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1 Determinantes de la adopción del Cuadro de Mando Integral en organizaciones portuguesas del sector público y privado Patrícia Rodrigues Quesado Professora da Escola Superior de Gestão Instituto Politécnico do Cávado e do Ave 4750-810 Barcelos Portugal Telef: (351)253802500 [email protected] Lúcia Lima Rodrigues Professora Associada da Escola de Economia e Gestão Universidade do Minho Campus de Gualtar 4710-057 Braga Portugal Telef: (351)253604559 [email protected] Beatriz Aibar Guzmán Profesora Titular de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales Universidad de Santiago de Compostela Avda. Burgo das Nacións, s/n 15782 Santiago de Compostela España Telef. (34)981563100 [email protected] Área temática: A5 – Contabilidade de Gestão Metodología de investigación: M7 - Survey

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Determinantes de la adopción del Cuadro de Mando Integral en organizaciones

portuguesas del sector público y privado

Patrícia Rodrigues Quesado

Professora da Escola Superior de Gestão Instituto Politécnico do Cávado e do Ave

4750-810 Barcelos Portugal

Telef: (351)253802500 [email protected]

Lúcia Lima Rodrigues

Professora Associada da Escola de Economia e Gestão Universidade do Minho

Campus de Gualtar 4710-057 Braga

Portugal Telef: (351)253604559

[email protected]

Beatriz Aibar Guzmán

Profesora Titular de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales Universidad de Santiago de Compostela

Avda. Burgo das Nacións, s/n 15782 Santiago de Compostela

España Telef. (34)981563100 [email protected]

Área temática: A5 – Contabilidade de Gestão Metodología de investigación: M7 - Survey

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Determinantes de la adopción del Cuadro de Mando Integral en organizaciones

portuguesas del sector público y privado

Resumen

Esta comunicación tiene como objetivo identificar y analizar un conjunto de variables que

pueden potencialmente influir en la adopción del Cuadro de Mando Integral (CMI) en

organizaciones públicas y privadas portuguesas. Definimos un conjunto de hipótesis de

investigación y para comprobar empíricamente las hipótesis formuladas hemos recurrido a los

datos obtenidos mediante la aplicación de un cuestionario postal a 591 organizaciones

públicas (ayuntamientos, hospitales, empresas municipales y empresas intermunicipales) y

549 organizaciones privadas (grandes empresas y pequeñas y medianas empresas)

portuguesas, con una tasa de respuesta del 31,3%. Los resultados obtenidos indican que el

compromiso de la alta dirección, el desarrollo de mapas estratégicos y el establecimiento de

relaciones causa-efecto son factores que están asociados con la implementación del CMI.

Palabras-clave: Cuadro de Mando Integral. Contabilidad y Control de Gestión. Portugal.

Determinants of the Balanced Scorecard adoption in Portuguese organizations of the

public and private sector

Abstract

In this paper we aim to identify and analyze a set of variables that can potentially influence

the adoption of the Balanced Scorecard (BSC) in Portuguese public and private organizations.

Hypotheses were tested using data obtained from a questionnaire sent to 591 publicly-owned

organizations (local governments, municipal corporations and hospitals) and 549 privately-

owned organizations (large companies and small and medium enterprises) in Portugal, with

an overall response rate of 31.3%. The results allow us to conclude that the top management

commitment, the development of strategy maps and the establishment of cause-effect

relationships are factors that are associated with the implementation of the BSC.

Keywords: Balanced Scorecard. Management Accounting and Control. Portugal.

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1. INTRODUCCIÓN

En el entorno actual en que se mueven las organizaciones, caracterizado por el cambio y

la competencia, éstas deben dedicar importantes recursos a medir el trabajo que realizan para

alcanzar sus objetivos estratégicos, necesitando estructurar los sistemas de información para

manejar el exceso de información con que se deparan, volviéndose cada vez más para el

exterior, para los clientes y para el mercado donde operan (Kaplan & Norton, 2001). De

acuerdo con los citados autores, la estrategia no puede ser ejecutada si no es comprendida, y

no puede ser comprendida si no puede ser descrita y comunicada efectivamente. Así, en las

últimas décadas se han desarrollado nuevos modelos y herramientas de control de gestión que

combinan medidas financieras y no financieras con el objetivo de mejorar la vinculación entre

la estrategia y la medición del desempeño entre las que destaca el Cuadro de Mando Integral

(CMI).

Esta comunicación tiene como objetivo identificar y analizar un conjunto de variables

que pueden potencialmente influir en la adopción del CMI en las organizaciones públicas y

privadas portuguesas. De acuerdo con este objetivo, hemos estructurado el trabajo de la

siguiente forma: inicialmente se exponen brevemente algunos aspectos teóricos relativos al

CMI, destacando la importancia de las relaciones causa-efecto y del diseño de mapas

estratégicos. Con esta base, se presenta el estudio empírico realizado en organizaciones

públicas y privadas que operan en Portugal y las principales conclusiones obtenidas.

2. EL CUADRO DE MANDO INTEGRAL

El CMI ha sido desarrollado a principios de los noventa por Kaplan y Norton (1992,

1993, 1996) como una herramienta de gestión capaz de superar las limitaciones de los

sistemas clásicos de información y control de gestión, en concreto, la ausencia de un enfoque

estratégico, es decir, la falta de un proceso sistemático para poner en práctica y obtener

retroalimentación sobre la estrategia. Así, el CMI se ha planteado como un modelo de

evaluación del desempeño y de gestión estratégica que proporciona a los gestores información

relevante y necesaria para evaluar la implantación y desarrollo de la estrategia, facilitando el

proceso de toma de decisiones en los distintos niveles organizativos (Kaplan & Norton,

1996).

De acuerdo con sus creadores, el CMI es una herramienta adecuada para seleccionar un

conjunto equilibrado de indicadores y objetivos que reflejan la visión estratégica de la

organización, ayudando a las organizaciones a satisfacer las expectativas de sus stakeholders,

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a articular y comunicar los objetivos estratégicos y a evaluar su ejecución, es decir,

transforma la misión y los objetivos estratégicos en acciones, permite que los miembros

comuniquen entre sí y perciban cuál su contribución en el alcance de la misión organizativa,

posibilita mejoras en la calidad de los servicios prestados y un feedback y aprendizaje

continuos. Así, representa el equilibrio entre medidas externas relativas a los shareholders y

clientes y medidas internas relativas a los procesos críticos, tales como innovación,

aprendizaje y crecimiento (Kaplan & Norton, 2000b).

2.1. LAS RELACIONES CAUSA-EFECTO

El CMI incorpora un conjunto complejo de relaciones causa-efecto entre las distintas

variables críticas, describiendo la trayectoria seguida en el desarrollo de la estrategia. En este

contexto, ninguna perspectiva del CMI (financiera, clientes, procesos internos, y aprendizaje

y crecimiento) funciona de modo independiente, sino con base en relaciones causa-efecto que

permiten el control de las variables clave que miden el desarrollo de la estrategia y orientan a

la organización hacia su misión. De este modo, el CMI es más que una colección de

indicadores o un conjunto de objetivos aislados, presuponiendo su desarrollo e

implementación la definición de una cadena de relaciones causa-efecto entre variables clave

expresadas a través de indicadores (Mooraj et al., 1999).

En palabras de Davila (1999, p. 40), “las relaciones causa-efecto permiten intercambiar

opiniones, enriquecer la visión del negocio de cada directivo y llegar a un consenso de cómo

alcanzar los objetivos. Con este consenso, todas las personas de la empresa suman sus

esfuerzos en la misma dirección, en lugar de dispersarlos, persiguiendo objetivos

aparentemente consistentes pero en realidad descoordinados”. En este sentido, Niven (2003)

añade que las relaciones causa-efecto permiten contar la “historia” de la estrategia de la

unidad de negocio, traduciendo y comunicando la estrategia y funcionando como una

herramienta eficaz de diagnóstico para evaluar la implementación del CMI.

2.2. LOS MAPAS ESTRATÉGICOS

El concepto de mapa estratégico se presentó por primera vez en 2001 en el libro de

Kaplan y Norton titulado “The Strategy-Focused Organization: How Balanced Scorecard

Companies Thrive in the New Business Environment” (Kaplan & Norton, 2001), volviéndose

tan importante como el propio CMI en la descripción de la estrategia. De forma general, los

mapas estratégicos proporcionan una representación visual clara de las relaciones causa-

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efecto entre los distintos componentes de la estrategia. Así, el papel de los mapas estratégicos

tiene que ver con la provisión de una representación visual sólida, coherente, completa,

integrada e sistemática de los objetivos críticos de la empresa y las principales relaciones que

se establecen entre ellos.

En este sentido, los mapas estratégicos reflejan las relaciones causa-efecto a través de

las cuales las mejoras específicas que se introducen en cada área producen los resultados

deseados, suministrando un modelo mental común que permite que los gestores se centren en

lo que realmente es fundamental. En consecuencia, puede decirse que los mapas estratégicos

se transformaron en la base fundamental de un proyecto de CMI, proporcionando una

arquitectura lógica y amplia para la descripción y comunicación de la estrategia que va más

allá de las cuestiones relacionadas exclusivamente con la medición y gestión de la misma.

Con la publicación, en 2004, del libro “Mapas Estratégicos - Convirtiendo Activos

Intangibles en Resultados Tangibles”, Kaplan y Norton (2004a) exploraron en profundidad el

proceso de elaboración de mapas estratégicos y presentaron diversos ejemplos de

organizaciones que habían utilizado el mapa estratégico en el desarrollo de sistemas de

gestión estratégicos basados en los conceptos del CMI. Así, dichos autores concluyeron que el

mapa estratégico es la herramienta práctica que permite hacer operativa la filosofía del CMI,

indicando visualmente el camino que debe seguir la organización (Fernández & López, 2002).

De allí que, como señalan Jordan et al. (2011), los mapas estratégicos permitan reflexionar

sobre cómo se pueden alcanzar los resultados, constituyendo la base para el apoyo a la toma

de decisiones y la selección de las acciones prioritarias a emprender en el futuro.

3. ESTUDIO EMPÍRICO

3.1. OBJETIVOS

El objetivo principal de este artículo ha sido identificar y analizar un conjunto de

variables que pueden potencialmente influir en la adopción del CMI en las organizaciones

públicas y privadas portuguesas. En concreto, nos propusimos identificar y analizar las

siguientes variables: el grado de incertidumbre percibida del entorno; el compromiso de la

alta dirección; el establecimiento de relaciones causa-efecto y el diseño de mapas estratégicos.

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3.2. METODOLOGÍA

Como medio básico para la recolección de los datos hemos optado por la realización de

una encuesta postal a través del envío de un cuestionario a una muestra de organizaciones

privadas y públicas que operan en Portugal.

La población objeto de estudio estuvo formada por grandes empresas y pequeñas y

medianas empresas (PYMES), ayuntamientos, empresas municipales (EM), empresas

intermunicipales (EIM) y hospitales públicos pertenecientes al Sistema Nacional de Salud

(SNS), integrando un total de 1140 organizaciones: las 388 mayores empresas portuguesas,

161 PYMES excelencia-industria, 308 ayuntamientos, 222 EM/EIM y 61 instituciones

hospitalarias (39 hospitales clasificados como Entidades Públicas Empresariales (EPE) y 22

hospitales clasificados como Sector Público Administrativo (SPA)).

En el caso de las grandes empresas hemos utilizado la base de datos de las 500 mayores

y mejores empresas portuguesas clasificadas en función de su volumen de ventas publicado

en la edición especial de la “Revista Exame” referida al año 2007 (Exame, 2008). En lo que

respecta a las PYMES, decidimos seleccionar únicamente las pertenecientes al sector

industrial que fueron clasificadas como excelentes en 2000 y 2001 (los dos últimos años en

que se realizó dicha clasificación). En lo que concierne a las organizaciones públicas,

decidimos seleccionar todos los ayuntamientos, EM/EIM y hospitales públicos portugueses.

Los cuestionarios fueron testados durante el mes de marzo de 2009 por elementos

pertenecientes a la población a investigar así como por académicos conocedores del tema en

estudio y con amplia experiencia en el diseño y realización de investigaciones a través de

encuestas.

La fase de recogida de la información tuvo lugar entre abril de 2009 y marzo de 2010 y

los datos recogidos se han tratado estadísticamente con recurso al programa SPSS (Statistical

Package for the Social Sciences – versión 17). De los 1.140 cuestionarios enviados obtuvimos

357 respuestas, lo que corresponde al 31,3% del total de la población. Estos cuestionarios se

distribuyen de la siguiente manera entre las distintas organizaciones encuestadas: 107 grandes

empresas (tasa de respuesta del 27,6%), 48 PYMES (tasa de respuesta del 29,8%), 100

ayuntamientos (tasa de respuesta del 32,5%), 87 EM/EIM (tasa de respuesta del 39,2%) y 15

hospitales (tasa de respuesta del 24,6%1).

1 28,2% hospitales EPE y 18,2% hospitales SPA.

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3.3. HIPÓTESIS DE INVESTIGACIÓN

En este apartado planteamos las hipótesis de investigación empírica, identificando

posibles factores determinantes de la implementación del CMI en las organizaciones, ya sean

públicas o privadas.

a) Incertidumbre percibida del entorno

La incertidumbre del entorno ha sido durante mucho tiempo considerada como un

problema central para las organizaciones. En la literatura, la incertidumbre percibida del

entorno está asociada a la falta de información respecto a los factores del entorno que afectan

un determinado proceso de toma de decisiones, al desconocimiento de cuánto perdería la

organización si tomase una decisión incorrecta y a la dificultad en la asignación de

probabilidades con algún grado de certeza con respecto a cómo los factores del entorno

pueden afectar al éxito o al fracaso de una decisión (Fisher, 1995)2. Varios estudios empíricos

hacen referencia a la incertidumbre percibida del entorno y sugieren técnicas e instrumentos

contables más apropiados cuando el entorno competitivo es incierto (Duncan, 1972;

Khandwalla, 1972; Hofer, 1975; Gordon & Miller, 1976; Hayes, 1977; Lorenzi et al., 1981;

Gordon & Narayanan, 1984; Govindarajan, 1984; Chenhall & Morris, 1986; Gul, 1991; Gul

& Chia, 1994; Fisher, 1995; Chong, 1996; Libby & Waterhouse, 1996; Chong & Chong,

1997; Chapman, 1997; Kasurinen, 2002; Chenhall, 2003; Fuentes, 2003; Wenisch, 2004;

Banker et al., 2004; Hoque, 2004, 2005; Gosselin, 2005; Agbejule, 2005; Jusoh, 2008; Abdel-

Kader & Luther, 2008; Hendricks et al., 2012).

La incertidumbre percibida del entorno aumenta la necesidad de contar con una

información más amplia y, en consecuencia, influye positivamente en la utilización de

técnicas sofisticadas de Contabilidad de Gestión (Gomes, 2007). En estos casos, se espera que

haya una mayor cantidad de información procesada por las organizaciones (Fuentes, 2003).

Además, la amplia demanda de sistemas de información de gestión que incorporen medidas

no financieras de rendimiento está asociada positivamente con la incertidumbre percibida del

entorno (Hendricks et al., 2004). Por consiguiente, definimos la siguiente hipótesis en la que

planteamos que la propensión a adoptar el CMI está positivamente relacionada con la

incertidumbre percibida del entorno:

H1: Las organizaciones portuguesas que utilizan el CMI operan en un entorno con un

elevado grado de incertidumbre.

2 Govindarajan (1984) define la incertidumbre del entorno como el grado de previsibilidad en las acciones de los clientes, proveedores, competidores, y grupos de reglamentación que componen el entorno externo.

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b) Compromiso de la alta dirección

Los autores son unánimes en considerar que sin el apoyo de la dirección es poco

probable que la introducción de nuevos sistemas de Contabilidad de Gestión tenga éxito

(McAdam, 2000; Kaplan & Norton, 2001; Liu & Shieh, 2004; Galas & Forte, 2004; Chan,

2004; Pereira, 2005; Matos, 2006; Gumbus & Lussier, 2006; Naranjo-Gil & Hartmann, 2006,

2007; Geuser et al., 2009; Chavan, 2009; Aranda & Arellano, 2010; Braam & Nijssen, 2011;

Kollberg & Elg, 2011; Northcott & Smith, 2011). En este sentido, para Smith (1998) la

implicación de la dirección, un fuerte liderazgo y el trabajo en equipo son factores que tienen

un impacto favorable en el cambio organizativo y la difusión de innovaciones contables.

Por su parte, Shields (1997) sostiene que el apoyo de la alta dirección es determinante

en el desarrollo de sistemas de medición y gestión del desempeño, porque los directivos

superiores pueden concentrar los recursos organizativos en aquellas iniciativas que consideren

relevantes y proporcionar el apoyo “político” necesario para promover su aceptación por parte

de los miembros de la organización o reducir la resistencia al cambio. Por el contrario, si la

alta dirección no acepta la herramienta y no ve sus beneficios en comparación con otras

alternativas, no promoverá su utilización por los niveles inferiores de la organización

(Wenisch, 2004). En este sentido, esperamos que cuanto mayor sea el apoyo de la alta

dirección al proceso de implementación del CMI, mayor será el grado en que las

organizaciones implanten dicha herramienta de gestión y, por consiguiente, planteamos la

siguiente hipótesis:

H2: En las organizaciones portuguesas que implementaron el CMI el compromiso de la

alta dirección es elevado.

c) Establecimiento de relaciones causa-efecto y diseño de mapas estratégicos

En palabras de Pinto (2007) muchas organizaciones recogen y analizan con determinada

periodicidad un conjunto de indicadores financieros y no financieros, situación que puede

erróneamente ser considerada equivalente a tener en funcionamiento el CMI. Uno de los

aspectos que mejor demuestran si estamos o no en presencia del CMI es el sistema de

relaciones causa-efecto que tiene de existir entre los objetivos y respectivos indicadores

fijados para las diferentes perspectivas.

Sin embargo, varios estudios han demostrado que muchas organizaciones atribuyeron

poca o ninguna importancia al establecimiento de relaciones causa-efecto y a su descripción a

través de mapas estratégicos (Olve et al., 1999; Norreklit, 2000; Malmi, 2001; Ahn, 2001;

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Sousa, 2001; Malina & Selto, 2001; Speckbacher et al., 2003; Griffiths, 2003; Ittner et al.,

2003b3; Anand et al., 2005; Russo & Martins, 2005; Kasperskaya, 2008; Bedford et al., 2008;

Soderberg et al., 2011). Otros incluso han indicado que, aunque las organizaciones

desarrollen mapas estratégicos para reflejar sus relaciones de causa-efecto, éstas no son

validadas estadísticamente (Chia & Hoon, 2000; Malina & Selto, 2001; Aidemark, 2001;

Nielsen & Sorensen, 2004; Arai, 2006; Kasperskaya, 2008; Quesado & Rodrigues, 2009).

Estas evidencias nos han llevado a establecer las siguientes hipótesis de investigación:

H3: Las organizaciones portuguesas que implementaron el CMI desarrollaron mapas

estratégicos.

H4a: Las organizaciones portuguesas han establecido relaciones causa-efecto entre las

distintas perspectivas del CMI.

H4b: Las organizaciones portuguesas que han establecido relaciones causa-efecto

entre las distintas perspectivas del CMI no han validado estadísticamente dichas relaciones.

3.4. RESULTADOS

3.4.1. Utilización del CMI

Con el propósito de conocer en qué medida está o no generalizada la utilización del

CMI en las organizaciones públicas y privadas portuguesas, hemos preguntado a los

encuestados sobre el grado de utilización del mismo4. A este respecto, a nivel general, la

aplicación del CMI es más reducida en las organizaciones pertenecientes al sector público que

en las del sector privado. No obstante, este resultado se debe exclusivamente a las grandes

empresas. En efecto, el mayor porcentaje de organizaciones que afirmaron que utilizaban el

CMI pertenecían al grupo de grandes empresas (38,6%).

Los resultados obtenidos revelan que el nivel de implementación del CMI en las

PYMES (3,7%), ayuntamientos (4,8%), EM/EIM (4,3%) y hospitales portugueses (7,7%) es

bastante reducido. Por otro lado, la mitad de las grandes empresas y casi la mitad de los

hospitales (46,2%) señalaron que no utilizaban ni pretendían utilizar el CMI, porcentaje que

se eleva a más del 70% para los restantes grupos de organizaciones encuestadas. Además, un

importante número de organizaciones ha indicado que pretende implementar el CMI en el 3 Dichos autores señalaron que el 76,9% de las organizaciones que utilizan el CMI no consideran o no atribuyen gran importancia a los modelos causales. Concluyeron también que cuando se utilizan mapas estratégicos, los gestores frecuentemente fallan en comprobar la validez de las relaciones causales (solo el 21% de las empresas con relaciones causales explícitas verifican la validez de sus efectos). 4 Dos PYMES, una EM/EIM y tres ayuntamientos no respondieron esta cuestión.

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futuro5 e, incluso, algunas organizaciones han señalado que ya estaban dando los primeros

pasos en el proceso de su implementación.

En el caso de las organizaciones públicas debemos también tener en cuenta que con la entrada

en vigor del SIADAP (Sistema Integrado de Gestão e Avaliação do Desempenho na

Administração Pública), aprobado por la Ley n.º66-B/2007, están obligadas a una gestión más

detallada y precisa, visando contribuir para mejorar el desempeño y la calidad de los servicios

de la Administración Pública, cuyos objetivos son de alguna forma semejantes a algunas de

las perspectivas del CMI.

3.4.2. Análisis bivariante

En este apartado pretendemos comprobar las hipótesis definidas de acuerdo con los

criterios y procedimientos estadísticos apropiados y presentar una discusión de los resultados

obtenidos6.

H1: Las organizaciones portuguesas que utilizan el CMI operan en un entorno con un

elevado grado de incertidumbre.

A fin de comprobar si las organizaciones que utilizan el CMI operan en un entorno con

un elevado grado de incertidumbre, recurrimos al Análisis Factorial de Componentes

Principales (AFCP) para crear tres variables: “materias” (disponibilidad y precio); “demanda”

(tecnología industrial, mercado, acciones de los competidores y atributos/diseño de los

productos) y “externa” (regulación gubernamental, acciones sindicales y gustos y necesidades

de los clientes). La medida de adecuación muestral KMO (0,750) y la prueba de esfericidad

de Bartlett (p-value<0,01), nos permiten aceptar que el análisis factorial resulta a priori

oportuno y que puede proporcionar conclusiones satisfactorias (tabla 1).

Tabla 1: Prueba de KMO y Bartlett

Pruebas Valores Medida de adecuación de KMO 0,750

Prueba de esfericidad de Bartlett Aprox. Chi-cuadrado 386,911 GL 36 Sig. 0,000

5 El 9,1% de las grandes empresas, el 18,5% de las PYMES, el 20,6% de los ayuntamientos, el 23,9% de las EM/EIM y el 46,2% de los hospitales. 6 Importa señalar que debido al reducido número de organizaciones, principalmente públicas, que utilizan el CMI y también porque algunas de las organizaciones que señalaron que esperaban implementar el CMI en el futuro indicaron que ya estaban dando los primeros pasos en el proceso de implementación de la herramienta, decidimos agrupar los datos de las organizaciones que utilizan el CMI o esperan implementarlo en el futuro.

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En la tabla 2 podemos observar que, en general, los valores no son muy elevados, por lo

que las variables no tienen una relación muy fuerte con el factor retenido. Importa subrayar

que la variable “gustos y necesidades de los clientes” es la que presenta una variación común

más baja. A su vez, se han registrado valores más altos para las variables “disponibilidad y

precios de las materias primas” y “acciones de los competidores”, reflejando una mejor

relación entre estas variables y el factor retenido. Siguiendo el criterio de Kaiser para

determinar el número de factores a extraer, verificamos que retenemos tres factores. El

porcentaje muestra que el primer componente explica casi el 25% de la variabilidad de la

muestra. El segundo componente explica casi el 17,5% de la variabilidad de la muestra y el

tercer componente explica el 16,8%. A este respecto, se han encontrado tres factores

significativos que, en su conjunto, explican un 59% de la varianza total. Cada uno de los

nueve ítems presenta cargas significativas en al menos uno de estos tres factores, ya que todas

ellas muestran valores superiores a 0,5 o muy próximos7. La fiabilidad de la escala alcanza un

valor de 0,645 para el componente 1, un valor de 0,527 para el componente 2 y un valor de

0,619 para el componente 3.

Tabla 2: Estadísticas del AFCP Comunalidades Loadings

Componente 1 Componente 2 Componente 3 Tecnología 0,565 0,596 --- --- Acciones de los competidores 0,661 0,794 --- --- Demanda de mercado 0,596 0,679 --- --- Atributos de los prontos/servicios 0,504 0,703 --- --- Disponibilidad de materias primas 0,684 --- --- 0,817 Precio de materias primas 0,673 --- --- 0,743 Regulación gubernamental 0,583 --- 0,738 --- Acciones sindicales 0,573 --- 0,746 --- Gustos y necesidades de los clientes 0,455 --- 0,478 ---

Eigenvalues --- 2,205 1,575 1,514 % de variación --- 24,503 17,496 16,820

(% de variación acumulada= 58,819) Para comprobar la hipótesis de investigación planteada utilizamos la prueba t (tabla 3)

que presentó un valor no significativo para todas las variables (p-value=0,557 para la variable

“demanda”; p-value=0,435 para la variable “materias primas”; y p-value=0,209 para la

variable “externa”) lo que no permite confirmar la hipótesis definida. Es decir, no existe una

asociación entre la incertidumbre y la implementación del CMI. Este resultado contraria las

conclusiones obtenidas en el estudio realizado por Hendricks et al. (2012).

7 Hemos utilizado el método de rotación varimax para obtener estos valores.

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Tabla 3: Incertidumbre del entorno vs implementación del CMI

Incertidumbre Utilización Estadísticas N Media Desviación típica Test t Sig.

Demanda Utiliza o pretende utilizar 68 3,56 0,516 0,803

0,423 No utiliza 113 3,49 0,578

Materias primas Utiliza o pretende utilizar 68 3,68 0,532 0,783

0,435 No utiliza 116 3,61 0,636

Externa Utiliza o pretende utilizar 66 3,45 0,511 0,984

0,326 No utiliza 121 3,36 0,632

H2: En las organizaciones portuguesas que implementaron el CMI el compromiso de la

alta dirección es elevado.

Para comprobar si el compromiso de la alta dirección es muy elevado en aquellas

organizaciones que utilizan el CMI recurrimos a la prueba t (tabla 4), efectuando un análisis

estadístico a un punto de referencia de que por lo menos dicho compromiso es considerado

alto. La prueba t presentó un estadístico significativo (p-value=0,001), confirmando la

hipótesis de investigación planteada. Es decir, el compromiso de la alta dirección es, por lo

menos, elevado en las organizaciones públicas y privadas portuguesas que han implementado

o esperan implementar el CMI.

Esta evidencia empírica está en línea con otros estudios que concluyeron que la

implicación de la alta dirección es un factor que ejerce una influencia significativa en la

utilización, desarrollo e implementación de sistemas de medición y gestión estratégica, como

el CMI (Shields, 1997; Smith, 1998; McAdam, 2000; Kaplan & Norton, 2001; Inamdar et al.,

2002; Gumbus & Lyons, 2002; Bourne et al., 2002; Cavalluzzo & Ittner, 2004; Olve et al.,

2004; Wisniewski & Ólafsson, 2004; Liu & Shieh, 2004; Galas & Forte, 2004; Papalexandris

et al., 2005; Hoque, 2005; Van Dooren, 2005; Pereira, 2005; Arai, 2006; Matos, 2006;

Gumbus & Lussier, 2006; Naranjo-Gil & Hartmann, 2006, 2007; Pimentel & Major, 2009;

Geuser et al., 2009; Chavan, 2009; Aranda & Arellano, 2010; Braam & Nijssen, 2011;

Kollberg & Elg, 2011; Northcott & Smith, 2011).

Tabla 4: Compromiso de la alta dirección vs implementación del CMI

Compromiso Estadísticas N Media Desviación

típica Test t Sig.

Implicación de la alta dirección en el proceso de implementación del CMI

70 4,33 0,793 3,465 0,001

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H3: Las organizaciones portuguesas que implementaron el CMI desarrollaron mapas

estratégicos.

Para comprobar si las organizaciones públicas y privadas portuguesas que utilizan o

pretenden utilizar el CMI desarrollaron o pretenden desarrollar mapas estratégicos fue

necesario realizar la prueba de ajuste de Chi-cuadrado (tabla 5), la cual nos permitió obtener

evidencia empírica que confirme estadísticamente la existencia de dicha relación (p-

value=0,000). Es decir, las organizaciones que utilizan o pretenden utilizar el CMI también

han desarrollado o pretenden desarrollar mapas estratégicos.

Estos resultados coinciden con los obtenidos por distintos autores. Entre las

contribuciones más citadas en este campo podemos destacar los trabajos de Olve et al. (1999),

Norreklit (2000), Malmi (2001), Ahn (2001), Sousa (2001), Malina y Selto (2001),

Speckbacher et al. (2003), Griffiths (2003), Ittner et al. (2003b), Kaplan y Norton (2004a,

2004b, 2000a), Anand et al. (2005), Russo y Martins (2005), Kasperskaya (2008) y Bedford

et al. (2008), quienes han demostrado la importancia de desarrollar mapas estratégicos en las

organizaciones. Sin embargo, importa señalar que Davis y Albright (2004) comprobaron que

el 77% de las empresas que utilizan el CMI fallaron en el desarrollo de un modelo causal para

su estrategia.

Tabla 5: Prueba de ajuste de Chi-cuadrado para la utilización de mapas estratégicos

Mapas estratégicos Chi-cuadrado

11,180 GL 1 Nível. Sig. (bilateral) 0,000

H4a: Las organizaciones portuguesas han establecido relaciones causa-efecto entre las

distintas perspectivas del CMI.

En cuanto al establecimiento de relaciones causa-efecto entre las distintas perspectivas

del CMI por parte de las organizaciones portuguesas que utilizan el CMI, la prueba de ajuste

de Chi-cuadrado (tabla 6) indica que las organizaciones que utilizan el CMI también

establecen relaciones causa-efecto entre las distintas perspectivas del mismo (p-value=0,002).

A este respecto, Walsh (2000), Clarke y Tyler (2000) y Malmi (2001) observaron que

las relaciones causa-efecto entre distintas perspectivas y entre medidas/indicadores de

desempeño no eran consideradas por los gestores de las empresas finlandesas, australianas e

irlandesas que habían implementado el CMI. No obstante, creemos que el hecho de que

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muchas de las organizaciones de nuestra muestra se encontrasen todavía en la etapa inicial de

implementación del CMI puede dificultar la descripción y validación de relaciones causa-

efecto.

Tabla 6: Prueba de ajuste de Chi-cuadrado para el establecimiento de relaciones causa-efecto

Relaciones causa-efecto Chi-cuadrado

9,941 GL 1 Nível. Sig. (bilateral) 0,002

H4b: Las organizaciones portuguesas que han establecido relaciones causa-efecto

entre las distintas perspectivas del CMI no han validado estadísticamente dichas relaciones.

La prueba de ajuste de Chi-cuadrado (tabla 7) nos permitió verificar que en aquellas

organizaciones que establecen relaciones causa-efecto entre las distintas perspectivas del CMI

no existen diferencias estadísticas entre las organizaciones que validan en términos

estadísticos dichas relaciones y las que no lo hacen (p-value=0,123). A este respecto, importa

señalar que la evaluación continua de las relaciones causa-efecto puede verse perjudicada por

el hecho de que algunos indicadores son divulgados en intervalos de tiempo amplios (por

ejemplo, anualmente), mientras que otros son objeto de divulgación más frecuente (por regla

general, mensualmente). Además, también influye el hecho de que muchas de las

organizaciones de la muestra no tienen experiencia en la implementación de sistemas de

gestión de indicadores de desempeño.

Según Wong-On-Wing et al. (2007), la tendencia a pasar por alto la validez de los

vínculos causales entre las medidas financieras y no financieras del CMI es una fuente

potencial de conflicto entre la alta dirección y los directores divisionales. En este sentido, Sim

y Koh (2001) y Bryant et al. (2004) comprobaron empíricamente la estructura causal básica

subyacente en el concepto de CMI.

Por su parte, Marr (2005) observó que el 54% de los encuestados en su estudio

visualizaban relaciones causales entre medidas utilizando diagramas de causa-efecto, como

por ejemplo los mapas estratégicos. Sin embargo, solo mitad indicaron que comprobaban las

relaciones causales entre las medidas. En el mismo sentido, Ittner et al. (2003a, 2003b)

señalaron que solo el 23% de las organizaciones construyen y comprueban modelos causales

entre indicadores de resultado (leading) y de ocurrencias (lagging).

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Tabla 7: Prueba de ajuste de Chi-cuadrado para validación de relaciones causa-efecto

Relaciones causa-efecto Chi-cuadrado 2,381 GL 1 Nível. Sig. (bilateral) 0,123

4. CONSIDERACIONES FINALES

Numerosos autores han señalado algunas de las limitaciones experimentadas por los

sistemas de contabilidad y control de gestión tradicionales. Como consecuencia, las

organizaciones se han hecho más difíciles de gestionar y dirigir. En este sentido, Kaplan y

Norton (1992, 1993, 1996) han resaltado la importancia de los indicadores relacionados con la

estrategia y de la identificación del desempeño necesario en los procesos estratégicos, así

como la necesidad de adoptar diferentes scorecards para diferentes entornos competitivos, no

pudiéndose aplicar universalmente a todas las organizaciones. Así, tras la constatación de un

aumento del número de empresas que utilizan este instrumento, dichos autores (1992, 1993,

1996) presentan el CMI no sólo como una síntesis de indicadores de gestión para clarificar,

comunicar y alinear las actividades a la estrategia, sino como un sistema de gestión estratégica

que traduce la estrategia de la empresa en un conjunto coherente de indicadores que

representa el equilibrio entre objetivos a corto y largo plazo, entre medidas financieras y no

financieras, entre indicadores de tendencias (leading) y de ocurrencia (lagging) y entre

perspectivas internas y externas de desempeño.

Aunque han transcurrido más de veinte años desde su desarrollo y se han realizado

diversos estudios teóricos y empíricos aún continua siendo necesario el desarrollo de

investigaciones sobre el CMI a fin de comprobar diferentes tipos de relaciones, variables y,

principalmente, efectos temporales así como si el CMI proporciona resultados que no podrían

ser obtenidos por los instrumentos de gestión existentes en la organización (Nielsen &

Sorensen, 2004). Así, el objetivo principal de este artículo ha sido identificar y analizar si el

grado de incertidumbre percibida del entorno, el compromiso de la alta dirección, el

establecimiento de relaciones causa-efecto y el diseño de mapas estratégicos pueden

potencialmente influir en la adopción del CMI en las organizaciones públicas y privadas

portuguesas.

Aún reconociendo que la tasa de respuesta ha sido menor que lo deseado, creemos que

es posible extraer algunas conclusiones importantes del estudio realizado. En primer lugar, en

línea con los estudios de Sousa (2001), Silva (2003), Russo y Martins (2005), Santos (2006) y

Quesado y Rodrigues (2009), los resultados indican una baja utilización del CMI en Portugal

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(solo el 41,7% de las organizaciones privadas y el 29,5% de las públicas utilizan o esperan

utilizar el CMI). No obstante, debemos señalar que nuestro estudio presenta tasas de

utilización del CMI superiores a las registradas en otros estudios previos realizados en

Portugal, lo que indica que la popularidad de dicha herramienta de gestión ha aumentado en

los últimos años.

En segundo lugar, a nivel de la comprobación de las hipótesis de investigación,

obtuvimos evidencia empírica que confirma la asociación entre la implementación del CMI y

el compromiso de la alta dirección, el desarrollo de mapas estratégicos, y el establecimiento

de relaciones causa-efecto. En este contexto, en la revisión de la literatura fue posible

comprobar que el compromiso de la alta dirección, el establecimiento de relaciones causa-

efecto y el diseño de mapas estratégicos constituyen importantes medios para clarificar,

comprender y comunicar la estrategia organizativa, así como para identificar sinergias

internas y externas entre las distintas unidades estratégicas de negocio, posibilitando el

alineamiento organizacional entre los objetivos y las medidas de desempeño. Efectivamente,

entendemos que el CMI visto como un sistema de gestión estratégica implica una fuerte

implicación de la alta dirección y la vinculación de las medidas a la estrategia siguiendo una

serie de relaciones causa-efecto que se establecen entre las distintas perspectivas del CMI,

reflejadas en mapas estratégicos. Además, entendemos que la no adopción de mapas

estratégicos puede inhibir la obtención de algunos de los beneficios esperados del CMI, sobre

todo la traducción del modelo en términos operativos y, en consecuencia, afectar el

desempeño de la organización.

Por otro lado, no hemos obtenido evidencia empírica respecto a la validación de las

relaciones causales y a la posible relación entre la implementación del CMI y la incertidumbre

percibida del entorno. A este respecto, Wenisch (2004) señala que una elevada incertidumbre

del entorno parece inhibir el progreso del CMI, en la medida en que no se presta tanta

atención a herramientas que prometen mostrar efectos solo en el medio y largo plazo. Por otra

parte, Hendricks et al. (2004, 2012) entienden que el CMI, al incorporar tanto información no

financiera como información orientada hacia el futuro, será especialmente crítico para las

organizaciones, donde la incertidumbre respecto al entorno es alta.

Los resultados de este estudio deben ser evaluados a la luz de un conjunto de

limitaciones. El hecho de que el estudio empírico se haya limitado a las organizaciones

portuguesas y el reducido tamaño de la muestra han dificultado el análisis y la generalización

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de los resultados obtenidos para el universo del estudio. Por ello, debe tenerse cuidado en la

lectura e interpretación de los resultados y las conclusiones de este estudio.

A partir del estudio realizado han surgido una serie de cuestiones y curiosidades,

evidenciándose problemas inimaginables inicialmente, así como distintos aspectos que podrán

ser objeto de investigación futura en esta materia. Entendemos que la realización de estudios

longitudinales nos permitirá identificar tendencias de evolución respecto a los factores

determinantes de la implementación del CMI en organizaciones públicas y privadas

portuguesas. Además, hay una necesidad de estudios longitudinales que examinen la

implementación del CMI en las organizaciones para establecer su “ciclo de vida” y los

cambios en relación con el funcionamiento de las mismas.

Frente a las limitaciones subyacentes a un estudio realizado mediante un cuestionario

postal, consideramos que la recopilación de informaciones y opiniones a través de la

realización de entrevistas/estudio de casos podría facilitar la obtención de datos más objetivos

y detallados y enriquecer el intercambio de experiencias y percepciones individuales sobre

esta problemática, difíciles de obtener mediante una metodología cuantitativa como es el caso

del cuestionario. Así, sería importante realizar estudios de caso que nos permitiesen comparar

casos de éxito y fracaso en la implementación del CMI, profundizando las causas que

motivaron el éxito y que han llevado a fallos o al abandono del CMI (para que no vuelvan a

ser cometidos errores en ese sentido).

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