Devocionario Popular

7/23/2019 Devocionario Popular

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RE UERDO ELMSIONERO

. Sé

f i e l

en hacer cada d ía los actos

cris

tianos por la m a ñ a n a entre d ía y por la noche.

2. Oye la Santa Misa siempre que te sea

posible.

3. Haz cada día media hora de

oración

mental

ó á lo menos un cuarto de hora. En

tre

otros buenoQ

libros

te recomiendo la

reparación para

la muerte

de San

Alfon-

so

M a r í a

de

L i gor i o .

4. Lee cada día algún l ibro espiritual la

vida de algún Santo ó e l Catecismo explicado.

5.

Vis i ta

al

San t í s i mo

Sacramento y á

Mar ía San t í s i ma.

6. Toma y renueva todos los

d ías

la reso

lución

de servir á Dios y de no

Vivir

en pe

cado

mortal.

7. No e s t é s nunca ocioso; la ociosidad es

madre de los v icios; apár tate de las malas

compañías y de toda mala ocas i ón especial-



8

R E C U E R D O

mente de aquellas en que

peligra

la castidad

como son: bailes amoríos desordenados

con

versaciones demasiado

libres

con cualquiera

clase de personas lecturas de novelas ú otros

escritos peligrosos.

8. Si tienes la desgracia de caer en pe

cado mortal a r rep ién te te sin tardanza pro

poniendo la enmienda y

confiésate

cuanto

antes.

9. Confiésate y comulga Varias

veces

E

año escogiendo si es posible un confeso

sabio y virtuoso que con sus consejos te

ayude á refrenar y combatií las malas p

siones.

10. Obsequia á María Sant ís ima ayunan

do los s ábados y las Vigilias de sus principa

les fiestas ó haciendo alguna otra mortifica-

ción

corporal

con el consentimiento del

con

fesor.

11. Pon gran cuidado en el

cumplimiento

de lo s

deberes

particulares del

propio

estado.

Pocos son los que reparan en esto y por

lo mismo muchos son los que se condenar..

12. Forma parte de las asociaciones

pia

dosas pues en ellas te aseguras la eterna

salvación. Entre otras muy provechosas á las

almas piadosas te recomiendo el Apostolado

de la Orac ión establecido en honor del Sa-

giado Corazón de

Jesut

y la Archicofradía

D i . . M I S IO N E R O

de Nuestra S e ñ o r a del Perpetuo Socorro

ho y tan floreciente en el mundo cristiano

tan rica en gracias é indulgencias plenarias y

parciales

y uno de los más eficaces medios

de perseverancia d e s p u é s de la Santa Mis ión.

L a únioa condición para pertenecer á

esta

Archicofradía es

hacerse inscribir

en los re

gistros

de la

misma.

Sus

p rác t i ca s

á más de

no obligar

bajo pecado no pueden ser más

fác i les : rezar por la mañana y por la noche

tres

vemarias

á Nuestra S e ñ o r a del Perpe

tu o Socorro y un adre nuestro á San

Alfon-

so y llevar su raeualla. Los más fervorosos

comulgarán una ve ̂al mes y ha rán la consa

grac ión á Nuestra Señora del Perpetuo Soco

rro y á San Alfonso pudiendo ganar en este

día una

indulgencia

plenaria.



C o m p e n d i o d e l a P o i

t r i n a

C r i s t i a n a .

ADVERTENCIA

Es tan necesario

saber

la Doctrina

Cris-

tiana,

que nadie se puede salvar sin saber,

p o r lo menos, estas tres

cosas:

1 . Que hay un

Dios,

Criador del

cielo y

de la

tierra,

que premia á los buenos en la

gloria

y castiga á los malos en el

infierno.

2 . El

Misterio

de la

Santísima Trinidad.

3. El de ia Encarnación del ijo de

Dios,'

y su pasión y muerte por salvarnos. demás

es necesario

saber

las cuatro partes de la

Doctrina

Cristiana, que son: el Credo, los

Mandamientos,

las Oraciones y los Sacra-

mentos.

e J ¡os.

P.

( Quén

nos ha criado? R

Dios

Nuestro

Señor, que es el Criador de todas las

cosas.

OMPEN IO E

L \A

11

P. ¿Para qué nos ha criado Dios y nos ha

puesto en el mundo? R. Para que le ame-

mos y le sirvamos en esta

vida,

y luego le

veamos en la

gloria.

P. ¿Quién es Dios? R. Dios es un Señor

inf i -

nitamente bueno, sabio, justo, poderoso,

principio

y fin de todos las

cosas.

P. ¿Quién es la Santísima Trinidad? R. El

mismo

Dios

Padre,

ij o

y

Espíritu

Santo,

tres

personas

distintas y un solo

Dios

ver

dadero.

P. ¿Cuántas son las personas de la Santísima

Trinidad? R. Tres.

P. ¿Cuáles son? R. Padre, ijo y Espíritu

Santo.

P. ¿El Padre es Dios? R. Sí, Padre.

P. ¿El ijo es Dios? R. Sí, Padre.

P ¿El Espíritu Santo es Dios? R. Sí, Padrf

P.

¿Son

tres Dioses? R. No, Padre no son

sino un solo Dios, uno en esencia y trino

e n personas.

P. ¿Tiene Dios cuerpo ó figura corporal

como nosotros? R. En cuanto Dios no se-

ñ o r , porque Dios es espíritu puro.

P. ¿Dónde está Dios? R.

Dios

está en todas

partes, y todo lo ve y lo tiene presente.



2 COMPENDIO

J/fisterío de ¡a €ncarnaet6n del d ijo

de Dios.

P

¿Cuál de las tres divinas personas encar-

nó ó se hizo hombre? R. El Hi jo de Dios,

que es la segunda persona de la

Sant í s ima

Trinidad.

P

¿Dónde encarnó

ó se

hizo

hombre? R. En

las

pur í s imas ent rañas

de la

Virgen M aría

P

¿Quién

es el

Hijo

de Dios hecho hombre?

R.

El

Hijo

de Dios hecho hombre es

Jesu-

cristo Nuestro

Señor .

P

Según

esto,

¿quién

es Nuestro

S e ñ o r

Je-

sucristo? R. Nuestro

S e ñ o r

Jesucristo es

Dios

y hombre verdadero

] el /Misterio de la 1\edenc¡6n^

P

Pues

siendo Jesucristo

Dios, ¿para

qué

fin

se

hizo

hombre? R. Para

redimirnos

del

pecado y librarnos de la muerte eterna.

P

¿Pues cómo habíamos

merecido la muerte

eterna? R. Por el pecado de

A dán

nuestro

primer padre, en

quien

todos pecamos.

P

¿Cómo nos re ümió Jesucristo? R. Mu-

riendo en la Cruz y pagando con su muerte

la

pena de nuestros pecados.

P

¿Y qué hubiera sucedido si Jesucristo no

hubiera venido á redimirnos? R. Que nadie

D E

LA

DOCTR lN

A CR I ST IANA

3

podía salvarse, porque nadie podía satisfa-

cer á Dios por el pecado.

P

¿Cómo resuc i tó

Jesucristo R.

Volviéndo-

se á juntar su alma y cuerpo, y saliendo

glorioso

del sepulcro para nunca

más mo rir.

P

¿Dónde es tá

Jesucristo en cuanto hombre?

R.

En el cielo y en el

Sant í s imo

Sacramento

del Altar.

2>e

los rjovísimos.

P

¿Cuántos

son los

novísimos

del hombre?

R.

Cuatro: muerte,

juicio

infierno y

gloria.

P

¿C uándo

ha de volver Jesucristo á la

t ie-

rra? R.

A l

fin del mundo

vendrá

á juzgar á

todos los hombres, para dar á los buenos

gloria

eterna, porque guardaron sus

santos

Mandamientos,

y á los malos pena eterna

en el infierno porque no los guardaron.

P Y antes del

juicio

universal ¿no hemos de

ser juzgados? R. Sí, Padre, en cuanto nues-

tra alma salga de este mundo s e r á juzgada

en el juicio particular.

P

¿Adonde

van los buenos

de spués

de esta

vida? R. A la

glor ia .

P Y

¿quiénes

van al purgatorio? R. Los bue-

nos que tienen

todavía

que satisfacer algu-

na pena antes de entrar en el

cielo.

P

¿Adonde

van los malos? R.

A l infierno

para

siempre

jamás.



4

C O M P E N D I O

P.

¿Qué

hemos de hacer para merecer la glo

ria y librarnos del

infierno?

R. Apartarnos

del

mal y obrar el

bien,

guardando los Man-

mientos de

Dios

y de la

Iglesia.

J>el pecado.

P.

¿Cuál

es la mayor desdicha del hombre?

R.

El estar en pecado mortal.

P.

¿Cuántas

maneras hay de pecado? R Tres:

original, venial y mortal.

P.

¿Cuál

es el pecado

original?

R. Aquel con

que nacemos todos, heredado de nuestros

primeros

padres.

P.

¿Por

qué medios se

quita

el pecado

o r i g i -

nal? R. El pecado original se

quita

por el

Bautismo,

el

cual

borra todos los pecados.

P. ¿En qué consiste el pecado mortal? R. En

quebrantar

algún

mandamiento de

Dios

ó

de

la Iglesia

en materia grave, sea por obra,

palabra ó pensamiento.

P.

¿Por

qué se

llama

mortal? R. Porque da

la muerte al alma del que le comete.

P.

Pues ¿qué daños

hace al alma el pecado

mortal?

R. El pecado

mortal

separa al alma

de Dios, la priva de la gracia y de la gloria

y la condena al infierno.

P.

¿Son

necesarios muchos pecados mortales

para merecer el

infierno?

R. Un solo peca-

D E LA

D O C T R I N

C R I S T I N

15

do

mortal

basta para perder la gracia y

condenarnos al infierno.

P.

¿Qué

debe hacer el que ha tenido la des

gracia

de caer en pecado mortal? R.

Con

fesarse cuanto antes, y entre tanto, para no

estar en desgracia de

Dios,

hacer actos de

perfecta

cont r ic ión

P.

¿Cuál

es el pecado

Venial?

R. El que no da

muerte

al alma, pero la deja enferma y

dis

puesta para caer en el mortal.

J e

los Sacranjerjfos.

P.

Diga

usted los Sacramentos de la San

ta Madre

Iglesia.

R. Los Sacramentos...

Véase página

22.

2 el Sacramento de la Peijifencia

6 Confesión

P.

¿Cuál

es el remedio del pecado? R. La pe

nitencia:

así á todo el que ha pecado des

pués

del

Bautismo

no le queda

más

remedio

que arrepentirse de sus pecados y confe

sarse.

P.

¿Cuándo

recibimos el Sacramenfo de la

Penitencia? R. Cuando nos confesamos

bien

y

recibimos la

absolución

del confesor.

P.

¿Cuántas cosas

se necesitan para una bue

na

confesión?

R.

Cinco.



6

COMPENDIO

P.

¿Cuáles

son?

R. La 1h acer

examen de

conciencia; 2.^, tener verdadero dolor de

haber ofendido á

Dios;

3. , tener

propós i to

de la enmienda, de no Volver á pecar; 4 . , de

cir todos los pecados al confesor sin callar

ninguno;

5. , cumplir la penitencia que man=

da el confesor.

P . ¿Por dónde hemos de hucer el examen de

conciencia? R. Por los mandamientos de

Dios y de la

Iglesia,

repasando la memo

ria para acordarse de los pecados y confe

sarlos.

P . ¿Qué hemos de pedir á Dios antes de la

confesión? R. Debemos pedir que nos dé luz

para conocer nuestros pecados y un Verda-

dero

dolor y contr ic ión de

ellos.

P . ¿Qué cosa es contrición ó dolor de haber

ofendido

á Dios? R. Es una pena

grandísi

ma ó un pesar sobre todos los pesares, que

debemos tener por haber ofendido á Dios,

con propós i to de confesarse no Volver

m ás á pecar.

P . ¿ Q u é cosa es el propós i to de la enmienda?

R.

E l

p r o p ó s i t o de la enmienda es una firme

resolución de no Volver m ás á pecar.

P . Y el que advertidamente

calla

algún peca

do

mortal

ó no tiene propós i to de

enmen-

darse

¿se

confiesa bien? R.

N o,

Padre:

és te

hace

una confesión

nula

como

si no se con-

D E LA DOCTR INA CR I ST I ANA

17

tesara, y, a d e m á s , comete un pecado de

sacrilegio.

P . ¿ Q u é remedio hay para el que haya hecho

mala confesión? R. D e c í r s e lo al confesor,

para renovar todas las confesiones mal he

chas.

P . Y ¿es bueno hacer confesión general?

R. Sí, Padre, es bueno; y á los que han

hecho malas confesiones les es necesario.

P . Y si uno va á confesarse y no es tá

bien

dispuesto para recibir la absolución, ¿qué

d e b e r á hacer? R. Debe sujetarse á lo que

le mande el confesor y no comulgar.

P .

Y si en la hora de la muerte se hallase uno

en pecado mortal y no hubiera confesor,

¿qué deberá hacer para no condenarse?

R. Desear confesarse y hacer actos de ver

dadera

contr ic ión

y amor de

Dios

siquiera

con el corazón.

P . ¿ Q u é cosa es la satisfacción, ó cumplir la

penitencia? R. Hacer lo que n¡anda el con

fesor

para pagar con obras de penitencia la

pena debida por nuestros pecados.

P . A d e m á s de la penitencia del confesor,

¿qué más podremos hacer? R. Debemos ha

cer otras buenas obras, como oir

Misa,

re

zar el Rosario, la Es tac ión al Sant ís imo,

visitar

las cruces, ayunar, etc.

P.

¿ D e b e m o s

confesarnos á menudo? R. Sí.

2



8

COMPENDIO

Padre, pues los que se confiesan muy de

tarde en tarde comúnmente tienen una vida

relajada, con peligro de perderse.

J el Santísimo

Sacranjento de la

•eucaristía

6

Comuijlórj.

P ¿Qué cosa es Comunión? R. La sagrada

Comunión

es un Sacramento que contiene

el cuerpo y la sangre de Nuestro S e ñ o r Je-

sucristo, que sustenta nuestra alma y nos

da la Vida eterna.

P

¿Qué es lo que hay en la sagrada Hostia

y

en el cá l iz después de la consagración?

R. El cuerpo y la sangre de Nuestro Señor

Jesucristo, juntamente con su alma y su

divinidad.

P

Cuando comulgamos, ¿qué es lo que reci-

bimos en

este

Sacramento tan divino? R. Re-

cibimos al mismo Jesucristo Dios y hombre

todo entero.

P

Pues si

e s t á

Jesucristo en la sagtada

Hostia,

¿cómo es que no le vemos? R. Por-

que e s tá de un modo milagroso, y oculto

bajo las

especies

de pan y vino.

disposiciones

para

comulgar

¿Es necesario disponerse bien para recibir

l a

sagrada Comunión? R. Sí, Padre, pues

D E LA

DOCTR INA

CR I S T IANA

19

si

alguno comulga indignamente, comete

un

gravís imo pecado y se traga su propia con-

denación.

P ¿Con qué disposiciones debemos ir á co-

mulgar? R. Con disposiciones de cuerpo y

de alma.

P ¿Cuál es la disposición de parte del cuer-

po? R. El ir en ayunas, sin haber comido

ni bebido

nada

desde las doce de la noche.

P

¿Cuál es la disposición de alma? R. El ir

en estado de gracia, con conciencia

l impia

bien confesados de toda culpa mortal.

P ¿ Có m o

hemos de llegar á comulgar?

R.

Con

devoción .lumildad y reverencia, conside-

rando que vamos á recibir al Dios de cielos

y

tierra.

P ¿Qué

podremos

hacer

dfesde la

Víspera

de la Com unión? R. Desde la v íspera debe-

mos apartarnos de las

cosas

del mundo, y

estar recogidos, meditando ó leyendo so-

bre la sagrada

Comunión;

ó ir á la iglesia á

Visitar al Sant ís imo y pedirle la gracia de

recibirle

dignamente.

P ¿ Q u é debemos pensar ó considerar

antes

de comulgar? R. Debemos considerar cua-

t ro

cosas:

.°

Qu ién

es el

S e ñ o r

que viene en

aquel

divino Sacramento: que es Dios y S e ñ o r de

todas

las cosas.



20

COMPENDIO

^

A

quién Viene:

que Viene á un mise-

rable

pecador que tantas

veces

le ha

ofen-

dido.

5.̂

C ó m o

viene: que

Viene

tan

humilde

ocultando

su gloria y majestad.

^ Con qué

fines

viene:

que Viene á

unir-

se con nuestra alma para

llenarla

de bienes

espirituales.

F. ¿Qué

debemos hacer

de spués

de la Comu-

nión? R. Debemos adorar á Jesucristo que

es tá

dentro de nuestro pecho; darle gracias

pedirle

por nuestras necesidades y ofrecer-

nos á su santo servicio.

P.

¿Qué

haremos para emplear

bien

el día

de la

Comunión?

R. El

d ía

que comulgamos

debemosemplearlo santamente acordarnos

que

ha venido

Jesucristo á

Visitarnos

y por

la

tarde

Volver

á la

iglesia

á adorarle darle

de nuevo gracias y prometerle no

olvidar

tan

inmenso beneficio.

P. Y el que

hace

mala

Confesión

y

Comu-

nión ¿cumple

con el precepto de la Iglesia?

R

No señor;

antes

comete dos gravís imos

pecados de

sacrilegio

uno por la mala

Con-

fesión

y otro por la mala

Comunión.

D E LA

DOCTR INA

«„RISTIANA 21

X 0 5

J/landamienfos de la ley de Jflos

son diez-

os tres primeros pertenecen al honor de Dios

y los otros siete al provecho del prój imo

E l primero

amar á

Dios

sobre todas las

cosas.

E l

segundo no jurar su Santo Nombre en

vano.

E l tercero santificar las fiestas.

E l cuarto honrar padre y madre.

E l

quinto

no matar.

E l sexto no fornicar.

E l s ép t imo

no hurtar.

E l octavo no levantar falso testimonio ni

mentir.

E l noveno o

desear

la mujer de tu pró

iimo.

E l

déc imo

no codiciar los bienes ajenos

Estos diez mandamientos se encierran en

dos: en servir y amar á

Dios

sobre todas las

cosas

y al

prójimo

como 4 ti mismo.

Xos J /tandamientos

de la Jfflesla

son cinco.

E l

primero

oir Misa entera todos los do-

mingos y fiestas de guardar.

E l

segundo confesarse á lo menos una vez



22

C OMP E N D IO

al

año,

ó antes si espera ha de haber

peligro

de muerte, ó si ha de comulgar.

E l

tercero, comulgar por

Pascua

florida ó

de Resu r recc ión .

El cuarto, ayunar cuando lo manda la San-

ta

Madre Iglesia.

E l

quinto, pagar diezmos y primicias á la

Iglesia de Dios. Amén.

Xos

Sacramentos de ¡a Jglesia son siete.

E l

primero, Bautismo.

E l segundo. Confirmación.

E l

tercero. Penitencia.

E l cuarto. Comunión.

E l

quinto. Extremaunción.

E l sexto. Orden sacerdotal.

E l sép t imo.

Matrimonio. Amén.

•€ / Padre nuestro.

Padre nuestro, que

estás

en los Cielos, san-

tificado sea el tu nombre; venga á nos el tu

reino;

hágase

tu

voluntad

asi en la tierra como

en el

Cielo.

El pan nuestro de cada día dá-

nosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así

como

nosotros perdonamos á niestros deudo-

res; y no nos dejes caer en la tentac ión; mas

líbranos

de

mal. Amén.

D E

LA D O C T R I N C R I S T I N 23

£•/ J^ve JAaria.

Dios te salve, Ma r í a , llena

eres

de gracia;

el Señor es

contigo;

bendita tú

eres

entre to-

das las mujeres, y bendito

es

el

fruto

de tu

Vientre J e s ú s . Santa Ma r í a , Madre de Dios,

ruega por nosotros, pt cadores, ahora y en la

hora

de

nuestra

muerti

Amén.

Xa Salve.

Dios

te salve. Reina y Madre de misericor-

dia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios

<e

salve. A ti clamamos los desterrados hijos

de Eva. A ti suspiramos gimiendo y

llorando

en

este

valle de lágr imas. Ea, pues. Señora ,

abogada nuestra.

Vuelve

á nosotros esos tus

ojos

misericordiosos, y después de

este des-

tierro muéstranos

á J e sú s ,

fruto

bendito de

tu

vientre. ¡Oh

c lement ís ima

¡oh piadosa

¡oh

dulce

Virgen Mar ía

Ruega por nos, San-

ta

Madre de Dios, para que seamos dignos

de

alcanzar las promesas de Nuestro

Señor

Jesucristo. Amén.

€1 Gruido.

Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Cria-

dor del Cielo y de la tierra; y en Jesucristo,

su

único

Hi jo,

nuestro Señor, que fué conce-

bido

por

obra del spíritu Santo; nació

de



24

COMPENDIO

Santa María Virgen; padeció debajo del po

der de Poncio Pilatos; fué crucificado muer-

to y s pu tado; descendió á los infiernos; al

tercer u.a resuci tó de entre los muertos; su

bió

á los Cielos;

es tá sentado

á la diestra

de

bios Padre

Todopoderoso;

desde allí

ha de

Vinir

á juzgar á los

vivos y

á los muertos.

Creo

en

el

Espír i tu

Santo la Santa Iglesia

Cató l ica , la Comunión de los Santos el per̂

don de los pecados la resurrección de la

carne; la vida perdurable. Amén.

»

gloria

patri

•

Gloria al Padre

y

al Hijo;

y al

Espír i tu

Santo .—Así como en un principio, ahora y

siempre y por los siglos de los siglos. Amén

Xos artículos

de la

son

catorce:

Los

siete primeros pertenecen á la

Divinidad

i los

otros siete á la santa Humanidad de Nuestro Se

ñor

Jesucristo Dios y hombre verdadero. - Los

que pertenecen á la Divinidad son é suo s

E l primero creer en un solo Dios Todopo

deroso.

E l segundo creer que es Padre.

E l tercero creer que es Hijo.

El cuarto crer que es Espír i tu Santo.

E l

quinto creer

que es Criador.

D E

LA DOCTR INA

CR I S T IANA

25

fil sexto creer que es Salvador.

E l

sépt imo,

creer que es

Qlorificador.

L o s

que pertenecen á la Santa Humanidad

son

é s t o s

E l primero creer que Nuestro S e ñ o r Jesu

cristo

en cuanto hombre fué concebido por

obra y gracia del Espír i tu Santo.

E l

segundo creer que

nació

de Santa Ma

ría Virgen,

siendo

ella virgen

antes del par

to

en el parto

y

d esp u és del parto.

El tercero creer que

recib ió

muerte

y

Pa

sión

por salvar á nosotros pecadores.

El cuarto creer que

descendió

á los

infier-

nos

y

sacó las ánimas de los

Santos Padres

que retaban esperando su santo advenimiento.

E l

quinto

creer que

resuci tó

al tercero día

de

entre los muertos.

E l sexto creer que subió á los cielos y está

sentado

á la diestra de Dios

Padre

Todopo

deroso.

El sépt imo, creer que vendrá á juzgar á los

Vivos

y

á los muertos conviene á saber: á los

buenos para darles gloria porque guardaron

sus

santos

Mandamientos y á los malos pena

eterna porque no los <auardaron.

Xa Confesión

Y o, pecador me confieso á Dios Todopo

deroso la bienaventurada siempre Virgen



8 C O M P E N D I O

.larfa

al bienaventurado San Miguel Arcán«

gel al bienaventurado San Juan Bautista

á

los Santos Ap ó s to l es San Pedro y San Pablc^

á todos los Santos y á vos Padre que pequé

gravemente con el pensamiento palabra y

obra

por m i culpa por m i culpa por m i gran

dísima

culpa. Por tanto ruego á la bienaven

turada siempre Vi rgen María al bienaventu

rado San

Miguel Arcángel

al bienaventurado

San Juan Bautista á los Santos Apósto les

San Pedro y San Pablo á todos los Santos

y

á vos. Padre que r eg u é i s por mí á Dios Nues

t ro Señor. Amén.

J^cto de contrición

S e ñ o r m í o J e s u T í s t o

Dios

y hombre ver

dadero Criador Pa^ít-e y Redentor mío : por

ser Vos quien sois y porque os amo sobre

todas las

cosas

me

pesa

de todo

corazón

de

haberos ofendido; propongo firmemente nun

ca mas pecar y apartarme de todas las oca

siones de ofenderos confesarme bien y cum

plir

la penitencia que me fuere impuesta; os

ofrezco. Señ o r mi vida obras y trabajos en

sat isfacción de todos mis pecados. Y así

como os lo suplico así confío en vuestra d i -

Vina bondad y misericordia infinita me los

perdonaréis por los mér i tos de Vuestra pre-

D E LA

D O C T R I N C R I S T I N

7

ciosísima sangre. Pas ió n y muerte y me da

rris

gracia nara enmendarme y perseverar en

estro santo servicio hasta el fin de mi Vida.

Amén.

€•/ bendito

Bendito y alabado sea el San t í s imo Sacra

mento del altar y la Pur í s ima Concepción de

Mar ía San t ís ima Señ o ra

nuestra concebida

sin mancha de pecado original desde el orí-

mer instante de su ser natural. Amén.



P A R T E

P R I M E R A

¡Rtim

g e n e r l e s

i l e s a n t i f i c a c i ó n

I

CTOS CRISTI NOS P R C D DÍ

P o r l a m a ñ a n a .

Al despertar no te

entreg ues

á

pensamientos vanos

sino acuérdate que tu Dios está presente y espera las

primicias

del dia que amorosamente te concede —Haz

pues

con devoción la

se ña l de l a Cr uz ,

y di:

En el nombre d d Padre y del H i j o , y

l Espír i tu

Santo.

Amén.

J e s ú s ,

Jo sé y M aría , os doy e l corazón

y

el alma mía.

Mientras

te

vistes reza

la s

devociones

qu e

tengas

de

costumbre

y al fin de

ellas

la

siguiente

oración:

Señor Dios Todopoderoso, que nos has

dejado l legar al principio de este día, sál

vanos

hoy por tu santa v i r tu d , para que no

A C T O S

P A R A C .DA DÍ A 29

-J • • • - •

caigamos en pecado antes b ien, todas

nuestras obr as, pensamientos y palabras

vayan

enderezadas á t u santo servicio y á

a guarda de tus santos Mandam ientos. Po r

Jesucristo Nu estro Se ñor , que contigo v ive

y reina por todos los siglos de los siglos.

Amén.

Toma

agua

bendita

y poniéndote de

rodillas

delante

Je

alguna

devota

imagen d e

Jesucristo

ó de María San-

ísima persígnate con

reverencia

y di:

Dios mío, creo que está is aquí presente;

os

doro

y os mo con todo mi corazón,

porque

sois

inf initamente bueno y digno de

ser amado; os gr dezco todos los bene

ficios que

hasta

ahora me habéis hecho, y

especialmente el de haberme l ibrado esta

noche de una muerte repentina. Me rre-

piento y me

pes

de haberos ofendido, y

propongo

f irme m ente, ayudado de vuestra

divina gracia, que humildemente os p ido,

no cometer hoy ningún pecado vo luntar io ,

sobre todo aquel que Vos sabéis que suelo

cometer con más frecuencia. s

ofrezco

todas mis

palabras

obras y pensamientos,

y todo cuanto sufr en este día, junto con

ios méri tos de Je sú s y de M aría . H ago in -



3

M E D I O S

D E S A N T I F I C A C I Ó N

tención de g n r todas las indulgen cias

que pueda, y las ofrezco á la Santísima

Virgen en sufragio de las almas del Purga

tor io . Os p ido por el amor de Jesús me

concedáis la gracia de perseverar en mis

buenos propósitos hasta la muerte.

O R A C I Ó N Á M A R Í A S A N T Í S I M A

¡Oh Seño ra mía ¡oh Mad re mía M e

ofrezco todo á Vos, y en prueba de mi

filial afecto os consagro en este día mis

ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en

una palabra, todo mi ser. Ya que soy to do

vuestro ¡oh tierna M ad re , guardadme y

defendedme como cosa y posesión vuestra.

Padre nuestro,

Credo

y tres

Avemarias

en

honor

de

ta

pure/.a inmaculada

de la Santísima

Virgen,

para

pedirle la gracia de la castidad, ¡ después dirás:

Madre mía, esperanza mía, yo me acojo

bajo vuestro manto, y ahí quiero v ivir y

morir: l ibradme de todo pecado y dadme

vuestra santa bendición. Angel de mi guar

da, Santos mis abogados rogad por mí

y

defendedme.

A L S A N T O Á N G E L

C U S T O D I O

Ángel de Dios , bajo cuya tutela y cus- .

A C T O S

P A R A C A D A D Í A 31

tedia me ha puesto la piedad divina, ilumi

nadm e, defendedme, regidme gobernad-

me en este día.

Cíen días de indulgencia cada vez que se rece.

tn seguida harás los ac. os de Fe de

Esperanza

y

de Caridad: y si te falta el

tiempo,

los harás por la

noche.

A c t o d e Fe.—Dios mío, verdad

infali

ble , creo f irmemente todo lo que cree y

confiesa

nuestra

Santa

Madre la Ig les ia '

Catól ica Apostól ica Romana, porque Vos

se lo habéis revelado. Creo que sois m i

Dios , Criador de todas las cosas. Creo que

en la eternidad premiáis á los buenos con

la Gloria y castigáis á los malos con el In

f ierno. Creo qu e sois un solo Dios en tres

Personas

iguales

y distintas, que se l laman

Padre H i j o y Espír itu Santo. Creo que la

segunda Persona que es el H i j o , se hizo

ho mbre ,

tomando

carne

y alma humana

por obra del Espíritu Santo en las purísi

mas entrañas de María Sant ís ima,

que

por nosotros padeció y murió en la Cruz.

Creo que el Romano Pontífice, cuando nos

enseña como Maestro y Doctor universal

de la Iglesia lo que debemos creer y obrar



82 M ED I O S D E SA N TI F IC A C I Ó N

para salvarnos, no puede errar, ni

enga-

ñarse ni engañamos. Os doy gracia s por

haberme hecho cristiano, en esta santa

fe quiero v ivir y morir .

A c t o

de

Esperanza

j O h Dios mío

Vo s h abéis prom etido la gracia y la Glo ria

á los que os sirve n y persev eran en ped i-

ro s

estos

dones; y porque

sois

poderoso,

fiel

misericordioso,

espero

de Vos que

por

los méritos de

Jesucristo

me otorgaréis

el

perdón de mis pecados vuestro santo

amor, la perseverancia la Gloria eterna.

A c t o de Car idad.—Os amo ¡oh Dios

mío

con todo mi cor azó n, m ás que á todas

las cosas porque

sois

infinitamente bueno

y

digno de ser am ado, y* po r el amor que

os tengo amo también al prójimo como á

mí mismo. Me arrepiento de todos mis pe-

cados

porque con ellos os he ofendido á

Vos, que

sois

bondad

infinita;

me pesa mu-

cho de haberlos cometido, y propongo,

ayudado de vuestra divina gracia, no vol-

ver más á

pecar

y part icularmente huir

las ocasiones próximas de pecado. Pro-

pongo, adem ás recib ir los

Santos

Sacra-

mentos en la vida y en la hora de la muerte.

A C T O S P A R A C A D A D Í A

Dichas

estas oraciones i antes de entregarte á tus

quehaceres y negocios será bueno que

hagas

una me-

dia

hora

ó alo menos un cuarto de hora de

edita-

c ión. ^

n . Entre día.

Al principio de cada obra:

S e ñ o r ,

hago esta obra por vuestro amor;

dignaos bendecirla y aceptada.

Rezarás nn A v e M a r í a y

acabada

la

obra

dirás:

Gracias

¡oh Je sú s m ío , rezando otra

Ave María .

Para saludar:

A v e M ar ía Pur í s ima ,

ó bien:

Alab ado sea el Santísim o

Sacra-

mento.

De vez en cuando y

especialmente cuando oigas

las

horas

de l reloj acuérdate que Dios te ve te oye y te ha

de juzgar y di:

Je sú s m ío , miser icordia .

Dios mío, ayudadme.

Dulce Corazón de m i Je sú s , haced que

siempre os ame más y más.

V i r g en M aría , Mad re de Dio s , rogad á

Jesús por mí.

Estas Jaculatorias á las que se han concedido m u-

chas

indulgencias

las has de

decir sobre

todo

en el

momento de la tentación; y si ésta dura seguirás di-

ciendo:

8



« M E D I O S D E S A N T I FI C A C I ÓN

¡ J esús y Ma r ía ¡ J esús y Ma r ía

antes

morir

qu e

pecar.

No me abandonéis , Dios mío .

Amparadme, Virgen María ; no me de

jéis caer en esta tentación.

Pref iero el infierno al pecado.

Aco rdaos, ¡oh M aría , que soy vuestro ;

guardadme y dadme la Victoria sobre

vues-

tros enemigos.

Al

senlarte

á la mesa haz la

señal de la cruz,

y di:

Echad, Señor, vuestra

santa

bendición

sobre nosotros y sobre estos alimentos que

vamos á tomar como un don de yuesír í

largueza.

adre nuestro

f Ave María .

E l

Rey de la gloria eterna nos

haga

par

ticipantes de la Mesa celest ia l . Amén.

Antes de

levantar

la

mesa

darás gracias á Dios di-

ciendo:

Gracias os damos, Dios Om nipo tente,

por todos los beneficios que de vuestra

bondad hemos recibido. Amén.

adre nuestro

r Av e M a rí a .

E l

Señor nos dé su paz y después la vida

eterna . Amén.

A C T O S P A R A C A D A D I A

35

En

los

movimientos

de impaciencia dirás:

Dios mío, dadme paciencia. Madre mía

refrenad mi lengua.

En

las penas y traba/os dirás:

Dios mío , hágase vuestra

santa Volun

t a d .

Sea todo por Dio s .

Si

oyeres alguna blasfemia

dirás:

Alabado sea Dios ;

alabado

sea el San-

tís imo Sacramento del a l tar . D ios te salve,

M aría . Glo ría á Dio s . Perdonadle, Señ or ,

que no sabe lo que se dice.

ORJiCIOH E ikH BERN RDO

con

la

cual debes encomendarle

cada día

á J\/laría Santísima

Aco rdaos , ¡oh piadosís im a Vir gen M a

ría-, que jamás se ha oído decir que nin-

guno de cuantos se han acogido á vuestro^

amparo, pedido Vuestro socorro é implo

rado vuestra intercesión

haya

s ido de Vos

abandonado. Anim ado con tal confianza,

j Vos acudo. ¡Oh Virgen, Madre de v ír

genes , á Vos vengo; á vuestros pies m e

post ro , so lloz ando y p i d i e n d o No des- '

echéis mis súplfcas, ¡oh ¿Madre del Verbo ,

escuchad"ie prop ic ia y a tendedme. Am én. ,



56 MEDIOS DE SANTIFICACIÓN

L as

Avemarias.

Cuando

oigas

tocar las Avemarias

por la mañana al

medio

dia y por la noche rezarás la

Salutación angélica j> te oración que le sigue:.

f . El Angel del Señor anunció á Maríp.

^ . Y concibió por obra del Espíritu

Santo.

Dios te salve, María...

He aquí la

esclava

del Señor.

4 . Hágase en mí según tu palabra.

Dios

te

salve.

Maria ..

y .

El Verbo se hizo carne.

R Y vivió entre nosotros.

Dios te salve, Maria...

f . Rogad por nosotros Santa Madre

de Dios.

b J

Para

que seamos dignos de las

p r o -

mesas de Jesucristo.

R C I Ó N I n fund id

Señor vuestra

gracia en nuestras almas para que ha

biendo creído la Encarnación de vuestro

div ino H i j o Jesucristo anunciada por l

Ange l alcancemos

la gloria de la

Resu-

rrección por los merecimientos de su san

tísima Pasión y Mup»-te. Amén.

Cien días de

indulgencia

y una plenaria al mes re-

zándola todos los días, á la mañana, al

medio

día y al

anochecer.)

C T O S PAR A CADA DÍA 57

Cuando se lleva el Santísimo Viático á los enfermos

le acompañarás si puedes; y si no es posible te

arrodi-

llarás y rezarás un Padre nuestro y un Ave Maria, y

dirás:

Da d

Señor á ese hermano nuestro en

fermo

las gracias que necesita para su sal

vación y gloria vuestrt.

m.—Por

la

noche.

Todas las noches

debes

hacer el examen de con-

ciencia.

Los

padres

de

familia

enseñarán á sus hijos

y

dependientes á santificar la noche que es

el tiempo en que las tentaciones suelen ser

más violentas y peligrosas. Cuiden pues de

rezar con ellos al toque de

Animas

un

Pa-

dre nuestro

y

Ave María

por las

almas

del

Purgatorio . Recen en familia el Santo

Rosa-

r

y

después los

actos

de Fe de Esperan-

za

y

de Caridad

como por la mañana.

Pá-

gina

31.)

E X M E N D E C O N C I E N C I

No hay medio más eficaz para

l impiar

l

alma de pecados desterrar los vicios y ad

quirir

las virtudes. Si hay

almas

que viven

en-el pecado mortal es porque no conocen

su fealdad. Las que la conocen sienten un ho-



C8 M E D I O S D E S NTIFIC CIÓN

r r o r invencible al pecado lo detestan renun-

cian á él lo lloran, y llenas de dolor piden

perdón á

Dios ,

resolviendo morir antes que

Volver á

pecar

y de este

modo

se

libran

de

su

tiranía. Ahora bien, el medio

más

seguro

y

á la vez más

natural

para conocer el peca-

do y su fealdad es el examen cotidiano de

coriciencia.

.

Examina pues tu conciencia trofendo ú la memo- \

ria las faltas que hayas cometido durante el día en-\

pensamientos palabras y obras ó de/ando de hacer el i

bien á que estás obligado; y pondera la gravedad de

cuanto hubieres hecho contra Dios contra el prójimo

• contra ti mismo

MO DO PRÁCTICO DÉ H C E R E L

E X M E N

Puesto de rodillas á tos pies del

Crucifijo

ó ante ana

imagen de la

Santísima

Virgen haz la señal de la

cruz

Du

gracias á Dios é implora su auxilio divino para

llegar á conocer tus faltas.

¡ h Dios mío Creo que estáis aquí p r e -

sente; os adoro

decde

el abismo de mi

nada;

os doy gracias por todos los bene-

f icios

que me habéis hecho especialmente

por haber i ^

dado

á Jesucristo por Salva-

do r

y

á la Santísima V i r g e n por

M a d r e ,

po r

haberme

llamado á la santa fe

católica

y conservádome en ella hasta hoy.

C T O S P R C D

DÍA

39

¡Oh

Dios Padre de las luces, que i l um i -

náis

á todo hombre que viene á este

mun

do:

enviad á mi

espíritu

un rayo de vuestra

luz, y á mi corazón una centella de amor y

de dolor, para que pueda conocer los pe

cados que contra Vos he cometido y con

un

horror sumo aborrecerlos.

Después por

espacio de

diez

ó quince minutos exa

minarás

lo que hayas faltado en

P e n s am i e n t o s

De vanidad, de impure

za, de avaricia, de venganza, de

ambición

de

infundada

sospecha y de juicios temerarios;

ociosos, sobre todo en la

oración

y ejercicios

de piedad, si son

Voluntarios.

'

p a l a b r a s De propia alabanza, despre-'

dativas, mentirosas, impuras, ofensivas, blas

femas, ociosas, maldicientes, chismosas, de

murmuración ó cr í t ica irreverentes y faltas

de respeto á los mayores.

b r a s Impaciencias, mal trato á los po

bres. Vanidad, amor al lujo impurezas con

sigo

ó con

otro,

gula, pereza, mal "Tipleo de

su hacienda.

m i s i ó n Pérdida de tiempo, no cumplir

con

alguno de sus deberes, no ayunar estando

obligado, no santificar las fiestas, no cuidar



4

M E D I O S

D E S A N T I F I C A C I Ó N

de la educación de los hijos ó de la obedien-

cia á los padres no desechar pronto los ma-

los pensamientos.

Acabado el examen, pide perdón á

Dios

y promete

seriamente la enmienda, diciendo:

Dios mío, porque

sois

la suma bondad,

me arrepiento y me duelo de todo corazón

de haberos ofendido; perdonadme por los

méritos de mi Señ or Jesucristo; que yo

propongo firmemente, ayudado de vuestra

divina

gracia, no

pecar

má s en adelante,

hacer penitencia de mis

culpas

y huir las

ocasiones próximas de pecado.

Padre

nuestro

Ave Ma ría y Credo.

Si por la

noche

no pudieres hacer el examen,

hazlo

en

otra

hora del día en que

tengas

más

comodidad.

Aí>

Jo omitas

famas.

Llegada

la

hora

de l reposo, antes de entregarle al

sueno,

puesto

de rodillas

delante

del Cruclfíjo

hazla

señal de la cruz

y di:

¡Oh Dios mío os doy gracias por haber-

me

conservado

la vida en el día de hoy;

os suplico me la conservéis también du-

rante esta noche y me preservéis de todo

mal. Para agradaros voy á tomar este des-

canso y

hago

intención de amaros, alaba-

ro s y rendiros tantas acciones de gracias

A C T O S P A R A C A D A D Í A 41

cuantas

sean la s veces que respire, como

lo

hacen los

Angeles

y los Santos en el

Cielo.

¡Oh M aría, Madre mía Bendecidme y

cubridhie con el manto de vuestra protec-

ción. An gel de mi guarda, Santos Patro-

nos míos, interceded por mí;

Santos

y San-

tas del Cielo, rogad por mí.

Tres

Avemarias en honor de la

pureza

de María

como por la mañana .

Te desnudarás con mucha honestidad y gran

recalo,

pensando qu e

Dios

te ve R ociarás la cama co n agua

bendita,

y dirás.

Jesús, jóse y María, os doy el corazón,

y el alma mía

Je sú s, Jo sé y María asist idme en mi úl-

t ima

agonía.

J e s ú s , J o s é y M a r í a ,

rec ib id ,

cuando ex-

p i r e ,

el alma mía.

Estando

en la

cama,

cruzando tos

brazos,

dirás:

Yo he de mo r i r , mas no sé cuándo; yo;

he de mo r i r , mas no sé dónd e, yo he de

morir , mas no sé cómo. Lo que sé de cierto

es que, si muero en pecado mo r ta l , m e

condeno para siempre.

Procura

que te

coja

el sueño

pensando

en Dio: v re-

sondo.



42

M E D I O S

D E SANTIF ICACIÓ N .

N i n g ú n cristiano d e b e r í a entregarse a l sue ño s i n

tener sobre s i a l gún escapulario cruz ó medalla que

r e c o r d á n d o l e l a s misericordias de Je sús y de Mar i á

le

estimulasen

á

implorar

su s divinos

auxilios siem

pre que despertase durante l a noche-

II

L A S A N T A M I S A

En la Misa Nuestro Señor Jesucristo se

ofrece por nosotros al Eterno Padre,

como

se ofreció en el Calvario, con la única dife-

rencia de que entonces aerramó realmente

su sangre y en el altar lo

hace

mística-

mente.

Por manera que,

cuando asistimos

á la Misa,

tributamos

á Dios más

honor

que el que pueden tributarle todos los An-

geles

y Santos en el Cielo, puesto que el de

éstos es honor de criaturas, mas en la

Misa nosotros le ofrecemos

á

su mismo

Hijo Jesucristo,, que le tributa un honor

infinito.

Para asistir

debidamente

y con gran

provecho á este adorable Sacrificio, de-

bemos atender á los

fines

por los que fué

instituido que son: 1.° honrar á Dios;

L A S A N T A M I S A

4 5

2. °, darle gracias por sus beneficios,

3. °, satisfacer por

nuestros

pecados;

4. ,

alcanzar

nuevos auxilios.

Antes

de la Misa.—

¡Oh eterno Padre

Yo os ofrezco en este Sacrif icio á vuestro

divino

H i j o

Jesús con todos los méritos de

su Pasión : pr imero para honrar á Vuestra

M ajestad ; segundo en acción de gracias

por los beneficios que he recibido y espero

rec ib ir durante toda m i vida; tercero en

expiación de mis

pecados y

de los de todos

mis prójimo s vivos

y

difuntos;

y

cuarto

para o btener m i eterna salvación y todas

las gracias necesarias para alcanzarla.

A l

empezar

la Misa.—

Dios mío: no soy

digno de comp arecer en vuestra presencia

porque soy un pobre pecador que he me-

recido ser desechado de Vo s para siempre.

Si me atrevo á presentarme delante

de

Vu estra M ajes tad es para detestar mis

culpas

y proponer enmendarme y para ob-

tener de Vos el perdón poniendo toda mi

esperanza en el gran Sacrif icio que Jesús

os o freció en el ara de la C ruz y que viene



44

MEDIOS

DE SANTIFICACIÓN

ahora á retiovar por mí sobre el altar. Dios

y Salvador mío, yo

imploro

vuestra gracia

para poder asistir á este Santo Sacrificio

con

la fe y devoción que tuvo la Virgen

Santísima en el monte Calvario.

A l

Confíteor.—Dios omnipotente y mi

sericordioso: me confieso á Vos, á la bien

aventurada siempre Virgen María y á to

dos los Santos porque os he ofendido y

ultra jado gravemente con mis culpas; pero

ahora me arrepiento de ellas

con

todo mi

corazón y ruego á la Santísima Virgen y

á todos los

Angeles

y Santos del Cielo

que pidan por mí y me alcancen el perdón

y la perseverancia.

A los Kyries.-Padre misericordioso,

tened piedad de vuestros hijos.

Jesús amabilísimo, tened misericordia

de nosotros.

A l Gloria in excelsis.—Os reconozco

¡oh Jesús mío por el H i j o del Eterno Pa

dre

por el Redentor del mundo y por el

Dios de la paz. Os alabo y adoro con los

L

SANTA MISA

45

Santos y

Angeles

del Cielo. Haced que

viva en la t i e r ra una vida santa y logre de

este modo llegar un día á la bienaventu

ranza del Cielo.

A

las

Oraciones.

Escuchad

Señor,

por

los méritos de

Jesucristo

las oracio

nes de la Santa Iglesia y de

este

' icer-

dote ministro

suyo, y atienda siempre

vuestro Corazón á todas nuestras necesi

dades.

A la Epístola —Espíritu d iv ino que os

dignasteis hablarnos por medio de los Pro

fetas y Apóstoles: haced que nos aprove

chemos de vuestras enseñanzas, para que

todas

ellas

nos

d i r i jan

en la obra de nues

tra santificación.

l Evangelio.—

Vos Señor, por vuestra

miser i cord ia

me llamasteis á la sagrada

luz de vuestro Evangelio; acepto

gustoso

vuestra ley de amor, y os doy gracias por

ella. ¡Ah

imprimidla

en mi mente y en

mi

corazón para que sea la regla de todos

mis pensamientos,

palabras

y obras.



MEDIO S D E SANTIFICACIÓN

l Credo.—

Creo y confieso, en presen

cia del Cielo y de la

t i e r r a

todas las ver

dades que la

Santa

Iglesia me manda creer,

porque Vos, verdad

in fa l ib le

se las habéis

revelado.

Pero

¡oh Dios mío la fe no salva

si n

obras. Dadme, pues, una fe viva que

me

haga

practicar todo lo que conduce y

es

necesario á mi salvac ión..

l

Ofertorio.—¡Oh Padre infinitamente

santo. Dios omnipotente y eterno Os ado

r o y, ' en unión del Sacerdote, os ofrezco

este Sacrificio como homenaje debido á

Vuestra Majestad, en agradecimiento por

todos los beneficios que habéis derramado

sobre

mí

y sobre todos los hombres, en

s tisf cción

de todos nuestros

pecados,

y

os pido por él la conversión de los

peca

dores y la de todos los infieles. Conceded-

nos siempre todas las

gracias

necesarias

para llegar á veros en el Paraíso.

l Lavabo.—

Purifleadme. Señor,

de

todas las manchas de mis

pecados,

que yo

me arrepiento de ellos, y conservad mi

alma

siempre pura y

l impia

delante de Vos.

L

SANTA MISA

47

l Orate fratres.—

Aceptad, Señor,

esta ofrenda que os hago de mi corazón,

m is

obras y todo mi ser, juntamente con el

Sacrificio de Jesucristo, y dadme gracia

para emplear toda mi vida en daros gloria.

l

Prefacio.—Suspire nuestro corazón

siempre por Vos, ¡oh Fuente verdadera de

t odo

bien No

cese

ya nuestra lengua de

alabaros por todos los beneficios que nos

h éis dispensado. ¡Oh Dios Santo y Pa

dre todopoderoso Séanos dado continuar

dándoos

gracias

eternamente con los An

geles en las mansiones de la Gloria.

l Sanctus.—

¡Oh Dios mío Vos sois

santo y yo pecador; Vos, que llenáis el

Cielo y la t i e r ra de vuestra gloria, haced

que mi corazón sea todo vuestro, llenadlo

de Vuestro santo amor y dadme vuestra

gracia.

l Memento de vivos.—

Hacedme, Se

ñor participante por vuestra misericordia

de los copiosos frutos de

este

Santo Sacri

ficio. Os pido además la extirpación de



48

MED IOS

D E SANTIFICACIÓN

L

SANTA MISA

9

las herejías, la concordia de los príncipes

cristianos y la exaltación de la Santa Igle

sia. Os encomiendo asimismo al Sumo Pon

t í f ice , á nuestro Prelado, á mi familia, á

mis parientes, amigos y bienhechores, mi

Patria y el Estado, á los que se han enco

mendado á mis oraciones y á los que rue

gan por mí; finalmente, os encomiendo á

todos los fieles cristianos para que, por la

v i r t ud de este

d iv ino

Sacrificio, podamos

todos

alabaros

un día en el Cielo.

A la elevación de la Hostia —Jesús

mío, hecho hostia de propiciación y salva-

ción por nosotros, creo en Vos, espero en

Vos, é invito todas las criaturas del Cielo

y de la t i e r r a á adoraros y daros gracias

conmigo .

A la elevación del Cáliz —¡Oh Jesús

mío

Adoro en el

sagrado

Cáliz vuestra

sangre preciosa, derramada en la Cruz

por nuestra salvación. ¡A h derramadla

también sobre nosotros con la p len itud de

vuestra gracia, para que seamos salvos 3?

santos.

l

Memento

de difuntos —

¡Oh

Señor,

vida de los vivos y esperanza de los mor i -

r

bundos, salud de todos los que en Vos con

fían: conceded, cuanto antes, á las almas

/ del Purgatorio , por los méritos de este

Santo Sacrificio, el eterno

descanso

entre

los bienaventurados. Especialmente os en

comiendo á aquéllas por quienes tengo par

t i cu l a r

obligación de rogar.

l Pater

noster —Padre nuestro, que

estás en los Cielos, santificado sea el tu

nombre ; venga á nos el tu reino, ahora el

de tu gracia, y luego el de la gloria, para

la salud de todo el mundo; hágase tu vo-

... luntad en la t i e r r a , con la misma perfección

con

que la cumplen los Angeles en el Cie

lo .

Danos hoy los

bienes

que necesitamos,

asi los temporales como los eternos; per

dónanos nuestros pecados, así como nos

ot ros ,

por tu amor, perdonamos á los que

nos han ofendido: sé nuestro sostén en los

peligros y tentaciones, y líbranos de todo

mal .

Amén.

l Agnus Dei —Cordero de Dios, víc

tima de salud, que borrasteis con vuestra



50

MEDIOS

DE SANTIFICACIÓN

sangre los pecados del mundo; dad á mi

alma vuestra paz, perdonadme la deuda de

mis pecados, que detesto con todo mi co-

razón

y habed piedad de mí. En adelante

quiero

mor i r antes que volver á ofenderos.

A l Domine non sum dignus.—f ̂ e

hace

la comunión espiritual).—\0\\s mío

y Dios mío, único y soberano bien de mi

alma ¡Quién tuviera la dicha de aquellas

almas

que llenas de fe y de pureza se acer-

can devotamente á Vos y se alimentan

cada

día en vuestra

Mesa

celest ial Os

pi o

perdón dé todos mis pecados que me

hacen indigno del mismo favor. ¡Ah acep-

t el ardiente deseo que tengo de unirme

á

Vos en

este

Augusto Sacramento de

amor. Visitadme al menos con vuestra gra-

cia; destruid en mí el amor del mundo y

de sus bienes perecederos; llenadme ente-

ramente de vuestro amor, J hacedme digno

de recibiros en la Santa Comunión, para

que, animado de vuestro espíritu, no viva

sino por Vos en la Patria celestial.

¡Gracias y

alabanzas sean dadas

en todo

momento al Santísimo Sacramento

L A CONFESIÓN

5

A l fin

de

la Misa.—

Dios omnipotente.

Santísima T r in idad Padre, H i jo y Espíritu

Santo: ¡cuan obligado os estoy por haber-

me concedido la gracia de asistir á

este

gran Sacrif icio Perdonadme las distrac-

ciones que durante él he tenido; conservad

en mí sus frutos por medio de una fe viva,

de una esperanza

f i rme

y de una ardiente

candad, y dignaos concederme vuestra

bendición ahora y en la hora de mi muerte.

Así sea.

L A CONFESIÓN

Refiere un sabio y devoto escritor que

obligado

una vez el

demonio

á

manifestar

lo que más daño le

causaba respondió que la confesión frecuente.

L a

confesión es el Sacramento por el cual son per-

donados

todos los pecados; se recobra la divina gra-

cia y

todos

los méritos que se habían perdido por la

culpa

y además

recibe

el

alma mayores fuerzas

para resistir á las

tentaciones

y conservar la

devo-

c i ón Por lo cual muchos santos á fin de conseguir

la mayor pureza

posible

de conciencia acostumbra-

ban confesarse todos los dias; porque si en el mundo

nadie quiere presentarse delante de otro con una

mancha en el rostro ¿qué ext raño es que las almas

amantes de Dios procuren purificarse más y más.



J

2

M E D I O S E S N T I F I C C I Ó N

para

hacerse agradables á los ojos de su amado Se-

flor? Sin embargo, no pretendemos que todos los fie

les reciban tan á menudo

este

Sacramento, pero sí

afirmamos que Ies sería sumamente provechoso ha

cerlo por lo menos una vez cada semana, y, además,

cuando hubieren cometido alguna culpa advertida y

m á s notable

Antes de la confesión te has de encomendar de co

razón al Señor pidiéndole luz para conocer tus pe

cados y la gravedad de ellos, con un vivo sentimien

to de dolor

para

detestarlos y firme propósito de no

volver á pecar- Pide, además, el auxilio de María

Santísima, del Angel Custodio y de los santos tus

abogados.

Para el examen de conciencia repasa los Manda

mientos de la ley de Dios, los de la Iglesia y las obli

gaciones particulares de tu estado, notando las

fal

tas de pensamientos, palabras, obras y omisiones que

hayas cometido

desde

la última confesió n bien /techa.

r ción para aijtes del examen.

¡O h

Dios, Padre de las luces, que ilumináis

á todo hombre que

Viene

á este mundo Herid

mi cor zón

con un rayo de luz, de amor y de

dolor, para que pueda conocer los pecados

que contra Vos he cometido y concebir ver

dadero

arrepentimiento

de ellos, á f in de con

fesarlos del modo debido y alcanzar el per

dón —Augusta Madre de

Dios,

que sois

tan

misericordiosa

con los pobres pecadores que

desean convertirse: Vos sois toda mi espe

ranza,

asistidme. —Angel

de m i Guarda, pres-

L C O N F E S I Ó N

53

tadme vuestro auxilio, ayudadme á conocer

las ofensas de que me he hecho reo delante

dfe Dios.—Santos y Santas del

Cielo,

pedid

por

mí para que haga dignos

frutos

de peni

tencia. Así sea.

D V E R T E N C I

Ponemos

aquí

un examen minucioso,

para

como-

<^ad de los que quisieren hacer confesión general;

es decir, una confesión de toda su vida ó de gran

parte de ella.

a

confesión general á unos es necesaria y á otros

provechosa.

i Es necesaria i aquellos que han hecho malas

confesiones. La confesión es mala siempre que por

vergüenza,

temor ó malicia se oculta algún pecado

grave al confesor ó se hace sin examen, sin dolor,

si n propósito de la enmienda ó sin dejar la ocasión

próxima y voluntaria del pecado; y en tal caso es

necesario hacerla

desde

la última confesión bien he

c ha porque en las confesiones malas no se perdona

ningún

pecado.

2. La confesión general es provechosa, y será

muy bueno y conveniente que la hagan alguna vez

au n

aquellos que, á su parecer, no la necesitan; pues,

aun dado caso que no Ies sea necesaria, Ies será de

gran

utilidad para quitarles toda duda ó remordi

miento que pudieran tener sobre sus confesiones pa

sadas, para concebir mayor horror al pecado y for

mar

una

resolución

más generosa de enmendar la

vida.

Figúrate

que la

confesión

que vas á hacer es la úl

tima de tu vida; y hazla

como

si inmediatamente des

pués de confesarte tuvieras que morir,



54 M E I O S DE SANTIFICACIÓI?

Examen

de

on c i e n c i a

w

P r e g ú n t a t e

t i mismo: ^

Primer mandamiento —

¿ uánto

tiempo

hace que me confesé? ¿Me confesé bien?

¿Cumpl í

la penitencia? ¿He negado

algún

ar

t í cu lo de fe ó dudado de la verdad de ella?

¿H e

hablado mal de la

religión

ú

o ído

hablar

mal de

ella

con gusto? ¿He publicado,

vendi

do, comprado, leído ó guardado per iód icos ó

libros

i rrel igiosos?¿Los he p r e s t a d o ? ¿ A c u á n -

tos?

¿He ent;rado en alguna sociedad ó secta

condenada por la Iglesia, verbigracia, la ma

sonería? ¿Sé la doctrina cristiana, principal

mente lo más necesario para salvarme, como

el misterio de la San t í s ima Trinidad, el de la ;

Encarnación de Nuestro Señ o r Jesucristo, y j

que hay en la otra vida premio para los bue-

nos y castigo para los malos? ¿He pecado ó

tardado en convertirme, fundándome en que

Dios

es misericordioso? ¿H e desesperado de

,a

misericordia

de Dios?

¿M e

he vanagloriado

de mis

pecados

ó de los que ni siquiera he

cometido? ¿He obrado el mal ú omitido el bien

po r el

qué

dirán ¿H e faltado á mis devocio-,

nes? ¿He faltado al respeto debido á las igle-

sias, á las personas ó cosas sagradas? ¿He

recibido

en pecado mortal la Comunión la

Confirmación

ó el Matrimonio? ¿He hecho

acciones supersticiosas ó consultado adivinos

1) Adviértase que

hay

obligación de confesar, en

cuanto sea posible, el número de veces que se

come-

t ió el pecado. •

L C O N F E S I Ó N

55

ó brujas? ¿He asistido á reuniones espiri

tistas?

Segundo mai]damiento ~¿Vie pronuncia

do en vano el nombre de Dios, de Mar ía San

t í s ima ó de los Santos? ¿Me he quejado de

Dios

ó de su Providencia? ¿He jurado sin ne

cesidad ^ó con mentira? ¿He jurado hacer al

guna co^ mala? ¿He blasfemado ó dicho pa

labras injuriosas contra Dios ó sus

Santos?

¿ C u á n t a s

veces? ¿He cumplido mis promesa-

ó Votos,

ó he tardado en cumplirlos?

Zereer mandamiento —¿H e dejado, por

mi culpa, de oir Misa

algún

día de precepto?

tíLlegué tarde? ¿La oí con atención? ¿He cui-

dado de que mi familia (hijos y criados) la

oigan? ¿He sido causa de c|ue otros no la

oigan? ¿He trabajado ó hecho trabajar á otros

en d ías de fiesta sin grande

necesidad?

¿A

cuántos? ¿Cuánto tiempo? ¿Públicam ente? ¿He

cumplido con el precepto de la

Confesión

y ,

Comunión pascual? ¿H e faltado sin causa sufi-

ciente en los ayunos y abstinencias? ¿He co

mido

carne los d ías prohibidos sin tener bula,

debiendo tenerla? ¿fie comido carne y pesca

do en una misma comida en tiempo de Cua

resma ó en otros d í as de ayuno?

Cuarto mand anjie/jto —¿ He honrado á

mis

padres

y superiores? ¿Les he

desobede

cido? ¿He murmurado de ellos? ¿Les he falta

do al respeto con malas contestaciones, con

palabras injuriosas, con amenazas y

hasta

tal

vez con malos tratamientos? ¿Les he deseado

la

muerte ó algún otro mal? ¿ L e s he quitado



56

M E D I O S

DE S NTIFTC CIÓN

algü contra su voluntad? ¿ L o s he socorrido

en sus necesidades? ¿Les he proporcionado

los auxilios

espirituales, sobre todo

hal lán-

dose en

peligro

de muerte?

D e s p u é s

de su fa

llecimiento, ¿he pagado sus deudas? ¿He cum

plido las mandas p ías y lo d e m á s ordenado

en su testamento? ¿Procuro aplicar sufragios

y

buenas obras por el eterno descanso de su

alma? .

Quinfa

tTjarjdanjiento — i e

tenido

odio

ó

rencor

á alguna persona?

¿Perd o n o

á los que

me han ofendido? ¿Les he negado el habla ó

el saludo? ¿Les he dicho palabras ofensivas?

¿He sembrado ó fomentado discordias entre

los demás? ¿Me he deseado la muerte á mí ó

á otros? ¿M e he alegrado de su mal ó entris

tecido

de su bien? ¿ M e he vengado de alguno

ó deseado

vengarme? ¿Me he encolerizado?

¿He

tenido

r iñas?

¿He pegado, herido ó

mal-

tratado á alguno? ¿L e he desafiado? ¿He aten

tado á su vida ó á la m ía propia? ¿ He aconse

jado, mandado ó prestado armas para

herir

alguno? ¿He perjudicado notablemente á mi

salud? ¿M e he excedido en la comida ó en la

bebida

hasta embriagarme? ¿He

tenido

sober

bia pereza ó

vanagloria?

¿He dado mal ejem

plo?

¿He

en señ ad o

ó aconsejado el mal

otros? ¿He alabado el pecado de mi prójimo?

¿H e impedido el mal cuando pod ía y deb ía?

¿M e he expuesto al

peligro

de mor i r sin con

fesión estando en pecado mortal?

Sexfo

y noveno njandamienfe —iNíe

he

complacido

en pensamientos malos?

¿H e

de

seado

hacer

cosas

deshonestas? ¿He dicho

L CONF E SIÓ N

7

palabras indecentes, chanzas, conversaciones

ó cuentos provocativos, ó los he oído con

placer? ¿He ce-rtado ú oído con gusto cantar

canciones ó l e ído libros obscenos? ¿H e

mira

do

objetos, estampas ó figuras indecentes?

¿Las tengo, las he hecho, ó vendido ó

ense

ñado á otro? ¿He usado de Vestidos inmodes

tos? ¿Me he deleitado en algún mal sueño?

¿M e he divertido con juegos indecentes? ¿He

cometido

acciones deshonestas, á solas

con

migo

mismo ó con otra persona?

¿Con

qué

clase de personas? ¿He enseña do ó

incitado

á otro

á hacer

cosas

impuras?

¿ M e

he expues

to Voluntariamente á la ocas ión de pecar,

verbigracia: frecuentando malas co mp añ ías

paseos, teatros, bailes, etc.?

Séptimo y décimo mandamiento —¿ e

codiciado

los bienes ajenos? ¿He hurtado?

¿Cuánto? ¿Cuántas veces? ¿ H e restituido pu

diendo hacerlo? ¿He hecho d añ o ó lo he

mandado, aconsejado ó no impedido, pudien

do y debiendo hacerlo? ¿H e hecho contratos

i l íci tos ó pleitos injustos, ó prestado con usu

ra?

¿Ayudé

ó

aco mp añ é

á robar, ó

p a r t i c ip é

ocul té ó co mp ré lo robado sabiéndolo?

¿He

cobrado

m ás

de lo justo por

m i

trabajo ó

por mis mercancías? ¿He subst ra íd o

el salario

á algún criado ú obrero? ¿H e oprimido al po

bre? ¿He jugado con trampas? ¿He pagado

mis deudas cuando pude hacerlo?

Octavo mandamiento —¿ e dicho menti

ras?

¿He pensado mal del prójimo sin justa

causa?

¿He descubierto algún secreto? ¿He

l e ído sin

licencia

cartas

dirigidas

á otros?



58

M E D I O S

E

S NT IFIC CIÓN

¿H e deseado

la deshonra del

prójimo

y puesto

los

medios para ello? ¿He hecho perder á

otros

su bienestar con mi mala lengua ó ma

los

consejos?

¿H e

levantado

algún

falso testi

monio?

¿He

manifestado faltas graves y ocul

t i s

del

prójimo? ¿He

calumniado?

¿H e

escrito

cartas ó

libelos

infamatorios? ¿He restituido

la

fama que he quitado?

O b i i j a c l o n e s p a r t i c u l a r e s

e c a d a e s t a d o .

Padres de familia —iHe tenido el debido

cuidado de mis

hijos

y criados?

¿Los

he edu

cado cristianamente y confiado á maestros

Verdaderamente

catól icos? ¿Les ense ñé of icio

ó

modo honrado de

vivir? ¿Los

he corregido

y

castigado con amor?

¿He vigilado

bastante

sobre su conducta?

¿Los

hago ir á

Misa,

con

fesar, rezar y

cumplir

con las obligaciones

de buenos cristianos?

¿Los

he tenido alejados

de las ocasiones

próximas

de pecar, de los

teatros y bailes indecentes, de las malas

com

pañías

y lecturas peligrosas?

¿Les

he

permi-

.

tido

salir de noche ó recogerse tarde? ¿He

permitido

que los novios frecuenten

mi casa,

•

ó

se queden hablando á solas con mis hijas?

¿H e

blasfemado ó

proferido

palabras escan

dalosas delante de mis hijos?

¿Les

he dado

buen

ejemplo?

¿Los

he encomendado á Dios?

¿Los

he maldecido alguna vez?

X os superiores y los tutores

tienen casi

las mismas obligaciones que los padres.

í ijos

de familia —

¿ mo respeto y obe

dezco á mis padres y superiores?

¿Amo el

re-

L CONFESIÓN

59

t i r o

y el trabajo?

¿He

vencido el respeto

hu-

mano? ¿He evitado las malas

com pañías?

¿ e

ido á

diversiones ó reuniones peligrosas? ¿ e

leído libros

ó escritos malos? ¿He faltado al

recato ó modestia cristiana?

¿fíe

dado

escán-

dalo en el modo de vestir, hablai^andar ó

j u -

gar licenciosamente? ¿He sido causa de que

mis

padres ó superiores

profiriesen

blasfe

mias,

maldiciones ó palabras

escandalosas?

¿Vivo

en paz con mis hermanos?

¿Los

he ex

citado ó inducido á la desobediencia?

•€sposos —iHe amado y atendido á

m i

con

sorte? ¿He sobrellevado con paciencia

sus

defectos? ¿Le consuelo en sus aflicciones?

¿L e

cuido en sus enfermedades?

¿Le

he

ofen

dido con palabras

á s p e r a s

y desabridas? ¿Le

he maltratado? ¿He faltado á la fidelidad

ó

santidad

del matrimonio? ¿Le he molestado

con

celos indiscretos?

£•

njarido — ¿ oy el sustento debido á mi

familia? ¿H e

malgastado los bienes en juegos,

embriagueces y cosas

il ícitas?

Xa esposa —¿Cuido bien

de la

casa? ¿Em-

pleo

bien

el tiempo?

¿N o

malgasto los bienes

en lujo

y otras vanidades?

yimos

¿ T r a t o

con caridad á mis criados?

¿Les

pago fielmente, el salario?

¿Les

hago

cumplir

con los

deberes

cristianos?

¿Los

re

prendo cuando

faltan

en algo?

¿Los obligo á

trabajar los domingos y

d ías

de fiesta? ¿No

los

induzco á cometer

algún

pecado?

£?r/arí/o4. — ¿O be de zc o

sin replicar á mis

íjmos

en todo lo que no es pecado?

¿Les sirvo

fielmente?

¿Cuido

dé sus cosas como si

fue

ran mías? ¿Pierdo inút i lmente

el tiempo?

¿He

dado algo contra la voluntad de mis amos?



,,

6

MEDIOS

DE SANTIFICACIÓN

¿Les

he quitado ó detraudado algo?

¿H e

des-

perdiciado ó echado á perder sus bienes

por

mi culpa ó descuido?

Por el mismo orden se

irá

examinando cada

mío según

su estado,

oficio

ó

profesión.

D e s p u é s

de haber examinado debida-

nt tu conciencia,

h a r á s

los siguientes

actos:

Oiaeiót} para después del examen.

¡O h

Dios de

infinita

majestad Ved á Vues-

tros pies al traidor que tanto os ha ofendido,

pero que ahora, lleno de

confusión,

os suplica

le perdonéis . Señor ,

no me

r echacé i s ;

Vos no

podé i s

menospreciar

un co razón

que se

humi-

l la:

El corazón contrito y humillado, ¡oh

Dios

mío no lo

despreciaréis

Gracias

os

do y

por haberme aguardado hasta ahora

y

no

haberme arrojado al

infierno,

como lo te-

nía

merecido,

de jándome mor i r

en pecado.

Confío

¡oh

Señor

que, pues me

habéi s

es-

perado, me

pe r dona r é i s

en esta

confesión,

po r

los

mér i tos

de Jesucristo, todas mis

cul-

pas,

de

las que

me

arrepiento, y

me

pesa

por

haber con ellas merecido

el infierno

y

per-

dido el Cielo;

pero más que por

el infierno

merecido, me

arrepiento con toda

mi

alma

po r

haberos disgustado á Vos,

infinita

bon-

dad

Sí; yo os amo ¡oh Sumo

Bien

y porque

L A

CONFESIÓN

61

08 amo me arrepiento de todas las injurias

que os he hecho. Me he

£j»artado

de Vos, os

he faltado al respeto, he menospreciado vues-

tra divina

gracia y vuestra amistad; en una

palabra.

S e ñ o r ,

me he hecho voluntariamente

enemigo vuestro. ¡Ah Por el amor de

Jesu-

cristo perdonadme todos mis pecados: me

arrepiento de ellos con todo mi

corazón;

los

odio,

los detesto, los aborrezco sobre todo

otro mal, v me arrepiento, no

sólo

de los pe-

cados mortales, sino aun de los veniales,

puesto que

és tos t ambién

os desagradan. Y

me propongo, mediante Vuestra gracia, no

Volver

á ofenderos Voluntariamente.

¡Sí,

Dios ;

mío:

antes

morir

que

Volver

á pecar '

Si

has

r eca í do

en los mismos pecados de

antes, conviene que formes de un modo par-

ticular el

f irme propó s i to

de no volver

m ás

á

cometer este ó aquel pecado determinado,

prometiendo huir

de la

ocasión

y emplear los

medios que te indicare el confesor, y los que

tú

mismo juzgues más eficaces para enmen-

darte.

Acerca de las cualidades de la Confesión vuelve á

leer lo que pusimos en la pág. 15.

Craci6r¡

para

después

de la Gonfeslórf

¡O h

adorado

Jesú s mío ¡Cuan

obligado os

estoy Por los

m ér i to s

de vuestra

divina

San-

gre espero haber sido ya perdonado. Os lo




agradezco con toda mi alma, y

espero

poder

llegar

un día á Vuestro reino para

alabar

eter-

namente vuestras misericordias. Dios

m í o ,

si

hasta

ahora os he perdido

tantas

veces, ya

no os quiero perder má s , y propongo sincera-

mente mudar de

Vida

Vos

merecéis

todo

mi

amor; yo os

quiero

amar

de

veras; no

quiero

separarme m s de Vos. Os lo he prometido

y

os vuelvo á prometer

que

preferiré

siempre

morir

á ofenderos de nuevo. Prometo tam-

bién

apartarme de las ocasiones de pecar, y

tomar, para no volver á

caer,

tal medio...

determin r

cuál. Pero

¡ esús m ío

Vos

co-

nocéis

m i flaqueza. Concededme la gracia de

recurrir

á Vos en mis tentaciones y de

seros

f ie l hasta

la muerte.

Santísima

Virgen

Mar ía ,

ayudadme: Vos sois la Madre de la perseve-

rancia,

en Vos pongo mis esperanzas

después

de

vuestro

Hi jo .

IV

L A

OMUNIÓN

No hay medio tan eficaz para librarse de los vicios

S

para adelantar en la práctica del divino amor,

como

la sagrada Comunión. Mas ¿por qué tantas almas,

después de muchas comimiones. se halla» con las

L C O M U N I Ó N

63

mismas faltas? Esto proviene de la poca disposición,

y casi ninguna preparación, que llevan á la sagrada

Mesa. Dos cosas son necesarias para esta prepara-

ción: la primera es quitar del corazón los afectos

desordenados, que son obstáculos al amor divino;ÍSk

segunda, tener gran deseo de amar á Dios; y ésta,

dice San Francisco de Sales,

debe

ser la principal

intención de los que comulgan; es decir, la de crecer

en el amor de Dios.

«Sólo

por' amor, dice el Santo,

se ha de recibir á un Dios que só le^or amor se ha

dado á

nosotros.»

Sobre ¡as

disposiciones

necesarias

oara comulgar

véase

lo que queda dicho th la pág. 18.

^ n t e s

de la Comu n i ó n

ji7efo de/e.—iAdorado

Jesús,

Hi jo verd

dero

de

Dios, que

moristeis

por

mí en

la

Cruz

sumergido en

un océano

de dolores y opro-

bios Yo creo firmemente que

estáis

en el

Santísimo

Sacramento, y

estoy

dispuesto á

dar

mi

Vida

por

este

artículo

de

fe.

J^cfo

de con/iaijza.—\Oh amado

Reden-

tor

Yo

espero

de Vuestra bondad, por los

méritos

de Vuestra preciosa Sangre, que, hos-

pedándoos

en mi pecho el

día

de

hoy,

me in-

flamaréis

en vuestro santo amor y me conce-

deréis

todas las gracias que necesito

para

obedeceros y seros fiel hasta

la muerte.

* i A h , Dios mío. Verdadero y

único

amante

de mi alma ,

¿qué

más

habríais

podido hacer




para obligarme á

amaros?

No os bastó, ¡olí

Amor míol, el dar por mí vuestra vida divina,

sino que quisisteis

inst i tuir

además el Santí-

simo Sacramento, para ser

m i

verdadera co-

mida

y para daros todo á mí y uniros comple-

tamente á una criatura tan indigna é ingrata

como yo. ¿Y sois Vos mismo el que me

invita

á recibiros? ¿Vos mismo deseáis que yo os

reciba?

¡Oh amor inmenso ¡Un Dios,

todo

un

Dios, darse enteramente á mí

j^cto de flrn7or.—¡Oh Dios mío ¡Oh bon-

dad inf inita digno de infinito amor Yo os

amo sobre todas las cosas, con todo mi cora-

zón, más que á mí mismo, más que á mi Vida:

os amo porque merecéis ser amado; os amo

ta.

Tibien para agradaros,

pues

que Vos mismo

tantc

deseáis mi amor. Salid de mi alma,

afectos terrenales. A Vos solo, Jesús mío,

m i

tesoro y mi todo, á Vos solo debo todo

m i amor. Vos os dais hoy enteramente á mí,

y yo me doy á Vos enteramente. ¡Ojalá que

mi

amor os sea grato, puesto que yo no quie-

ro

sino sólo á Vos y lo que á Vos agrada ¡Sí,

os amo,

Salvador

mío Os amo, y uno mi

pobre amor al amor que os tienen todos los

Ángeles, todos los

Santos,

Maria, Vuestra

augusta Madre, y vuestro eterno Padre. ¡Oh,

yo

pudibru veros amado

así. por

todo el

L COMUNIÓN

65

mundo |Si yo

pudiera

haceros amar de

todos

los

hombres-tanto como merecéis ser

amado

teto

de

humildad

Pero ya,

¡Jesús

mío ,

es

llegado

el momento en que voy á recibir

vuestro sagrado Cuerpo. ¡Ah, Dios mió ,

¿quién sois Vos y quién soy yo? Vos sois un

Señor

cuya

bondad es infinita, y yo soy un

gusano impuro, cargado de peca ios, y que

tantas Veces os he arrojado de mi

alma

con el

pecado. Señor, ni siquiera soy digno de estar

en

Vuestra

presencia; yo he merecido

hallar

me en el infierno, alejado y abandonado para

siempre de Vos. Pero Vos sois tan bueno, que

me invitáis á recibiros:

vedme

aquí, pues; á

Vos

acudo,

á Vos me llego humillado y con

fuso á causa d^l sinnúmero de ofensas co

que

os he

contristado; pero vengo, no obs

inte,

lleno

de

confianza

en

Vuestra

bondad

v.iestro amor.

yieto

de

</o/or.

¡Oh adorable Redento

.Tiío ¡Cuánto me pesa de

haberos

ultrajado

Aunque llegasteis en Vuestro amor

hasta

da

la Vida por mí, yo he despreciado mil Vec

v.iestra gracia

y Vuestro amor, y os he po

puesto á viles criaturas. ;0h Dios mío Co

todo

mi corazón me arrepiento de esta

infidelitluJ para con Vos, más que de ning



66 MED IOS DE

SANTIFICACIÓN

otro

mal. Detesto los

pecados

que he come*

tido,

graves y leves,

pues

me

basta

saber,

para

dolerme de ellos, que os han ofendido.

Confío,

¡oh

infinita

bondad , que me

habréis

perdonado ya, pero si

todavía

no me hubie

seis otorgado el perdón, ¡oh

Jesús

m í o , con

cedédmelo

antes de que me Uejue á Vos.

¡Ah

No

tardéis

en recibirme en Vuestra gra

cia, ya que de

aquí

á pocos instantes

queréis

Venir

á habitar en mi corazón.

JTcfo de

Í /M «O

¡ V e n i d , pues,

Jesús

míol

Venid á mi alma, que suspira por Vos. ¡Ob

m i

único

bien, mi vida, mi amor, mi todo Y4

quiero recibiros hoy con el mismo amor con

que os reciben las almas más abrasadas en

vuestro amor, con el mismo fervor con que os

recibió

vuestra

Santísima

Madre- á sus co

muniones uno la que voy á

hacer

ahora,

¡O h bienaventurada

Virgen

Maria,

Madre

mía Sed Vos misma quien

me

dé á Vuestro

divino

H i j o . De vuestras

manos

quiero reci

birlo.

Decidle que soy siervo Vuestro,

pmn

que, en llegando á mí, me estreche

más amo

rosamente contra su Corazón.

L A

COMUNIÓN

6 7

Después de la Comunión

L o s

momentos que siguen á la santa

Comunión

son

preciosos, pues en ellos se pueden

adquirir

tesoros

de gracias, porque, estando entonces unida nuestra

alma

á Jesucristo, tienen nuestros actos y nuestraj

oraciones más mérito y valor que en ningún otro

tiempo. Asegura

Santa

Teresa que entonces el Se

ño r

reside en nuestra

alma

como en un trono de mi

sericordia,

y que nos dice:

«Hijo

mió , pideme cuanto

quieras, que

sólo

para hacerte bien he venido á ti».

¡Oh cuan extraordinarios favores reciben aquellos

que después de la

Santa

Comuflión conversan con

Jesucristo El Beato Juan de

Á v i l a

después de co

mulgar, no dejaba nunca de pasar dos horas en ora

c i ó n y San L u i s Gonzaga empleaba tres días dando

gracias á Jesucristo. Haced vosotros los siguientes

actos, y cuidad durante el resto del dia de estar uni

dos con afectos y plegarias al mismo J e s ú s

á uien

por la mañana habéi s recibido.

j^cto de reeibimienfo —Ya

habéis

venido

á

mí, ¡oh

Jesús

mío He

aquí

que Vos

estáis

en mí y que sois todo mío. Bienvenido seáis,

¡oh adorado Redentor m í o Yo os adoro y me

postro á vuestros pies; os abrazo y estrecho

contra mi

corazón

y os doy gracias por habe

ros dignado venir á mí. ¡Oh

María ,

¡oh san

tos Patronos míos , ¡oh Angel custodio

Dad-

j

le , dadle gracias por mí.

Jícfo

de ofrecimiento — h mi divino'

Rey.

Ya

flue

Vos

con

tanto

^^wr^h^éis ve-^



6 8 M E D I O S DE SANTIFICACIÓN

nido

á

visitarme,

yo os doy mi

voluntad,

m

libertad y todo cuanto soy. Ya que Vos os

habéis dado todo á m í, yo me doy todo á Vos;

ya no quiero más pertenecerme á mí mismo,

sino

quiero en adelante ser vuestro sin

reser

va ; quiero que sea vuestro todo cuanto hay

en mí: mi alma, mi cuerpo, mis potencias, mis

sentidos,

á

fi n

de que todo,

se

emplee en

ser

viros

y agradaros; os consagro, pues, todos

mis pensamientos, todos mis deseos, todos

mis afectos, toda mi vida. Son tantas ¡oh Je

sús mío las ofensas que os he hecho, que

estoy resuelto á emplearme, durante todo el

tiempo que me queda de Vida en amaros

á

Vos, que tanto me h ab é i s amado

• Aceptad ¡oh

Dios

de mi alma el sacrificio

de este pobre pecador, que no

desea

m ás que

amaros

y

agradaros. Obrad en m í, y disponed

de

mí

y

de todo cuanto poseo

según

os plaz

ca. Destruya vuestro amor

en

mí todos los

afectos que

no os

agraden, á fin de que siendo

yo

Vuestro

enteramente, no viva má s que para

complaceros en todo y por todo

j to depefi ión

—No os

pídp

Señ o r ,

bie

nes, honores, ni placeres 'terrenales, dadme,

J e s ú s mío por los m ér i to s de vuestra Pasión ,

dadme un continuo

dolor

de mis pecados. I l u -

minadme

para que conozca cuan vanos y des-

L A OMUN I Ó N

6 9

preciables son los goces mundanos, y cuán to

merecé i s Vos ser amado. .Desnudadme de

toda afición terrena, y abrasadme por com

pleto

en

Vuestro

santo amor, paria

que en

ade

lante no desee más que lo que Vos queréis

Concededme paciencia y

res ignación

en las

enfermedades, en la pobreza y en todo cuan

to

sea

contrario

á

mi amor

propio.

Conce

dedme dulzura paracon

aq ué l l o s que

me

desprecien. Dadme una santa muerte y no me

n e g u é i s

Vuestro

amor. Sobre todo, os ruego

que me co n ced á i s la perseverancia en vuestra

divina

gracia hasta la muerte; no permi tá is

que me separe más de Vos. ¡Oh

dulcísimo

Jesús

no permitas que me aparte de Tí

T a m b i é n os

pido esta

gracia: que en las ten

taciones no deje nunca de

recurrir

á Vos y de

invocar vuestro au xi l io , y que os pida siempre

la

santa perseverancia.

' ¡Oh Eterno Padre Jesucristo, Vuestro di

vino

Hi jo, me ha prometido que me concede-

r é i s todo cuanto os pida en su nombre. En

nombre,

pues, y por los mér i t o s de Jesucristo,

vuestro adorado Hi jo, os pido vuestro amor

y la santa pereeverancia para alcan. ar el

Cie

lo, en donde pueda amaros con todas mis

fuerzas y cantar eternamente vuesírn

mise

ricordias,

sin temor de verme sepcra'o de

Vo s . í



70 MEDIO& D E SANTI FI CACI Ó N

¡Oh Santísima Virgen María, mi esperanza

Procuradme

con

vuestra

in terces ión

estas gra-

cias

que tan

ardientemente deseo: obtenedme

también la

gracia

de amaros á Vos

misma

con

toda mi

alma.

Reina mía, y de encomendarme

á Vos en todas mis necesidades.

Oración

c**-

se ha de

rez r

nte ur¡ Cruci-

fijo después de la Comu rjión

¡Oh dulcísimo y ama bilísimo

Jesús Postra-

do

humildemente

ante

vuestra

santísima

pre-

sencia, os

ruego

con el más

encendido afecto

de mi coraz ón que imp rimáis en él los m ás

Vivos

afectos

de fe,

esperanza

y

caridad, de

penitencia

de mis pecados, de contr ición

ver-

dadera

de mis

culpas,

y f irmísima voluntad de

enmendarme,

mientras

que, con el

mayor

afec-

to

y

dolor de

mi

alma considero vuestras

cin

co llagas, teniendo ante los ojos lo que de

Vos ¡oh

buen

Jesú s dijo el

profeta

David;

aladraron mis pies y mis manos

pudie-

ron

contar todos

mis

huesos.

(Ind. píen.,

Pío IX , 31 Julio de 1858).

ÁRT

S E G U N D A

P e

a l g u n a s

d e v o c i o n e s e n p a r t i c u l a r

BE7 GI N A LA SANTISIMA TRINIDAD

Trisagio

en

honor

la San tís im a Trinidad.

A C T O D E CONTRI CIÓ N

Amorosís imo Dios Trino y Uno, Padre,

Hijo y Espír i tu Santo, en quien creo, en quien

espero,

á

quien

amo con

todo

mi corazón y mi

alma:

por ser Vos m i

Padre,

mi Señor y mi

Dios,

infinitamente bueno

y

digno

de ser

amado sobre todas las cosas, me

pesa, Tr in i

dad Sacrat ís ima, me

pesa,

Trinidad miseri

cordiosísima, me

pesa,

Trinidad amabilísima ,

de

haberos

ofendido,

sólo por ser

quien

sois.



72

D E V O C I Ó N

Propongo

y os doy palabra, con los auxilios

de vuestra

gracia,

nunca m ás ofenderos, y es

pero, en vuestra suma

bondad

y misericordia

infinita me habéis de perdonar todos mis pe

cados, dándome gracia

para

perseverar en

un verdadero amor y cordialísima devoción

á

vuestra siempre Sant ís ima Tr in idad . Am én.

H I M N O

Ya brille el sol

refulgente,

ya reine la noche umbría,

difunde en las almas todas

tu

luz, ¡Trinidad divina

jara

que así, cual te cantan

as cél ica s jer arq uía s, -•'

los míseros

desterrados

te

alaben

y te

bendigan.

Al Padre

y al Unigénito,

y á tí ¡Espíritu de vida

gloria y

honor,

ahora

y

siempre,

en cielo y tierra

residan.

Amén.

Se

reza

« n Padre nuestro

r

Glor ia Pa tr i . i después

se dice:

¡Santo , Santo, Santo, Seño r Dios de los

e jé r c i to s Llenos están los

Cielos

y la tierra

de la majestad de vuestra gloria.

Y el coro

responde:

¡Gloria al Padre, gloria al

Hi jo ,

gloria a

Esp í r i tu Santo ^

JEsta se

repite veintisiete

veces

rezando

un PadrV

L S N T I S I M T R I N I D D 73

nuestro p Glor ia Patr i al

principio

de

cada

nueve; f

acabado el último nueve se dirán la siguiente antífona

versículo v oración:

N T Í F O N

A

Vos,. Dios Padre Ingénito; á Vos, Hijo

Unigéni to ; á Vos, Espír i tu Parácl i to , Santa

Trinidad é indivisible

Unidad,

de

todo

cora-

zón os

confesamos,

alabamos y bendecimos;

á Vos se dé la glo ria por infinitos siglos de

los siglos. Amén.

Bendigamos

al Padre, y a l

Hijo,

y al

Esp í r i tu Santo. Amén.

R J

Alabémosle y ensalcémosle en todos

los

siglos. Amén.

O R C I Ó N

S e ñ o r , Dios Uno y Trino, dadnos

continua-

mente

Vuestra

gracia.

Vuestra

caridad

y la co

munión con Vos, para que en

tiempo

y eter-

nidad os amemos y glorifiquemos, Padre, Hijo

y Espír i tu

Santo, Dios

tínico, que reináis por

todos los

siglos.

Amén.

O R C I Ó N

Á L

S N T Í S I M T R I N I D D

Amorosís imo

Dios

Trino y Uno, Padre, H ijo

y

Esp í r i tu Santo; Trinidad Santísima en quien

creo Trin idad miser icord ios ís ima, á quien

• amo con

todo

mi

corazón^ con

todo

mi

cuerpo



74

í ^ E V O C I Ó N

y

alma, potencias y sentidos; Dios criador,

que me sacaste de la

nada

con tu poder; Dios

Salvador, que

bajaste

á

mi nada por

tu Encar

nación; Dios Santificador, qne ensalzaste mi

nada

con la gracia de tu

E sp í r i t u :

me abismo

y me aniquilo ante la grandeza, s o b e r a n í a

omnipotencia y santidad

de

tu

Ser inf ini ta

mente perfecto. ¡Oh Trinidad soberana y

úni -

camente

adorable ¡Oh gran Dios de los

cris

tianos

¡ ios

omnipotente, infinitamente sa

bio

y bueno. Dios Unidad, Dios Verdad, Dios

Santidad Quiero v iv i r

para

santificar tu

santo

nombre con una Vida santa que sea imagen de

la

tuya,

para establecer

tu reino en mi

cora

zón con la destrucción de toda soberbia, y

para cumplir tus designios

con

una perfecta

sumisión de mi voluntad á la ttiya. ¡Oh Padre

Eterno ¡oh

Hijo

único

de Dios ¡oh

Espíritu

Santo ¡oh Dios

tres veces santo

¡oh

T r in i

dad á la que adoro dígnate

hacer

que sea f iel

á estas

obligaciones. No

suceda jamás

que

yo

é

á ninguna criatura, por santa que sea, el

honjr

que se

debe

á ti sola; á t i sola

adore

mi fe; en ti

sota descanse-mi

esperanza; á ti

sola

busque

y

únase

mi caridad.

V iva

sola

mente para ti

sobre

la tierra para que iva

por

t i

en ti y de tu amor

eternamente

en el

Cielo.

L

S N T Í S I M

T R I N I D D 7Í

O R C I Ó N L E S P Í R I T U S N T O

¡Oh Espíritu

Santo,

Paráclito divino, Padre

de los

Pobres,

Consolador de los afligidos,

Luz

de los corazones, santificador de las al

mas Vedme

aquí

postrado

en

vuestra

presen

cia;

os

adoro con la

sumisión

más profunda

y

repito

m il

veces

con los

Serafines

que

están

delante de Vuestro trono:

¡Santo Santo

San-

to Creo firmemente que sois eterno,

con-

subtancial al Padre y al Hi jo . Espero que por

Vuestra

bondad

santificaréis y salvaréis mf

alma. Os amo ¡oh Dios de amor os amo más

que á todo lo de este mundo; os amo con to

dos mis afectos, porque

sois la

bondad

infi

nita,

que por sí sola

merece

todo amor; y por

que, insensible

á Vuestras

inspiraciones,

he

cometido la ingratitud de ofenderos con tan

tos

pecados: os

pido por ello m il perdones,

y

siento

sobremanera

haberos disgustado ¡oh

Bien supremo Os ofrezco mi

corazón

frío

como

es

y os suplico

hagáis penetrar

en él

un

rayo de Vuestra luz y centella de Vuestro

fuego

para

derretir

el

hielo tan duro

de mis

iniquidades. Vos, que llenasteis de gracias in-

mensas

el

alma df

María

é inflamasteis

en

santc celo los

corazones

de los Apósto les

dignaos

abrasar

también

mi

corazón

con

vuea-



76

D E V O C I Ó N

tro amor. Vos sois un Espír i tu divino forta-

lecedme contra los malos

espíritus;

sois Fue

go encended en mí el fuego de Vuestro amor;

sois Luz, iluminadme

haciéndome conocer las

cosas

eternas;

sois Paloma dadme

costum

bres puras; sois Soplo lleno de

dulzura disi-

pad las

tormentas que

en mí

levantan

las

pa

siones;

sois Lengua

enseñadme

el modo de

alabaros

incesantemente; sois Nube cubrid

me con la sombra de vuestra protección; por

fin siendo como sois el Autor de los

dones

celestiales ¡ahí vivif

leadme

os ruego con

vuestra gracia santificadme con

Vuestra

ca

ridad gobernadme con vuestra

sabiduría

adoptadme

por hijo

vuestro

con bondad y sal-

Vadme con

Vuestra

infinita

misericordia á

fin

de que no cese

jamás

de

bendeciros

alabcros

y amaros ahora en la tierra

mientras viva, y

luego en el

Cielo

por toda la eternidad.

Amén,

L B N Z S

Á LOS

S N T Í S I M O S

N O M B R E S

E N

R E P R C I Ó N

DE L S B L S F E M I S

Bendito

sea

Dios.

Bendito

sea su

santo

Nombre.

Bendito

sea

JesucristO;.Dios

y hombre

Ver»

dadero.

Bendito sea el Nombre de J e sús .

Bendito sea su Sagrado Corazón .

L S N T Í S I M T R I N I D D 77

Bendito

sea

J e s ú s

en el

Sant ís imo Sacra

mento del altar.

Bendita

sea la excelsa Madre de

Dios

Ma

r ía Sant ís ima.

Bendita sea su santa é Inmaculada Con

cepción.

Bendito

sea el nombre de

María , Virgen y

Madre.

Bendito sea Dios en sus Angeles y en sus

Santos.

Un año de indulgencia por cada vez que se recen di-

chas

jaculatorias

y plenaria una vez al mes rezán-

dolas

todos

los dias. ^

O R C I Ó N

P R

P E D I R

D I O S

L

G R C I

D E

Q U E S E

O B S E R V E N

L O S

D I S F E S T I V O S

¡O h Dios a l t í s imo. Soberano S e ñ o r de los

Cielos y de la tierra autor y

dueño

absoluto

del tiempo que con legí t ima y suprema auto

ridad habé i s ordenado á los hombres que

des

cansen un día de la

semana

y se dediquen en

él

á conoceros á serviros y amaros con todo

su

corazón

Yo os doy gracias por la

provi-

dencia amorosa con que

proh ib iéndonos

el

trabajo en ciertos

d ías ,

para que el amor te

rrenal no nos arroje en el Infierno, nos orde

náis el descanso á fin de llevarnos por él al

descanso de la Glor ia . Perdonadme Dios mío.



78

D E V O C I Ó N

el haber tantas veces por falta de piedad

profanado vuestros domingos y fiestas. Os

prometo de hoy en adelante observarlos con

religiosa exactitud y os

pido

encarecidamen-

te que os apiadéis de los pobres pecadores

que por ignorancia aunque culpable traba-

ja n en ellos con desprecio de Vuestra santa

Ley

Dadles un

corazón dócil

para que some-

tiéndose á vuestro mandato renuncien á la

infame avaricia y consagren los días festivos

y domingos á Vuestro

culto

y

divino

servicio

y á toda clase de

buenas

obras. Oid

Jesús

mío mi oración por la gloria de Vuestro Co-

razón adorable y por el amor que tenéis á

vuestra tierna JVladre

Ma r í a

que tan amargas

lágrimas derramó

en la Salega á causa de la

profanación

de los

días

festivos. Renovad la

fe en el pueblo cristiano para que buscando

todos en primer lugar vuestro reino y vuestra

justicia merezcamos los favores de vuestra

adorable Providencia en este mundo y des-

pués los bienes et írnos de la Gloria. Amén

Así lo espero. Así sea.

N U E S T R O S E Ñ O R J E S U C R I S T O 79

DEVJ ION

NUESTRO SEÑOR JESU RISTO

Introducc ión .

Entre

todas

las

devociones

que

deben

formar nues

tr a vida crist iana, la que con más ardor

debemos

fo

mentar en nuestro

corazón,

y sin la cual no merece-

riumos el nombre de cristianos, es, sin duda alguna,

1 1

devoción

al divino Redentor. E n

efecto:

si la

devo

ción

bien entendida es la

práctica

de la gratitud y del

E. n o r

¿quién tiene

más

títulos

á nuestro amor y agra

decimiento

que nuestro Redentor? Él,

como

Verbo

dvino, es el inefable instrumento de que el Eterno

Padre

se

sirvió

para

criar todas

las cosas;

como

Hombre-Dios, es el generoso Salvador del mundo, al

cual sacó

del abismo de

perdición

con sus ejemplos,

con sus palabras de vida eterna, y más aun con sus

padecimientos

y su muerte;

como

Hombre-Dios, en

fm Sacramentado, es el alimento inmortal de nues

tras almas,

fuente

de felicidad y de ventura, manan

tial

perenne de fe, de esperanza y de amor, y por

e.ide

la más segura prenda de nuestra

salvación.

Le

- ebemos,

pues, cuanto

somos

y cuanto

tenemos,

el

u

de naturaleza lo mismo que el ser de gracia; las

santas inspiraciones, el

perdón

de los

pecados,

los au

xilios sobrenaturales, los

consuelos

interiores; en

un a

palabra,

todo

bien de Él lo recibimos. Pues

¿cómo

podría

llamarse con

razón

cristiano el que no mirase

como

la primera de sus

obligaciones

la de amar, ser

v ir y velar por la gloria de

este

su Soberano Bien

hechor y

Dueño?

E l que quiera merecer tan

noble

tí-



80

E L V I A C R U C I S

tulo

debe

ante todo y sobre todo esforzarse en gra-

bar

en su corazón un amor ardentísimo á su divino

Redentor,

de modo que viva sólo por Él y para pro-

curar su gloria. ¡Was para amar á

este

Dios

amabilí-

simo, para entregarse, como es debido, á su servicio

y decidirse á promover su gloria, es necesario cono-

cer los misterios de su vida y de su muerte, su santa

infancia,

su Pasión dolorosisima y, sobre

todo,

su

amor inefable á los hombres, por los cuales quiso

nacer, vivir

y

morir,

á los cuales se quiso dar en ali»

mentó

en el

Santísimo

Sacramento del Altar.

Tres

cosas son necesarias para lograr este celes-

tial

tesoro: 1.', desearlo ardientemente; 2.^,

ejerci-

tarse

con frecuencia en los actos que le son propios;

y 3. , pedirlo sin descanso.

I . — E L V I A C R U C I S

Este ejercicio representa el doloroso, camino de

Jesucristo

al Calvario cuando con la cruz á cuestas

fué á morir por nuestro amor; por lo tanto, se ha de

practicar con toda la ternura y afecto posibles 3>

como si se estuviera realmente acompañando al Se-

ñor

en tan penosos pasos.

Visitando

las siguientes escaciones se ganan todas

las

indulgencias de JerusalSn, como si se recorriesen

realmente aquellos Santos Lugares. Arrodillado,

pues, delante del altar mayor, harás un acto de con-

trición y la intención de ganar estas indulgencias

para ti y para las benditas almas del Purgatorio.

E L V I A C R U C I S

S I

A C T O DE CONTRICIÓN

Señor

mío Jesucristo Vos anduvisteis

con ta n grande amor este camino

para

mo-

rir por mí y yo os he ofendido tantas ve-

ces apartándome de Vos por el pecado;

mas

ahora

os

amo con

toda

mi

alma

y

por-

que

os amo me arrepiento de

todas

las

ofensas que os he hecho. Perdonadme Se-

ñor y permit idme que os acompañe en este

viaje. Vais á

mori r

por

m i amor;

pues yo

también quiero

v iv i r

y mori r por el vuestro

amado

Redentor mío. S í esús mío quiero

vivir

siempre y mori r unido á Vos.

EST CIÓN

P R I M E R A

esús

serjfenciado á muerta

A d o r á m o s t e C r i s t o y te bendecimos.

Porque con tu Santa Cruz redimiste al

mundo.

fEstas palabras se repiten al principio de cada esta-

ción.

Considera

cómo

J e s ú s

después de haber

sido azotado y

coronado

de espinas, fué



E L

V I A - C R U C I S

injustamente sentenciado por Pilatos á mo-

r i r crucificado.

Aqai

se hace una

pequeña

pausa

para considerar

brevemente el misterio, y lo mismo en las demás esta-

tiones.

Adorado

J e s ú s

mío, mis

pecados

fueron

más

bien que Pilatos los que os sentencia-

ron

á muerte. Por los

m é r i t o s

de

este dolo-

roso

paso

os suplico me as i s t á i s en el ca-

mino

que va recorriendo mi alma^hacia la

eternidad. Os amo ¡oh J e s ú s , ambr mío

m á s que á mí mismo y me arrepiento de

todo

c o r a z ó n

de

haberos

ofendido; no per-

mi tá i s que vuelva á ofenderos; haced que

os ame siempre y disponed de mí como os

agrade. En todo me someto á vuestra Vo-

luntad.

Aqui se

reza

un

Padre

nuestro un Ave aría t

un G l o r i a , etc.J

Amado J e s ú s mío,

por mí vas á la muerte:

quiero seguir tu suerte,

muriendo

por tu amor;

p e r d ó n

y gracia

imploro ,

transido de dolor.

E L

V I A - C R U C T ;

85

E S T A C I Ó N S E G U N D

sús

cargado co^ lir Cruz

« d o r á r n o s t e , etc.. como ^i, la oág 81.

Considera

c ó m o J e s ú s ,

andando

este

ca«

mino

con la Cruz á

cuestas,

iba pensando

en t i y ofreciendo á su

Padre

por tu salva-

ción

la muerte que iba á

padecer.

Amab i l í s imo Jesú s mío : abrazo todas las

tribulaciones

que me

t e n é i s destinadas has-

ta la muerte, y os ruego, oor los

m é r i t o s

de la pena que sufristeis llevando vuestra

Cruz,

me deis fuerza para llevar la mía

con

perfecta paciencia y

r e s i g n a c i ó n .

Os

amo, ¡oh

J e s ú s

mío más que á mí mismo

y

me arrepiento de todo c o r a z ó n de habe-

ros ofendido; no

p e r m i t á i s

que vuelva á

ofenderos; haced que os ame siempre y dis-

poned de mí como os agrade. Amén .

Pater -

Ave...

G lor ia . . .

Amado

J e s ú s m i ó ,

etc.



84

E L V I A - C R U C I S

E S T A C I Ó N T E R C E R A

sús

cae la primera vez debajo de la

Cruz

A d o r á r n o s t e

etc. como en la p á g . 81

Considera esta primera c a í d a de Jesu

cristo debajo de la Cruz. Sus

carnes

esta

ban

despedazadas

por los

azotes

su cabeza

coronada de espinas y hab ía ya derramado

mucha sangre por lo cual

estaba

tan débi l

que apenas

pod ía andar;

llevaba al mismo

tiempo

aquel enorme

peso

sobre los hom

bros y los soldados le empujaban de modo

que muchas veces des fa l l ec ió y c a y ó en

este camino.

^.\mado J e s ú s m í o : más que el

peso

de la

Cruz

son mis pecados los que os hacen

sufrir tantas penas. Pues por los m é r i t o s

de

esta

primera ca ída libradme de caer en

pecado

mortal. Os amo ¡oh

J e s ú s ,

amor

mío

más que á mí mismo y me arrepiento

de todo c o r a z ó n de haberos ofendido; no

p e r m i t á i s

que vuelva á ofenderos; haced

que os ame siempre y disponed de mí como

os agrade. A m é n .

Poter .

Ave- Gloria».

Amado

Jesús

mío

etc.


85

E S T A C I Ó N

C U A R T A

sús encuentra á su

afligida

Jfladre

A d o r é m o s t e

etc. como en la

p á g .

81.

Considera el encuentro del Hi jo con su

Madre.

Se miraron mutuamente J e s ú s y

M a r í a ,

y sus miradas fueron otras tantas

flechas que traspasaron sus amantes Cora

zones.

A m a n t í s i m o J e s ú s

mío: por la

pena

que

experimentasteis en este encuentro con-

cededme la gracia de ser verdadero devoto

de vuestra S a n t í s i m a Madre. Y Vos mi

afligida

Reina alcanzadme con vuestra in

t e r c e s i ó n una continua y amorosa memoria

de la P a s i ó n dé vuestro H i j o . Os -̂ mo ¡oh

J e s ú s , amor

m í o

más que á mí mismo y me

arrepiento de todo c o r a z ó n de haberos

ofendido;

no p e r m i t á i s que vuelva á ofen

deros; haced que os ame siempre y dispo

ned de mí como os agrade. A m é n .

Pater... Ave... G l o r i a . . .

Amado J e s ú s

mío. etc.



86


E S T A C I Ó N

Q U I N T A

esús es

ayudado

por el Cirineo á llevar

la Cruz

A d o r á r n o s t e ,

etc. como en la pág. 81.

Considera c ó m o los jud íos , al ver que

J e s ú s iba desfalleciendo cada vez más, te-

mieron

que se les muriese en el camino; y

como

deseaban

verle mor i r de la muerte

infame de Cruz, obligaron á S imón el C i r i -

neo á que le

ayudase

á llevar aquel

pesado

madero.

D u l c í s i m o J e s ú s mío: no quiero rehusar

la Cruz como el Cirineo, antes bien la

acepto y la abrazo; acepto principalmente

la muerte con todas las penas que la han

de a c o m p a ñ a r , la uno á la vuestra y os la

ofrezco. Vos

h a b é i s

querido

mori r

por mi

amor, yo quiero mori r por el vuestro y poi

daros gusto; ayudadme Vos con vuestra

gracia. Os amo ¡oh J e s ú s , amor raío más

que á mí mismo y me arrepiento de todo

c o r a z ó n

de

haberos

ofendido; no

p e r m i t á i s

que vuelva á ofenderos; haced que os ame

siempre, y disponed de mí como os agrade.

A m é n .

P a t e í . . .

Ave..

Gloria. .

Amado J >ús,mfo, etc.

E L

V I A - C R U C I S

E S T A C I Ó N S E X T A

£a Verónica lin^pia el rostro de esús

A d o r á r n o s t e ,

etc. como en la pág 81

Considera c ó m o la devota mujer Vero

nica,

al ver á J e s ú s tan fatigado y con e

rostro b a ñ a d o en sudor y sangre, le ofre-

c ió un lienzo, y l i m p i á n d o s e con él nuestro

Señor , impr imió en él su santa imagen.

Amado

J e s ú s mío: en otro tiempo vues-

t r o rostro era h e r m o s í s i m o , mas en este

doloroso viaje las heridas y la sangre han

cambiado en fealdad su hermosura. ¡Ah,

S e ñ o r m í o t a m b i é n m i alma q u e d ó hermosa

á vuestros ojos por el bautismo, mas yo la

he afeado

d e s p u é s

con mis pecados Vos

solo ¡oh Redentor mió p o d é i s restituirle

su pasada belleza; hacedlo por los m é r i t o s

de vuestra P a s i ó n . Os amo ¡oh J e s ú s , amor

mío más que á mí mismo, y me arrepiento


p e r m i t á i s que vuelva á otenderos; haced

que os ame siempre, v d i s p o ñ r l de mí como

os agrade. A m é n .

Pater...

Ave... G l o r i a . »

ü u i a d o j e s ú s m l o -

etc




E S T A C I Ó N S É P T I M A

Jesús eae segunda vez con ¡a Crus

Adorárnoste. ;

etc. como en la

p á g .

81»

Considera la segunda ca ída de J e s ú s de-

bajo de la Cruz, en la cual se le renueva

el dolor de las heridas de su veneranda ca-

beza y de todo su cuerpo al a f lig ido Se ño r . '

jOh pac ien t í s imo Je sús mío

Vos tantas

veces me

h a b é i s

perdonado, y yo he vuelto

á caer y á ofenderos. Ayudadme, por los

m é r i t o s de

esta

nueva c a í d a , á perseverar

en vuestra gracia hasta la muerte. Haced

que en todas las tentaciones siempre y

prontamente me encomiende á Vos. Os

amo ¡oh

J e s ú s ,

amor mío más que á mí

mismo, y me arrepiento de todo c o r a z ó n de

haberos ofendido; no p e r m i t á i s que vuelva

á

ofenderos; haced que os ame siempre, y

disponed de mí como os agrade.

A m é n .

Pater... Ave... Gloria . . .

Amado J e s ü s

mío etc.

E L

V I A - C R U C I S

89

E S T A C I Ó N

O C T A V A

Jesús habla á las hijas de Jerusalén

que

llorai¡

por €1


etc. como en la p á g . 81.

Considera c ó m o algunas piadosas muje-

res, viendo á J e s ú s en tan lastimoso esta-

do,

que iba derramando sangre por el ca-

mino, lloraban de

c o m p a s i ó n ;

mas

J e s ú s

les dijo: «No l lo ré i s por mí, sino por vos-

otras mismas y por vuestros hijos».

Afl ig ido

J e sús mío : l lo ro

las

ofensas

que

os he hecho por los castigos que me han

merecido; pero mucho más por el disgusto

que os he dado á Vos, que tan ardiente-

mente me

h a b é i s

amado. No es tanto el

in -

fierno como vuestro amor el que me hace

l lorar

mis

pecados.

Os amo

¡oh J e sú s ,

amor

mío más que á mí mismo, y me arrepiento


p e r m i t á i s

que vuelva á ofenderos; haced

que os ame siempre, y disponed de mí como

P6 agrade. A m é n .

Pater... Ave... G l o r i a . . .

Amado J e s ú s m í o

etc.



gO E L

V I A - C R U C I S

E S T A C I Ó N N O V E N A

sú s

eae por tercera vez con ta

Cruz


etc. como en la pá g . 81.

Considera

la tercera c a í d a de Jesucris

t o . Extremada era su debilidad y excesi

va

la crueldad de los verdugos que que

r ían hacerle apresurar el paso cuando ape

nas le quedaba aliento para moverse.

Atormentado

J e s ú s m í o : por los m é r i t o s

de la

debilidad

que quisisteis padecer en

Vuestro

camino al

Calvario

dadme la for-

taleza necesaria para vencer los respetos

humanos y todos mis desordenados y per

versos apetitos que me han hecho despre

ciar vuestra amistad. Os amo ¡oh J e s ú s ,

amor

mío

más que á mí

mismo

y me arre

piento

de todo c o r a z ó n de haberos

ofendi

do;

no

p e r m i t á i s

que

vuelva

á ofenderos;

haced que os ame siempre y disponed üe

mí como os agrade. A m é n .

Pater...

Ave...

Gloria . . .

Amado

J e s ú s m í o etc.

E L

V I A - C R U C I S

E S T A C I Ó N D É C I M A

sú s despojado de sus vestiduras


etc. como en la pá g . 81

Considera

c ó m o al ser despojado J e s ú s

de sus vestiduras por los verdugos estan

do la t ú n i c a

interior

pegada á las carnes

desolladas por los azotes le arrancaron

t a m b i é n

con

ella

la

piel

de su sagrado

cuerpo.

Inocente J e s ú s mío; por los m é r i to s del

dolor

que entone-s sufristeis ayudadme á

desnudarme de todos los afectos á las co

sas terrenas para que pueda yo poner todo

mi amor en Vos que tan

digno

sois de ser

amado. Os amo ¡oh

J e s ú s ,

amor

mío

más

que á mi mismo y me arrepiento de todo

' c o r a z ó n de haberos ofendido; no permi t á i s

que

vuelva

á ofenderos; haced que os ame

siempre y disDoned de mí como os agrade.

A m é n .

P « t e r . . . Ave...

Gloria . . .

Amado

J e s ú s m í o etc.

9\



92

E L

V I A - C R U C I S

E S T A C I Ó N U N D É C I M A

sú s

clavado

erj la Cruz y levantado

erj alto

A d o r á r n o s t e etc., como en la pág. 81.

Considera

c óm o J e s ú s ,

tendido sobre la

Cruz,

alarga sus pies y manos y ofrece al

Eterno Padre el sacrificio de su vida por

nuestra s a l v a c i ó n ; le enclavan aquellos b á r -

baros

verdugos y

d e s p u é s

levantan la Cruz

en alto,

d e j án d o le

morir de dolor sobre

aquel

p a t íb u lo

infame.

¡O h

despreciado

J e s ú s

mío Clavad mi

c o r a z ó n á vuestros pies para que.quede

siempre ahí a m á n d o o s y no os deje más.

Os amo ¡oh

J e s ú s ,

amor

mío

más que á mí

mismo, y me arrepiento de todo

c o r a z ó n

de

haberos

ofendido; no p e r m i t á i s que vuelva

á ofenderos; haced que os ame siempre y

disponed de mí como os agrade.

A m é n ,

^ater... Ave ..

Gloria . .

\ma lo

J esús m i ó

etc.

E L V I A - C R U C K

93

E S T A C I Ó N D U O D É C I M A

sú s

muere en la Cruz

A d o r á r n o s t e etc., como en la

pá g .

81.

Considera c ó m o J e s ú s , d e s p u é s de tres

horas

de

a g o n í a ,

consumido de dolores y

exhausto de fuerza su cuerpo, inclina la

cabeza y expira en la Cruz.

¡O h difunto J e s ú s m í o

Beso enternecido

esa Cruz en que por mí h a b é i s muerto. Yo

p o r

mis pecados

t e n í a

merecida una mala

muerte, mas la vuestra es mi esperanza.

jE a pues, S e ñ o r

por los

m é r i t o s

de vues-

t r a san t í s ima muerte concededme la gracia

de morir

abrazado

á vuestros pies y consu-

mido

por vuestro amor. En vuestras manos

encomiendo mi alma. Os amo ¡oh j e s ú s ,

amor

m í o

más que á mí mismo, y me arre-

piento

de todo c o r a z ó n de haberos ofen-

dido;

no

p e r m i t á is

que vuelva á ofenderos;

haced que os ame siempre V disponed de

m í

como os agrade.

A m é n .

Pater... Ave,.

G l o r i a . . .

Amado

J e s ú s m í o .

etc-



94

E L

V I A - C R U C I S

E S T A C I Ó N D É C I M A T E R C E R A

J^escendímiento

de

Jesús

A d o r á r n o s t e etc. como en la p á g . 81.

Considera

c ó m o

habiendo ya expirado

e l Señ o r ,

le bajaron de la Cruz dos de sus

d i sc íp u lo s , Jo sé

y Nicodemus, y le deposi

taron en los brazos de su afligida Madre

M a r í a ,

que le

r ec ib ió

con ternura y le es

t r e c h ó

contra su pecho, traspasado de

dolor.

¡O h Madre afligida Por el amor de este

Hijo admitidme por vuestro siervo y rogad-

le

por mí. Y Vos, Redentor mío, ya que

h a b é i s

querido morir por mí, recibidme en

e l n ú mero

de los que os aman más de ve

ras, pues yo no quiero amar nada fuera de

Vo s .

Os amo ¡oh

J e s ú s ,

amor

mío

más que

á mí

mismo, y me arrepiento de todo cora

zón de haberos ofendido; no p e r m i t á i s que

vuelva á ofenderos; haced que os ame

siempre y disponed de mí como os agrade.

A m é n .

Pater Ave-

G l o r i a . .

Amado J e s ú s m i ó

etc


95

E S T A C I Ó N D É C I i V l A C U A R T A

Jesús colocado erj el sepulcro

A d o r á m o s t e etc. como en la pág. 81

Considera

c ó m o

los

d i sc íp u lo s

llevaron

á

enterrar á

J e s ú s , a c o m p a ñ á n d o l e t a m b i é n

su

S a n t í s i m a

Madre, que lo

d e p o s i t ó

en el

sepulcro con sus propias manos.

D e s p u é s

cerraron la puerta del sepulcro y se retU

raron.

; 0 h J e s ú s

mío sepultado Beso esa losa

que os encierra. Vos resucitasteis d e s p u é s

de tres d í a s ; por vuestra r e s u r r e c c i ó n os

suplico

me

h a g á i s

resucitar glorioso en el

día

del Juicio

f inal

para estar eternamente

con Vos en la gloria, a m á n d o o s y bendi-

c i é n d o o s

por toda la eternidad. Os am̂ o,

¡o h J e s ú s ,

amor

mío

más que á mí mismo,

y me arrepiento de todo

c o r a z ó n

de

habe

ros ofendido; no p e r m i t á i s que vuelva á

ofenderos; haced que os ame siempre y dis

poned de mí como os agrade.

A m é n .

Pater... Ave.. .

G l o r i a . . .

Amado

J e s ú s m i ó

etc.

espués

volviendo al

altar

mayor se rezan

cinto

Padrenuestros Avemarias y G l o r i a Patris en honor



96

V IS ITAS

de las cinco llagas de Jesucristo y otro

Padre

BuéS-

tro

etc.

por el umo

Pontífice para poder ganar

to-

das

las

otras indulgencias concedidas áesta devoción.

U .—DEVOC IÓN A J E S Ü S S A C R A

MEN T A DO

Visitas al Satjtfsinjo Saeranjento

Visitar á J e s ú s en el San t í s imo Sacramento

es entre todas las devociones la principal

después de la Misa y de la Sagrada Comu

nión; la más agradable á Dios y la más útil

para nosotros. No ciejes pues alma devota

d: pasar de hoy en adelante por lo menos

un cuarto de hora cada día en la iglesia de

lante de J e s ú s Sacramentado y v e rás por ex

periencia cuan grandes bienes halla tu alma

en esta devoción. El tiempo que gastares en

presencia de este divinísimo Sacramento s e rá

el más provechoso para ti en la vida y el que

te conso lará más en la hora de la muerte y

po r toda la eternidad.

Jtcto que

debe

hacerse al principio

de cada visita

S e ñ o r mío Jesucristo que por el amor

que t e n é i s á los hombres e s t á i s de noche

A L

SANTÍSIMO

S ACRAMENTO

97

y

de día en

este

Sacramento todo

lleno

de

piedad

y de amor esperando llamando y

recibiendo á cuantos vienen á visitaros; yo

creo que e s t á i s presente en el S a n t í s i m o

Sacramento del altar os adoro desde el

abismo de mi nada y os doy gracias por

todas las mercedes que me h a b é i s hecho

especialmente por haberme dado en

este

Sacramento vuestro cuerpo sangre alma

y

divinidad; por haberme dado como abo

gada á vuestra S a n t í s i m a Madre la V i rg en

M a r í a y por haberme llamado á visitaros

en

este

lugar santo. Adoro á vuestro aman-

asimo C o r a z ó n y

deseo

adorarle por tres

fines: el primero en agradecimiento de

esta tan preciosa d á d i v a ; el segundo - para

desagraviaros de todas las

injurias

que ha

b é i s

recibido

de vuestros enemigos en

este

Sacramento; y el tercero porque

deseo

en

esta Visita adoraros en todos los lugares

de la

tierra

donde e s t á i s Sacramentado

con menos

culto

y más abandono.

J e s ú s m í o os amo con todo mi c o r a z ó n :

p é s a m e de haber tantas veces ofendido en

lo pasado á vuestra infini ta bondad. Pro

pongo

ayudado de vuestra gracia enmen-

7



9S

\ r i 8 ITAE

darme en lo venidero; y aliora, miserable

como

soy, me consagro todo á Vos; os doy

y entrego toda mi voluntad, mis afectos,

mis deseos y todo cuanto me pertenece.

D e hoy en adelante haced. S e ñ o r de mf

y

de mis cosas todo lo que os agrade. Lo

que yo quiero y os

pido

es vuestro santo

amor, la perfecta obediencia á vuestra san

t í s ima voluntad y la perseverancia f inal .

Os encomiendo las almas del Purgatorio,

especialmente las más devotas del

S a n t í -

simo Sacramento y de M a r í a S a n t í s i m a ; y

os rueg® también por todos los pobres pe

cadores. En f i n amado Salvador mío uno

todos mis afectos y deseos con los de vues

t r o a m o r o s í s i m o C o r a z ó n y así unidos los

ofrezco

á vuestro Eterno Padre y le pido

en

vuestro nombre que por vuestro amor

ios

acepte y mire benignamente.

A m é n .

D OM I N G O

esús

halla sus delicias en estar

on

nosotros

Ved aq u í

á nuestro

a m a n t í s i m o J e s ú s

que ni contento con haber muerto por

nuestro amor, ha querido, aun d e s p u é s de

A L

SANTÍSIMO S ACRAMENTO

• 99

muerte, quedar con nosotros en el San

t í s imo Sacramento, declarando que entre

los hombres halla Él todas sus delicias.

« ¡Oh

hombres exclama Santa Teresa, y

¿ c ó m o p o d é i s ofender á un Dios que de

clara hallar sus delicias en medio de vos

o t r o s ? » J e s ú s

halla sus delicias en

estar

con nosotros, y nosotros ¿no las hallare

mos en estar con J e s ú s nosotros especial

mente, á quienes cupo el honor de habitar

en

su palacio?

¡ P o r cuan honrados no se tienen aque

llos

vasallos á los cuales da el rey habita

ción en su palacio Pues é s t e es el palacio

del Rey de la g lo r i a é s t a es la casa en que

habitamos con J e s ú s Sacramentado. Sepa

mos

a g r a d e c é r s e l o

y aprovecharnos de su

c o n v e r s a c i ó n

y

c o m p a ñ í a .

¡O h Dios mío y S e ñ o r mío A q u í estoy

delante de

este

altar, en el cual permane

c é i s Vos noche y día por mi amor. Vos

sois la fuente de todos los bienes, el mé

dico de todos los males y el tesoro de to

dos los pobres. Ved hoy á vuestros pies al

pecador, entre todos, el más pobre y el

m á s enfermo, que os pide

misericordia.

Te-



íOO

V I S I T A S

n ed co mp as ió n

de mí. No

quiero,

no, que

mis miserias me desanimen, cuando en este

Sacramento os veo á Vos bajar del Cielo

á la

tierra

tan sólo para hacerme

bien.

Os

alabo, Dios mío

os doy gracias, y os amo;

y

si q u e r é i s que os pida una limosna, é s t a

es la que os

pido;

o í d m e

favorablemente:

S e ñ o r no quiero más ofenderos;

quiero,

s í

que me deis luz y gracia para amaros

con todas mis fuerzas. Os amo.

Dios

mío,

con toda mi alma; os amo con todos los

afectos de mi c o r a z ó n . Haced Vos que lo

diga

de veras, y lo diga siempre en

esta

vida y por toda la eternidad. V i r g e n Ma

ría, Santos mis abogados. Angeles y B i en -

aventurados todos del p a r a í s o ayudadme

á

amar á mi

am ab i l ís imo

Dios.

J C U L T O R I

¡ B u e n

Pastor, pan di

vino de las almas ten piedad de nosotros.

A p a c i é n t a n o s d e f i é n d e n o s y haznos go

zar de los bienes celestiales en la

tierra

de

ios vivos.

Jfícto para la Somunlón espiritual.

¡ O h J e s ú s nn'o creo que e s t á i s presente

en el San t í s imo Sacramento. Os amo sobre

A L

S A N T Í S I M O

S A C R A M E N T O

101

todas las cosas, y

deseo

recibiros en mi

alma.

Ya que ahora no puedo hacerlo sa-

cramentalmente, venid

á lo menos espiri-

tualmente

á mi

j o r a z ó n .

Como si ya hu

bieseis venido, os abrazo y me uno todo á

V o s . No p e r m i t á i s . S e ñ o r que

vuelva

ja

m á s

á abandonaros.

L U N E S

Jesús, nuestro paraíso en la tierra.

S e ñ o r m í o

Jesucristo

p á g

96.

Es tan grande el contento que

hallan

los

amigos

del mundo en sus visitas y trato re

c í p r o c o

que pierden

d í a s

enteros en

con

versar juntos. En estar con J e s ú s Sacra

mentado

só lo

siente

fastidio

el que no le

ama. Los Santos, al

contrario,

han hallado

e l p a r a í s o á los pies del S a n t í s i m o Sacra

mento.

Santa Teresa, a p a r e c i é n d o s e d e sp u é s de

su muerte á una de sus religiosas, le d i jo:

Los de acá del Cielo y los de allá de la

tierra hemos de ser unos en el amor y

pureza; los de acá viendo la esencia di-

vina f tos de allá adorando al Santísi-



102

V I S I T A S

mo Sacramento con el cual habéis de

hacer vosotros lo que nosotros con la

Esencia divina nosotros gozando f vos-

otros padeciendo que en esto nos dife-

renciamos.

He

aquí

pues, nuestro pa

r a í s o

en la

tierra:

el

S a n t í s i m o

Sacra

mento.

¡O h

Cordero inmaculado y sacrificado

por

nosotros en la Cruz Acordaos que yo

soy una de aquellas almas que redimisteis

con

tantos dolores y con vuestra muerte;

y ya que os

h a b é i s

dado y os dais á mí to

lo s

los

d í a s s a c r i f ic á n d o o s

por mi amor

en

los altares, haced que yo os posea siem

pre y que no os pierda

j a m á s

y haced

t a m b i é n

que yo sea todo vuestro. Yo me

doy

todo á Vos para que

h a g á i s

de mí lo

que fuere de vuestro agrado. Os doy mi

voluntad;

aprisionadl-a con los dulces lazos

de vuestro amor, para que sea eternamen

te esclava de vuestra

voluntad s an t í s i m a ;

ya

no quiero v iv i r para satisfacer mis de

seos, sino para contentar á vuestra

inf ini ta

bondad. Destruid en mí todo lo que os

des

agrade, y concededme la gracia de no te

ner otro pensamiento que el de complace-

A L

S A N T Í S I M O

S A C R A M E N T O

103

ros

ni otro deseo sino lo que Vos

d e s e á i s .

Os amo,

d u l c í s i m o J e s ú s

mío, porque de

s e á i s

que os ame; os amo porque sois in

finitamente digno de amor. Tengo pena de

no

amaros cuanto

m e r e c é i s

y quisiera mo

r i r por vuestro amor. Aceptad,

S e ñ o r este

mi

deseo,

y dadme vuestro amor,

/ ^ m é n

a s í

sea.

J A C U L A T O R I A ¡Oh

voluntad

de mi

Dios , yo me consagro todo á Vos.

C o m u n i ó n espiritual,

pag. 100.

M A R T E S

Jesús amador de los hombres.

S e ñ o r m í o

Jesucristo, pág. t 6.

E l

pajar i l lo

dice

D a v i d

halla

hab i t ac i ón

en

los huecos de la pared, y la

t ó r t o l a

den

t r o

de su

nido,

pero Vos, oh

S e ñ o r

mío y

R ey

mío,

h a b é i s

puesto vuestro nido y

vuestra

h a b i t a c i ó n

sobre la tierra en los

sagrarios de nuestros altares, para

v iv i r

entre nosotros y haceros hallar de los que

os aman.

S e ñ o r

es fuerza confesar que sois en

d e m a s í a

amante de los hombres, y que no



104

V I S I T A S

s a b é i s

ya qué

m á s

hacer para ser de ellos

amado. Pues haced ahora,

J e s ú s

mío ama-

bi l í s imo, que t a m b i é n nosotros nos enamo-

remos apasionadamente de Vos; que no es

r a z ó n amar con frialdad á un Dios que nos

ama con tan ardoroso afecto. Atraednos

con

los dulces atractivos de vuestro amor,

y

hacednos conocer los

inf in i tos t í tu lo s

•̂ ue

p o d é i s

alegar para ser amado.

jO h

majestad

infinita'.

,Oh bondad

infi-

nita

A m á i s

apasionadamente á los hom-

bres;

h a b é i s

hecho cuanto se puede hacer

para ser amado de

ellos;

y con todo,

¡cuan

pocos son los que os aman

S e ñ o r ,

yo no

quiero ser. como en lo pasado fuf, del nú-

mero

de esos ingratos; resuelto estoy á

amaros cuanto pueda, y á no amar otra

cosa sino á Vos. Vos así lo

m e r e c é is ;

Vos,

con apremio, así me lo m a n d á i s , y yo

quie-

ro contentaros. Haced, ¡oh Dios del alma

m í a , que logre contentaros plenamente.

Os lo

pido

por los

m é r i t o s

de vuestra san-

t í s i m a Pas i ón ,

y por ellos espero conse-

gui r lo .

Los bienes de la

tierra

dadlos á los

que los

desean;

yo

só lo

deseo y busco el

tesoro inestimable de vuestro amor. Os

A L S A N T I S I M O S A C R A M E N T O

105

amo,

¡oh

J e s ú s

mío , ¡os amo. Bondad in-

f in i t a Vos sois toda mi riqueza, toda mi

a l e g r í a ,

todo mi amor.

J C U L T O R I

¡ J e s ú s

mío, os

h a b é i s

dado todo á mí; yo me doy todo á Vos.

C o m u n i ó n

espiritual

pág IOO

M I É R C O L E S

sú s es nuestro tesoro

S e ñ o r m í o

Jesucristo

p á g

96.

Dice Jesucristo que el afecto de cada

uno es tá

donde cree tener su tesoro. Por

eso los santos, que no estiman ni aman otro

tesoro que á Jesucristo/ tiene su

c o r a z ó n

y todo su amor en el

S a n t í s i m o

Sacramento.

A m a b i l í s i m o J e s ú s

mío Sacramentado,

que por e amor que' me

t e n é i s e s t á i s

ence-

rrado noche y día en este Sagrario, atraed,

os lo ruego, mi

c o r a z ó n

á Vos, de suerte

que no piense sino en Vos, ni ame, ni

busque, ni espere otro bien fuera de Vos.

Hacedlo por los

m é r i t o s

de vuestra

Pas i ón ,

en

cuyo nombre lo pido y lo espero.

¡ A h , Salvador mío Sacramentado y aman-

te divino de las almas ¡ C u a n amables son



106

V I S I T A S

las delicadas invenciones de vuestro amor

para lograr que las almas os amen jOh

Verbo Eterno, hecho hombre por nuestro

bien no os h a b é i s contentado con morir

por nosotros, sino que a d e m á s nos h a b é i s

dado

este

Sacramento por c o m p a ñ í a , por

alimento y por prenda de la gloria. Vos

apareci-steis entre nosotros, ya

niño

en un

establo, ya pobre en un taller, ya como reo

en una cruz, ya, en fin, como pan en la

mesa del altar. Decidme: ¿ q u e d a algo por

inventar para haceros amar de los hombres?

¡O h amabilidad infini ta y ¿ c u á n d o comen-

z a r é yo de veras á corresponder á tantas f i -

nezas de amor? S e ñ o r , yo no quiero v iv i r

sino

para amaros á Vos solo. Y ¿de qué me

sirve

la

vida

si no la empleo toda en ama

ros á Vos y en complaceros á Vos, Reden

to r mío am ab i l ís imo , que h a b é i s empleado

vuestra vida entera en hacerme bien? Y

q u é otra cosa tengo yo de amar, sino á

Vo s , que sois todo hermoso, todo afable,

todo bondad, todo amor y digno de infini to

amor? V i v a mi alma só lo para amaros; de

r r í t a s e de amor al solo recuerdo del amor

*uestro; i? al oir nombrar Pesebre,

C r u z

A L

SAN TÍ SI M O S A C R A M E N T O 10?

Sacramento, e n c i é n d a s e toda en deseos de

hacer grandes

cosas

por Vos ¡oh Je sú s m ío

que tanto h a b é i s hecho y sufrido por mí.

J A C U L A T O R I A H a c e d ,

S e ñ o r , que antes

de

morir

haga yo por Vos alguna buena

obra.

C ot n miión espiritual pág 100.

J U E V E S

Jesús njédico

de las alnjas.

S e ñ o r m i ó Jesucristo p á g . 96.

¡O h si los hombres acudieran siempre al

S a n t í s i m o Sacramento para buscar allí re

medio á sus males de seguro no s e r í a n tan

miserables como son.

Lloraba

J e r e m í a s y

exclamaba:

¿Por

ventura no hay resina

ó bálsamo

en Galaad ó no hay

allí

nin-

gún médico?

Galaad, monte de Arabia,

rico en u n g ü e n t o s a r o m á t i c o s , es

figura,

como dice Beda, de Jesucristo, que tiene

dispuestos en

este

Sacramento remedios

para todoS nuestros males.

¡O h hijos de A d á n — p a r e c e decir el Re

d e n t o r , — ¿ p o r qué os q u e j á i s de Vuestros

males, cuando t e n é i s en este Sacramento



108

V I S I T A S

e l m éd i co

y el remedio de todos ellos?

Venid

á mí todos... que yo os aliviaré

Os

d i r é ,

pues, con las hermanas de

L á z a r o :

Aquel

á quien amas está enfermo. S e ñ o r ,

yo

soy ese pobrecito á quien

a m á i s ,

tengo

mi alma toda llagada por los pecados que

he cometido, y por eso vengo á Vos, ¡oh

divino Médico mío

para que me

c u f é i s .

Si

V os q ue r é i s , pod é i s

sanarme, sana pues

á mi alma que ha pecado contra Ti.

¡ O h J e s ú s

mío

du l c í s i m o

atraedme del

todo

á Vos con los

am ab i l ís i m os

atractivos

de vuestro amor. Prefiero y estimo más

estar

unido á Vos que ser

d u e ñ o

y rey de

'oda la tierra; y nada deseo en el mundo

sino amaros. Poco tengo que daros; pero

si

poseyera los reinos todos de este mundo,

lo s

quisiera tan solamente poseer para re-

renunciarlos todos por vuestro amor. Re

nuncio, entre tanto, á todo lo que puedo;

parientes, comodidades, gustos, y hasta las

consolaciones espirituales. Os entrego mi

libertad

y

voluntad,

y á Vos quiero consa

grar todos mis afectos. Os amo. Bondad

inf in i t a ;

os amo más que á mí mismo, y es

pero amaros eternamente.

A L S A N T Í S I M O S A C R A M E N T O 108

J A C U L A T O R I A

J e s ú s mío, á Vos me en

trego, recibidme.

C o m u n i ó n

espiritual

p á g

100.

V I E R N E S

Jesús espera de nosotros una

visita

de amor.

S e ñ o r m i ó

Jesucristo...

p á g 96.

A p a r e c e r á

un día

J e s ú s

en el valle de

Josafat sentado sobre un trono de majes

t ad ;

pero ahora, en el

S a n t í s i m o

Sacra

mento,

e s t á

sentado como sobre trono de

amor. Si un rey, para demostrar lo mucho

que ama á un

pastorcillo,

fuera á habitar

en

la pobre aldea en que

és te v ive , ¡qué

ingratitud

no

s e r í a

la de

este

pastor si no

fuera

muchas

v e c e s , ' á

visitarle,

sabiendo

que el rey

ha bí a fi jado al l í

su residencia

sólo

por el deseo que tiene de verle y con

versar frecuentemente con él

¡ A h J e s ú s

mío

du l c í s i m o

sobradamente

entiendo que

só lo

por mi amor

h a b é i s

que

rido

permanecer en el Sacramento de nues

tros altares. Por eso quisiera á mi vez, si

me fuese posible, quedarme día y noche en



110

V I S I T A S

Vuestra divina

presencia. Porque si

los*án-

geles ¡oh

S e ñ o r m í o

no se apartan de Vos

Sacramentado,

a t ó n i t o s

de

adm i r ac i ón

á

vista

del amor que me

t e n é i s

¿no

s e r á

ra

zón

quj yo,

v i é n d o o s

por mí sobre ese al

tar ,

procure contentaros, permaneciendo

al

menos en vuestra presencia para alabar

el

amor y la bondad que me

m an i f e s t á i s ?

Sí, Dios mío; en presencia de los Ana-

les te cantaré Iiimnos te adoraré en tu

santo templo y tributaré alabanzas á ta

nombre por tu misericordia y verdad

^¡Oh

Dios Sacramentado ¡Oh Pan de ios

Angeles

¡O h

sustento

divino

os amo; pero

Vos ni yo estamos contentos del amor

de mi

c o r a z ó n .

Os amo, sí, pero os amo

muy

poco. Haced Vos,

J e s ú s m í o ,

que co

nozca la belleza y la bondad inmensa que

amo.

Haced que mi

c o r a z ó n

despida de sí

todos los afectos terrenos y ceda todo el

lugar á vuestro divino amor. Vos, S e ñ o r ,

para ganaros todo mi afecto y uniros á mí^

bajá i s todos los d ías del

Cielo

á vuestros

altares, y por eso es muy justo que yo de ,

mi partp en ninguna otra cosa piense sino

en

amares, adoraros y complaceros/ Os

A L S A N T Í S I M O

S A C R A M E N T O

111

amo con toda mi alma; os amo con los

afectos todos de mi

c o r a z ó n .

Si Vos,

Dios

mío,

q u e r é i s

pagarme este

m i

amor, dadme

m á s amor, m á s llamas que enciendan siem

pre en mí más y más el deseo de amaros y

daros gusto.

J A C U L A T OR I A —

J e s ú s ,

amor m í o , dadme

amor.

C o m u n i ó n espiritual

p á g 100.

S Á B A D O

Jesús consolador de los /¡ombres.

S e ñ o r m ío Jesucristo p á g 96.

En ninguna cosa hallan más gusto las

almas amantes que en estar en c o m p a ñ í a

de las personas amadas. Pues si amamos

de veras á Jesucristo,

e s t é m o n o s a q u í

en

su

presencia.

J e s ú s ,

en el

S a n t í s i m o

Sa

cramento, nos ve y nos oye, y nosotros ¿no

tendremos nada que decirle?

C o n s o l é m o -

nos con su

c o m p a ñ í a ; g o c é m o n o s

de su

g l o r i a ,

y del amor que tantas almas enamo

radas tienen al

S a n t í s i m o

Sacramento, de

seemos

que amen todos á

J e s ú s

Sacramen

tado y le consagren sus corazones; y nos-



112

V I S I TAS

otros al menos

c o n s a g r é m o s l e

todos

nuestros afectos de manera que sea

J e s ú s

todo nuestro amor y todo nuestro deseo.

E l Padre Salesio de la

C o m p a ñ í a

de

J e s ú s , s e n t í a s e lleno

de consuelo con

só lo

hablar del

S a n t í s i m o

Sacramento. Nunca

se

cansaba

de

v i s i t a r lo ;

y si le llamaban á

l a po r t e r í a ,

si

volvía

á su celda si andaba

por

la casa procuraba siempre con tales

ocasiones repetir las visitas á su

am an t í s i -

m o S e ñ o r ;

de suerte que pudieron notar

que apenas pasaba hora del día en que no

lo

visitase. Al fin

m e r ec i ó m or i r

á manos

de los herejes por defender la verdad de

este Sacramento.

¡ O h ,

si pudiera

t a m b i é n

yo tener la dicha

de

m or i r

por tan hermosa

causa

como es

defender la verdad de

este

Sacramento

por

el cual ¡oh

a m a b i l í s i m o J e s ú s

me ha-

b é i s

dado á conocer la lernura

inf ini ta

del

amor que me

t e n é i s S e ñ o r ,

ya que tantos

milagros

o b r á i s

en este Sacramento haced

hoy

este milagro más: atraedme del todo

á

Vos.

D e s e á i s

que sea todo vuestro y so-

bradamente lo

m e r e c é i s;

pyes dadme fuer-

za para que os ame con todos mis afectos.

L

SANTÍS IMO SACRAMENTO 113

L os

bienes del mundo dadlos á quienes os

agrade; yo los renuncio todos y

só lo

quie-

ro

y anhelo vuestro santo amor. Esto sola-

mente pido y siempre

p e d i r é .

Os amo Je-

sús m í o ;

haced que siempre os ame y nada

ame fuera de Vos.

J U L T O R I

O h J e s ú s m í o ¿ c u á n d o

os

a m a r é

de

veras?

Comun ión

espiritual

pág

100.

J/tefodo para visitar á Jesús Sacramen-

tado

en las Cuarenta ^oras y ganar las

indulgencias concedidas á los que prac-

tican tan piadoso ejercicio

Por la señal

etc.

f .

Alabado y adorado sea el

San t í s i m o

Sacramento del

A l ta r .

Bf. Sea por siempre bendito y alabado.

OFREC IM IENTO

Amoros í s imo Señor ,

humildemente postra-

do

ante vuestra presencia soberana os ofrez-

co esta mi

visita

por la

exal tación

de nuestra

fe catól ica,

paz y concordia entre los

princi-

pes cristianos

ext i rpac ión

de las he ias

convers ión

de los

infieles

y

porja

salud y

8



114

CUARE

T

NTA HORAS

acierto en el gobierno de la Iglesia del Sumo

Pontífice

y de todos los Prelados. Así espe

ro amantísimo

Señor ganar

las abundant í-

simas indulgencias concedidas por el Sumo

Pontífice

y

demás

Prelados de la Iglesia á los

que os visitan expuesto en el Altar.

Ahora

Í lee la

visita al

S a n t í s i m o í f c / í / / a / ) r m e r o ,

pag.

98,

ó le que se

crea

más á

propósito para

infla-

marse

en el amor de nuestro

divino Jesús

Terminado

este acto, s« reza

seis

veces

el

Padre

nuestro,

Ave M a r í a y G l o r i a ,

diciendo antes de

cada

Padre

nuestro:

Alabado y adorado etc.

S u

Santidad Clemente

V I I

c o n c e d i ó las indulgen

cias

siguientes: Indulgencia

plenaria

al que confesan

do y comulgando visitare devotamente al

S a n t í s i m o

Sacramento

durante la E x p o s i c i ó n de las

Cuarenta

Horas, y diez a ñ o s y diez cuarentenas por cada vez

que se haga esta visita con p r o p ó s i t o de confesarse.

P í o V I I , a d e m á s de conceder muchas indulgencias y

privilegios

á los que se inscriben en la Pía unión de

los adoradores del S a n t í s i m o Sacramento, que velan

en las iglesias en que e s t á expuesto por las

Cuarenta

Horas

ó suplen los gastos que ocasionan,

c o n c e d i ó

t a m b i é n

para

siempre, por rescripto de 12 de Mayo

de 1817, que dichas indulgencias sean aplicables á

las almas del Purgatorio, y d e c l a r ó que los altares

de las iglesias en donde estuviesen las

Cuarenta

Ho

ras

fuesen prfvileaiados durante la

E x p o s i c i ó n .

ORACIÓN DE

D E S A G R A V I O S 115

Clemente X I I , por Decreto de la C o n g r e g a c i ó n de

Indulgencias de 25 de Julio de 1765, c o n c e d i ó indul

gencia plenaria

p a r a

siempr- á los fieles que confe

sando y comulgando

visita,

n devotamente al

Santi-

mo erpuesto, por tres

d í a s ,

en las dos semanas que

preceden

al C a r n a v a l , ó en los mismos tres d í as de

C a r n a v a l , ó solamente en el jueves llamado

jueves

gordo

racióri

d des gr vio l

Saijlísinjo

Saeranjer¡fo

eñor mío Jesucristo verdadero Dios y

verdadero hombre que estáis escondido en

el augusto Sacramento del Altar: os amo y os

adoro con todo mi corazón, y con aquel res

peto profundísimo que la fe me inspira en

desagravio de todas las irreverencias profa

naciones y sacrilegios que cometen tantos ca

tólicos

que ingratos á Vuestros beneficios os

renuevan con su conducta los tormentos y do

lores acerbísimos que sufristeis en Vuestra

Pas ión . Os amo y os adoro pues ¡oh Dios

mío con

todas

mis fuerzas y quisiera hacerlo

con la

perfección

de que son capaces todas

las criaturas racionales. Sí os adoro ahora y

os adorar i siempre no sólo por los católicos

que no os adoran ni aman y que os ofenden

continuamente sino también para que se con

viertan

os amen y os adoren ios herejes cis-



11«

D E V O C I Ó N

máticos, impíos, mahometanos }udfos é idó-

latras. ¡Oh, sí mi Je sús yo deseo que todos

crean en Vos que os amen y que os adoren

continuamente en vuestro

San t í s imo

Sacra-

mento. Asi sea.

Ahora se rezará cinco veces el Padre nuestro. ve

María y Gloria en reverencia délas cinco llagas y por

lo

macho que

su/rió Jesús

durante su

sanlijima

Pa-

sión.

U L D E V O C I Ó N AL S A G R A D O

C O R A Z Ó N DE J E S Ü S

E l Verbo Eterno vino á

este

mundo única-

mente para hacerse amar de los hombres.

Yo

he venido

dice Jesucristo

á poner

en

la

tie-

rra

el fuego de mi amor y

¿qué

he de que-

re r sino que arda?

Buena prueba de este

inefable designio

fueron

su vida santísima y

su

dolorosisima

muerte de Cruz pero mayor

fué, sin duda la total donac ión que de Sí

mismo nos hizo en el Sant í s imo Sacramento

del Altar. ¿Quién, después de esto podrá con

fundamento dudar del amor de Dios y dispen-

sarse de amarle?

S in

embargo á

f in

de amon-

tonar

según la expresión del Espí r i tu Santo

ascuas encendidas de caridad sobre nues-

tra cabeza que avivaran el fuego de su amor

en nuestros ingratos y helados corazones se

aparec ió

en uno de

estos

ú l t imos

tiempos á

A L

S A G R A D O C O R A Z Ó N

DE

J E S Ú S 117

la í )ea ta Margarita Mar í a Alacoque y mos-

t r á n d o l e su C o r a z ó n Sacratisimo en trono üe

amor

divino, rodeado de espinas y coronado

co n la Cruz le mandó que se esforzara en ha-

cer se instituyera la fiesta y se propagara

esta devoción en la Iglesia Ca tó l i ca á este

du lc í s imo Corazón , p rome t i éndo le que dis-

pensa r í a

gracias

especia l í s imas

á cuantos con

sus homenajes y afectos reparasen las inju-

rias que recibe de los hombres ingratos en el

Sant í s imo Sacramento.

He aquí

¡e dijo, este

Corazón

que

tanto

ha

amado

á los hom-

bres y que nada ha omitido hasta agotarse

y consumirse para manifestarles su amor

pero que en recompensa no recibe de la

mayor parte sino ingratitudes y desprecios

en

este

Sacramento; publica y haz publi-

car por todas partes que Yo distribuiré

abundantemente mis gracias á todcs los

ene vengan á buscarlas en mi Corazón.

No podemos pues hacer cosa más grata á

nuestro

divino

Redentor ni

más útil

á nuestra

alma

que dedicarnos á honrar y

glorificar

de

hoy en adelante de un modo especia l í s imo su

adorable

C o r a z ó n ;

y

esto

por los fines que

El mismo indicó á su sierva: 1.° En agradeci-

miento del gran don que nos ha hecho dándo-

nos la divina Eucarist ía . ° En reparac ión de

las irreverencias é injurias que ha recibido y

recibe cada día de parte de los hombres en

este misterio adorable de nuestros altares;

y 3 . ° En compensación del honor y culto que

injustamente se le niega en muchas iglesias.



118

DEVOC IÓN

PRÁCTICAS

coa que quiere ser

honrado

el divino

Corazón de Nuestro Señor.

1.

*

Ante todo, evitar el pecado, que es la

única causa

del dolor de

este dulcís imo

Co

razón.

2. " Inscribirse en la Archicofradía del Sa

grado

Corazón

y hacer la

Comunión

repa

radora.

3 * Consagrar el mes de Junio y el primer

Viernes

ó el primer domingo de cada mes al

Sagrado Corazón .

4. Celebrar con mucha piedad la fiesta

del

Sagrado

Corazón ,

y en aquel día hacer la

Comunión con el acto de reparac ión, según

los deseos

de Nuestro

Señor .

5.

* Visitar

las iglesias y altares dedicados

al

Sagrado

Corazón

y

contribuir

con lo que

se pueda á su adorno.

6.

̂

Aconsejar

esta devoción

á los que no

la tienen.

7. ^ Finalmente, orar frecuentemente por

lo s sacerdotes

y misioneros que se emplean

de un modo especial en extender esta dulce y

preciosa devoción.

A L

SAGRADO

CORAZÓN DE

J E S Ú S

119

GRAC IAS

prometidas por J uestro S ñor Jesucristo

á las personas devotas de su Sagrado

Sorazón.

1." Les

da ré

las gracias

necesarias

á su

estado.—2.̂ ^

P o n d r é

paz en sus familias.—

3.* Les consolaré en sus aflicciones.—4.* S e r é

su amparo y seguro refugio durante la

Vida,

y principalmente en la hora de la muerte.—

5. " Bendec iré abundantemente sus empresas.

6. * Los pecadores hallarán en mi Corazón la

fuente inagotable de la

misericordia.- 7."

Las

almas tibias se harán fervorosas.— 8. Las al

mas fervorosas se e levarán con rapidez á gran

perfecc ión.

9.

D a r é

á los

sacerdotes

la gra-

<:ia de mover los corazones más endurecidos.

10." Bendeciré

las

casas

en que la Imagen de

mi

Corazón

sea expuesta

y

honrada

11Las

personas que propaguen esta devoción, ten

drán

escrito su nombre en

mi Corazón ,

y nun

ca s e r á borrado de Él.

cto de ofrecimiento al Sagrado

Co r a z ó n de J e s ú s

jOh amabilís imo Jesús mío Yo, N. N . , con

e l

fin ce daros testimonio de mi

reconocí-



120

DEVOCIÓN

miento y reparar mis infidelidades, os doy mi

corazón, me entrego en te ramaníe á Vos, y

propongo, con Vuestro divino auxilio, no vol

ver más á ofenderos.

Cien días

de

indulgencia

por

hacerlo

una vez al día;

y

una

plenaria

al mes

rezándolo todos

los

días

y

con-

fesando y comulgando en uno de ellos

i P í o

VII.)

Orac i ón al Co r a z ón agonizante de J e s ú s

PO R L S P E R S O N A S QÜK EN T O DO E L MUNDO

AGON IZAN Y M U E R E N C A D A DI

¡Oh miser icordios ís imo Jesús , abrasado en

amor

de las almas Os suplico, por la agonía

de vuestro Sant ís imo Cora zón y por los do

lores de vuestra pur ís ima Madre, que lavéis

con vuestra sangre á todos los pecadores de

la

tierra

que

es tán

ahora en la

agonía

y

t i e

nen que morir hoy. Am én.

Corazón

agonizante de

J e s ú s ,

tened miae-

l icordia

de los moribundos.

Cien días

de

indulgencia

por

cada

vez.

Una plenaria

al

mes

rezándola en

él

tres veces cada

día y

áüiferem

tes horas P ío

IX.)

SAGRADO

CORAZÓN DE J E S Ú S ¿\

Fórtnuld

de

C o n s a g i a c i ó n

prescrita por

Su Santidad L e ó n X I IL

J e s ú s d u l c í s i m o . Redentor del g é n e r o

humano m í r a n o s postrados humi ld í s ima-

T ,ente delante de tu altar. Tuyos somos,

tuyos

queremos ser, y para one podamos

estar más firmemente unidos a T i , he aqu'j

que hoy cada uno de nosotros

voluntaria

mente se dedica á tu S a c r a t í s i m o C o r a z ó n .

Muchos, S e ñ o r , ciertamente nunca te

conocieron; muchos te desecharon al

des

preciar tus mandamientos. C o m p a d é c e t e

de 'os unos y de los otros ¡oh b e n i g n í s i m o

J e s ú s y atrae á todos á tu Santo C o r a z ó n .

S é Rey ¡oh S e ñ o r no sólo de los fieles

que

j a m á s

se separaron de

T i ,

sino

t a m b i é n

de los

hijos

p r ó d i g o s que te abandonaron;

haz que é s t o s se vuelvan pronto á la casa

paterna, para que no perezcan de miseria

y de hambre.

S é Rey, finalmente, de todos los que se

h a ü a n en la antigua s u p e r s t i c i ó n de los gen

t i les , y no tardes en trasladarlos de las t i

nieblas á la luz y reino de Dios .

Concede, S e ñ o r , á tu Iglesia segura Ii«



122

D E V O C I Ó N

bertad

y bonanza; concede á todos los pue

blos

la tranquilidad que nace del orden;

haz de una vez que del uno al otro polo re

suene esta

sola a c l a m a c i ó n : ¡ A l a b a d o sea

el divino C o r a z ó n por quien hemos alcan

zado la salud ¡A Él mismo gloria y honor

por

todos los siglos

A m é n .

L E T A N Í A S

del Sagrado C o r a z ó n de J e s ú s .

A P R O B A D A S P O R L A S A G R A D A C O N G R E G A C I Ó N D E R I T O S )

Señor tened piedad de nosotros.

Jesucristo, tened piedad de nosotros.

Señor tened piedad de nosotros.

Jesucristo, oidnos.

Jesucristo, escuchadnos.

Dios

Padre

celestial

Dios

Hijo

Redentor del mundo.

Dios Espír i tu Santo,

Sant ís ima Trinidad, que sois un solo

Dios.

Corazó n de Jesú s Hi jo del PadreEterno

C o r a z ó n de J e s ú s formado por el Es

píri tu Santo en las en t rañas de la

Virgen

Madre,

C o r a z ó n de J e s ú s unido substancial-

mente al Verbo

divino.

A L

S A G R A D O C O R A Z O N

DE

J E S Ú S 123

C o r a z ó n de J e sús de Majestad infinita . \

Coraron de

J e s ú s

Santuario de la d¡-

Viniaad,

C o r a z ó n de J e sús Tabe rnácu lo del A l -

t í s imo

C o r a z ó n de J e sús Casa de

DioS

y

puerta del Cielo,

C o r a z ó n

de

J e s ú s

horno encendido de

caridad.

C o r a z ó n de J e sús recep tácu lo de jus

ticia y de amor, <,

C o r a z ó n de J e s ú s lleno de amor y §

bondad, 3

C o r a z ó n de J e s ú s abismo de todas las I |

virtudes.

C o r a z ó n de Jesú s d ignís imo de toda

alabanzfi,

C o r a z ó n de J e s ú s Rey y centro de to

dos los corazones,

C o r a z ó n

de

J e s ú s

en que residen todos

los tesoros de sabiduría y ciencia.

C o r a z ó n

de

J e sús

en que habita toda

la

plenitud

de la divinidad,

C o r a z ó n de J e sús objeto de las

com

placencias del Padre,

C o r a z ó n de J e sús de cuya abundancia

todos recibimos,

C o r a z ó n de J e s ú s deseado de los co

llados eternos

a.



124

DEVOC I ÓN

Corazón de J e s ú s , paciente y

miseri-

cordios ís imo.

Corazón de J e s ú s , rico para todos ios

jue os invocan.

Corazón de J e sús , fuente de Vida y de

santidad.

Corazón de J e s ú s p r op i ci ac ió n por

nuestros pecados

Corazón

de

Jesús ,

saciado de oprobios

Corazón

de

J e s ú s ,

rasgado de dolor

por nuestras culpas

Corazón de J e s ú s , hecho obediente

hasta la muerte

Corazón de J e s ú s , traspasado con la

la iza.

Corazón de J e sús , fuente de/todo con-

suelo.

Corazón de J e sús , vida y re su r recc ión

nuestra

Corazón de J e sús , nuestra paz y nues-

tra reconcil iación.

Corazón de Jesús , v íc t ima de los pe-

cados.

Corazón de J e s ú s , salud de los que en

Vos esperan.

C o r a z ó n

de

J e s ú s ,

esperanza de los

que en Vos mueren.

Corazón de J e s ú s ,

delicia

de todos los

Santos

A L

S A G R A D O

CORAZÓN

DE J E S Ú S

l25

Cordero de Dios que quitáis los pecados del

mundo perdonadnos S e ñ o r .

Cordero de Dios que qui tá is los pecados del

mundo atendednos. S e ñ o r .

Cordero de Dios que qui tá is los pecados

del

mundo tened piedad de nosotros.

Jesucristo oidnos.

Jesucristo escuchadnos.

J e s ú s ,

dulce

y

humilde de

c o r a z ó n ,

f^ . Haced nuestro c o r a z ó n semejante

a l vuestro.

ORAC IÓN

Omnipotente y eterno Dios mirad el Cora-

zón de vuestro amabi l ís imo Hijo, ved las sa-

tisfacciones

que hoy os ofrece por los peca-

dores escuchad las alabanzas que os

tributa

en nombre de ellos; y aplacado por Él con-

ceded pe rdón á los «lue os

imploran

por el

mismo Jesucristro Vuestro

Hijo,

que con Vos

Vive

y reina en unidad del

Esp í r i tu

Santo

por los siglos de los siglos. Am én .

Acto de desagravio al Co r a z ón

Eu c a r í s t i c o de J e s ú s

¡ O h C o r a z ó n E u c a r í s t i c o de J e s ú s , ho-

guera de caridad abismo de misericordia

p i é l ago de gracias infinitas y manantial co



126

D E V O C I Ó N

pios ís imo

de donde fluyeron todos los Sa

cramentos, y singularmente

este

Sacra

mento de amor ¡Quién me diera. S e ñ o r

penetrar los latidos de ese adorable Cora

zón oculto bajo los velos eucan'sticos, y

ver al descubierto los sentimientos doloro

sos que lo desgarran en presencia del ol

vido

de la ingratitud y de la dureza de los

hombres

Porque ¡oh J e s ú s mío ¿ cómo han res

pondido los hombres á tanta bondad?

¿C ómo han pagado. S e ñ o r esta ú l t ima

fineza de vuestro amor? ¡Ay de mí que

la mayor parte de ellos, el linaje humano

en su inm.ensa ma yo r í a ha contrapuesto

c r ímen e s y más c r ímen e s á tan inefable

beneficio;

os han desconocido, os han ol

vidado,

os han menospreciado, y no cesan

de llenar la medida de sus iniquidades con

nuevos y más sangrientos ultrajes. Los

hombres ya no quieren conoceros, no quie

ren

amaros; vuestra ley es despreciada

cada día, vuestra voluntad postergada á

cada momento; quieren borrar hasta la

memoria de vuestro Nombre. Y ¿ s e r á ne

cesario recordar los horrendos atentados,

L

S G R D O C O R Z Ó N

E

J E S Ú S 1

las infames blasfemias, los tratamientos

indignos de que ha sido v í c t ima vuestro

Co r a z ó n en

este

Sacramento? Hombres

imp ío s herejes rabiosos ha habido que, no

contentos con haceros blanco de sus bur

las y sarcasmos, han profanado de la ma

nera más horrorosa este soberano

Miste

r i o ;

han arrebatado con sus sacrilegas ma

nos las Sagradas Hostias, las han desga

rrado

rabiosamente con la punta del

puña l

las han hollado con sus pies, las han ar ro

jado al fuego, al agua y al lodo, h a c i é n d o -

las objeto de los mayores horrores,

¡Oh

Dios

ultrajado ¡Oh C o r a z ó n Euca

r í s t i co

de

J e s ú s

tan vilmente ofendido En

presencia de tan negra ingratitud, nos

otros, de quienes en vuestra misericordia

os

h a b é i s

dignado acordaros, si no os ama

mos cuanto merece vuestra ternura, si en

lo pasado hicimos causa c omún con vues

tros enemigos, ahora bien veis que esta

mos pesarosos de nuestras culpas, y que

deseamos amaros con ardor. Permitid, Re

dentor d iv ino permitid que nos lleguemos

á vuestra amorosa presencia, y que, pos

trados y humillados profundamente á vues-



128

DEVOCIÓN

tros

sagrados

pies, y cubierto de

confu

sión

nuestro rostro, os pidamos

p e r d ó n

por

tantos ultrajes como, recibe vuestro Cora

zón

en el Sacramento de vuestro amor,

Lleguen

á Vos

nuestras

voces, y

suba has

ta ese trono

E u c a r í s t i c o

el doloroso

gr i to

de

e x p i a c i ó n

y arrepentimiento que el pe

sar arranca de nuestro contrito c o r a z ó n .

Por

m r pecados,

por los de nuestros

padres,

hermanos y amigos

Por los perjurios y sacrilegios.

Por los odios y rencores.

Por las horrorosas blasfemias.

Por las profanaciones de los días

• santos,

Por las

deshonestidades

y

e scánda los .

Por las negligencias y malos ejemplos

de los padres,

las desobediencias y

desórdenes

de los hijos.

Por los atentados cometidos contra la

Iglesia,

Por las persecuciones y calumnias con-

-

tra Vuestros ministros

Por los

c r ímenes

de la

prensa impía,

Por las maquinaciones de

tenebrosas

sectas..

. . . .

L

S G R D O

COR ZÓw E J E S Ú S

129^

Por los insultos

hechos

á vuestras

imá

genes,

Por la profanación de los templos.

Por el

abuso

de los Sacramentos,

Por las comuniones sacrilegas.

Por los horrendos ultrajes cometidos

con

las

Sagradas

Hostias,

Por los justos que Vacilan,

Por los

pecadores

que resisten á la

gracia.

Por los infelices que agonizan

¡ O h , S e ñ o r mío Jesucristo, que h a b é i s

querido quedaros con nosotros en el admi

rable Sacramento del

A l t a r ,

para dar á

vuestro Eterno

Padre

una gloria sin l ími

tes y á nosotros el du lc í s imo alimento de

l vida inmorta l

Concedednos

l lorar

con

un corazón

verdaderamente contrito tan

tas injurias como r e c i b í s en este adorable

.Misterio,

é

inflamad

n iestros corazones

en el más ardiente celo, á fin de reparar

dignamente tantos oprobios á que os expo

néis por amor de las almas fieles. Vos, que

vivís

y

re iná i s

con el

Padre

y

e l*Esp í r i tu

Santo por los siglos de los siglos. A m é n .



130

DEVOCIÓN

I l

DEVOCION BARIA SANTISIMA

Hablando

de

María Sant í s ima,

es

cé l ebre

y

comúnmente admitida la sentencia de San

Bernardo, que dice: que Dios no dispensa

racia alguna, sino por manos de Marta.

a misma Santa

Iglesia

aplica á esta sobera

na Reina aquellas palabras de los Proverbios:

Bienaventurado el'que

vela

continuamente

á las puertas de mi casa es aecir, á las

puertas de mi poderosa intercesión) , porque

quien me hallare, hallará la vida y alcan-

zará del Señor la salvación.

Por tanto, pro

cura

ser devoto de María Sant í s ima; si pones

tn El la todo tu amor y confianza,

puedes

es

perar grandes favores de

esta

agradec id í s i -

ma Señora ,

la

cual,

como dice San

An d r é s

Cretense, acostumbra á dispensar gran-

des favores por el más pequeño obsequio.

P r á c t i c a de l d e v o c i ó n á María

Sa nt í s i m a .

1.

Todas las mañanas al levantarse, y to

jas las noches al acostarse, rezar tres

Ave-

marias, y después aña l i r esta breve orac ión :

¡Oh Marta por vuestra pura é inmaculada

Concepción haced casto mi cuerpo y santa

mi alma.

A MARÍA SANTÍSIMA 131

2 .°

Todas las veces que se oye el

reloj

rezar un

Ave María

y hacer lo mismo al sa

l ir

de casa y al

volver

á ella, al

pasar

por

delante de alguna Imagen de la Sant ís ima V i r -

gen, como también al

principio

y f in de cual

quiera ocupación, tanto espiritual como cor

poral, V

gr., estudiar, trabajar, comer, rezar,

eer algún libro espiritual.

3

°

Rezar todos los

días

el Santo Rosario

con

la

considerac ión

de los

misterios.

Muchos

devotos rezan

también

el

Oficio

Parvo de la

Virgen.

4. ° Rezar todos los días tres

Padrenues-

tros, Ave y Gloria á la San t í s ima

Trinidad

en acción de gracias por los favores y privi-

legios concedidos á Mar ía : la misma San t í -

sima Virgen reve ló á una persona piadosa que

le es muy agradable

esta

devoción

5. ° Ayunar todos los sá b a d o s á pan y agua

en honor de Mar ía , ó, por lo menos, ayunar

con ayuno común, ó contentarse con un solo

j lato,

ó privarse de alguno de ellos

m ás

sa-

)roso al paladar.

6. ° V isitar todos los tfías alguna imagen

de María , p idiéndole , entre otras gracias, el

amor

á Jesucristo y la perseverancia

final.

Las oraciones que van en la página 137 y si

guientes pueden servir para hacer la visita á

Ma r í a Inmaculada todos los días de la semana.

7. Celebrar las novenas de sus principa

les festividades, rezando al efecto siquiera

nueve

Avemarias

y pidiéndole alguna gracia

especial en cada día de la novena.

8. ° Encomendarse muy frecuentemente á

esta

divina Madre;

especialmente en las ten

taciones. ,



132

D E V O C I Ó N

9 ° Procurar propagar entre los otros

como

parientes amigos y criados

esta

devo-

ción á la Madre de Dios v hablar con frecuen-

cia de E l la

E L

S N T O R O S R I O

Cosa bien sabida es que la devoción del

Rosario fué revelada por Ma r ía S an t í s ima al

lorioso Santo Domingo de Quzmán No hay

evoción más amada ni más practicada que

és ta Verdad es que los herejes é incrédulos

han

procurado con

sa tán ico

furor desacredi-

tarla

pero todos saben que ha sido precisa-

mente por los grandes bienes que ha t ra ído

al mundo. Los Sumos Pon t í f i ces la han en-

riquecido

con innumerables indulgencias y

nuestro Sant ís imo Padre el

Papa

León X I I I

la recomendó ardientemente á todo el pueblo

cristiano

como el medio más poderoso para

alcanzar remedio á tantos males como pesan

sobre la Iglesia Ca tó l ica

Para ganar las indulgencias que e s tán con-

cedidas á

esta

dulcísima devoción es

necesa-

r io que se vayan meditando los misterios co-

rrespondientes mientras se reza.

Para

comodidad de los fieles se ponen

aqui dichos misterios; advirtiendo que si

alguno no supiere leer y no los supiere de

memoria

bastará

para ganar las indul-

Á M R Í S N T Í S I M

135

gencias que medite alguno de los misterios

de Cristo como la

Encarnación

la

Pasión

y la

Resurrección.

M I S T E R I O S

D E L R O S R I O

M I S T E R I O S G O Z O S O S

Luneo > juavss.i

1

° De la E n c a m a c i ó n del H i j o e

Dios.

2 ° De la V i s i t a c i ó n de la V i r g e n á

Santa Isabel.

5 ° Del Nacimiento del H i j o de

Dios.

4 ° De la P u r i f i c a c i ó n de la V i rgen

S a n t í i

1

na.

5.

̂

Del N i ñ o J e s ú s perdido y hallado

en el

Templo.

M I S T E R I O S D O L O R O S O S

Martes viernes.)

1 ° De la O r a c i ó n de Cristo en

el

Huerto.

2 °

De la

f l age lac ión

de Jesucristo.

ii°

J e s ú s

coronado de espinas.



154

DEVOCIÓN

4 . °

Jesús sentenciado

á

muerte

y con-

ducido al Calvario

5.

°

De la Crucifixión del H i j o de Dios.

M I S T E R I O S G L O R I O S O S

Mié r c o l e s ,

sábados y domingos.

1.° De la gloriosa

resurrección

de

Cristo.

De la admirable

ascensión

de Cris-

to á los Cielos.

5.° De la venida del

Espíritu Santo.

4 . ° De la

sunción

de la Virgen M a r í a .

5.

°

De la coronación de Marta en la

Gloria.

LET NÍ

DE NUESTRA

SEÑOR

Kyrie

eleison.

Christe eleison.

K yr i e

eleison.

Christe, audi nos.

Christe, exaudi nos.

Pater de

ccelís

Deus, miserere nobis.

F i l i Redemptor mundi, Deus, miserere nobis.

Spiritus

Sá n e t e

Deus, miserere nobis.

Sancta

Trinitas

unus Deus,

miserere nobis.

Sancta María \

Sancta Dei Qenitrix, f | S

Sancta Virgo Vírginum

( 5̂ ^

Mater Christi , / «

Á

M R Í S N T Í S IM

Mater divinae gratiae

Mater purissima,

Mater castissima,

Mater inviolata,

Mater intemerata,

.Water immaciilata,

Mater amabili:̂ ,

Mater aamirabilis,

Viater

boni

consil i i

Mater Creatoris,

. v \ j t e r Salvatoris,

V ir g o prudentissima.

Virgo veneranda,

Virgo praeJicanda,

Virgo potens,

Virgo

clemens.

Virgo

fidelis,

Speciilum justitise.

Sedes

sapientiae,

Causa nostrse laetitiae.

Vas spirituale,

Vas honorabile.

Vas insigne

d e vo t i o n i »

Rosa mystica,

Turris Davidica,

Turris eb ú r nea

Domus

á u r ea

Foederis arca,

Janua cceli,

Stella matutina,

Salus infirmorum,

Refugium peccatorum.

Consolatrix afflictorum,

Auxilium Christianorum,

Regina Angelorum,

Regina Patriarcharura..



136

D E V O I O N

f

1

I

Regina Prophetarum

Regina Apostolorum,

Regina

Martyrum

Regina Confessorum,

Regina

Virginum,

Regina Sanctorum omnium,

Regina sine labe originali concepta,

Regina Sacratissimi Rosarii

Agnus Dei, qui

toll is

peccata

mundi,

parce

nobis,

Domine.

Agnus Dei, qui

toll is

peccata

mundi, exaudi

nos, Domine.

Agnus Dei, qui

toll is

peccata mundi,

miserere

nobis.

Sub tuum praesidium confugimus,

Sancta

Dei

Qenitrix; nostras

deprecationes ne des-

piciasin

necessitatibus nostris, sed a periculis

cunctis libera nos

semper.

Virgo gloriosa et

benedicta.

f.

Ora pro nobis,

Sancta

Dei Qenitrix.

l i f . Ut

digni

efficiamur promissionibus

Christi.

ORcMUS

Deus, cujus Unigenitus per vitam, mortem

et resurrectionem suam nobis salutis

Eeternae

praemia comparavit; concede quaesumus; ut

haec

mysteria sanctissimo

beatse

Mariae Vir-

ginis

Rosario recolentes; et imitemur quod

continent, et quod promittunt.

assequamur.

Per eumdem Cnristum Dominum nostrum.

i

Amen

Á M RÍ S NTÍSIM

l37

Oración

á

María Santísima

que se ha de reoetlr cada día al principio de la vlsUm

para alcanzar su poderoso patroclalo

¡ nmaculada Virgen y Madre mía, María

San t í s ima A Vos, que sois la Madre de mi

Señor,

la Reina del mundo, la Abogada, la

Esperanza

y el Refugio de los

pecadores,

recurro en

este

día yo, que soy el más mi

serable de todos. Os adoro ¡oh gran Reina

y os agradezco

todas

las gracias que

hasta

ahora me habéis hecho, especialmente la

de^haberme

librado del Infierno, que

tantas

veces he merecido. Os amo. Señora ama

bil ís ima,

y por el amor que os tengo os pro

meto serviros siempre y

hacer

todo lo po

sible

para que de los

demás seáis también

amada. Yo os confío

todas

mis esperanzas

y mi eterna s a lvac ión . ¡Oh Madre de mise

ricordia

aceptadme

por vuestro siervo y

acogedme

bajo vuestro manto. Y ya que

sois tan poderosa para con Dios, libradme

de

todas

las tentaciones, ó alcanzadme

fuerza para vencerlas

hasta

la muerte. Os

pido el verdadero amor á Jesucristo; de

Vos espero la gracia de una buena muerte.



138 DEVOCIÓN

¡O h

Madre

m í a

por el amor que

t e n é i s

á

Dios, os ruego que siempre me

a y u d é i s ,

pero

n íucho

más en el

ú l t imo

momento de

mi vida. No me

d e s a m p a r é i s

mientras no

me

v e á i s

salvo en el

Cielo, b e n d i c i é n d o o s

y cantando vuestras misericordias por toda

la

eternidad.

A m é n . A s í

lo espero. Así sea.

Oraciones á Ma r í a S a n t í s i m a

para

cada día de la semana que pueden

servir para la visita diaria.

D O M I N G O

ración para obtener el perdón de los

pecados

Aquí t en é i s , ¡oh Madre de Dios , á vues-

tros pies á un miserable pecador, esclavo

del

Infierno,

que á Vos acude y en Vos

conf ía .

No merezco que me

m i r é is ;

pero sé

que viendo á vuestro+iijo muerto para sal-

var

á los pecadores,

t e n é i s

un

g r a n d í s i m o

deseo

de ayudarlos. ¡Oh Madre de miseri-

cordia ,

no

a p a r t é i s

la vista de mis mise-

rias, y habed

compas ión

de mí.

Oigo

que

todos os

llaman refugio

de los pecadores,

A M A R Í A SA N TÍ SI M A

159

esperanza de los

desesperados,

auxilio de

lo s

desamparados. Vos sois, pues, mi re-

fugio, mi esperanza y mi auxil io, Vos ha-

b é i s

de salvarme con Vuestra

in t e rces ión

Socorredme por amor de Jesucristo, ten-

ded

la mano á un miserable

c a í d o

que á

V os

se encomienda. Sé que Vos os

com-

p l a c é i s

en auxiliar á un pecador cuando

e s t á

en vuestra mano, auxiliadme, pues,

ahora que p o d é i s . Con mis pecados he per-

dido la divina gracia y mi alma. Ahora me

pongo en vuestras manos; decidme lo que

debo hacer para volver á la gracia de mi

S e ñ o r ,

que yo quiero hacerlo luego. Él me

env ía

á Vos para que me

s o c o r r á i s .

Él quie-

re que yo acuda á vuestra misericordia,

para que, no sólo los m é r i t o s de vuestro

H i j o , sino

t a m b i é n

Vuestras

sú p l i c a s ,

me

ayuden á salvarme. A Vos, pues, acudo.

Vo s ,

que por tantos otros

r o g á i s ,

rogad

t a m b i é n

á

J e s ú s

por mí. Decidle que me

perdone, que ya me

p e r d o n a r á ;

decidle que

d e s e á i s

mi

s a l v a c i ó n ,

que Él me

sa lva rá .

Dadme

á conocer el bien que s a b é i s

dis-

pensar al que conf ía en Vos. A m é n . Así lo

espero, así sea.



140

D E V O C I Ó N

óc?

rezarán

tres Avemarias para desagraviar a la

tantísima Virgen

en

algún

modo de las blasfemias

uec:.ntra

Ella

se profieren.

L U N E S

r ción

para obtener

la santa

perseverancia

¡O h Reina del Cielo , yo, que en otro

tiempo

fui desdichado esclavo del demonio,

ahora me consagro á Vos por vuestro sier-

vo perpetuo, y me ofrezco á honraros y

serviros por toda mi vida. Recibidme,

pues,

y no me

r e c h a c é i s ,

como lo tengo mereci-

do. ¡Oh Madre mía , en Vos he puesto to-

das mis

esperanzas;

de Vos espero toda

m i dicha. Bendigo y doy gracias á Dios,

que por su misericordia me ha concedido

esta

confianza en Vos, que yo miro como

una prenda segura de mi eterna s a l v a c i ó n .

¡Ah ¡infeliz de m í en el tiempo pasado he

caído en la culpa por no haber acudido á

Vos ; pero confío que, por los méritos de

Jesucristo y por vuestras

sú p l i c a s ,

he sido

ya perdonado. Sin embargo, como mis ene-

migos no duermen, el peligro de volver á

perder la

divina

gracia no ha

cesado.

Á

M R Í S N T Í S I M

14i

¡ uántas

nuevas

tentaciones tendré que

vencer aún ¡Ah, Señora mía d u l c í s i m a ,

protegedme,y no

permitáis

que vuelva otra

vez á ser esclavo del pecado; ayudadme

siempre. Bien sé que, si me encomiendo

á Vos, me ayudaréis y saldré victorioso;

mas éste es m i temor, que en las ocasiones

de

pecar

deje de llamaros en mi ayuda y

caiga por esto miserablemente. Conceded-

me,

pues, esta

gracia que os

pido;

alcan-

zadme que en los

asaltos

del infierno siem-

pre recurra á Vos, diciendo: M a r í a , ayu-

dadme; tierna Madre m í a , no permitáis que

pierda á mi

Dios.

7>es

Avemarias

M R T E S

r ción

para

alcanzar una buena muerte

¡O h María S a n t í s im a , ¿qué será de mí

en la hora de mi muerte? Cuando consi-

dero mis pecados y pienso en aquel

for-

midable

momento que ha de decidir m

salvación ó mi condenación eterna, tiem-

b lo y me confundo. ¡Oh Madre mía dulcí

sima , en la

sangre

de Jesucristo y en vue

tra

intercesión

tengo cifradas

todas

mis



142

DEVOCIÓN

esperanzas

¡Oh Consoladora de los

a f l i -

gidos , no me a b a n d o n é i s en aquella hora:

no d e j é i s de consolarme en aquella grande

a f l i c c ió n .

Si ahora tanto me atormenta el

remordimiento

de los

pecados

cometidos,

la incertidumbre del p e r d ó n , el peligro de

recaer, el rigor de la divina justicia, ¿ q u é

s e r á

de mí en aquel terrible trance? Si

V os no me a y u d á i s , mi p e r d i c i ó n es cier-

ta. ¡Ah, S e ñ o r a mía , antes que llegue mi

muerte, alcanzadme un sumo dolor de mis

pecados, la enmienda verdadera de m i

vida

y

una constante

fidelidad

á Dios

hasta

el

f in

de mis

d í a s .

Y cuando llegue el

t é r m i n o

de mi carrera, ¡oh

M a r í a , esperanza

mía , •

ayudadme en las angustias que me han de

rodear, y confortadme para que no des-

espere

á la vista de mis culpas, que el de-

monio

p o n d r á delante de mis ojos. Alcan-

zadme la gracia de invocaros entonces con

m á s

frecuencia, á fin de que expire pro-

nunciando vuestro d u lc í s im o Nombre y el

de vuestro S a n t í s i m o H i j o . Esta gracia que

h a b é i s hecho á tantos devotos vuestros, yo

t a m b i é n

la

deseo

y la

espero.

r s Avemarias

Á M RÍ S N T I S I M

143

M I E R C O L E S

r ción

para

alcanzar el librarse

del Infierno

¡ O h a m a b i l í s i m a S e ñ o r a mía : yo os doy

gracias porque me

h a b é i s

librado del

Inf ie r -

no

tantas veces

como lo he merecido con

m is pecados. ¡ M i s e r a b l e de mí Hubo un ]

tiempo

en que ya

estaba

condenado á ser

sepultado en aquella horrible c á r c e l , y

acaso se h a b r í a ejecutado la sentencia

d e s p u é s de mi primer pecado, si Vos, mi-

sericordiosa, no me hubierais defendido.

V o s , aun sin que yo os rogara, s ó lo porque

sois tan buena, detuvisteis el brazo de la

divina justicia,

y luego, triunfando de mi

dureza, movisteis mi

c o r a z ó n

á poner su

confianza en Vos. Y ¡ c u á n t o s otros delitos

hubiera cometido

d e s p u é s

en los peligros

en que me he

visto,

si Vos, Madre amoro-

sa, no me hubieseis preservado con las gra-

cias que,me h a b é i s alcanzado ] A h , Reina

m í a ,

continuad velando sobre mí para que

no caiga en el Infierno. Si me condeno, ¿de

q u é me s e r v i r á n vuestra misericordia y los

lavores que me

h a b é i s dispensado?

Si en



144

D E V O C I Ó N

Otro tiempo de jé de amaros, ahora os amo,

d e s p u é s de

Dios,

sobre todas las

cosas.

j A h

no p e r m i t á is que

vuelva

otra vez las

espaldas á Vos y á Dios, que, por vuestro

medio,

me ha favorecido con tantas mise

ricordias.

S e ñ o r a mía amab i l í s ima , no per

m i t á i s , no, que llegue á aborreceros y mal-

deciros

para siempre en el

Inf ie rno. ¿C on -

sen t i r í a i s en ver condenado á un siervo

vuestro que os ama? ¡Oh M a r í a ¿ q u é me

d e c í s ? ¿Me c o n d e n a r é ? — Me c o n d e n a r é ,

si os abandono. Pero ¿qu ién t endr ía el va

lor de abandonaros? — ¿ Q u i é n p o d r í a

o lv i -

darse del amor que me h a b é i s profesado?

¡O h

Madre

mía ,

ya que

h a b é i s

hecho tanto

para salvan.ie, acabad vuestra obra,

con

tinuad

vuestra asistencia.

¿ Q u e r é i s

asis

tirme? —

Pero,

¿qué

digo? Si cuando

vivía

ta n

olvidado

de Vos me h a b é i s favorecido

tanto, ¿ c u á n t o más no debo esperar de

V os ahora que os amo y á Vos me enco

miendo?

No se pierde, no,

quien

á Vos se

encomienda. S ó l o perece

quien

deja de

invocaros. ¡Ah, Madre mía , no me aban

doné i s

á mí

mismo,

porque me

p e r d e r é ;

haced que siempre recurra á Vos. Salvad-

Á M R Í S N T Í S I M 145

me, esperanza m í a , salvadme del infierno;

pero antes libradme del pecado, que es la

i'mica cosa que puede condenarme á él.

lYes Avemarias

J U E V E S

r ción

para psdir el Cielo

jO h Reina del Cielo, que e s t á i s sentada

sobre los coros de los Angeles, en el t r o -

no más inmediato al trono de Dios Yo,

desdichado pecador, os saludo desde este

valle de miserias, y os ruego que vo lvá i s

hacia mí esos vuestros ojos

misericordio

sos, que colman de gracias á cuantos mi

ran. Ved, ¡oh M a r í a , en c u á n t o s peligros

me veo y me

v e r é ,

mientras

v iva

en

este

mundo, de perder el alma, el Cielo y á

Dios.

En V o s , S e ñ o r a , he puesto todas mis

esperanzas. Os amo y suspiro por la dicha

de ir pronto á veros y alabaros en la G l o -

ria. ¡O h Mana ¿ c u á n d o l l e g a r á el día en

que, salvo y seguro, me vea á vuestros

pies

s a n t í s i m o s ,

contemplando en Vos á

la

Madre

de mi

S e ñ o r

y Madre

t a m b i é n

mía,

quc con tan generosa sol ic i tud ha cuidado



146

DEVOCIÓN

ue mi s a l v ac i ó n ? ¿ C u á n d o b e s a r é esas ma

nos Dienhechoras que tantas veces me sa

caron de las fauces del infierno y me pro-

digaroTi tantas gracias, precisamente cuan

do por mis pecados m e r e c í a ser odiado y

abandonado de todos? S e ñ o r a , durante mi

viuJ

os iie sido muy

ingrato;

mas si con

vuestro auxil io voy al C i e l o , r e p a r a r é to

das mis ingratitudes. Sí, allí os a m a r é con

lodas mis fuerzas, sin descanso, por toda

lu

eternidad, y os b e n d e c i r é y d a r é gracias

sm fin. Doy á

Dios

infinitas gracias por

haberme inspirado tanta confianza en la

sangre de Jesucristo y en Vos, de

quien

espero firmemente me h a b é i s de salvar,

l i b r á n d o m e de mis pecados y a l c a n z á n d o -

me luz y fuerza para hacer la

voluntad

de

Dios ,

y me

h a b é i s

de conducir, por

f in ,

al

puerto

de la G l o r i a . Lo mismo han espe

rado vuestros siervos, y ninguno ha

visto

frustradas sus esperanzas. Yo tampoco

v e r é frustradas las m í a s . Oh M a r í a , no

os pido otra cosa: Vos me h a b é i s de sal

var. Rogad á vuestro H i j o J e s ú s (como yo

iiismo se lo

pido

por los m é r i t o s de su Pa

sión que me conserve y acreciente siem-

Á MARI / \ A

147

pre en mi esta confianza, y me s a l v a r é .

A m é n .

Tres

Avemar ias .

V I E R N E S

Oración á María Santísima

para alcanzar la gracia de amarla á ita

y á su dlvlao Hijo

¡Oh Mar ía , yo creo firmemente que Vos

sois la criatura más noble, más sublime,

m ás pura, más

bella,

más benigna, más

santa; en una palabra, más amable de to

das las criaturas. ¡ O h S e ñ o r a mía, si todos

os conociesen y amasen como lo m e r e c é i s

Pero c o n s u é l o m e al pensar que tantas al

mas bienaventuradas, en el

Cielo

y en la

tierra,

viven enamoradas de vuestra be

lleza

y bondad. Sobre todo me alegro por

que el mismo

Dios

os ama, á Vos sola, más

que á todos los hombres y á todos los An

geles juntos. Reina mía

a m a b i l í s i m a ,

yo,

miserable

pecador,

t a m b i é n

os amo; pero

no os amo bastante, y quiero amaros con

un amor más grande y más

tierno,

pero

este

amor Vos me lo h a b é i s e alcanzar,



148

DEVOCIÓN

ya que el amaros es una gran s e ñ a l de pre

d e s t i n a c i ó n y una gracia que

Dios

no con

cede sino á aquellos que quiere salvar.

Por otra parte, veo, Madre mía, cuati

obligado estoy á vuestro H i j o ; veo que Él

r erece un amor

in f in i to .

Vos, pues, que

nada d e s e á i s tanto como verle amado, me

habé i s de alcanzar, sobre todo, la gracia

de un grande amor á Jesucristo. Vos al

c a n z á i s de

Dios

cuanto q u e r é i s ; obtened-

me, pues, la gracia de ser tan obediente y

sumiso á la divina voluntad, que nunca ja

m ás tenga la desgracia de oponerme á ella.

No os

pido

bienes de la

tierra,

ni honores,

ni

riquezas; os pido lo que m á s

desea

vues

t r o C o r a z ó n :

quiero amar á mi Dios.

¿ S e r i

posible qui; no q u e r á i s ayudarme en este

mi deseo, que tanto os agrada? No, que ya

me a y u d á i s , ya r o g á i s por mí. Rogad, ro

gad, y no de jé i s nunca de rogar hasta que

me veá i s en el Cielo, á cubierto del pe l i

gro de volver á perder á mi S e ñ o r , y se

guro de amarle siempre, juntamente con

Vos, ca r ís ima Madre m í a . A m é n .

-r

res vemarias

M R I S NTÍSIM

149

S B D O

Oración para alcanzar el patroclalo

de María Santísima

¡ O h Madre mía S a n t í s i m a , veo las gra

cias que me h a b é i s alcanzado, y t a m b i é n

la

ingratitud

que para con Vos he tenido.

E l

ingrato se hace

indigno

de recibir bene

f ic ios ; pero no por eso quiero desconfiar

de vuestra misericordia, la cual es mayor

que mi ingratitud. ¡Oh gran Abogada mía,

habed piedad de m í Vos sois la dispensa

dora de todas las gracias que

Dios

nos

concede á nosotros, miserables pecadores;

y

si os ha hecho tan poderosa, tan rica y

tan benigna, ha sido pa

J

que nos soco

r r á i s

en todas nuestras miserias. Por fa

v o r ,

¡oh Madre de misericordia , no me

a b a n d o n é i s

en mi pobreza. Vos sois la

Abogada

de los pecadores más abandona

dos y culpables que á Vos recurren; def en-

dedme t a m b i é n á mí, que á Vos me enco

miendo. No me d igá i s que mi causa es di

fícil de ganarse; porque las

causas

más

desesperadas, cuando Vos las de fendé i s ,

todcií> tienen fe l i z éx i to . En vuestras ma-



150

D E V O C I Ó N

nos, pues, pongo mi eterna s a l v a c i ó n , á

Vos confío mi alma; perdida

estaba,

pero

V os con vuestra i n t e r c e s i ó n la h a b é i s de

salvar. Quiero ser inscrito en el n ú m e r o

de vuestros más favorecidos siervos; no

me d e s e c h é i s . Buscando vais á los misera

bles para aliviarles el

peso

de sus miserias;

no

a b a n d o n é i s , pues,

á un miserable

peca

dor que á Vos recurre. Interceded por mí.

Vuestro Hi jo hace cuanto Vos le p e d í s ;

tomadme, pues, bajo vuestra p r o t e c c i ó n ,

y esto

me

basta.

Sí, porque si Vos me pro

t e g é i s , a nada t e m e r é ; no t e m e r é mis pe-,

cados, porque Vos me a l c a n z a r é i s remedio^

para el

d a ñ o

que me han ocasionado; no :

t e m e r é á los demonios, porque Vos sois más

poderosa que todo el

inf ie rno;

no

t e m e r é

á

mi propio

Juez, J e s ú s ,

porque con una

sola súpl ica vuestra se aplaca. Tan s ó lo

temo que por descuido mío deje de enco

mendarme á Vos y así me pierda. ¡Oh, Ma

dre mía , alcanzadme el p e r d ó n de todos

mis

pecados,

el amor á Jesucristo, la

santa

perseverancia, 'a buena muerte, y, por fin,

la

eterna

G lo r i a .

Pero

e<?pecialment« . i l

canzadme la gracia de encomendarme siem-,

Á M R I S N T I S I M

151

pre á Vos. Es verdad que

estas

gracias son

favores demasiado

grandes

para una cria

tura

tan indigna como yo; mas no lo son

para Vos, que sois^tan amada de Dios, y

que por lo mismo os concede cuanto le

p e d í s .

Basta que le

d i g á i s

una sola pala

bra, que Él

nada

os niega. Rogad,

pues,

á

¡ . l e s ú s por mí; decidle que Vos me prote

g é i s , que Él no d e j a r á de

apiadarse

de mí

¡ O h M a r í a , Madre mía , en Vos conf ío , en

esta

esperanza

descanso

y v i v o , y con el'-,

quiero mor i r . Am én .

r s Avemarias.

¡Viva siem.pre J e s ú s , nuestro amor y

M a r í a , nuestra esperanza

L a

-Santidad de Pió Vi l

c o n c e d i ó

trescientos dia"

de indulgencia por cada dia que se rece una de esta*

oraciones; y á ios que las digan todo el mes y en él

confiesen y comulguen, una plenaria

ración

de una madre de familia

á

la

Santísima

VIrjen

¡ O h S a n t í s i m a V i r g e n M a r í a , casta Es

posa

de J o s é , tierna Madre de J e s ú s , mo

delo perfecto de esposas y de madres A



152

D E V O C I Ó N

Vos

vengo llena de respeto y confianza, y

con la

veneración

más profunda me postro

á

vuestros pies é

imploro

vuestro socorro.

Ved ¡oh poderosa Reina mis

necesidades

y

las de mi familia, y escuchad piadosa los

ardientes deseos de mi

c o r a zó n ,

yo los con

fío

al vuestro, que es tan dulce y misericor

dioso,

y espero obtener de J e s ú s , vuestro

divino

H i jo , por vuestra m e d i a c ió n , la gra

cia de cumplir bien mis deberes de esposa

y de madre. Alcanzadme el santo temor de

Dios, el amor al trabajo, la voluntad de

orar

y ocuparme en obras santas, la dulzu

ra, la paciencia, la discreción y todas las

virtudes que San Pablo recomienda á las

mujeres cristianas y que hacen la felicidad

y

el honor de las

familias.

Ensenadme á honrar á mi esposo, como

Vos honrasteis á mi

Señor

San J o s é , y

como la Iglesia honra á su divino Esposo

Jesucristo, que el mío encuentre en

mí

una

esposa irreprensible, que la

unión

santa

que hemos

contraído

en la

tierra

subsista

eternamente en los Cielos, proteged á mi

esposo

en todas sus ¿ m p r e s a s ; os

pido

.su

salud y su vida más que la mía propia.

M R I

S N T I S I M

153

También recomiendo á vuestro maternal

orazón mis queridos hijos: sed su Madre

formad Vos misma su

corazón

en la

pie

dad;

que nunca se aparten de la senda de

la v i r t ud

y que sean felices en el servicio

de

Dios;

que

después

de nuestra muerte

no se olviden de nosotros, sus amorosos

padres; que pidan á Dios por nuestro eter

no descanso,

y que honren nuestra memo

ria con sus v i r t u d e s . — S í , ¡oh tierna Ma

dre

que sean piadosos, caritativos, en una

palabra, buenos cristianos. Y pues que

también

han de

morir,

que su vida, llena de

buenas obras, sea coronada con una santa

muerte,

á

f in

de que tengamos la dicha ¡oh

M a r í a

de encontrarnos todos juntos en la

Gloria para contemplaros, daros gracias y

cantar vuestras alabanzas, y con Vos las

de vuestro

H i jo ,

que con el Padre y el Es

píritu

Santo

vive

y reina por todos los si

glos. A m é n .

fórmula p r dedic rse l servicio

de J laríti antísima

¡Oh Santísima

Virgen

María

y Maare

de Dios , yo, aunque indigno de pertene-



154

D E V O C Í Ó N

cer al

n ú m e r o

de vuestros siervos, anima

do, no obstante, por vuestra admirable

piedad, y movido por el deseo que tengo

de serviros, os

elijo

hoy, en presencia de

mi A n g e l

Custodio y de toda la Corte ce

lest ial , por mi especial S e ñ o r a , Abogada y

Madre, y propongo firjnemente serviros y

amaros siempre en

lo

venidero y

hacer

todo

cuanto me sea posible para que t a m b i é n

s e á i s servida y amada de los d e m á s . ¡Oh

Santa

Madre de Dios y Madre mía amabi

l ís ima os suplico, por la

sangre

de vuestro

divino H i jo , derramada por mí, me r e c i b á i s

en el

n ú m e r o

de vuestros devotos por

hijo

y

siervo vuestro perpetuo; asistidme en to

dos los pensamientos, palabras y obras, y

en todos los instantes de mi

v ida ,

para que

todos mis actos, deseos y afectos

e s t é n d i -

rigidos

á la mayor g lor ia de D i o s , y con

vuestra poderosa i n t e r c e s i ó n logre no vo l -

ver jamás

á ofenderle,

antes

le

glorifique

y

ame en

esta

vida y os ame t a m b i é n á

V os ¡oh mi dulc ís ima y q u e r i d í s i m a Madre

para poder amaros d e s p u é s y gozaros en la

Glor ia

por todos los siglos de los siglos.

A m é n .

Á M R I

S N T I S I M

55

¡O h Madre mía, M a r í a , os encomien

do mi alma, sobre todo en la hora de mi

muerte

tra fórmula de dedieación de foda

utja fanjilia á Jífíaría

¡Oh Vi rgen bend i t í s ima , Inmaculada Rei-

na y Madre mía, M a r í a , refugio y consue

lo

de todos los miserables Postrado

ante

vuestro trono con toda mi familia os elijo

p o r S e ñ o r a , Madre y Abogada nuestra de

lante de

Dios ,

y con todos los

míos

me de

dico

para siempre á vuestro servicio, su-

• l i c ándoos humildemente nos a d m i t á i s en

e l número de vuestros siervos y á todos

nos

t o m é i s

bajo vuestro amparo,

a y u d á n -

donos en vida y mucho más en la hora de

nuestra muerte. ¡Oh Madre de misericor

dia

yo os constituyo

d u e ñ a

absoluta y su

prema gobernadora de toda mi casa, de

mis parientes, de mis intereses y de todos

mis

negocios, y Vos no os

d e s d e ñ é i s

de

cuidar de ellos, disponiendo en todo y de

todo como os plazca. Bendecidme á mí y á

todos los de mi famil ia , y no p e r m i t á i s ' ^ u e



154

D E V O C Í Ó N

cer ai

n ú m e r o

de vuestros siervos, anima

do, no obstante, por vuestra admirable

piedad, y movido por el deseo que tengo

de serviros, os

elijo

hoy, en presencia de

mi A n g e l

Custodio y de toda la Corte ce

lest ial , por mi especial S e ñ o r a , Abogada y

Madre, y propongo firjnemente serviros y

amaros siempre en

lo

venidero y

hacer

todo

cuanto me sea posible para que t a m b i é n

s e á i s servida y amada de los d e m á s . ¡Oh

Santa

Madre de Dios y Madre mía amabi

l ís ima os suplico, por la

sangre

de vuestro

divino H i jo , derramada por mí, me r e c i b á i s

en el

n ú m e r o

de vuestros devotos por

hijo

y

siervo vuestro perpetuo; asistidme en to

dos los pensamientos, palabras y obras, y

en todos los instantes de mi

v ida ,

para que

todos mis actos, deseos y afectos

e s t é n d i -

rigidos

á la mayor g lor ia de D i o s , y con

vuestra poderosa i n t e r c e s i ó n logre no vo l -

ver jamás

á ofenderle,

antes

le

glorifique

y

ame en

esta

vida y os ame t a m b i é n á

V os ¡oh mi dulc ís ima y q u e r i d í s i m a Madre

para poder amaros d e s p u é s y gozaros en la

Glor ia

por todos los siglos de los siglos.

A m é n .

Á M R I

S N T I S I M

55

¡O h Madre mía, M a r í a , os encomien

do mi alma, sobre todo en la hora de mi

muerte

Otra fórmula de dedicación de

toda

u ja fanjilia á Jetaría

¡Oh Vi rgen bend i t í s ima , Inmaculada Rei-

na y Madre mía, M a r í a , refugio y consue

lo

de todos los miserables Postrado

ante

vuestro trono con toda mi familia os elijo

p o r S e ñ o r a , Madre y Abogada nuestra de

lante de

Dios ,

y con todos los

míos

me de

dico

para siempre á vuestro servicio, su-

• l i c ándoos humildemente nos a d m i t á i s en

e l número de vuestros siervos y á todos

nos

t o m é i s

bajo vuestro amparo,

a y u d á n -

donos en vida y mucho más en la hora de

nuestra muerte. ¡Oh Madre de misericor

dia

yo os constituyo

d u e ñ a

absoluta y su

prema gobernadora de toda mi casa, de

mis parientes, de mis intereses y de todos

mis

negocios, y Vos no os

d e s d e ñ é i s

de

cuidar de ellos, disponiendo en todo y de

todo como os plazca. Bendecidme á mí y á

todos los de mi famil ia , y no p e r m i t á i s ' ^ u e



156

D E V O C I Ó N

ninguno de nosotros ofenda de hoy en ade

lante á vuestro H i j o ; defendednos en las

tentaciones, socorrednos en las necesida

des, libradnos de los peligros, aconsejad

nos en las dudas, consoladnos en las a f l ic

ciones, asistidnos en las enfermedades, y,

principalmente,

amparadnos en las angus

tias de la muerte. No

p e r m i t á i s

¡oh Santa

Madre de

Dios

que el

c o m ú n

enemigo l l e

gue á gloriarse de tener por esclavo suyo

á ninguno de nosotros d e s p u é s de estar

consagrado á vuestro servicio, y haced que

todos tengamos la dicha de llegar un día al

reino de la eterna G l o r i a , para agradecer

vuestros favores y estar en Vuestra com

pañ ía para bendecir y alabar con Vos á

vuestro

H i j o ,

nuestro

divino

Redentor Je

sucristo, por toda la eternidad. A m é n .

A sí sea.

C O R O N I T A

A L

P U R Í S I M O C O R A Z Ó N D E H e í

I .

Alegraos ¡oh verdadera M a tre de Dios

po r

aquel gozo

purís imo

que

expe - ímen ta s te i s

la G lor ia, viendo que así comj el sol acá

Á M R I

S N T I S I M

157

er"- la tierra ilumina todo el mundo, así Vos

adorná is el

Cielo

con Vuestro esplendor. ve

María

Alegraos ¡oh H i ja de Dios por aquel

gozo que t ené i s en el Cielo, al Ver que todas

las j e ra rqu ía s de los Ángeles , Arcángeles ,

Tronos

y Dominaciones y todos los espí r i tus

bienaventurados os honran y reconocen por

Madre

de su Criador y cumplen prontamente

hasta Vuestras más

pequeñas

insinuaciones.

ve

María

Alegraos ¡oh Esposa del Espír i tu San

to por la dicha que gozá i s en la Glor ia , don

de vuestra

divina

maternidad es exaltada so

bre los coros de los Ánge le s . ve

María

V Alegraos ¡oh Esclava de la Sant ís ima

Trin idad

por la suma

a legr ía

que experimen

t á i s y gozá i s en el Cielo al Ver que todas las

gracias que

ped í s

á vuestro

H i jo

todas se os

conceden inmediatamente, y, lo que es más,

no se concede gracia alguna aquí en la tierra

que no pase

antes

por Vuestras sant ís imas

manos. ve

María

V Alegraos

¡oh Serenís im a

Princesa por

que Vos sola merecisteis estar sentada á la

diestra

de vuestro Sant ís imo

H i j o ,

como Él

es tá sentado á la diestra del Eterno Padre.

ve

María

V

Alegraos ¡ch esperanza de los peca-



158

D E V O C I Ó N

dores y refugio de los atribulados por aque-

l l a

tan grande a l eg r í a que gozáis en el

Cielo,

viendo que á todos los que dignamente os ala-

ban y honran en este mundo el

Padre

Eter-

no los premia con su santís ima Gloria.

Ave

María

Alegraos ¡oh Madre, Hija y Esposa

de

Dios

porque todas ias gracias, todos los

gozos,

a legr ías

y favores que

disfrutáis

en el

Cielo

no se

disminuirán jamás, antes

bien se

aumentarán

hasta

el día del

juicio

y

durarán

por

los siglos de los

siglos.

Ave María

y

Glo-

ria Patrí

O R A C I Ó N

DULCÍSIMO CORAZÓN

E

MA R ÍA

(Oh amabilís imo Corazón

de

M ar ía

estoy

resuelto por vuestro amor á no consentir en

este

día (ó en

esta

noche) en

ningún

pensa-

miento

malo ni

juicio

temerario; ayudadme,

Madre mía, á desecharlos

pronto. Ave María

¡Oh amabilís imo Corazón de M ar ía estoy

resuelto por vuestro amor á no decir en este

día (ó en esta noche) ninguna mentira ni pala-

bra menos conveniente.

Purificad

¡oh Madre

bonJadosa mi lengua.

Ave

María

¡Oh amabilís imo Corazón de María estoy

resutiio

por vuestro amor á no hacer en este

día to

t;ii

esta

noche) ninguna obra mala y

huir

Á

M A R I A S A N T I S I M A

159

de to ia ocas ión de pecar. Alcanzadme,

Vir

gen

San t í s ima ,

el don

prec ios ís imo

de la

cas-

tidad,

y haced que en todas mis obras dé gus-

to á vuestro divino Hijo y Señor mío , y agra-

de

también

á Vuestro

pur ís imo Corazón.

Ave

María

d e c o n s g r c i í o

S A G R A D O C O R A ZÓ N E

M A R l A

¡Oh Virgen Inmaculada, Hija del Eterno Pa-

dre,

Madre del Verbo encarnado. Esposa del

Espír i tu

Santo, Reina de los

Ánge le s

y de to-

dos los Santos yo, N . N . , os reconozco y elijo

por mi

Soberana, por

mi

Madre y por

mi Abo

gada para con Vuestro

Hijo

muy amado.

Cris-

t o J e sús . ¡Oh Corazón dulc ís imo de María,

unido siempre al de

J e sús

yo os ofrezco y

consagro el

mío : después

de Dios y de

Jesu-

cristo,

Vos s e ré i s siempre el primer objeto de

m i

venerac ión, de mi amor y confianza. Me

propongo tributaros todos los

d ías

los obse-

quios que pueda, celebrar devotamente vues-

tras tiestas, promover el culto que os es de-

bido

é

imitar

vuestras virtudes, particular-

mente vuestra pureza y humildad.

Dignaos, Virgen Sant ís ima,

abrir vuestro

norñ-"^n v recibirme en él como á uno de



leO D E V O C I Ó N Á

N U E S T R A S E Ñ O R A

e

vuestros

hijos

y fieles siervos. Alcanzadme la

gracia de amaros como Vos amasteis á vues

tro Santís imo Hijo Jesucristo.

Asistidme

en

todas mis necesidades; socorredme en todos

los peligros;

consoladme en todas mis penas;

enseñadme á sacar provecho de los males

y

bienes de esta vida; y protegedme siem

pre especialmente

en

la hora de mi muerte.

Así sea.

IV

D E V O C I Ó N

á

Ntra

S r a del Perpetuo Socorro

Jfírchicojradta de J/uestra Señora del Per-

petuo Socorro y de San J^lfonso Jijaría

de Xifforio.

o i B i ETO DI LA

A R : H ; C O F R A D Í A

E l

objeto

de

esta

piadosa Archicofradía es

honrar

con culto espec ia l ís imo á la Sant ís ima

Virgen venerada con el t í tulo de Madre det

Perpetuo Socorro, y esforzarse en propagar

esta hermosa devoción entre los otros nter-

poniendo para esto el poderoso

patrocinio

de

Sa n Alfonso,

protector de la

Archicofradía .

—La

única condición

para pertenecer á

esta Archicofradía

y

participar

de sus gra-

D E L P E K F E T U O

S O C O R R O 161

cias 6s hacerse

inscribir

en los registros de

la misma.

—Se aconseja, sin embargo á los Arch i -

cofrades: 1.° que procuren

imitar

las

virtu-

des

de la Sant ís ima Virgen; 2.° acudir á

Nuestra

S e ñ o r a del Perpetuo Socorro en to

das sus necesidades espirituales y tempora

les especialmente en las tentaciones; 3.° re

zar por la mañana y por la noche tres Ave-

marias

en honor de Nuestra

S e ñ o r a

del Per

petuo Socorro y un

Gloria Patri

en honor de

San Alfonso con las siguientes jaculatorias:

Madre del Perpetuo Socorro, rogad por

mi. ^Protector mío, San Alfonso, haced

que en

todas

mis necesidades recurra á

María

4.° tener en casa una estampa de

Nuestra

Señora ; llevar pendiente del

cuello

su

medalla; en

f in visitar

á menudo la Imagen

milagrosa y asistir á las reuniones de la Ar

chicofradía que se c e l eb ra rán á ser posible

los terceros domingos de cada mes renovan

do la consagrac ión en este día ó en

otro

en

que se haya confesado y comulgado para ga

nar la

indulgencia

plenaria que se concede á

los Archicofrades por razón de

este

acto.

N O T A stas prácticas

no

obligan

bajo

pecado;

se

recomienda sin embargo su

fiel

observancia.

G R A C I A S Y V E N T A J A S

Con esta devoción los archicofrades se

aseguran: 1.° la protecc ión

partircular

y per

petua de

María Sant ís ima

en todos los instan

tes de la vida y en la hora de la muerte y por

tanto el don supremo de la perseverancia

final; 2.°

participan

de las oraciones y demás

11



162 DEVO IÓN A NUESTRA SEÑORü

obras buenas de los miembros de la Archico

fradía así como de las de la Congregación

del Santísimo Redentor; 3 . °

pueden

ganar

con las condiciones ordinarias las indulgen

cias siguientes:

Pleaarias.—l.

E l

día de la recepción, ó un día de la

octava.

2. En el

a r t í c u l o

de la muerte, invocando, á lo

menos

de c o r a z ó n , el nombre de J e s ú s .

5.°

E l dia de la fiesta de Nuestra

S e ñ o r a

del Per-

petuo Socorro (que se celebra el

domingo

anterior al

24 de Junio) ó un dia de la octava.

4. E l dia 2 de

Agosto,

fiesta de San Alfonso, ó

un día de la octava.

5.

°

E l dia que cada año se celebre la IVlisa por los

arcliicofrades difuntos, asistiendo á ella.

6. Una vez al mes, el dia que se renueve la con-

s a g r a c i ó n .

7.

°

Una vez al mes, si durante todo él se hubiere

rezado á io menos una vez al dia estas jaculatorias:

Oh

María,

Madre del Perpetuo

Socorro,

rogad por mí

Protector mío, San Alfonso, haced que en todas mis

necesidades acuda á

María.

Para

ganar las indulgencias plenarias es preciso

confesar, comulgar y visitar una iglesia, rogando ú

Dios en ella á la

Intención

del Sumo

Pontífice.

Parciales.— Trescientos días, una vez al día, visi -

tando

en la iglesia de la

A r c l i í c o f r a d í a

la imagen de

Nuestra

S e ñ o r a

del Perpetuo Socorro ó la de San

Alfonso, y

a l l í

orar á la

i n t e n c i ó n

del Sumo

P o n t í f i c e .

2 Siete

años

y siete cuarentenas, visitar\do la

igle-

sia de la

A r c h i c o f r a d í a

en las

fiestas

de San Miguel

(29 Septiembre), San Gabriel (18 Marzo), San Mateo

121 Septiembre) y Nuestra S e ñ o r a del Buen Conseje

f26

A b r i l ,

orando á la

i n t e n c i ó n

del Papa

D E L

P E R P E T U O

S O C O R R O

163

3.

Sesenta días,

por jada vez que asistieren á

Misa

ú otras

funciones

en la iglesia de la Archico-

f r a d í a ;

por cada cinco Padrenuestros

¡> Ax'emnrías

que rezaren en sufragio de los cofrades difuntos, y

por cada obra de piedad ó caridad que practicaren.

4 Cien

días,

rezando una vez al día cualquiera

de las tres oraciones á la

S a n t í s i m a

Virgen compues-

tas por San Alfonso.

Para

ganar estas indulgencias

parciales se

nece-

sita un acto de

contrición

y el estado de gracia,

O R A C I O N E S

á

Nuestra Señora del

Perpetuo

Socorro.

B R E V E T E I D U O

4

D I A P R I M E R O

r cióij

para

alcanzar el perdón de los

pecados.

¡ h Madre del Perpetuo Socorro Aquí

tenéis

á

vuestros

pies

á un

miserable pe-

cador que á Vos acude y en Vos confía.

Madre de misericordia

tened

piedad de

mí Oigo que todos os llaman Refugio y

Esperanza

de los

pecadores;

sed pues

el

refugio y la

esperanza

mía. Socorredme

por

amor

de

Jesu-risto

tended

la

mano



64

DEVOC IÓN

A

NUE STR SEÑOR

á un miserable c a í d o que á Vos se enco

mienda y se consagra por vuestro siervo

perpetuo. Bendigo y doy gracias á Dios

que por su misericordia me ha concedido

esta confianza en Vos, que yo

miro

como

una prenda de mi

s a l v a c i ó n .

¡Ah,

infel iz

de

m í

En el tiempo

pasado

he

ca ído

en

la

culpa

por no haber acudido á Vos; y tengo

por

cierto que si á Vos me encomiendo me

a y u d a r é i s y s a l d r é victorioso; pero este es

m i temor: que en las

ocasiones

de

pecar

deje de llamaros en mi ayuda y así me

pierda.

Concededme, pues, esta gracia que ar

dientemente os

pido;

alcanzadme que en

los asaltos

del infierno recurra á Vos di

ciendo:

M a r í a ,

ayudadme;

Virgen del

Perpetuo Socorro, no

p e r m i t á i s

que pierda

á

mi

Dios.

Cinco Avemarias,

f . Te has hecho. S e ñ o r a , nuestro Re

fugio. ,

i S o c o r r i é n d o n o s

oportunamente en

la

t r i b u l a c i ó n .

O R I Ó N

Dios Omnipotente, que en

D E L P E R P E T U O

SOCORRO 165

tu

misericordia nos diste la Imagen de tu

Bienaventurada Madre, para que con el tí

tulo especial de Perpetuo Socorro la ve

n e r á s e m o s : c o n c é d e n o s . S e ñ o r ,

que en to

das las vicisitudes de nuestra peregrina

ción

en

esta vida

seamos, con la continua

p r o t e c c i ó n

de la Inmaculada y siempre

V i r g e n M a r í a ,

asistidos y amparados y

merezcamos conseguir los premios eternos

de tu

R e d e n c i ó n .

Que vives y reinas por

lo s

siglos de los siglos.

A m é n .

D I

S E G U N D O

r ción

para pedir la gracia de-invocar

siempre á J/laria.

¡ h

Madre del Perpetuo Socorro Con

cededme

la gracia de que pueda siempre

invocar vuestro p o d e r o s í s i m o nombre, ya

que él es el socorro del que vive y la sal

vac ión

del que muere. ¡Ah,

M ar í a du lc í s i -

ma,

Ma r í a p u r í s i m a

haced que vuestro

nombre sea de hoy en adelante el aliento

de mi

vida.

Cada vez que os llame.

S e ñ o r a

m í a , apresuraos

á socorrerme,

pues

en to--

das mis tentaciones y en

todas

mis nece.si-

dades

propongo no dejar de invocaros..



IRB

DFVOCTÓN

NUFSTR SEÑOR

diciendo

y repitiendo:

¡ M a r í a , M a r í a . . .

¡Oti . qué aliento, qué dulzura, qué confian-

za, qué ternura no siente mi alma con

sólo

repetir vuestro nombre y pensnr en Vos

D o y gracias á Dios, que os ha dndo para

bien mío ese nombre tan dulce, tan amable

y

tan poderoso Mas no me contento con

pronunciar

vuestro bendito nombre, quiero

pronunciado por amor, quiero que el amor

me recuerde que siempre debr llamaros:

Madre

del Perpetuo Socorro-

Cinco Avemarias.

DI

TERCERO

Craeión psra alcanzar la salvaciórj eterna

¡ h

Madre del Perpetuo SQcorro Vos

sois la dispensadora de todas 'as gracias

que

Dios

nos concede á nosotros pecado-

res y si os ha hecho tan poderosa, tan

rica

V tan benigna, es para que nos s o c o r r á i s en

nue.stras

miserias. Vos sois la abogada de

los reos más abominables y desamparados

o \\<^ t Vos recurren; socorredme

t a m b i é n

á

m í, q ie á Vos m.e encomiendo, en vuestuis

manos pongo mi eterna

sa lvac ión

y á Vos

D E L P ER P E TUO SOCORRO 167

entrego mi alma; contadme en el

n ú m e r o

de vuestros más

especiales

siervos, aco-

gedme bajo vuestra

p r o t e c c i ó n ,

y eso me

basta.

Sí, porque si Vos me

p r o t e g é i s ,

ya

nada

t e m e r é ;

no

t e m e r é

mis pecados, por-

que Vos me

a l c a n z a r é i s

el

p e r d ó n

de ellos,

no

á los demonios, porque Vos sois

m á s

po-

derosa que todo el inf ie rno; no t e m e r é á mi

propio

Juez,

Jesucristo, porque con una

sú p l i c a vuestra Él se aplaca. Só l o temo que

por

mi descuido deje de encomendarme á

V o s ,

y así me pierda. Obtenedme,

S e ñ o r a

m í a ,

el

p e r d ó n

de mis pecados, el amor á

Jesucristo, la perseverancia

final

y la gra-

cia

de acudir siempre á Vos, ¡oh Madre

del Perpetuo Socorro

Cinco Avemarias,

P ÍO

IX

concedió

á 17 de

Mayo

de 186b a

cada

una

de

esias tres

oraciones

cien

días de induigencia una

vez al dia aplicables á las almas del Purgatorio.

ración á /fuestra Señora del perpetuo So

corro para implorar su auxilio en nues

tras tribulaciones.

\ h exce len t í s ima , g lo r ios í s ima , san t í s i -

ma

y siempre pura

V i r g en M a r í a ,

Madre

de Jesucristo, Reina de' mundo y Se ñ o r a



168

D E V O C I Ó N

N U E S T R S E Ñ O R

de todo lo criado, que á ninguno abando-

n á i s ,

á ninguno

d e s p r e c i á i s ,

ni

d e j á i s

des-

consolado á quien recurra á Vos con cora-

zón

humilde y puro No me

d e s e c h é i s

por

mis gravís imos

é innumerables

pecados,

no

me

a b a n d o n é i s

por mis muchas iniquidades,

ni

por la dureza é inmundicia de

mi corazón

me p r ivé i s de vuestra gracia y de vuestro

amor, pues soy vuestro siervo. Escuchad á

este

miserable pecador que

con f í a

en vues-

t r a

misericordia y piedad: socorredme ¡oh

15iadosísima

Virgen

Ma r í a

en

todas

mis t r i -

bulaciones, angustias y necesidades,'y al-

canzadme de vuestro querido

H i j o ,

omnipo-

tente Dios y

S e ñ o r

nuestro Jesucristo, la

indulgencia y

la rem is ión

de todos mis

peca-

dos y la gracia de vuestro amor y temor, la

salud y la castidad, y el verme libre de to-

dos los peligros de alma y cuerpo. En los

úl t imos

momentos de

mi vida

sed mi piado-

sa auxiliadora, y librad mi alma de las eter-

nas

penas

y de todo mal, y las almas de mis

padres, hermanos, hermanas, amigos, de-

m á s

parientes y bienhechores, así

míos

como de todos los fieles vivos y difuntos,

con

el auxiho de

A q u é l

que por espacio de

D E L

P E R P E T U O SOC ORRO 169

nueve meses llevasteis en vuestro

pur í s imo

seno y con vuestras manos reclinasteis en

el pesebre,

vuestro

Hi jo

y

S e ñ o r

nuestro

Jesucristo, que es bendito por los siglos de

lo s

siglos. Así sea.

Oración

á Yuestra S^^^ra del perpetuo

Socorro para pedirle la gracia de la con-

versión

¡ V i r g e n Sa n t í s im a , Madre de Dios, re-

fugio seguro de los

pecadores

y,

d e s p u é s

de

Dios,

mi consuelo y mi

esperanza

en

este destierro A Vos me

dir i jo

con entera

confianza,

aunque no merezco vuestro pa-

trocinio.

Conozco por una parte la necesi-

dad extrema que tengo de convertirme de

c o r a z ó n ,

y por otra me

espanta'

la enormi-

dad de mis culpas. Por eso recurro á Vos,

que sois mi

soberana

medianera con vues-

t r o H i j o J e s ú s . Mi arrepentimiento

debe

ser obra vuestra ¡oh

M a r í a ;

dignaos,

pues.

Madre

de misericordia, alcanzarme la gra-

cia

de una

c o n v e r s ió n

perfecta y duradera.

Quiero'absolutamente mudar de

vida.

Mi

voluntad

es sincera, pero las dificultades



170

DEVOCIÓN

Á N U E S T R

SEÑOR

que encuentro por mis malas costumbres,

por

el abuso que he hecho de tantas gra-

cias é inspiraciones santas, la multitud y

enormidad

de mis culpas y los lazos del

mundo, exigen un

auxilio

especial: espero,

pues, que Vos no me lo negaréis á pesar

de mi

indignidad.

Soy merecedor de las

llamas eternas, pero me arrojo á vuestros

pies

lleno

de

dolor

y de arrepentimiento.

Confieso que por mis iniquidades he per-

dido la gracia divina y el derecho á la f e l i -

cidad eterna, provocando á la vez la cólera

dei

Cielo.

Decidme, Madre mía, lo que

debo hacer para volver á la amistad de Je-

s ú s ; rogadle por mí para que por los mé-

ritos

de su preciosísima sangre, de su

acer-

ba asión y dura muerte se digne perdo-

narme mis pecados, y Él me p e r don a r á ;

decidle que Vos deseáis mi s a l v ac ión y Él

me s a l v a r á . Y por cuanto puedo todavía

volver á pecar, y entre tantos peligros que

me rodean perder de nuevo la vida de la

gracia, protegedme siempre para que

t r i u n -

fe

de mis enemigos, que no cesan de pro-

curar

mi ruina. Alcanzadme esperanza

f i r -

me,

fe

viva,

caridad ardiente, todas las

D E L

P E R P E T U O

S O C O R R O 171

demás

virtudes prorias de mi estado, la

constancia

en el

bien

y la perseverancia

f i na l .

Sed, por ú l t imo mi Madre, mi pro-

tectora

y abogada en todas las tentacio-

nes, y sobre todo en el trance de la muer-

te, para que pueda ir á gozar en el Cielo y

cantar vuestras misericordias por toda la

eternidad. Amén .

I N V O C C I O N E S

á

Nuestra

Señora

del Perpetuo Socorro

¡Oh Madre de Perpetuo Socorro \

cuyo solo nombre inspira confianza

En el momenSo peligroso de la ten-

tación

para que yo resista.Cuando haya tenido la desgracia de

pecar, para que vuelva á levantarme,

Si algún

iazu

funesto me encadena

al servicio del

demonio,

para romperlo,

Contra las seducciones del mundo,

las compañías peligrosas y los libros

perniciosos.

Si Vivo en la tibieza, para reani-

marme,

En la

recepción

de los sacramentos

y en el

cumplimiento

de los deberes de

la piedad cristiana,

*En todas las pruebas y trabajos de

la

Vida

o

a

S

§

3



172 DEVOCIÓN

A N U E S T R A

S E Ñ O R A

Contra

mi propia inconstancia, y

para perseverar hasta el fin.

Para que os ame, os sirva y os

invo-

que siempre,

Para que incline al prój imo á amaros,

á

serviros y á invocaros,

iOh,

Madre

mía,

hasta

mí último

día,

hasta mí

último

suspiro

O R A C I Ó N

¡Oh, Sant í s ima Virgen María,

que para ins-

pirarnos una confianza sin

l ími tes , habéis

querido

tomar el

dulcísimo

nombre de

«M adre

del

Perpetuo

Socor ro » :

yo os suplico me so-

cor rá i s en todo tiempo y en todo lugar; en mis

tentaciones,

después

de mis

ca ídas ,

en mis

d i-

ficultades, en todas las miserias de la vida y,

sobre todo, en el trance de la muerte. Conce-

dedme

¡oh,

amorosa Madre el pensamiento y

la

costumbre de recurrir siempre á Vos; por-

que estoy cierto de que si soy

fiel

en invoca-

ros. Vos se ré i s fiel en socorrerme. Obtened-

me, pues, esta gracia de las gracias, la gracia

de suplicaros sin cesar con la confianza de un

hijo, á fin de que, por la

vir tud

de esta

súplíce

constante, obtenga vuestro Perpetuo Socorre

y

la perseverancia fin>M. Bendecidme, ¡oh

tierna

y cuidadosa

Mddre ,

y rogad por mí

ahora y en la hora de mi muerte. Así sea.

§ 1

o 3

5?

D E L P E R P E T U O SOCORRO

173

J A C U L A T O R I A

¡Oh,

Madre del Perpetuo Socorro Conce-

dedme Vuestro omnipotente

auxilio

y haced

que os lo pida sin cesar. Así sea.

O h,

Madre del Perpetuo Socorro Proteged

t ambién

á todos los que amo: al Padre Santo,

á

la Iglesia, á mi patria, á mi

familia,

á mis

amigos y enemigos, á todos los pecadores, y,

en

f i n ,

á las almas del Purgatorio.

Venid

en

su socorro. Así sea.

íOh, Mar ía ,

Madre del Perpetuo Socorro,

rogad por mí

¡Mi

protector, San

Alfonso,

haced que en

todas mis necesidades recurra á M ar í a

C i e n

dias de indulgencia tres veces al dia

para

todos los miembros de la

A r c h i c o f r a d í a

de Nuestra

S e ñ o r a del Perpetuo Socorro. Indulgencia plenaria

un a

vez al mes con tal que hayan rezado

todos

los

d í a s á lo menos una vez estas dos

ú l t i m a s o r a -

ciones.



174 DEVOCIÓN Á L A S T A

F AM I L I A

V

DEVOCIÓN

á la Sagrada

Familia

y á San José

Preces

y eloffios á la Sagrada pamilia

Jesús Hi jo de

Dios

y Salvador del ,

mundo,

J e s ú s

Hijo

de la

Virgen

María y a S

hermano nuestro,

g.̂

J e s ú s que os dignasteis ser llamado í

Hijo

de J o s é \ 5

Jesús

tesoro y

delicia

de la Sagrada

Familia

Santa Mar ía Hija primogénita del

Eterno Padre y Esposa del Espíritu i

Santo, / §.

Santa

Mar ía

Madre

de

Jesús

y

Ma-

[

5

dre

nuestra,

Santa Mar ía ornamento y gozo de

la Sagrada Familia,

San José padre

legal

de J e s ú s

San J o s é casto Esposo de

M a r í a . . .

San J o s é guía y amparo de la Sa- , ¿ ¡

grada Familia.

San

J o s é

asistido en vuestra

agonía al?

por

Jesús y

Mar ía

>§ g

I

Jesús María y J o s é cuyos nombres

bendice, ensalza é

invoca

el orbe ca

tól ico

Í3

y Á SAN JOSÉ

J e s ú s María y J o s é que represen

tasteis en la

tierra

la augusta Trinidad

del

Cielo,

Sagrada Familia, predilecta del

Eterno Padre,

Sagrada Familia,

formada

y

condu

cida por el Espíritu Santo,

Sagrada Familia, de cuya castísima

alianza

fué precursora una

juventud

inocente y

llena

de virtudes.

Sagrada Familia,

reformadora

de las

familias profanadas por los errores y

urpezas del paganismo.

Sagrada Familia,

libertadora

de la

niñez expuesta antes del Cristianismo

a la corrupción y al abandono,

Sagrada Familia,

afligida

por secre

tas y amarguísimas pruebas.

Sagrada Familia, reducida en la

ciu-

dad

de David á tomar por asilo una

fría y obscura gruta.

Sagrada Familia, consolada con el

Nacimiento

del

Hijo

de

Dios,

Sagrada Familia, por los ángeles con

celestiales

harmonías

recreada.

Sagrada Familia, cuyos primeros

cortesanos y adoradores

fueron los

po

bres pastores de Belén

Sagrada Familia, cuya soberana dig-

ni dad reconocieron y veneraron ios

magos de Oriente,

Sagrada FamiPa, cuya

vista

llenó de

gozo

á los justos en el

Templo,

Sagrada Familia, colmada de ben

diciones por los ancianos Simeón y

Ana



74 DEVOCIÓN Á L A S T A

F A M I L I A

V

DEVOCIÓN

á la Sagrada

Familia

y á San José

freces

y elogios á ¡a Sagrada familia

Jesús Hi jo de Dios y Salvador del

mundo,

J e s ú s

Hijo de la Virgen

María

y

hermano nuestro,

J e s ú s

que os dignasteis ser

llamado

/ |

§̂

Hijo de losé l »

* J e sús

tesoro y delicia de la Sagrada 1 §.

Familia ' ^

Sanm María Hija primogénita

del

Eterno

Padre y Esposa del

Espíritu

Santo,

Santa

Mar ía

Madre

de

Jesús

y Ma

dre nuestra,

Santa

Mar ía

ornamento y gozo de

la Sagrada Familia,

San

José

padre

legal

de

J e s ú s


M a r í a . . .

San

J o s é guía

y amparo de la Sa

grada

Familia,

Ig-^ |

San J o s é asistido en Vuestra

agonía

(alS

por Jesús

y

M ar ía

/§

g I

Jesús María y J o s é cuyos nombres í . ̂ .̂ g

bendice,

ensalza é

invoca

el orbe ca-Kg-

tó l i co

/• ??

§

•53

y Á SAN JOSÉ

J e s ú s

María

y J o s é que represen

tasteis en la

tierra

la augusta

Trinidad

del Cielo,

Sagrada Familia,

predilecta

del

Eterno

Padre,

Sagrada Familia,

formada

y

condu


Sagrada Familia, de cuya

castísima

alianza

fué precursora una

juventud

inocente

y llena de virtudes.

Sagrada Familia, reformadora de las



Sagrada Familia,

libertadora

de la

niñez

expuesta

antes

del

Cristianismo

a la

corrupción

y al abandono,

Sagrada Familia,

afligida

por secre

tas y

amarguísimas

pruebas.


ciu

dad

de David á tomar por

asilo

una

fría

y obscura

gruta.


Nacimiento

del

Hijo

de

Dios,

Sagrada Familia, por los

ángeles

con

celestiales harmonías

recreada.

Sagrada

Familia,

cuyos primeros

cortesanos y adoradores fueron los po

bres pastores de

Be lén

Sagrada

Familia,

cuya soberana dig

ni dad reconocieron y veneraron los

magos de

Oriente,

Sagrada FamiPa, cuya vista

llenó

de

gozo

á los justos en el

Templo,



Ana



74 DEVOCIÓN Á L A

S T A .

F AM I L I A

V

DEVO IÓN

á la Sagrada

Familia

y á San José

Preces

y elogios á la Sagrada familia

Jesús Hi jo de Dios y Salvador del ,

mundo,

I

J e s ú s

Hijo de la Virgen

María

y |

a ^

hermano nuestro, \*

J e s ú s que os dignasteis ser

llamado

i j

Hijo de

J o s é

l ? »

Jesús tesoro y delicia de la Sagrada | §.

Familia ^

Santa

María

Hija

primogénita

del ^

Eterno

Padre y Esposa del

Espíritu

^

Santo, §.

Santa

Mar ía

Madre

de

Jesús

y Ma-

dre nuestra, > °

Santa

Mar ía

ornamento y gozo de

la Sagrada Familia,

San

José

padre legal de J e s ú s


M a r í a . . .

San J o s é

guía

y amparo de la Sa- \ s-

grada

Familia,

J C T |

San

J o s é

asistido en vuestra

agonía

f £ ; | a

por

Jesús y María / o l í

Jesús María y J o s é cuyos nombres

í. ̂ .̂

g

bendice,

ensalza é

invoca

el orbe c a - H § -

tól ico

=•

=

Y

Á SAN

JOSÉ

J e s ú s

María

y J o s é que represen

tasteis en la

tierra

la augusta

Trinidad

del Cielo,

Sagrada Familia,

predilecta

del

Eterno

Padre,

Sagrada Familia,

formada

y

condu


Sagrada Familia, de cuya

castísima

alianza

fué precursora una

juventud

inocente

y llena de virtudes.

Sagrada Familia, reformadora de las



Sagrada Familia,

libertadora

de la

niñez

expuesta

antes

del

Cristianismo

a la

corrupción

y al abandono,

Sagrada Familia,

afligida

por secre

tas y

amarguísimas

pruebas.


c iu

dad

de David á tomar por

asilo

una

fría

y obscura

gruta.


Nacimiento

del

Hijo

de

Dios,

Sagrada Familia, por los

ángeles

con

celestiales harmonías

recreada.

Sagrada

Familia,

cuyos primeros

cortesanos y adoradores fueron los po

bres pastores de

Belén

Sagrada

Familia,

cuya soberana dig

ni dad reconocieron y veneraron ios

magos de

Oriente,

Sagrada Famil- a, cuya vista

llenó

de

gozo

á los justos en el

Templo,



Ana



r nn;vOCIÓN Á L A STA F M I L I

Sagrada Familia, martirizada con el i

anuncio de la Pasión de Cristo,

Sagrada

Familia, odiada y persegui

da por el impío

Heredes,

Sagrada Familia, glorificada oor la

san; ¡re

de los Inocentes,

Sagrada Familia, fugitiva y

deste-

,

rrada,

,

Sagrada Familia, á cuyo

paso

caye

ron los ídolos.

Sagrada Familia, cuya

presencia

trajo á los

egipcios

la semilla de las

divinas misericordias.

Sagrada Familia, de los judíos

des

preciada.

Sagrada

Familia, .santificada por la

presencia

del

Hijo

de Dios,

Sagrada Familia, instruida por los \

labios de la Sabiduría increada, , /

Sagrada Familia, sostenida por les

ejemplos

del Verbo humanado.

Sagrada

Familia, infinitamente hon

rada

con la sumisión aue os prestó el

Rey i.e la Gloria,

Sagrada

Familia,

admirable

por Vues

tra confianza en la divina Providencia,

Sagrada Familia, templo y asilo de

la

caridad,

Sagrada Familia, modelo de paz y de

concordia.

Sagrada Familia, primer plantel de

.a virginidad.

Sagrada

Familia, resignada

en

las

t r ib ilaciones.

Sagrada

Familia, contenta

en

la obs-

curit al y el olvido

M O M I M »

Y Á SAN

J O S E

17?

Sagrada

Familia, enemiga del

fausto,

Sagrada

Familia, santificadora del

trabajo y de las fatigas,

Sagrada Familia, pobre y amiga de

los

pobres.

Sagrada Familia,

heroica

en la obe

diencia.

Sagrada

Familia, escuela de

mort i f i -

cación cristiana.

Sagrada

Familia, asilo de

todas

las

Virtudes.

«Sagrada

Familia, principal ornamen

to de la corte celestial.

Sagrada

Familia,

grano

fecundísimo V

de

donde

nació la Iglesia, j

Sagrada Familia,

protectora

de las 1

familias cristianas.

Sagrada Familia, expiadora de los

pe

cados

del mundo.

Sagrada Familia, terror del Infierno,

Sagrada Familia, refugio de los

a f l i -

gidos y tentados.

Sagrada

Familia,

consuelo

de los

moribundos.

Sagrada

Familia, propicia á Vues

tros devotos en las 1 amas del Purga

torio

r ción

ante

una imagen de la Smta

familia

l O h amantísimo J e sús que con vuestras

inefables virtudes y los ejemplos de la Vida

do méstica

santificaste

la Familia que

elegiste



178 D E V O C I Ó N A L A S TA. F M I L I

para Vos acá en la

tierra Mirad

piadoso a la

nuestra, que, ante Vos postrada, implora

Vuestra clemencia Acordaos de que toda ella

os pertenece, porque á Vos especialmente

está ofreciáa

y consagrada.

Asistidla

benig

no,

defendedla de todo peligro, socorredla en

sus necesidades y concedc'lle la gracia de

mantenerse firme en ia imitación de vuestra

Sagrada Familia, para que, sirviéndoos

f i e l -

mente

y amándoos

en esta vida, pueda luego

bendeciros eternamente en el Paraíso.

María, Madre dulcísima, á vuestra interce

sión recurrimos con la seguridad de qué vues

tro divino Hijo escuchará

vuestros ruegos.

Y Vos también, gloriosísimo Patrmrca San

José, socorrednos con vuestro poderoso Pa

trocinio, y

por manos de

María

presentadle

nuestras

súplicas

á

Jesús.

Pueden ganar 300 dias de indulgencia ana vez al

dia las personas consagradas á la Sagrada Familia,

rezando la oración que precede.)

Jesús, María, José,

iluminadnos, so orí ed

nos, salvadnos. Amén.

290 días de indulgencia, una vez al cUm

A SAN J O SÉ

179

Oraciórj de urja madre para pedir

por sus hijos

¡Dios

y

Señor mío

Llena desconfianza en

vuestra bondad paternal, os encomiendo mis

hijos, como á su verdadero Padre. Vuestros

son. Señor, más

que

míos,

puesto que Vos me

los habéis

dado y me los

conserváis.

A la

verdad,

yo no les di el alma y el

espíritu,

ni

la

vida,

y ni aun coordiné sus miembros, sino

Vos, Criador del universo, que formasteis al

hombre

en su

origen y

disteis principio á to

das las cosas. Os los ofrezco, pues, como

cosa vuestra, y muy de corazón los confío al

cuidado de vuestra amorosa Providencia. Os

pido los bendigáis siempre desde el Cielo,

pero sobre todo cuando yo, en vuestro

nom

bre,

los bendiga. No les deis «ni miseria ni

riquezas, sino solamente lo necesario oara

Vivir». Concededles, Señor, la verdadera sa

biduría,

con la cual busquen siempre en

p r i -

mer lugar vuestra gloria y su propia santifi

cación, dejando á vuestro cuidado el darles

ios bienes temporales que hayan menester,

úadles

un

corazón dócil

y dispuesto á recibir

las impresiones de Vuestra gracia; inspirad á

sus almas un

horror

sumo al pecado; preser

vadles del hálito ponzoñoso del mundo, for-



180

D E V O C I Ó N

Á LA STA

F M I L T

mad

su

corazón

en las

máximas

del Evangelio;

inspiradles pensamientos y afectos cristianos;

dadles la sencillez de la paloma, para que

amen siempre la verdad, y la prudencia de la

serpiente, para que nunca se dejen seducir

del espír itu

del ma . Llenadlos de vuestro

santo amar. No permitá is Dios mío, que al

gú n

descuido de mi parte ó mal ejemplo ó

alguna palabra indiscreta destruya en su co

razón

las semillas de

vir tud

que con Vuestra

gracia

procuro infundirles. HajeJ, por el

contrario, que siempre vean en mí un dechado

perfecto

de las

Virtudes

cristianas. ¡Oh Cria

dor benéfico

y

Padre

amoroso de todos los

hombres Dignaos

dir igir

rejular y perfec

cionar

el afecto que ^engo á mis hijos. Vos

me los

h abé is

confiado como un

depósi to

sa

grado del cual he de daros un día estrecha

cuenta;

pues

enseñadme

y ayudadme á darles

una educación cimentada en Vuestro santo

temor y en el amor á Vuestra

santa

Ley. En

señadme

los medios de preservarlos del con

tagio del

vicio

y de la impiedad; corregid los

defectos de mi carác ter ; dadme para encami

narlos á Vos inluigencia sin debilidad, firme-

za sin terquedad ni aspereza, y aquella oa-

ciencia

evangélica

que lo sufre todo sin des

alentarse nunca, para que i^s^irán

toles:

con

tinuamente vuestro 'santo tcMur y Vuestro

Á

S N

JOSe 181

santo amor, tengamos todos la dicha de ser

un

día admitidos en el eterno descanso de la

Gloria; así lo e s p e r ó confiada en los mér i tos

de mi

S e ñ o r

Jesucristo y en la

intercesión

de

su

San t í s ima

Madre

Ma r ía . Am én.

r ción de los hijos por sus padres

;O h Padre celestial, que movido por Vues

tra infinita

caridad

h abé is

mandado á los hi

jo s

que amen á sus padres, reconociendo en

ellos la

Viva

imagen de Vuestra divira'dad en

la tierra Oíd la plegaria de un hijo que quiere

cumplir Vuestro

suave

precepto en la

forma

que más os agrada,

p id iéndoos

para sus pa

dres la abundancia de vuestras bendiciones.

Volved Vuestros ojos paternales á los autores

de mis d í a s . A ellos, d e s p u é s de Vos, debo

la

existencia, y á sus desvelos debo el ser

hijo

de Vuestra Santa Iglesia y cuantos bienes

he recibido de Vuestra bondad. Haced, pues,

que yo les protese siempre aquel amor, obe

diencia y respeto que les debo, y les preste

los

servicios que de mí, por tantos

t í tu los

merecen. Conservad largos años su salud y

vida para

gloria

vuestra. Derramad sobre

ellos toda clase de bendiciones temporales y

espirituales y preservadles del pecado y del

Infierno.

Ayudadles á cumplir fiel y constan-



182

D E V O C I Ó N

Á

L A S T A F A M I L I A

temente sus deberes de padres.

No perm itá is ,

Dios

mío, que se opongan á los designios que

Vos tenéis sobre mí; antes bien, dadles luz

para que, conformando su Voluntad á la vues-

tra,

me ayuden á conocer y abrazar el estado

de vida á que Vos me l lamáis . Os pido estas

gracias ¡oh Jes ús mío por el amor que tuvis-

teis

á

Vuestros

Sant ís imos Padres en la tierra,

á Mar ía Sant ís ima

y á San

J o s é ,

y espero de

Vuestra

misericordia que con m is queridos pa-

dres t e n d r é la dicha de veros y gozaros un

día en vuestra Gloria. Am én.

O R A C I O N E S

a l

glorioso

P a tr ia r c a

San

J o s é

l —para dedicarse á su servicio

é implorar su protección

¡O h glorioso

Patriarca

¡Cuánto

me alegro

de la gran dicha y de la gloria que gozáis,

por haber sido hecho digno de poder man-

dar como padre y haceros obedecer de Aquel

á

quien obedecen los Cielos y la

tierra

¡Oh

Santo protector

mío

ya que

Vos

fuisteis ser-

vido por todo un Dios, yo también

quiero

ser-

viros. Os elijo después de Mar ía por mi prin-

cipar Abogado

y Protector, y os prometo

Y

Á S N J O S É

183

honraros cada día con algún obsequio espe-

cia . Acogedme bajo Vuestro patrocinio, y

mandadme todo lo que

querá i s .

¡Oh dulce

Abogado

mío rogad á J e s ú s por mí, que de

seguro no os n e g a r á nada de cuanto le pidáis,

pues en la tierra hizo todo lo que le mandas-

teis. Decidle que me perdone las ofensas que

le

he hecho;

decidle

también

que me despren-

da de las criaturas y de mí mismo, que me in -

flame en su santo amor y que haga de mí lo

que sea de su

divino

agrado. Y por la asisten-

cia que tuvisteis de J e s ú s y Mar ía en vuestra

muerte, protegedme en la mía para que, mu-

riendo

asistido de J e s ú s , de Mar ía y de Vos,

merezca entrar en la

Gloria,

en donde os ben-

dec i r é ,

y en vuestra

compañía a labaré

y ama-

r é á Dios por toda la eternidad. Am én. .

U —Para pedir el don de oración.

Santís imo José,

que hallaste á

J e s ú s

en el

Templo: concédeme que en tu compañía y en

la de tu casta Esposa, Mar ía Sant ís ima, bus-

que yo á J e s ú s . E n s é ñ a m e á orar, para que

halle á

J e s ú s ,

le tenga y no le deje, y

así

per-

severe en su santo servicio hasta el fin de mi

vida. Amén.



184

DEVOCIÓN Á I A STA.

F AM I L I A

lll —para pedir la virtud de la pureza.

¡O h glorioso San J o s é , custodio y Padre

de v í rgenes , á cuya fidelísima tutela fueron

confiados Cristo J e sús , la Inocencia misma,

y

María, Virgen de las v í rgenes por estas

dos

prendas

muy

amadas,

J e s ú s

y

María ,

te

suplico que me preserves de toda mancha im-

pura, para que con alma inmaculada, limpieza

de

corazón

y pureza de cuerpo sirva

cas t ís i -

mamente á J e s ú s y Mar ía hasta la hora de mi

muerte. Amén.

Cien dias de indulgencia una vez al día.

ÍV ~ ara pedir la confianza en J ios,

Amabilís imo José, cuya firmísima confian-

za en Dios no

disminuyó ningún

trabajo: al-

cánzame de J e s ú s y Mar ía grande fe y plena

confianza en la

divina

Providencia. Veo, San-

to mío, á Jesús en tu regazo, y por eso me

acojo á t i como á trono de confianza, y supli

co á J e sús que por tu in terces ión llene mi co-

razón

de

esta virtud,

para que

haga todas

mis

obras y padezca todos mis trabajos con mu-

cha confianza en su divino auxilio. Amén.

Y

Á SAN

JOSÉ

V.—

Para pedir cualauier gracia.

Acordaos ¡oh sant ís imo Esposo de María ,

oh mi amable protector, San J o s é que ja-

m ás se ha oído decir que alguno haya solici

tado Vuestra

protecc ión

é implorado Vuestro

socorro sin haber sido consolado. Yo vengo,

pues,

con confianza á

echarme

á vuestros pies

y

á recomendarme á Vos con fervor. ¡Ah no

desprec ié i s mis súpl icas ¡oh Padre putativo

del Redentor antes bien, escuchadlas con

bondad y dignaos atenderlas. Amén.

Trescientos d í a s de indulgencia una vez al dia.

Dice Santa T e r e s a : Querría yo persuadir á todos

fuesen devotos de este glorioso Santo, por la exptrien-

da que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he

conocido persona que de veras le sea devota y haga

particulares obsequios, que no la vea más aprovecha-

da

en la virtud...

Pido

por amor de

Dios

que lo pruebe

quien no me creyere y verá por experiencia el gran

bien que es encomendarse á este glorioso Patriarca v

, enerle dovoción.

L o s siete

domingos

en bonor

de San J o s é .

Consiste esta d e v o c i ó n en rezar por siete domin-

gos consecutivos los dolores y

gozos

de San J o s é

confesando V comulgando en cada domingo visitan-

do cualquiera iglesia y rogando por la i n t en c ión del



186

DEVOCIÓN Á LA STA. F A M I L I A

Sumo Pon t í f i c e . Los que practiquen esta d e v o c i ón

en la forma sobrediclia ganarán Indulgencia plenaria

en cada uno de los siete domingos. L a s personas que

no saben leer r e zarán cada domingo siete Padre

nueslros Avemarias y Gloria Patris. cumpliendo las

d emá s condiciones. Pío IX, 1." de Febrero y 22 de

Marzo

de 1847.)

J olores

y gozos de Sa/j José

1. ° ¡Oh cas t ís imo Esposo de M aría, glo-

rioso San José tanto como fueron terribles

los dolores

y

las angustias de vuestro cora

zó n cuando c re í s t e i s deber

separaros

de vues

tr a

inmaculada Esposa, tanto fué

vivo

el gozo

que experimentasteis cuando el

Angel

os re

veló

el misterio de la

Enca rnac ión .

Os suplicamos, por ese Vuestro dolor y por

e:>e vuestro gozo, que os d ignéis consolar

nuestras almas ahora y en nuestros postreros

momentos,

a lcanzándonos

la gracia de llevar

una Vida santa y tener una muerte semejante

á la Vuestra, entre los brazos de J e s ú s y de

María

Padre nuestro. Ave M ar ía

y

G lor ia .

2

°

¡Oh

felicísimo

Patriarca, glorioso San

José ,

que fuisteis elevado á la eminente

dig-

nidad de Padre putativo del Verbo humanado

EJ dolor que sentisteis al ver nacer al Niño

Jesús en tanta pobreza, se os t r o c ó bien pron-

Y Á SAN J O S É

187

to en un gozo celestial, cuando o ís te is los ar-

*moniosos conciertos de los Angeles, y fuis-

teis testigo de los gloriosos acontecimientos

de aquella memorable y clarís ima noche.

Os suplicamos, por ese vuestro dolor y por

ese vuestro gozo, que nos a lcancéis , después

de llegados al

té rmino

de nuestra

Vida,

la

gracia de ser admitidos á oir las

alabanzas

de

los Angeles y á gozar del resplandor de la

gloria celestial.

Padre nuestro, Ave Mar t a y G lor ia

3. ° ¡Oh ejecutor obedient ís imo de las le

yes divinas, glorioso San

J o s é

La vista de la

sangre

prec ios ís ima

que el Redentor

Niño

d e r r a m ó

en la

c i rcuncis ión t ras pas ó

de dolor

vuestro

co razón ;

pero la

imp osición

del nom

bre de J e s ú s lo reanimó, l lenándoos de con

suelo.

Alcanzadnos por ese Vuestro dolor y por

ese vuestro gozo que, después de haber ex

tirpado todos nuestros vicios durante la vida,

podamos morir con gozo y a legr ía , invocando

de corazón y con la boca el Santís imo Nom-

bre de J e sús .

Padre nuestro, Ave M a r í a y G lor ia .

4. " ¡Oh Santo fidelís imo, á quien fueron

comunicados los misterios de nuestra reden-



188 DEVOCIÓN ¿ _A STA. F AM I L I A

cjón,

glorioso San

J o s é

Si la

profecía

de Si

meón

os

causó

un

dolor

mortal,

haciéndoos*

saber

lo que

J e s ú s

y

Ma r ía debían sufrir,

os

l lenó

al mismo tiempo de

purísimo

gozo, al

anunciaros que sus padecimi&ntos serían se

guidos de la

salvación

de una

m ultitud

innume

rable de almas que

r esuc i ta r ían

á la

Vida.

Pedid

por nosotros, en memoria de

este

dolor

y de este gozo, para que seamos del

número

de los que, por los

mér i to s

de Jesu

cristo y la

in terces ión

de la

Virgen Mar ía ,

resuci tarán

para la

gloria.

Padre

nuestro. Ave

M a r ía

y

G l o r i a

5.°

¡Oh

vígilantísimo

custodio del

Hijo

de

Dios

hecho hombre, glorioso San

J o s é

¡Cuánto habéis

sufrido por servir al

Hijo

del

Altísimo y proveer á su subsistencia, parti

cularmente durante la huida á

Egipto

Pero

también cuánto

debisteis gozar en tener siem

pre á vuestro lado al

Hijo

de Dios y en ver

cómo caían al suelo los ídolos de los egipcios

Alcanzadnos

por ese vuestro

dolor

y por

ese vuestro gozo que, teniendo siempre al

tirano infernal alejado de nosotros, evitando

para ello prontamente las ocasiones

peligro

sas, merezcamos que caigan de nuestros co-̂ ^

razones

todos los

ídolos

de las aficiones te

rrenas, y que, enteramente consagrados al

Y

A SAN JOSÉ

189

servicio de

J e s ú s

y de

Mar ía ,

no vivamos smo

'

para ellos, y tengamos la dicha de

morir

fe

lizmente.

Padre

nuestro Ave M a r ía y G l or i a

6." ¡Oh Angel de la

tierra,

glorioso San

J o s é , que Visteis con

admiración

al Rey del

Cíe lo

sometido á Vuestras

ó r d e n e s

Si el con

suelo que experimentasteis al conducir de

Egipto á Vuestro querido

J e s ú s

fué turbado

po r

el temor de Arquelao, tranquilizado á la

Vez

por el

Angel,

permanecisteis gozoso en

Nazaret con

J e s ú s

y

Mar ía-

Obtenednos, por ese Vuestro

dolor

y por

ese vuestro gozo, que, libres de todos los te

mores que puedan sernos nocivos, gocemos

la

paz de una buena

conciencia.

Vivamos tran

quilos

en

unión

de

J e s ú s

y

M a r í a

y en sus

manos entreguemos nuestra alma en el mo

mento de la muerte.

Padre

nuestro Ave Ma r í a y Glor ia

¡Oh ejemplo de toda santidad, glorioso

San J o s é , que habiendo perdido al Niflo Je

sús

sin que hubiese culpa de parte vuestra,

le buscasteis

durante tres

d ías

con inmenso

dolor, hasta el momento en que, con gozo in

decible, el mayor de vuestra vida, le encon-



I S O D E V O C I Ó N Á LA STA. F A M I L I A

trasteis en el Templo en medio de los doc

tores

Os suplicamos desde lo íntimo de nuestro

corazón por ese Vuestro dolor y por ese

vuestro gozo, que os dignéis emplear vuestro

valimiento cerca de Dios, á fin de que nunca

nos suceda que perdamos á Jesús i t el pe

cado

mortal;

y

s i

con

todo,

desgraciadamente

le

perdiésemos haced que le busquemos de

nuevo con el más profundo dolor, hasta que

le encontremos benigno, sobre todo en el mo

mento de la muerte, para poder luego gozar

de Él en el Cielo y bendecir con Vos sus in

finitas misericordias por toda la eternidad.

^

Padre nuestro Ave M a r í a y Glo r ia .

ntífon

Jesús contaba ya la edad de

treinta

años cuando aun era tenido por

hijo

de

J o s é

^

f. Rogad por nosotros, San J o s é .

i Para que seamos dignos de las prome

sas de Jesucristo.

OR CIÓN

lOh Dios,

que por una

providencia

inefable

os dignasteis escoger al bienaventurado José

para ser el Esposo de vuestra Santísima Ma

dre; Os suplicamos fervorosamente nos con-

Y Á SAN J O S É

191

Cedáis la gracia de que, venerándole en la

tierra como á nuestro protector, merezcamos

tenerle por intercesor en los Cielos, Vos que,

siendo

Dios, Vivís

y

reináis

por los siglos de

los siglos. Amén.

E s t a

d e v o c i ó n

de los dolores y gozos de San José

tiene concedidos por

P i ó

VIH ZOO dias

de

indulgencia

por

cada

dia que se rece y 300 en todos los m i é r c o -

les y en los nueve dias que preceden á las fiestas de

San

J o s é y su Patrocinio. ndulgencia plenaria en

cada una de estas dos fiestas confesando y comul-

gando y r e z á n d o l a en dichos dias y

otra indulgencia

plenaria una vez al mes

r e z á n d o l a

todos los d í a s

confesando y comulgando en el día que se quiera y

rogando á Dios por la

i n t e n c i ó n

del Papa. P ío I X

a ñ a -

d i ó siete a ñ o s y siete cuarentenas en cualquier día •

que se rece. Todas estas indulgencias son aplicables i

á

las almas del Purgatorio. ;

Letanías

á San

osé

aprobadas

por la Sagrada Congregación

de

RHos

Señor, tened piedad de nosotros.

Jesucristo,

tened

piedad

de nosotros.

Señor, tened

piedad

de nosotros.

Jesucristo,

oidnos.

Jesucristo, escucliadnos.

Dios Padre celestial, tened piedad de nos-

otros.

Dios

Hijo Redentor del mundo,

tened pie-

dad de nosotros.

Dios Espíritu Santo, tened piedad de noS

otros.



192 D E V O C I Ó N Á L A ^ T A F A M I L I A

Santísima Trinidad, que sois un solo Dios,

tened piedad de nosotros.

Santa M ar ía ,

rogad por nosotros

San Jo sé , »

Inclita prole de David, »

Gloria de los

Patriarcas

»

Esposo

de la Madre de Dio s, »

Custodio

castísimo de la Virgen, »

Nu tricio del Hijo de Dios, »

Defensor vigilante de Cristo »

Jefe

de la

Sagrada

Fam ilia, »

Jo sé justís imo, »

Jo sé cas t ísimo, »

Jo sé prudentís im o, »

J o s é

insigne

en la fortaleza »

Jo sé obedien tís imo, »

Jo sé fidelís imo, »

Espejo

de

paciencia

»

Amador

de la

pobreza

» ,

Modelo

de los

obreros

» - :

Ornato de la vida do m éstic a, »

Custodio de vírg ene s, »

So sté n de las familias, »

Consuelo

de los afligidos, »

Esperanza

de los

enfermos

»

Patrono

de los moribundos »

Terror de los demonios »

Protector

de la Santa

Iglesia

»

Cordero de Dios, que quitáis los pecados del

mundo

perdonadnos. Señor

Cordero de Dios, que quitáis los pecados del

mundo atendednos. Señor

Cordero

de Dios, que quitáis los

pecados

del

mundo tened

piedad

de

nosotros.

f . Hízole dueño de su

casa.

Hf. Y gobernador de todos

sus dominios

Y A S A N J O S É

193

O R A C I Ó N

¡Oh Dios, que por una

providencia

inefable

os

dignasteis

escoger al bienaventurado José

para

ser el

Esposo

de

vuestra

San t í s ima M a

dre Os

suplicamos fervorosamente

nos

con

cedáis la

gracia

de que. Venerándole en la

tierra como

á nuestro protector

merezcamos

tenerle

por

intercesor

en los

Cielos

Vos que,

siendo

Dios, vivís y reináis por los siglos de

los siglos. Amén.

300 días de indulgencia aplicable á los

difuntos.

V I

D E V O C I Ó N

á los Angeles y á los Santos

Oración al rcánge l San

Miguel

¡Oh nobilís imo Príncipe de la milicia celes

te , protector poderosís imo de la

Iglesia

Ca

tólica y presentador de las almas justas á la

Tr in idad Bea t í s ima Qi zó m e de

todos

los

privilegios,

gracias

prerrogativas dignida

des y

dones

con que el Señor os ha

hcpra-

do y enriquecido y glorióme de

teneros

por

8



194

D E V O C I Ó N

defensor de mi alma. Dignaos oir mi

súpli-

ca. Por aquel a rdent ís imo celo de la glo

ria

y honor de Dios con que

peleasteis

con

los Angeles rebeldes y los arrojasteis del

Cielo en los cubismos, venid en mi auxilio y

dadme fuerza, para que, sin

respeto

ni temor

al mundo, defienda el honor de Dios, evitan

do

cuanto

e s t é

en

m i

mano, sus ofensas; ayu

dadme, sobre todo, á vencer mis pasiones, á

rechazar las sugestiones del maligno

espíri tu

y á ser constante en

cumplir

mis buenos pro

pós i tos rín la hora de mi muerte protegedme

contra los esfuerzos que el dragón

infernal

liará por perderme, y en f in recibid y presen

tad

mi alma

ante

el trono de la

Sant ís ima

T r i -

nidad y llevadla á los pies del Cordero sin

mancilla, á quien sea dada toda gloria y ho

nor por los siglos de los siglos. Amén.

j \n Gabriel A r c á n g e l

¡O h

glorioso San

Gabriel,

fortaleza de Dios

Embajador del Padre de las misericordias

Vos que merecisteis traer la nueva felicísima

para el género humano de la Encarnac ión del

Hijo de Dios en las pur ís imas y virginales en

t r añas

de

María Sant ís ima

rogad al

Señor

por mí, para que. reconociendo y estimando

aquel inestimable beneficio, procure aprove-

LOS

Á N G E L E S

Y A LOS

S N T O S

195

charme del fruto copioso de su Redención

imitando los ejemplos que nos dio hasta que

me-ezca gozar con Vos de su amable presen-

r

en la Gloria eterna, Amén.

91: j ^ r c á n j e l San Rafael

Glorios ís imo Arcángel

San Rafael,

Medici-

na de Dios,

Médico

de salud, Gozo de los

afligidos que temen á Dios, Luz de los ciegos,

Salud

de los enfermos,

Guía

de los peregri

nos. Ensalzador de la limosna, del ayuno y

de la

orac ión:

por aquella caridad con que

acompañas te i s al joven T ob ía s gua rdándo le

dp muchos peligros, l ibrándole á él y á S a r a

su

esposa,

del cruel demonio Asmoneo de-

Volvienco

la vista á su anciano padre y

l le-

nando su casa y

familia

de toda

clase

de ben

diciones, os ruego,

p iados ís imo Prínc ipe

que

me as is tá is en mis enfermeJa ¡es me defen

dáis del demonio de la impureza y me acom

pañéis en todos mis caminos, especialmente

en mi postrera jornada á la eternidad, para

que, habiendo Vivido casta y piadosamente,

según

las

enseñanzas

de la Fe, merezca ver

con Vos el rostro am abi l ís imo de Dios y go

zar de los bienes de su gloria por todos los

ligios de los siglos.

Amén.



196 DEVOCIÓN

Jkl Santo f lnáe Custodio.

: O l i Santo Angel de Dios, mi

f idelísimo

compañero , mi Protector, mi Maestro y A m i -

20 el más sincero Espír i tu bienaventurado

que Dios me dio en su

misericordia

para guar-

tia

de

mi

alma y de

mi

cuerpo y para mi

guía

en

ios caminos de

sa lvac ión;

Reconozco que

no soy digno del esmero y tierna

solicitud

con que cuidáis de mí, miserable pecador. He

dejado

pasar

los días enteros sin acordarme

de Vos, ni de Vuestros beneficios; pero ya me

arrepiento y os prometo la enmienda. De hoy

en adelante os prometo invocaros y obsequia

ros agradecido. No me negué i s la gracia de

seguir d i spensándome vuestra protecc ión.

Enseñadme

lo que debo hacer para despojar

me de mis malos

háb i tos

y alcanzar las v i r tu

des; apartadme de las ocasiones de pecar,

inspiradme la paciencia en las penas de esta

vida,

abrasad mi corazón en el sagrado fuego

del amor d iv ino, penet rán dom e de una tierna

devoción

á

J e s ú s

y á

Ma r í a . Corregid

con

Vuestras luminosas inspiraciones las falsas

luces de mi entendimiento y descubridme los

engaños del espí r i tu de las tinieblas. Si me

extravio. Volved mi corazón con Vuestras re

prensiones saludables al camino de la

justi-

Á LOS Á N G E L E S Y A LOS S N T O S 97

cía. Defendedme de todos mis enemigos visi

bles, y hacedme

amargas

todas las dulzuras

de l pecado. En f in , implorad para mí, ¡oh ce

lestial protector mío , de la divina misericor

dia el santo amor y la perseverancia en lu

char contra mis pasiones hasta sojuzgarlas,

para que tenga la dicha de ir á

agradecé ros lo

en el Cielo, en donde amaremos á Dios por

toda la eternidad. Amén.

Oración

al Santo de nuestro nombre.

¡O h

glorioso

Santo (ó Santa) de mi nombre,

S. N . . . , Abogado y Protector mío bajo cuyo

amparo y protecc ión me puso la

divina

Pro-

Videncia en el d ía de m i bautismo: Confuso es

to y

y

lleno

de

ve rgüenza

por haber

vivido

tan

olvidado

de Vos, sin seguir vuestro ejemplo

ni acordarme de vuestros beneficios; pero, ya,

agradecido á ellos, os suplico humildemente

me ayudé i s con vuestr^^asistencia, para Vivir

en

adelante como corresponde á un Verdade

ro cristiano que ha sido honrado y distinguido

con Vuestro esclaracido nombre. No permitá is

que le profane con mis matas acciones; anteí.

deseo y quiero que me sirva de est ímulo para

imitar las Vuestras, á

fin

de que, siendo

seme

jante á Vos en la tierra, logre acompañaros

eternamente en el Cíe lo , Amén.



198

DEVOCIÓN

Oración á San Joaquín y Santa ^na

¡Oii gloriosísimos

Patriarcas San Joaqm'n

y

Santa Ana padres dichosís imos de la San

t ísima Virgen María, modelo perfecto de ca

sados

y dulces abogados

míos:

yo me alegro

y me complazco con vosotros por aquel gozo

y consuelo que tuvisteis cuando,

d e sp u é s

de

fervorosas oraciones,"os avisó el Angel que ,

t endr í a i s una hija tan

santa

como la Pur ís ima

Virgen María. ¡Oh, quién

supiera

imitar

Vues

tras heroicas virtudes ¡quién fuera, como vos

otros,

constante en la

orac ión,

compasivo con

los pobres y sufrido en los trabajos Por la

gracia con que os previno el Oielo para tan

alta dignidad

de

padres

de la que

hab ía

de ser

Madre

del mismo

Hijo

de

Dio3,

alcanzadme

que, haciendo siempre la

Voluntad divin a,

lo

gre la dicha de Veros en la Gloria.

J e sú s , Ma r í a y Josff, Joaquín y Ana,

Envida y muerte amparad mi alma.

Padre nuestro etc

Oración á San Alfonso Haría de Ll̂ orio

¡Inclito Doctor y amable proiector mío, San

Alfonso, Serafín

en el amor de

Dios, Angel

en la pureza. Profeta adornado d»̂ las más

LOS

N G E L E S

Y / LOS S NT O S 199

abundantes luces. Patriarca y Fundador de la

Orden

del

Sant í s imo

Redentor,

A p í s t o l

en la

predicac ión. Márt i r de

deseo.

Confesor de

Cristo, Imagen Viva del d i v i n o Salvador,

Amado de Dios y de los hombres, consuelo y

amparo de vuestros devotos Desde el distin-

guido

lugar que

ocupáis

en el

Cielo,

interpo

ned vuestro valimiento en favor de

este

indig-

no siervo vuestro que implora vu eítr a protec

ción.

Yo me alegro de todos los

dones

con

que os enr iqueció y adornó el Supremo Bien,

de la

gloria

inefable con que en el

Cielo

han

sido

remunerados Vuestros merecimientos:

confiado en vuestra poderosa in tercesión, os

pido

humildemente que por amor de Dios ma

defendáis contra el espíri tu infernal, para que

no me rinda con sus asaltos y tentaciones; me

guiéis

para que no

ande

erra lo, me

iluminéis

para que no

ande

ciego, y me deis la mano

para que no tropiecen rjiis pies en el camino

peligroso de esta vida. Interceded por mí de

lante de nuestro

Se ñ o r

Jesucristo, para que

me perdone mis pecados y me conceda viva

fe, firme

esperanza,

ardiente caridad, humil-

dad

profunda y la gracia del

Esp í r i t u

Santo,

para ejecutar siempre su sant í s ima voluntad.

Y , pues sois Columna y Defensa de nuestra

Santa Madre la Iglesia Ca tó l i ca , defendedla

y dilatadla con vuestra in tercesión, alcanzan-



200

DEVOCIÓN

00 á todos sus Prelados y

d e m á s Ministros

celo grande de la salvación de las almas, gra

cias de

conversión

á los

pecadores,

aumento

de fervor y el don de la perseverancia á los

justos. Finalmente, os supiico que

s e á i s

mi

protector en

todas

las acciones de mi

vida,

y

que no me de samparé i s en la hora de la muer

te, en que

confío

experimentar los efectos de

Vuestra

protecc ión

á fin de poder cantar para

siempre las divinas

alabanzas

en el Cielo.

Amén.

Consa|racldn á San Alfonso

¡Oh celosísimo

Doctor de la Iglesia, San

Alfonso Yo, N. N., aunque indigno de ser

vuestro siervo, animado de Vuestra gran bon

dad y del

deseo

de serviros, en presencia de

la Santísima Trinidad, del Angel de mi guar

da y de toda la Corte celestial, os reconozco

por

Padre, Maestro

y lespecía l

Abogado

mío

después

de

María Sant í s ima

y propongo

f i r -

memente serviros siempre y

hacer

cuanto me

sea posible para que de otros seáis también

servido.

Por lo cual os suplico que, por el

amor que

t ené is

á

J e s ú s

y á

M ar í a

me

reci

bá i s

en el

número

de vuestros devotos y me

protejáis

como á siervo Vuestro. Alcanzadme

la

gracia de

imitar

vuestras

Virtudes

y adelan-

LOS N G E L E S Y LOS

S N T O S

201

tar así en la senda de la perfecc ión cris

tiana. Obtenedme especialmente la gracia del

desprendimiento de

todas

las criaturas, una

tierna y constante

devoción

á

J e sú s

Sacra

mentado y á

Mar í a San t í s ima

el

espí r i tu

de

orac ión y un deseo ardiente de la salvación

de mi alma.

Aceptad

esta

mi

Voluntaria

servidumbre.

Asistidme durante mi vida, y particularmente

en la hora de la muerte, para que,

de spués

de

haberos

honrado y servido sobre la tierra,

merezca gozar con Vos el reino de los Cielos

por

toda la eternidad. Así sea.

J C U L T O R I . ¡Oh

protector

mío, San

A l -

fonso

haced que en

todas

mis

necesidades

recurra á

Mar í a .

r ción á San finfonlo de Padua

¡O h

admirable y esclarecido Protector

mío

San Antonio de

Padua

Siempre he tenido

grandísima confianza en que me habéis d?

ayudar en

todas

mis

necesidades,

rogando por

mí

al

Se ñ o r

á quien

se rv í s t e i s ;

á la Virgen

Sant ís ima

á quien amasteis; y al divino

Niño

J e s ú s

que tantos favores os

hizo:

rogadles

por mí para que por vuestra poderosa inter

cesión

me concedan lo que

pido.



202

D E V O C I Ó N

(Oh glorioso San Antonio

Pues

las

cosas

perdidas son halladas por Vuestra m ediac ión,

y obrá i s tantos prodigios con vuestros devo

tos, yo os ruego y suplico me a lcancéis de 'a

divina Majestad el recobrar la gracia que he

perdido por mis pecados, y el favor que añora

deseo y pido, siendo para gloria de Dios y

bien

de

mi

alma.

Amén.

Oración á San Francisco Javier

Bienaventurado Apóstol de Jesucristo, San

Francisco Javier: yo me presento con humil-

de confianza á implorar en

este

día tu protec

ción, y á suplicarte que me sirvas de interce

sor para con

elPadre

de las misericordias. Tú

que estuviste siempre lleno de celo por la sal

vación de las almas, y de caridad para asistir

las en todas sus necesidades: emplea en favor

mío el crédi to de que gozas para con Dios;

alcánzame la gracia que le pido de abrasarme

en celo por mi salvación y la de mis herma

nos. Tú ibas en otro tiempo

hasta

los confi-

nes del mundo para hacer bien á los infieles;

aquí tienes ¡oh Padre mío un hijo de la Igle-

sia que Viene á t i , que te honra, que bendice

á Dios de todo corazón por las gracias de que

te ha colmado, que te elige para que seas su-

protector, y que te invoca on nna

entera

con-

OS Á N G E L E S Y Á OS

S N T O S

203

fianza: ¿ser ías hoy menos sensible á las ne

cesidades

de tus devotos y menos poderoso

que lo

eras

entonces? Los que te imploran ex

perimentan todos los días tu poder y tu bon

dad: ¿y sólo yo de jar ía de sentir los dulces

efectos de tu caridad bienhechora? No, no,

amable protector mío, tú no me rechaza rás .

Es demasiado grande la confianza que en ti

tengo, para no creer que te i n t e r e sa r á s por

mí, á fin de alcanzarme la gracia que te pido;

te lo suplico por la preciosa sangre de Jesu

cristo y por la Inmaculada Concepción' de la

Virgen. Uno y otra fueron siempre los más

tiernos objetos de tu devoción, y tú Prometis

te escuchar favorablemente á los que acudie

ren á ti invocándolos. Yo los invoco ¡oh bien

aventurado Apóstol y

espero

participar de

tus promesas. Así sea.

Oración á Santa Teresa de Jesús

¡Seráfica Virgen y Esposa predilecta del

divino Verbo, Santa Teresa de J e s ú s

\n

N . . . ,

aunque muy indigno de

^ T

Vuestro sier

vo , animado, sin embargo, por Vuestra gran

bondad y por el deseo de serviros, os elijo

hoy, en presencia de la Santísima Trinidad y

de mi Angel Custodio y de toda la Corte ce

lestial,

por mi especial Madre, Maestra

y



204

D E V O C I Ó N

Abogada, drrspaé* de María Santísima; y pro

pongo tirmemínt,? ser siempre f iel en Vuestro

servicio, y hacer todo lo posible para que de

los demás seáis también servida. Os suplico,

pues, ;oh

scr

>ii-a

Madre mía por la sangre

que vuestro ''i'.'ino Esposo derramó por mí,

que me recibáis on el número de vuestros de-

Votos, como perpetuo siervo

Vuestro.

Favore-

cedme en mis

angustias

y alcanzadme la gra

cia de imitar de hoy en

adelante

vuestras

virtudes,

caminando por la

senda

de la verda

dera perfección cristiana. Asistidme de un

modo especial en la

oración

y alcanzadme

de Dios este don tan glorioso que tanto

resplandeció en Vos, para que, contemplando

y

amando al Sumo Bien, jamás me haga reo á

Vuestros ojos ni á los ojos de mi Dios del

más míni i o pecado de pensamiento, de pala- :

bra ni de

>

ii

»ra

Aceptad

esta

pequeña

ofrenda

que os haio en señal de la servidumbre que

os profeso, asistiéndome en vida y particular

mente en la hora de mi muerte. Así sea.

r ción San

Luis

Gonza ja .

¡Bienaventurado y angélico joven San Luis

Gonzaga, admirable en la modestia de tus ac

ciones, en la penitencia con que mortificabas

tu cuerpo, en la oración que lleno de fervor

OS Á N G E L E S

Y Á OS

S N T O S 205

tenías tantas horas, en la inocencia que con

servaste desde el bautismo, mereciendo el

nombre de Angel en carne humana, y, final

mente, admirable en tu vocación á la Compa

ñía de Jesús, donde fuiste llamado por la

Santísima Virgen del Buen Consejo ¡Oh,

cuánto me confundo de verme tan diferente

de t i por mis

pecados Pero

ayúdame,

Santo

Protector mío, ruega por mí y por toda la ju

ventud, de la cual eres Patrono, líbrala de

todos los peligros y alcánzanos á todos que,

ya que no te

hemos

imitado en la inocencia,

te imitemos en la penitencia, para recobrar la

gracia que nos conduzca al reino eterno de la

Gloria. Amén.

r ción á Santa Casilda

¡Oh

gloriosa

Santa

Casilda, princesa

esco

gida por el Altísimo para reinar en el

Cielo,

que nacida en las tinieblas del mahometismo,

os dirigisteis á pasos de gigante á la ciudad

de

Dios,

que es la Iglesia Católica Apostóli

ca Romana Alcanzadnos de vuestro celestial

Esposo, Jesús, que os sigamos en el camino

de la virtud, correspondiendo fielmente á las

divinas

inspiraciones con que al Señor plu

guiere favorecernos. Acordaos de la

miseri

cordia

y particular providencia con que Dios



206

DEVOCIÓN

Á LOS Á N G E L E S Y A LOS S N T O S 207

cuidó de Vuestra preciosa infancia, dispo

niendo vuestro tierno corazón á la práct ica de

las virtudes más sublimes, á fin de que és tas

mismas es fuesen preparando para entrar en

el

maternal

seno

de la

única Religión

verda

dera; acordaos de tan especia beneficio y no

podréis

menos de interesaros por nuestra sal

vación,

pidiendo á nuestro adorable Reden

tor

que nos tenga estrechados contra su pe

cho y aprisionados con sus amorosos brazos,

para que nunca, nunca le dejemos, cayendo

en

el abismo de la

herej ía

ó de la

increduli

dad.

Por Vuestra dichosa muerte encarecida

mente os suplicamos que

in terpongáis

todo

Vuestrr'

valimiento

para con nuestro

divino

Salvadoi, á

fin

de que tenga la

p iadosís ima

dignación

de

venir

sacramentado á nuestro

miserable pecho á

recibir

el

último

suspiro

de nuestra

Vida. Amén.

Oración

á

Santa árbara

Abogada

contra las tempestades y para no morir

sin

Sacramentos.

¡O h Dios

y

Seño r ,

eterno y omnipotente, ^

que con la luz de tu

divina

gracia ilustraste á ;

[a

bendita Santa

Bárbara ,

para que conocie- '

se el

altísimo

misterio de la

Tr in idad B ea t í

sima, y, menospreciando los deleites del

mun<

;

do,

abrazase la

virginal

pureza y derramase

su

sangre hasta perder la

Vida

en defensa de

la

?'e

cató l ica

Yo te

suplico. Señor, humil

demente, que me concedas por su

intercesión

y

gloriosos

mér i to s

que,

libre

de los peligros

y

tempestades de

este

mundo, merezca salir

de él, recibiendo dignamente en la hora de

mi

muerte los Santos Sacramentos de la Confe

sión

y

Comunión ,

y, acabando

feliz

y santa

mente mi

Vida

en tu

divina

gracia, logre go-

zarte eternamente en la

Gloria,

donde vives

y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

dre nuestro etc

Oración al glorioso San Roque.

¡O h

piadoso confesor de Jesucristo,

glorio-

í o

San Roque, nuevo

T o b í a s

por tu amor á

los

pobres y á las obras de misericordia, y

como

Job, modelo de paciencia; pues, como

sí

nada fueran tus llagas y dolores y el ham-

-

bre que

padec ías ,

hasta no tener muchas ve

ces

m á s

recursos que el pan que el

Cielo

te

Enviaba por medio de un prodigioso

perrito,

tí ;

entregabas á una rigurosa penitencia ¡Oh

; u á n t o

confunde tu

vida

penitente mi tibieza

y flojedad

No

ex t r año

el 3er castigado por

mis

pecados de la

divina

Justicia, pero

t;plá-

•*

cala con tus ruegos, ¡oh glorioso San Roque



208

D E V O C I Ó N

Tú,

que eres

abogado

contra la

peste

y males

contagiosos, y libraste á Roma y á otras

ciu-

dades, líbranos también á

mí y á esta pobla-

ción

detan terrible azote; haz que se cumpla

en nosotros aquella promesa que

aparec ió

so-

bre tu

cadáver : que los que te invoc ren

h bí n de ser libres de l

peste

por tu in-

tercesión alcánzanos también

el ser libres

del

contagio del

pecado,

para que,

purifica-

das

nuestras

almas, podamos entrar limpios

en la

Gloria. Amén.

' .

adre nuestro

etc

r ción á Santa Rita de Casia

¡Oh

Dios y

Seño r ,

que á la bienaventurada

Rita

te dignaste dar tanta gracia que te

imi-

tase

en el amor á los enemigos, y que en su

corazón

y frente llevase as

seña les

de tu ca-

ridad

y

Pas ión rogémos te

nos

concedas

por

tu intercesión

y

m ér i to s

amar á

nuestros ene-

migos,

y con la espina de

compunción

y dolor

contemplar perpetuamente los dolores de tu

Pasión .

Que vives y reinas por los siglos de

los siglos.

Amén.

f .

Signaste,

Seño r ,

á tu sierva Rita,

itf. Con el sello de tu caridad y

Pas ión ,

• Jre nuestro etc.

LOS Á N G E L E S Y Á LOS S N T O S 209

r ción á San Clennenfe Maria Hofbauer

¡O h

Dios, que adornasteis al bienaventu-

rado Clemente

M a r í a

de admirable firmeza

en el creer y de invencible co^ t̂ancia en ha-

cer

obras

de

v ir tud '

Por sus

mér i to s

y ejem-

plos os rogamos nos

concedá is

fe tan robus-

ta y tal fervor de caridad, que lleguemos á

conseguir los bienes eternos. Por Cristo Nues-

t ro Señor . Amén.

r ción á San Qerardo Mayela

¡O h

glorioso Santo Vos, que fuisteis tan

sufrido en las adversidades y tan amante de

padecer,

que ó perseguido, ó calumniado ó

probado, todo lo soportasteis con admirable

tranquilidad de

án imo ,

alcanzadme

también

á

mí

el

esp ír i tu

de fortaleza en

todas

las adver-

sidades de la

Vida.

¡Cuánta

necesidad tengo de la

virtud

de

paciencia, pues el más

pequeño

trabajo me

espanta;

cualquier leve

aflicción

me fastidia,

me resiento y me enojo por la más

pequeña

contrariedad, y no conozco que por el cami-

no de las tribulaciones se Va al Cielo Por

este

camino quiso

andar J e s ú s ,

nuestro divi-

no Maestro, y por él anduvisteis Vos

también

fe-

lá



210

DEVOCIÓN

¡oh San Qerardo Alcanzadme, pues, ánimo

para abrazar gustoso las cruces que Dios me

envía haciéndome digno de llevarlas con una

pacienr ia y prontitud semejante á la vuestra,

á fin de que merezca después juntamente con

Vos gozar de Dios en la Gloria. Así sea.

O R A C IÓ IM

á las benditas Animas libertadas del Pur-

gatorio por nuestros sufragios.

¡O h

felices y bienaventuradas almas, que

habéis

tenido la dicha de entrar en la Patria

celestial Os felicitamos de todo corazón y

en nombre de toda la Iglesia os damos mil

parabienes. Nos alegramos con vosotras; uni-

mos nuestra a legría con la a legr ía de los San

tos y bienaventurados; juntamos

nuestras

ala

banzas con las que vosotras dais á Vuestro

Criador poi tan inapreciable favor.

Sí almas dichosas, regocijaos. No habrá

ya para vosotras ni tristezas ni angustias: ya

se acabaron las

penas

y trabajos; ya cesaron

los peligros y tentaciones. Ahora disfrutáis

la paz, la f jlicidad la a legr ía el gozo, el con

suelo y el descanso eterno de los bienaventu

rados. :Qué gloria para nosotros, si con nues

tros sufragios os hemos acelerado vuestra

Á LOS Á N G E L E S Y Á LOS SANTOS 211

dicha Triunfad, pues, reinad, gozad en el

Cielo; pero no os olvidéis de nosotros que

combatimos aún sobre la tierra: miradnos con

compas ión pues estamos rodeados de nume

rosos y temibles enemigos. Ya que sois tan

poderosas para con Dios, rogad por vuestros

devotos, para que seamos fieles y constante.-̂

en el servicio de Dios y podamos

as í

alabarle

y bendecirle un día con vosotras eternamente

en la Gloria. Amén.

J^cío fteroieo de caridad en favor

de ias

almas

del Purgatorio

Dios mío

en

unión

de los

mér i .os

de

J e sús

y

M a r í a

os ofrezco, á favor de almas del

Purgatorio, todas mis obras satisfactorias y

las que otros me aplicaren durante

mi vida,

en

la

hora de mi muerte y

d e s p u é s

de

ella.

Nuestro

S a n t í s imo Padre

Pío

I X

por Decreto ge-

neral de 50 de Septiembre de 1852 c on c ed i ó por este

piadoso acto muchas gracias é indulgencias aplica-

bles á las almas del Purgatorio.

Oración por ¡o s parientes y

amigos

difur¡tos

¡Oh Padre de las misericordias y Dios de

toda consolación que por amor á las almas

enviasteis al mundo á vuestro divino Hijo



D E V Ü C l J i N

para que derramara su

sangre

y diera su vida

por ellas

compadeceos

del alma de mi (pa-

dre, madre, esposa, hermano, amigo, etc.) y

aliviad

las penas que sufre en el Purgatorio.

No permitáis

que

es té

por más tiempo sepa-

r a b a de Vos. Libradla de aquellas terribles

llamas, por los

méritos infinitos

de mi Seflor

Jesucristo. Y si mis pecados son la causa de

sus dolores, castigadme. Dios

mío,

é inspirad-

me un tan

vivo

do'or de todos ellos, que pre-

fiera

mil veces ¡a muerte á vivir en vuestra

desgracia.

Yo

me arrepiento,

Señor ,

de

haberos

ofen-

dido;

y, confiando que me

hayáis

otorgado el

perdón,

me atrevo á ofreceros por esa alma

querida las buenas

obras

que hoy con vuestra

gracia practique, unidas á los

m é r i t a s

infini-

tos de

J e s ú s

y á los de

Mar ía .

Aceptadlas, Dios

mío ,

haced que todos

jun-

tos celebremos un día Vuestras misericordias

en el eterno descanso de la

gloria. Am én.

R E T I R O E S P I R I T U A L 213

RETIR©

E S P I R I T U a L

Como p r e p r c i ó n para la muerte

Todos creen que fian de morir, que se muere un:i

sola vez v que no hay otra cosa de mayores conse

cuencias que

é s t a ,

pues del supremo instante de la

muerte

depende

la eterna felicidad ó eterna desgra

c i a .

Todos saben

a d e m á s

que la buena ó mala muerte

es el resultado, por lo

c o m ú n ,

de la buena ó mala

Vida. Pues ¿de qué procede que la mayor parte de los

cristianos viven

como

si no tuviesen que morir

j a m á s ,

ó como

si nada les importara que

fuese

su muerte

buena ó mala? La causa de este deplorable descuido

es que no se piensa en la muerte.

Acuérdate de tus

postrimerías

—

dice el

E s p i r i t u

Santo

—

¡

nunc f -

m s

pecarás

Preciso es persuadirse de que el tiempo de la muer

te no es á

p r o p ó s i t o p a r a

arreglar las cuentas del

alma

y asegurar el negocio de la

s a l v a c i ó n

eterna

L o s

prudentes,

s e g ú n

el mundo, en ios negocios tem

porales toman con tiempo

y

de antemano las medidas

oportunas

p a r a

conseguir una ganancia, un destino

un

enlace. Pues

¿qué

prudencia es la de aquel

cris,-

tiano que espera que llegue la hora de la muerte paro

arreglar su conciencia? Muy

di f íc i l

es hacer en la

muerte lo que no se practica durante la vida, y

é s t a

es la

r a z ó n

por que muchas personas

devotas

con

grande provecho de su alma, hacen

todos

los meses,

en un día de retiro, el ejercicio de la muerte

p r á c t i

c a ,

confesando y

comulgao4o como

p.it

ú U i m a

vez y

haciende d e s p u é s los - I C T O S cristianos que se acos

tumbran

hacer en aquel uiiimo trance. A este fin po-



214

R E T I R O

E S P I R I T U A L

nemos «iqui un método de retiro para semejante día

y algunas meditaciones que pueden servir

para

pro

curar

mayor recogimiento y disponer m á s fervorosa-

meníí; á este ejercicio mensual.

MÉTO O

PARA

EL DÍA DEL RETIRO

1. ° Hacer tres meditaciones: una por la

mañana

etra

por la tarde y otra por la noctie, de media hora

por lo menos cada una.

2.

°

Prepararse por espacio de media hora á la

Comun ión y detenerse por otra media hora á dar

gracias.

5 .°

Dos lecturas espirituales de media hora, una

por la mañana y otra por a tarde.

4.

Dos visitas de un cuarto de hora al

Santísimo

Sacramento.

5.

°

El ejercicio del V ía -Cruc is .

6.° Dos

exámenes

de conciencia, el uno sobre los

Vicios

habituales, y el otro sobre

todas

las faltas co

metidas desde el retiro pasado.

7 . °

Rezar las tres partes del Rosario en el día,

cada

una en la hora más oportuna.

L o restante del tiempo se

empleará

en alguiia ocu

pación que no distraiga mucho el espiritu, procuran

do guardar del mejor

modo

posible silencio y reco

gimiento en todo el día.

Ponemos á continuación el

modo

de hacer medita

ción y algunas consideraciones que pueden servir

para

el dia del retiro.

OR CIÓN M E N T A L

215

H O D O D E H A C E R O R I G I Ó N M E N T A L

S E GÚN

S A N A L F O N S O M - ^ D E L I G O R I O

I Importanclis de la meditación

Dice

San Alfonso, en el Reglamento de

vida que sin oración mental es harto difícil

que el alma conserve el estado de gracia.

cuérdate

de tus postrimerías dice el Es-

píritu

Santo,

Y nunca

jamás pecaráz. No

caerá

en

pecado

el que con frecuencia medita

los novís imos es decir, la muerte, el

juicio

l a

eternidad del infierno y la de la glo.ia.

Las

verdades

eternas no se ven con los ojos

d e l juerpo, sino con los del espír i tu ; y si no

se meditan, con

facilidad,

se borran de nues-

t r a

mente; y cuando se

presentar,

los

placeres

sensuales solicitando nuestro consentimiento,

s i n

gran trabajo arrastran al precipicio á los

que se

han olvidado de las

verdades eternas;

que por esto tantas almas se arrojan en bra-

zos del

vicio

y se condenan.

Ningún

cristiano

ignora, porque se lo dice la fe, que ha de mo-

rir y ser juzgado; mas por no pensar en es-

tas

verdades. Viven

alejados de Dios.

S i n

oración mental no hay luz, y sin luz se

ca:nina entre tinieblas; y andando envuelto en

tinieblas, no se ven

I O L

peligros que amena-

zan, ni se toman los medios para evitarlos, ni



216

MODO DE H A C E R

se pide al

Señor

su ayuda y su favor,

y

de

esta

suerte

acaba el alma por perderse.

Sin oración

mental, no solamente

falta

la

luz

para caminar, sino

también

la fuerza para .

seguir la senda de la virtud.

E l que no medita, tampoco pide á Dios que

le

ayude en sus miserias; y por no

pedírselo,

su caída es segura. Por eso decía el Cardenal

Belarmino que es moralmente imposible per

severar

en la gracia de Dios sin meditar las

verdades eternas. Y, por el contrario, el que

hace todos ¡os

días oración

mental, con gran

trabajo

caerá

en

pecado mortal;

y

si,

por

des

gracia, cayere alguna vez, si no abandona la

meditación,

presto se

volverá

á Dios. Ya lo

decía

un gran siervo de

Dios: «Meditación

y

pecado mortal no pueden andar juntos».

Toma, pues,

la

resolución

de

hacer cada

día,

por la

mañana

ó por la tarde, y mejor por

la mañana, media hora de oración mental...

Te ruego que no abandones la

meditación,

aunque en ella experimentes sequedad, fasti

dio,

tedio y cansancio; si no la

abandonas,

al

canzarás

ciertamente la

salvación.

II —

/nodo de

hacer

oración

mental

La meditación,

dice San Alfonso, contiene

tres

partes: Preparación consideración y

conclusión.

1 ° preparación.

La preparación

se compone de

tres

actos,

que son: de fe en la presencia de Dios; de hu-

R CIÓN

M E N T A L

217

mildad

y

contrición;

de

petición,

para pedir

la luz y asistencia del Señor.

Helos

aquí

por Vía de ejemplo: 1.°

«Dios

mío creo que estáis aquí presente, os adoro

con todo mi corazón. 2.° Señor, por mis

peca

dos

debería

estar ahora ardiendo en las l la-

mas del infierno; bondad infinita, me arrepien

to

con toda mi alma de

haberos

ofendido.

3.°

¡Oh Dios

mío

por el amor de

Jesús

y

Ma-

ría, iluminadme en este momento para que mi

alma saque provecho de esta meditación».

Luego se reza un Ave María á la

Santísima

Virgen

para implorar la asistencia del

Cielo,

y, con el mismo fin, un Gloria Patri á San

J o s é

al Angel de la guarda y á los Santos

nuestros

abogados.

Estos

actos

han de hacerse con atención,

pero con brevedad, y luego se pasa á la con

sideración.

2"

Consideración.

Para ésta conviene, á lo menos al principio,

valerse de

algún libro,

procurando detenerse

en los

pasajes

que más llamen la

atención.

Dice San Francisco de Sales que en esto se

debe seguir la prudente conducta de las abe

jas, que se posan en una flor y se paran en

ella hasta

haber extraído

la

miel,

y luego pa

san á otra.

Conviene advertir que los frutos que se de

ben

sacar

de la

consideración

son tres: afec-

tos peticiones y resoluciones

y en esto con

siste propiamente el ejercicio y el provecho

ñe

la

oración

mental.

Después

de

haber

con

siderado alguna verdad eterna y

habe-

senti

do que Dios te ha hablado al corazón, es me-



2? 8

MODO

E

H A C E R

nesier que te

dirijas

á Dios por medio de los

1

Afectos:

es decir con actos de fe de

esperanza

de humildad y de

acción

de gra-

cias; pero sobre todo con actos repetidos de

amor y de contr ic ión . Dice Santo T o m á s que

cada

acto de amor nos hace merecer la gra-

cia de Dios y el Cielo; el mismo fruto se al-

canza con los actos de contr ic ión .

fie aquí

algunos

actos

de amor:

«Dios mío,

os amo sobre todas las

cosas.

Os amo con

todo

mi corazón. Quiero hacer en todo vues-

t ra santísima

voluntad.

JV\

complazco en que

seá is infinitamente feliz»; y otros semejantes.

Para

hacer un acto de contrición

ba s t a r í a

decir:

«M e arrepiento de haberos ofendido á

Vos, que sois bondad infinita».

2 . De

peticiones

pidiendo á Dios sus l u -

ces la

virtud

de la

humildad

y otras una bue-

na muerte y la salvación eterna; pero sobre

todo no hay que

cansarse

de pedir el amor

de Dios y la perseverancia.

En tiempos de mucha aridez y sequedad es-

piri tual , bastará

repetir con frecuencia:

«Dios

mío. ayudadme;

Se ñor ,

tened

compasión

de

m í;

J e s ú s mío miser icord ia» . Aunaue otra

cosa no hicieras con hacer esto tu meditación

í

ena excelente

5.°

Resoluciones.

Antes de terminar la

meditación

hay que tomar una

reso luc ión

par-

ticular como evitar tal ó cual ocasión de pe-

cado sufrir con paciencia las molestias de al-

guna persona corregirse de un determinado

defecto y otras

cosas

semejantes.

5.°

£a

conclusión.

Se termina la meditación con tres ac to» '

R V S MED I T A C I O N E S 219

1.

°

Dar gracias á Dios por las inspiracio-

nes recibidas.

2. Renovar el propósi to de cumplir las re-

soluciones que se han tomado.

3.

°

Pedir á Dios en nombre de

J e s ú s

y

Ma r ía , las gracias necesarias para cumplirlas.

A l terminar la orac ión es menester enco-

mendar á Dios las almas del Purgatorio los

Prelados de la iglesia los pecadores los pa-

rientes y amigos rezando á

este

fi n

un Padre

nueslro

y un

Ave

María

San Francisco de Sales aconseja que saque-

mos de la m edi tac ión , á manera de recuerdo

un pensamiento un sentimiento piadoso que

m ás

nos

cautivó

en la

orac ión ,

para traerlo en

la memoria durante el día.

B R E V E S

M E D I T A C I O N E S

I.—

Fin del hombre

Considera cristiano que el ser que tienes

t 3 lo ha dado Dios

c r i á ndo te

á su imagen v

semejanza sin ningún mérito tuyo. Te ha

adoptado por hijo en el santo bautismo;

te

ha

amado más que si fuera tu padre y te ha cria-

do con el fin de que le ames en esta

vida

para

d e s p u é s

gozarle en la

Gloria.

De modo que

no has nacido ni debes vivir para gozar para

hacerte rico y poderoso para comer beber

y

dormir

como los brutos animales sino tan



B R E V E S M E D I T AC I ON E S

sólo para amar á tu Dios y ser dichoso eter-

namente. Las criaturas las ha puesto el Señor

á tu servicio para que te ayuden á conseguir

tan glorioso f in.— ¡Oh infeliz de mi, que en

todo he pensado menos en el fin para que fui

eriadoí ¡Padre mío, por el amor á J e s ú s ha-

ced que empiece vida nueva dei todo santa y

en todo conforme con vuestro

d ivino

querer

II.—Del

pecado mortal

Considera

cómo,

habiendo sido et.ado por

Dios para amarle, con

infernal ingratitud

te

has rebelado contra E l , t r a t á ndo le como ene-

migo, despreciando su gracia y su amistad.

Sa b ía s

que con el pecado le causabas

grandí-

simo

disgusto, y, sin embargo, lo has cometi-

do. ¿Qué hace el que

peca?

Vuelve á Dios las

espaldas,

le pierde el respeto, levanta la mano

para herirle y aflige su

divino

C o r a z ó n . El

que peca, dice á Dios con sus obras: «Aléjate

de mí, no quiero obedecerte, ni servirte, ni

reconocerte por mi Se ñor , ni tenerte por mi

Dios. Mí Dios es el placer, el in t e ré s , la ven-

ganza .»

Así hablaste en tu

c o ra z ón

cuando

preferiste á Dios la criatura. Santa Ma r ía

Magdalena de Pazzis no podía creer que un

cristiano fuese

capaz

de cometer un pecado

mortal

con plena advertencia. Y tú, lector

amado, ¿qué dices? ¿ Cuá n tos pecados no has

cometido ya?

¡Oh

Dios

mío

Perdonadme y tened piedad

de mí. Os he ofendido, bondad in f in i ta . Abo-

rrezco mis

pecados,

os amo y me arrepiento

B R E V E S MED I TAC IONE S

221

de haber cometido la torpeza de injuriaros

(oh

Dios

mío

digno de

inf inito

amor.

III.—

De la

muerte

Considera que esta Vida ha de tener fin.

Pronunciada e s t á ya la sentencia: has de mo-

r i r .

La muerte es cierta; pero no se

sabe

cuándo l legará . Para morir basta un ataque

a pop lé t i c o , una vena que se te rompa en el

pecho, un catarro sofocante, un vómito de

sangre, un dolor de costado, una llaga, una

inundación, un terremoto, un rayo basta para

quitarte

la

vida,

La muerte te a sa l t a rá cuando

menos pienses. ¡Cuántos se acontaron

sanos

y por la mañana se encontraron muertos ¿Y

no podr ía sucederte á ti lo mismo? De los que

han muerto repentinamente,

ninguno

esperaba

morir así; y, sin embargo, así murieron. Sí se

hallaban en pecado, ¿dónde están ahora y

dónde es ta rán por toda la eternidad? Mas,

sea lo que fuere, es cierto que

l legará

un

tiempo en el cual para ti a noc he c e rá y no

a ma ne c e rá , ó bien a ma ne c e rá y no anochece-

rá . « Vendré omo ladrón» dice Jesucristo;

es decir, cuando menos lo pienses y á escon-

didas. Te lo avisa con tiempo este ta amante

S e ñ o r , porque desea tu sa lva c ión . Corres-

ponde, pues, á tu

Dios;

a p r o v é c h a t e del aviso;

p r e p á r a t e á bien morir antes que llegue la

muerte. Entonces no es tiempo de preparar-

se, sino de hallarse preparado. Es cierto que

has de morir. Ha de concluir para t i la

escena

de este mundo y no

sabes

c uá n do . ¿ Q u ién sabe

s i se rá dentro de un año ó dentro de un mes?



222 B R E V E S M E D I T C I O N E S

¿Quién sabe si mafiana mismo e s t a r á s vivo?

¡ Jesús mío , iluminadme y perdonadme

I V

D e l

Juicio

Considera que, spssnas el alma haya salido

de l cuerpo, se rá conducida ante el

tribunal

de

Dios

para ser juzgada. El

Juez

es un Dios

Todopoderoso, ultrajado por ti y sumamente

airado Los

ncusadores

son los demonios, tus

enemigos; el proceso tus propios pecados;

la sentencia

es inapelable; la

pena

e

Infier-

no. Allí no hay compañeros , ni parientes, ni

amigos; entre Dios y tu alma ha de resolverse

tu

causa.

Entonces c o m p r e n d e r á s la fealdad

de tus pecaaos, y no pod rás disculparlos como

lo haces

ahora.

S e r á s

examinado sobre tus

pecados de pensamiento, de palabra, de com

placencia, de obra, de

om.isión

y de

escán -

dalo;

todo se ha de

pesar

en aquella gran ba

lanza de la

justicia divina,

y con que te halles

falto

en una sola

cosa

grave,

e s t a r á s

perdido.

¡ Jesús mío y Juez mío, perdonadme

antes

de

hacerme comparecer en vuestro Juicio

V —Del Infierno

Considera que el

Infierno

es una prisión in-

felicísima

llena de fuego. En este fuego

es tán

sumergidos los condenados, teniendo un abis

me de fuego por encima, en derredor y por

debajo. Tienen fuego en la boca, fuego en los

ojos, fuego por

todas

partes.

Cada

sentido

tiene su propia

pena.

Los

ojos

son atormen-

B R E V E S

M E D I T C I O N E S 223

tados

por el humo y tinieblas, y espantados

por la vista de los otros condenados y de los

demonios. Los oidos oyen de día y de noche

perpetuos alaridos, llantos y blasfemias. El

olfato

e s t á atormentado por el hedor de

aquellos innumerables cuerpos corrompidos.

Y el gusto por a rden t í s ima sed y hambre ca

nina, sin poder alcanzar una gota de

agua,

ni

una migaja de pan. Por lo cual, aquellos infe-

lices encarcelados,

abrasados

por la sed, de

vorados por el fuego, afligidos por todos los

tormentos, lloran,

gritan,

se desesperan; mas

no hay ni h a b r á quien los alivie y consuele.

¡Oh infierno, infierno [C uán tos hay que no

quieren creer en ti hasta que no caen en tus

abismos Y tú, hermano mío, ¿qué dices? Si

debieras

morir

ahora,

¿adonde i r ías?

Tú, que

no puedes sufrir el ardor de una chispa de

fuego que te salte á la mano,

¿pod rás

estar

en un lago de fuego que te abrase, desconso

lado y abandonado de todos por toda una

eter

nidad?

Considera

d e s p u é s

la

pena

que

tend rán

las

potencias del alma. La memoria se rá siem

pre atormentada por el remordimiento de la

conciencia. Este es aquel gusano que sin cesar

r o e r á al condenado al pensar que se ha per

dido Voluntariamente y por unos viles y enve

nenados placeres. ¡Oh

Dios

¿ Q u é le parece

rán entonces

aquellos momentos de placer,

d e s p u é s de ciento, d e s p u é s de m il millones de

a ñ o s de infierno?

Este gusano

le r eco rdará el

tiempo que Dios le dio para expiar sus culpas,

los medios que le p ropo rc ionó para salvarse,

los buenos ejemplos dé los compañeros» los

propós i to s

hechos

y no cumplidos. Entonces



224 B R E T E S M E D I T C IO N E S

verá cjue ya no hay remedio á su eterna

ruina.

iOh IDios

¡Oh Dios ¡Y

c ó m o estos pensa-

mientos doblarán

su infierno La voluntad

es ta r á siempre contrariada: nunca a lcanzará

nada de cuanto desea y siempre t e n d r á lo que

aborrece, es decir, to'dos los tormentos. El

entendimiento

conocerá e l gran

bien

perdido,

á saber:

la bienaventuranza y Dios.

¡Ó h

Dios

¡Oh Dios

perdonadme por amor de

Jesu-

cristo.

VI.— la eternidad de las penas

Considera

que el infierno no tiene

f i n :

en

él se padecen todas las penas y todas son

eternas. De modo que

p a s a r á n cien a ñ o s

de

aquellas

penas,

pasa rán mi l , y el infierno es-

t a r á como si entonces empezara; pasa rán

cien

mil

siglos,

cien millones,

m il

millones

de años

y

de siglos, y el Infierno seguirá lo mismo que

el primer día .

Si un

ánge l

llevase ahora á un

condenado la noticia de que

Dios

quer ía sa-

carle

del

infierno

cuando hubiesen

pasado

tantos

millones

de siglos cuantas son las hojas

de los

á rbo les ,

las gotas de agua del mar y

los granos de arena de la

tierra,

tú al saberlo

quedar ías a tóni to

y

lleno

de horror en vista

de ese prodigioso n ú m e r o de siglos

pasados

en los tormentos. Y, sin embargo, es induda-

ble que aquél haría por tal anuncio más

fies-

tas que tú si te anunciaran que hab ías sido

hecho monarca de un gran

reino.

Sí, porque

diría el condenado: «Verdad es que han de

)asar tantos siglos, pero llegará un día en que

lan

de

acabarse .»

Pero ¡ay

pasa rán

toaos

P L N DE V I D D E V O T 225"

esos

siglos, y el

infierno

no

h a b r á disminuido

mi punto. Cualquier condenado se

conten ta r ía

co n

que

Dios

le aumentase sus

penas

y se las

prolongase cuanto le pareciere, con tal que

por último tuvieran t é r m i n o ;

mas este

término

no lo tendrán jama".

Si pudiese á lo menos el pobre condenado

e n g a ñ a r s e

á sí

mismo,

forjarse ilusiones y de-

cir : «¿Quién sabe? ¡Acaso

Dios

algún día

tenga piedad de mí y me

saque

del

infierne »

Pero no: el reprobo t e n d r á siempre delante

de sus ojos escrita la sentencia de su conde-

nación eterna, y no podrá menos de decir:

«¿Conque todas estas penas que sufro ahora,

este fuego, esta amargura,

estos

gritos no

han de acabar nunca? No. ¿Y cuánto tiempo

dura rán? Dura rán

siempre.

¡S iempre

¡Óh

siempre ¡oh eternidad ¡oh

infierno

¿Cómo?

¿Los

hombres creen en ti y

pecan? ¿Y

siguen

siempre viviendo en el pecado?

P L N

DE

V I D D E V O T

s e g ú n

San Alfonso

Ma ría

de Ligorio

Mfin

es asegurar la sa lvación eterna de

mi alma.

Para consegruirto quiero

llevar

una

vida

verdaderamente

cristiana, a p a r t á n d o m e

de las

ocasiones de pecado y

ded icándome

á las

practicas de ia

vida

devota.

ifi



6

P L N

DE V I D D E V O T

Cada d ía —

T e ndré una hora f i ja para le

vantarme y acostarme, así en invierno como

en verano.

No dejaré para d e s p u é s un ejercicio que

pueda hacer á su debido tiempo.

A I

levantarme, oraciones de la m a ña na

De s pué s o ra c i ón

mental.

La

Santa

Misa.

Examen particular. ^

Lectura espiritual.

i

Vis i ta

al

S a n t í s i m o

Sacramento y á la San-

t í s ima Virgen. í

E l

santo

Rosario.

E l

examen general.

Oraciones de la noche antes de acostarme.

A l oir el reloj

r e z a r é

un Ave

.María.

Cada semana—Cada día de la semana lo

c o n s a g r a r é á un Protector especial.

C o n f e s a r é

ordinariamente una vez, mani

festando á mi Director, no

s ó lo

mis culpas,

sino

t a m bi é n

mis tentaciones y peligros.

C o m u l g a r é

las veces que mi Director me

permita,

aspirando siempre á la

Comunión

diaria.

M e p r e p a r a r é ,

así á la

C onf e s i ón

como ala

C om uni ón , y d e s p u é s d a r é gracias.

D e t e r m i n a r é

con mi Director las peniten

cias que he de

hacer.

E l viernes, ú otro día que pueda,

h a r é

el

Vía -C ruc i s .

Cada mes —Me

de d i c a ré

á la

p rá c t i c a

de

una

v i r tud

en particular.

Sobre esa v i r tud haré mis e x á m e n e s de con

ciencia y algunas de mis meditaciones y lec

turas espirit inipr

H a r é ,

de la mejor manera

posible,

un üia de

PtAN DE

VIDA D E V O T

7

retiro cada

mes, con una

confes ión más

esme

rada desde el anterior re t i ro .

C e l e b r a r é

con especial fervor los meses

consagrados al Sa,̂ rado C o r a z ó n de Jesiis, á

l a V i rge n S a n t í s i m a ,

á San

J o s é

y á las

A n i

mas benditas.

P r o c u r a r é s a n t i f i c a r s e ñ a l a d a m e n t e el p r i

mer Viernes

ó el

primer domingo de

cada

mes.

Cada

año —El

ú l t imo

dia del año

s a c a r é ,

por

suerte, un Patrono para el año nuevo.

C e l e b r a r é las principales novenas.

En

la de la

P u r í si m a r e n o v a r é ,

por escrito,

mi

c ons a gra c i ón

á la

S a n t í s i m a Vi rge n .

Cada ano h a r é , con el debido recogimiento

posible,

algunos

d í a s

de Ejercicios

espiri

tuales.

fLas personas que se hallen en disposición de hacer-

lo, renovarán

el voto temporal de castidad, siempre con

permiso de su

I^irector.

Patronos de cada día

Domingo...

. Todos los Santos.

Lunes El

A nge l

de la Guarda.

Martes El

N i ñ o J e s ú s .

Miércoles San

J o s é .

Jueves El

S a n t í s i m o

Sacramento.

Viernes El Sagrado

C o r a z ó n

de

JesúSa

Sábado La

S a n t í s i m a Vi rge n .

Virtud para cada mes

nero ...... Fe.

f-obrero Esperanza.

Mamo

Candad para con

Dios,



22S A S I S i K NC l A

rtí Caridad para con el prójimo.

Mayo

Desprendimiento de los biener

terrenales.

Junio Castidad.

Julio Obediencia

á 'os

mayores.

Agostu Humildad

y .Mansedumbre.

Septiembre

Mortificación.

Octubre

Recogimiento.

Novlembre

Oración.

Diciembre , bnegación y

Amor

á la Cruz.

Observaciones

importantes

En este

Plan

se ha indicado lo má s perfec

to ; cada cual

tomará

lo que convenga á su es

tado, de acuerdo con su Director

Queda sin determinar el tiempo de la ora

ción lectu -a espiritual, etc., dejando á

cada

cual el cuidado de determinarlo

> —

iSlST Á

LOS MORIBUNDOS

Advertencias, preces y laculatorias

para

ayudar á

bien morir.

A L O S MORIBUNDOS 229

tos, sin que haya quien los ayude á luchar valerosa

mente en aquella decisiva batalla con e Infierno, y

lo que es peor, no pocas veces sin hallar quien Ies

recuerde las obligación de recibir los Santos Sacra

mentes, v esto por una falsa, engañosa V. lo d i r é ,

dia

bólica c omp a s i ó n ; temiendo los parientes y amigos

contristar

al enfermo y agravar su estado ron este

recuerdo,

dejan que el enfermo muera sin los auxi

lios de la Re l i g i ón , por miedo de abreviaile la vü ía

corporal unos pocos momentos, i Funesta preocupa

ción

cuya gravedad y terribles consecuencias exceden

á cuanto pudiera decirse Sin embargo, quereiiios su

poner que los parientes y amigos del moiibunüo a

quienes nos dirigimos tengan vivísimo interés en que

confiese, reciba el Santo Viático y sea fortale^

cido espiritualmente con el Sacramento de la E x t í e -

maunc ión .

Mas esto no bastf., porque luego se retira

el Sacerdote, y muchas Veces sucede que no puede

volver,

sea porque otras ocupaciones ó la distancia

se lo impiden, sea porque el mismo mal. agravándose

repentinamente, no dé tiempo á que wielva el Minis

tro de Jesucristo, sea por cualquier otro motivo; y en

este caso es de la mayor importancia que haya, por

lo menos, alguna persona lega que ayude al agoni

zante á bien morir, sugiriéndoleVfectos piadosos.

AI efecto, nos ha parecido conveniente y muy útil y

provechoso ponerá continuación las siguientes ad-

vertencias, preces y jaculatorias:

A D V E R T E N C I A S

I . Se procurará rociar á menudo al enfermo con

agua bendita si la hubiese. Se le hará besar con fre

cuencia

el Crucifijo y alguna imagen de la Virgen, é

invocar

repetidas veces los Dulcísimos Nimbres de

Jesüs y Maria



230

A S I S T E N C I A

ü Se p r o c u r a r á que en el aposento del enfermo

no se hable de cosas i n ú t i l e s ; que no entren

parien-

tes á

llorar

dar gritos, y que los circunstantes se

ocupen

en

rezar

el

Rosario

con otras preces, y m á s •

de una vez la L e t a n í a de

Nuestra

S e ñ o r a por el mo-

ribundo.

N ó t e s e

aqui

que, por

regla

general, cuando

e l enfermo se halla privado del sentido, c o n v e n d r á

m á s

ayudarle

con oraciones que con

palabras.

3.

Sea cauto el que ayude á bien

morir

en tocar

la

nariz,

las manos y los pies del enfermo, p a r a ver

s i e s t á n

f r í os;

pues si esto se repitiese mucho, p o d r í a

conturbarle

é

inquietarle.

4. ' Cuando el enfermo

e s t á p r ó x im o

á expirar, se

•le h a r á tener, al menos por a l g ú n tiempo, la candela

bendita

encendida, como

s e ñ a l

de que quiere morir

en la

Santa

Fe C a t ó l i c a .

5. * L a s preces, afectos y jaculatorias se d i r án con

vo z dulce y suave, y no tan

alta

n i con tanta insisten-

cia que molesten al moribundo, ni tan seguidas una

tras otra las

jaculatorias,

que no se le deje descan-

s ar un ratito d e s p u é s de cada una.

6.

̂

Se

p r o c u r a r á

que

desaparezcan

del

cuarto

del

enfermo todos los objetos peligrosos, como armas,

pinturas poco honestas, y

s e ñ a la d a m e n t e

las perso-

na s que pudieran serle

o c a s i ó n

de pecado; y á

é s t a s

se les ha de echar y no permitir la entrada en el apo-

sento, aun cuando por otra parte parezcan

ú t i l e s

p a r a el servicio del enfermo.

OR CIÓN

P A R A O B T E N E R UNA

B U E N A

M U E R T E

Señor mío Jesucristo Dios de bondad Pa

dre de misericordia: me presento ante Vos

con

el

corazón

humillado y

contrito

y os en-

A L O S M O R I B U N D O S

231

comiendo m i última

hora y

lo

que

después

de

ella

me

espera.

Cuando mis pies perdiendo su

movimiento

me adviertan que mi carrera en

este

mundo

está próxima

á su

f i n y e á misericordioso,

tened

compasión

de mi.

Cuando mis manos trémulas y entorpeci

das no puedan ya estrechar el C ruc i f i j o y á

pesar

m ío lo dejen

caer

sobre el lecho de mi

•\o\or, esús

misericordioso, tened compa-

sión

de mí.

Cuando mis ojos

vidriados

y

desencajados

por

el horror de la inminente muerte

f i jen

en

Vos

sus miradas lánguidas y moribundas /e-

misericordioso, tened

compulsión

de mi.

Cuando mis labios

fríos

y convulsos pro

nuncien por última vez vuestro adorable nom

bre esús

misericordioso, tened compa-

sión

de mí.

Cuando mí cara

pálida

y amoratada

cause

lástima

y terror á los circunstantes y mis ca

bellos

bañados

con el sudor de la muerte

er i -

zándose

en la cabeza anuncien que

está

cer

cano mi fin

esús

misericordioso, tened

compasión

de mi.

Cuando mis

o í d o s próximos

á cerrarse

para siempre á las conversaciones de los

hom

bres se abran para oir de vuestra boca la

sentencia

irrevocable

que ha de

f i jar m i suer

te por toda la eternidad

esús

misericordia

so, tened

compasión

de mi.

Cuando mi

im ag inac ió n

agitada de horren

dos fantasmas me

cause

mortales congojas

y

mi e s p í r i t u perturbado con el temor d6

vuestra

justicia

por el recuerdo de mis i n i -

quidades -uche eon el

infernal

enemigo que

ir



232

. . S I S T E S C I A

quisiera quitarme la

esperaza

en Vuestra mi-

sericordia y precipitarme en los horrores de

la desesperación, Jesús misericordioso, te-

ned compasión de mi.

Cuando mi corazón , débil y oprimido por

el dolor de la enfermedad, se vea sobrecogi-

do por el temor de la muerte, fatigado y ren-

dido por los esfuerzos

hechos

contra los ene-

migos de mi

sa lvac ión , y e s á s

misericordio-

so, tened compasión de mí.

Cuando derrame las últ imas lágrimas, sín-

tomas, de mi des t rucción, recibidlas, Seflor,

como un sacrificio de expiación, á fin de que

yo muera como Víctima de penitencia; y en

aquel momento

terrible,

_ e5«5

misericordio-

so, tened compasión de mí.

Cuando mis parientes y amigos, juntos al-

rededor de mí, se

estremezcan

al verme, y me

encomiende á Vos, Jesús misericordioso,

tened compasión de mi.

Cuando, perdido el uso de los sentidos, el

mundo todo

desaparezca

de mi vista, y gima

yo entre las angustias de la últ ima agonía

y

los afanes de la muerte, Jesús misericordio-

so,

tened

compasión de mi.

Cuando los últ imos suspiros del corazón

tuercen al alma para salir del cuerpo, acep-

tadlos, Sefior, como hijos de una santa impa-

ciencia de ir á Vos, y

entonces, Jesús mise-

ricordioso, tened compasión de mí.

Cuando mi alma salga para siempre de este

mundo, dejando el cuerpo pálido, frío y sin

Vida, aceptad la des t rucción de él como un

homenaje que rindo á Vuestra Divina Majes-

tad,

y en aquella

hora,

Jesús

misericordioso,

ened

compasión

de mí.

Á LOS

M O R TJ - X n O S

255

En fin, cuando mi alma comparezca ante

Vos, y vea por primera vez el esplendor de

vuestra Majestad, no la

arrojé is

de Vuestra

presencia, dignaos recibirme en el

seno

de

vuestra misericordia para que

cante

eterna-

mente

vuestras

alabanzas; y entonces, ahora

y

siempre, ye5«5

misericordioso,

tened

com-

pasión de mí.

O R A C I Ó N

O h

Dios

mío,

que al condenar-

nos á la muerte nos h a b é i s ocultado su mo-

mento y hora: haced que, Viviendo en la jus-

ticia y santidad todos los días de mi vida,

merezca salir de este mundo en Vuestro

santo

amor. Por los mér i tos de Nuestro S e ñor Je-

sucristo, que

vive

y reina con Vos en unidad

del Espíri tu Santo. Amén.

ien

días de indulgencia una Vez al día y una ple-

naria al mes

confesando comulgando

etc.

AFECTOS

>e confianza.—En Vuestras manos

enco-

miendo mi espír i tu, porque Vos me h a bé i s

redimido, ¡oh Dios de Verdad y de miseri-

cordia

J e s ús mío, ¿cómo me h a b é i s de

negar

el

pe rdón , no h a b i é ndome

negado

la sangre

la vida?

¡O h S e ñ o r y Dios mío , en Tí confío,

¡O h

buen

J e s ú s ,

metedme en

vuestras

llagas.



234

S I S T E N C I

Pasión sagrada de J e s ús , tú eres mi espe

ranza.

María ,

Madre

du lcísima.

Vos me

l iabéis

de

salvar;

apiadaos

de mí, pobre pecador.

¡Oh María , Madre de Dios y de los

peca

dores , rogad por mí á J e s ú s .

Glorioso

Patriarca San

J o s é ,

interceded

po r mí. Por Vos espero que me miren con

compasión Jesús y M a r ía . ,

Ze confríeión.—

esús mío

Juez

mío,

perdonadme

antes

de juzgarme.

¡Ah, Dios mío ¡Quién no os hubiera ofen

dido jamás

Me pesa. Dios mío, con toda mi alma, y

tobre todas las cosas, de haberos ofendido.

Dios mío, yo os ofrezco los dolores de mi

ti.ifermedad

y la muerte en

expiación

de las

ofensas que os he hecho.

¡Oh María, Madre mía alcanzadme un ver

dadero dolor de mis

pecados,

el perdón y la

o rseverancia.

J e amor —

ios

mío. Bondad infinita y dig-

no de todo amor, os amo sobre

todas

las co

sas, os amo más que á mí mismo, os amo con

todo mi corazón .

Sefior

mío,

no soy digno de amaros por ha

beros

ofendido; mas, por amor de Jesucristo,

haced que yo os ame con toda mi alma.

Á L O S MO RI B UNDO S

235

Señor mío , castigadme como querá i s ; pero

no me pr ivéis de poder amaros.

Dios mío, dadme la ¿alvatñón para amaros

en el Cielo con un amor eterno é infinito.

J e s ú s mío, yo quiero padecer cuanto Vos

queráis ,

y

morir,

si

esta

es vuestra voluntad.

Dios mío, hacedme todo Vucstr»

antes

que

muera, para que no pueda perderos

jamás .

Yo desear ía amaros cuanto merecé i s .

¡Oh María , Madre mía yo os amo mucho,

y

deseo

amaros eternamente en el Cielo;

unidme todo á mi D«os.

2e

resignación. —

Dios mío y mi Señor,

sólo quiero lo que Vos queráic ;

deseo

pade

cer lo que Vos querá i s , y morir como Vos

queráis .

Señor mío ,

en vuestras manos encomiendo

mi alma y mi cuerpo, mi Vida y mi muerte.

Orame consoléis , órame af l i já is , yo os» ama

r é siempre, y siempre bendec i ré vuestro San-,

to Nombre. i

¡O h Padre Eterno aceptad mi muerte; yo i

os

la ofrezco, unida

ú

la do mi

S e ñ o r

Jesu

cristo.

¡O h Voluntad de Dios tú eres iri único

amor.

¡Oh benepláci to de mí

Dios

yo os lo sacri

fico

todo. j



256

A S I S T E N - C I A

7 e deseo del Cíelo — \Dios mío ¿cuándo

l legará

la hora en que contemple vuestra her-

mosura infinita y pueda veros cara á

cara?

¡O h

Dios

mío,

amor mío y mi todo

Jesús mío, ¿cuándo podré

besar

las llagas

que por mí os abrieron?

¡Oh María ¿cuándo l legaré

á verme á vues-

tros pies para no separarme mas de Vuestra

compañía?

¡O h

Madre

mía mués t rame después

de

este

destierro á

J e s ús , fruto

bendito de tu

Vientre.

A F E C T O S QUE D E B E N S U G E R Í R S E L E C U A N D O

S E L E D Á B E S A R E L C R U C I F I J O

¡Oh Jesús mío no miréis mis pecados, sino

lo que habéis padecido por mí.

Acepto,

Jesús mío,

el padecer y

morir

por

Vos,

que

habé i s

padecido y muerto por mí.

Vos

os disteis todo á

m í,

y yo me doy todo

é Vos.

Amado

Redentor mío, me abrazo á vuestros

pies como la Magdalena: hacedme conocer

que me

habé i s

perdonado.

Padre

Eterno, Vos me dis té is á vuestro Hijo

por mi Redentor, y yo os ofrezco mi Vida y

mi

muerte.

Dios^mío,

perdonadme ñor amor de

Jesu-

cristo.

Á L O S M O R I B U N D O S

237

Jesús mío , es verdad que he merecido mil

veces el infierno; pero Vos perdonadme por

Vuestra infinita

misericordia.

Jesús dulcís imo,

no

permitáis

que me

sepa-

re de Vos.

A F E C T O S

P A R A L

A G O N Í A

Y L

T I E M P O

D E E X P I R A R

Creo en Vos, Dios mío, Verdad infalible.

Espero en Vos, misericordia

infinita.

A

Vos amo, bondad inmensa y

amab ilísimo.

•

Sangre de mi

Jes ús , lávame.

Pasión de mi Jesús , sá lvame.

¡O h

buen

Jesús , e scúcham e.

¡O h Madre mía , no me abandoné i s

¡O h

Dios Eterno ,

deseo

y

espero

amaros

por toda la eternidad

J e s ú s

mío, os encomiendo esta aima, res-

catada con el precio ue vuestra r rec ios»

sangre.

Adviértasb

que cuando < .l ̂ ntermo

A

nalla ya pro

ximo ó expirar ios afectos deben sugerírsele más ¡»

menudo y en voz algo más alta.)

S e ñ o r

mío Jesucristo,

recibid

mi

espírItU;

Jesús mío ,

amor

mío ,

yo os

amo.

y me arre-

piento de haberos ofendido.

Jesús mío ,

salvadme por vuestra

Pas ión.



253 A S I S T E N X I A

Á

LO S

MORIBUNDOS

\

María,

Madre

mía,

ayudadme.

Glorioso

Patriarca San

J o s é ,

socorredff

San

Miguel Arcángel,

defendedme.

Angel

de mi guarda asistidme.

Santo de mí nombre recomendadme á Je-

sucr ís to .

A l s últimas boque d s se repetirán much s veces

os

nombres de

Jesús, María

y

José.)

J e s ú s , J o s é

y

M a r í a ,

asistidme en mí

agonía .

Je sús ,

J o s é

y

Mar ía ,

amparad el alma mía.

Je sús ,

J o s é

y

Mar ía ,

defended el alma

mía.

Je sús , José

y

Mar ía ,

salvad el alma mía.

J e s ú s

y

Mar ía ,

asistidme.

Jesús mío ,

misericordia.

J e s ú s

y

Mar ía ,

perdonadme.

Je sús ,

Jesús , Jesús ,

defendedme.

J e s ú s

y

Mar ía ,

defendedme.

—i—t —

I N D U L G E N C I A S A P L I C A B L E S

A

L O S

D J F U N T Ü S

\. —indulgencias de la J/íisióij

1. Siete

años

y siete

cuarentenas

por caaa

sermón

que se oiga.

2.

Una indulgencia plenaria

^1

día que se

I N DULGENC I A S

239

quiera

escoger

de la

misión,

y otra por la ben

dición

papal.

NOTAS

1.

Para

ganar estas indulgencias

í lenar ias , además

de la asistencia regular á

os ejercicios hay que confesar comulgar vi

sitar la iglesia en que se da la

misión

y rezar

en ella cinco

Pater

y

Ave

á

intención

del So

berano

Pontíf ice .

2.

Los enfermos pueden ganar estas in

dulgencias comulgando en

casa

y cumpliendo

las condiciones que les prescriba el confesor.

II.—Jijdulgerjcias de la Cruz de

J/íisiórj.

1

. Se

puede

ganar indulgencia plenaria con

las condiciones ordinarias: 1. , el día en que

se erige la Cruz; 2.° todos los

años

en el día

aniversario de la

erección;

3.° el 3 de

Mayo

Invención

de la

Santa

Cruz; y

4.°,

el día

14

de

Septiembre;

debiéndose

advertir que estas

tres

úl t imas

indulgencias se pueden ganar los

días

dichos ó el domingo siguiente.

2.

Se ganan

a d e m á s :

300

d ías

de indulgen

cia cada

vez que con piedad y

contr ición

se

recen delante de la Cruz cinco

Pater Ave

y

Gloria

á las llagas de Nuestro

Señor ;

siete

años

y siete

cuarentenas

rezando siete

Ave-

marias á los siete dolores de la

Santísima

Virgen.

111.—Jtjdulgerjcias

de los cruelfi ¡os

rosarios efe.

1. Los PP. Redentoristas aplican á los

crucifijos

que bendicen las indulgencias dei



240

I N D t J L G E N C I A S

Via Crucis en favor de los que no lo pueder

hacer en la iglesia. Basta para ello rezar con

el Crucifijo en la mano 2 0

Pater

Ave y Glo-

ria.

á los que ni

esto

pueden

bástales

ha-

r

un acto de contrición.

Dichos cruci f i jcT tienen

además

la

indul

gencia plenaria para la hora de la muerte con

sólo

que en aquelks momentos se los

bese

devotamente y se invoque el Santo Nombre

de

Je sús .

2 .

Los rosarios bendecidos por los

Mis io

neros reciben las indulgencias papales las

del antísimo

Rosario las de los Cruciferos y

las llamadas de

Santa Brígida.

5. Suelen

también

los PP. Redentoristas

imponer el Escapulario cuádruple de la San t ¡ -

sima

Trinidad

del Carmen de los Dolores y

de la Inmaculada

Concepción

á los cuales van

Vinculadas

numerosísimas

indulgencias así

parciales como plenarias.

Para

ganarlas

cui

den los fieles de llevar siempre

puesto

el Es-

capulario aun durante el sueño ó la Medalla

que suple á los Escapularios y de rezar al

efecto

cada

día

seis Pater

Ave

y

Gtoria.

4.

Finalmente á las

Medallas

é

imág -

nes conceden los Padres las bendiciones é

indulgencias

papales.

C A N T I C O S P I A D O S O S

241

C A N T I C O S

P I A D O S O S

A esús en el Santísimo Sacramento

A l t í s i m o S e ñ o r

Que supisteis

juntcr

A

un tiempo en el altar

Ser

Cordero y Pastor,

Quisiera

con fervor

An:ar y

recibir

A

quien por mi quiso morir.

Venid, liijos de

A d á n

A un convite de amor

Que hoy nos da el S e ñ o r

De

este

divino Pan,

De

tan dulce sabor.

De tal gracia y

virtud,

Que consuela, harta y da salud.

L o s á n g e l e s al ver

T a l gloria y majestad.

Con profunda humildad

Adoran

su poder,

Sin ellos merecer

L a

dicha de probar

T a n rico y divino

manjar.

Sois muerte al pecador

Que os llega á recibir;

Dais al justo el vivir

Con fino y tierno amor:

¡O h inefable S e ñ o r

Que en un mismo manjar

S a b é i s la vida y muerte dar

Sois fuego abrasador,

Pastor,

Cordero y Pan,

Esposo, Rey, G a l á n

Dios,

Hombre y Redentor;

Prodigio que mayor

No pudo Dios

obrar.

Ni más al hombre puede dar.

MI



4

CÁNTICOS PIADOSOS

Precioso candeal

Que al alma justa y fiel,

M á s dulce sois que miel,

M ás grato que el panal;

Comida

sin igual.

V en á e ntr añar te en mi,

Que espero y suspiro por ti.

¡O h vinculo de paz

¡O h

fuego

abrasador

¡Oh pié lago de amor.

D el destierro solaz

R ú e s yo no soy capaz.

Amete el querubín

Por

mi, y

a l á b e t e ^ i n

fin ¡,

Al Sagrado Corazón de Jesús

C O R O

Corazón

Santo

Tú reinarás

Tú

nuestro encanto

Siempre

serás.

Venid,

cristianos.

Q u e acá en el suelo,

Como en el ciclo.

Se ve adorar:

Tambié n nosotros

Adoraremos,

V

ensalzaremos

A l

Dios de paz.

J e s ú s amable,

J e s ú s piadoso.

D u e ñ o amoroso,

Dios de piedad:

Vengo á tus plantas.

S i

tú me dejas.

Humildes

quejas

A

presentar.

Divino

pecho.

Donde se inflama

L a

dulce llama

D e

caridad:

¿Por qué la tienes

A hí

encerrada

V no abrasada

L a

tierra e s tá?

A r r o j a

en ella

T u hermoso fuego,

Y todo

luego

Se inf lamará.

¿N o ves que el mundo

Vive

aterido

Y

endurecido

E n

la impiedad?

C o r a z ó n dulce,

Manso

y clemente.

Principio

y Fuente

De santidad;

V é a n t e mis ojos

Desenojado,

D u e ñ o adorado.

Dios de bondad.

T ú solo puedes.

Omnipotente,

M i

sed ardiente

Refrigerar;

A q u í bien mío,

A q u í el postrero

Suspiro quiero

P o r

tí exhalar.

CANTI COS

P I A D O S O S

43

Acto de

contrícláa

C O R O Perdón oh Dios mió

Perdón é indulgencia

Perdón

y clemencia

Perdón

y piedad

P e q u é ya mi alma

S u

culpa confiesa:

M il

veces me pesa

De tanta maldad.

M il

veces

me pesa

De haber, obstinado,

T u

pecho rasgado,

¡O h

suma bondad

Y o fui quien del duro

Madero mclemente

T e

puse pendiente

C on vil impiedad.

Mi

rostro, cubierto

D e llanto, lo indica;

Mi lengua publica

T a n triste verdad.

Por mí en el tormento

T u sangre vertiste,

V

prendas me diste

D e amor y humildad.

Y

yo, en recompensa,

Pecado á pecado

L a

copa he llenado

D e la iniquidad.

M as ya arrepentido

T e busco lloroso:

¡O h Padre amorosol

¡O h Dios de bondadi

¡Vii

humilde plegarla

Traspase

las mibes;

Ardientes

querubes.

M is votos llevad.

.No intente ya nunca

Tr aic ión fementida.

|O h cielos, mi vida

Primero

quitad

Jesiis en mi pecho

Domine imperioso:

¡ D o m i n i o dichoso

jFe l i z caridad

T u amor, J e s ú s mío.

S e r á ya mi anhelo:

Amantes del cielo

S u amor ensalzaf .

I

ios niie. r'.nsuma

Mi

vida

CS C

fiiejo,

Y

adnatamc

luego

L a

eterna ciudad.

Novísimos y

mandamientos

C O R O /Oft

Virgen

Santisima:

Por

mi á

Dios rofiad

Me libre mientras viva

Del pecado mortal

P E C A D O

E s

mal el pecado

D e

tal gravedad,

Q u e ni aun el infierno

L e

puede igualar.

L o s males que al mundo

L e hacen temblar.

S i

no son pecac'o

Por bienes tendrás.

E n c i e r r a el pecadc

F o n z o ñ a infernal.



« 4 4

C A N T I C O S PIADOSOS

Q u e

pierde

as

almas

Y

muerte les da-

Odiad, almas fieles,

A l

monstruo fatal.

Legitimo

er.gendro

D e l fiero S a t án .

Odiad sus deleites;

L a

vista apartad

D e él,

cual

de fiera

Q u e os va á devorar.

iVlirad que promete

Placeres

sin par:

Y

muerde á la postre

C u a l

fiero

a lacrán.

M U E R T E

E l alma que peca

No puede medrar;

Pues lleva en su

seno

Veneno mortal.

L a

muerte en pecado

E s muerte fatal.

Principio

de llantoe

Y eterno penar.

S i vives pecando

A s í

mor irás ;

D e tu vida el eco

T u muerte

s e r á .

L a muerte es espejo

Do el alma verá

L as

culpas que en vida

No quiso

llorar.

L a

muerte es cosecha

D e bien ó de mal,

Según lo que en vida

Supiste sembrar.

¿Sembraste pecados?

IJolor

c o g e r á s :

Q u e

no rinden gloria

Semillas

de mal.

S i ahora tus culpas

No quieres llorar.

D e

Dios en tu muerte

Maldito s e r á s .

S i muerte deseas

Tranquila

y en paz,

Tolera

mil muertes

Antes que pecar.

Tomad

mí cons-

Dejad

de pecar,

Y

Dios en la muerte

Su gloria os dará.

TÜICIO

Medita,

cristiano,

E l juicio

final:

Q u e Dios ante el mundo

T e ha de juzgar.

E s cierto que un día

A Cristo verás

C u a l

Juez de los hombres

D e l cielo

bajar.

Verás que un gran libro,

Do escritas

están

T u s malas acciones.

E l Juez abrirá.

Verás que las gentes

Atentas

leerán

E n él tus maldades.

T u negra impiedad.

Confuso

y

atónito

Oirás publicar

L as culpas que callas

Mintiendo bondad.

Horrible

sentencia

Después s e g u i r á .

Q u e arroje

á los malos

A l

fuego

infernal

S i

quieres sentencia

D e

vida inmortal,

Confiesa contrito

Con gran claridad.

I N F I E R N O

S i vas al infierno,

Su fuego

voraz

T u

alma y tu cuerpo

C r u e l q u emará .

E n

fieros tormentos

Tendrás

que pagar

Tu s gustos, tus odios,

T u

amor

criminal.

quí

tus placeres

C u a l humo se van:

ll á tus castigos

Eternos

s e r á n .

CÁNTICrs P I A D O S O S

45

L as

llamas eternas.

Eterno

el

í.orar.

Crujiendo los dientes

Con rabia

infernal.

No peques, cristiano.

No peques ya más:

T u s culpas confiesa

Con

grande humildad.

M A N D A M I E N T O S

L as

puertas del cielo

^amás

se

abrirán

A l

hombre que sigue

L a

senda del mal.

No digas blasfemias;

No trabajes más

Domingos ni fiestas

Q u e

son de guardar.

Profesa

á tus padres

Respeto

filial;

V al prójimo ama

v

gran caridad.

Torpezas no digas.

Q u e es grande maldad:

Contigo y con otros

S é casto y forma .

No tomes lo ajeno,

Ni mientas j amás ;

Ladrón

ni embustero

A l cielo no van.

S i honra ó dinero

Robastes audaz,

Devuélvelo

al

d u eño .

S i quieres medrar.

S i no restituyes

Pudiendo,

sabrás

Q ue

nunca tus ojos

E l cielo

v e rán .

L l o r a d

pecadores.

Contritos

llorad:

Haced

penitencia

Sincera

y leal

Jesús

adorable.

M i culpa olvidad:

Y a lloro y prometo

A

vos

solo

amt..

Cánticos á María Santísima

¡ h .Slaría

¡Madre niíu

¡ h consuelo del morlall

Amparadme

Y ' •tíatlme

la patrut ceiesllal.

Salve, júbilo del cielo.

D e l

Excelso dulce

imán;

Salve, hechizo de

este

suelo.

Triunfadora de S a t án .

Quien

á Ti ferviente clama

Halla

alivio en el penar:

Pues tu nombre luz

derranja.

Gozo y bálsamo sin par.

De sus gracias tesorera

L a nombró

tu Redentor:

Con tal Madre y Medianera

Nada temas, pecador.

Pues te llamo con fe

viva,

Muestra,

¡oh Madre , tu bondad:



46

C A N T I C O S P I A D O S O S

A mi vuelve compasiva

Esos ojos de piedad.

Jard ín

halle de dulzuras

fin mi

pecho

el Hacedor:

E n él broten flores puras,

Flores de tu santo amor.

Hijo fiel, quisiera am.arte

Y

por Ti s ó l o vivir:

Y

por premio de ensalzarte

E n s a l z á n d o t e

morir.

D el

Eterno las riquezas

P or

Ti logre disfrutar:

Y

contigo

sus finezas

Mil V

mil siglos cantar.

A

Ntra. Sra. deJ Perpetuo Socorre.

Del

Perpetuo Socorro

Ti Madre acudimos

Y

con fervor pedimos

De

tu piedad merced.

Escucna, Madre amante.

De

estos

afligidos

T u s

hijos los gemidos

Postrados á tus pies.

E s

perpetuo el combate.

Perpetuo nuestro llanto

\o el

espanto

D el

infernal d ragón .

Cuando la carne, el mundo

O

la Infernnlserpiente

C on

espantoso diente

Nos viene á embestir.

S i á T i , con confianza,

Dulce Madre, acudimos.

Venir pronto sentimos

Socorro en el temor.

C Á N T I C O S

P I A D O S O S

47

. ú

m í r a no s

piadosa,

D u l c í s i m a M a r í a ,

Y

vuelve la

alegr ía

A nuestro

c o r a z ó n .

A d i ó s , Madre querida,

Hasta la vuelta, a d i ó s .

T ú

mientras, por

nosotros

Pide, pide á Dios.

CORO.

¡Oh

Peina

de clemencial

Madre

del santo amor.

Tu Perpetuo Socorro

Implora

nuestra voz.

C o r a z ó n ."-enigno

de

M a r í a

V en

sin tardai, ¡oh pobre pecador ;

S í en su bondad tu c o r a z ó n

con f ía .

T e

a l c a n z a r á

la gracia del

S e ñ o r .

¡O h

alma fiel, del santo amor ansiosa'

S i

tanto don deseas alcanzar.

C o r r e á M a r ía y dile fervorosa

Q u e

ya tu pecho quiere á Dios amar.

S i

á S a t a n á s cual l e ó n rugiente

Sientes venir con infernal furor.

¡ M a d r e de Dios exclama prontamente

Y v e n c e r á s

por E l l a al tentador.

E l que gozar quisiere en la a g o n í a

L a

dulce paz de los hijos de Dios,

C on

tierno amor el nombre de M a r í a

S in

descansar pronuncie ya su voz.

¡O h Virgen fiel, Patrona poderosa

De la infeliz E s p a ñ a ten piedad:

D e v u é l v e l e

su fe pura y hermosa,

Y

haz que resuene en

c á n t i c o s

de paz.

E s c ú c h a n o s , ¡oh Virgen limpia y pura:

Madre de Dios, Madre del Redentor.

G r a c i a

y salud y celestial ventura

A l c á n z a n o s piadosa del S e ñ o r .



> ág8.

Recuerdo del misionero

7

Compendio de la doctrina cristiaija 10

Doctrina sobre Dios 10

Misterio

de la

E ncarnac ión

12

» » Redención 12

Los novísimos 13

El pecado 14

Sacramento de la Penitencia 15

» » Euca r i s t í a 18

Disposiciones para comulgar 18

Mandamientos

de Dios y de la Iglesia. 21

L os

Sacramentos.—El Padre nuestro.. 22

Ave María .—Salve .—Credo 23

Los Artículos de la fe 24

Y o

pecador 25

Seflor

mío Jesucristo 26

PARTE PRIMERA

.MEDIOS

J E N E R A L E S DE S A N T I F I C A C I Ó N

I Jacios

del cristiano para cada día.

28

Por

la

mañana

28

Entre día 33

Por

la noche . . . 37

II .

Xa Santa

Jrtisa

42

• Í N D I C E

n i . Xa Confesión 51

Orac ión para antes del examen... 52

La Confes ión general 53

Modo de .-racer el examen por los

mandamientos

y deberes de es

tado 54

Orac ión para de spués del examen. 6t

Orac ión

para

de spués

de la Confe

sión 61

IV

Xa Sonjuniót] 63

Actos

para

antes

de la Comunión 63

» » de spués de la C o m u n i ó n . . . 67

Orac ión

ante un

crucifijo des pué s

de la

Comunión. 70

PARTE

SEGUNDA

D E

A L G U N A S D E V O C I O N E S

E N

P A R T I C U L A R

j

I, J evoci6¡f á la Santísima Vri-

rjidad 71

Trisagio en honor de la Sant ís ima

Trinidad 71

Orac ión á la San tí s ima Tr in id ad . . . 73

» al E sp í r i tu Santo. 75

» para reparar las blasfe

mias

76

Orac ión para pedir á Dios la gra

cia de que se observen los días

festivos 77

II . J evoción á Jesucristo 79

Introducción

79

1

El Vín-Crucis....,

80



250

Í N D I C E

Pigs.

2. Devoción

á

Jesús • Sacramen-

tado

96

Visitas

al San t í s imo Sacra

mento

96

Acto que debe hacerse al prin-

cipio

de cada

visita

. . S6

D O M I N G O . J esú s halla

sus

deli-

cias en estar con

r.-sotros..

98

Comunión

espiritual

100

L U N E S

J e s ú s nuestro P a r a í s o

en la

tierra

101

M R T E S

J e s ú s amador de los

hombres ^03

M I É R C O L E S J e s ú s

nuestro te

soro 105

J U E V E S

Jesú s méd ico de las

almas 107

V i E R . N E S .

J esú s espera de nos

otros una visita de amor 109

S Á B A D O .

J e s ú s consolador de

los hombres 111

Las Cuarenta Horas.., 113

Acto

de desagravio al

San t í s i -

mo

Sacramento 115

ó Devoción

al

Corazón

de

Jesüs 116

Prác t i cas de esta d e v o c i ó n . . .. 118

Gracias concedidas á

esta

de

voción 119

Acto

de

ofrecimiento

al Cora

zó n de J e s ú s 119

Oración al Co razó n agonizante

de J e s ú s 120

Consagración

al

Co razó n

de

J e s ú s 121

Í N D I C E

231

P á g s .

Letan í as al Sagrado Co razó n

de J e s ú s 122

Acto de desagravio al Co razó n

Eucar ís t ico

de

J e s ú s

125

I K

J evoción á Jijaría Sontísima...

130

P r á c t i c a s

de la

devoción

á

Mar ía

Sant í s ima 130

El Santo Rosario 132

Letan í a

á Nuestra Seflora 134

Orac ió n

á

Mar ía Sant í s ima

que se

ha de repetir cada día al princi-

pio de la V i s i t a . . . 137

Oraciones á Mar ía Sant í s ima para

cada día de la semana, que pue

den servir para la i t̂a

diaria..

133

D O M I N G O .

Para obteiur el perdón

de los pecados 158

L U N E S Para obtener la santa per

severancia 140

M R T E S Para alcanzar una buena

muerte 141

M I É R C O L E S

Para alcanzarlibrarse

del

infierno

143

J U E V E S

Para pedir el cielo 145

V I E R N E S

Para alcanzar la gracia

_ de amar á J esú s y á M ar ía 147

S Á B . 4 . D 0 .

Para alcanzar el patroci

nio de Mar í a 149

Orac ió n de una madre de familia á

la Virgen 151

F ó r m u l a p a r a dedicarse a l servicio

de

Mar í a

153

Otra fórmula para dedicarse toda

una

familia

á la \ irgen. 155

Coronita

al

C o r a z ó n

de

M a r í a . . . .

156



252

ÍNDICE

Oración al Co razó n de Mar í a . . . 158

Consagra ción al Cora zón de Mar ía K

ÍV J evoción á J/uestra Señora del

Perpetuo Socorro , v60

Archicofrad ía de Nuestra Seflora

de l Perpetuo Socorro.... 160

Breve Triduo á Nuestra Señ o ra

del

Perpetuo Socorro 163

Dos devotísimas

oraciones á Nues-

t ra Señora delPerpetuoSocorro. 167

Invocaciones á Nuestra Seflora del

Perpetuo Socorro 171

V Devoción

á la

S°grada

familia

y á San

José

174

Preces y elogios á la Sagrada Fa-

milia 174

Orac ió n ante una Imagen de la Sa-

grada Familia 177

Oración de una madre para pedir

por sus hijos 179

Oración de los hijos para pedir por

sus

padres

181

Cinco oraciones á San

J o s é

182

Los

Siete Domingos en honor de

San Jo sé 185

Letan í as

á San

J o s é

191

V I . Devoción

á los jTngeles y á los

Santos 193

Orac ió n á San Miguel 193

» á San Gabriel 194

» á San Rafael 195

»

al Santo

Angel

Custodio . . . . 196

» al Santo de nuestro nombre., 197

>̂ á San Joaquín y á Santa Ana. 198

* á San Alfonso

M .

de L ig o r io . 198

ÍND ICE 253

P á g s

Co n sag rac ió n á San Alfonso M a r ía de

Ligorio 200

Orac ió n á Saa Antonio de Padua 201

» á San Francisco Javier 202

» á Santa Teresa de J e s ú s . . . . . 203

»

á San

Luis

Gonzaga 204

»

á Santa Casilda 205

á Santa B á r b a r a 206

»

á San Roque 207

» á Santa Rita 208

» A San Clemente

M .*

Hofbauer. 209

» á San Gerardo M . Mayela... 209

»

á las Animas del Purgatorio.. 210

» por los parientes y amigos di-

funtos 211

J^etiro

espiritual

como preparación

para la muerte 213

Méto d o para hacer el retiro 214

jiíétodo

de

oración

mental

215

¿revés J/leditaciones r 219

Fin del hombre 219

Pecado

mortal

220

La muerte 221

D el Juicio 222

D el

infierno 222

Eternidad

de las

penas

224

pian de

vida devota

225

yisistencia á los moribundos 228

Orac ió n para alcanzar una buena

muerte 230

Indulgencias

238

Cánticos piadosos 24



IMPRIMI P O T E S T

Josephns Ma c h i ñ e n a , C SS R

'

SUP.

PROV .

E S P RO P I E DAD

N IH I L OB S TAT

Philippus Reoyo C SS R

Devocionario Popular

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