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4 Determinantes del allegamiento en Chile: El caso de las madres solteras Rodrigo Ibarra

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Determinantes del allegamiento en Chile: El caso de las madres solteras

Rodrigo Ibarra

Determinantes del allegamiento en Chile: el caso de las madres solteras. Rodrigo Ibarra

………………………………………………………………………………………………………………………………………………

.

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1

Introducción

1

El fenómeno del allegamiento no es un tema que se da por superado cuando se habla de

“vivienda” en Chile, este aparece reiteradamente en el centro de la discusión sobre déficit

y política habitacional.

Algunos autores enfatizan la relación entre vivienda y moradores en el ciclo de vida de

las personas distinguiendo entre las ventajas o desventajas que involucra el estar o no

allegado

2

, otros proponen una “mirada local” que destaca la participación de la sociedad

civil al momento de plantear las soluciones

3

. También se han propuesto alternativas que

fomenten la densificación de asentamientos existentes para promover la permanencia de

los allegados en los lugares en que ellos residen con el fin de conservar sus vínculos

sociales

4

.

Todas estas formas de ver el allegamiento dan cuenta de la necesidad de desagregar el

problema y apuntan a dar soluciones diversificadas a las dificultades asociadas al

allegamiento. Además, producto del debate, la preocupación por los allegados se ha visto

reflejada en los procesos de postulación, selección y asignación de soluciones

habitacionales de los programas de vivienda.

Es así como el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU) ha puesto en marcha un

variado set de iniciativas tendientes a enfrentar las diversas aristas del problema. A partir

del año 2002 se introducen programas como los de vivienda social dinámica sin deuda y

fondos concursables, los cuales favorecen la focalización del gasto en estratos pobres

pues no involucra el financiamiento de la vivienda a través de créditos. Otras

innovaciones están relacionadas con la búsqueda de soluciones al interior de la ciudad

mediante la construcción de edificios en reemplazo de viviendas antiguas o mediante la

densificación de predios. En relación a los mecanismos de selección se observa que están

vinculados al uso de la ficha CAS

5

. A modo de ejemplo, en los programas de vivienda

social dinámica sin deuda y fondos concursables el puntaje CAS familiar debe ser menor

o igual a 543 puntos correspondientes al umbral de extrema pobreza.

No obstante, el hecho de solucionar el allegamiento mediante estos mecanismos implica

beneficios y costos para las familias beneficiadas, las cuales pueden verse perjudicadas a

fin de cuentas. Entre los beneficios pueden considerarse las ganancias en términos de

habitabilidad y patrimonio; al mismo tiempo entre los costos se cuentan los efectos

1

Este documento corresponde al seminario de título del Ingeniero Comercial, Mención Economía. Autor:

Rodrigo Alejandro Ibarra Lara. Profesor Guía: Emanuel Ignacio Vespa Puig. Santiago 2005.

2

Ver Greene (1993)

3

Ver Saborido (1993)

4

Ver Peliowski (1993)

5

Ver Decreto 62 del MINVU, que Reglamenta el sistema de postulación, asignación y venta de viviendas

destinadas a atender situaciones de marginalidad habitacional.

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asociados al cambio de localización y las dificultades que enfrentan los nuevos hogares

por el hecho de vivir solos

6

, por otro lado también se generan beneficios y costos sobre

las familias que actúan como receptores o anfitriones que en muchos casos establecen

una relación de colaboración mutua con los allegados. En consecuencia, se hace

necesario distinguir entre los programas que ayudan a la superación de los beneficiados

de aquellos que no

7

.

Adicionalmente al análisis costo y beneficio que involucra el hecho de estar o no allegado

se encuentra la percepción de los allegados en cuanto a visualizarse en una situación

especial, vale decir ahora son los involucrados los que pueden o no ver el allegamiento

como un problema. En este sentido para que el allegamiento constituya una escasez de

vivienda requiere la existencia de una cohabitación “indeseada” de familias que tienen la

capacidad de ser independientes

8

, capacidad de independencia que debe ser interpretada

no sólo en el sentido monetario sino también en el sentido “funcional” a problemas de

supervivencia, trato, o de autonomía familiar

9

.

En efecto, por un lado están los beneficios y costos que las familias pueden llegar a

experimentar una vez que acceden a alguno de los programas, y por otro se encuentran

las preferencias o “valoración subjetiva” de su situación actual respecto a sus

“alternativas” (vivir en la calle, alojar en un hospedaje, postular a un programas de

vivienda, arriendo o compra), lo que lleva a los grupos a evaluar si su realidad de hoy es

deseada o indeseada

10

en relación a alguna de las alternativas, y en definitiva si esta

opción se puede o no traducir en un proyecto exitoso desde el punto de vista de la

superación de su condición vigente.

Es así como el cálculo de los requerimientos habitacionales cuantitativos, el cual permite

determinar las necesidades de vivienda de los hogares y núcleos allegados, no estima en

que medida la situación habitacional de un allegado es producto de su grado personal de

aversión a la independencia (situación futura), o de las restricciones que enfrenta

actualmente al tomar tal decisión.

En consecuencia, los estudios anteriores deben establecer de antemano criterios para

evitar este asunto. En el caso de los hogares, simplemente se contabiliza un requerimiento

de vivienda por cada hogar allegado, debido a que son considerados autónomos

económicamente. En cambio, en el caso de los núcleos no se puede establecer con

claridad si su situación es consecuencia de su incapacidad de generar recursos o su

aversión a la independencia (“preferencias”).

6

Un costo adicional asociado al acceso a la vivienda es la posible pérdida de subsidios, que se deriva del

incremento de puntaje en la ficha Cas.

7

Ver Arriagada (1999)

8

Ver Torshe (1993)

9

Ver Mideplan (2000)

10

Puede traducirse como un problema de información.

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3

Existen tres enfoques

11

para enfrentar este dilema. El primero de ellos perteneciente al

Ministerio de Planificación y Cooperación (MIDEPLAN), el cual considera como

requerimientos de viviendas nuevas sólo a los núcleos allegados que tienen ingresos

suficientes para formar un hogar. En este enfoque se restan los allegados funcionales del

total de núcleos allegados, por considerar que estos no tendrían ingresos suficientes para

independizarse, por el hecho de pertenecer al primer quintil de ingresos (veinte por ciento

más pobre).

El segundo enfoque perteneciente al Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU)

cuenta como requerimientos sólo los núcleos allegados en condición de hacinamiento y

que además tienen la posibilidad de independizarse (lo que se mide mediante la razón

entre las personas que no trabajan respecto de las que si trabajan).

Finalmente, el tercer enfoque perteneciente a la Cámara Chilena de la Construcción

(CChC), el cual considera como requerimientos aquellos que se encuentren por sobre una

tasa “natural” de allegamiento, la cuál corresponde al nivel de allegamiento encontrado

en el décimo decil de ingresos para un determinado grupo de familias (clasificadas según

el tipo de núcleo, y la edad del jefe del núcleo). Además, los mismos estudios han

identificado como grupos vulnerables a las mujeres jefas de hogar, las madres solteras y

los ancianos

12

. A los que debe agregarse las personas que viven en “situación de calle”.

En este contexto es muy importante contar con una estimación del efecto de las

valoraciones subjetivas de las familias sobre su situación de allegamiento con el fin de

orientar las políticas públicas en el sentido de mejorar principalmente los criterios de

selección específicos de los beneficiarios. De esta forma se pretende dirigir los recursos

hacia las personas que consideran desmejorada su actual situación habitacional y “creen”

13

con ímpetu en la posibilidad de lograr una mejor calidad de vida al independizarse.

Se utiliza para ello un modelo que permite descomponer en dos la probabilidad de

allegamiento, una probabilidad que representa las preferencias de las personas por

permanecer allegados frente a realizar una vida autónoma e independiente y la

probabilidad de estar allegado dadas las restricciones económicas de cada familia.

Además permite identificar la importancia relativa de las variables en relación al

allegamiento. Tras la aplicación del modelo, se obtuvo que el déficit en el tipo de

vivienda es la variable más relevante y que sólo el 9% de las madres solteras viven

allegadas producto de sus preferencias.

Para una descripción más precisa de las ideas anteriores, se organizó el documento de la

siguiente forma. Luego de esta introducción, se hace una breve revisión bibliográfica en

el capítulo dos. En el capítulo tres se desarrolla la metodología que permite descomponer

11

Ver CChC (2005), páginas 32 y 33.

12

Ver MINVU (2004), página 83, recuadro 2, y CChC (2005), página 35.

13

Esta creencia se puede traducir en familias que a pesar de tener las mismas restricciones, valoran su

independencia en un rango que les permite concretar su autonomía al menor costo social posible.

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la probabilidad de allegamiento. En el cuarto, se presenta la fuente de información que se

usa para realizar las estimaciones y se describe estadísticamente el grupo objetivo. En el

quinto, se muestran las estimaciones y se analizan sus resultados. Finalmente, se

presentan las conclusiones en el capítulo seis.

Desarrollo

Capítulo 2. Revisión Bibliográfica

Mideplan (2000) hace sus estimaciones de allegamiento interno en base a la encuesta

Casen de los años 1990, 1992, 1996 y 1998. En su enfoque, parte del allegamiento

interno, es considerado “funcional”, en el sentido que su existencia es función de

impedimentos que enfrentan las familias para independizarse. Así, se supone que

mientras no se superen estos problemas, estas familias no demandarán soluciones

habitacionales. En consecuencia el cálculo de los requerimientos de vivienda en esta

óptica descuenta del total de núcleos allegados a los núcleos que no cuentan con ingresos

para vivir con autonomía

14

.

Entre los resultados destaca el hecho de que el allegamiento interno aumentó entre los

años (1996-1998), pasando a representar el 55.8% del allegamiento total. A nivel

nacional más del 40% de ellos clasifica en el quintil I, siendo la IX región la que presenta

la mayor cantidad de allegados pobres con un 63,9%. Se afirma además que dicho

incremento se debe al aumento de los núcleos familiares monoparentales con jefatura

femenina, familias que constituyen un segmento vulnerable por cuanto enfrentan

problemas de inserción laboral con ingresos bajos e inestables. Además se muestra

(Cuadro 11, página 57) que las regiones más afectadas son la III y IV, al igual que la V y

la Metropolitana

15

, lo que podría señalar que los problemas de embarazo adolescente,

madres solteras y disoluciones matrimoniales son relevantes

16

.

Asimismo concluye que este tipo de núcleos demanda programas complementarios a los

de vivienda, por las dificultades para la inserción laboral de sus jefas, cuya actividad

económica compite con el cuidado de los niños y con niveles de ingreso inferiores a los

núcleos liderados por hombres.

14

Se asume que los núcleos pertenecientes al primer quintil de ingresos monetarios representa esta

situación de allegamiento funcional.

15

En estas regiones es más suave el efecto del allegamiento funcional, aunque en todas las regiones es alto

en relación al allegamiento interno, en consecuencia la observación sobre las madres solteras también es

válida en estas regiones.

16

Esto podría indicar la necesidad de dar incentivos vía política habitacional contra los embarazos no

deseados o irresponsables.

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Minvu (2004) utiliza los datos provenientes del Censo de Población y Vivienda realizado

en el año 2002 y aplican la metodología CELADE-ONU

17

para la identificación general

de núcleos secundarios con el fin de estimar las necesidades de vivienda. Luego estima

los requerimientos habitacionales reales considerando sólo los núcleos secundarios que

viven en condiciones de hacinamiento medio y crítico

18

. Finalmente para obtener los

requerimientos de vivienda, se limita a los núcleos secundarios allegados que tienen la

posibilidad de independizarse o índice de dependencia económica moderada o baja

19

.

En este estudio la variable hacinamiento fue definida como el número de personas por

dormitorio, el hacinamiento medio y crítico se consideró como aquel que supera las 2,5

personas por dormitorio. Por otro lado, la definición utilizada para analizar la posibilidad

de independizarse fue el índice de dependencia económica o razón entre quienes no

perciben ingresos, respecto de quienes si lo hacen, para el cálculo de los requerimientos

de vivienda nueva, se tomaron en cuenta los hogares con un índice inferior a 2,5 personas

dependientes por cada uno que percibe ingresos.

Los resultados muestran que la cantidad de núcleos allegados según hacinamiento

asciende a 235.382, los cuales se concentran en viviendas con hacinamiento medio y de

buena calidad constructiva. Ahora de estos 235.382 núcleos hacinados 145.932 presentan

dependencia económica media o baja, vale decir constituyen requerimientos de

construcción de nuevas viviendas por su capacidad de hacer vida de hogar independiente

(entidad con presupuesto alimentario propio). Otro resultado interesante, es la proporción

de núcleos secundarios pertenecientes a hogares cuyo jefe de hogar es una mujer sola,

muchas veces adultas mayores (42,83%, ó 100.815 núcleos de un total de 235.382);

también se muestra que un tercio de los núcleos secundarios hacinados son encabezados

por jefes de hogar de la tercera edad. Un par de conclusiones llamativas dice relación con

la utilización práctica de los estudios de política habitacional para la determinación de

grupos vulnerables; además señala la necesidad de mantener niveles altos de focalización

debido a que el aumento del ingreso del país y el envejecimiento aumenta también la

independencia económica y la formación de hogares.

CChC (2005) utiliza la encuesta CASEN de los años 1998, 2000 y 2003 para construir

una tasa “natural” de allegamiento existente en el décimo decil de ingresos para cada

subgrupo analizado

20

. A modo de ejemplo, si en el grupo de núcleos simples incompletos

el estrato más rico alcanza un 85% de allegamiento, entonces para obtener el total de

requerimientos de viviendas se descuenta el 85% del total de núcleos allegados de este

grupo por considerarse un tipo de allegamiento “voluntario”, que por el hecho de ser

17

Esta metodología se basa en la variable “parentesco con el jefe de hogar” para aproximarse a la

definición de núcleo secundarios.

18

CEPAL, 1990 y 1994. Argumenta en base a estos estudios que el hacinamiento constituye un factor de

transmisión o reproducción intergeneracional de la pobreza.

19

El resto de los núcleos allegados hacinados pero dependientes son motivo de políticas de ampliación o

mejoramiento.

20

Porcentaje de allegamiento promedio de los valores obtenidos en cada uno de los años de la encuesta

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voluntario no constituye una necesidad habitacional. Para estimar la cantidad de

requerimientos de vivienda primero descuenta la tasa natural de allegamiento a la

cantidad de allegados del subgrupo, luego restringe la cant idad de núcleos allegados sólo

a los primeros seis deciles por considerarlos de interés social (o con ingresos congruentes

al límite de precios fijados en la actual política de subsidios habitacionales).

De esta forma se calcula la existencia de 332.542 núcleos allegados pertenecientes a los

primeros seis deciles que conforman requerimientos de vivienda, de los cuales 96.445

pertenecen a los primeros deciles (lo que puede considerarse cercano a las estimaciones

del MINVU) y 236.097 a los deciles del tercero al sexto.

Un aspecto importante es que en este estudio al igual que en el del MINVU (2004), se

identifican grupos vulnerables. De acuerdo a este estudio, de 5.011.243 núcleos

familiares identificados, 898.405 vivían como allegados, dentro de los cuales 418.559

correspondían a núcleo simples incompletos, los que en su gran mayoría (397.631, un 8%

del total) son liderados por una madre, ya sea soltera o separada.

Como se aprecia, existen diferentes puntos de vista que hacen operativo el concepto de

allegamiento interno, estos enfoques utilizan diferentes criterios que facilitan el cálculo

de los requerimientos de vivienda de los núcleos secundarios, los cuales conforman la

parte más importante del déficit cuantitativo. Por otro lado, todas estas investigac iones

coinciden al identificar a los grupos vulnerables, sin embargo, una parte importante de

estas familias quedan al margen de los programas de vivienda sobre la base de criterios

carentes de una perspectiva amplia e integral de las políticas sociales.

De acuerdo a lo anterior, este trabajo pretende ser un aporte al promover criterios

económicos más integrales, que apunten a perfeccionar los procesos de postulación,

selección y asignación de soluciones habitacionales en Chile. Para ello utiliza el modelo

que se describe a continuación.

Capítulo 3. Modelo

El modelo utilizado

21

permite descomponer la probabilidad de que una familia se

encuentre allegada al estimar por un lado la importancia relativa de las valoraciones

subjetivas de las familias; y por otro, la influencia de las características familiares sobre

la decisión de permanecer o no allegados.

Este tipo de modelos intenta analizar una determinada decisión discreta como el reflejo

de una regresión econométrica subyacente. En nuestro caso, la regresión subyacente está

representada por la utilidad neta que le reporta a la familia el hecho de estar o no

21

Ver Henderson y Ioannides (1985).

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allegada. Así la decisión de allegamiento revela cual de las alternativas proporciona más

utilidad, pero no sus utilidades, que no son observables

22

.

Al mismo tiempo el modelo reconoce que la probabilidad de estar allegado no es sólo el

resultado de las preferencias de las familias sino también de las dificultades o

restricciones que estas enfrentan. Dificultades que en el caso de los allegados son

ocasionadas por la falta de recursos

23

.

En consecuencia la probabilidad de no estar allegados que experimenta una familia es el

producto de las probabilidades de no querer estar allegado por la probabilidad de poder

no estar allegado.

pq (1)

La función de utilidad de las familias muestra el dilema que enfrentan o trade-off entre

lograr mayor independencia dejando de ser allegados o mejorar su calidad de vida al

permanecer al amparo del hogar que los acoge. Así, la función de util idad puede

representarse como una Cobb-Douglass entre independencia y calidad de vida. La

dificultad de hacer operativos estos conceptos se transforman en una limitación

importante del presente estudio. Así, el ingreso percápita del núcleo hace operativa l a

independencia de las familias; en cambio, la variable que representa el concepto de

calidad de vida es el ingreso percápita del hogar:

),( vidadecalidadciaindependenUU

2

y

1

hpcynpcU

yhpcynpcU ln2ln1ln (2)

Por lo tanto, una familia “desea” estar no allegada en la medida que la utilidad de estar

no allegada Una sea mayor que la utilidad de estarlo Ua, entonces q puede ser expresado

como:

0PrPr

a

U

na

Uob

a

U

na

Uobq

0ln)22(ln)11(Pr

ana

yhpc

ana

ynpc

ana

obq

0

0

*

ln

*

2ln

*

1Pr yhpcynpcobq

22

Ver Greene (1998), “modelo de utilidad aleatoria”, página 756.

23

Considerando el concepto en un sentido amplio: recursos materiales, humanos, organizacionales. Ver

Espinoza (1993).

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8

)

2

(

b

U

a

U

q

(3)

Donde F es la función de distribución normal acumulada, bajo el supuesto de que cada

error e ~ iid, N (0, s2), por lo tanto, (ena - ea ) ~ iid, N (0, 2 ·s2). Asimismo la

probabilidad de “poder” estar no allegados aumenta en la medida que los recursos y

características familiares C posiciona al grupo por encima de cierto umbral por estimar.

Luego p, al que subyace la función de restricción, es:

zCobp Pr

)(

z

C

p

(4)

Donde delta es el vector de parámetros y C es el vector de características, con C*d = d0 +

C1d1 + C2d2 + ..., con z ~ N(0,sz). Para estimar los parámetros de la función de utilidad

y la función de restricción usaremos el método de máxima verosimilitud. La función de

probabilidad de la distribución binomial, determina la probabilidad de que una familia no

se encuentre allegada. Dado que por hipótesis las observaciones o familias son

independientes, se tiene:

)1(

)1(

ii

(5)

i = 1 si la familia no se encuentra allegada, o i = 0 en caso contrario.

Ordenando las n observaciones de manera que las primeras N correspondan a las familias

no allegadas, y desde la observación (N+1) a n las familias allegadas, se puede escribir la

función de probabilidad conjunta o función de verosimilitud (LF)

24

y su logaritmo (LLF)

como:

n

N

i

N

i

i

LF

1

)1(

1

(6)

n

Ni

i

p

i

q

N

i

i

p

i

qLLF

1

1ln

1

)ln(ln (7)

El test de razón de verosimilitud puede ser utilizado para probar la significancia de la

especificación anterior.

24

La primera L de logaritmo y LF de likelihood function en inglés.

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Capítulo 4. Datos y estadística descriptiva

Los datos que se usaron en la determinación de los cuadros estadísticos y las

estimaciones provienen de la Encuesta de Caracterización Socio Económica Nacional

(CASEN) realizada por el Ministerio de Planificación (MIDEPLAN). Esta encuesta se

realiza periódicamente cada dos o tres años desde 1985, la información más actualizada

se encuentra en su última versión del año 2003. Para analizar la evolución del

allegamiento en la perspectiva de este trabajo, haremos uso de la serie en los últimos 12

años, vale decir a partir del año 1992 hasta su aplicación más reciente en el 2003.

Como se ha argumentado en la revisión bibliográfica, algunas conclusiones de interés

sugieren enfocar la atención en aquella parte de la muestra correspondiente a los núcleos

secundarios allegados liderados por madres solteras, y es esto precisamente lo que se hará

a continuación.

Para obtener la caracterización se compararán dos grupos de madres solteras, las

allegadas y las no allegadas en tres aspectos. El primero está orientado a determinar la

magnitud del problema de allegamiento interno, señalando algunas características de las

madres solteras y de sus hijos. El segundo tiene como finalidad contrastar a ambos

grupos de acuerdo a los atributos de las viviendas y las condiciones de hacinamiento en

que estos las habitan. Para terminar se comparan las principales variables de los núcleos y

hogares receptores de madres solteras.

4.1. Allegamiento interno y madres solteras

Se comienza por establecer la totalidad de madres solteras jefas de hogar en cada año.

Luego, según el Cuadro 1 es posible apreciar que el total de madres solteras h a

aumentado de 233.000 en 1992 a un total de 400.000, lo que representa un crecimiento

promedio anual aproximado de 4.6%, por otro lado se observa que el grupo de madres

allegadas crece a una tasa de 5,8% anual, a diferencia del grupo de no allegadas que lo

hace a un ritmo menor de 2,4%.

El Cuadro 1 también permite determinar cuándo el porcentaje de madres allegadas ha

sido más bajo y alto respectivamente. Así, en 1992 las allegadas representan un 59% del

total de madres solteras, en cambio durante el año 2000 alcanzan un 72%.

Al observar las cifras por quintil de ingreso durante estos años es posible hacer dos

lecturas. Primero, si se calculan los porcentajes de allegadas y no allegadas respecto al

total de madres solteras por quintil, se observa que en 1992 del total de madres solteras

del cuarto quintil, el 63% son allegadas (valor máximo), en cambio el 54% de las

pertenecientes al quinto quintil son allegadas (valor mínimo). En el año 2000 en cambio

el 76% de las madres solteras del quintil dos son allegadas (valor máximo), el 65% de las

madres solteras del quinto quintil están allegadas (valor mínimo).

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Segundo, si ahora se calculan los porcentajes respecto al total de madres allegadas y no

allegadas respectivamente, se observa que tanto en 1992 como en el año 2000 un 31% de

las allegadas pertenecen al primer quintil, mientras sólo el 5% pertenecen al quinto

quintil. Algo similar ocurre respecto a las madres solteras no allegadas, pues el 34% de

las no allegadas pertenecen al primer quintil y el 7% al quinto quintil.

Si comparamos ambas lecturas se deduce que la estructura del allegamiento entre ambos

años es diferente pues a pesar de que la distribución de madres allegadas y no allegadas

por quintil es similar, la composición de madres solteras allegadas y no allegadas al

interior de cada quintil cambia. Se deduce que en el año 2000 el allegamiento está más

relacionado a las restricciones de ingreso que enfrentan las madres solteras, por cuanto al

observar la distribución al interior de cada quintil se verifica que es el segundo quintil el

grupo más perjudicado, a diferencia del año 1992 en que el grupo más perjudicado es el

cuarto quintil.

El Cuadro 2 muestra la cantidad de madres solteras distribuidas de acuerdo a su edad y

quintil de ingresos. Se observa que las madres solteras más jóvenes se concentran en los

quintiles más pobres alcanzando una tendencia creciente en el tiempo, en el año 1992 se

advierte un valor mínimo de 32% de madres solteras menores de 22 años en el primer

quintil y un 37% en el año 2002. Si se restringe el análisis a las madres solteras menores

de 18, las cuales supuestamente asisten al colegio, la proporción de madres solteras del

primer quintil se encuentra en torno al 10%. Las jóvenes no allegadas en cambio, si bien

no muestran una tendencia creciente, si muestran valores significativamente inferiores a

las allegadas, con un mínimo de 14% para el primer quintil en el año 1994 y un máximo

de 29% en el año 1998. En el caso de las madres en edad escolar del primer quintil se

observa un valor mínimo de 3% de madres solteras no allegadas menores de 18 años en

1992, y un valor máximo de 10% para 1998.

Respecto a la cantidad de hijos (Cuadro 3), en promedio un 95% de las madres solteras

allegadas tienen uno o dos hijos, cantidad levemente superior a la alcanzada por el grupo

de madres no allegadas, donde un 89% de las no allegadas tienen a lo más dos hijos. Al

analizar la distribución al interior de cada quintil podemos observar que a medida que

aumenta el nivel de ingresos aumenta el porcentaje de madres que tienen un solo hijo, en

cambio la proporción de madres solteras con más de un hijo aumenta a medida que

disminuye el nivel de ingreso. Lo anterior nos muestra la existencia de serios problemas

de planificación familiar en los estratos de menores ingresos. La tendencia a través de los

años muestra que el porcentaje de madres con más de dos hijos es suavemente

decreciente, mostrando su mayor valor en el año 1994 y su valor mínimo en el año 2003

con un 28%; por complementariedad esta tendencia implica un aumento de las madres

solteras que tienen un solo hijo.

4.2. ¿Cómo viven las madres solteras?

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Para poder caracterizar a las madres solteras respecto a la forma en que ellas viven, se

analizó la proporción de madres solteras que vivían en condiciones deficitarias en

relación a las tres dimensiones siguientes: el tipo de vivienda que habitan, la materialidad

de las casas y el nivel de hacinamiento que presentan. El déficit en tipo de vivienda se

define como aquellas viviendas clasificadas como mediaguas o mejora; rancho, ruca o

choza; y otros tipos como viviendas móviles, carpas, etc. Respecto a la materialidad, se

consideraron deficitarias las viviendas cuyo estado de conservación de sus muros es

malo. Finalmente, el hacinamiento se considera deficitario cuando la cantidad de

personas por cada pieza destinada a dormitorio (uso exclusivo o uso múltiple) es superior

a tres.

La proporción de madres solteras no allegadas que viven en viviendas del tipo deficitarias

es superior a la proporción de allegadas en esta condición, y es claramente decreciente a

medida que aumenta el ingreso del hogar. En general el porcentaje de madres solteras que

habitan viviendas deficitarias es muy pequeño, alcanzando un valor máximo del 3% en el

año 2000 para las allegadas, y un 14% en las no allegadas para 1994.

La materialidad deficitaria, afecta a una proporción mayor de madres no allegadas hasta

el año 1994, a partir del año 1996 las madres solteras allegadas experimentan un déficit

en materialidad mayor, alcanzando un valor máximo el año 2003 con un 17% en las

allegadas contra un 14% en las no allegadas. Cifras que denotan el deterioro que

experimenta el parque habitacional y la falta de mantenimiento particularmente en los

hogares más pobres y en los cuales existe allegamiento.

En relación al hacinamiento, se observa que la cantidad de madres solteras que viven en

condiciones de hacinamiento es considerablemente mayor en número que en el caso de

las no allegadas. Sin embargo, proporcionalmente la diferencia en el nivel de

hacinamiento al inicio de la década es mucho menor que la observada a partir de 1996,

año en que el nivel de hacinamiento de las madres allegadas sube para alcanzar un 34%,

pero al mismo tiempo el nivel de hacinamiento en las madres solteras no allegadas baja

desde un 29% en 1994 a un 17% en 1996. En el año 1998 se observa un repunte parcial

del nivel de hacinamiento en las no allegadas y una caída leve en el caso de las allegadas,

para finalizar el 2003 con un aumento considerable en ambos grupos alcanzando valores

del orden de 27% y 35% respectivamente.

Al analizar la distribución del hacinamiento al interior de cada quintil se observa que este

decrece a medida que aumenta el ingreso de los hogares, alcanzando un valor máximo en

el grupo de las no allegadas de un 46% para el primer quintil. También se observa una

caída relativamente sostenida de los niveles de hacinamiento en ambos grupos para los

dos primeros quintiles de ingreso. En consecuencia, la caída del hacinamiento al interior

de los dos primeros quintiles puede reflejar el aumento de las madres solteras en los

hogares más pobres y no necesariamente mejores condiciones de habitación, sobre todo si

se toma en cuenta que la cantidad de hijos aumenta en las madres solteras de menores

ingresos.

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4.3. Núcleos y hogares receptores de madres solteras

La comparación entre los grupos de madres solteras allegadas y no allegadas (ver Cuadro

5 y 6) se hará a nivel de jefes, núcleos allegados y hogares receptores. Para ello se

estudiarán la escolaridad de los jefes, el tamaño del grupo familiar y el ingreso percápita

del núcleo u hogar que incluyen madres solteras.

Primero, podemos notar que el grupo de allegadas posee un promedio mayor de años de

escolaridad, el cual además es levemente creciente a través de los quintiles y también a

medida que transcurren los años. A modo de ejemplo podemos constatar que en el año

2003 la escolaridad promedio en el primer quintil era de 8,7 años para las allegadas y de

sólo 7,6 años en las no allegadas, por lo tanto la diferencia promedio de escolaridad era

de 1,1 años, diferencia que se acentúa en la medida que aumenta el ingreso.

Este mayor nivel de escolaridad en el grupo de allegadas se contrapone al nivel de

escolaridad de los jefes de hogar, el cual es notoriamente inferior en los hogares con

allegadas. Lo anterior sugiere una mayor capacidad para generar recursos en el grupo de

allegadas, la cual es complementaria a la menor capacidad del jefe de hogar. También

insinúa una mayor valoración por la formación que imparten los colegios.

Segundo, el tamaño de los núcleos con madres solteras allegadas es menor en promedio

que para el grupo de no allegadas, en promedio las allegadas presentan un tamaño de 2,3

personas, en cambio las no allegadas muestran un tamaño promedio de 2,6 personas.

Ambos valores son muy estables en el tiempo y con una tendencia levemente decreciente

a medida que aumenta el ingreso.

En el caso de los hogares observamos la situación inversa, vale decir, los hogares con

allegadas tienen un tamaño promedio mayor que aquellos sin allegadas, con un promedio

de 5,8 y 3,6 respectivamente. Al igual que para los núcleos, el tamaño de los hogares para

ambos grupos es muy estable en el tiempo y decreciente a medida que aumenta el

ingreso. Sin embargo, presenta una leve tendencia a disminuir al interior de los dos

primeros quintiles, no así en los quintiles más ricos.

En tercer lugar se advierte que el ingreso percápita de los núcleos con allegadas es

inferior a los núcleos sin allegadas. También se observa que el ingreso promedio de las

no allegadas es 172% mayor que las allegadas en 1992 (valor máximo), esta diferencia

alcanza su mínimo valor en el año 1998 con un 6%, para volver a aumentar en los años

posteriores hasta alcanzar un 71% en el año 2003, consecuentemente con la Crisis

Asiática y los vaivenes macroeconómicos internacionales. En general a nivel de hogares

no se perciben diferencias significativas en el ingreso percápita.

Capítulo 5. Estimaciones y Resultados

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En el capítulo anterior se describieron algunas diferencias entre las madres solteras

allegadas y no allegadas, sus núcleos y también sus familias. A continuación se pretende

aplicar el modelo detallado en la sección tres, con el fin de determinar el efecto de las

valoraciones personales y las restricciones familiares sobre la probabilidad de estar o no

allegado.

Para ello, se estima la ecuación 7 del modelo por máxima verosimilitud, considerando las

siguientes variables: para la ecuación de q se utiliza el ingreso percápita del núcleo y el

ingreso percápita del hogar; en cambio para p el vector de variables está compuesto por:

la zona de residencia, la escolaridad de la madre soltera, si el jefe de hogar en el que vive

la madre soltera está desempleado, la tasa de hacinamiento correspondiente a la cantidad

de personas por dormitorio para cada caso, la edad del hijo más viejo y la cantidad de

hijos totales de dicha madre soltera y el tipo de vivienda en que habitan.

Los resultados no se interpretan como las causas del allegamiento, sino como las

características de los núcleos y hogares en que es más probable encontrar madres

embarazadas allegadas.

Los resultados obtenidos se resumen en el Cuadro 7. Estos resultados son relativamente

consistentes para los años considerados. El parámetro que proporciona en el cuadro se

interpreta como el cambio en la probabilidad de estar allegado por efecto de “querer” en

el caso de la ecuación 1 y de “no poder evitarlo” en el caso de la ecuación 2.

En la ecuación 1, sobre la probabilidad de “querer” estar allegado el signo asociado al

ingreso del núcleo indica que esta variable se encuentra relacionada negativamente con la

probabilidad de “querer” estar allegada. En promedio una madre soltera cuyo núcleo

percibe un ingreso percápita de $10.000 tiene en el año 1992 un 2,6% menos de

probabilidad por efecto de “querer” estar allegada, respecto a un núcleo sin ingresos. Este

valor disminuye en el tiempo hasta alcanzar un 0,1% en el 2003. De manera similar, un

ingreso percápita del hogar de $10.000 en 1992 genera una mayor probabilidad de

“querer” estar allegada de un 2% respecto a un hogar sin ingresos, valor que alcanza

menos de un 1% en el 2003, como era de esperar.

En la ecuación 2 que representa la probabilidad de que una madre soltera se encuentre

allegada por “no poder evitarlo”, la zona en que habitan las madres solteras es muy

relevante para efectos del allegamiento. Una mujer soltera que vive en una zona urbana

tiene una mayor probabilidad de estar allegada por efecto de “no poder evitarlo”, respe cto

a una mujer que vive en una zona rural. A través de los años esta probabilidad ha

experimentado importantes variaciones, hasta 1994 la tendencia fue creciente, año en que

la probabilidad fue de 23,30 puntos porcentuales mayor en la ciudad que en el ca mpo.

Luego vuelve a bajar hasta 1998 y se vuelve a disparar en el 2000 para obtener el mayor

valor en doce años de 41,38%; finalmente en el año 2003, el más reciente de la muestra,

se obtiene un 17%. Lo anterior señala que la situación de allegamiento es más sensible a

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los efectos económicos en las zonas urbanas que en las rurales, pudiendo experimentar

grandes variaciones de un año a otro.

La escolaridad de la madre soltera también se relaciona con la probabilidad de

allegamiento. La magnitud de este parámetro es relativamente estable en el tiempo pero

baja, con un promedio de 8% en doce años para una madre con 10 años de educación

respecto a una sin educación. Su estimación muestra un signo positivo lo que implica una

mayor probabilidad de allegamiento por “no poder evitarlo”, a medida que la escolaridad

de la madre es mayor. Al contrario de lo que uno podría esperar, esto puede estar

indicando que las madres solteras con mayor educación tienen un mayor ingreso, lo que

permite al hogar enfrentar más holgadamente el allegamiento, hacer mejoras a la

vivienda, realizar ampliaciones, o simplemente aumentar las posibilidades de consumo

25

.

Una interpretación alternativa es que hasta cierto nivel de ingresos les permitiría

“escoger” con quien estar allegado. Mientras que con una cantidad mayor podrían estar

pensando en vivir de manera independiente. Por lo tanto se hace necesario distinguir

entre distintos niveles de independencia.

Un jefe de hogar desempleado disminuye la probabilidad de allegamiento de las madres

solteras respecto a un jefe empleado. A pesar de que los parámetros obtenidos son

significativos al 5% sólo para los años 2000 y 2003, se observa que el valor máximo se

alcanza el año 2000 con un 16,8% menos de probabilidad de estar allegada respecto a un

jefe de hogar empleado. Esto indica que el allegamiento de las madres solteras es

condición del ingreso del hogar que las acoge, situación que puede variar dependiendo

del nivel de ingreso (o asistencia estatal) y de las condiciones de la economía en gene ral,

como se puede apreciar en la tendencia decreciente a fines del 2003.

La tasa de hacinamiento también tiene un efecto variable sobre la probabilidad de

allegamiento con un resultado máximo positivo de 11,8% en el año 2000. Esto indica que

durante ese año las madres que habitan casas hacinadas tienen una mayor probabilidad de

vivir allegadas respecto a las que habitan en viviendas sin hacinamiento. Durante el 2003

es -0,07%, negativo y muy cercano a cero pero levemente significativo, lo que puede

estar reflejando que en este año en particular el hacinamiento no está correlacionado con

el nivel de allegamiento de las madres solteras.

En relación al número de hijos, se observa que afecta negativamente la probabilidad de

allegamiento por efecto de “no poder evitarlo”. La probabilidad es creciente en valor

absoluto respecto a una madre sin hijos. Es así como en el año 2000 la probabilidad de

estar allegada disminuye en un 6% con un hijo (máximo valor absoluto), o un 12% con

dos hijos. Este resultado puede indicar, la posibilidad de trabajo infantil o juvenil en los

estratos más pobres. Los aportes del trabajo de los niños al ingreso familiar pueden

25

Consumo de comida, ropa o entretenimiento (zapatillas de mejor calidad, comida chatarra o televisión

por cable).

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permitir en cierto porcentaje de los casos superar la situación de pobreza de los hogares y

la condición de allegamiento de las madres solteras.

Otra variable significativa es la edad del hijo mayor, la cual está relacionada

negativamente con la probabilidad de estar allegado. Este parámetro presenta un

promedio de 0,8% en doce años. Vale decir, la probabilidad de estar allegada disminuye

en un 8% respecto de madres con hijos 10 años menor. El valor máximo, en términos

absolutos, es en el año 1992 con un 15%. Ambos valores mínimos alcanzan un 4,3%

durante los años 1994 y 1996 respectivamente. El valor más reciente en el 2003 es de un

8,3% muy cercano al promedio histórico del parámetro.

También resultó significativo el parámetro asociado al tipo de vivienda que habitan las

familias, el cuál distingue entre viviendas deficitarias o no (ver parte cuatro, datos y

estadística descriptiva). Una vivienda deficitaria está correlacionada con el allegamiento

de las madres solteras, disminuyendo la probabilidad de allegamiento. En promedio

existe un 32% menos de probabilidad de encontrarse allegada para las que viven en

viviendas deficitarias, respecto a las no deficitarias. El valor máximo se alcanza en el año

2000, con un 45% de probabilidad, disminuyendo hacia el 2003 para alcanzar un 29%.

Una explicación tentativa es que existe una mayor cantidad de mujeres dispuestas a t ener

hijos cuando las condiciones de la vivienda son superiores, lo que genera incentivos a la

maternidad, acompañada al mismo tiempo por un mayor grado de focalización de las

políticas de vivienda social en los últimos años.

En resumen podemos decir que de las dos variables que influyen sobre la probabilidad de

“querer” estar allegada, el efecto del ingreso percápita del hogar es en promedio

levemente superior al efecto del ingreso percápita del núcleo. Además ambas variables

tienen una influencia muy pequeña sobre la probabilidad de “querer” estar allegada, lo

que estaría indicando que la decisión de “querer” estar allegada no es muy sensible a las

variaciones de ingreso o que una parte importante de las preferencias no está explicada

por estas variables.

En la probabilidad de estar allegada por “no poder evitarlo” la variable más importante y

la que es más estable en el tiempo es el tipo de vivienda. También son relevantes la zona

en que habitan las madres solteras y el nivel de hacinamiento, pero ambas han

experimentado tendencias variables en el tiempo.

Entre las variables relacionadas con la composición de la familia se destacan en orden de

importancia: el desempleo del jefe de hogar, la cantidad total de hijos y la edad del hijo

mayor. El análisis de estas variables muestra que la disminución del desempleo puede

traer consigo un aumento del allegamiento de madres solteras. Un efecto mucho menor

pero significativo presenta la escolaridad de la madre soltera, la que tiene un resultado

positivo sobre el nivel de allegamiento.

5.1. Descomposición del allegamiento en “querer” y “no poder evitarlo”

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Para calcular separadamente la cantidad de madres que viven allegadas como resultado

de sus valoraciones subjetivas y aquellas que lo hacen por “no poder evitar lo”, se hace

una predicción dentro de la muestra que utiliza las probabilidades q y p, de “querer” y

“poder” respectivamente, estimadas para cada una de las madres solteras allegadas.

Los resultados se presentan en el Cuadro 8, en él se puede observar la proporción

promedio de madres solteras que optan por el allegamiento producto de sus preferencias.

Dicho valor asciende en promedio a un 9% de las madres solteras jefas de núcleo

allegadas.

Por otro lado, el porcentaje promedio de madres solteras allegadas que “no pueden

evitar” la condición de allegamiento alcanza un 91% del total de allegadas, cifra

considerablemente mayor que la anterior (las proporciones respecto al total de madres

solteras son 6% y 57% respectivamente). También es posible observar que las madres

allegadas “por que lo prefieren” varían año a año, con una tendencia al alza a partir de la

segunda mitad de la década alcanzando un 12% en los años 1998, 2000 y 2003. Lo

anterior trae la disminución consecuente de la proporción de madres alleg adas por que

“no lo pueden evitar” en el mismo período.

A diferencia de lo anterior, no se observan variaciones importantes de las proporción

promedio de madres que desean estar allegadas por quintil de ingreso, levemente

menores al promedio en los quintiles más pobre y más rico. Lo que podría indicar que las

valoraciones y la importancia relativa que las madres dan a las restricciones no son muy

diferentes para grupos de madres pertenecientes a hogares con distintos niveles de

ingreso.

Conclusiones o recomendaciones

Capítulo 6. Conclusiones y Perspectivas

Este trabajo aborda ciertos aspectos sobre el allegamiento y el déficit habitacional en

Chile que no han sido considerados con anterioridad, como lo son el efecto de las

preferencias de los grupos vulnerables respecto a su autonomía o calidad de vida y sus

consecuencias al habitar una vivienda. Con este objetivo se han identificado variables

relevantes y se ha analizado su evolución en el período 1992-2003. Ambos análisis

permiten caracterizar a uno de los sectores más vulnerables frente al allegamiento, el

grupo de las madres solteras jefas de núcleo.

Uno de los aspectos más importantes, que permite poner el foco de atención sobre este

grupo de personas en particular, es el importante aumento que han e xperimentado en

primer lugar las madres solteras y en segundo lugar el allegamiento al interior de este

grupo. El allegamiento al interior del grupo de madres solteras alcanza el 63%, con tasas

de crecimiento del orden 5,8% anual.

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Un segundo elemento a tomar en cuenta es que del porcentaje de madres solteras

allegadas se estima que un 9% de ellas vive en condición de allegamiento debido a sus

preferencias y el 91% restante lo hace debido a que las restricciones económicas que

enfrenta no le permiten evitar está condición de allegada. El allegamiento debido a estos

factores varía levemente en relación al ingreso, sólo un 8% y 7% se encuentra allegado

debido a sus preferencias en los quintiles primero y quinto respectivamente. El resto de

los quintiles presenta un valor promedio de 9% de allegamiento por preferencias.

La variable que se relaciona más robustamente con la existencia de allegamiento debido a

las restricciones económicas al interior de este grupo, es el déficit en el tipo de vivienda,

el cual corresponde a las viviendas clasificadas como mediaguas o mejora; rancho, ruca o

choza; y otros tipos como viviendas móviles. En promedio hay un 32% menos de

probabilidad de encontrarse allegadas para las madres solteras que viven en viviendas

deficitarias, en relación a las que viven en viviendas no deficitarias.

Lo anterior puede deberse a que existe una mayor propensión a la maternidad en la

medida que las condiciones de vivienda no son deficitarias. Otra explicación tentativa es

que la acción focalizada de la política de vivienda favorece al grupo en cuestión, lo que

explica la relación inversa existente entre ambas variables. Quedan pendientes las tareas

de constatar estas hipótesis y determinar su importancia en el diseño de nuevas políticas

tendientes a corregir sus efectos negativos. En este sentido, una mirada más integral de

las políticas de vivienda deberían tener en cuenta los incentivos que generan en los

grupos a los cuales están dirigidos los beneficios.

Otras variables que se relacionan fuertemente con el allegamiento de las madres solteras

son la zona de residencia y el hacinamiento. Los datos más recientes indican que la

probabilidad de allegamiento de las madres que viven en una zona urbana es un 17%

mayor respecto a las madres que viven en zonas rurales. Por otro lado, la probabilidad de

allegamiento es un 6% mayor para las madres que viven en condiciones de hacinamiento

deficitarias (superior a tres personas por dormitorio de uso o no exclusivo), respecto a las

que no lo hacen. Estos resultados se refuerzan con los encontrados en la revisión

bibliográfica, en particular con el tratamiento dado en los documentos pertenecientes al

Ministerio de la Vivienda.

También se constató la importancia de la composición familiar, en particular la cantidad

total de hijos sobre la probabilidad de allegamiento. En el año 2003 existe un 8,4%

menos de probabilidad de allegamiento para las madres con 2 hijos respecto a las sin

hijos. Una razón para ello es que los aportes de los niños al ingreso familiar permi tirían a

un porcentaje de de las madres solteras superar su condición de allegamiento. Esta

situación puede estar vinculada a otros fenómenos preocupantes, como lo son: el

alcoholismo, la drogadicción, el maltrato intrafamiliar, el trabajo infantil, o las

actividades ilegales. Lo que brinda carácter de urgencia a la necesidad de miradas más

integradoras de las políticas públicas. De manera tal que los programas de: vivienda,

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salud, educación, superación de la pobreza, seguridad ciudadana participen juntos e n la

solución de los fenómenos sociales críticos.

Respecto al allegamiento producto de las preferencias, se distingue que el ingreso

percápita del hogar tiene una mayor influencia que el ingreso del núcleo sobre las

preferencias del allegamiento, lo que indica cierta aversión a la independencia o una

mayor valoración marginal de la calidad de vida respecto a la independencia. Sin

embargo, también se observa que el efecto de dichas variables sobre la probabilidad de

“querer” estar allegado es pequeño, lo que sugiere mejorar la especificación del modelo

en futuras investigaciones.

También es preciso aclarar, como se hizo en la introducción, que las preferencias en base

a las cuales se realizó esta descomposición, pueden ser el resultado de la aversión al

riesgo respecto del futuro y no una condición antojadiza que merezca el descuido o la

indiferencia de las políticas de vivienda. Al contrario, supone comprender globalmente

las motivaciones de las personas con el fin de que las políticas públicas aporten a s u

bienestar y desarrollo, no al revés.

En este sentido, si la decisión de allegamiento es básicamente una decisión intertemporal

y si los programas son orientados a aquellos que valoran excesivamente su

independencia, vale decir los más arriesgados. O al contrario, hacia aquellos que valoran

en demasia su nivel de calidad de vida, es decir tienen un nivel exagerado de aversión. Se

estarían adoptando políticas menos racionales, cuyo van social esperado es menor, dada

la baja probabilidad de éxito de este tipo de proyectos de alta varianza o baja esperanza

respectivamente. Proyectos cuyo objetivo es lograr que los beneficiarios alcancen

“efectivamente” el mayor bienestar posible al independizarse. Por supuesto, tomando en

cuenta las mismas restricciones sociales y características familiares.

Más aún, si los niveles extremos de aversión al riesgo estuviesen condicionados por: las

malas condiciones de vida, niveles muy bajos de información o educación de mala

calidad que fomentan el pesimismo o la esperanza desmedida. Niveles muy bajos o muy

altos de aversión a la independencia pueden estar evidenciando problemas de otro orden

que deben ser apoyados más allá del alcance tradicional de las políticas de vivienda.

En el seminario “La política habitacional chilena: evaluación y desafíos futuros”

organizado por el MINVU durante el pasado mes de noviembre (en vísperas de la

elección presidencial), se desarrollaron tres paneles en torno al: Financiamiento de la

Vivienda Social, la Integralidad y Focalización de las Políticas de Vivienda y la Calidad

de Vida y Barrio.

La exposición sobre integralidad y focalización destacó que la llamada Nueva Política

Habitacional tiene como finalidad dar solución habitacional al 16,6% de los hogares más

pobres del país, innovando en la forma de asignación de recursos. Para ello se incorpora

un trabajo de acompañamiento social con el objetivo de formar barrios.

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Sin embargo, estos planes

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no contemplan una asignación de recursos basada en

incentivos que rechacen las instituciones informales nocivas al interior de las

comunidades, que como se ha señalado puede tener efectos importantes en el caso de la

planificación familiar, o en los desafíos que enfrentan los diversos grupos vulnerables en

cuestión: madres solteras, adultos mayores, discapacitados, personas en situación de

calle. Es por ello que el desarrollo de una institucionalidad informal positiva permitirá

asegurar el comportamiento armónico y la prosperidad de los barrios y comunidades.

Además, estas iniciativas serían infructuosas de no procurar las condiciones para que se

lleven a cabo. Lo que supone corregir las fallas en los mercados relacionados mediante

una legislación que regule particularmente el mercado del suelo. Fallas como la

concentración y las asimetrías de información impiden la fundación de barrios no

segregados, facilitan la especulación y en definitiva dificultan la integración de los

sectores desposeídos a los servicios de las ciudades modernas.

Referencias y citas

1. Arriagada C., Icaza M. y Rodriguez A. Allegamineto, pobreza y políticas

públicas. Un estudio de domicilios complejos del Gran Santiago . Boletín del

Programa de Pobreza y Políticas Sociales de SUR, 1999.

2. Cámara Chilena de la Construcción. Balance de la vivienda en Chile.

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proyecciones en el mediano plazo. CChC., 2005.

3. CEPAL. La transmisión intergeneracional de las oportunidades de vida en

los años ochenta. División de Desarrollo Social, Comisión Económica para

América Latina y el Caribe, Naciones Unidas, 1990.

4. CEPAL. Panorama social de América Latina . Comisión Económica para

América Latina y el Caribe, Naciones Unidas, 1994.

5. Espinoza, V. Familia, hogar y allegamiento. Aproximación a la funcionalidad de

los arreglos residenciales en dos comunas de Santiago. En Allegados:

Caracterización y propuesta para una política de vivienda . DITEC/MINVU,

1993.

6. Greene, M. Allegamiento: aspectos conceptuales y cualitativos. En

Allegados: Caracterización y propuesta para una política de vivienda .

DITEC/MINVU, 1993.

26

Ver MINVU (2005).

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20

7. Greene, W. Análisis Econométrico. Tercera edición. Prentice Hall, 1998.

8. Henderson J., Ioannides Y. Tenure Choice and the Demand for Housing .

Económica, Vol. 53, 1986.

9. MIDEPLAN. Déficit habitacional y demanda a los programas de vivienda

del sector público. MIDEPLAN, Documento Nº18, 2000.

10. MINVU. El déficit habitacional en Chile. Medición de requerimientos de

vivienda y su distribución espacial . MINVU, 2004

11. MINVU. Chile. Un siglo de políticas de vivienda y barrio . MINVU, 2005.

12. Peliowski, S. Del allegamiento a la densificación: programas habitacionales

para la precariedad urbana. En Allegados: Caracterización y propuesta para una

política de vivienda. DITEC/MINVU, 1993.

13. Saborido, M. Allegamiento: una mirada desde lo local. En Allegados:

Caracterización y propuesta para una política de vivienda . DITEC/MINVU,

1993.

14. Torshe, A. Comentarios. En Allegados: Caracterización y propuesta para una

política de vivienda. DITEC/MINVU, 1993.

Autor

Rodrigo Ibarra. Constructor Civil, Universidad Católica de Chile e Ingeniero Comercial

Mención Economía, Universidad de Chile.

Blog: http://espacionuevochile.blogspot.com/

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Anexo Estadístico

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