Devaluación de la movilización y diseminación de la ... · ... antes, en los tiempos de las ......

12
Devaluación de la movilización y diseminación de la política Raúl Prada Alcoreza

Transcript of Devaluación de la movilización y diseminación de la ... · ... antes, en los tiempos de las ......

Devaluación de la movilización

y diseminación de la política

Raúl Prada Alcoreza

Parece insólito hablar de la devaluación de la movilización social;

aunque se consideraba, antes, en los tiempos de las movilizaciones

vitales, la circunstancia del desgaste de algún tipo de movilización; por

ejemplo, la huelga, por su uso constante. Sin embargo, de lo que

hablamos, ahora, es distinto, pues se trata no de una devaluación por

su uso, si se quiere, su abuso, debido al desgaste; sino de la

devaluación de acuerdo a los contenidos y fines de la movilización

misma. Las movilizaciones sociales, sobre todo, las anti-sistémicas, se

caracterizan por sus demandas de contenido social. Esta característica

lleva a la composición de la organización del movimiento social, a las

organizaciones y sujetos sociales involucrados, a interpelar al gobierno,

a sus políticas, también al sistema mismo. La historia de los

movimientos sociales habla exhaustivamente de esta característica

interpeladora de los movimientos sociales. No vamos a retenernos en

esta rica historia de la movilización social; nos remitimos a los textos

donde nos ocupamos de los tópicos y temáticas de los movimientos

sociales bolivianos y latinoamericanos1. Lo que interesa ahora es

detenernos analizar un fenómeno, que no deja de ser sorprendente, el

que denominamos la devaluación de los movimientos sociales; se trata

de una devaluación estructural. Nos referimos al empobrecimiento de

los proyectos sociales, sin hablar todavía del empobrecimiento de los

proyectos políticos; también del empobrecimiento de los contenidos y

los fines de la movilización.

Por ejemplo, si antes, durante el lapso de la movilización prolongada

en Bolivia (2000-2005), incluso antes, las movilizaciones sociales se

constituían por la defensa de los derechos adquiridos, conquistados y

plasmados normativamente. En la medida que la movilización social

se conforma haciéndose cargo de demandas de mayor alcance,

adquiriendo una connotación política, el alcance de la interpelación

adquiere proyecciones nacionales; la defensa de los derechos se puede

convertir en defensa de la soberanía; por ejemplo, defensa de los

recursos naturales. En la movilización prolongada, se sucedieron

movilizaciones sociales de connotación nacional, cuando la defensa de

los bienes comunes interpela directamente al gobierno y al proyecto

neoliberal, embarcados en una agenta de privatizaciones, de los

recursos naturales, de las empresas estatales, de los ahorros de los

trabajadores. El 2000, particularmente la defensa del agua deviene en

una movilización regional, que compromete a la ciudad capital de

Cochabamba y a la región misma valluna. La forma de organización de

1 Ver Acontecimiento político. https://pradaraul.wordpress.com/2015/06/23/acontecimento-politico-i/. https://pradaraul.wordpress.com/2016/09/10/ideologia-juridico-politica-ii/.

la movilización social fue la Coordinadora de la Defensa del Agua y de

la vida. La secuencia de movilizaciones que atraviesan seis años de

luchas sociales, corresponde a la historia reciente de las luchas sociales

y políticas emancipadoras, en el contexto de la implementación del

proyecto neoliberal.

Si comparamos esa etapa de movilizaciones con las que se dan después

del 2009, año de la promulgación de la Constitución del Estado

Plurinacional de Bolivia, veremos un contraste marcado. La mayoría de

las movilizaciones cambian de sujeto social, cambian sus objetivos y

trastocan sus contenidos. Un ejemplo particular es el movimiento de

los que venden ropa usada, que llega de contrabando. El sujeto social

es casi, por así decirlo, gremial; se trata de comerciantes al por menor,

atados a comerciantes al por mayor, que encuentran una estrategia de

sobrevivencia en la venta de ropa usada. Si se quiere, por lo menos

gran parte de los “ropavejeros” son más pobres, más vulnerables y

dependientes; sin embargo, sus objetivos son extremadamente

limitados, circunscritos a una demanda de carácter, más bien

provisoria; además, inscrita en la demanda del derecho a comerciar,

en condiciones no normadas, ni aceptadas por la estructura

institucional de la economía.

No se trata de desconocer el derecho a defender la fuente de trabajo,

que, en este caso, es la venta informal de ropa usada, sino de

comprender las condiciones y las características de estas

movilizaciones sociales no-anti-sistémicas. Comprenderlas, más bien,

como síntomas de su incompletud del sistema; también de su

decadencia. Hay que leer qué nos dicen estos movimientos,

circunscritos a su provisionalidad propia, y a su extremadamente corto

alcance. Hay que entender el funcionamiento del contexto donde se

mueven estas movilizaciones provisorias.

¿Se trata de movimientos sociales que se hacen visibles cuando un

gobierno popular no resuelve, de manera integral, la problemática

social y económica del país? ¿Se dan porque todo el mundo, sobre

todo, los que fueron excluidos, en este caso, los más excluidos, hasta

ignorados, pues no pertenecen a ninguna clase social, clasificada por

la sociología, consideran que, ahora, en las condiciones democráticas

del gobierno popular, pueden manifestarse? ¿Estos movimientos

señalan los límites de las ciencias sociales, por lo tanto, los umbrales

de su desconocimiento de la complejidad social? Estas preguntas

requieren investigaciones en profundidad, de caso y comparativas. En

espera de ellas, lanzaremos algunas hipótesis interpretativas y

orientadoras.

Movimientos sociales provisorios

1. Toda sociedad o, mejor dicho, formación social, sobre todo,

estructurada sobre la base de la diferenciación social, económica,

cultural y política, supone una pluralidad de demandas distribuidas

en el tejido social. Estas demandas se hacen visibles cuando se

manifiestan, en los pliegos petitorios, en las movilizaciones, en los

reclamos e interpelaciones; incluso, realizándose, en las conquistas

de los derechos a las demandas; mejor, aún, materializándose en

los hechos. Sin embargo, esta evidencia de las demandas, no quiere

decir que no haya demandas latentes o no dichas, no dadas a

conocer; también, demandas que no han adquirido una dimensión

mayor al tamaño del fragmento local, siendo débil en su enunciación

o, incluso ocultada.

2. Visto de esta manera, no debería sorprendernos, que aparezcan

demandas de carácter provisorio, muy circunscritas,

correspondientes a sujetos sociales arrinconados más allá de los

mismos márgenes reconocidos por las ciencias sociales. Estas

demandas, que podían haber estado en su condición latente o,

desconocidas, por su debilidad expresiva o por haber sido

francamente ignoradas, aparecen cuando se dan las condiciones de

posibilidad de hacerlo.

3. En el caso de los “ropavejeros”, la demanda, si se quiere, de

carácter “informal”, por las características mismas de lo

demandado, la demanda aparece con la movilización de los

“ropavejeros”. Las condiciones en las que aparece son las que

permite el gobierno popular, que según su auto-identificación es un

“gobierno de los movimientos sociales”.

4. Lo sugerente es que este movimiento de los “ropavejeros” afecta al

supuesto proyecto de industrialización, así como a la política de

defensa de la producción nacional. El gobierno popular es

cuestionado, no políticamente, menos ideológicamente; tampoco

por un discurso elaborado, sino de manera existencial, por así

decirlo. La presencia de los “ropavejeros” muestra los rincones de

una sociedad desconocida, a pesar de la ideología y de las

pretensiones de verdad de las ciencias sociales.

5. La pregunta: ¿Puede viabilizares un proceso de industrialización;

disminuyendo el alcance, un proyecto de defensa de la economía

nacional, en sociedades donde habitan sujetos sociales que se

encuentran más allá de la pobreza, y no tienen existencia legal en

el campo económico? Para decirlo rápidamente, los proyectos de

industrialización, en su versión general, de “desarrollo”, son

elaborados considerando el referente de una sociedad estructurada

acorde al imaginario institucional y a como las ciencias sociales lo

define. No se trata pues de la sociedad efectiva, que responde, mas

bien, a la complejidad dinámica singular de la sociedad particular.

Sin considerar nuestra posición crítica de la economía política de

desarrollo2, diremos que no hay condiciones de posibilidad del

desarrollo, menos en su versión de industrialización, cuando las

sociedades institucionalizadas se componen de estas exclusiones

dramáticas y extremas, que convierten a parte de la población en

exceso desechable. La incorporación al trabajo industrial, de la

revolución industrial, de la población migrante a las ciudades y

despojada de los medios de producción o trabajo, es ya un

reconocimiento implícito en el campo económico y en el campo

jurídico. En sociedades donde no se produce esta incorporación,

estas poblaciones quedan en condición de exceso desechable. Son

un síntoma categórico de la ausencia de condiciones de

posibilidades para el “desarrollo” y la industrialización. Si alguien se

le ocurre decir, que precisamente por esto, por esta situación

desesperada, es urgente el “desarrollo” y la industrialización; hay

que decirle que la industrialización no es un desenlace de las buenas

intenciones, sino de la combinación de disponibilidades de fuerzas,

de recursos, de masa crítica científica, de capacidad tecnológica y

dosis de ampliaciones democráticas. Esto, comprendiendo, la

imbricación del contexto nacional y el contexto internacional. Si no

se da la industrialización y la presencia de las poblaciones del exceso

desechable persiste, es porque no existen las condiciones de

posibilidad para la industrialización. Que lo urgente es atender a

estas poblaciones ignoradas y así poder hablar con alguna

coherencia de democracia, de profundización de la democracia, de

“revolución democrática y cultural”.

6. Estas demandas y estos movimientos sociales provisorios, son

también intermitentes y discontinuos; aparecen y reaparecen, en

sociedades institucionales que no se abarcan, no se completan, no

reconocen la existencia de todos los sujetos sociales.

2 Ver Crítica de la Ideología. https://pradaraul.wordpress.com/2015/12/18/critica-de-la-ideologia-i/. https://pradaraul.wordpress.com/?s=Cr%C3%ADtica+de+la+ideolog%C3%ADa+II.

Ahora bien, lo que vimos, en el caso particular, el de los “ropavejeros”

que usamos como ejemplo, se trata de uno de los movimientos sociales

no-sistémicos, que se evidenciaron, después del 2009, incluso antes,

el 2006, cuando estalló el conflicto entre cooperativistas mineros y

obreros mineros de la empresa estatal. No nos vamos a referir, ahora,

al cuadro de estos movimientos sociales; lo hicimos al respecto del

movimiento social del cooperativismo minero en otros escritos3;

queremos, más bien, contrastar este movimiento social no sistémico,

de carácter provisorio y discontinuo, con otro movimiento social no-

sistémico, de otras características. Hablamos de movimientos

corporativos o sindicalizados, que, a diferencia, del ejemplo anterior,

no son pobres, ni se encuentran en el más allá de la pobreza; sino que

son relativamente privilegiados al contar con la propiedad del

instrumento de trabajo, tener ingreso constante, aunque variado.

Estos movimientos sociales no-anti-sistémicos manifiestan demandas

del sector, que buscan mejorar las condiciones de trabajo, las

condiciones de acceso a los medios de trabajo, a las condiciones

tributarias que los favorezcan. Tendremos como ejemplo, al sindicato

de los transportistas, sus demandas y sus movilizaciones.

La movilización social no-anti-sistémica de los transportistas, responde

a una estructura de demandas gremial, que exige exenciones, que

ayuden a mejorar sus condiciones de trabajo, de ingreso y de

desenvolvimiento. Como se puede ver, los objetivos son limitados y

circunscritos, benefician al gremio; están lejos de una convocatoria

más allá del gremio. No es una convocatoria a la sociedad o parte de

ella, solo al gremio mismo. Se podría hablar hasta de una demanda

egoísta, pues desconoce el derecho de los usuarios. Por lo tanto, la

legitimidad del derecho reclamado no se legitima, pues, al desconocer

otros derechos, pierde el valor de principio político y democrático. Ya

no es un derecho, sino una reivindicación que adquieren el perfil de un

chantaje.

3 Ver Humanidades vulnerables y Oikos despojado. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/humanidades-vulnerables-y-oikos-despojado/.

No se dice, de ninguna manera, que no se puede y no se tiene

“derecho” a reclamar por mejores condiciones de trabajo, de acceso al

medio de trabajo, a sus repuestos y otros accesorios; a buscar mejores

condiciones tributarias. Nada de esto, si se quiere, están en lo justo,

desde la perspectiva de que todo el mundo tiene derecho a mejorar

sus condiciones de vida. Sino, que si la demanda se plantea en el

campo de los derechos, para que sean tales, es menester reconocer

otros derechos y no tirarlos por la borda, como si los únicos que

existieran o tuvieran “derecho” a tener derecho y reclamar, fueran los

del auto-referido gremio. Cuando ocurre esto, se cae en lo que

llamaremos el chantaje emocional.

Es a esta clase de movimientos sociales que nos referimos cuando

hablamos de devaluación de la movilización social. Obviamente, el

movimiento social no-anti-sistémico de los transportistas no es el único

perfil de los movimientos mencionados. Los hay variados y distintos.

En el presente ensayo, no vamos a ser exhaustivos con el cuadro de

estos movimientos; nos interesa remarcar en el contraste entre este

movimiento social no-anti-sistémico, que no es provisorio, ni

intermitente, ni discontinuo, pues su organización sindical permite la

continuidad, la permanencia, la recurrente demanda, y el movimiento

social no-anti-sistémico provisorio. También ocurre porque son

reconocidos, existen legalmente en el campo económico y en el campo

jurídico.

Se puede decir que el conjunto de estos movimientos sociales no anti-

sistémicos, gremiales y corporativos, tiende a convertir los reclamos

en derechos. No hay que olvidar que los derechos son universales, no

particulares, atendiendo a la formación discursiva moderna. Para

aclarar y evitar confusiones daremos un ejemplo; los derechos de las

naciones y pueblos indígenas son derechos en el campo jurídico y en

el campo político, considerando lo que podría llamarse la evolución

jurídica. Son concebidos en la ideología jurídica como universales. Son

universales también filosóficamente; corresponden a la humanidad, a

la composición plural, múltiple y diferencial de la humanidad. La

humanidad no sería humanidad sino por su composición combinada,

variada y múltiple de sus manifestaciones histórico-culturales.

Como se puede ver, no es el caso de los reclamos gremiales, que se

circunscriben a un discurso meramente gremial, quedando su demanda

limitada al gremio. Para decirlo con tono teórico, sin pretensiones de

verdad, diremos que los movimientos sociales no-anti-sistémicos,

orgánicos y hasta sindicalizados, circunscritos al sectorialismo o al

gremialismo, buscan la movilidad social, no la reforma social, menos

la transformación social. No son, en estricto sentido, movimientos que

pueden convertirse en políticos, aunque puedan ser usados por

políticos, pues su limitación gremial los circunscribe a los límites de la

economía institucionalizada.

Si se dan estos tipos de movimientos sociales no-anti-sistémicos, se

debe a los desajustes del sistema mismo; también a las concurrencias

entre sectores y gremios, de contar con más privilegios. No persiguen

cambiar el sistema, tampoco reformarlo; solo quieren ser parte de él,

en las mejores condiciones posibles.

Solo al populismo, al “gobierno progresista”, se le puede ocurrir

confundir este movimiento social no-anti-sistémico con los

movimientos sociales anti-sistémicos, de los que se reclama ser

gobierno. Esta confusión comparte con otra, se considera “gobierno de

los movimientos sociales”; no puede serlo, no solo porque es una

contrasentido decirlo; no puede haber un “gobierno de los movimientos

sociales”. El gobierno ya no es movimiento, ni corresponde a la

movilización, sino a la gubernamentalidad. Dejando de lado esta

observación teórica, la otra confusión es que no entiende que fue parte

del conjunto de los movimientos sociales anti-sistémicos durante la

movilización prolongada; nada más. Para ser “gobierno de los

movimientos sociales” se debe reconocer al conjunto de los

movimientos sociales, ser parte de este conjunto; abarcar sus

pluralidades y sus demandas, sus derechos, sus proyectos, sus formas

propias de participar y ejercer la democracia. En la medida que su

particularidad, la particularidad populista, pretende absorberlos y

subsumirlos, restringiéndolos a la trivial imagen que tiene de ellos, no

hace otra cosa que ratificar ser un gobierno como cualquier otro, que

pretende representar a la totalidad, cuando esta totalidad ha

desaparecido de la proyección de sus políticas.

Diseminación de la política

Dijimos que la política desaparece justo cuando se nombra como tal en

la modernidad; la política, cuyo sentido deriva de polis, que connota el

cuidado de la ciudad, el cuidado del cuerpo, el cuidado de la sociedad,

que, por lo tanto, articula ética y política, desaparece en la modernidad,

cuando precisamente se separa ética de política; reduciéndola a un

método de astucia chabacana, el que enuncia el fin justifica los medios,

que no es otra cosa que el enunciado de la dominación descarada4.

Este es el contexto de la diseminación de la política. Esta diseminación

adquiere formas peculiares en los desenvolvimientos singulares de esta

diseminación, dependiendo de las formaciones sociales singulares. En

Bolivia esta diseminación de la política ha asumido las características

de una simulación barroca. El enunciado el fin justifica los medios ha

llevado a los gobernantes y partidarios populistas a los más

descarnados procedimiento de “astucia” política, que deberíamos

llamar descarnada manipulación. La ética no solo habría sido separada

de la política, sino que se hace gala de haberla excluido

completamente. En estas condiciones de la historia reciente de la

política nacional, la diseminación de la política adquiere ribetes de

decadencia desenvuelta y cruda.

No solo el autonombrarse “gobierno de los movimientos sociales” es

una sorna, ya no ironía, sino una mueca grotesca, en el contexto del

ejercicio de la convocatoria prebendal; una vez desaparecida la

convocatoria de la movilización. Cuando, además, se hacen evidentes

no solamente los límites de la segunda versión de los gobiernos

populistas, sino que considerando estos límites, deciden retroceder

más acá de lo que hicieron los gobiernos nacional-populares de a

mediados del siglo XX. Se trata de un gobierno que ha desnacionalizado

con los “contratos de operaciones” lo que el decreto “Héroes del Chaco”

había nacionalizado; se trata de un gobierno de mayor compulsión

extractivista, no solo al expandir e intensificar el extractivismo, por lo

tanto, la dependencia, sino haber ido más allá que los gobiernos

neoliberales con la Ley Minera. Esta Ley no solo mantiene las

proporciones tributarias al Estado, demarcadas por el neoliberalismo,

sino que hace concesiones inauditas a las empresas trasnacionales del

extractivismo minero, regalando el agua y entregando los espacios

anexos a las concesiones. Se trata de un gobierno que ha delatado su

vocación anti-indígena en el conflicto del TIPNIS, desconociendo

4 Ver Ethos y politeia. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/ethos-y-politeia/.

explícitamente, en la práctica, la Constitución y los derechos de las

naciones y pueblos indígenas, consagrados constitucionalmente.

Empero, no son los únicos síntomas de la decadencia y de la

diseminación de la política, hay otros, que tienen que ver con el

ejercicio cotidiano de la política. La administración pública de las

gestiones del “gobierno progresista” fue lamentable, no solo pésima

sino hasta catastrófica. Del aparato ejecutivo, el único ministerio que

funcionó y funciona es el de Economía y Finanzas Públicas. En lo que

respecta al Congreso; la mayoría absoluta populista se ha encargado

de avalar todos los actos del ejecutivo, a pesar que muchos de ellos

develaban vulneraciones de la Constitución. Aprobaron leyes y

decretos sin haber tenido tiempo de leerlos; llegando al extremo de

haber aprobado contratos o convenios que estaban escritos en inglés.

La Asamblea legislativa se ha ocupado de perseguir a los opositores,

de encontrarles toda clase de delitos, para anularlos.

El panorama municipal no deja de ser menos calamitoso; la mayoría

de los municipios administrados y gobernados por el MAS han sido

caóticos, además de haber caído fatalmente a otro método del fin

justifica los medios, el de la apropiación de los recursos municipales;

en otras palabras, la corrupción. No contentos con esto, cerrando los

ojos ante un panorama tan destructivo, creyendo que se salvan de la

responsabilidad, llevando a juicio y hasta la cárcel a unos cuantos

chivos expiatorios, desatan una actividad obstaculizadora, hasta

agresivamente intervencionista, de las administraciones y gobiernos

municipales y departamentales que gestiona la “oposición”. En algunos

casos, donde ésta ha demostrado, por lo menos, una buena

administración, lo que hacen los partidarios del “gobierno progresista”

termina tirando por la borda lo poco conseguido como autonomías

municipales y departamentales.

Sin pretender una exposición más pormenorizada sobre la decadencia

y la diseminación de la política, en la coyuntura del “gobierno

progresista” – en esta exposición no es menester hacerlo5 -, esta breve

descripción nos muestra los niveles de la decadencia y el grado de

diseminación de una forma de gubernamentalidad clientelar, de una

5 Ver Prácticas y cartografías de la impostura. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/practicas-y-cartografias-de-la-impostura/.

expresión discursiva demagógica y del ejercicio del poder barroco;

mezclando formas de poder institucionalizadas y formas de poder no

institucionalizadas, formas de poder del lado luminoso de las

dominaciones y formas de poder del lado oscuro de las dominaciones6.

6 Ver El lado oscuro del poder. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/el-lado-oscuro-del-poder/.