Diapositivas - Sistemas de Energia

35

description

-

Transcript of Diapositivas - Sistemas de Energia

Aunque anabolismo y catabolismo son dos procesos contrarios,

los dos funcionan coordinada y armónicamente, y constituyen una

unidad difícil de separar. Los procesos anabólicos son procesos

metabólicos de construcción, en los que se obtienen moléculas

grandes a partir de otras más pequeñas. En estos procesos se con-

sume energía. Los seres vivos utilizan estas reacciones para

formar, por ejemplo, proteínas a partir de aminoácidos.

Mediante los procesos anabólicos se crean las moléculas necesa-

rias para formar nuevas células.

*El catabolismo es la parte del proceso metabólico que consiste en la

transformación de biomoléculas complejas en moléculas sencillas y en

el almacenamiento adecuado de la energía química desprendida en

forma de enlaces de alta energía en moléculas de adenosín trifosfato.

*El anabolismo (del griego ana ‘hacia arriba’, y ballein ‘lanzar’) es el

conjunto de procesos del metabolismo que tienen como resultado la

síntesis de componentes celulares a partir de precursores de ba-

ja masa molecular, por lo que recibe también el nombre de biosínte-

sis. Es una de las dos partes en que suele dividirse el metabolismo,

encargada de la síntesis de moléculas orgánicas (biomoléculas) más

complejas a partir de otras más sencillas, orgánicas o inorgánicas, con

requerimiento de energía (reacciones endergónicas) y de poder reduc-

tor, al contrario que el catabolismo.

Mayores destinos del ATP:

¿Cómo determinamos la in-

tensidad de un trabajo?...

Es decir, cuáles son los me-

canismos a través de los

cuáles logramos definir el

porcentaje de intensidad de

un ejercicio?. Para ello exis-

ten elementos conocidos

como variables de intensi-

dad, que podemos definir-

las como las herramientas,

y/o parámetros utilizables

para poder identificar por-

centualmente las fluctua-

ciones de una actividad y

sus esfuerzos requerídos.

Previo a describir la sis-

tematología de la toma

del pulso, debemos ha-

cer una breve diferencia-

ción entre ambas pala-

bras (pulso y frecuencia

cardíaca), que a veces

suelen emplearse como

sinónimos.

El pulso es la percepción

del pasaje de sangre por

una arteria (aunque tam-

bién hay pulso venoso, pero no es a lo que habitualmente se llama "to-

mar el pulso"). Cada vez que el corazón se contrae (sístole) expulsa una

determinada cantidad de sangre, la cuál tiene una presión relativa-

mente elevada en condiciones normales (digamos unos 120 mmHg ).

Como esta presión conque la sangre entra en las arterias las distiende

con fuerza, es posible percibir cuándo pasa esa "onda de pulso", que

tarda ligeramente más en llegar a las arterias que están más lejos del

corazón. Lo habitual es que se tome el pulso en la muñeca, donde es-

tá la arteria radial, pero puede tomarse en la axila (arteria axilar), en la

cara anterior del codo (arteria humeral), a los costados del cuello ( ca-

rótidas), en la ingle (femorales), la cara posterior de las rodillas (poplí-

teas), por dentro y en la cara posterior de los tobillos (tibial posterior),

en la superficie del pie (pulsos pedios). Hay otros lugares, pero son

menos frecuentes y más difíciles de hallar.

Ahora bien, cuando cada latido cardíaco se traduce en una onda pal-

pable del pulso, la frecuencia de éste es igual a la frecuencia cardíaca.

Se mide en general en "latidos por minuto", pero puede haber casos en

que ambas frecuencias no coincidan. El caso más común es cuando

hay una extrasístole, que es un latido adelantado al normal. Esa

extrasístole eyecta poca sangre, y puede no palparse en el pulso. Fal-

ta un latido según el pulso, pero si uno ausculta el corazón (exploración

clínica de manera directa o a través de artefactos como el estetoscopio)

ese latido está, aunque adelantado. Algo similar pasa en una arritmia

llamada "fibrilación auricular", en la que los latidos son totalmente irregu-

lares y mueven cantidades va-

riables de sangre. Aquí, hay

latidos que no se palpan pero

se auscultan, ocurriendo algo

similar a lo de las extrasístoles

pero de una manera perma-

nente.

La frecuencia cardíaca es el

número de contracciones del

corazón o pulsaciones por uni-

dad de tiempo. Se mide en

condiciones bien determina-

das (de reposo o de actividad) y se expresa en pulsaciones por minuto

a nivel de las arterias periféricas y en latidos por minuto (lat/min) a nivel

del corazón.

La forma más práctica de medirla es en múltiplos de 60 segundos.

Así, frente a la incomodidad de mantener presionada una región del

cuerpo de un alumno durante un minuto de tiempo, o incluso porque

fisiológicamente aquella variará; se estima emplearla en múltiplos de un

minuto, ejemplo: 6 x 10 = 60 segundos. 10 x 6 = 60 segundos. 15 x 4 =

60 segundos. Seleccionando uno de dichos períodos, eso nos dará

luego el múltiplo requerido

-Ejemplo: *Si en 6 segundos, cuento una frecuencia cardíaca de 7.

Entonces multiplico 7 x 10 = 70 latidos por minuto.

*Si en 10 segundos, cuento una frecuencia cardíaca de 12.

Entonces multiplico 12 x 6 = 72 latidos por minuto (promedio 70).

Ahora bien… eso 70 latidos por minuto ¿para qué me sirven?.

La frecuencia cardíaca máxima teórica (máxima, la cual un ser huma-

no sano y promedio no debería superar en actividad) está limitada por

una formula representada en 220 – E (edad de la persona). Si en

nuestro ejemplo, esa persona tiene 20 años de edad, la frecuencia

cardíaca máxima de trabajo, no debería superar los 200 pues, de

acuerdo a la fórmula representada → 220 – 20 (edad) = 200.

Luego, la regla de tres simples es sencilla. Sabiendo que:

-200 representa el 100% de la frecuencia cardíaca máxima.

-70 representa X. Entonces…

70 x 100 / 200 = 35 %

Si esa persona a la hora de realizar la prueba nos da 35%, significa

que al momento de la toma se encuentra en el 35% de la intensi-

dad máxima. Seguramente a esa frecuencia cardíaca, esté en re-

poso. A partir de allí, podemos hallar nuestras intensidades de

trabajo.

Respecto a la presión arterial (o tensión arterial TA), es precisamen-

te esa fuerza con la que la sangre distiende la arteria por la cual corre.

Hay una presión máxima o sis-

tólica, que coincide con la ex-

expulsión de sangre del cora-

zón, y una mínima o diastólica,

que ocurre cuando el corazón

está relajándose y llenándose

nuevamente de sangre. Esto se

mide con un "tensiómetro" (o

más difícil "esfigmomanóme-

tro"), que permite conocer la

máxima y la mínima. Por el pul-

so sólo se palpa la máxima.

Pero la presión arterial es distinta de la frecuencia cardíaca. La fre-

cuencia cardíaca "normal" para un adulto podría ubicarse en los 80 la-

tidos por minuto, y la presión arterial normal en los 120 mmHg de sis-

tólica y 80 mmHg de diastólica. Los "mmHg" son los milímetros de una

columna de mercurio que la fuerza de la sangre es capaz de elevar, en

sístole y en diástole.

Al igual que la frecuencia cardiaca,

la frecuencia de respiración son las

veces que hacemos un proceso com-

pleto de respiración por minuto: la ins-

piración y la espiración.

La frecuencia respiratoria puede ver-

se influida por muchos factores, casi

parejos a los que afectan a la frecuen-

cia cardiaca. Tales como el nerviosis-

mo, la edad, el dolor, la ansiedad, el

cansancio o el metabolismo.

El test del habla o "talk test" es uno

de los métodos para controlar la in-

tensidad de forma subjetiva pero

bastante acertada. Sabemos que,

para hablar y comunicarnos se ne-

cesita oxígeno. Si podemos hablar

mientras realizamos ejercicio, signi-

fica que estamos trabajando con

aporte suficiente de oxígeno, ya que

tenemos incluso un excedente que

empleamos para hablar. A partir de aquí, se establecen una serie de

escalas en base a la facilidad o dificultad para hablar mientras se rea-

liza ejercicio cardiovascular:

- Si al realizar ejercicio la respiración está muy comprometida, se tiene

dificultad para tan sólo decir una frase y la conversación pasa a ser de

monosílabos, podemos afirmar que comienza el déficit de oxígeno y nos

acercamos al denominado “umbral anaeróbico”.

- Si somos capaces de mantener una conversación mientras realiza-

mos ejercicio, podemos concluir con seguridad que la intensidad del

ejercicio que se está desarrollando es de ligera a moderada.

Durante el ejercicio, los mús-

culos producen calor que debe

eliminarse para mantener la tem-

peratura corporal.

El agua sirve de transportador

de calor a través de la sangre y

de refrigerante que elimina el

exceso de calor a través de la

evaporación de sudor en la piel.

La cantidad de sudor produci-

do aumenta con la intensidad del

ejercicio, pero también con la

temperatura y la humedad am-

biental. Así pues, la actividad física hace que los requerimientos de agua

aumenten de forma paralela a la pérdida de sudor. Si no se satisface

este aumento, el organismo puede entrar en estado de deshidratación.

Está probado que la deshidratación tiene un efecto negativo durante

el ejercicio. Además, se ha demostrado que la deshidratación aumenta

el ritmo cardiaco y la temperatura corporal: el corazón tiene que trabajar

a mayor velocidad cuando el volumen de plasma se reduce para man-

tener la entrega de oxígeno y nutrientes a los músculos.

En condiciones extremas de ejercicio y de estrés por el calor ambien-

tal, la sudoración y evaporación respiratorio pueden producir pérdidas

rápidas de hasta 2 o 3 litros de agua por hora.

Sistema de la Fosfocreatina ó ATP – PC

Las mitocondrias son los or-

gánulos celulares encargados

de suministrar la mayor parte

de la energía necesaria para la

actividad celular, actúan por

tanto, como centrales energé-

ticas de la célula y sintetizan

ATP a expensas de los carbu-

rantes metabólicos (glucosa,

ácidos grasos y aminoácidos).

Sin mitocondrias, los animales

y hongos no serían capaces de utilizar oxígeno para extraer toda la e-

nergía de los alimentos y mantener con ella el crecimiento y la capaci-

dad de reproducirse. Los organismos llamados anaerobios viven en

medios sin oxígeno, y todos ellos carecen de mitocondrias.

La ultraestructura mitocon-

drial está en relación con las

funciones que desempeña: en

la matriz se localizan los en-

zimas responsables de la oxi-

dación de los ácidos grasos,

los aminoácidos, el ácido pirú-

vico y el ciclo de krebs.

En la membrana interna

están los sistemas dedicados

al transporte de los electrones que se desprenden en las oxidaciones

anteriores y un conjunto de proteínas (corpusculos respiratorios) en-

cargadas de acoplar la energía liberada del transporte electrónico con

la síntesis de ATP, estas proteínas le dan un aspecto granuloso a la

cara interna de la membrana mitocondrial.

Una característica peculiar de las mitocondrias es que son de origen

materno, ya que sólo el óvulo aporta las mitocondrias a la célula origi-

nal, y cómo la mitocondria posee ADN, podemos decir que esta infor-

mación va pasando a las generaciones exclusivamente a través de las

mujeres.

Hipótesis endosimbiótica (Lynn Margulis):

Desde el siglo XX los biólogos

advirtieron que hay semejanza

entre diversos organelas deli-

mitadas por membranas y cier-

tas bacterias. En particular, una

de las similitudes más notorias

es la que hay entre los cloro-

plastos y la cianobacterias car-

gadas de clorofílas. Así mismo,

muchos biólogos notaron el pa-

recido que hay entre las mito-

condrias y otras bacterias de vi-

da libre. El hecho de que los clo-

roplastos y las mitocondrias posean su propia ADN y puedan dividirse

en forma independiente del resto de la célula apoya la hipótesis de que

estos y otros organelas fueron bacterias independientes que invadieron

a las células primitivas y llegaron a establecer una relación permanente

con ellas. Se piensa que los invasores fueron simbiontes a los que bene-

ficiaba el medio protegido del interior celular y que a su vez brindaban

al hospedante capacidades y talentos de los que éste carecía. Esto sig-

nifica que los cloroplastos bien pudieron ser cianobacterias que confi-

rieron propiedades fotosintéticas a las células que empezaron a darles

alojamiento.