Desarrollo y vulnerabilidad social - unab.edu.ar · sanción de la Ley 1420 ... (Casullo, 1995) ......

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Desarrollo y vulnerabilidad social Lic. Gonzalo Clerici Facultad de Psicología Universidad de Buenos Aires Argentina 1

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Desarrollo y vulnerabilidad social

Lic. Gonzalo Clerici

Facultad de Psicología

Universidad de Buenos Aires Argentina

1

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Desarrollo / Infancia /

Vulnerabilidad social / Mercado / Estado

Cuidados / Familias / Escuelas

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Infancia:

Representación social acerca de la niñez, atravesada por un sistema cultural de múltiples referencias significativas Representación producida, sostenida, trasmitida y apropiada por medio de diversas prácticas sociales, que vehiculizan valores e ideales de época Implica procesos de identificación que atraviesan la singularidad del sujeto infantil durante el proceso de subjetivación

(Fornari, Santos, Saragossi, Stasiejko, Krauth y Clerici, et al., 2003)

Estado – Escuela – Familia

Instituciones propias de la Modernidad que funcionan a

modo de garantes del proyecto de modernización social,

generando niveles de seguridad y bienestar infantil

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Infancia moderna

Rasgos de la infancia moderna:

fragilidad, necesidad de tutela y protección, indefensión,

dependencia, etc.

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Infancia moderna

- 1779: fundación del Hospital Casa Cuna (Hospital pediátrico más antiguo de

Latinoamérica)

- 1875: fundación del Hospital de Niños Dr. R. Gutiérrez (marcó el rumbo de

la Pediatría nacional)

- 1884: sanción de la Ley 1420 (educación universal, obligatoria, gratuita y laica)

- 1892: fundación del Patronato de la infancia (institución de amparo de niñxs)

- 1919: sanción de la Ley de Patronato de Menores (tutela estatal de

niñxs, creación de institutos correcionales, etc.)

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Algunas políticas públicas de cuidado infantil :

Disponibilidad de tiempo, afecto y atención reflejado en:

- Calidad alimentación

- Modalidades vinculares (estilos crianza)

- Espacios de juego y expresión

- Prácticas de higiene y cuidados de salud

- Hábitat en el que se vive

- Etc. (Vinocur y Ruiz, 2008)

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Prácticas familiares de crianza y desarrollo infantil

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¿Qué es la vulnerabilidad social?

Situación dinámica y compleja que no se reduce a la carencia

de recursos materiales, sino que alude a dificultad para el acceso

a derechos humanos y sociales por parte de amplios sectores

de la población, impidiendo un desarrollo saludable e integral de

la persona.

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Vulnerabilidad Social

- 2002: 46% de vulnerabilidad y el 19% indigencia

- 2002: 80% de los hogares pobres alberga al menos a unx niñx

- 2002: 2 de cada 3 niñxs era pobre y 3 de cada 10 indigente

- 7 millones de niñxs y adolescentes en situación de vulnerabilidad

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Contexto social Argentina (INDEC 2003) (Vinocur y Ruiz, 2008)

- 2002: aumento de un 70% en los alimentos

- 1980: la diferencia entre el 10% más rico y el 10% más pobre era de

12 veces. En 2002, la diferencia trepa a 46 veces

- 15% de niñxs sin DNI

- El 11% de los niñxs trabaja

- 9 millones de niñxs desnutridxs. Y 9 millones más

en riesgo de serlo

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Contexto social en Latinoamérica (Kliksberg, 2013)

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¿A qué se deben estos cambios

en las prácticas sociales referidas a la infancia?

En las últimas décadas el proyecto de la Modernidad comienza

a entrar en discusión (Casullo, 1995)

Las instituciones modernas (Estado, escuela y familia) y sus

prácticas sociales sufren transformaciones luego de décadas de

estabilidad

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Posmodernidad o Modernidad tardía

- El mercado gana espacio en la escena política y económica,

redefiniendo el rol del Estado.

- Transformaciones en las prácticas de asimetría niñx-adultx,

fundantes de la infancia moderna. El mercado lxs pone en

paridad, en tanto que consumidorxs (Corea & Lewkowicz, 1999).

Otras prácticas sociales, otrxs adultxs, otrxs infancias.

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Estado

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La publicidad en los medios

a modo de muestra…

Cambios en las instituciones educativas durante la segunda

mitad del siglo XX:

- La educación como mercancía

- Otras perspectivas pedagógicas cuestionan el formato

tradicional (Carli, 1991)

-Desfinanciamiento escuela pública: “asistencialismo vs

educación”, degradación del rol docente, graves

situaciones edilicias, etc. (Vinocur y Ruiz, 2004) 20

Escuela

- La familia en versión patriarcal pierde hegemonía

- Nuevas configuraciones vinculares: familias monoparentales,

homoparentales, ensambladas, etc. (Roudinesco, 2004)

- “Familias multiensambaladas”: convivencias determinadas por

factores económicos, precarizando aspectos vinculares (García de

Ghiglino y Acquaviva, 2010) 21

Familia

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Algunas transformaciones

en las prácticas sociales en las últimas décadas

en Argentina

Proceso donde políticas neoliberales producen altos índices de

desempleo, que repercuten en un debilitamiento del lazo social,

en la imposibilidad de acceso a derechos sociales, y en la

degradación de la posición de ciudadanos

(Castel, 1995)

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Desafiliación

- A diferencia de la exclusión que implicaba una aspiración a un

mejor nivel de vida, la expulsión social supone un afuera del

entramado social

- Las personas que carecen de visibilidad en la vida pública,

viven en el marco de la indiferencia, transitan por una sociedad

que no espera nada de ellxs, pierden ciudadanía

(Duschatzky y Corea, 2001) 24

Expulsión social

- Actualmente miles de niñxs sin acceso a sus derechos,

transitan situaciones de desamparo, marginalidad y

violencia

- Pensadxs y tratadxs como una seria amenaza para

otrxs niñxs, e incluso para lxs adultxs

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Infancias desamparadas

- El vínculo materno-filial esta garantizado no sólo por la afiliación

materna, sino también por la familia (institución sostenida por el

Estado)

- Desfondadas las instituciones modernas, el vínculo materno-filial

en situaciones de vulnerabilidad se constituye en el encuentro de

dos desamparadxs (la madre por su vulnerabilidad social y el/a

niñx por su condición infantil) 26

Otras versiones de lo materno… (Corea y Lewkowicz, 2005)

Situaciones de violencia = ausencia de la figura del semejante

- El semejante se instituye ante una instancia legal que iguala en

derechos y obligaciones, constituyendo ciudadanía, garantizando

derechos. En cambio, el mercado libra a cada quien a su suerte

- Los modos vinculares por fuera de la figura del semejante

admiten desamparos, violencias, crueldades, cinismos, etc

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Las violencias… (Bleichmar, 2012; Duschatzky y Corea, 2001)

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Opciones:

Culpabilizar a la infancia

(bajar edades de imputabilidad, medicalizar, etc.)

vs

Generar prácticas de amparo

(AUH, Plan Progresar, etc.)

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Las transformaciones en las instituciones formadoras

de la infancia moderna

(Estado, escuela y familia) provocan profundos cambios

en las vidas de lxs niñxs en la actualidad

Los desamparos y violencias por las que

miles de ellxs transitan, nos interpelan a lxs adultxs

con vistas a redefinir nuestros posicionamientos éticos

Gracias!!!

[email protected]

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- Producción de sujetos en el marco de algún tipo de comunidad

- Vínculo asimétrico (poder/saber) que determina

responsabilidades del/a adultx con respecto al cuidado del/a niñx

- Al menos dos generaciones? Hacia la horizontalidad..

Bleichmar (2012) 31

¿Qué entendemos por familia?

“Inadaptación (infancias violentas?) significa que en algún

momento del pasado el medio no logró adaptarse

adecuadamente a las necesidades del niño. Por lo cual éste se vio

obligado a hacerse cargo de su propia protección, perdiendo así

identidad personal, o bien debió obligar a alguien a hacerse cargo

de esa protección, a fin de contar con una nueva oportunidad

para alcanzar la integración personal”

(Winnicott, 1955)

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¿Qué posición ética tomar como adultx ante estas otras infancias?

Antes de 1970: Modelo país industrializado, Estado interventor,

poseedor de las rentas naturales, garante de educación, salud,

seguridad, etc. entendidos como derechos de la ciudadanía, etc

Después de 1970: Procesos de desindustrialización, devaluación

económica, ampliación de los sectores privados por sobre la

esfera pública, reacomodamientos del Estado ante el avance del

Mercado, etc

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Cambios socio-económicos en Argentina (Vinocur y Ruiz, 2008)

Diplomatura en Adicciones

Módulo sobre violencias y consumo problemático.

Lic. Emilce Galleguillo Lic. Guillermo Luque Wickham

VIOLENCIA. QUÉ ES?

La Real Academia Española da como su primera definición “cualidad de violento”. Definiendo a violento, entre otros conceptos como “que está fuera de su natural

estado, situación o modo”, “que obra con ímpetu y fuerza”, “que se hace bruscamente, con ímpetu e intensidad extraordinarias”;(…) “se dice del genio

arrebatado e impetuoso y que se deja llevar fácilmente de la ira”. (…)

La Enciclopedia Universal 2012 señala: “es un comportamiento deliberado que resulta en daños físicos o psicológicos a otros seres humanos, o más comúnmente a

otros animales y se lo asocia, aunque no necesariamente, con la agresión, ya que también puede ser psicológica o emocional, a través de amenazas u ofensas.

Algunas formas […] son sancionadas por la ley o la sociedad, otra son crímenes. Distintas sociedades aplican distintos estándares en cuanto a las formas […] que son

o no aceptadas.”

CLASIFICACIÓN

Directa Verbal, Psicológica,

Física

Estructural Pobreza, Represión, Contaminación, Alienación

Simbólica Actos que dan sustento y reconocimiento a la violencia estructural y directa.

Cultural Ideas, Normas, Valores

MANIFIESTO SOBRE LA VIOLENCIA Difundido por decisión de la Conferencia General de la UNESCO en su vigésima sesión. París. 1989. Introducción Convencidos de que es responsabilidad nuestra como investigadores en diversas disciplinas llamar la atención sobre las actividades más peligrosas y más destructivas de nuestra especie, a saber la violencia y la guerra; reconociendo que la ciencia es un producto de la cultura que no puede tener carácter definitivo o abarcar todas las actividades humanas (…), nos hemos reunido y hemos logrado el siguiente manifiesto sobre la violencia. En este manifiesto impugnamos cierto número de presuntos descubrimientos biológicos que han sido utilizados por personas, incluso en nuestros respectivos ámbitos, para justificar la violencia y la guerra. (…) El mal uso de hechos y teorías científicos con el fin de legitimar la violencia y la guerra, sin ser un fenómeno nuevo, está estrechamente asociado al advenimiento de la ciencia moderna (…) Explicamos nuestro punto de vista en forma de cinco proposiciones. Somos perfectamente conscientes de que, (…) se podría hablar de muchas otras cuestiones que también atañen a la violencia y la guerra, pero nos ceñiremos voluntariamente a lo que consideramos una primera etapa esencial.

MANIFIESTO DE SEVILLA

1. CIENTIFICAMENTE ES INCORRECTO decir que hemos heredado de nuestros antepasados los animales una propensión a hacer la guerra. La guerra es un fenómeno específicamente humano que no se encuentra en los demás animales. El hecho de que la guerra haya cambiado de manera tan radical a lo largo de los tiempos prueba claramente que se trata de un producto de la cultura.

5 PROPOSICIONES

2. CIENTIFICAMENTE ES INCORRECTO decir que la guerra o cualquier otra forma de comportamiento violento está genéticamente programada en la naturaleza humana. Con excepción de algunos raros estados patológicos, los genes no producen individuos necesariamente predispuestos a la violencia..

3. CIENTIFICAMENTE ES INCORRECTO decir que a lo largo de la evolución humana se haya operado una selección en favor del comportamiento agresivo sobre otros tipos. En todas las especies bien estudiadas la capacidad para cooperar y cumplir funciones sociales adaptadas a la estructura de un grupo determina la posición social de sus miembros. (…) Cuando (..) animales hiperagresivos están presentes en un grupo, o destruyen la estructura social, o son eliminados de ella. La violencia no se inscribe ni en nuestra herencia evolutiva ni en nuestros genes.

CINCO PROPOSICIONES

4. CIENTIFICAMENTE ES INCORRECTO decir que los hombres tienen "un cerebro violento"; aunque nuestro aparato neurológico nos permite actuar con violencia, no se activa de manera automática por estímulos internos o externos. Como en los primates superiores y contrariamente a los demás animales, las funciones superiores neurológicas filtran estos estímulos antes de responder. Nuestros comportamientos están modelados por nuestros tipos de condicionamiento y nuestros modos de socialización. No hay nada en la fisiología neurológica que nos obligue a reaccionar violentamente.

5. CIENTIFICAMENTE ES INCORRECTO decir que la guerra es un fenómeno instintivo o que responde a un único móvil. La guerra moderna pone en juego la utilización institucionalizada de una parte de las características personales tales como la obediencia ciega o el idealismo, y, por otra, aptitudes sociales tales como el lenguaje. Las tecnologías de la guerra moderna han acentuado considerablemente el fenómeno de la violencia (..). Debido a esta ampliación, se tiende a confundir las causas y las consecuencias.

CONCLUSIÓN

Como conclusión proclamamos que la biología no condena a la humanidad a la guerra, al contrario, que la humanidad puede liberarse de una visión pesimista traída por la biología y, una vez recuperada su confianza, emprender, en este Año Internacional de la Paz y en los años venideros, las transformaciones necesarias de nuestras sociedades. Aunque esta aplicación depende principalmente de la responsabilidad colectiva, debe basarse también en la conciencia de individuos, cuyo optimismo o pesimismo son factores esenciales. Así como "las guerras empiezan en el alma de los hombres", la paz también encuentra su origen en nuestra alma. La misma especie que ha inventado la guerra también es capaz de inventar la paz. La responsabilidad incumbe a cada uno de nosotros.

MALESTAR EN LA CULTURA

Aparecido en 1930, en este artículo Sigmund Freud plantea que la insatisfacción del hombre por la cultura se debe a que esta controla sus impulsos eróticos y agresivos, especialmente estos últimos, ya que el hombre tiene una agresividad innata que puede desintegrar la sociedad. Freud refiere que en todo ser humano existe un sentimiento oceánico de eternidad, infinitud y unión con el universo, y por ese solo hecho es el hombre un ser religioso, más allá de si cree o no en tal o cual credo. El peso de la vida nos obliga a tres posibles soluciones: distraernos en alguna actividad, buscar satisfacciones sustitutivas (como el arte), o bien narcotizarnos. Tres son las fuentes del sufrimiento humano: el poder de la naturaleza, la caducidad de nuestro cuerpo, y nuestra insuficiencia para regular nuestras relaciones sociales. Las dos primeras son inevitables, pero no entendemos la tercera: no entendemos por qué la sociedad no nos procura satisfacción o bienestar, lo cual genera una hostilidad hacia lo cultural.

S. FREUD

“BIEN SE SABE QUE CON AYUDA DE LOS “QUITAPENAS” ES POSIBLE SUSTRAERSE EN CUALQUIER MOMENTO DE LA PRESIÓN DE LA REALIDAD Y REFUGIARSE EN UN MUNDO PROPIO, QUE OFRECE MEJORES CONDICIONES DE SENSACIÓN”

Freud habla del “sentimiento oceánico” como metáfora de la recuperación de la totalidad, aquella totalidad se perdió con la palabra, con el ingreso a la cultura. El ser humano, criatura de la Naturaleza, es expulsado del Paraíso. Su destino es la Cultura. Se plantea así algo más que una dialéctica Natura/Nurtura. Se plantea la existencia humana como un exilio eterno; privados de aquello que debimos resignar al dejar la naturaleza para habitar la cultura. Pero todo exilio marca a fuego lo perdido. La insatisfacción, la angustia, en definitiva, el malestar en/de la cultura no puede ser conjurada en forma definitiva. Ya sabemos: sublimar, distraer, narcotizar. Narcotizar? El “Quitapenas”? O acaso el Farmakon? Aquel elemento insustancial evocado por Platón y que alguna vez se corporizó en la cicuta que convirtió a Sócrates en sí mismo?

Celebraciones Báquicas

“Cuando el vino había inflamado los espíritus, y la noche y la mezcla de

hombres con mujeres, jóvenes con viejos, había destrozado todo sentimiento de

decoro, todas las variedades de la corrupción empezaban a practicarse, pues

cada uno tenía a mano el placer que respondía a las inclinaciones de su

naturaleza”

– Tito Livio Ab urbe condita, lib.39, cap VIII, 5-7

Senatus Consultum de Bachannalibus

En 186 a.C., las autoridades de Roma lanzaron una brutal persecución contra los adeptos del dios Baco, acusándolos de cometer actos inmorales y de brujería durante sus ritos nocturnos

Sin proponernos una mirada exhaustiva sobre la historia, valdrá nombrar algunos ejemplos:

• Bacanales, Lupercalias, Fiestas Báquicas y Dionisíacas, Carnavales. • Dionisos y Baco en la Europa mediterranea. Kamadeva para los Hindúes. • Consumo de Kykeon (ergina, pariente del LSD) en los Misterios de Perséfone • Inhalación de sulfuros en los Oráculos. • Te y Sake y Opio y sus aspectos ceremoniales en Oriente y la India. • El vino e hidromiel con sus respectivos ceremonias. • Cerveza entre los Celtas • Chicha en los pueblos del altiplano americano. • Peyote en la América del norte. • La yerba mate en América del sur. (Con su respectiva prohibición) • Pociones mágicas en la Europa medieval. • Ciertas pomadas y pociones preparadas por brujas pasaron a ser pruebas de

tratos con Satanás, usando ciertas solanáceas como belladona, datura, mandrágora y sus principios activos (atropina y escopolamina) que son fármacos alucinógenos.

INTRODUCE LA IDEA DE farmakon, A TRAVÉS DE DERRIDA, QUIEN TOMA EL CONCEPTO DE PLATON.

Se escucha:

“LÍBRENME DE ESO!!!”

“NO ME PUEDEN SACAR ALGO DEL CEREBRO???”

“LOS TOXICÓMANOS NO CUMPLEN CON SUS PROMESAS, ENCIÉRRENME EN

UN CENTRO…..”

Y EL INDIVIDUO? Sylvie Le Poulichet habla de “las narcosis del deseo”.

Sylvie Le Poulichet

Realiza una crítica a la concepción de la toxicomanía como una “dependencia fisiológica duplicada por una dependencia psicológica”

Esta reducción y racionalización del trastorno dejan por fuera al sujeto de su acto.

“No se puede en la farmacia distinguir el remedio del veneno, el bien del mal, lo verdadero de lo falso (…) Pensando en esta reversibilidad original, el farmakon es el mismo, precisamente, porque carece de identidad”.

En la clínica los discursos de los toxicómanos se presentan más bien como prótesis químicas contra el terror, el dolor o el vacío.

El ideal médico converge con cierto ideal de las toxicomanías, en tanto procuran la sedación posible del dolor, en particular, del dolor de existir.

SONIA ABADI. Un efecto de la hiperrealidad: el psiquismo

centrifugado.

OMNIPRESENCIA DE LA INFORMACIÓN, IMPERATIVOS MEDIATICOS, VIOLENCIA COTIDIANA.

NUEVO ESTILO DE LA SUBJETIVIDAD, CARACTERÍSTICO DE LA SOCIEDAD DE LA COMUNICACIÓN Y EL CONSUMO.

ENFERMO DE HIPERREALIDAD (..) EVOCA LA IMAGEN DE UN SELF CENTRIFUGADO HACIA SUS BORDES Y VACÍO EN EL CENTRO.

EL ESPACIO INTRAPSÍQUICO ASÍ DESOLADO ES INCAPAZ DE ABSORBER Y LIGAR LOS IMPULSOS, QUE SON EXPULSADOS HACIA LA ACCIÓN (…) CONSUMO COMPULSIVO, VERSIÓN APENAS METAFORIZADA DEL ROBO Y EL SAQUEO.

O ROBO Y SAQUEO SIN METÁFORAS.

EL DOLOR (EN) CUBIERTO:

CLÍNICA PSICOANALÍTICA DE LAS ADICCIONES

A mediados de los 70´s jóvenes de varios lugares del planeta ponían el cuerpo en distintas formas: los latinoamericanos, en manifestaciones, mesas de torturas, balas. En USA y UK, a los gritos: “No future, no future for you”. Gracias a la ciencia los cuerpos podían comenzar a pensarse como máquinas que –con el aceite adecuado y algunos ajustes- podían funcionar como un mecanismo de relojería a lo largo de los años: solo había que renunciar a los excesos.Los jóvenes del No future renegaron de plano la renuncia y se excedieron todo lo que pudieron: “Vivir rápido, morir joven y dejar un bello cadáver”. Lo de bello puede ser discutido: el resto se cumplió en parte gracias a la ayuda de la misma ciencia que-por medio del financiamiento a los expertos encerrados en laboratorio- generó los “cacharros” preanunciados por Lacan: “Cuando no hay más significante para joder-se compra, no importa que, especialmente un cacharro, a que hacerle signo de inteligencia, si se puede decir, de su aburrimiento, o sea del afecto del deseo de Otra cosa con una gran A”. Algo que él mismísimo Freud había comenzado a pensar en El problema económico del masoquismo: “Si dolor y displacer pueden dejar de ser advertencias para constituirse, ellos mismos, en metas, el principio de placer queda paralizado y el guardián de nuestra vida anímica, por así decirlo, narcotizado”. Volviendo a los 70´s, los jóvenes occidentales comenzaron a separar el uso y consumo de drogas como placentero o como vías de acceso al conocimiento y levantamiento de tabúes (como sí fue en los 60´s, la década del amor libre, la caída del “deber ser” y la ruptura generacional en cuanto al modelo paterno como Ideal) para transformarse en partenaires de esos “acalladores del dolor” tan funcionales al sistema capitalista, donde el que produce sirve y el que no se queda afuera. Los 70´s heroinómanos, los 80´s cocainómanos, los 90´s melancolizados con el falso equilibro químico del psicofármaco que duerme y despierta, y el siglo XXI a puro resto como deshecho: cuerpos de plástico que no pueden con cerebros alzeheimerizados, el doblez de la pregunta ¿ser o tener? por la afirmación de “tener PARA ser”, y el dolor allí, subyaciendo en lo psíquico porque como dice Bauman en Vida de Consumo: “La sociedad de consumidores implica un tipo de sociedad que promueve, alienta o refuerza la elección de un estilo y una estrategia de vida consumista, y que desaprueba toda opción cultural alternativa; una sociedad en la cual amoldarse a los preceptos de la cultura del consumo y ceñirse estrictamente a ellos es, a todos los efectos prácticos, la única elección unánimemente aprobada: una opción viable y por lo tanto plausible, y un requisito de pertenencia”. En el tiempo del consumo, nosotros recibimos en consulta los deshechos.

Aquellos a quienes les vendieron –y compraron en efectivo- que el dolor lo acalla una pastilla o una pipa de Paco, que el sistema nos iguala, que papá y mamá siempre son buenos, que la culpa la tienen “los amigos, la junta, antes no era así, creáme”, porque “ahora hay droga en todos lados, antes no, antes no, creáme”, que les marca que para competir y pertenecer no importa el ser sino el tener: un título secundario para cargar cajones en un supermercado, un first certificate para trabajar de telemarketer en un call center, un par de siliconas en vez de senos para triunfar en la televisión. Dos chicos de 11 y 14 años secuestran a un policía, lo meten en un baúl de un auto y lo llevan a su lugar de pertenencia: una villa cualquiera del conurbano bonaerense. Solo lo muestran: levantan la tapa del baúl, lo muestran, y lo devuelven adonde lo secuestraron. Vuelven al barrio “teniendo”: chapa, imaginario de poder, status. Todo aquello que no dice nada del ser, ese que los tiene 4 días fumando Paco, jalando cocaína, ahogados en alcohol, vomitando blisters de psicofármacos. Del ser nada saben: solo que el dolor se acalla un poco con los “quitapenas”, pero que acalle no quiere decir que no duela. Allí los recibimos: cuando duele. Cuando ya nada alcanza. Y son justas las críticas a la clínica psicoanalítica con usuarios de drogas, ya que lo que les ofrecemos es una escucha, un tiempo que no sabe de relojes, una capacidad de espera hasta que algo de ellos puedan decir, hasta que algo de su padecer pueda ser audible, y –a veces- algún carilina, cuando lo que se escuchan decir les duele en llaga viva. Ya los cacharros o los narcóticos están bien provistos por lo social, así como los golpes, la expulsión y las culpas. Nuestro intento como analistas es escuchar el detrás de quien nos llega portando un oficio judicial, traído por padres o familiares demandando internación, tratamos de escuchar el dolor caso por caso, el más allá del objeto droga. El uno, entre tantos todos... El dolor, a diferencia del duelo Sigmund Freud escribió “Duelo y melancolía” en 1915, poco después de comenzada la Primera Guerra Mundial. En ese texto, después de definir al duelo como “la reacción frente a la pérdida de una persona amada de una abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc”, lo compara con la melancolía. Cierto que, a diferencia de ésta, el duelo se considera un afecto normal, a pesar de las graves desviaciones de la conducta que acarrea. Treinta años después Lacan introduciría la función del duelo, diferenciándose de Freud, que hablaba de trabajo de duelo. Cuando Lacan habla de “función” la toma como operatoria lógica subjetivante articulada necesariamente a la relación del objeto: “Qué es lo que define el alcance, los límites de los objetos de los que nosotros tenemos que llevar luto? (...) Los seres de los que cuya muerte nos enluta son aquellos poco numerosos, que entre nuestros allegados tienen el estatuto de irreemplazable”, según escribió en El deseo y su interpretación. Aquí está planteando el estatuto que toman algunos seres, esos que tienen la condición de irreemplazables (lo dice

en relación al Falo). Así, dicha condición conlleva un segundo cuestionamiento a Freud: lo insustituible del objeto. La función del duelo no consiste para Lacan en sustituir al objeto perdido, sino en cambiar la relación del sujeto al objeto. Es après-coup de la pérdida que establece Lacan: “No estamos de duelo sino por alguien de quien podemos decirnos: “Yo era su falta”, frente a los cuales no sabíamos que cumplíamos esa función de estar en el lugar de su falta”. Ubicamos entonces tres movimientos: el primero, donde se ha perdido un objeto, se produce un agujero en lo Real, la realidad preanuncia su veredicto: el objeto no existe más; el segundo, donde se retira la líbido del objeto. En este movimiento el sujeto debe reconocer en qué le ha faltado el Otro para representar su falta, por esto es que el Yo también está comprometido; por último, se necesita la presencia del semejante: es imprescindible que otro, otro semejante, sostenga el trazo para que el sujeto se refleje. El dolor es lo que nos da una pista importantísima para diferenciar el estado melancólico del duelo, ya que el trabajo doloroso del duelo es, ante todo, una serie interminable de encuentros con la resurgencia del ser desaparecido y no con su ausencia. Es costumbre vincular el dolor del duelo con la separación, con la desgarradura o la violencia que toda pérdida repentina conlleva. Por el contrario, el dolor surge en el momento en que hay una sobreinvestidura de la representación del objeto amado y perdido. El dolor proviene del hecho de encontrarnos una y mil veces, como se encuentra un hilo entre los innumerables hilos de un telar, de encontrarnos con la representación del objeto amado y perdido, pero sin el sostén imaginario que el otro significaba cuando vivía. Y cuando hablamos de sostén imaginario lo decimos como nuestra propia imagen devuelta por el otro vivo y amado. Así, para realizar un duelo por una persona desaparecida se necesitan dos condiciones: que esta persona haya contado con nosotros como sostén imaginario, y que hayamos ocupado para ella el lugar de objeto de su deseo. M. es un hombre de 42 años derivado a un CPA luego de una internación en un neuropsiquiátrico. Diagnosticado como esquizofrénico, ha sido usuario de drogas desde los 18 años (cocaína inyectada e inhalada, PBC). “Mi papá abusó de mi hermana por varios años, hasta que mi hermana se lo contó a mi mamá y la mandaron a vivir con mi tía. No, mi mamá no se separó de mi papá, no en ese momento. Mi hermana quedó embarazada muy jovencita, a los 15 años, y tuvo dos hijos...ella me dijo: “Si quedo embarazada una vez más me mato”. Y un día me llamó y me dijo: “H. –era su pareja- no me creía que yo no quería más hijos, y me abusó. Si estoy embarazada me mato.” - Usted hizo algo ante esto? - No, no, yo me ponía muy triste, me dolía escucharla...aparte tenía 14 años, yo era chico, seguía viviendo con mis padres...ya mi padre no me pegaba como cuando era chico que me molía a palos, yo sabía que él era malísimo pero yo vivía con ellos... - Y que pasó con su hermana? -Fue al médico y confirmó que estaba embarazada. Esa tarde llegó a la casa y se colgó. Murió enseguida, dijo el médico...Esto que le cuento solo lo contaré una vez: me duele. No hablo nunca de eso porque me duele. - Y por qué me lo contó? -Porque creo que usted debe saber algo de mi historia, para entenderme un poco.”

M. se inyectó cocaína por primera vez a los 18 años: la misma edad que tenía su hermana cuando se colgó. Adicciones y toxicomanías: una clínica del dolor sin duelar Como toxicómano se designa a un sujeto que ha entrado en cierta relación con la droga y que consiente en definirse cada vez más, en simplificarse a sí mismo en esta relación. La droga da lugar a una auténtica experiencia para el sujeto, experiencia que no podríamos poner en duda. El no nos oculta la satisfacción puesta allí en juego y que incluso ha producido su propio vocabulario, sus propias expresiones. No es, sin embargo, una experiencia de lenguaje lo que permite un cortocircuito sin mediación, una modificación de los estados de conciencia, la percepción de sensaciones nuevas, la perturbación de significaciones vividas del cuerpo y del mundo. En la experiencia toxicómana, la droga aparece como un objeto que concierne menos al sujeto de la palabra que al sujeto del Goce. Ella materializa, sustantiviza ese goce y no es un placer, pues vale más que la vida como función vital. El placer está siempre coordinado a la noción de una armonía de cierto buen uso, a la moderación de la satisfacción. En el goce toxicómano, en cambio, se trata de un exceso, una exacerbación de la satisfacción que confluye con la pulsión de muerte. Por esto es que la droga se transforma en el verdadero partenaire esencial, incluso exclusivo, del sujeto, un partenaire que le permite hacer un impasse con respecto al Otro y particularmente con respecto al Otro social. Goce que no pasa por el Otro y tampoco por el goce fálico. Cuando decimos toxicomanías y adicciones no denominamos estructuras, sino montajes transestructurales (psicosis, perversión, neurosis). No constituyen una estructura clínica en sí mismas, aunque podemos pensarlas como una determinada posición subjetiva en relación al goce. Por propia voluntad, traídos por la familia, mandados por un juzgado, quienes llegan a una consulta lo hacen desde una posición que no es la del síntoma que hace pregunta, sino desde “una forma de ser”. Suelen presentarse –o son nombrados- como adictos, definiendo así sus condiciones de existencia desde una condición de satisfacción. No hay allí un sujeto dividido por su síntoma, hay un sujeto identificado a un significante -significante con que lo nombra el Otro social y que él asume en posición de objeto. “A mí no me pasa nada” o “No puedo parar”, pero sin pregunta por lo que le pasa. Pide ayuda para dejar de consumir pues ya ha perdido mucho y está en vías de perder aún más si no cambia. Quiere volver a ser como antes y recuperar lo que perdió. Poco y nada quiere saber de su implicancia en ese consumo que ha sostenido quizá por años, mientras la “piloteaba” o, al menos, se ilusionaba con que lo hacía. Algo se fue de sus carriles y consulta, o alguien lo obliga a encarrilarse y lo envía a consulta: con eso comenzamos a trabajar, ofertando un espacio y un tiempo de escucha a fin de que esa monotonía en el hacer del consumo comience a diversificarse vía la palabra. Buscar un intersticio, lograr que el saber de la droga vacile, llevando al sujeto a

replantearse su posición en tanto tal. Posición entonces de la apertura de una brecha en la repetición ritualizada del acto toxicómano. Para decirlo sintéticamente: tendremos un paciente cuando algo de la subjetividad, del uno, se disponga a pensarse y hablarse. De allí la dificultad de esta clínica: cuesta mucho convocar a un sujeto. La droga ofrece un “soy” allí donde otros estamentos han permanecido ausentes: el Estado, la Ley, la familia, las instituciones. “Soy” que abarca “ser del palo”, “pertenecer”, en definitiva: ilusión de no sufrir en soledad, sino con otros. A muchos parece no dolerle tanto... El trabajo en adicciones y toxicomanías como analistas en la salud pública implica escuchar desde lo público lo privado, lo único, lo uno: lo subjetivo. Es convocar a ese que viene como “todos” a un viaje individual, ese que lo posicione como un conductor único e irrepetible de su vida. Ubicamos como punto de partida ese “más allá” del tóxico: el dolor intramitable. Cuando sea posible, la palabra permitirá el alivio y modificará el síntoma. Cuando no, se armará un espacio entre dos donde se acotará el dolor. Lic. Miriam Maidana Bibliografía:

LACAN, J: Seminario XVII, El Reverso del Psicoanálisis, Clase Radiofonía del 08-04-1970. LACAN, J: Seminario VI, El deseo y su interpretación, clase del 29-04-1959 MILLER, J-A: Una fantasía, Revista Lacaniana de Psicoanálisis, traducción de Silvia Baudini FREUD, S: Obras Completas, Duelo y melancolía, 1915, Amorrortu SA FREUD, S: Obras Completas, El problema económico del masoquismo, 1924, Amorrortu SA BAUMAN, Z: Vida de consumo, Fondo de Cultura Económica, 2008 EHRENBERG, A: Individuos bajo influencia –drogas, alcoholes, medicamentos psicotrópicos, Hassoun Jacques, Jano Melancólico, Nueva Visión, 1994 KREIMER J C: Punk, la muerte joven, Distal, 1993 CORTAZZO, W: Los tiempos del duelo en el contexto de la muerte pornográfica, en Revista Acheronta, www.acheronta.org

Lic. Miriam Maidana [email protected] Psicoanalista Psicologa Ministerio de Salud área Adicciones Docente regular Fac. de Psicología UBA (grado y posgrado) Investigadora UBACyT Ex becaria equipo de Patologías del Consumo Serv. de Consultorios Externos Hosp. Piñero Artículo publicado en el libro “PACO” de Alicia Donghi y colaboradores, JVE ediciones, 2016.

Diagnóstico diferencial <> Diferencia del Sujeto. Cuando el Otro falla....

Autores: Maidana Miriam, Migdalek Silvia, Disanto Luis A., Pulice Gabriel O.

“En esta cancion, no hay mensajes para vos/uno y dos son tres, arruinado hoy me ves/Me

podes buscar, pero nunca encontrar/mi cuerpo esta aca mi cabeza mas allá/Porque yo nunca lo hice, nunca mas lo vuelvo a hacer/ porque todo se repite sin que yo lo quiera

hacer/porque facil se presenta cuando no lo quiero hacer/porque vivo como un muerto pero vuelvo a nacer/Si yo soy asi, no es por culpa de la droga/ si yo soy asi, no es por culpa del

alcohol” 1

En el ámbito de la salud pública cuando una persona concurre al encuentro de un

profesional, suele ser recibido y atendido en una primera escucha que desencadena un

interesante entramado de fichas, historias clínicas y urgencias que implica ubicar al

potencial paciente en algún dispositivo al cual ingresará de distintas formas pero con

una condición sine qua non: el diagnóstico presuntivo según la formulación del DSM o

el CIE-10, ambos manuales diagnósticos y estadísticos de los trastornos mentales.

Aquí ubicamos un primer problema, en relación a lo siguiente: “En la conferencia 16,

Psicoanálisis y psiquiatría, Freud (...) se refiere a acciones sintomáticas de los

pacientes frente a las cuales el psiquiatra, dice, adopta la actitud de declararla una

contingencia sin interés psicológico, y no le da más importancia. Señala también, en su

esfuerzo por diferenciar la clínica psicoanalítica, que por ejemplo a ideas absurdas o

inaccesibles a argumentos lógicos en los pacientes, la psiquiatría ha convenido en

llamarlas sin más «ideas delirantes», siendo esto todo lo que puede hacer con ellas,

calificarlas para luego clasificarlas.(...).Querrán ustedes saber por qué la psiquiatría

científica no quiere darnos más referencias. Pero yo les respondo: ¡maldito sea quien

dé más de lo que tiene! Digamos que el psiquiatra, justamente, no conoce ningún

camino que lo haga avanzar más en el esclarecimiento de un caso de esta índole. Tiene

que conformarse con el diagnóstico y un pronóstico del desarrollo ulterior, pronóstico

inseguro por rica que sea su experiencia».2

Para que haya diagnóstico, entonces, tiene que haber un consultante.

En este caso lo llamaremos O. Ingresa por la guardia de un Hospital de Agudos un

sábado al mediodía. En el libro de la guardia se registra lo siguiente: “O., policonsumo,

cocaína desde hace 18 años y PBC desde hace 6 meses. Paciente de regular estado

general, vigil, orientado en tiempo y espacio, sin ideación delirante, refiere

alucinaciones auditivas y visuales anteriores a comenzar con el consumo. Sin

conductas auto o heteroagresivas. Se orienta sobre tratamiento en Centro de

Adicciones y se entrega medicación para 48 hs. (halopidol 5 mg, clonazepan 1 mg. 2 x

dia). Se entrega receta para retirar medicación del Hosp. Cocaína: 15 grs./día. PBC: 2

bolsitas/día”

O. cumple la indicación y concurre a un Centro de Atención a las Adicciones donde es

entrevistado 4 veces: 3 por una psiquiatra y 1 por una psicóloga. Las profesionales

determinan que el paciente no cumple requisitos para un tratamiento ambulatorio y

sugieren sea internado en una clínica para los llamados pacientes duales. Se lo ha

diagnosticado como paciente que presenta patología dual: es decir, patología de base

psicótica y consumo abusivo de sustancias tóxicas. El paciente no acepta la indicación

(no tiene “tiempo” para una internación prolongada), pero si considera internarse en una

Unidad de Desintoxicación de un Hospital General para “cortar” lo compulsivo de su

consumo.

En la Beca de Derivación que realizan ambas profesionales para la Unidad de

Desintoxicación, ubican como motivo de consulta su adicción a la PBC y otras

sustancias: Alcohol: 15 litros (hace 10 años) Cocaína: 10 grs (hace dos días) PBC: 2

bolsas (hace 1 día) Psicofármacos: 5 pastillas (hace 15 días); Diagnóstico toxicológico:

policonsumo; Diagnóstico de personalidad: no especificado; Diagnóstico presuntivo:

patología dual; Conductas autoagresivas: intentos de suicidio (ruleta rusa, ahorcamiento,

etc); Conductas heteroagresivas: no presenta; Vive con la esposa y sus 3 hijos; sin

antecedentes familiares significativos; sin tratamientos anteriores.

Aceptado en el Servicio, ingresa acompañado por su esposa –quién se constituye en

referente: se hará cargo de visitarlo, le proveerá ropa y otros enseres durante su estancia

en el Servicio, y lo retirará cuando obtenga alta o derivación a otro lugar de internación

(las Unidades de Desintoxicación preveen internaciones breves durante las cuales los

pacientes son chequeados clínicamente y medicados psiquiátricamente para abordar la

abstinencia corporal al consumo de drogas, en caso la hubiere).

Es admitido por un médico, quien copia el rastreo de consumo desde la beca de

derivación (es un médico clínico) y anota algunos datos: “Trabajos: colectivero, albañil

y pintor de casas; Intentos de suicidio: ruleta rusa a los 20 (vs. veces), ahorcamiento (27

años, por problemas de pareja); Conductas heteroagresivas: presenta heridas de arma de

fuego a raíz de riña callejera, perdigones en el tórax y otra herida en pierna derecha;

Escolaridad: primario completo, con problemas de conducta. Expulsado del secundario

en 1er. año por los mismos problemas.; Familia: 1 hermano mayor (le lleva 4 años) con

muy poco trato, padres fallecidos; Vive con su pareja de hace 15 años y 3 hijos (el

mayor de crianza, los otros dos propios) de 16, 11 ½ y 5 (nena); Estado actual: se

considera una persona depresiva, solitaria y nerviosa, desde hace dos años: aislamiento

social y desinterés; Intentos de suicidio: a los 36 años intenta ahorcarse nuevamente en

un árbol de atrás de su casa: se rompe la rama; se ha prendido fuego, pero los vecinos le

avisaron a la esposa y apagaron el fuego con baldes de agua; su hijo mayor llega antes

del colegio y lo encuentra desmayado con varias cajas de psicofármacos a su alrededor

y lo hace vomitar, tras lo cual lo llevan a la guardia de un hospital de donde se escapa

luego de unas horas; Diagnóstico presuntivo: trastorno distímico”

Siguiendo el relato se puede apreciar que, entrevistado por cuatro profesionales

diferentes, cada uno de ellos ha dado un diagnóstico presuntivo: el primer profesional lo

atendió por guardia, lo medicó y ubicó como usuario de drogas; dos profesionales lo

recibieron en el Centro de adicciones y lo ubicaron como paciente dual; otro

profesional lo recibió en la Unidad de Desintoxicación y lo diagnosticó dístimico

(“Estado de ánimo crónicamente depresivo la mayor parte del día de la mayoría de los

días, manifestado por el sujeto u observado por los demás, durante por lo menos dos

años”).3

Tengase en cuenta que el sr. O. no había consultado antes de sus 37 años de vida, lo

cual no es un dato menor, ¿verdad?

“La sintomatología de la mirada es siempre una sintomatología del Otro, establecida

por el médico. En la psiquiatría se hace hablar al paciente, sin duda alguna, pero en la

medida en que a través de lo que dice, pueda entregar los signos de la especie mórbida

a la que pertenece. Se busca en su palabra no las huellas de un sujeto, sino las huellas

de su enfermedad. Es por tanto un hetero-diagnóstico, un diagnóstico que viene del

Otro y en el cual la palabra en absoluto es constituyente, simplemente es el vehículo de

los signos. Enseguida se pone de manifiesto que hay un problema con el psicoanálisis,

porque en él, se acoge el síntoma constituido de una manera muy distinta. Cuando digo

“se acoge el síntoma” quiero decir el síntoma que puede tratarse, no quiero decir

simplemente el que se nos presenta, y tal vez es incluso seguro que no todos pueden

tratarse”.4

En las entrevistas individuales con el psicólogo de la Unidad de Desintoxicación

aparecen otras particularidades: O. no es un policonsumidor (f19.2x: Dependencia de

varias sustancias: este diagnóstico se reserva para aquellos casos en los que durante un

período de tiempo de 12 meses el sujeto consume repetidamente como mínimo tres

grupos de sustancias -la cafeína y la nicotina no se incluyen- sin que predomine una

sustancia sobre la otra) ya que solo consume drogas “de a una por vez”. Es más: a partir

de la 1ra. entrevista con el profesional médico psiquiatra de guardia, donde fue

medicado, no volvió a fumar PBC “porque me recetaron pastillas, y yo no mezclo”. Lo

que debemos pensar es que tanto diagnóstico sobre un mismo paciente tiene efectos en

el mismo, ya que al diagnosticarlo como “trastorno distímico” le cambiaron el esquema

de medicación...por tercera vez en menos de un mes. A su vez la calificación de

policonsumidor se asocia al cumplimiento de los requisitos para que un paciente sea

aceptado en distintos dispositivos de internación. Por supuesto no ignoramos que los

profesionales estamos regidos por leyes de Etica, no queremos imaginar sino no lo

estuviéramos...

Hasta aquí pareciera que el Sr. O. de lo que debiera desintoxicarse es de los Otros, o

como dice C. Soler: “la época actual es más bien diagnosticista: se diagnostica bien o

mal a diestro y siniestro. Los propios sujetos lo demandan: digame lo que soy, digame

lo que tengo, quieren etiquetas, tal vez eso los tranquiliza ante el desconcierto

reinante”.5

Los datos faltantes en el paciente presentado son sus antecedentes familiares

significativos: su padre murió cuando él tenía seis años, luego de vomitar sangre encima

de él. Estaba internado en el Hosp. Muñiz.; su madre falleció cuando él tenía “14 años y

medio”, por una bala que se le disparó a su hermano mientras limpiaba el arma

reglamentaria (el hermano le lleva 4 años, y era miembro de una fuerza armada: tras el

episodio le dieron la baja, pero no fue preso); O. quedó al cuidado de su abuela, que ya

estaba enferma de cáncer: falleció cuando él tenía 16 años, y él fue quien se encargó de

cuidarla y acompañarla en el tratamiento.

A partir de ahí consumió –por períodos, y nunca simultáneamente- alcohol, cocaína,

psicofármacos, alucinógenos (San Pedrito, cucumelo, LSD) y PBC.

Por qué comenzó a consumir O.?

“Yo tengo pesadillas desde chico, desde los siete años...-Después que falleció su padre?

–Si... no pude dormir de noche por años...sentía que había gente, o lo sabía, o veía las

paredes manchadas de sangre. Mi mamá me llevó a un psicólogo porque empecé a tener

problemas en la escuela, y me pidió que haga un dibujo: yo dibujé un revólver. El

psicólogo me dijo a mí y a mi mamá que yo era autodestructivo. No me olvidé nunca de

que él tenía razón...Y después de que murió mi mamá las pesadillas eran insoportables:

veía el tiro, la veía caer llena de sangre...comencé a tomar por eso: tomaba mucho y me

dormía, y así no tenía pesadillas...”

Si siguieron el relato, notaran que hablamos de un paciente internado para

desintoxicarse. ¿De qué?, podríamos pensar desde el marco del plan de trabajo que nos

trazamos en nuestra investigación donde ubicábamos que para el Psicoanálisis, las

toxicomanías no configuran una estructura autónoma, se presentan como un fenómeno,

transestructural complejo y ambiguo por el entrecruzamiento de los efectos

neuroquímicos de las sustancias, la singularidad subjetiva y la referencia social sobre

las drogas. Si el diagnóstico diferencial de estructura ocupa un lugar central en la

adopción de estrategias clínicas en la dirección de una cura, más aun en la distribución

de recursos en salud. Es decir: un tóxico no determina una estructura.

Este paciente ha asistido a la muerte de ambos padres en edades claves de su

estructuración subjetiva. Tuvo en la infancia un primer contacto con alguien que debiera

haber escuchado su sufrimiento, su padecer y sin embargo lo rotuló.

“Autodestructivo”, dijo. Y él le dió la razón por completo: durante años consumió

distintas sustancias tóxicas solo para dormir sin pesadillas. Cuando no alcanzó sosiego

se prendió fuego, se colgó, se tomó 100 pastillas, tiene un tiro, perdigones en el tórax,

jugó ruleta rusa, hasta que un día vió en la televisión un informe especial: “El Paco

mata en seis meses”.

Ah, pensó. Por fin alguien sabe lo que yo necesito....

Al paciente O. no le ha fallado el tóxico: le ha fallado el Otro.

“Yo supongo que estoy loco...nadie puede andar haciendo las cosas que yo hago sin

estar loco...esto de andar queriéndome matar, o que me maten...pero no lo

consigo...encima me mienten! Esto del Paco...usted escuchó lo que dicen en la tele, que

en seis meses mata? Bueno, digale a la gente que es mentira. Me vé a mí? Bueno, yo

estuve 7 meses dale que dale. He fumado 4 días sin dormir y sin parar. Y me morí? No.

Siempre es lo mismo...ni arriba me quieren, ni abajo me quieren...tendré que

acostumbrarme a vivir en el medio...”

O. consultó ante la equivocación propia del no saber del Otro, y dió por finalizada su

internación a los quince días retirándose contra opinión médica. El equipo profesional

decidió enviar un informe a la justicia advirtiendo las características que hacían suponer

que el sr. O. continuaría con sus intentos de matarse e intoxicarse para poder dormir,

para acallar el dolor, para no recordar.

Su mujer lo retiró muy feliz: “Yo lo necesito, a veces me cansa pero él me ayuda con

los chicos, limpia la casa...”

Su hijo biológico mayor tenía 11 años “y medio” cuando escuela remitió un informe al

Hospital solicitando urgente atención para el niño, ya que presentaba “trastornos

conductuales” y alegaba “haber presentido la muerte de la abuela”.

O. se siente identificado con el niño: “Tiene lo mismo que yo, yo se lo pasé...yo no

puedo querer a nadie porque todo lo que quiero se muere...con él intenté no quererlo

pero no pude, es mi hijo....lo que no voy a permitir es que pase por lo mismo que yo...de

ninguna manera...”

La sra. de O. llevó al niño a dos entrevistas con el equipo de niños del hospital: no

volvió, ya que “yo no puedo ocuparme de todo” solía repetir.

O. deshechó la oferta de continuar con entrevistas en algún centro psicopatológico de la

zona.

El juez nunca contestó el oficio judicial.

No solo a O. le falló el Otro...

Notas:

Flema, “Si yo soy así”, del álbum “Nunca nos fuímos pero ahora volvimos”, 1995.

Pulice G., Zelis O., Manson F., “Investigar la subjetividad”, Letra Viva

DSM-IV Breviario, Asoc. Psiquiátrica Americana, 1994

Soler C., “Del diagnóstico en Psicoanálisis”, en “La querella de los diagnósticos” de

próxima aparición.

Soler C., obra citada.

Bibliografía

Donghi A, Maidana M., Pulice G., Disanto L., Brusau C. – Diagnóstico diferencial y criterios de derivación en las entrevistas preliminares de usuarios consumidores de PBC – XV Jornadas de Investigación y IV encuentro de investigadores en Psicología del Mercosur 2008 – Tomo III Maidana M, Donghi A – Mencioné que fumaba Paco? – XIII Jornadas de Investigación del Mercosur – Tomo II Miller J A, Laurent E – El Otro que no existe y sus comités de ética – Paidós Asociación Americana de Psiquiatría - DSM-IV Breviario Criterios diagnósticos - 1994 Freud S – Conferencia 16: Psicoanálisis y Psiquiatría, en Introducción al Psicoanálisis – Obras Completas

Soler C – Del diagnóstico en Psicoanálisis, en La Querella de los diagnósticos – Inédito, de próxima aparición Pulice G, Zelis O, Manson F – Investigar la subjetividad – Letra Viva Bó Sánchez N, Belistri U – Problemas planteados por el consumo de PBC en la psiquiatría forense – Revista de Psiquiatría del Uruguay, Vol. 71, Agosto 2007

PASTA BASE DE COCAÍNA

En el último año el trabajo de admisión y consultas en los diversos centros asistenciales se ha visto atravesado por una nueva realidad: el aumento en consumo de Pasta Base de Cocaína (PBC) en adolescentes y adultos. Ante la pregunta común por la sustancia consumida, cada vez es más frecuente la respuesta: “paco” Ahora bien: este consumo ha generado inquietudes en otro grupo poblacional: el de los padres. No ha sido raro verificar en los últimos tiempos un incremento en consultantes padres o familiares de consumidores a esta sustancia. Frases como: “Antes fumaba porro o tomaba cerveza pero ahora...”. Muy poco es lo que conocíamos de esta sustancia antes de su irrupción. Algún paciente que contaba que “fuí a comprar porro y el puntero me ofreció algo nuevo y barato”, algún artículo suelto publicado en alguna revista. Pero a partir del año 2004 el vocablo “paco” se escucha en cada vez más consultantes. Primera pregunta: ¿qué es el paco? “LA COCAÍNA DE LOS POBRES” La Pasta Base de Cocaína tiene distintas denominaciones: paco, pasta, base, bazuca, mono (si está mezclada con tabaco), marciano (si está mezclada con marihuana), etc. Contiene el alcaloide de las hojas de coca más los solventes (kerosene, gasolina, ácido sulfúrico) Su producción es sencilla: se convierten las hojas de coca en PBC y luego ésta en clorhidrato de cocaína. Para la elaboración se utilizan sustancias químicas denominadas “precursores” (éter, ácido sulfúrico, kerosene, etc), por esto es grande la toxicidad observada en los consumidores. Otro de los factores que la hace sumamente peligrosa son los elementos de “corte” de sustancia: desde fécula hasta vidrio molido de los tubos de luz (para que pese un poco más y sacar más ganancia) La PBC es una sustancia intermedia que se utilizará para elaborar el resto de los productos derivados de la hoja de coca. Los laboratorios caseros (diseminados por todo el gran Buenos Aires) se denominan “cocina” y la elaboración y venta del producto suele ser una actividad “familiar” (al ser fácil de elaborar y vender, no necesita una red de tráfico importante como sí la cocaína, por ejemplo, lo que agrava aún más el problema)

Si tuvieramos que explicitar los pasos de elaboración: HOJAS DE COCA MACERAR EN AGUA Y AÑADIR SOLVENTE SOLUCIÓN DE SOLVENTE Y COCAÍNA AÑADIR ÁCIDO SULFÚRICO COCAÍNA EN SOLUCIÓN ÁCIDA AÑADIR CAL O AGUA CON AMONÍACO Y FILTRAR PBC FORMAS DE CONSUMO Se consume fumada en latas, mezclada con tabaco o marihuana, en tuqueras (preferentemente fabricadas con antenas de autos o de televisión) y utilizando como filtro la virulana. Al ser fumada su efecto es más rápido e intenso. Así, se logran altas concentraciones de droga en el cerebro, actuando más rapidamente que por vía endovenosa, ya que pasa a la circulación pulmonar (evitando el Sistema Nervioso Periférico) llegando al Sistema Nervioso Central en 8 a 40 segundos, durando su estado de elevación (“high”) de 2 a 5 minutos. La etapa de descenso (“crash”) es también rápida e intensa, produciendo apatía, disforia, irritabilidad, depresión y ansiedad, con intensos deseos de consumir nuevamente droga (que se manifiestan cada vez con más violencia y agresividad). Qué ocurre con el consumo crónico de PBC?

- se verificaron modificaciones del sueño REM (reducción total del sueño) - disminuye notablemente el control de los impulsos (lo que asocia su

consumo con la violencia en muchos casos) - produce disfunciones sexuales graves - se comprobaron estados de ideación suicida y depresión

A nivel orgánico produce:

- contracciones musculares, episodios convulsivos (con riesgo de infartos) - arritmias, isquemias miocardíacas agudas - neumonías, tos, disneas - la presencia de solventes destilados del petróleo produce neumonitis,

lesiones en boca y garganta, náuseas, vómitos, diarreas

PACO: “LA DROGA DE LOS POBRES” Esto hoy día debería relativizarse. Si bien el precio de una dosis de Paco es de $ 1, lo que la hace lo más barato del mercado, al ser su efecto tan corto (2 a 5 minutos) y su toxicidad y tolerancia muy altas lleva a los consumidores a solicitar dosis cada vez más seguido. Concretamente: consumidores habituales sitúan su consumo en 20 a 40 dosis por día. En dinero: $ 20 a $ 40 diarios. Esta cifra explica que en la escucha de consumidores habituales y crónicos los relatos estén atravesados por situaciones de violencia (robos, peleas), prostitución (incluso a cambio de una dosis), desesperación por conseguir dinero para, etc. Asimismo ha comenzado a escucharse la aparición en “mercado” de dos nuevas formas de presentación: 1 dosis “concentrada” ($ 3 por dosis) y una de “alta calidad” ($ 10 por dosis, de efecto más prolongado, utilizado por sectores de clase media y media alta, por ejemplo músicos, modelos –por sus propiedades anorexígenas-, etc.) CARACTERÍSTICAS Y DETECCIÓN DEL CONSUMO Los consumidores de PBC manifiestan –además de los problemas sanitarios enunciados anteriormente:

- aislamiento (tanto de su grupo familiar como de antiguos grupos de pares que no compartan el consumo), llegando incluso a cortar relaciones sentimentales por no compartir el hábito

- se vuelven silenciosos, retraídos, con notables subas y bajas en el carácter

- realizan “ giras” o “internaciones” en lugares de consumo durante 2, 3, 4 días en villas, departamentos utilizados para tal fin, espacios que funcionan como “fumaderos”, etc.

- la familia o grupo convivencial comienza a sufrir pequeños robos para sustentar el consumo: desde electrodomésticos y zapatillas hasta ahorros.

- al retornar de las “giras” los consumidores suelen hacerlo sin sus pertenencias, muy desmejorados, golpeados, con signos de despojo (descalzos, sin ropa de abrigo en invierno, etc) y sin mucho registro de lo que pasó durante su “gira” o “internación”. Normalmente vuelven a su casa a dormir durante todo el tiempo que puedan, reponerse un poco y volver a consumir.

- No es una sustancia que se “socializa” (como puede ser tomar una cerveza con amigos o fumar un porro): el efecto de “high” es tan brusco que no se comparte, lo que explica la ausencia de vida social de los sujetos consumidores.

- A diferencia de los consumidores de cocaína por vía endovenosa, en algunos casos la actividad sexual se ve exacerbada. Esto lo explica muy bien un especialista peruano: En el caso de Perú, igual que en Colombia y en Venezuela, uno de los problemas más serios es el consumo de pasta base, el crack, porque deteriora mucho intelectualmente y produce una agitación psicomotriz que hace que las personas tengan muchas relaciones sexuales. Mientras que el drogadicto intravenoso no tiene una gran actividad

sexual, el que consume crack es agresivo sexualmente, cambia todos los días pareja y es mucho menos responsable: nunca usa condón.”

- Reportaje a Eduardo Gotuzzo, infectólogo peruano, director de Society for the infection diseases

PERSPECTIVA DEL PROBLEMA Si bien el consumo de PBC es novedoso, su avance nos habla de un futuro bastante complicado. Tiene características que hacen preveer que en poco tiempo la curva de consumo se incrementará cada vez más: es de fácil elaboración, distribución y venta, es barata en cuanto a la dosis, es altamente adictiva y tiene efectos inmediatos sobre el consumidor, que al poco tiempo abandona toda otra sustancia que haya consumido antes para “entregarse” al paco. Ahora bien: hasta ahora evaluamos a pacientes y familias que vienen con un problema instalado. Un problema que no compete simplemente a los tratamientos específicos de pacientes adictos, sino que movilizan toda una maquinaria institucional hospitalaria: desintoxicación, interconsultas con neurólogos, neumonólogos, nutricionistas, infectólogos, etc. Es decir: un andamiaje de gasto público, muchas veces para nada (al ser un consumo nuevo aún no se encuentran estadísticas de que sucede con consumidores crónicos). Por eso proponemos un plan que anticipe la llegada a una sustancia tan novedosa como nefasta. PLAN DE PREVENCIÓN DE CONSUMO DE PACO Creemos que por las características de la sustancia toda la información que se brinde acerca del PACO debe ser lo suficientemente clara y veraz como para lograr el objetivo: es una droga que ocasiona un perjuicio tremendo tanto a nivel orgánico como mental. Y la gente debe saberlo. No debe sorprendernos lo poco que se conoce de esta droga: hace apenas cuatro años los profesionales no la habíamos escuchado nombrar. Por eso la tarea de difusión es fundamental. Con los consumidores instalados planteamos un trabajo de reducción de daños en este marco: sustitución hacia sustancias menos tóxicas, mejoramiento de las condiciones de salud (en especial orgánicas), tratamiento por la palabra, inclusión en algún grupo de gente involucrada en su mismo consumo. Para los que viven con ello, para los que conviven con alguien que no puede salirse de ese consumo y para los que aún no la consumieron pero son susceptibles de escuchar “No tengo lo que venís a comprar, pero puedo ofrecerte otra cosa...”