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DECISIONES AMBIENTALESY LIBERALISMO

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Patricio Crespo Coello

DECISIONES AMBIENTALESY LIBERALISMO

Con la colaboración de:Juan Carlos Bustamante

2008

Patricio Crespo Coello

DECISIONES AMBIENTALESY LIBERALISMO

Con la colaboración de:Juan Carlos Bustamante

2008

Patricio Crespo Coello

DECISIONES AMBIENTALESY LIBERALISMO

Con la colaboración de:Juan Carlos Bustamante

2008

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Decisiones ambientales y liberalismoPatricio Crespo Coello

Con la colaboración de: Juan Carlos Bustamante

1era. edición: Ediciones Abya-YalaAv. 12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfonos: 2506-247 / 2506-251Fax: (593-2) 2506-255 / 2 506-267e-mail: [email protected]

Diseño yDiagramación: Ediciones Abya-Yala

ISBN: 978-9978-22-754-1

Impresión: Abya-YalaQuito-Ecuador

© PATRICIO CRESPO COELLO, Quito, 2008

Impreso en Quito Ecuador, agosto 2008

Decisiones ambientales y liberalismoPatricio Crespo Coello

Con la colaboración de: Juan Carlos Bustamante

1era. edición: Ediciones Abya-YalaAv. 12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfonos: 2506-247 / 2506-251Fax: (593-2) 2506-255 / 2 506-267e-mail: [email protected]

Diseño yDiagramación: Ediciones Abya-Yala

ISBN: 978-9978-22-754-1

Impresión: Abya-YalaQuito-Ecuador

© PATRICIO CRESPO COELLO, Quito, 2008

Impreso en Quito Ecuador, agosto 2008

Decisiones ambientales y liberalismoPatricio Crespo Coello

Con la colaboración de: Juan Carlos Bustamante

1era. edición: Ediciones Abya-YalaAv. 12 de Octubre 14-30 y WilsonCasilla: 17-12-719Teléfonos: 2506-247 / 2506-251Fax: (593-2) 2506-255 / 2 506-267e-mail: [email protected]

Diseño yDiagramación: Ediciones Abya-Yala

ISBN: 978-9978-22-754-1

Impresión: Abya-YalaQuito-Ecuador

© PATRICIO CRESPO COELLO, Quito, 2008

Impreso en Quito Ecuador, agosto 2008

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Agradecimientos

Agradezco a Juan Carlos Bustamante, quiense interesó en la audaz idea y la respaldó desdeel análisis matemático. A Mauricio García Mo-reno, amigo de toda la vida, por sus agudas ob-servaciones tanto de contenido, de estructura,como de estilo. A Roldán Muradián, académicocomprometido, que aportó con elementos crí-ticos fundamentales, especialmente desde laeconomía.

También deseo expresar mi agradecimientoa Gerardo Verschoor y Pablo Ospina por susrecomendaciones bibliográficas y sus críticasoportunas. Una mención especial para PatriciaCamacho representante de INTERCOOPERA-TION en la Región Andina, para Fernando Te-rán coordinador del PDDL y para AntonioGaybor Secretario Ejecutivo del CAMAREN.

A mis inolvidables maestros de filosofía Ar-turo Andrés Roig y Rodolfo Mario Agoglia. Susenseñanzas están presentes, de una u otra for-ma, en todo lo que pienso.

Y mi comprometido y amoroso reconoci-miento para Viviana, Esteban y Emilia, a quie-

Agradecimientos

Agradezco a Juan Carlos Bustamante, quiense interesó en la audaz idea y la respaldó desdeel análisis matemático. A Mauricio García Mo-reno, amigo de toda la vida, por sus agudas ob-servaciones tanto de contenido, de estructura,como de estilo. A Roldán Muradián, académicocomprometido, que aportó con elementos crí-ticos fundamentales, especialmente desde laeconomía.

También deseo expresar mi agradecimientoa Gerardo Verschoor y Pablo Ospina por susrecomendaciones bibliográficas y sus críticasoportunas. Una mención especial para PatriciaCamacho representante de INTERCOOPERA-TION en la Región Andina, para Fernando Te-rán coordinador del PDDL y para AntonioGaybor Secretario Ejecutivo del CAMAREN.

A mis inolvidables maestros de filosofía Ar-turo Andrés Roig y Rodolfo Mario Agoglia. Susenseñanzas están presentes, de una u otra for-ma, en todo lo que pienso.

Y mi comprometido y amoroso reconoci-miento para Viviana, Esteban y Emilia, a quie-

Agradecimientos

Agradezco a Juan Carlos Bustamante, quiense interesó en la audaz idea y la respaldó desdeel análisis matemático. A Mauricio García Mo-reno, amigo de toda la vida, por sus agudas ob-servaciones tanto de contenido, de estructura,como de estilo. A Roldán Muradián, académicocomprometido, que aportó con elementos crí-ticos fundamentales, especialmente desde laeconomía.

También deseo expresar mi agradecimientoa Gerardo Verschoor y Pablo Ospina por susrecomendaciones bibliográficas y sus críticasoportunas. Una mención especial para PatriciaCamacho representante de INTERCOOPERA-TION en la Región Andina, para Fernando Te-rán coordinador del PDDL y para AntonioGaybor Secretario Ejecutivo del CAMAREN.

A mis inolvidables maestros de filosofía Ar-turo Andrés Roig y Rodolfo Mario Agoglia. Susenseñanzas están presentes, de una u otra for-ma, en todo lo que pienso.

Y mi comprometido y amoroso reconoci-miento para Viviana, Esteban y Emilia, a quie-

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nes dedico este trabajo, así como para mis pa-dres, cuyo calor siempre me acompaña.

Finalmente, un agradecimiento muy especialpara Suzanne Mueller, Directora Residente de laCOSUDE en Ecuador, pues sin su apoyo no hu-biese sido posible que este libro llegue a más in-teresados en el tema, y a Anabel Castillo, Direc-tora Editorial de Abya-Yala que auspició la pu-blicación del texto.

nes dedico este trabajo, así como para mis pa-dres, cuyo calor siempre me acompaña.

Finalmente, un agradecimiento muy especialpara Suzanne Mueller, Directora Residente de laCOSUDE en Ecuador, pues sin su apoyo no hu-biese sido posible que este libro llegue a más in-teresados en el tema, y a Anabel Castillo, Direc-tora Editorial de Abya-Yala que auspició la pu-blicación del texto.

nes dedico este trabajo, así como para mis pa-dres, cuyo calor siempre me acompaña.

Finalmente, un agradecimiento muy especialpara Suzanne Mueller, Directora Residente de laCOSUDE en Ecuador, pues sin su apoyo no hu-biese sido posible que este libro llegue a más in-teresados en el tema, y a Anabel Castillo, Direc-tora Editorial de Abya-Yala que auspició la pu-blicación del texto.

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Índice

Presentación.................................................. 9Prólogo.......................................................... 11

1. INTRODUCCIÓN ................................... 15Sentido y trayectoria..................................... 15La hipótesis conceptual de fondo ................ 16El marco de análisis ...................................... 17Racionalidad y moralidad ............................ 21El contrato y los arreglos económicos ......... 24

2. LOS CAMPOS DE DECISIÓN AMBIENTAL ............................ 35Caracterización del campo de decisión ambiental........................................ 35Elementos principales de los campos de decisión ambiental................................... 38La función de distancia de efecto................. 42En torno al modelo logístico........................ 46“Tendencia no es destino”............................ 49Implicancia lógica en el campo de decisión ambiental........................................ 51Decisiones ambientales individuales equiparables .................................................. 52

Índice

Presentación.................................................. 9Prólogo.......................................................... 11

1. INTRODUCCIÓN ................................... 15Sentido y trayectoria..................................... 15La hipótesis conceptual de fondo ................ 16El marco de análisis ...................................... 17Racionalidad y moralidad ............................ 21El contrato y los arreglos económicos ......... 24

2. LOS CAMPOS DE DECISIÓN AMBIENTAL ............................ 35Caracterización del campo de decisión ambiental........................................ 35Elementos principales de los campos de decisión ambiental................................... 38La función de distancia de efecto................. 42En torno al modelo logístico........................ 46“Tendencia no es destino”............................ 49Implicancia lógica en el campo de decisión ambiental........................................ 51Decisiones ambientales individuales equiparables .................................................. 52

Índice

Presentación.................................................. 9Prólogo.......................................................... 11

1. INTRODUCCIÓN ................................... 15Sentido y trayectoria..................................... 15La hipótesis conceptual de fondo ................ 16El marco de análisis ...................................... 17Racionalidad y moralidad ............................ 21El contrato y los arreglos económicos ......... 24

2. LOS CAMPOS DE DECISIÓN AMBIENTAL ............................ 35Caracterización del campo de decisión ambiental........................................ 35Elementos principales de los campos de decisión ambiental................................... 38La función de distancia de efecto................. 42En torno al modelo logístico........................ 46“Tendencia no es destino”............................ 49Implicancia lógica en el campo de decisión ambiental........................................ 51Decisiones ambientales individuales equiparables .................................................. 52

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El radio de reacción del campo de decisión ambiental........................................ 53¿El concepto de campo aplicado al mundo de la ética? .................................... 64

3. IMPLICACIONES DE LOS CAMPOS .............................................. 69¿Causalidad intencional? .............................. 69La curva ambiental de Kuznets:entre lo local y lo global ............................... 76Las decisiones en el utilitarismo:el egoísta ambiental ...................................... 81Las teorías de la elección racional................ 84Opacidad de las decisiones ambientales individuales................................................... 90Un ejemplo: el conductor y el transeúnte ................................................. 92

4. DECISIONES DE CONSUMO Y DE PRODUCCIÓN .................................. 99Víctimas y culpables ..................................... 99El consumo disociado .................................. 103El consumo y la perspectiva neoclásica ....... 106¿Individuos o familias como decisores?....... 117¿Consumo sostenible? .................................. 122Microfísica del consumo .............................. 128El principio contaminador pagador aplicado al consumo..................................... 133

5. BIBLIOGRAFÍA........................................ 139

Sobre los autores........................................... 143

El radio de reacción del campo de decisión ambiental........................................ 53¿El concepto de campo aplicado al mundo de la ética? .................................... 64

3. IMPLICACIONES DE LOS CAMPOS .............................................. 69¿Causalidad intencional? .............................. 69La curva ambiental de Kuznets:entre lo local y lo global ............................... 76Las decisiones en el utilitarismo:el egoísta ambiental ...................................... 81Las teorías de la elección racional................ 84Opacidad de las decisiones ambientales individuales................................................... 90Un ejemplo: el conductor y el transeúnte ................................................. 92

4. DECISIONES DE CONSUMO Y DE PRODUCCIÓN .................................. 99Víctimas y culpables ..................................... 99El consumo disociado .................................. 103El consumo y la perspectiva neoclásica ....... 106¿Individuos o familias como decisores?....... 117¿Consumo sostenible? .................................. 122Microfísica del consumo .............................. 128El principio contaminador pagador aplicado al consumo..................................... 133

5. BIBLIOGRAFÍA........................................ 139

Sobre los autores........................................... 143

El radio de reacción del campo de decisión ambiental........................................ 53¿El concepto de campo aplicado al mundo de la ética? .................................... 64

3. IMPLICACIONES DE LOS CAMPOS .............................................. 69¿Causalidad intencional? .............................. 69La curva ambiental de Kuznets:entre lo local y lo global ............................... 76Las decisiones en el utilitarismo:el egoísta ambiental ...................................... 81Las teorías de la elección racional................ 84Opacidad de las decisiones ambientales individuales................................................... 90Un ejemplo: el conductor y el transeúnte ................................................. 92

4. DECISIONES DE CONSUMO Y DE PRODUCCIÓN .................................. 99Víctimas y culpables ..................................... 99El consumo disociado .................................. 103El consumo y la perspectiva neoclásica ....... 106¿Individuos o familias como decisores?....... 117¿Consumo sostenible? .................................. 122Microfísica del consumo .............................. 128El principio contaminador pagador aplicado al consumo..................................... 133

5. BIBLIOGRAFÍA........................................ 139

Sobre los autores........................................... 143

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Presentación

La humanidad incrementa, día a día, supreocupación por la situación global del am-biente. A su vez, la comunidad internacional,los gobiernos nacionales, las corporaciones ylas instituciones del tercer sector cuentan aho-ra con abundante información sobre, entreotros temas, el cambio climático, la destruc-ción de la biodiversidad, el problema hídrico yla deforestación.

En este contexto, el ciudadano de a pie se vedesbordado por una crisis ambiental de índoleplanetaria. Es como si una avalancha descomu-nal, colina abajo, vendría a toda velocidad sinque el individuo pueda hacer nada para dete-nerla.

Pese a este escenario pesimista, PatricioCrespo Coello con su libro “Decisiones ambien-tales y liberalismo” propone, desde una peculiarhipótesis filosófica, no exenta de polémicas, queel individuo tiene en su poder un arma muy es-pecial: la capacidad de tomar decisiones espe-

Presentación

La humanidad incrementa, día a día, supreocupación por la situación global del am-biente. A su vez, la comunidad internacional,los gobiernos nacionales, las corporaciones ylas instituciones del tercer sector cuentan aho-ra con abundante información sobre, entreotros temas, el cambio climático, la destruc-ción de la biodiversidad, el problema hídrico yla deforestación.

En este contexto, el ciudadano de a pie se vedesbordado por una crisis ambiental de índoleplanetaria. Es como si una avalancha descomu-nal, colina abajo, vendría a toda velocidad sinque el individuo pueda hacer nada para dete-nerla.

Pese a este escenario pesimista, PatricioCrespo Coello con su libro “Decisiones ambien-tales y liberalismo” propone, desde una peculiarhipótesis filosófica, no exenta de polémicas, queel individuo tiene en su poder un arma muy es-pecial: la capacidad de tomar decisiones espe-

Presentación

La humanidad incrementa, día a día, supreocupación por la situación global del am-biente. A su vez, la comunidad internacional,los gobiernos nacionales, las corporaciones ylas instituciones del tercer sector cuentan aho-ra con abundante información sobre, entreotros temas, el cambio climático, la destruc-ción de la biodiversidad, el problema hídrico yla deforestación.

En este contexto, el ciudadano de a pie se vedesbordado por una crisis ambiental de índoleplanetaria. Es como si una avalancha descomu-nal, colina abajo, vendría a toda velocidad sinque el individuo pueda hacer nada para dete-nerla.

Pese a este escenario pesimista, PatricioCrespo Coello con su libro “Decisiones ambien-tales y liberalismo” propone, desde una peculiarhipótesis filosófica, no exenta de polémicas, queel individuo tiene en su poder un arma muy es-pecial: la capacidad de tomar decisiones espe-

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cialmente desde el consumo. De esta forma ellibro presenta la pregunta: ¿Hasta qué punto losindividuos son conscientes de su responsabili-dad ética en relación al colapso ambiental? Setrata de una pregunta sencilla, sin embargo,contestarla lleva a una producción prolífica ydesafiante, pues el libro muestra las múltiplesaristas que se derivan de esta reflexión.

Dada la relevancia del tema y por la origi-nalidad de su tratamiento, la Agencia Suiza pa-ra el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE),que justamente se encuentra celebrando sus 40años de apoyo al Ecuador, en cooperación conla Editorial Abya Yala, decidieron auspiciar es-ta publicación pues se trata de una miradafresca y novedosa, útil para analizar viejos di-lemas. Esperamos que los lectores compartanesta impresión.

Anabel CastilloDirectora Editorial Abya-Yala

cialmente desde el consumo. De esta forma ellibro presenta la pregunta: ¿Hasta qué punto losindividuos son conscientes de su responsabili-dad ética en relación al colapso ambiental? Setrata de una pregunta sencilla, sin embargo,contestarla lleva a una producción prolífica ydesafiante, pues el libro muestra las múltiplesaristas que se derivan de esta reflexión.

Dada la relevancia del tema y por la origi-nalidad de su tratamiento, la Agencia Suiza pa-ra el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE),que justamente se encuentra celebrando sus 40años de apoyo al Ecuador, en cooperación conla Editorial Abya Yala, decidieron auspiciar es-ta publicación pues se trata de una miradafresca y novedosa, útil para analizar viejos di-lemas. Esperamos que los lectores compartanesta impresión.

Anabel CastilloDirectora Editorial Abya-Yala

cialmente desde el consumo. De esta forma ellibro presenta la pregunta: ¿Hasta qué punto losindividuos son conscientes de su responsabili-dad ética en relación al colapso ambiental? Setrata de una pregunta sencilla, sin embargo,contestarla lleva a una producción prolífica ydesafiante, pues el libro muestra las múltiplesaristas que se derivan de esta reflexión.

Dada la relevancia del tema y por la origi-nalidad de su tratamiento, la Agencia Suiza pa-ra el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE),que justamente se encuentra celebrando sus 40años de apoyo al Ecuador, en cooperación conla Editorial Abya Yala, decidieron auspiciar es-ta publicación pues se trata de una miradafresca y novedosa, útil para analizar viejos di-lemas. Esperamos que los lectores compartanesta impresión.

Anabel CastilloDirectora Editorial Abya-Yala

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Prólogo

La primera versión de este libro surgió deun requerimiento académico del curso interna-cional sobre Gestión política y socio ambientalde los recursos naturales. Este curso fue auspi-ciado por NUFFIC, institución holandesa quepromueve un sistema de becas para la forma-ción de técnicos en diferentes partes del mun-do. Fue ejecutado en Ecuador en una alianzaentre el Consorcio CAMAREN y el Instituto deEstudios Ecuatorianos (IEE), conjuntamentecon la Universidad de Tilburg de Holanda y laUniversidad de Campinas del Estado de SaoPaulo en Brasil.

El título, Decisiones ambientales y liberalis-mo, enfoca los tres elementos principales suje-tos a análisis: las decisiones de los individuos,los problemas ambientales derivados de estasdecisiones y el tipo de determinaciones que sur-gen del contexto liberal. El acercamiento teóricoal tema se realiza desde la filosofía política y laética, con una mirada cualitativa y especulativaapoyada en la matemática.

Prólogo

La primera versión de este libro surgió deun requerimiento académico del curso interna-cional sobre Gestión política y socio ambientalde los recursos naturales. Este curso fue auspi-ciado por NUFFIC, institución holandesa quepromueve un sistema de becas para la forma-ción de técnicos en diferentes partes del mun-do. Fue ejecutado en Ecuador en una alianzaentre el Consorcio CAMAREN y el Instituto deEstudios Ecuatorianos (IEE), conjuntamentecon la Universidad de Tilburg de Holanda y laUniversidad de Campinas del Estado de SaoPaulo en Brasil.

El título, Decisiones ambientales y liberalis-mo, enfoca los tres elementos principales suje-tos a análisis: las decisiones de los individuos,los problemas ambientales derivados de estasdecisiones y el tipo de determinaciones que sur-gen del contexto liberal. El acercamiento teóricoal tema se realiza desde la filosofía política y laética, con una mirada cualitativa y especulativaapoyada en la matemática.

Prólogo

La primera versión de este libro surgió deun requerimiento académico del curso interna-cional sobre Gestión política y socio ambientalde los recursos naturales. Este curso fue auspi-ciado por NUFFIC, institución holandesa quepromueve un sistema de becas para la forma-ción de técnicos en diferentes partes del mun-do. Fue ejecutado en Ecuador en una alianzaentre el Consorcio CAMAREN y el Instituto deEstudios Ecuatorianos (IEE), conjuntamentecon la Universidad de Tilburg de Holanda y laUniversidad de Campinas del Estado de SaoPaulo en Brasil.

El título, Decisiones ambientales y liberalis-mo, enfoca los tres elementos principales suje-tos a análisis: las decisiones de los individuos,los problemas ambientales derivados de estasdecisiones y el tipo de determinaciones que sur-gen del contexto liberal. El acercamiento teóricoal tema se realiza desde la filosofía política y laética, con una mirada cualitativa y especulativaapoyada en la matemática.

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La publicación está dirigida, prioritariamen-te, a los académicos interesados en la ética am-biental. Sin embargo, su público puede ser másamplio e incluir a personas ocupadas en temasfilosóficos, de ecología política y de ecologíaeconómica.

El contenido está organizado en cuatro par-tes. En la primera, la introducción, se estableceel trazado de cancha de la investigación filosó-fica, la hipótesis principal, así como el alcance ylos límites del estudio partiendo de las fuentesbibliográficas usadas por el autor. La segundaparte presenta el concepto principal del libro,esto es, los campos de decisión ambiental. Seargumenta sobre su sentido y capacidad heu-rística y se caracterizan los campos de maneracualitativa con ayuda del lenguaje matemático.En la tercera parte se analizan las implicacionesde los campos de decisión ambiental y su rela-ción con las teorías de la elección racional ycon la ética utilitarista. Finalmente, en la cuartaparte, se aborda el tema de las decisiones deconsumo y de producción.

La aspiración es ambiciosa y modesta. Am-biciosa porque pretende aportar con un marcointerpretativo original. Modesta, porque estemarco interpretativo se propone como una hi-pótesis que requiere validación.

El libro que el lector tiene en sus manos pos-tula que las decisiones individuales que afectanal ambiente, deben incorporarse al contrato, co-mo una forma de reconciliar la racionalidadcon la moralidad. Para esto se presenta el con-

La publicación está dirigida, prioritariamen-te, a los académicos interesados en la ética am-biental. Sin embargo, su público puede ser másamplio e incluir a personas ocupadas en temasfilosóficos, de ecología política y de ecologíaeconómica.

El contenido está organizado en cuatro par-tes. En la primera, la introducción, se estableceel trazado de cancha de la investigación filosó-fica, la hipótesis principal, así como el alcance ylos límites del estudio partiendo de las fuentesbibliográficas usadas por el autor. La segundaparte presenta el concepto principal del libro,esto es, los campos de decisión ambiental. Seargumenta sobre su sentido y capacidad heu-rística y se caracterizan los campos de maneracualitativa con ayuda del lenguaje matemático.En la tercera parte se analizan las implicacionesde los campos de decisión ambiental y su rela-ción con las teorías de la elección racional ycon la ética utilitarista. Finalmente, en la cuartaparte, se aborda el tema de las decisiones deconsumo y de producción.

La aspiración es ambiciosa y modesta. Am-biciosa porque pretende aportar con un marcointerpretativo original. Modesta, porque estemarco interpretativo se propone como una hi-pótesis que requiere validación.

El libro que el lector tiene en sus manos pos-tula que las decisiones individuales que afectanal ambiente, deben incorporarse al contrato, co-mo una forma de reconciliar la racionalidadcon la moralidad. Para esto se presenta el con-

La publicación está dirigida, prioritariamen-te, a los académicos interesados en la ética am-biental. Sin embargo, su público puede ser másamplio e incluir a personas ocupadas en temasfilosóficos, de ecología política y de ecologíaeconómica.

El contenido está organizado en cuatro par-tes. En la primera, la introducción, se estableceel trazado de cancha de la investigación filosó-fica, la hipótesis principal, así como el alcance ylos límites del estudio partiendo de las fuentesbibliográficas usadas por el autor. La segundaparte presenta el concepto principal del libro,esto es, los campos de decisión ambiental. Seargumenta sobre su sentido y capacidad heu-rística y se caracterizan los campos de maneracualitativa con ayuda del lenguaje matemático.En la tercera parte se analizan las implicacionesde los campos de decisión ambiental y su rela-ción con las teorías de la elección racional ycon la ética utilitarista. Finalmente, en la cuartaparte, se aborda el tema de las decisiones deconsumo y de producción.

La aspiración es ambiciosa y modesta. Am-biciosa porque pretende aportar con un marcointerpretativo original. Modesta, porque estemarco interpretativo se propone como una hi-pótesis que requiere validación.

El libro que el lector tiene en sus manos pos-tula que las decisiones individuales que afectanal ambiente, deben incorporarse al contrato, co-mo una forma de reconciliar la racionalidadcon la moralidad. Para esto se presenta el con-

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cepto de “los campos de decisión ambiental”.Gracias a este concepto se busca transparentarla relación de responsabilidad ambiental del in-dividuo, en la ocurrencia de los problemas am-bientales.

Patricio Crespo CoelloQuito, septiembre del 2008

cepto de “los campos de decisión ambiental”.Gracias a este concepto se busca transparentarla relación de responsabilidad ambiental del in-dividuo, en la ocurrencia de los problemas am-bientales.

Patricio Crespo CoelloQuito, septiembre del 2008

cepto de “los campos de decisión ambiental”.Gracias a este concepto se busca transparentarla relación de responsabilidad ambiental del in-dividuo, en la ocurrencia de los problemas am-bientales.

Patricio Crespo CoelloQuito, septiembre del 2008

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1. Introducción

Sentido y trayectoria

Esta investigación filosófica evolucionó des-de el estudio de los umbrales éticos en las polí-ticas públicas ambientales, hacia el análisis másacotado de las decisiones individuales que afec-tan al ambiente, tema también de la razón prác-tica o de la ética.

Evolucionó de esta manera por los aportesde las lecturas de John Rawls y David Gauthier.En efecto, para considerar con alguna profundi-dad el tema de las políticas públicas ambienta-les, había primero que trabajar el concepto delas decisiones ambientales. ¿Cómo funcionanlas decisiones ambientales, cómo interactúan,desde dónde se construye la responsabilidadética sobre una decisión ambiental? Si se clarifi-ca el panorama acerca de las decisiones, enton-ces puede darse un salto mayor en la discusiónde las políticas públicas y sus umbrales éticos,pero esto es parte de un programa que el librono pretende cubrir.

1. Introducción

Sentido y trayectoria

Esta investigación filosófica evolucionó des-de el estudio de los umbrales éticos en las polí-ticas públicas ambientales, hacia el análisis másacotado de las decisiones individuales que afec-tan al ambiente, tema también de la razón prác-tica o de la ética.

Evolucionó de esta manera por los aportesde las lecturas de John Rawls y David Gauthier.En efecto, para considerar con alguna profundi-dad el tema de las políticas públicas ambienta-les, había primero que trabajar el concepto delas decisiones ambientales. ¿Cómo funcionanlas decisiones ambientales, cómo interactúan,desde dónde se construye la responsabilidadética sobre una decisión ambiental? Si se clarifi-ca el panorama acerca de las decisiones, enton-ces puede darse un salto mayor en la discusiónde las políticas públicas y sus umbrales éticos,pero esto es parte de un programa que el librono pretende cubrir.

1. Introducción

Sentido y trayectoria

Esta investigación filosófica evolucionó des-de el estudio de los umbrales éticos en las polí-ticas públicas ambientales, hacia el análisis másacotado de las decisiones individuales que afec-tan al ambiente, tema también de la razón prác-tica o de la ética.

Evolucionó de esta manera por los aportesde las lecturas de John Rawls y David Gauthier.En efecto, para considerar con alguna profundi-dad el tema de las políticas públicas ambienta-les, había primero que trabajar el concepto delas decisiones ambientales. ¿Cómo funcionanlas decisiones ambientales, cómo interactúan,desde dónde se construye la responsabilidadética sobre una decisión ambiental? Si se clarifi-ca el panorama acerca de las decisiones, enton-ces puede darse un salto mayor en la discusiónde las políticas públicas y sus umbrales éticos,pero esto es parte de un programa que el librono pretende cubrir.

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Y si acordamos una nomenclatura o un có-digo para una ética ambiental, ¿cómo puedeejercerse esa ética en la determinación de deci-siones ambientales éticas? ¿Cómo hacerlo en elcontexto de la sociedad moderna?

Así, se analiza la tesitura ética de las decisio-nes ambientales individuales. Y el problemaabordado se sintetiza en la siguiente preguntaorientadora del trabajo: ¿Qué tipo de relaciónsignificativa se puede establecer entre las deci-siones ambientales racionales y autónomas delos individuos y la ocurrencia o no ocurrenciade los problemas ambientales? El fundamentoconceptual está basado en los siguientes autoresy en unos pocos textos: David Gauthier, AlipioSánchez, John Rawls, Laura Rival, Bruno La-tour, Bourdieu, Michel Serres, Paulette Dieter-len, Rom Harré, Abitbol y Botero, PatriciaGualdoni y Elizabeth Errazti. Sin embargo, seingresa a los temas con gran libertad por partedel autor.

La pregunta a su vez alude con tópicos rela-cionados con las teorías de la elección racionaly del llamado individualismo metodológico. Unacápite trata estas relaciones tan complejas yque son motivo de arduos estudios en las cien-cias sociales actuales.

La hipótesis conceptual de fondo

“Hay quienes sostienen que, así como el razo-namiento sobre qué pensar o creer debe res-ponder a un criterio objetivo de verdad, el ra-zonamiento sobre qué hacer debe responder a

Y si acordamos una nomenclatura o un có-digo para una ética ambiental, ¿cómo puedeejercerse esa ética en la determinación de deci-siones ambientales éticas? ¿Cómo hacerlo en elcontexto de la sociedad moderna?

Así, se analiza la tesitura ética de las decisio-nes ambientales individuales. Y el problemaabordado se sintetiza en la siguiente preguntaorientadora del trabajo: ¿Qué tipo de relaciónsignificativa se puede establecer entre las deci-siones ambientales racionales y autónomas delos individuos y la ocurrencia o no ocurrenciade los problemas ambientales? El fundamentoconceptual está basado en los siguientes autoresy en unos pocos textos: David Gauthier, AlipioSánchez, John Rawls, Laura Rival, Bruno La-tour, Bourdieu, Michel Serres, Paulette Dieter-len, Rom Harré, Abitbol y Botero, PatriciaGualdoni y Elizabeth Errazti. Sin embargo, seingresa a los temas con gran libertad por partedel autor.

La pregunta a su vez alude con tópicos rela-cionados con las teorías de la elección racionaly del llamado individualismo metodológico. Unacápite trata estas relaciones tan complejas yque son motivo de arduos estudios en las cien-cias sociales actuales.

La hipótesis conceptual de fondo

“Hay quienes sostienen que, así como el razo-namiento sobre qué pensar o creer debe res-ponder a un criterio objetivo de verdad, el ra-zonamiento sobre qué hacer debe responder a

Y si acordamos una nomenclatura o un có-digo para una ética ambiental, ¿cómo puedeejercerse esa ética en la determinación de deci-siones ambientales éticas? ¿Cómo hacerlo en elcontexto de la sociedad moderna?

Así, se analiza la tesitura ética de las decisio-nes ambientales individuales. Y el problemaabordado se sintetiza en la siguiente preguntaorientadora del trabajo: ¿Qué tipo de relaciónsignificativa se puede establecer entre las deci-siones ambientales racionales y autónomas delos individuos y la ocurrencia o no ocurrenciade los problemas ambientales? El fundamentoconceptual está basado en los siguientes autoresy en unos pocos textos: David Gauthier, AlipioSánchez, John Rawls, Laura Rival, Bruno La-tour, Bourdieu, Michel Serres, Paulette Dieter-len, Rom Harré, Abitbol y Botero, PatriciaGualdoni y Elizabeth Errazti. Sin embargo, seingresa a los temas con gran libertad por partedel autor.

La pregunta a su vez alude con tópicos rela-cionados con las teorías de la elección racionaly del llamado individualismo metodológico. Unacápite trata estas relaciones tan complejas yque son motivo de arduos estudios en las cien-cias sociales actuales.

La hipótesis conceptual de fondo

“Hay quienes sostienen que, así como el razo-namiento sobre qué pensar o creer debe res-ponder a un criterio objetivo de verdad, el ra-zonamiento sobre qué hacer debe responder a

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un criterio objetivo de bondad (…) El proble-ma principal de la ética moderna es la reconci-liación de la moralidad con la racionalidad”1.

Como se verá a lo largo del texto, existe unahipótesis negativa que fundamenta el análisis:

Las decisiones ambientales individuales, espe-cialmente las de consumo, no se conectan, desdeel punto de vista de la responsabilidad ética, enforma transparente con la ocurrencia de los pro-blemas ambientales, y esto produce que dichasdecisiones en su mayoría no formen parte delcontrato social liberal.

Se podría decir, con mucha razón, que todossabemos que la decisión individual, por ejem-plo, de consumir sopa de aleta de tiburón pro-duce un serio impacto en el equilibrio ictiológi-co, pero el problema se enfoca en que dichasdecisiones no han sido analizadas en forma su-ficiente ni por la teoría económica, ni por laecología política, ni por la ética, sino solo par-cialmente.

Para profundizar el análisis sobre las decisio-nes ambientales individuales y sus implicacio-nes, el trabajo postula el concepto de los “cam-pos de decisión ambiental”. Se considera que es-te concepto es un aporte original del texto.

El marco de análisis

El problema propuesto atañe a la filosofíapolítica y a la ética filosófica. Pues trata de inda-

un criterio objetivo de bondad (…) El proble-ma principal de la ética moderna es la reconci-liación de la moralidad con la racionalidad”1.

Como se verá a lo largo del texto, existe unahipótesis negativa que fundamenta el análisis:

Las decisiones ambientales individuales, espe-cialmente las de consumo, no se conectan, desdeel punto de vista de la responsabilidad ética, enforma transparente con la ocurrencia de los pro-blemas ambientales, y esto produce que dichasdecisiones en su mayoría no formen parte delcontrato social liberal.

Se podría decir, con mucha razón, que todossabemos que la decisión individual, por ejem-plo, de consumir sopa de aleta de tiburón pro-duce un serio impacto en el equilibrio ictiológi-co, pero el problema se enfoca en que dichasdecisiones no han sido analizadas en forma su-ficiente ni por la teoría económica, ni por laecología política, ni por la ética, sino solo par-cialmente.

Para profundizar el análisis sobre las decisio-nes ambientales individuales y sus implicacio-nes, el trabajo postula el concepto de los “cam-pos de decisión ambiental”. Se considera que es-te concepto es un aporte original del texto.

El marco de análisis

El problema propuesto atañe a la filosofíapolítica y a la ética filosófica. Pues trata de inda-

un criterio objetivo de bondad (…) El proble-ma principal de la ética moderna es la reconci-liación de la moralidad con la racionalidad”1.

Como se verá a lo largo del texto, existe unahipótesis negativa que fundamenta el análisis:

Las decisiones ambientales individuales, espe-cialmente las de consumo, no se conectan, desdeel punto de vista de la responsabilidad ética, enforma transparente con la ocurrencia de los pro-blemas ambientales, y esto produce que dichasdecisiones en su mayoría no formen parte delcontrato social liberal.

Se podría decir, con mucha razón, que todossabemos que la decisión individual, por ejem-plo, de consumir sopa de aleta de tiburón pro-duce un serio impacto en el equilibrio ictiológi-co, pero el problema se enfoca en que dichasdecisiones no han sido analizadas en forma su-ficiente ni por la teoría económica, ni por laecología política, ni por la ética, sino solo par-cialmente.

Para profundizar el análisis sobre las decisio-nes ambientales individuales y sus implicacio-nes, el trabajo postula el concepto de los “cam-pos de decisión ambiental”. Se considera que es-te concepto es un aporte original del texto.

El marco de análisis

El problema propuesto atañe a la filosofíapolítica y a la ética filosófica. Pues trata de inda-

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gar en torno a las relaciones entre las decisionesambientales y la ética.

¿Cómo puede construirse una decisión am-biental éticamente calificable como tal?

Pero para responder esta pregunta, convieneestablecer ciertas nociones a modo de marco dereferencia: ¿desde dónde se plantea esta pregun-ta?, ¿desde qué marco de organización política ysocial?

El texto se ubica en los límites de una socie-dad democrática liberal, es decir, de aquella quees producto de un proceso contractualista, en laque se parte de la noción de individuos raciona-les y autónomos, que toman decisiones en unmarco de libertades básicas. Se trata entonces demirar las decisiones ambientales como un casoparticular de decisiones en las que incurre la so-ciedad democrática liberal. En cierto sentido seinscribe en las teorías de la elección racional.

Por tanto, la noción de mercado y de inte-racción libre de los individuos en el mercado,constituye piedra angular de esta reflexión, entorno a las posibilidades de las sociedades paragenerar decisiones ambientales éticamente jus-tas, o, si se quiere, se trata de indagar las posibi-lidades de decisiones ambientales buenas, en-tendiéndose por buenas, aquellas que precaute-lan la sostenibilidad ambiental y que evitan omitigan la degradación de la naturaleza. La pre-gunta busca indagar la posibilidad de decisionesindividuales éticas en el marco de las sociedadesde mercado, más allá de los arreglos que pue-dan lograrse desde los sistemas de precios.

gar en torno a las relaciones entre las decisionesambientales y la ética.

¿Cómo puede construirse una decisión am-biental éticamente calificable como tal?

Pero para responder esta pregunta, convieneestablecer ciertas nociones a modo de marco dereferencia: ¿desde dónde se plantea esta pregun-ta?, ¿desde qué marco de organización política ysocial?

El texto se ubica en los límites de una socie-dad democrática liberal, es decir, de aquella quees producto de un proceso contractualista, en laque se parte de la noción de individuos raciona-les y autónomos, que toman decisiones en unmarco de libertades básicas. Se trata entonces demirar las decisiones ambientales como un casoparticular de decisiones en las que incurre la so-ciedad democrática liberal. En cierto sentido seinscribe en las teorías de la elección racional.

Por tanto, la noción de mercado y de inte-racción libre de los individuos en el mercado,constituye piedra angular de esta reflexión, entorno a las posibilidades de las sociedades paragenerar decisiones ambientales éticamente jus-tas, o, si se quiere, se trata de indagar las posibi-lidades de decisiones ambientales buenas, en-tendiéndose por buenas, aquellas que precaute-lan la sostenibilidad ambiental y que evitan omitigan la degradación de la naturaleza. La pre-gunta busca indagar la posibilidad de decisionesindividuales éticas en el marco de las sociedadesde mercado, más allá de los arreglos que pue-dan lograrse desde los sistemas de precios.

gar en torno a las relaciones entre las decisionesambientales y la ética.

¿Cómo puede construirse una decisión am-biental éticamente calificable como tal?

Pero para responder esta pregunta, convieneestablecer ciertas nociones a modo de marco dereferencia: ¿desde dónde se plantea esta pregun-ta?, ¿desde qué marco de organización política ysocial?

El texto se ubica en los límites de una socie-dad democrática liberal, es decir, de aquella quees producto de un proceso contractualista, en laque se parte de la noción de individuos raciona-les y autónomos, que toman decisiones en unmarco de libertades básicas. Se trata entonces demirar las decisiones ambientales como un casoparticular de decisiones en las que incurre la so-ciedad democrática liberal. En cierto sentido seinscribe en las teorías de la elección racional.

Por tanto, la noción de mercado y de inte-racción libre de los individuos en el mercado,constituye piedra angular de esta reflexión, entorno a las posibilidades de las sociedades paragenerar decisiones ambientales éticamente jus-tas, o, si se quiere, se trata de indagar las posibi-lidades de decisiones ambientales buenas, en-tendiéndose por buenas, aquellas que precaute-lan la sostenibilidad ambiental y que evitan omitigan la degradación de la naturaleza. La pre-gunta busca indagar la posibilidad de decisionesindividuales éticas en el marco de las sociedadesde mercado, más allá de los arreglos que pue-dan lograrse desde los sistemas de precios.

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Todo esto quiere decir que el texto no pro-fundiza el análisis sobre opciones de decisiónambiental bajo una organización social distinta.Por ejemplo, una sociedad con una organiza-ción colectivista o comunitarista o teocrática,que podría organizar las decisiones sobre políti-ca ambiental de una manera que no sea el con-trato social entre individuos libres, autónomosy racionales.

Se da por supuesto que los individuos en elcontrato, toman decisiones “racionales”, es de-cir, que sus decisiones obedecen a ciertas lógicasadmisibles por una gran mayoría, como deci-siones plausibles en determinado marco. Enotras palabras, se espera la racionalidad típicade un consumidor.

Así por ejemplo, no sería una decisión racio-nal que todos los individuos en una sociedaddemocrática liberal, decidan dejar de invertirsus ahorros en bienes privados en el planetaTierra y, más bien, tomen la decisión de desti-nar todo el dinero en compras de tierras enMarte. O que un decisor2 económico opte porun producto más caro, cuando puede conseguiren el mercado un producto exactamente igual amenor precio.

Se parte también de decisiones de indivi-duos informados, o que tienen acceso a infor-mación veraz sobre el problema ambiental enmención. En otras palabras, toman decisionesracionales, autónomas y con base en informa-ción fiable.

Todo esto puede ayudar a la construcción deestrategias para evitar catástrofes ambientales.

Todo esto quiere decir que el texto no pro-fundiza el análisis sobre opciones de decisiónambiental bajo una organización social distinta.Por ejemplo, una sociedad con una organiza-ción colectivista o comunitarista o teocrática,que podría organizar las decisiones sobre políti-ca ambiental de una manera que no sea el con-trato social entre individuos libres, autónomosy racionales.

Se da por supuesto que los individuos en elcontrato, toman decisiones “racionales”, es de-cir, que sus decisiones obedecen a ciertas lógicasadmisibles por una gran mayoría, como deci-siones plausibles en determinado marco. Enotras palabras, se espera la racionalidad típicade un consumidor.

Así por ejemplo, no sería una decisión racio-nal que todos los individuos en una sociedaddemocrática liberal, decidan dejar de invertirsus ahorros en bienes privados en el planetaTierra y, más bien, tomen la decisión de desti-nar todo el dinero en compras de tierras enMarte. O que un decisor2 económico opte porun producto más caro, cuando puede conseguiren el mercado un producto exactamente igual amenor precio.

Se parte también de decisiones de indivi-duos informados, o que tienen acceso a infor-mación veraz sobre el problema ambiental enmención. En otras palabras, toman decisionesracionales, autónomas y con base en informa-ción fiable.

Todo esto puede ayudar a la construcción deestrategias para evitar catástrofes ambientales.

Todo esto quiere decir que el texto no pro-fundiza el análisis sobre opciones de decisiónambiental bajo una organización social distinta.Por ejemplo, una sociedad con una organiza-ción colectivista o comunitarista o teocrática,que podría organizar las decisiones sobre políti-ca ambiental de una manera que no sea el con-trato social entre individuos libres, autónomosy racionales.

Se da por supuesto que los individuos en elcontrato, toman decisiones “racionales”, es de-cir, que sus decisiones obedecen a ciertas lógicasadmisibles por una gran mayoría, como deci-siones plausibles en determinado marco. Enotras palabras, se espera la racionalidad típicade un consumidor.

Así por ejemplo, no sería una decisión racio-nal que todos los individuos en una sociedaddemocrática liberal, decidan dejar de invertirsus ahorros en bienes privados en el planetaTierra y, más bien, tomen la decisión de desti-nar todo el dinero en compras de tierras enMarte. O que un decisor2 económico opte porun producto más caro, cuando puede conseguiren el mercado un producto exactamente igual amenor precio.

Se parte también de decisiones de indivi-duos informados, o que tienen acceso a infor-mación veraz sobre el problema ambiental enmención. En otras palabras, toman decisionesracionales, autónomas y con base en informa-ción fiable.

Todo esto puede ayudar a la construcción deestrategias para evitar catástrofes ambientales.

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Después de todo son estas mismas sociedadesde mercado las generadoras de los mayores pro-blemas ambientales.

Si las sociedades democráticas liberales sonbuenas o malas, es un tema que no se discute. Eltexto parte de la constatación de que ésta es laforma dominante de organización social y quevale la pena analizar las posibilidades que brin-da esta forma de organización para, ajustando elcontrato, preservar el ambiente natural.

Como en el intento de Rawls para atar losprincipios de justicia con la libertad, aquí se en-frenta la opción de acondicionar un contratonatural3, de forma que el mundo al decir de Se-rres, este socio global, sea parte fundamentaldel contrato.

Rawls, desde una hipotética situación origi-nal, imagina a los seres humanos amparadosbajo un velo de ignorancia. Desde esta situaciónlos individuos adoptan normas racionales dejusticia bajo el entendido de que no saben de supropia circunstancia vital individual. Descono-cen si tienen atributos especiales de nacimiento,no saben tampoco de sus creencias, desconocensi son ricos o pobres, etc. En tales circunstanciasy erigidos como potenciales sujetos legisladores,parten en la situación original de una posiciónde imparcialidad para emitir las normas básicasde justicia.

De algún modo, se postula la posibilidad deun marco de decisiones ambientales sostenidastanto desde una situación original hipotética,como desde las decisiones libres y racionales de

Después de todo son estas mismas sociedadesde mercado las generadoras de los mayores pro-blemas ambientales.

Si las sociedades democráticas liberales sonbuenas o malas, es un tema que no se discute. Eltexto parte de la constatación de que ésta es laforma dominante de organización social y quevale la pena analizar las posibilidades que brin-da esta forma de organización para, ajustando elcontrato, preservar el ambiente natural.

Como en el intento de Rawls para atar losprincipios de justicia con la libertad, aquí se en-frenta la opción de acondicionar un contratonatural3, de forma que el mundo al decir de Se-rres, este socio global, sea parte fundamentaldel contrato.

Rawls, desde una hipotética situación origi-nal, imagina a los seres humanos amparadosbajo un velo de ignorancia. Desde esta situaciónlos individuos adoptan normas racionales dejusticia bajo el entendido de que no saben de supropia circunstancia vital individual. Descono-cen si tienen atributos especiales de nacimiento,no saben tampoco de sus creencias, desconocensi son ricos o pobres, etc. En tales circunstanciasy erigidos como potenciales sujetos legisladores,parten en la situación original de una posiciónde imparcialidad para emitir las normas básicasde justicia.

De algún modo, se postula la posibilidad deun marco de decisiones ambientales sostenidastanto desde una situación original hipotética,como desde las decisiones libres y racionales de

Después de todo son estas mismas sociedadesde mercado las generadoras de los mayores pro-blemas ambientales.

Si las sociedades democráticas liberales sonbuenas o malas, es un tema que no se discute. Eltexto parte de la constatación de que ésta es laforma dominante de organización social y quevale la pena analizar las posibilidades que brin-da esta forma de organización para, ajustando elcontrato, preservar el ambiente natural.

Como en el intento de Rawls para atar losprincipios de justicia con la libertad, aquí se en-frenta la opción de acondicionar un contratonatural3, de forma que el mundo al decir de Se-rres, este socio global, sea parte fundamentaldel contrato.

Rawls, desde una hipotética situación origi-nal, imagina a los seres humanos amparadosbajo un velo de ignorancia. Desde esta situaciónlos individuos adoptan normas racionales dejusticia bajo el entendido de que no saben de supropia circunstancia vital individual. Descono-cen si tienen atributos especiales de nacimiento,no saben tampoco de sus creencias, desconocensi son ricos o pobres, etc. En tales circunstanciasy erigidos como potenciales sujetos legisladores,parten en la situación original de una posiciónde imparcialidad para emitir las normas básicasde justicia.

De algún modo, se postula la posibilidad deun marco de decisiones ambientales sostenidastanto desde una situación original hipotética,como desde las decisiones libres y racionales de

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los individuos, de forma que estas no atenten almedio ambiente. ¿Es esto posible?

Racionalidad y moralidad

“El problema del orden social y de los princi-pios que deben regular la vida política se sub-sume dentro de los requerimientos de la legi-timidad racional moderna: sólo son legítimosaquellos principios que pueden ser racional-mente aceptados por todos los ciudadanos alos que han de vincular”4.

La aceptación libre y racional está en la basede los principios. Entonces, los códigos éticosdependen también de una racionalidad con-tractual. El relativismo moral, extremo paramuchos, deviene de la modernidad.

Si se analiza la ética filosófica de la épocamedieval, el fundamento racional podía encon-trarse en la ley natural, en la ley eterna o en laley divina. Una norma ética es válida si su fun-damento racional está determinado por los pre-ceptos divinos. Un código dogmático, fundadoen la fe, no deja lugar para el relativismo. Ytampoco su construcción puede ser entendidacomo un acuerdo democrático.

La modernidad, al presentarse como un de-sencanto del fundamento religioso, convierte alser humano en la “medida de todas las cosas”. Yeste giro copernicano introduce la duda y la in-certidumbre en la ética. La búsqueda kantianade un imperativo categórico universal que brin-de un fundamento a priori a la razón práctica,

los individuos, de forma que estas no atenten almedio ambiente. ¿Es esto posible?

Racionalidad y moralidad

“El problema del orden social y de los princi-pios que deben regular la vida política se sub-sume dentro de los requerimientos de la legi-timidad racional moderna: sólo son legítimosaquellos principios que pueden ser racional-mente aceptados por todos los ciudadanos alos que han de vincular”4.

La aceptación libre y racional está en la basede los principios. Entonces, los códigos éticosdependen también de una racionalidad con-tractual. El relativismo moral, extremo paramuchos, deviene de la modernidad.

Si se analiza la ética filosófica de la épocamedieval, el fundamento racional podía encon-trarse en la ley natural, en la ley eterna o en laley divina. Una norma ética es válida si su fun-damento racional está determinado por los pre-ceptos divinos. Un código dogmático, fundadoen la fe, no deja lugar para el relativismo. Ytampoco su construcción puede ser entendidacomo un acuerdo democrático.

La modernidad, al presentarse como un de-sencanto del fundamento religioso, convierte alser humano en la “medida de todas las cosas”. Yeste giro copernicano introduce la duda y la in-certidumbre en la ética. La búsqueda kantianade un imperativo categórico universal que brin-de un fundamento a priori a la razón práctica,

los individuos, de forma que estas no atenten almedio ambiente. ¿Es esto posible?

Racionalidad y moralidad

“El problema del orden social y de los princi-pios que deben regular la vida política se sub-sume dentro de los requerimientos de la legi-timidad racional moderna: sólo son legítimosaquellos principios que pueden ser racional-mente aceptados por todos los ciudadanos alos que han de vincular”4.

La aceptación libre y racional está en la basede los principios. Entonces, los códigos éticosdependen también de una racionalidad con-tractual. El relativismo moral, extremo paramuchos, deviene de la modernidad.

Si se analiza la ética filosófica de la épocamedieval, el fundamento racional podía encon-trarse en la ley natural, en la ley eterna o en laley divina. Una norma ética es válida si su fun-damento racional está determinado por los pre-ceptos divinos. Un código dogmático, fundadoen la fe, no deja lugar para el relativismo. Ytampoco su construcción puede ser entendidacomo un acuerdo democrático.

La modernidad, al presentarse como un de-sencanto del fundamento religioso, convierte alser humano en la “medida de todas las cosas”. Yeste giro copernicano introduce la duda y la in-certidumbre en la ética. La búsqueda kantianade un imperativo categórico universal que brin-de un fundamento a priori a la razón práctica,

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es un intento por reemplazar la base teológicade las viejas éticas.

Aquellas realizaron esfuerzos intelectualescolosales por armonizar la razón con la fe y lafilosofía con la teología, mientras que la moder-nidad surgirá, justamente, de su diferenciación.Y resulta fascinante observar que en esa dife-renciación, la razón humana no solo pierde sureconocimiento en Dios, sino también se rom-pe el vínculo con el mundo natural. La libertadse enseñorea en la razón y la razón en la liber-tad, y entre los firmantes del contrato no lo sus-criben ni Dios, ni la naturaleza: la creaciónpierde su estatuto divino y su capacidad legisla-dora, y la criatura se erige como el juez de todolo civil o mundano.

Para Santo Tomás de Aquino el contenido dela ley natural parte de tres principios: “hacer elbien y evitar el mal; preservar la vida y evitarcuanto la amenace; buscar la verdad y huir de laignorancia”5.

“La ley no es otra cosa que un dictamen de la ra-zón práctica existente en el príncipe que gobier-na una comunidad perfecta. Pero, dado que elmundo está regido por la divina providencia(…), es manifiesto que toda la comunidad deluniverso está gobernada por la razón divina. Portanto, el designio mismo de la gobernación delas cosas que existe en Dios como monarca deluniverso tiene naturaleza de ley. Y como la inte-ligencia divina no concibe nada en el tiempo, si-no que su concepto es eterno (…), síguese quela ley en cuestión debe llamarse eterna. (…) Por

es un intento por reemplazar la base teológicade las viejas éticas.

Aquellas realizaron esfuerzos intelectualescolosales por armonizar la razón con la fe y lafilosofía con la teología, mientras que la moder-nidad surgirá, justamente, de su diferenciación.Y resulta fascinante observar que en esa dife-renciación, la razón humana no solo pierde sureconocimiento en Dios, sino también se rom-pe el vínculo con el mundo natural. La libertadse enseñorea en la razón y la razón en la liber-tad, y entre los firmantes del contrato no lo sus-criben ni Dios, ni la naturaleza: la creaciónpierde su estatuto divino y su capacidad legisla-dora, y la criatura se erige como el juez de todolo civil o mundano.

Para Santo Tomás de Aquino el contenido dela ley natural parte de tres principios: “hacer elbien y evitar el mal; preservar la vida y evitarcuanto la amenace; buscar la verdad y huir de laignorancia”5.

“La ley no es otra cosa que un dictamen de la ra-zón práctica existente en el príncipe que gobier-na una comunidad perfecta. Pero, dado que elmundo está regido por la divina providencia(…), es manifiesto que toda la comunidad deluniverso está gobernada por la razón divina. Portanto, el designio mismo de la gobernación delas cosas que existe en Dios como monarca deluniverso tiene naturaleza de ley. Y como la inte-ligencia divina no concibe nada en el tiempo, si-no que su concepto es eterno (…), síguese quela ley en cuestión debe llamarse eterna. (…) Por

es un intento por reemplazar la base teológicade las viejas éticas.

Aquellas realizaron esfuerzos intelectualescolosales por armonizar la razón con la fe y lafilosofía con la teología, mientras que la moder-nidad surgirá, justamente, de su diferenciación.Y resulta fascinante observar que en esa dife-renciación, la razón humana no solo pierde sureconocimiento en Dios, sino también se rom-pe el vínculo con el mundo natural. La libertadse enseñorea en la razón y la razón en la liber-tad, y entre los firmantes del contrato no lo sus-criben ni Dios, ni la naturaleza: la creaciónpierde su estatuto divino y su capacidad legisla-dora, y la criatura se erige como el juez de todolo civil o mundano.

Para Santo Tomás de Aquino el contenido dela ley natural parte de tres principios: “hacer elbien y evitar el mal; preservar la vida y evitarcuanto la amenace; buscar la verdad y huir de laignorancia”5.

“La ley no es otra cosa que un dictamen de la ra-zón práctica existente en el príncipe que gobier-na una comunidad perfecta. Pero, dado que elmundo está regido por la divina providencia(…), es manifiesto que toda la comunidad deluniverso está gobernada por la razón divina. Portanto, el designio mismo de la gobernación delas cosas que existe en Dios como monarca deluniverso tiene naturaleza de ley. Y como la inte-ligencia divina no concibe nada en el tiempo, si-no que su concepto es eterno (…), síguese quela ley en cuestión debe llamarse eterna. (…) Por

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otra parte, como el bien tiene razón de fin, y elmal, de lo contrario, síguese que todo aquello alo que el hombre se siente naturalmente inclina-do lo aprehende la razón como bueno y, por en-de, como algo que debe ser procurado”6.

El fundamento racional de la ley naturalSanto Tomás lo edifica desde una lectura cris-tiana y religiosa de la metafísica y de la lógicaaristotélica. Buscar este fundamento racionalresulta relevante pues uno de los temas polémi-cos es el de la acción libre. Si no hay libertad,entonces no hay responsabilidad y si el indivi-duo no es responsable todo el tema de la salva-ción pierde sustento.

Santo Tomás y muchos otros escolásticosencontrarán el siguiente argumento: la acciónlibre existe y es autodeterminación racional. Larazón me indica lo que es bueno hacer, perosolo el don de la gracia me brinda la fortalezapara tomar la mejor opción. En otras palabras,en toda disyuntiva ética, Dios con su infinitasabiduría sabe bien que existe una sola opción.Si la persona se encuentra en estado de graciacon Dios, entonces tendrá la voluntad para es-coger la opción predeterminada.

En cambio, en la modernidad con todo suenorme potencial y en esta liberación del espíri-tu tan magnífica, se esconde un malestar quepuede sintetizarse en la frase: “si Dios ha muer-to, entonces todo me está permitido”7. Y si todoestá permitido, también lo están el mal, lamuerte y la ignorancia.

otra parte, como el bien tiene razón de fin, y elmal, de lo contrario, síguese que todo aquello alo que el hombre se siente naturalmente inclina-do lo aprehende la razón como bueno y, por en-de, como algo que debe ser procurado”6.

El fundamento racional de la ley naturalSanto Tomás lo edifica desde una lectura cris-tiana y religiosa de la metafísica y de la lógicaaristotélica. Buscar este fundamento racionalresulta relevante pues uno de los temas polémi-cos es el de la acción libre. Si no hay libertad,entonces no hay responsabilidad y si el indivi-duo no es responsable todo el tema de la salva-ción pierde sustento.

Santo Tomás y muchos otros escolásticosencontrarán el siguiente argumento: la acciónlibre existe y es autodeterminación racional. Larazón me indica lo que es bueno hacer, perosolo el don de la gracia me brinda la fortalezapara tomar la mejor opción. En otras palabras,en toda disyuntiva ética, Dios con su infinitasabiduría sabe bien que existe una sola opción.Si la persona se encuentra en estado de graciacon Dios, entonces tendrá la voluntad para es-coger la opción predeterminada.

En cambio, en la modernidad con todo suenorme potencial y en esta liberación del espíri-tu tan magnífica, se esconde un malestar quepuede sintetizarse en la frase: “si Dios ha muer-to, entonces todo me está permitido”7. Y si todoestá permitido, también lo están el mal, lamuerte y la ignorancia.

otra parte, como el bien tiene razón de fin, y elmal, de lo contrario, síguese que todo aquello alo que el hombre se siente naturalmente inclina-do lo aprehende la razón como bueno y, por en-de, como algo que debe ser procurado”6.

El fundamento racional de la ley naturalSanto Tomás lo edifica desde una lectura cris-tiana y religiosa de la metafísica y de la lógicaaristotélica. Buscar este fundamento racionalresulta relevante pues uno de los temas polémi-cos es el de la acción libre. Si no hay libertad,entonces no hay responsabilidad y si el indivi-duo no es responsable todo el tema de la salva-ción pierde sustento.

Santo Tomás y muchos otros escolásticosencontrarán el siguiente argumento: la acciónlibre existe y es autodeterminación racional. Larazón me indica lo que es bueno hacer, perosolo el don de la gracia me brinda la fortalezapara tomar la mejor opción. En otras palabras,en toda disyuntiva ética, Dios con su infinitasabiduría sabe bien que existe una sola opción.Si la persona se encuentra en estado de graciacon Dios, entonces tendrá la voluntad para es-coger la opción predeterminada.

En cambio, en la modernidad con todo suenorme potencial y en esta liberación del espíri-tu tan magnífica, se esconde un malestar quepuede sintetizarse en la frase: “si Dios ha muer-to, entonces todo me está permitido”7. Y si todoestá permitido, también lo están el mal, lamuerte y la ignorancia.

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¿Debe entenderse que el destierro de Dios esa la par el ocultamiento del mundo? No deberíaser así y el desafío de una ética humanista es elde reconciliar al ser humano con el mundo. Laposibilidad de un encuentro de la razón con laética de forma que no quepan dudas sobre elvalor intrínseco de la naturaleza. Pero en nues-tro instrumental intelectual no podemos contarcon dios para esta construcción, tenemos queconstruir esta ética desde la razón moderna.

Al deslindar la teología de la filosofía, la pre-gunta, “¿podía haber actuado de otro modo?”,queda suspendida en la voluntad humana. Seincrementa la responsabilidad, pero al mismotiempo la autodeterminación racional al no de-pender de un código divino, queda librada (y li-berada) a los designios exclusivos de la razón. Yes la razón de los individuos que suscriben uncontrato y lo adoptan como ley, ley mundana,que puede ser cambiada si así lo deciden laspersonas. La expansión actual de los derechossubjetivos de los individuos y la ampliación delos derechos de segunda y tercera generación,son a la larga un producto de aquella revolu-ción moderna.

El contrato y los arreglos económicos

“En las cercanías de Goteborg, Suecia, seconstruyó una planta de automóviles cercade una refinería de petróleo. El fabricante deautomóviles se encontró con que, cuando serefinaba petróleo de inferior calidad y elviento soplaba en dirección a la planta de au-

¿Debe entenderse que el destierro de Dios esa la par el ocultamiento del mundo? No deberíaser así y el desafío de una ética humanista es elde reconciliar al ser humano con el mundo. Laposibilidad de un encuentro de la razón con laética de forma que no quepan dudas sobre elvalor intrínseco de la naturaleza. Pero en nues-tro instrumental intelectual no podemos contarcon dios para esta construcción, tenemos queconstruir esta ética desde la razón moderna.

Al deslindar la teología de la filosofía, la pre-gunta, “¿podía haber actuado de otro modo?”,queda suspendida en la voluntad humana. Seincrementa la responsabilidad, pero al mismotiempo la autodeterminación racional al no de-pender de un código divino, queda librada (y li-berada) a los designios exclusivos de la razón. Yes la razón de los individuos que suscriben uncontrato y lo adoptan como ley, ley mundana,que puede ser cambiada si así lo deciden laspersonas. La expansión actual de los derechossubjetivos de los individuos y la ampliación delos derechos de segunda y tercera generación,son a la larga un producto de aquella revolu-ción moderna.

El contrato y los arreglos económicos

“En las cercanías de Goteborg, Suecia, seconstruyó una planta de automóviles cercade una refinería de petróleo. El fabricante deautomóviles se encontró con que, cuando serefinaba petróleo de inferior calidad y elviento soplaba en dirección a la planta de au-

¿Debe entenderse que el destierro de Dios esa la par el ocultamiento del mundo? No deberíaser así y el desafío de una ética humanista es elde reconciliar al ser humano con el mundo. Laposibilidad de un encuentro de la razón con laética de forma que no quepan dudas sobre elvalor intrínseco de la naturaleza. Pero en nues-tro instrumental intelectual no podemos contarcon dios para esta construcción, tenemos queconstruir esta ética desde la razón moderna.

Al deslindar la teología de la filosofía, la pre-gunta, “¿podía haber actuado de otro modo?”,queda suspendida en la voluntad humana. Seincrementa la responsabilidad, pero al mismotiempo la autodeterminación racional al no de-pender de un código divino, queda librada (y li-berada) a los designios exclusivos de la razón. Yes la razón de los individuos que suscriben uncontrato y lo adoptan como ley, ley mundana,que puede ser cambiada si así lo deciden laspersonas. La expansión actual de los derechossubjetivos de los individuos y la ampliación delos derechos de segunda y tercera generación,son a la larga un producto de aquella revolu-ción moderna.

El contrato y los arreglos económicos

“En las cercanías de Goteborg, Suecia, seconstruyó una planta de automóviles cercade una refinería de petróleo. El fabricante deautomóviles se encontró con que, cuando serefinaba petróleo de inferior calidad y elviento soplaba en dirección a la planta de au-

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tomóviles, se producía un considerable au-mento de la corrosión en sus existencias demetal y en la pintura de los vehículos recien-temente terminados. La negociación entre es-tas dos partes se produjo. Se llegó al acuerdode realizar las actividades corrosivas sola-mente cuando el viento soplase en direccióncontraria, hacia el gran número de habitantesde las inmediaciones que, naturalmente, notomaron parte en la negociación”8.

En la sociedad moderna estamos tentados ainterpretar los fenómenos desde una visión eco-nómica. El concepto mismo de contrato parece-ría indicar que los acuerdos entre las personas seestablecen como una medida racional de merca-do. Ciertamente, en un contrato se fija cuántocoloca cada parte y si la negociación es conve-niente para los involucrados, entonces se proce-de a la firma del contrato, el mismo que vinculaa las partes. Opera una racionalidad económicainstrumental accionada por el interés de quieneshacen parte del acuerdo. Toda transacción en elmercado es el producto de contratos.

Pero este modelo democrático liberal no seagota en meras transacciones económicas. To-dos sabemos que la organización social es mu-cho más compleja y que intervienen innumera-bles factores. De lo contrario solo se necesitaríade economistas y de calculadoras para dirimirlas diferencias, pero, precisamente, quienes ayu-dan en este trabajo no son los economistas, sinolos abogados. Esto porque la organización so-cial no se agota en medidas económicas tran-

tomóviles, se producía un considerable au-mento de la corrosión en sus existencias demetal y en la pintura de los vehículos recien-temente terminados. La negociación entre es-tas dos partes se produjo. Se llegó al acuerdode realizar las actividades corrosivas sola-mente cuando el viento soplase en direccióncontraria, hacia el gran número de habitantesde las inmediaciones que, naturalmente, notomaron parte en la negociación”8.

En la sociedad moderna estamos tentados ainterpretar los fenómenos desde una visión eco-nómica. El concepto mismo de contrato parece-ría indicar que los acuerdos entre las personas seestablecen como una medida racional de merca-do. Ciertamente, en un contrato se fija cuántocoloca cada parte y si la negociación es conve-niente para los involucrados, entonces se proce-de a la firma del contrato, el mismo que vinculaa las partes. Opera una racionalidad económicainstrumental accionada por el interés de quieneshacen parte del acuerdo. Toda transacción en elmercado es el producto de contratos.

Pero este modelo democrático liberal no seagota en meras transacciones económicas. To-dos sabemos que la organización social es mu-cho más compleja y que intervienen innumera-bles factores. De lo contrario solo se necesitaríade economistas y de calculadoras para dirimirlas diferencias, pero, precisamente, quienes ayu-dan en este trabajo no son los economistas, sinolos abogados. Esto porque la organización so-cial no se agota en medidas económicas tran-

tomóviles, se producía un considerable au-mento de la corrosión en sus existencias demetal y en la pintura de los vehículos recien-temente terminados. La negociación entre es-tas dos partes se produjo. Se llegó al acuerdode realizar las actividades corrosivas sola-mente cuando el viento soplase en direccióncontraria, hacia el gran número de habitantesde las inmediaciones que, naturalmente, notomaron parte en la negociación”8.

En la sociedad moderna estamos tentados ainterpretar los fenómenos desde una visión eco-nómica. El concepto mismo de contrato parece-ría indicar que los acuerdos entre las personas seestablecen como una medida racional de merca-do. Ciertamente, en un contrato se fija cuántocoloca cada parte y si la negociación es conve-niente para los involucrados, entonces se proce-de a la firma del contrato, el mismo que vinculaa las partes. Opera una racionalidad económicainstrumental accionada por el interés de quieneshacen parte del acuerdo. Toda transacción en elmercado es el producto de contratos.

Pero este modelo democrático liberal no seagota en meras transacciones económicas. To-dos sabemos que la organización social es mu-cho más compleja y que intervienen innumera-bles factores. De lo contrario solo se necesitaríade economistas y de calculadoras para dirimirlas diferencias, pero, precisamente, quienes ayu-dan en este trabajo no son los economistas, sinolos abogados. Esto porque la organización so-cial no se agota en medidas económicas tran-

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saccionales, ni siquiera en la sociedad liberalcontemporánea.

Este trabajo muestra que la relación de lasdecisiones individuales con los problemas am-bientales, no siempre puede ser interpretadadesde la economía y que más bien se requierede una interpretación ética. Para este análisisresulta indispensable abordar, aunque en formabreve, los alcances del enfoque económico en eltratamiento del tema ambiental.

Así, Luis Corral, en una apretada síntesis deotros autores y desde la economía neoclásica,evidencia que las funciones de la naturaleza seconvierten en bienes y servicios transables, pormedio de la creación de derechos de propiedadsobre estas funciones. Y esto se presenta comouna respuesta frente al sobre uso de este tipo debienes: “se sugiere la necesidad de dar un títulode propiedad privado a dicho bien con el fin deque haya una responsabilidad directa sobre sucuidado”9.

Los ambientalistas consideran que esta for-ma de interpretar los problemas ambientalesderivados de la actividad económica liberal, alponer valor y derechos de propiedad a las exter-nalidades, no hace sino producir a la larga ma-yor deterioro ambiental, pues los agentes eco-nómicos no son abstractos y entre ellos existegran asimetría.

La economía ecológica es crítica a la visiónde la economía neoclásica, pues postula que losderechos de propiedad sobre estos bienes con-ducen a la concentración de la riqueza y que se

saccionales, ni siquiera en la sociedad liberalcontemporánea.

Este trabajo muestra que la relación de lasdecisiones individuales con los problemas am-bientales, no siempre puede ser interpretadadesde la economía y que más bien se requierede una interpretación ética. Para este análisisresulta indispensable abordar, aunque en formabreve, los alcances del enfoque económico en eltratamiento del tema ambiental.

Así, Luis Corral, en una apretada síntesis deotros autores y desde la economía neoclásica,evidencia que las funciones de la naturaleza seconvierten en bienes y servicios transables, pormedio de la creación de derechos de propiedadsobre estas funciones. Y esto se presenta comouna respuesta frente al sobre uso de este tipo debienes: “se sugiere la necesidad de dar un títulode propiedad privado a dicho bien con el fin deque haya una responsabilidad directa sobre sucuidado”9.

Los ambientalistas consideran que esta for-ma de interpretar los problemas ambientalesderivados de la actividad económica liberal, alponer valor y derechos de propiedad a las exter-nalidades, no hace sino producir a la larga ma-yor deterioro ambiental, pues los agentes eco-nómicos no son abstractos y entre ellos existegran asimetría.

La economía ecológica es crítica a la visiónde la economía neoclásica, pues postula que losderechos de propiedad sobre estos bienes con-ducen a la concentración de la riqueza y que se

saccionales, ni siquiera en la sociedad liberalcontemporánea.

Este trabajo muestra que la relación de lasdecisiones individuales con los problemas am-bientales, no siempre puede ser interpretadadesde la economía y que más bien se requierede una interpretación ética. Para este análisisresulta indispensable abordar, aunque en formabreve, los alcances del enfoque económico en eltratamiento del tema ambiental.

Así, Luis Corral, en una apretada síntesis deotros autores y desde la economía neoclásica,evidencia que las funciones de la naturaleza seconvierten en bienes y servicios transables, pormedio de la creación de derechos de propiedadsobre estas funciones. Y esto se presenta comouna respuesta frente al sobre uso de este tipo debienes: “se sugiere la necesidad de dar un títulode propiedad privado a dicho bien con el fin deque haya una responsabilidad directa sobre sucuidado”9.

Los ambientalistas consideran que esta for-ma de interpretar los problemas ambientalesderivados de la actividad económica liberal, alponer valor y derechos de propiedad a las exter-nalidades, no hace sino producir a la larga ma-yor deterioro ambiental, pues los agentes eco-nómicos no son abstractos y entre ellos existegran asimetría.

La economía ecológica es crítica a la visiónde la economía neoclásica, pues postula que losderechos de propiedad sobre estos bienes con-ducen a la concentración de la riqueza y que se

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requiere de decisiones políticas para interveniren el mercado10. Otra opción, cercana a la eco-nomía ecológica, según Corral es la economíainstitucional, que postula la emergencia de ins-tancias de la sociedad que realicen contrapesosy controles. Por ejemplo con Organizaciones deUsuarios de Recursos Compartidos11.

En el texto “Impactos ambientales e instru-mentos de política ambiental”12 para hacer uningreso crítico al tema, se parte de la nociónclásica: “Adam Smith se refirió a las fuerzas delmercado como una mano invisible que regula-ba las actividades económicas, de manera que labúsqueda del propio interés por parte de em-presarios, trabajadores, consumidores, llevaría aun resultado social deseable”13. Esto lleva a unode los supuestos básicos de la economía clásica:“Las decisiones de los agentes individuales sóloles afectan a ellos mismos. En otras palabras,costes y beneficios privados coinciden con cos-tes y beneficios sociales”. Pero está demostradoque costes privados y costes sociales no siemprecoinciden14. “Jacobs ya planteó en 1991 en “Laeconomía verde” que cuando uno se mueve pa-ra buscar sus intereses da golpes a otros en for-ma consciente, pero en otras ocasiones puedeser inconsciente esta afectación como cuando ladecisión de un individuo afecta mínimamente aagravar un problema ecológico global”15. O co-mo ha indicado Joan Martínez Alier, las exter-nalidades no son fallos del mercado sino másbien grandes éxitos competitivos pues se trans-fieren los costes a otros16.

requiere de decisiones políticas para interveniren el mercado10. Otra opción, cercana a la eco-nomía ecológica, según Corral es la economíainstitucional, que postula la emergencia de ins-tancias de la sociedad que realicen contrapesosy controles. Por ejemplo con Organizaciones deUsuarios de Recursos Compartidos11.

En el texto “Impactos ambientales e instru-mentos de política ambiental”12 para hacer uningreso crítico al tema, se parte de la nociónclásica: “Adam Smith se refirió a las fuerzas delmercado como una mano invisible que regula-ba las actividades económicas, de manera que labúsqueda del propio interés por parte de em-presarios, trabajadores, consumidores, llevaría aun resultado social deseable”13. Esto lleva a unode los supuestos básicos de la economía clásica:“Las decisiones de los agentes individuales sóloles afectan a ellos mismos. En otras palabras,costes y beneficios privados coinciden con cos-tes y beneficios sociales”. Pero está demostradoque costes privados y costes sociales no siemprecoinciden14. “Jacobs ya planteó en 1991 en “Laeconomía verde” que cuando uno se mueve pa-ra buscar sus intereses da golpes a otros en for-ma consciente, pero en otras ocasiones puedeser inconsciente esta afectación como cuando ladecisión de un individuo afecta mínimamente aagravar un problema ecológico global”15. O co-mo ha indicado Joan Martínez Alier, las exter-nalidades no son fallos del mercado sino másbien grandes éxitos competitivos pues se trans-fieren los costes a otros16.

requiere de decisiones políticas para interveniren el mercado10. Otra opción, cercana a la eco-nomía ecológica, según Corral es la economíainstitucional, que postula la emergencia de ins-tancias de la sociedad que realicen contrapesosy controles. Por ejemplo con Organizaciones deUsuarios de Recursos Compartidos11.

En el texto “Impactos ambientales e instru-mentos de política ambiental”12 para hacer uningreso crítico al tema, se parte de la nociónclásica: “Adam Smith se refirió a las fuerzas delmercado como una mano invisible que regula-ba las actividades económicas, de manera que labúsqueda del propio interés por parte de em-presarios, trabajadores, consumidores, llevaría aun resultado social deseable”13. Esto lleva a unode los supuestos básicos de la economía clásica:“Las decisiones de los agentes individuales sóloles afectan a ellos mismos. En otras palabras,costes y beneficios privados coinciden con cos-tes y beneficios sociales”. Pero está demostradoque costes privados y costes sociales no siemprecoinciden14. “Jacobs ya planteó en 1991 en “Laeconomía verde” que cuando uno se mueve pa-ra buscar sus intereses da golpes a otros en for-ma consciente, pero en otras ocasiones puedeser inconsciente esta afectación como cuando ladecisión de un individuo afecta mínimamente aagravar un problema ecológico global”15. O co-mo ha indicado Joan Martínez Alier, las exter-nalidades no son fallos del mercado sino másbien grandes éxitos competitivos pues se trans-fieren los costes a otros16.

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Coase ofrece una parte del fundamento eco-nómico para crear mercados de los bienes am-bientales. Según este autor, cuando hay conflic-tos de intereses entre dos agentes económicos sepresenta una relación recíproca del valores eco-nómicos: por ejemplo, relacionando el valor quese pierde al dejar de utilizar una tecnología, res-pecto del valor que corresponde al malestar queel uso de esa tecnología produce17.

“Todo esto lleva a medir el valor monetariode una externalidad por el coste de restauracióno depuración o descontaminación”18. Coaseaporta el concepto de que la negociación entrelos agentes económicos se da por una racionali-dad económica que expresa los costos de tran-sacción o los costos sociales, y que esto se reali-za independientemente de los dictámenes dejueces o de intervención de la autoridad. Tam-bién es un aporte de Coase el análisis según elcual las firmas o las empresas constituyen islasde planificación que permiten una disminuciónde los costes de transacción, incluyendo en loscostes de transacción los de negociar, redactarun contrato, asegurar su cumplimiento, etc19.Pero, “la valoración monetaria de externalida-des según el coste de restauración es aplicablesolamente en el caso de externalidades reversi-bles”20. Por otra parte, “en el mercado solocuentan las demandas solventes”21. “Si a unapersona (de escasos recursos) se le preguntacuánto dinero pagaría para evitar que se cons-truya una presa hidroeléctrica que inundará sucasa, o se le pregunta, en cambio, cuánto acep-taría para dar su aprobación al proyecto, es po-

Coase ofrece una parte del fundamento eco-nómico para crear mercados de los bienes am-bientales. Según este autor, cuando hay conflic-tos de intereses entre dos agentes económicos sepresenta una relación recíproca del valores eco-nómicos: por ejemplo, relacionando el valor quese pierde al dejar de utilizar una tecnología, res-pecto del valor que corresponde al malestar queel uso de esa tecnología produce17.

“Todo esto lleva a medir el valor monetariode una externalidad por el coste de restauracióno depuración o descontaminación”18. Coaseaporta el concepto de que la negociación entrelos agentes económicos se da por una racionali-dad económica que expresa los costos de tran-sacción o los costos sociales, y que esto se reali-za independientemente de los dictámenes dejueces o de intervención de la autoridad. Tam-bién es un aporte de Coase el análisis según elcual las firmas o las empresas constituyen islasde planificación que permiten una disminuciónde los costes de transacción, incluyendo en loscostes de transacción los de negociar, redactarun contrato, asegurar su cumplimiento, etc19.Pero, “la valoración monetaria de externalida-des según el coste de restauración es aplicablesolamente en el caso de externalidades reversi-bles”20. Por otra parte, “en el mercado solocuentan las demandas solventes”21. “Si a unapersona (de escasos recursos) se le preguntacuánto dinero pagaría para evitar que se cons-truya una presa hidroeléctrica que inundará sucasa, o se le pregunta, en cambio, cuánto acep-taría para dar su aprobación al proyecto, es po-

Coase ofrece una parte del fundamento eco-nómico para crear mercados de los bienes am-bientales. Según este autor, cuando hay conflic-tos de intereses entre dos agentes económicos sepresenta una relación recíproca del valores eco-nómicos: por ejemplo, relacionando el valor quese pierde al dejar de utilizar una tecnología, res-pecto del valor que corresponde al malestar queel uso de esa tecnología produce17.

“Todo esto lleva a medir el valor monetariode una externalidad por el coste de restauracióno depuración o descontaminación”18. Coaseaporta el concepto de que la negociación entrelos agentes económicos se da por una racionali-dad económica que expresa los costos de tran-sacción o los costos sociales, y que esto se reali-za independientemente de los dictámenes dejueces o de intervención de la autoridad. Tam-bién es un aporte de Coase el análisis según elcual las firmas o las empresas constituyen islasde planificación que permiten una disminuciónde los costes de transacción, incluyendo en loscostes de transacción los de negociar, redactarun contrato, asegurar su cumplimiento, etc19.Pero, “la valoración monetaria de externalida-des según el coste de restauración es aplicablesolamente en el caso de externalidades reversi-bles”20. Por otra parte, “en el mercado solocuentan las demandas solventes”21. “Si a unapersona (de escasos recursos) se le preguntacuánto dinero pagaría para evitar que se cons-truya una presa hidroeléctrica que inundará sucasa, o se le pregunta, en cambio, cuánto acep-taría para dar su aprobación al proyecto, es po-

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sible que la persona no acepte la primera pre-gunta y responda que tiene un derecho por elque no tiene que pagar”22. En todo esto, segúnel autor falla el supuesto habitual de racionali-dad de los agentes económicos.

“Pero, además, cuando introducimos medi-das de pérdida de bienestar, las complejidadesaumentan, porque toda medida monetaria deexcedente del consumidor está mediatizada porla distribución de la renta, de manera que loúnico que cuenta son las demandas solventes.Por otro lado, si consideramos las preferenciascomo algo dinámico, los interrogantes aumen-tan: si para reducir un determinado impacto,por ejemplo, se requiere cambiar el hábito ma-yoritario de desplazamiento del hogar al trabajopromoviendo el transporte público en detri-mento del privado, ¿podemos medir en dineroel supuesto sacrificio que ello finalmente su-pondrá para los ciudadanos? ¿No es posible queel bienestar acabe aumentando y que lo que sepercibía (quizás ayudado por la campaña de losintereses económicos perjudicados por el cam-bio) como un sacrificio se acabe experimentan-do como un beneficio?”23.

En el análisis de estos textos se pueden ob-servar algunas críticas al método de asignaciónde derechos de propiedad para tratar las exter-nalidades ambientales.

Puesto que sobre este tema Ronald Coase24

realiza un aporte sustancial, conviene referirseen forma adicional a algunos aspectos de suteoría.

sible que la persona no acepte la primera pre-gunta y responda que tiene un derecho por elque no tiene que pagar”22. En todo esto, segúnel autor falla el supuesto habitual de racionali-dad de los agentes económicos.

“Pero, además, cuando introducimos medi-das de pérdida de bienestar, las complejidadesaumentan, porque toda medida monetaria deexcedente del consumidor está mediatizada porla distribución de la renta, de manera que loúnico que cuenta son las demandas solventes.Por otro lado, si consideramos las preferenciascomo algo dinámico, los interrogantes aumen-tan: si para reducir un determinado impacto,por ejemplo, se requiere cambiar el hábito ma-yoritario de desplazamiento del hogar al trabajopromoviendo el transporte público en detri-mento del privado, ¿podemos medir en dineroel supuesto sacrificio que ello finalmente su-pondrá para los ciudadanos? ¿No es posible queel bienestar acabe aumentando y que lo que sepercibía (quizás ayudado por la campaña de losintereses económicos perjudicados por el cam-bio) como un sacrificio se acabe experimentan-do como un beneficio?”23.

En el análisis de estos textos se pueden ob-servar algunas críticas al método de asignaciónde derechos de propiedad para tratar las exter-nalidades ambientales.

Puesto que sobre este tema Ronald Coase24

realiza un aporte sustancial, conviene referirseen forma adicional a algunos aspectos de suteoría.

sible que la persona no acepte la primera pre-gunta y responda que tiene un derecho por elque no tiene que pagar”22. En todo esto, segúnel autor falla el supuesto habitual de racionali-dad de los agentes económicos.

“Pero, además, cuando introducimos medi-das de pérdida de bienestar, las complejidadesaumentan, porque toda medida monetaria deexcedente del consumidor está mediatizada porla distribución de la renta, de manera que loúnico que cuenta son las demandas solventes.Por otro lado, si consideramos las preferenciascomo algo dinámico, los interrogantes aumen-tan: si para reducir un determinado impacto,por ejemplo, se requiere cambiar el hábito ma-yoritario de desplazamiento del hogar al trabajopromoviendo el transporte público en detri-mento del privado, ¿podemos medir en dineroel supuesto sacrificio que ello finalmente su-pondrá para los ciudadanos? ¿No es posible queel bienestar acabe aumentando y que lo que sepercibía (quizás ayudado por la campaña de losintereses económicos perjudicados por el cam-bio) como un sacrificio se acabe experimentan-do como un beneficio?”23.

En el análisis de estos textos se pueden ob-servar algunas críticas al método de asignaciónde derechos de propiedad para tratar las exter-nalidades ambientales.

Puesto que sobre este tema Ronald Coase24

realiza un aporte sustancial, conviene referirseen forma adicional a algunos aspectos de suteoría.

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En el párrafo introductorio a “El problemadel costo social”, el editor plantea una síntesisde la tesis del académico: “Coase argumentaque, en la medida que los costos de transacciónsean bajos o inexistentes y que los derechos depropiedad establecidos en los fallos judicialesno permitan una solución económica eficiente,se producirá una reasignación de estos derechoshacia aquellos que los valoran más, aunque lascortes fallen en contra de éstos”25.

Como anuncia Coase su trabajo se refiere alas actividades de una empresa que tiene efectosperjudiciales en otras. Y plantea que la formahabitual de tratar este problema es responsabili-zar al dueño de la fábrica o a la misma empresa,generando por ejemplo un impuesto variable.Coase sostiene que ese camino es inadecuado.

Lo primero que argumenta es que la rela-ción económica entre el que afecta y el afectadoes recíproca. “Evitar daño a B infligiría un per-juicio a A”. Según Coase la cuestión es evitar undaño mayor. Pone el ejemplo ahora ya famosodel panadero y el médico. La maquinaria delpanadero perturbaba el trabajo del médico: pe-ro evitar daños al médico ocasionaría perjuiciosal panadero.

La mejor prueba de la necesidad de un ar-gumento ético para las decisiones ambientaleses la misma presentación de Coase: la lógicaeconómica neutraliza las culpas, o estas son re-ducidas a su expresión matemática en las tran-sacciones económicas. Si la relación económi-ca entre el que afecta y el afectado es recíproca,

En el párrafo introductorio a “El problemadel costo social”, el editor plantea una síntesisde la tesis del académico: “Coase argumentaque, en la medida que los costos de transacciónsean bajos o inexistentes y que los derechos depropiedad establecidos en los fallos judicialesno permitan una solución económica eficiente,se producirá una reasignación de estos derechoshacia aquellos que los valoran más, aunque lascortes fallen en contra de éstos”25.

Como anuncia Coase su trabajo se refiere alas actividades de una empresa que tiene efectosperjudiciales en otras. Y plantea que la formahabitual de tratar este problema es responsabili-zar al dueño de la fábrica o a la misma empresa,generando por ejemplo un impuesto variable.Coase sostiene que ese camino es inadecuado.

Lo primero que argumenta es que la rela-ción económica entre el que afecta y el afectadoes recíproca. “Evitar daño a B infligiría un per-juicio a A”. Según Coase la cuestión es evitar undaño mayor. Pone el ejemplo ahora ya famosodel panadero y el médico. La maquinaria delpanadero perturbaba el trabajo del médico: pe-ro evitar daños al médico ocasionaría perjuiciosal panadero.

La mejor prueba de la necesidad de un ar-gumento ético para las decisiones ambientaleses la misma presentación de Coase: la lógicaeconómica neutraliza las culpas, o estas son re-ducidas a su expresión matemática en las tran-sacciones económicas. Si la relación económi-ca entre el que afecta y el afectado es recíproca,

En el párrafo introductorio a “El problemadel costo social”, el editor plantea una síntesisde la tesis del académico: “Coase argumentaque, en la medida que los costos de transacciónsean bajos o inexistentes y que los derechos depropiedad establecidos en los fallos judicialesno permitan una solución económica eficiente,se producirá una reasignación de estos derechoshacia aquellos que los valoran más, aunque lascortes fallen en contra de éstos”25.

Como anuncia Coase su trabajo se refiere alas actividades de una empresa que tiene efectosperjudiciales en otras. Y plantea que la formahabitual de tratar este problema es responsabili-zar al dueño de la fábrica o a la misma empresa,generando por ejemplo un impuesto variable.Coase sostiene que ese camino es inadecuado.

Lo primero que argumenta es que la rela-ción económica entre el que afecta y el afectadoes recíproca. “Evitar daño a B infligiría un per-juicio a A”. Según Coase la cuestión es evitar undaño mayor. Pone el ejemplo ahora ya famosodel panadero y el médico. La maquinaria delpanadero perturbaba el trabajo del médico: pe-ro evitar daños al médico ocasionaría perjuiciosal panadero.

La mejor prueba de la necesidad de un ar-gumento ético para las decisiones ambientaleses la misma presentación de Coase: la lógicaeconómica neutraliza las culpas, o estas son re-ducidas a su expresión matemática en las tran-sacciones económicas. Si la relación económi-ca entre el que afecta y el afectado es recíproca,

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entonces se elimina la culpabilidad en las rela-ciones sociales, y el problema puede resolversecon un equilibrio en la transacción o en la ne-gociación.

Como plantea Habermas, en la negociaciónse instrumentalizan los agentes y no se busca unobjetivo superior o universalizable, sino queprima el interés de una u otra de las partes. Siaplicamos la ética kantiana, bien pueden existirimperativos éticos ambientales que para suconstrucción exigen no tanto de un contratocrematístico, sino de un acuerdo sobre un obje-tivo universal o sobre un bien superior. El pá-rrafo que abre este capítulo es un buen ejemplode los límites de las negociaciones fundamenta-das en meras transacciones económicas. Enefecto, la solución adoptada entre las partes fuela más perniciosa para la gente, en este sentido,fue la menos ética. ¿Acaso no vemos que todoslos días se toman decisiones individuales efi-cientes en lo económico, pero éticamente con-denables en lo ambiental? Si consideramos quela sociedad de mercado lleva intrínseco un fata-lismo de una anti ética ambiental, entonces esprobable que no encontremos salida global. Pe-ro, conviene analizar que el contractualismo li-beral no se agota en los cálculos de transacción,sino que bien puede incorporar la dimensiónética, de hecho en múltiples ámbitos así lo hace.

Incluso desde la crematística los impuestosecológicos en ocasiones superan el análisis me-ramente transaccional y abordan el problemaambiental desde una complejidad sociológica

entonces se elimina la culpabilidad en las rela-ciones sociales, y el problema puede resolversecon un equilibrio en la transacción o en la ne-gociación.

Como plantea Habermas, en la negociaciónse instrumentalizan los agentes y no se busca unobjetivo superior o universalizable, sino queprima el interés de una u otra de las partes. Siaplicamos la ética kantiana, bien pueden existirimperativos éticos ambientales que para suconstrucción exigen no tanto de un contratocrematístico, sino de un acuerdo sobre un obje-tivo universal o sobre un bien superior. El pá-rrafo que abre este capítulo es un buen ejemplode los límites de las negociaciones fundamenta-das en meras transacciones económicas. Enefecto, la solución adoptada entre las partes fuela más perniciosa para la gente, en este sentido,fue la menos ética. ¿Acaso no vemos que todoslos días se toman decisiones individuales efi-cientes en lo económico, pero éticamente con-denables en lo ambiental? Si consideramos quela sociedad de mercado lleva intrínseco un fata-lismo de una anti ética ambiental, entonces esprobable que no encontremos salida global. Pe-ro, conviene analizar que el contractualismo li-beral no se agota en los cálculos de transacción,sino que bien puede incorporar la dimensiónética, de hecho en múltiples ámbitos así lo hace.

Incluso desde la crematística los impuestosecológicos en ocasiones superan el análisis me-ramente transaccional y abordan el problemaambiental desde una complejidad sociológica

entonces se elimina la culpabilidad en las rela-ciones sociales, y el problema puede resolversecon un equilibrio en la transacción o en la ne-gociación.

Como plantea Habermas, en la negociaciónse instrumentalizan los agentes y no se busca unobjetivo superior o universalizable, sino queprima el interés de una u otra de las partes. Siaplicamos la ética kantiana, bien pueden existirimperativos éticos ambientales que para suconstrucción exigen no tanto de un contratocrematístico, sino de un acuerdo sobre un obje-tivo universal o sobre un bien superior. El pá-rrafo que abre este capítulo es un buen ejemplode los límites de las negociaciones fundamenta-das en meras transacciones económicas. Enefecto, la solución adoptada entre las partes fuela más perniciosa para la gente, en este sentido,fue la menos ética. ¿Acaso no vemos que todoslos días se toman decisiones individuales efi-cientes en lo económico, pero éticamente con-denables en lo ambiental? Si consideramos quela sociedad de mercado lleva intrínseco un fata-lismo de una anti ética ambiental, entonces esprobable que no encontremos salida global. Pe-ro, conviene analizar que el contractualismo li-beral no se agota en los cálculos de transacción,sino que bien puede incorporar la dimensiónética, de hecho en múltiples ámbitos así lo hace.

Incluso desde la crematística los impuestosecológicos en ocasiones superan el análisis me-ramente transaccional y abordan el problemaambiental desde una complejidad sociológica

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en la que sin duda entran dimensiones éticas:“en el área metropolitana de Barcelona existeuna tasa ambiental metropolitana de gestión deresiduos municipales que se cobra por el pecu-liar sistema de fijar una cantidad por metro cú-bico de agua consumida; la razón que se alegaes que existe una relación comprobada estadís-ticamente, entre el consumo de agua y la canti-dad de residuos que se generan”26. Pero este esmás bien un buen ejemplo de impuesto “ético”,pues la racionalidad del impuesto no ha sidocalculado por una relación de transacción,pues, ¿qué tiene que ver realmente el agua conlos residuos sólidos? Más bien la medida, gra-cias a su efecto indirecto27, incentiva la dismi-nución del consumo de agua.

Por todo lo indicado, parece clara la necesi-dad de una racionalidad ética estratégica paraabordar el tema de las decisiones, en contrapo-sición al abordaje limitado a una racionalidadeconómica instrumental.

Notas

1 David Gauthier, Egoísmo, moralidad y sociedad libe-ral, Paidós, Barcelona, 1998.

2 La palabra decisor no se encuentra en el Diccionario dela Academia Española de la Lengua. Se ha optado poreste término por ser el más usado en ensayos sobreteorías de la decisión. La otra opción es decididor, pe-ro es más complicada y tampoco es admitida. La pala-bra decidor en cambio tiene otro sentido y se refiere aquien dice algo.

en la que sin duda entran dimensiones éticas:“en el área metropolitana de Barcelona existeuna tasa ambiental metropolitana de gestión deresiduos municipales que se cobra por el pecu-liar sistema de fijar una cantidad por metro cú-bico de agua consumida; la razón que se alegaes que existe una relación comprobada estadís-ticamente, entre el consumo de agua y la canti-dad de residuos que se generan”26. Pero este esmás bien un buen ejemplo de impuesto “ético”,pues la racionalidad del impuesto no ha sidocalculado por una relación de transacción,pues, ¿qué tiene que ver realmente el agua conlos residuos sólidos? Más bien la medida, gra-cias a su efecto indirecto27, incentiva la dismi-nución del consumo de agua.

Por todo lo indicado, parece clara la necesi-dad de una racionalidad ética estratégica paraabordar el tema de las decisiones, en contrapo-sición al abordaje limitado a una racionalidadeconómica instrumental.

Notas

1 David Gauthier, Egoísmo, moralidad y sociedad libe-ral, Paidós, Barcelona, 1998.

2 La palabra decisor no se encuentra en el Diccionario dela Academia Española de la Lengua. Se ha optado poreste término por ser el más usado en ensayos sobreteorías de la decisión. La otra opción es decididor, pe-ro es más complicada y tampoco es admitida. La pala-bra decidor en cambio tiene otro sentido y se refiere aquien dice algo.

en la que sin duda entran dimensiones éticas:“en el área metropolitana de Barcelona existeuna tasa ambiental metropolitana de gestión deresiduos municipales que se cobra por el pecu-liar sistema de fijar una cantidad por metro cú-bico de agua consumida; la razón que se alegaes que existe una relación comprobada estadís-ticamente, entre el consumo de agua y la canti-dad de residuos que se generan”26. Pero este esmás bien un buen ejemplo de impuesto “ético”,pues la racionalidad del impuesto no ha sidocalculado por una relación de transacción,pues, ¿qué tiene que ver realmente el agua conlos residuos sólidos? Más bien la medida, gra-cias a su efecto indirecto27, incentiva la dismi-nución del consumo de agua.

Por todo lo indicado, parece clara la necesi-dad de una racionalidad ética estratégica paraabordar el tema de las decisiones, en contrapo-sición al abordaje limitado a una racionalidadeconómica instrumental.

Notas

1 David Gauthier, Egoísmo, moralidad y sociedad libe-ral, Paidós, Barcelona, 1998.

2 La palabra decisor no se encuentra en el Diccionario dela Academia Española de la Lengua. Se ha optado poreste término por ser el más usado en ensayos sobreteorías de la decisión. La otra opción es decididor, pe-ro es más complicada y tampoco es admitida. La pala-bra decidor en cambio tiene otro sentido y se refiere aquien dice algo.

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3 Este es el término usado por Michel Serres, pero en sutexto tiene un sentido filosófico distinto: “Entiendopor contrato natural en primer lugar el reconocimien-to, exactamente metafísico, por cada colectividad, deque vive y trabaja en el mismo mundo global que to-das las demás; no solo cada colectividad política aso-ciada por un contrato social, sino también cualquiertipo de colectivo, militar, comercial, religioso, indus-trial…, asociado por un contrato de derecho y tam-bién el colectivo experto asociado por el contratocientífico. Yo llamo a ese contrato natural, metafísico,porque va más allá de las limitaciones ordinarias de lasdiversas especialidades locales y, en particular, de la fí-sica. Ese contrato es tan global como el contrato sociale introduce a éste, de alguna manera en el mundo y estan mundial como el contrato científico e introduce aéste de alguna manera en la historia”. Michel Serres, Elcontrato natural, citado en Luis Fernando Bravo, Mi-chel Serres: el sistema, las redes, los flujos, el contratonatural.

4 Estudio introductorio de Fernando Vallespín, en: Jur-gen Habermas y John Rawls, Debate sobre el liberalis-mo político, PAIDÓS, Pensamiento Contemporáneo,Barcelona, 2000.

5 Rom Harré, Mil años de filosofía, de Ramajuna aWittgenstein, TAURUS, pág. 195.

6 Santo Tomás, 1273, Tomo II, Parte I-II, pág. 709-732.Citado en Rom Harré, Mil años de filosofía, pág. 194 y195.

7 Es la frase de uno de los hermanos Karamasov. Luego,como lo señala Slavoj Zizek, Lacan la cambiaría por“si Dios ha muerto, entonces todo está prohibido”.

8 Impactos ambientales e instrumentos de política am-biental, dcto. NUFFIC, Módulo 1, pág. 118 (cita deBaumol y Oates, The Theory of Environmental Policy).

9 Oportunidades y amenazas para el futuro de las políti-cas en torno a la gestión de los recursos hídricos: unavisión a partir de casos, Luis Corral, Módulo Uno,Curso NUFFIC, Quito, 2007.

3 Este es el término usado por Michel Serres, pero en sutexto tiene un sentido filosófico distinto: “Entiendopor contrato natural en primer lugar el reconocimien-to, exactamente metafísico, por cada colectividad, deque vive y trabaja en el mismo mundo global que to-das las demás; no solo cada colectividad política aso-ciada por un contrato social, sino también cualquiertipo de colectivo, militar, comercial, religioso, indus-trial…, asociado por un contrato de derecho y tam-bién el colectivo experto asociado por el contratocientífico. Yo llamo a ese contrato natural, metafísico,porque va más allá de las limitaciones ordinarias de lasdiversas especialidades locales y, en particular, de la fí-sica. Ese contrato es tan global como el contrato sociale introduce a éste, de alguna manera en el mundo y estan mundial como el contrato científico e introduce aéste de alguna manera en la historia”. Michel Serres, Elcontrato natural, citado en Luis Fernando Bravo, Mi-chel Serres: el sistema, las redes, los flujos, el contratonatural.

4 Estudio introductorio de Fernando Vallespín, en: Jur-gen Habermas y John Rawls, Debate sobre el liberalis-mo político, PAIDÓS, Pensamiento Contemporáneo,Barcelona, 2000.

5 Rom Harré, Mil años de filosofía, de Ramajuna aWittgenstein, TAURUS, pág. 195.

6 Santo Tomás, 1273, Tomo II, Parte I-II, pág. 709-732.Citado en Rom Harré, Mil años de filosofía, pág. 194 y195.

7 Es la frase de uno de los hermanos Karamasov. Luego,como lo señala Slavoj Zizek, Lacan la cambiaría por“si Dios ha muerto, entonces todo está prohibido”.

8 Impactos ambientales e instrumentos de política am-biental, dcto. NUFFIC, Módulo 1, pág. 118 (cita deBaumol y Oates, The Theory of Environmental Policy).

9 Oportunidades y amenazas para el futuro de las políti-cas en torno a la gestión de los recursos hídricos: unavisión a partir de casos, Luis Corral, Módulo Uno,Curso NUFFIC, Quito, 2007.

3 Este es el término usado por Michel Serres, pero en sutexto tiene un sentido filosófico distinto: “Entiendopor contrato natural en primer lugar el reconocimien-to, exactamente metafísico, por cada colectividad, deque vive y trabaja en el mismo mundo global que to-das las demás; no solo cada colectividad política aso-ciada por un contrato social, sino también cualquiertipo de colectivo, militar, comercial, religioso, indus-trial…, asociado por un contrato de derecho y tam-bién el colectivo experto asociado por el contratocientífico. Yo llamo a ese contrato natural, metafísico,porque va más allá de las limitaciones ordinarias de lasdiversas especialidades locales y, en particular, de la fí-sica. Ese contrato es tan global como el contrato sociale introduce a éste, de alguna manera en el mundo y estan mundial como el contrato científico e introduce aéste de alguna manera en la historia”. Michel Serres, Elcontrato natural, citado en Luis Fernando Bravo, Mi-chel Serres: el sistema, las redes, los flujos, el contratonatural.

4 Estudio introductorio de Fernando Vallespín, en: Jur-gen Habermas y John Rawls, Debate sobre el liberalis-mo político, PAIDÓS, Pensamiento Contemporáneo,Barcelona, 2000.

5 Rom Harré, Mil años de filosofía, de Ramajuna aWittgenstein, TAURUS, pág. 195.

6 Santo Tomás, 1273, Tomo II, Parte I-II, pág. 709-732.Citado en Rom Harré, Mil años de filosofía, pág. 194 y195.

7 Es la frase de uno de los hermanos Karamasov. Luego,como lo señala Slavoj Zizek, Lacan la cambiaría por“si Dios ha muerto, entonces todo está prohibido”.

8 Impactos ambientales e instrumentos de política am-biental, dcto. NUFFIC, Módulo 1, pág. 118 (cita deBaumol y Oates, The Theory of Environmental Policy).

9 Oportunidades y amenazas para el futuro de las políti-cas en torno a la gestión de los recursos hídricos: unavisión a partir de casos, Luis Corral, Módulo Uno,Curso NUFFIC, Quito, 2007.

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10 Idem.11 Idem.12 Impactos ambientales e instrumentos de política am-

biental (fotocopiado en el que no aparece el autor),Módulo Uno, Curso NUFFIC, Quito, 2007.

13 Idem. Pág. 102.14 Idem.15 Idem.16 Exposición de Joan Martínez Alier en Quevedo, octu-

bre, 2007.17 Impactos ambientales…, Idem, Pág. 106.18 Idem. Pág. 108.19 Impactos ambientales…, Idem.20 Idem. Pág. 108.21 Idem. Pág. 114.22 Idem. Pág. 115.23 Idem. Pág. 128.24 Con base en el ensayo, El problema del costo social,

Ronald Coase (trabajo publicado originalmente enThe Journal of Law and Economics, octubre 1960).

25 Párrafo introductorio.26 Impactos ambientales… Idem. Pág. 130.27 Indirecto, pues el impuesto se diseña por considera-

ciones ecológicas y éticas, no solo económicas.

10 Idem.11 Idem.12 Impactos ambientales e instrumentos de política am-

biental (fotocopiado en el que no aparece el autor),Módulo Uno, Curso NUFFIC, Quito, 2007.

13 Idem. Pág. 102.14 Idem.15 Idem.16 Exposición de Joan Martínez Alier en Quevedo, octu-

bre, 2007.17 Impactos ambientales…, Idem, Pág. 106.18 Idem. Pág. 108.19 Impactos ambientales…, Idem.20 Idem. Pág. 108.21 Idem. Pág. 114.22 Idem. Pág. 115.23 Idem. Pág. 128.24 Con base en el ensayo, El problema del costo social,

Ronald Coase (trabajo publicado originalmente enThe Journal of Law and Economics, octubre 1960).

25 Párrafo introductorio.26 Impactos ambientales… Idem. Pág. 130.27 Indirecto, pues el impuesto se diseña por considera-

ciones ecológicas y éticas, no solo económicas.

10 Idem.11 Idem.12 Impactos ambientales e instrumentos de política am-

biental (fotocopiado en el que no aparece el autor),Módulo Uno, Curso NUFFIC, Quito, 2007.

13 Idem. Pág. 102.14 Idem.15 Idem.16 Exposición de Joan Martínez Alier en Quevedo, octu-

bre, 2007.17 Impactos ambientales…, Idem, Pág. 106.18 Idem. Pág. 108.19 Impactos ambientales…, Idem.20 Idem. Pág. 108.21 Idem. Pág. 114.22 Idem. Pág. 115.23 Idem. Pág. 128.24 Con base en el ensayo, El problema del costo social,

Ronald Coase (trabajo publicado originalmente enThe Journal of Law and Economics, octubre 1960).

25 Párrafo introductorio.26 Impactos ambientales… Idem. Pág. 130.27 Indirecto, pues el impuesto se diseña por considera-

ciones ecológicas y éticas, no solo económicas.

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2. Los campos de decisión ambiental

Caracterización del campo de decisión ambiental

Un concepto que pretende ser un aporte esel de “campo de decisión ambiental”. La idea esla siguiente: indagar las diferencias entre “cam-pos de decisión ambiental” distintos, enten-diendo por campos los ámbitos de decisión quecubren un determinado problema ambiental.Por ejemplo, si el problema ambiental es la“contaminación del Río Cutuchi en su trayectopor la ciudad de Latacunga producido por lascurtiembres”, entonces el campo de decisiónambiental peina, desde el punto de vista de lossujetos, a los diversos agentes sociales que tra-bajan en el cuero y que depositan los efluentessin tratamiento alguno en el curso del río.

El campo de decisión ambiental cubre unámbito geográfico o territorial más o menos de-

2. Los campos de decisión ambiental

Caracterización del campo de decisión ambiental

Un concepto que pretende ser un aporte esel de “campo de decisión ambiental”. La idea esla siguiente: indagar las diferencias entre “cam-pos de decisión ambiental” distintos, enten-diendo por campos los ámbitos de decisión quecubren un determinado problema ambiental.Por ejemplo, si el problema ambiental es la“contaminación del Río Cutuchi en su trayectopor la ciudad de Latacunga producido por lascurtiembres”, entonces el campo de decisiónambiental peina, desde el punto de vista de lossujetos, a los diversos agentes sociales que tra-bajan en el cuero y que depositan los efluentessin tratamiento alguno en el curso del río.

El campo de decisión ambiental cubre unámbito geográfico o territorial más o menos de-

2. Los campos de decisión ambiental

Caracterización del campo de decisión ambiental

Un concepto que pretende ser un aporte esel de “campo de decisión ambiental”. La idea esla siguiente: indagar las diferencias entre “cam-pos de decisión ambiental” distintos, enten-diendo por campos los ámbitos de decisión quecubren un determinado problema ambiental.Por ejemplo, si el problema ambiental es la“contaminación del Río Cutuchi en su trayectopor la ciudad de Latacunga producido por lascurtiembres”, entonces el campo de decisiónambiental peina, desde el punto de vista de lossujetos, a los diversos agentes sociales que tra-bajan en el cuero y que depositan los efluentessin tratamiento alguno en el curso del río.

El campo de decisión ambiental cubre unámbito geográfico o territorial más o menos de-

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terminado y directo. En este caso, podría serconsiderada la cuenca media del río en la que secontempla una determinada área de influenciadel problema ambiental, que incluso puede cal-cularse en términos de superficie. Pero tambiénel campo de decisión ambiental está determina-do por relaciones de índole supra territorial yque dependen de dinámicas políticas, sociales,económicas y comerciales más amplias.

Por ejemplo, si la causa de la contaminacióndel río son las curtiembres, y el principal mer-cado de los cueros está en la ciudad de Quito,entonces se tiene una relación indirecta con de-cisiones ambientales ocasionadas de manera ra-cional, pero lejana, por un número más ampliode personas.

Así, un campo de decisión ambiental, ten-dría múltiples círculos territoriales y de agentesdecisores que no necesariamente constituyenun continuo ni geográfico ni social.

La idea es estudiar las imbricaciones entredecisiones ambientales con relación a camposde decisión que se ubican en escalas distintas.

¿Qué posibilidades tienen los decisores am-bientales de cambiar el curso de la contamina-ción o degradación ambiental cuando el campode decisión es micro, o cuando el campo de de-cisión es macro? ¿Qué lógicas operan cuando elcampo de decisión si bien es macro, depende dedecisiones micro para su resolución?

Supongamos el siguiente campo de decisiónambiental: “La ampliación del agujero en la ca-pa de ozono debido al uso extendido de deso-

terminado y directo. En este caso, podría serconsiderada la cuenca media del río en la que secontempla una determinada área de influenciadel problema ambiental, que incluso puede cal-cularse en términos de superficie. Pero tambiénel campo de decisión ambiental está determina-do por relaciones de índole supra territorial yque dependen de dinámicas políticas, sociales,económicas y comerciales más amplias.

Por ejemplo, si la causa de la contaminacióndel río son las curtiembres, y el principal mer-cado de los cueros está en la ciudad de Quito,entonces se tiene una relación indirecta con de-cisiones ambientales ocasionadas de manera ra-cional, pero lejana, por un número más ampliode personas.

Así, un campo de decisión ambiental, ten-dría múltiples círculos territoriales y de agentesdecisores que no necesariamente constituyenun continuo ni geográfico ni social.

La idea es estudiar las imbricaciones entredecisiones ambientales con relación a camposde decisión que se ubican en escalas distintas.

¿Qué posibilidades tienen los decisores am-bientales de cambiar el curso de la contamina-ción o degradación ambiental cuando el campode decisión es micro, o cuando el campo de de-cisión es macro? ¿Qué lógicas operan cuando elcampo de decisión si bien es macro, depende dedecisiones micro para su resolución?

Supongamos el siguiente campo de decisiónambiental: “La ampliación del agujero en la ca-pa de ozono debido al uso extendido de deso-

terminado y directo. En este caso, podría serconsiderada la cuenca media del río en la que secontempla una determinada área de influenciadel problema ambiental, que incluso puede cal-cularse en términos de superficie. Pero tambiénel campo de decisión ambiental está determina-do por relaciones de índole supra territorial yque dependen de dinámicas políticas, sociales,económicas y comerciales más amplias.

Por ejemplo, si la causa de la contaminacióndel río son las curtiembres, y el principal mer-cado de los cueros está en la ciudad de Quito,entonces se tiene una relación indirecta con de-cisiones ambientales ocasionadas de manera ra-cional, pero lejana, por un número más ampliode personas.

Así, un campo de decisión ambiental, ten-dría múltiples círculos territoriales y de agentesdecisores que no necesariamente constituyenun continuo ni geográfico ni social.

La idea es estudiar las imbricaciones entredecisiones ambientales con relación a camposde decisión que se ubican en escalas distintas.

¿Qué posibilidades tienen los decisores am-bientales de cambiar el curso de la contamina-ción o degradación ambiental cuando el campode decisión es micro, o cuando el campo de de-cisión es macro? ¿Qué lógicas operan cuando elcampo de decisión si bien es macro, depende dedecisiones micro para su resolución?

Supongamos el siguiente campo de decisiónambiental: “La ampliación del agujero en la ca-pa de ozono debido al uso extendido de deso-

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dorantes en aerosol”. En este campo de decisiónambiental se supone (suposición falsa) que laúnica causa de contaminación son los aerosolesprovenientes de desodorantes de extendido usopersonal.

En este campo, el problema es global y ma-cro, las consecuencias del problema tambiénson globales, sin embargo el campo de decisiónestá bastante acotado a la decisión de un indivi-duo: usar o dejar de usar desodorantes en aero-sol. Si un solo individuo toma esta decisión, nose afecta sino en términos infinitesimales a lasolución del problema global. Pero si son cien-tos de millones de individuos los que cambiansu pauta de consumo y toman la decisión deevitar los desodorantes en aerosol, entonces elproblema se soluciona.

En este caso, tenemos una posibilidad decambiar una situación global y crítica, desde ladecisión autónoma, racional e informada de in-dividuos tomados en forma aislada o atómica.Incluso, podría darse el caso de no requerir dedecisiones corporativas (las empresas) o decoacción de autoridad alguna para que se elimi-ne la producción de aerosoles. Bastaría con ladecisión racional de individuos informados. Se-ría como un caso paradigmático de las posibili-dades que ofrece la organización democráticaliberal, para la toma de decisión de individuosracionales y autónomos1.

Pero qué pasa en otros casos. ¿Se puede pos-tular una tipología de campos de decisión am-biental que puedan ser útiles para diseñar estra-

dorantes en aerosol”. En este campo de decisiónambiental se supone (suposición falsa) que laúnica causa de contaminación son los aerosolesprovenientes de desodorantes de extendido usopersonal.

En este campo, el problema es global y ma-cro, las consecuencias del problema tambiénson globales, sin embargo el campo de decisiónestá bastante acotado a la decisión de un indivi-duo: usar o dejar de usar desodorantes en aero-sol. Si un solo individuo toma esta decisión, nose afecta sino en términos infinitesimales a lasolución del problema global. Pero si son cien-tos de millones de individuos los que cambiansu pauta de consumo y toman la decisión deevitar los desodorantes en aerosol, entonces elproblema se soluciona.

En este caso, tenemos una posibilidad decambiar una situación global y crítica, desde ladecisión autónoma, racional e informada de in-dividuos tomados en forma aislada o atómica.Incluso, podría darse el caso de no requerir dedecisiones corporativas (las empresas) o decoacción de autoridad alguna para que se elimi-ne la producción de aerosoles. Bastaría con ladecisión racional de individuos informados. Se-ría como un caso paradigmático de las posibili-dades que ofrece la organización democráticaliberal, para la toma de decisión de individuosracionales y autónomos1.

Pero qué pasa en otros casos. ¿Se puede pos-tular una tipología de campos de decisión am-biental que puedan ser útiles para diseñar estra-

dorantes en aerosol”. En este campo de decisiónambiental se supone (suposición falsa) que laúnica causa de contaminación son los aerosolesprovenientes de desodorantes de extendido usopersonal.

En este campo, el problema es global y ma-cro, las consecuencias del problema tambiénson globales, sin embargo el campo de decisiónestá bastante acotado a la decisión de un indivi-duo: usar o dejar de usar desodorantes en aero-sol. Si un solo individuo toma esta decisión, nose afecta sino en términos infinitesimales a lasolución del problema global. Pero si son cien-tos de millones de individuos los que cambiansu pauta de consumo y toman la decisión deevitar los desodorantes en aerosol, entonces elproblema se soluciona.

En este caso, tenemos una posibilidad decambiar una situación global y crítica, desde ladecisión autónoma, racional e informada de in-dividuos tomados en forma aislada o atómica.Incluso, podría darse el caso de no requerir dedecisiones corporativas (las empresas) o decoacción de autoridad alguna para que se elimi-ne la producción de aerosoles. Bastaría con ladecisión racional de individuos informados. Se-ría como un caso paradigmático de las posibili-dades que ofrece la organización democráticaliberal, para la toma de decisión de individuosracionales y autónomos1.

Pero qué pasa en otros casos. ¿Se puede pos-tular una tipología de campos de decisión am-biental que puedan ser útiles para diseñar estra-

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tegias de remediación ambiental? Entre el cam-po de decisión involucrado en el problema am-biental “contaminación del río Cutuchi” y elcampo que tiene que ver con el mega problemadel cambio climático, qué tipo de relación se es-tablece en cuanto a las decisiones de las perso-nas. ¿Las primeras son conmensurables y las se-gundas inconmensurables? ¿Si son inconmen-surables, podríamos llegar al extremo y a la pa-radoja de que los seres humanos podamos des-truir el planeta sin sentir responsabilidad indi-vidual alguna?

Elementos principales de los campos de decisión ambiental

El concepto de campo de decisión ambientalestablece una correlación entre un problemaambiental dado y el ámbito de decisiones indi-viduales que sobre ese problema los sujetos es-tán en posibilidad de tomar, tanto para generar-lo, como para mitigarlo o solucionarlo.

Y lo que más caracteriza al campo de deci-sión ambiental es la distancia entre la acción hu-mana y su efecto en el ambiente. Distancia deefecto2 entre la generación, mitigación y la solu-ción del problema ambiental, con la capacidaddel individuo para que con su decisión puedaafectar de una u otra manera al problema am-biental considerado.

Así, por ejemplo, un campo también podríaser el siguiente: “la contaminación del aire den-tro de la vivienda X ocasionada por el uso decocinas tradicionales de leña (suponiendo que

tegias de remediación ambiental? Entre el cam-po de decisión involucrado en el problema am-biental “contaminación del río Cutuchi” y elcampo que tiene que ver con el mega problemadel cambio climático, qué tipo de relación se es-tablece en cuanto a las decisiones de las perso-nas. ¿Las primeras son conmensurables y las se-gundas inconmensurables? ¿Si son inconmen-surables, podríamos llegar al extremo y a la pa-radoja de que los seres humanos podamos des-truir el planeta sin sentir responsabilidad indi-vidual alguna?

Elementos principales de los campos de decisión ambiental

El concepto de campo de decisión ambientalestablece una correlación entre un problemaambiental dado y el ámbito de decisiones indi-viduales que sobre ese problema los sujetos es-tán en posibilidad de tomar, tanto para generar-lo, como para mitigarlo o solucionarlo.

Y lo que más caracteriza al campo de deci-sión ambiental es la distancia entre la acción hu-mana y su efecto en el ambiente. Distancia deefecto2 entre la generación, mitigación y la solu-ción del problema ambiental, con la capacidaddel individuo para que con su decisión puedaafectar de una u otra manera al problema am-biental considerado.

Así, por ejemplo, un campo también podríaser el siguiente: “la contaminación del aire den-tro de la vivienda X ocasionada por el uso decocinas tradicionales de leña (suponiendo que

tegias de remediación ambiental? Entre el cam-po de decisión involucrado en el problema am-biental “contaminación del río Cutuchi” y elcampo que tiene que ver con el mega problemadel cambio climático, qué tipo de relación se es-tablece en cuanto a las decisiones de las perso-nas. ¿Las primeras son conmensurables y las se-gundas inconmensurables? ¿Si son inconmen-surables, podríamos llegar al extremo y a la pa-radoja de que los seres humanos podamos des-truir el planeta sin sentir responsabilidad indi-vidual alguna?

Elementos principales de los campos de decisión ambiental

El concepto de campo de decisión ambientalestablece una correlación entre un problemaambiental dado y el ámbito de decisiones indi-viduales que sobre ese problema los sujetos es-tán en posibilidad de tomar, tanto para generar-lo, como para mitigarlo o solucionarlo.

Y lo que más caracteriza al campo de deci-sión ambiental es la distancia entre la acción hu-mana y su efecto en el ambiente. Distancia deefecto2 entre la generación, mitigación y la solu-ción del problema ambiental, con la capacidaddel individuo para que con su decisión puedaafectar de una u otra manera al problema am-biental considerado.

Así, por ejemplo, un campo también podríaser el siguiente: “la contaminación del aire den-tro de la vivienda X ocasionada por el uso decocinas tradicionales de leña (suponiendo que

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la conversión a cocina a gas no constituye unproblema de orden económico y que la familiatampoco extrañará el calor generado por la co-cina a leña)”. En este campo de decisión la dis-tancia es mínima: se trata de la decisión de unafamilia, la familia de la vivienda X, que para so-lucionar el problema puede tomar la decisión(suponemos que está en capacidad económicapara hacerlo) de cambiar a una cocina a gas. Pa-ra tomar esta decisión no depende de otros in-dividuos, ni de grupos o corporaciones. Es unadecisión se diría unidireccional e inmediata, en-tre un conjunto mínimo de individuos (la fami-lia) y el problema. Pero el campo de decisiónambiental establece una relación numérica en laque la unidad considerada es la decisión de unindividuo sobre una determinada acción descri-ta en el campo. Así, por ejemplo, si la familiaconsiderada tiene 7 miembros (se supone quetodos los miembros tienen capacidad de deci-sión sobre el tema en mención) entonces el nú-mero total de individuos involucrados en la de-cisión sería de 7.

Podría considerarse un campo de menordistancia: la contaminación del aire en una ha-bitación X por la práctica de fumar cigarrillosdel individuo Y. Aquí la correlación no es ni si-quiera entre las decisiones de una familia y elproblema. Sino que todo depende de la decisiónautónoma, racional, informada y libre de un so-lo individuo.

Pero, por otra parte, puede considerarse uncampo de distancia de efecto que podría llamar-se intermedia: la contaminación del aire en la

la conversión a cocina a gas no constituye unproblema de orden económico y que la familiatampoco extrañará el calor generado por la co-cina a leña)”. En este campo de decisión la dis-tancia es mínima: se trata de la decisión de unafamilia, la familia de la vivienda X, que para so-lucionar el problema puede tomar la decisión(suponemos que está en capacidad económicapara hacerlo) de cambiar a una cocina a gas. Pa-ra tomar esta decisión no depende de otros in-dividuos, ni de grupos o corporaciones. Es unadecisión se diría unidireccional e inmediata, en-tre un conjunto mínimo de individuos (la fami-lia) y el problema. Pero el campo de decisiónambiental establece una relación numérica en laque la unidad considerada es la decisión de unindividuo sobre una determinada acción descri-ta en el campo. Así, por ejemplo, si la familiaconsiderada tiene 7 miembros (se supone quetodos los miembros tienen capacidad de deci-sión sobre el tema en mención) entonces el nú-mero total de individuos involucrados en la de-cisión sería de 7.

Podría considerarse un campo de menordistancia: la contaminación del aire en una ha-bitación X por la práctica de fumar cigarrillosdel individuo Y. Aquí la correlación no es ni si-quiera entre las decisiones de una familia y elproblema. Sino que todo depende de la decisiónautónoma, racional, informada y libre de un so-lo individuo.

Pero, por otra parte, puede considerarse uncampo de distancia de efecto que podría llamar-se intermedia: la contaminación del aire en la

la conversión a cocina a gas no constituye unproblema de orden económico y que la familiatampoco extrañará el calor generado por la co-cina a leña)”. En este campo de decisión la dis-tancia es mínima: se trata de la decisión de unafamilia, la familia de la vivienda X, que para so-lucionar el problema puede tomar la decisión(suponemos que está en capacidad económicapara hacerlo) de cambiar a una cocina a gas. Pa-ra tomar esta decisión no depende de otros in-dividuos, ni de grupos o corporaciones. Es unadecisión se diría unidireccional e inmediata, en-tre un conjunto mínimo de individuos (la fami-lia) y el problema. Pero el campo de decisiónambiental establece una relación numérica en laque la unidad considerada es la decisión de unindividuo sobre una determinada acción descri-ta en el campo. Así, por ejemplo, si la familiaconsiderada tiene 7 miembros (se supone quetodos los miembros tienen capacidad de deci-sión sobre el tema en mención) entonces el nú-mero total de individuos involucrados en la de-cisión sería de 7.

Podría considerarse un campo de menordistancia: la contaminación del aire en una ha-bitación X por la práctica de fumar cigarrillosdel individuo Y. Aquí la correlación no es ni si-quiera entre las decisiones de una familia y elproblema. Sino que todo depende de la decisiónautónoma, racional, informada y libre de un so-lo individuo.

Pero, por otra parte, puede considerarse uncampo de distancia de efecto que podría llamar-se intermedia: la contaminación del aire en la

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ciudad X debida a los gases provenientes deluso de vehículos a combustión que circulan pordicha ciudad. En este problema la distancia seincrementa e intervienen miles de decisiones deindividuos y de grupos e incluso de corporacio-nes. Pero, ¿en qué sentido se incrementa la dis-tancia de efecto?, pues podría afirmarse que ladistancia del efecto también es pequeña: la rela-ción entre un conductor X y la emisión de gasesde su automotor Y. Pero resulta que este no esel campo: el campo es la contaminación del aireen la ciudad, de forma que el ámbito de efecto oimpacto de la decisión de un individuo es muydistante en función de la capacidad que por sísolo tendría este individuo para generar, miti-gar o solucionar el problema.

Si se analizan los ejemplos expuestos se pue-de determinar que además del factor distanciade efecto3, el otro factor que caracteriza al cam-po de decisión ambiental es el del número dedecisores involucrados en la ocurrencia del pro-blema. Así, entre mayor es la capacidad de unsolo individuo para producir, mitigar o solucio-nar un problema ambiental dado, menor es ladistancia del efecto. O también, si la suma de losdecisores involucrados toma la opción de ac-tuar, entonces la distancia del efecto disminuye.Pero si en un número alto de decisores involu-crados en el problema, solo uno actúa, entoncesla distancia de efecto es muy grande.

Ahora bien, si se considera el tamaño delárea a la que el problema atañe, entonces se op-ta por la noción de gravedad o con más preci-

ciudad X debida a los gases provenientes deluso de vehículos a combustión que circulan pordicha ciudad. En este problema la distancia seincrementa e intervienen miles de decisiones deindividuos y de grupos e incluso de corporacio-nes. Pero, ¿en qué sentido se incrementa la dis-tancia de efecto?, pues podría afirmarse que ladistancia del efecto también es pequeña: la rela-ción entre un conductor X y la emisión de gasesde su automotor Y. Pero resulta que este no esel campo: el campo es la contaminación del aireen la ciudad, de forma que el ámbito de efecto oimpacto de la decisión de un individuo es muydistante en función de la capacidad que por sísolo tendría este individuo para generar, miti-gar o solucionar el problema.

Si se analizan los ejemplos expuestos se pue-de determinar que además del factor distanciade efecto3, el otro factor que caracteriza al cam-po de decisión ambiental es el del número dedecisores involucrados en la ocurrencia del pro-blema. Así, entre mayor es la capacidad de unsolo individuo para producir, mitigar o solucio-nar un problema ambiental dado, menor es ladistancia del efecto. O también, si la suma de losdecisores involucrados toma la opción de ac-tuar, entonces la distancia del efecto disminuye.Pero si en un número alto de decisores involu-crados en el problema, solo uno actúa, entoncesla distancia de efecto es muy grande.

Ahora bien, si se considera el tamaño delárea a la que el problema atañe, entonces se op-ta por la noción de gravedad o con más preci-

ciudad X debida a los gases provenientes deluso de vehículos a combustión que circulan pordicha ciudad. En este problema la distancia seincrementa e intervienen miles de decisiones deindividuos y de grupos e incluso de corporacio-nes. Pero, ¿en qué sentido se incrementa la dis-tancia de efecto?, pues podría afirmarse que ladistancia del efecto también es pequeña: la rela-ción entre un conductor X y la emisión de gasesde su automotor Y. Pero resulta que este no esel campo: el campo es la contaminación del aireen la ciudad, de forma que el ámbito de efecto oimpacto de la decisión de un individuo es muydistante en función de la capacidad que por sísolo tendría este individuo para generar, miti-gar o solucionar el problema.

Si se analizan los ejemplos expuestos se pue-de determinar que además del factor distanciade efecto3, el otro factor que caracteriza al cam-po de decisión ambiental es el del número dedecisores involucrados en la ocurrencia del pro-blema. Así, entre mayor es la capacidad de unsolo individuo para producir, mitigar o solucio-nar un problema ambiental dado, menor es ladistancia del efecto. O también, si la suma de losdecisores involucrados toma la opción de ac-tuar, entonces la distancia del efecto disminuye.Pero si en un número alto de decisores involu-crados en el problema, solo uno actúa, entoncesla distancia de efecto es muy grande.

Ahora bien, si se considera el tamaño delárea a la que el problema atañe, entonces se op-ta por la noción de gravedad o con más preci-

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sión de amplitud física del campo, porque po-dría suceder que la distancia de efecto entre elproblema y la capacidad del individuo paraproducirlo es mínima, pero resulta que la am-plitud física del campo es enorme, y por ende lagravedad del problema. Por ejemplo, el opera-rio de una planta nuclear que tiene a su cargoun elemento crítico acerca de la seguridad.

Con estos dos factores, la gravedad o ampli-tud física (la superficie o el área que el problemaambiental considerado en el campo, peina o ba-rre) y el número de decisores, se encuentran dosmagnitudes que podrían ayudar a caracterizarlos campos de decisión ambiental y a identificarlas interacciones4. Se coloca en el eje de ordena-das la amplitud física del campo y en el eje de lasabscisas el número de decisores5:

sión de amplitud física del campo, porque po-dría suceder que la distancia de efecto entre elproblema y la capacidad del individuo paraproducirlo es mínima, pero resulta que la am-plitud física del campo es enorme, y por ende lagravedad del problema. Por ejemplo, el opera-rio de una planta nuclear que tiene a su cargoun elemento crítico acerca de la seguridad.

Con estos dos factores, la gravedad o ampli-tud física (la superficie o el área que el problemaambiental considerado en el campo, peina o ba-rre) y el número de decisores, se encuentran dosmagnitudes que podrían ayudar a caracterizarlos campos de decisión ambiental y a identificarlas interacciones4. Se coloca en el eje de ordena-das la amplitud física del campo y en el eje de lasabscisas el número de decisores5:

sión de amplitud física del campo, porque po-dría suceder que la distancia de efecto entre elproblema y la capacidad del individuo paraproducirlo es mínima, pero resulta que la am-plitud física del campo es enorme, y por ende lagravedad del problema. Por ejemplo, el opera-rio de una planta nuclear que tiene a su cargoun elemento crítico acerca de la seguridad.

Con estos dos factores, la gravedad o ampli-tud física (la superficie o el área que el problemaambiental considerado en el campo, peina o ba-rre) y el número de decisores, se encuentran dosmagnitudes que podrían ayudar a caracterizarlos campos de decisión ambiental y a identificarlas interacciones4. Se coloca en el eje de ordena-das la amplitud física del campo y en el eje de lasabscisas el número de decisores5:

# amplitud

Zona 2 Zona 3

Zona 1

# decisores

# amplitud

Zona 2 Zona 3

Zona 1

# decisores

# amplitud

Zona 2 Zona 3

Zona 1

# decisores

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Se establece, así, una correlación entre lahuella ecológica y las decisiones de los indivi-duos.

Con los ejes de coordenadas, se puedenagrupar los campos de decisión ambiental en 4categorías o zonas:

Zona 1: Campos de baja amplitud y bajo nú-mero de decisoresZona 2: Campos de alta amplitud y bajo nú-mero de decisoresZona 3: Campos de alta amplitud y alto nú-mero de decisoresZona 4: Campos de baja amplitud y alto nú-mero de decisores

Ejemplo de campo de zona 1: “contamina-ción de la vivienda por uso doméstico y fami-liar de leña para la cocina”.

Ejemplo de campo de zona 2: “contamina-ción radioactiva por el uso de bombas atómicaspor parte del gobierno del país X”.

Ejemplo de campo de zona 3: “disminuciónde la capa del agujero de ozono por el uso deaerosoles”.

Ejemplo de campo de zona 4: “contamina-ción del aire en las ciudades por el uso de vehí-culos particulares”.

La función de distancia de efecto

Hasta ahora se ha analizado el concepto decampo de decisión identificando tres elemen-

Se establece, así, una correlación entre lahuella ecológica y las decisiones de los indivi-duos.

Con los ejes de coordenadas, se puedenagrupar los campos de decisión ambiental en 4categorías o zonas:

Zona 1: Campos de baja amplitud y bajo nú-mero de decisoresZona 2: Campos de alta amplitud y bajo nú-mero de decisoresZona 3: Campos de alta amplitud y alto nú-mero de decisoresZona 4: Campos de baja amplitud y alto nú-mero de decisores

Ejemplo de campo de zona 1: “contamina-ción de la vivienda por uso doméstico y fami-liar de leña para la cocina”.

Ejemplo de campo de zona 2: “contamina-ción radioactiva por el uso de bombas atómicaspor parte del gobierno del país X”.

Ejemplo de campo de zona 3: “disminuciónde la capa del agujero de ozono por el uso deaerosoles”.

Ejemplo de campo de zona 4: “contamina-ción del aire en las ciudades por el uso de vehí-culos particulares”.

La función de distancia de efecto

Hasta ahora se ha analizado el concepto decampo de decisión identificando tres elemen-

Se establece, así, una correlación entre lahuella ecológica y las decisiones de los indivi-duos.

Con los ejes de coordenadas, se puedenagrupar los campos de decisión ambiental en 4categorías o zonas:

Zona 1: Campos de baja amplitud y bajo nú-mero de decisoresZona 2: Campos de alta amplitud y bajo nú-mero de decisoresZona 3: Campos de alta amplitud y alto nú-mero de decisoresZona 4: Campos de baja amplitud y alto nú-mero de decisores

Ejemplo de campo de zona 1: “contamina-ción de la vivienda por uso doméstico y fami-liar de leña para la cocina”.

Ejemplo de campo de zona 2: “contamina-ción radioactiva por el uso de bombas atómicaspor parte del gobierno del país X”.

Ejemplo de campo de zona 3: “disminuciónde la capa del agujero de ozono por el uso deaerosoles”.

Ejemplo de campo de zona 4: “contamina-ción del aire en las ciudades por el uso de vehí-culos particulares”.

La función de distancia de efecto

Hasta ahora se ha analizado el concepto decampo de decisión identificando tres elemen-

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tos: la distancia de efecto, la amplitud física y elnúmero de decisores. Por una parte, la amplitudfísica y el número de decisores constituyen mag-nitudes matemáticas bastante claras, aunque enla amplitud física entra la consideración de lagravedad del problema ambiental, lo cual plan-tea un problema de cuantificación.

Por otra parte, la distancia de efecto que esta-blece la relación con la capacidad de las decisio-nes individuales requiere de una mayor preci-sión. Para esto se propone asociar un campo auna función de distancia de efecto.

Esta función de distancia de efecto tendríados parámetros relativamente fijos y que de-penden esencialmente del campo considerado:

El tamaño del área a la que el problema ata-ñe, o el área física que el problema ambiental“peina”, que se denominará como amplitud.

Y, el número total de decisores involucrados enla ocurrencia del problema, por tanto, con capa-cidad para mitigar o solucionar el problema.

La entrada de la función de distancia deefecto es el número de decisores que toman unadecisión ambiental dada, y la salida de la fun-ción sería la distancia de efecto percibida por undecisor cuando n de ellos actúan.

Los símbolos de los parámetros, las variablesy la función serían los siguientes:

• La función de distancia de efecto como d.• El parámetro de gravedad y de amplitud físi-

ca del problema, sería A.

tos: la distancia de efecto, la amplitud física y elnúmero de decisores. Por una parte, la amplitudfísica y el número de decisores constituyen mag-nitudes matemáticas bastante claras, aunque enla amplitud física entra la consideración de lagravedad del problema ambiental, lo cual plan-tea un problema de cuantificación.

Por otra parte, la distancia de efecto que esta-blece la relación con la capacidad de las decisio-nes individuales requiere de una mayor preci-sión. Para esto se propone asociar un campo auna función de distancia de efecto.

Esta función de distancia de efecto tendríados parámetros relativamente fijos y que de-penden esencialmente del campo considerado:

El tamaño del área a la que el problema ata-ñe, o el área física que el problema ambiental“peina”, que se denominará como amplitud.

Y, el número total de decisores involucrados enla ocurrencia del problema, por tanto, con capa-cidad para mitigar o solucionar el problema.

La entrada de la función de distancia deefecto es el número de decisores que toman unadecisión ambiental dada, y la salida de la fun-ción sería la distancia de efecto percibida por undecisor cuando n de ellos actúan.

Los símbolos de los parámetros, las variablesy la función serían los siguientes:

• La función de distancia de efecto como d.• El parámetro de gravedad y de amplitud físi-

ca del problema, sería A.

tos: la distancia de efecto, la amplitud física y elnúmero de decisores. Por una parte, la amplitudfísica y el número de decisores constituyen mag-nitudes matemáticas bastante claras, aunque enla amplitud física entra la consideración de lagravedad del problema ambiental, lo cual plan-tea un problema de cuantificación.

Por otra parte, la distancia de efecto que esta-blece la relación con la capacidad de las decisio-nes individuales requiere de una mayor preci-sión. Para esto se propone asociar un campo auna función de distancia de efecto.

Esta función de distancia de efecto tendríados parámetros relativamente fijos y que de-penden esencialmente del campo considerado:

El tamaño del área a la que el problema ata-ñe, o el área física que el problema ambiental“peina”, que se denominará como amplitud.

Y, el número total de decisores involucrados enla ocurrencia del problema, por tanto, con capa-cidad para mitigar o solucionar el problema.

La entrada de la función de distancia deefecto es el número de decisores que toman unadecisión ambiental dada, y la salida de la fun-ción sería la distancia de efecto percibida por undecisor cuando n de ellos actúan.

Los símbolos de los parámetros, las variablesy la función serían los siguientes:

• La función de distancia de efecto como d.• El parámetro de gravedad y de amplitud físi-

ca del problema, sería A.

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• El parámetro de el número total de decisoressería N.

• La variable, la capacidad efectiva de los deci-sores considerados para solucionar indivi-dual o colectivamente el problema ambien-tal considerado sería n, esto es, el número dedecisores que toman la decisión de actuar.

Relacionando entonces los términos se diráque: dado una campo de decisión ambiental,digamos el campo C, nos será de interés estu-diar la distancia de efecto entre la generación,mitigación y la solución del problema ambien-tal, con la capacidad del individuo o de un gru-po de individuos, para que con su decisión odecisiones puedan afectar de una u otra mane-ra al problema ambiental considerado. Estadistancia tiene como variable el número de in-dividuos que deciden actuar, pero también deparámetros propios al campo: el número totalde decisores concernidos, digamos N, y una me-dida de la gravedad y extensión del problemaambiental, A.

Así pues, tenemos una función de distancia,que denotaremos por d. El argumento de estafunción es el número de decisores que toman ladecisión de actuar, digamos n, y la función esta-ría dada por:

d = d (n, N, A)6

De la función de distancia de efecto de uncampo de decisión ambiental pueden realizarsealgunas inferencias:

• El parámetro de el número total de decisoressería N.

• La variable, la capacidad efectiva de los deci-sores considerados para solucionar indivi-dual o colectivamente el problema ambien-tal considerado sería n, esto es, el número dedecisores que toman la decisión de actuar.

Relacionando entonces los términos se diráque: dado una campo de decisión ambiental,digamos el campo C, nos será de interés estu-diar la distancia de efecto entre la generación,mitigación y la solución del problema ambien-tal, con la capacidad del individuo o de un gru-po de individuos, para que con su decisión odecisiones puedan afectar de una u otra mane-ra al problema ambiental considerado. Estadistancia tiene como variable el número de in-dividuos que deciden actuar, pero también deparámetros propios al campo: el número totalde decisores concernidos, digamos N, y una me-dida de la gravedad y extensión del problemaambiental, A.

Así pues, tenemos una función de distancia,que denotaremos por d. El argumento de estafunción es el número de decisores que toman ladecisión de actuar, digamos n, y la función esta-ría dada por:

d = d (n, N, A)6

De la función de distancia de efecto de uncampo de decisión ambiental pueden realizarsealgunas inferencias:

• El parámetro de el número total de decisoressería N.

• La variable, la capacidad efectiva de los deci-sores considerados para solucionar indivi-dual o colectivamente el problema ambien-tal considerado sería n, esto es, el número dedecisores que toman la decisión de actuar.

Relacionando entonces los términos se diráque: dado una campo de decisión ambiental,digamos el campo C, nos será de interés estu-diar la distancia de efecto entre la generación,mitigación y la solución del problema ambien-tal, con la capacidad del individuo o de un gru-po de individuos, para que con su decisión odecisiones puedan afectar de una u otra mane-ra al problema ambiental considerado. Estadistancia tiene como variable el número de in-dividuos que deciden actuar, pero también deparámetros propios al campo: el número totalde decisores concernidos, digamos N, y una me-dida de la gravedad y extensión del problemaambiental, A.

Así pues, tenemos una función de distancia,que denotaremos por d. El argumento de estafunción es el número de decisores que toman ladecisión de actuar, digamos n, y la función esta-ría dada por:

d = d (n, N, A)6

De la función de distancia de efecto de uncampo de decisión ambiental pueden realizarsealgunas inferencias:

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• La distancia de efecto, en la mayor parte decasos, que percibe un solo individuo es muygrande, tanto más cuanto mayor sea el nú-mero total de decisores.

• Sin embargo, al evaluar la distancia en la po-blación entera se debe tener una aproxima-ción a 0: en efecto, si todos toman accionesla distancia para mitigar el problema es pe-queña.

• Los puntos anteriores se resumirían dicien-do que la función es decreciente como fun-ción de n.

• La función de distancia de efecto del campo esprobable que muestre una curva poco decre-ciente al inicio (para valores pequeños de n),y luego es previsible una tasa de variaciónmás grande. Simétricamente, “al final”, esdecir para valores de n cercanos a N la curvadebería volver a ser poco decreciente. La in-terpretación de esto es que daría casi lo mis-mo que un 90% o un 95% de la poblaciónconsiderada decida actuar. Una curva quehace esto es lo que se llama una sigmoide.Asociada al modelo logístico de crecimientode poblaciones, por ejemplo.

La sigmoide o curva logística, productode la función de distancia de efecto de los cam-pos de decisión, sería la siguiente:

• La distancia de efecto, en la mayor parte decasos, que percibe un solo individuo es muygrande, tanto más cuanto mayor sea el nú-mero total de decisores.

• Sin embargo, al evaluar la distancia en la po-blación entera se debe tener una aproxima-ción a 0: en efecto, si todos toman accionesla distancia para mitigar el problema es pe-queña.

• Los puntos anteriores se resumirían dicien-do que la función es decreciente como fun-ción de n.

• La función de distancia de efecto del campo esprobable que muestre una curva poco decre-ciente al inicio (para valores pequeños de n),y luego es previsible una tasa de variaciónmás grande. Simétricamente, “al final”, esdecir para valores de n cercanos a N la curvadebería volver a ser poco decreciente. La in-terpretación de esto es que daría casi lo mis-mo que un 90% o un 95% de la poblaciónconsiderada decida actuar. Una curva quehace esto es lo que se llama una sigmoide.Asociada al modelo logístico de crecimientode poblaciones, por ejemplo.

La sigmoide o curva logística, productode la función de distancia de efecto de los cam-pos de decisión, sería la siguiente:

• La distancia de efecto, en la mayor parte decasos, que percibe un solo individuo es muygrande, tanto más cuanto mayor sea el nú-mero total de decisores.

• Sin embargo, al evaluar la distancia en la po-blación entera se debe tener una aproxima-ción a 0: en efecto, si todos toman accionesla distancia para mitigar el problema es pe-queña.

• Los puntos anteriores se resumirían dicien-do que la función es decreciente como fun-ción de n.

• La función de distancia de efecto del campo esprobable que muestre una curva poco decre-ciente al inicio (para valores pequeños de n),y luego es previsible una tasa de variaciónmás grande. Simétricamente, “al final”, esdecir para valores de n cercanos a N la curvadebería volver a ser poco decreciente. La in-terpretación de esto es que daría casi lo mis-mo que un 90% o un 95% de la poblaciónconsiderada decida actuar. Una curva quehace esto es lo que se llama una sigmoide.Asociada al modelo logístico de crecimientode poblaciones, por ejemplo.

La sigmoide o curva logística, productode la función de distancia de efecto de los cam-pos de decisión, sería la siguiente:

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En torno al modelo logístico

Una justificación cualitativa de la utilizaciónde la curva logística (la curva sigmoide) provie-ne de los modelos de poblaciones, lo cual lleva aun desvío hacia los modelos exponenciales. Es-tos funcionan relativamente bien en contextosen los que la población estudiada tiene condi-ciones sumamente favorables para crecer (recur-sos ilimitados). Como esto no es muy realista, seperfecciona el modelo introduciendo un nuevotérmino. Esto da lugar a la curva logística.

Así, se trata de estudiar la evolución de unapoblación p en términos del tiempo t. Pense-mos ahora que se trata de una población de

En torno al modelo logístico

Una justificación cualitativa de la utilizaciónde la curva logística (la curva sigmoide) provie-ne de los modelos de poblaciones, lo cual lleva aun desvío hacia los modelos exponenciales. Es-tos funcionan relativamente bien en contextosen los que la población estudiada tiene condi-ciones sumamente favorables para crecer (recur-sos ilimitados). Como esto no es muy realista, seperfecciona el modelo introduciendo un nuevotérmino. Esto da lugar a la curva logística.

Así, se trata de estudiar la evolución de unapoblación p en términos del tiempo t. Pense-mos ahora que se trata de una población de

En torno al modelo logístico

Una justificación cualitativa de la utilizaciónde la curva logística (la curva sigmoide) provie-ne de los modelos de poblaciones, lo cual lleva aun desvío hacia los modelos exponenciales. Es-tos funcionan relativamente bien en contextosen los que la población estudiada tiene condi-ciones sumamente favorables para crecer (recur-sos ilimitados). Como esto no es muy realista, seperfecciona el modelo introduciendo un nuevotérmino. Esto da lugar a la curva logística.

Así, se trata de estudiar la evolución de unapoblación p en términos del tiempo t. Pense-mos ahora que se trata de una población de

d(n)

Distanciade efecto

N nNúmero de decisores que actúan: nNúmero de decisores total: N

d(n)

Distanciade efecto

N nNúmero de decisores que actúan: nNúmero de decisores total: N

d(n)

Distanciade efecto

N nNúmero de decisores que actúan: nNúmero de decisores total: N

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bacterias, que cuenta con condiciones estables:recursos de comida, oxígeno, y espacio ilimita-dos. En estas condiciones una bacteria simple-mente se duplica en un tiempo dado (este pe-ríodo dependerá de la especie, y de otros pará-metros, como la tasa de mortandad, pero estosparámetros, se parte del supuesto, están fijos).Así, y esto es lo esencial: mientras más grandees la población, más rápido crece. Las decisio-nes ambientales individuales y masivas, porejemplo de consumo, ¿pueden crecer de maneraexponencial? Partiendo de la sigmoide, esta cur-va más bien corrige las tendencias asintónicasirrealistas de los modelos exponenciales. Enefecto, existen sobradas razones para considerarque el consumo, en términos, por ejemplo, debiomasa neta consumida, no puede crecer al in-finito. Si el consumo físico no puede crecer enforma exponencial, ¿las decisiones de consumodeben autolimitarse?

Si la población se duplica cada hora y el pro-ceso se inicia con una bacteria, a la hora 3, ha-brán 4 bacterias, pero al pasar de la hora 10 a lahora 11 se crearán 1.024 bacterias (= 210). Estoconduce a lo que se llama una ecuación diferen-cial: es una relación entre la tasa de variación dep(t). Esto es, la derivada p’(t), y la función p(t).La ecuación diferencial que se obtiene aquí tie-ne la forma siguiente: p’(t)=ap(t) donde a esuna constante estrictamente positiva que de-pende de los parámetros mencionados antes.

La solución de esta ecuación es de la forma:p(t)=K · exp(at)

bacterias, que cuenta con condiciones estables:recursos de comida, oxígeno, y espacio ilimita-dos. En estas condiciones una bacteria simple-mente se duplica en un tiempo dado (este pe-ríodo dependerá de la especie, y de otros pará-metros, como la tasa de mortandad, pero estosparámetros, se parte del supuesto, están fijos).Así, y esto es lo esencial: mientras más grandees la población, más rápido crece. Las decisio-nes ambientales individuales y masivas, porejemplo de consumo, ¿pueden crecer de maneraexponencial? Partiendo de la sigmoide, esta cur-va más bien corrige las tendencias asintónicasirrealistas de los modelos exponenciales. Enefecto, existen sobradas razones para considerarque el consumo, en términos, por ejemplo, debiomasa neta consumida, no puede crecer al in-finito. Si el consumo físico no puede crecer enforma exponencial, ¿las decisiones de consumodeben autolimitarse?

Si la población se duplica cada hora y el pro-ceso se inicia con una bacteria, a la hora 3, ha-brán 4 bacterias, pero al pasar de la hora 10 a lahora 11 se crearán 1.024 bacterias (= 210). Estoconduce a lo que se llama una ecuación diferen-cial: es una relación entre la tasa de variación dep(t). Esto es, la derivada p’(t), y la función p(t).La ecuación diferencial que se obtiene aquí tie-ne la forma siguiente: p’(t)=ap(t) donde a esuna constante estrictamente positiva que de-pende de los parámetros mencionados antes.

La solución de esta ecuación es de la forma:p(t)=K · exp(at)

bacterias, que cuenta con condiciones estables:recursos de comida, oxígeno, y espacio ilimita-dos. En estas condiciones una bacteria simple-mente se duplica en un tiempo dado (este pe-ríodo dependerá de la especie, y de otros pará-metros, como la tasa de mortandad, pero estosparámetros, se parte del supuesto, están fijos).Así, y esto es lo esencial: mientras más grandees la población, más rápido crece. Las decisio-nes ambientales individuales y masivas, porejemplo de consumo, ¿pueden crecer de maneraexponencial? Partiendo de la sigmoide, esta cur-va más bien corrige las tendencias asintónicasirrealistas de los modelos exponenciales. Enefecto, existen sobradas razones para considerarque el consumo, en términos, por ejemplo, debiomasa neta consumida, no puede crecer al in-finito. Si el consumo físico no puede crecer enforma exponencial, ¿las decisiones de consumodeben autolimitarse?

Si la población se duplica cada hora y el pro-ceso se inicia con una bacteria, a la hora 3, ha-brán 4 bacterias, pero al pasar de la hora 10 a lahora 11 se crearán 1.024 bacterias (= 210). Estoconduce a lo que se llama una ecuación diferen-cial: es una relación entre la tasa de variación dep(t). Esto es, la derivada p’(t), y la función p(t).La ecuación diferencial que se obtiene aquí tie-ne la forma siguiente: p’(t)=ap(t) donde a esuna constante estrictamente positiva que de-pende de los parámetros mencionados antes.

La solución de esta ecuación es de la forma:p(t)=K · exp(at)

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La constante K depende básicamente de lapoblación inicial, y de los otros parámetros. Laprimera observación es que el límite de una talpoblación es el infinito: esto es consecuente conel presupuesto de que los recursos son ilimita-dos. Pero, ¿y si se acaba la comida?

Como vemos, este modelo no es muy realis-ta, sobre todo no a largo plazo. En realidad llegaun momento en que el suministro de alimentosempieza a no ser suficiente para mantener esteritmo de crecimiento. También puede haberotro tipo de restricciones: espacio, por ejemplo.Así, el ritmo de crecimiento de la población nopuede ser más y más grande. Debemos entoncesintroducir un nuevo término en la ecuación di-ferencial original. Éste deberá hacer que si p(t)es muy grande, el ritmo de crecimiento, esto esla tasa de variación, o sea p’(t), disminuya. In-terpretación: mientras más bacterias hay, másbacterias para reproducirse hay, pero adicional-mente, hay menos alimento proporcionalmen-te, lo que hace que no todas puedan reproducir-se. La ecuación a la que se llega es la ecuacióndiferencial del modelo logístico, que por ciertose usa en muchas áreas, por ejemplo en el es-parcimiento de un rumor o en la expansión delas innovaciones tecnológicas.

Si se relaciona el modelo logístico con loscampos de decisión ambiental, puede decirseque cuando hay poca gente que toma una deci-sión de conducta respecto a un problema, elefecto que esto produce es más bien reducido,casi nulo. El efecto crece en la medida en que la

La constante K depende básicamente de lapoblación inicial, y de los otros parámetros. Laprimera observación es que el límite de una talpoblación es el infinito: esto es consecuente conel presupuesto de que los recursos son ilimita-dos. Pero, ¿y si se acaba la comida?

Como vemos, este modelo no es muy realis-ta, sobre todo no a largo plazo. En realidad llegaun momento en que el suministro de alimentosempieza a no ser suficiente para mantener esteritmo de crecimiento. También puede haberotro tipo de restricciones: espacio, por ejemplo.Así, el ritmo de crecimiento de la población nopuede ser más y más grande. Debemos entoncesintroducir un nuevo término en la ecuación di-ferencial original. Éste deberá hacer que si p(t)es muy grande, el ritmo de crecimiento, esto esla tasa de variación, o sea p’(t), disminuya. In-terpretación: mientras más bacterias hay, másbacterias para reproducirse hay, pero adicional-mente, hay menos alimento proporcionalmen-te, lo que hace que no todas puedan reproducir-se. La ecuación a la que se llega es la ecuacióndiferencial del modelo logístico, que por ciertose usa en muchas áreas, por ejemplo en el es-parcimiento de un rumor o en la expansión delas innovaciones tecnológicas.

Si se relaciona el modelo logístico con loscampos de decisión ambiental, puede decirseque cuando hay poca gente que toma una deci-sión de conducta respecto a un problema, elefecto que esto produce es más bien reducido,casi nulo. El efecto crece en la medida en que la

La constante K depende básicamente de lapoblación inicial, y de los otros parámetros. Laprimera observación es que el límite de una talpoblación es el infinito: esto es consecuente conel presupuesto de que los recursos son ilimita-dos. Pero, ¿y si se acaba la comida?

Como vemos, este modelo no es muy realis-ta, sobre todo no a largo plazo. En realidad llegaun momento en que el suministro de alimentosempieza a no ser suficiente para mantener esteritmo de crecimiento. También puede haberotro tipo de restricciones: espacio, por ejemplo.Así, el ritmo de crecimiento de la población nopuede ser más y más grande. Debemos entoncesintroducir un nuevo término en la ecuación di-ferencial original. Éste deberá hacer que si p(t)es muy grande, el ritmo de crecimiento, esto esla tasa de variación, o sea p’(t), disminuya. In-terpretación: mientras más bacterias hay, másbacterias para reproducirse hay, pero adicional-mente, hay menos alimento proporcionalmen-te, lo que hace que no todas puedan reproducir-se. La ecuación a la que se llega es la ecuacióndiferencial del modelo logístico, que por ciertose usa en muchas áreas, por ejemplo en el es-parcimiento de un rumor o en la expansión delas innovaciones tecnológicas.

Si se relaciona el modelo logístico con loscampos de decisión ambiental, puede decirseque cuando hay poca gente que toma una deci-sión de conducta respecto a un problema, elefecto que esto produce es más bien reducido,casi nulo. El efecto crece en la medida en que la

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gente va actuando cada vez más masivamente.Pero esto tiene un límite: que queden algunospocos automóviles contaminantes o que noquede ninguno da más o menos lo mismo. Lacurva modela esto.

Pero entre el crecimiento poblacional de unabacteria y la tendencia probable de un cambiomasivo de decisiones individuales, por ejemplo,de consumo, existe además de los problemas deespacio y de stock, un problema de libertad enla decisión. Claro que se puede postular quecuando la situación sea dramáticamente insos-tenible, la gente se verá obligada en forma masi-va a cambiar su pauta de conducta, a riesgo deperecer. Pero, esto no sucede con las plagas. Lasplagas mueren en forma masiva. ¿Debe supo-nerse que el ser humano correrá similar suerte yque no tendrá tiempo siquiera para ejercer sulibertad y cambiar de decisión?

“Tendencia no es destino”

Las inferencias de la función de distancia delos campos de decisión, muestran algo relevan-te: con decisiones masivas de individuos es rela-tivamente fácil solucionar los problemas am-bientales. Esto es obvio. Lo importante radicaen que la función transparenta esta obviedad.

Asimismo, esto se relaciona con algo básicode la acción humana: su capacidad de acción yde omisión. Como en el caso de la explosióndemográfica, en los problemas ambientales de-rivados de decisiones individuales, la soluciónpodría estar más cerca de lo que muchos po-

gente va actuando cada vez más masivamente.Pero esto tiene un límite: que queden algunospocos automóviles contaminantes o que noquede ninguno da más o menos lo mismo. Lacurva modela esto.

Pero entre el crecimiento poblacional de unabacteria y la tendencia probable de un cambiomasivo de decisiones individuales, por ejemplo,de consumo, existe además de los problemas deespacio y de stock, un problema de libertad enla decisión. Claro que se puede postular quecuando la situación sea dramáticamente insos-tenible, la gente se verá obligada en forma masi-va a cambiar su pauta de conducta, a riesgo deperecer. Pero, esto no sucede con las plagas. Lasplagas mueren en forma masiva. ¿Debe supo-nerse que el ser humano correrá similar suerte yque no tendrá tiempo siquiera para ejercer sulibertad y cambiar de decisión?

“Tendencia no es destino”

Las inferencias de la función de distancia delos campos de decisión, muestran algo relevan-te: con decisiones masivas de individuos es rela-tivamente fácil solucionar los problemas am-bientales. Esto es obvio. Lo importante radicaen que la función transparenta esta obviedad.

Asimismo, esto se relaciona con algo básicode la acción humana: su capacidad de acción yde omisión. Como en el caso de la explosióndemográfica, en los problemas ambientales de-rivados de decisiones individuales, la soluciónpodría estar más cerca de lo que muchos po-

gente va actuando cada vez más masivamente.Pero esto tiene un límite: que queden algunospocos automóviles contaminantes o que noquede ninguno da más o menos lo mismo. Lacurva modela esto.

Pero entre el crecimiento poblacional de unabacteria y la tendencia probable de un cambiomasivo de decisiones individuales, por ejemplo,de consumo, existe además de los problemas deespacio y de stock, un problema de libertad enla decisión. Claro que se puede postular quecuando la situación sea dramáticamente insos-tenible, la gente se verá obligada en forma masi-va a cambiar su pauta de conducta, a riesgo deperecer. Pero, esto no sucede con las plagas. Lasplagas mueren en forma masiva. ¿Debe supo-nerse que el ser humano correrá similar suerte yque no tendrá tiempo siquiera para ejercer sulibertad y cambiar de decisión?

“Tendencia no es destino”

Las inferencias de la función de distancia delos campos de decisión, muestran algo relevan-te: con decisiones masivas de individuos es rela-tivamente fácil solucionar los problemas am-bientales. Esto es obvio. Lo importante radicaen que la función transparenta esta obviedad.

Asimismo, esto se relaciona con algo básicode la acción humana: su capacidad de acción yde omisión. Como en el caso de la explosióndemográfica, en los problemas ambientales de-rivados de decisiones individuales, la soluciónpodría estar más cerca de lo que muchos po-

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dríamos imaginar. Hacer el amor y tener niños,suena sencillo, pero si sumamos a todos los quepensamos igual, entonces el problema es dra-mático. La explosión demográfica nos habla deomisión y responsabilidad. En muchos casos setrata de hacer menos, dejar de hacer, hacer dife-rente o no hacer, o de hacer más pero con…preservativos. Y todas estas son decisiones deindividuos racionales, libres, autónomos e in-formados.

Construir un puente colgante de más de unkilómetro es una obra de ingeniería tan impre-sionante y magnífica, que requiere de decenasde miles de decisiones proactivas, todas ellasamparadas en conocimiento científico y tecno-lógico muy complejo, inversiones financierasgigantescas, cálculos de costos, equipos técnicosque trabajan en forma articulada, etc. Todo estohace la humanidad día tras día. ¿Acaso es muydifícil que 20 millones de asiáticos en todo elmundo reemplacen la sopa de aleta de tiburónpor otra comida que afecte menos al ambiente?¿O que un millón de ecuatorianos opte por au-tos compactos? ¿O que 20 millones de colom-bianos usen tubos fluorescentes? Son decisionessencillas y autónomas, inspiradas en una éticade la responsabilidad, en el ejercicio de una li-bertad responsable.

Los campos de decisión ambiental quizásprovean de la demostración lógica de que sí esposible cambiar el destino. O, como dice la fra-se, tendencia no es destino. ¿Pero de dónde de-be surgir el impulso para que grandes propor-

dríamos imaginar. Hacer el amor y tener niños,suena sencillo, pero si sumamos a todos los quepensamos igual, entonces el problema es dra-mático. La explosión demográfica nos habla deomisión y responsabilidad. En muchos casos setrata de hacer menos, dejar de hacer, hacer dife-rente o no hacer, o de hacer más pero con…preservativos. Y todas estas son decisiones deindividuos racionales, libres, autónomos e in-formados.

Construir un puente colgante de más de unkilómetro es una obra de ingeniería tan impre-sionante y magnífica, que requiere de decenasde miles de decisiones proactivas, todas ellasamparadas en conocimiento científico y tecno-lógico muy complejo, inversiones financierasgigantescas, cálculos de costos, equipos técnicosque trabajan en forma articulada, etc. Todo estohace la humanidad día tras día. ¿Acaso es muydifícil que 20 millones de asiáticos en todo elmundo reemplacen la sopa de aleta de tiburónpor otra comida que afecte menos al ambiente?¿O que un millón de ecuatorianos opte por au-tos compactos? ¿O que 20 millones de colom-bianos usen tubos fluorescentes? Son decisionessencillas y autónomas, inspiradas en una éticade la responsabilidad, en el ejercicio de una li-bertad responsable.

Los campos de decisión ambiental quizásprovean de la demostración lógica de que sí esposible cambiar el destino. O, como dice la fra-se, tendencia no es destino. ¿Pero de dónde de-be surgir el impulso para que grandes propor-

dríamos imaginar. Hacer el amor y tener niños,suena sencillo, pero si sumamos a todos los quepensamos igual, entonces el problema es dra-mático. La explosión demográfica nos habla deomisión y responsabilidad. En muchos casos setrata de hacer menos, dejar de hacer, hacer dife-rente o no hacer, o de hacer más pero con…preservativos. Y todas estas son decisiones deindividuos racionales, libres, autónomos e in-formados.

Construir un puente colgante de más de unkilómetro es una obra de ingeniería tan impre-sionante y magnífica, que requiere de decenasde miles de decisiones proactivas, todas ellasamparadas en conocimiento científico y tecno-lógico muy complejo, inversiones financierasgigantescas, cálculos de costos, equipos técnicosque trabajan en forma articulada, etc. Todo estohace la humanidad día tras día. ¿Acaso es muydifícil que 20 millones de asiáticos en todo elmundo reemplacen la sopa de aleta de tiburónpor otra comida que afecte menos al ambiente?¿O que un millón de ecuatorianos opte por au-tos compactos? ¿O que 20 millones de colom-bianos usen tubos fluorescentes? Son decisionessencillas y autónomas, inspiradas en una éticade la responsabilidad, en el ejercicio de una li-bertad responsable.

Los campos de decisión ambiental quizásprovean de la demostración lógica de que sí esposible cambiar el destino. O, como dice la fra-se, tendencia no es destino. ¿Pero de dónde de-be surgir el impulso para que grandes propor-

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ciones de decisores al fin actúen? Se proponeque esto debe surgir de la restauración del con-trato.

Implicancia lógica en el campo de decisión ambiental

El enunciado proposicional del campo dedecisión ambiental, conecta en forma correla-cionada dos elementos:

q: El enunciado que describe el problemaambiental dado, y ,

p: La causa del problema proveniente de de-cisiones de individuos.

Establece, por tanto, una implicación lógicaque puede expresarse en: si p entonces q o tam-bién: p → q O también: p ⊃ q

Sin embargo, los campos de decisión am-biental considerados, solo incluyen a aquellosproblemas ambientales que describen una rela-ción de doble implicación entre las decisionesambientales de las personas, y la ocurrencia ono ocurrencia de un problema ambiental dado.Y esta relación debe ser de necesidad y sufi-ciencia.

La doble implicación se expresa de la si-guiente forma: p sí y solamente sí es q.

Así, la doble implicancia se establece por:p ↔ q o también p ≡ q7

Se ha optado por la doble implicación en ladefinición del campo de decisión, pues de esta

ciones de decisores al fin actúen? Se proponeque esto debe surgir de la restauración del con-trato.

Implicancia lógica en el campo de decisión ambiental

El enunciado proposicional del campo dedecisión ambiental, conecta en forma correla-cionada dos elementos:

q: El enunciado que describe el problemaambiental dado, y ,

p: La causa del problema proveniente de de-cisiones de individuos.

Establece, por tanto, una implicación lógicaque puede expresarse en: si p entonces q o tam-bién: p → q O también: p ⊃ q

Sin embargo, los campos de decisión am-biental considerados, solo incluyen a aquellosproblemas ambientales que describen una rela-ción de doble implicación entre las decisionesambientales de las personas, y la ocurrencia ono ocurrencia de un problema ambiental dado.Y esta relación debe ser de necesidad y sufi-ciencia.

La doble implicación se expresa de la si-guiente forma: p sí y solamente sí es q.

Así, la doble implicancia se establece por:p ↔ q o también p ≡ q7

Se ha optado por la doble implicación en ladefinición del campo de decisión, pues de esta

ciones de decisores al fin actúen? Se proponeque esto debe surgir de la restauración del con-trato.

Implicancia lógica en el campo de decisión ambiental

El enunciado proposicional del campo dedecisión ambiental, conecta en forma correla-cionada dos elementos:

q: El enunciado que describe el problemaambiental dado, y ,

p: La causa del problema proveniente de de-cisiones de individuos.

Establece, por tanto, una implicación lógicaque puede expresarse en: si p entonces q o tam-bién: p → q O también: p ⊃ q

Sin embargo, los campos de decisión am-biental considerados, solo incluyen a aquellosproblemas ambientales que describen una rela-ción de doble implicación entre las decisionesambientales de las personas, y la ocurrencia ono ocurrencia de un problema ambiental dado.Y esta relación debe ser de necesidad y sufi-ciencia.

La doble implicación se expresa de la si-guiente forma: p sí y solamente sí es q.

Así, la doble implicancia se establece por:p ↔ q o también p ≡ q7

Se ha optado por la doble implicación en ladefinición del campo de decisión, pues de esta

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forma se puede llegar a una formalización másconsistente. De lo contrario se podrían postularproblemas ambientales cuya conexión con deci-siones ambientales individuales no sea necesa-ria y suficiente.

Por ejemplo, si sobre el problema ambientaldel cambio climático persisten dudas respecto asi este problema depende o no fundamental-mente de la actividad volcánica del planeta, en-tonces, en tal caso, no sería un campo de deci-sión ambiental consistente en función del pro-grama establecido en este documento8.

Decisiones ambientales individuales equiparables

Los campos de decisión ambiental indivi-dual deben conectar decisiones ambientales in-dividuales equiparables. Por ejemplo, si el cam-po es la “contaminación del aire con humo detabaco en determinado sitio público, provocadopor los fumadores habituales que consumen ta-baco en dicho sitio”, entonces se trata de deci-siones ambientales individuales equiparables,entre los diversos fumadores nombrados en elcampo. Dentro de ciertos rangos, pero la res-ponsabilidad sería la misma.

En los campos de decisión ambiental no sepodría incluir campos en los cuales las respon-sabilidades individuales no son equiparables.

Supongamos otro ejemplo de campo: “Lacontaminación radioactiva por uso de bombasatómicas”. Las decisiones ambientales indivi-duales no deberían colocar en el “mismo saco” a

forma se puede llegar a una formalización másconsistente. De lo contrario se podrían postularproblemas ambientales cuya conexión con deci-siones ambientales individuales no sea necesa-ria y suficiente.

Por ejemplo, si sobre el problema ambientaldel cambio climático persisten dudas respecto asi este problema depende o no fundamental-mente de la actividad volcánica del planeta, en-tonces, en tal caso, no sería un campo de deci-sión ambiental consistente en función del pro-grama establecido en este documento8.

Decisiones ambientales individuales equiparables

Los campos de decisión ambiental indivi-dual deben conectar decisiones ambientales in-dividuales equiparables. Por ejemplo, si el cam-po es la “contaminación del aire con humo detabaco en determinado sitio público, provocadopor los fumadores habituales que consumen ta-baco en dicho sitio”, entonces se trata de deci-siones ambientales individuales equiparables,entre los diversos fumadores nombrados en elcampo. Dentro de ciertos rangos, pero la res-ponsabilidad sería la misma.

En los campos de decisión ambiental no sepodría incluir campos en los cuales las respon-sabilidades individuales no son equiparables.

Supongamos otro ejemplo de campo: “Lacontaminación radioactiva por uso de bombasatómicas”. Las decisiones ambientales indivi-duales no deberían colocar en el “mismo saco” a

forma se puede llegar a una formalización másconsistente. De lo contrario se podrían postularproblemas ambientales cuya conexión con deci-siones ambientales individuales no sea necesa-ria y suficiente.

Por ejemplo, si sobre el problema ambientaldel cambio climático persisten dudas respecto asi este problema depende o no fundamental-mente de la actividad volcánica del planeta, en-tonces, en tal caso, no sería un campo de deci-sión ambiental consistente en función del pro-grama establecido en este documento8.

Decisiones ambientales individuales equiparables

Los campos de decisión ambiental indivi-dual deben conectar decisiones ambientales in-dividuales equiparables. Por ejemplo, si el cam-po es la “contaminación del aire con humo detabaco en determinado sitio público, provocadopor los fumadores habituales que consumen ta-baco en dicho sitio”, entonces se trata de deci-siones ambientales individuales equiparables,entre los diversos fumadores nombrados en elcampo. Dentro de ciertos rangos, pero la res-ponsabilidad sería la misma.

En los campos de decisión ambiental no sepodría incluir campos en los cuales las respon-sabilidades individuales no son equiparables.

Supongamos otro ejemplo de campo: “Lacontaminación radioactiva por uso de bombasatómicas”. Las decisiones ambientales indivi-duales no deberían colocar en el “mismo saco” a

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decisores tan distintos como el presidente de larepública que ordenó el lanzamiento de lasbombas, con quienes participaron en la cons-trucción del edificio en el que se encuentraninstaladas las bombas, o con los científicos queconstruyeron el artefacto explosivo. Por todoesto, el campo de decisión ambiental debe sermuy preciso, por ejemplo: “Contaminación ra-diactiva por el uso de bombas atómicas, deriva-da de decisiones autónomas y libres de un con-junto de científicos que participaron en la cons-trucción de las bombas en determinado lugar ytiempo”.

Así, los campos de decisión ambiental, fun-cionan especialmente para determinar respon-sabilidades ciudadanas.

El radio de reacción del campo de decisión ambiental

Las decisiones de los individuos provienende su voluntad y responsabilidad. Las decisio-nes llevan a acciones. En otras palabras, unaacción desde un punto de vista ético, es siem-pre generadora de responsabilidad. Una acciónes el producto de la actividad consciente de lapersona, se trata de una actividad consciente ylibre que produce cambios de cualquier tipo enel entorno y en las personas. En estos sentidosun robot no actúa, ni se puede considerar unaacción, en términos estrictos, las cosas que haceo deja de hacer una persona en situación pro-bada de sonambulismo. Una virtud de la orga-nización liberal contractualista, incluso en su

decisores tan distintos como el presidente de larepública que ordenó el lanzamiento de lasbombas, con quienes participaron en la cons-trucción del edificio en el que se encuentraninstaladas las bombas, o con los científicos queconstruyeron el artefacto explosivo. Por todoesto, el campo de decisión ambiental debe sermuy preciso, por ejemplo: “Contaminación ra-diactiva por el uso de bombas atómicas, deriva-da de decisiones autónomas y libres de un con-junto de científicos que participaron en la cons-trucción de las bombas en determinado lugar ytiempo”.

Así, los campos de decisión ambiental, fun-cionan especialmente para determinar respon-sabilidades ciudadanas.

El radio de reacción del campo de decisión ambiental

Las decisiones de los individuos provienende su voluntad y responsabilidad. Las decisio-nes llevan a acciones. En otras palabras, unaacción desde un punto de vista ético, es siem-pre generadora de responsabilidad. Una acciónes el producto de la actividad consciente de lapersona, se trata de una actividad consciente ylibre que produce cambios de cualquier tipo enel entorno y en las personas. En estos sentidosun robot no actúa, ni se puede considerar unaacción, en términos estrictos, las cosas que haceo deja de hacer una persona en situación pro-bada de sonambulismo. Una virtud de la orga-nización liberal contractualista, incluso en su

decisores tan distintos como el presidente de larepública que ordenó el lanzamiento de lasbombas, con quienes participaron en la cons-trucción del edificio en el que se encuentraninstaladas las bombas, o con los científicos queconstruyeron el artefacto explosivo. Por todoesto, el campo de decisión ambiental debe sermuy preciso, por ejemplo: “Contaminación ra-diactiva por el uso de bombas atómicas, deriva-da de decisiones autónomas y libres de un con-junto de científicos que participaron en la cons-trucción de las bombas en determinado lugar ytiempo”.

Así, los campos de decisión ambiental, fun-cionan especialmente para determinar respon-sabilidades ciudadanas.

El radio de reacción del campo de decisión ambiental

Las decisiones de los individuos provienende su voluntad y responsabilidad. Las decisio-nes llevan a acciones. En otras palabras, unaacción desde un punto de vista ético, es siem-pre generadora de responsabilidad. Una acciónes el producto de la actividad consciente de lapersona, se trata de una actividad consciente ylibre que produce cambios de cualquier tipo enel entorno y en las personas. En estos sentidosun robot no actúa, ni se puede considerar unaacción, en términos estrictos, las cosas que haceo deja de hacer una persona en situación pro-bada de sonambulismo. Una virtud de la orga-nización liberal contractualista, incluso en su

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versión utilitarista, es la de presentar la respon-sabilidad de la acción individual. Los modeloscolectivistas, tienen este problema: ¿en torno ala destrucción del gran lago Aral a quién se de-bería llevar a juicio? ¿Acaso a Stalin? ¿Y en unasociedad teocrática no se borra acaso la res-ponsabilidad individual (en dicha sociedad, oen el marco de esas normas) cuando las accio-nes están amparadas en designios de un ser su-premo? En cambio, en la sociedad liberal con-tractualista, si una empresa contamina, esteagente contaminador puede ser llevado a jui-cio. Violó de algún modo el contrato y tieneque pagar, es parte de su responsabilidad indi-vidual o corporativa.

Pero en los campos de decisión ambientalarriba definidos se encuentra un problema demediación natural entre la decisión y la acciónde la persona, respecto al problema ambiental, yde este problema ambiental y sus consecuenciasmalas, buenas o indiferentes con las personas.En términos estrictos el ambiente natural noactúa, sino que más bien, la homeostasis natu-ral para lograr un nuevo estado de estabilidaddinámica reacciona frente a los efectos o a lasagresiones de origen antrópico. Y estas reaccio-nes del ambiente natural producen a su vezefectos en los seres humanos y en el ambiente.

Así, puede suceder (de hecho sucede) que elcampo de decisión ambiental produce determi-nados efectos e impactos en un conjunto depersonas que no necesariamente son las mismasque participaron como agentes decisores en el

versión utilitarista, es la de presentar la respon-sabilidad de la acción individual. Los modeloscolectivistas, tienen este problema: ¿en torno ala destrucción del gran lago Aral a quién se de-bería llevar a juicio? ¿Acaso a Stalin? ¿Y en unasociedad teocrática no se borra acaso la res-ponsabilidad individual (en dicha sociedad, oen el marco de esas normas) cuando las accio-nes están amparadas en designios de un ser su-premo? En cambio, en la sociedad liberal con-tractualista, si una empresa contamina, esteagente contaminador puede ser llevado a jui-cio. Violó de algún modo el contrato y tieneque pagar, es parte de su responsabilidad indi-vidual o corporativa.

Pero en los campos de decisión ambientalarriba definidos se encuentra un problema demediación natural entre la decisión y la acciónde la persona, respecto al problema ambiental, yde este problema ambiental y sus consecuenciasmalas, buenas o indiferentes con las personas.En términos estrictos el ambiente natural noactúa, sino que más bien, la homeostasis natu-ral para lograr un nuevo estado de estabilidaddinámica reacciona frente a los efectos o a lasagresiones de origen antrópico. Y estas reaccio-nes del ambiente natural producen a su vezefectos en los seres humanos y en el ambiente.

Así, puede suceder (de hecho sucede) que elcampo de decisión ambiental produce determi-nados efectos e impactos en un conjunto depersonas que no necesariamente son las mismasque participaron como agentes decisores en el

versión utilitarista, es la de presentar la respon-sabilidad de la acción individual. Los modeloscolectivistas, tienen este problema: ¿en torno ala destrucción del gran lago Aral a quién se de-bería llevar a juicio? ¿Acaso a Stalin? ¿Y en unasociedad teocrática no se borra acaso la res-ponsabilidad individual (en dicha sociedad, oen el marco de esas normas) cuando las accio-nes están amparadas en designios de un ser su-premo? En cambio, en la sociedad liberal con-tractualista, si una empresa contamina, esteagente contaminador puede ser llevado a jui-cio. Violó de algún modo el contrato y tieneque pagar, es parte de su responsabilidad indi-vidual o corporativa.

Pero en los campos de decisión ambientalarriba definidos se encuentra un problema demediación natural entre la decisión y la acciónde la persona, respecto al problema ambiental, yde este problema ambiental y sus consecuenciasmalas, buenas o indiferentes con las personas.En términos estrictos el ambiente natural noactúa, sino que más bien, la homeostasis natu-ral para lograr un nuevo estado de estabilidaddinámica reacciona frente a los efectos o a lasagresiones de origen antrópico. Y estas reaccio-nes del ambiente natural producen a su vezefectos en los seres humanos y en el ambiente.

Así, puede suceder (de hecho sucede) que elcampo de decisión ambiental produce determi-nados efectos e impactos en un conjunto depersonas que no necesariamente son las mismasque participaron como agentes decisores en el

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campo. Por lo indicado y como en este ámbitode influencia se generan variables más comple-jas se ha preferido el término correspondienteque refiere a esta relación como: “radio de reac-ción del campo de decisión ambiental”.

Dicho de otro modo, cuando un individuocon un revólver dispara a otro individuo y lomata, la consecuencia jurídica de la acción esmás que evidente y transparente. Pero, cuandouna persona en Madrid compra una mesa decomedor elaborada de chonta, madera que fueextraída ilegalmente de la zona intangible delParque Nacional Yasuní en Ecuador, y que con-tribuyó esta explotación forestal a la destruc-ción del hábitat de un grupo humano Huaora-ni no contactado, con la afectación correspon-diente a dichas personas, eliminando por ejem-plo sus sitios de caza, entonces la conexión ju-rídica es muy compleja, lejana y opaca.

Probablemente el ciudadano español nuncase entere siquiera del circuito que ayudó a ce-rrar, pero el radio de reacción de su decisión in-dividual sin duda afectó a un conjunto de per-sonas y al hábitat circundante. Pero la relaciónno es directa, sino que es muy mediada, y lamediación (a modo de reacción) la realiza lanaturaleza. El lugar que ocupa el revólver y lasleyes de la física, en el caso del disparo criminal,ahora es ocupado por la selva tropical, por labiodiversidad que sostiene la fauna de la quedepende el poblador Huaorani y por toda la ca-dena económica de explotación forestal ilegal,que termina en una elegante cena en casa del

campo. Por lo indicado y como en este ámbitode influencia se generan variables más comple-jas se ha preferido el término correspondienteque refiere a esta relación como: “radio de reac-ción del campo de decisión ambiental”.

Dicho de otro modo, cuando un individuocon un revólver dispara a otro individuo y lomata, la consecuencia jurídica de la acción esmás que evidente y transparente. Pero, cuandouna persona en Madrid compra una mesa decomedor elaborada de chonta, madera que fueextraída ilegalmente de la zona intangible delParque Nacional Yasuní en Ecuador, y que con-tribuyó esta explotación forestal a la destruc-ción del hábitat de un grupo humano Huaora-ni no contactado, con la afectación correspon-diente a dichas personas, eliminando por ejem-plo sus sitios de caza, entonces la conexión ju-rídica es muy compleja, lejana y opaca.

Probablemente el ciudadano español nuncase entere siquiera del circuito que ayudó a ce-rrar, pero el radio de reacción de su decisión in-dividual sin duda afectó a un conjunto de per-sonas y al hábitat circundante. Pero la relaciónno es directa, sino que es muy mediada, y lamediación (a modo de reacción) la realiza lanaturaleza. El lugar que ocupa el revólver y lasleyes de la física, en el caso del disparo criminal,ahora es ocupado por la selva tropical, por labiodiversidad que sostiene la fauna de la quedepende el poblador Huaorani y por toda la ca-dena económica de explotación forestal ilegal,que termina en una elegante cena en casa del

campo. Por lo indicado y como en este ámbitode influencia se generan variables más comple-jas se ha preferido el término correspondienteque refiere a esta relación como: “radio de reac-ción del campo de decisión ambiental”.

Dicho de otro modo, cuando un individuocon un revólver dispara a otro individuo y lomata, la consecuencia jurídica de la acción esmás que evidente y transparente. Pero, cuandouna persona en Madrid compra una mesa decomedor elaborada de chonta, madera que fueextraída ilegalmente de la zona intangible delParque Nacional Yasuní en Ecuador, y que con-tribuyó esta explotación forestal a la destruc-ción del hábitat de un grupo humano Huaora-ni no contactado, con la afectación correspon-diente a dichas personas, eliminando por ejem-plo sus sitios de caza, entonces la conexión ju-rídica es muy compleja, lejana y opaca.

Probablemente el ciudadano español nuncase entere siquiera del circuito que ayudó a ce-rrar, pero el radio de reacción de su decisión in-dividual sin duda afectó a un conjunto de per-sonas y al hábitat circundante. Pero la relaciónno es directa, sino que es muy mediada, y lamediación (a modo de reacción) la realiza lanaturaleza. El lugar que ocupa el revólver y lasleyes de la física, en el caso del disparo criminal,ahora es ocupado por la selva tropical, por labiodiversidad que sostiene la fauna de la quedepende el poblador Huaorani y por toda la ca-dena económica de explotación forestal ilegal,que termina en una elegante cena en casa del

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ciudadano mencionado. Nadie creería que elcontrato se ha violentado. Pero sí, el contrato seestá infringiendo día a día y es necesario restau-rarlo. ¿Cómo restaurarlo cuando las mediacio-nes son tan complejas?

El radio de reacción del campo, puede serrelevante en un sistema de decisiones para cam-biar el campo de decisión ambiental.

Pero este radio de reacción no solo se refierea los impactos generados en las personas, sinoque también involucra los impactos del campoen la naturaleza. Cualificar y en ciertos casoscuantificar el radio de reacción del campo re-sulta fundamental en un modelo de responsabi-lidades éticas en una sociedad contractualista.Pues solo de esta forma, se supondría, las res-ponsabilidades éticas pueden ingresar al circui-to del contrato y terminar por ejemplo en cál-culos de costes de remediación ambiental, o decompensaciones a personas afectadas (todo estodesde el análisis económico de los costos socia-les y de las externalidades) o, finalmente, con laposibilidad de usar recursos judiciales para con-denar acciones cuyos efectos son perjudicialespara terceros y que están inscritos en las nor-mas vigentes del contrato. Desde el punto devista de los derechos de propiedad bajo una vi-sión de compensación económica, estas relacio-nes han sido muy estudiadas (Pigou, Coase,Martínez). Sin embargo, no pasa lo mismo des-de una dimensión ética.

Más claramente, si esto es factible de postu-lar, un modelo de campo de decisión y un mo-

ciudadano mencionado. Nadie creería que elcontrato se ha violentado. Pero sí, el contrato seestá infringiendo día a día y es necesario restau-rarlo. ¿Cómo restaurarlo cuando las mediacio-nes son tan complejas?

El radio de reacción del campo, puede serrelevante en un sistema de decisiones para cam-biar el campo de decisión ambiental.

Pero este radio de reacción no solo se refierea los impactos generados en las personas, sinoque también involucra los impactos del campoen la naturaleza. Cualificar y en ciertos casoscuantificar el radio de reacción del campo re-sulta fundamental en un modelo de responsabi-lidades éticas en una sociedad contractualista.Pues solo de esta forma, se supondría, las res-ponsabilidades éticas pueden ingresar al circui-to del contrato y terminar por ejemplo en cál-culos de costes de remediación ambiental, o decompensaciones a personas afectadas (todo estodesde el análisis económico de los costos socia-les y de las externalidades) o, finalmente, con laposibilidad de usar recursos judiciales para con-denar acciones cuyos efectos son perjudicialespara terceros y que están inscritos en las nor-mas vigentes del contrato. Desde el punto devista de los derechos de propiedad bajo una vi-sión de compensación económica, estas relacio-nes han sido muy estudiadas (Pigou, Coase,Martínez). Sin embargo, no pasa lo mismo des-de una dimensión ética.

Más claramente, si esto es factible de postu-lar, un modelo de campo de decisión y un mo-

ciudadano mencionado. Nadie creería que elcontrato se ha violentado. Pero sí, el contrato seestá infringiendo día a día y es necesario restau-rarlo. ¿Cómo restaurarlo cuando las mediacio-nes son tan complejas?

El radio de reacción del campo, puede serrelevante en un sistema de decisiones para cam-biar el campo de decisión ambiental.

Pero este radio de reacción no solo se refierea los impactos generados en las personas, sinoque también involucra los impactos del campoen la naturaleza. Cualificar y en ciertos casoscuantificar el radio de reacción del campo re-sulta fundamental en un modelo de responsabi-lidades éticas en una sociedad contractualista.Pues solo de esta forma, se supondría, las res-ponsabilidades éticas pueden ingresar al circui-to del contrato y terminar por ejemplo en cál-culos de costes de remediación ambiental, o decompensaciones a personas afectadas (todo estodesde el análisis económico de los costos socia-les y de las externalidades) o, finalmente, con laposibilidad de usar recursos judiciales para con-denar acciones cuyos efectos son perjudicialespara terceros y que están inscritos en las nor-mas vigentes del contrato. Desde el punto devista de los derechos de propiedad bajo una vi-sión de compensación económica, estas relacio-nes han sido muy estudiadas (Pigou, Coase,Martínez). Sin embargo, no pasa lo mismo des-de una dimensión ética.

Más claramente, si esto es factible de postu-lar, un modelo de campo de decisión y un mo-

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delo de radio de reacción del campo, podría co-nectar de manera contractualista a dos clases deindividuos: aquellos que tomaron decisionesque ocasionaron ciertos efectos e impactos ne-gativos, indiferentes o positivos, con aquellosindividuos (pueden traslaparse los grupos) quesufren las consecuencias de las acciones indirec-tas de los primeros.

¿Por qué esta relación es relevante? Pues,porque para efectos del contrato la relación po-dría explicitar o transparentar lo que antes eraopaco: las responsabilidades individuales.

Sin un sistema interpretativo de esta natu-raleza, los afectados no saben contra quiénacudir. Los campos de decisión ambiental pue-den ser útiles justamente para establecer res-ponsabilidad contractual entre individuos. Enel fondo, se trata de encontrar fórmulas de or-ganización social bajo los postulados de uncontractualismo utilitarista. Es decir, se partede una posición derrotista en lo moral, o másclaramente se parte de una ética utilitarista. Lademocracia liberal contractualista rige sus nor-mas no por principios morales propiamentedichos, sino por pragmatismo social derivadodel contrato. Como indica en algún momentoGauthier, no se puede prohibir la caza de lasfocas a un grupo humano para el cual esta acti-vidad es fundamental, pues se estaría violandoel contrato social, pero esta decisión de políticapública no se expide por principios morales, si-no desde una posición agnóstica de lo público.Las decisiones desde el contrato social utilita-

delo de radio de reacción del campo, podría co-nectar de manera contractualista a dos clases deindividuos: aquellos que tomaron decisionesque ocasionaron ciertos efectos e impactos ne-gativos, indiferentes o positivos, con aquellosindividuos (pueden traslaparse los grupos) quesufren las consecuencias de las acciones indirec-tas de los primeros.

¿Por qué esta relación es relevante? Pues,porque para efectos del contrato la relación po-dría explicitar o transparentar lo que antes eraopaco: las responsabilidades individuales.

Sin un sistema interpretativo de esta natu-raleza, los afectados no saben contra quiénacudir. Los campos de decisión ambiental pue-den ser útiles justamente para establecer res-ponsabilidad contractual entre individuos. Enel fondo, se trata de encontrar fórmulas de or-ganización social bajo los postulados de uncontractualismo utilitarista. Es decir, se partede una posición derrotista en lo moral, o másclaramente se parte de una ética utilitarista. Lademocracia liberal contractualista rige sus nor-mas no por principios morales propiamentedichos, sino por pragmatismo social derivadodel contrato. Como indica en algún momentoGauthier, no se puede prohibir la caza de lasfocas a un grupo humano para el cual esta acti-vidad es fundamental, pues se estaría violandoel contrato social, pero esta decisión de políticapública no se expide por principios morales, si-no desde una posición agnóstica de lo público.Las decisiones desde el contrato social utilita-

delo de radio de reacción del campo, podría co-nectar de manera contractualista a dos clases deindividuos: aquellos que tomaron decisionesque ocasionaron ciertos efectos e impactos ne-gativos, indiferentes o positivos, con aquellosindividuos (pueden traslaparse los grupos) quesufren las consecuencias de las acciones indirec-tas de los primeros.

¿Por qué esta relación es relevante? Pues,porque para efectos del contrato la relación po-dría explicitar o transparentar lo que antes eraopaco: las responsabilidades individuales.

Sin un sistema interpretativo de esta natu-raleza, los afectados no saben contra quiénacudir. Los campos de decisión ambiental pue-den ser útiles justamente para establecer res-ponsabilidad contractual entre individuos. Enel fondo, se trata de encontrar fórmulas de or-ganización social bajo los postulados de uncontractualismo utilitarista. Es decir, se partede una posición derrotista en lo moral, o másclaramente se parte de una ética utilitarista. Lademocracia liberal contractualista rige sus nor-mas no por principios morales propiamentedichos, sino por pragmatismo social derivadodel contrato. Como indica en algún momentoGauthier, no se puede prohibir la caza de lasfocas a un grupo humano para el cual esta acti-vidad es fundamental, pues se estaría violandoel contrato social, pero esta decisión de políticapública no se expide por principios morales, si-no desde una posición agnóstica de lo público.Las decisiones desde el contrato social utilita-

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rista no se establecen por principios, pues estosresultan incognoscibles desde el contrato.

El lector atento que prefiere tomar sus deci-siones desde una idea del bien, verá en todo esteartículo un escenario cínico de organización so-cial. La réplica por parte del autor es doble. Porun lado, el trabajo parte de una constatación: lasociedad actual está organizada de esta maneray funciona con los supuestos liberales antesmencionados. Y, por otro lado, el liberalismosurgió también como una respuesta a formas deorganización que se consideraban portadorasde una idea determinada del bien9.

Es más, la idea sería la siguiente: si las pautasde organización social nos son dadas, y nada enel horizonte mediato parece cuestionar estaspautas, entonces realicemos un esfuerzo porfuncionalizarlas, desde una racionalidad instru-mental, en un mejor tipo de organización quesolucione o mitigue algunos de los problemasgenerados por el sistema. Si este programa no esposible, bueno, mayor razón para seguir insis-tiendo y luchando por un cambio de las pautasde organización.

La discusión también es fundamental, por-que las decisiones ambientales individuales y laresponsabilidad correspondiente, se esconde enlas decisiones de las corporaciones, y esto encierto sentido rompe o violenta el contrato. Porejemplo, podría darse el caso de una corpora-ción que toma una decisión ambiental que ter-mina eliminando miles de vidas humanas a ki-lómetros de distancia. La corporación recibe

rista no se establecen por principios, pues estosresultan incognoscibles desde el contrato.

El lector atento que prefiere tomar sus deci-siones desde una idea del bien, verá en todo esteartículo un escenario cínico de organización so-cial. La réplica por parte del autor es doble. Porun lado, el trabajo parte de una constatación: lasociedad actual está organizada de esta maneray funciona con los supuestos liberales antesmencionados. Y, por otro lado, el liberalismosurgió también como una respuesta a formas deorganización que se consideraban portadorasde una idea determinada del bien9.

Es más, la idea sería la siguiente: si las pautasde organización social nos son dadas, y nada enel horizonte mediato parece cuestionar estaspautas, entonces realicemos un esfuerzo porfuncionalizarlas, desde una racionalidad instru-mental, en un mejor tipo de organización quesolucione o mitigue algunos de los problemasgenerados por el sistema. Si este programa no esposible, bueno, mayor razón para seguir insis-tiendo y luchando por un cambio de las pautasde organización.

La discusión también es fundamental, por-que las decisiones ambientales individuales y laresponsabilidad correspondiente, se esconde enlas decisiones de las corporaciones, y esto encierto sentido rompe o violenta el contrato. Porejemplo, podría darse el caso de una corpora-ción que toma una decisión ambiental que ter-mina eliminando miles de vidas humanas a ki-lómetros de distancia. La corporación recibe

rista no se establecen por principios, pues estosresultan incognoscibles desde el contrato.

El lector atento que prefiere tomar sus deci-siones desde una idea del bien, verá en todo esteartículo un escenario cínico de organización so-cial. La réplica por parte del autor es doble. Porun lado, el trabajo parte de una constatación: lasociedad actual está organizada de esta maneray funciona con los supuestos liberales antesmencionados. Y, por otro lado, el liberalismosurgió también como una respuesta a formas deorganización que se consideraban portadorasde una idea determinada del bien9.

Es más, la idea sería la siguiente: si las pautasde organización social nos son dadas, y nada enel horizonte mediato parece cuestionar estaspautas, entonces realicemos un esfuerzo porfuncionalizarlas, desde una racionalidad instru-mental, en un mejor tipo de organización quesolucione o mitigue algunos de los problemasgenerados por el sistema. Si este programa no esposible, bueno, mayor razón para seguir insis-tiendo y luchando por un cambio de las pautasde organización.

La discusión también es fundamental, por-que las decisiones ambientales individuales y laresponsabilidad correspondiente, se esconde enlas decisiones de las corporaciones, y esto encierto sentido rompe o violenta el contrato. Porejemplo, podría darse el caso de una corpora-ción que toma una decisión ambiental que ter-mina eliminando miles de vidas humanas a ki-lómetros de distancia. La corporación recibe

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una condena económica gigantesca, suponga-mos unos 100.000 millones de dólares, pero ¿yla responsabilidad individual de quienes apre-taron el gatillo? Los campos de decisión am-biental individual nos ayudan a no olvidar des-de la perspectiva de la justicia a los responsa-bles de las acciones que, en efecto, somos todosnosotros.

En el radio de reacción del campo de deci-sión ambiental se pueden considerar dos ele-mentos fundamentales: la profundidad de laafectación en el individuo (eje de ordenadas) y elnúmero de afectados (eje de abscisas):

una condena económica gigantesca, suponga-mos unos 100.000 millones de dólares, pero ¿yla responsabilidad individual de quienes apre-taron el gatillo? Los campos de decisión am-biental individual nos ayudan a no olvidar des-de la perspectiva de la justicia a los responsa-bles de las acciones que, en efecto, somos todosnosotros.

En el radio de reacción del campo de deci-sión ambiental se pueden considerar dos ele-mentos fundamentales: la profundidad de laafectación en el individuo (eje de ordenadas) y elnúmero de afectados (eje de abscisas):

una condena económica gigantesca, suponga-mos unos 100.000 millones de dólares, pero ¿yla responsabilidad individual de quienes apre-taron el gatillo? Los campos de decisión am-biental individual nos ayudan a no olvidar des-de la perspectiva de la justicia a los responsa-bles de las acciones que, en efecto, somos todosnosotros.

En el radio de reacción del campo de deci-sión ambiental se pueden considerar dos ele-mentos fundamentales: la profundidad de laafectación en el individuo (eje de ordenadas) y elnúmero de afectados (eje de abscisas):

# profundidadde la

afectaciónZona 2 Zona 3

Zona 1 Zona 4

# afectados

# profundidadde la

afectaciónZona 2 Zona 3

Zona 1 Zona 4

# afectados

# profundidadde la

afectaciónZona 2 Zona 3

Zona 1 Zona 4

# afectados

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Aquí también, con los ejes de coordenadas,se pueden agrupar los campos de decisión am-biental en 4 categorías o zonas:

• Zona 1: Campos de baja profundidad en laafectación y bajo número de afectados

• Zona 2: Campos de alta profundidad en laafectación y bajo número de afectados

• Zona 3: Campos de alta profundidad en laafectación y alto número de afectados

• Zona 4: Campos de baja profundidad en laafectación y alto número de afectados

Ejemplo de radio de reacción de zona 1 deun campo de decisión ambiental: Contamina-ción leve por cloración del agua en un pequeñopoblado rural constituido por 10 familias y oca-sionada por una inadecuada dosificación decloro por parte del equipo técnico responsablede la operación y mantenimiento del sistema deagua potable.

Ejemplo de radio de reacción de zona 2 deun campo de decisión ambiental: Contamina-ción hídrica por la explotación petrolera en unazona X de la selva amazónica ecuatoriana, queha provocado la afectación con cáncer a la piel aun grupo de 10 indígenas de la zona que estu-vieron expuestos a estos contaminantes pormás de 10 años, todo esto derivado de las deci-siones de evasión de responsabilidades de reme-diación ambiental por el equipo de gerentes dela empresa petrolera Y.

Aquí también, con los ejes de coordenadas,se pueden agrupar los campos de decisión am-biental en 4 categorías o zonas:

• Zona 1: Campos de baja profundidad en laafectación y bajo número de afectados

• Zona 2: Campos de alta profundidad en laafectación y bajo número de afectados

• Zona 3: Campos de alta profundidad en laafectación y alto número de afectados

• Zona 4: Campos de baja profundidad en laafectación y alto número de afectados

Ejemplo de radio de reacción de zona 1 deun campo de decisión ambiental: Contamina-ción leve por cloración del agua en un pequeñopoblado rural constituido por 10 familias y oca-sionada por una inadecuada dosificación decloro por parte del equipo técnico responsablede la operación y mantenimiento del sistema deagua potable.

Ejemplo de radio de reacción de zona 2 deun campo de decisión ambiental: Contamina-ción hídrica por la explotación petrolera en unazona X de la selva amazónica ecuatoriana, queha provocado la afectación con cáncer a la piel aun grupo de 10 indígenas de la zona que estu-vieron expuestos a estos contaminantes pormás de 10 años, todo esto derivado de las deci-siones de evasión de responsabilidades de reme-diación ambiental por el equipo de gerentes dela empresa petrolera Y.

Aquí también, con los ejes de coordenadas,se pueden agrupar los campos de decisión am-biental en 4 categorías o zonas:

• Zona 1: Campos de baja profundidad en laafectación y bajo número de afectados

• Zona 2: Campos de alta profundidad en laafectación y bajo número de afectados

• Zona 3: Campos de alta profundidad en laafectación y alto número de afectados

• Zona 4: Campos de baja profundidad en laafectación y alto número de afectados

Ejemplo de radio de reacción de zona 1 deun campo de decisión ambiental: Contamina-ción leve por cloración del agua en un pequeñopoblado rural constituido por 10 familias y oca-sionada por una inadecuada dosificación decloro por parte del equipo técnico responsablede la operación y mantenimiento del sistema deagua potable.

Ejemplo de radio de reacción de zona 2 deun campo de decisión ambiental: Contamina-ción hídrica por la explotación petrolera en unazona X de la selva amazónica ecuatoriana, queha provocado la afectación con cáncer a la piel aun grupo de 10 indígenas de la zona que estu-vieron expuestos a estos contaminantes pormás de 10 años, todo esto derivado de las deci-siones de evasión de responsabilidades de reme-diación ambiental por el equipo de gerentes dela empresa petrolera Y.

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Ejemplo de radio de reacción de zona 3 deun campo de decisión ambiental: Inundacionessucedidas en X tiempo y lugar, derivadas delcambio climático que provocaron que aproxi-madamente cinco millones de habitantes depaíses ribereños de América del Sur pierdan susviviendas, todo esto ocasionado principalmentepor las decisiones de los ciudadanos de paísesde todo el orbe que cuentan con ingresos mayo-res a los 50.000 dólares anuales per cápita y cu-yo consumo sobrepasa un umbral de contami-nación Y que supera una contribución per cápi-ta n de carbono a la atmósfera, condenado enun sistema jurídico global Z y que produce emi-siones globales de carbono valoradas en unacantidad N.

Ejemplo de radio de reacción de zona 4 deun campo de decisión ambiental: Contamina-ción radiactiva mínima presente en todos loshabitantes europeos10 nacidos durante y des-pués de ocurrido el accidente de Chernóbil yque fue provocado por negligencia política ytécnica de los responsables, tanto de los altosmandos políticos nacionales, como de la geren-cia y de los equipos técnicos encargados de laoperación y mantenimiento de la planta nu-clear.

Los ejemplos de los radios de reacción nospueden mostrar algo así como un callejón sinsalida del contractualismo liberal, enfrentado aproblemas ambientales globales que no recono-cen fronteras contractuales.

Ejemplo de radio de reacción de zona 3 deun campo de decisión ambiental: Inundacionessucedidas en X tiempo y lugar, derivadas delcambio climático que provocaron que aproxi-madamente cinco millones de habitantes depaíses ribereños de América del Sur pierdan susviviendas, todo esto ocasionado principalmentepor las decisiones de los ciudadanos de paísesde todo el orbe que cuentan con ingresos mayo-res a los 50.000 dólares anuales per cápita y cu-yo consumo sobrepasa un umbral de contami-nación Y que supera una contribución per cápi-ta n de carbono a la atmósfera, condenado enun sistema jurídico global Z y que produce emi-siones globales de carbono valoradas en unacantidad N.

Ejemplo de radio de reacción de zona 4 deun campo de decisión ambiental: Contamina-ción radiactiva mínima presente en todos loshabitantes europeos10 nacidos durante y des-pués de ocurrido el accidente de Chernóbil yque fue provocado por negligencia política ytécnica de los responsables, tanto de los altosmandos políticos nacionales, como de la geren-cia y de los equipos técnicos encargados de laoperación y mantenimiento de la planta nu-clear.

Los ejemplos de los radios de reacción nospueden mostrar algo así como un callejón sinsalida del contractualismo liberal, enfrentado aproblemas ambientales globales que no recono-cen fronteras contractuales.

Ejemplo de radio de reacción de zona 3 deun campo de decisión ambiental: Inundacionessucedidas en X tiempo y lugar, derivadas delcambio climático que provocaron que aproxi-madamente cinco millones de habitantes depaíses ribereños de América del Sur pierdan susviviendas, todo esto ocasionado principalmentepor las decisiones de los ciudadanos de paísesde todo el orbe que cuentan con ingresos mayo-res a los 50.000 dólares anuales per cápita y cu-yo consumo sobrepasa un umbral de contami-nación Y que supera una contribución per cápi-ta n de carbono a la atmósfera, condenado enun sistema jurídico global Z y que produce emi-siones globales de carbono valoradas en unacantidad N.

Ejemplo de radio de reacción de zona 4 deun campo de decisión ambiental: Contamina-ción radiactiva mínima presente en todos loshabitantes europeos10 nacidos durante y des-pués de ocurrido el accidente de Chernóbil yque fue provocado por negligencia política ytécnica de los responsables, tanto de los altosmandos políticos nacionales, como de la geren-cia y de los equipos técnicos encargados de laoperación y mantenimiento de la planta nu-clear.

Los ejemplos de los radios de reacción nospueden mostrar algo así como un callejón sinsalida del contractualismo liberal, enfrentado aproblemas ambientales globales que no recono-cen fronteras contractuales.

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En efecto, para restaurar el contrato, se de-bería contar con fórmulas complejas por cadacampo de decisión ambiental y su correspon-diente radio de reacción. Estas fórmulas enor-mes y complejas deberían constituir la base in-terpretativa de ordenamientos jurídicos globa-les, ordenamientos que deberían ser completa-mente vinculantes para todos los países del or-be que al menos comparten la organización so-cial liberal. Estos ordenamientos jurídicos y lasfórmulas correspondientes, tendrían que serconstruidas según el principio de racionalidaddemocrática moderna, esto es, que deberían seraceptadas las normas por todos los ciudadanosa quienes dichas normas vinculan. Es decir, elsistema jurídico global, puesto que obliga a ciu-dadanos en tanto individuos concretos (no soloa Estados en forma abstracta), tendría que serconstruido democráticamente por los ciudada-nos en una escala global. Y, finalmente, se re-queriría un gigantesco sistema de control y unafuerza multinacional legítima que pueda obli-gar a todos los ciudadanos vinculados al ejerci-cio de estas normas y a su exigibilidad eficientey oportuna.

¿Es esto posible? La humanidad se ha en-frentado a problemas quizás mayores y su capa-cidad creativa no ha tenido límite. Restaurar elcontrato global sin perder las libertades básicases sin duda el desafío más trascendental de losactuales momentos. De esta forma podemosdetener ciertas formas masivas y contaminantesde consumo, incentivar cambios tecnológicos

En efecto, para restaurar el contrato, se de-bería contar con fórmulas complejas por cadacampo de decisión ambiental y su correspon-diente radio de reacción. Estas fórmulas enor-mes y complejas deberían constituir la base in-terpretativa de ordenamientos jurídicos globa-les, ordenamientos que deberían ser completa-mente vinculantes para todos los países del or-be que al menos comparten la organización so-cial liberal. Estos ordenamientos jurídicos y lasfórmulas correspondientes, tendrían que serconstruidas según el principio de racionalidaddemocrática moderna, esto es, que deberían seraceptadas las normas por todos los ciudadanosa quienes dichas normas vinculan. Es decir, elsistema jurídico global, puesto que obliga a ciu-dadanos en tanto individuos concretos (no soloa Estados en forma abstracta), tendría que serconstruido democráticamente por los ciudada-nos en una escala global. Y, finalmente, se re-queriría un gigantesco sistema de control y unafuerza multinacional legítima que pueda obli-gar a todos los ciudadanos vinculados al ejerci-cio de estas normas y a su exigibilidad eficientey oportuna.

¿Es esto posible? La humanidad se ha en-frentado a problemas quizás mayores y su capa-cidad creativa no ha tenido límite. Restaurar elcontrato global sin perder las libertades básicases sin duda el desafío más trascendental de losactuales momentos. De esta forma podemosdetener ciertas formas masivas y contaminantesde consumo, incentivar cambios tecnológicos

En efecto, para restaurar el contrato, se de-bería contar con fórmulas complejas por cadacampo de decisión ambiental y su correspon-diente radio de reacción. Estas fórmulas enor-mes y complejas deberían constituir la base in-terpretativa de ordenamientos jurídicos globa-les, ordenamientos que deberían ser completa-mente vinculantes para todos los países del or-be que al menos comparten la organización so-cial liberal. Estos ordenamientos jurídicos y lasfórmulas correspondientes, tendrían que serconstruidas según el principio de racionalidaddemocrática moderna, esto es, que deberían seraceptadas las normas por todos los ciudadanosa quienes dichas normas vinculan. Es decir, elsistema jurídico global, puesto que obliga a ciu-dadanos en tanto individuos concretos (no soloa Estados en forma abstracta), tendría que serconstruido democráticamente por los ciudada-nos en una escala global. Y, finalmente, se re-queriría un gigantesco sistema de control y unafuerza multinacional legítima que pueda obli-gar a todos los ciudadanos vinculados al ejerci-cio de estas normas y a su exigibilidad eficientey oportuna.

¿Es esto posible? La humanidad se ha en-frentado a problemas quizás mayores y su capa-cidad creativa no ha tenido límite. Restaurar elcontrato global sin perder las libertades básicases sin duda el desafío más trascendental de losactuales momentos. De esta forma podemosdetener ciertas formas masivas y contaminantesde consumo, incentivar cambios tecnológicos

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profundos y aliviar en algo la colosal presiónque ejerce la humanidad sobre la naturaleza.

Si esto no es posible, entonces no quedaráotra alternativa que revisar los principios políti-cos y éticos del contrato. Habría que firmar otrocontrato, o bien poner las bases de una nuevaética de convivencia global.

Regresando al concepto matemático del ra-dio de reacción se postula una función corres-pondiente, que denotaremos mediante la letrar. Esta función se expresaría como la suma delnúmero de individuos afectados (na) ponderadopor la intensidad de la afectación (i) de cada in-dividuo. Y a estas dos variables habría que rela-cionarlas con la distancia de efecto del campo dedecisión ambiental considerado. Esta últimamagnitud es aportada por la función de distan-cia de efecto tratada más arriba.

r = r (na, i, d)

Regresemos al ejemplo del agujero de ozono.Supongamos que el gran agujero de ozono afec-ta con cáncer especialmente a una porción depersonas que habitan en el extremo sur del con-tinente americano (por los rayos ultravioletasdel Sol). Supongamos también que precisamen-te las personas afectadas no usan desodorantesen aerosol, pues forman parte de comunidadestradicionales cuyas prácticas de aseo personalson de otra índole. Supongamos finalmente quelos generadores del problema ambiental tienenconocimiento del daño que ocasiona el uso de

profundos y aliviar en algo la colosal presiónque ejerce la humanidad sobre la naturaleza.

Si esto no es posible, entonces no quedaráotra alternativa que revisar los principios políti-cos y éticos del contrato. Habría que firmar otrocontrato, o bien poner las bases de una nuevaética de convivencia global.

Regresando al concepto matemático del ra-dio de reacción se postula una función corres-pondiente, que denotaremos mediante la letrar. Esta función se expresaría como la suma delnúmero de individuos afectados (na) ponderadopor la intensidad de la afectación (i) de cada in-dividuo. Y a estas dos variables habría que rela-cionarlas con la distancia de efecto del campo dedecisión ambiental considerado. Esta últimamagnitud es aportada por la función de distan-cia de efecto tratada más arriba.

r = r (na, i, d)

Regresemos al ejemplo del agujero de ozono.Supongamos que el gran agujero de ozono afec-ta con cáncer especialmente a una porción depersonas que habitan en el extremo sur del con-tinente americano (por los rayos ultravioletasdel Sol). Supongamos también que precisamen-te las personas afectadas no usan desodorantesen aerosol, pues forman parte de comunidadestradicionales cuyas prácticas de aseo personalson de otra índole. Supongamos finalmente quelos generadores del problema ambiental tienenconocimiento del daño que ocasiona el uso de

profundos y aliviar en algo la colosal presiónque ejerce la humanidad sobre la naturaleza.

Si esto no es posible, entonces no quedaráotra alternativa que revisar los principios políti-cos y éticos del contrato. Habría que firmar otrocontrato, o bien poner las bases de una nuevaética de convivencia global.

Regresando al concepto matemático del ra-dio de reacción se postula una función corres-pondiente, que denotaremos mediante la letrar. Esta función se expresaría como la suma delnúmero de individuos afectados (na) ponderadopor la intensidad de la afectación (i) de cada in-dividuo. Y a estas dos variables habría que rela-cionarlas con la distancia de efecto del campo dedecisión ambiental considerado. Esta últimamagnitud es aportada por la función de distan-cia de efecto tratada más arriba.

r = r (na, i, d)

Regresemos al ejemplo del agujero de ozono.Supongamos que el gran agujero de ozono afec-ta con cáncer especialmente a una porción depersonas que habitan en el extremo sur del con-tinente americano (por los rayos ultravioletasdel Sol). Supongamos también que precisamen-te las personas afectadas no usan desodorantesen aerosol, pues forman parte de comunidadestradicionales cuyas prácticas de aseo personalson de otra índole. Supongamos finalmente quelos generadores del problema ambiental tienenconocimiento del daño que ocasiona el uso de

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aerosoles y que sin embargo continúan usándo-los. Entonces, se reitera la pregunta: ¿es posible,desde una organización contractualista global,conectar las responsabilidades de los que cau-san el problema con los afectados? Como he-mos visto, la pregunta es importante tanto si seresponde en forma afirmativa, como si se res-ponde en forma negativa. Si la respuesta es afir-mativa, entonces la sociedad global (en el mar-co de una organización liberal contractualista)tiene opciones de compensación o de restable-cimiento del contrato. Si la respuesta es negati-va, entonces el contractualismo se enfrenta, almenos para el caso de algunos de los problemasambientales más críticos, con un problema sinsalida, por lo cual, es necesario reformar de ma-nera profunda las pautas del contrato, o bien serequiere de un cambio radical en la forma deorganización social.

¿El concepto de campo aplicado al mundo de la ética?

El concepto de campo es usado en formametafórica. Se postula el concepto de campopara las interacciones entre decisiones ambien-tales y el problema ambiental correspondiente,entendiendo que en esas relaciones se produceun campo de fuerzas. También ayuda el concep-to de campo para una mejor comprensión de lacomplejidad de los elementos en juego. Está porvalidarse si el concepto de campo de decisiónambiental resulta funcional para las interpreta-

aerosoles y que sin embargo continúan usándo-los. Entonces, se reitera la pregunta: ¿es posible,desde una organización contractualista global,conectar las responsabilidades de los que cau-san el problema con los afectados? Como he-mos visto, la pregunta es importante tanto si seresponde en forma afirmativa, como si se res-ponde en forma negativa. Si la respuesta es afir-mativa, entonces la sociedad global (en el mar-co de una organización liberal contractualista)tiene opciones de compensación o de restable-cimiento del contrato. Si la respuesta es negati-va, entonces el contractualismo se enfrenta, almenos para el caso de algunos de los problemasambientales más críticos, con un problema sinsalida, por lo cual, es necesario reformar de ma-nera profunda las pautas del contrato, o bien serequiere de un cambio radical en la forma deorganización social.

¿El concepto de campo aplicado al mundo de la ética?

El concepto de campo es usado en formametafórica. Se postula el concepto de campopara las interacciones entre decisiones ambien-tales y el problema ambiental correspondiente,entendiendo que en esas relaciones se produceun campo de fuerzas. También ayuda el concep-to de campo para una mejor comprensión de lacomplejidad de los elementos en juego. Está porvalidarse si el concepto de campo de decisiónambiental resulta funcional para las interpreta-

aerosoles y que sin embargo continúan usándo-los. Entonces, se reitera la pregunta: ¿es posible,desde una organización contractualista global,conectar las responsabilidades de los que cau-san el problema con los afectados? Como he-mos visto, la pregunta es importante tanto si seresponde en forma afirmativa, como si se res-ponde en forma negativa. Si la respuesta es afir-mativa, entonces la sociedad global (en el mar-co de una organización liberal contractualista)tiene opciones de compensación o de restable-cimiento del contrato. Si la respuesta es negati-va, entonces el contractualismo se enfrenta, almenos para el caso de algunos de los problemasambientales más críticos, con un problema sinsalida, por lo cual, es necesario reformar de ma-nera profunda las pautas del contrato, o bien serequiere de un cambio radical en la forma deorganización social.

¿El concepto de campo aplicado al mundo de la ética?

El concepto de campo es usado en formametafórica. Se postula el concepto de campopara las interacciones entre decisiones ambien-tales y el problema ambiental correspondiente,entendiendo que en esas relaciones se produceun campo de fuerzas. También ayuda el concep-to de campo para una mejor comprensión de lacomplejidad de los elementos en juego. Está porvalidarse si el concepto de campo de decisiónambiental resulta funcional para las interpreta-

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ciones sobre las formas de solución de proble-mas ambientales asociados a decisiones indivi-duales. Este trabajo solo se limita a postular elconcepto, identificando algunas virtudes paraacogerlo, pero lo hace desde un ejercicio filosó-fico y de un intento de modelación matemáticaaltamente especulativos. Se trata de una aproxi-mación cualitativa, sin pretensión cuantitativa.

Y hasta podría cometerse la impostura plan-teada por Latour: “La contradicción de los ‘fac-tiches’ (no sólo fetiches, no sólo “hechos”, sinofactiches) es que cuanto más independiente semuestra un “hecho” más trabajo, más aparatos,más teorías, necesitamos: es más construido”11.Y el riesgo de un objeto muy construido es pre-cisamente que su potencial apropiación se alejamás del ciudadano. Y este nuevo concepto bienpodría ser interpretado como un factiche, si setiene la buena suerte de que alguien considerede esta forma a los campos de decisión ambien-tal. Sin embargo, su postulación incluso en elcaso negativo de caer en imposturas filosóficas,sí puede brindar una pista quizás cínica de in-terpretación, para la construcción de una críticahacia la organización contractualista liberal ysus límites.

De manera grosera un campo en física y enmatemáticas es algo así como una función quea cada punto de un cierto dominio le asociauna magnitud. En el campo gravitacional, a ca-da punto del espacio le corresponde una fuerzagravitacional. En el campo magnético: sobreuna partícula que tiene una carga dada y pasa

ciones sobre las formas de solución de proble-mas ambientales asociados a decisiones indivi-duales. Este trabajo solo se limita a postular elconcepto, identificando algunas virtudes paraacogerlo, pero lo hace desde un ejercicio filosó-fico y de un intento de modelación matemáticaaltamente especulativos. Se trata de una aproxi-mación cualitativa, sin pretensión cuantitativa.

Y hasta podría cometerse la impostura plan-teada por Latour: “La contradicción de los ‘fac-tiches’ (no sólo fetiches, no sólo “hechos”, sinofactiches) es que cuanto más independiente semuestra un “hecho” más trabajo, más aparatos,más teorías, necesitamos: es más construido”11.Y el riesgo de un objeto muy construido es pre-cisamente que su potencial apropiación se alejamás del ciudadano. Y este nuevo concepto bienpodría ser interpretado como un factiche, si setiene la buena suerte de que alguien considerede esta forma a los campos de decisión ambien-tal. Sin embargo, su postulación incluso en elcaso negativo de caer en imposturas filosóficas,sí puede brindar una pista quizás cínica de in-terpretación, para la construcción de una críticahacia la organización contractualista liberal ysus límites.

De manera grosera un campo en física y enmatemáticas es algo así como una función quea cada punto de un cierto dominio le asociauna magnitud. En el campo gravitacional, a ca-da punto del espacio le corresponde una fuerzagravitacional. En el campo magnético: sobreuna partícula que tiene una carga dada y pasa

ciones sobre las formas de solución de proble-mas ambientales asociados a decisiones indivi-duales. Este trabajo solo se limita a postular elconcepto, identificando algunas virtudes paraacogerlo, pero lo hace desde un ejercicio filosó-fico y de un intento de modelación matemáticaaltamente especulativos. Se trata de una aproxi-mación cualitativa, sin pretensión cuantitativa.

Y hasta podría cometerse la impostura plan-teada por Latour: “La contradicción de los ‘fac-tiches’ (no sólo fetiches, no sólo “hechos”, sinofactiches) es que cuanto más independiente semuestra un “hecho” más trabajo, más aparatos,más teorías, necesitamos: es más construido”11.Y el riesgo de un objeto muy construido es pre-cisamente que su potencial apropiación se alejamás del ciudadano. Y este nuevo concepto bienpodría ser interpretado como un factiche, si setiene la buena suerte de que alguien considerede esta forma a los campos de decisión ambien-tal. Sin embargo, su postulación incluso en elcaso negativo de caer en imposturas filosóficas,sí puede brindar una pista quizás cínica de in-terpretación, para la construcción de una críticahacia la organización contractualista liberal ysus límites.

De manera grosera un campo en física y enmatemáticas es algo así como una función quea cada punto de un cierto dominio le asociauna magnitud. En el campo gravitacional, a ca-da punto del espacio le corresponde una fuerzagravitacional. En el campo magnético: sobreuna partícula que tiene una carga dada y pasa

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por un punto a una velocidad determinada, ac-túa una fuerza magnética, que será distinta uninstante después, cuando la posición haya cam-biado. En matemáticas campo significa variascosas distintas. También en ciencias sociales seha usado el concepto de campo, tal es el caso deBourdieu.

Notas

1 En el campo de la ficción Saramago imagina que unbuen día todos deciden votar nulo en una elección.¿Por qué no? O imaginemos que millones de personassiguen la máxima del TAO de la inacción y que de estaforma se puede solucionar un problema determinado.Después de todo el principio oriental “Si no está roto,no lo arregles” puede ser un camino muy saludablepara los administradores y decisores políticos.

2 Al inicio se adoptó el término distancia, sin embargoesta noción hace referencia más a una magnitud físi-ca. Pero lo que interesa en realidad es medir el efectode las decisiones individuales concernidas a un pro-blema ambiental dado. Por esto se ha optado por elconcepto de distancia de efecto, pues se lo consideramás preciso. Otro término podría ser el de distanciade incidencialidad.

3 Esto es, distancia de efecto de las decisiones individua-les sobre el problema ambiental considerado.

4 Este eje de coordenadas ha sido adaptado del métodode Eloísa Tréllez aplicado en el “Análisis estructural deproblemas ambientales”.

5 En este eje de coordenadas solo se consideran magni-tudes positivas.

6 En terminología matemática: d depende de n, N y A.Sobre esta formulación se requiere de un proceso devalidación muy complejo y se trata solamente de una

por un punto a una velocidad determinada, ac-túa una fuerza magnética, que será distinta uninstante después, cuando la posición haya cam-biado. En matemáticas campo significa variascosas distintas. También en ciencias sociales seha usado el concepto de campo, tal es el caso deBourdieu.

Notas

1 En el campo de la ficción Saramago imagina que unbuen día todos deciden votar nulo en una elección.¿Por qué no? O imaginemos que millones de personassiguen la máxima del TAO de la inacción y que de estaforma se puede solucionar un problema determinado.Después de todo el principio oriental “Si no está roto,no lo arregles” puede ser un camino muy saludablepara los administradores y decisores políticos.

2 Al inicio se adoptó el término distancia, sin embargoesta noción hace referencia más a una magnitud físi-ca. Pero lo que interesa en realidad es medir el efectode las decisiones individuales concernidas a un pro-blema ambiental dado. Por esto se ha optado por elconcepto de distancia de efecto, pues se lo consideramás preciso. Otro término podría ser el de distanciade incidencialidad.

3 Esto es, distancia de efecto de las decisiones individua-les sobre el problema ambiental considerado.

4 Este eje de coordenadas ha sido adaptado del métodode Eloísa Tréllez aplicado en el “Análisis estructural deproblemas ambientales”.

5 En este eje de coordenadas solo se consideran magni-tudes positivas.

6 En terminología matemática: d depende de n, N y A.Sobre esta formulación se requiere de un proceso devalidación muy complejo y se trata solamente de una

por un punto a una velocidad determinada, ac-túa una fuerza magnética, que será distinta uninstante después, cuando la posición haya cam-biado. En matemáticas campo significa variascosas distintas. También en ciencias sociales seha usado el concepto de campo, tal es el caso deBourdieu.

Notas

1 En el campo de la ficción Saramago imagina que unbuen día todos deciden votar nulo en una elección.¿Por qué no? O imaginemos que millones de personassiguen la máxima del TAO de la inacción y que de estaforma se puede solucionar un problema determinado.Después de todo el principio oriental “Si no está roto,no lo arregles” puede ser un camino muy saludablepara los administradores y decisores políticos.

2 Al inicio se adoptó el término distancia, sin embargoesta noción hace referencia más a una magnitud físi-ca. Pero lo que interesa en realidad es medir el efectode las decisiones individuales concernidas a un pro-blema ambiental dado. Por esto se ha optado por elconcepto de distancia de efecto, pues se lo consideramás preciso. Otro término podría ser el de distanciade incidencialidad.

3 Esto es, distancia de efecto de las decisiones individua-les sobre el problema ambiental considerado.

4 Este eje de coordenadas ha sido adaptado del métodode Eloísa Tréllez aplicado en el “Análisis estructural deproblemas ambientales”.

5 En este eje de coordenadas solo se consideran magni-tudes positivas.

6 En terminología matemática: d depende de n, N y A.Sobre esta formulación se requiere de un proceso devalidación muy complejo y se trata solamente de una

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aproximación cualitativa.7 Para quienes no conocen, la doble implicación mues-

tra que si existe p entonces existe q, si existe q enton-ces también necesariamente existe p, si no existe p en-tonces no existe q, y si no existe q entonces tampocoexiste p. Es decir, las condiciones p y q existen o no demanera simultánea.

8 Un problema fundamental que enfrenta la argumen-tación, es la complejidad de factores que intervienenen un problema ambiental dado. Esto genera, en mu-chos casos de problemas ambientales asociados a de-cisiones de personas, una alta incertidumbre en lasinteracciones. Se propone que para que funcione elconcepto de campo de decisión ambiental, se debenidentificar campos de muy baja incertidumbre. Parael análisis de campos de decisión ambiental con altaincertidumbre probablemente se requiera ajustes pro-fundos al modelo.

9 La pregunta clásica: ¿quién tiene el poder, el derecho yla posesión de la verdad como para dictaminar lo queestá bien y lo que está mal? ¿Dios, el rey, el déspotailustrado, el tirano, el hombre santo?

10 La discusión sobre los efectos en la salud de la catás-trofe de Chernóbil es en extremo compleja. Existenmúltiples estudios con datos que arrojan consecuen-cias dispares.

11 Bruno Latuor, Nunca hemos sido modernos: ensayode antropología simétrica.

aproximación cualitativa.7 Para quienes no conocen, la doble implicación mues-

tra que si existe p entonces existe q, si existe q enton-ces también necesariamente existe p, si no existe p en-tonces no existe q, y si no existe q entonces tampocoexiste p. Es decir, las condiciones p y q existen o no demanera simultánea.

8 Un problema fundamental que enfrenta la argumen-tación, es la complejidad de factores que intervienenen un problema ambiental dado. Esto genera, en mu-chos casos de problemas ambientales asociados a de-cisiones de personas, una alta incertidumbre en lasinteracciones. Se propone que para que funcione elconcepto de campo de decisión ambiental, se debenidentificar campos de muy baja incertidumbre. Parael análisis de campos de decisión ambiental con altaincertidumbre probablemente se requiera ajustes pro-fundos al modelo.

9 La pregunta clásica: ¿quién tiene el poder, el derecho yla posesión de la verdad como para dictaminar lo queestá bien y lo que está mal? ¿Dios, el rey, el déspotailustrado, el tirano, el hombre santo?

10 La discusión sobre los efectos en la salud de la catás-trofe de Chernóbil es en extremo compleja. Existenmúltiples estudios con datos que arrojan consecuen-cias dispares.

11 Bruno Latuor, Nunca hemos sido modernos: ensayode antropología simétrica.

aproximación cualitativa.7 Para quienes no conocen, la doble implicación mues-

tra que si existe p entonces existe q, si existe q enton-ces también necesariamente existe p, si no existe p en-tonces no existe q, y si no existe q entonces tampocoexiste p. Es decir, las condiciones p y q existen o no demanera simultánea.

8 Un problema fundamental que enfrenta la argumen-tación, es la complejidad de factores que intervienenen un problema ambiental dado. Esto genera, en mu-chos casos de problemas ambientales asociados a de-cisiones de personas, una alta incertidumbre en lasinteracciones. Se propone que para que funcione elconcepto de campo de decisión ambiental, se debenidentificar campos de muy baja incertidumbre. Parael análisis de campos de decisión ambiental con altaincertidumbre probablemente se requiera ajustes pro-fundos al modelo.

9 La pregunta clásica: ¿quién tiene el poder, el derecho yla posesión de la verdad como para dictaminar lo queestá bien y lo que está mal? ¿Dios, el rey, el déspotailustrado, el tirano, el hombre santo?

10 La discusión sobre los efectos en la salud de la catás-trofe de Chernóbil es en extremo compleja. Existenmúltiples estudios con datos que arrojan consecuen-cias dispares.

11 Bruno Latuor, Nunca hemos sido modernos: ensayode antropología simétrica.

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3. Implicaciones de los campos

¿Causalidad intencional?

El campo de decisión ambiental coloca laintención humana individual como la causa deun problema ambiental determinado. Cierta-mente, si un gran número de personas tomanla decisión de adquirir y usar autos potentesque son altamente contaminantes, y estas per-sonas comprenden que su actuación afecta ne-gativamente en la emisión de carbono a la at-mósfera, entonces tenemos de por medio unavoluntad individual y colectiva, intencional portanto, de afectación a la naturaleza.

Puesto que se parte de los supuestos del con-tractualismo liberal, entonces se debe admitirque la acción individual es intencional, se la to-ma libre y voluntariamente, y es causa de losproblemas. Son, por tanto, los individuos losresponsables, en diversas y particulares magni-tudes, pero la responsabilidad es de las personas.

3. Implicaciones de los campos

¿Causalidad intencional?

El campo de decisión ambiental coloca laintención humana individual como la causa deun problema ambiental determinado. Cierta-mente, si un gran número de personas tomanla decisión de adquirir y usar autos potentesque son altamente contaminantes, y estas per-sonas comprenden que su actuación afecta ne-gativamente en la emisión de carbono a la at-mósfera, entonces tenemos de por medio unavoluntad individual y colectiva, intencional portanto, de afectación a la naturaleza.

Puesto que se parte de los supuestos del con-tractualismo liberal, entonces se debe admitirque la acción individual es intencional, se la to-ma libre y voluntariamente, y es causa de losproblemas. Son, por tanto, los individuos losresponsables, en diversas y particulares magni-tudes, pero la responsabilidad es de las personas.

3. Implicaciones de los campos

¿Causalidad intencional?

El campo de decisión ambiental coloca laintención humana individual como la causa deun problema ambiental determinado. Cierta-mente, si un gran número de personas tomanla decisión de adquirir y usar autos potentesque son altamente contaminantes, y estas per-sonas comprenden que su actuación afecta ne-gativamente en la emisión de carbono a la at-mósfera, entonces tenemos de por medio unavoluntad individual y colectiva, intencional portanto, de afectación a la naturaleza.

Puesto que se parte de los supuestos del con-tractualismo liberal, entonces se debe admitirque la acción individual es intencional, se la to-ma libre y voluntariamente, y es causa de losproblemas. Son, por tanto, los individuos losresponsables, en diversas y particulares magni-tudes, pero la responsabilidad es de las personas.

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Según Abitbol y Botero en la teoría de laelección racional y del individualismo metodo-lógico la unidad de análisis son las acciones hu-manas individualmente consideradas. Se partede la idea de que las interacciones entre las par-tes (lo micro y lo individual) produce lo agrega-do (lo macro y lo social o colectivo).

“Los mecanismos causales en la acción social sonlas decisiones que toman los actores cuando in-teractúan entre sí. Las acciones humanas parti-culares que se pueden describir como decisionescomparten dos propiedades generales: intencio-nalidad y racionalidad (…) Una acción intencio-nal es una acción causada por razones. Las razo-nes están compuestas por deseos y creencias (…)este es un modelo causal de la acción humana”1.

Múltiples son las críticas que se realizan a lateoría de la elección racional y al individualis-mo metodológico. Una de ellas es el cuestiona-miento al mismo concepto de decisiones indivi-duales: ¿en verdad los seres humanos tomamosdecisiones individuales?

“Otra duda que surge acerca del poder explicati-vo y normativo es la de si realmente las cienciassociales pueden partir del hecho de que los hom-bres toman decisiones cada vez que se encuen-tran delante de una alternativa. Una opción po-dría ser explicar las acciones humanas en térmi-nos de normas sociales más que de elecciones in-dividuales. Los seres humanos realizamos accio-nes por hábito, por tradición, por costumbre,

Según Abitbol y Botero en la teoría de laelección racional y del individualismo metodo-lógico la unidad de análisis son las acciones hu-manas individualmente consideradas. Se partede la idea de que las interacciones entre las par-tes (lo micro y lo individual) produce lo agrega-do (lo macro y lo social o colectivo).

“Los mecanismos causales en la acción social sonlas decisiones que toman los actores cuando in-teractúan entre sí. Las acciones humanas parti-culares que se pueden describir como decisionescomparten dos propiedades generales: intencio-nalidad y racionalidad (…) Una acción intencio-nal es una acción causada por razones. Las razo-nes están compuestas por deseos y creencias (…)este es un modelo causal de la acción humana”1.

Múltiples son las críticas que se realizan a lateoría de la elección racional y al individualis-mo metodológico. Una de ellas es el cuestiona-miento al mismo concepto de decisiones indivi-duales: ¿en verdad los seres humanos tomamosdecisiones individuales?

“Otra duda que surge acerca del poder explicati-vo y normativo es la de si realmente las cienciassociales pueden partir del hecho de que los hom-bres toman decisiones cada vez que se encuen-tran delante de una alternativa. Una opción po-dría ser explicar las acciones humanas en térmi-nos de normas sociales más que de elecciones in-dividuales. Los seres humanos realizamos accio-nes por hábito, por tradición, por costumbre,

Según Abitbol y Botero en la teoría de laelección racional y del individualismo metodo-lógico la unidad de análisis son las acciones hu-manas individualmente consideradas. Se partede la idea de que las interacciones entre las par-tes (lo micro y lo individual) produce lo agrega-do (lo macro y lo social o colectivo).

“Los mecanismos causales en la acción social sonlas decisiones que toman los actores cuando in-teractúan entre sí. Las acciones humanas parti-culares que se pueden describir como decisionescomparten dos propiedades generales: intencio-nalidad y racionalidad (…) Una acción intencio-nal es una acción causada por razones. Las razo-nes están compuestas por deseos y creencias (…)este es un modelo causal de la acción humana”1.

Múltiples son las críticas que se realizan a lateoría de la elección racional y al individualis-mo metodológico. Una de ellas es el cuestiona-miento al mismo concepto de decisiones indivi-duales: ¿en verdad los seres humanos tomamosdecisiones individuales?

“Otra duda que surge acerca del poder explicati-vo y normativo es la de si realmente las cienciassociales pueden partir del hecho de que los hom-bres toman decisiones cada vez que se encuen-tran delante de una alternativa. Una opción po-dría ser explicar las acciones humanas en térmi-nos de normas sociales más que de elecciones in-dividuales. Los seres humanos realizamos accio-nes por hábito, por tradición, por costumbre,

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por un deber. En estos casos, las normas socialesserían, en el orden explicativo, anteriores a lasdecisiones individuales”2.

Pero todas las críticas a la teoría de la elec-ción racional no pueden dejar de reconocer queuno de los supuestos básicos del contractualis-mo liberal es la constitución de individuos li-bres y racionales, que toman decisiones volun-tarias y en autonomía. Que el supuesto no esabsoluto y que hasta podría ser falso es algo queno se discute en este trabajo. Sin embargo, con-viene recordar que la figura del contrato volun-tario suscrito por individuos autónomos estápresente en casi toda acción de mercado: alarrendar un departamento, cuando se toma untransporte colectivo, al pagar la cuenta de luz,cuando se asiste a un curso, en el matrimonio,al inscribir un hijo en el registro público, cuan-do se dirige a un servicio de salud, cuando secompra un auto, al momento de adquirir ali-mentos, etc. Que todas estas acciones están de-terminadas socialmente, pues sin duda. En mu-chas de estas acciones las motivaciones para laacción provienen de la publicidad, del reconoci-miento social, de la adscripción cultural y reli-giosa, de la filiación política e ideológica, de lasadicciones enfermizas, o de creencias aparente-mente irracionales. Habría que decir que en de-terminadas versiones de la teoría de la elecciónracional, todas estas motivaciones para la ac-ción entran en el análisis causal de la decisiónindividual. En otras palabras, tales motivacio-nes son parte de la elección racional.

por un deber. En estos casos, las normas socialesserían, en el orden explicativo, anteriores a lasdecisiones individuales”2.

Pero todas las críticas a la teoría de la elec-ción racional no pueden dejar de reconocer queuno de los supuestos básicos del contractualis-mo liberal es la constitución de individuos li-bres y racionales, que toman decisiones volun-tarias y en autonomía. Que el supuesto no esabsoluto y que hasta podría ser falso es algo queno se discute en este trabajo. Sin embargo, con-viene recordar que la figura del contrato volun-tario suscrito por individuos autónomos estápresente en casi toda acción de mercado: alarrendar un departamento, cuando se toma untransporte colectivo, al pagar la cuenta de luz,cuando se asiste a un curso, en el matrimonio,al inscribir un hijo en el registro público, cuan-do se dirige a un servicio de salud, cuando secompra un auto, al momento de adquirir ali-mentos, etc. Que todas estas acciones están de-terminadas socialmente, pues sin duda. En mu-chas de estas acciones las motivaciones para laacción provienen de la publicidad, del reconoci-miento social, de la adscripción cultural y reli-giosa, de la filiación política e ideológica, de lasadicciones enfermizas, o de creencias aparente-mente irracionales. Habría que decir que en de-terminadas versiones de la teoría de la elecciónracional, todas estas motivaciones para la ac-ción entran en el análisis causal de la decisiónindividual. En otras palabras, tales motivacio-nes son parte de la elección racional.

por un deber. En estos casos, las normas socialesserían, en el orden explicativo, anteriores a lasdecisiones individuales”2.

Pero todas las críticas a la teoría de la elec-ción racional no pueden dejar de reconocer queuno de los supuestos básicos del contractualis-mo liberal es la constitución de individuos li-bres y racionales, que toman decisiones volun-tarias y en autonomía. Que el supuesto no esabsoluto y que hasta podría ser falso es algo queno se discute en este trabajo. Sin embargo, con-viene recordar que la figura del contrato volun-tario suscrito por individuos autónomos estápresente en casi toda acción de mercado: alarrendar un departamento, cuando se toma untransporte colectivo, al pagar la cuenta de luz,cuando se asiste a un curso, en el matrimonio,al inscribir un hijo en el registro público, cuan-do se dirige a un servicio de salud, cuando secompra un auto, al momento de adquirir ali-mentos, etc. Que todas estas acciones están de-terminadas socialmente, pues sin duda. En mu-chas de estas acciones las motivaciones para laacción provienen de la publicidad, del reconoci-miento social, de la adscripción cultural y reli-giosa, de la filiación política e ideológica, de lasadicciones enfermizas, o de creencias aparente-mente irracionales. Habría que decir que en de-terminadas versiones de la teoría de la elecciónracional, todas estas motivaciones para la ac-ción entran en el análisis causal de la decisiónindividual. En otras palabras, tales motivacio-nes son parte de la elección racional.

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Regresando al concepto de campo de deci-sión ambiental, se encuentra aquí un elementofundamental: la acción humana intencional pro-duce un cambio en la naturaleza. Y, gracias alconcepto de radio de reacción, nos encontramoscon una respuesta no intencional de la naturale-za. Se diría, se trata de una respuesta natural fun-cional a una acción artificial intencional, que asu vez afecta a los seres humanos, los mismosque frente a la afectación producen acciones in-tencionales. Es en esta deriva donde se producenlos cortos circuitos entre la relación causal inten-cional y la relación causal funcional.

En el individualismo metodológico está pre-sente un individualismo ontológico. Elster con-sidera que los fenómenos sociales desde unaperspectiva científica y analítica solo son expli-cables en términos de individuos, desde suspropiedades, sus objetivos y sus creencias3. Sediría que es una forma materialista de com-prender la realidad social. La visión holista su-pone la existencia previa de estructuras de lasociedad. En cambio, desde la visión individua-lista lo que existe es el individuo y sus agrega-ciones dan lugar a estructuras, pero éstas no tie-nen el mismo estatuto ontológico de lo real-mente existente.

El individualismo metodológico recuperapara las ciencias sociales la cientificidad de lasexplicaciones causales e intencionales. Puestoque las sociedades no son organismos biológi-cos, entonces las explicaciones causales funcio-nales, no son suficientes.

Regresando al concepto de campo de deci-sión ambiental, se encuentra aquí un elementofundamental: la acción humana intencional pro-duce un cambio en la naturaleza. Y, gracias alconcepto de radio de reacción, nos encontramoscon una respuesta no intencional de la naturale-za. Se diría, se trata de una respuesta natural fun-cional a una acción artificial intencional, que asu vez afecta a los seres humanos, los mismosque frente a la afectación producen acciones in-tencionales. Es en esta deriva donde se producenlos cortos circuitos entre la relación causal inten-cional y la relación causal funcional.

En el individualismo metodológico está pre-sente un individualismo ontológico. Elster con-sidera que los fenómenos sociales desde unaperspectiva científica y analítica solo son expli-cables en términos de individuos, desde suspropiedades, sus objetivos y sus creencias3. Sediría que es una forma materialista de com-prender la realidad social. La visión holista su-pone la existencia previa de estructuras de lasociedad. En cambio, desde la visión individua-lista lo que existe es el individuo y sus agrega-ciones dan lugar a estructuras, pero éstas no tie-nen el mismo estatuto ontológico de lo real-mente existente.

El individualismo metodológico recuperapara las ciencias sociales la cientificidad de lasexplicaciones causales e intencionales. Puestoque las sociedades no son organismos biológi-cos, entonces las explicaciones causales funcio-nales, no son suficientes.

Regresando al concepto de campo de deci-sión ambiental, se encuentra aquí un elementofundamental: la acción humana intencional pro-duce un cambio en la naturaleza. Y, gracias alconcepto de radio de reacción, nos encontramoscon una respuesta no intencional de la naturale-za. Se diría, se trata de una respuesta natural fun-cional a una acción artificial intencional, que asu vez afecta a los seres humanos, los mismosque frente a la afectación producen acciones in-tencionales. Es en esta deriva donde se producenlos cortos circuitos entre la relación causal inten-cional y la relación causal funcional.

En el individualismo metodológico está pre-sente un individualismo ontológico. Elster con-sidera que los fenómenos sociales desde unaperspectiva científica y analítica solo son expli-cables en términos de individuos, desde suspropiedades, sus objetivos y sus creencias3. Sediría que es una forma materialista de com-prender la realidad social. La visión holista su-pone la existencia previa de estructuras de lasociedad. En cambio, desde la visión individua-lista lo que existe es el individuo y sus agrega-ciones dan lugar a estructuras, pero éstas no tie-nen el mismo estatuto ontológico de lo real-mente existente.

El individualismo metodológico recuperapara las ciencias sociales la cientificidad de lasexplicaciones causales e intencionales. Puestoque las sociedades no son organismos biológi-cos, entonces las explicaciones causales funcio-nales, no son suficientes.

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“La diferencia entre la evolución y la conducta delos individuos es que la evolución es un procesociego, incapaz de lograr máximos globales queexigen estrategias intencionales del tipo ´un pasoatrás, dos adelante´. Es incapaz de no optar por uncurso de acción que le llevaría a un máximo local,aun cuando elegir otro curso de acción pudierallevarle a lograr un máximo global. Para podercomportarse como una máquina maximizadoraglobal es necesario una conducta intencional, ca-racterística de los seres humanos, capaz de antici-parse con la imaginación al futuro. Por eso el tipode explicación adecuada de los fenómenos socia-les es causal-intencional y no causal-funcional”4.

Pero resulta que la mediación natural es unamediación causal funcional. En otras palabras,las acciones intencionadas humanas desencade-nan (en su producción de problemas ambienta-les) una cadena causal funcional en la naturale-za. A su vez esta cadena causal funcional, pro-duce efectos de reacción en las personas, lasmismas que tienen nuevas posibilidades de ac-ciones intencionales, esto es, que produce unarelación causal intencional. Aunque parece unjuego de palabras, pero esta relación puede sersignificativa para entender la importancia delos campos de decisión ambiental.

Si existiera un campo de decisión que soloafecta a dimensiones humanas y sociales, en-tonces los encadenamientos causales intencio-nales quizás podrían ser arreglados con recur-sos normativos de la acción, sin mayores efectosadicionales. Las estructuras sociales se adapta-

“La diferencia entre la evolución y la conducta delos individuos es que la evolución es un procesociego, incapaz de lograr máximos globales queexigen estrategias intencionales del tipo ´un pasoatrás, dos adelante´. Es incapaz de no optar por uncurso de acción que le llevaría a un máximo local,aun cuando elegir otro curso de acción pudierallevarle a lograr un máximo global. Para podercomportarse como una máquina maximizadoraglobal es necesario una conducta intencional, ca-racterística de los seres humanos, capaz de antici-parse con la imaginación al futuro. Por eso el tipode explicación adecuada de los fenómenos socia-les es causal-intencional y no causal-funcional”4.

Pero resulta que la mediación natural es unamediación causal funcional. En otras palabras,las acciones intencionadas humanas desencade-nan (en su producción de problemas ambienta-les) una cadena causal funcional en la naturale-za. A su vez esta cadena causal funcional, pro-duce efectos de reacción en las personas, lasmismas que tienen nuevas posibilidades de ac-ciones intencionales, esto es, que produce unarelación causal intencional. Aunque parece unjuego de palabras, pero esta relación puede sersignificativa para entender la importancia delos campos de decisión ambiental.

Si existiera un campo de decisión que soloafecta a dimensiones humanas y sociales, en-tonces los encadenamientos causales intencio-nales quizás podrían ser arreglados con recur-sos normativos de la acción, sin mayores efectosadicionales. Las estructuras sociales se adapta-

“La diferencia entre la evolución y la conducta delos individuos es que la evolución es un procesociego, incapaz de lograr máximos globales queexigen estrategias intencionales del tipo ´un pasoatrás, dos adelante´. Es incapaz de no optar por uncurso de acción que le llevaría a un máximo local,aun cuando elegir otro curso de acción pudierallevarle a lograr un máximo global. Para podercomportarse como una máquina maximizadoraglobal es necesario una conducta intencional, ca-racterística de los seres humanos, capaz de antici-parse con la imaginación al futuro. Por eso el tipode explicación adecuada de los fenómenos socia-les es causal-intencional y no causal-funcional”4.

Pero resulta que la mediación natural es unamediación causal funcional. En otras palabras,las acciones intencionadas humanas desencade-nan (en su producción de problemas ambienta-les) una cadena causal funcional en la naturale-za. A su vez esta cadena causal funcional, pro-duce efectos de reacción en las personas, lasmismas que tienen nuevas posibilidades de ac-ciones intencionales, esto es, que produce unarelación causal intencional. Aunque parece unjuego de palabras, pero esta relación puede sersignificativa para entender la importancia delos campos de decisión ambiental.

Si existiera un campo de decisión que soloafecta a dimensiones humanas y sociales, en-tonces los encadenamientos causales intencio-nales quizás podrían ser arreglados con recur-sos normativos de la acción, sin mayores efectosadicionales. Las estructuras sociales se adapta-

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rían a los nuevos arreglos, según el marco dedecisiones acordado.

Pero en los campos de decisión ambiental seopera con una entidad distinta a la sociedad. Seopera con el agua, con la atmósfera, con el cli-ma, con la vegetación, con los insectos, con elviento, con el sol, con el suelo, con las piedras,con el cosmos. Se opera con entidades no hu-manas. Estas entidades no piensan y no actúanbajo un marco de elecciones intencionales. Siuna montaña le cae encima por sobresaturaciónde agua, debida a lluvias torrenciales, no habráabogado en el mundo contractualista liberal ac-tual que le ayude a presentar una demanda con-tra la montaña5.

Y esto que parece obvio no deja de ser nove-doso para las sociedades actuales. Las socieda-des tradicionales, que tenían tan estrecha y di-recta relación con la naturaleza, sabían que laacción humana desencadenaba en forma fata-lista procesos naturales. Pero ahora, nuestra re-lación tan mediada con la naturaleza quizás nosinoculó un olvido o un ocultamiento (¿inten-cional?): nos ocultó que las acciones humanasafectan al ser humano con la mediación de lanaturaleza.

Los dramas ambientales actuales nos retro-traen a la angustia de la sociedad primitiva, pe-ro regresamos a la angustia desde la razón y nodesde el mito, desde la información científica yno desde la esfinge. Y ahora sabemos que consuplicarle perdón a los vientos no detendremoslos huracanes. Pero además conocemos o supo-

rían a los nuevos arreglos, según el marco dedecisiones acordado.

Pero en los campos de decisión ambiental seopera con una entidad distinta a la sociedad. Seopera con el agua, con la atmósfera, con el cli-ma, con la vegetación, con los insectos, con elviento, con el sol, con el suelo, con las piedras,con el cosmos. Se opera con entidades no hu-manas. Estas entidades no piensan y no actúanbajo un marco de elecciones intencionales. Siuna montaña le cae encima por sobresaturaciónde agua, debida a lluvias torrenciales, no habráabogado en el mundo contractualista liberal ac-tual que le ayude a presentar una demanda con-tra la montaña5.

Y esto que parece obvio no deja de ser nove-doso para las sociedades actuales. Las socieda-des tradicionales, que tenían tan estrecha y di-recta relación con la naturaleza, sabían que laacción humana desencadenaba en forma fata-lista procesos naturales. Pero ahora, nuestra re-lación tan mediada con la naturaleza quizás nosinoculó un olvido o un ocultamiento (¿inten-cional?): nos ocultó que las acciones humanasafectan al ser humano con la mediación de lanaturaleza.

Los dramas ambientales actuales nos retro-traen a la angustia de la sociedad primitiva, pe-ro regresamos a la angustia desde la razón y nodesde el mito, desde la información científica yno desde la esfinge. Y ahora sabemos que consuplicarle perdón a los vientos no detendremoslos huracanes. Pero además conocemos o supo-

rían a los nuevos arreglos, según el marco dedecisiones acordado.

Pero en los campos de decisión ambiental seopera con una entidad distinta a la sociedad. Seopera con el agua, con la atmósfera, con el cli-ma, con la vegetación, con los insectos, con elviento, con el sol, con el suelo, con las piedras,con el cosmos. Se opera con entidades no hu-manas. Estas entidades no piensan y no actúanbajo un marco de elecciones intencionales. Siuna montaña le cae encima por sobresaturaciónde agua, debida a lluvias torrenciales, no habráabogado en el mundo contractualista liberal ac-tual que le ayude a presentar una demanda con-tra la montaña5.

Y esto que parece obvio no deja de ser nove-doso para las sociedades actuales. Las socieda-des tradicionales, que tenían tan estrecha y di-recta relación con la naturaleza, sabían que laacción humana desencadenaba en forma fata-lista procesos naturales. Pero ahora, nuestra re-lación tan mediada con la naturaleza quizás nosinoculó un olvido o un ocultamiento (¿inten-cional?): nos ocultó que las acciones humanasafectan al ser humano con la mediación de lanaturaleza.

Los dramas ambientales actuales nos retro-traen a la angustia de la sociedad primitiva, pe-ro regresamos a la angustia desde la razón y nodesde el mito, desde la información científica yno desde la esfinge. Y ahora sabemos que consuplicarle perdón a los vientos no detendremoslos huracanes. Pero además conocemos o supo-

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nemos que la naturaleza no actúa con intencióno por venganza, sino que cambia y busca unnuevo equilibro ecosistémico. En otras pala-bras, sabemos que la naturaleza así como no es-tá dotada de venganza, tampoco posee la virtudde la compasión.

Si la relación causal intencional, afecta unencadenamiento natural causal funcional, unproblema a resolverse es la falta de informacióncientífica disponible para establecer con algúnrigor los cambios funcionales que se dan en lanaturaleza. Se cuenta con información fiablesobre los efectos de esos cambios naturales, pe-ro una explicación científica de las relacionescausales funcionales es parte de un programaen extremo ambicioso.

En otras palabras, se parte de una situaciónde información incompleta y de severa incerti-dumbre sobre las relaciones causales funciona-les. Pero se cuenta con información más fiabletanto de las causas provenientes de acciones hu-manas intencionales, como de los efectos queproducen en el ser humano los cambios que su-ceden en la naturaleza. Es decir, lo que está en lamitad, las relaciones causales funcionales, sonpoco conocidas.

La curva de Kuznets: entre lo local y lo global

La curva de Simón Kuznets se formuló paraexplicar la evolución de la distribución del in-greso. Esta curva en forma de U invertida expli-ca que al inicio del proceso de desarrollo y acu-

nemos que la naturaleza no actúa con intencióno por venganza, sino que cambia y busca unnuevo equilibro ecosistémico. En otras pala-bras, sabemos que la naturaleza así como no es-tá dotada de venganza, tampoco posee la virtudde la compasión.

Si la relación causal intencional, afecta unencadenamiento natural causal funcional, unproblema a resolverse es la falta de informacióncientífica disponible para establecer con algúnrigor los cambios funcionales que se dan en lanaturaleza. Se cuenta con información fiablesobre los efectos de esos cambios naturales, pe-ro una explicación científica de las relacionescausales funcionales es parte de un programaen extremo ambicioso.

En otras palabras, se parte de una situaciónde información incompleta y de severa incerti-dumbre sobre las relaciones causales funciona-les. Pero se cuenta con información más fiabletanto de las causas provenientes de acciones hu-manas intencionales, como de los efectos queproducen en el ser humano los cambios que su-ceden en la naturaleza. Es decir, lo que está en lamitad, las relaciones causales funcionales, sonpoco conocidas.

La curva de Kuznets: entre lo local y lo global

La curva de Simón Kuznets se formuló paraexplicar la evolución de la distribución del in-greso. Esta curva en forma de U invertida expli-ca que al inicio del proceso de desarrollo y acu-

nemos que la naturaleza no actúa con intencióno por venganza, sino que cambia y busca unnuevo equilibro ecosistémico. En otras pala-bras, sabemos que la naturaleza así como no es-tá dotada de venganza, tampoco posee la virtudde la compasión.

Si la relación causal intencional, afecta unencadenamiento natural causal funcional, unproblema a resolverse es la falta de informacióncientífica disponible para establecer con algúnrigor los cambios funcionales que se dan en lanaturaleza. Se cuenta con información fiablesobre los efectos de esos cambios naturales, pe-ro una explicación científica de las relacionescausales funcionales es parte de un programaen extremo ambicioso.

En otras palabras, se parte de una situaciónde información incompleta y de severa incerti-dumbre sobre las relaciones causales funciona-les. Pero se cuenta con información más fiabletanto de las causas provenientes de acciones hu-manas intencionales, como de los efectos queproducen en el ser humano los cambios que su-ceden en la naturaleza. Es decir, lo que está en lamitad, las relaciones causales funcionales, sonpoco conocidas.

La curva de Kuznets: entre lo local y lo global

La curva de Simón Kuznets se formuló paraexplicar la evolución de la distribución del in-greso. Esta curva en forma de U invertida expli-ca que al inicio del proceso de desarrollo y acu-

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mulación las sociedades parten de una distribu-ción bastante equitativa. Conforme el progresose incrementa, aplicando los coeficientes de Gi-ni, la inequidad se incrementa hasta alcanzar unnivel máximo. A partir de este punto, el nivel deequidad comienza a mejorar junto al aumentodel ingreso6, es decir, la inequidad tiende a ba-jar.

Esta curva ha sido aplicada a temas ambien-tales7: Al inicio del proceso de desarrollo econó-mico el deterioro ambiental es pequeño. A me-dida que la economía crece el deterioro am-biental se incrementa hasta llegar a un nivelmáximo. Luego de este nivel la economía siguecreciendo pero la curva de deterioro ambientaltiende a la baja. Y esta curva ambiental puedeapreciarse en múltiples casos.

Esto se explicaría en principio por el desa-rrollo científico y tecnológico (que acompaña aldesarrollo económico), la reinversión en el pro-ceso productivo, el incremento en la eficienciaen el uso de las materias primas, por la diferen-te composición de los sectores de la economía,por las mayores regulaciones ambientales de-mandadas por una población en mejor situa-ción económica, etc.

Por ejemplo, entre más crece una economía,más evoluciona su composición hacia los secto-res secundarios manufactureros y terciarios ode servicios. Esa economía altamente desarro-llada dejará de depender del sector primario ypor lo tanto podrá disminuir el estrés que oca-siona la economía sobre los recursos naturales.

mulación las sociedades parten de una distribu-ción bastante equitativa. Conforme el progresose incrementa, aplicando los coeficientes de Gi-ni, la inequidad se incrementa hasta alcanzar unnivel máximo. A partir de este punto, el nivel deequidad comienza a mejorar junto al aumentodel ingreso6, es decir, la inequidad tiende a ba-jar.

Esta curva ha sido aplicada a temas ambien-tales7: Al inicio del proceso de desarrollo econó-mico el deterioro ambiental es pequeño. A me-dida que la economía crece el deterioro am-biental se incrementa hasta llegar a un nivelmáximo. Luego de este nivel la economía siguecreciendo pero la curva de deterioro ambientaltiende a la baja. Y esta curva ambiental puedeapreciarse en múltiples casos.

Esto se explicaría en principio por el desa-rrollo científico y tecnológico (que acompaña aldesarrollo económico), la reinversión en el pro-ceso productivo, el incremento en la eficienciaen el uso de las materias primas, por la diferen-te composición de los sectores de la economía,por las mayores regulaciones ambientales de-mandadas por una población en mejor situa-ción económica, etc.

Por ejemplo, entre más crece una economía,más evoluciona su composición hacia los secto-res secundarios manufactureros y terciarios ode servicios. Esa economía altamente desarro-llada dejará de depender del sector primario ypor lo tanto podrá disminuir el estrés que oca-siona la economía sobre los recursos naturales.

mulación las sociedades parten de una distribu-ción bastante equitativa. Conforme el progresose incrementa, aplicando los coeficientes de Gi-ni, la inequidad se incrementa hasta alcanzar unnivel máximo. A partir de este punto, el nivel deequidad comienza a mejorar junto al aumentodel ingreso6, es decir, la inequidad tiende a ba-jar.

Esta curva ha sido aplicada a temas ambien-tales7: Al inicio del proceso de desarrollo econó-mico el deterioro ambiental es pequeño. A me-dida que la economía crece el deterioro am-biental se incrementa hasta llegar a un nivelmáximo. Luego de este nivel la economía siguecreciendo pero la curva de deterioro ambientaltiende a la baja. Y esta curva ambiental puedeapreciarse en múltiples casos.

Esto se explicaría en principio por el desa-rrollo científico y tecnológico (que acompaña aldesarrollo económico), la reinversión en el pro-ceso productivo, el incremento en la eficienciaen el uso de las materias primas, por la diferen-te composición de los sectores de la economía,por las mayores regulaciones ambientales de-mandadas por una población en mejor situa-ción económica, etc.

Por ejemplo, entre más crece una economía,más evoluciona su composición hacia los secto-res secundarios manufactureros y terciarios ode servicios. Esa economía altamente desarro-llada dejará de depender del sector primario ypor lo tanto podrá disminuir el estrés que oca-siona la economía sobre los recursos naturales.

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En otro ejemplo, si se estudia la evolución queha tenido la tecnología automotriz en principioexistirían argumentos para confirmar la curvade Kuznets. O cuando se observan los avancesen el control de la contaminación del aire y delagua en ciudades altamente desarrolladas.

A contrapelo de estos argumentos, la econo-mía ecológica propone el concepto del metabo-lismo social. Bajo este concepto se estudian losflujos directos de materiales que produce el de-sarrollo económico8. Se trata de una contabili-dad de materias, energía y biomasa. Con estoscálculos resulta muy claro que las transferenciasde biomasa crecen en forma exponencial, a pe-sar de que en escalas locales la tendencia decontaminación o de deterioro ambiental puedaser mitigada.

En otras palabras, el metabolismo socialmuestra que la economía crece y los flujos demateriales se incrementan. Puede cambiar lacomposición de los sectores de la economía, pe-ro lo que en verdad sucede es un cambio en lalocación de la extracción de las materias.

Parecería que existe una tensión entre lo lo-cal y lo global. Dicho en términos esquemáti-cos: en una escala local la curva de Kuznetsaplicada a lo ambiental resulta plausible; encambio, en una escala global dado que operauna sumatoria de los procesos de crecimientolocal, se produce un aumento enorme de la ex-tracción de materias y energía, “y estas son re-transferidas al medio ambiente en la forma dedesperdicios y emisiones de residuos”9. La cur-

En otro ejemplo, si se estudia la evolución queha tenido la tecnología automotriz en principioexistirían argumentos para confirmar la curvade Kuznets. O cuando se observan los avancesen el control de la contaminación del aire y delagua en ciudades altamente desarrolladas.

A contrapelo de estos argumentos, la econo-mía ecológica propone el concepto del metabo-lismo social. Bajo este concepto se estudian losflujos directos de materiales que produce el de-sarrollo económico8. Se trata de una contabili-dad de materias, energía y biomasa. Con estoscálculos resulta muy claro que las transferenciasde biomasa crecen en forma exponencial, a pe-sar de que en escalas locales la tendencia decontaminación o de deterioro ambiental puedaser mitigada.

En otras palabras, el metabolismo socialmuestra que la economía crece y los flujos demateriales se incrementan. Puede cambiar lacomposición de los sectores de la economía, pe-ro lo que en verdad sucede es un cambio en lalocación de la extracción de las materias.

Parecería que existe una tensión entre lo lo-cal y lo global. Dicho en términos esquemáti-cos: en una escala local la curva de Kuznetsaplicada a lo ambiental resulta plausible; encambio, en una escala global dado que operauna sumatoria de los procesos de crecimientolocal, se produce un aumento enorme de la ex-tracción de materias y energía, “y estas son re-transferidas al medio ambiente en la forma dedesperdicios y emisiones de residuos”9. La cur-

En otro ejemplo, si se estudia la evolución queha tenido la tecnología automotriz en principioexistirían argumentos para confirmar la curvade Kuznets. O cuando se observan los avancesen el control de la contaminación del aire y delagua en ciudades altamente desarrolladas.

A contrapelo de estos argumentos, la econo-mía ecológica propone el concepto del metabo-lismo social. Bajo este concepto se estudian losflujos directos de materiales que produce el de-sarrollo económico8. Se trata de una contabili-dad de materias, energía y biomasa. Con estoscálculos resulta muy claro que las transferenciasde biomasa crecen en forma exponencial, a pe-sar de que en escalas locales la tendencia decontaminación o de deterioro ambiental puedaser mitigada.

En otras palabras, el metabolismo socialmuestra que la economía crece y los flujos demateriales se incrementan. Puede cambiar lacomposición de los sectores de la economía, pe-ro lo que en verdad sucede es un cambio en lalocación de la extracción de las materias.

Parecería que existe una tensión entre lo lo-cal y lo global. Dicho en términos esquemáti-cos: en una escala local la curva de Kuznetsaplicada a lo ambiental resulta plausible; encambio, en una escala global dado que operauna sumatoria de los procesos de crecimientolocal, se produce un aumento enorme de la ex-tracción de materias y energía, “y estas son re-transferidas al medio ambiente en la forma dedesperdicios y emisiones de residuos”9. La cur-

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va de Kuznets en lo ambiental global no seríaaplicable. Los autos tomados individualmenteahora son mucho más benignos para el am-biente que hace 40 años. Pero resulta que ahorael número de autos en ciudades y carreteras hacrecido en tal proporción que esa mejora no re-dunda en una disminución global de la conta-minación.

Pero, se preguntará el lector, ¿qué tiene quever esto con los campos de decisión ambiental?

Para explicar la diferencia entre la relacióncausal funcional propia de la naturaleza y la re-lación causal intencional propia de las cons-trucciones del ser humano (para las que se esta-blecen los campos de decisión ambiental), seplanteaba que para la evolución natural (o paralos movimientos en los que incurre, por ejem-plo, un animal), no existe otra opción sino labúsqueda de una maximización local. Que soloel ser humano, puesto que puede imaginar elfuturo y dado que puede realizar un análisismultifactorial, tiene la posibilidad de tomar de-cisiones que impliquen una maximización glo-bal. Dado el caso, podría el ser humano renun-ciar a una maximización local de la acción, porel logro de un beneficio maximizador global.Esto, se supone, la naturaleza no puede hacer,pues carece de intención.

Aparentemente, en el análisis de la curva deKuznets ¿puede apreciarse lo contrario? ¿Y quénos pueden decir los campos de decisión am-biental sobre este problema?

va de Kuznets en lo ambiental global no seríaaplicable. Los autos tomados individualmenteahora son mucho más benignos para el am-biente que hace 40 años. Pero resulta que ahorael número de autos en ciudades y carreteras hacrecido en tal proporción que esa mejora no re-dunda en una disminución global de la conta-minación.

Pero, se preguntará el lector, ¿qué tiene quever esto con los campos de decisión ambiental?

Para explicar la diferencia entre la relacióncausal funcional propia de la naturaleza y la re-lación causal intencional propia de las cons-trucciones del ser humano (para las que se esta-blecen los campos de decisión ambiental), seplanteaba que para la evolución natural (o paralos movimientos en los que incurre, por ejem-plo, un animal), no existe otra opción sino labúsqueda de una maximización local. Que soloel ser humano, puesto que puede imaginar elfuturo y dado que puede realizar un análisismultifactorial, tiene la posibilidad de tomar de-cisiones que impliquen una maximización glo-bal. Dado el caso, podría el ser humano renun-ciar a una maximización local de la acción, porel logro de un beneficio maximizador global.Esto, se supone, la naturaleza no puede hacer,pues carece de intención.

Aparentemente, en el análisis de la curva deKuznets ¿puede apreciarse lo contrario? ¿Y quénos pueden decir los campos de decisión am-biental sobre este problema?

va de Kuznets en lo ambiental global no seríaaplicable. Los autos tomados individualmenteahora son mucho más benignos para el am-biente que hace 40 años. Pero resulta que ahorael número de autos en ciudades y carreteras hacrecido en tal proporción que esa mejora no re-dunda en una disminución global de la conta-minación.

Pero, se preguntará el lector, ¿qué tiene quever esto con los campos de decisión ambiental?

Para explicar la diferencia entre la relacióncausal funcional propia de la naturaleza y la re-lación causal intencional propia de las cons-trucciones del ser humano (para las que se esta-blecen los campos de decisión ambiental), seplanteaba que para la evolución natural (o paralos movimientos en los que incurre, por ejem-plo, un animal), no existe otra opción sino labúsqueda de una maximización local. Que soloel ser humano, puesto que puede imaginar elfuturo y dado que puede realizar un análisismultifactorial, tiene la posibilidad de tomar de-cisiones que impliquen una maximización glo-bal. Dado el caso, podría el ser humano renun-ciar a una maximización local de la acción, porel logro de un beneficio maximizador global.Esto, se supone, la naturaleza no puede hacer,pues carece de intención.

Aparentemente, en el análisis de la curva deKuznets ¿puede apreciarse lo contrario? ¿Y quénos pueden decir los campos de decisión am-biental sobre este problema?

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Un primer asunto que los campos transpa-rentan es que la suma de millones de decisionesambientales individuales puede afectar de ma-nera crítica al ambiente. Y esta afectación puedeser global. En otras palabras, parecería que encuanto al ambiente natural, la humanidad co-mo un todo no opera como una máquina ma-ximizadora global. Ahora bien, ¿habría que su-poner que si la humanidad cobra conciencia es-tratégica de su posición en el mundo, podríacambiar sus decisiones para efectivamente ope-rar como una máquina maximizadora global?O, ¿habría que postular que la humanidad co-mo un todo no puede operar con intención? Esdecir, la agregación de decisores individuales noproduce una intención global. ¿La humanidad ola masa carecen de razón y de intención?

Los campos de decisión ambiental llevan auna noción un tanto paradójica: para solucio-nar problemas globales del ambiente no debepartirse de la “masa”, el punto de partida debeser el individuo que toma en último término ladecisión. El individuo puede considerar opcio-nes, tomar una y asumir la responsabilidad co-rrespondiente, la masa no. De esto se deduceque el ser humano tomado individualmente ovía procesos deliberativos de decisión colectiva,sí puede llegar a opciones maximizadoras glo-bales. Y también se deduce que no puede espe-rarse mayor cosa de una voluntad colectiva ma-siva. Pero, ¿y qué pasa si los decisores individua-les son todos egoístas?

Un primer asunto que los campos transpa-rentan es que la suma de millones de decisionesambientales individuales puede afectar de ma-nera crítica al ambiente. Y esta afectación puedeser global. En otras palabras, parecería que encuanto al ambiente natural, la humanidad co-mo un todo no opera como una máquina ma-ximizadora global. Ahora bien, ¿habría que su-poner que si la humanidad cobra conciencia es-tratégica de su posición en el mundo, podríacambiar sus decisiones para efectivamente ope-rar como una máquina maximizadora global?O, ¿habría que postular que la humanidad co-mo un todo no puede operar con intención? Esdecir, la agregación de decisores individuales noproduce una intención global. ¿La humanidad ola masa carecen de razón y de intención?

Los campos de decisión ambiental llevan auna noción un tanto paradójica: para solucio-nar problemas globales del ambiente no debepartirse de la “masa”, el punto de partida debeser el individuo que toma en último término ladecisión. El individuo puede considerar opcio-nes, tomar una y asumir la responsabilidad co-rrespondiente, la masa no. De esto se deduceque el ser humano tomado individualmente ovía procesos deliberativos de decisión colectiva,sí puede llegar a opciones maximizadoras glo-bales. Y también se deduce que no puede espe-rarse mayor cosa de una voluntad colectiva ma-siva. Pero, ¿y qué pasa si los decisores individua-les son todos egoístas?

Un primer asunto que los campos transpa-rentan es que la suma de millones de decisionesambientales individuales puede afectar de ma-nera crítica al ambiente. Y esta afectación puedeser global. En otras palabras, parecería que encuanto al ambiente natural, la humanidad co-mo un todo no opera como una máquina ma-ximizadora global. Ahora bien, ¿habría que su-poner que si la humanidad cobra conciencia es-tratégica de su posición en el mundo, podríacambiar sus decisiones para efectivamente ope-rar como una máquina maximizadora global?O, ¿habría que postular que la humanidad co-mo un todo no puede operar con intención? Esdecir, la agregación de decisores individuales noproduce una intención global. ¿La humanidad ola masa carecen de razón y de intención?

Los campos de decisión ambiental llevan auna noción un tanto paradójica: para solucio-nar problemas globales del ambiente no debepartirse de la “masa”, el punto de partida debeser el individuo que toma en último término ladecisión. El individuo puede considerar opcio-nes, tomar una y asumir la responsabilidad co-rrespondiente, la masa no. De esto se deduceque el ser humano tomado individualmente ovía procesos deliberativos de decisión colectiva,sí puede llegar a opciones maximizadoras glo-bales. Y también se deduce que no puede espe-rarse mayor cosa de una voluntad colectiva ma-siva. Pero, ¿y qué pasa si los decisores individua-les son todos egoístas?

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Las decisiones en el utilitarismo: el egoísta ambiental

“Según el contractualismo, el egoísmo es laargamasa de la sociedad y el fundamento úl-timo de la legitimidad del poder; y él solobasta, de acuerdo con los economistas clási-cos, para explicar el orden y la eficiencia delmercado. Una sociedad de completos egoís-tas sería una sociedad económica y política-mente perfecta”10.

En el ensayo de David Gauthier “El egoístaincompleto”, se analiza la complejidad de las de-cisiones entre egoístas, por sus posibles imbri-caciones. Ayudado de la teoría de juegos, Gaut-hier11 muestra cómo la lógica de las decisionesde un egoísta, no siempre produce los fines ma-ximalistas que el agente pretende.

Si se acepta que las decisiones racionales enuna organización social contractualista liberal,están orientadas según fines egoístas, esto es,que son decisiones racionales siempre y cuan-do intentan (con éxito o sin éxito), maximizarel beneficio para el agente, entonces qué rela-ción es la esperada entre este tipo de decisionesracionales y los diversos campos de decisiónambiental.

Si se analiza el concepto de externalidad eco-nómica, la decisión racional de un egoísta, notiene por qué internalizar dichos costos, si éstosno afectan su fin de utilidad maximalista. Pero,¿se puede suponer, que esto tiene un límite? Porejemplo, ¿un egoísta que contamina el río con

Las decisiones en el utilitarismo: el egoísta ambiental

“Según el contractualismo, el egoísmo es laargamasa de la sociedad y el fundamento úl-timo de la legitimidad del poder; y él solobasta, de acuerdo con los economistas clási-cos, para explicar el orden y la eficiencia delmercado. Una sociedad de completos egoís-tas sería una sociedad económica y política-mente perfecta”10.

En el ensayo de David Gauthier “El egoístaincompleto”, se analiza la complejidad de las de-cisiones entre egoístas, por sus posibles imbri-caciones. Ayudado de la teoría de juegos, Gaut-hier11 muestra cómo la lógica de las decisionesde un egoísta, no siempre produce los fines ma-ximalistas que el agente pretende.

Si se acepta que las decisiones racionales enuna organización social contractualista liberal,están orientadas según fines egoístas, esto es,que son decisiones racionales siempre y cuan-do intentan (con éxito o sin éxito), maximizarel beneficio para el agente, entonces qué rela-ción es la esperada entre este tipo de decisionesracionales y los diversos campos de decisiónambiental.

Si se analiza el concepto de externalidad eco-nómica, la decisión racional de un egoísta, notiene por qué internalizar dichos costos, si éstosno afectan su fin de utilidad maximalista. Pero,¿se puede suponer, que esto tiene un límite? Porejemplo, ¿un egoísta que contamina el río con

Las decisiones en el utilitarismo: el egoísta ambiental

“Según el contractualismo, el egoísmo es laargamasa de la sociedad y el fundamento úl-timo de la legitimidad del poder; y él solobasta, de acuerdo con los economistas clási-cos, para explicar el orden y la eficiencia delmercado. Una sociedad de completos egoís-tas sería una sociedad económica y política-mente perfecta”10.

En el ensayo de David Gauthier “El egoístaincompleto”, se analiza la complejidad de las de-cisiones entre egoístas, por sus posibles imbri-caciones. Ayudado de la teoría de juegos, Gaut-hier11 muestra cómo la lógica de las decisionesde un egoísta, no siempre produce los fines ma-ximalistas que el agente pretende.

Si se acepta que las decisiones racionales enuna organización social contractualista liberal,están orientadas según fines egoístas, esto es,que son decisiones racionales siempre y cuan-do intentan (con éxito o sin éxito), maximizarel beneficio para el agente, entonces qué rela-ción es la esperada entre este tipo de decisionesracionales y los diversos campos de decisiónambiental.

Si se analiza el concepto de externalidad eco-nómica, la decisión racional de un egoísta, notiene por qué internalizar dichos costos, si éstosno afectan su fin de utilidad maximalista. Pero,¿se puede suponer, que esto tiene un límite? Porejemplo, ¿un egoísta que contamina el río con

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su producción artesanal en curtiembres, y quepara maximizar la renta del negocio no invierteen el manejo de los efluentes, puede ser que lle-gue a un momento de quiebre del equilibrio“egoísta” en donde deba tomar una decisión decontrol de efluentes sin coacción de una autori-dad para hacerlo, sino solo por la misma racio-nalidad egoísta? La visión más liberal, tendríarazones para una respuesta afirmativa a la pre-gunta12.

¿Qué tipo de fuerza impele a un individuo acambiar su pauta de consumo para escoger undesodorante roll on y evitar el desodorante enaerosol, suponiendo que el desodorante en ae-rosol es más barato? ¿Se pueden esperar deci-siones altruistas? ¿O es la misma lógica egoístala mejor fuerza con la que se puede contar paracambiar las decisiones individuales?

Si la decisión individual egoísta es el tipo dedecisión racional en el contractualismo liberalentonces podrían postularse dos hipótesis encombinación con el concepto de “campo de de-cisión ambiental”:

• Un decisor egoísta toma decisiones ambien-tales positivas13 (individuales y colectivas)tanto para sí mismo, para el resto, como pa-ra el medio ambiente, en una relación inver-samente proporcional a la distancia de efectodel campo. Entre menos distancia, más posi-tiva la decisión, entre mayor la distancia,menos positiva la decisión (pues entre ma-yor la distancia del campo, disminuye el pe-so relativo de la acción del egoísta, su senti-

su producción artesanal en curtiembres, y quepara maximizar la renta del negocio no invierteen el manejo de los efluentes, puede ser que lle-gue a un momento de quiebre del equilibrio“egoísta” en donde deba tomar una decisión decontrol de efluentes sin coacción de una autori-dad para hacerlo, sino solo por la misma racio-nalidad egoísta? La visión más liberal, tendríarazones para una respuesta afirmativa a la pre-gunta12.

¿Qué tipo de fuerza impele a un individuo acambiar su pauta de consumo para escoger undesodorante roll on y evitar el desodorante enaerosol, suponiendo que el desodorante en ae-rosol es más barato? ¿Se pueden esperar deci-siones altruistas? ¿O es la misma lógica egoístala mejor fuerza con la que se puede contar paracambiar las decisiones individuales?

Si la decisión individual egoísta es el tipo dedecisión racional en el contractualismo liberalentonces podrían postularse dos hipótesis encombinación con el concepto de “campo de de-cisión ambiental”:

• Un decisor egoísta toma decisiones ambien-tales positivas13 (individuales y colectivas)tanto para sí mismo, para el resto, como pa-ra el medio ambiente, en una relación inver-samente proporcional a la distancia de efectodel campo. Entre menos distancia, más posi-tiva la decisión, entre mayor la distancia,menos positiva la decisión (pues entre ma-yor la distancia del campo, disminuye el pe-so relativo de la acción del egoísta, su senti-

su producción artesanal en curtiembres, y quepara maximizar la renta del negocio no invierteen el manejo de los efluentes, puede ser que lle-gue a un momento de quiebre del equilibrio“egoísta” en donde deba tomar una decisión decontrol de efluentes sin coacción de una autori-dad para hacerlo, sino solo por la misma racio-nalidad egoísta? La visión más liberal, tendríarazones para una respuesta afirmativa a la pre-gunta12.

¿Qué tipo de fuerza impele a un individuo acambiar su pauta de consumo para escoger undesodorante roll on y evitar el desodorante enaerosol, suponiendo que el desodorante en ae-rosol es más barato? ¿Se pueden esperar deci-siones altruistas? ¿O es la misma lógica egoístala mejor fuerza con la que se puede contar paracambiar las decisiones individuales?

Si la decisión individual egoísta es el tipo dedecisión racional en el contractualismo liberalentonces podrían postularse dos hipótesis encombinación con el concepto de “campo de de-cisión ambiental”:

• Un decisor egoísta toma decisiones ambien-tales positivas13 (individuales y colectivas)tanto para sí mismo, para el resto, como pa-ra el medio ambiente, en una relación inver-samente proporcional a la distancia de efectodel campo. Entre menos distancia, más posi-tiva la decisión, entre mayor la distancia,menos positiva la decisión (pues entre ma-yor la distancia del campo, disminuye el pe-so relativo de la acción del egoísta, su senti-

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do de responsabilidad disminuye, y se redu-cen también las posibilidades que el radio dereacción rebote en el mismo agente egoísta).

• Entre mayor es la distancia de efecto delcampo de decisión, mayor debe ser la coac-ción para que los egoístas tomen decisionescooperativas y positivas para el medio am-biente (pues, la sola acción del libre albedríono es suficiente para un cambio en la deci-sión, pues no existen motivaciones fuertespara este cambio).

Desde una perspectiva ética, la hipótesis po-dría formularse de la siguiente forma:

• Entre mayor es la distancia de efecto del cam-po de decisión, mayor altruismo se requierede los decisores. También, si la distancia deefecto es grande, los primeros decisores (lospioneros) requieren de mayor altruismo enrelación a los últimos que optan por uncambio de decisión (una consecuencia lógi-ca de la curva sigmoide). Los últimos segu-ramente ya contarán con mejores condicio-nes para tomar la decisión: menores costos,mayor mercado, mejor infraestructura, etc.Imaginemos todo lo que implica ahora laadopción de automóviles híbridos, o lo queimplica hoy optar por la bicicleta en unaciudad como Quito.

O para ponerlo en términos de Gauthier:“La clave de mi solución está en reconocer que

do de responsabilidad disminuye, y se redu-cen también las posibilidades que el radio dereacción rebote en el mismo agente egoísta).

• Entre mayor es la distancia de efecto delcampo de decisión, mayor debe ser la coac-ción para que los egoístas tomen decisionescooperativas y positivas para el medio am-biente (pues, la sola acción del libre albedríono es suficiente para un cambio en la deci-sión, pues no existen motivaciones fuertespara este cambio).

Desde una perspectiva ética, la hipótesis po-dría formularse de la siguiente forma:

• Entre mayor es la distancia de efecto del cam-po de decisión, mayor altruismo se requierede los decisores. También, si la distancia deefecto es grande, los primeros decisores (lospioneros) requieren de mayor altruismo enrelación a los últimos que optan por uncambio de decisión (una consecuencia lógi-ca de la curva sigmoide). Los últimos segu-ramente ya contarán con mejores condicio-nes para tomar la decisión: menores costos,mayor mercado, mejor infraestructura, etc.Imaginemos todo lo que implica ahora laadopción de automóviles híbridos, o lo queimplica hoy optar por la bicicleta en unaciudad como Quito.

O para ponerlo en términos de Gauthier:“La clave de mi solución está en reconocer que

do de responsabilidad disminuye, y se redu-cen también las posibilidades que el radio dereacción rebote en el mismo agente egoísta).

• Entre mayor es la distancia de efecto delcampo de decisión, mayor debe ser la coac-ción para que los egoístas tomen decisionescooperativas y positivas para el medio am-biente (pues, la sola acción del libre albedríono es suficiente para un cambio en la deci-sión, pues no existen motivaciones fuertespara este cambio).

Desde una perspectiva ética, la hipótesis po-dría formularse de la siguiente forma:

• Entre mayor es la distancia de efecto del cam-po de decisión, mayor altruismo se requierede los decisores. También, si la distancia deefecto es grande, los primeros decisores (lospioneros) requieren de mayor altruismo enrelación a los últimos que optan por uncambio de decisión (una consecuencia lógi-ca de la curva sigmoide). Los últimos segu-ramente ya contarán con mejores condicio-nes para tomar la decisión: menores costos,mayor mercado, mejor infraestructura, etc.Imaginemos todo lo que implica ahora laadopción de automóviles híbridos, o lo queimplica hoy optar por la bicicleta en unaciudad como Quito.

O para ponerlo en términos de Gauthier:“La clave de mi solución está en reconocer que

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hay beneficios comunes que pueden realizarsesi se aceptan restricciones mutuas, de modo quees razonable para cada persona adoptar prácti-cas morales, tales como mantener las promesas,decir la verdad, ser honrado y practicar la justi-cia –y, en general, restringir la persecución desus propios intereses tratando a los otros siem-pre como fines y no sólo como medios- siempreque se den dos condiciones. La primera es, porsupuesto, que espero que los demás tambiéncumplan con estas prácticas, al menos la mayo-ría de las veces, de modo que también ella serátratada como un fin. La segunda condición esque pueda esperar que su conformidad con lasprácticas morales le permita acceder a oportu-nidades más beneficiosas que aquellas de lasque disponen los egoístas, gracias a que su fiabi-lidad, honradez y preocupación por sus seme-jantes la conviertan en un socio aceptado en lossistemas de cooperación mutuamente ventajo-sos”14.

Las teorías de la elección racional y los camposde decisión ambiental

Los campos de decisión ambiental bien pue-den ser interpretados como una aplicación delas teorías de la elección racional y como un ca-so de individualismo metodológico. ¿Hasta quépunto se ajusta el texto a los postulados corres-pondientes?

Los campos de decisión ambiental, suponenen primer lugar decisiones ambientales indivi-duales, en segundo lugar que estas decisiones

hay beneficios comunes que pueden realizarsesi se aceptan restricciones mutuas, de modo quees razonable para cada persona adoptar prácti-cas morales, tales como mantener las promesas,decir la verdad, ser honrado y practicar la justi-cia –y, en general, restringir la persecución desus propios intereses tratando a los otros siem-pre como fines y no sólo como medios- siempreque se den dos condiciones. La primera es, porsupuesto, que espero que los demás tambiéncumplan con estas prácticas, al menos la mayo-ría de las veces, de modo que también ella serátratada como un fin. La segunda condición esque pueda esperar que su conformidad con lasprácticas morales le permita acceder a oportu-nidades más beneficiosas que aquellas de lasque disponen los egoístas, gracias a que su fiabi-lidad, honradez y preocupación por sus seme-jantes la conviertan en un socio aceptado en lossistemas de cooperación mutuamente ventajo-sos”14.

Las teorías de la elección racional y los camposde decisión ambiental

Los campos de decisión ambiental bien pue-den ser interpretados como una aplicación delas teorías de la elección racional y como un ca-so de individualismo metodológico. ¿Hasta quépunto se ajusta el texto a los postulados corres-pondientes?

Los campos de decisión ambiental, suponenen primer lugar decisiones ambientales indivi-duales, en segundo lugar que estas decisiones

hay beneficios comunes que pueden realizarsesi se aceptan restricciones mutuas, de modo quees razonable para cada persona adoptar prácti-cas morales, tales como mantener las promesas,decir la verdad, ser honrado y practicar la justi-cia –y, en general, restringir la persecución desus propios intereses tratando a los otros siem-pre como fines y no sólo como medios- siempreque se den dos condiciones. La primera es, porsupuesto, que espero que los demás tambiéncumplan con estas prácticas, al menos la mayo-ría de las veces, de modo que también ella serátratada como un fin. La segunda condición esque pueda esperar que su conformidad con lasprácticas morales le permita acceder a oportu-nidades más beneficiosas que aquellas de lasque disponen los egoístas, gracias a que su fiabi-lidad, honradez y preocupación por sus seme-jantes la conviertan en un socio aceptado en lossistemas de cooperación mutuamente ventajo-sos”14.

Las teorías de la elección racional y los camposde decisión ambiental

Los campos de decisión ambiental bien pue-den ser interpretados como una aplicación delas teorías de la elección racional y como un ca-so de individualismo metodológico. ¿Hasta quépunto se ajusta el texto a los postulados corres-pondientes?

Los campos de decisión ambiental, suponenen primer lugar decisiones ambientales indivi-duales, en segundo lugar que estas decisiones

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cumplen algunas características básicas: queson decisiones racionales, autónomas, informa-das y equiparables entre sí.

¿Cuáles son las condiciones que deben cum-plir las decisiones para entrar en el concepto deelecciones racionales? Responder esta preguntaes relevante, para aclarar los campos de deci-sión ambiental y para llenar de contenido el su-puesto de que las decisiones consideradas obe-decen a elecciones racionales de los individuos.

Una decisión por lo general implica unaelección. Toda elección es la opción por unaacción determinada, seleccionada de un con-junto de acciones posibles. La racionalidad se-ría aquello que explica la opción tomada. “Unaacción racional es una acción llevada a cabo,elegida, porque su agente cree que así puede lo-grar lo que desea. Más específicamente, una ac-ción racional (el tipo de acción que podemossuponer de un agente que elige realizar su in-tención) es una acción que el agente decide lle-var a cabo porque cree que maximiza su utili-dad esperada”15.

La racionalidad de la elección está com-puesta por deseos y creencias: “el deseo de X yla creencia de que la acción A conduce a X, esuna razón que causa la acción A”16. Pero ade-más se requiere que los deseos y las creenciasestén fundamentadas en evidencias, según trescondiciones: “i. La creencia necesita de un gra-do máximo de plausibilidad inductiva, dada laevidencia. ii. La creencia es causada por la evi-dencia que se encuentra a la mano. iii. La evi-

cumplen algunas características básicas: queson decisiones racionales, autónomas, informa-das y equiparables entre sí.

¿Cuáles son las condiciones que deben cum-plir las decisiones para entrar en el concepto deelecciones racionales? Responder esta preguntaes relevante, para aclarar los campos de deci-sión ambiental y para llenar de contenido el su-puesto de que las decisiones consideradas obe-decen a elecciones racionales de los individuos.

Una decisión por lo general implica unaelección. Toda elección es la opción por unaacción determinada, seleccionada de un con-junto de acciones posibles. La racionalidad se-ría aquello que explica la opción tomada. “Unaacción racional es una acción llevada a cabo,elegida, porque su agente cree que así puede lo-grar lo que desea. Más específicamente, una ac-ción racional (el tipo de acción que podemossuponer de un agente que elige realizar su in-tención) es una acción que el agente decide lle-var a cabo porque cree que maximiza su utili-dad esperada”15.

La racionalidad de la elección está com-puesta por deseos y creencias: “el deseo de X yla creencia de que la acción A conduce a X, esuna razón que causa la acción A”16. Pero ade-más se requiere que los deseos y las creenciasestén fundamentadas en evidencias, según trescondiciones: “i. La creencia necesita de un gra-do máximo de plausibilidad inductiva, dada laevidencia. ii. La creencia es causada por la evi-dencia que se encuentra a la mano. iii. La evi-

cumplen algunas características básicas: queson decisiones racionales, autónomas, informa-das y equiparables entre sí.

¿Cuáles son las condiciones que deben cum-plir las decisiones para entrar en el concepto deelecciones racionales? Responder esta preguntaes relevante, para aclarar los campos de deci-sión ambiental y para llenar de contenido el su-puesto de que las decisiones consideradas obe-decen a elecciones racionales de los individuos.

Una decisión por lo general implica unaelección. Toda elección es la opción por unaacción determinada, seleccionada de un con-junto de acciones posibles. La racionalidad se-ría aquello que explica la opción tomada. “Unaacción racional es una acción llevada a cabo,elegida, porque su agente cree que así puede lo-grar lo que desea. Más específicamente, una ac-ción racional (el tipo de acción que podemossuponer de un agente que elige realizar su in-tención) es una acción que el agente decide lle-var a cabo porque cree que maximiza su utili-dad esperada”15.

La racionalidad de la elección está com-puesta por deseos y creencias: “el deseo de X yla creencia de que la acción A conduce a X, esuna razón que causa la acción A”16. Pero ade-más se requiere que los deseos y las creenciasestén fundamentadas en evidencias, según trescondiciones: “i. La creencia necesita de un gra-do máximo de plausibilidad inductiva, dada laevidencia. ii. La creencia es causada por la evi-dencia que se encuentra a la mano. iii. La evi-

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dencia causa la creencia de la manera correc-ta”17. Esto implica que las elecciones racionalesestán fundamentadas en información, infor-mación que por lo general es incompleta.

Otro concepto clave en las teorías de la elec-ción racional es la distinción entre decisionesparamétricas y decisiones estratégicas. Una de-cisión es paramétrica cuando el agente operasegún restricciones externas que ya están dadas.En cambio, una decisión es estratégica cuandose da una interdependencia entre las decisionesde distintos agentes. En este caso, el agente an-tes de tomar una elección, debe prever o anali-zar las posibilidades de elección de los otrosagentes, e incluso debe prever lo que los otrosagentes piensan sobre su propia actuación18. Enotras palabras en una decisión paramétrica elagente sabe que el medio o el contexto en el queinterviene su decisión es independiente de supropia condición de decisor. En cambio, en lasdecisiones estratégicas el agente sabe que su de-cisión afecta al medio, pues intervienen él yotros decisores. En este segundo caso, el agentedebe analizar las otras posibles decisiones e in-cluso debe imaginarse lo que los otros agentespiensan de él mismo. Como en el póker, cadajugador debe estar pendiente de las posibleselecciones de los otros jugadores.

Según Gauthier, las decisiones egoístas soneficientes en el caso de decisiones paramétri-cas. En cambio el egoísmo se muestra contra-producente e inconsistente en las decisionesestratégicas.

dencia causa la creencia de la manera correc-ta”17. Esto implica que las elecciones racionalesestán fundamentadas en información, infor-mación que por lo general es incompleta.

Otro concepto clave en las teorías de la elec-ción racional es la distinción entre decisionesparamétricas y decisiones estratégicas. Una de-cisión es paramétrica cuando el agente operasegún restricciones externas que ya están dadas.En cambio, una decisión es estratégica cuandose da una interdependencia entre las decisionesde distintos agentes. En este caso, el agente an-tes de tomar una elección, debe prever o anali-zar las posibilidades de elección de los otrosagentes, e incluso debe prever lo que los otrosagentes piensan sobre su propia actuación18. Enotras palabras en una decisión paramétrica elagente sabe que el medio o el contexto en el queinterviene su decisión es independiente de supropia condición de decisor. En cambio, en lasdecisiones estratégicas el agente sabe que su de-cisión afecta al medio, pues intervienen él yotros decisores. En este segundo caso, el agentedebe analizar las otras posibles decisiones e in-cluso debe imaginarse lo que los otros agentespiensan de él mismo. Como en el póker, cadajugador debe estar pendiente de las posibleselecciones de los otros jugadores.

Según Gauthier, las decisiones egoístas soneficientes en el caso de decisiones paramétri-cas. En cambio el egoísmo se muestra contra-producente e inconsistente en las decisionesestratégicas.

dencia causa la creencia de la manera correc-ta”17. Esto implica que las elecciones racionalesestán fundamentadas en información, infor-mación que por lo general es incompleta.

Otro concepto clave en las teorías de la elec-ción racional es la distinción entre decisionesparamétricas y decisiones estratégicas. Una de-cisión es paramétrica cuando el agente operasegún restricciones externas que ya están dadas.En cambio, una decisión es estratégica cuandose da una interdependencia entre las decisionesde distintos agentes. En este caso, el agente an-tes de tomar una elección, debe prever o anali-zar las posibilidades de elección de los otrosagentes, e incluso debe prever lo que los otrosagentes piensan sobre su propia actuación18. Enotras palabras en una decisión paramétrica elagente sabe que el medio o el contexto en el queinterviene su decisión es independiente de supropia condición de decisor. En cambio, en lasdecisiones estratégicas el agente sabe que su de-cisión afecta al medio, pues intervienen él yotros decisores. En este segundo caso, el agentedebe analizar las otras posibles decisiones e in-cluso debe imaginarse lo que los otros agentespiensan de él mismo. Como en el póker, cadajugador debe estar pendiente de las posibleselecciones de los otros jugadores.

Según Gauthier, las decisiones egoístas soneficientes en el caso de decisiones paramétri-cas. En cambio el egoísmo se muestra contra-producente e inconsistente en las decisionesestratégicas.

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“Por un lado, sigue la vía de la reflexión políticao jurídica liberal que da por sentada la autono-mía normativa (racional y moral) del individuo,y su prioridad respecto a la normatividad social.Por otro, profundiza notablemente en el desa-rrollo de una teoría de la deliberación racionalcapaz de explicar los casos (técnicamente deno-minados de decisión dinámica) que escapan a laexplicación ortodoxa porque no responden al es-quema maximizador simple (que exigiría elegirla acción que maximiza la utilidad esperada encada ocasión en que hay que optar entre accionesalternativas)”19.

Gauthier parte del contractualismo liberalpero identifica sus límites y postula la necesidadde un agente moral que reconcilie moralidadcon racionalidad, pues en múltiples casos dedecisiones estratégicas, solo renunciando al ob-jetivo egoísta de maximizar la utilidad para elagente, se logran beneficios comunes. Los cam-pos de decisión ambiental muestran que en larestricción del interés propio se encuentra unaopción ética al desastre ambiental.

Ahora bien, en función de lo expuesto, ¿loscampos de decisión ambiental corresponden alas condiciones y características básicas presen-tadas en las teorías de la elección racional? Enparte sí y en parte no.

Los campos de decisión ambiental muestranuna conexión causal entre las decisiones de losindividuos y la ocurrencia de los problemasambientales. Dicha conexión no se explica porla teoría de la elección racional. Pero tal teoría

“Por un lado, sigue la vía de la reflexión políticao jurídica liberal que da por sentada la autono-mía normativa (racional y moral) del individuo,y su prioridad respecto a la normatividad social.Por otro, profundiza notablemente en el desa-rrollo de una teoría de la deliberación racionalcapaz de explicar los casos (técnicamente deno-minados de decisión dinámica) que escapan a laexplicación ortodoxa porque no responden al es-quema maximizador simple (que exigiría elegirla acción que maximiza la utilidad esperada encada ocasión en que hay que optar entre accionesalternativas)”19.

Gauthier parte del contractualismo liberalpero identifica sus límites y postula la necesidadde un agente moral que reconcilie moralidadcon racionalidad, pues en múltiples casos dedecisiones estratégicas, solo renunciando al ob-jetivo egoísta de maximizar la utilidad para elagente, se logran beneficios comunes. Los cam-pos de decisión ambiental muestran que en larestricción del interés propio se encuentra unaopción ética al desastre ambiental.

Ahora bien, en función de lo expuesto, ¿loscampos de decisión ambiental corresponden alas condiciones y características básicas presen-tadas en las teorías de la elección racional? Enparte sí y en parte no.

Los campos de decisión ambiental muestranuna conexión causal entre las decisiones de losindividuos y la ocurrencia de los problemasambientales. Dicha conexión no se explica porla teoría de la elección racional. Pero tal teoría

“Por un lado, sigue la vía de la reflexión políticao jurídica liberal que da por sentada la autono-mía normativa (racional y moral) del individuo,y su prioridad respecto a la normatividad social.Por otro, profundiza notablemente en el desa-rrollo de una teoría de la deliberación racionalcapaz de explicar los casos (técnicamente deno-minados de decisión dinámica) que escapan a laexplicación ortodoxa porque no responden al es-quema maximizador simple (que exigiría elegirla acción que maximiza la utilidad esperada encada ocasión en que hay que optar entre accionesalternativas)”19.

Gauthier parte del contractualismo liberalpero identifica sus límites y postula la necesidadde un agente moral que reconcilie moralidadcon racionalidad, pues en múltiples casos dedecisiones estratégicas, solo renunciando al ob-jetivo egoísta de maximizar la utilidad para elagente, se logran beneficios comunes. Los cam-pos de decisión ambiental muestran que en larestricción del interés propio se encuentra unaopción ética al desastre ambiental.

Ahora bien, en función de lo expuesto, ¿loscampos de decisión ambiental corresponden alas condiciones y características básicas presen-tadas en las teorías de la elección racional? Enparte sí y en parte no.

Los campos de decisión ambiental muestranuna conexión causal entre las decisiones de losindividuos y la ocurrencia de los problemasambientales. Dicha conexión no se explica porla teoría de la elección racional. Pero tal teoría

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sí explica las decisiones individuales indepen-dientemente de su afectación en la naturaleza.

Así, las decisiones de comprar y usar un autoforman parte de las elecciones racionales, en es-te caso paramétricas. Esta decisión se suponeque es una elección racional pues obedece a unconjunto de creencias y deseos del agente que sesatisfacen con la compra del auto.

Restaurar el contrato para el caso de loscampos de decisión ambiental implicaría con-vertir las decisiones paramétricas relativas alambiente en decisiones estratégicas. Si a unadecisión originalmente paramétrica de comprarun auto tomada por un agente, se la vincula auna decisión de boicot de un transeúnte que yano desea más autos en la ciudad, entonces la de-cisión pasa a ser estratégica. La persona antes detomar la decisión de adquirir el auto deberámeditar sobre las posibles elecciones racionalesde boicot que realice el transeúnte.

Esto bien puede mostrar que para el am-biente o en el contexto de los problemas am-bientales, sucede al revés que con la economía,al contrario de la previsión de Gauthier. Enotras palabras, en los campos de decisión am-biental las decisiones egoístas son también con-traproducentes e inconsistentes en el caso dedecisiones paramétricas, pues estas decisionessumadas producen severos problemas ambien-tales que afectan a los propios agentes.

Puesto que la naturaleza no acude al contra-to como un agente intencional, entonces las de-cisiones racionales y paramétricas de las perso-

sí explica las decisiones individuales indepen-dientemente de su afectación en la naturaleza.

Así, las decisiones de comprar y usar un autoforman parte de las elecciones racionales, en es-te caso paramétricas. Esta decisión se suponeque es una elección racional pues obedece a unconjunto de creencias y deseos del agente que sesatisfacen con la compra del auto.

Restaurar el contrato para el caso de loscampos de decisión ambiental implicaría con-vertir las decisiones paramétricas relativas alambiente en decisiones estratégicas. Si a unadecisión originalmente paramétrica de comprarun auto tomada por un agente, se la vincula auna decisión de boicot de un transeúnte que yano desea más autos en la ciudad, entonces la de-cisión pasa a ser estratégica. La persona antes detomar la decisión de adquirir el auto deberámeditar sobre las posibles elecciones racionalesde boicot que realice el transeúnte.

Esto bien puede mostrar que para el am-biente o en el contexto de los problemas am-bientales, sucede al revés que con la economía,al contrario de la previsión de Gauthier. Enotras palabras, en los campos de decisión am-biental las decisiones egoístas son también con-traproducentes e inconsistentes en el caso dedecisiones paramétricas, pues estas decisionessumadas producen severos problemas ambien-tales que afectan a los propios agentes.

Puesto que la naturaleza no acude al contra-to como un agente intencional, entonces las de-cisiones racionales y paramétricas de las perso-

sí explica las decisiones individuales indepen-dientemente de su afectación en la naturaleza.

Así, las decisiones de comprar y usar un autoforman parte de las elecciones racionales, en es-te caso paramétricas. Esta decisión se suponeque es una elección racional pues obedece a unconjunto de creencias y deseos del agente que sesatisfacen con la compra del auto.

Restaurar el contrato para el caso de loscampos de decisión ambiental implicaría con-vertir las decisiones paramétricas relativas alambiente en decisiones estratégicas. Si a unadecisión originalmente paramétrica de comprarun auto tomada por un agente, se la vincula auna decisión de boicot de un transeúnte que yano desea más autos en la ciudad, entonces la de-cisión pasa a ser estratégica. La persona antes detomar la decisión de adquirir el auto deberámeditar sobre las posibles elecciones racionalesde boicot que realice el transeúnte.

Esto bien puede mostrar que para el am-biente o en el contexto de los problemas am-bientales, sucede al revés que con la economía,al contrario de la previsión de Gauthier. Enotras palabras, en los campos de decisión am-biental las decisiones egoístas son también con-traproducentes e inconsistentes en el caso dedecisiones paramétricas, pues estas decisionessumadas producen severos problemas ambien-tales que afectan a los propios agentes.

Puesto que la naturaleza no acude al contra-to como un agente intencional, entonces las de-cisiones racionales y paramétricas de las perso-

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nas no encuentran una respuesta directa o unlímite a su capacidad de elección. Producto deesta situación las decisiones paramétricas queagreden al ambiente se expanden en forma ex-ponencial, sin ningún tipo de límite antrópicoen el marco del contrato. ¿Este límite de dóndepuede surgir, sino es del mismo ser humanoafectado por el radio de reacción? Es impres-cindible introducir estas decisiones en el con-trato20.

Entonces se puede proponer que la mayorparte de decisiones individuales consideradas enlos campos, son decisiones paramétricas, inde-pendientes entre sí, pero que confluyen en laocurrencia del problema ambiental. Estas deci-siones paramétricas son tomadas en función demaximizar la utilidad para el agente, pero suma-das en términos exponenciales producen el efec-to contrario. Hasta podría especularse que si lasdecisiones que afectan al ambiente fuesen estra-tégicas, entonces los agentes tendrían que autoli-mitar sus elecciones al considerar las eleccionesde los otros. Pero como la naturaleza no elige,entonces no existen los contrapesos que se pre-sentan en las decisiones estratégicas.

Si las decisiones consideradas en los camposproducen cambios en la naturaleza y si estoscambios producen a su vez afectaciones en losseres humanos, tanto en los responsables de lasacciones como en otros, entonces para restaurarel contrato, se requiere de decisiones de losafectados. Y las primeras decisiones que debentomarse son las de incorporar estas eleccionesen el contrato.

nas no encuentran una respuesta directa o unlímite a su capacidad de elección. Producto deesta situación las decisiones paramétricas queagreden al ambiente se expanden en forma ex-ponencial, sin ningún tipo de límite antrópicoen el marco del contrato. ¿Este límite de dóndepuede surgir, sino es del mismo ser humanoafectado por el radio de reacción? Es impres-cindible introducir estas decisiones en el con-trato20.

Entonces se puede proponer que la mayorparte de decisiones individuales consideradas enlos campos, son decisiones paramétricas, inde-pendientes entre sí, pero que confluyen en laocurrencia del problema ambiental. Estas deci-siones paramétricas son tomadas en función demaximizar la utilidad para el agente, pero suma-das en términos exponenciales producen el efec-to contrario. Hasta podría especularse que si lasdecisiones que afectan al ambiente fuesen estra-tégicas, entonces los agentes tendrían que autoli-mitar sus elecciones al considerar las eleccionesde los otros. Pero como la naturaleza no elige,entonces no existen los contrapesos que se pre-sentan en las decisiones estratégicas.

Si las decisiones consideradas en los camposproducen cambios en la naturaleza y si estoscambios producen a su vez afectaciones en losseres humanos, tanto en los responsables de lasacciones como en otros, entonces para restaurarel contrato, se requiere de decisiones de losafectados. Y las primeras decisiones que debentomarse son las de incorporar estas eleccionesen el contrato.

nas no encuentran una respuesta directa o unlímite a su capacidad de elección. Producto deesta situación las decisiones paramétricas queagreden al ambiente se expanden en forma ex-ponencial, sin ningún tipo de límite antrópicoen el marco del contrato. ¿Este límite de dóndepuede surgir, sino es del mismo ser humanoafectado por el radio de reacción? Es impres-cindible introducir estas decisiones en el con-trato20.

Entonces se puede proponer que la mayorparte de decisiones individuales consideradas enlos campos, son decisiones paramétricas, inde-pendientes entre sí, pero que confluyen en laocurrencia del problema ambiental. Estas deci-siones paramétricas son tomadas en función demaximizar la utilidad para el agente, pero suma-das en términos exponenciales producen el efec-to contrario. Hasta podría especularse que si lasdecisiones que afectan al ambiente fuesen estra-tégicas, entonces los agentes tendrían que autoli-mitar sus elecciones al considerar las eleccionesde los otros. Pero como la naturaleza no elige,entonces no existen los contrapesos que se pre-sentan en las decisiones estratégicas.

Si las decisiones consideradas en los camposproducen cambios en la naturaleza y si estoscambios producen a su vez afectaciones en losseres humanos, tanto en los responsables de lasacciones como en otros, entonces para restaurarel contrato, se requiere de decisiones de losafectados. Y las primeras decisiones que debentomarse son las de incorporar estas eleccionesen el contrato.

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Si uso auto entonces aporto a la contamina-ción del aire en la ciudad en una magnitud X, yeste aporte a la contaminación debe formarparte del contrato pues afecta a un sujeto Y, in-dependientemente de si mi aporte está penali-zado o no a partir de cierto umbral de contami-nación.

Opacidad de las decisiones ambientales individuales

Desde la economía ambiental, especialmentecon los costos sociales y de transacción y los de-rechos de propiedad, se han realizado aportessustanciales en la determinación de las externa-lidades de las actividades humanas en referenciaal ambiente. Gracias a estos aportes, muchos delos efectos de las actividades humanas en el am-biente se han incorporado al contrato en las so-ciedades de mercado. Este ha sido el caminoadoptado por las avanzadas economías socialesde mercado: internalizar en los circuitos econó-micos, gracias especialmente a los sistemas deprecios, las externalidades ambientales. De estaforma, la economía de algún modo pretenderestaurar el contrato. En escalas micro y meso,parecería que esta fórmula económica para sos-tener el contrato da resultados. Pero en una es-cala global, la situación del planeta es dramáti-ca. La extinción de las especies, el cambio cli-mático y la deforestación son procesos de talmagnitud que gracias a ellos los seres humanoscobramos conciencia del planeta como un eco-sistema total.

Si uso auto entonces aporto a la contamina-ción del aire en la ciudad en una magnitud X, yeste aporte a la contaminación debe formarparte del contrato pues afecta a un sujeto Y, in-dependientemente de si mi aporte está penali-zado o no a partir de cierto umbral de contami-nación.

Opacidad de las decisiones ambientales individuales

Desde la economía ambiental, especialmentecon los costos sociales y de transacción y los de-rechos de propiedad, se han realizado aportessustanciales en la determinación de las externa-lidades de las actividades humanas en referenciaal ambiente. Gracias a estos aportes, muchos delos efectos de las actividades humanas en el am-biente se han incorporado al contrato en las so-ciedades de mercado. Este ha sido el caminoadoptado por las avanzadas economías socialesde mercado: internalizar en los circuitos econó-micos, gracias especialmente a los sistemas deprecios, las externalidades ambientales. De estaforma, la economía de algún modo pretenderestaurar el contrato. En escalas micro y meso,parecería que esta fórmula económica para sos-tener el contrato da resultados. Pero en una es-cala global, la situación del planeta es dramáti-ca. La extinción de las especies, el cambio cli-mático y la deforestación son procesos de talmagnitud que gracias a ellos los seres humanoscobramos conciencia del planeta como un eco-sistema total.

Si uso auto entonces aporto a la contamina-ción del aire en la ciudad en una magnitud X, yeste aporte a la contaminación debe formarparte del contrato pues afecta a un sujeto Y, in-dependientemente de si mi aporte está penali-zado o no a partir de cierto umbral de contami-nación.

Opacidad de las decisiones ambientales individuales

Desde la economía ambiental, especialmentecon los costos sociales y de transacción y los de-rechos de propiedad, se han realizado aportessustanciales en la determinación de las externa-lidades de las actividades humanas en referenciaal ambiente. Gracias a estos aportes, muchos delos efectos de las actividades humanas en el am-biente se han incorporado al contrato en las so-ciedades de mercado. Este ha sido el caminoadoptado por las avanzadas economías socialesde mercado: internalizar en los circuitos econó-micos, gracias especialmente a los sistemas deprecios, las externalidades ambientales. De estaforma, la economía de algún modo pretenderestaurar el contrato. En escalas micro y meso,parecería que esta fórmula económica para sos-tener el contrato da resultados. Pero en una es-cala global, la situación del planeta es dramáti-ca. La extinción de las especies, el cambio cli-mático y la deforestación son procesos de talmagnitud que gracias a ellos los seres humanoscobramos conciencia del planeta como un eco-sistema total.

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Existen ámbitos en los cuales hay una severaopacidad entre las responsabilidades de los ac-tores y la ocurrencia de los problemas. Pareceríaclaro que los sistemas de precios o de castigos eincentivos en las transacciones de mercado nobastan para controlar las actividades humanasque afectan negativamente al ambiente y a otrosseres humanos.

Y donde mayor opacidad se percibe es en elámbito de las responsabilidades individuales ociudadanas sobre el ambiente. Si un ciudadanojaponés se sirve un caldo de aleta de tiburón21

proveniente de la pesca ilegal en Galápagos, estaacción y la decisión libre de dicho ciudadanono entra en el sistema contractualista. En otraspalabras, aparte de los sistemas de precios, elciudadano japonés no es vinculado con los pro-blemas ocasionados en el ambiente marino deGalápagos y los efectos nocivos que dicha prác-tica ocasiona en el turismo ecológico o en lapesca sustentable. En el mejor de los casos estetema es llevado a campañas de educación am-biental o de concienciación para promover uncambio de prácticas. Pero la responsabilidadcontractual del ciudadano todavía no se hapuesto en duda. Se penaliza al industrial o alpescador artesanal o al comerciante, pero no alconsumidor. Y al final de la cadena, siempre en-contraremos millones de individuos que tomandecisiones de consumo, que son las que a la lar-ga presionan desde el mercado por una serie deactividades que atentan contra el ambiente.

Surge así una paradoja que borra la respon-

Existen ámbitos en los cuales hay una severaopacidad entre las responsabilidades de los ac-tores y la ocurrencia de los problemas. Pareceríaclaro que los sistemas de precios o de castigos eincentivos en las transacciones de mercado nobastan para controlar las actividades humanasque afectan negativamente al ambiente y a otrosseres humanos.

Y donde mayor opacidad se percibe es en elámbito de las responsabilidades individuales ociudadanas sobre el ambiente. Si un ciudadanojaponés se sirve un caldo de aleta de tiburón21

proveniente de la pesca ilegal en Galápagos, estaacción y la decisión libre de dicho ciudadanono entra en el sistema contractualista. En otraspalabras, aparte de los sistemas de precios, elciudadano japonés no es vinculado con los pro-blemas ocasionados en el ambiente marino deGalápagos y los efectos nocivos que dicha prác-tica ocasiona en el turismo ecológico o en lapesca sustentable. En el mejor de los casos estetema es llevado a campañas de educación am-biental o de concienciación para promover uncambio de prácticas. Pero la responsabilidadcontractual del ciudadano todavía no se hapuesto en duda. Se penaliza al industrial o alpescador artesanal o al comerciante, pero no alconsumidor. Y al final de la cadena, siempre en-contraremos millones de individuos que tomandecisiones de consumo, que son las que a la lar-ga presionan desde el mercado por una serie deactividades que atentan contra el ambiente.

Surge así una paradoja que borra la respon-

Existen ámbitos en los cuales hay una severaopacidad entre las responsabilidades de los ac-tores y la ocurrencia de los problemas. Pareceríaclaro que los sistemas de precios o de castigos eincentivos en las transacciones de mercado nobastan para controlar las actividades humanasque afectan negativamente al ambiente y a otrosseres humanos.

Y donde mayor opacidad se percibe es en elámbito de las responsabilidades individuales ociudadanas sobre el ambiente. Si un ciudadanojaponés se sirve un caldo de aleta de tiburón21

proveniente de la pesca ilegal en Galápagos, estaacción y la decisión libre de dicho ciudadanono entra en el sistema contractualista. En otraspalabras, aparte de los sistemas de precios, elciudadano japonés no es vinculado con los pro-blemas ocasionados en el ambiente marino deGalápagos y los efectos nocivos que dicha prác-tica ocasiona en el turismo ecológico o en lapesca sustentable. En el mejor de los casos estetema es llevado a campañas de educación am-biental o de concienciación para promover uncambio de prácticas. Pero la responsabilidadcontractual del ciudadano todavía no se hapuesto en duda. Se penaliza al industrial o alpescador artesanal o al comerciante, pero no alconsumidor. Y al final de la cadena, siempre en-contraremos millones de individuos que tomandecisiones de consumo, que son las que a la lar-ga presionan desde el mercado por una serie deactividades que atentan contra el ambiente.

Surge así una paradoja que borra la respon-

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sabilidad individual: el ciudadano japonés quese sirve en santa paz la sopa de aleta de tiburónpercibe que su responsabilidad es infinitamentemenor en relación a los grandes explotadoresdel recurso. Y los derechos de propiedad paraestablecer compensaciones o incluso para judi-cializar el caso se centran en los circuitos deproducción, no en los de consumo. Pero, ¿acasoesto da el resultado esperado?

Dada la gravedad de los problemas ambien-tales, ¿no ha llegado el momento acaso de diri-gir la mirada hacia los ciudadanos consumido-res? Los campos de decisión ambiental preten-den esta evolución en la mirada acerca de lasresponsabilidades éticas y judiciales.

Un ejemplo: el conductor y el transeúnte

Supongamos una pequeña esfera herméticaen la que solo existen de un lado un conductorde un vehículo que emite gases nocivos y, delotro lado, un transeúnte que si bien tiene vehí-culo, ha optado por no usarlo dada la contami-nación del aire (el transeúnte vive bastante máscerca del trabajo que el conductor). Respira en-tonces, sin ninguna protección, ese aire nocivoproducido por el vehículo del conductor. Elconductor también respira el mismo aire. Entrelos dos comparten una micro sociedad en laque funcionan las transacciones de mercado.

El transeúnte demanda al conductor por da-ños en la salud debidos a la contaminación delaire en la esfera: concretamente solicita que elconductor deje de usar el vehículo, pues el usode este le causa daño irreparable a la salud.

sabilidad individual: el ciudadano japonés quese sirve en santa paz la sopa de aleta de tiburónpercibe que su responsabilidad es infinitamentemenor en relación a los grandes explotadoresdel recurso. Y los derechos de propiedad paraestablecer compensaciones o incluso para judi-cializar el caso se centran en los circuitos deproducción, no en los de consumo. Pero, ¿acasoesto da el resultado esperado?

Dada la gravedad de los problemas ambien-tales, ¿no ha llegado el momento acaso de diri-gir la mirada hacia los ciudadanos consumido-res? Los campos de decisión ambiental preten-den esta evolución en la mirada acerca de lasresponsabilidades éticas y judiciales.

Un ejemplo: el conductor y el transeúnte

Supongamos una pequeña esfera herméticaen la que solo existen de un lado un conductorde un vehículo que emite gases nocivos y, delotro lado, un transeúnte que si bien tiene vehí-culo, ha optado por no usarlo dada la contami-nación del aire (el transeúnte vive bastante máscerca del trabajo que el conductor). Respira en-tonces, sin ninguna protección, ese aire nocivoproducido por el vehículo del conductor. Elconductor también respira el mismo aire. Entrelos dos comparten una micro sociedad en laque funcionan las transacciones de mercado.

El transeúnte demanda al conductor por da-ños en la salud debidos a la contaminación delaire en la esfera: concretamente solicita que elconductor deje de usar el vehículo, pues el usode este le causa daño irreparable a la salud.

sabilidad individual: el ciudadano japonés quese sirve en santa paz la sopa de aleta de tiburónpercibe que su responsabilidad es infinitamentemenor en relación a los grandes explotadoresdel recurso. Y los derechos de propiedad paraestablecer compensaciones o incluso para judi-cializar el caso se centran en los circuitos deproducción, no en los de consumo. Pero, ¿acasoesto da el resultado esperado?

Dada la gravedad de los problemas ambien-tales, ¿no ha llegado el momento acaso de diri-gir la mirada hacia los ciudadanos consumido-res? Los campos de decisión ambiental preten-den esta evolución en la mirada acerca de lasresponsabilidades éticas y judiciales.

Un ejemplo: el conductor y el transeúnte

Supongamos una pequeña esfera herméticaen la que solo existen de un lado un conductorde un vehículo que emite gases nocivos y, delotro lado, un transeúnte que si bien tiene vehí-culo, ha optado por no usarlo dada la contami-nación del aire (el transeúnte vive bastante máscerca del trabajo que el conductor). Respira en-tonces, sin ninguna protección, ese aire nocivoproducido por el vehículo del conductor. Elconductor también respira el mismo aire. Entrelos dos comparten una micro sociedad en laque funcionan las transacciones de mercado.

El transeúnte demanda al conductor por da-ños en la salud debidos a la contaminación delaire en la esfera: concretamente solicita que elconductor deje de usar el vehículo, pues el usode este le causa daño irreparable a la salud.

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El juez, que está fuera de la esfera, tiene lassiguientes posibilidades (pueden existir muchasmás opciones) para dictar sentencias:

a) Aceptar la demanda del transeúnte y obligaral conductor a dejar de usar el vehículo.

b) Aceptar la demanda del transeúnte y ademásde obligar al conductor a dejar de usar el ve-hículo, estipular una compensación econó-mica por el beneficio obtenido por el con-ductor dado que el transeúnte no usó el ve-hículo que tiene.

c) Aceptar parcialmente la demanda, pero sinobligar al conductor a dejar de usar el vehí-culo, sino solo a incorporar un filtro que eli-mina la contaminación en un 50%.

d) No aceptar la demanda, pues se consideraque los derechos de propiedad del conduc-tor le permiten usar el vehículo y más bienobliga a los dos a usar mascarillas que filtranla contaminación mientras el vehículo estéen uso. Tampoco se acepta la demanda puesel transeúnte solo ha renunciado a su dere-cho de usar el vehículo y tiene las mismasposibilidades potenciales de contaminar co-mo en el caso del conductor.

Con o sin sentencia del juez y tomando encuenta el análisis de los costos de transaccionespresentados por Ronald Coase, ¿es posible lle-gar a soluciones de mercado que maximicen lasaspiraciones del conductor o del transeúnte? ¿Ola única opción viable que beneficie a ambos

El juez, que está fuera de la esfera, tiene lassiguientes posibilidades (pueden existir muchasmás opciones) para dictar sentencias:

a) Aceptar la demanda del transeúnte y obligaral conductor a dejar de usar el vehículo.

b) Aceptar la demanda del transeúnte y ademásde obligar al conductor a dejar de usar el ve-hículo, estipular una compensación econó-mica por el beneficio obtenido por el con-ductor dado que el transeúnte no usó el ve-hículo que tiene.

c) Aceptar parcialmente la demanda, pero sinobligar al conductor a dejar de usar el vehí-culo, sino solo a incorporar un filtro que eli-mina la contaminación en un 50%.

d) No aceptar la demanda, pues se consideraque los derechos de propiedad del conduc-tor le permiten usar el vehículo y más bienobliga a los dos a usar mascarillas que filtranla contaminación mientras el vehículo estéen uso. Tampoco se acepta la demanda puesel transeúnte solo ha renunciado a su dere-cho de usar el vehículo y tiene las mismasposibilidades potenciales de contaminar co-mo en el caso del conductor.

Con o sin sentencia del juez y tomando encuenta el análisis de los costos de transaccionespresentados por Ronald Coase, ¿es posible lle-gar a soluciones de mercado que maximicen lasaspiraciones del conductor o del transeúnte? ¿Ola única opción viable que beneficie a ambos

El juez, que está fuera de la esfera, tiene lassiguientes posibilidades (pueden existir muchasmás opciones) para dictar sentencias:

a) Aceptar la demanda del transeúnte y obligaral conductor a dejar de usar el vehículo.

b) Aceptar la demanda del transeúnte y ademásde obligar al conductor a dejar de usar el ve-hículo, estipular una compensación econó-mica por el beneficio obtenido por el con-ductor dado que el transeúnte no usó el ve-hículo que tiene.

c) Aceptar parcialmente la demanda, pero sinobligar al conductor a dejar de usar el vehí-culo, sino solo a incorporar un filtro que eli-mina la contaminación en un 50%.

d) No aceptar la demanda, pues se consideraque los derechos de propiedad del conduc-tor le permiten usar el vehículo y más bienobliga a los dos a usar mascarillas que filtranla contaminación mientras el vehículo estéen uso. Tampoco se acepta la demanda puesel transeúnte solo ha renunciado a su dere-cho de usar el vehículo y tiene las mismasposibilidades potenciales de contaminar co-mo en el caso del conductor.

Con o sin sentencia del juez y tomando encuenta el análisis de los costos de transaccionespresentados por Ronald Coase, ¿es posible lle-gar a soluciones de mercado que maximicen lasaspiraciones del conductor o del transeúnte? ¿Ola única opción viable que beneficie a ambos

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son decisiones éticas individuales o cooperati-vas? Dado el tipo de ejemplo, todo parece indi-car que la primera pregunta tiene una respuestanegativa, y la segunda positiva. El presente tra-bajo demuestra que es indispensable incorporaren el contrato social las afectaciones en otros,derivadas de decisiones ambientales individua-les, tanto de las decisiones directas de los indivi-duos (los consumidores) como desde sus deci-siones indirectas realizadas a través de “firmas”,empresas o corporaciones de diversa índole (losproductores). Pero esta incorporación en elcontrato debe realizarse desde una racionalidadética y jurídica (que no excluye los arreglos eco-nómicos).

Sin embargo, Roldán Muradián22 plantea losiguiente: “A la pregunta de si es posible llegar asoluciones de mercado que maximicen las aspi-raciones del conductor y del transeúnte, Coaseresponde que sí, en caso de que exista un mer-cado asociado a la externalidad. Si al transeúntele cuesta 20 dólares mensuales la mascarillacontra el smog y el conductor gana 30 dólaresmensuales por el tiempo ahorrado por llegar asu trabajo en carro, entonces puede haber unatransacción entre ambos por 20 dólares, y aunasí hay una ganancia en eficiencia, pues el con-ductor gana, aun compensando, 10 dólares. Estees el principio básico de la internalización deexternalidades bajo la visión de Coase”.

¿Pero, incluso si se logra un equilibrio en lanegociación, no debe suponerse que lo másconveniente para ambos (conductor y tran-seúnte) es evitar la contaminación?

son decisiones éticas individuales o cooperati-vas? Dado el tipo de ejemplo, todo parece indi-car que la primera pregunta tiene una respuestanegativa, y la segunda positiva. El presente tra-bajo demuestra que es indispensable incorporaren el contrato social las afectaciones en otros,derivadas de decisiones ambientales individua-les, tanto de las decisiones directas de los indivi-duos (los consumidores) como desde sus deci-siones indirectas realizadas a través de “firmas”,empresas o corporaciones de diversa índole (losproductores). Pero esta incorporación en elcontrato debe realizarse desde una racionalidadética y jurídica (que no excluye los arreglos eco-nómicos).

Sin embargo, Roldán Muradián22 plantea losiguiente: “A la pregunta de si es posible llegar asoluciones de mercado que maximicen las aspi-raciones del conductor y del transeúnte, Coaseresponde que sí, en caso de que exista un mer-cado asociado a la externalidad. Si al transeúntele cuesta 20 dólares mensuales la mascarillacontra el smog y el conductor gana 30 dólaresmensuales por el tiempo ahorrado por llegar asu trabajo en carro, entonces puede haber unatransacción entre ambos por 20 dólares, y aunasí hay una ganancia en eficiencia, pues el con-ductor gana, aun compensando, 10 dólares. Estees el principio básico de la internalización deexternalidades bajo la visión de Coase”.

¿Pero, incluso si se logra un equilibrio en lanegociación, no debe suponerse que lo másconveniente para ambos (conductor y tran-seúnte) es evitar la contaminación?

son decisiones éticas individuales o cooperati-vas? Dado el tipo de ejemplo, todo parece indi-car que la primera pregunta tiene una respuestanegativa, y la segunda positiva. El presente tra-bajo demuestra que es indispensable incorporaren el contrato social las afectaciones en otros,derivadas de decisiones ambientales individua-les, tanto de las decisiones directas de los indivi-duos (los consumidores) como desde sus deci-siones indirectas realizadas a través de “firmas”,empresas o corporaciones de diversa índole (losproductores). Pero esta incorporación en elcontrato debe realizarse desde una racionalidadética y jurídica (que no excluye los arreglos eco-nómicos).

Sin embargo, Roldán Muradián22 plantea losiguiente: “A la pregunta de si es posible llegar asoluciones de mercado que maximicen las aspi-raciones del conductor y del transeúnte, Coaseresponde que sí, en caso de que exista un mer-cado asociado a la externalidad. Si al transeúntele cuesta 20 dólares mensuales la mascarillacontra el smog y el conductor gana 30 dólaresmensuales por el tiempo ahorrado por llegar asu trabajo en carro, entonces puede haber unatransacción entre ambos por 20 dólares, y aunasí hay una ganancia en eficiencia, pues el con-ductor gana, aun compensando, 10 dólares. Estees el principio básico de la internalización deexternalidades bajo la visión de Coase”.

¿Pero, incluso si se logra un equilibrio en lanegociación, no debe suponerse que lo másconveniente para ambos (conductor y tran-seúnte) es evitar la contaminación?

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En efecto, algo que puede resultar interesan-te analizar sería el impacto de decisiones al-truistas (como la del transeúnte que teniendoauto, decidió dejarlo en casa para evitar la con-taminación) en las relaciones de mercado. Enotras palabras, la economía liberal siempre hapartido de una noción básica: los agentes eco-nómicos tratan de maximizar sus propios bene-ficios. Podría darse ahora el caso de que los in-dividuos al tomar decisiones racionales, optanpor posturas altruistas que superando una ra-cionalidad mercantil inmediata, promueve laampliación de decisiones cooperativas altruis-tas. Los aportes de David Gauthier, en ciertoscasos, parecería que llevan a esta conclusión.

Notas

1 Pablo Abitbol y Felipe Botero, Teoría de elección ra-cional, pág. 134.

2 Paulette Dieterlen, Teoría de la elección racional, pág.2.

3 Individualismo metodológico, Pensamientos despei-nados, pág. 2.

4 Idem, pág. 3.5 En múltiples sociedades tradicionales, al dotar en sus

mitologías de voluntad a los seres naturales, este tipode diálogo y demanda sí sería posible. En la religiosi-dad actual, incluyendo las sociedades occidentales,existen muchos recursos simbólicos que incorporanintencionalidad en la naturaleza. De hecho hay genteque considera que el cambio climático ya estaba anun-ciado.

6 Eduardo Gitli y Greivin Hernández, La existencia de lacurva de Kuznets ambiental.

En efecto, algo que puede resultar interesan-te analizar sería el impacto de decisiones al-truistas (como la del transeúnte que teniendoauto, decidió dejarlo en casa para evitar la con-taminación) en las relaciones de mercado. Enotras palabras, la economía liberal siempre hapartido de una noción básica: los agentes eco-nómicos tratan de maximizar sus propios bene-ficios. Podría darse ahora el caso de que los in-dividuos al tomar decisiones racionales, optanpor posturas altruistas que superando una ra-cionalidad mercantil inmediata, promueve laampliación de decisiones cooperativas altruis-tas. Los aportes de David Gauthier, en ciertoscasos, parecería que llevan a esta conclusión.

Notas

1 Pablo Abitbol y Felipe Botero, Teoría de elección ra-cional, pág. 134.

2 Paulette Dieterlen, Teoría de la elección racional, pág.2.

3 Individualismo metodológico, Pensamientos despei-nados, pág. 2.

4 Idem, pág. 3.5 En múltiples sociedades tradicionales, al dotar en sus

mitologías de voluntad a los seres naturales, este tipode diálogo y demanda sí sería posible. En la religiosi-dad actual, incluyendo las sociedades occidentales,existen muchos recursos simbólicos que incorporanintencionalidad en la naturaleza. De hecho hay genteque considera que el cambio climático ya estaba anun-ciado.

6 Eduardo Gitli y Greivin Hernández, La existencia de lacurva de Kuznets ambiental.

En efecto, algo que puede resultar interesan-te analizar sería el impacto de decisiones al-truistas (como la del transeúnte que teniendoauto, decidió dejarlo en casa para evitar la con-taminación) en las relaciones de mercado. Enotras palabras, la economía liberal siempre hapartido de una noción básica: los agentes eco-nómicos tratan de maximizar sus propios bene-ficios. Podría darse ahora el caso de que los in-dividuos al tomar decisiones racionales, optanpor posturas altruistas que superando una ra-cionalidad mercantil inmediata, promueve laampliación de decisiones cooperativas altruis-tas. Los aportes de David Gauthier, en ciertoscasos, parecería que llevan a esta conclusión.

Notas

1 Pablo Abitbol y Felipe Botero, Teoría de elección ra-cional, pág. 134.

2 Paulette Dieterlen, Teoría de la elección racional, pág.2.

3 Individualismo metodológico, Pensamientos despei-nados, pág. 2.

4 Idem, pág. 3.5 En múltiples sociedades tradicionales, al dotar en sus

mitologías de voluntad a los seres naturales, este tipode diálogo y demanda sí sería posible. En la religiosi-dad actual, incluyendo las sociedades occidentales,existen muchos recursos simbólicos que incorporanintencionalidad en la naturaleza. De hecho hay genteque considera que el cambio climático ya estaba anun-ciado.

6 Eduardo Gitli y Greivin Hernández, La existencia de lacurva de Kuznets ambiental.

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7 Gitli y Hernández informan que la extrapolación fuerealizada a partir de estudios de Grossman y Krueger(1991), Shafhik y Bandyopadhyay (1992) y por el Ban-co Mundial (1992).

8 María Cristina Vallejo Galárraga, Estructura biofísicade la economía ecuatoriana: un estudio de los flujosdirectos de materiales.

9 Idem. Pág. 56.10 David Gauthier, Egoísmo, moralidad y sociedad libe-

ral, pág. 9. En introducción de Pedro Francés.11 Uno de los muchos ejemplos que ilustra Gauthier es el

famoso dilema del prisionero.12 Mauricio García en comentario a este concepto apun-

ta lo siguiente: “Esto no es así, de lo contrario no ha-brían caído los imperios ni existiría la neurosis. Todoslos días los individuos toman decisiones que les afec-tan negativamente y son conscientes de ellas: los quefuman, los que comen en exceso, los que beben, etc.Más aun, en el mismo mercado, los seres humanos notoman decisiones racionales, ni siquiera los más infor-mados, por eso es imprevisible. Los pronósticos eco-nómicos son solo eso: pronósticos, a veces menos fia-bles que los que hacen los meteorólogos. Veamos sinoel caso de la crisis financiera en los Estados Unidos”.Sin embargo, desde el punto de vista de los supuestosy de los sistemas judiciales derivados de esos supues-tos, habría que reconocer que la persona que fuma, laque come en exceso, la que bebe y conduce un auto ylos causantes de la crisis inmobiliaria tienen responsa-bilidad ética y judicial y, en teoría, deben responderpor sus actos, pues se supone que dichos actos fuerontomados en forma voluntaria y racional, pese a quepueden existir pulsiones irracionales en la motivaciónde esos mismos actos. Por otra parte, el mercado no esdel todo imprevisible y, en el otro extremo, tampocoopera en forma determinista. Casi no hay empresa enel mundo que no realice sondeos de mercado para co-locar un determinado producto y la publicidad justa-mente es una intervención intencionada que busca

7 Gitli y Hernández informan que la extrapolación fuerealizada a partir de estudios de Grossman y Krueger(1991), Shafhik y Bandyopadhyay (1992) y por el Ban-co Mundial (1992).

8 María Cristina Vallejo Galárraga, Estructura biofísicade la economía ecuatoriana: un estudio de los flujosdirectos de materiales.

9 Idem. Pág. 56.10 David Gauthier, Egoísmo, moralidad y sociedad libe-

ral, pág. 9. En introducción de Pedro Francés.11 Uno de los muchos ejemplos que ilustra Gauthier es el

famoso dilema del prisionero.12 Mauricio García en comentario a este concepto apun-

ta lo siguiente: “Esto no es así, de lo contrario no ha-brían caído los imperios ni existiría la neurosis. Todoslos días los individuos toman decisiones que les afec-tan negativamente y son conscientes de ellas: los quefuman, los que comen en exceso, los que beben, etc.Más aun, en el mismo mercado, los seres humanos notoman decisiones racionales, ni siquiera los más infor-mados, por eso es imprevisible. Los pronósticos eco-nómicos son solo eso: pronósticos, a veces menos fia-bles que los que hacen los meteorólogos. Veamos sinoel caso de la crisis financiera en los Estados Unidos”.Sin embargo, desde el punto de vista de los supuestosy de los sistemas judiciales derivados de esos supues-tos, habría que reconocer que la persona que fuma, laque come en exceso, la que bebe y conduce un auto ylos causantes de la crisis inmobiliaria tienen responsa-bilidad ética y judicial y, en teoría, deben responderpor sus actos, pues se supone que dichos actos fuerontomados en forma voluntaria y racional, pese a quepueden existir pulsiones irracionales en la motivaciónde esos mismos actos. Por otra parte, el mercado no esdel todo imprevisible y, en el otro extremo, tampocoopera en forma determinista. Casi no hay empresa enel mundo que no realice sondeos de mercado para co-locar un determinado producto y la publicidad justa-mente es una intervención intencionada que busca

7 Gitli y Hernández informan que la extrapolación fuerealizada a partir de estudios de Grossman y Krueger(1991), Shafhik y Bandyopadhyay (1992) y por el Ban-co Mundial (1992).

8 María Cristina Vallejo Galárraga, Estructura biofísicade la economía ecuatoriana: un estudio de los flujosdirectos de materiales.

9 Idem. Pág. 56.10 David Gauthier, Egoísmo, moralidad y sociedad libe-

ral, pág. 9. En introducción de Pedro Francés.11 Uno de los muchos ejemplos que ilustra Gauthier es el

famoso dilema del prisionero.12 Mauricio García en comentario a este concepto apun-

ta lo siguiente: “Esto no es así, de lo contrario no ha-brían caído los imperios ni existiría la neurosis. Todoslos días los individuos toman decisiones que les afec-tan negativamente y son conscientes de ellas: los quefuman, los que comen en exceso, los que beben, etc.Más aun, en el mismo mercado, los seres humanos notoman decisiones racionales, ni siquiera los más infor-mados, por eso es imprevisible. Los pronósticos eco-nómicos son solo eso: pronósticos, a veces menos fia-bles que los que hacen los meteorólogos. Veamos sinoel caso de la crisis financiera en los Estados Unidos”.Sin embargo, desde el punto de vista de los supuestosy de los sistemas judiciales derivados de esos supues-tos, habría que reconocer que la persona que fuma, laque come en exceso, la que bebe y conduce un auto ylos causantes de la crisis inmobiliaria tienen responsa-bilidad ética y judicial y, en teoría, deben responderpor sus actos, pues se supone que dichos actos fuerontomados en forma voluntaria y racional, pese a quepueden existir pulsiones irracionales en la motivaciónde esos mismos actos. Por otra parte, el mercado no esdel todo imprevisible y, en el otro extremo, tampocoopera en forma determinista. Casi no hay empresa enel mundo que no realice sondeos de mercado para co-locar un determinado producto y la publicidad justa-mente es una intervención intencionada que busca

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orientar la demanda en función de determinadas ten-dencias del mercado.

13 Entendiéndose por positivas aquellas decisiones queno producen más daño ambiental, que más bien miti-gan o intentan solucionar el problema.

14 David Gauthier, Egoísmo, moralidad y sociedad libe-ral, pág. 36.

15 Abitbol y Botero, idem, pág. 135.16 Idem., pág. 134.17 Paulette Dieterlen, idem., pág. 4.18 Dieterlen y Gauthier.19 Gauthier, pág. 25. En Introducción de Pedro Francés.20 Se puede anotar que en muchos países del mundo se

penaliza la contaminación producida por los automo-tores. Pero en realidad las normas ambientales estable-cen umbrales de contaminación a partir de los cualesse establecen penalidades o multas. Si un ciudadanono supera esos umbrales su acción no es penalizada.Pero resulta que el grueso de la contaminación (del ai-re, del suelo, del agua) se produce por acciones que nosuperan dichos umbrales, pero que sumadas producenel efecto pernicioso.

21 Ejemplo aportado por Pablo Ospina.22 En comentario crítico al planteamiento del texto. Esto

no quiere decir que Muradián tome la posición expre-sada por Coase, más bien su crítica es por una exigen-cia de rigor.

orientar la demanda en función de determinadas ten-dencias del mercado.

13 Entendiéndose por positivas aquellas decisiones queno producen más daño ambiental, que más bien miti-gan o intentan solucionar el problema.

14 David Gauthier, Egoísmo, moralidad y sociedad libe-ral, pág. 36.

15 Abitbol y Botero, idem, pág. 135.16 Idem., pág. 134.17 Paulette Dieterlen, idem., pág. 4.18 Dieterlen y Gauthier.19 Gauthier, pág. 25. En Introducción de Pedro Francés.20 Se puede anotar que en muchos países del mundo se

penaliza la contaminación producida por los automo-tores. Pero en realidad las normas ambientales estable-cen umbrales de contaminación a partir de los cualesse establecen penalidades o multas. Si un ciudadanono supera esos umbrales su acción no es penalizada.Pero resulta que el grueso de la contaminación (del ai-re, del suelo, del agua) se produce por acciones que nosuperan dichos umbrales, pero que sumadas producenel efecto pernicioso.

21 Ejemplo aportado por Pablo Ospina.22 En comentario crítico al planteamiento del texto. Esto

no quiere decir que Muradián tome la posición expre-sada por Coase, más bien su crítica es por una exigen-cia de rigor.

orientar la demanda en función de determinadas ten-dencias del mercado.

13 Entendiéndose por positivas aquellas decisiones queno producen más daño ambiental, que más bien miti-gan o intentan solucionar el problema.

14 David Gauthier, Egoísmo, moralidad y sociedad libe-ral, pág. 36.

15 Abitbol y Botero, idem, pág. 135.16 Idem., pág. 134.17 Paulette Dieterlen, idem., pág. 4.18 Dieterlen y Gauthier.19 Gauthier, pág. 25. En Introducción de Pedro Francés.20 Se puede anotar que en muchos países del mundo se

penaliza la contaminación producida por los automo-tores. Pero en realidad las normas ambientales estable-cen umbrales de contaminación a partir de los cualesse establecen penalidades o multas. Si un ciudadanono supera esos umbrales su acción no es penalizada.Pero resulta que el grueso de la contaminación (del ai-re, del suelo, del agua) se produce por acciones que nosuperan dichos umbrales, pero que sumadas producenel efecto pernicioso.

21 Ejemplo aportado por Pablo Ospina.22 En comentario crítico al planteamiento del texto. Esto

no quiere decir que Muradián tome la posición expre-sada por Coase, más bien su crítica es por una exigen-cia de rigor.

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4. Decisiones de consumo y de producción

Víctimas y culpables

La economía actual, inspirada en la perspec-tiva neoclásica, supone la existencia de indivi-duos que toman decisiones autónomas y racio-nales. Que son, por tanto, responsables de susactos. Y, como hemos visto en páginas anterio-res, las decisiones racionales de los individuosson aquellas que maximizan el bienestar delagente.

Sin embargo de esto, precisamente en las re-laciones de consumo y producción se observaun paradigma dicotómico entre víctima y cul-pable. El consumidor aparece en el rol del niñoingenuo y el productor en el rol del adulto in-formado. El consumidor en el rol de pobre y elproductor en el rol de rico. El consumidor co-mo el afectado de productos contaminantes y elproductor como el generador de la contamina-

4. Decisiones de consumo y de producción

Víctimas y culpables

La economía actual, inspirada en la perspec-tiva neoclásica, supone la existencia de indivi-duos que toman decisiones autónomas y racio-nales. Que son, por tanto, responsables de susactos. Y, como hemos visto en páginas anterio-res, las decisiones racionales de los individuosson aquellas que maximizan el bienestar delagente.

Sin embargo de esto, precisamente en las re-laciones de consumo y producción se observaun paradigma dicotómico entre víctima y cul-pable. El consumidor aparece en el rol del niñoingenuo y el productor en el rol del adulto in-formado. El consumidor en el rol de pobre y elproductor en el rol de rico. El consumidor co-mo el afectado de productos contaminantes y elproductor como el generador de la contamina-

4. Decisiones de consumo y de producción

Víctimas y culpables

La economía actual, inspirada en la perspec-tiva neoclásica, supone la existencia de indivi-duos que toman decisiones autónomas y racio-nales. Que son, por tanto, responsables de susactos. Y, como hemos visto en páginas anterio-res, las decisiones racionales de los individuosson aquellas que maximizan el bienestar delagente.

Sin embargo de esto, precisamente en las re-laciones de consumo y producción se observaun paradigma dicotómico entre víctima y cul-pable. El consumidor aparece en el rol del niñoingenuo y el productor en el rol del adulto in-formado. El consumidor en el rol de pobre y elproductor en el rol de rico. El consumidor co-mo el afectado de productos contaminantes y elproductor como el generador de la contamina-

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ción. El consumidor, el bueno; el productor, elmalo. En fin, el consumidor la víctima y el pro-ductor el culpable. La consecuencia lógica: elsujeto de derechos, el consumidor; el sujeto dedeberes y de su posible judicialización, el pro-ductor.

Surgen así organizaciones de defensa delconsumidor, importantes marcos jurídicos quebuscan la protección de las personas que consu-men. Ya en 1985 el Sistema de Naciones Unidaspromovió las llamadas directrices de proteccióndel consumidor, las mismas que serían refor-muladas en el año 1999. La legislación ambien-tal en cuanto a las medidas punitivas o coerciti-vas, se concentra mayormente en los circuitosde producción. A partir de ciertos indicadores,las medidas restrictivas en la producción soncada vez más exigentes. Por el lado del consu-mo, últimamente más bien se promueven in-centivos especialmente tributarios. Pero la pers-pectiva de judicializar al consumidor es algoque, al parecer, no corresponde con el paradig-ma vigente.

No se trata aquí de criticar la existencia deinstancias de defensa del consumidor que porsupuesto son muy necesarias y útiles. Ni tam-poco de criticar las medidas punitivas contraempresas contaminantes. Al contrario, estasmedidas constituyen avances notables. Lo queinteresa es desmontar una visión determinadaque podría ser contradictoria con los supuestosvigentes.

ción. El consumidor, el bueno; el productor, elmalo. En fin, el consumidor la víctima y el pro-ductor el culpable. La consecuencia lógica: elsujeto de derechos, el consumidor; el sujeto dedeberes y de su posible judicialización, el pro-ductor.

Surgen así organizaciones de defensa delconsumidor, importantes marcos jurídicos quebuscan la protección de las personas que consu-men. Ya en 1985 el Sistema de Naciones Unidaspromovió las llamadas directrices de proteccióndel consumidor, las mismas que serían refor-muladas en el año 1999. La legislación ambien-tal en cuanto a las medidas punitivas o coerciti-vas, se concentra mayormente en los circuitosde producción. A partir de ciertos indicadores,las medidas restrictivas en la producción soncada vez más exigentes. Por el lado del consu-mo, últimamente más bien se promueven in-centivos especialmente tributarios. Pero la pers-pectiva de judicializar al consumidor es algoque, al parecer, no corresponde con el paradig-ma vigente.

No se trata aquí de criticar la existencia deinstancias de defensa del consumidor que porsupuesto son muy necesarias y útiles. Ni tam-poco de criticar las medidas punitivas contraempresas contaminantes. Al contrario, estasmedidas constituyen avances notables. Lo queinteresa es desmontar una visión determinadaque podría ser contradictoria con los supuestosvigentes.

ción. El consumidor, el bueno; el productor, elmalo. En fin, el consumidor la víctima y el pro-ductor el culpable. La consecuencia lógica: elsujeto de derechos, el consumidor; el sujeto dedeberes y de su posible judicialización, el pro-ductor.

Surgen así organizaciones de defensa delconsumidor, importantes marcos jurídicos quebuscan la protección de las personas que consu-men. Ya en 1985 el Sistema de Naciones Unidaspromovió las llamadas directrices de proteccióndel consumidor, las mismas que serían refor-muladas en el año 1999. La legislación ambien-tal en cuanto a las medidas punitivas o coerciti-vas, se concentra mayormente en los circuitosde producción. A partir de ciertos indicadores,las medidas restrictivas en la producción soncada vez más exigentes. Por el lado del consu-mo, últimamente más bien se promueven in-centivos especialmente tributarios. Pero la pers-pectiva de judicializar al consumidor es algoque, al parecer, no corresponde con el paradig-ma vigente.

No se trata aquí de criticar la existencia deinstancias de defensa del consumidor que porsupuesto son muy necesarias y útiles. Ni tam-poco de criticar las medidas punitivas contraempresas contaminantes. Al contrario, estasmedidas constituyen avances notables. Lo queinteresa es desmontar una visión determinadaque podría ser contradictoria con los supuestosvigentes.

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Se dirá: este capítulo parte de una visión di-cotómica y maniquea que no es la real. Y enefecto, se ha tratado de caricaturizar esta dife-renciación ética entre los consumidores y losproductores de una manera contrastante y gro-sera, pero solo para efectos didácticos. La reali-dad, por supuesto, es mucho más compleja y enella dominan los matices antes que las baldosasblancas y negras. Pero existe una extendida per-cepción que concentra la responsabilidad am-biental en los productores, mientras que losconsumidores son victimizados. Los campos dedecisión ambiental muestran lo contrario: todoindividuo, en determinadas circunstancias y endistinto grado, es responsable tanto desde elconsumo como desde la producción.

No deja de ser curioso que en la sociedad delconsumo, el discurso ambientalista fije su enfo-que crítico casi únicamente en la producción.Quizás opere la misma lógica interpretativa quese aplica comúnmente en la relación entre tele-videntes y productores de televisión. En este ca-so aparece también el televidente como la vícti-ma de un entramado empresarial y simbólicoque no controla.

Correlativamente, el consumidor estaría deesta forma determinado por una fuerza externa,frente a la cual sufre de indefensión. El produc-tor, en cambio, parecería que controla las fuer-zas externas de las que depende el consumidor.Estos dos tipos de sujetos se encuentran en elmercado: uno de ellos entrega su dinero y elotro se lo queda para su beneficio. A cambio, el

Se dirá: este capítulo parte de una visión di-cotómica y maniquea que no es la real. Y enefecto, se ha tratado de caricaturizar esta dife-renciación ética entre los consumidores y losproductores de una manera contrastante y gro-sera, pero solo para efectos didácticos. La reali-dad, por supuesto, es mucho más compleja y enella dominan los matices antes que las baldosasblancas y negras. Pero existe una extendida per-cepción que concentra la responsabilidad am-biental en los productores, mientras que losconsumidores son victimizados. Los campos dedecisión ambiental muestran lo contrario: todoindividuo, en determinadas circunstancias y endistinto grado, es responsable tanto desde elconsumo como desde la producción.

No deja de ser curioso que en la sociedad delconsumo, el discurso ambientalista fije su enfo-que crítico casi únicamente en la producción.Quizás opere la misma lógica interpretativa quese aplica comúnmente en la relación entre tele-videntes y productores de televisión. En este ca-so aparece también el televidente como la vícti-ma de un entramado empresarial y simbólicoque no controla.

Correlativamente, el consumidor estaría deesta forma determinado por una fuerza externa,frente a la cual sufre de indefensión. El produc-tor, en cambio, parecería que controla las fuer-zas externas de las que depende el consumidor.Estos dos tipos de sujetos se encuentran en elmercado: uno de ellos entrega su dinero y elotro se lo queda para su beneficio. A cambio, el

Se dirá: este capítulo parte de una visión di-cotómica y maniquea que no es la real. Y enefecto, se ha tratado de caricaturizar esta dife-renciación ética entre los consumidores y losproductores de una manera contrastante y gro-sera, pero solo para efectos didácticos. La reali-dad, por supuesto, es mucho más compleja y enella dominan los matices antes que las baldosasblancas y negras. Pero existe una extendida per-cepción que concentra la responsabilidad am-biental en los productores, mientras que losconsumidores son victimizados. Los campos dedecisión ambiental muestran lo contrario: todoindividuo, en determinadas circunstancias y endistinto grado, es responsable tanto desde elconsumo como desde la producción.

No deja de ser curioso que en la sociedad delconsumo, el discurso ambientalista fije su enfo-que crítico casi únicamente en la producción.Quizás opere la misma lógica interpretativa quese aplica comúnmente en la relación entre tele-videntes y productores de televisión. En este ca-so aparece también el televidente como la vícti-ma de un entramado empresarial y simbólicoque no controla.

Correlativamente, el consumidor estaría deesta forma determinado por una fuerza externa,frente a la cual sufre de indefensión. El produc-tor, en cambio, parecería que controla las fuer-zas externas de las que depende el consumidor.Estos dos tipos de sujetos se encuentran en elmercado: uno de ellos entrega su dinero y elotro se lo queda para su beneficio. A cambio, el

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consumidor, recibe los productos que consume.En esta transacción, por definición, sale ganan-do por medio de engaños el productor. En elproceso, el productor se enriquece y el consu-midor se empobrece. Y toda la maquinaria dellibre mercado continúa expandiéndose con lasconsecuencias que se conocen. Todo esto formaparte de este imaginario de víctima y culpable.

Ciertas tendencias críticas del sistema liberalplantean que no hay libre mercado. Que los in-dividuos no acuden con libertad al mercado.Así, por el lado de la demanda, las personas su-fren de una inducción tan poderosa que resultaimposible hablar de libre elección y, además,existe una radical asimetría entre los consumi-dores con lo cual el horizonte de elecciones esmuy restringido para unos y muy amplio paraotros. Por el lado de la oferta, tampoco el libremercado es aceptable pues los monopolios y lastransnacionales impiden un sistema equilibra-do de competencia y las dinámicas territorialestambién son de una aguda asimetría. Es indu-dable que en la economía real capitalista las asi-metrías entre consumidores y productores sonparte indisoluble del sistema, pero esto no im-plica una negación total del concepto de libremercado.

Más bien es al contrario: la potencia del sis-tema se edifica tanto desde las transaccionesque realiza desde el internet el gerente de unatransnacional petroquímica, como desde lasiniciativas de vinculación al mercado de uncampesino pobre que vende hortalizas. Estos

consumidor, recibe los productos que consume.En esta transacción, por definición, sale ganan-do por medio de engaños el productor. En elproceso, el productor se enriquece y el consu-midor se empobrece. Y toda la maquinaria dellibre mercado continúa expandiéndose con lasconsecuencias que se conocen. Todo esto formaparte de este imaginario de víctima y culpable.

Ciertas tendencias críticas del sistema liberalplantean que no hay libre mercado. Que los in-dividuos no acuden con libertad al mercado.Así, por el lado de la demanda, las personas su-fren de una inducción tan poderosa que resultaimposible hablar de libre elección y, además,existe una radical asimetría entre los consumi-dores con lo cual el horizonte de elecciones esmuy restringido para unos y muy amplio paraotros. Por el lado de la oferta, tampoco el libremercado es aceptable pues los monopolios y lastransnacionales impiden un sistema equilibra-do de competencia y las dinámicas territorialestambién son de una aguda asimetría. Es indu-dable que en la economía real capitalista las asi-metrías entre consumidores y productores sonparte indisoluble del sistema, pero esto no im-plica una negación total del concepto de libremercado.

Más bien es al contrario: la potencia del sis-tema se edifica tanto desde las transaccionesque realiza desde el internet el gerente de unatransnacional petroquímica, como desde lasiniciativas de vinculación al mercado de uncampesino pobre que vende hortalizas. Estos

consumidor, recibe los productos que consume.En esta transacción, por definición, sale ganan-do por medio de engaños el productor. En elproceso, el productor se enriquece y el consu-midor se empobrece. Y toda la maquinaria dellibre mercado continúa expandiéndose con lasconsecuencias que se conocen. Todo esto formaparte de este imaginario de víctima y culpable.

Ciertas tendencias críticas del sistema liberalplantean que no hay libre mercado. Que los in-dividuos no acuden con libertad al mercado.Así, por el lado de la demanda, las personas su-fren de una inducción tan poderosa que resultaimposible hablar de libre elección y, además,existe una radical asimetría entre los consumi-dores con lo cual el horizonte de elecciones esmuy restringido para unos y muy amplio paraotros. Por el lado de la oferta, tampoco el libremercado es aceptable pues los monopolios y lastransnacionales impiden un sistema equilibra-do de competencia y las dinámicas territorialestambién son de una aguda asimetría. Es indu-dable que en la economía real capitalista las asi-metrías entre consumidores y productores sonparte indisoluble del sistema, pero esto no im-plica una negación total del concepto de libremercado.

Más bien es al contrario: la potencia del sis-tema se edifica tanto desde las transaccionesque realiza desde el internet el gerente de unatransnacional petroquímica, como desde lasiniciativas de vinculación al mercado de uncampesino pobre que vende hortalizas. Estos

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individuos están conectados en los complejosengranajes del mercado y requieren para suexistencia de los consumidores de gasolina yde hortalizas.

Por todo esto y con ayuda de los campos dedecisión ambiental resulta indispensable com-prometer en esta relación tanto a consumidorescomo a productores. Cuando los países produc-tores de droga reclaman a los países desarrolla-dos por una acción compartida, envían un men-saje claro: los responsables del tráfico de drogasson fundamentalmente los ciudadanos consu-midores. Pero al transitar al tema ambiental nosiempre se opera con la misma lógica. Los cam-pos de decisión ambiental al centrar su atenciónen las elecciones individuales, permiten un en-foque en las responsabilidades éticas, judicialesy económicas de los consumidores.

El consumo disociado

A la economía de mercado la percibimos co-mo el orden natural. Nacemos, vivimos, traba-jamos, construimos una familia e incluso pasa-mos por el rito de la muerte desde los mismoscódigos económicos, esto es, la compra y la ven-ta de bienes y servicios en el mercado.

Pero hay otros mundos:

“Son las cuatro de la tarde. Yatehue regresa delbosque con dos pavos salvajes y cinco pescados.Arroja su botín a los pies de su mujer Tihuencarey se tiende en la hamaca, enseguida van tras suyosu hijo y su tierna hija. Tihuencare está cocinan-

individuos están conectados en los complejosengranajes del mercado y requieren para suexistencia de los consumidores de gasolina yde hortalizas.

Por todo esto y con ayuda de los campos dedecisión ambiental resulta indispensable com-prometer en esta relación tanto a consumidorescomo a productores. Cuando los países produc-tores de droga reclaman a los países desarrolla-dos por una acción compartida, envían un men-saje claro: los responsables del tráfico de drogasson fundamentalmente los ciudadanos consu-midores. Pero al transitar al tema ambiental nosiempre se opera con la misma lógica. Los cam-pos de decisión ambiental al centrar su atenciónen las elecciones individuales, permiten un en-foque en las responsabilidades éticas, judicialesy económicas de los consumidores.

El consumo disociado

A la economía de mercado la percibimos co-mo el orden natural. Nacemos, vivimos, traba-jamos, construimos una familia e incluso pasa-mos por el rito de la muerte desde los mismoscódigos económicos, esto es, la compra y la ven-ta de bienes y servicios en el mercado.

Pero hay otros mundos:

“Son las cuatro de la tarde. Yatehue regresa delbosque con dos pavos salvajes y cinco pescados.Arroja su botín a los pies de su mujer Tihuencarey se tiende en la hamaca, enseguida van tras suyosu hijo y su tierna hija. Tihuencare está cocinan-

individuos están conectados en los complejosengranajes del mercado y requieren para suexistencia de los consumidores de gasolina yde hortalizas.

Por todo esto y con ayuda de los campos dedecisión ambiental resulta indispensable com-prometer en esta relación tanto a consumidorescomo a productores. Cuando los países produc-tores de droga reclaman a los países desarrolla-dos por una acción compartida, envían un men-saje claro: los responsables del tráfico de drogasson fundamentalmente los ciudadanos consu-midores. Pero al transitar al tema ambiental nosiempre se opera con la misma lógica. Los cam-pos de decisión ambiental al centrar su atenciónen las elecciones individuales, permiten un en-foque en las responsabilidades éticas, judicialesy económicas de los consumidores.

El consumo disociado

A la economía de mercado la percibimos co-mo el orden natural. Nacemos, vivimos, traba-jamos, construimos una familia e incluso pasa-mos por el rito de la muerte desde los mismoscódigos económicos, esto es, la compra y la ven-ta de bienes y servicios en el mercado.

Pero hay otros mundos:

“Son las cuatro de la tarde. Yatehue regresa delbosque con dos pavos salvajes y cinco pescados.Arroja su botín a los pies de su mujer Tihuencarey se tiende en la hamaca, enseguida van tras suyosu hijo y su tierna hija. Tihuencare está cocinan-

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do frutas de la palmera chonta daguenca (bactrisguasipaes), que trajeron los hijos de su hermanaHuare. Son los primeros días de enero (tequé da-guenca yamomba) y la estación de maduracióntodavía no ha empezado. En los meses siguien-tes, febrero y marzo (daguenca teré) los Huaora-ni se alimentan principalmente de chonta. Abrily mayo son la estación de bonanza, cuando lashembras de los monos están preñadas y la carnede mono es más deliciosa y sabrosa. Tihuencareha puesto a cocinar algunos plátanos maduros yahora está preparando un gran cuenco de jugode plátano (peene tepé) para Yatehue. Da un pa-vo salvaje a su hermana soltera Hueica y ésta lococina para sus padres, Dabo y Hueba. Tihuen-care entonces prepara el pescado; lo hierve conplátano para que coman Yatehue y sus cinco hi-jos que ahora se sientan junto al fogón. Mientrascomen, ella limpia el ave y pide a Hueica que lede un poco de yuca para el estofado. Dabo llegaen este momento, llevando su cerbatana de tresmetros de largo, una red de pescar, un carcaj,una ardilla y seis pescados grandes. Hueba dejala red de pescar que estaba tejiendo en la hamacay prepara un gran recipiente de peene tepe parasu marido. Tihuencare está ahora en su hamaca,dándome la espalda mientras come pavo estofa-do con su marido y sus hijos”1.

En este extracto de la etnografía de un día enla selva con los Daboiri2, Laura Rival compartesu experiencia sobre las prácticas familiares deproducción y consumo de los Huaorani. Carac-terizando estas prácticas como economía de re-parto, donde la producción se realiza más bienen soledad y el consumo en grupo, muestra las

do frutas de la palmera chonta daguenca (bactrisguasipaes), que trajeron los hijos de su hermanaHuare. Son los primeros días de enero (tequé da-guenca yamomba) y la estación de maduracióntodavía no ha empezado. En los meses siguien-tes, febrero y marzo (daguenca teré) los Huaora-ni se alimentan principalmente de chonta. Abrily mayo son la estación de bonanza, cuando lashembras de los monos están preñadas y la carnede mono es más deliciosa y sabrosa. Tihuencareha puesto a cocinar algunos plátanos maduros yahora está preparando un gran cuenco de jugode plátano (peene tepé) para Yatehue. Da un pa-vo salvaje a su hermana soltera Hueica y ésta lococina para sus padres, Dabo y Hueba. Tihuen-care entonces prepara el pescado; lo hierve conplátano para que coman Yatehue y sus cinco hi-jos que ahora se sientan junto al fogón. Mientrascomen, ella limpia el ave y pide a Hueica que lede un poco de yuca para el estofado. Dabo llegaen este momento, llevando su cerbatana de tresmetros de largo, una red de pescar, un carcaj,una ardilla y seis pescados grandes. Hueba dejala red de pescar que estaba tejiendo en la hamacay prepara un gran recipiente de peene tepe parasu marido. Tihuencare está ahora en su hamaca,dándome la espalda mientras come pavo estofa-do con su marido y sus hijos”1.

En este extracto de la etnografía de un día enla selva con los Daboiri2, Laura Rival compartesu experiencia sobre las prácticas familiares deproducción y consumo de los Huaorani. Carac-terizando estas prácticas como economía de re-parto, donde la producción se realiza más bienen soledad y el consumo en grupo, muestra las

do frutas de la palmera chonta daguenca (bactrisguasipaes), que trajeron los hijos de su hermanaHuare. Son los primeros días de enero (tequé da-guenca yamomba) y la estación de maduracióntodavía no ha empezado. En los meses siguien-tes, febrero y marzo (daguenca teré) los Huaora-ni se alimentan principalmente de chonta. Abrily mayo son la estación de bonanza, cuando lashembras de los monos están preñadas y la carnede mono es más deliciosa y sabrosa. Tihuencareha puesto a cocinar algunos plátanos maduros yahora está preparando un gran cuenco de jugode plátano (peene tepé) para Yatehue. Da un pa-vo salvaje a su hermana soltera Hueica y ésta lococina para sus padres, Dabo y Hueba. Tihuen-care entonces prepara el pescado; lo hierve conplátano para que coman Yatehue y sus cinco hi-jos que ahora se sientan junto al fogón. Mientrascomen, ella limpia el ave y pide a Hueica que lede un poco de yuca para el estofado. Dabo llegaen este momento, llevando su cerbatana de tresmetros de largo, una red de pescar, un carcaj,una ardilla y seis pescados grandes. Hueba dejala red de pescar que estaba tejiendo en la hamacay prepara un gran recipiente de peene tepe parasu marido. Tihuencare está ahora en su hamaca,dándome la espalda mientras come pavo estofa-do con su marido y sus hijos”1.

En este extracto de la etnografía de un día enla selva con los Daboiri2, Laura Rival compartesu experiencia sobre las prácticas familiares deproducción y consumo de los Huaorani. Carac-terizando estas prácticas como economía de re-parto, donde la producción se realiza más bienen soledad y el consumo en grupo, muestra las

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relaciones estrechas entre la caza, la pesca, la re-colección y la horticultura.

Rival manifiesta la dificultad de aislar losprocesos de producción, distribución y consu-mo. Las actividades de obtención de alimentoestán muy interrelacionadas y también resultacomplejo determinar hasta qué punto existe ono planificación en la producción. Como indicaRival, las familias conocen bien lo que está dis-ponible en su territorio, pero siempre la activi-dad productiva es improvisada pues nunca sa-ben con exactitud lo que traerán al nanicabo3.

¿Qué es en el fondo una sociedad de consu-mo? El relato etnográfico Huaorani quizás nosayude a tomar distancia cognoscitiva de nuestromodo de vida y de esta forma comprender esteartefacto económico del mercado.

Desde la epidermis y como un simple sujetoque percibe, a veces pienso que yo solamenteconsumo. ¿Realmente que he producido en to-dos estos años? Sí puedo describir, en cambio,con claridad las toneladas de materiales y deenergía que he usado y consumido. La produc-ción para un individuo típico de ciudad es algotan abstracto y etéreo que resulta cercana laafirmación de Homero Simpson que en tonosarcástico le dice a su hija: “Claro, Lisa, todo es-to que comemos proviene del maravilloso ani-mal de la carne”4.

En cambio, el consumo está bien organiza-do, clasificado y empacado. En términos cog-noscitivos, el consumo es inteligible y diáfano.La producción se muestra opaca y compleja,

relaciones estrechas entre la caza, la pesca, la re-colección y la horticultura.

Rival manifiesta la dificultad de aislar losprocesos de producción, distribución y consu-mo. Las actividades de obtención de alimentoestán muy interrelacionadas y también resultacomplejo determinar hasta qué punto existe ono planificación en la producción. Como indicaRival, las familias conocen bien lo que está dis-ponible en su territorio, pero siempre la activi-dad productiva es improvisada pues nunca sa-ben con exactitud lo que traerán al nanicabo3.

¿Qué es en el fondo una sociedad de consu-mo? El relato etnográfico Huaorani quizás nosayude a tomar distancia cognoscitiva de nuestromodo de vida y de esta forma comprender esteartefacto económico del mercado.

Desde la epidermis y como un simple sujetoque percibe, a veces pienso que yo solamenteconsumo. ¿Realmente que he producido en to-dos estos años? Sí puedo describir, en cambio,con claridad las toneladas de materiales y deenergía que he usado y consumido. La produc-ción para un individuo típico de ciudad es algotan abstracto y etéreo que resulta cercana laafirmación de Homero Simpson que en tonosarcástico le dice a su hija: “Claro, Lisa, todo es-to que comemos proviene del maravilloso ani-mal de la carne”4.

En cambio, el consumo está bien organiza-do, clasificado y empacado. En términos cog-noscitivos, el consumo es inteligible y diáfano.La producción se muestra opaca y compleja,

relaciones estrechas entre la caza, la pesca, la re-colección y la horticultura.

Rival manifiesta la dificultad de aislar losprocesos de producción, distribución y consu-mo. Las actividades de obtención de alimentoestán muy interrelacionadas y también resultacomplejo determinar hasta qué punto existe ono planificación en la producción. Como indicaRival, las familias conocen bien lo que está dis-ponible en su territorio, pero siempre la activi-dad productiva es improvisada pues nunca sa-ben con exactitud lo que traerán al nanicabo3.

¿Qué es en el fondo una sociedad de consu-mo? El relato etnográfico Huaorani quizás nosayude a tomar distancia cognoscitiva de nuestromodo de vida y de esta forma comprender esteartefacto económico del mercado.

Desde la epidermis y como un simple sujetoque percibe, a veces pienso que yo solamenteconsumo. ¿Realmente que he producido en to-dos estos años? Sí puedo describir, en cambio,con claridad las toneladas de materiales y deenergía que he usado y consumido. La produc-ción para un individuo típico de ciudad es algotan abstracto y etéreo que resulta cercana laafirmación de Homero Simpson que en tonosarcástico le dice a su hija: “Claro, Lisa, todo es-to que comemos proviene del maravilloso ani-mal de la carne”4.

En cambio, el consumo está bien organiza-do, clasificado y empacado. En términos cog-noscitivos, el consumo es inteligible y diáfano.La producción se muestra opaca y compleja,

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fuera de nuestro control. Quizás aquí opere unmecanismo psicológico en la humanidad que sepodría llamar de disociación entre el consumoy la producción.

Un movimiento doble según el cual conoce-mos en forma concreta lo que se consume (elobjeto de consumo), pero se ignora el procesode producción. Resulta entonces el consumo unacto mágico de eliminación pero de objetosconcretos. La disociación produce que la mayorparte de seres humanos no percibamos nuestraresponsabilidad como consumidores sobre elentorno. Para un Huaorani, supongo, esto esimposible: al consumir en grupo una pava sal-vaje, la está al mismo tiempo produciendo sim-bólica y materialmente.

Con este acercamiento antropológico al te-ma del consumo, quizás dispongamos de unaherramienta intelectual para tomar distancia delos conceptos clave de la economía neoclásica.

El consumo y la perspectiva neoclásica5

En efecto, para abordar el tema del consumocon un mínimo rigor, se requiere de una com-prensión básica de las interrelaciones existentesentre los diferentes factores de la producción.Para esto, en el presente acápite, se abordan enforma muy sucinta los temas relativos a los sis-temas económicos, a las relaciones entre losagentes económicos y a los conceptos básicossobre el flujo de la renta6.

Los sistemas económicos organizan de dife-rente modo las relaciones entre los agentes eco-

fuera de nuestro control. Quizás aquí opere unmecanismo psicológico en la humanidad que sepodría llamar de disociación entre el consumoy la producción.

Un movimiento doble según el cual conoce-mos en forma concreta lo que se consume (elobjeto de consumo), pero se ignora el procesode producción. Resulta entonces el consumo unacto mágico de eliminación pero de objetosconcretos. La disociación produce que la mayorparte de seres humanos no percibamos nuestraresponsabilidad como consumidores sobre elentorno. Para un Huaorani, supongo, esto esimposible: al consumir en grupo una pava sal-vaje, la está al mismo tiempo produciendo sim-bólica y materialmente.

Con este acercamiento antropológico al te-ma del consumo, quizás dispongamos de unaherramienta intelectual para tomar distancia delos conceptos clave de la economía neoclásica.

El consumo y la perspectiva neoclásica5

En efecto, para abordar el tema del consumocon un mínimo rigor, se requiere de una com-prensión básica de las interrelaciones existentesentre los diferentes factores de la producción.Para esto, en el presente acápite, se abordan enforma muy sucinta los temas relativos a los sis-temas económicos, a las relaciones entre losagentes económicos y a los conceptos básicossobre el flujo de la renta6.

Los sistemas económicos organizan de dife-rente modo las relaciones entre los agentes eco-

fuera de nuestro control. Quizás aquí opere unmecanismo psicológico en la humanidad que sepodría llamar de disociación entre el consumoy la producción.

Un movimiento doble según el cual conoce-mos en forma concreta lo que se consume (elobjeto de consumo), pero se ignora el procesode producción. Resulta entonces el consumo unacto mágico de eliminación pero de objetosconcretos. La disociación produce que la mayorparte de seres humanos no percibamos nuestraresponsabilidad como consumidores sobre elentorno. Para un Huaorani, supongo, esto esimposible: al consumir en grupo una pava sal-vaje, la está al mismo tiempo produciendo sim-bólica y materialmente.

Con este acercamiento antropológico al te-ma del consumo, quizás dispongamos de unaherramienta intelectual para tomar distancia delos conceptos clave de la economía neoclásica.

El consumo y la perspectiva neoclásica5

En efecto, para abordar el tema del consumocon un mínimo rigor, se requiere de una com-prensión básica de las interrelaciones existentesentre los diferentes factores de la producción.Para esto, en el presente acápite, se abordan enforma muy sucinta los temas relativos a los sis-temas económicos, a las relaciones entre losagentes económicos y a los conceptos básicossobre el flujo de la renta6.

Los sistemas económicos organizan de dife-rente modo las relaciones entre los agentes eco-

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nómicos y se entiende por agente económico atodo sujeto o institución que toma decisioneseconómicas7. Y, en términos gruesos, puede de-cirse que tales decisiones tienen que ver con laproducción, la distribución y el consumo debienes y servicios.

Tradicionalmente se agrupan en tres a losagentes económicos: las empresas, las econo-mías domésticas o familias y el sector público.Una empresa es entendida como una “entidadque proporciona bienes y/o servicios necesariosdestinados a satisfacer las necesidades humanasa cambio de un precio”8. Las empresas9, desde ellado de la oferta, producen y venden bienes y,desde el lado de la demanda, compran recursosen el mercado de los factores de la producción,uno de ellos el trabajo. Las economías domésti-cas o familias, actúan como agentes económicostambién desde dos lados: como consumidoresde bienes y servicios, desde la demanda, y comooferentes de factores de producción. El sectorpúblico permite la diferenciación entre bienes yservicios públicos y bienes y servicios privados.

El siguiente gráfico es una buena síntesisilustrativa de las relaciones entre estos tresagentes económicos10:

nómicos y se entiende por agente económico atodo sujeto o institución que toma decisioneseconómicas7. Y, en términos gruesos, puede de-cirse que tales decisiones tienen que ver con laproducción, la distribución y el consumo debienes y servicios.

Tradicionalmente se agrupan en tres a losagentes económicos: las empresas, las econo-mías domésticas o familias y el sector público.Una empresa es entendida como una “entidadque proporciona bienes y/o servicios necesariosdestinados a satisfacer las necesidades humanasa cambio de un precio”8. Las empresas9, desde ellado de la oferta, producen y venden bienes y,desde el lado de la demanda, compran recursosen el mercado de los factores de la producción,uno de ellos el trabajo. Las economías domésti-cas o familias, actúan como agentes económicostambién desde dos lados: como consumidoresde bienes y servicios, desde la demanda, y comooferentes de factores de producción. El sectorpúblico permite la diferenciación entre bienes yservicios públicos y bienes y servicios privados.

El siguiente gráfico es una buena síntesisilustrativa de las relaciones entre estos tresagentes económicos10:

nómicos y se entiende por agente económico atodo sujeto o institución que toma decisioneseconómicas7. Y, en términos gruesos, puede de-cirse que tales decisiones tienen que ver con laproducción, la distribución y el consumo debienes y servicios.

Tradicionalmente se agrupan en tres a losagentes económicos: las empresas, las econo-mías domésticas o familias y el sector público.Una empresa es entendida como una “entidadque proporciona bienes y/o servicios necesariosdestinados a satisfacer las necesidades humanasa cambio de un precio”8. Las empresas9, desde ellado de la oferta, producen y venden bienes y,desde el lado de la demanda, compran recursosen el mercado de los factores de la producción,uno de ellos el trabajo. Las economías domésti-cas o familias, actúan como agentes económicostambién desde dos lados: como consumidoresde bienes y servicios, desde la demanda, y comooferentes de factores de producción. El sectorpúblico permite la diferenciación entre bienes yservicios públicos y bienes y servicios privados.

El siguiente gráfico es una buena síntesisilustrativa de las relaciones entre estos tresagentes económicos10:

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Com

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bien

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En cuanto a los sistemas económicos co-múnmente estos se agrupan en 4:

• La economía tradicional.• La autoridad o economía centralmente pla-

nificada.• El mercado.• Los sistemas mixtos.

Sin duda, todas las economías reales combi-nan elementos de los tres primeros sistemaseconómicos y bien puede decirse que no existensistemas económicos puros.

En la economía tradicional la costumbre ylos acuerdos sociales sujetos a la tradición expli-can en parte qué debe producirse y para quién.Sobre este punto existe un gran vacío explicati-vo en los estudios económicos. La antropologíay las ciencias sociales en general muestran laenorme complejidad de las relaciones económi-cas existentes en las sociedades tradicionales.Debe decirse que para la economía neoclásicaesta complejidad permanece invisible. Más bienla economía tradicional o de los llamados pue-blos primitivos es entendida como extremada-mente simple.

Sin embargo, las lógicas indígenas y campe-sinas de producción, distribución y consumo debienes y servicios tienen múltiples característi-cas peculiares. Estas lógicas económicas convi-ven con las lógicas de la economía de mercado,convirtiendo al problema en más complejo. Launidad de análisis de la economía neoclásica no

En cuanto a los sistemas económicos co-múnmente estos se agrupan en 4:

• La economía tradicional.• La autoridad o economía centralmente pla-

nificada.• El mercado.• Los sistemas mixtos.

Sin duda, todas las economías reales combi-nan elementos de los tres primeros sistemaseconómicos y bien puede decirse que no existensistemas económicos puros.

En la economía tradicional la costumbre ylos acuerdos sociales sujetos a la tradición expli-can en parte qué debe producirse y para quién.Sobre este punto existe un gran vacío explicati-vo en los estudios económicos. La antropologíay las ciencias sociales en general muestran laenorme complejidad de las relaciones económi-cas existentes en las sociedades tradicionales.Debe decirse que para la economía neoclásicaesta complejidad permanece invisible. Más bienla economía tradicional o de los llamados pue-blos primitivos es entendida como extremada-mente simple.

Sin embargo, las lógicas indígenas y campe-sinas de producción, distribución y consumo debienes y servicios tienen múltiples característi-cas peculiares. Estas lógicas económicas convi-ven con las lógicas de la economía de mercado,convirtiendo al problema en más complejo. Launidad de análisis de la economía neoclásica no

En cuanto a los sistemas económicos co-múnmente estos se agrupan en 4:

• La economía tradicional.• La autoridad o economía centralmente pla-

nificada.• El mercado.• Los sistemas mixtos.

Sin duda, todas las economías reales combi-nan elementos de los tres primeros sistemaseconómicos y bien puede decirse que no existensistemas económicos puros.

En la economía tradicional la costumbre ylos acuerdos sociales sujetos a la tradición expli-can en parte qué debe producirse y para quién.Sobre este punto existe un gran vacío explicati-vo en los estudios económicos. La antropologíay las ciencias sociales en general muestran laenorme complejidad de las relaciones económi-cas existentes en las sociedades tradicionales.Debe decirse que para la economía neoclásicaesta complejidad permanece invisible. Más bienla economía tradicional o de los llamados pue-blos primitivos es entendida como extremada-mente simple.

Sin embargo, las lógicas indígenas y campe-sinas de producción, distribución y consumo debienes y servicios tienen múltiples característi-cas peculiares. Estas lógicas económicas convi-ven con las lógicas de la economía de mercado,convirtiendo al problema en más complejo. Launidad de análisis de la economía neoclásica no

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siempre interpreta esta complejidad, con lo cualempobrece su enfoque. En una sociedad en laque el consumo crece en forma exponencial yde manera francamente insostenible, podría serde gran relevancia la comprensión de otras ló-gicas económicas subyacentes en la propia eco-nomía de mercado, pero esto requiere de unmarco interpretativo distinto.

Haciendo abstracción de los múltiples bene-ficios que el sistema económico moderno pro-duce y si el enfoque priorizado es la sostenibili-dad, debe reconocerse a la economía tradicionalsu capacidad para permanecer en el tiempo. Pe-ro también podría decirse, desde la lógica neo-clásica, que en economías selváticas de subsis-tencia, la sostenibilidad no es ningún mérito yque la caza, la pesca y la recolección llevada co-mo práctica productiva a una ciudad comoQuito con sus aproximadamente dos millonesde habitantes, produciría en poquísimo tiempola destrucción de ingentes cantidades de recur-sos naturales.

El otro sistema económico, conocido comode planificación central, concentra las principa-les funciones económicas relativas a la asigna-ción de recursos en el Estado. Los otros agenteseconómicos ejecutan las acciones planificadaspor la autoridad. En este sistema se limitan laslibertades de los agentes privados en su relaciónen el mercado.

“En síntesis, un sistema de asignación de recur-sos a través de la planificación supone:

siempre interpreta esta complejidad, con lo cualempobrece su enfoque. En una sociedad en laque el consumo crece en forma exponencial yde manera francamente insostenible, podría serde gran relevancia la comprensión de otras ló-gicas económicas subyacentes en la propia eco-nomía de mercado, pero esto requiere de unmarco interpretativo distinto.

Haciendo abstracción de los múltiples bene-ficios que el sistema económico moderno pro-duce y si el enfoque priorizado es la sostenibili-dad, debe reconocerse a la economía tradicionalsu capacidad para permanecer en el tiempo. Pe-ro también podría decirse, desde la lógica neo-clásica, que en economías selváticas de subsis-tencia, la sostenibilidad no es ningún mérito yque la caza, la pesca y la recolección llevada co-mo práctica productiva a una ciudad comoQuito con sus aproximadamente dos millonesde habitantes, produciría en poquísimo tiempola destrucción de ingentes cantidades de recur-sos naturales.

El otro sistema económico, conocido comode planificación central, concentra las principa-les funciones económicas relativas a la asigna-ción de recursos en el Estado. Los otros agenteseconómicos ejecutan las acciones planificadaspor la autoridad. En este sistema se limitan laslibertades de los agentes privados en su relaciónen el mercado.

“En síntesis, un sistema de asignación de recur-sos a través de la planificación supone:

siempre interpreta esta complejidad, con lo cualempobrece su enfoque. En una sociedad en laque el consumo crece en forma exponencial yde manera francamente insostenible, podría serde gran relevancia la comprensión de otras ló-gicas económicas subyacentes en la propia eco-nomía de mercado, pero esto requiere de unmarco interpretativo distinto.

Haciendo abstracción de los múltiples bene-ficios que el sistema económico moderno pro-duce y si el enfoque priorizado es la sostenibili-dad, debe reconocerse a la economía tradicionalsu capacidad para permanecer en el tiempo. Pe-ro también podría decirse, desde la lógica neo-clásica, que en economías selváticas de subsis-tencia, la sostenibilidad no es ningún mérito yque la caza, la pesca y la recolección llevada co-mo práctica productiva a una ciudad comoQuito con sus aproximadamente dos millonesde habitantes, produciría en poquísimo tiempola destrucción de ingentes cantidades de recur-sos naturales.

El otro sistema económico, conocido comode planificación central, concentra las principa-les funciones económicas relativas a la asigna-ción de recursos en el Estado. Los otros agenteseconómicos ejecutan las acciones planificadaspor la autoridad. En este sistema se limitan laslibertades de los agentes privados en su relaciónen el mercado.

“En síntesis, un sistema de asignación de recur-sos a través de la planificación supone:

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• Una función que refleje los deseos de la so-ciedad; en el caso de una economía basada enla autoridad, será la función de qué estimanlos planificadores que deseará la sociedad.

• Una oficina del plan que conozca la dotaciónde recursos con que cuenta la economía.

• Empresas con propiedad pública de los me-dios de producción.

• Unas reglas de comunicación o mensajes quepermitan a la oficina de planificación asignarlos recursos y establecer los precios de losbienes y servicios.

• Un sistema de incentivos para todos losmiembros de la sociedad”11.

La economía centralmente planificada co-rresponde a los países que fueron llamados del“socialismo real”. Hoy en día y luego del de-rrumbe de la Unión Soviética y de los países deEuropa del Este, la economía de planificacióncentral ha quedado reducida a unos pocos paí-ses, principalmente China, Cuba y Corea delNorte. Incluso en los dos primeros pueden yaobservarse algunas medidas que liberan la ini-ciativa de los agentes económicos privados.

Si bien existen sobrados motivos para preverla expansión global de las economías capitalis-tas de mercado, también en este caso frente alcolapso ambiental global pueden recuperarseaprendizajes que aporta la economía controladapor el Estado. Se dirá que los países del socialis-mo real en la fase de intensa industrializaciónfueron tan o más contaminantes que los paísescapitalistas de Occidente12. Sin embargo, las

• Una función que refleje los deseos de la so-ciedad; en el caso de una economía basada enla autoridad, será la función de qué estimanlos planificadores que deseará la sociedad.

• Una oficina del plan que conozca la dotaciónde recursos con que cuenta la economía.

• Empresas con propiedad pública de los me-dios de producción.

• Unas reglas de comunicación o mensajes quepermitan a la oficina de planificación asignarlos recursos y establecer los precios de losbienes y servicios.

• Un sistema de incentivos para todos losmiembros de la sociedad”11.

La economía centralmente planificada co-rresponde a los países que fueron llamados del“socialismo real”. Hoy en día y luego del de-rrumbe de la Unión Soviética y de los países deEuropa del Este, la economía de planificacióncentral ha quedado reducida a unos pocos paí-ses, principalmente China, Cuba y Corea delNorte. Incluso en los dos primeros pueden yaobservarse algunas medidas que liberan la ini-ciativa de los agentes económicos privados.

Si bien existen sobrados motivos para preverla expansión global de las economías capitalis-tas de mercado, también en este caso frente alcolapso ambiental global pueden recuperarseaprendizajes que aporta la economía controladapor el Estado. Se dirá que los países del socialis-mo real en la fase de intensa industrializaciónfueron tan o más contaminantes que los paísescapitalistas de Occidente12. Sin embargo, las

• Una función que refleje los deseos de la so-ciedad; en el caso de una economía basada enla autoridad, será la función de qué estimanlos planificadores que deseará la sociedad.

• Una oficina del plan que conozca la dotaciónde recursos con que cuenta la economía.

• Empresas con propiedad pública de los me-dios de producción.

• Unas reglas de comunicación o mensajes quepermitan a la oficina de planificación asignarlos recursos y establecer los precios de losbienes y servicios.

• Un sistema de incentivos para todos losmiembros de la sociedad”11.

La economía centralmente planificada co-rresponde a los países que fueron llamados del“socialismo real”. Hoy en día y luego del de-rrumbe de la Unión Soviética y de los países deEuropa del Este, la economía de planificacióncentral ha quedado reducida a unos pocos paí-ses, principalmente China, Cuba y Corea delNorte. Incluso en los dos primeros pueden yaobservarse algunas medidas que liberan la ini-ciativa de los agentes económicos privados.

Si bien existen sobrados motivos para preverla expansión global de las economías capitalis-tas de mercado, también en este caso frente alcolapso ambiental global pueden recuperarseaprendizajes que aporta la economía controladapor el Estado. Se dirá que los países del socialis-mo real en la fase de intensa industrializaciónfueron tan o más contaminantes que los paísescapitalistas de Occidente12. Sin embargo, las

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economías de mercado perciben cada vez conmás rigor, la conveniencia de controlar desde elEstado determinadas variables del consumo y laproducción cuyas dinámicas de expansión, tanpoderosas, ponen en riesgo al mismo modelo.

El tercero y más extendido sistema económi-co es el de mercado. En este sistema el mercado(su “mano invisible”) asigna los recursos. Sonlos agentes económicos, quienes buscando enlibertad su mayor beneficio, tomarán decisionesen el mercado a través de los precios como ve-hículo de información13.

“El mercado es el lugar donde libremente se po-nen en contacto los agentes económicos que hanproducido un bien y lo ofrecen con los agentesque desean ese bien y lo demandan. También esel lugar donde se ponen en contacto los quequieren comprar recursos o factores productivoscon lo que desean venderlos o alquilarlos. El ins-trumento que les va a proporcionar informacióna todos ellos son los precios (…) En resumidascuentas, los que gobiernan el mecanismo demercado serán los consumidores, quienes, me-diante su demanda, indicarán hacia dónde se tie-nen que canalizar los recursos, y la tecnología,que impondrá una restricción sobre los bienesque se pueden producir”14.

Y, claro, la famosa ley de la oferta y la de-manda será la que explique el nivel de los pre-cios. A mayor demanda frente a un bien escaso,mayor será el precio. En un sistema ideal decompetencia perfecta, los agentes económicosno pueden influir en los precios que establece el

economías de mercado perciben cada vez conmás rigor, la conveniencia de controlar desde elEstado determinadas variables del consumo y laproducción cuyas dinámicas de expansión, tanpoderosas, ponen en riesgo al mismo modelo.

El tercero y más extendido sistema económi-co es el de mercado. En este sistema el mercado(su “mano invisible”) asigna los recursos. Sonlos agentes económicos, quienes buscando enlibertad su mayor beneficio, tomarán decisionesen el mercado a través de los precios como ve-hículo de información13.

“El mercado es el lugar donde libremente se po-nen en contacto los agentes económicos que hanproducido un bien y lo ofrecen con los agentesque desean ese bien y lo demandan. También esel lugar donde se ponen en contacto los quequieren comprar recursos o factores productivoscon lo que desean venderlos o alquilarlos. El ins-trumento que les va a proporcionar informacióna todos ellos son los precios (…) En resumidascuentas, los que gobiernan el mecanismo demercado serán los consumidores, quienes, me-diante su demanda, indicarán hacia dónde se tie-nen que canalizar los recursos, y la tecnología,que impondrá una restricción sobre los bienesque se pueden producir”14.

Y, claro, la famosa ley de la oferta y la de-manda será la que explique el nivel de los pre-cios. A mayor demanda frente a un bien escaso,mayor será el precio. En un sistema ideal decompetencia perfecta, los agentes económicosno pueden influir en los precios que establece el

economías de mercado perciben cada vez conmás rigor, la conveniencia de controlar desde elEstado determinadas variables del consumo y laproducción cuyas dinámicas de expansión, tanpoderosas, ponen en riesgo al mismo modelo.

El tercero y más extendido sistema económi-co es el de mercado. En este sistema el mercado(su “mano invisible”) asigna los recursos. Sonlos agentes económicos, quienes buscando enlibertad su mayor beneficio, tomarán decisionesen el mercado a través de los precios como ve-hículo de información13.

“El mercado es el lugar donde libremente se po-nen en contacto los agentes económicos que hanproducido un bien y lo ofrecen con los agentesque desean ese bien y lo demandan. También esel lugar donde se ponen en contacto los quequieren comprar recursos o factores productivoscon lo que desean venderlos o alquilarlos. El ins-trumento que les va a proporcionar informacióna todos ellos son los precios (…) En resumidascuentas, los que gobiernan el mecanismo demercado serán los consumidores, quienes, me-diante su demanda, indicarán hacia dónde se tie-nen que canalizar los recursos, y la tecnología,que impondrá una restricción sobre los bienesque se pueden producir”14.

Y, claro, la famosa ley de la oferta y la de-manda será la que explique el nivel de los pre-cios. A mayor demanda frente a un bien escaso,mayor será el precio. En un sistema ideal decompetencia perfecta, los agentes económicosno pueden influir en los precios que establece el

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mercado y “tienen que actuar tomando esosprecios como un dato para adoptar las distintasdecisiones”15.

La ley de la oferta y la demanda tambiénmuestra que los mercados de bienes, respectodel mercado de los factores de la producciónson interdependientes. Esto es lógico, pues unaumento o una disminución en la demanda deun bien, produce en forma casi inmediata quelas empresas aumenten o disminuyan la de-manda de los factores correspondientes de pro-ducción. El rol del Estado en este sistema es so-lo de regulador para evitar desequilibrios y co-mo garante para que los agentes económicosacudan al mercado bajo un conjunto de condi-ciones que les brinden seguridad y una claraexpectativa de futuro. Los derechos de propie-dad garantizados por el Estado, constituyenuna columna fundamental de una economía demercado.

Los sistemas de economía mixta son los querealmente existen, pues es claro que no es posi-ble un sistema de economía puramente de mer-cado. Tampoco es posible un sistema puro deeconomía centralmente planificada. Y, por otraparte, las economías llamadas tradicionales, to-das ellas ahora están inscritas en sistemas glo-bales de intercambio que les impactan de una uotra manera, de forma que tampoco puede pos-tularse la existencia de economías tradicionalespuras.

Así, en muchas de las economías de mercadodel Occidente capitalista existen Estados fuertes

mercado y “tienen que actuar tomando esosprecios como un dato para adoptar las distintasdecisiones”15.

La ley de la oferta y la demanda tambiénmuestra que los mercados de bienes, respectodel mercado de los factores de la producciónson interdependientes. Esto es lógico, pues unaumento o una disminución en la demanda deun bien, produce en forma casi inmediata quelas empresas aumenten o disminuyan la de-manda de los factores correspondientes de pro-ducción. El rol del Estado en este sistema es so-lo de regulador para evitar desequilibrios y co-mo garante para que los agentes económicosacudan al mercado bajo un conjunto de condi-ciones que les brinden seguridad y una claraexpectativa de futuro. Los derechos de propie-dad garantizados por el Estado, constituyenuna columna fundamental de una economía demercado.

Los sistemas de economía mixta son los querealmente existen, pues es claro que no es posi-ble un sistema de economía puramente de mer-cado. Tampoco es posible un sistema puro deeconomía centralmente planificada. Y, por otraparte, las economías llamadas tradicionales, to-das ellas ahora están inscritas en sistemas glo-bales de intercambio que les impactan de una uotra manera, de forma que tampoco puede pos-tularse la existencia de economías tradicionalespuras.

Así, en muchas de las economías de mercadodel Occidente capitalista existen Estados fuertes

mercado y “tienen que actuar tomando esosprecios como un dato para adoptar las distintasdecisiones”15.

La ley de la oferta y la demanda tambiénmuestra que los mercados de bienes, respectodel mercado de los factores de la producciónson interdependientes. Esto es lógico, pues unaumento o una disminución en la demanda deun bien, produce en forma casi inmediata quelas empresas aumenten o disminuyan la de-manda de los factores correspondientes de pro-ducción. El rol del Estado en este sistema es so-lo de regulador para evitar desequilibrios y co-mo garante para que los agentes económicosacudan al mercado bajo un conjunto de condi-ciones que les brinden seguridad y una claraexpectativa de futuro. Los derechos de propie-dad garantizados por el Estado, constituyenuna columna fundamental de una economía demercado.

Los sistemas de economía mixta son los querealmente existen, pues es claro que no es posi-ble un sistema de economía puramente de mer-cado. Tampoco es posible un sistema puro deeconomía centralmente planificada. Y, por otraparte, las economías llamadas tradicionales, to-das ellas ahora están inscritas en sistemas glo-bales de intercambio que les impactan de una uotra manera, de forma que tampoco puede pos-tularse la existencia de economías tradicionalespuras.

Así, en muchas de las economías de mercadodel Occidente capitalista existen Estados fuertes

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que controlan determinadas áreas de la econo-mía, incluso organizando directamente las in-dustrias llamadas estratégicas como en el casodel Reino Unido con el carbón, los ferrocarrilesy los servicios postales16.

O en el caso de economías de planificacióncentral como China, en las que existe en deter-minadas áreas económicas funciones libres delmercado para la asignación de precios.

En términos generales, muchos países deeconomía mixta pero cuyo énfasis está en elmercado, ahora se denominan como economíasocial de mercado, pues se busca un equilibrioque busca mitigar las distorsiones y para esto elEstado cumple un fuerte rol.

“En definitiva, los responsables del sistema eco-nómico se plantearán un amplio conjunto deobjetivos económicos, entre los que cabe desta-car los siguientes:

• Pleno empleo de los recursos productivos. Sila sociedad no emplea todos sus recursosproductivos habrá desempleo, y perderá bie-nes que con esos recursos podrían haber pro-ducido lo que supone un despilfarro econó-mico.

• Estabilidad de los precios. Si no se logra unaestabilidad de precios se puede generar infla-ción, que podría provocar efectos negativossobre el crecimiento de la economía.

• Eficiencia. La economía debe elegir la combi-nación de recursos y tecnología que le permi-ta producir la máxima cantidad de bienes, es-to es, de la forma más eficiente.

que controlan determinadas áreas de la econo-mía, incluso organizando directamente las in-dustrias llamadas estratégicas como en el casodel Reino Unido con el carbón, los ferrocarrilesy los servicios postales16.

O en el caso de economías de planificacióncentral como China, en las que existe en deter-minadas áreas económicas funciones libres delmercado para la asignación de precios.

En términos generales, muchos países deeconomía mixta pero cuyo énfasis está en elmercado, ahora se denominan como economíasocial de mercado, pues se busca un equilibrioque busca mitigar las distorsiones y para esto elEstado cumple un fuerte rol.

“En definitiva, los responsables del sistema eco-nómico se plantearán un amplio conjunto deobjetivos económicos, entre los que cabe desta-car los siguientes:

• Pleno empleo de los recursos productivos. Sila sociedad no emplea todos sus recursosproductivos habrá desempleo, y perderá bie-nes que con esos recursos podrían haber pro-ducido lo que supone un despilfarro econó-mico.

• Estabilidad de los precios. Si no se logra unaestabilidad de precios se puede generar infla-ción, que podría provocar efectos negativossobre el crecimiento de la economía.

• Eficiencia. La economía debe elegir la combi-nación de recursos y tecnología que le permi-ta producir la máxima cantidad de bienes, es-to es, de la forma más eficiente.

que controlan determinadas áreas de la econo-mía, incluso organizando directamente las in-dustrias llamadas estratégicas como en el casodel Reino Unido con el carbón, los ferrocarrilesy los servicios postales16.

O en el caso de economías de planificacióncentral como China, en las que existe en deter-minadas áreas económicas funciones libres delmercado para la asignación de precios.

En términos generales, muchos países deeconomía mixta pero cuyo énfasis está en elmercado, ahora se denominan como economíasocial de mercado, pues se busca un equilibrioque busca mitigar las distorsiones y para esto elEstado cumple un fuerte rol.

“En definitiva, los responsables del sistema eco-nómico se plantearán un amplio conjunto deobjetivos económicos, entre los que cabe desta-car los siguientes:

• Pleno empleo de los recursos productivos. Sila sociedad no emplea todos sus recursosproductivos habrá desempleo, y perderá bie-nes que con esos recursos podrían haber pro-ducido lo que supone un despilfarro econó-mico.

• Estabilidad de los precios. Si no se logra unaestabilidad de precios se puede generar infla-ción, que podría provocar efectos negativossobre el crecimiento de la economía.

• Eficiencia. La economía debe elegir la combi-nación de recursos y tecnología que le permi-ta producir la máxima cantidad de bienes, es-to es, de la forma más eficiente.

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• Distribución equitativa de la renta. La econo-mía tratará de evitar que existan individuosque no pueden satisfacer necesidades que lasociedad considera mínimas. Lo ideal sería, sino hubiese desempleo, que los bienes se repar-tiesen en función de lo que los recursos pro-ductivos aportan al proceso de producción.

• Crecimiento económico. Conseguir que laeconomía crezca es lograr que aumenten losrecursos productivos y mejore la tecnología,ya que esto supondrá un nivel más alto devida”17.

Probablemente en la organización económi-ca de las sociedades tradicionales los cuatro pri-meros objetivos arriba enumerados son com-partidos con las economías sociales de merca-do. El único discutible sería el de crecimientoeconómico.

En forma adicional, para entender la lógicadel consumo desde la economía neoclásica unconcepto clave es el flujo circular de la renta.Este flujo representa las interacciones entreconsumidores y productores que tiene lugar através de los mercados de bienes y servicios ydel mercado de los factores de producción.

El siguiente gráfico presenta el esquemadel flujo circular de la renta18:

• Distribución equitativa de la renta. La econo-mía tratará de evitar que existan individuosque no pueden satisfacer necesidades que lasociedad considera mínimas. Lo ideal sería, sino hubiese desempleo, que los bienes se repar-tiesen en función de lo que los recursos pro-ductivos aportan al proceso de producción.

• Crecimiento económico. Conseguir que laeconomía crezca es lograr que aumenten losrecursos productivos y mejore la tecnología,ya que esto supondrá un nivel más alto devida”17.

Probablemente en la organización económi-ca de las sociedades tradicionales los cuatro pri-meros objetivos arriba enumerados son com-partidos con las economías sociales de merca-do. El único discutible sería el de crecimientoeconómico.

En forma adicional, para entender la lógicadel consumo desde la economía neoclásica unconcepto clave es el flujo circular de la renta.Este flujo representa las interacciones entreconsumidores y productores que tiene lugar através de los mercados de bienes y servicios ydel mercado de los factores de producción.

El siguiente gráfico presenta el esquemadel flujo circular de la renta18:

• Distribución equitativa de la renta. La econo-mía tratará de evitar que existan individuosque no pueden satisfacer necesidades que lasociedad considera mínimas. Lo ideal sería, sino hubiese desempleo, que los bienes se repar-tiesen en función de lo que los recursos pro-ductivos aportan al proceso de producción.

• Crecimiento económico. Conseguir que laeconomía crezca es lograr que aumenten losrecursos productivos y mejore la tecnología,ya que esto supondrá un nivel más alto devida”17.

Probablemente en la organización económi-ca de las sociedades tradicionales los cuatro pri-meros objetivos arriba enumerados son com-partidos con las economías sociales de merca-do. El único discutible sería el de crecimientoeconómico.

En forma adicional, para entender la lógicadel consumo desde la economía neoclásica unconcepto clave es el flujo circular de la renta.Este flujo representa las interacciones entreconsumidores y productores que tiene lugar através de los mercados de bienes y servicios ydel mercado de los factores de producción.

El siguiente gráfico presenta el esquemadel flujo circular de la renta18:

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“La familia en la teoría neoclásica es, en esencia,unidad de consumo, acción de la cual se derivautilidad o satisfacción directa; de otra parte, laproducción se ubica en el sector extradomésticoy le corresponde a las empresas; el trabajo que laspersonas realizan allí es fuente de utilidad indi-recta en tanto procura el ingreso para la comprade ciertos insumos provenientes del mercado. Enla base de las relaciones empresas-familias se en-cuentran dos mercados: uno, el de bienes y servi-

“La familia en la teoría neoclásica es, en esencia,unidad de consumo, acción de la cual se derivautilidad o satisfacción directa; de otra parte, laproducción se ubica en el sector extradomésticoy le corresponde a las empresas; el trabajo que laspersonas realizan allí es fuente de utilidad indi-recta en tanto procura el ingreso para la comprade ciertos insumos provenientes del mercado. Enla base de las relaciones empresas-familias se en-cuentran dos mercados: uno, el de bienes y servi-

“La familia en la teoría neoclásica es, en esencia,unidad de consumo, acción de la cual se derivautilidad o satisfacción directa; de otra parte, laproducción se ubica en el sector extradomésticoy le corresponde a las empresas; el trabajo que laspersonas realizan allí es fuente de utilidad indi-recta en tanto procura el ingreso para la comprade ciertos insumos provenientes del mercado. Enla base de las relaciones empresas-familias se en-cuentran dos mercados: uno, el de bienes y servi-

Mercado debienes y

servicios: lasempresas

venden; las economíasdomésticas compran

Mercado de factores de producción:

las economías domésticas venden; lasempresas compran

Economías domésticas: compran y consumen; pose-en y venden factores de pro-

ducción

Empresas: producen y venden bienes y servicios;

contratan y utilizan factoresde producción

Bienes y servi-cios comprados

Bienes y servi-cios comprados

Factores de

producción

Tierra, trabajo y capital

Gastos Renta

Ingresos Salarios, alquile-res y beneficios

Mercado debienes y

servicios: lasempresas

venden; las economíasdomésticas compran

Mercado de factores de producción:

las economías domésticas venden; lasempresas compran

Economías domésticas: compran y consumen; pose-en y venden factores de pro-

ducción

Empresas: producen y venden bienes y servicios;

contratan y utilizan factoresde producción

Bienes y servi-cios comprados

Bienes y servi-cios comprados

Factores de

producción

Tierra, trabajo y capital

Gastos Renta

Ingresos Salarios, alquile-res y beneficios

Mercado debienes y

servicios: lasempresas

venden; las economíasdomésticas compran

Mercado de factores de producción:

las economías domésticas venden; lasempresas compran

Economías domésticas: compran y consumen; pose-en y venden factores de pro-

ducción

Empresas: producen y venden bienes y servicios;

contratan y utilizan factoresde producción

Bienes y servi-cios comprados

Bienes y servi-cios comprados

Factores de

producción

Tierra, trabajo y capital

Gastos Renta

Ingresos Salarios, alquile-res y beneficios

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cios donde las primeras actúan como oferentes ylas segundas realizan la demanda o son poten-cialmente compradoras de mercancías para satis-facer sus necesidades; el otro, es el mercado defactores de producción; en éste se invierten lospapeles; las familias en calidad de agentes pro-ductores directos a través de sus miembros asala-riados pactan contratos de compra-venta de tra-bajo con los propietarios –que pueden ser repre-sentados por los empresarios y gerentes- y en talcircunstancia las que ofrecen son las familias ylas que demandan son las empresas”19.

¿Individuos o familias como decisores?

Los campos de decisión ambiental centransu enfoque en el individuo. Desde la economíaneoclásica, la unidad de consumo como unidadde decisión económica es más bien la familia.¿Por qué?

“En una economía de mercado estas fuentes sonprovistas por la familia mediante la asignaciónde tiempo para la transformación de mercancíascompradas con el ingreso obtenido en el merca-do laboral. En la práctica lo que se adquiere en elmercado son medios a los cuales se les debe apli-car tiempo adicional para dejarlos dispuestos pa-ra el inmediato consumo o para su uso. Los ali-mentos requieren ser cocinados e incluso servi-dos; la casa y su mobiliario necesitan aseo ymantenimiento y a los niños y niñas hay queatenderlos”20.

La combinación del tiempo de trabajo re-munerado fuera del hogar y del tiempo de tra-

cios donde las primeras actúan como oferentes ylas segundas realizan la demanda o son poten-cialmente compradoras de mercancías para satis-facer sus necesidades; el otro, es el mercado defactores de producción; en éste se invierten lospapeles; las familias en calidad de agentes pro-ductores directos a través de sus miembros asala-riados pactan contratos de compra-venta de tra-bajo con los propietarios –que pueden ser repre-sentados por los empresarios y gerentes- y en talcircunstancia las que ofrecen son las familias ylas que demandan son las empresas”19.

¿Individuos o familias como decisores?

Los campos de decisión ambiental centransu enfoque en el individuo. Desde la economíaneoclásica, la unidad de consumo como unidadde decisión económica es más bien la familia.¿Por qué?

“En una economía de mercado estas fuentes sonprovistas por la familia mediante la asignaciónde tiempo para la transformación de mercancíascompradas con el ingreso obtenido en el merca-do laboral. En la práctica lo que se adquiere en elmercado son medios a los cuales se les debe apli-car tiempo adicional para dejarlos dispuestos pa-ra el inmediato consumo o para su uso. Los ali-mentos requieren ser cocinados e incluso servi-dos; la casa y su mobiliario necesitan aseo ymantenimiento y a los niños y niñas hay queatenderlos”20.

La combinación del tiempo de trabajo re-munerado fuera del hogar y del tiempo de tra-

cios donde las primeras actúan como oferentes ylas segundas realizan la demanda o son poten-cialmente compradoras de mercancías para satis-facer sus necesidades; el otro, es el mercado defactores de producción; en éste se invierten lospapeles; las familias en calidad de agentes pro-ductores directos a través de sus miembros asala-riados pactan contratos de compra-venta de tra-bajo con los propietarios –que pueden ser repre-sentados por los empresarios y gerentes- y en talcircunstancia las que ofrecen son las familias ylas que demandan son las empresas”19.

¿Individuos o familias como decisores?

Los campos de decisión ambiental centransu enfoque en el individuo. Desde la economíaneoclásica, la unidad de consumo como unidadde decisión económica es más bien la familia.¿Por qué?

“En una economía de mercado estas fuentes sonprovistas por la familia mediante la asignaciónde tiempo para la transformación de mercancíascompradas con el ingreso obtenido en el merca-do laboral. En la práctica lo que se adquiere en elmercado son medios a los cuales se les debe apli-car tiempo adicional para dejarlos dispuestos pa-ra el inmediato consumo o para su uso. Los ali-mentos requieren ser cocinados e incluso servi-dos; la casa y su mobiliario necesitan aseo ymantenimiento y a los niños y niñas hay queatenderlos”20.

La combinación del tiempo de trabajo re-munerado fuera del hogar y del tiempo de tra-

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bajo no remunerado dentro del hogar, así co-mo la función familiar de reproducción, y lasfunciones de socialización, protección y educa-ción de los niños, constituyen, entre otros ele-mentos, factores clave que hacen de la familiala unidad económica básica de la economía demercado.

Una familia funcional buscará un fin maxi-mizador de bienestar para todo el grupo. Estoexige la existencia de uno o varios agentes al-truistas dentro del grupo, que privilegian en lasdecisiones el bienestar colectivo endógeno a lasatisfacción de necesidades individuales.

En la familia se unifican los recursos y comose explica en el flujo circular de la renta, la fami-lia actúa como unidad económica tanto para elmercado de bienes y servicios, como para elmercado de factores de producción. Y estos roleseconómicos la familia los cumple como unaunidad de solidaridad fundada en relaciones deconsanguinidad.

“El supuesto anterior hace alusión a la unidad derecursos y a éste se le agrega otro referido a laexistencia de una singular función de bienestarpara la familia. Desde la propuesta teórica deBecker (1987) es el caring o las interdependen-cias de utilidades individuales, lo que permite es-tablecer el bienestar común; el comportamientomaximizador queda en manos del jefe familiaraltruista, ´quien con suficiente bondad induce al-truismo en los otros miembros´ (…). En la basede este altruismo, adquieren forma ciertos prin-cipios que sustentan las relaciones entre los

bajo no remunerado dentro del hogar, así co-mo la función familiar de reproducción, y lasfunciones de socialización, protección y educa-ción de los niños, constituyen, entre otros ele-mentos, factores clave que hacen de la familiala unidad económica básica de la economía demercado.

Una familia funcional buscará un fin maxi-mizador de bienestar para todo el grupo. Estoexige la existencia de uno o varios agentes al-truistas dentro del grupo, que privilegian en lasdecisiones el bienestar colectivo endógeno a lasatisfacción de necesidades individuales.

En la familia se unifican los recursos y comose explica en el flujo circular de la renta, la fami-lia actúa como unidad económica tanto para elmercado de bienes y servicios, como para elmercado de factores de producción. Y estos roleseconómicos la familia los cumple como unaunidad de solidaridad fundada en relaciones deconsanguinidad.

“El supuesto anterior hace alusión a la unidad derecursos y a éste se le agrega otro referido a laexistencia de una singular función de bienestarpara la familia. Desde la propuesta teórica deBecker (1987) es el caring o las interdependen-cias de utilidades individuales, lo que permite es-tablecer el bienestar común; el comportamientomaximizador queda en manos del jefe familiaraltruista, ´quien con suficiente bondad induce al-truismo en los otros miembros´ (…). En la basede este altruismo, adquieren forma ciertos prin-cipios que sustentan las relaciones entre los

bajo no remunerado dentro del hogar, así co-mo la función familiar de reproducción, y lasfunciones de socialización, protección y educa-ción de los niños, constituyen, entre otros ele-mentos, factores clave que hacen de la familiala unidad económica básica de la economía demercado.

Una familia funcional buscará un fin maxi-mizador de bienestar para todo el grupo. Estoexige la existencia de uno o varios agentes al-truistas dentro del grupo, que privilegian en lasdecisiones el bienestar colectivo endógeno a lasatisfacción de necesidades individuales.

En la familia se unifican los recursos y comose explica en el flujo circular de la renta, la fami-lia actúa como unidad económica tanto para elmercado de bienes y servicios, como para elmercado de factores de producción. Y estos roleseconómicos la familia los cumple como unaunidad de solidaridad fundada en relaciones deconsanguinidad.

“El supuesto anterior hace alusión a la unidad derecursos y a éste se le agrega otro referido a laexistencia de una singular función de bienestarpara la familia. Desde la propuesta teórica deBecker (1987) es el caring o las interdependen-cias de utilidades individuales, lo que permite es-tablecer el bienestar común; el comportamientomaximizador queda en manos del jefe familiaraltruista, ´quien con suficiente bondad induce al-truismo en los otros miembros´ (…). En la basede este altruismo, adquieren forma ciertos prin-cipios que sustentan las relaciones entre los

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miembros; por ejemplo, para algunas personasdar es más importante que recibir; en los com-portamientos individuales y en las decisiones deconsumo la persona no es totalmente autónoma,por el contrario, con su actuar contribuye a mo-dificar el nivel de satisfacción de los demás; la ac-tividad económica personal no se reduce a lacompra de bienes para producir satisfaccionesindividuales, ´sino que integra la asignación derecursos personales que son utilizados por el in-dividuo para actuar sobre los otros con el fin deque éstos produzcan un determinado nivel debienes´ o valores sociales”21.

Se establece, entonces, una distinción rele-vante. En la economía neoclásica la familia es launidad económica de base, pero en el sistemacontractualista liberal es el individuo, indepen-dientemente de su familia, quien tiene la res-ponsabilidad ética y jurídica sobre sus actos. Unpadre de familia bien puede ser muy altruistacon su familia maximizando el bienestar delgrupo, pero en cambio su decisión puede cons-tituir una afrenta social. El sistema jurídicopriorizará los efectos sociales de la decisión in-dividual del padre, y no involucrará en las con-secuencias de dicha decisión a los beneficiariosfamiliares, sean estos la esposa o los hijos.

Por otra parte, debe tomarse en cuenta quela sociedad contemporánea cada vez restringemás las relaciones de solidaridad al interior dela familia. Cientos de miles de unidades resi-denciales están constituidas ahora por personasmayores solas, por mujeres que han optado por

miembros; por ejemplo, para algunas personasdar es más importante que recibir; en los com-portamientos individuales y en las decisiones deconsumo la persona no es totalmente autónoma,por el contrario, con su actuar contribuye a mo-dificar el nivel de satisfacción de los demás; la ac-tividad económica personal no se reduce a lacompra de bienes para producir satisfaccionesindividuales, ´sino que integra la asignación derecursos personales que son utilizados por el in-dividuo para actuar sobre los otros con el fin deque éstos produzcan un determinado nivel debienes´ o valores sociales”21.

Se establece, entonces, una distinción rele-vante. En la economía neoclásica la familia es launidad económica de base, pero en el sistemacontractualista liberal es el individuo, indepen-dientemente de su familia, quien tiene la res-ponsabilidad ética y jurídica sobre sus actos. Unpadre de familia bien puede ser muy altruistacon su familia maximizando el bienestar delgrupo, pero en cambio su decisión puede cons-tituir una afrenta social. El sistema jurídicopriorizará los efectos sociales de la decisión in-dividual del padre, y no involucrará en las con-secuencias de dicha decisión a los beneficiariosfamiliares, sean estos la esposa o los hijos.

Por otra parte, debe tomarse en cuenta quela sociedad contemporánea cada vez restringemás las relaciones de solidaridad al interior dela familia. Cientos de miles de unidades resi-denciales están constituidas ahora por personasmayores solas, por mujeres que han optado por

miembros; por ejemplo, para algunas personasdar es más importante que recibir; en los com-portamientos individuales y en las decisiones deconsumo la persona no es totalmente autónoma,por el contrario, con su actuar contribuye a mo-dificar el nivel de satisfacción de los demás; la ac-tividad económica personal no se reduce a lacompra de bienes para producir satisfaccionesindividuales, ´sino que integra la asignación derecursos personales que son utilizados por el in-dividuo para actuar sobre los otros con el fin deque éstos produzcan un determinado nivel debienes´ o valores sociales”21.

Se establece, entonces, una distinción rele-vante. En la economía neoclásica la familia es launidad económica de base, pero en el sistemacontractualista liberal es el individuo, indepen-dientemente de su familia, quien tiene la res-ponsabilidad ética y jurídica sobre sus actos. Unpadre de familia bien puede ser muy altruistacon su familia maximizando el bienestar delgrupo, pero en cambio su decisión puede cons-tituir una afrenta social. El sistema jurídicopriorizará los efectos sociales de la decisión in-dividual del padre, y no involucrará en las con-secuencias de dicha decisión a los beneficiariosfamiliares, sean estos la esposa o los hijos.

Por otra parte, debe tomarse en cuenta quela sociedad contemporánea cada vez restringemás las relaciones de solidaridad al interior dela familia. Cientos de miles de unidades resi-denciales están constituidas ahora por personasmayores solas, por mujeres que han optado por

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una vida sin matrimonio, por hombres y muje-res divorciados, por jóvenes que viven juntos demanera funcional pero que no constituyen uni-dades de solidaridad e, incluso, por familias enlas que los integrantes actúan más como miem-bros de un condominio o como residentes deun hotel, antes que como una unidad de afectoy cuidado.

Además, el mercado multiplica los bienes yservicios que corresponden a este ajuste delfuncionamiento familiar: alimentos completa-mente listos para ser consumidos en cualquierlugar, aparatos electrónicos muy eficientes paraautomatizar procesos del trabajo doméstico,trabajo asalariado especialmente de migrantesnacionales (del campo a la ciudad) y de mi-grantes internacionales (de países pobres a paí-ses ricos) para el cuidado de niños, de viejos yde discapacitados, nuevos diseños arquitectóni-cos pensados para estructuras residenciales in-dividualizadas, sistemas de servicios de infor-mación, transporte, trámites y comunicacióntotalmente personalizados, etc.

Esta última reflexión lleva al concepto de laspreferencias y los deseos en el consumo y suevolución en las familias.

“En los nuevos análisis de la función consuntivade la familia, adquiere importancia el recursotiempo, que lleva a plantear el supuesto de laspreferencias estables. Este establece que las com-pras y los modos de consumo se modifican conel transcurrir del tiempo más no las preferencias.

una vida sin matrimonio, por hombres y muje-res divorciados, por jóvenes que viven juntos demanera funcional pero que no constituyen uni-dades de solidaridad e, incluso, por familias enlas que los integrantes actúan más como miem-bros de un condominio o como residentes deun hotel, antes que como una unidad de afectoy cuidado.

Además, el mercado multiplica los bienes yservicios que corresponden a este ajuste delfuncionamiento familiar: alimentos completa-mente listos para ser consumidos en cualquierlugar, aparatos electrónicos muy eficientes paraautomatizar procesos del trabajo doméstico,trabajo asalariado especialmente de migrantesnacionales (del campo a la ciudad) y de mi-grantes internacionales (de países pobres a paí-ses ricos) para el cuidado de niños, de viejos yde discapacitados, nuevos diseños arquitectóni-cos pensados para estructuras residenciales in-dividualizadas, sistemas de servicios de infor-mación, transporte, trámites y comunicacióntotalmente personalizados, etc.

Esta última reflexión lleva al concepto de laspreferencias y los deseos en el consumo y suevolución en las familias.

“En los nuevos análisis de la función consuntivade la familia, adquiere importancia el recursotiempo, que lleva a plantear el supuesto de laspreferencias estables. Este establece que las com-pras y los modos de consumo se modifican conel transcurrir del tiempo más no las preferencias.

una vida sin matrimonio, por hombres y muje-res divorciados, por jóvenes que viven juntos demanera funcional pero que no constituyen uni-dades de solidaridad e, incluso, por familias enlas que los integrantes actúan más como miem-bros de un condominio o como residentes deun hotel, antes que como una unidad de afectoy cuidado.

Además, el mercado multiplica los bienes yservicios que corresponden a este ajuste delfuncionamiento familiar: alimentos completa-mente listos para ser consumidos en cualquierlugar, aparatos electrónicos muy eficientes paraautomatizar procesos del trabajo doméstico,trabajo asalariado especialmente de migrantesnacionales (del campo a la ciudad) y de mi-grantes internacionales (de países pobres a paí-ses ricos) para el cuidado de niños, de viejos yde discapacitados, nuevos diseños arquitectóni-cos pensados para estructuras residenciales in-dividualizadas, sistemas de servicios de infor-mación, transporte, trámites y comunicacióntotalmente personalizados, etc.

Esta última reflexión lleva al concepto de laspreferencias y los deseos en el consumo y suevolución en las familias.

“En los nuevos análisis de la función consuntivade la familia, adquiere importancia el recursotiempo, que lleva a plantear el supuesto de laspreferencias estables. Este establece que las com-pras y los modos de consumo se modifican conel transcurrir del tiempo más no las preferencias.

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Es el caso de muchos bienes que hoy en día secompran elaborados y antaño se hacían en casa:pan, enlatados, conservas. No significa que ha-yan surgido necesidades específicas por cada unade las mercancías en mención; lo que se da esuna demanda de nutrición que ante el encareci-miento del valor del tiempo da lugar a formas al-ternativas de proveerse de dicha nutrición. Lomismo podría argumentarse respecto al carro;no es una necesidad específica pero sí lo es el´desplazamiento´, y en vista de que el tiempo escostoso, en la medida en que las condiciones lopermitan, más individuos –familias- buscarán laforma de desplazarse lo más rápidamente posi-ble. En síntesis, el supuesto de las preferenciasestables dice que ´lo que varía no es la estructurade las necesidades del consumidor, sino los me-dios para satisfacerlas´ (Lepage)”22.

Desde el consumo, también la economíaneoclásica se enfoca en la familia como unidad.El estudio de la canasta básica que realiza elINEC23 en Ecuador se hace según lo que podríaconsumir mínimamente una familia promediode cuatro miembros. Pero la consideración de lafamilia como unidad de consumo puede redun-dar en algunas incoherencias sistémicas. En pri-mer lugar, cada vez más los sistemas de produc-ción y de marketing se orientan a las preferen-cias y deseos individuales; luego, el sistema con-sumista fundado en una ética hedonista se enfo-ca fundamentalmente en el individuo; en tercerlugar, el consumo se realiza -en tanto acto final-en el individuo; y, finalmente, el postulado prin-

Es el caso de muchos bienes que hoy en día secompran elaborados y antaño se hacían en casa:pan, enlatados, conservas. No significa que ha-yan surgido necesidades específicas por cada unade las mercancías en mención; lo que se da esuna demanda de nutrición que ante el encareci-miento del valor del tiempo da lugar a formas al-ternativas de proveerse de dicha nutrición. Lomismo podría argumentarse respecto al carro;no es una necesidad específica pero sí lo es el´desplazamiento´, y en vista de que el tiempo escostoso, en la medida en que las condiciones lopermitan, más individuos –familias- buscarán laforma de desplazarse lo más rápidamente posi-ble. En síntesis, el supuesto de las preferenciasestables dice que ´lo que varía no es la estructurade las necesidades del consumidor, sino los me-dios para satisfacerlas´ (Lepage)”22.

Desde el consumo, también la economíaneoclásica se enfoca en la familia como unidad.El estudio de la canasta básica que realiza elINEC23 en Ecuador se hace según lo que podríaconsumir mínimamente una familia promediode cuatro miembros. Pero la consideración de lafamilia como unidad de consumo puede redun-dar en algunas incoherencias sistémicas. En pri-mer lugar, cada vez más los sistemas de produc-ción y de marketing se orientan a las preferen-cias y deseos individuales; luego, el sistema con-sumista fundado en una ética hedonista se enfo-ca fundamentalmente en el individuo; en tercerlugar, el consumo se realiza -en tanto acto final-en el individuo; y, finalmente, el postulado prin-

Es el caso de muchos bienes que hoy en día secompran elaborados y antaño se hacían en casa:pan, enlatados, conservas. No significa que ha-yan surgido necesidades específicas por cada unade las mercancías en mención; lo que se da esuna demanda de nutrición que ante el encareci-miento del valor del tiempo da lugar a formas al-ternativas de proveerse de dicha nutrición. Lomismo podría argumentarse respecto al carro;no es una necesidad específica pero sí lo es el´desplazamiento´, y en vista de que el tiempo escostoso, en la medida en que las condiciones lopermitan, más individuos –familias- buscarán laforma de desplazarse lo más rápidamente posi-ble. En síntesis, el supuesto de las preferenciasestables dice que ´lo que varía no es la estructurade las necesidades del consumidor, sino los me-dios para satisfacerlas´ (Lepage)”22.

Desde el consumo, también la economíaneoclásica se enfoca en la familia como unidad.El estudio de la canasta básica que realiza elINEC23 en Ecuador se hace según lo que podríaconsumir mínimamente una familia promediode cuatro miembros. Pero la consideración de lafamilia como unidad de consumo puede redun-dar en algunas incoherencias sistémicas. En pri-mer lugar, cada vez más los sistemas de produc-ción y de marketing se orientan a las preferen-cias y deseos individuales; luego, el sistema con-sumista fundado en una ética hedonista se enfo-ca fundamentalmente en el individuo; en tercerlugar, el consumo se realiza -en tanto acto final-en el individuo; y, finalmente, el postulado prin-

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cipal del sistema liberal es el de partir de indivi-duos autónomos y responsables de sus actos.

Si el consumo es el factor decisivo de losproblemas ambientales, tal como se postula conlos campos de decisión ambiental, entonces serequiere de un desmontaje conceptual de la fa-milia como unidad de consumo, o bien se re-quiere de un sistema jurídico que responsabiliceética, judicial y económicamente a las familiasen tanto decisores de última instancia.

Lo correcto tanto por los supuestos sobre losque se edifica la economía moderna como porlas tendencias contemporáneas del mercado quetienden a atomizar los procesos de consumo, esllevar el concepto de decisor individual a sus lí-mites éticos y lógicos más consistentes.

Centrar en la producción la responsabilidadmayor de los problemas ambientales, es unaforma de ocultar la responsabilidad del consu-mo. De igual manera, considerar únicamente ala familia como la unidad de consumo, implicaocultar la responsabilidad de cada individuo entanto decisor.

¿Consumo sostenible?

“En el último cuarto de siglo, los gastos deconsumo mundial, tanto privados como pú-blicos, registraron una dinámica expansivasin precedentes que significó que el nivel deconsumo se duplicara en términos reales”24.

Todas las alarmas se encienden cuando apa-recen los datos globales acerca de la explotación

cipal del sistema liberal es el de partir de indivi-duos autónomos y responsables de sus actos.

Si el consumo es el factor decisivo de losproblemas ambientales, tal como se postula conlos campos de decisión ambiental, entonces serequiere de un desmontaje conceptual de la fa-milia como unidad de consumo, o bien se re-quiere de un sistema jurídico que responsabiliceética, judicial y económicamente a las familiasen tanto decisores de última instancia.

Lo correcto tanto por los supuestos sobre losque se edifica la economía moderna como porlas tendencias contemporáneas del mercado quetienden a atomizar los procesos de consumo, esllevar el concepto de decisor individual a sus lí-mites éticos y lógicos más consistentes.

Centrar en la producción la responsabilidadmayor de los problemas ambientales, es unaforma de ocultar la responsabilidad del consu-mo. De igual manera, considerar únicamente ala familia como la unidad de consumo, implicaocultar la responsabilidad de cada individuo entanto decisor.

¿Consumo sostenible?

“En el último cuarto de siglo, los gastos deconsumo mundial, tanto privados como pú-blicos, registraron una dinámica expansivasin precedentes que significó que el nivel deconsumo se duplicara en términos reales”24.

Todas las alarmas se encienden cuando apa-recen los datos globales acerca de la explotación

cipal del sistema liberal es el de partir de indivi-duos autónomos y responsables de sus actos.

Si el consumo es el factor decisivo de losproblemas ambientales, tal como se postula conlos campos de decisión ambiental, entonces serequiere de un desmontaje conceptual de la fa-milia como unidad de consumo, o bien se re-quiere de un sistema jurídico que responsabiliceética, judicial y económicamente a las familiasen tanto decisores de última instancia.

Lo correcto tanto por los supuestos sobre losque se edifica la economía moderna como porlas tendencias contemporáneas del mercado quetienden a atomizar los procesos de consumo, esllevar el concepto de decisor individual a sus lí-mites éticos y lógicos más consistentes.

Centrar en la producción la responsabilidadmayor de los problemas ambientales, es unaforma de ocultar la responsabilidad del consu-mo. De igual manera, considerar únicamente ala familia como la unidad de consumo, implicaocultar la responsabilidad de cada individuo entanto decisor.

¿Consumo sostenible?

“En el último cuarto de siglo, los gastos deconsumo mundial, tanto privados como pú-blicos, registraron una dinámica expansivasin precedentes que significó que el nivel deconsumo se duplicara en términos reales”24.

Todas las alarmas se encienden cuando apa-recen los datos globales acerca de la explotación

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de los recursos naturales. Las tendencias delconsumo mundial y la parafernalia de cálculosque contabilizan el intercambio de biomasa yde energía muestran hasta la saciedad que laproducción y el consumo no son sostenibles.Que su expansión está fuera de todo control.

Las conferencias internacionales constituyenel mejor escenario para que los gobernantes, lasgrandes compañías y las empresas, los represen-tantes del tercer sector y los organismos inter-nacionales se lamenten sobre la tragedia queacaece en el planeta Tierra. No es para menos,pero sí es para mucho más.

Pero resulta de todo esto que cada uno denosotros contribuye con su “grano de arena” enel colapso global. Sin embargo, al tratar el pro-blema ambiental y sus causas, las decisiones in-dividuales de consumo pasan a un segundoplano.

Esto no quiere decir que la comunidad in-ternacional no haya puesto de relieve los pro-blemas relacionados con los patrones de consu-mo y de producción. Al contrario, desde laConferencia de Río de 1992 ya se presentó alcrecimiento del consumo como una de las cau-sas fundamentales del deterioro ambiental.

“Concretamente, se reconoció que la mayor cau-sa del continuo deterioro del medio ambienteglobal es el carácter insostenible de los patronesde consumo y producción, particularmente enlos países industrializados. A partir de ello, sedestaca la necesidad de reorientar los patrones deconsumo y producción hacia la sostenibilidad y

de los recursos naturales. Las tendencias delconsumo mundial y la parafernalia de cálculosque contabilizan el intercambio de biomasa yde energía muestran hasta la saciedad que laproducción y el consumo no son sostenibles.Que su expansión está fuera de todo control.

Las conferencias internacionales constituyenel mejor escenario para que los gobernantes, lasgrandes compañías y las empresas, los represen-tantes del tercer sector y los organismos inter-nacionales se lamenten sobre la tragedia queacaece en el planeta Tierra. No es para menos,pero sí es para mucho más.

Pero resulta de todo esto que cada uno denosotros contribuye con su “grano de arena” enel colapso global. Sin embargo, al tratar el pro-blema ambiental y sus causas, las decisiones in-dividuales de consumo pasan a un segundoplano.

Esto no quiere decir que la comunidad in-ternacional no haya puesto de relieve los pro-blemas relacionados con los patrones de consu-mo y de producción. Al contrario, desde laConferencia de Río de 1992 ya se presentó alcrecimiento del consumo como una de las cau-sas fundamentales del deterioro ambiental.

“Concretamente, se reconoció que la mayor cau-sa del continuo deterioro del medio ambienteglobal es el carácter insostenible de los patronesde consumo y producción, particularmente enlos países industrializados. A partir de ello, sedestaca la necesidad de reorientar los patrones deconsumo y producción hacia la sostenibilidad y

de los recursos naturales. Las tendencias delconsumo mundial y la parafernalia de cálculosque contabilizan el intercambio de biomasa yde energía muestran hasta la saciedad que laproducción y el consumo no son sostenibles.Que su expansión está fuera de todo control.

Las conferencias internacionales constituyenel mejor escenario para que los gobernantes, lasgrandes compañías y las empresas, los represen-tantes del tercer sector y los organismos inter-nacionales se lamenten sobre la tragedia queacaece en el planeta Tierra. No es para menos,pero sí es para mucho más.

Pero resulta de todo esto que cada uno denosotros contribuye con su “grano de arena” enel colapso global. Sin embargo, al tratar el pro-blema ambiental y sus causas, las decisiones in-dividuales de consumo pasan a un segundoplano.

Esto no quiere decir que la comunidad in-ternacional no haya puesto de relieve los pro-blemas relacionados con los patrones de consu-mo y de producción. Al contrario, desde laConferencia de Río de 1992 ya se presentó alcrecimiento del consumo como una de las cau-sas fundamentales del deterioro ambiental.

“Concretamente, se reconoció que la mayor cau-sa del continuo deterioro del medio ambienteglobal es el carácter insostenible de los patronesde consumo y producción, particularmente enlos países industrializados. A partir de ello, sedestaca la necesidad de reorientar los patrones deconsumo y producción hacia la sostenibilidad y

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elaborar estrategias que permitan alcanzar eseobjetivo, promoviendo la satisfacción de las ne-cesidades humanas básicas y la reducción de lapresión sobre el medio ambiente. Desde enton-ces, el consumo se integró como un elemento deldesarrollo sostenible, entendiendo a éste como´el desarrollo que cubre las necesidades del pre-sente sin comprometer la posibilidad de las futu-ras generaciones para satisfacer las suyas”25.

El consumo ha sido considerado de alta rele-vancia al tratar el tema ambiental. Y, en estecontexto, se ha socializado una idea un tantodual: por un lado, de consumo que atenta con-tra el medio ambiente y, por otro lado, de con-sumo sostenible. El consumo malo sería aquelque supera cierto tipo de umbrales de contami-nación y deterioro del ambiente, mientras queel consumo bueno o sostenible sería aquel queno supera dichos umbrales.

La Comisión de Naciones Unidas para elDesarrollo Sostenible, en 1995, acordó la si-guiente definición de consumo sostenible:

“El uso de servicios y productos relacionados queresponden a las necesidades básicas y conllevanuna mejor calidad de vida, minimizando el usode recursos naturales y materiales tóxicos así co-mo también la emisión de residuos y contami-nantes sobre el ciclo de vida, de tal forma que nohaga peligrar las necesidades de las futuras gene-raciones”26.

A partir de los 90´s existe un mayor recono-cimiento del consumo como factor clave en el

elaborar estrategias que permitan alcanzar eseobjetivo, promoviendo la satisfacción de las ne-cesidades humanas básicas y la reducción de lapresión sobre el medio ambiente. Desde enton-ces, el consumo se integró como un elemento deldesarrollo sostenible, entendiendo a éste como´el desarrollo que cubre las necesidades del pre-sente sin comprometer la posibilidad de las futu-ras generaciones para satisfacer las suyas”25.

El consumo ha sido considerado de alta rele-vancia al tratar el tema ambiental. Y, en estecontexto, se ha socializado una idea un tantodual: por un lado, de consumo que atenta con-tra el medio ambiente y, por otro lado, de con-sumo sostenible. El consumo malo sería aquelque supera cierto tipo de umbrales de contami-nación y deterioro del ambiente, mientras queel consumo bueno o sostenible sería aquel queno supera dichos umbrales.

La Comisión de Naciones Unidas para elDesarrollo Sostenible, en 1995, acordó la si-guiente definición de consumo sostenible:

“El uso de servicios y productos relacionados queresponden a las necesidades básicas y conllevanuna mejor calidad de vida, minimizando el usode recursos naturales y materiales tóxicos así co-mo también la emisión de residuos y contami-nantes sobre el ciclo de vida, de tal forma que nohaga peligrar las necesidades de las futuras gene-raciones”26.

A partir de los 90´s existe un mayor recono-cimiento del consumo como factor clave en el

elaborar estrategias que permitan alcanzar eseobjetivo, promoviendo la satisfacción de las ne-cesidades humanas básicas y la reducción de lapresión sobre el medio ambiente. Desde enton-ces, el consumo se integró como un elemento deldesarrollo sostenible, entendiendo a éste como´el desarrollo que cubre las necesidades del pre-sente sin comprometer la posibilidad de las futu-ras generaciones para satisfacer las suyas”25.

El consumo ha sido considerado de alta rele-vancia al tratar el tema ambiental. Y, en estecontexto, se ha socializado una idea un tantodual: por un lado, de consumo que atenta con-tra el medio ambiente y, por otro lado, de con-sumo sostenible. El consumo malo sería aquelque supera cierto tipo de umbrales de contami-nación y deterioro del ambiente, mientras queel consumo bueno o sostenible sería aquel queno supera dichos umbrales.

La Comisión de Naciones Unidas para elDesarrollo Sostenible, en 1995, acordó la si-guiente definición de consumo sostenible:

“El uso de servicios y productos relacionados queresponden a las necesidades básicas y conllevanuna mejor calidad de vida, minimizando el usode recursos naturales y materiales tóxicos así co-mo también la emisión de residuos y contami-nantes sobre el ciclo de vida, de tal forma que nohaga peligrar las necesidades de las futuras gene-raciones”26.

A partir de los 90´s existe un mayor recono-cimiento del consumo como factor clave en el

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deterioro ambiental. Correspondiente al con-cepto de consumo sostenible, ahora existenmúltiples iniciativas de investigación de la con-ducta de los consumidores, de testeo de pro-ductos, de etiquetado para mejorar la informa-ción al consumidor, de consumo de productosreciclados y de incentivos tributarios para unconsumo sostenible. Son avances notables enámbitos micro, pero los resultados de estoscambios, si se analiza la tendencia global, soncasi imperceptibles.

Para la promoción del consumo sostenible,las Naciones Unidas difundieron las llamadasdirectrices de protección al consumidor, lasmismas que tienen los siguientes objetivos:

• “Asistir para alcanzar y mantener una ade-cuada protección para sus habitantes comoconsumidores.

• Facilitar patrones de producción y distribu-ción receptivos de las necesidades y deseos delos consumidores.

• Alentar comportamientos altamente éticosde aquellos comprometidos con la produc-ción y distribución de bienes y servicios paralos consumidores.

• Asistir a los países a contener o frenar lasprácticas abusivas de negocios por parte deempresas nacionales o internacionales quegeneren efectos adversos para los consumi-dores.

• Facilitar el desarrollo de grupos de consumi-dores independientes.

• Extender la cooperación internacional en elcampo de protección al consumidor.

deterioro ambiental. Correspondiente al con-cepto de consumo sostenible, ahora existenmúltiples iniciativas de investigación de la con-ducta de los consumidores, de testeo de pro-ductos, de etiquetado para mejorar la informa-ción al consumidor, de consumo de productosreciclados y de incentivos tributarios para unconsumo sostenible. Son avances notables enámbitos micro, pero los resultados de estoscambios, si se analiza la tendencia global, soncasi imperceptibles.

Para la promoción del consumo sostenible,las Naciones Unidas difundieron las llamadasdirectrices de protección al consumidor, lasmismas que tienen los siguientes objetivos:

• “Asistir para alcanzar y mantener una ade-cuada protección para sus habitantes comoconsumidores.

• Facilitar patrones de producción y distribu-ción receptivos de las necesidades y deseos delos consumidores.

• Alentar comportamientos altamente éticosde aquellos comprometidos con la produc-ción y distribución de bienes y servicios paralos consumidores.

• Asistir a los países a contener o frenar lasprácticas abusivas de negocios por parte deempresas nacionales o internacionales quegeneren efectos adversos para los consumi-dores.

• Facilitar el desarrollo de grupos de consumi-dores independientes.

• Extender la cooperación internacional en elcampo de protección al consumidor.

deterioro ambiental. Correspondiente al con-cepto de consumo sostenible, ahora existenmúltiples iniciativas de investigación de la con-ducta de los consumidores, de testeo de pro-ductos, de etiquetado para mejorar la informa-ción al consumidor, de consumo de productosreciclados y de incentivos tributarios para unconsumo sostenible. Son avances notables enámbitos micro, pero los resultados de estoscambios, si se analiza la tendencia global, soncasi imperceptibles.

Para la promoción del consumo sostenible,las Naciones Unidas difundieron las llamadasdirectrices de protección al consumidor, lasmismas que tienen los siguientes objetivos:

• “Asistir para alcanzar y mantener una ade-cuada protección para sus habitantes comoconsumidores.

• Facilitar patrones de producción y distribu-ción receptivos de las necesidades y deseos delos consumidores.

• Alentar comportamientos altamente éticosde aquellos comprometidos con la produc-ción y distribución de bienes y servicios paralos consumidores.

• Asistir a los países a contener o frenar lasprácticas abusivas de negocios por parte deempresas nacionales o internacionales quegeneren efectos adversos para los consumi-dores.

• Facilitar el desarrollo de grupos de consumi-dores independientes.

• Extender la cooperación internacional en elcampo de protección al consumidor.

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• Fomentar el desarrollo de condiciones demercado que provean a los consumidoresmejores elecciones a menores precios.

• Promover el consumo sostenible”27.

En correspondencia a estas directrices algu-nos gobiernos incluso han tomado iniciativasque van más allá del enfoque planteado por Na-ciones Unidas. Tal el caso de Australia que des-de 1996 impulsó los “juegos verdes” para lasconstrucciones en los juegos de Sydney, etique-tados de consumo energético en electrodomés-ticos, impuestos sobre la gasolina para incenti-var su retiro, subsidios para la instalación desistemas de calefacción con energía solar, edu-cación ambiental sobre productos reciclados,préstamos con descuentos para diseños verdesen las viviendas, etc.28

El castigo a los consumidores a partir deciertos umbrales, los incentivos y subsidios parala adopción de ciertas prácticas menos conta-minantes, la educación ambiental para promo-ver por ejemplo el reciclaje y la informaciónprecisa con etiquetados sobre los procesos deproducción y sobre la capacidad contaminantede cada producto, parecería que constituyen lasestrategias fundamentales para promover unconsumo sostenible.

Como se ha dicho, se trata de avances nota-bles. Pero al aplicar el concepto de los camposde decisión ambiental aparecen algunos proble-mas con los enfoques de consumo sostenible:

• Fomentar el desarrollo de condiciones demercado que provean a los consumidoresmejores elecciones a menores precios.

• Promover el consumo sostenible”27.

En correspondencia a estas directrices algu-nos gobiernos incluso han tomado iniciativasque van más allá del enfoque planteado por Na-ciones Unidas. Tal el caso de Australia que des-de 1996 impulsó los “juegos verdes” para lasconstrucciones en los juegos de Sydney, etique-tados de consumo energético en electrodomés-ticos, impuestos sobre la gasolina para incenti-var su retiro, subsidios para la instalación desistemas de calefacción con energía solar, edu-cación ambiental sobre productos reciclados,préstamos con descuentos para diseños verdesen las viviendas, etc.28

El castigo a los consumidores a partir deciertos umbrales, los incentivos y subsidios parala adopción de ciertas prácticas menos conta-minantes, la educación ambiental para promo-ver por ejemplo el reciclaje y la informaciónprecisa con etiquetados sobre los procesos deproducción y sobre la capacidad contaminantede cada producto, parecería que constituyen lasestrategias fundamentales para promover unconsumo sostenible.

Como se ha dicho, se trata de avances nota-bles. Pero al aplicar el concepto de los camposde decisión ambiental aparecen algunos proble-mas con los enfoques de consumo sostenible:

• Fomentar el desarrollo de condiciones demercado que provean a los consumidoresmejores elecciones a menores precios.

• Promover el consumo sostenible”27.

En correspondencia a estas directrices algu-nos gobiernos incluso han tomado iniciativasque van más allá del enfoque planteado por Na-ciones Unidas. Tal el caso de Australia que des-de 1996 impulsó los “juegos verdes” para lasconstrucciones en los juegos de Sydney, etique-tados de consumo energético en electrodomés-ticos, impuestos sobre la gasolina para incenti-var su retiro, subsidios para la instalación desistemas de calefacción con energía solar, edu-cación ambiental sobre productos reciclados,préstamos con descuentos para diseños verdesen las viviendas, etc.28

El castigo a los consumidores a partir deciertos umbrales, los incentivos y subsidios parala adopción de ciertas prácticas menos conta-minantes, la educación ambiental para promo-ver por ejemplo el reciclaje y la informaciónprecisa con etiquetados sobre los procesos deproducción y sobre la capacidad contaminantede cada producto, parecería que constituyen lasestrategias fundamentales para promover unconsumo sostenible.

Como se ha dicho, se trata de avances nota-bles. Pero al aplicar el concepto de los camposde decisión ambiental aparecen algunos proble-mas con los enfoques de consumo sostenible:

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• Es el individuo que toma decisiones el res-ponsable en último término de la contami-nación que produce su decisión, indepen-dientemente de los umbrales de contamina-ción que establezca un marco jurídico deter-minado.

• Estas decisiones conllevan deberes éticos, ju-diciales y económicos.

• En estos sentidos, no hay una distinción ta-jante entre consumo contaminante y consu-mo sostenible.

• Todo consumo es contaminante y deteriorael ambiente, lo que existe es una diferenciade grado. Por lo tanto, todo consumidor esresponsable en diferente grado y condiciónde los efectos de sus decisiones en el am-biente y en otros seres humanos.

• Los consumidores no solo requieren protec-ción de sus derechos en tanto consumidores,sino que se necesita de arreglos jurídicos yeconómicos que obliguen al cumplimientode los deberes ambientales resultantes de de-cisiones individuales de consumo.

En síntesis, los campos de decisión ambien-tal transparentan el siguiente problema: ¿supo-niendo que todos los conductores de la ciudadde Quito mantuvieran sus autos bajo las nor-mas municipales de control ambiental del aire,se eliminaría el problema de la contaminaciónproducida por esta causa? La respuesta es claray definitiva: no se soluciona el problema. Inclu-so puede crecer, pues los conductores tendrán

• Es el individuo que toma decisiones el res-ponsable en último término de la contami-nación que produce su decisión, indepen-dientemente de los umbrales de contamina-ción que establezca un marco jurídico deter-minado.

• Estas decisiones conllevan deberes éticos, ju-diciales y económicos.

• En estos sentidos, no hay una distinción ta-jante entre consumo contaminante y consu-mo sostenible.

• Todo consumo es contaminante y deteriorael ambiente, lo que existe es una diferenciade grado. Por lo tanto, todo consumidor esresponsable en diferente grado y condiciónde los efectos de sus decisiones en el am-biente y en otros seres humanos.

• Los consumidores no solo requieren protec-ción de sus derechos en tanto consumidores,sino que se necesita de arreglos jurídicos yeconómicos que obliguen al cumplimientode los deberes ambientales resultantes de de-cisiones individuales de consumo.

En síntesis, los campos de decisión ambien-tal transparentan el siguiente problema: ¿supo-niendo que todos los conductores de la ciudadde Quito mantuvieran sus autos bajo las nor-mas municipales de control ambiental del aire,se eliminaría el problema de la contaminaciónproducida por esta causa? La respuesta es claray definitiva: no se soluciona el problema. Inclu-so puede crecer, pues los conductores tendrán

• Es el individuo que toma decisiones el res-ponsable en último término de la contami-nación que produce su decisión, indepen-dientemente de los umbrales de contamina-ción que establezca un marco jurídico deter-minado.

• Estas decisiones conllevan deberes éticos, ju-diciales y económicos.

• En estos sentidos, no hay una distinción ta-jante entre consumo contaminante y consu-mo sostenible.

• Todo consumo es contaminante y deteriorael ambiente, lo que existe es una diferenciade grado. Por lo tanto, todo consumidor esresponsable en diferente grado y condiciónde los efectos de sus decisiones en el am-biente y en otros seres humanos.

• Los consumidores no solo requieren protec-ción de sus derechos en tanto consumidores,sino que se necesita de arreglos jurídicos yeconómicos que obliguen al cumplimientode los deberes ambientales resultantes de de-cisiones individuales de consumo.

En síntesis, los campos de decisión ambien-tal transparentan el siguiente problema: ¿supo-niendo que todos los conductores de la ciudadde Quito mantuvieran sus autos bajo las nor-mas municipales de control ambiental del aire,se eliminaría el problema de la contaminaciónproducida por esta causa? La respuesta es claray definitiva: no se soluciona el problema. Inclu-so puede crecer, pues los conductores tendrán

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una percepción benévola sobre sus decisiones.Que cada decisor no rebase su umbral de conta-minación, establecido en los marcos jurídicos,no debería implicar la liberación de su respon-sabilidad ambiental, pues continúa generandoel problema de contaminación.

Más todavía si se contrasta el aporte de con-taminación del conductor frente al transeúnte.En otras palabras, puesto que toda persona ge-nera impactos en el medio ambiente y en otraspersonas, es necesario que esta relación setransparente tanto desde la ética, como desdelos arreglos jurídicos y económicos.

Microfísica del consumo

Los campos de decisión ambiental indivi-dual permiten un análisis corpuscular de las de-cisiones, si se disculpa el término. Es decir, conlos campos de decisión se facilita el estudio delas decisiones considerándolas una por una ypor cada individuo. Se diría que los campospermiten una “microfísica” de las decisiones. Seanaliza cada decisión micro y se estudia la rela-ción que existe entre la decisión micro X y ladecisión micro Y. La decisión lleva a una ac-ción, una acción es una fuerza que impacta enalgo, y este algo se transforma. Pero, además, ladecisión micro interactúa con otras decisionesmicro, en términos de acciones simultáneas so-bre un mismo objeto, o en términos de interac-ción directa entre decisiones y sobre objetos.Esto puede ser relevante a la hora de mostrar lacapacidad de incidencia de decisiones de consu-

una percepción benévola sobre sus decisiones.Que cada decisor no rebase su umbral de conta-minación, establecido en los marcos jurídicos,no debería implicar la liberación de su respon-sabilidad ambiental, pues continúa generandoel problema de contaminación.

Más todavía si se contrasta el aporte de con-taminación del conductor frente al transeúnte.En otras palabras, puesto que toda persona ge-nera impactos en el medio ambiente y en otraspersonas, es necesario que esta relación setransparente tanto desde la ética, como desdelos arreglos jurídicos y económicos.

Microfísica del consumo

Los campos de decisión ambiental indivi-dual permiten un análisis corpuscular de las de-cisiones, si se disculpa el término. Es decir, conlos campos de decisión se facilita el estudio delas decisiones considerándolas una por una ypor cada individuo. Se diría que los campospermiten una “microfísica” de las decisiones. Seanaliza cada decisión micro y se estudia la rela-ción que existe entre la decisión micro X y ladecisión micro Y. La decisión lleva a una ac-ción, una acción es una fuerza que impacta enalgo, y este algo se transforma. Pero, además, ladecisión micro interactúa con otras decisionesmicro, en términos de acciones simultáneas so-bre un mismo objeto, o en términos de interac-ción directa entre decisiones y sobre objetos.Esto puede ser relevante a la hora de mostrar lacapacidad de incidencia de decisiones de consu-

una percepción benévola sobre sus decisiones.Que cada decisor no rebase su umbral de conta-minación, establecido en los marcos jurídicos,no debería implicar la liberación de su respon-sabilidad ambiental, pues continúa generandoel problema de contaminación.

Más todavía si se contrasta el aporte de con-taminación del conductor frente al transeúnte.En otras palabras, puesto que toda persona ge-nera impactos en el medio ambiente y en otraspersonas, es necesario que esta relación setransparente tanto desde la ética, como desdelos arreglos jurídicos y económicos.

Microfísica del consumo

Los campos de decisión ambiental indivi-dual permiten un análisis corpuscular de las de-cisiones, si se disculpa el término. Es decir, conlos campos de decisión se facilita el estudio delas decisiones considerándolas una por una ypor cada individuo. Se diría que los campospermiten una “microfísica” de las decisiones. Seanaliza cada decisión micro y se estudia la rela-ción que existe entre la decisión micro X y ladecisión micro Y. La decisión lleva a una ac-ción, una acción es una fuerza que impacta enalgo, y este algo se transforma. Pero, además, ladecisión micro interactúa con otras decisionesmicro, en términos de acciones simultáneas so-bre un mismo objeto, o en términos de interac-ción directa entre decisiones y sobre objetos.Esto puede ser relevante a la hora de mostrar lacapacidad de incidencia de decisiones de consu-

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mo de millones de personas. La sociedad demasas es también el resultado de una suma o deun producto: cascadas gigantescas de personasque todos los días consumen cosas y símbolos.Esconderse en la masa es fácil, perderse en lamasa es una forma de no asumir la responsabi-lidad individual.

Luis Enrique Alonso y Javier Callejo consi-deran que el individualismo metodológico tieneun campo de aplicación propicio a las teoríasmicroeconómicas de la demanda, consecuentescon filosofías hedonistas enfrentadas a lo social,a lo cooperativo y al altruismo29. Sin desestimarlas críticas, aquí también se puede plantear quelas decisiones de consumo pueden estar moti-vadas por complejos y múltiples factores, desdela creación de necesidades artificiales derivadadel poder de las grandes empresas para la for-mación de la demanda, pasando por la funciónde los medios de comunicación en tanto gene-radores de objetos de consumo desde la cultura,la política, y todo tipo de consumo simbólico.

Pero estas críticas más bien contribuyen po-sitivamente a complejizar la mirada sobre lasdecisiones de consumo y no necesariamenteconstituyen una crítica que cierre esta puerta deentrada.

Así, una primera aproximación que no estransparente desde la economía y que puedetransparentarse desde la ética es la diferencia-ción entre decisiones individuales de consumoy decisiones individuales de producción.

mo de millones de personas. La sociedad demasas es también el resultado de una suma o deun producto: cascadas gigantescas de personasque todos los días consumen cosas y símbolos.Esconderse en la masa es fácil, perderse en lamasa es una forma de no asumir la responsabi-lidad individual.

Luis Enrique Alonso y Javier Callejo consi-deran que el individualismo metodológico tieneun campo de aplicación propicio a las teoríasmicroeconómicas de la demanda, consecuentescon filosofías hedonistas enfrentadas a lo social,a lo cooperativo y al altruismo29. Sin desestimarlas críticas, aquí también se puede plantear quelas decisiones de consumo pueden estar moti-vadas por complejos y múltiples factores, desdela creación de necesidades artificiales derivadadel poder de las grandes empresas para la for-mación de la demanda, pasando por la funciónde los medios de comunicación en tanto gene-radores de objetos de consumo desde la cultura,la política, y todo tipo de consumo simbólico.

Pero estas críticas más bien contribuyen po-sitivamente a complejizar la mirada sobre lasdecisiones de consumo y no necesariamenteconstituyen una crítica que cierre esta puerta deentrada.

Así, una primera aproximación que no estransparente desde la economía y que puedetransparentarse desde la ética es la diferencia-ción entre decisiones individuales de consumoy decisiones individuales de producción.

mo de millones de personas. La sociedad demasas es también el resultado de una suma o deun producto: cascadas gigantescas de personasque todos los días consumen cosas y símbolos.Esconderse en la masa es fácil, perderse en lamasa es una forma de no asumir la responsabi-lidad individual.

Luis Enrique Alonso y Javier Callejo consi-deran que el individualismo metodológico tieneun campo de aplicación propicio a las teoríasmicroeconómicas de la demanda, consecuentescon filosofías hedonistas enfrentadas a lo social,a lo cooperativo y al altruismo29. Sin desestimarlas críticas, aquí también se puede plantear quelas decisiones de consumo pueden estar moti-vadas por complejos y múltiples factores, desdela creación de necesidades artificiales derivadadel poder de las grandes empresas para la for-mación de la demanda, pasando por la funciónde los medios de comunicación en tanto gene-radores de objetos de consumo desde la cultura,la política, y todo tipo de consumo simbólico.

Pero estas críticas más bien contribuyen po-sitivamente a complejizar la mirada sobre lasdecisiones de consumo y no necesariamenteconstituyen una crítica que cierre esta puerta deentrada.

Así, una primera aproximación que no estransparente desde la economía y que puedetransparentarse desde la ética es la diferencia-ción entre decisiones individuales de consumoy decisiones individuales de producción.

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Del universo de decisiones individuales en elmercado (tomadas de manera corpuscular o nu-clear, esto es, una por una), ¿cuántas decisionesson actualmente de consumo y cuántas de pro-ducción de bienes y servicios? Probablemente laproporción entre estos dos tipos de decisionesha ido evolucionando en forma dramática a fa-vor de las de consumo. Ahora en el mundo, sonrelativamente pocas las decisiones nucleares deproducción, mientras que las decisiones de con-sumo se han multiplicado en forma exponen-cial. Y, desde que se inventó la producción en se-rie bajo una “firma”, la responsabilidad de losproductores prácticamente se ve limitada a unaspocas decisiones de los dueños mayoritarios ygerentes. Ni siquiera los accionistas toman deci-siones de producción. Pero resulta, además, queestas pocas decisiones de gran efecto, están am-paradas en el anonimato, pues se trata de com-pañías anónimas, o en todo caso de empresasque frente al contrato asumen completamente laresponsabilidad contractual. Ciertamente unafuente primordial de la competitividad empre-sarial en las sociedades de mercado, es la posibi-lidad que tienen los productores de colocar alfrente del contrato no su firma personal, sino lafirma de la empresa, la misma que se convierteen sujeto jurídico abstracto.

En cambio, en tiempos primitivos, segura-mente las decisiones de producción estabanmás esparcidas, eran más cotidianas y universa-les y cubrían el espectro de las decisiones en elmundo de una manera más determinante que

Del universo de decisiones individuales en elmercado (tomadas de manera corpuscular o nu-clear, esto es, una por una), ¿cuántas decisionesson actualmente de consumo y cuántas de pro-ducción de bienes y servicios? Probablemente laproporción entre estos dos tipos de decisionesha ido evolucionando en forma dramática a fa-vor de las de consumo. Ahora en el mundo, sonrelativamente pocas las decisiones nucleares deproducción, mientras que las decisiones de con-sumo se han multiplicado en forma exponen-cial. Y, desde que se inventó la producción en se-rie bajo una “firma”, la responsabilidad de losproductores prácticamente se ve limitada a unaspocas decisiones de los dueños mayoritarios ygerentes. Ni siquiera los accionistas toman deci-siones de producción. Pero resulta, además, queestas pocas decisiones de gran efecto, están am-paradas en el anonimato, pues se trata de com-pañías anónimas, o en todo caso de empresasque frente al contrato asumen completamente laresponsabilidad contractual. Ciertamente unafuente primordial de la competitividad empre-sarial en las sociedades de mercado, es la posibi-lidad que tienen los productores de colocar alfrente del contrato no su firma personal, sino lafirma de la empresa, la misma que se convierteen sujeto jurídico abstracto.

En cambio, en tiempos primitivos, segura-mente las decisiones de producción estabanmás esparcidas, eran más cotidianas y universa-les y cubrían el espectro de las decisiones en elmundo de una manera más determinante que

Del universo de decisiones individuales en elmercado (tomadas de manera corpuscular o nu-clear, esto es, una por una), ¿cuántas decisionesson actualmente de consumo y cuántas de pro-ducción de bienes y servicios? Probablemente laproporción entre estos dos tipos de decisionesha ido evolucionando en forma dramática a fa-vor de las de consumo. Ahora en el mundo, sonrelativamente pocas las decisiones nucleares deproducción, mientras que las decisiones de con-sumo se han multiplicado en forma exponen-cial. Y, desde que se inventó la producción en se-rie bajo una “firma”, la responsabilidad de losproductores prácticamente se ve limitada a unaspocas decisiones de los dueños mayoritarios ygerentes. Ni siquiera los accionistas toman deci-siones de producción. Pero resulta, además, queestas pocas decisiones de gran efecto, están am-paradas en el anonimato, pues se trata de com-pañías anónimas, o en todo caso de empresasque frente al contrato asumen completamente laresponsabilidad contractual. Ciertamente unafuente primordial de la competitividad empre-sarial en las sociedades de mercado, es la posibi-lidad que tienen los productores de colocar alfrente del contrato no su firma personal, sino lafirma de la empresa, la misma que se convierteen sujeto jurídico abstracto.

En cambio, en tiempos primitivos, segura-mente las decisiones de producción estabanmás esparcidas, eran más cotidianas y universa-les y cubrían el espectro de las decisiones en elmundo de una manera más determinante que

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las de consumo. Por cierto, eran más transpa-rentes, respecto a quién toma la decisión deproducir qué cosa30.

La paradoja en el tema ambiental radica enque casi todas las miradas se dirigen a las deci-siones de producción y de sus costos sociales yambientales de transacción en el mercado. Peroresulta que el peso relativo de las decisiones in-dividuales de consumo, podría tener muchamás relevancia en el tema ambiental que las de-cisiones de producción. A las decisiones de con-sumo no se las analiza desde una perspectivaeconómica, sino solo como un efecto de las de-cisiones de producción. Y todos sabemos quelos encadenamientos productivos son jalonadosen el mercado desde la demanda.

Pero se judicializan y penalizan las decisio-nes de producción, rara vez las de consumo.Quizás conviene cambiar el enfoque: judiciali-zar o penalizar las decisiones de consumo. Enotras palabras, restringir los derechos de consu-mo. Esto es interesante porque limita los dere-chos de propiedad, con una afectación indirectaa los circuitos de producción. El aparato pro-ductivo tiene que adaptarse y reaccionar frentea estos límites impuestos a los derechos de pro-piedad vistos desde el consumo.

Por ejemplo, si en el mercado legal o ilegalestá disponible un producto contaminante, en-tonces el consumidor podría ser llevado a unacausa legal o podría ser multado si compra di-cho producto. Los productores pueden comer-cializar el producto, pero dada la prioridad de

las de consumo. Por cierto, eran más transpa-rentes, respecto a quién toma la decisión deproducir qué cosa30.

La paradoja en el tema ambiental radica enque casi todas las miradas se dirigen a las deci-siones de producción y de sus costos sociales yambientales de transacción en el mercado. Peroresulta que el peso relativo de las decisiones in-dividuales de consumo, podría tener muchamás relevancia en el tema ambiental que las de-cisiones de producción. A las decisiones de con-sumo no se las analiza desde una perspectivaeconómica, sino solo como un efecto de las de-cisiones de producción. Y todos sabemos quelos encadenamientos productivos son jalonadosen el mercado desde la demanda.

Pero se judicializan y penalizan las decisio-nes de producción, rara vez las de consumo.Quizás conviene cambiar el enfoque: judiciali-zar o penalizar las decisiones de consumo. Enotras palabras, restringir los derechos de consu-mo. Esto es interesante porque limita los dere-chos de propiedad, con una afectación indirectaa los circuitos de producción. El aparato pro-ductivo tiene que adaptarse y reaccionar frentea estos límites impuestos a los derechos de pro-piedad vistos desde el consumo.

Por ejemplo, si en el mercado legal o ilegalestá disponible un producto contaminante, en-tonces el consumidor podría ser llevado a unacausa legal o podría ser multado si compra di-cho producto. Los productores pueden comer-cializar el producto, pero dada la prioridad de

las de consumo. Por cierto, eran más transpa-rentes, respecto a quién toma la decisión deproducir qué cosa30.

La paradoja en el tema ambiental radica enque casi todas las miradas se dirigen a las deci-siones de producción y de sus costos sociales yambientales de transacción en el mercado. Peroresulta que el peso relativo de las decisiones in-dividuales de consumo, podría tener muchamás relevancia en el tema ambiental que las de-cisiones de producción. A las decisiones de con-sumo no se las analiza desde una perspectivaeconómica, sino solo como un efecto de las de-cisiones de producción. Y todos sabemos quelos encadenamientos productivos son jalonadosen el mercado desde la demanda.

Pero se judicializan y penalizan las decisio-nes de producción, rara vez las de consumo.Quizás conviene cambiar el enfoque: judiciali-zar o penalizar las decisiones de consumo. Enotras palabras, restringir los derechos de consu-mo. Esto es interesante porque limita los dere-chos de propiedad, con una afectación indirectaa los circuitos de producción. El aparato pro-ductivo tiene que adaptarse y reaccionar frentea estos límites impuestos a los derechos de pro-piedad vistos desde el consumo.

Por ejemplo, si en el mercado legal o ilegalestá disponible un producto contaminante, en-tonces el consumidor podría ser llevado a unacausa legal o podría ser multado si compra di-cho producto. Los productores pueden comer-cializar el producto, pero dada la prioridad de

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los decisores consuntivos, se penaliza al queconsume. Se dirá, es llevar el tema de ciertosproductos al mercado negro, y se tendría el mis-mo problema de comercialización que operacon la droga. Pero la ventaja sería que estos pro-ductos suban tanto de precio, que sería imposi-ble que se expandan en el mercado. Gracias aestas medidas restrictivas, los productos “sanos”serían más baratos y no como sucede ahora quelos más contaminantes son los más baratos, locual no deja de ser un absurdo ético, que vio-lenta las pautas del contrato.

Aquí también, Muradián aporta con ele-mentos críticos valiosos a este planteamiento:“Normalmente hay muchos más consumidoresque productores, así que penalizar al consumi-dor tiene costos de transacción relativamentemucho mayores asociados al monitoreo y casti-go. Por otro lado, el consumidor normalmentetiene una información bastante limitada sobrelos métodos de producción de los productosque consume. Puedes comerte una banana quefue producida con un uso muy indebido depesticidas prohibidos, ¿deberías ser sin embargopenalizado por eso? Además, los productos sue-len ser el resultado de cadenas de suministromuy complejas. ¿Deberías ser penalizado porcomprar un televisor que contiene unos pocoscomponentes que fueron hechos con trabajo in-fantil ilegal? Hacer responsable al consumidorconlleva grandes costos de transacción”31.

Muradián analiza las deficiencias de cargarlos costos de la responsabilidad ambiental en el

los decisores consuntivos, se penaliza al queconsume. Se dirá, es llevar el tema de ciertosproductos al mercado negro, y se tendría el mis-mo problema de comercialización que operacon la droga. Pero la ventaja sería que estos pro-ductos suban tanto de precio, que sería imposi-ble que se expandan en el mercado. Gracias aestas medidas restrictivas, los productos “sanos”serían más baratos y no como sucede ahora quelos más contaminantes son los más baratos, locual no deja de ser un absurdo ético, que vio-lenta las pautas del contrato.

Aquí también, Muradián aporta con ele-mentos críticos valiosos a este planteamiento:“Normalmente hay muchos más consumidoresque productores, así que penalizar al consumi-dor tiene costos de transacción relativamentemucho mayores asociados al monitoreo y casti-go. Por otro lado, el consumidor normalmentetiene una información bastante limitada sobrelos métodos de producción de los productosque consume. Puedes comerte una banana quefue producida con un uso muy indebido depesticidas prohibidos, ¿deberías ser sin embargopenalizado por eso? Además, los productos sue-len ser el resultado de cadenas de suministromuy complejas. ¿Deberías ser penalizado porcomprar un televisor que contiene unos pocoscomponentes que fueron hechos con trabajo in-fantil ilegal? Hacer responsable al consumidorconlleva grandes costos de transacción”31.

Muradián analiza las deficiencias de cargarlos costos de la responsabilidad ambiental en el

los decisores consuntivos, se penaliza al queconsume. Se dirá, es llevar el tema de ciertosproductos al mercado negro, y se tendría el mis-mo problema de comercialización que operacon la droga. Pero la ventaja sería que estos pro-ductos suban tanto de precio, que sería imposi-ble que se expandan en el mercado. Gracias aestas medidas restrictivas, los productos “sanos”serían más baratos y no como sucede ahora quelos más contaminantes son los más baratos, locual no deja de ser un absurdo ético, que vio-lenta las pautas del contrato.

Aquí también, Muradián aporta con ele-mentos críticos valiosos a este planteamiento:“Normalmente hay muchos más consumidoresque productores, así que penalizar al consumi-dor tiene costos de transacción relativamentemucho mayores asociados al monitoreo y casti-go. Por otro lado, el consumidor normalmentetiene una información bastante limitada sobrelos métodos de producción de los productosque consume. Puedes comerte una banana quefue producida con un uso muy indebido depesticidas prohibidos, ¿deberías ser sin embargopenalizado por eso? Además, los productos sue-len ser el resultado de cadenas de suministromuy complejas. ¿Deberías ser penalizado porcomprar un televisor que contiene unos pocoscomponentes que fueron hechos con trabajo in-fantil ilegal? Hacer responsable al consumidorconlleva grandes costos de transacción”31.

Muradián analiza las deficiencias de cargarlos costos de la responsabilidad ambiental en el

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consumidor y seguramente existen sobradas ra-zones para esta crítica. ¿Pero hay otro caminoviable? Porque si solo se penaliza al productor yel consumidor sigue tan campante, entonces lalógica de mercado producirá otro productorque tiene un mejor costo de oportunidad parareemplazar al penalizado. Así, se reproducen losproductores contaminantes allí donde no exis-ten trabas judiciales, institucionales y económi-cas para su acción.

El principio contaminador pagador aplicado alconsumo

El principio contaminador pagador ha sidoaplicado a los productores, pero si el contami-nador es el individuo que toma la decisión deconsumo y si toda acción de consumo conllevaun proceso de contaminación, ¿no debe pagarel individuo que consume?

Por ejemplo, una persona usa una fundaplástica y en forma disciplinada deposita la fun-da en el circuito municipal de recolección y tra-tamiento de basura. El ciudadano paga por elservicio, ¿pero paga también por la contamina-ción que ocasiona la funda de basura? Hastapodrá decirse que las externalidades provocadaspor las decisiones individuales del consumidor,permanecen en un limbo opaco muy conve-niente por cierto para todos quienes habitamosen el planeta: desde el ferviente consumidorque cambia de modelo de auto cada año y quecompra en forma compulsiva cualquier pro-ducto en el mercado, pasando por el vegetaria-

consumidor y seguramente existen sobradas ra-zones para esta crítica. ¿Pero hay otro caminoviable? Porque si solo se penaliza al productor yel consumidor sigue tan campante, entonces lalógica de mercado producirá otro productorque tiene un mejor costo de oportunidad parareemplazar al penalizado. Así, se reproducen losproductores contaminantes allí donde no exis-ten trabas judiciales, institucionales y económi-cas para su acción.

El principio contaminador pagador aplicado alconsumo

El principio contaminador pagador ha sidoaplicado a los productores, pero si el contami-nador es el individuo que toma la decisión deconsumo y si toda acción de consumo conllevaun proceso de contaminación, ¿no debe pagarel individuo que consume?

Por ejemplo, una persona usa una fundaplástica y en forma disciplinada deposita la fun-da en el circuito municipal de recolección y tra-tamiento de basura. El ciudadano paga por elservicio, ¿pero paga también por la contamina-ción que ocasiona la funda de basura? Hastapodrá decirse que las externalidades provocadaspor las decisiones individuales del consumidor,permanecen en un limbo opaco muy conve-niente por cierto para todos quienes habitamosen el planeta: desde el ferviente consumidorque cambia de modelo de auto cada año y quecompra en forma compulsiva cualquier pro-ducto en el mercado, pasando por el vegetaria-

consumidor y seguramente existen sobradas ra-zones para esta crítica. ¿Pero hay otro caminoviable? Porque si solo se penaliza al productor yel consumidor sigue tan campante, entonces lalógica de mercado producirá otro productorque tiene un mejor costo de oportunidad parareemplazar al penalizado. Así, se reproducen losproductores contaminantes allí donde no exis-ten trabas judiciales, institucionales y económi-cas para su acción.

El principio contaminador pagador aplicado alconsumo

El principio contaminador pagador ha sidoaplicado a los productores, pero si el contami-nador es el individuo que toma la decisión deconsumo y si toda acción de consumo conllevaun proceso de contaminación, ¿no debe pagarel individuo que consume?

Por ejemplo, una persona usa una fundaplástica y en forma disciplinada deposita la fun-da en el circuito municipal de recolección y tra-tamiento de basura. El ciudadano paga por elservicio, ¿pero paga también por la contamina-ción que ocasiona la funda de basura? Hastapodrá decirse que las externalidades provocadaspor las decisiones individuales del consumidor,permanecen en un limbo opaco muy conve-niente por cierto para todos quienes habitamosen el planeta: desde el ferviente consumidorque cambia de modelo de auto cada año y quecompra en forma compulsiva cualquier pro-ducto en el mercado, pasando por el vegetaria-

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no que viaja por todo el mundo en avión, lle-vando su prédica a los millones de carnívorosdepredadores.

Con el cambio climático y con otros proble-mas de índole global, ha surgido el concepto decarbono neutral32:

“Cada vez que viajamos o encendemos nuestrascomputadoras, estamos agregando gases de in-vernadero a la atmósfera. Esto se debe a que lamayoría de la energía que usamos proviene decombustibles como la gasolina, el carbón y el gas.Otros tipos de energía, como la energía solar y laenergía del viento, no contribuyen con el cambiode clima. Pero por lo general son más costosos.Ser “carbono neutral” significa remover de la at-mósfera tanto bióxido de carbono como el queagregamos. ¿Cómo se puede remover el bióxidode carbono de la atmósfera? Una forma de hacer-lo es comprando ´compensación de carbono´ yapoyar proyectos como los de las granjas de vien-to o parques solares. Esto ayuda a generar energíarenovable y más económica, a la vez que reducefuturas emisiones de gas invernadero y compensalo que hemos añadido con nuestros traslados yconsumo eléctrico actuales”33.

Para que estos mecanismos operen es nece-saria una evaluación pormenorizada de emisio-nes de carbono tanto desde una perspectiva in-dividual, grupal, corporativa, territorial o inclu-so desde los aportes en carbono de todo unpaís. A cada unidad de emisión le debe corres-ponder una unidad de captura, o bien se re-

no que viaja por todo el mundo en avión, lle-vando su prédica a los millones de carnívorosdepredadores.

Con el cambio climático y con otros proble-mas de índole global, ha surgido el concepto decarbono neutral32:

“Cada vez que viajamos o encendemos nuestrascomputadoras, estamos agregando gases de in-vernadero a la atmósfera. Esto se debe a que lamayoría de la energía que usamos proviene decombustibles como la gasolina, el carbón y el gas.Otros tipos de energía, como la energía solar y laenergía del viento, no contribuyen con el cambiode clima. Pero por lo general son más costosos.Ser “carbono neutral” significa remover de la at-mósfera tanto bióxido de carbono como el queagregamos. ¿Cómo se puede remover el bióxidode carbono de la atmósfera? Una forma de hacer-lo es comprando ´compensación de carbono´ yapoyar proyectos como los de las granjas de vien-to o parques solares. Esto ayuda a generar energíarenovable y más económica, a la vez que reducefuturas emisiones de gas invernadero y compensalo que hemos añadido con nuestros traslados yconsumo eléctrico actuales”33.

Para que estos mecanismos operen es nece-saria una evaluación pormenorizada de emisio-nes de carbono tanto desde una perspectiva in-dividual, grupal, corporativa, territorial o inclu-so desde los aportes en carbono de todo unpaís. A cada unidad de emisión le debe corres-ponder una unidad de captura, o bien se re-

no que viaja por todo el mundo en avión, lle-vando su prédica a los millones de carnívorosdepredadores.

Con el cambio climático y con otros proble-mas de índole global, ha surgido el concepto decarbono neutral32:

“Cada vez que viajamos o encendemos nuestrascomputadoras, estamos agregando gases de in-vernadero a la atmósfera. Esto se debe a que lamayoría de la energía que usamos proviene decombustibles como la gasolina, el carbón y el gas.Otros tipos de energía, como la energía solar y laenergía del viento, no contribuyen con el cambiode clima. Pero por lo general son más costosos.Ser “carbono neutral” significa remover de la at-mósfera tanto bióxido de carbono como el queagregamos. ¿Cómo se puede remover el bióxidode carbono de la atmósfera? Una forma de hacer-lo es comprando ´compensación de carbono´ yapoyar proyectos como los de las granjas de vien-to o parques solares. Esto ayuda a generar energíarenovable y más económica, a la vez que reducefuturas emisiones de gas invernadero y compensalo que hemos añadido con nuestros traslados yconsumo eléctrico actuales”33.

Para que estos mecanismos operen es nece-saria una evaluación pormenorizada de emisio-nes de carbono tanto desde una perspectiva in-dividual, grupal, corporativa, territorial o inclu-so desde los aportes en carbono de todo unpaís. A cada unidad de emisión le debe corres-ponder una unidad de captura, o bien se re-

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quiere de una disminución de las emisioneshasta que éstas se equilibren con las acciones decaptura o remoción de unidades de carbonoequivalentes.

El concepto de “carbono neutral”, pero apli-cado a los decisores individuales, podrá dar unapista de la estrategia a seguir.

En cualquier caso, se requiere que en un sis-tema de contractualismo global (“perfecto”)exista la posibilidad de conectar judicialmente alindividuo X que consume un producto Y, elmismo que provoca severa contaminación, judi-cialmente condenable en un marco jurídico glo-bal Z, con la afectación de un individuo N. Esdecir, se debería generar la posibilidad de unademanda N vs. X. Los campos de decisión am-biental pretenden aportar con una primeraaproximación metodológica para incorporar lasdecisiones ambientales individuales al contrato.

Notas

1 Laura Rival, Hijos del Sol, padres del jaguar, Abya-Ya-la, 1996, pág. 194.

2 Grupo perteneciente a los Huaorani, nacionalidad in-dígena que habita la selva amazónica en territorioecuatoriano.

3 Nanicabo es la unidad residencial, el grupo domésticoo “maloca”.

4 Frase de Homero en respuesta a la explicación de suhija Lisa sobre el cerdo, como el animal de donde seextraen las chuletas, el jamón, la mortadela, la mante-ca y, en general, la deliciosa carne que Homero estabacomiendo en ese momento.

quiere de una disminución de las emisioneshasta que éstas se equilibren con las acciones decaptura o remoción de unidades de carbonoequivalentes.

El concepto de “carbono neutral”, pero apli-cado a los decisores individuales, podrá dar unapista de la estrategia a seguir.

En cualquier caso, se requiere que en un sis-tema de contractualismo global (“perfecto”)exista la posibilidad de conectar judicialmente alindividuo X que consume un producto Y, elmismo que provoca severa contaminación, judi-cialmente condenable en un marco jurídico glo-bal Z, con la afectación de un individuo N. Esdecir, se debería generar la posibilidad de unademanda N vs. X. Los campos de decisión am-biental pretenden aportar con una primeraaproximación metodológica para incorporar lasdecisiones ambientales individuales al contrato.

Notas

1 Laura Rival, Hijos del Sol, padres del jaguar, Abya-Ya-la, 1996, pág. 194.

2 Grupo perteneciente a los Huaorani, nacionalidad in-dígena que habita la selva amazónica en territorioecuatoriano.

3 Nanicabo es la unidad residencial, el grupo domésticoo “maloca”.

4 Frase de Homero en respuesta a la explicación de suhija Lisa sobre el cerdo, como el animal de donde seextraen las chuletas, el jamón, la mortadela, la mante-ca y, en general, la deliciosa carne que Homero estabacomiendo en ese momento.

quiere de una disminución de las emisioneshasta que éstas se equilibren con las acciones decaptura o remoción de unidades de carbonoequivalentes.

El concepto de “carbono neutral”, pero apli-cado a los decisores individuales, podrá dar unapista de la estrategia a seguir.

En cualquier caso, se requiere que en un sis-tema de contractualismo global (“perfecto”)exista la posibilidad de conectar judicialmente alindividuo X que consume un producto Y, elmismo que provoca severa contaminación, judi-cialmente condenable en un marco jurídico glo-bal Z, con la afectación de un individuo N. Esdecir, se debería generar la posibilidad de unademanda N vs. X. Los campos de decisión am-biental pretenden aportar con una primeraaproximación metodológica para incorporar lasdecisiones ambientales individuales al contrato.

Notas

1 Laura Rival, Hijos del Sol, padres del jaguar, Abya-Ya-la, 1996, pág. 194.

2 Grupo perteneciente a los Huaorani, nacionalidad in-dígena que habita la selva amazónica en territorioecuatoriano.

3 Nanicabo es la unidad residencial, el grupo domésticoo “maloca”.

4 Frase de Homero en respuesta a la explicación de suhija Lisa sobre el cerdo, como el animal de donde seextraen las chuletas, el jamón, la mortadela, la mante-ca y, en general, la deliciosa carne que Homero estabacomiendo en ese momento.

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5 Para lectores cuya formación les ha brindado concep-tos básicos de economía, este capítulo les resultaráinoficioso. Se lo incluye, pues tratándose de un librosobre ética ambiental con un enfoque más bien filosó-fico, se podría suponer a lectores no iniciados en el te-ma económico.

6 La principal fuente de este acápite es el texto de estu-dio sobre economía de María Teresa Mera.

7 María Teresa Mera, Economía, SANTILLANA, 1999,pág. 34.

8 Vicente T. González Catalá, Francisco Prieto Pérez yotros, Economía y organización de empresas, pág. 12.

9 “La visión económica de las sociedades primitivas secaracterizaba por un amplio predominio del autoabas-tecimiento y el trueque. Una sociedad tan simple nonecesitaba de ningún tipo de mecanismo para promo-ver el intercambio entre los agentes individuales. Sinembargo, muy pronto los individuos se dan cuenta deque pueden producir una mayor cantidad de bienesdedicándose a una única actividad; nace de esta formala especialización y, con ella, la complejidad de las so-ciedades. Especialización y división del trabajo contri-buyen a que se multiplique el intercambio de bienes yservicios entre oferentes y demandantes de la econo-mía. Este es el origen del mercado y de la organiza-ción” empresarial. Vicente T. González Catalá, Fran-cisco Prieto Pérez y otros, Economía y organización deempresas, pág. 26. En esta cita se descubren algunascategorías reveladoras de cómo percibe la sociedadcontemporánea a la sociedad primitiva.

10 Idem., pág. 34.11 Idem. Pág. 35.12 “El mercado no garantiza que la economía encaje en la

ecología, ya que el mercado infravalora las necesidadesfuturas y no cuenta los perjuicios externos a las tran-sacciones mercantiles, como ya señaló Otto Neurathcontra Von Mises y Hayeck en los inicios del famosodebate sobre el cálculo económico en una economíasocialista en la Viena de 1920. Ahora bien, si el merca-do daña a la ecología, ¿qué ocurrió en las economías

5 Para lectores cuya formación les ha brindado concep-tos básicos de economía, este capítulo les resultaráinoficioso. Se lo incluye, pues tratándose de un librosobre ética ambiental con un enfoque más bien filosó-fico, se podría suponer a lectores no iniciados en el te-ma económico.

6 La principal fuente de este acápite es el texto de estu-dio sobre economía de María Teresa Mera.

7 María Teresa Mera, Economía, SANTILLANA, 1999,pág. 34.

8 Vicente T. González Catalá, Francisco Prieto Pérez yotros, Economía y organización de empresas, pág. 12.

9 “La visión económica de las sociedades primitivas secaracterizaba por un amplio predominio del autoabas-tecimiento y el trueque. Una sociedad tan simple nonecesitaba de ningún tipo de mecanismo para promo-ver el intercambio entre los agentes individuales. Sinembargo, muy pronto los individuos se dan cuenta deque pueden producir una mayor cantidad de bienesdedicándose a una única actividad; nace de esta formala especialización y, con ella, la complejidad de las so-ciedades. Especialización y división del trabajo contri-buyen a que se multiplique el intercambio de bienes yservicios entre oferentes y demandantes de la econo-mía. Este es el origen del mercado y de la organiza-ción” empresarial. Vicente T. González Catalá, Fran-cisco Prieto Pérez y otros, Economía y organización deempresas, pág. 26. En esta cita se descubren algunascategorías reveladoras de cómo percibe la sociedadcontemporánea a la sociedad primitiva.

10 Idem., pág. 34.11 Idem. Pág. 35.12 “El mercado no garantiza que la economía encaje en la

ecología, ya que el mercado infravalora las necesidadesfuturas y no cuenta los perjuicios externos a las tran-sacciones mercantiles, como ya señaló Otto Neurathcontra Von Mises y Hayeck en los inicios del famosodebate sobre el cálculo económico en una economíasocialista en la Viena de 1920. Ahora bien, si el merca-do daña a la ecología, ¿qué ocurrió en las economías

5 Para lectores cuya formación les ha brindado concep-tos básicos de economía, este capítulo les resultaráinoficioso. Se lo incluye, pues tratándose de un librosobre ética ambiental con un enfoque más bien filosó-fico, se podría suponer a lectores no iniciados en el te-ma económico.

6 La principal fuente de este acápite es el texto de estu-dio sobre economía de María Teresa Mera.

7 María Teresa Mera, Economía, SANTILLANA, 1999,pág. 34.

8 Vicente T. González Catalá, Francisco Prieto Pérez yotros, Economía y organización de empresas, pág. 12.

9 “La visión económica de las sociedades primitivas secaracterizaba por un amplio predominio del autoabas-tecimiento y el trueque. Una sociedad tan simple nonecesitaba de ningún tipo de mecanismo para promo-ver el intercambio entre los agentes individuales. Sinembargo, muy pronto los individuos se dan cuenta deque pueden producir una mayor cantidad de bienesdedicándose a una única actividad; nace de esta formala especialización y, con ella, la complejidad de las so-ciedades. Especialización y división del trabajo contri-buyen a que se multiplique el intercambio de bienes yservicios entre oferentes y demandantes de la econo-mía. Este es el origen del mercado y de la organiza-ción” empresarial. Vicente T. González Catalá, Fran-cisco Prieto Pérez y otros, Economía y organización deempresas, pág. 26. En esta cita se descubren algunascategorías reveladoras de cómo percibe la sociedadcontemporánea a la sociedad primitiva.

10 Idem., pág. 34.11 Idem. Pág. 35.12 “El mercado no garantiza que la economía encaje en la

ecología, ya que el mercado infravalora las necesidadesfuturas y no cuenta los perjuicios externos a las tran-sacciones mercantiles, como ya señaló Otto Neurathcontra Von Mises y Hayeck en los inicios del famosodebate sobre el cálculo económico en una economíasocialista en la Viena de 1920. Ahora bien, si el merca-do daña a la ecología, ¿qué ocurrió en las economías

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planificadas? No solo han supuesto una explotaciónde los trabajadores en beneficio de una capa burocrá-tica sino que, además, han tenido una ideología decrecimiento económico a toda costa, una gran inefi-ciencia en el uso de recursos (debido en parte a la au-sencia de incentivos que el mercado proporciona) y,además, les ha faltado la posibilidad, por ausencia delibertades, de tener grupos ecologistas que contribuye-ran con sus acciones a incrementar los costos que em-presas o servicios estatales deben pagar cuando destro-zan el ambiente”. Conflictos ecológicos y lenguajes devaloración, Joan Martínez Alier.

13 Idem. Pág. 35.14 Idem. Pág. 36.15 Idem., Pág. 36.16 dem. Pág. 37.17 Idem. Pág. 38.18 María Teresa Mera, Economía, pág. 39.19 www.eumed.net, La familia como unidad económica:

una mirada desde la perspectiva neoclásica.20 www.eumed.net, La familia como unidad económica,

idem.21 Idem.22 Idem.23 INEC: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.24 www.mecon.gov.ar/secdef/revista, Consumo sustenta-

ble: la relación entre el consumo y la producción.25 Consumo sustentable, idem., pág. 111.26 Idem., pág. 112.27 Idem., pág. 113.28 Idem., pág 117.29 Individualismo metodológico, Pensamientos despei-

nados, pág. 7.30 Con el ejemplo etnográfico de Laura Rival puede reco-

nocerse para el caso de los Huaorani una conjunciónde los procesos de producción, distribución, prepara-ción y consumo de los alimentos.

31 Roldán Muradián, en comentario crítico al texto.32 También ahora existe en España una certificación “ce-

planificadas? No solo han supuesto una explotaciónde los trabajadores en beneficio de una capa burocrá-tica sino que, además, han tenido una ideología decrecimiento económico a toda costa, una gran inefi-ciencia en el uso de recursos (debido en parte a la au-sencia de incentivos que el mercado proporciona) y,además, les ha faltado la posibilidad, por ausencia delibertades, de tener grupos ecologistas que contribuye-ran con sus acciones a incrementar los costos que em-presas o servicios estatales deben pagar cuando destro-zan el ambiente”. Conflictos ecológicos y lenguajes devaloración, Joan Martínez Alier.

13 Idem. Pág. 35.14 Idem. Pág. 36.15 Idem., Pág. 36.16 dem. Pág. 37.17 Idem. Pág. 38.18 María Teresa Mera, Economía, pág. 39.19 www.eumed.net, La familia como unidad económica:

una mirada desde la perspectiva neoclásica.20 www.eumed.net, La familia como unidad económica,

idem.21 Idem.22 Idem.23 INEC: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.24 www.mecon.gov.ar/secdef/revista, Consumo sustenta-

ble: la relación entre el consumo y la producción.25 Consumo sustentable, idem., pág. 111.26 Idem., pág. 112.27 Idem., pág. 113.28 Idem., pág 117.29 Individualismo metodológico, Pensamientos despei-

nados, pág. 7.30 Con el ejemplo etnográfico de Laura Rival puede reco-

nocerse para el caso de los Huaorani una conjunciónde los procesos de producción, distribución, prepara-ción y consumo de los alimentos.

31 Roldán Muradián, en comentario crítico al texto.32 También ahora existe en España una certificación “ce-

planificadas? No solo han supuesto una explotaciónde los trabajadores en beneficio de una capa burocrá-tica sino que, además, han tenido una ideología decrecimiento económico a toda costa, una gran inefi-ciencia en el uso de recursos (debido en parte a la au-sencia de incentivos que el mercado proporciona) y,además, les ha faltado la posibilidad, por ausencia delibertades, de tener grupos ecologistas que contribuye-ran con sus acciones a incrementar los costos que em-presas o servicios estatales deben pagar cuando destro-zan el ambiente”. Conflictos ecológicos y lenguajes devaloración, Joan Martínez Alier.

13 Idem. Pág. 35.14 Idem. Pág. 36.15 Idem., Pág. 36.16 dem. Pág. 37.17 Idem. Pág. 38.18 María Teresa Mera, Economía, pág. 39.19 www.eumed.net, La familia como unidad económica:

una mirada desde la perspectiva neoclásica.20 www.eumed.net, La familia como unidad económica,

idem.21 Idem.22 Idem.23 INEC: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.24 www.mecon.gov.ar/secdef/revista, Consumo sustenta-

ble: la relación entre el consumo y la producción.25 Consumo sustentable, idem., pág. 111.26 Idem., pág. 112.27 Idem., pág. 113.28 Idem., pág 117.29 Individualismo metodológico, Pensamientos despei-

nados, pág. 7.30 Con el ejemplo etnográfico de Laura Rival puede reco-

nocerse para el caso de los Huaorani una conjunciónde los procesos de producción, distribución, prepara-ción y consumo de los alimentos.

31 Roldán Muradián, en comentario crítico al texto.32 También ahora existe en España una certificación “ce-

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roCO2”, pero su orientación es más hacia empresas einstituciones.

33 www.windows.ucar.edu/tour/link=/earth/climate-/neutral.sp.html

roCO2”, pero su orientación es más hacia empresas einstituciones.

33 www.windows.ucar.edu/tour/link=/earth/climate-/neutral.sp.html

roCO2”, pero su orientación es más hacia empresas einstituciones.

33 www.windows.ucar.edu/tour/link=/earth/climate-/neutral.sp.html

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5. Bibliografía

Pablo Abitbol y Felipe Botero, 2005 Teoría de elección racional: estructura concep-

tual y evolución reciente, Colombia Internacio-nal, 62, Julio-Diciembre.

Biblioteca virtual, La familia como unidad económica: una miradadesde la perspectiva neoclásica, www.eumed.net-/cursecon/libreria/2004/lsv/1a.htm.

Luis Fernando Bravo, 2004 “Michel Serres: el sistema, las redes, los flujos,

el contrato natural”, Revista Colombiana de Fi-losofía de la Ciencia, año/vol. 3, número 10-11,Universidad El Bosque, Bogotá, Colombia.

Ronald Coase, 1960 “El problema del costo social”, publicado ori-

ginalmente en The Journal of Law and Econo-mics, octubre.

Luis Corral, 2007 Oportunidades y amenazas para el futuro de las

políticas en torno a la gestión de los recursos hí-dricos: una visión a partir de casos, Curso NUF-FIC, Módulo 1, Quito.

Paulette Dieterlen, Teoría de la elección racional, un ejemplo del in-dividualismo metodológico, http://biblioteca.i-tam.mx/estudios/estudio

5. Bibliografía

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el contrato natural”, Revista Colombiana de Fi-losofía de la Ciencia, año/vol. 3, número 10-11,Universidad El Bosque, Bogotá, Colombia.

Ronald Coase, 1960 “El problema del costo social”, publicado ori-

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Luis Corral, 2007 Oportunidades y amenazas para el futuro de las

políticas en torno a la gestión de los recursos hí-dricos: una visión a partir de casos, Curso NUF-FIC, Módulo 1, Quito.

Paulette Dieterlen, Teoría de la elección racional, un ejemplo del in-dividualismo metodológico, http://biblioteca.i-tam.mx/estudios/estudio

5. Bibliografía

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el contrato natural”, Revista Colombiana de Fi-losofía de la Ciencia, año/vol. 3, número 10-11,Universidad El Bosque, Bogotá, Colombia.

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Luis Corral, 2007 Oportunidades y amenazas para el futuro de las

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María Cristina Vallejo Galárraga, 2006 Estructura biofísica de la economía ecuatoriana:

un estudio de los flujos directos de materiales,FLACSO Sede Ecuador, Quito.

Mauricio García Moreno, comentarios al trabajo.

David Gauthier, 1998 Egoísmo, moralidad y sociedad liberal (compi-

lación que incluye el ensayo “El egoísta in-completo”), Ediciones Paidós, Barcelona.

Vicente T. González Catalá, Francisco Prieto Pérez y otros, 1999 Economía y organización de empresas, Editorial

Santillana, Madrid.Gualdoni Patricia y Errazti Elizabeth,

Las externalidades en la pesca, INIDEP.Eduardo Gitli y Greivin Hernández,

2002 La existencia de la curva de Kuznets ambiental(CKA) y su impacto sobre las negociaciones in-ternacionales, Serie documentos de trabajo009-2002, Abril, Costa Rica, Módulo 1, CursoNUFFIC.

Rom Harré, 2002 Mil años de filosofía, de Ramanuja a Wittgens-

tein, Traducción de Pablo Hermida Lazcano,Taurus Pensamiento, Aguilar, Madrid.

Individualismo metodológico, 2008 Febrero 19, Pensamientos despeinados,

http://despeinados.perseverantia.com/archivos/001406.html

Jurgen Habermas y John Rawls, 2000 Debate sobre el liberalismo político, PAIDÓS,

Pensamiento Contemporáneo, Barcelona. Es-tudio introductorio de Fernando Vallespín.

Joan Martínez-Alier y Jordi Roca, 2007 Capítulo III: “Impactos ambientales e instru-

mentos de política ambiental”, Economía eco-lógica y política ambiental, Curso NUFFIC,Módulo 1, Quito.

María Cristina Vallejo Galárraga, 2006 Estructura biofísica de la economía ecuatoriana:

un estudio de los flujos directos de materiales,FLACSO Sede Ecuador, Quito.

Mauricio García Moreno, comentarios al trabajo.

David Gauthier, 1998 Egoísmo, moralidad y sociedad liberal (compi-

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mentos de política ambiental”, Economía eco-lógica y política ambiental, Curso NUFFIC,Módulo 1, Quito.

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David Gauthier, 1998 Egoísmo, moralidad y sociedad liberal (compi-

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2002 La existencia de la curva de Kuznets ambiental(CKA) y su impacto sobre las negociaciones in-ternacionales, Serie documentos de trabajo009-2002, Abril, Costa Rica, Módulo 1, CursoNUFFIC.

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Joan Martínez Alier, 2007 Conflictos ecológicos y lenguajes de valoración,

Curso NUFFIC, Módulo 1, Quito.Bruno Latuor,

1993 Nunca hemos sido modernos: ensayo de antro-pología simétrica, Madrid, España.

María Teresa Mera, 1999 Economía, Editorial Santillana, Madrid.

Roldán Muradián, comentarios al trabajo.

John Rawls, Teoría de la justicia.

Laura Rival, 1996 Hijos del Sol, padres del jaguar, Los Huaorani

de ayer y hoy, Biblioteca Abya-Yala, Quito-Ecuador.

Alipio Sánchez Vidal, 1999 Ética de la intervención social, Paidós, Trabajo

Social 7, Barcelona.Michel Serres,

Regreso al contrato natural.Eloísa Tréllez,

Análisis estructural de problemas ambientales(1989, fotocopiado)

www.mecon.gov.ar/secdef/revista, Consumo sustentable: la relación entre el consu-mo y la producción, presentes y futuros.

www.windows.ucar.edu/tour/link=/earth/climate/neu-tral.sp.html

Slavoj Zizek, 2004 La pasión en la era de la creencia descafeinada,

(artículo).

Joan Martínez Alier, 2007 Conflictos ecológicos y lenguajes de valoración,

Curso NUFFIC, Módulo 1, Quito.Bruno Latuor,

1993 Nunca hemos sido modernos: ensayo de antro-pología simétrica, Madrid, España.

María Teresa Mera, 1999 Economía, Editorial Santillana, Madrid.

Roldán Muradián, comentarios al trabajo.

John Rawls, Teoría de la justicia.

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de ayer y hoy, Biblioteca Abya-Yala, Quito-Ecuador.

Alipio Sánchez Vidal, 1999 Ética de la intervención social, Paidós, Trabajo

Social 7, Barcelona.Michel Serres,

Regreso al contrato natural.Eloísa Tréllez,

Análisis estructural de problemas ambientales(1989, fotocopiado)

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Slavoj Zizek, 2004 La pasión en la era de la creencia descafeinada,

(artículo).

Joan Martínez Alier, 2007 Conflictos ecológicos y lenguajes de valoración,

Curso NUFFIC, Módulo 1, Quito.Bruno Latuor,

1993 Nunca hemos sido modernos: ensayo de antro-pología simétrica, Madrid, España.

María Teresa Mera, 1999 Economía, Editorial Santillana, Madrid.

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de ayer y hoy, Biblioteca Abya-Yala, Quito-Ecuador.

Alipio Sánchez Vidal, 1999 Ética de la intervención social, Paidós, Trabajo

Social 7, Barcelona.Michel Serres,

Regreso al contrato natural.Eloísa Tréllez,

Análisis estructural de problemas ambientales(1989, fotocopiado)

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www.windows.ucar.edu/tour/link=/earth/climate/neu-tral.sp.html

Slavoj Zizek, 2004 La pasión en la era de la creencia descafeinada,

(artículo).

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Sobre el autor

Autor: Patricio Crespo Coello

Filósofo ecuatoriano con estudios de antro-pología, formado en la Pontificia UniversidadCatólica del Ecuador (PUCE-Quito), actual-mente responsable de gestión del conocimientoy diálogo político en la fundación suiza INTER-COOPERATION en el Proyecto PDDL de laCOSUDE (Agencia Suiza para el Desarrollo y laCooperación)[email protected];[email protected]

Con la colaboración de: Juan Carlos Bustamante

Matemático teórico ecuatoriano formado enla Universidad de Sherbrooke de Canadá y ac-tualmente miembro del departamento de mate-máticas de la Universidad San Francisco deQuito (USFQ)[email protected]

Sobre el autor

Autor: Patricio Crespo Coello

Filósofo ecuatoriano con estudios de antro-pología, formado en la Pontificia UniversidadCatólica del Ecuador (PUCE-Quito), actual-mente responsable de gestión del conocimientoy diálogo político en la fundación suiza INTER-COOPERATION en el Proyecto PDDL de laCOSUDE (Agencia Suiza para el Desarrollo y laCooperación)[email protected];[email protected]

Con la colaboración de: Juan Carlos Bustamante

Matemático teórico ecuatoriano formado enla Universidad de Sherbrooke de Canadá y ac-tualmente miembro del departamento de mate-máticas de la Universidad San Francisco deQuito (USFQ)[email protected]

Sobre el autor

Autor: Patricio Crespo Coello

Filósofo ecuatoriano con estudios de antro-pología, formado en la Pontificia UniversidadCatólica del Ecuador (PUCE-Quito), actual-mente responsable de gestión del conocimientoy diálogo político en la fundación suiza INTER-COOPERATION en el Proyecto PDDL de laCOSUDE (Agencia Suiza para el Desarrollo y laCooperación)[email protected];[email protected]

Con la colaboración de: Juan Carlos Bustamante

Matemático teórico ecuatoriano formado enla Universidad de Sherbrooke de Canadá y ac-tualmente miembro del departamento de mate-máticas de la Universidad San Francisco deQuito (USFQ)[email protected]