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DEMOCRACIA Y PODER LOCAL
Por: JAIME MEJIA GUTIERREZ DOCENTE DE PLANTA. E.S.A.P.
La falta de costumbre o la ausencia de hábito al voto.
En Colombia no es una novedad la abstención, o lo que es mejor, la ausencia de
hábito al voto, contrario a la participación activa en las elecciones por parte de los
ciudadanos. Nos hemos acostumbrado a las abstenciones del 50% en promedio.
La cifra no es indicativa necesariamente de una actitud opositora al régimen, ni
significa una abstención beligerante que rechace las propuestas políticas o los
programas y candidatos a corporaciones publicas o a niveles de gestión ejecutiva
como son las alcaldías y las gobernaciones.
Diversos estudios en Colombia demuestran que la no participación masiva se
origina en el régimen jurídico legal - electoral que exige inscripciones previas y por
supuesto en las acciones de fuerzas insurgentes y paramilitares que atan en
amplias zonas rurales y urbanas a los intimidados electores. Si agregamos a esto
las estrategias y modos clientelistas de hacer la política, entenderemos que
muchas fracciones de electores no encuentran la motivación y la seguridad para
ejercer la fuerza creativa del voto.
La democracia como concepto de vida libre o escogencia autónoma.
Desde los albores de la civilización se ha discutido el modelo de la democracia
como una de las formas de gobierno, las otras dos son la tiranía y el totalitarismo y
las formas oligárquicas de ejercicio del poder. Herodoto hablaba de la Isonomía
como la forma más bella de la democracia: “La igualdad de derechos políticos y
civiles ante la ley”. John Stuart Mill expresó las ideas sobre la necesidad de los
límites al poder, aún cuando este poder sea el de la mayoría, sobre la fecundidad
del conflicto (pacífico), el elogio de la diversidad, la condena del conformismo, la
absoluta prioridad que en una sociedad bien gobernada se da a la libertad de
opinión. (On Liberty. J.S. Mill, Saggio Sulla Libertá, il Sagiatore, Milán – 1981. –
Norberto Bobbio.
El futuro de la Democracia, pag.122). “Se debe reprimir la conducta dañina”. “El
único objetivo por el que se puede legitimamente ejercer un poder sobre algún
miembro de la comunidad civilizada, contra su voluntad, es para evitar daño a los
demás”.
La Democracia está caracterizada por un conjunto de reglas (primarias o
fundamentales) que establecen quien está autorizado para tomar las decisiones
colectivas y bajo que procedimiento. Todo grupo social tiene necesidad de tomar
decisiones obligatorias para todos los miembros del grupo con el objeto de mirar
por la propia sobrevivencia, tanto en el interior como en el exterior.
Es cierto que no siempre la democracia ha incluido a todos los habitantes, debido
a la aceptación de formas de esclavitud, servidumbre, exclusión de clases y
segmentos poblacionales. En la democracia moderna se busca maximizar la
participación política en el mundo real, por parte de los ciudadanos y en muchos
casos por porciones poblacionales como la niñez, los jóvenes y aún segmentos
considerados como "extraños” como los homosexuales, los drogadictos, los
hombres de la calle y en fin múltiples expresiones del llamado pluralismo.
C. WRIGHT MILLS en su libro “Poder, política y pueblo” destaca que los
observadores liberales de todas partes fundan sus interpretaciones y sus
esperanzas en la creencia de la idea del público y la idea asociada a la opinión
pública. Los pensadores conservadores, desde la revolución francesa, han visto
con alarma, por supuesto, el surgimiento del público, al que han llamado
generalmente las masas. “El populacho es soberano, escribía Gustave LeBon y la
ola de barbarie sube”. Pero no hay duda que quienes han supuesto que las masas
están en el camino del triunfo se equivocan. En nuestro tiempo, la influencia del
publico o de las masas en la vida política esta en realidad decreciendo y la
influencia que pueden tener ocasionalmente, tiende, en un grado desconocido
pero creciente, a ser orientada por los medios de comunicación en masa.
El proceso de decisión y los actos racionales.
La democracia en América debe entenderse con base en la teoría Madisoniana y
la populista. El método de la maximización consiste en especificar un conjunto de
metas que han de maximizarse, entonces se puede definir la democracia en
términos de los procesos gubernamentales específicos que son necesarios para
maximizar estas metas y otras entre ellas. La teoría madisoniana postula una
república no tirana como la meta; la teoría populista postula la soberanía popular y
la igualdad política, Otra manera, más descriptiva, toma en consideración como
una sola clase de fenómeno a todos los estados, naciones y organizaciones
sociales llamadas democráticas y examinan a sus miembros para descubrir las
características diferenciales que tienen entre sí y en común. Esto nos permite
hablar de los espacios que forman el contexto de una participación democrática a
través del voto en consultas o referendos.
Antes de la votación, durante el periodo de la votación y las interrelaciones
posteriores.
En el periodo anterior a la votación los actores (los parlamentarios, los jefes de
partidos políticos, los medios de comunicación, los sindicatos, ONGs, el gobierno)
han formulado sus planteamientos y críticas; se han hecho análisis y se han
cambiado postulados. Hecha la ley de acuerdo a los delineamientos
constitucionales y la ley 134 del 92 sobre mecanismos de participación, se ha
puesto en la mesa de la tramitación jurídico-política de la corte constitucional. Así
las cosas, la campaña se avecina con fuerzas de apoyo y contradictores políticos
que buscan la abstención. Si aceptamos que los contradictores son realmente
demócratas, preferirían un llamado a la participación masiva por un NO en la
papeleta de votación. Esta es la soberanía del pueblo, la presencia en la urna, no
su ausencia. El argumento de que la mayoría de las proposiciones se arreglan con
leyes ordinarias, lo confrontamos con un hecho que ha acelerado la decadencia
del congreso, ya que los políticos allí presentes forman una élite de poder que
relega sus decisiones a intereses no necesariamente nacionales. En cuanto a lo
regional y local, la amenaza a la gobernabilidad de alcaldes y mandatarios
departamentales, impide una soberana discusión y función legislativa, en la
ausencia de una administración neutral pero políticamente importante, depositaria
de capacidad mental y capacidad ejecutiva y descansa en el creciente secreto
oficial tras el cual se toman las grandes decisiones sin someterlas a debate
público ni siquiera a debate en el congreso. De allí la importancia del referendo
como instrumento político de participación libre y autónoma del ciudadano para
confeccionar normas, códigos y leyes que son necesarias para la modernización
de las estructuras políticas, gubernamentales y de toma de decisiones en la esfera
de lo público.
Por supuesto que la participación política implica que en el periodo de votación:
1. Cada miembro de la organización nacional colombiana realiza los actos que
supone constituyen una expresión de su preferencia entre las alternativas
programadas, o sea, cada miembro vota.
2. Al tabular estas expresiones (votos), el valor asignado a la elección de cada
individuo es válida como voto.
3. La alternativa con mayor número de votos se declara elección triunfadora.
4. Todos los individuos poseen información idéntica sobre la alternativa.
¿Es la participación directa de la comunidad el futuro de la democracia en
Colombia?
Por supuesto que no, pero es un inicio constructivo de participación efectiva en
una democracia que ha sufrido de exclusiones y discriminaciones odiosas.
Aprendamos de la discusión que la iglesia católica ha hecho desde 1959 cuando
Juan XXIII anunció la convocatoria del concilio vaticano II, del código de derecho
canónico promulgado por Benedicto XV en 1917. Es considerado un código lleno
de irregularidades e injusticias. El canonista brasileño, monseñor Moss Tapajos,
escribió:
“Durante toda nuestra historia, hemos ofrecido en América latina, por habérsenos
impuesto leyes europeas, leyes hechas con una mentalidad europea para
condiciones europeas, pero totalmente inapropiadas para nuestras condiciones y
nuestra mentalidad. No estamos dispuestos a que este proceso se repita una vez
más; y si se repite, las leyes no serán observadas, porque nuestras necesidades y
situaciones culturales y sociales, totalmente distintas, imposibilitan el cumplimiento
de leyes europeas. Consecuentemente, nunca más aceptaremos una ley si no
hemos colaborado vitalmente en su formulación. Y la ley misma debería ser una
ley fundamental o constitucional, que cubra principios generales, dejándoles todo
lo demás a las iglesias locales”. (Escándalo en la asamblea. Morris West y Robert
Francis, pag. 194 y 195, circulo de lectores 1971.)
¿El futuro?. Dejemos lo particular para que se legisle en la localidad. Los
ciudadanos, nosotros el pueblo no podemos marcharnos creyendo que la
corrupción no tiene remedio. Debemos quedarnos para limpiar la casa y
mantenerla limpia, un hogar adecuado para los hijos e hijas del único padre.
El gobierno de las leyes celebra hoy su triunfo en la democracia. ¿Qué cosa es la
democracia sino un conjunto de reglas para solucionar los conflictos sin
derramamiento de sangre? ¿En que consiste el buen gobierno democrático, sino,
y sobre todo en el respeto riguroso de estas reglas?. El referendo es un postulado
de participación política en una democracia que prevé las formas directas de la
decisión colectiva. La afectación de intereses hace que los ecos de la discusión se
multipliquen. En Colombia necesitamos hoy el referendo como base de
construcción democrática y de expresión pluralista pacíficas y civilizadas.