Diosito Victor Codina

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  • 7/28/2019 Diosito Victor Codina

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    En Bolivia, como en otros pases de

    Amrica latina, el pueblo es muy aficio-nado a los diminutivos: el pan es pane-

    cito, el caf es cafecito, el pap es pa-

    pito, el soldado es soldadito, el cura es

    el padrecito, la religiosa es la madre-

    cita, incluso el muerto es un muertito

    y si el muerto es un nio, es un angeli-

    to Estos diminutivos significan fami-

    liaridad, cercana, cario, algo entraabley sencillo. En este contexto se puede com-

    prender que tambin Dios sea llamado

    Diosito.

    Llamar a Dios Diosito est muy le-

    jos de concebirlo como el Primer motorinmvil, la Causa de las causas, el Ser ne-

    cesario y Absoluto, el Ser del cual no se

    puede pensar nada mayor, como lo for-

    mularon filsofos helnicos o escolsti-

    cos medievales. No es tampoco el Dios

    tremendo y fascinante, ni el totalmente

    Otro de los fenomenlogos de la reli-gin.

    Tampoco es el Dios que algunos te-

    logos llaman el Misterio absoluto y sin

    orillas, el Dios siempre mayor, el Dios in-

    Suplemento del Cuaderno nm. 162 de CiJ - (n. 198) - J ulio, 2009R. de Llria, 13, 08010 Barcelona - tel. 93 317 23 38, fax 93 317 10 [email protected] - www.fespinal.com

    Diosito

    nos acompaa

    siempreo el credo de los pobres

    p

    ape

    les

    CRISTIANISME

    IJU

    STCIA

    Al acabar un curso de formacin cristiana para adultos en un barrio popular de

    Cochabamba, Bolivia, una mujer que asista al curso exclam: Diosito nosacompaa siempre!. Esta exclamacin constituye una verdadera profesin de fe,semejante a la de aquella mujer que mientras J ess hablaba le dijo: Feliz la quete dio a luz y te cri! (Lc 11,27).

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    accesible envuelto siempre en la tiniebla

    de la incognoscibilidad infinita. No es elDios omnipotente y sempiterno al que

    invoca de ordinario nuestra liturgia en sus

    oraciones. Menos an Diosito es el

    Yahv terrible que se manifiesta entre ra-

    yos y truenos en el Sina, ni es el Juez cas-tigador implacable de muchas predica-

    ciones moralizantes o de la misma pinturadel juicio final de la Capilla Sixtina.

    Tampoco es el Dios del credo Niceno-

    constantinopolitano.

    Diosito es un Dios cercano, fami-

    liar, bueno, perdonador, misericordioso,

    que desea que seamos felices, que tenga-

    mos vida en abundancia. Es el mismo

    Dios al que Jess llamaba Abb, es decir

    papito, incluso en Getseman en sus

    momentos de angustia ante la cercana de

    su pasin (Mc 14,36). Diosito refleja

    una imagen paterna y tambin materna

    de Dios, porque como dice el profeta,

    aunque una madre se olvidase de sus hi-

    jos, l no se olvida de nosotros (Is 49, 15),l tiene entraas de misericordia, nos cui-

    da, nos protege, est siempre cerca de

    nosotros. No es el Dios abstracto de la

    mstica renano-flamenca sino ms bien el

    Dios que Teresa de Lisieux descubri en

    su pequeo camino de la infancia espiri-

    tual.

    Indudablemente, esta imagen delDiosito est estrechamente ligada a la

    encarnacin y nacimiento de Jess, cuan-

    do la Palabra eterna se hace carne y habi-

    ta entre nosotros (Jn 1, 14), se despoja de

    su gloria y se hace semejante a nosotros

    (Fil 2, 6-7). Es una imagen que nace de la

    contemplacin de Jess nio, el Nio

    Manuelito, como le llama el pueblo, el

    Dios hecho pequeez humana, que elpueblo creyente adora en la noche de

    Navidad y venera en los pesebres de sus

    casas. Es, sin duda, el Espritu del

    Resucitado, el que nos permite gritar

    Abba! o Padre! (Rm 8,15; Gal 4, 4), elque nos permite llamar a Dios, Diosito.

    Pero este Diosito, aada la sencillamujer cochabambina, nos acompaa

    siempre.

    No es un Dios que permanece invul-nerable e insensible en la lejana, como

    los dioses del Olimpo, ni nos deja aban-

    donados a nuestra propia suerte, como

    nufragos en medio del mar de la vida, si-

    no que camina con su pueblo, escucha el

    clamor de los oprimidos en Egipto, acom-paa a los Israelitas en su marcha por el

    desierto, en su historia de luces y sombrasy les hace retornar del exilio de Babilonia

    a Palestina.

    Es el Seor resucitado que se junt co-

    mo peregrino desconocido a los discpu-

    los de Emas, les explic las escrituras y

    compart con ellos el pan (Lc 24, 13-35).

    Es el Seor que dijo que estara siemprecon nosotros hasta el fin de la historia (Mt

    28, 20) y a travs del Espritu acompaaa la Iglesia en su peregrinacin, gua a la

    humanidad y llena el universo, como el

    Vaticano II ha enseado, al hablar de los

    signos de los tiempos (GS 11). En l exis-

    timos, nos movemos y somos, como afir-m Pablo en el arepago de Atenas, ci-

    tando a algunos poetas griegos (Hch

    17,28).

    Diosito nos acompaa siempre a lo

    largo de nuestra vida, en momentos de fe-

    licidad y de turbacin, y no nos abando-

    nar en el momento de nuestra muerte,

    porque es el que resucit a Jess de entre

    los muertos y tambin resucitar nuestrospobres cuerpos mortales (Rm 8, 11; Flp 3,

    21). Quin nos podr apartar del amor de

    Dios? (Rm 8, 28-39). Diosito funda-menta nuestra esperanza, porque nos

    acompaa siempre, es el Dios-con-nos-

    otros.

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    Muchos telogos han buscado una

    frmula breve del cristianismo que com-pendie el credo y responda a nuestros d-

    as. Diosito nos acompaa siempre pue-

    de ser una frmula breve que resume toda

    la revelacin bblica expresada a travs

    del sentido de la fe del pueblo sencillo.Algunos biblistas afirman que el centro

    de la revelacin no es afirmar que Diosexiste, sino que Dios acompaa siempre

    a su pueblo. Esto el pueblo pobre y sen-

    cillo no lo ha aprendido de libros o cursi-

    llos, lo ha experimentado en su propia vi-

    da. Diosito nos acompaa siempre

    resume en lenguaje popular gran parte de

    la historia de salvacin bblica. Es unaversin popular del evangelio, es como el

    credo de los pobres.

    La exultacin mesinica de Jess

    quien lleno del gozo del Espritu bendijo

    al Padre porque haba ocultado los miste-

    rios del Reino a los sabios y entendidos y

    se los haba dado a conocer a los peque-

    os (Lc 10, 21), no ha sido tomada de-masiado en serio ni por la Iglesia en ge-

    neral, ni por la teologa en concreto. Estospequeos y sencillos son lo que Eduardo

    Galeano llama los nadies, Jon Sobrino

    las vctimas y Gustavo Gutirrez los

    insignificantes; son los que no tienen po-

    der ni saber, los que no cuentan. Pablo nos

    dir que estos pobres y despreciados a los

    ojos del mundo han sido escogidos porDios para confundir a los sabios y pode-

    rosos del mundo (1 Cor 1, 26-31).

    Esta sabidura cristiana popular, fruto

    de la connaturalidad que tiene el pueblo

    con el evangelio de Jess, de su sentido

    de la fe, del que habla el Vaticano II (LG

    12), no la tenemos de ordinario muy en

    cuenta. No nos acabamos de creer que el

    Espritu hable por los pequeos y senci-

    llos y que ellos posean la uncin del

    Espritu (1 Jn 2, 20.27).

    Evangelizamos al pueblo, enseamos

    catecismo, predicamos, hacemos teologay pastoral con conceptos y lenguajes ela-

    borados por sabios y letrados, que muchas

    veces presentan una imagen de un Dios

    Todopoderoso y Omnipotente ms cerca-

    na a los seores feudales y reyes de la tie-rra, a los terratenientes y grandes empre-

    sarios y financieros, a los ricos ypoderosos del Primer mundo, que al Dios

    clemente y compasivo Padre de Jess, el

    Dios de los pobres, el Dios del Magnificat

    que derriba a los poderosos de sus tronos

    y exalta a los humildes, el Dios que

    Simen descubri en el templo en aquel

    Nio que una pareja campesina ofreca alSeor (Lc 2, 22-35). Nuestro Dios, el que

    predicamos y enseamos en el catecismo,

    muchas veces est muy alejado del

    Diosito del pueblo sencillo.

    Tal vez por esto el pueblo pobre y sen-

    cillo se aleja de la Iglesia oficial y vive su

    fe un tanto al margen de la institucin, de

    manera informal. Y tal vez por esto elmismo Primer mundo siente un rechazo

    de esta imagen de Dios.

    En cambio a Jess de Nazaret, el pue-blo le entenda. Hablaba con autoridad

    pero de forma sencilla, con parbolas, con

    ejemplos caseros sacados de la vida, con

    imgenes populares, del campo, del tra-

    bajo, de la vida familiar.

    Entiende el pueblo sencillo de hoy laliturgia, las homilas, las encclicas del

    magisterio de la Iglesia? Le falta al pue-

    blo inteligencia para comprender, o ms

    bien a nosotros, nos falta comprensinprofunda del evangelio para poderlo trans-

    mitir a los pobres? Evangelizar a los po-

    bres es uno de los grandes signos mesi-

    nicos (Lc 7, 22). Pero cmo evangelizar

    a los pobres? No habra que partir de sus

    necesidades vitales, de sus mismas viven-

    cias y de sus expresiones de fe popular?

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    Imprime: Edicions Rondas S.L. - ISSN 1135-7584 - D. L. B-45397-95

    Pero adems la expresin Diosito

    nos acompaa siempre es un desafo y

    un grito proftico para los sectores del

    Primer mundo, tambin de Amrica lati-

    na, para quienes Dios ha muerto, o es al-

    go que pertenece a la poca pre-industrial

    y pre-cientifica, algo absurdo, un residuocultural ante el cual vale ms ser escpti-

    cos e indiferentes, mantener una duda me-

    tdica, permanecer en un prudente y c-

    modo agnosticismo, guardar silencio.

    Para muchos no es polticamente co-

    rrecto hablar de Dios, ni confesar pbli-camente que uno es creyente. Uno se ex-

    pone a recibir crticas o, lo que es peor, a

    recibir una sonrisa, mezcla de extraeza y

    compasin.

    Frente a estos sectores ilustrados, el

    pueblo pobre y sencillo confiesa que Dios

    realmente existe y nos acompaa siem-

    pre. No es un enigma, nos es un absurdo,es un misterio de cercana y bondad, es

    Diosito.

    Una vez ms es verdad que los pobres

    nos evangelizan, nos ofrecen una imagen

    diversa de Dios, que podr y deber sin

    duda ser profundizada, iluminada por la

    fe y la razn, ser nuevamente evangeli-

    zada, pero que posee la verdad y la sabi-

    dura propia del credo de los pobres. Lospobres son un lugar teolgico y herme-

    nutico privilegiado para comprender el

    evangelio. No acabamos de aceptarlo. Y

    menos an cuando es una mujer pobre la

    que a veces nos evangeliza El obispo

    poeta Casaldliga que vive entre los in-significantes del pueblo, lo ha expresado

    rotundamente:

    El Espritu

    ha decidido

    administar

    el octavo sacramento:

    la voz del Pueblo!

    Vctor Codina, sj.