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de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental VOLUMEN 25, DICIEMBRE 2012 ANALES

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de la Real Academia de Ciencias Veterinariasde Andalucía Oriental

Volumen 25, Diciembre 2012

AnAles

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AnAles

Vol. 25, Diciembre 2012

reAl AcADemiA De cienciAs VeterinAriAs De AnDAluciA orientAl

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© Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental

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Maquetación:

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i.s.s.n.: 1130-2534

Imprime: Gráficas la Paz de Torredonjimeno, S.L.

voluMen 25, dicieMbre de 2012

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AnAlesDe lA

reAl AcADemiA De cienciAs VeterinAriAs De AnDAluciA orientAl

PresiDente De Honor:Excmo. Sr. D. Julio Boza López

PresiDente:Excmo. Sr. D. Antonio Marín Garrido

VicePresiDente:Ilmo. Sr. D. Alberto González Ramón

Sección de Almería

VicePresiDenteIlmo. Sr. D. Eduardo Ruíz Villamor

Sección de Granada

VicePresiDenteIlmo. Sr. D. José Luis Fernández Navarro

Sección de Málaga

secretArio GenerAl:Ilmo. Sr. D. Miguel Molina Galindo

Sección Granada

DirectorA De PublicAciones:Iltma. Sra. Dª Catalina Gómez López

Sección Jaén

consejo De DirecciónDe lA reVistA

La Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental, no se responsabiliza de las opiniones expresadas por los diferentes autores.

Dr. D. Aguilera Tejero, Escolastico

Dra. Dª. Arrazola Saniger, Marcelina

Dr. D. Carrasco Otero, Librado

Dr. D. Contreras Gila, Salvador

Dr.D. Galvez Del Postigo, Antonio

Dr. D. Hernandez Rodriguez, Santiago

Dr. D. Márquez Jiménez, Francisco J.

Dr. D. Moreno Fernández-Caparrós, Luis A.

Dr. D.Palmquist Barrena, Paul

Dr. D. Ros Berruezo, Gaspar

Dr. D. Sánchez de Lollano Prieto, Joaquín

comité científico

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ínDice

eDitoriAl ___________________________________________________

SOBRE EL DESARROLLO DE LAS CAPACIDADES COGNITIVAS EN EL REINO ANIMAL y EL LINAJE HuMANO: ASPECTOS EVOLuTIVOS, ECOFISIOLóGICOS y TECNOCuLTuRALES. dr. d. paul palMqvist barrena

contestación al discurso de ingreso del ilMo. sr. dr. d. paul palMqvist barrena. iltMa. sra. dra. dª olvido teJedor Huerta _______

LAS ENFERMEDADES PRIóNICAS, uN MODELO DE INFECCIóN PARADóJICA. Juan José badiola diez ______________________________

contestación al discurso de ingreso del eXcMo. sr.. dr. d. Juan Jose badiola diez. eXcMa. sra. dra. dª. María del carMen Maroto vela _________________________________________________________

LEISMANIOSIS CANINA, ESTRATEGIAS DE uN PARáSITO PARA EVADIR LAS RESPuESTAS DEL HOSPEDADOR. eXcMo. sr. dr. d. santiago Hernández rodríguez _____________________________________________________

CONTESTACIóN AL DISCuRSO DE INGRESO DEL ExCMO.SR. DR. D. SANTIAGO HERNáNDEZ RODRÍGuEZ. ilMo. sr. dr. d. diego santiago laguna

PREVALENCIA DE LOS PRINCIPALES AGENTES PATóGENOS DE APIS MELLIFERA IBERIENSIS EN LA CABAÑA APÍCOLA ESPAÑOLA. encarna garrido-bailón, cristina botías, raquel Martín-Hernández, aMparo Martínez-salvador, aránzazu Meana, Mariano Higes ____________________________

CONTENIDO DE PLOMO COMO FuENTE DE RIESGO ALIMENTARIO POR EL CONSuMO DE HONGOS SILVESTRES. rafael Moreno roJas, fernando pérez rodríguez, baldoMero Moreno arroyo, rafael góMez díaz y carlos ostos ruiz _________________________________________________________

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RESISTENCIA A BIOCIDAS EN CEPAS DE Salmonella SP. AISLADAS DE HuEVO. laura beatriz alMeida gonzález, Mª luisa fernández Márquez, Mª carMen lópez aguayo, rosario lucas lópez, antonio Marín garrido, antonio gálvez del postigo y Mª José grande burgos _________________________

EVALuACION DE LA CALIDAD MICROBIOLóGICA DE CANALES DE POLLO SACRIFICADAS EN EL ESTADO DE ZuLIA (VENEZuELA). APLICACIóN DE LA NORMATIVA VIGENTE. luque, i, g. Molero, b. Huerta, l. góMez-gascón, f. cardoso-toset, M. Montiel, c. tarradas ___________________________

LAS CÉLuLAS PRESENTADORAS DE ANTÍGENO y Su PAPEL EN EL SÍNDROME REPRODuCTIVO y RESPIRATORIO PORCINO. rodríguez-góMez iM, góMez-laguna J, aMarilla sp, garcía-nicolás o, raMis g, pallarés fJ, carrasco l _________________________________________________

otras actividades __________________________________________

norMas de publicación _____________________________________

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Hace 25 años nos propusimos editar unos anales, y en su breve presentación seña-lábamos nuestro deseo que en el futuro fuera esta publicación el medio de difusión de las actividades desarrolladas por la Academia, así como una tribuna abierta a las opiniones de veterinarios, preocupados por la Ganadería y la Salud Pública. Ahora después de estos años la vemos como se ha convertido en la memoria escrita de esta Real Corporación, en la que figuran los discursos de ingresos, las contestaciones a los mismos, conferencias, trabajos de investigación, resumes de cursos, seminarios, jornadas, exposiciones, etc., organizadas por la misma, así como una amplia serie de actos académicos donde ha estado representada.

Desde la fundación de esta Corporación, el 30 de septiembre de 1974, tuvimos como una de sus metas, el poder contar con una revista que, después de muchas vi-cisitudes, fundamentalmente económicas, salió a la luz en 1989 gracias a las ayudas recibidas de la Junta de Andalucía a través de su Consejería de Educación y Ciencia, de los Colegios Oficiales de Veterinarios de Almería, Jaén, Málaga y Granada, que permitieron con sus contribuciones hacer realidad dicha publicación.

Aquella primera Editorial terminaba señalando que estos Anales iban dirigidos a los interesados en los avances de las Ciencias Veterinarias y, especialmente, a los compañeros de Andalucía Oriental, a los que de una manera particular está dedicada su Academia. La amplia aceptación de esta publicación por parte de los veterinarios de los Colegios de Andalucía Oriental, ha sido el principal motivo de su continuidad, así como su elevada difusión en instituciones relacionadas con la docencia, investigación y difusión de los nuevos conocimientos inherentes a nuestra profesión.

Actualmente junto con la edición escrita distribuida por la Academia y los Colegios Veterinarios de Andalucía Oriental, se puede consultar la totalidad de los contenidos de la serie completa de los Anales, en la página web de la revista (http://www.insacan.org/racvao), Dialnet y en la Red de Bibliotecas Universitarias (REBIUN).

JuliO BOzA lópEz

eDitoriAl

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Sobre el deSarrollo de laS capacidadeS cognitivaS en el reino animal Sobre el deSarrollo de laS capacidadeS cognitivaS en el reino animal

AnAles - Vol. 25 (1) - Dic. 2012 - ReAl AcADemiA De cienciAs VeteRinARiAs De AnDAlucíA oRientAl

Si reflexionamos sobre lo que entendemos por inteligencia en un contexto co-tidiano, previsiblemente caeremos en la cuenta de que resulta difícil encontrar un concepto que se resista más a una definición formal. Así, según la describió Homero en el libro octavo de la Odisea, “la inteligencia es un regalo de la gracia que no todos los hombres poseen”. Ya en la década de los veinte del siglo pasado, el psicólogo experimen-tal Edwing Boring la definió, desde una perspectiva positivista, como “lo que los tests de inteligencia miden”, mientras que en la década de los setenta Ulric Gustav Neisser, uno de los padres de la psicología cognitiva moderna, propuso que “inteligencia es la suma de los atributos de una persona prototípicamente inteligente”. la última definición podría considerarse como de un cierto consenso, pues conforme a su planteamiento presumimos de saber quiénes son inteligentes y, en consecuencia, aceptamos como medida de la inteligencia lo que nos permite identificar a tales personas. Se trata, pues, de un razonamiento circular y tautológico, que ha impregnado desde sus comienzos la investigación psicométrica.

los tests de inteligencia nacieron a comienzos del siglo pasado gracias al tra-bajo del pedagogo Alfred Binet y su discípulo, el psiquiatra Théodore Simon, con la vocación de proporcionar medios objetivos que permitiesen identificar a los alumnos prototípicamente inteligentes en el sistema escolar francés. Al ser capaces de estimar aparentemente bien esta capacidad, los tests se convirtieron automáticamente en

Sobre el deSarrollo de laS capacidadeS cogniti-vaS en el reino animal y el linaje humano: aSpectoS evolutivoS, ecofiSiológicoS y tecnoculturaleS

Dr. D. Paul Palmqvist Barrena

1Catedrático de paleontología de la universidad de Málaga

Discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental como Académico Correspondiente

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un sistema estándar para medir la inteligencia. Ahora bien, desde un principio se advirtió que, a diferencia de otras magnitudes físicas, como el peso o la altura de los individuos, la inteligencia no consta de una simple dimensión. Esto llevó al uso de baterías de tests aplicadas a diversas funciones cognitivas, como los factores de inteligencia verbal, razonamiento analógico y visualización espacial. El hecho de que las puntuaciones obtenidas en tales factores mostraran una cierta correlación entre sí, pareciesen ser estables con la edad y, además, se supusiera que podían usarse para predecir el éxito académico y profesional, abrió las puertas a la posibilidad de que dicha correlación estuviese midiendo un factor general de inteligencia, como pre-tendieron el test Stanford-Binet o la escala de inteligencia adulta de Wechsler. Ahora bien, dicho cociente de inteligencia, como media ponderada de las puntuaciones en los tests de una escala, no deja de ser una mera abstracción estadística, en lugar de una capacidad cognitiva definible como tal. Además, aunque ciertos aspectos de lo que miden los tests se puedan considerar, hasta cierto punto, como algo objetivamen-te intrínseco a los individuos, el caso de la memoria a corto plazo, la capacidad de razonamiento deductivo o la habilidad de detectar y manipular patrones en diseños geométricos, otros aspectos no están exentos de influencias culturales, como los que tratan del conocimiento del mundo y el uso de vocabulario, por lo que su interpre-tación resulta más compleja.

Esto nos lleva a plantear hasta qué punto la inteligencia no se puede entender, al menos en el caso humano, fuera de un contexto cultural y ambiental. Así, tanto el ejecutivo neoyorquino que triunfa, cuya actividad se desarrolla en el agresivo entorno bursátil de Wall Street, como el cazador-recolector bosquimano, que tiene éxito en el inhóspito desierto del Kalahari, serían prototipos de personas inteligentes y bien aclimatadas, que se desenvuelven en ambientes particularmente hostiles para la supervivencia del género humano. Ahora bien, si intercambiasen sus vidas, el resultado previsible sería desastroso, lo que indica que la mayor parte de los “rasgos adaptativos” que asociamos a sus inteligencias, si no todos, tienen poco sentido fuera de sus respectivos contextos culturales.

En el Reino Animal existen toda una serie de organismos que muestran habi-lidades cognitivas notables, tanto si las comparamos con las de otras especies de su grupo como si tenemos en cuenta su capacidad de resolver situaciones que se les plantean incluso fuera de su entorno natural. Entre los mamíferos destacan los simios, los cetáceos odontocetos (delfines y marsopas) y los elefantes, tanto por su grado de encefalización como por la complejidad de sus relaciones sociales. Como aves, resultan particularmente reseñables los mirlos, los córvidos, los psitácidos (esto es, la familia de los loros) y las estrígidas (las lechuzas y sus parientes). igualmente,

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en el caso de los peces destacan por sus habilidades cognitivas ciertas especies que habitan en arrecifes coralinos. Finalmente, entre los invertebrados se encuentran los pulpos, aunque no precisamente por su capacidad predictiva sobre el desenlace de los encuentros deportivos, y también cabría considerar aquí en ciertos aspectos a algunos himenópteros sociales. En estos últimos conviene matizar entre “inteligencia individual” e “inteligencia colectiva”, como ocurre en el caso de las hormigas.

Concretamente, el cerebro de uno de estos insectos consta de “tan sólo” unas 250.000 neuronas, cifra que resulta ridícula si la comparamos con los 100.000 millo-nes de tales células que se encuentran en promedio en un cerebro humano, con su billón de células gliales y hasta mil billones de conexiones sinápticas. pese a ello, las colonias de hormigas muestran comportamientos sumamente elaborados, como evi-dencian en particular ciertas especies guerreras esclavistas, cuyas tácticas de combate y las decisiones estratégicas que adoptan al enfrentarse a otras hormigas evidencian un grado de complejidad similar al empleado por los ejércitos humanos. Hasta tal punto es así que del estudio de sus mecanismos y movimientos se han desarrollado algoritmos matemáticos utilizables en simuladores tácticos, que permiten diseñar estrategias militares óptimas dentro de un campo de batalla. ineludiblemente, esto lleva a plantearnos hasta qué punto puede emerger algo que se podría calificar como “inteligencia colectiva” de la suma de los comportamientos individuales de cada una de las hormigas, que en gran medida funcionan como meros autómatas en respuesta a instrucciones químicas e interacciones sociales muy sencillas. La clave está en inter-pretar el comportamiento de las colonias de estos insectos como el de un verdadero “superorganismo”, en el que cada individuo, según su pertenencia a una determinada casta especializada, “trabaja en bien de la colonia”. De hecho, como puso de mani-fiesto el genetista Willian Hamilton, la existencia en los insectos himenópteros de un sistema haplodiploide de determinación del sexo es lo que propicia que las obreras sacrifiquen su reproducción individual a expensas de criar a sus hermanas, gracias a las ventajas que les otorga en términos de selección de grupos familiares el hecho de compartir más genes entre sí (un 75%) que los que tienen en común con la madre colectiva (un 50%), la hormiga reina, o los que compartirían con sus propios hijos en el caso de que se reprodujesen (un 50%).

llegados a este extremo, el paralelismo sería entonces considerar en qué grado emerge la “consciencia” de las interacciones no lineales entre las neuronas individuales que conforman colectivamente el cerebro humano y, con ello, plantearnos hasta qué punto nuestro pensamiento complejo no responde también a propiedades emergentes, que configuran un repertorio conductual limitado. En nuestro caso, a ello se le suma-ría, además, un componente de maduración de los propios mecanismos cognitivos,

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en el que la integración de los conocimientos y las experiencias pasadas determina y condiciona en gran medida el propio proceso de aprendizaje. por ello, parafraseando a la escritora austríaca Marie von Ebner-Eschenbach, podríamos afirmar que “en la juventud aprendemos, mientras que en la madurez comprendemos” y esto es algo que en gran medida podemos extender a los grandes simios, los delfines, los elefantes y otras especies de vertebrados muy encefalizadas.

El tamaño del cerebro es una variable que ha recibido un exceso de atención por parte de antropólogos y zoólogos durante los dos últimos siglos. la razón radica en la correlación evidente entre sus dimensiones y el repertorio de habilidades intelectuales que observamos en el Reino Animal, algo que se pone particularmente de manifiesto cuando se comparan organismos tan dispares en cuanto a sus capacidades cognitivas como una perca, una rana, un caimán, un avestruz, un loro, un lobo o un chimpancé. Ahora bien, desde un comienzo se advirtió que, aun cuando el tamaño cerebral cuenta en estos aspectos, no se trata aquí de sus dimensiones absolutas, sino más bien de la relación alométrica entre el volumen del encéfalo y el tamaño de los animales. El especialista en neurociencia Harry Jerison fue el pionero en la década de los setenta a la hora de establecer dicha relación a partir del ajuste mediante regresión lineal entre los logaritmos de las masas corporal y cerebral en los vertebrados. Mediante este enfoque comparativo se pudo establecer cómo aumentan las dimensiones del encéfalo en función del tamaño de los organismos según una pendiente próxima al valor 2/3, lo que permitió estimar el volumen cerebral esperable por unidad de masa corporal en los diferentes grupos de vertebrados y, en función de ello, calcular sus respectivos coeficientes de encefalización atendiendo a la proporción entre la masa cerebral observada y la estimada en estos ajustes.

Aves y mamíferos, vertebrados homeotérmicos o de “sangre caliente”, presentan en general cerebros cuyo tamaño es en promedio un orden de magnitud superior al de peces, anfibios y reptiles, vertebrados poiquilotérmicos o de “sangre fría”. De manera similar, ciertos grupos de mamíferos, como los primates y los cetáceos, se encuentran por lo general más encefalizados que los restantes. A su vez, en el seno de los primates, los antropoides (esto es, simios y monos del Viejo y del Nuevo Mundo) presentan, a igualdad de masa corporal, cerebros más desarrollados que los prosimios (lémures, loris y tarsos). Finalmente, en el seno de los hominoideos, donde se agrupan los simios y los representantes del linaje humano, nuestro género presenta un coeficiente de encefalización superior al de los restantes miembros de esta superfamilia, incluidos los australopitecinos ya extintos, cuya encefalización apenas rebasaba el valor encontrado en un chimpancé. De esta manera, se ha calculado que los humanos anatómicamente modernos tenemos un encéfalo que resulta casi ocho

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veces mayor del esperable en un mamífero promedio de nuestro tamaño, unas cinco veces superior al de un primate que tuviera nuestra masa corporal y en torno a unas tres veces más voluminoso que el previsible en un simio de nuestro porte.

Así pues, resulta evidente que el tamaño absoluto del encéfalo no permite pre-decir la inteligencia, como evidencia el hecho de que un macaco, cuyo cerebro no alcanza los 100 gramos, muestre habilidades cognitivas y un repertorio conductual que rebasan ampliamente a los de un caballo o una vaca, cuyos encéfalos cuadripli-can al del primate, o de manera similar, el que la capacidad intelectual de un mono capuchino, con un cerebro de apenas 50 gramos, sea netamente superior a la de un capibara, el roedor de mayor porte existente, cuyo encéfalo es un 50% mayor. En tales comparaciones, el coeficiente de encefalización da cuenta de las diferencias observadas, pues los primates se encuentran relativamente más encefalizados que los équidos, los rumiantes o los roedores, lo que justifica que no se pueda considerar a una ballena azul, cuya masa cerebral septuplica a la de un humano, como al más inteligente de los animales. Ahora bien, la situación se invierte cuando nos fijamos en las especies pertenecientes a un mismo grupo filogenético, como ocurre si comparamos el mono capuchino con un gorila. En este caso, aunque el primero muestra un encéfalo de mayor tamaño relativo respecto a su masa corporal y, por ello, un coeficiente de en-cefalización superior, las capacidades cognitivas del segundo son indiscutiblemente más elevadas. Estas consideraciones justifican el uso del coeficiente de encefalización al efectuar comparaciones entre mamíferos de diferentes órdenes, como estimador de la presión selectiva hacia un mayor potencial cognitivo. Ahora bien, si las diferencias de capacidad intelectual se abordan en el seno de un grupo determinado, como los primates, entonces hay que prestar atención al hecho de que es el tamaño absoluto del encéfalo lo que permite en última instancia liberar excedentes neuronales para su uso como recursos cognitivos, como ocurre en cualquier sistema computacional, cuya potencia depende en última instancia del número absoluto de componentes.

Además, en el caso humano hay que tener en cuenta otra perspectiva a la hora de abordar la tendencia hacia el aumento de encefalización, como es la remodelación biomecánica que experimentaron nuestros ancestros en la pelvis, al adoptar una postura bípeda hace más de 4,5 millones de años. Según indica el registro fósil de los homininos, dicho cambio postural existía ya en el Ardipithecus ramidus, especie que se sitúa cronológica y anatómicamente como forma de transición entre la humanidad moderna y nuestro pariente vivo más próximo, el chimpancé. Las pruebas fósiles del yacimiento de Aramis, en el cauce medio del río Awash en Etiopía, publicadas recien-temente por el equipo de Timothy White, apuntan hacia un mosaico de caracteres primitivos y derivados en esta especie. Entre los primeros se encuentran su morfología

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dentaria y el grosor reducido de la capa de esmalte en sus dientes, que sugieren una dieta blanda de frutos, hojas y tallos tiernos, como en el chimpancé, o la presencia de un antebrazo alargado y un pulgar oponible en el pie, indicativos de la retención de la capacidad de escalar los árboles, condición heredada de los simios africanos. Como caracteres derivados aparecen el canino superior, reducido y con forma de diamante, o sobre todo la morfología de la pelvis, similar a la de homininos posteriores cuya postura era ya inequívocamente bípeda, como Australopithecus afarensis, especie para la que junto a las evidencias anatómicas se dispone del rastro de huellas fósiles con-servadas en el yacimiento tanzano de laetoli. De hecho, el Ardipithecus ramidus no es el único candidato a convertirse en el primer hominino representado en el registro paleoantropológico, como propuso Michel Brunet tras el hallazgo del Sahelanthropus tchadensis en el yacimiento de Djourab, al Norte del Chad. Así, el cráneo de esta última especie, con una antigüedad en torno a siete millones de años y un volumen cerebral estimado en tan sólo 350 cm3, muestra el foramen magnum en una posición inferior bajo el cráneo, no retrasada como en los simios, lo que sugiere una postura erecta. igualmente, el descubrimiento por el equipo de Martin pickford de un fémur de la especie Orrorin tugenensis en los Montes Tungen de Kenia, con seis millones de años y una anatomía más humana que la de los propios australopitecinos, abre la posibilidad de que la bipedestación se adquiriese tempranamente en un entorno forestado, antecediendo en varios millones de años al aumento de la encefalización en el linaje humano.

Con independencia de estas cuestiones, el hecho relevante aquí es que la remode-lación anatómica de la pelvis tuvo consecuencias importantes sobre la configuración del canal del parto, al traducirse en un espacio más restringido para la salida de la cabeza del feto y en un cambio acusado de dirección en la trayectoria de expulsión. Tales limitaciones, unidas a la notable expansión cerebral que tendría lugar de manera continuada a partir de la aparición del género Homo hace 2,5 millones de años, desde los escasos 600 cm3 del Homo habilis al promedio de 1.350 cm3 en nuestra especie, se tradujeron ineludiblemente en un aumento de la tasa de crecimiento postnatal del encéfalo, lo que resultó en un grado creciente de prematuridad y dependencia del recién nacido, si lo comparamos con el nivel de autonomía que muestra un chimpancé al nacer. Así, la relación entre las masas del encéfalo en el adulto y el neonato es de 3,7 en humanos y de 2,8 en el chimpancé. por ello, en términos evolutivos, esta limi-tación anatómica se podría traducir en un límite al nivel máximo de encefalización alcanzable por un hominino adulto, pues un aumento sustancial en el futuro en las dimensiones del encéfalo podría implicar la no viabilidad del feto tras su alumbra-miento, al presentar su cerebro un grado tan temprano de maduración que no podría

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coordinar siquiera las funciones más básicas, como la respiración autónoma o la digestión. Evidentemente, aquí intervendría el hecho de que, gracias a los avances en la obstetricia, buena parte de la humanidad no se halla sujeta ya al dominio de la selección natural en estos aspectos, por lo que tales reflexiones se quedan entonces en el campo de la mera especulación, aunque cabría plantearse estos mismos argumen-tos en otros grupos de animales, como los proboscídeos o los cetáceos, que muestran también altas tasas de expansión cerebral postnatal. Así, las dimensiones del cerebro en un elefante neonato representan un 35% de las del adulto y en el delfín mular un 42%, valores que resultan próximos al del chimpancé, un 36%, aunque superiores al de los humanos, un 27%. En todo caso, aquí intervienen otros factores, que servirían de contrapeso a lo argumentado, como el hecho de que la reducción extrema de los elementos esqueléticos que conforman la cintura pélvica y las extremidades poste-riores de los cetáceos, en el curso de su adaptación al medio acuático, se tradujo en la desaparición de las limitaciones anatómicas sobre el parto descritas anteriormente, lo que posiblemente ha permitido alcanzar en ciertas especies de odontocetos, como delfines y marsopas, una encefalización bastante superior a la de los grandes simios sin necesidad de que se vea acompañada de un aumento en el grado de precocidad de sus neonatos, algo que resultaría inviable en su entorno acuático.

por otro lado, cabe plantearse hasta qué punto las diferencias cognitivas aprecia-bles entre la humanidad y otros grupos de organismos particularmente encefalizados, como los delfines, cuyo coeficiente de encefalización duplica al de los grandes simios, radican exclusivamente en las extraordinarias dimensiones de nuestro encéfalo o de-penden más de otros aspectos, como los relativos a la organización cerebral o incluso a la propia arquitectura neuronal. Así, en el encéfalo humano destaca el extraordi-nario desarrollo del córtex cerebral, que supone el 82% de la masa total del encéfalo, y en particular el agrandamiento del córtex prefrontal en relación a las dimensiones del cerebelo, lo que en su día se consideró como una marca distintiva del encéfalo humano frente a otros mamíferos. De hecho, el córtex cerebral representa más del 65% de la masa cerebral en los primates, mientras que en otros grupos de mamíferos, como insectívoros y roedores, su tamaño relativo es considerablemente menor, el caso del ratón, donde alcanza sólo un 42%. Ahora bien, el tamaño de las estructuras cere-brales no se correlaciona con la proporción de neuronas que albergan. Así, en todas las especies estudiadas se ha comprobado que el córtex cerebral contiene sólo entre el 13% y el 28% de las neuronas del encéfalo, fracción que no se corresponde con la esperable de su volumen relativo. Esto se hace patente especialmente en el neocórtex humano, que aunque representa el 82% de la masa cerebral sólo reúne al 19% de las neuronas. En cambio, los números de neuronas del neocórtex y del cerebelo sí se es-

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calan proporcionalmente, lo que permite argumentar en contra de la independencia funcional de ambas estructuras, pese a la larga tradición de los estudios antropológicos y evolutivos en los que se consideraba que el desarrollo del primero trajo aparejada la reducción del segundo.

Por otra parte, al comparar los diferentes órdenes de mamíferos se aprecian diferencias importantes de arquitectura neuronal. Así, en los roedores el tamaño del encéfalo aumenta más rápidamente al incrementarse las dimensiones corporales que el número de neuronas, pues estas células aumentan de tamaño a la vez que se mul-tiplican. En cambio, el número de neuronas se escala de manera aproximadamente isométrica con el tamaño cerebral en los primates, por lo que la densidad neuronal apenas cambia con las dimensiones del encéfalo. Por ello, el cerebro de un roedor debe aumentar de tamaño unas 35 veces para que el número de neuronas se incre-mente en un orden de magnitud, mientras que el de un primate sólo necesita hacerlo unas 11 veces. Esta relación es posiblemente la que da cuenta de las diferencias de capacidad cognitiva citadas anteriormente entre el mono capuchino y el capibara, pues el cerebro de 53 gramos del primate aloja 3.690 millones de neuronas, mientras que los 76 gramos de tejido cerebral del roedor incluyen “sólo” 1.600 millones. Ello significa, en definitiva, que nuestro cerebro alberga un número de neuronas unas siete veces mayor del que hipotéticamente esperaríamos encontrar en un roedor que tuviese nuestro tamaño cerebral, diferencia que en última instancia radica en el hecho de que los humanos nos encuadramos evolutivamente en el orden de los primates.

Dado que a estos efectos el encéfalo humano no es sino un cerebro de primate desarrollado a mayor escala, resulta entonces tentador considerar que si las habili-dades cognitivas superiores de estos mamíferos se relacionan con el elevado número de neuronas que albergan sus encéfalos, entonces las diferencias de tamaño entre un cerebro humano y uno de chimpancé, al cual triplica en volumen el nuestro, serían las que justificarían las diferencias de capacidad intelectual entre ambas especies. Extendiendo el razonamiento, al triplicar en tamaño el cerebro de un chimpancé al de un babuino, dicha diferencia le otorgaría al primero una capacidad cognitiva superior en la misma medida, como evidencia el hecho de que los chimpancés sean capaces de aprender el lenguaje de signos de los sordomudos para comunicarse con los seres humanos, según mostró el excelente trabajo desarrollado por el equipo del etólogo Roger Fouts, superando con ello la barrera anatómica que impone la posición adelantada de su laringe a la vocalización y las posibilidades de desarrollar un len-guaje articulado. O, igualmente, el hecho de que los chimpancés sean, junto a los seres humanos y los delfines, los únicos mamíferos capaces de reconocerse en un espejo, lo que apunta en la dirección de que estos simios han desarrollado la autoconsciencia

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y, con ello, la capacidad de diferenciar entre el yo y los demás, mostrando evidencias de empatía con sus congéneres o incluso con organismos de otras especies, como ha puesto de manifiesto el trabajo del primatólogo Franz de Waal.

Finalmente, cabe plantearse qué ocurre en el caso de los elefantes y de aquellos cetáceos, como las orcas, que evidencian notables capacidades cognitivas y muestran cerebros de mayor tamaño que el nuestro. Así, en el caso de las orcas se han docu-mentado estrategias de caza muy elaboradas, como su varamiento intencional en las playas para atrapar a las crías de los leones marinos. Estos comportamientos , que entrañan un riesgo considerable, son exclusivos de ciertas poblaciones, como la que habita en la península de Valdés, donde su aprendizaje se transmite generacionalmen-te. por ello, tales conductas se podrían entender como rasgos culturales propios de estas poblaciones. Ahora bien, la proporción que representa el córtex cerebral sobre el conjunto del encéfalo en estos mamíferos acuáticos y en los elefantes, así como las estimaciones de densidad neuronal en su materia gris, son ambas sensiblemente inferiores a las del cerebro humano, donde el grado de empaquetamiento neuronal es muy superior debido a nuestra condición de primates. igualmente, el diámetro de las fibras mielínicas es menor que en el caso humano, lo que se traduce en una velocidad de conducción nerviosa inferior. Además, en los mamíferos acuáticos el número de conexiones sinápticas por neurona es mucho menor, lo que explica que no igualen nuestra capacidad cognitiva o ni tan siquiera la de un chimpancé. De hecho, el repertorio conductual de estos simios es considerablemente más amplio que el de los elefantes y los cetáceos, pues se han registrado diferencias en toda una serie de com-portamientos muy elaborados entre poblaciones próximas de chimpancés del África occidental y, sobre todo, entre las que rodean el lago Victoria, como la del santuario del Gombe, en Tanzania, donde desarrolló su trabajo Jane Goodall. Tales conductas abarcan desde el manejo de técnicas sofisticadas y la fabricación de utensilios para explotar determinados recursos, como la habilidad de “pescar termitas” valiéndose de ramitas o el uso de piedras a modo de martillos y yunques para abrir nueces, habilidades que desarrollan los jóvenes por imitación, hasta el uso del lenguaje de signos corporales o toda una serie de hábitos sociales, como la desparasitación o el “danzar bajo la lluvia”. Dado que ciertas conductas se encuentran en determinadas localidades pero están ausentes en las restantes, se pueden considerar entonces con propiedad como rasgos culturales distintivos de estas poblaciones.

Todo lo discutido hasta ahora nos lleva a considerar qué ventajas pudo repre-sentar el aumento de encefalización para los primates en general y, de manera más particular, para las especies del género humano. un aspecto importante a considerar aquí son los gastos fisiológicos asociados a la encefalización, pues el tejido cerebral

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representa una fracción considerable de la economía metabólica. Así, el coste de man-tenimiento del cerebro por unidad de masa corporal es entre ocho y diez veces mayor que el que representa el músculo esquelético, por ejemplo, siendo sólo superado por el miocardio. Esto significa que las tareas en las que está implicado el tejido cerebral deben exceder del mero control de las funciones corporales. Por ello, el aumento continuado en las dimensiones del encéfalo durante el curso de la evolución de las aves y los mamíferos, en general, y de los homininos en particular, requiere de una explicación funcional.

En el caso de los primates, las razones esgrimidas tradicionalmente para dar cuenta de su elevada encefalización tienen que ver con dar solución a problemas ecológicos, en la medida en que las especies más encefalizadas podrían explotar territorios más amplios y, con ello, alimentarse de recursos que requieren de una mayor capacidad de predicción por parte de los organismos. Esto es lo que ocurre en el caso de los primates frugívoros, que consumen frutos de alto rendimiento calórico, los cuales maduran estacionalmente y se concentran en determinados árboles, lo que conlleva la necesidad de disponer de memoria a medio y largo plazo para recordar la ubicación de tales árboles y anticipar la época del año en la que fructificarán, así como la capacidad de desarrollar estrategias adecuadas para enfrentar con éxito el mayor grado de interacciones sociales entre el elevado número de individuos que se reúnen para consumirlos. Esta situación contrasta con la de las especies de alimenta-ción folívora, que se alimentan de hojas y brotes tiernos, recursos menos nutritivos y, sobre todo, más lentos de digerir, pero que se distribuyen espacial y temporalmente de forma más homogénea. por ello, cuando se comparan un mono araña, cuya dieta incluye un 72% de frutos y sólo un 22% de hojas, con un mono aullador, en el que las hojas representan un 48% de su alimentación y los frutos un 42%, se aprecia como el primero está mucho más encefalizado. Así, la masa corporal oscila entre seis y ocho kilogramos en ambas especies de primates del Nuevo Mundo, pero el cerebro del mono araña pesa 107 gramos, mientras que el del mono aullador sólo alcanza unos 50 gramos. Tales diferencias explican que el radio de acción diario del primero sea de 915 metros, mientras que en el segundo representa menos de la mitad, 443 metros. Ahora bien, aunque estas comparaciones apoyan la existencia de una relación en los primates entre sus requerimientos ecológicos y su capacidad cognitiva, no dan cuenta del hecho obvio de que tanto un mono como una ardilla, esta última mucho menos encefalizada dada su condición de roedor tengan dietas similares.

por otra parte, el tamaño de los organismos tiene consecuencias importantes sobre el tipo de recursos alimentarios que pueden explotar. la razón estriba en la relación alométrica que muestran los requerimientos metabólicos frente a la masa

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corporal, ya que la cantidad de alimento que precisa una especie para sobrevivir se escala conforme a la potencia 3/4 de la masa de los animales, según la conocida como ley de Kleiber. Esto significa que la tasa metabólica por unidad de masa corporal es más alta en las especies de primates de menor tamaño corporal, el caso de los tarseros, lo que les fuerza a explotar recursos más energéticos, como las larvas de insectos, mientras que las especies grandes pueden tener una alimentación más omnívora y frugívora, como en el caso del chimpancé, o incluso completamente folívora, como ocurre en el gorila. Tales diferencias tienen, a su vez, implicaciones evolutivas debido a sus consecuencias anatómicas y fisiológicas. Así, el tracto digestivo de los primates presenta variaciones importantes en función de su dieta, de forma que las especies de alimentación herbívora muestran un mayor desarrollo del intestino en comparación con las omnívoras y las carnívoras, lo que viene motivado por las mayores dificultades a la hora de digerir los carbohidratos estructurales de la materia vegetal. De hecho, en el caso de ciertos monos colobinos asiáticos, como los langures, el estómago se encuentra dividido en una cámara anterior alcalina, que contiene microorganismos que albergan bacterias con capacidad celulolítica, y en una porción posterior ácida, similar a la de los monos cercopitecinos y los restantes primates, que muestran un estómago simple. Esta especialización, convergente con los rumiantes, permite a sus simbiontes estomacales efectuar una degradación más eficiente en la lenta digestión de la celulosa. Además, el ciego intestinal aparece más desarrollado en los primates folívoros que en los omnívoros, lo que les ayuda a asimilar los carbohidratos libera-dos de la celulosa. En cambio, en los humanos este apéndice es vestigial y no resulta funcional desde el punto de vista digestivo, llegando incluso a plantear serios proble-mas de salud en algunos individuos, aunque posiblemente no ha sido eliminado por completo en el curso de la evolución al tratarse de un órgano rico en tejido linfático.

Por otra parte, el hecho de que el volumen del neocórtex se correlacione bien en las especies que muestran hábitos sociales con el tamaño medio de los grupos de organismos ha llevado al concepto de “cerebro social” o “inteligencia maquiavélica”. la vida en grupo ofrece ventajas, como minimizar el riesgo de depredación o propiciar la colaboración entre congéneres, aunque también acarrea una mayor competencia por los recursos, según se aprecia en los babuinos que se desenvuelven en los hábitats áridos del Sahel. En tales poblaciones, centenares de individuos se concentran para dormir, momento en el que son más vulnerables a los depredadores, pero durante el día se disgregan en grupos pequeños para forrajear en estos ambientes poco productivos.

la vida en grupo trae aparejadas demandas cognitivas, como reconocer la vocalización y el aspecto físico de los restantes miembros del grupo, sus alianzas y jerarquías, devolver favores, invertir tiempo en la desparasitación o establecer nue-

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vas alianzas inviertiendo en reciprocidad, todo lo cual precisa manejar información socialmente relevante. Ahora bien, algunas de estas necesidades cognitivas coinciden con las que se plantean en la hipótesis ecológica, como recordar donde se localizan los recursos y cuando fructifican. No obstante, la ausencia de correlación en la mayoría de las especies, con excepción de las ya comentadas, entre el tamaño corporal y las dimensiones del territorio, la distancia de forrajeo diario o la diversidad de recursos explotados es un argumento de peso contra los planteamientos meramente ecológicos, por lo que los cerebros de las especies frugívoras, de mayor tamaño relativo, podrían reflejar sólo la tendencia hacia un mayor tamaño corporal en los folívoros.

En todo caso, no resulta sencillo diferenciar entre ambos escenarios, pues la eficiencia como depredador o evitando convertirse en una presa implican aspectos similares a los que se plantean en la hipótesis de la “inteligencia maquiavélica”. Así, durante el curso de la evolución de los mamíferos en la era Cenozoica se han producido tendencias hacia una mayor encefalización tanto en los carnívoros como en los herbívoros, mostrando los primeros coeficientes de encefalización por lo general más elevados, lo que no viene sino a reflejar un aspecto más de la “carrera armamentística” entre los depredadores y sus presas. igualmente, la reducción del tamaño absoluto y relativo del encéfalo en determinadas especies que evolucionaron en entornos insulares carentes de depredadores, como el bóvido Myotragus balearicus de las islas Baleares o la especie humana miniaturizada Homo floresiensis, que habitó en la isla indonesia de Flores hace escasos milenios, apoyan este planteamiento eco-lógico. igualmente, cabe contemplar aquí la reducción del tamaño cerebral que se produce en las especies domésticas respecto a las salvajes, como en el caso del perro frente al lobo, el cerdo respecto al jabalí, o cabras, ovejas, cobayas y patos frente a sus respectivos agriotipos. En todos estos ejemplos tiene lugar una reducción en torno al 30% de la encefalización, lo que se puede interpretar como resultado de la ausencia de selección en un entorno libre de depredadores, aunque en el caso del perro cabría contemplar, además, otro factor, la selección positiva de la docilidad en las camadas. Esto último fue investigado por el genetista ruso Dmitri Belyáev, represaliado por el neolamarckista lisenko, a finales de la década de los cincuenta, trabajando con zorros árticos. En sus experimentos seleccionando en las camadas los zorritos más afectuosos, tras sólo doce generaciones obtuvo cachorros que se comportaban como perritos dóciles y, además, mostraban otras características, como pelajes manchados y colas retorcidas, que resultaban similares a las de una serie de razas caninas, así como una reducción significativa del tamaño del neurocráneo, características que vendrían ligadas genéticamente a la docilidad y, por ello, se seleccionaron indirectamente. Estos experimentos, en suma, parecen indicar que los zorros menos agresivos serían, en definitiva, los peor dotados en cuanto a capacidades cognitivas.

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En nuestra especie, hay toda una serie de características anatómicas y fisiológicas que sólo cobran sentido al considerar la adaptación temprana del género humano hacia una dieta con mayor aporte de proteínas y grasas de origen animal que la que tienen los grandes simios. Entre tales aspectos se encuentran las proporciones entre la longitud del intestino y la del cuerpo, o entre la superficie gastrointestinal y la corporal, pues ambas son más similares en los humanos a las de carnívoros como el lobo o el león que a las de primates de alimentación omnívora y folívora, como el chimpancé o el gorila, nuestro parientes vivos más próximos. igualmente, el hecho de que asimilemos mejor el hierro de la hemoglobina que el ligado a la materia vegetal, como ocurre en los carnívoros pero no en los simios, evidencia nuestra adaptación al consumo de carne. Otro hecho significativo es el que los humanos seamos hospeda-dores definitivos de diversas especies de cestodos del género Taenia, que parasitan también a los grandes carnívoros. El análisis evolutivo de estas especies aporta infor-mación interesante sobre cuándo pudo tener lugar su adaptación a infectarnos y, con ello, en qué momento se produjo nuestra transición hacia una dieta más carnívora. Así, hay tres especies de tenias que pueden infectar al ser humano, Taenia saginata, T. asiatica y T. solium. Sus hospedadores intermedios son las especies de ganado bovino y porcino, de forma que las personas que consumen carne cruda de estos animales se pueden ver infectadas. pues bien, un análisis sobre las relaciones filogenéticas de las 35 especies de cestodos pertenecientes a este género mostró que T. saginata y T. asiatica son especies hermanas y, según indican las secuencias nucleotídicas de su ADN mitocondrial, divergieron entre sí hace en torno a unos novecientos mil años. Ambas especies se relacionan estrechamente con las tenias que parasitan a los leones. En cambio, T. solium resulta más próxima evolutivamente a una especie de cestodo que infecta a las hienas, lo que sugiere que estos parásitos se adaptaron independiente-mente a infectar nuestro linaje en al menos, dos ocasiones, lo que aconteció con mucha anterioridad a la domesticación del ganado, posiblemente tras el momento en el que se produjo un cambio hacia una dieta más carnívora en nuestros antepasados, antes de que aparezcan en el registro arqueológico las primeras evidencias documentadas sobre el dominio del fuego.

Tales datos sugieren la adaptación temprana de nuestros ancestros al consumo de carne, lo que quizás se podría situar hacia el origen del propio género Homo, en el límite plio-pleistoceno, hace en torno a 2,5 Ma, pues es precisamente en estas fechas cuando tiene lugar la aparición de los primeros artefactos líticos, encuadrables en la tecnocultura olduvayense, en yacimientos como Kada Gona en Etiopía. Así, el uso de tales industrias sería lo que permitiría a los homininos acceder a esta nueva fuente de recursos, obtenidos mediante el carroñeo de los cadáveres parcialmente consumidos

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de las presas que eran abandonadas por los depredadores. De hecho, el tránsito hacia una dieta más carnívora habría desempeñado un papel clave en el origen del propio género humano, al favorecer el incremento del tamaño corporal y la expansión cere-bral ligada al desarrollo de la tecnología lítica, el aumento del grado de sociabilidad requerido para explotar estos recursos en competencia con otros carnívoros carroñeros y, en definitiva, su capacidad de dispersión desde el continente natal africano hacia el resto del Viejo Mundo, al propiciar el aumento del tamaño de los grupos y, con ello, de la superficie de territorio a prospectar en la búsqueda de los cadáveres de animales. Sobre estos aspectos volveremos más adelante.

En todo caso, en este contexto debemos considerar una vez más el enorme coste metabólico, en términos de consumo de glucosa, que representa para cualquier ani-mal su tejido nervioso, planteándonos las posibles ventajas adaptativas asociadas a la expansión cerebral en el transcurso de la evolución humana y sus implicaciones evolutivas. Así, la masa de nuestro encéfalo representa en promedio tan sólo un 2,5% de nuestra masa corporal, pero su consumo asciende al 22% de la tasa metabólica basal en condiciones de reposo. En cambio, en los grandes simios, cuyo encéfalo es de dimensiones considerablemente menores que las nuestras, las exigencias de este tejido tan costoso de mantener no superan el 8% del gasto energético. por ello, pode-mos considerar que nuestro gran cerebro compite en términos energéticos con otros órganos vitales que suponen también un alto coste metabólico, como el tracto diges-tivo, el corazón, los riñones y el hígado, en la misma medida en que ciertas partidas económicas de los presupuestos generales del estado, como los gastos en pensiones o en sanidad, terminan entrando en colisión con lo presupuestado en otras, como la inversión en infraestructuras o en investigación y cultura. Así, resulta evidente que el tamaño del corazón, de los riñones y del hígado no se puede reducir de manera significativa sin que se vea alterada gravemente nuestra fisiología, de igual manera que las inversiones en el estado del bienestar parece que son intocables, pues dan hoy día su razón de ser a nuestra sociedad. por ello, las masas de estos tres órganos, 300 gramos aproximadamente en los dos primeros y unos 1.400 en el tercero, no difieren significativamente de las esperables en un simio de nuestro porte, 320 gramos para el corazón, 238 para los riñones y 1.563 para el hígado. En consecuencia, la expansión cerebral que tuvo lugar en el transcurso de la evolución humana, donde se alcanzó un cerebro de 1.350 gramos, tres veces mayor que el esperable en un simio de nuestro tamaño corporal, llevó de forma ineludible, simplemente por razones de economía energética, a que se redujesen las dimensiones de nuestro tracto digestivo, al tratarse del único apartado en el que podían aplicar recortes. Así, el peso de nuestro aparato digestivo, 1.100 gramos, representa sólo un 58% del esperable en un simio, 1.881

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gramos, reducción que permitió disminuir la fracción de energía que se precisa para su mantenimiento. Esto significó que las proporciones del sistema digestivo humano pasaron a ser más similares a las encontradas entre los carnívoros, lo que supuso una transición ineludible hacia una dieta en la que los recursos animales tomarían progresivamente mayor protagonismo.

Este modelo, desarrollado por la antropóloga leslie Aiello y el fisiólogo peter Wheeler, se ha denominado como la “hipótesis del tejido caro de mantener”. En su opinión, el desarrollo cerebral progresivo que caracterizó a la evolución humana desde el momento en que nuestro género hizo irrupción en el escenario evolutivo africano, hace 2,5 millones de años, estuvo forzosamente asociado a la adaptación gradual a una dieta más carnívora, al tratarse del único recurso que podía satisfacer las nece-sidades energéticas crecientes del cerebro, el órgano más exigente del metabolismo animal. A su vez, el cambio en la dieta requirió desarrollar una tecnología lítica para procesar extraoralmente estos recursos, como las lascas de sílex de borde cortante que permitían cortar la piel y la carne de los cadáveres de los ungulados, o el uso de bloques calizos para fracturar por percusión los huesos largos y acceder al tuétano de su interior. la razón estriba en nuestro legado evolutivo como primates, que supone entre otros aspectos la ausencia de una dentición secodonta apropiada para practicar una dieta carnívora, como ocurre en los grandes depredadores. El desarrollo de estos primeros sistemas tecnoculturales traería consigo demandas cognitivas crecientes, lo que a su vez se traduciría en una retroalimentación positiva sobre las dimensiones del cerebro, de forma tal que la tendencia hacia una mayor encefalización sería ya algo imparable en nuestro linaje.

Son precisamente las nuevas posibilidades que abrió el desarrollo de la tecnolo-gía lítica y sus implicaciones en cuanto a la dieta de los homininos lo que nos permite explicar la salida temprana del género Homo del continente africano, dispersión que ha sido fechada en el yacimiento georgiano de Dmanisi, en el Cáucaso, en hace alrededor de un millón ochocientos mil años. En este momento se producen importantes trasvases faunísticos entre África y el continente euroasiático, como han puesto de manifiesto nuestras investigaciones en los importantes yacimientos granadinos del sector Orce-Venta Micena en la cuenca de Guadix-Baza, detectándose la llegada a nuestras latitudes de una serie de especies de grandes mamíferos, entre las que se encuentran diversos carnívoros, como el félido con dientes de sable (Megantereon whitei), la hiena gigante caricorta (Pachycrocuta brevirostris) o el cánido hipercarnívoro (Lycaon lycaonoides).

la clave para interpretar la llegada de estos primeros contingentes humanos hay que situarla en la adopción de una dieta más carnívora que la de los homininos

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anteriores, como los australopitecinos gráciles, de alimentación omnívora, o coetáneos, como los australopitecinos robustos, cuya dieta se presume básicamente vegetariana. Así, como se argumentó con anterioridad, el cambio hacia una dieta más carnívora propició un aumento tanto en el tamaño del territorio prospectado en la búsqueda de los recursos de origen animal como en las dimensiones de los grupos familiares, lo que conllevaría la necesidad de poder mantener relaciones sociales más elaboradas. Todo esto requeriría una mayor capacidad cognitiva y se traduciría en un mayor potencial de dispersión, como ocurre en los grandes carnívoros. Además, tales recursos habría que defenderlos frente a otros carroñeros de gran porte, como las hienas, debiendo elegirse lugares apropiados a los que transportar los cadáveres de los animales para procesarlos. Finalmente, la dieta carnívora, rica en grasas de origen animal con un elevado rendimiento energético, fue un factor clave a la hora de colonizar las latitudes templadas de Eurasia, donde en el transcurso de la estación invernal los recursos vegetales son más escasos que en el África subtropical, ayudando a combatir el frío en una época en la que todavía no se había conseguido el dominio del fuego ni, presu-miblemente, vestirse con pieles de animales. por todo ello, no es un hecho contingente que la primera salida humana del continente africano se produzca precisamente tras la aparición del género Homo y no antes, como revela el registro de Dmanisi, Orce y Atapuerca, pues tal salida vendría favorecida por las innovaciones tecnológicas y la ampliación del ambiente explotable que supuso el cambio en la dieta.

A este respecto, el yacimiento de Dmanisi, situado a las puertas de Europa, ofrece una información excepcional. Así, entre los abundantes restos fósiles de homininos recuperados en esta localidad por el equipo de David lordkipanidze se encuentran el cráneo y la mandíbula de un individuo desdentado, el cual perdió la dentición en vida varios años antes de que le sobreviniese la muerte, según prueba el grado avanzado de reabsorción del tejido óseo alveolar. la carencia de dientes supondría la imposibilidad de que procesase oralmente el alimento, algo en lo que el resto de sus congéneres podría haberle asistido, por lo que el hallazgo representa posiblemente la evidencia más antigua en nuestro linaje evolutivo sobre un comportamiento altruista hacia los individuos discapacitados, algo que hasta su descubrimiento se pensaba que tuvo lugar con bastante posterioridad, ya en tiempos de los neandertales, como indicaba el hallazgo del “viejo de la Chapelle”.

En este contexto, resulta igualmente sorprendente un descubrimiento efectua-do por nuestro equipo en el yacimiento de Venta Micena, en el altiplano granadino, pues refuerza los argumentos en favor del desarrollo de la sociabilidad con la dieta carnívora. Se trata de un cráneo y una mandíbula de licaón fósil, pertenecientes a un individuo adulto. Lo insólito radica en que este ejemplar presenta una fuerte asimetría

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bilateral, asociada a fenómenos de agenesia dental. la interpretación del hallazgo se apoya en el hecho de que en diversos carnívoros modernos, como el guepardo y el lobo gris, se producen alteraciones similares como resultado de la homocigosis genética, producto de la endogamia en las poblaciones. por ello, el descubrimiento de este fósil nos ha permitido efectuar inferencias sobre la demografía de la especie que habitaba en la cuenca de Guadix-Baza durante el pleistoceno inferior, siguiendo un razonamiento que el filósofo de la ciencia Antonio Diéguez califica de abductivo. Así, se trataría de una población reducida de cánidos, aislada en la cuenca de otras similares, cuyo tamaño efectivo sería incluso más limitado si consideramos que probablemente sólo se reproducían el macho y la hembra alfas de cada jauría, como ocurre en los licaones modernos. lo interesante aquí es que el hallazgo aporta pistas sobre la evolución del altruismo y la sociabilidad en estos carnívoros, pues la carencia de un canino superior, entre otros dientes, incapacitaría para la caza a este individuo. Por ello, su supervivencia probablemente se debió al apoyo prestado por el resto de la jauría, que le permitiría alimentarse de sus capturas. Esto sugiere un paralelismo interesante con el individuo desdentado de Dmanisi, pese a que la etiología de ambas patologías sea imputable a factores diferentes, pues no viene sino a abundar en la relación entre la dieta carnívora y la evolución de la sociabilidad en ciertas especies.

por último, una localidad próxima a Venta Micena, Fuente Nueva-3, ha suminis-trado una importante asociación de útiles tallados según una tipología olduvayense, similar a las de Dmanisi y Sima del Elefante en Atapuerca, en la que está representada toda la cadena lítica operativa. En este yacimiento aparecen, además, evidencias de acción antrópica sobre una serie de restos esqueléticos de grandes mamíferos, como huellas de descarnación efectuadas con lascas de sílex y huesos fracturados por percusión, aunque también se encuentran marcas en la superficie de los restos óseos ocasionadas por la dentición de grandes carnívoros, como las hienas. lo más destacable del yacimiento es que se han identificado numerosos restos de elefante, entre ellos un esqueleto desmembrado de un individuo femenino de Mammuthus meridionalis, cuya edad de muerte se ha calculado en torno a sesenta años. Pues bien, resulta que estos restos aparecen rodeados por treinta y cuatro coprolitos de hiena y diecisiete lascas de sílex, según reveló el estudio efectuado por patrocinio Espigares en su tesis doctoral, desarrollada en el seno de nuestro equipo. Este hallazgo permite, pues, avanzar en el estudio sobre la competencia entre las hienas gigantes y los homininos por el acceso a los cadáveres de los megaherbívoros, lo que junto a las inferencias obtenidas en otras localidades, como las de la sierra de Atapuerca, permitirá definir con mayor precisión el nicho ecológico que ocupaban los primeros inmigrantes del género Homo en Europa occidental.

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Atravesamos tiempos de crisis y de cambio, cuya profundidad no podemos siquiera anticipar, pero desearía hacer desde aquí un llamamiento a que los ajustes que inevitablemente quedan por llegar no supongan, como tristemente parece ser la costumbre en nuestro país, un freno a las inversiones de carácter cultural y científico. Tales estudios representan la única posibilidad de innovar en estos tiempos difíciles, en los que los valores más genuinos de la sociedad tienden a volatilizarse. la inves-tigación sobre el patrimonio natural e histórico, su adecuado retorno a la ciudadanía mediante la divulgación científica, la puesta en valor de dicho patrimonio como seña de identidad de las comarcas donde se inserta y su papel como motor para generar nuevos recursos económicos, son todas ellas funciones básicas de la ciencia que de-ben servir como mecanismos de integración social y desarrollo en este nuevo siglo.

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ContestaCión al disCurso de ingreso del ilmo. sr. dr. d. Paul Palmqvist Barrena

AnAles - Vol. 25 (1) - Dic. 2012 - ReAl AcADemiA De cienciAs VeteRinARiAs De AnDAlucíA oRientAl

Excelentísimo Sr. presidente de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Anda-lucía Orientalilustrísimo Sr. Vicepresidente de la Sección de MálagaIlustrísimos. Sres. Académicos Numerarios y Correspondientesilustrísimo Sr. presidente del Colegio de Veterinarios la provincia de Málaga (al mismo tiempo Académico Correspondiente)Compañeras y Compañeros, Señoras y Señores.

Esta Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental me hizo el honor de designarme para que contestara el discurso de ingreso del ilmo. Sr. D. paul palmqvist Barrena como Académico Correspondiente, y es para mí muy gratificante darle la bienvenida en nombre de esta Real Corporación. Una persona con una des-lumbrante formación en la que confluyen una esmerada preparación académica y una gran labor investigadora y docente, y que sin duda prestigiará a esta Academia.

En primer lugar se hace necesario glosar una muy breve semblanza del extenso y brillante currículum del recipendiario.

El prof. palmqvist Barrena es malagueño y su actividad académica se ha de-sarrollado así mismo en nuestra ciudad. licenciado en Ciencias Biológicas por la universidad de Málaga en 1984, se doctoró en Ciencias Biológicas por esta universi-

conteStación al diScurSo de ingreSo del ilmo. Sr. dr. d. paul palmQviSt barrena

iltma. sra. Dra. Dª OlviDO tejeDOr Huerta1

1 Académica de Número de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucia Oriental.

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ContestaCión al disCurso de ingreso del ilmo. sr. dr. d. Paul Palmqvist Barrena

dad en el año 1989, con la calificación Sobresaliente Cum laude, obteniendo el Premio Extraordinario de Doctorado por su tesis “Análisis del crecimiento y la forma de los foraminíferos planctónicos: un estudio biométrico”.

Ha desarrollado una extensa labor docente e investigadora, ostentando en la actualidad el cargo de Catedrático del Área de paleontología del Departamento de Ecología y Geología de la Facultad de Ciencias de la universidad de Málaga.

Su actividad investigadora se ha centrado en el uso de metodologías cuantitativas (morfometría y estadística multivariante) y su aplicación a la resolución de proble-mas paleontológicos, en el ámbito de la Tafonomía, la paleobiología, la paleontología Evolutiva y la paleoantropología.

Sus líneas principales de investigación son las siguientes:

- Análisis morfométrico de la concha de los foraminíferos planctónicos, con vistas a modelar matemáticamente el crecimiento y la forma de estos organismos, resolver homomorfismos y sus aplicaciones en Morfología Construccional, paleontología Estratigráfica y Evolutiva.

- Análisis de la complejidad sutural en ammonites del Jurásico y su relación con el tamaño, la forma y la ornamentación del fragmocono, con vistas a la caracterización funcional del replegamiento periférico de los septos.

- Análisis del contexto sedimentario y los atributos tafonómicos de aso-ciaciones con restos óseos de grandes mamíferos continentales. Mode-lización cuantitativa.

- Análisis paleoautoecológico de ungulados y carnívoros cuaternarios, mediante enfoques ecomorfológicos y biogeoquímicos. Reconstrucción paleosinecológica de las comunidades de inicios del pleistoceno.

- Análisis sistemático de las asociaciones de grandes mamíferos de Orce y sus implicaciones en los eventos de dispersión faunística durante el Plio-Pleistoceno.

los resultados de estas investigaciones se han traducido en la publicación de 291 contribuciones científicas, repartidas según:

- 64 artículos publicados en revistas científicas de difusión internacional, peer-reviewed e incluidas en diversas bases de datos e índices de citación (SCI, BioOne, Byosis, Current Contents, Medline, Scopus, etc.), accesibles por la web

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- 1 manuscrito enviado a revistas del Science Citation Index, actualmente en fase de revisión

- 61 artículos publicados en revistas científicas nacionales- 30 capítulos de libros- 135 contribuciones presentadas a congresos nacionales e internacionales,

publicadas en actas de congresos con el estándar internacional iSBN y libros de resúmenes.

Quisiera destacar la gran aportación que supuso para esta Real institución la publicación de un artículo en el volumen 22 de nuestros Anales de la RACVAO (Diciembre del 2009), en el que el Dr Palmqvist publicó un interesante y bien docu-mentado artículo titulado: “En busca de los primeros europeos: El excepcional registro fósil de Orce (Cuenca de Guadix-Baza, Granada) como ventana al estudio de los ecosistemas de inicios del Pleistoceno en la Europa Meridional”, así como las conferencias impartidas en las Secciones provinciales de Almería y Jaén con ocasión de la Celebración del Centenario del nacimiento de Darwin .

En el ámbito de la investigación, el currículum del prof. palmqvist es bien extenso. Ha participado en 23 proyectos de investigación financiados, de los cuales ha sido el investigador responsable en 15 de ellos, en algunos casos de forma compartida con otros investigadores.

Y en al área de la docencia, su currículum no se queda atrás. 6 Tesis Doctorales han sido dirigidas o codirigidas por el profesor, otras 2 están en curso, y desde 1987 viene desarrollando su labor docente como profesor encargado, más tarde como asociado, posteriormente como titular interino y desde 1991 como Titular Numerario de la uMA (universidad de Málaga). Es en el año 2009 cuando comienza su labor como Catedrático dentro del Departamento de Ecología y Geología de la Facultad de Ciencias de la uMA.

Hasta aquí unas breves pinceladas sobre la labor académica, docente y científica de nuestro nuevo académico; y créanme que me he dejado muchas cosas en el tintero, y que por cuestiones de tiempo no voy a referir aquí.

Bajo el título “Sobre el desarrollo de las capacidades cognitivas en el Reino Animal y el linaje humano: aspectos evolutivos, ecofisiológicos y tecnoculturales”, el Prof. Palmqvist Barrena ha elegido para su discurso de entrada como Académico Correspondiente un tema de gran interés científico en el que correlaciona la inteligencia humana (entendida dentro de un contexto social y con un componente de maduración y aprendizaje de los propios mecanismos cognitivos), el coeficiente de encefalización y la arquitectura

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neuronal relacionada entre el hombre y especies llamemos “inteligentes” del Reino Animal (primates, cetáceos y proboscídeos ).

Nos ha hablado además del hallazgo de fósiles que “nos cuentan” que el bi-pedismo apareció antes que el aumento de la encefalización, y sobre el importante desarrollo del tejido “caro de mantener” (haciendo referencia en estos términos al tejido nervioso) que nos acerca en gran medida a los carnívoros en cuanto al tamaño del tubo digestivo, mayor potencial de dispersión para buscar más recursos y la evolución de la sociabilidad. Me ha llamado poderosamente la atención la similitutd del altruismo al mantener a congéneres más débiles del propio clan tanto en los ho-mínidos encontrados en Dmanisi y los licaones fósiles de Venta Micena, así como la competencia por el nicho ecológico con las hienas por el acceso a los cadáveres de megaherbívoros. Y además, compartimos con los carnívoros hasta los parásitos, como los cestodos del género Taenia.

Por tanto ha sido esta adaptación al consumo de carne lo que ha favorecido el incremento del tamaño corporal y la expansión cerebral, y a falta de dentadura adecuada para ello, hemos sido capaces de comenzar a desarrollar industrias líticas que pudieran suplir esta función, bien cortando o machacando. Hay quien afirma que incluso mucho antes el hombre cazaba por agotamiento de las presas con una herramienta más simple: sus piernas y su capacidad pulmonar, así como la inteli-gencia como para hacer carrera de relevos entre miembros del mismo clan humano y así correr en grupo tras la presa hasta extenuarla, elegida entre las demás gracias a la inteligencia del ser humano. Ejemplos de esta capacidad para correr han llegado a nuestros días a través de tribus como los cazadores-recolectores San de Namibia, o los propios Taraumaras que se han quedado aislados más de 400 años en las Barrancas del Cobre de México.

No sé si sentirme más cerca del mono o del lobo, la verdad, pero lo que sí quiero, Paul, es felicitarte por este interesante y bien documentado discurso, fruto de tus muchos años de estudio e investigación, y que has planteado de una forma equilibrada y técnica y al mismo tiempo muy clara, como para proporcionarnos una visión llana del tema tratado.

Pero no quiero terminar esta contestación sin hacer referencia a tus últimas reflexiones sobre estos tiempos de crisis y de cambio: es triste y es verdad que los primeros “recortes necesarios” para salir de este caos en el que nos vemos inmersos gracias a la avaricia humana han sido en inversiones de carácter cultural y científico. Y es una pena, ya que la única manera de innovar en estos tiempos es investigando,

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e invirtiendo en conocimiento científico para generar nuevos recursos económicos. Esto parece también una carrera de fondo, una ultramaratón, para la cual el ser hu-mano está adaptado, será cuestión de ser capaces de “extenuar” a la presa (en este caso llamada crisis ).

Puesto que la valía personal del nuevo académico no necesita de adornos ba-nales, y haciendo de la brevedad una virtud, quisiera terminar ya esta intervención.

Esté seguro el profesor palmqvist que la Academia lo recibe con gran beneplácito para ella.

Muchas gracias por su magnífico discurso.

Agradeciéndole a todos los presentes su asistencia. He dicho.

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Las enfermedades priónicas, un modeLo de infección paradójica

35AnAles - Vol. 25 (1) - Dic. 2012 - ReAl AcADemiA De cienciAs VeteRinARiAs De AnDAlucíA oRientAl

la proteína prión es la responsable de un grupo de enfermedades neuro-degenerativas letales, conocidas como Enfermedades priónicas o Encefalopatías espongiformes transmisibles (EET), que afectan no solamente a humanos sino también a diferentes especies de animales, tanto domésticos como salvajes (Prusi-ner 1982; prusiner 1986; prusiner, 1998), siendo el Scrapie la enfermedad prototipo y la que se conoce desde hace más tiempo (descrita en 1732). Éstas presentan una serie de hechos comunes, aunque no únicos, entre los que destacan la formación de vacuolas en las células del sistema nervioso, pérdida de neuronas, hipertrofia e hiperplasia de astrocitos, y acúmulos de la proteína pr ion patológica (prpres o PrPsc).

Estas enfermedades han sido descritas en animales y personas. Las enfer-medades animales se propagan por medio de una transmisión entre individuos de la misma o distinta especie, asumiendo como causa habitual la ingesta de alimento contaminado. Aunque genéricamente se las considere como “infecciones” no lo son en el sentido convencional, ya que el agente infectante no se reproduce a sí mismo en la célula huésped, sino que induce a que una proteína inocua (PrPc) normalmen-te presente en las células se convierta en patógena. Así, ambas proteínas, aunque muy parecidas en su estructura química, no son la misma molécula, ya que ambas proteínas tienes una diferente configuración espacial.

laS enfermedadeS priónicaS, un modelo de infección paradójica

juan jOsé BaDiOla Diez

Discurso de ingreso como Académico de Honor de la Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental

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Especies animales afectadas y etiopatogenia

enfermedad eSpecie etiopatogeniaEEB Bovino InfecciónScrapie Ovino y caprino InfecciónCWD Cervidos InfecciónETV Visones DesconocidaEEF Felinos Infección

EEB = Encefalopatía espongiforme bovina. CWD = Caquexia crónica del ciervo.

ETV = Encefalopatía transmisible del visón. EEF = Encefalopatía espongiforme felina

En lo que se refiere a las EET humanas, la etiología es más variada, ya que pueden ser infecciosas, hereditarias y esporádicas. Las infecciosas, no sólo son ritualistas como el Kuru (los nativos de la tribu Fore de las tierras altas de Nueva Guinea consumía, por costumbres rituales, el cerebro de sus difuntos), sino que un porcentaje importante, dentro de la rareza de este tipo de patologías, puede ser de origen iatrogénico (tratamiento con hormonas de crecimiento, trasplante de médula u otro tipo de operaciones quirúrgicas cuando el material no ha sido esterilizado adecuadamente para eliminar el prión) o por ingesta de alimento contaminado con p r o t e í n a prión de origen animal. las hereditarias, conllevan modificaciones en el gen de la proteína y pueden ser inserciones y mutaciones.

Enfermedades humanas y etiopatogénia

ENFERMEDAD ETiOpATOGENiAKuru Infección. Canibalismo ritualista

Creutzfeldt-Jakob iatrogénico (i-ECJ) Infección por contaminación priones (hormona del crecimiento)

Variante de Ceutzfeldt-Jakob (v-ECJ) Infección por priones ¿bovinos?Creutzfeldt-Jakob familiar (f-ECJ) Hereditaria

Creutzfeldt-Jakob esporádico (s-ECJ) Mutación somática o ¿Conversión de prpc en PrPsc?

Gerstman-Sträussler-Sheinker (GSS) HereditariaInsomnio familiar fatal (FFI) Hereditaria

Insomnio esporádico fatal (FSI) Mutación somática o ¿Conversión d e prpc en PrPsc?

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el agente cauSal

Estas enfermedades están originadas por un agente transmisible de propiedades singulares entre las que destacan los largos periodos de incubación (meses, años e incluso décadas), la resistencia a altas temperaturas, a los rayos ultravioletas y a las radiaciones ionizantes así como a la inactivación con diversos productos químicos. Estas propiedades son incompatibles con la presencia de ácidos nucleicos, lo cual hizo sospechar que el agente causante de estas enferme-dades transmisibles carecía de material genético. Ello dio lugar a la especulación sobre su natura leza , y así se propusieron inicialmente varias hipótesis sobre su origen molecular, considerándolo simplemente como un “polisacárido replicante (Alper et al., 1967), un ácido nucleico y una proteína (Weissmann, 1991) o sola-mente por proteínas (Prusiner, 1982), o bien un virus lento, un viroide o un virino (Dickinson and Outram, 1988). De todas las hipótesis planteadas sobre el origen de la enfermedad, la única aceptada actualmente es la propuesta por Prusiner en 1982 , (“solamente es una proteína”) que cuenta con gran número de evidencias experimentales, aunque no obstante presenta aspectos controvertidos como que todavía no se ha podido cristalizar, la existencia de diversas cepas del agente cau-sal (Safar, 1998) o el hecho de que la infectividad no esté siempre asociada a la prpsc (lasmezas et al., 1997). Ello ha dado pié a que algunos autores argumenten que además de la proteína d e b e existir algo más, así Aiken et al., 1989 y Manuelidis, 2007, entre otros, han mantenido durante largos años que la proteína envuelve un fragmento del DNA mitocondrial.

La hipótesis predominante de estar constituidos “solamente por una proteína” fue inicialmente propuesta por Griffith en una publicación en Na-ture en el año 1967 (Gr i ff i th , 1967) . pero no fue hasta 1982 cuando Stanley B. Prusiner actualizó y enunció de forma detallada esta teoría provocando con ello un debate en la comunidad científica, al afirmar que el agente infeccioso responsable de estas enfermedades degenerativas del sistema nervioso central en animales y más raramente en el hombre, era simplemente una proteína a la cual le dio el nombre de prión “Proteinaceous infectious particle” (PrP), contraviniendo con ello una creencia, hasta entonces admitida por la comunidad científica de que todo agente responsable de enfermedades transmisibles necesita material genético (DNA o RNA), imprescindible para que la enfermedad prevalezca en el huésped. La conversión de la proteína PrPc (proteína celular normal) en PrPsc (isoforma anormal causante de la enfermedad), implica un cambio en la conformación de la primera, de forma que el contenido en α−hélice disminuye mientras

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que aumenta el contenido en hoja plegada β, aunque ambas proteínas tienen la misma secuencia de aminoácidos. Existen abundantes apoyos experimenta-les para asegurar que la proteína celular de membrana (prpc) y la proteína prión p a t o l ó g i c a (PrPsc) tienen la misma estructura primaria (Prusiner, 1990). Por lo tanto, se acepta que la estructura primaria de la PrPc puede adoptar dos diferentes conformaciones que explican la existencia de PrPc y PrPsc (Borchelt et al., 1990; Pan et al., 1993). Cuando las dos estructuras secundarias se comparan por técnicas espectroscópicas, FTiR (Fourier Transformer Infrared) y RMN (Resonancia Magnética Nuclear; pan et al., 1993; zhang et al., 1995) muestran que la proteína celular ( P r P c) tiene un 40% de estructura en α−hélice, y apenas un 3% de hoja plegada en β, mientras que la proteína isoforma patológica (prpsc) tiene un 30% de α−hélice, y un 40% de hoja plegada en β.

Estudios comparativos de ambas proteínas con marcadores metabólicos demuestran que el cambio de conformación es un proceso post-traduccional que conlleva un cambio drástico en las propiedades de la proteína (Pan et al., 1993). Así, mientras que la proteína normal celular es soluble en detergentes suaves no desnaturalizantes y se digiere fácilmente con proteasas (proteinasa K), la iso-forma patológica es resistente a los detergentes y sólo es parcialmente digerida por proteasas produciendo la isoforma conocida como PrPsc 27-30, llamada así debido a que deriva de la PrPsc y que su tamaño es de 27-30 Kd (Prusiner et al., 1998).

El gen que codifica a la proteína celular prpc se expresa de forma constitutiva en tejidos neuronales y no neuronales de los animales adultos, pero se encuen-tra bajo un control muy riguroso durante el desarrollo embrionario (Chesebro et al., 1985; Oesch et al., 1985; prusiner and Scott, 1997). Los niveles más altos de mRNA y PrPc se localizan en el tejido neuronal especialmente en el hipocampo,

PrPc PrPsc

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y más específicamente en las sinapsis, mientras que existen niveles sensiblemente más bajos en otros tejidos y órganos como el corazón, músculo esquelético, híga-do, adrenal o la glándula mamaria. Los genes de la proteína prp de humanos y ratones están localizados en los cromosomas homólogos 20 y 2 respectivamente, se han identificado en más de 15 especies de mamíferos y su secuencia genética está altamente conservada, con una homología del 90%. En casi todos ellos, el gen está compuesto por dos exones, uno de los cuales no se traduce, que s e e n c u e n t r a n separados por un intrón de aproximadamente 10kb. Solamente tiene un marco de lectura (ORF) que en humanos (Kretzschmar et al., 1986), hámster (lowenstein et al., 1990), ratón (Locht et al., 1986), rata (Liao et al., 1987) y oveja (Goldman et al., 1988) ha sido secuenciado. la proteína que codifica tiene aproximadamente 250 aminoácidos, y está localizado a 10 nucleótidos del extre-mo 3´ del aceptor de splicing (corte y empalme) del exón 2. En ratones, ovejas y ratas, el gen que codifica la prp tiene 3 exones, siendo el exón 3 muy semejante al exón 2 de hámster (Westaway et al., 1994). El promotor contiene regiones ricas en GC y carece de caja TATA, por lo que la región rica en G-C funciona como un posible sitio de unión del factor de transcripción Sp1 (McKnight y Tjian, 1986).

Ante la incertidumbre causada por la dualidad conformacional de la proteína prión se han t r a t a d o d e buscar, tanto en los genes humanos como en los ovinos, otros motivos genéticos que expliquen esta doble conformación, pero hasta la fecha no se han encontrado ni posibles exones, ni otros marcos de lectura (ORF) que permitan splicing alternativo, ni otros motivos genéticos que expliquen la existencia de estas dos proteínas de propiedades tan diferentes.

La síntesis de la proteína PrPc se realiza en el retículo endoplasmático rugoso, en forma de una pre-proteína que consta de 254 aminoácidos (según la especie animal) y en la que se pueden destacar las siguientes características estructurales:

1. En el extremo amino-terminal, una secuencia señal de 22 aminoácidos (péptido señal).

2. Desde el aminoácido 51 al 91, cinco repeticiones de un octapéptido.

3. Un núcleo hidrofóbico de unos 30 aminoácidos (112 al 145) muy conser-vados en todas las especies de mamíferos.

4. Cuatro segmentos separados que, por estudios de predicción de modelos estructurales por ordenador, son candidatos para formar es-tructuras secundarias.

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5. Tres aminoácidos susceptibles de glucosilarse: Asn 181, Asn 197 y Ser 232.

6. Dos Cys (179 y 214) que forman un puente di-sulfuro que estabiliza la molécula.

7. Una región hidrofóbica de 22-23 aminoácidos en el extremo carboxi-terminal.

una vez terminada la síntesis, la proteína sufre un proceso de maduración complejo, antes de convertirse en la proteína celular normal. El proceso de madu-ración empieza en el retículo endoplasmático rugoso y termina de completarse en el aparato de Golgi con el proceso de glicosilación.

El descubrimiento de la proteína prión supuso un gran avance para caracterizar la etiología de las EET al proporcionar un marcador molecular específico de dichas enfermedades. Así, aceptando como válida la teoría de Prusiner, por la que la PrPsc es una variante conformacional de la PrPc, los diferentes estudios de conversión postulan un modelo de propagación del prión que involucra una interacción proteína-proteína, entre la PrPc del huésped y la PrPsc externa, que actúa promoviendo la conversión de PrPc a PrPsc en un proceso autocatalítico, que a su vez procede muy eficientemente al interaccionar proteínas con la misma estructura primaria (Weber et al., 2002). Sin em-bargo, el mecanismo concreto de formación de la prpsc todavía se desconoce. Algunos estudios especulan que esta proteína tiene una capacidad inherente para promover su propio cambio conformacional, mientras otros piensan que es necesaria una aso-ciación de esta proteína con un agente infeccioso (proteína X) para su propagación (Prusiner, 1998; lasmezas, 2003).

Aunque se ha avanzado mucho en el conocimiento del papel de la proteína prión en las EET, la función biológica de la prpc no es del todo conocida. Sin embargo, se ha sugerido que debe jugar un importante papel en el mantenimiento y/o regulación de las funciones neuronales (Herms et al., 1999). La mayoría de las funciones de la PrPc que se proponen se han deducido de datos referentes a su localización, interacciones moleculares o efectos observados en su ausencia (lasmezas, 2003). Según estudios recientes las funciones importantes de la PrPc se relacionarían con la supervivencia celular (protección contra el estrés oxidativo y la apoptosis) y la adhesión celular (Cazaubon et al., 2007). En relación con la supervivencia neuronal, se conocen las funciones pro o anti-apoptosis y de protección contra el estrés oxidativo, debido a la capacidad de la PrPc para unirse al cobre, así como funciones en la transmisión sináptica, mediante la regulación de la concentración del cobre presináptico (Kovacs and Budka, 2008; Westergard et al., 2007). En cuanto a la adhesión celular, se han

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identificado diversas funciones según el tipo celular, participando en la diferenciación neuronal, la integridad de la barrera epitelial y endotelial, la migración transendotelial de monocitos y la activación de células T (Cazaubon et al., 2007; Steele et al., 2006). El papel de la PrPc puede ser especialmente relevante en el estrés celular, tanto en inflamaciones como en infecciones. Además, se ha propuesto la participación de la PrPc en la neurogénesis y neuritogénesis, sinaptogénesis, desarrollo axonal y en el mantenimiento de la sustancia blanca (Aguzzi et al., 2008).

la homología de la prpc (hasta del 90%) tanto en su estructura primaria como tridimensional entre diferentes especies de mamíferos, explica en gran medida la facilidad de transmisión interespecífica (barrera de especie) de las cepas de priones (Be-ringue et al., 2008). la presencia de la prpc en las células es necesaria para el desarrollo de las enfermedades priónicas y su nivel de expresión es inversamente proporcional al periodo de incubación y a la progresión de la enfermedad (Brandner et al., 1996; Bueler et al., 1993; Prusiner et al., 1993). Es abundante en el sistema nervioso (tanto en su fase de desarrollo como en su madurez), especialmente en las neuronas y las células de la glía (Brown, 2001; Campbell et al., 2001; Weissmann et al., 1998), a nivel de la sinapsis, el soma, las dendritas y los axones (Aguzzi and Heikenwalder, 2006; Flechsig and Weissmann, 2004). Además del SNC, la prpc presenta altos niveles de expresión en el sistema linforeticular (SLR), principalmente en linfocitos y en células dendríticas foliculares (Aguzzi and Heikenwalder, 2006). El hecho de que la prpc sea muy abundante en el SNC y el SLR, revela el importante papel de éstos, como sistemas diana en este tipo de enfermedades. Aunque mediante métodos inmunoquímicos se ha detectado la proteína PrPc en diversos órganos, en la mayoría de ellos no se han identificado las células que expresan dicha proteína. En ovinos se ha descrito una am-plia distribución de la PrPc por todo el organismo, detectándose cantidades variables en distintos tejidos (Horiuchi et al., 1995; Moudjou et al., 2001). Moudjou et al., (2001) determinaron que el encéfalo es el tejido con mayor cantidad de PrPc, detectandose en él de 20 a 50 veces más cantidad que en el resto de los tejidos analizados.

le siguen de mayor a menor contenido en prpc el pulmón, músculo esquelético, corazón, útero, timo, lengua y páncreas. El contenido de prpc de estos tejidos parece ser similar entre diferentes ovejas, a diferencia de lo que ocurre con otros tejidos con bajos niveles de PrPc, como por ejemplo el tracto gastrointestinal, en el que los niveles de PrPc difieren de un animal a otro. por el contrario, en riñón e hígado se encontraron niveles muy bajos de PrPc, siendo el contenido de ésta en el hígado entre 564 a 16.000 veces menor que en el encéfalo. Sin embargo, que los tejidos cuya infecciosidad es alta (amígdala, timo, intestino y bazo) no presentan más prpc que tejidos considerados con escasa infecciosidad como el músculo esquelético y el corazón (Danner, 1993;

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Hadlow et al., 1982). Además de en los tejidos anteriores, se ha detectado prpc en glándulas salivares (Herrmann et al., 2000), glándula mamaria y adrenal (Horiuchi et al., 1995), así como en una amplia variedad de tejidos reproductivos que incluyen endometrio, miometrio, oviducto, ovario, liquido alantoideo y placenta (Evoniuk et al., 2008). En esta última, parece que la expresión de la proteína prpc está sobreregu-lada en el epitelio caruncular (Tuo et al., 2001) durante la gestación ovina. por otro lado, cada tejido presenta una proporción diferente de las 3 formas de la PrPc (bi-, mono- y a-glicosilada), variando según el tejido o célula de que se trate, e incluso se sabe que para una misma forma puede existir una diferente movilidad electroforética dependiendo del tejido (lawson et al., 2005; Moudjou et al., 2001). La existencia de PrPc en todos estos tejidos indica que el agente del scrapie puede ser potencialmente capaz de replicarse en ellos (Horiuchi et al., 1995).

A pesar de que hasta el momento las condiciones en que se produce la conver-sión de PrPc a PrPsc aún no se han aclarado, se sabe que es un proceso de naturaleza postraduccional que supone la adopción de una estructura mayoritariamente exten-dida (rica en láminas beta), frente a la estructura original principalmente helicoidal (rica en hélices alfa). Otro hecho indiscutible es la presencia necesaria de prpc para la replicación de la PrPsc, puesto que se ha demostrado que al infectar ratones knock-out para PrPc el proceso de conversión no se produce, es decir, no desarrollan la enferme-dad (Bueler et al., 1993). Se han descrito dos modelos para explicar el mecanismo de propagación de los priones. El primero, llamado “modelo de conversión asistida por molde”, según el cual coexisten dos tipos de proteína prpc en equilibrio, una normal y otra mutada. La mutada es más susceptible al cambio de conformación y se transfor-maría en presencia de la PrPsc. Es decir, la PrPsc que actúa como molde se asociaría a la molécula de PrPc normal o mutada y le imprimiría su misma conformación anormal, para producir un heterodímero PrPsc-PrPc el cual se transformaría en dos moléculas de PrPsc. Según este modelo, la formación de prpsc se realizaría de forma autocatalí-tica con propagación exponencial. Esto favorecería que la prpsc exógena iniciase una cascada de conversión de PrPc a PrPsc de manera gradual y sucesiva. En este modelo la PrPsc sería muy similar a la PrPc mutada ya que sería capaz de convertirla espon-táneamente (prusiner,1991). El otro modelo llamado”nucleación-polimerización”, se basa en que hay un equilibrio termodinámico entre ambas conformaciones la PrPsc y la PrPc, pero esta última está favorecida. la formación de un núcleo o semilla (agregado de PrPsc) tras una fase de latencia y la posterior fase de crecimiento exponencial del polímero al que se le agregan más moléculas de prpsc, dan lugar a la formación de agregados tipo amilode. Estos grandes polímeros son capaces de inducir un cambio masivo sobre las moléculas normales, convirtiéndolas en moléculas de conformación

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anómala. los grandes polímeros altamente insolubles que se acumularían podrían llegar a fragmentarse y así formar nuevos núcleos que aceleran el proceso de repli-cación (Caughey, 2001; Come et al., 1993). Ambos modelos pueden explicar las tres variantes patológicas de las enfermedades producidas por priones. las patologías infecciosas serían el resultado de la presencia de una PrPsc exógena, catalizadora de la formación del núcleo; las patologías hereditarias consistirían en una desestabili-zación de la estructura de la prpc o bien en una estabilización de la estructura de la PrPsc favoreciendo la aparición del estado patológico. por último, las enfermedades esporádicas surgirían por mutaciones somáticas en el gen de la prp que facilitaran la formación de la PrPsc.

patogenia y tranSmiSión

la puerta de entrada más habitual del agente etiológico en los casos de EEB y Scrapie es la vía oral. Así, se acepta que se produce a través del consumo de pien-sos o leches maternizadas contaminados con la proteína prión (Wells y Wilesmith, 1995). En la enfermedad del Scrapie, otro de los procedimientos más importantes de acceso del agente es la ingesta de la placenta. Tambien se contemplan otras vías en el caso de la enfermedad de Scrapie (la presencia de pequeñas heridas en la piel, por ejemplo), que también podrían contribuir a la entrada de la PrPsc en animales de las especies ovina y caprina cuando están en contacto con otros animales infectados o simplemente por la contaminación presente en el medio en rebaños afectados de la enfermedad (Foster et al., 1996; Van Keulen et al., 2002).

En la infección natural, el agente causal penetra en el organismo por vía oral a través del tracto intestinal. Sin embargo, en los estudios experimentales se han des-crito otras vías efectivas, como la intracerebral, la intraperitoneal, la intravenosa, la intraocular y conjuntival y a través de escarificaciones en la piel (Foster et al., 1996; Taylor et al., 1996; Maignien et al., 1999; Detwiler y Baylis, 2003; Mohan et al., 2004). los puntos de entrada del agente tras la ingestión de material contaminado pueden ser distintos, aunque siempre implican al sistema inmunitario (Mabbott y Bruce, 2001). Tanto en la EEB como en el Scrapie, la prpsc entra en el organismo principalmente a través del tejido linfoide asociado al intestino (GAlT) sobre todo a la altura del íleon, ya que éste alberga la placa de peyer ileal, que actúa como tejido linfoide primario e involuciona con la edad. En consecuencia, parece que existe mayor susceptibilidad a contraer la enfermedad a edades tempranas (St Rose et al., 2006). En el mecanismo de incorporación desempeñan un papel importante las células M, que se localizan

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adyacentes a las placas de Peyer, intercaladas en el epitelio de recubrimiento intesti-nal. las células M son enterocitos modificados (presentan linfocitos B subyacentes) capaces de captar proteínas sin su posterior degradación a fin de presentarlas como antígenos al sistema linforreticular. Así, la prpsc pasa al sistema linforreticular, donde se acumula y se replica en células macrofágicas y en células dendríticas foliculares (Mabbott y Bruce, 2001). Estos tipos celulares, junto con los linfocitos B, son cruciales en la patogenia de las EET. Estudios efectuados en ratones transgénicos demostraron que, en ausencia de linfocitos B, los ratones eran resistentes a la infección por PrP. Más tarde se demostró que la ausencia de linfocitos B impedía que maduraran las células dendríticas foliculares, evitando así que éstas acumularan la proteína prión (Klein et al., 1997). Asimismo, otros autores sostienen que la expresión de PrPc en linfocitos B no es necesaria para que se produzca neuroinvasión (Aguzzi y Heiken-walder, 2006). los folículos linfoides, estructuras en las que se encuentran las células dendríticas foliculares, son muy eficaces para la replicación de la prpsc. De hecho, se ha demostrado que la presencia de estas estructuras en localizaciones no habituales, como sucede en casos de inflamación crónica, permite la acumulación de prpsc. Eso hace que, por ejemplo, en las mamitis crónicas que cursan con la formación de folí-culos linfoides, pueda excretarse PrPsc a través de la leche (por ejemplo, co-infección con lentivirus de los pequeños rumiantes) o, en el caso de nefritis crónicas, por la orina (ligios et al., 2005; Seeger et al., 2005; Aguzzi, 2006). En resumen, las células M captan la prp y la incorporan al tejido linfoide subepitelial (Mabbott y Bruce, 2001), donde son procesados por las células dendríticas foliculares.

la tonsila palatina se considera otro punto de entrada del agente; desde el punto de vista histológico, en este punto el tejido linfoide se caracteriza por intercalarse con epitelio escamoso del paladar. El objetivo del tejido linfoide en esta localización y en condiciones normales es la identificación de antígenos que penetren en el organismo por vía oral. Tras un tiempo de permanencia variable en dicho tejido, el agente se dirige al sistema nervioso central por dos rutas principales: una directa a través del sistema nervioso periférico y otra indirecta que implica la participación del sistema linforreticular (nódulos linfáticos, bazo, amígdalas) y del sistema nervioso periférico (Beekes y McBride, 2000; Mabbott y Bruce, 2001). En el caso del Scrapie se ha obser-vado una amplia participación del sistema linforreticular (Van Keulen et al., 2002), mientras que en la EEB esa participación es mínima (Van Keulen et al., 2000). En el sistema linforreticular, la participación más relevante es la del bazo, aunque depende de la vía de inoculación (Maignien et al., 1999; Hill y Collinge, 2003). una vez que la PrPsc está presente en el bazo, su concentración aumenta hasta estabilizarse, pre-viamente a la neuroinvasión del sistema nervioso central (Hill y Collinge, 2003). De

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hecho, en la enfermedad del Scrapie algunos autores señalan que el diagnóstico de la enfermedad tomando como muestras objeto de estudio tanto la médula oblongada como el sistema linforreticular (nódulo retrofaríngeo, tonsila palatina, biopsia de tercer párpado, por el tejido linfoide asociado a la membrana nictitante, o de mucosa rectal) permitiría diagnosticar también gran parte de los casos preclínicos, debido a la temprana distribución de la proteína prión en el tejido linforreticular (Monleón et al., 2005; langeveld et al., 2006; Vargas et al., 2006; González et al., 2008; Dennis et al., 2009). No obstante, la replicación de la proteína prión en el sistema linforreticular no es requisito indispensable en todos los casos (Aguzzi, 2001; Ersdal et al., 2005). De hecho, la participación del citado sistema puede verse influida por factores endógenos o exógenos (por ejemplo, dosis infectivas elevadas) al individuo (Fraser, 1996; Andreo-letti et al., 2000). Así, en animales de experimentación se ha descrito neuroinvasión de prión en ausencia de sistema linforreticular (Jeffrey et al., 2002), realizándose el proceso directamente por transporte axonal (Race et al., 2000).

En el caso de los pequeños rumiantes, la ruta de neuroinvasión de la proteina prión vara sustancialmente dependiendo del agente infeccioso implicado, de la especie del huésped y de la susceptibilidad genética propia del individuo (Beekes y McBride, 2000; Glatzel y Aguzzi, 2000; Van Keulen et al., 2002; Heggebo et al., 2003). Así, factores como el genotipo del huésped pueden hacerla variar considerabemente. En ovinos que portan los genotipos más resistentes al codón 136 del gen pRNp (por ejemplo, ARR), la implicación del sistema linforreticular en la replicación de la proteína prión es muy pequeña, y la neuroinvasión se produce sin que el sistema linforreticular acumule PrPsc (Jeffrey et al., 2002).

En la EEB, la replicación del prión se restringe al sistema nervioso central (Buschmann y Groschup, 2005), siendo mínima la replicación del prión en el tejido linforreticular. Es importante destacar que el tejido linfoide intestinal se extiende proximal y distalmente a lo largo del tracto gastrointestinal. En el sistema linforreti-cular la PrPsc se distribuye por su extensión (sobre todo en la especie ovina, depen-diendo también de genotipos específicos) y se transfiere al sistema nervioso entérico (Beekes y McBride, 2000), que se considera el punto de entrada del agente causal del Scrapie en el sistema nervioso, ya que se ha detectado PrPsc en dicho sistema durante las primeras fases de la infección. No se conoce con precisión el mecanismo de transferencia del agente causal desde el sistema linforreticular al sistema nervioso central, pero diversos estudios sugieren que se produce desde las células dendríticas foliculares hasta las fibras nerviosas que inervan los folículos linfoides, siendo mayor la velocidad de neuroinvasión cuanto menor es la distancia topográfica entre estas

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células y las terminaciones nerviosas (Heggebo et al., 2003; prinz et al., 2003). La difu-sión del agente puede ser pasiva, desde las células degeneradas que lo liberan hasta las terminaciones nerviosas, o mediante el transporte de células móviles, como los macrófagos o las células dendríticas (Aguzzi, 2001). inicialmente se pueden observar depósitos de PrPsc en los ganglios de los plexos que se encuentran en el íleon, que se van distribuyendo progresivamente a lo largo de todo el sistema nervioso entérico, presentando un patrón de diseminación similar al del sistema linforreticular (Van Keulen et al., 1999; Heggebo et al., 2003). Desde el sistema nervioso entérico, utilizan-do estructuras nerviosas del sistema nervioso autónomo, y en concreto del sistema parasimpático, la PrPsc podría llegar al sistema nervioso central por dos puntos: a través de la médula espinal a nivel torácico (columna intermediolateral, segmentos T5-l1) mediante el nervio esplácnico y los ganglios mesentéricos craneal y celiaco o a través de la médula oblongada, en el núcleo motor dorsal del nervio vago. Estos hallazgos han sido descritos en trabajos realizados sobre la distribución tisular de la PrPres mediante técnicas inmunohistoquímicas en modelos experimentales murinos (Beekes et al., 1998; Beekes y McBride, 2000).

No obstante, los primeros lugares del sistema nervioso central donde se acumu-la la PrPsc, tanto en casos naturales del Scrapie y de EEB como en diversos modelos experimentales, son la médula oblongada y la médula espinal torácica (Baldauf et al., 1997; Jeffrey et al., 2001). una vez alcanzado el sistema nervioso central, el agente se disemina de forma ascendente y descendente a través del mismo (Kimberlin y Walker, 1980). Asimismo, desde la descripción de los primeros casos de Scrapie atípico, se sabe que en animales que presentan esta variante de la enfermedad, el depósito de PrPsc no se realiza principalmente en la médula oblongada, sino que su mayor concentración de se localiza en el cerebelo (Benestad et al., 2003).

Sin embargo, no se puede descartar que el proceso de neuroinvasión ocurra en parte por la fracción de PrPsc que circula por la sangre, y que el agente acceda al encéfalo a través de este fluido (Maignien et al., 1999; Aguzzi y Heikenwalder, 2006). En 2002 se publicaron trabajos que describen la transmisión del Scrapie mediante transfusiones sanguíneas (Hunter et al., 2002), lo que reforzó la teoría de que la dise-minación de esta proteína se produjese también por la vía hematógena. por ello, esta vía de distribución del prión puede representar una ruta alternativa de neuroinvasión a la del sistema nervioso entérico/sistema nervioso autónomo, que se apoya en la la descripción de la presencia de depósitos de PrPsc en los órganos circunventriculares del cerebro, en los que la barrera hematoencefálica no existe (Siso et al., 2009).

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Otra vía de diseminación descrita ha sido la linfática, ya que se ha detectado PrPsc en los senos subcapsulares de los ganglios linfáticos (Ersdal et al., 2005).

Actualmente todavía no se conocen por completo las rutas naturales de trans-misión de las EET. Se acepta que la transmisión horizontal se produce sobre todo mediante la excreción alimentaria y la ingestión oral, pero los largos periodos de incubación que caracterizan a estas enfermedades hacen que sea muy difícil relacionar los casos clínicos con sus fuentes de infección originales.

los estudios epidemiológicos sugieren que la transmisión natural del Scrapie clásico ocurre principalmente por vía horizontal, ya sea por contacto directo entre animales o, indirectamente, mediante la contaminación del ambiente (Hoinville, 1996). Se ha observado que este tipo de transmisión se produce de forma natural cuando ovejas sanas sin ninguna exposición previa se ponen en contacto con ovejas infectadas de Scrapie (Ryder et al., 2004). En consecuencia, se asume que la PrPsc se elimina a través de excreciones (heces y orina) o secreciones (leche y saliva; Wrathall et al., 2008).

Se estima que las principales fuentes de contaminación ambiental en la enfer-medad de Scrapie son la placenta (Andreoletti et al., 2002; Tuo et al., 2002), las heces (Maignien et al., 1999) y las canales de animales infectados (Miller et al., 2004). En el Scrapie ovino se acepta la transmisión materna en condiciones naturales, aunque resulta difícil de evaluar, dado el posible contagio lateral entre animales de todas las edades. Existe una relativa incertidumbre respecto a la vía de infección de una oveja afectada de Scrapie hacia su descendencia y si la infección ocurre in utero, en el periodo post-natal o en ambos momentos. La transmisión vertical «pura», aquella que se produce in utero, nunca ha sido demostrada (Aitken, 2007). la presencia de PrPsc e infectividad en la placenta, incluso en estados preclínicos de la enferme-dad (Race et al., 1998), sugiere que la transmisión tendría lugar desde las madres infectadas de Scrapie a su descendencia y a otros animales durante el período de parto a través de la placenta. Se ha observado que no todos los animales infectados acumulan PrPsc en la placenta y que el mismo animal no acumula PrPsc en todas las gestaciones (Race et al., 1998). Dicha acumulación parece depender del genotipo del feto (Andreoletti et al., 2002; Tuo et al., 2002; Alverson et al., 2006), ya que no se han detectado depósitos de PrPsc en placentas de ovejas infectadas de Scrapie cuyo feto presenta genotipo resistente al Scrapie clásico. En las ovejas ARR/VRQ con Scrapie no se acumula PrPsc en sus placentas, incluso cuando el genotipo fetal es VRQ/VRQ (considerado susceptible). Esto podría estar asociado a la falta de PrPsc en el tejido linfoide en animales infectados con genotipo ARR/VRQ, y en consecuencia a una ineficiente diseminación de prpsc en la placenta (Lacroux et al., 2007). Sin embargo,

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la acumulación de PrPsc en la placenta no sólo depende del genotipo de la madre y del genotipo del feto, sino también de la posición del feto en el útero. la proteína patológica puede estar presente en cotiledones de fetos con genotipos resistentes a Scrapie cuando se produce un parto múltiple, en que los fetos (con genotipo resistente y susceptible) están compartiendo el mismo cuerno uterino. Esto se podría explicar por la existencia de anastomosis sanguíneas entre cotiledones de los diferentes fetos (Alverson et al., 2006). La duración de la exposición de los corderos a las placentas tras la época de partos afecta a la transmisión a la descendencia. Así, los corderos que se separan inmediatamente después del parto de sus madres infectadas de Scrapie y del rebaño presentan menos incidencia de Scrapie en la edad adulta que aquéllos que se separan más tarde o que los que no son segregados (Aitken, 2007). la progenie de ovejas que desarrollan Scrapie presenta más probabilidad de contraer la enfermedad que la procedente de ovejas aparentemente sin Scrapie, debido tanto a la influencia de la genética como a la transmisión de la enfermedad. No obstante, aunque de forma excepcional, existen animales nacidos de ambos padres infectados de Scrapie que no desarrollan la enfermedad. Cuando sólo uno de los padres está afectado, sobre todo si es el macho, el riesgo para la descendencia se reduce. En consecuencia, se acepta que la transmisión materna es mucho más importante que la paterna, aunque esta diferencia es menor si la progenie es separada tras el parto, protegiéndose de este modo de una posterior infección horizontal (Hoinville, 1996).

En el ganado vacuno, todas las evidencias indican que en condiciones naturales el agente de la EEB no se propaga horizontalmente en el entorno mediante excreciones y/o secreciones, ni verticalmente a través de transmisión materna (Curnow y Hau, 1996; Wrathall et al., 2002). Así, se acepta que la epidemia de la EEB fue debida a la intervención humana, al utilizarse canales de animales infectados con priones para la producción de harinas de carne y hueso como fuente de alimentación del ganado vacuno. La retirada de estas harinas para la alimentación animal ha tenido un claro efecto sobre la incidencia de la EEB, que se ha reducido de forma drástica.

La transmisión materna y/o vertical en la EEB, desde la madre al ternero, pa-rece ser muy rara o incluso inexistente en estadios tempranos de incubación de la enfermedad, pero el riesgo aumenta dependiendo del periodo transcurrido entre el nacimiento del ternero y el comienzo de los signos clínicos en la madre. Así, se considera que, en una vaca afectada de EEB que tenga el parto hasta seis meses antes o después de la aparición de los signos clínicos, la probabilidad de que su ternero adquiera la enfermedad aumenta considerablemente (Wilesmith et al.,1997; Donnelly, 1999). Sin embargo, no se sabe si la transmisión puede ocurrir por vía transplacentaria

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durante la gestación o tempranamente en el periodo posnatal a través de secreciones o excreciones maternas (Wrathall et al., 2008).

Se han sugerido otras posibles vías de entrada de la prpsc, como la mucosa ol-fatoria en humanos (zanusso et al., 2003) o las heridas en la lengua en un modelo de enfermedad transmisible del visón (ETV) en hámsters (Bartz et al., 2003).

factoreS genÉticoS

los factores genéticos que influyen en la susceptibilidad y el desarrollo de una EET animal continúan en estudio. Es una cuestión relevante, ya que el descubrimiento de un gen directamente implicado en el desarrollo de este grupo de enfermedades ha permitido la aplicación de un sistema de control mediante la selección de animales resistentes, lo que se ha llevado a cabo en la especie ovina en la Unión Europea.

El gen de la proteína prión (pRNp) tiene una longitud variable, entre 16.000 y 22.000 bases, y está formado por 2 o 3 exones (dependiendo de la especie), si bien toda la región codificante (ORF) se encuentra en un único exón. Este gen codifica una glicoproteína de membrana, la prpc, que posee entre 230 y 255 aminoácidos, y cuya secuencia está altamente conservada entre especies. Este gen se ha identificado en un gran número de especies, tanto domésticas como salvajes. la homología entre las distintas especies es muy elevada; así se sabe que un 94% de la secuencia nucleotídica de las especies bovina y ovina es idéntica y estas especies muestran una homología con el gen humano del 66,7 y el 65,4%, respectivamente. En relación con él se ha descrito un gran número de polimorfismos o variantes genéticas en distintas especies bien por mutaciones puntuales o por inserciones y deleciones.

El desarrollo de una EET de forma natural está muy influido por las alteracio-nes en el gen del hospedador que codifica para la proteína prp (Hunter, 1997). Estos polimorfismos pueden influir en la conversión de prpc en la isoforma PrPsc (Bossers et al., 1997). Los mecanismos por los que una variante alélica individual conduce a una susceptibilidad alterada o a un cambio en el periodo de incubación no han sido bien definidos. Se ha propuesto que, en humanos, los polimorfismos del gen pRNp pueden presentarse en sitios críticos implicados en la transición de conformación de PrPc a PrPsc (Glockshuber et al., 1999).

El gen de la proteína prpc humana se localiza en el cromosoma 20, tiene una lon-gitud de 16.000 bases y codifica una proteína de 253 aminoácidos. Ciertas mutaciones dan lugar a un cambio aminoacídico que, al provocar una modificación conformacional

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del plegamiento de la proteína prión, origina una EET. Se han observado mutaciones en las formas familiares de la ECJ, en el síndrome de Gerstmann-Sträussler-Scheinker (GSS) y en el insomnio familiar letal. En la actualidad se han descrito 25 mutaciones en el gen pRNp humano, pero no todas ellas ligadas al desarrollo de la enfermedad. La causa más frecuente de ECJ familiar es la mutación puntual en el codón 20, que aparece en más del 70% de las familias con ECJ hereditaria en todo el mundo.

la predisposición genética tiene su influencia en todos los tipos de ECJ (fami-liar, yatrogénica y esporádica). El codón 129 parece ser el que está implicado en esta predisposición. Así, los casos iatrogénicos resultantes del uso de la hormona del crecimiento están asociados con el genotipo homocigoto valina en este codón. por otro lado, los casos de la v-ECJ han aparecido en individuos homocigotos metionina.

El gen que codifica para la proteína prión bovina tiene un tamaño de 20-22.000 bases y se encuentra en el cromosoma 13 (13q17). La secuencia aminoacídica de la proteína codificada difiere de la ovina en 7 u 8 posiciones. Como consecuencia de la epidemia de EEB sufrida en el Reino Unido, se han llevado a cabo diversos trabajos con el fin de detectar la base genética de esta enfermedad en la especie bovina, ya que la epidemiología de esta enfermedad hace pensar que, al igual que ocurre en otras especies (humanos u ovinos), existe un componente genético.

Se han descrito algunos polimorfismos en el gen pRNp de esta especie (W84R, G100S, K113R, V115M, H143R, S146N y N177S), pero la demostración de su relevancia respecto a la susceptibilidad frente a la EEB está todavía en fase de estudio (Heaton et al., 2003; zhang et al., 2004). Recientemente, se ha demostrado la asociación entre la susceptibilidad a EEB y la i inserción/deleción de 12 y 23 pares de bases (pb) en la región promotora del gen pRNp (Juling et al., 2006; Haase et al., 2007). El mayor efecto lo produce la deleción en homocigosis, tanto de las 12 como de las 23 pb.

las primeras investigaciones destinadas a la identificación de una base genética que pudiera explicar la diferencia en cuanto a la susceptibilidad y al desarrollo de una EET se llevaron a cabo en la especie ovina. De hecho, la influencia de la genética del hospedador en esta especie es una de las mejor conocidas, incluso se han llegado a establecer relaciones entre algunos polimorfismos del gen pRNp y la susceptibilidad al Scrapie.

la revisión realizada por Kimberlin, en 1979, resume los conocimientos de la época respecto a la susceptibilidad o la resistencia genética frente la enfermedad, tanto experimental como natural. En esta revisión se hacía referencia a dos hechos fundamentales que ayudaron a comprender la complejidad de la enfermedad. Uno

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de ellos consistía en proponer que los animales podían mostrar resistencia a la en-fermedad, pero tal vez no a la infección, de forma que podrían existir animales que tuvieran un periodo de incubación más largo que su propia vida, pero no por ello dejar de transmitir el agente causal. Otro era la posibilidad de que los animales fue-ran resistentes a la única cepa utilizada en todos los experimentos realizados hasta el momento (SSBP-1), pero que no lo fueran para otras nuevas cepas de Scrapie todavía no caracterizadas.

El descubrimiento de un gen celular que codificaba la proteína prpc fue una de las aportaciones más importantes que revolucionó la genética del Scrapie (Oesch et al., 1985). A partir de ese momento, todos los estudios de susceptibilidad genética a la enfermedad giraron en torno a diferentes polimorfismos descritos en el gen pRNp. A partir de esta información, se comprobó la existencia de un polimorfismo en el codón 171 que codificaba dos aminoácidos (glutamina/arginina) (Goldmann et al., 1990). Pese a que en aquel momento se desconocía la importancia de este descubrimiento, el polimorfismo del codón 171 ha sido uno de los más importantes en el control del Scrapie, y está asociado, como se referirá más adelante, a la susceptibilidad o la re-sistencia a la enfermedad.

Aunque existen diferencias en la frecuencia de los haplotipos entre las razas ovinas y en los haplotipos asociados a la enfermedad, se han observado algunas ca-racterísticas comunes entre ellas. por ejemplo, el haplotipo VRQ está asociado a una alta incidencia de Scrapie y el haplotipo ARR a una incidencia baja; este último tiene un efecto dominante, ya que tanto los animales homocigotos como los heterocigotos presentan un menor riesgo de padecer la enfermedad. Respecto a los haplotipos AHQ, ARQ y ARH, su asociación con la enfermedad depende en gran medida de la raza (Dawson et al., 1998).

En la especie ovina, el gen pRNp tiene un tamaño de 20.000 pb y codifica para una proteína de 256 aminoácidos. Este gen ha sido localizado en el cromosoma 13. El gen presenta un alto grado de polimorfismo, y hasta la fecha se han descrito 40 mutaciones que suponen un cambio aminoacídico en 27 codones distintos (Goldmann, 2008). la mayoría son raros y no se han asociado a ningún fenotipo de la enfermedad, ni en la infección natural ni en la experimental. Sin embargo, las variantes genéticas de los codones 136, 154 y 171 parecen tener influencia en la susceptibilidad a la en-fermedad. Del conjunto total de posibles alelos (2x2x3), sólo cinco se detectan con una frecuencia relativamente alta. la forma original del gen parece ser la variante ARQ, habiéndose originado el resto de alelos mediante mutaciones puntuales. la frecuencia y la distribución de las distintas combinaciones varían según la raza. En

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los últimos años se han publicado numerosos trabajos en los que se determina la distribución de estos alelos en otras razas europeas. Concretamente, parece ser que los alelos predominantes en las poblaciones ovinas españolas son ARQ, ARR, ARH (Acín et al., 2004a) y ARQ en las poblaciones ovinas afectadas por la enfermedad (Acín et al., 2004b). Resultados similares se han obtenido en la raza sarda italiana y en razas portuguesas. Según los datos obtenidos principalmente de razas británicas y francesas, existe una clara influencia del genotipo de pRNp para los codones 136, 154 y 171 en la susceptibilidad del animal a presentar el Scrapie clásico. El genotipo de PRNP se muestra como el principal factor asociado a la incidencia de esta enfer-medad si se tiene contacto con el agente causal.

En la actualidad se considera que el alelo VRQ es el más estrechamente relacio-nado con la susceptibilidad al Scrapie. los animales homocigotos para este alelo son los que presentan mayor riesgo. los heterocigotos con el alelo resistente (ARR y AHQ) tienen menor riesgo.la forma original ARQ también se ha asociado a la susceptibi-lidad a presentar esta enfermedad, aunque con un menor riesgo o una penetrancia menor que el VRQ. los alelos ARR y AHQ se han asociado a la resistencia a esta EET.

El grupo nacional de información de Scrapie establecido en el Reino unido de-sarrolló una «guía universal para clasificar los 15 posibles genotipos del gen pRNp en niveles de riesgo”. Con este objetivo, se establecieron distintas clasificaciones de genotipos teniendo en cuenta los alelos predominantes en las distintas razas. los genotipos se agrupan en función del nivel de riesgo del animal y del de su posible progenie. Dawson et al. (1998) proporcionan las tablas de riesgos resaltando que las interpretaciones de esta clasificación están basadas en probabilidades y no en certe-zas. las tablas se revisan de forma periódica y pueden estar sujetas a modificaciones. las distintas agrupaciones de los genotipos se basan en el riesgo al desarrollo de la enfermedad (R) y han sido valoradas de R1 a R5. El riesgo R1, indica un riesgo muy bajo de desarrollar la enfermedad en el individuo y un riesgo muy bajo en la progenie de primera generación, el R2 expresa un riesgo bajo del individuo y de la progenie, el R3 un riesgo bajo individual, pero que el de la progenie puede aumentar en fun-ción del genotipo del otro parental, el R4 indica que la enfermedad puede ocurrir de forma ocasional y que la progenie tiene mayor riesgo que la del grupo anterior y el R5 implica el mayor riesgo de desarrollar Scrapie.

En los últimos años, como se ha adelantado, se han descrito casos de Scrapie cuyas características clínicas, patológicas, inmunoquímicas y estructurales difieren en gran medida de la enfermedad clásica. En la actualidad, se considera que estos casos

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se han producido como consecuencia de la aparición de cepas atípicas de Scrapie diferentes de las descritas hasta ahora, denominadas genéricamente cepas clásicas.

La primera descripción de la presencia de cepas atípicas de Scrapie en Europa se realizó en Noruega con la que fue denominada como cepa Nor98. una de las ca-racterísticas más importantes del Scrapie atípico es estar asociado a animales con un genotipo resistente al Scrapie clásico, incluidos los ARR homocigotos. Además, pocos casos de Scrapie atípico están asociados al haplotipo sensible (VRQ). Del mismo modo, se ha observado una relación entre el polimorfismo 141 leucina (l) / fenilalanina (F) y la susceptibilidad a las cepas atípicas (Moum et al., 2005).

Ante la imposibilidad de disponer de un método fiable para el diagnóstico in vivo de las EET, su control se debe realizar mediante la ejecución de una vigilancia activa y pasiva y como como complemento, el genotipado se utiliza como una herramienta para pronosticar el riesgo de padecer la enfermedad. los programas de vigilancia basados en el genotipo de los animales se están aplicando en diversos países y están dando resultados alentadores en el control del Scrapie clásico.

mÉtodoS de diagnóStico

las técnicas de diagnóstico de este grupo de enfermedades, se basan en la observación de las lesiones características de este grupo de enfermedades y en la detección de la PrPsc en el sistema nervioso central, principalmente mediante técnicas inmunoquímicas (OiE, 2008). Al contrario que otras enfermedades, las enfermedades causadas por la proteína prión no se pueden diagnosticar mediante la mayoría de los métodos convencionales. Dado que el agente causal de las EET carece de ácidos nucleicos no se pueden utilizar técnicas como la pCR que se basan en la detección del genoma. Asimismo, los individuos infectados no reconocen como “extraña” la proteína PrPsc, por lo que no se produce una respuesta inmunológica específica y no son aplicables técnicas serológicas. Tampoco existen técnicas in vitro para aislar el agente causal, por lo que el método utilizado para demostrar la infectividad del agente es la inoculación en animales de experimentación.

los métodos laboratoriales de diagnóstico de las EET reconocidos oficialmente se realizan post mortem en muestras de tejido del sistema nervioso central (OiE, 2008). Actualmente no existe ningún test de diagnóstico de la EEB que se pueda aplicar en animales vivos. En el caso del Scrapie, dado que la PrPsc se distribuye por el sistema linforreticular, la detección de esta proteína en tejido linfoide obtenido mediante

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biopsias es el único método fiable de diagnóstico in vivo (Gavier-Widen et al., 2005), aunque su sensibilidad no es del 100%.

Tradicionalmente, el diagnóstico de las EET se ha basado en la observación de las lesiones características de estas enfermedades mediante microscopía óptica. Estas lesiones se localizan exclusivamente en el sistema nervioso central (Wells y Wiles-mith, 1995) y se caracterizan por una neurodegeneración espongiforme, acompañada generalmente de gliosis, degeneración y pérdida neuronal y, en determinados casos, amiloidosis cerebral (Wells y McGill, 1992). la lesión característica es la vacuoliza-ción, generalmente bilateral y simétrica, del pericarion neuronal y del neuropilo de la sustancia gris (espongiosis) (Figs. 1A y 1B ) localizada en regiones neuroanatómicas concretas (Wells y McGill, 1992; OiE, 2008; ligios et al., 2002). Entre éstas las principa-les son las astas dorsales en la médula espinal, el núcleo del tracto solitario, el núcleo dorsal del nervio vago, el núcleo del tracto espinal del nervio trigémino, los núcleos vestibulares y la formación reticular en la médula oblongada, la sustancia gris central en el mesencéfalo, el área paraventricular en el hipotálamo y el tálamo y el área septal. Con menor frecuencia e intensidad se pueden observar también vacuolizadas otras áreas del sistema nervioso central como el hipocampo, corteza cerebelar o cerebral y los núcleos basales (Wells et al., 1991; Wells y Wilesmith, 1995).

un estudio realizado al inicio de la epidemia de EEB en Reino unido demuestra que mediante el examen histopatológico de una única sección de la médula oblongada a nivel del obex (Figs. 2 A y 2B), valorando el núcleo del tracto solitario y el núcleo del tracto espinal del nervio trigémino, se pueden detectar el 99,6% de los casos que presentan lesiones (Wells et al., 1989). En el Scrapie ovino la vacuolización es más

Fig. 1A: Vacuolización del pericarion neuronal de una oveja afectada de

Scrapie

Fig. 1B: Vacuolización del neuropilo de una oveja afectada de Scrapie

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destacada en la médula espinal, tronco del encéfalo y tálamo pero, a diferencia de la EEB, existe una gran variación en la distribución topográfica de las lesiones entre los individuos (Detwiler, 1992; Wood et al., 1997; OiE, 2008). la vacuolización puede afectar a la sustancia gris de diversas áreas del encéfalo, observándose en un alto porcentaje de los casos en la corteza cerebral y cerebelar (Wood et al., 1997). Entre los factores que pueden influir en el perfil lesional se han descrito: la cepa del agente causal del Scrapie, el genotipo del gen PRNP, la vía de infección, la edad del hospeda-dor en el momento de la infección y la duración de la fase clínica (Begara-McGorum et al., 2002; ligios et al., 2002). A pesar de la variabilidad existente, el área que con mayor frecuencia e intensidad está afectada es la médula oblongada al nivel del obex, siendo generalmente el núcleo dorsal del nervio vago la primera localización de la vacuolización. Otras localizaciones que frecuentemente se encuentran afectadas en las primeras fases de la enfermedad son el núcleo del tracto solitario, el rafe medio, el núcleo del tracto espinal del nervio trigémino y el núcleo de la oliva (Begara-McGorum et al., 2000; Hamir et al., 2001).

En el Scrapie atípico no se observa vacuolización en la médula oblongada al nivel del obex, siendo las áreas más afectadas la corteza cerebelar y cerebral y, en menor medida, el mesencéfalo. Este perfil lesional atípico se acompaña de una distribución de la PrPsc y un patrón de glicosilación diferente a otros casos de Scrapie, se presenta en ovejas con al menos un haplotipo AHQ y se ha asociado a una nueva cepa de Scrapie, posiblemente de origen espontáneo (Benestad et al., 2003; lühken et al., 2007).

A pesar de la uniformidad en el perfil lesional presente en la EEB y en menor medida en el Scrapie, el examen histopatológico del encéfalo no garantiza la confir-mación del diagnóstico de todos los casos clínicos de estas enfermedades. las lesio-

Fig. 2 B: Médula oblongada en el tronco del encéfalo (punta del bisturí). Ovino afec-

tado de Scrapie.

Fig. 2 A Extracción del tronco del encéfalo. Ovino afectado de Scrapie

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nes vacuolares varían en intensidad y en determinados casos pueden ser mínimas o insuficientes para confirmar el diagnóstico, dando lugar a resultados no concluyentes (Wells et al., 1989; Begara-McGorum et al., 2000).

por otro lado, una vacuolización del tejido nervioso puede ser atribuido a otras causas. Así, en bovinos con signos neurológicos, y también en animales sanos, se ha observado una vacuolización del pericarion neuronal en diversas regiones neuroana-tómicas cuya causa se desconoce; se presenta frecuentemente en el núcleo rojo y en el núcleo habenular y ocasionalmente en otras áreas como la formación reticular, la sustancia gris intermedia de la médula espinal, el núcleo parasimpático y el núcleo motor del nervio facial, el núcleo motor del nervio oculomotor, el núcleo gracilis y el núcleo cuneado lateral (McGill y Wells, 1993; Gavier-Widen et al., 2001). En el caso del ovino también se puede detectar vacuolización en neuronas y en el neuropilo en diferentes localizaciones en animales no afectados por una EET, entre las que se en-cuentra el núcleo dorsal del nervio vago (Schreuder et al., 1997; OiE, 2008). Asimismo, diversas causas debidas a la toma o procesado defectuosos de la muestra pueden producir artefactos que se asemejan a las lesiones producidas por una EET (Wells et al., 1989; Wells y Wells, 1989; Jeffrey, 1992).

Finalmente, destacar que el término encefalopatía espogiforme es un término descriptivo que en neuropatología alude a cualquier enfermedad en la que la espon-giosis o vacuolización es la lesión predominante (Wells, 2003). la espongiosis puede afectar tanto a la sustancia gris como a la blanca, siendo las enfermedades priónicas el principal ejemplo de enfermedades que cursan con vacuolización de la sustancia gris. la necrosis cerebrocortical o la intoxicación por plomo produce una espongiosis laminar en el neuropilo de la corteza cerebral (Summers et al., 1995). la espongiosis de la sustancia blanca es característica de diversas alteraciones tóxicas y metabólicas, como la encefalopatía hepática o la encefalopatía renal (McGill y Wells, 1993).

Respecto a la gliosis, consiste en una respuesta común e inespecífica de las células de la glía frente a diferentes estímulos y que también está presente frecuentemente en las enfermedades priónicas (Summers et al., 1995). En este grupo de enfermeda-des puede observarse una astrogliosis hipertrófica y una activación de la microglía, generalmente asociadas a los depósitos de prpsc, la vacuolización y la degeneración neuronal (Wells et al., 1991; lazarini et al., 1994; Rezaie y lantos, 2001; Titeux et al., 2002). los astrocitos como la microglía pueden acumular prpsc tanto en casos naturales como experimentales de EET (Ye et al., 1998; Andréoletti et al., 2002).

las enfermeDaDes Priónicas, un mODelO De infección ParaDójica

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Otra lesión característica de las EET es la degeneración y pérdida neuronal, estudiada principalmente en animales de experimentación inoculados con el agente causal. En casos de infección natural de EEB y Scrapie se han observado además de la vacuolización, otras formas de degeneración neuronal como neuronas necróticas diseminadas acompañadas en ocasiones por neuronofagia, neuritas distróficas y neuronas contraídas y basofílicas (Wells y Wilesmith, 1995; Wood et al., 1997). En la EEB se observa un despoblamiento neuronal en determinados núcleos del sistema nervioso central, llegando a producirse una reducción de hasta el 50% de las neuronas en los núcleos vestibulares (Jeffrey et al., 1992; Jeffrey y Halliday, 1994) y en el núcleo de la oliva (Breslin et al., 2003). Entre los núcleos en los que no se ha detectado una pérdida significativa de neuronas se encuentran el dorsal del nervio vago, el hipo-gloso, el caudado y el rojo (Jeffrey y Halliday, 1994; Breslin et al., 2003). En el Scrapie se han detectado alteraciones intensas, con una apariencia laminar, en las neuronas piramidales de la lámina V de la corteza cerebral frontal (Wood et al., 1997).

En diversas EET humanas y animales se ha observado la presencia de placas densas de amiloide en el sistema nervioso central coincidentes con un inmunomarcaje frente a la PrPsc (McBride et al., 1988; Wells et al., 1991; Wells y McGill, 1992; Jeffrey et al., 1998; Glatzel y Aguzzi, 2001). Estas placas son abundantes en determinadas EET humanas. Concretamente en el kuru, las denominadas placas de “tipo kuru” pue-den observarse junto con finas espículas radiales, mientras que en la v-ECJ reciben el nombre de placas floridas al encontrarse rodeadas de vacuolas (Ferrer, 2002). la amiloidosis cerebral es también frecuente en el Scrapie ovino y, en menor medida, en el caprino. Se localiza en el cerebelo y en áreas rostrales del encéfalo, principalmente en la corteza cerebral. Se presentan como placas generalmente con forma estrellada, rodeadas por áreas de vacuolización del neuropilo y una marcada astrocitosis; también son frecuentes las placas con disposición perivascular (Wood y Done, 1992; Wood et al., 1997; Jeffrey et al., 1998). la presencia de este tipo de placas en la EEB es muy escasa (Wells y Wilesmith, 1995).

por otro lado, puesto que una característica común y específica de las EET es la acumulación en el sistema nervioso central de la proteína PrPsc (Fig. 3), éste se considera el único marcador molecular identificado asociado a estas enfermedades (prusiner, 1998). la acumulación de prpsc en el tejido nervioso es previa a la neurode-generación espongiforme (DeArmond y prusiner, 1993; Wells et al., 1998; Jeffrey et al., 2001), por lo que la utilización de métodos sensibles de detección de la prpsc permite el diagnóstico de los animales infectados en los que las lesiones son mínimas o no están presentes. Además, dada la alta resistencia de los priones a la degradación y

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a diversos agentes fisicoquímicos (Taylor, 2000), estas técnicas se pueden aplicar en tejidos autolíticos o congelados en los que la falta de integridad del tejido impide el diagnóstico histopatológico.

la mayoría de los métodos de diagnóstico actuales se basan en la detección del fragmento resistente a la proteinasa K (prpres) de la prpsc mediante el uso de anti-cuerpos específicos. los anticuerpos que se utilizan en el diagnóstico de las EET no discriminan entre ambas isoformas de la proteína, por lo que previamente a la detec-ción de la prpres es necesario degradar la prpc, generalmente con proteinasa K (pK).

La inmunohistoquímica detecta la PrPsc in situ, lo que permite determinar tanto la presencia de la PrPsc como su distribución en el tejido, su localización celular y las características morfológicas de la acumulación (González et al., 2003). Diversos trabajos demuestran la capacidad de la inmunohistoquímica para detectar la PrPsc en tejidos en los que no es posible realizar un diagnóstico histopatológico ya que han perdido su morfología por la autolisis o por la congelación (Miller et al., 1993; Foster et al., 1996; Monleón et al., 2003). Los depósitos de PrPsc pueden observarse tanto asociados a las lesiones histopatológicas como en áreas donde no se presenta vacuolización o ésta es mínima (Foster et al., 1996; Hardt et al., 2000). La inmunotinción suele ser bilateral (Ryder et al., 2001) y se localiza principalmente en el tronco del encéfalo, aunque en el caso del Scrapie con frecuencia se distribuye por todo el sistema nervioso central (Haritani et al., 1994; González et al., 2003).

El diagnóstico de las EET por inmunohistoquímica debe realizarse mediante la identificación del patrón característico de inmunotinción, a través de su distribución topográfica y una localización celular específica (Wells y Wilesmith 1995; Ryder et al.,

Fig. 3: Acúmulos de prp en el tejido nervioso de la médula oblongada. Vaca

afectada de EEB

Fig. 4: Bandas específicas de prpsc en una muestra de la médula oblongada de una vaca afectada de EEB.

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2001). los diferentes tipos de inmunotinción específicos del depósito de prpsc en el Scrapie (Miller et al., 1993; O`Rourke et al., 1998; Hardt et al., 2000; Ryder et al., 2001) han sido descritos detalladamente por González et al. (2002; 2003).

la especificidad y sensibilidad de la técnica inmunohistoquímica depende en gran medida de la metodología y los anticuerpos utilizados (Haritani et al., 1994; Bell et al., 1997; Hardt et al., 2000; Monleón et al., 2004). Como se ha descrito anteriormente, los anticuerpos utilizados para la detección de la prpsc reconocen las dos isoformas de la proteína prión y tanto el proceso de fijación como la acumulación y formación de agregados de la prpsc ocultan los epítopos necesarios para la reacción con el anticuer-po. Ello implica la necesidad de utilizar una metodología que permita la supresión de la PrPc, así como una recuperación e incremento de la exposición de los epítopos ocultos de la PrPsc (Hardt et al., 2000). Para ello, diversos pre-tratamientos han sido aplicados previamente a la inmunotinción para desenmascarar epítopos, potenciando la inmunotinción específica y minimizando la inespecífica.

Al contrario que en la EEB, en el Scrapie se produce una amplia distribución de la PrPsc en el organismo, principalmente en el sistema linforreticular (Jeffrey y Gonzalez, 2007). En la actualidad, la demostración de la presencia de la PrPsc en el tejido linfoide está utilizándose cada vez más para el diagnóstico del Scrapie tanto in vivo como post mortem (Schreuder et al., 1998; O’Rourke et al., 2002; Monleón et al., 2005; langeveld et al., 2006; González et al., 2008). La aplicación de técnicas inmunohistoquímicas sobre muestras de tejido linfoide obtenido mediante biopsia, principalmente de tonsilas palatinas (Schreuder et al., 1998), tercer párpado (O´Rourke et al., 2002) y mucosa rectal (González et al., 2005; Espenes et al., 2006) permite diagnosticar la enfermedad incluso en fases preclínicas de la misma. En animales con genotipos susceptibles se ha descrito una sensibilidad del test realizado en biopsia de tejido linfoide asociado al tercer párpado y a la mucosa rectal del 85-90% (O´Rourke et al., 2002; Dennis et al., 2009). Sin embargo, esta técnica presenta algunas limitaciones, debido a que algunos animales únicamente presentan depósitos de PrPsc en el sistema nervioso central.

La técnica de Western blot para la detección de la PrPsc es un método de diagnóstico de las EET de una alta sensibilidad con el que se obtienen resultados cualitativos que permiten confirmar la especificidad de la señal (Deslys et al., 2001). Puesto que como se ha mencionado anteriormente, tanto la PrPc como la PrPsc tienen un peso molecular (pm) de 33 - 35 kDa (Meyer et al., 1986; prusiner, 1998), si ambas proteínas se someten a un proceso de digestión con pK, la prpc se degrada completamente mientras que en la PrPsc se elimina el extremo N-terminal quedando una fracción de la misma resistente a la pK de un pm de 27 - 30 kD, denominada prp 27 - 30 o prpres (Oesch et al., 1985).

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La técnica de Western blot permite la detección del fragmento prpres de la prpsc me-diante la reacción específica con anticuerpos (Fig. 4). la metodología básica consiste en la extracción del fragmento resistente de la prpsc mediante una digestión con pK, la separación de las proteínas en un gel de poliacrilamida mediante una electroforesis y su transferencia a una membrana de nitrocelulosa. En este protocolo general, la OiE recomienda incluir una extracción con detergentes (N-laurilsarcosina) y varios pasos de ultracentrifugación, lo que permite obtener una mayor concentración de proteína y por lo tanto, una mayor sensibilidad de la técnica (Bradley, 1994). La sensibilidad de esta técnica depende también de otros factores como el proceso de extracción o los anticuerpos utilizados (Madec et al., 1998).

La detección de la PrPres mediante la técnica de Western blot se utiliza frecuente-mente en el diagnóstico de la EEB y del Scrapie, especialmente para confirmar aquellos casos en los que las lesiones neuropatológicas son mínimas o no están presentes o el tejido no es adecuado para el examen histopatológico por autolisis, congelación o destrucción de las áreas de localización de las lesiones (Mohri et al., 1992; Katz et al., 1992; Race et al., 1994; Cooley et al., 1999; Madec et al., 2000; Manousis et al., 2000). La detección de la PrPres en animales preclínicos que no presentan lesiones en el siste-ma nervioso central indica una mayor sensibilidad de la técnica respecto al examen histopatológico (Race et al., 1992; Hamir et al., 2001). También se ha demostrado una mayor sensibilidad de la técnica de Western blot con respecto a la demostración de las SAF (Scrapie asociated fibrils; Cooley et al., 1998). Además, en animales afectados por EEB se han detectado depósitos de PrPres en áreas del sistema nervioso central donde las lesiones histopatológicas no suelen presentarse, como en el cerebelo o la corteza cerebral, aunque las señales más intensas se obtienen en la médula oblongada y el mesencéfalo (Katz et al., 1992; Madec et al., 2000).

Las fibrillas asociadas a Scrapie (SAF), observables mediante microscopía elec-trónica, son marcadores ultraestructurales específicos de las EET (Stack et al., 1997) cuyo constituyente principal es la PrPsc (Hope et al., 1988). Se observaron inicialmente en ratones y hámsters infectados experimentalmente con el agente causal del Scrapie (Merz et al., 1981), y más tarde en el Scrapie ovino (Stack et al., 1993) y caprino (Perrin et al., 1991). Su detección en los primeros casos de EEB en Reino Unido constituyó una evidencia adicional al cuadro clínico y lesional para incluir a esta nueva enfermedad dentro del grupo de las EET (Wells et al., 1987).

Estas fibrillas se pueden observar mediante microscopía electrónica utilizando técnicas de tinción negativa en fracciones subcelulares de tejido nervioso de ani-males afectados por la EEB y el Scrapie y se pueden identificar por su morfología

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característica. la metodología consiste básicamente en el tratamiento de fracciones subcelulares del tejido nervioso con detergentes que solubilizan la prp mientras que la PrPsc se agrega en forma de varillas o fibrillas que posteriormente se pueden separar mediante ultracentrifugación y visualizar en el microscopio electrónico (Meyer et al., 1986; Stack et al., 1993).

las SAF miden entre 100 - 500 nm de longitud, presentan una disposición lineal y están compuestas de 2 ó 4 filamentos de 4 - 6 nm de ancho. En función de su mor-fología se pueden identificar principalmente dos tipos, tipo i y ii, aunque también se han observado fibrillas que tienen propiedades de ambos tipos (Merz et al., 1981).

la alta especificidad de la técnica y su eficacia en tejidos autolíticos o congelados (Scott et al., 1992; Stack et al., 1993; Wells et al., 1994), dio lugar a que se utilizara en el diagnóstico del Scrapie y la EBB como un criterio de diagnóstico independiente y de apoyo a las técnicas histopatológicas en el programa de vigilancia de estas enferme-dades en Reino unido (Wells y Wilesmith, 1995; Stack et al., 1996).

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ContestaCión al disCurso de ingreso del ilmo. sr. dr. d. Paul Palmqvist Barrena

AnAles - Vol. 25 (1) - Dic. 2012 - ReAl AcADemiA De cienciAs VeteRinARiAs De AnDAlucíA oRientAl

Quiero dar las gracias al Presidente de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental D. Antonio Marín Garrido por permitirme hacer la contestación al Prof. Badiola en su ingreso como Académico de Honor en esta Corporación.

Realmente, es posible que algún otro Académico lo hubiera hecho mejor que yo, debido a su mayor experiencia en el tema de las Encefalopatías Espongiformes. por ejemplo, ya en el año 1978 el prof. piedrola dio su discurso de ingreso en la Real Academia de Medicina de Andalucia Oriental sobre el tema de procesos víricos lentos, y posteriormente, en 1990, esta vez en su ingreso en la Real Academia Nacional de Medicina, sobre priones. pienso que mi designación, por tanto, se debe más a com-partir con el Prof. Badiola, el ser también Académico de Honor de esta Corporación. En cualquiera de los casos, quiero manifestar nuevamente mi satisfacción y orgullo.

Mis palabras van a constar de tres apartados: los dos primeros, preceptivos (exposición del curriculum del Prof. Badiola y consideraciones sobre su discurso), y una tercera, en la cual trataré de trasmitirles a Vds. algunas reflexiones sobre las Academias y los Académicos de Honor.

conteStación al diScurSo de ingreSo del eXcmo. Sr.. dr. d. juan joSe badiola dieZ

excma. sra. Dra. Dª. maría Del carmen marOtO vela1

1 Académica de Honor de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucia Oriental.

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curriculum del prof. badiola

Julio César decía: “Seré lo que los dioses y mi propia voluntad, decreten”. Realmente, creo que todo curriculum es la expresión de una voluntad de trabajo y de superación. por otra parte, Sócrates afirmaba “que una vida examinada era la única que merecía ser vivida”. Yo creo que para trabajar bien, con excelencia, hay que saber qué se quiere, cómo se debe de hacer, programarse, establecer prioridades y, al mismo tiempo, como también decia el mismo filósofo, estar impregnado de un sentido moral, el “exemplus de los clásicos”. pues bien, todo eso ha sido conseguido por el curriculum del nuestro nuevo Académico de Honor.

Es muy difícil, tremendamente difícil, sintetizar toda una trayectoria científica de una gran extensión y calidad. En mi caso, aunque antes he hablado de priorizar, no sé si voy a ser capaz de llevar a cabo lo que me han solicitado, y espero que él perdone que, forzosamente, haya dejado numerosos aspectos no ya por comentar, sino, ni siquiera, citar.

En virtud de esa síntesis, he dividido los méritos del Prof. Badiola en cuatro apartados: los docentes, los de investigación, su papel en las Academias y, finalmente, un grupo heterogéneo que, de manera poco formal, he denominado, otros méritos.

1. MéRiTOS DOCENTES

Nuestro Académico ha recorrido todas las etapas universitarias, desde Profesor ayudante de clases prácticas y adjunto interino en la Universidad Complutense, hasta profesor Agregado interino, profesor Titular y Catedrático de universidad. Estas últimas desarrolladas en la Facultad de Veterinaria de la universidad de zaragoza. Es lógico, por lo tanto, que tenga siete tramos de docencia, y que haya dirigido un número elevado de Tesis Doctorales.

El buen docente no es el que sabe mucho, sino el que es capaz de trasmitir ese saber que, además, debe rebasar los límites de la propia Universidad, y volcarse en otros ambientes. De ahí sus cursos en la universidad Menéndez pelayo, en Jaca, en la universidad internacional de Baeza e incluso en la de Almería.

En estos momentos, un Profesor, además de su docencia, debe aspirar a controlar la gestión de la misma. Y él también ha subido todos los peldaños, desde Director de Departamento de patología Animal, a Decano de su Facultad de Veterinaria, e incluso, primero Vicerrector y luego Rector de la universidad de zaragoza.

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Si decía Julio César que su vida estaba marcada por su voluntad, es evidente que el Prof. Badiola ha ejercido, e incluso ejercitado de una forma férrea, la de su propia vida.

2. MéRiTOS DE iNVESTiGACióN

En este momento de profundo debate sobre si para un Profesor Universitario es más importante ser docente o investigador, el prof. Badiola nos ha dado ejemplo. Es cierto que existen centros específicos de investigación, con personas que se dedican única y exclusivamente a la misma. Pero no entendemos que en una Universidad no se dén ambas cosas juntas, y a la vez, en un equipo. Hace ya muchos años oí decir a un magnífico profesor de mi Facultad de Granada que había que huir de aquellas personas que afirmaban investigar de manera aislada, porque eso era mentir de forma flagrante.

por eso, cuando veía el curriculum de nuestro Académico, pensaba en la segu-ridad de haber dispuesto siempre de un magnífico equipo.

Sus líneas de investigación no han sido muchas (como corresponde a un buen investigador), pero si homogéneas y constantes. la patología animal y seguridad alimentaria, las encefalopatías espongiformes, los procesos por lentivirus, las enfer-medades por Mycobacterias, e incluso la gripe aviar, han sido su lucha constante. Ha realizado estudios microbiológicos, epidemiológicos, y ha manejado nuevas tecnologías para el estudio de la prp, prpsc, (tanto en sistema nervioso central como en linfoide), asi como la aparición de nuevos polimorfismos.

Como es lógico, para estos estudios, además de un equipo, se necesita financiación. Por ello ha recibido 22 Proyectos I+D, 6 de carácter privado y 3 de Instituciones Públicas.

pero todo el trabajo y la financiación, no refrendaría la excelencia de unas lineas si no existieran publicaciones que lo valoraran (47 en revistas nacionales y 68 en in-ternacionales), 3 patentes, etc.

¿Qué necesita un intelectual, un investigador, para poder conseguir todo este bagaje? Yo creo que se necesita tiempo, serenidad, y perspectiva, circunstancias que conducen a la inteligencia, al poso, y al sedimento. pero también se necesita tener la mente amplia, el espíritu abierto, y ser capaz de salir de las propias fronteras, no sólo geográficas, sino de capacidad de captación. para ello él ha conocido nuevas personas, nuevos ambientes y nuevas tendencias. Ha sido capaz de salir al exterior, no sólo para aprender, sino también para trasmitir. De ahí su asistencia a numerosos

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Congresos (nacionales e internacionales), y su capacidad de organización de simpo-sios, jornadas, etc.

Es evidente, por tanto, que como investigador le hayan sido concedidos los ansiados por muchos profesores, tramos de investigación. En este caso, cinco.

3. lABOR EN lAS ACADEMiAS

Todos los que amamos estas Corporaciones, tratamos de seguir la Academia que Platón creó, con el dinero de su rescate, en unos terrenos próximos al templo del dios Academos en el año 337 a.C. Sobre todo en esta época que vivimos, compleja, y muchas veces inculta, tenemos una sociedad de la necedad y el espectáculo, en la que no se diferencia de una forma clara una vida reducida a las necesidades biológicas más elementales, de una vida cultural. En este sentido, las Academias, que son bioló-gicamente superfluas para la supervivencia de la humanidad, son necesarias para una vida más elevada, una vida cultural. Y quizá debido a eso, un docente, un investigador, debe ser considerado como una persona idónea y que puede aportar grandes cosas a las Academias. Aun cuando muchas veces se haya cercenado la vida y el genio de muchos Académicos. Recuerdo, por ejemplo, cómo la Convención en Francia (1793), abolió todas las Academias y, por si fuera poco en “la Terreur”, lavoisier, el padre de la Química Moderna, fue arrestado y decapitado en la guillotina. Otro Académico brillante, lagrange, hizo el siguiente comentario “Necesitaron sólo un momento para hacer caer esta cabeza, y quizá cien años, no bastarán para producir una semejante”.

para olvidar este drama, tengo que recordar, que después fueron restablecidas por Napoleón.

Quizá porque el prof. Badiola ha representado y representa la esencia del buen hacer y la dedicación intelectual, es por lo que ha sido nombrado Académico de Honor de prestigiosas Academias de Veterinaria como la de Valencia, Extremadura y Galicia, y Académico Correspondiente de zaragoza, Baleares, Cataluña e incluso de Medicina de Francia.

Terencio decía “Quot hominis, tot sententiae” (tantos hombres, tantas opiniones). Este hecho, que es válido para todos los intelectuales, es la base del debate científico y, por supuesto, de las Academias. Yo, por ello, estoy segura que su participación y colaboración con la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental será totalmente fructífera.

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4. OTROS MéRiTOS

Como en los apartados anteriores, podría citar toda otra serie de méritos, pero no quiero alargar demasiado el tiempo de mi exposición. por ello, simplemente diré que ha pertenecido al Consejo de Universidades, ha sido Presidente del Consejo General del Colegio de Veterinarios de España, Director del Centro Nacional de Referencia de las Encefalopatías Espongiformes, y miembro del Consejo de Estado.

diScurSo del profeSor badiola

Ha sido un magnífico discurso, como no podía ser de otra manera. Ya que ha trabajado a fondo el tema de los priones, tal y como se vé reflejado en el curriculum.

Realmente, desde el descubrimiento del origen Scrapie en 1732 hasta el momento actual, el estudio de los Priones ha sido un proceso que ha interesado sobre manera tanto en patología animal como en patología humana.

Además, existe otro hecho que hace extremadamente interesante el estudio de dichos procesos, y es que, a traves del tiempo, se han visto integrados en el mismo diferentes partes de la ciencia. Ha sido un magnífico ejemplo de seguimiento científico.

1. En primer lugar, de carácter epidemiológico, ya que el descubrimiento del origen Kurú en la tribu Fore de Nueva Guinea, fue evidentemente de este tipo.

2. Posteriormente, se pasó a una observación microscópica, mediante estudios de anatomía patológica, con la observación de varillas en zonas del cerebro, cuya proporción además, era diferente según las enfermedades.

3. A continuación fue la Química la que permitió la demostración de unas par-tículas que, contra toda lógica, carecian de ácido nucleico, y eran unas proteinas de características especiales.

4. La Física demostró que la proteina del Prión podía tener diferentes estruc-turas en alfa hélices y beta plegamientos, lo que también tendría una relación con la presencia o no de patología.

5. Y por último, la Genética, gracias a la cual se demostró la importancia del codon 129 y 178 del brazo corto del cromosoma 20 en humanos. pero no solo eso, sino que, de las cuatro variantes de PrPsc, la numero cuatro presenta mutaciones metionina/metionina (una procedente del padre y otra de la madre, es decir, sujetos homocigóticos), en la nueva variante del Creutzeld-Jacob, que sabemos aparece en personas más jóvenes y, además, con un alto grado de alteraciones psiquiátricas.

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Es decir, se ha avanzado mucho, pero aún asi, seguimos teniendo multiples retos, científicos.

- uno de ellos, es el conocimiento real de la patogenia del proceso clínico, cuáles son las rutas del prión, por ejemplo, desde el aparato digestivo al SNC, etc.

- Cuál es el papel del tejido linfoide, del que se deduce la importancia del diagnóstico a partir de la amigdala (que el prof. Badiola ha estudiado de forma tan exacta), y que tiene tanta trascendencia en la nueva variante del Creutzeld-Jacob.

- Cuál es la verdadera función de la proteína normal del prión. - profundizar en el estudio de los ratones transgénicos, sustituyendo la

proteína del prión por la proteína responsable de la encefalopatía espon-giforme, y las múltiples posibilidades que eso puede abrir.

- Estudiar otras posibles vías de transmisión que nos puedan llevar a fuentes ocultas de contagio.

- la utilización de nuevas técnicas diagnósticas. por citar un ejemplo, la existencia de test pre y post natales humanos.

- Y por último, algo que a mí, personalmente, me interesa como médico, abrir nuevas vías de tratamiento, que en este momento son muy escasas.

Es decir, tal y como decía al principio, un magnífico discurso.

refleXioneS Sobre laS academiaS y loS acadÉmicoS de honor

Cuando se ingresa en una Academia no se recibe un honor sino un compromiso, siendo mayor el saber que se adquiere que el honor que se otorga.

Honor, esa bella palabra con muchas acepciones, y que expresa distintos senti-mientos. El honor con connotaciones religiosas. Decía el Alcalde de zalamea “el honor es propiedad del alma, y el alma es propiedad de Dios”.

El honor del siglo de Oro, como sentimiento vano, caduco, estúpido y orgullo-so, que llevaba a perder la vida si se consideraba necesario ante hechos de una gran nimiedad.

El honor de las Academias. El ser Académico de Honor, que implica lo mejor, la supremacía científica y moral.

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Para ser Académico de Honor de una Academia adscrita o asociada, no se necesita pertenecer a un ámbito geográfico definido (como es necesario para ser numerario), sino que tiene un carácter más amplio, yo diría que de mayor excelencia. Esto, a veces, es difícil de encontrar.

Antes, en nuestra sociedad, se trataba de hacer cosas. Ahora, por el contrario, no hace falta muchas veces hacer nada, sino intentar ser alguien a cualquier precio. por eso, las Academias deben de ser cautas, saber elegir, y encontrarse abiertas al exterior, a los cambios, a las personas excelsas. lo estable, lo rigido, siempre es sinónimo de muerte, por lo que las Academias deben ser flexibles en sus actuaciones.

En realidad, debemos ser personas de la cultura, de la ciencia, y de la libertad. Debemos servir como valladar frente al poder, sea el que sea. Debemos mantener nuestro propio poder para conservar la libertad de pensamiento y de investigación, procesos que a veces son difíciles (el Prof. Badiola y cualquiera de nosotros que hemos vivido épocas con posibles e hipotéticas epidemias, sabemos mucho de esas presiones sociales y políticas).

por eso, y para conseguir eso, nuestros Académicos, y por supuesto, los más excelsos de Honor, deben tener la Enkrateria de los griegos (¡siempre la mirada puesta en la antigua civilización a la cual debemos tantas cosas!), es decir, el señorío, la clase, el estilo noble, la humanidad por encima de todo.

Pienso que debemos tener lo que Giordano Bruno llamaba el Furor Heroico, es decir, lo que excita, lo que diviniza, el ímpetu racional e intelectual que aparta de todo tipo de atadura de categoría inferior.

Debemos ayudar a las Academias y a los Académicos. Platón, nuestro ejemplo constante, decía que debemos amar, respetar y saludar a los Académicos como las mejores personas que podemos encontrar. Y el padre Feijoo, afirmaba “¡qué cosa más dulce es estar tratando todos los dias con los hombres más racionales y sabios!”.

A mi, imitando a Feijoo, se me ocurre decir ¡Qué bien que habeis hecho en esta Academia en escoger al prof. Badiola!. El tiene la Autoritas y potestas de los clásicos, adornada con todos los adelantos de nuestra civilización.

Y termino. El destino de cada hombre y de la misma historia es semejante al de Moises, que no llegó a ver la tierra prometida, pero no por eso dejó de caminar.

No dejó de buscar. Creo que la vida de nuestro nuevo Académico es una fiel copia de una frase que leí a Saramago hace ya mucho tiempo: “aunque posiblemente nunca encuentre, mientras pueda, seguiré buscando”.

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ContestaCión al disCurso de ingreso del ilmo. sr. dr. d. Paul Palmqvist Barrena

El seguirá buscando el rigor científico en la investigación y la docencia. la Aca-demia de Veterinaria de Andalucía Oriental, le ha encontrado a él.

Enhorabuena a los dos.

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Leismaniosis canina, estrategias de un parásito para evadir Las respuestas deL hospedador

79AnAles - Vol. 25 (1) - Dic. 2012 - ReAl AcADemiA De cienciAs VeteRinARiAs De AnDAlucíA oRientAl

1. introducción

Las leismaniosis son padecimientos comunes al hombre y a los animales que se conocen desde la antigüedad por ser recogidos en fuentes escritas egipcias como el papiro de Ebers de la época de Amenofis i , sobre el año1500 aC. Se le supone la mejor fuente de información sobre la medicina egipcia; en él se hace referencia a un tipo de lesión conocida como “grano egipcio”, que según el decir de los expertos pudiera tratarse de un signo clínico de la leismaniosis cutánea.

En los libros del Antiguo Testamento se indica que Yahvé enviaría males incu-rables para los hombres y los animales tales como úlceras, sarpullidos, forúnculos, tumores, escorbuto, para los que ninguno tendría remedio. Se piensa que tales afec-ciones (llagas, forúnculos, úlceras, sarpullidos, etc) no serían otra cosa que las lesiones propias de una leismaniosis cutánea que con toda probabilidad pudiera tratarse de la enfermedad producida por L. major.

la referencia de semejantes procesos recogidos en fuentes escritas ancestrales pertenecen a civilizaciones, muchas desaparecidas, y otras, permanecen aún como asentamientos urbanos habitados con una antigüedad superior a los 7000 años. Ciu-dades como Alepo, Damasco y Jericó, situadas, como otras ya desaparecidas a lo largo de la historia, en el oriente fértil que florecieron en torno a los ríos Nilo, Jordán, Barada, Orontes, Tigris y Eúfrates y sus afluentes, se disputan en el momento presente

leiSmanioSiS canina, eStrategiaS de un paráSito para evadir laS reSpueStaS del hoSpedador

excmO. sr. Dr. D. santiagO HernánDez rODríguez

Discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental como Académico Correspondiente

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el título de ciudad más antigua del mundo. Desde entonces algunas denominaciones de la enfermedad tales como “botón de Alepo”, “botón de oriente” o “rosa de Jericó” hacen referencia a los localismos de la zona.

En el Nuevo Mundo, representaciones precolombinas de lesiones de piel y deformaciones faciales, representadas en cerámica preincaicas de Perú y Ecuador datadas en el siglo i de nuestra era, evidencian la presencia de afecciones cutáneas y mucocutáneas. En escritos de los siglos XV y XVi, durante la colonización española, se hace mención al tipo de riesgos que corren los trabajadores agrícolas que transitan desde zonas de los Andes a los valles, adonde llegan infectados con pequeñas úlceras en la piel, padecimientos que denominaban “enfermedad de los valles” o “enferme-dad andina”, que se transformaban más tarde en lesiones desfigurantes oronasales y ulcerosas, propias de las leismaniosis mucocutáneas y cutáneas sudamericanas. Hoy se conocen con los nombres vernáculos de “espundia”, “uta”, “verruga peruana”, “úlcera del chiclero”, “nariz de anta”, etc., designaciones utilizadas para las afecciones más comunes de la leismaniosis en América Central y del Sur.

A pesar de conocerse las manifestaciones clínicas de la enfermedad, pasarían muchos años para que se realizara la primera observación del parásito, que tuvo lugar en la india a finales del siglo XiX. Se citó como Sporozoa forunculosa, por la creencia de que las numerosas formas intracelulares observadas al microscopio no eran otra cosa que “esporas”, si bien ya había algunos investigadores que le atribuían una naturaleza protozoaria. En 1903 se producen numerosos acontecimientos relevantes: en Europa, se observaron en el citoplasma de células reticulares de bazo del cadáver de un oriundo de China, inclusiones intracelulares, que fueron tomadas como restos celulares sobrevenidos a un proceso de cariolisis. En la India, Leishman, en mayo y Donovan, en julio, indican que la enfermedad conocida como “fiebre dum-dum” o “kala-azar” (enfermedad negra) pudiera estar producida por un tipo de corpúsculos parecidos a las formas esféricas (amastigotas) de tripanosomas. Ciertos fenómenos observados, como el de ofrecer cierta tendencia a adherirse a los hematíes, hizo que laveran y Mesnil, en noviembre de ese año, le dieran el nombre de Piroplasma dono-vani. Finalmente en esa misma fecha, Ross propone el nombre de Leishmania donovani.

En uSA se identifican, a partir de una lesión cutánea forunculosa procedente de un paciente infantil oriundo de Armenia, parásitos parecidos morfológicamente a los del kala-azar. Son considerados en un principio como microsporidios, dándoseles el nombre de Helcosoma tropicum. poco tiempo después Wright lo rebautiza con el nombre de Leishmania tropica. un año más tarde se confirma que ambas especies (L. donovani y L.tropica) son los agentes etiológicos del kala-azar indio y del botón de oriente res-pectivamente. En 1904 Cathoire y Laveran encuentran el primer caso de leismaniosis

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visceral en la cuenca mediterránea. Nicolle y Compte, en 1908, en el instituto pasteur de Túnez, aíslan el parásito de un niño afectado de kala-azar mediterráneo y creen que se trata de una especie distinta de la de la India por lo que proponen el nombre de Leishmania infantum como especie nueva. Macerados de vísceras procedentes del mencionado caso clínico son inoculados a un perro que desarrolla la enfermedad. En esa fecha, Nicolle, realiza también la primera cita de leismaniosis natural de un perro en la cuenca mediterránea. En España es pittaluga quien diagnostica por primera vez un caso de kala-azar en 1912. la primera cita de leismaniosis canina espontánea que se reporta en el continente europeo se realiza en 1913 en la ciudad de Marsella.

En los albores del siglo XX irrumpe la metodología experimental, orientada a conocer con más detalles aspectos relacionados con la invasíón, difusión y pato-genicidad de las leismanias mediante el empleo de inoculaciones en animales de experimentación como el perro y diversas especies de roedores. También se ensayan distintos medios de cultivo que posibiliten el crecimiento y mantenimiento in vitro del parásito, de donde se extrajo un extracto proteico soluble, la leishmanina que fue utilizado por vez primera por Montenegro en 1926 como prueba intradémica en el diagnóstico de la leismaniosis tegumentaria de las Américas, la prueba se basada en una reacción cutánea de hipersensibilidad de tipo retardado. En 1925 se produce un hecho importante en el conocimiento de la biología de estos parásitos y es cuando se identifica como hospedador intermediario-vector de las leismanias a Phlebotomus papatasi.

En la actualidad la leismaniosis humana constituye un complejo patológico constituido por procesos cutáneos, mucocutáneos y viscerales, causados por distintas especies del género Leishmania, que afectan a un total de 14 millones de personas dis-tribuídas en 88 países, estimándose en 2 millones el número de casos nuevos anuales: 1,5 millones para las leismaniosis cutáneas y 0,5 millones para la forma visceral. En Europa se presentan de forma endémica dos tipos de leismaniosis humana, cutánea y visceral, aunque con baja prevalencia. La única especie de la cuenca mediterránea es Leishmania infantum cuyo principal reservorio es el perro que se manifiesta clíni-camente bajo formas cutáneas, viscerales y viscerocutáneas. Se trata, por tanto, de una parasitosis canina con una doble repercusión en relación con la salud pública, dado el carácter zoonótico del proceso y el papel del perro como reservorio y con la medicina veterinaria por ser sujeto de una enfermedad altamente problemática.

La prevalencia media de parasítación en la población canina de Europa es muy variable y se ha estimado que en el suroeste de Europa existen al menos 2,5 millones de perros infectados. En España la seroprevalencia mediante el test ELISA es variable

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según la región, así en las islas Baleares es del 13%, en Madrid oscila entre el 5-8%, en Cataluña sobre el 20%, en la región de levante el 22%, en las Alpujarras el 13%, en Andalucía Oriental sobre el 7% y en Galicial es del 3,7%. Sin embargo cuando el diagnóstico se realiza por pCR los valores de prevalencia son mucho mayores, así, en Barcelona se han encontrado valores del 30% y en Mallorca del 44%.

2. biologÍa y epidemiologÍa

las leishmanias son protozoos tripanosomátidos que presentan varios tipos morfológicos a lo largo de su ciclo biológico. Se presentan como formas extracelulares flageladas (promastigotas) en la luz del tracto digestivo del vector (flebotominos) o como formas amastigotas, no flageladas, intracelulares, inmóviles, localizadas en el sistema mononuclear fagocítico de los hospedadores vertebrados, su forma es redon-da u oval, de 2-4 µm de diámetro, con un núcleo vesiculoso en posición central y un orgánulo muy basófilo adyacente a él denominado cinetoplasto.

El promastigote es la forma que se presenta en los medios de cultivo y en el aparato digestivo del flebótomo, cumplen su ciclo extracelular en el lumen intestinal y sobreviven a las condiciones hidrolíticas del intestino del mosquito gracias a los constituyentes glucoconjugados estructurales que se expresan en toda la superficie del parásito incluido el flagelo, su función es la de resistir la destrucción del parásito durante el proceso de digestión y hacer que se adhieran al intestino para que no sea eliminado con los alimentos. las formas infectantes para el hospedador definitivo son los promastigotes metacíclicos, localizados en las piezas bucales y en la proboscis de los insectos, son una población diferenciada al final del ciclo intravectorial, más pequeños, extremadamente activos y móviles y con un flagelo muy largo. El tiempo requerido para completar el ciclo en el insecto es variable, dependiendo de la especie de Leishmania, del vector y de las condiciones ambientales, aunque, por lo general, oscila entre 6-14 días. los promastigotes metacíclicos son inoculados al mamífero por la picadura del insecto, siendo rápidamente fagocitados por los MΦs, en su interior tiene lugar la transformación de promastigotes en amastigotes, le sigue un proceso de multiplicación por fisión binaria y cuando el número de parásitos es lo suficiente importante se produce la rotura del MΦ. Los amastigotes liberados son fagocitados por otros MΦs que se distribuyen por la sangre a los distintos órganos y tejidos incluida la piel, desde donde son captados por el insecto vector en el momento de la picadura.

Los vectores naturales de Leishmania son insectos de la subfamilia Phlebotomi-nae, familia Psychodidae, de la que se reconocen hoy día más de seiscientas especies

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distribuidas por todas las zonas zoogeográficas del mundo. En Europa, los vectores de L. infantum, único agente etiológico de la leismaniosis de la cuenca mediterránea humana y canina, son siempre especies del género Phlebotomus, siendo P. perniciosus y P. ariasi las que están más involucradas en la transmisión. los flebótomos, conoci-dos en España como «viuditas» o «beatillas», son dípteros de pequeño tamaño (2-4 mm), peludos y con un sólo par de alas funcionales. Su ciclo biológico incluye las fases de huevo, larva, pupa y adulto. Los condicionantes ambientales para el desa-rrollo del ciclo no son muy estrictos., en general necesitan temperaturas medias entre 15-20 °C, protección de la luz solar directa, humedad moderada y abundancia de detritus orgánicos. los mosquitos adultos muestran actividad de forma estacional, en los meses de primavera y verano, permaneciendo las fases larvarias en diapausa durante la estación fría. Su distribución es muy amplia, encontrándose en hábitats muy diversos, desde zonas húmedas a zonas áridas y desde el nivel del mar hasta los 2000 m de altitud. Se adaptan a numerosos microhábitats naturales y domésticos: refugios de animales, oquedades del suelo y de la vegetación, edificaciones, viviendas y construcciones pecuarias (establos, gallineros), etc. Durante el día permanecen en estos lugares al abrigo de la luz y es en las horas del ocaso y nocturnas cuando los mosquitos muestran actividad. los machos se alimentan exclusivamente de jugos vegetales, sólo las hembras son hematófagas y por tanto las únicas implicadas en la transmisión, sobreviven unos 30 días y una vez infectadas son capaces de inocular leismanias durante toda su vida.

La leismaniosis aparece en nichos ecológicos que permiten la coexistencia de poblaciones de parásitos, insectos vectores y hospedadores vertebrados, de tal manera que se garantice el desarrollo completo y continuo del ciclo del parásito. Se presenta en focos ecológicos bien definidos y delimitados, tanto geográfica como biológicamente, donde se mantienen de manera constante los mismos hospedadores intermediarios y definitivos. un foco se corresponde, por tanto, a un determinado hábitat en el que se configura un patrón concreto en la transmisión. En España la leismaniosis canina se describen dos tipos de ciclos epidemiológicos interrelaciónados, peridoméstico o rural y doméstico o urbano. En España los principales reservorios del ciclo silvestre son el zorro y la rata, aunque recientemente se han hallado otras especies con pre-valencias importantes tales como el lobo, el meloncillo, la gineta, el gato montés y la marta. Los ciclos domésticos y peridomésticos tienen como hospedador principal al perro y al gato, siendo los perros vagabundos y asílvestrados los reservorios que mantienen la conexión con el ciclo silvestre. La transmisión entre animales y entre éstos y los humanos siempre se realiza a través de la picadura de los hospedadores

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intermediarios vectores. la transmisión zoonótica se realiza generalmente de manera peridoméstica o doméstica.

En cada nicho ecológico, la epidemiología de la leismaniosis funciona como una cadena de transmisión que se inicia en los hospedadores definitivos infectados (primer eslabón), que son la fuente de parásitos para los insectos vectores, protago-nistas principales de la transmisión (segundo eslabón), completándose la cadena al contagiarse nuevos hospedadores definitivos por la picadura de los vectores (tercer eslabón). Desde el punto de vista zoonótico, el reservorio más importante de L. infan-tum es el perro, y supone la principal fuente de parásitos en la cadena epidemiológica. Sin embargo, la capacidad infectante para los vectores no es igual en todos los perros infectados, ya que se han encontrado dos poblaciones diferenciadas, los que tienen capacidad infectante y los que no. Los potencialmente infectantes serían animales seropositivos sintomáticos y aquéllos no sintomáticos que están en el período pre-patente de la enfermedad, mientras que los seronegativos asintomáticos carecerían de capacidad infectiva.

3. relacioneS paráSito-hoSpedador

La relación Leishmania/hospedador que se establece entre las leishmanias y el perro es muy compleja, pues está condicionada por una gran variedad de factores, entre los que destacan los de naturaleza intrínseca que dependen tanto del parásito como del hospedador. Ambos interaccionan entre sí haciendo que las consecuencias de la relación se manifieste de maneras muy variadas, desde la total ausencia de enfermedad hasta el desarrollo de situaciones patológicas muy graves. la gran va-riabilidad de presentación depende del tipo de respuesta que se instaure de acuerdo con las dos únicas posibilidades excluyentes que se adopte: que dé lugar al desarrollo progresivo de la enfermedad, que en la mayoría de ocasiones lleva a la muerte, o que se desarrolle un estado de resistencia que conduce a un control y/o resolución de la infección.

Entre los factores dependientes del parásito se destaca en primer lugar a la especie y en segundo lugar los relaciónados con los constituyentes moleculares que conforman el zimodema. L. infantum es la única especie identificada y tipificada hasta la fecha en la península ibérica, y afecta a perros y humanos. los zimodemas encon-trados presentan, según se ha podido comprobar grosso modo, diferente virulencia y antigenicidad siendo capaces de provocar, según su naturaleza, afecciones cutáneas o botonosas y/o formas viscerales generalizadas. Hasta la fecha se han descrito en L.

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infantum 29 zimodemas, de los cuales el zimodema MON-1 es el responsable del 90% de los casos de lV y del 20% de lC, es el más extendido y el que con más frecuencia ha sido aislado en el perro y en el hombre como también en los reservorios silvestres de nuestro entorno como el zorro, la rata, el gato, el lobo o la gineta.

Entre los factores dependientes del hospedador cabe mencionar la constitución genética y vinculado a ella, la capacidad de desarrollar una respuesta inmunitaria más o menos efectiva que condiciona la instauración o no de un proceso patológico y de desarrollar uno u otro tipo de enfermedad. la resistencia genética en el perro se ha vinculado recientemente con el polimorfismo de un gen (NRAMp1) que regula la actividad de una proteína de transporte de iones metálicos del MΦ vinculada con el incremento de la producción de óxido nítrico y por tanto de la resistencia natural. éste podría ser el caso algunas razas de animales que raramente desarrollan síntomas de enfermedad como es la del Podenco Ibicenco.

3.1. comienzo de la infección

El comienzo de la infección tiene lugar cuando los promastigotes metacíclicos son inoculados por regurgitación del contenido digestivo en el hospedador definitivo acompañados de saliva. la presencia de los flagelados junto a las sustancias anticoagu-lantes y vasodilatadoras liberadas por el insecto en el momento de la picadura estimula la producción de una citocina quimiotáctica, la CXCl1, que favorece la emigración de fagocitos y granulocitos hacia el lugar de la infección. El acoplamiento de la quimio-cina a receptores asociados a proteína G con dominios transmembrana localizados en la superficie de los leucocitos, favorece la activación de una fosfolipasa C (PLC) que interviene en eventos de señalización intracelular relacionados con la quimiotaxis, la degranulación y la eficacia de las moléculas de adhesión celular (integrinas) que mucho tienen que ver con la organización del infiltrado inflamatorio localizado.

las primeras células en llegar al punto de inoculación son los neutrófilos que fagocitan eficientemente a las leismanias pero carecen de capacidad para destruirlas como hacen los macrófagos, sin embargo los parásitos son incapaces de reproducir-se en su interior. los neutrófilos son considerados como “caballos de Troya”, como auténticos reservorios de parásitos donde están protegidos del entorno hostil que supone el medio extracelular que los rodea. El papel de estas células depende del grado de susceptibilidad del hospedador, así en animales resistentes, los neutrófilos son capaces de realizar un control satisfactorio del parásito gracias a la producción de moléculas protectoras tales como el TNF-α. Por contra, en animales susceptibles los

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neutrófilos tienden hacia la apoptosis poco tiempo después de producirse la infección, es entonces cuando los restos celulares y las leismanias son fagocitados por una célula hospedadora profesional como es el macrófago. lamentablemente, la fagocitosis de los cuerpos apoptóticos induce la producción de moléculas dañinas tales como las prostagladinas pGE2 que favorecen la vasodilatación, aumentan la permeabilidad y permiten el paso de los leucocitos al lugar de la picadura, facilitando de esta manera el establecimiento de una respuesta inflamatoria local.

3.2. mecaniSmoS de agreSión-evaSión

3.2.1. Respecto a la inmunidad natural

una vez inoculado el promastigote en los espacios extracelulares se expone a la acción lítica u opsonizante del sistema del complemento. En teoría los promasti-gotes de leismania deberían ser destruidos por la activación de la vía alternativa del complemento así como por la vía de la lectina de unión a la manosa (MBl) por la que los complejos lectin-man se unen a una proteasa del tipo serina (MASp) dependiente del calcio con función de convertasa de C3 que al hidrolizarse se transforma en las subunidades C3a y C3b. C3a es un mediador de la inflamación y C3b actúa como una opsonina que participa en el inicio de una nueva vía de activación del complemento orientado a la destrucción del parásito mediante la formación del complejo de ataque a la membrana (MAC). la fase final de activación y fijación de complemento consiste en la formación de la convertasa de C5 que se desdobla en C5a y C5b, esta últiman se asocia rápidamente y de manera secuencial con C6 y C7, C8 y con varias moléculas de C9 que se ensamblan entre sí para formar los denominados poros, estructuras en forma de tubo hueco estructurado por canales hidrofílicos que atraviesan la membrana y permiten el libre intercambio de sodio y agua entre el interior y el exterior de la célula ocasionando un daño físico provocado por la lisis osmótica del organismo atacado.

Es de resaltar que los promastigotes metacíclicos son capaces de evadir la lisis mediada por el complemento, y ello se debe principalmente a la presencia en la super-ficie del parásito de lipofosfoglicano (lpG) y de glicoproteína gp63, el primero inhibe la unión de las subunidades C5b hasta C9 del complemento, consiguiendo así escapar de la lisis celular mediada por el complemento, mientras que la leismaniolisina gp63 es una metaloproteasa que convierte la subunidad C3b del complemento en la forma inactiva C3bi con lo que se impide la posterior formación de la convertasa de C5 y por tanto la lisis mediada por el complemento. Además la forma C3bi resultante se

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fija al parásito como opsonina para que sea fagocitado por medio de los receptores del complemento del macrófago

En este momento los flagelados inoculados, los tejidos dañados y las células inmunitarias liberan señales químicas (il-1, TNF-α) que provocan que las células endoteliales comiencen a expresar rápidamente moléculas de adhesión receptoras o adhesinas, cuyo objetivo es captar los fagocitos circulantes mediante la fijación de ligandos que tienen en su superficie como son las integrinas y selectinas que pro-mueven la diapédesis y la emigración de los fagocitos desde los vasos sanguíneos a los territorios de la infección. En este instante se inicia el proceso de fagocitosis en el que se ven involucrados numerosos receptores presentes en el mΦ

• Receptores que fijan restos de manosa presentes en las moléculas glu-cosiladas de la superficie de las leismanias.

• Receptores CR1 que fijan componentes del complemento C3b y C4b. • Receptores CR3 integrina que ligan los componentes C3bi y moléculas

de adhesión extracelular e intracelular.• Y receptores para la proteína C-reactiva o proteínas de fase aguda con

función opsonina.Así pues las formas metacíclicas que no se han destruido por la acción del

mac pueden entonces ser fagocitadas:

• Bien de manera directa por medio de los receptores del MΦ que ligan los complejos glucosilados de superficie que contienen manosa como son los LPG, gp63 y los glucosilfosfatidilinositol (Gipls).

• O bien de manera indirecta por medio un interpuesto como son los com-ponentes del complemento C3b y C3bi que funcionan como opsoninas

los promastigotes metacíclicos, inoculados por la picadura del flebótomo son entonces fagocitados por los MΦs y alojados inmediatamente en el interior de una vacuola parasítófora (Vp) delimitada por una unidad de membrana que los separa del resto del citoplasma. A partir de este momento el MΦ inicia una serie de cambios que afectan principalmente a su fisiología.

Del retículo endoplásmico rugoso se originan vesículas lisosómicas de trans-ferencia y endosomas que se fusionan por coalescencia con las membranas de la Vp para poner en íntimo contacto el contenido de los lisosomas (hidrolasas) con los promastigotes, formándose el denominado fagolisosoma. Dicho proceso de movili-zación y fusión de vesículas y endosomas con el fagosoma se ve influenciado por la presencia de distintas substancias ligadas a los restos de la membrana plasmática del

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MΦ consecuente al proceso de endocitosis, entre otras, las hidrolasas del tipo de la guanosina-trifosfatasa (GTp-asa) denominadas Rab-7 que participan en el transporte y ensamblaje de los endosomas/lisosomas, en la síntesis proteica, en la biogénesis de las membranas de los lisosomas y en su fusión con las membranas de la Vp. las vesículas lisosómicas son portadoras de varios tipos de catepsinas, enzimas del tipo de las cisteína-protesas del parásito, que catalizan en medio ácido la hidrólisis de las proteínas externas de la leismania degradándolas a polipéptidos. El fagolisosoma contiene además otras substancias de naturaleza antigénica como son los proteo-fosfo-glucano (ppG) únicos productos metabólicos liberados por los parásitos.

En un principio, la Vp presenta una forma alargada adaptada a la del promas-tigote, aunque al cabo de 2-5 horas después de la fagocitosis el flagelo involuciona hasta perderse totalmente, mientras el cuerpo del parásito se ensancha y poco a poco se va transformando en un elemento elipsoide. No se conocen las causas que deter-minan la metamorfosis de la forma promastigota en amastigota, aunque se intuye que pueda ser debido:

1.- A un cambio de los constituyentes de la envoltura del parásito.

2.- A la acción de los enzimas lisosómicos sobre la membrana parasitaria.

3.- A la influencia de la actividad de la actina y la tubulina en la neoformación de las estructuras del parásito.

y 4.- A un reajuste de su metabolismo inducido por una célula hospedadora cuyo entorno ahora es teóricamente más hostil que el proporcionado por el aparato digestivo del vector.

La transformación se completa como pronto no antes de 5 días. A partir de este momento y bajo forma amastigota permanecerá durante todo el tiempo que dure la infección, siempre dentro de las células del sistema mononuclear fagocítico, en cuyo interior se multiplica activamente y se distribuyen por todo el organismo.

Las formas amastigotas liberadas en el medio interno por la ruptura de la célula hospedadora son fagocitadas además de por los receptores de los MΦs ya citados para los promastigotes, por otros como son los receptores para Fc

ϒ que se encargan

de fijar a las igGs específicas anti-Leishmania ligadas a los antígenos de superficie del parásito. A pesar de haberse detectado en estas formas una minoración notable de las moléculas de expresión de los glucoconjugados (lpG, gp63) así como la de otros de-terminantes antigénicos de la membrana plasmática, no parece que esta circunstancia influya en la celeridad con la que los amastigotes son internalizados, aunque sí parece

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que pueden verse afectadas otras acciones como las relacionadas con la formación y evolución de los endosomas y lisosomas y su fusión con el fagosoma

La supervivencia de las leismanias en el interior de los mΦs está relacionada con una serie de mecanismos que ponen en marcha con la misión de resistir o inhibir la acción lítica espontánea de los MΦs, cuya primera vía de destrucción que se ejerce en el seno del fagolisosoma es la acidificación del medio (pH= 4,5-5) acompañado del vertido de enzimas hidrolíticos con la intención de lisar a los parásitos. Esta vía de destrucción resulta ineficaz en la mayoría de las ocasiones ya que las leishmanias poseen una serie de constituyentes de superficie (gp63, lpG y Gipls) que las protegen de la acción de los enzimas lisosómicos.

Otros mecanismos leismanicidas que emplean los MΦs son los denominados radicales intermediarios del oxígeno (roi) e intermediarios del nitrógeno (rni). Su actividad depende de la capacidad que tenga el MΦ para procesar los mensajes que recibe de los mediadores bioquímicos como son las citocinas. Existen dos vías de influencia en la activación macrofágica, una denominada clásica que responde de manera positiva a los estímulos del IFN-γ y TNF-α y otra denominada alternativa promovida por la il-4 e il-10 cuyos efectos negativos más notables están relacionados con la inhibición de la producción de radicales tóxicos, sin embargo son capaces de ejercer ciertas acciones positivas como son las de favorecer la expresión de determi-nados receptores fagocíticos encargados de la internalización de los parásitos.

uno de los mecanismos efectores innatos que ponen en marcha los MΦs activa-dos para la destrucción parasitaria, es el denominado estallido respiratorio (o estrés oxidativo que comienza con la captura de oxígeno extracelular y su transporte hacia el citoplasma a través de la membrana plasmática. El proceso se desencadena por la estimulación de la membrana del fagocito por la enzima NADpH oxidasa de origen citosólico aunque también está presente en la membrana del fagolisosoma. Su función es donar electrones al oxígeno molecular (O2) y reducirlo a anión superoxido (O2

-) que en presencia del pH ácido del fagosoma se convierte en peróxido de hidrogeno (H2O2) el cual reacciona nuevamente con el anión superóxido para dar lugar a radicales hidroxilo (OH-) y oxígeno atómico (1O2), productos oxigenados altamente reactivos y tóxicos para las leismanias que son conocidos como intermediarios reactivos del oxigeno (ROi).

Entonces ¿por qué fracasa el mecanismo de destrucción de los MΦs, siendo el estrés oxidativo uno de los elementos de defensa más sofisticados que tienen los fagocitos para enfrentarse a los patógenos intracelulares? Se supone que por dos razones esenciales

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• Una porque las leismanias poseen ciertos constituyentes en su membrana plasmática tales como los LPGs que actúan como antioxidantes

• Y otra porque poseen enzimas tales como la superóxido dismutasa que es capaz de transformar los radicales superóxido en oxígeno y peróxido de hidrógeno y como las catalasas que desdoblan el agua oxigenada en oxígeno molecular y agua, elementos absolutamente inocuos para el parásito.

Otro dispositivo microbicida que ejecutan los MΦs es la generación de radicales intermediarios del nitrógeno, su producción está ligada al tipo de activación pro-movido por las citocinas de los linfocitos T efectores. la producción o no de dichos radicales depende del destino metabólico de la l-arginina, aminoácido que sirve como sustrato de dos enzimas: la óxido nítrico sintasa inducible por citocinas (iNOS) y la arginasa. la activación del MΦ por la vía clásica (Th1) se produce cuando la l-arginina es oxidada por la iNOS para dar óxido nítrico (NO) y citrulina. En el transcurso de esta degradación se originan productos intermediarios como los peroxinitritos, que junto al NO constituyen los denominados RNi de gran poder citotóxico. Cuando el MΦ se activa por la vía alternativa (Th2) se induce la producción de arginasa la cual transforma la arginina en urea y ornitina. la ornitina es un componente fundamental para la biosíntesis de poliaminas que son substancias utilizadas por las leismanias en propio beneficio como factores esenciales de su metabolismo ya que catalizan procesos de diferenciación, proliferación y multiplicación de los amastigotes. Esta es la razón por la que los MΦs activados por esta vía resultan ser altamente permisivos y condes-cendientes con la expansión parasitaria. Se trata más bien de una célula nodriza que le proporciona sustento y protección, facilitando su supervivencia y haciendo del MΦ un nicho ecológico altamente favorable para los intereses vitales del propio parásito.

2.2.2. Respecto a la inmunidad adaptativa

Hasta ahora hemos visto como la inmunidad natural que desarrolla el organismo frente a los patógenos es llevada a cabo por mecanismos espontáneos de naturaleza humoral (activación del complemento por la vía alternativa) y de naturaleza celular (fagocitosis). Sin embargo, existen otras acciones complementarias, consecuentes a las primeras que constituyen otro tipo de respuesta denominada inducida o adapta-tiva que conlleva la participación de mecanismos humorales como es la producción de anticuerpos por linfocitos B y de otros mecanismos de índole celular que son desempeñados básicamente por los linfocitos T (lT). Ambos sistemas constituyen la base de la inmunidad adquirida.

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Estudios realizados in vivo e in vitro han demostrado que los amastigotes y sus Ags pueden estar presentes en cuatro tipos de células, MΦs, células dendríticas (DC), polimorfonucleares y fibroblastos; entre todas ellas las únicas que se identifican como células presentadoras de ags (apcs) son las DCs y los MΦs que poseen moléculas de restricción del complejo mayor de histocompatibilidad de clase ii (MHC-ii) que funcionan como portadoras y presentadoras de los Ags parasitarios para que sean reconocidos por los receptores de los linfocitos T. A partir de este momento se desencadena una respuesta inmunológica de tipo adaptativo cuyo proceso se realiza en dos fases una relativa a la formación de moléculas de clase II en la APCs y otra referida a la mecánica que se sigue en los lT para proceder a las lecturas de los an-tígenos presentados.

Las moléculas de clase II son proteínas de membrana, heterodímeros formados por dos cadenas α y β que ofrecen dos porciones, una extracelular, transmembranosa y otra citosplasmática. Sus características y funciones se desarrollan ordenadamente de la manera siguiente.

1.-Los dominios externos, extracelulares, presentan entre las moléculas α y β un hueco o “surco de acoplamiento” donde ha de encajarse el péptido antigénico.

2.-Las cadenas α y β se sintetizan por separado por polisomas del retículo en-doplásmico granular (RER)”

3.- En las cisternas del RER se ensamblan con una proteína “chaperona”, la cal-nexina que contribuye al ensamblaje de ambas cadenas. Todavía el complejo formado es inestable y no puede prescindir de la chaperona.

4.-la calnexina es desplazada por otra proteína, la “cadena invariable” que la sustituye en el surco de acoplamiento, le da estabilidad y evita la fijación de péptidos endógenos.

5.- El transporte del complejo cadena invariable-MHC-ii se hace a través de los sistemas de membrana de la célula mediante vesículas de transferencia desde el RER hasta al Golgi y desde el trans Golgi hasta su fusión con los endosomas.

6.- Formación de compartimentos citoplasmáticos para el procesamiento de moléculas de clase ii asociada al péptido invariable o MiiC. Son endosomas ácidos disgregados de la vacuola parasitófora que contienen proteasas como las catepsinas y péptidos parasitarios.

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7.- las catepsinas en el seno de los MiiC producen la ruptura progresiva de la cadena invariable a excepción de un fragmento peptídico denominado Clip que sigue bloqueando el surco de acoplamiento.

8.- participación necesaria de moléculas de clase ii no clásicas, como la H-2M de ratón o HlA-DM humana que se encuentran en la luz de los compartimentos MiiC, no se expresan en la superficie celular y su función es la de actuar como chaperonas catalizando el intercambio del Clip por los péptidos antigénicos.

la eficacia de la presentación de Ags por MHC-ii depende de la cantidad de antígeno (Ag) existente en los compartimentos de procesamiento.

Formados los complejos MHC-ii-péptido son transportados por membranas a través de la ruta endosómica ascendente hasta fusionarse con la membrana plas-mática de la ApC, y allí queda expuesto para que sea reconocido por los linfocitos T CD4. El pH neutro del exterior celular estabiliza y refuerza la unión MHC-ii-péptido antigénico, que se sitúa aleatoriamente sobre la membrana del macrófago. Sin em-bargo, con objeto de hacer más efectivo el reconocimiento de Ags por los linfocitos, los complejos MHC-ii-péptido, son agrupados principalmente en las denominadas “balsas lipídicas”. Son microdominios especializados de la membrana plasmática de la APC que están constituidas por colesterol, una proteína de transmembrana, que puede ser una molécula de MHC-ii, y un glucoesfingolípido. Sirven como centros de organización para el montaje y concentración de las moléculas de señalización (MHC-ii). las balsas lipídicas permiten a las células T mejorar las inmunorrespuestas por tener las MHC-ii agrupadas y en mayor número que las que se sitúan de manera aleatoria y dispersa en el resto de la membrana plasmática. Las células que expresan de forma constitutiva moléculas de clase ii portadoras de péptidos antigénicos exó-genos capaces de activar a los linfocitos T CD4 se denominan células presentadoras de Ags profesionales.

Ha sido demostrado en ratones que en algunas ocasiones, pueden participar además, moléculas de clase i del MHC, encardadas de transportar los Ags de proce-dencia endógena. la intervención de MHC-i tiene que ver con la interferencia de la vía ordinaria de ensamblaje entre las moléculas del MHC-ii y los péptidos antigénicos de leismania por un proceso intercalado de disociación/cambio de péptidos, mecanis-mo basado en la pérdida del péptido endógeno que porta el MHC-i y su sustitución por el de procedencia exógena. Dicho fenómeno sólo es posible en un medio con pH ácido como el que se encuentra en los compartimentos MiiC o en cualquiera de las vesículas de la ruta endocítica. los Ags de leismania asociados a las moléculas MHC-i

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son mostrados por la célula hospedadora, que ahora se denomina diana, para que sean reconocidos por los linfocitos CD8 (lTc) desencadenándose de esta manera una respuesta protectora de naturaleza citotóxica debida al iFN-

ϒ, TNF-α/β que activan a los MΦs y favorecen la producción de perforinas que estimulan el proceso de apoptosis de las células dianas infectadas. Fenómeno frecuente en las leismaniosis cutáneas y raramente demostrado en animales infectados experimentalmente con L. infantum, en cualquier caso lleva a la instauración de un estado de resistencia y a la ausencia de síntomas de enfermedad.

¿De qué manera las leismanias pueden interferir la maquinaria que se en-carga de la presentación de ags por moléculas del MHC-ii que realizan las células dendríticas y MΦs? Varios son los mecanismos que se supone pueden obstaculizar dicho proceso, a saber:

• El gran desarrollo de las vacuolas parasitóforas de las células hospe-dadoras que contienen un alto número de amastigotes condiciona el incremento de tamaño y la deformación de los MΦs. La presencia de los parásitos obstaculiza por ocupación del espacio citoplasmático el tráfico de las moléculas de clase ii en su ruta hacia la superficie de la célula hospedadora. Dichas moléculas, asociadas a las membranas de la Vp junto a las chaperonas que las acompañan, se encuentran muy dispersas debido al gran tamaño de la Vp lo que dificulta el encuentro y por tanto el acoplamiento con los Ags. Además, un número importante de ellas tienden a concentrarse en las zonas de membrana que contactan con las leismanias, esa proximidad impide que los péptidos antigénicos originados por la acción de las hidrolasas se engarcen con las molécu-las de clase II, dejando muchas de estas moléculas sin funcionalidad al quedarse totalmente vacías.

• los amastigotes tienen la particularidad de interiorizar en su citoplasma moléculas de clase ii vacías, acopladas al Ag o a chaperonas que, tarde o temprano, terminan siendo degradadas por los megasomas (orgá-nulos citoplasmáticos de las leismanias con funciones semejantes a la de los lisosomas). El resultado es que un número importante de estas moléculas se destruyen, por lo que el potencial de la célula en relación con la capacidad de procesar y presentar Ags parasitarios se reduce considerablemente.

• los únicos productos metabólicos con actividad antigénica que secretan los amastigotes, presentes en la Vp y en los CiiM, son los proteofosfo-

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glucanos (ppG), tienen la propiedad de ser escasamente inmunógenos y la capacidad de competir con los péptidos antigénicos derivados de la membrana plasmática de las leismanias por ocupar el surco de acopla-miento que portan las moléculas de clase II. El resultado es que los PPGs son incapaces de promover una respuesta T CD4 efectiva.

• las leismanias inducen a una modificación de la estructura y función de las balsas lipídicas encargadas de concentrar los determinantes an-tigénicos. Ello se debe a la sustitución de los lípidos estructurales que posee, esfingolípidos y colesterol, por glucolípidos parasitarios, trans-formándolas en áreas con membranas desestructuradas, más fluidas y por tanto menos eficientes en las actividades de la presentación de Ags parasitarios a las células T.

A pesar de las limitaciones que suponen las actuaciones de los MΦs infectados con leismanias relacionadas con el procesamiento de moléculas de clase II, la célula hospedadora como presentadora profesional de Ags, adquiere el compromiso de evitar las interferencias que se le presentan, sin embargo, ante tan variado y heterogéneo repertorio de determinantes antigénicos, los mensajes que emiten no son eficientes y en la mayoría de las veces desconcertantes, por lo que la respuesta de las células efectoras resulta ser muy heterogénea y a veces confusa.

Las estructuras encargadas de efectuar la lectura de los ags comprende una serie de receptores de membrana en los linfocitos T denominados tcr (T cell recep-tor), heterodímeros relacionados con las inmunoglobulinas formados por cadenas peptídicas α y β, que se acompañan de moléculas transmembranosas accesorias CD4 y CD8 que actúan como correceptores. Su misión es la de realizar funciones de adhesión y reconocimiento de los Ags presentados por las moléculas del MHC-ii y MHC-i respectivamente. un mismo linfocito no puede tener ambos determinantes, o uno CD4 u otro CD8, por lo que sólo existen dos poblaciones de lT, los llamados cooperadores o CD4+ (lTh) y los CD8+ o citotóxicos.

los TCRs que reconocen antígenos presentados por moléculas de clase ii con-fieren a los lT capacidad para poderse activar, ello sucede siempre que participen otras 5 proteínas transmembranosas que se asocien al heterodímero α-β y así formar el denominado “complejo TCR funcional”. Tres de dichas proteínas (γ,δ y ε) se deno-minan moléculas CD3 que se expresan sobre las membranas del lT aunque una parte de su estructura, las colas, pertenecen a dominios citoplasmáticos. Su función está relacionada con el envío de señales al interior de la célula por medio de las cinasas, como la pTK (proteína tirosina cinasa) que activan los lT mediante fosforilizaciones.

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Las otras dos proteínas, especialmente la cadena ζ zeta, aportan un complemento amplificado en la traducción de señales transmitidas por las cinasas. la estructura encargada, por tanto, del reconocimiento de Ags presentados por la ApC es un com-plejo formado por moléculas TCR-CD3-CD4 que inducen a un estado de activación de las vías bioquímicas del citosol a través de las cinasas. Esta primera señal recibida es verificada por la proteína de membrana CD28 del lT CD4+ que se liga con las moléculas B7 (B7.1 o CD80 y B7.2 o CD86) de las ApCs. Ambas interacciones, la del complejo TCR funcional con el complejo péptido-HCM-ii de una parte y entre las moléculas coestimuladoras CD28 y B7 de otra, resultan imprescindibles para que los lT CD4+ respondan adecuadamente.

Los mecanismos que poseen las leismanias para dificultar el reconocimiento de antígenos por los linfocitos Th CD4, entre otros, se enumeran los siguientes:

• Los relacionados con la actividad proteolítica de la gp63 capaz de hidro-lizar el receptor CD4 de los lT evitando la interacción del TCR funcional con las moléculas de clase II de las APCs.

• la disminución del número de moléculas coestimuladoras CD28 que ligan con los receptores de la familia B7 de la ApC provocando un de-bilitamiento de las señales necesarias para la activación de los lT CD4.

• la expresión en los linfocitos T activados de receptores alternativos del tipo CTlA-4 (molécula-4 asociada a lT citotóxico o lTC asociado a la proteína 4) que compiten con los CD28 por los ligandos B7 del MΦ, lo cual da lugar a un bloqueo de la producción de iFN- γ. Además la CTlA-4 también bloquea la sinapsis inmunológica encargada de la transmisión de señales mediadas por la pTK que se originan en las colas citoplasmáticas de las proteínas CD3 responsables de la activación de los lT.

• El alto polimorfismo de moléculas antigénicas en la superficie de las ApCs induce a que los lT presenten multitud de receptores TCR ca-rentes de efectividad que afecta a la activación y diferenciación de las subpoblaciones Th1 y Th2.

El reconocimiento del Ag y las señales coestimuladoras activan a las células Th vírgenes (Th0) que sufren una expansión clonal y diferenciación en células T efectoras y de memoria. la activación clonal o proliferación de lTh se debe a la liberación por el MΦ de un poderoso factor de crecimiento denominado il-2. También se producen otras citocinas como la il-12 que estimula la diferenciación de los linfocitos Th0 hacia el subgrupo celular Th1 o su antagónica, la il-4, que lo hace hacia el subgrupo Th2.

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• los Th1 liberan TNF-γ, TNF-α, il-2, il-12 que activan a los macrófagos favoreciendo la fagocitosis, la producción de radicales tóxicos y la muerte intracelular del parásito.

• los Th2 secretan una amplia gama de citocinas, il-4, il-5, il-6, TGF-β, IL-10 y IL-13 que actúan sobre los linfocitos B (LB) estimulando su pro-liferación, expansión clonal y diferenciación hacia células plasmáticas productoras de anticuerpos (Ac), al mismo tiempo que inhiben la respues-ta de tipo Th1 encargada de dificultar la diseminación de los parásitos.

El marco en el que se desarrolla el proceso viene determinado por un desbara-juste del sistema inmune provocado por la gran variabilidad en calidad y cantidad de las moléculas mensajeras liberadas por distintas células en respuesta a acciones desarrolladas por las ApCs y por las que se encargan de reconocerlos como son los lT. El que los animales ofrezcan una respuesta inmune adecuada o no, depende de si existe un mecanismo eficaz de protección, que evite la diseminación de la infección eliminando o acantonando al parásito, o por el contrario que sea promotora de la instauración de la enfermedad porque sea incapaz de destruirlo.

3. efectoS de laS leiSmaniaS en el perro

En el perro se ha comprobado que existe una correlación entre la inmunidad protectora y la expansión de linfocitos Th1. El aspecto más sobresaliente es la activación de los MΦs induciéndolos a la producción de radicales tóxicos para la muerte de las leismanias y a la liberación de citocinas il-12 e il-18 que median respuestas de hiper-sensibilidad de tipo retardado. La otra alternativa es una respuesta eminentemente humoral, inefectiva, de tipo Th2 que promueve un proceso sintomático favorecido por la expansión policlonal de los linfocitos B con la consiguiente inhibición de la activación macrofágica y respuestas linfoproliferativas.

la respuesta celular mediada por células Th1 CD4 es una hipersensibilidad de tipo retardado (hr) o tipo iv caracterizada por una lesión granulomatosa propia de enfermedades con estímulo antigénico crónico persistente semejante a las de la tuberculosis, lepra, o esquistosomosis, donde las citocinas, principalmente TNF-α, se libera de forma continua favoreciendo la activación y diferenciación de macrófagos en células epitelioides y la formación de granulomas efectivos donde los parásitos sobreviven durante largos períodos de tiempo. Es un estado quiescente en el que la infección es controlada localmente evitando la recrudescencia de la infección, no obs-tante en algunos casos la respuesta inflamatoria es exacerbada, generándose zonas de

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necrosis más o menos extensas donde los granulomas son poco reconocibles aunque sí puede haber MΦs infectados.

En la respuesta humoral protectora mediada por los linfocitos Th1, el nivel de anticuerpos antileismania es menor que en otros estados patológicos, siendo el isotipo igG2 el dominante, mientras que en animales susceptibles (con respuesta celular de tipo Th2) la producción de anticuerpos es muy destacada siendo el isotipo igG1 el preponderante, aunque la regla general es que en la mayoría de los animales infectados se suele presentar una mezcla de ambos. la capacidad protectora de los anticuerpos es limitada y en las infecciones naturales no se observa ninguna relación entre niveles altos de anticuerpos y resistencia.

los anticuerpos son capaces de reconocer de forma específica, aparte de los principales componentes de la membrana del parásito (LPG y gp63), otros compo-nentes estructurales de naturaleza antigénica como son los vinculados a las proteí-nas del citoesqueleto (quinesina, tubulina, actina), proteínas ribosómicas, histonas, proteínas de choque térmico y glicosomas. Dichos componentes, conocidos como panantígenos o patoantígenos, tienen la particularidad de tener epitopos comunes con proteínas de igual denominación presentes en las células del hospedador, hasta tal punto son similares que su homología genómica es superior en muchos casos al 50%. Tales “proteínas de secuencia conservada”, presentes en células procarióticas y eucarióticas, liberadas en el momento de la lisis de las leismanias son fagocitadas y procesadas por las células presentadoras de antígenos profesionales como son los MΦs o células dendríticas a través de moléculas de clase ii del HMC. En estos casos las ApCs ofrecen numerosos y heterogéneos determinantes antigénicos (TCRs) que tienen que ser reconocidos por otros tantos receptores de los lT. El resultado es una activación policlonal de linfocitos B con la consiguiente producción inmunoglobulinas de gran variedad en respuesta tanto a los antígenos específicos del parásito como a los antígenos comunes de secuencia conservada (panantígenos) procedentes de la lisis de los parásitos y de las células hospedadoras que dan lugar a la producción de autoanticuerpos. Las consecuencias son:

1. la instauración paulatina de una hipergammaglobulinemia acompañada por una gran variedad de complejos inmunes circulantes que los MΦs son incapaces de eliminar.

2. la tendencia a desarrollar procesos inmunopatológicos relacionados con los fenómenos de autoinmunidad.

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y 3. la presencia de inmunocomplejos formados por igGs, fracciones del com-plemento y antígenos parasitarios que tienden depositarse por su cantidad en el endotelio de los vasos pequeños, especialmente en aquellos que cumplen funciones de ultrafiltración tales como los glomérulos renales, plexos coroideos del SNC o las membranas sinoviales articulares ocasionando alteraciones orgánicas encuadradas en la denominada reacción de hipersensibilidad de tipo iii.

la complejidad de los mecanismos inmunopatogénicos comentados da idea de la dificultad con la que describir el proceso patológico, que esa ya es otra historia, de ahí que se tienda a aceptar por la comunidad entendida la denominación genérica de «espectro clínico-patológico» con la que se define la enfermedad y donde se incluyen procesos patológicos de gran variedad y riqueza sintomática que comprende desde formas latentes o asintomáticas, cuyas manifestaciones clínicas o no existen o son muy limitadas hasta formas patentes o sintomáticas con claros signos de enfermedad.

Finalmente, quisiera indicarles a modo de corolario, que he procurado ofrecerles una vista panorámica de una serie de estrategias y actuaciones llevadas a cabo en la intimidad entre dos organismos vivos, el parásito y el hospedador. las interacciones así como los mecanismos que las regulan son hoy conocidos en parte, otros se intuyen y otros son totalmente desconocidos, quedando aún mucho camino por descubrir. En realidad he intentado examinar con más o menos detalle cuanto parece acontecer en este enfrentamiento cuerpo a cuerpo entre el parásito y el hospedador infectado, enfrentamiento que se produce, como hemos visto, sin tregua, empleando todo tipo de arsenal armamentístico, donde el uso de un arma más o menos convencional por una de las partes, se contrapone otra de mayor efectividad por parte de la otra, que a su vez es contrarrestada o invalidada por otra de signo contrario más efectiva que la anterior, y así, de manera ininterrumpida, es llevada a cabo sucesivamente esta especie de guerra de desgaste donde los parásitos tienen que estar adaptándose sin cesar utilizando pertrechos y contramedidas cada vez más sofisticados en cada momento con la intención de obtener los recursos necesarios de sus hospedadores y conseguir de esta forma su supervivencia y descendencia parasitaria, mientras tanto los hospedadores deben permanecer atentos para detenerlos e impedirles de alguna manera su establecimiento y evolución. Esta disputa acarrea secuelas perjudiciales no solo para el parásito sino también para el propio hospedador provocando una serie de acontecimientos patológicos ciertamente nocivos para los intereses de los animales infectados.

He dicho

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ContestaCión al disCurso de ingreso del exCmo.sr. dr. d. santiago Hernandez rodriguez

AnAles - Vol. 25 (1) - Dic. 2012 - ReAl AcADemiA De cienciAs VeteRinARiAs De AnDAlucíA oRientAl

Sean mis primeras palabras en este acto la expresión de gratitud hacia la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental y a su presidente, que han tenido la deferencia de encomendarme el discurso de salutación y recepción como nuevo miembro de esta docta corporación al prof. Dr. D. Santiago Hernández Rodríguez, catedrático emérito de la universidad de Córdoba, de las disciplinas de parasitología y Enfermedades parasitarias que durante tantos años ha profesado en del Departamento de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de Córdoba.

En el ocaso de mi trayectoria académica un cometido como el que hoy se me ha confiad es grato, honroso y al mismo tiempo abrumador para la modestia y los merecimientos del profesor que os habla. Pero ello no evita que al mismo tiempo me embargue una sensación de plena satisfacción, porque entiendo que glosar las condiciones y méritos de un compañero y loar sus trabajos y empeños, destacando los aspectos más positivos y enriquecedores de su trayectoria vital, es una tarea de las más dignas y reconfortantes que uno puede acometer.

podría invocar diversas razones para justificar los motivos de esta grata sensación en el acto de hoy. la primera, la antigua y profunda amistad que profeso al nuevo académico, consolidada desde los años ya lejanos de nuestra juventud universitaria. la segunda mi admiración por la labor académica que ha desempeñado durante

conteStación al diScurSo de ingreSo del eXcmo.Sr. dr. d. Santiago hernándeZ rodrÍgueZ

ilmO. sr. Dr. D. DiegO santiagO laguna(1) (2)

1 Catedrático Emérito de la Universidad de Córdoba2 Académico de Honor de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental

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largos años, no solo en cometidos docentes e investigadores, sino además en tareas de gestión y servicios asistenciales en diversas Facultades y universidades españolas.

pido disculpas de antemano si en mi parlamento no llego a estar a la altura de las expectativas que pueda generar mi intervención y acometo a continuación el discurso para el que he sido convocado, después de esta introducción a mi juicio necesaria.

D. Santiago Hernández Rodríguez nace en Mérida (Badajoz) en el año 1942, en un privilegiado enclave geográfico en el que confluyen uno de los más genuinos solares de la cultura romana en la península ibérica con un fértil locus agrario, donde desde tiempos inmemoriales el hombre ha cultivado los productos naturales propicios para su sustento, el cereal, las hortalizas, la vid, el olivo y el ganado.

Su llegada a Córdoba en el año 1964, para iniciar los estudios superiores en la Facultad de Veterinaria, fue un momento decisivo para el discurrir posterior de su trayectoria humana y profesional.

En aquella época, el espíritu y el sentir universitario de la modesta ciudad de provincias, residían en casi completa medida y extensión en dos localizaciones del callejero urbano, bien diferenciadas. En el ya entonces centenario centro superior de estudios universitarios, la Veterinaria , que se alojaba en el edificio emblemático en la Avda de Medina Azahara y en el vetusto caserón del “Gobierno Viejo”, situado en la calle Alfonso Xiii, sede del “Colegio Mayor universitario lucio Anneo Seneca”.

Santiago Hernández vivió sus primeros años universitarios en Córdoba en aquel Colegio y en su ambiente; desde allí asistió a las aulas y a los modestos laboratorio, y frecuentó las peculiares tertulias de los cafés de la plaza de las Tendillas y aledaños, donde se daban cita estudiantes inquietos, ganaderos y agricultores acaudalados, los jueves, los académicos de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes y a veces algún que otro bohemio, como el poeta Carreño, personaje peculiar de las serenas noches de las primaveras cordobesas.

Allí se implicó en las actividades del Teatro Español universitario, que era una expresión de la incipiente ebullición ideológica del momento y que desde Sevilla, la cabecera del distrito, convulsionaba el inquieto Joaquin Arbide. Ahora recuerdo que yo mismo propicié y apoyé alguna aventura de aquella índole; me convertí en una especie de productor teatral primero como Delegado del SEu y más tarde como Director, que llegué a ser, del Séneca, a partir del año 1970.

pero sobre todo en aquella época , Santiago Hernández hizo amistades y fun-damentó vínculos humanos y profesionales determinantes para su trayectoria vital

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posterior; con su maestro el prof. Martínez Gómez, que dirigió el Colegio Mayor hasta el año 1970, y con los colegiales Navarrete, Gutierrez palomino, Teodoro Moreno y otros muchos más cuya enumeración sería interminable. Algunos de ellos con el paso del tiempo han llegado a ser en compañeros de las tareas académicas en el Departa-mento de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de Córdoba y de la de Cáceres.

Muy temprana fue su vinculación a la docencia universitaria; de la mano de su maestro el malogrado prof. Martínez Gómez ejerció como profesor ayudante de clases prácticas desde el año 1970 en la cátedra de parasitología y Enfermedades parasita-rias, que aquel desempeñaba entonces como responsable principal. Su implicación en estas tareas trascendía lo meramente docente; era su mano derecha y su más asiduo y eficaz colaborador. Existía entre ellos un flujo y una comunión de saberes y actitudes que anunciaba una trayectoria fructífera y prometedora.

La tesis doctoral defendida brillantemente en el año 1975 fue todo un anuncio de lo que se esperaba de él; “Descripción del ciclo evolutivo de Eimeria rufae n.sp. (Api-clomplexa, Eimeriidae) parásito de Alectoris rufa, al microscopio óptico y electrónico”.

En ella se abordó la aplicación de una novedosa y sorprendente metodología instrumental, la microscopía electrónica, en el descubrimiento de las sutiles vías de propagación de los protozoos parásitos que diezmaban por entonces las poblaciones de perdices. innovación en los abordajes metodológicos para el conocimiento de la biología de los parásitos y al mismo tiempo evidencia del interés por consolidar los fundamentos de la ecoparasitología, estudio de los agentes infectantes en el medio natural, y sus acciones patógenas sobre especies animales no domésticas.

En el año 1978 Santiago Hernández ya era profesor adjunto numerario en Cór-doba y dos años más tarde conseguiría tras brillante oposición “nacional” - y cargo las tintas sobre el adjetivo por las razones que cualquier viejo profesor de la época puede entender y añorar- , la plaza de profesor Agregado Numerario de parasitología de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Alcalá de Henares.

En aquellos tiempos me unía al nuevo académico la condición de docente exportado por nuestra Facultad de Veterinaria de Córdoba a otros destinos lejanos, él en Alcalá y yo en león. ¡Cuántas veces gastamos el tiempo del trayecto Madrid –Córdoba en el confortable Talgo de aquellos tiempos, intercambiando en conversa-ciones animadas nuestros puntos de vista y experiencias acerca de cómo acomodar mejor nuestra praxis académica a los nuevos rumbos, estructura y funciones de una universidad cuyos cambios sustanciales ya se vislumbraban!

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Ambos regresamos a Córdoba casi al mismo tiempo. En el año 1983 ya era Catedrático de parasitología y de nuevo junto a su maestro vivió en la Facultad de Veterinaria de Córdoba años de intensa actividad académica y organizativa de la Cátedra que condujo a la potenciación del núcleo científico y docente, que años mas tarde le tocaría liderar, tras el repentino fallecimiento del prof. Martínez Gómez en el año 1990.

Exponente de su buen hacer en este ámbito durante los últimos 20 años puede considerarse el fortalecimiento material, en personal y recursos, que ha experimen-tado la sección de Enfermedades Parasitarias, dentro del Departamento de Sanidad Animal, heredera administrativa de la antigua cátedra de parasitología,que al día de hoy cuenta con ocho profesores numerarios, catedráticos y titulares y un numeroso grupo de becarios que continúan las líneas de investigación consolidadas en el mis-mo: parasitofauna de los animales domésticos, útiles y de vida libre, Epidemiología de las parasitosis de los animales de producción e Inmunidad humoral y celular en parasitosis caprinas, líneas atendidas y financiadas desde el Grupo Andaluz de in-vestigación, Desarrollo e innovación (pAiDi) AGR-133.

En este sintético recorrido cronológico de la actividad meritoria del profesor Hernández Rodríguez no podemos dejar de destacar otros aspectos que definen su personalidad y talante universitario. Siguiendo una tradición que se ha mantenido de manera continuada en el claustro de profesores de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, el prof. Hernández Rodríguez, hasta su reciente jubilación, se cuenta en el grupo de los profesores cultos, elocuentes y dominadores de los recursos dialécticos, lo que ha configurado junto con su vasta formación científica la imagen de la auctoritas académica, reconocida de manera prácticamente unánime por todos sus alumnos. Su exquisita educación en el trato con los estudiantes es una seña de identidad propia que siempre hemos valorado los que somos sus compañeros y amigos.

persona de firmes criterios y de lealtades acrisoladas, los que hemos conocido y vivido junto a él avatares y circunstancias críticas, en los recientes destinos de la Facultad de Veterinaria de Córdoba hemos a preciado la justeza de sus argumentos en defensa de lo que ha creído equitativo y conveniente para la institución, por en-cima de comodidades o intereses coyunturales. Ello ha sido especialmente notorio a la hora de posicionarse sobre asuntos como el cambio de ubicación del centro o la implantación de nuevos institutos e instrumentos centralizadores para el desarrollo de la investigación veterinaria.

Corresponde glosar ahora la dimensión investigadora del prof. Hernández Rodríguez. En los tiempos que vive actualmente el oficio de indagar e innovar, de

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escrutar y dilucidar, de imaginar y verificar, en suma de investigar en el dominio de la naturaleza, sus leyes y sus aplicaciones, es frecuente hallar personas que han abandonado en el camino, abrumadas por los descomunales obstáculos que se encuen-tran en él. la investigación científica requiere unas dosis formidables de paciencia y perseverancia, acompañadas de ingenio y capacidad intelectual.

Al uso de los tiempos no siempre estas condiciones se ven reconocidas pública-mente, pero en este caso, en la glosa que efectuamos, podemos decir que los resultados acreditan el buen hacer científico del prof. Hernández Rodríguez. El estudio de los parásitos del Philun Sporozoa, sus ciclos vitales, la identificación de las numerosas es-pecies de eimerias, sarcocistis e isosporas han sido la principal tarea de investigación en la que se ha proyectado durante mucho tiempo.

Describir nuevas especies de parásitos, estudiar su morfología, capturar imágenes que describen con precisión su aspecto original y sobre todo sistematizar y ordenar este acúmulo de datos ha sido tarea continuada del prof. Hernández Rodríguez a lo largo del tiempo. podemos afirmar que se debe a este investigador una contribución decisiva al conocimiento de la parasitofauna española de los animales domésticos y de vida libre, hospedadores obligados en la transmisión de patologías parasitarias, entre ellos, aves silvestres, pequeños rumiantes, liebres y conejos y carnívoros predadores.

Con el paso del tiempo se ha especializado el prof. Hernández Rodríguez en epidemiología parasitaria de los animales productivos, inmunidad humoral y celular de parasitosis caprinas y de agentes infectantes en zoonosis parasitarias tan temidas como equinococosis, toxoplasmosis, leishmaniasis y triquinelosis. La conferencia que acaba de pronunciar es un exponente clarificador de la profundidad de sus co-nocimientos sobre los insidiosos mecanismos y estrategias que ponen en juego los parásitos para eludir las respuestas inmunitarias del hospedador.

El fruto de todos estos estudios ha cristalizado en resultados académicos y científicos de extraordinaria profundidad y proyección internacional. Quizás la me-jor glosa de todos estos méritos la realizó recientemente una de sus discípulas más aventajadas y fieles la profa. Dra. Dña isabel Acosta García, quién publicó en el nº 69 (2) de la Revista iberoamericana –latinoamericana de parasitología, en el año 2010, una semblanza biográfica de nuestro nuevo académico en la que podemos hallar el más cumplido inventario de los logros y realizaciones científicas y universitarias del profesor Hernández Rodríguez. A ella me remito con objeto de abreviar mi discurso.

Y en suma al registro de su relevante recorrido profesional que he pretendido resaltar para esta corporación, se acompaña hoy la espléndida disertación que nos

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acaba de ofrecer sobre Leismaniosis canina, estrategias de un parásito para evadir las res-puestas del hospedador.

propondré a continuación algunas reflexiones sobre el discurso que hemos escuchado.

En primer lugar es destacable que la introducción al tema, que ha realizado el conferenciante consiste en un claro, preciso y detallado recorrido por la historia, la biología y la epidemiología de los protozoos tripanosomátidos, Leishmania spp. agentes etiológicos de la leismaniosis canina y humana.

El grado actual de preocupación mundial sobre la leismaniasis y sus formas de presentación tanto en el hombre como en los animales es de primera magnitud y así la Organización Mundial de la Salud se ocupa de ella dentro de los programas de promoción de la Salud en los países más pobres y desfavorecidos. Los hechos que justifican esta política sanitaria son así de abrumadores:

• la enfermedad amenaza a una población de aproximadamente 350 millo-nes de seres humanos en más de 88 países, desde ecosistemas húmedos y zonas boscosas cálidas, en el área de América central y del sur hasta las extensiones desérticas del medio o lejano Oriente.

• Se registran más de 12 millones de personas afectadas y cada año se diagnostican entre millón y medio a dos millones de nuevos casos.

• De éstos últimos, medio millón son formas viscerales, las más graves e de difícil tratamiento, con sesenta mil fallecimientos anuales.

• El noventa por ciento de los enfermos de leismaniosis visceral viven en la india, Bangladesh, Nepal, Sudan, y Brasil.

• La leishmaniasis es principalmente una enfermedad de los países en desarrollo y raramente se registra en el mundo occidental, excepto un pequeño número de casos, que se diagnostican principalmente en efectivos militares desplazados lejos de sus países de origen a zonas de riesgo (Guerra del Golfo, Afganistan y otros).

El documento más reciente que se pude consultar sobre leismaniosis humana a escala mundial se titula Leishmaniasis: Epidemiología y acceso a los medicamentos . FAO 2012. Como el título indica los puntos críticos en la estrategia de lucha contra la enfermedad hacen referencia a la epidemiología, de aquí la importancia de estudiar y considerar la leismaniasis canina, como fuente de contagio, y el acceso a los medi-camentos, de lo que nos ocuparemos después.

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En ausencia de datos epidemiológicos fiables, la estimación de la tasa de pre-valencia de leismaniosis canina en Europa es de un millón a un millón y medio de perros infectados, potenciales vectores para el contagio humano.

Cualquier patologías infecciosas y parasitarias de entre las más graves queda hoy quedado circunscrita manera mayoritaria a las poblaciones de los países pobres y desatendidos; estas entidades morbígenas cuando afectan a los animales, lo hacen en dos proyecciones diferentes: o bien comprometen la seguridad alimentaria, vía consumo humano de alimentos de origen animal, o bien aparecen como la expresión clínica de un status de reservorio obligado de formas infecciosas o parasitarias inter-medias que cierran los ciclos de contagio.

En este sentido hallamos que en la documentadísima y minuciosa revisión, el conferenciante nos ha ofrecido un análisis preciso y bien estructurado alrededor de un planteamiento original y novedoso del problema de la leismaniosis canina: la vi-sión de esta patología parasitaria de las más insidiosas, como un combate complejo y multifactorial entre el agente agresor y el organismo agredido. Y el campo de batalla es el sistema inmune, en tanto que armamento natural de defensa frente a la agresión parasitaria como en su papel de sistema excitable capaz de responder de manera rápida y proporcionada a la agresión masiva de los promastigotes metacíclicos.

Conocer este mecanismo de acción/reacción comporta dominar el conocimiento ultrestructural y molecular de las formas infestantes, sus componentes de membrana y sus sistemas de modulación enzimática. Todo ello nos lleva a cambiar el paradigma farmacoterapéutico en uso todavía, hacia la innovación de la estrategia. Si hasta ahora, romper la cadena de transmisión, erradicar los reservorios y tratar eficazmente a los enfermos de leismaniasis utilizando fármacos ha sido la praxis habitual, se impone ahora un cambio de estrategia.

De hecho nos encontramos en los umbrales de una nuevo mundo terapéutico: la quimioterapia convencional condicionada a los principios de estructura/actividad, reconocimiento del mecanismo de acción, ensayo clínico y pauta terapéutica está siendo condicionada o matizada por los conocimientos de la biología molecular, la inmunología y la inmunogenética, como hemos podido apreciar en la exposición del conferenciante.

Hasta nuestros días, el caso de la leishmaniosis canina y humana en sus dos expresiones morbígenas, cutánea y visceral han sido tratadas con compuestos de antimonio pentavalente Glucantime, antimoniato de meglumina y pentostam, esti-bogluconato de sodio, a los que se ha atribuido capacidad de interferir el mecanismo

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de la tripanotiona, una forma bimolecular de glutatión/espermina o de actuar como disruptores energéticos del parásito. las resistencias parasitarias crecientes a estos tratamientos hicieron tambalear los fundamentos teóricos que pretendían explicar este mecanismo de acción.

Por otra parte las nuevas medicaciones, que obviaban este inconveniente, estu-vieron basadas en excitar mecanismos de inhibición enzimática en el parásito, como la de 8Hypoxanthine-guanina fosforribosil transferasa (HGpRT; CE 2.4.2.8) clave central en la ruta biosintética de las purinas.

En estos casos o en los registrados tras el tratamiento con anfotericina las re-sistencias se atribuyeron a coinfecciones en los pacientes humanos (tuberculosis e inmunodeficiencia adquirida). El fallo del tratamiento se anotaba sin profundizar en la explicación de mecanismos bioquímicos que pudieran justificar la pérdida de eficacia de los fármacos.

Similar mecanismo se atribuyó a pentamidina, 1, 3-dinitroadamantano, aciclovir y análogos de aciclovir. Todos ellos tienen mayor afinidad de enlace con el enzima del parásito que el sustrato real (Guanosín monofosfato). De ahí su eficacia terapéutica en el tratamiento de infectaciones mixtas de leishmania donovani , M. tuberculosis y virus HiV por un mecanismo de competición enzimática. Similares modelos han sido evocados para explicar los mecanismos de acción de otros medicamentos huérfanos de la leismaniosis, como miltefosina, fluconazol y paronomicina.

Pero ocuparnos de la discusión de estos mecanismos resultará ocioso después de escuchar al conferenciante de hoy.

Como señalábamos más arriba una de las preocupaciones de la OMS cuando procura luchar eficazmente contra esta pandemia protozoaria es “el acceso a la medi-cación”. Como con los antirretrovirales, no solo el precio, sino también la distribución y la administración de los tratamientos en poblaciones pobres, desnutridas y con un bajo nivel de integración y desarrollo social es una tarea descomunal. porque además se trata de medicaciones huérfanos que no son negocio para las grandes multinacio-nales de químicofarmacéuticas al estar destinadas a los desheredados de la tierra que no tienen ni dinero ni recursos.

Toda la segunda y tercera parte de la intervención de nuestro conferenciante es una respuesta a este reto. Ha demostrado que los protozoos del género leishmania han sido escrutados y estudiados hasta lo más recóndito de su estructura y función para dilucidar las estrategias de neutralización del parásito frente a los recurso de la

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inmunidad humoral y celular; de la inhibición de las funciones de los macrófagos, del enlentecimiento de la diapédesis, de las modificaciones del ciclo de apoptosis de los neutófilos y los monocitos, de la interferencia de los sistemas oxidativos de defensa celular mediados por especies reactivas de oxígeno; y sobre todo de su capacidad para inducir la producción de moléculas inmunosupresoras, reducir la expresión de citosinas y alterar las vías de señalización intracelular.

para finalizar quisiera señalar que este discurso y mis modestos comentarios pue-den ofrecer como corolario la imagen nítida del conocimiento científico como arranque de la praxis profesional. porque el parasitólogo veterinario estudia la biología, la forma, la función y la estrategia agresiva del parásito para garantizar calidad y seguridad vital de los animales domésticos que el hombre cría, cuida y aprovecha, o bien acepta en su entorno vital para actividades lúdico/deportivas o acompañamiento afectivo, y con ello sirve la noble función de nuestra profesión, que se prolonga hasta la tarea multidisciplinar de la Salud Pública, que es competencia y cometido irrenunciable.

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Prevalencia de los PrinciPales agentes Patógenos de Apis MelliferA iberiensis

AnAles - Vol. 25 (1) - Dic. 2012 - ReAl AcADemiA De cienciAs VeteRinARiAs De AnDAlucíA oRientAl

reSumen

las abejas melíferas son susceptibles a una amplia variedad de enfermedades y amenazas medioambientales. El objetivo principal de este estudio fue detectar aquellos agentes patógenos relacionados con la pérdida de colonias de abejas melíferas en España utilizando para ello técnicas moleculares basadas en la reacción en cadena de la polimerasa (pCR). para ello se realizó un estu-dio nacional durante los años 2006 y 2007. Los resultados obtenidos muestran una alta detección de Varroa destructor (haplotipo Coreano) y Nosema ceranae, una relevante prevalencia Acarapis woodi y una baja detección de Nosema apis, Ascosphaera apis, Paenibacillus larvae y Melissococcus plutonius.

Palabras clave: abeja melífera, agente patógeno, pérdida de colonia.

abStract

Honey bees are subject to a wide variety of diseases and environmental threats. The main aim of this study was to detect those pathogens associated with honey bee losses in Spain, using the molecular techniques based on polymerase chain reaction (pCR). This national study was conducted during 2006 and 2007. The results show a high detection of Varroa destructor (Korean haplotype) y Nosema ceranae, a relevant prevalence of Acarapis woodi and low detection of Nosema apis, Ascosphaera apis, Paenibacillus larvae and Melissococcus plutonius.

Key words: honey bee, pathogen, honey bee losses.

prevalencia de loS principaleS agenteS patógenoS de APis melliferA iberiensis en la cabaÑa apÍcola eSpaÑola

encarna garriDO-Bailón1*, cristina BOtías1, raquel martín-HernánDez1, amParO martínez-salvaDOr, aránzazu meana2, marianO Higes1

1 laboratorio de patología Apícola, Centro Apícola Regional, 19180, Marchamalo, Junta de Comuni-dades de Castilla-la Mancha. E-mail: [email protected]

2 Departamento de Sanidad Animal, universidad Complutense de Madrid, 28040, Madrid.

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introducción

las buenas condiciones climáticas y orográficas de España junto a una abundante y variada flora melífera han favorecido su desarrollo, ya que sin hacer grandes inver-siones se obtiene un producto final de calidad. por esa razón, la apicultura siempre ha sido considerada como una actividad complementaria que aumentaba la rentabilidad de las explotaciones agrarias. Sin embargo, la importancia de la apicultura moderna está en aumento y los nuevos apicultores adoptan las innovaciones tecnológicas que van apareciendo, transformando las explotaciones tradicionales de tipo artesanal en modernas explotaciones que industrializan la producción.

En España, el censo de colmenas ha sufrido un crecimiento del 220% en los últimos 25 años, al pasar de 1.102.000 colmenas en 1985 a 2.498.003 en 2011, lo que supone actualmente el 26% del censo reconocido de la unión Europea (1).

Este considerable aumento de la cabaña apícola española ha sido más pronuncia-do a partir de la entrada en vigor del Reglamento CE 1221/97 (2) que establecía me-didas destinadas a mejorar la producción y comercialización de la miel. la aplicación de este nuevo reglamento generó un incremento en la profesionalización del sector y hoy en día, el 22% de los apicultores españoles son profesionales, lo que significa que la apicultura representa para ellos la más importante o única fuente de ingresos.

En cuanto a las producciones que se obtienen de la colmena, España es el primer productor europeo de miel con más de 32.336 toneladas (1) y la producción de polen supera las 1.000 toneladas. Además ha aumentado la gama de productos obtenidos de la colmena y la jalea real, los propóleos e incluso los venenos de abeja (apitoxinas) tienen cada vez mayor demanda en el mercado.

Pese a todo, la contribución más importante que las abejas melíferas hacen a la agricultura es el servicio de polinización que proporcionan (3). Aunque no toda la polinización dependiente de animales es proporcionada por las abejas melíferas, estos insectos son los polinizadores más importantes para la mayoría de los monocultivos a nivel mundial (4).

No obstante, tanto las producciones apícolas como la polinización de cultivos pueden verse afectadas por un deficiente estado sanitario de las colonias. por esta razón, se hace indispensable establecer un control sanitario sobre las mismas, para colocar y consolidar la apicultura dentro del sector productivo agrario que le corresponde.

Es importante recordar que las abejas melíferas son insectos sociales que no pueden vivir como individuos aislados o de forma independiente. por esta razón,

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en apicultura la unidad básica y funcional desde el punto de vista epidemiológico y productivo es la colmena, entendida como la colonia de abejas y el recipiente que las contiene (5), y los conceptos de salud y de enfermedad, como en cualquier otro animal de renta, están referidos a ella. La alteración de la salud repercute directamente en las producciones, disminuyendo su rentabilidad y en muchos casos convirtiendo a las colonias afectadas en un riesgo sanitario para otras colmenas.

la colonia de abejas melíferas es susceptible a la acción de diversos agentes nosógenos, entendidos éstos como aquellos capaces de producir daño o perjuicio en el organismo de la abeja al no reconocerlos como propios, causándole deterioro de la salud y consecuentemente, una disminución de la producción. Sin embargo para que cualquier agente llegue a desarrollar un proceso patológico, es necesario que concurran una serie de factores que predispongan o condicionen a las colonias. Asimismo no se puede hablar de enfermedad ante la sola detección de un agente nosógeno, sino que debe haber además una alteración estructural o funcional que afecte de un modo negativo al estado de bienestar.

la continua modificación del medio ambiente por acción humana ha incre-mentando la aparición de agentes nosógenos nuevos y el resurgimiento de otros ya existentes que repercuten negativamente en la salud de la colonia, llegando a ocasio-nar muchas veces una grave amenaza para la supervivencia de la misma. Además, las técnicas tradicionales de diagnóstico y control, basadas en la identificación de síntomas y alteraciones patológicas reconocibles, no permiten deducir la verdadera repercusión de algunas enfermedades.

los principales agentes nosógenos que afectan a las abejas melíferas y que re-cientemente se han relacionado con el Síndrome de despoblamiento de las colmenas o Colony Collopse Disorden (CCD) se pueden clasificar en agentes nosógenos abióticos o patógenos de origen parasitario e infeccioso. Dentro del primer grupo destacan los ácaros Varroa destructor y Acarapis woodi; y dentro de los de origen infeccioso, los microsporidios Género Nosema, el hongo Ascosphaera apis, y las bacterias Paenibacillus larvae y Melissococcus plutonius. Aunque en los últimos años los residuos de pesticidas (agentes nosógenos abióticos) también se han relacionado con la pérdida de colonias (6), principalmente la imidacloprida (Gaucho®) y el fipronil (Regent®), un estudio reciente (7) descarta esta relación en nuestro país, al observar una baja prevalencia de fipronil e incluso ausencia de imidacloprida durante los años 2006 y 2007.

En la actualidad, los centros especializados en el estudio de las patologías apí-colas son insuficientes. por ello, no se dispone de datos oficiales sobre prevalencias

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que permitan evaluar sus repercusiones reales ni el impacto sobre sus producciones (miel, polen, cera, jalea real, etc.), en gran medida debido a la falta de sensibilidad y reproducibilidad de las tradicionales técnicas diagnósticas propuestas por la Oficina internacional de Epizootías (8).

En este contexto nos planteamos la realización de un estudio epidemiológico que permitiese determinar la prevalencia real de los agentes patógenos involucrados en el fenómeno.

material y mÉtodoS

Estudio transversal: prevalencia y distribución de los agentes patógenos en España

Se preparó un estudio transversal y se programó una toma de muestras duran-te las estaciones de primavera y otoño de los años 2006 y 2007, dado que en estos periodos se produce la mayor prevalencia de los principales agentes patógenos que afectan a las colonias de abejas melíferas en España.

El número de muestras que se debían obtener para que los resultados fueran significativos, se calculó en base a la información general del servicio de diagnóstico del Centro Agrario de la Junta de Comunidades de Castilla-la Mancha (CA), teniendo en cuenta una prevalencia estimada de la pérdida de colonias del 40%, un error acep-tado del 10%, un nivel de confianza del 95%, el censo de apicultores y su distribución por comunidad autónoma (1). Asimismo, la elección de la colmena centinela (unidad epidemiológica) fue de forma aleatoria y las muestras recogidas por colmena, por los propios apicultores y/o veterinarios fueron: abejas adultas, cría, miel, polen y cera.

1.1. Varroa destructor

la detección de este ácaro se hizo por inspección visual de muestras abejas adultas y de cría.

determinación haplotipo V. destructor: Hasta el momento, sólo dos de los seis haplotipos de V. destructor han conseguido infestar y reproducirse en A. mellifera (9): el coreano (K) y japonés/thailandés (J), siendo el haplotipo K el más prevalente (10). Para determinar el haplotipo, se seleccionaron aleatoriamente un total de 570 hembras de Varroa, se extrajeron los ácidos nucléicos de los ácaros mediante un método con Chelex (11) modificado, y se realizó el método de pCR-RFlp descrito por Anderson y

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Fuchs (9). Brevemente consiste en amplificar un fragmento del gen COi de V. destructor y someterlo a una digestión con las enzimas de restricción XhoI y SacI.

1.2. Acarapis woodi

Acarapis woodi es un ácaro del aparato respiratorio de las abejas adultas y la técnica seleccionada para su detección en este estudio fue la propuesta por Garrido-Bailón y col., (12) que consiste en una amplificación de un fragmento del gen COi de A. woodi mediante la técnica PCR y una posterior secuenciación de los productos amplificados.

1.3. género nosema

Para la determinación de los dos microsporidios que afectan a A. mellifera, Nose-ma apis y Nosema ceranae, se empleó una pCR múltiple que consigue detectar los dos agentes patógenos en una sóla reacción (13).

1.4. Ascosphaera apis, Paenibacillus larvae y melissococcus plutonius

El hongo A. apis y las bacterias P. larvae y M. plutonius son los principales agentes infecciosos que afectan al aparato digestivo de la cría de abeja melífera y para su de-tección se empleó una PCR múltiple (pendiente de publicación) que permite detectar los tres agentes en una única reacción los cebadores específicos para A. apis y M. plutonius desarrollados por nuestro equipo junto con los diseñados por Govan y col. (14), amplifican con éxito fragmentos de diferente tamaño fácilmente discriminables en un gel de agarosa.

1.5. Clasificación bioclimática de España

para el estudio de la posible relación entre la presencia de agentes patógenos y las características bioclimáticas de España, se utilizó la clasificación de los pisos bioclimáticos descritos por Rivas-Martínez (15) disponibles en la página web del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. En la clasificación y mapas elaborados por dicho autor (disponibles en http://www.magrama.gob.es/es/) se consideran pisos bioclimáticos cada uno de los tipos o grupos de medios que se suceden en una zonación altitudinal y que en la práctica se delimitan en función de las biocenosis y factores climáticos cambiantes.

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1.6. análisis estadístico de los datos

Cada colmena muestreada se localizó geográficamente (coordenadas X e Y de-claradas bien directamente por el apicultor o bien buscando en el SIGPAQ (http://sigpac.mapa.es/fega/visor/) el municipio en el que se declaraba que se encontraba el colmenar. la distribución de los patógenos se relacionó con la ubicación del col-menar y la información de los pisos climáticos arriba mencionados y se procesó con el programa Geographical Information Systems, v. 9.0. la distribución en los agentes patógenos identificados y sus prevalencias se compararon mediante una prueba de Chi2 de Pearson (χ2).

reSultadoS

Estudio transversal: prevalencia y distribución de los patógenos en España

2.1. Varroa destructor

Después de analizar 570 hembras de Varroa del año 2006, se comprobó que todas ellas pertenecían al haplotipo K, incluyendo muestras de las Islas Baleares y Canarias.

prevalencia nacional: Se analizaron un total de 1954 abejas adultas y 1859 de cría. La muestra se consideró positiva siempre que las abejas adultas y/o la cría pre-sentaron ácaros de Varroa.

La prevalencia obtenida para V. destructor en el año 2007 fue significativamente superior a la del año anterior (χ2=7,98; p< 0.05, Tabla 1). Asimismo, teniendo en cuenta la prevalencia estacional, se observa que la presencia de dicho ácaro fue significati-vamente superior en otoño de los dos años de estudio (prim/ot ‘06 χ2=72,8; p< 0.05; prim/ot ‘07 χ2=59,2; p< 0.05).

tabla 1. Prevalencia de V. destructor en los años 2006 y 2007

Año n prevalencia anual (%)

ic95% prevalencia estacional

(%)

ic95%

inf Sup inf Sup

2006 1094 43,7 40,7 46,7primavera 32,8 29,1 36,5

Otoño 58,7 54,1 63,3

2007 860 50,1 46,7 53,5primavera 40,3 36,1 44,6

Otoño 65,5 60,2 70,7

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V. destructor se detectó al menos una vez en todas la regiones incluidas en el estudio, siendo la prevalencia significativamente superior en los pisos montano y supramediterráneo (Tabla 2), que corresponden a las regiones más frías de España, donde los períodos de heladas son más largos (10 meses al año). Sin embargo, V. destructor, también se detectó en un alto porcentaje en áreas más calientes del país, donde el clima tiende a ser más seco que en las zonas septentrionales.

tabla 2. Distribución de V. destructor en los pisos climáticos clasificados por Rivas Martínez (15)

piso climático n positivos prevalencia (%) χ2 p χ2 pMesomediterráneo (H) 338 115 34,0 - - - -Termomediterráneo (i) 173 60 34,7 0,0 0,9009* 0,02 0,9009Colino (D) 169 70 41,4 2,6 0,1080* 1,65 0,1993**Supramediterráneo(G) 263 121 46,0 8,7 0,0031* 0,88 0,3487***Montano (C) 228 137 60,1 37,8 0,0000* 10,1 0,0015****

* Prevalencia de V. destructor en cada piso climático comparado con el nivel más bajo (Mesomedi-terráneo, H). ** Prevalencia de V. destructor en el piso climático Colino (D) comparado con el Termomediterráneo (i). *** Prevalencia de V. destructor en el piso climático Supramediterráneo (G) comparado con Colino (D).**** Prevalencia de V. destructor en el piso climático Montano (C) comparado con Supramediterráneo (G). los datos en negrita representan diferencias significativas

2.2 Acarapis woodi

La presencia de A. woodi se detectó en 274 muestras de un total de 1943 colmenas muestreadas durante los años 2006 (13%) y 2007 (15,5%), no encontrándose diferen-cias significativas entre los dos años de muestreo (χ2=2,31; p> 0.05). Al evaluar la prevalencia estacional, se detectó que la prevalencia de otoño de cada año (Tabla 3) fue significativamente más alta en comparación la primavera del año correspondiente (prim/ot ‘06 χ2=5,86; p< 0.05; prim/ot ‘07 χ2=7,57; p< 0.05).

tabla 3. Prevalencia de A. woodi en los años 2006 y 2007

Año n prevalencia anual (%)

ic95% prevalencia estacional

(%)

ic95%

inf Sup inf Sup

2006 1089 13,0 10,9 15,1primavera 11,0 8,4 13,5Otoño 15,9 12,5 19,4

2007 854 15,5 12,9 17,9primavera 12,7 9,8 15,7Otoño 19,8 15,3 24,2

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Prevalencia de los PrinciPales agentes Patógenos de Apis MelliferA iberiensis

Al igual que sucedió con V. destructor, A. woodi se detectó al menos una vez en todas la regiones incluídas en el estudio, siendo la prevalencia significativamente superior en las regiones más frías de España (pisos montano y supramediterráneo) (Tabla 4), aunque también se detectó en zonas más calientes del país.

tabla 4. Distribución de A. woodi en los pisos climáticos clasificados por Rivas Martínez (15)

piso climático n positivos prevalencia (%) χ2 p χ2 p

Mesomediterráneo (H) 338 27 8,0 - -Termomediterráneo (i) 173 21 12,1 2,4 0,1253* - -Colino (D) 169 22 13,0 3,3 0,0689* 0,06 0,8054**Montano (C) 228 35 15,4 7,5 0,0062* - -Supramediterráneo(G) 263 47 17,9 13,4 0,0003* 0,58 0,4454***

* Prevalencia de A. woodi en cada piso climático comparado con el nivel más bajo (piso climático H)** Prevalencia de A. woodi en el piso climático D comparado con el piso climático I*** Prevalencia de A. woodi en el piso climático G comparado con el piso climático C.los datos en negrita representan diferencias significativas

2.3. género nosema

La especie de microsporidios que más frecuentemente infectó a las abejas melí-feras en España durante 2006-2007 fue N. ceranae (Tabla 5). Esta especie se encuentra en más del 40% de las colonias muestreadas en los dos años estudiados, tanto en pri-mavera como en otoño, y sin diferencias entre cualquiera de los periodos estudiados (χ2, p> 0,05).

tabla 5. Prevalencia de N. ceranae en los años 2006 y 2007

Año n prevalencia anual (%)

ic95% prevalencia estacional

(%)

ic95%

inf Sup inf Sup

2006 1084 44,9 41,9 47,9primavera 46,4 42,4 50,4Otoño 42,5 37,9 47,2

2007 854 45,8 42,3 49,2primavera 47,3 43 51,7Otoño 43,5 38,0 49,0

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Prevalencia de los PrinciPales agentes Patógenos de Apis MelliferA iberiensis

Por el contrario, N. apis fue menos frecuente y nunca se encontró con una pre-valencia superior al 15% (Tabla 6). por otra parte, la prevalencia de esta especie en la primavera de 2006 fue significativamente mayor que en la primavera de 2007 (χ2, p< 0,05), aunque fue similar en otoño de ambos años (χ2, p> 0,05). La co-infección de los microsporidios se observó también, pero siempre por debajo del 7% y con una prevalencia similar en todas las estaciones de muestreo (χ2, p> 0,05).

tabla 6. Prevalencia de N. apis en los años 2006 y 2007

Año n prevalencia anual (%)

ic95% prevalencia estacional

(%)

ic95%

inf Sup inf Sup

2006 1084 12,8 10,8 14,8primavera 14,6 11,8 17,5Otoño 10,4 7,4 13,3

2007 849 9,4 7,4 11,4primavera 8,2 5,7 10,6Otoño 11,2 7,7 14,8

En relación a la distribución de Nosema spp. en España (Tabla 7), N. ceranae fue significativamente más alta (χ2, p< 0,05) en áreas más calientes de España (en los pisos mesomediterráneo y termomediterraneo) que los cálidos o más fríos.

tabla 7. Distribución de N. ceranae en los pisos climáticos clasificados por Rivas Martínez (15)

piso climático n positivos prvalencia

(%) χ2 p χ2 p

Montano (C) 301 105 39,4 - -Supramediterráneo(G) 454 171 37,7 0,60 0,4371* - -Colino (D) 191 80 41,9 2,44 0,1181* 1,01 0,3156**Mesomediterráneo (H) 492 274 55,7 32,40 0,0000* - -Termomediterráneo (i) 256 145 56,6 139,81 0,0000* 0,06 0,839***

* Prevalencia de N. ceranae en cada piso climático comparado con el nivel más bajo (piso Montano, C) ** Prevalencia de N. ceranae en el piso climático D comparado con el piso climático G*** Prevalencia de N. ceranae en el piso climático I comparado con piso climático Hlos datos en negrita representan diferencias significativas

Por el contrario, N. apis parece seguir un gradiente decreciente de prevalencia y la menor prevalencia se encontró en los pisos bioclimáticos colino y termomediterráneo que se corresponden con zonas con menor número de meses con heladas (alrededor de 3 meses por año) (Tabla 8).

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Prevalencia de los PrinciPales agentes Patógenos de Apis MelliferA iberiensis

tabla 8. Distribución de N. apis en los pisos climáticos clasificados por Rivas Martínez (15)

piso climático n positivos prevalencia (%) χ2 p χ2 pColino (D) 191 6 3,14 - -Termomediterráneo (i) 256 16 6,25 2,26 0,1328* - -Mesomediterráneo (H) 492 48 9,76 8,27 0,0040*Montano (C) 301 47 15,61 18,91 0,0001* - -Supramediterráneo(G) 454 79 17,40 23,89 0,0000* 0,42 0,5192**

* Prevalencia de N. apis en cada piso climático comparado con el nivel más bajo (piso climático D)** Prevalencia de N. apis en el piso climáticoG comparado con el piso climático C los datos en negrita representan diferencias significativas

2.4. Ascosphaera apis, Paenibacillus larvae y melissococcus plutonius

la prevalencia de los agentes infecciosos de la cría en las abejas melíferas se detectó en un bajo porcentaje durante los años del estudio.

tabla 9. Prevalencia de A. apis en los años 2006 y 2007

Año n prevalencia anual (%)

ic95% prevalencia estacional

(%)

ic95%

inf Sup inf Sup

2006 918 4,4 2,9 5,7primavera 4,8 3,0 6,6Otoño 3,7 1,5 5,8

2007 761 2,0 0,9 3,0primavera 1,8 0,5 3,1Otoño 2,3 0,3 4,3

La prevalencia de A. apis en el año 2007 se redujo significativamente al compararla con la del año anterior (χ2=7,48; p< 0.05) ya que los dos muestreos del 2006 resultaron de mayor prevalencia que los del año 2007 (prim’06/prim’07 χ2=7,3; p< 0.05; ot’06/ot’07 χ2=0,9; p≥ 0.05). Sin embargo, en ninguno de los dos años se encuentra diferencia entre los muestreos de primavera y otoño (prim/ot ‘06 χ2=0,6; p≥ 0.05; prim/ot ‘07 χ2=0,2; p≥ 0.05) (Tabla 9).

Asimismo, la presencia de A. apis fue más frecuente en las áreas más calientes (pisos meso- y termomediterráneo) tal como se observa en la Tabla 10.

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Prevalencia de los PrinciPales agentes Patógenos de Apis MelliferA iberiensis

tabla 10. Distribución de A. apis en los pisos climáticos clasificados por Rivas Martínez (15)

piso climático n positivos prevalencia (%) χ2 p χ2 pSupramediterráneo (G) 263 3 1,1 - -Montano (C) 228 5 2,2 0,7 0,4129*Colino (D) 169 6 3,6 1,2 0,2804*Mesomediterráneo (H) 338 17 5,0 4,2 0,0228* - -Termomediterráneo (i) 173 12 6,9 7,0 0,0081* 0,69 0,6042**

* Prevalencia de A. apis en cada piso climático comparado con el nivel más bajo (piso climático G)** Prevalencia de A. apis en el piso climático I comparado con el piso climático Hlos datos en negrita representan diferencias significativas

Por otro lado, la prevalencia de P. larvae en el año 2007 fue estadísticamente superior a la de 2006 (χ2=7,92; p< 0.05) (Tabla 11). El muestreo de primavera de ese año resultó de mayor prevalencia que el del 2006 (prim’06/prim´07 χ2=6,3; p<0.05) mientras que los dos muestreos de otoño resultaron similares (ot´06/ot´07 χ2=1,7; p≥ 0.05). Y al igual que sucedía con A. apis, en ninguno de los dos años se encuentra diferencia entre los muestreos de primavera y otoño (prim/ot 2006 χ2=0,00; p≥ 0.05; prim/ot 2007 χ2=0,4; p≥ 0.05).

tabla 11. Prevalencia de P. larvae en los años 2006 y 2007

Año n prevalencia anual (%)

ic95% prevalencia estacional

(%)

ic95%

inf Sup inf Sup

2006 918 1,5 0,7 2,3primavera 1,6 0,5 2,6

Otoño 1,5 0,5 3,6

2007 761 3,7 2,3 5,1primavera 4,2 2,3 6,0

Otoño 3,2 0,8 5,5

A pesar de que el porcentaje de P. larvae detectado en nuestro país fue bajo, es estadísticamente más prevalente en el piso climático colino (Tabla 12).

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Prevalencia de los PrinciPales agentes Patógenos de Apis MelliferA iberiensis

tabla 12. Distribución de P. larvae en los pisos climáticos clasificados por Rivas Martínez (15)

piso climático n positivos prevalencia (%) χ2 p 2 p

Supramediterráneo (G) 263 3 1,1

Mesomediterráneo (H) 338 4 1,2 0,0 0,8419*

Montano (C) 228 3 1,3 0,1 0,7473*

Termomediterráneo (I) 173 5 2,9 0,5 0,4619*

Colino (D) 169 11 6,5 5,9 0,0152* * Prevalencia de P. larvae en cada piso climático comparado con el nivel más bajo (piso climático G) los datos en negrita representan diferencias significativas

En relación a la prevalencia de M. plutonius, se situó en todos los muestreos por debajo del 1%, siendo similares en los dos muestreos del año 2006 (prim/ot ‘06 χ2=0,2; p≥ 0.05) y en los del año 2007 (prim/ot ‘07 χ2=0,5; p≥ 0.05). lo mismo sucede al comparar las prevalencias de las primaveras y los otoños de ambos (prim’06/prim’07 χ2=0,7; p≥ 0.05; ot’06/ot’07 χ2=0,8; p≥ 0.05). Y en cuanto a su distribución en función de las zonas climáticas en las que está dividida España, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas.

diScuSión

La sanidad de las abejas melíferas se ha convertido en un tema de actualidad apareciendo en los medios de comunicación desde los primeros años del siglo XXi y atrayendo mucha atención tanto desde comunidades científicas como del público en general, debido a las importantes pérdidas de colonias de abejas denunciadas en la práctica totalidad del planeta. El interés despertado por estos peculiares insectos se debe al importante papel que juegan tanto en la polinización y equilibrio de los ecosistemas, como en la producción de productos únicos como la miel o la jalea real. Aunque hay quien ha sugerido que la humanidad no sobreviviría durante mucho tiempo una vez que las abejas desaparecieran, ese extremo no tiene una base cien-tífica sólida ya que la producción de alimentos no es totalmente dependiente de la polinización apícola (insectos, pájaros, murciélagos) (16).

No obstante, las abejas son susceptibles a una amplia variedad de enfermedades y amenazas medioambientales, algunas de las cuales han aumentado significativa-mente en los últimos 5 a 10 años (16), y por ello se planteó un estudio epidemiológico

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Prevalencia de los PrinciPales agentes Patógenos de Apis MelliferA iberiensis

cuyo objetivo principal era identificar aquellos agentes patógenos relacionados con las pérdidas de colonias de abejas melíferas en España.

Tradicionalmente el diagnóstico de los agentes patógenos de las abejas melíferas recomendados por la OiE (8) se ha limitado al examen macroscópico (V. destructor), a la disección de la abeja (A. woodi), a la observación microscópica de esporas (N. apis y N. ceranae) o al cultivo microbiológico del agente infeccioso (A. apis, P. larvae y M. plutonius). Estas tareas, además de tediosas, consumen mucho tiempo ya que exigen el examen individual de un gran número de abejas y/o larvas y su resultado depende en gran medida de la habilidad y formación del operador. Con las técnicas moleculares utilizadas en este trabajo, se pueden detectar los agentes patógenos aún cuando la enfermedad no se ha manifestado. Esto las convierte en una poderosa herramienta a la hora de adoptar medidas profilácticas ya que estas enfermedades son a menudo perjudiciales no sólo para aquellas colonias que las padecen sino también para las colonias vecinas que se pueden infectar rápidamente.

éste es el primer estudio que se realiza en España con un número tan elevado de muestras, con el fin de evaluar la presencia de los principales agentes patógenos que afectan a la cabaña apícola y aporta los primeros datos fiables sobre la prevalencia real de los mismos. Con este objetvio se realizó un estudio a nivel nacional durante los años 2006 y 2007 en el que se muestreó un número significativo de explotaciones apícolas de nuestro país.

En cuanto a los agentes patógenos analizados, cabe destacar la alta detección de V. destructor en colonias de abejas melíferas en todas las zonas geográficas españolas durante los años de muestreo. La importancia de este parásito radica en que afecta a todas las fases de desarrollo de las abejas siendo actualmente la varroosis una enfer-medad de comunicación semestral a la UE (17).

la escasez de estudios a nivel nacional en igualdad de condiciones a las nues-tras (número de muestras, métodos de detección, condiciones climatológicas, etc.), no permite hacer comparaciones en términos absolutos de nuestros datos con los de otros países, sin embargo algunas investigaciones realizadas en diferentes partes del mundo (18,19), coinciden con el alto grado de parasitación de las abejas melíferas por V. destructor. las altas prevalencias detectadas en Jordania (100%, 19) y Turquía (90%, 18), responden más a que la varroosis es una enfermedad endémica en esas zonas, que a la epidemia de un parásito altamente contagioso como se sugirió anteriormente (20).

Asimismo, el análisis de los datos obtenidos sugiere un incremento a corto plazo en la prevalencia de V. destructor en España durante el periodo en estudio, siendo más

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Prevalencia de los PrinciPales agentes Patógenos de Apis MelliferA iberiensis

alta durante las estaciones de otoño (> 58%). Este hecho posiblemente sea debido a que en otoño los apicultores realizan los tratamientos acaricidas contra este parásito, lo que puede indicar que o bien la muestra fue tomada antes del tratamiento o bien hubo fallos en el control del ácaro lo que implicaría la necesidad de realizar otro tratamiento la primavera siguiente.

Por otro lado, éste también es el primer trabajo fuera de Asia (21, en China; 10 en Java e Indonesia), en el que se hace un estudio del haplotipo de Varroa con un número significativo de muestras. Se comprobó que todas las muestras de Varroa analizadas, pertenecieron al haplotipo K (más patógeno y virulento) incluyendo muestras de las islas Baleares y Canarias, lo que confirma la expansión mundial del haplotipo coreano sugerida anteriormente (10).

Varroa destructor parece ser un factor crucial de las pérdidas periódicas de colonias de abejas e incluso, algunos autores lo han relacionado con los recientes problemas de despoblamiento de colmenas a través de los EE. UU. y varios países europeos (3, 22). Nguyen y col. (23) apoyan esta conexión ya que después de estudiar casos recientes de pérdidas de colonias y encontrar acaricidas prohibidos o inefectivos contra V. destructor, concluyeron que los tratamientos usados comúnmente por los apicultores a menudo son inadecuados para el control del ácaro.

Otro de los patógenos detectados que se ha asociado a altos niveles de mortalidad de abejas y consiguientes pérdidas económicas es Acarapis woodi. Desde su detección en 1919 en la isla de Wight (Gran Bretaña) y posterior difusión a Europa, ha alcan-zado una distribución mundial (24), causando otra de las enfermedades reguladas por la UE, la acarapisosis (17). Durante la última década, los problemas ocasionados por A. woodi han sido prácticamente inexistentes, o al menos no se han declarado o se han subestimado a pesar de la escasez de estudios sobre su incidencia real en la apicultura europea.

Nuestros resultados muestran una prevalencia relevante de A. woodi en colonias de abejas melíferas en todas las áreas geográficas españolas, incluyendo aquellas regio-nes con unas condiciones climatológica y teóricamente no tan óptimas para el desarro-llo de A. woodi. Estos datos son muy diferentes a los obtenidos en estudios anteriores donde la falta de detección de A. woodi (18) y la baja prevalenci observada (2,7%, 19), son probablemente debidos a la utilización de una metodología (observación directa del parásito bajo microscopio) con menor fiabilidad que la técnica molecular empleada en este trabajo. por otro lado, Bacandritsos y Saitanis (25) sugieren una disminución a largo plazo en la incidencia de A. woodi en Grecia durante el periodo de 1986 a 1995 con una prevalencia más alta durante el otoño y menor durante los períodos secos y

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Prevalencia de los PrinciPales agentes Patógenos de Apis MelliferA iberiensis

calurosos (verano), descrita previamente (26), y sugiere además, que la acarapisosis se autocuró en condiciones experimentales. En nuestro estudio, más restrictivo en duración (2 años vs 9 años), no se aprecian estas claras diferencias estacionales pese a que A. woodi fue ligeramente más prevalente durante el otoño debido quizás, a la coincidencia con la época reproductiva del ácaro (27).

A pesar de que los brotes clínicos de acarapisosis no son frecuentes en ninguna de las áreas de nuestro país según los datos obtenidos en nuestro estudio, la detección de ácaros es una prueba de que están todavía presentes pero aparentemente no se detectan por los métodos de diagnóstico clásicos. En este sentido, la financiación del programa Nacional Apícola, entre cuyos objetivos está el control de la varroosis, puede haber favorecido indirectamente el control de la acarapisosis, debido a la aplicación regular de acaricidas de las colonias de abejas.

Si se compara el papel de Acarapis con los efectos bien conocidos de otros fac-tores como Varroa o Nosema, es obvio que actualmente se ha descuidado el estudio de Acarapis y aunque los resultados obtenidos en este trabajo aumentan el conoci-miento de este parásito y puede ayudar a un mejor entendimiento de la interacción entre patógenos, se requieren más estudios para aclarar el papel real de A. woodi en la pérdida de colmenas.

Debido a las repercusiones sanitarias y económicas que las nosemosis tienen en la cabaña apícola, se hace imprescindible un diagnóstico diferencial entre los agentes patógenos, N. apis y N. ceranae, responsables de nosemosis tipo A y tipo C respectivamente (28).

Cuando se estudió la infección por Nosema spp. a escala nacional, la prevalencia media obtenida para N. ceranae en primavera y otoño en el período de dos años que duró el muestreo estuvo alrededor del 45% (solo o en co-infección), mostrando una amplia dispersión y mayor proporción que N. apis. Esta alta prevalencia de N. ceranae es un hecho frecuente en todo el mundo (3, 29, 30). Por el contrario, la detección de N. apis fue menor, presentándose alrededor del 15% de todas la muestras analizadas tal como se había descrito anteriormente (31, 32). Estos datos podrían apoyar la hipótesis de que la colonización de A. mellifera debido a la distribución de N. ceranae puede ser responsable de un aumento en la detección de las nosemosis en nuestro país (33), aunque esta situación no es universal y estudios realizados en Alemania (34) indican que N. apis es más prevalente que N. ceranae.

La diferencia en las prevalencias declaradas para ambos microsporidios en los distintos países es relevante. Mientras que en algunos la prevalencia de N. ceranae es

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Prevalencia de los PrinciPales agentes Patógenos de Apis MelliferA iberiensis

considerada muy alta (3, 29, 30, 35, 36), siendo en ocasiones identificada como la única o mayoritaria infección de A. mellifera; en otros países, la presencia de este microsporidio parece ser mucho más baja (34, 37, 38). Esto podría ser debido a la reciente introduc-ción de N. ceranae en el país en algún caso (36), a las diferentes condiciones climáticas (34, 37) o al manejo de las abejas, así como a las diferencias en la patogenicidad del haplotipo (39), el tipo de abejas muestreadas o a otros factores todavía desconocidos.

Asimismo, las significativas diferencias encontradas en este estudio en la distribu-ción para ambas especies de Nosema, muestran que tienen preferencias distintas por las condiciones climáticas. En este sentido, N. ceranae parece tener predilección por áreas más calientes y N. apis parece preferir zonas con temperaturas más suaves o frías. los factores que podrían explicar estas diferencias pueden estar relacionadas no sólo con la climatología (temperatura y humedad) de los años 2006 y 2007, (extremadamente calurosos y secos, http://www.aemet.es) o altitud, que tiene un efecto directo en la flora de cada región, si no también con las prácticas apícolas (como la trashumancia o los diferentes tipos de colmena usados en España: Layens o Perfección), linajes de A. mellifera en la Península Ibérica (N. apis fue más prevalente en el linaje M que en el linaje A en 2006, no encontrándose estas diferencias en la prevalencia de N. ceranae, 40) o incluso una mezcla de todos estos factores.

Esta diferencia en la prevalencia de ambos microsporidios ha llevado a pensar que N. ceranae está desplazando a N. apis (30, 37, 41, 42, 43). Sin embargo, nuestros datos sugieren que la situación de N. apis en España es endémica con una prevalen-cia esperable (31, 32) dadas las condiciones climatológicas y ambientales de nuestro país, mientras que N. ceranae responde más a una situación epidémica cuya preva-lencia ha incrementado rápidamente en un breve período de tiempo (seis años) por la patogenicidad y alta capacidad de difusión del parásito. Esto es probablemente debido al salto a un nuevo hospedador, A. mellifera, desde su hospedador inicial A. cerana, en el que la prevalencia no es superior al 5% (44). un precedente en el mundo de la apicultura fue el caso de V. destructor, originalmente asociado con A. cerana que consiguió parasitar una nueva especie, A. mellifera y distribuirse mundialmente para llegar a ser una de las mayores amenazas para la apicultura (45). No obstante, deben realizarse otros estudios que incluyan regiones más amplias del mundo que confirmen este patrón diferente de la distribución de Nosema spp.

Los resultados obtenidos en el estudio nacional para la detección de los principa-les agentes patógenos de origen infeccioso de la cría de abeja: P. larvae, M. plutonius y A. apis, indican una baja prevalencia para los agentes patógenos de origen infeccioso que afectan a la cría de las abejas. En el caso de A. apis no superó en ningún muestreo

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Prevalencia de los PrinciPales agentes Patógenos de Apis MelliferA iberiensis

el 5%, en el de P. larvae se mantuvo siempre por debajo del 3% y en el caso de M. plutonius, la prevalencia no alcanzó en ningún momento el 1%.

La baja prevalencia de A. apis a lo largo de los dos años del estudio, significati-vamente menor en 2007 (2%) que en 2006 (4,4%), contrasta con la detectada en otros países como Japón (24,1%, 38), en el verano de 2009. Asimismo, es sorprendente el hecho de que se haya detectado una mayor prevalencia en laz zonas más calidas de España (pisos climáticos meso- y termomediterráneos) cuyas características climáti-cas no beneficiaría en principio el crecimiento del hongo. El desarrollo de A. apis se ve favorecido por la alta humedad combinada con temperaturas ligeramente frías (46, 47) e incluso se ha demostrado que el calentamiento artificial de la colmena en primavera, disminuía la incidencia de la enfermedad (48).

Además de las condiciones medioambientales, otros factores como diferencias en las cepas fúngicas y los factores genéticos de las abejas pueden afectar la inciden-cia y severidad de la enfermedad (49) y justificar la baja prevalencia encontrada en nuestro país.

Por otro lado, P. larvae es considerada una gran amenaza para las abejas melíferas por el significativo descenso que ocasiona en el número de colonias afectadas (16). A pesar de que la patología provocada por esta bacteria avanza de forma progresiva en las colmenas afectadas, pudiendo aparecer en cualquier época del año y llegando a destruir las colonias de abejas infectadas en pocos meses o años (16, 50), los resultados obtenidos en este estudio indican un bajo porcentaje de P. larvae en España durante los años de estudio siendo estadísticamente superior en el piso climático Colino ca-racterizado por temperaturas suaves en invierno.

La detección de M. plutonius se limita a casos puntuales. Diversos estudios rea-lizados en otros países europeos como Suiza (51, 52) y Gran Bretaña (53, 54) en los que se utilizaron técnicas de diagnóstico molecular, confirman que la loque europea es endémica en estas regiones, situación que dista bastante de la detectada en España durante 2006 y 2007.

No obstante, el global de los datos obtenidos en relación a los patógenos de ori-gen infeccioso de la cría responde más bien a la aparición de estas patologías como algo puntual y secundario a patógenos más prevalentes. la existencia de muestras que presentan diferentes patógenos a la vez (V. destructor y N. ceranae) apoyarían esta hipótesis, situando a estos agentes como causantes de la debilidad e inmunosupresión de la colonia (55) que podría ser aprovechada por este tipo de agentes infecciosos.

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Prevalencia de los PrinciPales agentes Patógenos de Apis MelliferA iberiensis

El fenómeno mundial de la pérdida de colonias de abejas está probablemente provocado por diferentes causas que producen síntomas similares a través de acciones sinérgicas entre diferentes agentes. Y si bien una de las causas sugeridas y que se ha estudiado en profundidad es la posible acción de ciertos pesticidas para las abejas, especialmente la imidacloprida o el fipronil, los cuales son frecuentemente usados para tratar semillas de maíz y girasol (23, 56), el estudio llevado a cabo en España por Bernal y col. (7) en los mismos años que el que aquí se presenta indica que los acaricidas aplicados en los tratamientos para varroosis son los compuestos más fre-cuentemente detectados, destacando entre ellos el fluvalinato (principio activo del Apistan®) y el clorfenvinfós (principio activo del Supona®), y observando una baja prevalencia de fipronil e incluso ausencia de imidacloprida.

Como se ha comentado anteriormente, V. destructor es uno de los patógenos más importantes de las abejas (10) y la supervivencia de las colmenas infestadas por este ácaro depende de la intervención de los apicultores, porque una colonia en la que no se controla esta parasitosis, puede sucumbir a la acción del ácaro después de sostener la infestación durante varios años (57). Así, la varroosis es sistemáticamente tratada en todo el mundo con acaricidas sintéticos, tales como el fluvalinato (Apis-tan®), flumetrina (Bayvarol®) amitraz (Apivar®), cumafós (perizin®, Checkmite+®), acrinatrina y clorfenvinfós (Supona®).

A la vista de los resultados, es imposible identificar un único factor que por sí solo de cuenta de las pérdidas de colonias en todas las regiones del mundo durante un período de tiempo determinado. Está claro que varios factores biológicos y medioam-bientales actúan solos o en combinación dando el potencial para causar mortalidad prematura de colonias al afectar adversamente a la salud de las abejas y a su vida media. las razones dadas para explicar este fenómeno, incluyen el uso de pesticidas (6), nuevas enfermedades (3, 16, 58, 59), estrés, manejo apícola y una combinación de todos esos factores. Asimismo el cambio climático también repercute en la muerte de las colonias ya que contribuye al desequilibrio entre las abejas, la flora circundante y los patógenos (60). las causas que provocan el fenómeno mundial de las pérdidas de colonias producen en muchas ocasiones signos clínicos similares. los rasgos típicos de debilidad, despoblación o muerte son los mismos entre diferentes agentes pató-genos y las técnicas clásicas de diagnóstico no permiten obtener datos concluyentes.

Actualmente se considera a N. ceranae un importante patógeno debido a su alta prevalencia en la última década (33, 42) además de ser el agente etiológico de la en-fermedad emergente de A. mellifera, Nosemosis tipo C (28, 61). los datos obtenidos en este estudio permiten afirmar que N. ceranae es un patógeno que actúa a corto

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Prevalencia de los PrinciPales agentes Patógenos de Apis MelliferA iberiensis

plazo en los individuos de la colonia (41, 43, 62) y a largo plazo para el conjunto de la colonia (58, 63). la alta prevalencia detectada lo sitúa en un primer plano dentro de las posibles causas de pérdidas de colonias de las abejas. Asimismo, V. destructor, causante de una de las plagas mejor conocidas de A. mellifera, puede causar pérdidas similares y actuar como un agente re-emergente si no se controla adecuadamente. una combinación de ambos agentes patógenos, asociados a otros de menor importancia como N. apis y A. woodi, podrían aprovechar la deficiencia inmunitaria provocada por los primeros (55) e incrementar la probabilidad de muerte de colonias infecta-das sin que los pesticidas ejerzan un efecto significativo ya que los bajos niveles de residuos detectados en polen (7), sugiere que aquellos productos u otros agrotóxicos comúnmente usados en España no están directamente relacionados con el problema generalizado de las pérdidas de colonias de abejas.

En definitiva, ya que los humanos somos los responsables de las continuas modi-ficaciones ambientales a las que se ven sometidas las abejas, también nosotros tenemos la obligación moral de tomar medidas de conservación para proteger y prevenir las pérdidas de estos insectos tan especiales. Para entender los factores que contribuyen a la desaparición de las abejas, será necesario realizar más investigaciones orientadas al estudio de las causas de mortalidad así como establecer nuevos programas regionales y nacionales que limiten la difusión de las enfermedades apícolas.

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Prevalencia De lOs PrinciPales agentes PatógenOs De Apis MelliferA iberiensis

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

131AnAles - Vol. 25 (1) - Dic. 2012 - ReAl AcADemiA De cienciAs VeteRinARiAs De AnDAlucíA oRientAl

reSumen

Se ha realizado una revisión bibliográfica sobre la importancia que tiene el plo-mo en la alimentación humana y más concretamente sobre el contenido de plomo en hongos comestibles silvestres. Se ofrecen datos del contenido de plomo en 165 especies referidas en medio centenar de publicaciones, de las que se hace indicación sobre su presencia y consumo en España y Andalucía. Se recoge también información sobre recomendaciones y legislación relativa al plomo en la alimentación y en aquellos aspectos relativos a los hongos comestibles.

abStract

A comprehensive review was carried out about the importance of lead content in human feeding, and particularly on lead content in edible wild mushrooms. The work presents data on content of lead in 165 species included in half a hundred of publications, referring to their presence and consumption in Spain and Andalucía. Furthermore, information about recommendations and legislation relative to lead in human nutrition and edible mushrooms is reported.

contenido de plomo como fuente de rieSgo alimentario por el conSumo de hongoS SilveStreS.

rafael mOrenO rOjas1, fernanDO Pérez rODríguez1, BalDOmerO mOrenO arrOyO1, rafael gómez Díaz1 y carlOs OstOs ruiz1

1 Dpto. Bromatología y Tecnología de los Alimentos. Facultad de Veterinaria de la universidad de Córdoba.

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

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Palabras clave: Plomo, hongos, setas comestibles, toxicidad, riesgo alimentario

introducción

Durante el otoño y en menor medida también en primavera, fructifican en el monte mediterráneo los carpóforos de los hongos. una gran cantidad de especies pueblan los espacios más umbríos, entre árboles, matorrales y pastizales. En muchos lugares del medio rural es tradicional realizar recogidas masivas de setas que se utili-zan en multitud de recetas gastronómicas. No se trata de una práctica recomendable para quienes no conozcan a la perfección qué hongo es comestible y cuales son los venenosos / muy venenosos, e incluso mortales para el hombre. Las cantidades que se recolectan de hongos silvestre son muy altas y el consumo por parte de algunos recolectores, puede ser elevadísimo, aunque no se tienen hasta hora datos precisos del mismo.

Entre la labores de inspección de los veterinarios se encuentra la identificación de aquellas especies que pueden contener tóxicos naturales y por tanto debe evitarse que lleguen al consumo humano a través de las vías comerciales. lamentablemente existe otro peligro hasta ahora poco valorado, ya que que el consumo de estos ricos manjares puede llegar a ser arriesgado para la salud y su capacidad de vehicular metales pesados que acumulan especialmente ciertas especies en ubicaciones geo-gráficas propicias.

toXicidad natural de laS SetaS.

Dentro de los distintos tipos de intoxicaciones, hablaremos de las especies cau-santes de las mismas y de los síntomas generales que producen (las características para el reconocimiento de algunas de ellas se pueden ver en la parte descriptiva). No detallamos los compuestos químicos tóxicos ni tampoco los tratamientos, ya que ante cualquier intoxicación es necesario acudir a un centro hospitalario, donde procederán, en función de la especie o especies causantes y de los síntomas que se presenten, a su correspondiente atención.

a) intoxicaciones de tiempo de aparición largo (superior a 4-6 horas).

Se tratan de las más graves, ya que transcurridas estas horas, los daños produ-cidos en el organismo pueden llegar a ser irreparables.

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

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De este hecho podremos deducir la importancia de acudir a un hospital cuando aparezcan los primeros síntomas, y se sospeche que la causa ha sido ingestión de hongos. A veces, la pronta aparición de síntomas pueden encubrir una intoxicación más grave, pues la persona puede haber consumido distintas especies y solaparse los efectos de unas sobre otras.

por ello, para no inducir error en el diagnóstico, es necesario que el médico conozca, no sólo las especies consumidas, sino la cantidad de hongos ingeridos y las veces que se han consumido estos; así como el tiempo transcurrido hasta la aparición de los primeros efectos.

No obstante, dada la necesidad de conocer la especie causante, en cuanto se presenten los primeros síntomas, y se proceda al traslado al Centro Hospitalario, es importante buscar restos de setas frescas, aunque sean pequeños trozos, o restos de comida para que mediante un estudio microscópico poder conocer la especie ingerida, ayudados de las descripciones de los ingresados o familiares.

En cuanto a especies, que producen este tipo de intoxicación podríamos hacer tres grupos:

1- por Amatotoxinas. las causan fundamentalmente tres géneros:

• Amanita: A. phalloides*, A. verna y A. virosa.

• Lepiota: L. brunneoincarnata*, L. castanea*, L. helveola, L. josserandii*.

• Galerina: G. marginata*, G. badipes.

La mayoría de las intoxicaciones se producen por A. phalloides.

2- por Giromitrina. la produce el género Gyromitra: G. esculenta*, G. gigas, G. infula.

3- por Orellanina. Es responsable el género Cortinarius: C. orellanus, C. splendens*, C. sanguineus.

los síntomas son semejantes, aparecen a partir de las 5-6 horas de su ingestión, y consisten, fundamentalmente, en dolores continuos, vómitos, malestar general, diarrea, sudores, angustia, sed; estos síntomas se van completando con calambres y dolores musculares, pulso débil, trastornos nerviosos y la muerte, que puede so-brevenir en más o menos días, dependiendo de la cantidad ingerida y la capacidad del paciente.

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

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b) intoxicaciones de tiempo de aparición corto (casi siempre entre 1/2 y 3 horas).

En estos casos las consecuencias serán menos graves, aunque alguna sintomato-logía pueda ser muy aparatosa. por supuesto, siempre será necesario un tratamiento adecuado según los distintos casos. Estos tratamientos suelen ser sintomáticos.

los problemas gastrointestinales son los más generalizados en este grupo de intoxicaciones, siendo normalmente leves, aunque en algunos casos puedan revestir cierta gravedad, dependiendo de la especie, de la cantidad ingerida y de la fortaleza o debilidad de la persona.

Paxillus involutus*, abundante en determinados lugares de nuestra zona, estaba considerado comestible tomando ciertas precauciones como, quitar las láminas, el pie y la cutícula, y sometiéndolo a un largo proceso de fritura. Hoy no obstante se considera una especie peligrosa, por haber producido algunas muertes en Europa y Japón. En el cuadro clínico suelen aparecer trastornos digestivos y cardiovasculares leves, aunque pueden presentarse reacciones de tipo alérgico o anafiláctico en ciertas personas a algunas proteínas del hongo.

Entre las especies causantes de consecuencias más graves destacamos Entoloma lividum*, E. nidorosum y Tricholoma pardinum.

Existe una larga lista de especies, que producen trastornos leves, y en las que los autores no se ponen de acuerdo; algunos las consideran comestibles y otros tóxicas o a rechazar. Debemos tener presente siempre el descartar aquellas setas que ofrez-can la más mínima duda, pues que estén bien consideradas desde el punto de vista culinario, nunca lo serán hasta el extremo de correr riesgos en los que pueda irnos la vida en ello.

fuenteS de contaminación ambiental por plomo

Se estima que la concentración media de plomo en el suelo oscila entre 2 y 200 mg/Kg (Reilly, 1991) y a ella contribuye en gran medida la contaminación generada por el hombre. Esta contaminación artificial de plomo ha de ser considerada bajo dos aspectos; la ocasionada por la extracción, manipulación, refinamiento y reciclado del plomo o sus sales naturales y la debida a compuestos de plomo usados en la industria.

En relación al primer aspecto, hay que considerar la posibilidad de que se presenten elevadas concentraciones de plomo cerca de la ubicación de una mina o industrias transformadoras de este metal, constituyendo un posible foco de contami-

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nación para la población o para los alimentos producidos en esas zonas. En general, esta contaminación por plomo se produce por vía aérea y posteriormente sedimenta por acción de las lluvias, contaminando suelos y aguas.

En España, además, se han de tener en cuenta la abundancia de yacimientos de galena, a la hora de considerar la importancia de este contaminante (pérez Gutiérrez y pérez pérez, 2001).

El contenido de Pb en los suelos españoles es de 35 ppm. Esta cifra no es muy superior al rango de concentraciones entre 8 y 20 ppm de plomo que presentan los suelos no cultivados (JEFCA, 1972). Los lodos procedentes de las instalaciones de tratamiento de aguas residuales, a menudo son añadidos a terrenos agrícolas y pueden ser fuente de plomo (JEFCA, 1972).

Las plantas absorben el plomo con cierta facilidad, y lo acumulan principalmente en las raíces, siendo los bulbos importantes acumuladores de plomo (JEFCA, 1972).

Respecto al segundo aspecto, la contaminación causada por el empleo de deriva-dos de plomo en la fabricación de ciertos materiales y productos es motivo de mayor preocupación. El uso del plomo en la industria abarca campos tan amplios como:

• empleo en forma de antidetonante de combustibles (gasolinas con plomo), expulsado a la atmósfera junto a los residuos de escape de los coches

• uso en cañerías para la conducción de agua potable a hogares e industrias (actualmente sustituidas por las de pVC y Cu)

• adicionado a pinturas, o bien como colorante en esmaltes

• junto con el estaño como material de soldadura en conservas de hojalata

• formando parte de la composición de algunos tipos de vidrios y cerámicas

• en industrias de fabricación de acumuladores eléctricos o la industria bélica.

En España, mediante el Real Decreto 403/2000 de 24 de marzo, se prohibió la comercialización de gasolinas con pb a partir del 1 de enero de 2002.

efectoS biológicoS y toXicidad del plomo

las principales vías de incorporación del plomo a los organismos animales (y el hombre) son la respiratoria y la gastrointestinal. En el primer caso, el plomo se

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incorpora a partir de una contaminación ambiental (manipulación y transformación de productos derivados del plomo, humos de los coches, tabaco, etc.) puede originar lesiones tópicas. Respecto al plomo incorporado por vía digestiva, generalmente se produce a partir de la ingestión de alimentos, lo que tiene un mayor interés desde el punto de vista de seguridad alimentaria.

la absorción de plomo en el tracto gastrointestinal depende de diversos factores, entre los que destaca la forma química en que se presenta. Compuestos orgánicos de plomo como el tetraetilplomo se absorben en mayor medida (>90%) respecto a derivados inorgánicos que son absorbidos en menores porcentajes (5-10%). Otros factores que condicionan la absorción del plomo son (Derache, 1990):

• edad; los niños y jóvenes muestran una absorción de plomo inorgánico superior (40-50%) que los individuos adultos (10%) (Flegal, 1993).

• Sexo; los datos apunta a una mayor sensibilidad de la mujer en relación a la absorción de plomo (impregnación saturnina).

• Estado fisiológico; el ayuno previo a la ingestión podría elevar notablemente el coeficiente de absorción.

• composición de los alimentos; Ca, fosfato, ácido fítico, Fe y zn pueden establecer relaciones de antagonismo por competencia en la absorción de plomo, mientras que lactosa, grasa, vitaminas C y D y el alcohol la favorece.

El plomo absorbido se distribuye inicialmente vehiculado por la sangre, bien en plasma, bien asociado a los eritrocitos de forma más estable y duradera (Barltrop y Smith, 1972), para posteriormente acumularse en órganos por los que muestra un particular tropismo, en especial a nivel de tejido óseo y en menor medida en el hígado, riñones, músculo y sistema nervioso central. La principal vía de excreción de plomo es a través de la orina que supone un 76% del total del plomo excretado, mientras que por heces se elimina un 16% (Shibamoto y Bjeldanes, 1993).

En relación a la toxicidad del plomo, hoy en día los estudios se centran en el problema asociado a poblaciones de alto riesgo, es decir, las de los profesionales que manejan habitualmente este metal pesado, aunque el riesgo real de la intoxicación por plomo se extiende prácticamente la totalidad de la población, bien por la contamina-ción ambiental (gases de combustión) o por el plomo incorporado con los alimentos.

los aspectos toxicológicos del plomo derivan de una de sus características me-tabólicas principales como es la elevada vida media que presenta en el organismo,

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habiéndose comprobado que el contenido de plomo se incrementa con la edad. Estas características, además del tiempo de exposición, han de tenerse en cuenta a la hora de cuantificar las consecuencias toxicológicas de la ingesta de plomo. la concentra-ción plasmática de plomo se considera, en general, como un índice apropiado para establecer la relación dosis/efecto que se ha fijado en 35 µg/100 ml de sangre como límite de concentración “sin efectos biológicos”, apareciendo alteraciones patológicas con concentraciones entre 40-50 µg/ml.

El efecto tóxico del plomo es debido a la inhibición de dos enzimas esenciales en la biosíntesis de la hemoglobina, que son la ALA-deshidratasa y la hemosintetasa (o ferroquelasa), y a su acción sobre el sistema nervioso central (encefalopatías saturni-na), sobre todo en niños, y el periférico, en especial, la reducción de la velocidad de conducción nerviosa del nervio cubital responsable del síndrome conocido como “mano agarrotada”. los principales efectos tóxicos del plomo a nivel de diferentes localizaciones orgánicas son los siguientes:

ingeStaS tolerableS de plomo

Se estima que la ingesta total de plomo procedente de los alimentos se sitúa en un rango de 0.2-0.4 mg/día y la procedente del agua en torno a 0.01 mg/día. El comité mixto FAO/WHO (1976) sobre aditivos alimentarios estableció que la ingesta de plomo debería ser nula aunque, considerando que la contaminación por plomo de los alimentos y bebidas es inevitable, se propusieron provisionalmente ingestas semanales tolerables de 3 mg/persona, lo que equivale a decir 50 µg/Kg de peso/semana (FAO/WHO, 1976).

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posteriormente, el 2º comité (FAO/WHO, 1993) ratificó estos valores, si bien, para niños y adolescentes se tolerarán valores menores de 25 µg/Kg de peso/semana debido a que el plomo podría reducir el desarrollo cognoscitivo e intelectual de estos grupos. En este sentido, se reconoce que el feto es más sensible a los acción tóxica del plomo que el recién nacido, debido un paso más rápido del plomo a través de la placenta. por otra parte, durante la lactancia, los acúmulos de plomo son movilizados y vehiculados por la leche materna, lo cual supone un riesgo para el lactante. por todo ello, para la mujer en edad reproductiva, la ingesta tolerable debe ser menor de 25 µg/Kg de peso/semana FAO/WHO (1993).

No obstante, la EFSA (European Food Safety Authority mediante el Panel CONTAM (panel sobre contaminantes en la cadena alimentaria) (EFSA, 2010) indica que la ingesta semanal tolerable provisional (iSTp) de 25 mg / kg de peso corporal establecido por el Comité Mixto FAO / OMS de Expertos en Aditivos Alimentarios (JECFA) y aprobado por el Comité Científico de la Alimentación ya no es adecuada y que, como no hay pruebas suficientes para establecer un umbral críticos, dadas las evidencias de neurotoxicidad durante el desarrollo y nefrotoxicidad en adultos, no se está en condiciones para obtener una iSTp. El CONTAM considera que es oportuno establecer niveles de ingesta para calcular los márgenes de exposición que permitan apoyar la caracterización del riesgo.

plomo en loS alimentoS

En las últimas décadas, el plomo en el nivel de alimentos ha disminuido sig-nificativamente debido a los esfuerzos de origen relacionado con reducir la emisión de plomo y mejoras en la garantía de la calidad de los análisis químicos. El plomo está presente en bajas concentraciones en la mayoría de los alimentos, siendo des-pojos y moluscos los que pueden contener niveles más altos. La contaminación de los alimentos durante el procesamiento o la producción de alimentos en las zonas contaminadas son las principales razones para una mayor ingesta de plomo a través de los productos alimenticios (Andrée y cols. 2010).

Se ha encontrado plomo en todos los alimentos sometidos a análisis y datos recientes sugieren una concentración natural de 0.3 mg/kg en pescados marinos no relacionado con zonas geográficas contaminadas, considerándolos indicadores apropiados de la contaminación ambiental natural. En general, la mayor parte de los alimentos contienen menos de 1 mg/kg de plomo.

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los alimentos vegetales cultivados en áreas industrializadas y próximas a au-topistas contienen niveles significativamente mayores de plomo (10 veces más) que los alimentos cultivados en áreas remotas. Hay que resaltar que el plomo no difunde por el sistema radicular de las plantas, por lo que es escasamente absorbido a partir del suelo (0.004% del plomo contenido en el suelo), lo que sumado a su corta persis-tencia en las aguas justifica su bajo poder de magnificación biológica en alimentos vegetales. No obstante, los vegetales foliáceos pueden experimentar una mayor contaminación de plomo por la deposición atmosférica del plomo procedente de gases de combustión de los carburantes de coches, en cultivos próximos a carreteras o autopistas (Derache, 1990).

Respecto a alimentos de origen animal, los mayores niveles de plomo se han encontrado en tejido óseo, destacando como grupo de alimentos los mariscos que suelen presentar las mayores concentraciones, en torno a 0.2-2.5 mg/kg (Shibamo-to y Bjeldanes, 1993). El origen de plomo presente en alimentos animales hay que buscarlo en:

• ganado pastando en zonas próximas a fábricas que emiten plomo, así como a carreteras o autopistas, por deposición atmosférica del metal pesado en los pastos

• especies cinegéticas a partir de contaminación por plomo de sus ecosistemas debido a la munición de caza

las concentraciones de plomo en el agua se cifra en 0.005 mg/kg, nivel máximo permitido por la Organización Mundial de la Salud (FAO/WHO, 1993) para el agua de bebida, aunque los niveles pueden ser mayores en el caso de conducción de aguas duras por cañerías de plomo. En relación a los alimentos procesados, pueden ser origen de contaminación por este metal pesado el empleo de utensilios culinarios de barro y cerámica coloreados con esmaltes plumbíferos, así como a partir de conservas alimenticias cuya soldadura metálica transversal se realizaba con Sn-pb.

la legiSlación de la unión europea

la legislación alimentaria regional más relevante es la Directiva 89/397/CEE de la unión Europea, relativa al control oficial de los productos alimentarios. Es el que establece la potestad de cada estado miembro de regular la seguridad alimentaria, basada en la normativa que elabore la Unión Europea. Esta se desarrolla mediante los Reglamentos de la unión Europea relativa a contenidos máximos en metales

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pesados en productos alimenticios: Reglamento (CE) nº 1881/2006; Reglamento (CE) nº 333/2007; Reglamento (CE) nº 629/2008

pRODuCTO

Contenido máximo

(mg / Kg peso fresco))

Leche cruda, leche tratada térmicamente y leche para la fabricación de productos lácteos 0,020

Preparados para lactantes y preparados de continuación 0,020

Carne (excluidos los despojos) de bovinos, ovinos, cerdos y aves de corral 0,10

Despojos de bovinos, ovinos, cerdos y aves de corral 0,50

Carne de pescado 0,30

Crustáceos, excluida la carne oscura del cangrejo así como la cabeza y el tórax de la langosta y de crustáceos similares de gran tamaño ( Nephropidae y palinuridae) 0,50

Moluscos bivalvos 1,5

Cefalópodos (sin visceras) 1,0

Cereales, legumbres y legumbres secas 0,20

Hortalizas, excluidas las del Género Brassica, las hortalizas de hoja, las hierbas frescas y las setas (8). En el caso de las patatas, el contenido máximo se aplica a patatas peladas

0,10

Hortalizas del Género Brassica, hortalizas de hoja, las siguientes setas: agaricus bisporus (champiñón), Pleurotus ostreatus (seta de ostra), Lentinula edodes (seta shiitake)

0,30

Frutas, excluidas las bayas y frutas pequeñas 0,10

Bayas y frutas pequeñas 0,20

Grasas y aceites, incluida la grasa láctea 0,10

zumos de frutas, zumos de frutas concentrados reconstituidos y néctares de frutas 0,050

Vinos (incluidos los vinos espumosos y excluidos los vinos de licor) sidras, peradas y vinos de frutas 0,20

Vinos aromatizados, bebidas aromatizadas a base de vino y cócteles aromatizados de productos vitivinícolas 0,20

Complementos alimenticios 3,0El método de toma de muestras y criterios de realización de los métodos de análisis se basan en el Reglamento 333/ 2007

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niveleS de plomo en alimentoS: evaluación del rieSgo por parte de la autoridad europea de Seguridad alimentaria (efSa, 2010).

El Reglamento 1881/2006, y el 629/2008, por los que se fija el contenido máximo de determinados contaminantes en los productos alimenticios, establecen los niveles máximos permitidos para plomo. Sin embargo, y teniendo en cuenta que estos niveles están en continua revisión, la Comisión Europea ha considerado conveniente tener acceso a una actualización de la base científica con objeto de llevar a cabo una correcta gestión del riesgo. por ello, se ha solicitado al panel de contaminantes de la EFSA una opinión científica sobre el riesgo para la salud humana relacionado con la presencia de plomo en los alimentos. para ello se realizará una evaluación de la exposición de la población, prestando especial atención a grupos de riesgo y que determinará si sigue siendo apropiado para la protección de la salud pública el nivel orientativo conocido como ingesta semanal tolerable provisional (pTWi)..

El panel de Contaminantes en la Cadena Alimentaria (CONTAM panel) de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha publicado una opinión científica sobre los posibles riesgos para la salud relacionados con la presencia de plomo en los alimentos. la Opinión concluye que los niveles actuales de exposición al plomo representan un bajo o insignificante riesgo para la salud de la mayoría de los adultos pero puede existir preocupación por posibles efectos en el desarrollo neuronal de los niños pequeños.

CONTAM considera que los cereales, los vegetales y el agua corriente son los productos que más contribuyen a la exposición al plomo a través de los alimentos. La exposición al plomo por vía no alimentaria se ha considerado de poca importancia en adultos, aunque el polvo de los hogares y el suelo pueden ser una fuente importante de exposición para los niños.

El panel ha identificado la reducción del coeficiente intelectual en niños pequeños y la alta presión sanguínea en adultos, como los efectos claves sobre la salud en los que basar su evaluación. Tras la revisión de los datos disponibles, el panel considera que el nivel establecido como ingesta semanal tolerable provisional no es apropiado. No se ha establecido uno nuevo ya que el panel no ha encontrado un umbral claro a partir del cual se pueda tener confianza en que no aparecerán efectos adversos.

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plomo en hongoS

Son muy numerosas las publicaciones que hacen referencia al contenido de me-tales pesados en hongos y setas, tanto comestibles como aquellas otras que pueden considerarse de interés medioambiental. Su capacidad de bioacumular elementos metálicos ha puesto interés en su contenido inorgánico, tanto desde un punto de vista nutricional, como toxicológico. Kalač y Svoboda (2000) indican que el contenido de plomo en hongos en zonas no contaminadas oscila entre 1 y 10 mg/kg (en peso seco), tan sólo M. rhacodes y L. perlatum exceden de esos niveles. Por tanto el contenido de plomo en zonas no contaminadas no supone riesgo para la salud de consumidores esporádicos. Sin embargo, dado que no existen datos ni de biodisponibilidad, ni de consumo por parte de recolectores habituales, esta afirmación no puede hacerse ex-tensiva a este colectivo con total certeza. por otra parte se han detectado niveles de entre 20 y 40 mg/kg (peso seco) en zonas contaminadas (zonas mineras) en especies de B. edulis, X. badius y X. chysenteron. Parece ser que la contaminación atmosférica puede suponer una fuente importante de incorporación de plomo en algunas especies de hongos como el caso de B. edulis. De los datos de España de García y col. (2009) se puede indicar que menos del 1% de los análisis de especies de hongos superaban los 10 mg/kg (peso seco), siendo lo más frecuente entre 0.5-1.0 mg/kg (peso seco) en casi la mitad las muestras que analizan. Dado que el contenido en humedad de los hongos suele estar próximo al 90%, en España es de esperar que en torno a un 5% de los hongos superen el Reglamento de unión Europea en caso de comercializarse en lonjas u otros puntos de venta (>0.3 mg/kg en peso fresco).

La capacidad de incorporar plomo desde el suelo es variable por especies pero puede llegar hasta el 30% según se desprende de los datos de Guillén y col. (2009) que analizan la incorporación del plomo a los hongos mediante 210Pb, aunque ofrecen también contenidos de plomo estable en hongos fundamentalmente de Extremadura y portugal. Sin embargo García y col. (2009) indica una falta de correlación entre el contenido en suelo y los hongos debido a un efecto inverso en la capacidad de acumu-lación ante altas concentraciones en el suelo, en zonas de urbanas, pasto y bosque de Galicia. A pesar de estas referencias nacionales, la mayoría de estudios proceden de otros países, por lo que en la siguiente tabla además de indicar los contenidos facilita-dos por los autores sobre contenido de plomo en hongos, ofrece también información sobre si dichos hongos se encuentran con frecuencia en España y/o Andalucía, así como su carácter comestible o no en nuestra región.

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

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Cuadro 1.- Contenido de plomo (mg/kg peso seco) en especies de hongos según las biblio-grafía consultada.

Especie [pb] mg/kg

Cita bibliográfica España Andalucía Observaciones

Agaricus arvensis 2-10 Kalač & StasÏková, 1991; Sova y col., 1991; Wilcke, 1989

Frecuente Frecuente

Agaricus bisporus 2,41±0,83 Demirbas, 2001 Muy frecuente

Muy fre -cuente

El cultivado en los mercados0,44-0,67 isiloglu y col. 2001

0,28±0,04 Sesli y Tüzen, 1999

0-1 García y col., 2009

<1-2 isildak y col., 2004, 2007; García y col., 2009

0,490-0,990 Demirbas, 2000

Agaricus campestris 2-10 Andersen y col., 1982; Kalač y col., 1989b; Kalač & StasÏková, 1991 Sova y col., 1991; zurera-Cosano, y col., 1987

Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Comestible

1,58±0,34 Sesli y Tüzen, 1999

0,5-2,5 García y col., 2009

Agaricus macrosporus 0,5-2,5 García y col., 2009 Presente Presente Especie comes-tible de gran tamaño.

= Agaricus urinascens

Agaricus silvaticus 2-10 Andersen y col., 1982; Kalač & StasÏková, 1991; Wilcke, 1989

Frecuente Frecuente

9,3±0,7 Xin-Hua y col.,2009

Agaricus sylvicola 2-10 Kala& StasÏková, 1991; Sova y col., 1991

Frecuente Frecuente

0,41-0,968 Demirbas, 2000

0,5-2,5 García y col., 2009

0,92±0,3 Demirbas, 2001

1,38±0,41 Sesli y Tüzen, 1999

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Especie [pb] mg/kg

Cita bibliográfica España Andalucía Observaciones

Agaricus subrufescens 4,4±0,8 Xin-Hua y col.,2009 Ausente en estado silvestre

Ausente Especie comes-tible cultivada en algunos países por su interés farma-cológico.

Agaricus sp. 1,87±0,60 Sesli y Tüzen, 1999 G é n e r o frecuente

G é n e r o frecuente

Agrocybe cylindracea 0-2,5 García y col., 2009 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

También cultivada. una de las más apreciadas gastronómica-mente.

Amanita cesarea 3,41±0,22 Guillén y col., 2009 Frecuente Frecuente Muy apreciada

Amanita curtipes 1,29±0,14 Guillén y col., 2009 Frecuente Frecuente Comestible

Amanita flavorub-escens

0,13-0,6 Aruguete y col, 1998 Ausente Ausente

Amanita muscaria 1,43±0,56 Demirbas, 2001 Frecuente Frecuente Tóxica, aluci-nógena, contie-ne muscarina0,48±0.04 Guillén y col., 2009

2,24±0,65 Sesli y Tüzen, 1999

Amanita rubescens 1-5 Cibulka y col., 1996; Kalač y col., 1989b; Sova y col., 1991

Frecuente Frecuente Comestible previo trata-miento, a veces tóxica.

Tóxica en crudo, debido a una hemoli-sina

0,091-1,278 Aruguete y col, 1998

0,148-1,03 Aruguete y col, 1998

0,71±0,30 Demirbas, 2001

1,34±0,42 Sesli y Tüzen, 1999

0-2,5 García y col., 2009

<1 Rudawska and leski, 2005a, 2005b; García y col., 2009

Amanita sp. 1,94±0,72 Sesli y Tüzen, 1999 G é n e r o frecuente

G é n e r o frecuente

Amanita vaginata 0,12±0,04 Demirbas, 2001 Frecuente Frecuente Comestible previo trata-miento, a veces tóxica,

1,70±0,46 Sesli y Tüzen, 1999

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Especie [pb] mg/kg

Cita bibliográfica España Andalucía Observaciones

Armillaria mellea 1,29±0,30 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Comestible

<1-2 isildak y col., 2004, Ouzuni y col., 2009

1-2 Cibulka y col., 1996; Falandysz y col. , 2008a; Kalač y col., 1989b; Wilcke, 1989

Boletus appendiculatus 2-5 Turkekul y col., 2004 Presente Presente Comestible

Boletus aestivalis 0,5-2,5 García y col., 2009 Presente Presente Comestible

1-5 Cibulka y col., 1996; Falandysz y col. , 2008a; Kalač y col., 1989b

Boletus aereus 0-1 García y col., 2009 Frecuente Frecuente Excelente comestible0,26±0,04 Guillén y col., 2009

Boletus edulis 1-5 Cibulka y col., 1996; Falandysz y col. , 2008a; Kalač y col., 1989b

Frecuente Frecuente Excelente comestible

0,80±0,24 Sesli y Tüzen, 1999

0-1 García y col., 2009

0.5-0.85 Falandysz y col., 2007

Boletus erythropus 1,20±0,35 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente Comestible

Boletus reticulatus <1 García y col., 2009 Presente Presente Nombre incorrecto, es sinónimo de Boletus aesti-valis (Paulet) FR.

Boletus pinophilus 0-10 García y col., 2009 Presente Escasa

Boletus satanoides 1,04±0,03 Guillén y col., 2009 Presente Presente Tóxico. = B. legaliae

Boletus sp. 6,88±2,85 Demirbas, 2001 Frecuente Frecuente

0,94±0,15 Sesli y Tüzen, 1999

Bulgaria inquinans 0,78±0,17 Sesli y Tüzen, 1999 Escasa Escasa No comestible

Calocera viscosa 1,19±0,27 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Sin interés culinario

Calocybe gambosa 1-2 Kalač y col., 1989b Presente Presente De gran interés culinario

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Especie [pb] mg/kg

Cita bibliográfica España Andalucía Observaciones

Calvatia craniiformis 10,8±1,4 Xin-Hua y col.,2009 Ausente Ausente = Calvatia gardneri

Calvatia utriformis 0,5-10 García y col., 2009 Frecuente Frecuente Comestible de jóven1-5 Turkekul y col., 2004;

García y col., 2009Calvatia sp. 1,34±0,23 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente

Cantharellus cibarius 1-2 Falandysz y col. , 2008a; Jorhem & SundstroÈm, 1995; Kalač y col., 1989b

Frecuente Frecuente Excelente comestible

1,42±0,26 Sesli y Tüzen, 1999

0-2,5 García y col., 2009

<1 Ouzuni y col., 2007, 2009; García y col., 2009

4,6±0,4 Xin-Hua y col.,2009

Cantharellus sp. 0,77±0,21 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente

Cantharellus subal-bidus

0,83±0,26 Sesli y Tüzen, 1999 Ausente Ausente

Cantharellus tubae-formis

1,63±0,44 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente Comestible

Cerrena unicolor 1,33±0,28 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Sin interés culinario, co-rreosa, madera

Choiromyces magnusii 1,79±0,05 Guillén y col., 2009 Frecuente Muy fre -cuente

Buen comesti-ble, pero con incertidumbres toxicológicas que habría que dilucidar.

Clathrus ruber 1,10±0,23 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente No comestible, pestilente

Clitocybe alexandri 1,35-5,12 isiloglu y col. 2001 Frecuente Frecuente Interés farma-cologico2,57-3,37 isiloglu y col. 2001

Clitocybe flaccida 3,22-7,07 isiloglu y col. 2001 Ausente Ausente

3,66-6,13 isiloglu y col. 2001

Clitocybe houghtonii 2,21±0,75 Sesli y Tüzen, 1999 Ausente Ausente

Clitocybe maxima 0,47±0.03 Guillén y col., 2009 Presente Presente Comestible

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

147

Especie [pb] mg/kg

Cita bibliográfica España Andalucía Observaciones

Clitocybe nebularis 0-10 García y col., 2009 Presente Presente Comestible, pero se han dado casos de toxicidad

Clitocybe sp 1,83±0,63 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente

Collybia dryophila 0,82±0,24 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Sin valor culinario

Coprinus comatus 0,67±0,12 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Comestible

2-5 García y col., 2009

Coprinus micaceus 0,58±0,17 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente No comestible

Coprinus sp. 0,87±0,23 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente

Cortinarius aurotur-binatus

1,55±0,34 Sesli y Tüzen, 1999 Ausente Ausente

Cortinarius bulliardii 1,28±0,41 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Tóxico

Cortinarius sp 0,87±0,23 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Generalmente tóxicos

Cortinarius subbalas-tinus

1,34±0,28 Sesli y Tüzen, 1999 N o e n -contrado

No encon-trado

Cortinarius subtur-binatus

0,92±0,14 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Ausente

Craterellus cornuco-pioides

1,28±0,32 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente Comestible

Cuphophyllus virgi-neus

0,74±0,09 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente Comestible mediocre. Pue-de confundirse fácilmente con Clitocybes muy tóxicos

Cyathus sp. 0,88±0,21 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente No comestible

Cystoderma amianthi-num

1,54±42 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente Sin interés culinario

Daedalea quercina 0,86±0,12 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente Sin interés culinario

Fistulina hepatica 0-1 García y col., 2009 Presente Presente Comestible

Geastrum fimbria-tum

0,78±0,13 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente No comestible

Gomphus clavatus 2,14±0,73 Sesli y Tüzen, 1999 Rara Ausente Comestible

Hebeloma cylindros-porum

1,60-3,82 Guillén y col., 2009 Presente Presente

Hebeloma sinapi-zans

0,82±0,20 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Tóxico

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

148

Especie [pb] mg/kg

Cita bibliográfica España Andalucía Observaciones

Helvella acetabulum 0,97±0,23 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Sin interés culinario

Helvella sp. 1,27±0,36 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente

Hydnellum concres-cens

1,28±0,30 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente No comestible. Especie medicinal.

Hydnellum peckii 1,85±0,42 Sesli y Tüzen, 1999 Raro Ausente No comestible pero de olor agradable. “Hongo san-grante”.

Hydnum repandum 0,453-1,38 Demirbas, 2000 Frecuente Frecuente Comestible

0,38±0,22 Demirbas, 2001

2,08±0,51 Sesli y Tüzen, 1999

0-2,5 García y col., 2009

<1 Ouzuni y col., 2007; García y col., 2009

Hygrocybe sciophana 1,35±0,24 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente = Hygrocybe psittacina

Hygrocybe sp. 1,63±0,40 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente

Hygrophorus chrys-odon

0,95±0,18 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Sin valor culinario

Hygrophorus ebur-neus

1-2 Ouzuni y col., 2007 Frecuente Frecuente De interés farmacológico. Con actividad bacetricida y fungicida.

Hygrophorus glio-cyclus

1,35±0,44 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Comestible

Hygrophorus rus-sula

1,47±0,25 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente Comestible

Hygrophorus uni-color

1,68±0,57 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Ausente

Hypholoma capnoides 4,10±1,45 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Comestible pero se puede confundir con otros tóxicos

Hypholoma fasci-culare

1,42±0,45 Demirbas, 2001 Frecuente Frecuente Tóxica

5,64±1,20 Sesli y Tüzen, 1999

Hypholoma sp. 1,75±0,37 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

149

Especie [pb] mg/kg

Cita bibliográfica España Andalucía Observaciones

Hypholoma sublate-ritium

2,15±0,50 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente No comestible

Hypoxylon fuscum 1,43±0,28 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Presente No comestible

Inonotus hispidus 0,71±0,26 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente No comestible, correosa

Kuehneromyces mu-tabilis

0,75±0,19 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Rara No aconse-jable comer por confusión con especies tóxicas.

Laccaria amethystina 1,23±0,25 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Sin interés culinario

Laccaria laccata 0,520-0,996 Demirbas, 2000 Frecuente Frecuente Comestible

1,35±0,41 Sesli y Tüzen, 1999

1,9±0,495 Demirbas, 2001

Lactarius acerrimus 1,80±0,44 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente No comestible

lactarius azonites 1,26±0,30 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Sospechoso de toxicidad

Lactarius deliciosus 1,60±0,54 Sesli y Tüzen, 1999 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Comestible

<1-2 zarski y col., 1999; Alonso y col., 2000

0-1 García y col., 2009

0,58±0,04 Guillén y col., 2009

<1 Rudawska and leski, 2005a, 2005b; García y col., 2009

Lactarius piperatus 0,92±0,27 Demirbas, 2001 Presente Presente No comestible

3,08±0,64 Sesli y Tüzen, 1999

Lactarius rufus 0,70±0,25 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Presente No comestible

lactarius sangui-fluus

4,64-9,48 isiloglu y col. 2001 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Comestible

1,47-4,55 isiloglu y col. 2001

Lactarius scrobiculatus 0,98±0,32 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Ausente

Lactarius semisan-guifluus

3,10-3,91 isiloglu y col. 2001 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Comestible

1,93-2,86 isiloglu y col. 2001

Lactarius sp. 1,62±0,54 Demirbas, 2001 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

2,88±0,65 Sesli y Tüzen, 1999

Lactarius torminosus 0,6-3,5 Barcan y col, 1998 Presente Presente Tóxica

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

150

Especie [pb] mg/kg

Cita bibliográfica España Andalucía Observaciones

Lactarius trivialis 1,1-3,1 Barcan y col, 1998 Presente Ausente? No comestible

Lactarius volemus 3,52±1,15 Demirbas, 2001 Presente Presente

1,45±0,34 Sesli y Tüzen, 1999

Leccinum aurantiacum 0,8-2,6 Barcan y col, 1998 Presente Ausente

Leccinum carpini 0,75±0,08 Sesli y Tüzen, 1999 Raro Ausente

Leccinum rufum 0.35 Kowalewska y col., 2007

Presente Ausente = Leccinum aurantiacum

Leccinum scabrum 1-5 Cibulka y col., 1996; Falandysz y col. , 2008a

Presente Ausente?

1,1-5,2 Barcan y col, 1998

<0.5 zarski y col., 1999; Szynkowska y col., 2008

<1-2 Rudawska and leski, 2005a, 2005b; García y col., 2009

0,5-2,5 García y col., 2009

0.6-07 Falandysz y col., 2007

Lepiota cristata 0,74±0,10 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Muy tóxica, mortal

Lepista inversa 0,54-4,95 isiloglu y col. 2001 Frecuente Frecuente Sin valor culinario1,26-4,38 isiloglu y col. 2001

2,86±0,48 Sesli y Tüzen, 1999

Lepista nuda 5-10 Andersen y col., 1982; Kalač y col., 1989b; Sova y col., 1991

Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Comestible

0-5-10 García y col., 2009

2-5 Turkekul y col., 2004; isildak y col., 2004, 2007; Ouzuni y col., 2009; García y col., 2009

Lepista sp. 3,41±1,20 Sesli y Tüzen, 1999 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

151

Especie [pb] mg/kg

Cita bibliográfica España Andalucía Observaciones

Lycoperdon perla-tum

5-20 Cibulka y col., 1996; Jorhem & Sunds-troÈm, 1995; Sova y col., 1991

Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Comestible

1,68±0,05 Guillén y col., 2009

0,94±0,25 Sesli y Tüzen, 1999

Lycoperdon sp. 1,14±0,32 Sesli y Tüzen, 1999 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Lycoperdon volemus 0,5-1 Kalač y col., 1989b Posiblemente sea Lactarius volemus. (presente en España y An-dalucía)

Lyophyllum decastses 3,0±0,4 Xin-Hua y col.,2009 Presente Presente Comestible

Macrolepiota crus-tosa

7,4±0,9 Xin-Hua y col.,2009 Ausente Ausente

Macrolepiota gra-cilenta

0,27±0,05 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente

Macrolepiota procera 2-10 Cibulka y col., 1996; Jorhem & Sunds-troÈm, 1995; Kalač y col., 1989b; Sova y col., 1991

Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Comestible

7,7±0,3 Guillén y col., 2009

0-10 García y col., 2009

1.3-2.6 Falandysz y col. , 2008b

Macrolepiota rha-codes

2,62±0,08 Guillén y col., 2009 Presente Presente Comestible

5-20 Andersen y col., 1982; Kalač y col., 1989b

Marasmius oreades 0,63±0,19 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Comestible

0,5-2,5 García y col., 2009

1-2 isildak y col., 2004; García y col., 2009

Marasmius sp. 0,92±0,22 Sesli y Tüzen, 1999 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Meripilus giganteus 0,69±0,14 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Sin interés culinario

Oudemansiella mu-cida

1,24±0,36 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Ausente? Sin interés culinario

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

152

Especie [pb] mg/kg

Cita bibliográfica España Andalucía Observaciones

Oudemansiella ra-dicata

0,71±0,25 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente

Panellus stipticus 1,26±0,35 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente No comesti-ble. De interés farmacológico.

peziza sp. 0,83±0,26 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente

Phallus impudicus 0,89±0,25 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente No comestible

pleurotus eryngii 0,041±0,003 Guillén y col., 2009 Frecuente Frecuente Excelente comestible

Pleurotus ostreatus 3,24±1,28 Demirbas, 2001 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Comestible. La que se vende en los merca-dos como seta de paca

0-1 García y col., 2009

0,61±0,14 Guillén y col., 2009

0,17±0,06 Sesli y Tüzen, 1999

Polyporus squamosus 1,11±0,28 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Sin valor culinario

Polyporus sulphu-reus

0,85±0,17 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Presente Interés far-macológico = Laetiporus sulphureus

Pseudocraterellus sinuosus

1,44±0,36 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente Comestible

Ramaria flava 1,48±0,36 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Comestible mediocre, a veces tóxica o purgante.

Ramaria sp. 1,57±0,33 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente

Rhizopogon roseolus 0,41±0,05 Guillén y col., 2009 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Comestible

Russula aeruginea 2-10 Falandysz y col. , 2008a; Kalač y col., 1989b

Presente Ausente Tóxica sospe-chosa.

Russula albida 9,6±0,8 Xin-Hua y col.,2009 Ausente Ausente

Russula cyanoxantha 1-2 Kalač y col., 1989b; Sova y col., 1991

Frecuente Frecuente Comestible

1,40±0,42 Demirbas, 2001

2,1±0,3 Xin-Hua y col.,2009

0-2,5 García y col., 2009

2,18±0,84 Sesli y Tüzen, 1999

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

153

Especie [pb] mg/kg

Cita bibliográfica España Andalucía Observaciones

Russula delica 0,865-6,87 Demirbas, 2000 Frecuente Frecuente Comestible de baja calidad1,9±0,3 Xin-Hua y col.,2009

0,59±0,19 Guillén y col., 2009

3,15±1,32 Demirbas, 2001

3,60±1,15 Sesli y Tüzen, 1999

Russula foetens 4,91±1,83 Demirbas, 2001 Frecuente Frecuente No comestible

2,40±0,55 Sesli y Tüzen, 1999

Russula pectinatoides 0,441-2,714 Aruguete y col, 1998 Presente Presente No comestible

Russula sp. 2,05±0,76 Demirbas, 2001 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Russula torulosa 0,37±0,16 Guillén y col., 2009 Frecuente Frecuente No comestible

Russula vinosa 2,7±0,7 Xin-Hua y col.,2009 Presente? Ausente

Russula virescens 2,0±0,3 Xin-Hua y col.,2009 Presente Presente Excelente comestible0,89±0,03 Guillén y col., 2009

2,04±1,25 Sesli y Tüzen, 1999

Rusula vesca 1,1-3,4 Barcan y col, 1998 Presente Presente Comestible

Sarcoden imbricatus 1,24±0,35 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente Sin valor culinario

Scleroderma auran-tium

1,94±0,31 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente = Scleroderma citrinum

Scleroderma sp. 1,87±0,39 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente No comestible

Schizophyllum com-mune

1,25±0,32 Sesli y Tüzen, 1999 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Consumido en algunos paises

Sebacina incrustans 1,20±0,32 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Ausente Sin interés culinario

Spathularia flavida 1,24±0,32 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente Sin valor culinario

Stropharia semig-lobata

1,27±0,04 Guillén y col., 2009 Frecuente Frecuente Posiblemente tóxica y aluci-nógena

Suillus granulatus 1,24±0,10 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Frecuente Comestible

Suillus grevillei 1-2 Kalač y col., 1989b; Sova y col., 1991

Presente Muy raro Comestible de baja calidad

0.2-1.0 Chudzynski and Fa-landysz, 2008

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

154

Especie [pb] mg/kg

Cita bibliográfica España Andalucía Observaciones

Suillus luteus 1-2 Falandysz y col. , 2008a; Jorhem & Sundstroêm, 1995

Frecuente Frecuente Comestible

2,0-2,3 Barcan y col, 1998

1-2 Rudawska and leski, 2005a, 2005b

Suillus variegatus 0,5-1 Kalač y col., 1989b Presente Presente

Terfezia arenaria 1,31-1,60 Guillén y col., 2009 Frecuente Frecuente Comestible

Thelephora palmata 1,63±0,35 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente

Trametes gibbosa 1,47±0,28 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente

Tricholoma colum-betta

0-2,5 García y col., 2009 Presente Presente Comestible

Tricholoma equestre 0-1 García y col., 2009 Frecuente Frecuente No consumir por casos de rabdomielisis

Tricholoma porten-tosum

0-1 García y col., 2009 Frecuente Frecuente Comestible

Tricholoma terreum 0,462-0,950 Demirbas, 2000 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Comestible

2,43±0,78 Demirbas, 2001

0,82±0,23 Sesli y Tüzen, 1999

2-5 isildak y col., 2007

Tuber asa 0,70±0,04 Guillén y col., 2009

Tulostoma brumale 0,64±0,12 Sesli y Tüzen, 1999 Presente Presente Sin valor culinario

Tyromyces stipticus 0,74±0,14 Sesli y Tüzen, 1999 Frecuente Presente = Postia stip-tica

Volvariella speciosa 2,78-6,88 isiloglu y col. 2001 Muy fre-cuente

Muy fre -cuente

Comestible de baja calidad2,70-3,26 isiloglu y col. 2001

Xerocomus badius 1-5 Falandysz y col. , 2008a; Kalač y col., 1989b; Sova y col., 1991

Frecuente Frecuente Comestible

<1-2 isildak y col., 2004, 2007, Rudawska and leski, 2005a, 2005b; García y col., 2009

0.5-3.7 Malinowska y col., 2004

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

155

Especie [pb] mg/kg

Cita bibliográfica España Andalucía Observaciones

Xerocomus chrysen-teron

1-2 Falandysz y col. , 2008a; Kalač y col., 1989b; Sova y col., 1991

Frecuente Frecuente Comestible

<1-2 Ouzuni y col., 2007, Rudawska and leski, 2005a, 2005b; García y col., 2009

Xerocomus subtomen-tosus

0,5-1 Falandysz y col. , 2008a; Kalač y col., 1989b

Frecuente Frecuente Comestible de baja calidad

1,3-3,1 Barcan y col, 1998

0.3 Chojnacka and Falan-dysz, 2007

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Contenido de plomo Como fuente de riesgo alimentario por el Consumo de hongos silvestres

156

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Resistencia a biocidas en cepas de Salmonella sp. aisladas de huevo

AnAles - Vol. 25 (1) - Dic. 2012 - ReAl AcADemiA De cienciAs VeteRinARiAs De AnDAlucíA oRientAl

RESuMEN

Se ha estudiado la presencia de presuntas salmonelas en la superficie de huevos comerciales, y se ha determinado la sensibilidad a biocidas para la colección de cepas ensayadas. El porcentaje de muestras positivas osciló entre el 37% y el 43%. En algunas de las marcas comerciales analizadas no se logró aislar la bacteria en los huevos analizados, mientras que en los huevos de comercios pequeños o granjas se aisló en todas las muestras ensayadas. la mayoría de las cepas fueron inhibidas a una concentración del 0.1% de los biocidas cloruro de benzalconio, cetrimida, hexadecilpiridinio, hexaclorofeno, polihexametil biguanidio o p3 oxonia. Sin embargo, en algunos casos (cetrimida, polihexametil biguanidio o p3 oxonia ) se encontró un bajo porcentaje de cepas que requerían con-centraciones de biocida de hasta diez veces superiores para su inhibición. El triclosan mostró una mayor eficacia, inhibiendo al 77% de las cepas a una concentración de 0.075%. Sin embargo, el resto de las cepas fueron muy tolerantes a este biocida, siendo necesaria una concentración del 1% para su inhibición. los resultados de este estudio sugieren la existencia de bajos porcentajes de cepas de Salmonella en la superficie de huevo que son tolerantes a los biocidas.

palabras clave: huevo, Salmonella, biocida

ABSTRACT

We have studied the presence of presumptive salmonellae in comercial eggs, and the biocide tolerance of isolates. presumptive salmonellae were detected in some 37 to 43% of samples tested. Some comercial brands were free of the bacterium, but all eggs from local stores and farms tested positive. Most isolates were inhibited by 0.1% of the biocides benzalkonium chloride, cetrimide,

reSiStencia a biocidaS en cepaS de sAlmonellA Sp. aiSladaS de huevo

laura Beatriz almeiDa gOnzález, mª luisa fernánDez márquez, mª carmen lóPez aguayO, rOsariO lucas lóPez, antOniO marín garriDO **, antOniO gálvez Del POstigO, y mª jOsé granDe BurgOs*

* universidad de Jaén. Dpto. de Ciencias de la Salud. Área de Microbiología. Facultad de Ciencias Experimentales. universidad de Jaén. Campus las lagunillas, s/n. 23071-Jaén. E-mail: [email protected]

** Académico de Número de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Andalucía Oriental.

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Resistencia a biocidas en cepas de Salmonella sp. aisladas de huevo

hexadecylpyridinium chloride, hexachlorophene, polyhexamethylen biguanide and p3 oxonia. A small percentage of isolates required up to ten-fold higher biocide concentrations for inhibition (as in the case of cetrimide, polyhexamethylen biguanide and p3 oxonia). Triclosan was apparently more effective, inhibiting 77% of isolates at 0.075%. However, the remaining of isolates only were inhibited at 1% of the biocide. Results from this study suggest that a low percentage of the Salmonella population on egg surfaces can tolerate biocides.

Keywords: egg, Salmonella, biocides

1. introducción

1.1. el huevo

El huevo es el producto de la ovulación de las gallinas y otras aves. Según el Reglamento CE 589/2008 el huevo se define como el producto con cáscara sin romper, incubar o cocer de la especie Gallus gallus, apto para el consumo humano directo o para la elaboración de ovoproductos (1). Entre los alimentos de origen animal, el huevo se considera como una fuente importante de proteína en la dieta de los humanos. Según la Organización Mundial de la Salud - OMS, este alimento es una referencia de proteína a nivel mundial, con la cual se comparan las demás proteínas. El huevo es una estructura biológica natural con cáscara que proporciona protección al desarrollo de embriones de pollo. Se caracteriza por tener un alto valor nutritivo y un amplio uso a nivel industrial debido a sus propiedades funcionales (2, 3).

los huevos que se incluyen dentro del grupo de alimentos proteicos, tienen una larga tradición de consumo y son apreciados en diferentes culturas por su facilidad de obtención, precio, cualidades culinarias, contenido de nutrientes y amplio aprove-chamiento en la industria de alimentos (4). Existe constancia de su utilización desde épocas muy antiguas en regiones de la india y China, posteriormente en Grecia y de su propagación por Europa. En sus inicios, la avicultura fue una actividad rural con condiciones muy precarias, solo hasta principios del siglo XX se presenta una selección de razas de gallinas para mejorar la producción y a partir de 1960 surge la avicultura intensiva con una producción promedio de 600 millones de docenas (5). La producción de huevos a nivel mundial es liderada por China, mientras que España ocupa el tercer lugar en la Comunidad Europea según los índices del año 2007. por otro lado, el consumo por persona es en promedio de 8.2 kg de huevos anuales según el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (6). A nivel comercial los huevos se identifican por categorías (A: para huevos frescos, sin tratamientos de conservación ni refrigeración, B: si no cumplen con las características para ser A) y por peso (Clase Xl: ≥ 7.3 g; l: entre 63 y 73 g; M: entre 53 y 63 g; S: < 53 g) (1).

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Resistencia a biocidas en cepas de Salmonella sp. aisladas de huevo

Son considerados una buena fuente de nutrientes, un alimento económico y multifuncional debido a que sus componentes tienen propiedades coagulantes, emulsionantes y espumantes. Los componentes del huevo lo hacen una excelente fuente de proteínas de alta calidad, vitaminas y minerales. Su perfil nutricional varía dependiendo de la parte analizada, y está también altamente influenciado por la com-posición de los piensos de la gallina y el sistema de crianza (7, 8). De forma general, el huevo contiene de 12-14% de proteínas caracterizadas por poseer un buen balance de aminoácidos esenciales. Es una fuente rica de lecitina, un fosfolípido que forma parte de la membrana celular de todas las células del organismo. la grasa del huevo se caracteriza por ser fuente de ácidos grasos esenciales (como el ácido linoleico y araquidónico). Se encuentra en una forma altamente emulsionada lo cual facilita la digestión y absorción por el organismo (9). las Vitaminas A, D y E están presentes en la yema y son transportadas por los lípidos. La cáscara de huevo aunque se considera como no comestible, puede ser una buena fuente de calcio si es sometida a un proceso de pulverizado muy fino (8). También es una fuente importante de minerales, siendo de destacar el elevado aporte de selenio, potasio y fósforo, iodo y zinc (10). Otros ele-mentos traza que proporciona el huevo son cobre, manganeso y flúor pero también se encuentran cantidades abundantes de vitaminas, en especial vitamina B12, biotina, ácido pantoténico, riboflavina, vitamina D, niacina, vitaminas A, E y B1. una ventaja de este alimento es que contiene tanto vitaminas hidrosolubles como liposolubles, que pueden ayudar a cubrir una parte considerable de las necesidades diarias (11, 12, 13).

los huevos recién puestos son generalmente estériles, sin embargo, en un periodo de tiempo relativamente corto después de la puesta, se pueden encontrar numerosos y diferentes tipos de microorganismos en su superficie, que bajo determinadas condi-ciones (temperatura de almacenamiento, frescura del huevo, nivel de contaminación ambiental, manipulación, entre otros) pueden entrar al huevo, multiplicarse y causar su deterioro. Además, una humedad elevada favorece en gran medida el desarrollo de microorganismos en la superficie y la consecuente penetración por las membranas internas (13). De forma natural se encuentra protegido de la contaminación exterior gracias a la barrera física que le proporciona su cáscara y membranas y a barreras químicas antibacterianas presentes en su composición. Sin embargo son alimentos perecederos debido a la alta susceptibilidad de ser atacados por microorganismos. A pesar de contar con defensas naturales, como agentes antimicrobianos en su interior, de forma habitual adquieren una contaminación microbiana en su cáscara que puede proceder del contacto con heces, de los nidales, de los sistemas colectores hasta el centro de clasificación, ó de la manipulación inadecuada, entre otros. Además, influyen otros factores en su contaminación como son la carga microbiana inicial (número y

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tipo de microorganismo), las condiciones de almacenamiento (humedad, temperatura, composición atmosférica) y factores intrínsecos del huevo (pH, nutrientes, barreras físicas, e inhibidores de crecimiento) (4).

1.2. salmonella enterica

los microrganismos pueden contaminar los huevos en diferentes etapas, des-de la producción hasta el consumo. La contaminación transovárica o transmisión “vertical” puede ocurrir cuando los huevos son infectados durante su formación en los ovarios de la gallina. Mientras que la transmisión horizontal se produce cuando son expuestos a un ambiente contaminado y a microorganismos que penetran la cáscara del huevo (14). Entre los tipos de microorganismos contaminantes del huevo se encuentran bacterias del género: Pseudomonas, Acinotebacter, Proteus, Aeromonas, Alcaligenes, Escherichia, Micrococcus, Salmonella, Serratia, Enterobacter, Flavobacterium y Staphylococcus. Entre los mohos generalmente se encuentran los géneros: Mucor, Pe-nicillium, Hormodendron, Cladosporium y otros. Se han identificado también levaduras del tipo Torula en algunos casos (13).

De las toxiinfecciones alimentarias notificadas en España, un porcentaje consi-derable se relaciona con el consumo de huevos y derivados, de los cuales, la mayoría de ellos se asocian con salmonelosis. Entre los brotes relacionados con el huevo o derivados, destaca como agente causal Salmonella, siendo el serotipo Enteritidis el más frecuente, y como vehículo de transmisión más habitual los platos con huevo crudo o poco cocinado. Es una de las infecciones bacterianas más común, aunque la familia Salmonella incluye más de 2.300 serotipos Salmonella Enteritidis y Salmonella Typhimurium son los más comunes a hora de producir salmonelosis (15,16). los síntomas de la enfermedad incluyen náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea y fiebre (17, 18). El hogar es el lugar donde ocurren la mayoría de los brotes, aunque los asociados a la restauración colectiva provocan un elevado número de afectados. El principal factor que contribuye a estas toxiinfecciones es la temperatura inadecuada de conservación del alimento, seguido del consumo de alimentos crudos y la prepara-ción de los platos con antelación. La estacionalidad es muy marcada, siendo los meses con temperaturas más elevadas los que presentan una mayor frecuencia de brotes.

La bacteria Salmonella pertenece a la familia Enterobacteriaceae la cual está for-mada por bacilos gramnegativos, aerobios y anaerobios facultativos, que crecen en medios usuales. incluye un gran número de géneros y especies.

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Resistencia a biocidas en cepas de Salmonella sp. aisladas de huevo

El género Salmonella incluye un amplio grupo de bacterias patógenas, la mayoría de las cuales tiene su reservorio natural en el tubo digestivo de diversos animales, como aves, mamíferos y reptiles y causan enteritis humanos; otras tienen un reservorio exclusivamente en el hombre, como las causantes de la fiebre tifoidea y paratifoidea. Salmonella, como todas las enterobacterias, crece bien en los medios usuales, y presenta la mayor resistencia de esta familia a las sales biliares y otros componentes químicos (19). Es una bacteria Gram- negativa en forma de bacilo, móvil, no formadora de espo-ra. Existen serotipos que no son móviles, tales como: S. Gallinarum y S. Pullorum (20).

Dentro de los alimentos que la pueden transmitir se encuentran la carne, aves de corral, leche y los huevo crudos (21, 22) principalmente aunque también pueden aparecer en zumos no pasteurizados (23, 24), el pescado (25, 26) cacao, frutas, verduras y mantequilla de cacahuetes (27, 28, 29). Dado que Salmonella es sensible a calor, es más frecuente en los alimentos crudos que no se cocinan a una alta temperatura o a una temperatura mínima.

Conscientes de ello, la Organización interprofesional del Huevo y sus productos (iNpROVO), en colaboración con los Ministerios de Agricultura, pesca y Alimentación y de Sanidad y Consumo, implantaron un plan de vigilancia y control de Salmonella en la producción de huevos con el fin de disminuir la incidencia y la prevalencia de infecciones por Salmonella relacionadas con el consumo de huevos, mediante actuaciones de prevención y control (10). Dentro de este Plan se pusieron en marcha importantes medidas en la producción y comercialización de huevos con la finalidad de garantizar la higiene alimentaria. Cabe destacar la aplicación en las granjas de protocolos de buenas prácticas de higiene, la vacunación obligatoria de las gallinas ponedoras y la realización de controles en piensos, agua y pollitas de reposición. En los centros de embalaje de huevos y fábricas de ovoproductos se emplea el sistema de Análisis de peligros y puntos de Control Crítico (AppCC) para asegurar que los riesgos sanitarios del proceso están bajo control.

1.3. biocidas

A pesar de ello y de las medidas adoptadas en las granjas de producción, en algunas ocasiones, bacterias como Salmonella pueden llegar al huevo, lo que si se combina con una manipulación, cocinado o conservación inadecuados puede des-embocar en una toxiinfección alimentaria. La lucha contra estas enfermedades es un objetivo prioritario de la política comunitaria en salud pública y su incidencia debe reducirse progresivamente.

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Resistencia a biocidas en cepas de Salmonella sp. aisladas de huevo

En la búsqueda de alternativas para atacar una carga microbiana específica se han utilizado sustancias como los biocidas, compuestos inorgánicos ó moléculas or-gánicas sintéticas usadas para desinfectar o esterilizar instrumentos y superficies, y para preservar materiales o procesos de la degradación microbiológica (30). El estudio sistemático del efecto de estas sustancias sobre diferentes cepas permite contribuir al diseño y desarrollo de nuevos agentes, identificar los mecanismos de resistencia de microorganismos y problemas toxicológicos que puedan presentar, para finalmente, ofrecer una guía de uso correcto de estos compuestos (31).

Según el anexo V del Real Decreto 1054/2002 los biocidas se clasifican en cuatro grupos:

Grupo 1: Desinfectantes y biocidas generales. Estos tipos de productos excluyen los productos de limpieza que no persiguen un efecto biocida, incluidos los deter-gentes líquidos y en polvo y productos similares. Grupo 2: Conservantes. Grupo 3: plaguicidas y Grupo 4: Otros biocidas.

En la Tabla 1, se muestran los principales biocidas aceptados en la industria alimentaria, de aplicación en las zonas de procesado, manipuladores o en los pro-ductos mismos.

tabla 1. principales biocidas utilizados en la industria alimentaria

para zonas o ambientes de procesado- Compuestos de amonio cuaternario- Iodóforos- Agentes a base de cloro

para manipuladores- Compuestos de amonio cuaternario- Iodóforos- Clorhexidina- polihexametil biguanidio- Paraclorometaxilenol- Triclosan

para la corteza de productos- Hipocloritos- Clorados- Ácidos orgánicos

Los biocidas desempeñan un papel muy importante en el control de microor-ganismos patógenos. la industria alimentaria depende de ellos, y su uso es cada

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Resistencia a biocidas en cepas de Salmonella sp. aisladas de huevo

vez mayor motivo de preocupación debido a la aparición de bacterias que muestran tolerancia a determinados biocidas, junto con la capacidad de desarrollar resistencia cruzada a diferentes compuestos antimicrobianos de importancia clínica (32).

los agentes biocidas usados en la industria de alimentos deben cumplir con una serie de características deseables (Tabla 2). Es muy difícil encontrar un agente que cumpla con todas las características mencionadas en la tabla, pero, la diversidad de aplicaciones en la industria (superficies, paredes, uso en manos de manipuladores, etc..) hacen posible diferentes combinaciones de estos (33).

tabla 2. Características ideales de los biocidas empleados en la industria alimentaria.

características- Amplio espectro de acción biocida- Acción rápida- Sin olor- Compatible con una amplia variedad de materiales (sin efecto blanqueador,

descolorante, propiedades corrosivas)- Compatibles con la formulación de componentes (agentes de limpieza, buffers, geles,

espumas)- Solubles en agua y de fácil lavado- Estables durante su almacenamiento- Fáciles de usar (diluir, aplicar directamente)- De uso seguro por el manipulador- No sean productores de residuos peligrosos que puedan afectar al consumidor- Sin efectos adversos sobre las características de los productos (sabor, apariencia,

textura)- Atractivos económicamente

Dependiendo de la zona o potencial de acción del biocida se clasifican por su actuación sobre la pared celular, la membrana citoplasmática y el citoplasma, aunque no quiere decir que tengan una acción exclusiva sobre esta zona.

El mecanismo de acción de los biocidas se basa en la acción del biocida sobre la membrana de los microorganismos donde oxidan las proteínas alterando la per-meabilidad de la membrana y generando entrecruzamientos que hacen rígida a la membrana y alteran la presión intracelular con lo que el microorganismo muere. los biocidas oxidantes tienden a oxidar todo tipo de materia orgánica y se consumen rá-pido en sistemas muy contaminados. Los biocidas no oxidantes, por otro lado, tienen un efecto más dañino, pueden penetrar en la célula y alterar el DNA, el RNA o los sistemas de defensa celulares, por lo cual son los más recomendados (34).

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Resistencia a biocidas en cepas de Salmonella sp. aisladas de huevo

2. material y mÉtodoS

2.1. aislamiento microbiano

Se utilizaron huevos obtenidos de diferentes puntos de venta y distintas granjas. Cada huevo fue identificado previamente con un número y colocado en una bolsa estéril a la que se le adicionaron 35 ml de TSB, dejándolo reposar una hora a tempe-ratura ambiente. posteriormente, se frotó la superficie del huevo durante un minuto, con movimientos de arriba, hacia abajo y de derecha a izquierda, hasta lograr frotar toda la superficie. Finalmente, el huevo fue extraído de la bolsa y el líquido remanente se incubó durante 24 h a 37˚C ± 2˚C

una vez transcurrido el tiempo de incubación, mediante un hisopo se sembró por agotamiento en placas de Agar Bilis Verde Brillante (ABVB) que se incubaron a 37˚C ± 2˚C durante 24 horas.

Finalizado el tiempo de incubación, se seleccionaron las colonias que cumplían con las características de Salmonella en dicho medio, es decir, colonias pequeñas, traslúcidas e incoloras u opacas de un color intermedio entre rosa pálido y fucsia. una vez identificadas y purificadas las colonias se sembraron en tubos de semilla de TSA para el uso rutinario y se guardaron en glicerol a -20ºC para trabajos posteriores.

2.2. determinación de la sensibilidad a biocidas.

los biocidas empleados se muestran en la Tabla 3. para la obtención de las diferen-tes concentraciones de biocida se preparó una solución madre al 10% en agua destilada estéril de todos los biocidas a ensayar excepto el triclosan que se preparó en etanol.

tabla 3. Biocidas empleados en el ensayo

agenteS no oXidanteSbiS-fenoleSHexachlorofenoTriclosan

derivadoS de amonio cuaternarioCloruro de benzalconioCetrimidaHexadecilpiridiniobiguaninaSpolihexametil biguanidio (pHMG)agenteS oXidanteSP3-oxonia active

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Resistencia a biocidas en cepas de Salmonella sp. aisladas de huevo

los ensayos de sensibilidad a biocidas se realizaron en placas de microtitulación inoculadas con un cultivo de 18 h de la cepa bacteriana diluido 1:10. En los diferentes pocillos se adicionaron concentraciones crecientes de los biocidas a ensayar. Tras 24 h de incubación, se determinó la densidad óptica a 505 nm de cada pocillo mediante un lector de mciroplacas y se determinó la concentración mínima inhibitoria (CMi) para cada biocida y cepa. la CMi se define como la concentración más baja de un antimicrobiano que inhibe el crecimiento visible de un microorganismo después de la incubación durante 24h. (31).

3. reSultadoS y diScuSión

El aumento de las infecciones causadas por microorganismos resistentes a diferentes antimicrobianos y biocidas han motivado el estudio de la resistencia a estos compuestos.

los objetivos perseguidos en este estudio han sido detectar y asilar Salmonella spp. de la superficie de diferentes huevos de gallina, tamaño S, M y l, y de codor-niz, de distintos puntos de venta y granjas y de diferente color. una vez obtenida la colección, evaluar la susceptibilidad de dichas cepas de Salmonella sp., frente a diversos biocidas que tienen un potencial tecnológico importante para ser usados como desinfectantes y antisépticos.

Se recolectaron 118 muestras, de las cuales 111 fueron huevos de gallina y 7 de huevos de codorniz. De todos los huevos analizados se ha observado que el porcentaje de aislamiento de presuntas Salmonella es ligeramente mayor en los huevos de codorniz (42.86%) con respecto a los huevos de gallina donde se aisló en el 37.84% de las muestras.

El color de la cáscara, que puede ser blanco o marrón según la raza de la gallina, depende de la concentración de pigmentos, denominados porfirinas, depositados en la matriz cálcica y no afecta a la calidad, ni a las propiedades nutritivas del huevo. los diferentes niveles de coloración dependen del estado individual de la gallina. la alimentación o el sistema de cría no influyen en el color de la cáscara (blanco o moreno) y tampoco en su intensidad (si se trata de un huevo de color) (35,36). Para éste trabajo se analizaron 83 huevos blancos y 28 de color marrón, los resultados obtenidos mostraron que el aislamiento de Salmonella era ligeramente superior en los huevos de color marrón en los cuales se aisló la bacteria en 12 muestras de las 28 analizadas. Sin embargo, en los pequeños comercios o granjas, el aislamiento de Salmonella fue mayor en huevos blancos (45.16%), mientras que en los grandes comercios se aisló Salmonella en el 50% de los huevos marrones.

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Resistencia a biocidas en cepas de Salmonella sp. aisladas de huevo

Del total de muestras analizadas, 74 fueron procedentes de grandes almacenes y 44 de comercios pequeños o granjas en los cuales se detectó al patógeno en 30 y 15 muestras respectivamente. No obstante en las marcas comerciales analizadas, no se logró aislar la bacteria en los huevos de algunas marcas, mientras que en los huevos de comercios pequeños o granjas se aisló en todas las muestras ensayadas.

El segundo objetivo de este trabajo una vez aisladas las cepas fue la evaluación de la susceptibilidad de las cepas de Salmonella spp. frente a los distintos biocidas. los resultados obtenidos (Fig. 1) muestran que en el caso de los biocidas Cloruro de benzalconio, Hexadecilpiridinio y Hexaclorofeno, no se observó crecimiento de las cepas a las concentraciones de 0.25, 0.5 y 1%, mientras que con el p3-oxonia se observó un crecimiento en torno al 13% de las cepas en las concentraciones de 0.25 y 0.5%. A concentraciones inferiores, de 0.00025, 0.0025, 0.025, 0.05 y 0.075% eran capaces de crecer casi el 100% de las cepas. Al utilizarse una concentraciones de 0.1% en el caso de Cloruro de benzalconio y Hexadecilpiridinio se observó un crecimiento en torno al 10% de las cepas y del 30% a esa misma concentración de Hexaclorofeno y p3-oxonia.

fig. 1 .- Resistencia a los biocidas Cloruro de benzalconio, Hexadecilpiridinio, Hexaclorofeno y p3-Oxonia de las cepas de Salmonella. las gráficas muestran el porcentaje de cepas que fueron capaces de crecer a cada una de las concentraciones de biocida ensayadas.

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Resistencia a biocidas en cepas de Salmonella sp. aisladas de huevo

En el caso de los biocidas Cetrimida y pHMG (Fig. 2), no se detectó inhibición alguna a concentraciones inferiores al 0.075%. A esta concentración se obtuvo una inhibición del crecimiento de alrededor del 20% de las cepas. las concentraciones superiores de ambos biocidas fueron más efectivas con solo un 3% de resistencia a las concentraciones de 0.25 y 0.50% y una inhibición total a la concentración del 1%

fig. 2 .- Resistencia a los biocidas Cetrimida y pHMG de las cepas de Salmonella. las gráficas muestran el porcentaje de cepas que fueron capaces de crecer a cada una de las concentraciones de biocida ensayadas.

En el caso del Triclosan (Fig. 3), se observó un comportamiento diferente, pro-duciéndose una inhibición del 75% de las cepas con una concentración del 0.05% concentración con la que con el resto de los biocidas se observaba un crecimiento total de las cepas. No obstante, se observó que un porcentaje de entre el 18 y el 23% de las cepas eran capaces de crecer a concentraciones de hasta el 0.5%, siendo necesaria una concentración del 1% para inhibir a todas las cepas.

fig. 3 .- Resistencia al Triclosan de las cepas de Salmonella. la gráfica muestra el porcentaje de cepas que fueron capaces de crecer a cada una de las concentraciones de biocida ensayadas.

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Resistencia a biocidas en cepas de Salmonella sp. aisladas de huevo

Como conclusión del presente estudio podemos decir que fue posible detectar la presencia de Salmonella sp. en la superficie de huevos procedentes de grandes almacenes, pequeños comercios o granjas sin importar si eran de gallina o de codor-niz y del color de la cáscara. los biocidas Triclosan, pHMG y Cetrimida son los que muestran mayor efecto a una concentración menor frente a las cepas de Salmonella. Por consiguiente, estos biocidas serían eficaces para el control de las cepas de Salmonella a lo largo de la cadena alimentaria. Estos resultados indican también la importancia de elegir el tipo de biocida adecuado así como la concentración mínima para la eli-minación de Salmonella en ambientes alimentarios. La existencia de bajos porcentajes de cepas que son capaces de crecer a concentraciones de biocidas hasta diez veces superiores a la mayoría de las cepas sugiere la existencia de sub-poblaciones de cepas tolerantes a biocidas.

agradecimientoS

Este trabajo ha sido financiado por el proyecto p08-AGR-4295 (proyectos de Excelencia, Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa. Junta de Andalucía). Laura Beatriz Almeida ha sido becada por la Fundación Carolina.

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Evaluacion dE la calidad microbiológica dE canalEs dE pollo sacrificadas

AnAles - Vol. 25 (1) - Dic. 2012 - ReAl AcADemiA De cienciAs VeteRinARiAs De AnDAlucíA oRientAl

reSumen

En este trabajo se ha realizado un estudio para evaluar la calidad y seguridad microbiológica de canales de pollo envasadas en cinco mataderos de pollos ubicados en los municipios San Francisco, Maracaibo y Mara, del estado de zulia, Venezuela (plantas A, B, C, D y E), para determinar la presencia de Salmonella spp. y el recuento de aerobios mesófilos, basándonos en legislación vigente (Norma Venezolana Covenin 2343-86 pollo beneficiado). Se han analizado 30 muestras de canales de pollo envasado. Asimismo, se han tomado muestras en tres áreas del procesado: evisceración, pre-enfriamiento y enfriamiento. Se analizaron un total de 150 muestras (30 de contenido intestinal, 90 de canales y 30 de agua de los tanques).

Se detectó la presencia de Salmonella spp. en el 60% de las canales envasadas (IC95%, 42,47-77,53%), mientras que un 40 por ciento (iC95% 22,47-57,53%) superó los límites tolerables para aerobios mesófilos. Se comprueba que la evisceración es un punto crítico, debido al alto grado de contaminación de los animales que llegan al matadero. De igual modo, se han detectado contaminaciones cruzadas en el pre-enfriamiento y enfriamiento de las canales, imposibilitando la eliminación de estos agentes en el producto final.

evaluacion de la calidad microbiológica de canaleS de pollo SacrificadaS en el eStado de Zulia (veneZuela). aplicación de la normativa vigente

luque, i1,*, g. mOlerO2, B. Huerta1, l. gómez-gascón1, f. carDOsO-tOset1, m. mOntiel3, c. tarraDas1

1Dpto. Sanidad Animal. Universidad de Córdoba. Campus Universitario de Rabanales, Campus de Excelencia Internacional CeiA3, 14071-Córdoba. 2instituto de investigaciones Agrícolas, Maracaibo – Es-tado zulia, Venezuela. 3unidad de investigación en Microbiología Ambiental. Facultad Experimental de Ciencias. universidad del zulia, Maracaibo-Venezuela.

*inmaculada luque Moreno, Correo electrónico [email protected],

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Evaluacion dE la calidad microbiológica dE canalEs dE pollo sacrificadas

De acuerdo con los resultados obtenidos, se recomienda la aplicación de planes de vigilancia y control de Salmonella en la producción primaria, revisar las condiciones sanitarias en las plantas sacrificadoras, así como la adopción de códigos de buenas prácticas en el personal responsable de las explotaciones, transporte y mataderos. Finalmente se aconseja revisar la Norma Covenin Venezolana, adaptando la presión de muestreo, tipo de muestras, técnicas de diagnóstico y lectura de resultados a la normativa internacional, para favorecer el comercio de productos cárnicos con las máximas garantías sanitarias.

Palabras clave: calidad microbiológica, mataderos de pollos, Salmonella, aerobios mesófilos, norma Covenin, Venezuela.

Summary

A study to assess the microbiological quality and safety of chicken carcasses pack-aged in five chicken slaughterhouses located in San Francisco, Mara and Maracaibo, zulia State, Venezuela (designed as plants A, B, C, D and E) to detect the presence of Salmonella spp. and count aerobic mesophilic bacteria, based on the Norma Ven-ezolana Covenin 2343-86 pollo beneficiado en Venezuela, was carried out. A total of 30 packaged chicken carcasses were sampled. Also, three areas of processing: evis-ceration, pre-chiller and chiller were analyzed. A total of 150 samples (30 intestinal content, 90 carcass and 30 samples of water) were obtained.

Of the thirty packed chicken carcasses analyzed, we detected the presence of Salmonella spp. in 18 (60%, 95% Ci, 42.47-77.53), and the number of carcasses that exceeded tolerable limits for aerobic mesophilic microorganisms was 40 percent (95% Ci: 22.47-57.53). The evisceration is considered a critical point of the process; due to the high degree of contamination of the animals arrive at the slaughterhouse. Also, along the processing (pre-chiller and chiller) cross contamination is observed, avoid-ing the elimination of these microorganisms in the final product.

According to the results, the implementation of monitoring and control of Salmonella spp. in primary production; review the sanitary conditions of the slaugh-terhauses, and the adoption of codes of good practice on the staff responsible for the holdings, transport and slaughter are recommended. Finally we recommend reviewing the Covenin Norma Venezolana in relation to sampling pressure, type of samples, diagnostic techniques and results interpretation according to international standards to facilitate trade of meat products with maximum health guarantees.

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Evaluacion dE la calidad microbiológica dE canalEs dE pollo sacrificadas

Keywords: Microbiological quality, chicken slaughterhouses, Salmonella, aerobic meso-philic microorganisms, Covenin, Venezuela.

introducción

los alimentos de origen animal, carne, leche, huevos, y sus derivados, juegan un importante papel como fuente de proteínas y calorías necesarias para el hombre, sobre todo en países subdesarrollados y en vía de desarrollo. El informe elaborado por la FAO Ganadería mundial 2011: el ganado en la seguridad alimentaria, indica que la población alcanzará los nueve mil millones de habitantes para el 2050, lo cual supone un aumento del 34 por ciento sobre la población actual, también asegura dicho in-forme que este incremento se producirá fundamentalmente en los países en vías de desarrollo. Estos datos señalan que la producción de alimentos deberá crecer en un 70 por ciento para poder alcanzar los tres mil millones de toneladas de cereales y 470 mil toneladas de carne necesarios para el consumo (Rivera et al., 2006; Galvao, 2012).

la producción de alimentos de calidad con garantías sanitarias debe ser un ob-jetivo prioritario en todos los países, al tener un papel protagonista en la transmisión de enfermedades y constituir un riesgo potencial para la salud pública. los sistemas de producción deben evitar en todo momento la contaminación de los alimentos con productos químicos y biológicos que supongan un riesgo para el consumidor. Hoy en día, el control y regulación de medidas que garanticen la seguridad sanitaria de los alimentos se aplican desde la producción primaria hasta que el producto llega al consumidor. Por lo tanto, el conocido lema de la granja a la mesa se convierte en un reto mundial. las medidas que reduzcan hasta límites tolerables la contaminación de la carne a través de buenas prácticas en granjas, mataderos y puntos de distribución de los alimentos, así como el análisis y control de los puntos críticos (sistemas HACCP en la industria), permiten mejorar la calidad de los alimentos. A través de la legislación y de sus regulaciones, el estado puede promover la adopción de patrones de calidad, seguridad alimentaria, y producción sostenible (Galvao, 2012). para alcanzar estos objetivos en países en desarrollo, es fundamental llevar a cabo acciones coordinadas a nivel nacional, con apoyo internacional adoptando estrategias comunes de control, desarrollo de procesos, infraestructuras e investigación. Esto permitirá no sólo garan-tizar la seguridad sanitaria de los alimentos, sino favorecer el crecimiento y expansión del sector agropecuario, base de la economía de las zonas más desfavorecidas.

Según datos de la Federación Nacional de Avicultura de Venezuela (FENAVi), la carne de pollo es la principal fuente de proteínas en este país, la industria avícola

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aporta cerca del 61 por ciento de la proteína de origen animal consumida por los venezolanos, de ahí que el sector avícola haya adquirido una gran importancia en los últimos años y actualmente representa el treinta por ciento del piB agrícola total y alrededor del 48 por ciento de la producción animal, ocupando el sexto lugar como productor avícola de toda Latinoamérica. En cuanto a la distribución por Estados, aproximadamente el 60 por ciento de la producción de pollo se concentra en la región central (estados de Aragua y Carabobo), el 20 por ciento en el oeste (sobre todo en el estado de zulia), el 18 por ciento en la zona este y el dos por ciento al sur del país. la industria venezolana, desde un punto de vista tecnológico, aplica en general prácticas modernas en sus procesos, aunque esta tecnología ha tenido que ser adaptada al clima extremo permanente de algunos estados del país.

Actualmente, en relación a la carne de pollo, existe una normativa Venezolana (Comisión Venezolana de Normas industriales-COVENiN), que establece los análisis a realizar en los mataderos para asegurar la calidad microbiológica de las canales refrigeradas y congeladas. Esta normativa hace referencia al recuento de aerobios mesófilos y Salmonella spp. en canales refrigeradas (Norma Venezolana Covenin 2343-86). El trabajo que presentamos pretende determinar la calidad microbiológica de canales de pollo envasadas procedentes de cinco mataderos del Estado de zulia (Venezuela) y evaluar las condiciones de procesado. Se revisa también la normativa europea, con el objetivo de evaluar las posibles diferencias en cuanto a la metodología y aplicación de la norma.

Este trabajo ha sido realizado gracias al programa de Doctorado en el que parti-cipa la Facultad de Veterinaria de la universidad de Córdoba con la Facultad Experi-mental de Ciencias Veterinarias de la universidad de zulia (Venezuela). Creemos de vital importancia el compromiso adquirido por el Estado Español con países en vías de desarrollo, no solo a nivel político y gubernamental, sino también a nivel local y sanitario para poder así implantar, en materia de veterinaria, normas comunes para obtener alimentos sanos y seguros para la población.

material y mÉtodoS

Población Estudiada

El objetivo general de este trabajo era determinar la calidad microbiológica de las canales de pollos sacrificados en el estado de zulia, situado al oeste de Venezuela. Este estado sacrifica mensualmente el 20 por ciento de la producción de pollos de

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evaluaciOn De la caliDaD micrOBiOlógica De canales De POllO sacrificaDas

Venezuela, unas 16.000 toneladas, en mataderos concentrados en los municipios de Maracaibo, San Francisco y Mara (Fig. 1).

Figura 1. Mapa del Estado zulia con la ubicación de las plantas sacrifi cadoras (A,B,C,D y E) utilizadas en el estudio.

Antes de iniciar el estudio se solicitó el consentimiento informado de todas las plantas de sacrifi cio para proceder a la toma de muestras, participando fi nalmente cinco mataderos (A, B, C, D y E), con una capacidad operativa de 15.000 aves/sa-crifi cada/día en el caso de las plantas A y C, 20.000 la planta B, 35.000 la D y 74.000 la planta E. Según los datos ofi ciales aportados por el Departamento de Higiene de los Alimentos (2010), estos mataderos son las principales plantas sacrifi cadoras de pollos del Estado de zulia, y gozan de la mayor demanda de consumo de carne de pollo del estado.

los mataderos analizados utilizaban el mismo procedimiento desde la entrada de las aves en la línea de sacrifi cio hasta la obtención de las canales envasadas. éste consistía en el faenado (que incluye insensibilización, desangrado, escaldado, desplume y evisceración, desprendimiento de la cabeza, lavado, corte de patas, extracción de cloaca, corte abdominal y extracción de vísceras), pre-enfriamiento, enfriamiento, escurri-miento, selección, envasado y almacenamiento (Figura 2). Sin embargo existían diferencias entre las plantas con respecto al nivel tecnológico utilizado en las diferentes áreas del proceso, siendo las plantas E y D las más avanzadas.

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Evaluacion dE la calidad microbiológica dE canalEs dE pollo sacrificadas

Figura 2. Diagrama del proceso de sacrificio del pollo.

Tipo de muestra y muestreo

La Norma Venezolana Covenin 2343-86 para el estudio de la calidad microbioló-gica del pollo beneficiado, establece como unidad de muestreo el cuerpo completo del pollo, una vez finalizado el proceso de evisceración, del que se debe tomar una muestra de 25 gramos para el análisis microbiológico. la norma no establece, sin em-bargo, el punto de la cadena de sacrificio ni la zona del animal o la periodicidad con la que debe tomarse la muestra; tan solo indica que ésta debe consistir en 5 canales de pollo beneficiado por lote, definiendo este como conjunto de animales identificables obtenidos en un proceso determinado, en circunstancias prácticamente idénticas y producidos en un lugar dado y en un periodo de producción determinado.

El plan de muestreo diseñado incluía el estudio de un lote por matadero, de-terminando el tamaño de la muestra en 6 canales por lote, cumpliendo de este modo con las recomendaciones del Departamento de Higiene de los Alimentos, programa de carnes de aves del Estado zulia para el control de Aerobios mesófilos y Salmonella (n = 5), e incluyendo una muestra adicional ante posibles pérdidas o alteraciones durante el procesado. Se constató que las diversas granjas que sacrificaban en los cinco mataderos enviaban los animales pertenecientes a un mismo lote a lo largo de una semana, por lo que se decidió realizar el muestreo los lunes, miércoles y viernes, para evitar posibles sesgos de selección en el muestreo. Cada día se recogieron al

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azar 2 canales envasadas justo antes de ser introducidas en el embalaje final para su envío al comercio.

Otro objetivo de nuestro trabajo fue determinar la presencia de Salmonella spp., y aerobios mesófilos en diversos puntos del proceso, tomando para ello cada día las siguientes muestras aleatorias: a) zona de evisceración, dos paquetes intestinales completos; b) tanque de pre-enfriamiento, dos canales de pollos y 1l de agua a 36 º C; y c) zona de enfriamiento, dos canales de pollos y 1l de agua a 0 ºC. Todas las muestras se recogieron en envases estériles adecuados, se cerraron herméticamente y se identificaron individualmente, a continuación fueron introducidas en embalajes estancos, con placas de hielo-gel y se enviaron al laboratorio perteneciente a la unidad de investigación de Microbiología Ambiental de la Facultad Experimental de Cien-cias de la universidad de zulia, Venezuela. Todas las muestras fueron procesadas inmediatamente tras su recepción. El número total de muestras analizadas fue de 150, treinta en cada matadero o planta sacrificadora.

Estudio microbiológico

La unidad de análisis de las canales de pollos consistió en una muestra de carne de la zona del muslo y pechuga, hasta completar los 25 g por ser los cortes con mayor demanda de consumo. la muestra analizada en el área de evisceración consistió en 25 gramos de contenido intestinal procedente de dos paquetes vísceras. Se tomaron asimismo 25 ml del agua procedente de los tanques (pre-enfriamiento y enfriamiento), respectivamente. Se aplicaron técnicas de aislamiento e identificación convencionales, tal y como vienen definidas en la Normativa Venezolana (Norma Venezolana Covenin 1291-88 Y Norma Venezolana Covenin 902), basados en métodos convencionales de identificación bioquímica ampliamente utilizados en laboratorios de microbiología. En el caso de Salmonella spp., la lectura se realizó como presencia o ausencia en una muestra de 25 g o ml, y en cuanto a los microorganismos aerobios mesófilos, se consideró positiva una muestra con recuentos superiores a 106 ufc/g o ml (Astorga y col., 2002; Rodríguez-Cavallini et al., 2010).

Análisis estadístico

Todo el diseño de este trabajo estuvo determinado por su objetivo principal, determinar la calidad microbiológica de la canal de pollos beneficiados siguiendo la normativa establecida por el Departamento de Higiene de los Alimentos, programa de

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Evaluacion dE la calidad microbiológica dE canalEs dE pollo sacrificadas

carnes de aves del Estado zulia. las variables a estudiar eran nominales dicotómicas (“presencia de Salmonella spp.” en las muestras) y cuantitativa discontinua (“nº de aerobios mesófilos por g o ml de muestra”), si bien esta última, se categorizó para el análisis en “muestra positiva o negativa a aerobios mesófilos”, en función de que la cantidad de bacterias fuese superior o inferior a 106 ufc/g o ml. para cada una de ellas, se determinó el número total de muestras positivas por muestreo realizado en cada matadero y punto del procesado, a fin de determinar el lugar idóneo de muestreo de las canales de pollo y la presencia de estos microorganismos en diversas fases del faenado (evisceración, pre-enfriamiento y enfriamiento).

Asimismo, y aunque no era el objetivo de este trabajo y el tamaño de la muestra nos limitaba notablemente la precisión del resultado, se determinó la frecuencia total de muestras positivas a Salmonella y aerobios mesófilos por matadero y por fase del procesado, acompañando cada dato de su correspondiente intervalo de confianza (NC 95%). A partir de estos datos descriptivos se plantearon diversas hipótesis sobre los posibles puntos críticos de contaminación de las canales. El diseño inicial de este trabajo, fijado por la Norma Venezolana Covenin, limitaba nuestras posibilidades a la hora de verificar dichas hipótesis con un estudio estadístico. No obstante, se in-tentaron comparar los resultados obtenidos para cada microorganismo por matadero y por fase de procesado, agrupando las muestras de todas las plantas.

para la comparación de las variables dicotómicas se realizó en primer lugar un contraste de homogeneidad mediante la prueba Chi cuadrado, para determinar si existían o no diferencias significativas entre las r poblaciones (los mataderos en un caso y las fases de procesado en otro) de las que se habían extraído las muestras. Si se rechazaba la hipótesis nula (nivel de significación aceptado 5%) se admitía que al menos una de las poblaciones era diferente con respecto a dicha variable. En tal caso, se procedía a realizar comparaciones múltiples, de 2 en 2 poblaciones, mediante la misma prueba, corrigiendo el nivel de significación obtenido en cada una de forma que el total fuese del 5%. la hipótesis nula fue siempre que ambas poblaciones eran iguales con respecto a la variable estudiada.

reSultadoS y diScuSión

En este trabajo, se ha realizado el estudio de la calidad microbiológica de la carne de pollo procedente de cinco mataderos del estado de zulia en base a la nor-mativa vigente en Venezuela y se compara con la normativa Europea. Como se ha

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indicado, las muestras de canales se obtuvieron a partir de la pechuga y muslo, que se seleccionaron por ser los cortes de mayor demanda. la normativa venezolana no indica en qué fase se debe realizar el muestreo y la zona de la que se debe obtener la muestra, tan sólo especifica que se tomarán 5 muestras por lote. la lectura de los resultados se realiza como presencia/ausencia en 25 g de muestra.

la Normativa Europea (Reglamento 2073/2005 de la Comisión DO l 338 de 22.12. 2005, modificada por el Reglamento 1086/2001 de la Comisión DO l 281 de 27-10-2011) recoge que la calidad de los alimentos debe ser verificada en base a criterios microbiológicos. Estos reglamentos establecen normas específicas para la detección de Salmonella, y señala que para el muestreo de canales de pollos de engorde, deben tomarse muestras enteras de aves con la piel del cuello (Reg. CE nº 2073/05 de 15 de noviembre). Esta norma indica también que las muestras deben tomarse al menos una vez por semana, cambiando el día de la semana para que queden cubiertos todos los días, pudiendo reducir la frecuencia de muestreo en función de los resultados. La lectura de los resultados se realiza como presencia/ausencia en 25 g de una muestra conjunta de piel del cuello.

la Normativa Europea establece además el tipo de muestreo que debe realizarse para el control de higiene de los procesos; en relación a la detección de Salmonella y a partir del 1 de diciembre de 2012 (Reg. CE nº 1086/11 del 27 de octubre), señala que se deben tomar un total de 50 muestras en 10 sesiones consecutivas de muestreo en canales tras el enfriamiento. En relación al recuento de aerobios mesófilos, la norma-tiva europea, es similar a la venezolana en cuanto a los criterios para considerar un alimento apto/no apto, aunque sí indica que el muestreo se debe realizar al menos una vez por semana, pudiendo reducirse en función de los resultados obtenidos durante seis semanas consecutivas, a diferencia de la norma venezolana. En la siguiente tabla, se resumen los resultados obtenidos en el total de muestras analizadas de los cinco mataderos. Como se puede observar, hemos detectado la presencia de Salmonella spp. en 100 muestras (66,6% iC95% 59,1-74,2%).

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Evaluacion dE la calidad microbiológica dE canalEs dE pollo sacrificadas

Tabla 1.- presencia de Salmonella spp. en las diferentes plantas estudiadas.

Plan

taC

onte

nido

in

test

inal

Can

al p

re

enfr

iam

ient

oC

anal

en

fria

mie

nto

Can

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vasa

doA

gua

pre

enfr

iam

ient

oA

gua

enfr

iam

ient

oTo

tal

iC 9

5%

A6/

64/

66/

64/

63/

33/

326

/30

(86,

6%)

74,5

-98,

8

B6/

64/

62/

64/

62/

33/

321

/30

(70,

0%)

53,6

-86,

4

C6/

64/

60/

66/

61/

30/

317

/30

(56,

6%)

38,9

-74,

4

D6/

66/

64/

62/

62/

33/

323

/30

(76,

6%)

61,5

-91,

8

E6/

60/

62/

62/

63/

30/

313

/30

(43,

3%)

25,6

-61,

1

tota

l%

30/3

0

100%

18/3

0

60,0

%

14/3

0

46,6

%

18/3

0

60,0

%

11/1

5

73,3

%

9/15

60,0

%

100/

150

(66,

6%)

59,1

-74,

2

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Cumpliendo los objetivos propuestos, analizamos primero los resultados obte-nidos en canales envasadas, por ser el producto final. De las treinta canales de pollo envasadas analizadas, se detectó la presencia de Salmonella spp. en 18 (60% iC95% 42,47-77,53%). Se obtuvieron valores máximos en canales envasadas en la planta C (6/6), mientras que para las plantas A y B se detectó la presencia de esta bacteria en cuatro de seis canales examinadas. Si analizamos los resultados de la detección de Salmonella spp. en otras fases del procesado, comprobamos que las muestras de contenido intes-tinal tomadas en la fase de evisceración, fueron positivas (6/6) en todas las plantas. Estos datos sugieren que éste es un punto crítico de control dentro del procesado. la presencia de Salmonella spp. en el intestino de las aves puede ser un factor de riesgo mucho más importante en el caso de rotura del paquete intestinal, provocando la contaminación interna y externa de las canales, así como de los equipos (León y cols., 1996). De hecho, el área de evisceración ha sido definida por otros autores como un factor de riesgo en las plantas procesadoras de canales de pollo (Valera y cols., 2000; Wilhelm y cols., 2011).

las especies del género Salmonella son habitantes normales del intestino de las aves, en las que no producen sintomatología evidente (Rodríguez y cols., 2010), y su detección en el matadero sugiere la alta prevalencia de animales portadores que debe existir en las granjas de origen (pérez y cols., 2004, Wilhelm y cols., 2011). Actualmente, en Venezuela no existen datos publicados sobre la prevalencia de la salmonelosis en granjas (Mata y cols., 2008), no obstante, en países con los que Venezuela mantiene relaciones comerciales en el sector avícola, como China, Colombia, Rusia y Vietnam, la prevalencia alcanza valores que oscilan entre el 26,7% obtenido en Colombia y el 52,2% detectado en China (FENAVi, 2012) (http://www.elsitioavicola.com/arti-cles/2131/bacterias-en-el-pollo-procesado.

Existen numerosos estudios que señalan que el grado de contaminación de los productos cárnicos tiene una relación directa con la frecuencia de animales portadores que son sacrificados en el matadero (Arsenault y col., 2007; Mainali y cols., 2009; Marin y cols., 2011). por tanto, resulta prioritario llevar a cabo estudios epidemiológicos que permitan determinar la prevalencia y los factores de riesgo asociados a la presencia de Salmonella spp. en las explotaciones de origen, para reducir el nivel de contamina-ción en los mataderos (zhang y cols., 2011). los estudios publicados recientemente demuestran que existen varios factores de riesgo para la presencia de Salmonella en la producción de aves a nivel de granja, entre ellos los más importantes son los niveles de contaminación de las naves, el estado sanitario de los pollitos de un día, el agua y alimento y la presencia de vectores (Heyndrickx y cols., 2002; Arsenault y cols, 2007; Bohaychuk y cols., 2009; le Bouquin y cols., 2010; Marin y cols., 2011).

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Evaluacion dE la calidad microbiológica dE canalEs dE pollo sacrificadas

En Europa, se han publicado diferentes textos normativos para el establecimiento de programas de vigilancia y control frente a determinadas zoonosis y agentes pro-ductores de zoonosis en animales y productos de origen animal, basados en análisis de riesgo, con el objetivo de reducir los brotes de infecciones e intoxicaciones procedentes de los alimentos (Reglamento CE nº 2160/2003 del parlamento Europeo y del Consejo, sobre control de la Salmonella y otros agentes zoonóticos específicos transmitidos por los alimentos y Directiva 2003/99/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, sobre la vigilancia de las zoonosis y los agentes zoonóticos). Estas normas han permitido conocer la prevalencia de determinados serotipos de Salmonella en explotaciones avícolas, y establecer programas de control para reducir la prevalencia en todos los estados miembros. En el caso de pollos de engorde, se ha publicado recientemente un reglamento (Reglamento CE nº 200/2012 de la Comisión, de 8 de marzo de 2012), que establece la obligatoriedad de realizar muestreos en las explotaciones con el objetivo de reducir la prevalencia de manadas positivas a S. Enteritidis y S. Typhimurium en los pollos de engorde a niveles inferiores al uno por ciento. Sin embargo, en Venezuela, no existen programas oficiales de vigilancia y control de salmonelas en explotaciones avícolas, por lo que no se conocen los datos de prevalencia actuales, que pudieran permitir instaurar medidas de lucha adecuadas.

Las condiciones del transporte y el tiempo de espera en las plantas también pueden aumentar el riesgo de contaminación de Salmonella antes del sacrificio (Arse-nault y cols., 2007; Mainali y cols., 2009). De hecho, existen estudios que observan un incremento en la proporción de animales positivos desde la salida de la explotación de origen hasta el matadero. por una parte, el estrés favorece la eliminación fecal de Salmonella, facilitando la contaminación de los camiones durante el transporte y de los mataderos, dando lugar a contaminaciones cruzadas, de ahí la importancia en la programación de la salida de los animales al matadero. Arsenault y cols. (2007) deter-minaron que la presencia de contenido digestivo en el intestino de las aves (yeyuno) era un factor de riesgo para la contaminación por Salmonella spp. y Campylobacter spp. durante el trasporte y la llegada al matadero. Nuestras observaciones “in situ” hacen pensar que no se respetan los tiempos de ayuno de las aves en el momento de la sa-lida de los animales al matadero. por ello, resulta fundamental establecer programas de formación a los responsables de las explotaciones avícolas, para que se respeten los tiempos de ayuno de 6 a 8 horas previas al traslado al matadero, evitando así la contaminación cruzada durante el proceso de sacrificio. También resultaría funda-mental el establecimiento de buenas prácticas durante el transporte de los animales.

uno de los principales objetivos que se persiguen al sumergir las canales en los tanques de pre-enfriamiento y enfriamiento es reducir la temperatura de las canales

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y disminuir la contaminación microbiana. Muchos autores coinciden en definir el tan-que de enfriamiento como un punto crítico de control de la HACCP. Los trabajos de Valera y col., (1997) encontraron diferencias significativas (p<0,05) entre el momento de la salida de cada tanque (pre-enfriamiento y enfriamiento) y la presencia de Sal-monella spp., concluyendo que el enfriamiento y la cloración reducen efectivamente los niveles bacterianos en las canales de pollo, aunque en su estudio, al igual que en el nuestro comprueban que no se consigue eliminar la presencia de Salmonella en esta fase del procesado.

Aunque el tamaño de la muestra limitó la potencia estadística del estudio para comparar los resultados de las canales en función de la fase del procesado, observamos que sólo en el matadero D se producía una disminución progresiva en el número de canales positivas a Salmonella spp. desde el pre-enfriamiento al envasado. En el caso de los mataderos B y C, se observó que a lo largo del proceso se producía un aumento del número de muestras positivas en el producto final. Estos resultados sugieren que a lo largo del procesado se puede producir una contaminación cruzada, bien a partir de los equipos o bien a partir del manipulador (Muth y cols., 2009).

Estudios realizados por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria-EFSA (2011), determinaron que el volumen de sacrificio y los protocolos de limpieza y desinfección son puntos críticos de control para reducir la contaminación de Sal-monella en las canales de pollo durante el procesado. En nuestro estudio se intentó determinar si existía relación entre la presencia de Salmonella spp. en las muestras y el día de la semana en que se tomaba la muestra, teniendo en cuenta que la limpieza más exhaustiva se realizaba los sábados, por una empresa especializada dedicada a la limpieza y desinfección de las plantas sacrificadoras. Se muestrearon los lunes, miércoles y viernes de una misma semana, pero no se encontraron diferencias signi-ficativas entre los días de muestreo.

Finalmente, se comparó la frecuencia de aislamiento de Salmonella spp. en cada una de las plantas sacrificadoras, considerando conjuntamente todas las muestras analizadas por planta. El análisis microbiológico demostró la presencia de Salmonella spp. en los cinco mataderos, con diferencias entre ellos. La planta con mayor número de muestras positivas fue la planta A (86,6% iC95% 74,5-98,8%), frente a la planta E (43,3% iC95% 25,6-61,1%), que coincide con ser los mataderos con menor y mayor nivel tecnológico. En trabajos previos, se ha sugerido que las diferencias encontradas en el número de muestras positivas a Salmonella pueden estar relacionadas con volu-men de sacrificio, prácticas de los manipuladores del alimento o limpieza de equipos (Heyndrickx y cols., 2002). Estos resultados ponen, pues, de manifiesto la necesidad

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Evaluacion dE la calidad microbiológica dE canalEs dE pollo sacrificadas

de realizar un estudio epidemiológico de factores de riesgo, con una mayor presión de muestreo en las diferentes fases de procesado, que nos permita determinar los puntos críticos de control.

El recuento de microorganismos aerobios mesófilos incluye a todas las bacte-rias, hongos y levaduras que en aerobiosis muestran capacidad para formar colonias visibles, a temperatura de 30 ºC. la mayoría de los alimentos industrializados y/o listos para el consumo (excepto por ejemplo los productos fermentados) deben ser considerados como inaceptables cuando presentan un recuento elevado, aún cuando estos microorganismos no sean conocidos como patógenos y no hayan alterado de forma apreciable los caracteres organolépticos del alimento. Este recuento es utilizado como indicador de la vida útil de los productos (Rodríguez-Cavallini y cols., 2010).

Tabla 2.- presencia de Aerobios mesófilos en las diferentes plantas estudiadas.

Planta Contenido intestinal

Canal pre enfriamiento

Canal enfriamiento

Canal Envasado

Agua pre enfriamiento

Agua enfriamiento Total IC95%

A 6/6 2/6 2/6 0/6 3/3 1/314/30

(46,6%)28,8-64,5

B 6/6 2/6 2/6 0/6 1/3 2/313/30

(43,3%)25,6-61,1

C 2/6 4/6 4/6 4/6 2/3 1/317/30

(56,6%)38,9- 74,4

D 2/6 3/6 2/6 4/6 0/3 3/314/30

(46,6%)28,8-64,5

E 2/6 4/6 4/6 4/6 2/3 0/316/30

(53,3%)35,5-71,2

total %

18/30 (60,0%)

15/30 (50,0%)

14/30 (46,6%)

12/30 (40,0%)

8/15 (53,3%)

7/15 (46,6%)

74/150 (49,3%)

41,3-57,3

Cuando se analizan los resultados en el producto final (canal envasada), se com-prueba que el número de canales analizadas que superan los límites tolerables para aerobios mesófilos es del 40 por ciento (iC95% 22,47-57,53%). Hemos de destacar, sin embargo, que en dos de las cinco plantas (A y B), el recuento de mesófilos en todas las canales envasadas fue inferior al umbral de positividad. En estos mataderos, se apreció además una disminución progresiva del número de muestras positivas entre

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la evisceración (6/6) y las fase de pre-enfriamiento y enfriamiento (2/6). Sin embargo, en las plantas C, D y E la contaminación de las canales parece ir en aumento desde la evisceración (2/6) al envasado (4/6); hecho que podría estar relacionado tanto con el tamaño de muestra recogido (demasiado pequeño para realizar comparaciones significativas) como con posibles contaminaciones por manipulación o fallo de la maquinaria.

Al comparar los resultados del recuento en las canales y el agua del tanque de pre-enfriamiento y enfriamiento, se comprueba que, en general, la contaminación en ambos tipos de muestra es muy similar y considerablemente mayor en la fase de pre-enfriamiento (50% de las canales y 53,3% de las muestras de agua), existiendo de nuevo una disminución de la contaminación tras la fase de enfriamiento (46,6% de las canales y de las muestras de agua). No obstante, el número de aerobios mesófilos presentes en las muestras es mayor a lo permitido por la norma Venezolana, sugirien-do un posible fallo de las temperaturas medias de los tanques de pre-enfriamiento y enfriamiento en estas plantas, que permite el crecimiento y multiplicación de estas bacterias (pérez y cols., 2004), así como la existencia de contaminación cruzada entre las canales y el agua. En relación al día de recogida de la muestra, al igual que su-cediera en el estudio de Salmonella spp., no se observaron diferencias significativas entre los días lunes, miércoles y viernes.

los resultados obtenidos nos permiten establecer las siguientes recomendaciones:

1. El alto grado de contaminación de las canales con Salmonella, obliga a realizar estudios epidemiológicos en las granjas de origen, para aplicar adecuadas medidas de vigilancia, control y erradicación de la salmonelosis en produc-ción primaria.

2. El procesado que se lleva a cabo en los mataderos analizados, no consigue eliminar los microorganismos indicadores de la calidad del producto final, debido a que durante el proceso se producen contaminaciones cruzadas. Estos resultados obligan a revisar los sistemas de HAppC y buenas prácticas de fabricación (BPF).

3. Se recomienda la revisión de las Norma Covenin Venezolana, adaptando la presión de muestreo, tipo de muestras, técnicas de diagnóstico y lectura de resultados a la normativa internacional, para favorecer el comercio de productos cárnicos con las máximas garantías sanitarias.

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Evaluacion dE la calidad microbiológica dE canalEs dE pollo sacrificadas

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Las céLuLas presentadoras de antígeno y su papeL en eL síndrome reproductivo y respiratorio porcino

AnAles - Vol. 25 (1) - Dic. 2012 - ReAl AcADemiA De cienciAs VeteRinARiAs De AnDAlucíA oRientAl

reSumen

las células presentadoras de antígeno son aquellas células encargadas de cap-turar, procesar y presentar antígenos con la finalidad de lograr una respuesta inmune efectiva por parte del organismo. Su papel, como centinelas, es crucial durante el transcurso de diversas enfermedades infecciosas. El estudio de estas células tras la infección con el virus del Síndrome Reproductivo y Respiratorio Porcino nos da información para abordar nuevas estrategias de control frente a esta enfermedad.

palabras clave: células presentadoras de antígeno, síndrome reproductivo y respiratorio porcino

abStract

Antigen presenting cells are able to capture, process and present antigens in order to develop an effective immune response. The role of these cells during infec-tious diseases is crucial to control the disease. Thus, the study of these cells after the

laS cÉlulaS preSentadoraS de antÍgeno y Su papel en el SÍndrome reproductivo y reSpiratorio porcino

rODríguez-gómez im1*, gómez-laguna j2, amarilla sP1, garcía-nicOlás O3, ramis g4, Pallarés fj3, carrascO l1

1 Departamento de Anatomía y Anatomía patológica Comparadas, Facultad de Veterinaria, universidad de Córdoba, Córdoba, España.

2 Departamento de i+D+i, CiCAp, pozoblanco, Córdoba, España.3 Departamento de Anatomía y Anatomía patológica Comparadas.4 Departamento de producción Animal, Facultad de Veterinaria, universidad de Murcia, Murcia,

España; * e-mail: [email protected]

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Las céLuLas presentadoras de antígeno y su papeL en eL síndrome reproductivo y respiratorio porcino

infection with porcine Reproductive and Respiratory Syndrome Virus gives us useful information on how to control this disease.

Key words: antigen presenting cells, porcine reproductive and respiratory syndrome

1. generalidadeS:

Durante varias décadas la inmunología se centró en el estudio de los antígenos y de los linfocitos, sin embargo, estos dos “sujetos” sin la presencia de las células presentadoras de antígeno (del inglés antigen presenting cells, APCs) no llevarían a ningún tipo de inmunidad (Banchereau y Steinman, 1998).

la respuesta inmune innata o inespecífica representa la primera línea de defensa frente a una infección. El conjunto de mecanismos que se llevan a cabo durante la res-puesta inmune innata no son específicos de un patógeno particular sino que incluyen componentes celulares y moleculares, que reconocen clases de moléculas comunes a los patógenos que se encuentran con frecuencia (Kindt et al., 2006; Tizard et al., 2009). la respuesta inmune adaptativa o específica es aquella capaz de reconocer y eliminar de manera selectiva microorganismos y moléculas extrañas específicas, es decir, an-tígenos ajenos o extraños al organismo (Kindt et al., 2006; Tizard et al., 2009) y, para que esto sea posible se necesita la presencia de las APCs. Las APCs, por tanto, son las células encargadas de iniciar y modular la respuesta inmune adaptativa actuando como puente entre ésta y la respuesta inmune innata. Su misión consiste en capturar, procesar y presentar antígenos a los linfocitos T con la finalidad de instaurar una respuesta inmune eficaz frente al antígeno en cuestión (Steinman, 1991; Hart, 1997; Banchereau et al., 2000; Reid et al., 2000).

la ApC por excelencia es la célula dendrítica (del inglés Dendritic Cell, DC), también referida como ApC profesional. No obstante, y de forma general, bajo deter-minadas condiciones, como por ejemplo el transcurso de algunas enfermedades, los macrófagos y los linfocitos B también pueden presentar antígenos, aunque su habilidad para ello es bastante inferior si lo comparamos con la de las DCs (Inaba et al., 1997; Banchereau y Steinman, 1998; Tizard et al., 2009; Harding y Ramachandra, 2010).

El mecanismo por el cual los linfocitos B y T reconocen los diferentes antígenos y, por tanto, desarrollan una respuesta inmune difiere entre ellos. Así, mientras que los linfocitos B pueden directamente reconocer los antígenos por medio de su receptor de células B, los linfocitos T necesitan que el antígeno sea procesado y presentado

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mediante el Complejo Mayor de Histocompatibilidad (del inglés Major Histocompati-bility Complex, MHC) formando un complejo con el mismo (complejo péptido-MHC) que, finalmente, será expuesto en la superficie celular. Además, se requerirá una segunda señal en la que participa la molécula co-estimuladora CD80/86 por parte de la DC y la molécula CD28 por parte del linfocito T. El péptido antigénico puede ir asociado al MHC de clase i (MHC-i) o de clase ii (MHC-ii) activando a los linfocitos T citotóxicos o colaboradores (del inglés helper, Th), respectivamente (Banchereau y Steinman, 1998; Kindt et al., 2006).

2. naturaleZa de laS cÉlulaS dendrÍticaS:

las DCs conforman un grupo muy heterogéneo de células. Todas ellas expre-san diferentes familias de moléculas en su superficie celular, las cuales les permiten llevar a cabo su función de presentación antigénica. Algunas de estas moléculas son los receptores de patrón de reconocimiento de patógenos específicos, los TlRs, los receptores de lectinas del tipo C, los receptores Fc y los receptores del complemento, entre otros (lee y iwasaki, 2007; Trinchieri, 2007; Kumar et al., 2010).

las DCs, al ser las células involucradas en la presentación antigénica, son de gran interés como objeto de estudio frente a cualquier infección ya que una disminución en su número o alteración de su función podría suponer una presentación antigénica ineficaz y, por tanto, un fallo en la instauración de la respuesta inmune adaptativa.

Actualmente, son pocas las publicaciones en las que se ha conseguido un ais-lamiento satisfactorio de DCs de tejidos porcinos (Makala et al., 1998; Haverson et al., 2000), por ello, y asumiendo que el micro-ambiente de un experimento in vitro en ocasiones puede resultar artefactual si lo comparamos con lo que sucedería in vivo, en la última década se han desarrollado numerosos estudios in vitro en los que participan las células dendríticas derivadas de monocitos (del inglés Monocyte derived Dendritic Cells, MoDCs) y/o las células dendríticas derivadas de médula ósea (del inglés Bone-Marrow derived Dendritic Cells, BMDCs).

Estas dos subpoblaciones celulares, al igual que las DCs tisulares expresan tanto MHC-ii como CD80/86, por tanto, son potenciales ApCs cuyo estudio nos puede dar información de lo que podría ocurrir in vivo. las MoDCs, así como, las BMDCs de humano, rata, ratón, mono y, más recientemente de porcino y bovino, han sido usadas para estudiar la interacción DC-virus (Banchereau et al., 2000; Carrasco et al., 2001; paillot et al., 2001; Werling et al., 2002).

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Un elemento clave es la diferenciación funcional y fenotípica entre las diferentes subpoblaciones de DCs. En líneas generales podemos diferenciar entre la DC conven-cional (del inglés conventional DC, cDC) y la DC plasmacitoide. El primer término eng-loba a todas las DCs cuya función principal es la de presentar antígenos propiamente dicha y cuyo origen es mieloide. El segundo representa a las células especializadas en la producción de interferones de tipo 1 (Fitzgerald-Bocarsly, 1993; 2002; liu, 2005; Summerfield y McCullough, 2009), su origen es linfoide y, en cierto modo, también tienen la habilidad de presentar antígenos. Además, dentro de las cDC existe una gran heterogeneidad dependiendo de su localización en los diferentes tejidos.

por su parte, las células dendríticas foliculares (del inglés Follicular Dendritic Cells, FDCs) son células residentes del folículo linfoide de los órganos linfoides, parecen tener un origen mesenquimal y su mecanismo de acción difiere completamente de las DCs de origen mieloide (liu et al., 1996; Tew et al., 1997; Gómez-lucía et al., 2007).

2.1. mecanismo de acción de las dcs (origen mieloide):

Desde su origen en la médula ósea, y utilizando la sangre como medio de trans-porte, las DCs colonizan la mayoría de los tejidos del organismo, principalmente las mucosas, donde actúan como centinelas a la espera de cualquier antígeno extraño al organismo (Banchereau y Steinman, 1998; Kindt et al., 2006). En estos tejidos, la DC se encuentra en su estado inmaduro, de forma que tras la captura de un antígeno, éste es degradado y procesado formando los antes mencionados complejos péptido-MHC que, finalmente, exhiben en su superficie. En este momento, las DCs se consideran como “maduras”, aumentando la expresión de moléculas co-estimuladoras, como el CD80/86, y de factores de adhesión (CD54 y CD58) y migran a los nódulos linfáticos y bazo, donde ahora sí, serán capaces de activar a los linfocitos T y B de forma antígeno-específica (Banchereau y Steinman, 1998; Keller, 2001; Buckwalter y Albert, 2009).

Es importante mencionar que las DCs tienen una doble pero limitada función. las DCs inmaduras son potentes células fagocíticas, su función es capturar y procesar antígenos, mientras que, la función principal de las DCs maduras es presentar esos antígenos procesados en forma de péptidos unidos al MHC (Banchereau y Steinman, 1998). Este intercambio de funciones dentro de una misma célula se corresponde con el proceso de maduración de las DCs. En este sentido, Romani et al. (1989) eviden-ciaron como las DCs inmaduras capturan antígenos y las maduras son inefectivas. En contraste, las DCs maduras son potentes estimuladoras de la respuesta T especí-fica frente a los antígenos capturados, y las inmaduras, totalmente ineficientes. Este

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hallazgo fue el que hizo que la comunidad científica reconociera que existen dos pasos diferentes y totalmente necesarios, la captura del antígeno y la presentación, la cual va ligada con otras funciones accesorias (Steinman, 2012). Además, hay que puntualizar que la maduración fenotípica de las DCs es un proceso diferente a la maduración funcional de las mismas (Steinman, 2012). En la bibliografía se cita que, tras la presentación antigénica a los linfocitos T en las áreas T de los órganos linfoides secundarios, la mayoría de las DCs desaparecen, probablemente debido a fenómenos de apoptosis (Keller, 2001).

2.2. mecanismo de acción de las fdcs, linfocitos b y macrófagos:

Las FDCs pueden ser consideradas como una potente fuente de activación de linfocitos B. Estas células carecen del marcador de leucocitos CD45, pero en contraste, exhiben en su superficie gran cantidad de receptores para el complemento, receptores Fc, CD11b, y CD35, entre otros (Liu et al., 1996; Liu y Arpin, 1997).

la FDC atrapa complejos antígeno-anticuerpo, mediante su receptor Fc y del complemento, y exponen el complejo completo en su superficie durante largos pe-riodos de tiempo. Los linfocitos B reconocen estos complejos inmunes y procesan el antígeno, presentándolo en forma de péptido-MHC, al igual que hacen las DCs a los linfocitos T de las inmediaciones (Tew et al., 1997; Banchereau y Steinman, 1998).

El mecanismo de acción que lleva a cabo el macrófago es similar al visto para la DC de origen mieloide y los linfocitos B.

Aunque los macrófagos y los linfocitos B actúan como ApCs, la expresión de complejos péptido-MHC es entre 10-100 veces mayor en las DCs (inaba et al., 1997). Además, las DCs maduras sintetizan grandes cantidades de il-12 que aumentan tanto la respuesta inmune innata mediada por células asesinas naturales (del inglés natural killer, NK) como la respuesta inmune adaptativa, mediada por linfocitos T y B (Cella et al., 1996; Koch et al., 1996; Reis e Sousa et al., 1997; Degli-Esposti y Smyth, 2005).

3. interacción entre laS apcS y loS linfocitoS t:

Tradicionalmente se ha considerado que las DCs eran las únicas células con la capacidad de activar a los linfocitos T CD4+ y a los linfocitos T CD8+ naïve, o vírgenes, tanto in vitro como in vivo (Reid et al., 2000; Tizard et al., 2009). No obstante, si los macrófagos están activos, también pueden actuar activando a los linfocitos T CD8+ vírgenes (pozzi et al., 2005).

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para que la activación del linfocito T se complete se requieren diferentes señales, la primera de ellas es la unión entre el complejo péptido-MHC y el receptor del lin-focito T (del inglés T cell receptor, TCR). Esta interacción entre el linfocito T y la ApC está facilitada por la liberación de diferentes quemoquinas por las APCs maduras. Las quemoquinas liberadas atraen a linfocitos T que expresan los receptores CCR7 y CCR4 (Tang y Cyster, 1999; Sallusto et al., 2000), y facilitan una serie de interacciones secun-darias entre el linfocito T y la ApC a través de moléculas de adhesión como iCAM-3, DC-SiGN (Geitjtenbeek et al., 2000) expresadas por las DCs, y las moléculas CD2, CD11 y CD49 expresadas por los linfocitos T. En este sentido destaca por su importancia la unión entre las moléculas co-estimuladoras CD80/86 por parte de la DC y del CD28 por parte del linfocito T. Esta interacción junto con la unión del complejo péptido-MHC y el TCR son requeridas para la activación adecuada del linfocito T, de forma que si sólo una de las señales está presente, el linfocito T no será activado y permanecerá en estado de anergia (Banchereau y Steinman, 1998; Buckwalter y Albert, 2009).

por otro lado, la unión del CD40 y su ligando (CD40l) también se produce du-rante esta interacción, la cual favorece la secreción de ciertas citoquinas como IL-1, IL-6 e IL-12, que parecen tener un papel en la supervivencia de las DCs (Keller, 2001).

4. interacción del viruS del SÍndrome reproductivo y reSpira-torio porcino con laS apcS:

El Síndrome Reproductivo y Respiratorio porcino (del inglés Porcine Reproductive and Respiratory Syndrome, PRRS) es una de las enfermedades infecciosas más impor-tantes del sector porcino mundial (Neumann et al., 2005). El PRRS está causado por un virus, conocido con el mismo nombre que la enfermedad, en el que actualmente se distinguen dos genotipos, el tipo 1 o genotipo Europeo y el tipo 2 o genotipo Ame-ricano (Fauquet et al., 2005).

Actualmente, existe cierta controversia sobre el papel de las ApCs en la patogenia de esta enfermedad.

4.1. Susceptibilidad y viabilidad de las apcs tras la infección con el virus del prrS:

El virus del pRRS puede replicarse en macrófagos, MoDCs y BMDCs (Cha-rerntantanakul et al., 2006; Wang et al., 2007; Chang et al., 2008; Flores-Mendoza et al., 2008; park et al., 2008; Silva-Campa et al., 2009; 2010). pero qué ocurre durante y después de la infección con el virus del PRRS.

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Numerosos estudios apuntan que tanto las células infectadas por el virus como las células colindantes mueren por apoptosis, por necrosis o por ambas vías, como a continuación detallaremos.

La muerte celular puede suceder por dos mecanismos muy diferentes entre sí, la apoptosis y la necrosis (Wyllie et al., 1980). Mientras que la apoptosis es la muerte celular programada, en la que la célula per se participa de forma activa en su autodes-trucción, la necrosis es la muerte prematura de forma pasiva de una célula (logue y Martin, 2008). No obstante, al respecto, se han mencionado algunas discrepancias, ya que algunos autores señalan que el término necrosis engloba los cambios que la célula sufre con motivo de su muerte (Majno y Joris, 1995).

Suárez et al. (1996) describieron por primera vez la relación entre el virus del PRRS y la inducción de apoptosis, en la cual la proteína p25 (producto proteico de la ORF5) estaba involucrada. Desde ese momento han sido numerosos los estudios que se están llevando a cabo sobre este virus, la muerte celular y las vías por las cuales ésta podría tener lugar.

Durante el transcurso de la infección por el virus del PRRS se ha detectado la presencia de células en apoptosis tanto en el testículo (Sur et al., 1997), como en el pulmón y órganos linfoides (Sirinarumitr et al., 1998; Sur et al., 1998; labarque et al., 2003; Gómez-laguna et al., 2012). Sin embargo, en estos estudios no había co-localización entre las células positivas a los fenómenos de apoptosis y la expresión de virus, lo cual manifestaba una vía indirecta de inducción de apoptosis, que Choi y Chae. (2002) relacionaron con la secreción de TNF-α, citoquina con propiedades pro-apoptóticas.

Estudios in vitro han demostrado la presencia de apoptosis en células de la línea ATCC CRl11171 inoculadas pero no infectadas por el virus del pRRS (Sirinarumitr et al., 1998), y macrófagos y células de la línea MARC-145 en las que el antígeno vírico fue co-localizado al mismo tiempo (Costers et al., 2008). En este último estudio se observó como el virus inducía a la célula a un estado de anti-apoptosis temprano y una vez que la replicación había tenido lugar, la conducía a apoptosis.

Kim et al. (2002) observaron la inducción de apoptosis, aunque ésta rápidamente culminaba en necrosis de células MARC-145 tras la infección con el virus del pRRS, hallazgo que también ha sido descrito por otros autores (Miller y Fox, 2004; lee y Kleiboeker, 2007).

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El estudio de los fenómenos de muerte celular ha sido estudiado también, pero de manera poco profunda, en MoDCs infectadas con diferentes cepas del virus del pRRS. En estos estudios se han visto tanto fenómenos de apoptosis (Wang et al., 2007; Flores-Mendoza et al., 2008) como de necrosis (Wang et al., 2007). Sin embargo, en ninguno de los estudios se realizó una co-localización de la expresión de antígeno vírico y los fenómenos de muerte celular.

Todo ello nos hace pensar que dependiendo del aislado en cuestión los resultados podrían ser diferentes, y que la frecuencia en los porcentajes de apoptosis/necrosis podría variar según la estirpe celular estudiada.

4.2. cambios en la expresión de marcadores de activación de las apcs tras la in-fección con el virus del prrS:

En el transcurso de la infección de MoDC se ha detectado que tanto cepas del tipo 1 como cepas del tipo 2 del virus del PRRS, son capaces de disminuir la expresión del MHC-i (Wang et al., 2007; park et al., 2008; Silva-Campa et al., 2010) (resumen tabla 1). En el caso del MHC-ii, la expresión del mismo o bien disminuye (Wang et al., 2007; Flores-Mendoza et al., 2008; park et al., 2008), o bien su expresión permanece sin cambios (Silva-Campa et al., 2010). por otro lado, Chang et al. (2008) observaron una disminución del MHC-i en BMDCs infectadas con una cepa del tipo 2 del virus, sin embargo, no identificaron ningún cambio en la expresión de MHC-ii. Reciente-mente se ha descrito que algunas cepas del tipo 1 del virus del pRRS son capaces de aumentar la expresión de antígeno leucocitario porcino de clase ii, mientras que otras no inducen ningún tipo de variación (Gimeno et al., 2011). lo que es más llamativo de este mismo estudio es que, dependiendo de si se trata de una cepa inductora de il-10 y/o TNF-α, o bien de ninguna de estas citoquinas, el comportamiento de las BMDCs es diferente.

En el caso del estudio de moléculas co-estimuladoras, como el CD80/86, los re-sultados también muestran cierta controversia, ya que mientras que algunos autores señalan un aumento en la expresión de CD80/86 tanto en MoDC como en BMDCs (Chang et al., 2008; park et al., 2008), otros trabajos describen una disminución de la expresión de esta molécula (Flores-Mendoza et al., 2008).

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Tabla 1.Resumen de los diferentes estudios in vitro entre la interacción del virus del PRRS y diferen-

tes subpoblaciones de APCs (EU: Europeo; US: Americano; SC: Sin Cambios).

La amplia diversidad de resultados obtenidos sobre el comportamiento de las APCs frente a la infección con el virus del PRRS conduce a que los futuros estudios a realizar abarquen grupos de cepas de características similares con la idea de encontrar un nexo de unión entre ellas. Además de realizar estudios de co-localización virus-molécula y extrapolar estudios in vitro a nivel in vivo.

agradecimientoS:

Este trabajo ha sido financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia, número de proyecto AGl2009-12438/GAN.

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Autores Tipo de DCs

Cepa MHC-I MHC-II CD80/86

Gimeno et al., 2011 BMDCs EU /SC /SC / Silva-Campa et al., 2010 MoDCs EU

SC - Silva-Campa et al., 2009 MoDCs US - - -

Park et al., 2008 MoDCs US

Flores-Mendoza et al., 2008 MoDCs US -

Chang et al., 2008 BMDCs US

SC

Wang et al., 2007 MoDCs US

-

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Las céLuLas presentadoras de antígeno y su papeL en eL síndrome reproductivo y respiratorio porcino

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Las céLuLas presentadoras de antígeno y su papeL en eL síndrome reproductivo y respiratorio porcino

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otraS actividadeS

la Academia, ha participado en actos organizados por diferentes instituciones de entre los que deben destacarse:

- Organizada por el Aula de Humanismo del instituto de Academia de Anda-lucía, el presidente de la corporación pronunció una conferencia sobre la Real Academia de Ciencias Veterinaria de Andalucía Oriental dentro del ciclo las Academias de Granada.

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204

- El Instituto de Academias de Andalucía celebraba la apertura del Curso Académi-co 2012-2013 en La Carolina (Jaén) participando así en los actos conmemorativos de La Batalla de las Navas de To-losa. El Presidente de la Real Academia de Ciencias Veteri-narias de Andalucía Oriental pronunciaba, a modo de apertura de la sesión, un pequeño discurso en el que agradecía el acuerdo adoptado por el iAA, así como manifestaba su sorpresa por la ausencia de referencias históricas relativas a la presencia del Albeitar en dicha batalla.

- invitado por la universidad de Jaén y dentro del programa Máster de Segu-ridad Alimentaria que ella ofrece, el Presidente de la Corporación, pronunció una conferencia sobre el bienestar animal desde el nacimiento al sacrificio, con referencias concretas a la legislación española y comunitaria en la que se enmarcan estas actividades.

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normaS de publicación

Los ANALES se constituyen en el medio de difusión de la vida académica y de las actividades científicas de esta Real Corporación, en cumplimiento de uno de sus objetivos fundamentales: el fomento y difusión de los estudios e investigaciones en las Ciencias Veterinarias.

artÍculoS cientÍficoS

Sólo se aceptarán los trabajos que no hayan sido editados previamente en otras publicaciones, de cualquier naturaleza o contenido editorial por lo que todo envío deberá estar acompañado de la oportuna declaración acreditativa de esta circuns-tancia.

El texto deberá ser redactado en español, con estilo conciso e impersonal, e in-cluirá un resumen bilingüe (Español/inglés), cuya extensión recomendada será de 10-15 líneas, así como las palabras clave/keywords que correspondan .

Siempre que sea posible, los trabajos deberán adaptarse a la siguiente estructura: Introducción, métodos, resultados, discusión/conclusiones, notas y referencias.

las referencias bibliográficas se incluirán al final del texto, según el orden de aparición o cita, y con numeración correlativa. la citas o llamadas se identificaran presentando el número de orden entre paréntesis.

En cada referencia bibliográfica se detallará el nombre del autor/es, el título del artículo o capítulo, nombre de la revista, libro o publicación, número del volumen, números de la primera y última paginas y año de publicación.

Aunque no hay un límite de extensión, se recomienda un máximo de 15 páginas para los artículos y trabajos de investigación y 20 para las revisiones.

El documento deberá guardarse en formato doc de Microsoft Word. Con inde-pendencia de su presencia en el documento y a efectos de una adecuada ubicación, los gráficos, esquemas, diseños o imágenes, serán guardadas en archivo aparte en formato JpEG, EpS, TiFF o piCT, con una resolución de 300 ppp (dpi). Ambos archivos, debi-damente identificados, serán remitidos a la dirección de correo: [email protected] con solicitud de acuse de recibo para confirmar su correcta recepción.

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Así mismo, adjunto al trabajo enviado, se remitirá un archivo en el que figurarán el nombre y apellidos del autor/es, dirección completa, cargos y lugar de trabajo con los que deseen figurar en la publicación, así como el teléfono y dirección de correo electrónico de contacto.

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Toda la correspondencia se realizará vía electrónico a la dirección de correo

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