Desembarco en Mazagón

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  • 7/21/2019 Desembarco en Mazagn

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    PorJos Antonio Mayo Abargues

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    oles y norteamericanos Por el nmero de efecvos, la calidaddel armamento y el tonelaje del material, fue calicada como laoperacin anbia ms importante despus de la II Guerra Mun-dial.

    Estas maniobras fueron una demostracin ante el mundo, o me-jor dicho, ante la alianza sovica, del podero militar de EE.UU,

    en aquel periodo de tensin entre los bloques comunista y capi-talista, conocido como la Guerra Fra, que si bien es cierto queevit un enfrentamiento armado an peor que el de la II GuerraMundial, tambin es cierto que fue el movo que incit a las dospotencias a la acumulacin de los grandes arsenales de armasatmicas que hoy tenemos en el mundo.

    l prximo mes

    de octubre se cumplen cin-cuenta aos de la OperacinLanza de Acero I, la mayor oper-acin anbia realizada despusde la II Guerra Mundial. Estasmaniobras tuvieron un coste de

    10.300.000 dlares, y hubo quelamentar la muerte de trecesoldados norteamericanos,nueve de ellos en un choquede dos helicpteros en plenovuelo que iban cargados de ma-terial explosivo, y los otros cua-tro perecieron al caer al mar elavin en el que volaban. A pe-sar de ello, la operacin fueconsiderada un xito, ya quela previsin inicial era de cin-

    cuenta bajas segn el nmerode efecvos.

    En la maana del lunes 26 deoctubre de 1964, cuando esta-ba a punto de amanecer, tropashispano-americanas tomabanlas playas de Mazagn por trespuntos a la vez, dando comien-zo la Operacin Lanza de AceroI. En esta operacin parcipa-

    ron ms de cien barcos, dos-cientos aviones y helicpteros,y cincuenta mil soldados espa-

    Momento del desembarco en la Playa de Mazagn

    Un convoy en el camino de la playa

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    El objevo de la misin era ocupar esta franja de playa, cortar lasvas de comunicacin con Sevilla y eliminar al enemigo en la zonade operaciones, adems de hacerse con el control de la capital, deNiebla y de la aldea de El Roco, con el n de restaurar la paz enPrxima, un pas ccio del sur que estaba en guerra con Lucha-do, otro pas del norte.

    Como paso previo para que esta operacin tuviera xito, unosdas antes se realizaron inspecciones de las zonas de ocupacinpor paracaidistas de la base de apoyo situada en Almera. Los pa-racaidistas aterrizaronen el Cerro del Villar, enel trmino municipal deBonares, prximo a lacarretera que une Bode-gones con Mazagn.

    Aquella maana deldesembarco cogi desorpresa a los vecinos deMazagn, que se desper-taron sobresaltados porel estrepitoso ruido de losaviones, de los barcos yde los carros de combateque salan de las lanchasde desembarco hacia loscaminos de los acanla-dos. Muy pocos, casi nadiede los escasos habitantes

    que Mazagn tena en aquella poca, saban de la existencia de es-tas maniobras, ya que la operacin se dio a conocer un da antes, esdecir, el domingo 25 de de octubre en el hotel Alfonso XIII de Sevilla,en una rueda de prensa a la que asiseron periodistas nacionales einternacionales, el subdirector general de Prensa, Jos Molina Plata,y los jefes de los Ejrcitos de los Estados Unidos y de Espaa.

    En las inmediaciones de la playa de Mazagn se prepararon explana-das para el aterrizaje de helicpteros y se montaron los campamen-tos para albergar a las tropas. Hay que destacar que en este granmovimiento de tropas y vehculos, hubo un especial cuidado con laproteccin del medio ambiente, ya que los montes prximos habansido repoblados recientemente de pinos y eucaliptos por el Ministe-rio de Agricultura, y con cada unidad que desembarcaba iban comoguas unos guardias forestales para evitar el dao a esta zona.

    Las tropas norteamericanas instalaron un puesto de comuni-caciones en la zona donde se encuentra hoy la Pensin lvarezQuintero, junto a la choza del guarda forestal. Este puesto secomunicaba con un barco para coordinar las operaciones. Lacomunicacin no se interrumpi ni un solo instante durantelos cinco das que dur la Operacin Lanza de Acero I. Losvecinos colindantes escuchaban da y noche aquellas con-

    versaciones en lengua hispana, que no lograban entender,ya que ulizaban un alfabeto militar indescifrable.

    Los marines haban trado todoslos vveres de su pas; lo traantodo enlatado, hasta el pan, perocuando descubrieron el pan deMoguer, renunciaron al de lata.Les encantaba el pan de Moguer,se lo coman como si de un man-

    jar se tratara. Muchos vecinosde Mazagn hacan cambalachescon ellos, les cambiaban el pan

    por latas de conserva; hubo otrosvecinos que salan de sus casascargados de botellas de bebidasalcohlicas y regresaban con losbolsillos llenos de dlares. Los ma-rines solan hacer algunas comprasen el economato del poblado for-estal, sobre todo cerveza y otrasbebidas alcohlicas.

    En el stano de una vivienda dela Avenida Conquistadores habaun pequeo negocio, una tasquitadonde los pescadores iban a bebervivo, y este stano fue descubiertoenseguida por los marines, queacudan a diario a tomar cerveza. Elprimer da, un marine le dijo al se-or que regentaba aquel negocio,que cunto le deba por la cerveza;el hombre le dijo que un duro, esdecir, cinco pesetas. El marine sacun dlar del bolsillo y lo puso en

    el mostrador, dndole las gracias,con la actud de haberle parecido

    Las tropas marchan por los pinares de Mazagn

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    barata. Desde ese da la cervezapas a costar un dlar para todoslos norteamericanos.

    Estas maniobras fueron presencia-das desde una tribuna instaladaen los acanlados de Mazagnpor diversas personalidades mili-

    tares espaolas, entre las que seencontraban el ministro de Ma-rina, almirante Nieto Antnez, el

    jefe del Grupo Operavo del Esta-do Mayor de la Armada, almiranteLostn, y el general de divisinFernndez de Crdoba. Desde lafragata Marn Alonso Pinzn sedirigan las maniobras por partede la Armada espaola; all tenael centro de operaciones el capi-

    tn General del DepartamentoMarmo, el almirante Pascual Cervera.

    En el conjunto de las tropas espaolas no hubo que lamentarningn dramco accidente, aunque varios soldados sufrie-ron algunas bajas por heridas al volcar el jeep en el que circu-laban. Sin embargo, en las tropas norteamericanas perdieronla vida trece soldados, nueve de ellos en un choque de doshelicpteros en pleno vuelo que iban cargados de materialexplosivo, y los otros cuatro perecieron al caer al mar el avinen el que volaban, perteneciente a la 32 Escuadrilla AreaAnsubmarina. A pesar de ello, esta operacin fue conside-

    rada un xito, ya que la previsin inicial era de cincuenta ba-jas segn el nmero de efecvos.

    Los heridos en el choque de los helicpteros fueron trasla-dados al barco-hospital de la Flota Atlnca. Los medios decomunicacin quisieron saber los nombres de aquellos fa-llecidos y las causas que haban provocado el accidente, perolos mandos militares mantuvieronun hermesmo sobre el suceso. Elvicealmirante Joh McCain les negesa informacin, diciendo que no

    iban a facilitar ningn nombre has-ta que los peritos no terminaran derealizar el informe.

    Mi pasin enfermiza por la in-vesgacin, me llev el pasado ve-rano a localizar, junto con un grupode amigos, encabezados por JosManuel Gmez Domnguez, losrestos de estos helicpteros que sefundieron en un amasijo de acero yaluminio, entre el poblado forestalde Mazagn y el Instuto de Tc-nica Aeroespacial (INTA).

    A las 17:30 horas, bajo un sol de juscia,comenzamos a caminar por un cortafuegosde arena, para luego adentrarnos en unazona de vegetacin espesa, hasta llegar auna explanada de arena en forma de crculo,donde no crece una hierba desde aquellaenorme explosin ocurrida hace cincuentaaos. bamos preparados con rastrillos yazadones, pero apenas los ulizamos, pues

    nada ms mover la arena con el pie em-pezaron a aparecer los primeros vesgiosde aquel fadico accidente. Descubrimosnumerosas piezas entre un amasijo de aceroy aluminio fundido: engranajes, rodamien-tos, resistencias, sondas, material elctrico,hebillas de los cinturones de seguridad, etc.

    Varias piezas elccas encontradas el pasado verano en la zonadonde cayeron los helicpteros

    Los restos de los helicpteros hallados en la zona donde cayeron. Llama la atencin la

    esterilidad del terreno, un rea en crculo donde no crece la hierba desde hace 50 aos

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