Devcional

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“Yo y mi casa serviremos a Jehová” E. G. White

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LIBRO CRISTIANO

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  • Yo y mi casa serviremos a

    JehovE. G. White

  • Yo y mi casa serviremos a

    Jehov

  • Yo y mi casa serviremos a

    Jehov

  • Cada nuevo ao se inicia con nuevos propsitos e incentivos y como seguidores de Jess deseamos hacerlo con nuestro Salvador y nuestras familias. Con el fin de hacer realidad las nuevas intenciones con empeo, aspiracin y determinacin se recomienda el establecimiento del culto familiar a travs de este devocional Cada Da con Jess.

    Mediante oraciones sinceras y fervientes, los padres deberan alzar como una valla alrededor de sus hijos. Deberan orar con fe implcita para que Dios habite en ellos y que los santos ngeles los preserven, a ellos y a sus hijos, de la potencia cruel de Satans.

    En cada familia debera haber una hora fija para el culto matutino y vespertino. No conviene a los padres reunir en derredor suyo a sus hijos antes del desayuno para agradecer al Padre Celestial por su proteccin durante la noche, y para pedirle su ayuda y cuidado durante el da? No es propio tambin, cuando llegue el anochecer, que los padres y los hijos se renan una vez ms delante de Dios para agradecerle las bendiciones recibidas durante el da que termina?

    El padre, o en su ausencia la madre, debe presidir el culto y elegir un pasaje interesante de las Escrituras que pueda comprenderse con facilidad. El culto debe ser corto....

    Padres y madres, cuidad de que el momento dedicado al culto de familia sea en extremo interesante. No hay razn alguna porque no sea ste el momento ms agra-dable del da. Con un poco de preparacin podris hacerlo interesante y provechoso. De vez en cuando, introducid algn cambio. Se pueden hacer preguntas con refe-rencia al texto ledo, y hacer algunas observaciones fervorosas y oportunas. Se puede

    Oh Jehov, de maana oirs mi

    voz;De maana me

    presentar delante de ti,

    y esperar.(Salmo 5:3)

  • cantar un himno de alabanza. La oracin debe ser corta y precisa. El que ora debe hacerlo con palabras sencillas, fervientes; debe alabar a Dios por su bondad y pedirle su ayuda. Si las circunstancias lo permiten, dejad a los nios tomar parte en la lectura y la oracin.

    La eternidad sola pondr en evidencia el bien verificado por esos cultos de familia (Testimonios Selectos, tomo 5, pg. 18).

    Lmpara es para mis pies tu Palabra, una luz en mi camino (Salmo 119:105). Cada miembro de la familia debera iniciar el nuevo ao con la firme resolucin de leer la Biblia diariamente y para facilitar esta benefica lectura se insertan las referen-cias bblicas para cumplir el ao de lectura diaria de las Sagradas Escrituras.

    Con oracin y dedicacin a Dios se entrega este devocional en manos de cada familia suplicando al Padre celestial su bendicin, proteccin y gua en el diario vivir a la luz de su verdad.

    Departamento de Familia de la Asociacin General

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    P or fe en Cristo nos convertimos en miembros de la familia real, herederos de Dios y cohe-rederos con Cristo. En Cristo somos uno. Al llegar a la vista del Calvario, y al ver al Sufriente Real, que en la naturaleza humana llev la maldicin de la ley en lugar del hombre, son radas todas las distinciones nacionales, todas las diferencias sectarias; se pierden todo honor de rango, todo orgullo de casta. La luz que brilla desde el trono de Dios sobre la cruz del Calvario da fin para siem-pre a las separaciones hechas por los hombres entre clase y raza. Los hombres de todas las clases se convierten en miembros de una familia, hijos del Rey celestial, no mediante un poder terrenal, sino por medio del amor de Dios que dio a Jess una vida de pobreza, afliccin y humillacin, permiti que muriera en la vergenza y la agona, para que pudiera traer muchos hijos e hijas a la gloria.

    No es la posicin, no es la sabidura finita, no son las cualidades, no son los dones de una persona los que la hacen sobresalir en la estima de Dios. El intelecto, la razn, los talentos de los hombres son los dones de Dios que han de ser empleados para su gloria, para la estructuracin de su reino eterno. El carcter moral y espiritual es lo que vale a la vista del cielo, y lo que sobrevivir a la tumba y ser hecho glorioso con inmortalidad por las edades sin fin de la eternidad... (Review and Herald, 22 de diciembre,1891).

    Por esta causa doblo mis

    rodillas ante el Padre de nuestro

    Seor Jesucristo, de quien toma

    nombre toda la familia en los cielos

    y en la tierra. (Efesios 3: 14,

    15)

    Ao Bblico: Gn. 1, 2

    As que ya no sois extranjeros y advenedizos, sino conciudadanos de los santos y miem-

    bros de la familia de Dios. (Efesios

    2:19)

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    Cristo no vino a este mundo para prohibir el casamiento ni para derribar o destruir la rela-cin e influencia que existen en el crculo domstico. Vino para restaurar, elevar, purificar y ennoblecer cada corriente de puro afecto, para que la familia de la tierra pudiera convertirse en un smbolo de la familia celestial.

    Las madres estn bajo el tierno cuidado de los ngeles celestiales. Con cunto inters llama el Seor Jess a la puerta de las familias donde hay niitos que deben ser educados y preparados! Cun gentilmente vela por los intereses de las madres; y cun triste se siente cuando ve que se descuida a los nios... Los caracteres se forman en el hogar; los seres humanos se modelan para ser una bendicin o una maldicin. El Seor ha confiado a la madre los miembros ms jvenes de la familia que vienen a nuestro mundo dbiles y desvalidos.

    La infinita sabidura y el infinito amor nos entregan a los padres, llenos de tareas y cui-dados, ese tierno oficio, tan saturado de resultados eter-nos. El corazn de la mujer est lleno de paciencia y amor, si esa mujer ha entregado el corazn a Dios. Debe cooperar con Dios y con su esposo en la educacin de las preciosas almas confiadas a ella, para que crezcan en Cristo Jess. Y el padre, confiando en la gracia de Dios, debiera llevar la sagrada responsabilidad que descansa sobre l como esposo...

    En la infancia y la niez, cuando la naturaleza es dcil, Dios quiere que se graben las ms firmes impre-siones para el bien (Manuscrito 22, 1898).

    Al tercer da se hicieron unas

    bodas en Can de Galilea; y estaba

    all la madre de Jess. Y fueron

    tambin invitados a las bodas Jess y

    sus discpulos.(Juan 2: 1, 2)

    Ao Bblico: Gn. 3-5

    Oye, hijo mo, la

    instruccin de tu padre y no

    desprecies la direc-cin de tu madre. (Proverbios 1:8)

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    Los nios son la heredad del Seor. El alma del niito que cree en Cristo es tan preciosa a su vista como son los ngeles que rodean su trono. Han de ser llevados a Cristo y educados para Cristo. Han de ser guiados en la senda de la obediencia, no consentidos en el apetito o la vanidad...

    Sobre los padres descansa una gran responsabili-dad: pues se reciben en la tierna niez la educacin y la preparacin que dan forma al destino eterno de los nios y jvenes. La obra de los padres es sembrar la buena semilla diligente e incansablemente en el corazn de sus hijos, ocupando sus corazones con una semilla que dar una cosecha de hbitos correctos, de veracidad y obe-diencia voluntaria. Los hbitos correctos y virtuosos que se forman en la juventud generalmente sealan el curso del individuo a travs de la vida.

    En la mayora de los casos, los que reverencian a Dios y honran lo correcto habrn apren-dido esta leccin antes de que el mundo pueda grabar su imagen de pecado en el alma...

    Ojal los padres fueran verdaderamente hijos e hijas de Dios! Sus vidas exhalaran la fragancia de las buenas obras. Una atmsfera santa rodeara su alma. Ascenderan al cielo sus tiernas splicas en demanda de gracia y de la direccin del Espritu Santo; y la religin se difundira en sus hogares como se difunden los bri-llantes y clidos rayos del sol sobre la tierra (Review and Herald, 30 de marzo, 1897).

    Entonces le fueron presentados unos nios,

    para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los

    discpulos les reprendieron. Pero Jess dijo: Dejad a los nios venir a m, y no se

    lo impidis; porque de los tales es el reino de los cielos.

    Y habiendo puesto sobre ellos la manos, se fue de all.

    (Mateo 19: 13-15)

    Ao Bblico: Gn. 6-9

    Acurdate de tu Creador en los

    das de tu juventud, antes que vengan

    los das malos y lleguen los aos de

    los cuales digas: No tengo en ellos

    contentamiento.(Eclesiasts

    12:1)

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    La vida tan slo se nos da transitoriamente: y todos debiramos hacernos la pregunta: Cmo puedo invertir mi vida de modo que rinda el mayor provecho posible? La vida es valiosa nicamente si la empleamos para el beneficio de nuestros prjimos y la gloria de Dios. El cultivo cuidadoso de las facultades con que el Creador nos ha dotado nos capacitar para la utilidad aqu y la vida eterna en el mundo venidero.

    El tiempo bien empleado es el que se dedica al establecimiento y conservacin de la buena salud fsica y mental... Es fcil perder la salud, pero es difcil recu-perarla ...

    No podemos permitirnos el empequeecer o daar una sola funcin de la mente o del cuerpo por excesivo trabajo o por el abuso de cualquier parte de la maquinaria viviente. Tan ciertamente como lo hagamos, sufriremos las consecuencias.

    Nuestro primer deber para Dios y nuestros prjimos es desarrollar todas nuestras facul-tades. Debiera cultivarse hasta el mximo grado de per-feccin cada facultad con que el Creador nos ha dotado... Se necesita la gracia de Cristo para refinar y purificar la mente; esta voluntad nos capacita para ver y corregir nuestras deficiencias y para mejorar lo que es excelente en nuestro carcter. Esta obra, efectuada en nosotros por la fortaleza y nombre de Jess, ser de ms benefi-cio para la sociedad que cualquier sermn que podamos predicar...

    El cuerpo debiera ser siervo de la mente, y no la mente del cuerpo. Todos debieran entender en cuanto a su organismo fsico lo que el salmista pudo decir: Te alabar, porque asombrosa y maravillosamente he sido formado (Review and Herald, 23 de septiembre, 1884).

    Te alabar; porque

    formidables, maravillosas

    son tus obras; estoy maravillado,

    y mi alma lo sabe muy bien.

    (Salmo 139: 14)

    Ao Bblico: Gn. 10, 11

    As que, hermanos, os ruego

    por las misericor-dias de Dios, que

    presentis vuestros cuerpos en sacri-

    ficio vivo, santo y agradable a Dios,

    que es vuestro culto racional. (Roma-

    nos 12:1)

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    La vida es como un viaje. Hay tormentas y luz del sol, pero recordemos que nos estamos acercando al puerto deseado. Pronto estaremos ms all de las tormentas y tempestades. Nuestro deber actual es prestar atencin a la voz que dice: Aprended de m, que soy manso y humilde de corazn (Mat. 11: 29). Debe-mos aceptar diariamente esa invitacin. El pasado est en el libro donde se anotan todas las cosas. No podemos borrar el registro, pero podemos aprender muchas cosas, si as lo queremos. El pasado debiera ensearnos sus lecciones. Al convertir al pasado en nuestro gua, tam-bin podemos hacerlo nuestro amigo. Al traer a la mente lo que en el pasado nos ha sido desagradable, que nos ensee a no repetirlo. No se registre nada en el futuro que nos cause remordimiento despus... Cada da que vivi-mos estamos haciendo nuestra historia. Hoy es nuestro, ayer est ms all de nuestra posibilidad de enmendarlo o controlarlo....

    Jess tiene abundante ayuda y gracia para todos los que las aprecien. El Seor es nuestro ayu-dador; con l est el perdn. Slo l puede borrar los pecados del pasado. Puede fortalecer la mente. Si con-sideramos al pasado no ms ya como a nuestro enemigo, sino como a un amigo para que nos amoneste hacin-donos retirar del terreno donde no debemos acercarnos, demostrar ser un amigo verdadero...

    Nos aferraremos del bien y lo apreciaremos, y rehusaremos el mal? Caminaremos humildemente con Dios?... Tenemos slo un pequeo perodo en el cual obrar. No debemos educarnos para inquietarnos. Man-tened los ojos hacia arriba, fijos en el blanco de nuestra elevada vocacin en Cristo Jess (Carta 66, 1898).

    Acurdate de los tiempos

    antiguos, considera los aos

    de muchas generacio-

    nes; pregunta a tu padre, y l te

    declarar. (Deuterono-

    mio 32: 7)

    Ao Bblico: Gn. 12-15

    De manera que podemos decir confiadamente: el

    Seor es mi ayuda-dor, no temer lo que

    me pueda hacer el hombre. (Hebreos

    13:6)

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    Cada nio y joven debiera recordar: Soy de valor a la vista de Dios; soy comprado con un precio y soy la propiedad de Jesucristo. Como seguidor de Cristo, he de practicar sus virtudes para que pueda representar a mi Salvador.

    Orad mucho. Mientras trabajis, elevad vuestro corazn a Dios. Cuando hayis confiado a Dios el cui-dado de vuestra alma, no vayis y procedis contraria-mente a la oracin que habis elevado. Velad tanto como oris para que no seis vencidos por la tentacin. Resistid la primera inclinacin al mal. Orad en vuestro corazn: Jess, aydame; presrvame del mal, y haced entonces lo que sabis que Cristo quiere que hagis.

    Quiz preguntis, como muchos lo hacen, cmo puedo saber que Jess me recibe y me ama? Lo sabr por mis sentimientos? No, por la obediencia a su santa palabra. Apropiaos de las ricas promesas de Dios.

    Creed su palabra de que Jess habita en vuestro corazn por fe. Por la fe y confianza en Dios podis tener su paz y entonces podris decir: S en quien he credo. Escuchar cada susurro de su Santo Espritu.

    No hay sino una forma de ganar la victoria. Servid a Dios de todo vuestro corazn porque lo amis. Plantad los principios de la verdad en vuestra alma y revelad a Cristo en vuestro carcter.

    Contemplad a Jess constantemente si queris avanzar paso tras paso por el sendero angosto preparado para que caminen por l los elegidos del Seor, diciendo en vuestro corazn: Busco tu voluntad, oh Dios; sigo tu voluntad; sirvo a tu voluntad: puedo ir adelante e ir adelante bajo tu direccin (Carta 96, 1895).

    Venid, hijos,

    odme; el temor de

    Jehov os ensear.

    (Salmo 34: 11)

    Ao Bblico: Gn. 16-19

    Como hijos obedientes, no os conformis a los deseos que antes

    tenais estando en vuestra ignorancia.

    (1Pedro 1:14)

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    Cuando os relacionis estrechamente con Jess, veis cosas maravillosas en su ley, que ahora no alcanzis a apreciar. La influencia suavizadora y subyugadora del Espritu de Dios sobre los corazones y las mentes de los hombres har que los verdaderos hijos de Dios se sienten con Cristo en los lugares celestiales. El Espritu Santo establecer la cultura cristiana en cada corazn. Todos los que contemplan a Jess manifestarn un espritu suave y humilde. El amor de Jess siempre conduce a la cortesa cristiana, al lenguaje refinado y la pureza de expresin, los cuales testifican de la compaa que frecuentamos: que como Enoc estamos caminando con Dios...

    La Palabra de Dios debe ser el objeto de nuestro estudio. En ella hay una mina de material precioso. Una buena parte de ella ha sido vista slo superficialmente, pero es necesario cavar para descubrir tesoros ms pre-ciosos...

    Que se vea que vuestra vida est escondida con Cristo en Dios. No se hable apresurada-mente, no se pronuncien palabras vulgares, no se digan frases comunes. Demostrad que estis conscientes de la existencia de un Compaero a quien honris y a quien no avergonzaris. Pensad que somos representantes de Jesucristo! Entonces, revelad su carcter en vuestras pal-abras y comportamiento... Oh, hay preciosas lecciones en el Libro Sagrado que aun debemos aprender y prac-ticar! Nuestra conciencia debe reconocer y apreciar una norma cristiana ms elevada (Carta 171, 1897).

    Pero Dios, que es rico en misericordia,

    por su gran amor con que nos am, aun estando nosotros

    muertos en pecados, nos dio vida junta-

    mente con Cristo,... y juntamente con l nos

    resucit, y asimismo nos hizo sentar en los

    lugares celestiales con Cristo Jess. (Efe 2: 4 - 6)

    Ao Bblico: Gn. 20-22

    Por tanto, de la manera que habis recibido al Seor

    Jesucristo, andad en l

    (Colosenses 2:6)

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    Nuestra vida es del Seor y est revestida de una responsabilidad que no comprendemos plenamente. Las hebras del yo estn entretejidas en la trama, y esto ha deshonrado a Dios...

    Nehemas, despus de haber ganado tan gran influencia sobre el monarca en cuya corte viva, y sobre su pueblo en Jerusaln, en vez de alabar sus pro-pios excelentes rasgos de carcter, su notable aptitud y energa, present el asunto tal como era. Declar que su xito se deba a la bondadosa mano de Dios que estaba sobre l. Acariciaba la verdad de que Dios era su salva-guardia en cada puesto de influencia. Alababa el poder habilitante de Dios en cada rasgo de carcter por el cual haba obtenido favor...

    Necesitamos comprender profundamente que toda influencia es un talento precioso que ha de usarse para Dios...

    En los seres humanos, hay la tentacin con-stante de considerar que cualquier influencia que hayan ganado es el resultado de algo valioso que hay en ellos mismos. El Seor no puede actuar con los tales... l convierte en su representante al siervo fiel y humilde: el que no se ensoberbecer, ni pensar de s ms elevada-mente de lo que deba pensar. La vida de tal siervo ser dedicada a Dios como un sacrificio vivo, y esa vida ser aceptada, usada y sostenida. Dios anhela hacer sabios a los hombres con su propia sabidura divina, para que esa sabidura pueda ser ejercida para provecho de Dios. l se manifiesta a s mismo mediante el consagrado y humilde obrero...

    Emplead cada facultad que os ha sido confiada como un sagrado tesoro, que ha de usarse para impartir a otros el conocimiento y la gracia recibidos (Carta 83, 1898).

    Todos los llamados de mi

    nombre; para gloria ma los

    he creado, los form

    y los hice. (Isas 43: 7)

    Ao Bblico: Gn. 23-26

    Dios resiste a los soberbios, y da

    gracia a los humildes.

    (Santiago 4:6)

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    Dios quiere que los nios y los jvenes se unan al ejrcito del Seor... Al igual que los soldados de mayor edad, los nios tienen poderosas ten-taciones que afrontar, a diestra y a siniestra. Satans y sus legiones usarn de toda trampa posible para enredar a los jvenes. Los nios tienen el privilegio de alistarse en el ejrcito del Seor, y procurar persuadir a otros de que se unan a sus filas. Los nios deben ser educados y preparados para Jesucristo. Deben ser preparados para resistir a la tentacin y pelear la buena batalla de la fe. Dirigid su mente a Jess tan pronto como puedan com-prender vuestras lecciones con palabras sencillas, fciles de entender. Enseadles el dominio propio. Enseadles a comenzar la obra de vencer cuando son jvenes, y reci-birn la preciosa ayuda que Jess puede dar y dar junto con los esfuerzos de los padres que se unen en oracin...

    Los padres deben mantener en la memoria los preciosos dichos de Cristo. Los nios repe-tirn las palabras que oigan con frecuencia en los labios de sus padres: en cuanto a Cristo, la fe y la verdad. Los nios pueden hablar preciosas verdades. Ejrcitos ente-ros de nios pueden colocarse bajo la bandera de Cristo como misioneros... Nunca rechacis el deseo de los nios de hacer algo para Jess, el Maestro... Mantened su corazn tierno y sensitivo por vuestras propias palabras y ejemplo (Manuscrito 55,1895).

    ... El amor que triunfa ha de ser como las aguas pro-fundas que siempre fluyen en la conduccin de vuestros hijos. Durante toda su vida, Cristo ejecut actos de amor y ternura para los nios (Review and Herald, 17 de mayo, 1898).

    Aun el mucha-cho es conocido

    por sus hechos, si su conducta fuere

    limpia y recta. (Proverbios 20: 11)

    Ao Bblico: Gn. 27-29

    Mas Jess, llamndolos, dijo: Dejad a los nios

    venir a m, y no se lo impidis; porque de

    los tales es el reino de Dios. (Lucas

    18:16)

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    Hay muchos que profesan ser seguidores de Cristo, y sin embargo no son hacedores de su Palabra. No saborean esa Palabra porque les indica servicio que no les es agradable. No les gustan los sanos e ntimos reproches, las fervientes exhortaciones. No aman la justicia, pero son dominados despticamente por sus propios impulsos humanos caprichosos.

    Significa una enorme diferencia la forma en que servimos a Dios. El muchacho que estudia a regaa-dientes sus lecciones porque tiene que aprenderlas, nunca ser un verdadero estudiante. El hombre que pretende guardar los mandamientos de Dios porque piensa que debe hacerlo nunca entrar en el gozo de la obediencia.

    La esencia y sabor de toda obediencia es la manifestacin externa de un principio interno: el amor de la justicia, el amor de la ley de Dios. La esen-cia de toda justicia es lealtad a nuestro Redentor, hacer lo correcto porque es correcto. Cuando la Palabra de Dios es una carga porque corta directamente a travs de las inclinaciones humanas, entonces la vida religiosa no es una vida cristiana, sino un esfuerzo penoso y tirantez, una obe-diencia forzada. Se han puesto a un lado toda la pureza y la piedad de la religin.

    ...Mientras ms estudiamos la vida de Cristo dispuestos a obedecer, ms semejantes a Cristo nos volvemos. El Espritu Santo infunde claro enten-dimiento en el corazn de cada verdadero hacedor de la Palabra. ... Creceremos en espiritualidad, en paciencia, en fortaleza, en humildad, en delicadeza (Carta 135, 1897).

    As que, reci-biendo nosotros un

    reino inconmovible, tengamos gratitud,

    y mediante ella sirvamos a Dios agradndole con

    temor y reverencia. (Hebreos 12: 28)

    Ao Bblico: Gn. 30-32

    Pero sed hacedores de la

    palabra, y no tan solo oidores, enga-ndoos a vosotros

    mismos. (Santiago 1:22)

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    Cada momento de nuestra vida es intensa-mente real. La vida no es un juego; est llena de solemne importancia, cargada de responsabilidades eternas. Cuando consideremos la vida desde este punto de vista, nos daremos cuenta de nuestra necesidad de ayuda divina. Sentiremos vigorosamente la conviccin de que una vida sin Cristo ser una vida de completo fra-caso; pero si Jess habita en nosotros, viviremos para un propsito. Entonces comprenderemos que sin el poder de la gracia y el Espritu de Dios, no podemos alcanzar la elevada norma que l ha colocado delante de nosotros. Hay una divina excelencia de carcter que hemos de alcanzar; y al esforzarnos por llegar a la norma del cielo, los incentivos divinos nos impelern hacia adelante, la mente se equilibrar y la intranquilidad del alma se des-vanecer en el reposo en Cristo.

    Con cunta frecuencia nos relacionamos con gente que nunca es feliz. No puede disfrutar del gozo y paz que da Jess. Hay quienes profesan ser cristianos, pero no cumplen con las condiciones nece-sarias para que se efecte la promesa de Dios. Jess ha dicho: Venid a m... Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de m, que soy manso y humilde de corazn; y hallaris descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fcil, y ligera mi carga (Mat. 11: 28-30). La razn por la cual muchos estn intranquilos es porque no estn aprendiendo en la escuela del Maestro. El sumiso y abnegado hijo de Dios comprende por experiencia propia lo que es tener la paz de Cristo (Review and Herald, 22 de septiembre, 1891).

    Yo he venido para que tengan

    vida, y para que la tengan en

    abundancia. (Juan 10: 10, ltima parte)

    Ao Bblico: Gn. 33-36

    Y la paz de Dios gobierne en

    vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados

    en un solo cuerpo; y sed agradecidos.

    (Colosenses 3:15)

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    Los hombres estn grandemente bajo la influen-cia de sus propias palabras. Ud. no comprende cunto le afectan sus palabras. Se acostumbra a hablar de cierta manera, y sus pensamientos y acciones siguen a sus palabras. Uno se acostumbra a asegurar ciertas cosas de s mismo, y al final las cree. Nuestros pensa-mientos producen nuestras palabras y nuestras pa-labras tienen una reaccin sobre nuestros pensamientos. Si un hombre forma el hbito de usar palabras sagradas rever-entemente, adquirir la costumbre de hablar con cuidado, sabiendo que hay un Testigo de cada palabra que pro-nuncia. Cuando los sentimientos se excitan y el habla se exagera, el modo de hablar siempre es extremo. Acta y reacciona sobre nosotros mismos.

    La Palabra declara: Por tus palabras sers justificado, y por tus palabras sers conde-nado (Mat. 12: 37). Si nuestras palabras actan sobre nosotros, actan ms poderosamente sobre otros. Hay un gran dao que hacen las palabras pronunciadas. Slo Dios mide y conoce el resultado del modo de hablar des-cuidado y exagerado. Hay mucha blasfemia efectuada en espritu, y a veces en palabras, que es el producto inconsciente de los pensamientos ntimos.

    ...Ud. puede vencer sus dudas, y por medio del arrepentimiento y la fe en Jesucristo podr escapar de la trampa del cazador. Puede pasar a la luz del sol de la fe, pero quiz nunca comprenda... que esas palabras estn haciendo una obra maligna en el terreno del corazn de otros, envenenndolo. All hay una cosecha que alguien debe recoger (Carta 124, 1893).

    Y todo lo que hacis, sea de

    palabra o de hecho, hacedlo todo en el

    nombre del Seor Jess, dando gra-cias a Dios Padre

    por medio de l. (Colosenses 3: 17)

    Ao Bblico: Gn. 37-39

    Por tus palabras sers justificado, y

    por tus palabras sers condenado. (Mateo 12:37)

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    Esto es lo que necesitamos en nuestros hoga-res. No hay crticas ni asperezas, sino paz y gozo, y descanso en el Seor... Dios demanda un servi-cio amante. Demanda que los padres hablen amorosa y tiernamente a sus hijos. Vean ellos que pensis que os ayudan. Dadles responsabilidades, pequeas al prin-cipio, y mayores a medida que crezcan. Nunca, nunca, permitis que os oigan decir: Me estorban ms de lo que me ayudan...

    Cuntos hay que olvidan que el hogar es una escuela, en la cual se preparan los hijos para trabajar, ya sea para Cristo o para Satans. Padres y madres, recor-dad que cada palabra que hablis al alcance del odo de vuestros hijos tiene una influencia sobre ellos, una in-fluencia ya sea para bien o para mal. Recordad que si hallis faltas en otros, estis educando a vuestros hijos para que sean criticones.

    Decid: Padre celestial, quiero que mis hijos sean salvados. Concdeme la ayuda de tu Espritu, para que pueda prepararlos a fin de que sean hallados dignos de heredar la vida eterna. Ensead a vuestros hijos a ofrecer sus sencillas oraciones. Decidles que Dios se deleita en sus peticiones.

    Podemos someter a nuestros hijos tan slo si nos sometemos a nosotros mismos. Pero hay muchos padres que inculcan en la vida de su hogar sus malas tendencias hereditarias y cultivadas. No han abandonado su pueri-lidad. Regaan a sus hijos por cosas que nunca debieran notar....

    Sea vuestro hogar un lugar donde Dios es amado y honrado (Manuscrito 39, 1901).

    La palabra de Cristo more en abun-

    dancia en vosotros, ensendoos y exhor-

    tndoos unos a otros en toda sabidura,

    cantando con gracia en vuestros corazones

    al Seor con salmos e himnos y cnticos

    espirituales. (Colosenses 3:

    16)

    Ao Bblico: Gn. 40-42

    Por nada estis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante

    de Dios en toda oracin y ruego, en

    accin de gracias.(Filipenses 4:6)

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    14

    Aunque somos dbiles y pecadores mortales, podemos alcanzar la gloria y la virtud apren-diendo diariamente lecciones en la escuela de Cristo, siendo transformados a la imagen divina, manifestando su excelencia de carcter, sumando una gracia a otra gracia, subiendo peldao tras peldao la escalera que conduce al cielo, llegando a ser completos en el Amado. Cuando trabajemos en el plan de la suma, aadiendo por fe una gracia a otra gracia, Dios actuar en el plan de la multiplicacin y nos multiplicar gracia y paz...

    Si nuestros jvenes obedecieran las reglas presen-tadas... y las practicaran, qu influencia ejerceran para la justicia!... La ley que han transgredido no sera ms un yugo de servidumbre, sino sera la ley de libertad,... Habindose arrepentido ante Dios, habiendo ejercido fe en Cristo, han experimentado el perdn y estiman la ley de Dios ms que el oro, s, ms que el oro fino.

    Jess es el que lleva los pecados. Quita nuestros pecados y nos hace participantes de su santidad. Qu tierno y compasivo amor habita en el corazn de Cristo hacia los que ha comprado con su sangre! Puede salvar hasta lo sumo a todos los que acuden a Dios mediante l. Hay poder en estas preciosas promesas, y debiramos cooperar con la obra de Cristo, dedicando todos nuestros talentos recibidos de Dios al servicio del Maestro, para que el Espritu Santo pueda trabajar medi-ante nosotros para la gloria y honra de Cristo.

    ...Ser cristiano significa aprender en la escuela de Cristo. Significa la relacin del alma, mente y cuerpo con la sabidura divina. Cuando existe esta unin entre el alma y Dios, somos enseados de Dios (Youths Instructor, 31 de octubre, 1895).

    Como todas las cosas que pertene-cen a la vida y a la

    piedad nos han sido dadas por su divino

    poder, mediante el conocimiento de

    aquel que nos llam por su gloria y

    excelencia. (2 Pedro 1: 3)

    Ao Bblico: Gn. 43-46

    As que, amados, puesto

    que tenemos tales promesas, limpi-

    monos de toda contaminacin de

    carne y de espritu, perfeccionando

    la santidad en el temor de Dios.

    (2Corintios 7:1)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov24

    Enero

    .

    15

    Al crecer en Jess, los jvenes tienen el privi-legio de crecer en la gracia y conocimiento espirituales. Podemos conocer ms y ms de Jess me-diante el escudriamiento de las Escrituras efectuado con inters y si luego seguimos las sendas de verdad y justi-cia, all reveladas. Los que siempre crecen en la gracia, sern constantes en la fe y progresarn. Debiera haber un ferviente deseo en el corazn de cada joven que se ha propuesto ser discpulo de Jesucristo, de alcanzar la ms elevada norma cristiana, de ser obrero con Cristo. Avan-zar continuamente, si su propsito es el de pertenecer a aquellos que se presentarn sin mcula delante del trono de Dios. La nica forma de mantenerse constante es mediante el progreso diario en la vida divina. La fe se aumentar si vencemos con ella a las dudas y los obs-tculos cuando entramos en conflicto con ellos... Si estis creciendo en la gracia y el conocimiento de Jesucristo, aprovecharis de cada privilegio y oportunidad para obtener un mayor conocimiento de la vida y el carcter de Cristo.

    La fe en Cristo crecer cuando conozcis a vuestro Redentor, meditando en su vida inmaculada y su infinito amor... Cuando crezcis en la gracia, os sentiris inclinados a asistir a las reuniones religiosas, gozosamente daris testimonio del amor de Cristo delante de la congregacin. Por su gracia, Dios puede hacer prudente al joven y puede dar conocimiento y experiencia a los nios. Ellos pueden crecer diaria-mente en la gracia... Sea elevado vuestro propsito en la vida, como lo hicie-ron Jos, Daniel y Moiss; y tomad en cuenta el costo de la edificacin del carcter, y enton-ces edificad para el tiempo y la eternidad... (Youths Instruc-tor, 1 de septiembre, 1886).

    Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento

    de nuestro Seor y Salvador Jesu-cristo. A l sea

    gloria ahora y hasta el da de la eterni-

    dad. Amn. (2 Pedro 3: 18)

    Ao Bblico: Gn. 47-50

    Porque por gracia sois salvos

    por medio de la fe; y esto no de vosotros,

    pues es don de Dios. (Efesios

    2:8)

  • Devocional Familiar 25

    Enero

    .

    16

    Debiramos examinar cuidadosamente nuestra relacin con Dios y con nuestros prjimos. Pecamos continuamente contra Dios, pero su miseri-cordia continuamente nos ampara. Con amor soporta nuestras perversidades, nuestro descuido, nuestra ingrati-tud, nuestra desobediencia. Nunca se impacienta con nosotros. Insultamos su misericordia, agraviamos su Santo Espritu, lo deshonramos delante de los hombres de los ngeles, y sin embargo no falla su compasin. El pensamiento de la tolerancia de Dios con nosotros debiera hacernos mutuamente tolerantes. Cun paciente-mente debiramos tolerar las faltas y errores de nuestros hermanos, cuando recordamos cun grandes son nuestras faltas a la vista de Dios. Cmo podemos orar a nuestro Padre celestial: Perdnanos nuestras deudas, como tam-bin nosotros perdonamos a nuestros deudores (Mat. 6: 12), si somos... exigentes en nuestro trato con otros?...

    Si piensas que tu hermano te ha injuriado, ve a l con bondad y amor, y podris llegar a un entendimiento y reconciliacin... Si tienes xito en arreglar la cuestin, has ganado a tu hermano sin poner de manifiesto sus debilidades, y el arreglo a que habis llegado ha cubierto multitud de pecados, de la observa-cin de otros...

    Se necesita velar especialmente para mantener vivos los afectos, y nuestro corazn sensible a lo bueno que hay en el corazn ajeno.... En vez de mirar crtica-mente a nuestros hermanos, debiramos volver nuestros ojos dentro de nosotros y estar dispuestos para descubrir los rasgos objetables de nuestro carcter. Al comprender debidamente nuestras propias faltas y fracasos, las faltas ajenas se hundirn en la insignificancia (Review and Herald, 24 de febrero, 1891).

    Por tanto, si tu hermano peca

    contra ti, ve y reprndele estando

    t y l solos; si te oyere, has ganado a

    tu hermano. (Mateo 18:15)

    Ao Bblico: xo. 1-4

    Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a la honra, prefirindonos los

    unos a los otros. (Romanos 12:10)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov26

    Enero

    .

    17

    Somos una parte de la gran trama de la humani-dad. Nos transformamos a la imagen de aquello de que nos ocupamos. Cun importante es, pues, abrir nuestro corazn a las cosas que son amables, buenas y de buen nombre. Entre en el corazn la luz del Sol de Justicia. No fomentemos una raz de amargura que al brotar pueda contaminar a muchos.

    Cristo era infinito en sabidura, y sin embargo resolvi aceptar a Judas, aunque saba dnde estaban sus imperfecciones de carcter. Juan no era perfecto; Pedro neg a su Seor; y sin embargo con hombres como sos se organiz la iglesia cristiana primitiva. Jess los acept para que pudieran aprender de l lo que constituye un carcter cristiano perfecto. La ocupacin de cada cris-tiano es estudiar el carcter de Cristo...

    Es frecuente ver imperfecciones en los que llevan adelante la obra de Dios... No sera ms agradable a Dios que furamos imparciales y vira-mos cuntas almas estn sirviendo a Dios, glorificndolo y honrndolo con sus talentos, medios e intelecto? No sera mejor considerar el admirable y milagroso poder de Dios en la transformacin de los pobres y degradados pecadores, que han estado plenos de corrupcin moral, y que han sido cambiados de modo que son semejantes a Cristo en carcter?... Dios tiene el propsito de que todo lo que hace que miremos las debilidades de la humanidad nos induzca a acudir a l, y en ningn caso a poner nues-tra confianza en el hombre, o hacer de la carne nuestro brazo (Review and Herald, 15 de agosto, 1893).

    Por lo dems, hermanos, todo lo que es verdadero,

    todo lo honesto, todo lo justo, todo

    lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre;

    si hay virtud alguna, si algo

    digno de alabanza, en esto pensad.

    (Filipenses 4: 8)

    Ao Bblico: xo. 5-7

    Si alguno me sirve, sgame; y

    donde yo estuviere, all tambin estar

    mi servidor. Si alguno me sirviere,

    mi Padre le hon-rar. (Juan 12:26)

  • Devocional Familiar 27

    Enero

    .

    18

    La Palabra de Dios abarca un perodo histrico que se extiende desde la creacin hasta la venida del Hijo del hombre en las nubes del cielo. S, y ms todava; lleva la mente hacia la vida futura, y abre ante ella las glorias del paraso restaurado. La Palabra de Dios ha permanecido la misma durante todos los tiem-pos. Lo que era verdad en el principio es verdad ahora. Aunque nuevas e importantes verdades adecuadas para las cambiantes generaciones han sido abiertas al enten-dimiento, las revelaciones actuales no contradicen a las del pasado. Cada nueva verdad comprendida torna ms significativa a la antigua (Review and Herald, 2 de marzo, 1886).

    Comenzando desde la cada, pasando por las eras patriarcal y juda, y llegando hasta el tiempo presente a habido una revelacin gradual de los propsitos de Dios en el plan de salvacin....

    No, Abrahn, Isaac, Jacob y Moiss com-prendie-ron el Evangelio mediante Cristo; esperaron la salvacin de la humanidad por medio del Sustituto y Garanta del hombre. Estos hombres santos de la antigedad estuvie-ron en comunin con el Salva-dor que vendra al mundo en forma humana; y algunos de ellos hablaron con Cristo y los ngeles celestiales cara a cara, como un hombre habla con su amigo (Signs of the Times, 21 de febrero, 1911).

    En la vida y muerte de Cristo, una luz ilumina el pasado, dando significado a todo el sistema judo, y con-virtiendo en un todo a la antigua y nueva dispensacio-nes. No se puede pasar por alto nada de lo que Dios ha ordenado en el plan de la redencin (Review and Herald, 2 de marzo, 1886).

    Para siempre, oh Jehov,

    permanece tu palabra en los

    cielos. (Salmo 119:

    89)

    Ao Bblico: xo. 8-10

    Siendo renacidos, no de

    simiente corrupt-ible, por la Palabra

    de Dios que vive y permanece para siempre. (1Pedro

    1:23)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov28

    Enero

    .

    19

    El Redentor del mundo ha dicho: Escudri-ad las Escrituras (Juan 5: 39). En ellas se encuentran abundantes provisiones para las necesidades humanas, y se ponen en juego los motivos ms podero-sos para influir en la persona para que se arrepienta y obe-dezca. En ellas, el buscador de la verdad puede leer, con-templar y conmoverse profundamente por lo que un Dios bueno y misericordioso ha hecho y hace continuamente por nosotros. Quedar asombrado de haber tratado con indiferencia el maravilloso amor y el perdn ofrecido, porque comprender que para redimir al hombre, Dios dio lo ms grande que poda ofrecer. Y si los que son objeto de un amor tan inmenso descuidan la salvacin, no hay nada ms que el Cielo pueda hacer por ellos...

    Necesitis estudiar, contemplar, estos grandes temas para no caer en la indiferencia y endurecemos hasta no ceder a las condiciones del maravilloso plan de salvacin, y ser demasiado orgullosos para humillaros al comprender vuestra propia condicin cada...

    El Seor ordena a los nios y a los jvenes que busquen la verdad como tesoro escondido, y que sean atrados y fascinados por aquello que une lo humano con lo divino. Bien puede preguntar el apstol: Cmo escaparemos nosotros, si descuidamos una sal-vacin tan grande? (Heb. 2: 3)...

    Solamente una Persona divina poda mediar entre Dios y el hombre. La redencin humana es un tema que bien puede exigir hasta el mximo el ejercicio de las fa-cultades mentales... (Youths Instructor, 31 de agosto, 1887).

    Por lo cual, hermanos, tanto

    ms procurad hacer firme vuestra vocacin y eleccin:

    porque haciendo estas cosas, no caeris jams.

    (2 Pedro 1: 10)

    Ao Bblico: xo. 11-13

    Los profetas que profetizaron de la gracia destinada

    a vosotros, inqui-rieron y diligente-

    mente indagaron acerca de esta

    salvacin. (1Pedro 1:10)

  • Devocional Familiar 29

    Enero

    .

    20

    Ninguna cosa puede proporcionarnos ver-dadero bien sin las bendicin de Dios. Lo que Dios bendice, est bendito. Por lo tanto mejor es lo poco del justo, que las riquezas de muchos pecadores (Sal. 37:16).

    Poco con la bendicin de Dios, resulta ms eficien-te y se extender ms. La gracia de Dios har que un poco vaya hasta una gran distancia. Cuando nos con-sagramos a los asuntos del reino de Dios, l tendr en cuenta nuestros asuntos.

    El Seor nos ha concedido preciosas bendiciones en las sencillas flores de los campos, en la fragancia tan grata para nuestros sentidos. l ha dotado a cada flor de hermosura, porque es el gran Artista maestro. El que ha creado las hermosas cosas de la naturaleza, realizar cosas aun mayores por el alma. Dios es amante de lo bello y l adornar nuestros caracteres con sus propias ricas gracias. l quiere que nuestras palabras sean tan fragantes como las flores del campo....

    Son realmente bendecidos nicamente aquellos cuya principal preocupacin consiste en asegu-rar las bendiciones que alimentarn el alma y perdurarn para siempre. Nuestro Salvador nos dice: Mas buscad pri-meramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os sern aadidas (Mat. 6:33). Dios nos tiene en consideracin y no se olvida de derramar sus bendicio-nes temporales sobre nosotros. Nuestro bien terrenal no escapa a la preocupacin de nuestro Padre celestial. l sabe que tenemos necesidad de estas cosas... Cuando Dios sonre sobre nuestros esfuerzos, eso vale ms que cualquier ganancia terrenal (Dios Nos Cuida, 116).

    La bendicin de Jehov

    es la que enriquece, y no aade

    tristeza con ella.

    (Proverbios 10:22)

    Ao Bblico: xo. 14-17

    Bendito sea el Dios y Padre

    de nuestro Seor Jesucristo, que nos

    bendijo con toda bendicin espiritual en los lugares celes-

    tiales en Cristo. (Efesios 1:3)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov30

    Enero

    .

    21

    Anhelo dirigirme a los jvenes y las seoritas que estn deseosos de practicar nicamente normas vulgares. Ojal que el Seor influya en su mente para que comprendan en qu consiste la perfeccin de carcter. Ojal puedan conocer la fe que obra por amor y purifica el alma. Vivimos en das peligrosos. nica-mente Cristo puede ayudarnos y concedernos la victoria. Cristo debe ser todo en todo para nosotros; debe morar en el corazn; su vida debe circular dentro de nosotros, como la sangre circula por las venas. Su Espritu debe ser un poder vitalizador (Youths Instructor, 31de octubre, 1895).

    Jvenes amigos, es cualquier cosa, menos cordura buscar el placer personal, sembrar cizaa por medio de acciones necias y pecaminosas que no slo inducirn a otros a hacer lo mismo, sino que producirn una amarga cosecha para vosotros mismos. El Seor dice: Todo lo que el hombre sembrare, eso tambin segar....

    La juventud es el tiempo de la siembra, y las pala-bras y las acciones de los primeros aos son como semillas que germinarn y producirn una cosecha segn su especie. Entonces, por qu no sem-brar semillas de bondad, amor, fe, paciencia abnegacin y benevolencia, y mantener dominadas todas las pasio-nes? Esta siembra producir una cosecha segn su espe-cie. Que cada palabra y accin sean una semilla que pro-duzca buenos frutos.

    El Seor ama a los jvenes. Ve en ellos grandes posibilidades, y est listo para ayudarles a alcanzar normas elevadas, si tan slo comprenden la necesidad de su ayuda, y colocan un fundamento en el carcter que no pueda ser movido (Youths Instructor, 18 de enero, 1894).

    Huye tambin de las pasiones

    juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazn limpio invocan al

    Seor. (2 Timoteo 2:

    22)

    Ao Bblico: xo. 18-20

    Ninguno tenga en poco tu juven-

    tud, sino s ejemplo de los creyentes en

    palabra, conducta, amor, espritu, fe y pureza. (1Timoteo

    4:12)

  • Devocional Familiar 31

    Enero

    .

    22

    Vosotros, hijos mos, habis entregado vuestros corazones el uno al otro; unidos dadlos enter-amente, sin reservas, a Dios. En vuestra vida de casa-dos, tratad de elevaros mutuamente. No os rebajis a conversaciones y acciones triviales. Mostrad los altos y elevadores principios de vuestra fe santa en vuestra conversacin diaria y en los caminos ms privados de la vida. Sed siempre cuidadosos y tiernos en vuestros sentimientos mutuos. Ninguno de vosotros se permita, ni siquiera una vez, una burla, una broma o una censura para el otro. Estas cosas son peligrosas, hieren. Puede esconderse la herida pero existir, y la paz habr sido sac-rificada y se habr puesto en peligro la felicidad cuando podra habrsela conservado fcilmente.

    Hijo, ten cuidado de ti mismo y en ningn caso manifiestes la menor disposicin que tenga sabor de espritu dictatorial u opresor. Valdr la pena que cuides tus palabras antes de hablar....

    Habla siempre bondadosamente; nunca pongas en tu tono de voz lo que otros puedan tomar por irritabilidad. Modula aun el tono de tu voz. Que tu rostro y tu voz expresen tan slo amor, cortesa y manse-dumbre. Considera como una obligacin emitir rayos de luz, pero nunca una nube. Ema ser para ti todo lo que deseas si ests atento y no le das ocasin de sentirse angustiada y afligida, o de dudar de lo genuino de tu amor. Vosotros mismos podis hacer vuestra felicidad o perderla. Podis, tratando de conformar vuestra vida a la Palabra de Dios, ser veraces, nobles, elevados, y allanar el camino de la vida el uno al otro. . .

    Ceded mutuamente.... Que las mejores bendicio-nes del cielo descansen sobre vosotros,... (Carta 24, 1870).

    Por tanto, dejar el hombre

    a su padre y a su madre, y se unir a

    su mujer, y sern una sola carne.

    (Gnesis 2: 24)

    Ao Bblico: xo. 21-24

    Maridos, amad a vuestras

    mujeres, y no seis speros con ellas.

    (Colosenses 3:19)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov32

    Enero

    .

    23

    No debemos pensar en Dios solamente como juez, y olvidarnos que es nuestro Padre amante. Nada puede causar ms dao a nuestra alma, porque toda nuestra vida espiritual quedar moldeada por nuestro concepto del carcter de Dios...

    Aprovechemos las preciosas oportunidades de familiarizarnos con nuestro Padre celestial, porque de tal manera am Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unignito, para que todo aquel que en l cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3: 16). Qu amor maravilloso el manifestado por Dios, el Dios infinito, al concedernos el privilegio de acercarnos a l llamndolo Padre! Ningn padre terrenal podra suplicar ms vehe-mentemente a su hijo que yerra, que Aquel que nos cre cuando ruega al transgresor. Nunca un inters humano, lleno de amor, ha seguido al impenitente con invitaciones tan tiernas...

    Se oye su voz que dice: Con amor eterno te he amado (Jer. 31: 3). Con misericordia eterna tendr compasin de ti (Isa. 54: 8). Cun asombroso es este amor, que Dios condescienda a quitar toda causa de duda e incertidumbre del temor y la flaqueza humanos, y tome la mano temblorosa que se levanta hacia l con fe; y nos ayude a confiar mediante renovados motivos de seguridad. Nos ha dado un pacto fiel a condicin de que obedezcamos, y viene a encontrarnos en nuestra propia manera de entender las cosas. Creemos que una promesa de nuestros semejantes necesita una garanta. Jess ha contemplado estos temores peculiares, y ha confirmado su promesa (Review and Herald, 5 de abril, 1887).

    Porque los montes se movern,

    y los collados temblarn, pero no se apartar de ti mi

    misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantar, dijo

    Jehov, el que tiene misericordia de ti.

    (Isaas 54: 10)

    Ao Bblico: xo. 25-27

    Alabad a Jehov, porque l es bueno, porque su misericordia es para

    siempre.(Salmo 136:1)

  • Devocional Familiar 33

    Enero

    .

    24

    Juan dijo: Mirad cul amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios. Ningn idioma puede expresarle. Hasta cierto punto es posible describir en forma muy imperfecta ese amor que sobrepasa todo conocimiento. Se necesit el idioma de lo alto para poder definir ese amor que hizo posible que llegramos a ser hijos de Dios. Al hacerse cristiano, el hombre no se rebaja. No tiene por qu avergonzarse de estar relacionado con el Dios viviente.

    Jess carg sobre s la vergenza y la humi-llacin que le corresponda sufrir a los pecadores. l es la Majestad del cielo, el Rey de gloria, e igual al Padre. Sin embargo, al vestir su divinidad con la humanidad, su humanidad pudo tocar a la humanidad y su divinidad pudo asirse de la divinidad. Si hubiera venido como un ngel, no podra haber participado de nuestros sufrimien-tos, tampoco podra haber sido tentado en todo como nosotros, ni haber sentido nuestras tristezas.

    En cambio, al venir vestido de la humanidad, como seguro sustituto del hombre, estuvo en condiciones de vencer, en nuestro lugar, al prncipe de las tinieblas, para que podamos ser victoriosos gracias a sus mritos.

    No somos como un trozo de mrmol que, aunque puede reflejar la luz del sol, no tiene el don de la vida. Estamos en condiciones de responder a los brillantes rayos del Sol de Justicia gracias a que Cristo ilumina e imparte luz y vida a todo creyente. Podemos beber del amor de Cristo del mismo modo como el sarmiento se nutre de la vid. Si estamos injertados en Cristo, y si cada fibra est unida a la Vid viviente, lo evidenciaremos gra-cias a los abundantes y ricos racimos que produciremos (Review and Herald, 27 de septiembre, 1892).

    Mirad cul amor nos ha dado

    el Padre, para que seamos llamados

    hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le

    conoci a l. (1 Juan 3: 1)

    Ao Bblico: xo. 28-31

    Yo soy la vid, vosotros los

    pmpanos, el que permanece en m

    y yo en l, ste lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podis

    hacer.(Juan 15:5)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov34

    Enero

    .

    25

    Las Escrituras proporcionan abundante evi-dencia de que es ms seguro unirse al Seor y perder los favores y la amistad del mundo, que acudir al mundo en busca de favor y apoyo olvidando nuestra dependencia de Dios...

    El Seor mismo ha establecido una muralla sepa-ratoria entre las cosas del mundo y las que ha elegido y sacado del mundo y santificado para l mismo. El mundo no reconocer esta distincin... Pero Dios ha establecido esta separacin y la har durar. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, el Seor ha ordenado definidamente a su pueblo que sea diferente del mundo en espritu, en obras, en la prctica, para que sea una nacin santa, un pueblo peculiar, a fin de manifes-tar las alabanzas del que los llam de las tinieblas a su luz admirable. El este no est ms lejos del oeste de lo que estn los hijos de luz en sus costumbres, prcticas y espritu de los hijos de las tinieblas. Esta distincin ser ms sealada y decidida a medida que nos acerquemos al final del tiempo...

    Hay un elemento llamado amor que nos ensea a alabar y halagar a nuestros semejantes y a no decirles fielmente el peligro que corren y a no amon-estarles y aconsejarlos para su bien. Este amor no provi-ene del cielo. Nuestras palabras y acciones deberan ser serias y fervientes, especialmente ante los que descuidan la salvacin de su alma.... Si nos unimos con ellos en liv-ian-dad, vulgaridad y bsqueda del placer, o en cualquier hecho que desplace la seriedad de la mente, les estamos diciendo constantemente con nuestro ejemplo: Paz, paz; no os perturbis. No hay razn para que os alarmis. Esto es como decirle al pecador: Todo te saldr bien (Review and Herald, 8 de enero, 1884).

    No sabis que la amistad del mundo es enemis-tad contra Dios?

    Cualquiera, pues, que

    quiera ser amigo del mundo,

    se constituye enemigo de Dios.

    (Santiago 4: 4)

    Ao Bblico: xo. 32-34

    El amor sea sin fingimiento.

    Aborreced lo malo, seguid lo

    bueno.(Rom.12:9)

  • Devocional Familiar 35

    Enero

    .

    26

    Que cada uno, por amor de Cristo y por el bien de su propia alma, deseche la conformidad con el mundo, con sus costumbres, vanidades y modas. Cuidado con los mandamientos humanos que oscurecen los santos mandamientos de Dios! El amador de los pla-ceres siempre est insatisfecho, y desea continuamente volver a la excitacin del saln de baile, el teatro y las fiestas. El tiempo que Dios nos ha dado para prepararnos para la eternidad es empleado por miles de personas en leer novelas. As se pervierte el intelecto dado por Dios, se descuida la Palabra de Dios, se privan a la mente y al alma del poder moral necesario para luchar contra las faltas y los errores, los hbitos y las prcticas, que des-califican al alma para disfrutar de la presencia de Cristo aqu o en la vida inmortal futura.

    Preguntmonos seriamente y con intenso inters: Cmo est mi alma? Estoy traba-jando contra mi Redentor mediante mis hbitos y prc-ticas? Preguntaos: Glorifico a Cristo? Le muestro a una generacin torcida y desobediente que prefiero sufrir reproches por amor a Jess? ... Apuntarn alto los pro-cesos seguidores de Cristo y alcanzarn la norma de la santidad? Es mejor ser mundano que cristiano profeso comn y vulgar. Atreveos a salir del mundo y a ser dife-rentes. Atreveos a ser singulares, porque amis a Jess ms que al mundo, y la justicia con persecucin ms que la desobediencia con prosperidad mundana. La santa y completa obediencia mediante la dependencia del Seor Jess fortalecer al alma para que permanezca firme en la fe y la esperanza del Evangelio (Carta 82, 1895).

    Para que seis irreprensibles y

    sencillos, hijos de Dios sin mancha

    en medio de una generacin maligna

    y perversa, en medio de la cual

    resplandecis como luminares en

    el mundo. (Filipenses 2:

    15)

    Ao Bblico: xo. 35-37

    Habiendo purificado vuestras

    almas por la obediencia a la

    verdad, mediante el Espritu, para el amor fraternal no

    fingido, amaos unos a otros entraable-

    mente de corazn puro. (1Pedro1:22)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov36

    Enero

    .

    27

    Nosotros debemos tener ms fe. Creamos en la salvacin. Vayamos a Dios y rindmonos a l con fe, y l nos dar un carcter como el de Cristo. Esto debemos repetirlo a todos una y otra vez. Al estar unidos a Cristo podemos darlo a conocer al mundo. Entonces cesarn todas nuestras vacilaciones y obras hechas por casualidad.

    ...Si Dios cuida de las flores y les da perfume y hermosura, cunto ms nos dar la fragancia de un carcter alegre? Ser que no quiere o no puede restau-rar en nosotros la imagen divina? Tengamos fe en l. Ahora mismo pongmonos en una situacin en la que podamos recibir el Espritu que l nos ofrece. De este modo podremos dar a conocer al mundo lo que hace la verdadera religin en favor del hombre y de la mujer. El gozo de la salvacin llenar los corazones, y la paz y la confianza nos har decir: Yo s que mi Redentor vive (Job 19: 25).

    La verdadera fe levanta las manos y las pone sobre Uno que est detrs de las promesas: Y se multiplicar la paz de tus hijos (Isa. 54: 13). He aqu que yo extiendo sobre ella paz como un ro (Isa. 66: 12). He aqu que yo traigo a Jerusaln alegra, y a su pueblo gozo (Isa. 65: 18). En Dios podemos alegrarnos con gozo inefable y glorioso (1 Ped. 1: 8). Benditas sern en l todas las naciones. Lo llamarn bienaventurado (Sal. 72: 17). Esforcmonos para educar a los creyentes a regocijarse en el Seor. El gozo espiritual es resultado de una fe activa. El pueblo de Dios ha de estar lleno de fe y del Espritu Santo. Entonces podr ser glorificado en ellos (Bible Training School, 1 de abril, 1905).

    Te alabar, oh Jehov, con todo

    mi corazn; contar todas tus

    maravillas. Me alegrar

    y me regocijar en ti. Cantar a tu nombre, oh

    Altsimo. (Salmo 9: 1, 2)

    Ao Bblico: xo. 38-40

    Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es

    necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y

    que es galardonador de los que le buscan.

    (Heb.11:6)

  • Devocional Familiar 37

    Enero

    .

    28

    Cada cristiano debera ser lo que Cristo fue en su vida en esta tierra. l es nuestro ejem-plo, no solamente en su pureza inmaculada, sino en su paciencia, cortesa y disposicin amigable. Era firme como una roca en lo que ataa a la verdad y al deber, pero era invariablemente bondadoso y corts. Su vida fue una perfecta ilustracin de la verdadera cortesa. Tena siempre una mirada amable y una palabra de con-suelo para los necesitados y los oprimidos.

    Su presencia llevaba una atmsfera ms pura al hogar y su vida era como levadura que obraba entre los elementos de la sociedad. Inocente y sin contaminacin caminaba entre los indiferentes, los rudos, los descorte-ses; entre los injustos publicanos, los impos samaritanos, los soldados paganos, los rudos campesinos y la multitud heterogneo. Hablaba una palabra de simpata aqu, una palabra all, al ver a los hombres cansados y obligados a llevar pesadas cargas....

    Jess se sent como husped honrado en la mesa de los publicanos mostrando por su simpata y benevolencia que reconoca la dignidad de la humani-dad, y los hombres anhelaban llegar a ser dignos de su confianza. Sus palabras caan sobre sus almas sedientas con poder bendito y vivificante. Se despertaban nuevos impulsos y se abra la posibilidad de una vida nueva ante esos parias de la sociedad. . .

    La religin de Jess ablanda todo lo que haya de duro y spero en el temperamento, y suaviza las aspere-zas y las agudezas de los modales. Esta es la religin que hace las palabras amables y el comportamiento atractivo. . . Un cristiano bondadoso y corts es el argumento ms poderoso en favor del Evangelio (Signs of the Times, 16 de julio, 1902).

    Jehov el Seor me dio

    lengua de sabios, para saber hablar

    palabras al cansado; des-

    pertar maana tras maana,

    despertar mi odo para que oiga como

    los sabios. (Isaas 50: 4)

    Ao Bblico: Lev. 1-4

    Y renovaos en el Espritu de nuestra mente, y vestos del nuevo

    hombre, creado segn Dios en la

    justicia y santidad de la verdad.(Efe-

    sios 4:23,24)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov38

    Enero

    .

    29

    Un profundo sentido de nuestra necesidad y un gran deseo de recibir las cosas que pedimos deben caracterizar nuestras oraciones, de lo contrario no sern odas. Pero no debemos cansarnos y dejar de pedir porque nuestras oraciones no reciban una respuesta inme-diata. El reino de los cielos sufre violencia, y los violen-tos lo arrebatan (Mat. 11: 12). Aqu se entiende por vio-lencia un santo fervor, como el que manifest Jacob. No necesitamos procurar ponernos en un estado de intensa excitacin, sino que debemos presentar nuestras peti-ciones calmada pero persistentemente delante del trono de la gracia. Nuestra obra consiste en humillar nuestra alma delante de Dios, en confesar nuestros pecados y en acercarnos con fe a Dios... El propsito de Dios es mani-festarse a s mismo en su providencia y en su gracia. El objeto de nuestras oraciones debe ser la gloria de Dios y no la glorificacin de nosotros mismos.

    Dios nos ha honrado mostrndonos cunto nos valora. Fuimos comprados por la sangre pre-ciosa del Hijo de Dios. Cuando su heredad siga consci-entemente la palabra del Seor, su bendicin descansar sobre ella como respuesta a sus oraciones....

    El alma, mediante la oracin secreta, debe abrirse a la inspeccin del ojo de Dios... Cun preciosa es la oracin secreta por medio de la que el alma entra en comunin con Dios. La oracin secreta debe ser escuchada nica-mente por el odo de Dios. Ningn odo curioso debe recibir la carga de peticiones. Calmada, pero ferviente-mente, el alma deber dirigirse a Dios, y dulce y perma-nente ser la influencia que emana de Aquel que ve en secreto, cuyo odo est abierto a la oracin que brota del corazn (Dios Nos Cuida, 155).

    Esperad en l en todo tiempo, oh

    pueblos; derramad delante de l

    vuestro corazn.

    (Salmo 62: 8)

    Ao Bblico: Lev. 5-7

    Y todo lo que pidieres en

    oracin, creyendo, lo recibiris. (Mateo

    21:22)

  • Devocional Familiar 39

    Enero

    .

    30

    El servicio activo para Dios est directamente relacionado con los deberes comunes de la vida, aun con las ocupaciones ms humildes. Debe-mos servir a Dios en el lugar donde l nos coloca. l debe colocarnos a cada uno en su lugar, y no nosotros mismos. Posiblemente el trabajo en el hogar sea el lugar que debamos ocupar durante un tiempo o tal vez durante toda la vida. Entonces hay que prepararse para ese tra-bajo para que hagamos lo mejor posible para el Seor.

    ...La importancia de las cosas pequeas no es menor porque son pequeas; en cambio su influencia para el bien o el mal es enorme. Ayudan a disciplinar para la vida. Son parte de la preparacin del alma en la santificacin de todos los talentos que Dios nos ha con-fiado.

    La fidelidad en las cosas pequeas en la real-izacin de los deberes hace que el obrero de Dios refleje cada vez ms a Cristo. Nuestro Salvador es un Salvador para la perfeccin del hombre en su ser entero. No es Dios de una sola parte del ser. La gracia de Cristo obra para disciplinar toda la textura humana. l lo hizo todo. l ha redimido a todos. Ha hecho par-ticipantes de la naturaleza divina a la mente, la energa, el cuerpo y el alma, y todos son su posesin adquirida. Hay que servirle con toda la mente, el corazn, el alma y las fuerzas. Entonces el Seor ser glorificado en sus santos, aun en las cosas comunes y temporales. San-tidad a Jehov ser la inscripcin colocada sobre ellos (Youths Instructor, 14 de abril, 1898).

    El que es fiel en lo muy poco,

    tambin en lo ms es fiel, y el que

    en lo muy poco es injusto, tambin en

    lo ms es injusto. (Lucas 16: 10)

    Ao Bblico: Lev. 8-10

    Servid a Jehov con alegra; venid ante su pres-

    encia con regocijo. (Salmo 100:2)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov40

    Enero

    .

    31

    La obra de su salvacin y la ma depende enteramente de nosotros, porque depende de nosotros el que aceptemos la provisin hecha en nuestro favor. Dios hizo por nosotros todo lo que poda hacerse. Cristo lo compr con su propia sangre. Pag el precio por su rescate a fin de que pudiese estar unido con Dios y separado del pecado y los pecadores. Cuando se entrega el corazn a Jess, el Espritu Santo trabaja en l con poder renovado. Pero a fin de que podamos ser colabora-dores con Dios, debe haber de nuestra parte una entrega completa a Dios. Debemos consagramos a l con todas nuestras fuerzas, poniendo en ejercicio cada fibra espiri-tual y trabajando para Cristo como fieles soldados. . .

    El Seor Jess pag el precio por Ud., no para ase-gurar su mero asentimiento a la verdad, sino para que rinda un servicio de corazn. l desea el homenaje de su alma. Ud. no puede dejar de creer que debe hacer la voluntad de Dios....

    No puede liberarse de las exigencias del deber ms de lo que puede escapar de la presencia de Dios. Slo al obedecerle conocer la verdadera feli-cidad. . .

    Le suplico que abra la puerta de su corazn y per-mita que el Salvador entre. Dle todo su corazn; lo ha comprado. Tenga siempre presente que es Ud. el que debe escoger. Dios no fuerza la voluntad. Lo ha elegido y lleva grabado su nombre en la palma de su mano. No se entregar plenamente a l? El tiempo es corto. No tiene un momento que perder en vacilaciones. La Pala-bra divina est en sus manos para ser lmpara a sus pies y lumbrera en su camino (Carta 21a, 1893).

    Y el Espritu y la Esposa dicen:

    Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el

    que tiene sed, venga; y el

    que quiera, tome del agua de la vida

    gratuitamente. (Apocalipsis 22:

    17)

    Febrero

    Ao Bblico: Lev. 11-13

    Mas si desde all bus-

    cares a Jehov tu Dios, lo hallars, si

    lo buscares de todo tu corazn y toda tu

    alma.(Deuterono-

    mio 4:29)

  • Febrero

  • yo y mi casa serviremos a Jehov42

    Febrero

    .

    1

    Por nada estis afanosos, sino sean conocidas vuestras

    peticiones delante de Dios en toda oracin

    y ruego, con accin de gracias. Y la paz de

    Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardar

    vuestros corazones y vuestros pensamientos en

    Cristo Jess. (Filipenses 4: 6, 7)

    El Redentor del mundo decidi ofrecerle a sus atribulados discpulos el ms poderoso de los consuelos. De una extensa gama de posibilidades, escogi el tema del Espritu Santo para que inspirara y vivificara sus corazones. Sin embargo, aunque Cristo hizo mucho para darlo a conocer, cun poco habita en medio de las iglesias! Aunque la divina influencia es esencial para la obra del perfeccionamiento del carcter cristiano, muchas veces son ignorados el nombre y la presencia del Espritu Santo.

    ... El Seor nos ha dado la debida orientacin para que podamos conocer su voluntad. Los que tienen su mente centrada en el yo, son autosuficientes. Piensan que no necesitan estudiar la Biblia, y se sienten muy perturbados cuando otros no tienen sus mismas ideas equivocadas e idntica visin distorsionada.

    En cambio, los que son guiados por el Espritu Santo afirman el ancla detrs del velo, donde Jess entr por nosotros. Investigan en las Escrituras con toda seriedad, y buscan la luz y el conocimiento que puedan guiarlos en medio de las perplejidades y peligros que encuentran a cada paso. Al contrario, los que son impacientes se quejan y murmuran, leen la Biblia slo con el propsito de vindicar su propio curso de accin, mientras ignoran y pervierten el consejo de Dios. El que tiene paz es porque puso su voluntad del lado de Dios y quiere seguir la divina orientacin. (Signs of the Times, 14 de agosto,1893).

    Ao Bblico: Lev. 14-16

    Ensame a hacer tu voluntad,

    porque tu eres mi Dios; tu buen

    espritu me gue a tierra de rectitud.

    (Salmo 143:10)

  • Devocional Familiar 43

    Febrero

    .

    2

    Esto os mando: Que os amis

    unos a otros. (Juan 15: 17)

    La oracin de Cristo [en Juan 17]. . . es una ilustracin de su intercesin por nosotros ante el Padre.

    Su oracin fue: Santifcalos en tu verdad; tu pa-labra es verdad.

    ...Permitirn Uds. que Cristo realice esta obra de santificacin en sus corazones? Hoy pueden ser perfec-tos en El. Tienen la seguridad de que por medio de la santificacin de la verdad pueden ser perfeccionados en la unidad. . .

    Recuerden que cuanto ms importancia den a las pequeas diferencias de opinin, ms se arraigar el hbito de establecer reglas precisas que sera mejor que no existieran. . . El Seor est familiarizado con el sufrimiento mental de sus hijos. Sabe cmo a veces sus corazones estn heridos. Obrar para que los afligidos sean aliviados y ayudados.

    Nos dice: Sobrellevad los unos las cargas de los otros (Gl 6: 2). As que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los dbiles, y no agradarnos a nosotros mismos (Rom. 15: 1). Debemos relacionarnos correctamente los unos con los otros, aun cuando esto pueda demandar sacrifi-cio. Cristo hizo un sacrificio infinito por nosotros. No debiramos nosotros estar dispuestos a sacrificarnos por otros? Debemos evitar cuidadosamente herir o lastimar los corazones de los hijos de Dios, porque cuando lo hacemos herimos y lastimamos el corazn de Cristo (Carta 31,1904).

    Ao Bblico: Lev. 17-19

    Por tanto, si hay alguna

    consolacin en Cristo, si alguna

    comunin del Espritu, si algn

    afecto entraable, si alguna miseri-

    cordia, completad mi gozo sintiendo

    lo mismo, teniendo el mismo amor,

    unnimes, sintiendo una misma cosa.

    (Filipenses 2:1,2)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov44

    Febrero

    .

    3

    Me mostrars la senda de la vida;

    en tu presencia hay plenitud de gozo;

    delicias a tu diestra para siempre.

    (Salmo 16: 11)No pensis que cuando caminis con Cristo debis andar en la sombra. Las personas ms

    felices del mundo son las que confan en Jess y ejecu-tan alegremente sus rdenes. De las vidas de los que lo siguen estn ausentes el desasosiego y el malestar... Pueden encontrarse con pruebas y dificultades, pero sus vidas estn llenas de gozo; porque Cristo camina a su lado y su presencia alumbra el sendero.

    Cuando os levantis de maana, hacedlo con ala-banzas a Dios en vuestros labios, y cuando vais a vuestro trabajo, id con una oracin a Dios pidiendo ayuda...

    Esperad una hoja del rbol de la vida. Esto os aliviar y os refrigerar y llenar vuestro corazn de paz y gozo. Poned vuestros pensamientos en el Salva-dor. Apartaos del tumulto del mundo y sentaos bajo la sombra de Cristo. Luego, entre el estrpito del trajn y el conflicto diarios, vuestra fuerza ser renovada.

    Es positivamente necesario que a veces nos sentemos y pensemos en cmo el Salvador descendi del cielo, del trono de Dios, para mostrar a los seres humanos qu pueden llegar a ser si unen su debili-dad con la fuerza divina. Habiendo obtenido el renuevo de la fuerza mediante la comunin con Dios, podremos seguir gozosos nuestro camino, alabndolo por el privi-legio que nos da de llevar la luz del amor de Cristo a las vidas de los que nos rodean. Aquellos con quienes nos relacionamos sern beneficiados al entrar en la esfera de nuestra influencia... (Dios Nos Cuida, 166).

    Ao Bblico: Lev. 20-23

    Y andad en amor, Como

    tambin Cristo nos am, y se entreg

    a si mismo por nosotros, ofrenda

    y sacrificio a Dios en olor fragante.

    (Efesios 5:2)

  • Devocional Familiar 45

    Febrero

    .

    4

    Hijos, sed obedientes a

    vuestros padres en todo, porque esto es

    agradable al Seor.(Colosenses 3: 20)Una familia en cuyo seno se manifiesta amor a Dios y de los unos por los otros, cuyos

    miembros no se irritan, sino que son pacientes, tole-rantes y amables, es un smbolo de la familia celestial. Sus componentes comprenden que son parte de la gran familia del cielo. Mediante las leyes de dependencia mutua se les ensea a confiar en la gran Cabeza de la iglesia. Si uno de sus miembros sufre, todos los dems sufren. El sufrimiento de uno entraa el sufrimiento de los otros. Esto debiera ensear a la juventud a cuidar de sus cuerpos, a obrar por la preservacin de la salud, porque cuando sufren a causa de la enfermedad, toda la familia sufre.

    Los hombres y mujeres que sirven decididamente a Dios conducirn a sus familias de tal manera que re-presenten correctamente la religin de Cristo. Ense-arn a sus hijos a ser aseados y tiles, a compartir las cargas del hogar y a no permitir que los padres hagan alguna tarea que ellos pueden realizar. De esta manera el padre y la madre quedan ms aliviados....

    La familia toda comparte la bendicin de la disposicin de ayudarse mutuamente.Por qu no se allegan los padres a Jess tales

    como son, en busca de su gracia perdonadora y de su poder sanador? Por qu no ruegan ser dotados con aptitudes que les permitan gobernar sus casas correcta-mente?. . .

    Se roba a Dios cuando los hombres y las mujeres no se relacionan con l en forma tal que la mente, el alma y las fuerzas puedan ser controladas por el Espritu Santo.... (Manuscrito 1, 1899).

    Ao Bblico: Lev. 24-27

    Acerqu-monos, pues, con-

    fiadamente al trono de la gracia, para

    alcanzar misericor-dia y hallar gracia

    para el oportuno socorro. (Hebreos

    4:16)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov46

    Febrero

    .

    5

    Vestos, pues, como escogidos

    de Dios, santos, amados, de entra-

    able misericordia, de benignidad,

    de humildad, de mansedumbre, de

    paciencia. (Colosenses 3:

    12)

    El Capitn de nuestro salvacin no reclam para s ninguna posicin honrosa. En cambio, tom la forma de siervo para que la humanidad pudiera relacionarse con la divinidad. El hombre debe repre-sentar a Cristo. Para ello, necesita ser paciente con sus congneres, perdonador y lleno de un amor semejante al de Cristo. El que est verdaderamente convertido manifestar respeto por sus hermanos y estar dispuesto a proceder como el Seor lo orden. Jess dijo: Un mandamiento nuevo os doy: Que os amis unos a otros; como yo os he amado, que tambin os amis unos a otros. En esto co-nocern todos que sois mis discpulos, si tuviereis amor los unos con los otros (Juan 13: 34, 35). El creyente en quien abunda el amor de Dios mani-festar tal expresin de ese amor que ser comprendido por el mundo...

    En el mundo existe una falsificacin del cris-tianis-mo genuino. El verdadero espritu del hombre se da a conocer por el modo como ste se rela-ciona con su prjimo. Podemos preguntar: Representa el carcter de Cristo en espritu y en accin, o simple-mente es una manifestacin natural del carcter egosta, propio de los que pertenecen al mundo? La simple pro-fesin de fe no significa nada para Dios. Antes que sea demasiado tarde para rectificar la conducta equivocada, que cada uno se pregunte: Quin soy yo? Depende de nosotros mismos desarrollar el carcter que nos permita integrar la familia celestial, la realeza de Dios (Review and Herald, 9 de abril, 1895).

    Ao Bblico: Nm. 1-3

    Pero sed hace-dores de la palabra, y no tan solamente oidores, engan-

    doos a vosotros mismos. (Santiago

    1:22)

  • Devocional Familiar 47

    Febrero

    .

    6

    En l estaba la vida,

    y la vida era la luz de los

    hombres. (Juan 1: 4)Recibirnos vida de Cristo mediante el estudio de su Palabra. En l estaba la vida; vida

    original, no prestada. Es la fuente de vida. Recibimos vida del Salvador, quien la vuelve a tomar. La vida que nos ha sido dada por Dios debiera ser utilizada de la mejor manera, porque como instrumentos humanos estamos formando nuestro propio destino. Necesita-mos escoger sabiamente para asociarnos con quienes nos capacitarn mejor, en cuerpo, alma y espritu, para alcanzar el pas futuro, el celestial. Al elegir compaeros no debiramos colocarnos bajo influencias que pudieran ser de algn modo desfavorables en la formacin de los principios puros y correctos, porque necesitamos toda la ayuda que podamos obtener a fin de que en nuestras asociaciones podamos desarrollar caracteres de acuerdo con la semejanza de Cristo.

    Un cristiano no escoger como objeto de sus afectos a quien, con su conducta, menospre-cie a Jesucristo crucificando diariamente al Hijo de Dios y exponindolo al vituperio. ...

    Satans estaba constantemente sugiriendo a sus hermanos, los hijos de Jos, crticas acerca de quien pareca tan distinto a ellos. Rehus cada invitacin al mal, porque no se lo poda persuadir a que acep-tara hacer lo malo o a desviarse en lo ms mnimo del escrito est. Pareca tener la Escritura atesorada en el corazn y la mente. Rara vez reprendi la conducta de sus hermanos, pero siempre tuvo una palabra de Dios para decirles: Escrito est (Manuscrito 2, 1896).

    Ao Bblico: Nm. 4-6

    No seas sabio en tu propia opi-

    nin;teme a Jehov

    y aprtate del mal.(Proverbios 3:7)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov48

    Febrero

    .

    7

    La exposicin de tus palabras

    alumbra; hace entender a los

    simples. (Salmo 119:

    130)Las influencias educativas de la vida hogarea constituyen un poder decisivo para el bien o

    para el mal. Estas influencias en muchos aspectos son silenciosas y graduales, pero si se las ejerce en favor de lo correcto, son de gran valor. Cristo vino a este mundo para ser nuestro modelo, para mostrar por precepto y por ejemplo los caracteres que deben tener todos los que componen la familia de Dios. Vino a bendecir y a salvar a la raza humana, y a elevar a los hombres y las mujeres para que sean hijos e hijas de Dios. Por esto se humill a s mismo descendiendo paso a paso desde la ms elevada hasta la ms humilde de las posiciones.

    Es una tarea solemne y seria cuidar de aquellos por quienes Cristo muri, ensear a los hijos a no mal-gastar sus afectos en las cosas de este mundo, a no disi-par tiempo y esfuerzo en lo que es menos que nada.

    Las madres deben ser alumnas de la escuela de Cristo a fin de educar correctamente a sus hijos. La madre cristiana dedicar mucho tiempo a la oracin, porque es en el hogar donde los hijos deben aprender a ser leales al gobierno de Dios. Han de ser enseados con paciencia y longanimidad. Las burlas y los reproches apasionados nunca producen reforma. Cometen un grave pecado los padres y madres que, mediante su propio ejemplo, ensean a sus hijos a dar rienda suelta a su mal genio, cediendo ellos mismos a sus arranques temperamentales; y los educan con mtodos equivocados. Se ha de disciplinar a los hijos en forma tal que los capacite para ocupar su lugar en la familia de los cielos. . . (Manuscrito 34, 1899).

    Ao Bblico: Nm. 7-10

    Y vosotros, padres, no pro-

    voquis a ira a vuestros hijos, sino

    criadlos en disci-plina y amones-

    tacin del Seor. (Efesios 6:2)

  • Devocional Familiar 49

    Febrero

    .

    8

    Mas el fruto del Espritu es

    amor, gozo, paz, paciencia, benig-

    nidad, bondad, fe, mansedumbre, tem-planza; contra tales

    cosas no hay ley. (Glatas 5: 22,

    23)

    Si Cristo habita en nosotros, debemos ser cris-tianos tanto en el hogar cuanto fuera de l. El que dice ser cristiano expresar palabras bondadosas a sus parientes y a otros con los que tambin se relaciona. Ser bondadoso, corts, amable y compasivo, y desear educarse a fin de poder habitar con la familia celestial. Si es miembro de la realeza, procurar representar bien al reino en todo lugar. Hablar a los nios con amabi-lidad, ya que ellos tambin son herederos de Dios y miembros de las cortes celestiales. Entre los hijos del reino no hay lugar para las asperezas, porque el fruto del Espritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley (Gl. 5: 22, 23). En la iglesia se manifestar el espritu que se cultiva en el hogar.

    Oh, debemos educar el carcter para practicar la piedad, la docilidad, la ternura, la compa-sin y el espritu perdonador. Al abandonar la vanidad, la conversacin insensata y las burlas, no nos har fros, antipticos y antisociales. El Espritu del Seor descan-sar sobre usted hasta que adquiera la fragancia de las flores del jardn de Dios. Debe mantenerse hablando acerca de la luz, y de Cristo, el Sol de Justicia, hasta que en usted se produzca el cambio de gloria en gloria, de un carcter a otro mejor, y de una fortaleza a otra mayor, para reflejar ms y ms la preciosa imagen de Jess. Cuando usted haga esto, el Seor escribir en los libros del cielo. Bien hecho (Review and Herald, 20 de septiembre, 1892).

    Ao Bblico: Nm. 11-14

    Quin es sabio y entendido

    entre vosotros? Muestre por la buena conducta

    sus obras en sabia mansedumbre.

    (Santiago 3:13)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov50

    Febrero

    .

    9

    Has visto hombre solcito en su trabajo? Delante de los

    reyes estar; no estar delante de los

    de baja condicin. (Proverbios 22: 29)

    Mi querido hijo Edson: Me temo que no siempre organizas sabiamente tu trabajo. A veces haces demasiado y luego permites que pasen horas preciosas sin ser aprovechadas, creando de esta manera la necesidad de un esfuerzo adicional posterior. Un trabajo temperante, perseverante y metdico lograr mucho ms que lo que puede realizarse por esfuerzos espordicos. . .

    El fiel cumplimiento de los deberes de la vida, cualquiera sea tu posicin, demanda el mejoramiento sabio de todos los talentos y habilidades que Dios te ha dado. Evita el estar siempre apurado, por lo menos cuando no realizas nada digno de esfuerzo. Estos esfuerzos infructuosos a menudo son el resultado de no realizar el trabajo a su debido tiempo. Cualquier cosa que por descuido no se realiza en el tiempo cuando deba ser hecha, ya sea en los asuntos seculares o en los religiosos, difcilmente se hacen bien....

    Cudate de no malgastar tu tiempo en insignifi-cancias, y dejar de cumplir las tareas que son de real importancia. La iglesia y el mundo necesitan hombres calmos, bien equilibrados. Andar bien por algn tiempo no es suficiente. Una adhesin constante a un propsito garantizar que se alcancen los objetivos....

    Mi querido hijo, s concienzudo en todo lo que emprendas, descansa constantemente en tu Salvador, v a l en busca de sabidura, de valor, de firmeza de propsitos y para todo cuando necesites. Que el Seor te bendiga, es la oracin de tu madre (Carta 3, 1877).

    Ao Bblico: Nm. 15-17

    Mirad, pues, con diligencia cmo

    andis, no como necios sino como

    sabios,aprovechando bien el tiempo,

    porque los das son malos. (Efesios

    5:15, 16)

  • Devocional Familiar 51

    Febrero

    .

    10

    Desechando, pues, toda mali-cia, todo engao, hipocresa, envi-dias, y todas las

    detracciones, desead como nios recin

    nacidos, la leche espiritual no adul-

    terada, para que por ella crezcis.

    (1 Pedro 2: 1, 2)

    Deberamos estudiar estas instrucciones. Es nuestro privilegio crecer a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Efe. 4: 13). No debiramos ser irreflexivos o descuidados al hablar, hiriendo el uno al otro con palabras descorteses. . .

    Cada agente humano relacionado con la obra del Seor necesita apreciar la obra en la cual est tomando parte. La obra en las instituciones de Dios debe realizarse sin fricciones, sin palabras apresura-das, sin palabras dictatoriales. Los obreros deben ser puros, limpios y santos en pensamiento, en palabra y en accin. Deben ser testigos de Cristo y testificar que han nacido de nuevo.

    No debe haber palabras hirientes ni reprensiones irritantes, porque los ngeles de Dios estn recorriendo cada habitacin....

    Debemos recordar que como cristianos que profesamos trabajar en unidad no debemos actuar como los pecadores, cuyas palabras y acciones pecaminosas, a menos que se arrepientan de ellas, los condenarn. . .

    S vigilante, y afirma las otras cosas que estn para morir (Apoc. 3: 2). Esta es nuestra obra. Hay muchos que estn por morir espiritualmente, y el Seor nos llama para que los fortalezcamos. El pueblo de Dios ha de ser fiel al deber. Sus miembros han de estar unidos por los lazos del compaerismo cristiano, y deben ser fortalecidos en la fe hablando el uno al otro con frecuencia de las preciosas verdades que les fueron confiadas. Nunca deben altercar ni censurar. Deben unirse en lo que atae a la importancia de obedecer la ley de Dios (Carta 179, 1902).

    Ao Bblico: Nm. 18-20

    As tambin vosotros; pues que

    anhelis dones espirituales, procu-rad abundar en ellos

    para edificacin de la iglesia.

    (1 Corintios 14:12)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov52

    Febrero

    .

    11

    Si Jehov no edificare la casa, en vano trabajan

    los que la edifi-can; si Jehov no guardare la

    ciudad, en vano vela la guardia. (Salmo 127: 1)

    En el cielo no se hablan palabras desagra-dables. No se cultivan all pensamientos hirientes. No hay lugar all para la envidia, las malas sospechas, el odio y la contienda. Una perfecta armona impregna las cortes celestiales.

    ...Cuiden siempre el padre y la madre sus pala-bras y acciones. El esposo debe tratar a su esposa, la madre de sus hijos, con el debido respeto, y la esposa debe amar y reverenciar a su marido. Cmo podra ella hacerlo si l la trata como a una sirvienta. en forma dictatorial, dndole rdenes, burlndose y encontrando faltas en ella delante de sus hijos? De esa manera la conduce a tenerle aversin y aun a odi-arlo.

    Quiera Dios ayudar a los padres y a las madres a abrir las ventanas del alma hacia el cielo y permitir que el brillo de la luz de Cristo se introduzca en la vida del hogar.

    Padres y madres, introduzcan dulzura, brillo y esperanza en la vida de sus hijos. La amabilidad y el amor obrar maravillas. Nunca cas-tiguen a un hijo en forma airada. Al hacerlo actan como nios crecidos que no han superado la irracio-nalidad de la niez Se esforzarn fervientemente para poder decir. Mas cuando ya fui hombre, dej lo que era de nio? (1 Cor. 13: 11).

    Antes de corregir a sus hijos, asegrense de conversar con su Padre celestial. Cuando sus cora-zones se hayan suavizado por la simpata, conversen con el que cometi el error. Si el asunto puede solu-cionarse sin el uso de la vara, tanto mejor (Manuscrito 71, 1902).

    Ao Bblico: Nm. 21-24

    Corrige a tu hijo, y te dar descanso, y dar

    alegra a tu alma. (Proverbios 29:17)

  • Devocional Familiar 53

    Febrero

    .

    12

    Mas yo os digo que de toda

    palabra ociosa que hablen los hom-

    bres, de ella darn cuenta en el da

    del juicio. Porque por tus palabras

    sers justificado, y por tus palabras

    sers condenado. (Mateo 12: 36,

    37)

    Dios desea que individualmente adoptemos una posicin que le permita ha-cernos depositarios de su amor. Por considerar que el ser humano es de muchsimo valor, lo redimi mediante el sacrificio de su Hijo unignito. Por lo tanto, en nuestro prjimo debemos ver a alguien rescatado por la sangre de Cristo. Si nos amamos entre nosotros, continuaremos creciendo en amor por Dios y por la verdad. Duele mucho el corazn al ver cun poco se cultiva el amor en nuestro medio. El amor es una planta de origen celestial, y si deseamos que florezca en nuestros corazones, debemos cultivarlo diari-amente. La apacibilidad, la delicadeza, el no dejarse irritar con facilidad, el soportar todas las cosas y el ser paciente constituyen preciosos frutos del rbol del amor.

    Debemos vaciar el corazn de todo lo que profane el templo del creyente para que Cristo pueda habitar en l. Nuestro Redentor nos ha dicho cmo podemos darlo a conocer al mundo. Si apreciamos al Espritu, manifestaremos amor por los otros, velaremos por sus intereses, y si, gracias a esos frutos, somos bondadosos, pacientes y per-donadores, el mundo tendr las evidencias de que somos hijos de Dios. Es la unidad en la iglesia la que nos capacita para ejercer una concienzuda influ-encia entre los no creyentes y los mundanos (Review and Herald, 5 de junio de 1888).

    Ao Bblico: Nm. 25-27

    As, pues, nosotros como colab-

    oradores suyos, os exhortamos tambin a que no recibis en

    vano la gracia de Dios. (2 Cor.6:1)

  • yo y mi casa serviremos a Jehov54

    Febrero

    .

    13

    Mas yo os digo que de toda

    palabra ociosa que hablen los hom-

    bres, de ella darn cuenta en el da

    del juicio. Porque por tus palabras

    sers justificado, y por tus palabras

    sers condenado. (Mateo 12: 36,

    37)

    Los ngeles de Dios estn velando sobre nosotros. En esta tierra hay miles y dece-nas de miles de mensajeros celestiales enviados por el Padre para impedir que Satans obtenga alguna ventaja sobre aquellos que se niegan a caminar en el sendero del mal. Y estos ngeles que guardan a los hijos de Dios en la tierra estn en comunicacin con el Padre en el cielo. Mirad que no menospreciis a uno de estos, pequeos -dijo Cristo- ; porque os digo que sus ngeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que est en los cielos (Mat. 18: 10).

    Las palabras impacientes y poco bondadosas que pronunciamos en nuestros hogares son odas por los ngeles; queris encontrar en los libros del cielo el registro de las palabras impacientes y apasionadas que habis expresado en vuestra familia?

    La impaciencia trae al enemigo de Dios y del hombre a vuestra familia y echa a los ngeles de Dios. Si estis viviendo en Cristo, y Cristo en vosotros, no podis hablar palabras aira-das. Padres y madres, os suplico por el amor de Cristo que seis bondadosos, tiernos y pacientes en vuestros hogares. Entonc