Diálogo 30 Nueva Época/ Escenarios electorales en Guatemala

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Nueva época, Año 3, No. 30 Guatemala, noviembre de 2003 Escenarios electorales en Guatemala Democracia, legitimidad y elecciones El escenario electoral Víctor Ferrigno * Gustavo Porras Castejón ** *Licenciado en ciencias jurídicas y sociales, especialista en etnodesarrollo y analista político. Doctorando en derecho ambiental por la Atlantic International University, Florida, EE.UU. ** Sociólogo, egresado de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Universidad de París; miembro de la Comisión de Acompañamiento de los Acuerdos de Paz (1997-1999); secretario privado de la Presidencia de la República (1996-2000).

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Escenarios electorales en Guatemala/ Publicación mensual de FLACSO-Guatemala

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Nueva época, Año 3, No. 30 Guatemala, noviembre de 2003

Escenarios electoralesen Guatemala

Democracia, legitimidad y eleccionesEl escenario electoral

Víctor Ferrigno*

Gustavo Porras Castejón**

*Licenciado en ciencias jurídicas y sociales, especialista en etnodesarrollo y analista político.Doctorando en derecho ambiental por la Atlantic International University, Florida, EE.UU.** Sociólogo, egresado de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Universidadde París; miembro de la Comisión de Acompañamiento de los Acuerdos de Paz (1997-1999);secretario privado de la Presidencia de la República (1996-2000).

2 / noviembre 2003, No. 30

Secretario general de FLACSO

Wilfredo LozanoSan José, Costa Rica

CONSEJO ACADÉMICO DE FLACSO-GUATEMALAVíctor Gálvez Borrell-directorVirgilio Álvarez/Walda Barrios-Klée/Virgilio Reyes/Edelberto Torres-Rivas

Tel. PBX (502) 362-1431 Fax: (502) 332-6729Correo electrónico: [email protected]ágina web: http://www.flacso.edu.gtCoordinación de edición: Hugo de LeónEdición: Víctor Gálvez BorrellDiseño y diagramación: José BolañosCorrección: Ariel Ribeaux

Esta publicación es posible gracias al apoyofinanciero de la agencia sueca de desarrollo

internacional ASDI/SAREC

Publicación mensual de FLACSO-Guatemalay elPeriódico

30,000 ejemplares

Presentación

Escenarios electorales en Guatemala, la penúltima publicación dediálogo de este año, recoge los resúmenes que los propios autores

realizaron de sus intervenciones públicas en el foro que, con el mismonombre, patrocinara FLACSO el 9 de octubre de 2003. El propósito dedicho foro fue aprovechar la acumulación existente de información, trasseis meses de campaña electoral (mediante varias ecuestas de opinióny de intención de voto que han sido publicadas, de presentaciones decandidatos y de planes de gobierno, de informes de observaciónelectoral, etc.), para abrir un espacio de reflexión y análisis. La intenciónconsistía en generar un paréntesis en este torbellino de publicidad,denuncias y contradenuncias, violencia y rumores que ha caracterizadoesta campaña electoral (no en menor intensidad que las anteriores), yque ha terminado por producir una sensación de acoso y hasta desaturación entre los electores, sin que ello se convierta, necesariamente,en fuente de claridad y conocimiento práctico para que el ciudadano

El mayor daño que se le pude infringir a lademocracia es darla por consumada, sin

comprender que su ampliación y profundiza-ción nunca termina, pues es nada más —aun-que nada menos— el sistema de gobierno me-nos imperfecto. En ese contexto, las eleccio-nes deben entenderse como un termómetropara medir la calidad de nuestra democracia,cuyos avances son pocos y flacos.

Los Acuerdos de Paz no son otra cosa queun pacto político para transitar hacia la demo-cracia participativa, proceso que se ha frenadopor falta de voluntad política. Así, no sólo pre-valecen las causas estructurales que dieronorigen al conflicto armado interno, sino que sutransformación se ha estancado.

Desde esa perspectiva, si no retomamosla transición hacia la democracia con nuevosbrillos, las próximas elecciones lejos de signi-ficar un avance cívico, pueden convertirse enuna mascarada que legitime el régimen de ex-clusión, opresión y represión que llevó a una

esté en condiciones de fundamentar mejor su decisión y escoger entreel abanico de opciones que los candidatos ofrecen pero que constituyen,no obstante, muy pobres opciones efectivas.

Dentro de este contexto, Víctor Ferrigno en “Democracia, legitimidady elecciones”, avanza una serie de consideraciones críticas sobre lasopiniones de los y las ciudadanas encuestadas a través de las medi-ciones realizadas, las ofertas de los candidatos, el sistema de partidospolíticos y las perspectivas que se avecinan para 1994. Gustavo PorrasCastejón, por su parte, en “El escenario electoral”, presenta lo que a sujuicio serán las situaciones previsibles el 9 de noviembre y el 28 dediciembre cuando tengan lugar la primera y segunda vuelta de laselecciones generales 2003. Incluso cuando las argumentaciones y lasinterpretaciones de ambos autores son distintas, existe una preocu-pación y coincidencia compartidas por la difícil perspectiva que seavecina para el país a partir de 2004, sea cual fuere la administraciónque se instale.

Democracia,legitimidad

y eleccionesVíctor Ferrigno F.

confrontación armada con un altísimo costoen vidas, sufrimiento y recursos.

Los compromisos de paz delinean, de ma-nera integral, una ruta hacia la democracia par-ticipativa —el régimen político—, sobre la basede tres ejes: una democratización del modelo

de Estado, una profunda transformación del

régimen social y una tibia reforma del régimen

económico.

Se pactó la democratización del modelode Estado contrainsurgente, racista y exclu-yente, por uno democrático, pluricultural y dederecho, lo que no se ha impulsado. Los órga-nos de inteligencia siguen espiando y repri-miendo a los ciudadanos honrados, el ejércitomantiene una fuerte ingerencia en la seguridadpública y en el aparato de justicia, la impuni-dad es moneda corriente, y las políticas públi-cas privilegian a los sectores pudientes y a lapoblación urbana y ladina, como se demuestraal estudiar el gasto público.1

El régimen societario guatemalteco, carac-terizado por la exclusión social y la opresiónétnico-cultural, casi no ha sufrido modificacio-nes, salvo por la emisión de leyes2 que no se

1 Centeno, Pavel y Virgilio Reyes, Pobreza y Pueblos indígenas.FLACSO, Guatemala, 2001. Mimeo.2 Reformas al Código Municipal; tipificación del delito de discri-minación y aprobación de la Ley de Idiomas Nacionales.

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cumplen y promesas políticas que nunca seconcretan; la convivencia respetuosa entre in-dígenas y ladinos es aún un horizonte lejano.

El régimen económico no sólo no se hatransformado, sino que sus inequidades seacrecentaron: aumentó el número de pobres,se profundizó la pobreza y se incrementó laconcentración de la riqueza en cada vez menosmanos, según el último Informe Nacional deDesarrollo Humano.

En semejante contexto de exclusión, opre-sión y amenazas, las elecciones no logran con-vertirse en un mecanismo ciudadano para legi-timar a las nuevas autoridades, a las leyes o alas instituciones. Así, caminamos hacia una cre-ciente ingobernabilidad y a un alarmante dete-rioro de los valores republicanos.

Esta problemática de fondo es la que noaparece ni en el discurso ni en los programasde los candidatos, ni se ventila en los mediosde comunicación al abordar el proceso elec-toral. La ciudadanía tiene clara conciencia deesta cuestión, pues más del 62% de los en-trevistados en la primera encuesta sostieneque la problemática nacional continuará igual,independientemente de quien sea el candidatoganador. En la siguiente encuesta (julio de 2003)el 88% se mostró interesado en conocer losprogramas de gobierno que, en la mayoría delos casos, no existen o no se habían difundi-

do. El 82% dijo no sentirse representado porningún partido político; al 58% no le agradahablar de política con sus amistades, y el 63%sostiene que su participación cívica se limitaráa emitir el voto.

El abstencionismo,3 sumado a las concep-ciones de la clase política guatemalteca, pro-voca que los partidos no lleguen a ser organi-

zaciones de masas,sino meros aparatosde poder. En ese con-texto, la coherencia yla capacidad de con-vocatoria ciudadanade los programas ca-recen de importan-cia. Para lograr elvoto de minorías nohace falta compro-meterse políticamen-te frente a la nacióncon un programa in-tegral; basta impre-sionar a través delos medios de comu-nicación, o alinear a los incondicionales conofrecimientos y granjerías.4

Sin compromiso programático real, los go-bernantes tienen el campo libre para ejercerel poder a su sabor y antojo, y de existir, los me-canismos de fiscalización ciudadana carecende parámetros para ejercer su función con-tralora.

El abstencionismo, por otra parte, ha sidodeterminante para que el voto citadino dominesobre el resto del país. No es enteramente cier-to que, por participar, las minorías votantes re-presenten la soberanía popular; históricamente

ha existido una abis-mal desproporciónentre los votantes quedeterminan el triunfodel candidato gana-dor y los electoresempadronados, aun-que esta brecha po-dría reducirse en laspróximas elecciones.

Lo relevante deeste fenómeno es queexacerba las contra-dicciones ladino-indí-gena y ciudad-cam-po, sobre las que gra-vita buena parte delconflicto social actual.

A reserva de profundizar en la significaciónpolítica de las cifras electorales, hay que rei-terar que la clase política, varios medios y bas-tantes analistas se pierden en ellas. Se asumeque, en el marco de la naciente institucionali-dad, las reglas de representación ciudadanason válidas y no las analizan en el marco de ladiversidad cultural de nuestra nación.

El abstencionismo, por ejemplo, es vistoúnicamente como una falta de responsabilidadciudadana, y no como una expresión políticade la poca credibilidad en el Régimen de re-presentación de partidos —RRP—. Cuandoalgunos aventuran que existe falta de credibili-dad ciudadana, reducen ésta a los partidos yno al sistema electoral.

De esta suerte caminamos hacia un es-quema de elecciones funcionales, las cuales—a diferencia de las elecciones fundantes—rescatan, predominantemente, los aspectosformales de la democracia electoral.

En las elecciones próximas, como en lasanteriores, habrá libertad para votar, pero nopara elegir. Por ejemplo, salvo el caso de laUnidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca—URNG—, todos los demás partidos repre-sentaban opciones de la derecha.

Aún no están dadas, en su totalidad, lascondiciones legales para que todas las fuerzassociales se expresen políticamente en el marcoelectoral. A este respecto no debemos olvidarque un sistema político es, entre otras cosas,un espacio donde la lucha y la convivencia decontrarios se va equilibrando para evitar lascrisis o la ruptura del andamiaje institucional.

En este contexto, y sin olvidar el procesode transición que vivimos, el Tribunal SupremoElectoral —TSE— crece en reconocimientopor su labor meramente administrativa, obvián-dose su incapacidad política para democratizarel proceso.

En la misma tesitura observadores y ana-listas —reduciendo el problema a tecnicismos—recomiendan medidas tales como llevar urnasa las aldeas para garantizar la representati-vidad democrática de las elecciones, incre-mentando la participación ciudadana. Ignoranque en las elecciones de 1985 el pueblo votómasivamente en el marco del mismo régimen

3 El 80% de los entrevistados durante la segunda encuestaatribuyó el abstencionismo a la desconfianza que generan lospropios partidos políticos.

4 Al respecto véase el análisis comparativo de los programasde gobierno PAN-FRG (E. Gutierrez, M. Marroquín y V. Ferrig-no, Ediciones Fundación Myrna Mack, diciembre de 1995).

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El proceso electoral actual ha tenido desdesus inicios un curso sinuoso y en alguna

medida sorprendente. Hasta hace apenas tresmeses todavía no se encontraba definido porentero el cuadro electoral (estaba aún pendien-te la inscripción del general Ríos Montt), y du-rante un año o más flotó la incertidumbre conrelación a la candidatura de Oscar Berger y loque pasaría al interior del principal partido deoposición: hasta ese momento el PAN.

En el curso de pocos meses ha variadosustancialmente la situación y las perspectivasdel sistema político partidario. Antes de lasalida de Oscar Berger del PAN se hablabade un bipartidismo, de una polarización PAN-FRG. Hoy, el panorama es de una fragmen-tación y/o debilitamiento de los partidos queparecía iban a ser hegemónicos, tanto en laselecciones como en el futuro inmediato.

Sin embargo, la fragmentación partidariano cuestiona que otra vez el electorado sedefina en torno a tres tendencias básicas: laque personifica el FRG, la que representó elPAN (hoy dividido) y una “tercera fuerza” a laque se identifica genéricamente como contes-tataria, de izquierda o de contenido popular.De manera que al igual que en las eleccionespasadas, el elevado número de candidatos no

El escenarioelectoral

Gustavo Porras Castejón

implica que el electorado se fragmente de ma-nera significativa. Si se analizan los datos delas encuestas con relación a la intención de voto,se podrá comprobar que entre cuatro agru-paciones partidarias (GANA, FRG, UNE y PAN)se concentra entre el 85 y el 90% del mismo.

Los cambios abruptos en la situación de lospartidos reflejan debilidad institucional, fragilidadde sus compromisos internos y ausencia decohesión en torno a ejes programáticos o con-ceptos políticos; un pragmatismo electoral queno responde ni mucho menos a diferencias polí-ticas y programáticas reales, sino a la compe-tencia entre grupos de interés e incluso personas.

La evolución de la situación interna delPAN es, a este respecto, dramática y aleccio-

nadora. Cuando el PAN celebró sus eleccionesinternas en noviembre del año pasado, unaencuesta de Aragón & Asociados para la Fun-dación Soros mostró que el 89% de los entre-vistados saludaban con beneplácito tal inicia-tiva. Más de 200 mil personas participaron endicha elección, pero poco tiempo despuésocho de los 15 miembros del Comité Ejecutivoanularon el resultado, y es de remarcar que conapego a la ley. Se subraya este aspecto porquemuestra —entre varios elementos más— lainsuficiencia de la Ley Electoral vigente parapropiciar —y menos salvaguardar— la demo-cracia interna en los partidos. Según datos dela misma encuesta, si en noviembre de 2002se hubieran celebrado las elecciones, el PANcon Berger de candidato habría arrasado.

electoral, y si con posterioridad no lo hizo, espor razones políticas y no operativas.

El proceso de institucionalización funcional

—que no real— tiene su correlato electoral enlo que denominamos un régimen de represen-

tación de minorías, las cuales determinan —arro-gándose la representación ciudadana— eldestino político de la nación.

El fenómeno encaja perfectamente en eldesigual proyecto de nación de la clase domi-nante: la política económica la determinan lasélites beneficiarias, sin participación de los pro-ductores; la política social la determina una mi-noría ladina, en detrimento de una mayoría in-dígena; la política nacional la determina, elec-toralmente, una minoría que sí se reconoceen el actual RRP, ignorando a la mayoría ex-cluida, que por ende no vota.

En este marco, la legitimidad del gobiernoelecto es insuficiente, lo que hace suponer queel fenómeno de la ingobernabilidad será cre-ciente y, muy probablemente, será enfrentadocon la represión, pues la polarización tenderáa acrecentarse.

Frente a partidos políticos y autoridadesque le dan la espalda a las demandas sociales,la principal tarea de la transición democráticaes construir en la sociedad una fuerza de opo-sición, partidaria y no partidaria, con posicionesdefinidas ante cada cuestión relevante de lavida nacional, convirtiéndolas en banderas delucha cívica, hasta que devengan en políticaspúblicas.

En un auténtico régimen republicano, unaoposición partidaria y social contribuye a orga-nizar en los espacios societarios, antes que

en los institucionales, la fuerza social y la auto-nomía indispensables para enfrentar la políticaantipopular de los gobiernos excluyentes yopresivos por venir. Esto implica construir enel pueblo, al fragor de la lucha cívica, la con-fianza en las propias fuerzas, antes que la con-fianza popular en los dirigentes de la oposición.

Si se quiere construir una oposición no sepuede formar parte del gobierno, presente ofuturo; ésta es la más elemental regla repu-blicana. Por ello, la autonomía del movimientosocial no se puede comprometer en frentescívicos de dudosa independencia.

Ellos son ellos, y nosotros otra cosa. Noconfundir esa diferencia es el primer requisitopara ser oposición, defendiendo nuestros de-rechos y preparándonos para lo que haya deser, con claridad, tiempo y paciencia.

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En cuanto a los resultados de la primeravuelta electoral, está claro que Berger obtendráel primer lugar. Lo que está por verse es quiénlogrará la segunda posición, en la que parecehaber un triple empate virtual entre Álvaro Colom,el general Ríos Montt y Leonel López Rodas.Hasta el momento Álvaro Colom puntea eneste grupo de acuerdo con las encuestas.

Pero sin entrar en la polémica acerca dela validez de las encuestas, es preciso tomaren cuenta algunos aspectos para evaluar lascifras que resultan de ellas. Uno de esos as-pectos es que las encuestas a nivel nacionalsólo llegan hasta dos o tres cabeceras muni-cipales por departamento. Es decir, el área ru-ral propiamente tal no es investigada.

No obstante lo anterior, se afirma que lasmuestras son válidas porque en el área ruralse replican las tendencias detectadas en di-chas muestras, pero sin negar que en ocasio-nes anteriores esto se ha confirmado, en laselecciones por venir es preciso considerar, porejemplo, que el FRG posee bolsones de votocautivo cuya incidencia no es posible medirpor medio del procedimiento normal de lasencuestas. Asimismo, en la situación actualparece que hay cierta inhibición por parte dealgunos entrevistados para declarar abier-tamente que votarán por el FRG, dado el am-biente hostil que prevalece al respecto.

Con relación a la disputa del segundo lugaren la primera vuelta también hay que tomaren cuenta cuál es la estructura político-parti-daria que respalda a cada candidato, y en esesentido Ríos Montt y López Rodas aventajana Álvaro Colom. En particular hay que aceptarque el FRG es, sin duda, la estructura partida-ria más sólida y disciplinada y que cuenta conrecursos cuantiosos.

El PAN, a pesar de la erosión de adheren-tes que le representó la ruptura con Berger yque es ostensible en la disminución en laspreferencias del electorado, logró conservarlo fundamental de su estructura partidaria. Noes cierto que en las elecciones incida solamen-

te el desplieguepublicitario mediá-tico. El trabajo departido, el dispo-ner de operadorespolíticos, el contarcon una forma or-ganizada de to-mar decisiones ytrasladarlas a lasbases influye gran-demente en el re-sultado electoral ypuede ser el fac-tor que haga la di-ferencia.

El panoramade la segunda vuelta electoral puede cambiarsensiblemente según quien sea el contrincantede Berger. La opinión dominante es que surival más difícil sería Álvaro Colom, y el másfácil Ríos Montt, dado que, sin ninguna duda,la candidatura de Berger —como ningunaotra— se ha beneficiado del voto de castigo, alo que suma el “voto de arrepentimiento” (“Lás-tima que no votamos por Berger”, era una ex-presión generalizada en Guatemala apenasunos meses después de instalado el gobiernoactual).

Mucho se especula también en torno a queÁlvaro Colom podría repetir un fenómeno simi-lar a lo ocurrido entre Jorge Carpio y JorgeSerrano en las elecciones de 1990. Sin descar-tar que Colom podría tener un fuerte repunteen la segunda vuelta, hay que tomar en cuentaque entre Carpio y Serrano apenas hubo ununo por ciento de diferencia en la primera vuel-ta, y que Serrano encarnó la típica situación delcandidato que sorprende y asciende vertigi-nosamente desde el principio, lo cual no ha sidoel caso de Colom, a pesar de que él tambiénha ascendido en el curso del proceso electoral.

Hoy parece confirmarse la previsión de queningún partido o alianza de partidos (GANA)tendrá mayoría en el Congreso ni en las alcal-

días. El 64.2% delos entrevistadosen una encuesta deAragón & Asocia-dos declara que novotarán igual parapresidente que pa-ra diputados, mien-tras sólo el 24.2%dice que sí. En elcaso de los alcal-des, el 62.3% diceque no y el 29.5%que sí.

Los datos anteriores ilustran una situaciónde difícil gobernabilidad. La gente ya no quiereaplanadoras legislativas, pero no tiene clarolo que puede pasar con un Congreso fragmen-tado, en una situación en la cual lo que ha pre-valecido es una oposición de corte netamenteelectorero, que se reduce a decir no a todo loque provenga de los rivales, y en especial dequién esté gobernando, con el criterio que eldesgaste del gobierno es lo que nutre a la opo-sición.

En este sentido es preocupante la dinámi-ca que ha adoptado “la entente de los diez”,originalmente integrada con motivo del recha-zo a las encuestas publicadas en los mediosescritos y que ahora suscribe una plataformacomún. Ojalá esto condujera a definir compro-misos multipartidarios en torno a políticas públi-cas de interés general, pero es difícil ser opti-mista, habida cuenta de lo que ha sido la oposi-ción tradicional y la confrontación que se mani-fiesta actualmente entre ellos y Berger.

Pero más allá de los datos relativos a lasituación electoral propiamente tal, las encues-tas de Aragón & Asociados —cuyo objetivo fun-damental es estudiar la opinión ciudadana yno simplemente la intención de voto—, reflejanuna determinada maduración en la concienciadel electorado, y en particular, un seguimientoatento a las diferentes incidencias del procesoelectoral.

Son muchos los datos que ilustran lo an-terior, entre los cuales destacaría los siguien-tes. Uno sería la cautela mostrada por losentrevistados para decidir su voto durante todoel período en el cual era incierto el panoramaelectoral (cuando no se sabía a ciencia ciertaquiénes serían en definitiva los candidatos y porqué partido). Así, en noviembre de 2002, el47.5% declaró que no había decidido por quiénvotar; en febrero 2003 esta cifra se elevó a 54%,y en abril a 61%. Sin embargo, cuatro meses

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después (en agosto de 2003), cuando la ofer-ta electoral fundamental ya estaba definida, el75.6% declaró que ya había decidido por quiénvotar.

Otro aspecto a destacar es que no se pro-dujeron las confusiones que se daban por sen-tadas con relación a la candidatura de Berger.Se afirmaba que mucha gente marcaría el sím-bolo del PAN pensando que votaba por Berger,pero en la encuesta de agosto, a la preguntade quién es el líder del PAN, sólo el 4% res-pondió que Berger y el 0.4% que Arzú, mien-tras la gran mayoría señaló que era LeonelLópez Rodas.

La gente sabe que la solución a la proble-mática del país pasa fundamentalmente porla vía de la política (72%), aunque un porcen-taje similar considera que estas elecciones noaportarán la solución. Asimismo, la mayoría

considera que los partidos políticos son indis-pensables e insustituibles para el funciona-miento del sistema democrático, aunque cer-ca de un 80% dice no estar de acuerdo conninguno de los partidos existentes.

Interrogados los entrevistados acerca dequé cambios esperarían que se produjeran enlos partidos políticos para que éstos cumplierancorrectamente su papel, las respuestas no sonninguna utopía sino realistas y trazan metasque estarían al alcance de los partidos si éstostuvieran la convicción y la voluntad respectivas.

Lo que la gente señala mayoritariamentees que los partidos deben ser representativosde la sociedad y no sólo de pequeños gruposde interés, que deben practicar la democraciainterna (en particular para la selección de can-

didatos), y que deben trabajar de forma perma-nente y no únicamente para las elecciones.

Asimismo, al valorar los diferentes elemen-tos que inciden en la decisión de voto, las res-puestas se apartan de la pauta tradicional, se-gún la cual el único factor de peso resultabaser el candidato mismo. Ahora tiene una pon-deración muy importante el equipo con el quese cuente y el programa.

La gente sabe, grosso modo, que la eco-nomía tradicional del país ya colapsó y que senecesita de una nueva estrategia económica.Por éste y otros elementos ya citados, se expli-ca que a la pregunta de si algún partido o algúncandidato ha dicho algo nuevo, el 93.1% res-ponde que no.

A pesar de ello, y como quedó señalado,la mayoría ya ha decidido su voto, con el cri-terio realista de que de todas formas hay que

elegir y que no todos los candidatos son igua-les. Sin embargo, la mayoría, asimismo,comprende que los ciudadanos votan pero noeligen, puesto que quienes en realidad eligenson los grupos de poder que tienen la posibi-lidad de financiar campañas electorales.

Hay muchos indicadores más que se po-drían citar para mostrar esta evolución positivaen la conciencia del electorado que, por su-puesto, no carece de grandes lagunas, sobretodo en aspectos doctrinales. Se trata funda-mentalmente de una conciencia empírica, pro-ducto de la experiencia de 20 años de demo-cracia electoral (el período más largo en lahistoria del país), y del dramatismo que revistióel resultado de la elección pasada y la situaciónpresente.

En efecto, se puede decir que la elecciónpasada constituyó un verdadero trauma sico-social de grandes dimensiones. En el curso depocos meses no menos de un millón de gua-temaltecos pasaron de la confianza ciega enque habían encontrado por fin al líder esperado,el amigo de los pobres, a una enorme frustracióny conciencia del error cometido. La reacciónlógica para mucha gente fue prometerse a símisma que eso no volvería a ocurrir, y yo puedodecir, por experiencia, que en el trabajo políticopartidario que realicé pude comprobar un nivelde exigencia sobre el discurso político quenunca había observado en Guatemala.

Sobre el resultado de las elecciones es po-ca la incidencia que a estas alturas se puedetener. Nuestra mayor preocupación debe cen-trarse en lo que pasará a partir del 14 de enerode 2004. A este respecto hago los siguientesplanteamientos:

❖ Si no se logra un pacto mínimo de goberna-bilidad durante los primeros seis meses delnuevo gobierno ya no será posible lograrlo.

❖ Ese pacto de gobernabilidad no puede re-ducirse a un compromiso entre partidos po-líticos, sino que debe abarcar a las fuerzasfundamentales de la sociedad: trabajadores,empresarios, expresiones ciudadanas, ymuy especialmente los medios de comuni-cación.

❖ Dicho pacto de gobernabilidad debería abar-car al menos dos temas fundamentales: elpacto fiscal y la reforma política, por mediode una Ley Electoral y de Partidos Políticosverdaderamente democrática que, entreotras cosas, impida la dictadura de hechode los secretarios generales y establezcaun financiamiento público para los partidospolíticos que pueda al menos crear opcio-nes frente a la situación actual, en la quetenemos un sistema político partidario abso-lutamente privatizado.

❖ La experiencia, tanto interna como de otrospaíses, muestra que los pactos políticos deenvergadura sólo son posibles si el esfuerzoes encabezado e implementado por el Presi-dente de la República.

Lo que está en juego es la gobernabilidaddel país en una situación particularmente apre-miante y difícil, tanto interna como externa. Siel sentido de supervivencia, el patriotismo y elconcepto de bien común no prevalecen en al-guna medida sobre la politiquería sectaria ylos intereses creados, se confirmará el pronós-tico pesimista que tiene el 73% de los ciudada-nos con relación a que, pase lo que pase enlas elecciones venideras, la perspectiva deGuatemala continuará siendo negativa.

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En el marco de las actividades del Posgrado en estudios degénero (Módulo II, Historia y epistemología del feminismo,

que coordina Lizeth Jiménez), el jueves 16 de octubre sepresentó el libro Mujeres, género e historia en América Central

durante los siglos XVIII, XIX y XX, editado por Eugenia Rodrí-guez. En el volumen, integrado por 14 ensayos, producto delesfuerzo de la Red de Historiadoras Centroamericanas, se en-cuentran textos de cuatro autoras guatemaltecas. Lizeth Jiménezy Anacarla Ericastilla presentan un trabajo sobre la producciónfemenina de aguardiente clandestino, bajo el sugerente titulode “Las clandestinistas de aguardiente en Guatemala a finesdel siglo XIX”; Beatriz Palomo de Lewin participó con un estudiosobre la vida conyugal (1741-1870), y Ana Silvia Monzón conensayo acerca de la participación de las mujeres en la Revoluciónde octubre de 1944. El ensayo de Eugenía Rodríguez —queforma parte del texto presentado— se refiere al divorcio en CostaRica (1800-1950).

Libro Mujeres, género e historiaen América Central durante los

siglos XVIII, XIX Y XXfue presentado

El 9 de octubre, organizado por FLACSO, tuvo lugar el foro deno-minado “Los escenarios electorales en Guatemala”, en el que se

contó con la participación de los especialistas Alberto Adrianzén, de laMisión de Observadores de la Organización de Estados Americanos OEA,los analistas políticos independientes Víctor Ferrigno y Gustavo PorrasCastejón, y Víctor Gálvez Borrell, director de FLACSO-Guatemala, quienactuó como moderador de la actividad.

Inició la ronda de exposiciones el señor Adrianzén, quien realizó unanálisis comparativo entre el proceso electoral que recientemente tuvolugar en su país de origen —Perú— y el que se desarrolla en Guatemala.Por su lado, Víctor Ferrigno expuso el trabajo titulado “Democracia,legitimidad y elecciones”, el cual apoyó con una amplia presentaciónde cuadros y gráficas. Concluyó esta fase con la presentación deGustavo Porras, quien desarrolló el tema del foro haciendo énfasis sobrelo que llamó el “curso sinuoso y en alguna medida sorprendente” delproceso electoral guatemalteco.

El foro cerró con una activa participación del público asistente quedirigió numerosas preguntas a los expositores, quienes, aun en contradel tiempo dispuesto para la realización de este evento, hicieron el mejoresfuerzo por responder la mayoría de ellas.

En el podium y en el uso de la palabra aparece el Dr. Gustavo Porras Castejón, a la derecha; enla mesa, el Lic. Víctor Ferrigno, el Lic. Alberto Adrianzén y el Dr. Víctor Gálvez Borrell.

FLACSO organizó foro sobreescenarios electoralesen Guatemala

Grupo de post-grado en estudios de géneroen la clase impartida por Tania Palencia,

septiembre de 2003

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FLACSO-Guatemala

Pone a disposición de los interesados,en forma gratuita, su publicaciónmás reciente El padrón electoralen Guatemala: antecedentesy situación actual.

Nota:Los interesados pueden acudir a recibirsu ejemplar en la sede de FLACSO-Guatemala5a avenida 6-23 zona 9 ciudad de Guatemala. (un ejemplar por persona)