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De la Polica al narco

Daniel de la Fuente Monterrey, Mxico (25 enero 2012).- Israel Arenas Durn ni siquiera haba cumplido la mayora de edad, pero qu edad es sa cuando se trabaja desde muy chico para ganar los pesos que permiten cooperar para que en la mesa de la casa haya alimento y, si acaso algo queda, para pasar el rato con los amigos. El viernes 17 de junio pasado, el joven veracruzano de 17 aos haba ido a dejar un pedido a un seor al que le urgan unas plantas. Iba en compaa de otros tres chicos oriundos de su rancho natal, La Perla, a 10 kilmetros del Pico de Orizaba: Adrin Nava Cid, de 23 aos, as como los hermanos Reynaldo y Javier Garca lvarez, de 26 y 20 aos, respectivamente. Todos trabajaban en el vivero que desde hace dos aos sostiene con familiares y amigos Jos Emiliano Arenas Nicanor, de 40 aos, padre de Israel, en el municipio de Jurez, a 20 minutos de la capital nuevoleonesa. Los cuatro jvenes decidieron ir a disfrutar del viernes al bar California, ubicado sobre la Avenida Eloy Cavazos. Al cabo de un rato, como a las 22:00 horas, Emiliano y su mujer, Luz Mara Durn, se preparaban para la cena, por lo que le pidieron al hijo ms chico, Irving, de 15 aos, que les hablara a los muchachos. Israel contest y le dijo a su hermano que le llevara 170 pesos para completar la cuenta, pues haban pedido de ltima hora una cubeta con cervezas. En lo que inform a sus padres, se prepar y sali en su auto para ir por l al California, Irving se percat de que la unidad 131 de trnsito de Jurez iba por la avenida persiguiendo la camioneta de su hermano, por lo que se dirigi tras ellos. Cuando les dio alcance en la calle Coahuila cruz con Pablo Livas, los trnsitos haban bajado de su camioneta a Israel y lo estaban subiendo esposado a una camioneta gris con personas cuyos rostros no alcanz a distinguir. Uno de los oficiales, Juan Eduardo de Len Prez, quien fsicamente subi a Israel al vehculo, se le qued mirando a Irving y, sin ms, le dijo que lo estaba deteniendo porque aboll la patrulla. "Eres familiar de l?", le pregunt a Irving, quien sin dejar de mirar a su hermano, que era subido en estado de ebriedad a la camioneta, dijo que no. Al recordar esto, el chico baja la vista. Sus padres le miran y palmean comprensivos, porque dicen que de haber confirmado el parentesco, Irving tambin habra sido levantado y no sera slo un hijo desaparecido, sino dos. Ante la respuesta del chico, los agentes lo corrieron del sitio con palabras soeces. El joven volvi a casa y narr a sus padres lo ocurrido con el mayor de sus dos hermanos.

Luz Mara acudi a las instalaciones de Polica y Trnsito de Jurez y, como no la queran atender, amenaz con ir a una televisora. "Djeme veo si estn sus muchachos, pero nosotros encontramos abandonada la camioneta de su hijo", le dijo a la mujer de 37 aos un supuesto comandante en referencia al vehculo, en ese momento en el corraln. "No es cierto", intervino Irving. "Yo vi cuando lo bajaron de su camioneta, lo esposaron y subieron a una camioneta gris". Al ver la determinacin con la que acudieron la madre y el hermano de Israel, el sujeto vestido de civil dijo que esperaran para ver si tenan a los jvenes con los ministeriales. Volvi a la hora y media. "Ah los tienen", dijo. "Nada ms que ahorita no se los van a ensear porque les pusieron unas 'cachetaditas'. Vnganse maana". Pero no fue as. Al da siguiente la camioneta desapareci del corraln y en la polica juarense ya nadie quiso atender a la familia Arenas, adems de que no volvi a aparecer el "comandante" que les confirm la llegada de los chicos al cuartel. Incluso de la bitcora del corraln fue arrancada la hoja de entradas y salidas de ese da, aunque ellos lograron obtener del servicio de gras una copia donde se confirma la llegada del vehculo al predio municipal. La familia acudi despus al bar California y ah se enteraron de que al parecer la encargada del lugar, una mujer de nombre Martha Dalia Corts, le habl a los trnsitos de Jurez, quienes detuvieron a los jvenes y entregaron a un grupo de zetas a tres de los cuatro que haban llegado juntos. Israel intent huir, pero fue interceptado por la patrulla 131, la cual hasta lleg a chocar su camioneta. Luz Mara lamenta que cuando estuvo indagando sobre los muchachos el da de su detencin no se comunic de inmediato con el Ejrcito. De hecho, cuenta, al estar preguntando por ellos pas un convoy militar frente a la dependencia municipal y vio que los empleados de Polica y Trnsito de Jurez se pusieron muy nerviosos, entraron de inmediato a las instalaciones y las secretarias dijeron en voz alta que todos escondieran los celulares porque "a'i van los militares". Al paso de los das, al ver el limbo en el que estaba cayendo el paradero de los jvenes, la familia Arenas levant denuncias, fue al Consejo Estatal de Derechos Humanos y a la Sptima Zona Militar. Un comandante de la Agencia Estatal de Investigaciones se puso en contacto con Emiliano y les dijo que les enviara elementos destacamentados en Jurez, lo que les dio desconfianza, porque explica que le costaba trabajo creer que ministeriales y policas municipales no estuvieran aliados. Pas el tiempo. El jueves 23 de junio la familia se diriga al tianguis a vender ropa cuando Irving vio pasar la camioneta de Israel con rumbo al cuarto sector del Fraccionamiento Las Gardenias. Frente al domicilio al que lleg el vehculo, Emiliano habl a la Ministerial, pero los elementos llegaron por la noche y la camioneta ya no estaba y nadie abri la puerta. Esperanzado en que ah estuvieran su hijo y sus amigos, Emiliano se dio la vuelta a la maana siguiente y la volvi a ver estacionada afuera del domicilio. Llam a la Ministerial y le dijo al oficial que se apresuraran para que los delincuentes no huyeran. "No se van", les dijo el oficial, al parecer familiarizado con los hbitos de la delincuencia. "Son como los vampiros, andan en la noche y en el da duermen".

Hasta la tarde llegaron ministeriales y militares, y reventaron la propiedad. Emiliano, bronco y desesperado, entr al domicilio a buscar a su muchacho, pero no estaba, slo vio a un sujeto tatuado al que la autoridad aprehendi por la posesin del vehculo que, dijo, le haban prestado. Curiosamente a l le hallaron el estreo que no figuraba cuando vieron la camioneta en el corraln, por lo que dedujeron complicidad entre los dueos del predio y la delincuencia. Sin noticia alguna, la familia ha ido y venido de una instancia a otra. Hay slo tres aprehendidos: el sujeto que tena la camioneta, la encargada del bar California y el oficial de trnsito De Len Prez, quien declar que entreg a los muchachos a miembros de los zetas, identificados con apodos, pero nada ms. El responsable de la investigacin en la Ministerial cambi el celular sin avisarles. Emiliano se haca presente con el fiscal Jess Tavera para suplicarle llorando que investigara. Tanto insisti que un da le azot la puerta, desesperado: "Qu esperan para investigar?!", rugi. "Encontrarlos muertos?". El fiscal, quien luego fue sustituido, mand traer una patrulla. Emiliano no sala del asombro. "Es el colmo", les grit, llorando. "S, llvenme a la crcel para que se sepa la clase de autoridad que tenemos". No hubo celda para Emiliano, pero tampoco la necesita: basta la impunidad con la que la autoridad ha manejado el caso. La familia cree que, dado que los captores no han hablado para pedir rescate por los muchachos, forjados a las labores duras en el vivero, quiz los tengan trabajando en algn lado. En algn monte. En algn infierno. Israel, cuentan, lleg hasta primer ao de secundaria y decidi dedicarse al trabajo con su padre para sacar adelante a su familia y a los que vinieran de su pueblo. Le gusta la siembra, en especial las palmas, y los diseos con piedra de mrmol. "Siempre andaba mugroso mijo, si no estaba sembrando estaba haciendo sus diseos de jardn", afirma Emiliano y aquel hombre sencillo, fornido y curtido por el sol comienza a llorar desconsoladamente. "Est chiquito mijo... igual los otros muchachos", dice con la voz entrecortada por el dolor. "Qu les hacan...? Nada malo, slo se dedicaban a trabajar y a trabajar". Los tres muchachos restantes, dice, son como sus hijos y l les procuraba un buen futuro, por lo que les deca que ahorraran un poco de lo que ganaban para tener un pequeo patrimonio y beneficiar a los que se quedaron en el pueblo. Adrin tiene tres hijos; Reinaldo, una nia. Sus familias en el rancho La Perla no terminan de llorar su ausencia. "Nosotros vinimos a trabajar, a salir adelante porque all en el rancho no hay trabajo", afirma Emiliano, decepcionado de la actuacin de la autoridad: la de Jurez, la Ministerial. Toda. "Ahora nos hacen esto... Noms volviendo mis muchachos, de veras, se lo juro, yo me los llevo de regreso al pueblo. Contra los que hicieron esto no pido nada. Nos vamos".

Entre el dolor y la pesquisaDaniel de la Fuente Monterrey, Mxico (23 enero 2012).- El crepsculo se verta ese sbado 13 de noviembre del 2010 cuando el matrimonio formado por David Ibarra Ovalle y Virginia Buenrostro Romero lleg al ejido La Esperanza, en Cadereyta Jimnez, con miras a descansar en su finca y pasar en familia hasta el asueto del da 20. De 56 y 52 aos, respectivamente, la pareja arrib antes a un negocio de la comunidad por algo para cenar. Les pareci extrao ver la zona tan desolada, pero no preguntaron acerca de ello. Tampoco nadie les dijo que un comando llevaba das en su finca. Se enteraron hasta que llegaron a ella y los recibieron entre la penumbra unos 18 sujetos que los encaonaron incluso con mirilla lser. "A ustedes los estbamos esperando", dijo uno cuando Virginia y David se identificaron como propietarios. A su vez, los del grupo se hicieron pasar por ministeriales, lo que la pareja no crey por la imagen desaliada de los individuos, por sus camionetas suntuosas y sus placas de Coahuila y Tamaulipas estacionadas tanto en la propiedad como en los alrededores. Una mujer les tom sus datos y los de sus familiares. El resto los despoj de cartera, bolso y celulares, les puso esposas y los encajuel en distintas camionetas tipo Suburban. As estuvieron tres das. "Sin tomar agua, sin comida, encajuelados en un metro, medio metro, tapados... Fue un infierno", describe sereno pero con amargura David, moreno, de bigote blanco al igual que su escaso cabello. Virginia, de menor estatura que l, y con el cabello an ms blanco, asiente en silencio y mira al piso. Ambos dan la impresin de haber envejecido aceleradamente. Sin saber uno del otro, cuentan que no les quitaron las esposas ni para ir al bao y que debieron permanecer bajo toallas, aunque eventualmente pudieron ver hacia el exterior y escuchar el da a da de aquella pandilla. Por ejemplo, se percataron de cmo los delincuentes suelen entregar despensas entre comuneros para que les informen sobre el paso del Ejrcito. "Aunque andaban en brechas, se movan como 'Juan por su casa' porque se escuchaba que por radio, as no se viera nada en el monte, les decan por dnde iban pasando los 'guachos' o 'popeyes', como

les dicen a los militares", cuenta David. En otra ocasin, Virginia escuch que uno de los delincuentes pregunt por el contenido de cinco sobres amarillos que traan en uno de los vehculos, a lo que uno de los lderes se los arrebat y le dijo que dejara ah, que era dinero para los federales. "De hecho, se vieron con ellos en un Oxxo cercano a la finca, porque los escuch que les estaban dando los sobres. Eso fue el 14 de noviembre, y ah los delincuentes compraron frituras, cervezas y papel de bao que me aventaron encima", cuenta Virginia. "Estaban drogndose todo el da, pero lo que ms me angustiaba era no saber si a mi esposo lo haban matado o qu le haban hecho". Durante su cautiverio, en el que permanecieron todo el tiempo en las camionetas, las cuales salan y entraban a su quinta, lleg otro grupo armado en el que vena un lder que rega al resto por no traerlos vendados, slo tapados con toallas. En eso David pregunt por su esposa y ese lder le dijo que estaba bien, pero que al final los iban a matar a los dos porque ya estaban viejos y no servan para nada. "Qu puedo hacer?", les contest con rencor el hombre. "Estoy en tus manos", por lo que recibi varios golpes por "responderle en mal tono al comandante". Como si el dolor no bastara, la pareja reconoce que vivi mucha angustia al no saber qu haran aquellos maleantes con sus familiares en cuanto stos decidieran buscarlos ah. Teman lo peor. "Que no nos busquen", pensaba David. "Que no vengan". * Hubo un momento en alguna de las noches en que estuvo secuestrado que a David se le permiti incorporarse de la cajuela de la Suburban en la que permaneca, aunque sin quitarle las esposas. El comando se encontraba apostado en una brecha de Cadereyta y el secuestrado escuchaba la perorata nocturna de un joven sicario, que no paraba de fumar mariguana. Sin dejar de pensar en Virginia y en sus hijos, David intentaba no prestar atencin a la charla dislocada del muchacho que dijo ser originario de Tamaulipas y que se integr a las filas del narco para vengar la muerte de su hermano a manos de soldados. "Iba y vena en sus recuerdos, de pronto contaba una cosa y luego otra...", dice David. "Yo me senta enfermo. "En eso me habl de su padre, que estaba preso en Estados Unidos por transas que haba hecho, y dijo 'me recuerdas a mi padre, viejo'. No saba ni qu decirle ante la comparacin: 'ah s?', le contest. 'Vaya'". El muchacho no paraba de fumar y le ofreci de su cigarro. David, asqueado por el hambre y el estrs, neg con la cabeza. "Fuma o te mato a golpes, cabrn", le advirti el delincuente y removi de su sitio un fusil de asalto. Al contar esto, David guarda silencio al recordar la humillacin y su mirada se llena de lgrimas. La noche fue eterna.

A la maana siguiente, un convoy de cinco vehculos sali del ejido La Esperanza y tom rumbo a San Juan, dejando a otra quincena de sicarios en la finca. El comando en trnsito, en cuyos vehculos iban Virginia y David, segua visitando a comuneros a los que pedan informacin sobre movimientos militares a cambio de proteccin y despensas. "Pareca que iba a ser un da ms de secuestro", recuerda David. "Bendito Dios estamos vivos mi esposa y yo". No llevaban mucho recorrido cuando en la curva de una brecha se dio el topetn con militares. Algunos vehculos pudieron huir, entre ellos el del lder, en tanto los pasajeros del resto hicieron frente a los soldados. "Las camionetas en las que bamos mi esposa y yo intentaron dar reversa, pero la gente ya no pudo hacer nada y unos salieron corriendo", describe David. "Los soldados mataron a dos, fue terrible, sentamos que las balas pasaban bien cerquita, nos zumbaban". Al final del enfrentamiento, los soldados se aproximaron a los vehculos abandonados y encontraron en ellos a David y Virginia esposados, dbiles por los tres das sin agua ni alimento, y muy angustiados. Cuando la pareja se mir ni uno dijo palabra, como si hubieran salido con vida del infierno. "'Por qu no los siguen? Mira cmo nos traen'", le dijo David a un soldado cuando le cont que eran secuestrados, pero el oficial le dijo que no porque podan herir a alguien. "A quin vas a herir? Es puro monte, no hay casas", expres, pero los soldados se negaron a internarse en la bsqueda de los delincuentes. Por ms que rogaron que los dejaran ir, que eran secuestrados y que deban avisar a sus familias lo vivido para que no fueran a la finca porque ah se haban quedado ms delincuentes, los militares no hicieron caso. David incluso suplic que se le permitiera hacer una llamada. Ni eso. "Le deca al que pareca el oficial a cargo: 'prstame el telfono para hablarle a mis hijos, por favor, ellos no saben de todo esto y se qued gente en la finca...'. Nunca me lo prestaron ni hablaron ellos". Esposada y sin alimentos ni lquidos, la pareja esper horas en el monte la llegada del Ministerio Pblico. Al cabo, fue conducida a la PGR para que rindiera su declaracin. Pese a sus protestas y ruegos, David y Virginia fueron internados en celdas con otros delincuentes, an sin poder hablar con sus familiares, e incluso una burcrata a la hora de recabar su testimonio les lleg a decir con irona que no parecan secuestrados. "Nos sentamos desamparados, muy solos y heridos", aade Virginia. El matrimonio slo fue dejado en libertad la tarde del 16 de noviembre. Despus se enteraran que quiz a la misma hora en que se dio el topetn con el ejrcito, su hija Jocelyn Mabel, de 27 aos, y su novio Jos ngel Meja Martnez, de 28, llegaron a la casa en Cadereyta y fueron tomados por el narco.

El mismo destino tuvo el chofer de la empresa familiar, Juan Manuel Salas Moreno, de 41 aos, quien quiz presionado por algn cliente para que le hiciera llegar cuanto antes una carga prometida, acudi por el camin a la propiedad de Virginia y David. Cuando al fin el matrimonio se pudo comunicar con la familia, un hermano de David les dijo que l ya haba ido a la finca pero que slo estaba el Ejrcito. Los sicarios se haban llevado a la hija, al yerno y al empleado. No hay palabras, dice l, dolorido, para describir lo que sinti al saber esto. Todos, aade, autoridad y maleantes, pusieron su parte para que esto sucediera. Acaso, la imagen que pas por su mente en ese momento fue lo que se escuchaba cada 200 300 metros de la radio incautada a uno de los maleantes cuando los soldados los llevaban a l y a su mujer por aquella soledad de tierra oscura hacia la PGR: "ai' va el convoy, ai' va el convoy". * Ante la desaparicin de su hermana, David Joab Ibarra Buenrostro, de 28 aos, pidi permiso en la empresa de telecomunicaciones en la que trabajaba como ingeniero en sistemas, en Puebla, y decidi venir con la familia a Nuevo Len. Ya aqu, l y su familia recibieron llamadas por la liberacin de los secuestrados, negociacin de la que se hizo cargo el muchacho. Paradjicamente, el que hablaba por parte de los maleantes era el lder que los soldados dejaron escapar por el monte de Cadereyta. David Joab habl con su hermana, quien le dijo que estaba bien, y acept llevar lo que le peda el delincuente: una cantidad en efectivo y la papelera de algunos camiones del negocio familiar. "Te vamos a regresar a tu gente, tienes mi palabra, ests tratando con la persona seria", le dijo el maleante. El matrimonio le rog a su hijo que no aceptara, pero el muchacho estaba decidido a ir por su hermana. Los delincuentes se lo fueron llevando va telefnica por la Avenida Eloy Cavazos hasta Jurez. David le deca tambin por telfono que no saliera del municipio, que volviera. La seal se perdi hacia las cero horas del 19 de noviembre. Y no volvi. David dice que se resisti a que el Ejrcito acompaara a su hijo, porque en la Marina le dijeron que, de llegar con l, ellos "actuaran". "No, quiero trarmelos vivos", contest, por lo que sin opcin David Joab decidi ir solo. Desde entonces, no ha habido noticias. Con el apoyo de un superior de la Marina y entregando dinero a informantes, la familia ha conseguido datos diversos sobre el caso, los cuales han entregado al grupo antisecuestros de la Ministerial, pero ha sido en vano para recuperar a sus seres queridos. Estn aprehendidas 13 de las cuando menos 30 personas que la pareja sabe que participaron en su secuestro y en el de sus hijos, el joven yerno y el chofer. Los detenidos, los cuales fueron capturados con identificaciones y tarjetas de los desaparecidos, han

dicho que los rehenes fueron asesinados y sus cuerpos sepultados en la finca, pero una inspeccin de los ms de 3 mil metros cuadrados del lugar por parte de los soldados no dio resultados. Luego, como en juego perverso, los detenidos los han mandado a otras partes por sus hijos. Lo mismo. "La ltima vez que fui con la Marina me di cuenta de que todas las fincas de los alrededores estaban solas y saqueadas. No s si se habrn llevado a las personas que vivan ah. "Incluso hace poco fui a mi propiedad con la Sedena y el Ministerio Pblico para recabar unas evidencias y nos dimos cuenta que esta gente sigue llevando personas para torturar, porque encontramos un colchn con cogulos de sangre an fresca". El matrimonio est desesperado ante la indiferencia de la Procuradura estatal. En las reuniones a las que han acudido con miembros de CADHAC, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y el Estado, el titular de aquella dependencia Adrin de la Garza muestra expedientes con pistas que ellos mismos entregaron. Cuando se le reclama, el funcionario guarda silencio. "En las reuniones con Javier Sicilia habamos estado pidiendo sbanas con los nmeros de las llamadas que recibimos durante los das que pidieron rescate por nuestros hijos, y como de risa loca nos entregaron sbanas pero de junio del 2011. De qu sirve?". El matrimonio y sus familiares han vivido los peores das visitando calles y ciudades peligrosas en busca de pistas. Hallaron el tractocamin que traa el chofer en una compaa de transportes, pero no se hizo nada contra el dueo de la misma. De igual manera con una mujer que encontraron conduciendo la camioneta en la que iba la hija de la pareja. La traa con armas, droga e infinidad de documentos de personas plagiadas. La liberaron en 15 das. Por si fuera poco, han escuchado testimonios de familias de otros desaparecidos a los que, a la hora de poner la denuncia, la propia Ministerial las disuade de hacerlo con el argumento de "que la cosa se puede poner peor". "Que hagan hablar a esa gente, que digan qu hicieron con nuestros seres queridos, dnde estn", reclama David, indignado. "Este problema es de trata de personas, porque son puros jvenes los que se llevan, no pasan de 30 aos". * Antes de esto, la familia Ibarra era feliz. El matrimonio tena seis hijos de vidas sin problemas, trabajaban su empresa y esperaban lo mejor en el porvenir. Despus de esto, un hijo abandon los estudios por miedo y otra con beca en la UANL fue reprobada por una maestra insensible que no quiso escuchar el motivo por sus das de ausencia. Otros dos tambin han sufrido por la ausencia de sus hermanos. Juan, el chofer, dej dos hijos en el desamparo.

Mientras que David Joab tena una prometedora carrera en la empresa poblana, Jocelyn era educadora de un jardn de nios en Icamole y tena un negocio de renta de mesas y sillas con su novio Jos ngel, estudiante de medicina. "Nos han destruido", dice David. Los han pisoteado donde ms duele y se ensaaron con ellos, pero hoy el matrimonio lucha por mantener en pie a su familia y, para ello, har lo posible para dar con sus hijos. Nada los detendr. "La ciudadana no recapacita al problema que tenemos y que la autoridad minimiza", reflexiona l. "Los ciudadanos somos muy apticos y, hasta que no nos pasa algo como esto, reaccionamos. "La gente tiene miedo, pero en nuestro caso se nos dio una segunda oportunidad de vida. En este sentido, el miedo sobra". SE BUSCAN La familia Ibarra Buenrostro tiene casi 15 meses tras la pista de sus seres queridos: - Jocelyn Mabel Ibarra Buenrostro, 27 aos - David Joab Ibarra Buenrostro, 28 aos - Jos ngel Meja Martnez (novio de Jocelyn), 28 aos - Juan Manuel Salas Moreno (chofer de la empresa familiar), 41 aos Desaparecieron entre el 15 y el 18 de noviembre de 2010 al ser secuestrados por el narco en el Ejido La Esperanza, en Cadereyta Jimnez.

Sin pistas de JehDaniel de la Fuente Monterrey, Mxico (24 enero 2012).- Fue en el corazn del municipio que presume mayor seguridad en el Estado: San Pedro Garza Garca. En especfico, en el Oxxo de las calles Vasconcelos y Montes Rocallosos, en Residencial San Agustn. Eran cerca de las 19:30 horas del viernes 12 de noviembre del 2010 cuando Janneth Olazarn le habl a su esposo al celular para pedirle a su regreso a casa algo para la nia que acababan de tener haca apenas seis meses. De tez blanca y barba de candado, Jeh Abraham Seplveda Garza, de 24 aos, le contest a la joven. El chico, quien aquel da vesta una camiseta roja, pantaln de mezclilla color celeste y gorra gris, se escuchaba sereno. "Ahorita te hablo", le dijo. "Estoy en San Pedro en un chequeo de rutina con ministeriales". "Por qu no me habas hablado?", le dijo extraada la joven de 28 aos. "No me dejan hacer llamadas", contest. Ella pregunt si quera que le hablara a su jefe y Jeh acept, pero en eso la mujer escuch que alguien le preguntaba a l con tono autoritario: "Eh! Con quin hablas?" y el joven contest que con su esposa. Enterado por Janneth, el jefe le habl ms tarde a Jeh para ver si le mandaba alguna papelera, pero ste le dijo que todo estaba bien y que ya iba de salida de la "municipal de San Pedro". Quince minutos despus, el hombre volvi a llamar, pero el celular estaba apagado.

Compaeros de Jeh llegaron esa noche a la Polica de San Pedro, pero les dijeron que no haba registros de su ingreso y les negaron que ah se hicieran "chequeos de rutina". Lo mismo en la Agencia Estatal de Investigaciones. Al da siguiente, sin embargo, el director de Polica sampetrino Camilo Cant recibi a Janneth y a Yadira, hermana de Jeh, y les mostr una tarjeta informativa en la que se confirmaba que el joven s haba llegado a la demarcacin y que la camioneta con los logos de la empresa estaba en los patios de la dependencia municipal. De acuerdo a la versin publicada por EL NORTE el 30 de noviembre del 2010, Jeh fue detenido a las 18:15 horas del 12 de noviembre por policas sampetrinos cuando estaba en su camioneta afuera del Oxxo. Gente allegada a l cuenta que Jeh fue a la tienda por refrescos y frituras y, como la oficina est cerca, se le hizo fcil abordar el vehculo sin documentacin personal. Los policas de la patrulla nmero 441, Felipe de Jess lvarez Macas y Jos Luis Romn Sandoval,

se llevaron al joven por carecer de identificaciones al cuartel de Polica y Trnsito municipal. A ese lugar lleg Miguel Escobedo, detective del destacamento de la Polica Ministerial en ese municipio, y dijo que se hara cargo del detenido y del vehculo por orden de su coordinador Javier Rangel. Despus, segn la versin de los preventivos, Jeh fue llevado a las instalaciones de la Polica Ministerial a bordo de la patrulla 344, conducida por el agente Mario Ogardn, del tercer Grupo de Homicidios. "Unos ministeriales se lo llevaron de aqu de los patios", les dijo ese sbado el jefe de la Polica de San Pedro a las mujeres y les dio dos nombres: Javier Rangel Rojas y Miguel Escobedo. "Vayan a la Ministerial". Ese fin de semana, Janneth y Yadira se la pasaron ante un mostrador de la Ministerial del que nunca sali informacin, como quiz les pasa a muchos que desean saber de su desaparecido. "Entonces el lunes tuvimos que volver con Camilo para decirle que no nos daban informes, que nos ayudara", cuenta Janneth. El director de la Polica Municipal le habl a Rangel y, en altavoz, le dijo que l se haba llevado a Jeh y que atendiera a la familia. "Mndamelos para ac", le dijo y el funcionario sampetrino les puso una patrulla de escolta a las mujeres hasta la Ministerial. Pero ya muy tarde Rangel no las recibi a ellas, sino al abogado. "Dile a la familia que el muchacho est bien, est comiendo y tranquilo", le dijo el agente. "Pero por qu lo tienes, dnde?", cuestion el litigante. "No te puedo dar esa informacin. Yo lo chequ el mismo viernes, no tiene nada, ya platiqu con l, pero mi jefe, que es el director, me pidi que le diera 54", clave en alusin a dejarlo pendiente. "Vnganse maana martes a las nueve de la maana con el director (Adrin de la Garza, hoy Procurador)", aadi. Al da siguiente nadie los recibi. Lleg la noche. El mircoles, al ver a las mujeres muy desoladas, el agente del Ministerio Pblico Rogelio Cant les brind la pista determinante que le dio la vuelta al caso de la desaparicin de Jeh. "Tengo entendido que a l se lo entregaron a la Marina en forma econmica", les revel segn Janneth, y las mujeres se mostraron extraadas ante la expresin. "O sea, no hay documento que diga que se lo entregamos, porque fue as nada ms... pero es todo lo que puedo decir". Fueron a la Marina, pero en forma grosera les desmintieron el ingreso de Jeh al cuartel que tienen en una unidad deportiva en San Nicols de los Garza. Desesperadas, pusieron una denuncia ante el fuero comn, sin resultado, hasta que el 25 de noviembre los elementos de la Marina Arnulfo Alejandro Garca y Jos Francisco Meneses Gonzlez acudieron a declarar presuntamente por su propia voluntad y confirmaron que tres ministeriales les llevaron al cuartel a Jeh, quien fue revisado durante 15 minutos y, posteriormente, dejado en libertad. Segn los marinos, al salir el joven abord un taxi que pas en ese momento por ah, lo que parece inverosmil dado que el trecho entre la avenida y las instalaciones castrenses es prolongado y no es comn el ingreso de vehculos de alquiler a ese tramo.

La historia de Jeh es uno de los casos de desaparecidos en Nuevo Len en los que la autoridad no ha presentado avances de ningn tipo. Por ello, el enigma de dejarlo "en 54" en la Ministerial; su entrega en "forma econmica" a la Marina y el misterio de su desaparicin estn incluidos en el informe emitido en noviembre del 2011 por la organizacin internacional Human Rights Watch, donde se establece que las vctimas de la guerra contra el crimen organizado en Mxico son criminalizadas y las violaciones a sus derechos permanecen en la impunidad. Desde entonces, la familia nada sabe del paradero del joven. Janneth, quien dur dos aos de novia con Jeh y tras contraer matrimonio viva con l en la planta superior de la casa de la madre del joven, en San Nicols, lo describe como un individuo sobreprotector y muy dedicado a su beb, por lo que en los primeros das de su ausencia, dice la madre, la pequea pareca buscar la voz de su padre en todas las voces. "Estaba estudiando Leyes, pero se sali en el tercer semestre porque qued embarazada y se puso a trabajar para la constructora comprando piezas y supervisando obras", describe su esposa. Yadira afirma que la desaparicin de su hermano ha sido un duro golpe para la familia, la cual haba sufrido seis meses antes de lo de Jeh el fallecimiento de su padre. "Aun y cuando la Marina acepta que lo detuvieron 15 minutos, no hay registro de su ingreso a las instalaciones en San Nicols", cuenta la hermana. "Hemos ido hasta Mxico a preguntar por l a la SEMAR, pero dicen no saber nada. "Qu fcil es para los ministeriales desaparecer personas y cmo pueden decir los marinos que sali de la unidad deportiva y tom un taxi, si eran cerca de las 12 de la noche y al destacamento slo se llega luego de hacer mucho zigzag en una zona donde no pasan taxis". En las reuniones con CADHAC, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y el Procurador Adrin de la Garza, comentan las mujeres, el funcionario dice que se est investigando el caso. Pero nunca les ha dicho nada nuevo. "En verdad investigan las desapariciones?", se pregunta Yadira. "Me parece que no". Hace ya casi 15 meses que nadie sabe de Jeh.

A la caza de mujeresDaniel de la Fuente Monterrey, Mxico (26 enero 2012).- A Guadalupe Jazmn Torres Rivera y a Azalea Magdiel Alonso Reyes las secuestraron con minutos de diferencia el lunes 15 de febrero del 2010, en Apodaca. A Guadalupe, entonces de 21 aos, unos hombres la interceptaron hacia las 19:30 horas a unas cuadras de su casa, en la Colonia Fresnos de ese municipio ubicado dentro del rea metropolitana. Testigos le dijeron a su madre, Isabel Rivera Izaguirre, que la chica, que vena de impartir clases de danza en el DIF municipal, fue alcanzada en un crucero por una camioneta de cuyo interior alguien grit: "Ella!" y un sujeto armado descendi y le orden: "T, para arriba!". Minutos antes o despus, no se sabe an, Azalea se hallaba en la habitacin de su casa en la Colonia Nuevo Amanecer, cercana a la de Fresnos, cuando su madre, Teodora Reyes, escuch que recibi una llamada al celular y, al poco tiempo, la joven de 17 aos dijo que al rato volva. "Si no ibas a salir, hija", le dijo la mujer de 54 aos, con problemas en la vista por un tumor en el cerebro mal intervenido que le da el nervio ptico. La joven, en ese momento sin empleo y que quera estudiar enfermera, no contest. En ese momento se escuch que alguien golpeaba de manera fuerte la puerta y una voz masculina grit el nombre de la joven. Sin decir nada, Azalea sali y Teodora cree que subi a un auto por el ruido del motor. A las 22:00 horas, la familia marc al celular de la joven, pero la llamada se fue a buzn. Con Guadalupe pas lo mismo. Desde entonces, nadie sabe nada de ellas. No seran las nicas. Isabel, la mam de Guadalupe, y David Alonso, padre Azalea, se conocieron en la delegacin de la polica municipal de la zona, donde los oficiales no hicieron caso a las denuncias de desaparicin y respondieron lo que la autoridad suele decir en estos casos: "Han de andar con los novios, ya volvern". Esto no pasara si la desaparicin forzada fuera tipificada como delito, lo que desde hace semanas promueve la asociacin Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos. Incluso, los padres acudieron a televisoras para que sus casos fueron reportados, pero no les hicieron caso. En las casas de Teodora e Isabel la ausencia de sus hijas se acrecienta con sus fotos de quinceaeras felices. Plenas en sus vestidos coloridos, las entonces nias comenzaban a desarrollar las mismas caractersticas que las definiran a ellas y a otras secuestradas al momento de su desaparicin:

delgadas, morenas, de rasgos sencillos. Ms retratos de quinceaos, dicen, se pueden encontrar en los hogares del resto de las desaparecidas. Apoyada por CADHAC, Isabel informa que la primera de aquella racha del primer semestre del 2010 fue Evelyn Joana Snchez Ramos, quien desapareci el domingo 14 de febrero. El lunes, Azalea y Guadalupe. El martes, Cecilia Abigal Chvez Torres, de 18 aos, embarazada de siete meses, y Vernica Casas Martnez, madre soltera de cuatro hijos. Tambin se sumaron una joven llamada Flor y Ana Lariza Garca Rayas, de 23 aos. El mircoles 17, Blondie Ivonne Williams Garca, de 23 aos. "Haz de cuenta que las empezaron a reclutar", afirma Isabel. "De aqu de las colonias Nuevo Amanecer, Fresnos y Mezquital fueron como unas 12, pero ha habido ms. "De hecho, encontr que una joven, antes de que Guadalupe fuera secuestrada, le mand mensajes al celular que decan: 'contstame, perra, no te creas bien buena, ya te dije que vas a ir; si no, te damos piso'". La madre, de 46 aos, se enter de esto al encontrar un viejo celular luego de que se llevaron a su hija. Quiz, agrega, presionada por algo que no alcanza a entender, Guadalupe no le cont ni siquiera a su pareja, un joven albail con el que procre a una nia hoy de 3 aos y que est a cargo de Isabel, auxiliar de enfermera del Hogar de la Misericordia. Entre las familias abundan versiones de que una u otra de las desaparecidas, presuntamente relacionadas sentimentalmente con delincuentes, habra sido la que seleccion al resto de las muchachas. La realidad, sin embargo, es que la autoridad no ha dado a conocer ningn avance en sus investigaciones, si es que las estn haciendo. La impunidad y las noticias cada vez ms crecientes respecto a desaparicin de jvenes han hecho que algunas madres estimen entre 80 y 100 el nmero de desaparecidas en los ltimos dos aos tan slo en Apodaca. El Alcalde, Benito Caballero, cuya Administracin inici este ao con un alza en denuncias por delitos, de acuerdo a la Procuradura de Justicia, y quien el pasado 5 de enero pidi la intervencin de fuerzas federales y de Fuerza Civil para contrarrestar la inseguridad en su municipio, dijo que ya haba escuchado esta versin, pero que, de acuerdo a datos oficiales, las jvenes desaparecidas no rebasan la docena. "S que hay una sola denuncia en la Procuradura, pero cuando visitamos a las familias nos dimos cuenta que no era precisamente que las jvenes estuvieran secuestradas, sino que agarraron el camino fcil de hacerse pareja sentimental de personas ligadas a la delincuencia. "Incluso las jvenes mantienen comunicacin constante con sus familias y hasta stas les cuidan a los hijos". Ofendida, Isabel lo desmiente. Ni ella ni el resto de los padres han vuelto a ver a sus hijas en estos dos aos, periodo en el que han escuchado infinidad de historias, muchas no denunciadas por miedo. Isabel y otras madres cuentan que se han topado con numerosos casos de secuestro de mujeres en su municipio y en otros: raptos masivos en negocios, maquiladoras y barrios, donde las chicas pareceran ser elegidas al azar. "Los expedientes no caminan nada. Nadie nos dice nada", afirma Isabel.

Agrega que entre los mismos padres comparten versiones respecto a que las jvenes son vistas en muchos lados de Tamaulipas y que estn trabajando en redes de prostitucin y en procesamiento de droga. Lo mismo ha escuchado Martha Quintanilla, madre de Lisette Alicia Mireles Quintanilla, hoy de 23 aos, y quien desapareci el 2 de diciembre del 2010. La joven lleg de su trabajo en un casino en Escobedo y, como a las 7:00 horas de ese da, sali para reunirse con su ex pareja Carlos Enrique Flores, con quien procre a una nia actualmente de 5 aos. No volvi. Martha interpuso una denuncia contra el joven, pero aqul insisti en que era inocente y dijo que buscara a Lisette. l empez a difundir la idea de que haba secuestros de mujeres por todo Apodaca, quiz hasta 100, dijo, pero l tambin desapareci en marzo del 2011. "Aunque me pas por la mente que l fue el responsable de la desaparicin de mi hija, le cre lo de tantos secuestros porque aqu donde quiera te enteras de muchachitas que se las llevan. "La vez pasada, a una chiquilla de 17 aos la iban correteando unos. Le gritaban: 'A ti te queremos y te vamos a llevar!'. En otra ocasin, frente a mi casa, una muchacha estaba siendo arrastrada por una camioneta a la que iba amarrada, llore y llore". Por eso, Martha no cree lo dicho por el Alcalde de que slo sabe de una denuncia y de que muchas, parejas de delincuentes, van y vienen a sus casas. Lo mismo duda Isabel, quien dice que cada que va al Municipio a revisar su denuncia se da cuenta del montn de reportes de desaparicin. "Aqu donde quiera sabes que hay problemas con las muchachas: Pueblo Nuevo, Agua Fra", dice. "No quieren que se sepa la verdad". Casi sin vista y en silla de ruedas tras haber cado de unas escaleras, Teodora afirma que el secuestro de la ms chica de sus cuatro hijas ha sido un golpe demoledor para la familia y un suceso que repercuti en su malograda salud, ya que debido al estrs le comenzaron a dar crisis convulsivas. "Dios, mi padre celestial, me ha ayudado mucho, lo s, y pongo mucho de mi parte, pero desde la prdida de mi hija todo se ha complicado", afirma. Azalea naci cuando nadie la esperaba en casa tras la operacin de Teodora por un tumor cerebral que, a la postre, la dejara casi invidente. "Mi hija lleg con todo el amor para la familia", solloza. "Qu cosa no le compraba mi esposo y cmo disfrutbamos estar juntos, platicar". Se le pregunta por el quinceaos de la chica y Teodora lo recuerda como una fiesta que Azalea disfrut en todo momento, pues le cumplieron sus anhelos: ballets, sesiones fotogrficas y de videoclips en la Gran Plaza, mariachi. La autoridad le dice que est investigando su paradero, pero no ha presentado un solo resultado en los casi dos aos de su secuestro. Ella, sin embargo, subraya el amparo que siente de Dios y espera que un da a la puerta de su modesta casa vuelva la joven, porque nada le quita de la cabeza que ella est con vida. Isabel no resiste al caminar por la calle detener a jovencitas para observarlas detenidamente: busca a Guadalupe. "Me veo tan ridcula", dice baada en llanto. "Las paro y les digo: 'dame un abrazo por favor'. Me han tocado buenas nias, porque me lo dan y me preguntan que qu me pasa. 'Tengo una hija

desaparecida', les cuento, y ellas me dicen que no pierda la fe. "Eso es lo que hacemos. Le pedimos a Dios todopoderoso que toque el corazn de esa gente que la tiene para que la regrese. Como sea, pero que la regrese". Hora de publicacin: 00:00 hrs

Marineros en tierraDaniel de la Fuente Monterrey, Mxico (27 enero 2012).- Jess Vctor Llano Cobos se encontraba esa tarde del jueves 23 de junio del ao pasado en su base de taxis, situada en Carretera Nacional y Cuauhtmoc, en Sabinas Hidalgo, cuando lleg un convoy con 20 camionetas muy grandes, color plomo, repletas de efectivos de la Marina. El hombre de 47 aos, robusto y de gafas, mir con curiosidad al montn de elementos, muchos encapuchados, que baj de los vehculos y, empuando sus armas de alto poder, entr a toda prisa al Hotel La Quinta de este municipio ubicado a poco ms de 100 kilmetros al norte de Monterrey. Al poco tiempo, los militares regresaron, subieron a sus vehculos y, cuando estaban por retirarse, Jess vio que los oficiales iban propinando puntapis a personas que llevaban acostadas en las cajas de las camionetas. En eso, en la penltima camioneta se percat que pasaron a un joven del asiento de adelante al de atrs. "Ah llevan a Junior", le dijo un amigo chofer de Transportes Tamaulipas, quien tambin observaba el operativo, en referencia al hijo de Vctor, como le dicen. El hijo lleva el mismo nombre y es taxista en la base familiar. Sin medir consecuencias, Vctor corri y se puso frente al vehculo: "se es mi hijo! Entrguenmelo! Somos taxistas!". "Este culero es tu hijo?", le pregunt el marino casi con coraje. "No somos esa clase de personas!", respondi, valiente. "Somos gente de trabajo, bjelo!". El militar le dijo que si su muchacho no tena "nada que ver", lo traera de regreso. "Si no tiene nada que ver, para qu te lo llevas?", le alz desesperado los brazos al ver que el contingente no se detena, pero el militar ni contest. "Prense!", les grit, "denme a mi hijo!", pero uno de los militares hizo seas para que el convoy continuara su camino. Vctor mir entristecido alejarse la camioneta con su muchacho, de 23 aos, visiblemente asustado, a quien de pronto le aventaron una sbana, lo obligaron a recostarse y le comenzaron a dar de golpes. Antes de llegar al Ministerio Pblico de Sabinas, un amigo de Junior le dijo a Vctor que el taxi del muchacho se encontraba con las puertas abiertas frente al Hotel San ngel, a donde haba ido a llevar pasaje, un par de mujeres.

En ese lugar se haba llevado a cabo un operativo al que lleg el mismo convoy de camionetas y dos helicpteros que no dejaban de sobrevolar la zona. Los marinos sacaron e interrogaron a empleados y huspedes. A algunos se los llevaron. Por eso, dice Vctor, al llegar, el Ministerio Pblico "era un lloradero". "Todos estaban desesperados preguntando por su familiar, porque durante la madrugada los marinos estuvieron haciendo operativo, pero en casas. "No s cunta gente se llevaran slo ese da de lo de mi hijo, como 18 o 20, quiz ms, pero ah me enter que se haban llevado a una seora de 54 aos que viva sola en su casa". Vctor pregunt en la dependencia dnde estaban los detenidos por la Marina y le dijeron que fuera a la Sptima Zona. Al llegar al Campo Militar, Vctor pas al Ministerio Pblico. "Lo han de tener como sospechoso", le dijeron. "Es taxista", contest. "Pero traa un Jetta negro". "'Y yo traigo un Tsuru gris, y a poco por eso soy tambin delincuente?'. En Sabinas no tenemos color para taxis, apenas ahora lo van a implementar, por lo que andaremos de blanco con una franja azul". Pasaron los das y Vctor no paraba de ir de un lado a otro: Poder Judicial de la Federacin, Ministerio Pblico Militar, Polica Estatal. A la Marina ya ha ido tres veces. Nada, ni huella. Junior es uno de los tres hijos de Vctor. Le dej una nieta de 3 aos, por quien hoy vela en ausencia de su padre. Al mirarla, el taxista guarda silencio, llora y le extiende los brazos para cargarla. Cinco das despus de la detencin de Junior, Oziel Jasso Maldonado dorma en su cuarto al lado de la casa de sus padres, a las orillas de Sabinas Hidalgo, cuando escuch un fuerte golpe en su puerta. En medio de la oscuridad, el hombre de 37 aos intent incorporarse cuando la puerta fue abierta por varios hombres. "No te muevas, no te muevas, ya te carg la fregada!", le gritaron sin contestar a los gritos del hombre que no dejaba de preguntar qu pasaba. En eso, le aventaron a los ojos una luz azul que lo ceg momentneamente. Oziel, moreno, de cabello corto y bigote muy ralo, intent taparse los ojos, pero alguien encendi la luz y hasta ese momento se dio cuenta por los uniformes que eran elementos de la Marina que le ordenaron acostarse boca bajo sobre la cama. Entre palabras altisonantes le pidieron su nombre y lugar de trabajo. "Eres halcn, culero", le dijeron en varias ocasiones, lo que l negaba. "Dnde est el dueo del carro?", preguntaron los marinos en referencia al Stratus gris que conduca su hermano Ren Azael Jasso Maldonado, de 27 aos, quien dorma con sus padres en la casa contigua, y Oziel entendi que se referan a Vctor, ya que su hermano tambin trabajaba para l al igual que Junior.

"En Sabinas", contest. "No te hagas pendejo", le grit uno, en tanto otros revisaban el celular y un iPod. "El que lo maneja". "Es mi hermano y est all con mis paps". Los marinos apagaron la luz y cerraron la puerta. Oziel, antes de mirar por la ventana, vio que eran casi las cuatro de la maana. Cont los mismos 20 vehculos que integraron el convoy que se llev a Junior. Oziel se percat de que entre ocho marinos sacaron a su hermano, quien iba descalzo, en shorts y sin camisa. A Ren Azael lo metieron a un vehculo y el convoy emprendi la retirada. Cuando al fin sali, las camionetas se estaban alejando, mientras su madre no paraba de llorar. "No se preocupe", dijo a la mujer. "Lo van a regresar. Yo he escuchado de otros a los que se llevan y luego luego regresan". Sin embargo, record haber escuchado que otros tambin vuelven, pero muy golpeados. Tras una rpida revisin, la familia se dio cuenta de que los marinos se haban llevado un celular descompuesto de la hermana, un autoestreo tambin inservible, una caja con discos compactos y dos celulares de Ren Azael, uno de ellos Nextel. Vctor, por su parte, argumenta que en su base de tres autos (que conducen l, Junior y Ren Azael) usan radio porque les resulta ms barato pagar una cuota mensual por llamadas ilimitadas. Oziel y sus padres emprendieron el mismo camino que Vctor en su bsqueda de Junior. Al poco, se encontraron a una empleada del Hotel San ngel a quien tambin se llevaron, pero que los marinos soltaron a los tres meses en Cinega de Flores no sin antes amenazarla: "Vale ms que te escondas, no te queremos volver a ver por aqu, vete al sur". La mujer les cont que tuvieron a todos los detenidos tres meses en un hotel llamado California, ubicado en Miguel Alemn, Tamaulipas, y que eran muchsimos, pero que supo que Junior se encontraba ah porque los marinos le gritaban: "Eh, taxista! Comida!", y l contestaba un lacnico "A'i voy" a la hora de la comida. De Ren Azael, les dijo, no supo nada. "Nos cont que la cosa era as todos los das: golpiza, bao y comida", cuenta Vctor. "Dijo que a ella le dieron cachetadas y que, tras inyectarle algo, lo que la haca sentirse mal, como rara, le decan que la iban a soltar en Reynosa para que los "rivales" fueran por ella. "Tambin le decan: 'Sabes quines somos?', a lo que ella contestaba: 'los soldados'. 'No', le decan. 'Los marinos', insista ella. 'Tampoco', se burlaban. 'Somos del Crtel del Golfo'". Posteriormente a su liberacin, la mujer abandon muy perturbada Sabinas Hidalgo. Al saber esto, Oziel y Vctor fueron al California, pero ya no estaban los marinos ni sus detenidos hospedados en los cuartos. Encontraron el negocio rodeado de los bultos con arena que suelen utilizar los militares, y un letrero en su fachada: "Se abri nuevamente". Alguien les dijo que la Marina se haba llevado a los detenidos a Reynosa, pero al llegar al Ministerio Pblico Federal les comunicaron que ah la milicia no llevaba detenidos y les indicaron el nuevo lugar donde la Marina estaba destacamentada: Nueva Ciudad Guerrero, Tamaulipas.

No haban llegado an a las puertas del cuartel cuando varios marinos les apuntaron con armas. Dijeron que buscaban a unos detenidos en Sabinas Hidalgo, pero los soldados contestaron que ellos no hacan detenciones. Despus, que nunca haban ido a Sabinas. "Y es mentira, porque aqu los ves que pasan de noche, por las madrugadas", afirma Vctor, desesperado. La misma respuesta recibieron en el cuartel que tiene la Marina en San Nicols de los Garza. En la Procuradura estatal no les dan razn de nada y hasta un abogado al que le pagaron 9 mil 200 pesos, Francisco Javier Vzquez, no les contesta el telfono. Antes de ser taxista, Ren Azael trabaj en una ferretera, despus en una agencia de autos y ms tarde en una compaa refresquera. Lleg hasta segundo de prepa. Junior, tambin tambin con estudios, gozaba de su pequea hija y disfrutaba ser taxista como su padre. Vctor sabe que se enfrentan al estigma que tienen los militares en el sentido de que algunos taxistas se dedican al "halconeo", pero sus vidas modestas y sus vecinos hablan de ellos como gente que no se mete en los en un pueblo que, como muchos, tiene un problema muy grave de delincuencia, pero tambin temor de las fuerzas federales. "Estos hombres vienen, hacen y se llevan gente, y ni siquiera dicen por qu", argumenta el dueo de la base de taxis. "Estn actuando arbitrariamente. Nuestros seres queridos no estn desaparecidos: se los llev la Marina". De hecho, recuperaron el testimonio de un hombre que, privado de su libertad por los mismos marinos, cant varias canciones infantiles para que le creyeran que era profesor de preescolar y no delincuente. El hombre fue liberado con el dolor de dejar a su ta, tambin privada de su libertad, con la Marina. Acompaados de sus familias, desoladas ante los meses de ausencia, Oziel y Vctor piden que sus parientes sean liberados. "Ya pusimos denuncia en la Comisin Nacional de Derechos Humanos", enumera Vctor. "Ya escribimos a Presidencia, ya nos entrevistaron de New York Times y de una estacin de radio en Washington. Qu ms quieren que hagamos?". Oziel hace un llamado al Presidente Felipe Caldern. l, afirma, como jefe de las Fuerzas Armadas, tiene que ayudarles a que les digan cmo estn sus familiares y por qu los detuvieron. "Es tiempo, seor Presidente: son casi siete meses y no han vuelto a casa y nadie nos ayuda. Aydenos". Alza de miedo stos son algunos casos de desaparecidos que siguen presentes en la comunidad. 30 de agosto del 2006 -Luis Gerardo Carrillo, Irma Vernica Garza Chapa, Gustavo Garza Chapa, Jos Francisco Gonzlez

Montemayor, Patricia Deyanira Garza Ortiz. -Los jvenes, entre 24 y 30 aos, fueron plagiados por un comando armado sobre la Carretera Libre a Laredo, a la altura de Cinega de Flores. 19 de junio de 2007 -Marco Antonio Ziga Sols -Desapareci en Guadalupe. Se mueve con muletas debido a que le falta la pierna derecha. 12 de enero de 2008 -scar Chavana Leal -Entonces de 25 aos, el modelo desapareci junto a Julio Alberto Lpez Alonso, Daniel Trevio y Leonardo Garza al salir de la Presa de la Boca. 4 de mayo de 2008 -Mario Jorge Tovar Martnez -A este elemento de polica de San Nicols lo esperaron en casa, como as lo pidi va telefnica, pero nunca lleg. 25 de febrero de 2009 -Melchor Flores Hernndez "El Vaquero Galctico" -El artista callejero, entonces de 26 aos, fue secuestrado junto a Andrs Batres Snchez, supuesto ex agente de la PGR, y Gustavo Castaeda Fuentes, en un caso en el que habran participado elementos de la Polica Regia. 2 de noviembre de 2009 -Roberto Rafael Esparza Ordez -Este oficial de polica de Santiago, de 28 aos, desapareci en la propia corporacin. 2 de noviembre de 2009 -Luis Omar Aguilar Gaytn -Este agente de trnsito, de 30 aos de edad, desapareci en la corporacin del Municipio de Santiago. 19 de mayo de 2010 -Ramiro Gnsales Herrera -De 39 aos, desapareci de su domicilio en la Colonia Independencia. 20 de noviembre de 2010 -Carlos Enrique Ruiz Nez -Este taxista de 37 aos, padre de cuatro hijos, fue privado de su libertad por un grupo armado. Su familia lo vio por televisin salir de una casa de seguridad federal. 3 de febrero de 2011

-Ana Luca Gonzlez de la Garza d La joven de 23 aos desapareci en Escobedo, Nuevo Len. Tiene un arete en la nariz. 26 de mayo de 2011 -Nieves Tovar Moreno -Tiene 36 aos y desapareci en Monterrey. Fecha no determinada -Pedro Antonio Snchez Guzmn -Desapareci de su domicilio en la Colonia Independencia. Fuente:CADHAC