Discurso Incorporación

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ACADEMIA DE LA HISTORIA, DISCUROS HISTORICOS

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    ACADEMIA DE MERIDA

    EL ARCHIVO ARQUIDIOCESANO DE MERIDA Y

    LA GEOGRAFIA

    Disertacin de la Prof. Ana Hilda Duque, con motivo de su incorporacin a la Academia de Mrida como Miembro Correspondiente Regional. Mrida, 3 de noviembre de 2010.

    MRIDA-VENEZUELA 3 de noviembre de 2010

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    INTRODUCCION Comparezco ante Ustedes, Seores Acadmicos, en esta tarde, en la que se me agolpan como en un remolino, recuerdos y vivencias, alegras muy ntimas, compartidas con mis seres queridos y amigos entraables, para cumplir con el honroso deber de agradecer la bondad de esta Corporacin en incorporarme a ella en calidad de miembro correspondiente regional. Acepto gustosa el reto, en primer lugar, en mi condicin de mujer. Somos pocas las que formamos parte de la Academia de Mrida, pero veo en ello un reconocimiento a la presencia y el aporte, cada vez mayor, que nosotras hacemos al mundo de la investigacin y la ciencia. Permtanme dedicar este momento a la memoria de mi madre Delia Antonia. Mujer andina, sencilla, trabajadora que me dio la vida; con su sabidura popular fue para mi, maestra y compaera solidaria en todas las circunstancias en las que cont con su calor y apoyo. Desde el cielo bendiga estas palabras. Pienso en la Universidad de los Andes y el Archivo Arquidiocesano de Mrida (AAM), donde he desarrollado mi vida profesional. Desde ellos he podido cultivar el estudio, la investigacin, el trabajo en equipo y la publicacin de libros, ensayos y artculos en los que han participado muchos: alumnos, tesistas, pasantes, becarios, colegas, investigadores. Considero que el fruto obtenido es un aporte novedoso a los estudios interdisciplinares de las ciencias humanas desde el escenario concreto de los Andes venezolanos. He escogido como tema de disertacin la Geografa Humana, porque ha sido mi vocacin profesional inicial, desde la que me he abierto a otras vetas ligadas a ella. He sentido la fascinacin por captar la complejidad del medio en el que vivimos y la necesidad de abordarlo en forma ms profunda a travs de las races geohistricas, geopolticas y geoculturales que lo configuran. LA GEOGRAFIA Y EL ROSTRO HUMANO DEL ESPACIO Sigue siendo vlido afirmar que en Venezuela la Geografa Humana es una ciencia joven, no slo porque su estudio sistemtico se remonta al siglo pasado sino tambin, porque es necesario darle un puesto ms relevante a la hora de disear polticas de mediano y largo plazo.

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    El aporte del Dr. Luis Fernando Chaves Vargas a los estudios Geografa Humana lo convierten en pionero en el pas. Su obra Geografa Humana de Venezuela1, constituye un texto de consulta obligada para los estudiosos e investigadores en este campo. Personalmente siento una deuda con l y un deber, contribuir a la difusin de este valioso trabajo a travs de la publicacin de la segunda edicin en la Coleccin Estudios del AAM., donde recientemente hemos publicado Tiempos del pensamiento geogrfico de los colegas Jos Rojas Lpez y Enrique Gmez Acosta. Indagar en los archivos venezolanos, documentos, aspectos y pistas que nos acerquen ms a la realidad venezolana, es una tarea todava en ciernes. Es lo que hemos pretendido hacer durante casi tres dcadas a travs de la documentacin del AAM. Fruto de ello han sido una treintena de trabajos sobre los registros parroquiales de los pueblos antiguos de la dicesis de Mrida2. Los datos de natalidad, nupcialidad, mortalidad de los libros parroquiales nos llevan a informacin sugerente sobre otros campos conexos como los que tienen que ver con la Demografa Histrica, la salubridad, las contingencias econmicas, guerras o pestes que alteran el ritmo de vida de las poblaciones estudiadas. Los padrones eclesisticos son fuentes de primer orden para el estudio de la Demografa Histrica. Los censos oficiales fueron obra de Antonio Guzmn Blanco. As que para reconstruir los datos de poblacin, la nupcialidad las migraciones, la estratificacin social, la mortalidad infantil y sus posibles causas, entre otras, hay que recurrir a la Seccin Estadsticas y Padrones y a 1LUIS FERNANDO CHAVES VARGAS. Geografa Humana de Venezuela. Mrida (Venezuela):

    Universidad de los Andes. Facultad de Ciencias Forestales,. Escuela de Geografa, 1992; 277pp. (Coleccin Ciencias de la Tierra, Serie: Geografa Humana). 2 COLMENARES V., Juan B., San Bartolom de El Cobre 1816-1997. Mrida-Venezuela: Archivo

    Arquidiocesano de Mrida, 1998; 195 pp. (Coleccin Pueblos y Parroquias de Los Andes, 1). MIRALLES Z., Miriam y Milagros Marn Mata. Santa Luca de Mucuches 1586-1903. Mrida-

    Venezuela: Archivo Arquidiocesano de Mrida, 1999; 153 pp. (Coleccin Pueblos y Parroquias de Los Andes, 2).PAREDES D. Fany, Sonia Sarmiento y Daniel Mercades. Bailadores: Pueblo y Parroquia. Mrida-Venezuela: Archivo Arquidiocesano de Mrida, 2001; 254 pgs. (Coleccin Pueblos y Parroquias de Los Andes, 3).DUQUE, Cndida y Mara Villafae. Timotes a travs de su registro Parroquial. Mrida-Venezuela: Archivo Arquidiocesano de Mrida, 2003; 184 pgs. (Coleccin Pueblos y Parroquias de Los Andes, 4). GUILLN M. Luis Alberto. San Jacinto de El Morro. Mrida-Venezuela: Archivo Arquidiocesano de Mrida, 2004; 117 pgs. (Coleccin Pueblos y Parroquias de Los Andes, 5).DUQUE, Ana Hilda. San Buenaventura de Ejido. Mrida-Venezuela: Archivo Arquidiocesano de

    Mrida, 2006; 224 pgs. (Coleccin Pueblos y Parroquias de Los Andes, 6). SUREZ A, Niria R. Feligresa y Poblamiento vida cotidiana en la parroquia colonial de Ejido, 1776-1811.Mrida Venezuela: Archivo Arquidiocesano de Mrida, 2008; 146 pgs.(Coleccin Pueblos y Parroquias de Los Andes, 7).ARAQUE, Oneiver Arturo. De Uchuara a Chiguar. Mrida Venezuela: Archivo Arquidiocesano de Mrida, 2008; 146 pgs. (Coleccin Pueblos y Parroquias de Los Andes, 8).

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    los centenares de libros parroquiales que guardan dicha informacin3. Es una de las lneas de investigacin mejor desarrolladas del archivo merideo. ESPACIO Y TIEMPO EN LA ACTIVIDAD DE LA IGLESIA La institucin eclesistica basa su organizacin en la divisin territorial de la misma. Dicesis y parroquias son las unidades bsicas. Existen otras, llamadas exentas, porque no estn sujetas directamente a un obispo, sino a una orden o congregacin; y, las cofradas, que son instituciones laicales, es decir constituidas y dirigidas por bautizados no clrigos, con una cierta autonoma en el manejo de su organizacin y en el desenvolvimiento de sus actividades y finanzas. Desde muy antiguo, la visita ha sido el instrumento idneo de evaluacin y control de las instituciones eclesisticas4. A Amrica llega la iglesia catlica con la misma estructura con la que funcionaba en la pennsula, teniendo que adaptarse a la nueva realidad pero manteniendo el esquema fundamental. A ello hay que agregar las disposiciones concretas que en esta materia legisl el Concilio de Trento desde mediados del siglo XVI. Dichas normas fueron asumidas por las leyes Indianas. UNA DICESIS POR NACER La divisin poltico territorial y eclesistica de los territorios americanos del imperio espaol es una proeza cargada de audacia, creatividad, conocimiento geogrfico, ligado a un proyecto poltico, claro en sus objetivos: consolidar los inmensos territorios de ultramar, calcando y adaptando a la nueva realidad, la experiencia acumulada en los largos siglos de la reconquista de la pennsula ibrica.

    3 AAM. Seccin 29 Estadsticas y Padrones. 50 Caja. Vase: ANA HILDA DUQUE. Padrones y Censos

    de Mrida (1558-1873). Mrida (Venezuela): Universidad de los Andes. Facultad de Humanidades y Educacin. Arquidicesis de Mrida. Departamento de Investigaciones. 1987; 187pp. Estadsticas y Padrones de la Dicesis de Mrida. Mrida (Venezuela): Universidad de los Andes. Facultad de Humanidades y Educacin. Arquidicesis de Mrida. Departamento de Investigaciones. 1990 ; 2 tomos. Los Padrones Eclesisticos de Mrida (1800-1829). Mrida (Venezuela): Universidad de los Andes, Facultad de Humanidades y Educacin. Arquidicesis de Mrida. Departamento de Investigaciones, 1990; 155pp. 4 Vocablo visita pastoral: Se llama as la visita peridica que hace el obispo a las parroquias y

    comunidades de su dicesis. En, DAMIAN IGUACEN BORAU. Diccionario de patrimonio cultural de la Iglesia. Madrid: Ediciones Encuentro, 1991.

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    La poltica borbnica de adecuacin a los nuevos tiempos y exigencias, impulsada sobre todo durante el reinado de Carlos III, incluy la creacin de nuevas dicesis. El proyecto naci como parte de un vasto plan poltico que facilitara, no slo una mejor atencin religiosa, sino que fungiera como pieza clave en el equilibrio y control de las autoridades civiles coloniales5. Los territorios existentes entre Caracas y Bogot eran atendidos por los prelados de ambas capitales. Las grandes distancias, los fragosos caminos y los innumerables inconvenientes de toda ndole, imposibilitaban la presencia personal de los visitadores eclesisticos, mecanismo fundamental de animacin y control de las poblaciones all asentadas a travs de las visitas. Fue esta institucin colonial, pieza clave para el gobierno, tanto civil como eclesistico de la regin andina. Recordemos las famosas Visitas de Audiencia, realizadas durante el siglo XVII en el occidente venezolano6. Las comunidades andinas, reclamaron desde sus inicios, la orfandad a la que estaban sometidas por las distancias y los largos perodos de tiempo entre una y otra visita de los arzobispos de Santaf de Bogot, razn por la cual solicitaban se designara un obispo auxiliar o se creara una nueva circunscripcin eclesistica para la regin. Trujillo, en las inmediaciones de Mrida, perteneca al obispado de Caracas y tambin fue visitado pocas veces por el prelado de las laderas del vila, aunque ejerci un atractivo especial sobre varios obispos y hasta uno de ellos falleci en dicha ciudad7. El argumento decisivo en la creacin de un nuevo obispado en las zonas fronterizas de la Gobernacin de Venezuela y el Virreinato de la Nueva Granada, fue de carcter geogrfico: la inmensidad del territorio. Reposan en 5 Vase, ANTONIO ACOSTA RODRIGUEZ. La reforma eclesistica y misional (siglo XVIII). En,

    ENRIQUE TANDETER. Historia General de Amrica Latina. Volumen IV. Ediciones Unesco. Editorial Trotta. Espaa. 2000. pp. 349-374. 6 Vase. MILAGROS CONTRERAS DVILA. Aportacin al Estudio de las Visitas de Audiencia.

    (Audiencia de Santa Fe). Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 1974; 314pp. (Tesis Doctoral en Historia). La Visita Indiana segn la Legislacin Espaola. Mrida (Venezuela): Universidad de los Andes, Facultad de Humanidades y Educacin. Escuela de Historia, 1975; 100 pp. Dos temas de Historia regional: 1. Evolucin poltico- administrativo de Mrida, estudio histrico 1558-1909: 2.- Las visitas a la Provincia de Mrida de Antonio Beltrn de Guevara, Alonso Vsquez de Cisneros y F. de la Torre Barrera. Mrida (Venezuela): Universidad de los Andes. Facultad de Humanidades y Educacin, Escuela de Historia. 1981; 113pp. La visita de los Oidores Modesto de Meler y Diego de Baos y Sotomayor a la Provincia de Mrida. 1655-1657. Universidad de los Andes, Facultad de Humanidades y Educacin. Escuela de Historia, 1971; 132pp. 7 Para todo este apartado, vase: PEDRO RUBIO MERINO. La ereccin de los Obispados de Mrida y

    Guayana. Mrida (Venezuela): Arquidicesis de Mrida 1992. pp. 13-38. (Ediciones El Archivo, 1). Y, BALTAZAR E. PORRAS CARDOZO, El ciclo vital de Fray Juan Ramos de Lora. Mrida (Venezuela): Universidad de los Andes. Ediciones del Rectorado. 1992. pp. 100-102.

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    el AAM y en el Archivo General de Indias en Sevilla, cientos de folios que recogen las solicitudes, respuestas a las consultas, nuevas demandas del Consejo de Indias que dan fe del inters de las comunidades por el tema, de las rivalidades y pugnas que esos informes ocasionaba y de la pesada lentitud burocrtica. No fueron los prelados de Bogot y Caracas los primeros interesados en que les cercenaran sus territorios. La iniciativa parti de los ayuntamientos y de particulares, entre los que estaba presente la opinin y empuje de los clrigos de las parroquias involucradas. Para los obispos, la prdida de territorio acarreaba tambin, una merma en las entradas por concepto de aranceles y una disminucin de poder de cara a sus pares civiles. A esto hay que agregar, los intereses de algunas poblaciones en pertenecer o no a la nueva circunscripcin. Daba mayor brillo depender de una capital virreinal o de una ciudad como Caracas, que pasar a ser sbditos de Maracaibo o Mrida. As pensaban los pamploneses, caroreos y barineses, por poner un ejemplo. La eleccin de la ciudad de Mrida como capital de la nueva dicesis tampoco fue fcil. Sobre el papel tena la ventaja de estar a mitad de camino entre Caracas y Bogot, adems de estar equidistante de los difuminados lmites que se le ofrecan. Pero, Maracaibo era la capital civil, puerto lacustre y con notable movimiento financiero. Mrida era de difcil acceso por carecer de vas adecuadas, y era menos atractiva en lo econmico que Maracaibo. El Arzobispo de Santa Fe se inclinaba por la capitalidad de Mrida, mientras que el Obispo de Caracas, lo haca a su vez por Maracaibo. Un poco de suerte y el haberse movido el ayuntamiento merideo con mayor habilidad y rapidez, hizo que el favor real se inclinara por la ciudad serrana. Sin embargo, en esos juegos salomnicos que no contentan a nadie pero dejan la impresin de ecuanimidad gubernamental el nombre dado al obispado fue el de Mrida de Maracaibo, que perdur hasta 1897. Los documentos proporcionan una serie de interesantes datos geogrficos, geopolticos, demogrficos, econmicos, y, las mutuas impresiones o percepciones que han hecho aflorar la picaresca de la rivalidad andino-zuliana. Los marabinos expresan lo peligroso que era viajar a Mrida pues en los caminos haba unos rboles cuyas hojas se tragan a los humanos, adems de los bandoleros y gentes de mal vivir que pululaban por los intrincados parajes de la montaa. Por si era poco, los padres teman enviar a sus hijos a estudiar a la ciudad serrana porque las aguas son tan insalubres que producen mal de coto; as

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    surgi el remoquete de cotudos que tienen sus habitantes. Son gentes, adems, agresivas y sanguinarias, pues en tiempos pasados, un clrigo fue asesinado por oponerse a los amores de su sobrina, quien fue encerrada por sus padres en el Convento de las Clarisas. De all naci la leyenda del nima de Gregorio Rivera, a quien los merideos siguen invocando cuando se les pierde algn objeto de estima8. No se quedaron atrs los cabildantes de la ciudad de los caballeros: los calores del Lago y la ciudad de Maracaibo, sumamente ardiente, expuesta al ataque y saqueo de los piratas, no invitan en absoluto al estudio. Por si era poco, pululan en el ambiente unos animalitos, llamados comejenes, que destruyen cualquier libro en cuestin de horas, taladrndolos y dejndolos inservibles. Razn por la cual, no son las luces y el saber distintivos de sus habitantes, de lo que s puede ufanarse Mrida por su vocacin y tradicin a los estudios. Una capital episcopal debe ser de templadsima y regularsima atmsfera, dejando libres las potencias y sentidos, que de lugar al menos aficionado a las letras a aplicarse a los libros y aprender y a estudiar cuanto sea conducente a su ministerio. Se jactaban los hombres de la montaa de contar con lo necesario para el sustento diario cuando afirman que los marabinos deben importar los alimentos y hay que comprar incluso el cntaro de agua. Esto gravara las obligaciones de la mitra que no podra atender a los pobres como es menester. Imaginmonos las caras de aquellos adustos magistrados de la corte, sopesando los argumentos esgrimidos desde ultramar! EL FRAILE QUE DESHIZO ENTUERTOS Al puerto de la ciudad lacustre lleg el primer obispo, Don Fray Juan Ramos de Lora, el 15 de marzo de 1784, tomando posesin oficial del obispado el 18 del mismo mes. All permaneci durante un ao, en el que los habitantes de la ardiente Maracaibo intentaron retener al prelado. Seguramente la imagen que le pintaron de Mrida y la Cordillera debi estar en la lnea de los argumentos que desempolvamos hace unos momentos9. Adems de la presentacin de las Ejecutoriales que lo acreditaban con el placet regio y pontificio, trajo consigo la Bula de ereccin Magnitudo Divinae

    8 Vase, TULIO FEBRES CORDERO. El alma de Gregorio Rivera. En: Obras Completas. Archivo de

    Historia y variedades. Bogot: . Edit. Antares Ltda. Edicin conmemorativa1960. Tomo III. pp. 316-332. 9 Vase, nota 11. Tambin, ANTONIO RAMON SILVA. Documentos para la historia de la Dicesis de

    Mrida. Tomo I. Mrida, Venezuela. Imprenta Diocesana 1909.

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    Bonitatis, fechada el 17 de febrero de 1778. El Papa Po VI erigi el obispado de Mrida de Maracaibo a instancias de Carlos III, Rey de Espaa y de las Indias. Este documento remite a otros papeles que arrojan valiosos datos que tienen que ver con la disciplina que nos ocupa. En la exposicin de motivos de la misma, el Papa hace un recuento de los primeros pasos dados en las dos dcadas anteriores que desembocaron en la creacin de la nueva circunscripcin eclesistica. Justifica, en primer lugar la elevacin, ya que en las Indias, en donde son tantas y tan grandes las provincias, que se dividen por tantos desiertos y dificultosos e intransitables caminos, imposibilitan el gobierno a un solo obispo, como en este caso se ha experimentado. Buena parte del territorio de la nueva dicesis perteneca en lo civil y lo eclesistico a Santaf de Bogot. El Papa la adscribe para siempre como sufragnea al arzobispado de Santa Fe, y subordinada a su arzobispo por el derecho metropolitano. Este prrafo zanjaba las improcedentes pretensiones de Caracas de que se le adscribiera a ella la nueva dicesis, ya que era entonces, simple obispado sin derecho a tener sufragneas; ser a comienzos del siglo XIX cuando Po VII la eleve a metropolitana y le anexe Mrida y Guayana como dependientes de ella. Otro aspecto de inters, es el econmico. Exige la Bula un aporte de 6.000 pesos a Bogot y 4.000 a Caracas para el nuevo obispado, haciendo hincapi en que los lugares a ellos segregados pasen ntegramente a la nueva mitra. Ser ste uno de los puntos de friccin durante dcadas sobre la pertenencia de algunas localidades situadas en los lmites imprecisos del nuevo obispado. Esto sirve para constatar pequeeces humanas pero tambin el peso econmico de poblaciones y la cuanta de lo que aportan a la sedes. La Bula es en extremo vaga en lo referente a los lmites del nuevo obispado. Simplemente dice: Perpetuamente desmembramos y separamos del Arzobispado de Santa Fe y del Obispado de Venezuela, llamado de Caracas, los territorios que al presente, respectivamente, pertenecen al Arzobispado de Santa Fe en la provincia de Maracaibo, as como las precitadas dos ciudades de Coro y Trujillo juntamente con los lugares subordinados a las mismas dos ciudades. A los cuatro meses de su llegada a Maracaibo, Fray Juan Ramos le escribe a su amigo el ministro Don Jos de Glvez sobre el malcontento existente en

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    varias poblaciones de someterse a su jurisdiccin. En concreto, Pamplona, Ccuta, San Jos, Salazar de las Palmas y San Faustino en jurisdiccin santaferea. Y pertenecientes a Caracas, se resistan Carora, parte de Barinas, San Jaime y Coro. El abandono a su suerte de lejanos territorios llaneros ms all del Arauca, Meta y Casanare, pertenecientes al nuevo obispado corrieron el destino que conocemos tanto en lo civil como en lo eclesistico. El Consejo de Indias entendi que deba ocuparse en fijar los lmites precisos del nuevo obispado y comision en 1782 al Auditor de Guerra de la provincia de Guayana, Don Jos Damin de Cuenca, sustituido en 1785 por D. Esteban Vicente de Valderrama, con el mismo cargo pero en Maracaibo y con quien el obispo tuvo sus diferencias. La comisin no se reuni nunca. Fueron infructuosos los reclamos de Ramos de Lora, a pesar de que el prelado sugera que de su parte evitara cuantas contiendas est en mi arbitrio cortar. UN ILUSTRADO CON VISIN ESTRATGICA Antecedido en dos breves episcopados por Fray Candido Manuel de Torrijos, op y Fray Antonio de Espinosa, op., el cuarto obispo de Mrida de Maracaibo, Santiago Hernndez Milans10, ser en la prctica, el primero que se dedica en cuerpo y alma en organizar la dicesis. Son los albores del siglo XIX. Llega a Mrida a finales de 1802. Debi sentir nostalgia de su Salamanca nativa, altiva y llena de monumentos con solera. La sede del obispado contaba apenas con un solo templo parroquial de escaso fuste arquitectnico. Mejor presencia tena la vecina capilla que haba pertenecido a los jesuitas, situada dos cuadras arriba de la plaza mayor. El asiento de un obispado deba contar al menos con cuatro o cinco parroquias urbanas y forneas. Esto lo llev a levantar censos y padrones en todo el obispado. En los Autos de Visitas de 1803 se ordena el cumplimiento de disposiciones sobre el registro de partidas de bautismo, ndice general de libros parroquiales, disposiciones sobre registro de partidas de matrimonios, libros separados para los matrimonios secretas, proclamas y dispensas, al igual que disposiciones sobre los libros de difuntos, padrones de pueblos de indios11.

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    Vase para este apartado el estudio ms actualizado sobre la figura del cuarto obispo de Mrida. BALTAZAR ENRIQUE PORRAS CARDOZO. Santiago Hernndez Milans, un obispo olvidado. En, Boletn de la Academia Nacional de la Historia. Tomo LXXXIV, abril-junio 2001, n. 334. pp. 278-298. 11

    Vase, ANA HILDA DUQUE. Padrones y censos de Mrida (1558-1873). Un aporte al estudio de la poblacin de la regin desde los datos inditos del Archivo Arquidiocesano de Mrida. Universidad de

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    El de la ciudad de Mrida y sus alrededores es una joya por lo minucioso. Es el mejor retrato de la modesta villa serrana antes de la independencia. Como resultado concreto de este esfuerzo, crea en 1804, las parroquias urbanas de San Juan Bautista de Milla en el extremo norte de la ciudad; la de la Santa Cruz de El Llano, en la salida sur; y a mitad de camino entre Mrida y Ejido, en medio de fincas y campos sembrados, erige la fornea de Santiago Apstol de La Punta, donde no exista agrupamiento urbano. Este se form en torno al templo, lo que termin confirindole nombre al poblado que se fue estableciendo a su alrededor: La Parroquia. En dichos padrones se recogen los datos de El Sagrario, Milla, El Llano y La Punta. La poblacin total apenas si sobrepasaban los 6.000 habitantes. Sabemos el nmero de blancos, mestizos, indios, mulatos, negros y esclavos; solteros y casados, prvulos, clrigos presbteros y religiosos/as. Colegiales, casados ausentes; locos, mudos y bobos, que nunca faltan; fueron y son personajes populares, referencia obligada de los vecinos. En otro de los padrones se recogen los nombres y apellidos de las personas de mal vivir, asentados en las calles 1 y 2 que dan al barranco del Albarregas. En cuanto a la fijacin de los lmites de la dicesis, Hernndez Milans no tuvo empacho en hacer visita pastoral y discutir su autoridad, con los obispos, clrigos, autoridades civiles y fieles, en territorios en litigio, tales como Pamplona, Barinas o las inmediaciones de Coro. En estos afanes se encontraba de visita en La Vela de Coro en 1806, con la mala estrella de coincidir con el desembarco de Miranda. Emprendi veloz fuga por la Sierra, rumbo a territorio de Barquisimeto sin pasar por Carora, hasta llegar a Carache, poblacin de su jurisdiccin, desde donde emiti la pastoral explicativa contra la invasin mirandina12. En 1804 elev Hernndez Milans splicas al Consejo de Indias sobre la fijacin de las fronteras de su obispado sin obtener respuesta; y con cierto dejo de desilusin, se lamentaba en 1809 en carta a la Corte que nada se haba hecho sobre la cuestin de los lmites: Tenga V.M. presente los expedientes insinuados y sobre todo el de demarcacin, que en 30 aos no ha podido verificarse a pesar de exquisitas diligencias por mi parte y anteriores.

    los Andes. Facultad de Humanidades y Educacin. Escuela de Historia. Febrero 1987 (mimeografiado). pp. 111-116. IDEM. Los Padrones Eclesisticos de Mrida (1800-1829). Universidad de los Andes. Facultad de Humanidades y Educacin. Escuela de Historia. Mrida. Venezuela 1990 (mimeografiado). pp. 22-38. 12

    ANA HILDA DUQUE. El Obispo Hernndez Milans ante la expedicin de Miranda. En, Revista Tierra Firme 96(2006) pp. 593-602.

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    Sepultado bajo los escombros del terrible terremoto del 26 de marzo de 1812, preludio de la conmocin blica con el levantamiento de Monteverde en Coro, que era territorio de la dicesis, la posterior capitulacin de Miranda, la cada de la primera repblica y el inicio de la cruenta y larga guerra de independencia que produjo un descalabro institucional, del cual no estuvo ajena la Iglesia. Dej inconcluso, entre otros, el sueo de contar con una dicesis bien delimitada. GOBERNAR EN AGUAS TURBULENTAS El episcopado del panameo Rafael Lasso de la Vega tiene relevancia desde la Geografa Humana. Le correspondi llevar el timn de la dicesis desde 1815 hasta 1829, los aos de las mayores mutaciones geopolticas y de profundos cambios en el pensamiento y accin del propio obispo. Cabe preguntarse como Ins Quintero en Ms all de la guerra, qu tipo de preocupaciones estaban presentes entre quienes, en medio de la guerra, tuvieron que atender sus asuntos cotidianos? Si bien son los aos de nuestra historia sobre los que se ha escrito hasta la saciedad, poco se ha estudiado la modificacin de vida de los venezolanos en aquellos tiempos. Ms all de la guerra y la poltica, la vida y los comportamientos siguieron igual. El vino nuevo de la libertad y la repblica se vaci en los viejos recipientes culturales forjados durante siglos13. Ante los descalabros del terremoto y la guerra, Lasso de la Vega oficia desde Ejido el 12 de septiembre de 1816 en los trminos siguientes: ya que las ruinas del terremoto de 1812, ya por las pasadas revoluciones, se han cometido y aun mantienen injustas usurpaciones de bienes, papeles y libros, sin exceptuar los parroquiales, todos y cualesquiera fieles estantes y habitantes de este obispado, sean obligados bajo pena de Excomunin Mayor, a entregar, dentro de treinta das, contados desde su publicacin los expresados bienes, papeles o libros que tengan14. Son abundantes las notas en las que el Obispo solicita a los curas el envo de los padrones correspondientes a sus feligresas. Por otro lado, contrasta

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    INES QUINTERO. Ms all de la guerra. Venezuela en tiempos de la Independencia. Fundacin Bigott. Bigotteca. Serie historia. Caracas Venezuela. Primera edicin 2008. pp. 5-9. 14

    ANA HILDA DUQUE. Los Padrones Eclesisticos de Mrida (1800-1829). Universidad de los Andes. Facultad de Humanidades y Educacin. Escuela de Historia. Mrida. Venezuela 1990 (mimeografiado). p.31. Vase, IDEM. El Registro Parroquial de San Buenaventura de Ejido. Universidad de los Andes. Facultad de Humanidades y Educacin. Escuela de Historia. Mrida. 1981. p. 62.

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    la imagen que se nos ha introyectado de aquellos aos de guerra y desolacin, con la prosecucin de la vida cotidiana en calma aunque en predios vecinos se dieran escaramuzas o desavenencias por las inclinaciones a una u otra causa. A decir verdad, los Andes y el occidente en general no fue escenario principal sino ms bien ocasional, de combates durante la guerra de independencia. En este marco, el Obispo Lasso convoca tres snodos diocesanos en 1817, 1819 y 1822. Los dos primeros siendo realista y el tercero sumado ya a la causa republicana. En ellos no hay ni una sola alusin a la nueva situacin en ciernes ni a la guerra. El de 1822 es el ms explcito en la diligencia de datos de padrones y del comportamiento de los fieles en trminos muy parecidos a las normas de tiempos anteriores15. En estos documentos y normativas surgen las huellas, padecimientos y rutinas de la gente comn cuyas vidas transcurrieron fuera del campo de batalla, al margen de los debates polticos y sin participar lo ms mnimo en las agrias disputas de poder. Junto a ellos estaban tambin aquellos individuos cuyas vidas se vieron inevitablemente intervenidas por la confrontacin, la violencia y la polarizacin caracterstica de esos aos. A todos ellos les toc vivir en Venezuela durante la guerra de Independencia, sin posibilidad alguna de eleccin: fue ese su tiempo y circunstancia16. LA DESVENTURA DE UN BIENAVENTURADO Trasladado Lasso de la Vega a Quito, en 1829, queda al frente del obispado de Mrida, su obispo auxiliar, Buenaventura Arias Bergara con el ttulo de Vicario Apostlico in partibus infidelium. Esta figura no exista en el patronato heredado de la colonia. Era un descenso protocolario. El Papa Len XII se repleg, segn el P. Leturia ante las pretensiones colombianas de nombrar obispos en propiedad17. Resaltamos un hecho nada ms, por ser nico en la historia latinoamericana que dio pie a una decisin geopoltica de trascendencia. Por negarse a jurar la constitucin de 1830, el Obispo fue expulsado del pas.

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    Vase, HILARION JOSE RAFAEL LASSO DE LA VEGA. Snodos de Mrida y Maracaibo de 1817, 1819 y 1822. Introduccin y edicin crtica por Fernando Campo del Pozo. Centro de Estudios Histricos del Consejo Superior de Investigaciones Cientficas. Madrid 1988. 16

    INES QUINTERO. O.c. pp. 7-8. 17

    ANTONIO RAMON SILVA y BALTAZAR E. PORRAS C. Documentos para la historia de la Dicesis de Mrida. Tomo sptimo. Pontificado del Ilmo. Seor Buenaventura Arias y Vicara Capitular del Pbro. Dr. Antonio Mara Romana. Caracas 1983. p. 21.

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    Arias pasa cuatro meses en la Isla de Curazao donde fue muy bien recibido y despach asuntos tanto al gobierno venezolano como al nuevo Papa Gregorio XVI. Su intencin era trasladarse hasta Pamplona, que formaba parte de la dicesis meridea en territorio colombiano, para gobernar el obispado desde esa ciudad. Este episodio plante un espinoso problema jurdico y poltico. La existencia de dicesis con jurisdiccin en dos pases. Dicho propsito no se pudo concretar porque unas calenturas lo retuvieron en San Juan del Cesar donde agrav y expir el 17 de noviembre de 1831. En 1834 la Santa Sede zanj definitivamente el asunto, postulando que los lmites de las dicesis no deban sobrepasar las demarcaciones de cada pas. Pasaron as las localidades colombianas de Pamplona, San Jos de Ccuta, Limoncito y San Faustino de los Ros nuevamente a la Arquidicesis de Bogot hasta la creacin de la dicesis de Pamplona en 1835. El Gobierno venezolano, en junio de 1836, en uso del Patronato orden al Vicario Capitular Antonio Mara Romana ejecutar la desmembracin18. Cerramos aqu el repaso geohistrico del AAM para dar un salto a finales del siglo XIX. EL OBISPO GEOGRAFO El mayor aporte sistemtico del AAM a la geografa tuvo lugar hace cien aos. En ocasin de las efemrides patrias del centenario del 5 de julio, Mons. Antonio Ramn Silva Garca decret la creacin del Museo Diocesano. Ello conllev la movilizacin de prrocos y feligreses para que hicieran llegar informacin y objetos de las ms variadas procedencias que fueron la base del futuro museo, abierto al pblico el 6 de julio de 1911. Otras de las iniciativas del Prelado fue el envo de un cuestionario que debe seguirse en la recoleccin de datos para la Geografa Fsica y Poltica de la Dicesis de Mrida. Se pide en el mismo que debe ser remitido con la mayor exactitud posible, valindose para ello de las personas notables de su parroquia. Constaba el cuestionario de 21 preguntas que incluan el nombre y patrono de la parroquia, fecha de fundacin y parte histrica, lmites y superficie, nmero de habitantes, trmino medio de entierros y bautizos, clima, nmero de calles y casas; ros, riachuelos y lagunas; qu se produce y en qu cuanta, caseros y aldeas, principal ocupacin de sus habitantes, s existen

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    Vase, IBIDEM. pp. 234-238.

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    minas, cosas notables como cavernas, monumentos indgenas, edificios, fuentes, estatuas. Hechos notables como terremotos o batallas, leguas que la separa de la capital del Estado, nombre de los cerros que la rodean, templos, colegios, hospitales, teatros. Y un croquis o mapa de la parroquia19. Todo ello, aunque de forma emprica constituye un aporte riqusimo. Esperamos publicar prximamente los croquis que se conservan en el AAM. El cuestionario solicita una radiografa geohistrica amplia. Las respuestas, como es lgico suponer, son desiguales, segn la solicitud, empeo y luces de los informantes. De todas formas, constituyen el aporte ms significativo de la poca al tema que nos ocupa. Sabemos de la acuciosidad del obispo Silva en todas las cuestiones en las que meta mano. Fue amplia la formacin humanstica y teolgica recibida en el Seminario de Caracas que lo provey de una gran capacidad para abordar los asuntos que se le confiaron. Como prroco en la barriada caraquea de San Juan mostr ya estas dotes. As lo reflejan los escritos y las publicaciones que dej antes de ser nombrado para el obispado emeritense. De la autora de Don Tulio reposa en el AAM un pequeo libro caligrafiado finamente forrado en terciopelo rojo, que le obsequi en 1898 con motivo de las Bodas de Plata Sacerdotales. Se titula Sinopsis, estadstica e historia de la Dicesis de Mrida de Venezuela. En l se recogen algunos datos generales, y de cada parroquia, la vicara a la que pertenece, patrono, antigedad, primeros prrocos, almas, casas y habitantes. Concluye el libro con un cuadro comparativo de las vicaras y parroquias de la Dicesis de Mrida en 1817 y 1911, agregado seguramente por el autor cuando ejerci la secretara episcopal20. De Mons. Silva existen numerosos escritos geohistricos, producidos en sus aos sacerdotales en Caracas y los acumulados a lo largo de 32 aos que estuvo al frente de la dicesis. Varios de ellos fueron publicados en el Boletn Diocesano, en pequeos opsculos, revistas u hojas sueltas; otros mecanografiados, y no pocos en folios manuscritos, con su caracterstica y menuda letra. Es un trabajo que est por hacerse. CONCLUSION 19

    AAM Seccin 22 Curatos. Caja 66. Doc. 22-11322. 20

    AAM Seccin 45B Libros varios. Sinopsis, estadstica e historia de la Dicesis de Mrida de Venezuela, dedicada al Ilustrsimo Sr. Obispo Dr. Antonio Ramn Silva, en sus Bodas de Plata Sacerdotales por Tulio Febres Cordero. Mrida 1898.

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    Los aportes o posibles lecturas desde las ciencias humanas y en concreto desde la geografa es una veta inacabada en los folios y libros del AAM. Las estadsticas anuales continan llegando con regularidad a la Cancillera arquidiocesana. Las relaciones quinquenales para las Visitas ad limina apostolorum, informe que los obispos hacen llegar a la Santa Sede cada cinco aos, contienen un arsenal de datos que expresan la continuidad institucional de la iglesia meridea ms que bicentenaria. Los de las visitas ms recientes conforman varios tomos con centenares de pginas de informacin. Si el ojo avizor de los viajeros extranjeros nos leg sendas relaciones geogrficas, el AAM recoge con cuidado y devocin la vida cotidiana de los merideos de antes y de ahora, desde la ptica y las necesidades de la iglesia catlica. Estas no se circunscriben a rezos y oraciones. La vida, tambin la espiritual, se amasa en la edificacin permanente de las virtudes humanas ms caras al corazn: la amistad, el amor, el servicio, la solidaridad; y en la atencin privilegiada a los momentos de la vida que nace, crece y muere. La fiesta y el dolor se dan la mano para abrirlas a la esperanza de una vida mejor. Los invito a que en adelante consideren el AAM como su casa. Cuando deambulen por el centro de la ciudad all encontrarn un recodo de solaz. Espero aportar modestamente, desde mi condicin de mujer, de gegrafa seducida por la historia y de investigadora, lo que soy y tengo a la Academia de Mrida que gentilmente me recibe en su seno. Estoy segura, tambin, que me enriquecer ahora ms, con la amistad y la diversidad de ciencias y saberes que se comparte en esta Corporacin. Gracias, Seores Acadmicos; gracias, amigas y amigos que hoy me acompaan; gracias queridos familiares, algunos venidos desde el Tchira, para cubrirme con el manto del afecto y de la patria chica. Seores!