Delamaza - Elite Politica Democratizacion

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 Polis, Revista Latinoameric ana, V olumen 12, Nº 36, 2013, p. 67-100 De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de democratización Gonzalo Delamaza Gonzalo Delamaza Escobar, Universidad de Los Lagos. Email: [email protected] Resumen: Este artículo analiza las trayectorias de las pe rsonas que forma- ron parte de la elite política chilena e ntre 1990 y 2010 y que prove nían de la socie- dad civil organizada. Para ello se utilizan los datos de una encuesta de trayectoria aplicada a 386 personas que ocuparon cargos superiores en el ejecutivo, parlamen- to y partidos políticos durante el período. Se analiza la proveniencia, los canales de acceso, ubicación institucional de las persona s provenientes de la sociedad civil y, eventualmente, su trayectoria de salida de posiciones formales de poder político durante el período. Se postula que las restricciones institucionales y el diseño de «elitismo democrático reforzado» de la transición chilena significaron que el am-  plio estamento de la sociedad civil chilena que accedió al poder político, pertene- cía previamente a posiciones privilegiadas dentro de la misma, principalmente al segmento de mayor educación. También reforzó el peso y consolidación de una elite tecnopolítica, especialmente en el poder ejecutivo.  Palabras clave: elite política, sociedad civil, tecnopolítica, democratiza- ción. From civil elite to political elite. Reproduction of power in contexts of democratization Abstract: This article analyzes the trajectories of people who were part of the chilean political elite between 1990 and 2010 and who came from civil society organizations. For that it uses data from a trajectory survey of 386 people who occupied top positions in the executive, parliament and political parties during the  period. W e analyze the origin, access channels and institutional placement of persons from civil society and, eventually, their way out of formal positions of political  power . W e hypothesize that the institutional constraint s and the design of «reinforc ed democratic elitism» of the chilean transition meant that the wide segment of civil society that came to political power, previously belonged to privileged positions within it, mainly to the more educated segment. It also reinforced the importance and consolidation of a «techno-political elite», mainly in the executive branch.  Key words: political elite, civil society, technopolitics, democratization. Desde a elite civil à elite política. A reprodução do poder em contextos de democratização Resumo: Este artigo analisa as trajetórias das pessoas provenientes da

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    Polis, Revista Latinoamericana, Volumen 12, N 36, 2013, p. 67-100

    De la elite civil a la elite poltica.Reproduccin del poder

    en contextos de democratizacinGonzalo Delamaza

    Gonzalo Delamaza Escobar, Universidad de Los Lagos.Email: [email protected]

    Resumen: Este artculo analiza las trayectorias de las personas que forma-ron parte de la elite poltica chilena entre 1990 y 2010 y que provenan de la socie-dad civil organizada. Para ello se utilizan los datos de una encuesta de trayectoriaaplicada a 386 personas que ocuparon cargos superiores en el ejecutivo, parlamen-to y partidos polticos durante el perodo. Se analiza la proveniencia, los canalesde acceso, ubicacin institucional de las personas provenientes de la sociedad civily, eventualmente, su trayectoria de salida de posiciones formales de poder polticodurante el perodo. Se postula que las restricciones institucionales y el diseo deelitismo democrtico reforzado de la transicin chilena significaron que el am-plio estamento de la sociedad civil chilena que accedi al poder poltico, pertene-ca previamente a posiciones privilegiadas dentro de la misma, principalmente alsegmento de mayor educacin. Tambin reforz el peso y consolidacin de unaelite tecnopoltica, especialmente en el poder ejecutivo.

    Palabras clave: elite poltica, sociedad civil, tecnopoltica, democratiza-cin.

    From civil elite to political elite.Reproduction of power in contexts of democratization

    Abstract: This article analyzes the trajectories of people who were part ofthe chilean political elite between 1990 and 2010 and who came from civil societyorganizations. For that it uses data from a trajectory survey of 386 people whooccupied top positions in the executive, parliament and political parties during theperiod. We analyze the origin, access channels and institutional placement of personsfrom civil society and, eventually, their way out of formal positions of politicalpower. We hypothesize that the institutional constraints and the design of reinforceddemocratic elitism of the chilean transition meant that the wide segment of civilsociety that came to political power, previously belonged to privileged positionswithin it, mainly to the more educated segment. It also reinforced the importanceand consolidation of a techno-political elite, mainly in the executive branch.

    Key words: political elite, civil society, technopolitics, democratization.

    Desde a elite civil elite poltica.A reproduo do poder em contextos de democratizao

    Resumo: Este artigo analisa as trajetrias das pessoas provenientes da

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    sociedade civil organizada que faziam parte da elite poltica do Chile entre 1990 e2010. So usados dados de uma pesquisa aplicada a 386 pessoas que ocupavamaltos cargos no executivo, o parlamento e os partidos polticos durante o perodo.Ele analisa a origem, os canais de acesso e localizao institucional de pessoas dasociedade civil e, eventualmente, o seu caminho fora das posies formais de po-der poltico durante o perodo. Nossa hiptese que as limitaes institucionais eodesenho do elitismo democrtico fortalecido da transio chilena fez com que aampla camada da sociedade civil chilena chegou ao poder poltico anteriormentepertencia a posies privilegiadas dentro dela, principalmente o segmento de maioreducao. Ele tambm reforou o peso ea consolidao de uma elite tecno-polti-ca, especialmente no Poder Executivo .

    Palavras-chave: elite poltica, sociedade civil, tecnopolitica,democratizao.

    * * *

    Este trabajo ampla la discusin sobre modos especficos mediantelos cuales se forman y reproducen las elites polticas en contextos de demo-cratizacin. Tomando a Chile como caso de estudio, se postula que estaformacin y reproduccin se asocia principalmente a dos condiciones delproceso poltico, que definen en gran medida su relacin con la sociedad:las condiciones institucionales en que se ejerce el poder y la concepcin dedemocracia que predomina. Nuestra hiptesis es que la transicin pactadacon la dictadura saliente y el predominio de la concepcin de elitismo de-mocrtico crearon las condiciones para el trnsito de los integrantes de lasociedad civil al Estado, restringindolo principalmente a su segmento demayor educacin y perfil tecno-poltico. El segmento de la elite que anali-zamos es aqul que proviene de la sociedad civil organizada y que transitahacia posiciones de poder poltico entre los aos 1990 (inicio del perododemocrtico) y 2010 (fin del perodo poltico de la coalicin de centro-izquierda la Concertacin- en el poder ejecutivo).

    La poltica democrtica y las elites polticas

    El elitismo democrtico (Avritzer 2002; Nun 2002) es una caracte-rstica general del proceso poltico que establece las oportunidades y res-tricciones para el acceso a las posiciones de poder. La comprensin de lademocracia exclusivamente como un conjunto de mecanismos pluralistas ycompetitivos para la seleccin de elites no slo restringe las oportunidades departicipacin y privilegia el rol de las estructuras institucionalizadas para dichaseleccin, los partidos polticos. Tambin, de acuerdo a Avritzer (2002) en so-ciedades excluyentes y desiguales, reduce las capacidades integradoras que hatenido en otros contextos, como el europeo de la post guerra.

    En determinadas condiciones institucionales y polticas el elitismoconduce a la expansin de la tecnopoltica, entendida como incremento dela invocacin de legitimidad tcnica para el liderazgo, que se traduce en elaumento de la proporcin de personas con mayor dotacin de capital edu-

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    cacional en las posiciones de poder poltico (Centeno y Silva 1998). Estefenmeno debilita la capacidad representativa de la poltica, pues reduce elcrculo de los que pueden acceder al poder institucionalizado a quienes handisfrutado previamente de las oportunidades para acumular educacin ycapital cultural en general. Pero tambin reduce el alcance de la dimensinrepresentativa de la poltica, al retirar asuntos importantes de la esfera de ladeliberacin pblica, confindolo a especialistas, legitimados por el cono-cimiento dominante o por sus propios pares.

    La continuidad en el tiempo de las restricciones polticas de la de-mocracia pactada y de la concepcin elitista, favorecen la generacin devasos comunicantes entre las elites polticas y la alta conduccin empresa-rial, dado el rol disminuido del Estado en materias econmicas y su papelcomo promotor del crecimiento econmico en manos privadas. Finalmen-te, tambin favorece el vnculo entre las elites polticas y un segmento alta-mente calificado y profesionalizado de la sociedad civil organizada, quecomparte orgenes sociales y capital cultural, an cuando puedan tener po-siciones polticas encontradas en determinados momentos. Como conse-cuencia es esperable un efecto conservador, que dificulta tanto la circula-cin como la renovacin de las elites polticas.

    En trminos weberianos, nos estamos refiriendo as a polticos pro-fesionales, vale decir, individuos que viven por y para la poltica transfor-mando dicha actividad en una vocacin. Este fenmeno se relaciona con laexpansin de la esfera pblica en el siglo XX, la modernizacin de losEstados y a las olas democratizadoras, como es el caso chileno (Alcntara2012; Best y Cotta 2000; Marenco y Serna 2007). El fenmeno de laprofesionalizacin de la poltica se entremezcla con los estudios sobre lites,los cuales se han enfocado en el rol que juegan stas en los procesos detransicin democrtica (Higley y Burton 1989; Higley y Gunther 1992) yen las caractersticas de las lites nacionales, adems de su nivel de cohe-sin y consenso (Best 2011; Pakulski 2012).

    El estudio del reclutamiento poltico ha sido un instrumento utiliza-do para abordar el desarrollo de las lites y el fenmeno de laprofesionalizacin de la poltica. El reclutamiento poltico se ha estudiadoen base a dos perspectivas de acuerdo a Serna (2006): (a) con foco en losprocesos al interior del sistema poltico, particularmente en las estructurasde oportunidades que ofrece el sistema electoral y las formas institucionalesde reclutamiento y seleccin de los partidos, muy en la lnea del trabajo deNorris (1997); y (b) con foco en el estudio de la especializacin de agentespolticos desde una perspectiva ms sociolgica, muy ligada a la sociologapoltica francesa, particularmente a los trabajos de Bourdieu (1997, 2013)y Offerl (2004).

    Norris (1997) ofrece un modelo de reclutamiento donde lo describecomo un proceso influido por el sistema legal, electoral y el sistema departidos, asimismo el reclutamiento se ve sometido a las necesidades y ca-ractersticas con respecto al suministro de aspirantes (eventuales polticos

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    profesionales o miembros de la lite) y a las expectativas de losseleccionadores (partidos polticos o grupos de notables). Por otra parte,Siavelis y Morgenstern (2008) explican el rol del reclutamiento y la selec-cin de casos en el poder ejecutivo y legislativo en seis casos de AmricaLatina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Mxico y Uruguay). De acuer-do a Pieiro (2009) la obra de Siavelis y Morgenstern (2008) tiene dospuntos fuertes: (a) la combinacin de variables institucionales con varia-bles ligadas al funcionamiento de los partidos; y (b) colocar el proceso deseleccin como variable dependiente. Por ltimo, Best y Cotta (2000) evi-dencian el rol que las lites parlamentarias juegan en el proceso deinteraccin entre sociedad y poltica, constituyndose como una proyec-cin de la sociedad en el campo poltico y al mismo tiempo como elemen-tos politizadores de la sociedad mediante una interpretacin de los flujossocietales. En este sentido, el proceso de reclutamiento se ve mediado porlas caractersticas individuales de los actores, los seleccionadores y suscaractersticas, la imagen del actor ante a la opinin pblica (electorado), yla estructura formal de oportunidades (e.g., leyes, prcticas del campo po-ltico, lgicas institucionales, etc.).

    El reclutamiento poltico est vinculado a las trayectorias de los in-dividuos, las cuales son condicionadas por la especializacin de los agen-tes y sus estructuras de capitales especficas. Los patrones tpicos de lastrayectorias en puestos polticos de acuerdo a Marenco (2006) son: (a) ca-rreras basadas en reputacin personalizada derivada del origen familiar,fortuna, diplomas de prestigio, por la actividad profesional (e.g., ingresotardo y colateral a la poltica desde profesiones que estn estrechamenteligadas al mbito pblico); y (b) carreras basadas en recursos electoralesadquiridos en posiciones polticas y partidarias. El reclutamiento social deacuerdo a Dogan (1999) puede ser por: (a) osmosis debido a la ocupacinde una posicin elevada en el espacio social; (b) predisposicin dada pordesempeo profesional de carreras afines (e.g., economistas, abogados,cientistas sociales, entre otros); y (c) absorcin de la sociedad civil, lo cualse da especialmente en el caso de dirigentes sindicales y estudiantiles. Elltimo caso podra considerarse desde la perspectiva de la sociologa pol-tica como una reconversin de capitales que permite pasar del campo so-cial al campo poltico (Gonzlez Bustamante 2013).

    Por ltimo en la literatura cientfica sobre elites polticas es posibledistinguir por una parte el enfoque unitario que enfatiza la cohesin de laelite polticamente dominante- del enfoque pluralista, en el que se identifi-can diferentes componentes de la misma (Joignant 2011). El mismo autorestablece tres mbitos principales de desarrollo de los estudios recientessobre elites polticas: los estudios empricos sobre elites gubernamentales;el creciente rol y peso de los economistas y el estudio de los technopols(Ibd.) En el caso chileno las tres variantes tienen escaso desarrollo. Elprimer mbito ha sido principalmente abordado por historiadores (Correa2004; Gazmuri 2001), mientras que los dos restantes han sido objeto deltrabajo de socilogos (Valds 1995; Montecinos 1998; Silva 1991 y 2011).En el presente artculo se ampla el anlisis al mbito de la sociedad civil

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    organizada y sus vnculos con el poder poltico, utilizando la trayectoria depersonas que pasaron de un mbito al otro.

    Luego de la breve discusin conceptual en torno a elites y recluta-miento poltico, en la segunda parte se conceptualiza los rasgos de la tran-sicin democrtica que fundamentan las hiptesis del trabajo respecto de laimportancia de las restricciones institucionales de la transicin y el predo-minio del elitismo democrtico. Llamaremos a esta convergencia elitismodemocrtico reforzado. En la tercera seccin se abordan las particularida-des histricas de la sociedad civil chilena. Luego se caracteriza el perfil delos individuos pertenecientes a la elite poltica segn su participacin pre-via en organizaciones de la sociedad civil. En la cuarta seccin se analizanalgunos subgrupos dentro de los encuestados, comparndolos entre s enrelacin a su trayectoria: movimientos estudiantiles, colegios profesiona-les, organismos no gubernamentales (ONG), centros de estudio y organis-mos de derechos humanos. Tambin se comparan rasgos de la elite parla-mentaria estableciendo semejanzas y diferencias entre los bloques polticode derecha y centro-izquierda. La quinta seccin aborda las conclusionesdel trabajo e identifica temas de investigacin que surgen de l.

    Condiciones de la Transicin Democrticay Elitismo Poltico

    Como se sabe, la transicin chilena defini la arena poltica a partirde la negociacin entre las fuerzas de apoyo de la dictadura de Pinochet yla amplia coalicin que lo haba derrotado en el plebiscito de 1988. Duran-te los dieciocho meses que Pinochet permaneci an en el gobierno conposterioridad a la derrota, se negociaron algunas reformas a la Constitu-cin Poltica de 1980, postponindose sin embargo, los cambios mssustantivos que demandaba la oposicin. Al mismo tiempo el gobierno seocup de culminar el proceso de privatizaciones econmicas y en comple-tar sin negociacin alguna- la dictacin de gran parte de las Leyes Orgni-cas Constitucionales que le permitan prolongar su rgimen, pues requierenmayoras calificadas para su modificacin. Durante ese mismo perodo, ycon los resultados del plebiscito sucesorio a la vista, el rgimen militarredise los distritos electorales y estableci la ley respectiva, con el fin defortalecer la presencia parlamentaria de sus fuerzas de apoyo (Huneeus2000; Otano 1995).

    En marzo de 1990 se renov el ejecutivo y asumi la primera legis-latura, slo parcialmente electa, puesto que la presencia de senadores de-signados se prolong hasta 2006. Ingres de esta forma al Estado una grancantidad de personas, respaldadas por un proceso de legitimacin demo-crtico. Gran parte de ellos provenan de las organizaciones de la sociedadcivil y haban estado involucrados en la lucha democrtica (en el caso de laConcertacin) o en el respaldo a la dictadura (en el caso de la coalicin dederecha, la Alianza por Chile). A pesar de la larga prohibicin de la activi-

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    dad poltica, la inmensa mayora de los incorporados al Estado pertenecantambin a partidos polticos.

    La estabilidad poltica de los siguientes veinte aos permiti la con-formacin progresiva de una poderosa lite, ya que los mismos partidospermanecieron en el gobierno y en el parlamento: cuatro que restan de laConcertacin (inicialmente eran 17 partidos y movimientos) y dos de laderecha.1 En 2006 asume la primera legislatura completamente electa y en2010 ingresan por primera vez al parlamento tres diputados del PartidoComunista, gracias a un pacto con la Concertacin y algunos independien-tes fuera de pacto.2

    La asuncin de la presidenta Michelle Bachelet (2006-2010) repre-sent un intento por renovar la composicin de la lite en el poder ejecuti-vo desde 1990, a travs de medidas como la equidad de gnero en la com-posicin del gabinete y los puestos superiores de la administracin y elintento por evitar nombrar a los mismos altos funcionarios de los gobiernosanteriores. Ambas medidas tuvieron una implementacin parcial por la fuerteresistencia de los partidos polticos y la lite en general, como se evidenciaen la mayor inestabilidad y cambios de gabinete (Silva 2011).

    Las condiciones especficas de la transicin tuvieron consecuenciassobre el perfil de la elite y sobre los partidos polticos, particularmente enun pas de tradicin presidencialista y escasas facultades parlamentarias.Se tendi a conformar una lite tecnocrtica de gran autonoma y los parti-dos perdieron algunas de sus funciones tradicionales. En el caso deloficialismo, estos tendieron a estatizarse convirtindose en una suerte debrokers de su electorado ante el ejecutivo, quien conduce la agenda polti-ca, apoyado por las directivas superiores de los partidos. Estas seleccionana los candidatos a representantes populares con plantillas nacionales queaseguren el equilibrio de las coaliciones. Vale decir los partidos mantienencierta efectividad en la funcin de reclutamiento de personal, conservan elalineamiento bsico de 1988 y formalmente gobiernan, aunque en la prc-tica han ido perdiendo legitimidad y respaldo. A su vez el sistema polticoen su conjunto es el que disminuye su efectividad en la construccin de lopblico como lo muestran las encuestas polticas ms importantes.3

    El sistema electoral binominal se eligen dos representantes por cadadistrito electoral, uno del bloque mayoritario y otro del minoritario- haimpedido la ampliacin y pluralizacin del sistema poltico representativo,blindando a los partidos polticos, siempre que estos se mantengan al inte-rior de las coaliciones mayoritarias, que consiguen prcticamente todos lossillones parlamentarios. A partir de 2007 se comenz a producir pblica-mente una mayor disidencia de parlamentarios al interior de los partidos,dando origen al fenmeno de los dscolos, especialmente dentro de laConcertacin. En algunos casos ello ha terminado en escisiones.4

    En el plano de la teora poltica, la posicin que predomin durantela transicin se sustentaba en una visin de la democracia en la que se

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    reserva a las lites el papel clave en la conduccin del proceso poltico y ala poblacin en general el papel de optar entre unas y otras al momento delas elecciones, oponindose a toda forma de populismo o expresin directade los intereses de los grupos subordinados (Avritzer 2002; Martucelli ySvampa 1993). En los supuestos originales del elitismo democrtico(Schumpeter 1946) estaba el carcter pro democrtico de las lites polti-cas y su autonoma respecto de las fuerzas econmicas y sus intereses par-ticulares (Nun 2002). Esos supuestos evidentemente no se verificaban enChile hacia fines de la dictadura y slo se han ido desarrollando con poste-rioridad paulatina y parcialmente.

    En el caso chileno, la concepcin elitista se profundiz con la op-cin por sobrerepresentar a la derecha, adaptando algunos planteamientosde la democracia consociativa, que haba sido propuesta por los tericos dela gobernabilidad para escenarios de alta polarizacin (Liphart 1999). Laadaptacin chilena del concepto fue en sentido contrario de laintencionalidad de los tericos originales del mismo, que buscaban asegu-rar la representacin de minoras y grupos cuyos intereses no quedabanadecuadamente representados por la regla de mayora. En Chile, en cam-bio, se consider que la participacin ciudadana constituira, en sociedadesfragmentadas, heterogneas o sobreideologizadas, una incertidumbre oamenaza desestabilizadora de la democracia. Lo que se acept en negocia-cin, entonces, fue sobrerepresentar a la primera minora, que expresaba alos principales dueos del poder econmico, social y cultural, por sobre laregla de la mayora en el sistema poltico, con el fin de darle estabilidad(Ruiz 1993). Ello no fue slo una astucia de la estrategia de transicin, sinoque responde a razones ms de fondo: se hizo para evitar que en ella seprodujera el pluralismo polarizado del que hablaba Arturo Valenzuela, en-tendido como desborde de la participacin que en el diagnstico de la elite-habra dado origen y causado en ltima instancia el golpe militar del 1973(Valenzuela 1978).5

    Las consideraciones anteriores reforzaron la presencia e influenciapoltica de un estamento tcnicamente especializado dentro de la poltica,los llamados technopols (Domnguez, 1997) o, ms ampliamente elitestecnopolticas (Corts 2000). Por cierto la tecnocratizacin de la gestinpoltica, particularmente en la rama ejecutiva, no es exclusiva del caso chi-leno, pero en este caso se verific un conjunto amplio de factores a favordel surgimiento y consolidacin de lo que podemos llamar tecncratas de-mocrticos, parafraseando el concepto de democracias tecnocrticas (Cen-teno y Silva 1998: 11).

    La influencia de los tecnopoliticos se ejerce principalmente a tra-vs de puestos de relevancia en el ejecutivo y en los instrumentos clavepara el diseo de polticas pblicas: generacin de conocimiento especiali-zado, comunicacin pblica, lobby poltico y presencia en organismos in-ternacionales. Entre esos factores puede mencionarse el fuertepresidencialismo, que disminuye el peso del Congreso como instancia po-ltica representativa. Tambin es relevante la cohabitacin forzada y acep-

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    tada con las polticas neoliberales vigentes en diversos aspectos de lainstitucionalidad, ideologa con mucho peso en los medios de comunica-cin, los think tanks y tambin en las polticas de organismos internaciona-les. Tambin la estrategia exitosa de contencin de demandas sociales du-rante la transicin, que quit presin social y poltica a la burocracia.

    En sntesis, en Chile se conjugaron factores especficos del procesopoltico restricciones que surgieron de la negociacin pactada con los re-presentantes del rgimen militar- con una concepcin democrtica elitista.Ambas produjeron una combinacin de gran estabilidad entre el predomi-nio poltico de una coalicin mayoritaria controlando el ejecutivo y unaoposicin con poder de veto en el congreso y proyectaron en el tiempo elpeso de la tecnocracia (dentro y fuera de la Concertacin). El peso de latecnopoltica haba sido importante con los Chicago Boys, que redisearonla economa chilena durante el rgimen militar y sigui sindolo con losque Patricio Silva denomin como los monjes de CIEPLAN, as como pos-teriormente con los hombres de Expansiva que han conducido gran partede la gestin econmica, poltica y social durante la democracia (Silva2011).6 En cualquier caso, tal como lo plante el mismo Silva al inicio de latransicin, los tecncratas chilenos continan trabajando dentro de los par-tidos polticos (Silva 1991: 407). Al mismo tiempo, esos partidos ya nocumplen la funcin ni tienen la relevancia que tuvieron en el pasado, nicondicionan significativamente la accin de esos tecncratas.7

    En las condiciones de la transicin chilena se reforzaron mutuamen-te las caractersticas elitistas del proceso y las restricciones de la polticarepresentativa, con el desarrollo del circuito extrainstitucional del poder.Ello dio lugar a lo que puede sintetizarse como elitismo democrtico refor-zado, que ha caracterizado a nuestro juicio a la democracia chilena conposterioridad a 1990. Ello significa que los rasgos del proceso operan en elmismo sentido restrictivo y, como argumentaremos, condicionan tambinel acceso al poder poltico de quienes provenan de la sociedad civil.

    La sociedad civil y sus contextos especficos

    Cada sociedad es particular en su conformacin y en las pautas desu desarrollo. La sociedad civil chilena se ha conformado de acuerdo aciertas caractersticas propias de la evolucin histrica del pas. Se requie-re, entonces, comprender esas particularidades que la configuran y evaluarel impacto de la path dependence que ello puede significar.

    En primer trmino conviene destacar el predominio histrico delEstado sobre la sociedad, resumido por el historiador chileno Mario Gngora(1981) en la radical expresin segn la cual el Estado es la matriz de lanacionalidad, la Nacin no existira sin el Estado. Un Estado marcado,adems, por la guerra: contra los mapuches, contra Espaa, contra los pa-ses vecinos y entre facciones polticas en guerras civiles durante el sigloXIX (Delamaza 2010).

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    Durante parte del el siglo XX se vivi el predominio del sistema polti-co y los partidos como los mediadores fundamentales de los intereses sociales,articulados parcialmente en grandes movimientos nacionales, aunque con im-portantes exclusiones. Si bien no predomin en la poltica y la sociedad civilchilena el clientelismo propiamente tal que se dio ms en los niveles locales-puede decirse que la sociedad civil perdi autonoma y se fue haciendocrecientemente corporativa, asociada a los proyectos estatales. La sociedadcivil tuvo tradicin de autonoma en el siglo XIX, pero luego se articul alproyecto estatal bajo la mediacin poltica de los partidos (Salazar y Pinto 1999).

    El golpe militar de 1973 y la larga dictadura que le sucedi (hasta1990), desarticularon tanto a la sociedad civil como a los partidos. La pri-mera comenz a reorganizarse en pequeos espacios a partir de los gruposde defensa de los derechos humanos y la proteccin de la Iglesia Catlica.Desde 1983 se masific el descontento con el gobierno militar y se vivie-ron dos perodos de intensa movilizacin social y poltica: el de las protes-tas nacionales (1983 - 1986) y el del plebiscito (1988). Eso dio una granvisibilidad a diversas y nuevas formas de participacin de la sociedad civil,tras la cual estaban tambin los debilitados partidos polticos. Sin embargoel diseo de la transicin poltica como se seal- desmoviliz a los grupossociales y condujo el proceso a travs de un acuerdo limitado a las modifi-caciones en la institucionalidad representativa, sin cambio constitucionalde por medio (Delamaza 2010).

    La sociedad civil no constituye una totalidad homognea, antes bien,est atravesada por las un sinnmero de diferencias, ms an en sociedadestan desiguales como la chilena. Pero ms all de esa caracterstica general,interesa distinguir los tipos de organizacin de pertenencia, puesto que ellostambin son muy diversos. En relacin al tema que nos interesa -el vnculocon la poltica- la pauta organizacional tradicional de la sociedad civil chi-lena estaba compuesta por las organizaciones reivindicativas de los seg-mentos sociales vinculados al Estado de compromiso, vale decir sindica-tos, agrupaciones empresariales y gremios de las clases medias, como cole-gios profesionales (Garretn 1985).

    En cada uno de los sectores sociales involucrados, el paso a lo pol-tico se ejerci tradicionalmente segn un modelo de vinculacin con elEstado algo diferente. En el caso de los empresarios, a partir de la rupturapoltica producida con el liderazgo de Arturo Alessandri en los aos veintedel siglo pasado, esta no se produjo a travs de los partidos polticos, pues-to que slo alcanzaron el gobierno durante un perodo en 1958, con su hijo,Jorge Alessandri (1958-1964). Antes bien, la principal estrategia empresa-rial consisti en intentar controlar o ejercer influencia desde dentro, eninstituciones claves del arreglo socioeconmico en un modelo con fuertepresencia del Estado en el desarrollo (Correa 2004; Moulian 2006; Valdivia2010). Las clases medias, en cambio, crecieron y se hicieron influyentestanto a travs de organizaciones polticas como el Partido Radical (PR) y laDemocracia Cristiana (DC), como a travs del acceso directo a la burocra-cia estatal y su continua expansin hasta 1973. El movimiento sindical, por

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    su parte, actu muy ligado a la representacin poltica, negociando con lospartidos obreros el Partido Comunista (PC) y el Partido Socialista (PS)- apartir de organizaciones nacionales que presionaban por obtener reivindi-caciones especficas (Collier y Collier 2001)

    A lo anterior se debe agregar un segmento de especial relevanciapara la reproduccin del liderazgo poltico como son las federaciones estu-diantiles, desde la creacin de la Federacin de Estudiantes de Chile (FECH)en la Universidad de Chile en los aos veinte, hasta la actualidad. Algosimilar puede decirse de los Colegios Profesionales, que sin tener un rolpoltico tan visible y directo, fueron de gran importancia para los liderazgosde clase media profesional y su ingreso al Estado.

    Sin embargo, y tal como lo conceptualizan Collier y Handlin (2010)esa pauta organizacional vari significativamente con las transformacionessociales y del Estado en Amrica Latina. Nuevas formas de agrupacin sedesarrollaron, entre las cuales destacan las organizaciones no gubernamen-tales (ONG), las organizaciones ciudadanas territoriales y las surgidas apartir de identidades culturales. Se trata de redes asociativas, compuestaspor organismos mucho ms dispersos y diversos, donde la relacin con lospartidos polticos no cumple un rol central, puesto que es ms distante,intermitente e instrumental (2010:5).

    En el contexto chileno de desarticulacin social y poltica produci-da por el rgimen militar, adquirieron preeminencia tambin otro tipo deorganizaciones. Desde all saldran tambin un nmero importante de lde-res polticos. Como se ver, el componente ms relevante de este conjunto,a partir del cual se realiz el reclutamiento poltico durante la transicinfueron los centros de estudio y las organizaciones denominadas actualmen-te think tanks, las cuales estn centradas en la produccin de conocimientoaplicado y buscan influir directamente en las polticas pblicas (Brunner yBarrios 1987; Lladser 1990; Grate 2008)

    Consideraciones metodolgicasy operacionales sobre la elite poltica

    A quines considerar vlidamente como miembros de la elite pol-tica? En trminos conceptuales que puedan hacerse operativos, normal-mente se considera tanto el ocupar posiciones formales de poder, como elejercicio de ese poder en decisiones polticas (Berkowitz 1982; Putnam1976). Otro grupo es el de quienes no ocupan posiciones formales peroejercen poder o influencia poltica, que se aborda con los enfoques llama-dos reputacionales. Ambos son complementarios en cuanto a lo que abar-can y tambin lo que no incluyen. Mientras el primero tiene mejor repre-sentacin estructural de las elites, el enfoque reputacional registra even-tualmente mejor la dinmica de poder tal cual esta es percibida por losdiferentes actores. En este trabajo se utiliza el primero de los enfoques,

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    abarcando un perodo poltico completo y como tal bastante extenso (vein-te aos). Tambin se aborda un universo completo de la elite poltica chile-na: el personal superior del ejecutivo de la totalidad de los ministerios yotras reparticiones pblicas; parlamentarios que han sido reelectos duranteel perodo y, finalmente, se incluye a los dirigentes de partidos polticos conrepresentacin parlamentaria que han durado ms de un perodo en su cargo. 8De esta manera se est incluyendo a las diferentes fuerzas polticas y alcanzan-do una visin amplia de la elite poltica chilena para el perodo 1990 - 2010.

    La metodologa empleada fue la aplicacin de encuestas presencia-les acerca de la trayectoria personal y poltica a la totalidad de las personasque cumplan los criterios de pertenencia a la elite poltico institucional enel pas durante el perodo. Del total de 565 individuos identificados de estemodo, se logr encuestar a 386 de ellos, lo cual representa el 68% de losintegrantes del universo definido que estaban vivos al momento de la en-cuesta (2011).9 La ventaja de utilizar un perodo relativamente extenso detiempo es que permite controlar algunos de los problemas metodolgicosusuales a los estudios que se basan en posiciones institucionales formales:su vinculacin efectiva a las decisiones polticas y lo contingente de lasposiciones. El criterio utilizado en este caso permite incluir en la elite sloa aquellos que ocuparon las posiciones ms altas del ejecutivo y a quienesfueron capaces de permanecer ocupando cargos en diversos momentos (atravs de la reeleccin o de una segunda designacin), lo que se consideracomo un indicador de poder efectivo. Adicionalmente, un problema usuales que aparte de las dificultades para reconocer los miembros de la lite, laprincipal complicacin operativa es que sus miembros no estn disponiblespara ser estudiados (Espinoza 2010: 262). La alta tasa de respuesta obteni-da permite en este caso superar este problema.

    En la Tabla N 1 se clasifica los entrevistados segn su posicininstitucional ms relevante.10

    Tabla N 1Elite Poltica Chilena 1990 2010 segn posicin institucional

    Fuente: EncuestaElite Poltica 2011

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    Trayectorias individuales:de la sociedad civil organizada a la elite poltica

    La primera dimensin emprica que interesa analizar es hasta quepunto la elite poltica que comenz a configurarse en 1990 proviene efecti-vamente de la sociedad civil organizada o, por el contrario se constituyeprincipalmente a partir de cuadros polticos preexistentes, sin participacinen la misma. Probablemente por la larga duracin del rgimen militar, larenovacin de la elite se profundiz: por una parte ingresaron al parlamen-to los provenientes del rgimen saliente y, por otro, muchos que se habanvinculado a organizaciones pro democrticas, ingresaron tanto al parlamentocomo al ejecutivo.

    El conjunto de la elite poltica encuestada, aplastantemente mascu-lina en su composicin, manifiesta un predominio absoluto de personasque declaran haber participado en diverso tipo de organizaciones socialesantes de asumir sus cargos. Los que no participaron superan apenas el 11%del total, como se aprecia en la Tabla N 2.

    Tabla N2Integrantes de la elite segn pertenencia a organizaciones

    Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011

    Esto podra llevar a concluir apresuradamente que la elite polti-ca proviene al amplio espectro de la ciudadana organizada y no de lamilitancia poltica. Ello, sin embargo, debe ser desechado desde el ini-cio, puesto que, de acuerdo a la misma encuesta, el 93,5% de losencuestados milita en un partido poltico. Vale decir que no hay aqu unasuperposicin entre ambas pertenencias, consistente con la tradicin chile-na de alta vinculacin entre sociedad y poltica.11 Se debe agregar ahora elperfil especfico de la pertenencia organizacional previa de la elite poltica,que se presenta en la Tabla N 3.

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    Tabla N 3Pertenencia organizacional segn tipo de organizacin

    Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011

    El perfil asociativo de la elite chilena muestra varios rasgos de trans-formacin respecto del pasado democrtico anterior a 1973, que eviden-cian las diferencias del nuevo arreglo poltico post noventa, as como tam-bin algunos de continuidad. En primer lugar el elitismo social que revela.As, las tres primeras categoras de pertenencia federaciones estudiantiles,colegios profesionales y centros de estudio- estn indicando la prevalenciade las clases medias ilustradas en la composicin de la elite. Las dos prime-ras categoras corresponden a los lugares tradicionales de reproduccin delsegmento profesional de las elites polticas en el mbito social y muestranindirectamente la importancia que estos espacios organizacionales tuvie-ron durante la lucha democrtica contra Pinochet. Dedicaremos a ellas unapartado especial para analizarlas.

    En cambio otras organizaciones de igual o mayor importancia en elaccionar poltico de los aos ochenta y cantera tradicional de reproduccindel liderazgo, como lo son las organizaciones sindicales, obtienen una par-ticipacin marginal en la composicin de la elite poltica. En el caso delejecutivo su presencia es nula y en el parlamento se trata de un fenmenoacotado a la DC y a los tres principales lderes del perodo de las protestasnacionales.12

    Por otra parte, las asociaciones que concentran la pertenencia so-

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    brepasan muy ampliamente en importancia a aquellas organizaciones mspropias de una elite oligrquica, como seran los clubes de membresa depago y las asociaciones empresariales. Tal como lo indica la tabla prece-dente, estas ocupan un lugar muy subordinado en las menciones de la elitepoltica. El reclutamiento poltico y la permanencia en la elite muestran unperfil mucho ms ligado a la clase media profesional que a las posicionesde poder econmico.13

    En segundo lugar de importancia cuantitativa en cuanto a pertenen-cia organizacional, aparecen, sin embargo, organizaciones no tradicionalesde reproduccin del liderazgo, como son los centros de estudio, las ONG,las organizaciones territoriales y funcionales y los movimientos de dere-chos humanos. Por la importancia que reviste esta renovacin y cambio dela relacin entre sociedad y poltica, dedicamos a estas organizaciones unanlisis especfico.14

    La reproduccin tradicional del liderazgo polticode las clases medias profesionales

    en las organizaciones de la sociedad civil

    Las organizaciones y los lderes estudiantiles tuvieron un especialprotagonismo en el derrocamiento del general Carlos Ibez en 1931, ascomo en las movilizaciones polticas de los aos sesenta y setenta. Lo vol-veran a tener en las protestas en contra de Pinochet en los ochenta y en lasmovilizaciones masivas de 2006 y 2011. En cada coyuntura crtica se fue-ron creando organizaciones polticas con una fuerte presencia de los jve-nes universitarios. As ocurri con el surgimiento del PS en 1933, la Falan-ge Nacional (que dio origen a la DC) en 1934, el Movimiento de IzquierdaRevolucionaria (MIR) en la Universidad de Concepcin en 1965, el Movi-miento de Accin Popular Unitaria (MAPU) y el Movimiento Gremial,ambos en la Universidad Catlica a fines de los aos sesenta. Bajo la dicta-dura, la Federacin de Estudiantes de la Universidad Catlica, controladapor los gremialistas, tambin fue cantera de cuadros gubernamentales, queluego formaron la Unin Democrtica Independiente (UDI) en 1987. Detal manera que las federaciones de estudiantes han sido una de las organiza-ciones de la sociedad civil donde ms frecuentemente se formado el liderazgopoltico nacional, incluso creando nuevos partidos y movimientos polticosa partir de ello. Como se puede observar no se trata slo de control polticopor parte de los partidos existentes, sino tambin renovacin y cambio delsistema poltico a partir de la experiencia social y poltica de una genera-cin de dirigentes y estudiantes.15

    Los Colegios Profesionales, por su parte, siguieron una pauta msligada a la proteccin corporativa del empleo y las profesiones, a travs deuna institucionalidad directamente vinculada al Estado. As, ocurri porejemplo, con el Colegio de Abogados, que fue creado, financiado y estruc-turado como una reparticin pblica incorporada al presupuesto nacional y

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    con funciones de tutela sobre la profesin, precisamente por su carcterpblico (Ibez 2003: 300 y ss.).

    En la composicin actual de la elite, vemos que nuevamente losmovimientos estudiantiles y los colegios profesionales ocupan las posicio-nes principales: en ambos casos sobre un cuarenta por ciento de losencuestados menciona haber pertenecido a alguna de esas organizaciones.En el caso de las organizaciones estudiantiles, predominan sin contrapesolas organizaciones de estudiantes universitarios en todas sus expresiones,que cubren el 85% de quienes participaron del movimiento estudiantil. Nose trata de la pertenencia simple a la organizacin sino al ejercicio de rolesdirigenciales, puesto que sobre el 80% de los encuestados fueron dirigen-tes en sus respectivas organizaciones. Como era esperable, el 95% de ellosno sigui participando una vez asumidos los cargos polticos.

    En cuanto a los Colegios Profesionales, se perciben tendencias muyconcentradas en tres colegios de profesiones liberales de alto prestigio yorganizaciones muy consolidadas en el pas: abogados, ingenieros y mdi-cos. El caso de los abogados alcanza al 45% de las menciones, siguiendo latendencia tradicional de fuerte presencia de esa profesin entre los polti-cos en Chile.

    Tabla N 4Pertenencia a Colegios Profesionales

    Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011

    A diferencia del caso de las organizaciones estudiantiles, el 70% delos participantes en estos colegios no cumpli en ellos labor directiva. Porello puede verse esta participacin como mera actividad gremial o, simple-mente como una actividad ms de estos lderes polticos, pero que no signi-fic su proyeccin en un rol dirigencial.16 Ello se reafirma con el hecho que

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    slo el 45% de quienes respondieron indica haber seguido participandoluego de ocupar el cargo poltico, en circunstancias que no existe mayorincompatibilidad entre ambas participaciones (salvo el tiempo disponible).

    En cuanto a asociaciones de reproduccin tradicional del liderazgo,en adicin a las mencionadas organizaciones de estudiantes y colegios pro-fesionales, slo se mantiene la presencia relevante de los movimientos reli-giosos. Hemos destacado la proveniencia catlica de gran parte de laelite y la influencia de la Iglesia Catlica en los lderes sociales ypolticos. Esa influencia se intensific con el rol que esta jug comoespacio de proteccin para el liderazgo opositor durante el perododictatorial, pero no se limita a l. Tambin desde la derecha se de-sarrollan los movimientos apostlicos como el Opus Dei y los Le-gionarios de Cristo, que apuntan precisamente a captar a los lderesy la elite tanto econmica como poltica del pas.17

    En este trabajo nos interesa destacar la permanencia de la IglesiaCatlica y sus diferentes expresiones en la composicin y desarrollo de laelite poltica. Examinando la composicin interna de este grupo tenemosque la Iglesia Catlica concentra el 76,6% de las menciones, correspon-diendo un 14,4% a comunidades cristianas (principalmente las Comunida-des de Vida Cristiana, CVX, de los jesuitas) y un 13,3% a movimientosapostlicos como el Opus Dei, los Legionarios de Cristo y Schnstatt. Elnico otro grupo importante es la masonera, que agrupa a un 15,6% de losnoventa miembros de la elite que reportan participacin en movimientosreligiosos o filosficos. En cambio los grupos cristianos no catlicos alcan-zan apenas a dos casos, no correspondiendo en absoluto al peso de losevanglicos de diversas denominaciones en la sociedad chilena.

    La reproduccin no tradicionalde la elite de clase media profesional: refugio poltico

    e impacto del conocimiento experto

    De los centros acadmicos independientes a los think tanks

    Resulta especialmente relevante el caso de los Centros de Estudio,por su magnitud en menciones y porque se trata de organizaciones especia-lizadas de conocimiento con fines de influencia social y poltica. Los pri-meros de ellos nacieron durante los aos sesenta, como respaldo del pro-yecto de revolucin en libertad del gobierno de Eduardo Frei Montalva(1964 - 1970). Con fuerte respaldo de la Iglesia Catlica y la cooperacininternacional, principalmente norteamericana, se crearon diversas instan-cias de estudio por fuera de las universidades, muy vinculadas con el pro-yecto poltico de la poca.18 La DC mantuvo centros de pensamiento vincu-lados a ella durante el rgimen militar, pero tambin se crearon nuevoscentros, el principal de ellos fue CIEPLAN del cual salieron las principalesautoridades econmicas de los gobiernos de la Concertacin. CIEPLAN,

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    as como el Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educa-cin (PIIE) surgieron originalmente al alero de la Universidad Catlica(UC) en el perodo de la reforma universitaria. Con la intervencin dela universidad emigraron y se constituyeron como centros independien-tes. Otros centros de la UC fueron clausurados y varios de sus acadmi-cos se trasladaron a la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales(FLACSO). Igual cosa ocurri con acadmicos de sociologa de lasUniversidades Catlica y de Chile (Brunner y Barrios 1987; Lladser1990; Puryear 1994).19

    Por su parte la Iglesia Catlica de Santiago, en 1975, durante elperodo del Cardenal Silva Henrquez, auspici la creacin de Crculosde Estudio, para acoger a los acadmicos expulsados de las universida-des, dando luego origen a la Academia de Humanismo Cristiano (AHC),posteriormente constituida como una universidad privada. La AHCmantuvo un promedio de 142 investigadores asociados a ella entre 1981y 1987, llegando a publicar 144 libros en el mismo perodo (Lladser1990: 224 - 225). El respaldo financiero para estos y otros centros pro-vino de la cooperacin internacional.20 Mara Teresa Lladser (1990: 255)contabiliza 117 libros publicados entre 1980 y 1985 por 21 centros deestudio catastrados.

    Hacia fines de los aos ochenta, en el marco de la relativa aper-tura poltica y la preparacin de la transicin poltica, se crearon diver-sos institutos de estudio y fundaciones asociadas a corrientes polticasespecficas, siguiendo inicialmente el modelo europeo, para luego cons-tituir los llamados think tanks. Estos ltimos comparten con las funda-ciones su orientacin ideolgica de base, pero tienen un perfil ms defi-nido en cuanto al seguimiento de polticas y la generacin de conoci-miento aplicado. Surge as la Fundacin Chile 21, fundada por RicardoLagos, con profesionales vinculados al Partido por la Democracia (PPD)y el PS y la Fundacin Jaime Guzmn, creada por la UDI. A inicios delos aos noventa, el ex ministro de Hacienda de Pinochet y ex candidatopresidencial de la derecha, Hernn Bchi, funda el Instituto Libertad yDesarrollo, para defender el neoliberalismo en las polticas pblicas.Luego Renovacin Nacional (RN) crea su propio Instituto Libertad y elPS el Instituto Igualdad, ocupando as el campo de debate en torno a laspolticas pblicas y realizando capacitacin ideolgica a sus militantesy simpatizantes.21

    Ya sealamos la importancia de estas instituciones para la con-formacin del liderazgo poltico, como se evidencia en las 120 mencio-nes (31,1%) de las mismas entre los encuestados. Algunos de estos cen-tros muestran claro impacto en la composicin de la elite poltica y sureproduccin, indicando que la proveniencia de los cuadros de la elitese concentra en unos pocos ncleos acadmico-polticos, como se indi-ca en la siguiente tabla. Ocho centros principales concitan el 49% de lasmenciones. El restante 51% se reparte entre 45 centros diferentes.

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    Tabla N 5Miembros de la Elite pertenecientes a Principales Centros de Estudio

    Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011

    Las ONG y su trayectoria

    Los antecedentes de lo que hoy llamamos ONG se encuentran demodo ms directo en un cierto segmento de la sociedad civil organizadaque no son las organizaciones sociales representativas o corporativas. Setrata ms bien de otro tipo de instituciones, mayoritariamente surgidas de laIglesia Catlica o vinculadas a ella de diferentes formas. Dichas institucio-nes desarrollaron innumerables actividades de intervencin social y educa-tiva desde muy temprano en la historia del pas.

    La trayectoria histrica de este tipo de organizaciones tambin apa-rece vinculada a la Iglesia Catlica y su tradicional accin de voluntariado.Sin embargo es en los aos sesenta, durante el gobierno de Frei Montalva,cuando se establecen muchas de las que permanecen hasta hoy y acordescon el modelo profesionalizado de accin social que las caracteriza. Lasdos grandes expansiones de la accin social y poltica de la poca fueron lareforma agraria y la llamada promocin popular, es decir el intento pororganizar formalmente a los pobladores y pobladoras urbanos, para otor-garles modos de participacin en el mbito vecinal. De la primera naci elsindicalismo campesino y de la segunda, las juntas de vecinos y los centrosde madres, las llamadas organizaciones territoriales y funcionales. El vehculode promocin de dichas reformas fueron algunos organismos del Estado. Perotambin se apoy sobre instituciones no gubernamentales que formularon mu-chas de las propuestas y realizaron acciones de capacitacin y formacin delderes, promovieron iniciativas de educacin popular. Todos ellos vinculadosa acciones de la iglesia que acompaaban el proceso social y poltico.

    El contexto creado por la dictadura militar, al cerrar los espacios departicipacin y aplicar una poltica econmica de fuerte impacto negativosobre las condiciones de vida de los sectores populares, produjo como re-

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    accin el surgimiento de nuevas organizaciones y la reconversin de algu-nas antiguas. Sucesivas oleadas de organismos que combinaron la atencina problemas sociales y de derechos humanos vulnerados con acciones deorganizacin, educacin, concientizacin y agitacin poltica y social.

    La mayor cantidad y variedad de ONG surgi durante la dcada delos ochenta, sustentadas por la cooperacin no gubernamental y la solidari-dad obtenida por el exilio chileno para las acciones dentro del pas. Losespacios no gubernamentales fueron decisivos para la rearticulacin de lainiciativa social y poltica en diferentes segmentos de la sociedad chilena.Detrs de la emergencia del movimiento de ONG estaba la evolucin de unaestrecha alianza e intercambio de propsitos, estrategias y metodologas detrabajo entre una cooperacin internacional polticamente democrtica einfluenciada por las corrientes del exilio latinoamericano, una generacin deprofesionales y tcnicos con experiencia de militancia social y poltica o parti-cipacin en el gobierno a partir de mediados de los aos sesenta y, por ltimo,lderes sociales, comunitarios y militantes polticos de base que participaron enla reconstruccin de los vnculos y valores del movimiento social popular.

    La presencia de las ONG como pertenencia previa de los miembrosde la elite poltica es menor que la de los centros de estudio, pero an asresulta muy significativa (22,5%) superando tanto a las organizaciones te-rritoriales como al sindicalismo. Si se considera a las asociaciones de dere-chos humanos como parte de este fenmeno, el total agregado resulta anmayor. La pauta de distribucin de las menciones, sin embargo, es mucho msdispersa y variada que en el caso de los centros de estudio. Slo una ONGconcentra cinco menciones. Se trata del Programa de Economa del Trabajo(PET). El PIIE y el Centro de Asesora Sindical (CIASI) reciben tres mencio-nes cada una.22 Ello refuerza el privilegio de este tipo de centros y del conoci-miento que producen, en la seleccin de las elites polticas. Aparte de las insti-tuciones mencionadas, otras seis ONG reciben dos menciones cada una, mien-tras las dems se distribuyen entre 58 organizaciones. A su vez el 62% de losencuestados ocup roles dirigenciales en ellas, lo que parece estar indicandoque ms que un vnculo fuerte de las ONG como tales a la poltica, lo que severific fue la seleccin de individuos especficos, dirigentes de las mismas ymilitantes de partidos polticos, para integrar las filas del Estado. Consecuente-mente con ello, slo un 22% de los participantes en ONG lo sigui haciendoluego de haber asumido sus cargos polticos.

    Los movimientos y asociacionesde defensa de los derechos humanos

    El otro segmento nuevo en el panorama de la sociedad civil chilenason las asociaciones de derechos humanos. Corresponden a un perfil par-cialmente diferente a los anteriores, particularmente aquellas que agrupana los familiares de las vctimas de la represin poltica, asemejndose aorganizaciones de membresa. Un segundo grupo son las asociaciones crea-

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    das para la defensa y promocin de los derechos humanos como causa polti-ca y moral en el contexto de la dictadura. Finalmente se encuentran losorganismos profesionales dedicados a estas labores, principalmente naci-dos de la Iglesia Catlica. De hecho tambin se utiliza el trmino ONG dederechos humanos. De tal manera que la clasificacin ofrecida tiene msque nada un valor heurstico y es posible realizar otras.

    El perfil prevaleciente de pertenencia de los miembros de la elite esbastante claro en relacin a las asociaciones de derechos humanos. La Co-misin Chilena de Derechos Humanos fue el espacio ms importante dereunin y vnculo de quienes hoy forman parte de la elite, recibiendo 18menciones (27% del total). Le siguen Amnista Internacional (8) y la Comi-sin Pro Derechos Juveniles (CODEJU) (7). El organismo especializadocreado por la Iglesia Catlica, la Vicara de la Solidaridad (y el Comit ProPaz que la antecedi) fueron lugar de pertenencia de ocho de los encuestados.Por otra parte, cinco encuestados reportan haber pertenecido a alguna delas agrupaciones que reunieron a los directamente afectados por la repre-sin poltica en sus diversas formas. El 55% de las personas vinculadas aestos movimientos y asociaciones ocup posiciones directivas y slo un19% sigui participando en ellas una vez asumido los cargos polticos.

    Articulacin del sector no gubernamental con la poltica

    El trnsito de un segmento de los participantes de las organizacio-nes no gubernamentales a la poltica y a formar parte de la elite en losveinte aos siguientes, se entiende a partir de los datos expuestos y la cer-cana existente entre la accin poltica (principalmente en el bloque prodemocrtico) y la del sector no gubernamental. Sin embargo ese trnsitofue ms extendido entre los centros de estudio, captando de este modo alsegmento de mayor educacin y mayor especializacin relativa. As, loscentros de estudio prcticamente duplican a las asociaciones y movimien-tos de derechos humanos en cuanto a pertenencia de los grupos de elite. Elreclutamiento entre los centros de estudio resulta ms amplio y extendido,mientras en el caso de las ONG y los movimientos de derechos humanos, esmenor y en las primeras limitado a personas individuales que ocupaban enellos cargos directivos.

    Por ltimo, la prevalencia y predominio de los centros de estudiocomo cantera de la elite poltica se puede considerar como un fenmenoduradero y con proyeccin de futuro, mientras el caso de las ONG y losmovimientos de derechos humanos correspondi a un perodo determinadode la poltica chilena. No slo aparece ya un think tank de reciente creacincomo Expansiva entre los ms mencionados, sino que se han seguido creandootros centros de gran influencia. Tambin en la composicin del gabinete ylos equipos de conduccin poltica y tcnica del gobierno de derecha deSebastin Piera (2010 - 2014) se advierte una significativa presencia deintegrantes de los think tanks y fundaciones de ese sector.

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    Segmentos de la elite polticay su pertenencia a organizaciones de la sociedad civil

    Un ltimo anlisis abarca a las diferentes ramas o segmentos de laelite considerada, en relacin a las principales fuentes de pertenenciaorganizacional previa. Como puede observarse en la Tabla N 6, la compo-sicin interna de la elite difiere bastante en su adscripcin previa, lo cualdebiera dar lugar a hiptesis sobre trayectorias polticas ms detalladas yprecisas. En primer trmino destaca que la participacin en el movimientoestudiantil resulta mayoritaria slo para los parlamentarios. Pero tambinresalta el hecho que el personal ejecutivo que hemos llamado de conduc-cin tcnica tambin proviene significativamente del movimiento estudiantil.Ello puede deberse a un cierto perfil ms poltico de dichos cargos (antesque meramente tcnico) o bien al hecho de que probablemente en todos loscasos se trata de profesionales universitarios lo que, junto a las redes pol-ticas creadas en la actividad estudiantil les otorgan mayores posibilidadesde acceso y permanencia en los cargos. En ambos casos se trata de unaproveniencia mucho ms significativa que la existente en relacin a losCentros de Estudio y las ONG.

    En el caso de los cargos superiores de conduccin poltica del eje-cutivo, la preeminencia la tienen los Centros de Estudio para los presiden-tes y ministros, reafirmando la hiptesis tecnopoltica de este trabajo. Mien-tras que para los subsecretarios e intendentes de alta permanencia, nueva-mente es el movimiento estudiantil el que prevalece. En todos los casos lasONG son el sector de menor importancia en cuanto a proveniencia. Sinembargo en los cargos de conduccin poltica es menor la distancia conrespecto a las dems categoras. As lo indica la Tabla N 6.

    Tabla N 6Principales organizaciones de proveniencia por segmentos de la elite (%)

    Fuente: Encuestade Elites Polti-cas 2011

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    Si bien, como sabemos, la pertenencia organizacional previa es altapara el conjunto de la elite y ella se concentra en las organizaciones estu-diantiles, colegios profesionales y centros de estudio, la tabla anterior nospermite distinguir pautas diferenciales segn los segmentos de la elite. Esas como la mayor pertenencia organizacional previa se verifica entre losdirectivos de partidos polticos (lo cual puede estar distorsionado por suescaso nmero de acuerdo a la forma como se defini esa categora). Elextremo opuesto lo ocupa el segmento de apoyo al ejecutivo, esto es, losjefes de divisin y gabinete, que muestran la menor tasa promedio de perte-nencia organizacional previa (21%) considerando las siete categoras deorganizacin principales.

    Tal como habamos hipotetizado, el perfil ms tecnocrtico, aso-ciado a los think tanks es ms acusado en el ejecutivo que en el parlamentoy los partidos, donde est por debajo del promedio general. Sin embargo,dentro del ejecutivo, debemos excluir al segmento de apoyo, es decir losjefes de gabinete y divisin, cuya participacin en los centros de estudiollega apenas al 18%. Es necesario estudiar otros rasgos de ese grupo paraprofundizar en este aspecto. Si corresponde a un perfil ms tcnico, este nosurge ni se asocia a los llamados think tanks; si corresponde a un perfil mspoltico, este no se reprodujo tanto en la sociedad civil sino, probablemen-te, al interior de los propios partidos. Por el contrario, las tasas promedioms altas de pertenencia se presentan entre los directivos de partidos pol-ticos y los senadores.

    En todo el estamento superior del ejecutivo, vale decir los presiden-tes y ministros, as como los subsecretarios e intendentes, predomina lapauta general: colegios profesionales, centros de estudio y organizacionesestudiantiles. Entre los congresistas la participacin ms alta fue en organi-zaciones estudiantiles y colegios profesionales. Entre los diputados desta-ca sin embargo las organizaciones territoriales y funcionales y entre lossenadores las organizaciones de derechos humanos.

    Semejanzas y diferencias polticas:elite parlamentaria y sociedad civil organizada

    El universo de la elite poltica chilena en los veinte aos considera-dos resulta abultadamente sesgado hacia la Concertacin, puesto que estadetent el gobierno durante todo el perodo. Sin embargo, la encuesta re-gistra tambin las caractersticas de la elite parlamentaria, lo que permitecomparar las tendencias organizacionales entre los dos bloques polticosprincipales.

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    Tabla N 7Parlamentarios pertenecientes a la Elite

    Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011

    En el caso de la derecha se trata de 55 personas que han detentadocargos parlamentarios por ms de un perodo. Entre ellas hay slo 4 muje-res manifestando as una tasa de masculinidad an ms acentuada que suspares de la Concertacin, as como respecto del total de la elite (7,3%). Encuanto a la pertenencia organizacional el panorama de la derecha se indicaen la Tabla N 8.

    Tabla N 8Pertenencia organizacional segn tipo de organizacin

    Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011

    Las dos prevalencias principales coinciden con el universo comple-to: en primer trmino los movimientos estudiantiles universitarios y en se-gundo trmino los colegios profesionales. Tal como en el caso anterior launiversidad es mbito de reproduccin del liderazgo poltico, por lo que 24

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    de 29 ocuparon cargos directivos. Mientras en los Colegios Profesionalesno ocurre lo mismo, pues solo 3 de los 22 integrantes fueron dirigentes en ellos.

    Pero le siguen en importancia no los centros de estudio, sino lasorganizaciones territoriales y las de voluntariado, seguidas por las religio-sas y las asociaciones gremiales. Las primeras y las ltimas pueden serconsideradas como lugares para reproducir el liderazgo, mientras entre lasde voluntariado y las religiosas el fenmeno es ms acotado (slo la mitadde los parlamentarios miembros ejercieron liderazgo en ellas). Por ltimocabe destacar la importancia de los clubes de membresa (y por lo tantopagados), que equiparan a los centros de estudio, indicando una tendenciade carcter socialmente ms elitaria. Como era esperable, resulta muchomenor la proveniencia de las ONG y prcticamente nula la participacin enagrupaciones de derechos humanos y sindicatos.

    Una comparacin con el resto de los parlamentarios muymayoritariamente de la Concertacin- en el mismo perodo, arroja el si-guiente resultado, que se muestra en la Tabla N 9. Los parlamentarios dela Concertacin provienen -an ms marcadamente que sus colegas de laAlianza- de los movimientos estudiantiles y colegios profesionales. Tam-bin los concertacionistas tienen mayor peso de sus miembros provenien-tes de organizaciones territoriales y movimientos religiosos. Mucho msmarcada todava es la diferencia respecto de las asociaciones de derechoshumanos, los centros de estudio y las ONG, lo cual le da el sello especficoa esa bancada. Se trata de lugares no tradicionales de reproduccin delliderazgo. A su vez son relativamente menos los de clubes de membresa(diferencia leve), organizaciones de voluntariado y asociaciones gremia-les. Inversamente la derecha proviene menos del sindicalismo, aunque elporcentaje en el resto de los parlamentarios tambin es bastante bajo.

    Tabla N 9Pertenencia organizacional segn tipo de organizacin.

    Fuente: EncuestaElite Poltica 2011

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    Tabla N 10Perfil de las bancadas parlamentarias

    segn principales organizaciones de proveniencia

    Fuente: Encuesta Elite Poltica 2011

    Se puede concluir entonces que el perfil comparado de los parla-mentarios indica una mayor vinculacin de la bancada oficialista a las or-ganizaciones de la sociedad civil en la mayor parte de las categoras, conun reclutamiento que combina fuentes tradicionales con no tradicionales.La derecha presenta menor pertenencia organizacional previa, pero com-parte las principales organizaciones de proveniencia y cuenta con impor-tantes sectores provenientes del mbito del voluntariado, las organizacio-nes religiosas y empresariales.

    Con respecto al conjunto de la elite, la mayor diferencia que ofreceel segmento parlamentario es su proveniencia mayoritaria del movimientoestudiantil, la mayor importancia relativa de las organizaciones territoria-les en su composicin y la mayor vinculacin con asociaciones de derechoshumanos y movimientos religiosos o filosficos en el caso de la Concertaciny con los gremios y el voluntariado en el caso de la derecha.23

    Conclusiones

    El artculo ha analizado la composicin de la elite poltica chilenaentre 1990 y 2010 a la luz de tres aspectos: su participacin previa en orga-nizaciones de la sociedad civil, su composicin interna de acuerdo a seg-mentos de la elite y sus diferencias entre bloques polticos en el parlamen-to. La encuesta aplicada a 386 personas que han ocupado posiciones polti-co-institucionales de elite en el perodo ha permitido establecer la preva-lencia abrumadora del sexo masculino y del patrn social de clases mediasprofesionales en todas las categoras (ejecutivo, parlamento y partidos).Mayoritariamente esta elite tuvo participacin en organizaciones de la so-ciedad civil antes de ocupar sus cargos.

    La importancia de los factores bajo estudio radica en el hecho queuna elite proveniente muy mayoritariamente de la sociedad civil organiza-da, es reclutada selectivamente segn pautas del proceso poltico que indi-

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    can importantes cambios en las relaciones entre la sociedad y la poltica.

    La composicin de la elite gobernante se refleja en las organizacio-nes de la sociedad civil en los cuales participaron previamente, las cualeshan sido medios de reproduccin de su liderazgo, an en condiciones deinterdiccin poltica, como fue el perodo dictatorial. El grupo mayoritariolo hizo en organizaciones que tradicionalmente han cumplido esa funcinpara los grupos medios: los movimientos estudiantiles y los colegios profe-sionales. Sin embargo slo en el parlamento son mayora los provenientesdel movimiento estudiantil universitario.

    Un segundo grupo importante, sin embargo, ofrece un perfil mstecnopoltico y muestra una modificacin de los patrones de reclutamientoy reproduccin del liderazgo. Es el caso de los Centros de Estudio y, secun-dariamente, de los directivos de las ONG. El primero de ellos pareciera serun grupo de creciente importancia y proyeccin futura, mientras el segun-do una situacin ms propia de una coyuntura donde la sociedad civil fueun espacio sustitutivo de la accin poltica propiamente tal y un espaciopara sus lderes. Los Centros de Estudio, sin embargo, se relacionan estre-chamente con determinadas opciones y partidos polticos, pues no se tratade centros pluralistas o netamente acadmicos y el reclutamiento se con-centra en un pequeo nmero de ellos.

    El impacto de la tecnopoltica es menor en los parlamentarios queno accedieron a la conduccin superior del ejecutivo. Tambin es mayor suvinculacin a organizaciones tradicionales de reproduccin del liderazgode diferentes sectores medios profesionales y empresariales, as como supertenencia a organizaciones religiosas.

    Nuestras conclusiones avalan la idea de que las condiciones delelitismo democrtico reforzado favorecieron el surgimiento de una elitepoltica relativamente homognea en trminos sociales, especialmente edu-cacionales. Pero tambin permiten relevar la importancia de la socializa-cin poltica a travs de la participacin en un nmero relativamente res-tringido de organizaciones e instituciones, que tienden a concentrar a losmiembros de la elite. Es el caso de los colegios profesionales, los centrosde pensamiento y de las ONG, donde solo unas pocas instituciones concen-tran a gran parte de los entrevistados. Pero tambin lo es en el movimientoestudiantil. Si se cruza la participacin estudiantil con las universidades deproveniencia, se verifica la concentracin abrumadora de los integrantesde la elite en la Universidad de Chile y la Universidad Catlica, las princi-pales universidades, ambas ubicadas en la capital del pas.

    Las relaciones entre la sociedad civil organizada y el poder polticose han transformado significativamente. Se cierra el acceso de los sectorespopulares organizados, quienes quedan fuera de las posiciones de poderinstitucionalizadas, las cuales haban logrado penetrar en alguna medida enel perodo anterior a 1973. Las mujeres, por su parte, logran an una exiguapresencia en la elite poltica. Por otra parte se incrementa el peso de los

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    estamentos de mayor educacin y alta tecnificacin, vinculados a los parti-dos polticos, pero con importantes mrgenes de independencia. En el casodel ejecutivo, la pertenencia a centros de estudio desplaza al movimientoestudiantil como mbito de reclutamiento de lderes polticos. As, se con-figura una trayectoria de baja movilidad social: si bien la elite poltica pro-viene de la sociedad civil, en la prctica lo hace desde la elite de esa socie-dad civil y se aleja de ella en su desarrollo. Las consecuencias a largo plazode ello para la democracia y el distanciamiento entre la poltica y la ciuda-dana debern ser analizadas en estudios posteriores.

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    Notas1 El intento de formar un tercer partido de derecha por parte del senador Francisco JavierErrzuriz no fructific.

    2 En el Senado en casi veinticinco aos- slo un parlamentario ha logrado, en 2006 y 2013,ser electo por fuera de los dos pactos vigentes desde 1989.

    3 Ver la secuencia de Encuestas semestrales del Centro de Estudios Pblicos (CEP) (http://www.cepchile.cl/dms/lang_1/doc_4936.html ) y mensuales de Adimark (http://www.adimark.cl/es/estudios/documentos/003_ev_gob_3_mar12.pdf: lminas 51 y ss.).

    4 En la Democracia Cristiana (DC) el senador y ex presidente del partido, Adolfo Zaldvar,form un nuevo partido y se ali con la derecha desde 2009. Otros dirigentes, principal-mente socialistas, renunciaron a su partido para ser candidatos presidenciales en 2009,como el ex ministro Jorge Arrate, el senador Alejandro Navarro y el ex diputado MarcoEnrquez-Ominami. Este ltimo obtuvo un 20% de los votos en 2009 y form el PartidoProgresista (PRO), postulando nuevamente a la presidencia en 2013 (obteniendo el 11%).Todos ellos han conformado nuevas agrupaciones polticas que hasta la legislatura 20102014 no haban logrado acceso al parlamento por la va electoral.

    5 An no ha sido suficientemente estudiado el enorme impacto de la interpretacin del librode Arturo Valenzuela, tanto en Chile como en la ciencia poltica internacional ocupada delos asuntos de la democracia en los aos setenta y ochenta. En cualquier caso la actualidadpoltica del texto para el diseo de la transicin chilena era algo explcito para quienespublicaron su traduccin en 1989 a travs de FLACSO en Chile. Ver al respecto las palabrasintroductorias de Angel Flisfich y Juan Linz a la traduccin de 1989. Curiosamente, sinembargo, la principal recomendacin poltica del autor, establecer un rgimen parlamenta-rio, no fue tomada en consideracin durante la transicin chilena.

    6 En Chile se denomina Chicago Boys a los discpulos de Milton Friedmann, formadosmayoritariamente en la Universidad de Chicago y que controlaron la poltica econmicadurante la mayor parte de la dictadura militar. CIEPLAN -Corporacin de InvestigacionesEconmicas para Latinoamrica- es un centro de estudios de gran influencia poltica. Crea-do en los aos setenta, alberg a los economistas democratacristianos expulsados de laUniversidad Catlica y tuvo gran influencia en los gobiernos de la Concertacin. Expansivafue un think tank creado en los aos noventa como una red de profesionales destinado ainfluir en polticas pblicas con un enfoque liberal. Tuvo una importante presencia en losprimeros gabinetes del gobierno Bachelet (2006 - 2010).

    7 En los hechos se cumpli la previsin planteada por Silva respecto de los partidos polti-cos, quien seal: No espero una restauracin del su antigua posicin pivotal en el sistemapoltico chileno. Pueden encontrar quizs un reaseguro (redoubt) en el Congreso, pero noen una posicin dominante a nivel ministerial, como fue el caso antes de septiembre de1973 (Silva 1991: 407).

    8 El segmento ejecutivo est compuesto por tres grupos: a) Presidentes de la repblica, mi-nistros y subsecretarios; b) intendentes regionales, jefes de divisin y de gabinete quepermanecieron ms de un perodo presidencial en el cargo; c) consejeros del Banco Central;superintendentes, presidentes del Consejo Nacional de Televisin; vicepresidentes deCORFO; Directores de Presupuesto y Directores Nacionales de algunos servicios de espe-

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    cial relevancia en el poder ejecutivo.

    9 Naturalmente el universo seleccionado no incluye posiciones de elite poltica noinstitucionales, como ocurre con asesores externos y otras personas. En trabajos anterioresutilizamos tambin el enfoque de redes de poltica pblica para comprender el alcance ycaractersticas de formas menos institucionalizadas de ejercicio del poder (Delamaza 2010;Delamaza et al. 2012).

    10 Para efectos operacionales se determin la pertenencia de cada encuestado a una solacategora dentro de la elite. Para ello se estableci una jerarqua de posiciones consideradassegn su mayor poder relativo. Ello nos permiti clasificar a los encuestados segn la posi-cin de mayor poder alcanzada, sin considerar otras posiciones que tambin puede haberocupado. El orden establecido fue: presidente y ministros; senadores; diputados; subsecre-tarios e intendentes por ms de un perodo presidencial; ejecutivos de entidadessemiautnomas; jefes de divisin y gabinete por ms de un perodo presidencial y directi-vos de partidos polticos por ms de un perodo. Esta clasificacin produjo unasubrepresentacin de los directivos de partidos polticos, puesto que la gran mayora deellos ocup tambin alguna de las otras posiciones, consideradas de mayor poder.

    11 Dicha superposicin no implica que todos los integrantes, ni los dirigentes de las organi-zaciones de la sociedad civil fuesen militantes. Solo significa que el segmento de pertene-cientes a dichas organizaciones y movimiento que transit hacia la elite poltica eran muymayoritariamente militantes polticos. No abordamos en este artculo la relacin entre per-tenencia organizacional y militancia con anterioridad al ingreso a la elite.

    12 Ninguno de ellos, sin embargo, continu en la carrera poltica. Otros dirigentes sindicales,como el socialista Arturo Martnez, que fue presidente de la Central Unitaria de Trabajado-res, y el comunista Cristin Cuevas, dirigente de los trabajadores del cobre, han intentadollegar al parlamento sin xito.

    13 Es posible que eso haya variado en el perodo posterior a 2010. Por primera vez en mu-chos aos se eligi como presidente a un acaudalado empresario (Sebastin Piera) y granparte de su primer gabinete y equipos tcnicos fue reclutado entre cuadros de ejecutivosprivados y empresariales.

    14 En este trabajo no abordaremos las organizaciones territoriales y funcionales, centrndo-nos en los cuadros de la elite provenientes de las clases medias.

    15 Sobre la historia de la FECH, ver Brodsky (1988), Garca (2006). Sobre el paso de ladirigencia estudiantil a la arena poltica en diferentes momentos histricos, ver Gazmuri(2001) y Huneeus (2000). Sobre el caso del Movimiento Gremial y la derecha, ver Valdivia(2010).

    16 Por cierto hay dirigentes profesionales en el parlamento, pero no es la pauta predominantede transicin de liderazgo.

    17 El 58,5% de los encuestados declara profesar la religin catlica, mientras el 29,7% sea-la no profesar religin alguna. La influencia de la Iglesia Catlica incluye por cierto a laDC, pero tambin a una buena parte de la izquierda renovada actual, escindida de la DC afines de los aos sesenta. En la derecha, la UDI, el partido heredero de Pinochet, es tambinun partido ligado a movimientos conservadores catlicos.

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    18 Destacan las instituciones respaldadas por los jesuitas, como el Centro Bellarmino, ILADESy DESAL, fundada por el jesuita belga Roger Vekemanns, quien tambin fund la Escuelade Sociologa de la Universidad Catlica (Beigel 2011).

    19 La importancia acadmica de estos centros se puede apreciar si se considera que entre1980 y 1985 FLACSO reporta 157 presentaciones en seminarios extranjeros y 183 en Chile,mientras CIEPLAN 139 en el extranjero y 204 en Chile (Lladser 1990: 256).

    22 Durante los aos ochenta surgieron tambin otros centros de pensamiento ligados a co-rrientes ideolgicas o polticas como el Centro de Estudios Pblicos (CEP) ligado a la dere-cha liberal, el Centro de Estudios del Desarrollo (CED) a la DC, VECTOR al PS y el Insti-tuto Cientfico Alejandro Lipschutz (ICAL) al PC.

    21 El ciclo no se detendr, pues posteriormente surgen otros think tanks ligados a polticos,partidos y corrientes, as como fundaciones de los ex presidentes de la repblica: Expansiva(fundada por Andrs Velasco, luego ministro de Hacienda y precandidato presidencial),Corporacin Justicia y Democracia (Patricio Aylwin), Fundacin ProyectAmerica (ex mi-nistro Jos Antonio Viera Gallo); Fundacin Democracia y Desarrollo (Ricardo Lagos),Progresa (Marco Enrquez-Ominami), Dialoga (Michelle Bachelet), entre otros.

    22 Llama la atencin que los dos primeros sean centros pertenecientes a la AHC, que ofrecenun perfil mixto entre centro de estudio y ONG (algo similar sucede con el CIDE).

    23 Estos datos coinciden con los resultados de un estudio sobre diputados entre 1961 y 2010.En l se establece que, por una parte se ha incrementado la participacin previa de losdiputados en el movimiento estudiantil (39% en el periodo 1990 2010 contra 24% en elperodo anterior a 1973) y, por otra, ha disminuido la presencia relativa de directivos de lasociedad civil (54% antes de 1973 contra 48% despus de 1990, con tendencia a la bajadurante perodo) (Cordero y Funk 2011: 63).

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    Recibido: 15.10.2013 Aceptado: 13.12.2013