¿De qué lado estás?: El papel de la Antropología en las ... · época, que hasta el día de hoy...

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1 ¿De qué lado estás?: El papel de la Antropología en las disputas territoriales por la construcción de presas en México Mónica Montalvo Méndez. UAM-X Anahí Copitzy Gómez Fuentes. CUSUR-UDG Resumen: El objetivo de esta ponencia es reflexionar acerca quehacer académico, ético y político de las y los antropólogos, tomando como catalizador de la discusión, las investigaciones que se han realizado en la Antropología desde hace más de 50 en México, en torno a la construcción de presas, y situar las tensiones a partir de los trabajos que provienen de investigaciones ligadas a los promotores de los proyectos y las investigaciones vinculada a las luchas por el territorio. Además de preguntarnos ¿Cuáles son los retos y dificultades que nos enfrentamos en esta discusión como mujeres investigadoras? Abstract: The objective of this paper is to reflect on the academic, ethical and political work of the anthropologists, taking as a catalyst the discussion, the research that has been done in Anthropology for more than 50 in Mexico, around the construction of dams, and place the tensions from the work that comes from research linked to the promoters of projects and research linked to the struggles for the territory. In addition to asking ourselves, what are the challenges and difficulties that we face in this discussion as women researchers? Introducción Realizar un análisis histórico de la práctica antropológica en la construcción de las presas en México, nos permite tejer diversas discusiones. Por una lado, al cuestionar el papel de la Antropología en un contexto tan adverso y debatir entre las diversas apuestas epistémicas, éticas y políticas, para lograr un debate mayor como sector académico. En las discusiones sobre el desarrollo que tocan la construcción de los megaproyectos y específicamente, las presas, sigue siendo fundamental. Sin perder de vista los debates que se han incorporado desde la década de 1970 hasta la fecha, pero también la incorporación de nuevas miradas con los aportes del feminismo. Los antropólogos no sólo han sido los cronistas de la construcción de presas en México, sino también actores. La participación de los antropólogos en la construcción de estas obras, se centra muchas veces en las primeras etapas de la obra (identificación, preconstrucción y construcción), en donde su trabajo se ubica

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¿De qué lado estás?: El papel de la Antropología en las disputas territoriales

por la construcción de presas en México

Mónica Montalvo Méndez. UAM-X

Anahí Copitzy Gómez Fuentes. CUSUR-UDG

Resumen:

El objetivo de esta ponencia es reflexionar acerca quehacer académico, ético y

político de las y los antropólogos, tomando como catalizador de la discusión, las

investigaciones que se han realizado en la Antropología desde hace más de 50 en

México, en torno a la construcción de presas, y situar las tensiones a partir de los

trabajos que provienen de investigaciones ligadas a los promotores de los

proyectos y las investigaciones vinculada a las luchas por el territorio. Además de

preguntarnos ¿Cuáles son los retos y dificultades que nos enfrentamos en esta

discusión como mujeres investigadoras?

Abstract:

The objective of this paper is to reflect on the academic, ethical and political work

of the anthropologists, taking as a catalyst the discussion, the research that has

been done in Anthropology for more than 50 in Mexico, around the construction of

dams, and place the tensions from the work that comes from research linked to the

promoters of projects and research linked to the struggles for the territory. In

addition to asking ourselves, what are the challenges and difficulties that we face in

this discussion as women researchers?

Introducción

Realizar un análisis histórico de la práctica antropológica en la construcción de las

presas en México, nos permite tejer diversas discusiones. Por una lado, al

cuestionar el papel de la Antropología en un contexto tan adverso y debatir entre

las diversas apuestas epistémicas, éticas y políticas, para lograr un debate mayor

como sector académico.

En las discusiones sobre el desarrollo que tocan la construcción de los

megaproyectos y específicamente, las presas, sigue siendo fundamental. Sin

perder de vista los debates que se han incorporado desde la década de 1970

hasta la fecha, pero también la incorporación de nuevas miradas con los aportes

del feminismo.

Los antropólogos no sólo han sido los cronistas de la construcción de presas en

México, sino también actores. La participación de los antropólogos en la

construcción de estas obras, se centra muchas veces en las primeras etapas de la

obra (identificación, preconstrucción y construcción), en donde su trabajo se ubica

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en las relaciones con las poblaciones que resultan afectadas por la construcción

de la cortina o del embalse, que en las grandes presas se traducía en

desplazamiento forzado. En contraparte, también han jugado el papel de

acompañantes de las comunidades afectadas por las obras.

La antropología y las presas en México

La política del Instituto Nacional Indigenista (INI) empleada particularmente para el

caso de la construcción de presas en México, fue el paradigma del indigenismo

integrativo, centrado en la comunidad. Se consideraba que los indígenas que

resultarían afectados por la construcción de las presas vivían en un gran atraso

cultural y económico, el cual les impedía tener acceso al desarrollo nacional,

además que los mantenía como población vulnerable ante los abusos de los

caciques y los grupos de poder. Esta misma forma de pensar era compartida por

los funcionarios y trabajadores de las instancias gubernamentales encargadas de

desarrollar los proyectos (Luna, 2010:409). En estos procesos, los funcionarios del

INI, a través de los centros coordinadores, fungieron como intermediarios o

interlocutores entre los indígenas y las instituciones de gobierno, con un carácter

asistencialista en sus acciones.

La construcción de presas también ha tenido diversos momentos siendo de los

años cuarenta a los ochenta, la etapa de mayor construcción de grandes presas

promovida en su mayoría por la Comisión Federal de Electricidad y posteriormente

por la Secretaria de Recursos Hidráulicos, que después se transformaría en la

Comisión Nacional del Agua.

En los años noventa se gestó un importante debate internacional sobre los

beneficios y afectaciones de estas obras, discusión reflejada en el documento

Represas y Desarrollo: Un Nuevo Marco para la Toma de la Comisión Mundial de

Represas que implica modificación en la política de préstamos del Banco

Mundial.1

A partir del año 2000 en el sexenio del panista Vicente Fox (2000-2006), se vuelve

a poner la discusión de las hidroeléctricas en nuestro país, después de un periodo

de poca inversión en infraestructura, así la CFE anuncia la construir de seis

grandes presas en los estados de Nayarit, Oaxaca, Guerrero y Chiapas y el inicio

de la industria privada nacional e internacional con mini hidroeléctricas en el

estado de Veracruz, Puebla y Chiapas.

El primer antropólogo que intervino en un proyecto de construcción de presas en

México, fue Alfonso Villa Rojas. En 1949 elaboró una monografía sobre el río

Papaloapan en donde se presentaba la situación de la cuenca y las razones

1 Tiempo después el estadunidense Patrick McCully director de Internacional River publicó Ríos Silenciados (2001). Internacional River es una organización clave para la articulación del movimientos anti presas en el mundo, teniendo presencia en todos los continentes y siendo parte de las luchas más emblemáticas que se han dado en relación a estos conflictos.

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gubernamentales que durante el sexenio del presidente Miguel Alemán (1947-

1952), llevaron a la creación de la Comisión del Papaloapan, así como los

proyectos de presas y de desarrollo que se realizaron en la cuenca (Villa Rojas,

1949).

La Comisión trató de emular el modelo del Tennessee Valley Authority (TVA) en

Estados Unidos de Norte América, en cuanto a la construcción de infraestructura

hidráulica, tanto para la creación de nuevo regadío y generación de

hidroelectricidad, así como para el control de avenidas. Además de la Comisión de

la Cuenca del Papaloapan, se fundaron la Comisión de la Cuenca del

Tepalcatepec, también en 1947, la del Lerma-Chapala-Santiago en 1950 y la del

Grijalva-Usumacinta en 1951 (Bartolomé y Barabas, 1990: 26).

Una segunda publicación de Villa Rojas propiamente antropológica, es la

etnografía intitulada Los mazatecos y el problema indígena de la cuenca del

Papaloapan publicada en 1955 por el INI. Este documento puede considerarse

como uno de los primeros sobre antropología y presas en México. Fue producto

de un trabajo de campo realizado en 1949 por un equipo de antropólogos liderado

por Villa Rojas. La preocupación principal era que al tratarse de poblaciones

indígenas las cuales se verían impactadas, era necesario atender los impactos

socioculturales y conocer los problemas adyacentes en los grupos indígenas (Villa

Rojas, 1955).

A la par del trabajo de Villa Rojas, podemos encontrar lo que se puede considerar

el primer artículo publicado de Rodolfo Stavenhagen sobre la participación del INI

en la reubicación de indígenas en la cuenca del Papaloapan por la construcción de

la presa Presidente Alemán. Desde su posición de estudiante, su trabajo presenta

un análisis crítico y hace notar la falta de criterios institucionales para proteger los

derechos humanos individuales y sociales de los mazatecos (Nahmad, 2013:183).

A pesar de su postura crítica, después de ser estudiante asistente se convirtió en

antropólogo residente del INI en un pueblo indígena de la cuenca del Papaloapan.

Desde su nueva posición “‘mandaba la vida y la suerte de todos’, pues decidía

sobre la escuela, la salud, los créditos agrícolas, las obras, las viviendas, la justicia

y la política” (Amador, 2016).

En 1958, Gonzalo Aguirre Beltrán publicó “Viejo y Nuevo Ixcatlán”, documento

producto del trabajo de campo desarrollado un año antes en dos pueblos de la

cuenca del Papaloapan por un grupo de antropólogos bajo su dirección (Aguirre

Beltrán, 1958:241). Básicamente lo que relata el informe es la situación de los

habitantes del viejo Ixcatlán, el cual tuvo que ser desalojado y reubicado. Por otra

parte, también se estudiaron las dificultades que se presentaron con la

movilización de la población hacia lo que se denominó el Nuevo Ixcatlán. Llama la

atención que en el informe que presenta Aguirre Beltrán al relatar algunas

circunstancias de los dos poblados producto del reacomodo, simplemente se

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indica que no sólo hubo un cambio físico, sino también un cambio social y cultural

(Aguirre Beltrán, 1958).

Para 1968, David McMahon comenzó un trabajo de campo por cuatro meses en

Ixcatlán. Aguirre Beltrán, quien en ese momento era el director del INI, sugirió

dicho lugar, tal vez pensando en la continuidad del trabajo anteriormente realizado

(McMahon, 1971:11). La investigación de McMahon, de acuerdo con lo que él

mismo relata, era un intento de generar conocimientos sobre los efectos del

desarrollo bajo una serie de acciones implementadas por el Estado, como fue la

construcción de la presa Miguel Alemán. Para McMahon los efectos a estudiar

eran los cambios en las formas de vida y en la organización social de los pueblos

indígenas relocalizados (McMahon, 1971:15). El trabajo de McMahon tampoco

asume una postura crítica y en su monografía aporta nueva información sobre la

situación de los desplazados por la presa Miguel Alemán.

Otro antropólogo que también participó en un proyecto de grandes presas, fue

Ángel Palerm, quien entre 1969 y 1970, dirigió la primera fase de una

investigación aplicada encaminada a realizar propuestas y el seguimiento del

traslado de la población afectada por la presa de La Angostura en Chiapas, obra

que construía la CFE sobre el río Grijalva (Molina, 2000: 183). Bajo el impulso de

Palerm y de otros antropólogos contemporáneos, se desarrollaron investigaciones

regionales asociadas a la construcción de infraestructura hidráulica y a los polos

de desarrollo generados con el riego (Melville, 1999: 27). En dicho informe Palerm

indica algunas recomendaciones para la CFE. Es necesario indicar que dicho

informe no fue previo al inicio de obras, sino que las sugerencias de Palerm

llegaron cuando la construcción de la presa se estaba realizando y que dentro de

la población afectada no había surgido un proceso abierto de resistencia por parte

de los afectados. Sólo se logró completar la etapa de diagnóstico y la emisión de

las primeras recomendaciones, de lo cual se da cuenta en la síntesis antes

mencionada (Molina, 2000: 193 y 194).

Sin duda, una de las posturas más críticas desde la antropología en aquella

época, que hasta el día de hoy es vigente, fue la de los antropólogos Miguel

Bartolomé y Alicia Barabas, quienes dentro de sus trabajos más importantes

podemos encontrar el libro de La presa Cerro de Oro y el ingeniero el gran Dios.

Esta investigación fue producto de su trabajo desarrollado entre los indígenas

chinantecas y su relocalización por la construcción de la presa Cerro de Oro sobre

el río Santo Domingo en el estado de Oaxaca. De acuerdo con lo que relatan

Bartolomé y Barabas, su trabajo aborda la crónica y el análisis del proceso de

construcción de la presa en cuanto a sus características y consecuencias sociales

y culturales (Bartolomé y Barabas, 1990).

El trabajo de Bartolomé y Barabas comenzó en 1972, cuando arribaron por

primera vez a la región chinanteca en Oaxaca, contratados por la Comisión del

Papaloapan. Desde un inicio su papel como científicos sociales no fue claro. La

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función para la cual fueron contratados era la de cumplir con algunos

requerimientos previos exigidos por las fuentes financiadoras internacionales, es

decir, por el Banco Mundial (BM), que para ese tiempo incluían la realización de

estudios de factibilidad social. Posteriormente, entre 1983 y 1988, ambos

antropólogos regresaron consecutivamente a la zona, con el objetivo de realizar

trabajo de campo para conocer la situación de los más de 26 mil indígenas que

habían sido relocalizados a consecuencia de la construcción de la presa

(Bartolomé y Barabas, 1990: 12 y 13). Su trabajo fue desarrollado durante gran

parte del proceso del proyecto y edificación de la obra, con lo cual se pudo tener

una visión más amplia de todos aquellos impactos hacia los afectados directos

antes, durante y después de la construcción de la presa.

Los argumentos de Bartolomé y Barabas estaban cuestionando el proceso a

través del cual se llevó a cabo la construcción de la represa. Dicho proceso

transcurrió ante el desconocimiento y la indiferencia generalizada de la comunidad

de antropólogos y con el aval del INI, bajo la perspectiva integracionista y de

aculturación de los indígenas. Para Bartolomé “muchos confundieron, y algunos

siguen confundiendo, el etnocidio con el genocidio, y suponen o suponían que

pronosticábamos la desaparición total de los indígenas y no un proceso que

conducía a su desestructuración cultural” (Bartolomé, 2013:277 y 278).

Veinte años después de la construcción de la presa Cerro de Oro, Bartolomé y

Barabas, escribieron un artículo actualizando la situación de los afectados en

cuanto al impacto cultural y al impacto sanitario-ambiental. Se encontraron con

que prácticamente ningún programa económico promovido por las agencias

gubernamentales había funcionado, los problemas de sanidad se habían

acrecentado, la tradición política había sido reconfigurada, pues ninguna localidad

conservó su sistema de cargos, el nuevo territorio no fue resignificado en términos

étnicos, la cultura local fue desplazada y reemplazada por una configuración

regional criolla y hubo un desplazamiento progresivo del idioma (Bartolomé y

Barabas, 1997). A partir de las evidencias Bartolomé y Barabas concluyeron que

“el etnocidio no [fue] el resultado de las transformaciones culturales sino su causa”

(Bartolomé y Barabas, 1997:96).

Después de 40 años de construida la presa, Bartolomé ratifica su posición

respecto a las acciones del Estado y menciona que:

“[…] desde la óptica antropológica, se le puede abordar como un caso

exponencial de relaciones interétnicas asimétricas, en el que se exhibe con

toda su intensidad el colonialismo interno que caracteriza al Estado frente a

las minorías étnicas. Desde otra perspectiva, se le puede analizar como una

crítica a la experiencia de desarrollo regional, como un fallido experimento

de colonización del trópico húmedo, como una desafortunada expresión de

la incompetencia de las instituciones gubernamentales encargadas de

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poner el prácticas políticas públicas, como un caso extremo de la masiva

violación de derechos humanos […]” (Bartolomé, 2013: 256).

Siguiendo una línea cronológica del trabajo de los antropólogos mexicanos, en

años siguientes, en 1986, un pequeño equipo conformado por Leonor Domínguez,

Antonia Gallart y Roberto Melville, todos ellos egresados de la Universidad

Iberoamericana, emprendieron la tarea de realizar una investigación, bajo el

método del trabajo de campo, sobre el funcionamiento y resultados del proyecto

del TVA, creado en 1933 en Estados Unidos de Norte América (Melville, 1994:102)

(Melville, 1999:27). El objetivo específico era analizar el proyecto desde un

enfoque crítico, debido a que en el momento de su ejecución lo concerniente a los

problemas sociales y políticos, fue puesto en manos de personal técnico, tanto de

ingenieros civiles, como de agrónomos, pero no de expertos sociales que vieron

restringida su participación (Melville, 1999:33). La estrategia de crear importantes

instituciones regionales dedicadas a la construcción de grandes infraestructuras

hidráulicas, desarrollada en el Valle del Tennessee, sirvió de modelo en un gran

número de países, los cuales lo reprodujeron en mayor o menor medida

(Bartolomé y Barabas, 1990: 26). El estudio del proyecto del Tennessee tenía una

importancia estratégica, debido a que el modelo fue replicado en México. La

aplicación del modelo del Tennessee, como se sabe, socialmente no tuvo el éxito

esperado, y favoreció una gran desigualdad entre los beneficiarios de los

proyectos (Melville, 1999: 25 y 29).

Tras la desaparición de la Comisión del Papaloapan en 1986, el gobierno

mexicano en lo particular a la construcción de presas hidroeléctricas bajo

responsabilidad de la CFE y financiadas por el BM, adoptó las políticas y las

directrices dictadas por dicho organismo internacional. Bajo estas directrices, el

gobierno mexicano, a través de la CFE, por primera vez y como condicionante a

un préstamo del BM, pretendió aplicar dicha política en los casos de las presas de

Aguamilpa, en Nayarit, y Zimapán, entre los estados de Hidalgo y Querétaro. La

CFE, como principal instancia responsable de la construcción de las presas, y por

tanto de las reubicaciones, en diciembre de 1989 reorganizó una parte de su

estructura y creó la Gerencia de Desarrollo Social, la cual se encargaría de

atender los compromisos, problemas y conflictos de orden político y social

derivados de la construcción de las obras. Dentro de sus funciones también

estaban las de desarrollar estudios sociales, económicos y ecológicos; dar

asesoría a los directivos de las obras sobre los objetivos, estrategias y metas de

carácter social; así como atender quejas de la población que resulte afectada por

las obras (Gallart y Greaves, 1992: 80).

Como parte de las políticas dictadas por el BM, se instituye como uno de los

requisitos, establecer un monitoreo externo e independiente a la obra para dar

seguimiento y evaluación al proceso de reasentamiento. Para ello en octubre de

1989 se firma un convenio entre el INI y la CFE, y se establecen las bases de

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colaboración entre ambas instituciones. En junio de 1990, comienzan a trabajar

simultáneamente en las presas, dos equipos del INI en calidad de monitores

independientes, con cuatro o cinco investigadores de diferentes disciplinas. En

este equipo participaron las antropólogas Antonieta Gallart y Patricia Greaves. El

propósito de la evaluación fue conocer el grado de cumplimiento de las metas y

objetivos programados, así como el impacto social de la obra (Gallart y Greaves,

1992: 80 y 81).

La participación entre el INI y la CFE presentó varias dificultades, en primer lugar,

porque los procesos de reasentamiento en ambas presas se habían iniciado entre

septiembre y octubre de 1988, y por ende ya se habían tomado las decisiones

más importantes, como definir los sitios de reacomodo, los tipos de vivienda, los

criterios de indemnización y las formas de restitución productiva. El equipo de

monitoreo de parte del INI llegó en junio de 1990, y comenzó a trabajar con

dificultades, tanto de acceso al terreno de estudio, como de disponibilidad de

fuentes de información. Surgieron también discrepancias de los acuerdos sobre lo

que se entendía y lo que se esperaba acerca del monitoreo por parte del INI y la

CFE (Gallart y Greaves, 1992: 82).

Para 1992, y bajo el contexto en que fueron implementadas las nuevas políticas, el

antropólogo y documentalista Scott Robinson, fue contratado por el BM para

realizar un documental “Hay unos más vivos que otros…” sobre el proceso de

implementación de la nueva directriz operativa durante las obras de planeación e

implementación en campo de los desalojos involuntarios en las presas de

Aguamilpa y Zimapán. Este video, originalmente de 60 minutos de duración, fue

censurado por presión de la CFE y el BM obligó a Robinson a cortar algunas

secuencias. Robinson también coordinó proyectos de investigación con

estudiantes sobre las relocalizaciones involuntarias, tratando de tomar en cuenta

los distintos grupos involucrados: agencias federales, gobiernos estatales y

dirigentes de comunidades afectadas. Estudiantes egresados de la carrera de

antropología social de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) han

participado como personal de campo de la CFE y de los equipos del INI para dar

seguimiento a los proyectos de reacomodo (Robinson, 1993:43 y 44) así como

desde otras instancias. Entre esas investigaciones podemos encontrar como “La

migración como estrategia reproductiva de las unidades domesticas campesinas

en Nuevo Balsas, Guerrero”, Lourdes Escalante García (1987) “Conflicto político

en un reacomodo de población. El caso del Balsas, Guerrero y la hidroeléctrica”,

Ing. Carlos Ramírez Ulloa (El Caracol) 1978-1986.

Robinson como antropólogo ofrece una postura conciliadora respecto a la

construcción de las grandes presas. A pesar de que reconoce los resultados

negativos en las poblaciones relocalizadas en las diferentes experiencias,

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considera que existen muchas víctimas del progreso en México “hay motivos de

cierta satisfacción por las iniciativas para reformar y precisar el marco jurídico con

una retórica participativa”, aunque no deja de reconocer que “las contradicciones

entre las estructuras y las culturas políticas pueden llevar al inmaduro e incipiente

paradigma normativo de participación al fracaso por carencia de una normatividad

vigente”(Robinson, 1993:44 y 45). Razón por la cual, una de sus apuestas es

sobre la necesidad de ampliar el concepto tradicional de lo que se denomina

derecho público internacional y reconocer a nuevos protagonistas en los conflictos,

tales como organismos y miembros informados de la sociedad civil y aliados de

universidades interesados en la creación de una normatividad orientada hacia los

afectados y en el cumplimiento de la reglamentación existente (Robinson,

1995:314). De alguna manera, Robinson insiste en que es mejor que las acciones

encaminadas a los afectados por los grandes proyectos de desarrollo se

reglamente, a que no existan leyes que normen los procedimientos.

Robinson (1992) también fue coordinador del número cuatro de la revista

Alteridades, con el tema de los “Reacomodos y construcción de presas”, que

además de hablar de casos mexicanos tiene un texto del brasileño Silvio Coelho

dos Santos, quien es uno de los autores de ese país que ha manejado más esta

problemática. Este número permite observar cómo se estaban planteando las

investigaciones sobre presas, además que conjunta diversos casos, algo que es

una ausencia en las investigaciones sobre presas, que se ha centrado más en

casos particulares.

A partir de las dos grandes represas que se construyeron en Nayarit y Querétaro,

se elaboraron diversas investigaciones como la de Alberto Espejel (2003) Las

contrataciones del desarrollo. El impacto social de los reacomodos involuntarios

por proyectos de desarrollo de la Universidad Autónoma de Querétaro, Edith

Calderón (1996) La dimensión de la pérdida: un análisis antropológico de la -

población reubicada por la construcción de la presa Zimapán, UAM-I, México,

Héctor Robles (1994) titulada Los huicholes y su relocalización involuntaria por el

proyecto hidroeléctrico Aguamilpa, como el Mario Maltos (1995) La CFE y el

desplazamiento involuntario de población ¿Una nueva política? Relación de lo

acontecido en la PH Aguamilpa, como tesis de la UAM-I.

En este contexto está la investigación del antropólogo Salomón Nahmad como

consultor del BM para asesorar a la CFE sobre el reacomodo de la población

afectada por los proyectos hidroeléctricos de Zimapán y Aguamilpa, de 1989 a

1994. La relación de Nahmad con el BM continuó durante varios años más, ya que

de 1996 a 1998 fue analista de asuntos sociales de dicho organismo (CIESAS,

2017). Años más tarde, casi una década después, siendo investigador del Centro

de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS),

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Unidad Pacífico–Sur en Oaxaca, dirigió la investigación "Estudios

socioeconómicos en el área de estudio del aprovechamiento hidráulico de usos

múltiples Paso de la Reina, Oaxaca", que tendría como objetivo la realización de

etnografías y de estudios socioeconómicos en las comunidades que resultarían

afectadas por la construcción de la presa Paso de la Reina, sobre el río Verde.

Dichos estudios se realizaron bajo un convenio de colaboración entre la CFE y el

CIESAS (Hernández, 2011:246).

El Consejo de Pueblos Unidos por la Defensa del Río Verde (COPUDEVER),

escribieron al CIESAS, para mostrar su inconformidad frente a dicho proceso,

puesto que había un importante desacuerdo a que se construya la presa y a que

el estudio de Nahmad sea pagado por la CFE, quien promueve la presa y

representa para ellos un estudio que ayuda a imponer el proyecto

La postura que ha mantenido Nahmad respecto a la participación de los

antropólogos en los proyectos de construcción de presas, puede verse en algunos

documentos escritos que ha realizado. Nahmad en diferentes momentos reflexiona

sobre el quehacer de los antropólogos en este tipo de escenarios y menciona que

“nuestro papel es de ofrecer análisis detallados de la organización social que

circunscribe los proyectos y que subyace en las actuaciones de la población local

[…] los antropólogos nos hemos convertido en actores centrales en el proceso del

desarrollo (Nahmad, 2014:143). La postura de Nahmad concuerda con la idea de

que los grandes proyectos de desarrollo como las presas, deben ser tomando en

cuenta y consideración de la gente pero no se puede cancelar. Desde esa

perspectiva, el trabajo de los antropólogos es aportar elementos que ayuden a

evitar o a generar menos conflictos. Nahmad cuestiona tímidamente el modelo de

desarrollo a través del cual se construyen las presas en México y revalora el papel

de los antropólogos en tales proyectos, considerando que su intervención es más

bien positiva en un contexto de toma de decisiones autoritaria.

Podemos decir que en las primeras décadas del siglo veinte, los antropólogos en

los casos de construcción de presas, estará participando centralmente en las

diversas áreas responsables de coordinar el dialogo con las comunidades, ya sea

en la CFE o el INI o contratados por las financiadoras como el BM.

De este periodo podríamos centrar algunos puntos:

a) A pesar de toda la experiencia, internación y producción teórica y

metodológica acerca de las presas y sus impactos sociales, no es utilizada por los

responsables de los proyectos.

c) El confuso y mal planeado proceso determinó la explosión de una serie de

movimientos sociales de protesta, que llegaron a paralizar las obras en donde se

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destacan los mecanismos de mediación utilizados, que inhibieron el desarrollo de

una organización autónoma.

d) Hubo impacto ecológico y ambiental por la construcción de la presa, pero

también el producido por el reacomodo masivo de los pueblos, conceptualizado en

términos de ecocidio.

e) Las relocalizaciones compulsivas alteraron la naturaleza social propia del ser

indígena.

f) Solo se retoma en todas estas décadas a una investigadora mujer, Alicia

Barabas, todos los demás son hombres. Aunque también se reconoce el trabajo

de Patricia Greaves y Antonia Gallart como antropólogas en campo.

Los expertos sociales no fueron tomados en cuenta en igualdad de condiciones

que los que ingeniaron la obra, y su papel se vio relegado a emisión de

sugerencias que no fueron determinantes en la toma de decisión, y el equipo de

monitoreo, asumió el papel de receptor de inconformidades y demandas de la

población sin tener poder de decisión y de gestión.

En los 90 se cancelan dos presas una en Chiapas Presa itzantún2 y en Guerrero

una presa en el alto balsas que provoco la conformación de Consejo de Pueblo

Nahuas de Alto Balsas3. A partir del año 2000 se volvió a promover como política

pública la construcción de presas y se anunciaron tres grandes proyectos: La

Parota en Guerrero, El Cajón en Nayarit y La Yesca en frontera con Nayarit y

Jalisco, y años después, la entrada de las mini hidroeléctricas, en esta época

vemos la conformación de diversos movimientos que se opone a las presas

exigiendo su cancelación.

Los antropólogos se incorporan en los diversos equipos multidisciplinarios con

abogados, biólogas, arqueólogos y a partir de la aprobación de la reforma

energética y el requerimiento obligatorio de la Manifestación de Impacto Social

(EVIS), además de los Manifiestos de Impacto Ambiental (MIA), para la

construcción de cualquier proyecto de energía. Este documento será aprobado por

la Secretaría de Energía. Bajo este nuevo contexto, los antropólogos también se

empezaron a incorporar desde las consultoras, quienes son contratadas por los

promotores de las represas. Además de esto, también encontramos antropólogos

siendo parte de los equipos de acompañamiento desde la sociedad civil con las

2 Gustavo Castro Soto Presa Itzantún la resistencia en Chiapas - 07-Apr-2004 - num.403, Boletines de CIEPAC san Cristóbal de las casas. 3 Diaz de Jesus Marcelino, Alvarez Guillermo, De Jesus Pedro, Morales Hipolito, Remigio Gilberto, Estrada Sabino, Pineda Gerardo 1996 Alto Balsas Pueblos Nahuas en lucha por autonomía, desarrollo y defensa de nuestra cultura y territorio. Historiatestimonial de un pueblo en lucha. Consejo de Pueblo Nahuas de Alto Balsas, Guerrero, A. C

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comunidades que se oponen a la construcción de las obras. También como parte

de colectivos de investigación o realizando peritajes antropológicos.

Así vemos que las primeras investigaciones tienen un enfoque más etnográfico y

después encontramos trabajos que apuntan más a buscar que los reacomodos se

hagan de otra manera, y aunque algunos son críticos frente a los procesos que se

dan, por lo que están proponiendo otros, no cuestionaban en si a la presa ¿quién

la impulsa?, ¿quién gana con ella? Así se encuentran más concentrados en incidir

únicamente en el cambio de procedimiento de reacomodo, pero no preguntase

¿Por qué deben ser reubicadas las comunidades? y ¿dónde queda su derecho a

decidir?

En los años siguientes se empezarán a escribir de nuevo textos y tesis, pero ya

enfocados en la resistencia que las comunidades están teniendo frente al

desplazamiento involuntario y desde una mirada interdisciplinada. Un ejemplo es

el número especial del suplemento de La Jornada Ecológica, de marzo 2006, que

aborda el caso de presas en específico de La Parota, en Guerrero. Desde la

sociedad civil se elaboraron materiales e informes para sustentar la inviabilidad de

estos proyectos por la violación de los derechos humanos de las poblaciones

como “El agua y los ríos amenazados en México. Los retos para el Movimiento

Social Anti-Represas” (2007), manuales "No seas presa de las represas"(2005),

En el 2012 se publicó de nuevo un número sobre presas en el suplemento en La

Jornada ahora en La Jornada del Campo, titulado “Agua Va”, este suplemento nos

da un panorama sobre cómo las comunidades están viendo la problemática y

enfrentándose a ella.

En la actualidad nos encontramos investigaciones desde diversas disciplinas como

la sociología o la geografía que están abordando algunos de los casos en los

cuales existe una negativa como la presa La Parota, Paso de la Reina y La

Cruces. En el occidente tenemos estudios sobre presa El Cajón, Arcediano y El

Zapotillo por estudiantes de la UAM, Universidad de Guadalajara, El Colegio de

México, la Universidad Veracruzana, CIESAS.

Las investigaciones podemos considerar que en los últimos diez años se

construyen desde dos lugares de enunciación diferentes: dentro del proceso y

fuera del proceso. Cuando nos referimos a dentro del proceso, esas

investigaciones son resultado de un acompañamiento y de llevar acabo ciertas

tareas dentro de la construcciones de la presa y hay de dos tipos, investigaciones

ligadas a los promotores de los proyectos y las investigaciones vinculada a las

luchas por el territorio. Las investigaciones desde afuera, las cuales son realizadas

por personas que no están involucradas y se enfoca a la reconstrucción de la

probetica siendo su aporte la teoría donde están leyendo las disputas. La

discusión nosotros la hacemos afirmando nuestro lugar de enunciación, y eso

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implica explicitar también lo que implica nuestro quehacer desde antropólogas

mujeres.

¿Cuáles son las diferencia al hacer una tesis como mujer sobre represas?, es

diversos pero uno es que el nivel de riesgo es mucho mayor para nosotras, por

otra parte es el cuestionamiento de nuestras formas de ser mujer que a veces se

contraponen con el imaginario hegemónico en las comunidades, la pregunta sobre

si estamos casadas o no, y si lo estamos si nuestro marido nos da permiso de

estar sola y si no se menciona una preocupación. Pero esto no se exenta en los

espacios universitarios o en los ambientes laborales tanto de gobierno como de la

sociedad civil. Por otro lado a pesar de que existen muchísimas investigaciones a

nivel de licenciatura o diversos niveles de posgrado sigue siendo muchas veces

más del 80% de las referencias teóricas hombres.

Conclusiones

Analizar y debatir las disputas generadas por la construcción de las hidroeléctricas

nos permite hacer una discusión también sobre el modelo energético e hídrico que

se está impulsando, y las preguntas que siempre debemos hacernos frente a una

obra: ¿Para quién y para qué es esa energía y agua?

En otras palabras, debatir sobre la producción, distribución y el consumo de

energía, pero la construcción de represas no solo implica una elección de un

modelo energético/matriz energética, además nos permite adentrarnos la

discusión sobre de quienes y como están decidiendo la reconfiguración de los

territorios.

La construcción de represas implica en la actualidad en casi todos los casos

disputas territoriales donde los antropólogos nos situamos, ya sea para promover

el proyecto o para exigir su cancelación.

Las promesas realizadas en el marco de las negociaciones de las presas con las

comunidades, han sido mínimamente respetadas por las autoridades

correspondientes, esto es una de las causas de la desconfianza de los pueblos

campesinos e indígenas. Pero hoy mucho campesino e indígenas también luchan

para poder decidir sobre su vida y territorio. Pero esa lucha implica también

represión.

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