Desde Un Barrio de Putas- Cheo

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Cuento inédito de José Gervacio Lugo González

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VI

DESDE UN BARRIO DE PUTAS A ABOGADO CHIMBO

JOSE GERVASIO LUGO GONZLEZ

2008

DESDE UN BARRIO DE PUTAS A ABOGADO CHIMBOI

Dentro de pocos das, el 10 de agosto cumplir los cincuenta y dos aos.- As se expresaba l, recostado a una mesa y con un vaso de cerveza a medio tomar. Su interlocutor, un seor mayor, le oa sin mucho entusiasmo.- - Mi vida ha sido muy accidentada, es verdad, pero la he vivido intensamente. Todo el mundo me pregunta, si soy - Familia- del famoso millonario- :- Sixto Pineda, ese, el qu muri hace pocos aos, muy enfermo, y dej: todos los millones del mundo. Ojal! Pero, que v. Eso es mucho -camisn para Petra.- -Mire, mi hermano, yo nac cmo por un accidente; - yo no tuve una infancia feliz que digamos. Mi mam pari a seis u ocho hermanos. No s, algunos se han muerto, y yo no conoc a mi padre y si lo llegu a conocer muy nio, yo no lo recuerdo. Lo cierto es, qu me cre y crec en una casa de vecindad, en Maracaibo, dnde haba varias mujeres, de la vida fcil y mi mam me dej- al cuido- con esas mujeres y se fue y me abandon. Yo la conoc despus de adulto, en Carvajal. Qu en una oportunidad, cundo vine a Valera, uno de mis hermanos me llev a su casa, para que le pidiera la bendicin.

- Prcticamente, como le dicen a los chamos de hoy que son abandonados: Yo fui un nio de la calle. Me cri solo, vendiendo empanadas, peridicos, como: El Panorama y la Crtica; y con mi caja de limpiar botas, que yo, me fajaba bien duro para sobrevivir en Maracaibo. No crea, - me toc muy fuerte pero esas mujeres, malas y todo, me pusieron en la escuela, y all estuve, hasta el tercer grado. Apenas aprend a leer y a escribir, - pues, te digo-, que aprend muy poco a escribir, apenas se hacer mi firma. Pero, a sacar cuentas, a mi nadie me gana. Esa Escuela de la vida, en dnde, para dar vueltos sino te avispas te roban los reales, uno tiene que aprender acelerado; y por eso, sacar cuentas de sumas y restas, multiplicar y dividir y de sacar los porcentajes, que a uno le toca de las ganancias,- se tiene que saber mucho-, si y uno se pendejea lo matraquean chamo. Dgame si yo tuviera un ttulo!. Fuera el presidente o algo ms. No juegue! Yo cundo conoc a esa seora, a la cul uno de mis hermanos me llev, para que le pidiera la bendicin, ella se par frente a m y se qued mirndome. Mi hermano Lus le dijo: ste es Joseito, porque as me llamaban. Ella solamente dijo: hijo eres Joseto? Yo le respond con un movimiento de la cabeza en forma afirmativa y segu mirndola. No me contuve y saqu lo que tena bien adentro con 19 aos sin verla. Ella me contest con lgrimas en su rostro:

Tu padre es un desgraciado. Cundo sal embrazada, l me dej, y no quiso saber ms de m, ni de t, para m: Ese seor est muerto. Yo no tena como ver de todos, de ustedes. No tena trabajo. Pasaba hambre, y tuve que dejarlo hijo, con esas amigas, que me hicieron el favor de cuidarlo, mientras yo consegua algn trabajito. Me junt con el padre de sta muchacha, tu hermana y me la seal. Yo mir a la escuincla, -como de trece aos-, que viva con ella. Yo te dej con tu prima Cndida, me dijo, y con la seora Mara, la duea de la casa. Empez a llorar.

Yo mir a la escuincla de arriba abajo, y pude verle sus trapos mugrosos que tena puesto como vestido y las piernas llagosas de heridas cicatrizadas, huellas imborrables de la plaga de mosquitos y de la Leishmaniasis, muy comn en estas tierras Trujillanas. Estuve un buen rato confundido en esa casa, la rabia y el dolor se me fue pasando. En el fondo de mi alma, yo quera conocer a mi madre. Esa mala madre! Pero era mi madre. Esa madre que me dej de nio con esas viejas y a los cules, los hombres no la buscaban para el servicio y la profesin ms antigua del planeta: La putera. Yo observaba que ellas se ofrecan, -casi de gratis- a los hombres, marineros y viajeros, que llegaban a esa pensin. Los hombres las rechazaban y no queran nada con ellas.

Fui creciendo en ese ambiente de casa de vecindad con esas putas y un marico, que tambin all viva y era peluquero. Mi hbitat era el Mercado de Las Pulgas, en dnde pasaba casi todo el da trabajando desde las cinco de la maana, cundo me presentaba con dos thermos de caf: uno con caf con leche y el otro con caf negro; y los camiones de la prensa llegaban para repartir a los pregoneros los peridicos del da. En una cavita de anime, la seora Mara, la que me cri, pona unas 30 a 35 empanadas de queso y de carne molida o de caraotas y pescado; Para que yo las vendiera en el mercado.

El qu va ser: malandro o delincuente, es porque quiere. Chico, fjate, yo me cri en ese ambiente y no fui malandro, ni ladrn, ni consumidor de drogas. Yo fui un hombre que me gustaba trabajar. La seora Mara, me educ bien. No permita que yo fuera un bandido. No le gustaban las cosas malas, o qu yo me robara algo. Ella era muy correcta en sus cosas y as me educ. Cundo llegaba a la casa, con algo que no era mo, tena que explicarle en dnde lo adquir, cmo lo obtuve y quin me lo di y si ella no estaba conforme con la respuesta, me agarraba por un brazo y tena que ir con ella al sitio donde encontr el objeto, o a la persona que me regal tal cosa. A ella la educaron as, desde muy nia. Lstima que no tuvo suerte con los hombres. No tuvo un buen marido y ella fue, mi pap y mi mam. No conoc padre!, para m, esa es mi nica familia. Fue mi verdadera madre, ella si supo darme amor de madre, aunque no fue mi verdadera madre que me pari. Despus, cundo era muchacho, supe que esa casa de vecindad, era de la mam de Mara, y la seora se muri. Entonces, ella se puso al frente de la casa, en dnde las putas le pagaban un arriendo por cada cuarto. De eso, era de lo que viva la seora Mara; y con las empanadas y el cafecito, que yo venda en la calle. Cmo iba a estudiar, si no tena tiempo? Yo tena que entregar buenas cuentas, porque sino me daban mis correazos.

No sal malandro, ni ladrn y fjate, tengo una familia y mi buena casa. Mis dos hijos estudiaron y se graduaron; y yo con mis ahorritos, pude comprarme sta casa, que es la envidia de mucha gente.

Cundo tena como doce o trece aos, Mara se junt con un querido y ste me empez a maltratar. No le caa bien! Entonces, yo me fui de esa casa. Consegu un trabajo en un negocio de cervezas, que necesitaban a un muchacho para que aseara el local. El italiano, el dueo, que era un seor mayor, me contrat y desde ese da comenc a vivir en ese Bar. En el da aseaba el local, lo barra y pasaba coleto y limpiaba los baos; y en la noche, haca de mesonero y atenda en la caja registradora. En ese bar aprend todo lo que debe saberse del negocio. A los pocos das, me d cuenta, cmo robaban al italiano. El administrador que tena era un murgano. Robaba descaradamente al seor Luiggi, en complicidad con la esposa del italiano y los hijos.

Yo no poda permitir tanta injusticia con ese hombre que me tom cario y me permiti que viviera en su local, y no aguant ms y le dije como lo estaban robando.

Lo primero era con las cajas de cerveza. Por ejemplo: facturaban diez cajas, pero vendan veinte. Esas otras diez se les cojan entre la mujer del italiano y el administrador. Luego, despus era con lo que ingresaba en la caja. A media noche, llegaba la mujer del italiano y sacaba de la registradora cierta cantidad de dinero y no lo reportaban. Total que el hombre ira a la quiebra sino se correga eso a tiempo. Yo no aguant ms y al hombre que me dio posada le dije:

- Seor Luiggi, tenga cuidado con el administrador, lo est robando. Vaya al depsito y cuente las cajas de cervezas vacas y compare con lo que le entregan de venta. Revise las facturas y comprelas con las cervezas que hay en depsito.-

Bueno, el hombre como un- Picado de Culebra, -se fue al depsito y l mismo, hizo el inventario. Comprob el robo; y en el acto, le form una Berraquera al administrador y lo despidi. Luego le prohibi a la mujer y a los hijos que no se metieran- en su negocio. A todos le prohibi que fueran al negocio. Yo qued sorprendido, porque no esperaba lo que el seor Luiggi me dijo: -A partir de sta noche, usted Joseto, se encarga de la caja del negocio. A dos obreros y un mesonero que all se encontraban, les dijo: A partir de hoy Joseito es el nuevo Administrador. Pues -chele bola,- yo con trece o catorce aos, estaba administrando un bar. La diferencia fue tan grande, que yo le entregaba el triple o el cudruple de ventas diarias, de lo que el administrador le daba al seor Luiggi. Cmo no se iba a contentar conmigo el seor Luiggi! Eso s, la caja nadie me la tocaba, ni siquiera la mujer, ni los hijos de Luiggi. All comenz la rabia de ellos conmigo. Qu hasta supe, que los malditos contrataron a un sicario para que me fuera. Pero, yo no soy pendejo. Nunca sala del negocio y tampoco sala a la calle. Me hice amigo de un polica retirado, a la cul la brindaba su fresco y su fra, cuando iba al negocio a pasar un rato y le cont lo que me estaba pasando, y el seor me tom cario y me dijo que no me preocupara, que l me protegera y as fue. Yo lo contrat como vigilante con la autorizacin del Seor Luiggi que vino al negocio inesperadamente, ese da y luego se retir. Pasaron trece meses y todo marchaba muy bien, hasta que la nube negra- se pos en mi vida.

Un da, como a las nueve de la noche, me llaman por telfono dicindome que el seor Luiggi le haba dado un ataque y que lo tenan en una clnica. Pregunt: qu en cul clnica lo tenan? y me dijeron que en la clnica D Empeire, y de inmediato, envi all al vigilante a la clnica. Haban pasado como veinte minutos cundo el seor Luiggi se muri del Infarto que le dio.

Bueno yo segu con el negocio abierto, hasta las doce de la noche, cuando decid cerrar porque no haba clientes. Al otro da en la maana, cmo a las ocho, se present la mujer y sus hijos y me pidieron la llave del negocio de la caja y los reales, y sin ms prembulos me dijo la mujer: Hasta hoy trabajas aqu. Ests despedido! El viejo Luiggi se muri dijo, y la que manda aqu soy yo y los hijos mos. Le entregu todo completito, sin que le faltara un centavo y con el libro del diario al da. Me acuerdo bien, que fueron diecisiete mil cuatrocientos noventa y ocho bolvares con setenta y cinco cntimos: (17.490.75 Bs.). Esto era una fortuna en aquella poca, cundo el bolvar si vala, -qu vienen a ser hoy da-, con la moneda devaluada, como los 17 millones y medio de bolvares.-

Le dije: Bueno, y mi arreglo? De la plata que le d, - le dije. Est bien,-contest. Sac unos billetes y me dijo: T tienes aqu, como once meses Trabajando. No es as? Y ganas 350 mensual, verdad?. Si, as es, le dije. Aqu tienes. Me dio dos mil bolvares. Yo los agarr y tambin una maletica de cuero, en dnde tena mis efectos personales y mi ropita, que no era mucha: unas tres camisas, dos pantalones y unas medias e interiores. Met la plata en la maleta y le dije al vigilante: entindase con la nueva duea; y coj un carrito, de los que van al terminal de las Pulgas y le llegu a la seora Mara, la que me cri. Le dije: me voy a Valera. Voy a la casa de mi hermano y voy a ver si consigo trabajo en esa ciudad. Ella me ech la bendicin y me dijo Cuidado hijo! Prtate bien!.

Luego supe cul era la verdadera vida de la seora Mara. Ella era de nacionalidad Colombiana y se vino de su tierra huyendo de la violencia en ese pas. Ella, muy nia, como de unos diez aos, vino a Maracaibo acompaada de su padre, un seor mayor, agricultor y criador de ganado, y de su madre, la seora Mara. Ellos estuvieron viviendo en Machiques por varios aos, en dnde ella trabajaba como cocinera de los peones de una hacienda, y el padre se desempeaba como ordeador de vacas. Luego que juntaron unos cobres, decidieron venirse a Maracaibo y compraron, - muy barata-, esa casa de vecindad, que al principio se estaba cayendo. Y la repararon. Le gastaron unos cuntos churupos y la acondicionaron en cuartos para alquilarlos. Mara la nia creci en ese ambiente, porque la mayora de inquilinas eran mujeres putas.

Cundo a m me dejaron con la prima Cndida, al cuido, porque mi mam tuvo que irse a buscar trabajo, y luego, se hizo cargo de m, la Seora Mara: la vieja; su mentalidad estaba cifrada en la bsqueda de beneficios econmicos. A m, tenan que ponerme en algo para que les produjera dinero. Es por eso, qu con slo cinco aos que tena, la vieja Mara me daba un thermo de caf negro para que lo vendiera por vasitos a razn de 0.25 Bs., el vasito de caf; o me daba de veinte a treinta empanadas, para que las vendiera en el mercado de las Pulgas. Cuidado! Si yo entregaba malas cuentas. Yo no era hijo de ella, el solo hecho, que me alojaba en su casa y me daba un bocado de comida, yo era su esclavo, no su hijo. Yo creo que a un hijo de cinco aos no se le da tanta responsabilidad. Por lo menos, yo no lo hara con los hijos mos. El esposo de la seora Mara, se enferm y decidi regresar a su patria y la seora Mara se qued sola, lidiando con la nia Mara. Luego ella, supo que su esposo se muri y ella, despus que se fue a Colombia al velorio y al entierro, decidi regresar a Maracaibo, a atender su nico negocio que tena, que era el alquiler de cuartos en su casa de vecindad.-

-Mara creci y se hizo una mujer muy bonita y fue asediada por un Guardia Nacional, que la enamor y la sac de ese ambiente, y ella se puso a vivir con l, hasta qu en un enfrentamiento con unos contrabandistas de licores, en la zona de Paraguaipoa, lo emboscaron y lo ultimaron de cinco balazos-.

Mara regres de nuevo al hogar de la madre, y de all naci su primer hijo del Guardia Nacional; luego se hizo querida de otro Guardia Nacional, que no la aguant por mucho tiempo, por el carcter fuerte que ella tena y decidi vivir sola, -y de vez en cuando-, ejercer la ms antigua profesin del planeta, en uno de los cuartos en dnde ella viva.

- Joseto, venga ac. Vaya al mercado y me trae un pollo y un kilo de azcar y un kilo de papas. -En seguida, Julia ahora ya voy.- Toma no te dejes engaar con el vuelto. Son siete bolvares y aqu tienes diez. Me trae tres bolvares de vuelto-.

- Julia era una de las Fminas, que tena alquilada un cuarto y en ese cuchitril, ejerca su profesin de prostituta. Joseito, con trece aos, estaba muy desarrollado en cunto a su edad, y representaba ms aos de los que tena. Pareca un adolescente de unos diecisis aos o ms. El marico que viva al lado de Julia, siempre invitaba a Joseto a su cuarto para brindarle refrescos o algo, pero ste lo rechazaba con arrechera Tena el rostro deformado con cicatrices de la viruela.-

Despus de una media hora, cundo regres del mercado, yo le toco la puerta con el mandado que me haban encargado. Ella me dijo: entra y me lo recibi en pantaletas y sin la blusa puesta. Joseto era la primera vez que vea a una mujer desnuda. Se qued boquiabierto. Los ojos los tenan fijos en el hermoso busto de Julia, una-Cucutea-, recin llegada, con unos veinte aos, a lo sumo, que representaba. Su cuerpo desnudo, era de una muchacha sin nada de celulitis y con la masa muscular muy dura y fuerte. Estaba como recin levantada y recin baada. Todo su cuerpo estaba empolvado con una fragancia muy cautivadora y peinada al natural, con el pelo esparcido sobre sus hombros y sin pintura en los labios ni en la cara; pero su piel brillaba como la de una virgen, o el de un ngel de la iglesia. Joseto no sala de su -shock expectante - y de asombro, por contemplar a tan bella mujer lujuriosa, e insinuante y con los deseos despiertos para enfrentar a la pasin y al sexo espontneo.

-Me agarr. Ven ac mi amor, Me dijo: ya t eres un hombre. Comenz a desvestirme quitndome la franela sudada que cargaba; luego me quit el pantaln y empez a besarme por todo mi cuerpo. Lleg al pubis y comenz a besar mi pene. Me excit a lo mximo, y nos fajamos a hacernos el amor. Y yo, con la mxima explosin de deseos, que me desat esa mujer, al querer penetrarla, me fu en esperma, casi en la entrada de la vagina de esa hermosa hembra.- Que raya! Que pena! La frustracin fue al mximo y mi pene se espirring-

- No, noo, no puede ser! No me vas a dejar encendida, dijo ella. Me agarr de nuevo y comenz a excitarme otra vez con todas sus artes de sacerdotisa de Venus o de Baco. Joseto todava asombrado por lo que le estaba aconteciendo, ya que era la primera vez que haca un acto sexual, estaba como un Zombie, sin voluntad, y a la disposicin de sta hetara profesional, que pareca a una leona.

Luego, de tanto ardor y frenes entre los dos jvenes, la mujer qued extasiada y complacida por ste muchacho de tan slo 13 aos. Le dijo: ven vamos a baarte y lo llev desnudo a la ducha y all, con el manoseo por su cuerpo, al enjabonarlo y ponerle champ en su cabeza, se le volvi a encender la pasin y volvieron de nuevo al acto del amor. Con sta nueva experiencia, Joseto aprendi la leccin y fue ms activo en su rol de amante.-

La noticia la reg Julia con las otras mujeres de la vida fcil, quienes vivan en esa casa de vecindad; y las fminas hicieron todo lo permisible, por fornicar con el muchacho de tan slo 13 aos, porque era un ardoroso y potente amante. Para ellas, fornicar con un muchacho, era un manjar exquisito de dioses.-

-Pues s, -afirm Joseto- yo me rasp a todas esas ocho putas que vivan en ese hotelucho de vecindad; pero la qu ms me gust como haca el amor, era Mara, la hija de la vieja, que no slo me cri, sino me explot a lo mximo.-Esa s sabe hacer el amor!- , y al final me qued viviendo con ella, hasta que me fui para Valera. No la volv a ver ms. Me dijeron que se fue para su tierra, all en Colombia, con otro colombiano que la busc de pareja. Al tiempo me enter que el marico Pep, -as se llamaba- sostuvo varias discusiones y peleas con las putas de la pensin, porque yo lo despreciaba y las putas se ufanaban que se haban tirado al chamo.

Despus de encontrar a mi madre, 19 aos despus, me dio lstima su estado. Estaba enferma. Yo la llev a una clnica y all la pusieron en tratamiento mdico y se recuper. Ella viva con mi hermana que no era la hija de mi padre. Fue cundo ella me confes: qu el marido, con que ella estaba empatada, no permiti, -que yo, un nio de slo tres o cuatro aos-, viviera con ella y con l en la misma casa. Y as fue que tom la -cruel decisin-de mandarme con la prima Cndida, para que me quedara en Maracaibo, en dnde ella me pondra en la Escuela. Y Cndida me llev a esa casa de Vecindad, que era una Casa de putas. Cndida se desentendi de m, cundo la Vieja Mara me adopt en su casa como si fuera su hijo; pero la intencin no era otra, sino que vendiera caf y empanadas y le trajera los cobres sin pagarme nada. Yo, para sobrevivir, tena que vender El Panorama y limpiar botas; tambin lavaba los carros, haca mandados, limpiaba los jardines y muchos otros trabajos. -

En Valera trabaj como mesonero y barman. Yo saba preparar los ccteles ms solicitados por los clientes. Fu as como me contrataron en varios bares en Valera, como: el Bar Haway, El Isorano y en una gasolinera. Obtuve gran experiencia como trabajador y administrador; y como estaba en la edad militar, tuve que inscribirme en el Registro Militar. Sal elegido para ir al servicio. Yo, para no ir al servicio, me fui para Caracas y all consegu trabajo. Me contrataron en una cafetera:- La Estrella-, en el Silencio. El dueo, un Espaol murgano, que no le daba a uno, sino comida de puercos en el almuerzo. Tu crees que ese maldito le daba a uno, un bisteck o un muslo de pollo, de los muchos que preparaban en ese restaurante? pues no. El maldito compraba bofe, pulmones de res, mondongo y huesos; y con eso le ordenaba al cocinero que nos prepararan la comida. Yo no estaba acostumbrado a comer esas porqueras y a la semana me enferm del estmago.-

Fui a consulta al seguro social y habl con el doctor que me examin y le cont mi problema con el Espaol dueo del negocio. Fu entonces, cundo el doctor me mand una dieta. Yo le dije, que me pusiera en la dieta de la comida: bisteck, pollo, pescado, manzanas, jugos, batidos; y el mdico me mand esa dieta por 3 meses.

Qu madre arrechera coji ese Espaol! Cundo a todos los empleados le ponan esa porquera de comida, a m me ponan mi tremendo bisteck o mi muslo de pollo con jugo y batidos. Me ponan frutas o ensalada de frutas. Yo feliz!

Cundo se iba a cumplir el plazo de la dieta, de inmediato volva a la consulta y el mdico me haca una nueva dieta. As estuve comiendo de lo mejor por un ao.

Trabajando en esa Cafetera del Silencio, un da sal cmo a las ocho de la noche y haba una recluta muy fuerte y a m me agarraron. Me pidieron los papeles. No los tena y fui a parar a Conejo Blanco en el cuartel de Conscriptos. De inmediato, me rasparon el coco y me declararon apto y hasta me designaron para el Edo Bolvar, como soldado.-

Fueron quince das de cambio violento en mi vida. Los cabos se entretenan con nosotros los reclutas y nos ponan a hacer cosas, que nunca las haba hecho en mi vida, como: barrer el dormitorio con un cepillo de dientes; que si el salto de la rana; el salto del tiburn; a rampar por el suelo bueno y todo lo que mandaran a esos superiores de uno, que eran los distinguidos, los cabos, los sargentos y los tenientes.

Esos das que estuve en el conscripto me sirvieron de algo; porque aprend disciplina y orden. De esa estada en el cuartel, aprend a ser ordenado en mi vida. Una frase que recuerdo y me qued grabada en el cerebro: La inmoralidad es la base de a disciplina y la otra frase que los cabos decan era: Jefe es Jefe aunque tenga Cochochos. Haba que obedecer, as las ordenes fueran arbitraras.

II

Una maana, toda brumosa, como a las diez, -despus de las listas de control -, me pusieron a barrer y trapear un corredor inmenso que est desde la entrada del Cuartel de Conscriptos en Fuerte Tiuna, hasta las cuadras de los soldados.

Yo era muy lerdo en hacer ese trabajo, por cunto me dieron un cepillo de barrer muy ancho y no tena destreza, y dejaba muchos monos de sucio. Cuando barra, la Recorrida que me supervisaba me form -tremenda barraquera-, porque el piso no estaba muy limpio segn l, y me mand a darle veinte vueltas al trote al patio, por negligente. Cuando cumpl el castigo le dije al Cabo recorrida: -Permiso mi Cabo,- me siento muy mal. Djeme ir al consultorio mdico para que el doctor me examine de ste dolor que tengo en la cintura.

El cabo se condoli de m y me dijo: - Esta bien recluta!-. Vaya a la enfermera, y puso a otro a barrer el pasillo por m.

Yo lo que quera, era que ese cabo, no me siguiera ladillando, y en el consultorio, me consegu con un mdico muy joven, que de inmediato me reconoci por el acento de -Gocho Trujillano - y me pregunt: De dnde sos voz? le dije: - de Valera Doctor. Yo tambin soy de Trujillo, de un pueblo que llama Betijoque.

-Lo Conoce?- si doctor-. Aj y Para dnde quiere que lo mande?

- No Doctor, yo no quiero servir y perder dos aos aqu. Aydeme para que me den la baja. Yo dej un buen trabajo cundo me reclutaron; y yo no sirvo para estar en el ejrcito -Estoy malo doctor!

-Bueno, vamos a examinarte- Qu tienes?- -le dije: desde hace varios das se me peg un dolor muy fuerte en la cintura, y cundo corro mucho, me duele la cabeza y me dan vmitos - Mentira!- Yo le dije esa mentira. - Me tom la tensin y el pulso, me mand a desvestir y me examin.- Bueno chico, me dijo, maana te vas para tu casa.

-Le dije muy contento: doctor dme aunque sea para el pasaje-, ya que los policas me quitaron la cartera con todo mi dinero. - Me robaron-. El paisano del doctor-, me acuerdo-, sac de su cartera un billete de veinte bolvares y me lo dio. Tom, vyase!, -me dijo- Y con los cobres me di tambin una boleta de baja del ejrcito.

Bueno, con mi boleta de baja, la cartera vaca que me regresaron en la puerta de la prevencin, junto con la muda de ropa que portaba el da que me reclutaron, y por supuesto, con mis veinte bolos, Sal ese da libre, despus que me sirvieron el almuerzo, como a la una de la tarde. Qu alegra!. Me dirig a la casa en dnde estaba residenciado cerca del Cementerio, por los lados de Prados de Mara. All me recibi una amiga, una seora de nombre Bertha, que nunca quiso decirme su nombre verdadero, ni su -nombre completo- , pero yo conviva con ella, desde haca unos cuatro meses. Ella tena un marido o un querido, -no s- que la visitaba cada tres meses o ms, porqu el tipo y qu era viajero- y siempre viajaba para Colombia y Curazao. Nunca quise averiguar que haca, o a qu se dedicaba el marido de esa seora. A m no me importaba eso. Ya que la Buena de Bertha me daba las tres C y yo contento, porque nunca llegu a pagar arriendo; y ella me lavaba la ropa; yo coma a veces en la calle y siempre me trataba como si fuera hijo de ella. Suerte de uno! .

Cuando reun como veinte mil bolvares, me vine de Caracas para Valera la dej, y comenc a trabajar como mesonero y otros oficios, hasta que la suerte me favoreci; y el seor Viloria el dueo del Bar Green Garden , un famoso Tugurio de putas de Valera, me nombr administrador de dicho bar . Ese negocio estaba quebrado, por cunto nadie quera trabajar con Viloria. El tipo era muy dspota y trataba muy mal a las mujeres y a los clientes que all llegaban. Vendan muy caro las fras. Cmo estaba de malo ese negocio! l me lo alquil por 500 Bs. Mensuales. Y lo que produca la Sinfonola, era por mitad, entre los dos. Yo, sabiendo que la vida de ese bar, eran las mujeres buenas, me iba a los burdeles de Valera y contrataba a las putas que tenan buena presencia y me las llevaba para mi negocio, para que atendieran bien a los clientes. Bueno, el negocio se fue levantando, pero el viejo Viloria, tena unas llaves del Bar y de la Sinfonola, y en la noche, o en la madrugada, se meta al bar, abra la sinfonola y se llevaba todo el dinero. Si acaso, dejaba unos cuntos bolvares. A m si me extraaba eso, nunca haba plata en esa Rocola. Hasta que me dej de pendejadas, y oyendo rumores en su contra y lo cas en el acto. No tena como explicarme su accin y armndome de valor le dije: -Yo le prohbo que usted se meta al negocio, mientras lo tenga alquilado. Y le cambi las cerraduras a todas las puertas, y a la sinfonola, le mont un candado de combinacin. Ms nunca el viejo Viloria portaba por el negocio, pero como l saba, que el bar estaba produciendo, me -aplic una-: cada tres meses me suba los alquileres con cualquier pretexto, hasta que en una arrechera que sostuve con l, decid dejarle el negocio y me fui. Esto pareci una maldicin. Las mujeres se corrieron, igual dos mesoneros que haba contratado, y el Bar, prcticamente slo-, sin que nadie lo visitara. Ni siquiera los policas y guardias, que all se acercaban para matraquear. Yo me dediqu a construir.,- poco a poco - mi casa en Motatn, ya que me enamor y me cas con la actual mujer que tengo, y qu me ha salido muy buena esposa. Tengo con ella dos hijos que a Dios gracias, los he sabido criar muy bien; y ellos han sido muy buenos estudiantes y se graduaron: una, de administradora y el otro, de Tcnico de Maquinarias pesadas. Todos Trabajan!

La necesidad tiene cara de burro y as la veo yo. No poda quedarme en casa sin hacer nada. Entonces, en un -saque de arena y piedras - cerca de la poblacin de Carvajal, me las ingeni y puse un quiosco para vender, caf, arepas rellenas y empanadas para los obreros que all trabajaban. Cerca de ese Saque, estaba el bar de putas el Sol y Sombra, como a unos cien metros. Yo me acerqu al bar, y a las putas le ofrec el desayuno, y que invitaran a sus clientes para que fueran a tomar su cafecito al quiosco. Esto fue un xito. Las ventas se multiplicaron y como siempre, nunca falta un atorado. All se present un espaol y vio el movimiento del negocio y comenz a hacerme preguntas: Qu cunto venda? Qu si todo el tiempo el negocio era as? Y que si quera vender el quiosco?. Yo le dije que no estaba interesado en venderlo por los momentos, pero el espaol insista en comprrmelo. Yo, inteligentemente, logr mi objetivo, de que el espaol se interesara por el negocio; y a todas las putas las visitaba para que no dejaran de ir al quiosco a tomar el desayuno yo les fiaba-.

-Un buen da, que me encontr al espaol en el Mercado Municipal, le contest -, casi sin ganas, - despus que me pregunt con insistencia Qu cunto peda por el quiosco? - yo le dije, bueno, yo no quiero vender, pero si usted me da lo que pido, se lo vendo Cunto pides? Me dijo. Yo le respond: mi quiosco lo vendo por cincuenta mil bolvares Ni un centavo menos! Bueno, el espaol Revir- y me dijo: Carajo y porque tan caro ese quiosco! Le dije: ese pobre quiosco que usted ve all, me reporta a la semana, ms de ochenta mil bolvares en las ventas de refrescos, arepas, caf y empanadas y los almuerzos. Adems, yo no estoy interesado en venderlo.

El espaol, cuando le dije que en las ventas en la semana me proporcionaba ochenta mil bolvares, se le abrieron los ojos de la codicia. Esa codicia que llevamos en los genes desde la conquista; de esa mezcla de la raza del indio, del negro y del blanco peninsular.

-Yo Tranquilo y sin nervios- Le dije, bueno, hasta luego. Quise irme, pero el espaol me ataj y me dijo: te doy ahora mismo, Treinta mil, y cerramos el trato. Noo, no estoy interesado, y quise alejarme dejndolo con la palabra en la boca. Pero el hombre insisti.- Bueno, recibe cuarenta y trancamos el trato. Le respond con firmeza:

- Son cincuenta mil y ni un centavo menos. Lo toma o lo deja y me fui. En verdad, ese quiosco lo compr en cinco mil bolvares.

Al otro da, en la maana, el espaol se present a las seis, antes de la salida del sol y vio a esa putera, clientes y obreros, comiendo empanadas, arepas y tomando caf. Yo lo v, pero no le hice caso y segu atendiendo mi negocio. Despus que me desocup un poco, el espaol se me acerc con los cobres: - puros billetes de cien bolvares en un sobre. Me dijo: aqu tienes los cobres, cuntalos. Son cincuenta mil bolvares. Desde maana comienzo a trabajar Dijo: frmame el papel de compra-venta y un recibo. As lo hice. Agarr los centavos y le dije a la mujer que me hacia el caf, las empanadas y las arepas. Desde maana tienes a un nuevo patrn: ste espaol que est all, y se lo seal.- Maria arrug la cara y no le gust el cambio. Saba que el extranjero es murgano. Con los criollos. Tuvo una mala experiencia.

Bueno, yo ms contento que muchacho comiendo chicle- , me fui con mis cobres para Barquisimeto, en dnde un amigo, que conoc en Caracas y me haba dado la direccin. Me invit para que pusiera un negocio en esa ciudad. Yo, slo con veinte aos a lo sumo, -ya estaba sobrado-. Ya era, un empresario prspero y despeda un aire de respeto y seguridad , as como de autoridad, en todos los que me conocan. Ya me trataban de: - Seor Jos -; con respeto.

Busqu a mi amigo Pedro Freites, que tena una arepera muy prspera en la Av. 20 de Barquisimeto y me invit para su casa. All me aloj por ocho das, visitando a varios negocios que estaban vendiendo los dueos. En la Av. 22 con la calle 24 visitamos a un negocio que s me gust. Mi amigo me dijo: ese negocio, no te lo recomiendo. Todo el qu se mete all, sale con las tablas en la cabeza! No s qu le pasa a ese negocio. Parece empavado! Yo v y esculqu el negocio y lo v muy espacioso, con una vieja gorda, y que era la administradora! Le v el mobiliario y una sinfonola antigua: -todo pasado de moda-, con unos manteles de plsticos ordinarios en la mesa y unas sillas de madera, de la poca de Mara Castaa, y el Bar de exposicin de licores, sucio y sin ninguna botella de whisky que ofrecer. Los vasos parecan -de esos, de mermelada- Qu v, dije. Como va a echar pa lante ste negocio, con sta pobre presentacin!

Le dije a mi amigo Pedro Freites: - Me gusta ste negocio. La ubicacin es excelente: en todo el centro de la ciudad!. Yo pongo a valer ste negocio. Por dos das, me fui al Bar a ver el movimiento. Que v! Nadie iba. Pareca un mortuorio y no un bar. Comenc a tomar nota de los detalles: de los baos, del techo, de las cortinas, de las mesas, de las sillas, del alumbrado, de la pintura, de la sinfonola, de los mesoneros, del bar de todo, y as, nos fuimos mi amigo y yo, a buscar al dueo, que viva en Cabudare; un seor de nombre Juan Jimnez. Mi amigo Pedro lo conoca desde hacia mucho y cundo llegamos, el seor Jimnez se asombr que yo,- un muchacho-, quera alquilarle el negocio. Lo primero que me pregunt fue: Cuntos aos tienes?. Le contest Veinte. Me qued mirando y se rascaba la cabeza. Fue entonces cuando mi amigo Pedro le dijo a Jimnez- Yo le respondo por ste muchacho, Jimnez. Usted es mi amigo desde hace muchos aos y usted sabe que yo no le voy a recomendar a una persona que no sirva. Yo me ofrezco de fiador de ste muchacho, porque lo conozco y se qu es buen trabajador.

Ante sta accin de mi amigo, a Jimnez no le qued ms remedio que decir: - Est bien, est bien Pedro. Yo le alquilo el negocio, pero Usted me responde. No se preocupe Jimnez, que ste muchacho no le va a quedar mal. Eso s. El depsito son seis mil bolvares, o sea tres meses por adelantado. De inmediato saqu el billete y se los d a Jimnez. El tipo se asombr cundo le d el dinero. l pensaba que iba a revirar. Pero no. Yo saba lo qu estaba haciendo. Le dije a Jimnez: - El negocio me lo entrega cerrado y sin la vieja que usted tiene all. Jimnez no quera despedir a la vieja. Pero no le qued ms remedio.

Lo primero que hice fue contratar a un electricista, a un plomero y a un muchacho, para que me ayudara a pintar el negocio.

Con el electricista cambiamos todo el cableado de la luz, porque se pagaban recibos muy altos de luz. No se justificaba! Con el plomero arreglamos los baos de mujeres y de hombres y el lavaplatos. Comenzamos a pintar ese negocio por dentro y por fuera. Le cambi las posetas que tenan ms de veinte aos de uso y todas amarrillas de mugre, y le arregl el Bar, pintndolo y ponindole unos espejos y unos cuadros. Cambi todas esas cortinas que tenan muchos aos de uso y las sillas y las mesas las saqu y las cambi, por unas ms modernas, que se la compr a un negocio que estaba quebrado y las tenan arrumadas. Cambi la sinfonola con la Polar y todos esos manteles de plsticos los bot y le puse manteles de tela de color rojo. A los dos mesoneros que contrat, les puse un uniforme con su camisa blanca, corbata de lacito y pantaln negro. Luego contrat por una semana, a un cantante, qu con su guitarra, era todo un show. Cantaba todo tipo de canciones: Boleros, Pasodobles y Valses. A la gente le gustaba y bailaban. El cantante llamaba a sus admiradores. El negocio comenz a tener vida-.

Luego me fui a los bares ms famosos de Putas en Barquisimeto, y contrat a seis mujeres de las ms bellas de esos centros.

Le ofrec el doble de lo que all les pagaban. A una de las putas ms elegantes, Yajaira, pareca -una princesa-, de origen Colombiano, la puse de cajera y administradora. Eso s, a esas mujeres, yo le exig que tenan que estar con trajes largos y de fiesta para trabajar en el negocio; y qu el negocio de putera de ellas, era despus de las tres de la madrugada, que se cerraba el Bar y ellas podan irse con los clientes que le gustaban.

No solamente se vendan cervezas, sino Wiskeys, Rones, Vinos y Brandis y tenan un servicio de pasapalos que se cobraba con la bebida.

Bueno, ste negocio revolucion a todo Barquisimeto. Porqu las Putas se encargaron de traer al negocio a muchas mujeres buenas y elegantes y a sus clientes. A veces no caba tanta gente en el negocio-. Hacan cola de espera! Para entrar Todas las mesas ocupadas!

En un mes, haba recuperado la inversin que hice en el mobiliario y en el mantenimiento del negocio. De diez cajas de cervezas que se vendan a la semana, pas a vender cuatrocientas y mensualmente llegu a vender cincuenta cajas de Ron y Treinta de Wiskey y Brandi y veinte de Vinos y Champaa. Un derroche de plata brbaro!

-Una noche, se present el Seor Jimnez para ver como iba el negocio; y su sorpresa fue de Pelcula. No se explicaba, como yo hice ese cambio. Me dijo: -Muchacho, su peso vale en oro.- Usted si sabe trabajar. Lo felicito! Dijo: lo invito a una botella de Champaa. Le dije a una de las mujeres, a Julia, una catira hermosa, que recin llegaba de Valencia: Encrguese de qu sta mesa, no le falte nada. Atienda bien al Seor Jimnez. Julia le sac a Jimnez, ms de dos bolvares esa noche, incluyendo las dos botellas de Champaa que destaparon, ms la propina, y los bolvares que le metieron a la Sinfonola.

En seis meses, ya tena en mi cuenta bancaria, ms de veinte millones de bolvares. Le propuse a Jimnez comprarle el negocio pero l se neg a vender. Me compr un carro Ford nuevo y termin de construir mi casa en Motatan. Iba a Trujillo cada quince das, a ver a la familia y traerles cobres. Mi mujer contenta, porqu tena su casa nueva que le envidiaban todo el mundo.

Decid cambiar de ramo y comenc a viajar a Colombia a traer ropa de caballeros, damas y zapatos. Cambi mi carro por una camioneta y me fue muy bien, tambin. Al negocio, las ventas comenzaron a bajar. Ya los clientes no iban como al principio. A muchas mujeres, de origen Colombiano, comenzaron a irse a su Pas y a otras ciudades. El dueo se empecinaba en no venderme el negocio, o sea el local. Yo no quera invertir ms, en una propiedad que no era ma. El dueo me exiga que deba pagar el Impuesto Sobre La Renta de Licores, o sea como un milln de bolvares al ao. Yo no acept eso y el entregu el Bar.

Me dedique a vender ropa al mayor en las tiendas de Valera y de Trujillo. Luego me fui a Bocon, al Viga y en la Zona Baja y con m camioneta surta de ropa y de zapatos a muchos negocios pequeos. Me fue excelente y amas una pequea fortuna, que se multiplic con mis ahorros del negocio de licores.

Decid de nuevo cambiar de ramo y me met a Prestamista y aqu fue en dnde m dinero comenz a multiplicarse y me hice millonario, con ms de ciento cincuenta millones en mi cuenta bancaria.

Con la reputacin que tena, me ofrecieron muchos negocios para administrarlos en Valera y as lo hice Me cans de todo esto y no quise Trabajar ms en el ramo de licores y de putas. -Con los intereses viva muy cmodo.- Pa`que ms!

Ah, qu te cuento! El espaol, al que le vend el quiosco, en una de mis visitas a Valera, me lo consegu por el centro de la ciudad. El tipo arrecho, comenz a insultarme. Yo le pregunt: Qu le pasa a usted, amigo?-Qu me pasa! dijo-. Usted me estaf con ese quiosco. Por dos das todo iba muy bien, pero desde que me instal all, las mujeres no fueron ms al negocio. Le dije: - Ah, pero, Usted me hecha la culpa! - Qu tengo yo qu ver, que las mujeres no hayan ido ms al quiosco? Acaso, cree usted, que yo les dije que no vinieran a su quiosco? Usted tiene que ser amigable con esas mujeres, invitarlas y obsequiarle de vez en cundo su cafecito. Eso era lo que yo haca! Hgalo! Sea amable con la gente. -Me fui y lo dej con la palabra en la boca-. Lo que ese espaol murgano no sabe, es que a los negocios para darles vida- , hay que cultivar las amistades. Yo no tena ningn -empacho- para regalarle a dos o tres putas, una empanada, una arepa o un caf. Muchas de esas mujeres pasaban hasta una semana y no conseguan a ningn cliente- y no tenan ni que comer. Pes, ese espaol, al igual que los conquistadores de antao, lo que quera es explotar a la gente pobre y humilde sin importarle un comino su situacin A nadie, le brindaba o le fiaba un cafecito y la mayora de ese saque de piedras y arena, eran humildes trabajadores, que muchas veces, yo les fiaba lo que se coman, al igual que a las putas, y me pagaban a la semana, cundo les pagaban sus salarios. A m, nadie me qued mal y todos se hicieron amigos mos.-

Pero tambin, ese negocio era una esclavitud muy brava. Yo quera salir de l y ste espaol, me cay del cielo! Yo hice un buen negocio al vendrselo. Todos los das hay un pendejo en la calle, el que se lo encuentre, es de l - As de sencillo! . III

Cundo me ofrecieron para que administrara a varios negocios en Valera, yo tom algunos, otros lo rechace; pero me pas un caso muy curioso, con un italiano con muchos aos en Valera que era dueo del famoso Bar Isorano, el seor Alberto.

Result que l me entrega, -como siempre lo entregan- para que otro se -fua-, o salga con las Tablas en la cabeza, o le haga prosperar su bar, al cul nadie iba, porque no haba ambiente en ese sitio.

El italiano, cmo buen C.D.M., como son la mayora de los extranjeros, me pone a que administre, pero no me da iniciativas y al contrario, me tom una desconfianza, que yo no se por qu.

Cada dos o tres horas, se vena al negocio, contaba las cajas de cerveza vacas y contaba el efectivo que haba en caja. Pues, nunca pudo encontrarme ninguna falla. Muy desconfiado. A todas stas, a m, esa situacin me resultaba muy incmoda, ya que el negocio que tenamos era por un pago mensual que le deba de arriendo, -seiscientos bolvares-, y el setenta por ciento de las ganancias me tocaban a m, por la venta de las cervezas y el restante treinta por ciento, era de l.

Yo, como siempre, me puse a llamar a todos mis amigos de Valera para qu me visitaran; y a las cervezas le baj un pelo el precio, para qu la gente viniera y me gastara. A los das el negocio comenz a producir, ya qu los clientes que me conocan, inclusos las putas de muchos bares de Valera, se venan con sus amigos y con sus amigas a m negocio. A bonchar!

Al italiano le empez a dar -Celos-, como prosperaba el negocio en mis manos. Y los amigos mos, para hacer arrechar - al musi. Le chismeaban y le decan: - Pineda tiene un carro nuevo y t no tienes carro. De dnde sac Pineda reales para comprar carro? Luego le iban con otro chisme; ya que l italiano viva alquilado: Pineda tiene una madre quinta en Motatn y t vives alquilado De dnde sac los cobres Pineda, para tener tan buen quinta? Ser que ste negocio produce tanto as? Te estar tracaleando?

Yo, a ese italiano le entregaba en -forma muy correcta- las cuentas del porcentaje de ventas de las cervezas. l verificaba con las facturas y con el Libro Diario. Yo no le quitaba ni un medio, pero los amigos mos, de -murganos-, que son y conociendo al musi que era una -mierda de usurero-, para hacerlo calentar, a lo mximo, le iban con todos stos chismes. Hasta que el italiano Alberto, caliente de tanto or cuentos y chismes, se me acerc un da y me dijo:

-Bueno Pineda, t no tienes cobres, y de dnde sacaste, para

comprarte esa camioneta? -Yo no puedo ni he podido, adquirir

o comprarme un carro- Dime, Pineda, de dnde sacaste los

cobres?

Su actitud de arrechera no la poda ocultar con migo casi no

poda respirar y la cara la tena roja de rabia.

Y otra cosa, Pineda, me dijo: yo vivo alquilado y no he podido comprarme una casa- De dnde sacaste dinero para comprarte esa casa en Motatn?

Pineda lo observaba de arriba abajo. En su mente pasaban

miles de pensamientos de agresin. Quera matarlo, caerle a

golpes o meterle una pualada por C.D.M.

Se seren y despus de orlo, tom aire y cambi su mirada de

odio por una de cinismo.

Ah, dijo Pineda, y Usted Cmo administra su dinero?. Yo todo lo que tengo, lo he sacado de las ventas de cervezas de ste negocio. El negocio es bueno y est produciendo

A Usted le consta, -que le entrego buenas cuentas- porqu hasta en el Culo- Usted me inspecciona, y hasta, ms de tres veces a al da! Usted se la pasa metido en ste negocio desde que amanece- No joda!.-

Tome las llaves de su mierda! No seguir trabajando con usted. Saquemos cuentas y arreglemos! Me voy! En ese mismo instante empezamos hacer inventario y me dio lo que me correspondi. l se qued en el negocio administrndolo solo. No aguant la mecha! Porqu yo me quedaba hasta las tres de la madrugada lidiando con borrachos. l no la hacia.

l no vea eso. l slo vea, qu en las tardes y hasta las nueve de la noche, - porque no se quedaba ms!- haba gente en el Bar, ya que el permiso de licores era hasta las doce de la noche. Pero yo trancaba las puertas del bar. Y me quedaba encerrado con toda la gente y con las mujeres de los burdeles, que venan despus de las doce, y se formaba tremenda fiesta bailando con todas esas putas, Las ventas suban a milln! l muy cmodo, vena a buscar diariamente su treinta por ciento de las ganancias.

Cundo los clientes conocieron la noticia, que yo me fu del negocio, despus del impase que sostuve con el italiano, la gente comenz a retirarse del bar. El negocio volvi de nuevo a estar, como l me lo entreg. solo! Quebrado! Nadie iba por all. La personalidad de uno, es la qu hace que los negocios vayan prosperando. Uno tiene que ganarse a la gente a las diez de la noche, yo le regalaba a cada cliente un vasito de consom de huesos y de pollo, la gente se acostumbr a eso. Ah, pero ste, musi hambriento,- qu, consom ni qu consom le iba a dar a los clientes!- A m, eso no me costaba nada y tena a la gente contenta, y con ms ganas de tomar cervezas!

Luego, que pasaron como unos cinco meses, y el negocio sper quebrado, volvi el Italiano a buscarme. Me dijo: -perdona Jos, quiero entregarte de nuevo el negocio. A m me dieron contigo muchos casquillos, y yo com de esos casquillos. Yo no saba que t tenas tu buena casa y tu carro, mucho antes de que comenzaras a trabajar conmigo.-Perdona chico, te pido disculpas por lo que pas.- Noo Alberto, no quiero tu negocio. Trabjalo t. No estoy interezado. Pero, trabjalo como quieras! me dijo gritando.

-Slo me pagas el arriendo-me das quinientos y listo!

-No, Alberto, no estoy interezado. Y el musi se fue triste.

A todo amigo de l que conoca, le deca: - Yo, por mierda dej pasar y perd una buena oportunidad y una amistad con Pineda, que s sabe trabajar el negocio de licores. Comenz a or chismes de gente murgana para que me enemistara con Pineda, y el tipo, ms correcto que he conocido, es ese: Jos Pineda. -Muy honrado! Lstima!.

El negocio no lo pudo levantar ms Alberto, a pesar que se lo alquil cmo a tres administradores diferentes.- Tuvo que desmontarlo y vendi la licencia de licores. A m me la ofreci en venta y yo la rechac. Prcticamente regal la licencia.

Todava, hay amigos mos, que cundo ven al musi lo hieren y le dicen: - T sin carro y sin casa, y Pineda con su buen carro y tremenda quinta. Ud arrimado y Pineda con cobres, que le sac de tu negocio. El musi coje tremenda calentera, porque sabe que es mentira. Sabe que por or esos chismes, dej pasar la oportunidad de su vida, de prosperar con su negocio, que estaba quebrado y lo levant y ahora est; por su culpa,- quebrado y l arruinado, y lo ms bravo para l; que perdi la amistad de Pineda para siempre. La lengua es el castigo del cuerpo y un chisme destruye la amistad mas compacta. As le pas a Alberto con Jos Isidro Pineda.

IV

En La Ciudad de Valera, me acostumbr a vivir a estar all con m familia. Tena un chamo recin nacido y la mujer estaba preada de la hembrita. All trabajaba, como un asno, con todo lo que me saliera: prstamos con intereses, venta de ropa y calzado, administraba negocios y tambin los venda y me quedaban mis Churupos; venda casas y terrenos que me daban para que hiciera negocios; en fin, haca de todo y hasta viajes de mudanzas hice, con m camioneta. No le paraba!

En ese nterin, conoc a muchos comerciantes: rabes, turcos, chinos, griegos y judos. Con todos ellos, me hice amigo y conserv una bonita amistad y buenas relaciones; tanto comerciales como de amistad.

Yo les compraba mercancas; y me daban crditos sin mucho problema. Me ofrecan dinero para que lo colocara en prstamos con intereses y me ganaba mis comisiones. Nunca les qued mal, y gozaba de buena reputacin con todas esas colonias de extranjeros residenciados en Valera. Cmo ser! Que stos comerciantes, corrieron la voz con sus paisanos de Bocon y de la Zona Baja, y de repente-, me llamaban gentes, que no conoca, -para ofrecerme negocios, recomendados por rabes de Valera o Chinos de Valera

Estos extranjeros, -casi nunca-, hacen amistades con los criollos. Son muy poco dados,- de entablar amistad con los venezolanos- lo de ellos es: reunirse con sus paisanos y hacer sus fiestas y reuniones sociales entre ellos, sin invitar a los venezolanos. Con migo, no s, tenan una especial deferencia. Yo les contaba chistes y los hacia rer, incluso, le echaba chistes en dnde se involucraban sus paisanos, y todo eso me lo soportaban, como por ejemplo, el chiste en dnde a un rabe, otro paisano le dice que: su mujer, una maracucha le estaba poniendo los cuernos con otro hombre. El rabe, todo molesto y preocupado, le dice a su paisano que l va resolver ese problema, y que va a cazar a su mujer en el acto y la matar.

Desde ese momento, picado por los celos y la rabia- invent un viaje para Caracas, pero se qued en Pampn. A media noche, regres a su casa y encuentra a la mujer y al amante en pleno acto sexual. El amante es otro rabe joven; y el marido al verlos desnudos saca un revlver para matar a los dos infieles, porque el rabe, l lo conoca, y era el esposo de una paisana. En eso, cuando les va a disparar, el otro rabe le dice: Cunto te cost ese revlver? El marido ofendido, le contesta: Es un colt. Me cost dos millones. Te doy dos y medio, le dice el amante de la mujer.- No. Si me das tres millones te lo dejo. Bueno, aqu los tienes; y le extendi un cheque al rabe ofendido. Luego, el rabe se fue con el revlver comprado y dej a la mujer con su marido. Ella pensaba que el hombre la ira a maltratar o a matar, pero no fue as. Le coment a su mujer: Mara, he hecho el mejor negocio de mi vida. Ese revlver me cost slo doscientos mil. Me gan dos millones ochocientos en un ratico. Vaya y vstase Mara, pero no lo vuelva a hacer. A ese maldito paisano usurero,- como l slo; le saqu muchos billetes -Nadie le ha podido sacar, ni un solo bolvar!

Uno de esos rabes, Jorge, - que por cierto,- muri recientemente de una penosa enfermedad en la prstata, me invitaba a su casa de habitacin. Una bella quinta en Las Acacias, y all se reunan todos esos rabes, a jugar cartas; y yo les contaba chistes-, y era por eso, que me invitaban. Ponan un comidero y mucho wiskey de doce y dieciocho aos. Ellos tomaban muy poco, y muchos de ellos, no tomaban, pero yo s. Yo me tomaba todo el Wiskey que poda y me tragaba toda la comida que pudiera en mi estomago- siempre me vena de all, BIEN Jumo- y bien papeado- ellos me llevaban a mi casa, - hasta la puerta de mi casa, - en tremenda nave qu a esos malditos, nunca les faltaba.

All conoc al rabe, comerciante de artefactos elctricos, Antonio, que tiene tres negocios en Valera, y est millonario- adems de vender neveras, aires acondicionados, muebles, ventiladores y equipos de sonidos con DVD y televisores a color; tambin es: prestamista usurero. l hacia negocios con los agricultores de Timotes, la Puerta y Bocon y les cobraba intereses de usura del 30 y del 40 % por cantidades de hasta dos millones y en plazos muy cortos, que no pasaban de tres meses. Tambin vendan a cuotas sus artefactos.

El rabe Antonio, despus que hicimos una buena amistad, me invitaba a viajar con l, en su tremenda nave para no irse slo a cobrar sus deudas -, a los que les deban, - en esos lugares fuera de Valera-. Yo me iba con l. l corra con los gastos de la comida y le gustaba que yo me hiciera pasar como su abogado. Yo le llevaba la cuerda y me pona mi chaqueta de cuero y con mi buena pinta, me pareca a uno de stos profesionales. Antonio no era muy esplndido, -que digamos, cuando viajbamos. Si acaso, hacamos una parada y me brindaba un caf. Solamente eso! A m estos viajes me daba mucha hambre-.

En una oportunidad llegamos a un bellsimo lugar, que es muy visitado por turistas: La Mesa de Esnujaque. Fuimos a una casa bastante alejada del pueblo, en dnde vive una familia de campesinos, que cultivan papas y zanahorias. Una casa muy humilde, con un fogn todava caliente, donde haba unas arepas de trigo montadas en un budare de arcilla. A un lado de la cocina, estaba una nevera de 21 pulgadas, nueva, de la ms modernas; y en la sala, estaba un equipo de sonido y un televisor a color de 19 pulgadas. Todos estos artefactos se los haba negociado el rabe Antonio a sta familia, la cul tenan cuatro letras atrasadas, en mora, que no haban podido pagarle al rabe. Antonio le dice a Pineda: - Ya sabe, si no pagan, nos llevamos los corotos. Haba en esa casa humilde tal grado de miseria, qu al yo hablar con una seora que nos recibi, y era la madre de Roncallolo, el agricultor que se haba endeudado con Antonio, que se me parti el alma. Yo le dije al rabe: -djeme hablar con esa mujer. Roncallolo no se encuentra en la casa. No podemos actuar, si el hombre no est presente. Le dije: qudate en la sala y espera all. La mujer, muy decente, me dijo: - Pase doctor Quiere un cafecito?- yo le dije cmo no. Le acepto un cafecito. Dgame seora, en dnde est su hijo, Roncallolo. Sabe que tiene una deuda que no paga desde hace cuatro meses. -Qu le est pasando a su hijo? Tengo entendido que es buena paga su hijo.

Me dijo la mujer con las lgrimas en los ojos, que le brotaron espontneamente: -Doctor, no es qu no queramos pagar. Mire, mi muchacho est trabajando en otro terreno, de Recogedor de papas, para sobrevivir. Tenemos dos cosechas de papas y zanahorias que se han perdido por malas semillas y las lluvias que cayeron, arrasaron toda la tierra y siembra de ste cerro. No, nos hemos podido recuperar, de esta tragedia. Si usted quiere, se llevan los corotos. Yo no le puedo pagar, -mejor dicho-, mi hijo no le podr pagar, sino hasta dentro de tres meses, que es cundo recojamos la cosecha que est sembrada. adems esos intereses superan hasta tres veces el valor de los artefactos que se compraron.

Le dije a la seora: -estse tranquila. No siga llorando- yo resuelvo esto. Dme una arepa de esas que estn en el budare. Tengo mucha hambre y no me he desayunado. Doctor, si usted quiere se la relleno con queso, caraotas y carne mechada que tengo en la nevera. Est bien le dije- mientras la mujer se esmeraba por atenderme le coment: No le diga nada al rabe que usted habl conmigo y que llegamos a un acuerdo.

Despus que com dos arepas rellenas, le dije a la mujer, -Puede usted colaborar con la gasolina del carro?- por lo menos, con eso, hasta que Usted pueda pagar las tres letras atrasadas.

La mujer sac de unas ollas, un bojote enrollado con un pao. Lo desenroll y me dijo: aqu le regalo mil bolvares para que le eche gasolina al carro.

Agarr los reales y le dije a la mujer: ya sabe. Silencio con todo. No comente nada con ste rabe., que lo que quiere es quitarle los corotos. Si Doctor, no se preocupe.-

Nos despedimos de la mujer y nos fuimos a abordar el auto. Yo saba que al automvil le faltaba gasolina. Ya le haba observado el marcador que estaba en Easy, vaco.

Dentro del auto Antonio me pregunta: Anj Qu pas? Te pag la mujer. Le dije: ellos pagaran dentro de tres meses. Cmo? Dentro de tres meses me debern siete letras. A que acuerdo llegaste? Bueno, ellos pagaran sin falta, todo lo que deben, en los tres meses siguientes. Para esa fecha van a tener una excelente cosecha de papas y zanahorias.

Cuando habamos andado en el auto unos diez kilmetros, el carro comienza a fallar por gasolina y se apaga. Yo sabia que eso iba a suceder, pero ste Antonio, -hambreado-, cmo siempre, no quiso ponerle gasolina al auto, porque l deca que el carro con un tanque iba y vena. Pero no tena un tanque lleno! Si acaso, el tanque tena la mitad. Ya se lo haba comentado, cuando salimos de Valera. l no hizo caso. Ah tiene las consecuencias!

A la media hora, de estar parado en la carretera, pas un autobs. Le dije: Vmonos en ese autobs, a buscar gasolina. No quiso venirse, por cuidar el carro. Yo si me vine.

Cuando llegu a la bomba de gasolina, en el cruce, entre la Puerta y Valera, me encontr por casualidad, a una rabe amiga, que es comerciante mayorista en Maracay, y le vende su mercanca de artefactos elctricos y muebles del hogar a la Colonia rabe de Valera. Bueno esto fu una bendicin. Le cont lo que haba pasado y ella coment: Ese Antonio, tan muerto de hambre; por eso, le pasan las cosas. Ella llen un bidn que tena en la maleta del carro, con gasolina de la alta, y nos fuimos a auxiliar a Antonio y a su automvil. Yo con los Reales que me dio la campesina, me cobr el viaje, como si fuesen mis honorarios. Yo me regres con la rabe, -Rosita le dicen-, pero ese no es su nombre. Esta mujer joven y soltera, le ca bien. A muchos rabes, esto, le causaba celos y se caan a chismes, entre ellos, porqu, yo, despus de ese da, me empat con esta bella y millonaria mujer. Los rabes me decan, Vamos Pineda, csate con la paisana.

Ella no permita que yo pagara nada, de lo que consumamos. Siempre peda una botella de Wiskey de dieciocho aos, del mejor y pagaba la comida que degustbamos. Antes de hacer el amor, rezaba como dos horas. Yo le esperaba que hiciera su ritual.

En una oportunidad, -sin mucho empacho- me dijo: Jos, quiero que te divorcies y te cases conmigo. Yo te pago el divorcio y te pongo un negocio millonario en Maracay. Te necesito como esposo, me dijo. Yo, ante sta propuesta, le dije con mucha honestidad: -Lo siento Rosita, no puedo divorciarme. Tengo dos hijos, y mi esposa, es una buena mujer. No tengo causas ni motivos para divorciarme- se puso muy triste cuando le respond y no volvi a hablar del tema.

Seguimos como amigos, y siempre que vena a Valera, me llamaba para que la acompaara. Ella cobraba Fuertes sumas de dinero en efectivo y cheques, y todo lo meta en un maletn ejecutivo, que siempre portaba. Una vez, -tal vez para probarme, - me dijo: Jos toma las llaves y saca del maletn cincuenta mil bolvares y v en mi carro, a comprar una botella de Wiskey del bueno.

Cuando abr ese maletn, creo que haba, en dinero, y cheques, ms de setenta u ochenta millones- Qu cobrero! Saque el maletn del carro, se lo entregu y le dije: aqu estn los cobres que saqu del maletn. Toma guarda el maletn, porqu es peligroso dejarlo en el carro. Deberamos ir al Banco a depositar ese dinero-

Si est bien, -Ahora vamos ve y busca el Wiskey , qu quiero pasarla bien contigo- As lo hice y en la maana, como a las nueve, nos fuimos al Banco Provincial a depositar todo ese dinero, que Rosita cargaba por las cobranzas que haba hecho.

Despus de ste acontecimiento, esa mujer se aferr ms a m y cada vez que hacamos el amor, me peda que me casara con ella.

No pude complacerla -Yo estoy Felizmente casado con mi gochita de Motatan y con mis dos chamos. A los tres los quiero mucho y ellos son toda m vida. Luego supe que Rosita se cas con un paisano de ella en Maracay. All viven. Con m amigo Jorge, el que recientemente falleci me una a l una amistad muy fuerte. Los amigos que conocieron a Jorge, me decan: echando bromas Qu te toc de la fortuna de Jorge? Cunto te dej Jorge de herencia?

Jorge me prestaba su carro, me entregaba hasta diez millones de bolvares, en efectivo, para que yo se los depositara en el banco o cobrara cheques muy altos, Qu madre confianza me tena ese hombre! Jorge me ayud, me extendi la mano con un negocio: Me prest cinco millones de bolvares para poner un expendio de cervezas, y yo se lo pagu antes de tiempo, sin intereses, en menos de un ao, y me qued como cincuenta millones, en ganancias, por la venta de cervezas y comidas; y lo vend a un amigo, -muy barato-, en veinte millones. Con est negocio, ayude a mi esposa que pusiera otro de vveres en Motatn y toda mi familia vive y come de ese negocio, hasta el sol de hoy.

Con los dos chinos tambien hice buenas relaciones comerciales, pero sta colonia es impenetrable. As mismo me daban crditos de mercancas y golosinas como a muy pocos clientes, -ellos le dan-. Yo, muy correcto con ellos. Eso les gustaba. Le pagaba antes de tiempo y as, me los gan a todos con el crdito que ellos me daban, pude adquirir otros vveres y tena un flujo de caja bastante bueno, para comercializar con agilidad.

A m las Chinas no me gustan, - pero si te cuento-, que s quisiera empatarme con alguna, lo habra hecho, porque uno sabe cundo una mujer gusta de uno. La mayora de esas mujeres tienen sus maridos y ellas son unas esclavas para trabajar. Pero tambin tienen su corazoncito, y como ellas saben, qu los Venezolanos son muy amables, y ellas asan en empatarse con un Venezolano. Casi siempre, las murallas son el lenguaje, la raza, o el idioma. Pero te digo: -No aguantan dos pedidas!-

V

Sabes qu, -al muchacho-, nunca se le olvida el maltrato que le hacen. A m no se me puede olvidar la cueriza- que me di el marido de Mara, la seora que me cri, cundo tena como ocho aos y me hizo orinar la sangre. La enfermera del hospital que me atendi, toda alarmada, con el mdico que me estaba curando, me dijo: -Usted, de vaina ests vivo muchacho. Tiene los riones muy golpeados- Quin le hizo sto? Yo le respond que fue el marido de la seora Mara, que vino borracho y me mand a buscarle una botella de ron al abasto y a m, se me cay al suelo y se quebr. Me dijo la enfermera: -Vyase de esa casa, porque lo van a matar. Estuve como una semana, enfermo, adolorido y orinando la sangre. Eso, que me hizo ese maldito, a m no se me olvida. Cuando me informaron que Manolo, el marido de turno de la seora Mara, se haba muerto, a m no me import un carajo esa noticia; y en el fondo de mi alma, hasta me alegr de ese hecho. Por eso, no hay que maltratar a los muchachos. Ellos nunca olvidan los maltratos; y cundo estn adultos crecen con ese resentimiento, que odian a los padres; al hermano, o al to, que les hizo ese maltrato de nio.

Cundo estuve ms desarrollado, a los diez aos, y consegu trabajo en un bar, me fui de esa casa; y el italiano Luiggi me acogi, y all fue, cuando aprend a trabajar con fundamento. Me pagaba cada semana.

Antes de casarme con Mi gochita de Motatan, - Yo me enamor de Lidia, una muchacha muy linda de Carvajal. Con la madre de esa muchacha, sostuve muchos encontronazos-, porque la vieja -no me pasaba-, ni en pintura. Bertina, la madre de Lidia, se junt con un seor, -Molina- as se llamaba, que hasta se cas con l. Yo, me la llevaba bien con Molina, hasta qu, no s porqu, las relaciones se hicieron tensas y yo me alej de esa casa.

Un buen da, me consegu a Lidia en Valera. Me lleg al negocio, a eso de las diez de la maana. Estaba muy nerviosa y agitada. Casi no poda o no quera hablar. Me dijo: - Vengo a hablar contigo una cosa muy sera. Ah s. Qu ser?. Me dijo: - Estoy embarazada- Quiero que me des tres mil bolvares para hacerme un aborto! Qu! Ests loca, le dije.

Yo no me presto para eso. Yo no soy un asesino. Para el muchacho, le dije y me lo entrega, qu yo lo cro y lo educo, Me dio tanta arrechera. La madre que la acompaaba, arrecha, se solt con miles de groseras contra m y entre los muchos insultos que me dijo, fue el siguiente: -Te lo dije-. Ese hombre no te iba a responder. Ese es un muerto de hambre. Qu le va hacer falta tres mil bolvares! -l se los gasta en mujeres y aguardiente en una noche de farra- Yo te lo dije bien claro. Qu ese hombre no te convena, pero t no haces caso. Ah tienes! Te est manteniendo? Vive contigo en forma sera? Te tiene casa? Te pasa cobres? No, chica, l slo te vio como un chance. Eso es, lo que t eres para l! No discutas ms con ste murgano. Vmonos!.

-Dieron media vuelta con sus caras de arrechera y antes que yo reaccionara, salieron dndole un golpetazo a la puerta y tirando al suelo varias sillas que estaban cerca de ellas-. Pareciera que el diablo estaba con ellas! Cmo cree! Qu yo me preste para cometer un crimen de mi propio hijo, o hija. No, yo no voy a permitir eso; y antes de que se retiraran les dije bien gritao: -Si usted se hace un aborto, yo la denunci con la polica. Yo me hago cargo de ese muchacho cundo usted lo para. Me lo entrega al nacer. Cuidado, si usted me asesina a ese muchacho!... y usted -vieja cabrona-, - si se presta de cmplice, para que Lidia aborte, usted va presa- se lo juro!

Bueno desde ese da, Molina, el marido de la madre de Lidia me dej de tratar y se opuso a que yo supiera de la vida de Lidia y del muchacho, -Siempre me los negaban!-.

Molina no saba en dnde se estaba metiendo; y Bertina, la madre de Lidia, comenz a explotarlo a lo mximo, y hasta los poquitos cobres que le dio el banco en donde trabaj por varios aos, se los desplum sin muchas pendejadas. Despus supe, que Molina era viudo, y le qued de herencia, del primer matrimonio, dos casas: -Una en Caracas y otra en los Teques-. Pues, la vieja Bertina, no s cmo lo hizo, pero le quit al pendejo de Molina,- las casas y los cobres que le qued de su herencia-

Despus cuando lo vio arruinado, sin trabajo, sin bienes y enfermo y dando lstima!, le dio una patada por -el trasero- y lo sac de la casa. Ella se empat con otro hombre, mucho ms joven que Molina.

As son las cosas! Yo no le guardo rencor a Molina, pero hay cosas que no pueden pasarse por alto. Resulta, que muchas veces le rogu a Molina, que me diera la direccin de Lidia en Maracay. Que yo quera conocer al muchacho, que es mi hijo; es hijo de Lidia y mo. Pero ste Molina, nunca quiso darme la direccin. Yo s, que Lidia se cas y tiene una familia muy preciosa con un seor de Maracay. Yo no me iba a entrometer en su vida. Yo slo quera conocer al muchacho, mi hijo, aunque fue reconocido por ese seor. Hasta la fecha de hoy, no conozco al muchacho. Ya debe tener treinta aos. La otra cosa que no puedo olvidar de las acciones malas de Molina, es que: despus que asumi el presidente Chvez de gobierno, en el ao 2000, Molina con sus contactos, consigui un empleo en la Alcalda de Valera, en las rentas municipales, precisamente. Pues bien, cuando supo, que yo tena la guarapera- de cervezas en la Av. 4, de Valera se dedic a que me pusieran todas las trabas y obstculos, para no otorgarme la licencia de licores. Parece mentira! Cundo l estaba todo arruinado, yo lo socorra con mi dinero y le daba para que fuera a comer, casi todos los das. Hasta una chambita- con un militar retirado amigo mo, que daba cursos en Valera de deportes, se la consegu. Que le ped a ese amigo, que le hiciera un buen diploma como Entrenador Deportivo, para que le dieran el cargo en la Alcalda de Valera.

l consigui el cargo, gracias a m y a ese militar. Pues, -El maldito se olvid de eso y nunca pudo ayudarme para que me dieran la licencia de licores-. No de Gratis! Yo quera pagar los impuestos que correspondan. Pero, haba Una Tranca, puesta por l mismo: - Que no tena Registro de Comercio. Que no tena los libros de contabilidad al da. Que no pagaba el seguro social. Que no tena las solvenciasEn fin, puras patraas Puras mentiras! Luego supe que lo despidieron de ese cargo y me fui para la Alcalda a hablar y entrevistarme con la nueva Jefe de las rentas de licores, - La seora Rafaela Nieves-, una antigua vecina de Carvajal; y cuando me vio y me salud, y le dije a que iba, me dijo: - No te preocupes; yo te arreglo eso. Me dio un permiso por treinta das. Luego me dio otro por seis meses, mientras tramitaba el permiso de la Licencia de Licores. No tuve que pedir ms prrrogas, porque vend el negocio y el nuevo dueo, no tuvo que esperar mucho tiempo, porque la seora Rafaela Nieves, le tramit y le dio el permiso de la Licencia de Licores en menos de seis meses. -Te das cuenta, lo murgano que fue ese maldito de Molina!

Bueno, yo me olvid de Lidia y hasta Vainas-, le coj por la accin que quera hacer con el nio que llevaba en el vientre. En una de mis andadas en Valera, conoc a mi -gochita de Motatn- una morena muy bella que trabajaba de secretaria ejecutiva en la Alcalda de Valera. Yo me enamor locamente de ella y ella de m, que sin pensarlo mucho, nos comprometimos y yo la ped en matrimonio. Bueno, los hermanos de mi gochita, tienen sus -cobritos,- porque son comerciantes. Yo, cuando eso, apenas tena como unos veintids aos, y ya t sabes, vena desde Maracaibo, con el deseo de conocer a mi mam que me haba abandonado. Yo me estaba empezando a levantar con los negocios. Apenas trabajaba con Viloria, en el Green Garden-, el negocio que me entreg ese maldito usurero, quebrado, y de paso, se meta en las noches al negocio a robarse los bolvares de la Sinfonola- Qu maldito!

Como estaba Tan enamorado-, me cas, y me fui a vivir a Carvajal. Vivamos en una casa humilde, cerca de la plaza. Poco a poco, la fui amueblando y comprando los coroticos necesarios. La cama matrimonial me la fi un rabe y le pagaba diez bolvares semanales.

As fui comprando todo lo necesario de una casa-. Eso, -fue una guerra-, con los hermanos y los familiares de mi esposa. Ellos, -no me pasaban por nada del mundo slo porque mi trabajo, yo lo haca en ese bar de mujeres, en: El Green Garden-. Ellos decan que yo era un mujeriego y qu ese matrimonio no iba a durar mucho. A los ocho (8) meses, cuando me levant- despus que me vino la suerte de Barquisimeto, se quedaron todos sorprendidos, porque compr una casa en Motatn, y luego, poco a poco, la fui remodelando. Ah; entonces los hermanos de mi esposa, comenzaron con los chismes-. Qu de dnde estaba sacando reales?; qu yo andaba en negocios raros; y qu haba que tener cuidado conmigo.- Bueno. En una visita que le hicieron a mi esposa, la madre y uno de los cuados, les dije bien claro: Yo les agradezco que no me visiten ms! Visitas, como las de ustedes, qu slo vienen a traer chismes y mierda, es mejor que no vengan. Nosotros, -Laila y yo-, no necesitamos que ustedes y todos sus familiares, nos pisen la casa -Pueden irse!

Bueno, como -perros regaados- se fueron de la casa y eso bast para que me cogieran una arrechera del carajo- Nos olvidaron. No quisieron tratarnos ms y yo hice lo mismo. Se perdi la amistad. Ni modo!.

Cuando comenc a arreglar la casa y la puse como est ahora, con sus dos pisos, seis cuartos y sus tres baos, le llegaron las noticias a los hermanos. Luego, -me cogieron ms rabia-, cuando comenzaron a visitarme comerciantes, militares, abogados y polticos, mucha gente del gobierno y amigos, que ellos no tenan. Ellos vieron que Laila, mi gochita vesta bien, coma bien, no faltaba nada en la casa y yo le daba buen trato; adems, los nios estaban en la escuela y bien alimentados y sanos. Ellos se mordan de la arrechera, porque no se explicaban, de dnde sacaba yo los reales para vivir tan bien. Ellos con todos sus billetes, no tenan una buena casa. Pues, yo s, y era la envidia de toda la cuadra y de Motatn.

Poco a poco, se fueron dando cuenta, que yo soy un hombre de trabajo y que mi dinero lo he producido con mi trabajo honrado y muy honesto. Sin robarle ni un centavo a nadie, ni meterme en negocios raros y prohibidos por la ley.

As fu, que conoc al Dr. Trosel, un gran mdico millonario que tiene una policlnica en Valera y varios negocios ms. Tambin conoc al Italiano constructor Mximo; el que construy la plaza Bolvar de Valera, al periodista Cova, que por cierto, de l tengo una ancdota que contar. Resulta que Cova, lleg a Valera, despus que estuvo preso por actividades polticas, como guerrillero en la dcada del 60 y del 70. Luego, supe que tambin estuvo preso en Colombia, por falsificar un pasaporte y querer salir del Pas, para ir a un encuentro guerrillero en Cuba.

Bueno, Cova me pareci un buen hombre, muy preparado y de una cultura muy amplia. Escriba en el diario El Tiempo y Los Andes. Tena un programa de radio por la emisora Radio Valera. Era un poeta, porque tena una antologa de poemas bellsimos sin publicar. Igual haca trabajos de Tesis de grado para bachilleres y profesores, que tenan que presentar sus trabajos de ascensos en las universidades.

Sin embargo, la personalidad de Cova es muy confusa y difcil. No tena amigos, y los pocos que lograba hacer, l con su conducta y actitud, los destrua, los alejaba, y esos amigos, al poco tiempo, tenan de l una psima apreciacin. Nadie congeniaba con l y no se adaptaba a trabajar en equipos de trabajo. Por ello, fue rechazado y despedido de muchos trabajos. No encajaba con los compaeros de trabajo y era muy conflictivo.

Cuando lleg a Valera, vino de Colombia con su mujer, una seora que tena varios hijos; y la informacin que tengo, es que esa seora era la mujer de un preso Colombiano, que estaba pagando condena con l, en la misma crcel colombiana, y l la enamor y se la quit a ese preso; y con ella de gua, se vino a Valera, en dnde tena familiares. Aqu empez su nueva vida. Cova comenz a relacionarse con sus antiguos Camaradas- de los pasados movimientos revolucionarios, que operaron en las dcadas de la Insurreccin en el Pas. Tengo entendido que Cova era un Comandante Guerrillero, del antiguo frente Antonio Jos de Sucre, que operaba en el Oriente del Pas.

Sus actividades se circunscriban a escribir, a dialogar, a reunirse con partidarios y a hablar de poltica. Por eso, estaba muy identificado con los lderes de izquierda y los que apoyaban la Candidatura del Comandante Chvez a la presidencia de la Repblica. Su mujer, era tambin de izquierda, y la informacin que me dieron, era que perteneci a los a un grupo guerrillero de Colombia. Creo que era la F.A.R.C. o las A.U.C. No s exactamente, pero, la mujer era de armas a tomar- y era muy liberal. S- , liberal, en cunto a que no le importaba, si t ibas a su casa, y ella te sala a recibir en una bata transparente, en dnde mostraba las pantaletas y no usaba sostn, dando a conocer sus tetas arrugadas y flcidas, que no despierta ninguna pasin a hombre alguno, que se las vea.

En una oportunidad, Cova por la presin que tena, porque no tena trabajo y le costaba sobrevivir-, me cont lo siguiente, que a m se me pararon los pelos . Me dijo: -Tengo una semana vigilando todo el movimiento del Banco. Ya s como es la rutina. Conozco dnde se apostan los vigilantes y cul es la rutina de ellos. S dnde se cortan las alarmas. S donde est la bveda y a que hora la abren y la cierran. Slo necesito a un compaero que quiera Echarle Bolas- Necesito dos armas, pistolas o revolver y una granada. sta es una operacin, de Comando.- a lo mucho-, de slo diez minutos. Todo lo tengo planeado, dijo. Fue all, cuando me acord, de todos los atracos que cometieron los grupos guerrilleros en las pocas del sesenta y del setenta. Cova estuvo en esas operacin es y quera dar un golpe para buscar cobres.-

Ya t sabes el refrn: -Perro que come manteca, mete la trompa en la lata. Por eso, el tipo es peligroso. Yo, en una oportunidad, se lo present a ese militar retirado amigo mo, que daba unos cursos en Valera; y en vista de que se present una oportunidad de dar un curso de Vigilancia Privada a un grupo de empleados de la Universidad de Los Andes, el oficial lo invit a que lo ayudar con dos materias, ya que el curso se daba por el INCE de Valera.

Bueno, todo fue bien planificado y el curso se comenz con mucho entusiasmo. Cuando le toc el turno a Cova, para que diera sus dos materias, all vino el problema. Los alumnos se le presentaron a ste militar y le dijeron que no deseaban que el Sr. Cova, le siguiera dando el curso. Los trataba muy mal y en forma desptica. As ocurri, de igual manera, con un curso de Educacin Fsica y Deportes, que ste militar dict en un Barrio de Valera y en dnde invit a Cova, para ayudarlo econmicamente. Su carcter y su actitud desptica, hacan que la gente le cogiera rabia, odio, rechazo.

Cuando ocurri este problema, yo recuerdo, que el militar lo llam y le dijo, que: no quera seguir con l dando cursos; y desde ese da, cort la amistad con l. No lo busc ms. Tengo entendido, que el militar, el Coronel Gerardo, que as se llama, que tambin tiene un carcter fuerte, le form un verguero- en el Hotel Aurora, por este problema. A la larga, l quera ayudarlo, a Cova; y lo que haca ste era Joderlo- con los alumnos. Que los alumnos se retiraban del curso-. No se la cal ms! Se sacudi de l!

En una oportunidad, Cova conoci a una dama, que es poetiza y me la present como su amiga ntima. Yo la salud una sola vez, y ms nunca, supe de ella. Pues, mi sorpresa fu, cuando un amigo me coment, que Cova le dijo: que yo era un Falta de respeto y que estaba enamorado a esa mujer. Qu mentira tan absurda! Comenzando, que nunca me gust esa mujer; y segundo, que a esa dama, ms nunca la v, ni la trat. Pues, el hombre celoso, que no me explico, porqu, invent esa patraa Cova, celoso de m, no jodas!

Igual me pas con un conocido vendedor de seguros a quin lo bautizamos como El Padrecito- siempre vesta de azul o de gris. Tena siempre una actitud de meditacin. Pareciera que siempre estaba rezando. Era muy parco y poco comunicativo, pero conmigo hizo una buena amistad. En las maanas l me esperaba o yo lo esperaba para tomar caf o t en la cafetera de DLorenzo en la Av. Bolvar. Bueno, todo iba muy bien, cuando l conoce a una seora, -ya mayor-, que siempre se presentaba sola a tomar caf en la cafetera, o se iba al bar Aurora a tomarse su fra. Yo conoc a esa mujer desde hace muchos aos, ya que fue empleada ma en el Bar de Isorano, cuando lo administraba. Yo la vea y la saludaba; a veces me sentaba en su mesa, le brindaba una cerveza o un refresco; conversbamos pendejadas y luego cada quin se retiraba a sus casas.

Result que El padrecito- se enamor perdidamente de la mujer y ella, a lo mejor, de l. T sabes que esas mujeres no se enamoran de nadie. Ellas tratan a los hombres como Clientes-. Yo a veces, los vea -Jamonendose- en el Aurora, besndose y acaricindose, pero yo, no le paraba eso. Los vea y ya. A veces los ignoraba, a veces los saludaba y me sentaba con ellos, porque El Padrecito me invitaba.

Un da, me voy al Huequito, a esperar a un seor amigo, que me propuso un negocio. Yo veo a la -Vieja- del Padrecito, tambin esperando a alguien. Ese alguien no era El Padrecito. Bueno, a mis cojones, que me puede importar eso. Yo la v, nos saludamos y cada quin estaba en una mesa esperando y tomndose una cerveza. Despus de pasar como dos horas, mi cliente no lleg y luego me llam que no pudo ir a la cita. Yo segu en el huequito tomndome otras dos fras. La mujer me llama y me dice: Quieres acompaarme? Yo me acerco, y pido dos cervezas, y hablando pistoladas pasaron como dos horas ms. Por casualidad del destino, se apareci El Padrecito en el Huequito, y madre arrechera- le caus, que yo estuviera hablando con su novia.

Eso fue: -Acabo de Mundo- el hombre comenz a insultarla y decirle de todo- a la mujer. Elsa, se llama la dama, y sta, sin que se le aguara el guarapo le contest: Bueno, chico a t que te pasa? T, Eres acaso, hombre mo? Me tienes casa? Vives conmigo? Me mantienes? Yo no soy nada tuyo! Sacdete! Que te pasa!

A Pineda lo conoc mucho antes que a t. Es mi amigo. Es un caballero. Ella agarr su cartera y lo dej arrecho, largndose del lugar. Los que estaban presentes en el bar. Vieron que Elsa sac de su cartera una navaja de esas que llaman Pico eloro Con qu intenciones? No s.

Luego de ste incidente, El Padrecito muy triste se quejaba con los amigos y hablaba pestes- de m, de Pineda:- Que era un mal amigo-. -Que no respetaba las mujeres de los amigos-. Que era una mierda en fin, el hombre celoso despotricaba de Pineda y me calumniaba, hasta ms no poder.

Un buen da, William, un amigo de Pineda y del Padrecito, se encontr con ste ltimo y le oye todos sus lamentos y las quejas de Pineda. Despus de orlo y tomarse varios caf con l en la cafetera de DLorenzo, William, que es un -Tremendo mamador de gallo- le dice: -Tranquilo, hermano, no le pare a eso:- El mejor amigo del hombre, es el que se raspa a la mujer de uno. Cmo dice? No sea usted Pendejo! Ser a usted, que le raspan la mujer y usted lo permite, porque es un cabrn. Noo mi amigo! Usted est equivocado. Yo soy un hombre. Conmigo no hay ese cuento. All usted gran carajo y sali arrecho de la cafetera, tumbando una mesa y dos sillas. Todos los que estaban presente se alarmaron de lo que estaba pasando, porque El Padrecito no es un hombre violento, al contrario, es muy pacifico.

VI

-Aqu le dejo a su gallo muerto!- sta era la expresin de chanza de mi amigo, - el militar retirado,- que despus de pasar una tarde y parte de la noche,- de farra sana,- en dnde nos consumamos unas cuntas cervezas, o un mximo de dos botellas de wiskey de doce aos. Nos venamos alegres en un taxi para nuestras residencias, y l me dejaba en mi casa en Motatn, y segua para Trujillo en donde viva. Mi esposa,- arrecha,- porque llegaba a media noche y borracho, o mejor dicho: -prendido,- me deca:- Ah tienes, ese militar te va volver un alcohlico.Dgame esa vaina!- dice: All le dejo a su gallo muerto.Es que te trae muerto! Ese hombre te va a matar. Por qu te dice gallo muerto? Ah, ya s, porqu eres un borracho y no aguantas palos. Claro!- No almuerzas, aguantas hambre todo el da,- y para ms apa,- te caes a palo con l, que estoy segura, que l si se toma su buen almuerzo, y no le hacen- ni coco- los palos que se bebe. Cundo l te trae a casa, no lo veo borracho. l no se emborracha, pero t s; vienes hecho una guama Cundo vas a dejar esa borrachera? Esa era la costumbre sana que tenamos. Los viernes nos reunimos con varios amigos en el hotel Aurora, o en La Curazao y nos echbamos palos- conversando y diciendo chistes; y luego de pagar la cuenta, nos dirigamos a nuestra casa. Nos bamos en un taxi, porque el coronel Gerardo, no tena carro y viva en Trujillo y yo en Motatn.-

En una oportunidad, se me ocurri decirle al Coronel, que mi gochita de Motatn, -mi mujer,- cumpla aos el lunes 14 de abril. Bueno, El Coronel Gerardo, bien de maana, como a las ocho de la maana, la llam para felicitarla en su cumpleaos- buen gesto!. Cuando nos encontramos, el Coronel me dijo que iba a comprar unas flores, para que yo se las llevara a mi esposa. Le dije: bueno.

Pero ese da no consigui las flores en Valera, porque estuvo muy ocupado haciendo diligencias. Cundo llegu a la casa para partir la torta, que los hijos le hicieron a la mam, se me ocurri decirle a ella, que el Coronel le iba a mandar unas flores como regalo de cumpleaos. Mi mujer arrecha me dijo: Qu flores ni que flores!- Yo no quiero flores. Porqu no se le ocurre mandarme unos cuatros pollos, o dos kilos de carne, o seis pacas de harina pan. Qu voy a hacer con flores, chico? Dgale a ese militar, que yo no quiero flores.- Qu las flores son para los muertos y yo no estoy muerta- Ser que l v como la -gallina muerta-Vaci! Yo no soy la mujer del gallo muerto.- Por lo menos s, que t todava fifas. En Valera hay una cuerda de vivos- que se- la echan de millonarios,- y no tienen ni en qu caerse muertos.Viven haciendo trampas. Figrese que yo compr un carro studebaker del ao 1960, en un precio de oportunidad, muy barato. Ese carro lo mand a pintar y a arreglarle todos los detalles y lo puse como un carro de coleccin. Todo el mundo tena que ver con el carro, porque estaba muy bonito y me salieron muchos ofrecimientos para comprrmelo. Yo no quera venderlo, ya que estaba muy a gusto- con mi carro. En una fiesta en La Puerta, - un casero turstico,- que dista de Valera como unos cuarenta kilmetros, yo me fu con dos amigos a pasarla bien, a divertirme y tomarme algunos tragos. Llegu al bar restaurant de mi amigo Carlos, que est cerquita de la Plaza Bolvar de La Puerta y comenzamos a pedir cervezas. En eso llega al restaurant un sujeto con acento maracucho.- y dice que es Teniente de la Guardia Nacional. All estaba el Sargento (G.N) Parilli, un viejo y veterano militar, que estaba retirado y es amigo mo de hace muchos aos. Cundo l dice que es Teniente de la Guardia, el Sargento Parilli se le cuadra y se le para firme, y para congraciarse con el supuesto teniente, le brinda varios pedidos de cerveza. Pero yo s vea, - que el supuesto Teniente,- no sac ninguna credencial, para identificarse con el Sargento Parilli. Tampoco Parilli, le pidi identificacin, ni siquiera la cdula. El sujeto dijo llamarse Jos Milano. Al rato. El supuesto Teniente, le pregunt a Parilli qu de quin era el carro Studebaker que estaba estacionado en la puerta del restaurant. Ah!, Parilli le dice que era de Pineda y me seal. Yo estaba hablando con unas de las seoras, - hermana de Carlos,- el dueo del bar,- que me ofreci un dulce de guanbana con coco, muy sabroso; y yo me lo estaba comiendo. Al instante el sujeto s me acerc y me dice: Yo soy el Teniente Milano Cunto pide por su carro? Yo le contest:- No est en venta el carro, Teniente. El sargento Parilli para congraciarse con el Teniente, se me acerc y me dice: -Pida lo que vale el carro y vndelo a mi Teniente, Pineda- No, Parilli, no lo quiero vender. Ese es mi carro y no quiero venderlo. Parilli, todava para ayudar al Teniente me dice: Pdele cincuenta mil bolvares. Ya sabemos que a usted le cost veinte mil. Con cincuenta mil, usted compra un carro nuevo. El teniente todava insisti en comprrmelo y me hace una oferta de treinta mil bolvares. Ante esa insistencia y para quitrmelo de encima y que l desistiera de mi carro, le dije: - Si usted me d lo que pido, se lo vendo. Eso s: billete sobre billete.- Al contado! Bueno, pida pues, me dijo. Yo, me qued mirndole a los ojos y le dije: - Mi carro vale cien mil bolvares- lo toma o lo deja. El tipo comenz a recular Cmo va a pedir eso! Ese carro no vale tanto. Le dije: - mi carro es un carro de coleccin del ao 60. Usted no consigue aqu en el estado Trujillo, un carro igual. Tiene motor y est recin pintado con acrlico y todos los asientos estn recin tapizados. Tiene aire y un equipo de sonido. Buen radio.- No tiene detalles! Ese es mi precio! Yo no estoy interesado en vender, pero si usted lo quiere; Me paga lo que le pido! Y listo!-

El sujeto,- hombre guabinoso y sagaz para hacer negocios-, se retir a un lado para hablar con el dueo del restaurante. Le pidi prestado el telfono y aparentemente hizo una llamada a alguien en Maracaibo. Luego se me acerc y me dijo: -Va el Negocio!- Bien, le dije: -Dme los cobres-. El sujeto pel por una chequera del Banco de Maracaibo y me hizo un cheque por los cien mil bolvares. Me dijo: Usted lo puede cobrar el lunes. Aqu tiene su cheque y dme las llaves del carro. Le dije: Espere. El carro se lo doy cundo cobre el cheque. Adems, tenemos que ir al Registro a hacer los papeles de propiedad. Yo no entrego el carro, si no cobro y estn los papeles en regla. Esperemos el lunes. El hombre insista que le diera el carro para ir a Maracaibo porque tena que hacer una diligencia. Yo no ca en esa trampa y le dije al Sargento Parilli: tome y guarde ese cheque. Cundo cobre el cheque el lunes y hagamos el documento de venta, usted le entrega el carro al Teniente. Muchos de los que estaban all hicieron negocios con el Teniente y ste le emita cheques. Vaci!. Yo sospech de ese sujeto, - y con el nombre que me di- Jos Milano, me fu para el comando de la Guardia y pregunt por el supuesto Teniente Milano Ah! Qu desagradable sorpresa!. El Supuesto Teniente, Milano tena varias denuncias por estafador y tena orden de captura. Cmo ser! Qu al da siguiente, cuando le cont a Parilli que el supuesto Teniente era un estafador solicitado, de vaina a Parilli no le dio un soponcio por lo ingenuo y estpido como se comport con ese tipo, que ni siquiera le pidi identificacin, para corroborar si era o no un oficial de la guardia- Bueno el tipo se desapareci de Trujillo y Valera, esa misma tarde , despus -supe que lo apresaron en Maracaibo- , el sujeto no era oficial sino -que usurpaba este grado y as cometa sus estafas-. Luego supe que con el mismo Ardid se rob un carro de una agencia en Valera y se desapareci.-

Saben qu, el rabe Jorge, - qu en Paz descanse- , -me prest unos cobres sin intereses y yo puse una venta de cervezas por la Avenida 4. A m me fu muy bien y para quitarme la operacin de vacunas y de matracas que hace la guardia con todos los negocios que venden aguardiente, yo le ped a mi amigo, el Coronel Gerardo, que me diera una constancia, de qu ese negocio era de l y que yo, simplemente era un empleado. Mi Amigo el Coronel Gerardo, me redact una constancia y cada vez que venan los guardias a joder, yo le mostraba la constancia y la guardia se iba y no me molestaban. Igualmente en mi casa, en Motatn, puse a vender cervezas en la bodega a mi mujer. Era una tontera, como cinco cajas, que se vendan al da. En eso me lleg la comisin de la guardia; y s que fue por chismes de un vecino envidioso. El Funcionario, Jefe de la Comisin, -un Cabo mal encarado,- me pregunt: Su Licencia. Le dije: Qu licencia voy a tener yo, cabo. Si acaso, lo que se vende son cuatro cajas. Valas, ah estn. Si quiere se las lleva. Anj Y las qu estn en el otro piso? Dijo. Ese es propiedad privada. Ese cuarto est alquilado.- Ah s, no me meto, -le dije. Yo le alquil esa pieza a un juez. Aqu tiene el telfono. Si quiere se lo llamo; para qu el mismo venga y usted le pase inspeccin a su cuarto. Ese juez es el Doctor Rondn. Debe estar en los gallos. Cundo le dije as, el Cabo me dijo: -dejemos as. -Est bien. Nos vamos. Se iban a meter con un juez? Ni de Vainas! Lo que ellos no saben, es que el Juez es el Doctor Rondon, amigo mi, de hace muchos aos; y es un juez retirado, que me dio su telfono por s la guardia se le antojaba echarme vainas en mi casa.-

Con el negocio de cervezas en la Av. 4, yo venda hasta treinta cajas diarias de cervezas. Los camiones de la Regional o de la Polar no le venden a los negocios que no tienen licencia de licores. Si lo hacen, La Guardia les decomisa las cajas de cervezas. Entonces, yo tena que ir con una carr