Desarrollo Sostenible

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1 Introducción desarrollo sostenible 1.1. Introducción En la antigüedad, la naturaleza era capaz de absorber las acciones exteriores perturbadoras (degradación, contaminación...), de forma que se mantenía un equilibrio relativamente estable. Actualmente, el crecimiento de la población, el uso irracional de los recursos y el aumento de la contaminación, han provocado un incremento de dichas acciones, de tal manera que el poder auto depurador del ambiente ha sido incapaz de compensarlas. Este estado ha generado una situación de equilibrio inestable que se puede definir como una situación degradada. Es un hecho constatable que la degradación del medio ambiente ha ido avanzando paralelamente al desarrollo industrial. No ha sido hasta hace relativamente pocos años que el hombre ha tomado conciencia del daño ambiental, creando instituciones y estableciendo una serie de regulaciones y políticas ambientales para la protección del medio. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, todavía hoy día se siguen cometiendo delitos ecológicos por ineficacia en la aplicación de la legislación o falta de instrumentalización para llevarla a cabo, entre otros motivos. Asimismo, el problema se ve agravado por el incremento de la población mundial y la demanda de un mayor consumo energético basado mayoritariamente en combustibles fósiles. En los países de mayor potencial económico, la educación, los servicios sociales y la sanidad, son mayoritariamente eficientes, así como la preocupación por la preservación del medio ambiente, que se traduce en métodos de recogida selectiva, tecnologías limpias de combustión, una más y mejor educación ambiental, etc. Por otro lado, el hecho de que la mayoría de los países en vía de desarrollo dispongan de los recursos naturales, pero su explotación corra a cargo de las naciones industrializadas, hace que la única solución realista para conservar el medio ambiente sea un desarrollo sostenible, pleno y eficaz, de todos y cada uno de los países que componen el planeta Tierra. Precisamente, el medio ambiente es tan sólo una de los componentes en el que se articula el desarrollo sostenible, concepto que se introducirá en este capítulo, protagonista en numerosas cumbres y convenciones realizadas hasta la fecha, y que se compatibilizará con el desarrollo o crecimiento económico en términos de aumento del PIB, instando a reducir la presión que el ser humano ejerce sobre el planeta mediante el fomento de la eficiencia de los recursos. Presentación de la asignatura La conservación del medio ambiente (o ambiente) es uno de los principales retos de los países y de los ciudadanos, tras haber comprobado los graves problemas de contaminación y deterioro ambiental a los que nos enfrentamos actualmente, después de años de explotación de los recursos naturales, sobre todo a partir de la revolución industrial. Uno de los objetivos de la asignatura es ofrecer una visión del desarrollo sostenible, entendido como un proceso dirigido a conseguir un equilibrio entre los factores económicos, socioculturales y ecológicos; por lo tanto, no se limita a describir el concepto desde un punto de vista puramente ecológico, sino que tiene en cuenta sus dimensiones social, política y económica. Asimismo, debe considerarse que el desarrollo sostenible no es una meta, sino un proceso en constante cambio en el que la explotación de los recursos naturales, la dirección de la inversión y del progreso científico-tecnológico, junto al cambio institucional, permiten compatibilizar la satisfacción de necesidades sociales presentes y futuras (Bifani, 1997). Para conseguir este reto, un punto fundamental en este proceso es la labor educativa y formativa, la cual constituye el gran camino hacia la sostenibilidad en varias fases sucesivas: motivación, interés, información, sensibilización, concienciación y acción. En este contexto, la asignatura de "Introducción al desarrollo sostenible" se ha organizado en tres capítulos1: El primer capítulo se divide en varias partes. En primer lugar, se proporciona la definición de una serie de conceptos ambientales y socioeconómicos básicos involucrados en el concepto de desarrollo sostenible, preparando así al alumno para entender la complejidad del término. En segundo lugar, se describen los antecedentes inmediatos del desarrollo sostenible y la definición de sus retos o alcances, así como los convenios y tratados de ámbito internacional celebrados en su nombre. Finalmente, se da a conocer una panorámica del desarrollo sostenible en la Unión Europea, Norteamérica y América Latina y el Caribe, tomando como referencia en este último caso la evolución de los indicadores establecidos en la Declaración del Milenio (2000), complementados con información actual. El segundo capítulo ofrece una visión general de la problemática ambiental ocasionada por los impactos de las actividades humanas, cuya dimensión global obliga a actuaciones coordinadas entre los diferentes países.

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Introducción desarrollo sostenible 1.1. Introducción En la antigüedad, la naturaleza era capaz de absorber las acciones exteriores perturbadoras (degradación, contaminación...), de forma que se mantenía un equilibrio relativamente estable. Actualmente, el crecimiento de la población, el uso irracional de los recursos y el aumento de la contaminación, han provocado un incremento de dichas acciones, de tal manera que el poder auto depurador del ambiente ha sido incapaz de compensarlas. Este estado ha generado una situación de equilibrio inestable que se puede definir como una situación degradada. Es un hecho constatable que la degradación del medio ambiente ha ido avanzando paralelamente al desarrollo industrial. No ha sido hasta hace relativamente pocos años que el hombre ha tomado conciencia del daño ambiental, creando instituciones y estableciendo una serie de regulaciones y políticas ambientales para la protección del medio. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, todavía hoy día se siguen cometiendo delitos ecológicos por ineficacia en la aplicación de la legislación o falta de instrumentalización para llevarla a cabo, entre otros motivos. Asimismo, el problema se ve agravado por el incremento de la población mundial y la demanda de un mayor consumo energético basado mayoritariamente en combustibles fósiles. En los países de mayor potencial económico, la educación, los servicios sociales y la sanidad, son mayoritariamente eficientes, así como la preocupación por la preservación del medio ambiente, que se traduce en métodos de recogida selectiva, tecnologías limpias de combustión, una más y mejor educación ambiental, etc. Por otro lado, el hecho de que la mayoría de los países en vía de desarrollo dispongan de los recursos naturales, pero su explotación corra a cargo de las naciones industrializadas, hace que la única solución realista para conservar el medio ambiente sea un desarrollo sostenible, pleno y eficaz, de todos y cada uno de los países que componen el planeta Tierra. Precisamente, el medio ambiente es tan sólo una de los componentes en el que se articula el desarrollo sostenible, concepto que se introducirá en este capítulo, protagonista en numerosas cumbres y convenciones realizadas hasta la fecha, y que se compatibilizará con el desarrollo o crecimiento económico en términos de aumento del PIB, instando a reducir la presión que el ser humano ejerce sobre el planeta mediante el fomento de la eficiencia de los recursos. Presentación de la asignatura La conservación del medio ambiente (o ambiente) es uno de los principales retos de los países y de los ciudadanos, tras haber comprobado los graves problemas de contaminación y deterioro ambiental a los que nos enfrentamos actualmente, después de años de explotación de los recursos naturales, sobre todo a partir de la revolución industrial. Uno de los objetivos de la asignatura es ofrecer una visión del desarrollo sostenible, entendido como un proceso dirigido a conseguir un equilibrio entre los factores económicos, socioculturales y ecológicos; por lo tanto, no se limita a describir el concepto desde un punto de vista puramente ecológico, sino que tiene en cuenta sus dimensiones social, política y económica. Asimismo, debe considerarse que el desarrollo sostenible no es una meta, sino un proceso en constante cambio en el que la explotación de los recursos naturales, la dirección de la inversión y del progreso científico-tecnológico, junto al cambio institucional, permiten compatibilizar la satisfacción de necesidades sociales presentes y futuras (Bifani, 1997). Para conseguir este reto, un punto fundamental en este proceso es la labor educativa y formativa, la cual constituye el gran camino hacia la sostenibilidad en varias fases sucesivas: motivación, interés, información, sensibilización, concienciación y acción. En este contexto, la asignatura de "Introducción al desarrollo sostenible" se ha organizado en tres capítulos1: El primer capítulo se divide en varias partes. En primer lugar, se proporciona la definición de una serie de conceptos ambientales y socioeconómicos básicos involucrados en el concepto de desarrollo sostenible, preparando así al alumno para entender la complejidad del término. En segundo lugar, se describen los antecedentes inmediatos del desarrollo sostenible y la definición de sus retos o alcances, así como los convenios y tratados de ámbito internacional celebrados en su nombre. Finalmente, se da a conocer una panorámica del desarrollo sostenible en la Unión Europea, Norteamérica y América Latina y el Caribe, tomando como referencia en este último caso la evolución de los indicadores establecidos en la Declaración del Milenio (2000), complementados con información actual. El segundo capítulo ofrece una visión general de la problemática ambiental ocasionada por los impactos de las actividades humanas, cuya dimensión global obliga a actuaciones coordinadas entre los diferentes países.

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El tercer y último capítulo se dedica al fenómeno del cambio climático,presente en las agendas gubernamentales de gran cantidad de países y sobre el que todavía hoy existe un gran desconocimiento en sus repercusiones sobre la biodiversidad, sistemas de producción y población en general. En la tabla siguiente se especifican los objetivos de enseñanza, aprendizaje y un resumen sintético por capítulo de la asignatura:

Capítulo Objetivos de enseñanza Resumen del capítulo Objetivos de aprendizaje

Capítulo 1

Dar a conocer los conceptos básicos necesarios para entender el enfoque del desarrollo sostenible en la toma de decisiones.

Definición de desarrollo sostenible, dimensiones y su controversia con el crecimiento económico.

Conocer las dimensiones y retos del desarrollo sostenible.

Interpretar el papel del desarrollo sostenible dentro de la coyuntura del crecimiento de un país.

Analizar el proceso de transición de las políticas de los países hacia una economía ecológica.

Interpretar el significado del indicador huella ecológica y los factores en que se basa para determinar los diferentes escenarios futuros.

Dar a conocer los convenios y tratados existentes entre estados, que establecen las políticas de gestión orientadas a la sostenibilidad.

Informes, conferencias y Cumbres realizadas en torno al desarrollo sostenible a lo largo de los últimos años.

Conocer las particularidades de cada uno de los convenios internacionales y tratados, cuyo último objetivo es introducir la sostenibilidad en las políticas públicas.

Dar a conocer una visión del panorama actual y de los procesos de transformación en la UE, Norteamérica, América Latina y el Caribe desde el punto de vista del desarrollo sustentable.

Políticas de la Unión Europea, Norteamérica, América Latina y el Caribe en relación al desarrollo sostenible.

Analizar el porqué de las desigualdades a todos los niveles entre diferentes regiones del mundo.

Conocer la coyuntura político social, económica y ambiental de diferentes regiones del mundo y las potenciales dificultades en la aplicación del concepto de desarrollo sostenible en las políticas públicas.

Capítulo 2

Dar a conocer la magnitud y la importancia de las transformaciones que a nivel global y local afectan al funcionamiento del planeta, debido a las actividades antrópicas producto del desarrollo.

Problemas ambientales que afectan globalmente al planeta e iniciativas llevadas a cabo a nivel internacional para su mitigación.

Conocer las principales características de los problemas ambientales globales (agotamiento de la capa de ozono). Discutir las actuaciones y toma de decisiones que se producen a nivel internacional y plantear alternativas.

Problemas ambientales que afectan localmente a los países y prácticas e iniciativas para su remediación.

Conocer las principales particularidades de los problemas ambientales locales (erosión del suelo, lluvia ácida, entre otros). Elegir la mejor opción en relación a la forma de abordar el problema.

Capítulo 3

Dar a conocer los fundamentos físicos del cambio climático, problemática y organismos internacionales encargados de su seguimiento.

Balances de radiación, gases de efecto invernadero, consecuencias del calentamiento del planeta y organismos y entidades relacionadas con el cambio climático.

Comprender los mecanismos por los que se produce el efecto invernadero. Entender el propósito de las organizaciones encargadas de su seguimiento, en particular de la WMO y del IPCC. Interpretar los Informes del IPCC.

1 En el campus virtual existen documentos e información relativa a diferentes países sobre la sostenibilidad. 1.2. Definición y componentes del medio ambiente

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El concepto de medio ambiente (o mejor, ambiente) es muy amplio, por lo que resulta complicado proporcionar una definición concreta. Una buena manera de definirlo sería, siguiendo a Quiroz y Tréllez (1992): Cualquier espacio de interacción y sus consecuencias, entre la Sociedad (elementos sociales) y la Naturaleza (elementos naturales). Otros autores, como Sánchez y Guiza (1989), definen el ambiente como: Todo aquello que rodea al ser humano y que comprende: elementos naturales, tanto físicos como biológicos; elementos artificiales; elementos sociales y las interacciones de todos estos elementos entre sí. Aproximaciones, como la de Sauvé (1997), conceptúan el medio ambiente desde diversos puntos de vista:

Medio ambiente naturaleza: alude al entorno original, puro, del cual la especie humana se ha distanciado.

Medio ambiente recurso: el ambiente como base material de los procesos de desarrollo.

Medio ambiente problema: el ambiente amenazado, deteriorado por la contaminación.

Medio ambiente medio de vida: ambiente en la vida cotidiana, la escuela, el hogar, el trabajo...

Medio ambiente biosfera: que toma conciencia de la finitud del ecosistema planetario. Se trata de una concepción global que invoca intervenciones de orden más filosófico, ético, humanista y que, por supuesto, incluye las diferentes cosmovisiones de los grupos indígenas.

Medio ambiente proyecto comunitario: ambiente como entorno de una colectividad humana, medio de vida compartido con sus componentes naturales y antrópicos.

El medio ambiente: precisiones terminológicas

Un debate recurrente, respecto del término medio ambiente, es la supuesta redundancia que existe entre ambos términos: la palabra "medio" significa lo mismo que "ambiente". La razón de esta supuesta reiteración obedece a razones históricas, ya que durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano (Estocolmo 1972), la imprecisión terminológica de las traducciones del inglés al español, logró que se plasmara el término "medio ambiente" como de uso común, en vez de utilizar sólo uno de los términos (o medio o ambiente) como era lógico.

De las definiciones expuestas, se pueden distinguir dos grandes componentes del ambiente (figura 1.1).

Figura 1.1. Composición del medio ambiente. 1.2.1. El medio ambiente físico o natural El elemento físico o natural es el que tradicionalmente se ha asociado con la idea del ambiente, ya que ha sufrido en mayor grado las consecuencias negativas de la degradación, la contaminación y los vertidos, a causa de las diferentes actividades antrópicas que utilizan los recursos naturales, ya sea de manera directa o mediante su transformación. Está constituido por elementos de origen natural, denominados factores ambientales: atmósfera, suelo, agua, flora, fauna (marina y continental), minerales (metálicos y no metálicos) y energía (renovable y no renovable).

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Desde siempre, el hombre ha utilizado dichos factores como recursos naturales para subsistir. Éstos se agrupan en tres categorías, en función de su capacidad o rapidez de regeneración: a) Los recursos naturales renovables son los que se pueden regenerar a una escala de tiempo humana, como los árboles de un bosque o los peces del mar. Al ser renovables, hay que procurar que la tasa de renovación, es decir, la velocidad de regeneración de estos recursos naturales nunca sea inferior a la tasa de consumo antrópica. Cuando dicha tasa llega a ser mayor que la de renovación, se está ante una situación de explotación insostenible: se consume más rápido de lo que el recurso puede renovarse, con lo que se puede llegar a su agotamiento o colapso. b) Por su parte, los recursos naturales no renovables son aquellos que no se pueden regenerar a una escala de tiempo humana. Se trata de los recursos minerales y combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón), que tardan cientos, miles o millones de años en renovarse. A ellos hay que añadir los recursos que en la actualidad se desconocen, pero que pueden resultar explotables en un futuro inmediato, como lo fueron el gas natural o la energía nuclear hace pocas décadas. c) Finalmente, están los recursos naturales potencialmente inextinguibles (a una escala de tiempo humana), como la luz solar, la energía de las mareas o la energía eólica.

Tabla 1.1. Factores ambientales y su importancia como capital natural.Fuente: Comisión Europea (s.f.).

Factor Importancia Otros Datos

Agua

Imprescindible para la vida y salud.

Se deben consolidar las políticas para mejorar su acceso, calidad y eficiencia en el uso.

Primordial para la eliminación de la pobreza y el crecimiento de sectores económicos, como la agricultura, industria y producción de energía.

Implicaciones regionales, en la paz y la seguridad.

Océanos y Mares

Componente esencial del ecosistema terrestre con un papel clave en la moderación del cambio climático al ejercer como sumidero de carbono.

El entorno marino está expuesto a diversas amenazas: agotamiento población de peces, pérdida de biodiversidad, desechos marinos, residuos, acidificación y contaminación, entre otros. El posible carácter transfronterizo de la contaminación hace que los problemas deban tratarse a nivel internacional

Energía

Fundamental para el desarrollo social y económico. Según el Banco Mundial, actualmente, 1200 millones de personas carecen de acceso a la electricidad y 2800 millones dependen del uso tradicional de la biomasa para cocinar. El desarrollo de energía renovable debe ir acompañado de medidas para mejorar la eficiencia energética y de reducción de la dependencia de combustibles fósiles.

Clave para la erradicación de la pobreza.

Bosques

Cumplen funciones tales como la protección del suelo, agua y biodiversidad. Las emisiones procedentes de la deforestación tropical y la degradación

forestal y de la turba representan el 15% de las emisiones anuales en el mundo de CO2.

Fuente futura de nuevos materiales (plásticos biológicos) y para las estrategias de energía renovable.

Suelo

Las prácticas agrícolas suponen más del 70% del consumo de los recursos mundiales de agua dulce y son responsables de más de un 13% de las emisiones de GEI.

Desde el punto de vista agrícola, el objetivo es conseguir alimentar a 9.200 millones de personas hacia el año 2050 sin degradar ni contaminar más la tierra.

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El mal uso de los factores ambientales se traduce en causas de contaminación o aspectos ambientales: contaminación: atmosférica, agotamiento de la capa de ozono, contaminación del agua dulce y marina., ruidos, contaminación del suelo, deforestación masiva, explotación de los mantos freáticos, sobrepesca, entre otros. Las consecuencias derivadas de los aspectos ambientales son los denominados impactos ambientales, que pueden ser positivos o negativos; por ejemplo, una de las consecuencias de la sobrepesca sería la extinción de especies valiosas y la ruptura de ciclos ecológicos o, en el caso de la contaminación de suelos, el mal drenaje y la salinización. 1.2.2. El medio ambiente social El ambiente social comprende a los seres humanos y a sus actividades, los cuales tienen como punto de partida el aprovechamiento de los recursos naturales. Se considera aquí todo tipo de infraestructuras (edificaciones, maquinaria y equipos), y en general todo lo que sea fruto de la entiba de la humanidad (ciencia, tecnología). También incluye el comportamiento de los seres humanos para con sus semejantes y la naturaleza, ya sean positivos (creatividad, preservación del ambiente) o negativos (destrucción, contaminación ambiental). Uno de los problemas de orden social se encuentra relacionado con la falta de planificación en el uso de los espacios y en la construcción de viviendas inadecuadas (tugurización), la carencia de educación a todos los niveles (que se traduce en ignorancia) y los problemas de salud y salubridad. El hombre es a la vez obra y artífice del medio que lo rodea, el cual le da sustento material y le brinda la oportunidad de desarrollarse intelectual, moral, social y espiritualmente. En la larga y tortuosa evolución de la raza humana en este planeta se ha llegado a una etapa en que, gracias a la rápida aceleración de la ciencia y la tecnología, el hombre ha adquirido el poder de transformar, de innumerables maneras y en una escala sin precedentes, cuanto lo rodea. Los dos aspectos del medio ambiente natural y el social, son esenciales para el bienestar del hombre y para el goce de los derechos humanos, incluso el derecho a la vida misma. (Declaración sobre el Medio Humano, ítem 1, Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, Estocolmo, 1972). Frente a esta aseveración, se tiene otra realidad, como es el incremento de la población mundial, que crecerá en un 39% en los próximos cuarenta años, hasta alcanzar aproximadamente los 9.200 millones de personas en el año 2050, gran parte de las cuales vivirá en los países en desarrollo (figura 1.2).

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Figura 1.2. Escenario de evolución de la población mundial. Fuente: elaboración propia a partir de datos del Banco Mundial (2015). 1.3. ¿Qué es el desarrollo sostenible? 1.3.1. Definición

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El origen del desarrollo sostenible se debe principalmente al crecimiento global sin precedentes acaecido desde la segunda mitad del siglo XX, que si bien ha generado importantes avances sociales en algunas zonas del planeta, ha tenido consecuencias muy negativas desde el punto de vista ambiental. Asimismo, hay que añadir la sumatoria de una serie de desastres ambientales, hechos económicos y políticos, que tuvieron lugar desde principios de la década de 1970 hasta mediados de los 80's. En este período de tiempo sucedieron algunas circunstancias que pusieron en evidencia la dimensión global de la crisis ambiental, desde la segunda crisis del petróleo en el año 1978 al accidente de la central nuclear de Chernobyl en 1986, pasando por el escape de la fábrica de plaguicidas de Bhopal (India) en 1984. Por otro lado, se dio una desestructuración del Estado del bienestar propiciada por la generalización de una crisis capitalista causante de desempleo, estancamiento, especulación, aumento de las desigualdades norte-sur y una gran inflación. Desde el punto de vista económico, el despertar de la conciencia ecológica ante acontecimientos tales como la crisis del petróleo, el informe Meadows sobre los Límites del crecimiento (1972) o la Conferencia de Estocolmo, pondrían en evidencia las carencias de la teoría económica a la hora de considerar límites al crecimiento económico y de incorporar el deterioro ecológico dentro de su marco analítico. En este contexto global, la International Union for The Conservation of Nature (IUCN) acuñó el término desarrollo sostenible, aunque su popularidad tiene su origen en el conocido informe "Nuestro futuro común" o informe Bruntland (WCED, 1987), preparado por la Comisión Bruntland de Naciones Unidas, en el que se cita: Desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades. Hasta ese momento, el concepto convencional de desarrollo se refería al proceso de mejora de las condiciones económicas y sociales de una nación. El enfoque de la Comisión buscó ir más allá de la dimensión económica y social, tratando de incluir la cuestión ambiental como uno de los elementos centrales de la concepción y la estrategia del desarrollo1.

El surgimiento de la idea del desarrollo sostenible tuvo repercusiones importantes en todos los medios -gracias a los esfuerzos de la Comisión de las Naciones Unidas sobre el Medio ambiente y Desarrollo (CNUMAD)- debido a la necesidad de renovar concepciones y estrategias, buscando el desarrollo de las naciones pobres y reorientando el proceso de industrialización de los países más avanzados. Los componentes sustantivos en esta definición son las cuestiones de equidad, tanto dentro de una misma generación como entre distintas generaciones, y posibilita que todas ellas, presentes y futuras, aprovechen al máximo su capacidad potencial. El ámbito de aplicación del desarrollo sostenible abarca una gran diversidad de áreas y problemas, entre ellos, la distribución de la riqueza, lucha contra la pobreza, optimización del crecimiento económico y transferencia de tecnologías limpias. Al calificar el desarrollo con el adjetivo "sostenible" se incorpora un concepto de capacidad de perdurar o continuar. La sostenibilidad expresa una preocupación para que de alguna manera se conserve el medio ambiente para uso y disfrute de las generaciones futuras, lo mismo que la presente. Otra definición más actual profundiza en el concepto al referirse a éste como: un tipo de desarrollo orientado a garantizar la satisfacción de las necesidades fundamentales de la población y elevar su calidad de vida, a través del manejo racional de los recursos naturales, propiciando su conservación, recuperación, mejora y uso adecuados, por medio de procesos participativos y de esfuerzos locales y regionales, de tal manera que tanto esta generación como las futuras, tengan la posibilidad de disfrutarlos con equilibrio físico y psicológico, sobre bases éticas y de equidad, garantizando la vida en todas sus manifestaciones y la supervivencia de la especie humana. Un problema a comentar es el de la interpretación. En la bibliografía sobre el tema abundan las definiciones de desarrollo sostenible incorrectas o sesgadas, que frecuentemente tergiversan la idea original. Por ejemplo, una gran

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concepto de desarrollo sostenible
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parte de la literatura disponible tiende a reducir el concepto a una mera sustentabilidad ecológica o a un desarrollo ecológicamente sostenible, preocupándose solamente de las condiciones ecológicas necesarias para mantener la vida humana a lo largo de las generaciones futuras (Bifani, 1997). Este enfoque, aunque útil, es claramente reduccionista, por no considerar las dimensiones social, económica y política del término. El desarrollo sostenible busca resolver los viejos problemas del desarrollo, con nuevos condicionantes que hacen más compleja dicha tarea; por ejemplo, a la superación de la pobreza y reparto equitativo en la sociedad, este concepto agrega la necesidad de que estos propósitos se cumplan sin acelerar el deterioro medioambiental e, incluso, recuperando en la medida de lo posible los entornos ambientales degradados. Una reestructuración de las pautas de distribución del ingreso, producción y consumo a escala mundial sería una condición previa necesaria para toda estrategia viable de desarrollo sostenible. En consecuencia, este concepto exige precisar en qué plazos, con qué orden de prioridades, a qué niveles y escalas y con qué recursos económicos, se puede lograr la sustentabilidad. Esta tarea es muy compleja, dado los aspectos sociales, políticos y elementos técnicos implicados, por ejemplo, en la superación de la pobreza, donde la sustentabilidad puede ser inalcanzable, aún en plazos relativamente largos. Una forma de medir el desarrollo es a través de indicadores que normalmente están relacionados solamente con cuestiones económicas. Tal y como se muestra en la tabla 1.2, cuando se busca un tránsito hacia el desarrollo sostenible, los indicadores tienen que ver con las dimensiones económica, social y ambiental.

Tabla 1.2.Indicadores del desarrollo sostenible.

Indicadores del desarrollo sostenible

Económicos Sociales Ambientales

Crecimiento Participación Protección

Equidad Equidad Restauración

Eficiencia Organización Conservación

Identidad cultural Autorregulación

Desarrollo institucional Biodiversidad

Educación Emisiones globales

1 En este caso, "desarrollo" no es sinónimo de "crecimiento". El crecimiento económico está representado por incrementos en el ingreso nacional, en cambio, el desarrollo implica algo más amplio, una noción de bienestar económico que reconoce componentes no monetarios. Éstos pueden incluir la calidad del propio medio ambiente. 1.3.2. El desarrollo sostenible como (meta) concepto básico El desarrollo sostenible puede analizarse como un (meta) concepto1 inacabado y abierto, un modo de lenguaje nuevo en nuestra relación con la biosfera y sus procesos, y señala un horizonte en el que se sitúa una ciudadanía más preocupada y concienciada, unos gobiernos expectantes, y unos científicos que tratan de recobrar el sentido de la ciencia. Tal y como señala Jiménez Herrero (1992), el meta concepto de desarrollo sostenible tiene cuatro ventajas: 1. Se basa en un acuerdo general en torno a la definición de toda una serie de problemas interrelacionados y en referencia al contexto en el que hay que buscar las soluciones. 2. Se trata de un concepto de aplicabilidad universal. 3. Supone una unificación de intereses tradicionalmente contrarios. 4. Abre una senda de reconciliación entre economía y ecología, reforzando la estrategia de crecimiento económico sobre la base de transformaciones en su estructura. En efecto, si se considera que los factores de producción son los recursos naturales, la mano de obra y el capital, el empleo de menos recursos naturales se hace posible empleando una mayor cantidad de los otros dos factores. Por ejemplo, empleando más gente en procesos de transformación al estilo tradicional (aunque en condiciones más adecuadas), o reinvirtiendo parte de los beneficios en conservación y mejora ambiental.

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1 Un meta concepto es un concepto que a su vez genera todo un campo de reflexión y conocimiento sobre sí mismo (de ahí que esté en permanente evolución), cuya principal característica es el aparente consenso que provoca en todo el mundo, aunque no exento de una visión crítica. 1.3.3. Sostenibilidad y modificación de estructuras Para los autores del documento Más allá de los límites del crecimiento, elaborado veinte años después del informe Los límites del crecimiento (1972), las respuestas ante las preocupantes señales de crecimiento insostenible de la sociedad, son tres:

Una primera respuesta más o menos convencional: disfrazar, negar o confundir estas señales; esto se consigue escondiendo y exportando los residuos, controlando precios, trasladando los costes al medio ambiente, buscando nuevos recursos, etc.

Una segunda respuesta consiste en aliviar la presión del planeta mediante artificios de tipo tecnológico (tecnosfera), pero sin abordar las causas profundas que subyacen a los problemas (sociosfera); se trata de una posición ambientalista de carácter reformista, que aunque sea necesaria, nunca puede ser definitiva.

La tercera respuesta es la que va en la dirección de replantearse las cosas a partir de un análisis en profundidad de las causas, y cambiar las estructuras; es evidente que esta posición tiene un sentido moral más profundo, por lo que es también más sostenible. De acuerdo con esta respuesta, se definen los siguientes rasgos:

Valores sociales como la eficiencia, justicia y equidad.

Regeneración de los valores (y la práctica) política.

Suficiencia material y seguridad para todos.

Estabilidad poblacional en su más amplio sentido.

Trabajo como forma de realización y dignidad personal.

Economía como un medio y no como un fin.

Sistemas de energía eficiente y renovable.

Sistemas de materiales cíclicos y eficientes.

Agricultura regenerativa de suelos.

Acuerdo social sobre ciertos impactos que la naturaleza no puede asumir.

Preservación de la diversidad biológica y cultural.

Estructuras políticas que permitan un equilibrio entre el corto y el largo plazo.

Resolución dialogada de los conflictos. Para que el desarrollo sostenible sea una alternativa viable, los rasgos anteriores pueden también ser interpretados bajo tres condiciones: progreso científico, tecnología social y nueva estructura de toma de decisiones. El progreso científico sigue siendo necesario en distintos frentes, como el de la investigación en la búsqueda de métodos más eficientes en el uso de la energía o los materiales. La tecnología social, en forma de instrumentos más adecuados para el estudio de las sociedades, sus dinámicas y estructuras, es imprescindible para salir del círculo vicioso de nuestro comportamiento como especie, tanto a nivel individual, como al de los estados-nación. Una nueva estructura en la toma de decisiones puede favorecer la integración de los factores socioeconómicos y medioambientales en la definición de las políticas a seguir y en los esquemas de planificación y gestión. Para David Malin, uno de los autores de La situación del mundo 1999, del World Watch Institute, los gobiernos tendrán que aplicar gran parte de la presión que hará avanzar a una sociedad moderna por un camino sostenible. La paradoja es que, aunque deben introducir cambios estructurales importantes en las economías, no pueden planear esos cambios, precisamente por la magnitud y complejidad que entrañan. Malin pone como ejemplo el problema del cambio climático global: el IPCC ha calculado de forma conservadora que la atmósfera no puede sostener emisiones de CO2 de más de 2 Gt al año sin sufrir una grave alteración. Distribuyendo esta tasa de manera uniforme entre los aproximadamente 10.000 millones de personas que se prevé pueblen la Tierra en el año 2050, se obtiene una cuota por persona de 0,55 kg al día. Un automóvil podría circular tan sólo 4 km con esa cantidad, mientras que las emisiones en EE.UU, Japón y otros países superan muy ampliamente dicho valor, y el ritmo continúa aumentando. Bode (2001) menciona que existen determinados instrumentos de política económica que pueden utilizarse para reducir o mantener constante el consumo de recursos. Dichos instrumentos, ya en marcha hoy día, pueden ser impuestos, tasas, certificados comercializables, incluso, acuerdos voluntarios.

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Por ejemplo, si se aumentaran gradualmente los impuestos sobre el carbono en todo el mundo durante 50 años, llegando a 250$ por tonelada en el 2050, las emisiones globales podrían estabilizarse en esa fecha, a medida que la gente y las empresas utilizaran los combustibles fósiles de manera más eficiente y cambiaran a la energía solar y otras fuentes de energía. Si el impuesto siguiera subiendo después del 2050, las emisiones podrían detenerse casi en el 2100. Sin embargo, ya se han visto las serias dificultades para cumplir siquiera con las previsiones del Protocolo de Kioto, aprobado en 1997, que fijaba una reducción en un 5,2% para el plazo 2008-2012, de los gases de efecto invernadero que los países desarrollados emiten a la atmósfera, respecto a los niveles de 1990. El problema de fondo es la resistencia de ciertos países, como EEUU, que prevén incluso la compra de emisiones de países con "excedentes", como Rusia, mecanismo "legal" introducido en Kioto por los interesados. Por eso, impulsar a los países hacia la sustentabilidad supone para muchos una modificación de carácter social sólo comparable a la revolución agrícola del neolítico tardío y a la revolución industrial. La diferencia, a favor del desarrollo sostenible es que las anteriores revoluciones fueron graduales y espontáneas, mientras que la de la sustentabilidad ha de ser una opción totalmente consciente, inicio de la era planetaria y del verdadero ejercicio de la libertad compartida. 1.3.4. Interpretaciones y críticas al concepto de desarrollo sostenible Durante muchos años se ha luchado para demostrar cómo la expansión industrial causa daño al medio ambiente y, ahora, justo cuando el nivel de deterioro amenaza con dar la razón a esta lucha, aparece el término "desarrollo sostenible" como una varita mágica para hacer desaparecer tales conflictos con una sola meta unificadora. No obstante, es palpable que los conflictos permanecen. La protección del medio ambiente significa restricciones a la actividad económica. Aunque el crecimiento económico y la conservación no sean incompatibles, siguen siendo compañeros molestos. Algunos autores como los neoliberales, en su discurso político y económico, identifican desarrollo sostenible con crecimiento sostenido, lo cual conduciría finalmente a sostener los actuales niveles de producción y consumo. Es decir, ésta sería una visión reformista que consideraría el crecimiento económico clave para el desarrollo, es decir, únicamente habría que ajustarlo -mediante avances científicos y tecnológicos- para evitar la crisis ambiental. Por otro lado, otros autores, entre ellos los defensores del concepto, suponen que el desarrollo sostenible es una ideología que encubre la continuidad de explotación de la naturaleza y lo consideran ambiguo como receta para conciliar el crecimiento económico y la protección ambiental. Existe el peligro, además, de que el desarrollo sostenible se constituya en una pantalla verde para seguir como siempre. Al no especificar exactamente qué grado de protección medioambiental se requiere, el término brinda a los gobiernos y a la industria un medio para apuntarse a la defensa del medio ambiente sin comprometerse.

1.4. Crecimiento económico, desarrollo y bienestar humano 1.4.1. Introducción La inquietud por el deterioro ambiental manifestada a finales de la década de 1970 llevó implícita una violenta crítica del concepto de desarrollo dominante, en el cual prevalecían aspectos económicos, en particular la idea de crecimiento. En esta perspectiva, el crecimiento (desarrollo) era negativo, había adquirido un carácter cancerígeno, y la supervivencia de la especie humana y del planeta requería que los crecimientos explosivos, tanto el poblacional como el de la economía, debían terminar. Se acuñó así la expresión de "crecimiento cero"1para describir una situación que intentaba mantener un nivel constante del flujo de recursos o del consumo de materias y energía.

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Sin embargo, la década de 1980 presenció el estancamiento y retroceso del bienestar de una gran parte de la Humanidad. La falta de crecimiento económico impidió el desarrollo y se tradujo en mayor pobreza, causando además una mayor presión sobre el sistema natural, fuente última de subsistencia, así como de recursos para el desarrollo. El dilema era seguir considerando el crecimiento económico en detrimento de los criterios ecológicos, como la clave para eliminar la pobreza y crear puestos de trabajo, con todo lo que ello supone en cuanto un aumento en el consumo de recursos -tanto finitos como renovables- y una mejora mundial de los indicadores económicos; o bien, predicar los ideales de un desarrollo sostenible, es decir, la consagración de la biodiversidad, la protección de los recursos naturales y unas actividades económicas en armonía con la naturaleza (Bode, 2001).2 El concepto de desarrollo sostenible nace así en un contexto de crisis económica y de revisión de los paradigmas de desarrollo. La crisis económica de la mayor parte del mundo, la inestabilidad, el aumento de la pobreza, etc., ponían en entredicho la viabilidad de los modelos convencionales, incluso, la propia idea de "desarrollo" había sido desplazada de las políticas ante la urgente necesidad de estabilizar las economías y recuperar el crecimiento económico. Algunos autores consideran que la idea de un desarrollo sostenible parte de la consideración de que es posible un desarrollo, mejora cualitativa o despliegue de potencialidades, sin crecimiento, es decir, sin incorporación de mayor cantidad de energía ni de materiales. No obstante, es más preciso hablar de crecimiento eficiente, es decir, la separación del bienestar y consumo de recursos del crecimiento económico, o lo que es lo mismo: producir cada vez más bienes con cada vez menos recursos naturales y cada vez menos energía.

Por otro lado, existen fronteras físicas en la mejora de la eficiencia que impiden que ésta sobrepase los límites del crecimiento, lo que ha desembocado con el paso de los años en una situación de desbordamiento propiciada por los problemas de orden social y natural apuntados anteriormente (Ozcáriz, 2008)3:

el aumento de la población humana sobre el planeta; y, el modelo socioeconómico y energético condicionado por los patrones de desarrollo y consumo con los que

viene operando la sociedad. 1 El término "crecimiento cero" no se refiere a un crecimiento cero del producto interior. 2 Bhode, T. (2001). El futuro del crecimiento. Revista Ecosostenible, año 3, núm. 35. 3 Revista Ecos ostenible, nov. 2008, nº 45. 1.4.2. La problemática del desarrollo humano En los años sesenta y setenta, junto al concepto de desarrollo, se trabajó también el de pobreza, pasando de la noción clásica y estrictamente económica (que se refiere a la situación de quienes se encuentran por debajo de determinado nivel de ingreso) a una noción amplia que abarcaba la ausencia de satisfacción de necesidades humanas fundamentales: pobreza de subsistencia (por alimentación y abrigo insuficientes); de protección (por sistemas de salud ineficientes, por violencia, carrera armamentista, etc.); de afecto (debido al autoritarismo, la opresión, las relaciones de explotación del ambiente natural, etc.); de entendimiento (por la baja calidad de la educación); de participación (por la marginación y discriminación de las mujeres, los niños, y las minorías); de identidad (por la imposición de valores extraños a culturas locales y nacionales, por la emigración forzada, el exilio político, etc.); y así sucesivamente. Posteriormente, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, acuñó el concepto de desarrollo humano, definido como el proceso de ampliación de la gama de opciones de las personas, brindándoles mayores oportunidades de educación, atención médica, ingresos y empleo, y abarcando el espectro total de opciones humanas, desde su entorno físico en buenas condiciones, hasta libertades económicas y políticas.

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El PNUD sugirió, en su día, un índice de libertad humana y de libertad política (ILH) para evaluar la situación en materia de derechos humanos, índice que fue posteriormente abolido por desacuerdo de algunos países.

Es un hecho evidente que la mayoría de las interpretaciones tienden a privilegiar un concepto de desarrollo en el cual prima la idea de crecimiento económico, medido por la expansión del producto nacional bruto (PNB). Este enfoque, que ha dominado la acción política y la gestión económica durante mucho tiempo, pareciera no haber logrado plenamente sus objetivos. La frustración y la impaciencia, más aún, la desesperación, se manifiestan abiertamente, aumentando la desazón social, aunque por motivos diferentes, en países desarrollados y en países en desarrollo. En cualquier caso, se está de acuerdo con Bifani (1997), cuando afirma que hoy el desarrollo es un concepto difícil de definir, según la perspectiva desde la cual se analiza. Sin embargo, podría afirmarse que siempre está asociado al aumento del bienestar individual y colectivo. Si bien es cierto que este último tiende a ser medido exclusivamente por magnitudes económicas, es cada vez más evidente la importancia que se asigna a las otras dimensiones, como el acceso a la educación y al empleo, a la salud y la seguridad social, o a una serie de valores tales como la justicia social, equidad económica, ausencia de discriminación racial, religiosa o de otra índole, libertad política e ideológica, democracia, seguridad y respeto a los derechos humanos, calidad y preservación del medio ambiente

De ahí que desde finales de la década de los sesenta se enfatice la dimensión social del desarrollo y se hable de desarrollo económico y social. En la figura 1.3 se ilustra cómo a partir de un cierto nivel de ingresos, algunos indicadores del bienestar humano, como la esperanza de vida, ya no aumentan al crecer aquellos. En otras palabras, no es necesario un elevado nivel de consumo para alcanzar un alto nivel de desarrollo o bienestar.

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Figura 1.3. Relación entre la esperanza de vida y el PNB per cápita. Fuente: Informe Planeta Vivo 2010 (WWF, 2010). Los países desarrollados parecen no alcanzar nunca el horizonte de eso que denominan "calidad de vida", en pos de la cual sacrifican muchas veces su propia libertad como personas, cuando no su salud, agredida constante y sutilmente a través de los copiosos y excesivamente procesados alimentos que consumen. En cuanto a los países en desarrollo, tampoco alcanzan su horizonte, en este caso el de una existencia digna, pues ven cómo las cifras macroeconómicas les dejan siempre en una posición marginal. En este contexto de desarrollo se sitúa el de sostenibilidad, que reconoce las condiciones ecológicas, sociales y culturales para mantener un crecimiento no sólo económico.

No puede, por tanto, disociarse la sostenibilidad físico natural de la socioeconómica, ya que los dos tipos de ambiente estarían en el mismo sistema global. 1.4.3. Reglas de gestión para un desarrollo sostenible Tal y como se ha comentado, los recursos a tener realmente en cuenta cuando se aplica el concepto de sostenibilidad son, aquellos que, siendo renovables, pueden agotarse si se explotan a un ritmo superior al de su renovación. Su uso sostenido está regido por las leyes de la ecología, y cuando estos recursos son explotados a un ritmo excesivo, o sufren perturbaciones que impiden su renovación (por ejemplo, la imposibilidad de recarga de un acuífero), pasan a convertirse en recursos no renovables. Los recursos no renovables, ya sirvan para proveer materiales o como fuente de energía, al estar en cantidades finitas, plantean problemas relacionados con el agotamiento de los propios recursos, la eliminación directa de comunidades y ecosistemas, la pérdida de recursos culturales (por ejemplo, los yacimientos arqueológicos) en el proceso de extracción, y los efectos indirectos de la explotación, como la contaminación producida en las labores de transporte y transformación del producto base en producto útil. En cualquier caso, la sostenibilidad no es aplicable a estos recursos. Si se combinan los aspectos teóricos de la sostenibilidad ecológica con las conclusiones de la Conferencia de Río de Janeiro en el año 1992, es posible hacer una síntesis de los principales problemas que presenta la gestión sostenible a nivel mundial. En todo caso, el problema de fondo no es otro que la capacidad de carga de la biosfera, en relación con el incremento de la población, tanto en número como en tasa de consumo per cápita. El cálculo de los límites de presión que puede soportar el planeta es un problema ecológico difícil de resolver, tal y como puso de manifiesto el Informe sobre los Límites del Crecimiento del Club de Roma (1972), que pronosticó el final del crecimiento económico debido a la naturaleza finita de los recursos naturales y bajo la influencia de la crisis del petróleo.1 En respuesta al documento del Club de Roma, la Fundación Bariloche, con un grupo de expertos, elaboró el estudio ¿Catástrofe o Nueva Sociedad? Un Modelo Mundial Latinoamericano, en el cual se plantean un conjunto de

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políticas que, de ser aplicadas, podrían permitir que la Humanidad alcanzara niveles adecuados de bienestar en un plazo de algo más de una generación. Por otro lado, se subraya que los obstáculos que se oponen al desarrollo armónico de la humanidad no son físicos o económicos, en sentido estricto, sino esencialmente sociopolíticos. Los problemas más estrictamente ecológicos de la sostenibilidad estarían para algunos representados por la deforestación y sus secuelas de sequía, erosión y desertización, el peligro de degradación de los ecosistemas más frágiles (zonas húmedas, de montaña, costeras, islas) y la disminución de la diversidad biológica. Lo anterior explica que hoy todo el mundo, aparentemente, esté de acuerdo en que el actual modelo económico no puede mantenerse de forma indefinida, y que es necesario plantearse un nuevo modelo que no esté basado exclusivamente en la expansión y crecimiento económicos, respetando los márgenes de tolerancia del sistema planetario. Es así como se llega al concepto de desarrollo sostenible que, parcialmente, puede ser explicado por los siguientes principios rectores (Bode, 2001):

La explotación de un recurso no puede ser permanentemente mayor que su velocidad de regeneración o la velocidad de sustitución de todas sus funciones.

No se puede liberar una cantidad de sustancias nocivas permanentemente mayor que la capacidad de absorción de los ecosistemas.

Deben evitarse los peligros y riesgos irresponsables para los seres humanos y el medio ambiente debidos a la intrusión antrópica.

La escala de tiempo de la intrusión antrópica en el medio ambiente debe tener una relación razonable con el tiempo que necesita el medio ambiente para reaccionar y estabilizarse.

1 Cuando en las décadas siguientes se demostró que este fin no llegaría tan rápidamente como se creía al principio, el autor volvió sobre el tema en su obra Los nuevos límites del crecimiento y postuló límites para un aumento continuado en la producción de bienes debido al daño en la biosfera por la absorción de sustancias perjudiciales y el uso excesivo del ecosistema (Bode, 2001). 1.5. Retos del desarrollo sostenible 1.5.1. Introducción El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (1992) ofrece tres principios orientadores para tender hacia el desarrollo sostenible: 1. El desarrollo sostenible debe conceder prioridad a los seres humanos. La protección ambiental es vital para promover el desarrollo humano. Ello implica asegurar la viabilidad de los ecosistemas del mundo a largo plazo, incluida su biodiversidad, puesto que toda la vida depende de ellos. 2. Los países en desarrollo no pueden elegir entre crecimiento económico y protección ambiental. El crecimiento no es una opción. Es un imperativo. La cuestión no es cuánto crecimiento económico haga falta, sino qué tipo de crecimiento. 3. Cada país tendrá que fijar sus propias prioridades ambientales, las cuales diferirán con frecuencia en los países industrializados y en desarrollo. Pese a que aún prevalecen los indicadores económicos como medida del desarrollo, cada vez más se asigna una importancia creciente a otras dimensiones, tales como el acceso a la educación y al empleo, a la salud y a la seguridad social, o a una serie de valores tales como la justicia social, la equidad económica, la igualdad racial, étnica y religiosa, la libertad política e ideológica, la democracia, la seguridad, el respeto a los derechos humanos y la calidad del medio ambiente.

En este apartado se realizará, en primer lugar, un diagnóstico de la situación actual del desarrollo sostenible para, posteriormente, determinar qué, cómo y quién debe hacer posible la transición hacia una economía ecológica.

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1.5.2. Diagnóstico actual del desarrollo sostenible En las últimas décadas se han producido tendencias positivas a nivel internacional en relación al desarrollo sostenible (Comunicación de la Comisión Europea, 2011):

El crecimiento de la renta y la mejora en el acceso a la educación, asistencia sanitaria y agua. El progreso hacia una gobernanza mundial del cambio climático, a raíz de las negociaciones mantenidas en

Cancún en 2010, con el objetivo de limitar el incremento de temperatura a 2ºC como máximo. Adopción del Protocolo de Nagoya (Japón) en la décima reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio

sobre Diversidad Biológica, celebrado en octubre de 2010, como un instrumento para conseguir ingresos e incentivos para la conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica, la reducción de la pobreza y la sostenibilidad ambiental, contribuyendo así a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Incremento importante de la información científica y sensibilización de la opinión pública en referencia a temas ambientales, sobre todo, en lo que respecta al cambio climático y la participación de la sociedad civil en la elaboración de políticas a nivel mundial gracias a las nuevas tecnologías e Internet.

Asunción de nuevas responsabilidades y roles políticos y económicos claves, por parte de varios países en desarrollo.

Sin embargo, existen todavía deficiencias en la aplicación del concepto y retos, que se han visto agravados u obstaculizados por la reciente crisis económica, y que deberán tratarse en las siguientes cumbres sobre desarrollo sostenible, por ejemplo:

Desde el punto de vista social: - La pobreza extrema en la que viven cerca de 1400 millones de personas, la mayor parte de ellas en África subsahariana y sur de Asia. - La desnutrición, que alcanza a una sexta parte de la población mundial. - El avance desigual por áreas, en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). - El crecimiento demográfico, con una población superior a los 9.200 millones de personas en el año 2050, la urbanización y los cambios sociales.

Desde el punto de vista ambiental: - El agotamiento y la degradación medioambiental por la creciente demanda de recursos (tierra, agua, bosques y ecosistemas) y la acuciante pérdida de biodiversidad y deforestación. - La escasez de recursos y su accesibilidad. Por ejemplo, la sequía podría afectar a un tercio de la población mundial en el año 2025. - Los cambios en las precipitaciones y la subida del nivel del mar, consecuencias del cambio climático, provocado a su vez por las crecientes emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, debidas a la cada vez mayor demanda de combustibles fósiles y cambios en el uso de la tierra. - El agotamiento y contaminación de los recursos hídricos y entorno marino. - La desertización y la degradación del suelo, problema que afecta especialmente a los países en desarrollo, cuya supervivencia depende en gran medida de la agricultura. - Los problemas causados por la exposición a plaguicidas, sobre todo en los países en desarrollo y economías emergentes, a pesar de la aplicación de los convenios internacionales.

1.5.3. Transición hacia una economía ecológica Tal y como se ha mencionado con anterioridad, la transición hacia una economía ecológica debe responder a las siguientes preguntas: "qué hacer", "cómo hacerlo" y "quién debe hacerlo". Respecto a la primera de las preguntas, "qué hacer", la estrategia pasa por (adaptado de la Comunicación de la Comisión Europea, 2011): 1. Modificar las pautas de consumo, sobre todo en los países industrializados, para mantener y aumentar la base de los recursos y revertir el deterioro para las generaciones presentes y futuras, a partir de: a) Depender menos de fuentes de energía fósiles, principalmente del petróleo, y cada vez más de fuentes renovables y menos contaminantes, así como favorecer la eficiencia energética. b) Impulsar una mejor comprensión de la importancia de la diversidad de los ecosistemas. c) Perfeccionar e incentivar el reciclaje y reaprovechamiento de los desechos y desperdicios, así como disminuir su producción y confinarlos adecuadamente. d) Detener el crecimiento urbano desordenado y macro cefálico, así como los patrones de consumo excesivo, favoreciendo mayores oportunidades de desarrollo regional. e) Desarrollar procesos tecnológicos de uso más intensivo de mano de obra, acordes con la base de recursos naturales y más limpios con un enfoque eminentemente preventivo.

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f) Instrumentalizar formas administrativas y políticas descentralizadas, localmente adaptadas a problemas ambientales, fortaleciendo el enfoque regional hacia las áreas prioritarias. g) Mejorar el monitoreo del impacto ambiental producido por las actividades del desarrollo. 2. Emprender acciones alrededor de las siguientes líneas directrices: a) Erradicar la pobreza y distribuir más equitativamente los recursos. b) Aprovechar de modo sostenible los recursos naturales mediante conocimientos y tecnologías basados en una nueva racionalidad ambiental y equidad social, y ordenar ambientalmente el territorio. c) Compatibilizar la realidad social, económica y natural. d) Promover la organización y la participación social efectiva. e) Impulsar la reforma del Estado y generar una estrategia socioeconómica propia. f) Reducir el crecimiento demográfico y aumentar los niveles de salud y educación. g) Establecer sistemas comerciales más equitativos y abiertos, tanto internos como externos, incluyendo aumentos de la producción para consumo local. h) Fortalecer el marco normativo y el establecimiento de instrumentos económicos. i) Instituir el derecho a una información oportuna y veraz. j) Educar a la población y auspiciar, por todos los medios posibles, la formación de nuevos valores culturales acordes con la sustentabilidad. k) Respetar las pautas socioculturales propias, sobre todo, de los pueblos indígenas y emplear un enfoque de género en el desarrollo de los proyectos. En relación al "cómo hacerlo", se deberán establecer las condiciones de mercado y normativas adecuadas que, entre otras cosas, proporcionan una base sólida para las inversiones y para promover la eco innovación.

Aplicando los instrumentos normativos, aunque combinados con mecanismos que permitan internalizar las externalidades ambientales, tales como impuestos, permisos negociables, gravámenes, tasas, cánones, entre otros.

Otros sistemas eficaces son las subvenciones e incentivos fiscales para las pymes, pagos por servicios ecosistémicos, regímenes de comercio de derechos de emisión con fijación previa de límites máximos, etc.

Eliminando subvenciones que fomenten el empleo de combustibles fósiles y, en general, todas aquellas que supongan un obstáculo para la economía ecológica y perjudiquen la biodiversidad.

Movilizando a todos los países, organizaciones y bancos, para realizar una inversión a gran escala, aportando fondos públicos que, entre otras cosas, sirvan de incentivo para catalizar y reducir los riesgos de la inversión privada, que también debe desempeñar un papel importantísimo en la transición hacia este tipo de economía.

Formando personal cualificado para llevar a cabo la transición hacia una economía ecológica, mediante

políticas laborales que acompañen a las económicas y que garanticen los derechos de los trabajadores, protección y diálogo social.

Manteniendo un sistema comercial multilateral abierto y no discriminatorio, eliminando las barreras arancelarias y no arancelarias aplicadas a los bienes, tecnologías y servicios beneficiosos para el medio ambiente.

Reforzando las medidas internacionales para combatir el tráfico ilegal de bienes sensibles desde el punto de vista ambiental (especies de flora y fauna silvestre, sustancias peligrosas y recursos naturales).

Desarrollando indicadores, complementarios al PIB, que permitan diagnosticar el progreso hacia una economía ecológica y reflejar el estado del medio ambiente y los activos naturales, el bienestar y la calidad de vida. Por ejemplo, de intensidad de CO2 y el Índice de Desarrollo Humano.

En referencia a "quién debe hacerlo", sin duda, sería una acción colectiva en materia ambiental, y Naciones Unidas podría llevarla a cabo en nombre de la gobernanza internacional a favor del desarrollo sostenible. Los esfuerzos nacionales no bastan por sí mismos para hacer que la economía mundial sea más ecológica, ya que muchos de los problemas exigen una respuesta a nivel mundial y regional. De hecho, ya ha puesto en marcha una serie de actuaciones (Comunicación de la Comisión Europea, 2011), como la mejora de los mecanismos de colaboración entre los distintos organismos y estructuras -también a nivel regional,

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nacional y local- y la iniciativa "Unidos en la Acción", cuya finalidad es promover la coherencia en todo el sistema de las Naciones Unidas en los ámbitos del desarrollo, la ayuda humanitaria y el medio ambiente.

Sin embargo, la labor de la gobernanza internacional en el plano ambiental no es tarea fácil dada la fragmentación institucional, la falta de rendición de cuentas en relación a la aplicación de políticas y, en definitiva, de un liderazgo fuerte y con autoridad, sin mencionar los insuficientes recursos humanos y financieros2. En el plano económico, según la Comunicación de la Comisión Europea (2011), las instituciones financieras internacionales (Grupo del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional), así como los bancos de desarrollo regionales (Banco Asiático de Desarrollo, Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, y Banco Europeo de Inversiones) desempeñan un papel central en las políticas y las acciones económicas mundiales.

En el plano social, otras instituciones como la Organización Internacional del Trabajo y otros organismos de las Naciones Unidas, contribuyen a dar forma a las cuestiones sociales y de empleo. Fuera del ámbito estatal, los denominados "agentes no estatales" como los pueblos indígenas, mujeres, jóvenes, trabajadores, agricultores, administraciones locales, comunidad científica, empresas, industrias y ONG's, deben jugar un papel muy importante en el ámbito del desarrollo sostenible, hasta ahora muy limitado. En particular debe reforzarse la alianza entre empresas y favorecer la dinámica entre los sectores público y privado, así como proporcionar facilidades de financiación para agilizar la actuación empresarial y la innovación respetuosa con el medio ambiente. 1 Siglas del United Nations Environment Programme o Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). 2 En la última década se han realizado numerosos intentos de mejorar la gobernanza internacional del medio ambiente. Uno de los más importantes fue el celebrado en Nairobi en febrero de 2011 (proceso Nairobi-Helsinki). La huella ecológica 1.6.1. Definición Se define como Huella Ecológica al indicador biofísico de sostenibilidad que integra el conjunto de impactos que ejerce una cierta comunidad humana -país, región o ciudad- o persona sobre su entorno, considerando conjuntamente el área requerida para proporcionar los recursos renovables que la gente utiliza, la ocupada por infraestructuras y la necesaria para absorber los desechos (adaptado de Tortajada1, 2009, e Informe Planeta Vivo, 2010).

En otras palabras, la Huella Ecológica representa la demanda de recursos sobre la biosfera y se mide en hectáreas globales/habitante (gha/hab) por año, siendo 1 gha la capacidad productiva de 1 ha de tierra de producción media mundial.

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1 Rafael Tortajada, 2009. La Huella del carbono en Navarra. Revista Eco sostenible, nº 50. 1.6.2. Principios de cálculo Los principios a tener en cuenta para el cálculo de la Huella Ecológica se muestran en la tabla 1.3. Tabla 1.3. Principios para el cálculo de la Huella Ecológica.

Principios para el cálculo de la huella ecológica

La producción de cualquier producto, independientemente del tipo de tecnología empleada, necesita un flujo de materiales y energía, producidos por sistemas ecológicos.

Durante el proceso de producción y uso de los productos finales, se necesitan sistemas ecológicos para reabsorber los residuos generados.

Las superficies de ecosistemas productivos se reducen por la ocupación del espacio con infraestructuras, viviendas y equipamientos.

No se consideran en el cálculo: Algunos impactos de carácter cualitativo como la contaminación del suelo y agua, erosión, contaminación

atmosférica (a excepción de las emisiones de CO2), pérdida de biodiversidad o afectación del paisaje. El impacto asociado al uso del agua, a excepción de la energía consumida en la gestión del conjunto del ciclo

del agua (captación, distribución y saneamiento) y la superficie artificializada por infraestructuras asociadas. Por otro lado, se asume que la productividad del suelo no disminuye con el tiempo, es decir, las prácticas en los sectores agrícolas, ganaderos y forestales son sostenibles. 1.6.3. Metodología de cálculo La metodología de cálculo se basa en estimar qué superficie es la necesaria para satisfacer los consumos asociados a los recursos renovables y la absorción de CO2. En la tabla 1.4 se muestran las superficies requeridas para estos consumos. Tabla 1.4. Componentes de la Huella Ecológica. Fuente: Informe Planeta Vivo 2010 (WWF, 2010).

BIOMAS DEFINICIÓN

Huella de los cultivos

Calculada a partir del área utilizada para producir alimentos y fibra para consumo humano, alimento para el ganado, cultivos oleaginosos y caucho

Huellas de las tierras de pastoreo

Calculada a partir del área que utiliza el ganado para carne, lácteos, piel y lana. Por lo general, menos productivos que los agrícolas

Huella forestal Calculada a partir de la cantidad de madera, leña y pulpa que consume anualmente cada país. Superficies forestales naturales o repobladas, siempre en explotación

Huella de las zonas pesqueras

Calculada a partir de la producción primaria estimada requerida para sostener las capturas de pescado y marisco, basada en los datos de captura de 1439 especies marinas diferentes y más de 268 especies de agua dulce

Huella de la tierra urbanizada

Calculada a partir del área de tierra ocupada por infraestructuras humanas, incluyendo el transporte, viviendas, estructuras industriales y presas para energía hidroeléctrica

Huella de la absorción del carbono

Calculada como la cantidad de terreno forestal requerido para la absorción de CO2 debidas al consumo de combustibles fósiles, cambios en los usos del suelo y procesos químicos, excepto la porción absorbida por los océanos. Estas emisiones son el único producto residual incluido en la Huella Ecológica

Si se desea conocer la Huella Ecológica de una persona, bastaría con conocer la cantidad de unidades consumidas del bien o conjunto de bienes contabilizados y dividir por las productividades natural y energética de dichos bienes: HEi=Ci/Ri dónde: HEi= Huella Ecológica del recurso i (gha/hab/año) Ci= consumo del recurso i (kg/hab/año) Ri= rendimiento o productividad para el recurso (kg/ha/año) Por ejemplo, dividiendo la media de consumo de tomates por persona en un año (kg) entre la productividad media anual de los cultivos de tomate (kg/ha) del país en cuestión, se tienen las hectáreas que harían falta para producir esos tomates. Sin embargo, existe un "consumo oculto" que no se ha tenido en cuenta. Se trata de la intensidad energética del proceso productivo, medida en Gj/t, y que indica la cantidad de energía fósil que hace falta por unidad de producto.

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Volviendo al ejemplo anterior, la energía fósil para los tomates sería el producto del consumo por la intensidad energética. Si el valor resultante se multiplica por la capacidad mundial media de los bosques para capturar el CO2, que se estima en 71 Gj/ha/año, se obtiene la Huella Energética anual de los tomates, que sumada a la Huella o hectáreas que harían falta para producir esos tomates, resulta la Huella Ecológica de los tomates que se comen en un año. Tal y como se ha comentado, se deberían sumar para cada producto los consumos asociados a cada una de estas superficies. En este contexto, existen tablas donde se puede saber qué superficie haría falta para producir patatas, ciruelas o carne de pollo. Así, se sabe que 1 kilo de carne requiere la misma superficie que 8 kilos de legumbres, 16 kilos de hortalizas frescas ó 0,8 kilos de hortalizas de invernadero. Sin embargo, al no ser superficies equivalentes, sería incorrecto hacer la suma directamente para obtener una única medida de superficie, como es el objetivo de la Huella Ecológica. Es por esta razón, que para que sean superficies comparables entre sí, se ha definido la hectárea global, que resulta ser una media de las áreas biológicas mundiales, ponderadas con un factor de equivalencia según la productividad de cada tipo de superficie.

En la tabla 1.5 se proporcionan los factores de equivalencia para cada una de las superficies. Tabla 1.5. Factores de equivalencia.

Factores De Equivalencia

Cultivos 2,21

Pastoreo 0,49

Forestal 1,34

Zonas pesqueras 0,36

Tierra urbanizada 2,21

Absorción de carbono 1,37

Cuando los cálculos se refieren a un país o región determinada, se utilizan las estadísticas disponibles sobre energía, producción y consumo, generada por los organismos oficiales (nacionales, internacionales, institutos estadísticos). La primera etapa consiste en contabilizar el consumo de las diferentes categorías estudiadas en unidades físicas. En el caso en que no existan datos directos de consumo, se estiman los consumos para cada producto mediante la expresión: Consumoi =produccióni -exportacióni +importacióni Seguidamente se transforman estos consumos en superficie biológica productiva apropiada a través de los índices de productividad: HEi= (Ci/Ri)x factor de equivalencia(i) Agregando las Huellas ecológicas de todos los bienes y dividiendo entre el número de habitantes, se obtendrá la Huella Ecológica per cápita (gha/cap).

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1.6.4. Déficit ecológico El déficit ecológico se define como la diferencia entre la Huella Ecológica y la biocapacidad. Esta última se refiere a la disponibilidad de superficie biológicamente productiva según categorías (cultivos, pastos, mar productivo y bosques), expresada en términos absolutos (gha) o per cápita (gha/cap).

De esta manera, si el valor de la Huella Ecológica está por encima de la capacidad de carga local, la región presenta un déficit ecológico. En caso contrario, la región es autosuficiente, es decir, dispone de excedente o reserva ecológica.

Huella Ecológica > Capacidad de Carga La región presenta un déficit ecológico.

Huella Ecológica ≤ Capacidad de Carga La región es autosuficiente.

El objetivo final debería ser el de disponer de una Huella Ecológica que no sobrepasara su biocapacidad y, por tanto, que el déficit ecológico fuese nulo. A modo de ejemplo, en la tabla 1.6 se muestra la demanda y oferta ecológica en algunos países seleccionados durante el año 2007. Tabla 1.6. Déficit ecológico de algunos países seleccionados durante el año 2007.Fuente: datos extraídos a partir de Global Footprint Network.

Huella ecológica per cápita (gha/cap) Biocapacidad(gha/cap) Reserva déficit(-) ecológico (gha/cap)

Mundo 2,7 1,8 -0,9

EE.UU 8 3,9 -4,1

China 2,2 1,0 -1,2

India 0,9 0,5 -0,4

Rusia 4,4 5,7 1,3

Japón 4,7 0,6 -4,1

Brasil 2,9 9,0 6,1

Alemania 5,1 1,9 -3,2

Francia 5,0 3,0 -2,0

Reino Unido 4,9 1,3 -3,6

México 3 1,5 -1,5

Canadá 7,0 14,9 7,9

Italia 5,0 1,1 -3,8

En la figura 1.4 se ilustra como ya a mediados de la década de 1970 se traspasó el punto en el que la Huella Ecológica y la biocapacidad anual de la Tierra estaban equiparadas. A partir de esa fecha, la humanidad empezó a consumir recursos renovables más rápidamente que la capacidad de regeneración de los ecosistemas y a liberar más CO2 que los que éstos pueden absorber (translimitación ecológica).

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Figura 1.4. Evolución de la Huella Ecológica global. Fuente: Informe Planeta Vivo 2010 (WWF, 2010). Esta situación se ha prolongado en la actualidad hasta el punto de que en el año 2010 la Huella de la humanidad era de 2,6 gha/cap, mientras que la biocapacidad de la Tierra era de tan sólo 1,7 gha/cap (Informe Planeta Vivo 2014). En la figura 1.5 se ilustra la evolución de la huella ecológica y la biocapacidad global disponible por persona entre 1961 y 2007. Se observa como esta última ha disminuido conforme ha crecido la población en el mundo.

Figura 1.5. Comparación entre la evolución de la huella ecológica y de la biocapacidad global disponible entre 1961 y 2007. Fuente: Global Footprint Network.

Esto supone que la Huella excede la biocapacidad en un 51%, es decir, la Tierra tardaría 1,5 años en regenerar los recursos renovables que la humanidad utilizó en el año 2007 y en absorber las emisiones de CO2. Si se traduce en términos de "planetas", se puede decir que la humanidad utilizó el equivalente a 1,5 planetas en 2007 para sostener sus actividades. Esta translimitación se debe en gran parte a la huella de carbono. En la figura 1.6 se ilustra el "escenario de referencia", es decir, los pronósticos sin adoptar políticas públicas o medidas de reducción de la Huella y el "escenario 2050", que tiene en cuenta medidas drásticas de reducción de la Huella Ecológica. Se puede observar como de seguir esta tendencia, en el año 2050 se necesitarán poco más de dos planetas enteros.

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Figura 1.6. "Escenario de referencia" y "Escenario 2050". Fuente: Global Footprint Network. 1.6.5. Distribución de la Huella Ecológica por áreas y biomas Tal y como se ilustra en la figura 1.7, los países desarrollados, es decir, con mayores ingresos, tienen por lo general una mayor demanda sobre los recursos naturales renovables que los más pobres.

Figura 1.7. Huella Ecológica por áreas1.Fuente: Global Footprint Network. En la figura 1.8 se ilustra la huella ecológica media mundial per cápita y bioma en el año

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Figura 1.8. Huella ecológica media mundial per cápita y bioma (gha).Fuente: Global Footprint Network. 2007.Resulta interesante comparar la Huella Ecológica en función del IDH por áreas, tal y como se ilustra en la figura 1.9.

Figura 1.9. Relación entre la Huella Ecológica y el índice de desarrollo humano por áreas. Fuente: Informe Planeta Vivo 2010 (WWF, 2010). Tal y como se muestra, la relación desde un punto de vista global no es lineal. Sin embargo, se pueden distinguir tres partes bien diferenciadas: en sociedades poco desarrolladas, se puede asimilar la tendencia de la nube de puntos a una recta horizontal, es decir, el IDH es independiente de la Huella per cápita; a partir de ciertos valores de IDH, la relación sería una recta con una cierta pendiente, para finalmente, en aquellos países con un alto nivel de desarrollo, la tendencia sería prácticamente una recta vertical, con lo que se conseguiría una pequeña ganancia del IDH a costa de un gran aumento en la Huella per cápita.

También se observa que la biocapacidad disponible por persona no es fija, sino que disminuye con el aumento de población. En efecto, cuando había menos población, la biocapacidad disponible por persona era el doble de la actual. A modo de ejemplo, en el año 2007, una sociedad globalmente sostenible estaría dentro del denominado "cajón de sostenibilidad" (Huella Ecológica menor de 1,8 gha/cap e IDH de 0,8). En este año, tan sólo Perú estaba dentro de este cajón (IDH de 0,806 y una Huella Ecológica de poco más de 1,5 gha/cap). Cuba lo estuvo en el año 2006 y, de forma similar, Colombia y Ecuador se encuentran fuera de la frontera de la Huella.

Lamentablemente, con estos indicadores se tiene una visión sesgada de la realidad, dado que no se han tenido en cuenta las variaciones socio-económicas y políticas dentro del país. Así, Perú tenía en 2007 un coeficiente de Gini2 de casi 50, lo cual es señal de una distribución de ingresos no equitativa. Es importante utilizar más de un indicador para evaluar de forma completa las múltiples caras de la sostenibilidad social, ambiental y económica. 1 BRIC: Brasil, Rusia, India y China; Unión Africana incluye todo el continente africano excepto Marruecos y Madagascar (suspendido); ASEAN: Asociación de Países del Sudeste Asiático. 2 El coeficiente de Gini se emplea para medir la desigualdad en los ingresos dentro de un país. Oscila en una escala de 0, correspondiente a una perfecta igualdad entre los individuos, a 100, correspondiente a la perfecta desigualdad (equivale a que una sola persona acapare todos los ingresos).

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1.6.6. Escenario de referencia vs. escenario 2050 Los últimos estudios y herramientas para el análisis del impacto de determinadas acciones sobre la futura Huella Ecológica y la biocapacidad, se centran en datos sobre:

la población; el uso de la tierra y la productividad; y, el uso de la energía, consumo de alimentos y cambio climático.

1.6.6.1. Escenario de referencia Anteriormente se ha visto que el pronóstico de la situación en ausencia de nuevas políticas públicas específicas de lucha contra el incremento de la huella ecológica, también denominado como escenario de referencia, predice que para el año 2030 la humanidad estará utilizando recursos y tierra a una tasa de 2 planetas/año, y alrededor de 2,8 planetas/año para el 2050. Esto se traduce en (Informe Planeta Vivo, 2010):

El incremento poblacional hasta los 9.200 millones de personas para el año 2050. Un aumento de las emisiones de CO2 y uso de biocombustibles. Una tendencia lineal hacia la estabilidad observada entre 1950 y 2005 en las áreas forestales. Mantenimiento constante de las plantaciones forestales y la producción de cultivos. Un consumo diario promedio de 3130 kcal por persona en 2050, es decir, un 11% más que en el año 2003.

Tal y como se ilustra en la figura 1.10, se trata de un escenario insostenible a todas luces.

Figura 1.10. Escenario de referencia. Fuente: Informe Planeta Vivo 2010 (WWF, 2010). 1.6.6.2. Escenario 2050 Este escenario se basa en la adopción de un modelo destinado a reducir la huella del carbono, que representa la mayor contribución a la huella ecológica. El objetivo es asegurar que la temperatura global se estabilice a menos de 2ºC por encima de los niveles preindustriales. Según el Informe Planeta Vivo 2010, la solución pasa por mejorar la eficiencia energética en edificios, electrodomésticos, transporte e industria, con la tecnología disponible en la actualidad, utilizar energías renovables (la biomasa como último recurso para electrificación1) y reemplazar los combustibles fósiles líquidos por biocombustibles. En este caso, las previsiones del modelo apuntarían a una demanda energética global de 260 EJ (1018 J) en 2050, un 15% menos que en el año 2005. En relación al transporte, se duplicaría la recolección de madera para este menester, así como se aumentarían los cultivos destinados a la producción de biocombustibles a unos 200 millones de ha (lo cual supondría un aumento de la huella de biocombustibles de 0,04 planetas en 2005 a poco menos de 0,25 planetas en el 2050), con sus implicaciones en la producción agrícola y consumo de alimentos. Precisamente, por lo que respecta a la producción de alimentos, la FAO sostiene que la disponibilidad futura de la tierra en este caso está asegurada2; sin embargo, aquí no se han tenido en cuenta las hectáreas de terreno necesarias para producir biocombustibles y biomateriales al ritmo necesario para sustituir la energía basada en combustibles fósiles. Tampoco se han contemplado aspectos tales como el cambio climático, la disponibilidad de agua, la propiedad /tenencia de la tierra y la necesidad de espacio para las especies migratorias, todos ellos factores con capacidad de influir en la disponibilidad e idoneidad de la tierra para fines alimenticios. En este sentido, el modelo destaca que en el 2050 harían falta entre 1,3 y 2 planetas para dar alimento a la población, incluso con una huella de carbono muy baja, lo cual es del todo insostenible: se necesita, por tanto, optimizar el uso de

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la tierra para alimentos, combustible, fibra y biomateriales. En otras palabras, aumentar la biocapacidad del planeta mediante:

La recuperación de tierras degradadas. El incremento de la productividad de tierras marginales. El aumento del rendimiento de los cultivos por unidad de área.

1 Se prevé que el uso tradicional de la madera como combustible disminuya en dos terceras partes. 2 The resource outlook to 2050: By how much do land, water and crop yields need to increase by 2050? Reunión de Expertos de FAO: Cómo alimentar al mundo en 2050, Roma, Italia. 1.7. Convenios, tratados y políticas de alcance internacional realizados en torno al desarrollo sostenible La preocupación por el medio ambiente ha sido especialmente intensa en las últimas décadas, generando una serie de documentos, conferencias y acuerdos de diferentes alcances (locales, regionales, internacionales, etc.). A continuación, de manera cronológica, se describirán los antecedentes de documentos, congresos y conferencias más importantes realizados hasta el momento en torno al desarrollo sostenible.

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Tabla 1.7. Convenios, tratados y políticas de alcance internacional en torno al desarrollo sostenible.

1972 El Primer Informe del Club de Roma

1972 Conferencia de Estocolmo de las Naciones Unidas

1973 Convenio sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestre (CITES)

1992 1ª Cumbre de la Tierra

1997 2ª Cumbre de la Tierra

2002 Cumbre de Johannesburgo

2012 Cumbre de desarrollo sostenible Río +20

1.7.1. El Primer Informe del Club de Roma (1972) El Primer Informe del Club de Roma de 1972, titulado Los límites al crecimiento reconoce que no puede haber crecimiento infinito con recursos finitos. En dicho informe se da a conocer una versión ciertamente pesimista en cuanto al agotamiento de los recursos naturales en el planeta. La importancia del documento radica en que por primera vez se cuestiona el desarrollo infinito. Hasta ese momento, las reflexiones sobre límites, si bien existían, no formaban parte de un pensamiento mayoritario; en general la sensación era que se operaba en el inalcanzable infinito (Oliva, 2004). Se exponen los cinco factores básicos que determinan y limitan el crecimiento del planeta:

La población. La producción agrícola. Los recursos naturales. La producción industrial. La contaminación.

Como medidas paliativas se proponía detener el crecimiento demográfico, limitar el consumo de alimentos y materias primas y poner freno a la contaminación y a la producción industrial. A pesar de que las previsiones que contenía el informe no se cumplieron, éste supuso un punto de inflexión en la visión del desarrollo. Tanto es así que si se repasa atentamente la definición de desarrollo sostenible proporcionada por el Informe Bruntland, se observa que está basada exclusivamente en la capacidad de carga del planeta y que se puede considerar, en cierta manera, como un legado de las advertencias recogidas en el documento Los límites del crecimiento (Oliva, 2004). 1.7.2. La Conferencia de Estocolmo de las Naciones Unidas (1972) Con el primer Informe del Club de Roma como telón de fondo, se inició el 5 de junio de 19721 la Conferencia de Estocolmo de las Naciones Unidas sobre Medio ambiente, también denominada Conferencia sobre el Medio Humano, con la participación de los representantes de 113 estados y 400 organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales (ONG´s) como observadores. Esta Conferencia marcó el inicio de una serie de encuentros posteriores, con la intención de reflexionar sobre la problemática ambiental y alumbrar propuestas de soluciones alternativas con alcance anetario. En respuesta a la Conferencia de Estocolmo, se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA o UNEP, por sus siglas en inglés) que, junto a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN o IUCN, por sus siglas en inglés) y la World Wildlife Fund (WWF), elaboraron y presentaron en el año 1980 su Estrategia Mundial de Conservación de la Naturaleza (EMC o WCS, por sus siglas en inglés). La WCS definió el término conservación como: La gestión por el hombre de la utilización de la biosfera de forma que produzca un mejor y sostenido beneficio para las generaciones actuales, pero que mantenga su potencialidad para satisfacer las necesidades y aspiraciones de las generaciones futuras. Por lo tanto, es un concepto que abarca la preservación, el mantenimiento y la utilización sostenible, la restauración y la mejora del entorno natural, pudiendo afirmarse que la conservación es garantía de un desarrollo a largo término. Los planteamientos de la WCS establecen tres finalidades fundamentales: 1. Mantenimiento de los procesos ecológicos y de los sistemas vitales esenciales (por ejemplo, regeneración de suelos, reciclaje de sustancias y purificación de las aguas). 2. Preservación de la diversidad genética, que exige la conservación de las especies y de la diversidad genética de una propia especie.

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3. Utilización sostenida de las especies y de los ecosistemas, sin superar en ningún caso la capacidad del ecosistema. 1 Desde entonces, esa fecha se considera el día internacional del Medio ambiente. 1.7.3. Convenio sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestre (CITES, 1973) Este Convenio fue adoptado en Washington en 1973, y está vigente desde 1975, siendo ratificado por 111 Estados.

Tiene por finalidad establecer listas de especies amenazadas, cuyo comercio internacional está prohibido o regulado a través de permisos o cuotas, de forma que se puede combatir el comercio ilegal y la sobreexplotación de esos recursos vivos. El Convenio incluye a las especies en tres categorías, con niveles progresivos de restricción en su comercio. A su vez, financia estudios de poblaciones en un intento de disminuir su grado de amenaza. 1.7.4. La 1ª Cumbre de la Tierra (1992) La 1ª Cumbre para la Tierra se celebró en junio de 1992, en Río de Janeiro (Brasil), cinco años después de la aparición del Informe Bruntland, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), como consecuencia de la decisión tomada por la Asamblea general de las Naciones Unidas el 22 de diciembre de 1989. Esta Cumbre reunió a los más altos representantes de 179 países, a cientos de funcionarios de la ONU, a representantes de gobiernos municipales, a círculos científicos, a empresarios, a ONG's y a otros grupos, por lo que es la reunión de dirigentes mundiales más amplia que se ha organizado. En Río de Janeiro se crearon cinco documentos: dos acuerdos internacionales o convenios (cuya fuerza jurídica es superior a la declaración), dos declaraciones de principios y un programa de acción sobre desarrollo mundial sostenible:

Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Convenio sobre la Diversidad Biológica. Declaración de Río sobre el Medio ambiente y el desarrollo sostenible. Declaración de Principios Relativos a los Bosques. Programa 21.

1.7.4.1. Convenio marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático El Convenio marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC, UNFCCC por sus siglas en inglés) fue firmado el 9 de mayo de 1992 por todos los países asistentes a la Cumbre de la Tierra. Este acuerdo estaba estructurado en 26 artículos y su objetivo era: "la estabilización de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera en un nivel que impidiese interferencias antrópicas peligrosas en el sistema climático". En este sentido, se pretendían controlar, especialmente, las emisiones de dióxido de carbono (CO2), clorofluorocarbonos (CFC's) y metano (CH4). En este Convenio se habla de conservación de la naturaleza como una forma de prevenir el cambio climático. Así, en el artículo 4, apartado 1.d, se hace referencia a que todas las partes firmantes del Convenio tendrán que: Promover la gestión sostenible y promover y dar soporte con su cooperación a la conservación y al refuerzo, si es preciso, de los receptores y depósitos de todos los gases de efecto invernadero no controlados por el Protocolo de Montreal, incluidos la biomasa, los bosques y los océanos y también los de otros ecosistemas terrestres, costeros y marinos. 1.7.4.2. Convenio sobre la diversidad biológica El Convenio sobre la Diversidad Biológica tiene como objetivo: la conservación de la biodiversidad, el aprovechamiento sostenible de sus componentes y la distribución justa y equitativa de los beneficios procedentes de la utilización de los recursos genéticos mediante, entre otras cosas, el acceso adecuado a dichos recursos y a la transferencia adecuada

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de tecnologías pertinentes, teniendo en cuenta todos los derechos sobre estos recursos y tecnologías y también mediante una financiación adecuada. Este Convenio obliga a que los países desarrollados paguen a países en desarrollo por utilizar su material genético, por lo que Estados Unidos, que cuenta con un fuerte comercio en bioingeniería, decidió no firmarlo.

Figura 1.11. Tamarino de melena blanca. El Convenio sobre la Diversidad Biológica busca la protección y conservación de la diversidad a escala mundial, pero no la diversidad entendida como los animales más "llamativos", como el de la ilustración, sino todas las especies vegetales y animales de nuestro planeta. Se trata de un Convenio clave para entender la hoja de ruta de la conservación, siendo sus objetivos, precisamente (art. 1):

La conservación de la biodiversidad. El aprovechamiento sostenible de sus componentes. La distribución justa y equitativa de los beneficios procedentes de la utilización de recursos genéticos

mediante, entre otras cosas, el acceso adecuado a los recursos genéticos y la transferencia adecuada de tecnologías pertinentes, teniendo en cuenta todos los derechos sobre estos recursos y tecnologías a la vez que mediante un financiamiento adecuado.

La figura 1.12 es un resumen de los principales temas que desarrolla el Convenio sobre la Diversidad Biológica, como puntos clave para la conservación y preservación de ésta.

Figura 1.12. Puntos clave para la conservación y preservación de la biodiversidad, según el convenio sobre la Diversidad Biológica. 1.7.4.3. Declaración de Río sobre el Medio ambiente y el desarrollo sostenible La Declaración de Río sobre el medio ambiente y el desarrollo sostenible recoge 27 principios1 que pretenden reafirmar y desarrollar los resultados de la Conferencia de Estocolmo de las Naciones Unidas de 1972 y establecer las bases para un desarrollo sostenible. Dichos principios no tienen fuerza jurídica vinculante, pero sí hacen referencia principalmente a:

La responsabilidad que tienen los Estados en la formulación de instrumentos legales y la aplicación de medidas económicas y técnicas, etc., con el fin de aprovechar sus recursos naturales y velar por la conservación del medio ambiente en general

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Eliminar los episodios de contaminación transfronteriza. La erradicación de la pobreza y modificación de los patrones de consumo insostenibles desde el punto de vista

ambiental. El principio de responsabilidad común pero diferenciada, el de precaución y el de "quien contamina paga",

frente a los problemas de degradación ambiental. Mecanismos de acceso a la información, de procesos de toma de decisiones y de procedimientos judiciales y

administrativos, dirigidos a los ciudadanos. La disociación del crecimiento económico y el desarrollo sostenible en todos los países. La internalización de externalidades ambientales mediante tasas, impuestos, cánones, entre otros. La necesidad de fomentar el reconocimiento y la participación de las mujeres, los jóvenes y las comunidades

indígenas y tradicionales 1 Los principios de la Declaración de Río pueden consultarse en la siguiente dirección web:http://www.un.org/documents/ga/conf151/spanish/aconf15126-1annex1s.htm 1.7.4.4. Declaración de principios relativos a los bosques La Declaración de Principios Relativos a los Bosques pretende dar a conocer una serie de medidas que prevengan el problema de la deforestación. Esta Declaración toma como uno de sus preámbulos que todos los tipos de bosques contienen procesos ecológicos complejos y singulares, que constituyen la base de la capacidad actual y potencial de los bosques para proporcionar recursos y satisfacer las necesidades humanas y los valores ambientales, por lo que su ordenación y conservación de manera racional tienen que preocupar a los gobiernos de los países donde se encuentran y, por supuesto, a las comunidades mundiales y locales. Se trata de una Declaración autorizada de principios sin fuerza jurídica obligatoria, para un consenso mundial respecto a la ordenación, la conservación y el desarrollo sostenible de los bosques de todo tipo.

Figura 1.13. Los bosques se han convertido en uno de los grandes caballos de batalla de la conservación, ya que son un excepcional reservorio de diversidad biológica, mucha de ella aún por conocer. Así, los bosques son indispensables para el desarrollo económico y el mantenimiento de todas las formas de vida. El gobierno brasileño intentó que se adoptara un texto que protegiese la riqueza forestal de la selva amazónica, pero lo cierto es que esta Declaración no tiene fuerza jurídica obligatoria, por lo que legalmente no puede evitar que los países desarrollados sigan explotando los recursos forestales. Esta Declaración consta de 15 principios, que se pueden resumir en los siguientes:

Resumen de la declaración de los bosques

Principio 1: los Estados tienen el derecho de explotar sus recursos siempre y cuando no perjudiquen al medio de otros

Principio 2: los Estados tienen el derecho de explotar sus bosques de acuerdo con una política nacional compatible con el desarrollo sostenible. Se deberían tomar medidas para la protección de los bosques, suministrar información sobre éstos y los ecosistemas forestales y promover la participación ciudadana en su conservación.

Principio 3: la política nacional debería esforzarse en establecer un marco de actuación para la protección de los bosques. A nivel internacional, deberían promoverse las disposiciones de índole institucional. Todas las actuaciones de protección forestal deberían estar integradas y ser consideradas conjuntamente.

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Principio 4: debe reconocerse la función ecológica vital de los bosques y su gran riqueza biológica.

Principio 5: la política forestal debe respetar la cultura e intereses de los pueblos indígenas y tener en cuenta la participación de la mujer.

Principio 6: los bosques son una fuente renovable de energía, por lo que se tendría que realizar una ordenación sostenible del suministro de leña, un control de su uso y su reciclado, una promoción de la replantación forestal y una evaluación del valor de los bienes forestales.

Principio 7: se debe potenciar un ambiente económico internacional propicio para el desarrollo sostenible de los bosques, proporcionando recursos financieros a aquellos países pobres que posean grandes zonas forestales, de modo que se estimulen actividades sustitutorias de las de explotación forestal.

Principio 8: hay que potenciar la reforestación, aumentar la superficie forestal, potenciar económicamente los planes de ordenación y conservación forestal, integrar en la política nacional la protección de los bosques, proteger las especies en peligro de extinción y realizar evaluaciones del impacto ambiental. Los Estados tienen derecho de participar en los beneficios de la explotación de sus recursos biológicos, incluido el material genético.

Principio 9: la comunidad internacional debe compensar a los países en desarrollo que intentan conservar sus recursos forestales, contribuyendo a reducir su deuda externa, facilitando su acceso al mercado de productos forestales y, ofreciendo alternativas a la población que depende de la explotación de los bosques.

Principio 10: se deberían facilitar nuevos recursos financieros a los países en desarrollo para que puedan efectuar la ordenación, conservación y el desarrollo sostenible de sus recursos forestales (forestación, reforestación, lucha contra la deforestación y la degradación de bosques y tierras).

Principio 11: se tendría que fomentar, facilitar y financiar el acceso de los países en desarrollo a las tecnologías ecológicas.

Principio 12: hay que potenciar las investigaciones científicas, los inventarios y las evaluaciones forestales por parte de instituciones nacionales. También hay que potenciar las actuaciones en la ciencia, la enseñanza, la tecnología, la economía, la antropología, la capacitación y los aspectos sociales, así como el intercambio de información forestal. Los habitantes autóctonos deberían aportar su capacidad y conocimientos al desarrollo sostenible de los bosques, por lo que también deberían participar de las ganancias obtenidas de éstos.

Principio 13: hay que facilitar el comercio abierto y libre de los productos forestales, la reducción o eliminación de barreras arancelarias para el acceso al mercado de productos forestales, la incorporación de los costes y beneficios para el medio ambiente en las fuerzas y mecanismos del mercado. Hay que integrar la conservación forestal en el resto de políticas y evitar las prácticas que la degraden.

Principio 14: se deberían eliminar o evitar las medidas unilaterales, incompatibles con los acuerdos internacionales, que prohíben o restringen el comercio internacional de la madera y de los productos forestales, con el objetivo de alcanzar la ordenación sostenible a largo plazo.

Principio 15: se debería regular la cantidad de contaminantes atmosféricos, en particular los causantes de la lluvia ácida.

1.7.4.5. El Programa 21 El Programa o Agenda 21 fue aprobado por todos los países asistentes a la Cumbre para la Tierra. Dicho Programa desarrollaba un plan de acción para la década de 1990 e inicios del siglo XXI, como base para el desarrollo sostenible y una protección ambiental cada vez más interdependiente. Tal y como se menciona en el preámbulo de la sección I: "aborda los problemas acuciantes de hoy y trata de preparar al mundo para los desafíos del próximo siglo". Se trata de un documento dinámico que podría evolucionar con el tiempo en función de los cambios de las necesidades y de las circunstancias. Es un Programa global de acción que está dirigido a los gobiernos, a las agencias, a las organizaciones y programas del sistema de las Naciones Unidas, a las ONG, a los grupos de electores y al público en general. En definitiva, se proponen 7 acciones prioritarias o temas, los cuales forman parte de una estrategia general, y los medios esenciales que deben tener las naciones para poder aplicar el Programa 21.

Los medios esenciales para aplicar el Programa 21 son:

Información para la toma de decisiones. Mecanismos nacionales y de cooperación internacional para el crecimiento sostenible.

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Una tecnología ambiental racional. Instrumentos legales y mecanismos internacionales. Acuerdos institucionales internacionales

Y las 7 acciones prioritarias o temas, se recogen en el siguiente cuadro:

Las 7 bases de actuación del programa 21

1. El Mundo Próspero: revitalización del crecimiento con criterios sostenibles

Revitalización del crecimiento internacional para acelerar el desarrollo sostenible en los países en desarrollo, y políticas nacionales relacionadas.

Integración del medio ambiente y el desarrollo en el proceso de toma de decisiones

2. El Mundo Justo: Una vida sostenible

Lucha contra la pobreza.

Cambios en los modelos de consumo.

Dinámica demográfica y sustentabilidad.

Sanidad.

3. El Mundo Habitable: Núcleos de población

Desarrollo sostenible de los núcleos de población.

Abastecimiento de agua en las ciudades.

Gestión ambiental limpia de residuos.

Contaminación y sanidad urbanas.

4. El Mundo Fértil

Planificación y gestión de los recursos de la Tierra.

Recursos de agua dulce.

Recursos energéticos.

Agricultura y desarrollo rural sostenibles.

Desarrollo forestal sostenible.

Gestión de ecosistemas frágiles:

Lucha contra la desertificación y la sequía.

Desarrollo sostenible de las zonas montañosas.

Desarrollo sostenible de las áreas costeras.

Desarrollo sostenible de las islas.

Conservación de la diversidad biológica.

Gestión ambiental racional de la biotecnología

5. El Mundo de las personas: Participación y responsabilidad de las personas

Educación, conciencia pública y formación práctica.

Fortalecimiento del papel de los grupos principales:

Las Mujeres.

Los Niños y los Jóvenes.

Los Pueblos Indígenas y sus Comunidades.

Las Organizaciones No Gubernamentales.

Los Agricultores.

Las Iniciativas de las Autoridades Locales.

Los Sindicatos.

El mundo de los Negocios y la Industria.

La Comunidad Científica y Tecnológica.

6. El Mundo Compartido: Recursos globales y regionales

Protección de la atmósfera.

Protección de océanos y mares.

Utilización sostenible de los recursos marinos vivos.

7. El Mundo Limpio: Gestión de productos químicos y de residuos

Gestión ambientalmente limpia de los productos químicos tóxicos.

Gestión ambientalmente limpia de residuos peligrosos.

Gestión segura y ambientalmente limpia de los residuos radioactivos.

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El Programa 21 lo ejecutarán diversos agentes en consonancia con las diferentes situaciones, capacidades y prioridades de los países y de las regiones, con plena observancia de todos los principios que figuran en la Declaración de Río sobre el Medio ambiente y el desarrollo. La eficacia de estas acciones se mide mediante indicadores de sostenibilidad internacionales. A tal efecto, cada país selecciona los indicadores que se ajustan a su realidad. 1.7.5. La 2ª Cumbre de la Tierra (1997) La 2ª Cumbre para la Tierra se celebró en Nueva York entre el 23 y el 27 de junio de 1997, para revisar los compromisos adquiridos en Río, en particular el Programa 21. Esta Cumbre se caracterizó por la escasez de acuerdos y, más que una reunión para revisar resultados, se convirtió en un reconocimiento del bajo grado de cumplimiento de los compromisos que se habían adquirido cinco años antes. A pesar de la valoración general negativa que se hizo de esta Cumbre, sí que se adoptaron algunos acuerdos como el "Plan para la ulterior ejecución del Programa 21", que evitaba renegociar este programa y establecía un plan de trabajo para los próximos 5 años, marcándose una fecha para un nuevo examen en el año 2002. Se marcó también ese año como fecha límite para que los países hayan acabado de formular unas estrategias nacionales de desarrollo sostenible. Este examen dio como resultado un informe del Consejo Económico y Social en el que, transcurridos diez años desde la Cumbre de la Tierra, se hacía constar que los objetivos fijados no se estaban cumpliendo tal y como se esperaba y que la situación del medio ambiente seguía siendo frágil, dándose, por ejemplo, en los países en desarrollo, escasos progresos para reducir la pobreza y agravamiento de los problemas de salud. Según este informe, el retraso en la ejecución se debe a:

Insuficiente integración de los objetivos sociales, económicos y ambientales en las políticas nacionales e internacionales.

No se ha dado un cambio significativo en las pautas de consumo y producción. Las políticas aplicadas no son coherentes en los ámbitos de finanzas, comercio, inversiones, tecnología y

desarrollo sostenible. No se han proporcionado los recursos financieros necesarios para ejecutar el Programa 21.

1.7.6. La Cumbre de Johannesburgo (2002) Desde el día 26 de agosto y hasta el 4 de septiembre de 2002, se celebró en la ciudad de Johannesburgo(Suráfrica) la Cumbre Mundial de la Tierra, también conocida como Río+10. Esta Cumbre tenía por objetivo, al igual que en Kioto, la reducción a una media del 5,2% de las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero para el periodo 2008-2012. Después de 10 días de intensas negociaciones, los principales éxitos de la Cumbre fueron:

El compromiso (sin concretar) en la reducción a la mitad del número de personas que carecen de acceso al agua potable (aproximadamente, 2200 millones de personas). Sin embargo, no existen las mismas garantías para dar servicios adecuados de energía a los 2.000 millones de personas que carecen de ella.

La adhesión de más países al Protocolo de Kioto. En efecto, el anuncio de China, Canadá, Rusia y Estonia de ratificación a este tratado, supone la consecución del objetivo de su cumplimiento obligatorio, al estar suscrito por un número de países que generan poco más del 55% de las emisiones totales del planeta.

Y las asignaturas pendientes siguen siendo:

La reducción de los subsidios a la exportación de los que se benefician los agricultores de las explotaciones de las naciones ricas.

La decisión de implantar firmemente las energías renovables. En este contexto, la UE se ha visto frenada en su estrategia de proponer que para el año 2015, el total de energía primaria consumida en el mundo tuviese un origen renovable, ya que no se han establecido metas, objetivos ni plazos: tan sólo se insta a los gobernantes a seguir un "significativo incremento" de las energías verdes, pero sin concreción alguna.

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Esta propuesta ha fracasado debido al bloqueo impuesto por los Estados Unidos, la OPEP y diversas multinacionales -básicamente petroleras-, que temen perder su cuota de negocio y poder ante un aumento en el uso de las energías renovables.

La obertura de mercados a los productos procedentes de los países en vía de desarrollo. En un principio, el Plan de Acción se recogía en un documento de 69 páginas y 152 recomendaciones y objetivos. Sin embargo, a última hora, las páginas quedaron reducidas a tan sólo 32, a base de eliminar aquellos aspectos un tanto espinosos; por ejemplo, desapareció el objetivo de aumentar al 0,7% del PIB la ayuda al desarrollo, la recomendación al sector privado de operar con transparencia o menciones sobre las deudas de los países pobres.

Extracto del plan de acción de la cumbre de Johannesburgo 2002

Biodiversidad: se deberá "reducir considerablemente" la tasa actual de extinción de especies animales y vegetales, lo cual significa dotar de nuevas fuentes financieras y técnicas a los países pobres.

Sustancias químicas: los efectos nocivos sobre el hombre y medio ambiente de estos compuestos deberán ser "minimizados" antes del año 2020. No obstante, no se concretan las medidas a adoptar para conseguir esta finalidad.

Ayuda al desarrollo: apremiar a los países desarrollados a realizar esfuerzos para incrementar las ayudas al desarrollo hasta el 0,7% del PIB (eliminado a última hora). Este punto se deja así totalmente en manos privadas.

Energía: hay que diversificar el suministro energético desarrollando nuevas tecnologías menos contaminantes en el campo de las energías fósiles y fuentes renovables, incluyendo la eléctrica. Paradójicamente, los Estados Unidos y la OPEP bloquearon el acuerdo sobre objetivos y plazos concretos para el incremento en el uso de las energías renovables.

Pesca: los recursos pesqueros deberán tener una explotación sostenible como máximo hasta el 2015. Asimismo, se deberán de crear nuevas zonas marítimas protegidas

Comercio y globalización: se "recomienda" una reducción de las subvenciones perjudiciales para el medio ambiente, especialmente en la explotación del carbón.

Protocolo de Kioto: los estados que han ratificado el protocolo de Kioto contra el cambio climático, realizan un llamamiento para aquellos países que todavía no lo han hecho. En este contexto, se adhieren a dicho protocolo en esta Cumbre países como China, Rusia, Canadá y Estonia.

Agua e instalaciones sanitarias: antes del año 2015 se deberán reducir a la mitad el número de habitantes del planeta sin acceso a agua potable o alcantarillado; sin embargo, se desconoce la fórmula para que esto sea una realidad.

Pautas de consumo: todos los países deberían promover modos de producción limpios y viables, teniendo en cuenta que tanto los países industrializados como las naciones pobres tienen la misma responsabilidad, aunque diferenciada.

Responsabilidad empresarial: futuro desarrollo de normas que exigen a las empresas trasnacionales llevar a cabo mejores prácticas.

A resultas de la Cumbre, los 143 países en desarrollo no obtuvieron más que una mera ratificación de los compromisos ya dados en otros eventos anteriores por EE.UU y la UE para frenar la caída de la ayuda al desarrollo del Tercer Mundo y la promesa de reducir las subvenciones agrícolas de los países ricos en los próximos tres años. En definitiva, fue una conferencia más caracterizada por la falta de objetivos concretos y cifrados, que supuso una profunda decepción y otra huida hacia delante. 1.7.7. La Cumbre sobre Desarrollo Sostenible RÍO +20 (2012) 1.7.7.1. Introducción Entre el 20 y el 22 de junio de 2012 se celebró la denominada Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20) en Río de Janeiro (Brasil), precisamente veinte años después de la Conferencia sobre el Medio ambiente y Desarrollo de 1992 (Cumbre de la Tierra). Dicho evento reunió a alrededor de 45,381 participantes, 188 delegaciones oficiales, más de 100 jefes de Estado y 9, 856 ONG´s y grupos mayoritarios. Esta Cumbre se basó en los resultados de las anteriores:

Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano (Estocolmo, 1972). Conferencia sobre el Medio ambiente y el Desarrollo (Río de Janeiro, 1992). Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible (Johannesburgo, 2002).

y tuvo como telón de fondo la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas de 2000 y el establecimiento de los Objetivos del Desarrollo del Milenio. Según los organizadores, los objetivos fueron:

garantizar la renovación de los compromisos políticos con el desarrollo sostenible;

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evaluar los avances hacia los objetivos acordados a nivel internacional sobre el desarrollo sostenible y destacar los desafíos nuevos y emergentes;

avanzar hacia una economía ecológica y mejora de la gobernanza; y, establecer un marco institucional que favorezca el desarrollo sostenible.

1.7.7.2. Líneas de acción Las directrices de Río+20 se basaron en una hoja de ruta hacia una economía ecológica, tomando como base los retos del desarrollo sostenible expuestos en un apartado anterior de este mismo capítulo. En la tabla 1.8 se muestran las dimensiones políticas, acciones y puntos de partida para llevarlas a cabo. Tabla 1.8. Líneas de acción para Río +20. Fuente: Comunicación de la Comisión Europea, 2011.

Dimensión política Acción Punto de partida existente/no existente

Sobre los recursos, los materiales y el capital natural.

Promover una gestión sostenible del agua. Iniciativa de la UE sobre el agua.

Aumentar al acceso a la energía, seguridad del abastecimiento energético y promoción de las energías renovables y eficiencia energética.

Asociación UE-África en materia de energía.

Instrumentos de inversión regionales de la UE.

Fondo fiduciario de la UE para infraestructuras en África.

Fondo ACP-UE para la Energía.

Fondo mundial para la eficiencia energética y las energías renovables.

Reforzar la protección del medio marino y los océanos.

Ratificar la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.

Zonas marinas protegidas para múltiples fines.

Garantizar el acceso a recursos genéticos.

Elaboración de un programa de acción mundial para combatir los desechos y la contaminación marina.

Promover la sostenibilidad de la agricultura y usos de la tierra y seguridad alimentaria.

Iniciativas existentes sobre la agricultura sostenible.

Acciones multilaterales (FAO).

Actividades regionales (agricultura ecológica) e iniciativas empresariales

Alianza Mundial para el Suelo.

Asociaciones internacionales sobre productos alimentarios.

Valoración económica a nivel mundial de los costes y beneficios de la mejora de la calidad de la tierra.

Seguimiento mundial del uso de la tierra.

Promover la gestión sostenible de los bosques y la lucha contra la deforestación.

Acción para la aplicación de las leyes, la gobernanza y el comercio forestales (FLEGT).

Programa REDD+ para la reducción de las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación de los bosques.

Asociaciones con las administraciones públicas, sociedad civil y sector privado.

Establecer un régimen internacional en materia de productos químicos y sustancias peligrosas en base al objetivo de Johannesburgo.

Enfoque Estratégico para la Gestión de Productos Químicos a Nivel Internacional (SAICM).

Experiencia de las políticas de la UE para la gestión de los productos químicos.

Global Chemicals Outlook, preparado actualmente por la UNEP.

Sobre instrumentos económicos y financiación.

Reducir las emisiones al menor coste. Regímenes de comercio de emisiones de carbono

de ámbito nacional y regional.

Mercado internacional del carbono.

Identificar y eliminar gradualmente las subvenciones perjudiciales para el medio

Directrices y buenas prácticas de otros casos de eliminación de subvenciones perjudiciales llevadas

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ambiente. a cabo con éxito en el pasado.

Consolidar los mecanismos de financiación existentes.

Banco Mundial, Banco europeo de Inversiones, Fondo para el Medio ambiente mundial.

Bancos privados, compañías de seguros y fondos de pensiones.

Nuevos regímenes de financiación público-privados.

Establecer programas de formación en cualificaciones ecológicas.

OIT.

Nuevos programas de formación para jóvenes.

Sobre la gobernanza del desarrollo sostenible.

Garantizar un mayor énfasis en el desarrollo sostenible a nivel de Naciones Unidas.

Consejo Económico y Social de Naciones Unidas (ECOSOC).

Comisión sobre el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

Fortalecer la gobernanza ambiental a nivel internacional.

UNEP.

Reforzar la creación de capacidad en materia de medio ambiente.

UNEP.

Reforzar la participación del sector privado. Empresas y sociedad civil.

1.7.7.3. Resultados Una vez más, los resultados de la Cumbre Río+20 no estuvieron a la altura de lo que se esperaba a la vista de los nuevos retos ambientales que debían enfrentar en un futuro tanto el planeta como la humanidad. El denominador común fue la reiterada falta de consenso entre los diversos grupos de trabajo por un lado y, por otro, la ausencia de acuerdos entre el G771+China. No obstante, sí se logró aprobar un documento concertado de 53 páginas titulado "El futuro que queremos", que subraya las principales amenazas que sufre la Tierra: desertificación, agotamiento de los recursos pesqueros, contaminación, deforestación, extinción de miles de especies y, finalmente, el calentamiento global, catalogado como "uno de los principales desafíos de nuestro tiempo". Este documento se estructura en seis partes: I. Nuestra visión II. Renovación del compromiso político III. La economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza IV. Marco institucional para el desarrollo sostenible V. Marco para la acción y seguimiento VI. Medios de ejecución

En particular, el punto "III. La economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza" fue, conjuntamente con el punto "IV. Establecimiento de un nuevo marco constitucional para el desarrollo sostenible", uno de los dos temas estratégicos de la Conferencia. A pesar de la falta de consenso político respecto al concepto de Economía verde, se llegó a la conclusión de que:

La economía verde es uno de los instrumentos disponibles más importantes para alcanzar el desarrollo sostenible y no sustituye el concepto de éste.

Las políticas de economía verde deberán respetar una serie de 16 principios en el contexto del desarrollo sostenible y la eliminación de la pobreza.

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Se invita a las Naciones Unidas a impulsar un sistema de intercambio de información de las mejores prácticas de políticas e instrumentos para la economía verde.

Principios para la economía verde

Afirmamos que las políticas de economía verde en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza deberán: a) Ser compatibles con el derecho internacional; b) Respetar la soberanía nacional de cada país sobre sus recursos naturales, teniendo en cuenta sus circunstancias, objetivos, responsabilidades, prioridades y margen de acción con respecto a las tres dimensiones del desarrollo sostenible; c) Contar con el respaldo de un entorno propicio e instituciones que funcionen adecuadamente a todos los niveles, con la asignación de una función de liderazgo a los gobiernos y con la participación de todos los interesados pertinentes, incluida la sociedad civil; d) Promover el crecimiento económico sostenido e inclusivo, fomentar la innovación, ofrecer oportunidades, beneficios y empoderamiento para todos y respetar los derechos humanos; e) Tener en cuenta las necesidades de los países en desarrollo, en particular los países en situaciones especiales; f) Fortalecer la cooperación internacional, la cual incluye el suministro de recursos financieros y la transferencia de tecnología a los países en desarrollo y el fortalecimiento de su capacidad; g) Lograr evitar la imposición de condiciones injustificadas a la asistencia oficial para el desarrollo y la financiación; h) No constituir un medio de discriminación arbitraria o injustificable ni una restricción encubierta del comercio internacional, evitar la adopción de medidas unilaterales para afrontar los desafíos ambientales fuera del ámbito de jurisdicción del país importador, y asegurar que las medidas ambientales destinadas a solventar los problemas ambientales transnacionales o mundiales se basen en un consenso internacional, en la medida de lo posible; i) Contribuir a colmar la brecha tecnológica entre los países desarrollados y en desarrollo y reducir la dependencia tecnológica de los países en desarrollo, adoptando todas las medidas oportunas; j) Mejorar el bienestar de los pueblos indígenas y sus comunidades, otras comunidades locales y tradicionales y las minorías étnicas, reconociendo y apoyando su identidad, cultura e intereses, y evitar poner en peligro su patrimonio cultural, sus prácticas y sus conocimientos tradicionales, preservando y respetando los enfoques no orientados al mercado que contribuyan a la erradicación de la pobreza; k) Mejorar el bienestar de las mujeres, los niños, los jóvenes, las personas con discapacidad, los pequeños agricultores y los agricultores de subsistencia, los pescadores y quienes trabajan en empresas pequeñas y medianas, y mejorar los medios de vida y el empoderamiento de los pobres y los grupos vulnerables, en particular en los países en desarrollo; l) Aprovechar al máximo el potencial de las mujeres y los hombres y asegurar que su contribución se realice en condiciones de igualdad; m) Promover actividades productivas en los países en desarrollo que contribuyan a la erradicación de la pobreza; n) Atender las preocupaciones que suscitan las desigualdades y promover la inclusión social, incluidos niveles mínimos de protección social; o) Promover modalidades sostenibles de consumo y producción; y, p) Perseverar en el empeño de superar la pobreza y la desigualdad mediante la adopción de enfoques inclusivos y equitativos del desarrollo.

En referencia al apartado IV, se estableció un Foro Político de alto nivel de carácter intergubernamental para reemplazar a la Comisión de Desarrollo Sostenible (CDS), que se había mostrado inoperante para implementar la Agenda 21 y los demás acuerdos relativos al Desarrollo Sostenible. Entre las misiones de este Foro se encuentran:

Definir la agenda y propiciar el diálogo de forma periódica. Incluir nuevos aspectos emergentes. Revisar la implementación y mejora de la coordinación del sistema de Naciones Unidas.

En este contexto, el PNUMA se vio reforzado en varios aspectos:

asegurando recursos financieros estables; dotando al consejo de administración de una composición universal;

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fortaleciendo su papel en los órganos de coordinación de NN.UU para la formulación de estrategias relacionadas con el medio ambiente;

consolidando su sede en Nairobi y su presencia regional; y, promoviendo nuevos mecanismos de transparencia y participación efectiva de la sociedad civil.

Otro punto interesante, no exento de profundas discusiones, fue la introducción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por parte de Colombia y Guatemala y que debieran ser la piedra de toque para sustituir en un futuro los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Aquí se abordan un gran número de tópicos como la erradicación de la pobreza, agua y saneamiento, seguridad alimentaria, energía, salud, educación, cambio climático, desastres, entre otros muchos, con conceptos y acciones comprometidas que deben servir de base para los países en la definición de sus estrategias y en la conceptualización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Otras iniciativas impulsadas en el marco de Río+20 son (Ecodes, 2012): I. Lanzamiento por las Naciones Unidas del "Desafío Cero Hambre". II. Creación por el Gobierno brasileño de Río+20, el Centro Mundial para el Desarrollo Sostenible. III. Avances en el enfoque de las Corporaciones B o Benefit Corporations. IV. Consenso en la necesidad de avanzar en indicadores alternativos al PIB. V. Compromiso financiero de la OPEP para el Desarrollo Internacional (OFID). En resumen, los principales resultados de la cumbre de Río+20 son (Ecodes, 2012): 1. La economía verde se presenta como una herramienta para alcanzar el desarrollo sostenible. 2. Establecimiento de un proceso para la adopción de unos Objetivos de Desarrollo Sostenible en el futuro. 3. Establecimiento de un lenguaje común sobre economía verde. 4. Establecimiento de un Foro de Alto nivel para el seguimiento de Río+20 y los acuerdos alcanzados. 5. Fortalecimiento del PNUMA. No será una Agencia independiente, pero tendrá un presupuesto regular y buscará la participación efectiva de la sociedad civil en el mismo. 6. Impulso de la incorporación de valores de sostenibilidad en el sector privado, señalando los informes de sostenibilidad corporativa. 7. Necesidad de incorporar en la medición del desarrollo los valores de prosperidad y bienestar. 8. Establecimiento de un mecanismo para asegurar medios para la implementación financiera y tecnológica. 9. Reafirmación de los principios de Río 1992. 10. Compromiso político para el futuro que queremos. 11. Marco de trabajo sobre consumo y producción sostenibles. 12. Avances en objetivos y metas en áreas prioritarias, especialmente en océanos (gestión sostenible de las pesquerías, conservación de la biodiversidad en alta mar...). 13. Reconocimiento de la importancia de los compromisos voluntarios. 14. Reconocimiento del papel de la sociedad civil. Y algunas de las carencias son (Ecodes, 2012):

Falta de objetivos, metas e indicadores concretos para la consecución de la declaración de Río+20. Falta de financiación comprometida para el cumplimiento de acuerdos. Falta de determinación para la eliminación de los subsidios perversos para el medio ambiente. Falta de claridad y comprensión de la economía verde como instrumento para alcanzar el desarrollo sostenible. La decisión final de no crear una Agencia para la protección del Medio Ambiente, la llamada United Nations

Environmental Organization. 1 En la actualidad, el número de países que forma parte del G77 supera ampliamente la centena. 1.8. El desarrollo sostenible en la UE: estrategia Europa 2020 1.8.1. Un poco de historia En el año 1951 Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y la República Federal de Alemania, constituyeron en París la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), con el objeto de crear un mercado común para el carbón, el hierro y el acero. Este organismo dio origen al posterior Tratado de Roma, firmado por estos mismos Estados el 1 de enero de 1958, y que derivó en la creación de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM) y en la constitución de la Comunidad Económica Europea (CEE). A los estados miembros iniciales se fueron uniendo posteriormente otros países (Reino Unido, Irlanda, Dinamarca, Grecia, España, Portugal) en diferentes años, hasta su constitución completa en 1990, con las incorporaciones finales de Suecia, Finlandia y Austria.

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La Agencia Europea de Medio ambiente (AEMA) se creó en 1990 (según el reglamento (CEE) Nº1210/90), pero no fue operativa hasta el año 1995. Su objetivo es proporcionar información objetiva, fiable y comparable a los responsables de elaborar y de aplicar la política medioambiental a nivel europeo y nacional, así como al público en general. El Tratado de la Unión Europea, firmado en Maastricht el 7 de febrero de 1992, tuvo como meta principal fomentar el crecimiento sostenible respetando el medio ambiente. El 1 de noviembre de 1993, a raíz de la entrada en vigor del Tratado de la Unión Europea, la institución cambió de nombre y se pasó a denominar Unión Europa, también conocida como la Europa de los quince.

"La política de la Unión Europea en el ámbito del medio ambiente tendrá como objetivo alcanzar un nivel de protección elevado, teniendo presente la diversidad de situaciones existentes en las distintas regiones de la Unión .Se basará en los principios de cautela y de acción preventiva, en el principio de corrección de los atentados al medio ambiente, preferentemente en la fuente misma, y en el principio de quien contamina paga.Las exigencias de la protección del medio ambiente deberán integrarse en la definición y en la realización de las demás políticas de la Unión".

No fue hasta el 1 de mayo de 2004 que se incorporaron a la Unión los siguientes países: Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, República Checa, Hungría, Eslovaquia, Eslovenia, Malta y Chipre. Posteriormente, en 2007 se incorporaron Rumanía y Bulgaria, formando la actual UE-27.

La preocupación por el medio ambiente no fue significativa hasta la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Humano, celebrada en Estocolmo en junio de 1972. No obstante, aunque sus resultados no pasaron de ser una mera declaración de intenciones, sí supuso un revulsivo que internacionalizó los problemas medioambientales y provocó la reacción de la Comunidad Europea. Hasta dicha conferencia, se había defendido la idea del desarrollo a ultranza en una época dominada por la Guerra Fría, y que derivó en una degradación seria del entorno y de la calidad de vida de las personas. La sociedad, consciente de la problemática medioambiental, inició durante las últimas décadas del siglo XX multitud de programas para la salvaguarda del entorno y con el propósito de que las generaciones futuras pudieran disponer de un medio ambiente digno y saludable. Tras reconocer que en el contexto del crecimiento económico y mejora de la calidad de vida debe restarse una especial atención al medio ambiente, la Comunidad adopta su primer Programa comunitario plurianual de acción en materia de medio ambiente (1973-1976), en donde se recogen los objetivos y principios de esta política. Desde entonces, a este primer programa le han sucedido cinco más 1977-1981; 1982-1986; 1987-1992; 1992-2000; 2001-2012) y, hasta ahora, se encuentra vigente el VII Programa para los años 2013-2020, bajo la denominación Programa General de Medio Ambiente. De entre todos estos programas, tiene especial significación el V Programa de Acción en materia de Medio ambiente: "Hacia un desarrollo sostenible", que concluyó el 31 de diciembre de 2000, y que supuso la adopción de nuevas medidas y abrió un compromiso más amplio para integrar la dimensión medioambiental en las demás políticas. Un avance político clave fue la adopción en 2010 de la Estrategia Europa 2020, que tiene por objetivo la transformación de la UE en una economía ecológica, basada en el conocimiento, con un uso eficiente de los recursos, bajas emisiones de carbono, y capaz de dar una respuesta sostenible a los desafíos de la UE hasta el año 2050. Precisamente, en el contexto de crisis global actual, la Comisión puso en marcha, en noviembre de 2008, un importante Plan de Recuperación para el crecimiento y el empleo, que recoge el objetivo de la Estrategia Europa 2020 y otras propuestas sociales y de inversión en capacidades técnicas y tecnológicas de futuro. 1.8.2. Los Programas de Acción Comunitarios La política medioambiental que se decide en el ámbito europeo se lleva a término principalmente a través de los Programas de Acción Comunitarios de Medio Ambiente (PACMAS). Los objetivos de estos programas se desarrollan a través de los instrumentos jurídicos previstos en el Tratado de la Unión Europea (1991).

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Cada Programa se caracteriza por centrarse en la problemática propia del período en el que se realizaba, por lo que cada uno de ellos recoge los puntos del programa anterior y los amplia, modifica su enfoque o les otorga un grado diferente de importancia, según sea la situación en esa época. No pueden, por tanto, considerarse los programas de forma aislada, sino como una progresión que refleja los cambios que han sufrido los problemas ambientales en los últimos 30 años. 1.8.2.1. El Primer Programa En 1972 la Cumbre de París de Jefes de Estado y de Gobierno propuso que las instituciones comunitarias acordaran algún programa de actuación medioambiental. Hasta esa fecha, las prioridades de la Comunidad Europea habían sido el crecimiento económico e industrial, pero con la ausencia de una política medioambiental aplicable a todos los países miembros. El nacimiento del Primer Programa en materia medioambiental se produjo en 1973, coincidiendo con el inicio de una crisis económica que afectaría a Europa hasta los años ochenta y con un aumento de la concienciación medioambiental por parte de la sociedad.

Principios fundamentales del primer programa

Prevención.

Subsidiariedad.

Restauración y corrección del deterioro medioambiental.

No subvención (principio de contaminador-pagador).

El Primer Programa nombraba los objetivos y principios que debía seguir la política de medio ambiente en Europa y se citaban un gran número de medidas de carácter correctivo necesarias para poder seguir con esta política. Los temas centrales eran la lucha contra la contaminación y las perturbaciones del sistema productivo (contaminación y residuos).

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Capítulos fundamentales del primer programa

Fijar concentraciones máximas de contaminantes en el medio (plomo, mercurio, cadmio, compuestos organofosforados y órgano-halógenos, hidrocarburos, compuestos de azufre, óxidos de nitrógeno, óxidos de carbono, amianto, vanadio, etc.).

Estandarizar las normas de calidad para los productos finales (vehículos, combustibles, detergentes, pinturas, barnices, plaguicidas, envases, explosivos, gestión de residuos sólidos, contaminación acústica, etc.).

Protección del medio natural y Ordenación del territorio (aunque tuvieron un tratamiento y una trascendencia menor que los dos capítulos anteriores).

1.8.2.2. El Segundo Programa El Segundo Programa comunitario en materia de medio ambiente se adoptó en 1977 siendo válido hasta 1981. Principalmente, éste actualizaba y ampliaba el Primer Programa, pero también introducía algún aspecto nuevo. Los temas centrales de este Programa volvían a ser la lucha contra la contaminación y las perturbaciones del sistema productivo (contaminación y residuos).

Novedades del segundo programa respecto al primero

Protección de la flora y de la fauna (como consecuencia del convenio de Ramsar sobre zonas húmedas se prestó especial atención a las especies avícolas).

Proponer un procedimiento común de evaluación del impacto de diferentes actividades sobre el medio ambiente (aunque este proyecto no se implantó hasta el tercer Programa).

Ampliación de las actuaciones territoriales distinguiendo zonas rurales, áreas de montaña, zonas urbanas y áreas litorales y costeras

1.8.2.3. El Tercer Programa El Tercer Programa, adoptado para el período 1982-1986, variaba el enfoque de la protección medioambiental, pasando de la corrección (pilar de los dos programas anteriores) a la prevención. Esta perspectiva precisaba un desarrollo económico y social acorde, de difícil implantación si se tienen en cuenta las diferentes legislaciones de los países miembros. El objetivo primordial del Tercer Programa era integrar el medio ambiente en las demás políticas; es aquí cuando se implanta un procedimiento común de evaluación del impacto de diferentes actividades sobre el medio ambiente. La lucha contra la contaminación y los residuos pasa a ocupar un segundo plano y siempre se realiza dentro de un contexto medioambiental más amplio.

Novedades del tercer programa respecto al segundo

Proponer una protección de la flora y de la fauna integrada dentro de los espacios naturales, en vez de por especies en peligro de extinción o plantas/animales concretos (este proyecto se implantó con el Quinto Programa y la Directiva de Hábitat).

Énfasis en la Gestión de Recursos Naturales.

Vincular la industria ambiental con la creación de puestos de trabajo.

Promoción del uso de fuentes de energía alternativas al petróleo.

Proponer la creación de Fondos financieros e instrumentos para el medio ambiente (aunque este objetivo no se cumpliría hasta más tarde).

1.8.2.4. El Cuarto Programa El Cuarto Programa, adoptado en el período 1987-1992, se considera como una continuación del anterior. Como punto a destacar, este programa recalcaba la importancia de la actuación integral, considerando imperativo que la protección del medio ambiente se contemple dentro del conjunto de las políticas comunitarias y en la toma de decisiones económicas.

Novedades del cuarto programa respecto al tercero

Tratamiento global de los contaminantes, considerando las posibles interacciones entre diferentes contaminantes sobre un medio receptor y la transmisión de la contaminación entre diferentes medios receptores.

Intervención horizontal de la política ambiental en el resto de políticas.

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Creación de instrumentos en política ambiental (como los estudios de evaluación de impacto ambiental).

1.8.2.5. El Quinto Programa El Quinto Programa de la Unión Europea de política y actuación en materia de medio ambiente y desarrollo sostenible fue adoptado en 1992 y era aplicable hasta el año 2000, aunque contempla una fecha intermedia en 1995 en la que se realizó una revisión y una evaluación de los resultados obtenidos desde 1992. Este Programa adopta el concepto de "desarrollo sostenible" que se formuló en el Informe de la Comisión Mundial de Medio ambiente y Desarrollo (Informe Bruntland) y que se define como "el que satisface las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras". Concretando mucho, se puede decir que mientras los dos primeros programas se centraban en la corrección de la contaminación y los residuos y los dos siguientes en introducir los objetivos medioambientales en las políticas sectoriales, el Quinto Programa incide directamente sobre las estrategias de desarrollo en la Comunidad. En palabras textuales, los temas medioambientales no se tratan "como problemas sino como síntomas de una mala gestión". Al incidir más sobre estrategias que sobre problemas concretos, a este Programa se le otorgó un plazo de tiempo mucho más amplio que a los anteriores. 1.8.3. Revisión de la política medioambiental de la UE 2011 En los últimos decenios, la UE ha demostrado un compromiso claro de integrar la sostenibilidad en todas sus políticas. Prueba de ello son las medidas de lucha contra el cambio climático y el fomento de las energías renovables, que constituyen parte de los objetivos de la Estrategia Europa 2020. Estos problemas se han abordado sobre todo a base de disposiciones legales e innovaciones tecnológicas. Por ejemplo, la UE ha adoptado objetivos climáticos vinculantes junto con el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión, así como una serie de instrumentos legislativos sobre la biodiversidad, la gestión de los residuos, el agua y la calidad del aire.

Los ecos industrias de la UE suponen el 2,5% del PIB y proporcionaron empleo a 3,4 millones de personas en el año 2009.

El tránsito hacia una economía ecológica exige, en el marco de la Estrategia Europa 2020, aplicar soluciones que conlleven bajas emisiones de carbono, una utilización eficiente de los recursos e intensificar los esfuerzos para promover pautas de consumo y producción sostenibles. Dicha Estrategia establece una serie de prioridades impulsadas por cinco objetivos principales (tabla 1.9) y siete iniciativas emblemáticas. Tabla 1.9. Objetivos principales de la Estrategia Europa 2020. Fuente: Comunicación de la Comisión Europea, 2011.

Objetivos principales de la estrategia Europa 2020

El 75% de la población de entre 20 y 64 años debería estar empleada.

El 3% del PIB de la UE debería invertirse en I+D.

Cumplir los objetivos de clima y energía 20/20/20: reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 20%, incrementar el porcentaje de energías renovables al 20% y mejorar le eficiencia energética en un 20%.

El porcentaje de abandono escolar debería ser inferior al 10%, y al menos, el 40% de la generación más joven debería tener estudios superiores completos.

El riesgo de pobreza debería amenazar a 20 millones de personas menos.

En relación a las iniciativas emblemáticas (Comunicación de la Comisión Europea, 2011), se tiene: Mejorar las condiciones generales y el acceso a la financiación para la investigación e innovación (Unión por la

innovación). Mejorar los resultados de los sistemas educativos y facilitar la entrada de los jóvenes en el mercado laboral

(Juventud en movimiento). Acelerar el despliegue de Internet de alta velocidad y beneficiarse de un mercado digital único para las familias

y empresas (Una agenda digital para Europa). Ayudar a desligar crecimiento económico y utilización de recursos, apoyar el cambio hacia una economía con

bajas emisiones de carbono, incrementar el uso de energías renovables, modernizar el sector del transporte y promover la eficiencia energética (Una Europa que aproveche eficazmente los recursos).

Mejorar el entorno empresarial, especialmente para las pyme (Una política industrial para la era de la mundialización).

Administrador
Resaltado
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Modernizar los mercados laborales y potenciar la autonomía de las personas mediante el desarrollo de capacidades a lo largo de su vida (Una agenda para nuevas cualificaciones y empleos).

Garantizar la cohesión social y territorial, de tal forma que los beneficios del crecimiento y del empleo sean ampliamente compartidos y las personas que sufren de pobreza y exclusión social puedan vivir dignamente y tomar parte activa en la sociedad (Plataforma europea contra la pobreza).

La Comisión Europea, a través de su oficina estadística (Eurostat), la Agencia Europea de Medio ambiente y otras partes, proporciona información estadística e indicadores que permiten medir la sostenibilidad e informar al respecto, mediante una serie de informes periódicos. Uno de los más significativos por los hechos que se dieron en el año 2005, fue el emitido en el año 2006, según ilustra el siguiente cuadro.

Informe de 2006 sobre la estrategia de la UEpara el desarrollo sostenible (referido a datos de 2005)

El Informe de 2006 recogió una serie de hechos relevantes sucedidos mayoritariamente en el año 2005:

Se adoptaron importantes medidas para combatir el cambio climático. Entró en vigor el Protocolo de Kioto y, en la UE, se dio comienzo al mayor plan de comercio de derechos de emisión de CO2 del mundo y se puso en marcha la segunda fase del Programa Europeo sobre Cambio Climático (ECCP, por sus siglas en inglés).

Las cinco estrategias temáticas adoptadas por la Comisión Europea en enero de 2006 (contaminación atmosférica, medio marino, medio ambiente urbano, utilización de los recursos y residuos) sentaron las bases de la siguiente generación de política medioambiental.

La revisión de la estrategia de la UE para el desarrollo sostenible aportó un nuevo marco para afrontar las nuevas tendencias económicas, sociales y medioambientales a largo plazo y sus sinergias.

Según este informe, el problema más acuciante por entonces era el cambio climático, cuyo impacto se consideraba evidente dada la frecuencia cada vez mayor de fenómenos meteorológicos extremos, la escasez de agua en algunas regiones y el retroceso del hielo en los polos. Otras prioridades ambientales eran la contaminación atmosférica y la regulación de los productos químicos para reducir sus efectos sobre la salud y el medio ambiente; la conservación del suelo como recurso productivo y reserva de la biodiversidad; la mejora cualitativa y cuantitativa del agua dulce y la preservación de los océanos. En respuesta a las consecuencias ya constatables del cambio climático, los Ministros de la UE acordaron el objetivo de limitar el aumento de la temperatura del planeta a largo plazo a no más de 2ºC por encima de los niveles anteriores a la industrialización. Asimismo, señalaron que puede que sea necesario estabilizar las concentraciones de CO2 muy por debajo de 550 ppm para alcanzar ese objetivo, lo que exigirá reducir de aquí al 2050 las emisiones de gases de efecto invernadero en los países desarrollados entre un 60% y un 80% respecto a los niveles de 1990.

El reto ahora consiste en desarrollar y aplicar políticas a largo plazo para aquellos sectores económicos que más contribuyen a las fuentes de contaminación difusas. Dichas políticas se proponen desligar el uso de los recursos naturales del crecimiento económico, instaurando una serie de medidas sobre las materias primas, la eficiencia energética y la biodiversidad, así como hojas de ruta para reducir las emisiones de carbono, la energía y el transporte. 1.8.3.1. El Séptimo Programa (Programa General de Medio Ambiente) El 20 de noviembre de 2013 fue aprobado por el Parlamento y Consejo Europeo el VII Programa de Medio Ambiente -en rigor, Programa General de Medio Ambiente-, materializado en la Decisión nº 1386/2013/UE relativa al Programa General de Acción de la Unión en materia de Medio Ambiente hasta 2020 "Vivir bien, respetando los límites de nuestro planeta", cuya entrada en vigor se produjo el 17 de enero de 2014. Dicho Programa, que consta de 102 puntos, es una continuación de muchas de las medidas iniciadas y adoptadas en el Sexto Programa y marcará las directrices ambientales de la Unión Europea hasta el 31 de diciembre de 2020. La UE llega a esta etapa con bastantes luces, pero también con infinidad de sombras. Entre los aspectos positivos destaca la abundante legislación ambiental emitida a lo largo de las últimas cuatro décadas, y que es considerada entre la más moderna y completa del mundo, al contribuir a:

Reducir sensiblemente las emisiones de contaminantes y gases de efecto invernadero (GEI) al aire, así como de otros vertidos a las corrientes fluviales y suelo.

Un incremento de la calidad del agua, no en vano, la UE posee en este aspecto una de las mejores del mundo. Una mayor seguridad a la hora de trabajar con productos químicos debido a la modernización de su normativa.

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La declaración de zonas protegidas (más del 18% del territorio y el 4% de sus mares). La creación de empleo y oportunidades de exportación gracias a la innovación y las inversiones en bienes y

servicios. La lucha contra el cambio climático, el agotamiento de la capa de ozono y la pérdida de biodiversidad. La introducción de la variable ambiental en las políticas agrícolas y energéticas.

Sin embargo, los temas que siguen pendientes son: Degradación, fragmentación y uso insostenible del territorio y del recurso que, a su vez, suponen una amenaza

para la biodiversidad y aumentan la vulnerabilidad de Europa al cambio climático y a las catástrofes naturales. Gestión inadecuada del residuo. Modelos de producción y consumos ineficientes desde el punto de vista energético (agotamiento de recursos,

minerales, fuentes de energía, aumento de la demanda de bienes y servicios, entre otros) que derivan en aumentos considerables del precio.

Catástrofes ambientales. Precisamente, una de las reflexiones finales del Sexto Programa se refería a la "necesidad de plantear nuevos retos que conviertan a la Unión Europea en una economía inteligente, sostenible e integradora que avance hacia una economía baja en carbono y eficiente en el uso de los recursos". Así, de forma integrada y coherente, se establecen una serie de nueve objetivos prioritarios (tabla 1.10). Tabla 1.10. Objetivos prioritarios del Programa General de Medio Ambiente comunitario en materia de medio ambiente.

Objetivos prioritarios del programa general de medio ambiente de la UE

1 Proteger, conservar y mejorar el capital natural de la Unión

2 Convertir a la Unión en una economía hipocarbónica, eficiente en el uso de los recursos, ecológica y competitiva

3 Proteger a los ciudadanos de la Unión de las presiones y riesgos medioambientales para la salud y el bienestar

4 Maximizar los beneficios de la legislación de medio ambiente de la Unión mejorando su aplicación

5 Mejorar la base de conocimientos e información de la política de la Unión de medio ambiente

6 Asegurar inversiones para la política en materia de clima y medio ambiente y abordar las externalidades medioambientales

7 Intensificar la integración medioambiental y la coherencia entre políticas

8 Aumentar la sostenibilidad de las ciudades de la Unión

9 Reforzar la eficacia de la Unión a la hora de afrontar los desafíos medioambientales y climáticos a nivel internacional

Con el actual Programa, la Unión apuesta por una serie de iniciativas estratégicas y revolucionarias en relación al aprovechamiento de los recursos, energías renovables, biodiversidad, eco-innovación, transportes, entre otros

Estas medidas se ponen de manifiesto a través de:

Hoja de ruta hacia una Europa eficiente en el uso de los recursos; Estrategia de la Biodiversidad 2020; y, Hoja de Ruta hacia una Economía Baja en Carbono.

Hoja de ruta hacia una Europa eficiente en el uso de los recursos En este documento se hace un llamamiento a abandonar el uso intensivo de los recursos y a realizar una transformación1 radical en el ámbito energético, industrial, agrícola, pesquero y de transporte, así como en el comportamiento de productores y consumidores, sin perjuicio de seguir generando riqueza y bienestar. Estas medidas de la UE deberán completarse con una acción y una cooperación reforzadas y globales con países vecinos para resolver problemas comunes.

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El objetivo final es realmente ambicioso... y es que en 2050: [...] la economía de la UE haya crecido de manera respetuosa con las restricciones de recursos y con los límites del planeta, contribuyendo así a la transformación económica mundial, convirtiendo la economía de la UE en competitiva e integradora y que proporcionará un elevado nivel de vida con un impacto ambiental mucho menor (es decir, crear más con menos), en la que todos los recursos se gestionarán de manera sostenible, desde las materias primas hasta la energía, el agua, el aire, la tierra y el suelo, y se habrán alcanzado los objetivos intermedios sobre el cambio climático, al tiempo que se habrán protegido, valorado y restablecido sustancialmente la biodiversidad y los servicios eco-sistémicos que ésta sustenta. Para convertir los desafíos en oportunidades, la economía europea deberá:

Implantar políticas que mejoren los productos, modifiquen las pautas de consumo e impulsen la producción eficiente desde la integralidad. Dichas estrategias pasan por la valorización de los residuos, el apoyo a la I+D+i, una óptima distribución de las ayudas, la fijación de precios adecuados y la reorientación de la carga impositiva.

Precisar acciones en relación con los servicios de los ecosistemas, la biodiversidad, los minerales y metales, el agua, el aire, la tierra y los suelos y los recursos marinos.

Proponer medidas en relación con sectores de gran impacto ambiental (alimentación, vivienda y transporte) y de gobernanza, seguimiento y aspectos internacionales.

Estrategia de la Biodiversidad 2020 Las estrategias en este ámbito acometidas a partir de 2010 no han dado los resultados esperados. Existen ecosistemas gravemente dañados y se sigue perdiendo biodiversidad, a pesar de las medidas adoptadas a raíz de la Estrategia sobre la Biodiversidad de 2012, con una propuesta de indicadores específicos que se trasponen para las Metas de Aichi. Con este Programa se espera frenar la pérdida de biodiversidad, planteando un nuevo marco de actuación a diez años vista en relación a:

las medidas de conservación y restauración de la naturaleza; el mantenimiento y mejora de los ecosistemas y sus servicios; la sostenibilidad de la agricultura, la silvicultura y la pesca; y, la lucha contra las especies exóticas invasoras.

De esta manera, se pretende que para el año 2020 se alcancen los siguientes objetivos:

Frenar la pérdida de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas. Reducir las presiones que ocasionan impactos sobre las aguas dulces, costeras y de transición. Disminuir más si cabe los impactos de la contaminación atmosférica sobre los ecosistemas y la biodiversidad. Proteger el suelo de forma adecuada y aplicar técnicas de remediación de los lugares contaminados. Gestionar de una forma sostenible y eficiente el ciclo de los nutrientes (nitrógeno y fósforo) en cuanto al uso de

los recursos. Proteger los bosques y reforzar su capacidad de resistencia frente al cambio climático y los incendios.

Y la forma de llevar a cabo estos logros pasa por: Aplicar plenamente la Estrategia sobre la Biodiversidad y el Programa de Salvaguarda de las Aguas de

Europa.

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Asegurar la existencia en 2020 de poblaciones de peces saludables, limitando los niveles correspondientes a un rendimiento máximo sostenible (a partir de 2015) y estableciendo a nivel europeo una meta cuantitativa de reducción de los desechos marinos.

Cumplir íntegramente la legislación sobre calidad del aire y establecer medidas y metas estratégicas para los años posteriores a 2020.

Reducir la erosión y fomentar más si cabe la enmienda orgánica del suelo (compostaje). Reducir las emisiones de nitrógeno y fósforo, en particular las procedentes de las aguas residuales urbanas e

industriales y del uso de fertilizantes. Desarrollar y aplicar una nueva estrategia forestal de la Unión que responda a las demandas que se ejercen

sobre los bosques, aborde los beneficios que estos aportan y contribuya a un planteamiento más estratégico de su protección y mejora.

Hoja de ruta hacia una economía hipo carbónica competitiva en 2050 En este documento se recogen las actuaciones de la UE para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de entre un 80% y un 95% en base a los niveles de 1990 (fijándose como objetivos intermedios reducciones reales del 25% para 2020 y entre el 40% y el 60% entre 2030 y 2040), de acuerdo con el Consejo Europeo de octubre de 2009. Dichas actuaciones afectan directamente a sectores tales como el eléctrico, transportes, construcción, industrial, usos del suelo...y pasarían por aumentar las inversiones, reducir la factura energética y la dependencia de los combustibles fósiles, crear empleo y mejorar la calidad del aire, entre otros. Así, resulta imprescindible aplicar el "paquete" de medidas en materia de clima y energía y acelerar el cumplimiento del objetivo en materia de eficiencia energética (20% para 2020)2. Por lo que respecta a las emisiones GEI, la UE está en el camino correcto para el cumplimiento del objetivo acordado (también un 20% en 2020), aunque el Programa recuerda a las industrias la importancia de adoptar las mejores tecnologías disponibles en el marco de la Directiva 2010/75/UE sobre Emisiones Industriales y precisa que la participación debe abarcar a todos los sectores económicos, previendo que la Directiva de Comercio de Emisiones3 sea el pilar fundamental en el que se apoye la política de reducciones posteriormente al año 2020. 1 En la UE se lleva haciendo desde 2011 un proceso de transformación con estrategias integradas a largo plazo para detener la pérdida de biodiversidad, intensificar la eficiencia en el uso de los recursos y acelerar la transición hacia una economía hipocarbónica. 2 La Comisión Europea se dio cuenta de que con las anteriores directivas 20/20/20 no se llegaría al objetivo de reducción del 20% del consumo energético previsto para el 2020, quedándose en menos de la mitad, tan sólo un 45%, así que se redactó la Directiva 2012/27/UE del Parlamento europeo y del Consejo de 25 de octubre de 2012, relativa a la eficiencia energética, por la que se modificaban las Directivas 2009/125/CE y 2010/30/UE, y por la que se derogaban las Directivas 2004/8/CE y 2006/32/CE. 3 Directiva 2009/29/CE del Parlamento europeo y del Consejo de 23 de abril de 2009 por la que se modifica la Directiva 2003/87/CE para perfeccionar y ampliar el régimen comunitario de comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero. 1.9. El desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe 1.9.1. Introducción El estado actual del desarrollo sostenible en América Latina es el resultado de un largo proceso histórico, que no puede explicarse exclusivamente a partir del aprovechamiento de los recursos naturales de la región para el desarrollo de las sociedades locales, dejando de lado las relaciones de dominación y dependencia que se han establecido en distintos momentos con Europa, en un primer momento, y, después, con los Estados Unidos de América. La llegada de los colonizadores europeos a tierras americanas desencadenó una serie de impactos ambientales con diferentes características y magnitudes en Norteamérica, Centroamérica y Sudamérica, en la época de la conquista y la construcción de la sociedad colonial, durante el período de desarrollo del capitalismo industrial, en la conformación de los bloques capitalista y socialista, y en el proceso actual de reorganización económica mundial. Algunos ejemplos de cómo las relaciones internacionales a lo largo de la historia han determinado las condiciones ambientales de Latinoamérica son:

La existencia en varios países de grandes volúmenes de pasivos ambientales, producto de la explotación minera que tuvo su auge en la época colonial y que vieron agotadas sus vetas hace mucho tiempo.

El auge de la ganadería iniciada en la colonia, y que hasta la actualidad es un factor fundamental de la destrucción de selvas, bosques y matorrales americanos.

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La aplicación de agroquímicos producidos en los países industrializados -en ocasiones prohibidos- y que constituyen una causa importante del deterioro de los ecosistemas y de la movilidad en las áreas rurales de América Latina.

La transferencia de tecnología obsoleta así como de residuos peligrosos, que constituyen ejemplos modernos de la forma en que la relación entre el centro y la periferia, afecta los estilos de desarrollo y la relación sociedad-naturaleza en América Latina.

Sin embargo, la concepción general de desarrollo sostenible acuñada en el Informe Bruntland de 1987 va más allá del enfoque meramente ambiental al que con demasiada frecuencia se asimila y reduce el concepto de sostenibilidad, para abrir sus perspectivas a otras dimensiones del desarrollo -relaciones sociales y económicas, políticas y culturales, institucionales y territoriales-, integrándolas conceptual y analíticamente en la noción de desarrollo socialmente sostenible.

En la sociedad latinoamericana el desarrollo es un proceso de manifestaciones y resultados desiguales marcado por la disparidad y diferencia entre naciones, regiones, sectores de actividad y agentes económicos y sociales. De hecho, América Latina no es una región intrínsecamente pobre. Al contrario, la casi totalidad de los países de la región forman parte del grupo de naciones de ingresos medios y algunos, incluso, del estrato inmediatamente superior (ingreso medio alto). La pobreza que padecen amplios sectores de la población (Godínez, 2008)1 en todos los países tiene una de sus causas estructurales más básicas en la desigualdad distributiva (que atañe a la concentración de la riqueza, el ingreso y, por supuesto, el poder).

Tal y como se verá, es esencial para América Latina la construcción de nuevos arreglos sociales y políticos que permitan desbloquear el punto muerto en el que se encuentran varios procesos y programas públicos, cuya continuidad y eficiencia son cruciales para el desarrollo sostenible, como la descentralización y el gasto público social. 1 Godínez, V. (2008). Desarrollo sostenible y cohesión social: algunas consideraciones referidas al caso latinoamericano. Revista EcoSostenible, (44), 4-13. 1.9.2. Desigualdad ambiental y social Existe evidencia empírica por la cual los grupos sociales más desfavorecidos son los que cuentan con menos posibilidades reales de escapar de situaciones de degradación ecológica. Esta menor capacidad de respuesta viene dada por su condición de excluidos y por las restricciones materiales y simbólicas que ello implica en las sociedades de inicio del siglo XXI (Godínez, 2008). Los niveles de desigualdad social son, en muchos países, más elevados que los ya excesivamente inequitativos de los años sesenta o setenta, y quizás en ningún país de la región son mejores que entonces. El éxito de su manejo con el nuevo modelo económico no parece estar asociado con mejoras distributivas apreciables y en algunos países las tendencias de la década actual continúan siendo hacia el deterioro. El mayor crecimiento económico se ha traducido en una reducción de los niveles de pobreza, pero éstos siguen estando por encima de los del año 1980. Por otro lado, las carencias materiales y simbólicas también tienen que ver con la exclusión social de los individuos, restringiendo o anulando su participación en las instituciones sociales básicas.

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De esta manera, se puede concluir que existe una fuerte correlación entre las situaciones de desigualdad ambiental y desigualdad social en América Latina, y es aquí donde entra en juego el enfoque de la cohesión social, ofreciendo un marco conceptual y operativo basado en los principios del desarrollo sostenible tal y como fueron enunciados en el Informe Bruntland (Godínez, 2007)1:

Pertenencia: supone el predominio compartido de valores fundamentales y el sentido de formar parte de una misma comunidad.

Inclusión: supone una capacidad generalizada de inserción económica y de acceso homogéneo a los servicios fundamentales y a la infraestructura básica.

Participación: supone una amplia implicación de los ciudadanos en la vida pública. Reconocimiento: supone pluralidad y respeto a las diferencias. Legitimidad: supone la existencia de instituciones públicas y privadas con capacidad, reconocida y aceptada,

de gestión y mediación de conflictos. Equidad: supone un compromiso sistémico y efectivo a favor de la justicia distributiva en el ámbito de la

riqueza, el ingreso y el poder. Lamentablemente, a nivel mundial, estos principios están muy lejos de alcanzarse y, más aún en el caso latinoamericano, donde se perciben signos muy preocupantes de distanciamiento entre dichos principios. 1 Godínez, V. (2007). Cohesión social y cooperación descentralizada. La experiencia europeo-latinoamericana. Observatorio de la Cooperación Descentralizada. Diputación de Barcelona, Estudios de Investigación, nº 2. Barcelona. 1.9.3. La importancia del entorno y la cohesión social La experiencia internacional muestra que, en los países en los que se han instaurado dispositivos y arreglos institucionales de combate a la exclusión, los diversos componentes de la cohesión social producen efectos positivos en la calidad de la vida en sociedad. El desarrollo de políticas públicas con efectos en la cohesión social requiere el fortalecimiento simultáneo de la institucionalidad democrática y la descentralización del Estado (Godínez, 2008). Respecto a este punto, en América Latina existe una falta de armonización entre las políticas locales y nacionales dirigidas a combatir focos de extrema pobreza, exclusión, desigualdad, segregación espacial, entre otros, lo cual ocasiona que su impacto neto en los vectores fundamentales de la cohesión social sea reducido y poco sostenible. El hecho de que las transferencias se realicen sin la articulación con programas integrales de desarrollo económico y social a largo plazo, resta eficacia y eficiencia a los recursos económicos e institucionales utilizados tanto a escala local como nacional en los programas sociales. La acción de los gobiernos locales latinoamericanos está delimitada, por un lado, por las demandas específicas de bienes y servicios públicos de los habitantes del territorio y, por otro lado, por la dotación efectiva de recursos administrativos, institucionales, materiales y económicos con que cuentan para cumplir sus obligaciones y atender las demandas ciudadanas. El entorno nacional es, por tanto, un factor que tiene un efecto determinante en las distintas áreas de la política municipal, restringiendo a menudo los márgenes de acción de los gobiernos locales. En este sentido, existen tres ámbitos en los que el contexto nacional y las políticas de los gobiernos centrales condicionan e incluso limitan la capacidad de los entes locales para llevar a cabo políticas y procesos de cohesión social: el crecimiento económico, el entorno laboral y el entorno fiscal. 1.9.4. Crecimiento económico El crecimiento económico en Latinoamérica ha sufrido grandes transformaciones en los últimos años. En la actualidad existen graves problemas asociados a la problemática del desarrollo, cuya génesis parece estar tanto en el modelo capitalista dependiente adoptado por la mayoría de los gobiernos de América Latina, como en los efectos del neoliberalismo y la globalización. Todo ello, analizado frente a diversas variables de orden político y cultural muestran un escenario de una gran complejidad con enormes déficits ecológicos, económicos y sociales. En la última década del siglo XX se observaron distintos problemas. El crecimiento económico regional fue de 3,5% en los años noventa, lo que dista mucho de los ritmos que se alcanzaron entre 1945 y 1974, con un 5,6% anual. La sensibilidad del crecimiento regional a los ciclos financieros internacionales sigue tan marcada como siempre, pese a la creciente sofisticación del manejo macroeconómico. Las brechas tecnológicas siguen siendo inmensas y no muestran señales de disminución en gran parte de los países de la región. En su conjunto, la región latinoamericana es una zona de bajo crecimiento. En efecto, en el año 2007 el valor real del PIB latinoamericano fue un 75% mayor que en 1990; si se considera el aumento de la población, esto resultó en una subida absoluta del PIB por habitante del 35% durante el mismo lapso (Godínez, 2008)1.

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Esta tendencia se ha venido manteniendo a lo largo del tiempo. Por ejemplo, en la figura 1.14 se pone de manifiesto un crecimiento sostenido del PIB per cápita a precios corrientes (en $US) para la región de América Latina y el Caribe.

Figura 1.14. Evolución del PIB per cápita en la región de América Latina y el Caribe durante la última década (en $US). Fuente: Banco Mundial (2015). Sin embargo, a pesar de esta capacidad de crecimiento en contraste con la denominada "década perdida" de los años 80, la ampliación del PIB regional es a todas luces insuficiente, no sólo en comparación con otros países y regiones (Asia, Pacífico, China, India, Irlanda...) sino porque el ritmo de crecimiento observado no alcanza para generar recursos que reviertan progresiva y eficazmente los índices generales de desigualdad y pobreza en los distintos países de la región (Machinea, Bárcena y León, 2005, citados por Godínez, 2008). Lógicamente, los resultados son dispares según la realidad de cada uno de los países. Por ejemplo, en la década de 2000 el crecimiento promedio del producto por habitante disminuyó en comparación con los años 90 en países como Argentina, Bolivia, Chile, El Salvador, Guatemala y Nicaragua. En México este indicador se estabilizó en torno a un indicador sumamente bajo desde 1990. Por el contrario, en países como Ecuador, Honduras y Venezuela el ritmo de aumento del producto por habitante siguió una tendencia al alta desde el año 2000, pero después de dos décadas de retracción o estancamiento, según el caso.

Desde hace más de veinte años, la mayoría de las economías latinoamericanas tienen grandes dificultades para sostener ciclos de crecimiento prolongados debido a su volatilidad, lo cual ha provocado la interrupción de iniciativas de carácter regional, que están estrechamente asociadas con la existencia de un ambiente de crecimiento fuerte y sostenido en cada país. En la tabla 1.11 se muestra la evolución del PIB per cápita en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA)2por países latinoamericanos y del Caribe desde 2013 a 2015 (estimación). Puede observarse como la mayoría de las economías sufren incrementos o decrementos moderados del PIB excepto Venezuela, cuyo PIB se contrajo un 3% en 2014 debido al derrumbe de los precios del crudo, su principal fuente de ingresos. Las previsiones al cierre de 2015 apuntan a una caída del 5,2% (Reuters, 2015). Tabla 1.11. Evolución del PIB per cápita (PPA) desde 2013 a 2015 (estimación) por países latinoamericanos y del Caribe (en $US). Fuente: Fondo Monetario Internacional (2015).

País 2013 2014 20151

1 Chile 22.470 22.971 23.556

2 Argentina 22.404 22.582 22.459

3 Uruguay 19.679 20.556 21.247

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4 Panamá 18.418 19.455 20.418

5 México 17.449 17.881 18.370

6 Venezuela 18.453 17.695 16.346

7 Brasil 15.979 16.096 15.941

8 Costa Rica 14.340 14.864 15.366

9 Colombia 12.806 13.430 13.851

10 Rep.Dominicana 12.167 13.012 13.554

11 Perú 11.556 11.817 12.187

12 Ecuador 10.864 11.244 11.380

13 Paraguay 8.112 8.449 8.717

14 El Salvador 7.783 8.021 8.261

15 Guatemala 7.289 7.503 7.681

16 Bolivia 5.928 6.221 6.424

17 Nicaragua 4.521 4.736 4.937

18 Honduras 4.614 4.729 4.830

1 Estimado

Por regla general, las ciudades latinoamericanas han adquirido una gran preponderancia en las dos últimas décadas, en tanto que la importancia de las zonas rurales se ha reducido, ya sea en la utilización de sus recursos productivos como en la construcción de nueva infraestructura. Esto ha originado que el crecimiento tienda a concentrarse en las grandes zonas metropolitanas de la región, provocando una incontrolable "hipertrofia urbana" y todas las secuelas indeseables que ello implica en términos de bienestar, progreso y sostenibilidad (Godínez, 2008).

1 Godínez, V. (2008). Desarrollo sostenible y cohesión social: algunas consideraciones referidas al caso latinoamericano. Revista EcoSostenible, (44), 4-13. 2 A diferencia del PIB per cápita a precios corrientes, el PIB a paridad de poder adquisitivo (PPA) permite la comparación entre países eliminando las distorsiones que generan los diferentes niveles de precios existentes entre ellos. Se calcula tomando los precios de EE.UU -en vez de tomar los precios del país- para posteriormente dividirlos por el tipo de cambio promedio en el período elegido. 1.9.5. Entorno laboral El rasgo más característico del desempleo en América Latina es su persistencia debido a la fuerte volatilidad del crecimiento económico regional. En efecto, durante casi tres lustros (1995-2007) el nivel de la tasa regional de desempleo abierto urbano fluctuó siempre por arriba del 8%, promediando entre 1998 y 2004 tasas ligeramente superiores al 10%. En la figura 1.15 se ilustra la tasa de desempleo urbano por país en América Latina y el Caribe en 2012 y 2013. Puede observarse como en algunos casos se supera ampliamente el 10%.

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Figura 1.15. Tasa de desempleo urbano por país en América Latina y el Caribe en 2012 y 2013. Fuente: CEPAL (2015). La dinámica laboral de la región en los últimos años se ha caracterizado por la interrelación funcional de dos grandes segmentos: el primero, se encuentra asociado a la economía formal, con escasa capacidad de inclusión, mientras que el segundo, informal1, constituye un verdadero reducto tanto de los contingentes de la población que el primer sector no absorbe del todo como los que excluye o expulsa periódicamente, al vaivén de la volatilidad del crecimiento económico (Godínez, 2008). Las implicaciones sociales del desempleo y de la ocupación informal son numerosas. Su carga material y simbólica, en términos de exclusión social, es muy elevada y sus manifestaciones específicas se concretan en el plano territorial, y sin excepción, afecta con mayor fuerza a los sectores más vulnerables.

Según Godínez (2008), en Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Paraguay y Perú, más de la mitad de la PEA urbana está ocupada en actividades informales. Uno de los aspectos interesantes que conviene señalar es el hecho de que está lejos de ser obvia la relación entre la necesidad de emplearse informalmente y una baja en los ingresos familiares; se sabe, por ejemplo, que una gran parte de los empleados informales complementan sus ingresos con empleos formales; también se sabe que un buen porcentaje de personas deciden emplearse informalmente precisamente para incrementar sus ingresos2. Por último, conviene mencionar que una de las razones por las que en algunas ocasiones se registran menores tasas de desempleo en algunos informes oficiales, es precisamente porque el empleo informal es complejo de estimar y con frecuencia no es debidamente incorporado dentro de las estadísticas de empleo y desempleo nacionales. 1 Actividades económicas que se realizan al margen del mercado formalmente constituido, con el fin de generar ingresos con que satisfacer necesidades inmediatas de consumo, por lo que se trata de una práctica de subsistencia y no de acumulación. 2 A Portes, M.; Castells & L. A. Benton. 1989. The Informal economy, studies in advanced and less developed countries, Johns Hopkins University Press, p.11-37 1.9.6. Fiscalidad y descentralización El proceso de descentralización en América Latina corre el riesgo de quedar en punto muerto, debido a la discusión política entre los gobiernos centrales y locales de la región centrada, por un lado, en el traspaso de competencias y responsabilidades y, por otro lado, en la fiscalidad. En efecto, alrededor de la fiscalidad, incluyendo los recursos humanos e institucionales con los que cuentan las administraciones locales, gira la mayor parte del proceso de descentralización y condiciona de varias maneras la capacidad de los gobiernos locales para llevar a cabo sus políticas generales, y en particular, sus políticas de cohesión social.

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Sin embargo, si por algo destaca el sistema fiscal latinoamericano es por su fragilidad. En efecto, la región en su conjunto y cada uno de los países considerados en particular, tienen una escasa capacidad de cobrar impuestos. Como dato (Godínez, 2008), la presión tributaria regional entre 2004 y 2006 promedió un 16,1% del PIB, con promedios nacionales ubicados entre un máximo del 24% en Uruguay y un mínimo del 11,2% en México. Por tanto, es evidente que no sólo la imposición fiscal en América Latina es inferior a la que se da en otros países o regiones con grados de desarrollo comparables, sino que en muchos casos se encuentra entre las más reducidas del mundo. Las consecuencias son, por tanto, obvias: una restricción al financiamiento de programas indispensables para la promoción de la cohesión y sostenibilidad sociales del desarrollo, así como del nivel de gasto susceptible de apoyar procesos de descentralización. Así pues, aunque los agentes económicos y sociales más representativos coinciden en la necesidad de una reforma del sistema fiscal, en la práctica ésta sigue sin concretarse, ya que ello implicaría también una reforma del Estado, lo cual supondría asimismo una alteración de la estructura del poder económico y político. 1.9.7. Deterioro ambiental y desarrollo sostenible en Latinoamérica y el Caribe 1.9.7.1. Introducción Pese a los grandes avances que ha experimentado la región en términos de reconocer los problemas desostenibilidad ambiental del patrón de desarrollo y de construir instituciones apropiadas para manejarlos, no hay todavía señales claras de revertir la tendencia al deterioro ambiental. El reto de hacer compatible el crecimiento con la equidad, lejos de haberse reducido, ha acrecentado esta incompatibilidad con la apertura y la globalización, tal como lo atestiguan las tendencias de generación de empleo y ampliación de las brechas de remuneraciones. La aparición de fenómenos crecientes de "pobreza dura", en especial en las zonas rurales, muestra que la capacidad del crecimiento para reducir la pobreza encuentra rendimientos decrecientes. Las causas profundas de la situación ambiental y el grado de desarrollo que prevalecen en América Latina y el Caribe son múltiples y complejas, pero en ellas resaltan:

La larga tradición de gobiernos autoritarios insensibles al cambio social. Las políticas económicas equivocadas que se enfocaron al crecimiento económico sin atender la distribución

del ingreso. La falta de políticas públicas trascendentes de mediano y largo plazo. La desfavorable inserción de la región en la economía mundial. El rezago científico y tecnológico1.

La brecha que separa a los países industrializados de Norteamérica con los de América Latina y el Caribe se ha ahondado. Sin embargo, los avances en la transición democrática y la riqueza ecológica y cultural de la región, el aumento de la conciencia acerca de los problemas ambientales, el fortalecimiento de las políticas públicas en materia ambiental, el desarrollo de mecanismos de colaboración internacional derivados de la Cumbre de la Tierra de Río 92, así como los efectos positivos de la globalización, representan campos de oportunidad para la superación de los problemas ambientales de América Latina y el Caribe y la construcción de estilos de desarrollo propios, acordes a sus realidades. En la figura 1.16 se ilustran los componentes más importantes de la transición hacia la sostenibilidad en Latinoamérica.

Figura 1.16. Componentes más importantes de la transición hacia la sostenibilidad en Latinoamérica.

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Para hacer un análisis de la situación actual de deterioro ambiental en América Latina y el Caribe, nos basaremos en un informe del año 2013 de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) basado en el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo del Milenio2. En la tabla 1.12 se muestran los objetivos incluidos en la Declaración del Milenio (2000). Los siete primeros objetivos indican lo que tienen que hacer los países pobres, mientras que el octavo va dirigido a los países ricos y a su compromiso de responder a las reformas políticas y económicas emprendidas en los países en desarrollo con mayor ayuda económica, menores barreras a la importación y la reducción o condonación de unas deudas insostenibles. Tabla 1.12. Objetivos del Desarrollo del Milenio.

Objetivos del Desarrollo del Milenio

1. Erradicar la pobreza extrema y el hambre. 2. Lograr la educación primaria universal. 3. Promover la equidad de género y la autonomía de la mujer. 4. Reducir la mortalidad infantil. 5. Mejorar la salud materna. 6. Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades. 7. Garantizar la sostenibilidad ambiental . 8. Fomentar una asociación mundial para el desarrollo

En concreto, nos referiremos al objetivo 7, que si bien iba acompañado de unas metas e indicadores ambientales establecidos en la Declaración, tal y como se muestra en la tabla 1.13, dichos indicadores no reflejan la capacidad de regeneración o asimilación de los ecosistemas, la magnitud del cambio o la sostenibilidad en el uso de los recursos. Tampoco se incluyeron metas e indicadores de importancia para la sostenibilidad ambiental de la región, que den cuenta, por ejemplo, de la degradación de las cuencas y fuentes de agua dulce, la sobreexplotación de los recursos costeros y marinos, la erosión y la contaminación de suelos (CEPAL, 2005).

Tabla 1.13. Objetivos y metas de la Declaración del Milenio. Fuente: CEPAL (2013).

Objetivos Metas Indicadores

7. Garantizar la sostenibilidad ambiental.

9. Incorporar los principios del desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales e invertir la pérdida de recursos del medio ambiente1.

25. Proporción de la superficie cubierta por bosques. 26. Relación entre zonas protegidas para mantener la diversidad biológica y la superficie total. 27. Uso de energía (equivalente en kg. de petróleo) por 1 dólar del producto interior bruto (PPA). 28. Emisiones de dióxido de carbono per cápita y consumo de clorofluorocarburos que agotan la capa de ozono (toneladas de PAO). 29. Proporción de la población que utiliza combustibles sólidos.

10. Reducir a la mitad, para el año 2015, el porcentaje de personas sin acceso a agua potable y a servicios básicos de saneamiento.

30. Proporción de la población con acceso sostenible a fuentes mejoradas de abastecimiento de agua, en zonas urbanas y rurales. 31. Proporción de la población con acceso a servicios de saneamiento mejorados, en zonas urbanas y rurales.

11. Haber mejorado considerablemente, para el año 2020, la vida de por lo menos 100 millones de habitantes de tugurios.

32. Proporción de hogares con acceso a tenencia segura.

1 Objetivo de desarrollo internacional.

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Después de haber asumido los compromisos de la Cumbre del Milenio, América Latina y el Caribe todavía tienen como asignatura pendiente encontrar fórmulas para generar de una manera integrada el bienestar económico y social, fomentar el desarrollo productivo y garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Desde el punto de vista de la gobernabilidad ambiental, la falta de mecanismos de medición, financiamiento, transferencia tecnológica y articulación a niveles mundial, nacional y local, impide una distribución justa y racional de los costos y responsabilidades pertinentes, lo que perjudica todavía más a los países y sectores más desfavorecidos, que deben enfrentarse a problemas ambientales locales en su propio proceso de desarrollo. En la tabla 1.14 se muestra el progreso de los indicadores establecidos en la Declaración del Milenio (2000) por lo que respecta al objetivo 7.

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Tabla 1.14. Evolución de los indicadores establecidos en la Declaración del Milenio para el objetivo 7: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente. Fuente: CEPAL (2013).

Objetivos Metas Indicadores Situación actual

7. Garantizar la sostenibilidad ambiental.

9.

25. Proporción de la superficie cubierta por bosques.

América Latina y el Caribe (33 países): progreso en 2 países, estancamiento en 7 países y retroceso en 24 países.

26. Relación entre zonas protegidas para mantener la diversidad biológica y la superficie total.

No se disponen de datos suficientes para la evaluación del progreso de este indicador.

27. Uso de energía (equivalente en kg. de petróleo) por 1 dólar del producto interior bruto (PPA).

América Latina y el Caribe (20 países): progreso en 8 países, retroceso en 12 países.

28. Emisiones de dióxido de carbono per cápita y consumo de clorofluorocarburos que agotan la capa de ozono (toneladas de PAO).

Emisiones de CO2. América Latina y el Caribe (33 países): progreso en 4 países, estancamiento en 1 país y retroceso en 28 países.

Emisiones clorofluorocarburos. América Latina y el Caribe (31 países): progreso en 21 países, estancamiento en 3 país y retroceso en 7 países.

29. Proporción de la población que utiliza combustibles sólidos.

América Latina y el Caribe (21 países): progreso en 13 países, estancamiento en 3 países y retroceso en 5 países.

10.

30. Proporción de la población con acceso sostenible a fuentes mejoradas de abastecimiento de agua, en zonas urbanas y rurales.

En general, en las zonas urbanas el progreso es rápido y en trayectoria de cumplimiento de meta para las zonas rurales.

31. Proporción de la población con acceso a servicios de saneamiento mejorados, en zonas urbanas y rurales.

En general, el progreso es insuficiente tanto en las zonas urbanas como en las rurales.

11. 32. Proporción de hogares con acceso a tenencia segura.

América Latina y el Caribe (16 países): progreso en 8 países, estancamiento en 2 países y retroceso en 6 países.

A continuación se hace un repaso a la situación ambiental actual de América Latina y el Caribe, complementando la información con otros aspectos que deberían estar incluidos en los indicadores del objetivo 7. 1 Presentación del Secretario Ejecutivo de la CEPAL, Sr. Jose Antonio Ocampo, en el Foro Conmemorativo de los cincuenta años de la CEPAL (Santiago de Chile, Octubre 26 de 1998). 2 En la Cumbre del Milenio auspiciada por las Naciones Unidas y celebrada en septiembre de 2000, 147 líderes mundiales adoptaron un pacto mundial conocido como los Objetivos del Desarrollo del Milenio. Dichos objetivos fueron refrendados en la Conferencia de Monterrey sobre Financiación para el Desarrollo. En junio de 2003, durante la cumbre del Grupo de los Ocho celebrada en Evian (Francia), los líderes de las naciones más ricas del mundo reiteraron su apoyo al Pacto. En 2012, durante la Cumbre de Río+20, se sentaron las bases para sustituir en un futuro los Objetivos del Desarrollo del Milenio por los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 1.9.7.2. Panorama regional del medio ambiente natural, social y económico América Latina y el Caribe constituye una región con una riqueza en términos biológicos, recursos naturales y de agua dulce de las más diversas del mundo. No obstante, esta diversidad se encuentra amenazada y los problemas ambientales han adquirido grandes dimensiones en esta región, como resultado de un complejo conjunto de factores, entre los que destacan:

La rápida explotación de los recursos. El desmonte con fines agropecuarios. El avance acelerado de la urbanización y el crecimiento industrial. La utilización de tecnologías inapropiadas para la región.

Algunas características y tendencias generales del estado actual del medio en la región latinoamericana son: La existencia de grandes áreas vulnerables que se encuentran fuertemente afectadas por la sequía, lo que

pone en riesgo una de las mayores reservas mundiales de diversidad biológica.

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La reducción de la productividad de los ecosistemas, debido a la aplicación de patrones tecnológicos inadecuados, que se expresa en la disminución de los rendimientos agrícolas, pecuarios, forestales y pesqueros.

La aplicación de estilos de desarrollo no sostenibles, relacionados con factores económicos internacionales como el endeudamiento externo, así como con la relación desfavorable para la región en el intercambio comercial de sus productos agrícolas, pesqueros y forestales.

El deterioro de la calidad de vida de la población y el empobrecimiento, que provocan los fenómenos de marginalidad, descomposición social, y de migración interna y externa que se presentan en la mayoría de los países latinoamericanos.

Adicionalmente, en América Latina y el Caribe se presentan los efectos de problemas ambientales generados en otras latitudes, como es el caso del calentamiento global y de la destrucción de la capa de ozono, que afectan de manera importante a la región, a pesar de que contribuye escasamente a la generación de los contaminantes que ocasionan estos problemas, como el dióxido de carbono y los clorofluorocarbonos. A raíz de la Cumbre de Río de 1992 se han realizado esfuerzos considerables en cuanto al establecimiento de marcos legales e instituciones encargadas de la gestión ambiental. Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer para su implementación. El deterioro de los recursos naturales de las zonas áridas y semiáridas de América Latina, ha agravado las condiciones de pobreza rural. El abandono de los programas de desarrollo en el campo, el impulso de proyectos inadecuados a las condiciones ecológicas y sociales, el mal manejo del agua y el uso inadecuado de los agroquímicos, han provocado efectos nocivos, en ocasiones irreversibles, como la contaminación del suelo y el agua, el agotamiento de los acuíferos, la erosión, el sobrepastoreo y la deforestación, que afectan en diversos grados una amplia porción del territorio y disminuyen la gran riqueza biológica de los desiertos de Latinoamérica. 1.9.7.2.1. La erosión de los suelos Uno de los problemas más graves que enfrenta América Latina y el Caribe, es el relacionado con el uso del suelo, que se manifiesta en la erosión, la pérdida de la fertilidad natural, la salinización de las tierras agrícolas, la deforestación y la desertificación, consecuencias de patrones de uso del suelo inadecuados para las características ecológicas de la región. En efecto, el intensivo uso de fertilizantes y plaguicidas y la pérdida de la vegetación natural están agudizando una degradación y contaminación de los suelos a costa de aumentar la producción agrícola y ganadera.

Figura 1.17. Causas de la erosión en América Latina. En América Latina la proporción de tierras afectadas por la desertificación es del 75%. Éste es un problema muy extendido en algunos países como Bolivia, donde más del 40% de los suelos sufren procesos de erosión.

Las mujeres y los niños resultan los más perjudicados de esta situación, debido a la migración hacia las ciudades en búsqueda de nuevas oportunidades a causa de la degradación de las tierras; la sequía y la desertificación traen como resultado la pobreza, la ruptura de estructuras sociales y la inestabilidad económica.

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1.9.7.2.2. La deforestación América Latina y el Caribe poseen el 49% de los bosques tropicales del mundo, y es uno de los biomas con el mayor número de especies (WRI, 2000). La deforestación en las zonas tropicales de esta región es otro problema de gran relevancia, causado principalmente por la ampliación exponencial de la frontera agrícola y pecuaria, así como la agricultura nómada; la pérdida de las selvas es particularmente alarmante en la cuenca del Amazonas, en el sureste de México y en Centroamérica. El potencial productivo forestal de los bosques tropicales es frecuentemente dilapidado. En general, se desperdician la mayor parte de los árboles talados porque si bien se trata de maderas duras tropicales de gran calidad, éstas son desconocidas y no tienen un valor importante en el mercado. De este modo, del enorme potencial para la producción de madera, tan sólo 15 especies arbóreas tienen importancia para el mercado forestal2.

Figura 1.18. La ampliación de la frontera agrícola y pecuaria, así como la agricultura nómada, son algunas de las causas principales de deforestación en Latinoamérica. 1.9.7.2.3. La pérdida de la biodiversidad La región que nos ocupa posee una gran riqueza de ecosistemas, especies y recursos genéticos, además de un gran número de especies endémicas y de alto valor económico como el maíz, algodón, papa, maní, yuca y tomate. A pesar de la enorme extracción de recursos de América Latina y del deterioro ambiental, aún existe una gran cantidad de recursos naturales en muchas ocasiones desconocidos. Se calcula que de las 90.000 especies de plantas superiores que existen en la América tropical, el 10% son plantas medicinales, el 10% tienen un uso industrial y el 15% son comestibles3. En el continente se encuentran "7 de las 25 ecorregiones terrestres más ricas en especies y 4 de los 11 centros de diversidad genética de las plantas cultivadas que existen en el mundo" (PNUMA, 2004), lo cual tiene una gran relevancia para la seguridad alimentaria global.

La pérdida de hábitats a consecuencia de la deforestación, la expansión urbana, la construcción de infraestructura y la conversión de manglares para acuicultura, entre otros, está ocasionando una constante disminución de la biodiversidad. De hecho, más de las tres cuartas partes de las 178 ecorregiones del continente se encuentran amenazadas en grados diversos. A los perjuicios locales, deben añadirse los impactos negativos globales como el efecto invernadero, las especies invasoras que ocupan el hábitat de las especies nativas, la fragmentación de los ecosistemas y el comercio internacional de especies silvestres, que proviene en cerca del 50% de América del Sur. 1.9.7.2.4. La generación de residuos Algunos datos de la Comisión Económica para América Latina que ejemplifican la problemática relacionada con los residuos sólidos en la región son los siguientes:

Entre el 70% y el 95% de los residuos domésticos urbanos son recolectados, pero su disposición final, en general, no es la adecuada.

No existen políticas de minimización ni sistemas tarifarios adecuados. El sistema jurídico y el desarrollo institucional para el manejo de los residuos es débil, aunque en general

existe un conocimiento de las técnicas de gestión y disposición más adecuadas.

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Se percibe una gran heterogeneidad en los impactos sociales de los residuos. Los residuos industriales tienen en la mayoría de los casos un destino desconocido y los residuos sólidos

peligrosos son manejados inadecuadamente4.

1.9.7.2.5. La disminución de fuentes de agua dulce El aumento de la población, la expansión de la agricultura, la urbanización y el crecimiento de las industrias, inciden en la presión sobre el recurso, provocando conflictos sociales y un problema creciente de disminución de acuíferos sobre todo en las zonas áridas. En la figura 1.19 se ilustra (en porcentaje) los actuales usos del agua en América Latina.

Figura 1.19. Usos del agua en América Latina. América Latina y el Caribe reciben una gran parte de la precipitación global, sin embargo, la concentración de agua dulce en la región es muy desigual, pues la población no siempre se concentra en las zonas donde el agua dulce es abundante y accesible. Las principales razones de la disminución de las fuentes de agua dulce son:

La desecación de humedales -importantes reservorios de agua- para fines agrícolas. La creciente deforestación. El retroceso de los glaciares, fuente de agua dulce para las principales ciudades andinas. 1.1. Introducción

La condición limitante del agua para el desarrollo económico ha llegado hasta tal punto que algunas industrias mineras del norte de Chile deben trabajar por debajo de su capacidad por falta de agua (Comité para la Gestión Integral del Agua en Bolivia, 2003). 1.9.7.2.6. La contaminación del agua Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS, 2001), tan sólo el 14% de las aguas residuales de los sistemas de alcantarillado recibe algún grado de tratamiento. Los herbicidas, plaguicidas, fertilizantes y desechos industriales contaminan las aguas superficiales y subterráneas. En cuanto a los ecosistemas costeros, existe una sobreexplotación de sus recursos, agravada por la contaminación por aguas negras provenientes de los poblados, la disposición inadecuada de basura en los humedales, la contaminación ocasionada por las aguas residuales industriales y la extracción de petróleo y de gas. El crecimiento de desarrollos turísticos mal planificados en las regiones costeras, en los últimos años, ha venido a sumarse a los factores de deterioro del medio ambiente latinoamericano. La sobreexplotación de los recursos marinos se asocia a la extracción selectiva de pocas especies, cuyo potencial reproductivo es sobrepasado. Un ejemplo de ello son la pesca de anchoveta en el Perú o la de camarón en México. 1.9.7.2.7. La generación de energía La generación, transformación, transporte y utilización de energía, producen también efectos nocivos sobre el ambiente; cada fuente de energía genera impactos ambientales diferentes. Las plantas hidroeléctricas son las que mayores impactos han causado, pero en muchos casos la industria petrolera ha generado problemas graves en el deterioro de suelos y en la afectación a los ecosistemas.

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La construcción de presas para la generación de energía eléctrica ha sepultado bajo las aguas ecosistemas tropicales valiosos, desplazado asentamientos humanos y ha provocado conflictos graves en zonas indígenas, modificando el flujo hidrológico. De igual modo, la totalidad de los embalses en las zonas tropicales presentan una reducción considerable de su vida útil, debido al azolvamiento de los vasos con los sedimentos que acarrean los escurrimientos, como resultado de la erosión en las partes altas de las cuentas, ocasionada por la deforestación. Otro problema ambiental importante para la región, particularmente generado por los sectores rurales de menores ingresos, se refiere al elevado porcentaje de la energía obtenida de la leña y el carbón vegetal, que llega hasta 80% en algunos países caribeños. Esta elevada utilización de la biomasa, con tecnologías de muy baja eficiencia calórica conduce al deterioro y derroche del recurso5. 1.9.7.2.8. La actividad industrial La industria de América Latina está concentrada en algunas regiones y alrededor de las grandes zonas urbanas, lo que ocasiona que los impactos sobre el medio y sobre la salud humana se incrementen6. En general, el desarrollo industrial no incorporó sistemas para el manejo de sus residuos sólidos ni el tratamiento de sus aguas residuales o el control de sus emisiones a la atmósfera. Las políticas que favorecieron el crecimiento industrial sin restricciones, impulsadas por los gobiernos latinoamericanos en la segunda mitad del siglo XX, con el propósito de aumentar la generación de empleo, ocasionaron que se dejara de lado el establecimiento o el cumplimiento de normas para prevenir y controlar la contaminación ambiental. En los últimos años y con la aparición en los países industrializados de normas y reglamentos ambientales más severos, se propició la transferencia de las tecnologías más contaminantes a los países de América Latina y el Caribe; en ocasiones industrias completas se relocalizan en países en desarrollo que tienen una normatividad ambiental menos estricta. Un fenómeno más reciente es la exportación de desechos industriales tóxicos desde los países industrializados hacia los países del tercer mundo, a menudo en forma clandestina o engañosa. Se han documentado casos de cenizas tóxicas descargadas en las costas de Haití. Por su parte, Venezuela importó de Italia abiertamente y bajo contrato un cargamento de residuos tóxicos y empresas de Estados Unidos exportaron por Tijuana varios cargamentos a México7. La actividad minera es importante en la región y está asociada a serios problemas ambientales, como la contaminación del aire y del agua, la extracción acelerada de los minerales y la destrucción de los ecosistemas cercanos a las zonas mineras, por extracción de insumos. La contaminación por esta actividad industrial afecta a casi todos los países de Sudamérica, particularmente a los países andinos, y en especial a Chile y Perú. En este último país, por ejemplo, en el río Mantaro la concentración de hierro es 260 veces más elevada que la norma establecida, y la concentración de manganeso, 55 veces mayor. Por su parte, el río Rimac, que provee de agua al 60% de la población de Lima, se considera uno de los más contaminados del continente La minería ha implicado también procesos desordenados de urbanización y de construcción de infraestructura, que causaron serios impacto ambientales. Un caso ejemplificador sobre el impacto de los mineros individuales, lo constituye la actividad de los "garimpeiros" en Brasil, que en su búsqueda de oro y brillantes han contribuido a contaminar los ríos con mercurio, y han ampliado su acción depredadora a las selvas de la Orinoquia venezolana. Fenómenos similares han ocurrido con mineros locales en las selvas ecuatoriana y peruana. 1.9.7.2.9. Conflictos y otros factores económicos y sociales

Entre la década de los ochenta y hasta el inicio de los años noventa, otro factor de deterioro ambiental importante en la región fueron los conflictos armados en países como El Salvador, Perú y Colombia, no sólo por sus efectos destructivos sobre los ecosistemas, sino porque entre sus causas se encontraba la escasez y deterioro de las tierras y los recursos naturales, así como su inequitativa distribución. En este contexto, la producción, tráfico y consumo de estupefacientes (en especial cocaína y marihuana) constituye un perjuicio global que para América Latina tiene ciertos componentes económicos, sociales y ecológicos de enorme importancia. Así, la complejidad del problema y la falta de información al respecto, han determinado que sus impactos hayan sido poco evaluados. 1 BID-PNUD-FCE. 1991. Nuestra Propia Agenda. p. 3. 2 BID-PNUD-FCE. 1991. Nuestra Propia Agenda. p. 34 3 Rappaport, E. 1999. Lo bueno y lo malo tras el descubrimiento del punto de vista ecológico y biogeográfico. Arbor, 103-125. 4 Estudio del Coordinador del Proyecto CEPAL/GTZ. 5 BID-PNUD-FCE. 1991. Nuestra Propia Agenda, p. 34. 6 Desde el punto de vista empresarial e institucional, es interesante leer la Carta Iberoamericana por la Gestión Sostenible,cuyo objetivo es que los líderes de las empresas e instituciones manifiesten públicamente su compromiso

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con los valores humanos, éticos y medioambientales, desde la perspectiva de la calidad y la excelencia, como motores de la competitividad, para el desarrollo sostenible de las organizaciones y las comunidades iberoamericanas. Está disponible en: http://www.fundibeq.org/opencms/opencms/PWF/methodology/iberoamerica/letters/index/index.html?__setlocale=es7 BID-PNUD-FCE. 1991. Nuestra Propia Agenda, p. 39-40.