DÉJÁ VU A PARIS CAPÍTULO IV

7/28/2019 DJ VU A PARIS CAPTULO IV

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Ivn Eduardo Lpezcampos Pgina 1

Ivn Eduardo Lpezcampos

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CAPITULO IV

Bouquinistes

Sent mi cuerpo adolorido. Me estir un par de veces, luego bostec. Estaba en mihabitacin en mi habitacin? Encend la lmpara del bur para confirmarlo.

-Estoy en mi habitacin!!!- grit eufrico al darme cuenta que todo haba sido slouna pesadilla, muy real, pero slo eso. Ma no me haba mandado a dormir al sof,no lo haba hecho porque ella no exista. Era slo una pesadilla.

Me baj de la cama con un mpetu inusual. Recorr la habitacin para ver las cosasque la conformaban con la intencin de almacenar en mi mente cada una de ellas,fui tocndolas con sorpresa como si fuera la primera vez que las viera.

Pens en llamar a Megan. Mora de ganas por abrazarla, por verla, pero

inmediatamente cambi de idea. Sera mejor primero baarme y luego ir a la cocina,seguro estara ah tomando caf. Le invitara a almorzar a su restaurante favorito yah le platicara el sueo nos reiramos juntos de l!

Tom con prisa mis cosas del guardarropa. No haba tiempo que perder. Cuandoabro la puerta del bao mi entusiasmo se ve interrumpido.

-Buenos das!- qued paralizado. La voz no corresponda a la de Megan, sonaba msparecida a la de

-Buenos das amor!- repiti su saludo. Era Ma!!! Mi nimo se fue hasta el fondo.

Cerr mis ojos con todas mis fuerzas. Quera romper con ese maldito sueo de unavez, con esa maldita pesadilla!

-Qu no haba dormido en el sof?- pregunt enfadado.

-No me vas a saludar?- contest en el mismo tono.

-Hola Ma- ms a fuerzas que con ganas cumpl su peticin.

-Muuuy bien!, ya soy Mamuy bien. Me da gusto saberlo, B R U N O!

-Pero qu no te llamas Ma?


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-Ahora me saliste todo un bufn!- esboz una sonrisa cargada de furia- Qugracioso eres, de verdad eres bastante gracioso!

-Perdn!-ndale, vas degradndome poco a poco! Primero era corazn, luego amor, caestrepitosamente a Ma y ahora nada de nada!

-Pero cmo quieres que te diga, corazn? as est bien?

-Me voy a baar mejor. Contigo no se puede!- cruz frente a m y se meti al bao.Apenas haba cerrado la puerta la entreabri y dijo:

-S dormiste en el sof, te dej ah despus del numerito del cesto!

-Del cesto?-Del cesto de la ropa sucia! No recuerdas?, Te drogabas con su olor!- norecordaba nada de lo que deca, los recuerdos se bloqueaban cada vez que quera ira ellos, seguramente por la presin del momento.

-A media noche fui por ti y te dije que te fueras a la habitacin. Nunca deb haberlohecho!- cerr la puerta con fuerza.

Inhal y exhal con fuerza, no poda caer en su juego Me acerqu a la puerta delbao luego me retir, lo hice pensando en acabar con esto de una vez, quiz lo

mejor era decirle de una vez quequ le dira?, que no saba qu era real y quno lo era?

Me qued petrificado frente a la puerta. Escuch el momento que comenz a caer elagua, pasaran cinco, quiz diez minutos, no lo s, pero pas mucho tiempo sin saberqu hacer. Seguro sonara una locura mi confesin. No me creera, definitivamenteno era buena idea. Cerr los ojos para sellar mi decisin, pero no sucedi slo esosino tambin un dj vu. Fue escalofriante la sensacin de estar viviendo de nuevoalgo ya vivido ya saba el final. En ste Ma me deca que estaba equivocado, quemis recuerdos se haban ido y que mov mi cabeza de un lado a otro con fuerza

para sacar ese pensamiento de ella.

Tom mi ropa que haba dejado sobre la cama y fui al bao de las visitas. Ah meduch rpidamente, quera alejarme de casa cuanto antes, necesitaba aire fresco. Yalisto y a punto de salir comenc a sentir un dolor terrible de cabeza, ste me hizodoblarme sobre las rodillas, como pude me acerqu a la cocina, abr la alacenadonde Megan guardaba las medicinas. Torpemente las revolv, hice un esfuerzo pararecordar el nombre de aquellas pastillas que me daba Megan ah estaban! Lasreconoc por el color de la caja, no por el nombre, pero poco importaba, me tomdos y unos minutos despus el dolor desapareci. Era realmente era un buenmedicamento.


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Revis mi reloj de mano que marcaba las diez, me dispona a tomar las llaves quehaba dejado en el otro extremo de la barra cuando escucho el abrir de la puerta dela habitacin.

Quera estar a solas, pero al parecer no sera as. Ma me alcanz antes de salir decasa, estaba radiante y con un semblante muy diferente al de minutos atrs. Ahoraera dulce.

-Ya estoy lista amor!- estaba enfundada en unos jeans pegados al cuerpo, sta erala razn, con seguridad, que no hubiera mantequilla en el frigo. La haba usado parapoder meter esos pantalones en sus largas y torneadas piernas as como en suscaderas generosas. De otra manera un ser humano no podra meterse en unos jeansdos tallas menores a la suya. Una playera delgada, igual de entallada que mostraba

sus otros atributos, estos contrastantes con su vientre extra plano, completaban lavestimenta de Ma. El perfume que esparca a su caminar completaba el look.

Pens en decirle que prefera ir solo, pero recapacit cuando supe que elloarruinara su humor.

-Cul es el plan?- pregunt, ya que no tena idea que bamos a salir, por lo menosno me lo haba dicho o no lo recordaba?

-No vamos a empezar verdad?

-Estaba jugando!- le dije para evitar evidenciarme- dame un minuto, voy por unascosas al estudio.

Ya en l, observo cada rincn de ste con extraeza. Acaricio mi mentn un par deveces y digo en voz alta: >- cierro los ojos tratando deconcentrarme, los froto como si esto ayudara en ello... nada, no poda recordarnada!

Regreso a la cocina pensando en las lagunas mentales que comenzaba a tener,siempre haba sido malo de memoria, pero no en ese grado, de nuevo se loadjudiqu al estrs o sera momento de ir al mdico? Descart de inmediato la

idea, se va slo cuando se est enfermo y lo ma era slo algo pasajero, era el estrs,si le daba importancia con seguridad lo convertira en un crculo vicioso, mepreocupara por no recordar, eso me llevara a estresarme que a la vez hara que seme olvidaran las cosas, lo cual me hara pensar que estaba enfermo y mepreocupara, entonces sera un cuento de nunca acabar.

-Ma!- no me respondi, no estaba en la cocina, fui a buscarla a la habitacin ytampoco se encontraba, regres al rea comn y justo cuando estaba a punto dellamarle de nuevo escuch su voz.


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-Aqu estoy- una voz apenas perceptible sali de uno de los sillones, no haba nadieen l. Me acerqu a ste con reservas y pregunto dubitativamente:

-Ma?- pas unos segundos sin respuesta, slo escuchaba su respiracin.-Aqu estoy- dijo de nuevo, rode el silln, Estaba detrs de l en flor de loto!, losojos los tena cerrados.

-Deberas de meditar amor- me dijo a la vez que se levantaba hbilmente de suincmoda posicin- es relajante, ya te lo he dicho mil veces pero eres un obstinado yno me haces caso, an as te quiero, te quiero mucho y cmo no hacerlo con lascosas tan bellas que me escribes. Estaba leyendo hace un momento la poesa queme diste cuando llegamos aqu.

Esta mujer me quera volver loco, nunca haba escrito nada para ella!-Qu piensas amor?

-Nada

-Cmo que nadadmelo!

-Pensaba en lo afortunado que soy por estar contigo, eres la mujer ms hermosa quemis ojos hayan visto- aunque mi respuesta fue ms por terminar la pltica de golpe,haba algo de razn en ellas, lo cual me provoc una incmoda sensacin. Era comosi estuviera engaando a Megan.

-Gracias amor!- se abalanz sobre m y puso sus manos alrededor de mi cuello, yo leabrac su cintura, su pequea cintura.

Nos quedamos as por un momento, fue por dems agradable, abrazados sin decirnada. Sbitamente me hizo de lado con ambas manos, se dirigi con lentitud hastala barra de la cocina, preguntando desconcertada:

-Qu hace esto aqu?- su mano sealaba un calcetn que estaba sobre la mesa de lacocina.

-Cmo lleg ah?

-En taxi seguramente!Pues t lo dejaste ah!, Qu cosa ms sucia!

No recordaba haberlo dejado ah pero deb haber sido yo, seguramente se me quedcuando los llevaba a su lugar, pero esa atenuante poco importaba, de cualquierforma era una especie de asesinato imprudencial. Sin contestarle fui por l y lo pusedonde deba de haber estado desde un principio, en la lavandera. Lo hice antes deque le diera un infarto, al regresar ya estaba desinfectando el lugar donde habaestado la prueba del delito.

-Disclpame!... seguramente que


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-Olvdalo - hizo un ademn para cerrar el tema.

Cuando el reloj marc las once estbamos entrando en un estacionamiento pblico a

la par de donde iniciaba el paseo de los Bouquinistes. La temperatura era agradableya que el sol haba estado calentando la fra maana parisina, aunque el caminar porel Sena siempre era una delicia independientemente del clima.

El ir y venir de la gente por las libreras asentadas a las orillas del ro parisino era unespectculo fascinante, me enamor de l desde la primera vez que viv eseambiente as que me sirvi para olvidar, irnicamente, lo que estaba viviendo.

-Desde cundo estn aqu?

-No leste el libro que te regal!- me senta tan bien que por un momento pens

que hablaba con Megan a quien le haba regalado, Pars, no slo la guerra haterminado, un libro que publiqu un par de aos atrs y que acab convirtindose

en un suceso literario. En l describa la Ciudad luz. Uno de los relatos ms elogiados

era precisamente el que versaba sobre el lugar donde caminbamos.

-S amor, pero es preferible escuchar de tu propia voz la historia- su respuesta me

dej desconcertado, borr de tajo la lnea que divida mis dos realidades, las

respuestas correspondan a las que hubiera tenido Megan.

-Platcame, quiero escucharte, me encanta hacerlo!-S?

-Claro!

-Qu te parece si nos sentamos?- caminamos justo a un lugar que estaba frente a

los libreros, ah nos recargamos en sus barandales, le ped entonces que cerrara los

ojos. Lo hice con dos intenciones, la primera era para que recreara la historia en su

mente al ir siguiendo mis palabras, era ms fcil hacerlo con los ojos cerrados; la

segunda, para admirar su belleza.

-Pars es una ciudad mgica que fue concebida doscientos cincuenta aos antes de

Cristo, incluso en la Isla de la Cit haba cultos desde antes de su fundacin; es una

ciudad que con todos esos aos encima se puede jactar que tiene y conoce todo.

Una de sus tradiciones ms arraigadas y famosas, de hecho de aqu parti la idea a

otras capitales del mundo, es precisamente los libreros viejos, es lo que significa

Bouquinistes.Estn aqu desde el siglo XVI, en aquellos aos lo hacan de manera


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ambulante, iban instalndose a lo largo del Sena, pero cuando construyen el puente

nuevo, se instalaron aqu ya de manera permanente.

-Dnde empiezan?

-Desde el puente Marie hasta el Quai du Luvre, y del otro lado Ma van desde muelle

Tournelle hasta el Quai Voltaire, son 217 cajones, cada uno corresponde a un librero.

-Son los originales?

-S, claro!, los cajones son los mismos con los que se inici la tradicin. La cantidad

de libros que se renen aqu son otro dato sorprendente, suman ms de trescientos

mil ejemplares.

-Eso s que es mucho!

-Es la librera ms grande del mundo a cielo abierto. Aqu puedes encontrar toda

clase de libros.

-Qu lindo lugar!, yo pasaba por aqu a diario, recuerdas que te haba platicado que

trabajaba a la vuelta, detrs de aqul edificio, pasando el puente a mano derecha-

seal un edificio que sobresala de los dems.

-Cundo?-Uf!, ya hace muchos ayeres- ambos sonremos con sus palabras- Sabes Bruno, yo

me entretena aqu. Me encantaba curiosear en cada uno de los puestos. Tena la

sensacin de que aqu el tiempo se detena.

-De cierta forma se detiene, est capturado en las pginas amarillentas de cada uno

de sus libros.

Conversamos sobre la historia del paseo para luego caminar en silencio, nos

detenamos de vez en cuando para hojear algunos de los tesoros que habitaban loscajones pintados en un verde profundo. Lo hicimos hasta recorrer los 217 espacios

que cuando se marchaba el sol se convertan en celosos vigas del Sena, esperando

con ansia su cita para el da siguiente, en el cual de manera puntual abriran sus

puertas como lo haban hecho los ltimos 500 aos e incluso un poco ms algunos

de ellos.

-Por qu escribes Bruno?

-No podra haber hecho otra cosa, no imagino mi vida sin hacerlo, es algo natural.


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-Debe de ser fascinante saber que tus ideas, que tus historias estn en muchos lados

a la vez. Es como si estuvieras conversando en muchos lados al mismo tiempo!

-No lo haba pensado asquiz tengas razn.

-Claro que la tengo!- me dijo emocionada.

Su comentario me llev al pasado, el hacerlo me llen de nostalgia. Pens lo mucho

que haba cambiado mi vida a partir de mi primer Best seller y el cmo ahora

extraaba esa paz que te da el anonimato.

-Bruno ests ah?- movi sus manos frente a mi rostro.

-S, aqu estoy.

-Me asustaste!

-S?

-Me encanta todo lo que me platicas, por tu voz, por como lo haces sabes, ahora

mismo me hizo inmensamente feliz el ver cmo tu memoria antes del del evento

est intacta.

-Cul evento, a qu te refieres?- pregunt en actitud defensiva.

-Olvdalo, vamos por una crepa!- se puso nerviosa, cambi el tema con urgencia.

-Vamos- respond con poco entusiasmo, era claro entonces que la confusin que

traa en mi mente no era un secreto, eso me preocup e hizo que vacilara entre

hablar y no con Ma de ello, pero el miedo a escuchar una respuesta a la cual tena

pavor obtener me hizo callar.

Tom mi brazo y comenzamos a caminar, los dos habamos suprimido el comentario.

El olor a viejo y a sabidura quedaron atrs, paulatinamente fue dando paso al aromaexquisito de las crepas mezclado con el del caf del lugar que Ma haba escogido,

uno tpicamente parisino: pequeo, bohemio y de ambiente clido, de esos lugares

donde el tiempo se estaciona. Tena cupo para unas veinte personas sentadas,

incluyendo los cuatro bancos que permitan sentarse en la barra del caf.

El lugar era atendido por dos meseras, una para el interior y otra en la terraza del

lugar. A nosotros por mala fortuna nos atendi la de peor carcter, pareciera que la

vida le hastiaba y el levantar la orden an ms.


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-Dos crepas por favor, una con Nutella y la otra con - no haba terminado de tomar

la orden la joven cuando ya haba abandonado nuestra mesa.

-Seorita!- le dije hablando con su espalda, no hubo respuesta, se haba ido sinhacernos caso, volte entonces sorprendido a ver a Ma- y cmo va a saber de cul

caf traernos?

-Siempre es as, pero es Pars amor!- me lo dijo encogiendo sus hombros- yo los

pido. Se par dirigindose a donde se encontraba nuestra encantadora anfitriona.

Todo lo mal que fue el servicio fue recompensado con el sabor exquisito de las

crepas, no haba mentido Ma al decir que eran una de las mejoras de Pars.

Hablbamos del cmo prepararlas cuando fuimos interrumpidos por el sonido delmvil de Ma, me volte a ver y luego al aparato, lo hizo un par de veces, dudando

en contestarlo, la insistencia no le dej opcin ms que tomar la llamada.

-Disculpa- me dijo nerviosamente.

-Adelante- dej clavada mi mirada en la taza como si estuviera perdido en mis

pensamientos, pero en realidad estaba ms que atento. La llamada le haba causado

una extraa reaccin, era claro que haba algo que no andaba bien.

Sus respuestas eran cortas e inexpresivas, alcanzaba a escuchar la voz al otro lado,

era de una mujer, pero hablaba con un tono de voz muy bajo as que no poda

distinguir que le deca. La llamada no dur ms de un minuto, no pude escuchar ni

obtener algo que me pudiera ayudar a hacer alguna conclusin. De nuevo se

despert en m la idea que todo era parte de un plan y no una broma de mal gusto.

Un plan para obtener algo, mis niveles de paranoia se elevaron al tope.

-Todo bien?- pregunt con mi vista clavada en su rostro, la observaba con toda la

atencin posible, cualquier gesto, cualquier movimiento podra significar una pista.-S, s amor permteme- ah estaba! Su respuesta fue titubeante.

No me dirigi la mirada, la tena clavada en su mvil, escriba de manera gil en l.

Con seguridad estaba ganando tiempo para recuperar su seguridad.

-Ya... disculpa!

-Tienes algo que decirme?- mi respiracin se contuvo al hacer la pregunta. Tena

tanto miedo a las respuestas.


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Aspir profundamente, su rostro de nuevo denot inseguridad, apenas visible, pero

haba una pequea seal de su incomodidad.

-Brunoera Carol- se acerc y tom mis manos entre las suyas.

-Carol?- me sorprendi su respuesta, por qu le hablara a ella.

-S Carol- volvi a hacer una pausa, le costaba hablar.

-Pasa algo malo?

-No! Slo hablaba para ver si podas confirmar una fecha para una conferencia.

-Te habl a ti, por qu a ti?

-Me hablaba para otras cosas y aprovech!

-Ah!- no haba que ser un sabio para saber que su respuesta era una mentira.

-Qu tienes Ma? Ests muy nerviosa.

-Nerviosa?, claro que no!- pidi una botella de agua a la mesera que estaba a un

lado y continu- Bruno, escchame, la invitacin es para que vayas a La Sorbona, me

dice Carol que es clave para tu carrera en Europa.

-No entiendo nada Ma, por qu me dices eso, por qu me lo dices t, siempre hemanejado mi carrera, lo he hecho en Amrica y tambin aqu, por qu no me habla

directamente Carol

-Bruno es que es que has estadoolvidando cosas.

-Cosas?

-S olvidas algunas cosas, pero pero pronto estars bien!

-ESTOY BIEN!- dije de manera contundente.-S sabes quin soy?- me pregunt tmidamente.

-Claro!- contest molesto.

-No amor creo que a veces olvidas quin soy

-Ests insinuando que estoy loco?- pregunt fuera de mis casillas. Las personas que

estaban en el interior del caf voltearon a vernos. La situacin se torn en un

instante incmoda para todos.


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-Amor por favor, no te enfades. Es algo que a cualquiera nos puede pasar, pero con

seguridad es slo temporal

-Por qu dices eso qu es lo que te hace pensar que estoy mal?

-Dudas de m... piensas que soy alguien llamado Megan, que ella se fue y yo llegu

en su lugar, desconfas de m y de lo que hago, a veces todo vuelve a ser como antes

y luego luego olvidasde nuevo- se qued vindome con un rictus de dolor en su

rostro- no s qu hacer amor!

Era claro que Carol le haba platicado nuestra conversacin del da anterior, por ms

que le haba pedido que no lo hiciera lo haba hecho!, debera hablar con ella.

Todas y cada una de sus palabras sacudieron mi cuerpo. stas sonaban tan realesque me asustaron. Me invadi una ola de tristeza, de pesadumbres que me abati

por completo.

-Bruno- acariciaba mis manos con ternura.

Me levant sin hacerle caso. Su voz la escuchaba a lo lejos como un murmuro

perdido. Todos los ruidos del lugar se aislaron, sent una tranquilidad aterradora.

Sal de la crepera. Me recargu sobre el poste que estaba frente a ella, ya ah pas

mi mano sobre el rostro, la dej en el cuello para luego inclinar mi cabeza hacia el

suelo. Qued observando el grabado del cemento de la banqueta, luego baj la

mirada a la calle. Mi vista estaba extraviada, pero no ms que mi mente.

Trat por vigsima vez acomodar los acontecimientos de los ltimos das sin

resultado alguno. Ya no saba nada, no quera saber nada. Intent poner mi mente

en blanco. Viaje a mis ms seguros recuerdos, aquellos cuando nio, cuando jugaba

con mi padre en mi habitacin. Reproduje esos momentos, siempre recurra a ellos

para encontrar paz.Estaba fro y no por la lluvia que me empapaba, sino por percatarme de mi situacin.

No senta el agua que corra por todo mi cuerpo, pero s me calaba el fro de la

realidad.

-Amor- se acerc titubeante- amor te ests mojando- me abraz para darme calor al

mismo tiempo que abra la sombrilla.


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Lleg la mesera que nos haba atendido e intercambi unas palabras con Ma. Lo

hizo en medio de la lluvia que arreciaba. No escuch qu le deca, poda haberlo

hecho, pero poco importaba ya. Estaba ausente.

-Gracias- dijo Ma y la joven se retir.

Nos fuimos caminando en medio del diluvio hasta el auto, lo hicimos sin prisa,

estbamos totalmente empapados.

Ya en el automvil me dice:

-Mira cmo me dejaste!- la volte a ver, ella hizo lo mismo conmigo y entonces

ambos remos. Lo hicimos por buen rato burlndonos uno del otro, tenamos una

pinta de pordioseros, el agua sala de nuestro cabello y ropa a cntaros.

-Hblale- dije justo al terminar nuestra dosis de carcajadas.

-A quin a quin quieres que le hable?- contest condescendiente.

-A Carol, dile que todo est bien, que s ir.

-Seguro?

-S hblale. Mis recuerdos anteriores estn intactos, de eso estoy seguro.

-No te gustara esperar

-Hblale por favor!- fue una orden ms que una peticin.

Sac su mvil, le confirm a Carol rpidamente.

El regresar por Asti nos ahorr tiempo y as en lo que menos pensamos estbamos

llegando al residencial. Al llegar a la caseta de vigilancia Ma se percat que haba

olvidado su tarjeta de acceso:

-Bruno, prstame por favor tu tarjeta.

Saqu la cartera de mi pantaln, comenzaba a buscar la tarjeta cuando Ma la

arrebat.

-Lee a distancia- ya con ella en mano hizo un pequeo alto y la puso en el punto

adecuado para que el lector la detectara - la dej en el auto ayer por la noche.

-En el auto?

-S en mi automvil.


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La vi de reojo con recelo, me haba dicho que Carol le llevara a recoger su automvil

y ahora me deca que estaba en casa, algo no embonaba.

-La dejaste en el tuyo?- pregunt para confirmar lo que me acababa de decir.

-S amor, en el mo. La dej ayer y hoy olvid sacarla.

-Ah!

- Nunca se te ha olvidado a ti?- contest molesta por mi expresin.

-S amor, perdn. Estaba pensando en otra cosa.

-Ests confundido?

-No, para nada! Estaba pensando en la conferencia.

-Si recuerdas que Carol me llev a recoger mi auto?

-No iban a ir maana?- su cara de descompuso al escuchar mi pregunta.

-No ya lo recogimos, no te acuerdas que faltaba una firma tuya y fuiste a la

agencia, mand un taxi por ti.

-Ah!, tienes razn- me faltaba un da en mis recuerdos. No poda acomodar todos

los acontecimientos- qu da es hoy?

-Domingo- contest visiblemente nerviosa.

Llegamos en un par de minutos a la casa, antes de bajarnos me tom de la mano y

dijo vindome a los ojos.

-Sabas que te quiero?

-Qu?- pregunt torpemente.

Dibuj una sonrisa y dijo nuevamente.

-Te quierote quiero mucho Bruno- lo dijo lentamente, como para que no hubiera

lugar a duda de sus palabras.

-Yo a ti amor- respond en acto reflejo.

-En serio?, me hace feliz escucharlo de nuevo!

De sus bellos ojos se escaparon unas lgrimas, el verla feliz me caus un extrao

sentimiento de familiaridad, sent como si ya hubiera vivido el momento. Se limpi


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su rostro y se acerc a la segunda caseta, la que daba acceso a nuestra seccin del

residencial.

-Hola seorita, buenas noches!- era el sujeto con el que haba tenido el problemacuando desapareci Megan- cmo se encuentra?

-Muy bien y usted- el tipo estaba como sin nada.

-Bien buenas tardes seor- me dijo asomndose por la ventanilla, estaba de un

carcter muy diferente al da anterior en el que me haba colgado el telfono y

mandado la gendarmera.

-Hola- contest secamente.

-Seorita, su auto ya est lavado, lo dejamos estacionado en su casa.

-Gracias por todo!- se despidi con una sonrisa que dej viendo visiones al guardia,

yo yo me incomod por la situacin.

-Eit!- me dijo apenas abandonbamos el rea de caseta.

-Dime- le contest an inmerso en mi coraje.

-Quita esa cara de celos!!!- se rea de mi reaccin- no lo puedo creer el famoso

B.D. EST CELOSO!

-No estoy celoso!- le dije descontrolado- Estoy molesto porque- hice un gesto con

mi mano derecha para cortar mis palabras- ves ese hombre?

-S, claro que lo vi, tanto as que lo salud- sonri pcaramente.

-Pues ese hombre fue el que me mand a la gendarmera!

-Aj!- elev su mirada al cielo.

La incipiente discusin se interrumpi al estacionarse. Baj rpidamente del auto y

se dirigi a otro que qued al lado, nunca lo haba visto, lo abri y sac unas cosas,

ya en la puerta principal volteando a verlo me dijo:

-Es bonito verdad?

-S- de nuevo me invadi esa sensacin de haber ya vivido el momento- es muy

elegante- tuve una sensacin de familiaridad no slo con el momento sino con el

automvil.


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Se fue a tomar una ducha, yo me serv una copa de tinto y me sent en uno de los

sillones de la sala, desde ah poda ver el auto de Ma, busqu y busqu en mi

cabeza, despus de un gran esfuerzo los recuerdos comenzaron a llegar, tena razn,

haba estado en la agencia con ella el da que fue por l.

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