DEPRESION ¿Sintoma Contemporaneo?

6
DEPRESION ¿ SINTOMA CONTEMPORANEO? AUTOR: MARIO KORMAN ¿La depresión constituye un síntoma? La palabra depresión, proveniente del lenguaje psiquiátrico, se introdujo en el discurso común, usándola las personas cada vez más e identificándose con ella. Cuantas veces escuchamos, dentro y fuera del consultorio: Estoy deprimido. En Comodoro Rivadavia, en los venidos y quedados (V y Q), nombre del blog de nuestra delegación, esta manera de presentación, es harto recurrente. François Leguil, señalo que la depresión, quiere decir esa mezcla hecha de tristeza intensa, de culpa invasora, de angustia mayor que la habitual y de riesgo de pasaje al acto suicida. Asimismo, un abandono del sujeto que, se evidencia en lo que este sustentara en la vida frente a lo que acostumbrara hacer y, también ser. Ahora, más allá de su uso generalizado, conviene revisar su pertinencia clínica. En la psiquiatría, representa una entidad clínica, un campo homogéneo y universal, reducido a un trastorno del humor en que hay un déficit. Desde esta óptica, se lo aborda como un problema cuantitativo. Aquí, se introduce el psicofármaco que, es el instrumento del que se sirve la psiquiatría. No sólo esto, también el objeto que, organiza esa clínica. Por ello, un reconocido psiquiatra norteamericano, Peter Kramer dijo: No sé muy bien de que trataba, pero si el paciente respondió bien a un antidepresivo entonces era un deprimido. No obstante, la alternativa psicoanálisis o medicación, constituye una falsa opción. Un sujeto no tiene porque hallarse sometido a una angustia insoportable ni al tormento que le ocasionan las voces. Emilio Vaschetto hizo referencia a un sujeto psicótico que manifestara: No vaya a creer que el Lapenax me saco las voces…es cierto que no las escucho, pero

description

IOM, Comodoro Rivadavia, Mario Korman, Depresión, psicoanalisis

Transcript of DEPRESION ¿Sintoma Contemporaneo?

Page 1: DEPRESION ¿Sintoma Contemporaneo?

DEPRESION ¿ SINTOMA CONTEMPORANEO?

AUTOR: MARIO KORMAN

¿La depresión constituye un síntoma? La palabra depresión, proveniente del lenguaje psiquiátrico, se introdujo en el discurso común, usándola las personas cada vez más e identificándose con ella. Cuantas veces escuchamos, dentro y fuera del consultorio: Estoy deprimido. En Comodoro Rivadavia, en los venidos y quedados (V y Q), nombre del blog de nuestra delegación, esta manera de presentación, es harto recurrente. François Leguil, señalo que la depresión, quiere decir esa mezcla hecha de tristeza intensa, de culpa invasora, de angustia mayor que la habitual y de riesgo de pasaje al acto suicida. Asimismo, un abandono del sujeto que, se evidencia en lo que este sustentara en la vida frente a lo que acostumbrara hacer y, también ser.

Ahora, más allá de su uso generalizado, conviene revisar su pertinencia clínica. En la psiquiatría, representa una entidad clínica, un campo homogéneo y universal, reducido a un trastorno del humor en que hay un déficit. Desde esta óptica, se lo aborda como un problema cuantitativo. Aquí, se introduce el psicofármaco que, es el instrumento del que se sirve la psiquiatría. No sólo esto, también el objeto que, organiza esa clínica. Por ello, un reconocido psiquiatra norteamericano, Peter Kramer dijo: No sé muy bien de que trataba, pero si el paciente respondió bien a un antidepresivo entonces era un deprimido.

No obstante, la alternativa psicoanálisis o medicación, constituye una falsa opción. Un sujeto no tiene porque hallarse sometido a una angustia insoportable ni al tormento que le ocasionan las voces. Emilio Vaschetto hizo referencia a un sujeto psicótico que manifestara: No vaya a creer que el Lapenax me saco las voces…es cierto que no las escucho, pero sin embargo se que están ahí. Entonces, la cuestión es en función de que elemento se orienta la clínica. No se estaría tratando de si hay que usar o no medicación.

La clínica psicoanalítica se orienta a partir de otra clase de objeto, el analista. La apuesta es una clínica en transferencia. ¿ Como considerar la depresión desde el psicoanálisis? No es una entidad clínica. Las manifestaciones depresivas se presentan como afectos pero, no alcanzan la dignidad de síntoma, como refiere Pierre Skriabine. Cuando los analistas recibimos a alguien que dice estar deprimido, no lo abordamos como un problema del humor. Se lo habrá de tratar en su singularidad y particularidad. De ese modo, pensar también que eso pudiera remitir a otra cosa. Para ello, es condición necesaria que, el sujeto hable.

Las quejas o manifestaciones depresivas indican un impasse en aquello que moviliza a un sujeto que, es del orden de su deseo. Lo que mueve a un sujeto, hay que localizarlo al nivel del deseo. Por tanto, toda suspensión a este nivel, se traduce en un abandono del

Page 2: DEPRESION ¿Sintoma Contemporaneo?

sujeto y, por cierto que, en su decir. El dispositivo analítico produce respecto de la depresión, algo hay que decir. De allí, la ética del bien decir. En este caso, en el sentido de decir aquello que concierne al sujeto en ese punto de detención que causa su malestar. Por eso, el alcance de falla y cobardía moral pero, en relación a la ética del bien decir que, posibilita al sujeto reconocerse en la estructura y en el inconciente.

La problemática de la depresión, pone en juego la relación del sujeto con el deseo y el goce. En efecto, cuando el sujeto cede en su deseo, ello lo insufla de goce. Allí, es que se deprime. Este es el fenómeno depresivo en el campo de la neurosis. Son los trastornos del humor en la psicosis cuando este ceder va hasta el rechazo del inconciente, señala claramente Pierre Skriabine.

Hay dos vertientes en función de los dos términos presentes en el matema del fantasma: sujeto y objeto. Del lado del objeto, tenemos el duelo. Aquí hay un plus de goce situado en ese objeto conservado en lo psíquico, del que el sujeto se debe separar para reintroducirse en el movimiento de su deseo. Ese goce hay que hacerlo circular por la ética del bien decir. Del lado del sujeto, puede pasar que el mismo pierda su brillo fálico y, así, se deprecia y desprecia, haciéndose el mismo deshecho. Se produce un desmoronamiento narcisista que, recae sobre el sujeto mismo como objeto. En la clínica de la neurosis, las estrategias del sujeto frente al Otro pueden fracasar. En la histeria, el sujeto se deprime cuando fracasa en su estrategia de asegurarse el deseo del Otro; esto es, sostener el deseo del Otro en la insatisfacción. En la obsesión, el sujeto se deprime al caer un ideal que le posibilitara sostener el deseo del Otro que, se le traduce en no disponer más de ese enganche en la demanda del Otro.

En el campo de la psicosis, tenemos la melancolía, donde la sombra del objeto recae sobre el yo. El sujeto termina identificándose al objeto como deshecho; se confunde con el objeto en tanto objeto de goce. En síntesis, el objeto no es más separable, es puro lastre de goce en la melancolía, o se halla fuera de función en el acceso maniaco en que, el sujeto queda sometido a la ley mortal del significante.

En Televisión, Lacan dice sobre la tristeza que, califica de depresión: es simplemente una falla moral, una cobardía moral, que no cae en última instancia más que del pensamiento, del deber de bien decir o de reconocerse en el inconciente, en la estructura. Añade luego, por poco que esta cobardía, de ser deshecho del inconciente, vaya a la psicosis es el retorno en lo real de lo que es rechazado, del lenguaje; es por la excitación maniaca que ese retorno se hace mortal.

La queja contemporánea es gobernada por el significante depresión. El mismo introduce la naturaleza ética de la relación del sujeto con el deseo y el goce. Así como el psicoanálisis

Page 3: DEPRESION ¿Sintoma Contemporaneo?

no retrocede ante la psicosis, tampoco frente a la responsabilidad subjetiva de quien cede en su deseo. El sujeto de la modernidad, se encuentra confrontado con las antinomias del goce; la depresión puede constituir una respuesta del sujeto, resolviendo el abandono de esta confrontación.

Es conveniente resituarse en EL MALESTAR EN LA CULTURA, donde Freud afirma que las personas quieren obtener la felicidad y mantenerla. Solo que el plan de la creación no incluye que el hombre sea feliz. No es un estado en que el sujeto pueda estar. Por eso concibe la miseria neurótica como una respuesta al dolor que hay en la existencia humana. Sobre el final de su obra, Freud marca la diferencia entre un sujeto analizado y otro no analizado, en que no se trata del retorno a un estado anterior sino de la creación de un estado inédito en el sujeto. Esto implica confrontarse con su sufrimiento y dolor de una manera más digna. Ello remite a una posición distinta en relación al deseo. La miseria neurótica que enunciara Freud al principio de su obra, es una forma de tratar el malestar presuponiendo un Otro que pudiera responder por el sujeto. Las cosas pueden tener sentido para un sujeto según como se sitúe en relación con su deseo, no según un sentido ya dado en el Otro. Se trata de buscar el modo más digno de vérselas con las fuentes de malestar. En EL MALESTAR EN LA CULTURA, Freud habla de tres clases de calmantes para afrontar los dolores e infortunios de la vida: poderosas distracciones, satisfacciones sustitutivas y sustancias embriagadoras. Son las maneras en que, el sujeto no sabe nada sobre como es concernido por lo que le pasa. Se trata de generar una respuesta diferente y, no quedarse sin saber sobre lo que le concierne.

El imperativo al consumo es la presentación actual del superyó contemporáneo. Por este camino, el sujeto corre tras los objetos que le resultan asequibles del mercado, cuanto más trabaja más consume y, cuanto más consume más trabaja. Así es el superyó moderno y, la forma actual del malestar en la cultura. De este modo, los sujetos lejos de afianzarse en lazos sociales, se relacionan más con los objetos del mercado. Es un circuito interminable con dos manifestaciones del malestar: estrés y depresión. Estrés del sujeto que corre tras los señuelos del mercado y, la depresión cuando deja de correr con el costo de ya no querer mas nada.

La apuesta psicoanalítica es proponer una salida a este impasse de la actualidad. Pretende un tratamiento distinto para este agobio de la modernidad y para este aplastamiento del deseo por el superyó contemporáneo. El valor del psicoanálisis frente a la depresión y el extravío de la modernidad es que nos lleva a construir una respuesta singular que, nos aleja y separa de la miseria, al acceder a otra relación con el saber a través del inconciente, sobre lo que nos concierne como sujetos sin por eso, omitir lo real que también nos concierne.

Page 4: DEPRESION ¿Sintoma Contemporaneo?

Bibliografía:

Freud, S.; Duelo y melancolía; Inhibición, síntoma y angustia; El malestar en la cultura; en Obras Completas, Ed. Amorrortu, Bs. As., 1976.

Lacan, j., Radiofonía y Televisión, Ed. Anagrama, Barcelona, 1980.

Godoy, C., Tristeza y depresión, Virtualia 14, 2006.

Skriabine, P., La depresión, ¿felicidad del sujeto?, Virtualia 14, 2006.

Kramer, P., Escuchando al Prozac, Ed. Seix Barral, Barcelona, 1994.

Leguil, F., Las depresiones, en El Caldero de la Escuela 46, 1996.

Briole, G., La depresión, un sufrimiento mas allá de las palabras, en El Caldero de la Escuela 46, 1996.

Vaschetto E., Depresiones y psicoanálisis, Ed. Grama, Pcia. De Bs. As, 2006.