Porque nos amó, instituyó la Sagrada Eucaristía e hizo sacerdotes a los Apóstoles, y luego comenzó su Pasión dolorosa hasta morir clavado en la Cruz; así nos redimió o sea, pagó al Padre celestial con el precio de su sangre y de su vida, por todos los pecados de Adán y Eva y de sus descendientes, que somos todos los hombres y mujeres del mundo.

Muerto Jesús, fue puesto en un sepulcro, pero al tercer día resucitó y se apareció vivo y glorioso a las santas mujeres y a los Apóstoles; a los cuarenta días subió al Cielo, prometiendo que les enviaría al Espíritu Santo. Jesús nació en Belén.

Los Pastores de Belén y los Magos de Oriente fueron a rendir homenaje al Niño Jesús porque sabían que era el Salvador que había sido prometido. Herodes, que era muy malo, quiso matar al Niño Jesús porque temía que le quitara el reino. Avisó a San José un ángel que le dijo en sueños: Levántate, coge al Niño y a su Madre, y huye a Egipto, y estáte allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al Niño para matarlo. Cuando regresó de Egipto la Sagrada Familia fue a vivir a Nazaret. En Nazaret Jesús crecía y obedecía a su Madre y a San José, y los tres nos dieron ejemplo de amarse y de trabajar bien para el Padre celestial.

La vida ordinaria y sencilla de Jesús tenía un valor redentor y, además, era un ejemplo para todos nosotros, que tenemos que santificarnos por medio del trabajo.

Jesús comenzó su predicación y milagros sobre los treinta años de edad.

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La predicación del Señor Jesús, hecha de obras y palabras, consistió en establecer el Reino de Dios, que es la Iglesia; EN DAR A CONOCER LA VIDA DE Dios y nuestra filiación divina, junto con su santa Ley. Los milagros son hechos que no se pueden explicarse por las leyes naturales, sino solamente por el poder de Dios. Jesús hizo milagros para demostrar su amor a los hombres, para confirmar su doctrina y para mostrarse como Dios y como el Mesías prometido.

El Señor Jesús nos reconcilió cumpliendo el plan de Dios hasta morir en la Cruz y resucitar gloriosamente. El Señor Jesús nos reconcilió para librarnos de nuestros pecados y obtenernos el perdón y la amistad con Dios. Jesús padeció y murió por todos los hombres.

Jesucristo resucitó del sepulcro al tercer día de estar muerto.

Jesucristo resucitó uniendo de nuevo su alma al cuerpo y saliendo vivo y glorioso del sepulcro. Los primeros que vieron a Jesús resucitado fueron las santas mujeres, que fueron de madrugada al sepulcro, lo encontraron vacío, unos ángeles les dijeron que había resucitado, y después el mismo Jesús se les apareció glorioso. Sí, los Apóstoles vieron a Jesús resucitado; primero se apareció a San Pedro, y después a todos los Apóstoles en varias ocasiones, y una vez, a más de quinientas personas juntas; vieron sus llagas gloriosas e incluso llegaron a comer con El.

El Señor Jesús resucitó en el amanecer del domingo, y por eso la Iglesia santifica el domingo - día del Señor- con el precepto del descanso dominical y la obligación de asistir a la Santa Misa.

Jesús resucitado permaneció en la tierra durante cuarenta días, para estar con los Apóstoles, que eran los cimientos de la Iglesia Católica fundada por Él. Jesús subió a los cielos a los cuarenta días de resucitado, después de instruir a sus discípulos sobre la Iglesia. El Señor Jesús demoró cuarenta días, porque quiso instruir a sus Apóstoles para que fueran testigos de su Resurrección, los encargados de enseñar a todas las gentes y de gobernar su Iglesia. Jesús dio a sus Apóstoles sus poderes divinos y la seguridad de estar con ellos siempre hasta la consumación del mundo.

Al decir que Jesús está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso entendemos que Jesucristo, en cuanto Dios, tiene igual poder y gloria que el Padre, y que, en cuanto hombre, participa plenamente de este mismo poder y de esta misma gloria.