De koalas y delfines

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Desde febrero de 2012 hasta marzo de 2013.Un año y un mes de amistad, un año de relación.

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En el reino animal, hay algunas especies que se destacan sobre las demás por la fidelidad que le profesan a su pareja, algunas las eligen para

toda la vida.

Los caballitos de mar, por ejemplo, tienen la misma pareja para el resto de su vida, crían a sus hijos juntos. Su fidelidad es tal que a veces lo

orilla a dejarse morir si algo le sucede a su compañera. Los albatros, a pesar de sus largos recorridos sobre el océano, vuelven al

mismo lugar y con la misma pareja siempre. Al lobo gris le gusta formar una familia y ayudar a la hembra a cuidar de sus cachorros. El chacal, también, a pesar de ser un animal antisocial,

tiene una pareja para toda la vida con la que caza y cría a sus cachorros. Los cisnes forman enlaces monógamos para toda la vida, al igual que los

pingüinos.

Sin embargo, esta historia no se trata de ninguna de esa especie que se mencionó anteriormente.

Esta historia es de koalas, y de delfines.

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1 Toothpaste Kisses

“Lay with me, I’ll lay with you. We’ll do the things that lovers do. Put the starts in

our eyes. And with heart shaped bruises and late night kisses divine. “1

Cuando se enteró, no sintió ni celos, ni rabia, sino un gran desprecio a sí mismo. Se sintió feo, pobre, inferior. Y no sólo indigno de ella, sino que indigno de cualquier otra mujer sobre la tierra.

Esa noche volvió con un sentimiento de absoluta soledad a su hogar. En esos momentos sentía que el mundo era despreciable, y comprendía que él era parte del mismo, y eso lo hacía sentir aún más despreciable. En esos momentos, justo cuando cerró la puerta tras de sí, sentía que lo invadía una furia de aniquilación que instantes atrás no había sentido para nada. Aquello lo preocupó, porque era un hombre pacífico que nunca elevaba la voz ni discutía por discutir, siempre lo hacía con argumentos válidos.

No comprendía lo que pasaba a su alrededor, se sentía extraño, perdido. Sabía que lo que había hecho era por su bien. Por el bien de todos. Pero no podía dejar de pensar en todo eso, como si fuera una astilla en su corazón. Como si fuera una cadena fantasmal que lo unía algo que ya no tenía sentido. Se sintió poco satisfactorio, desdichado. Usado, traicionado. A veces era terco, a veces era egoísta, pero seguía sin entender qué había hecho mal.

Y es que no había hecho nada malo. Sólo que aún no lo sabía.

Al mirarse al espejo, generalmente veía un hombre cuyo tono de piel era bastante pálido, su rostro compuesto de un cabello siempre prolijo y ordenado, cejas rectangulares y espesas, ojos más rasgados que los de cualquier otro que conociera en ese país en el que era un extranjero, labios bien formados que no dudaban al momento de curvarse hacia arriba al sonreír. Pero si había algo que resaltaba en su rostro, era su nariz, nunca en su vida había visto otro hombre con una nariz de dimensiones mayores a las suyas. Además de eso, en conjunto con sus ojos pequeños, sus orejas apuntaban hacia delante de forma simpática: Era un koala. Bueno, al menos eso decían sus allegados más íntimos. A él, en realidad, no le importaba.

Al verse en el espejo, la verdad, supo que aquel día iba a ser igual que cualquier otro. Sin sobresaltos, sin nada nuevo que contar. Sin alegrías, debía admitir. Aunque la pareció bastante extraño el hecho de que una mujer con la que no recordaba haber intercambiado palabras, le hablase en medio de la madrugada, tratándolo de loco por no acordarse de ella. Bueno, había sido bastante torpe, después de todo trabajaron juntos, eran parte de la misma empresa. Aunque sí podía ver en su forma de expresarse que no era de aquellas tierras. Era una extranjera, en cierta forma, como él.

Ella también parecía perdida. Pero a eso, él, todavía no lo sabía. Sabía que tenía que ser más amable con las personas, sí que lo sabía, pero

simplemente no le salía en aquella época. Incluso había sido cortante y hasta grosero con esa mujer que, pensó, era Victoria Song. Era bastante extraño, pero no podía dejar de pensar en la actitud que tuvo con aquella señorita en particular.

1 The Maccabees – Wall of arms.

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Bueno, se dijo, quizás estaba pasando por un momento igualmente malo, como yo. Pero distraído como él solo, no lo supo hasta mucho después.

La madrugada del veintiséis de febrero, estaba terriblemente entretenido con un libro. La biblioteca de su casa tenía diversos libros de diversos géneros, muchos de ellos sobre historia mundial. Pero dio la casualidad de que tomó uno que contenía historias particulares: Sobre sobrevivientes del Holocausto. Shoá, le dicen. Justo estaba leyendo el relato de Nicolás Bernarth, cuando esa voz lo sacó de su pequeño mundo. Apenas esa simple oración, ese saludo, bastó para sacudir toda su estructura.

-Buenas noches Zhou Mi. Él se enteró que hacía no mucho tiempo, en aquel entonces, un día de

verano, ella llegó a aquel lugar al que pertenecen junto a quien creía que sería su compañero, sin buscar absolutamente nada. Ella creía que con aquello sería suficiente, pero un día, lo que solía ser mágico resultó ser solo un sueño, uno el cual le hizo despertar de golpe frente a la realidad. Él supo que ella no se lo decía a nadie, no deseaba tampoco que nadie supiese aquel dolor que sentía en su pecho. Misteriosamente se comprendieron en medio de tanto dolor y él decidió ser sincero con ella, ser más dulce, más comprensivo, más paciente, más… Perfecto. Más fuerte. De la nada tuvo ganas de protegerla, de brindarle palabras de apoyo. Y fue eso lo que hizo, le brindó todo el apoyo que pudo apenas se conocieron en profundidad. Desde entonces él se presentaba como el simpático Gentleman, cuando ella decía ser Ice Princess.

Poco tiempo después, era tal la forma en que ella había calado en él, que tuvo que sentarse a escribir sobre esa mujer.

“Tenía la vista cansada pero solía encismarse tanto en aquello que no podía despegarse de las letras impresas, quería saber cómo terminaba el último relato. Sin embargo una voz lo 

interrumpió y no pudo evitar sentirse atraído por ella ¿Qué era lo que tenía? ¿Cómo había logrado que guardara el libro que había estado leyendo con tanta pasión? No, no había sido su voz. Había sido algo más apasionante, más impresionante que cualquier otra cosa que hubiese conocido 

antes, más que la lectura. Pensó que estaba volviéndose loco ¿Cómo iba a gustarle más que esas hermosas hojas con aroma a antigüedad que lo conquistaron desde que era aún más joven? Supuso, entonces, que era ese rostro, ese de piel aparentemente fina, suave, brillante. El tono 

pálido, que de ninguna manera era un blanco fantasmal, más bien... Angelical. Un blanco nuevo, joven, fresco. No había una sola marca en aquella perfecta piel. La recorrió con la mirada, como si 

estuviese leyendo un párrafo realmente interesante. De la frente al mentón, de oreja a oreja. Incluso podía asegurar que su aroma era delicioso. Parece imposible, pero es que a veces las 

imágenes vienen con aromas. Y esta traía un aroma a felicidad. A chocolate caliente en invierno. Resbaladiza, traviesa, una piel delicada. Cubría casi con exasperante perfección sus mejillas, sus pómulos, aquellos que se acentuaban cada vez que dejaba escapar una suave risa. Sobre ellos 

descansaban sus ojos. Ah, qué decir de sus ojos, para qué escribir sobre ellos si nunca iba a lograr describir todo lo que ellos transmitían en estas simples líneas. Le provocaban una sensación 

extraña, esa de ser la gota de lluvia que estaba a punto de resbalarse, esa que colgaba débilmente de las hojas de los árboles, luego de la tormenta. 

Pero inspiraban seguridad y, de una forma u otra, ternura. Dulzura, infinita dulzura, una en la que podrías hundirte y vivir por siempre en un mundo de fantasía. 

Y fue entonces que pestañeó. Asombroso, increíble. Un movimiento simplemente impecable. Pudo notar, justo antes de que su párpado superior se encontrara con el inferior, la manera en la 

que sus ojos miraron hacia abajo y luego a un costado, como si no le importara, como desinteresada en la magia que estaba a punto de desplegar. Todos parpadeamos, vivimos 

haciéndolo y es un acto tan involuntario como poco especial, pero en ella… En ella fue diferente, al menos en ese preciso instante en el que hablaban sobre lo maravillosa y atractiva que es la 

noche. Ese lento y suave pestañeo fue como perder el equilibrio en la cuerda floja. Como la dulce caricia de una gota de agua sobre el suelo seco y agrietado. 

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Algo tenía con la lluvia, con el agua. Quizás porque ya no podía vivir sin ella, era imposible, impensable. 

Y descubrió, entonces, su nariz. Pequeña, delicada, fina. Era el punto medio perfecto, único. En la punta, esa que le hubiese gustado besar apenas la conoció, se redondeaba y terminaba en un par 

de orificios elípticos, dibujados en completa armonía con el resto de ese perfecto rostro. Ella volvió a hablar, acariciándole con cada palabra que salía de aquellos seductores labios cubiertos por un suave matiz rosado, aquellos cuyas comisuras se elevaban con suavidad al 

sonreír. Una sonrisa amable, generosa, honesta, respetable, producía esa hermosa sensación que uno tiene cuando nota las luces encendidas en las ventanas, al volver luego de un día pesado. La 

sensación de estar en casa, la sensación de que algo le esperaba al final del camino. Sin embargo, otra extraña necesidad lo invadió de golpe, esas ganas casi imparables de 

acomodarle ese sedoso cabello dorado detrás de una oreja y despejar por completo ese rostro por demás bello. Pensó que si alguna vez tenía la oportunidad, lo haría todas las veces que pudiera. Todo en aquel perfecto cuadro le producía una sensación nueva y diferente, y se sintió mal de no saber cómo describirle, no estaba listo para hacerlo, sabía que las palabras, del idioma que fuera, 

no le alcanzarían. Supo, así, que quería dejarle entrar, que lo invadiera de ella por completo, que tomase lo que 

deseara, porque quizás desde ese preciso instante en el que le habló, le sonrió, pestañeó, respiró.. Ya le pertenecía.” 

   

Después de esa noche, ella nunca se fue de su lado. Resultó ser una rubia de baja estatura bastante atrevida que no dudó en enviarle un mensaje de texto cuando tuvo ganas de verlo a él, y a los demás, en su casa. Una reunión entre su grupo y el de ella.

Debía admitir, al menos a sí mismo, que estaba aterrado. Y moría de vergüenza en el instante en que se acercó a ella y le llamó la atención. Aquella mujer, unos años más joven que él, estaba encantada con su presencia (Y la de los demás, claro). Ella lo hacía sentir cómodo, acompañado, en confianza y eso le daba miedo. Incluso hacían bromas, bebían juntos apartados de los demás. Era tal la forma en la que se sentía en su compañía, que él se atrevió a pedirle que salieran al día siguiente.

-Sería agradable si pudiese compartir otro rato con usted. Cuídese mucho y duerma bien. –Le dijo al despedirse. Se dice que el valor de una frase depende de la persona que lo pronuncie. Él era dolorosamente tímido, empero, ella le daba empujones cada vez que se quedaba en el camino. Hasta el día de hoy lo empuja para todos lados. Aquella frase quería decirle que la quería, que se moría por estar con ella, a su lado, que lo ayudara en su camino, que lo ayudara a saltar los obstáculos, que se cuidara porque sin ella no podría seguir. Que quería dejarle entrar en él. Que no quería que lo sacara de su mundo de libros, sino que la quería con él ahí dentro.

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2 Love you better

“And I thought that you might feel the same, with your insect skin and the lion's

mane. And be new, to be new […] And I will love you better, I will love you better“2

Ella tenía esa cosa de ser tan dulce, tan inquieta y tranquila a la vez. Su nombre de los labios de esa mujer sonaba tan bien, tan hermoso. Nunca había tenido esos pensamientos en cuanto a él mismo. Ella tenía esa cosa de hacerlo sentir bien consigo mismo aún si apenas habían intercambiado pocas palabras. Cuando quiso darse cuenta, había recibido un mensaje de ella. A finales de febrero, inicios de marzo. Cuando quiso darse cuenta ya estaba conduciendo hasta su casa. Cuando quiso darse cuenta… Le había invitado a salir. A esa mujer tan hermosa y tan poco digna de él. Aún no se tocaban, solamente se saludaban con gestos de la cabeza, con palabras. Y aquello, en cierta forma, era divertido. Si supiera que con un solo roce se volvería loco por ella, aún más. Durante todo el viaje estuvieron compitiendo desde ya, ninguno de los dos quería perder, eran ambos bastante competitivos. Pero él ya la quería mucho como para ganarle, así que decidió que sería un empate en ese juego de niños en el que se divirtieron como nunca. En el que él se divirtió como nunca. Estaba acostumbrado a ser un hombre serio de, en ese momento, veinticinco años, que se comportaba como tal, escondiéndose tras un traje y una corbata que le anudaba el cuello. El hecho de que ella propusiera cumplir una penitencia, hizo que se emocionara en el fondo, puesto que ello conllevaba que se volvieran a ver. El hecho de que ella quisiera verlo de nuevo lo hacía feliz.

-Soy toda tuya –Le dijo cuando dieron por finalizado aquel juego. Claro que era toda suya, como él era todo suyo.

Y le perteneció aún más, cuando se enteró de que había cocinado para él. Él pensaba que cocinar es una costumbre en todas las familias ya que se dice que las mujeres conquistan por el estomago y es muy cierto. Le gustaba pensar, en secreto, que aquellos cupcakes que preparó para compartir, luego de que salieron, los hizo pensando en él y por ello habían salido tan deliciosos. Y cuando menos lo esperaba, cuando creía que esa mujer no podía ser aún más perfecta, descubrió que compartían más pasiones de lo que pensaba, además de la comida, los libros, los juegos extremos, apreciaban de igual forma la hermosa, hermosa música. De todo tipo, no importaba, la amaban con la misma intensidad.

No pasó mucho que recibió un mensaje de su número y no pudo evitar saltar

de la cama, leyéndolo con manos temblorosas luego de que el móvil se le cayera en medio del rostro. En aquella visita a su casa fue la primera vez que vio sus pies desnudos y no pudo evitar pensar que eran bonitos, pequeños, pero bonitos. Fue la primera vez que estuvo en la cocina con una mujer, la primera vez que cocinó junto a otra persona, la primera vez que le dio de comer en la boca como si se conocieran de toda la vida.

Ella le enseñó que cocinar kimchi podía ser la cosa más hermosa del mundo, sólo si estaba en su compañía. Le enseñó que con muy poco, podía ser infinitamente feliz. Le prometió que lo haría engordar con gusto, le prometió que sería su gordito hermoso. Le permitió llamarle por su nombre coreano, algo que no había permitido hacer a nadie más antes. Admitió que le gustaba su compañía, que

2 The Maccabees – Wall of arms.

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tenerlo a su lado era realmente gratificante, que, aunque sonase egoísta, no quería separarse de él. Le aseguró que la mujer que se casara con él, sería muy afortunada. Le demostró que jugar con helado de chocolate, persiguiéndose entre ellos como si tuvieran cinco años, aún podía hacerse por más que tuvieran más de veinte.

Ella le explicó, como si él fuera un novato en el amor, que uno por ello, hace estupideces. Que merece una mujer que lo amara por lo que es, por lo que entrega, por los pequeños momentos que compartan pero que sean realmente satisfactorios. Pero no se dio cuenta, de que estaba relatando la relación que estaban formando en aquel momento. No se dio cuenta de que hablaba de ella misma. Pero sí se dio cuenta de las mil y una sensaciones que le provocó cuando lo abrazó por primera vez.

Fue la primera vez que la escuchó chillar como un delfín, fue la primera vez que se columpiaron en el parque, la primera vez que vieron las estrellas juntos. Fue la primera vez que ella le confesó que desearía alcanzar ese cielo sobre ellos algún día y encontrar la paz que le había hecho tanta falta, y él deseó ser esa persona que la llevase a estar tan cerca de esas estrellas. Y fue la primera vez que ella sintió celos.

Pero él no se dio cuenta hasta mucho tiempo después. Gracias a que ella era una mujer sin vueltas, no dudó al enviarle otro

mensaje para invitarlo a beber café con pastel de chocolate. Aquella mujer ya lo esperaba con una taza de esa humeante bebida oscura, deliciosa y caliente. Realmente no esperaba conversar con ella de algo en particular, aunque cuando le comentó que se encontraba confundida por dos chicos, sintió una punzada de dolor en el pecho. Uno era irritante y un poco idiota, pero la atraía, y el otro resultaba ser perfecto. Y él sabía que no estaba en esa lista y aquello le dolía aún más.

Sufrió al saber que ese hombre perfecto la hacía sentir nervios de adolescente, le hacía fijarse al espejo mil veces y sonreír como tonta. Y cuando se quiso dar cuenta, tenía los labios de aquella mujer perfecta sobre los propios. No esperaba que lo besara, no esperaba que le dijera que él era el hombre perfecto del que hablaba y no esperaba, de sí mismo, besarla de nuevo. Había pasado varias noches fantaseando con robarle un beso aún si eso iba contra sus principios en cuanto a las mujeres, pero qué diablos, si ella lo enloquecía.

Oh, para qué describir ese beso y los que le siguieron, si era una sensación inexplicable e incomparable, fue el primer beso que se dieron y fue perfecto, totalmente perfecto, sin un solo fallo, sin un solo error, sin un solo choque, cada toque, cada caricia, cada mordisco, cada suspiro en el que el nombre del otro era pronunciado en los labios de quien tenían enfrente, como si lo hubiesen ensayado antes, como si estuvieran hechos el uno para el otro, como si hubiesen nacido para darse ese beso que compartieron esa misma noche en la que se dijeron mutuamente que se gustaban. El separarse representaba verdadero dolor físico, pero era necesario el separarse, y fue entonces que volvió a la realidad, sólo para volver a jugar con ella como si de infantes se tratase. Jugar con chocolate, jugar a perseguirla, jugar con besos, con abrazos, con caricias.

Si anteriormente ya no podía dejar de pensar en esa mujer, después de aquella noche se le dificultaba hasta respirar sin ella.

Para cuando se volvieron a ver, después de aquel beso que compartieron

sentados en el sofá y después de superar sus propios nervios infantiles, lo inevitable sucedió. Ella le había confesado que le gustaban sus caricias, el sabor de sus labios, y él le demostró que le pasaba lo mismo al besarla de nuevo, pero esta vez con más pasión, más deseo. Fue la primera vez que se dijeron que se querían,

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la primera vez que ella le prometió que no lo dejaría solo, fue la primera vez que pasaron una noche juntos. Y cuando creyó que no podía ser aún más feliz, se enteró de que él sería el primer y, tuvo la certeza, único hombre que tendría en su sofá, en su casa, en sus noches, en su cuerpo, en su vida. Esa noche él supo que ya no quería otros labios, otro aroma impregnado en la piel, otros suspiros, otro cuerpo, otros 'te quiero' que no fueran los de ella. Quería que fuera de él, que le perteneciera, que fuera suya.

Supo que, desde entonces, ya no podrían ser amigos. Qué tontería, los amigos no suspiran el nombre del otro sobre un sofá que se queja sobre el peso de ambos. Mucho menos se mantienen, luego de quererse de esa forma tan íntima, en la cama, charlando de diversas cosas. Los amigos no confiesan que les hace feliz escuchar el latido del corazón del otro, no se dicen que son demasiado perfectos como para ser cierto, no se prometen que nunca se alejaran, ni que se dejarán solos. No se ruegan que se queden con ellos, ni que los abandonen. No temen, y él, de una forma u otra, le tenía miedo. Ella le juró que nunca se iría de su lado, y que lo cuidaría, que sanaría todos sus males. Se lo juró mientras se acariciaban con toda la curiosidad de los nuevos amantes.

-Quiero hacerla feliz. Deseo intentarlo, dar lo mejor de mí. Ya me ha dado demasiado sin pedir nada a cambio. –Le dijo él, mientras ella lo arropaba antes de quedarse dormida junto a su cuerpo, acurrucada contra su pecho.

Y mientras dormía, ella iba de sueño en sueño en él, tuvo acceso hasta el

último rincón de su terquedad, de su orgullo, de su egoísmo, y allí, entre los escombros, ella encontró vida.

Claramente, se habían vuelto inseparables. Ya no podían estar lejos el uno

del otro. Él no temía ser honesto con ella, ni infantil e inmaduro, y ella se sonrojaba cada vez que lo veía. Con tan solo verla, él era feliz, con tan solo escucharle hablar en chino, ella era feliz. Y todos los veían, todos los apoyaban, todos sabían que se amaban pero, Dios mío, resultaron ser las personas más despistadas del mundo. Una tarde él decidió lanzarse tímidamente al mostrarle una canción. Pero aquello, pasó desapercibido para ella.

No fue sino cuando ella se animó a dedicarle una canción sumamente dulce y amorosa en su idioma natal, que de todas formas él comprendía gracias a sus años de estudio, pero no comprendía el transfondo, no lograba entender la razón de aquella canción. “Mi exhausto corazón late una vez más, mi débil corazón ha encontrado la luz de nuevo. Quiero tomar tu mano y andar contigo por siempre en un mundo que sea solo nuestro. Con la persona que amo, para siempre. Podemos estar muy lejos el uno del otro, nuestros corazones siendo uno, soñando el mismo sueño“3

-¡Me estoy enamorando de usted! –Habló en aquel entonces, elevando un

poco la voz.- Bueno, inevitablemente.. Ya lo estoy. Demasiado -Me enamoré… del chico más perfecto que nunca antes podría haber

conocido… él, él es… se ha vuelto prácticamente mi todo y no entiendo porque me siento así... –Respondió ella, hecha un manojo de nervios.- Zhou Mi, Minardo, Mimi, Gentleman Mimi, chinito lindo… así te digo en mis pensamientos, yo… estoy enamorada de ti… en mi ser solo estás tú… eres, has sido y serás siempre tú.

Y desde aquel veintidós de marzo, ese koala y ese delfín, tan diferentes pero

a la vez iguales, son inseparables.

3 SNSD – Forever.

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3 Halo

“Hit me like a ray of sun, burning through my darkest night. You're the only one

that I want. Think I'm addicted to your light“4

Nunca había sido más feliz en toda su vida, nunca había sido más dichoso. Aquella mujer que tenía a su lado era tan cálida, tan bondadosa, tan dulce, y a la vez tan justa, tan fuerte, como una especie de metal recubierto de terciopelo que tenía la habilidad de hacer que su corazón se derritiera como si fuese un helado en medio del calor abrasador del verano.

Él no tenía miedo de reír, llorar, actuar como el gran tonto que era, a su lado. No tenía miedo de decirle que la amaba, porque sabía que ella lo amaba de la misma forma, no tenía miedo de dormir con ella, porque sabía que en la mañana la tendría a su lado, no tenía miedo de que lo viera sin ropa incluso, porque sabía que ella lo adoraba fuese su físico como fuese. Antes de conocerla, solía sentirse poca cosa, no se sentía atractivo para nada, hasta que ella le demostró que podía ser perfecto.

No tenía miedo de subirse a un sofá y cantar una canción de Elvis Presley en un inglés deficiente, en pijama y fingiendo que tenía un micrófono en la mano. No temía, no temía para nada. No tenía miedo de confiar, de amarla plenamente. No tenía miedo de que los demás lo supieran, es más, quería que todos se enteraran del amor que le tenía a esa mujer que conoció de casualidad y se convirtió en su más gran tesoro que cuidó y aún cuida como si su vida dependiera de ello. Bueno, quizás era porque ella es su vida.

"Él será el único, pues nadie más que venga se le podrá comparar” Y así fue,

pues aquel joven, de misterioso andar, a veces de frío expresar y con aquella costumbre de llevar su mano a la nuca, se convirtió en su todo, en aquello que tanto había buscado y que por cosas del destino y sin que ella quisiera o buscara, llegó a la puerta de su casa. Quizás las cosas nunca sean para siempre y eso ella lo tiene más que claro, pero mientras él esté a su lado, mientras pueda sentir su calor cuando estén alejados, mientras sepa que él le ama de la misma forma, no con sus palabras, si no con aquel latido que da su corazón y que sabe que es correspondido, será feliz, pues no pide nada más, no desea nada más, ya que lo que realmente buscaba, lo encontró en él. Dice no ser perfecto, dice ser solo un chino simpático, pero ella sabe que es eso y mucho más, que la vida no pudo darle un mejor regalo como el haberle encontrado"

Cuando ella le dedicó esas oraciones, supo que no podía estar aún más

enamorado de esa que se había convertido en su novia.

4 Beyoncé – I am… Sasha Fierce.

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4 I would do anything for you

"Ooh-la love, I've fallen in love, and it's better this time than ever before. Ooh-la

love, I've fallen in love, and it's better this time than I've ever known"5

Aún después de aquellos meses que pasaron juntos, lo inquietaba, lo hacía sentir extrañamente nervioso. Ya había aprendido que a ella le gustaba cómo le quedaba la ropa negra y ella había aprendido que a él le gustaba el café con una sola cucharadita de azúcar. Aún se sentían como adolescentes que recién empezaban a salir y conocerse. Cada vez que ella se abalanzaba sobre él, y él la atrapaba entre sus brazos, aprovechaba a apoyar su rostro contra su pecho, escuchando, sintiendo los latidos acelerados de su corazón. Cuando se besaban, sus mejillas aún se sonrojaban y él, una vez consumado el contacto, aún se llevaba la mano a la nuca. Esa joven siempre ponía tanta dedicación para hacerlo sentir a gusto, feliz, hasta cuando cocinaba podía percibir el amor y el cariño que le tenía a él, a nadie más que él. Siempre procuraba andar con gracia y elegancia frente a los demás, pero cuando estaban juntos, podía tropezar, podía soltar carcajadas, podía andar de pijama con diseño de ositos, y era en ese entonces, cuando él la amaba aún más.

Cuando se le quedaba mirando por un momento, era como si él le hipnotizara por completo y realmente lo hacía, era capaz de tomar toda su atención con solo tenerle en frente, con solo saber que todos sus sentidos eran capaz de percibirlo, ya que al final, él y solo él pertenecía a su mundo desde hace ya bastante tiempo. Cada vez que él se le quedaba mirando un momento, cada vez que ponía toda su atención en ella, le decía con su sonrisa, con su mirada, con cada gesto, que se sentía realmente complacido, que todo lo que veía, escuchaba y sentía le encantaba, que su sola presencia en una habitación cualquiera lo llenaba de una manera inimaginable. A veces, ella se preguntaba cómo podía ser alguien tan perfecto, tan único. Aun no entendía como él, aquel hombre que tenía frente a sus ojos, haciendo cualquier cosa, se encontraba a su lado, observándole de aquella manera que sólo él sabía, acariciándole con tanta vehemencia cada vez que podía, besarle solo como él solía hacerlo y sobre todo, decirle cuanto le amaba en todo momento.

"Cada una de esas estrellas que aun vemos ya no existen… y es parecido a lo que siempre sucede conmigo… con lo que siento por usted […] Por mucho que crea que mi amor está extinto… por mucho que piense que este no exista, como estas estrellas que vemos en estos momentos, yo se lo demostraré, le haré ver que aun sigue cuando quizás ya no debería de estar… cuando usted quizás tenga la certeza de que no está, yo le demostraré y le diré “¡Hey! Sigo aquí, mírame… es imposible que no me veas” […] Aunque yo me extinta… el amor que siento por usted nunca se irá y podrá apreciarlo y tenerlo por mucho, mucho tiempo."

5 Foster the people – Torches.

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5 Now and forever

"Whenever I'm weary from the battles that rage in my head, you make sense of mandes, when my sanity hangs by a thread. I lose my way but still you seem to

understand, now and forever I will be your man. "6

-Espéreme un momento, por favor. –le pidió una noche cualquiera, soltando su mano con delicadeza solo para que se sentara en el sofá frente al hogar, donde un par de leños se consumían por el fuego e iluminaban la sala que no poseía otra luz que aquella. Aquel era un día particularmente frío y lo aprovechó al máximo, había estado planeándolo hace algún tiempo pero no se había animado hasta ese momento. Se quitó el sobretodo revelando la vestimenta particular que llevaba bajo aquel abrigo grueso, dejándolo por ahí.

Se había tomado mucho tiempo para decidirse por él, también, quería que todo fuese perfecto. Llevaba unos zapatos negros de vestir que exageraban el ruido al caminar, siguiendo por pantalones del mismo color. Del mismo material y tono era la chaqueta simple que llevaba desprendida, dejando ver la camisa blanca perfectamente abotonada por completo, cubierta en el abdomen por el fajín que no permitía ver la unión entre pantalón y camisa, mientras que los tirantes, aún invisibles a la vista de ella, le proporcionaban seguridad al sostener la prenda con firmeza. Corbata no llevaba, eso era incorrecto si se vestía esmoquin, sino que lucía un simpático moño, también negro por cierto, de seda, en el cuello.

Él le había escuchado decir que deseaba ser aquella protagonista femenina del drama en el que participaba y no pudo evitar sentir ganas de que lo fuese. Sin embargo, lo único que podía hacer, era pedirle su mano y bailar una pieza, y no utilizó el mismo atuendo que con la otra señorita, sino que escogió uno que analizó previamente antes de mostrárselo a ella. No sabía si le gustaba, no sabía si en realidad deseaba bailar con él, pero realmente quería hacer aquello.

Caminó lentamente hacia un reproductor de música que yacía un tanto escondido en una de las esquinas, cuyos parlantes estaban distribuidos por el cuarto para darle una mejor acústica. Lo encendió y luego se acercó a ella, extendiendo la diestra, sonriéndole con dulzura.

-¿Baila conmigo, señorita Jung? –Casi bromeó, pidiéndoselo en serio aunque por dentro se estaba retorciendo por los nervios, esperando que aceptara su invitación mientras la voz del cantante le hacía sentir extrañas cosquillas en el estómago.

Se complementaban el uno al otro. Habían llegado al extremo de no soportar

el estar separado del otro por mucho tiempo. Él solía destaparse durante la noche por su mala costumbre de moverse al dormir, y ella se ocupaba de abrigarlo nuevamente, sosteniéndolo para que no cayera de la cama. Ella solía decirle, a esa altura de la relación, que era ese hombre que amaba tanto y que por él, daría su vida, que era su todo, su vida, como ella lo era de él. Nunca jamás permitió que volviera al hábito de encerrarse en su casa, no, para nada, lo sacaba a la rastra a veces de ahí, tenía la costumbre de llevarlo a lugares insólitos, lugares que nunca había visitado. Y de las formas que jamás había imaginado, incluso llegó a vendarle

6 Richard Marx – Paid vacation.

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los ojos en una ocasión, pero él confiaba tanto en ella, que la siguió ciegamente por todo el camino.

Era tal el vínculo entre ambos, que se preocupaban por la alimentación del otro, si habían dormido bien y las horas que correspondía. Sí, se amaban con locura, y todos podían verlo.

-Pues, siendo simpático, educado y hasta un pervertido malcriado, me tiene en sus redes. –Solía bromear con él. Era inevitable, se sentía tan en confianza con ella, que no temía que descubriera sus defectos, sus miedos, su pasado.

No había nada que ocultarle, porque ella fue la única mujer que se asomó en

su corazón, y no se asustó de lo que vio. Más bien lo reparó.

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6 Love they say

"First time I saw your face I knew I was meant for you. First time you said my

name I knew I was meant for you."7 -Koala que se cuelga siempre, que hace cosas raras y tiene gifs algo...

extraños -Mi chinito lindo que amo con mi vida. -El único a quien quiero y que siempre, siempre amaré. Ella le dedicaba todos esos apodos sumamente cariñosos y él era

infinitamente feliz cuando la escuchaba llamarlo de esa forma. La adoraba por eso, por sus apodos cursis. Cuando no se veían, aquella mujer solía dejarle cartas que le decían cuánto lo extrañaba, incluso, a veces, podía ver la tinta corrida por la humedad de sus lágrimas que soltó cuando las escribía. Y él sabía que lo echaba tanto de menos, cuando, al llegar, la veía durmiendo abrazada a la almohada que usaba generalmente.

Era divertidísimo verlos pelear, no de verdad, entre bromas. A él le gustaba llamarla ancha, gruñona, enana, chillona. Y a ella le encantaba pegarle mientras jugaban para que no se burlase de su estatura o su supuesta anchura.

Había algo que él quería hacer hace ya un tiempo, tenía un par de dudas,

pero nada en cuanto al amor que sentía por ella. Llevaba noches sin dormir, días dando vueltas por ahí antes de decidirse, hasta que una noche se decidió y la llevó a su casa para compartir un café y pastel de chocolate, como los primeros meses. Llenó la habitación de rosas blancas y rojas, había enviado a un buen amigo a averiguar cuáles eran sus flores favoritas, previamente. Actuó como si nada, como si no fuese a hacer una pregunta que cambiaría su vida por completo.

-Me di cuenta de que la abrazo a menudo como abrazo a otras personas, todos los días. Sin embargo, quizás por mi propio egoísmo u orgullo, a veces no logro caer en cuenta de que cada vez que lo hago, no solo la abrazo a usted, sino que abrazo algo valioso, abrazo un tesoro, una fortuna. Una princesa. –Habló, cuando se acercó más a ella, dedicándole un par de palabras más antes de arrodillarse y sacar una caja del bolsillo.- Jessica Jung, Jess, Jessi, Sica, mi delfincito: le regalo mi vida, es suya, como siempre lo ha sido. Usted es la única a la que quiero de ahora en adelante. ¿Te casas conmigo, Soo Yeon? -Preguntó con firmeza, sintiendo que su corazón estaba a punto de salirse de su pecho.

En el momento en que ella le dedicó un claro y firme "Sí", se convirtió en el hombre más feliz del mundo. No podía creerlo, la mujer que amaba sí quería casarse con él. Dios mío, se dijo esa noche, qué hice para merecerla.

-Única y completamente mía, mi prometida gruñona, mi prometida ghei, mi prometida coreana, mi prometida a la que le gustan los Muppets, mi prometida, la mujer que amo. –Le decía, sumamente emocionado por el nuevo título, por la nueva relación que tenían. Ella empezó a inventarle más apodos, koala, chanchito gordito, zoológico.

7 Tegan and Sara – Heartthrob.

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7 Make you feel my love

"I can make you happy, make your dreams come true. Nothing that i wouldn't do.

Go to the ends of the earth for you.. To make you feel my love."8

"Hmm he estado pensado mucho estos días y como le dije en aquel lugar, hay tantas cosas que decir y que usted debería de estar enterado siempre, siempre... Primero, aprendí a cocinar por mi madre, siempre le pedía las recetas para poder sorprenderle con algo rico y es que... quizás inconscientemente quería conquistarle, es tonto, realmente nunca pensé que se fijaría en una coreana loca que grita como delfín y que prácticamente le acosaba para sacarle una sonrisa cuando sus ojos denotaban aquella tristeza. El recordarlo, recordar su mirada aquella vez que hablamos por primera vez hace que mi pecho se presione ¡Y es que compartía tanto su sentimiento en esos momentos!

Hay otra cosa que le debo de decir... aunque creo que lo sabe. Si, le sacaba fotos a usted, siempre me pareció alguien interesante, tan serio, tan callado que... daba curiosidad saber que pasaba por su mente y eso aun sucede hasta el día de hoy, sobre todo cuando está en silencio, observándome o simplemente... deleitándose con lo que tenga en frente.

Tercero, amo su sonrisa, es... hermosa, como si un ángel sonriera por usted... y rayos eso lo saqué de una canción pero... es tan real, no se imagina cuan perfecto es y en como mis ojos le observan cada vez que está frente mío... Realmente se asustaría, creo que es mala idea que haga eso...

Cuarto, si cuarta confesión. Creo que me enamoré de usted desde el momento en que le vi... cuando fue serio, malvado y prácticamente me ignoró... Ok, exagero, pero el solo hecho de... no sé, ver sus ojos, sentir que... era diferente, no como los demás, hizo que el latir de mi corazón cambiase drásticamente, estoy segura que hizo alguna mala brujería en mi persona porque... ¿De verdad se puede encontrar a alguien tan perfecto en este mundo? Yo... realmente me emocionó cada vez que le escucho decir "le amo" No lo demuestro, pero en mi interior es como si cada herida que alguna vez alguien pudo haberme causado, cada tristeza que pude haber sentido, cada mal... desapareciesen por completo...

Quinto, confieso que le dejo esto a esta hora... casi cuando termina nuestro gran día solo por un motivo... Ese es porque no importan las fechas, ni los días, ni los meses, no hay tiempo determinado para decirle cuanto le amo, no hay fecha, no hay absolutamente nada, pues todo lo que necesito es a usted y este sentimiento que guardo en mi pecho y que cada día crece más y más. Te amo Zhou Mi, te amo más que a nada en este mundo."

Una noche, ella se quedó en silencio mientras observaba hacia el techo de la

habitación, sintiendo como el frío comenzaba a calar sus huesos debido a la baja temperatura que había ya a esa hora.

-No puedo dormir... -murmuró dando media vuelta para ver la espalda del mayor, abrazándolo con fuerza para poder sentir su calor e intentar dormir a su lado

8 Adele – 19

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-Hmm le amo mi vida -.Susurró cerca de su oído- Le amo mucho. -dijo bostezando luego, acomodándose en la cama para poder finalmente conciliar el sueño.

Ella era así, cariñosa hasta adormilada. Tenía una extraña característica que él más notaba cuando estaban acostados: Sus manos y sus pies siempre yacían fríos, y él estaba encantado de poder calentárselos con su calor corporal, aunque en un principio le fuese extraño, se acostumbró rápidamente a ello.

-Insisto en decir una vez más, que no soy perfecto –Le dijo una vez,

dejando escapar una suave risa.- Sólo soy un hombre simple que aún no puede comprender cómo es posible que tenga a su lado una mujer tan maravillosa como la que estoy abrazando ahora mismo. Sólo soy un chino simpático que se siente sumamente honrado de estar comprometido con una bajita que ocupa toda la cama cuando duermen hahah.

Y sí, aún después de tanto tiempo, aún no se lo creía: Estaba comprometido con una mujer increíble que lo cuidaba de todo y de todos, y que le daba la fuerza para seguir siempre que lo necesitara.

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8 How nice it would be

"Eating lunch with you, finding a nice cafe with sunshine. Talking about this and

that and Laughing. Walking on the street with the sunset, saying goodbye in front of your house… How nice would it be."9

Aquella noche ella estaba preocupada por él. Su líder dejaba el grupo para ser un miembro del ejército durante dos años y sabía cuán estrecha era la relación del mayor con su prometido. Lo sabía más sensible de lo normal, sabía que lloraba con facilidad y por la más mínima cosa, sin embargo, en aquella ocasión, fue más fuerte que nunca y no lo vio derramar una sola lágrima. Él supo entonces que su prometida estaría con él, en las buenas y en las malas, siempre. "La gente tiene estrellas que no son las mismas. Para los que viajan, las estrellas son guías; para otros sólo son pequeñas lucecitas. Para los sabios las estrellas son problemas. Para mi hombre de negocios, eran oro. Pero todas esas estrellas se callan. Tú tendrás estrellas como nadie ha tenido...

—¿Qué quieres decir? —Cuando por las noches mires al cielo, al pensar que en una de aquellas

estrellas estoy yo riendo, será para ti como si todas las estrellas riesen. ¡Tú sólo tendrás estrellas que saben reír! Y rió nuevamente.

—Cuando te hayas consolado (siempre se consuela uno) estarás contento de haberme conocido. Serás mi amigo y tendrás ganas de reír conmigo. Algunas veces abrirás tu ventana sólo por placer y tus amigos quedarán asombrados de verte reír mirando al cielo. Tú les explicarás: "Las estrellas me hacen reír siempre". Ellos te creerán loco. Y yo te habré jugado una mala pasada... Y se rió otra vez.

—Será como si en vez de estrellas, te hubiese dado multitud de cascabelitos que saben reír..."

Él solía decirle que la amaba desde aquí, hasta todas las estrellas de la vía

láctea. Que tenía manos tan pequeñas que eran manos de hobbits. Solía mostrarle fotos de crías de koalas, demandándole que le diera un hijo

de esas características, cuando ella le mostraba fotos de pequeños delfines. Al final nunca se pusieron de acuerdo, y él resolvió llamarlo Koafín, aunque no se daba cuenta de que aquellos, quizás, podría ocurrir cuando menos se lo esperase. No esperaba algo así, estaba demasiado distraído escuchándola decir que su olor era rico y que era su pequeña coreanita anchita, con esa voz preciosa que ella poseía.

Ya hablaban sobre vivir juntos, estaban hechos muy a la antigua y vivía cada uno en su respectiva casa, generalmente se visitaban el uno al otro después del trabajo y dormían juntos, no había día que no disfrutasen en compañía del otro.

Una tarde ella parecía preocupada, y es que había tenido una pesadilla en la que él la abandonaba y que la olvidaba, así que le comentó que había sido horrible y que no quería que la dejara nunca. Tenía la costumbre de decirle que era imperfecta y que tenía muchos defectos, ¡pero él le amaba tanto de todas formas!

9 Lunafly – How nice it would be.

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Con sus defectos y virtudes, la veía perfecta porque él quería serlo para ella, y era lo mejor que le había sucedido en la vida.

Con sus celos, sus chillidos, su torpeza experta, todo.

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9 Love me tender

"Love me tender, love me dear, tell me you are mine. I'll be yours through all the years, till

the end of time."10

A veces la extrañaba tanto en su ausencia, que se ponía a ver documentales de delfines. Le parecía sumamente gracioso el que su prometida chillara como uno de esos animales, es lo que la hacía única e inigualable para él. Y él estaba loco, pero ella lo amaba así.

-¿Ven a este hombre? –Solía decir.- Pues es el hombre más hermoso, simpático, chanchito bebé y genial que puede existir en el mundo, es lo mejor que me ha pasado en mi vida y cada día agradezco el haberle conocido, hablándole con mi chillona voz de delfín... Él es lo mejor del mundo y quien no lo valore, realmente debería de estar loco, pues hasta sus defectos (los cuales son casi nulos) son perfectos, tanto que me dejan tan maravillada cada vez que le veo dormir, reír, comer, hacer bromas o inclusive serio, con aquella expresión que realmente me enamoró. Él es mi todo y quiero que todo el mundo vea lo impresionante que es, lo hermoso que es y lo único que es. Te amo mi vida y si, estoy en un momento ultra ghei pero sé que me entenderá porque igual le dan esos momentos bonitos... Te amo Zhou Mi y siempre lo haré, mi Gentleman Mimi.

Había algo en lo que no podía dejar de pensar: Su koafín. Estaba consciente

de que era imposible, al menos por el momento, aún era muy pronto y aún no se habían casado, ni siquiera vivían juntos. Así que decidió rellenar aquel pequeño vacío con una mascota que sería muy importante en su vida.

Decidió regalarle a su pareja un cerdito pigmeo al que llamó Mu. Ah, cuando aquel animal llegó a sus vidas aquella se tiñó de mucha más felicidad que antes, era un chanchito muy activo y simpático que revoloteaba por todas partes. El mayor se derretía por él, era una mascota adorable, amaba bañarlo, alimentarlo, sacarlo a pasear y siempre poseía un delicioso aroma a bebé. Un machito rosado, bromeaba, y que era sumamente celoso con su dueña. Dormían con él, pasaban gran tiempo con él, resultó ser un compañero de bromas pesadas excelente, y, aunque aún no lo supiera, estaría presente en uno de los momentos más importantes en los que ellos se unirían para toda la vida.

Cuando cumplieron ocho meses, él tomó lápiz y papel, y se sentó a escribir.

Esa noche él llevaba el sobre en la zurda, mientras que la mano restante yacía sobre su nuca, dejando en evidencia cuán nervioso estaba en ese momento. Apesar de todo lo que habían pasado juntos, aún lo inquietaba su reacción para lo que le tenía preparado.

-¿Sica? -Murmuró al entrar a su cuarto, deslizándose en la cama hasta estar a su lado, abrazándola con cuidado de no arrugar el objeto. En algún momento se había quedado dormida mientras él escribía y aprovechó a cargosearle un poco, llenándole el rostro de besos.

10 Elvis Presley – Love me tender.

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-Mi vida, si no despierta no podrá ver su regalo. Ocho meses... -Dejó reposar su mejilla sobre una de las ajenas, apretujándola un poco hasta que sintió que se movía inquieta, por lo que decidió alejarse de a poco, dejando el sobre con la carta que constaba de tres carillas en la almohada que le correspondía a él cuando dormían juntos, sonriendo satisfecho.

-Vamos, despierte perezosa. Iré a hacerme un té, me molesta un poco la garganta. -Se excusó, retirándose un momento hacia la cocina para que pudiese leer tranquila luego de despabilarse.

No tengo idea del contenido de esa carta, porque nunca se la mostró a nadie, ella era la única conocedora de sus letras impresas, del secreto de su lápiz, de sus labios, y de sus ojos y sus lagrimas, que leyeron aquellas hojas amarillas.

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10 More than words

"All you have to do is close your eyes, and just reach out your hands and

touch me. Hold me close don't ever let me go. More than words is all I ever needed you to show, then you wouldn't have to say that you love me… Cos I'd already

know"11 Diciembre llegó muy pronto, él estaba emocionado porque sería la primera

Navidad que pasarían juntos, el primer fin de año, como pareja, como prometidos. Y quizás era esa misma emoción la que llevó a su prometida pasar un momento bastante particular, permitiéndole que él la amase durante toda una noche. No se censuraron en absoluto, la casa era para ellos, su mascota se había ido de excursión y ambos disfrutaban de las vacaciones. Probablemente la amó más que nunca, con una intensidad increíble, puesto que producto de aquella especie de regalo que ella le hizo, meses más tarde se encontró con una sorpresa.

Por alguna razón la veía más feliz, más inquieta, más mujer. No comprendía muy bien porqué y la verdad es que no le interesaba, nada más quería verla así siempre. Estaba tan de buen humor, que hasta accedió a bailarle una canción con motivo de sus nueve meses. Aquel había sido el regalo más hermoso que alguna vez le había hecho, no solo por el baile así, sino que porque ella se atrevió a hacerlo, sabiendo que con él era muy tímida en ocasiones.

"Ah, no me importaría si antes se acaba el mundo, no si sucede mientras

estoy con quien me enseñó que el silencio puede decir muchas cosas, y que con sus dulces maneras de llegar a mí conseguía y sigue consiguiendo un rostro sonrojado,

una verborragia desarmada y nerviosa. Deje de hacer que la ame tanto ¡Tsk!"

Él solía divertirse al fastidiarla diciendo que hacía caras raras al cantar en un idioma diferente al coreano y a ella le encantaba molestarlo al decir que hacía morisquetas y roncaba al dormir. Probablemente fuese cierto, él roncaba y ella hacía gestos extraños, pero de todas formas seguían juntos, firmes, apoyándose entre ellos. Aunque sí debía admitir que se sentía nervioso porque sabía que estaban próximos a casarse y, la verdad, ya no podía esperar más. Pasaba noches enteras viéndola dormir, acariciándole el rostro, las manos, mirando el anillo de compromiso en aquel delicado anular de su prometida. Le gustaba decir que se alimentaba de la envidia de otros hombres, le encantaba que sintieran celos de él, por estar a su lado, amaba que ella aún se sintiera como una adolescente. Amaba el hecho de que ella no se enfadara cuando le hacía una broma, junto con su cerdito, amaba que fuese tan paciente con él. Amaba todo lo que provenía de ella, desde su voz hasta sus berrinches.

11 Extreme - Extreme II: Pornograffiti

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Pero lo que más amaba, era escribir para ella. Así que una tarde decidió hacer algo más por ella, relatarle toda la historia que vivieron juntos hasta aquel diciembre, plasmando todo en diversos relatos y fotografías acompañándolos.

"Hola mi vida... soy yo, su Princesa anchita, delfincito chillón y coreana loca

y gruñona, aquella que le ama con locura, de esas que quizás llegan a ser enfermizas(?) Y bueno, el motivo de que me tenga acá es porque hoy es un día especial, fuera de la comercialización, fuera de las celebraciones cristianas, estos días son para estar en familia, con aquellos que uno ama y usted, usted es mi familia, aquel hombre que amo más que a nada en el mundo y el más importante. Te amo demasiado y esta sería la primera Navidad que pasamos juntos como pareja, como prometidos. Si me preguntase que quiero para navidad... sería nada, pues todo lo que siempre quise, siempre desee lo tengo con usted a mi lado, porque la felicidad, aquel regocijo y júbilo que siento es simplemente producido por nadie más que usted... Pero si pudiese pedir algo, sería su felicidad, el que nunca sienta tristeza y el que nunca llore ¿Sabe por qué? Es porque yo solo deseo que sea feliz, que nunca más tenga aquella pared invisible con otros, que pueda ser esta persona alegre que es, esta persona amable y que siempre estará para otros, esta persona de la cual estoy completamente enamorada... aquel sentimiento que no se ha ido y que cada día crece más.

Te amo Zhou Mi, mi koalita, mi chanchito bebé, mi zoológico, mi chino simpatico, mi prometido.

Feliz Navidad y próspero Año Nuevo Con todo el amor del mundo, te lo desea Jung SooYeon ♥" Sí, él ya tenía todo en su vida.

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11 Perfect two

"You can be the prince and I can be your princess. You can be the sweet

tooth I can be the dentist. You can be the shoes and I can be the laces, you can be the heart that I spill on the pages"12

Él tenía muy buena memoria, muchas películas vistas, muchos libros leídos, muchas citas de ellos en la cabeza, nombres, rostros. Su pareja solía decirle que admiraba el hecho de que fuera tan culto. Les gustaba ver películas juntos, criticarlas, siempre dando un punto de vista diferente para poder debatir, ella sabía cuáles eran sus películas favoritas y él sabía cuáles las bandas preferidas de ella. Realmente se complementaban de una forma maravillosa, siempre tenían qué decir, hacer un comentario sobre una obra literaria, por más que a veces ella no la conociera, pero de todas formas prometía leerla para dar su opinión luego. Tenían una preferencia extraña por las bandas sonoras de alguna producción del cine, siempre encontraban el sentido detrás de ellas. Ella sabía cuáles eran los platos que más le gustaban y los que no, cada vez que él se quedaba dormido, aprovechaba a cocinar algo para él, siempre pidiéndole ayudar a su madre para llevar a cabo la preparación. Ah, su suegra. Los cambios en ambos eran notables. Él estaba de regreso con sus compañeros de grupo en un Comeback, tenía menos cabello, parecía más rudo, y a pesar de todo ello, conservaba su dulzura innata. Había comenzado a ejercitarse, estaba más ancho, más grandote. Y eso, a ella, le encantaba. Pero estaba preocupado, porque notaba cambios menos favorables en cuanto a su pareja, una vez llegó a desmayarse en el trabajo y aunque no quería insistir, sospechaba que estaba enferma. Se quedaba dormida sin siquiera cubrirse con las mantas, tenía cambios de humor preocupantes, el apetito extraño e insomnio. De todas formas, aquello no impidió que fijaran la fecha para contraer matrimonio. De todas formas, la veía feliz, y él igual lo era mientras lo fuera. Los compañeros de ambos estaban entusiasmados, podía notar cuánto los querían, aunque las bromas sobre chinitos surcoreanos norteamericanos no se hicieron esperar. Él seguía pensando que era pronto. El inicio de año fue bueno, aunque no esperaba que de repente llegase alguien del pasado de su futura esposa a aquel lugar que era de ambos. Estaba preocupado, muy preocupado, no quería que ella estuviese angustiada, lo podía ver por más que no se lo dijera. Y él, por primera vez en mucho tiempo, realmente tuvo miedo de perderla. Una noche se sinceró con su mejor amigo y él le dijo que no fuese tonto, que podía ver cuánto su prometida lo amaba, y que sería incapaz de lastimarlo o dejarlo, no cuando lo quería tanto. "Pues... es inteligente, mucho, su afán por la lectura me sorprendió y bueno, siempre pude encontrar un tema de qué conversar, sobre lo que fuese, usted

12 Auburn – Same girl

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siempre me escuchaba y comentaba aun cuando no le interesase en lo más mínimo. Sus gustos musicales aunque se diferencian de los míos, tenemos muchos en los que si coincidimos y de igual forma hemos sabido retroalimentarnos en ese ámbito. Es aparte muy hermoso, sexy, simpático y bueno, me encanta su voz, su acento, el que me haya sorprendido cada día más y bueno... que sea usted... Hay tantas razones por la que estoy a su lado, no acabaría nunca si las nombrase, pero bueno. Te amo y eres mi todo y no me imagino con nadie más que no sea usted" Le decía siempre para tranquilizarlo. "Mi vida, mi bajita ancha, mi delfín escurridizo y chillón con una reacción frente a un chiste bastante tardía, mi prometida hermosa en cuyos brazos el mundo tiene sentido: Espero que haya dormido usted más que bien y que su día, el resto de este, sea genial. ¿Podré verla antes de la noche? No se hace usted ni una pequeña idea de todo lo que la extraño. La amo, te amo, formal e informalmente, ayer, hoy, mañana y siempre" Respondía él.

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12 The lion sleeps tonight

"In the jungle, the mighty jungle, the lion sleeps tonight"13

"Apenas despertó, los recuerdos de todo lo ocurrido se le vinieron a la

mente. Sin abrir los ojos ya estaba sonriendo contra el cabello ajeno al tantear con la yema de los dedos el plano abdomen de quien era ahora su esposa y que mantenía abrazada contra su pecho. Estaba seguro de que era tarde, muy tarde, pasando del mediodía, estaba tan cansado al momento de acostarse que no le preocupó siquiera poner el despertador a alguna hora más temprano. Además, no muchas veces podía dormir hasta tarde con su pareja, por lo que prefirió mantenerse en silencio, deleitándose al sentir su mano subir y bajar al compás de la respiración pausada de la menor. Le encantaba que fuera lo primero que veía al despertar, o bueno, al menos su cabello y su espalda, al parecer de esa forma ambos cuerpos encastraban perfectamente cual pieza de rompecabezas.

Dejó un pequeño beso en su nuca, tratando de no hacerle cosquillas para no despertarla, merecía descansar bien, además se suponía que esa noche debían festejar y tenía que reponer energías para ello. Mientras dibujaba formas invisibles en su abdomen recordó que no le había comentado nada sobre las tradiciones en cuanto al matrimonio en su país natal, era un tanto más complicado que como ellos lo habían llevado a cabo, pero quizás le divertiría, puesto que desde el punto de vista de extranjeros era una ceremonia sumamente aparatosa. En algún momento lo haría.

-Buenas tardes, SooYeon. –Alcanzó a susurrar antes de dormitar otra vez, estaba encantado de hacer pereza con ella una vez más."

Aquel día había estado tan nervioso que el estómago se le apretaba como si

lo hubieran golpeado mil veces. Había convencido a su mejor amigo de que le hiciera el favor de casarlos, y, la verdad, cuando llegó al altar, le sorprendió el ver a tanta gente presente. Oh, cuánto los querían, juntos y por separado. Se emocionó bastante de ver a sus compañeros, sus cuñadas, sus amigos y conocidos, hasta su cerdito, todos. Incluso aquel al que llamaban Ser Superior estaba ahí, observando todo con su ojo crítico, como le decía él.

Ese al que consideraba su padre le entregó a su prometida, y no soltó su mano en todo el tiempo en que estuvieron ahí. Le divertía el hecho de que las mujeres presentes llorasen, que su otro padre llorase como un niño.

Vaya, se dijo a sí mismo, siempre he sido hijo único. Es la primera vez que

tengo una familia tan grande. -Siempre estaré contigo en absolutamente todo... nunca olvides eso –Le

susurró ella, luego de que ambos dieran el sí y consumaran aquello con un beso, el mejor beso que podría haberle dado en su vida.

Y hasta el día de hoy, ella nunca lo dejó solo.

13 The Tokens – The lion sleeps tonight

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13 Count on me

"You can count on me like 123, I'll be there. And I know when i need it, I can count

on you like 432, and you'll be there"14

Era su esposa, y él su esposo. Estaban casados. Y eso lo hacía sentir inquieto, nervioso, feliz cada vez que pensaba en ello. Aunque debía admitir que febrero fue un mes bastante complicado para ambos. Él estaba algo presionado por su trabajo, pero estaba consciente de que su mujer participaba en un Comeback y a la vez en un musical. Sabía que tenía anemia, y que por eso se había desmayado aquella vez. Pero no esperaba que una tarde le dijera que tenía un atraso de un mes. Bueno, si lo pensaba las fechas coincidían, no entendía mucho, odiaba ser hombre en aquel momento. Ella decía que tenía anemia, sí, y que por eso estaba débil, pero el mareo y las nauseas no le terminaban de convencer, así que por ello decidieron ir al hospital. Él no estaba muy seguro, no es que estuviera disgustado, es sólo que no quería ilusionarse. Tenía miedo. Ella… ¿Estaría feliz? ¿Realmente desearía tener un bebé? Él ya estaba cerca de los treinta y llevaba tiempo queriendo ser padre, pero no sabía si su pareja estaba lista para eso. Temía que se viera orillada a algo con lo que no estaba feliz. -No tenga miedo, porque yo estoy con usted. Siempre estaré con usted, en las buenas y en las malas, pase lo que pase, me tendrá a su lado, no lo dude. Ahora vamos, no hay nada que temer. Y si le preocupa lo que yo pienso… Por Dios, estoy aterrado, pero felizmente aterrado. Es decir, ¿Se imagina un Mimi junior? Eso.. Me haría infinitamente feliz. Lo que me aterra, es que salga con mi nariz. –Le dijo cuando estuvieron a punto de entrar al hospital, tranquilizándola. Por ello mismo, el catorce de febrero decidió pedirle ayuda a un par de conocidas suyas. Quería hacer de su San Valentín, uno genial. Sabía que tenía miedo de no estar embarazada, y él aún no aceptaba la idea por el mismo miedo, pero ella era su esposa y debía hacer algo genial para ella, demostrándole a todos que la amaba. Bueno, por alguna cosa del destino, o la vida, o lo que fuera, no se enteró hasta mucho después. Aquel doctor nunca llegó al hospital, por algo habrá sido, se dijo él. Y febrero resultó ser corto, pero no menos feliz en su vida. Su esposa y su cerdito gozaban de una salud buena, era todo lo que podía desear. 14 Bruno Mars - Doo-Wops & hooligans

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14 Secrets of our lips

"I could have stayed there for weeks hands in her hair. Hands creeping innocent under the waist of my jeans. Fingertips tracing the shape of our lips. We spoke in

breaths... And that's it."15

"Este parque -prosiguió- Fue cuando me di cuenta que me gustaba demasiado, mucho, excesivamente... como también me di cuenta de que no le soltaría nunca, que usted sería mi presente y mi futuro aunque me costase demasiado conseguirlo, lo haría, pues al final, fue la luz que iluminó mi camino -dijo divertida, deteniendo aquella acción que realizaba para poder tomar su bolso y levantarse del columpio

para quedar frente a él.- No quiero separarme nunca de usted... y quiero que nuestros hijos vengan a jugar a este parque, que cuando seamos viejitos paseemos en el para poder recordar... Quiero estar toda mi vida con usted, con Mu y bueno... con quien viene en camino -dijo finalmente entregándole el sobre al mayor-

Feliz once meses, Mimi -dijo mordiéndose el labio inferior, intentando no notarse nerviosa aunque lo estaba y demasiado- Lo que es yo... ya tengo dos meses... de eso" Y era cierto. Estaba esperando un bebé, sería padre. Formarían una familia de sangre y aquello, era mucho que procesar. No podía salir del asombro, no podía entender cómo podía amar a alguien que aún siquiera existía si no era en el interior del cuerpo de su esposa. Le divertía mucho ver que de a poco, los pantalones dejaban de entrarle, que su apetito era voraz y que sus cambios de humor le hacían pasar de la risa al llanto y a la risa de nuevo. Era su turno de malcriarla, y adoraba ser capaz de cumplir con todos sus caprichos. Quizás había sido difícil al comienzo, por más que le divirtiera, sus cambios de humor eran preocupantes, y es que aquello no iba a ser fácil y ambos lo sabían. Pero él sabía que eran demasiado fuertes y se amaban mucho como para rendirse, así que continuaron, siguieron luchando juntos. Hasta hoy continúan haciéndolo. "-Se quedó mirando a su esposa, un momento, no podía dormir. Con suma delicadeza la descubrió de las mantas, tomando la prenda que cubría su torso para dejar su abdomen al descubierto.

-Ehm… Hola. –Habló, sintiéndose torpe por un instante, por lo que miró hacia todos lados en el cuarto, como si temiera que alguien lo viera haciendo eso. Se aclaró la garganta, inclinándose para deja el rostro cerca de su piel.- Hola, bebé, cigoto… Lo que seas ahora. Debes estar cómodo ahí, digo, sin hacer nada más que flotar calentito y succionarle la vida a tu mamá. Genial, aún no sales y ya la trolleas. Mira, me siento estúpido haciendo esto, pero leí que a la semana número veinte de embarazo ya escuchas y qué mejor que escuchar la voz sensual y con acento sexy de tu papá, ¿No? -Recordó algo, acomodándose al posar la cabeza justo bajo los pechos de la menor para no estorbarle y poder mirar la piel de su vientre.

15 Astronautalis – This is our science

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-Serás un chinito surcoreano norteamericano. Yo soy chino, nací en Hubei. Tu mamá nació en San Franciso, pero vino para acá a Corea cuando era muy joven. Trabajamos en la misma empresa, la primera vez que nos vimos la confundí con otra y… -Lleva la mano tímidamente sobre su abdomen, acariciándole lentamente.- Y es la mujer más hermosa del mundo, sé que te enamorarás de ella la primera vez que la veas, la amarás muchísimo, yo me enamoré de ella apenas la conocí. Y ahora, contigo ahí dentro, está aún más preciosa que antes. ¿Sabes qué es lo que más me gusta de mamá? Tiene reacción tardía y le teme a los pepinos, pero tiene esa cosa de… Entrar a un cuarto y transformar todo, cambiar la atmósfera. Crea y recrea a su paso, te deshace y te vuelve a armar de forma que te sientes renovado. Te hace querer ser una mejor persona, para los demás y para ti mismo. Ahora tiene unos cambios de humor que dan miedo, pero es como una adolescente aún, ríe y llora como si aún fuera una, tiene esa cosa de ser una niña y una mujer a la vez. Es apasionada en lo que hace, tiene una voz hermosa y créeme que es la persona más terca cuando se propone algo, no para hasta conseguirlo, de hecho así logró conquistarme. Es una atrevida ¿Sabes? Ella fue quien me besó primero. Así que nos hicimos novios. Luego me dio el sí, y nos comprometimos, nos casamos. Justo cuando creía que ella no podía hacerme más feliz, me dijo que tú estabas ahí, creciendo, viviendo. Es decir… Una personita, mía, de Jessica, de los dos. Quiero que sepas que fuiste procreado con mucha pasión, bebé, tu mamá puede llegar a ser muy pervertida cuando quiere. –Bromea, soltando una suave risa, aunque se quedó quieto cuando la menor se movió.

-Oh, perdón bebé, debes tener frío. Aunque ahora parezcas un camarón, aunque aún no sepa cómo serás, o cómo te verás… Ya te amo como no tienes idea, enanito. Te amo a ti y a la mujer a la que le harás la vida imposible. –Se inclinó para besar el vientre de su esposa, cubriéndolo con la camiseta del pijama. La envolvió con ambos brazos, contra su pecho, abrigándola bien con las mantas y, luego de un pequeño beso en los labios para no despertarle, decidió que era hora de dormir."

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¡Aún no se termina!

Yo no sé cómo va a continuar esta historia. Soy un simple narrador que ha seguido toda su relación, desde que se

conocieron, desde que hablaron por primera vez. Está en manos de ellos seguir escribiendo su historia. Yo creo que van a seguir juntos, o quizás no, quién sabe. Por ahora, son felices, y es obvio que lo serán aún más adelante. Se aman, no pueden pedir más.

Cuando escuché la historia de estos dos supe que tenía que escribir algo,

muchos me dijeron que les gustaba la pareja que hacían. Para mí era una tontería hasta que los vi juntos. Y entendí porqué los quieren tanto.

Yo no sé cómo va a terminar esta historia. Quizás nunca termine, quizás continúe con sus hijos, y los hijos de sus hijos.

Quizás tengan más cerditos y con ellos, crías. Uno nunca sabe. El futuro es incierto, lo que importa, la única certeza que tienen, es que, pase lo que pase, seguirán juntos.

Bueno, después de un año es difícil que las cosas sean fáciles como al principio, pero vamos, se quieren. Todos lo vemos. Él era un hombre solitario y antipático, ella una mujer solitaria que buscaba un amigo en el que confiar. Al final encontraron algo más que eso, encontraron la felicidad de ver a quienes aman sonreír.

El amor es sufrido y considerado, nunca es dejado. El amor nunca es

jactancioso o engreído, nunca es grosero o egoísta, nunca se ofende ni es resentido. El amor no haya placer en los pecados de los demás y se deleita en la verdad. Siempre está dispuesto a excusar, confiar, esperar y soportar todo lo que venga.