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    Discusiones y notas

    Qu es y qu puede ser la filosofa analticaGUILLERMO HURTADO

    Instituto de Investigaciones Filosficas

    Universidad Nacional Autnoma de Mxico

    [email protected]

    Resumen: En este ensayo se examina de manera crtica el desarrollo de lafilosofa analtica y, en particular, de la filosofa analtica latinoamericana. Se

    propone que esta ltima adopte un giro poltico y uno pedaggico con el finde recuperar su espritu original y reconectarse con la tradicin intelectuallatinoamericana.Palabras clave: filosofa analtica latinoamericana, especializacin, tradicin,giro poltico, giro pedaggico

    Abstract: This essay is a critical examination of the development of analyticphilosophy and, in particular, of Latin American analytic philosophy. It isargued that the latter ought to adopt a political and pedagogical turn inorder to recover its original spirit and to be reconnected to Latin American

    intelectual tradition.Key words: Latin American analytic philosophy, specialization, tradition, polit-ical turn, pedagogical turn

    1. La filosofa analtica naci hace un siglo como una filosofa revolucio-naria y liberadora, pero con el paso del tiempo, a la vez que se expandapor el mundo entero, se fue convirtiendo en una filosofa domesticaday escolstica. La culpa de esta paradjica decadencia puede atribuirse auna serie de factores de todo tipo, aunque quiz el principal de ellos seael desenfrenado proceso de profesionalizacin de la filosofa. Ya no po-demos seguir callando acerca de los efectos perniciosos generados porla profesionalizacin. Los filsofos nos hemos convertido en empleadosde instituciones de educacin superior y, por ello, hemos quedado suje-tos a las instrucciones no pocas veces mezquinas y filisteas de lasautoridades de aqullas. La profesionalizacin tambin es responsablede la especializacin a ultranza. Muchos artculos de filosofa analticason como una sofisticada herramienta de precisin que slo sirve paraajustar un pequeo tornillo. Por eso no es sorprendente que los fil-sofos nos hayamos vuelto irrelevantes para el resto de la cultura. Estoya lo prevea Husserl en su ensayo de 1911, La filosofa como cienciaestricta, donde afirmaba que una filosofa cientfica deba renunciar a

    Dinoia, volumen LVII, nmero 68 (mayo 2012): pp. 165173.

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    dos antiguas aspiraciones: ofrecer una cosmovisin y dar una respuestapersonal a las preguntas de la existencia.1 La mayora de los filsofosanalticos aceptan estas consecuencias sin chistar; se ven a s mismoscomo los matemticos o los fsicos y, por ello, piensan que es de esperarque los resultados de sus investigaciones no sean comprendidos porcualquiera. Ya los pitagricos estaban convencidos de que sus estudiossobre los arcanos estaban fuera del alcance de los legos. Pero, a di-ferencia de los pitagricos, los analticos han renunciado a las grandespreguntas sobre la vida humana y sobre el cosmos. Esa tarea se la dejana otros: a los sacerdotes, a los literatos e incluso a los cientficos.

    Sin embargo, hay otra concepcin de la filosofa de no menor pro-

    sapia que la distingue del trabajo de los cientficos. Esta concepcinafirma que los filsofos hemos de ocuparnos de las preguntas concer-nientes a la existencia humana y que las respuestas que demos debenservir a las personas para transformar sus vidas por medio del ejerciciode la razn crtica. Me parece que la humanidad requiere hoy ms quenunca que recobremos ese tipo de filosofar. Para salir de la crisis tene-mos que cambiar nuestras formas de vida de manera radical, pero esoser imposible si no efectuamos al mismo tiempo una reforma profun-da de nuestro pensamiento. Para ello, la filosofa una nueva filosofa,

    distinta de la que ahora se cultiva dentro de las universidades tendraque convertirse en una prctica que incidiera de alguna manera en laorientacin que damos a nuestras vidas.

    Acaso la filosofa analtica podra convertirse en esa nueva filosofa?Me gustara pensar que de la semilla de lo que alguna vez conocimoscomo filosofa analtica pueda nacer una nueva filosofa que nos d unanueva concepcin del mundo y un nuevo sentido para nuestras vidas.Esta esperanza est fundada en el recuerdo de cmo fue en sus orgenesla filosofa analtica. Ante la crisis de la civilizacin europea que llev

    a las dos guerras mundiales, la filosofa analtica busc un mtodo ri-guroso que permitiera a los seres humanos liberar su pensamiento depseudoproblemas y vicios conceptuales; pensemos, por ejemplo, en laobra de Moore, de Russell, de Wittgenstein y del Crculo de Viena, yen la filosofa del lenguaje ordinario. No obstante, en la primera mitaddel siglo XX la filosofa analtica no haba alcanzado an la importanciaque hoy tiene en el mundo y eran otras las filosofas preponderantesen Europa y Amrica, como el marxismo, el existencialismo o el prag-matismo, que ofrecan respuestas a las preguntas acerca del sentido de

    la vida, el propsito de la historia humana, los intrngulis del universo.1 Edmund Husserl, La filosofa como ciencia estricta.

    Dinoia, vol. LVII, no. 68 (mayo 2012).

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    La filosofa analtica se hizo dominante slo hasta despus de la Se-gunda Guerra Mundial, cuando se adopt en el sistema universitarioestadounidense. Fue all y entonces que perdi su espritu revoluciona-rio y liberador y se transform en una prctica intelectual diferente.2 Enesto tuvo mucho que ver el clima cultural de Estados Unidos durante laposguerra, que propiciaba la eliminacin de cualquier tipo de orienta-cin marxista en la filosofa o en las ciencias sociales, que manifestabaun repels a la metafsica especulativa y al irracionalismo germanosasociados con la ideologa nazi, y que impulsaba una filosofa ligadaal pensamiento cientfico y tecnolgico. Para este proceso de reformacultural fue crucial la figura de W.V.O. Quine, quien, adems de ser uno

    de los grandes filsofos del siglo XX, desempe un papel importanteen los servicios de inteligencia de su pas durante la Segunda GuerraMundial (y probablemente despus de ella). Bajo la tutela de Quine,la filosofa analtica se convirti en la corriente hegemnica de los de-partamentos de filosofa en las universidades ms poderosas de EstadosUnidos y del Reino Unido. Si Hegel tena razn en aquello de que unafilosofa es la expresin de una poca, podramos decir que la filosofaanaltica de la segunda mitad del siglo expres muchas de las aspiracio-nes de la cultura occidental de esa poca. Pero lo que no est claro es

    si lo que hoy en da se entiende como filosofa analtica responde a losintereses y apremios de la civilizacin contempornea. A pesar de haberfagocitado la totalidad de las doctrinas de la filosofa occidental, es unafilosofa que carece de sentido de la historicidad; no obstante haberseextendido por todos los campos de la filosofa, sigue teniendo un re-gistro limitado de recursos estilsticos, dialcticos y retricos, y aunqueson innegables sus contribuciones, es una filosofa que ya no dice nadaa la gente comn. La filosofa analtica sigue siendo la dominante enEstados Unidos y esto no cambiar pronto a menos que su sistema uni-

    versitario colapse por causas polticas o econmicas. La influencia dela analtica en Europa sigue siendo de peso, aunque no parece que enun futuro se vuelva dominante. De todas maneras, la filosofa europeapasa por un periodo de crisis en el que no se vislumbra por ningn ladouna escuela de pensamiento o algn pensador que puedan devolverlela gloria del pasado.3

    2 Cfr. George A. Reisch, How the Cold War Transformed Philosophy of Science: Tothe Icy Slopes of Logic.

    3

    El diagnstico de la filosofa analtica que he esbozado aqu coincide en algunospuntos con los que han ofrecido otros filsofos analticos hispanohablantes; vanse,por ejemplo, Jess Mostern, Grandeza y miseria de la filosofa analtica; Alejan-

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    El panorama que he dado puede resultar sombro, pero no pretendeser pesimista. Como ya dije, podemos esperar que de las grietas de lafilosofa occidental brotarn nuevas formas de pensamiento.

    2. Qu lugar tiene la filosofa analtica latinoamericana en este esce-nario? Qu podemos hacer desde Amrica Latina para rescatar a lafilosofa analtica de su extraa decadencia?

    Como sabemos, la analtica latinoamericana tiene escasa repercusina nivel global. A pesar de que hay ms filsofos analticos en AmricaLatina que nunca antes y que la corriente ha crecido en pases comoBrasil, Per, Colombia y Chile, seguimos siendo muy pocos en trminos

    globales, nuestros recursos materiales son escasos y aunque los con-tactos con la metrpoli son cada vez ms frecuentes, nuestra posicinsigue siendo marginal. Estoy convencido de que la discusin acerca decmo es y cmo debera ser la filosofa analtica latinoamericana ten-dra que estar en el primer plano de nuestra reflexin. Sin embargo,el tema carece de inters entre la mayora de los filsofos analticoslatinoamericanos. Esta situacin me inquieta sobremanera. Cmo esposible que los filsofos analticos latinoamericanos no llevemos a caboun ejercicio sincero de autorreflexin y, sobre todo, de autocrtica? No

    tenemos por qu adoptar los modos en que la filosofa analtica se prac-tica en la metrpoli y podramos reorientar nuestra labor a partir deotros valores y fines. Por qu no lo hemos hecho?

    La mayora de los filsofos analticos latinoamericanos, no slo losms jvenes, carecen de memoria histrica. No recuerdan que la fi-losofa analtica latinoamericana surgi tambin como un movimientoque responda a necesidades y aspiraciones de nuestra cultura. Hom-bres como Eduardo Garca Mynez, Fernando Salmern y Luis Villoroen Mxico; Francisco Mir Quesada y Augusto Salazar Bondy en Pe-

    r; Gregorio Klimovsky, Carlos Nino y Eduardo Rabossi en Argentina,por mencionar slo algunos ejemplos, fueron intelectuales que confia-ban en el poder de la razn para transformar nuestras vidas para bien.Estos analticos latinoamericanos adoptaron la tradicin de pedagogasocial de la filosofa iberoamericana que se remonta al magisterio deAndrs Bello, Domingo Faustino Sarmiento y Justo Sierra y la forta-lecieron con las nuevas herramientas del pensamiento analtico. Todosellos eran pensadores ilustrados y moralistas, es decir, todos ellos coin-cidan en su rechazo a la mentira, la demagogia, la superficialidad, la

    dro Tomasini, Qu fue la filosofa analtica?, y Eduardo Rabossi, En el comienzoDios cre el canon: Biblia Berolinensis. Ensayos sobre la condicin de la filosofa.

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    falta de rigor lgico, la confusin conceptual, la pereza mental, el dog-matismo, la ignorancia, la intolerancia. Entendida as, la filosofa anal-tica es subversiva en pases atrasados, fanticos y autoritarios como losnuestros. Y fue ese carcter subversivo lo que percibieron los golpistasargentinos que la expulsaron de la universidad. Nada ms peligrosopara una dictadura que una disciplina de pensamiento rigurosa, inso-bornable, orientada a la verdad. Pero tambin nada debera ser mspeligroso para una democracia de cartn, es decir, para una democra-cia superficial y corrupta, que una disciplina como sa. Sin embargo,poco queda del espritu originario de la filosofa analtica latinoameri-cana. Los analticos nos hemos recluido en el espacio de nuestras salasde seminarios, viajamos por el mundo dando conferencias en ingls ypublicamos en revistas y editoriales de postn; pero ya no tenemos elmismo destello de nuestros maestros. Me pregunto: qu podramoshacer para que renaciera el espritu originario de la filosofa analticalatinoamericana?

    Ofrecer dos recomendaciones muy generales a aquellos filsofosque simpaticen con el proyecto de reconstruir la filosofa analtica lati-noamericana:

    (1) Rompan la relacin de dependencia o subordinacin con la filo-

    sofa analtica de la metrpoli; atrvanse a pensar por su cuen-ta, en su idioma, recuperando a los autores y los temas de sutradicin intelectual.

    (2) No se recluyan en la academia; ocpense de los asuntos pbli-cos, de la agenda de la discusin democrtica, y, en particular,traten de incidir en la orientacin de la educacin pblica.

    Con base en estas recomendaciones expresar algunas opiniones acercade dos temas relevantes de la filosofa analtica latinoamericana: el

    primero es el idioma en el que sta debe expresarse, y el segundo, surelacin con los asuntos pblicos.Comienzo con la manida cuestin del idioma en el que hemos de

    publicar. Este asunto no puede dirimirse con el argumento fcil de queusar el ingls garantiza que ms personas lean nuestro trabajo. Estaopinin pasa muy de prisa por las preguntas de quin queremos quelea nuestros escritos, y de cmo y por qu deseamos que los lea. Meparece que la defensa del ingls como la lengua franca de la filosofaanaltica se basa en una analoga muy discutible entre cierto tipo deinvestigacin cientfica muy especializada que normalmente se publicaen revistas en ingls y la investigacin filosfica analtica. Pero si am-pliamos nuestra concepcin de la filosofa analtica en el sentido que

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    he sugerido anteriormente, la analoga se queda corta. Podramos, porsupuesto, seguir publicando en ingls o en chino mandarn, pero ha-bra que pensar con mayor amplitud y altura de miras si convendray si sera correcto abandonar el espaol una lengua hablada porquinientos millones de personas! como un idioma creativo de la filo-sofa analtica. Por otra parte, el argumento en favor del ingls recogeel viejo prejuicio de que la filosofa es algo que se realiza de maneracabal nicamente fuera de nuestras fronteras. Desde esta visin de lascosas, toca al filsofo latinoamericano aprender lo que se hace en lasmetrpolis y divulgarlo entre sus compatriotas. En el mejor de los ca-sos, los maestros extranjeros reconocen en el filsofo latinoamericanouno de sus interlocutores, pero el dilogo con ellos se hace siempre ensu idioma y sobre los temas planteados por ellos. Desde esta perspec-tiva, lo que ms le conviene al filsofo de nuestros pases es emigrara una universidad de la metrpoli para que, una vez all, sea aceptadocomo parte del selecto grupo que dicta las tendencias de la filosofamundial. No se me malinterprete. No niego que haya filsofos mejoresque otros y universidades mejores que otras; pero lo que no me quedaclaro es que los criterios para determinar qu se entiende por un buentrabajo de filosofa sean unvocos y estn determinados por un gruporeducido de rbitros. Por eso, en vez de preocuparnos por estar al daen lo que se refiere a las modas que vienen del norte, deberamos ocu-parnos en formar y consolidar comunidades filosficas propias dondediscutamos acerca de los temas que nosotros escojamos, de la maneraque nosotros consideremos la ms adecuada y donde guardemos me-moria de las discusiones pretritas; de esa forma podremos construirtradiciones de investigacin. Insisto, para evitar malentendidos, en queel proyecto de una comunidad analtica latinoamericana no propone lamajadera de que nos aislemos del resto del mundo o de que despre-ciemos el trabajo de calidad que se hace en el extranjero; no, por elcontrario, la filosofa analtica es una disciplina global y estandarizaday hay que participar en ella en esas condiciones, pero pienso que de-bemos hacerlo con una voz propia y desde un espacio que responda anuestros intereses.

    Una de las corrientes ms robustas de la filosofa latinoamericanadel siglo anterior fue aquella que nos convocaba a salir de los cubcu-los para participar en la transformacin de la realidad. En el siglo XI X,Juan Bautista Alberdi deca que, con relacin a la filosofa, Amricarealizaba lo que Europa pensaba; pero en el siglo XX hubo un impor-tante movimiento intelectual y poltico que sostuvo que Amrica debarealizar lo que ella libremente pensara por su cuenta. En el siglo XXI,

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    esa corriente de pensamiento se encuentra de capa cada. Creo quese le deberan infundir nuevos bros y que, por extrao que parezca,stos podran provenir de cierta rama de la filosofa analtica.4 Parallevar a cabo esta sntesis habra que dejar atrs algunos prejuicios;uno de ellos es que los filsofos analticos tienen que estar enclaustra-dos en sus universidades, sin poder participar de manera directa en losasuntos pblicos. El mayor reto de la poltica en Occidente es renovarel sistema democrtico; es evidente que el modelo de la democraciarepresentativa liberal est agotado y eso lo ven con toda claridad losmillones de jvenes que expresan su indignacin en las principales ciu-dades de Europa y Amrica. La filosofa no puede ser ajena a este reto

    de nuestro tiempo y estoy convencido de que, de todas las corrientesfilosficas, la analtica es la que mejor podra nutrir una democraciams deliberativa, ms participativa, por varias razones: por su nfasisen el rigor conceptual, por su cultivo de la argumentacin virtuosa,por su defensa de la congruencia, por su insistencia en la claridad deldiscurso, por su nfasis en la bsqueda de la verdad, por su respeto aljuego limpio. Propongo, por lo tanto, un giro poltico de la filosofa ana-ltica. No se trata de abandonar la filosofa profesional para dedicarsea la poltica profesional, mucho menos de poner la filosofa al servicio

    de la poltica, sino de contribuir a la poltica desde la filosofa. BertrandRussell es el ejemplo clsico de cmo se puede combinar la analticacon la poltica, pero la tradicin de pedagoga social de la filosofa lati-noamericana tambin nos muestra un camino para lograrlo. El filsofocomprometido con la reconstruccin de la democracia puede colaboraren ese proceso desde distintos foros: la prensa, el internet, las asocia-ciones civiles e incluso los partidos polticos. Sin embargo, consideroque, por ahora, la escuela es el mejor sitio para que la filosofa colaboreen el proceso colectivo de reconstruccin social. Si bien antes me he

    quejado de que los filsofos nos hemos convertido en ganapanes de lasuniversidades, no veo ningn desdoro en que seamos maestros en elmejor sentido de la palabra, es decir, maestros de la vida individual ysocial. No se trata, insisto, de ser maestro de cualquier escuela, sino deaquellas que sean genuinos talleres del conocimiento y la libertad, y nomeros repositorios de dogmas y mandatos. Y cuando hablo de escue-las, ojo!, no me refiero slo a las universidades, sino principalmente alos bachilleratos y colegios secundarios. Por lo tanto, tambin propon-

    4

    Me he ocupado con anterioridad de la sntesis de corrientes de la filosofalatinoamericana en el primer captulo de mi libro El bho y la serpiente: ensayossobre la filosofa en Mxico en el siglo XX.

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    dra un giro pedaggico de la filosofa analtica.5 Tengo la conviccin deque si los modos de razonar y argumentar desarrollados por la filosofaanaltica llegaran a las escuelas, formaramos ciudadanos mejor capa-citados para reconstruir la democracia y, por aadidura, a la sociedad.De nuevo, Bertrand Russell es un ejemplo de esta preocupacin desdela filosofa por la enseanza; recordemos la escuela que fund en 1927con Dora Russell. Pensemos en las clases de tica o de lgica que enalgunos pases todava se imparten en el bachillerato. Si esas asignatu-ras fuesen obligatorias y se impartiesen con un sesgo analtico y seimpartiesen bien, por supuesto podramos esperar que en un futurola calidad de los debates pblicos y de la toma de decisiones colectivasser mejor. Por supuesto que la renovacin de la democracia requieremuchas otras cosas, pero creo que los filsofos analticos podramoscolaborar en este proceso con nuestro granito de arena. Y quiz pequede optimista, pero pienso que la filosofa analtica de Amrica Latina,precisamente porque tiene una posicin marginal por estar lejos de loscentros de poder, podra contribuir a esa reforma cultural y poltica.

    La filosofa actual es como una flor de invernadero acadmico lafrase es de Emilio Uranga. Depende de nosotros que sea como esasflores humildes y resistentes que cubren las laderas y brotan de las grie-

    tas del pavimento. Para ello, debemos transformar la prctica filosficay las instituciones ligadas a ella con la conviccin de que una nuevamanera de hacer filosofa es posible. La tesis central de este ensayo esque podemos hacer eso sin dejar de ser filsofos analticos o, mejordicho, volviendo a ser filsofos analticos.

    BIBLIOGRAFA

    Hurtado, Guillermo, El bho y la serpiente: ensayos sobre la filosofa en Mxicoen el siglo XX, Coordinacin de Humanidades-UNAM, Mxico, 2007.

    , Mxico sin sentido, UNAM/Siglo XXI, Mxico, 2011.Husserl, Edmund, La filosofa como ciencia estricta, trad. Antonio Zirin et al.,

    Nova, Buenos Aires, 1962.Mostern, Jess, Grandeza y miseria de la filosofa analtica, en Len Oliv

    y Luis Villoro (comps.), Filosofa moral, educacin e historia. Homenaje aFernando Salmern, Instituto de Investigaciones Filosficas-UNAM/Facultadde Filosofa y Letras-UNAM, Mxico, 1996, pp. 689700.

    Rabossi, Eduardo,En el comienzo Dios cre el canon: Biblia Berolinensis. Ensayossobre la condicin de la filosofa, Gedisa, Buenos Aires, 2008.

    5 Me he ocupado con mayor amplitud de este tema en el captulo tres de mi libroMxico sin sentido.

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    Reisch, George A., How Cold War Transformed Philosophy of Science: To the IcySlopes of Logic, Cambridge, Cambridge University Press, 2005.

    Tomasini, Alejandro, Qu fue la filosofa analtica?, Analoga, ao 13, no. 2,

    1992, pp. 3558.

    Recibido el 3 de diciembre de 2011; aceptado el 15 de marzo de 2012.

    Dinoia, vol. LVII, no. 68 (mayo 2012).