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Revista de Psicopatología y Psicología Clínica Vol. 13, N.º 3, pp. 159-174, 2008 ISSN 1136-5420/08 LAS REACCIONES POSTRAUMÁTICAS EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA MALTRATADA: EL TRAUMA COMPLEJO CONCEPCIÓN LÓPEZ-SOLER Facultad de Psicología, Universidad de Murcia Hospital Universitario Virgen Arrixaca, El Palmar, Murcia Resumen: Los menores expuestos a condiciones estresantes graves, tales como negligencia, abuso emo- cional y/o físico en las relaciones familiares primarias, pueden desarrollar traumas cuyos síntomas no se incluyen en el trastorno por estrés postraumático (TEPT). Las consecuencias del trauma complejo afectan el desarrollo psicológico, y las características se diagnostican en la actualidad en la categoría de trastorno por estrés postraumático extremo no especificado (disorders of extreme not otherwise spe- cified, DESNOS) (Pelcovitz et al., 1992), cuyas alteraciones afectan a: a) regulación de los afectos e impulsos, b) memoria y atención; c) autopercepción, d) relaciones interpersonales, e) somatizaciones, y f) sistema de significados. Estos síntomas se incluyen en la propuesta de una nueva categoría diag- nóstica: el trastorno por estrés postraumático complejo o extremo. Las características específicas de este trastorno en menores que presentan trauma complejo están siendo estudiadas (Cook et al., 2005). Se aportan datos sobre sintomatología del trauma complejo en menores maltratados. Palabras clave: reacciones postraumáticas, TEPT, trauma complejo, DESNOS, maltrato infantil. Maltreatment of children and adolescentes and traumatic reactions Abstract: Serious stressful conditions in children, like neglect, emotional or sexual abuse within the family can result in traumas with symptoms that are currently not included in post-traumatic stress di- sorder (PTSD). The consequences of this complex trauma affect psychological development, and their characteristics are actually diagnosed in the category of non-specific extreme posttraumatic stress di- sorder (DESNOS, Pelcovitz et al., 1992), alterations of which include: a) emotional regulation and im- pulse control; b) memory and attention; c) self-perception; d) interpersonal relationships; e) somati- zation, and f) system of meanings. These symptoms are included in the proposal of a new diagnostic category: extreme or complex posttraumatic stress disorder (CPTSD). The specific characteristics of this disorder in minors that present complex trauma are being investigated (Cook et al., 2005). Data are presented on the symptomatology of complex trauma in maltreated minors. Keywords: posttraumatic reactions, PTSD, complex trauma, DESNOS, childhood abuse. Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología AEP CP Recibido 14 febrero 2008; aceptado 31 julio 2008 Correspondencia: Concepción López-Soler, Universidad de Murcia, Facultad de Psicología, Dpto. Personalidad, Campus de Espinardo, Edif. Luis Vives, Apartado 4021. Correo-e: clo- [email protected] cialmente maduro, sino a un ser humano en una fase de desarrollo que requiere ciertas condi- ciones externas de estabilidad y protección. Por ello cuando un menor sufre unas condiciones de crianza inadecuadas o claramente negativas, los efectos en su desarrollo como persona pue- den ser muy graves, ya que influyen en un gran número de variables psicológicas, la madura- ción del sistema nervioso y neuroendocrino (van der Kolk, 2003), y generando graves problemas de personalidad y de adaptación. Los sucesos vitales experimentados pueden ser extraordinarios y extremadamente traumá- ticos, sucesos menores de baja intensidad de estrés, pero cotidianos, y todas las combinacio- ESTRÉS Y REACCIONES TRAUMÁTICAS Si en cualquier época del desarrollo de la per- sona la presencia de acontecimientos estresan- tes o situaciones vitales adversas es importan- te en relación a la salud física y psicológica, durante la infancia su impacto puede ser dramá- ticamente significativo, ya que no va a afectar a un ser humano biológica, psicológica y so-

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Revista de Psicopatología y Psicología Clínica Vol. 13, N.º 3, pp. 159-174, 2008ISSN 1136-5420/08

LAS REACCIONES POSTRAUMÁTICAS EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA MALTRATADA: EL TRAUMA COMPLEJO

CONCEPCIÓN LÓPEZ-SOLER

Facultad de Psicología, Universidad de MurciaHospital Universitario Virgen Arrixaca, El Palmar, Murcia

Resumen: Los menores expuestos a condiciones estresantes graves, tales como negligencia, abuso emo-cional y/o físico en las relaciones familiares primarias, pueden desarrollar traumas cuyos síntomas nose incluyen en el trastorno por estrés postraumático (TEPT). Las consecuencias del trauma complejoafectan el desarrollo psicológico, y las características se diagnostican en la actualidad en la categoríade trastorno por estrés postraumático extremo no especificado (disorders of extreme not otherwise spe-cified, DESNOS) (Pelcovitz et al., 1992), cuyas alteraciones afectan a: a) regulación de los afectos eimpulsos, b) memoria y atención; c) autopercepción, d) relaciones interpersonales, e) somatizaciones,y f) sistema de significados. Estos síntomas se incluyen en la propuesta de una nueva categoría diag-nóstica: el trastorno por estrés postraumático complejo o extremo. Las características específicas deeste trastorno en menores que presentan trauma complejo están siendo estudiadas (Cook et al., 2005).Se aportan datos sobre sintomatología del trauma complejo en menores maltratados.

Palabras clave: reacciones postraumáticas, TEPT, trauma complejo, DESNOS, maltrato infantil.

Maltreatment of children and adolescentes and traumatic reactions

Abstract: Serious stressful conditions in children, like neglect, emotional or sexual abuse within thefamily can result in traumas with symptoms that are currently not included in post-traumatic stress di-sorder (PTSD). The consequences of this complex trauma affect psychological development, and theircharacteristics are actually diagnosed in the category of non-specific extreme posttraumatic stress di-sorder (DESNOS, Pelcovitz et al., 1992), alterations of which include: a) emotional regulation and im-pulse control; b) memory and attention; c) self-perception; d) interpersonal relationships; e) somati-zation, and f) system of meanings. These symptoms are included in the proposal of a new diagnosticcategory: extreme or complex posttraumatic stress disorder (CPTSD). The specific characteristics ofthis disorder in minors that present complex trauma are being investigated (Cook et al., 2005). Dataare presented on the symptomatology of complex trauma in maltreated minors.

Keywords: posttraumatic reactions, PTSD, complex trauma, DESNOS, childhood abuse.

Asociación Española de Psicología Clínica y PsicopatologíaAE

PCP

Recibido 14 febrero 2008; aceptado 31 julio 2008

Correspondencia: Concepción López-Soler, Universidad deMurcia, Facultad de Psicología, Dpto. Personalidad, Campusde Espinardo, Edif. Luis Vives, Apartado 4021. Correo-e: [email protected]

cialmente maduro, sino a un ser humano en unafase de desarrollo que requiere ciertas condi-ciones externas de estabilidad y protección. Porello cuando un menor sufre unas condicionesde crianza inadecuadas o claramente negativas,los efectos en su desarrollo como persona pue-den ser muy graves, ya que influyen en un grannúmero de variables psicológicas, la madura-ción del sistema nervioso y neuroendocrino (vander Kolk, 2003), y generando graves problemasde personalidad y de adaptación.

Los sucesos vitales experimentados puedenser extraordinarios y extremadamente traumá-ticos, sucesos menores de baja intensidad de estrés, pero cotidianos, y todas las combinacio-

ESTRÉS Y REACCIONES TRAUMÁTICAS

Si en cualquier época del desarrollo de la per-sona la presencia de acontecimientos estresan-tes o situaciones vitales adversas es importan-te en relación a la salud física y psicológica,durante la infancia su impacto puede ser dramá -ticamente significativo, ya que no va a afectara un ser humano biológica, psicológica y so-

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nes entre estos extremos (Sandín, 2008; Talarn,Navarro, Russell y Rigat, 2006). En ambos ca-sos, además de las unidades de cambio vital quese asocien al estímulo o situación estresante,para comprender su impacto en una personaconcreta es necesario tener en cuenta las varia-bles psicológicas, básicamente de tipo cogniti-vo (Sandín, Rodero, Santed y García-Campa-yo, 2006), que median entre los estímulos y lasrespuestas de estrés, tal como propuso Lazarusen su perspectiva interaccional (Lazarus y Folk-man, 1984). Así la evaluación primaria del acon-tecimiento determina su valor de amenaza,daño/pérdida, desafío o beneficio, mientras quela secundaria valora la controlabilidad del estí-mulo y los recursos disponibles para afrontar lasituación. Estos procesos cognitivos de gran im-portancia en la resolución del conflicto gene-rado entre demandas del ambiente y recursospersonales, durante la infancia están bastante li-mitadas, ya que las características del desa-rrollo cognitivo y afectivo en cada fase evolu-tiva impone claros límites, siendo fundamentalla guía y protección de los adultos responsa-bles del menor, porque en gran medida el sig-nificado de los sucesos y las reacciones infan-tiles, van a depender de los significados quesus cuidadores atribuyan al suceso y de sus re-acciones.

Por otro lado, son importantes algunas ca-racterísticas de los acontecimientos vitales ta-les como su duración, frecuencia, cantidad, in-tensidad y predictibilidad, así como su origen:naturales (inundaciones, terremotos, etc.) o hu-manos (terrorismo, maltrato, violación, etc.).Esta última característica es muy relevantecomo predictor de las reacciones al estrés, yaque el hecho de ser otra persona quien deter-mine el daño y que esa persona mantenga unvínculo afectivo significativo, agrava la reac-ción y la hace más compleja. (Para una pre-sentación actualizada sobre estas cuestiones,véase Sandín, 2008).

Las reacciones de las personas ante situacio-nes vitales adversas o acontecimientos natura-les catastróficos son muy variadas y dependende distintas características de fuentes diferen-tes: condiciones específicas del suceso, mo-mento particular en el que se produce, ambien-te cultural y social, fase evolutiva, etc. (Labrador

y Alonso, 2007). En general se consideran nor-males las siguientes reacciones ante un eventoestresante grave: tristeza, ansiedad, enfado, com-portamiento alterado y otras dificultades me-nores, que perturban durante un breve periodode tiempo. Estas reacciones transitorias son muyfrecuentes en los menores y su superación, es-tabilidad o agravamiento depende en gran me-dida de la actitud de los padres o cuidadorespara hacer que los/as hijos/as sientan protec-ción y seguridad (Dyregrow y Yule, 2006).

Sin embargo a veces las dificultades son másintensas y duran más tiempo, provocando se-rios problemas en el funcionamiento personaly en la adaptación psicosocial. En estos casos,es además frecuente que esas reacciones con-formen un conjunto de síntomas que permitenel diagnóstico de un trastorno psicopatológicoespecífico como el trastorno adaptativo, el tras-torno por estrés postraumático o la reacción alestrés aguda.

EL TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO EN LA INFANCIA

Y ADOLESCENCIA

El trastorno por estrés postraumático (TEPT),no había sido descrito en las clasificaciones ofi-ciales hasta la década los 80, en el Diagnosticand Statistical Manual of Mental Disorders(DSM-III, American Psychiatric Association,APA, 1980), y fue recogido en gran medida porla presión ejercida por los veteranos de Viet-nam. Anteriormente se aceptaba la categoría«gran reacción al estrés» en el DSM-I (APA,1952), y «trastorno situacional transitorio» en elDSM-II (APA, 1968). La Organización Mun-dial de la Salud (OMS), no lo incluye hasta lanovena versión en 1977, de la Clasificación In-ternacional de las Enfermedades (CIE), en lacategoría «reacción aguda ante gran tensión». Laúltima clasif icación de la OMS, la CIE-10(1992), propone una categoría de los trastornosprovocados por estrés y trauma, en los cualesse incluye el TEPT agudo y crónico, los tras-tornos de adaptación y los cambios duraderos depersonalidad posteriores a una situación catas-trófica (F62.0). La consideración de que se pro-duzca un impacto tan fuerte que provoque cam-

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bios en la personalidad, es de gran importanciaen el desarrollo infantil, ya que situaciones muyadversas, cercanas y cotidianas, no sólo deter-minan síntomas y alteraciones psicológicas, sinoque comprometen el desarrollo completo de lapersonalidad.

En la infancia y en temas de salud, se handescrito tempranamente reacciones traumáticasen menores intervenidos quirúrgicamente (Levy,1945), y más actualmente en menores con cán-cer (Pot-Mess, 1989; Stuber, Meeske, Gonza-lez, Houskamp y Pynoos, 1995). Muy tempra-namente se observó que aquellos menores queviven en condiciones amenazantes, la falta decalma y control por parte de los adultos que lerodean (Solomon, 1942; Mercier y Despert,1943; López-Soler, 2004), hace que se vean másafectados que cuando los adultos reaccionanequilibradamente. Se destaca en estos relatos laimportancia en la infancia del impacto de acon-tecimientos vitales cotidianos frente a un acon-tecimiento excepcional. En los años 70, se in-formó de las reacciones de menores antesituaciones gravemente estresantes, por ejem-plo ante el hundimiento de un colegio (Lacey,1972), o ante inundaciones (Newman, 1976).Pero fueron las investigaciones de Leonore Terr(1979,1983, 1985), sobre las reacciones de losmenores que fueron secuestrados en un auto-bús escolar en 1976 en Chowchilla (California),el inicio de un enfoque específico y fructíferosobre el TEPT en la infancia. Terr informó queel 100% de los menores secuestrados presenta-ban síntomas del trastorno, lo que permitió com-prender que cuando la situación estresante eslo suficientemente intensa y duradera, y el me-nor lo experimenta de forma directa, apareceesta sintomatología descrita por la APA, en to-dos los casos, aunque sus características y evo-lución no es idéntica.

En general, los datos sobre prevalencia delTEPT en la infancia han sido muy variables, yse estima que hay más estudios en adolescentesmayores y adultos. Según Kessler, Sonnega,Bromet, Hughes y Nelson (1995), aproximada-mente el 10% de jóvenes y adultos estadouni-denses presentan sintomatología TEPT. Giaco-nia et al., (1995) informan que en adolescentesla prevalencia es del 6% aproximadamente. Enjóvenes daneses la prevalencia encontrada es

del 9% (Elklit, 2002). En contraste, el BritishNacional Survey of Mental Health, en un estu-dio realizado sobre 10.000 menores informóque solo el 0,4% de niños/as de edades com-prendidas entre los 11 y 15 años, fueron diag-nosticados de TEPT, siendo el doble de frecuenteen chicas que en chicos (Meltzer, Gatward, Go-odman y Ford 2000). Por debajo de los 10 añosse ha estudiado poco y no se dispone de bue-nos instrumentos de medida para ello (Dyre-grov et al., 2006). Más fácil es encontrar estu-dios en la infancia sobre trauma, cuando seproduce un desastre natural, así La Greca yPrinstein (2002), estimaron que en esas situa-ciones, entre el 30 y el 50% de jóvenes desa-rrollan TEPT, y entre un 5 y un 10% de meno-res. Najarian, Goenjian, Pelcovttz, Mandel, yNajarian (1996), informaron que el 90% de losjóvenes presentaron síntomas severos del TEPTposterior a la invasión Armenia. Pero no siem-pre la respuesta del ser humano ante eventosgraves es el TEPT. Más frecuentemente encon-tramos problemas de ansiedad, depresión, agresi -vidad y consumo de sustancias en los menores(Reijneveld, Crone, Verlhust y Verloove-Van-horick, 2003). En este sentido, Copeland, Kee-ller, Angold y Costello et al., (2007), informanque un ambiente adverso, múltiples situacionesde riesgo, problemas parentales y reacciones de -presivas previas, son predictores del TEPT. Es-tos autores informan de presencia de sintoma-tología TEPT en un 13,4%, y un 0,5% de TEPTen menores que han tenido experiencias estre-santes, y consideran que las reacciones pos-traumáticas en infancia y adolescencia puedenexpresarse en diferentes formas de psicopato-logía, presentando una fuerte asociación con al-teraciones depresivas y ansiosas.

Lansford, Dodge, Bates, Croziery y Kaplow(2002), realizaron un estudio prospectivo a lolargo de 12 años, observando que el 74% de losadolescentes que habían sufrido maltrato físicopresentaron algún problema de conducta fren-te al 43 % de los chicos que no habían sufridomaltrato físico. Además presentaron más de tresproblemas de conducta el 21% de los menorescon maltrato frente al 7% del grupo que no re-cibió abuso físico. Las chicas que sufrieron abu-so físico o sexual podían presentar en mayormedida problema de conducta (OR=7,1), depre-

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sión (OR=7,2), ansiedad (OR=9,3) o estrés pos-traumático (OR=9,8). En nuestro medio, se hacomprobado retraso en el desarrollo psicológi-co de menores de 5 años que sufrieron abuso(Osuna, Cabrera y Morales, 2000), y se estimaque el riesgo de tentativa de suicidio en ado-lescentes maltratados es cinco veces más alto,comparado con aquellos que no presentaronmaltrato en la infancia.

Los síntomas que se consideran característi-cos del TEPT son: la re-experimentación delacontecimiento (p.ej., flashbacks, pesadillas,etc.), la evitación (de recuerdos y situacionesrelacionadas con el acontecimiento traumáti-co), el embotamiento afectivo, y un incremen-to en la activación (hiperactivación fisiológica,problemas de sueño, etc.). Sin embargo en losmenores (niños/as y adolescentes), el efecto deltrauma y su valoración como TEPT puede adop-tar la forma de un comportamiento desestruc-turado o agitado y presentarse con síntomas fí-sicos o como sueños terroríficos o pesadillas,resultado de la expresión del síntoma «viven-cia de horror»; conductas repetitivas, juegossimbólicos de los sucesos traumáticos, comoexpresión de la reexperimentación del suceso(Dyregrow y Yule, 2006), y disminución de in-tereses y retraimiento afectivo, inquietud, faltade atención y problemas de sueño. Mientras que algunas formas y tipos de maltra-to y abuso, pueden provocar en los menores al-teraciones psicológicas compatibles con el mo-delo de TEPT, cuando los abusos son muy graves(maltrato físico/emocional extremo, abuso se-xual), por intensos y cotidianos (por ser el/laabusador/a una persona muy cercana como ma-dre, padre, otros familiares), pueden afectar deforma más dramática, comprometiendo todo eldesarrollo de su personalidad, ya que confor-man un ambiente del que no es posible escapar,y se establece como el mundo de referencia, sinotro tipo de significados. No resulta difícil com-prender que en estos menores se desarrolle unsíndrome de Estocolmo de adaptación prima-ria, ya que no han tenido otra posibilidad de es-tructurar su mapa de conocimiento y experien-cias cognitivas y afectivas.

Según Finkelhor (1988), el maltrato grave ycontinuo (y en su caso, sexual), ocasiona perdidade confianza hacia otras personas, sentimiento

de indefensión y desamparo, sexualización trau-mática, al incorporar aspectos sexuales en lasrelaciones interpersonales precozmente, quesuele comportar dificultades para establecer re-laciones íntimas normales y estigmatizaciónpersonal, por cuanto se da sensación de ver-güenza y culpa, junto a la consideración de ha-ber sido responsable de los hechos.

Otra consecuencia a largo plazo del maltra-to es la violencia transgeneracional, un niñomaltratado tiene alto riesgo de ser perpetradorde maltrato en la etapa adulta a su pareja o asus hijos, mientras que en las niñas está menosclara su evolución. Un meta-análisis publicadoen Lancet (Ertem, Leventhal y Dobbs, 2000),encontró evidencia de que existe continuidadintergeneracional del abuso infantil, el riesgorelativo de transmisión del abuso de una gene-ración a otra es de 12,6 (95% IC: 1,82-87,2);por otro lado entre el 25 y el 50 % de los ni-ños/as sometidos a maltrato grave se encontra-ban asintomáticos, no presentando alteracionesemocionales o desordenes psiquiátricos en elmomento de la valoración, lo que aporta unaimportante base para considerar la relevanciade las variables positivas de resiliencia, forta-leza y crecimiento en reacción al trauma (Be-coña, 2006; Harvey, 2007; Oliva, Jiménez, Pa-rra y Sánchez-Queija, 2008). Sin embargo, laafectación negativa del maltrato es evidente: enlos estudios que relacionan violencia domésti-ca con salud mental, se encuentra una alta rela-ción entre la experiencia de malos tratos y pro-blemas psicológicos, apareciendo trastorno deestrés postraumático, depresión, ansiedad, pro-blemas de sueño, trastornos de somatización,entre otros (Campbell, 2002; Koss, 1990; Gomel,1998; Mullen, Roman-Clarkson, Walton y Her-bison, 1988; Ratner, 1993).

Después de la introducción de la categoríaTEPT descrita por la APA con la tríada de sín-tomas y una fase de alternancia entre la reex-perimentación y el embotamiento descrito porHorowitz (1976), se tomó en consideración estediagnóstico en personas con trauma por viola-ción, violencia domestica, abuso infantil, in-cesto, etc. De esta forma síndromes postrau-máticos descritos en diversos estudios, talescomo: síndrome de trauma por violación (Bur-guess y Holmstrom, 1974), síndrome de violen -

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cia doméstica a mujeres (Walter, 1984), traumade abuso sexual a menores (Briere, 1984,1987;Finkelhor 1985) y trauma por incesto (Courtois1979a,b; Herman y Hirshman 1977), quedabanincluidos en el nuevo diagnóstico (APA 1980).Sin embargo muchos de estos autores no con-sideraron que la categoría diagnóstica de TEPTfuese totalmente adecuada para describir las re-acciones nucleares experimentadas por vícti-mas de abuso o violación sistemática y mante-nida entre seres humanos, es decir, para definirlas consecuencias de los traumas ocurridos de forma reiterada e intensa, y/o perpetradospor personas con las cuales la víctima manteníaun vínculo afectivo (Finkelhor, 1984; Herman,1992a,b).

El abuso o maltrato íntimo, doméstico o fa-miliar, se da durante largos periodos de tiem-po, en los cuales los menores quedan atrapadosy condicionados por un gran número y varie-dad de circunstancias estresantes. Debido a quela víctima es psicológica y físicamente inma-dura, su desarrollo queda seriamente compro-metido por el abuso repetido y la respuesta ina-decuada por parte de algunos miembros de lafamilia o de otros cuidadores, por ejemplo cuan-do la madre niega o acepta la relación inces-tuosa del padre con una hija. A este fenómeno,en el que el/la menor se encuentra inmerso/a enun ambiente en el cual el trauma ocurre repeti-da y acumulativamente se denomina «traumacomplejo» (Courtois 2004) y hace referencia aalgunas formas de trauma muy complicadas yde consecuencias psicológicamente generaliza-das (Herman 1992a, 1992b). En estos casos eltrauma psicológico grave, determinaría un diag-nóstico de reacción postraumática compleja, yse desarrolla cuando las condiciones vitales des-bordan las posibilidades de entender y asimilarcognitiva y emocionalmente la experiencia, al-terando la percepción de si mismo, de la afec-tividad y del mundo (Finkelhor y Browne, 1985).

Así, en la infancia, el abuso sexual y otrasformas de abuso y maltrato, los conflictos ar-mados, el haber sido prisionero de guerra, el se-cuestro, las violaciones, los desplazamientospor limpieza étnica, el ser refugiado, el tráficohumano y la prostitución, pueden provocar en-fermedades físicas y trastornos psicopatológicosmuy graves y de difícil diagnóstico y tratamiento.

En Estados Unidos, un estudio muestra quelos efectos psicológicos de la violación son com-parables con los efectos de las torturas o el rap-to (Breslau et al., 1998). En un estudio sobremenores que habían sido victimas de acoso yabuso sexual (17 niños y 28 niñas), se encontróque el 100% presentó indicadores emocionalesrelativos a ansiedad, sentimiento de inadecuacióny agresión; el 62% baja autoestima; el 62% in-terés sexual, el 50% miedo; el 46% dependen-cia; el 36% sintomatología depresiva; el 33%confusión de la identidad sexual; el 27% cul-pabilidad, y el 15% miedo al ataque sexual (Petr-zelová, 2005).

En nuestro país algunos estudios aportan da-tos en este sentido y señalan que el desarrollo delTEPT como consecuencia de cualquier abusolo experimenta el 25% de todas las víctimas,pero que este porcentaje asciende hasta el 50-60% en el caso de mujeres y niñas agredidassexualmente (Corral, Echeburúa, Sarasua y Zu-bizarreta, 1992) y hasta el 51-55 % en el casode víctimas de maltrato doméstico (Amor, Eche-burúa, Corral, Zubizarreta y Sarasua, 2002; Zu-bizarreta et al., 1994). Así mismo señalan quecuando las condiciones estresantes son muy in-tensas y son causadas por un ser humano, elcuadro clínico resultante es más grave y dura-dero, ya que aumenta la percepción de incon-trolabilidad (Echeburúa y Corral, 1998).

A pesar de que se considera bastante comúnen menores la vivencia de experiencias trau-máticas (Finkelhor y Dziuba-Leatherman,1994), es difícil establecer la prevalencia delimpacto de los eventos estresantes en generaly del TEPT en particular en la infancia, debi-do a que las medidas de autoinforme elaboradashasta el momento son para adultos, y se con-sideran poco adecuadas para realizar una co-rrecta evaluación en los menores (Foa, Jonson,Feeny y Treadwell, 2001). Se han publicadouna gran cantidad de investigaciones sobre lasconsecuencias de los malos tratos intra-fami-liares, escolares y sociales en niños y niñas, yse han empleado un gran número de escalas, in-ventarios y cuestionarios para su evaluación.Durante los últimos 10 a 15 años, los investi-gadores interesados en traumas en la infanciay la adolescencia, han respondido con un grannúmero de instrumentos de evaluación (Strand,

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Sarmiento y Pasquale, 2005). Sin embargo sehace difícil elegir entre los diferentes instru-mentos ya que cada uno de ellos atiende un as-pecto específico del problema.

INADECUACIÓN DEL DIAGNÓSTICOTEPT EN REACCIONES

POSTRAUMÁTICAS GRAVES EN LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA:

PROPUESTA DE TRASTORNO POSTRAUMÁTICO COMPLEJO

O EXTREMO

Herman (1992a, 1992b), a partir de diversosestudios factoriales sobre traumas por abuso enla infancia, determinó que las principales con-secuencias psicológicas no se recogían en elTEPT de la APA, y que las características prin-cipales del trauma eran: depresión, ansiedad,odio hacia sí mismo, disociación, abuso de sus-tancias, conductas autolesivas y comportamien-tos de riesgo, revictimización, problemas inter-personales y en las relaciones íntimas (incluidosfamiliares), preocupaciones somáticas y deses-peración o desesperanza. En mujeres que hansufrido violencia familiar, se detecta un perfilpsicopatológico caracterizado por trastorno porestrés postraumático, síntomas de ansiedad y de-presión, y baja autoestima (Amor, Echeburúa,Corral, Sarasua y Zubizarreta, 2001). Sin em-bargo, estas características fueron entendidascomo condiciones de comorbilidad más quecomo elementos esenciales de la complicada ycompleja adaptación postraumática. Pero comoestas condiciones son muy comunes en victimasde maltrato y son precisamente las más difícilesde tratar en terapia, se ha propuesto que este con-junto de síntomas en realidad conforman un tras-torno por estrés postraumático complejo(CPTSD), que actualmente se diagnostica en lacategoría de trastorno por estrés extremo no es-pecificado (disorders of extreme stress not ot-herwise specified, DESNOS) (Pelcovitz et al.,1997), y que está siendo objeto de diversos en-sayos de campo propiciados por la APA, con ob-jeto de validar el síndrome.

Los efectos de la violencia pueden ser dife-rentes en función del grado de amenaza que su-ponga y de lo habitual que sea. Un maltrato de

nivel medio y habitual podría determinar sínto-mas depresivos y de ansiedad, incluido el TEPT.Cuando las amenazas aumentan en intensidad yfrecuencia, también se incrementa la probabili-dad de que la víctima incorpore el sistema decreencias del agresor de modo defensivo (sín-drome de Estocolmo). No aceptar parte de lascreencias del agresor/a desestabiliza más. Si lasexperiencias son extremas y reiteradas la vícti-ma se desconectaría de sus sentimientos y mos-traría «entumecimiento psíquico», síntomas disociativos, miedo y desconfianza pudiendoconfigurar síntomas y patología de tipo psicóti-co. Es más probable que se experimentaran sín-tomas de TEPTC si la victimización se ha dadoen una etapa temprana, ha sido prolongada enel tiempo y ha sido de naturaleza interpersonal.

Por otra parte, las relaciones entre la sinto-matología TEPT y TEPTC son variadas: puedeexistir alta comorbilidad entre el trastorno deestrés complejo o extremo y el TEPT (Roth,Newman, Pelcovitz, van der Kolk y Mandel,1997), y también puede desarrollarse el TEPTCsin sintomatología TEPT (Ford, 1999). Las al-teraciones psicopatológicas que actualmentepueden diagnosticarse en el Trastorno por EstrésPostraumático No Especificado (DESNOS), yque formaran parte del nuevo diagnóstico deTrastorno por Estrés Postraumático Complejo,se han establecido en base a las propuestas in-dependientes de Herman y van der Kolk (1987),en Boston, y de Spitzer, Kaplan y Pelcovitz(1989), en Nueva York. Aunque el procedimientofue diferente, en ambos casos se basaron en elanálisis de los síntomas que sistemáticamentemostraban personas que habían sufrido exposi-ción prolongada a situaciones potencialmentetraumáticas y habían desarrollado reaccionespostraumáticas graves.

Las alteraciones centrales del trastorno porestrés postraumático complejo son las siguien-tes (Herman, 1992a,b):

(1) Alteraciones en la regulación de los im-pulsos afectivos. Incluye dificultad para modu-lar la rabia y las conductas autodestructivas.Este síntoma indica déficit en la regulación emo-cional y el autocontrol e incluye las adiccionesy comportamiento autolesivo, que son, paradó-jicamente, a menudo, usadas como salvavidas.

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(2) Alteraciones en la atención y la cons-ciencia, tales como embotamiento, lentitud pro-cesamiento, dificultades atención y concentra-ción, amnesias, episodios disociativos ydespersonalización. Se considera que la diso-ciación tiende a ser un mecanismo de defensaante el abuso interpersonal prolongado y seve-ro ocurrido durante la infancia.

(3) Alteraciones en la autopercepción, asícomo un sentido crónico de culpabilidad y deresponsabilidad personal, que cursa con senti-mientos de intensa vergüenza. Los individuosabusados crónicamente, a menudo interiorizanel abuso como una forma de autovaloración(Courtois, 1979a, 1979b; Pearlman, 2001).

(4) Alteraciones en la percepción del maltra-tador. Incluye aceptación, dependencia e incor-poración de su sistema de creencias. Estas ca-racterísticas organizan las relaciones complejas,el sistema de creencias y posibilitan los abusospremeditados que continúan de forma repetiti-va a manos de los cuidadores primarios, en casode menores.

(5) Alteraciones en las relaciones con losotros. Dificultades para confiar e intimar, de-sarrollo de fuerte sensación de vulnerabilidady peligro cuando inician nuevas relaciones afec-tivas en la medida que se hacen más intensas eintimas. Perciben que las personas con las quese relacionan afectivamente pueden utilizarlosy dañarles sin respeto y consideración de suspropias necesidades.

(6) Somatización y/o problemas médicos.Estas reacciones somáticas y condiciones mé-dicas pueden explicar directamente el tipo deabusos sufridos y algún daño físico, o bien pue-de ser más difusa y aparecer como somatiza-ciones.

(7) Alteraciones en el sistema de significa-dos. Los individuos abusados crónicamente, amenudo sienten una gran desesperanza acercadel mundo y del futuro. Así mismo creen que noencontraran a nadie que les entienda o entien-da su sufrimiento. Mantienen un gran conflic-to interno, con niveles de angustia altos, e in-tentan encontrar a alguien que les ayude arecuperarse de su angustia psíquica.

Podríamos considerar que algunas de estascaracterísticas suponen mecanismos adaptati-

vos que estructuran el significado del mundo yde las relaciones en un proceso de aprendizajepatológico, que está siendo legitimado por elresto de personas consentidoras. De esta mane-ra, los síntomas disociativos proporcionan unarespuesta protectora natural a la arrolladora ex-periencia traumática, que surgen como una res-puesta automática al estrés, en este sentido apa-recen como reacciones disociativas primariasel olvido, la fragmentación y el embotamientoemocional (Kisiel y Lyons, 2001), precediendoo acompañando a la despersonalización, desre-alización y amnesia. Si es complicada la eva-luación del TEPT en la infancia, más difícil re-sulta encontrar instrumentos de evaluaciónadecuados y psicométricamente fiables paraanalizar los diferentes síntomas del trastornopor estrés postraumático complejo (TEPTC).

Hasta el momento los síntomas centrales delTEPTC propuesto, se consideran de diferentesmaneras. Para algunos autores son síntomas aso-ciados y comorbilidad del TEPT (DSM-IV; Co-peland, Keeler, Angold y Costello, 2007); paraotros representan síntomas de diferentes tipo-logías de las reacciones postraumáticas (Port-nova, 2007); reconociendo que el diagnósticoincluye todos los síntomas conjuntamente, yaceptando la posibilidad de que se establezcancluster específicos internalizantes (ineficacia,vergüenza, desesperación, desesperanza, re-traimiento y quejas somáticas), y/o externali-zantes (autodestrucción, agresividad, conductaimpulsiva, hostilidad) (Miller y Ressik, 2007;Moran, 2007).

El diagnóstico de TEPTC, a pesar de no es-tar incluido en el DSM-IV, sigue encontrandoapoyo en diversas investigaciones, por conside-rar que responde a la adaptación post-traumáti-ca en abuso severo y trauma afectivo en la in-fancia (Briere, 1984; Cook et al., 2005; Copelandet al., 2007; Herman, Perry y Van der Kolk,1989; Kroll, 1993; van der Kolk, Perry y Her-man, 1991; van der Kolk, Roth, Pelkovitz, Sun-dey y Spinazzola, 2005; Zanarini, 1997). Algu-nos autores consideran que las tendenciassuicidas, las conductas de riesgo, la revictimi-zación, la labilidad emocional, la impulsividady la inestabilidad afectiva, generada como res-puesta al estrés grave, coinciden con las carac-terísticas del trastorno límite de la personali-

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tratamiento del TEPT, podría determinar re-traumatizaciones (Chu, 1998; Courtois, 1999;2004), en personas que presentan TEPTC, sipreviamente a la exposición, no es regulado yfortalecido antes el sistema afectivo, la esta-bilidad y la identidad personal.

En adultos las reacciones postraumáticas com-plejas ya han sido estudiadas, y se defiende eldiagnóstico de trastorno por estrés extremo noespecificado, DESNOS (disorders of extremestress not otherwise specified), cuyos síntomasse describen en la Tabla 1.

Tabla 1. Síntomas del trastorno de estrés postraumático complejo

AFECTOS E IMPULSOS:Regulación AfectoModulación IraAutodestructividadPreocupación suicidaDificultad modulación sexualidadConductas de riesgo

ATENCIÓN Y CONSCIENCIA:AmnesiaEpisodios disociativos transitoriosDespersonalización

AUTOPERCEPCIÓN:IneficaciaCulpa y responsabilidadVergüenzaIncomprensiónMinimización personal

RELACIONES INTERPERSONALES:Inhabilidad para relaciones intimasRevictimizaciónVictimizar otros

SOMATIZACIONES:Sistema digestivoDolor crónicoSíntomas cardiopulmonaresSíntomas conversiónSistema reproductor

SISTEMA DE SIGNIFICADOS:DesesperanzaInfelicidadPerdida sistema previo creencias

166 Concepción López Soler

dad, por ello se ha establecido un gran y ade-cuado debate sobre las relaciones entre estostrastornos del eje I y II. Algunos autores consi-deran que personas que han recibido el diag-nostico TEPT crónico (una de las denomina-ciones de las reacciones traumáticas graves,complejas y/o extremas), presentan a partir dela adolescencia trastorno límite de la persona-lidad (Hodges, 2003). Y puesto que la afecta-ción de la personalidad es muy importante en laconsideración del TEPTC, algunos investiga-dores han realizado estudios sobre la relaciónexistente entre experiencias traumáticas y tras-tornos clínicos y de personalidad. Allen, Hun-ton y Evans (1999), aplicaron a mujeres contrastornos postraumáticos graves, el InventarioClínico Multiaxial de Millón y hallaron cincocluster que denominaron alienación, agresivi-dad, retraimiento, viztimización y adaptación.Los dos primeros, de tipo externalizante, se ca-racterizan por altas puntuaciones en las escalasde agresividad, trastornos de la personalidad an-tisocial y límite, consumo de alcohol y drogas,y manía. Los cluster retraimiento y victimiza-ción, de tipo internalizante, agrupan las esca-las trastornos de la personalidad depresivo, evi-tativo y esquizoide, con puntuaciones altas, ycon bajas puntuaciones en trastornos de la per-sonalidad histriónico y narcisista. El quinto clus-ter, adaptación, se caracteriza por bajas pun-tuaciones en trastornos de la personalidad ysíndromes clínicos, caracterizándose por sinto-matología postraumática simple. Estos hallazgoscoinciden con los obtenidos en las investiga-ciones de Miller (Miller, Greif y Smith, 2003;Millar, Kaluepek, Dillon y Keane, 2004; Mi-llar, y Ressik, 2007).

La consideración de diversos tipos en lasreacciones postraumáticas, con diferente gra-do de afectación y curso es de gran impor-tancia tanto a nivel diagnóstico como tera-péutico. A nivel diagnóstico por que laausencia de sintomatología TEPT y la pre-sencia de síntomas subclínicos depresivos, an-sioso, y conductas agresivas y hostiles, puedenestar indicando un trastorno más grave y com-plicado terapéuticamente que el TEPT. Porotro lado también es importante en el plante-amiento terapéutico, ya que la exposición di-recta al trauma, tal como se recomienda en el

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Este diagnóstico ha sido validado por Zlotnicky Perlstein (1997), y Blaustein, Spinazzola, Simp-son y van der Kolk (2000); a través de la entrevistaSIDES: Structured Interview of Disorders of Ex-treme Stress. Esta entrevista consta de 45 items yha sido elaborada por Pelkovitz et al. (1997). Spi-nazzola, Blaustein, Kisiel y van der Kolk (2001),han realizado otra validación a través del Self Re-port Inventory for Disorders of Extreme Stress(SIDES-SR), obteniendo una puntuación en elcoeficiente alfa de 0,93, para la escala total.

En infancia y adolescencia Cook et al. (2005)proponen siete grupos de síntomas para el diag-

VALORACIÓN CLÍNICA DE LOS DIAGNÓSTICOS TEPT

Y TEPTC EN LA INFANCIA MALTRATADA

En base a un convenio establecido entre la Con-sejería de Política Social, Mujer e Inmigración yla Universidad de Murcia (Proyecto de Evalua-

ción Diagnóstica y Tratamiento Psicológicos enMenores Tutelados, PEDIMET), se atienden amenores que han sufrido maltrato intrafamiliarcrónico, de tipo físico, emocional y social; quepresentan reacciones psicológicas graves y queresiden en centros o en acogimiento familiar (fa-milia extensa o ajena). Son remitidos por altera-ciones externalizantes principalmente, sin em-

nóstico TEPTC, que sintetizan las alteracionescentrales cuando los menores expuestos a con-diciones de riesgo graves y crónicas, presentanreacciones postraumáticas complejas. Las áre-as afectadas y los problemas principales aso-ciados al trauma son: alteraciones en las rela-ciones afectivas y apego, en las reaccionesbiológicas (físicas y psicosomáticas), en la re-gulación del afecto y la autorregulación, en laconsciencia, con síntomas disociativos, en elcontrol de la conducta, en la cognición y en elautoconcepto (Tabla 2).

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Tabla 2. Áreas afectadas y alteraciones en menores expuestos a trauma complejo (adaptado de Cook et al., 2005)

I. APEGOProblemas con límitesDesconfianza, suspicaciaAislamiento socialDificultades InterpersonalesDif. estados emocionales otrosDificultad toma perspectiva

II. BIOLOGÍAProbabilidad desarrollo

psicomotorAnalgesiaProbabilidad tono/balance,

coordinaciónSomatizacionesProblemas médicos aumentados

III. REGULACIÓN AFECTODificultades autorregulaciónemocionalDificultades reconocer/expresar

sentimientosProbabilidad reconocer estados

internosDificultades comunicar deseos

y necesidades

IV. DISOCIACIÓNEstado consciencia alterado AmnesiaDespersonalización, desrealizaciónDos o más estados de conscienciaFallos de memoria sucesos

V. CONTROLPobre regulación impulsosConducta autodestructivaAgresividad hacia otrosProb. patológicos auto-calmaProblemas sueñoSumisión excesivaConducta oposicionistaDificultades comprender/aceptarnormas Representa trauma

conductas/juegos

VI. COGNICIÓNDificultades regulación atencióny FE*Lack of sustained curiosityProbabilidad procesamiento

información nuevaProbabilidad concentración tareas

complejasProbabilidad constancia objetivosDificultades planificación/ anti-cipaciónProbabilidad comprensión

responsabilidadesDificultades aprendizajeProbabilidad desarrollo lenguajeProbabilidad orientación tiem-po/espacio

VII. AUTOCONCEPTOContinuidad/predictibilidad self

alteradoPobre sentido separaciónAlteración imagen corporalBaja autoestimaVergüenza y culpa

Nota. *Funciones ejecutivas

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relacionada (Talarn, Navarro, Rossell y Rigat,2006). Para realizar un diagnóstico psicológi-co fiable y evaluar la eficacia de los tratamien-tos, es imprescindible elaborar un protocolo deevaluación que detecte los síntomas descritosen el TEPTC, en niños y niñas maltratados.Como es posible que las reacciones postrau-máticas configuren un TEPT, un TEPTC sinpresencia de sintomatología TEPT (Ford, 1999);o en comorbilidad con dicho trastorno (Roth etal., 1997); es preciso incluir pruebas de evalua-ción psicológica que detecten signos de los dostrastornos. En todos los casos es convenienteexplorar las variables personales de resistenciaa la adversidad.

Mientras que los diagnósticos realizados enel proyecto PEDIMET, realizados sin tener pre-sente la categoría diagnostica TEPTC, descri-ben múltiples síntomas externalizantes en co-morbilidad con sintomatología internalizante(Tabla 3), parece que está afectado todo el de-sarrollo psicológico, y que las reacciones pos-traumáticas de estos menores, se comprendeny se tratan mejor desde el diagnóstico de TEPTC.

Tabla 3. Características frecuentes en menoresmaltratados. Proyecto PEDIMET

Trastornos psicopatológicos:Trastorno por estrés postraumáticoDepresiónAnsiedadTrastorno por déficit de atención con hiperactividadOposicionismo DesafianteOtros

Sintomatología: Problemas Atención InquietudDesorientación Ambivalencia emocionalDesolación AturdimientoCrisis de Ira OposicionismoConfusión TristezaLabilidad emocional Baja tolerancia frustraciónCulpabilidad (creencia merecer maltrato) Irritabilidad, agresividad

Angustia Aislamiento/sumisiónNegación de la realidad Temores Autodesprecio DesconfianzaAutolesiones Problemas AprendizajeBaja adaptación personal y social

Actitud seductora relaciones interpersonales (Sexualidad)

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bargo la sintomatología característica en estosmenores desde la perspectiva clínica se caracte-riza por: dificultad en la regulación de los im-pulsos (agresividad y rabia), problemas afectivosy de ansiedad, dificultad para el reconocimientodel daño y expresión emocional, problemas en laatención, concentración y consciencia, dificulta-des en las relaciones interpersonales, problemaspsicosomáticos y alteraciones en la percepciónde los padres maltratadotes (justificaciones, ide-alizaciones, negación de la realidad…).

La experiencia en intervenciones psicológi-cas en menores que han sufrido experienciastraumáticas (malos tratos en la familia, abusosexual, negligencia, abandono, rechazos en aco-gimiento en familia extensa o ajena), apoya másla propuesta del trauma y trastorno complejo,que la comorbilidad entre el TEPT y sintoma-tología diversa internalizante y externalizante.Sin embargo existen pocas escalas que valorenel trauma grave y continuo en la infancia y ado-lescencia, de ahí la importancia de continuartrabajando en el desarrollo de instrumentos deevaluación y medida del DESNOS o traumacomplejo en la infancia. Parece necesario rea-lizar una evaluación exhaustiva de las áreas aso-ciadas al trauma para llevar a cabo un diagnós-tico que nos permita realizar una intervenciónadecuada con los menores.

Por otra parte, aunque el TEPT, es uno de losmás significativos desórdenes relacionados conel trauma, es frecuentemente pasado por alto enlos ámbitos de salud mental y se tiende a consi-derar la sintomatología internalizante (tristeza, an-siedad, somatizaciones) y la externalizante (agre-sividad, ira, oposicionismo, inquietud, falta deatención, comportamientos destructivos hacíaotros/si mismo/a), por separado. Es recomenda-ble realizar el diagnóstico de estos diferentessíntomas teniendo en cuenta las características deltrastorno por estrés postraumático complejo, yaque entonces algunos de estos signos que a ve-ces no llegan a tener entidad diagnóstica por serde nivel subclínico, se estructuran como una en-tidad clínica claramente configurada.

Por este mismo hecho, y para una aplicaciónefectiva de los tratamientos (Zimmerman y Mat-tia, 1999), resulta de suma importancia una eva-luación estructurada de los eventos potencial-mente traumáticos y de la psicopatología

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Con el fin de realizar una valoración inicialde los síntomas centrales del diagnóstico actualdel TEPTC o DESNOS, en menores maltratados,se ha elaborado un listado de 14 síntomas, y hansido evaluados al inicio de los tratamientos 44menores de edades comprendidas entre 6 y 15años. Se ha considerado la presencia de cadasíntoma cuando se ha puntuado 3 o más de tresen una escala de 0 a 5. La puntuación del coe-ficiente alfa de Cronbach para este listado desíntomas es de 0,83. Los resultados nos indicanque la mayor parte de los indicadores están pre-sentes en más de la mitad de este grupo de me-nores maltratados (ver Tabla 4).

Aunque solo se trata de una valoración inicial,el hecho de que se reconozcan variables que no

pueden ser incluidas en el TEPT, aporta una bue-na base que apoya la importancia de disponer decategorías diagnósticas adecuadas para las reac-ciones postraumáticas graves y para estimularinvestigaciones sobre este tema. En la actualidady con el objetivo de realizar una correcta eva-luación y tratamiento psicológico a menores mal-tratados se han elaborado dos protocolos: unopara la evaluación de reacciones postraumáticasy otro para el tratamiento psicológico medianterealidad virtual, ambos para menores maltrata-dos (Proyecto PEDIMET-EMMA, 2007).

Es difícil realizar una evaluación de las po-sibles variables psicológicas afectadas en me-nores que han sufrido maltrato grave y conti-nuo, y por tanto, un posible trauma complejo(López-Soler et al., 2007a,b). En un intento detener en cuenta las posibles áreas alteradas, asícomo las de resiliencia, que modulan el impac-to del estrés, se han seleccionado una serie depruebas psicológicas que permiten reconocersintomatología TEPT y DESNOS (ver Tabla 5).Las medidas pre y postratamiento en estas es-calas, así como los perfiles internalizantes y ex-ternalizantes, están siendo analizados. Una de lasmejores maneras de ayudar a disminuir el su-frimiento y la desorientación de los menoresmaltratados, es conocer lo más exhaustivamen-te posible los diferentes componentes psicoló-gicos del daño emocional que determina el trau-ma complejo. Como acertadamente señalóCarlson (1997), la última meta de los esfuerzospara comprender y evaluar los problemas psi-cológicos de las personas que desarrollan alte-raciones psicopatológicas, es ofrecerles un tra-tamiento lo más efectivo y eficiente posible.

Tabla 4. Listado indicadores DESNOS para la infancia y adolescencia maltratadas

Alteración regulación afectos 94,2%Alteración regulación impulsos 67,7%Alteraciones consciencia 70,6%Alteraciones autopercepción 61,8%Alteración percepción maltratadotes 51,7%Alteraciones relación iguales 64,7%Problemas relaciones acogedores7educadores 73,5%Depresión 49,9%Ansiedad 67,5%Autolesiones 8,8%Abuso de sustancias 0%Comportamientos autodestructivos/riesgo 20,6%Victimización 17,6%Problemas relaciones de intimidad 41,2%Desesperanza 58,8%

Exploración general

Estrés postraumático

Ansiedad / depresión

Área adaptación-socialización

Área afectivo-emocional

Variables resiliencia

Entrevista semiestructurada de maltrato (Martínez et al.,2007)

Escala Pediátricade Estrés Emocional;PEDS (Saylor et al., 1999)

Cuestionario de Ansiedad Estado-Rasgo en niños; STAIC(Spielberger,1990)

TestAutoevaluativoMultifactorial de AdaptaciónInfantil; TAMAI (Hernández,1999)

Inventario de Expresión de Ira-Rasgo en Niñosy Adolescentes; STAXI-NA (Del Barrio,Spielberger yAluja, 1998)

Escala deResiliencia (Wagnild yYoung, 1993)

Tabla 5. Protocolo de evaluación psicológica equipo PEDIMET

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Exploración general

Estrés postraumático

Ansiedad / depresión

Área adaptación-socialización

Área afectivo-emocional

Variables resiliencia

Escala demaltratopsicológico (Walker, 1984;adaptaciónGarriga, et al.,2007)

CPSS(The ChildPTSD SymptomScale; Foa et al.,2001)

CASI(Índice deSensibilidad a laAnsiedad Niños;Sandín y Chorot,1997; Sandín etal., 2002)

BAS 1, 2, 3(Batería deSocialización,Silva yMartorell, 2001)

PANAS(Escala deAfecto Positivo yNegativo; Sandínet al., 1999)

Escala deautoeficacia (Bandura, 1990)

STIA(Escala deSituaciones Traumáticas en la Infancia y Adolescencia; López-Soler,2006)

CITES-R(Children’sImpact TraumaticEvents Scale;Wolfe et al.,1991)

CDI(Cuestionario deDepresiónInfantil; Kovacs,1994)

Área atención y consciencia

Diferencial Semántico MaltratoGarcía et al.,2007)

ACS(Escala deAfrontamientoparaAdolescentes;Rydenberg yLewys, 1996)

CBCL(Child BehaviorChecklist;Achenbach,1991)

IES (Impact ofEvent Scale,Horowitz, Wilneret Alvarez 1979)

SíndromesCBCL/YSR

TAREA DE STROOP(Test de Coloresy Palabras;Goleen, 2001)

YSR (Youth SelfReport;Achenbach,1991)

SCARED-R(Escalaabreviada decribado delTEPT; Muris1997)

SubescalasTAMAI

Escala de Experiencia Disociativa (Adapt. Bersteiny Putman, 1986)

1.ª parteCBCL/YSRBAS subescalas

Tabla 5. Protocolo evaluación psicológica equipo PEDIMET (Continuación)

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