Donde Pertenecemos

El Libro de los Salmos empieza con la palabra “Bienaventurado”, la cual es una nota de apertura muy apropiada para esta sinfonía escriptural. Uno no puede dejar este libro sin haber sido bendecido por el Señor de alguna manera.

Este primer Salmo describe la bendición del Señor cuando se es un hombre que no se junta con los malvados sino que siempre se encuentra en “la ley del Señor”. Luego, el Salmo pinta una de las imágenes más poderosas de toda la Biblia. Compara al hombre que lee las Escrituras con un árbol que está plantado junto a un arroyo:

Ese hombre es como un árbolplantado junto a los arroyos:

llegado el momento da su fruto,y sus hojas no se marchitan.

¡En todo lo que hace, prospera! (Salmo 1:3 RVC)

Así como un árbol requiere de agua para florecer y crecer, los hombres y las mujeres necesitamos las Escrituras para disfrutar de vidas abundantes y fructíferas espiritualmente. Los árboles fueron hechos para conocer el agua, y nosotros fuimos hechos para conocer la Palabra de Dios. Cuando alguno de ellos es privado de su necesidad natural, no sirven para lo que deberían ser y hacer. Se secan y pierden fuerza, sus ramas pierden sus hojas, no proveen sombra al cansado, y no tienen fruto que ofrecer a los demás. Pero cuando empiezan a beber de su fuente de vida, sus raíces se tornan fuertes y seguras. Sus ramas crecen largas y fuertes hasta que...¡dan fruto!

El árbol natural es una imagen del hombre espiritual. Nuestra capacidad de dar fruto depende de que nuestra raíz esté en la Palabra.

Señor, ayúdanos de cualquier manera posible a ser personas que estén permanentemente plantadas en tus Escrituras, que es donde pertenecemos.

(Leer: Salmos 1)

Todo Lo Que Importa

El Salmo 2 nos presenta un contraste interesante. Pinta a las naciones de la Tierra en una enorme discusión. Ellos utilizan sus poderes y pasiones, sus agendas y ambiciones, su ingenuidad e intelectos...todo con la finalidad de pasar por encima de los propósitos de Dios. Esta multitud malvada alza sus puños y voces, proclamándose a sí mismos como los poseedores de toda la verdad. Lo predican desde los más venerados pasillos de las academias, en los periódicos más influyentes, revistas y publicaciones. Y sienten pena por la persona que no se arrodilla ciegamente a ellos. Pero al otro lado de su asalto se sienta Dios, ¡quien responde riéndose!

El que reina en los cielos se ríe;el Señor se burla de ellos. (Salmos 2:4 RVC)

Dios tiene el control. No importa cuan intencionadamente el hombre trame contra Él, o cuan determinados están en revertir su Santa agenda, Dios no perderá nunca el control de las cosas. Él hará su buena voluntad y, al final del día, eso es todo lo que importa -no la voluntad del hombre, sino la voluntad de Dios. Así que si nosotros deseamos ser personas de substancia y significantes y dejar un legado que permanezca en el tiempo, entonces necesitamos mantenernos en línea con la voluntad de Dios. Él está en control y siempre lo estará.

Señor, ayúdanos a ser de los que no solamente saben lo que realmente importa, sino también de los que viven a la luz de ello.

(Leer: Salmos 2)

Perpetuamente Protegidos

En los tiempos bíblicos, el dormir era una experiencia muy diferente a lo que es ahora, especialmente para David, quien escribió el Salmo 3. En esa época, no habían casas con alarmas para alertar de intrusos o personas que buscaban hacerles daño. Y en el caso de David, frecuentemente se encontraba escapándose como un fugitivo, lo que lo forzaba a dormir sin el beneficio de candados, puertas o paredes. Así que cuando vemos que se menciona el dormir en este salmo, tiene un sentido real de vulnerabilidad. Y esto es lo que hace aquí la declaración de David más significativa. Él dice que el Señor lo sostenía mientras dormía. En otras palabras, David reconoce el hecho de que Dios era el que lo cuidaba al entrar en la fase más vulnerable de la vida diaria. Cuando él no tenía la habilidad de protegerse a sí mismo del ataque de un enemigo (y tenía muchos), Dios estaba ahí para protegerlo. Para nosotros, el dormir usualmente no tiene los mismos riesgos como los de David, pero la verdad de este pasaje igual se aplica profundamente a nosotros. Todos somos vulnerables en algún momento. Hay algunos momentos en los que simplemente somos incapaces de protegernos nosotros mismos. Cuando nos encontramos en esa situación, es entonces que Dios mismo es nuestro Gran Protector. De hecho, Él es nuestro Gran Protector en todo momento. Aún cuando pensamos que nosotros mismos tenemos todo cubierto, Dios guarda y cuida de nosotros. Pero Su presencia protectora en nuestras vidas es más evidente cuando Él nos guarda en esos momentos vulnerables de la vida.

Señor, enséñanos a reconocer tu perpetua protección sobre nosotros. Que pueda sostenernos para que podamos descansar seguros.

(Leer: Salmos 3)

Conversar Con La Almohada

Una cama es un objeto interesante. Es algo con lo que todos nos podemos relacionar. Casi todos tienen una -bien sea una colchoneta en el piso o una cama King- a menos que alguien esté experimentando algunas condiciones muy inusuales. Otro aspecto interesante acerca de las camas es que ellas típicamente revelan quienes somos en nuestros momentos más transparentes y menos pretensiosos. Podemos ponernos muchos disfraces afuera en el mundo. Podemos pretender que somos alguien que realmente no somos en el trabajo, en el gimnasio, en una fiesta, en el supermercado, e inclusive en la iglesia. Pero cuando vamos a la cama, toda la superficialidad desaparece, y nos convertimos en las personas que realmente somos. Las camas representan la parte más personal y privada de nuestras vidas. Y es ahí, en ese lugar donde nuestros verdaderos colores son revelados, que el salmista nos llama a meditar sobre las cosas de Dios -quién es Él y qué ha hecho. ¿Por qué aquí? ¿Por qué en nuestra propia cama? Porque Dios quiere que le reconozcamos y le invitemos en cada aspecto de nuestras vidas, especialmente en los lugares más personales y privados. Nada debería estar fuera de límites para Él. Y si eso nos pone incómodos, es una señal inequívoca de que algo anda mal en nuestras vidas y que necesita un ajuste. Si no podemos estar cerca de Dios en el lugar en el que somos más reales, ¿estamos de verdad cerca de Dios definitivamente? Necesitamos ver nuestras camas, el lugar de descanso y reposo del mundo, como un santuario en el que Dios es invitado, y no un lugar en el que nos alejamos de Él.

Padre, que podamos invitarte a cada rincón de nuestra existencia, y que Tú seas nuestra meditación día y noche.

(Leer: Samos 4)

Obtenida en Dios

No puedes dejar de ver el rol que la alegría juega aquí en Salmos capítulo 5: Que se alegren todos...canten alegres...llenos de alegría. No se necesita un teólogo entrenado en un seminario para observar el tema dominante en este pasaje: la alegría. La mejor definición bíblica para la alegría es “un regocijo férreo del corazón que trasciende nuestras circunstancias externas”. No es necesario decir que esto es algo que todos necesitamos y queremos. La alegría siempre está de moda y en demanda. Simplemente no se puede tener demasiado de ella. Si la alegría fuese una acción de bolsa de valores que se pudiese vender o intercambiar, siempre sería una excelente inversión. De hecho, su valor sería mayor que el del oro. Pero la alegría no es algo que se puede encontrar en Wall Street...todo lo contrario, de hecho. Observa de dónde viene de acuerdo al salmista: los que ponen su confianza en Dios. La fe es el punto de partida de la alegría. La alegría nace y empieza a crecer cuando ponemos nuestra confianza en la grandeza de Dios, cuando reconocemos de todo lo que es capaz, y cuando nos damos cuenta que todo su amor está de nuestra parte. La alegría, verdadera y trascendente alegría, no puede ser obtenida sin poner nuestra confianza en Dios. Es como tratar de producir luz de la oscuridad, simplemente no ocurrirá. Pero la alegría abundará sin límites a los que ponen su confianza en Dios. Cuando hay fe en Él, hay alegría.

Dios, ayúdanos a poner nuestra fe exclusivamente en Ti, y que nuestros corazones no puedan contener toda la alegría que viene del poner nuestra confianza en Ti.

(Leer: Salmos 5)

Mensajero De La Misericordia

Hay ciertas cosas en el universo que no pueden ser separadas. Dios y amor, fe y buenas obras, obediencia y bendición, salvación y la cruz, etc. Pero aquí está una asociación inseparable que muchas veces nos cuesta reconocer: misericordia y debilidad. En realidad no puedes desasociar la misericordia del Señor de la debilidad del hombre, porque es nuestra deficiencia que señala la necesidad de Su suficiencia. Nuestra debilidad actúa como un mensajero para nosotros de que necesitamos ayuda, que necesitamos misericordia. Y es cuando reconocemos esto y abrimos nuestras manos vacías que Dios las llena con la multitud de Sus misericordias. Cuando analizas las Escrituras, encontrarás que aquellos que reconocían sus debilidades obtenían misericordia. Vemos esto de una manera poderosa en el ministerio de Jesús. Un leproso, una mujer que sangró por más de una década, un papá desesperado e indefenso, un hombre ciego que había sido desterrado a una vida de mendigar en las calles...todos entendieron que eran débiles...todos recibieron misericordias inmesurables. No malinterpreten; esto no quiere decir que todas nuestras enfermedades van a ser curadas si las confesamos. Algunas veces el sufrimiento es una herramienta providencial que utiliza Dios para Sus propósitos. Pero sí significa esto: Nuestra debilidad puede ser nuestra mayor fortaleza si causa que llamemos humildemente a Dios para obtener Su misericordia. Haz lo que hizo el salmista y confiesa tu debilidad, porque es ahí cuando vas a encontrarte cubierto poderosamente en misericordia.

Señor de todas las misericordias, nunca permitas que olvidemos lo incompletos e indefensos que somos cuando estamos apartados de Ti.

(Leer: Salmos 6)

Resolución De Conflictos

Salmos capítulo 7 está atribuído a David, un hombre que soportó una buena cantidad de conflictos. El mismo hijo de David, Absalom, así como Saúl, Goliat, Shimei, y al menos 200 filisteos no estaban muy emocionados por verlo (1 Samuel 18:27). Para David, el conflicto era una forma de vida, y por eso debemos ser sabios en prestar atención a lo que él dice al respecto. Noten lo que él dice aquí con respecto a los que lo perseguían y al conflicto que traían: Le implora al Señor para que venga a salvarlo. No se gloría en el hecho de que era un hombre de valor, uno de los mejores guerreros del mundo o alguien que podía cuidarse a sí mismo. No, primero y principal él acude al Señor para que sea su ayuda y se ponga entre él y sus enemigos. Cuando se trata de conflictos en nuestras propias vidas, necesitamos hacer como David y poner al Señor entre nosotros y aquellos que causan el conflicto. De esa forma los que se opongan a nosotros deberán enfrentarse primero al Señor para que puedan alcanzarnos. Entendiendo esto, podemos manejar cualquier cosa que se nos enfrente. Puede que no se alteren sus acciones; Dios puede usar lo que ellos están haciendo para enseñarnos algo, o también puede librarnos de la situación si es Su voluntad. Pero nuestra confianza al final del día están en el saber que Dios se encuentra entre nosotros y nuestros antagonistas.

Cuando lo maldecían [Jesús], no respondía con maldición; cuando sufría, no amenazaba, sino que remitía su causa al que juzga con justicia. (1 Pedro 2:23 RVC)

(Leer: Salmos 7)

No Mereces Esto

Hace 3000 años atrás, David fue movido a escribir un Salmo de alabanza declarando la gloria de Dios. A lo mejor ocurrió mientras observaba el cielo estrellado de verano que se extendía en el horizonte. Cualquiera que fuese la inspiración, David estaba particularmente impresionado por la belleza y majestad de la creación de Dios. Pero mientras ponía la pluma sobre el pergamino, su corazón fue movido aún más allá. Pasa de observar el esplendor de la creación a verse a sí mismo con relación a Dios, y su asombro aumenta:

¿Qué es el ser humano, para que en él pienses?¿Qué es la humanidad, para que la tomes en cuenta? (Salmos 8:4 RVC)

Después de considerar la grandeza de Dios, David queda asombrado de que Dios se toma el tiempo de inclinarse hacia abajo y prestarle atención a él. “¿Qué es el ser humano, para que en él pienses?” Respuesta: Nada. Comparados al Señor, no somos realmente nada. La brecha entre la grandeza de Dios y nuestra pequeñez es mayor que la brecha que nos separa a nosotros de una ameba. Y aún así, Él hace todo el esfuerzo por tener una relación profunda, significativa y amorosa con nosotros. Él murió por ello y ha hecho todo para cultivar esta relación con nosotros. Mientras más lo piensas, mejor comprenderás el asombro de David.

¿Qué es el ser humano? ¿Quién soy yo para que te preocupes por mí? Simplemente no merecemos el tiempo y la atención que Dios nos da. Sin embargo, la atención de Dios nos hace preguntarnos lo siguiente: ¿Nos preocupamos por Dios así como Él se preocupa por nosotros? El está atento a nosotros, pero ¿qué tan atentos estamos de Él?

Creador Poderoso de los Cielos y la Tierra, haznos tan atentos de Tí así como Tú estás atento de nosotros.

(Leer: Salmos 8)

El "Conocedor"

Dios es muchas cosas. Es un Padre, un Creador, un Pastor, un Sanador, un Esposo, y un Proveedor. Y cada uno de estos nombres resalta un aspecto de su naturaleza y carácter. Como Padre, su compasión es expresada; como Creador, su creatividad es expresada; y así sucesivamente.

También hay otra forma en la que es conocido, y es como el Juez Justo que preside sobre la Tierra. De esa forma, otro ángulo de su carácter se muestra. A pesar que las injusticias y las maldades de esta mundo parecieran no ser castigadas, Dios es el que guarda la justicia, y Él va a ser fiel en ejecutarla y mantener su rectitud.

A veces no parece que fuese así, especialmente cuando hemos sido nosotros los afectados por el pecado de alguien más. A veces pareciera que la injusticia va a prevalecer. Pero en Su tiempo perfecto, y de acuerdo a Su manera perfecta, la injusticia saldrá a la luz, será probada, y luego juzgada. Nadie en realidad se sale con la suya. De una manera u otra, la justicia será servida. Y está es una de las distintas maneras en que el carácter incomparable de Dios se expresa.

¿Cómo? Todos tenemos un "conocedor" dentro de nosotros que responde y resuena cuando vemos que la cosa correcta ocurre. Fue colocado ahí por Dios de manera que pudiésemos tener un testigo interno que da "amén" a sus estándares de lo bueno y lo malo (Romanos 2:14-15). Y cuando vemos la justicia servida, cuando Dios ejecuta el juicio, hay una conexión que ocurre dentro de nosotros. Nos pone en la misma frecuencia de Dios e incluso puede funcionar como un catalizador para una relación profunda e íntima con Él.

Señor, continúa revelándote como un Juez justo y perfecto sobre todas las cosas, y profundiza nuestro entendimiento de tu corazón a medida que obras.

(Leer: Salmos 9)

Dios Ayuda A Aquellos Que No Se Pueden Ayudar A Sí Mismos

Todos tenemos una imagen en la cabeza cuando se trata de aquellos considerados grandiosos y poderosos por el mundo. Puede ser un político en particular, un atleta, un artista, o el presidente de una compañía. Ellos han escalado hasta la cima de sus áreas respectivas, y un silencio cae en las salas de juntas, camerinos, o vestidores del mundo cuando ellos entran. Su poder y grandeza los precede, y nosotros nos impresionamos.

Pero Dios no está impresionado. Él no es movido por el aura de los logros del hombre. De hecho, Él es movido por un grupo muy particular: aquellos que están indefensos. Piensa en eso un momento. En un mundo donde cada uno está haciendo todo lo que pueden para alcanzar la cima, Dios le está prestando atención a aquellos que están en el fondo. Su corazón está puesto en los que están dolidos, experimentando dificultades, aquellos que están indefensos.

No sólo eso, Él también quiere compartir sus recursos celestiales con aquellos que no se pueden ayudar a sí mismos. Él quiere derramar Su poder, fuerza, paciencia, alegría, paz, amor, sabiduría -todo lo que viene con Su presencia- en aquellos que más lo necesitan.

Cuando todo está dicho y hecho, un gramo de lo que Dios tiene pesa más que una tonelada de lo que el hombre puede ofrecer. Y en lo que respecta a nuestro estatus en esta vida, es mejor estar indefensos pero en las manos de Dios que ser “grandes” y “poderosos” pero apartados de Él. Así que en vez de enfocarnos en ser alguien por nuestra propia cuenta, debemos enfocarnos en reconocer nuestra debilidad cuando estamos aparte del Ayudador.

Padre de los que no tienen padre, gran Defensor de los indefensos, que siempre podamos buscar tu ayuda en todas las cosas y de todas las maneras.

(Leer: Salmos 10)

¡Buenas Noticias!

Hay buenas noticias. Más bien, son grandiosas noticias. No se trata de la inestabilidad política que nos envuelve. No es una gripe asesina que amenaza con inmobilizarnos. No es la criminalidad que está fuera de control. Y tampoco son los titulares concernientes al clima, la economía, el medio ambiente, o algún otro de los frágiles sistemas que parecen que se desmoronan.

Así que, ¿cuál es la noticia? Sólo esto: El Señor está en su santo templo; el Señor tiene su trono en el cielo. No importa cuantas malas noticias hay allá afuera, y no importa cuán peor se pongan día a día, nada de esto cambia el hecho de que Dios está en Su trono y tiene el control.

Pero, ¿sabes qué tan mal está el déficit federal? Sí, pero Dios está en control. Pero, ¿Has leído el último reporte del Centro de Control de Enfermedades? Sí, pero Dios está en control. Pero, ¿Has escuchado de la cantidad de armas que hay en la calle? Sí, pero Dios está en control. Pero...pero...pero.... El gran hecho es que, a pesar de la terrible condición del mundo, Dios está en control. ¡Y eso es una gran noticia!

Así que la próxima vez que abras una revista, entres a una página web, o sintonices las noticias...la próxima vez que escuches un titular que haga doler tu corazón...la próxima vez que sientas que el miedo sube desde tu estómago...la próxima vez que algo así ocurra, recuerda esto: El Señor está en su santo templo; el Señor tiene su trono en el cielo.

Poderoso y Soberano Señor, sigue recordándome que Tú estás en control de todas las cosas que pasan hoy en mi vida y por siempre.

(Leer: Salmos 11)

Completamente Creíble

¿Cuando fue la última vez que tuviste una de “esas” conversaciones? Tú sabes, del tipo en las que cuando te vas sientes en tu interior que algo no está bien. A lo mejor se hizo un trato, o tal vez hubo pocas respuestas o muchos halagos. En la superficie todo parecía estar bien, pero está esa sensación en tu interior que no desaparece.

Pasa un día o dos, y descubres que el trato es nulo y los halagos fueron falsos. Las palabras de la persona en quien confiaste no sirvieron de nada porque la verdad estaba mezclada con mentiras. No sabes en qué creer y terminas preguntando si existe alguien en quien confiar.

Escucha, nunca podrás tener dudas de las palabras de Dios. Son puras y no están manchadas por la falsedad y la mentira del corazón humano. Cuando Dios dice algo, es la verdad absoluta todo el tiempo y sin excepciones. No solamente es la verdad exacta, también es confiable y creíble. Con Dios, lo que Él dice es lo que obtenemos.

Nota que el salmista compara las palabras de Dios con la plata que ha sido refinada en fuego siete veces. En la Biblia, el número siete denota la idea de perfección y de que algo está completo. En este caso, actúa como una especie de signo de exclamación. Dice que las palabras de Dios son perfectamente puras y completamente confiables. Que tranquilidad es saber que nunca tendremos que cuestionar las palabras de Dios para nosotros, las cuales son las palabras más importantes que se pueden recibir en esta vida. El hombre puede fallarnos y mentirnos, pero Dios nunca lo hará.

Señor Verdadero y Justo, gracias por siempre ser directo y sincero con nosotros. Ayúdanos a ser iguales contigo.

(Leer: Salmos 12)

Perspectiva, Perspectiva, Perspectiva

La mayor parte de nuestras vidas está basada en nuestra perspectiva. La manera en que vemos las cosas determina la forma en que respondemos a ellas.

Es como los dos vendedores de zapatos que un día fueron a una tierra lejana a tantear el mercado para su producto. Cuando llegaron, notaron que nadie utilizaba zapatos. Un vendedor se comunicó con sus jefes para decirle que sería inútil: “No pierdan su tiempo, ¡nadie utiliza zapatos aquí!” Su colega, sin embargo, tuvo una visión más optimista: “¡No van a creerlo, todos necesitan zapatos y no hay ninguna competencia!

Perspectiva, perspectiva, perspectiva...hace toda la diferencia.

No conocemos los detalles detrás del Salmo capítulo 13. Ni siquiera sabemos cuándo lo escribió David o lo que ocurría en su vida en ese momento. Pero podemos suponer que era un momento en que las circunstancias no iban a su manera. Todo en la vida lo estaba presionando y afectando. Y luego, a mitad del salmo, levanta su oración a Dios: “Ilumina mis ojos”. En otras palabras, “Ayúdame a ver claramente las cosas y con la perspectiva adecuada”.

Es una oración que Dios aparentemente respondió, porque al final del salmo, David se regocija en la misericordia y salvación de Dios. ¿Qué cambió? La perspectiva de David. En vez de mirar los problemas que lo rodeaban, empezó a mirar a Dios e hizo toda la diferencia. Así como hizo con David hace 3000 años, Dios también puede darnos la perpectiva correcta en nuestras vidas. Cuando las cosas alrededor parezcan desalentadoras, Dios siempre podrá mover nuestro foco en algo alentador...Él.

Dios Todopoderoso, que podamos colocar nuestros ojos en Tí siempre y por favor protege nuestra perspectiva.

(Leer: Salmos 13)

Criaturas Corruptas

La Biblia no se pone con rodeos en su análisis de nosotros. En un tiempo en que la sociedad está siempre intentando ponerle algo positivo a la humanidad, la Palabra de Dios corta con todo eso y sin pena nos identifica como criaturas corruptas.

Pero en realidad es algo peor que eso. En el Hebreo original, la palabra que se utiliza para corrupto literalmente significa inmundo y apestoso. Imagina un pedazo de carne que se dejó afuera en el sol. Empieza a apestar, las moscas se le pegan, y el hedor de muerte empieza a ser nauseabundo.

Esa es la idea aquí cuando la Biblia describe el corazón humano así como Dios lo ve. Él lo ve de esa forma porque cada uno de nosotros ha sido infectado con la enfermedad del pecado. ¡Vemos que esto no es exactamente algo muy positivo para la humanidad!

Pero aquí es donde las cosas toman un giro. A pesar de que Dios nos ve como realmente somos, con toda nuestra corrupción y pecado, Él no se retira o cruza la calle para evitarnos. Él nos ama, nos abraza y acepta de todas formas, incluso al punto de dar Su vida por nosotros cuando estábamos en el fondo del valle de la corrupción (Romanos 5:8).

Esto lleva el amor de Dios a un nivel totalmente nuevo. Es fácil amar a alguien que se deja amar. Pero estar enamorados fielmente de personas como nosotros -criaturas corruptas que estamos sucias y podridas cuando nos comparamos con Él- nos deja sin palabras y nos recuerda por qué Su gracia es asombrosa.

Padre, estamos agradecidos que tu amor es mayor que nuestro pecado, y te pedimos que continúes limpiando y purificando nuestros corazones a través de la obra de tu Espíritu.

(Leer: Salmos 14)

El Habitar No Es Automático

La palabra habitar literalmente significa “acomodarse y morar cómodamente con”. La armonía, unidad, comunión y paz son asumidas bajo la sombrilla del habitar con alguien. En Salmos capítulo 15, David pregunta: “Jehová, ¿Quién habitará en tu tabernáculo?” Otra forma de decir esto sería: “¿Qué tipo de persona puede descansar tranquilamente y sentirse en casa en Tu presencia?”

A todos nos gustaría estar en sincronía con el corazón de Dios. Pero es importante comprender que esto no es automático. Hay ciertas condiciones que se requieren de nuestra parte para alcanzar este habitar. David las enumera a medida que continúa el Salmo: el que anda en integridad y justicia (v.2), habla verdad (v.2), el que no calumnia (v.3), no hace mal al prójimo ni reprocha al vecino (v.3), desprecia el mal (v.4), honra a Dios (v.4), el que cumple sus promesas (v.4), y el que no es codicioso para ganancia personal (v.5).

No se malinterprete. David no está declarando que podemos ser justos delante de Dios por la virtud de nuestras buenas obras. Pero él sí describe el tipo de corazón que una persona debería tener cuando está en paz con Dios -una persona que puede habitar con Dios. Esto debería causar que examinemos si estas condiciones se están cumpliendo o no en nuestras vidas.

El habitar no es automático, pero es accesible. Que el Señor nos ayude a ser completamente honestos con nosotros mismos y nos llene con Su Espíritu para que podamos cumplir con las condiciones requeridas para habitar con Él.

Padre, ayúdame a caminar en sincronía contigo. Permíteme reunir las condiciones que se describen en el Salmo 15.

(Leer: Salmos 15)

Mucho En La Vida

Existen dos tipos de personas caminando por el planeta en este momento. Están aquellos que viven por las cosas de este mundo. Ellos están preocupados por lo que pueden obtener y guardar -una porción terrenal y herencia. Todas sus energías y fuerzas están concentradas en asegurar su porción en esta vida.

Pero existe otro grupo de personas. Ellos también viven en este mundo, pero no están viviendo por él. Su porción no consiste en nada que pueda ser producido o poseído en el planeta tierra. Su porción es el Señor; Él es su copa y su herencia.

Considera las diferencias entre estos dos grupos. Uno eventualmente terminará; el otro existirá eternamente. Uno desprecia diariamente; el otro siempre está apreciando. Uno está limitado; el otro ilimitado. Uno está sujeto a ser robado; el otro está más que seguro. Uno se está erosionando; el otro está emergiendo.

¿Cuál grupo prefieres?

Es una respuesta obvia para la mayoría, y si somos sabios no solamente diremos que es mejor vivir para el Señor, en realidad ordenaremos nuestras vidas en un modo en que lo refleje. Nuestras agendas y prioridades van a estar más orientadas hacia Dios, nuestras cuentas de banco incluirán más causas para Su Reino, y cuando se trate de esa gran aguja que nos mide -nuestro tiempo- más y más será para Él. Esto puede sonar como mucho, pero no es así en realidad, cuando consideramos la porción que pertenece a aquellos que viven para el Señor.

Gran Dios, sé nuestra porción y nuestra herencia. Dános un corazón que te busque a Tí y no a este mundo.

(Leer: Salmos 16)

¿Una Pregunta Incontestable?

Como un Padre siempre amoroso, Dios quiere sostener nuestros pasos a medida que caminamos en esta vida. Él quiere estar justo a nuestro lado y prevenir que caigamos. Por ende es completamente apropiado que le pidamos al Señor que sostenga nuestros pasos, como lo hizo David aquí en el Salmo capítulo 17.

Pero hay algo más que en solamente vivir la vida de ese modo. No es exclusivamente una cuestión de colocar la bola proverbial en la cancha de Dios y esperar que Él haga que todo salga bien. No, también hay algo que se requiere de nuestra parte. Hay una condición que hay que cumplir, y lo vemos en las palabras que siguen a la petición de David.

Noten que “en tus sendas” viene después que “sostén mis pasos”. En otras palabras, había un entendimiento en el corazón de David que él tenía una responsabilidad hacia Dios. Él reconoció que le incumbía caminar en las sendas de Dios y mantenerse en Sus estatutos.

A veces podemos olvidar esa parte de la ecuación. Oramos y oramos para que Dios bendiga nuestros caminos, pero no nos detenemos a preguntar si en realidad estamos en Su camino. ¿Que pasa si el camino en el que estamos no es digno de bendición para empezar? Dios, por favor prospera mi negocio mal habido. Padre, sostén esta relación extra-marital. Eso nunca va a pasar, porque Dios no va a bendecir nuestros pasos que estén fuera de Su voluntad.

Si queremos caminar seguros de que Dios nos va a sostener y apoyar, entonces tenemos que examinar nuestro caminar -nuestro estilo de vida. ¿Estamos conscientemente y voluntariamente participando en algo que no es parte de Su camino? ¿Estamos haciendo una oración incontestable pidiéndole a Dios que bendiga una conducta que no merece bendición?

Padre Omnisciente, examina nuestros corazones, muéstranos Tu camino, y dános la gracia para nunca salir de él.

(Leer: Salmos 17)

¿Fuera De Los Límites?

“Por tanto yo te confesaré entre las naciones (gentiles), Oh Jehová...” Eso era algo bastante extraño para David que escribiera aquí en el Salmo capítulo 18. ¿Por qué? Porque los gentiles (los que no eran judíos) eran típicamente considerados por los israelitas como excluídos de las promesas y del alcance de Dios. De hecho, el término “gentil” era un sinónimo de pagano. No era una palabra que asociarías con el sagrado nombre de Dios.

Así que cuando David declaró que alabaría a Dios entre los gentiles, seguro levantó algunas cejas. ¿Los gentiles? ¿Por qué David los está arrastrando a nuestra relación sagrada y especial con Dios? ¿Por qué está mezclando a ambos cuando no tienen nada que ver con nosotros?

Para ser justos, era comprensible el por qué los israelitas veían su unión con Dios como algo que los separaba de los demás. Los había mantenido relativamente seguros de las influencias malvadas de las naciones que los rodeaban. Pero David llega a un punto de alabanza donde declara que la bondad de Dios es tan grande que trasciende esas divisiones. Para David, nadie estaba fuera de los límites de escuchar acerca de la gracia y la gloria de su Dios, ni siquiera los gentiles.

¿Es ese también nuestro corazón? ¿O tenemos una lista de aquellos que consideramos “fuera de los límites” cuando se trata de compartir la bondad de nuestro Dios? ¿Hay personas a las que instintivamente vemos como causas perdidas? El evangelio es tan Buena Noticia que merece y necesita ser compartida con absolutamente todo el mundo, incluso con los gentiles modernos en nuestras vidas.

Grandioso Dios, dános un corazón como el de David. Que estemos tan impresionados de tu bondad que no podamos evitar compartirla.

(Leer: Salmos 18)

La Piedra Angular De La Creación

El Salmo 19 es uno de los más interesantes en la Biblia. Comienza describiendo la grandeza y gloria de la creación de Dios en los primeros seis versículos. Nuestros ojos son llevados hacia la obra de los cielos, el esplendor del Sol, hacia las cosas de arriba y que están más allá de nuestra habilidad de desentrañar.

Y luego, sin previo aviso, el Salmo cambia marcha y va hacia un discurso sobre la ley del Señor. ¿No les parece algo “corta nota”? Comenzamos con la belleza y majestad de la creación y luego, ¿terminamos con...la ley?

Más allá de ser “corta nota”, hay un punto muy poderoso que se hace aquí. Por muy maravillosas que sean las estrellas del cielo, y por muy gloriosas que sean las galaxias, todas palidecen en comparación a la ley del Señor, porque la ley del Señor posee el poder de hacer algo que más nada en el universo puede hacer. Puede convertir el alma.

La creación natural llama nuestra atención. Abre nuestros ojos. Pero es la ley, o la Palabra de Dios, que nos informa y transforma nuestros corazones. Va muy profundo en nuestro corazón y espíritu, donde nuestras dificultades más profundas residen, donde no podemos discernir lo que está mal en nosotros...es aquí donde la ley del Señor, la piedra angular de la creación, trabaja en nosotros para salvación:

La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que las espadas de dos filos, pues penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los

pensamientos y las intenciones del corazón. (Hebreos 4:12 RVC)

Padre Creador, prepáranos para recibir y responder al trabajo de tu Palabra en nosotros.

(Leer: Salmos 19)

Prepárate Para Los Problemas

A diferencia de otras religiones, el Cristianismo nunca esconde la realidad de los problemas y pruebas en el mundo alrededor de nosotros. No busca pretender que no existen y que son productos de nuestra imaginación. De hecho, lleva nuestra atención a la existencia de pruebas y cómo lidiarlas de inmediato.

Vemos un excelente ejemplo de esto en las palabras iniciales de Salmos capítulo 20, donde David escribe “Que el Señor te oiga en momentos de angustia”. Noten que él claramente dice que hay problemas en esta vida, que hay momentos de angustia, y ese encuentro es inevitable. Por mucho que no querámos oírlo, el hecho es que los problemas vendrán, sin importar que intentemos evitarlos.

Es importante reconocer esto, ya que los problemas se convierten en un catalizador para nuestra vida de oración. Si no apreciamos nuestra necesidad de la ayuda de Dios, entonces será menos probable que pidamos su ayuda. Pero cuando estamos totalmente convencidos que se acerca un momento de angustia, nuestros corazones consiguen la motivación necesaria para prepararse para ello, agarrándose de la presencia de Dios en oración.

Y cuando volvemos a la oración en preparación para nuestros problemas, no hay una manera más segura de fortalecernos y salvaguardarnos que a través de esta poderosa provisión con la que Dios nos ha agraciado. Los problemas están aquí, los problemas son reales, pero igualmente es la oración y la promesa de que el Señor nos responderá.

Autor de nuestras vidas, dános una mente sobria que reconozca la certeza de los problemas y la urgencia de ser personas de oración.

(Leer: Salmos 20)

Depende, A Medida Que Asciendes

Salmos capítulo 21 fue escrito por David. No David el simple pastor, ni David el fugitivo, ni el joven David cuyo lugar y camino en la vida había sido muy incierto. En vez, este Salmo en particular fue redactado por David después de haber sido establecido como gobernante de Israel y como heredero del trono. Él compone esto como Rey, como uno que ascendió al tope del poder y éxito.

Noten, sin embargo, que aunque David era Rey, él todavía declara su confianza en el Señor. Su título en la vida había cambiado, pero el principio por el que se guiaba no. La única característica que había distinguido a David durante las épocas de su vida y lo había impulsado hacia adelante, todavía permanecía fuerte dentro de él. Estaba todavía determinado a ser dependiente de Dios.

Eso es algo que necesitamos considerar, porque la naturaleza humana nos dice que necesitamos cada vez menos de Dios a medida que crecemos y ganamos en poder. Es fácil depender del Señor cuando no tenemos otra cosa en la vida de que depender. Pero es cuando empezamos a ascender, cuando somos “exitosos” y adquirimos recursos, que nos enfrentamos con una decisión retadora. ¿Confiamos en nuestros éxitos recién obtenidos, o continuamos confiando en el Señor que permanece invisible? ¿Continuamos dependiendo de Él a medida que ascendemos en la vida?

No hay duda de que debemos hacerlo, y no hay mejor momento que ahora para orar por Su ayuda para que podamos lograrlo.

Señor, protégenos de confiar en culaquier otra cosa que no seas Tú, especialmente cuando se trata de algún éxito que experimentemos. Ayúdanos a depender a medida que ascendemos.

(Leer: Salmos 21)

Conectados A La Cruz

Las palabras del Salmo 22 son significativas por un par de razones. Primero, describen el dolor que sentía David en el corazón en este punto particular de su vida. Segundo, y más significativo, nos apuntan proféticamente al sufrimiento de Cristo en la cruz.

Sabemos esto, no sólo porque el Salmo nos da una descripción gráfica de la -en ese momento desconocida- práctica de la crucifixión, pero también porque Jesús directamente citó las palabras de este Salmo mientras colgaba en la cruz:

Cerca de las tres de la tarde, Jesús clamó a gran voz. Decía: «Elí, Elí, ¿lema sabactani?», es decir, «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (Mateo

27:46 RVC)

A pesar de que estaba sufriendo la pena y el dolor en la cruz, Jesús, el maestro consumado, estaba instruyendo a las personas que lo veían morir. Les apuntaba al Salmo 22 como diciendo, “¡Ven, lo que estoy haciendo aquí y ahora es el cumplimiento del Salmo de David!”

Hay una conexión irrompible entre el Salmo 22 y la Cruz. Pero también se puede decir lo mismo de cada pasaje de la Palabra de Dios. De una forma u otra, cada pedacito de la Biblia se realciona con la Cruz. No importa en cuál parte de la Escritura estés, se anticipa o mira hacia la Cruz, o la conmemora y la recuerda. La Cruz es el tema y evento principal de la Biblia.

El Salmo 22 es un poderoso recordatorio de esto a medida que nos transporta hasta el Calvario. Conecta nuestros corazones a la escena salvadora que determinó nuestro destino. Esa es una conexión que debemos mantener.

Poderoso Salvador, no importa dónde estemos o adónde nos lleve este día físicamente, geográficamente, mentalmente, o emocionalmente, que nuestros corazones permanezcan conectados a la Cruz y a lo que Tú lograste por nosotros ahí.

(Leer: Salmos 22)

Un Pastor Por Elección

Seamos realistas. No romanticemos esto. La vida de un pastor en tiempos bíblicos no era lo que vemos actualmente en las tarjeticas de felicitación cristianas. En su mayor parte, consistía en pasar cada hora con criaturas apestosas, malolientes, tercas y estúpidas. No es la clase de existencia que muchos quisieran tener.

De hecho, la mayoría de los pastores no se enlistaban para ser pastores, era una ocupación con la cual nacían y permanecían. Tomen en cuenta que en los tiempos bíblicos el futuro de las personas estaba prácticamente determinado desde el día en que nacían. A menos que tuvieran un talento o don extraordinario, estaban destinados a mantener la tradición familiar. Un pastor típicamente no era un pastor por elección.

Ese fue incluso el caso de David, quien siendo el menor de ocho hermanos, fue el que permaneció con las responsabilidades pastorales. Y es de notar que nunca vemos a sus hermanos mayores compartiendo esa labor con él. Todos parecen muy felices de haberle dejado el pastoreo al pequeño David (1 Samuel 16-17). Suficiente para decir que el pastoreo no era algo que las personas escogían hacer voluntariamente; ¡casi cualquier otra profesión era preferible!

Y entonces está el Señor, quien tiene la habilidad de ser lo que quiera ser, pero Él escoge ser nuestro Pastor. ¡Es lo que Él desea hacer! Que alentador es saber que nuestro Buen Pastor no está ahí porque le tocó, sino porque así lo desea. Él no anhela estar en campos de verdes pastos haciendo otra cosa, pero está completamente contento de cuidarnos -incluso con toda nuestra hediondez, terquedad y estupidez.

Buen y Gran Pastor de nuestras almas, gracias por voluntariamente y fielmente cuidar de nosotros, con fallas y todo. Ayúdanos a reconocer y seguir Tu voz mientras amorosamente nos guías.

(Leer: Salmos 23)

Todo Es De Él

Todo pertenece a Dios. Absolutamente todo -la Tierra y todo lo que está en ella. Eso es importante saberlo. ¿Por qué? Porque nosotros estamos llamados a confiar en Su provisión, y se torna más fácil hacerlo cuando reconocemos que estamos confiando en el que posee todo lo que existe.

A veces tenemos temor de que nuestras necesidades excedan lo que el Señor puede proveer para nosotros. Pero nuestras necesidades nunca van a ser mayores de lo que Él tiene a Su disposición, lo cual es todo. Y si nos falta algo o tenemos necesidad, es una cuestión simple de que el Señor redistribuya Sus fondos y transfiera Sus recursos de una cuenta a otra.

Esa es la lección que Pedro aprendió cuando Jesús le dijo que echara un anzuelo al mar y sacara el primer pez que pescara. Jesús le prometió a Pedro que encontraría una moneda en la boca del pez y que sería suficiente para cubrir sus necesidades. (Mateo 17:27).

¿Por qué Jesús hizo eso? Él le estaba enseñando a Pedro una demostración práctica del Salmo 24:1. Jesús le mostró a Pedro que Él es capaz de localizar y acceder lo que sea necesario, cuando sea necesario. Estaba escencialmente diciendo: “Pedro, todas las riquezas del mundo me pertenecen, y haré lo que quiera con ellas”.

Eso es algo que todos necesitamos escuchar. Cuando se trata de nuestras necesidades en este mundo, no te agites. Dios sabe exactamente lo que necesitas, y es el dueño de todas las cosas, Él tiene lo que necesitas reservado para ti. Todo es de Él.

Señor de todas las cosas, que Tú puedas aplacar nuestras ansiedades con el conocimiento de que la Tierra y todo lo que está en ella es tuyo.

(Leer: Salmos 24)