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SUMARIO

EDITORIAL

 Minima Editorialis.

DOSSIER

 Populismo(s): crítica del concepto y sus derivas.

Florencio Noceti, Gastón Falconi: Introducción.

Víctor H. Militello:  Mañanas campestres. Notas sobre las paradojas de larazón populista de Laclau.

Aldo N. Avellaneda: Lo político en el camino de Althusser a Laclau.

Gloria Ruiz Arrieta: «Posmarxismo»: El caso boliviano.

Ezequiel Pinacchio: ¿Todo siempre lo mismo? De-colonialidad, Pueblosy Estados en Bolivia.

Patricio E. Mc Cabe: Viaje al corazón del populismo.

Eduardo E. Glavich: Cuatro impopulares tesis acerca del populismo.

UNIVERSIDAD: DOCUMENTOS

Colectivo de estudiantes y graduados/as de Antropología (UBA):

Fábrica de ideas: la producción de conocimiento en la academia.

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  S  U M A R I   O

Corriente Julio Antonio Mella (UBA): A puntes sobre nuestra experien-cia militante.

Comité de redacción... (Universidad de París VIII): Declaraciónuniversal de independencia de las universidades.

ARTÍCULOS VARIOS

Gimena Perret: De negaciones y ausencias. Antropología y Marxismo:resultados fragmentarios de una búsqueda hostil.

 Juan José Nardi: «A todo o nada». Apuntes de investigación sobre los beca-rios de la carrera de sociología de la UBA.

RESEÑAS

Emilio De Ípola: Investigaciones políticas (por Mariano Repossi).

Dardo Scavino:  El señor, el amante y el poeta. Notas sobre laperennidad de la metafísica (por Maximiliano García).

Agenda y Actividades

Números Anteriores

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COLECTIVO DE TRABAJO:

Gastón FalconiEduardo Emilio Glavich

Patricio Enrique Mc Cabe Juan José Nardi

Florencio Francisco NocetiVanesa Lorena Prieto

Mariano RepossiMariela Singer

Verónica Lía Zallocchi

AGRADECIMIENTOS Y COLABORACIONES:Aldo Avellaneda, Marie Bardet, Delfina Cabrera, Colectivo de estu-diantes y graduados/as de Antropología (UBA), Colectivo por una De-

claración... (Universidad de París VIII), Corriente Julio Antonio Mella (UBA),Maximiliano García, Víctor Militello, Gimena Perret, Ezequiel Pinacchio,Gloria Ruiz Arrieta.

ENVÍOS DE COLABORACIONES Y COMENTARIOS:

Gabriela Mistral 3250 (C.P. 1419)Capital Federal

O VÍA MAIL:[email protected]

CORRECCIÓN Y DIAGRAMACIÓN:

Colectivo de trabajo de DialékticaDISEÑO ARTÍSTICO Y DIBUJOS:

Gastón [email protected]

IMPRESIÓN , COMPAGINACIÓN Y ARMADO:

Milena Caserola

http://milenacaserola.blogspot.com

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 Minima editorialis

Dedicamos este número de dialéktica a todos/as aquellos/asque continúan luchando contra los gobiernos burgueses,

sean éstos de corte «neoliberal» o «populista»...

En este número 21 de Dialéktica nos propusimos hacer un pequeñocambio en relación a la habitual estructura del editorial. El análisispolítico que normalmente reservamos para esta sección hemosdecidido cambiarlo de lugar, al menos por esta vez. Como

contrapartida, y dado que el dossier  aborda el tema del  populismo,trataremos de esbozar en la introducción al mismo un despunte deanálisis sobre el concepto, en función de algunas situaciones políticaslatinoamericanas, añadiendo ciertas observaciones críticas acerca delos artículos publicados.

Así y todo, nos parece importante aunque sea mencionar algunascuestiones de la coyuntura nacional que tocan de refilón la situaciónuniversitaria. En este sentido, la ya archi-difundida cuestión de la Leyde Servicios de Comunicación Audiovisual, sumada al tema de los datos

del INDEC, ponen sobre el tapete las intervenciones de las autoridadesuniversitarias nacionales y, por lo tanto, de la UBA en el actualescenario político argentino.

Luego de la derrota del kirchnerismo en las elecciones del 28 de junio, pareciera que el avance de los sectores opositores sobre losespacios de poder del gobierno, más sus supuestos puntos débiles, sehan convertido en blanco de furibundas críticas. En algunos de estospuntos es donde ciertos sectores de la UBA tuvieron protagonismo.

En efecto, tanto la Ley de Medios como la discusión sobre elINDEC suscitaron diversas intervenciones de profesores de la UBA,incluyendo al rector. En el caso de la Ley de Medios, tanto FedericoSchuster –Decano de la Facultad de Ciencias Sociales–, como AlejandroKaufman –Director de la Carrera de Ciencias de la Comunicación–,participaron con sus ponencias de la audiencia pública acerca de lamencionada ley. En cuanto al INDEC, es sabido que se conformó unacomisión en donde distintos profesores de la UBA debatieron acercade su posible participación en la convocatoria hecha por el gobierno.

En general, los debates giraron en torno al tipo de intervenciónque iban a realizar. En particular, a si iba a ser un documento

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meramente técnico y metodológico o si, además, se podrían filtrarvaloraciones políticas al respecto. En este sentido, es posible distinguiral menos dos posiciones al interior del espectro de las autoridadesuniversitarias: aquella representada por el rector, que busca acordar

sin más con el gobierno, y la de ciertos decanos –entre los que secuentan los de Ciencias Sociales y Filosofía y Letras–, que oscilan entresu posición de intelectuales «independientes» y sus propias posturaspolíticas. De todas formas, lo cierto es que las discusiones acerca delos números del INDEC están condenadas a extinguirse en la medidaen que el gobierno continúe con su política de cambiar los viejos bonosatados al CER por bonos atados al PBI, en donde el índice de preciosal consumidor deje de jugar un rol importante en los montos que deba

pagar el gobierno por ellos. Para los dos casos se trata, más allá de losmatices, de impulsar una intervención que busque respaldar la acciónestatal. Por acción u omisión se va perfilando una relación entreaquellos que conducen los destinos universitarios en apoyo a lasdistintas gestiones de un gobierno que se ve tironeado entre las pujasinternas de la trama burguesa.

Sin embargo, ambas iniciativas gubernamentales tienen unsustrato común que es la negación de cualquier injerencia de los/astrabajadores/as en su confección. Algo muy similar a lo que ocurre

en la propia UBA, donde los docentes y estudiantes son autoapartadosde la posibilidad de autogestionar el conocimiento. La independenciapolítica de los trabajadores, una vez más, brilla por su ausencia, en lamedida en que éstos delegan su autonomía en la gestióngubernamental. El trabajo se niega a sí mismo en un área vital comolo es la comunicación, confiando su control a diversas instancias delestado o del mercado. La interpelación populista no es para nada ajenaa esta operación: no hay intelectual o funcionario que no invoque

continuamente a un pueblo (ciertamente inexistente) que se verábeneficiado por sus gestiones.*

En estos días, resulta evidente que el análisis del populismo no devieneinactual. La crítica de los intentos del capital que se viste de puebloconstituye uno de los desvelos de este número de Dialéktica. Es evidenteque el afán por travestirse de pueblo del capital encuentra su límitecuando se trata de la autorrepresentación de los obreros1.

1 Al momento de cierre del presente número, la represión del Estado y la patronal alconflicto protagonizado por las/os obreros de Kraft (ex Terrabusi) estaba en pleno auge.

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  E  D I   T  O R I   A L 

Inaugura el dossier un artículo de Víctor Militello, Mañanas campestres,en el cual el análisis de Laclau es sometido a una fuerte crítica,enmarcada en el horizonte del conflicto entre los sectores agrarios y elgobierno argentino. Le sigue un escrito de Aldo Avellaneda, Lo político

en el camino de Althusser a Laclau. En tercer y cuarto lugar publicamosdos textos que nos hablan sobre la experiencia boliviana: Posmarxismo:el caso boliviano y ¿Todo siempre lo mismo? De-colonialidad, Pueblos yEstados en Bolivia, de Gloria Ruiz y Ezequiel Pinacchio respectivamente.El caso de Venezuela también tiene su lugar en Viaje al corazón del

 populismo, de Patricio McCabe. Cierra la saga Cuatro impopulares tesisacerca del populismo, de Eduardo Glavich.

En la sección universidad, hemos decidido presentar tres

documentos: Fábrica de ideas. La producción de conocimiento en la academia,elaborado por un grupo de graduados/as y estudiantes de la carrerade Antropología de la UBA, Apuntes sobre nuestra experiencia militante,de la Corriente Julio Antonio Mella (UBA) y, por último, Por unadeclaración universal de la independencia de las universidades, del Comitéde Redacción de la universidad París VIII.

Conforman la sección artículos varios, De negaciones y ausencias. Antropología y Marxismo: resultados fragmentarios de una búsqueda hostil,de Gimena Perret, seguido por ‘A todo o nada’. Apuntes de investigación

sobre los becarios en la carrera de sociología de la UBA, de Juan José Nardi.Cerramos el presente número con dos reseñas: Investigaciones

 políticas de Emilio de Ípola, a cargo de Mariano Repossi, y El señor, elamante y el poeta. Notas sobre la perennidad de la metafísica, de DardoScavino, por Maximiliano García.

Septiembre de 2009

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Populismo(s):crítica del concepto y sus derivas

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 DOSSIER:

Populismo(s): crítica del concepto y sus derivas

I. Consideración intempestiva del populismo

«Para el hombre aficionado a la ilustración, el vocablo y elconcepto de ‹pueblo›, conservan siempre un poco deanacronismo temible.»

—THOMAS MANN, Doctor Faustus

El pueblo no existe. No ex-iste; No está ahí afuera, más allá de esteenunciado o de esta revista, sosteniéndose a la espera de nuestra

interpelación, o solicitándola de vaya a saberse qué callada manera. Yello no obstante, el vocablo y el concepto de «pueblo» insisten. Y nocesan de insistir en los saberes constituidos y en los poderesdominantes de nuestro tiempo. El vocablo y el concepto de «pueblo»subsisten –¡y con qué insistencia!– en el conjunto de todos losenunciados efectivos (hayan sido hablados o escritos) que constituyennuestra actualidad política.

Esa multiplicidad pasmosa de acontecimientos en el espacio deldiscurso en general –si nada más– confiere al pueblo la materialidad

que aquí nos ocupa. Llanamente: el vocablo y el concepto de «pueblo»no designan una realidad, pero expresan una actualidad. Y es en elintento de elucidar, en parte al menos, esa actualidad (a la vez presenciay actuación) que este dossier ha sido reunido.

La de «Pueblo», claro, no es –por hablar kantianamente– una«simple idea». Su uso es siempre empírico y sobre todo práctico. Dicta,esto es, imperativos que establecen lo que debe suceder. Ese uso, paranada especulativo, es lo que se llama «populismo». Lo que debe suceder 

desde este punto de vista del imperativo populista, no es otra cosaque el gobierno. ¿Podrá citarse aún a Thomas Hobbes sin ofender a lavez a todo el mundo?

IntroducciónFLORENCIO NOCETI

GASTÓN FALCONI

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«Es un gran obstáculo para el gobierno civil, especialmente elmonárquico, que los hombres no distingan bien a los pueblos de lamultitud. El pueblo es uno poseyendo una voluntad y a quien se lepuede atribuir una acción. Nada de esto puede decirse propiamente

de la multitud. El pueblo gobierna en todos los gobiernos. Porqueaún en las monarquías el pueblo comanda, para las voluntades delpueblo por la voluntad de un hombre y –aunque parezca una paradoja–el rey es el pueblo.»1.

No es especulativo el uso generalizado del vocablo y el conceptode «pueblo». Es práctico el discurso populista: atribuye una acción yuna voluntad, distingue… ¿qué? una Unidad. Unidad básica para elgobierno. El sentido del discurso populista, que es lo que aquí se

intenta elucidar, no está sólo en el «pueblo» que pretende distinguir,ni en el «gobierno» que intenta atribuirle, sino también -y por sobretodo- en la articulación de esos dos términos, que no significan nadael uno sin el otro.

La elucidación de esa bisagra populista y discursiva, motivaentonces esta reunión de artículos. Subrayamos su actualidad.Constatamos su presencia en los saberes y poderes que gobiernannuestro tiempo. Pero mantenemos –con el hombre aficionado a lailustración– que conserva siempre un poco de anacronismo temible.

Nos admitimos por este expediente contemporáneos del populismo,pero de una manera especial. Que bien podría definirse en los términosde cierta filosofía también actual:

«La contemporaneidad es, pues, una relación singular con elpropio tiempo, que adhiere a éste y, a la vez, toma su distancia; másexactamente, es esa relación con el tiempo que adhiere a éste a través de undesfase y un anacronismo . Los que coinciden de una maneraexcesivamente absoluta con la época, que concuerdan perfectamente

con ella, no son contemporáneos porque, justamente por esa razón,no consiguen verla, no pueden mantener su mirada fija en ella.»2.¿Por qué, entonces, es intempestiva la consideración del

populismo que inaugura este dossier? Por lo mismo que lo eran lasConsideraciones Intempestivas de Friedrich Nietzsche: «porque intentaentender como un mal, un inconveniente y un defecto algo de lo cualla época justamente se siente orgullosa …». Y porque, en general, si elcolectivo editor de la revista Dialéktica pudiera hablar en la primera

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1 De Cive, XII, 8.2 Giorgio Agamben, Paradoja del Tiempo que se escabulle # 1.

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persona del singular, diría como el propio Nietzsche: «he llegado, comohijo del tiempo actual, a (…) actuar de una manera intempestiva, esdecir, contra el tiempo y, por tanto, sobre el tiempo y, yo así lo espero,en favor de un tiempo venidero.»

II. Lucha de clases y clases de lucha

«[la posibilidad positiva de la emancipación alemana reside]en la formación […] de una clase de la sociedad burguesa queno es una clase de la sociedad burguesa, de un estado socialque es la desaparición de todos los estados sociales; de unaesfera que obtiene de sus sufrimientos universales un carácteruniversal y no alega ningún derecho especial porque ella nopadece una injusticia social, sino la injusticia en sí , que no puedeya apelar a un pretexto histórico sino a un pretexto humano queno se halla en contradicción alguna particular con lasconsecuencias sino en una universal contradicción con laspremisas del orden público alemán; […] significa, en unapalabra, que el total aniquilamiento del hombre sólo puederehacerse con la completa rehabilitación del hombre. Ese estadoespecial en el cual la sociedad va a disolverse es el proletariado».

—KARL MARX, Crítica a la Filosofía del Derecho de Hegel

Las remisiones al populismo y sus gobiernos, a menudo estánacompañadas de una supuesta superación de los conflictos sociales.En la idea de pueblo aparecería reconciliado –al menos como horizonte–lo que existe como conflicto entre clases sociales, la lucha que atraviesa

toda formación histórico-social. Para esto, y como motivo fundamental—aunque no el único— los populismos apelan y han apelado, a unasupuesta irrelevancia de los factores económicos, cuando nodirectamente a su olvido, a la hora de la actividad política.

Son conocidas, a esta altura, las muchas interpretaciones que a lolargo de la historia tuvo la cita marxiana expuesta al comienzo. Entreellas, al menos dos han sido motivo de una fuerte distorsión de la ideade clase social y del orden político que se deriva de su carácterintrínseco. Sus consecuencias, sin embargo, resultan análogas.

De una parte, cierta concepción mecanicista olvidó el particularproceso de formación de una clase trabajadora. Con ello se ponía a la

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política como mero efecto o reflejo superestructural queautomáticamente emanaría de la pura «manipulación» de la baseeconómica de la sociedad capitalista, sin la historicidad que presuponela acción voluntaria y consciente de quienes componen dicha clase. Se

pensó en una emancipación de los sujetos sin la realización de esossujetos, y donde la política queda por fuera de la esfera de laproducción humana. Se pensó en la clase como la expresión de unaesencia perenne, dada por el simple hecho de «pertenecer a» (oparticipar-en) la producción de una base material, ignorando lanecesidad de producir la crítica como práctica teórica, supuestatambién como condición para revolucionar el orden de cosas existente.

De otra parte, y dejando de lado las tendencias políticas que

ignoraron ex profeso la noción de lucha de clases (los populismos quebuscaron más bien su conciliación dejando intacta la propiedadprivada y su regulación estatal), han surgido también concepcionespopulistas que vieron en esas clases enfrentadas la expresión de actoressociales diversos, que en mayor o menor medida, debían su solaconformación a aspectos que excedían la esfera de la producción social.Aquí también el divorcio entre economía y política se basa en unaidea restringida y empobrecida de lo económico, como un aspectomás entre las muchas determinaciones del ser social. Esta idea se ha

radicalizado en algunas interpretaciones que se reivindican«revolucionarias» o «de izquierda», al punto de replicar aquí en laesfera de lo político, lo que los mecanicistas de allá proclamaran de loeconómico, a saber, un puro determinismo debido a las accionespolíticas de los agentes sociales. De allí que, bajo esta idea, el modo deproducción capitalista venga a ser concebido, a lo sumo, comocapitalismo «a secas», donde su carácter de violencia no se verificacomo resultado objetivo del sistema económico actual, sino como

expresión de una contingencia puramente histórica, o en los términosde la frase marxiana, como mera injusticia social y no como un obstáculofundamental, como injusticia humana. A menudo, esto ha dado pie amuchos gobiernos nacionales a definirse a sí mismos comoanticapitalistas o a favor del socialismo, amparados en la solaincorporación en su discurso de iniciativas ideológicamente favorablesa una supuesta «democratización», pero dejando intacta la estructuraque rige su economía, que no abdica de la propiedad privada ni delmodo en que se realizan los productos para el sustento de la vida

humana (ni lo hará jamás por su carácter de clase). Así surge, porejemplo, el llamado «socialismo del sXXI», que tiene en Hans-Dietrich

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su mentor intelectual, y en Hugo Chávez Frías, su divulgador práctico.¿Cómo busca resolver este «socialismo» las antinomias del sistemacapitalista? Proponiendo sustituir el intercambio de mercancías… ¡porel trueque! En una audiencia con pequeños productores agropecuarios,

Hugo Chávez explicó que: «La producción de cachama no debe convertirsesólo en mercancía, que esa es una de las perversiones del capitalismo. Una

 parte la pueden vender, pero una parte de esa producción oriéntela al trueque».Segundos más tarde instruyó a Oly Millán, ministra de economíapopular, a formar mercados comunitarios donde «el que vaya allí no vaa vender ni a comprar nada, va a intercambiar. Esa es la única manera deromper con el capitalismo desde abajo»3. Será esta inédita teoría la mismaque permite al gobierno venezolano constituirse paulatinamente en

el monopolio petrolífero de la región, el cual se exporta a cambio de…¿autos?¿bananas?¿armas?Que se proponga un simple cambio de palabras utilizadas para

designar el mismo intercambio entre productores individuales, resultatotalmente coherente con el reformismo que dicho gobierno mantienehasta la actualidad. En el marco de la reforma constitucional deVenezuela, Chávez leyó la propuesta de reforma del artículo 115 en laque se dice que «la propiedad privada es aquella que pertenece apersonas naturales o jurídicas y que se reconoce sobre bienes de uso y

consumo y medios de producción legítimamente adquiridos»4. ¿Quéo quiénes dictaminan la legitimidad de la posesión privada de esosmedios de producción? Como no podía ser de otro modo, el populismo

 jugará a cambiar lo que fuere mientras quede a salvo el lugar que asignalos lugares, el gobierno del Estado, la dominación de clase.

Otro capítulo merecen aquellos gobiernos que, con menospretensiones, reconocen abiertamente su posibilismo. En una entrevistade este mismo año, el presidente de otro gobierno evocado a menudo

como «populista y progresista», Lula Da Silva, define claramente quésupone el ascenso del líder, de las masas al poder: «La realidad es queel trabajo que hicimos en el movimiento sindical me permitió reunirun grupo muy grande de brasileños que en los años setentaparticipaban de la lucha armada, un gran número de intelectuales […]un gran número de sindicalistas, con el apoyo muy fuerte de losmovimientos sociales de las comunidades. Nunca tuve un trauma por

3

Citado en: El Universal, «Para descifrar el código del socialismo del siglo XXI»,18/06/064  Agencia EFE, 28/7/07

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haber cambiado de postura porque veo la política con un granpragmatismo. En política se hace lo que se puede hacer. En el discursouno puede decir lo que quiere, pero en el momento de ejecutar, ellímite es lo posible.[…] Cuando uno es oposición, dice lo que cree y

piensa que se debe hacer; pero cuando uno es gobierno, no cree nipiensa nada: hace o no hace. Y yo fui elegido para hacer»5. De ahí queel populismo sustituya en los hechos lo necesario por lo contingente, laautoorganización del trabajo pensada socialmente por el caprichoirracional del líder; en suma: la política por la moral.

¿Y dónde está el sujeto?

En las palabras del primer mandatario brasileño se puede ver tambiénqué es lo que determina en su concepción política al pueblo y a lageneración de sus líderes: «un grupo muy grande de X, un grannúmero de Y, un gran número de Z». El pueblo es siempre la expresiónindiferenciada y cuantitativa de los sujetos, sin importar lo que hagandigan o piensen; es una misma masa, pequeña o enorme, cantidad deapoyo humano. En cualquier caso, una idea de emancipación políticatendría que tener como horizonte incorporar las múltiples

determinaciones de los sujetos, y buscar la liberación de esos muchosaspectos en que apremia la dominación entre los seres humanos (elgénero, la denominación racial, la no-depredación de la naturaleza,etc.). Pero una vez que se ha abandonado la idea de que hombres ymujeres producen su vida bajo una relación social, y —giro lingüísticomediante, bajo prejuicio de hacer «metafísica»— se abandona tambiéntoda remisión al Trabajo como fundamento y autoproducción del sersocial, todos estos aspectos no pueden anudarse ya bajo una misma

realidad. Se expresan, en las más variadas formas de populismo, comoaspectos aislados o fragmentos dentro de un orden artificial; no es elser que se produce sino el aspecto que se tiene, se recibe o participa:son derechos. Para el populismo, (fiel a sus raíces contractualistas) en el

 principio fue el Estado. Es así como negados a recorrer críticamente launidad relacional de todos estos múltiples aspectos de la vida humana,se pasa de la producción social de la vida concreta de los hombres ymujeres en sociedad, al conjunto de individuos que demandan lasatisfacción de reivindicaciones parciales. El ser social en tanto

5 La Nación, entrevista por Ricardo Cárpena, 28/4/09

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conjunto de relaciones resuelve su esencia en la mediación del trabajo(es decir, como relación con la naturaleza y con sí mismo), esto es,como producción y transformación de la propia existencia y de lascondiciones en que ésta se da: es imposible, por tanto, derivar de esto

la idea de una humanidad abstracta, inmóvil. Sólo se la detiene cuandoen su lugar aparece un atributo o aspecto de la vida humana elevadoal rango de identidad, definiendo su esencia a priori (sin importar quese aluda a «ser mujer», «ser obrero», «ser gay», «ser indígena», etc.).Así, por el rechazo inicial a una supuesta abstracción en la noción deTrabajo, retorna el individuo aislado frente al Estado, disolviendo alser humano en el ciudadano. De ahí que la idea de Pueblo no sea másque una yuxtaposición de muchos sectores y fragmentos sociales que

no encuentran más unidad que una categoría vacía y muda que velalos conflictos y contradicciones que se dan en su interior, al nivel de laproducción social.

Pan… y circo

Si se mantiene la relación de exterioridad entre Pueblo y Estado,considerando a este último como mero instrumento u órgano

disponible a las demandas de aquél (sea para la coerción o para elconsenso), resulta obvio que la lucha de clases en el populismo no seaconcebida más que como una relación que pueda ser suprimida, sinoa lo sumo, diferida o desplazada. Ahora bien, este manto de sacralidadintocable que recubre a la esfera del Estado y su derecho, se extiendetambién, como consecuencia, a los modos de organización de esta luchasocial. Donde ya no pueden concebirse las relaciones humanas a unnivel real de la producción, la única unidad posible resulta ser en el

plano simbólico y discursivo. Naturalmente, no se trata aquí de ignoraresta instancia, que resulta inherente y necesaria a toda actividadhumana. Pero en la medida en que esta dimensión simbólica aparececomo su único determinante, lo que se pretendía política deviene, sinmás, religión. De ahí que en muchos intentos por enriquecer laconcepción del sujeto político con la inclusión del elemento cultural,se haya pasado sin mediaciones a la centralidad de una luchasimbólica, al punto que las expresiones culturales de determinadospueblos se transformen por sí mismas en liberadoras u opresoras

(indígena, latinoamericano, o bien, «yanqui», europeo, etc.), tanto omás determinantes que lo que ocurre al nivel de las relaciones de la

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producción. En muchas otras ocasiones, esta idea viene amparada enel supuesto de negar toda racionalidad posible a ‘los pueblos’,argumentada en una insoportable subestimación:  popular  comosinónimo de aquello que es inmediatamente aceptado por todos, que

se extiende entre hombres y mujeres provocando adhesión, sin quemedie crítica alguna. El pueblo no piensa, sólo siente y cree. Luego, setrate de pergeñar la unidad de una nación o, primariamente, de unmovimiento social, resulta crucial para su aglutinamiento elestablecimiento y la reproducción de la mística: el canto de gesta, lamarcha y las banderas, el pastor y su redil, la conmemoración de loshitos, el martirologio de los héroes, la devoción a la doctrina. Lacentralidad del rito como única expresión social del pueblo (como

práctica en sí, más que como aspecto de toda actividad) hace pormomentos indiscernible la acción estrictamente política (yemancipadora) respecto de la (dominación) religiosa.

* * *

Buena parte de estos problemas atraviesan, en mayor o menor medida,la convocatoria que hicimos en junio de este año a colaborar con eldossier del presente número de Dialéktica. Presentemos a continuaciónlos artículos que lo integran.

En «Mañanas campestres. Notas sobre las paradojas de  Larazón populista de Laclau», Víctor Militello repasa el pensamientode Ernesto Laclau en La razón populista, para señalar los límites teóricosde esta obra a la hora de leer el reciente conflicto argentino entre‘Campo’ y ‘Gobierno’. Y cómo los atributos de la categoría populismo,que inicialmente dentro de la teoría de Laclau buscan legitimar elaccionar del gobierno –en este caso, los K- encuentran en realidad su

mejor conveniencia cuando se aplican a la oposición dentro delmencionado conflicto.

Por su parte, Aldo Avellaneda, en su artículo «Lo político en elcamino de Althusser a Laclau», tomará también parte en el debate delas ideas del teórico argentino, situándolas en un recorrido teóricomás amplio, en relación a la corriente inaugurada por Althusser apropósito de pensar el nexo entre las dimensiones económicas ypolíticas que plantea el populismo. Se parte de la tesis de que «no es

posible una redistribución de la riqueza sin unare

generación delpoder».

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Como cabe suponer del tema que abordamos en este dossier , resultainfaltable un capítulo referido a los gobiernos latinoamericanos. Elprimer caso es Bolivia. Gloria Ruiz Arrieta, en «Posmarxismo: el casoboliviano» pone de relieve las características del programa del MAS,

tal como se ha desarrollado desde su ascenso electoral en el 2005 conEvo Morales hasta la actualidad. De una parte, se exponen diferentesexpresiones teóricas que fundamentan este ‘posmarxismo’ a laboliviana, y que coadyuvan en la producción de la categoría de«autorepresentación de los movimientos sociales» que enarbola elMAS en sus discursos. De otra parte, se analizan las medidas que hallevado a cabo el gobierno de Evo Morales para mostrar cómo lostrabajadores mineros del estaño de Huanuni, en tanto una de las

expresiones de la clase trabajadora en ese país, aparecen relegados -ynegados- en las políticas populistas de dicho gobierno.Sin salir de Bolivia, «¿Todo siempre lo mismo? De-

colonialidad, Pueblos y Estados en Bolivia» de Ezequiel Pinacchio,intenta problematizar muchas de las nociones de la teoría políticaclásica a la luz de la realidad boliviana. La propuesta, parte de haceruna crítica al los supuestos modernistas y eurocentristas de dichateoría, y explora la posibilidad de superar los inconvenientes a partirde una reelaboración que contemple las especificidades que presenta

dicha realidad local.Cierra este capítulo latinoamericano una incursión en la

experiencia de Venezuela. En «Viaje al corazón del populismo»,Patricio Mc Cabe muestra, en una amena síntesis entre reflexión teóricay bitácora de viaje, cómo muchas de las expresiones del día a día enVenezuela dan cuenta de la insuficiencia de las medidas chavistascomo gobierno y de la distancia mediática con que habitualmente sepresentan.

Finalmente, en «Cuatro impopulares tesis acerca del populismo», Eduardo Glavich aborda la cuestión del populismo en unmarco delimitado a través de cuatro tesis, exponiendo cómo dichaforma de pensamiento y acción resulta, crítica mediante, «lógicamenteinválido, ontológicamente carente de referente, gnoseológicamenteinadecuado, políticamente conservador».

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Mañanas campestresNotas sobre las paradojas de La razón populista de Laclau

VÍCTOR HUGO MILITELLO

Muy probablemente La Razón populista de Ernesto Laclau1 no hayasido escrito con vistas a apoyar el gobierno de K, pero en la situaciónactual cumple ese papel.

En efecto, las derechas conservadoras, tanto en la Argentina

como en varios países latinoamericanos, tratan de desacreditar a losgobiernos emergentes calificándolos, en tono peyorativo, depopulistas. Es lo que vimos en oportunidad del enfrentamiento del2008 entre «el Campo» y el Gobierno. Luego, para quienes apoyan aesos gobiernos, parece no quedar más alternativa que sacar a lacategoría de populismo del sitio de disvalor en el cual el «enemigo»lo ha colocado.

Una disputa se abre en torno a esta palabra, pero lo hace sobreun fondo de consenso: la parte populista es Kirchner, sin dudas. Losmismos actores parecen definirse de esa manera. ¿Acaso no es esoevidente? ¿No es una tradición política latinoamericana sólidamenteestablecida que los populismos son de «izquierda», al menos en lostérminos de la discusión? ¿Acaso estos populismos no representanlos intereses del pueblo, razón por la cual se enfrentan a las élitesoligárquicas, nunca jamás ni populares ni populistas?

Sí, es evidente, y lo repetimos sin pensarlo.

1 LACLAU, E. La razón populista, Buenos Aires, FCE, 2005.

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Ahora bien, el caso es que, pensado desde la interioridad delentramado teórico que Laclau nos presenta en su libro, no lo es enabsoluto. Es más, la hipótesis que quisiéramos hacer plausible en esteartículo afirma exactamente lo contrario. Visto el conflicto Campo/

Gobierno desde ese entramado teórico, la fuerza populista estárepresentada por «el Campo» y no por el Gobierno. La estrategia queorganiza la intervención de Laclau en la situación fracasa estrepitosae irrisoriamente: pretendiendo defender al Gobierno en realidad le daargumentos a su «enemigo».

Veamos si esta hipótesis es tan absurda como parece.

Un esquema de la razón populistaEl libro de Laclau no es, evidentemente, un libro de propagandapolítica. Más bien se nos presenta como una construcción teórica muyrigurosa y compleja que excede en mucho una filiación a cualquiersituación política determinada. Es, en rigor, una teoría del sujetopolítico (el Pueblo), que implica una definición de la singularidad delo político (la producción de una hegemonía antagónica) en sudiferencia con lo social, por un lado, y con la política (en el sentido

institucional de la palabra) por el otro. Implica delicadas cuestionesfilosóficas en las cuales no entraremos ahora. Más bien nosconcentraremos en el núcleo más próximo a una práctica política paraponerlo a trabajar en la situación Campo vs. Gobierno. Un esquemageneral de la racionalidad populista laclauniana podría exponersecomo sigue. Lo haremos en cinco puntos.

1) El proceso de producción de hegemonía concierne a laaparición de significantes vacíos (o significantes sumamente flexibles

en su significación, cuya «vaciedad» puede colmarse de muchasmaneras) que estructuran una cadena equivalencial.2) Esta cadena articula un conjunto de demandas insatisfechas

heterogéneas, es decir, demandas que no estaban destinadas aconverger o, también, demandas que nada en la estructura socialgarantiza que converjan. Forma una especie de unidad de rupturacon el estado de las cosas. Es la dimensión de irrupción y contingenciaen la que tanto insiste Laclau.

3) Dicha unidad aparece en el modo del antagonismo radical.

Tenemos aquí un punto muy delicado. Usualmente se presenta aLaclau como el autor de una teoría de la hegemonía heredera de

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Gramsci, pero no es sólo eso; es también, y quizá más aún, una teoríadel antagonismo, que recoge elementos del pensamiento de CarlSchmitt, en particular la distinción amigo/enemigo como constitutivade lo político, modificando sus términos sutilmente2. El antagonismo

radical es disimétrico, no opone a dos sujetos políticos, ni siquiera ados actores sociales o estatales, sino a un sujeto político cuya existenciano precede al proceso de su producción, que no existía antes de lairrupción, a otro que, en rigor, no es un sujeto político, sino un actorde la política institucional, y que ya estaba allí al inicio del proceso.Este actor tratará de desbaratar la cadena recién formada, atenderálas demandas dentro del aparato institucional. El Pueblo político esperformativo, se engendra en el despliegue de la discursividad que lo

nombra. Así, se opone Pueblo a Estado (o Gobierno), en unenfrentamiento donde los contrincantes no son de la misma«naturaleza». Al respecto, nos dice Laclau: «Sin esa ruptura inicial dealgo en el orden social -por más pequeña que esa ruptura haya sidoinicialmente- no hay posibilidad de antagonismo, de frontera o, enúltima instancia, de «pueblo»»3. Y, en la misma página, más abajo:«Una demanda siempre está dirigida a alguien. Por lo cual nosenfrentamos desde el comienzo con una división dicotómica entredemandas insatisfechas, por un lado, y un poder insensible a ellas,

por el otro». En rigor, entonces, no cualquier lucha será política –comoafirma nuestro autor en varias ocasiones– sino sólo aquellas quecumplan estas condiciones (y las que siguen). Lo político es laproducción del Pueblo a distancia del Estado que destituye un lazosocial para instituir otro. Esta destitución es perfectamente legítima,pues el Pueblo no se autoriza desde el Estado sino sólo desde suproceso de producción. El Pueblo, entendido de esta manera, es laparte que representa al Todo (siempre imposible), el particular que

representa lo universal. La de Laclau, después de todo, sigue siendouna teoría de la representación.4) La hegemonía antagónica tiene una tendencia a la formación

de un Líder, pues, por decirlo muy groseramente, el «significantevacío» debe personificarse o corporizarse para obtener consistencia,de lo contrario sería, en todo caso, un significante laxo y estaríacondenado a la dispersión. No hay unidad de ruptura consistente sin

2 SCHMITT, C., El concepto de lo político, Alianza Editorial, Madrid, 1999.3 LACLAU, E., op. cit., p. 113.

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el cuerpo del Líder que representa el poder del Pueblo frente a unestado de las cosas definido como injusto.

5) Todo ello presupone, aunque Laclau no insista demasiadoen esto, militancia, fervor, movilización, en fin, entusiasmo. El

populismo, o sea lo político, es un movimiento, un cuerpo vivaz ynervioso.

No perdamos de vista que Laclau ha desestimado en losprimeros capítulos del libro una definición del populismo sobre labase de elementos del tipo «intereses populares», «base social»,«antielitismo», «nacionalismo» y muchos más, porque por sí solos soninsuficientes y dejan de lado lo que más le interesa, que es la exposicióndel proceso en el que el Pueblo se produce. Ni tampoco que el

populismo –o sea «lo político»– puede ser tanto de izquierda como dederecha, de hecho entre los ejemplos que nos brinda aparecen tantoLenin, Mao o Tito como Hitler, Mussolini, Bush, Le Pen o Berlusconi.

Con todos estos elementos retornemos entonces a la situacióndel enfrentamiento Campo/Gobierno y veamos qué resultadoobtenemos.

El despertar campestre

Apliquemos estos criterios en primer lugar al «Campo»:1) El nombre «Campo» funcionó como un significante vacío,

como la parte que representa al todo, lo universal. «Campo» se asocióa país, patria, trabajo, honestidad, hombres libres, víctimas de lainjusticia y mucho más. Sectores que apoyaron al Gobierno, como elgrupo Carta Abierta, no dejaban de denunciar está operaciónideológica supuestamente mediática como uno de los elementos

constitutivos de la situación.2) «Campo» articuló un conjunto de demandas (y grupos)heterogéneas, desde los cuatro jinetes de la aurora campestre (en elque se reunieron sectores históricamente enfrentados como FA y SRA),partidos de izquierda (PCR, MST), alguna organización piquetera(como la liderada por el estrafalario Castells), grupos de ultraderechaque reivindican el genocidio de la dictadura militar del ‘76, los mediosde comunicación monopólicos, partidos de derecha integrados alsistema político (Macri, Carrió y otros) y mucho más. Hemos visto en

el acto de la Av. Figueroa Alcorta flamear banderas con la imagen delChe bajo balcones embanderados con los colores celeste y blanco

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ornamentando las moradas de los sectores más ricos de la Argentina,mientras hablaba el presidente de la SRA.

3) La fuerza campestre, que no preexistía a la situación,antagonizó ferozmente al Gobierno, apostó a su desgaste y a su

destitución, lo hacía responsable de la injusticia de la que eran lasvíctimas. En la concepción de Laclau, esta fuerza no es el Estado.

4) Produjo un líder, Alfredo De Angelis, que habrá sido fugazpero no por eso menos líder (de hecho Laclau no incluyedeterminaciones temporales en su definición de populismo, jamás nosdice si debe ser durable o estable; incluso nos presenta el caso de unaformación hegemónica a la que califica de episódica, la del GeneralBoulanger en Francia a fines del siglo XIX).

5) Los cortes de rutas, las asambleas de productores, cacerolazos,escraches, manifestaciones, actos, declaraciones públicas, etcétera,testimonian un entusiasmo y una militancia consecuentes.

¿Y qué vemos del lado del Gobierno? Resulta casi ociosoenumerarlo y no nos esforzaremos demasiado: vemos casi nada. Nisignificante vacío («redistribución del ingreso» no funcionó de esamanera), ni articulación de una cadena de demandas heterogéneas(más bien reclutó a la base clientelar del PJ y la CGT), ni antagonismoradical (el Estado es él), ni líder popular (K no lo es) ni, mucho menos,

militancia entusiasta. O movilización popular. Por lo demás, elsurgimiento del kirchnerismo tampoco nos parece que satisface lascondiciones generales del populismo, de modo que no lo era antes, nilo fue durante el conflicto. Ni lo es ahora.

Por lo tanto, la hipótesis absurda deja de serlo. Lo absurdo apartir de ahora será que los actores implicados no se identificarán

 jamás con este balance. El hecho de que resultara evidente que K erael populismo y «el Campo» la institución se debe a un efecto de arrastre

histórico: en efecto, el peronismo surgió como un populismo. Ahorabien, no podemos proceder como si en sesenta años no hubiera pasadonada y esta situación se mantuviera invariable. El peronismo,significante amo del Pueblo, ya no es lo que era. Lo político, por lodemás, no se hereda, se heredan, como decía Ignacio Lewkowicz, losbanderines y las bibliotecas.

En nuestra opinión no hay Pueblo, ni es la categoría que másnos apetece, pero no es nuestra opinión lo que aquí desplegamos, sinosólo cómo se verían las cosas desde el punto de vista del libro de Laclau.

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Problemas y ambigüedades de la razón populista

El concepto de «populismo» de Laclau nos plantea innumerablesproblemas. Veamos al menos algunas cuestiones, que hacen ruidos

de los más extraños.1) ¿Es posible un gobierno populista? Parece que sí, los

numerosos ejemplos que encontramos en el libro así lo indicarían,incluso en varios reportajes nos dice que todo gobierno democráticoes en parte populista y en parte institucional, sin embargo laproblemática no está bien delimitada. La teoría de Laclau es una teoríadel surgir de lo político, no de su estabilización, y allí es fundamentalla noción de antagonismo. Entendemos que lo que aquí falta es una

doctrina de las secuencias de lo político que nos explique la duraciónde una formación populista que abarque su surgir, su establecerse ysu apagamiento. Pues es evidente que nadie se gana el mote depopulista para toda la eternidad, y que una formación populista durahasta que es destituida por otra que la antagoniza y logra inscribirseen la realidad social.

Por otra parte, el Pueblo que surgió al margen de la instituciónse convierte en gobierno (del Líder, obviamente) sin solución decontinuidad, sin que la problemática piense esta transformación o la

nombre. La distancia al Estado, tan importante en el origen, de prontose disuelve en el aire sin dejar ni huellas ni suspiros. Gobernabilidady ruptura se siguen el uno al otro sobre el mismo eje. Pueblo rebelde yPoder del Estado popular son lo Mismo.

2) ¿Es posible pensar que un conflicto determinado enfrente ados fuerzas populistas? Podría decirse que este es el caso del conflictoCampo/Gobierno. Respondemos que no, que no es posible por lanoción de antagonismo disimétrico: ella exige que una de las fuerzas

sea el Estado y la otra una fuerza que no encuentra expresión en elsistema institucional tal como estaba configurado en ese momento.De modo que sólo una de las fuerzas es populista, aunque quizá estosólo pueda determinarse retroactivamente (es decir, si la fuerzadisruptora logra desbaratar la formación antigua).

3) ¿La sola oposición amigo/enemigo garantiza que haya «lopolítico»? O, al menos, ¿la determinación de lo político puede surgirde la oposición recíproca de dos fuerzas contrarias como criteriosuficiente? Es ya un problema en Carl Schmitt, quien en su libro El

concepto de lo político nos plantea que «lo político» se da comoenfrentamiento y, luego, muchos años después, agrega a su texto un

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apéndice titulado «La era de las neutralizaciones y lasdespolitizaciones»4. Entonces, ¿en esa era cesaron los enfrentamientos,las guerras y los conflictos? Evidentemente no: hay enfrentamientosy, sin embargo, hay despolitización.

Sea como fuere, es un problema muy delicado. Sólo podemosahora marcarlo y sugerir que el enfrentamiento por sí solo no produce«lo político». Por nuestra parte, pensamos que en la Argentina elretorno de lo político tuvo como operador los sucesos del 2001, dondeapareció no sólo un antagonismo, sino una parte que cuestionaba larepresentación política y se organizaba a distancia del Estadopresentando, de manera borrosa, cabe decir, ideas de igualdad. Por lotanto, la oposición Campo/Gobierno actuó sobre un fondo de retorno

de lo político que esta oposición quiere apagar, desplazar, capturar.4) Por último, La razón populista es incapaz de prescribir algunaorientación política determinada. Es un formalismo vacío que nosdescribe procesos históricos acaecidos. En efecto, no nos proporcionaninguna idea de igualdad o justicia, pues ellas son, después de todo,otros tantos significantes vacíos cuya significación se decidirá en unarelación de fuerzas. No sabemos, para el caso, por qué el intento dedestitución del gobierno K es ilegítimo, indeseable o «malo». Si Laclauprefiere la «izquierda nacional» –o lo que le parece sea su sucesión– a

otras opciones, lo hará siguiendo un plexo de principios que en Larazón populista jamás aparece.

En suma, en el amanecer campestre los nombres cambian desitio, aunque el hecho de que en el río de las corrientes políticas queimperan en la Argentina –río de una sola margen, la derecha– se refleje«la cara de los dos» permanece invariable. Ahora, que «el viento noscuenta la historia de un lugar», de eso, no hay dudas.

4 SCHMITT, C., op. cit.

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Lo político en el camino de Althusser a Laclau

ALDO N. AVELLANEDA

Esta presentación parte del siguiente presupuesto, que es a la vez lacondición de existencia del momento político: no existe redistribuciónde la riqueza sin una regeneración del poder1.

Efectivamente, lo primero sin lo segundo nos remite a los

momentos más «equitativos» de la democracia de occidente, gobiernos«populares» con un imaginario de apertura, que apostaron almejoramiento en la calidad de vida de los sectores más marginados,aunque sumamente autocráticos y centralizados en lo que respecta ala diagramación de espacios en donde se configuran los momentos dedecisión – acción, contribuyendo en el mejor de los casos a políticasde tipo clientelares y, en el peor, a escaladas de totalitarismo.

Ahora bien, el desplazamiento del interés intelectual de lacuestión de la riqueza (definida aquí en términos sociológicos amplios,como conjunto de capitales de diferentes especies) a la problemáticadel poder, pudo haber llevado a cierta parte de los debatescontemporáneos en la izquierda a priorizar de tal forma lo político,

1 Desde ya que este enunciado no es un simple criterio ordenador del texto, es ademástentativa y prueba, clave de interpretación y posición política. Aunque no es el lugarpara dar cuenta de él, se hace necesario al menos una indicación. Una regeneración delpoder parece indicar todo lo contrario a un imaginario distributivo por más

consensuado que se presente. Y se entronca directamente con las temáticas del sujeto,más precisamente - y como se verá por su injerencia en el escrito - con los procesos desubjetivación.

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dotándolo de una autonomía tal, que da la sensación de que se hacircunscrito el debate por la democratización de las sociedades altrabajoso y conflictivo momento de la lucha por los derechos políticos,entendidos estos como la posibilidad efectiva de incidir –desde

posiciones de sujeto de lo más diversas: ecologistas, feministas,indigenistas, etc.– en las formas de institucionalización de lo social,es decir, de la política. Con lo cual, y amparándonos en la ya clásicadistinción, lo político no tendría margen de supervivencia por fuerade la política.

Precisamente, en orden a bucear en los meandros que nosarriman a tal estado de la cuestión, me propongo partir de unacaracterística más o menos común y compartida: lo político siempre

es visto teniendo como horizonte un determinado patrón de visiónsobre la homogeneidad de lo social, sobre aquello que lo constituyeen su unidad, lo que nos permite, en definitiva, hablar de tal «pueblo»(pueblo feudal) o cual «sociedad» (sociedad capitalista). Pues bien,partiendo del análisis de la delimitación de la «totalidad social» quehacen Althusser y Laclau intentaré un acercamiento al espacio queambos autores le destinan a lo político y su relación con el tema deesta presentación: el poder y su regeneración.

Por lo general, la construcción de un patrón de visión que

permita homogeneizar lo social, posibilitando a la teoría proponermarcos interpretativos para los fenómenos históricos se ha constituidosobre ciertas recurrencias: «Dado un conjunto de posiciones en laestructura social, procedemos simplemente a adjudicar ‘intereses’ deacuerdo a nuestros criterios de racionalidad, y luego juzgamos el gradode racionalidad de los agentes sociales según que se ajusten a ellos ono» (Laclau, 2000: 31)

Tanto más allá de Althusser (campo en el cual entran los dos

polos de los debates teóricos en la izquierda occidental hasta la mitaddel siglo XX, es decir, la Segunda Internacional, Plejanov, Kautsky,etc. así como quienes surgieron, en parte, como respuesta, Lukacs,Korch, Gramsci) como más acá (sus deudores directos en la materiaque tratamos, en diálogos más discutidos Balibar y fundamentalmenteRancière, por su parte Godelier y Poulantzas más influenciados) einclusive el mismo Althusser, hacen o hicieron en su momento delconcepto de «modo de producción» el índice general de la taxonomíade los intereses existentes así como de las posiciones que ocupan los

sujetos en el todo social. Es así que, dependiendo de la fuerzaproductiva de que se trate, así como de su lugar en las relaciones de

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producción, se ha supuesto el tipo de intereses que persiguen losindividuos.

Sin embargo, es sabido que Althusser complejizará la cuestiónal punto de hacer intervenir los elementos propios de la llamada

«superestructura» de lo social, como co-determinantes en lareproducción de las relaciones de producción. Precisamente, el acentoen el Estado y en lo superestructural era una deriva necesaria delcambio de eje en la disquisición, que desplazó sus miras de la formade producción capitalista al modo en que ésta se reproduce. Pasadoslos efectos del shock que supuso el conocimiento de la forma-capital,era necesario saber algo de su perdurabilidad y constancia.

Partiendo de separar fuertemente las posiciones teóricas de

Marx y Hegel, Althusser afirma que hablar de la totalidad social desdeun enfoque estrictamente marxista no puede sino implicar un «todoestructurado complejo». Se trata de la tesis epistemológica fundantedel «todo ya» dado en palabras de Badiou, es decir, del hecho de queen todo momento nos topamos con relaciones y sistemas de relaciones,no damos jamás con el elemento último y originario del cual podríamoscomenzar a deducir todo lo demás.

Esto, para lo que nos importa en este trabajo, tiene importantesconsecuencias, pues admite la existencia de contradicciones (por

nombrar directamente la relación fundante en el marxismo) que secondicionan mutuamente y que están condicionadas a su vez por lascircunstancias histórico–concretas en las que se manifiestan. Estoresulta de pensar no un proceso binario de contradicciones simples,sino de su sobredeterminación2. Es aquí donde se redefine el horizonteteórico.

2 ¿Por qué esta separación entre Hegel y Marx, el rechazo al humanismo, etc.?

Proponemos lo siguiente: el afán de Althusser por «corregir» las interpretaciones delos textos de Marx viene encabalgado a un pensamiento en torno a las condiciones detoda  práctica teórico-política. Y a su alcance tenía un análisis político particular, el deMaquiavelo. Existen elementos en común que redirigen la mirada hacia la «disposiciónactualizada de las fuerzas» y a su peso respecto del devenir de una lógica trascendentea las coyunturas (Cf. la concepción inmanente de la historia en los Discursos así comola «visión de estratega» a partir del cap. xii en El Príncipe). Recordemos además que elartículo «Contradicción y Sobredeterminación» fue escrito en el mes de diciembre de1962, año en que Althusser dio su primer curso sobre el florentino. De ser esto así, elpsicoanálisis no estaría sino en un segundo momento, aportando el concepto

(sobredeterminación) que permitiera pensar la fisura abierta en la dialéctica hegelianapor Maquiavelo. Lo que queda por ver son los efectos de la utilización de lasobredeterminación y el nuevo terreno que queda configurado, ya que la lógica con la

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Con Althusser y por primera vez en el centro de un entramado teórico,las luchas del proletariado contra el capital estarán a su vezcondicionadas por las contradicciones que existan (o no) al interiormismo del proletariado, contradicciones que se ejercen sobre otros

puntos nodales, el feminismo o las posiciones ecologistas por citarejemplos.

Lo político cobra aquí una relevancia inusitada, ya que al existiruna contradicción sobredeterminada se hace necesario rediseñarconstantemente la práctica política marxista y de pensar, a su vez, entorno al sujeto capaz de llevarla a cabo.

Respecto del primer punto, definitivamente ya no se trata,estrictamente hablando, del Capital, entendido como un conjunto de

relaciones económicas cuyas leyes son endógenas y, por ende, auto justificantes, sino de sus condiciones reales, históricas, de existencia,las cuales no se presentan precisamente como leyes, ya que «laexplotación no se reduce a [la] retención de un excedente de valor,únicamente puede ser comprendida si se considera el conjunto de susformas y condiciones concretas como determinantes» (Althusser, 2003:60).

Por otra parte, como lo explicó Harnecker, el concepto de «modode producción» funciona en Althusser (y en el marxismo en general,

agregaríamos nosotros) de manera abstracta y, por ende, supra-histórica, cuando no definitivamente ahistórica. Debemos remitirnosal concepto de «formación social» para dar con un todo–concreto–complejo–estructurado, es decir, el pueblo o la sociedad de la quehablábamos al comienzo3.

Desde este lugar de observación, toda práctica política se

que opera en Freud es lo suficientemente aleatoria y sui generis como para no provocardudas sobre su relación con un pensamiento históricamente racionalizante acerca deldevenir como el de la dialéctica hegeliano-marxista.3 «Todo» porque a través suyo se homogeniza lo real existente; «concreto» ya que,teniendo como insumo las relaciones dadas en el reino de la empiria, se eleva de allí,de lo abstracto, hacia el plano del sistema de relaciones; «complejo» ya que incluyeposiciones (tendencias) contradictorias en cada una de sus instancias (económica,política, ideológica, etc.); y «estructurado» porque que se encuentra en régimen de«dominancia». En realidad, acentuado así nos queda el Althusser del segundo lustrode la década del ‘60. En el esbozo de la teoría del Estado que despliega a finales de ladécada siguiente se afirma como presupuesto precisamente la cuestión de la

reproducción, con lo cual, si es el Estado el que asegura la reproducción de las relacionesde producción (convirtiendo violencia en poder legal y legítimo), es él quien asume elpapel central.

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encuentra en relación a dos movimientos que Althusser considerarácomo fundamentales: «1) el paso, en condiciones determinadas, deun contrario, en lugar de otro, el cambio de papeles entre lascontradicciones y sus aspectos (llamaremos a este fenómeno de

sustitución, desplazamiento) 2) ‘la identidad’ de los contrarios en unaunidad real (llamaremos a este fenómeno de ‘fusión’ condensación)»(Althusser, 2004: 175)

Una práctica política así pensada, junto a su carta depresentación como revolucionaria vía el linaje que se quiere mostrary avalada por la terminología, supone un sistema de relaciones en elcual el tejido del poder se elabora como «fusión» o «condensación» decontrarios pensados en su determinación real, es decir, en la estructura

de relaciones que refleja la coyuntura.Ahora bien, estos movimientos parecen quedar supeditados alo que ocurre en aquella estructura regional de toda formación socialque funciona como dominante en un momento dado. Si tenemos encuenta que es «dominante» aquella estructura regional que «asegurala reproducción del modo de producción» y que en el modo deproducción capitalista es –siguiendo nuevamente a Althusser– laestructura económica quien, con sus leyes endógenas, posibilita estereaseguro, tenemos que toda intervención política se agota delante

del inexorable momento económico4. Es este momento el que aparece«en última instancia». Sin embargo, y creo que es en este punto endonde reside una inusitada y pocas veces vista productividad políticaen el constructo teórico althusseriano, la definición de este dilema nollegará. «Ni en el primer instante ni en el último, suena jamás la horasolitaria de la última instancia» (Althusser, 2004: 93). No hay orígenes,pero también sabemos que no hay fines predeterminados, hay procesos(…) sin fines. Y en ellos hay tendencias y estructuras dominantes.

Lo que nos queda entonces es un todo actual determinado demanera múltiple en cualquiera de sus puntos (Althusser insiste eneste punto en la diferenciación de contradicciones «principales» y«secundarias»). Si la sobredeterminación nos indica, en lacontradicción, sus condiciones reales de existencia (Althusser, 2004:173), ello nos muestra además que la identificación de un modo

4 En realidad, acentuado así nos queda el Althusser del segundo lustro de la décadadel ’60. En el esbozo de la teoría del Estado que despliega a finales de la década siguiente

se afirma como presupuesto precisamente la cuestión de la reproducción, con lo cual,si es el Estado el que asegura la reproducción de las relaciones de producción(convirtiendo violencia en poder legal y legítimo), es él quien asume el papel central.

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específico de producción material de una sociedad no agota a priori elpensamiento sobre las formas que adoptan las relaciones de poder.Por otra parte, a nivel del sujeto, la sobredeterminación estádesignando a la vez: a) la confluencia de múltiples vectores de

subjetivación, el individuo deviene sujeto trabajador, pero tambiénsujeto educativo, sujeto ciudadano, madre-mujer, esposo, etc., en unaestructura de dominación compleja, y b) la condición misma de todapráctica política (Althusser, 2004: 174).

Precisamente, resulta interesante leer sobre este marco lasituación del sujeto en el famoso ensayo del ’69 sobre la ideología(Althusser, 2008: b).

Si, y como teníamos hasta ahora, la reproducción de unas

determinadas formas de vida se da en múltiples espacios y tiemposello no se relaciona, sin embargo, en Althusser con un pensamientoen torno al sujeto, sino respecto de la subjetividad. La ideología noremite a la percepción particular que de sus relaciones con el mundopuedan hacerse los sujetos, sino más bien señala aquello en virtud delo cual estos se representan las relaciones que hay entre sí y suscondiciones de existencia de una determinada manera. Es la estructurapsicológica del ser humano la que permite que el individuo seainterpelado como sujeto, es decir, que se reconozca como «llamado»

por la ideología a ocupar ciertos lugares en la vida social (este es elcarácter «antropomórfico» que Eagleton le asigna a lo ideológico enAlthusser, ya que gracias a este mecanismo podemos individualizarnoscomo «seres de valor único»). La forma-sujeto se impone así alindividuo desde el exterior de su conciencia. La necesaria coherenciacon que el sujeto debe representarse sus relaciones vividas en pos depasar a ser un agente social práctico otorga el fundamento a laexistencia de lo ideológico. Ahora bien, no pocos han visto en esto la

diagramación del sujeto althusseriano como una tabula rasa que notiene historia/memoria, que no es heterogéneo respecto de laestructura, ergo, unas chances definitivamente reducidas del ejerciciode lo político y el poder. Habría que aclarar que, en tanto que lógicapsicoanalítica, esto es así para Althusser. Recordemos que la ideología,al igual que el inconsciente, es eterna. Sin embargo, de ello no se debededucir el sometimiento eterno a cualquiera de las ideologías socialesen danza. La manta ilusoria para la conciencia práctica puede adquirirvariados colores.

Las ideologías (conjunto relativamente confuso derepresentaciones de relaciones), a diferencia de la Ideología (mecanismo

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psicoanalítico vital), son históricas, orientadas a la acción de todasmaneras posible debido a la dominancia sin determinación última, unadominación sin invariancias (Balibar, 2004). El mismo Althusser se havisto interpelado hacia una práctica política que lo supone como su

sujeto sin por ello reproducir los esquemas de dominación5.Quizá más que ningún otro marxista de su tiempo, Althusser

se debate en la fundamental ambigüedad de cómo hacer frente a lasdesigualdades reinantes, si haciendo hincapié en la necesariareformulación de la propiedad de los capitales (y de la manera en laque toman forma, la forma-capital), lo que significa un cambio en elmodo de producción y, por ende, otras leyes endógenas queredistribuirán todo lo demás, y que en el dominio de la práctica política

supone su subordinación a la forma-partido como medio esencial paralograrlo, o de regenerar el poder, que puede aprovechar el caráctercomplejo [contradictorio] de la estructura, además de interpelaciones«exitosas» que promuevan la constitución de subjetividadesvinculadas de manera antagónica a la forma-capital aunque singarantía alguna de cohesión. A pesar de hacer entrar a la «arena de lalucha de clases» los elementos de la «superestructura», laredistribución de la riqueza no parece ser posible desde «afuera»,aunque, por otra parte, también allí la sociedad se juegue sus

condiciones de reproducción.En síntesis, en Althusser, la riqueza y el poder suspenden su

duelo en el último acto. Si por un lado sigue siendo sumamente acotadoel espacio de poder al margen de la estructura dominante, por el otro,comienza a pensarse la intervención de lo político como esas «unidadesde ruptura» que no necesariamente representan síntesis alguna y sobrelas que podrá darse lo que al último Althusser le gustaba llamar «elvacío de un comienzo» (Althusser, 2002).

Tal desarrollo en la teoría marxista abriría puertas inesperadas.Este quiebre del monismo marxista6 tuvo repercusiones en la formaen que se encaró desde posiciones cercanas y/o posteriores a Althusser,la cuestión de lo «superestructural».

Aunque se debe aclarar que el diferendo de Laclau con respectoa la propuesta althusseriana parte de una concepción epistemológica

5 En torno a El Príncipe, Althusser manifiesta, «Es sorprendente, porque tanto comoun texto puede hacerlo, nos cuestiona y nos sitúa políticamente. Nos interpela a partir

de un lugar que nos llama a ocupar como ‘sujetos’ (agentes) posibles de una prácticapolítica posible» (M. N., 67).6 Seguimos en este punto a Goldman y Stuart Hall.

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diferente.Separándose de lo que denominó enfoques totalizantes, Laclau

discute la «ambición» de fijar el sentido de los procesos sociales fuerade sí mismos (Laclau, 2000). Tanto la «conciencia de clase» de Lukacs

como la «última instancia económica» de Althusser tienen la funciónde donar un sentido de estabilidad a unas prácticas que se constituyenpara este autor de manera mucho más contingente de lo que se habíasostenido.

Las condiciones de posibilidad de la conformación deidentidades contingentes se encuentran también ellas mismas presasde una contingencia radical (Laclau, 2000: 75), es decir, y también aquí,a un régimen de variancias sin invariante alguno. Aunque, y como se

habrá notado, no por ello se debe abandonar la idea de un «régimen»o –en términos de Laclau– lógicas sociales que suponen procesos deidentificación.

Al carácter sobredeterminado de lo social, Laclau lo entiende –por vía de una homología con el concepto foucaultiano de formacióndiscursiva– en tanto gobernado por un principio de unidad que es elde la regularidad en la dispersión de unas posiciones meramentediferenciales, es decir, que no gozan de una positividad que puedaexpresarse en forma independiente a estas regularidades.

Resulta de esto el concepto de discurso. Todo discurso es unatotalidad estructurada, resultante de unas prácticas específicas queson las prácticas articulatorias. Así, de las discusiones topográficasdel marxismo anterior pasamos al estudio de las formas de articulacióny de las lógicas discursivas que las sostienen.

La afirmación de que todo objeto se constituye como objeto dediscurso implica que no hay objeto que esté por fuera de las prácticasarticulatorias, no existe identidad que se dé a sí misma al margen de

las relaciones sociales, ya que no existe principio exterior al dominioen el que se dan las prácticas que la constituyen. La unidad de lasociedad es mítica en tanto su fundamento último, su horizonte deinteligibilidad, aquello de lo que se nutrió el pensamiento político pre-moderno y moderno, se encuentra en el mismo plano de aquello queinstituyen. El postulado «la sociedad no existe» es un dimanante deesto a la vez que está profundamente ligado a la distancia que Laclautoma de los conceptos de «contradicción» y «formación social»,sustituyéndolos por los de «antagonismo» y «formación hegemónica».

Con respecto al primero de los términos, Laclau indica que haycontradicción en el orden de los conceptos, no en el de los fenómenos

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históricos, en donde lo que realmente existe son antagonismos,entendidos como límites a toda objetividad, como la imposibilidad desituar al otro en un mismo espacio de representación. La contradicciónA – no A no tiene equivalente fuera del orden lógico, ya que si así

fuera, las contradicciones «realmente existentes» se encontrarían másallá de la historia, se reproducirían, siguiendo a Kripke, en «todos losmundos posibles», sin importar sus condiciones de existencia (con locual volveríamos a ser pre-althusserianos, es decir la contradiccióncontendría un principio invariante, como en el pensamiento hegeliano).En segundo lugar, la noción de «formación social», que Laclau entiendecomo «un conjunto de agentes empíricamente dados» supone paraeste autor un metarrelato, es decir, una posición teórica desde la cual lo

real, lo existente, puede ser aprehendido por el concepto, una visión,no solamente objetiva, sino objetivante de lo social.En definitiva, en la crítica a ambos conceptos no se nos muestra

sino una misma posición epistemológica: la imposibilidad de reducirlo real al concepto.

Por otra parte, el concepto de «antagonismo» permite, paraponerlo en términos gráficos, no ver a la historia desde arriba, sinodesde sus lados. Para ver a los antagonismos que estructuran lo social(que impiden que la sociedad se constituya como un hecho objetivo)

se debe indagar en los posicionamientos que los actores realizanestando inmersos en los conflictos sociales, entendidos estos tambiéncomo regímenes de discursividad específicos. Dado que estosposicionamientos no están relacionados a tópica alguna sino más biena la constitución aleatoria de la subjetividad, resulta de esto que elcarácter estructurante de todo régimen social lleva sobre sí su mismovacío, su punto no determinado en ningún tipo de «última instancia»:el sujeto. Es éste el que impide a la estructura constituirse «en última

instancia» como tal. Él es el nombre de la distancia existente entre laestructura y la decisión (Laclau, 2000: 47).De manera diametralmente opuesta a lo pensado por Althusser,

aquí el devenir sujeto es la hiancia del sistema. La centralidad de losprocesos de subjetivación en relación a los cambios en las lógicas delpoder es notoria. Todo acto de identificación es visto como un acto depoder a la vez que la objetividad con la normalmente se lo representasupone el borramiento de sus huellas (Laclau, 2000: 76).

Este desplazamiento del enfoque privilegia de manera

indubitable el momento político llegando inclusive a postularlo comomomento de «fundación de lo social» (es el movimiento tropológico-

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político el que permite que la sociedad exista, ej. el enunciado ¡viva lapatria! como constituyendo al objeto del que habla). Lo político es laontología de lo social, respecto de este último, su primaria posibilidadde ser  se dirime en el dominio de lo político. Es informado por

movimientos antagónicos y contradictorios (es decir, opuestos en elreino de la lógica y de la empiria), denominados por Laclau como«Lógica de la diferencia» y «Lógica de la equivalencia». La idea deuna «formación hegemónica», entendida como «un conjunto articuladode diferencias» intentará dar cuenta del carácter provisoriamentedominante de un régimen equivalencial dispuesto sobre un nuevoparámetro de diferencias.

Es por ello que un concepto como el de articulación, que hace

referencia al modo en que se tejen las relaciones sociales (al modo enque se construye lo político) será un concepto fundamental en la teoríalaclauniana7 además de tener, claro está, una importancia capital enlas cuestiones de la subjetividad y el poder.

La categoría sujeto fue entendida en un primer momento porLaclau (Laclau, 2004) como  posición de sujeto. El proceso desubjetivación era leído en torno a la asunción de estas posiciones.Separándose de las resonancias estructuralistas de esta concepción esque a partir de finales de los ochenta comienza un acercamiento

progresivo hacia las posiciones lacanianas, terminando por elaboraruna noción de sujeto como «falta en la estructura» (Critchley yMarchant, 2008: 22). Sea Lacan o Foucault, el punto es que en amboscasos la subjetividad parece desplazarse plena en el sentido,suspendiéndose su tratamiento por otras vías (regulación histórico-social, cuestiones de normatividad o inclusive el muy foucaultianoacercamiento a los cuerpos).

El problema está en que, al ser este el horizonte irrebasable, las

lógicas de dominio son también ellas rápidamente expuestas como«dominio en el sentido». Así, el imaginario político moderno seentiende aquí por la vía de su cierre sobre significantes clave que

7 El hecho sorprendente aquí es que si en Laclau es este concepto el que lo distanciade Althusser, justificando epistemológicamente su uso al considerar el carácterrelacional de todo lo existente, Althusser lo utiliza por vez primera (Althusser, 2004:167) al momento de distanciarse de la concepción hegeliana de «totalidad», totalidadmonista, que no tiene en cuenta las relaciones que se estructuran en un todo dominado.

En el hecho de que la distancia del monismo en particular no implique una distanciade los enfoques totalizantes puede hallarse la razón por la cual, y a pesar del anti-hegelianismo explícito de Althusser, Laclau lo considere aun demasiado hegeliano.

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organizaron lo social en una multiplicidad de planos, Estado yHombre. Al estar en cuestionamiento estos significantes, es elimaginario mismo el que parece derrumbarse, confirmando una vezmás el carácter siempre parcial de las fijaciones de sentido a la vez

que la imposibilidad de una fijación plena.Que la fijación plena del sentido sea imposible nos dispone ante

una serie de consideraciones: a) que tanto la estructura así como elsujeto son «indecidibles», sus fluctuaciones son inevitables eimpredecibles b) a consecuencia de lo anterior, la lucha por el poder yaquella que se da en torno a la distribución de los capitales y su relacióncon los procesos de subjetivación se juegan en un mismo plano,condicionándose mutuamente ya que las identidades nunca son

previas a las luchas.El inconveniente radica en que el marcador de las luchas socialesnunca está, como al comienzo de un partido de fútbol, 0 a 0. En todomomento nos topamos con fijaciones más o menos sedimentadas, máso menos resistidas por distintos sectores sociales. De aquí que nuestrointerés radique no en el acento contingente de las prácticas sino desus condiciones de estabilidad en las circunstancias actuales. En estesentido, ¿qué elementos brinda la teoría de Laclau para distinguir losdistintos procesos de subjetivación –es decir, de suturación parcial

del sujeto a una estructura– preponderantes, sea a nivel mundial,regional o nacional? Resulta claro que si partimos de las relaciones depoder tal como efectivamente se ejercen en la actualidad, lasarticulaciones pierden necesariamente buena parte de su contingencia.Si las condiciones de toda articulación son inmanentes al campo en elcual éstas se producen y si el sujeto se constituye como tal en un marcoenunciativo particular (que permite manifestaciones de cierta índoley no otras), parece ser imprescindible el tener entre las manos

elementos que nos permitan pensar lógicas que ya no nombrensolamente contingencias, sino estabilizaciones o, en todo caso, nivelesde fluctuación de los procesos de subjetivación en relación a los ejesde dominio y control propios de las sociedades actuales8.

El recurso a la teoría psicoanalítica nos da nuevamente la formaen que dichos procesos se hacen efectivos a nivel del sujeto aunque laprescindencia de Laclau de marcos de comprensión socio-económicos

8 Sería un ejemplo el intento de Fredric Jameson, para quien el posmodernismo es unmodo de producción en el cual la esfera cultural ha sido llevada a su más alto nivel defuncionalidad respecto de una fase histórica.

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a escalas macro parece contribuir a un exacerbado acento del caráctervolátil de los procesos político-identificatorios (junto a una fuertedevaluación de sus análisis). Los procesos de subjetivación sonpensados así en relación a un poder en el cual las luchas por la defensa

o las imposturas de lo que generalmente se ha conocido como el statuquo (y que aquí se tematiza como la redistribución de los distintoscapitales) no encuentran su lugar. El elemento de lo discursivo parecesublimar en lo político la lucha y la violencia presentes en las relacionesde poder así como lleva a entender por «posicionamiento» algo asícomo «construcciones de sentidos de sí»9.

Volviendo a la estructuración interna de lo discursivo, resultaque la lógica de la equivalencia, lógica que permite la constitución de

la «sociedad» o del «pueblo» –lo que supone además que, ante unantagonismo  primero, un conjunto de posiciones de sujeto seencuentran homologadas en el hecho de depositar en un Otro su deseode, por ej., justicia social– esta lógica, decíamos, necesita para podercanalizar los intereses que lleva consigo, lograr tener su correlato enlos dispositivos democráticos clásicos, lograr manifestarse en laspolíticas de gobierno.

Quizá deberíamos preguntarnos ante esto si constituye lapropuesta de Laclau una vía a la regeneración del poder. Sea cual fuere

la respuesta, la posición afirmativa parece estar comprometida en tantose necesita conceptualmente del momento de condensación, lo que entérminos de coyuntura política linda con los efectos de lainstitucionalización. Pero el problema no es la institucionalización perse. Existe ciertamente un espacio entre esa institucionalidad que sueleadoptar –en términos de Repossi y Mosquera– la forma-partido (quetoma como referencia inmediata al Estado) y la pseudo transparenciade la no-institución que otorga una pseudo creencia de mayor libertad.

El problema se presenta cuando la institucionalización comoconcentración de la equivalencia es construida en términos normativosdesde el centro a la vez que reagregada en él (Estado). De ser así, sepodría aplicar a Laclau lo que Althusser decía de Ingrao, para ambos

9 Así, en Nuevas Reflexiones sobre la Revolución en nuestro tiempo, Laclau supone quesólo si el trabajador resiste a la explotación podemos hablar de antagonismo y que nohay nada en la noción de «relaciones capitalistas de producción» que lo presuponga(al concepto). Queda claro que Laclau no se cuestiona aquí la «producción de los que

producen» y que por ello mismo no ve dominación en dónde en realidad ella puedeestar presente en sus niveles más altos. De esta manera, si no hay resistencia «evidente»en una práctica pareciera no haber lugar para pensar las relaciones de poder en ella.

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Nos referimos a La Razón Populista (2005). Es de destacar que el centro de la lucha yaquello por lo que se lucha es el Estado y que las demandas en todo momento sonpensadas como dirigidas hacia él, con lo cual se le reconoce la función de satisfacerlas.

el Estado y su esfera política son constitutivos de toda política. Losprocesos de subjetivación se juegan, en todas sus partes, sobre estasesferas. No parece sorprendente entonces, así entendidas las cosas,que el rasgo fundamental del sujeto en el último libro de Laclau sea el

de poder configurar un sujeto demandante10 que no es otra cosa que ladefinición empírico-operativa de su concepto de sujeto en falta.

Si no hay redistribución de la riqueza sin regeneración del podery si pensar esto es pensar, en parte, en la relación Estado-Capitales, yen parte, en el terreno de la conformación de lo sujeto al sujeto, ¿québrechas existen para pensar en torno al dominio y el control si elhorizonte de toda práctica política se reduce a ser «democrática» o«popular», siendo ambas, variaciones posibles del juego de relaciones

sobre las que se da un pedido al Estado?

Bibliografía.

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Bs. As.: Nueva Visión.(2004) Hegemonía y Estrategia Socialista, Bs. As.: FCE.(2005) La razón populista, Bs. As.: FCE.(2008) Debates y Combates, Bs. As.: FCE.

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«Posmarxismo»: El caso boliviano

GLORIA RUIZ ARRIETA

Introducción

El triunfo electoral del Movimiento al Socialismo (MAS) en 2005, conEvo Morales a la cabeza, ha modificado profundamente varios espacios

de la vida política y social boliviana, y, a pesar de que el respaldosocial a Evo Morales se asiente en un virulento rechazo alneoliberalismo, una buena parte del andamiaje neoliberal ha quedadointacto. La presencia del MAS en el gobierno boliviano ha sidointerpretada en múltiples direcciones: para la derecha, los«comunistas» van a quitarles sus casas y autos; para algunosrománticos, es casi el sueño hecho realidad: «el primer gobiernoindígena»; y para los propios gobernantes, se trata del «gobierno delos movimientos sociales». Recientemente, con el impulso de la girade Ernesto Laclau por Bolivia en el año 2008 –como parte de un ciclode conferencias auspiciadas por la Vicepresidencia1–, se ha enfatizadoel carácter «populista» del gobierno y se han divulgado las categoríasque propone este autor para aplicarlas a la realidad boliviana.

Ubicar al gobierno masista en alguna tipología puede ser unejercicio interesante, aunque no siempre fructífero en términos decomprensión de la complejidad social boliviana. Creemos que es más

1 El ciclo de Conferencias Magistrales auspiciadas por la Vicepresidencia de la Repúblicacomenzó en 2007, con la presencia de Antonio Negri y Michael Hardt. Ernesto Laclause presentó el 26 de marzo del 2008.

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importante, en este momento, discutir los presupuestos políticos,teóricos y prácticos de una de las clasificaciones en boga, la del«populismo», pues no solamente el teórico Laclau insinúa que Boliviaes un gobierno de tipo «populista» sino que el propio gobierno

boliviano parece identificarse con este apelativo, sobre todo a travésdel intelectual y vicepresidente García Linera, produciéndose así unconjunto de políticas gubernamentales estructuradas bajo la lógica«populista».

Con el propósito de discutir los alcances de esta política,destacamos una de las construcciones más significativas en el campo«populista»: la de «movimientos sociales», y la extensión de esteconcepto en Bolivia como «gobierno de los movimientos sociales»,

problematizando esta noción desde la perspectiva de las relacionesestablecidas entre el gobierno y los trabajadores mineros del estañode Huanuni2. A través del trabajo de campo realizado en esta zonapudimos observar que la mentada «auto representación de losmovimientos sociales» no abarca plenamente a los trabajadoresmineros sino que, por el contrario, registramos diversos momentosde tensión y confrontación entre las demandas de los asalariados y laspolíticas gubernamentales del Movimiento al Socialismo. Más aún,pareciera que ni el gobierno, ni los propios mineros se consideran parte

de «los movimientos sociales».Esto nos conduce a preguntarnos: ¿Cuáles son los lugares de

distanciamiento y contradicción entre los trabajadores mineros y elgobierno? ¿Cuáles son los alcances de la diferencia de sentidosotorgados a «movimiento social» y a «clase social», para lostrabajadores y para los personeros gubernamentales? ¿Cómo sesustenta y se efectiviza, desde el gobierno, la «auto representación delos movimientos sociales»?

El populismo del gobierno boliviano

Aunque rehusemos etiquetar al gobierno boliviano, resulta interesanteconstatar que la de «populista» es bastante tentadora: ciertamente ha

2 El municipio de Huanuni, perteneciente a la provincia Pantaleón Dalence, se ubica a50 kms. de la capital del departamento de Oruro. Huanuni es un centro mineroproductor de estaño; los yacimientos se hallan en el cerro Posokoni. Los habitantes

son aproximadamente 40.000. La Empresa Minera Huanuni (EMH) es estatal, dependedirectamente de la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL) y cuenta con 4560trabajadores. Actualmente se producen 1000 toneladas de estaño fino por día.

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logrado reunir diferentes demandas alrededor de uno o más«significantes vacíos», lo suficientemente ambiguos y generales comopara juntar a sectores tan distanciados como la clase media paceña ylos indígenas del oriente. La «revolución democrática y cultural», el

«cambio», la «descolonización», «el gobierno de los movimientossociales», son algunos ejemplos de «significantes vacíos», cuyocontenido es desigualmente comprendido en diferentes sectores ymomentos, teniendo, no obstante, el común denominador de aglutinarun sentimiento anti neoliberal, anti racista y de reivindicación étnico-cultural, sobre el que se sostiene el gobierno del MAS. En este artículopretendemos poner de manifiesto las limitaciones de esta propuestapolítica como herramienta para enfrentar al capital.

García Linera comparte con la corriente «pos marxista» ladesilusión y derrota de los ochenta, y también busca exorcizarse decualquier noción de clase obrera, para lo cual teoriza sobre la «muertede la condición obrera» con el propósito de racionalizar su propiodescalabro, en pleno auge del modelo neoliberal y deldesmantelamiento de la principal empresa estatal, la CorporaciónMinera de Bolivia (COMIBOL). La Marcha por la Vida, el «último acto»de los mineros sindicalizados antes del despido de más de veinte miltrabajadores, constituye para García el hito que sella la muerte de la

clase obrera boliviana (García, 2001). A partir de entonces, teorizaráen torno a una nueva categoría, los movimientos sociales  que decuenta de la extinción de la clase obrera. La identidad de los sujetossociales es contingente y la centralidad de la clase obrera como sujetorevolucionario es rechazada. Para Laclau, también, los movimientossociales resumen «nuevos antagonismos y sujetos políticos»,«fragmentación» y «dispersión discursiva» (Laclau, 1987: 274-275). Setrata de «nuevos» sujetos políticos, estructurados en torno a múltiples

y novedosas demandas o antagonismos, emergentes de la«radicalización» de la democracia (los ecologistas en todas susvariantes, los pacifistas, los indigenistas, también en todas susvariantes, etc.).

García elabora una tipología de los movimientos sociales enfunción de ciertas particularidades para la movilización y protesta3.Los «nuevos» movimientos sociales serían aquellos emergentes a partir

3

Estas categorías, así como una buena parte del sustento teórico de García Linera sobrela clasificación de los movimientos sociales, sigue la corriente de los norteamericanosTilly, Ch., Tarrow, S., Obershall, A.

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del año 2000: la denominada «forma multitud», es decir, lamovilización de la ciudad de Cochabamba estructurada en contra dela privatización del servicio de agua potable, y los indígenas delaltiplano que salen a luz reclamando su autodeterminación y

articulando una dura crítica al vigente estado racista, la «formacomunidad». En el pasado, obsoleta y superada, estaría la «formasindicato», la particular forma de existencia de la clase obrera boliviana,cuya expresión emblemática son los mineros (García, 2004; 2008).Esta visión se traducirá en la generalización de la categoría de«movimientos sociales» para designar a todos los sujetos colectivos,de manera harto arbitraria, como veremos después, y en franco rechazoa la antigua forma de denominación de clases. El discurso masista

desde el estado se ha despojado completamente de cualquier alusióna las clases sociales.La ausencia de clases y lucha de clases, desde esta óptica, se

traduce en la concepción del tipo de economía y relaciones socialesque se pretenden construir; García Linera sostiene que el estado debeapuntalar un «capitalismo andino», que vendría a ser un capitalismoen el cual se articulen todos los tipos de «economías»: la estatal, laprivada extranjera y local, la campesina, la microempresarial, lacomunitaria (Buitrago, 2005). Es más que evidente que esta novedosa

«articulación» se viene llevando a cabo en Bolivia desde hace más deun siglo, con diferentes matices, privilegiando la inversión extranjera,local o estatal. De hecho, los nacionalismos de la primera mitad delsiglo XX sostenían planteos más osados al impulsar la estatización delos sectores más importantes de la economía. Para García, y para elgobierno, el «cambio» pasa por equilibrar estas «economías», aunqueen realidad, como bien lo prueban los continuos enfrentamientos ytensiones entre sectores de la burguesía y sectores de los trabajadores,

campesinos e indígenas, y entre éstos y el propio gobierno, laconcepción de «equilibrio» puede ser profundamente contrapuestaentre sectores cuyos intereses son antagónicos.

Otro de los pilares del planteamiento político de García y sugrupo, es la profundización y pluralización de la democracia, ideasplasmadas en un particular trabajo en el que se prescribe un conjuntode medidas y políticas públicas que tendrían que ser ejecutadas por elgobierno. En él, García sugiere que el proceso boliviano debeencaminarse hacia una profundización de la democracia vía la

reconstrucción del Estado y a través de la integración de «la diversidadétnica-cultural y la pluralidad civilizatoria» (García, 2007:57).

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Tapia Mealla, por su parte, a tiempo de realizar una amplia propuestasobre el contenido y la forma que debería adoptar la nuevaConstitución Política del Estado, se detiene en el carácter de lademocracia, proponiendo que: «el estado tendría que tener espacios

políticos de participación directa, no sólo sobre los temas locales ymunicipales, sino sobre los temas nacionales o plurinacionales. Unaclave de la democracia… implica organizar espacios locales dedemocracia directa, pero destinados a discutir los temas nacionales»(Tapia, 2007:133).

Finalmente, Prada, en un sui géneris abordaje de la pluralidad yla democracia, se desplaza desde Heidegger, pasando por Foucault,Deleuze, Guattari, Habermas y hasta, por si fuera poco, Marx, además

de incluir una revisión de los trabajos de dos destacados investigadoresde la antropología y la historia. Lo más interesante, sin embargo, esque su propuesta, después de este intrincado recorrido, desembocaen un par de elementales sugerencias: la necesidad de inclusión yreconocimiento de las naciones indígenas en el estado boliviano –reivindicación que ha sido ampliamente sostenida por lasorganizaciones indígenas y campesinas– y el hecho de que lademocracia debe efectivizar, al menos, la igualdad de los ciudadanos.«El referente de la democracia no son los individuos, tampoco los

ciudadanos, sino las intersubjetividades desplegadas por distintascondiciones culturales y civilizatorias. Para esto requerimos lacondición de igualdad de las distintas culturas, sólo así se podráconcebir la libertad de seres constituidos como sujetos y subjetividadesdiferenciales... La realización singular de alguien en las condicionesmultisocietales se hace posible a partir de una igualdad de ladesemejanza libre» (Prada, 2007: 270).

Como sostiene Meiksins (1990), uno de los ejes del posmarxismo

es el «redescubrimiento» de la democracia, la pluralidad y la sociedadcivil. La pluralidad, daría cuenta de la multiplicidad de identidades yde la variedad de «opresiones» que se experimentan en una sociedadmúltiple, «multicivilizatoria», diría García Linera. Elperfeccionamiento de la democracia, como estrategia de lasorganizaciones y movimientos populares, permite el despliegue delas múltiples identidades: «Hay variaciones de estos temas, pero enun amplio bosquejo, éste es un buen sumario de lo que se ha convertidoen una corriente substancial de la izquierda. Y la dirección general en

la que nos está empujando es la de abandonar la idea de socialismo yreemplazarla por -o al menos subsumirla bajo- lo que se supone es

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una categoría inclusiva: democracia, un concepto que no «privilegia»la clase, como lo hace el socialismo tradicional, sino que trataigualmente a todas las opresiones» (Meiksins, 1990:75).

El gobierno de los movimientos sociales

El MAS ha manifestado en reiteradas ocasiones que se define comoun «gobierno de los movimientos sociales». Por su parte, elVicepresidente ha señalado que se trata del primer gobierno en elmundo que ha logrado la auto representación de los movimientossociales y que ha constituido un estado democrático y pluralista(Stefanoni y Ramírez, 2006). La noción de auto representación está

vinculada al pasado autonomista de García Linera, cuando creía queel estado y los partidos eran por sí mismos nocivos: «El Estado, lasescuelas, los partidos políticos, los ejércitos, las corporacionesreligiosas, la familia, las empresas, son cada una, a su turno, siniestrascofradías de aprisionamiento de la capacidad creadora de laspersonas…» (García, 1996: 79), y que la democracia representativa,por decir lo menos, era elitista: «¿A título de qué racionalidad supremala insípida individualidad aislada y depositante de un voto cada cuatroaños es la mejor forma de representar y llevar adelante las decisiones

de los ciudadanos en los poderes públicos?» (García, 1996: 104).Actualmente, sin duda, ha superado su anarquismo juvenil.

Quiénes son para el gobierno «movimientos sociales» es unasunto sumamente resbaladizo; no obstante, es posible distinguiralgunos trazos generales a partir del análisis de las prácticas estatales.La «articulación con los movimientos sociales» en el campo de laminería, se dio a través de las cooperativas mineras y no de lostrabajadores asalariados. El primer Ministro de Minería y Metalurgia

del MAS fue el cooperativista Walter Villarroel, en representación deeste «movimiento social». El accionar de este ministro, fiel a su sector,desencadenó uno de los hechos más aciagos y, a la vez, másrepresentativos del gobierno masista: el enfrentamiento entre minerosasalariados y cooperativistas por el control de los yacimientosestanníferos de Huanuni. Los cooperativistas pretendieron comprarlas acciones de la EMH y, para asegurarse la transacción, intentarontomar físicamente la mina. Evidentemente, la primera pregunta quesurge es ¿cómo puede un «movimiento social» comprar acciones cuyo

precio es sólo accesible a empresas privadas o a estados? De hecho,las acciones habían sido vendidas por el gobierno boliviano a la

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empresa privada inglesa  Allied Deals por el monto deaproximadamente un millón de dólares. Los cooperativistas podíanplantearse la posibilidad de comprar porque hacía mucho que no eranun conjunto homogéneo de trabajadores; se había formado en su seno

una élite rica y poderosa, siendo parte de ella el ex ministro Villarroel.Privilegiar alianzas con los cooperativistas no es un hecho casual:García Linera sostiene en sus escritos la positividad de las formaseconómicas cooperativistas como alternativas a ser incluidas en elcapitalismo «plural». En su explicación de la categoría «capitalismoandino», dice: «Las estructuras materiales de las rebeliones socialesdesde el 2000 son las pequeñas economías familiares... Son lospequeños productores los que se han rebelado: campesinos, cocaleros,

artesanos, microempresarios, cooperativistas mineros… No estamospensando en el socialismo para el futuro próximo sino en una profundarevolución democrática descolonizadora» (Stefanoni y Ramírez, 2006).

El gravísimo equívoco del gobierno del MAS en su alianza conlos cooperativistas mineros del estaño, cuyo costo político fuepenosamente subsanado, radica en una concepción no clasista almomento de definir a los «movimientos sociales». Partiendo de laselaboraciones posmarxistas de García Linera y otros, la caracterizaciónde un «movimiento social» digno de ser incluido en el gobierno, «auto

representado», privilegia elementos tales como las demandas, lamovilización, la novedad de éstas, dejando de lado el carácter clasistadel grupo social. Por esta razón, los mineros cooperativistas sonhomogeneizados, soslayando la existencia de ricos propietarios, alcentrar la mirada solamente en la movilización y en la aparente unidadde demandas. Se trata, además, de una idea extremadamenteromántica de las cooperativas.

Si para el gobierno masista no era evidente la naturaleza de sus

aliados, sí lo era para la población de Huanuni y otros sectores sociales.El enfrentamiento entre cooperativistas y asalariados se definió a favorde estos últimos, no porque fueran numérica o bélicamente superiores,sino porque políticamente sumaron muchísimo más que susoponentes. El resultado fue la promulgación de un decretosancionando el retorno oficial de la empresa a COMIBOL y laincorporación de los miles de cooperativistas mineros que tambiénrepudiaban a sus privilegiadas y enriquecidas dirigencias.

Otro momento de tensión entre el «gobierno de los movimientos

sociales» y los trabajadores mineros ocurre alrededor de los alcancesde la nueva legislación en materia social. La legislatura neoliberal, al

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mando del ex presidente Sánchez de Lozada, modificó la Ley dePensiones para privatizarla (creación de las Administradoras deFondos de Pensiones), incrementó la edad de jubilación (de cincuentaa cincuenta y cinco años para las mujeres, y de sesenta a sesenta y

cinco para los varones) y redujo o suprimió el aporte patronal, ademásde confiscar los aportes existentes hasta ese momento para ponerlosen fideicomiso en bancos extranjeros. El Movimiento al Socialismo,como no podía ser de otro modo, se comprometió a derogar esta ley,para lo cual recogió propuestas de diferentes sectores sociales,incluyendo a la empresa privada, para luego elaborar un proyecto deley. El contenido de este proyecto no satisfizo ni al magisterio, ni a lostrabajadores de la salud, y tampoco a los mineros –es decir, los

principales aportantes hasta ese momento–. Los trabajadores minerosse movilizaron a comienzos de agosto de 2008, cuestionando loselementos de corte neoliberal que aún mantenía el proyecto«consensuado» con la burguesía nacional. Los resultados de estaconfrontación fueron dos trabajadores fallecidos por heridas de balay varios heridos; pero, además, una profusa campaña gubernamentalen contra de los «cabecillas», que supuestamente habrían «instigado»a sus compañeros a movilizarse, culpándolos directamente por losmuertos de Caihuasi4.

Esta campaña logró temporalmente sus objetivos pues, en unainédita acción –al menos en época no dictatorial–, se «vetó» enAsamblea General a todos aquellos trabajadores (unos cuantos,dirigentes, la mayoría, bases) que se hubieran manifestado a favor dela movilización de agosto. En el mes de mayo de 2009 se volvió aconsiderar este veto, por ser un tema evidentemente polémico.Nuevamente, varios trabajadores alineados con el gobierno repitieronel argumento de la «instigación» y responsabilidad por los muertos.

Otros se manifestaron por la libertad de expresión y la importanciade la lucha en la conquista de demandas. La votación favoreciónuevamente al veto, aunque el margen fue estrecho. En este mismoperíodo, poco tiempo antes de esta discusión, los mineros habíandemandado al gobierno la constitución de un directorio con mayoríaobrera en la EMH y en la Fundición Vinto. La demanda fuerápidamente rechazada, bajo el argumento de que las empresas debenser manejadas por el estado y de que una medida así podríareproducirse sin control en el país, poniendo en peligro la estabilidad

4 Caihuasi es una localidad que se encuentra en el camino Oruro–La Paz.

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estatal. A esto, un trabajador opuso: «¿Acaso el gobierno no se diceque es de los sectores sociales? Y nosotros ¿qué somos pues? Extra-terrestres, europeos, ¿qué somos pues? Nosotros, los trabajadoresmineros, tenemos que manejar nuestras empresas».

Esta contradicción revela la existencia de dos formas muydiferentes de comprender la «auto representación de los movimientossociales». Para los trabajadores mineros, el triunfo electoral del MASabre la posibilidad de efectivizar sus demandas, entre ellas laparticipación plena en el manejo económico de las empresasnacionales, pues están convencidos de que el fortalecimientoeconómico del país, el «cambio» que inunda el discurso estatal, pasapor el manejo colectivo y directo de los trabajadores sobre las empresas,

que deben ser todas revertidas al estado. Esta visión ha sido adquiridaen la experiencia cotidiana y es parte de la memoria histórica de clase,pues saben bien que los gerentes y técnicos frecuentemente soslayanlos intereses comunes para favorecer los suyos propios o los del estado,que también casi siempre ha representado a sectores y clasesprivilegiadas.

Para el MAS, en cambio, la «auto representación de losmovimientos sociales» termina con la presencia formal de algúnmiembro del sector en cuestión en el gobierno o cerca de éste; individuo

que se somete, no a su sector sino a la política que dicta el gobierno. ElMAS rechaza la posibilidad de una presencia mayoritaria en eldirectorio de la empresa minera, porque la orientación política del«gobierno de los movimientos sociales», si bien ha reformulado variosaspectos del andamiaje neoliberal, no pretende seguir hasta el final elnorte trazado por algunos de los «movimientos sociales», como losmineros, pues eso implicaría la imposibilidad de «consensuar» lasdemandas de la burguesía nacional e internacional.

Esto nos lleva a analizar las diferencias de sentidos otorgados a«movimiento social» y a «clase social» desde la perspectivagubernamental y la de los trabajadores mineros. Como dijimos antes,durante el trabajo de campo realizado no registramos ninguna auto-identificación como «movimiento social» por parte de los mineros ysí en términos de clase obrera (registro de campo). El gobierno tampocose refiere a éstos como «movimiento social», sino como «los mineros,los compañeros mineros, los hermanos trabajadores de Huanuni».Lógicamente, esta dificultad para nominar a los mineros no es absoluta,

pues desde la matriz teórica que sostiene al gobierno del MAS, losmineros son un movimiento social.

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Los mineros se autodenominan espontáneamente como claseobrera en diferentes escenarios de su vida cotidiana, en clara distanciacon la noción de «movimiento social». Recuperamos algunos denuestros registros y entrevistas:

«Nosotros la clase obrera siempre hemos sido los mássacrificados, malpagos, saqueados por todos los gobiernos de turno…»(Entrevista, T.V., 33 años, ex cooperativista, sección Prometedora).

«La derrota se ha dado porque no teníamos material, apenas adositos, tresitos nos han entregado, con eso no se hace nada pues…por eso nos han hecho corretear. Nosotros los mineros, somos claserevolucionaria, nuestra arma es la dinamita, eso es lo único con lo quenos defendemos» (entrevista, F.S., 27 años, ex cooperativista, sección

Prometedora).«Los mineros somos la clase más revolucionaria, salimosprimerito, trabajamos sacrificado, no tenemos miedo. Las mujeresespecialmente somos como dice, no ve la canción de Luis Rico, somos«armas de casa», siempre estamos en primera fila defendiendo anuestros compañeros de trabajo en los enfrentamientos» (Entrevista,C.R., 50 años, trabajadora exterior).

En estas expresiones, la referencia a la clase, como definiciónde su identidad, se extiende a otras dimensiones que ellos asocian con

clase obrera: el sacrificio, la valentía, la lucha, la solidaridad, laexplotación, el ser «revolucionarios». Este bagaje de sentidos otorgadosa la clase expresa la memoria colectiva y la experiencia histórica comomovimiento obrero, forjado en casi un siglo de lucha permanentecontra el capital. Definirse como clase en un contexto en el quesolamente existen movimientos sociales, tiene implicancias políticas,más si viene de trabajadores y trabajadoras sin ninguna vinculacióncon organizaciones o partidos políticos. Por eso, cuando en la

terminología gubernamental no existe ni la menor alusión a laexistencia de clases sociales, y se sustituye a la clase obrera por«movimiento social», también se lo hace en un claro sentido político.Se buscan eludir, justamente, las dimensiones otorgadas a la nociónde clase presentes en el vocabulario cotidiano de los trabajadores.

Reduccionismo clasista vs. pluralidad de identidades

En Bolivia la crítica al marxismo «ortodoxo» se gesta en las décadasdel auge neoliberal y desmantelamiento de las grandes concentraciones

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obreras, especialmente mineras (décadas del ‘80 y ‘90). La corrienteque condensa este proceso, y de la cual forma parte García, se afianzay fortalece a comienzos del año 2000 con la irrupción de diversasprotestas y sujetos que, supuestamente, reafirmarían la sustitución

de la clase obrera.Siguiendo a García, los fundamentos sobre los cuales se asienta

la crítica, son, por un lado, las transformaciones técnico-organizativasde la economía que «han venido acompañadas de modificaciones enla composición técnica y la composición política de las clasespopulares. En particular la que más fue afectada fue la clase obrera»(García, 2008:292). Estos cambios desencadenan la «muerte decondición obrera» (García, 2001; 2008) y la emergencia de «identidades

contingentes» entre los trabajadores, dispersos en múltiples oficios ytrabajos. Esto, a su vez, posibilita el surgimiento de nuevas estructurasde movilización, como la «forma multitud», que condensa estafragmentación de lo social, la auto identificación como «pueblo» y laamplia democracia y flexibilidad organizativa en su seno. (García,2001; 2008).

Por otro lado, la renovada centralidad que adquiere la luchaindígena desde los ‘90 y, especialmente, en el 2000 –recuperando laspropuestas del indianismo aymara de los ’70– constituye el otro eje de

sus argumentaciones. García desarrolla las dimensiones de lo que éldenomina «forma comunidad», categoría con la que se designa tantoal sistema cultural como al productivo, propio de comunidades yayllus, incluyendo, además, sus particulares formas de movilización(García, 2001; 2004). Lo más importante es, sin embargo, la posibilidadde interpelación de los indígenas, la capacidad de efectivizar ladescolonización del estado boliviano, impugnando jerarquías,esquemas mentales, representaciones colonialistas. La rebelión

indígena de los años 2000 y 2002 sería una «guerra simbólica» (García,2008).El argumento que sostiene la primacía de la organización del

trabajo al momento de definir la esencia del capitalismo constituye,como señala Meiksins, una forma extrema de fetichización del procesode trabajo que termina sustituyendo las relaciones de producción enel capitalismo por la organización técnica del proceso laboral, tal comoaparece en la pesimista teoría de André Gorz (Meiksins, 1983). Garcíaextiende este argumento para sostener que la propia subjetividad de

los obreros está directamente condicionada por la organización delproceso de trabajo: «Cada una de estas cualidades técnicas y

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organizativas ha otorgado a las épocas históricas unas específicascaracterísticas de la condición objetiva de clase y de las posibilidadesde auto-unificación de clase, esto es, de la identidad de clase concapacidad de ejercer efectos políticos en la estructura social» (García,

2001: 65). Este crudo materialismo vulgar llega al extremo de sostenerla extinción de la memoria y de las experiencias colectivas, que sonbarridas inmediatamente al cambiar la organización del trabajo. Ladesaparición de la clase obrera se refiere no a la clase en tanto querealidad física, sino justamente a sus posibilidades de constituirse comosujeto político transformador; ya que resulta imposible negar la largatrayectoria de luchas económicas y políticas de los mineros bolivianos,se opta por borrar de un plumazo esta experiencia, bajo el argumento

de la modificación de la organización del trabajo. Esto sirve paraconstruir la noción de «multitud», que no significa otra cosa que diluirla contradicción clasista (burguesía/proletariado) y la oposicióncapital/trabajo en la sociedad capitalista en las imprecisas categoríasde «pueblo/bloque en el poder».

La creciente simpatía por la causa indígena vigente en el senode la corriente posmarxista boliviana se convierte en la tapadera para

 justificar los más duros ataques al marxismo «primitivo» –es decir, aaquel tipo de marxismo que aún no se ha «modernizado» con el

novísimo léxico de la contingencia, la fragmentación, etc.–, pero,principalmente, encubre el pesimismo y el acomodo al capitalismo.García fustiga encolerizado sobre todo en contra de la supuestadesatención y superficialidad del análisis de la problemática indígenapresente en los escritos del marxismo «primitivo». La alternativa quepropone es servirse de la cobertura indigenista para renunciar a latransformación estructural del capitalismo, y para sostener lacapitulación frente a la democracia burguesa, el liberalismo y el

capitalismo. La estrategia del «novísimo» marxismo populista es la«descolonización», la «Revolución Cultural» y la «profundización dela democracia». La lucha ya no es por reemplazar las relaciones deexplotación capitalistas, sino que se trata de extender la «guerrasimbólica» en torno a significados y referentes de índole cultural.

Conclusiones

La teoría y la práctica del populismo no son herramientas que permitan

enfrentar al capitalismo. Su ineficacia y ambigüedad se torna peligrosaen un ambiente de polarización política como el que se vive en Bolivia

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actualmente. La indefinición del populismo gubernamental desarmaideológicamente a las clases explotadas y a los pueblos indígenas, nosolamente por la esquiva terminología que emplea para referirse a laburguesía asentada en Santa Cruz, sino también por las continuas

concesiones que les otorga, incluso a costa de los sectores sociales«populares» cruceños. Esto, en vez de apaciguar a la derecha fascista–como desesperadamente ansían desde el gobierno–, la fortalece,impulsándola a acciones cada vez más osadas, tales como la sonadaorganización de grupos paramilitares con el objetivo de aterrorizar ala población y de asesinar a las cabezas del estado5. La dimisión decategorías como «clase» y «lucha de clases» hace que el gobierno llegueal extremo de poner en la misma bolsa a los trabajadores que salen a

las calles por sus demandas y a la burguesía cruceña, afirmandodescarnadamente que «quienes se oponen al gobierno están con laderecha». Indudablemente, afirmaciones como ésta confundenprofundamente la contradicción fundamental entre capital y trabajo,le hacen un grueso favor a la burguesía oriental, y le lavan la cara a lasbandas fascistas.

En Bolivia, como bien lo demuestran la valiente resistencia delos pueblos indígenas en Pando y en Chuquisaca, la lucha de lostrabajadores mineros, de la salud, del magisterio, así como de otros

sectores, las relaciones de explotación y la expropiación de losterritorios indígenas continúan vigentes. También la fortaleza de lasclases oprimidas que, a pesar de todo el respaldo electoral brindadoal MAS, no han desistido de sus aspiraciones a un mundo mejor.

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5 En abril de 2009 la policía boliviana desarticuló una banda de mercenarios vinculadadirectamente a la élite cruceña, cuyos planes incluían el asesinato de Evo Morales.

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¿Todo siempre lo mismo?De-colonialidad, Pueblos y Estados en Bolivia

1 La redacción en primera persona del plural es tan sólo una forma de decir, y así de

reconocer, que sin el trabajo junto a los compañeros del Grupo de Estudios para laLiberación (GEL) y que sin las siempre «eurocéntricas» lecturas, deliciosos debates yprofundas cenas de Polética, estas líneas, para bien o para mal, no hubiesen sido posibles.

EZEQUIEL PINACCHIO1

«Consideremos, en primer lugar, aalgunos de los «rostros» latinoamericanosque quedan ocultos a la modernidad: sonaspectos múltiples de un pueblo uno.»

—ENRIQUE DUSSEL, 1492: El encubrimiento del otro.

Hacia el origen del «mito de la modernidad»

Pueblo y pueblos

La noción pueblo presenta notables dificultades a la hora de ser definida

unívocamente. Pero su estrecha relación con la de idea de sujeto políticola torna ineludible. Por eso, y para empezar a entendernos,delinearemos rápidamente tres maneras en que suele ser sancionadosu alcance.

En la primera, el conjunto de cuerpos que hace al concepto puebloy el que hace a la idea de sociedad civil se corresponderían palmo porpalmo. Así interpretado, «todos» (en tanto que «cada uno» de) losciudadanos conformarían un pueblo. Se trata aquí de una sumatoriade individuos que, libremente, pactan alguna forma de convivencia;

tal como quería el contractualismo.En la segunda, podemos relacionarla con conjuntos deinclusión/exclusión delimitados desde parámetros como los religiosos,nacionales o étnicos. Y, tal como lo demuestra cualquier país en estostiempos; estos distintos conjuntos de cuerpos ( pueblos/cultura), a suvez, pueden formar parte de un conjunto mayor ( pueblo/sociedad).

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Y existe una tercera manera: la que lo señala como uno de losdos polos que dan vida a una co-existencia territorial siempreasimétrica y conflictiva. Así, dentro del conjunto de los cuerposintegrantes de un determinado espacio tendríamos, por un lado, al

subconjunto pueblo, y por otro al subconjunto anti-pueblo, u oligarquía.De acuerdo a este esquema, las referencias al pueblo dentro deun país pueden ser «lo uno» (en la homogeneidad igualitaria yabstracta de la ciudadanía), «el dos» (en la confrontación asimétricade unas partes siempre en pugna), o «lo múltiple» (en la convergenciairregular de muchas identidades dispares). Las relaciones de conjuntosy de cuerpos tienen, por ello, una gran complejidad.

Tan sólo para comenzar a desandar las complejidades inherentesa la cuestión de lo popular, e involucrarnos en esas difíciles eintrincadas relaciones entre cuerpos, conjuntos y sujetos proponemosconsiderar algunos planteos realizados en el libro El Desacuerdo, de

 Jacques Rancière2.

Política y policía

Este libro nos dice que:

Generalmente se denomina política al conjuntode los procesos mediante los cuales se efectúanla agregación y el consentimiento de lascolectividades, la organización de los poderes,la distribución de los lugares y funciones ysistemas de legitimación de esta distribución3.

Pero, también, que ésa es justamente la definición de lo otro de la

política. Para Rancière:

2 Nuestra referencia a la obra de Rancière será deliberadamente parcial. Tenemos unaintención no más que instrumental: tomaremos algunos de sus conceptos, algunosrasgos de estos, y no más; buscando aclarar un aspecto de la estrategia interpretativageneral de este trabajo. Y aunque no sea el tema de este artículo indagar cuánto de«eurocéntrico» haya en la obra del citado francés (que debe haber, y mucho); convieneaclarar que la crítica al eurocentrismo -que desplegaremos desde el tercer apartado-no pretende, de ningún modo, arribar a la abstracta anulación del corpus europeo (elcual de hecho nos atraviesa, nos constituye, lo somos), sino que responde al intento de

entablar otro tipo de relación para con éste.3 RANCIÈRE, J. El Desacuerdo. Política y Filosofía. Buenos Aires, Nueva Visión, 2007, p. 43.Traducción al castellano de Horacio Pons.

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La política es asunto de sujetos o más bien demodos de subjetivación (…) –y agrega– Unmodo de subjetivación no crea sujetos ex nihilo.

Los crea al transformar unas identidadesdefinidas en el orden natural del reparto de lasfunciones y los lugares en instancias deexperiencia de un litigio (…) –concluyendo que–toda subjetivación es una des-identificación, elarrancamiento de la naturalidad del lugar4.

De acuerdo con esto, mientras que por policía deberemos entender unordenamiento y asignación, pretendidamente «natural» , de los cuerposdentro de la comunidad; por  política, entenderemos un movimientodisruptor (en el sentido de subjetivización des-identificante) que signala transformación de dichos ordenamientos y asignaciones.

Para comprender dicho planteo, es importante tener en cuentaque según Rancière el principio (no político) de la política es la igualdad5:quien domina y quien es dominado son, necesariamente, iguales. Queel primero dé una orden y el segundo la obedezca lo demuestra sinmás; pues para ser obedecida esta orden debe primero ser

comprendida. Es en ese mismo acto racional que relaciona a quienmanda y a quien obedece, en donde se hace posible el ejercicio concretode la diferencia jerárquica y, al mismo tiempo, en donde quedaevidenciada la falsa diferencia que justifica la orden; es decir, el orden.

De aquí que cualquier distribución funcional de los cuerpos seasiempre producto de una violencia (física o simbólica) contra-natura.De aquí, además, que la naturalización, como proceso de conquista delimaginario, le sea inherente a cualquier ordenamiento. De aquí, porúltimo, que política resulte ser la efectuación concreta del principio de

igualdad: el despliegue dis-ruptor de los cuerpos en el marco de loestablecido.En consonancia con lo hasta aquí dicho, en este trabajo no

entenderemos por pueblo ninguna entidad esencial, positiva y eterna,en nombre de la cual realizar, a posteriori, tales o cuales operacionespolíticas; sino lo contrario. Será el movimiento mismo, la disrupciónpolítica operante, aquello que instituya al pueblo como tal. Elmovimiento de los cuerpos y no los cuerpos; la dislocación de conjuntos

4 Ib., p. 52-53.5 Ib., p. 54.

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y no los conjuntos, serán considerados por nosotros como la expresiónde lo subjetivo en política.

Modernidad y eurocentrismo

La matriz dominantemente moderna (es decir, eurocéntrica6) de lascategorías desde las cuales pensamos nuestra realidad suele tornarlasencubridoras, cuando no lisa y llanamente promotoras, de las prácticasmás irracionales y violentas. Y, creemos que, es difícil ser realmente«críticos» sin desarrollar una reflexión en este preciso sentido, elcategorial.

Enrique Dussel ha estudiado la estrecha relación que existe entrelas prácticas coloniales y los discursos modernos. Ha mostrado,argumentando de manera convincente, que el tan moderno ego cogito(«yo pienso») cartesiano hubiese sido imposible sin un previo yarrasador ego conquiro ( «yo conquisto» ) encarnado, entre tantos, porHernán Cortés8.

La primera experiencia subjetiva propiamente moderna se verifica,según Dussel, en tierra americana (1492); realizándose, sucesivamente,en las figuras prácticas de la conquista y la colonización. La

modernidad, por su parte, inaugurada discursiva y filosóficamentemucho más de un siglo después (1637), oficiará de relato celebratorio,en el cual se introyecta y proyecta la tendencia a eliminar (física osimbólica) todo lo Otro; acrecentando así el imperio «ego-lógico» desu  Mismidad. «Cristiandad», «civilización», o las más actuales,«desarrollo» y «democracia», deben contarse entre los principalesideales/dispositivos de dominio modernos.

Todo esto, asimismo, encuentra gran parte de su sentido en lamás lograda y efectiva herramienta discursiva para el ordenamiento

y distribución de los cuerpos: La Historia. En el siglo XVIII, las6 «Eurocentrismo es, aquí, el nombre de una perspectiva de conocimiento cuyaelaboración sistemática comenzó en Europa Occidental antes de mediados del sigloXVII, aunque algunas de sus raíces son sin dudas más viejas, incluso antiguas, y queen la centurias siguientes se hizo mundialmente hegemónica recorriendo el mismocauce del dominio de la Europa burguesa. Su constitución ocurrió asociada a laespecífica secularización burguesa del pensamiento europeo y a la experiencia y a lasnecesidades del patrón mundial de poder capitalista, colonial/moderno, eurocentrado,establecido a partir de América.» QUIJANO, A.. «Colonialidad del poder, eurocentrismo

y América Latina» en La colonialidad del saber: Eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivaslatinoamericanas. Buenos Aires, CLACSO, 2005, p. 218.7 DUSSEL, E. Ob. Cit., p. 40-53.

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diferencias de poder que hasta entonces se expresaban en el imaginariosobre todo espacialmente (en la construcción de los mapas porejemplo); ganan una nueva dimensión del ser: la temporal.

Hegel y su «historia universal» resultan paradigmáticos en este

sentido. En el marco de ese inmenso y laborioso aval de lo existenteque es su sistema filosófico, el alemán llega a asegurar que frente alpueblo que lleva la agencia histórica (el cual posee «derecho absoluto»)todos los demás no tienen derecho alguno8. Con sus necesarias fasesde despliegue del «espíritu universal» (es decir, del espíritu«europeo»), sacraliza lo dado y lo torna conceptualmente necesario.Hegel entiende que el espíritu se desplaza de oriente a occidente, comoel sol. Así Europa, en su destinada consumación de la historia, seenseñorea luminosa desde «el centro». Mientras el resto del mundo,la retrazada «periferia»: o bien se acomoda, o bien desaparece.

Raza y capital

Aníbal Quijano, entre muchos otros, sostiene que buena parte delmarxismo ha sido, y sigue siendo, presa de dicho encantamientoeurocéntrico; y que eso se torna particularmente notorio cuando de

pensar la realidad suramericana se trata.Al igual que Dussel, entiende que el «descubrimiento de América»es un hito crucial en la configuración del actual sistema-mundo9.

 América, como producto material y simbólico que comienza aconstruirse en el siglo XVI (en correlación directa con el proceso quelleva a que Europa se convierta en centro geopolítico del planeta),será la piedra de toque en la constitución del actual patrón de poderen su configuración hegemónica, expandida luego a escala planetaria.

Dos procesos históricos convergieron y seasociaron en la producción de dicho espacio/

9 DUSSEL, Ib., pp. 18-19.10 El sociólogo estadounidense Wallerstein ha propuesto tomar como unidad de análisislo que él denomina Sistema-mundo. «Un sistema-mundo es un sistema social que tienefronteras, estructuras, grupos miembros, reglas de legitimación, y coherencia. Su vidaestá compuesta de las fuerzas conflictivas que lo mantienen unido por tensión y lodesgarran en tanto cada grupo busca eternamente remodelarlo en su beneficio.»  Su

libro capital es The modern World system, aparecido en tres volúmenes, 1974, 1980 y1989 sucesivamente. Esta traducción fue realizada por uno de los integrantes del yamencionado grupo de estudios G.E.L.

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tiempo (América) y se establecieron como losdos ejes fundamentales del nuevo patrón depoder. De una parte la codificación de lasdiferencias entre conquistadores y conquistados

en la idea de raza (…) De otra parte, laarticulación de todas las formas de dominacióndel trabajo, de sus recursos y de sus productos,en torno del capital y del mercado mundial10.

Ese nuevo  patrón de poder  es lo que denominamos, con Quijano,«colonialidad del poder». Lo entenderemos como un complejo procesohistórico en el cual raza y capital se transforman en ejes articuladores deun nuevo e intrincado proceso (policial) de ordenamiento de loscuerpos.

Que sean «ejes» quiere decir que co-existen con otros modos declasificación y con otros modos de producción, a los cuales ellos sirvende horizonte, en tanto que los articulan. Así, junto con el capitalismo,en América encontraremos reciprocidad, servidumbre, esclavitud. Y

 junto a la discriminación racial, la de género y la etaria, por ejemplo.Las relaciones entre estos elementos, a su vez, variarán notablementede acuerdo a los diversos espacio/tiempo que estudiemos.

Ahora bien, suponer esta diversidad histórico-estructural deelementos co-existentes redunda en la configuración de una totalidad,en tanto objeto de estudio, que es concebida como algo discontinuo yheterogéneo. Esta perspectiva se contrapone, por ello, al pretendidodespliegue lineal, seriado y homogéneo de los acontecimientoshistóricos que está a la base de los planteos eurocéntricos, sean estosliberales o marxistas. Nos proponemos, con esto, desplazarnos delparadigma de la sucesión, al de la simultaneidad.

Colonialismo y colonialidad

El colonialismo hispano-portugués, una experiencia económica, políticay militar de las tantas que ha habido en la historia de nuestra especie,se propagará con denodada fuerza y se impondrá como matriz lógicaen la realización concreta del primer proyecto civilizador a escalaplanetaria. Recién con dicha expansión marítima por el lado delAtlántico, y posterior conquista del continente americano se hace

11 QUIJANO, Ob. Cit., p. 202.

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posible articular todos los grandes circuitos comerciales del planeta.El de anahuac (centro de América) y el del tawantisuyu (sur de América)habrán de sumarse así a los ya existentes, e interconectados, del África,Asia y Europa11.

El singular tipo de relaciones materiales perpetradas en (lo queluego sería) América, a partir de la llegada de los invasores, se cristalizaen un determinado tipo de relaciones inter-subjetivas. Y como sudinámica es netamente expansiva, tales relaciones son, a su vez,proyectadas en el tiempo y el espacio configurando el actual patrónmundial de poder, la colonialidad12.

Con el color de la piel como índice inapelable del grado dehumanidad de sus portadores, comienza a operar la maquinariasimbólica que busca naturalizar discursivamente el rol impuesto alos cuerpos en la práctica por la fuerza. De este modo, a lo Hegel, setroca en algo lógicamente necesario, esencial y evidente para la Razón,lo que, temporalmente al menos, no había sido más que contingencia,accidente, violencia.

Una de las primeras operaciones de dicha «novedosa»maquinaria consiste en desaparecer toda singularidad relativa a «losotros» conformando discursivamente un solo y homogéneo Otro, porcaso con la impropia designación de indios. Ese Otro, a su vez, es

concebido como diferencia interna del sistema: lo diferente-inferior. Sedesprecia con ello, sin más, la existencia de innumerables diferenciasinternas al suelo americano y se las pone en función de un proyectoajeno, el occidental. Luego se hará exactamente lo mismo con los negrosdel África y  los amarillos del Asia. Continentes enteros de infinitadiversidad cultural, miles de pueblos y cosmovisiones distintas,devorados por la furia de los universales.

11 MIGNOLO, W. «La colonialidad a lo largo y a lo ancho: el hemisferio occidental en elhorizonte colonial de la modernidad» en el ya citado La colonialidad del saber, pp. 60-61.12 «La idea de raza, en su sentido moderno, no tiene historia conocida antes de América(…) La formación de relaciones sociales fundadas en dicha idea, produjo en Américaidentidades sociales históricamente nuevas: indios, negros y mestizos y redefinió otras(…) y en la medida en que las relaciones sociales que estaban configurándose eran

relaciones de dominación, tales identidades fueron asociadas a las jerarquías, lugaresy roles correspondientes (…)» QUIJANO, Ob. Cit., p. 203.

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Estado y nación

La delimitación de los conjuntos tiene por principal objetivo consolidarun determinado ordenamiento social de los cuerpos. Postulando la

discriminación racial como parámetro específico de clasificación sederiva, entre otras cosas, una «división racial del trabajo». Los «negros»son esencialmente esclavos, los «indios» naturalmente siervos y los«blancos» razonablemente dignos de algún título de propiedad o, almenos, de recibir un salario por su trabajo.

La jerarquización racial de los conjuntos de cuerpos queconforman la sociedad alcanza, a su vez, todos los ámbitos de laexistencia. Así, ni los negros/esclavos ni los indios/siervos, jamás,deciden nada. El nacimiento y vida de los Estados-nación en estos pagoses una de las muestras más claras del influjo decisivo de la racializaciónde los sujetos en nuestra vida política.

Es cierto que algunos países sudamericanos, el nuestro por caso,encuentran en el genocidio de lo aborigen y la inmigración europeaexitosas medidas para «blanquear» el territorio nacional. Hablar deellos como de Estados-nación en el sentido moderno del concepto tienecierto sentido: la homogeneización racial y su consecuente inclusiónen la ciudadanía, en la representación, lo permiten. Pero en territorios

donde la confederación incaica se había establecido más firmementecon anterioridad a la llegada de los invasores, la cantidad de poblaciónde ascendencia aborigen es mayoritaria, aún hoy, y por tanto elpanorama es radicalmente diferente.

Al instituirse los Estados-nación en dichos territorios, esta partemayoritaria de la población estuvo excluida de todo derecho civil. La«nación» que estaba a la base y servía de norte a la existencia del«Estado» era la blanca: una ostensiblemente minoritaria y para nadarepresentativa de los habitantes del territorio. Es que operaba allí una

variante de la colonialidad del poder, el colonialismo interno13

; así eldominio de la cultura foránea sobre la/s autóctona/s continuaba enplena vigencia. El enfrentamiento de los intereses de gobernados ygobernantes, aunque todos hayan nacido en el mismo territorio, seperpetúa sobre nuevas bases institucionales.

13 «(…) Y la conciencia criolla, como conciencia racial, se forjó internamente en ladiferencia con la población afro-americana y amerindia. La diferencia colonial setransformó y reprodujo en el periodo nacional y es esta transformación lo que recibió

el nombre de «colonialismo interno». El colonialismo interno es, pues, la diferenciacolonial ejercido por los lideres de la construcción nacional.» MIGNOLO, Ob. Cit., p. 68.

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Con miras a este preciso panorama socio histórico que Quijano afirma:

en Bolivia, la demanda de las poblaciones queprecisamente fueron víctimas de estados no

nacionales y no democráticos, es no tanto másnacionalismo y más Estado, sino ante todo otroEstado; esto es, des/colonializar ese Estado, quees la única forma de democratizarlo. Pero si eseproceso llega ser victorioso, el nuevo Estado nopodría ser un Estado-nación o un Estado nacional,sino uno multinacional, o mejor aún, internacional.

Punto y seguido

En el primero de nuestros apartados decíamos, con Rancière, que la política es un movimiento de des-identificación subjetivante. Mostrábamosallí que  pueblo y  política son elementos inescindibles. Ahoraexplicitamos lo obvio: política y policía también lo son; sencillamenteporque todo des-orden implica un determinado orden previo, en elcual irrumpe. Y así como el sentido de cualquier movimiento en el

espacio sólo puede determinarse tomando en cuenta su punto departida; del mismo modo, los condicionamientos socio históricoespecíficos que le sirven de suelo, pero también de horizonte, a todaacción política son fundamentales para lograr comprender susignificado.

En una periferia signada por la discriminación racial, en regionesdonde tanto la división del trabajo como el derecho a las decisionespolíticas están regidas fundamentalmente por dicho patrón declasificación; la explotación, la dominación, han de expresarse en una

experiencia subjetiva diferente a la que podríamos encontrar en el centrodel continente europeo o, incluso, en la metrópolis de nuestro propiopaís.

En la hermana Bolivia, lo mismo que en gran parte deSudamérica, el conjunto de cuerpos que conforman los  pueblos etniaaborígenes (decenas de diferentes pueblos) y el que conforma al puebloanti-oligarquía (que incluye también proletariado de ascendencia no-indígena) aunque no se identifican, tienden a solaparse notablemente14.

14 De hecho, la tradición sindical campesina y la que se apoya en la ancestralorganización territorial de los ayllus se contraponen en muchos puntos. Uno

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Esta característica se explica, sobre todo, atendiendo a la confrontaciónque este/os conjunto/s entabla/n con el anti-pueblo (la oligarquía)en lo que hace a la conquista del derecho a ser, también ellos,considerados pueblo en el primer sentido del término, o sea ser dignos

de tomar decisiones políticas dentro de su país.En franca oposición a la anterior cita de Quijano –y entendemosnosotros que por el tipo de categorías desde las cuales piensan– hayquienes ven en esto razones para afirmar que en Bolivia,

se trata, intencionadamente o no, de unademocratización limitadamente burguesa: unesfuerzo por la instauración de la igualdad formal(la eliminación de la discriminación racial); laciudadanización de los indígenas, es decir, su inclusiónpolítica, por la expansión del mercado interno, eldesarrollo del capitalismo, y la instauración de unademocracia liberal y representativa hasta hoyinexistente en Bolivia, pese a las liturgias electoralesde los últimos veinticuatro años15.

Pero: ¿es posible hablar de democracia burguesa, liberal y

representativa, sin más, en este caso?

Civilización y culturas.

En una de sus editoriales, Dialéktica afirma que absolutamente todoslos procesos políticos sudamericanos forman parte de lo mismo, una«comparsa nac&pop»; consecuentemente, los rechaza en forma

fundamental: mientras la primera encuentra en la «clase» un horizonte posible dereferencia político identitaria, el segundo se piensa en exclusiva referencia a lareivindicación «étnica». Evo Morales y Quispe encarnarían, respectivamente, cada unade estas posturas. En el caso de Bolivia, si bien de manera conflictiva, estas luchas hanconvergido. El nivel de apoyo popular de uno y otro en los últimos tiempos, creemos,nos da la pauta. Un análisis de las diferencias mencionadas se encuentra en«Gobernabilidad e identidad. Indigeneidades transnacionales en Bolivia» en DÁVALOS,P. (comp.) Pueblos indígenas, Estado y Democracia. Buenos Aires, CLACSO, 2005.15 AYLLON, L. «Hacia una caracterización del gobierno de Evo Morales» en Revista delObservatorio Social de América Latina (OSAL). Año VII, núm. 19, enero-abril 2006, pp.45-54.

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unánime, con una indeferencia realmente notable16. Ahora bien, siseñalamos esta indiferencia no es para dar cuenta de una discrepanciamoral acerca de cómo debería juzgarse lo que ocurre en Bolivia; sinoacusando diferencias acerca de las categorías con las cuales abordar

los movimientos políticos de nuestra región a la hora de acercarnos asu sentido.Consideramos que la posibilidad de pensar lo singular del actual

proceso político boliviano, su real diferencia, nos obliga a insistir enla necesidad de desmontar aquella operación moderna, cifrada en lacategoría de raza, mediante la cual el dominador impone en elimaginario las condiciones para perpetuar simbólica y materialmentesu dominio, reduciendo el ámbito de lo existente; ya eliminando yainferiorizando ya desconociendo todo aquello otro-de-sí. Des-colonizar; habilitando así lo diferente como alternativa y no comosimple «momento a superar».

Por eso mismo, es importante dejar en claro que cualquierpropuesta política que se sostenga en la reivindicación de lo indioentendiéndolo como un todo homogéneo y esencialmente diferente atodo otro-de-sí , sólo reproduce el imaginario, y así las prácticas,coloniales/modernas. No se trata, de ningún modo, de pretender quela etnificación vaya a desarticular de por sí el mecanismo opresor estatal

en Bolivia; sino de poner en la mira el hecho histórico de que siempreestuvo etnificado dicho Estado y en que éste era el peculiar modo enque la opresión se realizaba.

Y si hemos preferido pensar lo popular en términos de cuerpos yde conjuntos de cuerpos, y a lo político como movimiento de des-identificación desde (y no como identificación con) estos cuerpos yconjuntos es porque requeríamos cierta flexibilidad conceptual –queel contractualismo negaba de plano– en nuestro intento de dar cabidaa una lectura del problema político andino que recoja sus

particularidades. Entre estas, fundamentalmente, la que hace a losinconvenientes de pretender «regularizar» la relación de los pueblosaborígenes con el Estado dentro de las formas liberales derepresentación.

Pero, ¿por qué decimos que teorías modernas como elcontractualismo no nos permiten pensar el problema andino? Puesporque una teoría asentada en la ecuación un cuerpo=un sujeto,

16

«Octubre 1917 - Junio de 1918. Más capitalismo y más reformismo. Notas para uneditorial» en Dialéktica, revista de filosofía y teoría social, año xvi, núm. 19, Buenos Aires,primavera 2007.

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presupone un particular desarrollo histórico de individuación en loque hace a los agentes sociales que se desarrollan en la Europa pos-cristiana. Que lo social sea, luego, teorizado como una agregación devoluntades particulares puede entenderse sólo en miras de dicho

desarrollo. Sin esto, la sociedad «civil» como tal no existe. Marx lo hadejado en claro cuando en su Sobre la cuestión judía desnuda el sentidode los derechos humanos, en su crítica a la particular idea de libertadsobre la cual estos se construyen. El otro, allí, es pensado como límite:como imposibilidad u obstáculo de mi realización en su pretensiónhumana de realizarse17.

Consideramos que afirmaciones como la antes citada de Ayllón,no toman en cuenta que dicha lógica opera de igual manera en larelación entre  pueblos/cultura. Eurocéntricamente, reducen toda larealidad al curso pre-fijado por categorías de análisis teleológicas, quese configuran de acuerdo al paradigma de la sucesión. Es dichoparadigma, a su vez, el que habilita un pensamiento en términos detotalidad jerárquica. Toda transformación es concebida entonces comorealización de lo mismo. Y todo otro, como mediación interna en laconsecución de un proyecto universal-izado. Y así, claro: todo siemprelo mismo.

Pensémoslo así: desde el  paradigma de la sucesión, la metáfora

temporal traduce las diferencias en distinciones de «antes» y «después».La uni-dimensionalidad del ser, determina todo lo existente, sea como potencia o como acto, siempre como parte de un movimiento idéntico así mismo. Por eso es que hay capital y pre-capital. Hay modernidad, yhay pre-modernidad…

Dussel, en cambio, utiliza una metáfora espacial –afín, creemos,con un paradigma de la simultaneidad como el que antes hemos señalado-donde la diferencia se traduce en exterioridad. Evita caer, gracias aello, en una jerarquización de lo existente. Dicha exterioridad, además,

ofrece la posibilidad de un posicionamiento crítico alternativo, otrolugar de enunciación.

17 «La libertad individual y su aplicación práctica constituyen el fundamento de lasociedad civil. Sociedad que hace que todo hombre encuentre en los otros no surealización sino por el contrario la limitación de su libertad». MARX, K. Sobre la cuestión judía. Buenos aires, Prometeo, 2004 , p. 32. Una vez más, insistimos: no se trata, enabsoluto, de negar el corpus europeo, del cual Marx y Rancière forman, evidentemente,

parte; sino de indagar hasta dónde nos permiten pensar nuestra realidad sudamericanadentro del actual sistema mundo y desde dónde empiezan a volvernos miopes anteella.

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Es cierto que la dialéctica supera la ingenua postura de la ciencia,pues logra pensar sus principios, remontándose hasta el mismofundamento del sistema. «El proceso dialéctico, con respecto a laciencia –nos dice Dussel– (…) se eleva a sus supuestos (…) históricos,

sociales, económicos. No demuestra el fundamento sino que lo muestracomo lo primero (…) en el cual todas las diferencias (entes, partes,funciones) cobran su sentido último»18. Por eso Dussel sostiene que ladialéctica alcanza a pensar la totalidad y las diferencias internas deun sistema; pero, agrega que, ciertamente, la totalidad no es todo loque hay por pensar.

Es en su  filosofía de la liberación donde nos habla de unpensamiento «analéctico», donde «el otro», exterioridad del sistema,se torna crucial. Superadora de la dialéctica negativa, que se expresacomo negación de lo negado: la analéctica se presenta a sí misma comoafirmación de la exterioridad.

Siempre hay exterioridad económica, porque haydistintas estructuras (entre indígenas, africanos,asiáticos, masas populares), distintosprocedimientos de cambio, distinta significación(el valor de cambio es símbolo cultural o un signo

de status (…) del producto, simplemente porquehay exterioridad cultural (…))19.

Pachacutti y revolución

Cosmologías cíclicas como las andinas, ligan el cataclismo alreestablecimiento del orden. Lo que será es lo que siempre ha sido. Ylo que siempre ha sido es, entre otras cosas, la imposibilidad de un

sistema que se cierre sobre sí albergando todo lo existente: es decir deun todo que sea siempre lo mismo. La exterioridad como elementodis-ruptor del sistema se presenta, en su re-articulación con losconjuntos de cuerpos que lo dominan, como un movimiento netamentepolítico.

El Pueblo boliviano vive el actual proceso político como un pachacutti. Y la palabra quechua  pachacutti puede entenderse como

18 DUSSEL, E. Filosofía de la liberación. Buenos Aires, Ediciones la Aurora, 1985, p. 169.19 Ib., p. 167 (la cursiva es nuestra).

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revolución sólo si no es pensada en un sentido moderno, teleológico,superador. Rodolfo Kusch, nos dice que «el término pachacutti era untítulo que se identificaba con ciertas épocas paralelas a las cinco edadesy que señalaban un momento en que el tiempo y el espacio y la tierra

debían resolverse»20. Momento crucial el de Bolivia, entonces. Mas ¿cómopensarlo? Esas son cuestiones abiertas, ciertamente. Mencionaremossólo algunas de ellas.

Diferencia y alternativa

Quijano nos ha dicho por qué, de realizarse, el Estado Boliviano no hade ser uno nacional, sino inter-nacional. Y de estar en lo cierto, elprincipal dispositivo del estado moderno, es decir la reducción de ladiferencia a una abstracta identidad, estaría siendo puesto seriamenteen entredicho. La historia sudamericana de Bolivia, hemos intentadomostrar, torna viable esa hipótesis. ¿Otro Estado, entonces?

Sumémosle a esto que la construcción política del MAS, tambiéninvita a revisar categorías: qué tipo de representación se juega allí. Esdifícil sostener que los movimientos sociales sirvan simplemente de«base». De hecho hay quienes creen que: «La disyuntiva irresoluble –

si formamos partido de cuadros o partido de masas, si el poder setoma o se construye desde abajo– es planteada por el evismo de formateórica en sus estrategias de lucha, pero a la vez siendo resuelta. Ensentido estricto, este es el único caso en que los movimientos socialeshan llegado a tomar el Estado».22 ¿Otra representación, luego?

Por último, sólo pensar que buena parte de la sociedad bolivianase estructura en base a ayllus (en los cuales llegan a contarse hasta 200personas ), con la tremenda exterioridad cultural que esto implicarespecto de la cosmovisión occidental, torna absurda la espera de una

solución en términos de inclusión en la «ciudadanía liberal». Desdehace 2500 años las sociedades andinas se organizan adoptando dichafigura; figura que está muy lejos de ser una agregación de individuos«libres» y que tampoco se deja encerrar por el concepto occidental ycristiano de familia. ¿Otro mundo, quizá?

20 KUSCH, R. Geocultura del hombre americano, p. 53 de Obras completas, tomo III, Rosario,

Fundación Ross, 2000 (La cursiva es nuestra).21 GARCÍA LINERA, Á. «El evismo: lo nacional-popular en acción» en Revista del ObservatorioSocial (op. cit.), p. 30.

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Creemos que en la exterioridad cultural está la clave de nuestraspreguntas. Y en ellas, aquello que opera como dimensión realmentetrasformadora en el actual fenómeno político boliviano. Aquello paralo cual, intentamos sugerir, harán falta otras figuras políticas, otras

constelaciones de sentido y otras metáforas, que se enmarquen en otrosparadigmas de pensamiento. Aquello que, por tanto, aún no podemospensar. Aquello que no hemos asido. En suma, aquéllo.

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Viaje al corazón del populismo

PATRICIO MC CABE

El escrito que sigue no pretende ser exhaustivo. Es apenas el resultadode un viaje por Venezuela durante el verano. Para cualquier personamedianamente interesada en el cambio social este no es un país quepueda resultar indiferente. Sin embargo, la versión de lo que allí sucede

suele estar extremadamente simplificada. Las líneas que siguenpretenden ser un aporte para poder pensar un proceso que dista dehaberse cerrado.

Border 

Santa Helena del Uairén. Frontera de Venezuela con Brasil. Muy cerca laGuyana inglesa. Los trámites bolivarianos para ingresar son laxos. En laradio suena la voz de Chávez y el ambiente es despreocupado entre los hombresde verde de la aduana. Luego de intensos regateos con los taxistas llegamos al

 pueblo. Hace 4 días que viajamos y olvidamos que es Domingo. No hay genteen la calle, no hay negocios abiertos y mucho menos posibilidad de cambiar reales por bolívares. Pero alguien asoma por una puerta y nos indica que

 para cambiar conviene hablar con El Morocho. Mientras cambio me explicaque el dólar cotiza 2 bolívares en el mercado oficial pero él los paga 3,8. Cierroel trato y me dirijo al hotel.

Los pueblos de frontera suelen vivir de las diferencias con sus vecinos.El combustible venezolano vale 12 veces menos que el de Brasil. Esta diferencia

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 favorece un contrabando que también alimenta las finanzas en la fronteracon Colombia. Los brasileros no pueden cargar de este lado más que una

 pequeña cantidad de gasolina pero los que sí cargan toda la que consiguenson los venezolanos que, a su vez, la revenden. Esto configura un panorama

de colas perpetuas frente a las gasolineras de Santa Helena. Custodian y piden documentos los militares bolivarianos, boina roja con la inscripción«Socialismo o Muerte».

Viaje al corazón del populismo

Las noticias que llegan de Venezuela suelen reunirse en torno al

significante Chávez. Lo que bajo esta palabra está reunido es muyvariado pero siempre de algún modo refiere a un estado de agitaciónpopular. Chávez-pueblo-poder popular parecen ser las palabras clavede lo que se cuenta. Y, en gran medida, dependiendo de cómo estaspalabras se conjuguen va a resultar el relato que de la situaciónvenezolana se pueda hacer.

La leyenda «Con Chávez manda el pueblo» aparece en cualquierpared y es la idea fuerza en torno a la cual se articulan los discursos.No es extraño que al profundizar en una discusión con un transeúnte

éste termine afirmando que antes de Chávez no se sabía que se podíatener derechos. Además, la presencia del estado y las discusiones entorno a éste son moneda corriente, en la prensa, en la televisión y en lacalle. Se podría decir que el rol del estado, el poder popular y lamediación con el liderazgo son algunos de los ejes que estructuranbuena parte de la discusión política venezolana y serán, a su vez, objetode reflexión en las páginas que siguen.

La Casa azul

 Me subo a un bus rojo-rojito. El boleto que tengo en la mano dice Ministeriodel Poder Popular para el Transporte, el logo es una ruta roja que se dirige alinfinito. En el camino a Caracas bajamos a evacuar y la gente de los ómnibusse distribuye en torno de 2 televisores. En uno se ve Globovisión un canal dela oposición, en el otro Telesur. Los mozos van de un lado a otro y miscompañeros de viaje siguen con atención la reunión de Uribe con Bush quetransmite Telesur.

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 Al día siguiente estoy en Caracas buscando alojamiento y compruebo quetodo es muy caro para los cánones argentinos. Telefoneo desde la calle a unacompañera del Frente Campesino Ezequiel Zamora y quedamos enencontrarnos. Me cuenta de la casa azul. En ocasión del Foro social del 2006

llegaron a Caracas una buena cantidad de activistas de distintos países, entreellos unos europeos que tomaron en alquiler una casa con muchas habitacionesen un barrio cerca del metro. Una vez finalizado el evento la casa permaneciócomo un lugar de encuentro de militantes. Y no son pocos quienes se quedandado que el chavismo ofrecía (y ofrece) empleo a quienes colaborasen en algúnemprendimiento social de esos que florecen en distintos rincones del país. Lacasa azul es entonces un lugar privilegiado para empaparse de la situación

 política.

Venezuela, me cuentan los de allí, representa una trayectoria atípicaen Latinoamérica. Comentan que cuando buena parte de la izquierda se volcabaa la lucha armada, los militantes de este país la dejaban para redescubrir eltrabajo de base en los barrios. Basta recordar que cuando en Argentinaempezaba a forjarse la llamada «estabilidad», en Venezuela se producía unarebelión de enormes proporciones que se conoció como el Caracazo. A su vez,el carácter marginal de su movimiento social en relación a los otros países dela región le permitió evadir la mirada vigilante de los partidos comunistas enlos setentas y desarrollar una trayectoria singular a contra mano muchas

veces de las corrientes hegemónicas. Con estos ingredientes se cocinó la actualsituación que coloca a Venezuela en el centro de los debates latinoamericanos.

Líder de Estado

El descubrimiento del petróleo en los años ‘50 va a cambiarsustancialmente el mapa socioeconómico de Venezuela. Hay que

hacerse la idea de un país cuya actividad casi excluyente estáconcentrada en un solo negocio y este negocio se halla bajo controldel estado.

En el nivel económico, Venezuela aparece como una suerte deArabia Saudita que importa una parte significativa de sus alimentospero con el agravante de que, a diferencia del país árabe, cuenta contierras pasibles de ser cultivadas. En el nivel político toda actividadestá orientada al estado. Digamos que quien controla Petróleos deVenezuela Sociedad Anónima (PDVSA) maneja buena parte de los

recursos económicos. Gobernar Venezuela es en buena medidadistribuir la renta petrolera.

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Es usual distinguir entre tres niveles de administración de la vidavenezolana. En primer lugar, un poder central presidencializado quemaneja el presupuesto nacional, PDVSA y las reservas internacionales.Luego, un sector más liberal constituido por los poderes municipales,

el judicial y el legislativo y que está articulado en torno a la actividadde los partidos políticos. Por último, un sector de poder comunal queincluye algunas empresas recuperadas, los consejos populares o lasiniciativas autónomas1.

Si bien el populismo se dice de muchas maneras, es indudableque, uno de los rasgos en el que todas sus caracterizaciones coincidiríanes en el de subrayar el rol del líder. El pueblo amplía su ciudadanía através de su mediación y cada reivindicación que obtiene, a su vez

valida este modo de asignación de los recursos. En tierras bolivarianasesto aparece sintetizado en la fórmula: «Chávez es el pueblo. ConChávez manda el pueblo». El populismo es un juego que no es enabsoluto desconocido para los argentinos por lo que reconoceremosfácilmente algunos de sus recursos aunque no estén en formatoperonista. Por ejemplo, cada vez que Chávez se «equivoca» alguienva a explicar que el problema es su entorno, se da por sentado que esun revolucionario atrapado entre burócratas. Muy similar esto a aquelcerco que la izquierda peronista imaginaba se había tendido en torno

a su líder.Cada iniciativa popular es recuperada por el gobierno que la

formatea institucionalmente limando su antagonismo. Este juego de«dame el poder que te doy poder» va acompañado de un lenguajeque nombra el socialismo y se envuelve en banderas rojas. El poderaparece en el centro de los desvelos chavistas porque este aparecerepartido de una manera que no siempre le es favorable.Contrariamente a lo que se supone el chavismo no controla

completamente PDVSA o incluso la frontera con Colombia…

Vecinos invasores

Suena el teléfono en la Casa azul. Uno de los colombianos allí alojados noscuenta que un amigo suyo está en problemas y se retira abruptamente de la

1

Esta caracterización está tomada de Roland Denis, en particular de su artículo«Consideraciones concretas sobre la propuesta de reforma constitucional». Un buencompilado de sus escritos aparecen el número 33-4 de la revista Acontecimiento.

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mesa. Nuestro desayuno altamente politizado prosigue hasta que el deColombia vuelve y nos da parte de las novedades. El amigo que llama integraun grupo de estudio en una universidad bogotana y por este motivo haceescasas 24 horas fueron amenazados por un grupo paramilitar. El mensaje es

claro y el exilio aparece como la opción obligada. En pocas horas recoge suscosas y parte. Llega a la frontera colombiana y pasa sin mayores problemas allado venezolano donde espera la posibilidad de asilarse. Sin embargo, las cosasno son tan sencillas. Es Domingo y la oficina del ACNUR (Alto Comisionadode las Naciones Unidas para los Refugiados políticos) está cerrada. El amigollama para saber qué hacer. La respuesta es nerviosa y contundente. Esa

 provincia venezolana es gobernada por la oposición, los paramilitarescolombianos controlan las calles y lo primero que harán es recorrer hoteles

buscando a gente como él. Que salga del hotel, que se esconda hasta el lunesy trate de llegar a ACNUR como pueda es la recomendación unánime de loslocales.

El desayuno no se interrumpe, pero una pregunta se me hace inevitable.¿Cuánto controla el gobierno bolivariano sus fronteras? Alguien afirma, conun café en la mano, que hace rato que la guerra civil colombiana derramóhacia Venezuela. De las tres provincias fronterizas con Colombia, dos soncontroladas por la oposición quien tiene negocios evidentes con los cártelescolombianos. Estos empezaron por comprar con narcodólares una cadena de

 farmacias y algunos shoppings y se fueron instalando de a poco. Atrás deellos llegaron los paramilitares ofreciendo sus servicios de protección a los

 ganaderos que intentaban protegerse de las guerrillas colombianas que hacenretaguardia en Venezuela. Con el tiempo algunas de las peores costumbresde los vecinos «paracos» comenzaron a extenderse. Alguien me muestra unvolante de la zona firmado por las «paramilitares» Águilas Negras que anunciaun operativo de limpieza social desde las 19hs. La traducción concreta deloperativo es un escuadrón de la muerte que asesina a los «desechables» sociales

que son tanto los chicos de la calle como los activistas bolivarianos.

Poder popular

Pero hasta ahora sólo pusimos el acento en lo que cualquier lectoratento de diarios puede conocer. Efectivamente el liderazgo chavistase asienta en un estado de ebullición popular que no se apaga desdehace una década. De lo que no se habla demasiado es del desarrollo

de iniciativas autónomas que son previas a la emergencia delchavismo.

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Durante los años ‘60 las formaciones guerrilleras venezolanasya llevaban un desarrollo de muchos años y eran el modo de resistenciamás utilizado en Venezuela2. En respuesta a estas iniciativas, EE.UU.,a través de distintas organizaciones, va a facilitar dinero para fomentar

el cooperativismo. Se intentaba en el mediano plazo orientar lamovilización en un sentido institucional y pacífico. A raíz de esto esque en diversas partes de Venezuela existen cooperativas que llevan4 décadas, entre ellas la Central Cooperativa del Estado Lara(CECOSEZOLA ) de la cual nos vamos a ocupar en lo que sigue.

Originalmente impulsada por sacerdotes en 1965, estacooperativa va a pegar un giro en sus concepciones a mediados de losaños setenta. Dos son las características de este cambio que nos interesa

destacar. La primera es el cuestionamiento del cooperativismo comosimple cuestión económica al servicio de sus afiliados y la segunda esel intento de acortar la distancia entre medios y fines que en sus propiaspalabras es el planteo de que «en el trabajo cooperativo podíamos irconstruyendo en pequeño la sociedad que queremos»3.

Hoy, esta Central de Cooperativas que involucra a 300productores y 50 unidades de distribución, es la mayor distribuidoraminorista de verduras del país. Aunque circunscripta a una solaprovincia en sus ferias se abastecen 40 mil familias y da empleo a

alrededor de mil personas. A los fines de este trabajo lo que vamos aconsiderar son algunos de los principios bajo los cuales se hizo posibleeste fenómeno.

En el cuadernillo «Buscando una convivencia armónica» señalanque no es posible construir una organización sin poner en cuestión lascreencias que organizan la cultura dominante. Vamos a seleccionaralgunas de esas creencias que nos parece importante examinarcríticamente para entender las dificultades que afronta la emergencia

de iniciativas autónomas.Algunas de las creencias reseñadas en este cuadernillo son:

—Los seres humanos somos individualistas pornaturaleza.

2 Vale recordar que la guerrilla venezolana fue una fuerte influencia para la guerrilla

cubana.3 CECOSEZOLA, Buscando una convivencia armónica. Barquisimeto-Venezuela, Escuelacooperativa «Rosario Arjona», 2003.

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—Sin jerarquía no puede haber organización, elresultado sería caótico.—Para lograr cualquier meta es necesaria lapresencia de un líder.

—Compartir responsabilidades implica diluirlas ypor lo tanto es un mecanismo destinado al fracaso.—Confiar es de pendejos4.

Y agregan más adelante: «Estas creencias se van internalizandoprofundamente, manifestándose como parte esencial de nuestro ser yno como lo que son: una lección bien aprendida a partir del procesode socialización. Llegamos a convertirlas en verdades incuestionables».

Ponemos la atención en estas conclusiones porque ciertamenteestas «verdades incuestionables» son organizadores fuertes de lacultura política dominante en todas partes, pero especialmente enVenezuela. Indudablemente en una sociedad fuertementeindividualista5 una de las maneras de unir los átomos sociales seránlas jerarquías y la mediación de los liderazgos. De esta situación sederiva que actitudes como las de confiar y compartir responsabilidadessean escasas. Sin embargo, sólo a partir de estas actitudes es posible laauto valoración de las propias fuerzas que es la condición sine qua non

de la autonomía.

Válvulas de escape

En la Casa azul me comentan que hay en las afueras de la ciudad una fábricade válvulas que fue recuperada por los trabajadores. Hacia allí me dirijo conuna recomendación que me permite empaparme de un aspecto de los menos

 publicitados de la experiencia venezolana. Invocando el nombre de uno de losazules me encuentro con uno de los integrantes del Consejo Obrero. Mesorprende mencionado las fábricas recuperadas de Argentina donde hizo uncurso. Cuenta que aquí es diferente, que fueron probando distintas formas deorganización y que abandonaron definitivamente la forma cooperativa.Inicialmente se organizaron así, luego pasaron a la manera asamblearia y

4 CECOSEZOLA, Ob. Cit., págs. 10-11.5 La sociedad venezolana junto a la mexicana son de las más permeadas enLatinoamérica por el estilo de vida norteamericano.

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últimamente previa lectura de Pannekoek funcionan al estilo de un Consejoobrero.

Cuando funcionaron en forma asamblearia perdieron eficacia en laresolución de los problemas, los temas a tratar eran infinitos y no había

demasiada experiencia en el debate colectivo. Últimamente trabajan encomisiones y estas elevan mandato al Consejo de trabajadores. Votaron quela propiedad sea del estado y que este les pague el salario que ellos fijan enasamblea. La jornada de trabajo es de 7 horas, pero 2 de estas corresponden ala Misión Robinson que permite a los trabajadores completar los estudiossecundarios.

«El principal problema lo tenemos con PDVSA» me cuentan sentadosen la antigua sala de directivos de la empresa. Ante mi sorpresa me dicen que

originalmente les compraban toda la producción, pero que ahora depende deldirectivo que los atienda. Algunos comparten el valor de la autogestión, perootros deciden abaratar costos importando de Estados Unidos.

Empresas de Producción Social

Una segunda oleada de cooperativismo va a ser fomentada a partirdel 2001 por el chavismo. Se busca en esta ocasión crear un sector de

economía social. Para esto se alentó la inscripción de cooperativas através de créditos otorgados en condiciones favorables por Bancosdel Estado. Lo cual provocó un boom del cooperativismo con laaparición de 70 mil cooperativas, sin embargo, no todas fueron buenasnoticias. Un sector importante de las cooperativas eran fachadas queencubrían situaciones de flexibilización laboral y pérdida de derechoslaborales.

El gobierno toma nota de la situación y hacia el 2005 produce

un giro en la orientación de la economía social con la creación de lasEmpresas de Producción Social (EPS). Las EPS intentan ser «una nuevaforma de empresa, que inicialmente debía ser el fundamento de latransición hacia un modelo socialista de producción. (…) Las EPStienen que valorar más el beneficio social que el beneficio privado yorientar su producción hacia las necesidades sociales en vez de guiarlasa lógicas de comercialización y de acumulación capitalista»6.

6 AZZELLINI, D. Economía solidaria, formas de propiedad colectiva, nacionalizaciones, empresassocialistas, co- y autogestión en Venezuela. Disponible en www.azzellini.net

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En los hechos este tipo de empresas deben tener una organizacióndemocrática del trabajo y parte de lo que ganan (15%) debe serreinvertido en la comunidad.

El intento de reconvertir un sector de la economía es resultado

de la última crisis que dejó un tendal de fábricas quebradas yabandonadas por la patronal. Es entonces que el gobierno promueveque alrededor de 1000 empresas de esta naturaleza pasen a manos delestado e invita a los trabajadores a ocuparlas. «Sin embargo, fuerontomadas sólo una pequeña parte de las empresas y el número total deempresas tomadas, expropiadas y adquiridas por el Estado se quedópor debajo de las 800 anunciadas. Esto indica una cierta contradicciónentre la demanda correcta de darle prioridad a procesos desde abajo

y el nivel existente de organización e iniciativa de los trabajadores.Evidentemente, ni los trabajadores tienen la fuerza, el nivel deorganización y de conciencia para hacer las tomas; ni las institucionesestatales tenían suficiente compromiso para promover y apoyar lasmedidas anunciadas»7.

Efectivamente, hoy alrededor de 40 empresas estánadministradas por los trabajadores y constituyen junto a los Consejoscomunales en los barrios una expresión del poder popular. Porejemplo, el Consejo de los trabajadores de la fábrica de válvulas antes

mencionada destina una parte de los recursos obtenidos al Consejocomunal y allí participan en calidad de trabajadores junto a los vecinosdiscutiendo dónde invertir ese dinero.

Los problemas que afrontan las empresas recuperadas sonsimilares a los del panorama argentino con la diferencia de que cuentancon la anuencia estatal. En las experiencias más avanzadas, todos lostrabajadores ganan igual, los cargos son rotativos para atenuar ladivisión intelectual-manual y los delegados al Consejo son revocables.

Sin embargo, esto se da en una escala reducida y las empresas clavespermanecen en manos de la burocracia. El caso emblemático es PDVSAdonde los trabajadores pidieron la cogestión, pero esta les fue negadacon el argumento de que era una empresa estratégica. Esto estaríaconfirmando que lo que no es estratégico para el gobierno es lacogestión obrera.

Incluso hubo empresas clave donde se intentó la cogestión comoes el caso de Alcasa en el estado Bolívar y el fracaso provino deldesinterés de los trabajadores. Allí se designó un Director con el

7 AZZELLINI, D., Ob. Cit., s.p.

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expreso mandato de democratizar la dirección de la producción, semontó un centro de formación política y se proclamó el objetivoexplícito de que la empresa no fuera del estado ni de los trabajadoressino del pueblo. Hubo una fuerte promoción de la participación de

los trabajadores quienes eligieron representantes. Sin embargo, en estasprimeras elecciones los trabajadores eligieron para las secciones deproducción representantes de la izquierda sindical y para losdepartamentos administrativos a los viejos burócratas sindicales. Éstos,a cambio de cometer actos de corrupción, les anotan a los trabajadoreshoras extras que nunca trabajaron8. El proceso, muy estimulado desdela Dirección, culminó ni bien el Director renunció a su cargo. Esinteresante pensar este caso porque pone de relieve la imposibilidad

de desarrollar procesos por arriba cuando no hay un correlato porabajo. La operación chavista de estatalizar las demandas funcionacuando puede trabajar con tendencias existentes a la autoorganización,en este sentido, su suerte va a ser despareja de acuerdo al sector con elque trabaje. La tendencia a organizarse en los barrios es precedente alchavismo y fue rápidamente incorporada al andamiaje constitucional,en cambio, el territorio fabril no contaba con tradiciones similares ylos intentos de estimular el control de los trabajadores tuvieron escasosresultados.

Socialismo del siglo XXI

En los frentes de los hospitales, en las boinas de los militares y en cientos de paredes aparece la referencia al Socialismo. Todo esto, sin embargo, contrastacon una vida cotidiana donde predomina una cultura fuertementeindividualista orientada al consumo. En las charlas venezolanas conviven

ambas tendencias en una peculiar combinación. Desde que llegué hago lamisma pregunta a todos los que se me cruzan. ¿Qué es para Ud. el socialismo?Las respuestas son vagas, pero al menos coinciden en mencionar dos

 palabras: igualdad y derechos. Y mucho de esto se percibe en los barrios queson sede de las distintas campañas de alfabetización, de salud o de lo que se

 pueda imaginar. En Venezuela las llamadas Misiones buscan cumplir aquellamáxima que afirma que donde hay una necesidad, hay un derecho. Mucha

 gente está movilizada en torno de estas y abarcan una gran cantidad deemprendimientos. Desde la Misión «Sonrisas» que involucra el cuidado

8 AZZELLINI, D., Ob. Cit., s.p.

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odontológico hasta la Misión «Vuelvan Caras» que se encarga de la formaciónlaboral.

«Desde que está Chávez, somos más iguales» me dice la señora quevende las arepas en la terminal de ómnibus. No es quizás lo que se entiende

 por Socia lismo en otras latitudes, de hecho, no se percibe ningúncuestionamiento a la propiedad privada. Pero lo que es indudable es que enuna sociedad violentamente desigual la emergencia de este discurso abre una

 fisura en un orden que hasta hace una década parecía natural. Una concienciaque no estaba presente en Brasil y comprobaré más adelante, en mi retornoen bondi hacia Argentina, que tampoco lo está en Colombia o Perú.

Problemas de la autonomía: Lefort en VenezuelaDecíamos al inicio que el rol del estado, el poder popular y el liderazgoeran las palabras clave para entender la singular situación venezolana.Ahora también podemos decir que la forma en que se conjugan estaspalabras es coincidente con una de las formas de decir el populismoen Venezuela. En los fundamentos de esta configuración política suelenencontrarse luchas populares que amplían la ciudadanía a través dela mediación de un líder. El supuesto de este tipo de acción política es

la neutralidad de un estado que va a obrar de una manera o de otra deacuerdo a quien lo conduzca. Todos estos elementos están presentesen Venezuela con el agravante de que la principal actividad económicaestá en la órbita estatal.

A simple vista, este juego político es estable, sin embargo, estaestabilidad se asienta sobre una variable impredecible. Nos referimosa que hay un proceso de creciente toma de conciencia acerca de lospropios derechos por parte de los trabajadores. El liderazgo de Chávez

busca traducir estas demandas en formas aceptables para el gobiernode una economía capitalista. Se formatean estas demandas a través dela promoción de reformas constitucionales y continuas campañaselectorales9. En un sentido, se traduce en democracia representativala tendencia a la democracia directa. En muchos aspectos, Chávez esel dique que contiene un estallido social que ya no tendría lascaracterísticas desorganizadas del Caracazo que fue el punto de partidade esta historia.

9 En este aspecto hay un fuerte punto de contacto con el gobierno de Evo Morales.

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En esta situación, de alguna manera, aparecen trastocadas las causasy los efectos. En general, desde la militancia más activa hasta la opiniónde la calle dan por hecho que Chávez es la causa de un proceso políticoque ha vuelto a poner a Venezuela en el mapa de América. Nuestra

propuesta consiste en pensar al revés esta situación: Chávez es elresultado de las limitaciones de un masivo movimiento hacia laigualdad y la autonomía. Este movimiento, como decíamos, se verificaen la creciente conciencia de los derechos que lo recorre. No sonposibles las cooperativas, las televisiones comunitarias, las misioneso los gobiernos comunales sin esta conciencia.

No es menor y sobre todo no es nuevo el tema de los derechos.Es conocida la crítica que Marx realiza a la «Declaración de los

Derechos del Hombre y del Ciudadano» en su libro La cuestión judía.Allí Marx focaliza su atención en la letra «y» que separa al Hombredel Ciudadano en la Declaración. Y es sabido que esta separación entrehombre y ciudadano le permite una crítica potente del capitalismonaciente. El hombre está sometido en el infierno de la economía real yaparece como libre en el cielo abstracto de la política formal. Losderechos que se enuncian en la Declaración son burladossistemáticamente por la burguesía que encubre con ellos su dominio.En síntesis, los derechos están en el papel pero no se cumplen.

Sin embargo, no es tan conocida la crítica de Claude Lefort aestas posiciones de Marx. Lefort, en su libro La Invención Democrática10

acuerda en las críticas marxianas, pero entiende que estas sonpuramente ideológicas y que dejan escapar la dimensión simbólicade los derechos. Mas atento a lo que los derechos encubren, no percibiólo que la instauración de los derechos posibilita. En su crítica, Lefortadvierte que la conciencia de los derechos es irreductible a cualquierobjetivación jurídica. La continua reformulación de las leyes en

Venezuela puede ser comprendida si consideramos esto. Todo eltiempo aparecen nuevas exigencias colectivas y se postulan nuevosderechos y ese movimiento es más subversivo del orden vigente quesu coagulación en tal o cual ley. Si sólo estamos atentos a tal o cualrealización concreta, ya sea cooperativa, fábrica recuperada o consejocomunal, perderemos de vista el momento instituyente en beneficiode lo instituido.

10 Específicamente en el artículo «Derechos del Hombre y política» en La invencióndemocrática, Bs. As., Nueva Visión, 1990.

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El proceso político abierto en Venezuela hace una década sigueincuestionablemente vigente y sus posibilidades no están agotadas.El estado opera como un sistema de prohibiciones que limita laposibilidad de los posibles11. Y la apuesta, una vez más, es la de

ensanchar lo posible. Para ello, hay reservas disponibles en el propiomovimiento y hay que contar con las propias posibilidades queaparezcan en el despliegue del proceso político.

Recapitulando. Lo que impide la clausura del proceso políticovenezolano es la creciente conciencia de los derechos que se extiendeentre los trabajadores, sin embargo, advertimos que el reconocimientode sus propias fuerzas no lo hacen sin antes pasar por la mediacióndel estado. En este juego se fortalece el liderazgo de Chávez que

conserva estos derechos, pero lima sus posibilidades de antagonismocon el sistema.Es nuevamente en La Cuestión Judía donde encontraremos

algunas claves para pensar esta situación, dado que allí no sólo sereflexiona en torno a los derechos sino también a las relaciones que seestablecen entre los ciudadanos y el estado. Si antes habíamos vistocómo Lefort destacaba que la crítica marxiana de los derechos erapuramente ideológica y dejaba escapar la dimensión simbólica, ahoraconviene decir que en ese mismo libro Marx hace advertencias en torno

al vínculo con el estado. Recordemos que en ese texto el blanco de suscríticas es la religión, en ella sucede que todos los hombres se reconocencomo iguales en la medida en que son hijos de Dios. Algo similarocurrirá en la Modernidad donde los seres humanos se reconocen comolibres e iguales a través de la intermediación del estado. El fetichereligioso será reemplazado por el estatal en los albores del capitalismo,advierte Marx. El fetiche estatal deviene un obstáculo a la construcciónde la autonomía en todas partes, pero hoy se puede advertir que lo es

especialmente en América Latina.Que el proceso venezolano siga abierto depende fundamen-talmente de los trabajadores dado que son ellos mismos quienes seauto limitan a la hora de expandir sus derechos, deteniendo el procesoautónomo a las puertas del estado. Una vez más es Lefort quien nosda algunas pistas de lo que puede suceder, si un proceso de toma deconciencia como el que ha despertado en Venezuela se profundizara.Cuando el francés resalta la eficacia simbólica de la noción de derecho

11 BADIOU, A., en «La hipótesis comunista», citado por Jean-Emmanuel Ducoin en:http://www.humanite-en-espanol.com/spip.php?article229

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es para destacar sus aristas más subversivas. En especial destaca dos.Una es que la conciencia de los derechos «no permite esperar unasolución global de los conflictos mediante la conquista o destruccióndel poder establecido»12, y esto es así porque las reivindicaciones «no

se ordenan bajo la imagen de un agente de la historia, bajo la delpueblo-uno»13. En la medida en que la aspiración de los trabajadoressiga siendo poner sus reivindicaciones bajo el paraguas del líder, sedetiene el proceso de auto valorización y se reestructura el capital enla figura del estado. En este punto Lefort y Marx coinciden cuandorecomiendan no hacer el rodeo por el estado, si lo que se persigue esla emancipación.

Mucho de lo que aquí hemos dicho es aplicable a la propia

situación argentina donde también las luchas sociales giranirremediablemente en torno al estado. Esta similitud no es casual, dadoque en ambos países el estado fue asumiendo cada vez nuevasfunciones en respuesta a los reclamos. Era impensable hace una décadaque se iban a otorgar subsidios estatales a emprendimientos militantesde cualquier especie. Ya Duhalde durante la crisis del 2001 habíaavizorado que había menos desnutrición entre los pobres que seorganizan. Hoy, tanto aquí como en Venezuela, las dádivas estatalesvan dirigidas en primer lugar a quienes se organizan14. De esta manera,

el centro gravitacional gira en torno al estado y no en la autovaloraciónde las propias fuerzas. Con esta receta, en buena medida, los gobiernosprogresistas de la región fueron neutralizando las iniciativasautónomas. Por mucho tiempo, el debate en torno al estado seguiráestando en el centro de las preocupaciones de los interesesemancipatorios.

12 LEFORT, N., Ob. Cit., pág. 28.13 Ibidem, pág. 31.14 Por distintos motivos esto no funciona así en otros países de la región. En Brasil sólo

hay planes para asistencia alimentaria, y en Bolivia sólo recientemente con el gobiernode Evo Morales hay subsidios, pero son para la tercera edad. Perú, Chile y Colombiano cuentan con nada parecido.

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Cuatro impopulares tesis acerca del populismo

EDUARDO EMILIO GLAVICH

Introducción demarcatoria

No nos ocuparemos en esta pequeña contribución al dossier  -porconsiderarlas figuras pobres de la discusión- de las siguientescuestiones en torno al  populismo: (i) si es progresivo respecto delneoliberalismo, (ii) si hay que definirse a favor del mismo por el temora la derecha, (iii) si es políticamente condición necesaria y suficientepara la distribución de la riqueza, (iv) si  per se aglutina en el campo

 popular , revolucionaria y equivalencialmente, la diversidad de lasdemandas y las luchas, (v) si permite satisfacer de manera asintóticala cadena de demandas sociales equivalenciales, (vi) si es consustancialcon la figura del líder, (vii) si ciertos significantes pueden pasar a sertanto significantes vacíos como hegemónicos.

Por ello, lo que estas tesis plantean se sostiene en la no aceptacióndel desplazamiento político-semántico que conllevan todas lascuestiones recién mencionadas. Con tamaño corrimiento político-conceptual se opera una ominosa suspensión del análisis de clase delas actuales relaciones sociales de producción y reproducción, comototalidad inteligible.

Con absoluta independencia de sus diferentes formas demanifestación, afirmaremos que el populismo es lógicamente inválido,ontológicamente carente de referente, gnoseológicamente inadecuado,políticamente conservador.

Es el capitalismo, populistas.

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Tesis I: El populismo como error lógico

Sabido es que las falacias pueden clasificarse y estudiarse según seano no formales. En ambos casos, se trata de un error en el razonamiento

o la argumentación, de un razonamiento incorrecto, pero que engeneral poseen la atractiva característica de presentarse comopsicológicamente persuasivas. Las falacias, entonces, son una formade razonamiento que se presenta como correcta, pero que no lo es sise la analiza detenidamente.

Mientras que las falacias formales pueden ser detectadasmediante ciertos métodos formales y de esta manera ser calificadascomo razonamientos inválidos, esto es, razonamientos en los cuales

la conclusión no se sigue necesariamente de las premisas, parasalvaguardarnos de las falacias no formales debemos apelar allenguaje, a sus diferentes funciones, a sus estructurantes vaguedadesy ambigüedades.

Precisamente, muchas falacias no formales se cometen a partirde ciertas ambigüedades que se deslizan en el curso de lasargumentaciones. Pero quizá las más interesantes sean las falacias noformales denominadas de atingencia (de conexión, decorrespondencia), es decir aquellos razonamientos cuyas premisas

carecen de atingencia lógica respecto de la conclusión: ésta no sedesprende necesariamente de aquéllas, o lo que es lo mismo la verdadde las premisas no garantiza la verdad de la conclusión ni la verdadde esta última proviene necesariamente de la verdad de las premisas.

El hecho de que una argumentación determinada pueda teneratingencia psicológica entre las premisas y la conclusión, y que porello dicho razonamiento pueda ser tomado como poseyendo atingencialógica y hasta utilizado como correcto, nos muestra, por un lado, la

posibilidad de que la argumentación en cuestión tenga efectopersuasivo y, por el otro, la posibilidad de que el lenguaje sea utilizadocon diferentes funciones como por ejemplo la directiva o la informativa.

Son conocidos casos de falacias no formales de atingencia: laapelación a la fuerza (argumentum ad baculum), el argumento contra elhombre (argumentum ad hominem) tanto en la versión ofensiva comoen la circunstancial y la apelación a la autoridad (argumentum adverecundiam), entre otras.

 Justamente, entre esas otras está la que importa en esta tesis: la

falacia no formal de atingencia que apela a lo que se denomina pueblo(argumentum ad populum) convocándolo emocionalmente con el

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propósito de lograr su asentimiento y/o su entusiasmo para cualquierconclusión (o acción) o tomándolo simplemente como garantía deverdad y/o de validez argumentativa, ora por las premisas (losconsiderandos), ora por las conclusiones (las decisiones o

consecuencias que hay que aceptar sin más). Esta constante apelaciónal pueblo como fuente de la verdad y del poder reposa, por un lado,en la creencia injustificada de que el asentimiento popular de unasimple proposición o de un complejo conjunto de proposiciones, unateoría, es suficiente para demostrar que es verdadera. Por otro lado ya su vez, dicha apelación se manifiesta políticamente en lacontradicción insalvable entre que el pueblo –como supuesto poloopuesto al bloque de poder– pueda tener él mismo directamente más

poder (o el poder) y que sean los gobiernos o las clases dirigentespopulistas los que, detentando representativamente el poder, llevenadelante medidas que favorezcan al denominado campo popular.

Es un hecho que en la modernidad capitalista el pueblo fueinstituido jurídica, filosófica y políticamente como el principal sujetopolítico. Así lo muestran todas las constituciones de los estados naciónque toman al pueblo como el poseedor de la soberanía y queamparándose en él pretenden al mismo tiempo legitimar larepresentación política.

Pero también lo popular apareció y aparece cada vez más comoinstituyente. El pueblo nunca se equivoca y/o seguro que si apelamosal campo popular, no nos equivocaremos. Pero lo verdaderamenteinstituyente se encuentra en la centralidad del trabajo y de la claseobrera, centralidad que de ninguna manera es una construcciónapriorística ni una inválida petición de principio.

Se trata de la razón y del razonamiento, no del sentimiento nidel entusiasmo, populistas.

Tesis II: El populismo como error ontológico

Sabido es que la ontología se constituyó como la disciplina que seocupa de estudiar los entes, esto es de indagar acerca de todo aquelloque es. Podría decirse que es una ciencia de las esencias. Más aún, se laha definido como la disciplina que investiga el ser de los reales. Y, alos fines de esta tesis, podría considerársela como una teoría de losobjetos.

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En lo que aquí nos interesa -y dejando de lado el hecho de que muchasveces se suele confundir, conciente o inconcientemente, el estudio (ola acción política misma) del ser como es (ontología) con la del ser comodebe ser  (deontología)-, la ontología en cuestión en esta tesis sería

específicamente una ontología regional que constituiría el fundamentode los hechos (políticos).

A partir de aquí, eso que se llama pueblo (o, lo que es lo mismo,lo comúnmente denominado campo popular) suele ser afirmado comouna determinación objetiva del sistema, pretendidamente diferente ysobre todo superadora de la determinación de clase. De esta manera,el pueblo sería uno de los polos de la contradicción dominante enuna formación social. Y con ello la inteligibilidad de dicha

contradicción dependería del conjunto de las relaciones políticas eideológicas de dominación y no sólo de las relaciones de producción.Por eso, mientras que la contradicción de clase sería la contradiccióndominante al nivel abstracto del modo de producción, la contradicciónpueblo-bloque de poder sería la contradicción dominante al nivel dela formación social.

Pero el referente de pueblo no se encuentra presente de ningunamanera en las determinaciones objetivas del sistema. Poco importa sise pretende identificar  pueblo con el conjunto de los ciudadanos (la

ciudadanía), con la nación, la religión o la etnia. Y menos relevante esaún que se lo identifique con el campo popular .

Las variables (categorías y/o conceptos) deben ser capaces dereferirse a algo para que las afirmaciones hechas con ellas en unateoría sean verdaderas. Como concreto pensado, la contradicción entrepueblo y bloque de poder no está en relación con el plano de lascontradicciones reales sino que aparece claramente entre lassuperestructuras ideológicas que de las mismas se derivan. Al igual

que el mundo religioso, el campo popular se correspondería con ladicha ilusoria del pueblo en lugar de con su dicha real. Por ello, de loque se trata es tanto de «exigir sobreponerse a las ilusiones de unestado de cosas» como de «exigir que se abandone un estado de cosasque necesita de ilusiones».

De aquí que, en el modo de producción capitalista (porque deél estamos hablando, ¿no?), los polos de la contradicción -no laprincipal sino la única- sean en la realidad el capital y el trabajo, laburguesía y el proletariado, esto es, la clase de los capitalistas -el

capitalista colectivo- y la clase obrera -el obrero colectivo-.

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Mientras que el campo popular aparece como la manifestaciónnecesaria de la supuesta fragmentación, segmentación y polarizaciónsocial actual, nosotros continuamos afirmando que la ontología declase no es necesariamente esencialismo de clases a priori, y que no

existe, no hay, algo así como un sujeto popular o populista.Se trata de la clase obrera –asalariados ocupados y

desocupados–, no del campo popular, populistas.

Tesis III: El populismo como error gnoseológico

Aún concediendo que el  populismo pudiera constituir más bien una

lógica política que una esencia política y social, sin embargo es difícilaceptarlo, en lo que respecta a esta tesis, como concepto clave para lacomprensión de la lógica social -la lógica del funcionamiento delcapitalismo- puesto que de la suma de un error lógico más unoontológico difícilmente se pueda derivar una teoría del conocimientofértil para investigar y exponer la ley económica que rige el movimientode la sociedad moderna.

Una investigación que se sostenga en una teoría delconocimiento que trate de evitar los mencionados errores lógico y

ontológico, puede apropiarse exhaustivamente del objeto en cuestión,analizarlo en sus diferentes formas de desarrollo y exponer susconexiones internas como movimiento real.

Pero es justamente este posible y deseable logro por el cual sellega a reflejar idealmente el movimiento de la sociedad moderna -mediante la peculiar composición de una cierta lógica, una ciertaontología y una cierta gnoseología- el que suele parecerles a ciertos/as observadores/as una construcción apriorística. A partir de dicho

parecer plantean la necesidad de una pretendida superación delesencialismo de clase y del determinismo económico por medio decierta contingencia teórica y de cierta indecibilidad propias de lasactuales sociedades heterogéneas y con múltiples identidades sociales-más allá de la identidad de clase- que conducirían a la construccióncontingente de un sujeto popular o populista.

Pero como el inherente movimiento contradictorio de la sociedadcapitalista se les revela a los populistas, teórica y políticamente, de lamanera más contundente durante las crisis, resulta que el populismo

sólo puede seguir siendo una opción teórica y política mientras la luchade clases se mantenga latente o se manifieste tan sólo episódicamente.

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Por ello, frente a la contingencia y la indecibilidad de la llamada razón populista y sus juegos del lenguaje, hay que recuperar todos los juiciosfundados en una crítica científica que de ninguna manera identificadeterminismo con causalidad mecanicista.

Se trata de las leyes del capital, no de los significantes vacíos nihegemónicos, populistas.

Tesis IV: El populismo como error político

Así como la tesis anterior pretendió mostrar que el doble error lógico-ontológico hace imposible una gnoseología adecuada, esta tesis

afirmará finalmente que mucho menos puede esperarse del triple errorlógico-ontológico-gnoseológico que el populismo se pueda manifestaren una acción política crítico-práctica del sistema, esto es en una praxisrevolucionaria.

La acción política consistiría en una lucha ideológica contingentepor la formación de hegemonías, a través de significantes que reúnenuna pluralidad de demandas sociales, pudiéndose constituir en unsujeto político que, momento equivalencial mediante, se manifiestecomo un pueblo -un sujeto popular- que se enfrente al poder

establecido. Independientemente de los contenidos ideológicos osociales del movimiento político del que se trate, la acción políticasiempre se desplegaría entre dos polos: el institucionalismo y elpopulismo.

Pero ya hemos dicho que el pueblo no es un sujeto político. Y nocabe aquí hacer la diferencia entre Pueblo como sujeto soberano de lapolítica y pueblo como sujeto marginado de la política.

No hay salida posible a este error político en el marco de la razón

 populista.La praxis política, entendida como la actividad humanaorientada a la transformación material de las relaciones socialescapitalistas, no puede desplegarse desde el campo popular en ningunade sus manifestaciones como ser movimientos sociales, estadosbenefactores o populistas, terceras posiciones, en fin por medio dereformismos varios con pretendida equidistancia entre el capital y eltrabajo o más aún con pretendidas superaciones de la contradicciónentre la burguesía y el proletariado. Éstos continúan siendo los únicos

sujetos políticos, los verdaderos polos de la contradicción real en lasociedad capitalista, no un contingente e indecidible significante de

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las múltiples y heterogéneas identidades sociales y de las diversasdemandas y luchas.

La superación de las relaciones sociales capitalistas, entendidacomo la superación de la relación capital-trabajo o de la relación clase

capitalista-clase obrera, no deviene en una sociedad exenta deconflictos ni carente de represiones, una sociedad plenamentesuturada, pero sí en una posible construcción de un lazo social queanule las oposiciones y conflictos derivados de la sociedad del capitaly del trabajo asalariado como así también las represiones excedentespropias de la alienación derivada de tal sociedad.

Cuádruple error mediante, el populismo no es en realidad ungenuino problema teórico-político. Independientemente de sus formas

de manifestación, el populismo es esencialmente conservador: cambiaralgo para que nada cambie.Se trata de la revolución, no de la reforma, populistas.

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UNIVERSIDAD: Documentos

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Fábrica de ideas:la producción de conocimiento en la academia

Colectivo de estudiantes y graduados/asde Antropología (UBA)

Casi todos los que conformamos elgrupo de estudiantes y graduados deAntropología que elaboramos estedocumento, hemos coincidido el año

pasado en las Jornadas de Reforma delPlan de Estudios, versión 2008, yalgunos de nosotros participamos, conmayor o menor asiduidad, de las

 jornadas previas –las estudiantiles– quedieron como resultado la elaboración deuna propuesta para ser discutida en el cursode las jornadas de reforma. La mayoría de

nosotros nos conocemos desde hacetiempo, tanto por compartir cursadascomo espacios de autoformación,docencia y otros. Sin embargo, lainstancia de las jornadas fue una especie de aglutinante que nospermitió organizar discusiones que nos veníamos dandopermanentemente en nuestros espacios cotidianos y compartidos, peroque no estábamos sistematizando, al menos no en forma conjunta.

Algunos de nosotros también participamos desde el año 1999 en

las sucesivas jornadas de reforma que se vienen desarrollando,formando parte de los debates y discusiones planteados a lo largo de

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las mismas, y siendo parte también de propuestas que circularon en esosintentos de reforma. De algún modo, esta confluencia de experiencias einquietudes fue la base a partir de la cual comenzamos a elaborar el presentedocumento.

La primera parte del documento es una mirada acerca de loexperimentado por nosotros en las jornadas 2008, y en qué términos ydesde cuáles supuestos entendemos esta experiencia. En la segundaparte, esbozamos un análisis de cuáles son las condiciones en las quela experiencia de la reforma de 2008 se ha dado, y es además un intentode reflexionar acerca de nuestras propias determinaciones en tantoque estudiantes y graduados. De allí que también pretendamos esbozarconclusiones en lo que respecta a las condiciones de posibilidad reales

de un cambio de plan de estudios en nuestra carrera. Luego proponemosuna serie de ejes problemáticos para que sigan operando como aperturapara la discusión conjunta. Gran parte de estos problemas han sidopuestos en discusión a lo largo de los últimos años, y nuestra intenciónes recuperarlos para introducirlos nuevamente en las jornadas que sevienen en 2009. En el final reseñamos brevemente el trabajodesarrollado durante la primera parte de este año por un grupoheterogéneo de estudiantes que sostuvieron el armado de un temariopara las jornadas 2009.

Es también una invitación a sumar otras voces a la discusión,con la necesidad de recuperar pareceres que muy tenuementeatravesaron estas jornadas, aunque tuvieron gran vitalidad en jornadasanteriores, hecho en sí mismo que nos llama la atención, dado elcarácter eminentemente resolutivo que en principio parecieron tenermuchas de las posiciones sustentadas en los encuentros interclaustrosdel último año.

En diversas comisiones de discusión de las citadas jornadas

sobrevolaron fantasmalmente preguntas respecto del rol de laantropología / el antropólogo en la transformación social, el perfilprofesional y las posibilidades de inserción laboral de lxs graduadxs,y las condiciones académico-políticas en que se desarrolla nuestraformación. Estos son algunos ejes que resumen a grandes rasgos laspreguntas que era común encontrar en la apertura de los debates porel plan de estudios que sosteníamos los estudiantes y algunxsgraduadxs hasta hace algunos años. En la portada del boletín deantropología que recoge los debates de las jornadas de 2002 pueden

leerse algunas de ellas: «¿Qué es la antropología? ¿Cuál es su rol en elcontexto actual? ¿Existe una especificidad antropológica? ¿La antropología

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es una ciencia? ¿Qué consecuencias conlleva la división en disciplinas? ¿Cómose produce conocimiento? ¿Qué sucede con/en nuestra carrera? ¿Estamosconformes con nuestro plan de estudios? ¿Qué pasa con la producción/ construcción de conocimiento y con los contenidos en nuestra carrera? ¿Cómo

 producir el cambio? ¿Con qué herramientas? ¿Con qué objetivos? ¿Cómonos organizamos?»1. A estas preguntas hoy podríamos sumar algunasmás que son, de algún modo, las que conforman el esqueleto de estosescritos.

Parte I

Sobre las Jornadas 2008

Más arriba afirmamos que hubo una presencia fantasmal de algunaspreguntas durante las discusiones de 2008. Pongamos un ejemplo conun diálogo que, más o menos, transcurrió así en varias ocasiones ycon diferentes actores:

Estudiante X: —Hay algo raro en esto de

poner en primer plano de la discusión el«perfil del graduado», no sé, me parece quenos estamos salteando una discusión críticarespecto del tipo de formación que estamosrecibiendo y del tipo de profesional que sequiere formar. Recuerdo otras jornadas enlas que no empezábamos por acá;discutíamos, por ejemplo, la relación entreantropología y transformación social…

Estudiante Z: —Bueeeno, con esa críticaestamos de acuerdo tooodos, todosqueremos una antropología que transformela sociedad y esas cosas, si estamos acádiscutiendo el plan de estudios es porqueesa crítica ya está supuesta…

1 Boletín de antropología, 2002, disponible electrónicamente en: http://groups.google.com.ar/group/antroporeforma2008/files?hl=es

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Nos permitimos la duda. ¿Está supuesta realmente la crítica a unascondiciones de producción de conocimiento que son al mismo tiempocondiciones de reproducción de fuerza de trabajo intelectual? ¿Estásupuesto un para qué, cómo y por qué de la antropología en la

transformación de los mundos sociales que son el suelo de su práctica?Seguimos dudando de una crítica que figura como lugar común enun discurso políticamente correcto pero que se queda en la meraenunciación, sólo cuando tal enunciación es forzada por un diálogocomo en nuestro ejemplo. Tales posturas políticamente correctas son,por otro lado, moneda corriente en cualquier ámbito de la facultad, yes a decires formateados y convenientes silencios contra los quequeremos oponer incomodidad.

Creemos que otro tono general resonó en las discusiones de las jornadas 2008, tanto en las de estudiantes como las posterioresinterclaustros. Dentro de un grupo muy nutrido de estudiantes seevidenció una preocupación por la profesionalización, por la formacióna secas, por la excelencia académica. En algunos casos hubomanifestaciones explícitas a favor de una formación en función depoder insertarse eficientemente en los ámbitos laborales, con tiemposde graduación ajustados al actual «mercado» de la antropología. Noobstante, se salteó en la discusión colectiva una caracterización de tal

mercado y la apertura a cuestionarnos conjuntamente ese camino.Poder definir explícitamente cuáles son hoy tales opciones implica abrirla puerta a una crítica de las condiciones actuales en que se produceconocimiento antropológico y del tipo de relaciones en las que nosencontramos inmersos, no sólo para producir tal conocimiento sinotambién para formarnos, y, más básicamente, para producir nuestravida en tanto que sujetos partícipes del proceso. Implica contextualizarla práctica antropológica actual dentro del más amplio espectro de la

producción de conocimiento en ciencias sociales, como así tambiéndelinear los contornos –o interiores– políticos y económicos de losgrupos que llevan adelante tal práctica.

A las opciones laborales que hoy tiene un graduado las podemoscaracterizar provisoriamente como: carrera académica –rentada o no–; trabajo en los ámbitos privados, cada vez más abiertos a recibirantropólogos; gestión en variadas instancias del Estado; docencia; ypocos etcéteras más. Desde este punto de mira, la carrera delantropólogo no podría tener mejor alegoría: una prueba de velocidad,

destreza y convenientes sponsors por una buena ubicación en el podiode los investigadores y/o docentes. Casi una perogrullada sabida por

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todos nosotros. Así, no es de extrañar que en las reuniones, asambleasy jornadas, el grueso de nosotros hayamos dado por supuesta talperogrullada, hundiéndonos en las arenas movedizas de lanaturalización, poniendo la energía en la «reforma» –ya no cambio–

del plan de estudios. Ante la imposibilidad –o rotunda negativa– deantagonizar con la lógica académico-política, se toma el atajo de retocarlos defectos del plan de estudios, en la ilusión de que un plan que«nos forme bien» es una conquista de peso.

En tal afán, un sector de los estudiantes se abocó a la tarea depensar cómo hacer para que el plan responda a las «necesidades delos estudiantes», sin haber discutido previamente a qué interésresponden tales necesidades, como si fueran neutrales ansias de saber

que demandan otros contenidos. Se abrió de tal modo la etapa «jenga»en la discusión: sacando una materia de acá abajo para ponerla arribapero al revés, y una del medio para que vaya al principio, recortaruna corriente teórica y hacerla opcional a otras corrientes, tomarse uncuatrimestre para aislar el objeto de estudio, otro para investigarlo yuno más para sacarlo con fritas. Malabares que desoyeron algunaspreguntas que podríamos haber abordado: ¿Para qué cambiar el plan?¿Por qué el Estado sostiene estas carreras? ¿Por qué queremossostenerlas nosotros? ¿Por qué peleamos por mayor presupuesto?

¿Para que lo maneje quién? ¿Mayor presupuesto con iguales relacionesal interior de la academia y del aula? ¿Dónde se dan las becas? ¿Quiény a quiénes? ¿Para qué? ¿Cuándo es denegada una beca? ¿Por qué?¿Es posible otra forma de hacer antropología? ¿De trabajar de eso?¿Se puede si la manija la tiene políticamente otro y se naturaliza lodado desde cada lugar? ¿Por qué la comunidad antropológica no seinterroga sobre sus relaciones políticas internas?

Con estas preguntas no pretendemos anular la discusión acerca

de la salida laboral, sino enmarcarla para abordarla críticamente.Queremos preguntarnos qué legitimamos si abordamos la prácticaprofesional individualmente y sin chistar, y poner voz a preguntasque tienen poco de ingenuas: ¿Qué significa querer trabajar deantropólogo? ¿Es armar papers para reproducir la maquinaria? ¿Esescribir ponencias inefables que hasta el que escribe sabe que nadie vaa leer? ¿Por qué la docencia no es abordada en la problematizacióndel plan de estudios? ¿Por qué el formato cátedra? ¿Podemos intentarotros formatos pedagógicos? ¿Quién distribuye los recursos? ¿Quiénes

están en posición de imponer las reglas de juego?

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Nos parece legítima la aspiración a desarrollarseprofesionalmente, sólo que cuestionamos la escisión entre tresaspectos, a saber:

1) la producción de conocimiento crítico desde la universidad,2) el status de trabajador/empleado/productor de los

investigadores y docentes,3) y la materialización de una crítica colectiva a las prácticas

académicas.

En nuestra carrera es muy común encontrarse con producciones críticasrespecto de variados aspectos de lo social; qué ocurre con esas

producciones luego de ver la luz nos abre otra pregunta para el debate.Dejémoslo apuntado por ahora. A lo que nos queremos referir en estasección es a que, para llevar a cabo tales producciones, es necesarioparticipar de cierto aroma general de corrección política que no seasocie con una crítica a las relaciones de poder académico y políticoque marcan el ritmo de cátedras, proyectos de investigación, juntadepartamental y claustros de graduados y profesores. Si elinvestigador/docente en cuestión se muestra domesticado, podrádesarrollarse dentro de los carriles esperados, no importa si sus

producciones tienen relevancia social transformadora o si podríanconstituir un divertido catálogo para matar el tiempo en una nochede vinos.

La división entre producción de conocimiento crítico y crítica ala lógica académica, por un lado, y status laboral, por otro, es parte dela trampa de cómo se construye la relación. Desarticular esta dicotomíaimplica, como primer paso, romper con el carácter individualista eindividualizante propio de la carrera. Romper el aislamiento no sólo

produce trabajos de mayor riqueza teórico-conceptual, sino queresguarda la propia subjetividad de los embates estructurales. Tornaviable, en otro orden, poder sentarse a discutir la implicación existenteentre producción de conocimiento y producción material de nuestravida: laburo. ¿Cómo nos reproducimos materialmente? ¿Cómo se sale

de la dicotomía?Con varias –demasiadas– camadas de graduadxs en su haber,

nuestro plan de estudios ostenta inocultablemente serias deficiencias

de formación en una praxis metodológica. Por tanto, parece que lomás sencillo era empezar por allí. Como aspecto positivo del procesode reforma de 2008 rescatamos el entusiasmo de estudiantes menos

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aletargados con ganas de investigar. Fueron ellos quienes sostuvieronmúltiples espacios de participación y debate. Sin embargo, al noencarar la discusión de cuestiones de base –algunas de las cuales yahemos planteado más arriba–, la propuesta elaborada puso el eje en

asuntos epistemológicos y metodológicos de forma acrítica. No bastacon releer documentos y propuestas de años anteriores paraaceptarlas2. Tales producciones tienen detrás mucho tiempo dediscusión colectiva, y esa ausencia de debate durante 2008 se traduceen un considerable retraso con respecto a generaciones anteriores enel abordaje de una crítica desde los cimientos al orden en que seproduce conocimiento actualmente. No es paradójico, ya que laconveniente rehuida del debate apura los trámites de aquellos que

querían a toda costa aprobar un plan, encajar un plan de estudiosdiferente dentro de la misma dinámica.

Con otras intenciones, un grupo de graduados se movió de forma

similar, aunque en ningún momento blanquearon propuesta alguna.La imagen del «cuello de botella» fue usada en reiteradas ocasionespara representar una troupe de graduados que están ansiosos por unlugar de mayor poder, prestigio y garantías dentro de la estructura dela carrera. Así, mayor oferta académica, mayor «pluralidad» –sin tocarun ápice la lógica del poder dentro y fuera del aula– redunda en quetal cuello pueda ir abriéndose, y así parir más ejemplares académicoscon kiosco propio. No sin sorpresa escuchamos a algún graduado

defender el pase de su seminario a materia, con apropiadasintroducciones respecto de supuestas vacancias. Preguntándonos hastadónde puede llegar la ingenuidad, escuchamos apoyos estudiantilesa esta proposición: consultados respecto de los criterios quesustentarían la decisión de cuáles seminarios deberían pasar a materias,compañeros nuestros han respondido candorosamente: «Y… nos pareceque el criterio que más refleja los intereses de los estudiantes es elegir losseminarios más masivos, porque los estudiantes los eligen más». ¿Es

2 Nos referimos a la propuesta de plan elaborada por los integrantes de la revista Astrolabia, 2005.

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necesario recordar, como un detalle no menor, que un altísimoporcentaje de seminarios está puesto en horarios imposibles de cursar?¿Los estudiantes los elegimos a partir de nuestro interés teórico, oporque son los únicos a los que nuestras obligaciones nos permiten

asistir?A un nivel aún más fundamental que el de la oferta horaria que

incide en nuestra elección de seminarios, creemos que aquí el problemasería pretender liberar a los mismos como si de un mercado se tratara.De ninguna manera se puede dejar librada la necesidad de los«ascensos» a la demanda de individuos; esto supondría que unproyecto académico se obtiene como resultante de la intersección deproyectos o caprichos individuales de los «consumidores». Grave error

por lo arbitrario: de ser así nos enfrentaríamos a lo rápidamentemudable, a lo accidental, a lo caprichoso, a las experiencias biográficasúnicas, a las modas, etc., para definir un proyecto social. Sería un todoconcebido como suma mecánica de partes.

En realidad, sólo una vez definido un proyecto –discusión colectiva mediante– podría decidirse cuáles materiasdeberían formar parte del nuevo plan y, en todo caso –de existir–, quéseminarios podrían «ascender» a materia. Es decir, se debería partirdesde el todo universal consensuado, y recién de ahí, deductivamente,

ir a lo particular, a las partes, a la implementación concreta. De estaforma, al pasar a las partes –materias, seminarios, talleres, o lo quefuera necesario–, se conservarían las relaciones presentes al interiordel todo concebido previamente.

Si hiciéramos al revés, como se propuso, partiendo de laexterioridad recíproca propia de la «oferta» –supuesta en lo que másarriba mencionamos bajo el nombre de la «etapa jenga»–, no nosdebería llamar la atención que un día nos guste más la antropología

rural, otro día la antropología de género, otro día la de los buzones yasí sucesivamente... Resultado: si quisiéramos sostener la idea inicialde ascender las materias a seminarios con el criterio de la demanda,deberíamos hacer un ranking cuatrimestral, y, a partir de esainformación, ir rehaciendo el plan también cuatrimestralmente. Suenabastante absurdo, ¿no? Creemos que lo es. Y, sin embargo, esa formade exterioridad recíproca que subyace a este planteo no encierraninguna novedad, sino que toma sus fuentes de la mismísima formaactual de la universidad.

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 ¿Y si en lugar de agregar y quitar hubiese que transformar?

La discusión por un cambio del plan de estudios involucra mucho másque un reacomodo de contenidos, incluso mucho más que otroscontenidos. Existen múltiples espacios dentrode la facultad cuya apuesta enlaza, por unlado, una crítica a los formatos tradicionalesde cátedra y a la lógica de perpetuación quesostiene la conjunción conocimiento + poder,con la experimentación de otros caminos enla construcción de conocimiento. Muchos denosotros participamos de estas experiencias,

que ni son las únicas posibles ni se cierran a laautotransformación reflexiva. Pensamos queun cambio de plan de estudios que remueva eincomode el letargo académico puede partirde actos colectivos y organizados de rebeldía, que intenten nuevasformas de relación para la producción de conocimiento y nuevasformas de relación con el conocimiento. Así, pensar en investigar conotros, corre los límites entre el antropólogo como poseedor de lossaberes y los grupos sociales con quienes investigar.

Parte II

 ¿Cómo pensamos la academia y la producción de conocimiento?

¿Qué puede ser un nuevo plan de estudios en las actualescondiciones de funcionamiento académico?FACT (¡duro fact!):

Un plan de estudios, concebido en el año 1985 como un «planprovisorio», está durando hasta el año 2009...

Es decir, un plan «provisorio» está durando hasta ahora –ysobreponiéndose a varios intentos de reforma–: unos veintitrés años(¡¡¡23 AÑOS!!!). La pregunta que surge es ¿cuánto esperamos que dure

un plan de estudios al que se declara como elaborado y fijado porconsenso?: ¿cincuenta?, ¿setenta años?

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Más allá del golpe de efecto o la impresión que esta imagen puedacausar, lo que queremos remarcar es que consideramos que un plande estudios no puede ser algo que dure más de –digamos– unos diez oquince años como una exageración extrema, teniendo en cuenta que

el plazo de diez o quince años lo traemos sólo como una posibilidadde consenso en relación a pensar el plan de estudios como unainstantánea de cierto estado del arte. Si dura más de tal plazo, acordadocomo pauta de comunicabilidad de tal estado del arte, es porque laacademia no produce movimiento en el conocimiento, establece sólocierto tipo de relaciones –aquéllas que sostienen su autoperpetuación–, y resulta incapaz de reformular lo que produce y de reformularse así misma. Su producción, como todo pensamiento, es, por su propia

naturaleza, un trabajo de reflexión sobre la representación, sobre elsentido común, sobre lo dado en la representación; entonces, sólo conotro trabajo reflexivo se podría discutir ese pensamiento. Al no hacerlo,la academia en su conjunto se permite decir lo que dice sin volversereflexivamente sobre sí misma. Nos encontramos así con una serie deafirmaciones geniales o nimias, puestas una al lado de la otra, sin quediscutan entre ellas. No es problema el que sean genialidades onimiedades, sino el que no se muevan y no discutan, ya que la mismaposibilidad de intercambio reduce el espacio disponible para las

nimiedades.Así se conforma el espíritu de cuerpo; en la academia se forma

un ejército que se defiende frente a los que pretenden arrebatar suautoridad, la que es construida sobre, entre otras cosas, la separaciónpropia del capitalismo entre trabajo manual e intelectual, separaciónque divide lo que está junto y que impide a quienes están diariamenteobligados a dedicarse a su subsistencia y reproducción, repensar críticamente lo cotidiano. Así, la academia impone dogmáticamente

«conocimientos» de los cuales esa sociedad no tiene mayores elementospara determinar si corresponden a su experiencia. La práctica de lainvestigación académica se plantea como imposibilidad de producirconocimiento de forma colectiva, en donde el otro se sienta involucradoy pueda así participar de un interrogante y una búsqueda que loincluyan. De esta manera, la investigación sólo tiene sentido en elrestringido espacio académico y pierde todo sentido para losprotagonistas de la práctica social que se pretende analizar.Precisamente aquí hunde sus raíces la problemática en torno a la

«extensión», la cual supone previamente la división social del trabajomanual e intelectual, la autoridad académica legitimada del discurso

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universitario de las cienciassociales y la alienación de lapotencia auto-reflexiva alresto de la sociedad.

El cambio, la acción,se controlan o bien re-primiendo la interac-ción existente, o impidiendoque se produzca, comoforma preventiva, aislandolos elementos que potencial-

mente podrían interactuar, de forma tal que ya no puedan relacionarse.

En la academia, cuando la interrelación, que es condición del movimientoy el cambio, es la que hace peligrar la propia reproducción, estemecanismo represivo de aislamiento queda interiorizado en los sujetos.Si los académicos abren el juego al movimiento del conocimiento, sirompen con el aislamiento y la parcelación de los saberes, prontopondrán en evidencia la ausencia de su propia necesidad como tales,en tanto que su rol asocia conocimiento + poder/autoridad, y, por lotanto, pondrán en peligro su propia vida tanto material comosimbólica. Queremos decir que el orden académico no sólo se defiende

en virtud de sus necesidades de reproducción material, sino también(y en forma más acusada que en otros ámbitos donde el prestigio juegaun papel decisivo) en virtud de los ataques a los créditos de su cuentade capital simbólico. Esto último hay que tenerlo muy presente, puestoque son los factores que actúan como resistencias a nivel subjetivo enlos docentes, pero también en graduados y estudiantes en tanto queparticipantes de un mismo proceso socialmente legitimado.

Ante este panorama, la transformación consistiría en lograr que,

de alguna manera, las barreras entre cátedras se caigan a pedazos,permitiendo que cada uno se meta, en cierto modo, en la «propiedad»del otro3. Y eso es algo que no se logra –NI TIENE NADA QUE VER–con proponer un plan de estudios. Al contrario, proponer un plan deestudios conduce a hacer creer –en realidad, a reproducir la creencia–que el problema está en el momento estático de la vida universitaria,en el más accesible al entendimiento, en la apariencia, y no en elmomento dinámico, el de las relaciones de producción, aquél que

3 A desalambrar… a desalambrar…, si algún despistado lee en esto un ataque a lalibertad de cátedra, está por lo menos entendiendo mal…

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requiere de un trabajo reflexivo para captarlo, y del cual es producto–en forma y contenido– el plan de estudios que tenga vigencia. Larealidad aparece así invertida, se pone el efecto como causa. Y estoconduce al «cambio para que nada cambie»: cátedras disjuntas,

aisladas en sus celdas individuales, son cambiadas de celdas ymantenidas en idéntico aislamiento.

También es por ese aislamiento que opinamos que algunosacadémicos, en tanto que investigadores son, al menos, inocuos. Otrosno tanto, ya que por su parte colaboran con programas estatales ointernacionales, por ejemplo en relocalización, impacto ambiental ysocial, o como consultores en la ley de educación, donde se gastaronmillones. Tareas que implican una utilidad de la antropología respecto

de dudosas políticas de Estado. En tanto que muchos docentes aportanlos saberes sancionados como válidos por el orden académico, esosparcelados y disjuntos, a la vez de aportar/multiplicar disposicionescorporales y procedimentales formateadas y formativas, funcionalesal mantenimiento de tal orden.

Lo antedicho sobre el rol docente se vuelve muy visible cuandoaparecen estos nichos de libre interrelación que son los talleresautogestionados. Lejos de no apoyarse en textos, a lo que justamenteechan mano estos talleres es a la producción de diversos pensadores,

utilizada sólo como insumo para problematizar las propiasproducciones en el aula, y en función de problemáticas concretas,vitales; esto es: no se apela prioritariamente a los docentes, ya queéstos aparecen esencialmente en la facultad como simplesadministradores de obras previamente acaparadas en virtud de algunaclase de poder socialmente regulado. En las instancias de trabajocolectivo de textos y problemas uno aprende y produce realmente sindocentes (aunque no sin un «momento docente»). Es verdad que en

estos espacios los que participamos aportamos en diversa medida yde diferentes formas, pero entendemos que esas diferencias noobstaculizan la construcción de un lenguaje común aunque se hallendificultades en el camino. Reconocemos que en la dinámica que nosdamos en esta búsqueda, esta diferencia de saberes se nos presentacomo un problema que afrontamos: el de cómo no traducir diferenciasde conocimientos en desigualdades de poder.

No se trata de que simplemente constatemos que esas barrerasentre las parcelas académicas existen, sino que además intentemos

avanzar para destruirlas, mediando el análisis acerca de cuáles sonlas condiciones de existencia y reproducción de esos muros. Entonces,

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más que proponer un plan de estudios, nuestro rol sería el deimplementadores de mecanismos de ruptura. Sólo en la medida enque los mecanismos que sostienen la compartimentación de laespecialidad sean dados de baja, es que podrá liberarse el movimiento

en el conocimiento. Y sólo así se podrán armar sucesivos planes deestudios como «estados del arte» en ese movimiento, como «fotos»que den una idea de la situación, como estructuras generales,esqueletos de los siempre parciales e inacabados resultados de unadinámica real que está fuera de ese plan y que es lógicamente previaa él.

Si constatamos la existencia de muros que impiden elmovimiento de los saberes, y si entendemos que la producción

colectiva de conocimiento significativo para aquellos con quienesinvestigamos o para aquellos que nos estamos formando, sólo esposible derribando tales muros, entonces ya no existe excusa paracontinuar produciendo y reproduciendo acríticamente, ni comodocente, ni como investigador, ni como estudiante. Ni tampoco puedeseguir la misma lógica de gobierno académico, ni la misma lógica deparcelación de claustros, ni la misma política de distribución de cargosy recursos en la planta docente, institutos, etc. Lo que antes se producíanaturalizadamente, ahora ya no tiene lugar para seguir existiendo

como tal. En cambio, ahora sí podemos pensar que el plan de estudiosno puede ser más que una puesta exterior de una dinámica previa. Ysólo un aspecto de la transformación, no su única meta.

Si se abre el juego a un movimiento de apropiación eintercambio, de reflexividad, podemos esperar modificar el plan cadadiez años (por poner un plazo), y este límite mínimo-máximo se fijaríasólo por fines organizativos, ya que no se podría actualizar el planante cada elaboración conceptual que se lograra, sino sólo ante ciertas,

digamos, acumulaciones y generalizaciones. La fijación de un plazoestá supuesta en la necesidad de lograr una pauta común decomunicabilidad entre las experiencias abiertas de conocimiento, asícomo también en el movimiento histórico que excede las paredes dela universidad y que exige que ésta hable el lenguaje que se hablafuera de ella.

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Parte III

 Algunos ejes para debatir 

Tal como indicamos antes, nuestra intención es proponer ejesproblemáticos de discusión para enriquecer el debate sostenidodurante las jornadas 2008, en vistas a nuestras próximas jornadasinterclaustros. Gran parte de estos problemas fueron mencionados alo largo del documento, y si los puntualizamos a continuación, es conel interés de dejar explícitas las preguntas que, entendemos, no puedenfaltar en las próximas jornadas 2009, si es que se pretende que estosencuentros sean un punto de partida para la transformación del plan

de estudios:

¿Qué consecuencias conlleva la división disciplinar?¿Cuál es el rol de la Antropología en el actual contexto socio-histórico?¿Cuáles son las condiciones de producción del conocimiento en nuestra

carrera?¿Con quiénes y para quiénes producimos conocimiento?

¿Por qué peleamos por un mayor presupuesto?¿Quién controla y distribuye los recursos en la facultad y en nuestra

carrera?¿Quién está en condiciones de imponer las reglas?

¿Por qué la comunidad antropológica no se interroga sobre las relaciones políticas internas, o lo hace bajito para que no escuchen los directores de

 proyectos?Las relaciones políticas internas, ¿son del ámbito de lo público o de lo

 privado? ¿Los estudiantes y graduados formamos parte de estas relaciones políticas? ¿Cómo inciden las mismas en nuestras prácticas?

¿Qué significa querer trabajar de antropólogo?¿Por qué la docencia no es problematizada en el plan de estudios?

¿Por qué no se problematiza lo pedagógico?¿Por qué el formato cátedra?

¿Por qué el formato extensión?¿Por qué las becas y el voluntariado? ¿Dónde están los saberes?

¿Reformar o transformar?¿Estamos de acuerdo con la forma de gobierno académico en sus diferentes

instancias (juntas, consejo directivo y superior) y las proporcionalidadesestablecidas para la toma de decisiones?

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Estas preguntas, son sólo algunas de las que, como estudiantes ygraduados, podemos hacernos. Invitamos a debatirlas y a sumar otrosinterrogantes que promuevan un proceso de transformación.

Parte IV

 Medio año de recorrido…

A nuestro entender, algunas de las preguntas planteadas más arribapudieron ser retomadas en los periódicos encuentros estudiantiles de

esta primera mitad de año. Hubo una mayor profundización yexplicitación de las discusiones y un énfasis en los aspectos políticosque están en la base de la problemática de la reforma del plan deestudios.

Las tareas realizadas por los estudiantes incluyeron laparticipación en la comisión relatora de las jornadas, que a poco decomenzar el año mutó en comisión organizadora de las jornadas porvenir. La participación estudiantil en estas comisiones fue correlativaa la realización de asambleas, sumado a los encuentros semanales,

donde se buscó reflexionar sobre algunos aspectos, íntimamenterelacionados con el carácter de la participación estudiantil y el paraqué de la reforma. Sobre el cierre de este texto, la tarea consensuadaen Junta Departamental con miras a la realización de las jornadasconsistió en la redacción de una propuesta de temario por claustro,tomando como base el documento elaborado por la comisión relatora;propuestas que luego pasarían a discutirse para constituirse en temariode las jornadas. La seriedad, periodicidad y esfuerzo del trabajo

estudiantil determinó que fuera el único de los tres claustros que a lafecha cumpliera con los plazos dos veces pospuestos para lapresentación de la propuesta de temario. El compromiso tomado porgraduados y profesores que participaron en la última reunión de JuntaDepartamental del primer cuatrimestre es que, tomando comoreferencia la propuesta estudiantil, ellos a su vez elaborarán las suyas.

Queremos remarcar que este trabajo no obedece simplementeal deseo de cambiar el plan de estudios, sino que mediante él semanifiesta una voluntad política de que en el proceso de cambio de

plan habilitemos una mirada crítica sobre el mismo.

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4 Esta caracterización política retoma las discusiones producidas en asambleas de los/as estudiantes de Antropología a principios de 2009.

Patricia Figueira, Laura Pérez, Carmina Pederiva,Luciana Dentati,  Mariela Vanina Dolce, MarciaBetelu Machado, Gimena Perret, RosauraBenedetti,  Diego Ariel Delnegro, Bettina LucíaFratta.

Sabemos que es imposible intervenir como estudiantes sólo con unapropuesta de cambio de plan de estudios si queremos transformartodo un entramado estructural de desigualdades al interior de laacademia, así como también todo un contexto político burocrático que

ataca todos los días la posibilidad de organización y construcciónpolítica de los estudiantes. En este sentido, dentro del mismo procesode cambio del plan de estudios, es necesario hacer explícitas lasmúltiples determinaciones que nos atraviesan en tanto que estudiantesde la UBA y de Filosofía y Letras en particular, así como también, encuanto que sujetos inmersos dentro de las relaciones sociales deproducción capitalistas. Ser concientes de tales relaciones nospermitiría poder pensar en una organización deseante y productiva

de posibilidades. Crear las condiciones para la posibilidad hace queestas determinaciones no nos limiten en tanto que eternas o ahistóricas.Por el contrario, hacerlas explícitas en nuestro propio proceso deorganización y de lucha nos permite empezar a intervenir no sólo parareformarlas, sino ya para tirarlas abajo y barajar de nuevo4.

 Julio 2009

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Apuntes sobre nuestra experiencia militante

Corriente Julio Antonio Mella (UBA)

«Si la reforma [universitaria] va aacometerse con seriedad y con espíriturevolucionario no puede ser acometida másque con espíritu socialista…»

 JULIO ANTONIO MELLA. Cuba, 1928

¿Por qué nacimos? ¿Por qué luchamos?

De esta forma se titulaba el documento con el cual nos presentamosen las cuatro facultades en las que en ese momento teníamos

agrupaciones (Económicas, Exactas, Sociales y Filo). Nacimiento quese dio a mediados del año 2006, durante el conflicto por lademocratización de la UBA, y que fue producto de muchos debates,reflexiones y críticas al modo de llevar adelante ese conflicto. Lasconclusiones de ese debate, de las críticas a las prácticas y formas deconstrucción de la izquierda «tradicional», fueron el puntapié para laformación de una nueva corriente de izquierda en la UBA.

En ese documento planteábamos algunas cuestiones que al día

de hoy siguen siendo fundamentales para nuestra forma de trabajar:«Para nosotros,  La Mella es un paso importante, pero de ningunamanera el fin de nuestra exploración. (...) La pensamos como un aporte(y nunca el único) para recrear y desarrollar al movimiento estudiantil. Esuna herramienta, aunque inacabada, en construcción permanente. (…) sólo

 puede ser un colectivo heterogéneo, de sujetos. (…) No confundimos la unidadde objetivos imprescindible con las aspiraciones a la homogeneidadmonolítica».

Y así, con militancia, esfuerzo y haciendo camino al andar, La

Mella fue desembarcando en la UBA. Concibiendo a la Universidadcomo una trinchera en la cual, según la concepción gramsciana, se

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puede dar una disputa a la hegemonía dominante , y abriendodiscusiones políticas sobre lo académico, lo gremial, lo institucional,y el rol que cumple en la sociedad, fuimos avanzando en discusionesy en algunas definiciones. Una de ellas es, precisamente, esta

caracterización de la universidad en la que la producción deconocimiento la convierte en un espacio de disputa de poder en símismo, en el cual pensamos que tenemos una tarea fundamental:lograr que esos saberes se constituyan como aportes a la emancipacióndel campo popular, y no como reproductores de la dominación declase. Esta concepción confronta con la mantenida por la izquierdatradicional, que la concibe como un simple aparato de Estado dondese reproduce la dominación y esa lógica es imposible de cambiar hasta

que no hagamos la Revolución. Nosotros creemos que podemosavanzar en la disputa por el saber y el conocimiento, e ir prefigurandola Universidad y el tipo de formación que queremos para la sociedadque soñamos.

Desde el momento en que nacimos a esta parte, nuestro trabajoy militancia en la universidad se fue desarrollando y afianzando. Endos de esas cuatro Facultades iniciales, hoy somos parte de laconducción de sus Centros de Estudiantes. Asimismo, formamosagrupaciones en otras facultades (Psicología, Derecho, Medicina,

FADU), en el CBC, y empezamos la construcción de un espacio degraduados y docentes. Fuimos forjando relación con otrasorganizaciones y otros colectivos políticos y culturales con los quecompartimos visiones similares, y así fuimos potenciando un espacioque nos excede, pero del cual formamos parte, que es el de la llamada«Izquierda Independiente».

Partiendo de lo ya planteado, de concebirnos como un aportemás (y nunca el único) a la construcción de una alternativa de sociedad,

confluimos con los compañeros secundarios de la OrganizaciónEstudiantil Lobo Suelto. Junto con ellos impulsamos, a principiosde 2009, la creación del Frente Cultural y Territorial La Trifulca,avanzando así en la conformación de una organizaciónmultisectorial, organización que pretende, disputando en distintosámbitos, construir poder alternativo desde los múltiples sujetos queconstituyen a las clases subalternas; intentando combatir lafragmentación y atomización del campo popular mediante laarticulación y la unidad con compañeros con los que compartimos no

sólo ciertas visiones del mundo, sino el modo de llevar adelante la

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transformación que creemos necesaria: el trabajo de base y el poderpopular.

«Los mundos nuevos deben ser vividos antes de ser explicados»Alejo Carpentier

Partimos del diálogo permanente con los sectores populares de (ycon) los que aprendemos. Creemos en la necesidad de la revolución,pero estamos convencidos de que nadie puede establecer de antemanocómo se debe llevar a cabo. No tenemos dogmas pero sí principiosque consideramos innegociables y un método de construcción quedefendemos.

Nuestros principios tienen que ver con nuestra concepción delmundo actual y del mundo por el cual luchamos. Entendemos alcapitalismo como un sistema explotador, deshumanizante y,fundamentalmente, incapaz de dar respuesta a todos los problemas(económicos, humanos, sociales) que atraviesan a la humanidad.Porque no confiamos en el capitalismo, y porque lo combatimos, esque somos anticapitalistas. Y somos antiimperialistas, porqueconcebimos al imperialismo como una expresión del capitalismo,

expresión palpable en nuestra historia a través de guerras, golpes deestado, imposiciones económicas, que nos muestra que, además deexplotación entre hombres, hay dominación entre Estados y regiones.

A esto nos enfrentamos, y lo transformamos en nuestro motor,orientando nuestro proyecto superador que es el Socialismo. Unproyecto emancipador, que implica una transformación radical de lasrelaciones humanas; significa socializar la riqueza y los medios que laproducen, así como también socializar el poder, para lograr un cambiosocial, económico y cultural que sea radical y de base. Coincidimoscon Fidel Castro cuando dice: «uno de nuestros mayores errores al

 principio, y muchas veces a lo largo de la Revolución, fue creer que alguiensabía cómo se construía el socialismo». Por eso, las especificidades decada proceso revolucionario, de construcción del socialismo, sólopueden ser determinadas por los pueblos que lo toman comoproyecto histórico propio.

Por eso es que también nos reivindicamos comoLatinoamericanistas: sentimos ésa como nuestra identidad, que

compartimos con otros pueblos con los cuales nos hermana una historiade opresión y de resistencia contra un enemigo en común. Creemos

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que nuestra Patria Grande tiene características propias, por lo cualnuestra política y nuestras ideas deben tener sus propias características,y como dijo Mariátegui, el socialismo indoamericano no puede ser«ni calco ni copia, sino creación heroica» de los pueblos que han

demostrado su voluntad a no someterse y a rebelarse.Como dijimos, no tenemos la posta de cómo se construye. Pero

tenemos un método que defendemos, que se basa en el Trabajo deBase y en la construcción de Poder Popular. Entendemos esto no comouna frase bonita, sino como algo imprescindible y fundamental paracualquier proceso de cambio: sin una construcción sólida de base, unproyecto político no puede enfrentar a enemigos tan poderosos comolos que tenemos ni establecer los cimientos de una sociedad

superadora. Es por eso que el núcleo de nuestra intervención políticaes y se nutre en el Trabajo de Base, en el diálogo; en fin, en un proyectoque, arraigándose en el pueblo y surgido del mismo, pueda actuarsobre la realidad para cambiarla, a través de la acción y la reflexiónde los sujetos, a través de la praxis.

El Trabajo de Base, planteado así, es construcción de PoderPopular. Entendiendo al Poder como una relación social, éste es algoque se construye, es una relación que se altera. Cuando creamos PoderPopular estamos cambiando la correlación de fuerzas que tenemos

como clases dominadas. Estamos, a través de la lucha, la organización,la experiencia acumulada, la batalla de ideas, acumulando poder,para así lograr revertir esa situación y construir un poder que seadel pueblo, un poder colectivo y no representativo, un poder de lasmasas: un Poder Popular.

Es por eso que no lo concebimos como un objeto: la toma delpoder y la revolución no son un hecho que se da de un día para elotro. Por el contrario, son procesos largos y vivos, cruzados por la

realidad, los sujetos y la historia, en la cual buscamos intervenir.Así, los espacios de base son los más importantes, en tanto quela transformación social se da y se sostiene en la cotidianeidad. Sinembargo, esto no implica homologar cualquier tipo de poder igualandosu capacidad de acción. Y tampoco negar la existencia de «centros depoder», a los cuales hay que apuntar si nos planteamos cambiar lasociedad toda.

Es por eso que nuestra intervención política se da en todos losámbitos: en las instancias de base como comisiones o asambleas, en

las organizativas autogestivas como Centros de Estudiantes o

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Federaciones, y en espacios de gobierno universitario como ConsejosDirectivos.

Creemos que el Poder Popular se construye desde todos estoslugares, fomentando la organización y la lucha de todos los

compañeros, buscando que surjan de las bases y no imponiéndolas.Porque desde nuestras formas de organización y de lucha podemosir prefigurando la sociedad a la que apostamos, a través de las nuevasrelaciones sociales que buscamos construir, para ir generando lasbases de lo que será la sociedad del futuro.

Rompamos la inercia

Desde La Mella estamos convencidos de que se vienen tiempos dearduo trabajo y militancia. Creemos que estamos viviendo un momentode gran desafío para todas las organizaciones y colectivos queconformamos el campo popular. La articulación y unidad en la lucha,en momentos en que la crisis civilizatoria está golpeando cada vezmás fuerte, ya no es sólo una necesidad, sino una responsabilidad.Articulación que debe estar basada, para nosotros, en la capacidadde encontrarnos en la práctica militante cotidiana, no en «programas»

preestablecidos, sino en la voluntad firme de construir actoressociales y movimientos que superen a las organizacionesparticulares y puedan presentar batalla por la transformación social.

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Por una declaración universalde independencia de las universidades1

 Comité de redacción de los artículos

para una declaración universalde independencia de las universidades

(Universidad de París VIII)

Preámbulo:

No existen constricciones que sean superiores en fuerza a las que elespíritu humano, que las ha inventado todas, ejerce sobre él mismobajo la forma del pensamiento. El pensamiento más poderoso es elmás exigente. Verdad y creación, belleza y justicia, razón y sinrazón,no son más que algunos de los nombres que los hombres han dado aesta exigencia. Artes y ciencias, técnicas y oficios: todas las disciplinashan tratado de asegurar la inquietante existencia en sus múltiplesmanifestaciones. Todo poder, ya sea político, religioso, económico, ocualquier otro que se negase a someterse a esta exigencia estará

condenado a desaparecer.

Considerando que esta exigencia y las condiciones de su ejercicio nodesaparecerán ni se borrarán junto con los poderes que las utilizan yque simulan ser utilizados por ellas; considerando que lasuniversidades tienen al respecto una responsabilidad ante los pueblospresentes, pasados y futuros, nosotros, que hemos participado de unamanera u otra en el ejercicio de estos derechos y deberes universalesdel pensamiento, hemos decidido enunciar aquellos puntos deintransigencia a los que nos obliga esta exigencia:

Artículo I: La independencia del pensamiento consiste en poderexperimentar bajo sus determinaciones específicas los

1 La presente declaración es el resultado de una iniciativa en la Universidad de ParisVIII. La misma consiste en un Preámbulo y una serie de artículos, traducidos a variosidiomas y propuestos para ser adoptados por Facultades y Universidades de todo el

mundo. Los/as autores/as invitan a hacer llegar comentarios y/o preguntas a lasiguiente dirección del Departamento de Filosofía de la Universidad de Paris VIII:[email protected]

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encadenamientos de conocimiento productores de obras y saberes.Así, el ejercicio de esta independencia no tiene más límites que aquellosque aseguran a los otros la posibilidad de probar, testimoniar, evaluarsu validez. Esos límites no pueden estar determinados más que por

una comunidad de iguales en torno a la independencia de launiversidad.

Artículo II: Todo hombre y toda mujer poseen en todas lascircunstancias un derecho imprescriptible que se verifica en la igualdadde su inteligencia respecto de la de cualquier otra persona.

Artículo III: La independencia del pensamiento es compartida entre

todos aquellos que se reúnen para investigar, enseñar/aprender oestudiar. Debe ser la misma para todos, sin importar el lugar que seocupe en la universidad, el origen nacional o social, la pertenenciareligiosa y étnica, la edad o la identidad sexual. Artículo IV: La universidad está formada por la pluralidad de lenguasy de culturas. Tiene la misión de contribuir a su continua creatividad.

Artículo V: La universidad favorece y promueve la libre migración de

personas e ideas. Artículo VI: La libre circulación de ideas y de saberes descansa en elderecho incondicional de acceder a todos los medios y fuentes delconocimiento. Ninguna censura podrá restringir las fuentesmovilizadas por su puesta en práctica. Artículo VII: Cualquiera que se comprometa y contribuya con la

investigación, la enseñanza o el estudio, debe poder ejercer unpensamiento crítico sin ser objeto de ningún tipo de censura, represióno inquisición.

Artículo VIII: La universidad no existe más que fuera de los espacioscontrolados por las fuerzas del orden o cualquier otra fuerza armada.Su espacio está allí donde ella puede reunirse libremente.

Artículo IX: El valor de un pensamiento articulado en torno al mandato

de la verdad descansa en aquellas exigencias que le demanda su puestaa prueba. Su evaluación en la universidad le toca a aquellos que tienen

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esta exigencia en la investigación, la enseñanza o el estudio: ella espública y sujeta a contradicciones. Artículo X: Los propósitos de la universidad son públicos. Como tales,

deben estar garantizados.

Artículo XI: La política científica está comandada por la solaproducción de obras e instrumentos de conocimiento. Ningunaobligación de devolver la inversión realizada puede determinar elcurso de esta actividad ni la suma del financiamiento que reclama. Lecorresponde al poder público el garantizar la autonomía.

Artículo XII: Ninguna persona que desee seguir cualquier tipo deestudios puede ser obligada a abandonarlos por razones deorganización financiera o mercantil de la universidad. Con más razónno puede ser obligada a hipotecar, para autofinanciarse o endeudarse,toda su vida o parte de ella, ni a aceptar ataques contra su dignidad.Debe, por el contrario, recibir todo el apoyo material que sea necesario.

Artículo XIII: Toda persona que trabaja en la universidad pertenece,por pleno derecho, a una comunidad que otorga a todos la igualdad

de derechos y de respeto.

Artículo XIV: De entre los centros de enseñanza, de investigación yde creación, sólo aquellos que según sus disposiciones tienen comoobjetivo superior el hacer efectivos estos principios, recibirán el nombrede universidad.

Artículo XV: Toda sociedad, todo Estado, que atente contra estos

principios, tendrá la reputación de no tener universidad.Artículo XVI: Toda universidad que desee aplicar estosprincipios posee el derecho a situarse bajo la protección ampliada deotras universidades y organismos internacionales. Toda universidadque firme esta declaración se compromete a apoyar a quien lo solicite,sobre la base de los principios enunciados.

Traducción: Delfina CabreraRevisión: Eduardo Emilio Glavich

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ARTÍCULOS VARIOS

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De negaciones y ausencias.Antropología y Marxismo:

resultados fragmentarios de una búsqueda hostil

GIMENA PERRET *

I. Introducción

Este trabajo no intenta (o por el momento no puede) ser más que unasuma de resultados fragmentarios producto de una búsqueda hostil.

Decimos resultados fragmentarios porque se originaron en preguntas einquietudes acerca de la relación entre antropología y marxismo,formuladas en distintos momentos de mi paso por la carrera de cienciasantropológicas y del creciente interés (y necesidad) que fui teniendopor la historia de la teoría antropológica, en especial a partir de miexperiencia como docente en la materia «Antropología» del CBC dela UBA.

Y decimos búsqueda hostil, por las dificultades que se mepresentaron al momento de comenzar a indagar en esta relación.Dificultades que pendularon entre la relativamente escasa bibliografía(hasta lo que pude rastrear) que trata la temática y la (im)posibilidadde trascender el «sentido común antropológico» (que es también elmío) en el que todo lo que podemos decir sobre la relación

* Soy graduada de la carrera de ciencias antropológicas (orientación sociocultural) dela Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Comencé a cursar en el año 1997 y en el

2002 di el último final al compás de la finalización de las prácticas docentes en el marcode la materia Didáctica Especial. Desde ese momento comencé a dar clases en la materiaAntropología, cátedra Lischetti del CBC-UBA, en la que sigo actualmente.

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antropología-marxismo se reduce, en general, por un lado, a lainfluencia que Morgan ejerce en la obra de Engels y, por el otro, a larecuperación que hace la antropología del marxismo en el marco de ladescolonización de Asia y África.

Con esto no queremos decir que no se tengan que tener en cuentaestos dos «momentos» del encuentro entre la antropología y elmarxismo (de hecho nosotros comenzamos por uno de ellos), sino quela reducción que cristaliza la relación sólo a estos dos momentosproduce el silenciamiento y negación de ciertas preguntas que puedenincomodar ese sentido común antropológico.

En lo que sigue intentaré «sacar a la luz», socializar, algunas deesas preguntas.

II.  La sociedad primitiva de Lewis Morgan y su «núcleomaterialista»

«Y si tantos crímenes no fuesen aúnsuficientes para que la escuela oficialdiese fríamente la espalda a Morgan, éstehizo desbordarse la copa, no sólocriticando, de un modo que recuerda aFourier, la civilización y la sociedad dela producción mercantil, formafundamental de nuestra sociedadpresente, sino hablando además de unafutura transformación de esta sociedaden términos que hubieran podido salir de

labios de Carlos Marx».—F. ENGELS, 1884.

Hace unos dos años, preparando una introducción a la corrienteevolucionista en antropología para ser trabajada en las clases de lamateria «Antropología» que doy en el CBC y pensando en larealización de alguna actividad que pudiera resultar significativa paralos estudiantes, recordé el trabajo de Engels El origen de la familia, la

 propiedad privada y el Estado de 1884. La lectura de los prefacios y delprimer capítulo me dejó sorprendida. Si bien en alguna materia de la

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carrera se había dicho que Engels «tomaba algo de Morgan»,desconocía la -por así decirlo- magnitud de ese «algo», es decir, cuánpresente estaba el trabajo de Morgan en el de Engels. Me llamaron laatención afirmaciones en las que expresaba, por ejemplo, que «en

América Morgan descubrió de nuevo, y a su modo, la teoríamaterialista de la historia, descubierta por Marx cuarenta años antes,y, guiándose de ella, llegó, al contraponer la barbarie y la civilización,a los mismos resultados esenciales que Marx»1.

En ese momento esto quedó así, repiqueteando como sorpresa2.Hoy esa sorpresa devino en malestar y cuestionamiento: ¿por qué ese«algo» no fue explícitamente trabajado, estudiado o discutido en eltranscurso de mi experiencia como estudiante de la carrera de

antropología? ¿Es que acaso no implicaba consecuencias teóricasfundamentales para una disciplina que en ese momento (1860-1890)se estaba consolidando como ciencia?

Si tomamos como marco de referencia el período deconsolidación de la antropología como ciencia durante la segundamitad del siglo XIX y primera del siglo XX, podemos decir que elpuntapié inicial de la relación entre antropología y marxismo puedesituarse con la recepción de la obra de Lewis H. Morgan La sociedad

 primitiva de 1877 y especialmente en la valoración que de la misma

hacen Marx y Engels3.

1 El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884), Barcelona, Planeta Agostini,1986, p. 27.2 A quien le interese saber en qué quedó mi propuesta de clase: cuando recurrí al librode Engels lo hice pensando que podía ser un buen recurso introducirnos alevolucionismo antropológico trabajando con algunos fragmentos de su libro dado quelos estudiantes parecían estar más familiarizados con el nombre de Engels que con elde Morgan, Taylor, Bachofen, Main, o cualquier otro antropólogo evolucionista. Resultó

que esto no era tan así, es decir, que no conocían tan bien quién era Engels y muchomenos su relación con Marx. En el momento del trabajo en clase, me vi envuelta enpreguntas sobre la perspectiva marxista, sobre el materialismo histórico, sobreestructura y superestructura, sobre capitalismo, plusvalía y lucha de clases. La actividadquedó totalmente «trunca» en cuanto a los objetivos curriculares de cumplir con «darevolucionismo» pero fue sumamente rica en cuanto al interés que despertó por la obrade Marx y Engels. De más esta decir, que esto me puso a mi misma frente a una seriede preguntas que no podía responder, frente al desconocimiento sobre muchos de lostemas mencionados y potenció la inquietud sobre la relación que la antropologíamantuvo con el marxismo.3 Es sabido que Marx leyó el libro de Morgan y tomó amplias notas con la intención de

escribir acerca de los resultados a los que Morgan había llegado en su estudio de laevolución sociocultural. Marx no llegó a hacerlo pero sus notas fueron utilizadas porEngels para apoyar la argumentación de su obra El origen de la familia, la propiedad

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En su trabajo, Morgan expone los lineamientos generales de unareconstrucción de la historia de la cultura humana a la manera de unahistoria natural, con el objetivo de establecer las leyes del orden y laevolución socio-cultural. Propone diferenciar los distintos grados de

desarrollo cultural a partir del conocidísimo esquema de los tresperíodos étnicos: salvajismo, barbarie y civilización. Dichos períodoseran construidos a partir del supuesto de que las diversas técnicas desubsistencia que el hombre fue desarrollando a lo largo de la historiason las que deberían ser consideradas en primer término por lainfluencia que deben haber ejercido sobre la condición del génerohumano, y las que ofrezcan, por tanto, las bases más apropiadas parael establecimiento de dichas divisiones4.

A partir de este supuesto, Morgan intentaba reconstruir elcamino seguido por la humanidad «hasta un punto en el cual, sinconocimiento del fuego, sin lenguaje articulado y sin armas artificiales,estaba sujeta, como los animales salvajes, a los productos espontáneosde la tierra»5. Una especie de «punto cero» de la humanidad a partirdel cual «lenta, casi imperceptiblemente, avanzó a través delsalvajismo, [...] desde la maza como arma primera, hasta el dardo conpunta pedernal, y, más adelante, hasta el arco y la flecha; desde elcuchillo y formón de pedernal, al hacha y martillo de piedra»6.

En el análisis que hace Díaz Polanco acerca del impacto de laobra de Morgan en el pensamiento de Marx y Engels, plantea que loque los entusiasma a ambos es el lugar que Morgan le otorga a laproducción y al trabajo como factores importantes en el desarrolloevolutivo, y si bien, no ve con total claridad que estos sean la fuentede los demás procesos superestructurales7, es justamente la presenciade, como dice Díaz Polanco, este «núcleo materialista» la que hace

 privada y el Estado . Como adelantamos en el párrafo inicial de este trabajo, la relaciónentre la antropología y el marxismo queda reducida, la mayor parte de las veces, acomentar esto en términos anecdóticos.4 Al respecto, Díaz Polanco plantea que Morgan «no sólo observa a estas artes desubsistencia como material adecuado para elaborar una periodización, sino que leasigna directamente un papel esencial como motor  del desarrollo evolutivo», en«Morgan y el evolucionismo», s/r, p. 15.5 MORGAN, H., La sociedad primitiva, Madrid, Ayuso, 1971, p. 524.6 ib.7

Con esto Díaz Polanco se refiere a la separación entre el desarrollo de las artes desubsistencia y el de las instituciones. Hecho que en la obra de Morgan puede traducirsecomo una tensión presente y no resuelta entre un enfoque materialista y uno idealista.

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que la obra de Morgan se distinga de las demás obras evolucionistasdel período y sea esto lo que haga la diferencia en la opinión de Engels8.

Es posible también, y en esto coinciden los análisis de DíazPolanco y de Marvin Harris, que la presencia de este núcleo

materialista, la capacidad de Morgan para «ver» el papel desempeñadopor el trabajo, sea una de las claves para comprender que en elmomento de la publicación y difusión de La sociedad primitiva, lareacción no haya sido homogénea. Como en parte lo expresa la frasecitada de Engels al comienzo de este apartado, los círculos delpensamiento de la época la reciben con frialdad o se refieren a ellapara combatirla9. En el marco de la antropología, Díaz Polanco se animaa afirmar que la simpatía de Engels por la obra de Morgan tuvo que

ver seguramente con el rechazo y antipatía que esta fue suscitando enlos teóricos posteriores de la antropología clásica.Para nosotros, esto dice mucho acerca de la relación que la

antropología fue entablando con el marxismo. Sin embargo, no puededejar de inquietarme lo poco que se ha analizado la presencia de ese«núcleo materialista» como elemento distintivo de la obra de Morgan.

Digo esto porque lo que aprendemos a lo largo de la carrera esque lo que se combate de las ideas presentes en el trabajo de Morgan-como en general de los trabajos de los antropólogos evolucionistas

del período-, es el etnocentrismo propio de la reconstrucción de lahistoria de la cultura que pretende realizar, la concepción de laevolución cultural como universal y consecuentemente necesaria,unilineal y progresiva, la débil y fragmentaria base empírica sobre laque se asientan sus resultados y su funcionalidad ideológica con elsistema colonial.

Al no plantear que parte del problema de la obra de Morgantenía que ver además con la presencia de una concepción materialista

de la historia, se anula la posibilidad de poder comprender las razonesde la negación y antipatía por las explicaciones de tipo

8 Así, en su trabajo Engels menciona a otros antropólogos evolucionistas del momentocomo Bachofen, al que le cuestiona su consideración de los cambios en las ideasreligiosas como lo determinante en los cambios históricos que sufre la relación social

del hombre y de la mujer. Es decir, que no tuviera en cuenta, como sí lo hacía Morgan,el desarrollo de las condiciones reales de existencia de los hombres.9 Cfr. DÍAZ POLANCO, H., ob. cit, s/r, pp. 12 y 13.

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tecnoeconómicas o tecnoecológicas propias de la producciónantropológica de la primera mitad del siglo XX10.

Considero, como hipótesis de lectura y de investigación, que laasociación del evolucionismo con el etnocentrismo y posteriormente

con el colonialismo, funcionó como mecanismo de ocultamiento de lapresencia de ese núcleo materialista, obstruyendo la posibilidad deque la antropología tuviera en cuenta en su estudio de la/las cultura/culturas, las determinaciones materiales de producción y reproducciónde la vida social.

III. La antropología contra el marxismo o la conformación de

una antropología decididamente anti marxista«Una evitación ritual de Marx. Muy amenudo nos encontramos con laausencia de Marx o, por el contrario,su oculta presencia como pariasilencioso cuya figura tenía hechizadoal durkheimismo. Cuando se dirigíaal pensamiento de Marx, Durkheimhacía lo posible para situar almarxismo en el plano de unaideología, dejando a un lado lasaportaciones teóricas de Marx».

—D. LA CAPRA, 1972.

El mecanismo de ocultamiento del «núcleo materialista» de la obra de

Morgan sumado a la ausencia de cualquier mención de los trabajosde Marx o Engels en la antropología posterior, refuerzan unacaracterización de la antropología como ciencia social desarrolladaen general independientemente del marxismo.

Si tomamos en cuenta los trabajos que realizan unaaproximación a la historia de la teoría antropológica, vemos que unode los primeros trabajos que incorporan problemáticamente a Marx

10

Nos referimos, por ejemplo, a los trabajos de B. Malinowski en el marco de la corrientefuncionalista, de F. Boas y sus discípulos en el marco del particularismo histórico y deRadcliffe-Brown en el seno del estructural funcionalismo.

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es el de Marvin Harris de 1968, El desarrollo de la teoría antropológica,logrando romper con una larga racha -de casi un siglo- en el que laantropología había ignorado por completo a Marx11.

Harris intenta, entre otras cosas, cuestionar esta supuesta

independencia de la antropología del marxismo y desnaturalizar laignorancia e indiferencia hacia este: no es que la antropología sedesarrolla independientemente del marxismo sino que se desarrollócontra él12.

¿A qué se está refiriendo Harris cuando dice que la antropologíase desarrolló enteramente como una reacción contra el marxismo?

Para intentar responder esta pregunta, me voy a remitir a losiguiente. Recientemente, y a partir del trabajo colectivo que con otros/

as compañeros/as venimos desarrollando en el marco del Taller Permanente de Metodología e Investigación13, pudimos comenzar acuestionarnos ciertos lugares comunes antropológicos y sociológicos.Uno de ellos tuvo que ver con hacer explícitas las raíces durkheimianasde la mayor parte de los autores y corrientes antropológicas.

Esto nos llevó a preguntarnos acerca de las consecuencias quepudo haber tenido sobre la caracterización del objeto de estudioantropológico, sobre a qué aspectos de la realidad social darleprioridad en el análisis, sobre la relación con el «otro cultural» y sobre

su compromiso político. Es decir, sobre sus implicancias para la teoríaantropológica y para el tipo de antropología que se constituye.

En lo personal, fue sumamente significativo caer en la cuentade las raíces durkheimianas de la antropología, principalmente porqueeste hecho no quedó planteado de forma aislada sino que pudo serrelacionado con la negación y rechazo de la perspectiva marxistapresente en la disciplina.

Es en relación con esto que para mí adquiere sentido lo que

Harris está planteando respecto de una antropología que se desarrollacontra el marxismo.

11 Recientemente di con un trabajo de Joseph Llobera (Hacia una historia de las cienciassociales. El caso del materialismo histórico, Barcelona, Editorial Anagrama, 1980), en elque confirma este dato.12 Ver especialmente el Capítulo 8 de El desarrollo de la teoría antropológica. Una historiade las teorías de la cultura, Madrid, Siglo XXI, 1999.13

Taller que viene funcionando abierta y horizontalmente desde mediados de 2006 ydel que participan estudiantes, graduados y docentes de las carreras de sociología yantropología de la UBA. http://metodologiataller.blogspot.com

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De este modo, estamos en condiciones de resignificar el fuerte rechazoque autores como Malinowski o Boas hacen de forma más o menosexplícita a una concepción materialista de la historia y a partir de ello,qué análisis del Kula o del Potlach están haciendo uno y otro

respectivamente14. Harris afirma que Malinowski se abstuvodeliberadamente de realizar un análisis económico del sistemaproductivo y distributivo de la cultura trobriandesa en general y delKula en particular.

Lo que se deriva del análisis que realiza Malinowski, es queeste sistema de intercambio intertribal –Kula y que tiene comocaracterística central el hecho de que todo parece estar subordinadoal intercambio de conchas y brazaletes que no poseen valor de uso ni

de cambio alguno, salvo el hecho de su posibilidad de intercambio-está gobernado por motivaciones, sentimientos, deseos o valoracionesenteramente no económicas15. Malinowski, dice Harris, nos presenta«una etnografía dominada en todos los aspectos por las motivacionessubjetivas de los participantes en términos de prestigio y deaspiraciones mágicas»16.

El hecho de que la antropología hunda sus raíces en eldurkheimismo, rechace el materialismo y abogue por o le dé primacíaa los aspectos subjetivos y simbólicos de la cultura, es una tríada que

se consolidará durante los primeros cincuenta años del siglo XX y queno sólo será central en términos constitutivos, sino también, entérminos de la producción de conocimiento antropológico de laactualidad. Es decir, lo que estamos planteando aquí no es partesolamente de la historia de la teoría antropológica sino que refieretambién a su presente, con efectos concretos sobre la producción deconocimiento antropológico hoy.

Me parece significativo hacer notar que –de manera de seguir

profundizándolo– para «llegar a conocer a los hombres de carne yhueso» la antropología parte –a la inversa del abordaje de la causalidadsociocultural marxista- de lo que los hombres dicen, imaginan o

14 Tanto Malinowski como Boas influyen directamente en toda la antropología (sobretodo anglosajona y norteamericana) de la primera mitad del siglo XX.15 Cuando Harris se refiere a lo económico está haciendo alusión al sistema deproducción y de distribución, de la energía, de la inversión de tiempo y de trabajo, del

transporte, de la relación entre la población y el hábitat en el que se desenvuelve, de laenergía alimenticia, etc.16 Ob. cit, p. 487.

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conciben. En definitiva, lo que quisiera destacar es que la antropologíase constituye en una ciencia social que intenta conocer/comprenderal hombre sin tener en cuenta, aunque suene paradójico, los factoressocioculturales que condicionan y dirigen lo que los hombres dicen,

imaginan o conciben.

IV. Reflexiones finales

Llegados a este punto del artículo, se me podría decir que en lo que hedesarrollado hasta aquí se me ha olvidado mencionar el segundo«momento» de la relación antropología-marxismo: la recuperación que

en los 70 la antropología hace de la obra de Marx.Si no la he mencionado, en parte es –aunque es algo que continúotrabajando- porque considero que fue una recuperación meramentecoyuntural17 que quedó circunscripta a una antropología críticaeuropea (sobre todo francesa) y a cierta antropología críticalatinoamericana. Por lo que continúa operando el legado de laantropología clásica que ha logrado, a mi entender, seguir vigente engran parte de la antropología contemporánea.

En la actualidad podemos observar esta continuidad y vigencia

en la deficiente comprensión que tenemos respecto de la dinámica delos procesos de producción y reproducción social. A lo que se sumauna comprensión igualmente sesgada de la perspectiva marxistaguiada por el prejuicio de que las explicaciones marxistas simplificanla realidad o caen en reduccionismos de tipo económicos o enesencialismos de clase.

En antropología –pero también de forma más generalizada enel conjunto de las ciencias sociales– se suele rechazar la explicación

marxista como si esta redujera la comprensión de lo social a un solofactor, el económico. Este reduccionismo suele asociarse con losnombres de Marx y Engels quienes son comúnmente tildados dedeterministas económicos/tecnológicos. Harris llama a esto el «mito

17 Me refiero al contexto de la descolonización de Asia y África a partir del cual laantropología se replantea el cómo, el por qué y el para qué de su quehacer profesional.

En el prefacio del libro de Joseph Llobera al que ya hemos hecho referencia en la nota12, plantea en términos un tanto biográficos, que en dicho contexto la perspectivamarxista era la única alternativa válida o al menos un punto de partida necesario.

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del simplismo del factor único», mito que, por otra parte, se hainstalado con fuerza en nuestro sentido común antropológico.

En el intento por avanzar en una comprensión de lascaracterísticas que asume el vínculo antropología-marxismo, nos

ubicamos frente al hecho de que nuestra disciplina se desarrollafundamentalmente contra las ideas marxistas, cuestionando yprescindiendo de sus categorías. En función de ello, nos preguntamosacerca de las implicancias que esto tiene sobre la producción deconocimiento antropológico en la actualidad. Si este interrogante haestado reiteradamente formulado a lo largo del trabajo, lo ha sido enel afán por mostrar que la ruptura que la antropología contemporáneacree haber hecho con la antropología clásica es simplemente eso, un

supuesto que no deja entrever los guiños cómplices que siguemanteniendo aún con ella.

Bibliografía Inicial

DÍAZ POLANCO, H., «Morgan y el evolucionismo», s/r.ENGELS, F., El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado,Barcelona, Planeta Agostini, 1986.

HARRIS, M., El desarrollo de la teoría antropológica. Una historia de las teoríasde la cultura, Madrid, Siglo XXI, 1999.LLOBERA, J. R., Hacia una historia de las ciencias sociales. El caso delmaterialismo histórico, Barcelona, Editorial Anagrama, 1980.MORGAN, H., La sociedad primitiva, Madrid, Ayuso, 1971.

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«A todo o nada»Apuntes de investigación sobre los becarios de la carrera de

sociología de la UBA1

 JUAN JOSÉ NARDI

a) Introducción

Es común encontrarse, cada vez que se debe llenar un formulario parala postulación a una beca y/o se busca financiamiento para algún

proyecto de investigación, con un espacio reservado para las áreasdel conocimiento y/o la línea de investigación en la que se encuentra,o se encontraría enmarcado, el plan de trabajo propuesto.Generalmente se llena esa parte de la aplicación en función de laexperiencia en la disciplina y del objeto elegido. Son, en este sentido,áreas en donde se enmarca el conocimiento y la experiencia a partirde convenciones propias de la profesión que se ejerce y de los ámbitosen los cuales se llevan adelante las tareas de investigación.

La existencia de esta convención supone la presencia de espaciossociales de interacción en donde la presencia del casillero vacío es unindicador de su cristalización. Un área del conocimiento, unaespecialidad, una línea de investigación, entendidas como un espacioen blanco a ser llenado, son una muestra acerca de cómo se organizael trabajo académico en general.

1  Este artículo es parte de mi tesis de maestría en curso: Las áreas disciplinarias de

investigación como espacios sociales de inserción/especialización profesional. El caso de losbecarios de la carrera de sociología de la Universidad de Buenos Aires . Maestría deInvestigación en Ciencias Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, UBA.

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En particular, cada institución –cada universidad, cada facultad y/ocada instituto– le da vida a esa abstracción que aparece cristalizadaen los formularios a partir del trabajo cotidiano de investigación endonde las estructuras organizacionales y la interacción entre los

investigadores son parte esencial del mismo.Ahora bien, ¿cómo se accede, desde la óptica de la inserción

profesional, a estas áreas? En efecto, si se llena ese formulario enfunción de las experiencias previas: ¿Cómo se llegan a tener esasexperiencias previas? ¿Son sólo una elección basada en el interéspersonal? Además, ¿se encuentran estos espacios claramentedelimitados? Dicho de otra forma, ¿se corresponden estas áreasdisciplinarias de investigación con espacios sociales bien delimitados

o se trata de espacios con fronteras difusas en donde la investigacióncientífica puede mezclarse con la docencia u otras actividades?2 Eneste sentido, el caso de los becarios de la carrera de sociología brindala posibilidad de indagar una serie de experiencias liminares entre laestructura académica vista desde su parte educativa y, esta mismaestructura concebida en función de sus actividades de investigación.Esta indagación permite explorar la relación que existe entre el procesode formación de grado y de la investigación en las ciencias sociales.Esto se debe a que, en este caso, cuando se habla de experiencias previas

en determinadas áreas disciplinarias de investigación es necesarioremitirse, casi necesariamente, a los períodos de formación de gradode los becarios en donde los aspectos educativos están más quepresentes. Adentrarse en este planteo implica dejar de ver al aula comoun espacio de aprendizaje y enseñanza, para comenzar a mirarlo comoun espacio de socialización más amplio en donde empieza el procesode inserción profesional.

Además, el hincapié hecho en las áreas y temas de investigación

se debe a que permite estudiar los espacios de inserción profesionalde los actores en función de la especialización que supone el abandonode los estudios generales propios de las carreras de grado paracomenzar a buscar espacios más estables en la investigación académica.En este sentido, la elección de un tema de investigación en unadeterminada área temática se encuentra mediada por el propiocontexto institucional dentro del cual se toma la decisión, por lo cual

2 Para este aspecto ver BAYER, A., «Faculty composition, Institutional Structure, andStudent’s Environment» en: The Journal of Higher Education, Ohio State University Press,Vol. 46, No. 5, 1975, pp. 549-565.

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es un proceso que es necesario reconstruir. En otras palabras, es unproceso subjetivo individual en tanto que provoca angustias,frustraciones, alegrías, marchas y contramarchas, etc., pero mediadopor los factores propios de la institución y la disciplina en donde se

transitan.

b) Algunas preguntas acerca de los becarios de la carrera desociología

En el presente artículo no importaría tanto por qué los individuosconsiderados aisladamente eligen algo en particular, sino qué

regularidades pueden ser encontradas entre sus elecciones quepermitirían comprender un determinado conjunto de prácticas. Enotras palabras, deja de ser importante indagar qué área y temaespecífico elige cada becario para cobrar relevancia qué factores de surelación con el entorno intervienen en esta elección.

La experiencia en la disciplina que tienen los sociólogoscontribuye e influye en la definición de sus respectivos objetos deinvestigación. La mencionada experiencia se construye dentro de losespacios sociales que forman parte de las instituciones en donde

realizan su trabajo cotidiano, entre otras cosas, a partir de las relacionesque establecen con sus pares y directores. Entonces, si lo mencionadoinfluye sobre la experiencia profesional, es posible que también tengaimpacto sobre la elección de los distintos objetos de investigación.

Lo problemático del planteo estaría en poder definir los límitesy los alcances de los espacios mencionados, así como también lainfluencia que tienen los distintos tipos de relaciones que se dan alinterior de ellos, en la elección de los temas de investigación por parte

de los becarios de la carrera de sociología.En una investigación reciente se utiliza el concepto de espaciosde cátedra para referirse a estos, valga la redundancia, espacios en lacarrera de sociología de la UBA3. Hablan de ellos como un complejo ydiversificado entramado de relaciones sociales que va mucho más alládel dictado de una simple materia. En este sentido, son:

3 GRUPO-TALLER PENSAR LA FACULTAD, Aprendiendo Sociología. La impronta de la Carrera enla experiencia de los estudiantes, Buenos Aires, Mimeo, 2007.

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[una] compleja articulación de actividades y gruposorganizados en torno a un centro neurálgico que es, porregla, un determinado profesor. La organización y eldictado de una materia -o a veces dos- es la actividad

primigenia, pero junto a ella se van desarrollando otrasigualmente importantes como la realización de proyectoscolectivos de investigación (UBACyT o Agencia), laformación de grupos de lectura y discusión de textos, laelaboración de publicaciones (revistas periódicas,traducciones o compilaciones de libros), la organizaciónde jornadas o seminarios, etc. La mayoría de esas iniciativasse desarrollan en el ámbito formal de la institución, aunqueexcepcionalmente puede ocurrir que algunas de ellas sehagan por fuera4.

Esta definición nos da una primera delimitación de estos espacios. Ladistinción principal estaría dada por las actividades que se llevanadelante dentro y fuera de la institución investigada, por parte de losmiembros. Ahora bien, al estar estas actividades enmarcadas dentrode áreas específicas, es que encontramos una de las formas en las quelas áreas del conocimiento se encuentran insertas en la estructuraacadémica5.

Según lo expuesto es lícito preguntarse cómo se llega a unespacio de estas características en el caso de los becarios deinvestigación. En efecto, al ser las becas de investigación uno de lostantos pasos que pueden hacer los jóvenes profesionales para insertarsedentro del ámbito de la investigación académica, la obtención de unade éstas supone –aunque débil en un primer momento– una red derelaciones sociales que tienen como caras visibles al menos a un becarioy a un director y que además fueron tejiéndose de diferentes maneraspero que, en la gran mayoría de los casos, se encuentran contenidos

dentro de los espacios de cátedra. Se está haciendo referencia a que elcamino hacia la beca empieza mucho antes de sentarse a preparar elproyecto y la aplicación correspondiente. Se puede estar frente a unapersona que primero se suma a un proyecto de investigación y quecon el transcurso del tiempo logra postularse a una beca con la ayuda

4 Op. Cit., p. 47.5 «Tenemos entonces un conjunto de actividades que, aunque formalmente

diferenciables en cuanto a su dinámica y los objetivos propuestos, se encuentranarticuladas en torno a un mismo grupo de personas y a ciertos temas de interés que lesresultan afines.», Op. Cit., p. 47.

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del director del proyecto en curso, puede tratarse de un auxiliardocente que solicita al titular de la cátedra que lo dirija en un proyectode investigación que le gustaría desarrollar, un egresado sin ningúntipo de inserción académica que comienza a buscar por su cuenta y

con la ayuda de conocidos un director para su proyecto, o alguien quese postula a la misma por información que recibió vía mail. Endefinitiva, estos y otros posibles casos nos mostrarían las distintasformas en que los egresados van construyendo su propio camino deinserción profesional.

Es aquí que cobra relevancia lo mencionado párrafos arriba enrelación a las fronteras difusas de los, desde ahora en adelante, espaciosde cátedra. En ellos las actividades de formación se mezclan con otras

de investigación. En tanto cátedras aparecen, para los estudiantes,como lugares donde se cursa una materia y se aprende un determinadotema. En cuanto se pasa «detrás de bambalinas» aparecen otrasactividades, algunas de ellas asociadas a la investigación académica.

En este sentido, tanto las estrategias de inserción como deincorporación suponen un reconocimiento mutuo entre ambas partesque se encuentra sostenido tanto por las normas y creencias propiasde la institución y la disciplina en la cual están insertos como por lasestructuras del trabajo. Las regularidades que surgen, propias del tipo

de prácticas existentes en la institución, así como también las distintasestrategias que desarrollan los egresados para cristalizar su propiaformación e inserción, están asociadas al tipo de vínculos que seestablecen con los directores de beca, profesores y su grupo de paresantes y durante su desenvolvimiento en estos espacios.

Entonces, cómo llegan algunos de los graduados de la carrerade sociología a insertarse en estos espacios. ¿Cursando alguna materiaque les permitió insertarse en ellos? Pero, al ser tantas las materias

optativas a cursar, qué los llevó a volcarse hacia una en vez de otra6

.¿Es el desempeño académico durante la cursada un factor importanteen la inserción o existen otras razones? ¿Qué relación existe entre lainserción en estos espacios, las relaciones que se establecen al interiorde los mismos y los temas de investigación elegidos?

De todas formas, no todos los egresados de la carrera desociología se insertan durante su proceso de formación en este tipo de

6 En 2007, entre teorías sociológicas, sociologías especiales, seminarios y talleres deinvestigación, la totalidad de materias optativas ascendía a 97 materias. Este númerocuadruplica el total de materias obligatorias de la carrera.

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espacios y eso no les impide definir áreas de interés, ni llevar adelanteinvestigaciones dentro de las mismas, e incluso presentarse a becas yobtenerlas. Es por eso que es necesario contemplar también a este tipode casos formulando las preguntas pertinentes al mismo. ¿Cómo se

llega a conseguir un director de beca en la situación mencionada ycuáles son los criterios que ayudan a definir a quien elegir? ¿Cuálesson los factores que influyen en la elección del tema de investigaciónen estos casos?

c) Revisando la teoría

Max Weber ha dedicado parte de su reflexión metodológica a explicitarlos supuestos que están por detrás de la elección de los temas deinvestigación. La mencionada elección estará influenciada, según elsociólogo alemán, por «las ideas de valor que dominen al investigadory a su época»7.

En este sentido, habla de aquello que es culturalmentesignificativo para el investigador como el pilar fundamental de estaelección. Es aquello por lo cual algo se convierte en objeto deinvestigación. Lo significativo interpela, es el impulso inicial que

genera y abre el camino dentro del propio proceso de investigación.Es la propia relación del investigador con sus valores.

Así como sin la fe del investigador en la significación decualquier contenido cultural toda labor de conocimientode la realidad individual carecería directamente de sentido,del mismo modo su labor estará orientada por la direcciónde su fe personal, por la refracción de los valores en elprisma de su alma. Y los valores a los que el genio científico

refiere el objeto de su investigación podrán determinar la«concepción» de toda una época, es decir resultar decisivos,no sólo de lo que es «pleno de valor», sino también de lo«significativo o insignificante», «importante o accesorio enel fenómeno»8.

7

WEBER, M., «La «objetividad» cognoscitiva de la ciencia social y de la política social»,en: Ensayos sobre metodología sociológica, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1997, p. 73.8 Op. Cit., p. 71. Resaltados del autor.

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Ahora bien, ¿por qué algo se vuelve significativo para el investigador?¿Son los grandes problemas de una época los que interpelan alinvestigador y éste, reconociendo su relevancia, asume laresponsabilidad de darles una respuesta? ¿Es así? ¿Se trata tan sólo

de grandes espíritus –en este sentido, la referencia de Weber al geniocientífico es más que elocuente– resolviendo grandes problemas sinningún tipo de mediación?

Desde otro esquema teórico, algunos trabajos de Pierre Bourdieuplantean un enfoque opuesto. Él mismo ha repetido muchas vecesque uno de sus objetivos principales era objetivar al sujeto de laobjetivación. En este sentido, una de las tantas dimensiones en lascuales se puede dar esta objetivación pueden ser los objetos de estudio

elegidos. Sobre este tema, el sociólogo francés dice que:Lo que gobierna los puntos de vista, lo que gobierna lasintervenciones científicas, los lugares de publicación, lostemas que elegimos, los objetos en que nos interesamos, etc., esla estructura de las relaciones objetivas entre los diferentesagentes que son, para emplear una vez más la metáforaeinsteiniana, fuentes de campo. La estructura de las relacionesobjetivas entre los agentes determina lo que estos puedenhacer y no hacer. O, más precisamente, la posición que ellosocupan en esa estructura determina u orienta, al menosnegativamente, sus tomas de posición9.

Lo nodal en el esquema bourdiano es establecer cuáles son los factoresque condicionan la posición que ocupan los agentes dentro del campo.Generalmente asociados a la portación de capitales culturales previos–tipos de colegios de los que proceden, profesión de los padres,parientes directos vinculados a las ciencias sociales, etc.– al ingreso a

la universidad sin prestar demasiada atención a los emergentes delos procesos de interacción durante el período universitario.Desde otros enfoques, algunos sociólogos anglosajones han

desarrollado trabajos de investigación cercanos a este tema en doslíneas de indagación distintas. Están los que sostienen que en larelación mentor-protege se definen la gran mayoría de las eleccionesde los graduados, entre ellas la elección de los temas de investigación.Estos trabajos son conocidos generalmente como Mentoring Studies.

9 BOURDIEU, P., Los usos sociales de la ciencia. Por una sociología clínica del campo científico,Nueva Visión, Buenos Aires, 2000. p. 77. Bastardillas agregadas.

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Los mismos se basan en relaciones diádicas y dimensionesdenominadas como psicosociales. Entre ellas la reciprocidad en lacomunicación, los lazos afectivos, la influencia y cuestiones asociadas alas relaciones de poder 10.

Los otros, desde una perspectiva que toma algunasconsideraciones de la etnometodología, buscan en las estructurasinstitucionales los factores condicionantes de muchas de las decisionesde los científicos y becarios. En ellos, las diferentes elecciones estaríanasociadas a la forma en que se encuentran organizadas tantoadministrativa como curricularmente las instituciones de las queforman parte los agentes investigados11.

El trabajo ya citado,  Aprendiendo sociología…, tiene algunos

puntos de contacto con el enfoque señalado en el último párrafo. Enla mencionada investigación se muestra cómo la forma en que estáestructurada la carrera de sociología conforma dos tipos de estudiantedistintos. Los de materias obligatorias y los de materias optativas12.En este contexto, los espacios de cátedra suelen estar asociados a lasmaterias optativas y la dimensión de las elecciones que hacen losestudiantes está asociada a cuáles pueden ser los motivos por los quese cursa una materia u otra13.

Si bien existen menciones acerca de cuáles pueden ser motivos

por los que los estudiantes llegan a insertarse en los mencionadosespacios, es un tema que es tratado muy tangencialmente ya que endefinitiva escapa a los objetivos del citado trabajo. De todas formas, elconcepto de espacio de cátedra es una herramienta importante paradescribir el funcionamiento de la carrera de sociología de la UBA ypuede ser de gran utilidad para contextualizar los ámbitos en los quese desenvuelven los becarios y para comprender, junto a los distintostipos de relaciones que se establecen a su interior, sus elecciones. A

10 DIXON-REEVES, R., «Mentoring as precursor to incorporation: An assessment of thementoring experience of recently minted Ph.D.s», in Journal of Black Studies, Vol. 34. Nº1, sep. 2003, pp. 12-27.11 Para este caso ver CAMPBELL, R., «Preparing the next generation on scientists: Thesocial process of managing students», in Social Studies of Science, Vol. 33, Nº 6 (Dec.,2003), pp. 897-927 y CICOUREL, A. y KITSUSE, J., The educational decision-makers, New York,Bobbs-Merrill, 1963.12 En términos formales los aspirantes al título deben aprobar 25 materias –16 materias

comunes y obligatorias a todos los estudiantes y 9 optativas– y cumplimentar 200 horasde investigación.13 GRUPO TALLER PENSAR LA FACULTAD, Op. Cit., p. 43.

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partir de él se podrán reconstruir ciertos relatos y creenciascompartidas que ayudan a que los participantes definan quiénes son,qué hacen y por qué lo hacen, dando claves en la comprensión acercade cómo se construyen las estrategias para procurarse ciertas

identidades disciplinarias además de un sentido de pertenencia a lamisma.

Esto puede sosternerse si se tienen en cuenta trabajos que tomancomo objeto la contracara de aquel estudiado en trabajos como

 Aprendiendo Sociología... Chris M. Golde14 trabaja lo que en castellanosería el desgaste [attrition] de los estudiantes de doctorado tomandocomo fuente otros trabajos que se enfocan en los estudiantes de grado.En ellos se sostiene que tanto para los estudiantes de grado como de

posgrado el desgaste y el abandono es mejor entendido si se tiene encuenta la interacción de los estudiantes con la institución educativa.En el caso de los segundos sus explicaciones se basan en la integraciónque tienen los estudiantes respecto a su disciplina y el departamentoen el cual están desarrollando sus tareas. La diferencia estaría en elhecho que mientras para los estudiantes de posgrado la integraciónacadémica es más importante, para los estudiantes de grado tiene máspeso la integración social. En este último punto habría ciertacoincidencia entre Aprendiendo… y los artículos de Golde. La diferencia

estaría dada en que para el primero de los trabajos la integraciónacadémica empieza ya a aparecer durante el transcurso de los estudiosde grado. De todas formas, es claro que para ambos la relación quemantienen los estudiantes con la estructura organizacional de losdepartamentos o carreras es de vital importancia.

d) Reflexiones finales

Lo que permiten estas dos posturas es discutir con la dicotomía queplantea que el tema de investigación se elige libremente y la posicióncontraria que sostiene que tal decisión individual no existe y que elcondicionamiento es una determinación estructural muy superior alos condicionamientos propios de los institutos universitarios y sucultura académica.

14 Ver GOLDE, C., «The Role of the Department and Discipline in Doctoral StudentAttrition: Lessons from Four Departments», en The Journal of Higher Education, Vol. 76,No. 6, Nov. - Dec. 2005, pp. 669-700.

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En el caso de la carrera de sociología de la UBA y sus becarios, laposibilidad de investigar –y la consiguiente elección de un tema deinvestigación– pareciera estar atada en algunos casos al papel que sele adjudica a la beca de investigación15.Existe cierto imaginario en los

entrevistados acerca de que el sociólogo deber ser investigador y quepara lograrlo hay que primero obtener una beca. En este sentido, lainserción en los espacios de cátedra es vista y vivida como la antesaladel inicio de este camino. Además, cualquier fracaso parcial en lapresentación a una beca es visto como una barrera para lograr accedera esto que los sociólogos hacen: investigar.

Es así que aquellos que no logran obtener una beca puedensostener que «sin beca no se puede investigar… es una parte del camino

a transitar si queremos ser investigadores» [E4; Hombre] o «Estoypensando en abandonar porque… bah… para qué voy a seguir en lamaestría de investigación sino me salió la beca». [E5; Hombre]

No se busca soslayar aquí que la beca facilita mucho la tarea, yaque supone un estipendio para poder dedicarse sólo a esta práctica. Alo que se está haciendo referencia es a lo fuertemente asociadas queestán las ideas de investigación y de beca en el imaginario de lossujetos. Tal vez esta concepción se pueda graficar con un comentariode una entrevistada que, al enterarse de que le habían rechazado su

aplicación, manifestó en tono cómplice al entrevistador: «vos y yosabemos que sin beca es imposible investigar, es la única oportunidadque tenemos». [E3; Mujer]

Estas afirmaciones que asocian la posibilidad de hacer unamaestría de investigación con obtener una beca, o ven a esta últimacomo «la única oportunidad» o «una parte del camino» para lograrser un investigador, permite pensar la carga que le colocan lospostulantes a la posibilidad de obtenerla. Ahora bien, ¿de dónde

proviene esta sensación de «todo o nada»16

.De todas formas, es claro que esto no nos dice nada acerca delas elecciones de temas de investigación, pero sí nos habla sobre lainstrumentalidad que podría llegar a tener la idea de beca y, en estesentido, darnos algunas pistas sobre la relación que existe entre losbecarios y esta última.

15 A partir de aquí trabajaremos analizando cinco entrevistas a becarios de la carrera

de sociología de la UBA. Tres de ellos fracasaron en el primer intento y obtuvieron subeca en el segundo y los otros dos lo hicieron en su primera presentación.16 Volveremos sobre este tema hacia el final del apartado.

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En algunos sujetos la instrumentalidad de la beca podría llegar atrasladarse incluso al tema de investigación elegido. En efecto, tal vezel caso más claro de estos se da durante el período de apertura y cierrede la convocatoria a las becas doctorales del CONICET. Una de las

frases más comunes de aquellos que buscan postularse es «tengo queencontrar director para presentarme». En algunos casos, y teniendoen cuenta que a medida que se va acercando la fecha de cierre lasituación se pone cada vez más difícil, algunos postulantes puedenllegar a conseguir director 20 días antes de la fecha tope. Esto ademáspuede suponer también que deban cambiar casi por completo elproyecto sobre el que estaban trabajando sólo por el hecho de poderpresentarse17. Es decir, se prioriza la aplicación por sobre el tema de

investigación originalmente elegido.En los casos que refieren a graduados que al momento de supostulación se encuentran insertos en determinados espacios de cátedralas cosas no parecen ser muy distintas. Si bien es cierto que sonpersonas que vienen trabajando dentro de un grupo de investigaciónobjetos específicos, relatan cierto descontento luego de finalizado ypresentado el proyecto. En este sentido, una actual becaria delCONICET manifiesta que:

Y, bueno, entonces armé el proyecto cuando lo terminé,era un proyecto que era coherente, pero no me gustaba, osea ya entregué, presenté algo que no me convencía, nome convencía en el sentido de que no me convencía eseenfoque ni cómo estaban planteados los problemas que ami me inquietaban, pero bueno ahí tuve una lógicapragmática de presento esto y luego lo puedo reformular.[E1; Mujer]

En ambos casos los relatos coinciden en el hecho que durante elmomento en que se está escribiendo el proyecto y se prepara laaplicación, todo transcurre de una manera muy intensa en donde loque importa es la presentación del proyecto. No se le presta demasiadaatención al tema sino a la coherencia y estructura formal del texto. Enestos casos, el futuro director cumple un papel muy importante y esel que en cierta forma le termina dando una impronta muy fuerte altexto final:

17 Es el caso del entrevistado 4. [E4; Hombre]

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se lo mandé muchas veces, y me hacían así correcciones,bueno, por ejemplo terminó siendo un proyecto más en lalínea de ellas que en la mía, yo no tenía muy claro cómoquería enfocarlo pero sí tenía claro determinados temas

que me inquietaban y en la versión final del proyecto noestán todas esas cosas y cuando vuelvo a leer las versionesanteriores, yo les ponía y fueron parte de las cosas que sefueron sacando. [E1; Mujer]

La diferencia entre ambos casos tal vez radica en el hecho de que losentrevistados que participan de un espacio de cátedra tienden asostener que el trabajo que desarrollan dentro del grupo deinvestigación colabora con morigerar las frustraciones que muchas

veces sienten por no reconocerse del todo en la investigaciónindividual que están llevando adelante en su proyecto. Aquellos quese postularon sin estar participando en algún espacio se sienten menoscontenidos y desde una posición muy solitaria piensan habitualmenteen abandonar por no sentirse a gusto con lo que están haciendo.

No tendría que haber cambiado de tema… En ese momentome pareció bien y me subí al caballo de la presentación.Hoy estoy pensando en cómo abandonar sin perjudicar

mucho a mi director. [E2; mujer]

Si bien es cierto que estos entrevistados no representan las vivenciasde todos los becarios, es cierto que esta forma de entender y concebirla beca puede estar presente incluso en aquellos que se encuentran agusto con lo que están investigando.

Al inicio del presente artículos nos preguntábamos si las áreasdisciplinarias de investigación se correspondían con espacios socialesbien delimitados o en realidad estábamos hablando de espacios confronteras difusas en donde la investigación científica puede mezclarsecon la docencia u otras actividades. En este sentido, veíamos en elcaso de los becarios de la carrera de sociología la posibilidad analizarla relación que existe entre el proceso de formación de grado y de lainvestigación en las ciencias sociales. En esta línea argumentábamosque las actividades enmarcadas dentro de los espacio de cátedra nosayudaban a ver una de las formas en las que las áreas del conocimientose encuentran insertas en la docencia.

Las actividades de formación se mezclan, en estos espacios, conotras de investigación y docencia –el caso de los ayudantes alumnos

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es tal vez el ejemplo que mejor grafica esta ambivalencia–. En tantocátedras aparecen, para los estudiantes, como lugares donde se cursauna materia y se aprende un determinado tema. Del lado del docenteaparecen otras actividades, algunas de ellas asociadas a la

investigación académica. En este sentido el aula no es sólo un espaciode aprendizaje y enseñanza sino también donde empieza una de lastantas alternativas de inserción profesional. En este sentido, en lasconclusiones de Aprendiendo Sociología… se sostiene que:

A veces en las clases se mencionan otras alternativas desalidas laborales para los sociólogos, pero siempre aparecensubestimadas o desvalorizadas, directa o indirectamente.Todas ellas parecen estar por debajo de la figura del

investigador docente. La vida académica es la que mejorrepresenta el ideal de sociología que se busca transmitir,el más cercano a la sociología pura (…) Ese es el ideal desociólogo que tienen en mente los docentes, el quetransmiten a sus alumnos y el que muchos estudiantesbuscan reproducir, según lo muestra claramente laaspiración generalizada de insertarse en los espacios decátedra18.

Esa subestimación y desvalorización de todo aquello que no seainvestigar puede ser una explicación de la sensación de «todo o nada»planteada al principio del presente apartado. En este sentido, la becano sólo implicaría poder investigar, sino también poder hacer«Sociología». De todas formas, habría que complejizar aún más lodicho. Si bien es cierto que en un primer momento la obnubilaciónpor la beca pareciera dejar en un segundo plano, al menos en estosentrevistados, el tema a investigar, también es cierto que el ingreso aun espacio de cátedra implica la aceptación por parte de los sujetos decircunscribir su trabajo dentro de una determinada área trabajada porlos miembros de aquél.

Entonces, estos casos podrían suponer que: o bien el ingresotenía ya el mismo sentido instrumental que luego se cristalizó en labeca, o bien son otros los problemas que surgieron. Mala o pocarelación con el director, desencanto respecto a la actividad real quesupone una investigación, etc. En este sentido, ante la posibilidad delingreso a espacios de cátedra no se contempla que una cosa es ver y

18 GRUPO TALLER PENSAR LA FACULTAD, Op. Cit., p. 100.

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escuchar un profesor investigador hablando de las grandesdiscusiones teóricas y otra distinta es comenzar a realizar el trabajocotidiano que supone una investigación y lo lejos que la gran mayoríade las veces se está de aquellas disertaciones que se escuchan en clase

o se leen en un libro. En donde además se puede sumar que aquelque dirige los proyectos no atiende –por las razones que sean– lasconsultas y dudas de aquellos que están realizando sus primerasexperiencias en el trabajo de investigación.

Es por eso que el buscar reproducir esa supuesta práctica de la«sociología pura» supone, en el imaginario de los sujetos, ir trazandoun camino prefijado que no tendría por qué ocasionar ningúnproblema. Insertarse en un espacio de cátedra, buscar un director,

elegir un tema y aplicar para una beca parecieran convertirse en finesen sí mismos que se encuentran, en los casos analizados, vacíos decontenido porque son parte del rito de iniciación a la carreraacadémica. Por el contrario pareciera que el verdadero problemaempieza luego de obtenida la beca.

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EDITORIAL: De laberintos y de faunos(O quiénes nos creemos que somos) *Había una voz... Canto. Cuerpo.Percepción / La experiencia estética enla práctica educativa. Un aprendizaje

 productivo y creativo basado en unareflexión experiencial e intencionado comomontaje artístico / Autonomía yalienación en la práctica educativa /Lo que los tallos querían enseñar a losárboles… / Entre los muros.Genealogía e intervención en lasinstituciones (educativas) / Destruccióny extinción de la escuela normal (Entre

la sociedad disciplinaria, la sociedad decontrol, y el nihilismo) * De ciencias yficciones. Epistemología, estética y

 política / Rimbombante * Olas, olas,olas de sed. Brevísima apreciación sobreuna generación / Notas para unaproyección generacional en filosofía* DOCUMENTO: Llamamos comunis-mo… * CORRESPONDENCIA: Sobre la

proletarización del estudianteuniversitario

Año III – Número 3Buenos Aires – Primavera 2009

ISSN: 1851-8419

[email protected]://amartillazos.com.ar

Amartillazosse consigue en:

Mesa de publicaciones de laFacultad de Filosofía y

Letras de la UBA, Puán 480,1ºpiso

Librería Biblos, Puán 378

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RESEÑAS

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 Investigaciones políticas

EMILIO DE ÍPOLA, Buenos Aires, Nueva Visión, 1989, 157 páginas.

¿Qué puede hallarse de interesante en este libro publicado hace veinte años yque compila artículos escritos, en su mayoría, para intervenir en la coyunturaargentina de los años ochenta? Tres tesis: (i) que el primer peronismo esresponsable de la decadencia del tango, (ii) que el cuento borgeano «La muertey la brújula» se apoya en los supuestos políticos de la autonomía y (iii) queno hay manera de que el proyecto del populismo conduzca al proyecto delsocialismo. Pero ordenemos un poco esta reseña.

Investigaciones políticas (IP) tiene cuatro partes. «Introducción»,«Peronismo», «Socialismo» y «Variaciones». La primera no se limita acontextualizar los artículos compilados (escritos entre 1981 y 1988) y a explicarsus eventuales modificaciones ad hoc, sino que expone y discute algunas«opciones» epistemológicas reunidas en dos grandes conjuntos: el objetivismo(primado de las determinaciones estructurales sobre la praxis de los sujetos)y el subjetivismo (viceversa). La segunda parte incluye «Lo nacional-populary los populismos realmente existentes», escrito en colaboración con Portantieroy en el que nos detendremos, brevemente, más adelante; «El peronismo y susespejos», que desarrolla el problema de «la naturaleza del peronismo» a partir

de la comparación de las interpretaciones de Jorge Abelardo Ramos, de GinoGermani, de Miguel Murmis y Juan Carlos Portantiero y de Ernesto Laclau;«Las desventuras del peronismo renovador», analiza el fracaso de la llamada«corriente renovadora» que entre 1984 y 1988 se impuso el proyecto «deinsuflar al peronismo el componente democrático de que, como es sabido,careció tradicionalmente» (66). La tercera parte se compone de «Cultura, ordendemocrático y socialismo», que trajina el problema del orden culturalmechando tesis de Lefort con el Plan Austral; y «La izquierda en tres tiempos»,que es una clasificación de la izquierda argentina en tres casilleros: anacrónica,proto-moderna y moderna. Finalmente, la cuarta parte contiene «LeónRozitchner: la especulación filosófica como política sustituta», que es un ajustede cuentas; «El enigma del cuarto (de Borges hacia la filosofía política)» y «Eltango en sus márgenes», dos textos en los que también nos detendremosbrevemente.

Pasemos a lo que nos interesó. «El tango en sus márgenes» constata (i)que la declinación del tango es estrictamente contemporánea del apogeo delperonismo y (ii) que tal decadencia no fue producto de una decisión adoptadaen las oficinas culturales del gobierno peronista. ¿Coincidencia? Para De Ípola,no. El tango es hijo de la tristeza (de sentirse maltratado por la vida), de lapérdida (del amor, de la juventud, de los amigos...) y del coraje (de afrontarel propio destino). Las letras de ese género popular de indagación metafísicaexpresaban «una raigal melancolía que no caía en la deseperación pero

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tampoco se resignaba al olvido»(155). Pero, nos dice al autor, la «ciegaficción de la fiesta perpetua» que elrégimen peronista fomentó no dejólugar «para las inoportunasaflicciones sobre las que insistía eltango» (156). La subjetividadproducida por el peronismo eraincompatible con la incursiónartística en ciertas dolorosasconstantes de la condición humana.

«El enigma del cuarto (deBorges hacia la filosofía política)» esun escrito formidable que se proponecuestionar una máquina hermenéu-tica (las lecturas lacanianas) yresignificar una muerte literaria (lade Lönnrot, quien se habríasuicidado). El primer propósito esllevado a cabo mediante tressustituciones estratégicas en lasoperaciones de lectura suscitadas por«La muerte y la brújula»: (i) en lugarde la tríada lacaniana y su lógica del

«cuarto excluido» (3 + 1), la figura delrombo que permite la emergencia deuna dimensión colectiva (4 + n); (ii)en lugar de la determinación delsujeto por la cadena significante, lareivindicación de la autonomía de lossujetos; y (iii) en lugar de la fábulacomo estructurante previsible, unahistoria sutil que rescata las virtudeséticas del relato policial clásico. El

segundo propósito se plasmamediante un mecanismo de relojeríaargumental, por lo que no merece sersintetizado aquí.

La tercera de las tesisenumeradas al comienzo de estareseña está en «Lo nacional-populary los populismos realmenteexistentes». En palabras del autor:«ideológica y  políticamente no hay

continuidad sino ruptura entrepopulismo y socialismo. La hay en su

estructura interpelativa; la hay en laaceptación explícita por parte delprimero del principio general delfortalecimiento del Estado y en elrechazo, no menos explícito, de esemismo principio por la tradiciónteórica que da sentido al segundo»(23). He aquí las condiciones en quese plantea el problema: interpelacióndel sujeto y relación con el Estado.Mientras que el populismosubordina/somete al sujeto «pueblo»al sistema político instituido yfetichiza el aparato de Estado, elsocialismo interpela a un sujetoautónomo capaz de combatir elEstado y toda forma desometimiento, en favor delautogobierno. El bonus track de esteartículo es una breve reflexión acercadel «papel de los intelectuales» en laque se pone de relieve el suelo comúnque comparten al respecto tanto elvanguardismo (que postula una

exterioridad de la conciencia) comoel populismo (que postula una«verdad popular»): en ambos casos,según De Ípola, el problema de la«alteridad» entre «intelectuales» y«masas populares» es anuladomediante el privilegio de uno solo delos términos de esa relación (ora laciencia de la vanguardia, ora laverdad del pueblo).

Damos fin a esta reseñaanacrónica diciendo que las tres tesisy, no menos que ellas, sus desarrollosrespectivos componen páginasdignas de lectura en tiempos en quela artística creación de perceptos, laslúcidas lecturas de Borges y la críticaa los populismos reales escasean porigual. Dudamos que esta tripleescasez sea pura coincidencia.

Mariano Repossi

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 El señor, el amante y el poeta Notas sobre la perennidad de la metafísica

DARDO SCAVINO, Buenos Aires, Eterna Cadencia Editora, 2009,384 páginas.

Durante la década del noventa era habitual escuchar por las aulas de laFacultad de Filosofía y Letras la imposibilidad de hacer filosofía; lo que nosquedaba era un mera repetición de los últimos años. Sin embargo, ese mismodiscurso carecía de novedad, pues podríamos decir que todo el siglo XX,desde diferentes corrientes de pensamiento, trataba de clausurar la posibilidad

de «hacer filosofía» en el sentido de pensar una totalidad. Mientras el fin dela historia se imponía como única verdad, y las políticas neoliberales seimplementaban en la realidad social, la filosofía se condenaba a realizarestudios específicos en el reino analítico–pragmático.

La respuesta académica a ese escenario era la ausencia de unametafísica: «nos es imposible realizar una metafísica después de Heideggery Wittgenstein», decía el sentido común y se repetía en muchas aulas dePuán. Y aquella gran resignación también era una justificación para laimposibilidad de pensar y hacer una filosofía desde Argentina o

Latinoamérica.Hacia fines de esa década llega a nosotros «La filosofía actual. Pensar sincertezas»; una certera bocanada de aire nuevo nos recorría en las manos, y através de las páginas se anunciaban algunos estadíos que estábamosexperimentando en nuestro activismo social.

Diez años después llegan nuevas municiones, con una lucidez y unaevidencia impecables; aquí «la perennidad de la metafísica» es la continuidadde «la filosofía actual».

Quizás por haber compartido aquellas aulas de filosofía, y por seguircompartiendo en algún sentido la relación de la filosofía primera con la

política, Scavino nos invita a recorrer un camino que no trata de la inmediatezde la fundamentación de la metafísica. Por el contrario, traza un mapa, unamediación con figuras que se mantienen en toda metafísica. «El señor, el amantey el poeta» son metáforas que nos permitirán, aún hoy, hacer filosofía, y, porlo tanto, dar cuenta de que todavía, en una época pos-metafísica, sea por unrechazo o una resignación, allí perdura la perennidad de la misma.

Por supuesto que estas figuras, en diferentes épocas, no vuelven delmismo modo. Así, las metáforas también son una especie de trauma que serepiten, un fantasma que algunos pretenden exorcizar pero que, sin embargo,

vuelve de otra forma. De modo que, bajo el trauma, de la aparente ausenciade metafísica, Scavino retoma su mapa, entre mitos y psicoanálisis, paraprofundizar qué nos dejó el pos-estructuralismo.

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Es notable el vértigo y la agilidad delpensamiento para llevarnos desdeAristóteles a Foucault y Derrida,pasando por Heidegger, Butler,

Lacan, entre otros muchos. Ademásde los vínculos establecidos entrefilosofía, psicoanálisis y literatura,para lo cual la poesía de San Juan dela Cruz, Sor Juana, César Vallejo o

 Juan José Saer, son un hallazgo parael lector.

Sin embargo, para una lecturarápida, Scavino parece caer en unolvido necesario: el del nombre

propio de Nietzsche. Olvidonecesario pues, si escribiremos sobrela continuidad de la arjê , la causa, elorigen y el fundamento de todas lascosas, conviene olvidarnos de él.Pues no, el fantasma Nietzscherecorre, soterradamente, el libro depunta a punta, ya que la arjê, esorigen y poder. Y desde allí es donde

también se establece el vínculo entremetafísica y política.También es destacable la

sencillez que logra el texto frente aalgunos problemas filosóficos,permitiendo el acercamiento a lalectura desde diferentes disciplinas.Esto no es una novedad en Scavino,pues hemos recorrido otros libros,forjándonos de muchas ideas para ladocencia, para la escritura propia ypara la militancia en general. Es así,también, que nuestra cercaníaproviene de esa especie decomunidad de las ideas.

Ejemplo de esto es lareferencia al significante vacíolacaniano, mediatizado por ErnestoLaclau en «La razón Populista» y, el

vínculo con el llamado –por losmedios masivos de comunicación–

«conflicto del campo» en nuestropaís, nota con la que cierra el capítuloIII y que su sóla mención nospermitiría escribir un nuevo ensayo.

Y, finalmente, podríamosdecir que se ensaya una respuesta aesas imposibilidades de hacer unpensamiento filosófico desdenuestras pampas. La respuesta no esuna mera afirmación, sino quevendrá de la mano del poeta, de lametáfora, y la paradoja; por esoBorges y Saer se hacen presentes parapensar lo originario de nuestra

nación. Pero por supuesto que aquíla búsqueda de la arjê no es realizadapor un arqueólogo o un biólogo, sinopor algo así como un alquimista; setrata de transformar la sustanciaoriginal y de crear lo nacional. Y esomismo sucede con este libro (y contantos otros escritos que pertenecena la constelación de nuestra

comunidad de revistas y espaciosmilitantes), donde no se trata de unabúsqueda de originalidad, pues noexiste, sino de la creación de la misma, con y contra aquella herencia. Así,este libro y otros tantos los usamoscomo municiones que llegan –enrefuerzo– al campo de batalla.Afirmando, además, quecompartimos este modo de hacerfilosofía.

Maximiliano García

  R E  S  E  Ñ  A S 

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 Agenda y actividades

GRUPOS DE LECTURA DE  E L C APITAL , DE KARL MARX. Desde 1998 se vienendesarrollando Grupos de Lectura de El Capital, comenzando por elTomo I, en reuniones quincenales, hasta terminar la obra completa.Se desarrolla de marzo a diciembre, con un receso durante el mes de

 julio. Contacto: [email protected];[email protected];[email protected];[email protected];

[email protected] DE LECTURA «KANT-HEGEL»: El grupo Kant-Hegel es un grupode estudio libre, horizontal, gratuito e interdisciplinario que se viene

 juntando desde fines del año 2004. Actualmente, producto de las felicesincorporaciones de compañeros/as, hay dos espacios abordando lalectura de la Fenomenología del Espíritu: en uno de los casos, se vieneleyendo este texto desde el año 2006, y este año, habiendocompletado la lectura de las primeras veinte páginas de la parte C

Razón, continuamos a partir del apartado c.OBSERVACIÓN DE LA RELACIÓNENTRE  LA AUTOCONCIENCIA  Y  SU  REALIDAD  INMEDIATA; FISIOGNÓMICA  Y

FRENOLOGÍA. En el segundo espacio, que comenzó en 2008, hemos leídola Introducción y Certeza sensible; y este año comenzamos con el capítulode Percepción.Contacto: [email protected]

FILOSOFAR CON CHICOS. Grupo de investigación y trabajo integrado poralumnos y profesores de la carrera de filosofía y afines. Buscamosinvestigar, debatir y actualizar el concepto/actividad de «Filosofíacon niños».Contacto: [email protected] -http://filosofarconchicos.blogspot.com

CONJUGANDO  SABERES. ¿Tenemos un cuerpo? ¿O somos un cuerpo?¿Medicina es curar la enfermedad o preservar la salud? ¿Es cierto quese medicalizó la vida? Cada tres semanas, en la Facultad de Medicina,

en un aula del cuarto piso, este encuentro suele dar como resultadoreflexiones e intervenciones sobre el cuerpo de la carrera de Medicina.Contacto: [email protected]

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TALLER  DE  LECTURA  DE  E L A NTI -E DIPO. C APITALISMO  Y   ESQUIZOFRENIA I.Grupo en el que trabajamos El Anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia I ,de Gilles Deleuze y Pierre-Félix Guattari. El grupo comenzó en abrilde 2009 y se lleva a cabo en la Facultad de Psicología de la UBA (Av.

Independencia 3050).Contacto: [email protected]

TALLER DE LECTURA DE LA CIENCIA DE LA LÓGICA. Frente a esta obra deHegel frecuentemente eludida (en círculos académicos y no tanto),un variado grupo de compañeros/as nos propusimos juntarnos paraabordar su lectura un sábado cada quince días de 11 a 13 hs., en elaula 134 de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA (Puán 480).Contacto: [email protected]

TALLER DE FUNDAMENTOS DEL PENSAMIENTO CONTEMPORÁNEO. En el año2000 nos convocamos con el proyecto de rastrear los orígenes y efectosdel uso recurrente de nociones y categorías filosóficas dentro de losdiscursos políticos militantes en circulación. Durante 2008 realizamosla lectura de algunas teorías políticas que releen/discuten-con elmarxismo (Rancière, Lefort, Laclau) y las confrontamos con algunostextos de Marx. Durante 2009 intentamos, simultánemente, (i) indagar

sobre las bases conceptuales a partir de las cuales se fundan yestructuran buena parte de las teorías filosófico-científicas hoydominantes y (ii) explorar las posibilidades y los límites que presentacada lectura en su vinculación con nuestras propias prácticas.Contacto: [email protected]

TALLER DE LECTURA DE LA OBRA DE DELEUZE: Invitamos a leer la obra deGilles Deleuze los sábados, cada dos semanas, de 14:00 a 17:00, en laFacultad de Filosofía y Letras (Puán 480). Comenzamos en agosto de

2008 con el primer libro de este autor: Empirismo y subjetividad. A partirde abril de 2009, continuamos con Nietzsche y la filosofía. Contacto:[email protected]

POLÉTICA. Este grupo surgió de un curso de «Problemas Especiales deÉtica»; de uno de sus prácticos para ser más precisos. Cuandofinalizaba el cuatrimestre de 2006, un grupo de compañeros propusoleer y pensar las monografías que habíamos realizado. Luego seguimosreuniéndonos, interesados en el amplio y pretencioso eje de la relaciónentre Ética y Política.Contacto: [email protected] - http://pol-etica.blogspot.com

  A G E  N D A Y 

 A C  T  I   V  I   D A D E  S 

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DE  SABERES , PLACERES  Y  REPRESIONES: HISTORIZANDO  LA  SEXUALIDAD. Astrolabia convoca a un grupo de estudio sobre Historia de la Sexualidadde Michel Foucault. Nuestra propuesta es leer, discutir y producirmateriales escritos de forma colectiva que luego alienten más lectura

y discusión, saliendo del círculo vicioso y contribuyendo al espiralcreativo y transformador. El grupo de estudio funciona una vez pormes, en la Facultad de Filosofía y Letras (Puán 480). Pueden retirar lasfotocopias del material de lectura en la fotocopiadora Gambito de Alfil(Puán y Bonifacio). ¡Los/as esperamos!Contacto: [email protected]

MATERIA  COLECTIVA: «EPISTEMOLOGÍA  Y MÉTODOS  DE INVESTIGACIÓN

SOCIAL» Originalmente como taller, luego como seminario(«Conocimiento, Verdad y Poder»), y últimamente como materia enla carrera de antropología de la UBA, estudiantes, graduados ydocentes de diferentes carreras a lo largo de cinco años y en formaabierta venimos realizando esta experiencia de autogestión delconocimiento cuya preocupación es la epistemología, intentandosuperar la «forma clase» y explorando alternativas de evaluación. Apartir de la cursada del año pasado decidimos revisar los contenidosdel actual programa como así también las dinámicas de trabajo,

incorporando nuevas propuestas y materiales de discusión y reflexiónen la cursada del segundo cuatrimestre de este año.Contacto: [email protected],http://epistemologia.com.ar

EPISTEMOLOGÍA  EN HISTORIA. A partir del trabajo en el Seminario«Conocimiento, Verdad y Poder» surgieron inquietudes entrecompañeros/as provenientes de Historia, referidas a pensar algoequivalente a Epistemología en su carrera. Decidimos juntarnos a

desentrañar el tema, cada tres semanas en distintos lugares. Contactos:[email protected],[email protected], [email protected]

TALLER PERMANENTE  DE  METODOLOGÍA  E  INVESTIGACIÓN  EN  CIENCIAS

SOCIALES. Desde 2006, estudiantes de Antropología y Sociologíacomenzamos a reflexionar sobre esta temática a partir de ladisconformidad con la manera en que se aborda en nuestras propiascarreras. Decidimos analizar las metodologías desde la concepciónde sociedad que tienen las distintas ramas teóricas, entendiendo quela teoría hace a la metodología. Este año, entramos en el arduo proceso

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de intentar hacer del taller permanente una materia curricular, lo queha incluido el armado y la presentación de un programa. Laconvocatoria es permanente y abierta para todxs lxs estudiantes,graduadxs y docentes. Contacto: [email protected]

TALLER  DE  INVESTIGACIÓN  URBANA. Desde comienzos de este año,estudiantes y graduadas de la carrera de Sociología investigamos lasciudades actuales, teniendo como estudio de caso la ciudad de BuenosAires. Teniendo en cuenta los cambios que están sucediendo en losúltimos años en relación al tema inmobiliario, cultural, poblacional,es que estamos en la etapa de indagación bibliográfica para trazar unesquema y una metodología de trabajo. Contacto: [email protected]

 ESKALERA C ARACOL , REVISTA DE INTERVENCIÓN Y REFLEXIÓN SOCIOLÓGICA.Somos estudiantes, graduados y docentes de Sociología que nosproponemos intervenir en la producción de conocimiento a través dela realización autogestiva de una publicación, haciendo énfasis en elcarácter colectivo de dicho proceso. El último número trata sobre losvínculos amorosos y las distintas formas de pensar y vivir el amor.Actualmente estamos investigando sobre las temáticas del cuerpo ylas formas de pensarlo y habitarlo que nos damos; los resultados los

publicaremos en nuestro próximo número. Si nos querés ubicar, nos juntamos en el estacionamiento todos los viernes a las 21:30 hs.Contacto: [email protected],http:eskaleracaracol.blogspot.com

 A MARTILLAZOS , REVISTA DE FILOSOFÍA , ESTÉTICA Y POLÍTICA. Desde hace casitres años, producimos colectivamente esta revista entre estudiantes,pensando alternativas a la producción académica vigente. Vamosahora por la edición del tercer número, con una convocatoria

permanente y abierta a integrar el espacio.Contacto: [email protected]://amartillazos.com.ar

FILOSOFÍA DEBATE. En Publicaciones del CeFyL hay una caja rotulada«Filosofía debate» que contiene diversos materiales con los quevenimos trabajando desde hace años en la crítica de la carrera y en laconstrucción de alternativas.

  R E  S  E  Ñ  A S 

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Números anteriores 

NÚMERO 1 – JUNIO DE 1992Editorial: Notas sobre una posible definición de dialéctica. Dossier: Sobre Violencia:G. Fondevila, «Violencia y razón» / M. Foucault, «Dos ensayos sobre el sujetoy el poder /I» / N. Kohan, «La violencia como fuerza económica». Agora:Logoiam, «Apuntes para una crítica a la cátedra de Ética del prof. Guariglia»/ N. Kohan, «Libertad y ontología social». La ontología política de M. Heidegger ,P. Bourdieu.

NÚMERO 2 – OCTUBRE DE 1992

Editorial. Dossier:  Las prácticas científicas y sus condicionamiento sociales:Entrevistas a G. Klimovsky, E. Marí y J. Samaja, «Diferentes modelos enepistemología» / L. Althusser, «Guía para leer El Capital» / D. Díaz,«Althusser y El Capital» / N. Kohan, «El método dialéctico: de lo abstracto alo concreto» / D. Feirstein, «Ruptura y continuidad en la construccióncognoscitiva ( el aporte de Piaget)» / G. Fondevila, «Criterios políticos en lasciencias: la intervención filosófica» / M. Foucault, «La cuestión del sujeto».Agora: R. Ryan, «Analíticos y Pluralistas: La lucha de las ideas filosóficas enlos EEUU» / P. Mc Cabe y H. Gutiérrez, «Sobre ‹Violencia y Razón›». Lacrisis de la economía soviética y el debate mercado- planificación , E. Mandel, A.Nove y D. Elson. Artículos varios: A. Bonnet, «Lucha de clases e instituciones(notas acerca de un debate sobre los tribunales)» / J. M. Obarrio,«Antropología y dialéctica» / B. P. Rojas, «V Centenario: 500 años de lucha yresistencia».

NÚMERO 3/4 – OCTUBRE DE 1993Editorial. Dossier:  Los intelectuales y el poder: comité editor, «La filosofíaargentina y sus tareas de legitimación» / «Discurso de Clausura al III Congresode Filosofía y nómina de sus participantes» / O. Guariglia, «La condena a los

ex comandantes y la ley de extinción de las causas: un punto de vista ético» /«L. Rozitchner: resolución del CONICET» / « Respuesta de L. Rozitchner aldirectorio del CONICET» / L. Rozitchner, «Filosofía y terror» / R. Dri, «Lafilosofía y el poder». Suplemento: La política en América Latina: Entrevistacon G. Lora, «No se puede hablar de crisis del marxismo» / Entrevista con F.Martínez Heredia, «Cuba y el pensamiento crítico» / M. Löwy, «El marxismoromántico de Mariátegui» / E. Mandel, «Balance del neoliberalismo».Artículos varios: C. Macon, «Teoría y praxis: ¿eficacia o representación? / P.Corvalán y P. Mc Cabe y V. Zallocchi, «Aportes para una crítica dialéctica dela epistemología popperiana» / E. Gutiérrez, «Pierre Menard: hermenéuticay postestructuralismo» / «Entrevista con Pierre Bourdieu» /«Correspondencia de Tony Negri a Felix Guattari» / G. Fondevila, «De

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violencias y razones: una disputa ornamental». Reseñas:  Marx y la teoríasubjetiva del valor , F. Azcurra / El Che y el socialismo, F. Martínez Heredia /Estudio introductorio a la nueva traducción de la Fenomenología del Espíritu deHegel, A. Llanos.

NÚMERO 5/6 – SETIEMBRE DE 1994Editorial. Dossier: Los intelectuales y el poder/II: Comité editor de la revistaDialéktica, «Apostilla acerca de «La filosofía argentina y sus tareas delegitimación»» / «Polémica Osvaldo Bayer- Ernesto Sábato» / «Rodolfo Walshy los intelectuales de la resistencia» / Cartas a la Redacción de Dialéktica: H.De Bonafini, E. Mignone, P. Rieznik, P. Pozzi, A. Plá, G. Palau, E. Pavlovsky,E. Oteiza, R. Dri / P. Pozzi y A. Schneider, «Debatir la Dictadura: la situacióndel proletariado argentino» / E. Barcesat, «Los juristas argentinos frente alpoder»/ Trabajo colectivo de alumnos de Ciencias Sociales, «Reto a la

memoria: una lectura sobre los estudiantes secuestrados- desaparecidos» /A. Plá, «Los intelectuales y el estado». Suplemento: La política en AméricaLatina: L. Vitale, «La insurrección en Chiapas» / «Chiapas: El programa de larebelión, Comunicado del Comité Clandestino Revolucionario Indígena,Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional» /«Entrevista al subcomandante Marcos», Diario El País, 4 de marzo de 1994.Artículos varios: P. Mc Cabe, «Contrarreforma y poder estudiantil» / S. Ziblat,«La cuestión de la desigualdad en Rousseau y Hegel» / M. Raffin, «Cómoquedar bien con Dios y con el Diablo (DDHH y la teoría de la operatividad y

programaticidad de las normas jurídicas)» / D. Viñas, «David Peña: entre lafacultad y el teatro». Agora: El debate por Gramsci en el comunismo argentino, N.Kohan / Fin de Siglo, T. Negri / Coriat en Buenos Aires: The Japanesse dream, A.Bonnet / Encuentro en la dialéctica. Convivencia con Mao Tsetung en el diálogo,N. Kohan / La homosexualidad, M. Ruse.

NÚMERO 7 – SETIEMBRE DE 1995Editorial. Dossier: Figuras de la dominación de clase en la Argentina: Introducción/ R. Astarita, «Plan Cavallo y disciplinamiento social» / E. Lucita, «Recomponer el tejido social y la red de solidaridades» / A. Puiggros, «Yocreo que no hay un modelo de Universidad que se corresponda totalmentecon un modelo de dominación» / R. Morgan, «Guerra, subversión y DerechosHumanos» / P. Mc Cabe, «Universidad y formas democráticas dedominación» / F. Drake, «La ‹Subversión›: el poder se representa a suenemigo». Artículos varios: Entrevista con J. Holloway, «La cientificidad delmarxismo es, justamente, la crítica» / L. Althusser, «Nota acerca de Las Tesissobre Feuerbach» / C. B. Bravin, «El concepto de Estado» / P. Gilabert, «Delestado a la Comuna» / A. Burmani, «Ficciones Argentinas». Universidad:«Proyecto colectivo de investigación sobre Universidad» / L. Bañuelos, L.

Iñigo, N. Kohan, A. Santella y V. Zallocchi, «Insubordinación y valor» /Entrevista con Beba Balvé, «Somos militantes de la investigación» /

  N Ú  M E  R O S  A N T  E  R I   O R E  S 

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Documento colectivo del P.I.CA.SO., «Desobediencia debida: conocer yenfrentar lo inhumano» / Declaración,« Un nuevo patriciado (ante la aperturay la publicidad de las maestrías ofrecidas por la fundación Banco patricios)».Fichas de introducción temática: E. Glavich, «Marxismo e innovación: El

cambio tecnológico como aumento de la fuerza productiva del capital».Reseñas:  Marxismo, estado y capital, J. Holloway / Chiapas: la nueva insurgencia,E. Duhalde y E. Dratman / Chiapas. La palabra de los armados de verdad y de

 fuego ( Entrevistas, cartas y comunicados del EZLN, hasta el 4/3/94), Editorial delSerbal / Pensando la reconversión. Una visión crítica de la flexibilidad y la calidadtotal, O. Martínez (comp.). Agenda.

NÚMERO 8 – OCTUBRE DE 1996Editorial. Dossier: Neoliberalismo: la ofensiva del capital y el poder del trabajo:Introducción, Marcos, «1° Declaración de la Realidad. Contra el

Neoliberalismo y por la Humanidad» / «La Jornada del 6 de abril» / A. Shaiky E. Mandel, «Capitalismo internacional en crisis ¿Qué sigue?»/ W. Bonefeld,«Estado y sociedad: panoramas y tendencias» / A. Bonnet, «La guerraposmoderna que asesina y olvida (notas acerca de la globalización)» / J.Holloway, «El primer día del primer año: reflexiones sobre los zapatistas» /

 J. Patrulla, «Fordismo y posfordismo como tecnologías de guerra». Artículosvarios: A. Raiter, «Posibilidades y límites del discurso político: El caso EZLN»/ P. Gilabert, «Huellas en la autonomía. Algunas notas sobre críticas de Hegela Marx» / J. O. Acha, «Clifford Geertz observado. Antropología interpretativa

e Historia de la cultura» / A. Grimson,«La invención de la Recepción» / J.Hernández, «Hegel y Marx ante la Historia» / P. Mc Cabe, «Sobre laorganización autónoma y la izquierda partidaria» / M. Löwy, «Barbariemoderna. Notas sobre Auschwitz e Hiroshima» / F. Gargano, «Conocimientoy sujeto de cambio» / V. Maceira, «La subjetividad como terreno deconfrontación» / N. Kohan, «Llanos, Astrada y el Dragón de la Dialéctica».Universidad: A. Santella, «Contrarreforma universitaria y fuerza productivadel trabajo. Apuntes políticos» / Entrevista a Ernesto Marrero, Presidentedel Centro de Estudiantes, Facultad de Psicología de la Universidad de LaHabana / Entrevista a Marcelo. Encargado de Prensa del Centro deEstudiantes, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Mayor San Andrés(Bolivia). Reseñas: Clausewitz, Carl Von: Guerra, política, filosofía, J. FernándezVega / Nos los representantes. Crítica a los fundamentos del sistema representativo,R. Gargarella / La política de la tercera ola, A. Toffler y H. Toffler / Los hechosarmados. Argentina 1973- 1976. La acumulación primitiva del genocidio, J.C. Marin.Agenda.

NÚMERO 9 – OCTUBRE DE 1997Editorial. P. Mc Cabe, «Dialéktica cinco años». Dossier:  La reconversión

capitalista en la Universidad, la Educación y la Investigación científica y tecnológica:E. Glavich, «Introducción: La elección de los elegidos» / P. Mc Cabe, «Las

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estrategias del capital mundial para la educación argentina» / L. Rozitchnere I. Izaguirre, «Nuevas (y viejas) discriminaciones en el CONICET» / ColectivoAU.LA., «La reforma educativo a paso redoblado» / T. Negri, «París,noviembre/diciembre. Una revuelta para el futuro». Artículos varios: R.

Donaire, «Fetichismo y publicidad» / P. Cambeiro, «Giovanni Gentile. Delidealismo «actualista» a su concreción política: el fascismo» / M. Löwy, «Laley del desarrollo desigual y combinado» / V. Zallocchi, «Algunas reflexionesen torno a los Movimientos Sociales» / P. Gilabert, « El cielo de abajo.Reconstruyendo la perspectiva antropológica del joven Marx». Reseñas: Elmarxismo olvidado en la Argentina, Silvio Frondizi y Milcíades Peña, H. Tarcus /

 Argentina, Raíces his tóricas del presente, I. Antognazzi y R. Ferrer /Conversaciones sobre el poder , J. C. Marín / Discusión sobre la historia, A. Gilly,Subcte. Marcos y C. Ginzburg / La cosa y la cruz, L. Rozitchner / Interrogantesy desafíos a finales del siglo XX , A. Fanjul. Agenda.

NÚMERO 10 – JULIO DE 1998Editorial. En torno a Marx, Engels y algunas efemérides: R. Donaire, «El Antidrio vigencia del Marxismo» / R. Kreimer, «‹Ética› de la Empresa» / N. Kohan,«Para leer El Manifiesto» / E. Glavich, «La ‹continuidad revolucionaria› dela Burguesía y la ‹defensa de la Ilustración›. Notas a propósito (y más allá) deEl Manifiesto». Dossier: Dedicado a Milcíades Peña: G. Polit (Milcíades Peña),«El legado del bonapartismo: conservadorismo y quietismo en la clase obreraargentina» / H. Camarero, «¿Un testamento político? Reflexiones sobre la

clase obrera en torno a un artículo de Milcíades Peña» / F. Bianchini y C.Salomone, «Las desventuradas relaciones entre la izquierda y la clase obrera:el caso Peña» / P. Bonavena, «Notas sobre el artículo de Milcíades Peña ‹Ellegado del bonapartismo: conservadorismo y quietismo en la clase obreraargentina›» / M. C. Cotarelo y F. Fernández, «La lucha del movimiento obreroen un momento de proscripción política: Las ocupaciones masivas de fábricasde 1964» / J. L. Hernández, «Marxismo y clase obrera: algunas notas sobreun texto de Milcíades Peña» / E. Sartelli, «Prospecciones políticas y profecíascomplacientes. Una evaluación de «El legado del Bonapartismo ...» deMilcíades Peña» / P. Pozzi, «Peña, peronismo y clase obrera». Reseñas:Cuaderno Tecnológico-Histórico (Extractos de la lectura: B56, Londres 1851),

 Progreso Tecnológico y Desarrollo Capitalista (Manuscritos 1861-1863) , K.Marx.

NÚMERO 11 – NOVIEMBRE DE 1999Editorial:  A diez años de.... Dossier: 100 Años de Ciencias Sociales en Argentina:«Introducción» / G. Rofinelli, «Ciencia o Ensayo: Un debate Histórico» / R.Spaltenberg, «La constitución de una cultura politizada en los orígenes de lacarrera de Sociología» / L. Íñigo y A. Santella, «El CICSO: aporte a la ciencia

social argentina» / N. Kohan, «Algunas (pobres) ideas –sobre metodologíaen historia de las ideas políticas» / M. Löwy, «Marx y Weber, críticos del

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capitalismo» / F. Noceti y P. Mc Cabe, «La amenaza fantasma» / A. Solito,«Rememorando El Gran Gatsby»/ M. J. Rossi, «Etica vs. Política: una falaciaútil» / R. Kreimer, «Marx y Rousseau: una aporía moderna entre igualdad ymérito» / E. Glavich, «‹La continuidad revolucionaria› de la burguesía y la

‹defensa de la Ilustración›. Notas a propósito y (más allá) de El Mannifiesto (IITrabajo y alienación)». Reseñas:  A vencer o morir. PRT-ERP, Documentos deD. De Santis.

NÚMERO 12- PRIMAVERA 2000Editorial. J. Hernández, «Cinco días que conmovieron al mundo» / V. Rau,«Un acceso al pensamiento de Ernst Bloch – Filosofía cálida para el marxismoabierto». Dossier latinoamericano: P. Mc Cabe, «Tesis sobre Latinoamérica»/ J. Hernández, «Latinoamérica: una mirada distinta» / J. Holloway, «Elzapatismo y las ciencias sociales en América latina» / F. Noceti y M. Albornoz,

«De rebus abquinoccialis (o nadie entiende al Ecuador)» / P. Mc Cabe,«UNAM: entre la miseria de lo existente y la riqueza de lo posible» / M.Löwy y R. Sayre, «Reificación y consumo ostentoso en el Gran Gatsby» / E.Glavich, «UBATEC- UBACYT- UBAnet: UBA sociedad anónima. Algunasnotas críticas acerca de las tendencias en la Universidad de Bs. As.» / V.Zallocchi y M.Dimentstein, «Límites y alcances de la autoorganizaciónestudiantil» / I. Izaguirre, «Marx 2000: claves de la teoría crítica». Reseñas:Pampa libre: Anarquistas en la Pampa argentina, J. Etchenique / Esos claroscurosdel alma. Los obreros navales en la década del 70, R. Díaz / La patria en el riel. Un

siglo de luchas de los trabajadores ferroviarios, E. Lucita / El villazo. La experienciade una ciudad y su movimiento obrero, E. Rodriguez y O. Videla / Astilleros RíoSantiago su historia y su lucha (relatada por sus trabajadores), J. Montes / El otrooccidente. Siete ensayos sobre la realidad de la filosofía de la liberación, A. Infranca.

NÚMERO 13- INVIERNO 2001Editorial. Movimientos campesinos: Un debate actual y necesario: A. Eidelman,«El Hobsbawn primitivo» / J. Hernández, «La búsqueda de un horizonteteórico». Artículos varios: J. Vazeilles, «La adolescencia de la dialéctica» / D.D’ Antonio y P. Halperin, «El género como intervención política» / C. Katz,«Materialismo y dialéctica revisitados» / P. Mc Cabe y F. Noceti, «Memoriassobre la subjetividad» / J. Hernández., «Algunas reflexiones sobre elinternacionalismo anticapitalista». Reseñas: El estado en África –la política delvientre, J. F. Bayart / Normas para el parque humano. Una respuesta a la cartasobre el humanismo de Heidegger , P. Sloterdijk. Ficciones: Hoy, C. Castellazzo.Nuevo cine africano: El maestro de la comarca, B. Ba Kobhio. Revistas recibidas.

NÚMERO 14- PRIMAVERA 2002Editorial: Palabras introductorias. J. Gómez, «A dos meses del 19 de diciembre

del 2001. Una lectura crónica» / E. Glavich , «También de día parece quetodos los gatos son pardos ( o de cómo el movimiento social actual no es

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todavía una superación)» / «Dialéktica debate» / F. Ingrassia, «Sobre lasinterpretaciones prácticas de la consigna «que se vayan todos»» / V. Prieto,G. Martín y V. Zallocchi, «Saboteando destinos» / H. Ouviña, « Las asambleasbarriales: apuntes a modo de hipótesis de trabajo» / Yuli, « Aportes para la

discusión en la asamblea» / F. Noceti, « El fantasma del monismo» / F.Ingrassia «La desrepresentación». Reseñas de revistas: Herramienta /Situaciones / El Rodaballo. Correo de EEUU.

NÚMERO 15- PRIMAVERA 2003Diez años de Dialéktica: La Saga continúa. Editorial. Dossier: I- Representación,la proyección política de la guerra: K. Castellazzo y P. Mc Cabe, «Dos pasosadelante, un paso atrás» / «Nos debatimos» / A. Chiaraviglio y M. Repossi,«Guerras Civiles y Batallas Estatales. Máquinas topográficas y planos decaptura» / G. Martín, V. Prieto y V. Zallocchi, «Acerca de la construcción de

identidades». II- Representación, la proyección bélica de la política: E. Glavich,«La «guerra» en Irak: la necesaria convergencia entre la ONU y la OMC/G8.¿OTAN/ Leviathan/ Paz Perpetua?»/ P. Mc Cabe y F. Noceti, «Las floresdel mal» / J. Iacobson, «El marketing como ideología». Antropología: M.Dimentstein, «Antaño se creía en las máscaras... ¿y hoy?». Polémicas: Pasiónde Multitudes: M. Repossi, «Spinoza: políticas en situación» / E. Glavich y F.Noceti, «Dialéktica polemiza». Reseñas: De la culpa a la autogestión: un recorridodel movimiento de trabajadores desocupados de La Matanza, T. Flores / El Capital:Razón histórica, sujeto revolucionario y conciencia, J. Iñigo Carrera / Nacionalismo

y antisemitismo en la argentina, D. Lvovich / La izquierda argentina que no fue.Estudios de historia ideológica, J.G. Vazeilles.

NÚMERO 16 – PRIMAVERA DE 2004Editorial: De cazadores de utopías, destinos trágicos e intelectuales orgánicos.Dossier I: Universidad: una mirada sobre las condiciones de (re)producción de lamirada.: E. Glavich, «De los ‹tres ordenes› a la ‹sociedad civil›... ¿De la‹sociedad civil› a la ‹sociedad humana›? Notas críticas acerca de las tendenciasen la Universidad de Buenos Aires.» / P. Mc Cabe, «Algunas tesis sobreUniversidad (y una pequeña apuesta final)» / S. Ortiz, K. Castellazzo y L.Morgenfeld, «De cómo en la Universidad se organiza el poder delconocimiento». Documentos: «Más que un nombre.», «Quebrar la tripleilusión». Dossier II: Filosofía y política en el imaginario de la Modernidad : M.Repossi, «De virtute sermonis: Guillermo de Ockham y la metamorfosis deldiscurso escolástico» / M. Paolucci, «Dimensiones heterotópicas en FrancisBacon» / J. Solé, «El gobierno de las pasiones y el nacimiento de la razón enla Ética de Spinoza» / M. Escobar Viré, «Políticas hegelianas: la herencia delos búhos». Polémicas: E. Dussel, «Sobre la interpelación ética, el poder, lasinstituciones y la estrategia política». Reseñas: Las invasiones bárbaras, D.

Arcand / Good bye, Lenin, W. Becker / Deleuze, un aprendizaje filosófico, M.Hardt /  Job, la fuerza del esclavo, A. Negri / Spinoza y el amor del mundo, D.Tatián.

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NÚMERO 17 – PRIMAVERA DE 2005Editorial: Claro y distinto, distinto y confuso, confuso y oscuro. Dossier: El problemade la organización en la política, el problema de la política en la organización: L.

Althusser, «El marxismo como teoría finita» / P. McCabe y J. J. Nardi, «Entrela política y el estado. Althusser reloaded» / F. Noceti, «¿Se marchitan acasolas flores de plástico?» / M. Repossi y M. Mosquera, «La aporía de Sansón» /E. Glavich, «Pequeñas notas sobre ‹El marxismo como teoría finita› (Ochocolate por la noticia)». Artículos varios: Antropología: entre la geometría delo propio y la brujería de lo ajeno: V. Zallocchi y V. Prieto, «Entre las lentespropias y las ajenas. El debate entre universalismo y particularismo» / G.Perret y K. Castellazzo, «La antropología en la mira. Apuntes para unadiscusión sobre la praxis antropológica». Universidad: La anomalía salvaje:MQN, «Hemos Hecho Historia. Balance del movimiento en su propio

despliegue» / R. Simón, J.P. Parra, C. Hemming, G. Falconi, M. Repossi, M.García y F. Noceti, «Germinal. Una genealogía del movimiento en la Carrerade Filosofía» / M. Singer, «Apuntes encontrados en un aula de Medicina».Reseñas: El Pensadero / S. Zizek.

NÚMERO 18 – INVIERNO DE 2006Editorial: Es el capitalismo, estúpidos Dossier: Postales de Babel. Reflexiones acercadel lenguaje: V. Prieto y V. Zallocchi, «A prósito de palabras, naturaleza ypoder» / F. Noceti, «Breve envío sobre la ensignación» / J. J. Nardi, I.

Bertellotti y P. Formento, «Política de la verdad y una propuesta de sociologíamenor» / G. Falconi, «El ritual tartajeante de Momo» / E. Glavich, «En tornoal lenguaje» / F. Penelas, «Marxismo, pragmatismo y materialismo en lafilsofía del lenguaje contemporánea» / B. de Santos, «(Muy) Sueltos delengua». Artículos varios:  R. de Altube, «El fetichismo capitalista en laorganización del trabajo. Siglo XX: Ohnismo». Universidad: B. de Santos,«Cría chorlos» / Colectivo de estudiantes de filosofía «Proyecto de materiacurricular para la carrera de filosofía: ‹Un largo siglo XIX›» / MQN,«‹Democracia académica› o democracia sin adjetivos» Reseñas:  Astrolabia/T. Negri / P. Virno / D. Scavino.

NÚMERO 19 – PRIMAVERA DE 2007Editorial: Octubre de 1917- Junio de 1918. Más capitalismo y más reformismo.Notas para una editorial. Dossier: Derivas políticas de la investigación universitaria:«Seminario colectivo «Conocimiento, verdad y poder»: Balance de unaexperiencia» / K. Castellazo y G. Perret, «Reproduciéndonos a nosotrxsmismxs. La investigación antropológica en la academia y el rol del trabajo decampo» / J. J. Nardi, I. Bertellotti y P. Formento, «Una epistemología parauna sociología menor» /V. Tozzi, «A propósito de Malvinas: realismo figural

y evaluación heurística para las reescrituras de la experiencia de la guerra».Universidad: M. Repossi y F. Yamamoto, «Una introducción a la vida no

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académica» / M. Foucault, «Prefacio a la edición estadounidense de El Anti-Edipo»/ E. Glavich, «Siete tesis acerca del movimiento estudiantil»/ M.Román, «Producción de conocimientos y reproducción de poder en nuestrafacultad». Documentos Universitarios: Colectivo de estudiantes de filosofía,

«Seminario colectivo curricular: Filosofía, historia, comunidad» / El Brote(Psicología UBA), CAUCE ( UNPL), El viejo Topo (Sociales, UBA), La Cantera(UNGS), FUL (UNQ), «Documentos de discusión». Artículos Varios: P.McCabe, «Gualeyguaychú no tiene quién le escriba» /V. Militello, «AlainBadiou o el platonismo materialista»/ L. Galazzi, «De la escuela en los tiemposde control»/J. Kan, M. Repossi y A. Viegas, «Prólogo a El Fetichismo capitalistaen la organización de la producción». Reseñas: Impreso en Chilavert, experiencia

 filmada. /La fidelidad del olvido. Notas para el psicoanálisis de la subjetividadmilitante, B. de Santos/UBA Factory. Reestructuración capitalista y luchas de clasesen la Universidad de Buenos Aires, AA.VV. / El rediseño de América Latina, ALCA,

 MERCOSUR y ALBA, C. Katz / Miscelánea, Revista de cultura y pensamiento.

NÚMERO 20 – PRIMAVERA DE 2008Editorial: La insoportable binariedad del ser (capitalistas). Dossier: C. Castoriadis:actualidad de una  problemática, problemática de una actualidad. A. Merlo y S.Garzonio, «Cornelius Castoriadis: una filosofía que sigue germinando» / D.H. Cabrera, «Volver a recorrer el camino: autogestión obrera, autoinstituciónde la sociedad, imaginario y ontología del magma» / M. Repossi, «¿Cómoorganizar la autonomía? El debate entre Castoriadis, Pannekoek y Lefort» /

P. Mc Cabe y F. Noceti, «Socialismo o Barbarie. Apuntes para la crónica deuna separación (¿o serán varias?)» / C. Marchesino, «Castoriadis, o la(im)posible soledad» / E. Maggiolo, «Castoriadis: Lo que hace a nosotros y alos antiguos griegos. La Biblia homérica. El Politeísmo Olympico y la Epopeyatrágica como «gérmenes» de la creación de la Democracia y la Filosofía».Universidad: N. Cantarelli y B. Vaianella, «Un seminario para Troya. Análisisde una experiencia compartida» / J. J. Nardi, «Illusio y campo científico. Ellugar de los becarios de investigación». Documentos universitarios: Colectivode estudiantes de filosofía (UBA), «Crítica práctica de la práctica crítica» /

Síntesis (Medicina UBA), «Qué es Síntesis». Artículos varios: P. Mestrovic,«Estado, clase dominante y desarrollo en la Argentina actual» / V. Prieto yV. Zallocchi, «Para pensar el cautiverio: género y capitalismo» / F. Apuzzo,«¿Qué nos amasa la cabeza?». Reseñas: El río sin orillas, revista de filosofía,cultura y política / Fragmentos del caos. Filosofía, sujeto y sociedad en CorneliusCastoriadis, D. H. Cabrera / Repetición, novedad y sujeto en la educación, A.Cerletti / Deleuze o el sistema de lo múltiple, P. Mengue /  Autoanálisis de unsociólogo, P. Bourdieu.

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Año V – 2009 - Número 5

El nuevo número de Eskalera Caracol tomaun tema que invita a pensar: el cuerpo.Exprimimos a los clásicos, recurrimos aalgunos contemporáneos y experimentamosnuestras propias posibilidades. El resultado

se condensa en este número 5 que se puedehallar en la mesa del primer piso de unedificio sito en Puán.

[email protected]://eskaleracaracol.blogspot.com

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