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  • DICCIONARIO DE PERUANISMOSEl habla castellana del Per

    Embajador Juan Alvarez Vita

    UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS

    CENTRO DE INVESTIGACIN - FONDO EDITORIALDirector: Jaime Deza RivasplataAv. Cuba 301. Jess Mara.Telfonos: 471 0346 / 472 1409 | e-mail: [email protected] |

    Arte y Diseo: BAZICO, Imagen y DiseoJaime Deza SantibezGrimaldo del Solar 120. Miraflores. Lima. Telf. (51-1) 445 4342

    Revisin de textos: Juan Alvarez VitaImpreso en los talleres grficos de la Universidad Alas Peruanas.

    Hecho el depsito legal en la Biblioteca Nacional del Per:

    ISBN:

    Segunda edicin: Lima, abril de 2009

    Prohibida la reproduccin parcial o total de las caractersticas de este libro, ningn prrafo o imagen contenidos en esta edicin puede ser reproducido, copiado o transmitido sin autorizacin expresa del Fondo Editorial de la Universidad Alas Peruanas. Cualquier acto ilcito cometido contra los derechos de propiedad intelectual que corresponden a esta publicacin ser denunciado de acuerdo al D.L. 822 (ley sobre el derecho de autor) y con las leyes que protegen internacionalmente la propiedad intelectual.

    Primera edicin: Editorial Studium. Lima, 1990Segunda edicin: Universidad Alas Peruanas, 2009

  • En 1990 sali a la luz el Diccionario de Peruanismos, con el sello de la hoy desaparecida editorial Studium y con los auspicios del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa del Per (CONCYTEC) y de la Comisin del V Centenario del Descubrimiento de Amrica Encuentro de dos Mundos. Hoy, dieciocho aos ms tarde, presentamos los resultados de un trabajo que, a sugerencia del actual presidente de la Academia Peruana de la Lengua, doctor Marco Martos, hemos decido intitular Diccionario de Peruanismos. El habla castellana del Per, que refleja nuevas caras como consecuencia de investigaciones adicionales. Adems, entre 1990 y 2008 hemos vuelto a realizar trabajos de campo en casi todo el territorio del Per, as como en la Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, el Ecuador, Espaa, Guatemala, Honduras, el Uruguay y Venezuela. Hemos podido, adems, hacer por primera vez visitas in situ a El Salvador, Honduras, Marruecos y Filipinas. Estas investigaciones, sumadas a las otras realizadas con anterioridad a 1990, que comprendieron Panam, Puerto Rico, Guatemala, Nicaragua y las comunidades sefarditas de Tesalnica, en Grecia, y Estambul, en Turqua, nos permiten afirmar que nuestra investigacin comprende prcticamente toda la zona de extensin de la lengua castellana, lo que nos ha permitido un mejor anlisis comparado de lo que conocemos como peruanismos.

    Debido al ejercicio de mi profesin diplomtica y a comisiones recibidas de las Naciones Unidas, he tenido la oportunidad de continuar alternando con peruanos y dems hispanohablantes que residen fuera de las reas del dominio del espaol. Estas experiencias han sido para m muy enriquecedoras desde todo punto de vista y el de la lengua no poda faltar. As como hay familias enteras que, durante varias generaciones en el exterior, mantienen el espaol, con mucha pureza, otras sufren el impacto de la convivencia con lenguas diversas o con variantes del castellano.

    La dispora peruana no ha merecido todava un estudio de las consecuencias que tiene en nuestro idioma y valdra la pena hacerlo. El presente trabajo tiene otros objetivos y no me detendr, en esta oportunidad, en estos aspectos tan interesantes. Por razones histricas el Per tiene lazos muy intensos con Amrica y Europa. Ello privilegia esas reas cuando se trata de efectuar estudios y comparaciones. Pero tambin hay mucho que investigar acerca de las recprocas influencias que han ocurrido y se siguen dando en el campo cultural en otros espacios geogrficos. Los pases de Asia, frica y Oceana que he tenido oportunidad de visitar, me han deparado ms de una sorpresa y el lector acucioso lo notar sin dificultad al leer las definiciones y explicaciones que hago de algunos peruanismos cuyas dudas disip en nuestras antpodas.

    Las fuentes de esta segunda edicin son muchas. Menciono slo las principales. Hay informantes orales conocidos, pero otros son personas annimas. En ambos casos no he

    A GUISA DE PALABRAS PRELIMINARES

  • dejado de interrogarlos, muchas veces exhaustivamente, sobre el origen y significado de las palabras que estaban usando en un determinado momento. En lo que se refiere a las fuentes documentales, las he analizado en el contexto propio de su momento, y las he citado, quizs hasta exageradamente. Finalmente, la observacin diaria de la sociedad es un elemento de gran importancia, por la gran cantidad de informacin que nos brinda, y que hemos cotejado con los otros tipos de fuentes ya citadas. Citar todo este caudal nos alejara del fin principal en una obra de esta naturaleza.

    Lo que s puedo afirmar es que en ningn caso, en pas alguno, he recibido una negativa a atender mis requerimientos de informacin. Por ello, el natural agradecimiento que deseo hacer a quienes han colaborado conmigo tiene el riesgo de presentar muchos vacos.

    En la anterior edicin ya inclu algunos de los nombres de quienes me ayudaron en aquel entonces. Ahora, deseo recordar algunas de las colaboraciones que he recibido con posterioridad a la primera edicin. As, en Tegucigalpa tuve el singular apoyo del acadmico espaol Atanasio Herranz, quien no solamente me dio la oportunidad de revisar sus valiosos archivos sino que me invit a dar una conferencia sobre el habla del Per en la Universidad Nacional Autnoma de Honduras al trmino de la cual se desarroll un ameno y enriquecedor intercambio de puntos de vista con los asistentes. Tambin es justo que seale que, igualmente, durante los dos aos que dur mi permanencia en La Habana como embajador del Per, fui invitado por la Academia Cubana de la Lengua a disertar sobre las similitudes y diferencias que existen entre el vocabulario del Per y el de Cuba. El fruto de todas estas y otras experiencias se refleja en este nuevo diccionario que ahora entrego a la comunidad de lengua hispnica.

    Con respecto a esta edicin debo sealar que desde 1990 no ha aparecido otro trabajo similar ni al que dimos a conocer en aquel ao, ni al que ahora se da a conocer. La complejidad de ciertas definiciones, sumada al hecho de que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua no ha recogido sino una nfima parte de voces peruanas, en muchos casos, con errores conceptuales muy grandes, nos ha obligado a introducir una serie de notas explicativas que pretenden ubicar mejor al lector.

    A lo largo de nuestra investigacin pensamos incluir, al fin de cada definicin, la relacin de cada una de las fuentes utilizadas para definir cada vocablo. Lamentablemente, no obstante la importancia que tiene, hemos renunciado a ello ya que se triplicara la extensin de este volumen.

    El lector encontrar que, siguiendo la sugerencia de nuestro maestro Luis Jaime Cisneros, ex Director de la Academia Peruana de la Lengua, en las notas explicativas hemos sealado, en la medida de lo posible, los usos generacionales de esos vocablos. Decir que este aporte est completo, sera faltar a la verdad. En este sentido hay mucho por investigar y precisar.

    En el contexto antes mencionado, hemos recogido un nmero considerable de vocablos y giros que tuvieron su auge en la ciudad de Lima durante el siglo XIX, muchos de ellos registrados en la literatura peruana de aquel entonces y que actualmente (2008) estn en vas de extincin pues son usados principalmente por personas de ms de ochenta aos, nacidos en esta ciudad

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  • e hijos de padres limeos. Si se tiene en cuenta que hoy la mayora de la poblacin de Lima proviene del interior del Per, se trata, proporcionalmente, de un grupo nfimo de hablantes, pero que constituye un testimonio viviente de nuestro patrimonio cultural inmaterial.

    Hemos continuado tambin con la inclusin de algunas voces empleadas en otros pases y que, a pesar de no haberse registrado su uso en el Per, aqu tuvieron su origen y estn relacionadas con otros peruanismos.

    En lo que se refiere a las etimologas de lenguas indgenas como el quechua o aimara, recogidas en el Drae, creo conveniente hacer algunas precisiones, para explicar el tratamiento que les hemos dado en el presente diccionario.

    Para favorecer la evangelizacin, el Concilio de Lima en 1583 dispuso la traduccin al aimara y quechua del catecismo y de las cartas pastorales pertinentes. Es as como para escribir ambas lenguas se empez a usar el alfabeto latino conforme a los usos del castellano.

    Sera en el siglo XX, como consecuencia de los movimientos indigenistas, que se dieron algunos pasos importantes para dotar al quechua de un alfabeto propio. En octubre de 1939, con ocasin del XXVII Congreso Internacional de Americanistas celebrado en Lima, se aprob un alfabeto para las lenguas aborgenes americanas que consta de 33 signos. En octubre de 1946, el Ministerio de Educacin del Per aprob el Alfabeto de las Lenguas Quechua y Aymara, con 40 signos. En agosto de 1954 el III Congreso Indigenista Interamericano, efectuado en La Paz, cre el Alfabeto fontico para las lenguas quechua y aymara. En 1975 el ministerio de Educacin del Per aprob el Alfabeto Bsico General del Quechua. Las letras que este alfabeto contena eran: a, aa, ch, e, h, i, ii, k, l, ll, m, n, , o, p, q, r, s, sh, t, tr, ts, u, uu, w, y. En 1985, otra resolucin ministerial suprimi las letras e y o. No obstante, la Academia Mayor de la Lengua Quechua, con sede en la ciudad del Cuzco, promueve una versin del alfabeto quechua con cinco vocales (a, e, i, o, u) y ha hecho esfuerzos para que en los otros pases donde se habla el quechua desde el sur de Colombia hasta Cuyo en la Argentina se use un nico alfabeto, pero a ms de 4 siglos del Concilio Limense, este objetivo an no se ha logrado.

    Es cierto que lingistas profesionales emplean el alfabeto fontico internacional, con el que se puede representar cualquier lengua con exactitud, pero su uso es muy complicado y se limita a especialistas. Por otro lado, desde el punto de vista sociolgico, correspondera en ltimo trmino a la poblacin quechuahablante decidir qu alfabeto usar. Si tenemos en cuenta que la gran mayora de los hablantes del quechua son bilinges, y que quienes saben leer y escribir, lo han aprendido en castellano, no resulta una necesidad imperiosa aprender un alfabeto carente de consenso y distinto del castellano, ms an cuando la produccin de escritos en quechua es muy limitada

    Terminado este breve disgregar, debo sealar que los problemas derivados de la situacin de la lengua quechua y de la diversidad de alfabetos utilizados se han reflejado al incorporar quechuismos en el Drae. Estas inclusiones, lamentablemente, no han seguido criterios uniformes pues se han producido en diferentes etapas y por ello reflejan las pautas del alfabeto quechua en boga en esos momentos. Hay as casos en que una etimologa comn a

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  • varios vocablos tiene dos, tres y a veces cuatro variantes. Esta situacin se torna ms compleja cuando la Real Academia de la Lengua Espaola, como paso previo a la decisin de incorporar voces a solicitud de una de las academias correspondientes, formula las consultas del caso con las otras corporaciones. Es de lamentar que no todas ellas tengan el mismo celo en participar. Ello contribuye a restar calidad al diccionario oficial.

    En nuestro Diccionario de Peruanismos, edicin de 1990, y en la presente, hemos optado por usar la forma clsica de escribir el quechua que, dicho sea de paso, fue el que estudi en la Pontificia Universidad Catlica del Per cuando la ctedra de quechua era dirigida por el profesor Teodoro Meneses. Los conocimientos ah adquiridos me han sido muy tiles junto con los de latn para la elaboracin de este diccionario.

    Ms all de la normalizacin lingstica del quechua, proceso de por s ya muy complejo, que incluye la estandarizacin de la escritura, el estudio de esta lengua es imprescindible en la formacin de un peruanista y, en la materia que nos ocupa, para todo estudioso del castellano que se habla en el Per y en los otros pases sudamericanos.

    Hemos decidido mantener aunque con los cambios ya mencionados la estructura del Diccionario de Peruanismos editado en 1990, e incluir su Prlogo y su Presentacin originales por considerar que contienen elementos tiles para los lectores.

    Por otra parte, hemos considerado conveniente continuar incluyendo en la presente edicin los refranes, dichos y locuciones verbales del Per, desde el siglo XVI hasta nuestros das. Algunos ya no se oyen ms, otros estn en el apogeo de su uso, pero parece haber una tendencia a relegarlos del habla cotidiana, principalmente en las generaciones ms jvenes. Las investigaciones documentales y la recoleccin de datos de nuestros informantes orales requieren ser continuadas si no se quiere perder su registro.

    Otra novedad est en relacin con la sinonimia. Al final de cada definicin, de ser el caso, se remite al lector a todos los sinnimos calificados como peruanismos.

    Todos estos nuevos aportes hacen que, con respecto a la edicin de 1990, podamos presentar una obra notablemente enriquecida, con numerosos ejemplos que permiten apreciar mejor el sentido de muchos vocablos. Esperamos que sea de utilidad para los lingistas, historiadores, literatos, traductores, diplomticos y para todos aquellos que, ya inmersos en la globalizacin de nuestros das, requieran conocer algunos de los matices del castellano del Per, como herramienta indispensable en toda negociacin.

    Tambin, siguiendo muchas sugerencias, incluimos en la presente edicin los comentarios que, en su momento, formularon sobre el Diccionario de Peruanismos el doctor Aurelio Mir Quesada Sosa, con motivo de la presentacin del libro en Arequipa; el doctor Luis Jaime Cisneros, en un artculo intitulado Lingua Peruviana, publicado en la revista Caretas de Lima en su edicin 1113 del 18 de junio de 1990; el comentario Peruansimo Diccionario, del doctor Jos Antonio Bravo, publicado en la revista Negro y Blanco, el 5 de agosto de 1990; el artculo que, con el nombre de Peruanismos, public el hoy embajador Martn Yrigoyen, en la revista

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  • Gente el 15 de noviembre de 1990; y Alvarez Vita: La diccin del diplomtico, de la autora del doctor Oscar SchiappaPietra, en el Suplemento Dominical del diario El Comercio de Lima, el 1 de septiembre de 1991.

    A esta positiva crtica de especialistas peruanos, se suman las de otros estudiosos de la lengua espaola como Camilo Jos Cela, premio Nobel de Literatura (1989), quien particip en la tertulia organizada por el embajador de Espaa Nabor Garca que, con motivo de la presentacin oficial del Diccionario de Peruanismos, se realiz el 8 de julio de 1990 en la residencia de la embajada de Espaa en el Per y que fuera transmitida en su totalidad por la televisin peruana. Camilo Jos Cela en declaraciones pblicas que fueron reproducidas, adems, por la prensa local, seal que el Diccionario de Peruanismos de Juan Alvarez Vita constituye uno de los mejores aportes al estudio del espaol hablado en Amrica y, posteriormente, ya en Madrid, hizo entrega a la Real Academia de la Lengua Espaola, de ejemplares de esta obra A estas apreciaciones se suman las de lingistas de Alemania, Espaa, Cuba y el Japn, y de numerosos historiadores, socilogos e intelectuales en general, de diferentes pases del mundo, muchas de las cuales son de fcil consulta en Internet.

    Deseo agradecer al diario El Comercio, de Lima, que entre el 11 de agosto de 1996 y el 5 de julio de 1998, es decir durante dos aos, public una sntesis semanal de los principales peruanismos contenidos en el diccionario. Junto con mi reconocimiento a ese importante diario y a sus muchos lectores que hicieron valiosos comentarios y aportes, debo mencionar que estando en plena revisin este trabajo, recib la generosa y espontnea oferta de colaboracin de los miembros de la Sociedad Peruana de Estudios Lxicos (Spelex) doctores Marco Aurelio Ferrell, Ana Baldoceda y Consuelo Meza. A todos ellos mi sincero reconocimiento.

    La mencin a familiares puede ser tildada de parcial. En mi caso particular no hacerlo sera caer en un acto de injusticia. Nac en un hogar donde las conversaciones giraban casi siempre sobre temas culturales y tanto mis hermanos como yo recibamos siempre oportunas correcciones que nos conducan a hablar y a escribir con propiedad. Mi padre, Juan Alvarez Segura, agregaba a su profesin de abogado el ejercicio de la docencia en el campo de la historia y, en sus ratos libres, era un lector incansable y escriba sobre diversos temas. Mi madre, Mara Vita de Alvarez, al igual que mi padre, era una persona muy observadora de la sociedad peruana e internacional. De fina pluma y tambin con pasin por la lectura, cuando sus obras de servicio social voluntario le dejaban algn tiempo libre, no dejaba de escribir. Su ltimo libro, escrito por ella misma en computadora, me lo envi por correo electrnico pocos das antes de fallecer.

    El lector comprender por qu, en honor a la justicia, debo singularizar de manera muy especial la herencia cultural recibida de mis padres, quienes me inculcaron, desde mi niez, el inters en el idioma castellano y, posteriormente, me brindaron toda su colaboracin para mis investigaciones culturales incluidas las lingsticas, tanto para la primera edicin como para la presente.

    Ellos fueron no slo una fuente de primera mano para ubicar, precisar y definir esas

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  • voces caractersticas de la lengua de Lima, sino que revisaron muchas veces los sucesivos textos que someta a su consideracin.

    Mucho es lo que debo a mis hermanos Elsa y Enrique Alvarez Vita, la primera, bibliotecloga y, el segundo, matemtico, no slo por su aliento sino tambin por acompaarme en esta cacera de palabras que parece que no terminar nunca. Otro tanto podra decir de mis sobrinos Adriana y Alexandre Mezzadri, Daniela y Anglica Alvarez Lupo, quienes han hecho importantes aportes sobre la lengua de su generacin, as como comparaciones adecuadas entre el castellano del Per y el portugus del Brasil cuya influencia se deja sentir en el hablar de la gente de nuestra Amazona.

    Muchas de las voces de Cajamarca incluidas en la presente edicin se deben no solamente a las informaciones contenidas en el Diccionario de Cajamarquinismos de Luis Iberico sino a visitas a esa zona y, de modo especial, a la colaboracin de Segundo Campos Aguilar, nacido en Chota, y conocedor del habla de ese departamento del Per.

    Tambin debo expresar mi gratitud a la Asociacin para la Investigacin y el Desarrollo Integral (AIDER) cuyo presidente, ingeniero Jaime Nalvarte Armas, me invit a apreciar in situ la labor que realizan en diversos lugares del Per, oportunidad que me dio la posibilidad de hacer estudios lingsticos directos en comunidades campesinas del Bajo Piura, en la costa; en la de San Pedro de Casta, en Huarochir, en la sierra de Lima; as como en las comunidades nativas shipibas de nuestra Amazona.

    El doctor Bernardino Ramrez Bautista, distinguido intelectual peruano y actual decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, de Lima, me invit a visitar la Comunidad Campesina de Huamantanga para presenciar la fiesta de los moros y cristianos. El lxico huamantanguino recogido en este diccionario es el fruto de mis numerosos viajes y de mis relaciones con los habitantes de ese lugar de los Andes que un da me dieron una de las distinciones que ms aprecio: la de designarme, en una asamblea popular, comunero honorario de Huamantanga. Valgan estas palabras para agradecerles a todos ellos por haberme transmitido su milenaria tradicin cultural y su variada riqueza lingstica.

    El ejercer la docencia universitaria me ha permitido seguir contando con el aporte de mis alumnos en las Universidades de San Marcos de Lima, la de Lima, Ricardo Palma, San Ignacio de Loyola, la UNIFE, el Centro de Altos Estudios Nacionales y la Academia Diplomtica del Per, ha sido una ocasin para estar al da con el lenguaje de las nuevas generaciones. No menos importante es el brindado por mis alumnos en la Universidad de Derechos Humanos y del Derecho a la Educacin de Ginebra, Suiza, provenientes de casi todo el mundo, comprendidas todas las regiones lingsticas donde se habla el espaol.

    A la lista de personas a las que deseo expresar mi reconocimiento, debo agregar al autor del exordio, doctor Marco Martos Carrera, Presidente de la Academia Peruana de la Lengua, a la Universidad Alas Peruanas, editora de la presente, en especial a su rector, el doctor Fidel Ramrez Prado, al doctor Jaime Deza Rivasplata, Director del Centro de Investigacin-Fondo Editorial, y al seor Jaime Deza Santibez, quien tuvo a su cargo su imagen y diseo.

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  • Tambin debo agradecer a los miembros del Comit de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, que me hicieron el honor de elegirme presidente de la Comisin de Estilo de Lengua Espaola. Fue un excelente laboratorio para conciliar ideas y posiciones expresadas en las diversas lenguas oficiales de ese importante organismo internacional, hasta llegar a elaborar definiciones aceptables para todos.

    Aunque es temerario de mi parte hacer una lista exhaustiva con los nombres de las personas que de una manera u otra han contribuido a esta investigacin, con el riesgo de que haya omisiones, involuntarias, por cierto, los nombres de esos colaboradores orales aparecen en la relacin de fuentes. A todos ellos, mi reiterado agradecimiento.

    Sin toda esta conjuncin de factores, la presente edicin no se hubiera podido hacer realidad.

    Hago votos para que el Diccionario de Peruanismos que ha anunciado la Academia Peruana de la Lengua deje pronto de ser un proyecto. Al mismo tiempo hago una invocacin para que defina, con la mayor precisin posible, lo que constituye un peruanismo. A lo largo de la presente obra queda claramente establecido qu es lo que yo entiendo como tal. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua lo define como m. Vocablo, giro o modo de hablar propio de los peruanos. A manera de aporte he sealado en esta obra que esta definicin es insuficiente y que habra que agregar: Voz, locucin verbal, dicho o refrn cuyo origen es peruano o que ha tomado caractersticas propias en el Per. // 2. m. Aficin al estudio de las lenguas, literaturas o cultura peruanas. // 3. Per. m. Amor o apego a las cosas tpicas del Per.

    En este contexto es necesario sealar que el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Espaola (Drae) no registra otras voces relacionadas con nuestro pas tales como peruanista, peruanizado, peruanizar, peruano (algunas acepciones), peruana, perucho y perulera que, al igual que algunos dichos, el lector encontrar en esta obra.

    Lo que ms sorprender es que el Drae no ha considerado a la palabra peruanidad. Nosotros la hemos definido as: 1. f. Calidad o carcter de lo que es peruano o peculiar del Per.

    Esta omisin resulta inexplicable si se tiene en consideracin que el Drae registra las palabras argentinidad, hispanidad, valencianidad, pero no peruanidad. Una importante revista se llam Peruanidad y una arteria de Lima lleva el nombre de Avenida de la Peruanidad. La Academia Peruana de la Lengua debera tener como prioridad el lograr la inclusin de esta voz en el Drae.

    Entre todos los tipos de libros, el que ms tiempo y esfuerzo demanda es un diccionario. Cuando termin, hace dos dcadas, la primera edicin, me promet a m mismo que no volvera a hacer nada semejante. Mi mayor estmulo ha sido contemplar que 20 aos ms tarde ninguna institucin o persona recogi el guante, ni para ampliarlo, modificarlo o dar a luz uno nuevo. Esta circunstancia y mi profundo amor a mi pas, el Per, y a nuestra patria grande que piensa,

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  • Juan Alvarez VitaLima-Yakarta, diciembre de 2008.

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    habla y escribe en castellano, me hicieron caer nuevamente en la tentacin y he aqu el libro.

    Hace dos siglos, los pueblos que hablan espaol decidieron separarse polticamente, pero la independencia no rompi los otros vnculos existentes, sino que, ms bien, stos se consolidan da a da. As el idioma es uno de los principales lazos de unin y las variaciones que encontramos en el seno de esa comunidad no han conducido a una fragmentacin, ms bien somos testigos de que est ocurriendo todo lo contrario, a travs de un proceso que da a nuestra lengua ms riqueza y unidad.

    Ello es importante tenerlo en cuenta porque las variaciones de lxico, como las que se han recogido en este trabajo, que se incorporan en el caudal del habla, sin pedir previamente la aquiescencia de academia alguna, reflejan nuestra historia, nuestra mentalidad y nuestra realidad e integran armoniosamente el patrimonio comn de nuestra lengua iberoamericana.

  • Los diccionarios, lo ha dicho Luis Fernando Lara(1), nos son tan familiares como las mesas, la radio, el telfono, objetos muy conocidos que usamos en la vida diaria. Tienen la virtud, puesto que los adquirimos y cuidamos, de ser depositarios de un cierto saber, fuente de seguridad cuando escribimos o hablamos. Si tenemos duda sobre alguna palabra que usamos y la encontramos en un diccionario, un sentimiento de alivio nos estimula a seguir utilizndola. Pocas veces pensamos en el enorme trabajo que significa hacer un diccionario, en la complejidad de esa labor que exige capacidad para recoger vocablos, tino para advertir la extensin de un uso y, sobre todo, pertinencia a la hora de definir una palabra.

    La tradicin lexicogrfica en el Per en lengua castellana comienza al mismo tiempo que llegaron los espaoles. Conocer realidades desconocidas para el mundo europeo, innominadas por la lengua de Ruy Daz de Vivar, oblig a los hablantes a incorporar numerosos vocablos de las lenguas aborgenes, quechua en primer lugar, aimara luego y a continuacin, en escala decreciente, todas las lenguas que tuvieron vigencia en el siglo XVI o influan como sustrato en las lenguas de uso franco. Y as vocablos mochicas, culles, tallanes, puquinas y de numerosas lenguas de la selva, se incorporaron al castellano del Per y en constante modificacin llegaron hasta nosotros. Fueron los cronistas soldados nuestros primeros incipientes lexicgrafos. Tiempo ms tarde, dos escritores simblicos colaboran entre lneas con la tarea lexicogrfica: Guamn Poma de Ayala, quien escriba en lo que Ral Porras Barrenechea llam jerigonza, y el Inca Garcilaso de la Vega, eximio conocedor de la lengua castellana y , sin duda, uno de los ms depurados estilistas de nuestro idioma a lo largo de los siglos. No hubo escritor de vala en esos primeros siglos de presencia del castellano en el Per, llmese Peralta, Caviedes, Terralla y Landa, que no incorporase palabras nuestras, aumentando as el corpus del castellano del Per. Y esta tradicin se contina en la poca republicana en la escritura de Felipe Pardo y Aliaga, Manuel Ascencio Segura, Abelardo Gamarra, Ramn Rojas y Caas y nuestros grandes poetas y novelistas del siglo XX: Csar Vallejo, Martn Adn, Jorge Eduardo Eielson, Blanca Varela, Ciro Alegra, Jos Mara Arguedas, Mario Vargas Llosa.

    La tradicin cientfica lexicogrfica tiene un precursor: Diego de Villegas y Quevedo Saavedra, presbtero piurano, quien en 1734 redact la letra m del Diccionario de Autoridades. A fines del siglo XIX, el Per contaba con dos lexicgrafos eximios: Pedro Paz Soldn y Unanue y Ricardo Palma, que sientan las bases de una lexicografa nacional. Ha pasado ms de un siglo desde que ellos iniciaron su labor de frrea defensa de nuestra manera de hablar y de escribir y aunque la lexicografa ha cambiado mucho desde su poca, la pasin por investigar, por reconocer lo nuestro y definirlo que ellos tuvieron se mantiene intacta en el magn y el esfuerzo de los investigadores de hogao.

    No puede hacerse un recuento serio de la lexicografa en el Per si dejamos de lado

    EXORDIO

  • los nombres de Pedro Benvenutto Murrieta, Miguel ngel Ugarte Chamorro y Martha Hildebrandt. Desde distintas perspectivas y con variados intereses, son ellos los que han mantenido vivo el inters por la lexicografa en el Per durante una parte del siglo XX.

    Una nueva generacin de lexicgrafos tiene su trabajo en marcha y empieza a encontrar reconocimiento: Augusto Alcocer Martnez, Marco Ferrell, Luisa Portilla, Ada Mendoza, entre otros; simultneamente los estudios de lxico empiezan a encontrar adeptos entre profesionales que vienen de ramas distintas a la lingstica, entre ellos Sergio Zapata, que es ingeniero industrial y Juan Alvarez Vita, el autor del presente diccionario, quien es diplomtico, historiador y abogado.

    Howard Gardner(2) sostiene que existen distintos tipos de inteligencia, por ejemplo la inteligencia matemtica, la inteligencia pictrica, la inteligencia musical, la inteligencia investigadora, la inteligencia corporal, la inteligencia del lenguaje. Esta ltima, a diferencia de casi todas las anteriores, trabaja con la materia que nos es ms comn a los seres humanos: las palabras. Considera que son los poetas, y coloca como ejemplo a Eliot, quienes tienen ms alto nivel en el manejo de las palabras. Podramos aadir que los poetas comparten con otros literatos y con personas de otras formaciones, por ejemplo, los filsofos, el manejo eficaz de la lengua. El inters que mantiene Platn hoy da, como antes a travs de tantos siglos, tiene que ver ms que con ideas, con la manera como organiz su discurso en sus siempre lozanos Dilogos. Escribir es una tarea que aguarda a todos los seres humanos, pero hacerlo bien, de tal manera que un texto atraviese los siglos, es un privilegio de algunos elegidos por los dioses.

    La lexicografa respecto de la literatura viene a ser como la fontica respecto a la semntica. Es base importante para el manejo del idioma. Un escritor debe conocer a fondo las palabras que utiliza, percibir los matices de los vocablos y tambin saber la pertinencia de una frase en un contexto determinado. Y para eso necesita del diccionario y de la mano y el cerebro que lo pergea. Juan Alvarez Vita es un amante de las palabras. En la Academia Diplomtica del Per que frecuent como alumno y luego como docente, en el curso de semitica, se ensea que un representante del Per debe vestirse de determinada manera: trajes formales de colores grises para los das de trabajo, trajes azules para las recepciones; la corbata y los zapatos deben armonizar con el pantaln y con el saco. El diplomtico peruano, se dice, debe llamar la atencin por lo que dice y no por la forma que se viste. El diplomtico, como el literato, tiene una sola arma: su palabra.

    Juan Alvarez Vita, diplomtico y amante de las palabras como queda dicho, ha trabajado en organismos internacionales revisando el estilo de otros; en sus numerosos viajes y largas instancias ha tenido que expresarse en castellano y en otros idiomas. En ocasiones, en comunidades alejadas al espacio romnico, como en su poca de diplomtico en Hungra o ahora que es embajador en Indonesia, ha estado aislado de su propia comunidad lingstica y en ocasiones ha tenido contacto con otros hablantes del castellano pertenecientes a comunidades distintas a la peruana. En ese laboratorio ha podido percibir con mayor nitidez las semejanzas y diferencias entre nuestras hablas respectivas, y eso ha estimulado su trabajo lexicogrfico.

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  • El libro que ahora se publica, contina el Diccionario de Peruanismos que se public en 1990. En cierto sentido es el mismo libro, corregido y aumentado, y en otro es algo diferente. El diccionario que nos entrega es de naturaleza diacrnica pues recoge tanto palabras del lxico de hoy como otras prcticamente extintas, pero que fueron vigentes en el castellano de siglos anteriores. Tiene, adems, la caracterstica, abandonada en muchos diccionarios, de incluir dichos y refranes, lo que hace del texto, una obra todava ms atractiva. Los materiales que ahora nos entrega Alvarez Vita son de gran importancia, como lo fueron en otro tiempo los trabajos de Enrique Tovar, los tempranos estudios de Miguel ngel Ugarte Chamorro sobre el lxico de Arequipa, la recopilacin de Edmundo Armbulo Palacios sobre las voces del castellano de Piura. Poco a poco la red de estudiosos peruanos est avanzando en trabajos individuales o colectivos que nos permitirn en pocos aos un banco de peruanismos que alimentar los futuros diccionarios de ese rubro y tambin el soado diccionario de uso del castellano del Per. Expreso mi congratulacin a Juan Alvarez Vita por su tesonera labor con los vocablos ms caractersticos del habla de los peruanos.

    (1) Luis Fernando Lara.Teora del diccionario monolinge. Mxico. El Colegio de Mxico.1997. p.15(2) Howard Gardner. Mentes creativas. Barcelona. Paids. 1993.

    Marco Martos Carrera * Lima, 31 de diciembre de 2008.

    * Presidente de la Academia Peruana de la Lengua

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  • La gente vive siempre interesada en las palabras. Desde nios nos proponen una cierta veneracin por el lenguaje. Dime cmo hablas, y te dir quin eres. Las palabras nos muestran hacia afuera; denuncian nuestras ms secretas intenciones, revelan aspiraciones, dudas y presentimientos. Dicen tambin mucho sobre nuestros ms antiguos abuelos: en el momento menos pensado, una frase aparentemente indita revela en el crculo familiar la secreta presencia de los lares. Y as se viene la vida. En el camino, va el lenguaje con nosotros. Cruzamos Amrica, y comprobamos cmo, a pesar de que el castellano es lengua que confirma nuestra calidad de hispanoamericanos, sirve tambin para distinguirnos entre nosotros mismos: as hablan los colombianos, as los venezolanos, as los mexicanos, as hablamos los peruanos. Entre nosotros mismos podemos regalarnos con sorpresas un da y otro da: nos sonremos descubriendo que una palabra tiene en Lima matices semnticos desconocidos en Loreto. No puede el hombre vivir al margen de esta preocupacin por la palabra. Hablar bien (desde chicos lo sabemos) fue siempre cuestin de honor. Esta heredada preocupacin puede hoy reconfortarnos.

    Esta preocupacin tiene tambin sus manifestaciones eruditas. Y en el Per tenemos, por eso, buena tradicin lexicogrfica. Ya las antiguas crnicas (para no hablar de gramticas y vocabularios de la poca colonial) incluan alusiones a las voces de la tierra, y explicaban con minucia, y tambin con ingenuidad, el significado de algunas palabras totalmente desconocidas para los europeos, cuando no aclaraban el distinto significado que en tierras americanas alcanzaban ciertas voces espaolas. Libros enteros escribieron los misioneros para instruir a los confesores que se internaban en tierra americana. El vocabulario era algo as como otra biblia que serva para conquistar al hombre espiritualmente. En el siglo XIX se perfila una atencin especfica por las acepciones que en el Per adquiran palabras tpicas del castellano peninsular, y por las palabras surgidas en nuestro uso general espontneo. Es preocupacin romntica por excelencia. Como los romnticos miran al paisaje de la propia tierra, es natural que descubran algo peculiar en los usos lingsticos. Por eso el nombre de Juan de Arona suele encabezar la historia de nuestros diccionarios de peruanismos.

    Preparar un diccionario tiene sus bemoles. Supone ante todo un sano criterio selectivo, indispensable para garantizar la seriedad del trabajo. Pero la seleccin no es fruto del azar, ni est librada a criterios de buen gusto, ni a caprichos chauvinistas. Exige, por lo menos, consultas, y consultas de obras tcnicas. Peruanismo es un concepto librado todava a discusiones tericas muy sutiles. No podramos afirmar que hay consenso al respecto. En este libro no se propone Alvarez Vita intervenir en la contienda, y tiene por peruanismos, con amplio criterio, a las voces que circulan en el pas, incluidas o no dentro del repertorio general, en tanto ofrezcan un matiz semntico especial en nuestra comunidad. No aclara si ese matiz es propio de las generaciones jvenes o maduras (que resultan hoy distinciones tal vez tiles), ni se esmera en asuntos propios de una discusin entre especialistas.

    PRLOGO A LA PRIMERA EDICIN

  • Este es un diccionario para que el hablante comn pueda confrontar usos, confirmar valores y satisfacer su espontnea apetencia lingstica, a fin de garantizar la eficacia del coloquio.

    De Arona a Benvenutto Murrieta, pasando por los apremiantes apuntes de Jos Glvez y los interesantes repertorios de Enrique Tovar, la preocupacin por los peruanismos invit a organizar repertorios ms o menos copiosos. Martha Hildebrandt inaugura una va distinta: la seleccin de los modelos y el intento de explicacin filolgica caracterizan, por eso, su libro Peruanismos, Alvarez Vita anota y recoge voces, aventura a veces una interpretacin, por lo general se muestra cauto. Es un diplomtico que busca la eficacia de los mtodos y persigue metas concretas: entenderse con la gente. Si a los diplomticos no les interesase el rea de la comunicacin eficiente, no habra buenas relaciones internacionales. Slo que el diccionario favorece tambin el entendimiento entre nosotros mismos. Buena falta nos haca, por eso, ste que ahora nos adelanta Juan Alvarez Vita. Conversar es costumbre que hemos ido perdiendo, y ya no se entiende la gente.

    Alvarez Vita frecuenta aqu un curioso saber diplomtico, o un nuevo modo de verbalizar el amor patrio. Ahondarse en las races de los usos lingsticos es quizs el moderno modo de vivir la realidad de un pas pluricultural y multilinge como el nuestro. No es el autor un fillogo metido en trances lexicogrficos. Es un hombre culto, de formacin universitaria, inquieto, con claro sentido de la vida internacional y de la funcin estricta de la diplomacia. Conoce, por lo tanto, cmo es verdad que el lenguaje de los pueblos refleja el modo de ser de las colectividades y asegura su fisonoma particular. Sabe que as como se puede hablar del prestigio de Arguedas o de Garcilaso, o de la deuda cultural que el pas tiene con ellos, podemos tambin hablar (e ilustrar en una conversacin) cmo las palabras, al aparecer o desaparecer en boca de las gentes, denuncian la presencia, y a veces la presin, de determinadas. instituciones, modos o costumbres. Su preocupacin por el lenguaje no es, por tanto, ajena a su clara preocupacin por la peruanidad, y se halla as en la primera lnea de su vocacin diplomtica.

    Y he aqu que nos regala con este nuevo diccionario. Nuevo, porque rene una cantidad ciertamente envidiable de trminos (nos acercamos a diez mil voces registradas), y porque ha buscado aprovechar, muchas veces acertadamente, otras en forma tal vez discutible, cuanto se ha escrito sobre el vocabulario nuestro. Nadie que trabaje sobre peruanismos podr en adelante prescindir de este repertorio, ya sea para registrarlo como autoridad, para continuarlo, para modificarlo o rectificarlo. Y todas estas conjeturables formas que puede depararle el porvenir son ya una manera de proclamar desde ahora las virtudes del libro. Libro que no genere discusiones no es libro bueno. Este de Alvarez Vita ya puede crearnos conflictos en el mundo del sabor y del saber.

    Luis Jaime Cisneros *Lima, marzo de 1990.

    * Director de la Academia Peruana de la Lengua

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  • Se dice y no sin razn, que a veces los rboles no permiten apreciar adecuadamente las dimensiones del bosque. Comparto plenamente esta bien lograda metfora, pues a lo largo de los aos que por razones de carcter profesional he pasado fuera del Per, gracias a la doble y simultnea perspectiva que deriva de la especial circunstancia de trasladar pasajeramente nuestro mundo peruano a una realidad distinta, y volver nuevamente a l, he tenido la oportunidad de apreciar con nitidez la enorme riqueza que significa, tanto por su cantidad como por su expresividad, el habla de nuestro pas. Numerosos vocablos y giros que en la vida diaria podra suponerse que pertenecen a la lengua general entendida como tal el denominador comn a todas las hablas hispnicas de nuestro idioma empiezan a mostrar sus tpicos perfiles peruanos cuando nos percatamos que son desconocidos por otros hablantes hispanos o que su comprensin no es compartida, ya sea total o parcialmente, de la misma manera que en el Per.

    Si bien ello es resultado de una primera impresin, de nada servira no intentar verificarla a travs de la investigacin cientfica, alentada en m por mis primeros profesores de lenguaje en la Universidad Catlica del Per, los doctores Luis Jaime Cisneros y Pedro M. Benvenutto Murrieta y, posteriormente, por otros cultores de nuestra lengua, el doctor Augusto Tamayo Vargas, ex Director de la Academia Peruana de la Lengua, quien sera mi profesor de literatura peruana en la Academia Diplomtica del Per, y el doctor Enrique Carrin Ordez, igualmente catedrtico e investigador.

    Aos despus, durante mi primera misin diplomtica en la Argentina, tuve ocasin de investigar profundamente el habla culta y tambin la popular de ese pas, con sus variaciones regionales que la hacen comparable, como una vez me dijo Borges, a una mujer voluble y misteriosa que se sumerge en fuentes de agua y canta como una sirena de voces variadas.

    Ms tarde, por razones debidas a actividades profesionales, mis experiencias lingsticas habran de estar condicionadas por el hecho de vivir en medios donde nuestro idioma es extico y hablado por grupos minoritarios, casi siempre constitudos por intelectuales, diplomticos, intrpretes y traductores. Ello, sumado a la necesidad de tener que expresarme principalmente en otros idiomas, acrecentaron mi inters por la lingstica y me hicieron tomar conciencia de las dificultades que existen para quien desea traducir las obras de nuestros literatos, historiadores y polticos, as como la lengua de muchos de nuestros diarios y revistas nacionales.

    Ello tuvo especial trascendencia durante mi estada en Hungra de 1971 hasta principios de 1975. Aislado en el espectro lingstico mundial pues tan slo est unido por tenues y lejanos vnculos con el finlands, el idioma hngaro condiciona a sus hablantes al aprendizaje de otras lenguas y a tener que traducir al magiar las obras ms importantes elaboradas en otros idiomas.

    PRESENTACIN A LA PRIMERA EDICIN

  • Invitado por la Ctedra de Literatura Espaola de la Universidad Etvs Lornd, de Budapest, dirigida por el Profesor Mtys Horny, a pronunciar algunas conferencias sobre temas peruanos, entre los que no podan faltar los relacionados con nuestra literatura, fue requerida mi colaboracin por los traductores hngaros Erzsebet Kesztys y Andrs Gulys, quienes intentaban traducir a su lengua las primeras obras de Mario Vargas Llosa, tan salpicadas de nuestras tpicas locuciones. La inexistencia de un diccionario moderno de peruanismos el ltimo se public hace ms de un siglo hizo muy ardua esa tarea. Finalmente La Ciudad y los Perros y La Casa Verde aparecieron bajo las denominaciones de VAROS ES A KUTYAK y A ZOLD PALOTA.

    Estas experiencias me llevaron no slo a compenetrarme con el idioma hngaro y ms an con el espaol sino tambin a la conviccin de que era necesario elaborar un diccionario de peruanismos que cubriera ese vaco.

    Iniciada la tarea de investigacin, sta se acentu a partir de 1978 con ocasin de los estudios de lengua y literatura alemanas que efecte en la Universidad de Viena. La publicacin del diccionario pues no es una mera recopilacin antolgica significa para m una doble satisfaccin: la de dar a conocer una obra en la cual han sido invertidas muchas de las pocas horas libres que la actividad profesional permite, y la de retribuir a la comunidad algo de lo mucho que de ella se recibe. Creo, adems, que contribuyo no slo en facilitar la tarea que los lingistas y traductores realizan, sino tambin la que mis colegas diplomticos deben efectuar en el mbito de la promocin y difusin de nuestros valores culturales y de nuestra realidad social, poltica, cultural y econmica. Espero, igualmente, que las consecuencias que derivan de la marginacin que los principales diccionarios han hecho de los peruanismos, se vea atenuada no slo fuera del mbito del mundo de lengua espaola, sino tambin, dentro de ese mismo mundo.

    Una rpida lectura de los aportes americanos al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Espaola (Drae) nos lleva a verificar el muy bajo porcentaje de voces peruanas all recogido frente al de otros pases de Amrica que, sin tener la riqueza de la lengua del Per, aparecen con un caudal lingstico mucho ms importante que el nuestro. Sirva, pues, tambin el presente diccionario para remediar aunque sea en parte, una imagen inexacta que no guarda armona con la realidad y como esperanza de que este aporte sea tomado en cuenta para superar el desequilibrio existente.

    Dada la oportunidad de tener permanente contacto con personas de variada formacin cultural y profesional, originarias de todos los pases donde se habla el castellano, incluidos Marruecos, Filipinas, Guinea Ecuatorial, as como los grupos sefardes, he utilizado esa feliz circunstancia para, en primer lugar, tratar de identificar con la mayor precisin posible los vocablos que por diversas razones consideramos peruanos, ver su extensin geogrfica en el Per y ms all de sus fronteras, as como sus eventuales variantes. A este inestimable aporte de primera mano, he aadido la informacin que proporcionan los mejores y ms actuales diccionarios y trabajos lexicogrficos existentes en la biblioteca de la seccin lingstica de la Oficina Europea de las Naciones Unidas, as como la recogida de viva voz a lo largo de muchos aos no slo en las diferentes regiones peruanas sino en la Argentina, Bolivia, Costa Rica,

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  • Cuba, Chile, el Ecuador, Espaa incluido el archipilago canario, Guatemala, Nicaragua, Panam, Puerto Rico, el Uruguay y Venezuela. En muchos casos he acudido a otros informantes calificados y a fuentes escritas y orales que han permitido ampliar y actualizar una investigacin de este tema de permanente evolucin.

    Lo primero que quizs habra que precisar es definir qu es un peruanismo. Creo que ello es tarea que corresponde a los especialistas, a los fillogos. Esperamos que pronto surja un consenso que permita enmarcar cualquier investigacin que se emprenda al respecto, pues hasta la fecha, no obstante la tinta empleada, no se ha llegado a establecerlo de manera tal que delimite su concepto.

    Toda obra es polmica y todo autor debe estar dispuesto a aceptar crticas. Esta recopilacin surgi, en primer trmino, como un acopio de datos destinado a nuestra propia consulta. No tuvo, pues, en su origen, pretensin alguna de diccionario ni de invadirles los espacios que todo especialista se reserva. Es una obra que se inici anotando una particularidad de nuestra lengua, alguna variedad semntica, registrando el uso que en nuestro pas se daba a una voz que apareca como propia o exclusiva de otro pas cuando en realidad tenamos plena conciencia de que si alguna nacin posea ttulo prioritario, por razones de historia, era precisamente el Per. Quisimos sealar que esas voces eran netamente peruanas aunque el Diccionario de la Real Academia sealara nicamente su procedencia argentina, chilena o ecuatoriana. Sin chauvinismos que no conducen a nada positivo, pero s con una clara vocacin por la verdad, es que animados por muchos, decidimos revisar todos los datos recopilados pacientemente, darles la mejor definicin posible y, entregarlos a la comunidad para que sea ella la que los aproveche, para que los fillogos la perfeccionen, la rectifiquen o la confirmen.

    Por lo extenso de la obra, el lector encontrar aciertos y, tambin, desaciertos. No hay obra humana perfecta y mucho menos un diccionario. A ello no ha escapado el Drae y con todo el celo que se supone tiene cada acadmico de la lengua, muchos peruanismos destacan por su reiterada ausencia en las ltimas ediciones, sus tambin reiterados errores que se repiten de manera que casi podra decirse consensual. Por ello, cuando el doctor Enrique Carrin Ordez, miembro de la Comisin de Filologa de la Academia Peruana de la Lengua, me convenci de que no invada un campo ajeno por cuanto ste no haba sido mayormente explorado, nos decidimos a cruzar el Rubicn y entregar esta recopilacin de varios miles de peruanismos.

    Hasta pocas muy recientes y an hay quien hoy lo sostiene se enseaba que la Real Academia de la Lengua y su Diccionario constituan una autoridad inapelable. Ello hizo que, desde la escuela se desechara como inconveniente mucho de lo propio y caracterstico de nuestro hablar. Ello produjo una peligrosa actitud hacia los peruanismos y, dentro de esa discriminacin, mayor ha sido la observada con las llamadas palabras malsonantes.

    Los peruanismos se abren paso en la lengua castellana desde los primeros das de la conquista espaola. Ya en las crnicas apareceran vocablos indgenas irreemplazables que van abriendo el surco a la nueva personalidad lingstica del pas. Muchos de esos trminos propios de nuestra tierra seran utilizados por Diego Fernndez de Palencia, Martn de

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  • Mura, Juan de Santa Cruz Pachacuti, el Inca Garcilaso de la Vega, Huamn Poma de Ayala, el Padre Jos de Arriaga, entre otros. Luego, durante el virreinato, aunque muchas veces no se disponga de los datos precisos y sean pocos los rastros que nos quedan en la literatura nacional, debieron de formarse gran parte de los trminos criollos. En el Diente del Parnaso, de Juan del Valle y Caviedes, se encuentran peruanismos de la vida diaria, muchos de los cuales sobreviven hasta hoy con idntico significado. Mucho podra decirse tambin de la obra dejada por Concolorcorvo.

    En Lima por Dentro y por Fuera, de Terralla y Landa, se emplean peruanismos que dan una especial expresividad al texto. Podramos seguir con Felipe Pardo y Aliaga (1806-1868) y en especial con Manuel Ascensio Segura, quien reproduce en sus obras, al igual que Ramn Rojas y Caas, el tpico lenguaje popular de la Lima de aquel entonces.

    Don Ricardo Palma, en sus Tradiciones Peruanas, acogi, con extraordinaria simpata, las expresiones caractersticas del habla de nuestro pas y en sus Neologismos y Americanismos (1895) y Papeletas Lexicogrficas (1903), defendi los peruanismos proscritos y despreciados por los criterios puristas tanto de espaoles como de hispanoamericanos. Abelardo Gamarra, Ismael Portal, Abraham Valdelomar, Enrique Lpez Albjar, Jos Glvez y otros escritores, fueron abriendo lentamente el paso a los peruanismos. Costa, Sierra y Montaa, del historiador, periodista y escritor, Aurelio Mir Quesada, no reflejara toda el alma de nuestro pas si su autor no hubiese unido a su prosa nuestros vocablos nacionales.

    En los ltimos aos, los peruanismos han ganado en aceptacin. Los diarios, las revistas y en especial nuestros principales escritores, incluyen peruanismos en sus obras. Podra imaginarse La Ciudad y los Perros, de Mario Vargas Llosa, desprovista del lenguaje escolar limeo y replanero?, La Casa Verde y Pantalen y las Visitadoras no habran obtenido el xito que han alcanzado si el autor no hubiese recogido la lengua tpica de las regiones peruanas en las que se desarrollan sus novelas.

    Pedro Paz Soldn y Unanue (1839-1895), conocido como Juan de Arona es, sin lugar a dudas, el primer investigador de nuestra habla. Su Diccionario de Peruanismos, escrito hace ms de un siglo, no obstante el tiempo transcurrido, constituye an hoy una importante fuente de consulta. Quince Plazuelas, una Alameda y un Callejn y El Lenguaje Peruano, obras juveniles publicadas hace ms de medio siglo atrs por mi maestro universitario el doctor don Pedro M. Benvenutto Murrieta, no pueden dejar de ser recordados en un estudio de esta naturaleza, ni la labor del doctor Jos Jimnez Borja, quien, en su calidad de profesor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, supo despertar no slo el inters de sus alumnos sino lograr la colaboracin de los mismos para realizar el acopio de miles de voces regionales requerido por el Seminario de Lenguaje Peruano y que fue puesto generosamente a la disposicin de los investigadores.

    Aos ms tarde, otro hito de importancia sera el Diccionario Enciclopdico del Per, preparado bajo la direccin del doctor Alberto Tauro del Pino, editado por primera vez en 1966, que nos ofrece, entre muchos datos de inters, varios cientos de trminos caractersticos del hablar peruano. Dentro de este contexto, las investigaciones de la doctora Martha

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  • Hildebrandt, publicadas inicialmente a manera de artculos sucesivos en el diario El Comercio de Lima, entre marzo de 1962 y agosto de 1969, y que fueron recopilados a fines de ese ao bajo el ttulo de Peruanismos, as como las investigaciones efectuadas por Enrique Carrin Ordez, entre las que destaca La Lengua en un texto de la Ilustracin. Edicin y estudio filolgico de la Noticia de Arequipa de Antonio Pereira y Ruiz, requieren especial mencin por constituir los ms grandes esfuerzos entregados al pblico que se hayan realizado sobre la materia en las ltimas dcadas en nuestro pas. Lugar destacado ocupa la revista Lexis, de la Pontificia Universidad Catlica del Per, que publica artculos de filologa, muchos de ellos de importancia para el estudio del espaol en el Per. Restara, igualmente, mencionar la larga serie de artculos de Juan Jos Vega y de otros estudiosos del vocabulario peruano que han aparecido en diversos peridicos y revistas. Finalmente, dentro del campo de la lingstica en general, Alberto Escobar y Roco Caravedo han abierto nuevas rutas hacia el estudio de la fontica y de la relacin entre la cultura y la lengua en el Per desde un enfoque multidisciplinario.

    Si bien la presente investigacin est referida al habla del Per, no es posible dejar de lado varios hechos. La lengua no reconoce ni se cie a fronteras polticas sino que son otros factores como los de carcter econmico, social, cultural e histrico los que verdaderamente trazan las reas de dispersin de un idioma o, en el caso que nos ocupa, de sus vocablos. La importancia del Antiguo Per, de la lengua quechua y su dilatada extensin geogrfica, que continu en expansin en siglos posteriores, y el centro gravitacional que signific el virreinato del Per para la lengua castellana, no pueden ser dejados sin consideracin al estudiar e investigar el habla peruana.

    Ni la lengua castellana ni las hablas nativas han sido, hasta el presente, materia de un estudio que agote el complejo mundo de sus connotaciones sociales, psicolgicas y humanas.

    Las condiciones histricas, econmicas, sociales y culturales que inciden en el Per actual no pueden ser marginadas en cualquier estudio que se haga de la lengua, pues el habla de los hispanohablantes peruanos se ve influida, como es natural, por esas circunstancias de las que la lengua es su medio de expresin. Dentro de este marco, es necesario conceder una especial atencin al hecho de que muchos peruanos tienen como idioma materno el castellano y muchos otros, en cambio el quechua o aimara, entre otras lenguas indgenas. Por otra parte, la profunda transformacin que el pas est experimentando en los ltimos aos, que se traduce entre otros fenmenos en los de carcter migratorio, ha desplazado fuertes contingentes humanos de las regiones andinas hacia el Oriente, como en el caso de Madre de Dios, y hacia las ciudades de la costa, motivando que en los ltimos 25 aos, el Per de pas predominantemente rural, haya pasado a ser urbano.

    Todo ello trae tambin, como consecuencia, que se est produciendo en el Per una gran difusin y unificacin de usos y costumbres debidos a la radio, la televisin, la prensa, las revistas, el turismo, la industrializacin y la influencia creciente de las ciudades en los pueblos y campos. Estas circunstancias tienen una gran incidencia en la vida lingstica del Per cuyos efectos en su futuro no son difciles de vislumbrar ms an si se tiene en cuenta que existe una indiscutible y cada vez ms acentuada capitalidad de Lima, sntesis del Per de hoy, ente que

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  • hace las veces de modelo unificador para todo el pas y que deja sentir, naturalmente, su influjo en el lenguaje general del Per.

    En la presente obra, el lector encontrar en estricto orden alfabtico, 9618 vocablos que comprenden 17795 acepciones, incluidos algunos dichos y refranes propios del habla peruana tanto de uso actual como voces que hoy slo encontramos en documentos histricos por haber desaparecido del lenguaje hablado y escrito de nuestros das. Igualmente, figura un grupo reducido de voces que, si bien no son de uso en nuestro pas, han surgido de nuestro caudal cultural y social o por estar referidos a l o por existir circunstancias de carcter histrico como en los casos de los vocablos aricina y Potos, mancerina o curiquingue, tienen pleno derecho a ser incluidos en el presente diccionario.

    Decamos que junto a las voces de uso actual, hemos estimado conveniente incluir tambin aquellas que hoy han desaparecido de nuestro lenguaje. Nuestro propsito ha sido el de presentar una visin lo ms completa del vocabulario peruano desde los lejanos das del encuentro de las civilizaciones aborgenes con la que llegaba de allende los mares. Es as como en la voz patasca, que en la anterior edicin del Drae figuraba como de uso en el Per, en sentido de disputa o pendencia, en la ltima edicin ha desaparecido la mencin a nuestro pas para ser sustituida por Panam. Nosotros, sin pretender hacer un cementerio de voces, hemos estimado conveniente incluirla como peruanismo, ya que si bien hoy est en desuso en el Per, el vocablo tuvo mucha vida en el lenguaje popular del siglo XIX como lo atestiguan las obras de Manuel Ascensio Segura. Creemos, adems, que con ello se da un paso para cubrir el vaco existente hoy da al carecerse de una obra que abarque arcasmos cuyo conocimiento es imprescindible para una mejor comprensin de nuestra cultura.

    Era nuestro deseo sealar tambin los usos que en la actualidad cada generacin hace de los vocablos, pero desistimos de hacerlo ya que ello hubiera requerido una labor de investigacin que no es posible efectuar sino en equipo. Queda, pues, esa tarea reservada para un grupo de investigadores y especialistas en trabajos de campo.

    Un anlisis del origen de los peruanismos nos lleva necesariamente a clasificarlos. Unos son de origen castellano ya sea por su fondo o por su forma, debido a cambio semntico, a arcasmos o conservacin de vocablos ya en desuso en la lengua general, o a creacin propia utilizando las posibilidades del sistema lingstico espaol. Otros tienen su origen en el lenguaje forense, en el latn y en lenguas vivas occidentales como el alemn, francs, ingls o italiano. Otros aportes, aunque muy pequeos, los constituyen el africano y el oriental, principalmente el chino. Casi inexistente es el de origen ocenico que, al parecer, slo nos ha dejado la voz canaca.

    Si bien la tarea de bsqueda, compilacin e investigacin ha presentado las dificultades que no son ajenas a este tipo de trabajo, la labor de definicin de cada vocablo no lo ha sido menos, ms an cuando se ha considerado que la presente obra que representa ms de diez aos de ardua labor est destinada no slo a los lingistas, historiadores, socilogos e investigadores, sino, sobre todo, a un pblico muy amplio. Ha sido concebida y estructurada como un necesario complemento del Drae para el mejor conocimiento de nuestro lenguaje.

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  • Con respecto a las definiciones se ha procurado formularlas con la mayor claridad posible y considerando, en la seleccin de trminos, que la presente obra est destinada como ya hemos dicho al pblico en general.

    Se dice que todo autor deja siempre una huella de sus particulares convicciones. Convencido como estoy de la necesidad de respetar y promover la dignidad del hombre en todas sus dimensiones y alarmado al comprobar que muchos diccionarios, entre ellos el de la Real Academia de la Lengua Espaola, tienen definiciones peyorativas sobre la persona humana o grupos de personas, sus creencias o su misma situacin en la sociedad, he procurado poner especial cuidado en no incurrir en discriminaciones semejantes.

    En este sentido y considerando la especial problemtica de la mujer, no se ha dado cabida a criterios que puedan llevar a una errada corriente a favor de posiciones machistas.

    Igual criterio se ha observado con respecto a denominaciones de carcter racial o relacionadas con el color de la piel tan frecuentes en sociedades multirraciales como la peruana. Semejante va se ha adoptado frente a los grupos socialmente marginados. En esos casos cuando implcitamente el vocablo tiene un matiz peyorativo, el mismo ha sido respetado como reflejo de una realidad considerando que el no compartir idea alguna relacionada con cualquier tipo de discriminacin, no nos autoriza a ignorar o a alterar un determinado vocablo. En todo caso se seala qu grupo de hablantes hace uso de dicho trmino. Igual actitud se ha observado con respecto a voces relacionadas con rivalidades de carcter regional o nacional, social, econmico o cultural.

    Con respecto a las etimologas, cuando hay datos cientficos comprobados se ofrece una mnima informacin con el objeto de sealar un derrotero a futuras investigaciones.

    En cuanto a las voces que designan especies animales o vegetales, se ha incluido, hasta donde ha sido posible, el nombre cientfico en latn. Si bien puede darse el caso de que una misma especie tenga ms de una denominacin cientfica como consecuencia de la lamentable falta de medios efectivos que regulen estas denominaciones, su inclusin en el presente diccionario contribuye notablemente a una mejor ubicacin de las especies y a determinar con ms precisin las sinonimias.

    Las lenguas indgenas americanas dejan sentir su influjo en nuestros peruanismos. Si bien la mayor parte son de origen quechua, no son pocos los aimarismos y los vocablos de otras lenguas nativas. Es tambin considerable el aporte de las lenguas mesoamericanas y del Caribe, como consecuencia del prstamo que el castellano tom en los primeros das de su vida en las Antillas y Amrica Central y durante la presencia de casi un cuarto de siglo en esas zonas antes de que los espaoles alcanzaran las tierras del imperio inca.

    Muchos peruanismos no estn recogidos en el Drae por omisin u olvido; otros s figuran, pero sin alusin alguna a las reas en que se usan, por lo que dan la errnea impresin de pertenecer a la lengua general. En otros casos la relacin de reas

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  • geogrficas no menciona al Per, desconociendo el uso, y an el mismo origen peruano que indiscutiblemente tienen.

    Uno de los propsitos de esta obra es contribuir a subsanar esas deficiencias sin que signifique que este diccionario no incurra involuntariamente en situaciones similares, hecho ms que seguro si se tiene en cuenta la cantidad de vocablos y acepciones recogidos en la presente obra. Corresponder tambin a los lectores, especialmente a quienes son fillogos de profesin, hacerlos notar a fin de superarlos en futuras ediciones.

    Considerando, adems, que los elementos que caracterizan al habla peruana se extienden ms all de los lmites patrios e inclusive de lo que fue el Gran Per, hemos sealado esas reas geogrficas cuando se ha verificado su uso pasado o actual en otros pases adems de los ya eventualmente considerados en el Drae. Igualmente hemos procedido a restringirlos cuando se sealan reas mayores que las reales.

    Con respecto al uso de peruanismos provenientes de lenguas indgenas, cabe sealar que en la costa septentrional la presencia de quechuismos es muy reducida. Corren s, vocablos cuya etimologa no conocemos y que probablemente tienen su origen en las antiguas lenguas de esa regin. En cambio, en el resto de la costa se aprecia un mayor porcentaje de quechuismos que es an ms notable que en la regin de la sierra. El lenguaje de la Amazona est muy matizado de quechuismos como consecuencia de la colonizacin efectuada por personas provenientes de la sierra, siendo muy poco significativo el aporte de las lenguas locales. En esta zona, as como el quechua no es hablado como Arequipa y las serranas de La Libertad es donde se aprecia un mayor nmero de quechuismos. Con respecto a los aimarismos, se puede decir que dejan sentir su influencia casi exclusivamente en el Altiplano.

    Especial dificultad presenta el estudio de los eventuales aportes de las lenguas habladas por los antiguos esclavos africanos. Quizs podamos contar algn da con datos sobre su nmero y su exacta procedencia geogrfica. Ello permitir estudiar con bases ms slidas su influencia en nuestra lengua.

    La utilizacin de los trminos jerga y argot crea muchas veces dificultades a los estudiosos del habla popular. En nuestro diccionario utilizamos ambos trminos y, ms el de replana, que tiene carta de ciudadana peruana para calificar la naturaleza del vocablo al momento de su definicin.

    El uso de los trminos jerga y argot ha sido siempre muy fluctuante. As, una voz tab puede dejarse y despojarse de toda connotacin vulgar. Por otra parte, trminos del lenguaje familiar tienen un origen netamente jergal. Resulta difcil, adems, delimitar la diferencia entre un trmino coloquial, familiar o vulgar, ms an si se tiene en consideracin que el llamado lenguaje popular, por oposicin al culto, se caracteriza por tener un amplio caudal de voces que pertenecen a distintos niveles lingsticos como lo son el familiar, el lenguaje vulgar, el lenguaje propio de los dialectos sociales y jergas profesionales, y el argot propio de la delincuencia.

    Por otra parte, muchos trminos que por su significado u origen tendran una connotacin

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  • peyorativa y vulgar, van incorporndose al lenguaje corriente como exclamaciones y muletillas, perdiendo toda significacin sexual o insultante. Estratificar pues, estas palabras, puede devenir en artificial ya que las personas, al hablar, no piensan generalmente en este tipo de clasificaciones. Por otra parte la valoracin de estas palabras se sujeta a consideraciones sociales y culturales que se encuentran ms all del mbito puramente lingstico.

    No obstante que muchos escritores van incorporando trminos jergales en la literatura, este lenguaje muchas veces no ha llegado a ser fijado por los textos. Escritores de nota incurren en usos ortogrficos que alejan al vocablo no slo de su origen etimolgico sino semntico. Encontramos as que la voz ciriar, usada como enamorar, cortejar, y que deriva de cirio, como uso figurado de vela encendida para venerar una imagen, se recoge en ciertos textos literarios con la grafa siriar.

    Aunque no todos los trminos considerados como propios de la replana o jerga son tenidos como groseros u obscenos, generalmente en ciertos medios, se les da una connotacin malsonante, lo cual de ninguna manera justifica que no se les estudie y recoja, pues las palabras en s no son ni buenas ni malas sino que forman parte del desarrollo natural del lenguaje y muchas veces tienen una gran expresividad muy difcil de sustituir.

    Si bien el fenmeno de la droga en el Per es relativamente reciente, ha surgido ya un lxico que no poda ser ignorado en el presente trabajo. Muchos de estos vocablos coinciden con los usados en pases vecinos donde tambin se presenta este problema. Dadas las caractersticas actuales y lo complejo del mundo de la droga, sera difcil, en lo que al grupo que los usa se refiere, sealar lmites muy estrictos a esta jerga especial por cuanto muchas veces es asimilada al lenguaje familiar y coloquial. De todos modos, los vocablos incluidos en la presente obra estn adquiriendo una difusin considerable que no puede dejar de ser tenida en cuenta en una investigacin lingstica como la presente.

    Como es sabido, una caracterstica de los trminos del argot, jerga o replana, es su renovacin y, muchas veces, su pronto abandono por otros nuevos. En algunas ocasiones suele difundirse muy rpidamente, sale de sus primitivas fronteras delimitadas por razones de edad, sexo y situacin y consiguen ser aceptados en el lenguaje corriente y asentarse en l de modo ms o menos permanente. Esta enorme vitalidad se traduce en el desarrollo del idioma en general.

    En el presente trabajo hemos recogido las voces de replana que han adquirido cierto carcter de estabilidad descartando aquellas que han tenido una durabilidad efmera. Casi todas las novelas peruanas contemporneas, la prensa, la radio y televisin hacen uso de ese lenguaje. Ello estimamos que es un elemento mayor a favor de su registro. El no hacerlo sera tal vez privar de su cabal comprensin a las generaciones futuras en el caso de que estos vocablos no tengan una vida muy larga. Es necesario, pues evitar que se pierda para siempre el sentido y significacin de estas voces como lamentablemente ha ocurrido con algunos trminos del lenguaje popular de siglos pasados.

    La existencia de tabes relacionados con el lenguaje sexual es causa de que surjan

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  • confusiones muy frecuentes en los diccionarios. La circunstancia de no estar registrados en el Drae motiva que se crea que esos vocablos no estn muy difundidos dando pie a que se les tenga como de vigencia solamente regional cuando en realidad, en la mayora de los casos, su mbito se extiende a todo el dominio de la lengua castellana. Estas voces, no obstante estar sometidas a una fuerte censura oficial y a su proscripcin en determinados medios y circunstancias, en la prctica son de uso muy amplio. Aunque algunos de estos trminos no podran ser considerados estrictamente peruanismos ni por su origen ni por su difusin geogrfica, ya que pertenecen, a la lengua general, hemos credo conveniente incluirlos en la presente obra con el nimo de contribuir a difundir su correcto sentido y las zonas en que tienen plena vida a efectos de que muchos de ellos, por no haber sido recogidos en el Drae como propios de la lengua general, no sean errneamente tomados como regionalismos por nuestros lectores. Adems, muchas veces derivan de dichos vocablos otras voces o expresiones que s son exclusivas del habla del Per.

    Estoy seguro que nuevas investigaciones incrementarn el caudal de voces que hemos registrado en esta obra. Hay algunas que figuran en el Drae como peruanismos, pero nunca las hemos odo ni ledo. Es probable que deban eliminarse si se verifica que las razones que motivaron su inclusin ya no tienen validez. Por otra parte, quizs sorprenda al lector el encontrar vocablos que estrictamente no son peruanismos. Sobre esta situacin ya algo hemos esbozado. No est dems precisar que si las hemos incluido es porque de ella derivan palabras indiscutiblemente peruanas o porque tienen relacin con otros peruanismos.

    Abrigo la esperanza de que la presente obra tenga frutos positivos. Creo, adems, que aparte del estricto marco lingstico, sea de utilidad para todos los que deseamos percibir cada vez con mayor claridad nuestra propia personalidad cultural en todas sus fases. Quisiramos tambin que ella contribuya a la toma de conciencia de la comunidad lingstica que, como es notorio, es eminentemente andina, hispanoamericana e hispnica, como un paso ms hacia la realizacin del derecho a la integracin que todos los hispanohablantes esperarnos sea algn da una efectiva realidad.

    El presente diccionario, que contiene ms de 17000 acepciones, no tiene ms pretensiones que las de dar a conocer el fruto de experiencias e investigaciones que sin duda han de ser de utilidad para el pblico en general, pues si bien toda obra lingstica no tiene fin, cubre en mucho el vaco que en materia de diccionarios de peruanismos existe, pues el de Juan de Arona apareci hace ms de un siglo, con 970 voces.

    Se trata, en consecuencia, de un aporte que estoy seguro ser ampliado y perfeccionado por quienes cultivan la filologa especialidad que no es la ma ciencia que en la actualidad est muy bien representada en el Per, como ya lo mencionara en el transcurso de esta presentacin.

    Deseo expresar mi reconocimiento a quienes me alentaron a que hiciera pblico el resultado de mis investigaciones. Me refiero al doctor Femando Silva Santisteban, quien en su condicin de Director del Instituto Nacional de Cultura y posteriormente como miembro del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa (CONCYTEC), realiz innumerables gestiones

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  • para hacer viable su edicin; al seor Juan Meja Baca, quien en su calidad de Director de la Biblioteca Nacional, seleccion el diccionario para su publicacin; al doctor Enrique Carrin Ordez, miembro de la Comisin de Filologa de la Academia Peruana de la Lengua Correspondiente a la Espaola; al doctor Aurelio Mir Quesada Sosa, Presidente de la Comisin Nacional del V Centenario del Descubrimiento de Amrica Encuentro de Dos Mundos y al distinguido miembro de la misma, embajador Flix Alvarez Brun, por el auspicio otorgado por dicha Comisin a la presente obra. Igualmente, al ingeniero Carlos del Ro, Presidente del CONCYTEC, institucin que ha brindado los medios econmicos para que este diccionario sea asequible a la comunidad, autntica propietaria de nuestra lengua.

    De manera muy especial deseo expresar mi agradecimiento al doctor Luis Jaime Cisneros Vizquerra. En carta que escribi a efectos de obtener la publicacin de este diccionario, seal que no slo he tenido ocasin de leer la obra en mencin sino que he intercambiado opiniones sobre la misma con el doctor Enrique Carrin Ordez, integrante como yo de la Comisin de Filologa de la Academia Peruana de la Lengua y docente universitario. Ambos hemos coincidido en que se trata de una labor de investigacin de muchos aos y que cubre un importante vaco puesto que el Diccionario de Peruanismos de Juan de Arona, antecedente ms cercano a la obra en referencia, fue publicado hace ms de un siglo, frases que por s solas revelan su dedicacin y sus esfuerzos de muchas horas de anlisis de esta contribucin cultural que se ve honrada con el prlogo del que es autor.

    No sera justo terminar estas lneas sin expresar mi reconocimiento a mis padres, quienes, desde mi infancia, me inculcaron el inters por la lengua castellana; a mis profesores, a las colonias peruanas y de otros pases de lengua hispana residentes en Budapest, Viena y Ginebra, integradas por originarios de todas las regiones lingstica del Per y del mundo hispnico; al seor Sergio Silva, funcionario de la Seccin Lingstica de Lengua Espaola de la Oficina Europea de las Naciones Unidas con sede en Ginebra, Suiza; a mis alumnos y a todas las personas que de una manera u otra me facilitaron informaciones muy tiles para hacer una investigacin lo ms completa posible. A todos ellos ms de 200 y cuya nmina por extensa no se recoge mi profundo agradecimiento.

    Juan Alvarez VitaLima, marzo de 1990.

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  • La Comisin Nacional Peruana del V Centenario del Descubrimiento de Amrica- Encuentro de Dos Mundos ha auspiciado con mucha satisfaccin la publicacin del muy til Diccionario de Peruanismos de Juan Alvarez Vita.

    Obra de ejemplar laboriosidad, fruto de muchos aos de investigacin, de meditacin sobre temas lingsticos, de recopilacin de fichas lectura de libros y peridicos, en este libro se renen cerca de 10000 voces y ms de 17000 acepciones, unas de mbito regional, otras de uso general en el Per, otras que compartimos con pases hispanoamericanos vecinos en la geografa o en la historia. El repertorio ha preferido incluir el nmero, para evitar el riesgo contrario de la eliminacin de voces o acepciones sobre las cuales habra que volver. Algunas, tal vez medio centenar, estn ya recogidas en el Diccionario de la Real Academia Espaola, pero hay que tener en cuenta que entre estos peruanismos incorporados en el Lexicn oficial, algunos aparecen indebidamente como tales y hay ms de uno que tiene definiciones o etimologas incorrectas.

    La clasificacin de peruanismo por s misma es difcil. Habra que distinguir los que son arcasmos (perduracin de formas perdidas o simplemente olvidadas en Espaa), los que tienen parejas en localismos peninsulares o en el particularismo de las islas canarias, los numerosos que provienen del lenguaje marinero. O los que, con la misma palabra, tienen entre nosotros acepcin diferente que en Espaa.

    Alvarez Vita concede tambin atencin muy especial al abundante y rico aporte de las lenguas indgenas, principalmente el quechua, que son una forma valiosa de expresar, dentro del caudal del idioma castellano, los usos y costumbres, los instrumentos materiales, la reaccin mental y la sensibilidad de los peruanos. Hay palabras como l seala que han pasado sin deformaciones especiales; otras, ms frecuentes, que han tenido modificaciones fonticas; otras, que enlazan la palabra indgena con voces castellanas, prestan afijos o utilizan sufijos; otras, que se han incorporado a nuestra habla de todos los das, pero que son indigenismos provenientes de otro lugar de Amrica. En suma, se trata de un conjunto lleno de sugestiones y que despierta igualmente el inters del hombre de ciencia y del lector corriente.

    El Diccionario de Peruanismos de Juan Alvarez Vita tiene as que ser saludado como una obra de consulta que abre muchos caminos al estudio, a la confrontacin de opiniones y a la invitacin a tener el odo atento para escuchar el pulso vital del idioma que hablamos en el Per.

    Un comentario a una obra de tal magnitud no puede estar desvinculado de alguna referencia a su autor. Alvarez Vita es no slo uno de los ms destacados diplomticos

    LOS PERUANISMOS DE JUAN ALVAREZ VITA

  • peruanos, sino tambin un intelectual muy conocido en nuestro medio. Es un hombre con preocupacin especial por la cultura universal y, de manera especial, por la de su patria, el Per. Sus conocimientos sobre el hombre peruano y su historia son el resultado de muchos aos de profundas investigaciones. Juan Alvarez Vita es un apasionado del pasado de nuestro pas, como tambin lo es de su presente. Este inters lo llev a estudiar, entre otros aspectos, el rico mundo de nuestra historia, la flora, la fauna, el idioma quechua, la desaparecida lengua de los mochicas, las formas singulares de nuestro castellano a partir del siglo XVI. Sin estos conocimientos, sin esa fuerte base cultural que est nutrida de las ms diversas disciplinas, estoy seguro que el Diccionario de Peruanismos, que nos entrega como un aporte a la cultura peruana y a su colectividad, no existira.

    Profundo estudioso de todas las vertientes que se funden en lo que hoy conocemos como peruanidad, Alvarez Vita es tambin un docente universitario que sabe transmitir a sus alumnos las verdades de lo aprendido. Ello explica la alta calidad de su Diccionario de Peruanismos, una obra que marca un hito en la cultura del Per, que es producto de un espritu inquieto y profundo que encarna lo ms selecto que un humanista, como Juan Alvarez Vita, proyecta a la comunidad hispanohablante con una visin multidisciplinaria que se basa en una concepcin integradora de los valores humanos.

    Mensaje del doctor Aurelio Mir Quesada Sosa, Director General del diario El Comercio de Lima, Director de la Academia Peruana de la Lengua y de la Academia Peruana de la Historia, con motivo de la presentacin del libro en la ciudad de Arequipa.

    Aurelio Mir Quesada SosaLima, octubre de 1990.

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  • Conversar es costumbre que hemos ido perdiendo y ya no se entiende la gente. Juan Alvarez Vita, abogado y ministro en el Servicio Diplomtico, frecuenta aqu un curioso modo de verbalizar el amor patrio: ahondarse en las races de los usos lingsticos para entender mejor la realidad de un pas pluricultural y multilinge. Su libro Diccionario de Peruanismos, rene vocablos, dichos y refranes propios del habla peruana.

    Araca, piant que te manya la cana, che pibe!. Toda esta monstruosa cadena sonora escucharon mis cndidos odos limeos cuando, muy criatura, desembarqu en tierra argentina. Si hubiese sido adolescente, seguro que me regreso. Y es que era como para asustarse, porque aquello propona casi la incomunicacin, el vaco. La vida me fue enseando que los idiomas identifican a los pueblos, y que aun aquellos dominados por la ilusin de manejar una misma lengua descubren que las palabras, en boca de las gentes, suelen deparar sorpresas a veces inolvidables. Claro es que hoy ni siquiera necesitamos viajar para tropezar con textos incodificables; y basta con que mis coetneos traten de comprender el lenguaje de las nuevas generaciones contemporneas del telestar, la marihuana y el rock. El idioma seguir creciendo mientras sirva para unir a los hombres y permitirles ir haciendo su vida en este valle de Josafat (o de Fujimori). Los muchachos de hoy se jactan de tener buena caa y se quejan cada vez que, regresando de un tonel, camino de su jato, los detiene imprevistamente un tombo y los cochinea alegando que vienen humos de recientes chelas y quiere llevarlos a chirona. Y todo porque se les trabaron las tabas! Total, que acaban casi siempre en Canad y terminan regresando tarde a la casa y misioneros. A esta altura del mundo, los padres ignoramos qu color de mica usan nuestros hijos, ni sabemos a dnde esconden las tellas que compran cuando les alcanza el ripio. Horror, horror de horrores! Ya no hay cmo entenderse, y se dira que esto no lo arregla ni Sarita Colonia, que ahora segn cuenta Gonzlez Viaa viene volando y no sabe dnde aterrizar.

    A esos padres los consolamos los filsofos, que somos siempre esdrjulos pero a veces sabios, y que de tanto ser amables con las palabras hemos aprendido a escucharlas pacientemente en boca de las gentes. Lo escuchado lo anotamos en papeletas de dimensin modesta. Cuando las anotaciones suman un montn, organizamos un seminario y proponemos a los asistentes que nos ayuden a duplicar el material. Crece as la cantidad (y la calidad) de las anotaciones, y crecen en progresin geomtrica las acepciones y nos van abriendo el mundo de la confusin y la sorpresa. En seguida organizamos un coloquio internacional y discutimos con especialistas: y as incurrimos en el progreso del saber. Cuando creemos que podemos arriesgarnos a ms, publicamos un diccionario.

    Los diplomticos son tambin hombres expertos en la palabra: cultivan solemnes entonaciones, frecuentan el eufemismo, practican la analoga e incurren en la metfora. No

    LINGUA PERUVIANAAPORTE NATIVO QUE INCLUYE DIEZ MIL PERUANISMOS

    DE LA A A LA Z

  • los anima la intencin artstica sino el evidente objetivo de la poltica internacional. Por eso no puede extraar que Alvarez Vita, funcionario de amplio curriculo, haya publicado un Diccionario de Peruanismos que rene la friolera de ms de diez mil entradas.

    Ah, las delicias de un diccionario! Muchas palabras en busca de frases posibles, y muchas frases probables en busca de un arquitecto del discurso. Regocijarse con los avatares semnticos fue costumbre que cultivaron romnticamente Palma y Arona. Preocupacin de muchos peruanos, con rigor acadmico o sin l, fue siempre extraerle secretos al lenguaje y buscar lo que en l haba de sntoma de peruanidad. Esa pasin ha nutrido el largo peregrinaje diplomtico de Juan Alvarez Vita, y l debe ser ahora un hombre feliz, pues sabe como pocos cunta verdad oculta cada una de las frases solemnes que a lo mejor l mismo ha debido introducir, con protocolar rigor, en documentos que alcanzaron luego sello de agua y firma presidencial. Porque lo que un diccionario de peruanismos presenta es un catlogo de posibilidades con que la lengua muestra su riqueza interior. Sino que hace dao caer en tentacin, y el que cae corre el riesgo de no librarse de todo mal. As como caminar hoy por las calles es riesgo grande, mucho ms lo es conversar con un peruano sin diccionario a la mano. Hay que andar prevenido. Si alguien afirma que en Lima las doncellas no tienen escamas, no debemos pensar en tautologas ni creer que nos hemos insertado en otro planeta. En el Per eso es verdad ictiolgica irrefutable, pues en los ros amaznicos tropezamos con ese pez de cuerpo franjeado de negro, pero de pecho y vientre blanco. Y bien peruano es asimismo el dondiego, de flores fragantes, que no es alguien de sexualidad vacilante sino un arbusto simptico y bien plantado. Este libro nos ensea a andarnos en el Cuzco con cuidado y no aceptar un duraznillo porque corremos el albur de tenernos que comer un rbol de hojas anchas y pubescentes. Cosas de la inflacin, dirn los partidarios del dlar muc? No, amigos mos, cosas del lenguaje peruano que, en testimonio vario, ha venido recogiendo la paciencia del ministro Alvarez Vita, para esparcimiento y solaz de los unos y para provechoso estudio de los otros. Tarea ms instructiva que la de hurgar en la biografa de los candidatos a curul parlamentaria.

    Alvarez Vita puede estar contento y pregonar por los salones extranjeros aquello de que el Per es cualquiera de nosotros y el turista un amigo. De su voz (y de su libro) podemos recoger noticias para la gente alerta. Sin duda podr recomendar a los presuntos viajeros que no vayan al centro de Lima porque est lleno de escorpiones que lo sorprenden a uno cuando menos piensa y lo dejan misio; les aconsejar, en cambio, comprarse una guerrilla para probar suerte. A los jvenes viajeros habr que recomendarles leer a sus predecesores del siglo XIX, para que pueda el turismo hoy comprobar que los grones ya no jironean como antes en busca de jerma, porque en realidad pueden hoy encontrarlas por doquier, y todas estn a pedir de boca y de paleteo. De esa sabrosa conversacin aprovechamos tambin nosotros los peruanitos informales o no porque al fin y al cabo sabemos que hay que andarse con cuidado por las calles pues en cualquier momento sale un sacalagua medio pelesta y algo peliculero, que nos aplica un pocotn y proclama su poder, con lo que se arma un chongo de padre y seor mo. Pero esa noticia no tiene gracia, porque ya lo sabemos desde que el zambo Cavero nos propuso regocijarnos musicalmente con nuestro Per (con /P/ de patria). De lo que el libro nos alerta en materia poltica s debemos quedar fervorosamente agradecidos; porque nunca como en estos ltimos aos hemos tenido prueba patente y continua del auge

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  • alcanzado entre nosotros por la burriligencia. Por slo eso vale celebrar este Diccionario de Alvarez Vita con un tonazo. Eso s, hay que evitar a los especialistas en zampaduras, que suelen salir tronchados de la aventura, de puro tembleques que son. Un tonazo en grande: a m, con que me ofrezcan mi tentempi me doy por bien servido, y firmo aquicito no ms mi nombre y apellido, con permiso de mis patas de la Academia. Lo hago recomendando el libro para lectura de las almas beatas y cndidas, porque no tiene lisuras graves. Amn.

    Catedrtico, fillogo, Director de la Academia Peruana de la Lengua. Publicado en la revista Caretas nmero 1113, Lima, 18 de junio de 1990, pginas 56 y 57.

    Luis Jaime Cisneros

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  • Acaba de ser publicado por la editorial Studium el Diccionario de Peruanismos del diplomtico Juan Alvarez Vita, en un tomo de ms de quinientas cincuenta pginas y con casi diez mil voces registradas.

    La palabra peruanismo es todava un vocablo cuya definicin dista mucho de ser concluyente, y esto debido a que existen variadas propuestas para suscribirlo, porque las fronteras geogrficas, desde el punto de vista poltico, de pas a pas, no corresponden con las fronteras llamadas isoglosas, que resultan siendo los territorios dentro de los cuales se registra tal o cual voz. As, una palabra que se habla en Tacna (y que se considera peruanismo) se sigue hablando en Arica y recin se pierde en Iquique. Esta situacin similar se puede dar en cualquier frontera poltica de los cinco pases que rodean al Per. Por este camino, entonces, resulta difcil que el contenido lxico de un pas coincida con el territorio del mismo.

    O tambin, y de otro lado, los quechuismos asimilados por la lengua espaola ya no son estrictamente peruanos, pues, en el uso de la lengua de los incas, tanto derecho de identidad con un pas lo puede haber con otro (bolivianismo, argentinismo, chilenismo, colombianismo, ecuatorianismo, dgase como se quiera), puesto que el quechua se habl en parte de estos pases mencionados y el derecho que sean propios de esos pases les asiste tanto como a nosotros.

    Pero, de otro lado, qu hacemos con los famosos prstamos jergales (de jerga, replana, jerigonza, habla popular de otros pases)? El Pachuco mexicano, por ejemplo, que tanto ha invadido nuestro lxico desde la dcada del cincuenta ( a travs del cine y desde hace algunos aos por medio de los programas de televisin): TACUCHE: terno (vestido o traje de hombre) o CHAMBA: trabajo, empleo. O el caso de MANYAR: comer; o PILCHA: terno (vesti