De La Revolución Socialista a La Revolución Democrática

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    Universidad Nacional de La PlataHumanidades y Ciencias de la Educacin

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    Mara Florencia Osuna

    De la Revolucin socialistaa la Revolucin democrtica

    Las prcticas polticas del Partido Socialista de losTrabajadores/Movimiento al Socialismo durante la

    ltima dictadura (1976-1983)

    Universidad Nacional de La PlataHumanidades y Ciencias de la Educacin

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    Esta publicacin ha sido sometida a evaluacin interna y externaorganizada por las instituciones editoras.

    Correccin: Equipo editorial (UNaM)

    Diseo de Coleccin: Andrs Espinosa (UNGS)Diagramacin: D.C.V. Federico Banzato (FaHCE-UNLP)

    Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723

    Impreso en Argentina

    2015 Universidad Nacional de La Plata

    Coleccin Entre los libros de la buena memoria 1

    Licencia Creative Commons 2.5 a menos que se indique lo contrario

    Osuna, Florencia

    De la revolucin socialista a la revolucin democrtica : las prcticas pol-

    ticas del Partido Socialista de los Trabajadores-Movimiento al Socialismo durante

    la ltima dictadura 1976-1983 . - 1a ed. - La Plata : Universidad Nacional de La

    Plata; Los Polvorines: Universidad Nacional de General Sarmiento; Posadas: Uni-

    versidad Nacional de Misiones, 2015.

    E-Book.

    ISBN 978-950-34-1205-3

    1. Sociologa. 2. Socialismo. I. Ttulo

    CDD 306.36

    Fecha de catalogacin: 20/04/2015

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    La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin de la UNLPy las Universidades Nacionales de General Sarmiento y Misiones pro-mueven la Coleccin de e-books Entre los libros de la buena memoria,con el objeto de difundir trabajos de investigacin originales e inditos,

    producidos en el seno de Universidades nacionales y otros mbitos aca-dmicos, centrados en temas de historia y memoria del pasado reciente.La Coleccin se propone dar a conocer, bajo la modalidad open access,los valiosos avances historiogrficos registrados en dos de los campos deestudio con mayor desarrollo en los ltimos aos en nuestro pas, comolo son los de la historia reciente y los estudios sobre memoria.

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    Coleccin Entre los libros de la buena memoria

    Directores de la ColeccinGabriela Aguila (CONICET-UNR)

    Jorge Cernadas (UNGS)Emmanuel Kahan (CONICET-UNLP)

    Comit AcadmicoDaniel Lvovich (UNGS-CONICET)Patricia Funes (UBA-CONICET)Patricia Flier (UNLP)

    Yolanda Urquiza (UNaM)

    Marina Franco (UNSAM-CONICET)Silvina Jensen (UNS-CONICET)Luciano Alonso (UNL)Emilio Crenzel (UBA-CONICET-IDES)

    Comit EditorialAndrs Espinosa (UNGS)Guillermo Banzato (UNLP-CONICET)Claudio Zalazar (UNaM)

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    ndice

    Agradecimientos................................................................................. 9

    Introduccin ...................................................................................... 11

    Captulo I: Los elementos constitutivos de la tradicin morenista...... 23

    a. Entre la liberacin nacional y la revolucin socialista........ 24

    b. El entrismo en el peronismo............................................... 27

    c. El morenismo y la lucha armada............................................. 28d. La conformacin del Partido Socialista de los Trabajadores.... 31

    e. Un partido de la nueva izquierda?...................................... 34

    f.A modo de sntesis: los caminos hacia la revolucin.............. 39

    Captulo II: Prcticas polticas de un partido en estado de excepcin. 43

    1. La normalizacin de la excepcin........................................... 44

    2. Las formas de la militancia..................................................... 46

    3. En busca de la legalidad .......................................................... 53

    4. Las formas de la clandestinidad........................................... 59

    5. Entre la clandestinidad y la superficie............................... 70

    6. Los sentidos de una prctica ................................................... 76

    Captulo III: Los nombres de la represin.......................................... 79

    1. La represin en el paradigma poltico-partidario..................... 80

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    2.Algunas transformaciones..................................................... 109

    3. Los nuevos nombres de la represin..................................... 114

    4. Entre dos paradigmas........................................................... 121

    Captulo IV: Programa de Transicin.............................................. 123

    1. La Nacin contra el Imperio................................................ 124

    2. Un socialismo democrtico.................................................. 134

    3. Nuevos actores..................................................................... 142

    4. De la Revolucin a la Democracia, de la fbrica al barrio..... 157

    Conclusiones................................................................................... 161

    Anexo.............................................................................................. 167

    Fuentes primarias y bibliografa....................................................... 185

    La autora......................................................................................... 195

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    Agradecimientos

    Este libro es una versin revisada de mi Tesis de Maestra en Histo-

    ria, defendida en octubre del ao 2011 en el Instituto de Altos EstudiosSociales de la Universidad Nacional de San Martn, denominada Lasprcticas polticas de la izquierda no armada durante la ltima dictaduramilitar argentina (1976-1983). El caso del Partido Socialista de los Tra-bajadores/Movimiento al Socialismo. Fueron muchas las personas y lasinstituciones que estuvieron involucradas de manera directa e indirectacon el trabajo realizado de investigacin, reflexin, discusin y escritura.En primer lugar, quiero agradecer a mi director de tesis, Daniel Lvovich,

    por haberse comprometido de manera entusiasta, generosa y responsablecon este trabajo desde sus primeros esbozos. Valoro inmensamente sucompaa en las idas y vueltas de la construccin de este relato en parti-cular, pero sobre todo su invitacin a comenzar a transitar el camino dela investigacin historiogrfica. A los jurados de mi Tesis de Maestra,Gabriela guila, Jorge Cernadas y Juan Suriano, les agradezco las obser-vaciones, sugerencias, preguntas y crticas, ya que me ayudaron a comple-

    jizar mi mirada sobre las militancias revolucionarias.

    Del creciente mundo de la historia reciente, agradezco muy espe-cialmente a Marina Franco la generosidad con que me brind fuentesy valiosas claves para estudiar el mundo de la izquierda; sus aportes fue-ron muy inspiradores para pensar problemas centrales de este trabajo.Tambin agradezco a Luciano Alonso y a Silvina Jensen los comentariosy observaciones que han realizado a los avances parciales de mi investi-gacin en diferentes reuniones, talleres y jornadas. Asimismo, agradezcolas lecturas, el acompaamiento y la amistad que me brinda desde hace

    varios aos el Grupo de Historia Reciente de la Universidad Nacional deGeneral Sarmiento, especialmente destaco el apoyo y la presencia de Lau-ra Rodrguez, Valeria Galvn, Karin Grammatico, Blanca Gauto, Em-

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    manuel Kahan, Gabriela Gomes, Juan Califa, Jorge Cernadas, MalenaChinski, Alex Hasgall, Diego Bentez, Csar Mnaco, Florencia Levn yPaula Gonzlez.

    A las autoridades, el cuerpo docente y el personal administrativo delInstituto de Altos Estudios Sociales/Universidad Nacional de San Mar-tn les agradezco la creacin de un espacio propicio para el desarrollo deesta tesis. Entre ellos, debo mencionar, en particular, a Mirta Lobato y aMagdalena Candioti quienes, desde el Taller de tesis para la Maestra enHistoria, me permitieron pensar y repensar mi trabajo.

    Al Centro de Documentacin e Investigacin de la Cultura de Iz-quierdas en Argentina (CeDInCI) y a la Comisin Provincial por la

    Memoria (archivo DIPBA) les debo tambin mi agradecimiento porhaberme facilitado una parte importante de las fuentes utilizadas enesta tesis. Asimismo, le debo un reconocimiento muy especial a Gusta-vo Reynoso por prestarme, en infinitas oportunidades, los documentosde su archivo personal.

    A quienes han aceptado ser entrevistados les agradezco inmensamen-te su buena predisposicin y generosidad a la hora de brindarme sus testi-monios, fuentes imprescindibles para el desarrollo de esta tesis.

    A Marina Alonso y Roberto Azriel les agradezco la posibilidad de unaexperiencia que explica mi inters por esta historia, y a Diego Rosso y aGeorgina Perrone, su siempre activa solidaridad con esta modesta causa.

    A mis amigos, compaeros y colegas que, en algunos casos, tam-bin conforman otros espacios ya mencionados: Valeria Galvn, JimenaMontaa, Blanca Gauto, Virginia Pisarello, Emmanuel Kahan y JeremasSilva les agradezco muy especialmente, adems de sus valiosos aportesintelectuales, la presencia y el afecto a travs del tiempo. De este grupoquisiera destacar las lecturas prontas, sistemticas y agudas de MartnVicente a diferentes estados y versiones de este trabajo.

    A mis padres, hermanos, abuelas y tas (Patricia, Horacio, Ramiro,Ludmila, Berta, Mirta, Laura y Miriam) les agradezco la presencia, laconfianza y el afecto que siempre es el marco fundamental para la rea-lizacin de mis trabajos. Finalmente, le debo un reconocimiento muyespecial a Alejandro Guyot, por sus lecturas y observaciones, pero sobretodo por el apoyo entusiasta, la inspiracin, la contencin y el cario.

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    Introduccin

    La pregunta original que dio lugar a esta investigacin quizs la

    nica que pervivi sin modificaciones a lo largo del tiempo es cmo fueposible llevar a cabo una militancia poltica de izquierda durante la l-tima dictadura. Este interrogante tiene definitivamente una fuerte cargageneracional, al igual que las formas de imaginar, pensar y estudiar distin-tas problemticas de la historia reciente. Si bien para los actores histricoseste problema puede constituir una verdad evidente, para nosotros eratodo un enigma. Durante una entrevista, una exmilitante, frente a nues-tra insistencia sobre esa otra incgnita de la organizacin clandestina, res-

    pondi un tanto fastidiada Y Era como siempre! No eras militantevos?!, suponiendo, entre otras cuestiones, que esas experiencias atrave-saron las militancias de todos los tiempos. Sin embargo, tanto el soste-nimiento de un partido prohibido en el marco del terrorismo de Estado,como las prcticas polticas clandestinas desarrolladas en ese contexto (eltabicamiento, el minuto o los documentos partidarios camuflados),constituyen problemticas que consideramos que merecen una explica-cin o, por lo menos, alguna reflexin de nuestra parte. En medio de esa

    tensin se sita nuestro libro que intenta abordar estos problemas desdecaminos muy recorridos a pie por las militancias y poco transitados desdela reflexin por los investigadores.

    Este trabajo pretende realizar un aporte parcial a ese interrogante ori-ginal, a partir de la reconstruccin de las prcticas polticas de la corrienteliderada por el dirigente trotskista conocido como Nahuel Moreno enlos aos de la ltima dictadura (1976-1983). Con este fin, analizaremoslos discursos, el imaginario, las formas organizativas y las actividades del

    Partido Socialista de los Trabajadores (1972-1982) Movimiento al So-cialismo (desde 1982).En la eleccin de nuestro objeto de estudio, adems de ese interro-

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    gante ms general acerca de las formas de la militancia durante la dictadu-ra, se condensa una segunda pregunta sobre las prcticas polticas de lospartidos de la izquierda no armada. Si bien la asuncin a la presidencia

    de Nstor Kirchner, en el ao 2003, inaugur un contexto histrico ypoltico propicio para el estudio y la reflexin sobre la izquierda de losaos setenta, las organizaciones no armadas siguen siendo escasamenteestudiadas desde las ciencias sociales. Uno de los rasgos manifiestos deldiscurso del nuevo gobierno fue la condena al terrorismo de Estadoquetuvo lugar durante la ltima dictadura. En ese marco, comenzaron a pro-liferar discursos y acciones contra el genocidioy a favor de los DerechosHumanos que se materializaron en las diferentes polticas de memoria

    estatales.1

    Adems de adquirir centralidad el problema de la violacin delos Derechos Humanos, se estableci una filiacin mtica entre el kirch-nerismo y el peronismo revolucionario de los aos setenta. Esto contri-buy a la multiplicacin de testimonios, discusiones y reflexiones sobrelas prcticas polticas de la izquierda setentista, principalmente, sobre laguerrilla. En este contexto, los investigadores detuvieron la mirada en lasorganizaciones armadas peronistas y marxistas, y el resto de los partidospolticos de la izquierda fue muy poco analizado.

    Creemos que la escasez de estudios sobre el derrotero de la izquierdaargentina a lo largo de la dictadura se relaciona con este importante lugarque ocupa la problemtica de la guerrilla en la agenda de investigacindel campo de la historia reciente. Por este motivo, el perodo 1976-1983suele ser pensado a partir de la derrota sufrida, el abandono de los pro-yectos revolucionarios, la desafiliacin y el exilio, y los trabajos sobre lasmilitancias de los aos setenta llevadas a cabo en el territorio argentinosuelen extenderse solo hasta 1976 o 1977. Sin embargo, si nos detene-mos a analizar el campo poltico de la izquierda partidaria no armada,observaremos que la militancia tuvo continuidad a lo largo del perodo1976-1983 y que, adems, fue experimentando importantes transforma-ciones que no es posible reducir al abandono de la militancia o a la ideade derrota.

    1 Ver Lvovich, Daniel y Bisquert, Jacquelina (2008), La cambiante memoria de la dictadura militardesde 1984: Discursos pblicos, movimientos sociales y legitimidad democrtica, Buenos Aires: UNGSBiblioteca Nacional. La relevancia pblica otorgada a la problemtica del terrorismo de Estadoim-pact, a su vez, en las ciencias sociales y comenz a materializarse en diversos productos, entre ellos,

    trabajos acadmicos (libros, artculos, tesis, ponencias), talleres, jornadas y seminarios de posgrado,que contribuyen a la constitucin del espacio, an en construccin, de la Historia reciente.Sobre las especificidades de este campo de estudios ver Franco, Marina y Levn, Florencia (2007),Historia reciente: perspectivas y desafos para un campo en construccin, Buenos Aires, Paids.

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    En algunos de los pocos trabajos sobre nuestro campo especfico deinvestigacin es posible encontrar un anlisis de los discursos que gruposcomo el PST, el Partido Comunista Revolucionario y el Partido Comu-

    nista desarrollaron frente al golpe del 24 de marzo de 1976 y sobre el go-bierno de Jorge Rafael Videla.2En otras investigaciones hallamos algunosindicios de las actitudes de estos grupos frente a la guerra de Malvinas ylos cambios generales experimentados por la izquierda a lo largo de la dic-tadura.3Asimismo, en los ltimos aos, desde el mbito de la militanciapoltico partidaria de izquierda, se ha publicado un libro sobre la vincula-cin del PST con el movimiento obrero en el perodo 1972-1982.4

    En general, con la excepcin de la tesis doctoral de Natalia Casola

    sobre el Partido Comunista argentino,5

    los trabajos que hacen algunareferencia a nuestro problema de estudio solo reparan en las percepciones

    2 Sobre las lecturas del Partido Comunista ver: Vacs, Aldo (1987), El nuevo carcter de las rela-ciones argentino-soviticas, en Augusto Varas (editor), Amrica Latina y la Unin Sovitica: unanueva relacin, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano; Rapoport, Mario (1988),La Posi-cin Internacional de la Argentina y las Relaciones Argentino-Soviticas,enArgentina en el Mundo(1973-1987), Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano; Perosa, Hugo (1990), Las relacionesargentino-soviticas contemporneas/2, Buenos Aires, Centro Editor de Amrica Latina; Gilbert, Isi-doro (1994), El Oro de Mosc. Historia Secreta de la Diplomacia, el Comercio y la Inteligencia sovitica

    en la Argentina, Buenos Aires, Editorial Planeta; Campione, Daniel (2005), Hacia la convergenciacvico-militar. El Partido Comunista 1955-1976, en Herramienta, N 29. Para un anlisis de losdiscursos y tambin de las prcticas del PC durante la dictadura ver guila, Gabriela (2009), El Par-tido Comunista Argentino entre la dictadura y la transicin democrtica (1976-1986), en Revistade Historia Actual, n 6, Cdiz, Asociacin de Historia Actual. Sobre las percepciones del PC, el PSTy el PCR sobre el golpe y la dictadura en el ao 1976 ver Campione, Daniel (2007), La izquierda noarmada en los aos setenta. Tres casos, 1973-1976, en Lida, Clara; Crespo, Horacio y Yankelevich,Pablo (compiladores)Argentina, 1976. Estudios en torno al golpe de estado,Mxico, Colegio de Mxi-co, Centro de Estudios Histricos; Cernadas, Jorge y Tarcus, Horacio (2006/2007), Las izquierdasargentinas y el golpe del 24 de marzo de 1976. Una seleccin documental, en Revista Polticas de la

    Memoria. N 6/7, verano del 2006/2007; Vezzetti, Hugo (2009), Sobre la violencia revolucionaria.

    Memorias y olvidos, Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores.3 Hilb, Claudia y Lutzky, Daniel (1984), La nueva izquierda argentina: 1960-1980, Buenos Aires,Centro Editor de Amrica Latina; Ollier, Mara Matilde (2011), De la revolucin a la democracia.Cambios privados, pblicos y polticos de la izquierda argentina, Buenos Aires, Siglo XIX Editores.

    4 Ver Rosso, Diego; Perrone, Georgina y Padrn, Oscar (2012), La construccin de un partido obrerorevolucionario en la Argentina (1972-1982). Partido Socialista de los Trabajadores,Antdoto. Desdenuestra perspectiva, para poder indagar en otros aspectos de la historia de la izquierda, es importantedistanciarse de la tendencia a construir relatos que tienen como finalidad la reivindicacin de ciertasluchas y formas setentistas de intervencin poltica. Sin embargo, este trabajo tienen la virtud derecuperar informacin, fuentes y testimonios valiosos.

    5 Casola, Natalia Laura, Estrategia, militancia y represin. El Partido Comunista de Argentina bajo laltima dictadura militar, 1976-1983, Tesis de doctorado en Historia, Facultad de Filosofa y Letras,Universidad de Buenos Aires, 2012.

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    y posiciones que los partidos construyeron sobre algunos elementos muypuntuales del proceso histrico (por ejemplo, el gobierno dictatorial y laguerrilla). La tendencia a explorar someramente la dimensin discursiva

    de las prcticas polticas limita nuestra comprensin sobre los complejospatrones de participacin de la izquierda poltica en esos aos. La mayorparte de las producciones acadmicas citada no da cuenta, por ejemplo,de las formas organizativas y actividades desarrolladas por las organiza-ciones en el marco de un rgimen basado en el terrorismo de Estado. Sibien sealan las lecturas de los partidos sobre el gobierno de Videla, noanalizan la compleja dinmica de adhesin y resistencia que atravesabaa grupos polticos que eran parte constitutiva del blanco del dispositivo

    represivo. Asimismo, ha sido escasamente trabajada la forma de actuarde estos grupos frente a la represin sufrida por el activismo poltico ysocial. En este sentido, para contribuir a la reflexin sobre esas dimensio-nes que an no se han investigado exhaustivamente, otras preguntas queguiaron nuestra indagacin son: Cul era la vinculacin de estos partidospolticos con la cuestin de los Derechos Humanos? Qu transforma-ciones acontecieron en el interior de la izquierda partidaria que conti-nuaba existiendo? De qu manera la represin, la guerra de Malvinas,

    la causa de los Derechos Humanos y la apertura poltica de la posguerraimpactaron en las propuestas de los partidos polticos de izquierda que,aunque afectados por la legislacin y las prcticas represivas, no fuerondesarticulados?

    El escaso abordaje de las actitudes, discursos y formas organizativasde los partidos de la izquierda no armada en los aos de la ltima dicta-dura, de hecho, fue uno de los obstculos principales a la hora de realizaresta investigacin. La falta de antecedentes nos oblig a formular pregun-tas y objetivos desde un vaco historiogrfico y, por ende, epistemolgico.En un primer momento, las principales preguntas que nos plantebamosexcedan las especificidades de nuestro caso particular y eran ms gene-rales: Cmo estudiar este tipo de objeto, qu mirar y para qu hacerlo?

    El desafo ms importante que nos propusimos fue establecer unaagenda de investigacin propia no sujeta a los intereses, propsitos y fi-nes de las organizaciones de izquierda que, en general, pretenden que seescriba la historia oficial de su corriente. Este es un tema que revistecierta complejidad y que creemos que, al menos, es importante consi-derar. A diferencia de otros partidos de izquierda de los aos setenta,algunos grupos trotskistas que surgieron en la primera mitad del siglo XX

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    como el grupo estudiado de Nahuel Moreno, aunque sufrieron variastransformaciones, an continan existiendo. Nuestro trabajo de investi-gacin, por este motivo, sobre todo a la hora de conseguir documentos y

    entrevistas, estuvo signado por ciertas tensiones con miembros de algu-nos de los distintos grupos que heredaron militantes, dirigentes, ideas y/oprogramas de la corriente morenista.6Probablemente, esto se relacionecon el escaso acercamiento a ese particular universo de militancia, desdeotras esferas y lenguajes. Estas circunstancias que mencionamos, aunqueimpactaron en el proceso de investigacin, realizaron una contribucinimportante para la construccin del objeto de estudio. En esa diferenciade expectativas de los militantes y la investigadora, tambin encontramos

    un espacio para plantear y reforzar nuestras propias preguntas.Para poder definir nuestros propios objetivos, entonces, una im-portante gua fueron las consideraciones de Perry Anderson acerca de lahistoria de los partidos comunistas. El autor propone realizar un anlisisque considere: la trayectoria internadel partido (el modelo organizativo,los dirigentes polticos, los lineamientos poltico-ideolgicos), el equili-brio nacional de fuerzas(la situacin nacional en la cual el partido se desa-rrolla, analizando su relacin con la clase obrera, otras clases y grupos) y

    el marco internacional(la relacin de partido con la Internacional Comu-nista).7Sin embargo, este modelo de anlisis que haba sido desarrolladopara el estudio de los Partidos Comunistas, en algunos de sus aspectos,resultaba rgido para pensar un partido trotskista como el PST, que nollegaba a los mil militantes, en un contexto poltico caracterizado por elautoritarismo y el reflujo poltico y social, en una coyuntura ms cercanaa la crisis del marxismo que al auge de las propuestas revolucionarias.Por esto, a medida que avanzbamos con el anlisis de fuentes, reformula-mos algunos de estos niveles analticos. Por ejemplo, hemos decidido nootorgar una importancia trascendental a la relacin entre el partido estu-diado y la IV Internacional. Si bien, la Internacional Comunista poseyuna importancia fundamental para la mayor parte de los PC existentes en

    6 De la dispora morenista surgieron diversos grupos con propuestas muy dismiles, por ejemplo,para obtener testimonios y documentos, hemos entrado en contacto con el Nuevo MAS, Partido delos Trabajadores Socialistas, Izquierda Socialista, Movimiento Socialista de los Trabajadores, Au-todeterminacin y Libertad, Liga Socialista Revolucionaria, Partido Socialista de los TrabajadoresUnificado/Liga Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional, y algunos exmilitantes del

    PST entrevistados se encuentran militando en el Frente Popular Daro Santilln.

    7 Anderson, Perry (1984), La historia de los partidos comunistas, en Raphael Samuel (editor),Historia popular y teora socialista, Barcelona, Crtica.

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    el globo en el nivel concreto de sus prcticas polticas; la IV internacional,para el trotskismo, tena un carcter centralmente ideolgico. Adems deno resultar determinante para comprender las prcticas del PST-MAS en

    la ltima dictadura desde la perspectiva que intentamos proponer; explo-rar la problemtica de las discusiones y relaciones con la Internacional,implicara, necesariamente, una reformulacin del objeto de estudio, yaque excedera ampliamente los objetivos de este trabajo. De la mismamanera, si el anlisis de la relacin partido-clase obrera puede revestirgran centralidad para el estudio del PC en determinados momentos desu historia, hacer foco en esos vnculos para el caso del PST-MAS en losaos de la dictadura implicara obligarnos a desplazar nuestra mirada de

    ciertos aspectos que prometen un aporte ms novedoso.La principal contribucin del modelo de Anderson para nuestro tra-bajo es, entonces, la advertencia sobre la necesidad de prestar atencin ala coyuntura en la que se inserta el partido. En este sentido, nos animaun desafo mayor, propuesto hace varias dcadas por Antonio Gramsci,quien afirma que escribir la historia de un partido no significa otra cosaque escribir la historia general de un pas desde un punto de vista mono-grfico, para subrayar un aspecto caracterstico.8Desde esta perspectiva,

    el estudio de nuevos actores polticos y sociales marginados de las agendasde los investigadores no solo contribuir al conocimiento del grupo espe-cfico, sino que nos permitir revelar aspectos desconocidos del procesohistrico en el que se inscribe.

    De esta manera, en este trabajo intentamos construir una tramaexplicativa en la que se entrecrucen diferentes dimensiones: las particu-laridades en distintos niveles del contexto histrico, la tradicin po-ltico-organizativa ms amplia en la que el PST-MAS se inscriba (el mar-xismo-leninismo) y las especificidades de la corriente morenista dentrode ese universo.

    Para el abordaje de las prcticas del PST-MAS, en el perodo 1976-1983, triangulamos diversas fuentes primarias.

    La prensa partidaria fue una fuente fundamental para analizar lapropuesta poltica que desarrollaba el partido hacia afuera en su inten-cin de vincularse con diversos sectores (sindicales, polticos, juveniles,de Derechos Humanos). Debido a la complejidad del perodo estudiadoy, fundamentalmente, de las caracterizaciones que el PST-MAS fue cons-

    8 Gramsci, Antonio (1962), Notas sobre Maquiavelo, sobre la Poltica y sobre el Estado Moderno,Buenos Aires, Lautaro.

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    truyendo sobre el mismo, la prensa cambi de carcter, formato, denomi-nacin y regularidad de aparicin. Es decir, segn el momento, fue legal,ilegal, semanal, quincenal, mensual, e incluso adquiri distintos nom-

    bres:Avanzada Socialista (hasta 1976), Cambio(1976), La Yesca (1976),Unidad Socialista(1977), Opcin (1978-1981), Palabra Socialista(1982)y Solidaridad Socialista (1982-1983 y continu). Los peridicos nos per-mitieron analizar las estrategias visibles y pblicas de la organizacin y,fundamentalmente, sus posicionamientos frente a la poltica nacional einternacional. Debido a que estas fuentes nos brindan una informacinparcial sobre estos discursos, es necesario leerlas teniendo en cuenta loexpresado por el partido en otros documentos, por ejemplo, en sus Bo-

    letines Internos. Como veremos a lo largo del libro, las prcticas orga-nizativas y discursivas del grupo estudiado estuvieron signadas por unadinmica compleja que articul las lgicas de lo legal-pblico-en lasuperficie con lo ilegal-clandestino-oculto. A los propsitos de laprensa del PST-MAS podramos ubicarlos en la primera de las lgicasmencionadas, ligada con lo pblico y visible, es decir, lo que el parti-do pretenda o poda mostrar en su afn de conseguir militantes o inclusoalgunas limitadas concesiones por parte de la dictadura.

    Los Boletines Internos, en cambio, eran documentos que pretendantener un carcter clandestino y, por ello, estaban camuflados. Los Boleti-nes simulaban ser, por poner solo algunos ejemplos, cuadernillos de ma-temtica, geometra, lgica simblica o Historia del Renacimiento. En suinterior, de hecho, se transcriban esos cursos y en alguna pgina comen-zaban a intercalarse con la informacin que quera transmitir el Boletnsobre distintas cuestiones relativas al PST-MAS. En estos documentosel partido no solo explicitaba sus lineamientos poltico-ideolgicos, sinotambin sus formas organizativas y las actividades que realizaba. Comosu nombre lo indica, eran internos y supuestamente solo podan leerlosalgunos miembros del partido (dirigentes y cuadros medios) y se excluaa la base partidaria de esa posibilidad.

    Para la realizacin de nuestro trabajo tambin hemos utilizado librosproducidos por exmilitantes como novelas, documentos crticos y librostestimoniales ligados al partido en los aos de la dictadura. Este tipo defuente aporta informacin fctica pero, sobre todo, puntos de vista, re-cuerdos, crticas y reflexiones.

    Adems de las fuentes mencionadas, los informes policiales de laex-Direccin de Inteligencia Policial de la Provincia de Buenos Aires

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    (ex-DIPBA) fueron muy valiosos para nuestra reconstruccin porqueconstituyen la nica mirada contempornea al partido desde afueracon la que contamos. Adems del anlisis que realiza la polica sobre las

    actividades del partido, la fuente nos aporta descripciones meticulosassobre el funcionamiento interno del PST y una gran cantidad de datos einformacin que se torna an ms provechosa y relevante al cruzarla conlas otras fuentes mencionadas.

    Toda la documentacin fue triangulada con las entrevistas realizadaspor la autora a 17 exmiembros (militantes y dirigentes) del PST-MAS,en el perodo 2007-2011. Las fuentes orales, en el cruce con la restantedocumentacin, nos permitieron reconstruir aspectos organizativos in-

    abordables desde otro tipo de documento, principalmente, el modo defuncionamiento clandestino: el tabicamiento, la realizacin de reu-niones, la distribucin del peridico, las formas de militancia en cadaestructura (universidades, lugares de trabajo), la visita a los presos po-lticos, entre otras actividades habituales del perodo. De alguna manera,los relatos en primera persona nos posibilitaron imaginar al partido enmovimiento y revistieron de cierta vitalidad la dinmica del conflicto in-terno, y los posicionamientos pasados y presentes. Es necesario mencio-

    nar una particularidad de nuestro objeto de estudio que tambin arrojaluz sobre estos testimonios como fuente histrica: como indicamos ante-riormente, muchos entrevistados actualmente forman parte de diferentesgrupos trotskistas que, en algunos casos, adems, se consideran herederosde esa tradicin morenista. Esta cuestin jug un papel importante ala hora de analizar las entrevistas y entender su contexto de enunciacin.

    A lo largo del trabajo, y con la excepcin de Luis Zamora y ErnestoGonzlez, por un acuerdo con los entrevistados para preservar su iden-tidad y, de esta manera, tambin poder utilizar ntegramente las fuentesorales, utilizamos solo los nombres de pila. A su vez, es interesante men-cionar que, en varios casos, estos no son los nombres que figuran en susdocumentos, sino sus nombres de guerra que, como tambin veremos,era una prctica habitual del mundo de la clandestinidad.9Los 17 ex-militantes y exdirigentes entrevistados tienen diferentes trayectorias y,salvo algunas excepciones que sealaremos, residan en la zona metropo-litana de Buenos Aires. Algunos de ellos, en ese perodo, estuvieron con

    9 Algunos entrevistados nos comentaron que en la actualidad continan utilizando los nombresficticios que eligieron en los aos sesenta o setenta con sus compaeros de militancia, amigos, hijosy familiares.

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    la dirigencia del PST en Colombia o viajando en calidad de militantespor Europa (Amelia,10Ernesto Gonzlez,11Eduardo12); otros fueron diri-gentes del PST en Argentina en la clandestinidad (Nora,13Miguel,14Or-

    lando15

    ) y, luego, en 1979, participaron en la Brigada Simn Bolvar quecombati bajo las rdenes del Frente Sandinista de Liberacin Nacionalen la Revolucin Nicaragense16(Nora, Miguel). Algunos entrevistados

    10 Amelia es docente y estudiante universitaria, vive en la Provincia de Buenos Aires, no tenemosinformacin sobre su posible pertenencia poltico-partidaria actual.

    11 Ernesto Gonzlez fue un dirigente histrico de la corriente dirigida por Moreno, milit endiferentes partidos inscriptos en la misma, desde 1952 hasta su muerte en el ao 2007. Formabaparte del Nuevo MAS y se fue por disidencias con el resto de la dirigencia. A principios del ao 2007

    colabor en el armado de un frente para las elecciones porteas, llamado Frente de Izquierda Socia-lista Revolucionaria. Muri en el ao 2007, pocos meses despus de la realizacin de la entrevista.Ernesto Gonzlez fue el escritor oficial de la historia del morenismo y era el principal custodio delarchivo de la corriente que, por razones de seguridad, solo daba a conocer a sus colaboradores mscercanos. Para seguir contribuyendo a las distintas reflexiones que plantea este libro sobre la culturadel secreto y tambin sobre la forma de construir los relatos sobre el pasado en estas organizaciones,comentaremos brevemente un episodio acontecido durante la entrevista. En un momento de la con-versacin, le preguntamos al exdirigente si nos permita utilizar los documentos del archivo. Ademsdel problema de la seguridad, afirm que distintas personas queran consultarlo y que l no podahacer diferencias, y que, por otro lado, su equipo ya se estaba ocupando de escribir la parte de lahistoria de la organizacin correspondiente a la poca de la dictadura.

    12 Eduardo es un mdico colombiano que actualmente milita en el Partido Socialista de los Trabaja-dores Unificado, que se considera heredero de la corriente de Nahuel Moreno. Cuando la dirigenciapartidaria del PST argentino se estableci en Bogot y construy el PST colombiano, comenz amilitar en esa organizacin. En los aos ochenta se radic en Argentina, y actualmente vive y trabajaen la Provincia de Buenos Aires.

    13 Nora tambin ocup un papel importante en la estructura partidaria, como parte del equipodirigente. Milit activamente en las tareas ligadas con los DDHH, en la defensa de presos polticosy las denuncias de desapariciones. En 1979, combati en Nicaragua bajo las rdenes del Frente San-dinista de Liberacin Nacional en la mencionada Brigada y, luego, permaneci en Colombia hastaque termin la dictadura. Actualmente vive en la Provincia de Buenos Aires, forma parte del grupo

    poltico-intelectual marxista Herramienta y milita en el Frente Popular Daro Santilln.14 Miguel, al igual que Nora, form parte de la direccin del PST argentino en la clandestinidady combati en Nicaragua en la misma Brigada. Reside en la zona metropolitana de Buenos Aires y esdirigente del grupo trotskista llamado Izquierda Socialista.

    15 Comenz a militar en el morenismo en el ao 1965 en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.Fue miembro de la comisin interna de la fbrica Citron entre 1967 y 1969. Luego del Cordoba-zo, viaj a Crdoba a abrir una regional del partido en esa provincia. Despus del golpe de 1976,se traslad a Buenos Aires y colabor en el armado de la estructura clandestina. Actualmente vive enla Ciudad de Buenos Aires.

    16 En esta investigacin, como se observa en el recorte del objeto de estudio, no abordamos ni el exi-lio, ni la militancia del morenismo en el plano internacional. Por este motivo, tampoco analizamosla participacin de estos militantes en la Revolucin Nicaragense. Sobre estos temas ver: Osuna,Mara Florencia (2014), La izquierda argentina frente a la Revolucin nicaragense: prcticas, dis-

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    se definen como cuadros medios, es decir, tenan algunas responsabi-lidades y cierta trayectoria militante, pero no eran ni dirigentes ni mili-tantes de base. Por ejemplo, Ana realizaba tareas dentro del aparato

    partidario, mecanografiando documentos internos. Ella y otros entrevis-tados manifestaron estar estructurados en el mundo del trabajo fabril(Oscar,17Carlos,18Roberto19). Otros exmilitantes juveniles estaban liga-dos al Frente de Artistas e Intelectuales (Elas,20Ral21), o a los frentes deestudiantes secundarios (Marcela22) y universitarios (Sergio,23Liliana24).

    cursos y memorias, en actas del coloquio Circulations rvolutionnaires. Europe-Amriques, Uni-versit Sorbonne Nouvelle, Paris, 27 y 28 de marzo de 2014, y El exilio del Partido Socialista delos Trabajadores en Bogot (1976-1982), entre los discursos militantes y las miradas policiales, en

    Jensen, Silvina y Lastra, Soledad(2014) Exilio, represin y militancia. Nuevas fuentes y nuevas formasde abordaje de los destierros de la Argentina de los aos setenta, La Plata, Universidad Nacional de LaPlata (en prensa).

    17 Oscar fue un militante activo del PST, que en los aos setenta trabaj y milit en distintas f-bricas. Hoy en da vive en la ciudad de Buenos Aires, contina militando en el Nuevo MAS y, en elmomento de la realizacin de la entrevista, trabajaba como empleado en un comercio.

    18 Carlos naci en Baha Blanca, viva en Buenos Aires y fue enviado en 1968, por la direccin delmorenismo (PRT-La Verdad), a militar a Tucumn, en donde particip del llamado tucumanazo.Debido al recrudecimiento de la represin en esa provincia, en 1975 volvi a Buenos Aires y, durantela dictadura, milit en distintas fbricas metalrgicas de la zona sur de la provincia de Buenos Aires.

    Actualmente vive en la Provincia de Buenos Aires y, aunque no contamos con informacin sobresus actividades polticas en la actualidad, ha realizado distintas actividades poltico-culturales con elMovimiento Socialista de los Trabajadores (MST).

    19 Roberto era un militante del PST de clase media que, en los aos setenta, se proletariz y llega formar parte del Comit de Lucha de la huelga de Villa Constitucin en 1975. Durante la dicta-dura trabajo en distintas industrias del Gran Buenos Aires. Luego, realiz estudios universitarios y serecibi de Lic. en Economa. Actualmente, ejerce su profesin de economista y viven en la ciudad deBuenos Aires. No milita orgnicamente en ningn partido, pero sigue involucrado en actividades po-ltico-culturales de difusin sobre la historia del PST en los aos setenta, sobre todo, desde el MST.

    20 Elas vive en la Ciudad de Buenos Aires, es Doctor en Historia e investigador de carrera del CO-NICET en esa rea. Actualmente no milita en ninguna organizacin poltica de izquierda.

    21 Ral es actor y director de teatro, vive en Buenos Aires y hoy en da no milita en ninguna orga-nizacin de izquierda.

    22 Cuando comenz la dictadura, Marcela era estudiante secundaria en la Ciudad de BuenosAires. En el mismo perodo, al finalizar el secundario, ingres en la Facultad de Filosofa y Letras(UBA) para estudiar Historia y llev a cabo su actividad militante en ese espacio. Actualmentetrabaja en la administracin pblica, en el Ministerio Pblico Fiscal y no milita en ninguna orga-nizacin de izquierda.

    23 Sergio, en esos aos, estudiaba sicologa en la UBA y desarrollaba su militancia en la universidad.

    Actualmente es bibliotecario y milita en el Frente Popular Daro Santilln.

    24 Liliana en esos aos militaba en la Facultad de Filosofa y Letras de la UBA. Actualmente vive enla zona metropolitana de Buenos Aires y forma parte de la Liga Socialista Revolucionaria.

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    A partir del anlisis crtico de las fuentes primarias y secundariasdescriptas, y de los testimonios, a lo largo de este libro intentaremosreconstruir y estudiar los discursos y las formas organizativas del PST-

    MAS frente a tres problemas centrales: la instauracin de la dictadura yla posterior prohibicin y disolucin del partido, las consecuencias dela represin basada los Centros Clandestinos de Detencin, y el proce-so de apertura poltica que prosigui a la derrota en las Islas Malvinas.Los resultados de nuestra indagacin se materializarn en los siguientescuatro captulos.

    El Captulo I tiene un carcter introductorio y busca reconstruir, apartir de la bibliografa acadmica y militante disponible, algunos de los

    ncleos poltico-ideolgicos principales de los diferentes momentos his-tricos de la llamada corriente morenista, desde el ao 1943 hasta 1976.Por un lado, intenta dar cuenta, a grandes rasgos, del derrotero del grupopoltico estudiado mostrando las caractersticas centrales de su identidad.Por otro lado, pretende situar histricamente el origen de ciertos tpicosy discusiones que reaparecieron en los aos de la ltima dictadura.

    El Captulo II analiza las formas organizativas desarrolladas por elPST similares a las adoptadas por otros grupos de la izquierda revolu-

    cionaria que los militantes nombraban con los trminos nativos le-galidad, semiclandestinidad y clandestinidad. Es posible encontrarque, al menos desde el ao 1974, existi una lgica de funcionamientoambivalente que se condensaba en el concepto de semiclandestinidad osemilegalidad que pervivi en los aos posteriores al golpe de Estado de1976. En este sentido, se intentar demostrar, a partir del caso del PST,que el contexto represivo del perodo 1972-1976 que inaugur la Masa-cre de Trelew llev a que se acentuaran los rasgos de un funcionamientopartidario singular, aunque ligado con la tradicin del marxismo-leninis-mo. En este captulo se reconstruyen las formas organizativas desarrolla-das, entrelazando los rasgos de una cultura del secreto propias de estetipo de partido poltico, con sus lecturas sobre la coyuntura poltica y lascaractersticas de un contexto crecientemente represivo.

    El Captulo III se concentra en las prcticas polticas del PST frentea la represin sufrida por el activismo poltico y sindical desde los aosprevios al golpe militar e intensificada a partir de 1976. La pregunta quevertebra esta indagacin es de qu manera se posicionaba y actuaba elPST frente a la represin, cules eran sus tpicos discursivos y patronesde accin. Se intentar demostrar que los recursos disponibles para referir

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    y actuar frente a este problema eran los que provea la tradicin de iz-quierda en la que el PST se inscriba. Por esta razn, an ante la especifi-cidad de la represin basada en los Centros Clandestinos de Detencin y

    la desaparicin de personas, hasta 1982, el eje de la intervencin del PSTse centrara en la defensa de los presos polticos existentes en las crceleslegales. Esto se vinculaba, en gran medida, con la pervivencia de unparadigma referencial centrado en lo poltico-partidario de tipo obre-rista. El marco tico-poltico de los Derechos Humanos para pensar elterrorismo de Estadorecin se adoptara a fines de 1982, en consonanciacon lo ocurrido a nivel nacional.

    El Captulo IV reconstruye los discursos y formas organizativas del

    PST-MAS, en el perodo 1982-1983. Se observa que, a partir de la gue-rra de Malvinas, algunos ncleos duros del programa trotskista clasistae internacionalista perdieron centralidad, y fueron reemplazados pornuevas consignas y estrategias. Por un lado, la lucha antiimperialistadesplaz un primer ncleo programtico desde la lucha de clases a laoposicin Nacin-Imperio. Luego, en la posguerra, el PST cambisu denominacin por Movimiento al Socialismo e impuls un nuevodesplazamiento discursivo desde el socialismo revolucionario al so-

    cialismo democrtico. Por ltimo, en vinculacin con la aparicin enescena, a fines de 1982, del movimiento barrial ligado con los llamadosvecinazos y las masivas tomas de tierras en el conurbano bonaerense,en el MAS se evidenci un tercer desplazamiento discursivo y prcticodesde la tradicional figura del obrerofabril organizado a la del vecino debarrio popular.

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    Captulo I: Los elementos constitutivos de latradicin morenista

    En la historia de la corriente que lider Nahuel Moreno,25desde1943 hasta 1987, en la Argentina, existe un dato llamativo: podemoscontar nueve cambios de denominacin, y otros tantos de estrategiaspolticas y organizativas. A lo largo de cuatro dcadas, la corriente fuereconocida con los siguientes nombres: Grupo Obrero Marxista (1943-1944), Grupo Obrero Revolucionario (1944-1949), Partido Obrero Re-volucionario (1949-1953), Federacin Bonaerense del Partido Socialistade la Revolucin Nacional (1953-1956), Movimiento de AgrupacionesObreras (1956), Palabra Obrera (1957-1964), Partido Revolucionariode los Trabajadores (1964-1972), Partido Socialista de los Trabajadores(1972-1982) y Movimiento al Socialismo (desde 1982).

    Detrs de estos cambios de denominacin, podemos advertir im-portantes transformaciones en el modo en que el morenismo analizabalas coyunturas polticas y, tambin, en la forma de sus intervenciones.Si bien adhiri desde un principio al programa del trotskismo y la IVInternacional, la flexibilidad de su estrategia poltica implic que, en di-

    ferentes contextos, apelara a diversas tradiciones, entre ellas, el peronismoy el socialismo argentino del siglo XX.

    El objetivo central de este primer captulo introductorio es detectar,en diferentes momentos claves de la historia de la corriente, algunas ten-dencias y ncleos poltico-ideolgicos constitutivos de su identidad queresultarn de gran utilidad a la hora de situar y comprender las estrategiaspolticas del Partido Socialista de los Trabajadores-Movimiento al Socia-lismo en el perodo 1976-1983. Para realizar esta breve reconstruccin,

    25 Para referirnos a la corriente liderada por Nahuel Moreno, tambin emplearemos los trminosmorenista o morenismo.

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    utilizaremos la bibliografa acadmica y militante disponible.

    a. Entre la liberacin nacional y la revolucin socialista

    Los primeros grupos del trotskismo argentino surgieron en la d-cada de 1930.26En general, sus dirigentes haban integrado el PartidoSocialista (PS) o el Partido Comunista (PC), organizaciones de las cualesfueron expulsados o de las que se alejaron junto con alguna fraccin.27Como explica Horacio Tarcus, las discusiones de estos grupos tenan uncorte poltico-doctrinario, por lo cual, antes que organizaciones polticas,conformaban pequeos ncleos ideolgicos.28

    26 El origen del trotskismo como corriente internacional se remonta al ao 1926 y surgi en la Uninde Repblicas Socialistas Soviticas (URSS) a partir de la denominada Oposicin de Izquierda. Sus di-rigentes ms conspicuos fueron Len Trotski, Lev Kamenev y Grigori Zinoviev. Las principales crticasde este grupo al rgimen sovitico apuntaban a la poltica agrcola y al socialismo en un solo pas.La persecucin del estalinismo contra la oposicin devino en su expulsin del Politbur, del partido y,luego, de Mosc. Trotski se exili en Alma Ata y permaneci all un ao hasta que, finalmente, fue de-portado de la URSS. En el ao 1929, se exili en Turqua y ese fue el comienzo de su largo y definitivoexilio, ya que en 1940 fue asesinado en Mxico. Desde entonces, comenz a contactarse con diferentesgrupos que haban sido expulsados de los distintos Partidos Comunistas y apoyaron o declararon susimpata por la Oposicin de Izquierda rusa. En 1930, se realiz una conferencia en Pars de consti-tucin de la Oposicin de Izquierda Internacional como una fraccin de la Tercera Internacional. En1935, la Liga Comunista Internacionalista (nombre que adquiri la Oposicin en 1933) convoc laprimera conferencia internacional y en julio de 1936 se cre el Movimiento por la Cuarta Internacio-nal. Finalmente, en septiembre de 1938, en Pars, se fund la Cuarta Internacional. Sobre el procesode constitucin y persecucin de la Oposicin de Izquierda ver Carr, Edward (1981), La revolucinRusa de Lenin a Stalin (1917-1929), Madrid, Alianza. Frankel, Dave (1987) Historia de la Oposicinde Izquierda, en Las tres primeras Internacionales. Su historia y sus lecciones, Buenos Aires, Antdoto.Deutscher, Isaac (1969), Trotsky, el profeta desterrado, Mxico, Ediciones Era.

    27 Desde el ao 1922, pocos aos despus de su creacin, el PC sufri varias escisiones. La primerade ellas aconteci ese mismo ao, cuando fue expulsado de la organizacin el grupo de los fren-

    tistas. La causa de la fractura fue la pretensin de realizar un acuerdo permanente con el PartidoSocialista y no una alianza temporal y tctica como en un principio se haba propuesto desde laInternacional Comunista. Luego, ocurri otra depuracin cuando se derrot al sector ms izquier-dista de la organizacin y se expuls en consecuencia a un centenar de militantes. Los miembrosde este grupo fueron conocidos como chispistas, debido a su identificacin con el peridico quepublicaban llamado La Chispa. En el ao 1927, se produjo una nueva escisin, cuando un im-portante dirigente comunista, Jos Peneln, se fue del PC junto con trescientos militantes y crearonuna nueva organizacin que se denomin Partido Comunista de la Regin Argentina. Ver Cernadas,

    Jorge; Pittaluga, Roberto y Tarcus, Horacio (1998), La historiografa sobre el PC Argentino. Unestado de la cuestin, en El Rodaballo, Revista de Poltica y Cultura, Ao IV, N8, Otoo-Inviernode 1998.Ver tambinCamarero, Hernn (2007),A la conquista de la clase obrera. Los comunistas yel mundo del trabajo en la Argentina, 1920-1935, Buenos Aires, Siglo XXI Editora Iberoamericana.

    28 Tarcus, Horacio (1996), El marxismo olvidado en la Argentina. Silvio Frondizi y Milcades Pea,Buenos Aires, El Cielo por Asalto, pg. 102.

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    En la dcada de 1930, entre la Liga Obrera Socialista (LOS) de An-tonio Gallo y la Liga Obrera Revolucionaria (LOR) de Liborio Justo, seentabl una de las principales discusiones de las filas trotskistas: el pro-

    blema de la liberacin nacional. El debate se estructuraba en torno alas diferentes formas de interpretar el nivel de desarrollo alcanzado por elcapitalismo argentino y el tipo de revolucin que, en consecuencia, debapromoverse. Segn Justo, Argentina posea un carcter semicolonial,debido a la relacin poltica y econmica que mantena con los pasescentrales, principalmente con Inglaterra. Su condicin de pas agrope-cuario transformaba a la Argentina en un apndice econmico de Inglate-rra, que absorba buena parte de su produccin. Para que el pas pudiera

    desarrollarse social y econmicamente, deba liberarse de su condicinde semicolonia. A la hora de pensar en la revolucin socialista inter-nacional, segn Justo, haba que diferenciar entre naciones opresorasy oprimidas. Dentro de las naciones oprimidas, como la Argentina, laburguesa tena que ser partcipe de la lucha por la liberacin nacionalcontra los pases opresores.

    Antonio Gallo criticaba la idea de liberacin nacional sostenidapor Justo. Segn su lectura, el capitalismo argentino haba alcanzado un

    alto nivel de desarrollo, existiendo la misma polarizacin burguesa-pro-letariado que poda encontrarse en los pases centrales. Adems de lasclases fundamentales, tambin haba beneficio y plusvala y, por lo tan-to, lucha de clases. En consecuencia, la revolucin no deba ser bur-guesa y de liberacin nacional, como sugera Justo, sino directamenteanticapitalista y socialista. Segn Gallo, la lucha deba emprenderse, enuna primera instancia, contra la burguesa nativa.

    En el ao 1943, naci el Grupo Obrero Marxista, la primera agru-pacin creada por Hugo Miguel Bressano Capacete, alias Nahuel Mo-reno.29Tarcus posiciona ideolgicamente esta organizacin en relacincon el debate que hemos introducido, ligado a la dicotoma liberacinnacional/revolucin socialista. Segn el autor, Moreno intent sosteneruna posicin intermedia entre la socialista pura y la de liberacin na-cional, equilibrio que fue difcil de lograr debido a la necesidad de ubi-carse en relacin con el peronismo. Partiendo de los anlisis de Trotsky

    29 Sobre la figura de Nahuel Moreno ver: Gonzlez, Ernesto (1995-1999) El trotskismo obrero e in-

    ternacionalista en la Argentina, Buenos Aires, Antdoto, 3 vols. Tarcus, Horacio (2007), DiccionarioBiogrfico de la izquierda argentina. De los anarquistas a la Nueva Izquierda (1870-1976), BuenosAires, Emec Editores;Brienza, Hernn (2006), Nahuel Moreno. El trotskismo criollo, Buenos Aires,Capital Intelectual.

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    sobre el desarrollo desigual y combinado, el GOM vea en Argentina unpas semicolonial de desarrollo capitalista desigual. En este sentido, ob-servaba que los establecimientos productivos con alto nivel de desarrollo

    capitalista coexistan con la pequea produccin familiar en el campoy los pequeos talleres en la ciudad. Si bien este grupo otorgaba ciertaimportancia al problema agrario y de la dependencia poltica y econ-mica, consideraba que la lucha antiimperialista deba ser, ante todo,anticapitalista.

    En los aos del peronismo, el discurso del GOM (Partido ObreroRevolucionario-POR desde 1948) comenzara a transformarse. Si bienen un principio consider que el peronismo era un bonapartismo regre-

    sivo con tendencias totalitarias, cuando comenz el segundo mandatode Juan Domingo Pern, el POR modific su postura y lo consider laexpresin nacional de un Frente nico Antiimperialista representante deuna coalicin social propia de los pases atrasados y dependientes dela que participaba la burguesa nacional y que arrastraba a los obreros aun frente nico de hecho para enfrentar el imperialismo. El enemigo,para el morenismo, estara encarnado, a partir de ese cambio de lectura,en el imperialismo norteamericano.

    En 1954, la corriente disolvi el POR con el objetivo de llevara cabo un cambio poltico y organizativo e ingres al Partido Socia-lista de la Revolucin Nacional (PSRN).30El objetivo del PSRN eraentroncar la tradicin del socialismo argentino con el peronismo.31Desde este partido, el morenismo comenz a interpelar a los trabaja-dores con un discurso antiimperialista. Desde el peridico La Verdad,la Federacin Bonaerense llam a resistir el golpe de Estado de sep-tiembre de 1955 (que, segn su visin, estaba organizado por el im-perialismo yanqui). Desde entonces, convoc a la reorganizacin delmovimiento obrero y a la recuperacin de los sindicatos para resistirla ofensiva militar.

    30 El PSRN estuvo promovido por el exsocialista y entonces ministro del Interior, Angel Borlenghi.Un conjunto de dirigentes del PS, entre cuyos miembros se encontraban Juan Unamuno, MiguelNavas y el histrico Enrique Dickman, particip de su creacin. Un grupo liderado por Aurelio Nar-vaja animaba el Comit rosarino; en el Comit Capital se disputaban el liderazgo entre el grupo deEsteban Rey y Sal Hecker, por un lado, y el grupo de Ramos, por otro; y el morenismo controlaba

    la Federacin de la Provincia de Buenos Aires.

    31 Ver Tortti, Mara Cristina (2009), El viejo partido socialista y los orgenes de la nueva izquierdasocialista, Buenos Aires, Prometeo, pg. 38.

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    b. El entrismo en el peronismo

    Hernn Camarero seala algunos de los rasgos particulares de la par-

    ticipacin del morenismo en el proceso de resistencia que se inici trasel derrocamiento de Pern. Si bien el grupo liderado por Nahuel Morenono consideraba que la identidad peronista de la clase obrera reflejarauna conciencia de clase revolucionaria, reconoca en ella una resigni-ficada cultura de oposicin obrera con elementos de rebelda. Frente alproceso de desperonizacinque intentaba llevar a cabo el gobierno de laautodenominada Revolucin Libertadora, era preciso reconocer comoun hecho insoslayable la identidad obrera peronista y convertir su legadohertico y potencialmente contestatario en un punto de apoyo para ganarla confianza de los trabajadores.32Esto explicara la forma que adquirila insercin del morenismo entre los obreros y la adopcin de ciertoselementos de la prdica peronista para interpelarlos, tales como la oposi-cin a los gorilas o la adopcin del 17 de octubre como da de protestafrente a la dictadura de 1955. Segn Camarero, el objetivo era promoverun proceso de progresiva mutacin de la conciencia obrera peronista enuna conciencia de clase revolucionaria.

    La participacin gremial del morenismo en la resistencia obrera,que se tradujo en la creacin de agrupaciones sindicales de resistencia

    junto al peronismo combativo, intent adoptar un carcter ms orgnicodesde 1956, cuando el grupo impuls la creacin de un organismo polti-co-sindical denominado Movimiento de Agrupaciones Obreras (MAO).Esto le facilitara el trabajo de penetracin en el movimiento obrero y laparticipacin en las distintas formas de la resistencia. A partir del ao1957, el morenismo comenz con su poltica de entrismo en el pero-nismo. Desde su prensa, llamada Palabra Obrera (nombre que adoptarala organizacin morenista a partir de 1958) abandon las tpicas apela-ciones al socialismo revolucionario y al trotskismo, y en el encabeza-miento del peridico apareci una leyenda que indicaba la colocacindel grupo bajo la disciplina del General Pern y el Comando Superior

    Justicialista. En esos aos, la organizacin alcanz una alta composicinsocial obrera y busc mimetizarse con las agrupaciones peronistas. Eneste contexto, adhiri a cumplir con la orden de Pern y, frente a las elec-ciones de 1958, a diferencia del peronismo combativo (que llam a votar

    32 Hernn Camarero (1997), Una experiencia de la izquierda en el movimiento obrero, Dossier:Cien aos de lucha socialista, Razn y Revolucin,N 3, invierno de 1997.

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    en blanco), apoy la frmula de la Unin Cvica Radical IntransigenteArturo Frondizi-Alejandro Gmez, con el argumento de evitar la divisindel movimiento obrero.

    c. El morenismo y la lucha armada

    Al igual que frente al fenmeno peronista, la percepcin del more-nismo sobre la Revolucin Cubana experimentara de un ao a otro uncambio rotundo. En un primer momento, Palabra Obrera consider queel dictador depuesto en la isla, Fulgencio Batista, era un Pern cuba-no y la revolucin que lo derroc una nueva Revolucin Libertadora

    realizada con el aval de EEUU. Luego, la crtica focaliz en el mtodoguerrillero y en el carcter pequeoburgus de la direccin revolucio-naria. Esta visin, sin embargo, se transform radicalmente en el ao1962, cuando Moreno comenz a apoyar la lucha armada y a sostenerque el trotskismo deba fecundarse con el maosmo y el guevarismo.33Palabra Obrera comenz a adherir al proceso cubano, por lo cual, enviuna delegacin de militantes a un campamento en Cuba para que entra-ran en contacto con Ernesto Che Guevara y Fidel Castro. El objetivo

    del campamento, del que adems participaron la Juventud Peronista, elMovimiento Obrero Comunista (ligado a Rodolfo Puiggrs), el Ejercitode Liberacin Nacional, el MIR-Praxis (liderado por Silvio Frondizi) yel Partido Socialista Argentino de Vanguardia, era sentar las bases paraque, al regresar al pas, y en el marco del proyecto cubano para el ConoSur, estos grupos desarrollaran un Frente de Liberacin con su respec-tivo ejrcito.34Si bien este proyecto fracas, el grupo de Palabra Obrera,cuyo referente era ngel Bengochea, regres al pas con el proyecto de

    iniciar la lucha armada.La experiencia del campamento en Cuba implic que los militantes

    recibieran entrenamiento militar y participaran de debates e intercam-bios con los lderes revolucionarios. Cuando el grupo morenista retornal pas pretendi profundizar la lnea original desarrollada por Morenode simpata por la guerrilla y el proceso cubano. De hecho, con el nicogrupo del contingente argentino con que Ernesto Guevara realiz algn

    33 Esta postura se encuentra desarrollada en Moreno, Nahuel (1962), La Revolucin Latinoameri-cana, Buenos Aires, S/E.

    34 Tortti, Mara Cristina (2009), Op. Cit., pg. 291.

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    acuerdo, frente al fracaso de la estrategia del Frente de Liberacin, fuecon Palabra Obrera. Este grupo, tiempo atrs, haba estructurado unaparte importante de su militancia en la Provincia de Tucumn, entre los

    trabajadores de los ingenios azucareros. All militaban, entre otros, ngelBengochea y Hugo Santilli, quienes haban logrado incorporar al partidoa dirigentes de la Federacin Obrera Tucumana de la Industria Azucarera(FOTIA). Debido a la trayectoria del partido en esa provincia, y por lascaractersticas estratgicas del entorno, Bengochea y Guevara resolvie-ron que el PO comenzara las operaciones militares all. Esta decisin,tomada sin la mediacin de Nahuel Moreno, explicara la ruptura, porla cual, Bengochea se escindi de la organizacin para impulsar la crea-

    cin de las Fuerzas Armadas de la Revolucin Nacional, que se instala-ran en Tucumn.35En el ao 1963, se produce un acercamiento entre Palabra Obrera y

    el Frente Revolucionario Indoamericanista Popular (FRIP). Este grupohaba sido creado en el ao 1961 por los hermanos Francisco Ren, As-drbal y Mario Roberto Santucho. Ideolgicamente, estaba asociado conla Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) de Per, grupovinculado con las poblaciones originarias y enfrentado al colonialismo

    econmico, poltico y cultural de las grandes potencias. Mario RobertoSantucho, al regreso de un viaje realizado por la Cuba revolucionaria,donde recibi entrenamiento militar, se instal en la provincia de Tucu-mn y particip del movimiento de lucha de los caeros y trabajadores delos ingenios azucareros. De esa manera, entabl relaciones con un grupode militantes de Palabra Obrera que participaba en la misma lucha, prin-cipalmente con Hugo Santilli y Leandro Fote. Del encuentro entre FRIPy PO surgi luego, en 1965, el Partido Revolucionario de los Trabajado-res (PRT). En el congreso de creacin del PRT, la organizacin proclamsu adhesin a la IV Internacional y tanto Mario Roberto Santucho comoNahuel Moreno fueron elegidos miembros del Comit Central.36Conrespecto a las coincidencias que hicieron posible la unin entre el PO yel FRIP podemos encontrar diferencias entre las interpretaciones de los

    35 El 21 de julio de 1964, Bengochea, Santilli y otros miembros del grupo murieron a causa de elestallido accidental de una bomba en el departamento que ocupaban en Capital Federal que funcio-naba como centro logstico para la recepcin y distribucin de armas.

    36 Para un anlisis exhaustivo de las posiciones y discusiones entre Moreno y Santucho sobre la luchaarmada, ver el libro que recientemente public Martn Mangiantini (2014), El trotskismo y el debateen torno a la lucha armada. Moreno, Santucho y la ruptura del PRT, Buenos Aires, El topo blindado.

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    autores Pablo Pozzi37y Eduardo Weisz,38por un lado, y Vera Carnovale39y Roberto Pittaluga,40por el otro.

    Segn Weisz y Pozzi, la fusin de los grupos liderados por M. R.

    Santucho y Moreno fue posible debido a la apertura que manifestabael morenismo frente al problema del foco guerrillero. En este sentido,afirma Weisz: es indudable, entonces, que las posiciones comunes encuanto a las perspectivas de la lucha armada confirmaron, en sus inicios,la relacin entre Santucho y el morenismo.41Segn el autor, la principalcoincidencia era la adhesin al modelo de la Revolucin Cubana. Pozzi,por su parte, seala que ambos grupos acordaban en que la va armada erael camino a la revolucin. La discrepancia, que llevara luego a la ruptu-

    ra, habra girado en torno a la existencia de condiciones para iniciar la lu-cha armada en la Argentina. Mientras que el sector de Santucho opinabaque poda iniciarse la guerra de guerrillas en el pas, el sector de Morenono estuvo de acuerdo. A causa de esta diferencia, se habra producido laruptura de 1968 que llev al grupo liderado por Moreno a identificarsecon la denominacin PRT-La Verdad (PRT-LV), y al liderado por San-tucho, con el nombre PRT-El Combatiente (PRT-EC).

    Segn Pittaluga y Carnovale, en cambio, el acuerdo que al desgas-

    tarse llevara a la ruptura se fundament en otra coincidencia: el mtodorevolucionario por excelencia era la insurreccin popular. Es decir, elFRIP, al igual que el morenismo, adhera a la concepcin leninista deinsurreccin general revolucionaria. Esta concepcin de la revolucinhabra sido conmovida por las experiencias cubana, china y vietnamita,a partir de las cuales, el grupo liderado por Santucho empez a adherir ala guerra popular prolongada. La estrategia de Moreno comenz a serconsiderada espontanesta por el sector que adhera al foco guerrillero.El morenismo privilegiaba la insercin en el movimiento obrero, al consi-

    37 Pozzi, Pablo (2001), Por las sendas argentinas... El PRT-ERP. La guerrilla marxista, BuenosAires, EUDEBA.

    38 Weisz, Eduardo (2007), El PRT-ERP. Claves para una interpretacin de su singularidad, BuenosAires, Centro Cultural de la Cooperacin.

    39 Carnovale, Vera (2008), Poltica armada: el problema de la militarizacin en el PRT-ERP, enLucha armada en la Argentina, N 11, Buenos Aires; y (2011), Los combatientes. Historia del PRT-ERP, Buenos Aires, Siglo XXI.

    40 Pittaluga, Roberto (2001), Por qu el ERP no dejar de combatir. Concepciones de la revo-

    lucin en el PRT-ERP, en Actas de las VIII Jornadas Interescuelas /Departamentos de Historia,Salta, 2001.

    41 Weisz, Eduardo, Op. Cit., pg. 38

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    derar que el trabajo sindical ayudara a los trabajadores a alcanzar mayo-res niveles de conciencia. En el marco de esta concepcin, los trabajado-res llevaran adelante una huelga general revolucionaria en la que sera

    necesario contar, solo en ltima instancia, con las armas para la toma delpoder. Segn Carnovale, la decisin del grupo de Santucho de adherir ala lucha armada como el principal mtodo revolucionario se dio a raz delgolpe de Estado de 1966, debido al anuncio de Juan Carlos Ongana queno habra plazos para el retorno del proceso electoral. Para el PRT-ECla lucha armada no se inicia como corolario de una insurreccin populartriunfante, sino que puede comenzar como reaccin defensiva de las ma-sas y de su vanguardia.42Es decir, para estos autores, el motivo central de

    la ruptura entre ambas vertientes, en 1968, habran sido las discrepanciasacerca del principal mtodo de lucha revolucionaria.

    d. La conformacin del Partido Socialista de los Trabajadores

    En el ao 1972, se constituy el Partido Socialista de los Trabajado-res (PST). La organizacin fue producto de la fusin del PRT-LV con unade las fracciones de izquierda de la dispora socialista: el Partido Socia-

    lista Argentino (PSA)43(Seccin Juan Carlos Coral). Si bien en marzo de1972 se public el primer nmero del peridico de la nueva organizacin(Avanzada Socialista), recin en diciembre de ese ao se realiz el primercongreso partidario. All se adopt formalmente la denominacin para elnuevo grupo. Como seala Daniel Campione, la apertura electoral endesarrollo era un objetivo del nuevo partido que adems apuntaba a pro-ducir cierta identificacin con el tradicional Partido Socialista, corrienteque, pese a su dispersin, conservaba simpatas en los centros urbanos.44

    Ciertamente, desde su constitucin, el PST se aboc a la realizacin de lasactividades necesarias para participar del proceso electoral que se abra.En general, esta no fue la actitud de la mayor parte de las organizaciones

    42 El nico camino hasta el poder obrero y el socialismo, en Carnovale, Vera (2008), Op.Cit., pg. 14.

    43 Despus de 1955 el PS se dividi en dos agrupaciones: el Partido Socialista Democrtico y elPartido Socialista Argentino. En 1972, el PSA se separ en dos Secretarias, una de las cuales ejerca

    Juan Carlos Coral.

    44 Campione, Daniel (2007), La izquierda no armada en los aos setenta. Tres casos, 1973-1976,en Lida, Clara; Crespo, Horacio y Yankelevich, Pablo (compiladores) Argentina, 1976. Estudios entorno al golpe de estado,Mxico, Colegio de Mxico, Centro de Estudios Histricos, pg. 89.

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    de izquierda (con la excepcin del Partido Comunista), ya que vieron enla apertura poltica una trampa tendiente a neutralizar la efervescenciapoltica y social. Para el morenismo, las elecciones tenan otro sentido,

    porque eran consideradas un arma vlida en la lucha de clases.Cabe destacar que, a diferencia del significado que, como veremosen el Captulo IV, el proceso electoral tendra para el morenismo en ladcada de 1980, en los aos 1972-1973, la obtencin de la personera

    jurdica y la presentacin de candidatos se inscriban en el mismo para-digma clasista y revolucionario del resto de sus consignas. Frente alos cercanos comicios, levant la bandera de la independencia de la claseobrera, por lo cual, en un principio, intent definir una frmula presi-

    dencial que expresara la experiencia de Sitrac-Sitram, proponiendo alresto de la izquierda la conformacin de un polo socialista que tuvieracomo candidato al lder sindical cordobs Agustn Tosco. Desde su for-macin, el PST se defini en contra del populismo, el reformismo yel ultraizquierdismo. En este marco, se opona tambin a los frentespopulares o antiimperialistas y, en general, a todas las iniciativas que,segn el PST, intentaban conciliar diferentes clases sociales. La decisinde participar del proceso electoral se basaba en la lectura de la inexistencia

    de una direccin de izquierda militante entre el activismo sindical quepudiera unificarse formando un partido obrero de cara a las elecciones.Por esto, consideraba necesario que la izquierda poltico-partidaria pre-sentara candidatos obreros representativos de las luchas sindicales delmomento, que enfrentaran el polo burgus y aprovecharan la oportuni-dad que brindaban las elecciones para difundir el programa del socialis-mo revolucionario. En este sentido, el PST afirmaba Aqu est nuestrapersonera! No la queremos para uso exclusivo. La ponemos al serviciode un Gran Acuerdo Obrero y Socialista que entre todos debemos cons-truir para enfrentar al Gran Acuerdo Patronal.45

    La propuesta de presentar a Agustn Tosco como candidato no tuvoxito, por lo cual, el PST particip de los comicios de marzo de 1973con candidatos propios a presidente y vicepresidente: Juan Carlos Co-ral y Nora Ciaponni, respectivamente. La frmula peronista encabeza-da por Hctor Cmpora triunf obteniendo casi el 50% de los votos(5.907.464); el Partido Comunista, agrupado en un frente de centroiz-

    45Avanzada Socialista,21/06/1972. Citado en Perrone, Georgina y Rosso, Diego, El PST y el tercerperonismo. Investigacin presentada en el Taller sobre la Nueva Izquierda (2006), dirigida por JorgeCernadas, Carrera de Sociologa, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires.

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    quierda denominado Alianza Popular Revolucionaria se ubic como lacuarta fuerza con el 7.43% de los votos (885.201) y el PST, con su pro-clama clasista, obtuvo apenas el 0.62% de los sufragios (73.796). Estas

    elecciones, de todas formas, fueron percibidas por la organizacin comofuente de expansin. De acuerdo a sus declaraciones, inauguraron 70locales en un ao y aumentaron la publicacin de su prensa AvanzadaSocialistade 5.000 a 25.000 ejemplares. Frente a las elecciones de sep-tiembre de 1973, a raz de las renuncias del presidente Hctor Cmporay del vicepresidente Solano Lima, el PST nuevamente propuso la can-didatura de dirigentes obreros. De acuerdo a Daniel Campione, fue unmomento de particular pugna entre el PST y el PC, en torno a la pers-

    pectiva de definir un frente clasista con Agustn Tosco como candidatoa presidente. Este lder del sindicalismo combativo y antiburocrtico,debido a la relacin cercana que haba establecido con el PC, rechaz lapropuesta del morenismo.46Por esto, en septiembre de 1972, Juan CarlosCoral fue nuevamente su candidato a presidente. En esta oportunidad,estuvo acompaado en la frmula por el metalrgico Jos Francisco Pez,dirigente del SITRAC-SITRAM, incorporado en esos meses al PST. Enesas elecciones, el peronismo obtuvo el 62% de los votos, el Partido Co-

    munista decidi apoyar la frmula Pern-Pern y el PST obtuvo el 1.6%de los sufragios (181.874).En consonancia con los tintes claramente clasistas y revoluciona-

    rios de su discurso, que llevaba a la organizacin a oponerse al popu-lismo de la prdica peronista, a la burocracia sindical, a la alianza conlos partidos de centroizquierda e, inclusive, a los mtodos de la guerrillaque consideraba de pequeo burgueses y ajenos a la tradicin de laclase trabajadora, el PST desarroll una estrategia de proletarizacinde sus militantes. El partido intentaba ligarse a las experiencias de con-testacin protagonizadas por las corrientes combativas que, al interior delmovimiento obrero, se enfrentaban a los dirigentes sindicales tradicio-nales (caracterizados como burocracia sindical). Esta oposicin habaobtenido sus mayores logros en el interior del pas y su mxima expresinfue el clasismo de Sitrac-Sitram. Lo novedoso en este terreno fue el altogrado de protesta desarrollado por los trabajadores que se manifestabaen paros activos, tomas de fbricas y rehenes, protestas callejeras, entreotras medidas. La izquierda partidaria peronista y marxista militaba den-tro del movimiento obrero intentando constituir comisiones internas y

    46 Campione, Daniel, Op. Cit., pg. 92.

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    agrupaciones sindicales, y buscando recuperar los sindicatos de manosde la burocracia. No solo se produjeron renovaciones en el liderazgosindical, sino que tambin se impulsaron la movilizacin y la politiza-

    cin de las reivindicaciones. El PST tambin particip de este proceso y,como vimos, logr cooptar para sus filas a un dirigente de Sitrac-Sitram,llamado Jos Francisco Pez, que le permiti tener influencia en Cr-doba, principal escenario de esta activacin poltica y sindical. La lneade proletarizacin de los militantes le habilit al partido la insercin endiversos gremios y conflictos.47La organizacin tambin tuvo delegadosy una destacada participacin en el sector de los trabajadores bancarios,e intervino activamente en el conflicto de los obreros de Villa Constitu-

    cin, en 1975.48

    Como veremos en el Captulo II, las prcticas polticas del PST, enel perodo 1974-1976, a su vez, estuvieron condicionadas por la persecu-cin, los asesinatos y atentados sufridos a causa del accionar de la Alianza

    Anticomunista Argentina, grupo paramilitar de derecha organizado porJos Lpez Rega desde el Ministerio de Bienestar Social.

    e. Un partido de la nueva izquierda?

    Los trabajos que abordan el proceso de radicalizacin poltica, socialy cultural de las dcadas del sesenta y del setenta, suelen asociar este fe-nmeno con el surgimiento de una nueva izquierda (NI) que actualizlos repertorios de accin de la izquierda poltica y social tradicional. Sinembargo, existen diferentes interpretaciones acerca de esa novedad. Nosinteresa indagar en las principales hiptesis desarrolladas con respecto aesta problemtica, para intentar ubicar al PST en ese complejo mapa de

    reconfiguracin y surgimiento de nuevas organizaciones.Algunos autores han considerado que el cambio en el mundo de la

    izquierda estuvo vinculado con la entrada en escena de la guerra, como

    47 Por ejemplo, en las empresas Materfer, Concord (SMATA), Sasson, Matarazzo, Petroqumica,Codex, Siemens, Gas del Estado, Ferroviarios, Telefnicos, Del Carlo, Corni, Bfalo, TENSA, la-boratorios Squibb, SIAM, Rigolleau, Laboratorios Merck, Chrysler, Grafa, entre otras. Ver Hojman,Pablo y Porreti, Matas (2007), La poltica del PST desde la asuncin de Cmpora a la muerte dePern (1973-1974), en Actas de las XI Jornadas Interescuelas / Departamentos de Historia, Uni-

    versidad Nacional de Tucumn; y Perrone, Georgina y Rosso, Diego, Op. Cit.

    48 Sobre esta experiencia, ver Kalauz, Roberto (2008), Sentencia para un complot. 1975, Villa Cons-titucin, Buenos Aires, Lumiere.

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    imaginario y/o como prctica concreta.49Es decir que el fenmeno de laNI estara asociado con las organizaciones armadas y con aquellas que, sibien no desarrollaron una estrategia armada, al menos adheran a la idea

    de guerra, como el Partido Comunista Revolucionario y VanguardiaComunista. Es decir que, en este tipo de anlisis, la NI se iguala con unaestrategia y un mtodo (el guerrillero). Segn esta perspectiva, este con-cepto no abarca a otras organizaciones del campo poltico, excluyendotambin al movimiento social y cultural.

    Otra de las interpretaciones, desarrollada por Eduardo Weisz, con-vierte a la izquierda tradicional (IT) y a la NI en dos tipos ideales entrelas organizaciones que en el siglo XX intentaron subvertir el orden so-

    cial.50

    La IT se caracteriz por establecer como sujeto revolucionarioa la clase obrera. La clase social, leda en trminos del lugar que loshombres ocupan en relacin con los medios de produccin, estructurla teora poltica y el tipo de revolucin que deba promoverse. Hasta ladcada de 1960, la izquierda se inscribi en un paradigma construidopor los diferentes procesos acontecidos en la primera posguerra, cuyoejemplo emblemtico fue la Revolucin rusa de 1917. Esto se tradujoen un tipo de organizacin ligada a los cnones del marxismo-leninismo.

    El trotskismo, advierte Weisz, que se reclamaba heredero de la Revolu-cin rusa, formaba parte de la izquierda tradicional. El cambio que daranacimiento a la NI, en la segunda posguerra, se relacion con el tipo deluchas emprendidas desde ese entonces, ligadas con el anticolonialismo,al nacionalismo antiimperialista y cuyo aspecto arquetpico fue la luchaarmada. Esto implic que adquirieran centralidad nuevos sujetos polti-cos, no ligados estrictamente con la clase social, y un acercamiento mayora los movimientos populares.

    Debido a que el trotskismo, el socialismo, el peronismo de izquierday el comunismo seguan planteando a la clase trabajadora como la desti-nataria de su poltica, desde esta perspectiva, no podran ser englobadosdentro de la NI. Tampoco las organizaciones cuya estructura interna res-ponda a los cnones del marxismo-leninismo. Desde este enfoque, segn

    Weisz, el PRT-el Combatiente, a pesar de que adhiri y llev adelante lalucha armada, es difcil de clasificar debido a que adopt una estructura

    49 Ver Hilb, Claudia y Lutzky, Daniel (1984), La nueva izquierda argentina: 1960-1980, Buenos

    Aires, Centro Editor de Amrica Latina, pg. 79 y Ollier, Mara Matilde (1998), La creencia y lapasin. Privado, pblico y poltico en la izquierda revolucionaria. Buenos Aires, Ariel, 1998.

    50 Weisz, Eduardo, Op. Cit, pg. 11.

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    de tipo leninista basada en el centralismo democrtico. Por esto, para elautor, el PRT-ERP constitua un hbrido, con elementos de la IT y la NI.

    Estas miradas sobre el fenmeno de la nueva izquierda que la relacio-

    nan ntimamente con la guerrilla resultan rgidas para pensar los partidosde la izquierda poltica no armada que, aunque no adhirieron a ese m-todo, experimentaron transformaciones en sus prcticas y proclamas, ensintona con el proceso de radicalizacin poltica. Sin embargo, existenotras hiptesis y perspectivas de estudio que permiten iluminar nuevasaristas de este fenmeno.

    En algunos trabajos de Mara Cristina Tortti existen otros elementospara pensar estos procesos de renovacin en las filas de la izquierda. El

    anlisis de la autora revela el carcter amplio de la NI, conformada pordiversos actores de la izquierda poltica, social y cultural. En este sentido,Tortti define a la NI como un conglomerado de fuerzas sociales y polti-cas, socialmente heterogneo, que oscil entre movimiento social y actorpoltico, y fue protagonista y propulsor del gran proceso de protesta yagitacin poltica que aconteci en la Argentina a partir del Cordoba-zo, en el ao 1969. La NI se manifest de diferentes maneras: tanto enel estallido espontneo como en la revuelta cultural, y en la militancia

    poltica tanto como en el accionar guerrillero.

    51

    Lo que unificaba a la to-talidad de los grupos que la conformaban, provenientes del peronismo, laizquierda, el nacionalismo y los sectores catlicos ligados a la teologa dela liberacin, era un lenguaje y un estilo poltico: las prcticas y discursosdesarrollados en su oposicin a la dictadura de Juan Carlos Ongana, lascrticas al sistema capitalista y la percepcin de ser integrantes del campodel pueblo y la revolucin. Asimismo, tambin compartan la ideade compromiso que haca referencia a la urgencia por involucrarse enla vida poltica, la confianza en las virtudes revolucionarias del pueblo yla creencia en la necesidad de contar con una vanguardia que, represen-tando sus intereses, tomara la iniciativa de la lucha. Por lo cual, pese ala diversidad, todos pueden ser considerados como partes de un mismomovimiento, en la medida en que compartan objetivos y metodologasde tipo radical.52Este proceso, iniciado en el mundo intelectual de ladcada de 1960, impact, segn Tortti, en la izquierda tradicional (los

    51 Tortti, Mara Cristina (1999), Protesta social y nueva izquierda en la Argentina del Gran

    Acuerdo Nacional, en Pucciarelli, Alfredo, (editor) La primaca de la poltica. Buenos Aires, Eu-deba, pg. 13.

    52 dem, pg.18.

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    partidos Socialista y Comunista) y se manifest en los diferentes fraccio-namientos que dieron lugar a los grupos pertenecientes a la NI.

    A diferencia del enfoque de Weisz, en la interpretacin de Tortti, la

    novedad no radicara estrictamente en el abandono de una organizacinleninista. En el trabajo de la autora sobre el Partido Socialista en la dca-da de 1950, los procesos de transformacin (es decir, de radicalizacin)acontecidos en el socialismo, aparecen asociados, en gran medida, con laadopcin de una estructura leninista de funcionamiento que permitierael rpido paso a la clandestinidad. Es decir, en el caso de las rupturasdel PS, lo que podramos llamar bolchevizacin de la estructura mani-festaba, en parte, su ingreso al universo a la nueva izquierda.53Por esto

    creemos que es ms apropiado pensar a la NI en funcin del objetivocomn, compartido ampliamente, de la revolucin socialista, antes queen relacin con un mtodo en particular.

    El morenismo, segn nuestra perspectiva, confluy con el procesode la NI argentina, tal como lo conceptualiza Tortti, y esto se manifesten diferentes aspectos de la prctica poltica de la corriente.

    Un primer indicio de esa confluencia es la valoracin que la organi-zacin comenz a realizar sobre la identidad peronista de la clase trabaja-

    dora y el tipo de estrategia que, en consecuencia, desarroll. Es importan-te atender, en este sentido, a una de las caractersticas fundamentales delfenmeno de la NI: la ligazn que se plante entre socialismo y peronis-mo. Desde finales de la dcada de 1950, en las filas de la izquierda polticae intelectual se produjo una idealizacin de la figura del trabajador y delperonismo, y la adhesin a las ideas revolucionarias. La izquierda tradi-cional revis su relacin con el movimiento social y con el peronismo, alque se le descubrieron potencialidades revolucionarias. Por esto, ampliossectores de la izquierda se peronizaron.54

    Tortti, en su citado trabajo sobre el PS, y Hernn Camarero sealanque los orgenes de la NI pueden situarse a mediados de 1950. Los auto-res basan sus hiptesis en el mencionado cambio de relacin que existientre algunas organizaciones de la IT y el peronismo. Tortti encuentraesa transformacin en las rupturas por izquierda que acontecieron en elPartido Socialista a fines de la dcada de 1950. Al analizar las prcticaspolticas del Partido Socialista Argentino de Vanguardia observa que laorganizacin buscaba la unidad con el peronismo, se relacionaba con la

    53 Tortti, Mara Cristina, El viejo partido socialistaOp. Cit., pgs. 299-301.

    54 Tortti, Mara Cristina. Protesta social y nueva izquierda, Op. Cit., pg. 18.

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    izquierda del Movimiento Peronista y los comandos de resistencia. Deesta manera, afirma la autora

    Uno de los rasgos tpicos de aquel momento que renov

    discursos e identidades consisti en que las nuevas or-ganizaciones se lanzaron a experimentar con novedosasfrmulas polticas, en la conviccin que la articulacinentre socialismo y peronismo no era solo deseable sinotambin posible.55

    Camarero, en el mismo sentido, tambin afirma que es pues a par-tir de 1955 (e incluso un par de aos antes), y no desde comienzos dela siguiente dcada, cuando debemos establecer el surgimiento de unanueva izquierda.56El autor sustenta su hiptesis a partir del estudio de lainsercin del morenismo en la clase obrera peronista que hemos repasadoanteriormente. Hemos visto que la relacin de esa corriente con el pero-nismo se manifest de diferentes maneras: la defensa de Pern ante losrumores del golpe que lo derrocara en 1955, el llamado a la resistenciade la clase trabajadora y la estrategia del entrismo. Como sealamos, sien un principio Moreno haba caracterizado al gobierno peronista comototalitario, durante el segundo gobierno comenz a considerarlo partede un frente nico antiimperialista. Existen ciertos aspectos del acer-camiento del morenismo al peronismo, como por ejemplo la percepcinde una vacancia en el liderazgo de las masas y la atribucin de un carcterpotencialmente revolucionario de la clase obrera peronista, que permiti-ran asimilar a la corriente estudiada al cuadro qu