Democracia Representativa y Democracia Directa

1

description

Democracia Representativa y Democracia Directa

Transcript of Democracia Representativa y Democracia Directa

  • f

    48 EL FUTURO DE LA DEMOCRACIA

    nidad (la fraternit de la Revolucin francesa). Gran parte de la historia de la humanidad es la historia de las luchas fratri-cidas. Hegel (y de esta manera termino con el autor con el que comenc) en sus Lecciones sobre la filosofa de la historia defini la historia como un "inmenso matadero".2 7 Podemos contradecir lo? En ningn pas del m u n d o el m todo demo-crtico puede dura r sin volverse una costumbre. Pero puede volverse u n a cos tumbre sin el reconocimiento de la frater-nidad que une a todos los hombres en un destino comn? Un reconocimiento , tan necesario hoy, que nos volvemos cada vez ms conscientes de este destino comn y deberamos, por la poca luz de razn que i lumina nuestro camino , ac tuar en consecuencia.

    27 Hegel, Lecciones sobre la filosofa de la historia, etc., op. cit., vol. I, p. 58.

    II. DEMOCRACIA REPRESENTATIVA Y DEMOCRACIA DIRECTA

    PARTO de una constatacin sobre la que todos podemos estar de acuerdo: la peticin de mayor democracia, tan insistente en estos ltimos aos, se manifiesta en la demanda de que la democracia representativa sea acompaada e incluso sustitui-da por la democracia directa. La exigencia no es nueva; como se sabe, ya la haba planteado el padre de la democracia mo-derna, Jean-Jacques Rousseau, cuando dijo que "la soberana no puede ser representada", y por tanto "El pueblo ingls cree ser libre: est muy equivocado; lo es solamente durante la elec-cin de los miembros del Parlamento; pero tan pronto como son elegidos, vuelve a ser esclavo, no es nada."1

    Pero Rousseau estaba convencido de que "no ha existido ni existir jams verdadera democracia", porque necesita de mu-chas condiciones que son difciles de reunir, en pr imer lugar un Estado muy pequeo, "en donde se pueda reunir el pueblo y en donde cada ciudadano pueda sin dificultad conocer a los dems"; en segundo lugar "una gran sencillez de costumbres que prevenga o resuelva con anticipacin la multitud de nego-cios y de deliberaciones espinosas"; luego "mucha igualdad en los rangos y en las fortunas"; y, por ltimo, "poco o ningn lujo" (de lo que se podra deducir que no es Marx sino Rousseau el inspirador de la polt ica de "austeridad"). Recuerden la conclusin: "Si hubiera un pueblo de dioses, se gobernara de-mocrticamente. Un gobierno tan perfecto no conviene a los hombres".2

    Aunque hayan t ranscur r ido ms de dos siglos y qu si-glos!, nada menos los siglos de las revoluciones liberales y socialistas, los siglos que por primera vez dieron a los pueblos la ilusin de estar destinados a las "magnficas y progresivas fortunas" no nos hemos vuelto dioses; permanecemos hom-

    1 Contrato social, III, 15.

    2 Ibid., Ill , 4.

    49

  • 50 DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA

    bres. Los Estados se han vuelto cada vez ms grandes y popu-losos, en los que ningn ciudadano es capaz de conocer a to-dos los dems, las costumbres no son ms simples, de mane-ra que los negocios se han multiplicado y las discusiones se hacen da a da ms espinosas, las desigualdades entre las for-tunas no slo no han disminuido sino que se han vuelto, en los Estados que se dicen democrticos, aunque no en el senti-do roussoniano de la palabra, cada vez"ms grandes, y de cual-quier manera siguen siendo insultantes, y el lujo que segn Rousseau "corrompe tanto al rico como al pobre, al uno por la posesin y al otro por la codicia",3 no ha desaparecido (tan es verdad que entre las demandas intencionalmente provo-cadoras, pero no extravagantes, de algunos grupos subver-sivos est tambin la del derecho al lujo).

    Entonces la demanda de una ampliacin de la democracia ^ > representativa y de la institucin de la democracia directa es

    insensata? Considero que no. Pero para poder responder a esta pregunta es necesario precisar los trminos de la cuestin.

    Si por democracia directa se entiende estrictamente la par-ticipacin de todos los ciudadanos en todas las decisiones que le ataen, ciertamente la propuesta es insensata. Es ma-terialmente imposible que todos decidan todo en sociedades cada vez ms complejas como las sociedades industriales modernas; y es, desde el punto de vista del desarrollo tico e intelectual de la humanidad, indeseable. En los escritos de juventud, Marx indic como meta del desarrollo civil de la humanidad al hombre total; pero el individuo roussoniano, llamado a participar desde la maana hasta la noche para ejercer sus deberes de ciudadano, no sera el hombre total sino el ciudadano total (como fue llamado con evidentes intenciones polmicas por Dahrendorf).4 Observando con atencin, el ciudadano total no es ms que la otra cara, igual-mente peligrosa, del Estado total. No por casualidad la de-

    3 dem.

    4 Dahrendorf, Cittadini e partecipazione: al di la della democrazia rappresen-

    tativa?, en l cittadino totale, Centro de Investigacin y Documentacin Luigi Einaudi, Turin, 1977, pp. 33-59: "Las sociedades se vuelven ingobernables, si los sectores que las componen rechazan el gobierno en nombre de los dere-chos de participacin, y esto a su vez no puede dejar de influir en la capacidad de sobrevivencia, aqu est la paradoja del ciudadano total" (p. 56).

    DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA 5!

    mocracia roussoniana frecuentemente ha sido interpretada como la democracia totalitaria en oposicin a la democracia liberal.

    El ciudadano total y el Estado total son dos caras de la misma moneda, porque tienen en comn, aunque considera-da la una desde el punto de vista del pueblo, y la otra desde el punto de vista del prncipe, el mismo principio: "todo es polti-ca", es decir, la reduccin de todos los intereses humanos a los intereses de la polis, la politizacin integral del hombre, la resolucin del hombre en el ciudadano, la eliminacin com-pleta de la esfera privada en la esfera pblica.

    No creo que haya alguien que invocando la democracia di-recta pretenda presentar una exigencia de este tipo. Marx no pens en una democracia directa de este tipo cuando vea en el ejercicio del poder de los comuneros de Pars el inicio de una organizacin estatal diferente de la del Estado represen-tativo (y con mayor razn del Estado bonapartista), aunque la particular experiencia de la revolucin parisina, limitada en el tiempo y en el espacio, poda despertar la ilusin de la posible aplicacin, aun en tiempos normales, de esa movi-lizacin continua y emotiva que es posible, ms an, nece-saria, en tiempos de transformacin revolucionaria de la sociedad. (Quizs al nico tipo humano al que le quede el calificativo de ciudadano total es al revolucionario; pero las revoluciones no se hacen aplicando las reglas del juego demo-crtico.) Entonces, cuando se enuncia la frmula "de la de-mocracia representativa a la democracia directa", en realidad qu cosa se pide? Las frmulas polticas tienen la misin de indicar una direccin ideal, y son ms idneas a suscitar cier-tas emociones que a palpar ciertas realidades (poco importa que sean presentadas en trminos ambiguos y vagos).

    Es tarea de la crtica terica sealar y denunciar laj^sqlu-ciones meramente verbales, transformar unajjrmulajm realj-dad, en una propuesta operativa, distinguir la conmocin de los efectos del contenido real. Si no es demasiada pretensin por mi parte ste es el trabajo que me propongo hacer en las siguientes pginas.

    Comienzo por la democracia representativa. La primera equivocacin de la que debemos liberarnos es que "democra-

  • -52 DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA

    cia representativa" signifique lo mismo que "Estado parlamen-tario". Propongo, inmediatamente, este tema de discusin por-que muchos creen haber criticado la democracia representa-tiva cuando han criticado al Estado parlamentario. Yo mismo me di cuenta de esto en la discusin que, no slo por escrito sino tambin en forma verbal (en decenas de mesas redon-das), sigui a mis artculos sobre democracia y socialis-mo, cuando descubr que casi siempre se daba por entendido que cuando alguien criticaba al Estado parlamentario era como si criticara tambin la democracia representativa^

    En trminos generales la expresin "democracia represen-tativa" quiere decir que las deliberaciones colectivas, es decir, las deliberaciones que involucran a toda la colectividad, no son tomadas directamente por quienes forman parte de ella, sino por personas elegidas para este fin; eso es todo. El Estado parlamentario es una aplicacin particular, si bien importan-tsima desde el punto de vista histrico, del principio de re-presentacin, o sea, es el Estado en el que el rgano central es representativo (o por lo menos central, en principio, aunque no siempre de hecho). A dicho rgano llegan las instancias y de l parten las decisiones colectivas fundamentales. Tal rgano es el Parlamento. Todos saben que una repblica presidencial como los Estados Unidos, que no es un Estado parlamentario, tambin es, en trminos generales, un Estado representativo.

    Hoy no existe ningn Estado representativo en el que el prin-cipio de la representacin se concentre solamente en el Par-lamento: los Estados que hoy acostumbramos llamar repre-sentativos son tales porque el principio de representacinse ha extendido tambjna otras muchas instancias donde sejle-van al cabo deliberaciones j^otectiyas, como son los munici-pios, las provincias y, en Italia, tambin las regiones.*

    En otras palabras, un Estado representativo es un Estado en el que las principales deliberaciones polticas son realiza-das por los representantes elegidos no importa si los rga-nos donde se efectan tales deliberaciones sean el Parlamen-to, el presidente de la repblica, el Parlamento junto con los consejos regionales,** etctera.

    * Entidades locales. ** Parlamentos locales.

    DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA 53

    Del mismo modo que no todo Estado representativo es un Estado parlamentario, as tambin el Estado parlamentario puede no ser una democracia representativa. Si pordemocra-cia entendemos, como debemos entender, un rgimen en el que todos los ciudadanos adultos tienen derechos polticos, donde, en pocas palabras, existe el sufragio universal, sabe-mos que histricamente los parlamentos se dieron antes de la ampliacin del sufragio y, por tanto, durante mucho tiempo existieron Estados parlamentarios que eran representativos, pero no democrticos. Llamo la atencin sobre el hecho de que en la expresin "democracia representativa" hay que dar importancia tanto al adjetivo como al sustantivo. Es verdad que no toda forma de democracia es representativa (de ah la insistencia en la democracia directa), pero tambin es cierto que no todo Estado representativo es democrtico por el solo hecho de ser representativo; por ello la insistencia en que la crtica contra el Estado parlamentario no implica la crtica contra la democracia representativa, ya que si es verdad que no toda democracia es representativa, igualmente es cierto que no todo Estado representativo fue y es en principio una democracia.

    Doy un paso adelante. He dicho que la crtica contra el Es-tado parlamentario no implica la crtica a la democracia re-presentativa, ahora debo agregar que no toda crtica contra la democracia representativa lleva directamente a la democracia directa. Llegando a este punto el discurso se vuelve un poco ms complicado y me veo obligado a simplificarlo a riesgo de hacerlo banal. La complicacin deriva del hecho de que cuan-do digo que entre dos personas o entre una persona y un grupo de personas existe una relacin de representacin, esta expre-sin puede ser entendida de muchas maneras. Los escritos jurdicos, sociolgicos y polticos sobre el concepto, o mejor dicho sobre el trmino "representacin", son tan numerosos que si quisiramos hacer una relacin de ellos, aunque fuera en forma general, debera escribir toda una monografa.5 Para dar a ustedes solamente una idea del enredo en el que se cae

    5 Para una buena informacin remito al lector al trmino "Rappresentan-

    za politica" (redactado por M. Cotta) en el Dizionario di poltica, Utet, Turin, 1983, pp. 954-959 y a los autores que all se citan.

  • 54 DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA 55

    cada vez que se trata de entender o hacer entender qu cosa est detrs de la relacin de representacin entre Ay B, voy a exponer el siguiente ejemplo: decir que el Papa es el represen-tante de Dios en la Tierra no es lo mismo que decir que el seor Carter representa al pueblo de los Estados Unidos, o decir que el seor Rossi representa una compaa de productos medici-nales, no es lo mismo que decir que el seor diputado Bianchi representa un partido en el Parlamento.

    Afortunadamente por ahora slo nos interesa esta ltima acepcin; aunque incluso esta acepcin est llena de trampas. Baste decir que el debate secular sobre la representacin po-ltica est dominado al menos por dos temas que dividen los nimos y llevan a propuestas polticas contradictorias. El pri-mer tema se refiere a los poderes del representante, el segun-do al contenido de la representacin. En trminos simples se acostumbra decir que el problema de la representacin puede tener diversas soluciones de acuerdo con las diversas respues-tas que, una vez que nos hemos puesto de acuerdo que A debe representar a B, se den a las preguntas: "cmo lo representa?" y "qu cosa representa?" Son conocidas las respuestas ms comunes a estas dos preguntas. A la primera: A puede repre-sentar a B como delegado o como fiduciario. Si A es un dele-gado, es simple y sencillamente un portavoz, un nuncio, un legado, un medio, de sus representados, y por tanto su man-dato es extremadamente limitado y revocable ad nutum. Si en cambio A es un fiduciario, tiene el poder de actuar con cierta libertad en nombre y por cuenta de los representados, en cuan-to goza de su confianza, y puede interpretar a discrecin los intereses de ellos. En este segundo caso se dice que A repre-senta a B sin obligacin de mandato; en el lenguaje consti-tucional ya consolidado se dice que entre A y B no existe un mandato imperativo. Para la segunda pregunta ("qu cosa") tambin se pueden dar dos respuestas: A representa a B con respecto a sus intereses generales como ciudadano, o bien res-pecto a sus intereses particulares, por ejemplo, como obrero, como comerciante, como profesionista, etc. Debe hacerse no-tar que la diferencia sobre el "qu cosa" repercute tambin en la diferencia sobre el "quin".

    Si el representante es llamado a representar los intereses

    generales del representado no es necesario que pertenezca a su misma profesin; se sabe que en la mayor parte de los sis-temas representativos se ha formado una categora profesional especfica de representantes, el oficio de polticos de profe-sin. En cambio, cuando el representante es llamado a repre-sentar los intereses especficos de una cierta rama de activi-dad ste pertenece normalmente a la misma profesin de los representados, por ello slo el obrero puede representar efi-cazmente a los obreros, el mdico a los mdicos, el profesor a los profesores, el estudiante a los estudiantes, etctera.

    Pienso que no se les ha escapado a ustedes la relacin que existe, por una parte, entre la figura del representante como delegado y la de la representacin de los intereses particulares, y, por la otra, entre la figura del representante como fiducia-rio y la representacin de los intereses generales. Normal-mente las dos cosas van juntas. Pongo un ejemplo que cono-cemos muchos de nosotros: el movimiento estudiantil. Las luchas estudiantiles hicieron volar por los aires sus propios organismos representativos porque los representantes eran fiduciarios y no delegados, e impusieron mediante asambleas el principio de mandato imperativo. Al mismo tiempo queda-ba claro que se trataba de una representacin orgnica, es decir, de intereses particulares. Se trata de la representacin en la que el representante debe pertenecer al mismo oficio del representado.

    En cambio, lo contrario sucede en la representacin polti-ca de la mayor parte de los Estados que se rigen por el sis-tema representativo: con respecto al "quin", lo que caracteriza a una democracia representativa es que el representante sea un fiduciario y no un delegado; con respecto al "qu cosa", que dicho fiduciario represente los intereses generales y no los intereses particulares (precisamente porque representa intereses generales y no intereses particulares de sus electores rige el principio de la prohibicin del mandato imperativo).

    Considero que con esto me pongo en condiciones de pre-cisar en qu acepcin del trmino "representacin" se dice que un sistema es representativo y se habla normalmente de democracia representativa: las democracias representativas que nosotros conocemos son democracias en las que por re-

  • 56 DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA

    presentante se entiende una persona que tiene las siguientes caractersticas: a ^ n cuanto goza de la confianza del cuerpo electoral, una vezelegido ya no es responsable frente a sus elec-tores y en consecuencia no es revocable; b) no es responsable directamente frente a sus electores, precisamente porque l est llamado a tutelar los intereses generales de la sociedad civil y no los intereses particulares de esta o aquella pro-fesin.

    Quien conoce un poco la historia de la disputa secular en fa-vor y en contra del sistema representativo sabe muy bien que los temas en discusin son sobre todo estos dos. Ambos son temas que pertenecen a la tradicin del pensamiento socia-lista, o mejor dicho, a la concepcin de la democracia que ha venido elaborando el pensamiento socialista en contra de la democracia representativa, considerada como la ideologa de la burguesa ms avanzada, como la ideologa "burguesa" de la democracia. De los dos temas, el primero, es decir, la deman-da de la revocacin del mandato por parte de los electores con base en la crtica a la prohibicin del mandato imperativo, es propio del pensamiento poltico marxista; como todos saben, fue Marx quien quiso dar particular importancia al hecho de que la Comuna de Pars "estuvo compuesta por consejeros mu-nicipales elegidos por sufragio universal en los diversos cargos de Pars, responsables y revocables en cualquier momento" (La guerra civil en Francia, en II partito e Vinternazionale, Edizioni Rinascita, 1948, p. 178).

    El principio fue retomado y confirmado por Lenin, comen-zando por El Estado y la revolucin, y luego trascendi como normativo en las diversas constituciones soviticas. El artculo 15 de la actual Constitucin dice: "El diputado tiene la obliga-cin de informar a los electores sobre su actividad y sobre la actividad de los soviets. El diputado que no sea digno de la confianza de los electores puede ser removido de su cargo en cualquier momento por decisin de la mayora de los electo-res de acuerdo con las modalidades previstas por la ley". Este principio fue transmitido a la mayor parte de las constituciones de las democracias populares (al contrario de lo que sucede en la mayor parte de las constituciones de las democracias occi-dentales, como por ejemplo la italiana, cuyo artculo 67 dice:

    DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA 57

    "Cada miembro del Parlamento representa a la nacin y ejerce sus funciones sin obligacin de mandato").

    El segundo tema referente a la representacin de los intere-ses, tambin llamada representacin orgnica, fue distintivo del pensamiento socialista ingls a finales del siglo pasado, en particular de la corriente encabezada por el guild-socialism de

    ft Hobson y Cole, cuya propuesta principal dej^foxma-iostitu-[ cional consisti en la demanda-de la desju-cukicjnj^prj3ora-

    tiva del Estado, adems de la desarticulacin territorial, y la instauracin de una representaciiijincional. es decir, de los interesesxonstituidos y reconocidos, paralela a la representa-cin territorial propia del Estado parlamentario clsico, que tuvo en Inglaterra su patria y su centro de irradiacin.

    Lo que quiero subrayar es que ninguna de las dos propues tas, innovadoras con referencia al sistema representativo cl sico, transforma la democracia representativa en democracia' directa. En especial la segunda, que nicamente sustituye una forma de representacin por otra. Tambin es discutible que la representacin de los intereses o funcional, aunque a veces haya sido propuesta por los movimientos polticos de izquier-da, sea ms democrtica que la representacin territorial, lle-vada al cabo por medio de los rganos de unin de intereses generales como son los partidos.

    En Italia no podemos olvidar que el nico intento que hasta ahora se ha hecho para sustituir la representacin partidista por la representacin orgnica fue hecho, mal, con la cmara de los fascios y de las corporaciones, por el fascismo. Por mi parte recuerdo que cuando termin la primera Guerra inmedia-tamente fueron presentadas propuestas de reforma constitu-cional en el sentido de la reforma de los intereses. Dichas refor-mas fueron promovidas por algunos grupos socialistas y por el partido catlico; Einaudi y Ruffini, escritores liberales, vie-ron los peligros que entraaban estas propuestas para el des-arrollo de la democracia y los derechos de libertad. (Einaudi escribi: "Es necesario decir que nosotros, que somos con-trarios a estas sedicentes modernidades legislativas, tenemos el deber de decir claro que todas estas representaciones de los intereses, que todos estos consejos paritarios son un terrible regreso hacia formas medievales de representacin poltica,

  • 58 DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA 59

    hacia las formas a las que se opusieron los parlamentos mo-dernos mediante perfeccionamientos progresivos." Y agreg: "Dar a las representaciones profesionales una funcin delibe-rante es querer poner los intereses particulares en lugar de los intereses generales, es realizar una obra violatoria y egosta.")6

    Con esto no quiero dar por admitido que nuestros parlamen-tos solamente estn dedicados al inters general. Dios me guar-de y me libre. Una de las plagas de nuestro parlamentarismo, tan denunciada como poco resuelta, es la proliferacin de las llamadas "liguillas", que son precisamente el efecto del predo-minio de los intereses particulares, de grupo, de profesin, en el peor sentido de la palabra, corporativos. Se trata precisa-mente de una plaga, no de un efecto benfico, de uno de los aspectos degenerativos de los parlamentos, que se debera corregir y no empeorar.

    El problema de la representacin orgnica fue retomado durante los trabajos de la Constituyente, pero fue resuelto con la creacin de aquella especie de limbo constitucional que es el Consejo Nacional de la Economa y del Trabajo, al que se le atribuy una funcin meramente consultiva que de hecho jams cumpli ni despus de su constitucin ni despus de su reciente resurreccin.

    Entendmonos, la representacin orgnica no es en s mis-ma una aberracin. Hay situaciones en las que no solamente es deseable sino inevitable. Es obvio que un consejo tcnico est compuesto por profesores de una facultad y no por re-presentantes de partidos polticos. En todo caso es menos obvio que en l no participen con iguales derechos los repre-sentantes de los estudiantes y del personal administrativo, con la consecuencia de que el defecto no est en ser orgnico, sino en ser muy poco orgnico. Ahora bien, un consejo tcnico universitario, como un consejo de fbrica, lleva a cabo su fun-cin y toma decisiones en un campo bien delimitado y tcnico, es decir, en un campo que no tiene nada que ver con el gene-ral y no tcnico del que deben ocuparse los cuerpos polticos representativos. En cuanto tal, la representacin orgnica no

    6 L. Einaudi, "Rappresentanze di interessi e Parlamento" (1919), en

    Cronache economiche e politiche di un trentennio, vol. V, Einaudi, Turin, 1961, p. 528.

    es criticable, pero s la representacin orgnica llevada fuera de sus confnes.

    No hay nada que objetar al hecho de que en la escuela los estudiantes sean representados por estudiantes, y que en la fbrica los obreros sean representados por obreros; pero cuan-do se pasa a las demarcaciones territoriales, donde los intere-ses en cuestin son intereses de los ciudadanos y no de este o aquel oficio, los ciudadanos deben ser representados por ciu-dadanos, que no se distinguirn entre ellos por el oficio que desempean, sino por las diversas visiones globales que ellos se han formado de los problemas (visiones globales que cada uno posee no por la pertenencia a esta o aquella profesin, sino por la identificacin con este o aquel movimiento poltico).

    El instituto de la representacin revocable, contrapuesto al del representante desvinculado del mandato imperativo, est ms cerca de la democracia directa. En efecto, el cordn umbi-lical que une al delegado con el cuerpo electoral no est del todo roto; pero aun en este caso no se puede hablar de demo-cracia directa en el sentido propio de la palabra. Para que haya democracia directa en el sentido propio de la palabra, es decir, en el sentido de que directo quiere decir que el indivi-duo participa en primera persona en las deliberaciones que le ataen, es necesario, en primer lugar, que entre los individuos deliberantes y la deliberacin que lo involucra no haya nin-gn intermediario. Si bien el delegado es revocable, sigue sien-do un intermediario, ante todo porque aunque est deter-minado por las instrucciones que recibe de la base, de hecho siempre cuenta con una cierta libertad de movimiento, y si al igual que l no la tuvieran todos los dems que deben llegar a una deliberacin colectiva, esta deliberacin sera imposible; en segundo lugar, porque no puede ser revocado en cualquier momento y sustituido por otro, sin riesgo de paralizar la ne-gociacin.

    Quien acta con base en instrucciones rgidas es el porta-voz, el nuncio, el embajador en las relaciones internacionales; pero la rigidez de las instrucciones de ninguna manera es una caracterstica de la accin de los cuerpos colectivos. En todo caso es una caracterstica de los organismos regulados en trminos jerrquicos, es decir, de aquellos organismos en los

  • 60 DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA

    que el flujo del poder viene de arriba hacia abajo y no de abajo hacia arriba, y por tanto son mucho ms cercanos a los sis-temas autocrticos que a los sistemas democrticos. No por otra cosa, sino porque un superior jerrquico es capaz de dar instrucciones rgidas al inferior con mucha ms facilidad que una asamblea que puede llegar, aunque siempre con muchas dificultades, a tomar decisiones; aunque casi nunca logra trans-formar las decisiones en rdenes (y donde no hay rdenes, sino decisiones, el mandato no es imperativo, ms que de palabra).

    Si bien la representacin por mandato no es propiamente la democracia directa, s se puede considerar como un punto intermedio entre la democracia representativa y la democra-cia directa, lo que me permite repetir que entre la democracia representativa pura y la democracia directa pura no hay, como creen los partidarios de la democracia directa, un salto cualita-tivo, como si entre una y otra hubiera un parteaguas en el que una vez que se est del otro lado el paisaje cambiara total-mente. No; los significados histricos de la democracia repre-sentativa y de la democracia directa son tales y tantos que no se puede exponer el problema en trminos paradjicos como si hubiera una sola democracia representativa posible y una sola democracia directa posible. nicamente se puede exponer el problema del paso de una a otra por medio de un continuum en el que es difcil decir dnde termina la primera y dnde co-mienza la segunda.

    Un sistema democrtico caracterizado por representantes revocables es en cuanto presupone representantes una forma de democracia representativa, pero por cuanto estos re-presentantes son revocables, se acerca a la democracia directa. Es un gnero anfibio, del que la historia, que camina por vas complicadas (al contrario de la naturaleza que, como una vez se deca, sigue siempre el camino ms breve), nos ofrece nume-rosos ejemplos. Precisamente debido a que entre la forma extrema de democracia representativa y la forma extrema de democracia directa hay un continuum de formas intermedias, un sistema de democracia integral puede abarcar a las dos, a cada una de acuerdo con las diversas situaciones y las diferen-tes necesidades, porque son, en cuanto adaptables a diversas situaciones y a diferentes necesidades, perfectamente com-

    DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA 61

    patibles entre ellas. De hecho esto implica que la democracia representativa y la democracia directa no sean dos sistemas alternativos, en el sentido de que all donde existe uno no pueda existir el otro, sino que son dos sistemas que pueden integrarse recprocamente. Se puede decir mediante una fr-mula sinttica que en un sistema de democracia integral las dos formas de democracia son necesarias, pero no son, con-sideradas en s mismas, suficientes.

    Se aprecia que la democracia directa no es suficiente cuan-do se considera que las instituciones de la democracia directa, en el sentido propio de la palabra, son dos: la asamblea de los ciudadanos deliberantes sin interrnediarios^^Tfere3um. Ningn sistema complejo, como^eseTaVtin Estado moderno, puede funcionar solamente con"uno o con otro; ni siquiera con ambos al mismo tiempo.

    La asamblea de los ciudadanos, la democracia que tena en mente Rousseau, es una institucin como por lo dems el propio Rousseau saba muy bien que puede existir nica-mente en una pequea comunidad, como era la del modelo cl-sico por excelencia, la Atenas de los siglos v y iv, cuando los ciudadanos eran unos cuantos miles y su asamblea toman-do en cuenta los ausentes por voluntad o por fuerza se po-dan reunir todos en el lugar convenido (en el cual escribe Glotz muy pocas veces se vean ms de dos o tres mil ciuda-danos, aunque sobre las colinas donde se tenan normalmen-te las asambleas ordinarias hubieran podido estar siempre de acuerdo con Glotz veinticinco mil personas de pie y die-ciocho mil sentadas en las bancas)^

    Hoy ya no hay ciudades-Estado, salvo algunos casos tan excepcionales que en este contexto deben ser pasados por alto; aun las ciudades en los Estados se han vuelto un poco ms grandes que la Atenas de Pericles y la Ginebra de Rousseau. Las dividimos y las estamos dividiendo en secciones. Aunque es verdad que en el momento de la formacin inicial de la par-ticipacin en el barrio o en la zona, es decir, en el momento del nacimiento espontneo de los comits de barrio, se puede ha-blar correctamente de democracia directa (efectivamente di-recta, pero cuantitativamente muy limitada), tambin es ver-dad por la tendencia natural que caracteriza el paso de un

  • 62 DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA

    -r*

    movimiento del statu nascenti, como dice Alberoni, a su insti-tucionalizacin, de la fase espontnea a la fase de la organiza-cin que desde el momento en que se prev la legitimacin y la reglamentacin de la participacin de la base, la forma que sta asume es la de la democracia representativa. Incluso los barrios y las colonias no se gobiernan mediante asambleas de ciudadanos, sino a travs de sus representantes.

    Por lo que respecta a\j^fetvndunuque es la nica institu-cin de la democracia directa que se aphcaconcreta y efec-tivamente en la mayor parte de los Estados de democracia avan-zada, es un expediente extraordinario para circunstancias excepcionales. Nadie puedejmaginar un Estado que pueda ser gobernado mediante el llamado permanente al pueblo; te-niendo en cuentaTasTeyesque son promulgadas en nuestro pas cada ao, debera preverse un promedio de una llamada al da. Sin tomar en cuenta la hiptesis, que hasta ahora pare-ce de ciencia ficcin, de que cada ciudadano pueda transmitir su voto a un cerebro electrnico con slo oprimir un botn en su casa.7

    Sin embargo, no hay duda de que estamos asistiendo a la expansin del proceso de democratizacin. Si tuvisemos que decir cul es una de las caractersticas ms sobresalientes e interesantes de una sociedad en expansin en trminos polti-cos, como la italiana, no podramos dejar de indicar la deman-da y el ejercicio efectivo de una siempre nueva participacin. Disclpenme por ser un poco esquemtico, pero el flujo del po-der no puede tener ms que dos direcciones: o es descenden-te, es decir, se mueve de arriba abajo, o ascendente, es decir, de abajo hacia arribalEn los_Estados modernosjjn ejemplo tpico del primero es eTpoder burocrtico; ejemplodelsegundo es el pdeTTJTJuTico ^donde_se jmtiende por poUHm fi porter

    ^uB^se^ejeT^eTodosJosjriiyeles, ya sea ste local, regionalj) estatal en nombre del ciudadano, mejor dicho, deTmdyi-duo en cuanto ciudadano!

    7 Especialmente en los Estados Unidos hay muchos escritos sobre este

    tema, A. Brzezinski; Between two Ages: American's Role in the Technocratic Age, Viking Press, Nueva York, 1970; G. Tullock, Privates Wants in Public Means: an Economic Analysis of the Desirable Scope of State Government, Basic Books, Nueva York, 1971.

    DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA 63

    Ahora bien, lo que est sucediendo es que el proceso de de-mocratizacin, o sea, el proceso de expansin del poder ascen-dente, se est ampliando de la esfera de las relaciones pol-ticas, de las relaciones en las que el individuo es tomado en consideracin en su papel de ciudadano, a la esfera de las rela-ciones sociales, donde el individuo es tomado en consideracin en la diversidad de sus status y papeles especficos, por ejem-plo como padre y como hijo, como cnyuge, como empresario y como trabajador, como maestro y como estudiante; y tam-bin como mdico y enfermo, como oficial y como soldado, como administrador y como administrado, como productor y como consumidor, como gestor de servicios pblicos y como usuario, etctera.

    En conclusin, es posible decir que si se puede hablar hoy de u^rLproceso de democratizacin, ste consiste no tanto, como errneamentesedlce, en el paso de la democracia repre-sentativa a la democracia directa, como en eTpaso deTade-mocracia poltica en sentido estricto a la democracia social, o sea, en la extensin del,poder ascendente, que hasta ahora haba ocupado casi exclusivamente el campo de la gran socie-dad poltica (y de las pequeas, minsculas, con frecuencia polticamente irrelevantes, asociaciones voluntarias), al campo de la sociedad civil en sus diversas articulaciones, desde la escuela hasta la fbrica: hablo de escuela y de fbrica para in-dicar simblicamente los lugares donde se desarrolla la mayor parte de la vida de la mayora de los miembros de una socie-dad moderna; y dejo a un ^a^doj^ntencionalmente la Iglesia o las iglesias, porque es unjjroblema que tpcaa la sociedad reli-giosa, que no esjnija^sociedad poltica ni la sociedad civil, pero que de cualquier manera tambin ella est siendo sacudida por la presin de los mismos problemas.

    En otras palabras, podemos decir que lo que sucede hoy en referencia al desarrollo de la democracia no puede ser in-terpretado como la afirmacin de un nuevo tipo de democra-cia^sinajqugjdebe ser entendido como la ocupaciri_par_parte de formas, incluscrtradicionales, de democracia, como esJa de-mocracia^presentaliva, de nuevos espacios, es decir, de es-pacios dominados hast^bor^por^rajiz_aciones_de_tipo jerrquico o burocrtico. Desde este punto de vista creo que

  • 64 DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA DEMOCRACIAS REPRESENTATIVA Y DIRECTA ft 5

    *

    T se debe hablar justamente de un verdadero y propio cambio en el desarrollo de las instituciones democrticas, que pue-de ser resumido sintticamente en la siguiente irmula: de la democratizacin del Estado a la democratizacin de la so-

    jLjsledad. Si por esfera poltica entendemos el mbito en el cual se

    realizan las deliberaciones de mayor inters colectivo, enton-ces se comprende fcilmente el hecho de que la democracia poltica se haya dado primero que la democracia social.

    Una vez conquistada la democracia poltica nos damos cuen-ta de que la esfera poltica est comprendida a su vez en una esfera mucho ms amplia, que es la esfera de la sociedad en su conjunto, y que no hay decisin poltica que no est condi-

    , cionada o incluso determinada por lo que sucede en la socie-dadjv. Entonces nos percatamos de que una cosa es la de-mocratizacin del Estado, lo que sucedi generalmente con la institucin de los parlamentos, y otra cosa es la democra-zacin de laj>ociedad, por ello puede darseperfectamentejjn Estado democrtico en una sociedad en la cual la mayorjjar-te de susJnsliiuciones, laJ^aTTJlaTJa escuela, la empresa, la administracin de servicios, no sean_gqbernadas democrti-camente. De ah la pregunta que caracteriza mejor que cual-quier otra el momento actual que vive el desarrollo de la democracia en los pases polticamente democrticos: Es po-sible la sobrevivencia de un Estado democrtico en una so-ciedad no democrtica? Esta pregunta tambin puede ser for-mulada de la siguiente manera: la democracia poltica ha sido y es necesaria, con el objeto de que un pueblo no caiga bajo un rgimen desptico, pero es suficiente?

    Para sealar este cambio ya he tenido oportunidad de decir que hasta hace poco, cuando se quera dar una prueba del des-arrollo-de la democracia en un determinado pas, se tomaba como indicador la amplitud de los derechos polticos, desde el sufragio restringido hasta el sufragio universal. Se considera-ba como indicador principal la amplitud del derecho de par-ticipar, aunque fuese indirectamente, en la formacin de los rganos en los cuales se toman las decisiones polticas. Si slo tomamos en cuenta este aspecto, ya no hay posibilidades de un mayor desarrollo, ya que el sufragio se ha ampliado tam-

    bin a las mujeres y el lmite de edad ha sido disminuido a los dieciocho aos.

    Si hoy se quiere tomar un indicador del desarrollo demo-crtico, ste ya no puede ser el nmero de personas que tienen derecho de votar, sino el nmero de las sedes, diferen-tes de las sedes polticas, en las cuales se ejerce el derecho de voto. Para dar un juicio sinttico pero eficaz del grado de demo-cratizacin de un determinado pas, el criterio ya no debe ser el de "quin" vota, sino el de "dnde" vota (y que quede claro que aqu entiendo "votar" como el acto tpico y ms comn del participar, pero de ninguna manera pretendo limitar la par-ticipacin al voto).

    De ahora en adelante cuando pongamos el problema de si ha habido desarrollo de la democracia en Italia en estos lti-mos aos, no tendremos que ver si aument el nmero de los electores, sino el espacio en el que el ciudadano puede ejercer su poder como elector. En este sentido y desde ahora se pue-de considerar como una reforma democrtica la que instituy los consejos escolares con la participacin de los representan-tes de los padres. (En cambio debe considerarse insuficiente y abortada y precisamente abortada porque es insuficiente la reforma referente a las elecciones de los representantes es-tudiantiles en los consejos universitarios.)

    Sera intil ocultar que es un proceso que apenas se inici y del que no estamos en posibilidad de conocer las etapas ni la duracin; no sabemos si est destinado a seguir o a interrum-pirse, si se mover en lnea recta o en lnea quebrada; existen sntomas que animan y otros que desalientan. Al lado de la necesidad de autogobierno est el deseo de no ser gobernados y de ser dejados en paz. El efecto del exceso de politizacin puede ser la reivindicacin de lo privado. La participacin en muchas instancias tiene su cara opuesta en la apata poltica. El costo que se debe pagar por el compromiso de pocos fre-cuentemente es la indiferencia de muchos. Al activismo de los jefes histricos o no histricos puede corresponder el con-formismo de las masas.

    No hay otra cosa que perjudique ms el espritu del ciuda-dano participante que la indiferencia de quienes cultivan su "particular". Ya lo haban dicho los antiguos: "Consideramos a