Diaz Arias Daniel
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COMERCIO,FE,PELIGRO Y PLACER:
LA FERIA DE SAN JUAN DE LOS LAGOS,1823-1857.
TTEESSII SS
Que para obtener el grado de
Maestro en Historia
Presenta
Daniel Daz Arias
Director de tesis
Adriana Corral Bustos
San Luis Potos, S.L.P. Septiembre, 2012
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Los muertos disfrutan slo de la existencia que les concede la memoria de los vivos.
Anatole France.La isla de los Pinginos.
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NDICE
Cuadros e ilustraciones.
Fig.1. Mapa hidrolgico de Jalisco 30
Fig.2. Climas de Jalisco 31Fig.3. Los Altos de Jalisco 35Fig.4.4 Plano topogrfico de la villa de San Juan de los Lagos 43Fig.5. Caminos que unan a San Juan de los Lagos con Aguascalientes, Guadalajara,San Luis Potos y Zacatecas (1810) 45Fig.6. Detalle de caminos del centro de Mxico de una carta de la Repblica Mexicana(1866) 51Fig.7. Grafo de los caminos y poblaciones adyacentes a San Juan de los Lagos 52Cuadro 1. Nmero de asistentes a la feria segn estimaciones de varios informantes 179Fig.8. Vista de San Juan de los Lagos 254Fig.9. Coche de colleras 255
Fig.10. Carro americano 255Fig.11. Arrieros 256Fig.12. Viajero con traje de camino para la lluvia 257Fig.13. La feria de San Juan de los Lagos. 257Fig.14. Monje de la Merced de viaje 258Fig.15. Tierritas de San Juan 258Fig.16. Exvoto 259Fig. 17. Exvoto 259Fig. 18. Modos de viajar en Mxico 260Fig.19. Pelea de Gallos 260Fig. 20. El Monte 261Fig.21. Asalto a la diligencia 263
Contenido.
Introduccin 6
Captulo. 1. San Juan de los Lagos y su feria en su contexto espacial e histrico 111.1. Planteamiento de la investigacin 111.2. Justificacin 12
1.3. Preguntas de la investigacin 131.4. Perspectiva terica 141.5. Espacio social 211.6. La temporalidad 221.7. Estado de la cuestin 261.8. San Juan de los Lagos, el pueblo y su contexto 291.8.1. El medio fsico 291.8.2. Divisin poltica 341.8.3. El medio social 351.8.4. San Juan de los Lagos: el pueblo a mediados del siglo XIX 381.9. La centralidad o la produccin de capitales de San Juan de los Lagos como origen
de su feria 451.10. Orgenes de la feria de San Juan 58
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1.10.1. Ferias coloniales 581.10.2. Las ferias decimonnicas 611.10.3. La feria de San Juan 63
Captulo 2.Mercancas provenientes de todos los puntos del globo: El comercio y los
comerciantes durante la feria de San Juan de los Lagos 722.1. Algunos agentes y prcticas comerciales presentes en la feria de San Juan de losLagos 722.1.1. En el camino 722.1.2. La arriera 742.1.3. Las diligencias 812.1.4. Las carretas 832.1.5. Los rebaos 852.2. Hospedaje y servicios en el camino 872.3. El gran mercado 882.3.1. Espacios de venta y espacios en renta en San Juan de los Lagos 89
2.3.2. De lo que se venda en la feria 952.3.3. Hacer negocios 1072.4. La decadencia comercial despus de 1857 1122.4.1. El ferrocarril 1132.4.2. Las alcabalas 1172.5. Ferias durante el porfiriato 1172.6. La feria en su centenario 119
Captulo. 3. Conciencias Callosas: Peregrinos, capellanes y sacerdotes viajeros en elSantuario de San Juan de los Lagos 1233.1. Origen de la devocin a la virgen de San Juan 1263.2. El Santuario 1313.3. Los fieles 1343.4. Los capellanes 1353.5. Los sacerdotes forneos 164
Captulo 4. Revoltijo de gentes inconfesadas: Diversiones pblicas, tahres,contrabandistas, ladrones y prostitutas en la feria de San Juan de los Lagos 1724.1. La Meca mexicana 1774.2. El intercambio cultural: msica, textos e ideas 1814.3. La feria como lugar de esparcimiento 187
4.4. Juegos y tahres 1934.5. Contrabando 2014.6. Ladrones 2084.7. Prostitucin 223
Conclusiones 232
Fuentes y bibliografa 243Anexos 254San Juan de los Lagos 254Viaje de Madame Caldern de la Barca en diligencia 255
Los carros y sus conductores 255Cargar una mula 256
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Jornada de caballo 257Un estadounidense pasea entre los puestos de la feria 257Exvotos 259El ranchero rumbo a la fiesta 260Cmo jugar al monte 261
El juego del carcamn 261Payno describe a susBandidos 263
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INTRODUCCIN.
Cmo reconstruir lo ya pasado? Por dnde empezar? Por la historia de polticos y
generales? Es la historia slo el relato de los grandes hechos? Cul es la importancia
de la historia de aquellos que no figuran con su firma en los tratados, que nunca dijeron
frases clebres o cuyas estatuas no presiden una plaza o parque pblicos? Cmo
escribir la historia de aquellos que han sido recurrentemente ignorados tanto por los que
fueron sus contemporneos como por los historiadores actuales?
Hay que reconstruir la historia a partir de aquellos que la hicieron, pero esta vez
incluyendo a los que no idealizamos porque no han sido tomados en cuenta. Obviemos a
los grandes, pues los ojos de los hroes no nos sirven, son de bronce, no se puede
mirar a travs de ellos, veamos el pasado a travs de los de los seres humanos que lo
vivieron, como nosotros, con ms penas que glorias.
A lo largo del siglo XIX, los polticos mexicanos de distintas facciones buscaron
hacer de Mxico una nacin y formar a sus habitantes como ciudadanos ejemplares.
Liberales, conservadores republicanos, monrquicos, centralistas o federalistas, todos
esperaban poder poner en prctica sus planes para gobernar un pueblo al que no
lograban comprender del todo. Prueba de ello es que esperaban que las leyes por s solas
cambiaran a la sociedad en la que se aplicaban a la vez que descrean de las capacidades
intelectuales y/o morales del grueso la poblacin.
Durante mucho tiempo la historia no fue otra cosa que los hechos de los
polticos y de los militares, una historia con hroes a los cuales celebrar (los que
ganaban o eran derrotados ms o menos gloriosamente defendiendo a la patria o ciertos
ideales que generalmente identificamos como patriticos) y villanos a los cuales culpar
de las desgracias nacionales (los que generalmente perdan frente a los hroes, ya fuera
militar o moralmente). Pero en este relato de grandes personajes no figura la masa que
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luch con ellos, que los apoy en momentos cruciales y que, tambin no en pocas
ocasiones, los sufri o los ignor. Cmo entender todos los proyectos fallidos de Mora,
Alamn y sus herederos intelectuales sin conocer a esa sociedad donde trataron de
implantarlos? Quines servan los caones de la repblica en Puebla el 5 de mayo de
1862? Por qu tantos ladrones infestaban los caminos? Cmo llegaban de Veracruz a
la mesa de don Porfirio los vinos europeos? Para qu responder estas preguntas?
Consideramos que una historia que ignore a la sociedad y sus prcticas y la
coloque solamente como un receptor de las ideas o herramienta de las voluntades de los
Hroes al ms puro estilo de Carlyle- o sujetos a fuerzas dialcticas tan misteriosas
como la mismsima providencia, ser siempre una historia incompleta, tendenciosa y
sumamente idealizada, favorable solamente a unos cuantos propsitos temporales y en
lo general poco frtil.
En los ltimos tiempos el ser humano comn y corriente ha reclamado el lugar
que siempre le ha correspondido en la historia. Para tratar de comprender al grueso de la
sociedad tenemos a la historia desde abajo la historia cultural, la historia de la vida
cotidiana, historias que, al contrario de lo que podra pensarse, no se quedan slo en el
recuento anecdtico. Estos abordajes no tratan acerca de cmo sehacan las tortillas o
de los juegos infantiles, sino que buscan explicar en gran parte lo que no explican los
otros enfoques histricos sobre la realidad de Mxico.
Lo que aconteca de manera cotidiana afuera de la Cmara de Diputados, del
Palacio Nacional o de los campos de batalla; la realidad del da a da de hombres y
mujeres que tambin fueron parte activa de los grandes procesos histricos, hasta hace
muy poco no era algo que considerara susceptible de constituir el eje central de las
investigaciones, pero en la actualidad la historiografa ha comenzado a reconocer su
importancia.
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importancia que sta y la produccin de capitales tuvieron para la creacin y
desenvolvimiento de la feria. Todos eran factores que influyeron en la vigencia de la
feria a nivel nacional.
El captulo segundo est enfocado en las prcticas mercantiles que tenan lugar
en la feria. Se detallan las maneras en que eran transportados productos y personas
desde sus lugares de origen hasta San Juan y de las vicisitudes y preparativos que
distintos tipos de viajeros tenan que afrontar para recorrer los malos caminos entre un
punto y otro. Esta reconstruccin hace patente por una parte que la feria se volva el
mercado ms grande y variado de toda la repblica al concentrar una gran cantidad de
productos nacionales e importados y por la otra, que la economa de la villa dependa
directamente de este suceso. Tambin se analizan los distintos tipos de mercaderes, la
manera en que hacan los negocios y la fama que los productos comprados en la feria
tenan a nivel nacional.
El tercer captulo versa sobre los aspectos religiosos que rodeaban a la feria. No
hacemos aqu un estudio exhaustivo sobre la historia de la virgen o el santuario, ni
tampoco analizamos aspectos profundos de la vivencia de la religin. Nos interesan las
prcticas religiosas que efectuaban los peregrinos que ao con ao asistan a la fiesta de
la virgen, es decir, las manifestaciones externas de la fe que salan del canon establecido
y conformaban rituales compartidos por los romeros ante la condescendencia de la
ortodoxia catlica durante el tiempo que duraba el evento. Adems se expone el papel
que los capellanes tenan durante la feria y los intereses y costumbres de los clrigos
que asistan a la celebracin anual en San Juan.
El cuarto y ltimo captulo est enfocado en la dimensin ldica de la feria. Se
describen las diversiones que el interesado poda encontrar en la feria de San Juan de los
Lagos, desde el teatro de tteres hasta los toros, y por supuesto los juegos de azar que
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atraan a no pocos viajeros. En este apartado tratamos tambin brevemente el papel que
tena el evento dentro de la red de intercambios culturales. En esta misma seccin
ilustraremos los peligros e ilegalidades que se podan encontrar en el sitio, como el
bandolerismo, el contrabando o la prostitucin, los cuales, a pesar de los perjuicios que
ocasionaban y del estigma que implicaban, formaban parte integral de la feria.
Al final de cada captulo se encuentra un breve colofn que busca ilustrar lo que
pas con la feria despus de 1857: cmo perdi su importancia como mercado, cmo las
celebraciones de la virgen se vieron modificadas, cmo mantuvo en parte su
importancia como lugar de diversin y juego, son algunas de las cuestiones que se
abordan al final de cada apartado.
En las conclusiones hemos incluido un balance crtico que enfrenta lo propuesto
en el planteamiento de investigacin con lo encontrado en el proceso de recopilacin y
anlisis de fuentes, lo efectivamente logrado y lo que no pudo ser abordado. De este
cotejo se desprende el trazo de nuevas lneas de investigacin que podrn ser
aprovechadas en estudios posteriores.
Por ltimo hemos incorporado un anexo en el que se reproducen pinturas y
grabados de la poca que ilustran algunos aspectos relacionados con la feria.
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CAPTULO.1.SAN JUAN DE LOS LAGOS Y SU FERIA EN SU CONTEXTO ESPACIALE HISTRICO.
1.1. Planteamiento de la investigacin
A lo largo del siglo XIX los grandes agricultores, ganaderos, empresarios y
comerciantes de todo el pas necesitaban espacios para comprar y vender sus productos
y adems para fortalecer sus alianzas en los mbitos de su actividad mercantil, pero
debido a las condiciones del pas, a la economa poco integrada 1 y a las deficientes
comunicaciones, esto se tornaba sumamente difcil. As, por la necesidad de un mercado
para realizar estas transacciones se restituy en 1823 la feria de San Juan de los Lagos.
sta se haba celebrado anualmente en el mes de diciembre durante la poca virreinal.
Su inicio se dio unos pocos aos despus de la aparicin de la virgen en 1623 y el
evento coincida siempre con las fiestas patronales del lugar.
No slo los grandes comerciantes se hacan presentes en la feria. San Juan de los
Lagos fue un punto de encuentro sumamente importante para gente de todas las
categoras sociales que procedan de diferentes partes del pas. Debemos tomar en
cuenta la existencia de un fuerte fervor hacia la virgen local, lo que propiciaba que ah
se diera cita un gran nmero de peregrinos adems de mercaderes.
Adems las condiciones de la feria y el espacio privilegiado de San Juan en la
red de caminos atraan a numerosos viajeros y a personajes dedicados o interesados en
actividades legales o ilegales, como por ejemplo las diversiones, el juego, el alcohol, la
prostitucin y el robo.
Quizs el aspecto ms interesante de la feria de San Juan es la diversidad de
personas que asista a ella. Con ello no slo me refiero a sujetos de distintos estratos de
la sociedad, sino tambin y principalmente a aquellos que provenan de distintos sitios
1Ibarra,El comercio y el poder, 1998, p. 239.
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del pas. Las notas de los peridicos, los relatos de viajeros y la literatura costumbrista
de la poca, nos hablan de una gran variedad de tipos regionales y extranjeros presentes
en la reunin.
La feria con la variedad de productos en venta y los distintos lugares de origen
de stos y de sus potenciales compradores, constituye un observatorio privilegiado de
las dinmicas de intercambio no slo econmico sino tambin cultural de la sociedad
mexicana decimonnica. Por ello considero que en ella es posible detectar prcticas
culturalesaunque sean anuales o exclusivas del espacio de San Juan- compartidas por
gran parte de la sociedad mexicana, sobre todo de las regiones centro, norte y occidente
del pas que eran las que ms visitantes aportaban al evento.
1.2. Justificacin.
Los motivos personales para investigar la feria radican en un aejo inters por el siglo
XIX y por el estudio de las relaciones sociales y las prcticas culturales en los espacios
pblicos, originados ambos durante mis estudios de licenciatura. Esta motivacin naci
por una parte como consecuencia del estudio de historiadores mexicanos decimonnicos
y, por otra, de la lectura de novelas costumbristas decimonnicas de autores como
Payno o Salado lvarez.
La conjuncin de estos dos tipos de fuentes despert mi inters en los detalles de
la vida material, las prcticas cotidianas y la dinmica de los espacios pblicos. Por otra
parte considero pertinente este estudio porque nos permitira ver a travs de un pequeo
fragmento del pas y a travs de un proceso de larga duracin, el desarrollo, los cambios
y las permanencias de algunas prcticas culturales de un amplio sector de la sociedad
mexicana del siglo XIX.
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Por lo anterior, para m es importante tambin que el texto aborde las distintas
dimensiones del foco de estudio, pues considero que las prcticas culturales dentro de la
feria slo pueden ser entendidas si se contemplan los diferentes intereses que en el
evento convergan. Quizs pudiera parecer que analizar en un solo trabajo los aspectos
econmicos, religiosos y ldicos de este ncleo de inters implica abarcar mucho y por
consiguiente apretar poco, pero an las investigaciones exhaustivas sobre un solo tpico
pueden llegar a dejar cabos sueltos y con ellas se corre el riesgo de parcelar la realidad
de manera arbitraria sin preocuparse por presentar una visin global que permita
entender mejor los fenmenos histricos y sociales y cmo se relacionaban entre s
distintos campos de la actividad humana.
El objetivo general de esta investigacin es ponderar la importancia de la feria
de San Juan de los Lagos como punto de encuentro comercial y sociocultural del norte,
centro y occidente del pas entre 1823 y 1857 y conocer cules eran los elementos que
atraan a ella a los visitantes.
Los objetivos especficos son: reconstruir las prcticas econmicas, sociales y
culturales de los sujetos provenientes de distintos espacios geogrficos durante la feria y
destacar los elementos que los vinculaban en esta celebracin; indagar cmo
interactuaban entre s los diversos asistentes en este espacio-tiempo fuera de la
cotidianidad, en este momento extraordinario y, a partir de estas relaciones particulares,
ilustrar las formas de socializacin y las costumbres del Mxico decimonnico.
1.3. Preguntas de la investigacin.
Tuvo la feria, a parte de su importancia comercial, alguna de otro tipo?; tiene
fundamento la fama de la feria expresada en los relatos de viajeros y en la literatura
decimonnica?; cmo se comportaban y cmo se relacionaban entre s sujetos de
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distintas procedencias en el concurrido espacio de la feria? Las primeras dos preguntas
ms que cuestiones a resolver en s mismas constituyen el entramado indispensable para
problematizar la tercera. Nos parece necesaria la reconstruccin de las relaciones que se
daban en el espacio pblico de la feria y especficamente pretendemos comprender
cmo sus asistentes vivan este evento. Creemos que este acercamiento puede ayudarnos
a entender mejor las formas de interaccin entre distintos grupos dentro de la sociedad
mexicana en eventos extraordinarios, como lo fue en la feria de San Juan de los Lagos.
1.4. Perspectiva terica.
Conceptos necesarios en este marco terico son los de feria, religiosidad popular y
costumbres, pues son ellos los que permitirn estudiar los intereses de cada regin y su
lugar dentro de la feria.
Retomamos el concepto de feria de Hilario Casado Alonso quien afirma que
stas se haban fundado entre los siglos XV y XVIII, para reunir en determinada poca
del ao que coincida con una festividad religiosa (feria en latn) a aquellos
comerciantes que quisieran mercadear mercancas no cotidianas atrados por la
proteccin que se les prestaba y la inexistencia de impuestos2. Araceli Ibarra Bellon
aporta complementos a la idea anterior: Las ferias conectaban las grandes rutas
comerciales con los caminos rurales y atraan tanto a grandes comerciantes [] como a
modestos vendedores ambulantes y a campesinos que ofrecan su pequea produccin
domestica3. Por ltimo Henri Pirenne define a las ferias como lugares de reuniones
peridicas de los mercaderes de profesin. Son centros de intercambios y, sobre todo de
2Casado, La empresa durante la poca preindustrial, 1998, pp. 19-20.3Ibarra,El comercio y el poder, 1998, p. 239.
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discurso. Es prctica lo que es decisivo para la identidad de unusuario o de un grupo, ya que esta identidad le permite ocupar sisitio en el tejido de relaciones sociales inscritas en el entorno9.
Ahora bien, si es necesario poner en relacin la cultura con aspectos de la sociedad
donde se engendra, las prcticas culturales sern todas aquellas actividades que esta
sociedad lleve a cabo y que le confieran una identidad propia. Las formas como visten,
duermen, comen, se relacionan en el espacio pblico, oran, se cortejan, son recibidas al
nacer o como actan ante la muerte las personas de una sociedad, podran inscribirse
dentro del rubro de prcticas culturales y estudiarse como tales siempre que resalten
aspectos propios de un grupo y al abordar estos aspectos desde sus particularidades,
desde su identidad, de la manera como se comportan, adaptan, reciben o rechazan
nuevas formas de ver y vivir el mundo, estamos haciendo una historia de su manera de
asumirse en l a travs de sus actos, o lo que es lo mismo, de sus prcticas culturales.
Creemos que lo anterior puede entrelazarse con el concepto de costumbre, de sta,
Gerald Sider propone la siguiente definicin:
Las costumbres hacen cosas: no son formulaciones abstractas designificados, ni bsquedas de los mismos, aunque pueden transmitirsignificados. Las costumbres estn claramente conectadas y enraizadas enlas realidades materiales y sociales de la vida y el trabajo, aunque no sonsencillamente derivados de dichas realidades ni re - expresiones de lasmismas. Las costumbres pueden proporcionar un contexto en el cual las
personas pueden hacer cosas que seran ms difciles de hacerdirectamente. Pueden conservar la necesidad de accin colectiva, ajustecolectivo de intereses, y expresin colectiva de sentimientos y emocionesdentro del terreno y el dominio de los co - participantes en una costumbre,haciendo las veces de frontera que excluya a los intrusos10.
9De Certeau, Giard y, Mayol, .La invencin de lo cotidiano. 2. Habitar, cocinar, 1999, pp.7-8.10Thompson, Costumbres en comn, 1995, p. 26.
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La llamada por E.P. Thompson historia desde abajo11es otro de los puntos que
quisiramos retomar con base en un texto de Jim Shaper. Uno de los principales
problemas de la historia desde abajo ha sido definir su objeto de estudio, el dnde est
ese abajo que se quiere estudiar12.
Esta historia ha buscado el estudio de los estratos no privilegiados de la
sociedad, la masa, el pueblo, pero cmo definir estos conceptos? Por ejemplo
pueblo: sobre este trmino han existido serios problemas de conceptualizacin pues
pueblo es, en cualquier periodo histrico, un ente ms bien variado que uniforme13, es
decir, las dificultades de su definicin no son privativas de pocas especficas de
estudio. Por lo anterior Shaper slo alcanza a definir a la historia desde abajo por su
finalidad que consiste en rescatar las experiencias pasadas de la mayora del olvido
total14. Su propsito es pues recuperar la experiencia histrica de la gente comn y
desde este ngulo est en relacin de antagonismo con la historia de las grandes
personalidades.
Por medio de la categora de experiencia, la historia desde abajo se propone que
la estructura se trasmute en proceso, y el individuo vuelva a colocarse dentro de la
historia. Esta categora incluye la respuesta mental y emocional, ya sea de un individuo
o de un grupo social, a una pluralidad de acontecimientos relacionados entre s o a
muchas repeticiones del mismo tipo de acontecimientos15. Consideramos que ste es
un trmino mucho ms adecuado para definir el objeto de estudio del historiador, ya que
lo que se narra cuando se escribe historia, lo que se quiere evidenciar no son ni
acontecimientos ni estructuras, sino la experiencia humana en el tiempo.
11Sharpe, La historia desde abajo, 1993, p. 39.12Sharpe, La historia desde abajo, 1993, p. 42.13
Sharpe, La historia desde abajo, 1993, p. 42.14Sharpe, La historia desde abajo, 1993, p. 42.p. 41.15Thompson,Historia social y antropologa, 1994, p. 13.
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Un estudio sobre las mayoras ofrece la ventaja de que nos permitira fusionar en
una sntesis la historia de la experiencia de la vida cotidiana del pueblo con los temas
tradicionales de la historia. En la historia desde abajo existe un inters no por
despolitizar la historia, sino por crear una versin de la historia nacional que contemple
al grueso de la sociedad16.
Eso es precisamente lo que nos interesa lograr con esta investigacin, una visin
de la vida cotidiana y las prcticas culturales de aquellos a los que la historia tradicional
ha dejado de lado en pos de los grandes personajes, ignorando la participacin decisiva
de la gente comn en los procesos sociales del pasado. Las siguientes palabras de E.P.
Thompson podran resumir el cambio que ha llevado a los investigadores a poner
atencin sobre los grupos olvidados de la historia;
Al mismo tiempo que algunos de los principales actores de lahistoria se alejan de nuestros ojoslos polticos, los pensadores,los empresarios, los generales- aparece en escena un inmensogrupo de actores secundarios, a los que habamos consideradomeros figurantes en este proceso17.
As como fue decisiva la participacin en la victoria de Waterloo del soldado que
Sharpe cita al principio de su texto18, la participacin de los sujetos que se reunan en la
feria como los arrieros, los mercachifles, los peregrinos, los sacerdotes, los tahres, las
prostitutas, etc., en fin todos esos personajes que la historia tradicional no registra por
ser parte de una mayora que considera annima, tambin fue fundamental para el
desarrollo de los procesos histricos.
Tomando en cuenta la idea de la fuerte dimensin religiosa que posee la feria,
un estudio de los rituales religiosos en honor a la virgen de San Juan se vuelve un
16
Sharpe, La historia desde abajo, 1993, pp. 51, 53.17Thompson,Historia social y antropologa, 1994, p. 60.18Sharpe, La historia desde abajo, 1993,p. 38.
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campo de estudio obligatorio. En su introduccin aHistoria social y antropologa de E.
P.Thompson, Carlos Illades sostiene que la historia social debe mucho a este autor ya
que localiz en los rituales vetas de enorme importancia para el anlisis histrico a
travs de las cuales podemos adentrarnos en las normas no explcitas de la conducta
colectiva. Estas vetas
[]se extienden a la vida poltica, social y domstica; permeana las clases sociales y a los poderes pblicos; se desarrollantanto en el campo como en la ciudad, incluyendo la burla y elinsulto as como la violencia y el terror. Los rituales populares,ms all de su carga de exageracin y simbolismo, con
frecuencia dan razn de aspectos poco explcitos delcomportamiento comunitario e incluso de cambios en el interiorde las prcticas colectivas, ocultos tras la aparente reproduccindel ritual19.
El inters de E. P. Thompson en la cultura lo llev a tomar prestados conceptos de la
antropologa (que es sincrnica) para aplicarlos a la historia social (que es diacrnica),
combinndolos, enriquecindolos y cuestionndolos en el discurso historiogrfico20.
Consideramos que la perspectiva de la historia social tiene una estrecha relacin con la
historia cultural, la cual:
Se interesa por los procesos humanos y lo que caracteriza aun grupo frente a otro, la manera en que constituye un conjuntode diferencias significativas ya que los grupos slo tienenidentidad en la diferencia con otros grupos, por y a travs de
conjuntos de representacin. La historia cultural analiza cmose gesta, se expresa y transmite este cdigo de significacincompartido que se ha inscrito en la vida social. Se trata,entonces, de entender un cdigo de compresin, un conjunto dereferentes aceptados en el interior de un grupo, incluidas lasformas de representacin mental del mundo y de s mismos. Sedice que una cultura se comparte cuando hay palabras y hbitoslingsticos, tradiciones, comportamientos, ritos, convenciones,gestos, valores, creencias, representaciones e imgenescolectivas que tienen significados comunes y devienen en
19Thompson,Historia social y antropologa, 1994, p. 15.20Thompson,Historia social y antropologa, 1994, p. 15.
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smbolos. Estamos as ante una visin del mundo compartida, unimaginario que se manifiesta de muchas maneras, nonecesariamente discursivas ni necesariamente coherentes entres. As la cultura se vincula con las llamadas mentalidades y conlas ideologas21.
Sin el concepto de religiosidad popular, no podramos entender de qu manera se viva
la devocin a la virgen de San Juan de los Lagos y las prcticas de los fieles que asistan
a su santuario. La religiosidad popular se sita a distancia de la religin oficial, de la
ortodoxia institucional. Constituye un corpus que incluye desde las convenciones de la
gente ante las doctrinas y prcticas oficiales, hasta creencias mal entendidas, el error y
la supersticin22.La religin es parte importante de la vida social y es quizs el nico
factor que estuvo presente en todos los estratos sociales y rincones de la repblica. Por
ello es fundamental revisar las prcticas de la religiosidad popular como expresiones
propias del lugar y del pueblo que las lleva a cabo.
Por ltimo la vida cotidianaes un concepto que tambin tomaremos en cuenta,
ya que la feria rompe con ella, al ser un evento peridico que interrumpe la rutina y que
se vuelve el momento ideal para la espontaneidad. No entraremos en una profunda
discusin terica en torno a lo que es o no es la vida cotidiana, simplemente diremos
que la identificamos con lo repetitivo, lo rutinario, con el da a da, la vida de los
pueblos, las vivencia y pensamientos naturales, con la conciencia ingenua, no reflexiva,
con los valores y prejuicios asimilados por las distintas sociedades
23
. En estainteligencia, indagaremos qu tanto la feria entraba dentro de la cotidianeidad y qu
tanto era un momento extraordinario para los que participaban en ella.
En sntesis, los conceptos arriba expuestos estn enfocados a la compresin de
los cdigos de comportamientos de las sociedades: costumbres, vida cotidiana y
21
Tuon, Ensayo introductorio, 2008, p. 15.22Garca, El contexto de la religiosidad popular, 1999, pp. 19-20.23Gonzalbo,Introduccin a la historia de la vida cotidiana, 2006, pp. 26-29.
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prcticas que implican cdigos y smbolos compartidos, que existen dentro de las
interacciones sociales y que dan identidad a los que los utilizan. Ambas perspectivas, la
social y la cultural se complementan y enriquecen una a la otra.
1.5. Espacio social.
San Juan de los Lagos es ms que un punto dentro del territorio, es un espacio, es decir
un lugar practicado y constantemente intervenido por aquellos que se hacen presentes
dentro de l24. El espacio social que estudiaremos gira en torno a la poblacin misma de
San Juan de los Lagos como un punto de encuentro para diversas personas y productos,
sobre todo en el momento de la feria, pues su fisonoma cambiaba durante esa poca del
ao. Nos proponamos estudiar en un principio la poblacin en dos tiempos diferentes,
el primero, en su cotidianeidad y el segundo durante la poca de la feria -a principios
del mes de diciembre- para observar los cambios que sufra la poblacin por la llegada
de grandes cantidades de comerciantes y fieles.
Descartamos estudiar a San Juan como una regin en s misma porque lo que
nos interesa son las redes de intercambios en las que participa la poblacin arriba
sealada. Adems, aunque San Juan de los Lagos se asienta en una regin ms grande y
ya estudiada que son los Altos de Jalisco, la feria no obedece tanto a la lgica de esa
regin sino a la lgica que subyace a las redes de caminos que la originaron.
Retomando un texto de Gendrau y Gimnez sobre las comunidades del centro de
Mxico, podra concluir que el espacio de la feria de San Juan funcionaba ms como un;
[] rea de distribucin o difusin de instituciones y prcticasculturales especficas a partir de un centro. En ste las formasculturales ya no estn intrnsecamente ligadas con el territorio
por ms que el territorio les sirva de marco. Se trata siempre deformas objetivadas de la cultura: patrones de conducta
24De Certeau, Giard yMayol,La invencin de lo cotidiano. 1, 1996, p. 129.
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distintivos, maneras de vestir, celebraciones anuales y ferias,rituales caractersticos que acompaan el ciclo de la vida []25.
Las formas de la cultura objetivadas son aquellas que son constantemente apropiadas y
reactivadas. Por otra parte, si consideramos las redes de caminos que permitan el
intercambio en la feria de San Juan, podemos apoyarnos en el concepto de bienes
ambientales para definir el espacio sobre todo en lo que refiere a las poblaciones rurales
y a las redes de caminos como elementos de la naturaleza antropizada.
Si bien en algn momento ser necesario dar una descripcin detallada del
pueblo, en este primer momento consideramos importante situarlo en un espacio mucho
ms amplio, dentro de la red de caminos, ya que no es slo el espacio en s lo que
genera la feria, sino la relacin de ste con otros puntos geogrficos, lejanos o cercanos,
locales, nacionales e internacionales.
En esta parte del proyecto problematizaremos la importancia de la villa de San
Juan de los Lagos como punto de centralidad en la red de caminos que llevaban al norte
de Mxico, con el objetivo de vislumbrar si realmente fue su posicin la que propici el
desarrollo de su famosa feria. As mismo esbozaremos un panorama general de la feria
como centro de creacin, transformacin y distribucin de distintos tipos de capital,
entendido ste desde la perspectiva de Pierre Bourdieu para entender si San Juan
generaba capitales propios o slo era un punto de transacciones.
1.6. La temporalidad.
Como todos los procesos culturales y econmicos, la feria de San Juan de los Lagos se
inserta en la larga duracin. Por ello poder delimitarla en su temporalidad constituye
uno de los principales problemas para su estudio. Por ejemplo, las fechas de inicio de la
25Gendreau y Gimnez, La migracin internacional desde una perspectiva sociocultural: estudio encomunidades tradicionales del centro de Mxico, 2002, p. 152.
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feria como proceso de larga duracin no son conflictivas como s lo son las que
pretenden marcar el fin de su esplendor pues diversos autores la han colocado en
diferentes pocas, aunque todos coinciden que durante la colonia la feria fue sumamente
importante y notoria.
Tomando como referencia la manera en que Fernand Braudel organiza el tiempo
de la historia dependiendo de lo que se quiera analizar, rescatamos tanto la idea de la
larga duracin como la del acontecimiento. Braudel afirma que existe tanto un tiempo
corto como una larga duracin para todas las formas de la vida, para lo econmico, lo
social y lo cultural.
Los acontecimientos son sucesos impactantes pero fugaces, en cambio la larga
duracin con sus regularidades nos hace visibles las estructuras sobre las que se asienta
la sociedad. Lo anterior nos plantea una pregunta en qu temporalidad situar entonces a
la feria s es un acontecimiento de apenas unos das cada ao que se ha repetido desde la
colonia hasta nuestros das? Braudel dira que en la larga duracin, ya que sta es una
historia de muy largos periodos, lenta en deformarse, una historia de las estructuras de
la sociedad,26en este tiempo los sucesos de das, semanas y meses se disuelven, y slo
cuentan los grandes ritmos, los aos o las dcadas, por lo tanto es este acercamiento el
que permite hacer evidentes las estructuras profundas de la vida social, econmica y
cultural.
Pero, por otra parte, debido a su carcter anual, la feria es tambin un
acontecimiento y sobre estos, Pierre Nora afirma que su origen, su volumen, sus
encadenamientos, su situacin relativa, sus secuelas y repercusiones obedecen a
regularidades que dan a los fenmenos ms alejados apariencia de un parentesco
26Braudel.La historia y las ciencias sociales, 1997, p. 53.
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cierto y de una identidad taciturna27.Entre los acontecimientos y la sociedad que los
engendra existe una relacin recproca. Los acontecimientos no son sino la superficie de
esa sociedad, a travs de ellos sta se pone de manifiesto, vehiculan todo un material de
emociones, de hbitos, de rutinas, de representaciones heredadas del pasado que afloran
de sbito a la superficie de la sociedad. Los acontecimiento son el lugar de las
proyecciones sociales y de los conflictos latentes, un acontecimiento es como el azar
el encuentro de varias series causales independientes, un desgarro del tejido social que
el mismo sistema tiene por funcin tejer28. Ejemplos de esto los encontramos en los
textos de George Duby, El domingo de Bouvines o en el Carnaval de Romans de Le
Roy Ladurie. En ambos textos se abordan los acontecimientos de una batalla y un
carnaval de tal manera que a travs de ellos se hacen visibles las estructuras de la
sociedad en la cual ocurrieron.
Un acontecimiento peridico como la feria revela mucho de la sociedad en la
que sta se llevaba a cabo, al desnudar sus estructuras. Al mismo tiempo, al ser la feria
un proceso de larga duracin, tambin sufre cambios en el tiempo, por ello un estudio
de la feria en el largo plazo debera ser un estudio sobre acontecimientos relacionados
entre s, que a pesar de la regularidad de la serie, tambin sufran cambios en el espacio
temporal.
Una vez argumentadas las razones que nos llevan a insertar la feria dentro del
acontecimiento, nos interesa ahora colocarla dentro de la larga duracin a travs de sus
regularidades. Sin duda la feria para el siglo XIX conjunta dos aspectos, cuyas formas y
estructuras corresponden a la larga duracin: formas religiosas expresadas en la
devocin de la virgen del lugar desde el siglo XVII, ritmos comerciales anuales
existentes desde el mismo siglo y formalizados en el XVIII que atraan a gente de
27Nora, La vuelta del acontecimiento, 1984,p. 236.28Nora, La vuelta del acontecimiento, 1984,p. 235.
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regiones lejanas y aun de otros pases. Ambos elementos confluan para configurar una
serie de prcticas culturales dentro del reducido espacio fsico y temporal de la feria de
San Juan de los Lagos.
Braudel analiza un elemento que es interesante para nuestro proyecto porque
esclarece la dinmica de la feria: la persistencia de las rutas de comercio. De acuerdo
con l, las vas de comunicacin influyen en la vida de las sociedades de manera
contundente y la configuracin de stas no es algo que se logre, modifique o se elimine
en un corto plazo. Braudel hace tambin hincapi en que el historiador ponga atencin
en el estudio de las formas de la cultura en la larga duracin, e insiste en el estudio de
las funciones sociales, los smbolos, y otros aspectos de la cultura pues revelan
problemas fundamentales de la historia.29Por todo lo anterior, a nuestro parecer ambas
temporalidades, la de la larga duracin y el acontecimiento conviven en la feria y sta
debe ser analizada desde ambas perspectivas.
La feria en su situacin espacial y temporal encuentra desde nuestro parecer una
delimitacin ideal para su estudio en la primera mitad del siglo XIX, abarcando desde el
inicio de su esplendor hasta el comienzo de su decadencia. Los antecedentes ocuparn
un lugar importante para explicarla, as como las fuentes para dcadas posteriores nos
ayudarn a extraer las continuidades. Respecto a las prcticas culturales de la feria,
consideramos que el tiempo que abarca desde 1823 hasta 1857 es el ms adecuado, pues
con todo y sus altibajos, los aos que comprende este periodo son los que registraron
mayor afluencia de visitantes y productos. Adems 1823 es el ao en que la feria fue
oficializada por el gobierno jalisciense y 1857 el ao que fue suspendida (aunque no
definitivamente) por el mismo. Incluiremos un colofn que va hasta finales del siglo
29Braudel,La historia y las ciencias sociales, 1997, p. 118.
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XIX para mostrar los cambios que sufri la feria despus de que volvi a celebrarse a
partir de 1866 y hasta principios del siglo XX.
1.7. Estado de la cuestin.
A continuacin presentamos varios estudios que de alguna manera han tenido como
objeto las ferias comerciales, para ver cmo han sido abordadas. Los diferentes textos
consultados tratan de aspectos distintos, algunos se centran ms en lo comercial y otros
en lo cultural y lo religioso.
Al ser el foco de inters de esta tesis, una herencia del medioevo, un primer
trabajo que es importante mencionar es la Historia econmica y social de la Edad
Media de Henri Pirenne30. En un subtema de su libro, el autor aborda el fenmeno
europeo de las ferias que se remontan al siglo XI en primer lugar definindolo, para
posteriormente explicar su origen, desarrollo y decadencia, adems de abordar la
diferencia entre stas y los mercados locales, su ciclo y el sistema de crdito que en
ellas se daba, poniendo especial atencin en la feria de Champaa.
El texto de Manuel Carrera Stampa31sobre las ferias novohispanas desarrolla la
variedad y estructura de las mismas durante la poca colonial, pero se enfoca sobre todo
en las de Xalapa y Acapulco, que tenan lugar cerca de las costas o puertos importantes.
Slo hace una revisin muy superficial de la de San Juan, a la que categoriza como una
feria de pequeos comerciantes con un carcter ms religioso que comercial. Adems
sita la decadencia de sta inmediatamente despus de su suspensin en 1810 e incurre
en un par de errores cronolgicos sobre la misma la fecha en que se otorga la cdula
que vuelve a la feria franca y los aos de suspensin-. Cabe sealar que este trabajo fue
publicado hace ya ms de medio siglo, pero no obstante su antigedad y la poca
30Pirenne,Historia econmica y social de la Edad Media, Mxico, 1939, pp. 75-80.31Carrera Stampa, Las ferias novohispanas 1953.
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atencin que presta al resto de las ferias comerciales fuera de las de Xalapa y Acapulco,
es un buen estudio introductorio al tema.
Ma. ngeles Glvez Ruiz32, de la Universidad de Granada, redact un estado
de la cuestin sobre las fuentes que es posible consultar para el estudio de la feria de
San Juan durante la poca anterior a la Independencia. Dicho texto est centrado en la
documentacin que puede ayudar a reconstruir la circulacin de mercancas y la
formacin de mercados. Adems muestra la importancia que el suceso tena para la
intendencia de Guadalajara aun antes de 1796.
Otro texto corresponde al apartado que la ya citada Araceli Ibarra Bellon
concede a las ferias mexicanas y en especial a la de San Juan en su libro sobre el
comercio. La autora aporta informacin sobre la dinmica comercial del evento en el
siglo XIX, as como un breve listado de la variedad de productos que ah se vendan y
los lugares de donde provenan.
Todos los trabajos anteriores resaltan sobre todo la vocacin comercial de la
feria, sin embargo ninguno se preocupa por ahondar en los sujetos que intervenan en su
regulacin, en aquellos que impulsaron el crecimiento de la feria o en las prcticas
sociales y culturales que se daban en ella, que son los puntos en los que yo quisiera
centrar mi investigacin.
La historiadora Carmen Castaeda abord otro aspecto de la feria en un artculo
que trataba sobre la comercializacin de libros en dicho espacio 33. Este texto realmente
se centra poco en la feria en s, despus de unas pocas pginas de contexto se dirige a su
objetivo principal que son las publicaciones en venta. No obstante aporta algunos datos
para conocer el control que tena el gobierno virreinal sobre la feria, pues los libros
32
Glvez Ruiz, La Feria de San Juan de los Lagos a fines del periodo colonial. Fuentes y metodologa,sin ao, disponible en http://www.economia.unam.mx/amhe/pdfs/doc3.pdf, consultado el 10/10/10.33Castaeda, Libros comomercancas culturales en la feria de San Juan de los Lagos, 2005.
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antes de ser transportados a ella deban pasar una serie de revisiones para asegurar que
no fueran textos prohibidos. Otra cosa notoria de este trabajo es que recoge informacin
sobre el librero como un actor importante en la circulacin de mercancas e ideas.
Sobre el aspecto religioso es necesario incluir los trabajos de Alberto
Santoscoy34 sobre la virgen de San Juan de los Lagos. Este autor aborda tambin,
aunque brevemente, el comercio durante feria y su legislacin. Otro texto, que vale la
pena mencionar es el de La ereccin de la Colegiata de San Juan de los Lagos35, que
aunque tambin es eminentemente de carcter religioso, rene entre su miscelnea
algunos relatos de visitantes al evento.
No se deben omitir Las lecciones de economa poltica36de Guillermo Prieto,
obra en la que trata a la feria como una reliquia y como el ejemplo del atraso de la poca
colonial que an perviva en el Mxico independiente
Por ltimo la villa y la feria son a menudo mencionadas en un amplio nmero de
memorias y diarios de viaje, as como en varias obras dentro de la literatura mexicana.
Estos textos -que analizaremos a lo largo de la tesis-, aportan descripciones y
perspectivas que no se exponen en los tratados acadmicos. Muchos de los autores de
estos textos no se quedaron slo en las descripciones de lo visto, sino que hicieron
anlisis y crtica de lo que pudieron observar en su paso por San Juan de los Lagos, y
por lo tanto aportan informacin valiosa.
34Santoscoy, Obras completas, Tomo I, 1986.35
Elguero,La ereccin de la colegiata de Nuestra Seora de San Juan de los Lagos, 1925.36Prieto, Lecciones elementales de economa poltica, dadas en la escuela de jurisprudencia de Mxicoen el curso de 1871, 1871.
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1.8. San Juan de los Lagos, el pueblo y su contexto.
1.8.1. El medio fsico
En el presente apartado ubicaremos espacialmente al pueblo de San Juan de los Lagos
tanto en el medio fsico como dentro de la divisin poltica y de la red de caminos que
le confirieron caractersticas nicas. Nuestro espacio de estudio se asienta en la regin
del estado de Jalisco comnmente denominada los Altos, a pesar de esto, no nos
adentraremos en la discusin de definir esta regin, porque aunque San Juan se
encuentra en ella, la feria responde ms a su ubicacin dentro de una red de caminos
nacional como trataremos de demostrar ms adelante- y a su interaccin con otros
puntos del pas, lo que haca que sobrepasara la dinmica regional. Sin embargo la
descripcin del paisaje fsico y las caractersticas sociales que rodeaban a San Juan nos
parecen de suma importancia para el desarrollo de este trabajo, por lo tanto para
describir la regin nos basaremos en autores que la han trabajado con anterioridad, pues
dentro de las historias regionales la de Los Altos ha sido una de las ms estudiadas.
Los Altos es el nombre que conserva hasta la actualidad la regin al norte de la
confluencia de los ros Lerma y Verde, en la franja que separaba Aridoamrica de
Mesoamrica. El territorio est constituido por una gran meseta basltica de entre 1800
y 2000 metros de altura sobre el nivel del mar37 con muchos accidentes del terreno,
depresiones como caadas y barrancas o relieves como ondulaciones, colinas, y
lomeros que se elevan entre los 200 y 300 metros sobre dicha meseta38.
37Becerra Jimnez, La regin altea, 2008, pp. 67 y 68.38Olveda,Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco , 2003, p. 24.
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Fig. 1. Mapa hidrolgico de Jalisco.Punto de confluencia del Lerma-Santiago y el Ro Verde.
Comisin Estatal del Agua Jalisco. http://www.ceajalisco.gob.mx/riosjal.html
Sus tierras altas y su ubicacin sobre la cuenca del ro Verde confieren cierta unidad
ecolgica a los Altos. La regin est dominada por una variedad de climas clidos que
van del semi-clido sub-hmedo en la parte mas al sur al semi-seco en la parte ms
nortea con variaciones en la cantidad de lluvia y de vegetacin, como lo ilustra el
siguiente mapa climatolgico de Jalisco.
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Fig. 2. Climas de Jalisco.Instituto Nacional de Geografa y Estadstica.
http://mapserver.inegi.gob.mx/geografia/espanol/estados/jal/clim.cfm?c=444&e=20
La vegetacin predominante en los Altos es la propia del matorral y el pastizal, as
como vegetacin xerfila, es decir adaptada a la falta de agua. En las zonas bajas de la
meseta predominan los mezquites, huizaches y nopales, adems de pasto chino y
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otros arbustos. En la parte alta crecen el granjeno, el cedro, el madroo, el palo bobo, el
sauz, el palo dulce y el copal39.Por el oriente las tierras de los Altos contrastan claramente con el Bajo, sobre el
cual se asoma la meseta como un balcn, por el occidente el cambio se observa hacia
Teocaltiche, zona donde desciende la altura y se localizan los mayores recursos
hidrolgicos en los caudales que recogen los ros Teocaltiche y San Pedro y cuyas
tierras son propicias para el cultivo40, pero el territorio alteo es spero, marcado por la
aridez y la sequedad, poco apto para los cultivos ya que el temporal es errtico 41. El
suelo en la parte sur de los Altos es de tierra roja y claro en el resto de la regin42.
Atendiendo a los principios de la larga duracin, que presta atencin a los
procesos naturales y enfatiza que estos ocurren en un tiempo que transcurre ms
lentamente que cualquier proceso humano, descubrimos que a lo largo de los siglos el
paisaje alteo ha sufrido pocas o nulas alteraciones. Las caractersticas del medio arriba
descritas e ilustradas con mapas actuales coinciden con lo que durante el siglo XIX
pudieron contemplar varios viajeros que atravesaron dicha regin.
Ya los espaoles desde el siglo XVI observaron falta de agua en estas tierras
aunque tambin notaron que haba la suficiente para mantener a los pobladores de la
provincia43. A lo largo de los siglos estas caractersticas no variaron, ya que a mediados
de la dcada de 1860 el viajero ingls W.H Bullock describi la tierra de los Altos como
estril y se sorprendi del contraste de sta con los frtiles llanos del Bajo que
39Gutirrez Gutirrez, Los Altos de Jalisco. Panorama histrico de una regin y de sus sociedad hasta1821, 1991, p. 22, es una cita de un artculo de Fbregas Puig no especificado.40Becerra Jimnez, La regin altea, p. 68.41Fbregas,La formacin histrica de una regin: los Altos de Jalisco, 1986, p. 27.42
Fbregas,La formacin histrica de una regin: los Altos de Jalisco, 1986, p. 27.43Gutirrez,Los Altos de Jalisco. Panorama histrico de una regin y de sus sociedad hasta 1821 , 1991,p. 22.
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aparecan justo debajo de la meseta altea44. Aos despus el estadounidense Albert S.
Evans dio opiniones similares en torno al mismo paisaje:
Hasta la mitad del medio da siguiente avanzamos por una pobreregin abierta, montaosa, sumamente estril y sin cultivar yapareci a la vista, a los lejos debajo de nosotros en un vallearbolado, la vieja y peculiar ciudad de Jalos (Jalostotitln)45.
En Jalos se hace evidente una de las observaciones que haba hecho el ingls Henry
George Ward cuando pas en 1827 por los Altos. Este personaje seal la existencia de
depresiones y eminencias del terreno, as mismo apunt que la mayora de los pueblos
en el camino entre Aguascalientes y Guadalajara se encontraban en barrancas. El viajero
anota que desde su perspectiva esta ubicacin se deba a la cercana de las fuentes de
agua que ofreca dicha posicin46, lo que al parecer sucede en el caso de Jalos, pues el
valle en el que se encontraba estaba arbolado.
Volviendo sobre Evans y sus apreciaciones del paisaje alteo, la zona en la que
se asienta San Juan fue descrita por l de la siguiente manera;
Desde este punto [La Venta de Pegueros a 24 leguas al norestede Tepatitln] la regin se vuelve an ms accidentada siendocortada con profundos arroyos, caones y barrancas. Lasmontaas en la lejana estn casi todas desnudas de bosques,salvo unos cuantos rboles de mezquite, y la comarca tiene laapariencia general del oeste de Texas a lo largo del extremo surdel gran Llano Estacado. Nosotros bamos ascendiendo todo el
tiempo y haba tramos de una altitud aproximada de 6000 piessobre el nivel del mar47.
El mismo Evans hizo apuntes sobre la vegetacin xerfila de la zona refirindose a las
sbilas, los nopales y rganos que crecan en la regin y le llam la atencin cmo los
44Muri y Peregrina, Viajeros anglosajones por Jalisco, siglo XIX, 1992, p. 215.45
Muri y Peregrina, Viajeros anglosajones por Jalisco, siglo XIX, 1992, p. 263.46Muri y Peregrina, Viajeros anglosajones por Jalisco, siglo XIX, 1992, p. 127.47Muri y Peregrina, Viajeros anglosajones por Jalisco, siglo XIX, 1992, p. 265.
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campesinos cercaban sus campos con stos ltimos creando cercas con secciones
cortadas de la planta que vueltas a sembrar crecan por siglos, haciendo que los
cercados mejoraran con los aos en lugar de empeorar48.
1.8.2. Divisin poltica.
Una vez descrito el ambiente de la regin altea, es preciso ubicarla en la divisin
poltica. Por el noreste la regin colindaba con Zacatecas y San Luis, haca el oriente
con Guanajuato, al norte con Aguascalientes, al occidente de nuevo con Zacatecas y por
el sur con el resto del estado de Jalisco.
Si bien geogrficamente la zona parece ser fcilmente identificable por sus
caractersticas climatolgicas, topogrficas y por su vegetacin, polticamente su
delimitacin enfrenta problemas, ya que distintos autores e instituciones han definido la
composicin de la regin altea desde perspectivas variadas. Para algunos los Altos
comienza en Zapotlanejo, a unos cuantos kilmetros de Guadalajara49, mientas que para
otros lo hace en Tepatitln. Para Jaime Olveda quien estudi el bandidaje a mediados
del siglo XIX en la regin, los Altos estaba compuesta por dieciocho poblaciones de
importancia; Jess Mara, Arandas, Tepatitln, Yahualica, Mexticacn, Caas de
Obregon, Valle de Guadalupe, San Miguel el Alto, San Julin, San Diego de Alejandra,
Unin de San Antonio, San Juan de los Lagos, Teocaltiche, Villa Hidalgo, Encarnacin
de Daz, Lagos de Moreno y Ojuelos, mismas que se pueden observar en el siguiente
mapa tomado del texto de dicho autor.
48
Muri y Peregrina, Viajeros anglosajones por Jalisco, siglo XIX, 1992, p.265.49Gutirrez,Los Altos de Jalisco. Panorama histrico de una regin y de su sociedad hasta 1821, 1991,p.23.
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Fig. 3. Los Altos de Jalisco.Olveda, Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco, 2003, p. 25.
1.8.3. El medio social.
Tres caractersticas principales son las que se han asignado a la sociedad de la regin
altea: su poblacin blanca, la tenencia de la tierra en forma de ranchos y su
religiosidad; todas sin embargo pueden ser cuestionables como seal Jaime Olveda. A
continuacin revisaremos cada una de estas caractersticas.
Hacia mediados del siglo XIX, la regin altea era la segunda ms poblada de
Jalisco slo despus de la de Guadalajara. Su alta densidad demogrfica era clara desde
principios de la poca independiente, pues para 1823 el cantn de Lagos en el que se
encontraba San Juan era el segundo en poblacin en el estado50. Ms de 90% de sus
50Olveda, Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco , 2003, p.21.
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habitantes se dedicaban a la agricultura o a la ganadera51, es decir en que en los Altos
predominaba un medio rural. En este ambiente prosper la figura del ranchero, pues el
rancho fue el tipo de propiedad predominante, aunque conviva con la hacienda y las
comunidades de indios52.
Durante el siglo XIX, segn Espn y De Leonardo, la economa y la vida de los
Altos giraban en torno a haciendas autosuficientes y capaces de producir excedentes
para el exterior, cuyas caractersticas estructurales internas les permitieron adaptarse a
las cambiantes situaciones de la economa mexicana53. Estos autores reconocen tambin
la presencia del rancho como otra de las unidades productivas agroganaderas de la
regin con capacidad suficiente para mantener a una familia. Algunos ranchos eran
independientes y otros estaban inmersos en la estructura de las haciendas. Los ranchos
segn Espn y De Leonardo estaban compuestos por unidades familiares endogmicas,
y eran estas relaciones de parentesco las que cohesionaban la organizacin social54. El
trabajo en los ranchos era un trabajo familiar, por eso la familia ranchera se adverta
completa y cohesionada en extremo. Sola ser una unidad familiar extendida, ya que el
rancho consista en unas cuantas casa de adobe que albergaban a varios miembros y
generaciones de una misma familia55.
De cualquier manera predominaba el rancho sobre la hacienda, y aun ms, el
cantn de Lagos tena la mayor cantidad de ranchos en todo el estado. De acuerdo con
las estadsticas en 1857 haba en este cantn 661 ranchos y 54 haciendas56.
51Gutirrez,Los Altos de Jalisco durante la Guerra de reforma e Imperio de Maximiliano (1850-1870),2006, p. 59.52Olveda, Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco , 2003, p.29.53Palomar,El orden discursivo de gnero en Los Altos de Jalisco, 2005, p. 96.54Palomar,El orden discursivo de gnero en Los Altos de Jalisco, 2005, p. 96.55Gutirrez,Los Altos de Jalisco durante la Guerra de reforma e Imperio de Maximiliano (1850-1870),
2006, p. 55.56Archivo Histrico de Jalisco (AHJ) G-15-857, gobernacin, seguridad pblica, caja 6, n de inventario22324.
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En cuanto a las caractersticas de los pobladores de los ranchos alteos, El
Museo Mexicano defina hacia 1845 a los rancheros mexicanos como habitantes del
campo, dedicados a las tareas de la agricultura y la ganadera, que eran adems,
trabajadores, honestos, valientes y hbiles en el manejo del ganado y el caballo57. Sin
embargo, la segunda era preponderante sobre la primera, en parte por las caractersticas
de sus tierras. Adems Andrs Fbregas sostiene que al ser los Altos en los inicios una
regin de frontera, sta se encontraba poco habitada, lo cual aunado al medio fsico ya
descrito propici que la ganadera fuera la actividad econmica preponderante, ya que la
cra de ganado no requiere mucha afluencia de mano de obra58.
Otra de las caractersticas que identifican a los Altos hasta la actualidad es su
gran cantidad de poblacin blanca. En el siglo XIX, la presencia indgena y mestiza era
tambin bastante alta, pero era discriminada por el sector blanco. A finales de la poca
colonial los blancos, representados casi en su totalidad por los criollos alcanzaban el
50% de la poblacin altea59, y aunque no tenemos datos sobre el porcentaje de
mestizos e indios, s podemos suponer que estos constituan el grueso de las capas
medias y bajas de la sociedad. Sobre los mestizos, Gutirrez Gutirrez considera que
eran grupos rurales que constituan una poblacin flotante de vagos y ladrones, pero
que, en la regin, buena parte ellos se dedicaba a actividades productivas como la
arriera o la artesana, adems de que constitua el grueso de los trabajadores del
campo60.
Aunque la presencia indgena era notoria muchos indgenas de los alrededores
acudan a vender sus productos a la feria de San Juan y haba por toda la regin pueblos
57El Museo Mexicano. Tomo III, 1845, pp. 551-559. Fondos especiales, de la Biblioteca Pblica delEstado de Jalisco, (FEBPEJ)58Fbregas,La formacin histrica de una regin: los Altos de Jalisco , 1986, p. 135.59Gutirrez,Los Altos de Jalisco. Panorama histrico de una regin y de su sociedad hasta 1821, 1991,
p.323.60Gutirrez,Los Altos de Jalisco. Panorama histrico de una regin y de su sociedad hasta 1821, 1991,p.331.
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habitados por ellos- al parecer stos, junto con los mestizos tenan poco peso en la zona.
Gutirrez Gutirrez afirma que esto se deba a que los criollos siempre preocupados por
su limpieza de sangre gustaban de eludir la realidad social de la presencia de estos
grupos en su medio61. Esta tendencia al parecer continu hasta el siglo XIX, cuando tras
la desaparicin de la estratificacin por castas, los alteos blancos comenzaron a
referirse al resto como plebe o bajo pueblo62.
Para Olveda, la religiosidad de la regin aunque acentuada, no parece ser un
caso aislado en el pas ya que fanatismos y tradiciones similares pueden encontrarse en
otras partes del centro de Mxico63. A pesar de la observacin de Olveda hay que hacer
notar que hasta la fecha los Altos cuenta hasta nuestros das con uno de los santuarios
con mayor afluencia de fieles en la repblica.
1.8.4. San Juan de los Lagos: el pueblo a mediados del siglo XIX.
Lo que hoy se llama San Juan de los Lagos, fue un antiguo asentamiento de indgenas
tecuexes de nombre Mezquititln que se vio afectado por la guerra del Mixtn. Tras el
conflicto blico, a finales de 1544, Mezquititln fue refundada y repoblada por Fray
Antonio de Bolonia quien antepuso a su nombre original el de San Juan Bautista y
decidi que quedara bajo la jurisdiccin de Jalostotitln. No obstante queda una duda,
pues entre los actuales San Juan de los Lagos y el pueblo de Mezquitic que sera el sitio
del nombre original, hay una separacin de cinco kilmetros. Adems otras fuentes
anotan que desde 1535 ya existan algunas fundaciones en el sitio, como una iglesia y
un hospital64por lo que datar la fundacin en 1544 no es exacto, pero sa es una duda
61Gutirrez,Los Altos de Jalisco. Panorama histrico de una regin y de su sociedad hasta 1821, 1991,p.334.62
Gmez Mata,Lagos indio, 2006, p. 147.63Olveda, Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco , 2003, p. 34.64Becerra,Historia de San Juan de los Lagos en el siglo XIX a travs de un padrn, 1983, p. 20
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que no atae directamente a esta investigacin, siendo lo nico claro que San Juan naci
como pueblo de indios.
San Juan Bautista de Mezquititln cambi su situacin poltica en 1633. Debido
al inters que despert la virgen en toda la regin, varios espaoles comenzaron a
solicitar asiento en el pueblo, sobre todo cerca de la ermita del primer milagro de la
virgen, para poder cuidar el lugar y a la imagen pues consideraban que los indgenas no
eran aptos para vigilar tanto al icono como a las ofrendas depositadas en su santuario.
Debido a lo anterior y por la mediacin de las autoridades religiosas tanto de
Jalostotitln como de las autoridades de la Audiencia de Nueva Galicia, estas peticiones
derivaron en un cambio en el status jurdico de San Juan, y de ser un pueblo de indios
en el que no se permita la presencia espaola, el rey autoriz convertirlo en villa para
poder dar cabida a estos ltimos. A partir de ese momento, como la villa dependera
polticamente de Lagos, se reemplaz el Mezquititln por Lagos, borrndose as su
original nombre indgena65.
Tras la independencia San Juan obtuvo ventajas polticas que nunca haba tenido
hasta entonces ya que el congreso de Jalisco convirti al poblado en cabecera de uno de
los veintisiete partidos que integraban el estado. El partido limitaba con Lagos, La
Barca y Tepatitln, y aunque la capital del cantn donde se asentaba era Lagos, San
Juan, que antes estaba bajo la administracin de Jalostotitln, ahora contaba con
jurisdiccin sobre esta poblacin y las de Encarnacin y San Miguel el Alto66.
En 1854, en su Diccionario, Manuel Orozco y Berra sigue describiendo a San
Juan de los Lagos como una villa, probablemente designada as ms por tradicin que
por otra cosa, pues para esas fechas, con la abolicin del sistema de castas, esta
65Hernndez,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos,1997, p. 46.66Santoscoy,Obras completas, Tomo I, 1986, p. 657.
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denominacin resultaba obsoleta para diferenciar a una poblacin de espaoles de un
pueblo de indios.
La geografa sobre la cual se asentaba San Juan tena por caracterstica un tipo
de suelo denominado chesnut o castao, que es tpico de zonas con baja humedad y
color caf oscuro o caf rojizo67; adems es un suelo que tiende a la acumulacin de
sales, lo que podra explicar la salobridad del agua de los pozos en el pueblo que seala
Benigno Romo quien tambin refiere que el suelo de San Juan es tepetatoso, es un suelo
duro, arcilloso y rido68.
Por San Juan de los Lagos pasa un ro del mismo nombre que la villa y al
noroeste del pueblo pasaba otro llamado del Agostadero, el primero provey de pescado
a los habitantes de la zona durante el periodo que estamos estudiando 69. Por la misma
razn de la existencia de una corriente de agua, a la salida de la villa, por el camino a
Guadalajara existan dos puentes, ambos de mampostera70y construidos en los ltimos
aos de la dominacin espaola.
Sobre el asentamiento en s, ste se encuentra
los 21020 de lat, 3733 de long. O de Mxico. Lapoblacin est construida en una hoya, sobre un terreno corto ydesigual []71.Dista la poblacin de Guadalajara 40 leguas; de Lagos 12 alE.N.E; de la villa de la Encarnacin 9 al N.; de la de Teocaltiche10 al O.N.E.; del pueblo de Jalostotitlan cinco al S.O.; de San
67Becerra,Historia de San Juan de los Lagos en el siglo XIX a travs de un padrn, 1983, pp. 17-18.68Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 598. El tepetate (deorigen nhuatl; tetl piedra y ptlatl petate, petate de piedra) al que el autor se refiere es una arcillaendurecida que es inadecuada para la agricultura, a tal grado que tepetate se convirti a la llegada de losespaoles en sinnimo de tierra no cultivable, pues a parte de ser duro, es un suelo que retiene poco lahumedad y por lo tanto haciendo difcil la colonizacin por parte de agentes vegetales, en esto coincidecon el resto de los autores revisados que se refieren a la naturaleza de los suelos alteos. Vid, Gama-Castro, Solleiro-Rebolledo, Flores-Romn, et al, Los tepetates y su dinmica sobre la degradacin y elriesgo ambiental: el caso del Glacis de Buenavista, Morelos, 2007, p. 133-145.69
Becerra,Historia de San Juan de los Lagos en el siglo XIX a travs de un padrn, 1983, p. 18.70Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 598.71Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 598.
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Miguel el Alto ocho al Sur, y de San Antonio de los Adobesdiez al E72.
La forma general de la villa hacia 1838, es descrita como construida en un terreno corto
y disparejo, de calles en su mayora empedradas, angostas, algunas de las cuales estaban
torcidas y con muchos callejones, la traza la formaban cuarenta y cinco manzanas, en
las que predominan las casas de un solo piso existiendo slo treinta y dos de alto,
adems de cinco mesones. En las orillas de la villa estaban diseminadas cerca de 120
casillas73. De los edificios pblicos sobresalen tres plazas, la mayor de sesenta varas por
lado y plantada de fresnos. Existan en ese momento cinco templos, la parroquia, el
santuario (donde se veneraba a la virgen), el tercer orden de San Francisco, el hospital y
el Calvario que era una capilla bastante pequea74. Adems figuraban la casa
consistorial y el rastro, la primera situada en la calle principal, a un costado del
santuario, meda de frente veintids varas, estaba construida en mampostera y de cierta
hermosura, en su interior contaba con quince piezas, dos corredores, dos patios y una
azotehuela, serva de crcel y de cuartel. La casa de matanza era de adobe y se
encontraba en un extremo de la poblacin. Todo este entramado estaba iluminado por
cincuenta y un faroles que eran servidos por seis serenos y un cabo, siendo el nmero de
los primeros aumentado a diez durante la temporada de la feria75. Romo seala adems
que aunque la poblacin se barra a diario por cuenta de los fondos municipales, era
imposible tenerla aseada76, por lo que mientras duraba la feria la basura sin duda debi
ser un problema grave.
72Hernndez Padilla,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos, 1997, p. 72.73Hernndez Padilla,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos, 1997, p. 72.74
Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 598.75Hernndez Padilla,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos, 1997, p. 77.76Hernndez Padilla,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos, 1997, p. 77.
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Siguiendo con las descripciones sobre las dimensiones y forma de la poblacin,
en 1849 el calendarista Abraham Lpez da testimonio de que la villa creci bastante
rpido con respecto al ao de 1838. Lpez enumera adems cuatro plazas; la de Armas,
la de las Tunas, la de los Carcamanes y la de la Verdura y slo menciona un mesn
importante, el de la Virgen. Aunque el crecimiento de la poblacin era algo normal, el
plano nos da cuenta de que existan cuando menos ciento siete manzanas, es decir, ms
del doble de las de 1838, aunque es probable que algunos de los cuadros que aparecen
en el plano sean construcciones de otro tipo y no necesariamente manzanas, pues hay
veintids que estn del otro lado del ro y dos ms en una loma77.
77Lpez, Gran comedia titulada Los Misterios de la Meca Mexicana, p. 59. Agradecemos los datos de
la ubicacin de este documento a la Mtra. Mara Jos Esparza Liberal del Instituto de InvestigacionesEstticas de la UNAM.
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Fig. 4. Plano Topografico de la villa de San Juan de los Lagos.Lpez, Gran comedia titulada Los Misterios de la Meca Mexicana, 1851, plano anexo .
A. Mesn de la Virgen.B. Parroquia.C. Santuario.D. Palacio.E. Tercer Orden.F. Hospital.G. Casa de diligencias.H. Plaza de Armas.I. Puente.
____ Calle de la Loza.
J. Camino a Guadalajara.K. Plaza de la Verdura.L. Aduana.M. Calvario.N. Plaza de toros.O. Baos.P. Plaza de los Carcamanes.Q. Plaza de las Tunas.R. Casa de cuidar caballos.
S. Esquina de las Margaritas.T. El ro.V. Soldados con artillera.W. Camino a Mxico.Y. Barranca Chica.Z. Unas lomas que tendrn de alto50 varas
En el aspecto administrativo, la villa era cabecera de curato, tena administracin de
rentas y de correos, un juzgado de letras y dos de paz. Existan en 1838 una escuela
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municipal, una de geometra prctica y una academia de dibujo, cuyo director daba
tambin lecciones una hora al da a las nias de la escuela municipal78.
Hacia 1851, Orozco y Berra estimaba en seis mil el nmero de habitantes en la
villa79, (Romo, en 1838 estimaba 4,972, solamente en la villa de San Juan y 13,028 en
su comarca, es decir, un total de 18,000 almas, dando una densidad de poblacin de
doscientas veinticinco personas por cada una de las ochenta leguas cuadradas que tena
el rea de la villa y su comarca80). Los sanjuanenses aunque en parte dedicados a la
agricultura (haba catorce sementeras en 1838) y ganadera, estaban empleados en su
mayora en trabajos de obraje, carpintera, herrera, curtidura, zapatera, albailera y
cantera81. Este ltimo oficio, el de cantero, se vea beneficiado por las condiciones
naturales del terreno donde se situ San Juan, pues en las cercanas de la villa existan
canteras de tamao considerable de donde se extraa piedra de diversas tonalidades82,
adems muchos edificios del pueblo estaban construidos en parte con ese tipo de roca83.
Fuera del santuario no haba nada notorio ni que valiera la pena en la poblacin.
Cuando no haba feria el sitio no era sino un punto de escala en el que a veces se penaba
ms de los que se descansaba;
Tenamos que comer en San Juan pero en el puesto dediligencias no pudimos conseguir nada. Pasamos por variascalles hasta llegar a un comedor. Reinaba ah el desorden y seacumulaba la basura. Aparte de algunastortillas, frijoles, huevos
fritos, no pudimos conseguir nada. Para completar la fiesta unamuchedumbre de curiosos se amontonaba en las puertas abiertasdel establecimiento y nos molestaba. Al abordar el carruaje denuevo nos sentimos felices84[].
78Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 598.79Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 599.80Hernndez,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos, 1997, p. 82.81Orozco y Berra,Diccionario Universal de Historia y Geografa. Tomo IV, 1854, p. 599.82Becerra, Historia de San Juan de los Lagos en el siglo XIX a travs de un padrn, 1983, p. 18.83
Hernndez,Ensayo Histrico de San Juan de los Lagos, 1997, p. 72.84Wrangel,De Sitka a San Petersburgo a travs de Mxico: diario de una expedicin (1835-1836), 1975,p. 98.
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1.9. La centralidad o la produccin de capitales de San Juan de los Lagos como
origen de su feria.
A continuacin clarificaremos cuestiones referentes a la importancia de la villa de San
Juan de los Lagos como punto de centralidad en la red de caminos que llevaban al norte
de Mxico, con el objetivo de vislumbrar si realmente fue su posicin la que propici la
aparicin y desarrollo de su famosa feria.
Tomaremos una cita deLos bandidos de Ro Fro de Manuel Payno donde se
expresa una sugerente incgnita sobre la importancia de la feria en relacin con la poca
importancia del pueblo de San Juan y a la que trataremos de dar respuesta en el presente
apartado:
Por qu se eligi para esa cita anual de todo el comercio de laRepblica a un pueblo pequeo, triste, rido, con pocas casas
para tanta concurrencia, sin nada que lo pudiera hacer cmodo yagradable, y sin ms atractivo religiosos que un pequeosantuario en un cerro y cuya Virgen no tiene, como tantas otras,tanta fama de ser milagrosa?85
Manuel Carrera Stampa sostiene que durante la poca colonial en la feria de San Juan
de los Lagos se daban cita los comerciantes de Quertaro, San Luis Potos, San Juan del
Ro, Valle de Santiago, Celaya, Guadalajara, Valladolid, Aguascalientes y Zacatecas y
que adems asistan los comerciantes que vendan los productos que haban adquirido
en las ferias de Jalapa y Acapulco provenientes de Europa y Asia, con ganancias dehasta 200% y los pequeos comerciantes o mercaderes ambulantes que compraban
efectos para llevarlos a vender hasta Chihuahua, Durango, Monterrey y Saltillo86.
85Vid, el capitulo XXXIV de la segunda parte en cualquier edicin de la obra de Manuel Payno, Losbandidos de Ro Fro, ah habla casi exclusivamente de la feria.86
Carrera, Las ferias novohispanas, 1953, p. 334. Este medio de distribucin a travs de los minoristasfue el predominante en economas preindustriales. Vid, Casado Alonso, La empresa durante la pocapreindustrial, 1998,p. 19.
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A esta descripcin de Stampa sobre los lugares de donde provenan los
productos que se vendan en San Juan debemos agregarle las anotaciones que Guillermo
Prieto (quien nominalmente no distingue la poblacin de Lagos de la de San Juan de los
Lagos) en sus Lecciones elementales sobre economa polticahace sobre la feria en el
siglo XIX. Prieto menciona grandes hatos de ganado provenientes del norte, Nuevo
Mxico, Soto la Marina (Tamaulipas) y la Cinega (probablemente Cinega de Mata en
los Altos de Jalisco). Otro tipo de productos eran llevados desde San Miguel el Grande,
Puebla, San Felipe, Morelia, Texcoco, Tenancingo y Sultepec (los tres en el Estado de
Mxico)87. El propio Prieto, pero tambin otros autores mencionan productos de
Guanajuato, Tlaxcala, Veracruz, Colima, Mxico, Tepic (en este momento Nayarit era
el sptimo cantn de Jalisco cuya sede administrativa era Tepic) Len, Estados Unidos,
Texas (segn Ibarra hasta antes de la guerra del 1847), China, Inglaterra y Espaa entre
otros sitios.88Los efectos extranjeros transocenicos entraban por los puertos del Golfo
de Mxico, Mazatln y San Blas en el Pacfico, y probablemente aun por Acapulco.
A partir del recuento y ubicacin de los sitios sealados arriba y apoyndonos en
los estudios sobre las teoras de centralidad de Linton C. Freeman 89por una parte y en
textos y mapas sobre los caminos en el territorio mexicano en los siglos XVIII y XIX
por otra parte, trataremos de ubicar si realmente San Juan de los Lagos ocupaba un
punto privilegiado dentro de la red de caminos que conectaba el Bajo, el centro y norte
de Mxico y los puertos principales como sugiere Ibarra a partir de los trabajos de
Carrera Stampa y Gmez Serrano90 y el porqu de esa importancia frente a otras
poblaciones a las orillas de las vas de comunicacin. Tomaremos las vas de
87Prieto, Lecciones elementales de economa poltica, dadas en la escuela de jurisprudencia de Mxicoen el curso de 1871, 1871, pp. 175-176.88
Vid, Ibarra,El comercio y el poder en Mxico, 1998, pp. 241-245.89Freeman, La centralidad en las redes sociales: Clarificacin conceptual, 2000, pp. 131-148.90Ibarra,El comercio y el poder en Mxico, 1998, p. 241.
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comunicacin como si fuesen un grafo, que consiste en un conjunto de puntos, lneas y
aristas que conectan pares de puntos. Cuando dos puntos estn conectados por una arista
se dice que son adyacentes.
Nos valdremos de la revisin cualitativa que hace Freeman sobre los anlisis de
centralidad para estudiar el caso de la feria. Aunque el concepto de centralidad se us en
un principio para explicar las relaciones entre grupos de personas encaminadas a la
resolucin de problemas, el concepto rpidamente pas a ser parte de las herramientas
tericas y metodolgicas de otro tipo de estudios, entre ellos las organizaciones
polticas, el desarrollo tecnolgico y el desarrollo urbano en relacin a las vas de
comunicacin. Freeman distingue tres teoras que definen a la centralidad de tres
maneras distintas.
En la primera es el grado, es decir, el nmero de puntos de los cuales un
determinado punto es adyacente la que define la centralidad, a mayor grado, mayor
centralidad. Aqu se podra contemplar la cantidad de poblaciones importantes como
centros de produccin y consumo que estn conectadas a San Juan.
En la segunda la centralidad consiste en la frecuencia con que un punto est
entre otro par de puntos en la geodsica (el camino ms corto entre dos puntos) que
establece su conexin y as controla su comunicacin, de ah su potencial centralidad. A
partir de esta teora podramos preguntarnos si realmente San Juan tena la capacidad de
controlar los intercambios comerciales entre poblaciones importantes.
En la tercera se combinan aspectos de las dos anteriores, se relaciona la
adyacencia con la cercana y con la capacidad de intervenir, as la centralidad es
definida por la distancia hasta la que un punto est cerca de los otros puntos del grafo, a
la vez que su potencial centralidad radica en su capacidad para evitar que otros puntos
tomen el control de la red. sta es quiz la menos aplicable a nuestro objeto de estudio
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con respecto a los centros de produccin y consumo pues San Juan es slo un punto de
intercambios, no estara en la posicin de tomar el control de algo que no corresponde a
su campo de accin, pero esta teora de centralidad puede ser frtil para estudiar la
relacin entre San Juan y otras ferias comerciales cercanas.
Cul de las tres teoras anteriores puede aplicar para comprender cmo es que
la feria pudo crearse y desarrollarse en un pueblo de poca importancia? Para empezar a
dar respuesta a esta interrogante hay dos aspectos que debemos tomar en cuenta. El
primero es que debe aclararse que se analizar la centralidad comercial de dicha
poblacin en funcin de su feria, es decir San Juan slo gozaba de esta cualidad de
centro temporalmente, tan slo unos pocos das del mes de diciembre. Por lo tanto su
centralidad es slo relativa al tiempo que se converta en ncleo comercial, el resto del
ao segua siendocuando menos en materia comercial- un pueblo como otros tantos de
los que haba de camino al norte. A pesar de lo anterior no debe olvidarse el elemento
religioso que est presente y que es parte integral de la feria ya que sta tuvo su origen
por ms que Payno niegue su importancia- en el culto de la virgen de la Inmaculada
Concepcin, por lo que la centralidad de San Juan en un segundo momento no slo debe
analizarse desde el punto de vista comercial, sino tambin debe contemplar el religioso
para dar una visin ms global del sitio. De esta manera San Juan se vuelve un
productor no slo de capital econmico, sino de capital cultural y social, pero sobre esto
ltimo volveremos ms adelante. Por lo pronto nos concentraremos en la red de
caminos existentes en la Nueva Espaa durante el siglo XVIII para elaborar el grafo y
tratar de explicar la centralidad de la feria desde su posicin geogrfica y estratgica.
A travs de la reconstruccin de un mapa de caminos hecha por Maribel
Martnez y Jess Trujillo para un texto de Chantal Cramaussel, nos damos cuenta que
la regin de los Altos de Jalisco donde se asienta San Juan de los Lagos estaba unida a
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una red de caminos que conectaba a la ciudad de Mxico con Santa Fe y Taos en Nuevo
Mxico, que haba comenzado a formarse desde el siglo XVI y que fue mejor conocido
como el Camino a Tierra Adentro. La ruta principal tena unas cuantas bifurcaciones
pero nunca se desviaban demasiado ni al oriente ni al occidente, dependiendo su
conexin con los puertos de rutas indirectas que llegaban a Guadalajara, San Luis o la
ciudad de Mxico. En este mapa no se contempla San Juan de los Lagos aunque s
Lagos, por lo que es un hecho que en algn punto del camino debera haberse colocado
la poblacin que estamos trabajando. Quiz sea una pequea omisin o quizs al igual
que Guillermo Prieto los autores confundieron Lagos, con San Juan de los Lagos. 91
Igualmente en el mapa de la intendencia de Guadalajara enviado al virrey Bucareli en
1774 no se muestra la villa de San Juan de los Lagos92, lo que quiere decir que en ese
momento no era considerada una poblacin importante, sin embargo, de nuevo puede
inferirse que estaba dentro de la red de caminos principal. Por ltimo, tenemos un mapa
de 181093 que indica las redes de caminos que comunicaban a San Luis Potos,
Zacatecas y Aguascalientes y muestra a San Juan como un punto intermedio entre las
comunicaciones de estas tres ciudades y por ende como un punto intermedio de la
comunicacin entre Guadalajara, el centro, el Bajo y norte del pas. Este ltimo mapa
ser el que servir de base para nuestro trabajo, pues es el ms detallado, pero le
agregaremos adiciones tomadas del mapa incluido en el texto de Cramaussel. Los
caminos tal como quedan establecidos en el mapa mencionado, no haban cambiado en
la poca que nosotros estamos estudiando y aun en 1866 otro documento los muestra sin
alteraciones visibles.
91Cramaussel, El Camino Real a Tierra Adentro, 2006, p. 327.92Mapa de la Intendencia de Guadalajara en Real ordenanza para el establecimiento e instruccin de
intendentes de ejrcito y provincia en el reino de la Nueva Espaa. 1786. (facsmil), 1984.93Mapa que ilustra los caminos que unan a San Juan de los Lagos con Aguascalientes y San Luis Potos(1810), en Cartografa histrica de la Nueva Galicia, 1984, p. 420
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Debido a su posicin en la red de caminos, la zona tena un intenso trfico de
arrieros, por lo que este movimiento mercantil fue de una vital importancia para el
desarrollo econmico de Guadalajara94. Las villas situadas en la banda izquierda del ro
Verde como Tepatitln, Arandas, San Miguel el Alto, Jalostotitln, San Juan y Lagos,
abastecan a las minas de Zacatecas y Guanajuato, mientras que las poblaciones del otro
lado del ro se mantuvieron ajenas al trfico mercantil95.
Antes de comenzar el anlisis es necesario hacer notar que no necesariamente
San Juan era un punto obligatorio de paso en todas las ocasiones, pues por ejemplo
Zacatecas era alcanzable tanto para Mxico como para Guadalajara sin necesidad de
tocar ese punto. Lo que s parece ser claro es que la ruta en la que se encuentra nuestro
sitio de inters era en ese momento bastante concurrida.
fig. 5. Caminos que unan a San Juan de los Lagos con Aguascalientes, Guadalajara,San Luis Potos y Zacatecas. (1810).
Cartografa histrica de la Nueva Galicia, 1984, p. 420
94Olveda,Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco , 2003, pp. 26 y 27.95Olveda,Con el Jess en la boca. Los bandidos en los Altos de Jalisco , 2003, p. 26.
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Fig. 6. Detalle de caminos del centro de Mxico de una carta de la Repblica Mexicana (1866)96.En el se puede observar que no hay diferencias con respecto a las vas ilustradas en el de 1810.Carta general de la Repblica Mexicana que marca los caminos ferroviarios , 1866, disponible en
http://www.agn.gob.mx/guiageneral/Imagenes/index1.php?CodigoReferencia=MX09017AGNCL01SB01FO178MAPILUUS3761&Tipo=H
Convirtindolo en un grafo tendramos que los puntos son:
C1: Zacatecas.
C2: Aguascalientes.Len
C3: San Juan.
C4: Lagos.
C5: San Luis Potos.
C6: Len.
C7: Camino a Nuevo Mxico.
C8: Camino a Saltillo y Maz