Declaracion y Confesion de Fe Dbunaño

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18 rarse hacer la voluntad de Dios en todos los asuntos de la iglesia; que el trabajo misionero de la iglesia debe extenderse de dentro hacia fuera. Que los pastores y diáconos como únicos oficiales de la iglesia nombrados por acción divina deben ser ordenados debidamente haciéndoles comprender los deberes sagrados que de allí se derivan. Que tanto los santos como los pecadores deben guardar el Día del Se- ñor, el primero de la semana; que las enseñanzas de la Biblia han de presentarse en forma constante y completa a los cuerpos leales de la iglesia; que con oración y deliberación debe integrarse a todos los miembros en la comunión del cuerpo local; que la iglesia debe corregir, y disciplinar en oración y de acuerdo con las Escrituras a los miembros que no ameriten; y que cuando lo soliciten, debe extenderles cartas de traslado para iglesias hermanas de la misma fe y práctica. Hechos 1:8 y Hechos 13:1-35; Rom. 13:1-7; Hechos 14:23 y Hechos 6:1-6; Hechos 2:42; Apo. 1:10; Mat. 16:19 y Hechos 10:47; Mateo 18:15-17; Hechos 15:19-27 y Hechos 18:27 y Rom. 16:1,2 y Mateo 28:19,20. 21. COOPERACIÓN ECLESIÁSTICA Creemos que es privilegio y derecho de las iglesias locales cooperar unas con otras para llevar a efecto el mandato del Señor; que esa cooperación se hace efectiva sólo cuando se conservan los princi- pios de Cristo en el trabajo realizado; y que todos los esfuerzos juntos de las iglesias locales deben lle- varse a cabo de modo que preserve la integridad soberana de cada cuerpo local en todos los asuntos de fe y prácticas. II Cor. 8:1-6; 16-24; II Juan 1-4; Mateo 16:18,19 y Hechos 15:19-27.

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confesion de fe bautista

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    rarse hacer la voluntad de Dios en todos los asuntos de la iglesia; que el trabajo misionero de la iglesia debe extenderse de dentro hacia fuera. Que los pastores y diconos como nicos oficiales de la iglesia nombrados por accin divina deben ser ordenados debidamente hacindoles comprender los deberes sagrados que de all se derivan. Que tanto los santos como los pecadores deben guardar el Da del Se-or, el primero de la semana; que las enseanzas de la Biblia han de presentarse en forma constante y completa a los cuerpos leales de la iglesia; que con oracin y deliberacin debe integrarse a todos los miembros en la comunin del cuerpo local; que la iglesia debe corregir, y disciplinar en oracin y de acuerdo con las Escrituras a los miembros que no ameriten; y que cuando lo soliciten, debe extenderles

    cartas de traslado para iglesias hermanas de la misma fe y prctica.

    Hechos 1:8 y Hechos 13:1-35; Rom. 13:1-7; Hechos 14:23 y Hechos 6:1-6; Hechos 2:42; Apo. 1:10; Mat. 16:19 y Hechos 10:47; Mateo 18:15-17; Hechos 15:19-27 y Hechos 18:27 y Rom. 16:1,2 y Mateo

    28:19,20.

    21. COOPERACIN ECLESISTICA

    Creemos que es privilegio y derecho de las iglesias locales cooperar unas con otras para llevar a efecto el mandato del Seor; que esa cooperacin se hace efectiva slo cuando se conservan los princi-pios de Cristo en el trabajo realizado; y que todos los esfuerzos juntos de las iglesias locales deben lle-varse a cabo de modo que preserve la integridad soberana de cada cuerpo local en todos los asuntos de

    fe y prcticas.

    II Cor. 8:1-6; 16-24; II Juan 1-4; Mateo 16:18,19 y Hechos 15:19-27.

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    DECLARACIN DE FE

    Esta declaracin de fe expresa en forma sustancial lo que los bautistas creen en cuanto a los asuntos en

    cuestin. Fundamentalmente es la confesin de New Hampshire con ligeros cambios.

    Nota: Esta declaracin de fe fue escrita hace muchos aos por J. Newton Brown D.D. (Doctor en divi-

    nidad o teologa).

    I. LAS ESCRITURAS

    Creemos que la Santa Biblia fue escrita por hombres divinamente inspirados, y que es tesoro perfecto de instruccin celestial;1 que tiene a Dios por autor, por objeto la salvacin,2 y por contenido la verdad sin mezcla alguna de error,3 que revela los principios segn los cuales Dios nos juzgar;4 siendo por lo mismo, y habiendo de serlo hasta la consumacin de los siglos, centro verdadero de la unin cristiana,5 y norma suprema a la cual debe sujetarse todo juicio que se forme de la conducta, las creencias y las opiniones hu-

    manas.6

    Textos bblicos que lo apoyan

    II Tim. 3:16-17. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y til para ensear, para redargir, para co-rregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para

    toda buena obra.

    Tambin II Pedro 1:21; II Samuel 23:2; Hechos 1:16; 3:21; Juan 10:35; Lucas 16:29-31; Salmos

    119:111; Rom. 3:1,2.

    II Tim. 3:15. las cuales te pueden hacer sabio para la salvacin. Tambin I Pedro 1:10-12; Hechos

    11:14; Rom. 1:16; Marcos 16:16; Juan 5:38,39.

    Prov. 30:5,6. Toda palabra de Dios es limpia; no aadas a sus palabras, para que no te reprenda, y

    seas hallado mentiroso. Tambin Juan 17:17; Apo. 22:18,19; Rom. 3:4.

    Rom. 2:12. y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley sern juzgados. Juan 12:47,48. Al que ore mis palabras, la palabra que he hablado, ella le juzgar en el da postrero. Tambin I Cor. 4:3,4.

    Lucas 10:10-16; 12:47,48.

    Fil. 3:16. sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa. Tambin Ef. 4:3-6; Fil. 2:1,2; I Cor.

    1:10; I Pedro 4:11.

    I Juan 4:1. Amados, no creis a todo espritu, sino probad los espritus si son de Dios. Isaas 8:20. A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido. I Tes. 5:21. Examinadlo todo. II Cor. 13:5. Examinaos a vosotros mismos. Tambin Hechos 17:11; I Juan 4:6; Ju-

    das 3:5; Ef. 6:17; Sal. 119:59,60; Fil. 1:9-11.

    II. EL DIOS VERDADERO

    Creemos que hay un solo Dios viviente y verdadero, infinito, Espritu inteligente, cuyo nombre es Jehov, Hacedor y Gobernante Supremo del cielo y de la tierra,1 indeciblemente glorioso en santidad;2 me-recedor de toda la honra, confianza y amor posible,3 que en la unidad de la divinidad existen tres personas, el Padre, el Hijo, y el Espritu Santo,4 iguales estos en perfeccin divina,5 desempean oficios distintos,

    pero que armonizan en la grande obra de la redencin.

    Textos bblicos que lo apoyan

    Juan 4:24. Dios es espritu. Salmo 147:5. Y su entendimiento es infinito. Salmo 83:18. T solo

    Altsimo sobre toda la tierra. Heb. 3:4; Rom. 1:20; Jer. 10:10.

    Exodo 15:11. Quin como t, magnfico en santidad? Isa. 6:3; I Pedro 1:15,16; Apo. 4:6-8.

    Marcos 12:30. Y amars al Seor tu Dios con todo tu corazn, y con toda tu alma, y con toda tu men-te y con todas tus fuerzas. Apo. 4:11. Seor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque

    t creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Mateo 10:37. Jer. 2:12,13.

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    denados por su incredulidad y estn corrompidos por el dios de este mundo; que los injustos menosprecian los privilegios de la gracia de Dios escogiendo la vida de rebelin y de pecado; y que el hundimiento

    eterno es la porcin inescapable de los impos.

    Mal. 3:16-18 y Juan 3:6; Rom. 3:22-24; Rom. 4:3; Rom. 1:17; Rom. 8:1-17; Hechos 20:32; Juan 15:3;

    Rom. 8:17; Rom. 6:23; II Cor. 4:4; Apo. 21:8; Mat. 23:37; Prov. 29:1 y Mat. 25:41.

    18. LA IGLESIA LOCAL

    Creemos que una iglesia en armona con el N.T. de acuerdo con el propsito y el plan divino, es un cuerpo local, organizado y visible; que est integrada por los creyentes bautizados y asociados mediante pacto en la fe y el compaerismo del Evangelio; y su validez del N.T. fluye de la obediencia estricta a los principios esenciales de la ley del N.T. Que es un cuerpo soberano, independiente, demcrata y autnomo. Que su ministerio es bendecido gloriosamente con la presencia y direccin del Espritu Santo y por la luz y la revelacin de la Palabra escrita; que el trabajo debe ser siempre de dentro hacia fuera, y no de fuera hacia adentro; que es un cuerpo de gobierno propio; es su nico juez, bajo las limitaciones que le da la Es-critura, en cuanto a la medida y el mtodo de la cooperacin. Que es el nico tribunal eclesistico que tie-ne el Seor en la tierra; que su juicio es la ltima palabra en cuanto a la membresa, las misiones, las ofrendas, alineamiento de cooperacin, y sostn econmico; que fue fundada personalmente por Jesucristo durante su ministerio en la tierra; que est sujeta a sus leyes y es custodio de sus ordenanzas. Que la perpe-tuidad de nuestra fe, de nuestras doctrinas, prcticas, ordenanzas y ordenaciones se ha llevado a efecto por medio del Espritu Santo quien planta y preserva las iglesias bautistas de la misma fe y orden a travs de

    las edades hasta el presente.

    Mateo 28:19,20; I Cor. 1:1-3; Hechos 2:41,42; II Cor. 8:5; Mat. 16:19; Mat. 18:15-17; Juan 14:16-17,26; Hechos 1:8 y 13:1-4; Mateo 18:17,18; Mat. 16:18,19; Mat. 26:26-29; Mat. 28:19,20; I Tim. 3:15;

    Marcos 3:13,14; y Lucas 6:12,13.

    19. ORDENANZAS

    Creemos que el bautismo y la Cena del Seor son ordenanzas establecidas personalmente en la iglesia de Dios por el Seor Jesucristo. Creemos que el bautismo es la sepultura en agua del creyente por la auto-ridad e instruccin de la iglesia bautista local; que simboliza la muerte, sepultura y resurreccin del Seor Jesucristo; tambin tipifica la muerte del creyente en cuanto al pecado, la sepultura de su naturaleza vieja y su resurreccin a la vida nueva; tambin que es administrado en el nombre del Padre, del Hijo y del Es-pritu Santo. Nosotros creemos que la Cena del Seor es un rito conmemorativo administrado por autori-dad e instruccin de la iglesia bautista local; que simboliza el cuerpo traspasado y la sangre derramada del Hijo de Dios; que celebrarla apunta hacia el Seor crucificado en el calvario, y hacia delante a Su retorno en gloria. Creemos que estas ordenanzas no son sacramentos, sino smbolos sagrados que sealan al nico Salvador del mundo e invitan a los hijos de los hombres a anticipar el compaerismo eterno con el Rey de

    reyes y Seor de seores cuando retorne a tomar para S mismo todo reino y todo gobierno.

    Mateo. 26:26.29; Mateo 28:19; Rom. 6:3-5; Mateo 16:19; Hechos 10:47; I Cor. 11:23,24; I Cor.

    11:24,25; y I Cor. 11:26.

    20. ADMINISTRACIN DE LA IGLESIA

    Creemos que las iglesias de Dios deben estar completamente separadas del estado; que se debe orar por los oficiales civiles, se les debe respetar y obedecer conscientemente. Que con diligencia, debe procu-

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    I Tes. 4:3 y I Tes. 5:23; Rom. 15 :16 y Jer. 1 :5 ; Prov. 4 :18 ; Juan 17 :17 y II Cor. 3:18; I Juan 2:29

    y Rom. 8:5; I Tim. 4:5; Lucas 9:23; Mat. 24:42 y Mat. 7:7-11.

    14. LA SEGUNDA VENIDA

    Creemos que Jesucristo vienen otra vez a la tierra; que su regreso ser personal, audible, visible y corporal; que ello marcar el adviento del da del Seor e introducir el milenio; y que en aquel da, El trastornar las mesas de Satans, tomar el trono de David su padre, pondr a sus enemigos bajo sus pies con vara de hierro, triunfar sobre el pecado, y dar al mundo ejemplo de su gobierno recto durante mil

    aos de reinado personal en la tierra.

    Job 18:25,26; Isa. 9:6-7; Zac. 14:4; Mal. 4:2; Luc. 1:31-33; Mat. 25:31-34; Apo. 19:11-21; Hechos 1:11; I Tes. 4:16-17; Apo. 1:7; II Ped. 3:10; Apo. 20:4-6; 19:20; 20;1-3; 20:10; Isa. 9:7; I Cor. 15:25-27;

    Salmo 2:9; Apo. 12:5; 19:15; I Juan 3:8 y Salmo 72:1-20.

    15. RESURECCIN

    Creemos que Jesucristo resucit corporalmente de la tumba el primer da de la semana por el cual celebramos en la actualidad, el Da del Seor como da de adoracin. Que su emergencia milagrosa de la tumba anuncia una resurreccin igual para todo miembro de la raza de Adn. Que los muertos en Cristo se levantarn con cuerpos glorificados como el de l; que sern arrobados para recibir al Seor en el ai-re; que los muertos en pecado o os muertos sin Cristo se levantarn al terminar el milenio; y sern pre-

    sentados ante el gran Trono Blanco del Juicio cara a cara con el Juez de los vivos y de los muertos.

    Mateo 28:6 y Lucas 24:1-12; I Cor. 15:12-22; I Tes. 4:13-18; Apo. 20:5,6; 11:15; Dan. 12:3; I Sam.

    2:6; Isa. 26:19; Oseas 13:14 e Isa. 25:6-8.

    16. RECOMPENSAS INDIVIDUALES

    Creemos que las recompensas y la salvacin no son la misma cosa. Creemos que el Seor premiar a los suyos; que descender del cielo con poder; que primero se levantarn los muertos en Cristo; que se har una separacin solemne; que los lavados con la sangre y (los) engendrados por el Espritu sern reunidos para recibir al Seor en el aire y que habr recompensas de acuerdo con lo hecho en el cuerpo. El lugar llamado nuevo cielo y nueva tierra son ordenados como lugares perennes para ser habitados por los hijos de Dios. Creemos que los malos son hijos del diablo; que se han rebelado contra Dios; que han rechazado el don gratuito de la salvacin por medio de Cristo; que ignoran los llamados del Espritu San-to y en consecuencia se hallan ceidos por el infierno, bajo sentencia de muerte. Que pasarn la eternidad en el lago de fuego encendido con azufre, donde el dragn, la bestia, y el falso profeta estarn para siem-

    pre.

    I Cor. 3:11-15; I Tes. 4:16-18; Mat. 24:40,41; Mat. 13:47-50; I Cor. 3:8 y Apo. 21:1-8; Juan 8:44;

    Rom. 8:7; Juan 3:18; Apo. 20:10-15 y Rom. 6:23.

    17. LOS JUSTOS Y LOS IMPOS

    Creemos que hay una diferencia radical entre los justos y los impos. Creemos que los justos son los que creen en Cristo Jess, han sido justificados por la fe y santificados por el Espritu y la Palabra. Que los justos son herederos de Dios y coherederos con el Seor Jesucristo; y que la vida eterna, el don de Dios, es la posesin inigualable con los justos. Creemos que los impos no creen en Jesucristo, estn con-

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    Mateo 28:19. Id, y haced discpulos a todas las naciones, bautizndolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo. Juan 15:26. Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviar del Padre, el Espritu de verdad, el cual procede del Padre, l dar testimonio acerca de m. I Cor. 12:4-6; I

    Juan 5:7.

    Juan 10:30. Yo y el Padre uno somos. Juan 5:17; 14:23; 17:5,10; Hechos 5:3,4; I Cor. 2:10,11; Fil.

    2:5,6.

    Efesios 2:18. porque por medio de l los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espritu al Padre. II Cor. 13:14. La gracia del Seor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunin del Espritu Santo

    sean con todos vosotros. Apo. 1:4,5. Comprese 2:7.

    III. LA CADA DEL HOMBRE

    Creemos que el hombre fue creado en santidad, sujeto a la ley de su Hacedor;1 pero que por la tras-gresin voluntaria, cay de aquel estado santo y feliz;2 por cuya causa todo el gnero humano es ahora pecador,3 no por fuerza sino por su voluntad;4 hallndose por naturaleza enteramente desprovisto de la santidad que requiere la ley de Dios, positivamente inclinado a lo malo, y por lo mismo bajo justa conde-

    nacin a ruina eterna,5 sin defensa ni disculpa que lo valga.6

    Textos bblicos que lo apoyan

    Gnesis 1:27. Y cre Dios al hombre a su imagen. Gnesis 1:31. Y vio Dios todo lo que haba he-

    cho, y he aqu que era bueno en gran manera. Eclesiasts 7:29; Hechos 15:26; Gnesis 2:16.

    Gnesis 3:6-24. Y vio la mujer que el rbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y rbol codiciable para alcanzar la sabidura; y tom de su fruto, y comi; y dio tambin a su marido, el cual comi as como ella Ech, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edn querubines, y una espada encendida que se revolva por todos lados, para guardar el camino del rbol de la vida.

    Rom. 5:12.

    Rom. 5:19. por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores. Juan 3:6;

    Salmo 51:5; Rom. 5:15-19; 8:7.

    Isaas 53:6. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apart por su camino. G-

    nesis 6:12; Rom. 3:9-18.

    Efesios 2:1-3. entre los cuales tambin todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nues-tra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y ramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los dems. Rom. 1:18. Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad. Rom. 1:32; 2:1-6; Gal. 3:10; Mateo

    20:15.

    Ezequiel 18:19,20. Y si dijereis: Por qu el hijo no llevar el pecado de su padre? El alma que pecare, esa morir; el hijo no llevar el pecado del padre, ni el padre llevar el pecado del hijo; la justicia del justo ser sobre l, y la impiedad del impo ser sobre l. Rom. 1:20. de modo que no tienen ex-cusa. Rom. 3:19. para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios. Gal.

    3:22.

    IV. EL CAMINO DE SALVACIN

    Creemos que la salvacin de los pecadores es puramente por gracia;1 en virtud de la obra intercesora de el Hijo de Dios;2 quien cumpliendo la voluntad del Padre, se hizo hombre, exento empero de pecado;3 honr la ley divina con su obediencia personal;4 y con su muerte, dio plena expiacin por nuestros peca-dos;5 resucitando despus de entre los muertos;6 y desde entonces entronizase en los cielos;6 que rene en su persona admirabilsima las simpatas ms tiernas con las perfecciones divinas, teniendo as por todos

    motivos las cualidades que requiere un Salvador idneo, compasivo, y todo suficiente.7

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    Textos bblicos que lo apoyan

    Efesios 2:5. por gracia sois salvos. Mateo 18:11; I Juan 4:10; I Cor. 3:5-7; Hechos 15:11.

    Juan 3:16. Porque de tal manera am Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unignito, para que

    todo aquel que en l cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Juan 1:1-14; Heb. 4:14; 12:24.

    Fil. 2:6,7. el cual, siendo en forma de Dios, no estim el ser igual a Dios como cosa a que aferrar-se, sino que se despoj a s mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Heb.

    2:9-14; II Cor. 5:21.

    Isa. 42:21. Jehov se complaci por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla. Fil.

    2:8; Gal. 4:4,5; Rom. 3:21.

    Isaas 53:4,5. Mas l herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre l, y por su llaga fuimos nosotros curados. Mateo 20:28; Rom. 4:25; 3:21-26;

    I Juan 4:10; 2:3; I Cor. 15:1-3; Heb. 9:13-15.

    Heb. 1:8. Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo. Heb. 1:3-4; 8:1; Col. 3:1-4.

    Heb. 7:25. por lo cual puede tambin salvar perpetuamente a los que por l se acercan a Dios, vi-viendo siempre para interceder por ellos. Col. 2:9. Porque en l habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Heb. 2:18. Pues en cuanto l mismo padeci siendo tentado, es poderoso para socorrer

    a los que son tentados. Heb. 7:26; Salmo 89:19; Salmo 45.

    V. LA JUSTIFICACIN

    Creemos que la justificacin es el gran bien divino que asegura Cristo1 a los que en l tengan fe;2 que esta justificacin incluye el perdn del pecado,3 y el don de la vida eterna de acuerdo con los prin-cipios de la justicia;4 que la imparte exclusivamente mediante la fe en su sangre, y no por consideracin de ningunas obras de justicia que hagamos;5 imputndonos Dios gratuitamente su justicia perfecta por virtud de esa fe;6 que nos introduce a un estado altamente bienaventurado de paz y favor con Dios, y

    hace nuestros ahora y para siempre todos los dems bienes que hubiramos menester.7

    Textos bblicos que lo apoyan

    Juan 1:16. Porque se su plenitud tomamos todos. Ef. 3:8.

    Hechos 13:39. en l es justificado todo aquel que cree. Isaias 3:11,12; Rom. 8:1.

    Rom. 5:9. estando ya justificados en su sangre, por l seremos salvos de la ira. Zacaras 13:1.

    Mateo 9:6. Hechos 10:43.

    Rom. 5:17. mucho ms reinarn en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia

    de la gracia y el don de la justicia. Tito 3:5,6; I Pedro 3:7; I Juan 2:25; Rom. 5:21.

    Rom. 4:4,5. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impo, su fe le es contada por justicia. Rom. 5:21; 6:23; Fil.

    3:7-9.

    Rom. 5:19. por la obediencia de uno, los muchos sern constituidos justos. Rom. 3:24-28; 4:23

    -25; I Juan 2:12.

    Rom. 5:1,2. Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Seor Jesucristo; por quien tambin tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Rom. 5:3. nos gloriamos en las tribulaciones.

    Rom. 5:11. nos gloriamos en Dios. I Cor. 1:30,31; Mateo 6:33; I Timoteo 4:8.

    VI. CARCTER GRATUITO DE LA SALVACIN

    Creemos que el evangelio a todos llena los beneficios de la salvacin;1 que es deber de todos acep-

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    acto recreador, que sobrepasa la comprensin; que es llevado al corazn del creyente por ministerio per-sonal del Espritu Santo; que es instantneo, milagroso, y no es evolutivo o cultural; abarca los actos divinos de la limpieza del corazn de todos los pecados internos y el perdn del alma de toda culpa ex-terna en conexin con la obra de convertirse en criatura nueva en Cristo Jess; que al pecador muerto se le hace vivir por medio del nuevo nacimiento y se convierte en espritu regenerado poseedor del don de Dios que es vida eterna; que el nuevo nacimiento viene despus que el Espritu Santo, produce arrepen-timiento voluntario y creencia en el evangelio; que es impartimiento de la vida divina; no una mera transformacin de la vida humana; y que la evidencia adecuada de la regeneracin aparece en los frutos

    santos de la fe obediente y dispuesta de los seguidores del Seor Jess.

    Juan 3:3-5,7; II Cor. 5:17; Juan 3:8 y Juan 3:16; Juan 1:12-13; Isa. 1:18 y Tito 3:5-7; Efesios 2:1,5 y

    Rom. 6:23; Juan 16:8-11; Mateo 7:16-18 y Santiago 2:17-20.

    11. JUSTIFICACIN

    Creemos que la justificacin es una de las grandes bendiciones obtenidas por medio de Jesucristo para quienes confan en l; que es un acto divino que declara justo al pecador arrepentido; que por tanto es un estado libre de condenacin, que incluye el perdn de los pecados internos y de los externos; que por medio de la fe obtiene la liberacin legal que exime de la ira de Dios, y la posesin de paz que so-brepuja todo entendimiento; que es concedida, no en atencin a obras de rectitud o hechos, sino slo ante la evidencia de fe en Dios y en la sangre redentora; que nos brinda una situacin de paz inefable y

    favor con Dios, y nos da toda bendicin necesaria para hoy y para la eternidad.

    Rom. 3:24,25; Rom. 3:28; Rom. 8:1; Juan 5:24 y Rom 4:3-8; Rom. 6:6; Rom. 5:9; Rom. 5:1 y Fil

    4:7; Rom. 8:31-33; Gen. 15:6; y Heb. 2:4.

    12. SEGURIDAD DEL CREYENTE

    Creemos que la salvacin que proviene. De la gracia es eterna; que el alma salvada del valle de som-bra de muerte no debe tener ningn mal; que el engendrado y nacido del Espritu Santo es protegido por el poder de Dios; que el creyente en Cristo Jess no ser llevado al juicio del trono blanco; que nadie puede acusar a los escogidos de Dios; que ambos estn asegurados en la mano de Dios y la del Hijo y que la antigua doctrina bautista de Una vez en la gracia, siempre en la gracia es gloriosa y celestial-

    mente verdadera.

    Juan 3:16; Juan 3:36; Juan 5:24; Juan 6; Salmo 23:4; Isa. 37:23,24; Fil. 1:6 y I Pedro 3:5; Juan 5:24

    y Rom. 8:1; Juan 10:27-29; Rom. 8:31-33; Rom. 8:35-39 y II Tim. 1:12.

    13. SANTIFICACIN

    Creemos que la santificacin es obra de la gracia divina; es un acto de gracia por medio del cual se aparta al creyente para Dios y es dedicado a su propsito y a su rectitud; que por medio de ella entramos en posesin de los privilegios divinamente sealados, y somos participantes en mayor grado de su santi-dad; que es una obra progresiva que principia con la regeneracin y es llevada a cabo en la vida de todo creyente por la presencia y el poder del Espritu Santo y la Palabra de Dios; y que es alimentado slo por sealados medios celestiales, especialmente por el Espritu Santo, la Palabra de Dios, y el examen

    personal del individuo salvo, la obediencia, la negacin individual, el cuidado esmerado y la oracin.

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    y feliz del que fue creado, y en consecuencia se convirti en pecador, alejado de Dios, e hizo caer la jus-ta condenacin sobre toda la humanidad. Y que ahora, por virtud de su naturaleza cada est desprovisto de la santidad, y est inclinado positivamente hacia el mal, y condenado a la ruina eterna, sin defensa o

    excusa.

    Gen. 1:26-27 y Ecl. 7:29; Gen. 3:6; Gen. 3:23,24; Ezeq. 18:4; Rom. 5:12; Rom. 1:21-23; Rom. 3:10-

    18 y Apo. 21:8.

    7. EXPIACIN POR LA SANGRE

    Creemos que el pecador perdido es culpable, por tanto est bajo justa condenacin; que por naturale-za est alejado de Dios y por su pecado, condenado a morir; que la expiacin del pecado se efecta por la obra mediadora del Hijo quien por designacin divina libremente tom sobre s, nuestra naturaleza pero sin pecado; que por obediencia, durante su vida terrenal cumpli la ley divina y por su muerte en la cruz, realmente satisfizo el castigo de la ley quebrantada sufriendo en lugar del pecador; que por medio de su obediencia y muerte sacrificial, l efectu expiacin vicaria completa por todo pecado; que l mu-ri, el justo por los injustos llevando sobre su cuerpo nuestros pecados en la cruz; y que por el derrama-miento de su sangre en la cruz del calvario hizo provisin eterna para la limpieza, el perdn, la pez y el

    descanso.

    Rom. 6:7; Isa. 53:6 y Rom. 8:23; I Tim. 2:5,6; Heb. 2:17; II Cor. 5:21; Mat. 5:17-18; I Ped. 2:24;

    Heb. 10:10-12; I Ped. 3:18; Apo. 1:5; Isa. 55:7; Juan 14:27; Mat. 11:28; I Juan 1:7; Efe. 1:7 y Heb. 9:22.

    8. ARREPENTIMIENTO Y FE

    Creemos que el arrepentimiento y la fe son requisitos inseparables para la salvacin; son gracias in-separables que se efectan en el corazn por la virtud del Espritu Santo; que el pecador alejado, conven-cido profundamente de su pecado, de justicia y del juicio que vendr; por ministerio personal del Espri-tu Santo, y habiendo sido iluminado en su entendimiento por l, a fin de que pueda ver el camino de sal-vacin que hay en Cristo; se arrepiente, se torna a Dios con genuina contricin, confesin y splica; y que rindindose de todo corazn al Seor Jesucristo, lo recibe de inmediato como su Salvador personal

    nico y suficiente; y lo confiesa abiertamente ante sus semejantes.

    Hech. 20:21-22 y Mar. 1:15; Hech. 11:18; Efe. 2:8; Juan 6:44; Juan 16:8-11; Mat. 3:1-2,8; Hech.

    3:19; Luc. 13:3; Luc. 18:9-14; Hech. 9:6 y Rom. 10:10.

    9. SALVACIN POR LA GRACIA

    Creemos que la gracia es efectiva y salva; que abarca el ministerio personal trino redentor del Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espritu Santo; que abarca toda la obra realizada por el Todopoderoso en inters de la justicia perfecta, y salvacin del alma perdida; que incluye toda presciencia, toda preordenacin y predestinacin; que sta y solo sta salva eternamente a aquel que se arrepiente ante Dios y cree en el Seor Jesucristo; que por tanto la salvacin se obtiene plenamente por la gracia. El don gratuito de

    Dios, que no necesita cultura, obras, de alguna forma para su obtencin ni para retenerla.

    II Tim. 1:8,9 y Efesios 2:8,9; Tit. 3:3-7 y I Pedro 1:2-5; Mat. 23:37; Rom. 8:28-30; Heb. 7:25 y He-

    chos 20:20,21; Rom. 6:23; Rom. 11:6; Rom. 5:20; Isa. 1:18; e Isa. 55:1

    10. REGENERACIN

    Creemos que el pecador perdido para ser salvo necesita nacer de nuevo; que la regeneracin es un

    5

    tarlos inmediatamente con fe cordial, arrepentida y obediente;2 y que el nico obstculo para la salvacin del peor pecador de la tierra es al depravacin innata y voluntaria de este, y su rechazo voluntario del

    evangelio;3 repulsa que agrava su condenacin.4

    Textos bblicos que lo apoyan

    Isaas 55:1. A todos los sedientos: Venid a las aguas. Apo. 22:17. el que quiera, tome del agua

    de la vida gratuitamente. Lucas 14:17.

    Rom. 16:26. por las Escrituras segn el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a

    todas las gentes para que obedezcan a la fe. Marcos 1:15. Rom. 1:15-17.

    Juan 5:40. y no queris venir a m para que tengis vida. Mateo 23:37; Rom. 9:32; Prov. 1:24; He-

    chos 13:46.

    Juan 3:19. Y esta es la condenacin: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron ms las tinie-

    blas que la luz, porque sus obras eran malas. Mateo 11:20; Lucas 19:27; II Tes. 1:8.

    VII. LA GRACIA EN LA REGENERACIN

    Creemos que para ser salvo el pecador debe arrepentirse y creer en Cristo para nacer de nuevo;1 que la regeneracin consiste en dar a la mente una disposicin de santidad;2 que se efecta por el poder del Espritu Santo en conexin con la verdad divina en forma que excede a la comprensin humana,3 a fin de asegurar nuestra obediencia voluntaria al evangelio;4 y que la evidencia adecuada se manifiesta en los

    frutos santos de arrepentimiento, fe, y novedad de vida,5

    Textos bblicos que lo apoyan

    Juan 3:3. De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

    Juan 3:6,7; I Cor. 1:14; Apo. 8:7-9; 21:27.

    II Cor. 5:17. si alguno est en Cristo, nueva criatura es. Ezequiel 36:26; Deut. 30:6; Rom. 2:28,29;

    5:5; I Juan 4:7.

    Juan 3:8. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dnde viene, ni a dnde va; as es todo aquel que es nacido del Espritu. Juan 1:13. los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varn, sino de Dios. Santiago 1:16-18; l, de su voluntad, nos

    hizo nacer por la palabra de verdad. I Cor. 1:30; Filemn 2:13.

    I Pedro 1:22-25. Habiendo purificado vuestras almas por al obediencia a la verdad, mediante el Esp-ritu. I Juan 5:1. Todo aquel que cree que Jess es el Cristo, es nacido de Dios. Efesios 4:20-24; Col.

    3:9-11.

    Efesios 5:9. el fruto del Espritu es en toda bondad, justicia y verdad. Rom. 8:9. Gal. 5:16-23; Efe-

    sios 3:14-21; Mateo 3:8-10; 7:20; I Juan 5:4,18.

    VIII. EL ARREPENTIMIENTO Y LA FE

    Creemos que el arrepentimiento y la fe son deberes y dones inseparables labradas en el alma del peca-dor por el Espritu regenerador de Dios;1 por cuanto convencidos profundamente de nuestra culpa, de nuestro peligro e impotencia, y a la vez del camino de salvacin en Cristo,2 nos volvemos hacia Dios sin-ceramente contritos, confesndonos con l e impetrando misericordia;3 sinceramente recibiendo a la vez, al Seor Jesucristo como profeta, sacerdote y rey nuestro en quien exclusivamente confiamos como Sal-

    vador nico y omnipotente.4

    Textos bblicos que lo apoyan

    Marcos 1:15. arrepentos, y creed en el evangelio. Hechos 11:18. tambin a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida. Efesios 2:8. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. I Juan 5:1. Todo aquel que cree que Jess es el Cristo, es nacido de

    Dios.

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    Juan 16:8. Y cuando l venga, convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Hechos 2:37,38. se compungieron de corazn, y dijeron Varones hermanos, qu haremos? Pedro les dijo: Arrepentos, y bautcese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdn de los pecados.

    Hechos 16:30,31.

    Lucas 18:13. Mas el publicano, se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, s propicio a m, peca-

    dor. Lucas 15:18-21; Santiago 4:7-10; II Cor. 7:11; Rom. 10:12,13; Salmo 51.

    Rom. 10:9-11. que si confesares con tu boca que Jess es el Seor, y creyeres en tu corazn que Dios le levant de los muertos, sers salvo. Hechos 3:22,23; Heb. 5:14. Salmo 2:6. Heb. 1:8, 8:25; II

    Timoteo 1:12.

    IX. EL PROPSITO DE LA GRACIA DIVINA

    Creemos que la eleccin es el propsito eterno de Dios segn el cual gratuitamente regenera, santifi-ca y salva a los pecadores;1 que siendo consecuente este propsito con el albedro humano abarca todos los medios en relacin con el fin;2 que sirve de manifestacin gloriossima de la soberana bondad de Dios, siendo infinitamente sabio, santo e inmutable;3 que absolutamente excluye la jactancia, y promue-ve humildad, amor, oracin, alabanza, confianza en Dios y una imitacin activa de su misericordia gra-tuita;4 que estimula al uso de los medios en el nivel ms elevado;5 que puede conocerse viendo los efec-tos en todos los que efectivamente ponen su fe en el evangelio y reciben a Cristo;6 que es el fundamento de la seguridad cristiana;7 y que cerciorarnos de esto en cuanto personalmente nos concierne, exige y

    merece suma diligencia de nuestra parte.8

    Textos bblicos que lo apoyan

    II Tim. 1:8,9. Por tanto, no te avergences de dar testimonio de nuestro Seor, ni de m, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio segn el poder de Dios, quien nos salv y llam con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino segn el propsito suyo y la gracia que nos fue dad en Cristo Jess antes de los tiempos de los siglos. Efesios 1:3-14; I Pedro 1:1,2: Rom. 11:5,6; Juan

    15:16; I Juan 4:19; Oseas 12:9.

    II Tes. 2:13,14. Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Seor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvacin, mediante la santi-ficacin por el Espritu y la fe en la verdad, a lo cual os llam mediante nuestro evangelio, para alcanzar

    la gloria de nuestro Seor Jesucristo. Hechos 13:48; Juan 10:16; Mateo 20:16; Hechos 15:14.

    Exodo 33:18,19. El entonces dijo: te ruego que me muestres tu gloria. Y le respondi: Yo har pa-sar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamar el nombre de Jehov delante de ti; y tendr miseri-cordia del que tendr misericordia, y ser clemente para con el que ser clemente. Mateo 20:15. No me es lcito hacer lo que quiero con lo mo? O tienes t envida, porque yo soy bueno?. Efesios 1:11;

    Rom. 9:23,24; Jer. 31:3; Rom. 11:28,29; Santiago 1:17,18; II Timoteo 1:9; Rom. 11:32-36.

    I Cor. 4:7. Porque quin te distingue? o qu tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, por qu te gloras como si no lo hubieras recibido?. I Cor. 1:26-31; Rom. 3:27; 4:16; Col. 3:12; I Cor. 3:5-7; 15:10; I Pedro 5:10; Hechos 1:24; I Tes. 2:13; I Pedro 2:9; Lucas 18:7; Juan 15:16; Efesios 1:16; I

    Tes. 2:12.

    II Tim. 2:10. Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos tambin obtengan la salvacin que es en Cristo Jess con gloria eterna. I Cor. 9:22. a todos me he hecho de todo, para

    que de todos modos salve a algunos. Rom. 8:28-30; Juan 6:37-40; II Pedro 1:10.

    I Tes. 1:4-10. Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra eleccin; pues nuestro evan-gelio no lleg a vosotros en palabras solamente, sino tambin en poder, en el Espritu Santo y en plena

    certidumbre.

    Rom. 8:28-31. Y a los que predestin, a stos tambin llam; y a los que llam, a stos tambin justific; y a los que justific, a stos tambin glorific. Qu, pues, diremos a esto? Si Dios es por no-

    sotros, quin contra nosotros?. Isa. 42:16; Rom. 11:29.

    13

    3. EL DEMONIO

    Creemos que Satans es una persona real y no slo influencia imaginaria. Que hubo tiempo en que goz de grandes honores y altos privilegios celestiales; que su orgullo, ambicin y voluntad propia tra-t de traicionar al Todopoderoso y por eso ech sobre su cabeza los juicios de Dios. Que l trabaja co-mo seor de este mundo y como prncipe del poder de los aires; que es un inventor diablico, engaa-dor y padre de toda mentira. Que es el enemigo mayor, el genio ms poderoso y acusador incansable de todos los santos; que un da ser encarnado en la persona del anticristo y que como tal se enfrentar a Cristo en la batalla de Armagedn. Que entonces, la simiente de la mujer, destruir la cabeza de la serpiente y que l ser arrojado al lago de fuego ardiente; el lugar de castigo eterno preparado para el

    demonio y sus ngeles.

    Job 1:6-12; Job 2:1-7; Eze. 28:12-19; Isa. 14:12-27; Gen. 3:14; II Cor. 4:4; Efe. 2:2; Mat. 24:11; II Tes. 2:7-11; Juan 8:44; I Ped. 5:8; Gen. 3:1-6; Apo. 12:10; Dan. 7:8; Apo. 13:1-10; Apo. 19:20; Gen.

    3:15; II Cor. 11:13-15; Juan 14:30 y Efe. 2:2.

    4. LA SANTA BIBLIA

    Creemos que la Santa Biblia es un libro sobrenatural; que es la Palabra de Dios; que es la revela-cin completa, final y plena de la voluntad de Dios para el hombre. Que tiene por autor a Dios, el Es-pritu Santo; su fin es la salvacin, y la verdad original su base, sin mezclar error alguno en su forma. Que fue escrita por hombres santos de la antigedad bajo la direccin y dictado inmediato del Espritu Santo. Que est inspirada verbalmente y es un tesoro perfecto para la instruccin religiosa; que revela los principios por medio de los cuales Dios habr de juzgarnos y por consiguiente es el verdadero cen-tro de la unidad cristiana, as como la norma suprema por la cual son probados la conducta humana, los

    credos y las opiniones.

    Sal. 119:89; II Tim. 3:16-17; Apo. 22:18-19; Juan 17:17; Juan 3:32-34; II Pedro 1:20-21; I Pedro

    1:10-12; Sof. 1:1; Sal. 19:7-11; Exodo 20:3-17; Sal. 1:2 y Juan 12:48.

    5. LA CREACIN

    Creemos que el relato de la creacin del Gnesis, es literal, y no alegrico o figurativo. Que Dios personalmente cre los cielos y la tierra; que milagrosamente sac la materia de la nada; que hizo toda forma especfica de alma viviente, sujeta a los cambios limitados dentro de su especie; que orden en forma definida a cada especie crecer, y multiplicarse. Que despus de lo dems form al hombre del polvo de la tierra no por algn proceso evolutivo, sino por accin instantnea y que habiendo soplado en su nariz aliento de vida de inmediato el hombre se transform en nima viviente. Que cre al hom-bre a su imagen y semejanza; que su acto creador fue completo y perfecto; y que ninguno de sus actos creadores, qued sujeto a cambios naturales que habran de efectuarse en perodos interminables o de

    tiempo.

    Gen. 1:1; Juan 1:1-3,14; Heb. 11:3; Gen. 1:21,24-27; Gen. 2:7 y Col. 1:16.

    6. LA CADA DEL HOMBRE

    Creemos que el hombre fue creado originalmente en estado de santidad, realmente asociado con Dios en inocencia bajo su ley. Que por trasgresin voluntaria del mandato de Dios, cay del estado alto

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    CONFESION DE FE

    La presente Confesin de Fe, es conocida como la Confesin Ortodoxa Bautista de Fe. Participaron en su redaccin varias personas, especialmente deben mencionarse el Dr. W. Lee, Rector, Pastor de la iglesia de Ardmore Oklahoma, y el Dr. T. Nelson Colyar de Denver, Colorado, EE. UU., de Norteamri-

    ca.

    1. DIOS

    Creemos que hay un solo Dios Vivo y Verdadero; Absoluto en naturaleza, perfecto en atributos, santo en carcter, hacedor y supremo gobernante del cielo y de la tierra. Que es infinito en sabidura, maravillo-so en poder y sorprendente en amor; que es santo, justo y verdadero, digno de toda confianza y amor; que une en s lo infinito, lo eterno, y el Todopoderoso Dios trino: Dios Padre, Dios Hijo, y Dios Espritu San-to. Que las tres personas de la trinidad de Dios subsisten en la misma naturaleza divina, esencia y ser; y que son coexistentes e iguales juntamente en todo atributo divino, cada uno desempeando oficios distin-

    tos y armnicos en al gran obra de redencin.

    Gen. 1:1; Deum. 4:39; Marcos 12:29; Gen. 17:1; Mat. 5:48; Isa. 6:3; I Cro. 29:11-12; Salmos 19:9;

    Mateo 28:19; I Pedro 1:2-3; I Juan 5:7; xodo 3:14, Gen. 1:26 y Tito 3:3-7.

    2. LA SANTSIMA TRINIDAD

    1. DIOS EL PADRE. Creemos que Dios el Padre es la primera persona de la Santsima Trinidad. Que es Todopoderoso, misericordioso y justo; que es santo, recto y verdadero. Que existe eternamente, es glorioso en naturaleza, poseedor de los atributos de omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia; y que en armona con sus oficios divinos, ama, provee y protege con cuidado providente, a los hijos de los hom-

    bres, y especialmente en cuidado paterno de los hijos de Dios.

    Mat. 28:19; Gn. 17:1; Mat. 19:26; Sal. 19:9; Isa. 6:3 ; Sal. 100:5 ; Prov. 15:3; Sal. 139:1-6; Sal.

    139:13-14; Sal. 103:13; Mat. 6:25-30; Mat. 10:29-31 y Mat. 7:11.

    2. DIOS EL HIJO NACIDO ENGENDRADO VIRGINALMENTE. Creemos que Dios, el Hijo es la segunda persona de la Santsima Trinidad. Que es Dios, el verdadero Dios; que es Todopoderoso, misericordioso y justo; que es santo, recto y verdadero. Que existe eternamente, es glorioso en naturaleza, poseedor de los atributos de omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia. Que Dios el Padre, por medio del Espritu Santo es su Padre divino, real y eterno. Y Mara la virgen es su madre humana e inocente, y que El en armona con sus oficios divinos, media, busca, salva, en ejercicio de su obra mediadora de re-

    dencin.

    Mat. 28:19; Juan 1:1-3,14; Isa. 9:6; Mat. 28:18; Tito 3:5-6: Juan 8:15,16; II Cor. 5:21; Heb. 13:8; fil.

    2:6; Juan 2:24; Mat. 28:20; Lucas 1:35 y 2:7-14; I Tim. 2:5-6; Lucas 19:10 y Juan 3:16.

    3. DIOS EL ESPRITU SANTO. Creemos que Dios el Espritu Santo es la tercera persona de la Santsima Trinidad, que es Todopoderoso, misericordioso y justo; que es santo, recto y verdadero. Que existe eternamente, glorioso en naturaleza, poseedor de atributos de omnipotencia, omnisciencia y omni-presencia. Que El reprime al mundo, la carne y al diablo; que testifica la verdad, da conviccin al perdi-do, enaltece a Cristo, y da testimonio de los juicios correctos de Dios. Que El en armona con su oficio divino, conforta, ensea, atestigua, predica, gua, regenera, comisiona, santifica, y unge fortaleciendo la

    obra de salvar al perdido y supervisar la vida del que ya es salvo.

    Juan 14:16-17,26; Juan 15:26; Juan 16:7-13; Heb. 9:14; I Pedro 4:14; Isa. 40:12-15; I Cor. 2:10-12;

    Salmo 139:7-12; II Tes. 2:6-7; Juan 3:6,6; Efe. 1:13-14; Hech. 1:8; I Ped. 1:2; Isa. 61:1.

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    II Pedro 1:10,11. Por lo cual, hermanos, tanto ms procurad hacer firme vuestra vocacin y elec-cin; porque haciendo estas cosas, no caeris jams. Porque de esta manera os ser otorgada amplia y

    generosa entrada en el reino eterno de nuestro Seor y Salvador Jesucristo. Fil. 3:12; Heb. 6:11.

    X. NUESTRA SANTIFICACIN

    Creemos que la santificacin es un proceso mediante el cual de acuerdo con la voluntad de Dios se nos hace participes de su santidad;1 que es obra progresiva;2 que principia con la regeneracin;3 que la desarrolla en el corazn del creyente por la presencia y poder del Espritu Santo, Sellador y Consolador en el uso continuo de los medio sealados, sobre todo la Palabra de Dios, y tambin el examen perso-

    nal, la abnegacin, la vigilancia y la oracin.4

    Textos bblicos que lo apoyan

    I Tes. 4:3. pues la voluntad de Dios es vuestra santificacin; que os apartis de fornicacin. I

    Tes. 5:23. y el mismo Dios de paz os santifique por completo. II Cor. 7:1; 13:9; Efesios 1:4.

    Prov. 4:18. Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el

    da es perfecto. II Cor. 3:18; Heb. 6:1; II Pedro 1:5-8; Fil. 3:12-16.

    I Juan 2:29. Si sabis que l es justo, sabed tambin que todo el que hace justicia es nacido de l. Rom. 8:5. Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espri-

    tu, en las cosas del Espritu. Juan 3:6. Fil. 1:9-11; Efesios 1:13,14.

    Fil. 2:12,13. ocupaos en vuestra salvacin con temor y temblor, porque Dios es el que en voso-tros produce as el querer como el hacer, por su buena voluntad. Efesios 4:11,12; I Pedro 2:2; II Pedro

    3:18; II Cor. 13:5; Lucas 11:35; 9:23; Mateo 26:41; Efesios 6:18; 4:30.

    XI. LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS

    Creemos que los que creen verdaderamente, son los que permanecen hasta el fin;1 que su lealtad perseverante a Cristo es la gran seal que los distingue, de los que hacen profesin superficial;2 que una providencia especial vigila por su bien;3 y que son preservados por el poder de Dios para la resu-

    rreccin mediante la fe.4

    Textos bblicos que lo apoyan

    Juan 8:31. Dijo entonces Jess a los judos que haban credo en l: Si vosotros permaneciereis en

    mi palabra, seris verdaderamente mis discpulos. I Juan 2:27,28; 3:9; 5:18.

    I Juan 2:19. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros; habran permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de noso-

    tros. Juan 13:18; Mateo 13:20,21; Juan 6:66-69; Job 17:9.

    Romanos 8:28. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a

    los que conforme a su propsito son llamados. Mateo 6:30-33; Jer. 32:40; Salmo 121:3; 91:11,12.

    Fil. 1:6. que el que comenz en vosotros la buena obra, la perfeccionar hasta el da de Jesu-

    cristo. Fil. 2:12,13; Judas 24,25; Heb. 1:14; II Reyes 6:16; Heb. 13:5; I Juan 4:4.

    XII. ARMONA ENTRE LA LEY Y EL EVANGELIO

    Creemos que la ley de Dios es la norma eterna e invariable de su gobierno;1 que es santa, justa, y buena;2 que la nica causa de incapacidad que las Escrituras atribuyen al hombre cado para no cum-plirlas surge de su amor al pecado;3 que libertarle de l y restituirle mediante un mediador a una obe-diencia no fingida de la santa ley, es uno de los grandes fines del evangelio y tambin del medio de la

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    gracia en conexin con el establecimiento de la iglesia visible.4

    Textos bblicos que lo apoyan

    Rom. 3:31. Luego por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la

    ley. Mateo 5:17; Lucas 16:17; Rom.3:20; 4:15.

    Rom. 7:12. De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.

    Rom. 7:7,14,22; Gal. 3:21; Salmo 119.

    Rom. 8:7,8. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven segn la carne no pueden agradar a Dios. Josu

    24:19; Jer. 13:23; Juan 6:44; 5:44.

    Rom. 8:2-4; Porque la ley del Espritu de vida en Cristo Jess me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era dbil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, conden al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme

    al Espritu. Rom. 10:4; I Tim. 1:5; Heb. 8:10; Judas 20,21; Heb. 12:14; 16:17,18; I Cor. 12:28.

    XIII. UNA IGLESIA NOVOTESTAMENTARIA

    Creemos que una iglesia visible de Cristo es una congregacin de creyentes bautizados;1 asociados mediante pacto en la fe y el compaerismo del evangelio;2 la cual practica las ordenanzas de Cristo;3 es gobernada por Sus leyes;4 y ejerce los dones, derechos y privilegios que a ella otorga la palabra de l mismo;5 y cuyos oficiales bblicos son el pastor, u obispo y los diconos;6 estando definidos los requisi-tos, calificaciones, cualidades y obligaciones de estos oficiales en las epstolas de Pablo a Timoteo y a

    Tito.

    Textos bblicos que lo apoyan

    I Cor. 1:1-13. Pablo, a la iglesia de Dios que est en Corinto, acaso est dividido Cristo? Fue crucificado Pablo por vosotros? O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo?. Mateo 18:17;

    Hechos 5:11; 8:1; 11:22; I Cor. 4:17; 14:23; III Juan 9; I Tim. 3:5.

    Hechos 2:41,42. As que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se aadieron aquel da como tres mil personas. II Cor. 8:5. se dieron primeramente al Seor, y luego a nosotros por la

    voluntad de Dios. Hechos 2:47; I Cor. 5:12,13.

    I Cor. 11:2. Os alabo, hermanos, porque en todos os acordis de m, y retenis las instrucciones tal como os las entregu. II Tes. 3:6; Rom. 16:17-20; I Cor. 11:23; Mat. 18:15-20; I Cor. 5:6; II Cor. 2:7;

    I Cor. 4:11.

    Mat. 28:20. ensendoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Juan 14:15; 15:12; I

    Juan 4:21; Juan 14:21; I Tes. 4:2; II Juan 6; Gal. 6:2. Todas las Epstolas.

    Efesios 4:7. Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cris-to. I Cor. 14:12. procurad abundar en ellos para edificacin de la iglesia. Fil. 1:27. oiga de voso-tros que estis firmes en un mismo espritu, combatiendo unnimes por la fe del evangelio. I Cor.

    12:14.

    Fil. 1:1. con los obispos y diconos. Hechos 14:23; 15:22; I Tim. 2; Tito 1.

    XIV. EL BAUTISMO ESCRITURAL Y LA CENA DEL SEOR

    Creemos que el bautismo bblico es la inmersin en agua, del que tenga fe en Cristo;1 en el nombre

    11

    vida, y Lzaro tambin males; pero ahora ste es consolado aqu, y t atormentado. Juan 8:21,24; Prov.

    10:24; Lucas 12:4,5; 9:23-26; Juan 12:25-26. Ec. 3:17; Mat. 13:14.

    XVIII. EL MUNDO VENIDERO

    Creemos que se acerca el fin del mundo;1 que en el da postrero Cristo descender del cielo,2 y le-vantar los muertos del sepulcro para que reciban su retribucin final;3 que entonces se verificar una separacin solemne;4 que los impos sern sentenciados al castigo eterno, y los justos al gozo sin fin;5 y que este juicio determinar para siempre, sobre los principios de justicia, el estado final de los hombres

    en el cielo, o en el infierno.6

    Textos bblicos que lo apoyan

    I Pedro 4:7. Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oracin. I Cor.

    7:29-31; heb. 1:10-12; Mateo 24:35; I Juan 2:17; Mat. 28:20; 13:39,40; II Pedro 3:3-13.

    Hechos 1:11. Este mismo Jess, que ha sido tomado de vosotros al cielo, as vendr como le habis

    visto ir al cielo. Apo. 1:7; Heb. 9:28; Hechos 3:21; I Tes. 4:13-18; 5:1-11.

    Hechos 24:15. ha de haber resurreccin de los muertos, as de justos como de injustos. I Cor.

    15:12-59; Luc. 14:14; Dan. 12:2; Juan 5:28,29; 6:40; 11:25,26; II Tim. 1:10; Hechos 10:42.

    Mat. 13:49. saldrn los ngeles, y apartarn a los malos de entre los justos. Mat. 13:37-43;

    24:30,31; 25:31-33.

    Mat. 25:35-46. E irn stos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna. Apo. 22:11. El que es injusto, sea injusto todava; y el que es inmundo, sea inmundo todava; y el que es justo, practique la jus-ticia todava; y el que es santo, santifquese todava. I Cor. 6:9,10; Marcos 9:43-48; II Pedro 2:9; Judas

    7; Fil. 3:19; Rom. 6:22; II Cor. 5:10,11; Juan 4:36; II Cor. 4:18.

    Rom. 3:5,6. Ser injusto Dios que da castigo? (Hablo como hombre). En ninguna manera; de otro modo, cmo juzgara Dios al mundo? II Tes. 1:6-12. Porque es justo delante de Dios pagar con tribu-lacin a los que os atribulan y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando venga en aquel da para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron. Heb.

    6:1,2; I Cor. 4:5; Hechos 17:31; Rom. 2:2-16; Apo. 20:11,12; I Juan 2:28; 4:17.

    PUESTO QUE TODAS ESTAS COSAS HAN DE SER DESHECHAS, CMO NO DEBIS

    VOSOTROS ANDAR EN SANTA Y PIADOSA MANERA DE VIVIR, ESPERANDO Y APRE-

    SURNDOOS PARA LA VENIDA DEL DA DE DIOS?. II Pedro 3:11,12.

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    Salmo 118:15. Voz de jbilo y de salvacin hay en las tiendas de los justos. Jn. 20:1,19,26.

    Heb. 10:24,25. no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre. Lev. 19:30.

    Exodo 46:3; Lucas 4:16; Salmo 26:8; 87:3.

    Heb. 4:3-11. Pero los que hemos credo entramos en el reposo.

    XVI. EL GOBIERNO CIVIL

    Creemos que el gobierno civil existe por disposicin divina para los intereses y buen orden de la sociedad humana;1 y que debemos orar por los magistrados honrndolos en conciencia, y obedecin-doles;2 salvo en cosas que sean opuestas a la voluntad de nuestro Seor Jesucristo,3 nico dueo de la

    conciencia, y prncipe de los reyes de la tierra.4

    Textos bblicos que lo apoyan

    Rom. 13:1-7. no hay autoridad sino de parte de Dios, Porque los magistrados no estn para

    infundir temor al que hace el bien, sino al malo. Deum. 16:18; II Sam. 23:3; Exodo 18:23; Jer. 30:21.

    Mat. 22:21. Dad, pues, a Csar lo que es de Csar, y a Dios lo que es de Dios. Tito 3:1; I Pedro

    2:13; Tim. 2:1-8.

    Hechos 5:29. Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. Mat. 10:28. temed ms bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Daniel 3:15-18; 6:7-10; Hechos

    4:18-20.

    Mateo 23:10. porque uno es vuestro Maestro, el Cristo. Rom. 14:4. T quien eres, que juzgas al criado ajeno? Apo. 19:16. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE RE-

    YES Y SEOR DE SEORES. Salmo 72:11; Salmo 2; Rom. 14:9-13.

    XVII. EL JUSTO Y EL PERDIDO

    Creemos que hay una diferencia radical y de esencia entre le justo y el perdido;1 y que slo por medio de la fe son justificados en el nombre de nuestro Seor Jesucristo, y santificados por el Espritu de nuestro Dios y los justos son de Su estimacin;2 todo aquel que sigue impo e incrdulo es malo y contina dentro de la maldicin;3 que tal distincin es tan real entre la vida actual del hombre como

    despus de la muerte.4

    Textos bblicos que lo apoyan

    Mal. 3:18. Entonces os volveris, y discerniris la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve. Prov. 12:26; Isa. 5:20; Gen. 18:23; Jer. 15:19; Hechos 10:34,35;

    Rom. 6:16.

    Rom. 1:17. Mas el justo por la fe vivir. Rom. 7:6. Pero ahora estamos libres de la ley, por ha-ber muerto para aquella en que estbamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el rgimen nuevo del Espritu y no bajo el rgimen viejo de la letra. I Juan 2:29. Si sabis que l es justo, sabed tambin que todo el que hace justicia es nacido de l. I Juan 3:7; Rom. 6:18,22; I Cor. 11:32; Prov. 11:31; I

    Pedro 4:17,18.

    I Juan 5:19. Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero est bajo el maligno. Gal. 3:10. Porque todos los que dependen de las obras de la ley estn bajo maldicin. Juan 3:36; Isa. 57:21;

    Salmo 10:4; Isa. 55:6,7.

    Prov. 14:32. Por su maldad ser lanzado el impo; mas el justo en su muerte tiene esperanza. Vase tambin el ejemplo del rico y Lzaro. Lucas 16:25. acurdate que recibiste tus bienes en tu

    9

    del Padre, y del Hijo y del Espritu Santo;2 a fin de proclamar, mediante bello emblema solemne, esta fe en el Salvador crucificado, sepultado y resucitado, y tambin el efecto de la misma fe, a saber, nues-tra muerte al pecado y resurreccin a una vida nueva;3 y que el bautismo es requisito previo a los privi-legios de la relacin con la iglesia y la participacin en la Cena del Seor;4 en la cual los miembros de la iglesia por el uso correcto del pan sin levadura y el jugo de la vid, conmemoran juntos el amor por el

    que muri, Jesucristo;5 precedido siempre de un examen personal serio del participante.6

    Textos bblicos que lo apoyan

    Hechos 8:36-39. y dijo el eunuco: Aqu hay agua; qu impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: Si crees de todo corazn, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautiz. Mat. 3:5,6; Juan 3:22,23;

    4:1,2; Mat. 28:19; Marcos 16:16: Hechos 2:38; 8:12; 16:32-34; 18:8.

    Mat. 28:19. Bautizndolos en el hombre del Padre, y del Hijo, y del Espritu Santo. Hechos

    10:47,48; Gal. 3:27,28.

    Rom. 6:4. Porque somos sepultados juntamente con l para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucit de los muertos por la gloria del Padre, as tambin nosotros andemos en vida nue-

    va. Col. 2:12; I Pedro 3:20,21; Hechos 22:16.

    Hechos 2:41,42. As que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se aadieron aquel da como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los apstoles, en la comunin unos con otros,

    en el partimiento del pan y en las oraciones. Mateo 28:19,20. Los Hechos y las Epstolas.

    I Cor. 11:26. As, pues, todas la veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del

    Seor anunciis hasta que l venga. Mateo 26:26-29; Marcos 14:22-25; Lucas 22:14-20.

    I Cor. 11:28. Por tanto, prubese cada uno a s mismo, y coma as del pan, y beba de la copa. I

    Cor. 5:1,8; 10:3-32; 11:17-32; Juan 6:26-71.

    Nosotros no reconocemos como bautismo bblico las inmersiones practicadas por otras denomi-

    naciones, por falta de autoridad eclesistica en su administracin.

    Creemos que tanto el bautismo como la Cena del Seor deben ser administradas solamente por

    ministros ordenados debidamente.

    XV. EL DA DEL SEOR

    Creemos que el primer da de la semana es el Da del Seor, o sea el Domingo;1 que debe ser con-sagrado y servicial al Seor;2 abstenindose el cristiano de todo trabajo secular y recreacin pecamino-sa,3 valindose con devocin de todos los medios de gracia privados,4 y pblicos;5 y preparndose para

    el descanso que le queda al pueblo de Dios.6

    Textos bblicos que lo apoyan

    Hechos 20:7. El primer da de la semana, reunidos los discpulos para partir el pan, Pablo se ense-

    aba. Col. 2:14; Marcos 2:27; Juan 20:19; I Cor. 16:1,2.

    xodo 20:8. Acurdate del da de reposo para santificarlo. Apo. 1:10. Yo estaba en el Espritu en el da del Seor. Salmo 118:24. Este es el da que hizo Jehov; Nos gozaremos y alegraremos en

    l.

    Isa. 58:13,14. Si retrajeres del da de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi da santo, y lo lla-mares delicia, santo, glorioso de Jehov; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscan-do tu voluntad, ni hablando tus propias palabras, entonces te deleitars en Jehov; y yo te har subir

    sobre las alturas de la tierra, y te dar a comer la heredad de Jacob. Isa. 56:2-8.