DERRIDA, Jacques - El círculo linguístico de Ginebra

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    EL CRCULO LINGSTICO DE GINEBRA

    Jacques DerridaTraduccin de Carmen Gonzlez Marn en DERRIDA, J., Mrgenes de la filosofa, Ctedra,

    Madrid, 1998. Edicin digital de Derrida en castellano.

    Los lingistas se interesan cada vez ms en la genealoga de la lingstica. Yreconstituyendo la historia a la prehistoria de su ciencia, descubren numerososancestros, a veces con un cierto asombrado reconocimiento. Es en el momento en quelos problemas del origen del lenguaje dejan de estar proscritos por los lingistas (comolo estaban desde fines del siglo XIX), en el momento en que un cierto geneticismo -o uncierto generativismo- vuelve a encontrar su derecho, cuando se despierta el inters porel origen de la lingstica. Podramos mostrar que ste no es un encuentro fortuito. Estaactividad historiadora no se desarrolla solamente al margen de la prctica cientfica ysus resultados son ya sensibles. Ya no estamos, en particular, en ese prejuicio segn elcual la lingstica como ciencia habra nacido de un solo corte epistemolgico -esteconcepto que se dice bachelardiano y del que se usa o abusa hoy-, y de una ruptura quese habra operado muy cercana a nosotros. No se piensa ya, como Grammont, que todolo que es anterior al siglo XIX, no tratndose todava de lingstica, puede serdespachado en unas lneas[i]. En un artculo que anuncia suLingstica Cartesianayque presenta en sus grandes lneas el concepto de gramtica generativa, Noam Chomskydeclara: Mi propsito aqu no es justificar el inters de esta investigacin, ni describir

    sumariamente su marcha, sino sealar que nos conduce, por un curioso rodeo, a unatradicin de pensamiento antiguo, mejor an, que no constituye un nuevo punto departida, o una innovacin radical, en el dominio de la lingstica y de la psicologa[ii].

    Si nos instalsemos en el espacio de este curioso rodeo, no podramos dejar deencontrar la lingstica de Rousseau. Debera uno preguntarse entonces en quanuncian (pero qu quiere decir aqu anunciar?) lo que tan a menudo estamos tantentados de considerarcomo la modernidad misma de la ciencia lingstica, incluso lamodernidad como ciencia lingstica, dado que tantas otras ciencias humanasse refierena ella como a su modelo institutor, la reflexin de Rousseau sobre el signo, sobre ellenguaje, sobre el origen de las lenguas, sobre las relaciones entre habla y escritura, etc.

    Estamos tanto ms estimulados a practicar este rodeo cuanto las referencias principalesde Chomsky, en la Lingstica Cartesiana, nos llevan de nuevo a estaLgicay aestaGramtica General y Razonada de Port Royal que Rousseau conoca bien y que essabido ha tenido mucho valor para l[iii]. Cita, por ejemplo, variasveces el comentariode Duclos a la Gramtica General y Razonada. Incluso sobreuna de estas citaciones secierra elEnsayo sobre el origen de las lenguas. Y Rousseau reconoce su deuda.

    LaLingstica Cartesianano hace ms que una alusin a Rousseau, en una notaque por una parte lo acerca a Humboldt y por otra parte, no refirindose ms que a las

    palabras ms generales del segundo Discurso, lo presenta como estrictamentecartesiano, al menos en lo que respecta a los conceptos de animalidad y de humanidad.

    Por ms que en un cierto sentido se pueda hablar de un cartesianismo fundamental deRousseau en este respecto, parece que se le debe reservar un lugar ms original y ms

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    importante en una historia tal de la filosofa y de la lingstica. En esta direccin, attulo de esquema muy preliminar, es donde arriesgar aqu las proposiciones siguientes.

    No podramos estar autorizados a hablar de una lingstica de Rousseau ms quecon dos condiciones y en dos sentidos:

    1. A condicin y en el sentido de una formulacin sistemtica, que define elproyecto de una ciencia terica del lenguaje, su mtodo, su objeto, su camporigurosamente propio; y esto por un gesto que se denominara corte epistemolgico

    por comodidad, sin que est de ningn modo asegurado que la voluntad declarada decorte tenga un efecto de corte y que el dicho corte sea alguna vez el hecho -nico- deuna obra o de un autor. Esta primera condicin y este primer sentido deberan estarsiempre implicados por lo que nosotros titularemos la apertura del campo,entendindose que una apertura tal alcanza tambin a delimitar el campo.

    2. A condicin y en el sentido de lo que Chomsky llama las constantes de la

    teora lingstica: que el sistema de los conceptos fundamentales, de las exigencias yde las normas que gobiernan la lingstica llamada moderna, tal como se titula y serepresenta en su cientificidad como en su modernidad, funcione ya y sea como tallocalizable en la empresa de Rousseau, en su texto mismo. Lo que adems, sin duda, enmodo alguno, sera interpretable como la anticipacin genial de un pensador que ashabra predicho y preformado la lingstica moderna. No se trata, por el contrario, deun suelo de posibilidad muy generales sobre el que se levantarn toda suerte dedivisiones subordinadas y de periodizaciones secundarias? No se trata de la

    pertenencia comn del proyecto de Rousseau y de la lingstica moderna a un sistemadeterminado y finito de posibilidades conceptuales, a un lenguaje comn, a una reservade oposiciones de signos (significantes/conceptos) que no es otro, inicialmente, sino elfondo ms antiguo de la metafsica occidental? sta se articula en sus diversas pocassegn esquemas de implicacin cuya estructura y cuya lgica no se deja dominar tanfcilmente como se cree a veces: de donde las ilusiones de ruptura, los espejismos de lonuevo, la confusin o el aplastamiento de los estratos, el artificio de las tomas demuestras y de los cortes, el seuelo arqueolgico. El cierre de los conceptos, ste serael ttulo que podramos proponer para esta segunda condicin y este segundo sentido.

    Estas dos condiciones parecen satisfechas; y en estos dos sentidos parece que sepuede hablar legtimamente de una lingstica de Rousseau. No podemos sealarlo aqusino por algunos indicios.

    LA APERTURA DEL CAMPO

    Rousseau declara, quiere, declara en todo caso querer romper con todaexplicacin sobrenatural del origen y del funcionamiento del lenguaje. La hiptesisteolgica, si no es simplemente descartada, nunca interviene bajo ese nombre,directamente, en la explicacin y en la descripcin. Esta ruptura se significa al menos endos puntos y en dos textos: en el segundo Discursoy enelEnsayo sobre el origen delas lenguas.

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    Refirindose a Condillac, a quien l reconoce deber mucho, Rousseau expresaclaramente su desacuerdo en lo que respecta al camino seguido por el Ensayosobre elorigen del conocimiento humano. Condillac parece, en efecto, tomar como dado lasociedad constituida -y creada por Dios- en el momento en que plantea la cuestin dellenguaje, de su gnesis y de su sistema, de las relaciones entre signos naturales y signos

    de institucin, etc. Ahora bien, Rousseau quiere dar cuenta del surgimiento mismo de laconvencin, es decir, segn l, a la vez de la sociedad y del lenguaje, a partir del puroestado de naturaleza. Debe as poner entre parntesis todo lo que Condillac aceptacomo dado, y eso es, en efecto, lo que pretende hacer.

    El concepto de naturaleza lleva as, pues, aqu la carta de la cientificidad, tantoen la exigencia de la explicacin natural (no sobrenatural) como en la referencia ltimaal estado de pura naturaleza (pre-social, pre-histrica, pre-lingstica, etc.). El campodel anlisis, de la regresin genealgica, de la explicacin de funcionamiento estabierto como tal en la exigencia de naturalidad. No queremos decir que Rousseaumismo haya abierto este campo y esta exigencia. Simplemente queremos reconocer en

    ciertos signos que l est atrapado en esta apertura cuya historia y sistema estn porconstituir. La dificultad de la tarea es tal, y tal la renovacin terica o metodolgicaexigidas, que estalocalizacin de signos no puede atribuirlos, asignarlos, situarlos msque como adarajas.

    Antes incluso de preguntarnos si la naturalidad y la originalidad naturales no sontodava funciones teolgicas en el discurso de Rousseau -y en general en todo discurso-,

    precisemos la crtica dirigida a Condillac. Se podra mostrar -pero no es ste mipropsito aqu- que el procedimiento de Condillac no est tan alejado, en su principiodel de Rousseau, y que la referencia teolgica se concilia muy bien con la preocupacinde explicacin natural: Adn y Eva no debieron a la experiencia el ejercicio de lasoperaciones de su alma, y, al salir de las manos de Dios, estuvieron, por unextraordinario auxilio en estado de reflexionar y de comunicarse sus pensamientos. Perosupongamos que, algn tiempo despus del diluvio, dos nios, de uno y otro sexo, sehayan perdido en el desierto, antes de conocer el uso de ningn signo. Estoy autorizadoen este caso, por el hecho que he citado. Quin sabe incluso si no hay algn pueblo queno debe su origen ms que a un acontecimiento semejante? Permtaseme hacer lasuposicin; la cuestin es saber cmo esta nacin naciente se ha construido unalengua... Ms abajo, al final de una nota: Si supongo dos nios en la necesidad deimaginar hasta los primeros signos del lenguaje, es porque he credo que no bastaba

    para un filsofo con decir que una cosa se ha hecho por vas extraordinarias; sino que su

    deber era explicar cmo habra podidohacerse por medios naturales[iv]. Subrayo estecondicional que soporta toda la cientificidad del propsito.

    Condillac no renuncia, pues, ni a la explicacin natural, ni a conjuntar lacuestin del origen de las lenguas y la del origen de las sociedades. La certeza teolgicatransige con la explicacin natural segn un esquema muy clsico donde los conceptosde naturaleza, de experiencia, de creacin y de cada son rigurosamente inseparables.(El ejemplo ms notable de un sistema semejante es sin duda el de Malebranche, queno traigo a colacin aqu ms que en razn de su influencia bien conocida sobreRousseau.) El acontecimiento del diluvio, del que se encontrar un anlogo enRousseau, libera aqu el funcionamiento de la explicacin natural.

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    Esto no impide a Rousseau separarse de Condillac, en el punto en queprecisamente le reprocha tomar como dado lo que se trata de explicar, a saber unaespecie de sociedad ya establecida entre los inventores del lenguaje... Rousseau noreprocha a Condillac tanto rehusar todo modelo de explicacin natural -esto serainjusto- como no radicalizar su concepto de naturaleza: Condillac no redescendera

    hasta el estado puro de naturaleza para analizar el surgimiento del lenguaje: Que se mepermita considerar un instante las dificultades del origen de las lenguas. Podracontentarme con citar o repetir aqu las investigaciones que ha hecho el Seor Abate deCondillac sobre esta materia, que todas confirman plenamente mi sentimiento y que,acaso, me han dado la primera idea. Pero por la manera en que este filsofo resolvi lasdificultades que se plantea a s mismo sobre el origen de los signos instituidos,mostrando que ha supuesto lo que yo pongo en tela de juicio, a saber, una especie desociedad ya establecida entre los inventores del lenguaje, creo al remitirme a susreflexiones, que debo aadir las mas...[v].

    Condillac habra, por tanto, cometido lo que llama Rousseau un poco ms abajo

    la falta de los que, al razonar sobre el Estado de Naturaleza, transportan ah las ideastomadas de la sociedad....

    La preocupacin propiamente cientfica se seala, pues, en la decisin de norecurrir sino a causas puramente naturales. Este es el motivo sobre el que se abre el

    Ensayo sobre el origen de lar lenguas[vi],desde su primer prrafo: Es preciso paradecirlo alzarse a alguna razn que dependa de lo local, y que sea anterior a lascostumbres mismas: el habla, siendo la primera institucin social no debe su forma sinoa causas naturales Ahora bien, sin entrar incluso en el contenido de la genealoganatural del lenguaje que nos propone Rousseau, observemos que el llamado corteepistemolgico corresponde paradjicamente a una especie de ruptura en el campo dela causalidad natural. Si el habla, primera institucin social, no debe su forma[vii] sinoa causas naturales, stas actan ellas mismas como fuerzas de ruptura con lanaturaleza, instalando as naturalmenteun orden radicalmente heterogneo en el ordennatural. Las dos condiciones -aparentemente contradictorias- seran as satisfechas parala constitucin de un campo y de un objeto cientficos, aqu el lenguaje: una causalidadnatural, continuamente natural, y una ruptura dibujando la autonoma y la originalidadirreductibles de un dominio. La cuestin de origen se suspendera de s misma, noapelara ms a una descripcin genealgica continua, real y natural, por no ser ms queel ndice de una descripcin estructural interna.

    Todo esto, ciertamente, no carece de dificultad y de una cierta incoherenciaaparente que no ha dejado de acusar Rousseau. Se ha hecho tanto ms fcilmente cuantoque parece l mismo renunciar varias veces a la explicacin natural y admitir unaespecie de interrupcin violenta -catastrfica- en la concatenacin de la causalidadnatural. Interrupcin arbitraria, interrupcin de lo arbitrario. Decisin por la cualsolamente lo arbitrario y la convencin han podido instituirse; se reencontrar lanecesidad por todas partes donde se acredite la conceptualidad organizada en torno a laoposicin natural/arbitrario, etc. Antes de definir la necesidad de esta ruptura y de estefracaso al menos aparente, antes de subrayar la motivacin cientfica y heurstica queaqu transige con su contrario, recordemos brevemente los puntos de aparicin bienconocidos.

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    1. Despus de haber intentado, por ficcin, una derivacin de las lenguas a partirde la dispersin primitiva en el estado de pura naturaleza, a partir del ncleo biolgicoque une la madre al hijo[viii], Rousseau debe retroceder y suponer esta primeradificultad vencida: Notar una vez ms que el hijo que tiene que explicar todas susnecesidades, y en consecuencia ms cosas que decir a la madre que la madre al hijo, es

    quien debe hacer el mayor gasto de la invencin, y que la lengua que emplea debe engran parte ser su propia obra; lo que multiplica las lenguas en tan alto nmero como elde individuos para hablarlas, a lo que contribuye tambin la vida errante, y vagabundaque no deja a ningn idioma el tiempo de tomar consistencia; pues decir que la madredicta al hijo las palabras de las que deber servirse para pedirle tal o cual cosa, estomuestra cmo se ensean lenguas ya formadas, pero no ensea en absoluto cmo seforman. Supongamos esta primera dificultad vencida: traspasemos por un momentoel espacio inmenso que debi encontrarse entre el puro estado de naturaleza y la

    necesidad de las lenguas, y busquemos, suponindolo necesario, cmo pudieron

    comenzar a establecerse. Nueva dificultad, todava peor que la precedente; pues si los

    hombres tuvieron necesidad del habla para aprender a pensar, todava ms necesidad

    han tenido de saber pensar para encontrar el arte del habla... (Subrayado mo.)

    2. Y ms abajo en el momento mismo que l acepta como dado por posicin noslo el espacio inmenso que deba encontrarse entre el puro estado de naturaleza y lanecesidad de las lenguas, sino tambin la solucin del crculo que exige el habla antesdel pensamiento y el pensamiento antes del habla, Rousseau debe todava, por terceravez, retroceder ante la tercera dificultad; debe incluso fingir renunciar entonces a laexplicacin natural para recurrir a la hiptesis de la institucin divina. Es verdad que, enel intervalo entre la suposicin y la aparente resignacin, habr propuesto toda unateora del lenguaje; teora funcional, sistemtica, estructural, desarrollada con la ocasiny bajo el pretexto de una cuestin gentica, de una problemtica ficticia del origen.

    Nos aproximaremos a la frmula de la aparente renuncia, en el Discurso, en elpunto de la tercera dificultad (En cuanto a m, asustado de las dificultades que semultiplican, y convencido de la imposibilidad casi demostrada de que las lenguas hayan

    podido nacer y establecerse por medios puramente humanos, dejo a quien quieraemprenderla la discusin de este difcil problema, qu ha sido lo ms necesario, lasociedad ya trabada, para la institucin de las lenguas, o las lenguas ya inventadas, paraestablecimiento de la sociedad (pg. 151), de tal frmula del Ensayo donde ante lanecesidad de reconocer una irrupcin imprevisible e inexplicable en el origen de laslenguas (paso del grito inarticulado a la articulacin y a la convencin), Rousseau cita

    sin criticarla, aunque sin asumirla, simplemente para ilustrar la dificultad de laexplicacin natural, la hiptesis teolgica del padre Lamy: En todas las lenguas, lasexclamaciones ms vivas son inarticuladas; los gritos, los gemidos son simple voz; losmudos, es decir, los sordos, no producen ms que sonidos inarticulados. El padre Lamyno concibe incluso que los hombres hubieran podido alguna vez inventar otros, si Diosno les hubiera enseado expresamente a hablar[ix].

    Las tres dificultades tienen la misma forma: crculo por el cual la tradicin (otransmisin) y la lengua, el pensamiento y la lengua, la sociedad y la lengua se precedenuna a otra, se postulan y se producen recprocamente. Pero estas dificultades aparentes yaparentemente reconocidas tienen un envs del que son de alguna manera el premio. Es

    que el crculo, como crculo vicioso, como crculo lgico, constituye al mismo tiempo laautonoma rigurosamente limitada, cerrada y original de un campo. Si no hay entrada en

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    el crculo, si ste es cerrado, si estamos siempre ya instalados, si siempre ha comenzadoya a arrastrarnos en su movimiento, en cualquier punto que entremos en l, es que formauna figura perfectamente inderivable, por un movimiento de causalidad continua, deotra cosa diferente de s misma. Una iniciativa absoluta, absolutamente irruptible lo ha

    planteado decisoriamente a la vez abierto y cerrado. La sociedad, la lengua, la

    convencin, la historia, etc., forman, con todas las posibilidades que le son solidarias,un sistema, una totalidad organizada cuya originalidad puede constituir el objeto de unateora. Ms all de sus efectos negativos y esterilizantes, ms all de la cuestin a la cual

    parece no poder responder lgicamente, el crculo lgico delimita positivamente uncrculo epistemolgico, un campo cuyos objetos sern especficos. El estudio de estecampo como tal, tiene como condicin que en un cierto punto la derivacin gentica yfactual sea interrumpida. Genealoga ideal o descripcin estructural, ste es el proyectode Rousseau. Citemos una vez ms este texto: Comencemos, pues, por descartar todoslos hechos, puesto que no tocan en absoluto a esta cuestin. No es necesario tomar lasInvestigaciones, en las que se puede entrar sobre este tema, por verdades histricas, sinoslo por razonamientos hipotticos y condicionales; ms propios para aclarar la

    naturaleza de las cosas que para mostrar el origen verdadero, y semejantes a los quehacen todos los das nuestros fsicos sobre la formacin del mundo (pg. 132-133).

    3. Es lo que da cuenta, en el Ensayo, de la intervencin absolutamenteimprevisible de este movimiento ligero del dedo que produce el nacimiento de lasociedad y de las lenguas. Como el sistema del estado de Naturaleza no poda salir de smismo, no poda por s mismo salir de s mismo (segundo Discurso, pg. 162), no

    poda, por tanto, interrumpirse espontneamente, era necesario que una causalidadperfectamente exterior viniera a provocar -arbitrariamente- esta salida que no es otraprecisamente que la posibilidad de lo arbitrario. Pero esta causalidad arbitraria yexterior deber actuar tambin segn vas naturales o cuasi naturales. La causalidad deruptura deber ser a la vez natural y exterior al estado de pura Naturaleza, yespecialmente al estado de la naturaleza, al estado de la tierra que corresponde al estadode naturaleza. Solamente una revolucin terrestre, o ms bien una catstrofe de larevolucin terrestre, puede proveer el modelo de esta causalidad. Es el centro del

    Ensayo: Supongamos una primavera perpetua sobre la tierra; supongamos por todaspartes agua, ganado, pastos; supongamos los hombres, saliendo de las manos de lanaturaleza, una vez dispersos en medio de todo ello: yo no imagino cmo habranrenunciado alguna vez a su libertad primitiva y abandonado la vida aislada y pastoril,tan conveniente a su indolencia natural, para imponerse sin necesidad la esclavitud, losdolores, las miserias inseparables al estado social. Aquel que quiso que el hombre fuera

    sociable toc con el dedo el eje del globo y lo inclin sobre el eje del universo. En estemovimiento ligero veo cambiar la faz de la tierra y decidir la vocacin del gnerohumano: oigo a lo lejos los gritos de alegra de una multitud insensata; veo edificar los

    palacios y las ciudades; veo nacer las artes, las leyes, el comercio; veo formarse lospueblos, extenderse, sobre ciertos puntos de su morada para devorarse mutuamente,hacer un espanto de desierto del resto del mundo, digno monumento de la unin social yde la utilidad de las artes[x].

    Esta ficcin tiene la ventaja de dibujar un modelo de explicacin de la salidafuera de s de la naturaleza; esta salida es a la vez absolutamente natural y artificial,debe a la vez respetar y violar la legalidad natural. La naturaleza se invierte a s misma,

    cosa que no puede hacer sino a partir de un punto de exterioridad absoluto a ella misma,es decir, de una fuerza a la vez nula e infinita. Al mismo tiempo, este modelo respeta la

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    heterogeneidad de los dos rdenes o de dos momentos (naturales y sociedad, nolenguaje y lenguaje, etc.) y coordina, segn lo que hemos analizado en otra parte bajo elnombre de suplementaridad[xi], lo continuo y lo discontinuo. Pues la interrupcinabsoluta, la revolucin imprevisible que ha hecho posible el lenguaje, la institucin, laarticulacin, lo arbitrario, etc., no ha hecho, sin embargo, sino desarrollar virtualidades

    ya presentes en el estado de pura naturaleza. Como se dice en el segundo Discurro, ...laperfectibilidad, las virtudes sociales, y las otras facultades que haba recibido elhombre natural en potencia, no podan desarrollarse nunca en s mismas...; tenannecesidad para ello del concurso fortuito de varias causas extranjeras que podan nonacer nunca, y sin las cuales l hubiera permanecido eternamente en su condicin

    primitiva (pg. 162).

    La nocin de virtualidad asegura as una funcin de cohesin y de soldaduraentre los rdenes discontinuos, como entre las dos temporalidades -progresininsensible y ruptura tajante- que ritman el pasaje de la naturaleza a la sociedad[xii].Pero, incluso si los conceptos de pura naturaleza y de virtualidad, incluso si el

    movimiento del dedo original puede todava suplir la hiptesis teolgica, incluso si enotra parte apela a la providencia divina, Rousseau todava puede pretender prescindirdirectamente en una cierta superficie de su discurso, de toda explicacin sobrenatural y,

    poniendo entre parntesis toda historia y toda cronologa factual, proponer un ordenestructural del origen y de la funcin del lenguaje. Haciendo esto, respetando siempre elorden original de la lengua y de la sociedad, lo pone y lo mantiene sistemticamente encorrelacin con el orden de la naturaleza e inicialmente con el orden geolgico ogeogrfico d esta naturaleza. As la tipologa de las lenguas ser regulada, en el

    Ensayo, sobre una topologa general y se tendr en cuenta la diferencia local en elorigen de las lenguas (cap. VIII). A la oposicin norte/sur corresponde la oposicin delas lenguas de pasin a las lenguas de necesidad que se distinguen por la predominanciaconcedida en stas a la articulacin, a la acentuacin en aqullas, a la consonante enstas, a la vocal en aqullas, en stas a la exactitud y a la propiedad, en aqullas a lametfora. Estas -las lenguas del norte- se prestan mejor a la escritura; aqullas larehsan naturalmente. Tendremos, pues, una serie de correlaciones. En el polo delorigen, lo ms prximo al nacimiento de la lengua, est la cadena origen - vida -medioda - verano - calor - pasin - acentuacin - vocal - metfora - canto, etc. En elotro polo, a medida que nos alejamos del origen: decadencia - enfermedad - muerte -norte - invierno - fro - razn - articulacin - consonante - propiedad - prosa - escritura.Pero, por un extrao movimiento, cuanto ms se aleja uno del origen, ms tendemos avolver, de este lado del origen, hacia una naturaleza que todava no se ha despertado a la

    palabra y a todo lo que nace con ella. Y, entre las dos series polares, relacionesreguladas de suplementaridad: la segunda serie se aade a la primera para sustituirla,pero suplindole una falta, para aadir algo nuevo, una adicin, un accidente, unexcedente que no habra debido ocurrir. Haciendo esto, ahondar una nueva falta oagravar la falta original, lo que denominar un nuevo suplemento, etc. La misma lgicafunciona en la clasificacin -histrica y sistemtica- de las escrituras (pictrica,ideogrfica, fontica)[xiii]. Pero aunque la escritura posea una relacin regulada con elestado de la lengua (Otro medio de comparar las lenguas y juzgar acerca de suantigedad se extrae de la escritura, Ensayo, ap. V), su sistema forma una totalidadindependiente en su organizacin interna y en su principio: El arte de escribir no se

    parece en nada al de hablar. Obedece a necesidades de otra naturaleza, que nacen ms

    pronto o ms tarde, segn circunstancias completamente independientes de la duracinde los pueblos (ibd).

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    Tales seran, reducidos a su esquema ms pobre, ms general, el ms principal,los motivos de una apertura del campo lingstico. Rousseau ha practicado l mismo ycompletamente solo esta apertura o bien est ya cogido y comprendido en ella? La

    pregunta no est todava bastante elaborada, los trminos son todava demasiadoingenuos, la alternativa es todava demasiado sumaria para una respuesta. Ninguna

    problemtica, ninguna metodologa nos parece hoy en estado de medirse, con lasdificultades que se anuncian efectivamente bajo estas preguntas. Se dir, pues, sin granriesgo siempre en forma de adaraja, que a pesar de la masa de los prstamos, lageografa complicada de las fuentes, la situacin pasiva en un medio, lo queempricamente se ataca para nosotros bajo el ttulo de la obra de Jean-JacquesRousseau nos ofrece un esfuerzo relativamente original y relativamente sistemtico

    para delimitar el campo de una ciencia lingstica. Recibiremos acaso ms fcilmente lapobreza de estas proposiciones, hoy, si se piensa en las imprudencias, incluso en lasnecedades de las que nos guardan, al menos provisionalmente.

    Por supuesto, no se trataba de comparar el contenido del saber lingstico

    moderno descubierto en un campo semejante con el contenido del saber lingstico.Pero la desproporcin que hara irrisoria una comparacin semejante es unadesproporcin de contenido: se reduce totalmente cuando se trata de las intencionestericas, de los lineamientos, de los conceptos fundamentales.

    EL CIERRE DE LOS CONCEPTOS

    Ahora estaremos tentados de invertir la marcha de verificacin y de haceraparecer, a partir de ciertas tentativas ejemplares de la lingstica, el hilo que reconoce aRousseau. No podremos insistir aqu ms que sobre el ejemplo de la lingstica y de lasemiologa saussureanas, justificados en ello a la vez por la importancia de esta raz delas teoras modernas y por la evidencia o el nmero de analogas que nos promete.

    1. Rousseau y Saussure conceden un privilegio tico y metafsico a la voz, losdos sitan la inferioridad y la exterioridad de la escritura con relacin al sistema

    interno de la lengua (Saussure), y este gesto, que tiene consecuencias sobre el conjuntode sus discursos, se expresa en frmulas cuyo parecido es sorprendente a veces. As,

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    Saussure: Lenguaje y escritura son dos sistemas de signos distintos; la nica razn deser del segundo es representar el primero (Curso de lingstica general,pg. 45).

    Rousseau: Las lenguas estn hechas para ser habladas, la escritura no sirve sinode suplemento del habla..., la escritura no es ms que la representacin del habla

    (Fragmento sobre la Pronunciacin, PL., t. II, pgs. 1249-1252).

    Saussure: Cuando decimos que es preciso pronunciar una letra de tal o talmanera, se toma la imagen por el modelo... Para explicar esta rareza, se aade que, eneste caso, se trata de una pronunciacin excepcional (pg. 52).

    Rousseau: La escritura no es sino la representacin del habla; es extrao que seponga ms cuidado en determinar la imagen que el objeto (ibd. ).

    Y podramos multiplicar las citas para mostrar que los dos temen los efectos dela escritura sobre el habla y los condenan desde un punto de vista moral. A todas las

    invectivas de Rousseau contra una escritura que altera y enerva la lenguaobstaculiza la libertad de la vida (Ensayo, caps. V y XX) hacen eco las puestas enguardia de Saussure: El objeto lingstico no est definido por la combinacin de la

    palabra escrita y la palabra hablada: este ltimo constituye en s mismo este objeto(pg. 45). La escritura vela la vista de la lengua: no es una vestidura sino un disfraz(pg. 51). La ligadura de la escritura y de la lengua es superficial, artificial. Y sinembargo, la escritura usurpa el papel principal y la relacin natural se invierte (pg.47). La escritura es, pues, una trampa, su accin es viciosa y tirnica (hoydiramos desptica); sus fechoras son monstruosidades, casos teratolgicos, lalingstica debe ponerlos en observacin en un compartimiento especial (pg. 54). Enfin, Rousseau y Saussure consideran la escritura no-fontica -por ejemplo, unacaracterstica universal de tipo leibnitziano- como el mal mismo[xiv].

    2. Los dos hacen de la lingstica una parte de la semiologa general, no siendosta sino una rama de la psicologa social que depende de la psicologa general y de laantropologa general.

    Saussure: Podemos as, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de lossignos en el seno de la vida social; formara parte de la psicologa social, y enconsecuencia de la psicologa general; la llamaremos semiologa (del griego semein,signo.) Nos enseara en qu consisten los signos, qu leyes los rigen. Puesto que

    todava no existe, no podemos decir lo que ser; pero tiene el derecho a la existencia, sulugar est determinado por anticipado. La lingstica no es ms que una parte de estaciencia general, las leyes que descubra la semiologa sern aplicables a la lingstica, ysta se encontrar as vinculada a un dominio bien definido en el conjunto de lasciencias humanas. Al psiclogo incumbe determinar el lugar exacto de la semiologa(pg. 33).

    Rousseau nos propona tambin, desde el primer captulo del Ensayo sobre elorigen de las lenguas (Sobre los diversos medios de comunicar nuestros

    pensamientos), una teora general de los signos ordenada segn las regiones de lasensibilidad que proporcionan las diversas sustancias significantes. Esta semiologa

    general forma parte de una sociologa y de una antropologa generales. El habla es laprimera institucin social, no podemos, pues, estudiarla ms que estudiando el origen y

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    la estructura general de la sociedad y en el interior de una teora general de las formas yde las sustancias de significacin. Esta teora es inseparable de una psicologa de las

    pasiones. Pues la primera invencin del habla no viene de las necesidades, sino de laspasiones (cap. XXI). Tan pronto como un hombre fue reconocido por otro como unser que siente, que piensa y semejante a l, el deseo o la necesidad de comunicarle sus

    sentimientos y sus pensamientos le hizo buscar los medios. Estos medios no puedenextraerse ms que de los sentidos, los nicos instrumentos por los cuales un hombrepuede actuar sobre otro. He aqu, pues, la institucin de los signos sensibles paraexpresar el pensamiento. Los inventores del lenguaje no hicieron este razonamiento,

    pero el instinto les sugiri su consecuencia. Los medios generales por los cualespodemos actuar sobre los sentidos del prjimo se limitan a dos, a saber, el movimiento yla voz. La accin del movimiento es inmediata por el tacto o mediata por el gesto: la

    primera, que tiene por trmino la longitud del brazo, no puede transmitirse a distancia:pero la otra alcanza tan lejos como el radio visual. As slo quedan la vista y el odocomo rganos pasivos del lenguaje entre hombres dispersos (cap. I). Sigue unaconfrontacin de la lengua de gestos y de la lengua de voz que, aunque sean las dos

    naturales, dependen desigualmente de la convencin. Desde este punto de vista,Rousseau puede ciertamente hacer un elogio de los signos mudos que son ms naturalesy ms inmediatamente elocuentes. Pero al unir la sociedad a la pasin y a la convencin,concede un privilegio al habla en el interior del sistema general de los signos; y comoconsecuencia a la lingstica en el interior de la semiologa. Es el tercer punto de unacomparacin posible de los principios o del programa.

    3. El privilegio del habla est ligado en particular, en Saussure como enRousseau, al carcter institucional, convencional, arbitrario, del signo. El signo verbales ms arbitrario, piensan Rousseau y Saussure, que los otros signos:

    Saussure: ...los signos enteramente arbitrarios realizan mejor que los otros elideal del procedimiento semiolgico; es la razn por la que la lengua, el sistema deexpresin ms complejo y ms difundido, es tambin el ms caracterstico de todos; eneste sentido la lingstica puede convertirse en el patrn general de toda semiologa,aunque la lengua no sea ms que un sistema particular (pg. 101).

    Rousseau: Aunque la lengua del gesto y la de la voz sean igualmente naturales,sin embargo la primera es ms fcil y depende menos de las convenciones (cap. I). Y

    por otra parte, slo la lingstica es una ciencia antropolgica, social y psicolgica,puesto que la lengua de convencin no pertenece ms que al hombre (cap. I) y el

    origen del habla est en la pasin y no en la necesidad (Es, pues, creble que lasnecesidades dictaran los primeros gestos y que las pasiones arrancaran las primerasvoces; cap. II). Esta es la explicacin del hecho de que el lenguaje sea originariamentemetafrico (cap. III). La originalidad del dominio lingstico depende de la ruptura conla necesidad original, ruptura que a la vez inaugura la pasin, la convencin y el habla.

    4. Por la misma razn y como lo har Saussure, Rousseau rehsa todapertinencia al punto de vista fisiolgico en la explicacin del lenguaje. La fisiologa delos rganos fonadores no es una parte intrnseca de la disciplina lingstica. Con losmismos rganos, sin ninguna diferencia anatmica o fisiolgica asignable, los hombreshablan y los animales no hablan.

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    Saussure: La cuestin del aparato vocal es, pues, secundaria en el problema dellenguaje (pg. 26).

    Rousseau: La lengua de convencin no pertenece ms que al hombre. He aqupor qu el hombre hace progresos, sea para bien sea para mal, y por qu los animales no

    los hacen. Esta sola distincin parece conducir lejos: lo explicamos, se dice, por ladiferencia de los rganos. Yo tendra curiosidad por ver esta explicacin (Ensayo, cap.1. Encontraremos otros textos anlogos, en razn de la actualidad y de la agudeza deeste debate en el momento en que Rousseau redactaba el Diccionario de Msica. Cfr.especialmente el artculo Voz y la crtica de Dodart, citada por Duclos en la

    Enciclopedia, en Declamacin de los antiguos).

    5. Si el animal no habla, es que no articula. La posibilidad del lenguaje humano,su emergencia fuera del grito animal, lo que hace posible el funcionamiento de la lenguaconvencional es, pues, la articulacin. La palabra y el concepto de articulacindesempean un papel central en el Ensayo, a pesar del sueo de una lengua natural, de

    un lenguaje de canto inarticulado, sobre el modelo de la neuma. En el Curso,inmediatamente despus de haber anotado que la cuestin del aparato vocal es, pues,secundaria en el problema del lenguaje, Saussure aade: Una cierta definicin de loque se llama lenguaje articulado podra confirmar esta idea. En latn articulussignificamiembro, parte, subdivisin en una serie de cosas; en materia de lenguaje, laarticulacin puede designar o bien la subdivisin de la cadena hablada en slabas, o bienla subdivisin de la cadena de las significaciones en unidades significativas; en estesentido se dice en alemn gegliederte Sprache. Alligarse a esta segunda definicin, se

    podra decir que no es el lenguaje hablado lo natural en el hombre, sino la facultad deconstituir una lengua, es decir, un sistema de signos distintos que corresponden a ideasdistintas (pg. 26).

    Se podra llevar muy lejos, ms all de las generalidades programticas yprincipales, el inventario de estas analogas. Como su encadenamiento es sistemtico,podemos decir a priori que ningn lugar de los dos discursos escapa de ahcompletamente. Basta, por ejemplo, que se acredite absolutamente, aqu o all, laoposicin naturaleza / convencin, naturaleza / arbitrario, o animalidad / humanidad, losconceptos de signo (significante / significado) o de representacin (representante /representado), etc., para que la totalidad del discurso sea sistemticamente afectada. Losefectos de una oposicin semejante -de la que se sabe que remonta ms all de Platn-

    pueden dar lugar a un anlisis infinito al que no escapa ningn elemento del texto. Este

    anlisis est supuesto con derecho por toda pregunta, por necesaria y legtima que sea,sobre la especificidad de los efectos de una misma oposicin en textos diferentes. Perolos criterios clsicos de estas diferencias (lengua, poca, autor, ttulo y unidadde la obra, etc.) son tanto ms derivados y se convierten hoy en profundamente

    problemticos.

    En el interior del sistema de una misma conceptualidad fundamental(fundamental, por ejemplo, en el punto en que la oposicin de la physis a sus otros-nomos, teche- que ha abierto toda la serie de las oposiciones naturales / ley,naturaleza / convencin, naturaleza / artes, naturaleza / sociedad, naturaleza / libertad,naturaleza / historia, naturaleza / espritu, naturaleza / cultura, etc., ha gobernado, a

    travs de la historia de sus modificaciones, todo el pensamiento y todo el lenguaje dela filosofa de la ciencia hasta el siglo xx), el juego de las implicaciones estructurales, la

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    movilidad y la intricacin de los estratos sedimentarios son bastante complejos, bastantepoco lineales, para que la misma coaccin d lugar a transformaciones sorprendentes, acambios parciales, a sutilezas diferentes, a vueltas atrs, etc. As es como se podrncriticar, por ejemplo, legtimamente ciertos elementos del proyecto saussureano, y estohaciendo reencontrar motivos presasussureanos; o incluso criticar a Saussure a partir de

    Saussure o incluso a partir de Rousseau. Esto no impedir que todo est de una ciertamanera en el interior del discurso de Saussure y en el parentesco que lo une aRousseau. Simplemente, esta unidad de la totalidad debe ser diferenciada de un mododistinto al utilizado habitualmente, para poder dar cuenta de este juego. Slo con estacondicin podremos, por ejemplo, explicar la presencia, en el texto de Rousseau, delos motivos indispensables a los lingistas que, a pesar de su deuda con respecto aSaussure, no critican menos su fonologismo, su psicologismo (Hejelmeslev)[xv], sutaxonomismo (Chomsky)[xvi],. Al prestar atencin a la sutileza de estosdesplazamientos, se podra detectar en el segundo Discurso y en el Ensayo sobre elorigen de las lenguas las premisas conceptuales de la glosemtica y de la teora de lagramtica generativa. Veremos enseguida funcionando, bajo otros nombres, las

    oposiciones combinadas de las nociones de substancia y de forma, de contenidoy de expresin, y cada una de las dos primeras alternativamente aplicada, como en laglosemtica, a cada una de las dos ltimas. Y cmo no reconocer a Rousseau todo esode lo que se da crdito a la lingstica cartesiana? El que haba comenzado por la

    Lgica de Port Royalno ha asociado, desde el principio, el tema de la creatividad delenguaje al de una gnesis estructural de la gramaticalidad general?[xvii].

    Una vez ms, no se trata de comparar el contenido de las doctrinas, la riqueza delos saberes positivos; solamente de destacar la repeticin o la permanencia, en un estrato

    profundo del discurso, de ciertos esquemas fundamentales y de ciertos conceptosdirectores. Luego, a partir de all, de comenzar a elaborar preguntas. Sobre la

    posibilidad, sin duda, de tales anticipaciones, que algunos podran juzgarsorprendentes inicialmente. Pero tambin sobre un cierto cierre de los conceptos:sobre la metafsica en la lingstica o, como queramos, sobre la lingstica en lametafsica.

    Jacques Derrida

    [i] Citado por Chomsky, en Cartesian Linguistics, pg. 1. Ver tambin la nota 1.

    [ii]De quelques constantes de la thorie linguistique, en Diogne, 51, 1965.Subrayado mo. Cfr. tambin, Current Issues in Linguistic Theory, pgs. 15 y ss. Gestoanlogo en Jakobson que nos remite no slo a Peirce y, como Chomsky, a Humboldt,sino tambin a Jean de Salisbury, a los Estoicos y al Cratilo de Platn,A la recherchede lesence du langage (Diogne, 51, 1965).

    [iii] Comenzaba por un libro de filosofa como laLgica de Port Royal, elEnsayode

    Locke, Malebranche; Leibnitz, Descartes, etc. (Confessions, ed. de la Pliade, pg.237).

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    [iv]Essai sur lorigine des connaissances humaines, ouvrage ou lon rduit a un seulprincipe tout ce qui concerne lentendement, 1746 (11, l , 1).

    [v] SegundoDiscours, ed. de la Pliade, t. III, pg. 146. Sobre todos los problemas dellenguaje en Rousseau remito especialmente a las tres preciosas notas de Jean

    Starobinski en esta edicin; y por supuesto a los otros trabajos del mismo autor sobreRousseau, en particular aLa transparence et lobstacle(Plon).

    [vi] Sobre elEssai, cfr. la edicin notablemente comentada, de Ch. Porset (ed. Ducrs).

    [vii] Hay que prestar atencin a la palabra forma: las causas naturales deben producirla variedad de formas del habla como variedad de las lenguas. ElEnsayo da cuenta deello por la fsica, la geografa, la climatologa. Esta distincin entre el habla y laslenguas es lo que sostiene la nocin de forma al principio delEnsayo: El habladistingue al hombre entre los animales: el lenguaje distingue a las naciones entre s; nose sabe de dnde es un hombre hasta despus de haber hablado. El uso y la necesidad

    hacen aprender a cada uno la lengua de su pas; pero qu es lo que hace que esta lenguasea la de su pas y no la de otro? Hay que remontarse para decirlo a alguna razn que serefiera a lo local y que sea anterior a las costumbres mismas; el habla, siendo la primerainstitucin social, no debe su forma ms que a causas naturales Pero la continuacindel texto permite acaso extender la variedad de las formas ms all de la diversidad delas lenguas orales, hasta la multiplicidad de las sustancias de expresin, de los mediosde comunicacin. Estos medios naturales son los sentidos y cada sentido tiene sulenguaje. Ver infra, pgs. 181.

    [viii] SegundoDiscours,pg. 147.

    [ix]Essai, cap. IV. Sobre el padre Lamy, remito al estudio de Genevieve Rodis-Lewis,Un thoricien du langage au XVIIme sicle; Bernard Lamy enLe Franaismodeerne, enero de 1968, pgs. 19-50. Recuerda Rousseau en las Confesionestodo loque debe al padre Lamy: uno de mis autores favoritos y cuyas obras releo todava con

    placer (pg. 238). Un poco ms arriba: Este gusto que tena l [M. Salomn] seextendi a los temas que trataba, y comenc a buscar los libros que podan ayudarme aentenderlo mejor. Los que mezclaban la devocin a la ciencia eran los msconvenientes; tales eran particularmente los del Oratorio y dePort Royal. Me puse aleerlos o ms bien a devorarlos. Cay entre mis manos uno del padre Lamy titulado,

    Entretiens sur les sciences. Era una especie de introduccin al conocimiento de los

    libros que tratan de ellas. Lo le y rele cien veces. Resolv convertirlo en mi gua (pg.232). Podramos destacar ms de una correspondencia entre las dos teoras del lenguaje,especialmente en lo que respecta a las relaciones entre habla y escritura. Podemos leeren laRhtoriquedel padre Lamy: Las palabras sobre un papel son como un cuerpomuerto que est tendido en el suelo. En la boca que aquel que los profiere son eficaces;sobre el papel carecen de vida, incapaces de producir los mismos efectos (pg. 285). Yun discurso escrito est muerto el tono, los gestos, el aire del rostro del que hablasostienen sus palabras (citado por C. Rodis-Lewis, art. cit., pg. 27)

    [x] Cap. IX. Cfr. tambin el Fragmento sobreLinfluence des climats sur la civilisation(Pl. t. III, pg. 531) yDe la Grammatologie, pg. 360 y ss.

    [xi]Ibd.

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    [xii] Sealando la ruptura absoluta que debe separar -en derecho y estructuralmente- lanaturaleza y la lengua o la sociedad, Rousseau hace alusin a las penas inconcebibles yal tiempo infinito que ha debido costar la primera invencin de las Lenguas (Discours,

    pg. 146), al progreso casi insensible en los comienzos; pues cuanto ms lentos eranen suceder los acontecimientos ms rpidamente son descritos (pg. 167).

    [xiii] Estas tres maneras de escribir responden bastante exactamente a los tres estadosdiversos bajo los cuales se puede considerar a los hombres reunidos en nacin. La

    pintura de los objetos conviene a los pueblos salvajes; los signos de las palabras y lasproposiciones a los Pueblos brbaros; y el alfabeto a los pueblos civilizados (cap. V).A la divisin precedente se remiten los tres estados del hombre considerado conrespecto a la sociedad. El salvaje es cazador, el brbaro es pastor, el hombre civil eslabriego (cap. IX).

    [xiv] Cfr.De la Grammatologie,pgs. 57 y 429.

    [xv] La stratification du langage, 1954, enEssais linguistiques, pg. 56 y losProlegomenes une theorie du langage, 1943, tr. fr. Canger, Ed. De Minuit, 1971.

    [xvi] Cfr., por ejemplo, Current Issues in Linguistic Theory (1964), pgs. 23 y ss.

    [xvii] Por ejemplo, en la Primera Parte del segundoDiscours, cuando describeRousseau el orden en que se produce la Divisin del discurso en sus partesconsecutivas, el origen de la distincin entre el sujeto y el atributo, el verbo y elnombre, a partir de la indiferenciacin primitiva (dieron a cada palabra el sentido deuna proposicin entera... ... los sustantivos no fueron al principio, sino nombres

    propios, el infinitivo -el presente del infinitivo- fue el nico tiempo de los verbos, yen lo que respecta a los adjetivos la nocin no debi desarrollarse sino muydifcilmente, porque todo adjetivo es una palabra abstracta, y las abstracciones sonOperaciones penosas del espritu, etc. (pg. 149). Descripcin, una vez ms, como esevidente, de un orden ms que de una historia, aunque esta ltima distincin no sea ya

    pertinente en una lgica de la suplementaridad.

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