De la Agrotecnia a la Agricultura

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Del libro: De la Agrotécnia a la Agricultura : Agricultores accediendo y experimentando con la diversidad genética. Mas allá del mejoramiento genético de los cultivos. Humberto Ríos, Rodobaldo Ortiz, Lucy Martín, Manuel Ponce, Irene Moreno, Rosa Acosta, Sandra Miranda, Michel Martinez, Ernesto M. Ferro y Carlos de la Fé. Introducción. La agricultura industrial la cual emplea variedades mejoradas con los paquetes tecnológicos elaborados por las estaciones experimentales, han sido exitosas en ciertas áreas homogéneas favorecidas por relaciones de mercado que justifican la inversión de insumos producidos con altas cargas energéticas. Por otro lado en algunas regiones, aun cuando existen condiciones favorables para el cultivo industrial (suelos, clima, agua, mecanización), los agricultores, no están dispuestos a pagar los agroquímicos que requieren para aumentar los rendimientos por la imposibilidad económica de hacerlo o por la simple razón que el empleo de agrotóxicos, no es compatible con la cultura de algunos productores. También se reportan casos de campesinos que en un momento determinado fueron beneficiados por subsidios y que aun en medio de una fuerte crisis económica del sector del campo, han intentado mantener las prácticas convencionales de aplicación de altas dosis de insumos externos, teniendo que pagar el alto precio del incremento exponencial de sus deudas y la constante incertidumbre. En sentido general en las tipologías anteriormente descritas en que los insumos químicos han estado prevaleciendo como

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La agricultura industrial la cual emplea variedades mejoradas con los paquetes tecnológicos elaborados por las estaciones experimentales, han sido exitosas en ciertas áreas homogéneas favorecidas por relaciones de mercado que justifican la inversión de insumos producidos con altas cargas energéticas. Por otro lado en algunas regiones, aun cuando existen condiciones favorables para el cultivo industrial (suelos, clima, agua, mecanización), los agricultores, no están dispuestos a pagar los agroquímicos que requieren para aumentar los rendimientos por la imposibilidad económica de hacerlo o por la simple razón que el empleo de agrotóxicos, no es compatible con la cultura de algunos productores.

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Del libro: De la Agrotécnia a la Agricultura: Agricultores accediendo y experimentando con la diversidad genética.

Mas allá del mejoramiento genético de los cultivos.

Humberto Ríos, Rodobaldo Ortiz, Lucy Martín, Manuel Ponce, Irene Moreno, Rosa Acosta, Sandra Miranda, Michel Martinez, Ernesto M. Ferro y Carlos de la Fé.

Introducción.

La agricultura industrial la cual emplea variedades mejoradas con los paquetes tecnológicos elaborados por las estaciones experimentales, han sido exitosas en ciertas áreas homogéneas favorecidas por relaciones de mercado que justifican la inversión de insumos producidos con altas cargas energéticas.

Por otro lado en algunas regiones, aun cuando existen condiciones favorables para el cultivo industrial (suelos, clima, agua, mecanización), los agricultores, no están dispuestos a pagar los agroquímicos que requieren para aumentar los rendimientos por la imposibilidad económica de hacerlo o por la simple razón que el empleo de agrotóxicos, no es compatible con la cultura de algunos productores.

También se reportan casos de campesinos que en un momento determinado fueron beneficiados por subsidios y que aun en medio de una fuerte crisis económica del sector del campo, han intentado mantener las prácticas convencionales de aplicación de altas dosis de insumos externos, teniendo que pagar el alto precio del incremento exponencial de sus deudas y la constante incertidumbre.

En sentido general en las tipologías anteriormente descritas en que los insumos químicos han estado prevaleciendo como soporte del aumento del rendimiento y la calidad de las semillas, se fundamenta una lógica que el productor de semillas basa el aumento del rendimiento con el empleo de altos insumos agroquímicos en un reducido número de variedades. Los campesinos y actores locales inmersos en estos ambientes atribuyen las variaciones de las plantas esencialmente propias del clima, las atenciones culturales como preparación del suelo, manejo de la irrigación, agroquímicos, etc (Ríos et, al., Informe IDRC, 2001).

En este capitulo se enfatiza en el caso de Cuba, golpeada por una fuerte depresión económica debido al colapso del Campo Socialista europeo cuya agricultura transitó de ser dependiente de altas cargas de insumos agroquímicos a una agricultura menos dependiente de la agroquímica y el combustible fósil, por tal razón la lógica de los productores de semillas y fitomejoradores profesionales de “altos insumos energéticos” tuvieron que irremediablemente transitar hacia formas

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más descentralizadas y con una participación decisiva de los productores en el manejo de los recursos fitogenéticos.

Por ejemplo en el proceso de transformación de la agricultura cubana, el protagonismo de la producción de granos básicos pasó de la gran empresa estatal al sector privado. La empresa de semilla centralizada fue perdiendo protagonismo (Ríos y Wright, 1999). Los métodos de conservación, selección, multiplicación y distribución de semillas del sector convencional presentaban serias limitaciones en satisfacer las diversas y crecientes demandas de los productores los cuales por la propia crisis tuvieron que producir semillas de diferentes cultivos con muy bajos insumos de agroquímicos.

Durante la década de los 90s, la mayoría de los productores cubanos se convirtieron en agricultores orgánicos y semi- orgánicos donde las decenas de alternativas como uso de variedades resistentes, bio-plaguicidas, bio-fertilizantes, entre otras se aplicaban, la visión de concebir la producción agrícola como sistema propio de la agricultura orgánica era cada vez mas evidente (Rosset y Bourque, 2001). El mejoramiento convencional de plantas había aportado variedades resistentes a diferentes condiciones estresantes, presentes en Cuba, sin embargo mantenía una visión reduccionista donde el centro era el cultivo en particular y los rendimientos. En este contexto los fitomejoradores eran los protagonistas absolutos de la generación y diseminación tecnológica siendo responsables de los éxitos y los fracasos de su intervención.

Producto del propio enfoque reduccionista, la asociación productor- fitomejorador, la capacidad de generar diversidad genética, selección y distribución de los centros de investigaciones al productor se hacían insostenibles, los propios institutos encargados de la mejora se deterioraban, la actividad de selección de las plantas cada día carecía de incentivos para nuevos y viejos talentos, el mejoramiento genético de los cultivos como ciencia aplicada al bienestar del hombre se sentía amenazada.

Sin lugar a dudas el contexto nacional de la agricultura había cambiado dramáticamente y los métodos convencionales de mejora de plantas debían ser reenfocados. El sector público de la mejora de plantas se sumergía en la creciente necesidad explorar alternativas que le permitiera salir de la crisis y desarrollar todas sus potencialidades.

El Fitomejoramiento Participativo como estrategia complementaria en Cuba surge como iniciativa para investigar métodos de mejora genética capaces de responder al nuevo contexto agrícola cubano: la producción de semillas protagonizadas por los agricultores, los sistemas agrícolas cubanos carentes de insumos agroquímicos y por tanto marcadas diferencias entre los ambientes, alto grado de innovación tecnológica de los productores rurales y urbanos para producir mas alimentos con el menor gasto energético, la existencia de una marcada voluntad política oficial para producir mayor cantidad y mejor calidad de alimentos por todas las vías posibles (Rosset y Bourque, 2001). El proyecto de Fitomejoramiento

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Participativo en este contexto, examinó cual era el efecto sobre la producción y la diversidad de los cultivos, que los agricultores tomarán las decisiones sobre su política varietal y tecnológica de sus fincas. Al principio la duda y hasta el temor inundo a todos, se discutían constantemente interrogantes como:

¿Cual será el avance genético de las variedades seleccionadas por los agricultores?

¿Cuáles serían las consecuencias de considerar a los agricultores protagonistas de la selección, multiplicación y distribución de semillas mejoradas?

¿Qué repercusión tendría que la evaluación de la experiencia se fundamente esencialmente en fomentar la auto-evaluación, el intercambio abierto y transparente entre los actores locales y nacionales involucrados en el mejoramiento de la diversidad genética y la innovación local?

Producto de las limitaciones económicas que afrontaba el país, el cúmulo de problemas que subyacían en la agricultura enfatizaba la enormidad del reto de buscar alternativas viables para el mejoramiento de la producción de semillas en Cuba. Entonces una pregunta al unísono salió a relucir: ¿Por donde empezar? Si los productores del sector privado de la agricultura cubana1, con sus respectivos sistemas de producción son los actuales protagonistas de la producción de las semillas, resultaba inminente entender como funcionaban los sistemas locales de semillas.

Los sistemas locales de semillas de semillas en granos básicos. El caso de estudio del Tejar- La Jocuma.

El trabajo de diagnóstico de los sistemas locales de semillas, se enfocó esencialmente en la comunidad El Tejar- La Jocuma ubicada en el municipio montañoso de La Palma, provincia de Pinar del Río la cual fue seleccionada por su relativo aislamiento geográfico, terrenos irregulares, infértiles y poca influencia de los sistemas convencionales de semillas además del conocimiento previo que se tenia por las relaciones familiares del coordinador del equipo en la comunidad.

Para entender el funcionamiento se dividió el diagnóstico en aspectos de manejo, flujo e intercambio de semillas así como en las relaciones de liderazgo de La Comunidad (ver Miranda et al., 2004, Moreno et al., 2004 y Ríos et al., 2001). Se elaboraron encuestas que fueron aplicadas a los agricultores de la comunidad, de este modo los biólogos, agrónomos y sociólogos comienzan a introducirse en el mundo rural y en la lógica comunitaria de los sistemas locales de semillas.

1 El sector privado de la agricultura en Cuba es considerado en este capitulo aquellos productores que teniendo o no propiedad de la tierra toman las principales decisiones de las prácticas que emplean en sus respectivos predios.

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Fue interesante observar como los elementos comunes del sistema de semillas local de frijol, arroz y maíz de la comunidad estudiada, se distinguen en que la totalidad de los productores multiplican y conservan sus propia semilla año tras año, los agricultores introducen semillas de manera frecuente y que estos no sustituyen las variedades que introducen sino que conviven con las que poseían, dando evidencias de su capacidad de experimentación (Moreno et al., 2004). Existían campesinos lideres (ver técnica de sociograma primer reporte IDRC, 2001) locales en el manejo de semillas para fríjol, arroz y maíz los cuales coinciden en la mayoría de los casos, no existiendo una especialización por cultivo.

Variedades versus diversidad

En el caso del fríjol y arroz cultivos de autopolinización, los agricultores por las diferencia morfológicas de las plantas, distinguieron que en la comunidad existían 8 variedades de frijol y 7 de arroz. En el caso específico de fríjol a través del análisis molecular se encontró una marcada distancia genética entre los tipos rojos, negros, bayos y blancos; sin embargo la diversidad de variedades existe entre cada tipo era poco significativa, al parecer el acceso limitado de nuevas fuentes de genes a la comunidad y la baja capacidad de recombinación genética natural del fríjol, pudieron condicionar este hallazgo (ver Miranda et al., 2004). De igual modo se constató como en el fríjol y el arroz los agricultores percibían disminuciones de los rendimientos asociados a la mayor presencia de enfermedades en los últimos 5 años(Miranda et al., 2004 y Moreno et al., 2004).

Por su parte en el cultivo del maíz el cual presenta polinización cruzada son esencialmente predominantes en la comunidad “criollo de paja blanca y morada”, en estas como elementos morfológicos comunes se observaba el cierre hermético de la cobertura de la mazorca y su tolerancia a las condiciones estresantes de la zona. Sin embargo los lotes de semillas criollas de cada agricultor examinado, mostraron diferencias significativas respecto a las características cualitativas, de rendimiento y sus componentes evaluados cuando se sembraron en un experimento y se compararon entre sí (Acosta et al., 2004 y Cruz et al, 2004) pareciendo estar asociada esta diferencia con la distancia geográfica existente entre las fincas y por consecuente de las practicas de manejo de cada agricultor (Acosta et al., 2004).

De lo anterior se indujo que la “variedad criollo” parece ser un criterio comunitario basado en dos o tres características comunes que distingue a la población de maíz cosechada en la comunidad, y que a diferencia de las variedades de maíz concebidas por el sistema convencional cubano de fitomejoramiento, la variedad criollo de la comunidad analizada, parece ser genéticamente mas amplia y relativamente heterogénea, distinguiéndose además que aún en las condiciones de libre flujo de polen cada agricultor, presenta poblaciones de maíz con características propias.

¿Que preferencias tienen los productores?: Impacto de las feria de diversidad

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Dentro de las características básicas de los sistemas locales de semillas fueron consideradas los criterios de selección de los productores. Este componente resultó ser esencial y variable; esencial por la importancia de identificar cual es la diversidad que le interesa a los productores para enfocar acertadamente la mejora de plantas a sus necesidades y variable porque dichas preferencias pudiera estar condicionada a las propias demandas del mercado, la familia y/o intereses de otros grupos de agricultores en el tiempo y el espacio.

Aun ni en los centros de diversidad genética de los cultivos (Rios et al., 2004 en esta edición) es usual observar campesinos que de forma simultanea puedan evaluar y acceder en campo a la diversidad genética conservada y manejada por otras comunidades de agricultores, organizaciones públicas y privadas de mejoramiento genético.

Un método para evaluar las preferencias de los productores han sido las ferias de diversidad, la cuales consisten en sembrar una parcela con la diversidad genética disponible en las organizaciones convencionales de mejora genética y de las comunidades campesinas e invitar a productores y otros actores locales a seleccionar los materiales de su preferencia (ver de la Fé et al., 2004).

En la práctica agricultores, seleccionan diferentes variedades en las ferias de diversidad, algunas del sector formal de semillas, en otros casos variedades de sus vecinos o de otros agricultores. Se han identificado diferencias en los criterios de selección en dependencia de los sexos, de igual modo las variedades seleccionadas por los agricultores en las ferias diversidad genética superan en rendimiento a la media de todas las variedades exhibidas (Ríos et al., 2003 y Ortiz et al., 2004). Es extremadamente interesante como los agricultores a partir de su enfrentamiento ante una amplia diversidad genética llevan a sus fincas un conjunto significativo de materiales despertándose en ellos un interés especial por la experimentación que va más allá del nivel de escolaridad de los participantes. Tanto agricultores con un alto grado de escolaridad (universitarios) como aquellos que tenían menos de sexto grado acogieron emotivamente la diversidad genética como nadie lo había sospechado.

Resulta relevante mencionar como las variedades tradicionales que históricamente se han conservado en las comunidades, a través de la selección participativa en las ferias de diversidad se redistribuyen entre los campesinos participantes (Miranda et al., 2004, en prensa), de lo se infiere que nuevos agricultores la adoptan y por tanto los riesgos de extinción se minimizan.

Las ferias de diversidad en un inicio organizada por el equipo de investigación del INCA y posteriormente por los productores del Tejar- La Jocuma, han constituido un procedimiento muy popular para estimular el acceso de la diversidad genética en la agricultura cubana (Cuadro 1 ).

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Campesinos experimentando.

Una vez que los agricultores participaban en las ferias de diversidad estos adquieren las semillas seleccionadas en dicho evento y desde este momento cada productor participante se convirtió en una micro-estación experimental. En ocasiones se sentía el temor de sobrecargar en actividades experimentales a los

Las ferias de diversidad se han convertido en eventos muy populares en Cuba, estas se han diseminado exponencialmente convirtiéndose en reuniones abiertas para la discusión tecnológica local y el fortalecimiento cultural de las comunidades participantes. A continuación se presenta un resumen de las efectuadas en Cuba.Ferias de diversidad ejecutadas o bancos locales de semillas desarrollados en el marco del proyecto de Fitomejoramiento participativo en Cuba (del 2000 hasta el primer trimestre del 2004).

Localidades Cultivos Frijol Yuca Trigo Maíz Arroz Tomate Soya Calabaza Caupí A. Urbana*

Pinar del RíoLos Palacios 1La Palma 2 1 3 2 1 1

La HabanaSan José de las Lajas

2 2 2 1 1 4

San A. De los Baños

1 1

Batabanó 1 1Cienfuegos

Aguada de Pasajeros

3 1

Villa ClaraSanta Clara 1Manicaragua 1

CamagueyVertientes 1 1 1 1

HolguínGibara 2 1 1 1Subtotal Cuba 12 2 8 6 5 3 1 1 4* Incluye diversas especies

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agricultores del territorio, de “abusar” de las relaciones familiares y de amistad del coordinador del equipo con la comunidad; sin embargo en la medida que la complejidad y el número de actividades se incrementaba, el interés de los productores y la demanda para iniciar trabajos innovativos en el municipio eran mayores.

El proyecto comenzó en el año 2000 con la realización de ferias de diversidad en fríjol y maíz, posteriormente se incorpora el arroz y actualmente los agricultores experimentan con múltiples cultivos, el procedimiento experimental lo aplican a la introducción de especies como el trigo especie considerada exótica en la agricultura cubana, la papa y soya considerados cultivos típicos de agricultura industrial en Cuba así como al cultivo de tejidos que comienza su irrupción en El Tejar- La Jocuma y otras comunidades del municipio de La Palma (Hernández et al., 2004)

Los agricultores de la comunidad el Tejar- La Jocuma en colaboración con los investigadores del INCA a través de la organización de las ferias de diversidad y la conducción de experimentos sobre la adaptación de diferentes variedades y especies, han logrado movilizar la opinión pública del sector agropecuario municipal, provincial, nacional e internacional. Los rendimientos de los cultivos bajo experimentación se han duplicado y la diversidad de especies y variedades alcanzan ya niveles insospechados (Foto 1). Los propios actores locales se organizan para la diseminación municipal y provincial de la experiencia. La Facultad de Agronomía de Montaña perteneciente a la Universidad de Pinar del Río filial universitaria situada en el municipio ha encontrado en el proyecto un espacio para identificarse así como aterrizar con las demandas de los productores y la documentación de la experiencia.

No solo en EL Tejar La Jocuma.

En realidad el acceso a la diversidad unido a la experimentación de los productores no solo se circunscribió a los ambientes heterogéneos. En los ambientes homogéneos ha tenido un impacto relevante. En San Antonio de los Baños situada en una zona de agricultura industrial de provincia Habana, a partir del trabajo de selección de los productores, ya se cuenta con una variedad de maíz seleccionada a partir de un conglomerado genético facilitado por los investigadores del INCA. Esta variedad ha contribuido significativamente a revalorizar la importancia del cultivo del maíz en la zona por su resistencia a la palomilla del maíz y la respuesta satisfactoria ante el déficit de fertilizantes químicos.

En este municipio los propios agricultores han contribuido ha multiplicar la colección nacional de maíz de las instituciones públicas. En condiciones orgánicas de cultivo se ha logrado aumentar el rendimiento de fríjol y maíz aumentar la diversidad genética intra e interespecifica (Cuadro ). Por otro lado en la propia provincia Habana, municipio Batabanó, los agricultores han desarrollado

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diversas colecciones de maíz y un agricultor productor de semilla híbrida del sector formal de semilla conforma una variedad local de maíz con la colaboración de los investigadores de INCA.

La inyección de una amplia diversidad genética a nivel local maximiza las bondades de la diversidad genética, en cada punto en que se ha inyectado grandes dosis de diversidad genética se convierte en laboratorio de selección de plantas y en centros de desarrollo agrícola, el flujo de semillas se intensifica de manera significativa y los cambios de actitud en los agricultores, políticos, investigadores, universitarios, funcionarios municipales, provinciales y nacionales se evidencian gradualmente.

La inyección de una amplia diversidad genética descrita, unido a la propia capacidad de experimentación de los campesinos, ha permitido reforzar la selección de variedades para las condiciones específicas de cultivo y la necesidad de mantener un espectro genético diverso para responder a los presentes y potenciales riesgos de los agricultores que enfrentan una agricultura de bajos insumos energéticos. La participación de los productores en la selección de variedades con adaptación específica ha mitigado significativamente los intensos efectos de la interacción genotipo-ambiente en las condiciones actuales de cultivo en Cuba (Ortiz, et al., 2004), el hecho que los campesinos seleccionen variedades en los ambientes metas se hace mucho mas efectiva la selección (Ceccarelli, 2000) y económicamente sostenible (Ver Ríos et al., 2002)

A raíz de fomentar la participación de los productores en el mejoramiento genético de los cultivos, ha tomado fuerza la concepción del productor experimentador, este en condiciones de mínimos insumos externos, examina sus variedades y toma decisiones de su estrategia. Definitivamente se revaloriza la importancia de las variaciones genéticas de los cultivos para la producción local de alimentos.

Abriendo paso a la certificación local de semillas.Dentro de los hallazgos del desarrollo del fitomejoramiento participativo en Cuba emergió la enorme capacidad de los institutos de investigaciones de fitomejoramiento en generar diversidad genética a través de cruces, variación somaclonal e inducción de mutaciones. Sin embargo dentro de sus principales debilidades figuran la limitada capacidad de diseminación, certificación y experimentación con variedades en ambientes contrastantes y distantes a las oficinas de certificación, lo cual esta ligado al déficit de combustible, piezas de repuesto. Por otro lado los agricultores, han demostraron habilidades en la selección, multiplicación y diseminación de semillas mejoradas. Tanto las variedades locales como las mejoradas que examinaron los productores experimentalmente en sus fincas, presentan una creciente atracción por los agricultores del resto del municipio, incluso provincia.

Si tenemos en cuenta los anteriores argumentos, y teniendo en consideración el alto grado de instrucción de los actores locales vinculados al desarrollo agrícola en

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Cuba, la certificación local de semillas pudiera ofrecer innumerables ventajas. En la práctica el fitomejoramiento participativo a través de la experimentación campesina y la rigurosa selección de semillas ha mostrado ser una alternativa que válida desde el punto de vista sanitario para las semillas que circulan en los sistemas locales de producción. Si de protección se trata, en la práctica las asociaciones desarrolladas entre fitomejoradores y agricultores han evaluado decenas de variedades en los mas diversos ambientes, han testificado aquellos materiales con mayor resistencia a plagas y enfermedades. La necesidad de fomentar un sistema ágil, operativo y participativo de certificación local que pudiera reforzar las bondades de la selección de variedades por los productores.

Lo básico no era la semilla, sino el sistema.

Ahora bien, si tratamos de explicar los factores de éxito del proyecto de fitomejoramiento participativo en Cuba y siendo consecuente con el trabajo de diagnóstico, en aquellos lugares donde el equipo de investigación facilitó la inyección de la diversidad genética, mas aquella que de forma acelerada ocurrió a partir de la intervención del proyecto, fortaleció las relaciones tradicionales de introducción de semillas y experimentación (“convivir con las variedades introducidas”) de los agricultores, al mismo tiempo esta introducción de diversidad genética reforzó sus relaciones sociales de intercambio, la diversidad genética experimentada ensalzó el sentido de la vida de numerosos agricultores y el reconocimiento de su labor. El cambio estuvo favorecido por la actitud del equipo en complementar, fortalecer y estimular su sistema de producción a través de sus esfuerzos y no en querer imponer una tecnología de semilla o método que demostrarán la superioridad del sistema científico en la generación de soluciones.

Indudablemente el sentido de la participación hizo cuerpo en nuestras “mentes científicas” y constatamos el efecto positivo que la selección de las variedades fuera realizada por los agricultores, en sus unidades de producción y que la toma de decisiones sobre la estrategia varietal sea conducida esencialmente por estos. De igual modo quedamos convencidos de la importancia que los fitomejoradores actúen en este proceso como facilitadores del manejo de la diversidad, en la capacitación de los agricultores y demás actores para que estos diseñen, implementen y evalúen sus propias iniciativas.

Todas las evidencia hicieron reflexionar de la importancia de reenfocar parte del mejoramiento genético de plantas al desarrollo de los sistemas locales de semillas, el éxito del fortalecimiento de estos no parecieron estar dado por los elementos aislados de naturaleza biofísica como suelos, semillas y clima ni por los de corte socio-económico como mercado, relaciones interpersonales, participación, sino por el fortalecimiento de las interacciones de sus componentes. De que vale tener una diversidad genética atractiva si no existen vías de acceder a esta, de que vale acceder a variedades con un alto potencial de rendimiento si en innumerables casos, no se puede alcanzar ni la mitad de este potencial por limitaciones en acceder a insumos químicos o combustible para irrigar.

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El fitomejoramiento participativo como método pedagógico.

Sin lugar a dudas el conocimiento local y el de los investigadores se ha enriquecido. La movilización de cambio que implica la introducción de una amplia diversidad genética en los sistemas de producción campesinos, reviste esencialmente una connotación de proceso de aprendizaje (ver Martín et al., en la presente edición).

La introducción de una amplia diversidad genética en los sistemas productivos de los campesinos, la constante experimentación y difusión de los resultados de manera exponencial (ver Ríos et al., 2002), refuerza la experiencia como base fundamental de aprendizaje de los productores además de acercar a la universidad local al apoyo del desarrollo de los productores lo que refuerza su misión institucional (ver Rios et al., en esta edición)

Por una parte, la metodología de las ferias y la consecuentes acciones que a partir de aquí se derivan, implican que los agricultores experimenten y aprendan por sí mismos dirigiendo su aprendizaje a través del manejo consciente de sus propios recursos -y no otros- , definir y emplear procedimientos y evaluar los efectos atendiendo a las condiciones del medio y a las suyas propias. Supone un modo de aprender independiente, activo y regido por objetivos, metas, actividades y evaluaciones propias en interacción con los otros miembros de la comunidad.

Cada individuo emplea su propio sistema personal de aprender, el cual puede mejorar progresivamente a partir del intercambio de variedades, conocimientos y prácticas con otros productores y con los técnicos del proyecto (Martín, et al., 2002).

Los agricultores en su mayoría no consideran a los técnicos del proyecto como técnicos, lo consideran “socios para el aprendizaje y la obtención de beneficios”. La evaluación estructurada e implementada en función del avance del proceso de empoderamiento2, bajo el principio de la voluntariedad las discusiones claras y transparentes de la experimentación campesina su integración a la política local fueron ejemplos realmente impresionantes. “No se presionaba en dar calificaciones se pone sobre el tapate lo bueno y lo malo. Cuando hay resultados interesantes las cosas caminan por si sola” comentaban en la comunidad.

Resulta altamente reveladora la expresión de uno de los actores locales cuando al argumentar los elementos positivos o buenos del proyecto mencionaba que “es una experiencia bonita porque es sin presiones y a partir de los propios intereses de los campesinos, sin la fealdad de la norma” .

Los avances obtenidos en términos de conocimientos, beneficios privados y públicos de los productores, evidencia una pedagogía, sustentada en el diálogo,

2 Empoderamiento significa que los agricultores se conviertan en socios reales de la investigación y que afirme los derechos de las comunidades locales a tener el control de sus recursos genéticos (Vernooy, R. 2003. Semillas Generosas. Mejoramiento Participativo de Plantas. Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo. Ottawa. Página 18)

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la acción y el intercambio horizontal a partir de la detección y la búsqueda de alternativas de los problemas locales de producción. Al parecer las experiencias percibidas y digeridas por los campesinos en su proceso de experimentación son mucho más efectivas que aquella que se brinda de manera “elaborada” por las intervenciones convencionales para la generalización de variedades.

El hecho que agricultores provenientes de diferentes ambientes a través de la seleccionan participativa de variedades y la experimentación en finca adoptaran decenas de variedades no priorizadas para su multiplicación por el sistema convencional de mejoramiento genético, ratifica que el éxito de cualquier tecnología no está en las “bondades intrínsecas” de la tecnología en cuestión sino en las condiciones económicas y sociales donde esta es implementada (Martín et al., 2004)

Un proceso muy interesante se operó entre los miembros del equipo de investigación. Con el paso del tiempo cada uno de los miembros comenzó a expresar ideas y preocupaciones, a emplear conceptos y categorías que rebasan el vocabulario y los métodos de sus disciplinas específicas, los fitomejoradores comienzan a discutir sobre empoderamiento y los sociólogos sobre relaciones del sistema reproductor de las plantas y su influencia en la toma de decisiones. Se comienza a construir relaciones entre las ciencias técnicas y sociales para un mejor entendimiento de los procesos de interacción de las respuestas biológicas–agronómicas de las variedades con el tejido social que se teje en torno a estas.

El equipo se percató que lo más importante en el trabajo de investigación emprendido, no eran las semillas sino el sistema local en que se movían el cual incluía elementos socioeconómicos, biológicos y ambientales en intensa interacción. La posibilidad de interrelacionar elementos de diferentes disciplinas en un entendimiento sistémico del proceso de cambio que promueve el proyecto alimentó nuevas pistas de investigación a los miembros de equipo, para entender el sistema local de semilla, que ninguna disciplina o ciencia en particular podría asumir.

En la práctica se constató que producto la complejidad de la problemática agropecuaria actual se hace cada día más difícil que una disciplina por si sola logre un relevante impacto. En este sentido en el proyecto de fitomejoramiento participativo en Cuba, se hizo evidente la capacidad de los productores de experimentar en la selección varietal simultanea en mas de un cultivo y en mas de un componente tecnológico, fue mucho mas eficiente en términos de innovación y diseminación de resultados, liberar módulos de diversidad de diferentes cultivos así como elementos tecnológicos de diferente naturaleza para que los agricultores hicieran sus propios módulos tecnológicos a la medida, que el tradicional paquete tecnológico con su respectiva variedad mejorada.

Uno de los principales “cuello de botellas” de la ciencia pública contemporánea, resulta su creciente limitación económica, las fuentes de financiamiento que los investigadores han tenido tradicionalmente en muchos casos, están llegando al fin, esto ligado al limitado impacto de los productos científicos generados en los centros de investigación en el bienestar de los agricultores, fuerza a la búsqueda

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de nuevos procedimientos que fortalezcan las instituciones de investigación. El trabajo descrito en este libro, sugiere que nuevas alianzas y enfoques pudieran ser establecidos, las asociaciones para la investigación y desarrollo con los actores locales y en especial con los agricultores, parece ser una alternativa que promete un alto impacto nacional con una inversión relativamente baja.

Finalmente este libro intenta acercar a los lectores a lo que esta significando el fitomejoramiento participativo en Cuba como una estrategia complementaria, estas evidencias fueron puntos de partida e inspiración hacia los nuevos desafíos en Cuba y otras regiones del mundo para que se reconozca la diversidad agrícola como un elemento imprescindible en el desarrollo de la humanidad. En el fondo de todos estos escritos subyace la afirmación: no existen semillas buenas ni malas, sino semillas para diferentes ambientes, criterios, usos y culturas. De este modo se despejará mucho más el camino para transitar de la agro-técnica a la agri-cultura como una alternativa para el desarrollo agrícola mundial.

Al inicio todo el trabajo de diagnóstico y las propias ferias de diversidad parecían cosas interesantes, con un tono novedoso sin llegar jamás a pensar que este juego se convirtiera en menos de 5 años en cambios de actitud de investigadores, funcionarios, políticos, agricultores a nivel nacional e internacional. El enfrentamiento a las múltiples opciones que abre la diversidad de plantas no es privativo del mundo rural, la atracción por la disponibilidad de alternativas, parece ser un elemento común de la cultura universal, esta unida a la capacidad insaciable de búsqueda de alternativas del hombre, activa el hábito de investigar y propone aperturas de nuevas formas de mercado, enseñanza, estructura de la ciencias y la vida: “La Diversidad Genera Desarrollo”.

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