DE PAGINAS PRECIO: 10 I LA NACION

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EDICION DE re P AGIN AS I , uriCJ NAS: AUualiMil, iaiia TELEFONOS: C ADMIKIBT^ACION bedaooion lulls 650 Nat tonal 77. InglSa 3111 6 Casilla 81 D LA NACION PRECIO: 10 CENTAVOS tfUMEEO ATBASADO 20 CENTAVOS SU SCRIP CIONES Pot 1 alio. . . S 25.- Por 3 meson. ,<, * .fai* Por 6 meses. . . $ 14.— 1 afio, extranjero 9 60.— LA COARTADA ■y. 3SaStr. Geva°ljan. ahogado del Tribunal d. Apelaclo- nes do Paris. Ixumsa, 7 de Febrero da 1897. Santiago de Chile. Viernes 19 de Abril de 1918. Num. 462 , igffefoime prometi a usted en mi fiTtima le remifco - la relaeion do los ■B^Btceiniientos tal y como ocurrie- froxi. HRtc todo, 'le •dir6 a ustedes que me ^^■b Pedro Luis Broud, que tengo HMg'- y nueve aSos y que naci en L'Vjfios diez y nueve anos real con mi familin, y «mpoe6 entoncea a an- .lc aqui para alii y coda vez en 'poores pasos, porque era perezo- WflSIB c a an clo encontraba trabajo me ^Bdlan en seguida. '■ 'fPrffl' A11 ctli ontre una baqda de la- atone,: pero mo tocabn eicmpre tan —Iciia parte en «l reparto, quo de- Mi iumey operar por mi M'lV i. el l-o do Julio do 1881 vi- TJ'a, vu en un jlamado hotel de la - - sSnl Bedex a'l que no iban mas que ;s de ma'l vivir y descargadores lie. __s do Marzo do 1885 fu6 ca- . y seeo. Por las tardea me m a hacia los airededores, para r el terreno. A veces me sen _aiado eansado para scgresai A y dormia en el campo. ^^^mtraba en los pueblos pidiendo Ho eehaban do casi todas pero a fuerza de llamar a ■Mfctud de puertas, lograba contar ■Halgunas moncdas al cabo del I - "%ia rarde en Ecueil,- e'erea de Poi- fisy.: una senora aneiana one recibid ^Hmucha aroabilidad. Era muy ba- jk ft ostatura y muy gorda, y cstaba efoeoi calm Hacia muehas obraa de ■■pad, y, eompadecida de mi sitrua '■Hp, mo aconsejd quo me dirigiese d*» WRrtc suya a una Sociedad de Pa- proporcionaba trabajo. Me ; cn la cocina, donde una cria- 'smBM-11 gruesa y aun m&s baja que <3Ja, -laba limpinndo unas legom- f WB& Mientras Qa senora me estaba el discurso, yo no eesaba de ^^■r de Teojo a todas paTtes. En la qnker-ta de entrada no habia cerrojo; del jardin no era alta; 'las jcky&s pr6ximas estaban deshabita- Bee. ! Gon los- cinco francos que. ^^■cnorn oomprS una navaja de gso'lvl oper-ar sin perder momen- gferan las tres (estabamos Tarzo) cuando sail de la |gg§6 a mi hotel a is seis de , jgM&ria, de nianera (y # dije que me iba a donnir. ' {Jprmauecx en mi cuarto hasta- las k|y media. A esa hora baje. Yo que era el memento eh que el knozo , ia patrona acostambraban mum, 7 <l^e ya no habrm uadie en Qa po ' ■^■primera idea fu6 la de dirigir- tmc a pie a Porasy, para evitar el Mdmonio de los empleados de 3a es- ytaciftn; peTo despues pense que era ■iirajllento la coartada que habia. pre- tog^o. Ademas, preferia correr ese pesgo que -tener que ondar 'las cuatro (horas do eamino neeesaTias para lie- gar. TJoino el tren de las nueve y cua- lehta en la esfcacidn -de San L^zaro. A -las diez y treinta y cinco bajS en Poize;-. duando 'llegu6 a 3a verja del hobe- libo de la vi-eja, vi luz en una de las > yoztifcanas. A eso de 3a una se apago la luz. cinjMperd nun durante un rato. Era hecefeario que la senora se durmiese. EuMn eall'te 3a verja y aferavesS el jardin. L'l'egue a la puerta de la entrada, In- troduje eu la cerradura la ganzua ouei-'llevaba, abri sin haeer ruido-y 3'Ciwtre en el recibimiento, en el cual liabia una escalera do oaraeol que CQ^ucia al primer piso. :ge quitd la chaqueta y el chalcco, Bqtie aa sangre me maneliase e to la camisa. Eacendi nn cal la que Uevaba en el bolsidlo, ndolo entre dos dedos de la iqiaJLo izquierda, mientras que en 3a d-erecba llevaba abierta la navaja de Snuellies. M llegar a lo alto de 3a escalera bj habiar a alguien. ' gpBra la eeiiora, 3a cual preguntd: INSTITUTC. San Martin ^^Rumanldades. preparatoilas y dergarten. Rccibe alumnos inte ^Mfilo-pupilos y externos. Profes de Kstado. ExAmenes vAlidos e.. isstablecimlento. Servtoio de automO- Unico Colegrio que prepara por J^gouenta. durante las vacaciones, auh alumnos cuando tlenen ramo atfC* Hi- : - 9RSn-91. —iEs ustel, Juana? Yo contestfi en voz baja: —Si. Crci que, tranquilizada por la con- testaeidn, se volveria a dormir; pe- 3in duda, le paroeid extraiio que criada bajase a aquellas horas. Yo apagud la luz y permaneci quieto, conteniendo fla respiracidn. De pron- to se ilumind el descansiUo de la osealora. So abri6 is puerta que ha- bia frente a mi y salid la vieja con una bujia en la mano. Di am paso hacia adelante y descargud el gol- La senora cayd al suelo atravesa- % en el umbral do la puerta, y dando un grito casi imperceptible. La vela C]ue / ilevaba en la mano se apagd al caer al auelo. Empoco a buscar la mia cuando oi crujir una puerta en ol piso superior. La escafcra se ilumini d6biimeato por arriba. Un cncrpo posado bajaba por los peldafios. Pogada a la pared, vi acercarae a 3a criada. Al vexme re- troeedid un momento. Seguramento habia reconocido. Aun me pare- estar viendo su cuerpo reclioncho y su cara bondadosa. Dej6 en cl sue- lo la i&mpara que dlevaba y puesta do rodil-las jnat6 las manos supli- -cate. Le hundi 3a navaja en la es- palda. Cogi la limpara y penetrS en ol larto de la senora, paeando por encima de su cuerpo. Abri un pcquono secreter uno de sus eajones vi doa bil'letes de cieu francos y ciento diez fra- ■eos en monedas do oro. Vi tambiSn ■algunas joyas sin valor; un collar de coral, una sortijn muy usada... Aquellos objetos podrlan comprome- terme; cogi el dinero y dejd lo de- ~as. En aquel instante -la vieja did gemido. 4 Donde habia yo dejado la navaja? Al girar la vista en torno' mio, vi sobre una aimohadilla am punal de hoja estreeha y larga cuyo mango de metal estaba incrustado de piedras preciosas. Oogi aquel pu- had y Qo hundi en el cuello de 1: vieja. Despuds lianpie la hoja en h idfombra y me guarde el arma, quL Ine parecid de mucho valor, entre a camisa y el pecho. Bajfi con p reeaucion 'la eaealera, ne puse el chaileco y 3a chaqueta, apagud -la l&mp£tra y sail de.la casa despuds' de dejai; la puerta bien ce- Todo estaba,. desierto y me dirigl hacia to cstaeiOn. Eran lna tres nmnos veinto de la madrugada. Lei en un cartel el horavio de los trenes. El primero que-posaba( para Paris era e'l de Uh-s cinco y veinte. Decidi ir hlo a la estacidn inmedia- da a cuatro kiiometros de alH. Asi ime haria menoa sospechoso. Antes de ponorme en majeha me examind detenidamente, Me quite la chaqueta y el chaileco, y vi que te- nia la camisa ensangrentada. Tarn- bien tenia una manc'ha obsoura en el pantalon; pero apenas se diatin- guie. Nada, segun mi opinion, podia ha- srme sospechoso. La patrona del hotel me-habia viato subir a mi habi- tacidn aquella hoche .paTa acostar- me. Volveria alii a 3as nueve y na- die me veria. A tall hora ia patrona Itabria salido a la compra, los carga- dores se habrian marchado al anoche- ir y Is ihujeres estarian adn dur-| iendo. Al meter las manos cn los bolt sillos toqud el mango del punal que habia cogido. Kealmente, aquella ar- ma podia comprometerme y me se- ria dmposi'ble sacar por dl una can- tidad importnnte. Vnl!n mis tirorlo en algirna parte. Vi un pozo aban- donado y a dl lo arrojd. Mientras iba andando me puse a calcular lo que me habia valido mi crimen: total trescientos diez fran- cos. Despuds ho reflexionado muclio sobre csto, y creo que cl mayor fro- no que pueden tener 3os crimina- los, 00 pensar lo poco que suelo pro- ducir esta Clase de aauntos. Llegue a Paris a flas seis y media. EntrG a almorzar on nun tabernn. Despuds ful a comprarmc una cami- sa para substituir a la quo llovnbn puesta y ensangrentada, y a la ho- m que habia caloulado, fcgnl la calle donde estaba el hotel que vivla. Pero entonces. se present6 a ojos un espect&eulo inquietante. Deiante de mi casa habia un g po de gente que no bajaria de cin-. ■cuenta 0 sesenta personos. Habia tambidn muchos guardias y un co- che. No cabia duda; habian descu- bierto el crimen. Habian utilizado el telegraf0... En fin, yo estaba des- cubierto. La cosa era clara como e-1 agua. In«tintivamcnto di un paso atris dispueato a volvor grupas. Pero nn individuo se opuso a mi paso. —jEs usted Pedro Broud? No supo qud contestar. —Queda usted deteuido. Me llcvaroh a la puerta del hotel. Los agentes tuvieron quo abrirmfi paso por entre la multitud onardc- El inspector que me habia deteni- dirigid a un caballero que cs- ;n el cuarto de tot patrona y le taba dijo: —Ya lo tengo. —Pues hagale usted subir. Yo no liabia despegado doa labios. Me hicieron subir al primer piso y me introanjeron on una do las habi- taoiones. Tontido ca ol J«lo tabla el cadAver de una joven. No pude explicar lo <jue pasd tonces por mi. Aquel cadaver era >1 de mi victima. Aquel crii el mio. Cero que supo disi- mular bien. Perxnaneex asombrado y tranquilo. Tal voz mas tranquilo de lo conveniente. Y al fin pregun- —I Por qud mo detienen ustcdes? Y anadi: —iQuien es esta mujer? Habia alii un aeixor con sombrero de copa. Le ensefiaron el paquete nna habian cogido al dctcner- el cual estaba la c acababa de comprar. —Que le registren bien. Mo encontrron cerca do trcscion- tos francos, y vieron 'las manehas de sangre que dlevaba en da -car ( Me llevaron al ficposito. Durante 'la instrnceion del rio ful cnterindome, detail® por de- *0"~| J"1 ""men de quo se me ncu- - - doce de aquella noche la patrona oyo nrido en la habita- ci6n. de encima de 3a suya. Despuds quejidoa lostimeros. Poco antes habia oido sadir a alguien de la easa. Su- bid el mozo y se encontrfi a una mu- jer tendida en el -suelo y horrible- mcnte ensangrentadn. Los eajones de la comoda estaban abiertos: el codchdn deshecho. Aendieron todos los hn&pedes. Al- guien not6 mi ausencia. Llamaron mi puerta y como no obtuviesen coL- testaci6n, la violentaron, encontraa- do el cuarto vacxo. Como da patrona asegurd que habia viato entrar, nadie dixdo de que fuese yo el autor del o Yo negug obstinadamente mi par- l ticipacion en aquel crimen; pero el •dinero que me habian encontrado las manehas de sangre, eran prue-l baB conoluyontes. Y cuando el juez me preguhto que dond'e habia pasa- do la nooto del.21 al 22 de Marzo, ho pude contestarle, como es natu- ral, que en el .preeiso momento que matarou a mi veeina, yo as naba a otras dos mujeres a ocho leguas de Pa-riSj entre Poissy y Or- gevoL Mi supuesto crimen apenas hizol ruido, mientras que el verdadero conmovifi a la gente de modo extra- ordinario. Supe que la. vieja era.viu-1 da de un escultor c61ebre, que 'la ci-ia-da no habia muerto y que ha- bia dado cuenta detalladisima de 3o ocurrido, y que me habia reco- nocido perfectamente como el vaga- bundo que los pidio limosna. Di6 mis senas da uh modo exacto, y me Irascaron por todas partes, menos x 3a carcel. Llegd la vista, Yo estaba dispue's- i a no decir la verdad mas que en tso de salir condenado a nxuerte. Pero mis obstinadas megativa® im- presionoron al jhxado y fui conde- n a do a trabajos f orzados a perpe- tuxdad. Le escribo a ,ust-ed:desde Nueva Caledonia, dond'e estoy desde hace once anos. He observado buena con- ducta y estoy en las oficinas. No me uentro aqui ma3; pero tengo de- de velver a Franeia. La ley me ese derecho y quiero aprovechar- lo. Las ruinas de la Catedral de Ypres Ecueil lleva la fecha de 10 de Agos- to de 1886. Por lo tanto, ha pres- cripto la pena segun 3a ley, y aho- i quiero valerme de 3a coartada que i pude aprovoohar entonces. Puedo probar que. fui el autor del rimen de las dos mujeres, y que, pbr 'lo tahtb, 3a noche del 21 de Mar- ne hallaba a ocho leguas de Pa- La criada me reconoccrfi, segu- ramente, puea he variado muy poco. Hoy dia est A de portera en Neuilly, va de dard a usted su direccion. Se- guramente-.estarA. avin en el foudo del pozo ell. pufial que rob 6 hace doce Puedo por lo tanto, pedir la si6n de la causa que eipio injusta- mente, probando mi inocencia y mi culpabilidad en el'crim'en qhe ha que- dado impune. Espexo, senor abogado, que teudrfi usted a bien encargarse de este a- to y contesta-rme a vuelta de eo.—Pedro Luis Broud. Empleado en el Penitenciario do Nueva Caledonia. TRISTAN BERNARD. "AVENTUREROS REALES' desfavorable respecto de oyendo al coronel Francois _ _ tiuien tuvo oportunidad de hablar en Roma. EI coronel le puso al rriente de los rumores que corrlan >n respecto a Bolo. Pasd el tiempo. Los concretaron. El capitAn Bauchar- don abri6 una informaeiGn. Y en aquella Spoca el diputado fu6 11a- mado a su circunscripcl6n. —-La poblaclOn, dice, esta- ba indigna-da. Reinaba vlvlsima efervescencia. Pero Bolo no se mostraba afectado por eso. Con- tinuaba haciendo la mlsma vida lujosa. Y era de notar due frecuen- taba muclio la frontera de Espa- fia. una inpormacion cable g r atic a rec1bida ayer nos inporma que la ciudad de ypres ha caido en poder de los alemaijes. ypres pue, hasta 1914, una DE das tantas hermosas y pintorbscas ciudades de plandes. hoy. despues de anos de sanorzento batallar en sus xnbiediaciones, y de haber estado exfuesta a la artxlleria germana, no es snsro un monton de ruinas. su OATBDRAL, valiosa obra artistica cuya pecha DE conbtruccion se kbkoit- ta al siglo XTTT, ha sbguido la suerte del resto de la ciudad; sin embargo, su torre, a pesar de las grie- tab y deteriohos. se mantiene aun en pie. en la catedral de san kabtdt, como se la lla- ma, estan sepultados los restos de jansbn, obispo db ypres, y pundador de la escuela jansenxsta. EPILOGO DE UN GRAN DRAMA INTERNACIONAL LAS AUDIENCIAS DE UN PROCESO LLENO DE AVENTURAS EL AC5USADO ANTE SUS JUECES jQUINTA AUDIENCIA jAVICULTORES! : MOLINILLOS PARA HUESOS Olrecemos de ana variedad de tdpos y tamafios. Cia Sueco-Chilena Holmgren Hnos. y Cia. ESTADO 32-36 Presenta , particular interfis audiencia por el hecbo de apare-1 cer en ella las dos esposas sticesi Vas de Bolo Baja que le Imprimen cierto carficter trlste, en contraste con la presencia de' Berthelier, nocido en todo Paris, con el sobre- Inombre de "Tlo Sam",. Un tipo de bohemlo que- parece desprendido de las pfiglnas de la "Vie de Bohe- nxe": donoso hablador de Schau-In nard y con los bolslllos atestados sxempre de llbros vlejos como _ Iilni; que ha hecho vida bohemia como esos personajes pintados com mano maestx*a por. Murger: ya Irelativamehte rico. ya pobre I como Didgenes; pero siempre ale-, gre. Y con esa caraoterlstica de su modo de ser anim6 voz en la audiencia al referir sus desventuras riendo filosdfi- camente. sin lamentar su po- breza actual ni recordar el pasa- do bienestar; rico, opulento. de ce-; rebro y de coraz6n. Por ultimo, al caer la tarde, la1 ..egada del genral Quiquandon cambia el aspecto del acto, que hasta entonces habfa sido tranqxii-l lo. El pliblico siente entonces que las nubes se amontonan: prev6 la Ia tempestad que va a estallar y la expectativa es breve pero anhelo- En efecto, -dos preguntas y dosj respuestus fulniinan a M. Muudei, jefe de la oftcina de M. Clemen- ceau. Queda probado que en Julio de 1917, habiendo sido acusa-do Bolo cinco meses antes como reo de inteligencias con el enmigo, AL Maudol mstixtenia relaciones con ^1 y bajo el influjo de una reco- mendaciOn sxiya, aceptnba convex*- tirse en "para-rayos de u-n gene- ral amennzado de aplastamieuto. Ese incidente no h'iere a nadie mfis que a M. Maudel, pero de- muestra cudnta era la influencla de Bolo y c6mo subfa tener puesta la ano en todas partes. Evidentemente, Clemenceap —> adopt6 la ntedlda que exigia la actltud del jefe de su oficina. Pero habia que oir a los adversarlos del presldente deLConsejo de Mlnistros la sonrlsa de Bolo. Verdad es a paslOn polftica de los prl- i era tal que por odio a Cle- , llevaron en trlunfo a Bo- lo Bajd, empefifindose en hacer oreer quo obedeclan 861 o a un sen- tlmiento de Justlcia y por amor a la verdad. Comienza la audiencia con una pequeila amonestacidn. El coronel Voyer, que preside el Consejo de Guerra, se acordd de que era su- mlsldn presidli', Y amonestd a la conourrencia, con motive de cier-, tos incldentes ocurrldos en la au- diencia anterior. No qulere aue el pfiblico haga demostraclfin : agrado ni desagrado; y si las ha- ce, mandard evacuar la sala. Hecha la advertencia, entra declarar M.. Gerat,, diputado d los'Bajos Alpes. ConociO a Bolo en Biarritz, Su vida 'facthosa era conocida por to- do el mundo: desde el prefecto del : departamento hasta el liltimo va- go de los que erraban por el puer- to. —Poco despuGs do la guerra, afiade el testigo, cuando regre- sG de los Dardanelos, tuve ocasiGn de Voir en Biarritz, confldencias de un anciano de 85 afios, M. Ber- trand Louchet. De declare que le liahla confiado 500 mil francos a Bolo para que los hiclei^ produclr gran des be- heflcios empledndolos en cierto*ne- gocio de Venezuela bajo el patri- monio de M. Caillaux y M. Drey fu8. Este tiltimo banquero a qulen me dirigl para ob tener inf orm es me los di6 preclsos. Jaonds habfa tornado en serios el famoso yecto del baj£L. Continfia el testigo declaranda que acab6 de formar el juicio mas esta simfatica fareja de su casa y sb inte1 dad de la xnconciencia. al lfo un xixa interno en el bosque, con la FELICI- tcia. al dia siguxunte los encontra- santa paz, mientras la famxlia, db- desgeacia. los chic os son nada ME- nos que la princes a step a nia y el principe windisch mercio. Profesorado titulado. Exft- menes v£lidos. Lui« Gajardo In- fonte, prol'esor de Estado. pedirle que adoptara las medidas que se imponlan; pero le advert!, ademfis, que si no hacia eso, pen- saba interpelarle. M. Mhlvy me atendx6 y efectivamente, poco tiempo despues Bolo fuG detenido. Bolo se levanta para hacer fren- te al testigo. Pero no defeudien- dose, sino atacando. Efectivamen- te, dice, que cierto dia el testigo le pidig que recomendara a. una joven a M; Mcmier; y quret dipu- tador-es homhre de ma las costum- brea; que tieue en Biarri.^ una que rlda y de ella un hijo. Mi Gerat desmiente rotundamen- te. El doctor Louslolot DespuGs de una corta aparlclfin de Mute. Basenet, que asistiu clerta ocasldn a una conxida dos americanos, Bcilo, Povenscedt y otros, de'claraoi6h sin importan- cia, entra a declox*ar el doctor Loustalot que asistla a Bolo er Biarritz como mGdlco. Tiene ideas muy ampllas en ma- teria de secreto profesional y debl- do a eso con su declax-acidn aporta detalles fntimos de la vida del ac sado. Yarias veces. cinco lis tan sfilo, se sentfi a la me 3 su cliente. —iNo era semanalmente? pr_ gunta el abogado Salles, desllzan- do su pregunta'con un gesto sig- nlficativo. TambiGn el doctor Loustalot ha- bia sospechado de Bolo y comunl- cfidole sus precunciones al Minis- tro de la Guerra. —El jefe del despacho del Ml- nistro. proslgue el testigo. eseriblO una nota dictada por a la| cual contestaron de Paris: "Bolo es intachable. El presidente Monier lo asegiura". Sin embar- go, Bolo tenia a Veces pensamien- 201X10 Gste, propios de un in- _ _. riente: 'Francia no prosp rfx mientras no la colouicen los alemanes". "MGjqr que mejor, tendremos una cruza excelente que aprovecliarfi. la raza". Se vanagloriaba de su Influencla. Un dia. llegG a su casa un gene**al destitufdo, - que habia sido cor Institutolfloderno lord cocj Internos, medio pupilos, externos, dante del 20.o cuerpo. Iba a pe- dirle proteccldn recomendado por la esposa de un gran poeta. a casa del I»resldentc de la Re- px'xblica Bolo s6lo frecuen taba el trato de los generales. Sabla hacerse franquear todax las puertas. Cuando regresd de AmGrica, pxdid audiencia al PresI- dente de la Reptibllca. Y el doc- tor Loustalot, que estaba enterado de todo eso. lo refiere asl: j —El Presidente de la Reptibllca contests: "Trat&ndose de suminis- trarme inform es respectq (L% la de- fensa nacional, darG audiencia si mismo diablo", y recihiO a, Bolo. Pero cdando tratb de liablarle de Hearst, el Presidente le cort6 'Ia 1 palabra, '.'Baata— le dijo— trans- mitirG vuestros declres al -preeiden- te del Gfebfnete". Todo eso aflrma el testigo ha- jberlo sabido por jactancias de Bo- por su amigo Henri Cain, qui .1 Presidente y lo puso al co- | rriente de las histories de Bolo. Impriidencias de un general El doctor Loustalot sabla tarn- blGu-—y lo declara,— quo cierto dia rebibi^ Bolo de un general un pdiego con el piano del sector Ael frente manejado por 61. —Bolo,-— dice— abriG el sobre deiante de nosotros,—estaba pre- ;nte otra pei-sona.— "Eso es gra- dijo la pex-sona que estaba pre- sente.—- Y quG querGis hacer... Tanto peor pax-a ese imbGcil de... —Y el jnombre del general—In terrumpe el couxisario del gobier- no. tentente Morixet.— Estamoa aqui para ocuparnos de-un asunto que afecta a la defensa nacional, y necesario que todo quede ex- puesto a la plena luz del sol. —El general Terry. —Por fortuna,—dice el teniente Hornet,—aquel piano - solo tenia InterOs retrospectivo e histurico. El abogado Salles hace constar . exxge que se lesvaaxte acta de que cl testieo se ha desllgado del se- creto profesional. El comisario <lel Gobterno re» clxaza el pedido haciendo obser- var al abogado Salles que ©1 testl- go al l'eferir hocahos que no afec- tan a su profesiOn de mGdico no ha infringido la ley del secrete profesional. (Continuarfi) Abril 19 Hemiogeues CAMBIO Baucario...... 15 11/16 Gomercial.... 15 3/4 ORO: 60 Equivtlescias del Cimbis 1 - vale. 15.28.88 | 1 l-'ranco 0.56.33 1 Dolar......... 3.25} 1 Peseta 1,025 WILLIAMSON UNICOS AGENTES EXHIBICION: GABAGE: Caledral N.o 1077 Vicuna Mackcnna N.o 266

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LA NACIONPRECIO: 10 CENTAVOS

tfUMEEO ATBASADO 20 CENTAVOSSUSCRIPCIONES

Pot 1 alio. . . S 25.- Por 3 meson. ,<, * .fai*Por 6 meses. . . $ 14.— 1 afio, extranjero 9 60.—

LA COARTADA■y. 3SaStr. Geva°ljan. ahogado del Tribunal d. Apelaclo-nes do Paris. — Ixumsa, 7 de Febrero da 1897.

Santiago de Chile. Viernes 19 de Abril de 1918. Num. 462

, igffefoime prometi a usted en mifiTtima le remifco - la relaeion do los

■B^Btceiniientos tal y como ocurrie-froxi.

HRtc todo, 'le •dir6 a ustedes que me^^■b Pedro Luis Broud, que tengoHMg'- y nueve aSos y que naci enL'Vjfios diez y nueve anos real conmi familin, y «mpoe6 entoncea a an-

.lc aqui para alii y coda vezen 'poores pasos, porque era perezo-

WflSIB c aan clo encontraba trabajo me^Bdlan en seguida.'■ 'fPrffl' A11 ctli ontre una baqda de la-atone,: pero mo tocabn eicmpre tan

—Iciia parte en «l reparto, quo de-Mi iumey operar por mi

M'lV i. el l-o do Julio do 1881 vi-TJ'a, vu en un jlamado hotel de la

-- sSnl Bedex a'l que no iban mas que

;s de ma'l vivir y descargadoreslie.

__s do Marzo do 1885 fu6 ca-

. y seeo. Por las tardea me ma hacia los airededores, parar el terreno. A veces me sen

_aiado eansado para scgresaiA y dormia en el campo.

^^^mtraba en los pueblos pidiendoHo eehaban do casi todaspero a fuerza de llamar a

■Mfctud de puertas, lograba contar■Halgunas moncdas al cabo del

I - "%ia rarde en Ecueil,- e'erea de Poi-fisy.: una senora aneiana one recibid

^Hmucha aroabilidad. Era muy ba-jk ft ostatura y muy gorda, y cstabaefoeoi calm Hacia muehas obraa de

■■pad, y, eompadecida de mi sitrua'■Hp, mo aconsejd quo me dirigiesed*» WRrtc suya a una Sociedad de Pa-

proporcionaba trabajo. Me; cn la cocina, donde una cria-'smBM-11 gruesa y aun m&s baja que<3Ja, -laba limpinndo unas legom-

f WB& Mientras Qa senora me estabael discurso, yo no eesaba de

^^■r de Teojo a todas paTtes. En laqnker-ta de entrada no habia cerrojo;

del jardin no era alta; 'lasjcky&s pr6ximas • estaban deshabita-Bee.

! Gon los- cinco francos que.

^^■cnorn oomprS una navaja degso'lvl oper-ar sin perder momen-gferan las tres (estabamosTarzo) cuando sail de la

|gg§6 a mi hotel a is seis de

,jgM&ria, de nianera(y # dije que me iba a donnir.'

— {Jprmauecx en mi cuarto hasta- lask|y media. A esa hora baje. Yo

que era el memento eh que elknozo , ia patrona acostambraban

• mum, 7 <l^e ya no habrm uadie enQa po ■ '

■^■primera idea fu6 la de dirigir-tmc a pie a Porasy, para evitar elMdmonio de los empleados de 3a es-ytaciftn; peTo despues pense que era■iirajllento la coartada que habia. pre-tog^o. Ademas, preferia correr esepesgo que -tener que ondar 'las cuatro(horas do eamino neeesaTias para lie-gar.

TJoino el tren de las nueve y cua-lehta en la esfcacidn -de San L^zaro.A -las diez y treinta y cinco bajS enPoize;-.duando 'llegu6 a 3a verja del hobe-

libo de la vi-eja, vi luz en una de las> yoztifcanas. A eso de 3a una se apagola luz.cinjMperd nun durante un rato. Erahecefeario que la senora se durmiese.EuMn eall'te 3a verja y aferavesS eljardin.L'l'egue a la puerta de la entrada, In-troduje eu la cerradura la ganzuaouei-'llevaba, abri sin haeer ruido-y3'Ciwtre en el recibimiento, en el cualliabia una escalera do oaraeol queCQ^ucia al primer piso.:ge quitd la chaqueta y el chalcco,

Bqtie aa sangre me maneliase eto la camisa. Eacendi nn calla que Uevaba en el bolsidlo,ndolo entre dos dedos de la

iqiaJLo izquierda, mientras que en 3ad-erecba llevaba abierta la navajade Snuellies.M llegar a lo alto de 3a escalera

bj habiar a alguien.' gpBra la eeiiora, 3a cual preguntd:

INSTITUTC.

San Martin^^Rumanldades. preparatoilas ydergarten. Rccibe alumnos inte

^Mfilo-pupilos y externos. Profesde Kstado. ExAmenes vAlidos e.. „isstablecimlento. Servtoio de automO-

Unico Colegrio que prepara porJ^gouenta. durante las vacaciones,auh alumnos cuando tlenen ramoatfC* Hi- :

- 9RSn-91.

—iEs ustel, Juana?Yo contestfi en voz baja:—Si.Crci que, tranquilizada por la con-

testaeidn, se volveria a dormir; pe-3in duda, le paroeid extraiio quecriada bajase a aquellas horas. Yo

apagud la luz y permaneci quieto,conteniendo fla respiracidn. De pron-to se ilumind el descansiUo de laosealora. So abri6 is puerta que ha-bia frente a mi y salid la vieja conuna bujia en la mano. Di am pasohacia adelante y descargud el gol-

La senora cayd al suelo atravesa-% en el umbral do la puerta, ydando un grito casi imperceptible.La vela C]ue / ilevaba en la mano

se apagd al caer al auelo. Empocoa buscar la mia cuando oi crujiruna puerta en ol piso superior. Laescafcra se ilumini d6biimeato porarriba. Un cncrpo posado bajaba porlos peldafios. Pogada a la pared, viacercarae a 3a criada. Al vexme re-troeedid un momento. Seguramento

habia reconocido. Aun me pare-estar viendo su cuerpo reclioncho

y su cara bondadosa. Dej6 en cl sue-lo la i&mpara que dlevaba y puestado rodil-las jnat6 las manos supli--cate. Le hundi 3a navaja en la es-palda.Cogi la limpara y penetrS en ollarto de la senora, paeando por

encima de su cuerpo.Abri un pcquono secreter

uno de sus eajones vi doa bil'letesde cieu francos y ciento diez fra-■eos en monedas do oro. Vi tambiSn■algunas joyas sin valor; un collarde coral, una sortijn muy usada...Aquellos objetos podrlan comprome-terme; cogi el dinero y dejd lo de-~as.En aquel instante -la vieja did

gemido. 4Donde habia yo dejado lanavaja? Al girar la vista en torno'mio, vi sobre una aimohadilla ampunal de hoja estreeha y larga cuyomango de metal estaba incrustadode piedras preciosas. Oogi aquel pu-had y Qo hundi en el cuello de 1:vieja. Despuds lianpie la hoja en hidfombra y me guarde el arma, quLIne parecid de mucho valor, entrea camisa y el pecho.Bajfi con preeaucion 'la eaealera,

ne puse el chaileco y 3a chaqueta,apagud -la l&mp£tra y sail de.la casadespuds' de dejai; la puerta bien ce-

Todo estaba,. desierto y me diriglhacia to cstaeiOn. Eran lna tres nmnosveinto de la madrugada. Lei en uncartel el horavio de los trenes. Elprimero que-posaba( para Paris erae'l de • Uh-s cinco y veinte. Decidi ir

hlo a la estacidn inmedia-da a cuatro kiiometros de

alH. Asi ime haria menoa sospechoso.Antes de ponorme en majeha me

examind detenidamente, Me quite lachaqueta y el chaileco, y vi que te-nia la camisa ensangrentada. Tarn-bien tenia una manc'ha obsoura en

el pantalon; pero apenas se diatin-guie.Nada, segun mi opinion, podia ha-srme sospechoso. La patrona del

hotel me-habia viato subir ami habi-tacidn aquella hoche .paTa acostar-me. Volveria alii a 3as nueve y na-die me veria. A tall hora ia patronaItabria salido a la compra, los carga-dores se habrian marchado al anoche-ir y Is ihujeres estarian adn dur-|iendo.Al meter las manos cn los bolt

sillos toqud el mango del punal quehabia cogido. Kealmente, aquella ar-ma podia comprometerme y me se-ria dmposi'ble sacar por dl una can-tidad importnnte. Vnl!n mis tirorloen algirna parte. Vi un pozo aban-donado y a dl lo arrojd.Mientras iba andando me puse a

calcular lo que me habia valido micrimen: total trescientos diez fran-cos. Despuds ho reflexionado mucliosobre csto, y creo que cl mayor fro-no que pueden tener 3os crimina-los, 00 pensar lo poco que suelo pro-ducir esta Clase de aauntos.Llegue a Paris a flas seis y media.

EntrG a almorzar on nun tabernn.Despuds ful a comprarmc una cami-sa para substituir a la quo llovnbnpuesta y ensangrentada, y a la ho-m que habia caloulado, fcgnlla calle donde estaba el hotelque vivla.Pero entonces. se present6 a

ojos un espect&eulo inquietante.Deiante de mi casa habia un g

po de gente que no bajaria de cin-.■cuenta 0 sesenta personos. Habiatambidn muchos guardias y un co-che. No cabia duda; habian descu-bierto el crimen. Habian utilizadoel telegraf0... En fin, yo estaba des-cubierto. La cosa era clara comoe-1 agua.In«tintivamcnto di un paso atris

dispueato a volvor grupas. Pero nnindividuo se opuso a mi paso.

—jEs usted Pedro Broud?No supo qud contestar.—Queda usted deteuido.

Me llcvaroh a la puerta del hotel.Los agentes tuvieron quo abrirmfipaso por entre la multitud onardc-

El inspector que me habia deteni-dirigid a un caballero que cs-;n el cuarto de tot patrona y letaba

dijo:—Ya lo tengo.—Pues hagale usted subir.Yo no liabia despegado doa labios.

Me hicieron subir al primer piso yme introanjeron on una do las habi-taoiones. Tontido ca ol J«lo tablael cadAver de una joven.No pude explicar lo <jue pasd

tonces por mi. Aquel cadaverera >1 de mi victima. Aquel crii

el mio. Cero que supo disi-mular bien. Perxnaneex asombradoy tranquilo. Tal voz mas tranquilode lo conveniente. Y al fin pregun-

—IPor qud mo detienen ustcdes?Y anadi:—iQuien es esta mujer?Habia alii un aeixor con sombrero

de copa. Le ensefiaron el paquetenna habian cogido al dctcner-

el cual estaba la cacababa de comprar.—Que le registren bien.Mo encontrron cerca do trcscion-

tos francos, y vieron 'las manehas desangre que dlevaba en da -car (Me llevaron al ficposito.Durante 'la instrnceion del

rio ful cnterindome, detail® por de-

*0"~| J"1 ""men de quo se me ncu-- - doce de aquella noche

la patrona oyo nrido en la habita-ci6n. de encima de 3a suya. Despudsquejidoa lostimeros. Poco antes habiaoido sadir a alguien de la easa. Su-bid el mozo y se encontrfi a una mu-jer tendida en el -suelo y horrible-mcnte ensangrentadn. Los eajonesde la comoda estaban abiertos: elcodchdn deshecho.Aendieron todos los hn&pedes. Al-

guien not6 mi ausencia. Llamaronmi puerta y como no obtuviesen coL-testaci6n, la violentaron, encontraa-do el cuarto vacxo.

Como da patrona asegurd quehabia viato entrar, nadie dixdo deque fuese yo el autor del oYo negug obstinadamente mi par- l

ticipacion en aquel crimen; pero el•dinero que me habian encontradolas manehas de sangre, eran prue-lbaB conoluyontes. Y cuando el juezme preguhto que dond'e habia pasa-do la nooto del.21 al 22 de Marzo,ho pude contestarle, como es natu-ral, que en el .preeiso momentoque matarou a mi veeina, yo asnaba a otras dos mujeres a ocholeguas de Pa-riSj entre Poissy y Or-gevoLMi supuesto crimen apenas hizol

ruido, mientras que el verdaderoconmovifi a la gente de modo extra-ordinario. Supe que la. vieja era.viu-1da de un escultor c61ebre, que 'laci-ia-da no habia muerto y que ha-bia dado cuenta detalladisima de3o ocurrido, y que me habia reco-nocido perfectamente como el vaga-bundo que los pidio limosna. Di6mis senas da uh modo exacto, y meIrascaron por todas partes, menosx 3a carcel.Llegd la vista, Yo estaba dispue's-i a no decir la verdad mas que entso de salir condenado a nxuerte.

Pero mis obstinadas megativa® im-presionoron al jhxado y fui conde-nado a trabajos forzados a perpe-tuxdad.

Le escribo a ,ust-ed:desde NuevaCaledonia, dond'e estoy desde haceonce anos. He observado buena con-ducta y estoy en las oficinas. No me

uentro aqui ma3; pero tengo de-de velver a Franeia. La ley meese derecho y quiero aprovechar-

lo.

Las ruinas de la Catedral de Ypres

Ecueil lleva la fecha de 10 de Agos-to de 1886. Por lo tanto, ha pres-cripto la pena segun 3a ley, y aho-i quiero valerme de 3a coartada quei pude aprovoohar entonces.Puedo probar que. fui el autor delrimen de las dos mujeres, y que,

pbr 'lo tahtb, 3a noche del 21 de Mar-ne hallaba a ocho leguas de Pa-La criada me reconoccrfi, segu-

ramente, puea he variado muy poco.Hoy dia estA de portera en Neuilly,va de dard a usted su direccion. Se-guramente-.estarA. avin en el foudo delpozo ell. pufial que rob6 hace doce

Puedo por lo tanto, pedir lasi6n de la causa que eipio injusta-mente, probando mi inocencia y miculpabilidad en el'crim'en qhe ha que-dado impune.Espexo, senor abogado, que teudrfi

usted a bien encargarse de este a-to y contesta-rme a vuelta deeo.—Pedro Luis Broud.Empleado en el Penitenciario do

Nueva Caledonia.

TRISTAN BERNARD.

"AVENTUREROS REALES'

desfavorable respecto deoyendo al coronel Francois _ _

tiuien tuvo oportunidad de hablaren Roma. EI coronel le puso alrriente de los rumores que corrlan>n respecto a Bolo.Pasd el tiempo. Los

concretaron. El capitAn Bauchar-don abri6 una informaeiGn. Y enaquella Spoca el diputado fu6 11a-mado a su circunscripcl6n.—-La poblaclOn, — dice, — esta-

ba indigna-da. Reinaba vlvlsimaefervescencia. Pero Bolo no semostraba afectado por eso. Con-tinuaba haciendo la mlsma vidalujosa. Y era de notar due frecuen-taba muclio la frontera de Espa-fia.

una inpormacion cablegratica rec1bida ayer nosinporma que la ciudad de ypres ha caido en poder delos alemaijes.

ypres pue, hasta 1914, una DE das tantas hermosasy pintorbscas ciudades de plandes. hoy. despues deanos de sanorzento batallar en sus xnbiediaciones, yde haber estado exfuesta a la artxlleria germana,no es snsro un monton de ruinas. su OATBDRAL, valiosaobra artistica cuya pecha DE conbtruccion se kbkoit-ta al siglo XTTT, ha sbguido la suerte del resto dela ciudad; sin embargo, su torre, a pesar de las grie-tab y deteriohos. se mantiene aun en pie.

en la catedral de san kabtdt, — como se la lla-ma, — estan sepultados los restos de jansbn, obispodb ypres, y pundador de la escuela jansenxsta.

EPILOGO DE UN GRAN DRAMAINTERNACIONAL

LAS AUDIENCIAS DE UN PROCESO LLENO DE AVENTURAS

EL AC5USADO ANTE SUS JUECES

jQUINTA AUDIENCIA

jAVICULTORES!

:MOLINILLOSPARA

HUESOSOlrecemos de ana variedad de tdpos y tamafios.

Cia Sueco-ChilenaHolmgren Hnos. y Cia.

ESTADO 32-36

Presenta , particular interfisaudiencia por el hecbo de apare-1cer en ella las dos esposas sticesiVas de Bolo Baja que le Imprimencierto carficter trlste, en contrastecon la presencia de' Berthelier,nocido en todo Paris, con el sobre-Inombre de "Tlo Sam",. Un tipo debohemlo que- parece desprendidode las pfiglnas de la "Vie de Bohe-nxe": donoso hablador de Schau-Innard y con los bolslllos atestadossxempre de llbros vlejos como _

Iilni; que ha hecho vida bohemiacomo esos personajes pintados commano maestx*a por. Murger: yaIrelativamehte rico. ya pobreI como Didgenes; pero siempre ale-,gre. Y con esa caraoterlsticade su modo de ser anim6voz en la audiencia al referirsus desventuras riendo filosdfi-camente. sin lamentar su po-breza actual ni recordar el pasa-do bienestar; rico, opulento. de ce-;rebro y de coraz6n.Por ultimo, al caer la tarde, la1

..egada del genral Quiquandoncambia el aspecto del acto, quehasta entonces habfa sido tranqxii-llo. El pliblico siente entonces quelas nubes se amontonan: prev6 laIa tempestad que va a estallar y laexpectativa es breve pero anhelo-En efecto, -dos preguntas y dosj

respuestus fulniinan a M. Muudei,jefe de la oftcina de M. Clemen-ceau. Queda probado que en Juliode 1917, habiendo sido acusa-doBolo cinco meses antes como reode inteligencias con el enmigo, ALMaudol mstixtenia relaciones con^1 y bajo el influjo de una reco-mendaciOn sxiya, aceptnba convex*-tirse en "para-rayos de u-n gene-ral amennzado de aplastamieuto.Ese incidente no h'iere a nadie

mfis que a M. Maudel, pero de-muestra cudnta era la influencla deBolo y c6mo subfa tener puesta laano en todas partes.Evidentemente, Clemenceap

—> adopt6 la ntedlda que exigia laactltud del jefe de su oficina. Perohabia que oir a los adversarlos delpresldente deLConsejo de Mlnistros

la sonrlsa de Bolo. Verdad esa paslOn polftica de los prl-i era tal que por odio a Cle-

, llevaron en trlunfo a Bo-lo Bajd, empefifindose en haceroreer quo obedeclan 861o a un sen-tlmiento de Justlcia y por amor ala verdad.Comienza la audiencia con una

pequeila amonestacidn. El coronelVoyer, que preside el Consejo deGuerra, se acordd de que era su-mlsldn presidli', Y amonestd a laconourrencia, con motive de cier-,tos incldentes ocurrldos en la au-diencia anterior. No qulere aue el

pfiblico haga demostraclfin: agrado ni desagrado; y si las ha-■ ce, mandard evacuar la sala.

Hecha la advertencia, entradeclarar M.. Gerat,, diputado dlos'Bajos Alpes.ConociO a Bolo en Biarritz, Su

vida 'facthosa era conocida por to-do el mundo: desde el prefecto del

: departamento hasta el liltimo va-

go de los que erraban por el puer-to.—Poco despuGs do la guerra, —

afiade el testigo, — cuando regre-sG de los Dardanelos, tuve ocasiGnde Voir en Biarritz, confldencias deun anciano de 85 afios, M. Ber-trand Louchet.De declare que le liahla confiado

500 mil francos a Bolo para quelos hiclei^ produclr grandes be-heflcios empledndolos en cierto*ne-gocio de Venezuela bajo el patri-monio de M. Caillaux y M. Dreyfu8.Este tiltimo banquero a qulen

me dirigl para ob tener informesme los di6 preclsos. Jaonds habfatornado en serios el famosoyecto del baj£L.Continfia el testigo declaranda

que acab6 de formar el juicio mas

esta simfatica farejade su casa y sb inte1dad de la xnconciencia. al

lfo un xixainterno en el bosque, con la FELICI-tcia. al dia siguxunte los encontra-santa paz, mientras la famxlia, db-desgeacia. los chicos son nada ME-

nos que la princesa stepania y el principewindisch

mercio. Profesorado titulado. Exft-menes v£lidos. — Lui« Gajardo In-fonte, prol'esor de Estado.

pedirle que adoptara las medidasque se imponlan; pero le advert!,ademfis, que si no hacia eso, pen-saba interpelarle. M. Mhlvy meatendx6 y efectivamente, pocotiempo despues Bolo fuG detenido.Bolo se levanta para hacer fren-

te al testigo. Pero no defeudien-dose, sino atacando. Efectivamen-te, dice, que cierto dia el testigole pidig que recomendara a. unajoven a M; Mcmier; y quret dipu-tador-es homhre de ma las costum-brea; que tieue en Biarri.^ una querlda y de ella un hijo.Mi Gerat desmiente rotundamen-

te.

El doctor Louslolot

DespuGs de una corta aparlclfinde Mute. Basenet, que asistiuclerta ocasldn a una conxidados americanos, Bcilo, Povenscedt yotros, — de'claraoi6h sin importan-cia, — entra a declox*ar el doctorLoustalot que asistla a Bolo erBiarritz como mGdlco.Tiene ideas muy ampllas en ma-

teria de secreto profesional y debl-do a eso con su declax-acidn aportadetalles fntimos de la vida del acsado. Yarias veces. — cincolis tan sfilo, — se sentfi a la me3 su cliente.—iNo era semanalmente? pr_

gunta el abogado Salles, desllzan-do su pregunta'con un gesto sig-nlficativo.TambiGn el doctor Loustalot ha-

bia sospechado de Bolo y comunl-cfidole sus precunciones al Minis-tro de la Guerra.—El jefe del despacho del Ml-

nistro. — proslgue el testigo. —eseriblO una nota dictada pora la| cual contestaron de Paris:"Bolo es intachable. El presidenteMonier lo asegiura". Sin embar-go, Bolo tenia a Veces pensamien-

201X10 Gste, propios de un in-_ _. riente: 'Francia no prosprfx mientras no la colouicen losalemanes". "MGjqr que mejor,tendremos una cruza excelenteque aprovecliarfi. la raza".

Se vanagloriaba de su Influencla.Un dia. llegG a su casa un gene**aldestitufdo, - que habia sido cor

Institutolflodernolord cocj

Internos, medio pupilos, externos,

dante del 20.o cuerpo. Iba a pe-dirle proteccldn recomendado porla esposa de un gran poeta.

a casa del I»resldentc de la Re-px'xblica

Bolo s6lo frecuen taba el tratode los generales.Sabla hacerse franquear todax

las puertas. Cuando regresd deAmGrica, pxdid audiencia al PresI-dente de la Reptibllca. Y el doc-tor Loustalot, que estaba enteradode todo eso. lo refiere asl:

j

—El Presidente de la Reptibllcacontests: "Trat&ndose de suminis-trarme informes respectq (L% la de-fensa nacional, darG audiencia simismo diablo", y recihiO a, Bolo.Pero cdando tratb de liablarle deHearst, el Presidente le cort6 'Ia1palabra, '.'Baata— le dijo— trans-mitirG vuestros declres al -preeiden-te del Gfebfnete".Todo eso aflrma el testigo ha-

jberlo sabido por jactancias de Bo-por su amigo Henri Cain, qui.1 Presidente y lo puso al co-

| rriente de las histories de Bolo.Impriidencias de un generalEl doctor Loustalot sabla tarn-

blGu-—y lo declara,— quo ciertodia rebibi^ Bolo de un general unpdiego con el piano del sector Aelfrente manejado por 61.—Bolo,-— dice— abriG el sobre

deiante de nosotros,—estaba pre-;nte otra pei-sona.— "Eso es gra-dijo la pex-sona que estaba pre-

sente.—- Y quG querGis hacer...Tanto peor pax-a ese imbGcil de...—Y el jnombre del general—In

terrumpe el couxisario del gobier-no. tentente Morixet.— Estamoaaqui para ocuparnos de-un asuntoque afecta a la defensa nacional, y

necesario que todo quede ex-puesto a la plena luz del sol.—El general Terry.—Por fortuna,—dice el teniente

Hornet,—aquel piano - solo teniaInterOs retrospectivo e histurico.El abogado Salles hace constar

. exxge que se lesvaaxte acta de quecl testieo se ha desllgado del se-creto profesional.El comisario <lel Gobterno re»

clxaza el pedido haciendo obser-var al abogado Salles que ©1 testl-go al l'eferir hocahos que no afec-tan a su profesiOn de mGdico noha infringido la ley del secreteprofesional.

(Continuarfi) •

Abril 19

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