Discurso

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En Marcos 2:27-28 leemos: “También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Así que el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.” El propósito del día de reposo es el de darnos cierto día de la semana en el cual centrar nuestros pensamientos y acciones en Dios. No es simplemente un día para descansar del trabajo cotidiano, sino que es un día sagrado que debemos dedicar a la adoración y a la reverencia. Al descansar de nuestras tareas y actividades diarias, nuestra mente queda libre para meditar sobre cosas espirituales. En ese día debemos renovar nuestros convenios con el Señor y alimentar nuestra alma con las cosas del Espíritu. El Presidente Russell M. Nelson aclaro esta escritura diciendo: “Creo que Él deseaba que entendiésemos que el día de reposo era Su regalo para nosotros, el cual nos garantiza un descanso real de los rigores de la vida diaria y supone una oportunidad de renovación física y espiritual. Dios nos dio este día especial no para divertirnos ni para realizar trabajos cotidianos, sino para descansar de nuestras obligaciones con desahogo físico y espiritual.” “El no buscar nuestra “propia voluntad” en el día de reposo requiere autodisciplina y tal vez tengan que dejar de hacer algo que les guste, pero si escogen deleitarse en Jehová, no se permitirán tratarlo como otro día cualquiera. La rutina y las actividades recreativas se pueden hacer en otro momento. Piensen en esto: al pagar el diezmo, devolvemos una décima parte de nuestro ingreso al Señor. Al santificar el día de reposo, reservamos un día de cada siete como Suyo. Así pues, tenemos el privilegio de consagrar nuestro dinero y nuestro tiempo a Quien nos da la vida día tras día.”

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Palabras inspiradoras en referencia a guardar el mandamiento del dia de reposo (Domingo Cristiano)

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En Marcos 2:27-28 leemos: “También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo. Así que el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo.”El propósito del día de reposo es el de darnos cierto día de la semana en el cual centrar nuestros pensamientos y acciones en Dios. No es simplemente un día para descansar del trabajo cotidiano, sino que es un día sagrado que debemos dedicar a la adoración y a la reverencia. Al descansar de nuestras tareas y actividades diarias, nuestra mente queda libre para meditar sobre cosas espirituales. En ese día debemos renovar nuestros convenios con el Señor y alimentar nuestra alma con las cosas del Espíritu.El Presidente Russell M. Nelson aclaro esta escritura diciendo: “Creo que Él deseaba que entendiésemos que el día de reposo era Su regalo para nosotros, el cual nos garantiza un descanso real de los rigores de la vida diaria y supone una oportunidad de renovación física y espiritual. Dios nos dio este día especial no para divertirnos ni para realizar trabajos cotidianos, sino para descansar de nuestras obligaciones con desahogo físico y espiritual.”

“El no buscar nuestra “propia voluntad” en el día de reposo requiere autodisciplina y tal vez tengan que dejar de hacer algo que les guste, pero si escogen deleitarse en Jehová, no se permitirán tratarlo como otro día cualquiera. La rutina y las actividades recreativas se pueden hacer en otro momento.Piensen en esto: al pagar el diezmo, devolvemos una décima parte de nuestro ingreso al Señor. Al santificar el día de reposo, reservamos un día de cada siete como Suyo. Así pues, tenemos el privilegio de consagrar nuestro dinero y nuestro tiempo a Quien nos da la vida día tras día.”

El presidente Russell M. Nelson enseñó: “No fue sino hasta más adelante que aprendí de las Escrituras que mi conducta y mi actitud en el día de reposo constituían una señal entre mi Padre Celestial y yo. Con ese entendimiento, ya no necesité más listas de lo que se podía y no se podía hacer. Cuando tenía que tomar una decisión en cuanto a si una actividad era o no era apropiada para el día de reposo, simplemente me preguntaba a mí mismo: ‘¿Qué señal quiero darle a Dios?’. Esa pregunta hizo que mis opciones respecto al día de reposo fueran bien claras.”

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¿Cuáles son las bendiciones prometidas por guardar el Día de Reposo?

En Isaías 58: 14 leemos: “entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra y te daré a comer la heredad de Jacob, tu padre, porque la boca de Jehová lo ha hablado.”

Entonces nos complaceremos en el Señor (promesa similar a "entonces tu confianza se hará fuerte en la presencia de Dios" [D. y C. 121:45]),

Cuando leía estas palabras venían a mi mente las palabras del Apóstol Pablo cuando en 1º Corintios 13: 11 y 12 dijo: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Muchas veces vemos esos momentos de volver a la presencia de nuestro hacedor como lejano, como adormecidos del conocimiento de que esta vida es donde el hombre debe ejecutar su obra. Hermanos todos tenemos puntos fuertes y débiles; hoy el llamado del Señor a través de sus siervos es que busquemos mejorar la santificación del día de reposo.

y andaremos "sobre las alturas de la tierra" (Isaías 58:14). Las montañas, o lugares elevados de la tierra, han sido por mucho tiempo lugar de

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revelación y comunión con Dios (véase Moisés 1:1; 7:2; 1 Nefi 11:1; Éter 3:1; Isaías 2:2),

y subiremos para ser alimentados con la heredad de Jacob (es decir, que la consumiremos para que sea parte de nosotros). El vocablo heredad viene de la misma raíz que heredero y heredar. La revelación moderna enseña que la herencia de Jacob es la exaltación y el poder llegar a ser dioses (véase D. y C. 132:37).

En DyC 59 el Señor nos vuelve a recordar este mandamiento en épocas más modernas y nos vuelve a recordar sus bendiciones prometidas, en DyC 59: 16-19 leemos: “de cierto os digo, que si hacéis esto, la abundancia de la tierra será vuestra, las bestias del campo y las aves del cielo, y lo que trepa a los árboles y anda sobre la tierra;sí, y la hierba y las cosas buenas que produce la tierra, ya sea para alimento, o vestidura, o casas, alfolíes, huertos, jardines o viñas;sí, todas las cosas que de la tierra salen, en su sazón, son hechas para el beneficio y el uso del hombre, tanto para agradar la vista como para alegrar el corazón;sí, para ser alimento y vestidura, para gustar y oler, para vigorizar el cuerpo y animar el alma.”Brigham Young expreso en cuanto a las bendiciones temporales que trae esforzarnos por guardar este mandamiento: “Cuando a los fines de reunirnos para adorar a nuestro Dios abandonamos nuestros sembrados, puedo asegurarles que nuestras cosechas serán mucho mejores que si fuésemos a pasar todo nuestro tiempo en nuestros campos. Podemos irrigar y sembrar y afanarnos, pero nunca debemos olvidar que es Dios quien da el crecimiento, y cuando nos congregamos juntos nuestra salud y nuestros espíritus serán mejores, luciremos mejor y las cosas de este mundo aumentarán a nuestro derredor, y sabremos cómo disfrutarlas más.Cuando vemos a un agricultor que se apresura a cuidar su cosecha, recoger el heno, construir cercos o recoger su ganado en el día de reposo, personalmente, yo considero que es un hombre débil en cuanto a su fe. Él ha perdido, en mayor o menor grado, el espíritu de su religión. Para trabajar, seis días son suficientes [véase Éxodo 20:9–11], y si queremos jugar,

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juguemos dentro de esos seis días; si deseamos salir en una excursión, tomemos uno de esos seis días, pero en el séptimo día, vayamos al lugar de adoración”.

Brigham Young

“Tenemos la necesidad de congregarnos aquí todos los días de reposo y, en reuniones de barrio, …enseñar, hablar, orar, cantar y exhortar. ¿Para qué? Para continuar recordando a nuestro Dios y nuestra sagrada religión. ¿Es necesaria esta costumbre? Sí, porque somos tan propensos a olvidar, tan expuestos a extraviarnos, que es menester que el Evangelio se nos repita una, dos o tres veces por semana, no sea que nos volvamos a las cosas del mundo.”

John Taylor

“Servir al Señor es uno de los grandes objetivos de nuestra existencia; y para mí, es un gran privilegio la oportunidad que tenemos de adorar a Dios en el día de reposo. Y, al reunirnos para adorar a Dios, me gusta ver que le adoremos de todo nuestro corazón.

Él nos ha dado seis días para atender a nuestros diversos trabajos y deberes de la vida; si nos comprometemos a santificar el día de reposo, hagámoslo de un modo aceptable a Dios nuestro Padre y dediquémonos a Él, al menos durante ese día, y entreguemos a Él nuestros sentimientos y nuestros afectos.

Demasiados de nosotros seguimos las tradiciones y las opiniones del mundo. ¿Puede el mundo darles la luz que han recibido, el Evangelio y las esperanzas del cielo que han obtenido, el sacerdocio que se les ha conferido? ¿Cambiarán esas cosas por un potaje de lentejas y se deleitarán en la inmundicia, la corrupción, la iniquidad y los males que abundan en el mundo? ¿A qué hemos venido aquí? A adorar a Dios y guardar Sus mandamientos. ¿Y cómo son las cosas con muchos de nosotros? Olvidamos, en muchos casos, la gloriosa esperanza de nuestro elevado llamamiento y nos dejamos llevar por las insensateces, las flaquezas, las debilidades y la iniquidad, y somos gobernados en mayor o menor grado por la codicia, la embriaguez, el quebrantamiento del día de reposo y cosas malas de diversos tipos. A veces veo a élderes de Israel preparando cargas de leña y de heno en el día de reposo. Eso es una vergüenza espantosa a los ojos de Dios,

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de los santos ángeles y de todos los demás seres inteligentes… ¿qué piensan de un élder que miente, de un sumo sacerdote que dice palabrotas, de un Setenta que quebranta el día de reposo y de un santo codicioso? Las almas de esas personas deben ser inspiradas con la luz de la revelación y deben ser testigos vivientes, ¡ejemplos ante todos los demás de cómo debemos vivir! ¿Creen acaso que pueden vivir su religión, tener el Espíritu de Dios y obtener la vida eterna, y hacer todas esas cosas? Les digo que no.

Joseph F. Smith

“Mi creencia es que nuestro deber como Santos de los Últimos Días es honrar el día de reposo y santificarlo, tal como el Señor lo ha mandado. Vayan a la casa de oración; presten atención a las instrucciones que les den; den testimonio de la verdad; beban de la fuente del conocimiento y de la instrucción que nos proporcionan las personas que han sido inspiradas para hacerlo. Al llegar a casa, reunamos a la familia; cantemos algunos himnos; leamos uno o dos capítulos de la Biblia, del Libro de Mormón o de Doctrina y Convenios; analicemos los principios del Evangelio que nos harán progresar en la escuela del conocimiento divino, y dediquemos de esa manera un día de cada siete…

Las personas que de continuo profanan el día del Señor no pueden estar en comunión; además, los miembros de la Iglesia que no cumplan con la adoración colectiva ni participen de la Santa Cena, ni se acuerden del día de reposo para santificarlo, se volverán débiles en la fe y enfermos espirituales, perderán el Espíritu y el favor de Dios y finalmente su lugar en la Iglesia y su exaltación junto con los obedientes y los fieles.

Es también el deber de los padres establecer un buen ejemplo en cuanto a la santificación del día de reposo, con oración dentro del círculo familiar y cumpliendo con todos los deberes que tienen como Santos de los Últimos Días. El padre o la madre que no enseñe a sus hijos ni los aliente a cumplir con sus deberes llegará a lamentar su insensatez”

George Albert Smith

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“Violar el día de reposo no es algo sin importancia. Quiero decirles que pierden cada vez que violan el día de reposo, pierden más de lo que ganan, sin importar lo que ustedes piensen que van a ganar.

Olvidar que [el día de reposo] es el día del Señor, como parece que algunos hacemos, es ser desagradecidos. Él ha apartado un día de cada siete, no para que sea una carga, sino para que haya gozo en nuestra vida y para que nuestras casas sean lugares de reunión para la familia, de manera que los padres y los hijos se congreguen alrededor del hogar y aumente el amor entre ellos…

Santos de los Últimos Días: honren el día de reposo y santifíquenlo, y recibirán gran gozo y nuestro Padre Celestial les otorgará las bendiciones que resultan de la obediencia a Su consejo.”

Spencer W. Kimball

“El término hebreo Sabbath significa “reposo”. Contempla el concepto de serena tranquilidad, de paz mental y espiritual. Es el día para librarse de intereses egoístas y de actividades absorbentes.

El día de reposo se ha dado a lo largo de las generaciones del hombre como convenio perpetuo y es una señal sempiterna entre el Señor y Sus hijos. Es el día en el cual podemos expresar nuestra gratitud y reconocimiento al Señor. Es el día para renunciar a todo interés mundano y alabar humildemente al Señor, puesto que la humildad es el comienzo de la exaltación.

En mis viajes encuentro a personas fieles que renuncian a las ganancias del día de reposo y al manejo de cosas prohibidas. Cada vez que veo a esas buenas personas renunciar a esa clase de ganancias, me regocijo y siento muy dentro de mi corazón el deseo de bendecirlas por su fe y su perseverancia.

Al parecer, la razón por la cual se les hace tan difícil a muchas personas guardar el día de reposo es que, para ellas, este mandamiento todavía se encuentra escrito en tablas de piedra y no en su corazón… La observancia del día de reposo es indicación de la medida de nuestro amor por nuestro Padre Celestial.”

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Termino con las palabras proféticas de Thomas S Monson en la sesión del Sacerdocio de la última conferencia de octubre:

“El mensaje que tengo para ustedes esta noche es directo. Es este: guarden los mandamientos.

Los mandamientos de Dios no son dados para que nos frustren ni para que se conviertan en obstáculos a nuestra felicidad, sino todo lo contrario. Aquel que nos creó y que nos ama a la perfección sabe cómo debemos vivir la vida a fin de obtener la mayor felicidad posible. Nos ha brindado pautas que, si las seguimos, nos guiarán por esta trayectoria terrenal que a menudo es peligrosa. Recordamos la letra del conocido himno: “Siempre obedece los mandamientos; tendrás gran consuelo y sentirás paz”

Se requerirá gran valor al permanecer fieles y leales en medio de las presiones y las influencias insidiosas cada vez mayores que nos rodean y que distorsionan la verdad, destruyen lo bueno y lo decente, y procuran sustituirlos con las filosofías del mundo creadas por el hombre. Si los mandamientos hubieran sido escritos por el hombre, entonces el cambiarlos por preferencia o legislación o por cualquier otro medio sería la prerrogativa del hombre. Sin embargo, los mandamientos fueron dados por Dios. Al hacer uso del albedrío, podemos dejarlos de lado. Sin embargo, no podemos cambiarlos, así como no podemos cambiar las consecuencias que resultan de desobedecerlos y quebrantarlos.

Ruego que nos demos cuenta que la mayor felicidad en la vida vendrá como resultado de seguir los mandamientos de Dios y obedecer Sus leyes. Me encantan las palabras que se encuentran en Isaías capítulo 32, versículo 17: “Y el efecto de la rectitud será paz; y el resultado de la rectitud, reposo y seguridad para siempre”. Tal paz y tal seguridad solo pueden ser producto de la rectitud.”