Desarrollo de habilidades dialógicas clave para la educación en valores
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Ensayo
DESARROLLO DE HABILIDADES DIALÓGICAS COMO ELEMENTO
CLAVE DE LA EDUCACIÓN EN VALORES
Presenta: María Leticia Gutiérrez Reyes
Examen de Conocimiento Generales para obtener el Grado de
Maestro en Educación para la Paz
Coordinadora del Proyecto: Mtra. V. Regina Elías Kuri
Abril 2008
Tlazala de Fabela, Estado de México
2
AGRADECIMIENTOS
A mi Maestro que me inspira a ser mejor aún con los vaivenes de la vida…
que con su ejemplo me ha mostrado que el amor es “… percibir lo eterno en
lo limitado…”
A mis Padres y hermanos por el amor, confianza y apoyo que me brindan
siempre, aún en la distancia.
A la Doctora Iris Castillo que me ha inspirado con su sabiduría y profundo
sentido humano, con su inteligencia y su extraordinaria forma de dirigir una
organización.
A Mauricio L. por entrar en mi corazón y permitirme volver a sentir la parte
dulce de la vida.
A Juan Carlos B. por enseñarme la importancia del diálogo y brindarme su
incondicional amistad.
A mis amigos María Eugenia L., Rodolfo G. y María Cristina por su cariño,
amistad, empatía y apoyo espiritual de siempre.
A Marisela Juárez C. por enseñarme un paradigma diferente de la
educación.
A todos mis los profesores e instituciones que han contribuido a mi formación
A todos y cada uno les doy las gracias por ser parte de mi vida y enriquecerla
con su amor y experiencia.
3
Índice
Agradecimientos 2
Presentación 4
Antecedentes sobre la educación en valores en la enseñanza superior 5
Diálogo y convivencia 9
El diálogo como valor 9
El diálogo y el desarrollo de la autonomía moral 11
Importancia del diálogo como método, como finalidad moral
y como objeto de intervención educativa 12
Factores que intervienen durante el proceso dialógico 14
La toma de conciencia de las habilidades necesarias para el diálogo 17
Palabras finales 21
Fuentes de consulta 23
4
PRESENTACIÓN
“… la vida es también un espacio de cristalización de valores. Es una realidad que toma forma a medida que el esfuerzo humano la construye en íntima relación con el entorno. (…) la vida es la obra de arte que cada uno va modelando. Para alcanzar una vida de éxito es necesario realizar un esfuerzo educativo para construirla.”
(Martín G. X. y Puig R. J. M., 2007: 16)
Inicio mi reflexión con ésta epígrafe, para no perder de vista uno de
los objetivos fundamentales de la educación en valores que es ayudar a los
chicos y chicas a aprender a vivir de manera integral, donde se incluyan
todas las facetas humanas, donde dicha educación considere los principales
ámbitos de la experiencia humana y el aprendizaje ético que subyace en
cada uno de ellos: aprender a ser, aprender a convivir, aprender a participar y
aprender a habitar en el mundo (Martín G.X. y Puig R.J. M, 2007:17-18).
Después de hacer un análisis para decidir sobre cuál “hilo de la
madeja”, en el marco de la educación en valores, iba a tomar como punto
de partida para mi ensayo, opté por el diálogo y las habilidades que permiten
que éste sea posible. El factor que contribuyó a tomar esta decisión fue
observar que el diálogo es un común denominador en diversas dimensiones
del tema: en el desarrollo de habilidades para la resolución de conflictos, en
la clarificación de valores, en el desarrollo de habilidades sociales,
comunicativas y docentes, etcétera.
El ensayo inicia con un esbozo de lo que antecede a los intentos de
trasmitir valores en el nivel superior y dónde radica la problemática que
obstaculiza dicho propósito. Después se analiza el diálogo desde diferentes
perspectivas y se finaliza con la reflexión sobre las habilidades necesarias
5
para facilitarlo, así como la enunciación de una propuesta de intervención
educativa dirigida a los docentes de educación superior.
DESARROLLO DE HABILIDADES DIALÓGICAS COMO COMPETENCIA
CLAVE EN LA EDUCACIÓN EN VALORES
Antecedentes sobre la educación en valores en la enseñanza
superior
Desde hace aproximadamente una década, el hablar de valores se ha
vuelto un tema común en los ambientes educativos y, al mismo tiempo,
controversial. Empero, los actuales programas que se desarrollan en las
instituciones de educación superior están orientados a la adquisición de
conocimientos y desarrollo de habilidades referentes a las profesiones de su
oferta educativa, mientras que, como menciona Rosa A. Zárate:
“… las transformaciones correspondientes a la ética, las actitudes y
los valores, se consideran consecuencias indirectas de las experiencias obtenidas a través del tiempo y de la permanencia en estas instituciones de educación superior” (Rosa A. Zárate, En: Hirch A., 2001: 183-184).
Toda institución educativa, implícita o explícitamente, tiende a
desarrollar un determinado conjunto de valores, expresado en el llamado
"currículum oculto" como Philip Jackson (1968) lo denominó:
… es el conjunto de influencias formativas que la escuela
ejerce sistemáticamente [sobre todos los actores educativos] pero que no están explicitadas ni formalmente reconocidas. [Son las formas de como se relacionan los maestros, estudiantes, personal administrativo, etc.; los procesos de toma de decisiones y solución de conflictos, el uso del poder y las posibilidades que se constituyen en
6
aprendizajes] Esto incluye diversos tipos de resultados: a) resultados no previstos y que los docentes consideran negativos, b) resultados buscados pero no explicitados, c) resultados ambiguos y genéricos.
Al proseguir el planteamiento de Hirsch, menciona:
Últimamente hablo con muchos profesores y aspirantes a
profesores. Compruebo con preocupación su concentración exclusiva en las propias asignaturas. Creen a pies juntillas que transmitir valores es una indoctrinación imperdonable, y se encierran en la neutralidad de la información. Siento alterar su tranquilidad, por acción u omisión todo profesor transmite un modelo de sujeto. Lo hace como canal activo o inerte, pero lo hace [...] En la actualidad, el modelo implícito que se transmite al alumno junto con las asignaturas tiene algunos rasgos, entre ellos, que los únicos contenidos seguros son los científicos, los únicos contenidos importantes son las técnicas o los que tengan utilidad para el futuro laboral, todo lo demás es accesorio, el sujeto individual es irrelevante, hablamos de la sociedad, de la ciencia, del lenguaje de la historia, como estructuras ideales desligadas de los sujetos que las constituyen. Todo se decide en otro sitio o está decidido ya (J. A. Marina en Hirsch, 2001: 209).
Aunque en cada proyecto las diferentes universidades contemplan y
declaran valores como objetivos, no existen investigaciones sobre la
apropiación de valores derivada de sus diseños curriculares. Un efecto
frecuente observado ha sido:
“… una mayor uniformidad en las actitudes y los estándares
generalmente aceptados, ya que se observa una mayor homogeneidad entre las creencias, las actitudes y el sistema de valores de los estudiantes universitarios que terminaron la carrera o se encuentran en el último grado, que entre quienes están iniciando sus estudios.” (Hirsch A., 2001: 198).
Casi todos los modelos en educación superior están destinados a
cubrir ciertas demandas sociales, económicas, religiosas y/o políticas, etc. -
dependiendo de la institución a la cual sirven, cayendo en la alienación; esto a
7
su vez ha generado una pérdida del sentido personal del ser humano1
integral, entonces:
“Toda esta reflexión nos debe conducir a preguntarnos por el quehacer pedagógico de la escuela con respecto a valores que sean congruentes con la condición personal del hombre; la acción de educar va más allá de los procesos de instrucción y de socialización.” (Hirsch A., 2001: 209).
Por tanto, estamos hablando de procesos humanizadores o
deshumanizadores que se pueden producir en una comunidad universitaria
como consecuencia del pensamiento vigente en ella.
Para establecer el encuentro del alumno con valores de sentido, el
diálogo es de gran relevancia. Ya Paulo Freire, en su libro La pedagogía del
oprimido, lo había notado cuando utilizó el término dialogicidad, para
referirse a la esencia de la educación como práctica de la libertad, incluso
llegó a caracterizar el diálogo que se establece entre dos sujetos como un
elemento que contribuye a aumentar el amor recíproco y como un acto de
valentía que nace del amor que impulsa el diálogo entre los hombres2; en
este sentido, el diálogo es emancipatorio. Por el contrario, la antidialogicidad
es la práctica que provoca la manipulación, el mantenimiento del status
quo a través de medios coercitivos y de la división de las personas, a fin de
lograr la estabilidad en una institución u organización. (Fiori Ernani María en
http://www.servicioskoinonia.org/biblioteca/general/FreirePedago
giadelOprimido.pdf)
Si nos ubicamos en el actual contexto de una sociedad del
conocimiento, de las innovaciones tecnológicas y de la comunicación 1 Ibid 209 4 Cfr. Fiori Ernani María en http://www.servicioskoinonia.org/biblioteca/general/FreirePedagogiadelOprimido.pdf
8
globalizada, podríamos pensar que existe (podríamos pensar que existen las
condiciones para un mayor acercamiento entre los seres humanos) un
increíble acercamiento entre los seres humanos, donde acciones
esencialmente humanas como hablar, escuchar, promover alguna nueva
conversación, preguntar, expresar los propios sentimientos, discutir, abrirse a
otro, dialogar, etc. podrían desarrollarse con amplitud. Sin embargo, esto no
ocurre. Nos encontramos ante una paradoja donde se supone que lo social
está gobernado por diálogos y conversaciones; pero en realidad no sabemos
dialogar ni analizamos la calidad de los diálogos y las conversaciones en
función de las acciones que éstos implican3.
Por estas razones, el ensayo pretende fundamentar la necesidad de
desarrollar las habilidades básicas necesarias, para ser creativos y
productivos en el diálogo, entendiéndolo como una competencia clave en la
educación en valores. En cierto modo, “… podemos entender que en la
actualidad, y en la medida en que los modelos de valores absolutos y relativos se han
hecho obsoletos, tan sólo queda el diálogo como instrumento procedimental para
construir una vida más justa y como criterio para justificarla. Por tanto, pensamos que
en el diálogo reside probablemente la clave de la educación moral1”; (Salinas, Héctor y
Puig Josep M., 1991:163).
Una vez sentados estos precedentes se plantea una propuesta para el
desarrollo de habilidades dialógicas, para que los estudiantes estén
dispuestos “… y sean capaces, durante toda su vida y en diferentes
contextos, de discutir sus diferencias, en vez de enfrentarse o iniciar un
conflicto” (Haydon G. 2003:181), es decir, aprendan a dialogar para construir y
clarificar sus propios valores y los de los demás.
3 Cfr. Spiegel Alejandro 2004.
9
Diálogo y convivencia
Tomo como punto de partida para mi reflexión el aprender a convivir,
entendido como proceso humanizador de la sociedad, y su relación con el
diálogo:
“Vivir en común es vivir hablando. La convivencia siempre está atravesada por la palabra. (…) [mediante ella] es posible elaborar una comprensión conjunta de todo lo que afecta al colectivo y a cada uno de sus miembros, porque facilita la construcción acordada de soluciones a los conflictos o de proyectos comunes, y también porque dialogando cada cual se siente comprometido con aquellos con los que habla” (Cfr. Martín G.X. y Puig R.J. M., 2007: 67).
La tendencia a la separación y al “aislamiento” entre personas deja
entrever un exceso de individualismo, en el que se valora todo en
función del propio interés. El estrés impide el desarrollo de una capacidad
dialógica y dificulta el entendimiento humano, lo cual limita la convivencia.
El diálogo es uno de los factores más importantes para la
convivencia y, en general, para la educación en valores, puesto que
permite establecer vínculos basados en la apertura y la comprensión de los
demás, así como en el compromiso para realizar proyectos en común (Cfr. Martín
G.X. y Puig R.J. M., 2007: 17-18).
El Diálogo como valor
Es posible orientar al diálogo, como modalidad oral de texto, hacia
una interacción inmediata de su función comunicativa. Cada interlocutor
construye una unidad comunicativa, a veces incompleta, dirigida a un
destinatario inmediato, quien interpretará el texto recibido de acuerdo con su
competencia comunicativa y/o la del emisor. Interpretar el texto dialógico
10
exige disponer de una competencia comunicativa que ayude a encontrar el
sentido y la intención del texto. Una interpretación deficiente del mensaje
puede también producirse por una insuficiente competencia comunicativa
(Navarro José M. 2005). Según Carreras LL., (Martín G.X. y Puig R.J. M.,
2007: 70) “El Diálogo es un coloquio o conversación entre dos o más
personas.”, y dialogar para Martín G.X. y Puig R. “es una actividad del
pensamiento a partir de la cual se buscan razones para reflexionar en
situaciones controvertidas.”
Ya desde los años 60’s, Paulo Freire menciona que existen cuatro
elementos que sintetizan cómo se da el verdadero diálogo:
“1. El amor, es el fundamento o esencia del verdadero diálogo, es un acto de valentía por parte de los dialogantes, entraña un verdadero compromiso que se establece en forma permanente, el cual ninguna vicisitud puede destruir. 2. La humildad, como otro de los ingredientes dentro de la teoría presentada por Freire, repudia a la arrogancia, desecha la autosuficiencia y la pedantería y se enfoca totalmente a un tipo de ser humano inmerso en una dialéctica que predica de que no existen seres completamente ignorantes ni sabios absolutos, todos aprenden de todos. 3. La fe; la predicación de Freire da un significado muy especial al concepto de ‘fe’. Debe existir en forma apriorística la credibilidad en todos los hombres, alejar cualquier sombra de duda que pudiese empañar la confianza, fe como totalidad en los hombres con su capacidad que tienen para poder hacer o crear su propia realidad, crear su propio entorno y establecer su cultura, que sea capaz de emerger en la propia historia. 4. La esperanza; Esta permite la búsqueda permanente de la verdad, destruye cualquier indicio de desesperanza. (Rueda L. Ismael en Universidad Abierta. http://www.universidadabierta.edu.mx/Biblio/R/Rueda%20Ismael-Pedagogia.htm Desde esta perspectiva, el diálogo adquiere una importante
relevancia en la educación en valores.
Los desafíos que presenta el conocimiento en la educación superior
consisten en determinar no sólo cual es la forma más eficaz de apropiación, sino cuáles son los tipos de relación entre los individuos, entre el profesor y
11
los estudiantes, que permitan contrastar conocimientos, expectativas y experiencias. Esto implica darle preferencia a la diversidad y el intercambio racional y, por lo tanto, darle prioridad al sujeto cognoscente, lo cual lleva a un escenario ético en el que el diálogo adquiere valor (Hirsch, A. Ana, 2001: 114).
El Diálogo y el desarrollo de la autonomía moral
Constance Kami señala que existe autonomía moral4 cuando un
individuo es capaz de decidir lo que está bien y mal mediante la coordinación
de diferentes puntos de vista, y toma una postura.
El saber dialogar con plenitud nos permite descubrir actitudes
favorables para la búsqueda del interés común y de la cooperación social, y
tiene un valor intrínseco cuando el diálogo se vuelve un instrumento para
pensar, para comprender, para interpretar el cúmulo de informaciones, de
estímulos y de sentimientos.
La relevancia que tiene el diálogo en la conformación de la
personalidad de los individuos tiene que ver con sus capacidades
dialógicas, inherentes a la personalidad moral, y decisivas en el proceso de
formación de la misma. La relación entre diálogo y moral presupone dos
factores (Cfr. Martín G.X. y Puig R.J. M., 2007: 71-72):
1. Los valores que se ponen en juego en el ejercicio del diálogo. Existen
valores implícitos en el proceso dialógico. Cuando se dialoga con
madurez en el proceso subyace:
a) Estar dispuesto a escuchar y reconocer los puntos de vista de los demás implicados.
b) Renunciar cuando sea necesario a los propios intereses y convicciones en beneficio del interés colectivo.
c) Comprometerse en la búsqueda de la verdad y la
4 Apuntes sobre autonomía moral de la materia de psicología genética de la carrera de Educación Primaria en el Benemérito Instituto Normal del Estado de Puebla
12
rectitud. d) Colaborar para encontrar un acuerdo justo, e implicarse
activamente en una mejor comprensión mutua.
2. La vinculación entre la capacidad para dialogar y la conciencia
autónoma. Se comporta de manera autónoma aquel sujeto que,
ante un problema moral, se rige por criterios de conciencia
libremente elegidos, resultado de procesos de diálogo y de reflexión
interna. Actúa de manera correcta aquella persona que está
dispuesta a comprometerse en un intercambio constructivo de razones
con todos los afectados (Martín G.X. y Puig R.J. M., 2007: 72).
Dialogar respetando los puntos de vista de los interlocutores, aportando las propias reflexiones, y comprometiéndose en la búsqueda de soluciones que puedan ser aceptadas por todos los afectados se convierte en un procedimiento moral «universal»..
Importancia del diálogo como método, como finalidad moral y
como objeto de intervención educativa
Cuando se considera un tema controversial y se debate entre
diferentes puntos de vista, es necesario desarrollar determinadas
capacidades procedimentales. Para que el diálogo dé frutos se precisa y
se ponen en juego ciertas habilidades, por ejemplo: abrirse al otro,
acogerlo y respetarlo, escuchar con atención, lograr una comunicación
espontánea, utilizar un lenguaje común, usar las palabras adecuadas
elaborado mensajes claros, compartir la reflexión y la crítica, darse serenidad
y tiempo de manera mutua, ser sinceros, valorar cómo se ven a sí mismos y
con respecto a los demás, desechar el miedo, la excesiva prudencia y el trato
irónico o despectivo, reconocer los argumentos de los demás y contrastarlos
13
con los propios, capacidad para expresar su propio parecer, tener la voluntad
de encontrar soluciones acordadas para los retos que plantea la realidad.
Si consideramos al diálogo como método, éste va a exigir un
aprendizaje. Aprender a dialogar supone el entrenamiento de
procedimientos dialógicos que, teniéndolos detectados, se pueden
estimular en clase. De aquí la importancia de reinventar la clase como espa-
cio de diálogo donde se favorezcan el debate y el contraste de opiniones:
“…para alcanzar un fin” la discusión en el aula puede ser un medio útil para diversos
fines educativos. En el contexto de la educación formal, merece la pena insistir en
que, en lo que atañe a la educación de valores, la discusión es mucho más que un
medio (Haydon G. 2003:181).
En el contexto académico, el diálogo es un método didáctico que
permite superar las clases explicativas y transformar el aprendizaje en un
intercambio de puntos de vista, para construir nuevas ideas y explicaciones. En
caso contrario, si el profesor monopoliza el uso de la palabra reduciendo a sus
alumnos a receptores -es decir, no dialoga-, el conocimiento se puede volver
efímero (Haydon G.2003:108). Por tanto, la enseñanza superior puede
encontrar en el diálogo el instrumento básico para constituirse. Pero el
diálogo también lo podemos considerar como una finalidad moral,
Martin G.X. y Puig R. opinan (2007:76): “… una buena persona [es] aquella que
en situación de conflicto está dispuesta a hablar con todos los implicados con la
voluntad de entenderse y buscar una solución buena para todos.”
Así, el diálogo se puede considerar un procedimiento para mejorar
las relaciones en la comunidad universitaria, pues permite a los estudiantes
adquirir convicciones profundas sobre su valor y sobre los hábitos para
14
usarlo de manera recurrente en situaciones controvertidas u otras.
De acuerdo con Martin G.X. y Puig R. (2007: 67-68):
“El diálogo como método para superar conflictos se transforma en
una habilidad dialógica y al mismo tiempo en una herramienta moral que permite comunicar desde una posición asertiva y empática, sus posturas ante la situación en cuestión.”
Cuando el docente es capaz de generar contraste de opiniones
entre situaciones cotidianas o abrir debates sobre temas sociales
relevantes y/o controversiales, el diálogo se convierte en un eje
vertebrador de la convivencia en el aula. El docente, al tomar en cuenta
los elementos que participan en el proceso dialógico, los sistematiza con
una intención formadora, el diálogo se vuelve el elemento básico de una
intervención educativa para la construcción de valores. Estas experiencias
de aprendizaje favorecen la toma de conciencia sobre el valor moral
del diálogo.
Por lo anterior, se hace necesario facilitar el diálogo e impulsarlo
como método, como finalidad moral y como intervención educativa.
Factores que intervienen durante el proceso dialógico
Es importante que los docentes de educación superior interesados
en la formación valoral entiendan, y sean conscientes, de los factores que
intervienen en un proceso dialógico para desarrollar propuestas de
intervención educativa. Así cumplirán con la función de facilitadores del
diálogo y aprovecharán las situaciones de la vida cotidiana, para propiciar
y encauzar debates sobre temas controversiales que surjan
espontáneamente.
15
Para que haya diálogo es necesario generar en los grupos de
estudiantes un clima de respeto y confianza, donde se pueda manifestar
con libertad la diversidad de opiniones de los estudiantes. Considerar estos
factores permite que los estudiantes ejerciten la palabra, escuchen a los
otros y haya contraste de opiniones.
Para que la discusión en un proceso dialógico no se convierta en un
simple intercambio de puntos de vista, se deben considerar las siguientes
condiciones:
1) Brindar razones de las diversas perspectivas presentadas.
2) Estimular a los participantes a que consideren con detenimiento
las razones y los puntos de vista, de manera que puedan sustentarlos. Esto
les permitirá clarificar sus propios valores y comprender mejor los de los
demás.
3) Cuidar que la discusión no se convierta, en un debate5 a que
puede ser contraproducente cuando se intenta promover la tolerancia y
reducir los conflictos (Haydon G. 2003:181-182).
Martín G.X. y Puig R. proponen tres elementos que ayudan a
propiciar un diálogo exitoso.
a) Actitudes personales, significa la disposición que tienen las personas
cuando participan en una conversación, a saber:
• Mantener una actitud positiva y constructiva que ayude al entendimiento; buscar posibles soluciones a un problema. • Esforzarse para entender los puntos de vista de los demás. • Esforzarse por expresar con claridad sus propios puntos de vista. • Respetar la verdadera voluntad de aquello que se dice. • Respetar a los interlocutores (evitando la
5 Porque lo característico del debate es que se enfrentan dos partes opuestas y que cada una trate de restar credibilidad a la otra.
16
prepotencia, el autoritarismo, la agresividad o la coerción). • Ser sincero. • Implicarse personalmente en el intercambio de razones, considerar las razones de todos y modificar las propias si es necesario.
b) Condiciones formales que intervienen en el diálogo, que lo rectifican y
perfeccionan:
• Aportar información necesaria y pertinente sobre el tema. Estructurar la información de manera ordenada y coherente. • Exponer con claridad los puntos de vista. • Respetar los turnos de habla. • Percibir y comprender correctamente las aportaciones de
los demás.
c) Procedimientos morales implícitos como herramientas morales que se
ponen en juego en el proceso dialógico:
• Producir razones objetivas e imparciales (juicio). • Reconocer y comprender las particularidades de cada
situación (comprensión).
El juicio y la comprensión podemos considerarlos como dos
herramientas morales que ayudan a opinar razonadamente con equidad y
apegándose a la verdad con imparcialidad. Ambas se complementan. Las
dos herramientas desarrollan el juicio moral6 y su comprensión crítica7.
6 “Un juicio moral es el proceso de reflexión realizado para dar respuesta-dar equilibrio- a una situación que ha despertado un conflicto de valores. En el juicio moral hay que distinguir entre el contenido y la forma. El contenido es la respuesta dada por el sujeto., el valor por el que ha adoptado. La forma es toda la argumentación puesta en juego, las razones que da para justificar esa respuesta o decisión, y a los que esta teoría presta mayor interés.”. Puig Joseph M. 1991 p. 45-46. 7 “Se trata (…) de discutir todo aquello que preocupa o debería preocupar con ánimo de entender críticamente las razones que tienen todos los implicados, y comprometerse asimismo en aquellos procesos prácticos de mejora de la realidad considerada”. Puig Joseph M. 1991 p. 59
17
La toma de conciencia de las habilidades necesarias para el diálogo
Para Carreras y otros (2006:95), un diálogo demasiado racional,
correcto y frío es ineficaz. Por ello vale la pena prestar atención a las
habilidades comunicativas que plantea Portillo (1991:93-95), quien considera
que para buscar lograr que los alumnos lleguen a niveles superiores de
capacidad de expresión y comprensión, se requiere que aprendan a escuchar
con atención, a tener la capacidad de adoptar las perspectiva del otro, a
lograr la comprensión de las argumentaciones y aportaciones de los demás, a
reconocer los marcos de referencia propios, privados y comunes, a ceder
ante un argumento mejor y a respetar a cada persona.
El diálogo como una habilidad comunicativa permite organizar una
discusión o una argumentación bajo la perspectiva valoral. Para que éste
fructifique, sea maduro y constructivo, es necesario desarrollar habilidades
dialógicas y entrenarse en ellas.
Salinas y Puig definen habilidades para el diálogo como:
“…conjunto de procedimientos y competencias que ante un conflicto de
valores permiten comprometerse eficazmente en un intercambio comunicativo que aproxime a todos los implicados en el debate a una solución aceptable, sin que medie entre ellos otro tipo de presión que la ejercida por las mejores razones” (1991:163). También pueden considerarse como: “… la síntesis de distintos
procedimientos para resolver conflictos de valores y para obtener conocimiento socio
moral.” Es decir: “… todas aquellas disposiciones o habilidades personales y sociales que
hacen posible un diálogo fluido, eficaz y justo.
Estas habilidades para el diálogo se aprenden normalmente de
manera natural e informal, sin embargo, para su entrenamiento es necesario
18
ser consciente de ellas, es decir, lograr su metaconocimiento. Si se logra ser
consciente de las habilidades dialógicas, el nivel de desarrollo del juicio moral
será más elevado y la conducta más coherente con el pensar, además se pueden
generar sentimientos de responsabilidad, apreciación y optimización de los
propios juicios y conductas, así como la capacidad para defenderlos o renunciar
a ellos si fuese necesario.
Para conseguir este meta-aprendizaje, Salinas y Puig estiman dos
pasos (1991:164):
1) “La conceptualización o conocimiento de los procesos mentales y de relación que se ponen en juego durante el diálogo, 2) La regulación de la propia conducta durante el proceso de diálogo a fin de optimarlo.”
Para lo cual el docente deberá planear, controlar el momento de la
ejecución del diálogo y elevar los resultados con el fin de comprender cómo, por
qué y para qué se resuelven las controversias de valor.
Un propósito fundamental que debe tener presente el docente es entender
la naturaleza y el valor del discurso dialógico en el terreno de la educación moral,
como aquella forma comunicativa que, ante un problema (personal y/o social)
sobre conflicto de valores, se logra comprometer a los implicados en un
intercambio de razones que los acerque a una mutua comprensión crítica y a la
búsqueda de acuerdos pensados racionalmente.
Para dominar las habilidades dialógicas se requiere trabajar, de
manera didáctica, su toma de conciencia. Enunciaremos a continuación las
habilidades que estos autores consideran necesarias para guiar con éxito un
proceso diálogico:
1. Habilidad para percibir problemas morales. Se necesita
conocer con antelación las circunstancias y el tipo de problema o conflicto a
19
resolver, de esta manera, se elegirán las habilidades indicadas para tal
propósito. En este rubro cabe considerar la importancia de trabajar con el
concepto de dilema8 y desarrollar la capacidad para ubicar los problemas
inmersos en el conflicto.
2. Habilidad para el autoconocimiento, si se busca establecer una
relación dialógica es fundamental reconocer y advertir la propia posición ante
el conflicto valoral, tratando de evitar, en la medida de lo posible, la
distorsión. Significa ser honesto y estar conciente de los propios intereses,
necesidades, sentimientos.
3. Habilidades relacionadas con el valor de la autoestima, que permitirán
defender o no un punto de vista controversial y las alternativas a analizar.
4. Habilidad para el conocimiento de los demás. La capacidad para
captar empáticamente y entender racionalmente las necesidades e intereses de
los demás, sus sentimientos, valores, opiniones y razones, es muy importante
pues permite discernir los diferentes puntos de vista implicados en la situación
problemática.
5. Habilidades para el discurso dialógico, que a su vez se agrupan en:
a) Habilidades relacionadas con un principio cooperativo:
• Respetar y tener la voluntad de hablar constructivamente con el sincero deseo de favorecer el entendimiento y la solución de los problemas. • Hablar del tal manera que se persiga una comprensión de significados igual y justa entre los distintos interlocutores.
8 “La discusión de dilemas es uno de los recursos estudiados y presentados por Kohlberg para favorecer el desarrollo moral. Su supuesto teórico es que mediante la reflexión y discusión a propósito de cuestiones morales que plantean un problema de decisión a la persona se pueden crear en ella las condiciones necesarias para optimar su juicio moral, considerado en este planteamiento teórico como el cambio al estadio inmediatamente superior. Los dilemas son breves narraciones de situaciones que presentan un conflicto que atañe a la decisión individual: la persona debe pensar en cual es la solución óptima y fundamentar su decisión en razonamientos moral y lógicamente válidos.” (Montse Payá en La educación moral : perspectivas de futuro y técnicas de trabajo Puig Joseph M. 191 p 47).
20
• Hablar de tal manera que se respeten y reconozcan las intenciones intersubjetivas de lo dicho con rectitud y veracidad.
b) Actitudes dialógicas:
• Esfuerzo de los interlocutores por dar información suficiente, clara, comprensible y verdadera sobre aquello que se discute, para que se entiendan los distintos puntos de vista implicados. c) Estrategias para la comprensión y el razonamiento. Es importante considerar las siguientes recomendaciones para comportarse en consecuencia durante el proceso de intercambio de razones. • Disposición de exponerse a puntos de vista ajenos y de esforzarse por comprenderlos. • Disposición a expresar las propias opiniones ampliándolas, clarificándolas o modificándolas, cuando sea necesario. • Argumentar sobre los razonamientos propios y de los demás (complementándolos, integrándolos o criticándolos) e intentar solucionar los conflictos intra e interpersonales que suelen emerger durante un proceso dialógico.
6. Habilidad para imaginar y adoptar soluciones alternativas basadas
en el acuerdo, y que permitan anticipar y evaluar sus consecuencias. El
propósito en el proceso diálogico es la búsqueda de soluciones justas basadas
en el acuerdo, éste debe integrar lo mejor de las posturas en controversia y surgir
de un proceso de construcción grupal, donde se generen nuevas alternativas
creativas que permitan solucionar los conflictos de valor.
7. Habilidad para dar sentido moral a los criterios obtenidos de la
resolución de problemas que entrañan conflictos de valor:
• Capacidad de dar sentido moral a lo que se ha aprendido.
21
• Concebir el discurso dialógico como la forma comunicativa que, ante un problema de orden moral, busca acuerdos pensados racionalmente y encaminados a una mutua comprensión crítica.
Palabras finales
Cada vez que hablamos, pensamos, actuamos –y enseñamos– hay
valores en juego. Se enseñan valores a cada instante y en cada hora de
clase. Para concluir, quisiera plantear una primera interrogante ¿qué relación
puede establecerse entre lo dicho y la educación en valores? Si consideramos
que en la actualidad en la educación superior hay dos modelos que se
contraponen: la educación para el desarrollo de competencias profesionales y
la educación en valores, nos daremos cuenta que ambas vertientes
educativas necesitan “dialogar”. Esto significa generar un proyecto educativo
que contemple un programa específicamente elaborado para entrenar a los
docentes (en un primer momento) y a los estudiantes (en un segundo
momento) en la toma de conciencia de habilidades dialógicas para la
resolución de problemas valorales en controversia. Como lo menciona Viñas1
(2004: 150), en el apartado La comunicación como clave para la
reconstrucción de relaciones en la cultura de mediación y resolución de
conflictos:
La comunicación es la base de las relaciones, o si se prefiere relacionarse es comunicarse. (…) dada la trascendencia que la co-municación tiene en la convivencia y porque podemos constatar los progresos manifiestos que el profesorado y el alumnado alcanzan en sus relaciones, cuando se conocen y se practican habilidades que mejoran la comunicación.
Desde mi punto de vista y experiencia, el diálogo es la base de las
habilidades comunicativas. Es por ello que se debe buscar la voluntad de
22
quienes se encuentran implicados en un conflicto de valores, para llegar a
acuerdos y al intercambio de razones bajo mutua comprensión crítica. Este es
uno de los principales objetivos de los programas de educación moral. De ahí la
importancia que reviste el desarrollo de habilidades dialógicas para la
resolución de problemas morales y para la apología de las decisiones acogidas.
Termino mi reflexión con una frase de Salinas y Puig:
“La máxima eficacia en la resolución de problemas morales y
en la adquisición de conocimiento social se da cuando, hay dominio de las habilidades dialógicas…” (1991:164).
Recordemos que:
Una palabra cualquiera puede ocasionar una discordia. Una palabra cruel puede destruir una vida. Una palabra amarga puede provocar odio. Una palabra brutal puede romper un afecto. Una palabra agradable puede suavizar el camino. Una palabra a tiempo puede ahorrar un esfuerzo. Una palabra alegre puede iluminar el día. Una palabra con amor y cariño puede cambiar una actitud (Carreras et. al. 2006:96).
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FUENTES DE CONSULTA
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