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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia. ARTE arqultC<.: tónu .:o. aunque haya cons- trucctone Se' a m á!> bt cn por el detallismo de lo labrado en ladnl lo. del objeto rec- t angular vuell o co lumna cilíndnca. la pared. la escalera '1 ta desde el aire. la foto de tnt cnor, el de talle, el detalle. que min 1m iza la act i- tud de un obJeto. arquu cct ura en foto no es c tl . au nque no son necesarios va rio !> ángulos, el que se tome debe dejar co m tancia exac ta de lo que hay co n tr uido; un plano que no lo mues tr e así no describe, mues tra sólo pa rte. U na cosa es fo t og raf iar ar quitectura y o tr a cosa es ha ce r alarde de habilidad fot og ráf ic a a pr opó sito de c ualqui er te ma : por ejemplo, de ar quitec tura . Entr e los libros an imados de Ed i- to ri al No rma , cuando ap arece. a tra - vés de una ve nt ana. un dr agón y salta, el truco es tru co ; hay vol um en, que al salir de e ntr e una página sor- prende. Per o aqu í. esas hoj as, c on un huequ ito localizado en una página blanca. que d ej an ve r al tra vés un tr ozo de ba rr o r ojo o una pared co n un o br ero que fl o ta so bre ella, son truculencia, tru culencia qu e no crea expectación (que par ece s er lo qu e se busca ). Primer o, mu y pequeño, algo qu e se ve; y lu ego, al pa s ar la gina del huequit o, lo mism o, lo m is mo un poc o s grand e. Es deleite de un dis o que se nota más de lo qu e mues tr a. y no lo deja ver re alme nt e po rqu e la mirada del espectador, del lector, se qu eda en el diseño y no en la imagen que está ahí plasm ada; que p ie rde su c ará cter y p asa a se r víc tima de un juego en el que se di luye. desa- parece, tiene que ser buscad a; y esto can sa, no permite el deleite de quien observa el libro. De sde el punt o de vista tipo gr á- fi co, Se ñor Ladrill o tiene ca li dad en la impr esión. Lásti ma la falta de inf o rm ació n ac er ca de c ada i magen . Si, por ejempl o, la es qu ina de un edi- fi cio, las fl ores en ladrillo o los tec hos de algún lug ar cre an la c ur iosi dad de co nocerlo para ver la co ns tru cción, es imp osible. No hay loca li zación alguna , ni referencia de nada; lo una li sta de fot óg r afos segui da de númer os, al final del li br o. 92 El lad ri llo que co nf o rma la ciu- dad: a quel que envuelve nues- tro espacio sin ti em po ; ese mat e- ri al que n os ha a co mp aña do en moment os de am o r. de ju eg o. de sueño; que se s ie nt e y que se vi\·e. es co mo la ci ud ad . el r es ul- tado de una labor de e quip o; una ob ra col ec ti va. Es de to d os y para todos. Nos in c um be. Nos em ociona. Nos af ecta. Ha ce part e de n oso tr os mism os. de nues tra c ultura y de nues tra vida de tod os l os días . Apr en- der a amarlo. a respetarlo . a val o rarlo y a utiliz arlo dígna - me nt e es funci ón es encial de nue s tr o co mpo rtami ento urb an o y co ndi cio nador ineludibl e del hábitat de nues tro futur o. Por eso lo llamamos res pet u osamen- te "Señor Ladrill o" y le dedi- cam os es te libro. co n la s eguri- dad de que le es tam os hacie nd o un home naj e a uno de l os el e- ment os más herm osos y repr e- sentati vos del art e útil para el hom bre. Co n es ta s frases cie rra el edit or un te xt o qu e se inicia co n una ci ta de Gar cía Márquez, en la que se refiere a las n ovelas co mo una o bra que se va fraguand o al so br eponer un ladrillo tra s o tr o. Es un libr o. para no ir s l ejo s, sin ninguna cualidad informativa acer- ca de un tem a que nos ro dea . Un li br o d eco rativo. Uno de es os libr os qu e co nversad os se pu e den volver adjeti vos. Un libr o hec ho " ... co mo va cia r co ncreto ... ". 1 J OAQU IN ÜRTI Z RESEÑAS Dibujar sin muestra lJna expresión artí stica inspirada tn historias primigenias dt Améri ca "C atorce graba do .. escogid os de lo ' Id ea verdadero y genui no[ ... )' po r Teo d oro de Br y. edición fa cs im il ar sob re la i mpresión de 1601. Presentación por LUI S Carlos Mant illo R .. O. F. M. Transcripción, traducción y noto explicativa por Manuel Briceño Jáuregui, S.J. ·: 1 nstituto Ca ro y Cu ervo. Bogo , 19 88, 91 págs. Durante todo s los siglos anteriores al XX , cualquier hombre - y eran esca- sos- que emprendiera la aventura de un viaje (en la mente de nuestros antepasado s viaje y aventura se halla- ban indisolublemente asociados), es ta- ba más o menos obligado a dejar tes- timonio esc rito de su proeza . Ante s del avión , hasta los años veinte, lo seis o más día s de viaje de Bogotá a Medellín ameritaban tomar la pluma para contar los vericueto s y peripe- cias del pas eo . Antes del Desc ubrimiento , el clá- sico de clásicos de los viajeros es Marco Polo . Después del veneciano , los viajeros europeos al oriente se multiplic aron , y sus cróni cas se con- virtieron en materia rentable para libreros o impres ores . Entonces la c ompetencia parece centrarse en lo insólito, y los aventureros ponen énfa- sis en los seres maravillosos que han visto con sus propios ojos : centauros, pegasos, s irenas , uroboro s, aves rock , dragone s; todos y s se trasladan de las mitologías a la realidad, a la dis - tante realidad de los lugares vis itado s por tan s ingulare s pionero s del turi s- mo . La abundancia de estas maravi - llas fue tal que , en Es paña, por ejem- plo, se hicieron populare s en los siglos XVI y XVII las recopilaciones de hechos inexplicables y las descrip- c iones de seres fabuloso s; que con- tienen , por s upue s to , una larga refle- xión de orden teol ó gico encaminada a demo s trar la vero s imilitud de estos fenómeno s, basándose en que Dios , infinitamente podero so, además de su facilidad para crear s eres dentro de la regla, tambi én tiene la posibili- dad de crear seres excepcionales . Bolclln Cuhural y 8 &blio gr, rico Vol. 26 nlim. 19, 1989

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Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.

ARTE

arqultC<.:tónu.:o. aunque haya cons­trucctone fot ografiada~ .

Se' a m á!> btcn por el detallismo de lo labrado en ladnl lo. del objeto rec­tangular vuell o columna cilínd n ca. la pared. la escalera '1 ta desde el aire . la foto de tntcnor, el detalle, ~ólo el de talle. q ue min1miza la acti­tud de un obJeto. Oe~cnb t r arquucct u ra en foto no

es fá ctl . ~ au nq ue no so n necesa rios va rio!> ángulos, el q ue se to me debe dejar com ta ncia exacta de lo q ue hay con truido; un pla no q ue no lo muestre así no describe , muestra sólo parte. U na cosa es fo tografiar arq uitect ura y o tra cosa es hace r alarde de habil id ad fotográfica a propósito de cualqui er tema: po r ejemplo, de arq uitectura.

Entre los libros animados de Ed i­to ri al Norma, cuando aparece. a tra­vés de una ventana. un dragó n y salta , el t ruco es truco; hay volumen, q ue al sal ir de entre una página sor­prende. Pero aquí. esas hoj as, con un huequito localizado en una página blanca . q ue dej an ve r al través un trozo de barro rojo o una pared con un o brero que fl ota sobre ella, son truculencia, truculencia que no crea expectación (que parece ser lo que se busca). Primero, muy peq ueño, algo que se ve; y luego, al pasar la página del hueq uito, lo mismo, lo mismo un poco más grande. Es deleite de un diseño q ue se no ta más de lo que muestra. y no lo deja ve r realmente po rque la mirada del espectador, del lector, se queda en el d iseño y no en la imagen q ue es tá a hí plasmada; que pierde su carácter y pasa a ser víctima de un j uego en el q ue se diluye. desa­parece, tiene que ser buscad a; y esto cansa, no permite el deleite de q uien observa el libro.

Desde el punto de vis ta t ipográ­fico, Señ or Ladrillo tiene calidad en la impresión. Lástima la falta de info rmación acerca de cada imagen. Si, por ejemplo, la esquina de un ed i­ficio, las fl ores en ladrillo o los techos de algún lugar crean la curiosidad de conocerlo para ver la construcción, es imposible. No hay localizació n alguna, ni referencia de nada; sólo una li sta de fo tógrafos seguida de números, al final del libro.

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El ladrillo que conforma la ciu­dad: aquel que en vuelve nues­tro espacio sin tiempo; ese mate­rial que nos ha acomp añado en m om entos de amor. de j uego. de sueñ o; que se s iente y que se vi\·e. es como la ciudad. el resul­tado de una labor de equipo; una obra colectiva. Es de tod os y para todos. Nos incumbe. Nos emociona. Nos afecta. Hace parte de nosotros mism os. de nuestra cultura y de nuestra vida de tod os los días. Apren­der a amarlo. a respetarlo . a valorarlo y a utilizarlo dígna­m ente es función esencial de nuestro comportamiento urbano y condicionador ineludible del hábitat de nuestro futuro. Po r eso lo llamamos respet uosamen­te "Señor Ladrillo" y le dedi­camos este libro. con la seguri­dad de que le estamos haciendo un h om enaje a uno de los ele­mentos m ás hermosos y repre­sentativos del arte útil para el hombre.

Con estas frases cierra el editor un texto que se inicia con una cita de García Márquez, en la que se refiere a las novelas como una obra que se va fraguand o al sobrepo ner un ladrillo tras o tro.

Es un libro. para no ir más lejos, sin ninguna cualidad informativa acer­ca de un tema que nos rodea.

Un libro decorativo . Uno de esos libros que conversad os se pueden volve r adjetivos. Un libro hecho " ... como vaciar concreto ... ".

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J OAQU IN ÜRTIZ

RESEÑAS

Dibujar sin muestra

lJna expresión artística inspirada tn historias primigenias dt América "Catorce grabado .. escogidos de lo 'Idea verdadero y genuino[ ... )' por Teodoro de Bry. edición facsimilar sobre la impresión de 1601. Presentación por LUIS Carlos Mant illo R .. O. F. M. Transcripción, traducción y noto explicativa por Manuel Briceño Jáuregui, S.J. ·: 1 nstituto Caro y Cuervo. Bogotá, 1988, 91 págs.

Durante todos los siglos anteriores al XX , cualquier hombre - y eran esca­sos- que emprendiera la aventura de un viaje (en la mente de nuestros antepasados viaje y aventura se halla­ban indisolublemente asociados), esta­ba más o menos obligado a dejar tes­timonio escrito de su proeza. Antes del avión, hasta los años veinte, lo seis o más días de viaje de Bogotá a Medellín ameritaban tomar la pluma para contar los vericuetos y peripe­cias del paseo.

Antes del Descubrimiento, el clá­sico de clásicos de los viajeros es Marco Polo. Después del veneciano, los viajeros europeos al oriente se multiplicaron, y sus crónicas se con­virtieron en materia rentable para libreros o impresores. Entonces la competencia parece centrarse en lo insólito, y los aventureros ponen énfa­sis en los seres maravillosos que han visto con sus propios ojos: centauros, pegasos, sirenas, uroboros, aves rock, dragones; todos y más se trasladan de las mitologías a la realidad, a la dis­tante realidad de los lugares visitados por tan singulares pioneros del turis­mo. La abundancia de estas maravi­llas fue tal que, en España, por ejem­plo, se hicieron populares en los siglos XVI y XVII las recopilaciones de hechos inexplicables y las descrip­ciones de seres fabulosos; que con­tienen, por supuesto, una larga refle­xión de orden teológico encaminada a demostrar la verosimilitud de estos fenómenos, basándose en que Dios, infinitamente poderoso , además de su facilidad para crear seres dentro de la regla, también tiene la posibili­dad de crear seres excepcionales.

Bolclln Cuhural y 8 &bliogr, rico Vol. 26 nlim. 19, 1989

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RESEÑAS

Los Diarios de Cristó bal Coló n inauguran otra veta para las crónicas de los viajeros. A é l se añadirán muchos nombres , algunos tan fanta­siosos como Pigafetta - citado por García Márquez en su discurso del Nobel- y otros justamente célebres por sus informaciones útiles para las ciencias actuales. como la h isto ri a, la etnografía o la botánica .

El problema principal de los cro­nistas y los viajeros en lo que con­cierne al tema de esta nota era que, si bien podían escribir un - así fuera torpe o fantástico- testimonio de su aventura, difícilmente tenían la babi­lidad de dejar un registro visual de su viaje . Son escasos los dibujantes via­jeros. Hasta Mark y la Comisión Corográfica, para el caso colombiano, sólo Church, el pintor estadounidense, había pasado por nuestro territorio. De manera que los autores o edito res contrataban las ilustraciones con dibu­jantes que posiblemente nunca habían visitado a América. Imposibilitados para copiar del modelo real , debían llenar con líneas los vacíos de las des-. . . , cnpc10nes escntas, acogerse a estas en lo que tenían de explícito y -como se verá más adelante- copiar de otros dibujantes y grabadores que habían utilizado el mismo proce­dimiento.

Teodoro de Bry, discípulo de Dure­ro , fue uno de estos ilustradores. Nació en Lieja en 1528 y murió en Francfort en 1598 . "Typographo vigilantissimo et solertissimo", se le llama a este artesano en una de sus obras - un tratado de arquitectura romana- que se conserva en la Biblio­teca Nacional de Bogotá.

Su obra más famosa es la serie de ilustraciones que confeccionó para la Sroria del mondo nuovo ( 1565), de Girolamo Benzoni, publicada en suce­sivas ediciones desde 1594 hasta des­pués de su muerte.

En 1602 se editó en Francfort un libro en latín, en cuyo frontispicio aparecía la siguiente leyenda: "Idea verdadera y genuina de todas las principales historias, y de los varios ritos, ceremonias y costumbres de los habitantes de las Indias; lo mismo que de las principales ciudades e is las y fortalezas o defensas de las cuales se trata en esta parte novena de la histo-

Bolctln Cultural y Biblíoarifico Vol 21\ nóm. 19, 1989

ria de la América o 1 nd ia Occidental. A este d iseño histórico. con el objeto de un más fácil e nte nd imiento y mayor place r se ha a ne xad o y a ña­dido un buen número de d ibujos. grabados con el arte más exqu is ito. A costa. y c uid ado y d iligencia de Theodo ro de Bry. y mue rto él, de su viuda sobreviviente. y de sus hijo~ Teodoro y Juan Israel. En Francfort , imprenta de Mateo Becker, 1602".

El libro forma parte de una de las varias series que publ icó De Bry y consta de veint icinco grabad os di vi­didos e n d os se ries . Una de ca to rce so bre costumbres y r itos de los ind io. americanos, y o tra de once sobre emba rcaciones, castillos y asuntos relativos a las exploraciones holan­desas de l estrecho de Magalla nes. Las fechas de estas exploraciones - 1598-1599- confirman que el tra­bajo fue co ncluido po r la viuda y los hijos de De Bry.

Las ilustraciones van acompaña­d as de un texto latino. Y aquí com ien­za otra histo ria que confluye a la anterio r. Los textos de la ed ición de 1602 merecen el comentario del padre Manuel Briceño de que "el est ilo latino [ ... ] es correcto , culto, de li­cioso , flexible, ingeniosísimo". Sin embargo, el ed ito r de 1602 es o bst i­nado en no revelar su fuente y, e n la nota introducto ria, afirma que "sus autores son muc hos y de muy dive rsa fuente ". Pero los autores de la ed i­ción del C aro y Cuervo - padres Mantilla y Briceño- , apoyados en una nota de 1623, manuscrita e n el ejemplar que examinaron, e n la En­ciclopedia Esposa y en su propio cotejo , encontraron que se trataba de fragmentos de una de las más clásicas crónicas de América , elogiada po r Humboldt, la Historia natural y moral de las Indias del jesuita J osé de Acosta. Y entonces entra Babel: el padre Acosta escribió su o bra en latín y él mismo la tradujo al caste­llano. A su vez, el mismo De Bry - que tenía ta lento de grabador y de traductor- la to mó de una versión alemana y la volvió a traduci r a l latín.

Los ecles iásticos arriba citados - padres Ma nt illa y Briceño- descu­brieron e n la Bibl ioteca Naciona l de Bogotá un ejemplar de la Idea verda-

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dera y genwna ... (ediCIÓn de 1602. F rancfo rt ). tomaron la prtmera ~erie

de cato rce de lo!. \Cin t icinco graba­dos. prepara ron sendos textos - a m­bos cuidadosísimos, llenos de datos- . el padre Briceño t rad ujo e l la tín de De Bry y el Instituto Caro y Cuervo realizó una be lla edición bil ingüe. s in la vistosidad policromáttca. estilo gua­camaya, que suelen tener las edicio­nes de obsequio.

El mé rito pri ncipal que t iene este libro, e n cua nto a las lá m inas , es q ue se trata de una se rie sobre América m ucho menos re prod ucid a que las de La historia del mundo nuevo de Gi rolamo Be nzoni, de las cuales D e Bry y su familia hicieron al reded or de d iez ed iciones y que des pués fueron re producidas innumerables veces. co­mo lo dice el padre Mantilla, e n 163 1, y en 1723. Y agrega: " En Colombia también ha n sid o ut ilizados los gra­bados de De Bry para ' ilustrar' cie r­tas obras de carácte r histó rico. pe ro desgraciada mente sin que se haga mención del auto r ni de la procede n­cia bibliográfica . Tal es el caso, por ejemplo, del trabajo de Enrique Caba­llero, América. una equivocación , Edito rial Pluma, Bogotá, 1980, en do nde reproduce d ieciséis láminas de

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las q ue ilustra n la S toria del m ondo nuovo, de Benzoni, sin que pa ra nada se mencio ne a De Bry. En agosto de 1988 apa reció la pomposa publica­ción q ue lleva por t ítulo Historia de Bogotá, to mo 1 (Conquista y Colo­nia), edición conmemorat iva de los • 450 a ños de la fundació n de Bogotá. ed itada por Benjamín Villegas J imé­nez, e n la c ual a pa rece n varios de los grabad os de De Bry, ut ilizando en part icula r aquello~ que pintan la cruel­dad de lo españole!), pero no aparece

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resaltado ni el nom bre del autor ni la procedencia bibliográfica, omisión muy de ext rañar en una publicación de tal categoría. Vale la pena aclarar que q uien mire las láminas en la His­roria de Bogotá , no tiene accesible el nombre del autor y su fuente ; es nece­sario saber que su autor es, por ejem­plo, De Bry, para consultar el índ ice alfabético de ilustraciones y saber allí en qué páginas están sus grabad os.

"Existe unanimidad acerca de la calidad de los grabados de De Bry. Gabriel Giraldo J aramillo dice que es 'el más brillante intérprete plástico del indio americano", que en sus gra­bados el ' indio americano es la reen­carnación de Jos guerreros del mundo clásico, altos, robustos, admirable­mente bien proporcionados, ágiles y hermosos y [que)[ ... ] son la repercu­sión plástica de la concepción de una América utópica, supervivencia de la perdida edad de oro; sus grabados son un equivalente estético de las concepciones ideológicas de unTo más Moro, de un Miguel de Montaigne, de un Vasco de Quiroga ... ' ".

Además de las fuentes escritas cita­das por Mantilla y Briceño, de la propia imaginación de De Bry (que identifica a nuestros indios con las proporciones clásicas), es posible que el grabador flamenco conociera a otros ilustradores; no hay duda, para citar un solo caso, de que De Bry conoció los toscos grabados que, bajo la vigilancia de Hans Staden, realizó un anónimo grabador de Mar­burgo de la Verdadera hisLOria y des­cripció n de un país de salvajes des-

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nudos, obra de Staden. De Bry la reeditó en 1594. y algunos de sus dibujos son, notoriamente, versiones mejoradas del de Marburgo; esto se ve muy claramente en los respectivos grabados sobre la antropofagia.

, , ]OSE L UIS GOMEZ

Las lenguas del pincel

Así hablan los artistas María Cristina I.Averde Toscano. Alvaro Rojas de la Esprie/la Ediciones de la Universidad Central, Bogotá, 1986, 206 págs .• ilustrado

Picasso opinaba que, así como cierta clase de aves, al dejarlas ciegas, mejo­raban la calidad de su canto, los pin­tores deberían carecer de lengua para que, en lugar de hablar tanto, se con­centraran en su oficio.

Lo cierto es que muy pocos artistas quieren perder la lengua y, más aún, muchos han escrito sus memorias , opiniones o teorías. Entre los clás icos más célebres está Leonardo, con su Tratado de pintura, y se han editado las obras literarias de Durero, la autobiografía de Cellini, las cartas de Rubens, los diarios de Delacroix, las cartas de De gas, Cézanne y, por supuesto, las de Van Goth. Entre los modernos, están los diarios de Klee y sus reflexiones teóricas, así como los escritos de Dubuffet, Matisse y mu­chos otros.

En nuestro medio se recuerdan todavía las entrevistas con las "vacas sagradas" de Fausto Panesso, y en Medellín, las que Félix Angel publicó con artistas jóvenes de la ciudad en 1977, en las que se incluyó él mismo.

Doce conversaciones con diez pin­tores, un escultor y una familia de artesanos, originalmente destinadas para una revista unive rsitaria, inte­gran esta publicación, en la que no solamente hablan los artistas. Tam­bién los entrevistadores, dominados por un espíritu profesora!. Profesan admiración por el Arte y el Creador;

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profesan una buena fe en las cualida­des de sus entrevistados; profesan una incesante admiración por las obras y mucha confianza en las pala­bras. Antes que tomar distancia, pron­to simpatizan admirativamente con el interlocutor. Sostienen diálogos más bien generales e informativos, aptos para una revista, pero que la duración de un libro hace más exi­gentes. Pero también intentan, a veces, desentrañar las motivaciones del artis­ta, su autopercepción, la trayectoria seguida y el análisis de ciertos momen­tos o detalles peculiares de una obra.

A pesar de que comparativamente resultan trabajos desiguales, y pro­bablemente ninguno figuraría en una antología de las entrevistas colom­bianas, por su rigidez y convencional calidad literaria, son trabajos correc­tos. Dejan la impresión de que, si se hubiera profundizado a partir de una investigación más amplia sobre cada personaje y su momento artístico, los autores habrían podido detenerse a considerar episodios de interés histó:.. rico dormidos en la memoria de los entrevistados, consuetudinariamente olvidados por la crítica y los ocasio­nales historiadores: Y aquí es donde precisamente cobra importancia la entrevista como testimonio y como fuente, y no sólo como pieza literaria o de divulgación.

La primera conversación tiene lugar con Pedro Alcántara Herrán e inevi­tablemente se centra en la política. MarginaJmente tocan el tema del taller, los métodos y técnicas de tra­bajo. El pintor, dejando de lado lo que considera "falsas modestias", de­clara haber alcanzado una gran madu­rez estética, pictórica y política, y sentirse parte de la vanguardia nacio­nal y latinoamericana. De mayor interés resulta el recuento sobre su trabajo a partir de los años sesenta, las dificultades, logros, cambios temá­ticos y técnicos.

Las tres siguientes entrevistas son con Débora Arango, Beatriz Gonzá­lez y María de la Paz Jaramillo. El diálogo con Arango resulta una de las de mayor interés documental y personal, porque es una de las pocas entrevistas que se conocen con ella y porque aporta al conocimiento de su

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