Discursos - Acto Central - 16º Aniversario del Atentado a la AMIA

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Discursos del Presidente de AMIA (Guillermo Borger), el Juez Baltazar Garzón y los Familiares y Amigos de las Víctimas (a cargo de Marina Degtiar).

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16 de Julio 2010 Discurso del Presidente de AMIA, Guillermo Borges, en el

Acto por el 16° Aniversario del Atentado a la AMIA Nuestra presencia aquí honra la memoria de nuestros muertos y repudia la inacción de los vivos. Venimos a recordar el más grave atentado sufrido por nuestro país y uno de los actos judeo fóbicos más sangrientos que ha vivido la sociedad argentina. Las personas no nacen repetidas; por eso aquellos que fueron asesinados el 18 de julio de 1994 dejaron un vació en los corazones de sus familiares y de todas las personas sensibles y solidarias. Hoy una vez mas invoco a D`os todopoderoso para que ilumine a los líderes del mundo y a todos los magistrados que administran justicia para que su cometido genere un mundo más justo. Somos conscientes que el transcurso del tiempo, 16 años nada menos, los cuestionamientos procesales y la complejidad internacional que abarca la causa han conspirado y conspiran contra el total esclarecimiento, pero sepan que nunca renunciaremos al sagrado e intransferible mandato de buscar justicia. Jamás bajaremos los brazos. Debemos recordar y tener presente que la justicia argentina con el aval de Interpol y ratificado con el encuentro en la sede central del organismo ha establecido la responsabilidad del aparato estatal iraní lo que fue investigado y probado por el fiscal Nisman. Actualmente existen vigentes pedidos de captura internacional para que una serie de ex funcionarios iraníes y miembros de la agrupación terrorista Hezbolla sean sometidos a la justicia argentina. La Presidenta de la Nación ante la última sesión de las Naciones Unidas a quien acompañamos con preocupación, en defensa de la causa, dio un valiente discurso y reclamo al mundo manifestando estar acompañada por la AMIA e insto nuevamente a los ciudadanos iraníes se presenten ante la justicia de nuestro país. El Presidente iraní se ha burlado de la justicia internacional, no solo protegiendo y no entregando a estas personas sino directamente nombrando

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como ministro de defensa a uno de los buscados acusados como partícipe del atentado. Avalando nuestra presencia en la UN, la Anti Difamation Ligue, Comisión Internacional Anti Difamation de los EEUU le pidió al Presidente de AMIA que dirija su palabra. En un multitudinario acto con más de 10.000 personas frente a la sede de las Naciones Unidas para reclamar y donde gritamos a todas las naciones del mundo nuestra indignación y dolor por el terrorismo internacional y sus atentados en el mundo. También pedimos en un documento, enviado desde Cancillería, a los gobiernos de 192 países exhortando a no dar la palabra a quienes niegan el holocausto, la Shoa. Siendo yo mismo hijo de sobrevivientes, teniendo gracias a D`os a mi madre como testigo viviente con el numero del campo de concentración estampado en su brazo, también junto a quienes fueron víctimas del terrorismo acompañándonos mutuamente en un reciente acto en la estación Atocha de Madrid, España, con los familiares de las 192 victimas en el marco de la cumbre del encuentro de mandatarios de Ibero América, quienes replicaron nuestro reclamo. Asimismo el acto de homenaje que venimos realizando aquí en AMIA junto a diplomáticos de los países que fueran victimas del terrorismo internacional en la fecha del mayor atentado del mundo la caída de las torres gemelas con miles de muertos. Todas acciones solidarias previniendo y alertando al mundo. Hoy nos acompañan también aquí sobrevivientes de los atentados de Atocha y las torres gemelas. Una vez más le decimos al gobierno argentino que redoble sus esfuerzos en el plano internacional con el fin de obtener de una vez por todas la respuesta del gobierno iraní, que sistemáticamente niega su colaboración a las autoridades judiciales argentinas y de la comunidad internacional toda, con el objeto de que estas personas denunciadas sean sometidas a la justicia con sus derechos garantizados. Le reiteramos al mundo nuestra preocupación por ser potenciales blancos del mismo terrorismo. ¿Hasta cuándo el mundo mantendrá relaciones comerciales con Irán permitiendo su penetración? El congreso de los estados unidos hizo público su respaldo a la investigación judicial, apoyo que sin duda es muy valioso. Por otra parte, luego del ejemplar fallo dictado por nuestra Corte Suprema, ya hace mas de un año, tenemos hoy la posibilidad de reimpulsar la causa y continuar la investigación contra todos los participes del atentado que actuaron a nivel local. Existe un pedido de procesamiento para Carlos Telleld ín, quien debe ser juzgado nuevamente, presentado hace meses ante el Juez Canicoba Corral.

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Las pruebas colectadas en la causa siguen mostrando a Telleld ín, quien preparo la camioneta utilizada como coche bomba, como partícipe del atentado y esperamos que la causa pueda avanzar con paso firme y seguro. Seamos concientes que estamos ante la que posiblemente será la última alternativa de esclarecer como corresponde este brutal crimen. No podemos ni debemos conformarnos con someter a la justicia exclusivamente a Telleld ín. Estamos convencidos de su responsabilidad; pero también sabemos que él no es el único que actúo a nivel local. Es imperioso profundizar la investigación en todo lo relativo a la conexión local; dirigir la investigación hacia quienes colaboraron y participaron en la ejecución del atentado, ya sea proveyendo la camioneta, los explosivos, las casas seguras para los terroristas, y tantas otras cosas mas que aún deben esclarecerse. Son interrogantes que a 16 años del atentado todavía tenemos, como una herida abierta que se niega a cicatrizar. Todavía no sabemos de dónde provino el explosivo que usaron los terroristas, ni como lo consiguieron. Todavía no sabemos dónde se termino de armar la camioneta bomba. Todavía no sabemos quién se la entrego a Telleld ín. Todavía no sabemos quién la ingreso en el estacionamiento ubicado tan solo a pocas cuadras de aquí, aquel 15 de julio de 1994. Todavía no sabemos cuá l fue el grupo operativo que ejecuto los últimos pasos del atentado, por dónde entro al país , quiénes lo integraron, dónde se alojaron los ejecutores del atentado, cuándo y cómo salieron del país , quién los protegió y un sin fin de preguntas más. Todavía no sabemos si Kanoore – Edul, vinculado a Telleldín y a Rabani, participo o no del atentado. ¿Lo protegieron porque era culpable o simplemente por protegerlo? Por lo expuesto, por nuestra responsabilidad, por nuestro ineludible compromiso, por el esclarecimiento del más terrible atentado contra la Argentina, por los 85 muertos y 300 heridos pedimos hoy al fiscal Nisman, al gobierno nacional y a todas las fuerzas de seguridad, que extremen y agoten todas las medidas a su alcance. La satisfactoria tarea del fiscal y del gobierno llevada a cabo en el plano internacional y respecto de Irán, debe tener su correlato en la parte local de la investigación. Hoy me toca dirigir mi tercer y último mensaje y reflexión desde la presidencia de AMIA. Cuando comencé mi gestión, mi primer y principal desafío fue involucrarme en toda esta compleja y terrible causa.

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Por nuestra firmeza e insistencia se abrieron muchas puertas e importantes despachos. Planteamos fuertes estrategias, hablamos, cuestionamos, aquí y en los organismos internacionales, nos escucharon con atención. Se logro una posibilidad histórica apelando ante la corte suprema que nos dio la razón. Tuvimos la esperanza de encontrar respuestas concretas que aporten soluciones, vimos algunas luces de esperanza, pero en este mi último discurso debo confesar que mucho, muchísimo falta por hacer. Lo que sin lugar a duda hemos aprendido hasta lo mas profundo de nuestro ser es la inclaudicable responsabilidad ante el mundo todo, debemos continuar gritando, exigiendo el esclarecimiento de la causa AMIA y prevenir al mundo que sin justicia sólo hay negacionismo que genera terror, espanto, muerte, fundamentalismo. Desgraciadamente ciertos estados incentivan, fomentan y financian el flagelo del terrorismo fanático. Nos estremece advertir que parte del mundo y de las naciones parecen encontrarse anestesiados frente a esta amenaza, condenando a su población a vivir en un mundo en el que no se respeta el valor de la vida humana y donde los patrocinantes del terror tienen vía libre para cometer sus atrocidades. Hoy nosotros renovamos la invocación de “Hashem”, D`os todopoderoso cuando proclama en los albores de la creación: Nase Aadam, hagamos al hombre, como un desafío a nuestra responsabilidad para compartir esa magna tarea, trabajando para formar mujeres y hombres, seres humanos comprometidos con el bien, la verdad, la paz y la justicia. Nosotros apostamos a la vida, Ubajarta Bajaim y a la memoria como única manera legítima para colaborar en reconstruir una Nación herida de gravedad en su tejido social. Estamos transitando el año del bicentenario, 200 años de nuestra Argentina. AMIA ha sido convocada a exponer una muestra temática en referencia al aporte de la comunidad judía a la cultura, Argentina como pueblo del libro, paradójicamente donde fueron quemados, destruidos miles de libros por los nazis al comienzo de la 2° Guerra Mundial, el holocausto, y hoy lo quieren negar. El dolor por los que ya no están exige acciones concretas; por ellos, por nosotros, y por las generaciones futuras, nuestros hijos y nietos, no cejaremos jamás en nuestro reclamo. Justamente y no es casualidad, en el versículo semanal de la Tora – la Biblia - que leímos este pasado sábado comienza diciendo en relación a acciones de bien:

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Moisés les hablo a los jefes de tribus, diciendo: D̀ os todopoderoso ordeno: cuando un hombre hace una promesa frente a D`os, o hace un juramento auto imponiéndose una prohibición no debe profanar su palabra, sino debe cumplir con todo lo que haya dicho. Son 85 historias, con nombre y apellido que no pudieron seguir su historia, son 85 vidas que se perdieron para siempre con sus sueños y porvenir. Porque los muertos descansen en paz. Siempre exigimos y exigiremos memoria y justicia. No como una vela que se desvanece, sino como una antorcha que se transmite.

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16 de Julio 2010 Discurso del Juez Baltasar Garzón, en el

Acto por el 16° Aniversario del Atentado a la AMIA

Buenos días queridos amigos, amigas, familiares de todos aquellos que perdieron su vida y sufrieron en su integridad el día 18 de Julio de 1994. Buenos días también a los familiares de las víctimas de los atentados de Atocha en Madrid, y de los atentados en Nueva York. Es cierto que la comunidad internacional después de atroces hechos que dieron vida a la segunda guerra mundial creyó que comenzaba una nueva era en la que, como la declaración universal de derechos humanos postula, la dignidad del ser humano sería el valor más preciado como aglutinador de todos los demás derechos fundamentales. Todos los países y gobernantes, pensaban, serían los garantes de su aplicación y defensa. No fue así, bien pronto comenzamos a ver que no se había previsto mecanismo alguno para exigir su cumplimiento y sancionar a quien perpetrara ataques a los mismo. Son muchos los ejemplos a lo largo de los años transcurridos. 1994 fue quizás el primer año en el que se produjo esa reacción a nivel internacional. Fue desde la creación de los tribunales penales internacionales, en la ex Yugoslavia. Sin embargo también 1994, en el acto que hoy nos reúne, fue un año marcado para el inicio de una vida y de una línea q ha conducido durante muchos años por la senda de la impunidad. A pesar de ese juicio inicialmente negativo, el siglo 20 obtuvo la gran conquista de generar una conciencia universal en defensa de los derechos humanos que hoy día continúa y sobre todo contribuyó a dar forma al concepto de víctima universal. Esta conciencia ha permitido una mejor y más rápida identificación de los violadores de tales derechos. Una potencial, mejor eficacia en la persecución de los mismos, aunque la impunidad anida aun hoy en muchas zonas del mundo. En este sentido hay una afirmación que para mí es axiomática e indeclinable: la democracia es incompatible con la impunidad. A pesar de ello muchos países se han formado o construido sobre el olvido, la falta de memoria, o su marginación y sobre la impunidad. Como bien decía Isaías Berlín, “el futuro de un pueblo no se puede construir sobre millones de cadáveres, solo la ética y la honestidad de quienes lo dirigen convierten a estos en el espejo en el que los ciudadanos quieren y necesitan mirarse”. Sin embargo, en demasiadas ocasiones ese espejo esta sucio o roto a causa de la acción, de la corrupción, del silencio, de la acomodación de aquellos que utilizan el olvido como bálsamo para una memoria no contada ni aceptada. Parece q quisieran tapar el sol con el dedo. El intento acabará con toda seguridad en la quemadura de los miles de ojos de la impunidad. Como decía

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Alber Camin, en su libro la peste: “se trata solamente o simplemente de honestidad. Es una idea que puede q haga reír, pero el único medio para luchar contra la peste del terrorismo, del fascismo, de la indiferencia, de la corrupción, de la impunidad, es la honestidad”. Sin embargo, este principio básico en una sociedad para su supervivencia, se arrumba con demasiada facilidad en el desván de las democracias modernas, hasta el punto de resultar casi heroica su recuperación. Realmente se trata, queridos amigos, de cosas sencillas, de aquellas que siempre están ahí y que con excesiva frecuencia olvidan muchos, apartándolas de nuestra vida para poder seguir mirándonos al espejo sin tener q volver la cara de vergüenza. ¿Cual es nuestro interés por las victimas de tantos conflictos y de tantos abusos e injusticias como la que hoy nos reúne aquí? ¿Realmente asumimos la cuota parte de responsabilidad que nos corresponde? Apoyamos firmemente la lucha contra la impunidad como medio de reforzar los frágiles cimientos de nuestras democracias. Hasta cuando no vamos a comprender que el combate contra la impunidad es una responsabilidad de todos, que todos debemos comprometernos y abandonar la indiferencia, madre de aquel mal, pera vencerlo. Porque, queridos amigos y amigas, la impunidad, todos lo sabemos, es la herencia negativa de la sociedad, es su lado oscuro que lastra a los ciudadanos y a la propia sociedad para asumir los retos a los que deben enfrentarse. Todos debemos ser defensores de la utopía como ejemplo de esperanza de hacer posible lo completamente diferente, de todo aquello que nos falta en nuestra corta vida en la tierra y mucho más en el campo de la justicia al que pertenezco. La impunidad, las normas y voluntades que la impulsan y las personas que la generan y aplican, son esencialmente un ejemplo de cobardía propio de torturadores y asesinos. Pero sobre todo, aquella es también una renuncia a los principios básicos del estado de derecho por parte de quien más obligados están a erradicarla, y estos son los que acaban con esa esperanza. Ya sabemos que el dictador es un cobarde por naturaleza, se sabe impune durante su mandato o el encabezado por los suyos, se ampara las veces en el ejercito, en policías secretas, en escuadrones de la muerte, en revoluciones mal pensadas, o en grupos económicos indeseables para aplicar unas normas y ejercer una acción contra los ciudadanos, que de otra forma no abordaría. Su miedo es el paradigma negativo de la voluntad y la dignidad de los que sufren la agresión, a quienes ni se atreve a mirar a los ojos ni sostiene el pulso de su grandeza cuando se enfrenta a ellos desposeído de la fuerza del poder usurpado. La impunidad es hermana mayor o madre de la corrupción, al final, en cada dictadura, en cada país en el que los derechos ciudadanos se desconocen, emerge el fenómeno común de la corrupción para garantizar la ausencia de persecución y la consolidación del olvido y perdón interesados. Pero qué decir cuando el fenómeno de la impunidad y el de corrupción se producen en democracia. Marañas de intereses económicos y políticos se oponen en forma pertinaz a ese examen necesario de una justicia y por una justicia independiente. La cobardía se detecta de nuevo en muchos países ya democráticos, en los que para garantizar la impunidad de aquellos que destruyen vidas y el futuro de muchos ciudadanos, se bordean los límites de la legalidad, para combatir el terrorismo, abandonando las conquistas de la comunidad internacional. Y se renuncia de nuevo al compromiso y a la responsabilidad.

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Nosotros aquí y ahora no queremos algo diferente a que se cumpla la ley. A que cada uno asuma su responsabilidad frente a las víctimas. Nos reúne aquí un aniversario, uno de los hechos que nunca tendrían que haber sucedido y que 16 años después mantiene la dolorosa proyección de unos hechos no juzgados. Hace 16 años, el día 18 de julio de 1994, en este mismo sitio, en el número 633 de la calle Pasteur, en la que nos encontramos, se escenifico una vez más el horror tantas veces ensayado en cientos de pueblos de todo el mundo. 85 personas que se hallaban en la sede de la Asociación Mutual Judía perdieron su vida en una forma absurda, vacía, a causa de un terror sin sentido y de un fanatismo desaforado anacrónico y obsceno que desprecia la vida y la dignidad del ser humano. Ese día todas las mujeres y hombres, niños y mayores, argentinos y del mundo civilizado, morimos un poco mas, como lo hacemos con cada acción planeada por el terrorismo nacional o internacional y el fanatismo religioso. Unas veces será en Afganistán, otras en Nueva York o Washington, Londres o Madrid. Mi recuerdo una vez más para tantas víctimas que han caído en tantos atentados tan absurdos. Pero aquellos siempre, los que si actúan, estarán dominados por la irracionalidad de quienes proclaman el terror y la barbarie como argumento principal de su existencia. Lo que debió ser un trabajo serio y definitivo de la justicia en los 10 años siguientes al atentado cuyo aniversario hoy nos reúne, se tornó o se convirtió en una tremenda frustración y rechazo al sistema judicial por su incompetencia para dar una respuesta aceptable a las víctimas. Intereses ocultos e insensibles se cruzaron y corrompieron la idea de justicia y de verdad que las víctimas demandaban, negándoles la mínima compensación o resarcimiento que les correspondía como tales. El dolor, hasta el día de hoy no se ha mitigado. El castigo a los culpables es algo que todavía tendrá que esperar hasta que la mano temblorosa de esa dama con los ojos vendados, que representa a la justicia, se decida a hacer firme y definitivamente su trabajo. Una justicia tardía no es justicia y solo vuelve a recuperar credibilidad cuando remueve los obstáculos tras los que se escondía y se decide de forma total y absoluta a proceder sin concesiones y desde el estado de derecho contra todos los culpables. Hace 16 años, en este mismo lugar, un grupo de asesinos, unos presentes, otros encubiertos, otros ideólogos, sentenció en forma arbitraria la muerte de 85 ciudadanos y ciudadanas inocentes. Desde entonces hasta ahora, las víctimas demandan justicia, en forma pacífica pero constante y año a año poco cambió la actitud omisiva de quienes debían y tenían la obligación de dar respuestas a las víctimas que no han hecho. Quienes, por que, con que finalidad, que perseguían, que manos movieron los hilos, quien obstaculizo la investigación, la tergiverso y finalmente consiguió el efecto de utilizar cegadamente el material obtenido, y con ello propiciaron la pérdida de pruebas esenciales, de evidencias que hubieran determinado quizás, un camino cierto para poner fin a la injusticia. Todos ellos deben de responder, esa es la dignificación de la propia justicia. Queridas amigas y amigos, en 2005 estuve en esta misma sede de la AMIA con varios de vosotros. Entonces como ahora, reclamé y aposté por la justicia, por la decisión de una investigación y una contundencia que se están produciendo en los últimos años. Se que en estos, los causes de la justicia, han

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tomado un rumbo más correcto y que también debieron mantener desde el principio. Pero la justicia la hacemos los hombres y por tanto también puede ser injusta. Es más, la mayoría de las veces suele ser así. El miedo, la acomodación, la indiferencia, constituyen el gran pecado de la humanidad y por tanto también el de la justicia. El interés o la conveniencia hacen que muchas veces responsables, políticos y jueces, dejen de serlo y olviden el sagrado juramento que tienen con las victimas antes que ningún otro. ¿Cuál es? El de dar todo para que se conozca la verdad, se sancione a los culpables, y se resarza con ello a todos los que perdieron. A más poder, más responsabilidad y mayor exigencia de justicia debe haber. Quien tenía en sus manos todos los resortes y no los empleó, quien tenía la obligación de exigirlo y no lo hizo, no deben tener posibilidad alguna de eludir, a pesar del tiempo transcurrido, su cuota de responsabilidad penal y civil en este asunto. En cuanto a esta última, la responsabilidad civil, debe ser analizada, si como consecuencia de esas dilaciones y ese plan preconcebido se fabricó una respuesta y de este modo evitar la verdadera acción de la justicia. Se que esa investigación esta abierta y por eso animo e incito al seno de la misma para que pronto halla una respuesta. Hay una responsabilidad civil que debe exigirse, también se que se han hecho iniciativas en ese sentido, y sean bienvenidas, pero también deben ser ejecutadas, no solo anunciadas, sino realmente ejecutadas. Por ser acciones y omisiones que produjeron daños palpables y evaluables también en función del puesto que ocupaban aquellos que participaron o idearon la acción criminal, el estado es responsable, y no sólo porque no supo proteger a los que cayeron, si no porque después no se hizo lo que se debía. En esa laguna, en esa carencia, de negligencias, olvidos o intenciones conscientes, deben tener un resultado, y las consecuencias que de nuevo no pueden recaer sobre las victimas. En el mismo sentido, y constatada la responsabilidad de altos responsables de la Republica Islámica de Irán, la responsabilidad civil, no ya solo de ellos si no de este estado, es evidente. Debe dársele la opción de que se defiendan pero también debe exigírsele que sea responsable de los daños inferidos. Creo que la justicia Argentina tiene un gran desafío con este caso. Me consta que están trabajando y obteniendo algunos resultados. La justicia es lenta, pero aunque tarde llega, aunque ya sea extemporánea. Pero esos resultados serán insuficientes si no se asume el desafío correcto de obtener todas las respuestas y acoger todas las alternativas a nivel nacional e internacional. Incluso al nivel de los estados, y de exigir en la sede judicial internacional correspondiente, que se agoten todos los mecanismos de sanción para aquel estado. He visto hace unos días, he leído también, como el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, dirigió una carta a la presidenta de la Nación Argentina, en la que le daba las gracias por su apoyo en la condena a Irán en materia de derechos humanos y ensalzaba la lucha por los mismos en este gran país. Yo estoy de acuerdo, en los últimos años Argentina esta dando una visión al mundo y una lección de cómo deben afrontar el pasado para mirar con dignidad al futuro. Pero también deberían los Estados Unidos brindar un verdadero apoyo para exigir la respuesta que merecen los responsables del estado Iraní, auspiciando medidas cautelares, concisas y precisas, para conseguir esa sanción.

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Frente a todas estas omisiones y abusos en perjuicio de las victimas y a la vista de la categoría de los crímenes perpetrados como crimines contra la humanidad, que bien han sido así calificados por la justicia argentina, debe de tomar esa justicia en forma definitiva la voz y la palabra, y emprender la acción firme y decidida para resolver el caso. La justicia, parafraseando al poeta español Blas de Otero, es un arma cargada de futuro, es el arma de los ciudadanos como potenciales víctimas universales, en un mundo cada vez mas deshumanizado y violento, frente al lado oscuro de la globalización que anda de la mano de la indiferencia y la impunidad, y que corrompe la sociedad y permite la existencia de una especie de democracia a tiempo especial. La inactividad e indiferencia del poder judicial frente a estos crímenes, constituye la derrota de la justicia y por ende de la vida democrática de un país y el triunfo de la impunidad. Por eso debemos permanecer activos haciendo todo aquello que se nos demande. Por favor, no dejen nunca de luchar y de mostrarnos el camino. El recuerdo de las víctimas y la exigencia de justicia vencen a la indiferencia. Cada día es más necesaria la acción de aquellos que son los principales actores. La fuerza de unos pocos puede enseñar a muchos. Esta es la enseñanza que debemos transmitir. Nunca más. Lejaim. Por la vida.

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16 de Julio 2010

Discurso de Familiares a cargo de Marina Degtiar, en el Acto por el 16° Aniversario del Atentado a la AMIA

Una vez más despertar aún de noche, estirar el cuerpo y las ganas, enfrentar el espejo que nos devuelve como imagen, una expresión que ya conocemos, que aparece al menos una vez al año, cuando nos preparamos para este día, el día que no debiera ser.

Una vez más.

Una vez más disfrutar de los últimos minutos de alegría que sabemos tendremos esta mañana cuando la sonrisa de nuestros hijos todavía entre sueños, nos reconcilia con esta vida del después.

Mirarlos entrar a la escuela deseando de alguna forma entrar con ellos, como una última resistencia de enfrentar lo que sabemos nos espera esta mañana, una vez más.

Una vez más cruzar el laberinto de vallados, como tantos laberintos de dolor, impotencia, y bronca que nos marean y nos pierden cada tanto a través de los años.

Una vez más llegar al frío de la calle Pasteur. Esta calle que es testigo de todas las etapas del dolor. De esas primeras pancartas que nos devolvían imágenes tan frescas, tan cercanas en el tiempo, sostenidas por esas primeras lágrimas también, que en una mezcla de incredulidad y conmoción, ya inundaban la vida.

Una vez más encontrarnos con el otro. Con tantos otros que envejecieron con nosotros 16 años de ausencia. Una vez más juntarnos con tantos miles con los que cada año, en esta misma calle, escribimos historia.

Pasan los años pero no pasamos nosotros, todos nosotros de pie, frente al horror, gritando al mundo sus nombres. Artífices de esta convocatoria, que sostenida en el tiempo, es única en el mundo.

Y a las 9:53: la sirena. La sirena no suena una vez más. La sirena suena siempre por primera vez. Nos despierta de la letanía de angustia. Nos enfrenta cada vez por primera vez al último suspiro del ayer. O al primer segundo de

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esta vida del después. Nos trae el olor de los escombros, la desesperación primera, nos clava al asfalto como aquel 18 de julio del horror.

Una vez más decir sus nombres, gritarlos, traerlos a la vida. Rescatarlos de su lugar como víctimas, y devolverles su calidad de seres humanos, tan amados y tan vivos en nosotros. Una vez más gritar al mundo y a nosotros mismos, que están presentes, siempre presentes, más que nunca presentes.

Una vez más el reclamo, y la denuncia que como un eco, nos devuelve las mismas palabras dichas en el mismo lugar durante tantos años. Con esperanza pero sin respuestas. Una vez más.

Entonces nos surge la pregunta casi inevitable.

¿Por qué estamos hoy acá, como todos los años, una vez más? ¿Qué venimos a escuchar, qué es lo que necesitamos decir? ¿A qué venimos?

Somos miles de personas que nos convocamos, después de 16 años, todos los años. Hay quienes piensan que pueden embarrar esta gesta, difamando y ensuciando el verdadero sentido de este acto, atacando a los familiares, intentando ser los protagonistas, cuando acá los únicos protagonistas son Rita, Moisés, Diego, Erwin, Martín, Andrea, que no pueden decir presente.

¿Alguien vio una manifestación en este planeta plagado de atentados terroristas de todo tipo, 16 años después con miles de personas convocadas? Si esto se sostuvo en el tiempo es porque no hicimos ni queremos hacer política ni fotos de compromiso. Hoy vinimos como todos los años, una vez más a recordar a Gregorio, Félix, Marisa, Mirta, Naum, Vivi, Gabriel, Norberto. Pero no nos tomen por tontos, por nostálgicos, o ingenuos. Recordar, evocar, encender una vela, congregarnos, no nos quita a ninguno la responsabilidad de seguir exigiendo justicia.

No nos quita la posibilidad de acusar a estados que financian y sostienen al terrorismo, como Irán, que está detrás de la muerte de mi hermano, de tu amigo, de tu vecino y que, así como niega este atentado, niega el holocausto, e incluso amenaza con borrar a un país del planeta y se arma nuclearmente con el consentimiento de Rusia y Brasil, país hermano, cada vez más lejano. Mientras tanto, se dan la mano con países como Venezuela, que lejos de mostrar solidaridad con nuestro reclamo, nos da la espalda apañando a un estado que sembró la muerte y el odio en nuestro país.

¿A qué venimos más de una década y media después? Venimos a erigirnos como soldados de la memoria, y como garantes de que con lo más humano de nuestro ser, en democracia, libremente y de manera absolutamente pacífica pedimos que las naciones del mundo se unan en contra del flagelo que hoy nos azota, que es el terrorismo fundamentalista.

¿Qué venimos a hacer hoy acá, que venimos a decir como todos los años, una vez más?

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Hay quien recibe jubilación de privilegio, juega al golf y se postula a cuanto cargo aparezca sin importarle estar procesado, ni las sospechas que la justicia y todos nosotros tenemos sobre él. Y sobre otros: jueces, fiscales, dirigentes, policías, funcionarios públicos, imputados en esta causa y en tantas otras. A todos ellos, y a quienes aún los siguen designando en cargos públicos, les queremos decir, que todas estas miles de personas y toda la sociedad argentina va a seguir cada año en este día en este lugar y todos los días en todos los lugares, condenándolos socialmente y denunciándolos dentro del marco de la ley.

Por Silvana, por Jorge, por Yanina, Jacobo, Faiwel, por Alberto, Adhemar, por Paola, y por todos nosotros.

Hay quienes creen que desde este palco nos metemos y hablamos de internas políticas favoreciendo a tal o cual sector. Nosotros no vamos a entrar en esa trampa. Es una locura. Sepan que no lo haremos ni hoy ni nunca. La única interna en la que estamos inmersos es en la sensación interna de dolor por la perdida de Sebastián, de Carlos, de Rebeca, Ramón, Mónica, de Naón, Ingrid, Kuki que hoy no vuelven a casa.

Nosotros no estamos de ninguna manera, del lado de una letra ni de la anti letra, estamos del lado de la M de Mónica y Mauricio, de la E de Emiliano, la R de Romina, la S de Susy y Silvia, la L de Leonor y Liliana. Nos manejamos siempre con la verdad, afecte a quien le afecte, le duela a quien le duela. Y queremos que se entienda, no estamos ni de un lado ni del otro. Porque nuestro lugar esta del lado de Fabián, Buby, Mariela y Graciela, de Eugenio y Juan, de Isabel y Gustavo, personas comunes, que trabajando, caminando por la calle o desayunando en sus casas, se quedaron sin destino.

Hay quienes, siendo dirigentes comunitarios y abogados querellantes, privilegian su amistad y siguen en contacto con procesados en las causas de encubrimiento. Pese a las pruebas que existen, los defienden públicamente con la excusa de que son causas políticas inventadas por gobiernos de turno. Para ellos nuestra denuncia y condena, como también para todo aquel que se oponga o interfiera en nuestra lucha. No importa quién, sea quien sea.

Nuestro reconocimiento será siempre para todo aquel que nos apoye y nos ayude en la búsqueda de la verdad y la justicia.

En este sentido reconocemos lo hecho por la fiscalía, más allá de que aún quedan muchas preguntas por responder.

Hay quienes piensan que porque pasa el tiempo las esperanzas van desapareciendo y los compromisos van flaqueando. La Suprema Corte de Justicia reafirmó las esperanzas más allá del paso del tiempo.

Determinó que lo que pensábamos que se había perdido por completo, no era así. Estableció que una parte de la investigación que involucra a personas

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imputadas por haber armado la camioneta que estalló en la puerta de la AMIA, deben ser juzgadas nuevamente.

Esa esperanza seguramente será una realidad, ya que si todo sigue su curso, en el próximo año deberían llevarse a cabo los juicios tanto de la conexión local, como por las irregularidades en la investigación.

Todos aquellos que protegieron, desviaron, nos engañaron, acusaron a quienes nada tenían que ver con el atentado, pagaron en forma irregular para obtener declaraciones y destruyeron pruebas, para nosotros son parte de la conexión local, y son responsables de la impunidad que exhibe hoy este atentado a la Argentina.

Nosotros hoy venimos a demostrar que el tiempo nos hizo más fuertes. Pasaron 200 años de la Revolución de Mayo y en tiempos de bicentenario también hay muchas cosas de la Argentina que nos duelen. A veces la Argentina nos duele.

Sin embargo, 200 años después de que nuestros abuelos y nuestros próceres soñaran con esta Nación, nosotros venimos a decir que estamos llenos de esperanzas para construir la Argentina que necesitamos. Y estas miles de voces, vienen a repetir el compromiso de lograr la sociedad que nos merecemos.

Somos la sociedad argentina, 16 años después, reivindicando Memoria y Justicia, una vez más, por Favio, Silvia, Esther, por Danilo, Claudio, Rimar, Néstor, Germán, asesinados por el odio terrorista.

Hay quienes desde algunos medios escriben notas en las que falsean, adulteran, corrompen lo que decimos, cuando hoy la única nota debiera ser que acá somos miles, recordando 85 almas, 85 mundos, como el de Luis, Elena, Dora, Ricardo, Olegario, Jesús, Ileana, Andrés, mundos destruidos por la sinrazón y el odio.

No hay que perder el foco de lo importante. Porque cuando uno pierde el foco, saca la foto equivocada.

Hay quienes creen que es importante ver dónde o con quién se sacan la foto, vaya uno a saber con qué intención oportunista. Nosotros, todos nosotros, les decimos que las únicas fotos que acá importan son las que están sobre esta empalizada, las de Cristian, Jaime, Marta, Elías, las de León, Berta, Hugo y David, que hoy son fotos en una pared, y no el video familiar del cumpleaños de mi hija del mes que viene. Son fotos rodeadas de amor, y no de hipocresía.

Hay quienes abusando del poder y de los aparatos con que cuentan, nos inventaron causas para escucharnos ilegalmente.

Este fue el costo que nos hicieron pagar por reclamar al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la destitución de quien estaba a cargo de la Policía Metropolitana, involucrado en el encubrimiento del Atentado.

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Para estos nuestra condena.

Yo soy Marina Degtiar, hermana de Cristian. Y hoy soy la voz del grupo Familiares y Amigos de las Víctimas del Atentado a la AMIA. No creo que eso deba convertirme mañana en un blanco de ataque, que impida que pueda moverme libremente en mi vida, llevar a mis hijos a una plaza, o seguir trabajando como lo hice hasta ahora. Como ya ocurrió en otras ocasiones, por el sólo hecho de haber hablado en este palco.

Nosotros venimos a hablar de Emilia, de Naum, de Rosa, de Carlos, Maria Luisa, de Guillermo, de Analía y Carla. Esto es lo único que debe importarnos.

Acá somos miles, encendiendo una vela en memoria de Fernando, Noemí, de Fabian, Pablo, Juan Carlos, Agustín, de Verónica. Por sus almas. Y somos todos, uds. y nosotros, gritando el mundo sus nombres, como única pancarta. Hay quienes piensan que estamos quebrados, partidos. Es de las pocas cosas en que tienen razón. Pero nunca quebrados y partidos como quisieran o como creen. Estamos quebrados por no tener a los nuestros. Estamos partidos pero de dolor.

Pero nunca van a lograr quebrar nuestro espíritu de lucha. Nunca van a lograr partir nuestra voluntad ni nuestra esperanza. Porque estamos convencidos de que un país se construye con verdad y con justicia.

Créannos que es lo que sentimos, lo que de verdad deseamos, y sabemos que es lo que todos uds. sienten y desean. Una sociedad, un país, con debate, plural, pero no quebrado y partido. Una sociedad diversa pero no intolerante.

¿Por qué venimos hoy acá, como todos los años, una vez más?

Venimos por las 85 voces que no pasan del silencio. Por las ilusiones frustradas. Por las manos que no abrazan. Venimos por 85 sueños, que nunca dejarán de ser sueños.

Y como todo, también esta mañana termina. Y con los primeros minutos del mediodía, la ciudad seguramente recobre sus ruidos y colores de todos los días. Hasta el frío será menos frío cuando todo termine.

Una vez más volver a casa que respirará distinto este día. Será buscarlos nuevamente en los rincones, para encontrarlos sólo en fotos. Y tal vez llorarlos. Para rescatarlos de alguna forma, y rescatarnos.

No nos regodeamos en la tristeza, pero tampoco renegamos de ella. Hoy estamos tristes, una vez más. Pero sabemos que mañana, nuestros hijos, la familia, sus recuerdos, y nuestra lucha, nos van a reconectar con nuestras fortalezas.

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Sabemos que mañana, nos tomaremos nuevamente la licencia de renovar nuestras esperanzas.

Sabemos que mañana retomaremos la lucha por encontrar el camino que nos permita vivir bien, con justicia, en libertad.

Sabemos que mañana rescataremos la posibilidad de cumplir nuestros sueños, que los incluyen.

Sabemos que mañana recuperaremos el deseo de superarnos, desde el dolor que nos clava el alma, pero también desde la felicidad de haberlos tenido, disfrutado y amado.

Pero hoy recordarlos duele.

Hoy recordarlos duele, una vez más.