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Mi nombre es Dimitri y vivo enPetrogrado, Rusia. Hoy voy acomenzar a escribir mi diario deacontecimientos. Un joven serbioha asesinado al ArchiduqueFrancisco Fernando y a su esposahace un mes, el 28 de junio de 1914.Tras este suceso, hoy 28 de julio deeste mismo año, Austria- Hungría,con el apoyo de Alemania, declarala guerra a Serbia que cuenta con elde Rusia. Supongo que como tengo28 años tendré que participar en laguerra.

Archiduque Francisco Fernando

Cuatro días después la situación va apeor. Me estoy preparando paramarchar. Mi madre no deja de llorar, noquiere que me vaya, pero debo hacerlo.Mi padre me ha regalado su botón de lasuerte. Lo tengo guardado en el bolsilloderecho de la chaqueta.Definitivamente me voy. Este día serárecordado en la historia.Paralelamente, Alemania declara laguerra a Rusia y Francia a Alemania.Finalmente los países aliados queprotagonizan la guerra son: El míopropio, Francia y el Reino Unido. Entrenuestros enemigos están Alemania, elImperio Austro- húngaro e Italia.Pronto estaré de vuelta en casa, paraNavidades.

Más de un año después ytodavía sigo aquí. Parece serque todas las expectativaseran falsas. A penas si hetenido tiempo para escribir.Los disparos no cesan.Estamos resistiendo bien lapresión de los países delcentro. Hace unas semanasinvadimos Prusia Oriental,pero sus generales nos hanechado. Tendremos queintentarlo de otra forma.

Ya no recuerdo ni a que día estamos.Aquí el tiempo pasa lento. Después departicipar en tantas batallas, despuésde ver toda esa gente tirada en el suelomuriéndose o desmembrados, pareceque le he empezado a tener más temory empiezo a dudar de mis posibilidadesde volver algún día a casa. Al principiopensaba que no iba a ser tancomplicado, pero tras ver a algunos demis compañeros caer en combate mehe replanteado a esta idea. Ahora sehan cambiado la estrategia, los dosbandos harán trincheras, que sonespecies de excavaciones donde nosrefugiamos del fuego enemigo. Lastrincheras pueden llegar a medircientos de kilómetros, van desde el Mardel Norte hasta Suiza.

Hoy, a la hora de la comida lo hepasado realmente mal. Hay milesde personas, algunos de elloscompañeros con los que hepasado estos meses, muertos yque incluso forman parte de losmuros de trincheras. La vida aquíes horrorosa. El hedor a cadáveres realmente insoportable.Muchos animalejos andan porentre nosotros, por lo que lahigiene aquí no es muy buena.Algunos ni tan siquiera muerenpor los bombardeos, tantotiempo evitándolos y finalmentemueren por una simpleenfermedad.

Mucha gente se vuelve loca al no poder salir de aquí y estar rodeado de tantos cadáveres, pero yo ya me estoy empezando a acostumbrar. Me da más fuerzas para seguir luchando y vengarme por todo el daño que han hecho.

Debo dejar de escribir. Lasbombas están cayendomuy cerca ¡Ay! Le acabande dar a dos personas deaquí. Voy a coger misarmas y me echo a primeralínea de combate. Puedeque esta sea la última vezque escriba. Los combatesson muy duros. Ojalá mipaís se retirara de estesuicidio.

Este diario ha sido

encontrado en las

inmediaciones de

Alemania. El soldado

Dimitri murió días

después de haber

escrito esto. Algunas

parte estaban en muy

mal estado, pero los

expertos han

conseguido recuperar

la mayoría de las

páginas. El artículo ha

sido publicado por un

conocido periódico

alemán.

Carlos Villarín Fraga

Cristina Velo Esmorís

Noelia Veiga Campos

Raquel Varela Cotelo

Ana María Suárez Carbajales

Laura Serrano Rey