De La Doble Esencia Del Lenguaje

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ESCRITOS SOBRE IINGÜÍSTICA GENERAL Ferdinand de Saussure Edición, introd.ucción y notas d,e Simon Bouquety Rudolf Engler, con la colaboración de Antoinette Weil Tladucción d,e Clara (Jbaldino Lord,a Mur rl geü.,p"4

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Saussure

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ESCRITOS SOBREIINGÜÍSTICA GENERAL

Ferdinand de Saussure

Edición, introd.ucción y notas d,e Simon Bouquet yRudolf Engler, con la colaboración de Antoinette Weil

Tladucción d,e Clara (Jbaldino Lord,a Mur

rl

geü.,p"4

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I Introducción

lltr rcalidad parece imposible dar prioridad a tal o cual verdad de la lin-güística de modo que esta constituya un punto de partida básico. Peroluy cinco o seis verdades fundamentales tan íntimamente relacionadasent¡'c cllas que se puede partir tanto de una como de otra para llegar ló-gielrncnte a todas las demás, y a cualquier ínfima ramificación de lasmisrnas consecuencias paniendo de cualquiera de ellas.

Por cjemplo, podemos limitarnos únicamente a este dato:fis crróneo (e impracticable) oponer forma y sentido. En cambio, es

errrrecto oponerfgura oocal, por rna parfe, y formd-sentido por ofra.lifcctivamente, quien se atenga rigurosamente a esta idea llegará ma-

tc¡¡áticamente a los mismos resultados que quien parta de un principiocn apirriencia muy distante, por ejemplo:

Iis pcrtinente distinguir en la lengua los fenómenos lzternos o de con-cicncia de los fen ómenos externos, directamente asibles.

2a [De la doble esencia: Principio <primero y último" de ladualidadl

l lusc¡rndo dónde podía estar el principio primero y último más auténti-co tlc cs,r dualiclad inccsantc que sorprende hasta en el más ínfimo párra-Io tlc Lrnir griuníticir, sicnr¡rr-c susccptiblc, aparte de las malas redacciones,rlc lce ibil tlr¡s li ir '¡rrul¡rs lc¡¡ítinr;rs y irbsolut;rmcntc distintas, crccmos que

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será necesario en último término volver siempre a la cuesdón de saber loque constituye, por la esencia del lenguaje, wna id,entidad lingüística.

Lo absolutamente particular de rna identidad lingüística es que im-plica la asociación de dos elementos heterogéneos. Si se nos invitara a es-tablecer la especie química de una plancha de hierro, de oro, de cobre,por una parte, y a continuación la especie zoológica de un caballo, unbuey o un cordero, estaríamos ante tareas fáciles; pero si se nos invitaraa establecer qué "ssps6lg,' representa el extraño ensamblaje de una plan-

cha de hierro atada a un caballo, de una plancha de oro colocada encrmade un buey o de un cordero que llevara un adorno de cobre, nos escan-dalizaríamos y declararíamos que es una tarea absurda. El lingüista debecomprender que es precisamente ante esta tarea absurda ante la que se ha-lla de inmediato y desde el comienzo. Trata de escaparse, permítasenos laexpresión erl este caso demasiado exacta, saliéndose por la tangente, esdecir, clasificando, como parece lógico, las ideas para ocuparse despuésde las forrnas, o, a la inversa, de las formas para ocuparse después de lasid.eas;y enlos dos casos no acaba de entender lo que constituye el obie-to formal de su estudio y de sus clasificaciones, esto es, exclusivamentecl punto de encuentro de ambos ámbitos.

l,os elementos primeros a los que dedica la actividad y la atención dellingiiista no stilo son, por una parte, elementos com.p/e7os, que es erróneotrrtar clc simplificar; sino que, además, son elementos d,espojados de rnaunirlad rraturirl cn su complcjidad, no comparables con un cuerpo quí-nrico sinrplc ni tam¡roco con una combinación química. En cambio, síson comparables, en todo caso, [primero] con una mezcla qulmica,como la del nitrógeno y cl oxígeno en el aire que respiramos; de maneraque [segundo] el aire deja de ser aire si se le retira el nitrógeno o el oxí-geno, y sin embargo nada une la masa de nitrógeno diseminada en el airecon la masa de oxígeno, de modo que, en tercer lugar, cada uno de estoselementos no se puede clasificar más que respecto a elementos del mis-mo orden, pero si pasamos a esta clasificación ya no se trata de aire ¡ encuarto lugar, su mezcla, por su parte, no es inclasificable. Estas son, pun-to por punto, las características del obieto primero que examina el lin-güista: la palabra ya no es palabra si [ ]

Por último, se puede decir que esta comparación es inexacta por cuan-to los dos elementos del aire son materiales, mientras que la dualidad de lapalabra representa la dualidad del ámbito físico y psicológico. Presenta-mos aquí esta objeción de manera incidente y sin importancia para el he-cho lingüístico; la señalamos de pasada para declararla no adecuada y di-

rcrtilmente contraria a todo cuanto afirmamos. Los dos elementos del aire

lrn dc orden material, y los dos elementos de la palabra son, por el con-

tllrio, de orden mental; nuestro punto de vista constante será decir que no

lilo la significación sino también el signo es un hecho de conciencia puro'

(Y rr ctrntinuación que la identidad lingüística en el tiempo es simple.)

2b Posición de las identidades

Sc lrrlta a la verdad si se dice: un hecho de lenguaje exige ser examinado

dcsdc varios puntos de vista; incluso si se dice: este hecho de lenguaje

¡cri rcalmente dos cosas diferentes según el punto de vista. Pues se em-

lticzl por suponer que el hecho de lenguaje nos es dado fuera del punto

(lc vrs[4.l lay que decir: primordialmente existen Puntos de vista; si no, es sen-

rillrrmente imposible captar un hecho de lenguaje.

l,a identidad que hemos comenzado a establecer, ya sea en nombre de

tnl consideración o de tal otra, entre dos términos que a su vez son de na-

Iuralcza variable, es, absolutamente, el único hecho primero, el único

hnlso simple del que parte la investigación lingüística.

2c Naturaleza del obieto en lingüística

¿l lay un objeto primero e inmediato, un objeto dado arr¡e el que se en-

cucntr¿ la lingüística, un conjunto de cosas que aParecen ante los senti-

dos, como en el caso de la física, la química, la botánica' la astronomía,

ctcótcra?I)c ningún modo y en ningún momento: se sitúa en el extremo

r)pucsto de las ciencias que pueden Partir de los datos de los sentidos'

Una sucesión de sonidos vocales, p or ejernplo mar (m + a + r) es qui-

zf u¡ra entidad que pertenece al ámbito de la acústica o de la fisiología;

f)cro cn ese estado no hay razón alguna para considerarla una entidad

lin¡¡iiística.Una lengua existe si a z + ¿ + / va unida una idea.

l)c csta constatación sin duda completamente trivial se sigue:

l" rlLrc no hery ninguna cntidad lingüística que pueda ser dada, que sea

tl,rdrr tlc nrorlo innrcdi:rto por los scntidos; pues ninguna existe fuera de

l¡ i . lc , r , ru. ' 's t l t t tuct lc t r r t i r ;

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2" que no hay ninguna entidad lingüística, entre las que nos son da-d.as, qr;c sea sirnple, ya q:uc i¡rcluso reducida a su expresión más sencillaobliga a tener en cuenra a la vez un signo y una significación, y que dis-cutir esta realidad u olvidarla significa quitarle directamente su exisren-cia lingüística, arrojándola por ejemplo al ámbito de los hechos físicos;

3" que la unidad de cada hecho de lenguaje es consecuencia, en primerluga¡ de un hecho complejo que consiste en [a unión de los hechos, yademás es consecuencia de una unión de un tipo extremadamenre parn-cular: una unión en que, en esencia, nada hay en común entre un signo ylo que significa;

40 que, por lo tanto, la empresa de clasificar los hechos de una lenguase encuentra ante el siguiente problema: tener que cl asificar los ernpare-jarnientos de objetos beterogéneos (signos-ideas) y en absoluto, como setiende a suponer, clasificar objetos simples y homogéneos, como ocurri-ría si tuviéramos que clasificar signos o ideas. Existen dos gramáticas,una que parte de la idea y otra que parte del signo; las dos son falsas o in-completas.

2d [Principio de dualismo]

El dualismo profundo que divide el lenguaje no reside en el dualismo delsonido y de la idea, del fenómeno vocal y del fenómeno mental; esa es lamanera fácil y perniciosa de concebirlo. El dualismo reside en la duali-dad del fenómeno vocal coMo rel y del fenómeno vocal coMo srcNo,por el hecho físico (objetivo) y por el hecho físico-menral (subjetivo), yen absoluto por el hecho "físico" del sonido por oposición al hecho..mental,, de la significación. Hay un primer ámbito. interior, psíquico,en el que existen tanto el signo como la significación, indisolublementeunidos; y hay un segundo ámbito, exterior, en el que sólo existe el ..sig-no>, pero en ese instante el signo reducido a una sucesión de ondas so-noras sólo merece, en nuestra opinión, el nombre de figura vocal.

2e [Cuatro puntos de vista]

I y II se siguen de la propia naturaleza de los hechos del lenguaje:

I. Punto de vista del estad.o de lengua en sí mismo,- no diferente desde el punto d,e vista instantáneo,

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- no di{erente desde el punto de vista semialógico (o del signo-idea)'.. no diferente desde el punto de vista [de la] ztolwntad antihistórica,

- no diferente desde el punto de vista morfohgico o gramatical,

- no diferente desde el punto de vis ta de los elementos cornbinados'

(Las id,entidades en este ámbito quedan establecidas por la relación de

lrr significación y del signo, o por la relación de los signos entre ellos' lo

quc cs no diferente.)

lL Punto de vista de las ¿/e ntidades transxersales,

- no diferente desde el punto de vista d'iacrónico,

- no diferente desde el punto de víxa fonético (o de la figura ttocal

rlcsprendida de la idea y desprendida de la función de signo, lo que es lo

rrrisrno en virtud de I),

- no diferente también del punto de vista de los elementos aislados'

(l,as identidades de este ámbito son necesariamente dadas primero

pol las del precedente; pero a continuación se convierten en el segundo

ordcn de identidades lingüísticas, irreducible al precedente.)

ll I y IV se siguen de las maneras legítimas de considerar:

llt, Punto de vista ¡N¡cnÓNIco, artificial, buscado y puramente di-

tllctico, de la pnoYEccIóN de una morfología (o de un "estado de lengua

¡ntiguo,) sobre una morfología (o sobre otro estado de lengua poste-

rior).

(lil rnedio con el que se puede oPerar esta proyección es la considera-

citírr dc las identidades transversales, II, combinada con la consideración

nrorlológica del primer estado según I);

- no diferente desde el punto de vist¿ ANACRÓNICo RETRoSPECTIVo'

cttc purlto de vista es el punto de vista tTIMoLÓGIco; comprende otras

co¡rrs nclcn'lás de lo que se llama corrientemente etimología. lJna de sus

cr¡rrtctcrísticas en relación con IV es no tener en cuenta la época B en sí

¡ tsnr it.

lV l'unto tlc vista t ¡tsLónIco del establecimiento de dos estados de

It,trguir srtccsivos tontitdos ¡rrilncro cada uno en sí mismo y sin subordi-

t t ¡ r ' i r i t t t lc uno i l ( ) l r ' ( ) , scgtt i t lo t lc l l cxpl icación.

' Iv7

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De estos cuatro pul.lros dc vista legítimos (fuera de los cuales confe_samos no conoccr nada), apcnas se cultivan el segundo y el tercero. Enrealidad, el cuarto sólo sc podrá tratar de manera fructífera el día en oueel primero [ ]

En cambio, lo que se cultiva con cntusiasmo es la confusión lamenta_ble de estos diferentes punros de vista, hasta en obras inspiradas por lasmás altas pretensiones científicas. Hay con frecuencia una auténtica fal_ta de reflexión por parte de los autores. pero añadamos en sesuida unaprofesión de fe: estamos convencidos, con razón o sin ella, de que serápreciso llegar a reducirlo todo teóricamente a nuesros cuatro puntos devista legítimos, basados en dos puntos de vista neces¿rior,

"r, l"

-rr-"medida en que dudamos sobre la posibilidad de llegar a estableceryamascon nitidez la cuádruple o ni siquiera la doble terminología que sería ne-cesana.

3a [Enfrentarse al objeto]

Quien se sitúa ante el objeto complejo que es el lenguaje para estudiarlose enfrentará a ese objeto por tal o cual lado, que nunca será todo el len-guaje, suponiendo que haya sido muy bien esfogido; y si está peor esco-gido puede llegar a dejar de ser de orden lingüístico o bien representaruna confusión de puntos de vista inadmisible después.

Ahora bien, hay algo primordial e inherente a la naruraleza del len-guaje y es que, cualquiera que sea el lado por el que se intente abordarlo-justificable o no- jamás se podrá descubrir en él otra cosa que ind.hti-d,uos, es decir, seres (o cantidades) determinados en sí mismos v sobre loscuales se opera desp éswa generalización. Pero pnlueno es la generali-zactón, y no hay nada fuera de ella: y como la generalización supc,ne un

panto de l)ista qlue sirve de criterio, las entidades primeras y más irredu-cibles de las que puede ocuparse el lingüista ya son prodrr.rl d" urr" op.-ración latente de la mente. De ello se sigue inmediatamente que toda lin-güística consiste no [ ] sino marerialmente en la discusión de los punrosde vista legítimos: sin lo cual no hay objeto.

_ Ejemplo. Si opto para enrrar en el estudio del lenguaje por el proce-dimiento de simplificación máxima, que consisre en suponir que el len-guaje es una sucesión [ ]

tb [Lingüística y fonética]

lil rlcfccto persistente y sutil de todas las distinciones lingüísticas es el de

rrccr que si se habla de un objeto desde ci'erto punto de ttista, se ha adop'

l,ukr, consecuentemente, dicho punto de vista; en nueve de cada diez casos

t,s ¡rrecisamente lo contrario lo que sucede, por una razón muy sencilla:

I'rra cmpezar, recordemos, en efecto, q.ue el objeto en lingüística no

existc; no está determinado en sí mismo. Por lo tanto, hablar de un obie-

tu, nombrar tn objeto, no es más que invocar un punto de vista deter-

nr i l rdo A.'lras haber nombrado un objeto determinado y haber establecido el

Frnto de vista A, que sólo existe absolutamente en el orden A y que

Iucrr de dicho orden ni siquiera sería algo delimitable, tal vez se podría

(ur rrlgunos casos) ver cómo se presenta este objeto del orden A, visto

r¡gtin B.lin ese mom.ento ¿se está en el punto d'e ztista A o en el punto d'e oista

/lf Str responderá normalmente que se está en el punto de vista B; y una

vcz más se caerá en el espeiismo de que las enddades lingüísticas tienen

urt cxistenci¿ independiente. La más difícil de captar, pero la más bene-

licios¡r dc las verdades lingüísticas, es comprender que en ese momento'

¡xrl cl contrario, no se ha dejado de estar fundamentalmente en el punto

rle vista A, por el solo hecho de usar un término del orden A, cüya Pro-

¡ri,t ttoción se nos escaparía según B.Así, muchos lingüistas piensan que se sitúan en el terreno fisiológico-

¡ctistico haciendo absracción del sentido de la palabra para examinar los

rlclrrcfrtos vocales, de modo que dicen que la palabra cbamp (campo)

tlerrlc cl punto de vista vocal es idéntica alapalabra chant (canto) potqte

{orrsidcran que esa palabra contiene una parte vocal que es la que se exa-

nrinrl, más otra parte, etcétera. Pero ¿de dónde sale que primero hay una

¡, tlrra tlue deberá ser examinada a continuación baio diferentes puntos

dc vistn?l,l itlca nisma sólo sale de un determinado punto de vista, pues me es

inr¡rosiblc ver que la palabra, en medio de todos sus usos, sea algo dado

y Éc rrrc irnponga como la percepción de un color.

l,)f hcclro cs quc mientras se hable de la palabra a, de la palabra b, o

rinr¡rlcnrcrrtc dc la palabra, se está fundamentalmente en el dato MoRFo-

| (i( i l(:( ), ¡r ¡r.,s,rr tlc todos los puntos de vista que se pretendan introdu-

r'ir; pon¡rrc lr ¡rirllblir cs urra distinción que pertenece al orden de las

ir lc,rs rrr , r r ' lo l r ig icrs, y rrr l t i ty t l is t i r rc ior tcs l ingüíst icas indepcndientes.

ll i , l

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¿Por qué razón esta distinción morfológica de la palabra tendría queaparecer como la unidad dada en una discusión fisiolóeico_acústicacuando en realidad conviene desrruir inmediatamente [ ]

De este modo, en lingüística no se para de considerar en el orden Bobjetos a que existen según A, pero no según B; en el orden A objetos úque existen según B pero no según A, etcétera.

En cada orden, efectivamente, se hace necesario determinar el objeto;y para determinarlo se recurre maquinalmente a cualquier segundo or-den, porque no se puede recurrir a otro medio a {alta de entidlades corr-cretas: por eso el gramático o el lingüista nos da eternamente la entidadabstracta y relativa que acaba de inventar en el capítulo precedenre comoentidad concreta y entidad absoluta que consriruye la b-ase de srrs opera-clones.

Inmenso círculo vicioso que sólo puede romperse sustituyendo deuna vez por todas en lingüística la discusjón de los nhechos ̂ por la de lospuntos de vista, puesto que no hay la menor huella de hecho lingüístico,ni la menor posibilidad de percibir o determinar un D echo linpüístico sinhaber adoptado previamente un punro de vista.

3c [Presencia y correlación de sonidos]

Lapresencia de wn sonid.o enunaleneua es lo más irreducible quc se pue-de imaginar como elemento de su estructura. Es fácil most.", q.re l" p."-sencia de ese sonido determinado sólo tiene valor por oposición a otrossonidos presentes; y tenemos ahí la primera aplicación rudimenrariapero ya indiscutible del principio de las oposrcloNes, o de los vALoREsRECÍPROCOS, o de las CUALIDADES NEGATIVAS y RELAIIVAS que crean unestado de lengua.

La presencia de una correlación manifiesta entre d.os sonid.os (tod,avíadesprovista de toda significación propiamente dicha) -por ejemplo lacorrelación entre el alemán ch t,elar después de a, o, u (uachen) y ch pa-latal después de e, i, ü (nichx) que manifiesta la lengu"- ofr...

"i ,"grrr-

do grado de oPosICIóN, ya perfectamente claro en su esencia relativa.La Presencid d,e una conelación manifiesta entre dos sonidos a la que

colnrenzd a wnirse una diferencia de f I

Presencia d,e wn fonema = su oposición con los otros fonemas pre-sentes, o su ttalor con respecto a ellos.

( )orrelación de dos sonidos (sin "significación") = su oposici n mu-

Itttt, <'l aalor de cada uno con respecfo al otro.(,orrelación d.e dos fonetnas con correlación de "significaciones" dife-

lr,rrtcs = también simplemente su za/or recíproco. Aquí se empieza a en-

tr cvcr f¿ identidad dela significación y el oalor.l)cspués de esto: ¿qué hemos hecho? Hemos partido del elemento

lorroltigico como de una unidad morfológica que adquiere sucesivamen-

to tlilcrcntes dignidades, pero un sonido en sí mismo en ningrín momen-

trr sc cla como unidad morfológica.lin el análisis morfológico (instantáneo, etcétera) no hay razón algu-

rr¡ pira dividir las formas -quiero decir en el análisis final- por fonemas

¡rrccisirmente, es deci¡ según los resultados del análisrs fonológico.l\rr cjemplo, si en un determinado estado de lengua el fonema j sólo

rr prcscnta seguido de e, no es morfológico distinguir -á- sino sólo dis-tirgrrir -áe-, que parece en ese estado de lengua un elemento no reduci-

hlc, ¡ror la misma razón por la que lo será por eiemploP (suponiendo na-

tIrilnrente queP por su parte esté en otras condiciones).(listc principio encuentra a continuación una comprobación singular

cn cl hccho de que la alternancia glo = alternancia c\p/Ep, etcérera.)

Id lAmbito {isiológico-acústico de la figura vocall

Anrbito fisiológico-acústico (no lingüístico) de la figura vocal (que seimpone como igual a sí misma fuera de toda lengua)

l)c cntrada no solamente ninguna especie de individuo determinado enrÍ sirro tiunpoco ninguna especie de unidad es dada naturalmente. ¿Cómorc rtoccderá a establecer unidades?

|,i\s unidad.es posrbles y Ia unidad absoluta = Identidad.I frry clos órdenes d e unid.ades postbles

l,rs que resultan de la división racional o no de la cadena sonora, osintagma, en diferentes fracciones que serán las unidades del mismocorpus concrelo;

- lirs quc rcsultan de la clasificación de las unidades del primer ordencrr rclircirín con otras unidades del mismo orden, tomadas de otrossirrtlgrrr;rs y rlcclaraclas scmejantes en nombre de tal o cual caracte-rístic,r; sc oblicrrc cntonccs t¡nl uniclad abstracta, pero esta puede,, orrsitlcr',rlsc r¡rritl,rtl .rl nrcn()s c()n tilntt rtz(ilt corno las prcccdcntes.

G

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if'"1En ninguna de las dos series las anid.ad.es obtenidas son más d,e :una.

Todo el trabajo del lingüista que quiere captar metódicamente el ob-jeto que estudia se convierte en la operación extremadamente difícil ydelicada d,e la definición de las wnidades.

En el lenguaie, sea cual sea el lado por el que nos enfrentemos a é1, nohay individuos delimitados y determinados en sí que se presenren nece-sariamente a la atención. (Tan pronto como se supone lo contrario,como es natural a primera vista, uno no tarda en darse cuenta de que loúnico que ha hecho es aislar arbitrariamente y sin método tal hecho o talotro, que en realidad va unido a un coniunto de otros hechos, sin que seaposible decir por qué uno se ha creído autorizado a establecer en el con-.junto tal o cual demarcación particular.)

Sin embargo es necesario saber sobre qué [ ]

3e Observaciones sobre las guturales palatales desde elpunto de vista fisiológico y acústico

Primeramente. Desde el punto de vista fisiológico o mecánico hay unparalelismo completo entre una gutural palatal y una gutural media o ve-lar.

El punto de articulación está situado más adelante, eso es todo.Pero hay que reconocer, al menos así lo pienso, que la gutural palatal,

por causas que no tengo en cuenta, acústicamente da la impresión de unsonido doble: k . Xhi hay un elemenro verdaderamente particular, quepuede incluso llevar a negar que la gutural palatal sea una especie deter-minada, dado que se trataría de ungrupo de dos soni.dos y no de un son.i-do ¡ consecuentemente, sólo se la podría clasificar en relación con otrosgrupos, pero no en relación con un sonido sencillo.

Suprimo esta segunda consideración; me limito al punto de vista fi-siológico y hago por lo tanto la hipótesis de que k,, a pesar de que su do-ble sonido es directamente comparable a k, es un elemento simple.

Segunda obseraación. Sobre el abuso del término de palatales. Cuan-do se da el nombre de palatales a los grupos tíy d.á que existen en mu-chas lenguas, por ejemplo en italiano cenere, generoso, se comete uncompleto abuso de estos términos.

Los grupos tí, di, q:ue implican una sucesión de sonidos, no rienenque recibir ningún nombre, ni el de palatales ni ningún otro que sc pue-da proponer. Pues un grupo de sonidos no puede ser una espccic. Si con-

rirlcro el grupo br, establezco de qué especie es É y de qué especle es 4

Itcro no tengo que hacer una esPecie del conjunto Ér. Del mismo modo,

ll y di no existen como talesi existe t + í y d' + á.'li,rccra obseruación. Pero como ha ocurrido cien veces en la historia

rlc l,rs lcnguas que ..el sonido simple É, (É palatal) haya producido más

tnr.lc cl grupo ti' y como la misma letra tomada con algunos siglos de

rlisL.rncia designa primero el sonido &, y más tarde el sonido ri no hay

quc cngañarse sobre las dificultades que tiene en la práctica evitar que se

*pfiquc el nombre de palatales a los gruPos tíy di.Pero quedará claro que

Értc cs un uso conyencional y abusivo; y un sentido de la palabra palatal

cornplctamente diferente del que invocamos al hablar de Ér indoeuropeo.

3f lValor, sentido, significación...]

No cstablecemos ninguna diferencia de importancia entre los térmrnos

oakr, sentid,o, significación, fanción o uso de una forma, ni siquiera con

lg ilca como contenido de una forma; estos términos son sinónimos.

Oon todo, hay que reconocer q:ue oahr expresa mejor que cualquier

rttrrr ¡ralabra la esencia del hecho, que es también la esencia de la lengua,

rfto cs, que una forma no significa sino que oalc: ese es el Punto cardi

nal, Vale, consecuentemente, implica la exist encia de otros aalores.

I)cro cuando se habla de t,alores en general, en lugar d e hablar al azar

dcl aalor de una forma (que depende absolutamente de dichos valores

Bencf¡rlcs), se puede decir que es lo mismo situarse en el mundo de los

rignos o cn el de las significaciones, que no hay el menor límite definible

$ltÍc lo que od.len las formas en virtud de su diferencia recíproca y ma-

tcrirl, o lo que oalen en virtud del sentido que damos a esas diferencias'

l,h unl clisputa de palabras.

lg lValor y formasl

lll v'nti.tto de cad.a forma en particaldl es lo mismo qwe la diferencia de

bt Jormas cntre cllas. Sentido = valor diferente.l)c todos modos no se puede establecer la diferencia de las formas en-

trc c lhs.

Nr¡ i r rs ist i rcr t tos nu¡rc i t b i tst¡ t t r tc cn c l hccho dc que los valores de que

¡r¡( 'onr l )on( ¡r l i r r rorr l i i t l t t tc t t lc t ¡ t l s is l t ' t r r r r t lc lc t t ¡ ¡u i r (un s istcma morfoló-

J,, I

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gico), un sistema de señales, no consisten ni en las formas ni en los sen-tidos, ni en los signos ni en las significaciones. Consisten en la soluciónparticular de determinada relación general entre los signos y las signifi-caciones, basada en la diferencia general de los signos más la diÍerenciageneral de las significaciones más la atrib.ución previa de ciertas signifi-caciones a ciertos signos o inversamente.

Por lo tanto primero hay ztalores morfológicos: q:ue no son ideas nitampoco fortnas.

De modo secundario, para que una FoRMA sea, como forma y nocomo figura vocal, hay dos condiciones constantes, aunque estas doscondiciones vengan a constituir una sola en último análisis;

1" que esta forma no se separe de su oposición con otras formas si-multáneas;

2" que esta forma no se separe de su sentido.Las dos condiciones son una sola hasta tal punto que en realidad no

se puede hablar de formas op .estds sir' suponer que la oposición resultatanto del sentido como de la forma.

No se puede definir lo que es una forma gracias a la figura vocal querepresenta, ni tampoco gracias al sentido que contiene esta figura vocal.Nos vemos obligados a plantear como hecho primordial el hecho c¡N¡-RAL, COMPLEJO y compuesto de DOS HECHOS NEGAIMS: \a d,iftrenciageneral de las figuras vocales unida ala diferencia general de los sentidoscue se les oueden asociar.

4a [Fonética y morfología, 1]

(Borrador) (Idea)En el caso de una regla como en sánscrito r"t. (gñ.rér,ta), el elemento ac-

tivo y pasivo no coincide habitualmente con la frontera de dos elemen-tos morfológicos, mientras que frecuentemente ocurre así en el caso deuna regla como .r > 9 después de h r y vocal qre no sea a/á. Así, agnisuvapsu frente a latasu, oahsyárni frente a tapsyámi.

Entonces, con respecto a estas dos reglas que son exactamente delmismo orden, se obtiene de la segunda una regla de sarnd,hi interior, y dela otra no se sabe qué hacer.

,t4

lil hecho de que s ellame aak-su santihi interior esla mejor prueba de

e¡tAr oricntándose (forzosamente) según elementos morfológicos y no

[u¡rdt icos.

f b [Fonética y morfología, 2]

¡ Unrr rcgla como I a de só'pi,y sah sa wtaóa (t pesar de sa tu, sa bbaoati),

¡lÉbc c.rnstar como excepción en la regla de ..s final"? ¿O afecta a la mor-

lologí.r de la palabra sa? Es imposible decirlo, porque la primera regla de.¡ linrl> es morfológica ella misma, y no fonética. La regla de "s final" no

tienc nirrguna base en absoluto fuera de la unidad de la fiorrna agtas

Qgvalp, agaó, etcétera) o bba-rámas, unidad de forma que depende ella

llti¡nrr directamente del sentido.

( luirndo se extrae de esta unidad de forma, una vez establecida por el

rentirlo, un hecho material que parece constante, como que -¿& delante

de ¡orda = -ó delante de sonora, es imposible establecer el valor de este

Itecho en sí, o el grado de necesidad y de constancia con el que se pre-

tortará, cs decir, que tras haber partido de la forma significativa para ex-

lftcr csc hecho, nos quedamos hasta el final sin otro polo que no sea esa

ftrrmrr significativa: cuando nos hallemos frente a so'p i sa bhaaati, que no

eoncucrcla con agvó'pi, agvóbbaoati, no habrá nada que decir, exceptoquc cl conjunto de las manifesaciones de la palabra s4 no coincide con el

etrnjunto dc la palabra agva, sin q'te en principio uno sea más regular que

ol otro, ya que ninguna de las dos cosas pretende ser racional.Ahora bien, si se formula la regla en relación con la s indoeuropea, se

nhtcnclrrí [ ], pero esto es etimología, una operación complicada que

rÉ ritú¡l fucra de la lengua en sí.

te lSonido y sentidol

l,a,x ,tltananci¡ts son las diferencias vocales (y no fonéticas) que existen

in cl rnisnro n'lomento entre formas que se considera que representan,por *lgun,r raz<'rn, urra unidad morfológica más o menos amplia pero ex-

rfuyundrr fa uniclacl últirna, que cs la id,entidad norfológica.M ¡rrl crrióndonos cn cl ámbito morfológico, hablamos a veces de la

Irlcntirl,r,l de scntido ,r vcccs dc l,r idcntidad de valor, a veces de la identi-

dnr'l r' lc us,,, N vc.'cs tlc l¡r iclcntid¿tl dc lirrmir. Ninguna clc cstas cxpresio-

r ¡:t5

Page 9: De La Doble Esencia Del Lenguaje

ncs ticnc scntido si no se sobrentiende la identidad de sentido, de valor,de uso, según la forma una o diversa -e, inversamente, identidad de for-ma según el sentido, el valor o el uso uno o diverso. Ahora bien, el todoes solidario. Por 1o tanto, no se puede hablar directamenre de id,entid,aden morfología si sólo se considera la forma o el sentido.

Todo estudio de una lengua como sistema, es decir, de una morfología,significa esrudiar el uso de ks formas o la representación de las id,eas,como se prefiera. Lo que es erróneo es pensar q:oe existen formas en par-te alguna (que existan por sí mismas fuera de su zso) o que existen ideasen parte alguna (que existan por sí mismas fuera de su representd.ción).

Admitir la forma fuera de su uso es caer enla figura oocal que com-pete a la fisiología y a la acústica. De modo más inmediato es, además,entrar en contradicción consigo mismo, pues hay muchas formas idénti-cas de sonido que no se nos ocurre asociar y esta es la meior prueba de laperfecta inanidad d.eI ser forma fuera de su uso.

En el ámbito morfológico no hay absolutamente nin grsna otra id,enti-d,ad q:ue no sea la identidad de una forma en la identidad de sus usos (ola identidad de una idea en la identidad de su representación). Por lo tan-to, LA IDENTIDAD MoRFoLócIcA, vano sería ocultárselo, es una nociónexcesivamente complej a.

5b [Identidad - Entidades]

$l.La identidad en el orden vocal

Cuando abro la boca dos veces, tres veces, quinientas veces para pro-nunciar aka,la cuestión de saber si lo que pronuncio puede percibirsecomo idéntico o no idéntico depende de un examen.

$2. Las entidades del orden vocal

Se ve inmediatamente qne las entidades del orden vocal o bien consistenen la identidad que acabamos de considerar, o sea, en un hecho comple-tamente abstracto, o bien no consisten en nada y no están en ningunaparle.

Los hechos de habla, tomados en sí mismos, los únicos que son corr-cretos, se ven condenados a no significar absolutamente nada fuera de su

,l(;

itlsntidad o de su no identidad. El hecho, por ejemplo, de que aha sea

¡ttorrrrrrciado por una persona en un lugar y en un momento, o que mil

¡or'rtonns en mil lugares y en mil momentos emitan la sucesión de soni-r[r¡ ¿,(¿ es absolutamente el único hecho dado: pero no es menos ciertorftfc r'¡nicamente el hecho ¡ssrRActo,la identid,ad, acústica de esos aha,forrrir por sí solo la entidad acústica aha y qtse no cabe buscar un objetoprirncro más tangible que ese primer objeto abstracto.

(Por lo demás, lo mismo ocurre con toda entidad acústica, porquegrtá sornetida al tiempo; 1" necesita nn tiempo para realizarse; y 2" desa-pnrccc cn la nada pasado ese tiempo. Por ejemplo, el caso de una com-prxiciírri musical comparada con un cuadro. ¿D6nde existe :una compo-ricitin nlusical? Es la misma pregunta que la que plantea la existencia detArr, l'isa composición sólo existe realmente cuando se la ejecuta; perofonsitlcrar esa ejecución como su existencia es falso. Su existencia es laident i.dad de las ejecuciones.)

$3. ¿Las entidades del orden vocal son entidades lingüísticas?

l,trl rcsolver esu cuesdón hay que preguntarse qué es una entidad vo-c{li hcnros visto que consiste en la identidad de dos hechos vocales.

¿ l,a idcntidad de dos hechos vocales está subordinada a la presenciadc unl lcngua?

No. Fuera de todo lengua;'e humano , aka es igral a aha y, dado ellergurjc lturnano, aÉ¿ considerado en una lengua es ígrtaI a aha considera-do cn otra. Si hay diferencia es porque se han separado sin precisión lasstttirl¡rdcs vocales, propiciando el establecimiento de dos donde sólo sevcfü unil.

l\)r lo tanto, las entidades del orden vocal no son entidades lingüísti-l,:¡l'

$4, Observaciones sobre los párrafos precedentes

Sobrc al $2. Tomar la lengua por el lado del fenómeno vocal es sindudn l¡ nrancra rnás sencilla que existe de hacerlo, hasta tal punto que entenlitlrtl, conro sc dcduce dcl $3, ni siquiera es una manera de tomarla;poro ittcluso irclnriticntlo csc procedimiento, llama extraordinariamentelg ¡tcnci,irr r¡uc rlc cntrrtl,r sc lrlcc im¡rosiblc raz-onar sobre INDIVIDUoSrlnrlrrs, ¡rnnr ¡.iencr,rlizlr r c{)nt¡nr.¡irc;(in; ll contrirrio, hl'y qlc rcmcnzar

t l, t7

Page 10: De La Doble Esencia Del Lenguaje

2. EI fenómeno de la ahernancia tiene pues carácter universal.3. En ocasiones se puede decir que una significación va unida a la al-

ternancia: por ejemplo, gast/gáste, mientras que en otras se observa, por-el contrario, que no tiene nin$ín valor para la significación: por eso de-tenerse en ese detalle como si fuera una distinción importante sería alejarse completamente del objeto esencial.

4. A veces es posible discernir en qué condiciones (llamadas "fonéti-¿¿5") se produce cada uno de los términos de la alternancia, o al menosuno de los dos así [ ] (nota: en realidad nosotros, como se deriva dctodo este trabajo, las consideramos morfológicas, puesto que son instan-Mneas).

A veces, por el contrario, es absolutamente imposible decir de qué

"depende" esa alternancia: por ejemplo, gast/gáste.Detenerse en este segundo detalle sería igualmente equivocarse sobre

el alcance del hecho de alternancia, ahogarlo en distinciones muy secundarias y accidentales que jamás deben impedir percibirlo en su unidad.

5. ETIMoLócrcAMrNTE (lo que significa pasar a un orden de conside-raciones enteramente separado del precedente ¡ lo mantendremos demodo inflexible, no podemos intervenir más que de manera auxiliar, sinreferirnos para nada al hecho de la alternancia en sí mismo), etimológi-camente pues, si se quiere considerar la etimología, podemos afirmarqre la diversidad de que se compone una alternancia rernonta, en el casoregrtlar, a una unidad prccedente. (Pero veremos que no es admisibleplantear una regla sobre el origen necesario de un fenómeno instantá-neo.)

Hay en la lengua una yertiente física y una vertiente psíquica. Pero elerror inadmisible que se manifestará de mil maneras en cada párrafo deuna gramática es creer que la vertiente psíquica es la idea, mientras quela vertiente física es eI sonido,la forma,la palabra.

Las cosas son un poco más complicadas que todo esto.No es verdad, es profundamente erróneo imaginar que hay oposición

entre el sonido y la idea, que, por el contrario, están profundamente uni-dos para nuestra mente.

La oposición [ ]Así, por una part ehay tnapalabra (entidad física) y por otra parte su

significación (entidad psíquica). Hay en la lengua una vertiente física yuna vertiente psíquica. Esta verdad de sentido común tiene un sentidoque debe ser totalmente preciso para quien quiera estudiar la lengua; setrata de saber qué cosas se han de ordenar en el ámbito físico y qué cotat se h¿n dc ordenar en el ámbito psíquico.

l,n cómoda y desastros¿ distinción tradicional, que en realidad supri-

llle cn germen todo estudio racional de la lengua, consiste en suponer

{uc la vertiente psíquica es simplemente la idea o la significación, mien-

tfr¡ ttuc la vertiente física [ ]

lOa [Negatividad y diferencia, 1]

(Btstante importante:) La negatiaidad de los términos en el lenguajepuedc ser considerada antes de hacerse una idea áel lwgar d,el lenguaie;

f!Épccto a esta negatividad, se puede admitir provisionalmente que el

longuaje existe fuera de nosotros y de la mente, pues sólo se insiste en

qrc los diferentes ténninos del lenguaje, en lugar de ser términos dife-

llntcs como las especies químicas, etcétera, no son más que d'iferencias

dglcrminadas entre términos que serían vacíos e indeterminados srn esas

¡lifcrcncias.

, 20b lNegatividady difercncia,2]

Mc parece que se puede afirmar y proponer a la atención: no se estará

nunca lo bastante convencido de la esencia puramente n€gativa, Pura-ficnte diferencia.l, de cada uno de los elementos del lenguaje a los que

rtribuimos precipitadamente una existencia; no hay ninguno, en ningrín

ordcrr, que posea esta existencia supuesta, aunque admito que quizá nos

vcnros obligados a reconocer que, sin esta ficción, la mente se vería real-

mcntc incapaz de dominar semejante suma de diferencias sin encontrar

ln parte alguna y en ningrin momento un punto de referencia positivo y

finnc.Si no me equivoco, en otros ámbitos se puede hablar de los diferen-

' tcs objetos contemplados, si no como de cosas que existen, al menos

f. corno cosas que resumen cualesquiera cosas o entidades positivas que

pucdan formularse de otro modo (a menos, quizá, que se lleven los he-

shos hasta los límites de la metafísica o de la cuestión del conocimiento,

dc 1,, que aquí, por supuesto, hacemos abstracción); en cambio' parecequc la ciencia del lengua.le esté situada aparte: porque los objetos que

ticnc dclante no tienen jamás realid ad en sí mismos, o aparte delos otros

objctos quc se han de considerar; no tienen absolutamente ningún subs-

Ir'¡rto clc cxistcncir fucra dc su diferencia o DE LAS diferencias de toda

cl,rsc t¡trc f¡r rllcrrlt ' ¡rttcrlc unir t t.,t diferencia fundamental (pero cuya

Page 11: De La Doble Esencia Del Lenguaje

I

il

diferencia recíproca consdtuye toda la existencia de cada uno de ellos):pero sin que se salgr por ninguna parte de este dato fundamentarmentenegalrv9 para siemprc dc la DIFERENCTA de dos términos, y no de laspropiedades de un tór¡¡i¡rr>.

Cada vez que en una rarn;r cualquicra clc la lingüística, partiendo deun.punro de-visra cualquicra, ,,,., "ut,rr

r" ha dcdicaáo , dir.it". sobr. rrr.,ob,eto de.tonética,, de -morfología", dc sintaxis determinado _porejemplo la existencia de una distincián g."-rri."l J. f.-."I;o en indo-europeo, o bien la presencia de una z cácuminal en s,ínscrito_, signific"que ha querido estudiar cierto secto r de hechos negat_o, y l.rp.olri*o,en sí mismos de-sentido y de existencia; ,u

"studio ,..á iroue.horo

",,::r,?": r:** hdya op,aesto lo.s términos que había qu" áporrry sino,no ro sera, y esro en un sentido no trivial: a saber, el hecho del'que seocupa no existe literalmente más que en presencia de he"ho, oponibl...

Iti^.i!lt" se admite que si uno se ocupa de cierra sustancia química,

o oe cle,rta.especle zoológica (a menos, no voy a repetirlo, quc se cues_rrone trlosolrcamente todo el valor de nuestro conocimienio), uno scocupa verdaderamente de un objeto que tiene existenc ia propia fuera delos objetos del misrto orden. poi el contrario,

""..,.", ,rig;;", q".

"l_gún hecho deJengua desde [ ] exista un solo;"rrrrrr. po.?i-ismo fue_ra de su oposrcrón c-on otros y que sea algo más que una manera más omenos atorrunada de resumir un conjunto de diferencias en juego: demanera que sólo esas diferencias existen, y que por eso mismo todo elobjeto del que ¡rat¿ la ciencia del l.rrg.rrj. .e p.j.rpl , ."

""" esfera de

-,.^!,1:iorj, qu€ escapa po, .o'-npt"to "y

d; -";",";;;;;,

io i". ," .n_uende habltualmente por "relatividad- de los hechos,

_ A su vez esas diferencias en que toda lengua consiste no represenra_

rían nada, no tendrían ni siquiera sentido en ial materia, sicon-ello no sequlsrera declr: o bren Ia diferencia de las formas (pero esra diferencra noes nada), o bien la diferencia de las formas p"Ubid" po, t"t.n* 1fo1u¡.es

al8o, pero poco en la lengua) o bien ias d.ifer"nlrin, or. ..r,rt,".,oer luego comptrcado y del equilibrio final.

De modo que no solamente no hab¡á términos positivos sino d,ift_ren!1s; ye1o,.en segundo lugar, esas diferencias ,.rür- ¿" ,rrr" "o-Ui_naclon de la torma y del sentido percibido.

,r. Por 13 we leybo.de lengua eigeseparación entre los punros de visra

clacromco y slnóptlco.

6860

morfológico:[2] sentido de

tiempo

alhapalha

i fidentificación; valores relativos; punto de vista]

la identidad morfológica (que hay necesariamenre en dosdeterminadas);

[1] Identidad segrÍn el análisisalhaempi-alkd

la identidad según la sucesión posible qre crea la í.dentidad

arha'"alhaauhaOR¿I

ole

En cambio, siempre negaremos que tenga sentido hablar de alka, gluealgo qu,e ser- alha fuera de una de esas operaciones sobrentendidas

identificación. Supone de manera inmediata la elección de un punro desin esta elección, las identificaciones posibles siguen siendo múlti-y de ello se deduce qtte la tórm:ula alkd no representa literalmenre

Del mismo modo que en en el juego de ajedrez sería absurdo pregun-qué es una reina, un peón, un alfil o un caballo fuera de ese juego,

tiene sentido, si se considera verdaderamente k bng*a,buscarquc es cada elemento por sí mismo. No es nada más que una pieza que

por su oposición con otras segín determinadas convenciones.$i no existiera este hecho, en realidad contingente, de que los mate-

de la lengua se transforman y con sólo cambiar producen una me-is de las propias condiciones del juego, no sería necesario y jamás

se habría planteado escrutar la nat:uraleza exacta de esos materia-lería un traba.jo verdaderamente inútil.

Prra comprender la transformación de las diferentes piezas gracias alse revela útil analizarlas en sí mismas. No es esto lo que quere-

dcstacar, sino que en cada epoca s6lo hi.y oposiriones de valores nr.-(en realidad incluso convencionales, pero que se basan anre todo

üt lr posibilidad de oponer dos términos confiriéndoles dos valores).

l l l , I i ¡ cstc |¡¡ ¡rt l i ¡¡nrr, sr 'r lo ar&a cs unl pahbr.r sánscri ta. (N. dcl I i .)

Page 12: De La Doble Esencia Del Lenguaje

Las cxpresiones c omo en calid,ad, d,e, desde el panto de vista d.e, enlin-güística hacen reflexionar. En otros campos hay un límite a los diversosmodos de contemplar las cosas, que viene dado por las cosas mismas. Enlingüística uno puede llegar a preguntarse si el punto de vista desde elque se contempla la cosa no es la cosa entera y en definitiva, por consi-guiente, si partimos de un punto único de algo concreto o si no ha habi-do nunca nada más que nuestros puntos de vista multiplicables indefini-oamen!e.

22a fFonética y morfologíal

Fonétbamente, o en el ámbito de las figwras t'ocales, hay un límite exacto y absoluto ent¡e la alteración indefinida de una figura y la completareducción a nada de dicha figura.

Morfológicamente, o en el ámbito de los slgzos, es totalmente impo-sible distinguir entre estos fres términos: presencia d,e un signo, su rzo-dificación, más o menos grande d.espwés de un tiempo, o srs desapariciónpasad,o otro lapso de tiernpo. Presencia, ausencia o formas sucesivas tie-nen exactamente el mismo valor: es decir, cada una tiene en cada momento cualquier valor, que es imposible prevet que resulta sencilla-mente y de minuto a minuto de lo que existe a su alrededor Como elsigno primero no valía nada, si no hubiera sido por los signos que 1o ro-deaban, es realmente inútil preguntarse cómo los que proceden de aquelvalen esto, no lo valen, o si siguen valiendo algo cuando han dejado deexistir materialmente, a menos que nos decidamos a considerar los sig-nos que lo rodean, los únicos que determinan en realidad el valor y lapropia existencia de cada signo: solamente considerar ese €ntorno esromper decididamente con la fonética, es someterse a entrar en el mun-do de los signos como cosas significantes y presentes en la conciencia;y consecuentemente estar dispuestos a ignorar sistemáticamente todaslas circunstancias etimológicas o retrospectivas que están ausentes de laconciencia.

Un ejemplo de la diferencia fonética entre rnod.ificación y cero corr,otérminos sucesivos en el tiempo, en oposición a la indiferencia morfo-lógica: en una época prehistórica el genitivo plural eslavo de la palabrazlato d,ebió ser'tzktóm, más tarde x'zlatón, más tarde e históricamentcpor transformación regular, zlatü en paleoeslavo; actualmente (porejemplo en checo) zlat, por caída constante de toda clase de d en cual-quier posición.

7t)

l( )NÉTICAMENTE se puede trazar una frontera que será absoluta entre

htr ¡rcríodos (zkt) -óm, -ón, -ñ, por una parte' en que hallamos siempre

f¡ nrodificación de un elemento dado, o la época zlat, en la que encon-

tttntos súbitamente cero enlugar de nuestro elemento.Pero s6lo fonéti-t\lnt'túa fendrá sentido establecer un límite, al tiempo q.ue, morfológica-

,ñé,,1¿, este accidente no tiene la menor consecuencia: Ia nada es tan

v{lirl¿, tan fácil de utilizar como el signo llamado "de genitivo plural"

quc ha podido presentarse en otro momento y que se establece en todas

p¡rtcs de manera tan accidental como la ausencia de signo en el instante

Flc$c11te.M orfológicamente este accidente no tiene ni más ni menos importan-

tirt quc la que tendría cualquier transformación del signo: la nada en el

inltrntc en que se produce no difiere literalmente en nad¿ del signo po-

litivo: el genitivo pl'tral zkt es tan apto para expresar cualquier cosa

0onto si disfrutara de un.,exponente" particular como del que disfruta-

bl cn otro período bajo la forma zlatu.listo es 1o que debemos resaltar para oponer en principio lo que es la

d¡rtrucción de un elemento en fonética y lo que es la destrucción de este

llcr¡lcnto en morfología; es decir, algo completamente indiferente, pues-

to quc no es más importante que la modificación de un elemento, y la

hrrrrlología vive de estas modificaciones.l'cro en realidad, en esta comparación misma, cuyo obietivo es de-

ternrinar mejor el principio semiológico o morfológico, se vulnera este

¡rlirrcipio: el de que ni por un instante -no dejaremos de afirmarlo- se

h* tlc,iplicar la perspectiva diacrónica a los hechos fonéticos' En efecto,

Ior hcmos visto obligados, para comparar un hecho morfológico y un

hcch,r fonético, a suponer previamente que existen hechos morfológi-

ws m cl tiempo, por ejemplo, que existe ¡¡ "gsnitivo plural", eslavo o

dc otro grupo de lenguas, transmisible durante mil años bajo una cierta

itlcntid¿d de genitivo plural, sin que se sepa si esta identid¿d reside en

{icrtir categoría lógica que se transmitió misteriosamente fuera de los

tignos, o en cierta serie de signos, eternamente variables en forma y en

valo r,l')n cl caso del genitivo plural checo zla.t queha ocupado nuestra aten-

tirirr, cs rclativamente exacto comparar su posición morfológica en che-(o y su posición morfológica en eslavo primitivo; pero en PrinciPio só10

Ituy un sirnple azar en este hecho: podría haber ocurrido igualmente,ptrr' ,rccidcntcs semejantcs a mil otros que conocemos, que zldt htera por

rjcnr¡rlo nctualnrc ntc c1 L.rso-rógimen del plural, en oposición a un caso-rí¡r,/o, ya quc trxl'r l,t rlcclirr,rcirirr (o tocl,r l,r "sint¿rxis dcl ¡e¡¡b¡s") se re-

7l

Page 13: De La Doble Esencia Del Lenguaje

duce a dos distinciones como en francés antiguo; pero en este caso, ¿qucsentido tendría hablar del genitivo plural zlat si no es el sentido pu-ramente fonético de gue zlat vale't zlatu, "'zlaton, etcétera, de modo to-talmente independiente de su existencia como genitivo plural, e inclusocomo forma cualquiera, y simplemente en su existencia de figura vocal?Ahora bien, en realidad, si se insiste en establecer categorías fuera deltiempo, es verdad que incluso como genitivo plural, la posición morfológica de zlat es consíderablemente diferente en checo de lo que era eneslavo primitivo o en indoeuropeo: existe, por ejemplo, el hecho de queningún masculino forma de la misma manera qre zlar su genitivo plural(por lo tanto ahora es un genitivo plural neutro) mientras que antes nohabía nada distintivo entre los géneros. En segundo lugar, por ejemplo,zlat ofrece exactamente los mismos usos que el genitivo singriar zlata:es el caso de todos los neutros; pero entre los masculinos y femeninos, elgenitivo singular (cuando la palabra designa un ser animado) no tiencel mismo uso que el genitivo plural; y sólo a través de una serie de he-chos semejantes (que podían ser perfectamente desconocidos el día anterior) se determina una idea como la que se contiene en zlat. La etrguetade genitit'o nos viene del estado accidental de los signos latinos.

Con todo, lo esencial está todavía {uera de las consideraciones queacabamos de hacer: hay que volver siempre a esto, que morfológicamen-te no hay signos ni significaciones, sino diftrencias d,e signos y diferenciasde significaciones, 1" que no existen más que unas a través de otras y sonpor lo tanto inseparables, pero 2" no se corresponden directamente.

22b [Principio fundamental de la semiología]

Principio fundamental de la semiología, o de "la lengua" contempladaregularmente como lengua y no como resultado de estados precedentes

En la lengua no hay signos ni significaciones sino DIFERENcIAS de signosy DIFERENCIAS de significaciones; las cuales 1" no existen más que unasgracias a otras (en los dos sentidos) y por lo tanto son inseparables y so-lidarias; pero que 2" nunca llegan a corresponderse directamente.

De ello se puede concluir inmediatamente; que todo, y en ambos ám-bitos (por lo demás, inseparables), es NEGATIVo en la lengua, que des-cansa en una oposición conplicada, pero únicamente en una oposición,sin que sea necesaria la intervención de ninguna clase de dato positivo.

7!

lll principio de la negatividad de los signos o de las significaciones(qtte cs enteramente lo mismo en cuanto asimilamos la solidaridad afir-

mádx más arriba) se comprueba ya en los sustratos más elementales del

lenguaic.lis indiferente saber si en una lengta á vale dos veces o tres la dura-

¡'ir'rn tle á, o unavez y media, una vez y un tercio. Lo que es importante

!r ;lbcr que Z no dura lo mismo que á.'l'cndrá igualmente real importancia saber que entre á y á se sit:úa una

ttrecra cantidad, que vale menos q]U,e áy más que Z; pero es una suposi-

Éi¡1n crrónea pensar que es imprescindible establecer cuánto vale esa

ulltidad media de modo absoluto o en relación con Zy Z. La lengua des-

tnls¡r fundamentalmente en diferencias. Desconocer esto, obstinarse en

trt[blecer cantidades positivas es, creo, condenarse a situar el estudio

llngiiístico, de principio a fin, fuera del hecho verdadero y decisivo en

hr¡ tlivcrsos órdenes en los que debemos contemplar la lengua. Es obvio

qrtc csto no es declarar inútiles las investigaciones que contribuyen a es-

irhlcccr de modo exacto nuestros conocimientos.

l.lega siempre un momento en que el conocimiento del hecho neto es

imprcscindible, aun donde menos se esperaría; pero si tal conocimiento

tr dc Ia mayor utilidad para el lingüista en determinadas circunstancias

quc trataremos de precisar, persistimos en decir que la lengua en su esen-

cir no se alimenta más que de oposiciones, de un conjunto de valores

!onr¡llctamente negativos y que solamente existen Por mutuo contraste.

[)c este modo, un hecho que parece completamente perdido entre

eicntos de fenómenos y se puede distinguir de modo inmediato en el len-

¡unjc, que llamaremos FLUcruAclÓN fonética, merece desde el principio

lcr scparado de la masa y planteado como único en su género y al mis-

r'no tiempo como hecho característico del principio negativo que subya-

cc cn cl mecanismo de la lengua.l'ixisten probablemente en toda lengua ciertos elementos o ciertos

grupos que ofrecen, sin que se sepa por qué, un margen de libertad' en la

pronuncizción, mientras que la gran mayoría es absolutamente inflexible

cn ll manera de ser pronunciados. En francés se pueden pronunclar como

n,nido r dos o tres conson¿ntes completamente diferentes Por su articu-

lucirin ¡ además, tan diferentes para el oído que no hay nada que se note

rlc nrodo más inmediato en el hablar de un individuo.

Sin cmbargo, todos esos sonidos tan diferentes son aceptados -legal-

f'frcntc, por así decir- como si oalierai,r lo mismo: en cambio la más insig-

nil ' ic¡rntc variacirin t¡uc sc haga al pronunciar una s o una /, se considera-

t'¡i dc innlctlirt,r tttr tlt ' lt 'eto riclículo dc pronunciación o signo de acento

7,J

Page 14: De La Doble Esencia Del Lenguaje

extraniero, en fin, como algo que choca de frente y de manera irreconci-liable con nuestro sentido de la lengua. Hay mil hechos de este tipo: vemos por los textos que en godo se podía decir indiferentem ente: sijau(sim) o si.au, frijana (liberum) o friana: en ningín caso el grupo -if + zo-cal posee otro valor que -l + oocall I

23 [Sentido propio y sentido figurado]

Corolario. No hay diferencia entre el sentido propio y el sentido fi-gurado de las palabras (o: las palabras no tienen ni sentido figurado nipropio), porque su sentido es eminentemente negativo.

Por ejemplo, si se habla (escogemos expresamente un ejemplo relati-vamente [ ]) de una persona que ha sido el sol dela existencia de otra,ocurre lo siguiente

1" no se podría de cir que ha sido la luz, o2" si existiera o bien un término significante ckro d.e sol (como claro

d,e luna) o bien tn término signific ante d,ependencia de la tierra reEectoal soL o bien, por otra parte, dos términos para sol según sea lev¿nte oponiente, o según se lo compare o no con otros cu€rpos celestes, es ab-solutamente dudoso que se pudiera usar sol en la locución llamada figu-rada que se ha utilizado.

Se usaría otro término quizá mucho más expresivo, pero de ahí se de-duce que no es la idea positiva, la idea exterior a la lengua de sot-, lo queconstituye la imagen: que es simplemente la oposición con otros térmi-nos que son también más o menos apropiados, como estrelk, astro, cla-rid,ad, unidad, finalidad,, alegría, ánimo, f f

24 [Signos y negatividad]

Existen en la lengua:1" Si se la esrudia en u.n tnoTnento dado: no sólo signos sino también

significaciones, no separables de los signos, puesto que estos ya no mere-cerían su nombre sin significación.

En cambio lo que no existe sona) las significaciones, las ideas, las categorías gramaticales fuera de los

signos; quizá existen fuera d.el árnbito lingüístico; es una cuestión

74

muy dudosa que en todo caso han de examinar otros esflldiosos

que no sean lingüistas;

b) las figuras vocales que hacen de signos tamPoco existen en la len-

gua instantánea. En un momento dado existen para el físico, para

el fisiólogo, pero no para el lingüista ni para el sujeto hablante. Del

mismo modo que no hay significación fuera del signo a, tampoco

hay signo fuera de la significación'

2o Si, por el contrario, se estudia la lengna a través de un período:

Entonces no existe ni signo ni significación sino simplemente figurasEs el ámbito de la fonética.

1o La figura vocal en sí misma no significa nada'2o La diferencia o la identidad de la figura vocal en sí misma no signi-

3o La idea en sí misma no significa nada.

4o La diferencia o la identidad de la idea en sí misma no significa

, 5o La unión de lo que tiene una significación en la lengua es:

r) la diferencia o la identidad de idea SEGIJN Los sIGNos.. b) La diferencia o la identidad de signos según la idea; y ambas cosas

están además indisolublemente unidas.

La lengua, por lo tanto, consiste en la correlación de dos series de he-

1o en que cada uno de ellos sólo consiste en oposiciones negativas o en

ias, y no en términos que ofrezcan una negatiYidad en sí mismos.

2" en que cada uno no existe, en su propia negatividad, más que por-

a cada instante una diferencia del primer orden viene a incorporarse

una diferencia del segundo. e inversamente.Una de las consecuencias de este hecho es que nunca se Puede consr-

una unidad lingüística cualquiera (en la perspectiva por época) más

1ue haciendo intervenir, explícita o implícitamente, al menos estricta-

tncnte cuatro términos:

1o el signo que se estudia;2o otro signo diferentei

r 3o una parte (que siempre será mucho [más] pequeña de lo que se

picnsa) de lo que contiene;4" una parte (igualmente muy pequeña) [ ]

75

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25 [Sobre la negatividad de la sinonimia]

De modo que puede parecer que so/ representa una idea perfectamentepositiva, precisa y determinada, tanto como la palabrt luna. Sin embar-go, cuando Diógenes dice a Alejandro "¡Apártate de mi 561!", ya no hayen sol nad.a d.e sol excepto la oposición con la idea de sombra; y la propiaid.ea de sombra no es más que la negación combinad a de la d,e lnz, nocheperfeaa, penumbra, efcétera, nnida a la negación de la cosa iluminada enrelación con el espacio oscurecido, etcétera, Si volvemos a tomar la pala-bra lana., se prtede decir k luna se levanta, h luna crece, decrece, Ia lunase renue,t)a, sembraremos en luna naeva, pasarán muchas lunas antes dcque eso ocurra... e insensiblemente nos damos cuenta de que 1" todolo que ponemos en lana es absoltJtamente negativo, no viene más que dela ausencia de otro término, pues 2", una multitud de idiomas expresaránmediante términos completamente diferentes de los nuestros los mismoshechos en los que nosotros hacemos intervenir el término luna, qlue ex.presen por ejemplo mediante una primera palabra la luna en sus fasesmensuales, con una segunda, la luna como astro diferente del sol, con unatercera, la luna por oposición a las estrellas, con una cuarta, la luna comoantorcha de la noche, con una quinta, el claro de luna por oposición a lapropia luna, etcétera. Y cada una de estas palabras sigue sin tener valormás que por la posición negativa que ocupa en relación con otras: en nin-gún momento es una idea positiva, correcta o errónea, de lo que es la lunalo que dicta la distribución de las nociones entre los diez o doce términosque existen, sino que es únicamente la presencia misma de esos términoslo que fuerza a unir cada idea o al primero o al segundo, o a los dos poroposición al tercero y así sucesivamente, sin ouo dato que la elección ne-gativa que se ha de hacer entre términos, sin ninguna concenración de laidea divers¿ en el obieto único. De modo que no hay nunca nada más enesa pakbra qrl.e lo que previamente n o existía fuera de elh; y esa palabrapuede contener y enciera en germen todo lo que no está fuera de ella.

26 [Cuestión de sinonimia (continuación)]

Dicho de otro modo: si una palabra no evoca la idea de un obieto mate,rial, no hay nada absolutamente que pueda precisar su sentido que no seapor vía negativa.

Si por el contrario dicha palabra se refiere a un obieto material, se po-dría decir que la esencia misma del objeto es de natu raleza tal que puede

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di el y p"t las comparaciones correctas o erróneas que estable-

en re¿lidad, no conozco ningún objeto a cuya denominación no

tñadan una o varias ideas, llam.adas accesorias, pero en el fondo tan

como la idea principal, esto es, el objeto en cuestión, ya se

r la palabra una significación positiva. En ese caso no es cosa del lin-

t¡ predica¡ que sólo conocemos un obieto por la idea que nos hace-

del Sol, del Agaa, del Aie, del Arbol, dela Mujer, de Ia Luz, ercé-

I)e tal modo que en realidad todas estas denominaciones son igual-

negativas, no significan n¿da más que en relación con las ideas

en otros términos (igualmente negativos)' no tienen en ningún

la pretensión de aplicarse a un obieto definido en sí, no se en-

en realidad a ese objeto, cuando existe, más qlre oblicuarnente' a

y en nombre de tal o cual idea particular de lo que se derivará (ex-

dolo grosso ,nodo), p:uesro que tomamos mom€ntáneamente ese

exterior como base de la palabra 1" que será necesario cambiar con-

emente de término para referirse al mismo obieto' llamar por ejem-

a la luz *claridad,, ..resplandor,, ..iluminación,, etcétera, 2" que el

del mismo objeto servirá para muchos otros: así' k laz de la his-

las luces d,e una. asamblea de sabins, En este último caso' se consl-

ná se enfrenta al objeto material más que segrin una idea que es a la

que un nuevo sen tido (llamaáo figurado) ha aparecido: est¿ convic-

p"rt. pu."-.ttt" de la suposición tradicional de que la palabra

reJuna significación absoluta que se aPlica a un obieto determinado;

csta presunción lo que combatimos. Desde el primer momento la pa-

]Gz perfectamente insuficiente si se la considera rel¿tivamente a ese ob-

b¡o e infinitamente amplia si se la considera fuera del objeto (siempre es

icmasiado extensa y nunca lo bastante comprensiva por utilizar [ ]):

ücr dcsde el comienzo negativa, que hace que el sentido "propio" sólo

,lr una de las múltiples manifestaciones del sentido general; a su vez ese

tfntido general no es más que la delimitaci órt tzarosa resultante de la

¡rcsencia de otros térmjnos en el mismo momento.- En fin, apenas necesitamos decir que la diferencia de térrninos que

lonstituye "l

,irte-" de una lengua no corresponde en modo alguno,

lunque se trate de la iengua más perfecta, a las relaciones auténticas en-

fic las cosas; ¡ en consecuencia, no hay ninguna razón para esperar que

lot términos se apliquen completamente, y ni siquiera incompletamente'

I objctos definidos, materiales u otros.

Se dirá que, en cambio, deben corresponder a las primeras impresio-

¡tcu quc recibc la nrcntc; esto es cierto, pero estas primeras impresiones

lon dc t¿l naturllcz,r t¡uc cstablccen las relaciones más inesperadas entre

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cosas completamente sepa¡adas, y sobre todo tienden continuamente adividir cosas que son unidades absolutas; de modo que en ningún mo-mento la impresión que produce un objeto material tiene el poder decrear un sola categoría lingüística; no existen nunca, por lo tanto, masque términos neg¿tivos en cada uno de los cuales el objeto nuevo esabarcado de modo incompleto al tiempo que queda dislocado en variosté¡minos.

Pero quejarse de su inexactitud sería no comprender dónde está elpoder de la lengua. No se puede impedir que una sola y misma cosa seallamada, segrin los casos, casa, construcción, ed,ificio, ,nonamento, tn-tnueble, oivienda, resid.encia, y lo contrario sería signo de nuestra [ ]De modo que la existencia de hechos materiales es, como la existencia dehechos de otro orden, indiferente a la lengua. Siempre avanza y se mue-ve gracias a la máquina formidable de sus categorías negativas, verdade-ramente desligadas de todo hecho conc¡eto, y por eso mismo inmediata-mente preparadas para almacenar cualquier idea que venga a añadirse alas precedentes.

27 Dela esencia

(Preámbulo) "Considerado como>... uComo"... Pero a base de com-prender que cada elemento del lenguaje y del habla es otra cosa según lospuntos de vista casi innumerables e igualmente legítimos desde los queuno puede situarse para contempla os, llega un momento en que [ ]hay que pasar a la discusión de estos puntos d€ vista, a la clasific¿ción ra-zonada que establecerá el valor respectivo de cadá uno de ellos.

(Proposición n" 5.) Sea cual sea el punro de vista desde el que se laconsidere, la lengua no consiste en un conjunto de v alores positiztosy ab-solutos sino en un conjunto de valores negativos o de valores relativosque no tienen existencia más que por el hecho de oponerse.

(Corolario a la proposición n" 5.) La "sinonimia, de una palabra esen sí misma infinita, aunque se defina en relación con otra palabra.

En efecto, nunca hay como dato primero más que una barrera nega-tiva entre el contenido de tal signo y el contenido de tal otro: de tal modoque toda idea nueva que venga á presentarse encontrará inmediatamenteun lugar o tras el primer signo o tras el segundo (si entra en los dos esque se produce oposición con un tercer o cuarto signo coexistente).

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eso querer agotar las ideas contenidas en una palabra es una em-

toblmente quimérica, a menos, quizá, que se limite a objetos ma-

y a objetos poco frecuentes, como Por ejemplo el aluminio, e-

o, efcéter^. Pero sólo con tomar hierro y encina' no se llegará al

ino de la suma de significaciones (o de usos, que es lo mismo) que

a estas palabras, y sólo comparar ü ierro coÍ acero, plomo, oro o

sólo comparar encina cofr dos o tres palabras como sar4ce, oiña,

o árbol representa un trabaio infinito' En cuanto a agotar lo que

mente por oposiciór a alrna o pensamiento, olo qrte corrtier]'e ir

oposición a andar, pasd.r, caftrinar, dirigirse, encamina'rse o llegarse,podría, sin exagerar, dedicar una vida humana a esa tarea' Pero como

ide la edad de quince o dieciséis años tenemos un sentido agtdizado

lo que contienen no solamente esas palabras sino mil otras, es eviden-

lue ese sentido se basa en elhecho negativo puro de la oPosición de

ya que el tiempo materialmente necesario para conocer el valor

de los signos nos habría faltado cien y mil veces'

Quien se ocupa de la sinonimia y se maravilla de todo lo que contie-

una palabra como n ente piens¿ que esos tesoros no podrían estariáos en ella si no fueran fruto de la reflexión, la experiencia, la fi-

profunda acumulada en el fondo de una lengua por las generacio-que la han utilizado. En qué sentido pueda tener rázón hasta cierto

to es algo que yo no examino, porque en realidad esto es en todo caso

hccho secundario. El hecho primario y fundamental es que en cual-

sistema de signos que se ponga en circulación, se establecerá inme-una sinonimia, pues 10 contrario es imposible y equivaldtía a

cir que no se conceden valores oPuestos a signos oPuestos. En cuanto

les concede uno, es inevitable que un¿ oposición de ideas liegadas por

se instale o en un signo que ya existe por oPosición con otro o

paed,e albergar sólo él en un mismo rnomentoi sólo está limitado ne-

vamente por la presencia simultánea de otros signos; y Por lo tanto

vano buscar cuál es la suma de las significaciones de una palabra.

)l¡n en dos o tres signos por oposición con otro u otros dos' etcétera.

, Por lo tanto, ningún signo está lirnitado en l4 stuma de ideas posibles

,, Una de las múltiples caras con las que se presenta este hecho es esta:

¡n misionero cristiano se crée en el deber de inculcar a un Poblado sal-

¡i¡claidea de alma; resulta que tiene a su disposición en el idioma indí-

fona dos palabras, una que exPresa, por ejemplo, más bien aliento, otra

trft bi.n respiraciónt inmediatamente, si el idioma indígena le es com-

plctamcntc farniliar, y aunque la idea que tiene que introducir sea algo

com¡rlctamcr.ttc dcscottociclo ¡rara [ ], la simple oposición de las dos pa-

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labras "aliento" y urespiración" dicta imperiosamente por alguna razónsecreta en cuál de las dos debe situarse la nueva idea de alma; hasta taipunto que si escoge torpemente el primero en lugar del otro, de ello pue-den seguirse los más serios inconvenientes para el éxito de su apostola-do. Pues bien, esa razón secreta no puede ser más que una razón negativa, ya que la idea positiva de abna escapaba totalmente de anremano a lainteligencia y al sentido del pueblo en cuestión.

Del mismo modo, cuando un filósofo o un psicólogo, tras sus medi-taciones, por ejemplo sobre el juego de nuestras facultades, entra en es-cena con un sistema que hace tabla rasa de toda noción precedente, seencuentra con que todas sus nuevas ideas, por revolucionarias que sean,pueden llegar a clasificarse en términos de la lengua corrienre, pero entodo caso ninguna puede clasificarse de modo indiferente en palabrasque ya existen, aunque sean perfectamente arbitrarias, como razón o in-telecto, o como intefuencia, entendimiento, juicio, conocimiento, etcé-tera; y que DE ANTEMANo hay un término determinado que respondemejor que los otros a las nuevas distinciones. Pues la razón de esra pro-piedad, lo volvemos a repetir, sólo puede ser negadva ya que la concep-ción que se introduce d.ata de

^yer y fodos los términos en cuestión no

estaban menos delimitados el día anterior en su valor resoectivo.Otra manifestación flagrante de la acción totalmente negativa de los

signos, manteniéndonos en el orden de la sinonimia, viene dada por eluso figurado de las palabras (aunque en el fondo sea imposible distinguirnunca el uso figurado del uso directo).

Asi si la idea positiva de suplicio fuera l¿ auténtica base de suplicio,sería totalmente imposible hablar, por eiemplo, "del suplicio de llevarunos guantes demasiado esrechos", lo que no tiene la más mínima rela-ción con los espanros del suplicio de la parrilla y de la rueda. Se dirá: esque eso es precisamente lo propio de la locución figurada. Muy bien. To-memos entonces una palabra que represente, en suma, en su sentido di-recto un conjunto de hechos enteramente semeiante al que represenrasuPlicio.

Vemos pues que no es en modo alguno la idea positiva contenida ensaplicio y martiri.o, sino el hecho negativo de su oposición el que esta-blece toda la serie de sus usos y permite crtalquiera con tal de que no seinterponga en el ámbito vecino. (Naturalmente habría que rener encuenta además tormento, torttffa, horror, agonía, etcétera.)

Se reconocerá que entre el suplicio de San Lorenzo y nuestro supliciode la parrilla la distancia es t¿nra que en comparación no hay realmenteninguna entre el s uplicio d,e SnLorenzo y st martirio. Un diferencia ran

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en el hecho positivo no debería tener ninguna consecuencia

t l

Incluso cuando se trata de designaciones muy precisas como rey,I, tnnier, Perro,la noción completa envuelta en la palabra sólo re-de la coexistencia de otros término s; el rey no es lo mismo que el

li existe tn ernperador, o un papa, si existen repúblicas, si existen Ya-duques, etcétera; el peno no es lo mismo que el perro, si se opone

a caballo. considerándolo un animal imprudente e inno-como ocurría entre los griegos, o si se opone esPecialmente a la fie-

t la que ataca, considerándolo un modelo de intrepidez y fidelidad adcber, como era el caso entre los celtas. El coniunto de las ideas reu-

tras c¿da uno de estos términos corresponderá siempre a la suma

hs que se excluyen en otros términos y no corresponden a n¿da más;cjemplo, la palabrapeno olapala,bra lobo, mientras no surta una ter-palabra; la idea de dinastía o la de poder estará co¡te¡ida en la pala-

tey o enla palabra príncipe mienfras no se cree otra palabra diferen-dc las primeras, etcétera.

(Corolario.) -No hay di{erencia entre el sentido propio y el sentidode las palabras- porque el sentido de las palabras es algo esen-negativo.

Redacción del principio planteado más aniba,

x.) Considerada desde cualquier punto de vista que quieraen cuenta su esencia, la lengua consiste, no en un sistema de valo-

obsolutos y positivos, sino en un sistema de valores relativos y nega-que no tienen existencia más que por efecto de su oPosición.

, (Proposición x.) No existe en ninguná lengua ni en ninguna familia deun hecho que tenga la característica de ser un rasgo permanente

orgánico de esta lengua o de esta familia.

([Sobre la palabraf awtonomía.) Hry quien imagina que es muy im-definir 1" en sentido positivo (lo que es ilusorio: no se agotará

), 2" en sentido inmedi¿to, en qué c onsiste \a autonomía de tn pue-para de ello deducir 3" los sentidos figurados. En realidad, no existe

lft¡t p^Iabr^ d. tonomía en que la esfera de significación se halle entera-,tncntc determinada, sino que sólo lo está por la oposición en que entracon indcpcndancid, lihcrtad' indhtidualidad, etcétera, de tal modo que si

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un¿ sola de estas p úabras, como independencia, etcétera, no existiera, elsentido de autonomía se extendería inmediatamente en esa dirección.

Y este mismo hecho, puramente negativo, de la oposición con pala-bras comparables, es también el único que crea la adecuación de losusos ufigurados"; no negamos en realidad que sean figurados, sino quenegamos que una palabra tenga una significación positiva. Toda clase deuso que no caiga en el radio de otra palabra es, no solamente parte inte-grante, sino parte constitutiya del sentido de esa palabra, y esa palabrano tiene en realidad otro sentido que la suma de los sentidos no reque-ridos.

28 Índice

FoRMA. No es jamás sinónimo de figura vocal;- Supone necesariamente la presencia de un sentido o de un uso;- Pertenece a la categoría de los hechos INTERIoREs.

sER. Nada ¿s, al menos nad¿ es absolutamente (en el ámbito lingüísti-co). Ningún término, aun suponiendo que sea perfectamente exacto, esaplicable fuera de una esfera determinada.

La forma elemental del juicio <esto ¿r eso> abre inmediatamente lapuerta a mil reparos, porque hay que decir en nombre de qué se distin-gue y delimita "esto> o <eso>, ya que ningún objeto es dado ni está deli-mitado de modo natural, ni es con evidencia.

Se sale de la duda general planteando las cuatro formas de existenciade la lengua.

SUSTANCIA LINGÜÍSTICA. Tendemos perpetuamente a convertir me-di¿nte el pensamiento las acciones diversas que precisa el lenguaje ensustancia.

Parece necesario aceptar est¿ concepción en la teoría misma.Habrá cuatro clases de "sustancia" lingüística, que corresponden a las

cuat¡o formas de existencia de la lengua.No hay que admitir en absoluto una sustancia fundamental que reci-

ba a continuación atributos.

TÉRMINo (véase srn). Ningún término es definible ni válido fuera dcun punto de vista preciso, como consecuencia de la total ausencia de se-res lingüísticos dados en sí.

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o se puede usar un término tomado desde el punto de vista A si serl punto de vista B.

(o estud.in de k fonación). Est;áio que, se le llame comoll¡me, es absolutamente distinto e independiente no s ólo dela foné-dc las diferentes lenguas, sino de la lingüística general.

todo, constituye una ciencia auxiliar muy importante para la lin-Y esto únicamente como consecuencia de la división fonética.

L¿ identidad fonética, o fonatoria, o vocal [ ]

[Sistema de una lengua]

de una lengua, por lo tanto, no consiste:

- ni en la coexistencia de determinadas formas A, B, C, D..., como su-ponen innumerables obras de lingüística,ni en la coexistencia de cienas ideas como a, &, c, d..., cosa que des-de el principio nos vemos menos inducidos a creer,ni en la coexistencia de relaciones entre la forma y la idea como

9 1.." lo que, de todos modos, representa un cierto progresoBC

respecto del punto de vista precedente, al establecer la dualidad decada termino.

Sino que este sistema consiste en una diferencia confusa de ideas que

sobre la superficie de una diferencia [ ] de formas, sin que qui-una diferencia del orimer orden corresDonda exactamente a una

del segundo, ni que una diferencia del segundo corresponda

[Diferencias y entidades]

para la lingüística hay tres maneras de representar la

La primera es hacer de la palabra un ente que existe completamentede nosotros, que puede ser representado mediante la palabra que

cn el diccionario, al menos en lo que se refiere a la escritura; en

caso el sentido de la palabra se convierte en un atributo, pero en algonto dc la palabra. Ambas cosas quedan dotadas de existencia artifi-

A

l l¡l¡ncntc: por csa nrislrt¡t r¡2.ón son a la vez independientes una de otra