DOÑANA Y LAS MARISMAS DEL GUADALQUIVIR: SU RESCATE Y …

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DORANA Y LAS MARISMAS DEL GlJADALQUI- VIK: SU RESCATE Y SUS PROBLEMAS PRE- SEN'I'ES Y FIJTUKOS Dr. J. A. VALVERDE Director de la Estación Biológica de Doñana (') Cuestionarjo e interviu realizados por Mauricio GONLXLEZ, Luis E. HIDALGO. José hfanucl RVBIO y Pedro WE~CKERT, junio de 1975. l." 2Cuindo descubriste la existencia de Doñana y las >fa- rismas ? -Realmente cuando las visité por primera vez en mayo de 1932. Hasta entonces solo tenia de ellas referencias vagas a través de los trabajos de Gil Lletget y otros ornitólogos. 2." i Cómo lograste visitarlas ?. -Gracias a tina invitación de Bernis, qiie había consegiiido iina subvención, creo que de D. Juan López Suárez, para realizar un. estudio allí. B.ernis y yo estábamos en contacto desde hacia tiem- po. Por entonces éramos de los pocos qrie nos interesábamos por la ornitología en España, y nos conocimos personalmente camino- de Doñana. Le acompaiiaba como preparador. 3.QQué impresión te caiisó la primera visita? -Realmente inenarrable. Era la primera vez que veía especies que hasta entonces sólo conocía por libros, y qrie entraba en. contacto con la gran fauna: venados, gamos, linces, jabalíes, etcétera. Hubo dos días de los que conservaré iin recuerdo imbo- rrable: cuando nos asomamos montados en uno de los barqriitos qrre llaman cajones al lucio de Vetalengiia, bordeado de balli~nco y castañuela y lleno de gallaretas y labancos, y la mañana en que llegamos a la colonia de garzas imperiales qiie entonces criaba en el cnrrizal del Hondhn. Ihamos a cahaIlo en un mundo irreal ('1 Director de In Estnciún Biológica desde su fundaci6ci hasta junio de 1975. Actualmente Dircctor Honorario.

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DORANA Y LAS MARISMAS DEL GlJADALQUI- V I K : S U RESCATE Y S U S PROBLEMAS PRE- SEN'I'ES Y FIJTUKOS

Dr. J . A. VALVERDE

Director de la Estación Biológica de Doñana (')

Cuestionarjo e interviu realizados por Mauricio GONLXLEZ, Luis E. HIDALGO. José hfanucl RVBIO y Pedro WE~CKERT, junio de 1975.

l." 2Cuindo descubriste la existencia de Doñana y las >fa- rismas ?

-Realmente cuando las visité por primera vez en mayo de 1932. Hasta entonces solo tenia de ellas referencias vagas a través d e los trabajos de Gil Lletget y otros ornitólogos.

2." i Cómo lograste visitarlas ?.

-Gracias a tina invitación de Bernis, qiie había consegiiido iina subvención, creo que de D. Juan López Suárez, para realizar un. estudio allí. B.ernis y yo estábamos en contacto desde hacia tiem- po. Por entonces éramos de los pocos qrie nos interesábamos por la ornitología en España, y nos conocimos personalmente camino- de Doñana. Le acompaiiaba como preparador.

3.QQué impresión te caiisó la primera visita?

-Realmente inenarrable. Era la primera vez que veía especies que hasta entonces sólo conocía por libros, y qrie entraba en. contacto con la gran fauna: venados, gamos, linces, jabalíes, etcétera. Hubo dos días de los que conservaré iin recuerdo imbo- rrable: cuando nos asomamos montados en uno de los barqriitos qrre llaman cajones al lucio de Vetalengiia, bordeado de balli~nco y castañuela y lleno de gallaretas y labancos, y la mañana en que llegamos a la colonia de garzas imperiales qiie entonces criaba en el cnrrizal del Hondhn. Ihamos a cahaIlo en un mundo irreal

('1 Director de In Estnciún Biológica desde su fundaci6ci hasta junio de 1975. Actualmente Dircctor Honorario.

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ent re dunas y marismas, y cuando llegamos a las altas cañas un chorro de garzas saltó volando y gritando, dejando los lugares -con sus huevos azules en las plataformas de carrizo. Todo era nuevo y salvaje.

Creo que aquel día me asomé por primera vez a la Naturaleza .con mayúscula. S610 en el.Sahara, años después, volvía a tener uiia impresión semejante. ., , , . , .

4.O ¿Surgieron proyectos ya en aquellos momentos?

-Sí. Cuando nos reunimos en Jerez con Maiiricio Gotizález hablamos ya de Ia necesidad de organizar una Sociedad de orni- tologia.

. . .

5." 2 Cómo se iniciaron los anillamientos ?

-La idea nació cuando vi la impresionante colonia de garzas de la Algaida, y tomó forma en otofio, a1 escribir a Mauricio, a 'Bernis y la Sociedad de Ciencias Naturales Aranzadi, del-Museo San Telmo, en San Sebastián, que disponían de anillas ya por entonces. En la Algaida habíamos trabajado Bernis y yo, tada uno a nuestra manera: él censaba y yo hacia observaciones eco- lógicas: El resultado fue un trabajo conjunto que enviamos a Mtrnibe (la revista de Aranzadi) al mismo tiempo que proponía- -mos la organización de una expedición de anillamiento masivo. Así se organizó la primera expedición, que fue una auténtica Iabor de equipo. Las anillas eran troqueladas a mano por Ignacio Ajz- puru, Mauricio aseguraba los abastecimientos y organización en -el Coto, Aranzadi subvencionaba viajes, Bernis, Rubio, Mauricjo y yo anillábamos. Logramos colocat unas 2.000 anillas en tres días y con ello iniciamos .las que luego serían tradicionales expe- -diciones de anillamiento en Doñana y que continuaron casi sin interrupción hasta bien entrada la década del 60, aún .después de ,que la Estación Biológica .entró en funciones. Hasta ahora, .las anillas de -Aramadi se han seguido .usando para las garzas. aun- -que el resto de las aves se anillen con anillas de la S. E. O.

6 . O iEstaba amenazado el conjunto Coto-Marismas en sil in- .tegridad ecológica ya en aquellos tiempos?

-Sobre el Coto pesaban dos amenazas inmediatas que con- ,jtintamente hubieran acarreado su destrucción. pero antes de espe-

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Jai~ies Fergusc io TTalve Picorclo

rde y AIauricio Goilzález Díez, en Los

J c ~ é ,411tct1io Talverde c:l:~e:~a ccil Sir J u l i ~ n ?Tusley eií el Palacio cle DoTiaila, mayo 195'7.

( F o t o s ro l - tcs in dc E. Hoskilzg.)

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La acoto Doííana Expeditioiii de 1957. De izquierda a derecha, atrás: G. Sliaiiiioii, J. A. Valverde. J. Fergusoii-Lees, Mauricio González. T. Miller, Pli. Hollom; delante: M. Nicliolson, G. Mountfort. Lady Huxley, Lord Alaiibrooke, Lady

Alaiihrooke, Sir Julian Huxley y Eric Hosking.

( F o t o cortesía de E. Hosf i i~ lg . ) S

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cificarlas liemos de volver i i i i poco la mirada atrás. EspnÍí;i salía de la segtiiida giierra miindial aislada y coi1 titia ecoiiomia atitó- noma. Faltos de caiiclio, se 1)iiscó riiia solucihii eii la plniitncioii de giiayiiles, qiie se iiiició esperiri~entalnieiite eri el limite S W del Coto y qiie se qiiería esteiider a iiiia graii zona de éste. Por otra parte se corisideraha a los cotos como tierras iinprodiictii~as. so- cialmeiite reprobables, para las qiie se delbín 1,itscnr i i t i reiidimieii- to ecoriómico a toda costa. Se propiigiial)a pues la plaiitación de giiayiiles y repol>lación coi1 eiicaliptos coiiio íiiiicns posi1)ilidades de reiitaliilidad, y el go1)ierrio ejercía grniides presioiies en aiiihos seiitidos.

Hemos de teiier eii ciieiitn. adeinis, que el coiicepto de cori- servacióil de la iiatiiraleza estaha eii germen y iiiity pocos preveíati lo qiie se aveciria1,a coii Ia iiidiistrializacióii masiva. Faltos de visíóri a inedio y largo plazo y erifreritndos coi1 rriia sitcincibri eco- nómica crítica, los orgaiiisi~ios de Agriciilttira se creía11 ol)ligndos a olirar a la trenienda. y Doiíaiin y las hfIarismns erati tierra (le nadie -de iiiios pajaritos, se decía- y por ende tierra coiiqiiis- table.

Ida 3iarisma teiiin pro1)leinas parecidos. Ida alta reiit:il~ilidad arrocern de la Isla Mayor, qiie taiito ayiicl8 a iliiestrn econoinin en la guerra civil y diiraiite la crisis posthélicn. pnrecki Iialier de- mostraclo la prodtictil>ilidad agrícola del ~otijiiiito ii~arisinelio. Se comeiizaroii a desarrollar entoiices proyectos de traiisfarmacióii extremadametite aml~iciosos y de diidosa reiitaliilidíid. qiie impli- cal)an enormes itiversjones. Los repetidos fracasos locales no nrrc- draroii n esta promocióii qite aítii hoy colea coi1 los proyectos de TRJ7D-4.

'¡.O iCiilale~ soii los cani1,ios fiii~darneiit~tles qiie se I in i i pro- diicido eii esta zona desde tii primera visita liastx estos iilti- rnos nÍíos?

-El corazóii de las Marismas y Dofiaiia se inaiitieiieii iiitnctos gracias a las medidas de proteccióii, pero aciisnri ya el iiiipacto de la trniisformaci6n del eiitorno.

El eiitoriio está profiindameiite modificado. Téligase en ctieil- ta qiie por los aííos 50 sólo se podía acceder al Palacio cle Doñaiia por dos cnmiiios. Criizniido el Gtiadalqiiivir por Bor>aiiza y con iin largo recorrido a caballo de ciiatro Iioras entre pinares, diiiias

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y matorral, o llegando desde Almonte, daiide terminaba entoiices la idtima carretera asfaltada, a tinos 25 Km. del Palacio. Toda la región estaba entonces aislada, remota y bellísima. El Rocío era tina ermita y unas cnsnclias; La Madre un limpio arroyo seguido por bandadas de aves; la Rocina era una finca tan bella, con gigantescos alcor~~oques entre el rnoiite bajo y un soto espeso y salvaje, que yo dudé largo tiempo si concederla prioridad en cuanto a conservación -estaba más expuesta- respecto a Doña- na ; el camino ;i la torre de la Higuera era una pista de herradura qrie conducíii a un salvaje rincón de durlas y sabinas, playas y cantiles, implacablemeiite destruidos luego por la urbaiiizacióii. Y la marisma era una vasta soledad de aguas, paja y almajo, donde vivían cientas de miles de aves. Todavía en 19% cabalgué de Las Nuevas a Hato Ratón, en el extremo norte de la maris- ma, sin cruzar más qtie dos alambradas.

iQnC queda de todo aquello ahora? Carreteras y bloques de cemento en lo que fite tierra de linces de las playas; eucaliptar cerrado en la Rocina; diques, pistas y atmacerzes en la marisma, que el arado ha levaiitado de iin extremo a otro. Cuando sub! por primera vez a la torre de 27 m. que construimos junto al Palacio, y vi como la urbanizacióii e industrialización nos cercaban, pasé ana de esas horas negras qtie a cada uno nos tocan.

8." <La idea de creación de la Reserva o Parqire cuándo siir- gió en t i ?

-Nada más volver de aquel paraiso que era Doñana. Y por primera vez tomó forma en 1953, cuando pedí una beca a la Universidad de Toulouse para estudiar las garcillas en Camarga. Hat ia leido algo sobre la Reserva de Camarga y en mi solicitud' ya Iiice constar que deseaba estudiarla para intentar hacer aIgo similar en las Marismas.

9." Suponemos que desde la idea a la creación de la Reserva media un tiempo y rrn proceso largos, pero jno seria interesante que nos lo relatases a grandes rasgos ... ?

-A veces me da la impresión que desde el año 53 al 63, en que se firmó la compra de Doñana, transcurrió media vida. Hay que tener en cuenta que en 1953 era un ornjtóllogo aficionado, que ganaba disecando animales el dinero que gastaba luego en excur-

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Dos mienlbros de la ((Coto Doñana Espeditioil)) atravesailuo los pinares y dunas de Doñana, año 1957. En primer término J. A. Valverde y detrás Sir Julia11 Huxley.

( F o t o col-tesia de E. Hosking.)

Valverde descolgáildose basta un nido de Gyps fiblvus en Los Picardos, ano 1957. (Foto cortesía d e E. Hosking.)

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Sziii Pedro, mayo de 1959. De izquierda :i derecha: Aiitonin C:iiio, J. Parriiider. 13. Speiicer. Elleii Piii-riiiclei-. J. Aiitoiiio

Valverde, J . Ferpuson-Lees. SI-ta. Giren, J . Joliiisoii, Sra. <le C;iiio Y sus dos 1iij:is. C. I<leinmer y G. Sliaiiiioii.

( F o t o ror.fc.sía de E . I - I o s k i ~ g . )

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sioiics. Había teiiido que dejar I;i ccirrcra iipeiias comenzada por dific~iltadc-s. ecoiiomicas y de salud y ni111 no rne 112 bia repuesto del choqiie qiie nie produjo en 1946 el ir a niatricularme eii Eiológicas í~ ..Madrid J. eiicoiitr;irme qiie, antes (le terminar cl papeleo, r i i i

recotiocimieiito níkdico me mandaba por 1111 ano largo a Ciiraban- chel. En la reciiper;icioil, qiie fiic larga, perdí años y aiitonomía loco~not riz, pero gaiit experieiicia humaiia.

Eii el 53 se ine plaiiteaba.ti dos c~iestiones primordiales : ¿Cómo eran la jiivestigacioii, los ceiltros y las reservas biológicas fuera? iCcimo eraii la X3arisiiia y Doñaria ecológica y geográficamen- te? L7i?n rez coi~testadas estas pregii~itnr, 1ial)ria que plaiitearse la tercera. Cómo actiiar ?.

Ti ive la gncii srierte de encoiitrar :unjgos qiie me ayiidaron eii

todo. \' así salieron 1:is cosas adelante eii lo qiie potlriamos Jlaniar etapas, aiiiiqiie sii des;irrollo friera siiicr0nico :

Einpcr, p ~ ' i ~ ~ ~ ~ , ~ ~ n . - C o i i o c e r lo qiie se Iiacia eii investigacióti y coiiservaciori en el extranjero, puiito básico, pudo realizarse eii

dos \.i:ijes esei~cj;iles. IIii .Z!)X, gracias ;i dos buenos amigos ya fnllecidos. .\-f. Jacqiies Sapiot, ini profesor de francés en Vallado- ljcl! y M. Malirice Legcridre, director (le la casa de Velázquez -que por cierto se oírcci6 ;i costearme la carrera de Bellas Artes eli Saii Feriiaiido-, ol>ciive tifin. beca de In Uiiii.ersidad de Toi~loii- se, con la qiie piisé dos meses cii Ln Camargiie, y allí corioci al Dr. Liikas Hoffrníinii~ qiie ,me iii\-itO :iI Congreso Oriiitológico Jiiternacioiiíil rii Basilta. Miiclio npreiicli e11 nqucllos primeros contactos' pero rr:is la Dofiatla Espeditioii de ID47 fiie Xfax Ni- C ~ I O ~ S O I Y , entonces Director de la Nature Coiiservaiícy, quien me dio iin empiijaii tlefiiiitivo, al invitarme oficialmeiite a visitar de octiibre a rlicienihre las I<eservas y centros de investigaciói~ in- glesas. Reciiertlo que al pasar por París. F r a n ~ o i s Boiirli6re me Iiizo riiia jndicación que caló honrlo. ((Me alegra qiie \-ayas allí, porcliie ~ e r á ~ coiiio por cien libras piicden hacerse trabajos de iii\~cstigacióri que valen cien libra.<. En otros paises sólo reiidi- rían 881). .4costiimhrado a nilestras pnupérrimar coiidicioi~es de tra- bajo. por otro lado miip r en tñb le~ , aprericli eiltoncei lo qrie 1s programacióii y la constaiicia reprecelitali.

Elnpn s ~ ~ y ~ i , ~ ~ d n . - ' i ' o ~ o por o1,jeto reiii~ir e1 mayor ciirniilo de ji)formariÓii sobre Doíí;in:i y la Marismn. Conlo iiii ratoii de biblio- teca! hatz'n loc:ilizndo cn Qsford y otros Iiigares los diarios de

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los oriiitólogoc; itiglcses qiie Iialíari trabajado en la marisma a primeros de siglo, y p i~de obtener copia de ellos a través del Britisli Couiicil. Casi al tiempo l a fiiiidacióii !vlrlarcI\ ine concedi6 dos becas siicesivas, eii 1958 y l!HiO, qiie iiiverti en el trabajo de campo abarcando ya la totalidad de la Marisma. Decidí trabajar. sobre fotografías aéreas, qiie aun coiiservo, compleme~itáiidolas con recorridos eii campo para separar biotopos y'faiinas. El vern- iio del 58 se dedicó a esto?; trabajos, qtte fiieroii Ia base de Vei-tr-

b r ~ d o s de las Mai.is~,tas del Gundulq.uizrir, versión abreviada de un escrito muclio más exteiiso. A fiiies de veraiio ya tenía iina idea cabal de lo qiiz había de Iiacerse en el área marismeiix. Por otra parte, desde 1957, y gracias a Morales Agacirio y a D. Manuel Mendizábal, liabia iiigresado eii el Consejo de Ziivestigacioiles, Iristitiito de Aclimatacjóri de Almeria, y esto fite decisivo para sitilarme en iin b~ien pttnto de partida. hlendizábal era iin jefe excelente, que apoyaba iniciativas perrnitiei~do libertad de accioii. Proiito encontré qtie D. José hfarfn Albareda Hcrrera, Secretario general (le1 C. S. 1. C., compartía estas cualidades, :qiie en .él llegaban a alturas nada comiinei;. Era iin Iioni1)re extraordinario.

En lQr& coiitaba ya pites coii dos elenieiitos básicos: sabia lo que 1ial)ía qiie hacer y cómo podía realizarse. Faltaha otro que representaba ciertamente la mayor dificultad. Era indudable que para hacer iina Reserva había de coinprarse previarne~itc el terre- no. ; Qtiién lo fiiianciaria?

Mi primitiva idea fue adquirir la fiiica Ilamada P~tlacio de Dosana a través de itila ciiestacióii iiiteriiaciolinl. Diirailte el Con- greso Oriiitológico Iiiteriiacional de Helcinki, eii 1 9 3 , decid; poner la cuestión sobre el tapete. Eti sucesivas tandas expuse el proyecto n los oriiitólogos más representativos en conservación de la Naturaleza. Se planteaba, creo qiie por vez primera, la posi- bitidad de irnn acción cotijurita con financiacióii interiiaciond. La opinión general fue pesimista, y mi coiiclusión partictilar. que, si algo 1iaFr;a de Iiacerse, tendría qiie ser por iniciativa propia y siii vacilacioiíes. Reciierdo qiie la Úiíica proposicióii qite ol>tiive fije la de internncioiializar Doñana bajo los aiispicios de la Unesco, siigerenci;z irinceptable si iio se realizaba Antes lo qiie eii mi argii- mentación postiilalia: creación de una red de Reservas europeas para aves acuática.; coi1 visión scipranacional. Una especie de Mer- cado comiln de charcos y patos.

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DO+^?;.\ Y L.4S &~.~RIsM..\s DEL GCADALQCIVIR 3 5

Fracasado aquel iilteilto, quedaba abierta la posibilidad de someter la cuestión a la reunión de otofío en Atenas de la Unión Internacional de Conservación de' la Naturaleza, a la que pertene- cía conlo miembro de la Comisión de Ecolog-ía, y a la que envié independientemente un informe sobre los problemas de Conscrva-

stituto de uel 3le11<

Acliinatación de Almería. E $izábal, y a la derecha

n el ceilti osé ;intc

-o su Director, )ni0 Val\-erde.

c ió i~ de la Naturaleza en 1 En el verano clel 58, con ideas ya muy concretas y centranao la atención en uil objetivo asequi- 11!e y de vital importancia, preparé u11 informe sobre la necesidad de adquirir al menos las 6.000 Has. de Las Nuevas, piiilto clave y ya amenazado, cuyo drenaje supondría la desaparicicín de maris- mas y cotc

áculos eran los más difíciles de salvar?

-Para ir la Reserva y orgai-iizar la Estación Biológica había tres dificultades mayores: foildos, organización adecuada y necesidades de persona! cieiltífico y técnico, incluyendo entre éste la guardería, etc.

La financiacióii fue desde el primer moinento el mayor obs- táculo. E l valor del terreno de la Reserva, con sus 6.700 Has.,

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representaba casi tanto como el presupuesto anual que por enton- ces tenía la División de Ciencias del C. S. 1. C., y hubiera sido evidentemente inútil pedirlo. En este como en otros aspectos Alba- reda fue un estimulo y una ayuda firme. Plenamente ablerto a la colaboración internacional, que consideraba esencial para rom- per con nuestro tradicional aislamiento, apoyó sin restricciones cuantas propuestas hice eii ese sentido. Cuando las primeras ayu- das financieras extranjeras se obtuvieron, se movió mucho para intentar complementarlas con aportes esparioles, buscando incluso la ayuda de la banca privada.

Más tarde, ya constituida la Estación, Albareda, perfectamente compe.netrado con 1;t problemática que uiia finca experimental de ese tipo suponía, ¡a organizó como Centro propio del C. S. 1. C. y Ia dotó con el persoiial de gciarderia y gerencia que por el mo- mento se necesitaba urgentemente. S610 la carencia de personal científico cualificado impidió entonces qtie la Estación arrancara ya con el nivel adecuado.

11. iNingtina Tnstitucióii española se interesaba en la cues- tión?, y si lo hacían, i p o t qiié no actuaban ?

--Dejando aparte el C. S. 1. C. sólo dos ii~stiruciones se inte- resaron en el proyecto: la Dirección General de Montes, Pesca y Caza y la Fundación March. Esta última tuvo en estudio la posibilidad de ayuda, pero desestirnii Doñana en favor del pro- yecto de la Opera de Madrid, que se presentaba como alternativa.

1.3 Direcci8n Get~eral de Montes se iiiteresó también y ofreció su colaboracióii para Ia expropiación de Las Nuevas, cuestión qiie estuvo rin tiempo en el tejado. Sin embargo no pudo actuar, quizá por no hallar el enfoque adecuado. Por entonces la Conser- vación en si misma no tenía aún peso específico y las posibilidades de acción de Montes eran muy limitadas. Su apoyo legal se basaba en el que le ofrecía eI Patrimonio Forestal y éste era inadecuado.

12. 2 Se contrapoiiian los intereses de otras instituciones?

-En el fondo no, pero en la forma sí. Todos sabemos que aquí, como en otros países, cada cuadrícula administrativa tiende a la succión y digestión de cualquier objetivo apetecible, y esto crea a veces situaciones tirantes. No por capricho ha creado el

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Er;tatlo la I'laiiificac-ibii del Desarrollo, :i cliiicii tocri la ingrata tarea de poiier riii liniite a las aspiracioties ribsorl)eiites.

Eii lo qiie ;ifecta ;L Doñana los dos orgaiiismos priiicipalmente interesados, el C. S. 1. C. y la Direccioii (le Montes, fiieroii de la maiio eii I;i coiisritiicióii del Parqlie Kaciotial, qiie asegilraba la coiiservación del área Dofiaiia-Marismas, y de ectíi colal>ora- ción h;! siirgido el Parqiie. Esto, la cfectividíid, es lo qiie a la larga ciieiita. Ciiniido 1COXA reeiliplazó a bloiites se lia segiiido la niisma téciiica geiieral. En nii opiriióii, cle la actiiación futura coiijiinta C. S. 1. C. - ICONA depeiide el por\-eiiir de la coriser- vacióii f;iiiitistica eii Erpañ;~.

13. ;ciiál era la actitiid de los propietarios de los diversos espacios mririsrnefios y pcrimarisiiieiíos ?

-Miiy distii~ta en diferentes etapiis del desarrollo de la Esta- cióri o del Parqiie, y inny v;iri;~ble tarnbiéi~ de iiiios ri otros. Para coinpreiider 111 .sitiiaciC>ti, Iiay qiie dejar claro eii 1)rinier liigar qiic Iian sido los propietarios particalares de los cotos de cazii los (lile liati salvado Dofinii;~ y Iiis Mirrism:rs del geiieral nrrnsanlieiito del niedio ainl)ieiite, qiie tiivo Iiignr e11 f<sp;iíi;i clestle la des;ixnortiz;i- cióii. Ko es qiie ésta :ilectar;i a Doiiaiiri. siiio qiie siis pi-opietarios de entoiices iio se clej;iroi: arrastrar por 1;i marea de rotiiracióli y deforestacióii qiie sigiiii,. Doi?nii;i fiie defeiitlida coiitrn vieiito y inareíi, y sus lieredcros o propietario.< posteriores sigriieroii pro- tegiéndol;~ y Iircliniitlo por s;iI\~aria, iiicliiso jiigáiitlose 13s propie- dades en ello. Kacb 1iiil)iera sido 1ná.s fácil, para evitar Ia siempre Iateiite ameiiazíi de .espropiacirín de los cotos coti fines sociiiles, qiie desnie~nl)r:ir éstos y venderles eii parcelas.

Y" siti eii.il);!rgo 110 Jo Iiicieroii. Para inticlios de eIlos, y iio qriiero citar iioml)rc.c. Doñaiia era inis tliic iiiin iiiversióii en terreno. 3liiclio iilás qiie eso. Se seritiaii y siciiteii como ciistodios de esa iiicomparnlile riqiiez;i. Es cierto qiic t;linliiéii lin sido para ellos Doiíaiia i i i i liignr de recreo privilegiado. c Pero para qiiién no lo e s?

Si se tieiic csto en consideracióii. compre~iclereiiios bien la acti- tiid (!e los propietarios 1i;iciñ !a Reser!.,?. Estn1)lecicln por aciierdo mutilo (le vciita. destinada a proteger lo qiie ellos (pierían ver protegitlo. la Reser\.;i fiie exceleiitemeiite acogida. Eii realidad,

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fue posible graciiis a la ayiida de algunos de ellos, como he diclio antes.

El Parqiie Nacioiial representaba otra cosa. Era ya una irnpo- sicióii, y liubiera podido ser un despojo si se liubiera privado a los propietarios de sus legitimas intereses de caza. Por otra parte, el Parque era riecesario. Las amenazas que pesaban sobre Dona- i>a ya iio podrían cotiteijerse, eil iin próximo futuro, por Ia sola acci0ii de propietarios aislados, y había qtie estatuir Doñaria-3Ia- rismas sol~re uiia base administrativamente d s sóIida. Las cir- cuiistaiicias me obligaban a proponer una soliición, el Parque, y esto ine costó alguna noche en blanco.

La reaccióii de los propietarios hacia el Parque fue eii principio lógicamente contraria, a pesar de habérseles manteniclo sus dere- clios de caza. Mientras fui Coiiservador del Parqiie procuré sal- vagiiardar strs legítimoc iritcreses. Al ser despedido como tal, la. evoliición fulnra de las relaciones Parqrie-propietarios están fuera de mi alcance. Pero sí tengo que decir: mtiy Baja ha de caer una administraciáii o iniiy difíciles han de ser sus circtinstancias para qiie premie con iiiia expropiación iajusta al que ha sabido conser- var algo íiiiico para España.

1.4. iCiiBiido se interesaron los extraiijeros por la cuestión?

-Ale preguntaría primero por qué ciiestión, ya que cabe plan- tear dos diferentes: tina, Doñaila en sí, y otra muy distinta, el programa de cotiservacióii Marismas-Doiiaiia.

Doñana atrajo a los ornitólogos extraiijeros probablemente desde qtie Machado, en 1854, citó la región en su lista de especies. Once alios después Lilford visitó las Marismas y desde entonces el aflujo de ornitólogos extranjeros no ha cesedo. EI interés por Doñaiia y la regién marismeña, área clásica de merodeo para los colectores de hilevos a la uiieltn del siglo, no es nada nttevo. Ornitólogos tan famosos como Brelim, Satinders, Dresser, I r l~y, Witl-ierl~y, I.odge, Jotitdain. Beetham, Congreve, Verner y Swan, ganaron sil experiencia en faiiiia rnedilerráiiea en esta región. Hoy son cientos los oriiitó1ogos y aficioiiados qiie acitden para ohser- var c<in sitti» las aves meridioiialec en Ia Reserva.

Otra cosa seda el señalar cirándo comenzó el interés interna- cional por la conserv;ición de Doñana, tema éste qile sólo tomó

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ICti la coniid:~ de clau~iira de la reriiiioii del Coiisejo liiterii:icioiial de 1 :~ Caza, Madrid l ! ) i í ! . 1 ) e izquírrd:~ ;i drreclizi: E. Morales Agaciiio, Sra. dc Morales, F . Bernis, j -4. \.;ilvtrde. Sr;[ . de i3rriiis, R . Garcia Bengoecliea, J . Lalandü y Sra. de Lalanda.

(Polo Archivo de D o h m . )

kii las Bodegas González Byass de Jerez dz la Frontera. D. Manuel María Coiizilez

Gordo11 coiiipleta la inscril)ción del barril que ircaba de 51-inar el Dr. Valvei-de, mien- tras este soiirie. Alxil de 1909.

(Foto Archivo d e Do&wa.)

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Fii 1.a~ Nuc\ras, 1:) Cornisióii de u 4dvisory 1~I.leiiibt.i-sn rxiiiiiiri;~ los plnilos cuniido s e proy~ct:~l>:i coriipi;ii esl;r fiiicic ccnio Resei-va ( febrero 1960). Eiitre los preseiites, de i?iiciizr<l:~ ;L derecli;~: 1:. l i r r i i i l , Peter Scutt, Liic Hoffiii;iiiii y Mauricio Gonrálcz.

( / ; o t o Arr1tiz.o dc Doiiana.)

.El priiicipe Brrri:irdo dc Holaiida y J . A. Valverde, duraiitc I;i cereriioiiia de concesión a éste (Ic 1¿1 3ledall;i de Oro dcl Worid Wildlile I;uiid, eti 1971.

(];oto Archivo dc L)oiu i~a . )

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UO%AVA Y LAS MARISUAS DEL CC.4DILQCIYIK 4 1

cuerpo ciiaiido Iiubo iiii prograina concreto y coi] objetivos bien delimitados. L n priinera vez que esto se debatió fue eii la reunión de Atei~as de 1.937, cuaiido, coino dije antes, envié a la IUCN el informe sobre la posible y necesaria adqtiisión de Las Niievas. Ampliamerite difundido eil los medios conser\~acionistas, el iiifor- ine se disctitii, en Iiiimerosas reuniones de diversos paises diirai~te el año 1959, encontrando general apoyo.

La f;ivoral)le reprrcusióii del iiiforme se deljjó pro1)ablemente a la conjuiicióii de dos factores: por una parte, niiiclios biólogos qiie se habiaii dacio ciieiita de la progresiva deterioracióii del medio y fauiia de Europa llegaron a la conclusióii de que la conserva- ción de la naturaleza 1-ial)Ía de plantearse ya coi] amplia visión siipranacioiial, aspecto eil e1 que coino he diclio cargiié desde el principio e1 acento eii mis itiforrnes o coii\~ersacioiies, propugnan- do incliiso la necesidad de programar para el occideilte europeo utia red de reservas más o inerios interiiacioiralizadas.

Por otra parte,. el libro de RIo«ntfort Por,t)-nit of n. Wilder.itcs~, publicado en 1058, mentalizo el interés de todos los conservacio- iiistas y tirvo iiiin ainplisiinn difiisibn. El campo estaba abonado para que una campaña internacional tiiviera éxito.

Eii el veraiio del 50 iina nueva amenaza re cernió sobre la Marisnia, y era de tal naturaleza que obligaba ya a tomar una deci sion definitiva. Consideraiido n la Marisma como tierra inun- dada periódicamente, algtiilos organismos estatales, amparados en la lev de caiices, pretendieron apropiarse de toda ella. Et pueblo de 'Hinojos defendió la suya valienteniente y soslayó más tarde el peligro, pero el posible éxito de otra intentoria samejaiite -bus- cando como aqirélla la transformaciór~ agraria- constittiía un peli- g ro qiie pendía como espada de Damocles sobre la avifaiina euro- pea. No había más remedio qite acttiar, y tras coiisiiltar con Hoffmann decid iniciar una criestación internacional destinada a obtener fondos para comprar Las Nrievas. Mendizábnl y Albareda dieron luz verde al proyecto, y 1,iic Hoffmann el espaldarazo defi- nitivo al aportar, no solamente iin primer donativo substancial de medio millón de pesetas, siilo también y como Presidente del In- ternatioilal Wildiowl Research Brireaii, iin plantean~iento del pro- blema a los niveles más altos.

J,;incé la ci~estación en el. verano de 1960, enviándola a una larga serie de personalidades internacionales y nacionales. Para

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ello Iiiibo qiie escribir y recopilar tin largo informe, con varios planos, y María Rosa y yo pasamos el mes de agosto coi1 los dedos rnaiicliados de lápices en coior, qile señalabati biotopos y limites de Las Nuevas. Liic Hoffmann me envió listas de posi1,les con- tribiiyentes a los qiie inmediatamente remitíamos el iiiforme y pe- ticioii de ayiida. El apoyo económico solicitado no era excesivo : ocho millones de pesetas, cantidad en la qtie valorábamos l a s Niievas.

Los resttltados de esta ciiestación fueron reítlinei-ite sorpreii- dentes e11 más de iiii aspecto. 1.0s dos más notorios fiieroii:

a) Que se reiiiiicron ofertas por valor de tinos 2,s millones de pesetas, y tanto la IUCN como la IUBS adoptaron en muy breve plazo el programa, le apoyaron, y e1 3 de juiiio de J9Gl enviaron a una comisión presidida por el Profesor Baer y constitiiida por Luc Hoffrnai~n y Edmond-Blaiic, para ofrecer sil apoyo económico hasta 8 milloríes a nuestro Ministro de Edticación, Iháñez Mar- tin. Allinredn y yo acornpaiíamos a los representantes en lo qiie fiie iina agrat1al)ilísirn;i entrevista de colal>oración iiiternacional.

b) Qiie tras del etivío de mi informe-ciiestación, a fines (le agosto y primeros de septiembre de 1960, y para coordinar las actividades y respiiestas recibidas, me pnrecib oportiiiio coiisti!iiir en febrero de lOGt itiia comisióii de Adzisol .~ l hMcjr7bers. En marzo y abril del mismo año, tina 'arte de éstos, entre los que se con- taban Nicholson, hlountfort, Baer. Peter Scott y Curry-Lindalil, detidieron constittiir el World Wildlife Fui~d, qiie tiivo sil primera reunión en Morges, sede de la IUCN. Liic Hoffmann pronto form6 parte' como Vicepresidente del recién constitiiido Foiido. Realmente todo c!eja sii?oner qiie fiie la encuesta sobre las Ma- rismas lo qrie irnpiilsó la creación del World kirildlife Fitnd, aiin- que la relacióii de everitos siibsigiiieittes iiivirtió aparentemente los papeles, y hoy son mayoría los qrie creen qiie el W W F creó Doña- na-Marismas.

Estos siicesos piieden restimirse en dos palabras. Acordada la compra de Las Niievas con la aytida de la UICN en 11 millr>nes de pesetas, eii el carso de tina espléndida cena celebrada en casa de 3loralcs Agacino entre representantes de la UICN. IUBS, CSIC y el propietxio de Las Niievas, Marqiiés del Mérito, hiiho una oferta posterior y más elevada a éste -14 millones- por

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UO~, \S . \ Y LAS H.\lIJS~f.\S DEL GU.fDALQUIi'Il: 43

parte de Leo Biaggi. Eri la imposibilidad de igtialarla, Las Nuevas fue veiidida a Biaggi, y aiiiiqiie niedió uii iiiteiito de expropiacibii -al que se siiinó la ~ i rccc ió i i Gt-iieral de Xlorites-, la fiiica 110

pudo adqiiirirsc'.. Como rc.stiltado de ello, qiiedabaii dispoiiibles los 11 inillones

de Las Nuevas y ziparecia iiiia orgniiizacioii potlerosa, capaz de obtener fondos inliclio niás imporraiitec : el WMfI;. Acodados eii la orilla del lago Coiist~iiza, $las Xicholson me Iial>ló de ello y de las iiinietisns posibilidades clc accióii qiie se ofreciaii. Ziiinedia- tameilte se decidió 1-olrer :i1 viejo proyecto de Ilelsiiiki 195d, comprar I~oñíiii:~, niieiitrai las gestioiies en pro de Las Niievas ~continii;ibaii. Y así prepark el Proyecto de Proteccióii Total de la Fauiia, iiicliiyendo Dofiana, [..as Nuevas y parte de Ilitiojos, eii e s e mismo ano.

Sin embiirgo, el precio estimado de Doiíai~a liabía sribido niii- cbo. Si eii l!iaH, eii l-ielsiiiki~ coiisidci-alxi ilecesarios -coino coiitri- bución inieriiiicioi~al- t1iio.s 20 inillories de pesetas, eii 1!)61 ya se pidieron uiioz tis. En otra retiiiióii del WWF eii 3~Iorges, el Foiido aceptó siih\.eiiciorinr tnii pesada ciirgn casi por iiiiaiiiinidad, La- inentahlerneilte y despiiés de que pos;iinos todos para dejar coiis- tailcia del Iiist4rico aciierdo, ine ericoiitre, al regreso :L Almería, qiie Iiabía olvidado cargar la cátnaríi.

Y mas lainciitnl~lciiieiitc riiiii, ctiniido dos años deaptiés, y tras miiltiples eritrevistas e incideiicias en Ins qiie Iii~bo de todo, logra- iiios llegar a1 ñcitertlo de compra de Doñaiia. taii sólo 110s fiie .ofrecido eii veiita el 49 por 300 del rerreiio qiie líos interesaba. T,a Reserva liiit?o pi1c.c de partir de titias G.700 I-Ias., eii Irigar de las amhiciosac 15.000 para las qiie fire plaiieac.la.

15. 2COrno se arnioiiizó lit actiiaci0ii de las iii~titricioiies es- traiijeras, las españolas y los propietarios?

-Htibo priineramclite iin acuerdo (le bases de alto tiivel y so- bre Ia base de éste se orgaiiizó liiego el esqiiema operativo eii el aspecto fi.i~aiiciero y admiiiistrativo.

El acuerdo de base fiie establecido directameiite entre el C;iu- dillo y el Priiicipe Beriiardo conio Presideiite del 1.lrWF. Y nie parece necesario señalar que el Caiidillo tomó parte miiy directa y personal en las gestiones. Previznieiite inforiiiado n tra.cv.4~ (le

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Max Borrel, encomendó a Albareda que se realizara el proyecto de reserva. En lo que afecta al Príncipe Bernardo, realizó las gestiones iniciales a través del Embajador de Holanda en Ma- drid y del WWF. Fue una suerte que la correspondencia entre ambos Jefes de Estado me fuera transmitida y encomendada tanto por Albareda como por e1 Embajador, dado que conocía por Borrel y Hoffmann las posiciones personales del Caudillo y el Pr!ncipe. Estos primeros contactos se deslizaron, pues, como. uiia seda.

El :iciierdo admiiiistrativo que precedió a la compra era ya corporativo y el CSIC y W W F tenían !a última palabra. Me tociz actitar de medio volante eii el real sentido de la palabra, ya que las visitas a Francia y a Morges, sede del WWF, fueron bastan- tes. Aunque eii cada organismo actuaron siempre las juntas di- rectivas, los que en mi opinión llevaron el peso fueron Hoffmann y Max Nicholson por elWWF y Albareda por el CSIC. Una ter- cera y básica parte estaba representada por los propietarios, y entre éstos fueron Maiiricio González, sil padre D. Maniiel Ma- ría Go~izálet y el Mlirqirés de Mérito, quienes aportaron el peso decisivo.

El compromiso final fue qiie para la compra de Doñana y or- gaiiiznción de la Estncióii se aportaroii 22 rnillone~ por e1 W W F -de ellos 11 eran «trasplantados)i del proyecto de Las Nuevas- y el CSIC 18 millones. La finca seria propiedad del CSIC y por tanto patrimonio nacional. Se orgaiíiznria iin comité internacio- naI consiiltivo con representación (le aml~as partes, y todos 10s gastos de sostenimiento, etc., correrían a cargo del Consejo.

Las aportaciones habían de considerarse en dos capíttilos de gastos diferentes: iino, adquisición del terreno, y otro, inver- siones en la finca. Se acordó que la totalidad de 1s contribución del WWF se destinara al terreno, y qtie el Consejo aportara algo más de un tercio de los gastos de compra, destinando el res- t o sobrante a las mejoras en la finca. Legalmente, el WWF compró a los propietarios y cedió al Consejo el terreno. bajo la fórrniila de Venta Favorecida. La firma de la compra de Doña- Iia, que se ciimplimentó en Jerez sacando de la cama al notario a altas lloras de iina noche de diciembre de 106.1, fue iino de los momentos más felices de mi vida. Matiricio y yo ahogamos las Ultimas diferencias del trato en tinas copas de ~ T i o Pepe» y los

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abogarlos (ICiiiz Gallardóii, Barroso y &lcllado) redactaroii el coii- trato impecablemente. Uii año iiiás tarde, y coi) el vigoroso ini- pidso de Allnreda, Doñaiia revertio a1 CSIL y me noiiibraroi~ su director el 80 de dicienil~re.

16. Es sorpreiideiite t i i iiiteiiso coiit;icto coi1 extrniijeros. 1'0- dría pensarse qiie se debe :i tii v:ilia cietitifica pero los lazos qiié rios consta existe11 creemos rel,asaii los itierameiite profesioiiales. i Acertamos ?

-iClaro qite si! Muclios de ellos so11 ziiiiigos yersoii;iles des- de hace aiíos, desde que con~eticé a salir al extrniijero eii I ! )> i . Con la ((Doiiana Expeditioiib) en 1957 ga11.6 rn~iclios y f)iieiios aini- gos. Erarnos relativatneilte pocos los qiie eiitoiices 110s dábamos cuenta de los graves probleinas de cotiservacióii qiie se nos eclia- ban eiicimn en Etiropa, y qiie todos está1)ariías itiiidos por tiii;i

preocupación y actividad común. Quizá el más débil física y eco- ~iómicatneiitc era yo y puede decirse qtie eiitre todos me nrropa- ron. Giiy Moiiiitfort me regaló nii primer coclie. Liic Hoffm;itiii me 1 7 8 nyiidndo eiiorniemente. Max Nicliolsoii ine invitó a In- glaterra. X todos ellos y algiiiios más teiigo ntrichisirno qiie zigrri- decer.

Pero qiie coiiste que tambiéii me Iini i ayiidndo a salir de npii- ros miiclio españoles. Eii todos los órdeiies iiicltiso loi profesio- nales. Lo qrie liaya podido hacer, cii gran parte es tlcbido a ellos. Vaya esto por delante.

17. ; Cbtlio se des;irrolló la Reserva y c61iio se pas6 ;il nctii;il Pnrqice ?

-En 1!)64 Doñatia iio teiiía acceso por carretera. Alguiins ve- ces, con la$ riadas, teiiiniiíos qiie entrar llevatido detrás del ((Inncl- rever)) i i i i tractor qiie algiin liiimorista llamaba (((le respeto» y que nos sacaha del fniigo o el ngcia qtic a veces corría lil>remeiite por el fondo del veríciilo. La eiitrndñ a1 pajacio era renlmerite inferilnl y la estaiicin eii éste d i p t i o s qiie poco agr;idnl>le eii invierno.

Partido el palacio por gala eii dos, coino rertiltado de Ia venta. elegí la parte niás aiiiplia, etr la qiic de~~raciat lameii te no hah'a

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tllás qtie dormitorios arriba y ciiartos de suelo terrizo abajo. Al- guiio de nuestros guardas vivía aiin peor, en chozas de baIlunco. La parte adquirida estaba sin cercar. 5' eii esas condiciones, y sin fondos -iiistalamos el clialet de Sevilla coi) uii adelanto sobre mi sueldo- vivir allí era toda tina esperieiicia. Recuerdo que a los primeros visitantes se les pidió en Sevilla el pago por adelan- . tado para poderles comprar mantas que ellos mismos llevaron. El «Unirnog» que se adiquirio con el Coto era el Único vehículo de fiar aunque pronto tuvimos 1,111 ((Lalid-rovern donado por el WWF.

En esas coi~cliciones el trabajo era duro. Nuestro equipo se rediicía a Etnilio Morales -iin colaborador único por su eficacia y buen seiitido, que compartió todos los malos ratos- y a los guardas. Hubo al principio que hacer de todo: desde construir carreteras y atender visitatites a aiiillar pájaros. Las líneas gene- rales de actuacioii fiieron las signiei~tes.

Para explicar este proceso tendré qiie acudir al socorrido sis- tema de la división en fases. Fiirron éstas:

Fnsc prinicra.

Consistió en lo siguiente:

a) Construir carretera de acceso y casas de guardas y cer- car la finca.

1)) Estal>lecer la Estación Biol8gic;i de Sevilla, en Paraguay núm. 1, preparar arixiliares y orgaiiizar cnleccioiies y biblioteca.

c) Fomeiitnr Ia fotografía y realizacióii de pelicrllas sobre Doíiaiia. Esto era esencial para qiie las revistas ilustradas dedi- caran su riteiición al Coto, y para que se prestara éste en congre- sos y reiiniones. Biieiia parte de la actividad de guardas y la ayuda de amigos -entre ellos el inolvidable Luis Ybarra- s e centraron eii ello. 1-0s primeros fotógrafos aiiirnalistas de Espa- ña .re forrnnro~i en Dofiaria: ..2meztoy, Beriial)é, Pechrián, Pons, Sarró. Torés, Trecii. y liiego Fernández, Carnoyán y D;az de los Reyes. Sin ellos, Doíítina no 1i:ibria tenido difiisión y el Par- qite no se hiibiera realizado.

d) Ampliar la Reserva por ñciierdo con Leo Biaggj, enton- ces propietario de Las Nirevaq, y constriiir iin laboratorio allí.

e) Mantener i i i i programa corictante de anillamiento y ob-

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S. A. el Príncipe Juan Carlos charla con el Dr. Valvercle. Se ve también a María Rosa Albacete (Sra. de Valverde) y al profesor

- . - , -9 J. Poiiz Piedraíita, Rector de la Uiliversidad de Navarra.

( F o t o Archivo de Doiia?za.)

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D. José María Albareda, Secretario General del C. S . 1. C., eri Dofíatia, aconipañado de sus secretarias y Emilio Morales, bebe un refresco después

de desceiider del helicóptero que le condujo a la famosa Reserva.

( F o t o Archivo de DoMna.)

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ser\-acioties zoolo~icas. Aqiií la ;iyiida de oriiitólogos estraiijeros fiie eseiicinl : Kowalsky, Jolii~soii, J-lalliier, híarkrill, etc., fiieroii eleni~.iitos iniportailtisirnos.

Al terrniiiar la primera fase, el Cetitro estaba ya cot~stitiiido, pero coii dos graiides piiiitos dél)iles: los proyectos de deseca- ción de la marisma por parte de Coloiiizacibii (teriiri de cotistantes escaramuzas durante toda Ia primera fase), debiaii ser deteiiidos eii el NW desde doiicle habíari avaiizatlo los diqiies y programas qiie poiiiaii eii peligro el corazoii de la marismii, es decir, los Iiicios de Marilópez y el Lobo, y la marisma de Hiiiojos. Los es- tiidios previos y el ariillarnietito masivo de aiiátidas y foclias ha- bíaii demostrado qiie estos piirltos con~ti t i l 'a~i el verdadero talón de Aqtiiles de la conserv;icióti en el área. N i Las Ntievñs ni Do- ña i~a se salvarían si desecaban el corazón marismeño.

El otro piinto débil era la total falta de personal cieiitífico adscrito a la Estacibii Biológica. Había iiii eqiiipo forinado por iin Profesor de Investigación, con tareas adrniiiistrativas absor- I)eiitcs, apoyado por ornitólogos coiitratados y giiardas siti for- macióii cieiitífica. Alguiios esttidiaiites de Sevilla o estivales, era la única disponibilidad para tapar la brecha. Doñai~a necesitahn Colaboradores y Becarios, pero habían de vencerse dos dificul- tades mayores :el sistema de distribiición de iiiievas plazas a los Ceiitros del Consejo qiie <e coiicedíati corno porcentaje (le las ya existentes, y el tanto por ciento cie nciestro iiúmero cero de cola- boradores era también cero ; y por otra parte, la falta (le I>jólogos formados, qiie pudieran trabajar si11 más ayrida qiie el escaso tieinpo qiie piidiera prestarles y, eso si, todos los foridos qiie piidieran conseg~iirce.

A la miierte de Albareda, astimitj la SecretaFia General de1 CSIC D. Angel González Alvnrez. Hizo ciiaiito piido por con- segirirnos plazas de personal cieiitífico, pero las propiiestns no lograron romper la barrera de Patronatos y Divisiciii. Cada Cen- t ro hiiscaba ávidamente p1az;is y no Iia1,i;i tina política geiieral eqiiilihrada que asigilara iiii ordeii (le prioridati a la distribiición de Estas. El desgaste de siete años de 1);italla se aciisó con nn primer impacto : íilcera de estómago en 19G9.

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Aunque el horizonte era sombrío, aparecieron cuatro factores que daban alguna luz y posibilidades en el horizonte: el W W F constituía con ADENA una delegación española. Había la posi- bilidad de adquirir las Marismas de Aznalcázar, incluido Mariló- pez y el Lobo por medio de compra, lo qiie permitiría avaiizar mucho el cinturón defensivo. La campaña de propaganda de re- portajes filmicos y gráficos comenzaba a dar resultados y nacía una conciericia nacional respecto a la conservación del Coto-Ma- rismas, y por último había dos biólogos ctcapturab!esw con exce- lente formacioii, Fernando Alvarez y Javier Castroviejo. Al mis- moe tiempo, algunos estudiantes conienznban a pasar horas li- bres en la Estacioii de Sevilla, iiiiciando sil formación como zoó- logos.

El plan operacioilal fue simple: una carta al WWF iiiterna- cional proporcionó la base financiera para la compra de Guadia- mar (las Marismas de Aznalcázar o, como antiguamente se lla- maban, Marismas Gallegas). El 'proyecto fue expiiesto a ADENA que le acogib muy favorablemente. Se trataba de comprar y ceder el terreno al Consejo, srnpliando la Comisióii coiisultiva coir miembros de ADEXA. El Coiisejo recibiría el terreno en dona- ción y como contrapartida de las más de 3.000 has. aportaría foii- dos, y en un cláusula semi-siibrepticia qiie introduje en el contra- to, proveería dos plazas de colaboradores. Las partes iiiteresadas, S. A. R. el Príncipe D. Juan Carlos conlo Presidente de ADENA, D. Mariiiel Lora Tamayo como Presidente del CSJC y el Dr. Luc Hoffinann como Vicepresidente del W\VF internacional, !lega- ron rápidameiitc a Iin ac.iierdo de principios, y Giiadiamnr fue comprado por ADENA con fondos internacionales y firmada la cesión a1 CSIC eir mayo de 196ii.

El área protegida cubría ya, pties, dispersamente Doñrina. y Guadiamar, con un total de tinas 10.000 has., asociadas con Las Ntievas que representaban 6.000 has. Había llegado el momento de englobar este conjunto bajo un denominador común qiie a5e- gurara legalmente la integridad y permanencia del Coto-Maris- mas. Este proyecto era el Parque Nacional, con el que entraroa en jiiego, con sits pros y SLIS contras, el Ministerio de Agricultura.

E1 proyecto .del Parque fue sometido a la consideración de la Comisión WWF-CSIC con iin plano qae responde sensiblemente al trazado del actiial y en e1 qiie sólo una parte de la playa era

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l i ~ . í ' ~ h ' . l Y LhS Y.4W JSN;\S DEL (;C.~UI\L<ILI\'I H 61

iircliiida. El porqiié de esta oinisidli era claro. Por uiia parte, e ra inmoral datniiificar cuantiosainente a los propietarios de unos te- rrerios ciiya iinjca falta Iiabia sido conservar iiitacto un patrirno- iiio iiacioi)al uiiico. Por otra, Ia lógica resistencia a esa damnifi- cncioii poclría dar al traste coi1 todo el proyecto.

De iriievo fue el Catrdillo el qtie tomó decisióii persoiial de or- detiar la creación del Parque Nnciorlat de Doñana. EL Miiiistro de Tiirizmo D. Matiiiel Fraga y el de Agricultura, desarrollaroii tina espléildida labor y el Parqiie Kacionat frie tina realidad en agosto de 1969.

Siti embargo, nitestros Parques Kaciotiales no eran liasta en- toiices i i i i modelo eti sri gkiiero, porque faltaba eii ellos algo esen- cial : iiiia lahor de investigacióii científica de base qiie permitiera iina prograrnacióii adeciiadri y iiiia constaiite vigilancia de las \.arinl)les l>iolÓgicas. El entonces itacirtite eqiiipo de investigaci~n (le la Estación Biol6gica de Doñana era el Ui~ico griipo capacitado para ejercer esa labor, y eii el decreto de creación del Parqiie s e incluyó iriia formula qiie precaviera los peligros y asegurara el desarrollo: el Conservador de1 Parqiie seria el qiie ocupara e1 cargo de Director de la Estación. Sieiido ésta del htinisterio (le Edricación y Ciencia, la cláusiila debió caer como uiia bomba eii deterniinados sectores y me metió de cabeza -aiiiiqiie no de imprevisto- eii iina de las más difíciles e ingratas tareas que pue- deii intentar acometerse: que la eficacia y la coordinación plani- ficnda se impongan sobre los intereses corporativos.

Idas engranajes corporativos comenzaron a moverse fenta- mente, pero coi1 la tremenda inercia que les proporciona el enor- me volante de los crrerpos. Pensaba poder frenar la transmisión o la última rrieda echando irna piedra al engranaje, citando un golpe por la espalda -una angina de peclio en primavera de 7972- traiisformo la piedra eti masa mollar. hlriy tocado de ala, etitré eit la fase tercera del desarrollo de Doñaila, qiie aittlqtie no me pregiiiitéjs vale la pena explicar.

Fnsc terctrn.

1.0s 40s objetivos básicos fijados a partir de 1,170 eran el des- arrollo y potenciación de Dofiana corno Centro de Investigación y la coordinación con Agriciiltiira para el desarroIlo del Parque.

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Por eiitoiices se preseiitaban factores iiuevos qiie podian dar un giro favorable y rápido desarrollo a ambos objetivos. En el Consejo entraba de Secretario de la División de Ciericins ti11 Iiom-

bre resuelto, con visión clara de los objetivos cieiitificos, y firme piintal de Doñana: Gonzalo Giménez Martín. En toda Eiirop;+ 10s niiiiisterios de Agriciilttira iniciaban rin cambio de frente y el nuestro siguió la tónica general. Los gobiernos se decidían al fin a liacer realistamente frente a los prolzlenias de deterioracióii del medio ambiente, surgían Ministerios especiales para ello, y seccioiies de Agriciilttira cambiaban de signo aprintando a ti11

niievo 01)jetivo. En España siirgió ICOYA, que englobaba enttt- siastas delelisores de la natiiraleza, desgraciadamente jiinto a al- gtinos de la vieja esctiela. Las sociedades de conservación priva- das comeiizaron a proliferar y niiestro país no qtiedó atrás. Y por í~ltimo. y mriy importante, el Coiisejo dio dos plazas de Colabo- radores cieiitíficos a Doñana, al mismo tiempo qtie se iticorpora- ban a la Estación jóvenes estudiantes o postgradnados de valía.

Además. la Sra. de Boliii -ciiyo marido formó parte del Comi- té Asesor del proyecto de 1980- regaló generosameiite a la Re- serva el laboratorio qiie lleva .sil nombre. ccLiiis Balín*. A si1 inaiiguración veiidriaii SS.AA.RR. los Príncipes de España y el Príncipe Beriiardo, coincidiendo con tina reunió11 del WWF iiiter- nacional-.ADENA.

El Palacio, iin caserón viejo, precisaba iirgente reparación para hacerle lial.iitahle. Tenían q«e coiistriiirse casas de biólogos, etcé- tera, y el problema de financiación era inmenso : 32 millones de pesetas. Había qnc liichar contra el tiempo, contra la falta de tiqiiidez, y mil inconvenierites más, para qiie piidiérarnos preseii- tar, a los ocho arios de creada la Estación, tinas realizaciones honrosas. Emilio Morales trahajalia a iin ritmo endiablado. 1-10- vían difjciiltades y ayiidas, nacioriales y extranjeras. E1 Diiqiie de Calahria y Luc Hoffmanii fiieron, con Giménez Martín, los qiie permitieron que llegara a hilen' ptierto el proyecto. Ciiando a fina- les de mayo del 72 llegó el momento de la iiiaiigiiración, ésta piido hacerse. El Príncipe Bernardo dio el ejemplo. Las reiitiiones téc- nicas del WWF se realizaron al aire, entre niibes de polvo de tractores y estrépito de hormigoneras. con tina consigna: cuando llegara D. Jtian Carlos, todo debería estar en orden. Las lim- piadorns de la casa en qiie residió escapah;in por la parte de atrás

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I > ~ S . A ~ ; A u t.6 i u ~ ~ s w . \ s DEL C U . \ B . \ L Q U I \ . I K 33

mientras sil helicóptero aterrizaba, y alfombras verdes ciibriaii Ia solería recién puesta y casi encharcada aún.

Cuando Javier Castroviejo y Fernando Alvarez se incorpora- ron ya como Colaboradores, un año más tarde, se constitiiyeroii los tres grupos de investigación básica de la Estacióii, cada tino con un grupo de postgraduados que en los siguieiites tres años serían en gran parte becarios. Estos tres grupos son el de Eto- logia, el de Sistemática y Zoogeografía Y el de Ecologia y Eio- logia, respectivamente, dirigidos por los Dres. Fernando Alvarez, Javier Castroviejo y yo.

Además, el programa de anillamiento conjuiito con la Socie- I

dad Española de Ornitología continuaba al ritmo iiormal. Se liahín heclio cargo de él parcialmente en 1967 Andrés Sátichez. que des- de 3971 llevó ya la totalidad del trabajo.

Desde 1972 la labor investigadora realizada periiiitía y ol ) l i~ñ- 1,a ñ dar tina salida a nuestros trabajos con la ptiblicación de iiiia revista qrie fuera un exponente de nuestra actividad y rin estímiilq para bi8logos. Hasta 1974 no pudo, sin embargo, publicarse Do- ñn?ia, Acta Vertebra ta , cuya distriblición está en curso. En lo$ dos primeros volúmenes puede apreciarse el espectro de la acti- vidad científica del centro. ictiología de agcla dulce. herpetología, oriiitología y mastozoologia, con enfoqiies sistemáticos, zoogeo- gráficos, f>iolÓgicos, ecológicos, etológicos, etc.

Al contestar a estas preguntas, el 6 de junio, dejo la direccihri de la Estación Biológica de Doñana, que he llevado diez año$. Se hace cargo de ella Castroviejo. En ella he integrado a casi todos los que a lo largo de los años han colaborado ectrecliamente en si1 desarrollo, aunque desgraciadamente no Iian podido aún incorpo- rarse Fernando Hiraldo Cano -qiiizá el qiie más lo ha merecido por su dedicación y preparación-. Andrés Sánchez y Francisco Amores. Con todos eI1os tenemos una deuda el Concejo y yo. y nada más grato que reconocerla, ni más justo y provechoso para niiestra irivestigación que premiarla con la plaza que merecen

18. ¿Con qcié ayiidñs has coiitado diirante todos estos años .eii lo económico y en personal ?

-Creo que esta pregunta está contestada eri las larguísimas respuestas anteriores.

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19. ; No existe consciencia de sil insiificiencia ? Enumera, por favor, las necesidades que consideras básicas para un normal fun- cionamiento del Parque.

-Respecto a la pregurita, puedo asegirraros qiie existe tina plena consciencia de la insuficiencia por parte de nuestro Ministro, Esteruelas, y del Presidente del Consejo, Primo Yúfera. Los pro- gramas de desarrolIo en curso permiten ser optimistas en cuantD al ftitiiro inmediato de la Reserva Biológica de Doñana.

Respecto al Parque, las insiificiencias son notorias aún. Las. necesidades básicas del Parque, si ha de cumplir su doble función ' social, educativa y de conservación, implican una larga progra- mación, que ya hace años presenté cuando era Conservador. Para mi lo esencial es abrir zonas recreativas al público en áreas res- tringidas; acondicionar animales en libertad o sernilibertad al al- cance de los visitantes; establecer puestos de observación sin molestar a la fauna, pero que permitan observarla: establecer y. organizar circriitos de visitas que permitan disfriitar del Parque a rniichos ciudadanos. Esto, fundamentalmente, en lo qiie afecta al' aspecto social. En el educativo hay mucho por hacer también. Lo más importante qciizá iin salón de exposición y proyeccióii de pe- lictrlas, asociado con esa zona de animales en semilibertad.

La conservación llevará aparejadas en primer lugar iiii rigtr-- roso control de las variaciones del medio, calidad de aguas, osci-. laciones de la población faunística y florística, impacto de los pro- yectos en zonas próximas, sean de explotación agrícola o turís-. tica, y una extremadamente eficaz labor de guardería, tanto más. dificil cuanto más elevado sea el número de visitantes.

20. ;Sería deseable la ampliación espacia1 del Parque?

-Sin la menor duda, si. Doñana es una entidad natural qne- limita con el Guadalquivir y el mar por el Este y Sur. Todas las playas y riberas deben incIuirse en el Parque. No es mucho pedir. que de 4.000 Km. de costa española se conserven una veintena en sil estado natural, sin iirbanizaciones, sin carreteras, y sin trán-. sito 'obligado. Esto es perfectamente compatible con la apertiira. de vías de acceso a las «áreas de recreo)) abiertas al público.

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Pero además el Parque necesita imperiosamente un anctio íon- do de protección que le rodee y donde los aprovechamientos d e cualquier tipo estén sometidos a un adecuado control.

21. ¿ Q u é se opoiie a ello, aparte de sti natural coste?

-Creo que nada si el Estado muestra una decidida y nada cica- tera actuación. Los intereses de los propietarios partici~lares afec- tados por una deseable ampliación podrian ser más que amplia- mente compensados con permutas en otras zonas costeras. Le sobra al Patrimonio Nacional terreno idóneo para actuar eficaz y justamente. Sólo hay que proponérselo.

Sin embargo, hasta ahora nada se ha hecho en ese sentido. Hay inercia por parte de los propietarios e indecisión por los gobernantes. No hay unidad de criterios y si muclíos egoísmos personales o corporativos. Falta lo que más necesitamos siempre: eficacia.

22. 2 Cómo ves el futuro del Parqiie?

-Prefiero no pencar ahora en ello. IRYDA, urbnnizaciot~es y el proyecto de carretera pueden dar al traste con todo lo hasta ahora hecho. Los inversionistas extranjeros nos Ilan arrebatado ya una buena parte de las playas del Coto y pretenden tomar más. A estos hay que decirles basta. 2Tandem aliqiiando, o11 ... ? ¿Y hasta dónde puede crecer un proyecto de acrierdo con las leyes de Parkinson? De esas dos preguntas depende, en último término, el futiiro de Doñana.

2 ¿ Qiié lleclios o cctestioties te han proporcioiiado más satis- facción en tu vida científica?

-Es dificil decirlo. Sin dtida el período más excitante de mi vida fue cuando trabajn1)n en tos aspectos ecológicos de la evo- lución y me pide explicar a mi mismo razonablemente una mul- titud de problemas hasta entonces sin solventar. La importancia ecológica en la Antropogénesis, y la conferencia qiie di sobre ello

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en el Museo del Hombre, en París, el 21 de marzo de 1963, me apasionaron.

Recuerdo también la alegre estupefacción con que observé, .casi sin creerme a mi mismo, que la lagartija que me alargaba Antonio Cano en CazorIa era una especie nueva juzgando por la particularisima escamación del dorso.

Y he sentido orgullo muchas veces. En particular, cuando reco- rría Doñana o la marisma en solitario y pensaba que aquello se había salvado, y cuando veo a los jóvenes biólogos, formados en la EstaciSn, trabajando, y discutiendo cuestiones a las que yo ya no alcanzo. Ahora, cada vez que voy a Almeria y veo las magní- ficas gacelas Mohor, que en tiempos avisté a docenas en el Sahara antes de que las barrieran, siento con Antonio Cano que es bueno haber colaborado en la salvación de un animal tan espléndido.

Tengo muchos y gratos recuerdos. Pero me interesa aún más 10. que queda por hacer.

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Gai.cilla Bueyera (Bubulcus ibir) en su nido. Estacion Oriiitológica de El T<orl>olloii. 24 de ma'o dc 1974

(Foto cortesía de M. FERN~~WDEZ CRUZ.)