Discapacidad intelectual.

Concepto:

El concepto de discapacidad intelectual ha ido cambiando a lo largo del tiempo. Se eliminaron los términos de “retraso mental” o “deficiencia mental”, por ser consideradas denominaciones negativas, ofensivas e incluso discriminatorias. Dicho concepto fue transformándose desde una visión individual (centrada en la patología) a una visión social en la que se tiene en cuenta la interacción de la persona con su contexto (factores contextuales).

Definición:

La discapacidad intelectual se define como el conjunto de limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y en la capacidad adaptativa de una persona, que se manifiesta en habilidades conceptuales, prácticas y sociales necesarias para funcionar en la vida diaria.

Diagnostico:

Para un diagnóstico de discapacidad intelectual se considera un coeficiente intelectual (ci) menor a 70 (este se obtiene a través de pruebas psicométricas o de inteligencia) y una capacidad de funcionar en la vida cotidiana por debajo del nivel esperado en relación con otras personas de edad similar. Todo esto aparece antes de los 18 años. Generalmente, este diagnóstico está a cargo de los psicólogos que son quienes tienen la capacitación y autorización para aplicar las pruebas estandarizadas que se requieren (evaluación psicopedagógica). a los maestros y a la comunidad educativa en su conjunto no les compete hacer un diagnóstico de discapacidad intelectual, pero sí ofrecer los apoyos pedagógicos pertinentes para que el alumno aprenda y participe en todas las actividades escolares, lo que llevará a mejorar su funcionamiento en los diferentes contextos comunitarios en donde se desenvuelve.

Causas de la discapacidad intelectual:

Las causas de la discapacidad intelectual pueden ser de dos tipos:

las causas genéticas: se presentan alteraciones en los cromosomas que forman los genes del ser humano y alteraciones en el desarrollo anatómico y funcional del cerebro.

las causas ambientales hacen referencia a factores del contexto que afectan el desarrollo de la persona causando la discapacidad, por ejemplo la contaminación, la violencia o la falta de recursos.

Estos tipos de discapacidades son producidas por diversos factores de riesgo:

biomédicos: factores que se relacionan con las alteraciones genéticas o una inadecuada nutrición, entre otros.

sociales: factores que se relacionan con la interacción social y familiar

conductuales: factores que se relacionan con posibles comportamientos inadecuados

educacionales: factores que se relacionan con la falta de apoyos educativos que limitan el desarrollo intelectual, físico y/o social de la persona.

Estos factores se pueden presentar antes, durante y después del embarazo:

Periodo perinatal:

alteraciones cromosómicas como por ejemplo el síndrome de Down microcefalia – hidrocefalia. enfermedades maternas como la rubiola, la desnutrición, la hipoglicemia, y

dificultades para asimilar y eliminar el azúcar del cuerpo. la edad de los padres (mayor de 40 y menor de 14 años) falta de acceso a controles médicos prenatales. violencia intrafamiliar que afecte a la madre. ingesta de agentes tóxicos como medicamentos no formulados por el médico,

drogas y alcohol.

Periodo prenatal:

prematuridad (nacimiento antes de los 9 meses) lesiones en el momento del nacimiento como caídas o infecciones. hipoxia ( es la falta de oxígeno al nacer del bebe) falta de cuidados médicos.

Periodo posnatal:

traumatismos craneoencefálicos (son golpes fuertes en la cabeza por caídas, accidentes o maltrato)

inadecuada nutrición. infecciones que producen fiebres altas (mayores a los 39 grados) como la

meningitis. maltrato y abandono infantil. falta de estimulación por falta de juguetes o afecto. diagnóstico tardío.

Estimulación temprana en niños con discapacidad intelectual:

Desde el nacimiento, el niño se ve sometido a continuos estímulos, algunos internos, que le indican las condiciones de su estado físico (hambre, cólicos, etcétera), y otros que capta del mundo exterior (sonidos, olores, sabores, movimientos propios, etcétera). Empieza a conocer su mundo interior y exterior.

La calidad y variedad de estos estímulos le permiten enriquecer sus capacidades de adaptación. La familia (los padres), le proporciona este primer contacto con el mundo.

Todas las acciones que de forma natural se realizan con los niños, desde que nacen hasta que cumplen los cuatro años de edad aproximadamente, implican la estimulación temprana.

En el caso de los niños con discapacidad intelectual, la estimulación temprana es todavía más importante pero de manera metódica, programada, sistematizada y diseñada por especialistas en la materia. Este tipo de atención se denomina intervención temprana, cuya parte operativa sigue recayendo en los padres y familiares cercanos al niño, la cual requiere una continua supervisión. Esto permite estimular todo el potencial del niño, con la finalidad de favorecer el desarrollo infantil utilizando los propios recursos del niño.

El mejor momento para efectuar la intervención se ubica desde el nacimiento hasta los cuatro años de edad, etapa de vida que se caracteriza por un activo desarrollo neurológico en el que inician los procesos de percepción, asimilación e integración provenientes de los estímulos internas y externas, que van a ayudar al niño a elaborar respuestas complejas en su adaptación.

Características de alumnos con discapacidad intelectual.

Limitaciones en la cantidad y calidad de sus aprendizajes.

Aprenden a un ritmo lento.

Dificultades en las habilidades del pensamiento. (Memoria, percepción, atención)

Dificultad para comprender conceptos abstractos.

Presentan ciertos problemas de motricidad gruesa y fina.

Corto tiempo de concentración (por cansancio debido al esfuerzo que realizan en el aprendizaje).

Complicación para comprender consignas, sino se dan en un lenguaje sencillo.

Recomendaciones para atender a niños con discapacidad intelectual:

crear un ambiente estimulante.

utilizar material concreto y variado.

estimular y alentar al niño en sus expresiones y no reprimirlos.

utilizar más ejemplos, actividades y repetirlas cuantas veces sea necesario.

explicar las consignas con claridad.

La discapacidad intelectual y la inclusión educativa:

Las limitaciones de las personas con discapacidad intelectual son fundamentalmente cognitivas. En consecuencia necesitan de más apoyos para acceder al aprendizaje. Hoy la escuela busca y genera

los apoyos que se requieren para asegurar el logro educativo no sólo de los alumnos con discapacidad, sino de todos los estudiantes que asisten a la escuela.

Implica un cambio en la escuela en conjunto que, contrario a lo que parece, beneficia al resto de los alumnos y a la comunidad educativa en general, ya que incide en la gestión y organización de la escuela, la capacitación y actualización del personal docente, el enriquecimiento de prácticas docentes y la promoción de valores como la solidaridad y el respeto.

El aula constituye un espacio de relaciones e intercambios de experiencias entre niños y docentes en el que todos se benefician de la diversidad de ideas, gustos, intereses, habilidades, y necesidades de todos al igual que de la variedad de experiencias de aprendizajes que los docentes utilizan para propiciar la autonomía favoreciendo un clima de trabajo estimulante.

Estrategias y recursos:

Los niños con algún trastorno del desarrollo intelectual suelen tener mayores limitaciones que el resto de alumnos a la hora de asimilar conceptos de carácter abstracto o excesivamente teórico. Para contrarrestar este déficit, resulta de gran utilidad utilizar materiales visuales o táctiles con los que los chicos puedan experimentar, como medio para enseñar o reforzar conceptos. Algunos ejemplos son:

•Objetos reales y miniaturas: ábacos.

•Plastilina y herramientas para trabajarla.

•Pinturas, lápices de colores, etc.

•Juguetes de construcción tipo bloques o piezas más sofisticadas, según la edad y nivel.

•Es conveniente que los materiales didácticos y juguetes emitan sonidos y sean fáciles de distinguir, tanto visualmente como por la textura.

•Programas informáticos adecuados a las necesidades y ritmo de aprendizaje de cada alumno con las siguientes características: lenguaje claro, que la pantalla no esté sobrecargada de información, con iconos gráficos y descriptivos para ayudar en la navegación.