Diversidad biogeográfica

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TEMA 4: DIVERSIDAD BIOGEOGRÁFICA

Introducción

1. La España seca (Región mediterránea)

2. La España húmeda (Región eurosiberiana)

3. Las islas Canarias (Región macaronésica)

INTRODUCCIÓN

La península Ibérica se sitúa en una encrucijada biogeográfica, entre los continentes

europeo y africano, el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, las cadenas alpinas

circunmediterráneas y los zócalos hercínicos europeos. La distribución de las formaciones

vegetales, su diversidad, avance o retroceso, se explica, fundamentalmente, por la influencia

del relieve, el clima y los suelos, sin olvidar la intervención humana.

Desde el punto de vista de la corología biogeográfica, España se divide en las regiones

biogeográficas Mediterránea, Eurosiberiana y Macaronésica. La región Eurosiberiana ocupa

menos de la quinta parte de la superficie de la Península Ibérica, correspondiéndose con la

España húmeda. La región Mediterránea es la más amplia, extendiéndose por el resto de la

Península Ibérica e islas Baleares, es decir, la España seca. Las islas Canarias forman parte de la

región Macaronésica.

1. LA ESPAÑA SECA (REGIÓN MEDITERRÁNEA)

En la España seca, con precipitación media anual inferior a 600 mm, y

evapotranspiración potencial superior a aquélla, la vegetación climácica más extendida es el

bosque esclerófilo*, cuyo árbol representativo es la encina, que convive con el alcornoque o es

reemplazada por él con suelos silíceos y mayor humedad. Los encinares han perdido la

mayoría de sus antiguos dominios, sustituidos por cultivos, con desaparición total o presencia

testimonial de ejemplares aislados, incluso en las dehesas del occidente peninsular. Asimismo,

los sotobosques han sido con frecuencia desmantelados en beneficio de plantas más aptas

para el ganado. No obstante, la maquia* (brezo, jara, retama) sobre suelos silíceos, y la

garriga* (romero, tomillo, espliego) sobre calcáreos, son matorrales de extensión significativa.

En otras ocasiones, el encinar ha sido suplantado por el pino carrasco, aunque no siempre sea

ésta una especie invasora.

Si las condiciones de aridez se acentúan, en cotas bajas del sotavento oriental y del

soleado sur, la encina cede sitio a especies mejor adaptadas a aquélla, como el acebuche,

coscoja, algarrobo o lentisco, y éstas, a su vez, en la seca región climática del sureste, al

palmito, espino albar, cornicabra y azufaito. Por el contrario, mayor humedad y temperaturas

más bajas abren paso a la coexistencia de la encina con especies mesófilas como el quejigo y el

rebollo, o a su sustitución por ellos, imponiéndose el enebro o la sabina albar cuando arrecia el

invierno. Las expresadas especies mesófilas, para cuya presencia o cota la radicación en solana

o umbría desempeña un papel importante, pueden marcar la transición al bosque caducifolio

de la España húmeda.

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* Bosque esclerófilo-perennifolio: Formación vegetal arbórea característica de la región mediterránea, que en España se extiende

por el centro, sur y levante peninsular, además del archipiélago balear. Los árboles de los bosques esclerófilos-perennifolios son

de mediana altura, con tronco rectilíneo, grueso y rugoso, y de hoja perenne. Las especies más características son: la encina

(presente en toda la península), el alcornoque (en zonas menos frías, más húmedas y suelos silíceos) y el pino (muy extendido por

el hombre debido a su aprovechamiento económico).

* Maquia y garriga: Formación vegetal arbustiva característica de la región mediterránea, que en España se extiende por el centro,

sur y levante peninsular, además del archipiélago balear. La maquia es una formación de matorral, casi impenetrable, de más de

dos metros de altura. Está integrada por arbustos como la jara, brezo, lentisco, retama. La garriga es otra formación de matorral,

más abierto y de poca altura. Las especies más características son el romero, tomillo y espliego. Ambas constituyen la formación

regresiva del bosque esclerófilo-perennifolio, característico de las áreas de clima mediterráneo y muy degradado por la acción

humana, apareciendo la maquia sobre suelos silíceos y la garrriga sobre suelos calizos.

2. LA ESPAÑA HÚMEDA (REGIÓN EUROSIBERIANA)

Se extiende desde el Prepirieno al norte de Portugal, con el roble albar (salvo en

Galicia) y el carballo (salvo en el Pirineo) como árboles característicos y en los sectores más

elevados (salvo en Galicia, de nuevo), el haya; en compañía, a veces, de tilos, fresno, arce,

mostajo, serbal, olmo, abedul, acebo, tejo, avellano y castaño, si bien éste, por su condición

semicultural, ha sido extendido en detrimento, fundamentalmente, del carballo. Con suelos

excesivamente ácidos o por degradación, aparecen, en lugar de las susodichas caducifolias*,

plantas, que también se hallan en el sotobosque de aquéllas, como determinados brezos,

tojos, piornos, retamas y helechos, conformando la típica landa* atlántica. Los prados ocupan

grandes extensiones en las que abunda la vegetación herbácea, además de los pastizales. Por

otro lado, también son significativas las repoblaciones forestales de pinos y eucaliptos.

* Bosque caducifolio: Formación vegetal arbórea característica de la región eurosiberiana, que en España se extiende por el norte

de la Península (litoral gallego, Macizo Gallego-Leonés, costa cantábrica, Cordillera Cantábrica y Pirineos) y algunos sectores del

Sistema Central y del Sistema Ibérico. Los árboles de los bosques caducifolios son altos, de corteza relativamente delgada, tronco

rectilíneo, y desprenden las hojas en otoño. Las especies más características son el roble (en suelos silíceos), el haya (en suelos

calizos), junto con el tilo, fresno, olmo, avellano y abedul. Tradicionalmente el hombre ha modificado el paisaje introduciendo

especies foráneas como el castaño (introducido por los romanos para el aprovechamiento de su fruto), pino o eucalipto

(introducidos recientemente para el aprovechamiento de su madera).

* Landa: Formación vegetal arbustiva característica de la región eurosiberiana. Se trata de una densa vegetación de matorral, cuya

altura puede ser baja o alcanzar los cuatro metros. Sus especies más abundantes son el brezo, tojo, retama, helecho. La landa

aparece allí donde el bosque caducifolio ha sido degradado o como formación vegetal supraforestal, es decir, por encima del

límite altitudinal del bosque, situado por debajo de 1.600 m.

3. LAS ISLAS CANARIAS (REGIÓN MACARONÉSICA)

La peculiaridad climática del archipiélago canario, con la hegemonía del alisio y el

protagonismo del relieve, tiene fiel reflejo en la oposición barlovento-sotavento y sucesión

altitudinal de pisos bioclimáticos, desde el basal, xerófilo, con tabaiba y cardón, hasta las rocas

desnudas de las cumbres. Es claro el contraste entre las vertientes antedichas, ya que,

mientras a sotavento, el déficit hídrico, por efecto foehn, depara un matorral leñoso de

leguminosas y, a mayor altitud, la presencia del pino canario, para barlovento, entre el citado

piso de plantas suculentas (por encima de las cuales aparecen especies como la palmera,

acebuche, drago y sabina) y el pinar media el monteverde, con la laurisilva, a la que da nombre

el laurel canario, con la zona de mayores precipitaciones horizontales, y a continuación el

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fayal-brezal, con falla y brezos de porte arbóreo. Viene luego el pino canario y las leguminosas

de alta montaña (retamas, codesos, escobones), presentes sobre todo en el Teide, pero sin

llegar a la cumbre, que sólo corona, como fanerógama, la violeta del Teide.