De Miguel, Panorama de La Lexicología

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  • Elena de Miguel (ed.)

    Panorama de la lexicologia

    Ariel Letras

  • INDICE

    Alitores .Introdllcci6n, por ELENA DE MIGUEL (Universidad Aut6noma de Madrid)

    Referencias. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    PRIMERA PARTE

    LAS UNIDADES DEL ESTUDlO LXICO

    91321

    CAPTULO 1. Una idea de la palabra, por CARLOS PIERA (Universidad Aut6nomade Madrid) . 25Referencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45

    CAPTULO 2. Palabras con estructura interna, por ELENA FELU ARQUIOLA (Univer-sidadde Jan). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51l. Introducci6n: la formaci6n de palabras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51

    1.1. Ellexic6n como un componente dinamico y creativo . . . . . . . . . 5 I1.2. Morfologia lxica o formaci6n de palabras frente a morfologia flexiva 521.3. Las palabras con estructura interna o palabras complejas 54

    2. Palabras derivadas . 612.1. La derivaci6n . 612.2. La sufijaci6n. . 622.3. La prefijaci6n . 662.4. La parasintesis. 69

    3. Palabras compuestas. 713.1. Caracterizaci6n de la composici6n . 713.2. Compuestos patrimoniales . . . . . 733.3. Compuestos grecolatinos . . . . . . 76

    4. Palabras creadas a partir de la reducci6n f6nica de otras ya existentes . 774.1. Caracterizaci6n generai. 774.2. Acortamientos... 784.3. Cruces lxicos. . . 794.4. Siglas y acr6nimos 79

    Bibliografia. . . . . . . 80Referencias adicionales . . . 81

    CAPTULO 3. Palabras con estructura externa, por JOS LUIS MENDiVIL GIRO (Uni-versidad de Zaragoza) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83l. lntroducci6n: qu son las palabras con estructura externa. . . . . . . . . . . . 83

  • 2 PANORAMA DE LA LEXICOLOGjA

    2. Definici6n y propiedades fundamentales de las locuciones. . . . . . . . . . 843. Sintaxis libre, sintaxis fijada y restricciones lxicas. . . . . . . . . . . . . . 864. Clasificaci6n de las palabras con estructura externa. Principios y problemas. 895. Tipologia de las palabras con estructura extema de naturaleza verbal . . . . 926. Tipologia de las palabras con estructura extema de naturaleza nominaI . . . 1017. Otros tipos de palabras con estructura externa (adjetivales, adverbiales y parti-

    culares) . . . 1078. Conclusiones.... 111Bibliografia. . . . . . . 112Referencias adicionales 112

    SEGUNDA PARTE

    EL SIGNIFICADO DE LAS PALABRAS. CAMBIO Y VARIACIONEN ELLXICO

    CAPTULO 1. Relaciones de significado entre Ias palabras, por RAFAEL GARCA PREZ(Universidad Carlos III de Madrid / Instituto de Investigaci6n Rafael Lapesa, RAE) y]os ANTONlO PASCUAL (Real Academia Espafiola / Universidad Carlos III de Madrid) 1171. Introducci6n..................... 1172. Las relaciones de identidad: la sinonimia . . . . . . 119

    2.1. La escalaridad de las relaciones sinonimicas . 1192.2. La sinonimia en las unidades lxicas . . . . . 1202.3. La labilidad de las relaciones sinonimicas . . 123

    3. Las relaciones de oposici6n: el problema de la antonimia 1254. Conclusi6n..... 130Bibliografia basica. . . 131Referencias adicionales 131

    CAPTULO 2. Neologia y prdida lxica, por PEDRO LVAREZ DE MIRANDA (Universi-dad Aut6noma de Madrid) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 1331. Vida y muerte de las palabras. Lxico heredado, lxico adquirido, lxico

    multiplicado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1332. Modalidades del cambio lxico: neologia, prdida lxica, cambio semantico 1353. La neologia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136

    3.1. Lxico adquirido: los prstamos . . . . . . . . . . . . . . 1423.2. Lxico multiplicado: derivaci6n y composici6n . . . . . . 1453.3. Una categoria fronteriza: las creaciones inducidas o calcos 1463.4. Otros mecanismos de la lexicognesis . 147

    4. La prdida lxica. . . . . . . . . . . . . . . . 1525. Las discontinuidades en la historia del lxico . 156Bibliografia. . . . 156Otras referencias . 158Diccionarios . . . 158

    CAPTULO 3. El cambio semantico, por ROSA MARiA ESPINOSA ELORZA (Universidadde Valladolid). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159l. Distintas visiones del concepto de 'cambio semantico' . 1592. Caracteristicas del cambio semantico . . . . . . . . . . 162

  • INDICE 3

    3. Fases del cambio semantico . 1674. Causas......... 167

    4.1. Socio-hist6ricas. 1684.2. Psicol6gicas. 1684.3. LingUisticas. 168

    5. Mecanismos... 1705.1. Metafora... 1705.2. Metonimia.. 1715.3. Etimologia popular 1745.4. Elipsis....... 174

    6. Consecuencias...... 1757. El cambio semantico en procesos de cambio categorial: dellxico a la gramatica 175

    7.\. Conversiones............................... 1757.2. Composici6n y afijaci6n. El cambio semantico en procesos de morfolo-

    gizaci6n . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1787.3. El cambio semantico en los procesos de gramaticalizaci6n 1797.4. Refuncionalizaci6n por desempleo (exaptation) 182

    Bibliografia. . . . . . . 182Referencias adicionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184

    CAPiTULO 4. La variaci6n lxica, por Jos LUIS BLAS ARROYO (Universitat Jaume l) 189I. Introducci6n................................ 1892. Problemas te6ricos y metodol6gicos en el estudio de la variaci6n lxica. 191

    2.1. Cuestiones de mtodo. . . . 1912.2. El problema del significado . 193

    3. Tipos de variables lxicas . . . . . 1973.\. Problemas de lfmites . . . . 1973.2. Las variantes fraseol6gicas . 1983.3. La variaci6n en el seno de los campos lxicos 199

    4. Factores relevantes en la variaci6n lxica . 2014.\. Factores lingUisticos. . . . 20 l4.2. Factores extralingUisticos . 202

    5. Conclusiones. 211Bibliografia. . . . 213Otras referencias . 214

    TERCERA PARTE

    MODELOS TEORICOS DE ESTUDIO DEL LXICO

    CAPTULO l. Modelos estructurales, por MARiA BELN VILLAR DiAZ (Universit Lu-mire - Lyon 2). . . . . . . . 219\. El estructuralismo . . . . . . . . . . . 2192. La lingUistica estructural. . . . . . . . 220

    2.1. Saussure y la noci6n de sistema. 2222.2. La fonologia estructural del Circulo de Praga 2242.3. El Circulo de Copenhague . . . . . . . . . . 226

  • 4 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA

    3. Estructura y significado lxico: la semantica estructural 2263.1. Condiciones previas al estudio estructural dellxico. 2293.2. Las estructuras lexem

  • iNDICE 5

    3. Modelos formales en la interfaz lxico-sintaxis: la hip6tesis proyeccionista . 3113.1. La lista de papeles tematicos y la Teoria Tematica . . . . . . . . . . . 3123.2. Descomposici6n de predicados. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 315

    4. Las Estructuras Lxico-Relacionales de los modelos sintactico-cntricos de in-terfaz lxico-sintaxis. . . . . . . . . 322

    5. Los modelos (neo)construccionistas. 3266. otas finales. . . . 330Bibliografia. . . . . . . 331Referencias adicionales 331

    CAPTULO 5. La Teoria del Lexicon Generativo, por ELENA DE MIGUEL (UniversidadAut6noma de Madrid) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 3371. La Teoria del Lexic6n Generativo: un modelo generativo y composicional de es-

    tudio dellxico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3372. La informaci6n contenida en las entradas lxicas . 342

    2.1. El presupuesto de la infraespecificaci6n . . 3422.2. Niveles de representaci6n lxica . . . . . . 3432.3. Tipos de palabras por su estructura sub-Ixica . 350

    3. Los mecanismos generativos 3533.1. Selecci6n..... 3543.2. Acomodacion... 3553.3. Coacci6n del Tipo. 3563.4. Co-composici6n. 360

    4. Consideraciones finales 361Bibliografia. . . . . . . 363Referencias adicionales . . 366

    CUARTA PARTE

    ASPECTOS EXPERlMENTALES Y APLICADOS DEL LXICO

    CAPTULO l. La adquisicion dellxico, por JUANA M. LICERAS (University ofOttawa)y DIANA CARTER (University ofAlabama) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 3711. Introducci6n................................... 371

    1.1. El dispositivo de adquisici6n del lenguaje: la dotaci6n innata y el inputque ofrece el medio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 372

    1.2. La importancia dellxico en la adquisici6n dellenguaje. . . . . . . .. 3731.3. La adquisici6n del lxico de la lengua materna, dellxico bilingUe y del

    lxico no nativo. . . . . . . . . . . . . . . . 3752. La adquisicion dellxico de la lengua materna (L I) 376

    2.1. La problematica del despegue fonol6gico 3772.2. El despegue sintactico. . . . . . . . . . . . . 3812.3. El desarrollo de los conceptos. . . . . . . . . 3842.4. Las primeras palabras y la etapa de la explosion lxica 384

    3. La adquisici6n dellxico no nativo. . . . . . . . . . . . . . 3853.1. La comprensi6n dellxico no nativo. . . . . . . . . . 3873.2. De las listas de palabras individuales y los aspectos idiosincrasicos a los

    aspectos parametrizados del lxico . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 388

  • 6 PANORAMA DE LA LEXICOLOGA

    3.3. La representacion mental dellxico nativo y ellxico no nativo. 3904. La adquisicion bilingUe del lxico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 393

    4.1. (,Uno o dos lxicos? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3944.2. La adquisicion dellxico por niftos en situaciones de inmersion: dos ca-

    sos diferentes de bilingUismo secuencial . 3965. Conclusion..... 399Bibliografia. . . . . . . 400Referencias adicionales 400

    CAPTULO 2. El procesamiento dellxico, por JOS MANUEL looA (Universidad Auto-noma de Madrid). . . . . . . . . . . . . . . . . 405I. lntroduccion................................... 4052. Reconocimiento y comprension de palabras. . . . . . . . . . . . . . . . . .. 409

    2.1. Procesos pre-Ixicos en el reconocimiento auditivo y visual de palabras 4092.2. Procesos lxicos en el reconocimiento de palabras. . . . . . . . . . .. 4152.3. Procesos post-Ixicos: reconocimiento, comprension e integracion de pa-

    labras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4173. La produccion de palabras. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 421

    3.1. Seleccion lxica en la produccion de palabras . . . . . 4223.2. Codificacion de la forma en la produccion de palabras. 424

    4. Relaciones entre el procesamiento lxico y el procesamiento de enunciados. 427Bibliografia. . . . . . . 430Lecturas recomendadas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 434

    CAPTULO 3. La ensefianza dellxico, por ANNA BARTRA (Universitat Autnoma deBarcelona) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 435l. Introduccion................................... 4352. El debate sobre la enseftanza del lxico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 437

    2.1. (,Debe enseftarse el lxico? De la enseftanza grarnatical a la enseftanzanaturalista. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 437

    2.2. Los aprendizajes enfocados al alumno y la ensefianza por tareas 4372.3. La enseftanza dellxico de la lengua materna . . . 439

    3. Ellexicon mental y la adquisicion o enseftanza dellxico . . . . . . . 4393.1. Relacion entre marco teorico y praxis pedagogica. . . . . . . . 4393.2. Hacia un modelo de lexicon mental: ellxico como armazon de la com-

    petencia lingUistica. La competencia gramatical y los rasgos lxicos . 4423.3. Ellxico como deposito del conocimiento sociocultural y pragmatico. 4473.4. La motivacion afectiva y ellxico . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 4493.5. Acceso semantico versus acceso formaI allxico. Tipos de redes asocia-

    tivas. Las colocaciones, la fraseologia y otras unidades complejas. . .. 4494. La ensefianza dellxico de la lengua materna y de una lengua extranjera: simi-

    litudes y diferencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4504.1. Una similitud lItil: los principios universales y el interlxico. . 4504.2. Otra similitud lItil: el conocimiento del mundo. . . . . . . . . 4514.3. Y una tercera: explotar el conocimiento de la estructura lxica 4514.4. La ensefianza dellxico en LI. . . . . 4524.5. Distancia L I-L2 Y ensefianza dellxico 4524.6. Ellexicon mental . . . . . 4524.7. Cuestiones metodologicas. . . . . . . . 453

  • iNDICE 7

    5. A modo de conclusi6n. . . . . . . . . 458Bibliografia. . . . . . . . . . . . . . . . . 459Otras referencias bibliogrificas de inters. 460Revistas. . . . . . . . 463Sitios URi de inters. . . . . . . . . . . . 463

    CAPiTOlO 4. El tratamiento computacional del lxico y sus aplicaciones, porRAFAEL MARN (CNRS - Universit de Lille). . . . . . . . . . . . . . 465l. Introducci6n............................ 4652. El tratamiento computacional de la morfologia y de la semantica 4663. La codificaci6n de la informaci6n morfol6gica . 467

    3.1. Selecci6n y estructura de las entradas. . . . . . . . . . 4673.2. Palabras compuestas . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4713.3. La ambigUedad en el analisis morfol6gico automatico. 4723.4. La desambiguaci6n morfol6gica . . . 474

    4. La codificaci6n de la informaci6n semantica 4754.1. WordNet............ 4764.2. La desambiguaci6n semantica 479

    5. Aplicaciones.... 483Bibliografia. . . . . . . 484Referencias adicionales 485

    CAPiTULO 5. La teoria dellxico en los nuevos diccionarios, por OLGA BATIUKOVA(Brandeis University / Universidad Aut6noma de Madrid) 487I. Introducci6n............................ 4872. Teorizaci6n de los diccionarios. . . . . . . . . . . . . . . . . 489

    2.1. Los postulados de la lingUistica te6rica en los diccionarios 4892.2. Introducci6n del ordenador en el mtodo de trabajo . . . . 490

    3. Reflejo de las teorfas !xicas en los nuevos diccionarios . . . . . 4923.1. Problemas generaies del tratamiento lexicografico de las piezas lxicas . 4923.2. Las teorias lxicas en los nuevos diccionarios 496

    4. Conclusi6n..... 515Bibliografia. . . . . . . 516Referencias adicionales 516

  • CAPlTULO 1

    UNA IDEA DE LA PALABRA

    CARLOS PIERAUniversidad Autonoma de Madrid

    Para caracterizar una lengua cualquiera hay que disponer, como minimo, de unconjunto de unidades y de una serie de reglas (u otros dispositivos cualesguiera) me-diante las cuales dichas unidades se combinen entre si y formen unidades de ordensuperior. Hoy en dia, en las culturas de origen europeo y en las influidas decisiva-mente por ellas, que son casi todas las alfabetizadas, solemos dar por sentado queentre las unidades que asi se combinan figuran unas gue denominamos palabras. Esmas, suponemos que las palabras son las unidades basicas gue se combinano Por locomun de manera implicita, damos por sentado gue una lengua se compone de undiccionario, gue es un repertorio de palabras, y de una gramatica, donde esta equivaleal conjunto de los dispositivos gue, agrupando, distribuyendo y modificando las pa-labras del diccionario, dan lugar a frases de la lengua. 1 En las paginas que siguen nostoca someter a un repaso critico sucinto algunas de las cuestiones que suscita la mitadde esta teoria implicita, eguipandonos para responder lo mejor posible a la pregunta:i,existen en efecto unas unidades dellenguaje gue correspondan razonablemente biena lo que entendemos, de forma intuitiva, por palabras?2

    Se trata de una pregunta sorprendentemente dificil de contestar. Hace tiempo,una bibliografia anotada de 118 paginas (Juilland y Roceric, 1972) se enfrentaba asiglos de intentos de caracterizar la noci6n de palabra, todos los cuales resultaban in-satisfactorios. Poco antes, un estudio monografico (Kramsky, 1969: 67) se consolabacon la definici6n siguiente: La palabra es la mas pequefia de las unidades del len-guaje que se refiere a una determinada realidad extralingliistica o a una relaci6n entre

    lo En lo sucesivo uso el tnnino regia para designar a estos dispositivos, sin que elio impliqueningun compromiso con su naturaleza mas alla de lo que explicite el textoo Este capitulo se adscribe alproyecto HUM2006-05118IFILO de la Direcci6n Generai de Investigaci6n, Ministerio de Educaci6n yCienciao Gracias a Esther Torrego por sus comentarios y correcciones; los errores que queden son impu-tables al autoro

    20 La naturaleza introductoria de este capitulo, que debe dejar las cuestiones abiertas por mu-cho que transmita la postura de su autor, ha aconsejado darle un fonnato mas ensayistico que el de lasrestantes secciones de este volumeno Por la misma raz6n, su bibliografia no distingue entre referenciasobligadas e incidentaleso

  • 26 PANORAMA DE LA LEXICOLOGIA

    tales realidades y que se caracteriza por tener ciertos rasgos formaI es (acusticos, mor-fmicos) bien sea de hecho (en tanto que componente del contexto independiente) oen potencia (en tanto que unidad del plano lxico)>>. AI margen de ciertas torpezasde formulaci6n (la palabra palabra no remite a ninguna realidad extralinguistica) y delas evidentes imprecisiones, lo cierto es que esta definici6n se aplica perfectamenteal prefijo ante-, a la raizfruct- y al sufijo -oid(e), ninguno de los cuales tenemos poruna palabra. Ante consecuencias de este orden, lo habitual viene siendo afiadir de unmodo u otro que para ser palabra hay que poder ser independiente. Pero eso trasladala dificultad a la noci6n de independencia (potencial), que se plasma en la idea tradi-cional de forma fibre. Por una parte, ante, fruct y oid(e) son todo lo independientesque hace falta para combinarse con buen numero de elementos: antepenultimo y an-tecamara,fructificar e infructuoso, androide y esferoide. Por otra, si independenciaequivale a capacidad de aparecer por si solo, el articulo espanol no la tiene en absolu-to, y sin embargo se trata como palabra en gramaticas y diccionarios; por ejemplo, ala pregunta ~ Te lo ha pedido la camarera o el camarero? no cabe contestar *La.

    Nuestra idea intuitiva de la palabra, que se aproxima bastante a lo que inten-taba captar Kramsky, esta condicionada por dos factores principales: la grafia y latradici6n gramatical grecolatina. En nuestro sistema grafico, palabra es todo aquelloque separamos con espacios en la escritura. Este es un sentido del trmino que ho)'encontraremos probablemente en todas las culturas que usen alfabetos o silabarios,en particular desde la difusi6n de la imprenta. Sabemos, sin embargo, que es pocode fiar. Convencionalmente, escribimos quiso verlo con dos palabras graficas pero loquiso ver con tres. Las escrituras de la Antiguedad clasica tardaron en separar (conpuntos) lo que tenian por palabras. Hoy en dia, el aleman o el sueco siguen sin escri-bir separadas las palabras que integran una palabra compuesta mayor, aun cuando lasprimeras pueden funcionar perfectamente por separado -y es instructivo comprobarque eso no supone un obstaculo serio para su recuperaci6n, aun en compuestos comoel legendario Rheindampfschifffahrtsgesellschaftskapitansstellvertreter segundo dea bordo de una compafiia de vapores del Rhimr-. Con lo que se echa de ver que tanarbitrario es separarlas (ingls Academy awards premios de la Academia) comounirlas directamente (handbag bolso) o mediante guiones (go-between interme-diario amoroso). No por elio cabe, desde luego, achacar a nuestras grafias una ar-bitrariedad absoluta. Los espacios graficos intentan corresponder a Jugares donde esposible hacer una pausa, como en la escritura al dictado, y muchos toman como un po-sible criterio de qu sea una palabra el que las pausas puedan preceder o seguir a estasunidades, pero (normalmente) no las interrumpan. Sapir (1921: cap. 2) se convenci6de elio al observar que sus informantes amerindios, al escribir por primera vez en suslenguas nativas, se atenian a este criterio. Pero la experiencia de otros linguistas quehan trabajado con informantes va en sentido contrario.3 Dixon y Aikhenvald (2002b:11-12) sugieren que tales experiencias difieren en funci6n de las propiedades de laslenguas con las que se esta trabajando: ciertos tipos de lenguas favorecen el dictadopor palabras y otros tipos, aquellos al menos en que las palabras pueden ser muy

    3. Bloomfield (1933: 178) escribe que Ias personas que no han aprendido a leer y a escribirtienen dificultades cuando, por la razon que sea, se ven obligadas a dividir en palabras. Esta dificultad esmenor en ingls que en otras lenguas, como et francs.

  • UNA IDEA DE LA PALABRA 27

    largas, fomentan el recurso a otras unidades. En cualguier caso, la posibilidad dehacer pausas constituye un criterio fontico-fonol6gico y, como veremos, convienedistinguir la palabra gramatical (esencialmente la gue intenta recoger el diccionario)de la palabra como unidad fonol6gica. El ejemplo gue dan Dixon y Aikhenvald deuna lengua cuyos hablantes no dictan por palabras es el jarawara, una lengua amaz6-nica donde los verbos, formados de seis morfemas o mas, pueden tener mas de docesilabas. Es significativo gue la unidad de dictado resulte ser una suerte de pie bisilabo,gue ni es un morfema ni tiene por gu coincidir con uno, y es, por tanto, una entidadclara y exclusivamente fonol6gica.

    La tradici6n gramatical de origen grecolatino tiene por su parte una marcada pro-pensi6n a centrarse en las palabras y organizarse en tomo a ellas. Lograba identificarlas partes de la oraci6n (o del discurso) y las identificaba con las c1ases de pala-bras. Estas c1ases de palabras se organizaban a su vez en paradigmas morfol6gicos,como las declinaciones de los elementos nominales o las conjugaciones de los verbosoLos paradigmas son listas de palabras completas, en sus distintas formas: el hallarseen nominativo o acusativo es un accidente de la palabra y su marca es una termi-naci6n flexible (de donde nuestra flexi6n). Cuando los grameiticos latinos llegabana relacionar una de estas formas con otra lo hacfan mediante reglas pnicticas gueoperaban sobre una forma entera hasta convertirla en la buscada. Un ejemplo espanolsemejante seria: para hacer la primera persona del plural del imperfecto de cantar sele guita la r al infinitivo y se pone en su lugar -bamos, sin cambiar el acento de lugar.Vale decir gue no se reconocian, o no se explotaban, nociones como la de morfema,gue sugiere dividir cantar en cant-a-r y distinguir entre raices (cant-) y afijos.

    Esa opci6n te6rica por la palabra y el paradigma casa muy bien con las propie-dades del latin o el griego, y es improbable gue hubiera surgido del examen de otrotipo de lenguas. En turco, donde ipler es cuerdas, ipin es el genitivo de cuerdae iplerin el genitivo plural de cuerda, es dificil no advertir la presencia de una raizip cuerda y dos morfemas sufijales, -in para el genitivo y -ler para el plural. Porlo mismo, tiene poco sentido proponer gue los hablantes de turco memorizan listas(paradigmas) como ip. ipin y asi sucesivamente hasta recitar ip con las seis termi-naciones casuales del turco en singular y en plural, a la manera como se presentael paradigma latino de rosa, rosae; esas terminaciones (morfemas) del turco sonregulares, siempre las mismas y transparentes,4 lo gue indica gue se memorizan cadauna por separado junto con el lugar gue les corresponde respecto de la raiz y otrossufijos. No es pues extrafio gue nuestra distinci6n entre las raices y los demas in-gredientes de las palabras provenga en ultima instancia de las gramaticas semiticas(concretamente las del hebreo, en el siglo XVI). Tampoco gue el conocimiento de laexguisita tradici6n sanscrita, gue discrimina c1aramente afijos y sus combinaciones,estimulara decisivamente la constituci6n de la morfologia moderna, gue en mas deun sentido puede considerarse obra de los neogramaticos alemanes del siglo XIX.Con todo, en las universidades y en los colegios de Europa sigui6 concedindose unpapel centrai a la noci6n de palabra, por confusamente gue se definiera. La notoria, y

    4. Salvo por los efectos de la annonia vocalica, proceso fonologico que modifica las vocales delos sufijos, sean estos los que sean, en funcion de las vocales de la raiz, las cuales a su vez compartennecesariamente ciertos rasgos.

  • 28 PANORAMA DE LA LEXICOLOGiA

    no muy s6lida, distinci6n entre lenguas aislantes, aglutinantes y f1exivas depende deesa noci6n, pues lo que mide en primer lugar es el numero de morfemas por palabra:un morfema (Iengua aislante, como supuestamente el chino c1asico) o varios, quepueden ser discretos (Iengua aglutinante, como el turco) o equivalentes a la fusi6n devarios morfemas discretos (f1exiva, como el latin).

    La dificultad mas sistematica y Ilamativa de las que se oponen a la noci6n intui-tiva de palabra es la constituida por los cliticos, como el lo de verlo y lo quiero veroUn clitico se comporta como una palabra a ciertos efectos (asi, lo se hace cargo dela funci6n de complemento directo)5 pero a otros como un afijo (tiene que aparecerjusto antes del verbo f1exionado o justo detras del verbo en infinitivo o gerundio, ysi hay varios cliticos de su misma naturaleza su orden es tambin obligatorio: me lopuse y no *10 me puse). A primera vista pareceria que el asunto se resuelve identifi-cando a los cliticos con palabras sin acento, en la terminologia de Navarro Tomas(1925): por no tener acento, un clitico es una palabra que necesita aparecer junto aotra que si sea t6nica, para constituir con ella una unidad minima de pronunciaci6n/entonaci6n, dado que tales unidades minimas no pueden ser atonas. No obstante, deahi no se sigue cual haya de ser la posici6n del clitico con relaci6n a la palabra enque se apoya ni, sobre todo, que haya de haber un orden entre unos cliticos y otros.6Es mas: la presencia de acento no garantiza que un elemento lxico deje de funcionarcomo clitico. Veiamos con el ejemplo de la que el articulo determinado, que es atono,tiene las limitaciones de distribuci6n propias de un clitico; las mismas limitacionesafectan al indeterminado un, que si Ileva acento. Y la ausencia de acento no impideque algunos cliticos puedan acabar recibindolo, en ciertas configuraciones; asi, laparticula complementante que, en este ejemplo imitado de Vigario (1999: 285) dondelos corchetes indican el fraseo: [Juan piensa quel [despus del examen] fpodiamos ira celebrarlo]. Por todo elio, la relaci6n entre atonicidad y condici6n de clitico, queindudablemente existe y tiene consecuencias, no es tal que permita afirmar que unclitico es, sin mas, una palabra atona (y, por tanto, una palabra). Si sugiere en cam-bio que prestemos atenci6n a los que achacan buena parte de nuestras dificultadesa no haber distinguido, en el punto de partida, entre la palabra como unidad gra-matical (palabra gramatical, sin mas) y la unidad fonol6gica equivalente (palabrafonologica o prosodica) --que puede estar formada, entre otras cosas, por cliticosjunto con una palabra gramatical no clitica-. Adoptan esta distinci6n como puntode partida todos los participantes en Dixon y Akhenvald (2002a), volumen dedicadoa un estudio interlinguistico pormenorizado de nuestro tema. Lo que aqui mas nosconcieme es que no parece posible construir la morfosintaxis a partir de las palabrasfonol6gicas. Un ejemplo muy sencillo: analizar la oraci6n inglesa Mary sbroken therules 'Maria ha roto las reglas' a partir de la palabra pros6dica [Mary s] complicariaextraordinariamente el tratamiento de la concordancia, la sintaxis del verbo y delsintagma verbal y otros muchos aspectos de la gramatica inglesa (p. ej.: (,de d6ndeviene entonces la irregularidad de *Mary broken the rules 'Mary roto las reglas'). En

    5. En rigor esta funcion corresponde a una frase o sintagrna nominaI. Ahora bien, un sintagrnanominaI fonticamente materializado requiere la presencia de al menos una palabra, no solo un morfema:Puse agua en et vaso.

    6. Para la morfologia de los cliticos pronominales romanicos hay que partir de Bonet (1992).

  • UNA IDEA DE LA PALABRA 29

    generai, los ingredientes de una palabra pros6dica pueden pertenecer, segun las len-guas, a elementos de naturaleza morfosintactica relativamente variada, de forma quedichas palabras constituyen, desde un punto de vista universal, un conjunto de escasahomogeneidad, si es que no en parte arbitrario. De ahi que los lingliistas prefieransistematicamente considerar que la palabra pros6dica deriva de una previa estructuramorfosintactica, como haremos aqui. Para la palabra como unidad pros6dica, vaseHall y Kleinhelz (1999), teniendo tambin en cuenta, en particular, Selkirk (1995,2005), Vigario (2003) y Kratzer y Selkirk (2007).7

    Dejemos pues de lado, por el momento, la palabra pros6dica y veamos qu ca-racteriza segun Dixon y Aikhenvald a la palabra gramatical. Esto es lo que concluyen(2002b: 19):

    (I) Una palabra gramatical se compone de cierto numero de elementos grama-ticales que:a) siempre aparecen juntos, y no dispersos por la oraci6n;b) aparecen en un orden fijo;c) tienen una coherencia y un significado convencionalizados.

    Los autores denominan a a) criterio de la cohesi6n; podemos lIamar a b) y c)criterios del orden y del significado arbitrario, respectivamente. Pnicticamente salta ala vista que estos criterios pueden ser condiciones necesarias, pero no son suficientes.La forma lisa y llanamente cumple con los tres criterios, pero no es una palabra ano ser que ampliemos ex profeso el significado del trmino: esta formada por pa-labras independientes segun reglas sintacticas de uso generai y no es un compuestocomo handbag. De otro modo, tambin cumple estos criterios por mor de. Lo ciertoes que ni siquiera esta c1aro que nos hallemos ante condieiones necesarias. Dixon yAikhenvald advierten que ciertas formas del portugus europeo como procurci-lo-ei('lo buscar') pudieran ser excepciones a a), pero replican que ei es en estas formasun elitico, no un afijo. Sea esto correcto o no, supone una distinci6n previa entre for-mas c1iticas y no cliticas, sin la que (I) no es operativa. Los verbos preposicionalesdel ingls (bring up 'traer a colaci6n') y los separables del aleman (anmachenen das Licht anmachen 'eneender la luz') son tambin en principio contraejemplosa a): She brought the topic up ('ella sac6 el tema'), Wir machen jetzt das Licht an('encendemos la luz'). Beard (1995: 54) sefiala que las formas turcas gelir-ler-se ygelir-se~ler significan ambas 'si ellos vienen', lo eual supondria un contraejemplo a

    7. Se deduce de Wheeldon y Lahiri (2002) que en la produccion lingUistica -la actuacion dellocutor- las unidades pertinentes son las palabras fonologicas, no las gramaticales. La referencia clasicapara el tema de los constituyentes pros6dicos ---como la palabra fonologica- es Nespor y Voge\ (\986),pero Nespor y Vogel daban cabida a un llamado grupo clitico, situado por encima de la palabra y pordebajo de la frase fonologica, que muchos investigadores posteriores tienden a descartar (p. ej., Selkirk,1995). Una buena manera de entrar en lo que puede decir de los cliticos la gramatica actua\ es atreversecon dos textos muy distintos: el capitulo 9 de Ha\e (2007) y la seccion 2.4.3.2 de Bermudez-Otero (deproxima aparicion); para mas detalle consultense los trabajos incluidos en Gerlach y Grijzenhout (200\),

    Bo~covi (200\) y sobre todo Anderson (2005). Hay por supuesto otro sentido posible de la expresionpalabra fonologica, que es el de la parte fonica de cada entrada lxica; puede verse al respecto Halle(1997,2000).

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    b), el criterio de orden. Los propios Dixon y Aikhenvald recogen gue las lenguas dela familia sioux muestran probables excepciones a b); asi en lakota: La posici6n delnombre incorporado es bastante variable, especialmente con respecto a los conjuntosde prefijos instrumentales y locativos. El papel semantico del nombre incorporadono es agui un factor determinante (Rankin et al., 2002: 186).8 En cuanto al criterioc), advirtamos gue en las palabras derivadas a menudo no hay mas arbitrariedad niconvenci6n gue la de un elemento centraI, sea raiz u otro, por cuanto la contribuci6nde los demas morfemas y del orden de estos es perfectamente regular y sistematica:postdesalinizacion es a salin(o) lo mismo gue postdeshumanizacion a human(o) y, sisalin(o) significara 'feo', postdesalinizacion significaria 'periodo, actividad o proce-so posterior al embellecimiento'. Por ultimo, si una palabra se analiza como mono-morfmica (paz) los dos primeros criterios de (I), y en cierto modo tambin el terce-ro, se le aplican de una manera vacua, por cuanto no hay en esas palabras mas gue unelemento gramatical (perceptible al menos) gue considerar; ahora bien, una mismaaplicaci6n vacua daria resultados engafiosos con afijos como post-. Es decir, (I) esvicario de otra categorizaci6n previa, ademas de la gue diferenciaba a los clfticos:implica gue los elementos gramaticales se han dividido enformas libres y afijos, ygue (I) valdra en la medida en gue dicha categorizaci6n, no explfcita, sea valida.

    Asi pues, los muy madurados criterios de Dixon y Aikhenvald son con certezauna buena guia practica, pero no nos ilustran mucho mas gue la antigua definici6n deKramskY. Lo cual no es sorprendente, pues lo gue han buscado estos lingUistas soncriterios inductivos de sentido comun, gue procedan exclusivamente de propiedadesirunediatamente manifiestas del objeto sin mediaci6n de ninguna armaz6n te6rico-con-ceptual. Este proceder da resultado pocas veces: solo cuando viene a delimitar unconcepto gue acaba sirviendo de elemento primitivo en una posterior teoria articulada,entre otras cosas, a partir de dicho concepto (gue luego suele acabar revisandose enfunci6n de ella). Agui nos permite sugerir gue la noci6n de palabra no es hoy por hoyun concepto primitivo de la teoria linguistica ni promete serio (a diferencia de otros,como guizei, por ejemplo, y en el interior de la teoria adecuada, alguna versi6n de losconceptos de oraci6n, de categoria funcional-vase infra- o de rasgo fonoI6gico). Sipuede ser, claro esta, un concepto derivado, y a esa posibilidad dedicamos las paginasgue siguen. En cualguier caso, uno de los inconvenientes gue tiene el proceder como lohacen Dixon y Aikhenvald es gue, a menudo, Ileva a gue conceptos realmente operati-vos en el anaIisis adoptado gueden implfcitos y, por tanto, oscuros e irununes al analisis.Tal sucedia agui, como hemos visto, con los de forma libre, afijo y clftico, gue a su vezpermiten guiza caracterizar inductivamente el de raiz como aguel elemento gue en unaforma compleja no pertenece en primera instancia a ninguna de las categorias anterio-reso Con todo, es preciso insistir en gue estas categorias inductivas solo se justifican enfunci6n de su pertinencia y eficacia para el sistema gue se construye con ellas.9

    8. La ineorporaei6n nominai es un proeeso en virtud del eual (a grandes rasgos) el nombre objetodireeto pasa a formar parte del eomplejo del verbo: si en espafiol hubiera ineorporaei6n pereeptible po-driamos deeir tanto Julia lavaba el coche eomo Julia cochelavaba. Vase Baker (1988).

    9. Para un repaso muy aeertado de los supuestos te6rieos en que se movia la lexieologia en elmomento de su publieaci6n, vase el eapitulo l de Cabr y Rigau (1986). Aqui atenderemos sobre todo aperspeetivas y desarrollos posteriores.

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    Hay una dimensi6n gue subyace a todas las ultimas nociones citadas y gue sihubiramos entrado en la cuesti6n de los cliticos se nos hubiera puesto inrnediata-mente de manifiesto. Los cliticos, en efecto, pertenecen a las denominadas categoriasjuncionales. En lenguas afines a la nuestra (Vigario, 1999: 258) podran ser preposi-ciones, conjunciones, complementantes, articulos, pronombres personales cliticos,elementos verbales de caracter modal o auxiliar (como en ingls), marcadores deldiscurso (como en griego clasico) y adverbiales (como en holands), pero en ninguncaso nombres, adjetivos o verbos propiamente dichos. La distinci6n entre los elemen-tos de este tipo (los gue representan categorias funcionales) y los gue corresponden alas Ilamadas categorias lxicas (nombre, etc.) es esencial para explorar la viabilidadde la noci6n de palabra, y por tanto para ocuparse de lexicologia.

    Con Beard (1995), y sobre todo en vista del detallado estudio de Baker (2003),admitiremos gue las categorias lxicas son las de nombre, verbo y adjetivo. 1O Beard,uno de los lingliistas gue mas partido ha sacado de esa distinci6n, parte de explicitarcinco principios generales de la investigaci6n morfol6gica gue tiene con raz6n porfirmemente establecidos (Beard, 1995: 15-17). Tres de ellos conciemen a las pro-piedades de las categorias lxicas y de ellos damos agui una versi6n:

    (2) a. Los miembros de las categorias lxicas consisten en conjuntos de re-presentaciones no nulas de propiedades semanticas, gramaticales y fo-nol6gicas cada una de las cuales implica a las otras.

    b. Los miembros de las categorias lxicas constituyen clases sincr6nica-mente abiertas.

    c. Los miembros de las categorias !xicas se adscriben a una categorialxica y solo a una.

    El principio (2a) no es sino la aplicaci6n a las categorias lxicas de la definici6nde signo, de origen estoico, difundida por Saussure: tienen una cara semantica y unacara fonol6gica, indisociadas, a lo cual se afiade gue tienen propiedades gramati-cales (al menos, la de ser verbo, nombre, etc.). Lo gue cuestiona Beard es gue loselementos no lxicos sean tambin necesariamente signos, en este sentido. Aducecasos analogos al -at- de comatoso, gue carece de correlato semantico (cfr. goma /gomoso); otro ejemplo puede ser el de la vocal tematica de los verbos latinos o roma-

    IO. Aqui apenas nos afecta cmil sea la lista universal exacta de estas categorias. Vase el Apn-dice de Bak.er (2003: 303-325) para argumentos en contra de atribuir una categoria lxica a pre- yposposiciones (adposiciones). Desde Emonds (1985), que viene a repartirlos entre 10s adjetivos y lasadposiciones, son seguramente mayoria los lingiiistas que no creen preciso formar con los adverbiosuna categoria primaria. En cuanto a la inclusi6n de cliticos pronominales entre las categorias no lxicas,implica evidentemente no tratarlos como nombres; la alternativa generalizada es incluir los pronombrespersonales en la categoria (funcional) de los determinantes,junto con, por ejemplo, los articulos (en latradici6n generativa, desde Postal, l969a). Para la justificaci6n de las categorias en espanol vase Bosque(1989). A menudo, como hace Bosque, se utiliza la expresi6n categorias grarnaticales para designar lasaqui Ilarnadas lxicas. Puesto que las categorias no lxicas (por ejemplo, el tiempo o el caso) son las que,desde un punto de vista intuitivo, tienen una funci6n mas visiblemente gramatical, preferirnos designar aestas ultimas como categorias fi.mcionales y evitar los equivocos que puede suscitar la etiqueta categoriagramatical.

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    nicos (Oltra-Massuet y Arregi, 2005). El principio (2b) expresa algo que pertenece ala experiencia comun. A lo largo de la vida de cualquiera de nosotros se ai'iaden a lalengua nombres, verbos y adjetivos, ya sean neologismos (tcnicos o no), prstamosde otras lenguas (subprime, burka, birra) o adaptaciones de estos (tuneQ/; un burgue/;yorki por Yorkshire terrier), acr6nimos (GNU), tecnicismos o arcaismos resucitados(chupa), etc. (vase el capitulo 2 de la segunda parte de este volumen). Tambin seadquieren trminos nuevos formados mediante las reglas de derivaci6n establecidas(hipervinculo, monolinea). Un hablante puede crearlos por cualquiera de las vias an-teriores con fines c6micos, literarios, cientificos, pnicticos o de cualquier otra clase, yel que se incorporen o no a la lengua es un hecho sociol6gico, no lingUistico ---esto eslo que implica la precisi6n sincronicamente abiertas--. Sin embargo, nadie puedeinventar una preposici6n o un articulo, como no puede ai'iadir un tiempo verbal, uncaso o, en ingls, un modal del estilo de should. Estos ultimos son categorias funcio-nales, que en toda lengua constituyen una clase cerrada y aun bastante restringida, adiferencia de la clase ahierta (a la incorporaci6n de elementos nuevos) que constitu-yen las lxicas. AI principio (2c) volvemos mas adelante.

    Hale (2007: 216-217) hace una distinci6n comparable entre Ixico enciclop-dico y Ixico gramatical.11 Admitamos de momento que el contenido del primeroson nuestras categorias lxicas. Hale les atribuye las siguientes propiedades, de lasque carece el Ixico gramatical:

    (3) a. El aprendizaje dellxico enciclopdico infringe el principio del sub-conjunto (esto es, permite que los aprendices cambien una hip6tesisdemasiado amplia por otra mas restrictiva).

    b. El aprendizaje dellxico encic1opdico parece conllevar, al menos encierta medida, un conocimiento explfcito.

    c. El aprendizaje dellxico enciclopdico (de la lengua materna) pareceproseguir durante toda la vida.

    d. La informaci6n contenida en el lxico enciclopdico no desempei'iapapel alguno en la computaci6n gramatical.

    (3a) se basa en el principio, comunrnente admitido, de que el nii'io se atiene ala gramatica mas restrictiva (de cuantas tiene a su disposici6n) en tanto no tengadatos positivos incompatibles con ella, en cuyo caso la revisa para permitir mayorcomplejidad. 12 En consecuencia, durante la adquisici6n no se postulani, por ejemplo,una grameitica que permita desplazar constituyentes a cualquier distancia, sino solodesplazamientos locales, una vez percibido que existen desplazamientos (si es que

    Il. Cfr. Peeters (2000) y en particular, dado nuestro contexto agui, Harley y Noyer (2000). Seaprovecha muy productivamente una distinci6n eguiparable en Emonds (2000).

    12. El principio del subconjunto (subset principle) aparece, sin esa denominaci6n, en Gold(1967). Su aplicaci6n al aprendizaje de las lenguas naturales es obra de C. L. Baker, R. Berwick, F. DelLS. Pinker, A. Weinberg, K. Wexler y otros. Se sabe gue un principio formalmente analogo, gue PaulKiparsky bautiz6 como elsewhere principle, opera en distintos lugares de la gramlitica sincr6nica adulta(vase p. ej., Halle y Marantz, 1993: 120, o Stump, 2001: 273); como seilal6 Kiparsky, ya esta formuladoen la obra del gramatico indio Pal,lini (siglo IV a.c.). Para el aprendizaje del vocabulario vase Gleitmany Fisher (2005), asi como los capitulos I y 3 de la cuarta parte de este volumen.

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    hay que percibirlo). En cambio, un nino puede lIamar tuberia al conducto que hace elgusano en una manzana o tambin afirmar que un muneco no es (= representa) unhombre sino una persona. 13 (3b) recoge el hecho de que cualquier hablante puede ex-plicarse a si mismo, mejor o peor, qu es una persona o una tuberia, pero no por qudice que Julia sabe mucha fisica y no que Ju/ia se sabe mucha fisica, o por qu Meduele la pierna y no Duele mi pierna, o qu diferencia hay entre Estas manchas sonde l/uvia y Estas manchas son de la l/uvia, Espero aqui y Me espero aqui, Te vi saliry Te he visto salir. La escasa accesibilidad intuitiva de categorias gramaticales comola definitud o el aspecto explica la dificultad que tenemos para ensenar a un hablantede ruso (donde no hay articulos) a usar correctamente los articulos del espanol, opara ensenar a un hablante de espanol a elegir la variante aspectual (obligatoriamenteindicada) de los verbos rusos: delat' 'hacer, imperfectivo', sdelat' 'hacer, perfectivo'.Sin embargo, tanto el ruso como el espanol hacen uso de las nociones de definitud yaspecto en distintos puntos de las respectivas gramaticas.

    Ya hemos visto en (2b) lo esencial de (3c). En cuanto a (3d), en este puntopodemos entenderlo de la siguiente manera: la informacion que se encuentra soloen el Ixico enciclopdico y no en el gramatical es invisible para la gramatica.Esto es algo que normalmente se da por sobreentendido de puro obvio para, muya menudo, pasar a olvidarlo cuando se hace lingUistica. Hay lenguas que situan elverbo en primera posicion de la oracion, como el irlands. No las hay, en cambio,que pongan en primera posicion a los trminos relacionados con la comida, seanverbos o nombres. Los trminos que designan entidades verdes no se tratan gramati-calmente de otro modo que los que designan entidades rojo chillon. Solemos dar porsentado, con buen criterio, que ninguna regIa gramatical tiene por objeto categoriascomo estas. Considrese la analogia con lo fonologico. No hay, ni suponemos quepuede haber, reglas gramaticales que afecten a las formas que empiezan con [k] yno a las demas. Asi, no esperamos topar con una lengua que sea como el espanolsalvo que obligatoriamente haya que decir Carifzo, buenos dias y Cal/os no como yno en cambio Buenos dias, carifzo y No como calloso Descartamos semejante cosamediante el supuesto de la modularidad: la fonologia es uno de entre varios modu-los autonomos a cuyas unidades internas la sintaxis no tiene acceso. A la sintaxis leimporta que cal/os sea un nombre, o que sea obligatoriamente plural, pero no queempiece con oclusiva velar sorda. De hecho, si la evolucion lingUistica lIevara aque se pronunciara como gal/os su sintaxis seguiria siendo exactamente la misma,por lo mismo que no cambia la sintaxis del verbo ser si se pronuncia con 'ceceo'.Analogamente, volviendo a nuestro tema, si los cal/os de Madrid son el menudo deMxico D.F., eso solo afecta a la lengua en la medida en que menudo es un nombresingular, de masa, etc.; en absoluto esperamos que la sintaxis de menudo haya deser igual a la de cal/os por razones de casquerfa. La razon es la misma por la que nonos extrana que un ordenador (masculino) sea lo mismo que una computadora (fe-

    13. Ejemplos registrados por Rafael Sanchez Ferlosio y loe Emonds, respectivamente. La prime-ra denominacin es, entre otras cosas, un caso de superconjunto intensional (las tuberias tienen propieda-des que no tiene cualquier conducto) y la segunda de superconjunto extensional (hay mas personas quehombres). Puesto que estamos sujetos a (3c), todos podemos incurrir en parecidos desvios tambin demayores -y, dado (3b), percatarnos luego de elio--.

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    menino), que unos digan aspiradora y otros aspirador o que lo que se escribe autotenga un gnero en francs y otro en espafiol. 14

    A estos criterios para separar categorias lxicas de categorias funcionales pode-mos afiadir uno que estudia con riguroso pormenor Borer (200Sa, b):

    (4) Las propiedades de las categorias lxicas pueden ser anuladas y/o sustitui-das por otras si se insertan en el ambito gramatical (sintactico o morfol6gi-co) adecuado. No asi las de las categorias funcionales.

    Ejemplos familiares son los usos contables (tres vinos, 'tres clases, o vasos, devino') de los nombres no contables (beber mucho vino, frente a beber muchas p6ci-mas), o viceversa (eso es mucho libro para mI); tambin, los usos comunes o pluralesde los nombres propios (una Babilonia, las tres Marias) o la gradaci6n de las cate-gorias privativas (muy francs). Comoquiera que se analicen estas mutaciones,15 locierto es que las palabras que materializan exclusivamente propiedades funcionalesno tienen en cambio f1exibilidad alguna. No hay manera de que este signifique aquelo de que la vi signifique los vi en ningun contexto. Ni cabe que Voy en Barcelonaquiera decir en ningun contexto Voy a Barcelona, ni los cuantificadores pueden dejarde cuantificar, ni el ingls did puede ser do o may (vase tambin Talmy, 2000). Losmiembros de la c1ase cerrada de las palabras funcionales son tan exclusivamentegramaticales como lo son los afijos y su significado tan obligatorio (y, por otra parte,generai) como el de estos. Una manifestaci6n lIamativa de elio se da en las lenguasdonde unas y otros pueden estar en distribuci6n complementaria. Es sabido que eningls el comparativo puede formarse con la palabra more o con el sufijo -er (smarter'mas listo', more intelligent 'mas inteligente') y el significado de pasado puede ha-lIarse tanto en la palabra did como en el sufijo -ed (l did walk, J walked 'camin, cony sin nfasis') -vase Marantz (2001}-.16

    Dicho de otro modo, las categorias funcionales no tienen ninguna propiedadque no pueda tener un afijo, salvo la de poder materializarse, en algunos casos, comoformas libres. Su comportamiento en cuanto tales formas libres puede incluso apar-tarse del de las categorias lxicas en el plano fonol6gico (vase Truckenbrodt, 2007:secci6n 18.7). Deducimos que el estudio de las categorias funcionales pertenece porentero a la morfosintaxis, salvo por cuanto su condici6n de tales sea accesible a la

    14. A guienes mantienen gue la adguisicion de la lengua materna es fruto de un dispositivo deaprendizaje generai, en ausencia de toda competencia especificamente lingUistica -y, en buena medida,a guienes rechazan la modularidad de la gramatica (vase nota 17 infra)- les compete explicar comose consigue excluir todos estos factores, tanto los fonologicos como los semantico-lxicos de caracterenciclopdico. En el caso de los segundos no se trata, evidentemente, de gue tengan menor importanciapara el ser humano gue las propiedades semanticas representadas por categorias funcionales, en ningunsentido claro de gu sea importancia: hemos dado ejemplos del ambito de lo comestible y tal vez del delo repulsivo; los lectores pueden comprobar por si mismos gue tampoco lo erotico tiene repercusionesgramaticales.

    15. Por ejemplo bajo la especie de la coaccion (coertion) o el cambio de tipo (type shijiing);vase al respecto la tercera parte de este volumen, en especial, el capitulo 5. Cfr. Borer (2005a: 8-13 ypassim).

    16. Estos datos ya tienen consecuencias de importancia en la arguitectura de Chomsky (1975[1955]): el nodo T(iempo) se distingue sintacticamente del V(erbo), etc.

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    fonologia. El que sean o no formas libres y el que algunas formas libres funciona-les quepan bajo alguna definici6n de palabra constituye una propiedad estrictamentemorfosintactica --o fonol6gica, segun sea el caso--. Por lo que hace al lxico, y ala teoria del lxico, o bien hay dos lxicos disyuntos, el enciclopdico y el queabarca palabras funcionales y afijos, o bien estos dos lxicos se solapan en el casode las palabras funcionales, pero no esta claro qu consecuencias de inters tiene elpostular tal solapamiento. 17

    Hale (2007: 217) dice que la propiedad (3d) rige por definici6n, y tiene raz6n:en la medida en que se acepte la existencia del lxico enciclopdico, sus propiedadescomo tal no pueden tener pertinencia para la gramatica. Con todo, el disefio generaIde la grameitica y los criterios empiricos sobre qu incluir exactamente en uno y otrolxico afectaran al contenido material del objeto de (3), y tan evidente como esto esque queda muchisimo trabajo por hacer tanto en el disefio de la grameitica como enel deslinde de lo especificamente gramatical. l8 No es cosa de entrar aqui en ello, perosi debemos encaramos con un factor de tensi6n entre (2) y (3)-(4). Si los elementosa que hace referencia (3) son, como postulabamos provisionalmente, las categoriaslxicas, estas (todos y cada uno de los casos de N, V YA) tienen funciones gramati-cales indiscutibles. Es mas, dichas categorias pueden tambin, como las funcionales,encamarse en afijos. Como se estudia en el capitulo 2, de la primera parte de estaobra, -ble forma adjetivos a partir de verbos (esperable), -ez nombres a partir deadjetivos (madurez), etc., y estas derivaciones pueden ser multiples (blanqueamien-to). En vista de ello, se entiende que la condici6n de adjetivo se materializa en -ble,como la de nombre en -ez y la de verbo en el -ea(r) de blanquear. (,Qu diferenciade naturaleza hay entonces entre -ez y un nombre como pez, salvo la que va de formaligada a libre? Inmediatamente pensamos que ha de residir en caracteristicas del sig-nificado, pero hay que evitar la circularidad: si el -ez de madurez significa condici6nde (+ significado del adjetivo)>>, entonces no se distingue del nombre condici6n masque en ser forma ligada (a un adjetivo). Esta conclusi6n es inexacta, pues el nombrey su glosa no son conmutables sin mas. Por ejemplo, en su condici6n de maduro nosignifica en su madurez; no diriamos Cree el ladr6n que todos son de su ladronez;madurez tiene un significado de ponderaci6n moral e intelectual propia de un adul-to que nos hace entender Lo excluyeron del castingpor su madurez de distinto modo

    17. Agui no nos apartamos del sentido habitual de la palabra Ixico. Es sabido gue existenteorias lingiiisticas gue amplian en mayor o menor medida ese significado; vase, p. ej., los distintosmarcos presentes en De Miguel, Palacios y Serradilla (eds.) (2006). Un caso extremo de rechazo de lamodularidad en favor dellxico: en las versiones conexionistas y en las llamadas cognitivas (Rumelharty McClelland, 1986; Bybee [...]2001) ellxico es sumamente concreto y masivamente redundante: seentiende gue todo el conocimiento gramatical, sea fonol6gico o morfol6gico, reside en la red de asocia-ciones entre las unidades almacenadas en la memoria a largo plazo, de tal modo gue, de hecho, el lxicoes la gramatica (Bermudez-Otero y McMahon, 2006: 383). Este uso del trmino cognitivo es maslaxo gue el desarrollado en el presente volumen. Por su pertinencia tanto de cara aillamado conexionismocomo a la distinci6n entre lo lxico y lo gramatical, tienen inters los datos neurol6gicos de Ullman et al.(2005) y la discusi6n de Embick y Marantz (2005); cfr. Yang (2002).

    18. Para advertir la complejidad del significado enciclopdico, y la gue entrafta la tarea de abor-darlo, importa tener en cuenta las observaciones de Chomsky (1993). Para introducci6n a otras perspec-tivas, vase, p. ej., Nuyts (1993); Wierzbicka (1999) y el nUmero 29:3 de Theoreticallinguistics (2003);Marconi (1997); Blutner (2002) y Blutner y Spenader (2006).

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    que Lo excluyeron del casting por su condicion de maduro, etc. La dificultad quenos hemos buscado procede de identificar el significado condici6n que hay en elsufijo con el significado de un nombre independiente. De donde podemos sacar unaindicaci6n, si es que cabe extrapolar de estos ejemplos:'9 el significado idiosincnisico(

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    gana/ganas, prisa/prisas, fuerza/fuerzas, plan/planes, trabajo/trabajos, agua/aguas,refuerzo/refuerzos... )o Tampoco, pues, en este sentido es la naturaleza del afijo laque determina por si misma la condicion enciclopdica de una pieza lxica: elafijo flexivo marca cambios de significado perfectamente regulares y deterministasen le6n/leona/leones/leonas, pero tambin lo hace el derivativo -miento en muchosde los casos que el diccionario glosa como accion y efecto de (encubrimiento,alargamiento), aunque no lo haga en regimientoo Se mantiene a veces, en una u otraversion, la idea de que la flexion es asunto de la sintaxis, y por tanto accesible a ella,mientras que la derivacion corresponde a un modulo independiente encargado de laformacion de palabraso21 En principio, esto excluiria la posibilidad de que la flexionparticipara decisivamente en la configuracion de significados complejos arbitrarios(enciclopdicos), que serian competencia dellxico y del modulo de formacion depalabras. Como hemos visto, sin embargo, se aplica una vez mas la admonicion queya hizo Karl Vemer (1876): la lingUistica no puede [0'0] excluir del todo lo acciden-tal, pero los accidentes masivos como este [...] ni puede ni debe tolerarloso

    Volviendo a las lIamadas categorias lxicas y a su vinculacion con el lxicoenciclopdico, de lo que hemos visto se deduce que, posiblemente, la nocion tradi-cional de raiz verbal, nominaI, etco, carezca de sentido claro. La raiz es solo raiz ypasa a nominaI o verbal cuando recibe las marcas correspondientes; dichas marcasson categorias funcionaleso Cabe pues conjeturar, como haciamos anteriormente, quelas dimensiones minimas que se exigen a un elemento para formar parte del lxicoenciclopdico, al menos en lenguas como las romanicas, se adquieran al adquirir esasmarcas. El significado (saussuriano) de las raices podria entonces ser una entidad desegundo orden, extraida por abstraccion de los pares sonido-significado (enciclop-dico) que configuran las listas de categorias lxicas almacenadas en ellxico menta!.Sea como fuere, conviene explorar en serio la viabilidad, para el espafiol, de dos pro-posiciones logicamente independientes: (a) que es cuando la raiz adquiere categoriagramatical cuando se empareja con un significado en el lxico enciclopdico y (b)que esa categoria gramatical puede (si es que no debe) ir acompafiada de una marcaflexiva indisociable, ya sea fonticamente materializada lfruta/o) o no (el doblez/ladoblez). Un modo relativamente directo de dar cuerpo a estas propuestas seria el queparte de estructuras morfologicas como la presentada en (7) infra. Si ambas proposi-ciones resultaran validas, el formato a que se atienen nuestros diccionarios quedariavindicado en lo esencial (para las categorias lxicas): la entrada es un nombre (gato)u otra categoria lxica, y es a esta categoria y a su forma fonologica a la que va aso-ciado (10 que lIamamos) un significadoo Nos atrevemos a suponer que esta vindica-cion no dejaria de sorprender en privado a algunos de los propios lexicografos, quesuelen fundar sus decisiones en criterios de utilidad mas inmediatos.

    Sin entrar en las consecuencias que esto permite extraer, sefialemos que losmorfemas apreciativos (aumentativos, diminutivos, etc.) pueden comportar los mis-mos efectos semanticos que hemos visto en otras clases de afijoso Es preciso men-

    21. Ello explicaria, por ejemplo, que la flexion suela aparecer en el exterior de los morfemas deri-vativos -pero cfr., p. ej., Rainer (1997)-. Una version particularmente interesante y fecunda de la ideamencionada en el texto es la de Anderson (1992). Para la morfologia flexiva vase Ambadiang (1994),Bachrach y Nevins (2008).

  • 38 PANORAMA DE LA LEXICOLOOA

    cionarlo dado que hay autores que no los situan ni entre los derivativos ni entre losf1exivos, o expresan dudas acerca de su relaci6n con estos. Pues bien, sabemos queun perico, un periquito y un pericote pueden tener exactamente el mismo tamano.Un almohadon puede ser menor que una almohada y puede haber almohadilladosin ninguno de ellos. Una empanadilla o una varilla no son solo empanadas y va-ras pequefias, y no hay varas ni varillas mcigicas, sino solo varitas. En resbalon,ahogadilla y mirilla hay un sufijo que nominaliza (algo que en otros casos acabasiendo) un verbo (resbalar, ahogar, mirar) y en falton se forma un adjetivo, en to-dos los casos con significado no determinista. Estos afijos pueden por tanto formarelementos que pertenecen al lxico enciclopdico, al igual que los afijos que hemosrepasado anteriormente. Por supuesto, ni ellos ni los afijos f1exivos tienen por quformar obligatoriamente entradas del lxico enciclopdico, dado que su base tie-ne ya categoria lxica y por tanto capacidad para la interpretaci6n encic1opdica.

    Todo lo anterior abona, en todo caso, la idea de que las propiedades gramaticalesasociadas a las marcas N, V YA san de suyo tan funcionales como cualesquiera otras,de modo que su visibilidad para la computaci6n lingUistica no tiene nada de an6malo.Esta manera de ver las cosas es eminentemente compatible con una linea de analisisque ha resultado productiva en los ultimos afios y que resumimos a rengl6n seguido,confiando en que el esquematismo de la presentaci6n no produzca una caricatura.Supongamos que la propiedad de ser, pongamos, un nombre se expresa mediante elrasgo [+N] -lo cual esta muy cerca de ser redundante, pues rasgo en lingUistica nosignifica otra cosa que propiedad-. Como argumentabamos, este rasgo correspon-de a una categoria funcional. Por tanto, no sera una propiedad interna de una piezalxica simple como pez. La estructura de un nombre sin marca f1exiva audible no serala de (5) sino, como minimo, la de (6):

    (6) [+N [pez] +N]

    (6) muestra una configuraci6n analoga a la que habitualmente se atribuye aCN [+Adobl]ez], salvo por el etiquetado de los corchetes interiores. Esto no supone enultima instancia mas que extender a las marcas de las categorias N, V YA lo que se haceregularmente en sintaxis con marcas tales como eI tiempo verbal (T): el rasgo o conjuntode rasgos22 que llamamos T(iempo) se tiene por independiente (y estrictamente funcio-nal, por supuesto) pero, en espanol y en muchas otras lenguas, se junta en el curso de laderivaci6n sintactica con el verbo, formando asi lo que consideramos una palabra. A suvez lo que aqui representamos como una proyecci6n del rasgo [+N] (o [+V], o [+A]),por ejemplo en CN [pez] +N], no es sino lo que en la bibliografia se designa convencio-nalmente como n (o v o a)23 y se representa (insistamos, como minimo) con la estructura(7), enteramente equivalente a (6), y donde la marca --J indica la presencia de una raiz:

    22. Importa dejar abierta la posibilidad de que marcas como T, pero tal vez tambin N, V y otras,no sean a su vez primitivas, en algun sentido. Vase, p. ej., Harley y Ritter (2002). Para otra perspectivavase Borer (2005a y b).

    23. Con 10s imaginativos nombres de ene pequefta, etc.

  • (7) n/\

    -V PEZ n

    UNA IDEA DE LA PALABRA 39

    Se advertini que de (7) se sigue la propiedad (2e), segun la cual un elemento seadscribe a una y solo una categoria lxica.

    Esta alternativa, asociada sefialadamente a los trabajos de Marantz (2001, 2007)y, en generai, a la morfologia distribuida de que trataremos luego, se contrapone ala de (5), en especial por cuanto en (5) el rasgo [+N] y los demas rasgos de pez se tie-nen por intrinsecamente no ordenados ni jerarquizados. La principal consecuencia dela opci6n que aqui representa (5) -vase (8) infra- es la que explicitan Di Sciullo yWilliams (1987: 49): Las palabras tienen 'rasgos', o propiedades, pero estos rasgosno tienen estructura, y la relaci6n de estos rasgos con la composici6n interna de lapalabra no puede ser pertinente para la sintaxis. Esta es, como dicen los autores,la tesis de la atomicidad de las palabras, o la hipotesis lexieista fuerte (subraya-dos mios, C. P.).24 Antes de recordar algunas implicaciones de esta tesis, convendniatender brevemente a su contexto hist6rico. Lo que aparece en (5) es, representado enforma algo menos esquematica, el contenido de (8):

    (8) r fpeO] l+N+ Masculino+ Contable

    L J

    (8) a su vez adquiere pieno sentido en el marco te6rico sentado por Chomsky(1965), donde existe una operaci6n de insereion lxiea: las reglas sintacticas cons-truyen una arquitectura abstracta de constituyentes cuyos nodos terminales (los masbajos en un arbol de constituyentes inmediatos) son comodines que han de ser susti-tuidos con elementos como (8), listados independientemente en un lxieo o lexieon.La inserci6n puede tener lugar siempre y cuando los rasgos de (8) no contradigan alos que las reglas sintacticas que se hayan aplicado atribuyen al comodin (L1) que (8)va a sustituir; asi, (8) podra insertarse en (9a) pero no en (9b):

    (9) a. IN(ombre)IL1

    b. IV(erbo)IL1

    En este marco los rasgos del elemento que sustituye a L1 no pueden estar orde-nados ni jerarquizados, pues han de ser evaluados simultaneamente como condici6n

    24. Se entendia por hip6tesis lexicista (o lexicalista) fuerte la que incluia la flexi6n entre laspropiedades respecto de las cuales la palabra era un atomo, por dbilla que incluia solamente la deri-vaci6n.

  • 40 PANORAMA DE LA LEXICOLOOiA

    de la inserci6n. Ahora bien, en diversos contextos te6ricos, tanto anteriores comoposteriores a este, la sintaxis no especifica a priori un lugar exclusivo para la inser-ci6n lxica, ni por tanto puede dicho lugar determinar que la inserci6n haya de serun proceso formalmente peculiar dentro del conjunto de los procesos sintacticos: sehabra advertido que (9) da lugar a una interfaz sistematica entre sintaxis y lxico, asicomo a importantes caracteristicas de dicha interfaz. Comparmoslo con los trabajosinspirados en el programa minimista o minimalista de Chomsky (1995, 2005, 2008;cfr. Eguren y Femandez Soriano, 2004). En ellos, la operaci6n Ensamble (Merge)torna dos objetos A y B Yforma con ellos un conjunto no ordenado C, cuya etiquetapuede ser A o B; por ejemplo, C puede ser el resultado de (lO):

    (lO) Ensamble (A, B) ~ {A {A,B} }25

    Lo que (10) ha formado equivale a (11), donde A y B no estan ordenados:

    Esta operaci6n basica, al reiterarse con distintos objetos, construye la estructurasintactica de abajo arriba. Lo aquf mas pertinente es que en (10) A Y B pueden serelementos !xicos (o rasgos y haces de rasgos que procedan como estos de un listadoindependiente), y lo son necesariamente en el primer paso de construcci6n de unaestructura enteramente nueva. Pero pueden igualmente no serio, cuando A o B es yael resultado de una serie de aplicaciones de Ensamble, como es obvio si hemos deseguir construyendo a partir de C = (11). Puesto que Ensamble es la unica operaci6nque puede incorporar elementos lxicos a una estructura, no existe una localizaci6npredeterminada de tales incorporaciones que difiera caracteristicamente de la corres-pondiente a las demas operaciones sintacticas. En este marco la inserci6n lxica (enel sentido restringido aqui pertinente, esto es, el de introducci6n de elementos proce-dentes de un listado independiente) es un caso particular de Ensamble, y nada mas.Se sigue que no impone que las propiedades de las unidades lxicas carezcan deestructura, como en (8). Esto de suyo es compatible con diversos modelos de lxico,como los estudiados en la tercera parte de este volumen. Solo implica que una posibleausencia de estructura en las propiedades de las unidades lxicas se habra de diagnos-ticar y justificar de manera explfcita, y no dara lugar automaticamente a conclusionescomo la que extraian Di Sciullo y Williams y que, con ellos, gran numero de linguis-tas tuvieron por axiomaticas durante muchos aflos. Axiomaticidad que era tanto masfacil de adoptar cuanto que el modelo de Chomsky (1965) venia a captar una formade la escisi6n entre gramatica y lxico que es singularmente compatible con nuestraconcepci6n tradicional del lenguaje.

    25. Por etiqueta entendemos lo siguiente: si, por ejemplo, en el conjunto {V N } el nucleo es V,entonces esa es su etiqueta; si {pescado vendido} es pescado, entonces pescado etiqueta el conjunto.Pudiera no ser preciso hacer uso de esta noci6n. si cupiera derivarla de consideraciones de eficienciadel c6mputo. En tal caso el resultado de ensamblar A y B seria sencillamente {A B}, y no {A{AB} o{B{AB}}. Aqui evitamos tener en cuenta esa posibilidad para facilitar la exposici6n y la comparaci6ncon opciones te6ricas mas familiares.

  • UNA IDEA DE LA PALABRA 41

    Ahora bien, no adoptar la tesis de la atomicidad de las palabras abriendo lapuerta a configuraciones como, minimamente, (7) tiene un coste claro. La atomici-dad tiene como corolario lo gue otros linguistas (p. ej., Siegel, 1974) han postula-do independientemente como hip6tesis de la integridad lxica (HIL), hipotesis guecuenta con un amplio respaldo empirico. Una version sencilla de esta hipotesis pro-hibe gue Ias reglas sintacticas puedan referirse a los elementos de la estructura mor-fologica (Booij, 2002: 206). Por consiguiente, no pueden desplazarlos, borrarlos,introducir elementos entre ellos, etc., y de elIo se siguen los criterios de cohesion yorden gue veiamos anteriormente en (1). Por mucho gue topen con excepciones comolas gue aduciamos, y fallen por tanto como criterios inductivos, estos dos criteriosse cumplen en un numero extraordinariamente alto de unidades de las gue tendemosa Ilamar palabras, lo cual sugiere gue a un cierto niveI de abstraccion tal vez fueradeseable gue se siguieran de la teoria linguistica. Veamos pues con un poco mas depormenor cual es el alcance de la HIL.26

    Segun la HIL, al igual gue bajo la mas ambiciosa tesis de la atomicidad, la sin-taxis no podria acceder al interior de una palabra para operar con unidades gue for-men parte de ella. Una de estas formas de invisibilidad sintactica es la gue identificoPostal (1969b) al calificar a las palabras de islas anaf6ricas. De acuerdo con elIo, losprocesos de referencia anaforica pueden poner en juego palabras enteras, como ellaen Laura detesta a los que hablan mal de ella (donde ella puede remitir -anaforica-mente- a Laura). No permiten, sin embargo, gue haya elementos anaforicos con laspropiedades de ella en el interior de una palabra. Asi, si bien cabe formar peronistaa partir de la forma Per6n, no se puede crear un derivado en -ista a partir de l o ellague permitiera decir: Per6nfue recibido con entusiasmo por los *l-istas (es decir, losperonistas). Tampoco es posible gue un elemento interior de palabra funcione comoantecedente de un pronombre: *Los hegelianos detestan a los que hablan mal de l(l = Hegel)Y Esta propiedad ha sido objeto de interpretaciones divergentes, pero sela venia teniendo por bien asentada. Sin embargo, Harris (2006) aduce abundantes yconvincentes ejemplos de gue no se cumple en georgiano, donde, en concreto, unaforma como l-ista es comun y resulta gramatical la traduccion literal de Per6n fuerecibido por los l-istas. Habra pues gue encontrar una explicacion independientepara el hecho de gue en tantas otras lenguas no sea esto posible. La condicion de islaanaforica de las palabras puede muy bien deberse, en la mayor parte de los casos, ague los principios de ligamiento pronominal y anaforico se aplican entre sintagmascompletos, y no entre los elementos gue los componen (Baker, 1998: 195).28

    26. Lieber y Scalise (2006) hacen un repaso cuidadoso de las limitaciones y ventajas de la HIL,basado en sus implicaciones mejor estudiadas, bajo un punto de vista ligeramente escptico con el mini-mismo y con la morfologia distribuida (Halle y Marantz, 1993), a la que aludiremos en breve. El numerode la revista en que aparece el articulo de Lieber y Scalise esta dedicado en su integridad a la HIL.

    27. Lieber (1992) aduce ejemplos ingleses donde esto si sucede, pero se ha cuestionado su gra-maticalidad.

    28. Habria que establecer la compatibilidad de este requisito no s610 con el georgiano, sino tam-bin con ciertos aspectos del ingls, si tenia raz6n Sproat (1985) cuando sugiri6 que la distribuci6n de laspalabras con seif- afijado, como seif-destruction autodestrucci6n, estaba sujeta a las condiciones ge-nerales que rigen para las anaforas independientes (las condiciones de la llamada teoria del ligamiento).Para la naturaleza del ligamiento pronominal vase Reuland (2005).

  • 42 PANORAMA DE LA LEXICOLOGjA

    En otra lengua caucasica, el udi (Azerbaiyan), identifica Harris (2000) un procesogue afecta mas gue el anterior al nucleo de la HIL. Segun propone esta autora, los c1iti-cos gue marcan la persona y el numero del sujeto se situan en udi, mediante una regIasintactica, en el interior del verbo; identificar el lugar en gue han de aparecer reguieregue la sintaxis acceda a la estructura interna del verbo. Ejemplos menos lIamativos,pero igualmente incompatibles con la HIL, tenemos cerca. Lieber y Scalise (2006)recuerdan, entre otros, los compuestos germanicos en cuyo interior hay un sintagmacomplejo, tal vez fiexionado (ingJs a slept ali day look 'aspecto de lIevo todo el diadurmiendo'; vase Lieber, 1992), asi como los compuestos italianos del orden de pro-duzione scarpe 'fabricaci6n de zapatos' gue admiten modificaci6n interna (produzioneaccurata scarpe 'fabricaci6n esmerada de zapatos'). Tambin frases espaiiolas como[ex ffutbolista del Bara]], como sefialan Lieber y Scalise, son seriamente problema-ticas para la hip6tesis (Rainer y Varela, 1992). Con todo, las predicciones de la HIL secumplen en infinidad de casos de todas las lenguas, hasta el extremo de gue tal vez lanoci6n intuitiva de palabra no hubiera podido afianzarse de no ser por las propiedadesde (1), gue responden, como veiamos, a lo gue predice esta hip6tesis.

    En formulaciones como la de Booij, la HIL postula una distinci6n clara entreIos elementos de la estructura morfol6gica y los de la sintactica. Sabemos sin em-bargo gue las restricciones a la manipulaci6n sinteictica no se dan solo con afijos yformas ligadas sino gue afectan a los miembros de los compuestos, por transparentesgue estos compuestos sean: a partir de [perro policia] no se puede construir *Policia,un perrofue mordido por un transeunte, ni con [matarratas] formar *;,Ratas quieresliquidar con ese mata? (si aqui no hay). No es 16gico gue, a efectos de la HIL, unnombre como [perro] deba contar como elemento estrictamente morfol6gico, mien-tras gue a otros efectos (p. ej. en el perro de San Roque) es una unidad sintactica. Portanto, lo gue determina gue aparezcan los efectos de la HIL no es la naturaleza de loselementos afectados, sino la condici6n de palabra, o su eguivalente, del constituyentegue formano Segun esto, la HIL pareceria reguerir gue, con independencia de ella, sereconozca la atomicidad de la palabra. Pero postular esta tiene el inconveniente degue reguiere gue palabra sea un trmino primitivo, o cuando menos basico, de lateoria lingUistica y semejante opci6n pudiera tener mas implicaciones te6ricas de lasgue el estudioso guisiera hacer suyas -sobre todo en ausencia de otras propiedadesde la palabra gue la atomicidad misma, con el consiguiente riesgo de circularidad,unido, por otra parte, al riesgo gue supone convertir las infracciones de la HIL eninfracciones de principios fundamentales-. Un modo de evitar este compromiso nodeseado es suponer gue la sintaxis tiene acceso a una unica propiedad de las palabrasde la gue pueda predicarse la impenetrabilidad. Esto se conseguia con facilidad bajola lIamada teoria de la x con barra, propuesta originariamente en Chomsky (1970).En un marco te6rico afin al de (8) y (9) supra, se entendia gue una categoria lxica seproyectaba en varios niveles sintacticos, tipicamente tres: el inferior o XO, correspon-diente a N o V en (9), el intermedio o X', formado por el nucleo XOy su complemento,y el superior, X" o xmax, gue es el niveI de la frase o sintagma (nominaI, verbal, etc.),formado por X' Y su especificador. Esta c1aro gue buen numero de consecuencias dela HIL se siguen de proponer gue, si bien la sintaxis tiene constancia de gue un ele-mento es de niveI XO, no tiene acceso a ninguno de los integrantes de ese elemento,

  • UNA IDEA DE LA PALABRA 43

    todos ellos situados por debajo de dicho nivei, aunque estos sean a su vez casos de XOcomo sucede con los compuestos. Todo elio se sigue, en lo esencial, del esquema de(8)-(9). Bajo esta teoria, pues, toda categoria lxica es XO (esto es, potencialmente unnucleo de frase); crucialmente, ademeis, la condici6n de XO es recursiva en la morfo-logia, si bien no en la sintaxis propiamente tal, donde lo prohibe la estructura de xcon barra. Asi, el N [perro policia] se compone de los N [perro] y [policia], perolas reglas sintacticas no pueden acceder sino al N superior, de donde se sigue que[perro policia] esta dotado de integridad lxica.

    La mayor parte de los trabajos de morfologia explicita aparecidos entre Siegel(1974) y la estela de Halle y Marantz (1993), con hitos como Aronoff (1976), Sel-kirk (1982), Lieber (1992) y Anderson (1992), es vicaria de la noci6n de XO, y portanto de la hip6tesis de la x con barra. Ello es de sobra comprensible: este marcoperrniti6 deslindar la morfologia, forrnulable gracias a l como teoria de (aquello quepuede ser) XO. Dio asi aliento a una investigaci6n muy fructifera, como atestiguan lostrabajos citados y otros. No obstante, en ausencia de las restricciones que impone laX con barra, y con ellas de la noci6n de XO, la unica noci6n de nucleo accesible alas reglas sintacticas es la procedente del etiquetado de conjuntos, como en (10)-( II),que es local y no generalizable, como vimos, y por tanto no perrnite identificar direc-tamente desde la sintaxis las unidades que pudieran serlo tambin de la morfologia.Y lo cierto es que actualmente tiende a haber consenso en que la teoria de la X conbarra ha pasado el periodo de su utilidad: es demasiado restrictiva en algunos as-pectos y demasiado laxa en otros y, tras diversas reforrnulaciones, esta poco menosque abandonada. Esto no supone cuestionar todos los resultados que, gracias en partea ella, los morf610gos han conseguido en el estudio de la estructura interna de laspalabras. Pero si pone sobre el tapete, una vez mas, el lugar de la morfologia (y, portanto, de la noci6n de palabra) en el conjunto de la grameitica29

    Se habra advertido que las consecuencias que pudieran seguirse de la noci6n deXo en punto a integridad alcanzan a las categorias lxicas, no a las funcionales que nosean o no puedan ser nucleo de sintagma. En la llamada morfologia distribuida (Halley Marantz, 1993; Harley y Noyer, 1999; Embick y Noyer, 200 I; Embick y Marantz,2008; Hariey, 2008)30 las propiedades funcionales se tratan de distinto modo que lasraices. Si a estas corresponden, en la forrnulaci6n cleisica de la teoria, entradas lxi-cas convencionales de caracter enciclopdico, las funcionales son haces de rasgos(

  • 44 PANORAMA DE LA LEXICOLOGA

    fundir los nodos funcionales con canicter local y con anterioridad a la inserci6n. Enlas versiones recientes, tanto la materializaci6n de las raices como la de los restantesmorfemas se produce mediante inserci6n post-sintactica. 31 Solo los haces de rasgosfuncionales pueden ser objeto de los diversos reajustes post-sintacticos, en cualquiercaso, y esto suele entenderse como cuesti6n de principio, pues tales reajustes operansobre rasgos y las raices no se consideran analizables (de donde su necesaria vincu-laci6n a la interpretaci6n encic1opdica). Lo especificamente morfol6gico, pues, esaqui el primer paso del componente I1amado forma fontica, encargado de la mate-rializaci6n o spellout de la estructura lingiiistica mediante instrucciones a los 6rganossensorio-motores; es, pues, lo inrnediatamente posterior a la interfaz de la sintaxiscon dicho componente (o conjunto de componentes).32 Con anterioridad a este punto,no hay distinci6n entre operaciones morfol6gicas y operaciones sintacticas.

    i,C6mo se puede dar raz6n de la integridad lxica en este marco, o en cualquierotro que tambin distribuya las operaciones de formaci6n de palabras entre la sin-taxis y un componente de caracter, globalmente, fonol6gico? Esta claro que aqui lapalabra es una entidad derivada, luego i,qu impide que sus elementos aparez-can dispersos tras haber sido objeto de operaciones sintacticas que pueden acceder aeIlos? La respuesta mas directa se halla sin duda en la noci6n de fase (p. ej., Chomsky,2008) o su equivalente (Marantz, 2001, 2007; Marvin 2002; Fabregas, Feliu y Varela,2007; Kratzer y Selkirk, 2007; cfr. Ramchand, 2002). Lo que venimos Ilamando lasintaxis forma objetos de creciente complejidad mediante una derivaci6n de abajoarriba. AIgunos de los objetos asi formados se transfieren a la forma fontica parasu materializaci6n. Por economia de c6mputo, todo objeto asi transferido deja deser accesible para c6mputos sintacticos ulteriores. Consiguientemente, todo objetotransferido, una vez materializado linealmente, tendra las propiedades de cohesi6n yorden que asociabamos a la integridad lxica. Se entiende por fase la c1ase de objetosintactico cuya transferencia es obligatoria tan pronto como se ha formado. Si entrelas fases figuran las categorias lxicas, esto es, si la aparici6n de los constituyentescon nucleo n, v y a, al modo de (7), determina una transferencia., entonces, en el casogenerai, esas categorias estaran dotadas de integridad lxica.J3

    31. Que sepamos, la idea de tales inserciones tardias fue fonnulada por primera vez hace variasdcadas por Carlos Peregrin Otero, en trabajos que circularon pero han pennanecido inditos.

    32. Conviene tener presente, en este o en cualquier otro modelo, que las propiedades primariasde la materializacion no pueden estar especificamente vinculadas a lo fonico, puesto que existen len-guas de signos, esto es, diferentes sistemas de ejecucion. Asi pues, toda referencia a un componentellamado fonna fontica, o cosa parecida, debe tomarse con una pizca de sal. Entre las menciona-das propiedades primarias destaca la linealizacion: todas las fonnas de materializacion linguistica seproducen en el tiempo, que representamos Iinealmente. En el modelo que estamos considerando, estoafecta en primer lugar a los conjuntos no ordenados de (IO); vase, p. ej., Fox y Pesetsky (2004) parauna fonna particular de llevar a cabo la alineacion de fases.

    33. La nocion de fase viene tambin a sustituir a la anterior de cic/o. Sea una estructura [A'" [800.]00. ] donde B es un nodo ciclico. La computacion tiene lugar de dentro afuera y, una vez ha completado elciclo de B y pasado a A, no puede afectar a elementos pertenecientes exclusivamente a B; estos quedan,por asi decirlo, congelados. Asi, por ejemplo, no cabe pasivizar una oracion subordinada una vez alcan-zado el ciclo de la oracion de que depende. A lo largo de los aiios, la nocion de ciclo se ha visto abonadapor gran cantidad de datos y anaiisis tanto en sintaxis como en fonologia (para una primera ojeada a laciclicidad en fonologia, desde un punto de vista no derivacional, vase Bennudez-Otero, 2008).

  • UNA IDEA DE LA PALABRA 45

    Huelga decir que las sugerencias aquf apuntadas tienen canicter programitico yque queda muchfsimo trabajo por delante. En el contexto de este volumen, convienedestacar que hemos evitado enfrentarnos a las complejidades que traen consigo lospredicados (tipicamente los verbos), las cuales se abordan desde distintos angulos enulteriores capftulos. Aun si, subsanada esta deficiencia, la perspectiva de estas notasintroductorias resultara acertada en aspectos importantes, quedarfa por averiguar qucabe decir de la articulaci6n de los significados enciclopdicos entre sf y con cada unade las piezas lxicas. El marco esbozado en los ultimos parrafos no tiene dificultadalguna de principio en admitir que se asocien significados con cualesquiera consti-tuyentes morfosintacticos, incluidos los de orden superior (vase el capftulo 3 de laprimera parte de este volumen; cfr. tambin Mateu y Espinal, 2007). Parece indicarque todo aquello que se materializajunto puede adquirir significado (enciclopdico)conjunto, sobre todo si, como suele admitirse, ellugar de la transferencia de un ele-mento para su materializaci6n sensorio-motora es el mismo en el que se transfiere alos componentes conceptuales e intencionales que solemos etiquetar de semanticos.No es dificil arbitrar soluciones tcnicas por las que un proceso productivo (p. ej., laincorporaci6n nominaI; vase tambin el capftulo 3 de la primera parte a este respec-to) d lugar a una fase, y por tanto a una interpretaci6n, especffica. Pero, insistamos,no se nos impone admitir que esta forma de emparejamiento regular con un significa-do idiosincrasico sea la unica que existe y, en este sentido, no se nos impone remitir allxico o diccionario toda forma cuyo significado no sea estrictamente composicional(contra Piera y Varela, 1999, entre otros). Salvo, naturalmente, en el sentido de quetodo significado idiosincrasico debe ser listado: en este sentido, la referencia al lxi-co, en euanto lista de significados y lista de las formas que se emparejan con ellos,sigue siendo tan legftima y necesaria como siempre.

    Referencias

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