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La acción colectiva es primordial para dominar las reglas del mercado

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La acción colectiva e inversión como eje de desarrollo ciudadano

Durante la reunión del Consejo Empresarial de América Latina, que se desarrolló el pasado 6 de octubre en Guayaquil, el presidente Rafael Correa expuso los grandes lineamientos que guían nuestra política económica en beneficio de los ciudadanos y ciudadanas, los cuales buscan terminar con las prioridades impuestas desde el mercado. En el caso de Ecuador, recordó que con acción colectiva, logramos potenciar los no tan escasos pero dispersos recursos sociales, en función de objetivos nacionales –eficiencia asignativa-, por medio de inversión pública, pero también con estímulos. En ese contexto, existe una fuerte inversión pública, la tasa más alta en América Latina, en hidroeléctricas, refinerías, puertos, aeropuertos, carreteros, infraestructura que no se ejecutó durante décadas, ya que se habían entregado áreas fundamentales al sector privado reduciendo al mínimo su capacidad de control. La acción colectiva nos ha permitido resolver problemas comunes para impulsar un proyecto que sea beneficioso para las mayorías, en función de los objetivos sociales del buen vivir. La reconstrucción del capital social, ha dado paso a la recuperación de la fe en nosotros mismos, después de la más grave crisis de la historia en 1999. Al entregarles a leer este documento, les invito a renovar esfuerzos para continuar adelante en este proceso, pues cuando más se acentúan los cambios sociales, también se incrementan las acciones de la oposición en contra de la Revolución Ciudadana, pero estamos seguros que el bien común triunfará. Doris Soliz CarriónMinistra Coordinadora de la Política yGobiernos Autónomos DescentralizadosOctubre 2011

Presen

tación

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REUNIÓN DEL CONSEJO EMPRESARIAL DE AMÉRICA LATINA – CEAL

Guayaquil, 6 de octubre de 2011

Bienvenidos al Ecuador, el país mega diverso más compacto del mundo, uno de los más etno diversos, y uno de los poquísimo paí-ses que aún mantiene grupos humanos no contactados.

Sin lugar a dudas, por su diversidad y ubicación geográfica, Ecua-dor es el eco-centro del mundo.

Tan solo visitando Ecuador, ustedes podrán conocer en 7 días toda América Latina: sus playas, sus montes, sus selvas, sus islas, y, lo más importante, su gente.

En este fascinante país vivimos cerca de 14 millones y medio de seres humanos, entre ellos 14 nacionalidades indígenas, y junto a ellos afrodescendientes, montubios de la Costa, cholos de la pe-nínsula de Santa Elena, todos herederos de culturas milenarias, con muchas lenguas aborígenes, inmensos saberes ancestrales, por lo que Ecuador, con su nueva Constitución de 2008, fue decla-rado país plurinacional y multiétnico.

Millones de brazos de ecuatorianas y ecuatorianos saludan con ca-riño a los empresarios de nuestra América. Nos congratula la pre-sencia del Consejo Empresarial de América Latina, que ha convo-cado a más de 500 empresarios de 16 capítulos de toda la región.

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Siéntanse como en su casa en este maravilloso, multiétnico y pluri-cultural país, que tiene apenas doscientos cincuenta y seis mil kiló-metros cuadrados de superficie; con llanuras tropicales en la costa, playas inmensas. La cordillera de Los Andes, que es la más larga del mundo, nos atraviesa y nos pinta con paisajes maravillosos.Aquí está la montaña más alta de la tierra: el Chimborazo, con 6.310 metros sobre el nivel del mar, que al estar muy cerca de la línea equinoccial, es la más alejada del centro de la tierra y la más cercana al sol. Y por si fuera poco, nuestras islas Galápagos, Patri-monio Natural de la Humanidad, en donde Charles Darwin susten-tó su Teoría de la Evolución de las Especies. Una parte de la selva amazónica, el más grande pulmón del planeta, también forma par-te de Ecuador. Allí Uds. podrán encontrar en tan solo una hectárea de terreno más especies de árboles que en toda América del Norte. Todo a pocas horas o minutos de distancia.

Aquí tenemos los sueños tan altos como el vuelo del cóndor an-dino, el ave voladora más grande del planeta y la fascinación del diminuto picaflor, el único pájaro del mundo con la capacidad de volar hacia atrás.

Somos un pueblo de paz. Para nosotros, el ser humano, su bien-estar, su desarrollo equitativo, su buen vivir, el Sumak Kawsay de nuestros pueblos ancestrales, constituyen principio y fin de nues-tra acción de Gobierno.

Algunos resultados:En estos años de gobierno hemos dedicado nuestras principales energías y recursos a la reconstrucción de las instituciones públi-cas para fortalecerlas y hacerlas eficientes; al desarrollo integral del ser humano, invirtiendo más y mejor en educación, salud, protec-ción social y nutrición; y en recuperar décadas de atraso en la in-

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fraestructura física y tecnológica; así también hemos venido cons-truyendo con el sector privado una visión de país de largo plazo, que se refleja en el Plan Nacional de Desarrollo, en la Agenda de Transformación Productiva, y en el nuevo Código de la Producción.Pero tal vez los más importantes logros son aquellos que no se ven. La estabilidad política, con un gobierno verdaderamente nacional, con apoyo en cada rincón del país, que ha ganado 8 elecciones seguidas y que goza de una popularidad superior al 70%, cuando ningún gobierno desde 1996 había podido acabar su período; y, cuando en apenas 10 años, habíamos tenido 7 presidentes.

Hemos logrado la reinstitucionalización del país, después de que las instituciones fueron destruidas por décadas del fundamenta-lismo neoliberal más absurdo. La reconstrucción del capital social, que nos ha permitido recuperar la fe en nosotros mismos después de la más grave crisis de la historia en 1999, que produjo el más grande atentado a los derechos de propiedad al incautarse los de-pósitos bancarios, y que generó en pocos años un éxodo de 2 mi-llones de migrantes.

Estamos creciendo en momentos en que el mundo se debate en una crisis que representa, al mismo tiempo, enormes oportunida-des para América Latina. Nuestra América crece en plena crisis de Europa y Estados Unidos. Es un complejo y apasionante escenario que requiere de enorme responsabilidad, eficiencia y pasión.Sólo así logramos enfrentar los embates de una de las peores crisis económicas a escala mundial y que aún deja sus secuelas en las economías del llamado primer mundo. Apoyados en la técnica y con gran responsabilidad adoptamos medidas contra cíclicas, con el objetivo de impulsar el crecimiento económico. La inversión pública jugó un papel fundamental, superando todos los niveles

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históricos. Tenemos la tasa de inversión pública más alta del con-tinente… Los resultados están a la vista. Luego de la crisis, la eco-nomía ha crecido de manera sostenida y creciente en los últimos seis trimestres. En lo que va de este año, el PIB total ha crecido a tasas cercanas al 9%: 8.6% en el primer trimestre y 8.9%, en el se-gundo. Así mismo, el comportamiento de la economía no petrole-ra muestra que el sector productivo ecuatoriano se encuentra en expansión. Con éste, suman ya siete trimestres consecutivos de crecimiento del PIB no petrolero.

En el primer trimestre de este año creció 8.2 y en el segundo, al 9.8%. Y lo más importante es que este crecimiento ha venido acompañado de una adecuada redistribución del ingreso que nos ha permitido reducir la inequidad existente en el país.

Algunos quieren desmerecer los resultados de las políticas públi-cas y atribuyen estos resultados a los altos precios petroleros. La verdad es muy distinta y debería ser motivo de orgullo nacional. Ahora sí se pagan los impuestos, y en apenas 4 años -sin subir el nivel promedio de los impuestos- hemos logrado incrementar en 4 puntos del PIB la recaudación tributaria y ésta es cada vez más progresiva. Se sorprenderán también en conocer que ahora los in-gresos petroleros constituyen apenas el 24% de los ingresos pre-supuestarios del Gobierno Central (2010), el 65% corresponden a ingresos tributarios y el 9% a no tributarios. Y nuestra deuda ape-nas llega al 23% del PIB, en comparación con USA (pública 117% y privada 235% en el IIT del 2010), Grecia 150%, Irlanda 94%, entre otros. Junto con Chile, nuestro nivel de deuda es uno de los más bajos de América Latina, comparado con países centroamericanos o Brasil que tiene un nivel de deuda superior al 65% del PIB.

Hemos avanzado mucho, pero falta mucho por hacer. Las grandes

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preguntas nacionales, que también deberían ser regionales: Cómo seguir organizándonos como país? Qué modelo adoptar? Permí-tanme referirme brevemente a algunos conceptos e ideas que es-tán detrás de las transformaciones que ocurren en nuestro país, y básicamente sobre un concepto fundamental, que ha determina-do las definiciones ideológicas en los último dos siglos: el adecua-do balance entre la acción colectiva y la acción individual.

La acción colectiva en una sociedad es fundamental para resolver problemas comunes, para impulsar un proyecto común, para que las fuerzas de esa sociedad, básicamente sus individuos, empujen todos en una misma dirección, en función de los objetivos sociales deseables. La forma institucionalizada en que esta sociedad realiza esa acción colectiva es el Estado. Por otro lado está la acción indivi-dual, la libre iniciativa. Lo que von Hayeck y von Newmann llama-ban el estado natural de la humanidad. Es muy fácil demostrar que las acciones individuales no se traducen en el mejor Estado social, la famosa mano invisible de Adam Smith, perjudicando finalmente a esos mismos individuos.

Algunos analogan ideológicamente ese individualismo a libertad, y que no debe tener ninguna restricción. Que acciones mutua-mente consentidas y con adecuada información, nos llevan nece-sariamente a una situación de justicia. Es decir, por medio de un mercado libre, se lograrían los grandes anhelos de la humanidad: libertad y justicia.

En consecuencia, más allá de los fundamentalismos de siempre, es indudable que la buena marcha de una sociedad requiere adecua-das acciones individuales y colectivas.

La famosa mano invisible de Adam Smith significa la eficiencia so-

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cial, es decir, el máximo nivel de bienestar con los recursos exis-tentes, lo cual a su vez implica la eficiencia asignativa, enviar los recursos a sus usos más valiosos, y la eficiencia productiva, utilizar los recursos de la mejor manera en sus usos asignados. Este esta-do óptimo social se lograría siempre y cuando esos individuos se desenvuelvan en un marco institucional llamado mercado compe-titivo.

Pues bien, creer que el individualismo por sí mismo logra estos re-sultados es una cuestión más cercana a la religión que a la ciencia, y el problema fundamental, como veremos más adelante, no es la competencia o no.

Por ejemplo, no hay nada que garantice por medio del individua-lismo y del mercado competitivo la eficiencia asignativa. Puede ha-ber una gran competencia entre casinos, mientras no hay escuelas. Significa que los recursos están en sus usos más valiosos?

Para validar el neoliberalismo, es impresionante lo que se hizo con la Teoría de Mercado: un caso teórico particular, extremo e inexis-tente en la realidad, irreflexivamente se lo llevó a caso general: me refiero al mercado perfecto, esto es, competitivo, con información completa, y bienes privados.

Recuerden: en teoría, el mercado sólo asigna eficientemente bie-nes privados, y básicamente mercancías, que cada vez son menos.La información perfecta no existe, y la competencia es muchas ve-ces imposible o indeseable.

No necesariamente deseable: no acumulación de empresa compe-titiva y ciencia y tecnología.

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Estos son argumentos teóricos. En la práctica, mala distribución del ingreso, por medio del sistema de precios nos llevará a las asig-naciones más ridículas –casinos vs. Escuelas- ya que no represen-tan la intensidad de preferencias, sino la capacidad de compra.

Sin embargo, se sigue escuchando ese discurso cansino y repetiti-vo de la competencia, como la solución mágica para todos los pro-blemas. Por eso nuestra nueva ley, que en otros países se conoce como anti trust, se llama Ley de Control de Poder de Mercado. El problema no es tener poder de mercado, el problema es no usarlo en función del bien común.La acción colectiva, más aún en mercado tan imperfectos como los latinoamericanos, pero, insisto, incluso en mercados competitivos, permitirá lograr una mayor eficiencia asignativa, es decir, enviar los recursos a sus usos más valiosos, por medio de la acción colectiva consciente.

En el caso de Ecuador, con acción colectiva logramos potenciar los no tan escasos pero dispersos recursos sociales en función de objetivos nacionales –eficiencia asignativa-, por medio de inver-sión pública, pero también con estímulos. Tuvimos que empezar y seguimos con una fuerte inversión pública; hidroeléctrica, refine-rías, puertos, aeropuertos, carreteros, que no se hicieron durante décadas.

No es como decía la economía ortodoxa “crowding out”. Tan solo fundamentalismo para que todo haga el sector privado. Aquí se llegó a extremos como ley de Transparencia Fiscal que ilegalizaba la inversión pública! Con qué fin?

En cuanto a estímulos, aquí cualquiera puede invertir en una disco-teca, pero no tendrá crédito de banca pública ni cofinanciamien-

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to, por ejemplo. Por el contrario, en turismo, sectores estratégicos, etc., tendrán muy fuertes estímulos. Esto está establecido en nues-tro Código de la Producción.

En realidad, la competencia no es ni condición necesaria y pero aún suficiente para alcanzar la eficiencia social.

Ahí no está el problema. Es la acción colectica para organizar los recursos sociales, y, en particular, para dominar al mercado, hacer que nos sirva. Que alcance los objetivos sociales. El mercado es un gran siervo, pero pésimo amo. No se puede caer en el error históri-co del socialismo clásico de negar el mercado, de obviar el sistema de precios, como tampoco se puede caer en el error de someter sociedades, vidas, personas a la entelequia del mercado, como su-cede hoy en día con el fundamentalismo neoliberal y sobre todo con la globalización neoliberal….

El reto es dominar al mercado por medio de la acción colectiva consciente, pero ese mercado a su vez está movido por agentes económicos individuales. La dirección la pone la sociedad, el indi-viduo pone la energía.

La pregunta básica es, entonces, cuál debe ser el balance entre estas dos? La correspondiente respuesta ha definido las principa-les ideologías desde hace dos siglos. Demasiada acción colectiva mata al individuo, demasiado individualismo, mata a la sociedad. Demasiada diferencia destruye sociedades, ninguna diferencia, no obstante niveles de esfuerzo y capacidades, destruye al individuo.Ambos males son iguales de perniciosos. Dónde está el justo me-dio? Depende de cada sociedad. Los suecos dicen: una soga para subir al que cae muy bajo, y para bajar al que sube muy alto. No hay recetas únicas. No hay respuestas antes de saber las preguntas,

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como en el socialismo clásico, ni fines de la historia, como en el fundamentalismo neoliberal.

Depende de valores, visiones, principios, objetivos, pero también de condiciones iniciales. Una sociedad tan inequitativa como América Latina, la región más desigual del planeta, donde tene-mos extendida miseria, no por falta de recursos, sino por sistemas perversos, mala distribución, es claro que se requiere una fuerte acción colectiva, y, como corolario, un importante rol del Estado para remediar estos males. Donde ha sido un fracaso el sistema, se requiere un cambio de sistema. Eso es lo que estamos haciendo en Ecuador. Esto es mucho más difícil que administrar un sistema. Bélgica casi dos años sin gobierno. Problemas al respecto? Muchí-simos! Qué difícil en América Latina es esa acción colectiva. Qué difícil es organizarse. Qué difícil es la democracia, frecuentemente confundida con anarquía, qué difícil es reconocer la legítima diri-gencia, el principio de autoridad, que se respete el programa bota-do en las urnas, que se respete el estado de Derecho.

Los fundamentalismos han querido utilizar esta ineficiencia en la acción colectiva como otro argumento a favor del individualismo. El problema, como ya hemos visto, es que la acción colectiva es inevitable. El reto no es minimizarla, el reto es optimizarla.

Sin embargo, a nivel individual también tenemos problemas: En mi ejemplo anterior, cuando vean su fracaso social, jamás lo reco-nocerán, le echarán la culpa a los anglosajones diciendo de alguna manera que ellos los explotaron, y, por último, dirán que noso-tros fuimos más democráticos y protegimos de mejor manera la naturaleza. Sin embargo, ante cualquier descuido buscarán irse a vivir al otro barrio. Ineficiencia, ley del mínimo esfuerzo, no asumir responsabilidades y echarles siempre la culpa a los demás. Mentir,

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engañarnos. Mentir en los medios, en la política, cotidianamente.

Sociedad e individuo, acción colectiva y acción individual: El pro-blema, encontrar el justo balance, y el problema más de fondo, de lo que no nos hablaron las ideologías, ambos realizarlo con excelencia. La respuesta no está en la competencia ni en concep-tos rimbombantes pero semi-vacíos, la respuesta está en aquello que condiciona todas nuestras acciones, las normas con que nos desenvolvemos a diario, transmitidas socialmente, me refiero a la cultura.

Estoy convencido que es lo más importante para el desarrollo, pero también lo más difícil de lograr, no solo en nuestro país, sino en toda nuestra América: el cambio cultural, y, dentro de éste, la búsqueda de la excelencia. Debemos desarrollar algo que nuestra América no tiene: la cultura de la excelencia.Las sociedades que triunfan son las que desde el lustrabotas hasta el ingeniero en nanotecnologías realizan sus trabajos con excelen-cia. Las que desde el obrero hasta el gerente general realizan su labor con excelencia.

Sociedad de excelencia, tanto en la acción colectiva cuanto en la acción individual. En lo macro y lo micro.

Parte de ese cambio cultural y esa excelencia es la responsabilidad social. No creo a nivel de organización social en caridades, sino en cumplimiento de deberes. En el caso de la empresa, de las cuatro éticas fundamentales:

Responsabilidad social: en realidad 4 éticas…. No se necesita cari-dad, tan solo que cumplan con sus responsabilidades.La economía ortodoxa nos decía que el crecimiento y con esto,

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prácticamente el desarrollo, dependía de los factores de produc-ción…Talento humano…Ciencia y tecnología…Pero también:Cultura, sobre todo de la excelencia.Acervo institucional, cambio de sistema y encontrar ese justo ba-lance entre lo individual y colectivo.

Por último, y no hablé mucho de esto, cohesión social. Proyecto común, con sociedades motivadas, con confianza en ellas mismas, con adecuadas relaciones público-privadas, obreropatronales.Con gente decidida, con proyecto nacional, buscando la excelen-cia, no hay nada que no podamos lograr. Es solo cuestión de tiem-po. Que nos roben todo, menos la esperanza. Nuestra América es el continente del futuro.

Adelante, para sacar a nuestros países de la pobreza, para construir la Patria Grande, y bienvenidos nuevamente al Ecuador.

Rafael Correa DelgadoPresidente Constitucional de la República del Ecuador

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