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III CoLOQUIO MusiCAT
Lo SAGRADO Y LO PROFANO EN LA FESTIVIDAD DE CORPUS CHRISTI
MEMORIAS III S EMINARIO NACIONAL DE M úSICA EN LA N UEVA E SPAÑA Y EL M ÉXICO I NDEPENDIENTE
Ciudad de México Universidad N acional Autónoma de M éxico:
Instituto de I nvestigaciones Estéticas Facultad de Filosofía y Letras Escuela Nacional de Música
Centro de Arte M exicano, A.C.
Puebla Benemérita Universidad Autónoma de Puebla:
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades ':Alfonso Vélez Pliego" Fundación M anuel Toussaint,A.C.
Oaxaca CIESAS- P acífico-Sur
Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca: Biblioteca Francisco Burgoa
Casa de la Ciudad Fundación Alfredo Harp Helú
Guadalajara El Colegio de Jalisco
Universidad de Guadalajara: Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades
San Cristóbal de las Casas Universidad Autónoma de Chiapas:
Facultad de Ciencias Sociales
Mérida Escuela Superior de Artes de Yucatán
COMITÉ EDITORIAL DEL IIl COLOQUIO M USICAT:
Lucero Enríquez Drew Edward D avies
SECRETARIA DEL COMITÉ
M argarita Covarrubias
E l Seminario recibe apoyo de las siguientes instituciones:
~-PAPIIT (fi m ~ 1 ~ ·"'·~·,,,
~ CONACYr \~ ~
Silvia Salgado
..,.-.. ( ) .... ---
III CoLoQuio M usicAT
LOSAGRADOYLOPROFANO EN LA FESTIVIDAD
DE CoRPus CHRISTI
Edición a cargo de MoNTSERRAT GALí BoADELLA y MoRELos ToRRES AcuiLAR
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"u .. • "'AlFONSO VE.LEZ PUECO"'
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA
Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego"
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[)( LA 4JlJD'\ ... ~, .t'' AL!SC 6 -. ;! Al""'-'-OA
--NI ~ ~ ~usicat México 2008
Reproducciones
Libro de coro de la catedral metropolitana de México.
Bienes propiedad de la Nación. CoNACULTA.
Reproducción autorizada por la D irección General de Sitios y Monumentos
del Patrimonio Cultural, y el acervo de la catedral metropolitana de la ciudad de México.
Qyeda prohibida la reproducción, uso y aprovechamiento, por cualquier medio, de las imágenes pertenecientes al Patrimonio Cultural de la N ación Mexicana
contenidas en esta obra; está limitada conforme a la Ley Federal sobre Monumentos
y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas, y la Ley Federal del D erecho de Autor.
La reproducción debe ser aprobada previamente por el INAH y el titular del Derecho Patrimonial.
Maqueta: Gabriel Yáñez
Tipografía, formación y diseño de portada: Carmen G loria Gutiérrez González Ilustración portada: Y ara Almoina
Primera edición: 2008
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Circuito Mario de la Cueva s/n
Ciudad Universitaria, 04510,México,D. F.
D.R. © 2008 Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego"
Juan de Palafox 208, Col. Centro, 72000, Puebla, Puebla.
Qyeda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta
del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización
expresa y por escrito de los editores, en términos de la Ley Federal del D erecho de Autor, y en su caso, de los tratados internacionales aplicables; la persona que infrinja esta
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TSBN:978-607-2-00008-7
Impreso y hecho en México
CoNTENIDO
PRESENTACIÓN
Montserrat Galí Boadella
HISTORIA: L A MÚSICA DE LAS CATEDRALES y su RELACIÓN CON LA CULTURA,
VIDA URBANA, ARTE, RITOS, PODER Y ECONOMÍA
La fiesta de Corpus Christi
Nelly Sigaut
Civitas Templum. La fundación de la fiesta de Corpus en la ciudad
de México (1539-1587)
Israel Alvarez Moctezuma
"Sombras y enramadas". La participación de los pueblos indios
en la festividad de Corpus Christi
Ana L aura Vázquez Martínez
La fiesta de Corpus Christi. Entre el poder y la rebelión
Alfredo Nava Sánchez
Moradas interiores y exteriores del Corpus Christi en Córdoba
del Tucumán en el siglo XVIII
Ana María Martínez de Sánchez
Un viril hecho un sol: del simbolismo en la platería sacra
María Leticia Garduño Pérez
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M usiCOLOGíA: EL ESCENARIO Y Los ACTORES DE LA VIDA MUSICAL.
ENCUENTROS y HALLAZGOS. TEORÍA, ESTILO, REPERTORIO,
ESTÉTICA. P ERSONAJES , CAPILLAS DE MÚSICA, ENSEÑANZA
La música de Corpus Christi en la Roma del siglo XVI
Klaus Pietschmann
El sacramento galante: ¿"maravilla rara" o "galán amante"?
Drew Edward Davies
FuENTES Y ARCHivos: M ETODOLOGíA, ORGANIZACióN, CATALOGACióN,
USUARIOS
El ritual de la festividad de Corpus Christi en la catedral
metropolitana de la ciudad de México, o de la fiesta
del Santísimo Sacramento en 1751 y supervivencia en 1819
Citlali Campos Olivares y José Javier Flores Aguario
Cantorales de la iglesia catedral de México con la festividad
del Corpus Christi. Descripción codicológica, bibliográfica
e iconográfica
Arturo Luna Rosas y Silvia Salgado Ruelas
N OTAS CURRICULARES
DIRECTORIO
8
127
145
171
187
213
219
PRESENTACIÓN
Montserrat Galí Boadella
Instituto de Ciencias sociales y Humanidades "Alfonso Vélez Pliego"
Universidad Autónoma de Puebla
L a fiesta de Corpus Christi ha sido el tema del Tercer Coloquio Musicat, pro
yecto este último que se ha consolidado al cabo de apenas unos años y que
ocupa ya un lugar visible en el mundo de la investigación musicológica. Al convocar a especialistas de diversas disciplinas e instituciones, dicha reunión
responde a uno de los objetivos más destacados de Musicat: tratar el fenómeno
musical desde una perspectiva interdisciplinaria. En la ciudad de Puebla, y en el
marco de la espléndida Biblioteca Palafoxiana, nos reunimos músicos, historia
dores, antropólogos e historiadores del arte con el fin de intercambiar puntos
de vista en torno a esa gran celebración católica, popular y religiosa.
En efecto, la fiesta de Corpus Christi se cuenta entre las más destacadas
del año litúrgico católico. Pero, a diferencia de otras solemnidades realizadas en
el estricto ámbito religioso de los templos, el Corpus reviste una especial com
plejidad porque conjuga el poder religioso y el político, la liturgia y la fiesta
popular, lo sagrado y lo profano, lo canónico y lo heterodoxo. Ello explica la
necesidad de abordar el estudio de tal festividad de manera abierta y con distin
tas metodologías.
El Tercer Coloquio Musicat fue enmarcado por dos conferencias ma
gistrales que desarrollaron los aspectos fundamentales del tema: la música y la
fiesta. Los textos correspondientes a ellas encabezan los dos primeros aparta
dos del presente volumen . En su disertación, el doctor Klaus Pietschmann ca
pitaliza una parte relevante de las investigaciones que realizó al preparar su tesis
doctoral relativa a la música de la corte papal en el siglo XVI, para examinar la
música creada en ocasión de las fiestas de Corpus Christi en Roma, capital del
mundo cristiano y centro de la música y el arte renacentistas. Como musicólogo,
P ietschmann, además de recrear el fasto de la solemnidad en el corazón de la
cristiandad, profundiza en el repertorio musical elaborado ex profeso y lo enlaza
9
MoNTSERRAT GALí BoADELLA
con el que se produjo en la Nueva España con el mismo fin. Por su parte, la
doctora Nelly Sigaut -especialista, entre otros temas, de la fiesta del Corpus en
la Nueva España- nos muestra la riqueza del tema al poner en escena casi
todos los aspectos concernientes a la festividad: las relaciones entre los poderes
civil y eclesiástico, la complejidad de la iconografía utilizada en los artefactos
efímeros, la participación de todos los sectores de la sociedad, incluidos los
indígenas, etc. Ambas conferencias constituyeron el cuadro perfecto para la
variedad de propuestas dadas a conocer durante el Coloquio.
Israel Álvarez Moctezuma ofrece un ensayo esclarecedor sobre la fun
dación de la fiesta de Corpus en la ciudad de México en el siglo XVI. El título de
tal contribución revela ya su tesis fundamental: la capital novohispana se con
vierte en un ámbito sagrado mediante el acto ritual de la procesión, que resignifica
sus calles, plazas y rincones. En palabras de este autor, dicha "procesión servía
para configurar simbólicamente el espacio urbano de México como el de una
ciudad sacralizada, una Civitas Templum". Es por ello que los primeros grandes
arzobispos mexicanos pusieron especial empeño en regular y poner de relieve
todos los resortes y medios discursivos que, además de reforzar el "sistema de
representación del poder", enuciaran e ilustraran la espiritualidad cristiana re
formista. Interesante resulta la diferenciación que establece Israel Álvarez res
pecto de los dos grandes arzobispos del Qyinientos: el erasmista Zumárraga,
quien buscaba convertir la fiesta en una expresión de la piedad moderna, y
Alonso de Montúfar, más cercano a las políticas de la Corona, quien impulsó
decididamente el desarrollo del aparato ritual y litúrgico al promover la partici
pación de la capilla de música, los poetas y los pintores.
Después de analizar los textos de los primeros concilios mexicanos, el
autor concluye que "Las elites intelectuales y 'los operadores simbólicos' (los
artistas, los poetas y los músicos) actuaban así ofreciendo imágenes y discursos
que presentan síntesis ideales" capaces de neutralizar y, así, superar "la
conflictividad de la realidad social", surgida del objetivo mesiánico y evangeli
zador de la monarquía católica y caracterizada por una situación de conquista y
exterminio de creencias paganas.
10
PRESENTACI ÓN
En el extremo opuesto al de las altas jerarquías eclesiásticas se situaba la
República de Indios, integrada a la fiesta de un modo que Ana Laura Vázquez
describe con vivacidad en su ponencia. Los diversos aspectos conjugados en la
participación de las comunidades indígenas en tal festejo son complejos y re
sultan susceptibles de muchas lecturas: por un lado, la necesidad de integrar
socialmente a los indígenas y al mismo tiempo dominarlos, y, por otro, la im
portante organización social de los propios indios -por ejemplo, el papel de los
caciques y los "operadores" sociales- y el peculiar proceso de sincretismo que
impregna su religiosidad, etc.
En el enorme escenario urbano donde se desarrollaba la procesión del
Corpus, los indígenas de la ciudad de México eran los encargados de adornar las
calles mediante tapetes de aserrín, flores, arcos, tules, luminarias y, especial
mente, "sombras y enramadas" confeccionados por ellos mismos. En su po
nencia, la antropóloga Vázquez investiga cómo eran esos ornamentos, cómo se
preparaban, quiénes dirigían la tarea de producirlos, cómo se reglamentaba esta
última y -lo que es más importante para la autora- cómo, a través de su partici
pación en la fiesta, los pueblos indígenas adquirían un sentido de pertenencia
al tejido social. Si bien es posible considerar este mecanismo una forma sutil de
dominación, también es cierto que para los indígenas el espacio festivo arriba
descrito representaba no sólo un momento de libertad, diversión y expansión
creativa, sino también una oportunidad propicia para los encuentros y la socia
lización entre comunidades.
En "La fiesta de Corpus Christi. Entre el poder y la rebelión", Alfredo
Nava Sánchez plantea un estudio de caso donde se exhiben claramente las
relaciones sociales y de poder que se ponían en juego durante una celebración
como la de Corpus. El autor empieza por relatar un suceso ocurrido en Qyerétaro
en 1717, al que compara con las famosas revueltas estalladas en la ciudad de
México en 1692. En Qyerétaro, los miembros de la Orden de San Francisco
pretendían encabezar la procesión de Corpus, pasando por alto no sólo la tradi
ción, sino también lo dispuesto al respecto por el III Concilio. No hubo arre
glo y se tuvo que suspender la procesión, para luego pasarla a la Octava. En
11
MoNTSERRAT GALí BoADELLA
este día, los franciscanos insistieron en presidirla y los seculares se retiraron
para no causar más escándalo, pero acto seguido se excomulgó al rebelde padre
Guardián. Los mendicantes se inconformaron y dieron inicio así a uno de
muchos conflictos entre comunidades religiosas novohispanas motivados por
relaciones de poder y protocolos jerárquicos.
Según Nava, la fiesta de Corpus no sólo constituía un medio para "re
presentar el poder", sino también una herramienta para imponer valores, es
decir "exempla" destinados en especial a crear una sociedad ideal. Pero Nava
llega más allá de eso al afirmar que la solemnidad ofrecía, además, un espacio
de libertad en donde, como se demostró en el caso de junio de 1692, el descon
tento popular podía expresarse. En efecto, durante la semana de Corpus de aquel
año, estalló en la ciudad de México el malestar social ocasionado por la escasez
de trigo y maíz que se arrastraba desde meses atrás. Para Alfredo Nava, el
desabasto de cereales y el mal gobierno del conde de Calve no son explicacio
nes suficientes: la semana de ocio y permisividad que representaba la fiesta de
Corpus explica que fuera en estas fechas, y no antes, cuando el pueblo se amo
tinó, quemó el palacio y sumió la ciudad en el caos. Dicho de otro modo, ocio,
pulque, descontento y liberación del miedo explican, según Nava, la revuelta.
Los espacios interiores y exteriores de los escenarios correspondientes a
la fiesta de Corpus en la ciudad argentina de Córdoba de Tucumán son analiza
dos por la historiadora Ana María Martínez de Sánchez, reconocida estudiosa
de la historia de la Iglesia en el mundo hispanoamericano. Esta autora analiza
dos recorridos urbanos distintos que se acostumbraron en el siglo XVIII con
ocasión de tal solemnidad, el orden que guardaba la procesión y el papel de los
indios y la gente de color, que aportaban música y danzas. Al igual que en la
Nueva E spaña, la Cofradía del Santísimo sufragaba los gastos, correspondien
tes incluso a música y gigantes, aunque en aquel siglo los desembolsos se repar
tieron por las celebraciones de los ocho días de la Octava.
La mezcla de lo sagrado y lo profano ocasionaba en Córdoba proble
mas parecidos a los de otras ciudades americanas, así que fue necesario promul
gar disposiciones y bandos para reprimir a danzantes y cuadrillas disfrazadas,
12
PRESENTACIÓN
especialmente cuando los bailes y la indumentaria de quienes los ejecutaban
implicaban inversión del sexo. La semejanza del Corpus con los carnavales alar
maba a las autoridades, tanto civiles como eclesiásticas, y a lo largo del mencio
nado siglo se trató de impedir la participación de danzas y gigantes.
Ana María Martínez aporta una reflexión sobre el contenido y el papel
de los sermones propios de la fiesta de Corpus, material que solemos olvidar en
los estudios sobre esa solemnidad. El fin último de estas prédicas era preparar al
cristiano para merecer el sacrificio de salvación. El Corpus era un día de gloria y
triunfo, porque el cuerpo de Cristo se había convertido en instrumento de re
dención y alimento perpetuo a través de la comunión. Los sermones, según los
predicadores estudiados por la autora, aprovechaban la lección para señalar la
diferencia entre católicos y protestantes: estos últimos rechazaban el misterio
eucarístico. Por lo demás, en Córdoba de Tucumán, al igual que en el resto del
imperio español, la fiesta se usaba como instrumento político "para avanzar en
la integración ideal de esa sociedad disímil" tan jerarquizada.
Un aspecto central de la fiesta y la procesión lo representa sin duda la
custodia, en donde se exhibía y reverenciaba el cuerpo de Cristo, visible gracias
al misterio de la transubstanciación. De acuerdo con los documentos estudia
dos por Leticia G arduño en la Catedral de Puebla, la confección de la custodia
no sólo consumía grandes cantidades de plata y otros materiales costosos, sino
que se sometía a un riguroso plan teológico expresado mediante una iconogra
fía avalada por siglos de tradición y amplio sustento doctrinal. En ese contexto,
la calidad de los materiales y las piedras preciosas empleados en esa pieza res
pondía no sólo al deseo de los cabildos de alcanzar suntuosidad y magnificen
cia, sino también a un sofisticado sistema de significados. El estudio de la cus
todia poblana permite además conocer que los devotos cristianos, en particular
doña Ana Francisca de Córdova, donaron sus all1ajas para contribuir al esplen
dor de la fiesta, hacer patente su fervor por el Santísimo Sacramento y refren
dar su status social.
El examen de la música correspondiente a la fiesta de Corpus Christi fue
abordado por los musicólogos Klaus Pietschmann -cuya conferencia ya se co-
13
MoNTSERRAT GALí BoADELLA
mentó- y Drew E. Davies, miembro destacado de Musicat que ha catalogado la
música de la Catedral de Durango. En esta ocasión, Davies se detiene en el
repertorio musical resguardado en aquella sede episcopal, en particular en cinco
villancicos del siglo xvm dedicados a la fiesta de Corpus que, según él, reflejan
lo que otros investigadores han afirmado: a mediados de esa centuria, el ritual
popular fue alterado por las reformas ilustradas, que "desarrollaron nuevos sig
nificados y un nuevo orden en la representación de la fiesta" . Así fue como
se depuraron las fiestas populares de todo aquello capaz de conducir a abusos y
desórdenes, y como se buscó "unir la fe con la razón en un ambiente de devo
ción interior personal".
Los cinco villancicos estudiados por Drew E. Davies revelan un cam
bio en el gusto musical que transita de la estética española del siglo XVII llama
da barroca al estilo moderno italianizado. A pesar de que los textos de esas
obras corresponden todavía al gusto barroco, su música no sigue el ritmo espa
ñol del Seiscientos, sino un estilo que D avies considera problemático debido a
que los compositores que lo representan procuraron modernizar su lenguaje
musical sin abandonar los textos "barrocos". De esas dos estéticas surge un
estilo ambiguo que a veces se tradujo en soluciones extrañas, como la consis
tente en recortar el texto para que la obra pareciera más moderna. En la alejada
Durango colonial, Drew E. Davies descubre villancicos de estilo galante, emi
nentemente teatral, que permitía comunicar estados de ánimo y mundos inte
riores susceptibles de ser trasladados del teatro al ámbito eclesiástico. Así se
aprecia en uno de los villancicos, donde la frase "como galán amante" se repite
y ofrece el motivo adecuado para titular la ponencia del musicólogo en cues
tión. Tal ejemplo compositivo resulta impensable en el marco de la fiesta popu
lar novohispana. Para Davies es evidente que este villancico expresa la intimi
dad y la fe personal en el interior del templo, lejos de la algarabía de la fiesta
callejera.
El trabajo de Citlali Campos y Javier Flores, alumnos becarios del pro
yecto Musicat, se desarrolla en el ámbito de la ciudad de México y compara dos
textos conservados en la catedral metropolitana destinados a normar la liturgia
14
PRESENTACI ÓN
ahí celebrada. Al primero se le conoce como Diario manual y se remonta a
1751, mientras que el segundo recibe el nombre de Costumbrero y se redactó en
1819. Ambos organizan y describen la vida catedralicia, pero, más allá de eso,
sus apuntes sobre las prácticas litúrgicas y devocionales de la sede catedralicia
constituyen también un reflejo de las costumbres religiosas de los habitantes
de la ciudad de México. Ello ocurre, en especial, cuando se refieren a fiestas tan
arraigadas y populares como la de Corpus Christi.
El Diario manual y el Costumbrero permiten no sólo seguir paso a
paso el ritual de la festividad dedicada al misterio de transubstanciación, sino
también advertir la importancia de las cofradías, en especial la Archicofradía
del Santísimo Sacramento y Caridad, formada especialmente por españoles,
algo que ocurría también en Puebla y en las principales ciudades del virreinato.
Se describe y regula el orden en que aparecerán los diversos cuerpos e institu
ciones, tanto religiosos como civiles, es decir lo que se ha llamado el "espejo
social".
La hipótesis inicial de los autores es que, debido a los cambios sufridos
en la vida política, social y económica de la Nueva España a raíz de la implan
tación de las reformas borbónicas, la fiesta del Corpus pudo haber sufrido ajus
tes importantes. Sin embargo, al avanzar su investigación descubrieron que,
por lo menos en lo que se refiere a la primera mitad del siglo XIX, la fiesta
dedicada a ensalzar el Santo Sacramento siguió siendo una de las más brillan
tes y populares de la capital novohispana sin alteraciones sustanciales.
Al estudiarse los cantorales de la Catedral de México, la exigencia del
trabajo multidisciplinario resulta no sólo reiterada, sino simple y llanamente
ineludible. Así lo revela el trabajo presentado por Silvia Salgado Ruelas y Arturo
Luna Rosas. El material que analizan estos investigadores consiste en un con
junto de 17 libros dedicados a la festividad de Corpus Christi que ahora catalo
ga y estudia un equipo de Musicat. En esta oportunidad, los autores ofrecieron
un análisis de la ornamentación y la iconografía asociadas con el festejo. Once
de los volúmenes revisados son manuscritos en pergamino, encuadernados en
piel sobre tabla, con iluminaciones en su mayor parte de gran calidad y enorme
15
MoNT SERRAT GALí B oADELLA
valor artístico. La iconografía más recurrente es la de las custodias y los ánge
les, tema generalmente unido a la solemnidad aquí examinada. Pero también
aparecen escenas más complejas, con Jesús como Salvador, la Cruz, la Última
Cena o la Crucifixión, es decir temas de la salvación. L as capitulares poseen
una gran belleza basada en motivos de hojas de acanto, aves y figuras humanas
combinadas con otros elementos que permiten con frecuencia relacionar pro
cedencias y talleres. El de Salgado y Luna es un trabajo en proceso, pero los
avances que aquí presentan permiten apreciar ya la importancia de su investi
gación, cuya metodología da cuenta de la consistencia y originalidad de los
planteamientos del seminario sobre libros de coro que desarrolla Musicat. HISTORIA: LA MÚSICA DE LAS CATEDRALES Y SU RELACIÓN
El proyecto Musicat ha resultado un lugar de encuentro entre comuni- CON LA CULTURA, VIDA URBANA, ARTE, RITOS, PODER y ECONOMÍA
dades de estudiosos de las más variadas disciplinas y, en especial, un mecanis-
mo de intercambio entre investigadores y alumnos. Nuestros coloquios ponen
en juego los distintos puntos de vista sobre un tema, esta vez sobre la fiesta de
Corpus Christi, cuya riqueza y complejidad rebasa el punto de vista musical y
catedralicio. En el desarrollo de temas como la solemnidad de Corpus, se lleva a
la práctica una de las principales divisas de Musicat: estudiar la cultura y la
sociedad novohispanas desde la perspectiva de la música.
LA FIESTA DE e oRPus CnRJSTI
Nelly Sigaut
Centro de Estudios Históricos
El Colegio de Michoacán
La noche del 18 de diciembre de 1490, Hernán Pérez del Pulgar entró en la
morisca Granada con quince hombres, tomó posesión de la mezquita mayor, y clavó en la puerta un hachón encendido y una cartela con la leyenda Ave M a
ría, sostenida por la aguda punta de su puñal. Era el día de Santa María de la O,
y antes de que amaneciera, logró salir sin que los guardias moros lograran apre
sarlo. Este gesto se considera el punto de partida de la Catedral de Granada y
de las ceremonias aderezadas con recursos teatrales para la captación de los
nuevos súbditos, quienes habían conseguido de los reyes castellanos mantener
su propia religión, costumbres y vestidos. Para formar una comunidad de fieles
cristianos, había que levantar una nueva iglesia cuya expresión visual eran las
ceremonias. La Granada de los primeros años entró en el cristianismo atraída
por la belleza de ceremonias dramatizadas y vistosas, entre ellas 11el brillante
Corpus con su cortejo de carros que desplegaban otras ciudades de Castilla". 1
Las viejas dramatizaciones litúrgicas que formaron parte de las ceremonias hicieron menos ásperos para los moriscos los senderos hacia la nueva fe.
N o es ésta la primera vez que establezco una relación entre algunos de
los pueblos conquistados por los aragoneses o los castellanos para hablar del
caso mexicano. Con las diferencias establecidas por el respeto a las culturas y
religiones anteriores como en el caso de Granada -por lo menos de manera
inicial- o la desaparición obligatoria de la antigua cultura, como en el caso
mexicano, lo cierto es que, en estos ámbitos de conquista cristiana, las ceremo
nias y las fiestas asociadas desempeñaron un papel de enorme trascendencia.
Pusieron en imágenes, olores, música y color, conceptos que los cristianos viejos
1 Milagros de Torres Fernández,E/ ceremonial de Granada y Guadix: los espectáculos religiosos en Castilla afina/es del medievo, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2006, pp. 13-15.
NELLY SlGAUT
conocían bien. E spectáculo de los sentidos, las fiestas cristianas crearon un
mundo de seducción para los recién llegados a la nueva fe.
Mi intención al estudiar la fiesta de Corpus Christi desde una perspecti
va comparativa es la de establecer similitudes y diferencias que rebasen los lími
tes de la normatividad vigente para todo el mundo hispánico -tanto real como
eclesiástica-, para explicar el papel de los distintos grupos implicados en la
organización, las responsabilidades compartidas o desatendidas, y los conflic
tos por precedencia y jurisdicción como producto de los afanes corporativos, y
en algunos casos las muestras claras de la manera en que los individuos llega
ban a superar a su corporación de pertenencia.
Si bien estos elementos son necesarios para una comprensión integral
del fenómeno de la fiesta, mis intereses apuntan hacia lo que he llamado cela
formación de los sistemas visuales", síntesis por medio de la cual pretendo de
mostrar que la ritualidad de la fiesta de Corpus Christi impuso sus códigos de
representación sobre las demás celebraciones aun cuando su propio lenguaje
estuviera diluyéndose, en especial desde la segunda mitad del siglo xvn, por lo
menos en la ciudad de México, que es donde se centra mi estudio. Más todavía,
el sistema de representación de Corpus Christi terminó imponiéndose sobre los
muros de catedrales, iglesias y conventos por medio de obras donde está pre
sente su lenguaje eucarístico, en lo que llamé hace ya muchos años, en un
trabajo dedicado a la sacristía de la catedral de Puebla, la iconografía triunfalista.
Sin embargo, el intento de explicar la gestación de una fiesta como la
dedicada a Corpus Christi me obliga a abordarla desde diversas perspectivas
que, finalmente, permitan penetrar en el mundo de las cuestiones teológicas y
de la teología política, en el mundo femenino tardomedieval, en la red de movi
mientos evangélicos considerados en su gran mayoría heréticos, y en la mezcla
de elementos de la cultura romana enraizados en el capital visual cristiano, por mencionar algunos de los aspectos que voy a tratar en esta conferencia, por lo
menos de manera introductoria. Por lo tanto, en la primera parte trataré el com
plejo proceso de formación de la fiesta de Cmpus Christi, y en la segunda algu
nos elementos característicos suyos.
20
L A FIESTA DE C oRPus CHRISTI
HISTOR IA DE LA FI ESTA
L as controversias eucarísticas
Aunque el ritual dedicado a celebrar Corpus Christi se estableció en el
siglo XIII, considero que se instituyó, entre otras razones, a causa de las contro
versias eucarísticas surgidas desde siglos anteriores. 2
En el curso de la historia del dogma de la presencia real de Cristo en la
eucaristía se pueden considerar tres grandes controversias eucarísticas, la pri
mera de las cuales tuvo por protagonistas en el siglo IX a Pascasio Radberto y a
Ratramno, ambos del monasterio de Corbie. Pascasio Radberto -que llegó a
ser luego abad de ese monasterio-, en su obra D e corpore et sanguine D omini
(831), -atribuida durante mucho tiempo aJoanes Scottus-, defendía la pre
sencia física y material de Cristo en el pan y en el vino; sostuvo la doctrina de
que en la eucaristía el pan se convierte en el cuerpo real de Cristo, en su verda
dero cuerpo humano nacido de María y crucificado. El segundo, Ratramno, un
monje de la misma abadía, defendió la opinión de que en la eucaristía no había
transformación del pan, que el cuerpo de Cristo estaba presente de manera
espiritual, sostenía una presencia verdadera y real de Cristo, pero sacramental,
no física. Cristo había sufrido en su ((propio y verdadero cuerpo", mientras que
la eucaristía era su corpus mysticum. E sta primera controversia del siglo IX no
tuvo una repercusión muy importante porque las respuestas que dieron el pro
pio Ratramno, Rabano M auro, Ratherio y Lanfrac, entre otros teólogos de la
época, fueron contundentes.
La segunda controversia se libró en el siglo X1 y provocó por primera
vez una intervención oficial por parte de la Iglesia, aunque, como se verá,
hubo de insistir mucho para lograr que Berengario de Tours (1088), influido
por los escritos de Scotus Eriugena3 (m. 884), desistiera de una doctrina sobre
2 Lo mismo se puede decir de la ceremonia de la elevación de la hostia después de la consagración en la misa.
3 Alrededor del año 847 aparece en la corte francesa de Carlos el Calvo, designado a cargo de la escuela del palacio, posiblemente en París, y fue comisionado por su real patrón para traducir los trabajos de Pseudo-Dionysius al latín. Esta traducción lo hiw destacar en el mundo de las letras y fue la ocasión que le permitió entrar en las controversias teológicas de esos días, especialmente en las concernientes a la predestinación y la eucaristía en especial discordancia con la doctrina
21
NELLY SIGAUT
la eucaristía que no fue aceptada por la Iglesia. Berengario fue convocado en
varias oportunidades a reuniones conciliares: Vercelli, en 1050; Tours, en 1055;
Roma, en 1059; Poitiers, en 1075; St. Maixeut, en 1076; Letrán, en 1078 y
1079, y Burdeos, en 1080. En todas ellas sus ideas fueron condenadas, y en
varias hubo de firmar profesiones de fe que luego negó hasta que firmó una
retractación final. En su argumentación sobre la eucaristía, Berengario apelaba
a la autoridad de Scotus, san Jerónimo, san Ambrosio y san Agustín. Estos
padres pensaban que el sacramento del altar es la figura, es el signo del cuerpo
y la sangre de Cristo. La discusión entre los teólogos sobre esta segunda con
troversia eucarística es interminable, pues son muchos los que afirman que
Berengario no negaba la presencia real de Cristo en la eucaristía, sino la
transubstanciación, que negó a pesar de las profesiones de fe que debió signar,
como ya he dicho, en reiteradas oportunidades.
El discutido concepto de transubstanciación fue utilizado por primera
vez por Hildeberto de Lavardin, un contemporáneo de Berengario (Sermones
xcm; P.L., CLXXI, 776). El Concilio de Roma de 1079, en su condena a
Berengario, expresó más claramente que en cualquier otro documento anterior
la naturaleza de este cambio de sustancia, de manera tal que en el siglo xm
2 2
de la transubstanciación. Sus doctrinas en ambos temas fueron condenadas por los Concilios de Valencia (855),Langres (859) y Vercelli (1050), lo cual permite inferir que su pensamiento teológico no tuvo una gran influencia ni en su propia generación, en el siglo IX, ni en épocas posteriores. De hecho, en una carta dirigida por el papa Nicolás I a Carlos el Calvo en 859, se ponía bajo sospecha la tendencia general de su pensamiento.
A comienzos del siglo xm, el panteísmo de la "De divisione naturae" fue formalmente condenado por el Concilio de París (1225). Mientras los grandes maestros escolásticos Abelardo, Alejandro de H ales, san Buenaventura, santo Tomás y Alberto el Grande no conocían, aparentemente, nada de Eriugena y su panteísmo, ciertos grupos de teólogos místicos, aun tan tempranamente como en el siglo xm, estaban interesados en sus trabajos y extrajeron sus doctrinas de ellos. Los albigenses también hallaron inspiración en él. Más tarde, los místicos, especialroen te Meister Eckhart, fueron influidos por él. Los contemporáneos de Eriugena se refieren invariablemente a él como Joannes Scottus o Joannes Scottigena. En los manuscritos del siglo X y los subsecuentes, se encuentran las formas Eriugena, lerugena y Erigena. De éstas, la más antigua y aceptable, desde la ftlología, es Eriugena, que significa na!ivo de Irlanda. William Turner, transa ·ito por Diane E. Dubrule y traducido por Angel Nadales, en The Catholic Encyclopedia, vol.l , 1907, de Robert Appleton Company. Online Edition Copyright © 1999, de Kevin Knight,Enciclopedia católica, Copyright© ACJ-PRENSA.
LA FIESTA DE C oRPUS CHRISTI
santo Tomás de Aquino (1225-1274), en su definición de transubstanciación,
en la Suma teológica, usa casi los mismos términos que el Concilio:
En esta conversión hay más cosas difíciles que en la creación, en la que sólo es
difícil hacer algo de la nada. Crear, sin embargo, es propio de la Causa Primera,
que no presupone nada para su operación. Pero en la conversión sacramental
(de la Eucaristía) no sólo es difícil que este todo (el pan y el vino) se transforme
en este otro todo (el Cuerpo y la Sangre de Cristo), de modo que nada quede
del anterior, cosa que no pertenece al modo corriente de producir, sino que
también queden los accidentes desaparecida la substancia .... [Suma Teológica,
III, Qpocv, a. 4.]
Los grandes teólogos medievales se opusieron a las doctrinas de
Berengario; sin embargo, es posible seguir sus huellas en muchos de los movi
mientos medievales considerados heréticos que involucraron la eucaristía. La tercera controversia fue la iniciada por los críticos movimientos del
siglo XVJ, que tenían como objetivo al Papa, el poder de la Iglesia romana, y las
prácticas consideradas alejadas del evangelio. Un gesto como aquel de Grana
da con el que di inicio a este texto fue el de Martín Lutero (1483-1546) cuando
clavó en las puertas del castillo de Wittenberg las 95 tesis que pusieron en
jaque las estructuras de la Iglesia romana. U na de las discusiones planteadas
por Lutero involucró, entre muchas otras cosas sustantivas, los sacramentos, a
los que aceptaba con excepción del bautismo, la eucaristía y la penitencia. La
naturaleza de la eucaristía se convirtió en tema de un debate intenso, pues
mientras Lutero rechazaba la doctrina católica romana de la transubstanciación,
mantenía la presencia real del cuerpo y la sangre de Cristo bajo el pan y el vino
sacramental. La doctrina de Lutero se diferenciaba de las de los demás líderes
protestantes como Carlstadt, Zwinglio, Leo Jud y Ecolampadius, quienes re
chazaban la presencia real de Cristo en la eucaristía.
En su Catecismo menor, Lutero hizo explícitas sus ideas sobre el tema
eucarístico cuando escribió: ((¿Qyé es el Sacramento del Altar? Es el verdadero
2 3
NELLY SlGAUT
cuerpo y sangre de nuestro Señor Jesucristo en el pan y el vino, entregado a
nosotros cristianos para comer y beber, instituido por Cristo mismo". Lutero uti
lizó la analogía patrística de la doctrina de la Unión Personal de dos naturalezas
en Jesucristo para ilustrar su doctrina eucarística: "por analogía del hierro pues
to en el fuego donde ambos, fuego y hierro, unidos en el hierro al rojo vivo, se
mantienen a pesar de todo sin cambio", concepto que él llamó "Unión
Sacramental"4 y que también se conoce como consubstanciación.
Otro de los reformadores, Zwinglio, tenía una posición más radical
frente a lo que llamaba el paganismo romano, y la ignorancia y la superstición
que prevalecían en la cristiandad. Como consecuencia pretendía -al igual
que muchos de los reformadores- restaurar la sencillez evangélica, lejana a
cualquier forma complicada de culto. Para él la Santa Cena era sencillamente
un monumentum, un recordatorio, y se oponía a la idea de la consubstanciación
de Lutero.
Muchas de las críticas y controversias pronunciadas durante el movi
miento de la Reforma protestante encontraron su respuesta en la Contrarre
forma católica, cuya expresión institucional fue la famosa y dilatada reunión
conciliar de Trento (1542-1563). Respecto a la transubstanciación, el Concilio
de Trento declaró esto:
24
Mas por cuanto dijo Jesucristo nuestro Redentor, que era verdaderamente su
cuerpo lo que ofrecía bajo la especie de pan, ha creído por lo mismo perpetua
mente la Iglesia de Dios, y lo mismo declara ahora de nuevo este mismo santo
Concilio, que por la consagración del pan y del vino, se convierte toda la subs
tancia del pan en la substancia del cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, y toda
la substancia del vino en la substancia de su sangre, cuya conversión ha llama
do oportuna y propiamente transubstanciación la santa Iglesia católica. 5
4 Contra los profetas celestiales (1525) y Confesión con respecto a la cena del Seiior (1528), cit. en F. L. Cross (ed), The Oxford Dictionary of the Christian CbU?·ch, Oxford, 1958, p. 337.
5 Concilio de Tren to, sesión XIII , cap. IV, "De la Transubstanciación", Documentos del Concilio de Tremo, http:/ /mult imedios.org/docs/d000436.
L A FIESTA DE C oRPus CHRISTI
la palabra "processio"y su equivalente griega "prosodos" fueron elegidas por
los cristianos para las ceremonias, para evitar el uso del término "pompa" con el
que los paganos designaban lo mismo, es decir, el traslado solemne y ordenado
conforme a un rito hecho con una intención primordialmente religiosa. Esta
procesión pagana, en especial a partir del siglo m d. C., comportaba el desfile de
imágenes, de símbolos y atributos de sus dioses, de diversos objetos de culto a
fm de ponerlos en contacto con el mundo y mejor santificarlos.11
De la misma manera que desde hacía siglos se habían adoptado con
ceptos teológicos para definir el estado, en los primeros tiempos de la era cris
tiana la terminología política y el ceremonial imperial se adaptaron a las nece
sidades de la Iglesia.12 Si bien el primitivo mundo cristiano miró con desconfianza
estas manifestaciones paganas, es un hecho que las antiguas pompae entraron
en las nuevas prácticas, aunque con el énfasis puesto en la penitencia y la ora
ción.13 Fue una manera de cristianizar las fiestas que estaban incorporadas de
manera muy profunda en la cultura de los nuevos cristianos así como de los
paganos. De esta manera, fue usual, desde los primeros siglos del cristianismo,
que se realizaran procesiones por las calles y representaciones -como danzas,
juegos, acrobacias, juglaría- dentro de las iglesias, como una esfera lúdica que
con el tiempo se convirtió en ámbito de legitimación de determinadas clases y
oficios, e incluso del rey.14
Si la hostia consagrada era la sangre y el cuerpo de Cristo, se merecía
una orfebrería preciosa: jamás debía ir descubierta y tenía que ir rodeada por
11 Palma M artínez-Burgos García, "El simbolismo del recorrido procesional", en Gerardo Fernández }uárez y Fernando Martínez Gil (coords.), L a fiesta del Corpus Christi, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha (Colección E studios), 2002, p. 158.
12 Kantorowicz, op. cit., p. 30. 13 Martínez-Burgos, op. cit. La autora señala que ésta es la causa de la reseman
tización de la palabra pompa, con la cual los paganos nombraban sus procesiones, y que comenzó a asumir el significado de lujo hueco, boato vanidoso y ostentación soberbia, muy al contrario de la austeridad, sencillez y modestia de los seguidores de Cristo.
14 Cfr. Remedios Morán Martín, "Representaciones religiosas. Aspectos jurídicos de la festividad del Co1pus Christi (siglos XIII al XVIII)", p. 68.
3 3
NELLY SlCAUT
Durante ese mismo siglo Xll, Pedro Valdo, un rico mercader de Lyon, se
dedicó a la lectura de las Sagradas Escrituras, repartió su fortuna entre los po
bres que estaban pasando por la terrible hambruna de 1176 y, finalmente, re
unió a numerosos discípulos que fueron conocidos como los "Pobres de Lyon''.
Los valdenses se dedicaron en sus predicaciones a denunciar la corrupción de
la Iglesia, debido a lo cual, aunque contaron inicialmente con la simpatía del
papa Alejandro III, se les prohibió la predicación sin permiso de los obispos y,
por último, durante la reunión del Concilio de Verona en 1184, se les dictó la
excomunión en el pontificado de Lucio III, condena que fue ratificada poste
riormente por el cuarto Concilio Lateranense. Estos movimientos pusieron en
jaque los sacramentos en su conjunto y discutieron de manera radical la pre
sencia real de Cristo en la eucaristía.
L a teología política medieval
Fue hacia finales del siglo xn cuando el pontífice Inocencia III, mien
tras combatía en forma decidida estos y otros movimientos considerados
heréticos que proliferaron en la época, decidió dar un giro a la política eclesiás
tica, animando las iniciativas seglares que, después de ser examinadas con cui
dado, eran calificadas como honestas y ortodoxas.
E s que, como advirtió Kantorowicz,
bajo la pontificalis maiestas del papa, que también era llamado "príncipe" y
"verdadero emperador", el aparato jerárquico de la Iglesia romana tendía a
convertirse en el prototipo perfecto de una monarquía racional y absoluta
asentada sobre una base mística, mientras que al mismo tiempo [ . . .los gober
nantes mostraban] una tendencia progresiva a convertirse en una cuasi-iglesia
o corporación mística sobre una base racional.6
La incipiente autosuficiencia de los cuerpos políticos seculares forzó al
poder espiritual a explicar la doctrina corporativa de la Iglesia romana en 1302.
26
6 Ernst H. Kantorowicz, L os dos cuerpos del rey. Un estudio de teología política medieval, Madrid, Alianza Universidad, 1985 (1• ed. en inglés, 1957), p. 189.
L A FIESTA DE C oRPus C HRISTI
El papa Bonifacio VIII insistía en que "los cuerpos políticos tenían un carácter
puramente funcional dentro de la comunidad mundial del corpus mysticum
Christi, que era la Iglesia cuya cabeza era Cristo y cuya cabeza visible era el
vicario de Cristo: el Pontífice romano".7 La metáfora para hablar del Estado y
del cuerpo humano como una corporación formada por cabeza (rey) y miem
bros (súbditos) estuvo en el pensamiento político de la Edad M edia.
La teología de la realeza que ya se había generalizado en Europa entre
los siglos XII y XIII revitalizó el debate sobre las dos naturalezas de Cristo, plan
teado desde los primeros tiempos de la Iglesia. Pero además se relaciona en
profundidad con un proceso que los historiadores han llamado "la querella de
las investiduras", y los historiadores de la Iglesia y de la teología, especialmente
Agustín Fliche, han rebautizado como "la reforma gregoriana". El papado, cons
ciente de la necesidad de lograr la renovación moral del clero, luchó por con
quistar su libertad frente a la tutela de los poderes temporales por medio de la
comprometida simonía. Los papas del siglo XI trataron de lograr la regeneración
del estamento eclesiástico por medio de las ideas de la teología política que
acabamos de ver, para así resolver el problema de la relación entre los distintos
poderes. Lo que papas del pasado (desde Gelasio I a fines del siglo v) habían
planteado como reflexiones puramente espirituales, los gregorianos lo elevaron
a la categoría de imperiosa necesidad. Para ellos, el poder temporal sólo se legi
timaba en la medida en que actuara conforme a las exigencias espirituales, y
éstas solamente podrían satisfacerse mediante una constante intervención de
los pontífices ante los soberanos. Por tanto, la reforma de la Iglesia -en pers
pectiva gregoriana- y la teocracia pontificia iban a recorrer un mismo camino. 8
El mundo femenino tardomedieval
La fiesta de Corpus Christi se desarrolló en medio de muchas ciudades
de los Países Bajos, de Renania y también del norte de Italia, en un nuevo
contexto religioso seglar y especialmente femenino.
7 Ibid. , p. 189. 8 Augustin Fliche, L 'Europe occidental e de 888 a 1125, París, Press Universitaire de
France,1941, y Agustín Fliche y Víctor Martin, H istoria de la Iglesia, Valencia, Edicep, 1978.
27
NELLY SlGAUT
Desde el siglo Xll, se organizaron grupos de mujeres que se oponían a la
vida de los monasterios, donde se recibía solamente a miembros de la nobleza
que no podían ni querían retirarse totalmente de la vida urbana. En cambio,
compartían casas donde vivían con un gran fervor religioso, trabajaban, oraban
y emprendían obras de caridad, generalmente dirigidos por un confesor de al
guna de las numerosas órdenes religiosas que había en la diócesis de Lieja.
En estos círculos, formados por mujeres jóvenes y viudas que habían
optado por la castidad, se practicaba una forma de piedad especial manifestada
en oraciones frecuentes, recitaciones y salmos. Esos grupos femeninos desa
rrollaron una especial fascinación por el cuerpo de Cristo, por su cuerpo su
friente y vulnerable. La imagen de la Pietá se pudo desarrollar a partir de estos
círculos femeninos, conocidos con el nombre de beguinas en los Países Bajos.
En una de estas casas, que podríamos llamar beateríos, en Lieja, vivió
una mujer llamada Juliana, en la casa de Mont-Cornillon (con cuyo nombre se
la conoce: Juliana de Cornillon o Juliana de Lieja), entre 1240 y 1244. Juliana
vivió un tiempo entre las beguinas y sostuvo con estos grupos buenas relacio
nes, al igual que con las cistercienses, quienes además estaban profundamente
comprometidas con el movimiento que protegía y promovía la presencia de las
beguinas en la región. Por lo tanto, no sorprende que, en algunas de sus casas,
se demandara a las beguinas que, al menos, comulgaran cuatro veces al año o
que organizaran procesiones para los días de fiesta, y que algunas de ellas dona
ran veladoras para el Altar del Santísimo Sacramento.
D e este modo, las beguinas recibían a Jesús sacramentado por medio de
la hostia eucarística y como un objeto de exhibición ritual, dos de los compo
nentes que Hans Belting considera fundamentales para que el espectador pue
da recibir la imagen del cuerpo visible de Cristo como sacramento. Contra la
objeción de los cátaros a la corrupción de la carne como prisión de un espíritu puro, las mujeres desarrollaron una piadosa devoción hacia la eucaristía, la car
ne y la sangre puras de Cristo cuyo sacrificio de redención finalmente asegura
ba la resurrección del cuerpo purgado por la penitencia. Una de las más famo
sas místicas del siglo xn, Hildegarda de Bingen, aseguraba que los herejes eran
28
L A FIESTA D E C o RPUS CHRISTI
hombres que negaban la sagrada humanidad del Hijo de Dios, y la santidad del
cuerpo y la sangre que están en la ofrenda del pan y del vino.
En medio de un gran movimiento femenino dedicado a defender la or
todoxia, que trató de extirpar las herejías, surgieron muchas de estas mujeres
visionarias que declaraban tener una relación directa con Dios. Juliana de Lieja
mantuvo el silencio durante veinte años, mientras trataba de convencer a Jesús
para que encontrara a otra persona que pudiera promocionar su pedido. Rompió
el silencio cuando su confesor le aseguró que no iba a ser condenada por herejía.
El autor de la Vida de j uliana de L ieja cuenta que hacia 1220 ella tuvo
una visión: una luna en el cielo nocturno, incompleta, a la que le faltaba un
pedazo, como un cuerno. Según un lugar común en los escritos hagiográficos,
Juliana sufrió numerosos tormentos durante sus visiones y meditaciones, sobre
el sentido de la visión de la media luna, hasta que una noche se le apareció
Cristo y le explicó que la luna representaba la Iglesia y la sombra, la falta de una
fiesta eucarística en el calendario cristiano. Juliana se confesó con un joven
canónigo, Robert de Turrote, quien reportó el acontecimiento al obispo de Lieja,
que era muy receptivo a las nuevas formas de vida religiosa en su diócesis y
promovía campañas contra las herejías para reforzar la devoción. Por lo tanto,
se interesó por la iniciativa de Juliana: ¿qué podía ser más ortodoxo, con mayor
carga de promesa didáctica, que una fiesta eucarística en el atormentado y tur
bulento mundo religioso del siglo xru? Además, la iniciativa salía de una piado
sa mística con gran renombre local. Los dominicos, que recién habían llegado
a la diócesis de Lieja, recibieron el proyecto con enorme entusiasmo, dieron su
aprobación doctrinal a esta innovación, y se insertaron en el centro de una
nueva forma devocional.
Aunque hubo algunas oposiciones al proyecto, también hubo un gran
entusiasmo, ya que la eucaristía se estaba convirtiendo en el símbolo más pode
roso de la vida cristiana, el centro de un vasto proyecto de enseñanza y de
práctica ritual.
El debate sobre la eucaristía se renovó en las universidades de Europa
en el siglo XII y produjo formulaciones sobre el tema de su naturaleza que ter-
29
NELLY SlGAUT
minarían finalmente en la transubstanciación, es decir el cambio completo de
las sustancias del pan y del vino ofrecidos en el altar, que por medio de las
palabras de consagración pronunciadas por el sacerdote se convierten en la
verdadera sangre y cuerpo de Cristo. El sacramento de la eucaristía era un pri
vilegio de los clérigos e incluía la promesa de salvación. D esarrollaba una teolo
gía pastoral de la eucaristía, al mismo tiempo que necesitaba precisar las prácti
cas de la misa tanto para el pueblo como para el sacerdote, y modificaba las
formas de conservación, manipulación y culto de la eucaristía.
La instauración de la fiesta
Este nacimiento de un mundo simbólico en torno a la eucaristía es el
terreno fértil donde echa sus raíces el sueño de Juliana y donde floreció una
fiesta que, si bien primero fue local, luego se volvió universal.
Un hombre profundamente comprometido con el proyecto pastoral de
la Iglesia fue seducido por la idea de una fiesta eucarística que no fuera la con
memoración de un pasaje de la vida de Cristo, sino una ocasión específica para
celebrar la promesa de un sacramento constantemente renovado. Así, en octu
bre de 1246, el obispo de Lieja creó la fiesta de Corpus Christi en su diócesis.
Poco tiempo después la celebración fue visitada por el nuncio de toda la Europa
del norte, Hugo de Saint Cher, erudito dominico. Esta visita aumentó el re
nombre de la fiesta, que fue adoptada esporádicamente por comunidades reli
giosas de algunas ciudades. Sin embargo, no dejaba de ser una devoción regio
nal, adoptada frecuentemente por comunidades para prácticas de devoción
específicas (por ejemplo, de la orden cisterciense), más que una realidad común de la vida urbana.
Sin embargo, en 1261, Jacques Pantaleón, archidiácono de Campine,
que había estado muy cerca del obispo de Lieja desde años atrás, fue elegido papa con el nombre de Urbano IV. Durante su pontificado, no olvidó el com
promiso contraído con Lieja, la región y la fiesta, de modo que encargó aTo
más de Aquino la composición de una liturgia para Corpus. Antes de morir, en
agosto de 1264, el papa promulgó la bula Transiturus, que instituía la solemnidad
30
L A FIESTA DE C o RPUS CHRISTI
de Corpus Christi, el jueves anterior a la Trinidad, como práctica universal ob
servada por toda la cristiandad. Pero debido a su muerte la implantación del
nuevo festejo perdió fuerza y, durante el siglo xrn, siguió teniendo un carácter
regional y se practicaba en pocos monasterios. Cincuenta años más tarde, cuando
el papa Juan XXII puso en orden los edictos de concilios de la Iglesia y la
legislación papal, se volvió a publicar la bula de Urbano IV. En 1311-1314,
durante la celebración del Concilio de Vienne, en Avignon, Clemente V la
reiteró en la bula Si D ominum, que se insertó en un documento de gran impor
tancia, la colección de derecho canónico difundida desde Avignon en 1317 y
que reemplazaría a todas las colecciones anteriores, conocida como L as
clementinas. Así la solemnidad se volvió obligatoria, y a medida que los obispos
conocían el nuevo derecho canónico, hacían llegar a sus clérigos la liturgia de
la nueva fiesta en pequeños folletos.
Las visiones y éxtasis eucarísticos y otros ritos de expurgación de culpas
-que en el siglo xrv formaron parte del movimiento de la devotio modernafueron vistos con desconfianza por los obispos alemanes, quienes lo expresaron
así en el Concilio de Lyon de 1274. El Concilio de Vienne de 1311 condenó a
las mujeres que llevaban una vida religiosa pero no claustral, sin una estricta
supervisión del clero.9
Durante el cisma de Avignon, los místicos disfrutaron de gran notorie
dad. Además, la convicción popular acerca de las plagas, vistas como castigo a
los pecados de la humanidad, incrementó el poder de predicadores y visionarios
que llamaban al arrepentimiento desde los Países Bajos hasta Italia.10
9
10
En 1317-1318, el obispo de Estrasburgo organizó una yisita inquisitorial de la diócesis para extirpar de raíz la herejía de las beguinas. Estas fueron obligadas a usar colores brillantes y a dejar sus ropas humildes. Finalmente, la bula de Juan XXIl condenó a "ciertas mujeres llamadas beguinas", y así justificó y propició que Jos inquisidores dominicos quemaran a muchas mujeres religiosas en la zona del Rhin y el sur de Francia entre 1318 y 1328. El veto no terminó con el movimiento, que alcanzó relativa calma en el siglo xrv. Durante el Concilio de Constanza, fue un dominico quien presentó ante el papa Martin V 24 artículos para probar que todas las asociaciones externas a una orden religiosa debian ser abolidas, y que a la gente que vivia en el mundo se le debían prohibir los votos de pobreza, castidad y obediencia.
31
NELLY SlGAUT
Ante el desorden generalizado del siglo XJV, los gobernantes decidieron
intervenir activamente en la lucha contra las herejías. Los poderes públicos
estaban más preocupados por el orden social, y las mujeres religiosas eran vistas
como un nudo de desorden. Sin embargo, ningún gobernante quiso tomar me
didas de ataque contra la herejía que pudieran revivir un entusiasmo popular
religioso.
Los inicios de la celebración de la fiesta
El control sobre la fiesta y la procesión dedicadas al Santísimo Sacra
mento comenzó en el ámbito de las ciudades: en Inglaterra se celebró en
Canterbury en 1317 y en York en 1322, en Francia y España entre 1320 y
1330. Según la bula papal, la fiesta de Corpus debía ser una celebración reveren
te frente a la institución de la eucaristía, pero también alegre. Parte de la vene
ración consistía en cantos jubilosos, pero no había más detalles sobre la cele
bración de la liturgia, salvo la misa del último día de la fiesta. Éste es el motivo
por el cual, cuando la fiesta se instauró en la mayoría de las ciudades europeas
hacia mediados del siglo XIV, las comunidades religiosas y seculares tuvieron
que inventar sus tradiciones. Entonces salieron a la luz las jerarquías y los mun
dos simbólicos, con los límites de las reglas litúrgicas. De este modo se armó un
complejo dispositivo que sólo puede analizarse si se tiene en cuenta cada uno
de los componentes de esta red de significados.
De un extremo a otro de Europa se encuentran rasgos similares en la
celebración de la solemnidad, con algunas formas originales. No es sorpren
dente que ella tomara la forma de una procesión, si se tiene en cuenta que se
siguieron las prácticas rituales relacionadas con la eucaristía durante los siglos
XII y Xlll, cuando se llevaba a los enfermos o se transportaba a algunos altares
desde grandes iglesias. Pero menos puede admirarnos cuando recordamos que los orígenes del cristianismo están profundamente asociados con el arte y la
cultura romanos. La necesidad de poner en imágenes las nuevas ideas, de esta
blecer ceremonias y cultos asociados con los cambios sufridos por la nueva
religión, tomó como base el acervo romano disponible. De hecho,
32
L A FIESTA DE C oRPUS CHRISTI
la palabra "processio" y su equivalente griega "prosodos" fueron elegidas por
los cristianos para las ceremorúas, para evitar el uso del término "pompa" con el
que los paganos designaban lo mismo, es decir, el traslado solemne y ordenado
conforme a un rito hecho con una intención primordialmente religiosa. Esta
procesión pagana, en especial a partir del siglo m d.C., comportaba el desfile de
imágenes, de símbolos y atributos de sus dioses, de diversos objetos de culto a
fin de ponerlos en contacto con el mundo y mejor santificarlos. 11
De la misma manera que desde hacía siglos se habían adoptado con
ceptos teológicos para definir el estado, en los primeros tiempos de la era cris
tiana la terminología política y el ceremonial imperial se adaptaron a las nece
sidades de la Iglesia.12 Si bien el primitivo mundo cristiano miró con desconfianza
estas manifestaciones paganas, es un hecho que las antiguas pompae entraron
en las nuevas prácticas, aunque con el énfasis puesto en la penitencia y la ora
ción.13 Fue una manera de cristianizar las fiestas que estaban incorporadas de
manera muy profunda en la cultura de los nuevos cristianos así como de los
paganos. D e esta manera, fue usual, desde los primeros siglos del cristianismo,
que se realizaran procesiones por las calles y representaciones -como danzas,
juegos, acrobacias, juglaría- dentro de las iglesias, como una esfera lúdica que
con el tiempo se convirtió en ámbito de legitimación de determinadas clases y oficios, e incluso del rey.14
Si la hostia consagrada era la sangre y el cuerpo de Cristo, se merecía
una orfebrería preciosa: jamás debía ir descubierta y tenía que ir rodeada por
11 Palma Martínez-Burgos García, "El simbolismo del recorrido procesional", en Gerardo Fernández Juárez y Fernando Martinez Gil (coords.), La .fiesta del Corpus Christi, Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha (Colección Estudios), 2002, p. 158.
12 Kantorowicz, op. cit., p. 30. 13 Martínez-Burgos, op. cit. La autora señala que ésta es la causa de la reseman
tización de la palabra pompa, con la cual los paganos nombraban sus procesiones, y que comenzó a asumir el significado de lujo hueco, boato vanidoso y ostentación soberbia, muy al contrario de la austeridad, sencillez y modestia de los seguidores de Cristo.
14 Cfr. Remedlos Morán M artín, "Representaciones religiosas. Aspectos jurídicos de la festividad del Corpus Christi (siglos Xlll al XVIII)", p. 68.
3 3
N ELLY SICAUT
miembros del clero. El culto al Santísimo Sacramento dio origen a la custodia
procesional, momento culminante de la procesión, donde se transportaba y al
mismo tiempo exhibía el cuerpo de Cristo, que además iba acompañada por
relicarios donde se conservaban las reliquias.15
Por otro lado, la celebración al aire libre de la fiesta de Corpus Christi (en el verano europeo, entre mayo y junio) tomó como modelo las procesiones
exteriores que acompañaban a la eucaristía llevada a los agonizantes, y que se
habían sistematizado en los sínodos de fines del siglo XII. La eucaristía debía ir
en manos de un sacerdote (y solamente un sacerdote) rodeado de eclesiásticos
y seglares. Debía ser venerada cuando pasaba por las calles y debía ser protegida
de la intemperie.
El largo camino recorrido por la Iglesia en torno a las celebraciones
permite entender que hay un rasgo común -como lo ha llamado Palma
Martínez-Burgos-:
es la sujeción que tiene toda procesión, y especialmente la del Corpus, a un
protocolo y ritual en el que nada se deja a la improvisación "ni al juego de la
espontaneidad". Nada hay a lo largo de su desarrollo que no quede perfecta
mente establecido de acuerdo a un ceremonial encaminado a reafirmar las
jerarquías y a constreñir, de algún modo, el "cuerpo grotesco rabelesiano" naci
do de la cultura popular de la Edad Media y definido por Baj tin. 16
La misma autora subraya la importancia del programa contrarreformista
surgido a la sombra del Concilio de Trento y aplicado bajo la vigilancia de los
sínodos diocesanos y concilios provinciales, que convierten los distintos nive
les de ficción agregados a la fiesta en algo tan ((oficial" como la parte puramente
dogmática que en ella se visualiza. Las procesiones incorporan además dos de
34
15 María Victoria Herráez Ortega, "Orfebrería y liturgia en la baja Edad Media. El programa iconográfico de la custodia procesional de Córdoba", en Anales de Historia de/Arte, núm. 4, "Homenaje al profesor doctor don José Ma. de Azcárate", Madrid, Complutense, 1994, pp. 783-791, véase p. 786.
16 Martínez-Burgos, op. cit., p. 160.
L A FIESTA DE C oRPus CHRISTI
los temas de discordia con el mundo protestante: el culto debido a los santos y
a las reliquias, y la recuperación del gaudium religioso, condenado y frivolizado
por la ideología de la Reforma protestante.
LA FIESTA DE CoRPUS CHRJs1·1 EN LA C IUDAD D E MÉXICO
La capacidad didáctica de la cultura visual que generan y el capital vi
sual que acumulan las procesiones, convierten a éstas en herramientas privile
giadas para las ambiciones postridentinas. La posibilidad de que las procesio
nes instaran a la devoción a los cristianos, al permitir que visualizaran la doctrina
cristiana, condujo a regular y controlar todos sus detalles. La procesión, con su
carácter de ritual intensamente regulado, fue capaz de expresar las disidencias
sociales más profundas, mientras que promovió la articulación de expresiones
culturales renovadoras por medio de las invenciones, la música, las comedias o
representaciones, las danzas y las mascaradas.
Véase en la siguiente descripción de 1537 lo que alguien describió:
se acostumbra a derramar por la iglesia muchas hierbas y flores de muy diver
sos olores y se encienden en ellas doce candelas por las paredes, en señal y
representación de los doce apóstoles, y se visten y aderezan muy bien los
altares y las imágenes, y los sacerdotes visten las más preciosas casullas y capas,
y cantan los clérigos los cantos de alegría que se acostumbran cantar en las
solemnes y principales fiestas del año.17
Aunque estas líneas se refieran al Corpus sevillano, bien podría aplicarse
al mexicano, si se consideran las descripciones de Motolinía, Torquemada y
tantos otros cronistas religiosos y seculares que vieron y escribieron sobre la
procesión de Corpus Christi y las fiestas de su octava.
Puntualizaré algunos temas sobre los que de algún modo ya hemos
avanzado:
17 Ambrosio Nlontesino, "Sermón de los deberes para con la Iglesia", en Epístolas y evangelios para todo el año con sus doctrinas, Sevilla, 1537, cit. por MartínezBurgos, op .cit., p. 162.
35
N ELLY SJGAUT
El orden procesional
La familiaridad de las expresiones sagradas en conjunción con las pro
fanas era común en la Europa medieval. Esa fórmula tendió un puente para
comunicar los nuevos principios, de manera especial la manera de concebir la
procesión como "la marcha triunfal del pueblo de Dios hacia la Jerusalén celes
te",18 lo que justifica el hecho de que todos los elementos que desfilan, los que
componen el adorno y el propio recorrido procesional, adquieren un sentido
simbólico y trascendente. Es por esto que, si bien se puede afirmar que la proce
sión pone en imágenes conceptos invisibles, éstas pertenecen a la memoria
colectiva de los participantes, cuyo papel, por lo tanto, es muy complejo: adorar
a Dios por un lado y divertir por el otro, sin olvidar el fin último: despertar devociones.
A riesgo de cometer una generalización errónea, en todos los casos
conocidos en Europa y América, la procesión era precedida por la tarasca, a ni
mal fantástico entre dragón y serpiente, confeccionado con madera, pasta y
tela, que en algunos casos llevaba músicos y danzantes en su parte superior, así
como enanos, monos y diversas figuras. En algunos casos, la tarasca se convir
tió en el monstruo apocalíptico de las siete cabezas, y en otros, marchaba ro
deado por diablillos - generalmente siete en relación con los pecados capita
les-. La tarasca, representación del mal y el pecado derrotados por el Santísimo
Sacramento, simbolizaba el triunfo eucarístico. La presencia de estas figuras
demoniacas está registrada como parte de los juegos realizados dentro de los
templos por lo menos desde el siglo V1, cuando el abad Regino lanzó una prohi
bición expresa de que este tipo de figuras y danzas se introdujeran en la Iglesia.
En México, la tarasca fue uno de los elementos menos problemáticos de la
procesión de Corpus, y su claro vínculo con el pecado vencido la libró de cual
quier cuestionamiento.
D espués de la tarasca salían los gigantes que, en parejas, representaban
las distintas partes del mundo o las distintas etnias que se rendían ante la pre
sencia del Santísimo Sacramento. Hay muchos ensayos de explicación sobre
18 Cfr. Martínez-Burgos García, op. cit.
36
L A FIESTA DE C oRPus CHRISTI
su presencia en Corpus. Desde las fuentes escriturales, se relaciona con el Sal
mo 71 (10-11): "Los reyes de Tarsis y de las islas ofrecerán presentes, los reyes
de los árabes y de Saba traerán regalos y todos los reyes de la tierra lo adorarán,
todas las naciones lo servirán". También desde las escrituras, en este caso el
Apocalipsis (20,7) es como se los ha relacionado con las imágenes de Gog y M agog, asimilados por algunos Padres de la Iglesia (san Agustín, san Ambrosio
y san Jerónimo) con los turcos y los celtas orientales, que por su conexión con
el anticristo asumen la estatura de gigantes. La ropa de los gigantes era una de
las preocupaciones del ayuntamiento de la ciudad de México y del regidor en
cargado ese año de la fiesta. Una diferencia interesante entre los siglos XVI y
XVI1 es que mientras en los primeros años hacerse cargo de la fiesta era una
cuestión de prestigio asumida con orgullo, durante la siguiente centuria resul
taba complejo designar a alguien que finalmente aceptara. Esto se debía a que,
por lo regular, los encargados quedaban endeudados y era difícil conseguir que
el cada vez más debilitado erario les devolviera el dinero invertido en pagar a los
músicos, las comedias y las danzas, así como las sedas y brocados que compra
ban para la renovación de los trajes de los gigantes.
D etrás de estas figuras salían las danzas representadas, esto es, con es
cenas bíblicas, mitológicas e históricas; las danzas tradicionales, de espadas,
moros y cristianos, de lazos y enramadas, y en algunos casos se incorporaron
danzas de indios, negros y mulatos.
Los gremios, organizados con sus banderas y estandartes, vestidos de la
manera más elegante posible y con las andas del santo protector de su oficio,
salían de manera ordenada y obligada, ya que su inasistencia se castigaba con
una pena pecuniaria. La primera parte de la procesión se cerraba con los carros,
sobre los cuales se representaban breves autos sacramentales.
La segunda parte de la procesión abría con músicos que daban paso al contingente religioso. Las órdenes entraban al orden procesional según su an
tigüedad de llegada a tierras americanas. Detrás de ellos salían las parroquias, en señal de preeminencia del clero regular sobre el secular, orden que en mu
chas ocasiones fue motivo de problemas. Ambos grupos sacaban cruces altas,
37
N ELLY SIC AUT
mangas, estandartes y las andas con los santos, acompañados en algunos casos
de reliquias. Esta costumbre se hizo cada vez más frecuente, en especial desde
finales del siglo XVT y durante el xvu. En el siguiente, se trató de que el desplie
gue y los altares colocados durante el recorrido procesional fueran más sobrios.
Como artefacto efímero, permanecía en la calle durante el día de Corpus y su
infraoctava, aunque cada noche los encargados recogían las piezas de oro y
plata, así como las imágenes.
El cabildo de la catedral salía a la procesión con sus mejores ornamen
tos, que en muchos casos se mandaban hacer para todos los miembros de la
corporación, incluidos los músicos y los niños que los acompañaban. El precio
de los ornamentos, que comprendían desde las capas hasta los guantes y el
calzado, llegaba a resultar en algunas oportunidades más elevado que el de un
retablo completo dorado y con sus esculturas y pinturas. El cabildo catedral
abría el camino con incienso que purificaba el espacio, al paso del Santísimo
Sacramento que salía bajo palio, cuyas varas eran sostenidas en el siglo XVI por el virrey, el presidente de la audiencia y los oidores y oficiales propietarios. En
1556, por ejemplo, no se guardaba el orden establecido y el cabildo decidió hablar con el virrey don Luis de Velasco para que hiciera cumplir lo ordenado
por el monarca. No era éste el primer enfrentamiento por el problema de las
varas del palio, que junto con el de la precedencia, marca toda la historia de la
procesión. El conflicto de jurisdicciones -como lo vio de manera brillante
Jonathan Israel- es el sello del siglo XV1J (valga decir que varios estallidos
sociales se desataron durante el desarrollo de la fiesta de Corpus).19
La fiesta
Las invenciones -así se llamaba a estas ingeniosas creaciones que ser
vían para divertir y asombrar a la gente- eran a veces complicadas maquinarias - relacionadas con el teatro medieval- que permitían abrir y cerrar meca
nismos desde donde surgían palomas, imágenes de santos y manos, junto con
38
19 C fr. Jonathan Irvine Israel, Razas, clases sociales y vida política eu el M éxico colonial , 1610-1670, M éxico, rcE, 1980.
L A riESTA D E C o RPus C HRISTI
pétalos de flores y perfumes. El costo de las invenciones estaba en relación
directa con su complejidad y podía ascender a varios cientos de pesos.
Las luces o luminarias eran parte fundamental de la fiesta y podían
llegar a un nivel de complicación que sobrepasa nuestra imaginación. En algu
nas descripciones se llega a entender que se iban prendiendo por partes, no en
forma aleatoria sino sistemática, y que llegaban a formar imágenes compuestas
por varias figuras. También había aparatos de los cuales salían luminarias, como
un famoso Vesubio que se transportaba desde la ciudad de México hacia otras
fiestas importantes como las de Guadalupe.
Las comedias son, sin duda, una de las más grandes creaciones de la
fiesta de Corpus. Hay casos muy conocidos de ellas, como el del23 de junio de
1588, cuando, durante la fiesta de Corpus Christi en la isla de Santo Domingo,
se presentó un entremés que sacó a la luz la fricción entre las autoridades civi
les y eclesiásticas. El autor del entremés, Cristóbal de Llerena, un maestro crio
llo capellán del Colegio de Gorjón, fue deportado inmediatamente sin juicio alguno. El hecho provocó la protesta del arzobispo don Alonso de Ávila, quien
despachó una carta a Felipe II el 16 de julio de 1588, en defensa de Llerena,
cuestionando el derecho legal de los oidores locales para perseguir a un miem
bro de la Iglesia por conducta impropia sin aviso previo a sus superiores, quie
nes debían castigarle. La carta del arzobispo implica que los oidores de la ciu
dad argumentaron que no era la primera vez que Llerena componía entremeses
ofensivos, y que antes había sido advertido seriamente de que sería deportado si
reincidía. Sin negarlo, el arzobispo replicó esto: "no hay memoria de ello, pues
fue ha muchos años y no se hallan los entremeses".20
Por su parte, el bachiller Arias de Villalobos criticaba a la ciudad de
México porque todos los años se repetían en ella las mismas comedias y por lo
tanto él se ofrecía para hacer tres comedias, una para Corpus, su octava y otra
para San Hipólito, por 2000 pesos y los comediantes a su costa. 21 Además,
20 Anthony P asquariello, "The Entremes in Si.xteenth-Century Spanish America", en The H ispanic A merican H istorical R eview, vol. 32, núm. 1, febrero de 19 52 , pp. 44-58.
21 AHDr, Libros de actas de cabildo, acta del 29 de agosto de 1594.
39
N ELLY SJGAUT
estos últimos tendrían que estar vestidos con decencia, es decir con sedas de
China o de Castilla, y el mismo bachiller habría de hacerse cargo de los ador
nos y vistas del tablado, pero no de éste que corría a cargo de la ciudad. 22 El
virrey aceptó el acuerdo, no sin antes pedir una rebaja del precio estipulado, a lo
que Villalobos se negó y el contrato se firmó por los 2000 pesos que había
pedido.23
Conforme avanzaba el siglo xvn se hicieron menos comedias, y hacia
1630 se registra la última aparición de los carros de Corpus Christi. No sucede
lo mismo con las fiestas de las órdenes religiosas, como la Compañía de Jesús,
que para los festejos de beatificación y canonización de los miembros de su
orden llegó a sacar hasta más de cinco carros.
Otro fenómeno del siglo XVII en la ciudad de M éxico es que, al aproxi
marse la época de aguas y el fin del tiempo de seca, las rogativas por lluvias
asociadas con la llegada a la ciudad de la Virgen de los Remedios se hacen cada
vez más frecuentes. Pero lo es más aún la unión de Remedios con Corpus, de
manera tal que llega a salir en algunas de sus procesiones o vuelve a su casa al
terminar la octava con una procesión tan numerosa como la propia del jueves
de Corpus. ¿Nos habla esto de una creciente hispanización de la fiesta? Todavía
no puedo contestarlo.
Lo que es cierto es que las reformas ilustradas de Carlos III y sus minis
tros ya no incidieron sobre la fiesta espléndida que había sido Corpus en los
primeros dos siglos de administración hispana. La sobriedad que se pide a la
fiesta casi la redujo a la procesión, que cada vez más expresaba un orden social
en evidente camino de extinción.
40
22 José María Marroqui, La Ciudad de México, 3 vols., México, J. Medina, vol. m, p. 503. 23 Armando de María y Campos, "Las comedias en el Corpus Mexicano Colonial",
en Humanismo, núms. 11-12, mayo-junio de 1953, pp. 111-114.
CwiTAS TEMPLUM. L A FUNDACióN DE LA FIESTA DE CoRPus
EN LA CIUDAD DE M ÉXICO (1539-1587) Israel Alvarez M octezuma
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Nacional Autónoma de México
Et templum non vidi in ea, Dominus enim Deus Omnipotens templum
illius est, et Agnus. Et Civitas non eget so/e neque luna, ut luceant ei, nam
Gloria Dei illuminavit eam, et lucerna eius est Agnus. Et ambulabunt gen
tes per lumen eius: et reges terrae afferunt glo1-iam suam in illam; et portae
eius non claudentur pe1· diem, nox enim non erit illic . ..
Apocalipsis 21, 22-25.
La primera noticia que tenemos de la fiesta de Corpus en las actas capitulares
de la Catedral de M éxico data de 1539: "En dos días del mes de mayo de 1539
años, estando en su cabildo su señoría reverendísima y los muy reverendos
señores deán y cabildo, se mandó que el mayordomo Pedro de Vargas compre
para el día de Corpus Christi lo que fuere menester para los niños"1
Sin embargo, sabemos que la fiesta del Corpus2 se celebraba en la ciu
dad desde años atrás, al menos desde 1526, y que de su organización y realiza
ción se encargaba el ayuntamiento de la ciudad.3 ¿Pero en verdad podemos
1 Archivo del Cabildo Catedral Metropolitano de México (en adelante ACCMM),
Actas de cabildo, libro 1, f. 15v, 2 de mayo de 1539. Observo en los textos antiguos -tanto manuscritos como impresos - los siguientes criterios: modernizo el uso de mayúsculas y minúsculas, regulo según la norma actual la unión o separación de palabras, la acentuación y la punn1ación, y deshago las abreviaturas sin indicarlo. Mantengo, dado su valor fonológico, los arcaísmos fonéticos y ortográficos. Las cursivas son mías.
2 Con el fin de dar a conocer el origen y el significado social y culn1ral de la fiesta de Corpus Christi para la cristiandad, cfr. Miri Rubin, CorpiJS Christi. The Eucharist in Late Medieval Culture, Cambridge, Cambridge University Press, 199l,passim, y una síntesis, de Jacques Le Goff, A fa recherche du Moyen Age, París, Louis Audibcrt, 2005, pp. 92 y ss.
3 Cfr. Nelly Sigaut, "Corpus Christi: la construcción simbólica de la ciudad de México", en Víctor Mínguez (ed.), Actas del III Simposio Intemacional de Emblemática Hispánica, Castelló de la Plana, Un.iversitatJaume l , 2000, p. 39.
41
I sRAEL ÁLvAREz MocTEZUMA
considerar estas fiestas organizadas por el ayuntamiento propiamente como de
Corpus, puesto que sólo un obispo puede "consagrar" al Santísimo Sacramento
y otorgarle así todo el poder de la presencia real de la sangre y el cuerpo de
Cristo, y con esto conferirle la potestad litúrgica que requiere tal celebración?
Nuestra opinión es que la "verdadera" fundación de la fiesta de Corpus
ocurrió con la primera procesión encabezada y con el primer oficio celebrado
por el obispo Zumárraga. Aunque no tenemos la certeza de cuándo haya ocu
rrido, ello debió configurar y moldear el total de las solemnidades que se reali
zarían posteriormente en la capital novohispana. La referencia de arriba es el
primer indicio de una apretada trama.
En realidad, la fundación4 de la fiesta de Corpus es un complejo proceso
social y cultural gestado a largo del siglo XVI novohispano; en este texto propo
nemos una cronología fundamentada en la documentación capitular de la Ca
tedral Metropolitana de México, ceñida, muy de cerca, a los periodos de gobier
no diocesano de los tres primeros arzobispos de México: fray Juan de Zumárraga
(1535-1548), fray Alonso de Montúfar (1551-1572) y Pedro Moya de Contreras
(1573-1586). Veremos, pues, cómo cada uno de los obispos mexicanos en sus
correspondientes periodos propuso -y en ocasiones impuso- su muy particular
forma de concebir y realizar la festividad de Corpus, y cómo ésta se transformó
en la piedra de toque de la política litúrgica de cada uno de los prelados, al
mismo tiempo que su procesión servía para configurar simbólicamente el espa
cio urbano de México como el de una ciudad sacralizada: una Civitas templum.
Fray Juan de Zumárraga era un "humanista cristiano", un ferviente se
guidor de la D evotio M oderna, movimiento intelectual cuyo propósito era refor
mar de raíz el cristianismo,5 y esta visión del cristianismo le traería no pocos
conflictos durante su gobierno episcopal. Como es sabido, tras su consagración
en España, Zumárraga llegó a la ciudad de México en 1534. En estos primeros
42
4 "Fundación: Se dize o de casa o memoria, o de ciudad, o lugar, el origen y principio. La t. Funda tío", Diccionm-io de autoridades, Madrid, Credos., 1963 (ed. facsimilar de 1726-1732).
5 Para un acercamiento a este importante movimiento intelectual de reforma cristiana, vid. Lucien Febvre, Emsmo, la Contarreforma y el espíritu moderno, Barcelona, Orbis, 1985.
CrviTAS TEMPLUM. LA FUNDACióN DE LA FIESTA DE C oRPUS
años se enfrentó a cuanto enemigo se le puso enfrente: a la Audiencia Gober
nadora, a los encomenderos, a los frailes de la evangelización y, en cierta medi
da, a su propio cabildo catedralicio. Estos enfrentamientos estaban encamina
dos a implantar en la Nueva España al clero secular encabezado por el obispo
de México, y en este proceso de implantación y de verdadera fundación de la
catedral, la liturgia era un elemento medular.
Como hemos mencionado, el ayuntamiento ya había organizado du
rante varios años las festividades de Corpus Christi, que habían conferido pres
tigio político a la ciudad, pues la apropiación y el virtual monopolio de una fiesta de tal jerarquía era fundamental, si consideramos que la fiesta y la proce
sión formaban parte del sistema de representación del poder. Lo poco que co
nocemos de estas celebraciones del ayuntamiento lo sabemos gracias a fray
Juan de Zumárraga, quien nos muestra un panorama deslumbrante: en la fiesta
abundaban bailes, juegos, mascaradas, carros alegóricos -entre los cuales he
mos identificado algunos alusivos a los Triunfos de Petrarca6-, danzas indíge
nas, representaciones teatrales y demás "mundanidades"7• Al obispo esto lepa
recía escandaloso, y no por una mojigatería ramplona, pues su desencanto
responde a cuestiones de mayor profundidad. En el proyecto diocesano de
Zumárraga se vislumbra que el obispo franciscano deseaba para su "nueva igle
sia" una liturgia y una religiosidad reformadas, depuradas, pulcras: no quería
repetir en el Nuevo Mundo los vicios de la vieja Europa.
6 Vid. Francesco Petrarca, Triunfos, ed. bilingüe de Guido M. Cappelli, Barcelona, Cátedra, 2003, pp. 87 y ss.
7 Estas y otras referencias provienen de los comentarios que fray Juan escribió sobre su edición del tratado de Dionisio Cartujano, De modo a gen di processiones sanctorumqueveneratione, Colonia,Joannes Soler, 1532. Este libro fue traducido e impreso en castellano por orden de Zumárraga con el título Este es un compeudio breve que tracta de la manera de cómo se han de hazer las processiones: Compuesto por Dionisia Richel cartuxano: que esta en latín e11 In primera parte de sus preciosos op1íscu/os: romatl{ado para comzin utilidad, Sevilla, Juan Cromberger, 1544, cit. por Sigaut en op. cit., pp. 46 y ss. Estoy en deuda con la doctora Sigaut, cuyos trabajos han sido la inspiración de este texto; vid., de la misma autora, "Procesión de Co1pus Christi: la mur~la simbólica en un reino de conquista. Valencia y México-Tenochtitlan", en Osear Mazín (coord.),México eu el mundo hispánico, Zamora, El Colegio de Michoacán, pp. 363 y ss.
43
I sRAEL ÁtvAREZ M ocTEZUMA
Entonces, observamos al obispo regulando las fiestas del calendario
litúrgico, el uso de la música en los oficios, los sueldos y prerrogativas de cape
llanes, cantores, ministriles y el primer maestro de capilla de México. En tal
ambiente debemos contextualizar sus disposiciones, así como su aparente par
quedad -documental y celebracional- al referirse a las festividades de Corpus. Y
es que el obispo luchaba contra dos poderes: el ya mencionado pujante cabildo
civil, y el probablemente más intenso y profundo influjo de la tradición.
D ebemos tomar en cuenta que los pobladores hispanos del incipiente
virreinato contaban con sus propias tradiciones festivas y que, al pasar al Nuevo
Mundo, evidentemente las transculturaron a su nueva tierra; pero, sobre todo,
que la diócesis de México se creó como sufragánea de la de Sevilla -hecho que el cabildo catedral en todo momento se encargaba de recordarle al obispo- y
que, como tal, debía celebrar los divinos oficios y demás fiestas a imagen y
semejanza de su homóloga hispalense.
¿Contra qué, pues, luchaba fray Juan de Zumárraga? Los cabildantes de
la ciudad de México decían que en las procesiones y principalmente en la de
Corpus era lícito que hubiera "regocijos de juegos, y bayles y dans:as: espectácu
los y representaciones y cosas semejantes". El obispo respondía así:
C IVITAS T EMPLUM. L A FUNDACi óN DE LA FIESTA DE C oRPus
tanta vanidad, disolución, distracción y liviandad como en nuestra E spaña se
usa: con harta culpa de los prelados que lo consienten, y no lo vieden como son
obligados, y les es mandado expresamente[ . . . ] que la fiesta del Sanctísimo
Sacramento que hagan y manden hacer la procesión estudiosa y devotamente:
con alegría espiritual, no carnal ni mundana ... 9
Además, agrega que, si bien los santos padres exhortaban a que la fiesta
y la procesión se celebraran con gran devoción y alegría, también animaban a la
contemplación general.
Los argumentos de este "humanista cristiano" son una sólida arenga a
la reforma litúrgica, que iba encaminada a reformar la religiosidad "popular". E s
evidente que Zumárraga teme a las idolatrías, tanto las indígenas como las
hispanas, y busca una "religiosidad popular" reformada.10 D e ahí su renuencia a
implantar una fastuosa celebración en la procesión de Corpus. Para nosotros es
indudable que Z umárraga se identifica con la D evotio M oderna y, sobre todo,
con dos de sus figuras señeras: Dionisio Cartujano y Erasmo de Rotterdam.
D el primero, el obispo retomará un texto fundamental para comprender su
proyecto litúrgico, el libro conocido como D e modo agendi processiones
sanctorumque veneratione, impreso y traducido al castellano por orden de como semejantes juegos y disoluciones sean antes para impedir la atención y 9 !bid .. p. 47. devoción: y algunos o todos deshonestos. Y según la disolución y poca hones- 10
tidad que muestran en ellos los que los representan: antes provocan y incitan
a vanidad y aun a pensamiento, no muy limpios. Y por eso los vedó tan estre-
chamente la Iglesia.8
Para Zumárraga las fiestas y los bailes no son pecaminosos en sí mis
mos, pues forman parte de la recreación y del festejo humano. La preocupación
del obispo tiene un sentido humanista, pues considera que en la procesión de
Corpus se requiere de mayor devoción y meditación sobre el sagrado misterio
que se conmemora. N o quiere, pues, que en Corpus se manifieste
8 Glosa de Zumárraga a la obra de Dionisio Cartujano (1544), cit. por Nelly Sigaut en "Corpus Christi. La construcción . .. ", op. cit, p. 46.
Zumárraga comenta: "pues los españoles presumimos y nos jactamos de que hazemos ventaja a otras naciones en la cristiandad y costumbres: por afrontados nos debíamos tener: ser señalados entre todas ellas: en la disolución, deshonestidad, liviandad y vanidad de aquel día [de Co1pus], en que avíamos de llevar la ventaja, en la devoción y recogimiento. Y cosa de grao desacato y desvergüenza parece que ante el Santísimo Sacramento vayan los hombres con máxcaras y en hábito de mujeres, dan~ando y faltando con meneos deshonestos y lascivos, haciendo estruendo, estorbando los cantos de la iglesia. Representando profanos Triumphos, como el del dios del amor, tan deshonesto [ ... ] y que estas cosas mandan hacer no a pequeña costa de los naturales y vecinos, oftciales y pobres, compeliéndolos a pagar para la fiesta[ .. . ] y por sólo esto aunque en otras tierras y gentes se pudiesse tolerar: esta vana y profana, gentaica costumbre en ninguna manera se debe sufri r ni consentir entre los naturales de esta nueva iglesia, porque como de su natural inclinación sean dados a semejantes regocijos vanos y no descuidados en mirar lo que hacen los españoles antes los imitarían en estas vanidades mundanas que en las costumbres cristianas. [ ... ] y pensarían y lo tomarían por doctrina y ley, que en estas tales burlerías consiste la santifi.cación de las fiestas; y sólo este inconveniente es bastante para que no haya semejantes vanidades en esta nueva iglesia ... ", ídem.
45
I sRAEL ÁLvAREZ M ocTEZUMA
Zumárraga en Sevilla hacia 1544 (conocido como Éste es un compendio breve
que tracta de la manera de cómo se han de hacer las procesiones) -y de cuyas glosas
hechas por el obispo hemos sustraído buena parte de nuestra información-.11
Zumárraga se encuentra aún más cerca de Erasmo, sobre todo a un par
de sus obras, el Enchiridion (Basilea, 1518), o Manual del caballero cristiano, y el Ciceroniano (Basilea, 1528). u El fraile español muestra las mismas inquietudes
y los mismos deseos que el humanista holandés. Zumárraga, como Erasmo, no
desprecia ni condena las ceremonias, pero a sus ojos constituye un "fariseísmo"
creerse salvado y piadoso por el solo hecho de participar en suntuosas ceremo
nias cuando en la "vida mundana" uno se atreve a cometer toda clase de vicios.
La piedad erasmista es una: pia doctrina et docta pietas ("piedad iluminada por
una doctrina piadosa"). Esta fórmula muestra nítidamente lo que era el ideal de
la Devotio. Porque para ésta última orar devotamente, encarecidamente, es la
mejor forma de la piedad. El cristiano debe orar siempre y en toda circunstan
cia, ya ofrezca a Dios alabanza o acción de gracias. La Biblia y la liturgia ofre
cen a los cristianos un repertorio casi inagotable de elevaciones del alma a
Dios. Así, cantar la liturgia constituye una forma privilegiada de oración, pues
el canto litúrgico no es otra cosa que un diálogo con Dios. 13 Por ello encontra
mos expresas órdenes de fray Juan h acia la ordenación litúrgica en su catedral:
46
se mandó, en este dicho cabildo, que los cantores y el maestro de capilla sean
obligados a cantar todas las fiestas de guardar que sean de prima y segunda
dignidad, desde primas hasta segundas vísperas, y los domingos que no fuere
segunda dignidad canten las primeras vísperas y la misa, y el maestro de capilla
venga los domingos del adviento y cuaresma, también a Jas vísperas, y si faltare
sean puntados según dicho es ... 14
11 Jdem. 12 Vid. Erasmo de Rotterdam, "Enchiridion milites Christi" y "Ciceronianus si ve de
oytimo genere dicendi", en Opera onmia Desiderius Erasmus, vol. XV1 y LVJ I,
Amsterdam, ASD, 1969-1997. 13 Cfr. Leon H. Halkin ,Erasmo entre nosotros, Barcelona, H erder,1995, pp. 94 y ss,
193 y ss, y, de Maree! Bataillon,Erasmo y el erasmismo, Barcelona, Crítica, 2000, pp. 162 y SS.
14 ACCMM, Actas de cabildo, libro l. f. 9, 7 de enero de 1539.
CrvrrAs T EMPLUM. L A FUNDAC ióN DE LA FIESTA DE C oRPUS
Es evidente pues que fray Juan no "eliminó" la prodigalidad y la belleza
musical de su catedral y de su liturgia; al contrario, vemos en él un afán de
encauzar y resguardar la pureza litúrgica dentro de su templo; empero, como
veremos, el proyecto litúrgico de fray Juan, si bien funcionó mientras él ocupa
ba la cátedra, a su muerte fue prontamente abandonado, y su sobria y depurada
liturgia se transformó en la máquina festiva más sofisticada del virreinato.
Este hecho se constata con una llamada de atención del cabildo, que se
hallaba en sede vacante:
Fueron de parecer que, en lo de la procesión de Corpus Christi, que la procesión
se haga de la mesma manera que se hacía en vida del señor obispo, sin dans:as,
ni bailes, ni juegos, ni invenciones, excepto las cruces de las parroquias, y en la
procesión deJa octava se haga por la iglesia con sermón, y se convide para ella
a las religiones; y así Jo mandaron ... 15
Esta nota nos sirve para marcar una coyuntura en la historia del Corpus
en la ciudad de México, pues, a partir de estas fechas y con el postrer arribo a la
sede arzobispal de fray Alonso de M ontúfar, encontramos una "mudanza" en
las formas y en los significados sociales y culturales de la festividad.
Fray Alonso de Montúfar, segundo arzobispo de México, arribó a la
Nueva España a mediados de 1554. Este fraile dominico encarnaba las nuevas
políticas eclesiásticas que la Corona comenzaba a aplicar en su vasto imperio. 16
15 ACCMM, Actas de cabildo, libro 1, f. 93v, 10 de julio de 1550. 16 Como bien lo describe el doctor Enrique González, los arzobispos Montúfar
y, posteriormente, Moya de Contreras, cada uno en su estilo, fueron capaces de cumplir sus cometidos. Lograron asentar los fundamentos para imponer en Nueva España la jerarquía del clero secular, el actuar con firmeza y metas bien definidas, y proceder sin miramientos cuando lo creían necesario. Ambos tu vieron una sólida formación académica: el fra ile dominico como teólogo, el clérigo como canonista. Además, uno y otro recibieron el cargo arzobispal como premio a su desempei'lo en la compleja maquinaria burocrática del imperio hispánico. Cfr. Enrique González y González, "La ira y la sombra. Los arzobispos Alonso de Montúfar y Moya de Contreras en la implantación de la Contarreforma en México", en L os concilios provinciales e1z Nueva España. R eflexiones e influencias, M éxico, UNA.l\1-Instituto de I nvestigaciones I-Ii stóricas, 2005, pp. 91 y ss.
47
I sRAEL Á LVAREZ M ocTEZUMA
Sabemos que Montúfar era un hombre inflexible en el terreno políti
co. 17 Consideraba que, si le asistía la razón, los demás debían obedecerle, sin
réplica ni términos medios. Su intolerancia, unida a un temperamento irascible,
lo llevaba a imponerse por la vía de la reprimenda. De ahí su obsesión por
rodearse de un aparato ostensible de poder, por "tener su autoridad". A ese
respecto, baste recordar el orden que trató de imponer al cabildo catedralicio.
Además, el arzobispo se alió con jóvenes clérigos criollos para que le sirvieran
de espías en sermones, oficios, cátedras, claustros y calles de la ciudad, mientras
su incondicional Esteban de Portillo vigilaba si los clérigos iban a caballo, can
taban en tabernas o visitaban mujeres.18
En cuanto a la liturgia y a la fiesta del Corpus en el periodo de Montúfar, tenemos que remitirnos al I y II Concilios Provinciales Mexicanos. Convoca
do por el arzobispo fray Alonso de Montúfar, el primero de ellos se considera
uno de los acontecimientos centrales de la vida eclesiástica y política de la
Nueva E spaña en el siglo XV1. El segundo se celebró en 1565, en respuesta a un
mandamiento del rey para que se aplicaran los decretos derivados del concilio
de Trento. 19
17
18
19
48
Cfr. Magnus Lundberg, Unification and Conjlict. The Church Politics of Alonso de Montúfar OP, Archbishop ofMexico, 1554-1572, Lund, Swedish Institute of Missionary Research, 2002, pp. 86 y ss. ]bid., pp. 138 y ss. Apenas Uegó a la ciudad de México, quiso imponer como deán a su sobrino. Ante la oposición del cabildo, encarceló al arcedeán Negrete, rector de la universidad y primer lector de teología en Nueva Espa.i'ta, y al maestrescuela Sancho Sánchez de Muñón, quien fue exhibido por las calles encadenado. Abundantes indicios de las actas capitulares nos hablan de las ríspidas relaciones entre el capítulo catedralicio y el prelado, sólo por citar algunos ejemplos; vid. ACCMM,
Actas de cabildo, Libro 1, ff. 130v-131, 6 de julio de 1557, y Libro 1, ff. 131-132, 6 de julio de 1557. Es conveniente insistir en que su objetivo no fue el de llevar a la práctica el de Trento, entonces en pleno proceso, cuyos decretos se promulgaron en 1563. De tanta o mayor importancia es el hecho de que el rey sólo aprobó el concilio ecuménico en 1564, luego de tensas negociaciones. Entonces envió órdenes a los obispos de su imperio para que procedieran a aplicar lo ahí dispuesto, y es a partir de al1í cuando los decretos tridentinos, promulgados e impresos, se vuelven un arma jurídica que cada prelado blandirá para defender sus derechos. En el primero, apenas en la constitución IX se hace una vaga alusión a Trento. La finalidad de los concilios provinciales mexicanos, pues, era otra. Cfr. Enrique González y González et al ., "Los concilios provinciales mexicanos primero y segundo", en Los Concilios Provinciales ... , op. cit., pp. 24 y ss.
CIVITAS T EMPLUM. L A FUNDACióN DE LA FI ESTA DE C oRPus
Nosotros pensamos que fue en estos años decisivos cuando se fijaron y
determinaron el sentido, los símbolos, las formas y las representaciones plásti
cas y sonoras -sociales y culturales- de las festividades del Corpus Christi en la
ciudad de México, tal como llegarán a evocar entre nosotros esa imagen de
desbordada luminosidad y exuberancia propia del barroco. La cuestión de las
celebraciones litúrgicas se ve en varios capítulos de esos primeros concilios.20
El capítulo :xxvu del inaugural resulta iluminador en este sentido:
Q¡e no se hagan representaciones en las iglesias: somos informados que, en
algunas iglesias de nuestro arzobispado y provincia, se hacen algunas repre
sentaciones y remem branzas, y porque de los tales actos se han seguido y
siguen muchos inconvenientes y muchas veces traen escándalos en los corazo
nes de algunas personas ignorantes o no bien instruidas en nuestra santa fe
católica, viendo los desórdenes y excesos que en ellos pasan. Por ende,
appmbante concilio, estatuimos y m andamos a todos los curas, clérigos y perso
nas, que no hagan ni den lugar que en las dichas iglesias se hagan las dichas
representaciones sin nuestra especial licencia y mandado, so pena que sean
castigados gravemente ... 21
Parecería, pues, que habría una continuación de la austeridad festiva del
obispo Zumárraga. Sin embargo, los documentos capitulares de la Catedral de
México muestran verdaderas innovaciones en las formas de festejar el Corpus. En primer lugar - en octubre de 1554- se instituye una procesión dentro de la
nave del templo:
estando capitularmente ayuntados el muy ilustre y reverendísimo señor don
f ray Alonso de M ontúfar, arzobispo de esta santa iglesia de México, con los
muy reverendos y muy magníftcos señores [ ... ] dignidades canónigos racioneros
20 "Primer Concilio Provincial Mexicano", capítulos xvm-xxv,xxvn yxxvm, XXXVII,
en Concilios Provinciales Mexicanos. Época Colonial, México, UNAM-lnstituto de Investigaciones Históricas, 2004 (versión digital en co).
21 Ibid., cap. XVll.
49
I sRAEL Á LVAREZ M ocTEZUMA
de esta santa iglesia, estando todos ayuntados tratando en cosas tocantes al
servicio de Dios nuestro señor y pro y utilidad de esta santa iglesia, y para
mayor conversión de los infieles desta tierra, acordaron y ordenaron y constitu
yeron, teniendo atención a lo que se usa en nuestra E spaña, de ordenar una
ftesta solemne del Santísimo Sacramento, que se haga cada domingo primero
de cada mes por dentro de la iglesia, sacando el Santísimo Sacramento y vol
viéndolo a su lugar ordinario, con toda la música y solemnidad que conviene a tan
alta fiesta. Y que se predique [en] todas las fiestas que se efectuaren. Y su
Señoría predicó el primer domingo de la constitución de la fiesta ... 22
Es decir, se estaba instituyendo una "procesión teofórica" de las "cua
renta horas".23
Alrededor de estos años -1558-1560- se vislumbra, también, una
intensa actividad poético-musical dedicada a la fiesta de Corpus. Para ello la
catedral contaba con el binomio Lázaro del Álamo-Fernán González de Eslava,
maestro de capilla y poeta, respectivamente:
50
tratando sobre la solemnidad de la fiesta del Santísimo Sacramento, y de cómo
el maestre de capilla Lázaro del Álamo lo ha hecho tan bien con su trabajo, la
mayor parte del cabildo vino que le diesen veinte pesos de minas, porque
compró ciertos libros para la iglesia y atento a su buena diligencia, y ansí lo
acordaron y mandaron, y que se le den los dichos pesos ... 24
22 ACCJ\11\t, Actas de cabildo, libro 1, ff. 105-105v, 16 de octubre de 1554 {las cursivas son mías).
23 Este tipo de procesión se introdujo en 1 talia y España a principios del siglo XVl,
cuando se extendió la práctica de tener expuesto el Santísimo Sacramento durante cuarenta horas sucesivas, es decir, por un periodo igual al que el cuerpo de Cristo estuvo encerrado en el sepulcro. La procesión se hacía en el interior del templo y era seguida por la recitación de la letanía de los santos. Cfr. Mario Righetti, Historia de la liturgia. vol. 1, bltroducción general. El a1ío lihirgico. El breviario, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1955, pp. 378 y ss.
24 ACCMM , Actas de cabildo, libro 1, ff. 128v-129, 25 de junio de 1557, y también sobre la actividad poético-musical, ibid., libro 2, f. 94v, 12 de enero de 1563. " ... este dicho día presentó una petición el racionero Lázaro del Álamo en que pedía y suplicaba a su señoría reverendísima y señores deán y cabildo le mandasen al mayordomo le pagase treinta y cinco pesos que gastó [en] la navidad, para [la]
C IVITAS T EMPLUM. L A ruNDACtóN DE LA FIESTA DE C oRPus
Entonces, vemos la capilla de música de catedral envuelta en una in
tensa atmósfera creativa. E s también en esta época cuando esa misma capilla
-en un hecho trascendente- sale a la calle para acompañar la procesión del
Santísimo. Aún más, el cabildo y el prelado decidieron organizar un certa
men poético y "premiar a la mejor representación" que se realizara en las fes
tividades del Corpus:
El dicho dia m artes, quince del presente mes de mayo, de este presente año de
sesenta y cinco, que en cada año, para la fiesta del Corpus Christi, por la solem
nidad de la fiesta de tan alto sacramento, se diese a costa de la fábrica de esta
dicha santa Iglesia de México, una joya de plata o de oro, que su precio o valor
fuese de hasta treinta pesos de oro común; para la representación que mejor
fuese de las que este dia se representan , de mejor letra y de mejor representante ... 25
De esta época datan -probablemente- algunos de los villancicos de
dicados al C01pus de Fernán González de E slava.26 Y por una reprimenda del
cabildo dirigida a la capilla de música y a su maestro, sabemos que en la fiesta
de 1571 se hizo dentro de la nave catedralicia una representación, que fue per
mitida y aun avalada por el arzobispo Montúfar.27
representación que se hizo y que su señoría reverendísima y señores deán y cabildo señalasen salario a los que hacían letras para Navidad y Corpus Christiy las fiestas que eran menester en el año y así su señoría y los señores deán y cabildo señalaron y mandaron que cada año se le diesen de salario por hacer las letras necesarias cincuenta pesos de tepuzque ... "(las cursivas son mías).
25 ACCMJ\1, Actas de cabildo, libro 2, f. 150, 15 de mayo de 1565. 26 Vid. Fernán Gon~ález de Eslava, Libro segundo de las canciones, chanfOiletas y
villancicos a lo divino, ed. de Sergio López Mena, México, UNAJ\t-lnstituto de Tnvestigaciones Filológicas, 2003, en especial los villancico Xll, "AJma pues os alegrays", y LXXXll, "Todo quanto veo". En estos villancicos, el au tor alude a la "gracia" y sobre todo a la fe, y expone la teología del misterio sacramental : Dios está entero dentro de la hostia, se entrega y al mismo tiempo permanece, la hostia es pan de vida. Las técnicas de estos poemas escritos en honor del Santísimo son muy variadas, aunque sobresalen en ellos el dialogismo, la plasticidad de imágenes y los juegos conceptuales e ingeniosos.
27 ACCMM, Actas de cabildo, libro 2, f. 267,22 de junio de 1571. " ... se proveyó por la mayor parte de los seiiores deán y cabildo, que el maestro de capilla de esta santa Iglesia, no haga representar las obras que se representaren en esta dicha
51
I sRAEL Á LVAREZ M ocTEZUJ\IA
Lo que queremos resaltar aquí es el hecho de que tal esplendor litúrgico
y festivo siempre se realizó de acuerdo con las directrices del arzobispo, que no
dejó resquicio ritual o litúrgico sin normar. Así, en ese mismo 1571 prohibió a
su clero que participara en la procesión sin que él lo autorizara.28
Para fray Alonso la música desempeñaba un papel central dentro de las
celebraciones, y lo podemos observar regulando su uso, aprobando y premian
do a su maestro de capilla, a sus cantores y ministriles, a sus poetas. En un
documento excepcional, el maestro Lázaro del Álamo rinde un informe al ca
bildo, muy probablemente por orden del obispo, donde enumera las fiestas en
las que la capilla de música debía tener una participación central para solemni
zar las celebraciones:
52
Asimismo, este dicho día el racionero Lázaro del Álamo presentó una memoria
de lo que convenía para el servicio del culto divino, en lo que tocaba el servir los
cantores y organista, la cual memoria es la que se sigue: primeramente, todos
los días de fiesta de guardar, a primeras vísperas, y procesión,y misa. Todos los
domingos del Santísimo Sacramento, procesión y misa. Todos los domingos de
Adviento, y septuagésima, y cuadragésima, procesión y misa. Y todos los días
que h ay seña a vísperas. Los tres Días de tini.eblas, a ellas, y jueves, y viernes
y sábado de la Semana Santa, a misa. Los días que el organista es obligado a
tañer son los siguientes: Primeramente, todos los días de primera y segunda
dignidad, primeras y segundas vísperas, y procesión y misa; y en las octavas
solemnes los tres días principales, misa y vísperas, y el día de la octava. Todos
santa Iglesia, y ninguna parte fuera de ella, sin expresa licencia de los dichos señores deán y cabildo, so pena que si de este mando exediere, él y todos los cantores que a eUa fueren, serán multadas en cuatro pesos cada uno[ ... ]".
28 ACC~IM, Actasdecabildo,Jjbro2,(27lv,21 de agosto de 1571 " ... Asimismo los dichos señores, este djcho día ordenaron y mandaron que de aquí adelante no salga este ilustre cabildo en procesión alguna, para ninguna parte de las que solía ir, si no fuera a la procesión de san T-Iipólito, por ser ya devoción del pueblo introducida. Y a las demás que solían ir, si quisieren los cofrades celebrar sus fiestas con algunos señores del cabildo, vaya un canónigo y un racionero, y un capellán para decir la misa mayor y no más. Y éste se proveyó y mandó por los dichos señores en el dia mes y año referido ... "
CiviTAS T EMPLUM. L A FUNDACi óN DE LA FI ESTA DE C oRPus
los domingos del año, primeras y segundas vísperas, y procesión y misa, excep
to los domingos de Adviento, y septuagésima, y cuadragésima, si no fuere
cuando hubiere procesión del Sacramento, y que ha de tañer a ella todos los
sábados que se rezare de nuestra señora, a misa. A todo lo cual, así los cantores
como el organista, sean obligados a acudir con tiempo, si no, que sean puntados
por rata [sic] de los días que cada uno es obligado a servir. Y vista la memoria
por su señoría reverendísima y señores deán y cabildo, vinieron en que ansí se
guardase y cumpliese y se puntase en el cuadrante por rata y no por días ... 29
Aquí, pues, se inicia el esplendor de las fiestas de Corpus en el siglo XVI,
pompa que habrá de continuar durante el arzobispado de Pedro Moya de
Contreras.
Fue a este prelado a quien correspondió implantar en suelo indiano los
decretos, las políticas y las reformas religiosas surgidas del Concilio de Trento.
E ste proceso se iniciaría con el Tercer Concilio Provincial Mexicano (20 de
enero de 1585-octubre de 1585), convocado por Pedro Moya de Contreras,30
entonces arzobispo de México y virrey en funciones de la Nueva E spaña.31 Así,
pues, profundas reformas litúrgicas se cernían sobre la Catedral de México:
Atendiendo a que el .medio más eficaz que puede aprovecharse con mejor
éxito para mantener la devoción del pueblo cristiano es establecer un orden
admirable en el culto divino, para que brille la maravillosa hermosura de la
29 ACCMM, Actas de cabildo libro 2, f. 95, 12 de enero de 1563. 30 Sobre Pedro Moya de Contreras, vid. Stafford Pool e, Pedro Moya de Co11treras.
Catholic Reform and Royal Power in New Spai11, 1571-1591, Berkcley, Univcrsity ofCalifornia Press, 1987. En cuanto a las relaciones del arzobispo con la universidad, autoridades virreinales y clero regular, vid. también: Enrique Conzález y González, "Pedro Moya de Contreras (ca.1525-1592), legislador de la U niversidad de México", en Doctores y escolares. JI Congreso Intemacio11al de las Universidades Hispánicas (Valencia 1995), Valencia, Universitat de Valencia, 1998, vol. t, pp.195-21 9,y, también de González y González "La ira y la sombra ... , op. cit., pp. 104-121.
31 Moya fue el tercer arzobispo de México, y el primero del clero secular. Su gobierno (1573-1592), además, coincide con un progresivo desarrollo del clero ruocesano, que buscaba hacerse de los espacios que le eran propios, ocupados por las órdenes regulares, proceso que se vio favorecido por la aplicación de los decretos tridentinos en ueva España y la "Ordenanza del Patronazgo" de 157 4.
53
IsRAEL ÁLVAREZ MocTEZUMA
Iglesia militante, con la djversidad de ornato que le proporcione la diferencia
de los oficios y ministerios que se advierten en ella, se ha considerado necesario
que se procure con sumo cuidado no se altere en manera alguna esta divina
armotúa, sino que, por el contrario, llenen cumplidamente todos los prebendados
y beneficiados las funciones propias del cargo que se les ha conferido, en cuya
virtud gozan del beneficio que se les concede.32
La música tendría un papel central en estas reformas litúrgicas, pues -
como rezaba uno de los cánones del III Concilio Mexicano, ((consta que el
espíritu se excita sobremanera, y es llevado suavísimamente a la contemplación
de las cosas divinas por el culto exterior de las ceremonias ... "33 Y lo primero
que se reguló fue el canto polifónico dentro de la liturgia:
32
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54
ordenaron y mandaron que, a imitación del orden que la Iglesia católica tiene
dispuesto en la celebración de los divinos oficios, haciendo distinción y diferen
cia de unas fiestas a otras, en las vísperas que se ofician en canto de órgano. El
maestro de capilla que es o fuere, no cante en canto de órgano más de e]
primero y el quinto salmo, sino en las vísperas de Navidad, las vísperas de los
Reyes, las vísperas de la Ascención, las vísperas de Pentecostés, las vísperas de
Corpus Christi, las vísperas de san Pedro y san Pablo, las vísperas de la Asun
ción de nuestra Señora y las vísperas de Todos santos; que en estos días aquí
señalados podrá cantar primero, tercero y quinto salmo, y haciendo lo contrario
sea puntado a la voluntad del señor presidente, el cual firmó este auto ... 34
Vid. "Tercer Concilio Provincial Mexicano", Libro 3, título I, "De la visita ... ", en que se encarga a los obispos que atiendan cuidadosamente "al culto divino y al decoro de las iglesias", y, en ese mismo }jbro, el título JI, "De la vigilancia ... ",§ XIV, en que se encarga lo mismo a los curas párrocos; títulos lll, § 1 y 11, en que se insiste en el orden y decoro en la celebración de los oficios divinos, en la continuidad del ritual y en Jos estatutos establecidos por el concilio, y el título XVIIJ, en Concilios Provinciales Mexicanos, op. cit. !bid., "Estatutos de la catedral de México" (véase anexo ll de la edición del m Concilio Provincial Mexicano, op. cit.). ACCMM, Actas de cabildo, libro 3, f. 248, 24 de julio de 1587.
CiviTAS TEMPLUM. L A FUNDACióN DE LA FIESTA DE CoRPus
Y podríamos continuar citando más y más documentos en donde se
observa el afán del arzobispo Moya de incrementar la suntuosidad de la festivi
dad del Corpus. Valga como ejemplo de esa intensa actividad litúrgica y festiva
esta espléndida descriptz'o de 1589:
proveyeron y mandaron que, de hoy en adelante, dicha la nona, se vaya a
víspera del Corpus Christi, en procesión al sagrario de los curas, y en procesión
con palio y hachas encendidas, se traiga la custodia con el Santísimo Sacra
mento, hasta en medio del altar mayor, donde suelen ponerse las andas con
mucha solemnidad, y el presidente, con capa, traiga la custodia con el Sacra
mento, y luego, puesto el Sacramento en sus andas, empiecen las vísperas y se
digan maitines a las cuatro y media, y dichos los maitines, se encierre el Santí
simo Sacramento, y en amaneciendo, se ponga por un prebendado que se
nombrará para el efecto ... 35
k 1
De todo ello podríamos apuntar un hecho que consideramos significa
tivo: hemos presenciado un proceso donde se resaltan dos espacios simbólica
mente delimitados: la nave de catedral (el templo) y la plaza (la ciudad); es
decir, se delimitan un "dentro" y un "fuera", y en todos los documentos capitu
lares de todos los periodos episcopales se manifiesta el esmero del cabildo y de
los obispos por regular las festividades dentro de su iglesia: la música, el rito, las
"chanzonetas", las ((representaciones", todo lo que se canta y sucede bajo las
bóvedas de catedral está cuidadosamente regulado. Lo que acontecía fuera de
la iglesia - definitivamente- era de otro mundo, y ahí, pese a los constantes
afanes de los arzobispos y del alto clero diocesano, se gestaba una rica y sólida
fi . 'd d (( d " " ul " estiVl a mun ana , pop ar .
Y así como el barullo de la plaza irrumpía de vez en cuando en la nave
catedralicia, convirtiendo el recinto sagrado en una extensión del regocijo pro-
35 ACCMM, Actas de cabildo, libro 4, f.18, 26 de mayo de 1589.
55
I sRAEL ÁLVAREZ M ocTEZUMA
fano, la plaza y las calles de la ''ciudad", es decir, la "traza", en algún momento
de la procesión, se transformaban, ellas mismas, en el templo.
El primer registro -existente en las actas capitulares- del recorrido que
hacía la procesión de la custodia con el cuerpo de Cristo es relativamente tardío
(1573).36 Nos muestra un desfile que se mueve por las calles de la traza y toca los
principales conventos mendicantes (Santo Domingo, San Francisco y San
Agustín), así como la reciente iglesia de los jesuitas (el Nombre de Jesús), para
luego rodear la retícula urbana y llegar a las principales parroquias de españoles
de la ciudad -Santa Catalina y la Santa Veracruz-. Si nos atenemos a que este
recorrido contaba ya con el reconocimiento de "uso antiguo", podemos argüir
que este itinerario, y no otro, fue el primigenio en la fiesta de Corpus ChristiY
Pues bien, este trayecto, que siempre quiso ser "fijo e inalterable",
sacralizaba un espacio y cerraba una bóveda celestial sobre la ciudad que debía
funcionar en términos simbólicos.38
Las fiestas del Corpus Christi, en especial su procesión, desarrollaron
una densa y simbólica retórica visual y sonora: es decir, un sistema de represen
tación cuyo centro era la eucaristía -símbolo tangible del dogma de la
transubstanciación, central para la religiosidad de la Contrarreforma. Esas pro
cesiones, que en un principio, como hemos visto, se llevaban a cabo con sobrie-
56
36 ACCMM, Actas de cabildo, libro 2, ff. 277v-278, 17 de marzo de 1573: " ... dijeron que debían detenninar y determinaron que de aqui adelante las procesiones que solían ir a los tres monasterios, santo D omingo, san Francisco y san Agustín, que son el día de san Marcos, Co1pus y las otras dos de las letanías, [que] vayan a las dos parroquias que están fundadas en ésta ciudad de México, santa Catalina y Veracruz,y la tercera vaya a la casa de la compañía del nombre de j esús; y así lo ordenaron y mandaron por causas justas que a ellos les movió ... "
37 I tinerario que Bernardo de Balbuena en su poema -en donde construye una ciudad de México ideal, "espejo de jerusalén"- delinea para dotar a la ciudad de un sentido de "ciudad procesional". En innumerables versos de su poema, Balbuena hace referencia a la magnificencia de las procesiones de la ciudad y al ámbito celeste de que ésta de hallaba imbuida. Vid. Bernardo de Balbuena, Grandeza mexica11a, México, UNAM-Coordinación de Humanidades, l 963, pp.18, 55 y ss. Cfr. Trinidad Barrera, "Bases para la configuración del imaginario urbano: en torno a Gra11deza mexicana", en José Pascual Buxó (e d.), Permanencia y destino de la literatura novohispana. Historia y crftica, México, ll:-.11\M -Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 2006, pp. 187-196.
38 Vid. Nelly Sigaut, "Procesión de Co1pus Christi ... ", op. cit., pp. 363 y ss, y "C01pus Christi. La construcción ... ", op. cit.
CiviTAS TEMPLUM. L A FUNDACi óN DE LA FI ESTA DE CoRPus
dad dentro del recinto catedralicio, pronto se abrieron al "siglo", a espacios
susceptibles de ser sacralizados con la inefable presencia del Cuerpo de Cristo.
Sólo así podemos explicar la importancia del itinerario procesional, que tocaba
lugares significativos en "la traza" de la ciudad.
A lo largo del siglo XVl, la Iglesia diocesana y la Corona trataron de
implantar en la ciudad de México un modelo de organización urbana inmersa
en un complejo programa de representación de las ciudades que configuraban
su vasto dominio. La re-simbolización (renovatio), de profundo signo cristiano,
de que fueron objeto las nuevas ciudades de la geografía hispana, contamina
das por sus "raíces paganas", nos señala el afán con que la Corona, finalmente,
quería mostrar su estatura y su poderío a través de la representación sacralizada
de las urbes. Las ciudades del Imperio se muestran como lugares conquistados
y purificados, donde en adelante operará una sola fe monolítica.39
La "ciudad episcopal"40 se extendía bajo la protección de la "ciudad
celeste", para demostrar que ambas eran una misma, así como toda la investí
dura y la sacralización del espacio se incrementaron después de la ordenación
tridentina, siguiendo en ello los proyectos de la política expansiva de la cristian
dad (de la monarquía hispánica). En este sentido, implantar y propagar la fiesta del Corpus Christi impli
caba "resimbolizar" a la Ciudad como Templo mediante el acto litúrgico. La
misma procesión con el Santísimo Sacramento actuaba como acto sacralizador
que infundía santidad no sólo al templo que habría de ser su receptáculo, sino
también a las calles mismas de la ciudad por donde circulaban las sucesivas
procesiones. Las elites intelectuales y los "operadores simbólicos" (los artistas, los
poetas y los músicos) actuaban así ofreciendo imágenes y discursos que apuntan
a la creación de horizontes oníricos de las urbes. Imágenes que presentan síntesis
39 Cfr. Richard L. Kagan,Las ciudades en el Siglo de Oro, Madrid, erea, 1987, pp. 80 y ss; Fernando R. de la Flor, La penfnsula metajfsica. Arte, literatura y pemamimto en la Espmia de la Contraneforma, Madrid, Biblioteca ueva, 1999, pp. 201 y ss; E. Martínez Ruiz el ai.,Madrid, Felipe JI ylasciudades de la Monarqufa, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 2000, pp. 289 y ss.
40 En el Antiguo Régimen, civitas era precisamente el centro urbano habitado por un obispo. Cfr. G iuseppe Sergi, L'Idea di medioevo, Roma, D onzelli , 1998, pp. 108 y SS.
57
I sRAEL ÁLVAREZ M ocTEZUMA
ideales, que superan la conflictividad de la realidad social y que son, de este
modo, propuestas para la realización del afán mesiánico de la monarquía cató
lica, esencialmente en el seno de una organización social marcada de modo
profundo por los procesos vinculados a los conflictos de una ciudad de con
quista, corno M éxico.
A sí, las elites urbanas - el obispo, el cabildo catedral, el ayuntamiento y la Corona- moldeaban e intervenían, en todo acto de representación, en todo
despliegue del fasto litúrgico y festivo, poderes capaces de modelar las repre
sentaciones y los discursos del espacio y del tiempo social y real, en lo que había sido su más eficaz estrategia de dominio simbólico.41
L a Civitas Templum se abre finalmente paso y llega a su confirmación
en cuanto espacio sacralizado, exorcizado del mal, liberado del caos. Se trata de
un símbolo culminante en el proceso de cristianización, 42 finalmente coronado
por la festividad mediante ese aparatoso acto de investidura de la señal divina
que, en una apoteósica presencia de la divinidad, en la forma del Santísimo Sacramento, sucede en un tiempo y un espacio ((inmutables". Y es en el imagi
nario colectivo en donde la urbe recibe su estatus ultraterreno con la presencia
del Santísimo. Pero es, sobre todo, con el canto de la oración como esta atmós
fera de santidad se hacía tangible, como lo prueba uno de los motetes que se
cantaban en el oficio de Corpus:
58
In devot ione nunc omnes decantemos/ hymnus et cantica Regi angelorum/ et in
laetitial mmc chorus r·esonet/ magnificentiam Domini Dei nostri/ et laus et gloria
iugiter n·ibuatur/ ad invicem illi corde et animo./ ]esu piisime, suscipe iam preces
41 Vid. Roger C hartier, "Escri tura, oralidad e imagen en el Siglo de Oro", en El presente del pasado. Escritw·a de la historia. H istoria de lo escrito, México, Universidad Iberoamericana, 2005, pp. 117 y ss; M ichel Mullet, La cultm·a popular eula baja Edad Media, Barcelona, C rítica, l 990, pp. 11 y ss; De la F lor, op. cit., pp. 3 y SS.
42 Cfr. Antonio Rubial. "Civitas Dei et Novas 01·bis. La Jerusalén celeste en la pintura de la Nueva España", en Anales del Imtituto de Investigaciones Estéticas, vol. XX, núm. 72, México, primavera de 1998, pp. 5-35; vid. Antonio Ramírez et al., Dios arquitecto. J uan Bautista Villa !pan do y el templo de Salomón, Madrid, Siruela, 1991, pp. 51 y ss.
C i viTAS T EMPLUM. L A FUNDACióN DE LA FI ESTA DE C oRPus
m-voruml Qui nullum despicis sedad iucunditateml rex da veniam vere misericors/
Ut coeli gloria omnes peifruamU?:/ Cum turba beata cantantes in aetemuml in
cantibus angelicis no mini sancto tuo,/ O 1·ex mirabilis, te nunc omnes colaudamus. 43
D e esta forma, la música, en las fiestas de Corpus, se volvía diáfana, y en
instantes parecía una sustancia invisible que podía respirarse como el aire.
43 Obra del maestro sevillano Francisco Guerrero, en Motecta Liber Secu11dw (Venecia, 1589). Ahora sabemos que este maestro tenía una estrecha relación con la Catedral de México, en donde sus obras eran ampliamente conocidas e interpretadas. Una traducción sería: "Cantemos ahora todos con devoción/ Cánt icos e himnos al rey de los ángeles/ Qye la multitud cante ahora con alegría/ la magni.ficencia de Dios nuestro señor/ y que nuestras almas y corazones/ den gloria y alabanza eterna/ P iadosísi m o Jesús, con templa ahora las oraciones de tus siervos/ no las desprecies/ sino recíbelas con alegría/ Rey misericordioso, danos de verdad la gracia/ para que todos gocemos de la vida celeste/ Con la multitud dichosa de los que cantan por la eternidad/ y los cantos de los hombres a ru nombre santo/ ¡Oh, rey de las maravillas! ¡Todos te alabamos! (Traducción del Seminario l nterdisciplinario de Estudios Medievales, Facultad de Filosofía y Letras-UNAM).
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"SoMBRAS Y ENRAMADAS". LA PARTICIPACIÓN
DE LOS PUEBLOS INDIOS EN LA FESTIVIDAD DE CoRPUS CHRISTI*
Ana Laura Vrízquez Martínez
Escuela Nacional de Antropología e Historia
Las cofradías, cajas de comunidad, hospitales, conventos, gremios y pueblos de
indios han sido objeto en los últimos años de varios análisis e importantes
estudios encaminados a cuestionar la función y los objetivos de esas instituciones como organizaciones comunales o corporaciones durante la época colo
nial.1 Andrés Lira y Luis Muro afirman que, después del llamado "Siglo de la integración''2 comenzado entre 1570 y 1580, se definieron las principales es
tructuras económicas, políticas y religiosas de la Nueva España, y que dicho
proceso histórico permitió crear organizaciones comunales que respondían a
intereses políticos y económicos, donde la religiosidad de los indios fue un elemento importante para establecer ciertas creencias y prácticas comunitarias
hacia un sentido de corporación bien explícito. En el caso de los indígenas y
dentro de ese "Orden de República", surgió el "Pueblo de Indios".3 Esta orga
nización corporativa tenía como fin aglutinar a los indígenas bajo la ley cristiana dentro de un marco jurídico español, expresado en la Nueva España en los
cabildos, los ayuntamientos y la iglesia. Los pueblos de indios se convirtieron así en una parte de ese "corpus social"4 novohispano constituido por cuerpos
*
1
2
3 4
Agradezco a la maestra Berenise Bravo Rubio los comentarios y el apoyo que me brindó al realizar el presente trabajo. Entre otras obras destacadas, pueden mencionarse las siguientes: María Alba Pastor, Cue1pos sociales, cuerpos sacrificia/es, M éxico, FCE-UNAM, 2004; María Alba Pastor y Alicia Mayer ( coords.), Formaciones religiosas en la América colonial, México, UNAM-Facultad de Filosofía y Letras, 2000; Alicia Bazarte Martínez, Las cofradías de españoles en la ciudad de M éxico (1526-1869), México, UAMU nidad Azcapotzalco, 1989; Alicia Bazarte Martínez y Clara García Ayluardo, Los costos de la salvación. Las cofradías y la ciudad de México (siglos XVI al XIX),
México, CIDEIIPN/ AGN, 2001; Blanca Lar a Tenorio, Historia de una caja de comunidad. Tehuacán 1586-1630,México,INAH,2005. Al respecto, véase Andrés Lira y Luis Muro, "El siglo de la integración", en Historia general de México, México, El Colegio de México, 1987, t. I, pp. 373-469. Ibid., pp. 438-444. Pastor, Cuerpos sociales ... , op. cit., pp. 11-18.
61
ANA LAURA V ÁZQUEZ M ARTÍNEZ
menores y mayores, microcosmos que reproducían una jerarquía civil y una
"disciplina eclesiástica"5 donde se formó el ideal cristiano y el sentido de corpo
ración de los indígenas. Los pueblos de indios fueron corporaciones y, en su
sentido más amplio, "personas morales colectivas, sujetos colectivos de dere
cho";6 sin embargo, normalmente se entendían o más bien actuaban como
"cuerpos dóciles"/ ya que eran sometidos y ejercitados para "expresar la natura
leza comunitaria, corporativa y religiosa de la sociedad novohispana".8
Una de esas instituciones no eclesiásticas destinadas a ejercitar a los
pueblos indios como "cuerpos dóciles" en ese ideal cristiano fueron los ayunta
mientos. Estas corporaciones organizaron desde su marco institucional prácti
cas sacras "dedicadas al culto divino", en el que incorporaron de manera activa
a los denominados pueblos de indios.9 Entre las fiestas religiosas que regulaba
el Ayuntamiento se encontraba precisamente la festividad del Corpus Christi.
Sobre la relación que había entre el Ayuntamiento de la Ciudad de México a
mediados del siglo xvm, los pueblos indios ubicados a 14leguas alrededor de la
ciudad y la preparación de las "sombras y enramadas" para la procesión de Cor
pus, se centra el presente artículo. Pero antes es preciso explicar brevemente
cuál fue el origen de esta fiesta.
ÜRIGEN DE LA FIESTA DEL CoRPus CHRIS'11:
La fiesta del Corpus Christi, en el discurso oficial católico, significa la adoración
al Santísimo Sacramento, que con su imagen alude a la permanencia del cuer
po y la sangre de Cristo. La Iglesia, de acuerdo con R. Cabié, estableció diversas
formas de culto de la eucaristía, y una de ellas la constituyeron las procesiones
62
5 Sobre el concepto de "disciplina", véase Mi eh el Foucault, Vigilar y castigar. Na-cimiento de la prisión, México, Siglo XXI, 1998, pp. 145-146.
6 Pastor, Cuerpos sociales ... , op. cit., p. 61. 7 Foucault, op. cit., pp.139-174. 8 Clara García Ayluardo, "Ceremonia y cofradía: la ciudad de México durante el
siglo xvut", en Rosa María Meyer Cosío (coord.), Identidad y prácticas de los grupos de poder en M éxico, siglos XVII-XIX, M éxico, INAII (Col. Científica, 398), 1999, p. 67.
9 Idem.
"SoMBRAS Y ENRAMADAS". L A PARTICIPACIÓN DE LOS PUEBLOS INDIOS
de Corpus. 10 Se tienen noticias de que esta festividad se celebró por primera vez
en Lieja en 1247, a instancias de una religiosa llamada Juliana de Mont
Cornillo.11 Sin embargo, no fue hasta 1264 cuando el papa Urbano IV la insti
tuyó como una fiesta para toda la Iglesia católica, a través de la Bula transiturus.
La festividad del Corpus Christi se distinguió principalmente por las
numerosas procesiones que se hacían aludiendo al Santísimo Sacramento. Ta
les celebraciones se realizaban en una fecha movible, a saber, el jueves posterior
a la octava de Pentecostés.12 Las procesiones13 del Corpus se convirtieron desde
entonces en el medio a través del cual el pueblo cristiano dio testimonio públi
co, en las calles de las ciudades y los poblados, de su fe y piedad respecto a la
eucaristia.14 Durante mucho tiempo, a esta festividad se le llamó Nova sollemnitas;
más tarde se le denominó Fiesta de la Eucaristía, Fiesta del Santísimo Sacra
mento y Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Con la llegada de los
españoles al nuevo mundo, esta celebración se incorporó en el calendario litúr
gico, y desde fechas muy tempranas se encuentran registros de ella. FrayToribio
de Motolinía, por ejemplo, da testimonio de cómo se celebró en Tlaxcala en
1538:
Allegado este santo día del Corpus Christi [ ... Los indios] adornan sus iglesias
y por donde tiene que pasar La procesión hacen muchos arcos triunfales, he
chos de rosas, con muchas labores y lazos de las mismas flores [ ... ] todo el
10 Para conocer las diversas formas de culto, consúltese R. Cabié, en A.G. Martimort, La Iglesia en oración. Introducción a la liturgia, Barcelona, Herder, 1987, pp. 553-558.
11 Para profundizar en la historia de la festividad de Corpus Christi, véase P. Jounel, en ibid., pp. 994-996.
12 Pentecostés (del griego pentekostós, quincuagésimo): festividad católica celebrada en domingo, a los 50 días de la Resurrección de Cristo; tiene como motivo festejar la Pascua y el Espíritu Santo.
13 Las peregrinaciones, al contrario de las procesiones, se caracterizan por ser externas y tener un desplazamiento norma.Jmente fuera del lugar de origen. La definición de procesión propuesta por J. Evenou la describe como ser una asamblea litúrgica en marcha, ordenada, jerarquizada y acompañada de cantos y oraciones; según su objeto, puede haber procesiones festivas y penitenciales; Martimort, op. cit., pp. 812-834.
14 !bid., p. 556.
63
ANA LAURA V ÁZQUEZ MARTÍNEZ
camino que tiene de andar la procesión tienen enramado de una parte y de
otra[ ... ] iba en la procesión el Santísimo Sacramento[ ... ] todo el camino
estaba cubierto de juncia, y de espadañas y flores [ ... ] había en el camino sus
capillas con sus altares y retablos bien aderezados [ ... ] estaban diez arcos
triunfales grandes muy gentilmente compuestos; y lo que era más de ver y para
notar, era que tenían toda la calle a la larga hecha en tres partes como naves de
iglesia; en la parte de en medio había veinte pies de ancho; por ésta iba el
Sacramento y ministros y cruces con todo el aparato de la procesión, y por las
otras dos de los lados, que eran de quince pies, iba toda la gente[ ... ] y este
apartamiento era todo hecho de unos arcos medianos [ ... ] y de éstos había por
cuenta mil y sesenta y ocho arcos [ ... ] estaban todos cubiertos de rosas y flores
de diversos colores y maneras [ ... ] y con las que había en las capillas, y las que
tenían los arcos triunfales, con otros sesenta y seis arcos pegueños. 15
Las calles, según el testimonio de Motolinía, se presentaron como los
espacios donde la gente en dicha festividad proyectaba expresiones de las
más diversas índoles: pirotecnia, flores, quema de toritos, gran vendimia de
comida y dulces, música, danzas, teatro y corridas de toros. Desde entonces la
festividad del Corpus Christi se presentó como una "unidad de lo diverso"16
por su constitución organizacional, visual y musical, y por la ordenada asis
tencia de las corporaciones, que le imprimieron el carácter de gran fiesta so
lemne de la Colonia.
Pero ¿cómo se celebró esta festividad en la capital religiosa, es decir en
la ciudad de México? En 1600, la celebración comenzó con el repique de las
campanas de todas las iglesias, que marcaba el inicio de la procesión, donde
marchaban cofradías y gremios con sus estandartes y sus santos patronos, se
guidos por el clero secular, el Tribunal de la Inquisición, los curas párrocos, los
64
15 Fray Toribio de Motolinía, Historia de los indios de la Nueva España, México, Porrúa,1984,pp.54,61-62.
16 La totalidad es la síntesis de múltiples determinaciones o la unidad de lo diverso para dar cuenta de la articulación de varios elementos, así como de sus relaciones. Karl Marx, Introducción general a la crítica de la economía política/1857, México, Siglo XXJ, 2001, pp. 31-62.
"SOMBRAS Y ENRAMADAS". LA PARTICIPACIÓN DE LOS PUEBLOS INDIOS
miembros del cabildo eclesiástico y el prelado. Encabezaban el desfile la custo
dia, el virrey, la Audiencia y la Universidad, 17 y destacaban también en él gigan
tones, música y danzas. Ya en 1722, la asistencia de las procesiones era mayor.
García Ayluardo refiere que al menos 85 hermandades se integraron a las pro
cesiones de Corpus, con sus estandartes y una gran cantidad de imágenes
emblemáticas. "La imagen más importante, sin embargo, fue la del propio San
tísimo Sacramento que se llevó por las calles, cubierta de toldos, enramados y
guirnaldas, mientras que los edificios y casas principales lucían adornadas con
tapices y ricos bordados."18
Esta "riqueza visual" dio vida y significado a la celebración del Corpus
Christi y, como afirma la misma autora, "reafirmó las jerarquías sociales y pro
porcionó un medio visible y simbólico de control social. Proporcionó también
orden y jugó un papel clasificador, estratificado y permeable en una sociedad
compleja, en donde cada individuo formó parte de diversas corporaciones y
grupos".19 En la solemnidad, la devoción respondía a ese poder visual por me
dio de hermosas vestimentas, joyas, flores y aromas que adornaban cada una de
las imágenes y las calles por donde pasaría la procesión, haciendo de una u otra
manera público el poder.
Pero, ¿cómo participaban los pueblos indios en las procesiones en la
ciudad de México?, ¿cómo reguló su participación el Ayuntamiento? En primer
lugar, es importante saber que la principal tarea que tenían encomendada era
adornar anualmente las calles por donde transitaría la procesión. Los orna
mentos que los indios de diferentes pueblos elaboraban y colocaban para este
"tiempo efímero"20 eran tapetes de aserrín, flores, arcos, tules, luces y especial-
17 Pastor, Cuerpos sociales . .. , op. cit., pp. 268-270; Antonio García Cubas, El libro de mis recuerdos. Narraciones históricas, anecdóticas y de costumbres mexicanas anteriores al actual orden social, México, Porrúa, 1986, pp. 361-370.
18 García Ayluardo, op. cit. , p. 72. 19 Ibid.,pp. 68y76. 20 Efímero es un régimen temporal de carácter excepcional. La relación de eventos
excepcionales crea "escritura de la efímero", que es la relación conmemorativa de la fiesta en que se suspenden los ciclos productivos materiales. "Ello en favor de la apertura hacia una temporalidad generadora de símbolos, de signos culturales". Fernando R. de la Flor, Barroco, representación e ideología en el mundo hispano (1580-1680), España, Cátedra, 2002, p. 163.
65
ANA LAURA V ÁZQUEZ MARTÍNEZ
mente "sombras y enramadas". Es precisamente el objetivo de esta investiga
ción exponer cómo eran estos adornos, cómo se construían, quiénes dirigían su
confección, qué reglamentos normaban su fábrica y, sobre todo, cómo esta ta
rea daba un sentido de corporación a los pueblos indígenas. Para contestar a
todas estas interrogantes utilizaremos un "corpus documental homogéneo"21
localizado en el Archivo Histórico del Ayuntamiento de la Ciudad de México
(vol. 3712), titulado Procesiones. El volumen contiene 38 expedientes que datan
de 1686 hasta 1827. De tales expedientes, 19 hacen referencia a la festividad
del Corpus Christz"22 y, por lo tanto, a las "sombras y enramadas" construidas por
los pueblos indios ubicados alrededor de la ciudad.
ÜR DENANZAS, CONVOCATORIAS Y REGLAMENTAC IONES
La primera lectura de estos documentos permite ver no sólo la perfecta orga
nización de las corporaciones de indios como tales, sino también la coordina
ción en gran escala, donde los jefes de cada pueblo y cada pueblo sujeto man
tenían una comunicación estrecha con el Ayuntamiento, principalmente a través
de un funcionario conocido como intérprete general. Éste era el encargado, por
parte del Ayuntamiento, de coordinar los trabajos con los pueblos indios. El
puesto de intérprete general de la Nueva España fue ocupado durante varios
años - al menos de 1730 a 1790- por Juan Cayetano Lezama, cuyas funcio
nes relativas a las "sombras y enramadas" eran reguladas por una Ordenanza
aprobada el 4 de noviembre de 1728.23 Según esta ordenanza, el intérprete
tenía que convocar, entre abril y mayo, a todos los pueblos indios ubicados
dentro de un perímetro de 14leguas de distancia de la ciudad de México, para
66
21 Arlette Farge, La vida frágil, México, Instituto M ora, 1994, pp. 35-39. 22 Archivo Histórico del Distrito Federal (en adelante Al tOr), Procesiones, vol.
3712. Los expedientes son 1-5,7-20. 23 Al! DF, Procesiones, vol. 3 712, exp. 7, f. 8. Transcripción diplomática, basándose en
el libro de Natalia Silva Prada, Manual de Paleografía y diplomática hispanoamericana siglos }.'J11, XVII y XVIll, México, UAM-1, 2001, pp. 47-51. Se refiere a la transcripción más cercana (literal) en que está escrito el documento original, para que se conozca la forma en que se escribía y la escritura de la época. En todas las citas he conservado la ortografía, puntuación y sintaxis originales de la fuente, desglosando solamente las abreviaturas.
"SoMBRAS Y ENRAMADAS" . L A PARTICIPACIÓN DE LOS PUEBLOS INDIOS
que prepararan las sombras y enramadas. El costo por el envío de convocato
rias (despachos), cartas y correos, y por la asistencia del escribano como testi
go, ascendía cada año a una cantidad aproximada de 120 pesos y 3 reales
(véase tabla B*). El intérprete tenía la obligación de cuidar que los jefes princi
pales de cada pueblo trajeran sólo a "indios operarios y precisos" ,24 que se alter
naban cada año, y que tenían prohibido llevar consigo a sus familias u objetos y
animales que pretendieran intercambiar o regalar. Además debía impedir que a
los indios legítimamente imposibilitados para ir a poner la enramada se les
apremiara o se les exigiera cantidad alguna por no hacerlo.25
En las convocatorias, el intérprete recordaba a los pueblos que, para
abastecerse de los materiales con que elaborarían las sombras y enramadas, es
decir morillos, petates, flores y carrizos, tenían que hacer uso de los Bienes o
Cajas de Comunidad de la Ciudad de México,26 con objeto de no tener que
cargar los materiales desde sus pueblos. Finalmente, en la convocatoria se in
formaba que los arcos y enramadas debían estar lo bastante altos para que no
estorbaran las varas de palio, estandartes y mangas de cruz del clero; que los
arcos debían estar bien tapados y adornados con flores, con el objetivo de evitar
el sol, y que debía cubrirse con arena o aserrín el suelo de las calles por donde
pasaría la procesión.27 Así, estos mismos documentos expresaban también con
anticipación el recorrido que haría la procesión de Corpus Christi. Para el 9 de
abril de 1777 se establecía el siguiente itinerario: partía de la iglesia catedral,
daba vuelta por la calle del Empedradillo, pasaba por las de Tacuba, Betlemitas
y San Francisco, y al llegar a la esquina de la calle de Plateros, viraba nueva
mente, ahora hacia la puerta principal de la iglesia catedral mayor.28
El pago por esos servicios - se recordaba en cada convocatoria- sería
cubierto por los Fondos Públicos del Ayuntamiento (Tesorería), y estaría siem-
Al final del texto hay dos tablas [A y B] que complementan la información de los gastos realizados por el ayuntamiento y el registro de asistencia de los pueblos ubicados a 14leguas, o menos.
24 AHDF, Procesiones, vol. 3712, exp. 7, f. l Sr (reverso). 25 Ibid.,f. l 6v. 26 !bid., f. 10. 27 !bid., f. 8. 28 Ibid.,f.l3v.
67
ANA LAURA V ÁZQUEZ MARTÍNEZ
pre bajo el cuidado de los denominados corregidores y diputados de fiestas, a
través de los Juzgados y Tribunales de Naturales.29 A pesar de lo dispuesto por
la ordenanza de que sólo asistieran los pueblos ubicados a 14 leguas o menos
-aproximadamente había 65 pueblos principales con sus pueblos sujetos-,30
en ciertos años se presentaron a preparar enramadas algunos pueblos indios
ubicados a más de 16 o 20 leguas, lejos de la circunferencia establecida, como
las cabeceras de Cuernavaca, Tulancingo, Pachuca, Guascasaloya, Cempoala e
Ixtlahuaca. Esto último a pesar de la oposición del Ayuntamiento por la falta de
presupuesto para pagarles.31 Además, no obstante la prohibición de traer obse
quios y a miembros de sus familias, hay testimonios de que algunos indios
representantes de sus cabeceras o pueblos sujetos traían consigo animales para
obsequio del intérprete. Lo anterior representaba para las autoridades "desvíos
y excesos", ya que daba lugar a que en la casa de este funcionario se ofrecieran
grandes banquetes donde se servía pulque, miel, pan, carne y dulces, además de
celebrarse intercambios de regalos, y donde se llegó a registrar una asistencia de
más de 2000 macehuales y gastos superiores a 100 pesos. Parte de esta cantidad
y de los animales se los quedaba indebidamente el intérprete, como lo consigna
un comunicado fechado el8 de marzo de 1777, según el cual dicho funcionario
retenía 150 pesos, 200 gallinas y algunos guajolotes.32 También, como mencio
namos anteriormente, hay testimonio de la "gustosa venida" de los familiares
68
29 Jbid., f.8 V.
30 Conforme a los criterios antes mencionados, los 65 pueblos principales eran Tescuco, Oculma, Chiauhtla, Chimalhuacan,Atengo, Chicaloapan, San Ni colas Guatepeque, Temoayan, O tumba, Zumpango, Tula, Tultengo, Michmaloyan, Xicpacoyan, Xochitlan, Teoloyucan, Citlaltepeque, Mexicalzingo, Xozotitlan, Atlacomulco, Xilozingo, Chiapa de Mota, San Matheo Atengo, San Gaspar Atengo, Tlamanalco, Centlalpan, Santa Cruz Tepetitlan, La Villa de Tacuba (con su altar), Naucalpan, Yxtlahuacan, Mimiapan, Ozelotepeque, Tlacotepeque, San Barthole Tlatilulco, Tolyahualco, San Pedro Tlahuac,Xico,Ayotlan, Huitzilapan, Chicunauhtlan, Xonacatlan, Tabasquillo,Xochiquauhtlan, San Phelipe del Obraje, Tepotzotlan, Mete peque y Ocotitlan, Tepezoyucan, Guauhpanoayan, Tacubaya, Culhuacan, San Agustín de las Cuebas, Chirubuzco, Atlapulco, Xaltengo, Guaximalpa, Huizquiluca, Cuyuacan, O coyoacaque, Hilapan, Xiquipilco, Totocuitlapilco, Xalatlaco, La Milpa Alta y Xochimilco. AHDI', Procesiones, vol. 3712, exps. 9-12.
31 AHDF, Procesiones, vol. 3712, exp. 7, f.17r. 32 Ibid.,ff. 9r-10v.
"SoMBRAS Y ENRAMADAS". LA PARTICIPACIÓN DE LOS PUEBLOS I NDIOS
no sólo para disfrutar el banquete ofrecido por el intérprete, sino también para
''admirar" el trabajo hecho para la procesión del Corpus Christi.
EL ADEREZAMIENTO DE LAS "soMBRAS Y ENRAMADAS"
Luego de recibir la convocatoria, los jefes principales de aquellos "indios opera
rios y de fuerza"33 de los pueblos comenzaban a llegar a la ciudad entre los días
domingo y lunes, "con todas las maderas, carrizos y flores y demás correspon
dientes [para] el aderezo de las enramadas".34 Cerca de 2000 indios de los 65 pueblos llenaban las calles de la ciudad (véase tabla A) y se colocaban en luga
res que previamente se les habían asignado para el "aderezamiento". Los días
en que elaboraban las enramadas eran martes y miércoles. Por ejemplo, las
calles cercanas a la catedral principal debían adornar las parcialidades de San
Juan y Santiago; a San Juan le correspondía desde la puerta principal de la
catedral hasta las puertas de la calle de San Francisco y a Santiago, desde la
puerta del costado hasta la tienda de plomo de la esquina. 35 De hecho, por
costumbre, los indios tenían ya sus lugares establecidos, como se deduce de la
convocatoria enviada al pueblo de San Martín Tepeyac: "y siendo uno el de
Martín Teyecac ocurrira el numero de personas correspondientes a la operacion
de levantar la Enramada en el lugar que por costumbre le ha tocado con las
prevenciones regulares para el día lunes, para que el martes se hagan las medi
das y repartimiento con el interprete, como se ha practicado".36
Antes de colocar las sombras y enramadas, el Ayuntamiento debía pro
curar la compostura de calles, ventanas, cortinas, fachadas de negocios y casas
que lo ameritaban, con el objetivo de mostrar una buena vista al paso de la
gente y autoridades eclesiásticas y civiles, y de asegurar el espacio suficiente
para confeccionar arcos, sombras y enramadasY Con tal fin, días antes se or
denaba quitar coches, caballos, cabalgaduras, carrozas, sillas y mulas para dejar
el paso libre en las bocas de las calles. Los dueños de carros que no acataban la
33 !bid., f. 3v. 34 Ibid., exp. 8,f. 11. 35 ! bid., ex p. 7, f. 9v, ex p. 16, f. 2r. 36 !bid., exp. 8, f. 3v. 37 !bid., cxp. 4., f. l.
69
ANA LAURA V ÁZQUEZ MARTÍNEZ
disposición eran sancionados con 10 días de cárcel, y los dueños de animales
con 50 pesos.38 También se determinaba que todas las vinaterías, pulquerías,
cafeterías y demás casas de comercio estuvieran cerradas temprano y sus due
ños barrieran las banquetas correspondientes. No se permitía instalar tablones
musicales, vendimias de chia, almuerzos y dulces cerca y dentro de los templos,
ni la quema de cohetes y luces innecesarias,39 a menos que días antes lo apro
bara el Ayuntamiento.
Limpias las banquetas y con el espacio suficiente, los pueblos indios
comenzaban el aderezo. Las enramadas que elaboraban estaban hechas de ca
rrizos (tules), petates y morillos, y eran cubiertas de flores (suchil) y algunas hojas
verdes; a este proceso se le llamaba "aderezamiento". Lo producido tenía como
objetivo "servir de sombras en las calles por donde [al] dia siguiente había de
transitar la procesion del Divinisimo Señor Sacramentado";40 de ahí el nombre
de "Sombras y enramadas". Otras cosas que acompañaban el embellecimiento
de las enramadas eran los instrumentos musicales, por lo cual los pueblos tam
bién estaban obligados a traer sus chirimías, trompetas y atabales41 para la fiesta
del Corpus Christi, además de sumarse como gasto extra en la compra de cirios,
luces, fuegos artificiales, convites, arena y gigantes.42 Sin embargo, parte de los
gastos también corría a cuenta del Ayuntamiento y otras corporaciones, como
dos ejemplos significativos lo describen: el primero, la invitación del Ayunta
miento, del6 de junio de 1792, a la iglesia de San Pedro y San Pablo, para que
tomara las varas de palio durante la procesión del día de Corpus en la catedral y a
sumar a esto cirios y luces, 43 y el segundo, la aprobación del virrey en 1790 del
gasto hecho para construir una vela grande destinada a la procesión del Corpus. 44
Volviendo a las enramadas, éstas eran costeadas y medidas varias se
manas antes por peritos. En un informe del 9 de abril de 1777, la enramada
70
38 Idem. 39 !bid., exp. 25. 40 !bid., exp.10,( 30v. 41 Jbid. ,exp.7,f.8v. 42 !bid., ex p. 7, f. 3v. 43 !bid., exp. 20, f. 3v. 44 !bid., exp. 18.
"SoMBRAS Y ENRAMADAS" . L A PARTICIPACIÓN DE LOS PUEBLOS INDIOS
medía 1882 varas y cinco doceavos, y su costo se estimaba en 760 pesos; para
fabricarla se necesitaban 1880 morillos que, a precio de un real, sumaban 235
pesos.45 Las varas eran instrumentos formados de madera que servían para
medir ciertas distancias; estas varas eran acompañadas de pequeños y grandes
cordeles formados mediante la unión de hilos de cáñamo torcido de diferentes
gruesos y hechuras, y destinados, por un lado, a atar y colgar los morillos (mate
riales de construcción que servían en este caso para marcar el rumbo de la
procesión, por donde pasaría la gente con sus animales), y por otro, a hacer de la
ceremonia y caminata una marcha derecha y ordenada. 46
Como ya se indicó, según la ordenanza, las corporaciones de indios que
no asistieran a poner las sombras de las calles para la procesión no deberían ser
multadas; no obstante, hemos encontrado que la multa era de 200 pesos para
los pueblos que no justificaran razonablemente su ausencia.47 Algunos años
fueron especialmente críticos para el Ayuntamiento por la inasistencia de algu
nos pueblos indígenas; por ejemplo, en 1731, cuando una epidemia dejó a los
indios "asolados y fatigados para la enramada del día de Corpus",48 y en 1751,
cuando el jefe del pueblo principal de San Juan expresó su preocupación por "la insuficiente cantidad de indios para poner las enramadas".49 Pero sin duda al
guna el año más difícil fue el de 1786. En aquella ocasión el intérprete manifes
tó esto al Ayuntamiento:
Muy señor mio: en cumpLrrúento de la obligacion que tengo de citar a los
pueblos forenses para que acudan a poner las sombras y enramadas para el
trancito de las procesiones del día de Corpus y su octava [ ... ] no podran acudir
los pueblos por causa de la falta de alimentos que estan padeciendo, dimanada
de la rigurosa seca del año pasado, y [ ... ] epidemia que generalmente aflige, a
casi todo el Reino, con muchas mortandades como es notorio, a que se agrega,
45 !bid., exp. 7, f. 13v. 46 Diccionario de autoridades, Madrid, Gredos, 1979, pp. 8, 593 (t. 1), 608 (t. 2),
423-424 (t. 3). 47 AHDF, Procesiones, vol. 3712, exp. 8, f. 12. 48 Ibid.,exp.2,f.2v. 49 Ibid.,exp.S,f.3v.
71
A NA L AURA V ÁZQUEZ M ARTÍNEZ
trabajar comunitariamente cada año. El espacio que se creaba a partir de esta
tarea de adornar las calles se socializaba y ahí se conocían los "indios de fuerza"
y sus familiares, así como todas las "multitudes invitadas por el poder real".54
Aunque para el8 de junio de 1790,55 mediante un comunicado dirigido
al Ayuntamiento por la Real Junta de Policía, se prohibieron las sombras y
enramadas por considerarse "cosas indecentes e innecesarias", y por dañar los
empedrados de las calles y cometerse algunos excesos en su elaboración, son y
seguirán siendo interesantes historias que hemos tratado de reconstruir en el
presente trabajo.
54 Farge, op. cit., p. 185. 55 AHDF, Procesiones, vol. 3712, exp. 19.
74
" S OMBRAS Y ENRAMADAS". L A PARTICIPACIÓN DE LOS PUEBLOS INDIOS
TABLA A *
Registro de los pueblos indios para la construcción de enramadas en la festivi
dad del Corp us Christ i, de 1777 a 1780. Originado en la Secretaría del Ayunta
miento de la Ciudad de México por el intérprete general Juan C ayetano Lezama.
Años
1777
1778
1779
1780
*
Pesos o Animales
Pueblos Pueblos Total de Cordeles reales
que trajeron capitales sujetos personas repartidos
repartidos y se les
devolvieron
146 65 227 927 076 65 p. (144 borregos y
2 aves)
87
65 225 808 no hay
65 p. (86 aves,
registro 1 borrego y 12 huevos)
no hay registro (en cambio se
65 293 772 741/2 221 r. registran 293 boletas como
comprobante de asistencia)
65 242 802 74 520 r. no hay registro
Esta tabla se creó a partir de la síntesis de 4 informes completos durante la investigación: AHDF, Procesiones, vol. 3712, exps. 9-12.
7 5
ANA LAURA V ÁZQUEZ MARTÍNEZ
que si al15 de Junio ha llovido, se dedicaran los indios a sus labores [ ... ] Los
unicos que acudirán sin notable incomodidad, ni falta, son los dos Govemaciones,
de San Juan y Santiago, que pueblan las distancias. 5°
EL FIN DEL TIEMPO FESTIVO
Al día siguiente, normalmente los pueblos indios comenzaban a quitar las som
bras y enramadas y pasaban a la casa del intérprete. Allí éste, y como testigo el escribano de Policía, pagaban a cada pueblo la cantidad por las enramadas de
pendiendo del número de pueblos o barrios sujetos, de la cantidad de animales
traídos y a la vez devueltos, y de la repartición de cordeles para hacer las enra
madas51 (véase cuadro A). En 1777 el escribano de Policía y el intérprete gene
ral Juan Cayetano redactaban lo siguiente:
72
Escribano de su majestad, y Notario Publico de las Indias: certifico, doy Fee, y
testimonio de verdad en la forma que debo y el derecho que me permite: Qy.e
a mas de las quatro de la tarde [ ... ] estando yo en uno de los oficios de esta
Audiencia Ordinaria me cito DonJuan Cayetano Lezama Y nterprete Gene
ral[ .. o] para que fuesse a aquella hora [o o.] a prescenciar la paga, que de orden
de la Novilisima Ciudad, le iba a hazer a los indios, que havian construido las
Enrramadas en las calles, por donde havia de transitar la Procesion del Santísimo
Sacramento; en la solemnidad del siguiente dia de Corpus; y con efecto haviendo
llegado a la casa de la morada de dicho Y nterprete la halle [como toda la calle]
llena de yndios, quienes llamados cada uno por su nombre, preguntandoles
por sus cargos, pueblos, personas que les acompañaban, regalos que havian
traído, cordeles que se les havian repartido, y paga que se les havia hecho en los
años anteriores[ ... ] le fue dando su Boleta, y un pesso a cada Pueblo Capital
y una Boleta sola a cada uno de esos pueblos Sugetos o agregados con que
quedaron todos pagados, contentos y agradecidos [ ... ] .52
50 !bid., exp. 16, f. 2v. 51 !bid., exp. 9, f. 6. 52 Jbid.,f.6v.
"SOMBRAS Y ENRAMADAS". LA PARTICIPACIÓN DE LOS PUEBLOS INDIOS
La cantidad asignada por el Ayuntamiento para pagar a los pueblos
indios era simbólica, ya que el costo de la construcción de las sombras y enra
madas era más elevado, pues los indios ponían más de su "personal trabajo". Sin
embargo, era una obligación a la que estaban sujetos y la cumplían gustosos a
pesar de las irregularidades que sufrían. Un alcalde mayor, el2 de junio de 1776, expresó su inconformidad ante la obligación de que su pueblo asistiera a las
festividades:
[del] gran numero de yndios, que concurren a la postura de la enrramada y de
pueblos de larga distancia que no pueden tener correspondiente satissfaccion
a su trabajo y caminata que hazen, no siendo justo que personas tan misera
bles como atendibles, sientan el mas leve daño [ .. o] que los petates, morillos,
tules, flores y la maniobra de las sombras, corre a cargo de los gobernadores de
las dos Parcialidades de San Juan y Santiago, y del Interprete de Naturales
[.o.] esto a mas de la incomodidad y trabajo personal les ocasiona algun gasto
extraordinario que poco a poco sea, es considerable en la desdicha de los
yndios [o. o] que los infelices trabajadores en la enrramada, no veran un real de
los ciento ochenta y tantos pesos, que la Novilisima ciudad les libra a los dos
governadores de las dos parcialidades y al interprete: sino que a reserva de lo
que este gasta en los despachos lo de mas se embolsaran, y los pobres indios de
fuerza [ .. o] compulsos y apremiados pondran su personal trabajo a su costa
sin el menor todo se puede creer en los indios porque es publico y notorio con
que los oprimen y exprimen sus mandones con pretextos de fiestas de iglesia,
procesiones de Titulares, Corpus, Semana Santa y demás haciendo [de] estos
grangeria de los sudores y sangre de los pobres. 53
A pesar de que el Ayuntamiento pagó a los pueblos indios una pequeña
cantidad por su trabajo en la festividad de Corpus, ello no significó que no fuera
para la corporación un gasto oneroso (véase tabla B). Así, los pueblos indios
como corporación no tenían ningún beneficio económico, sólo el aliento de
53 !bid .. , exp. 7.
73
ANA LAURA V ÁZQUEZ MARTÍNEZ
TABLA B*
Gasto para la construcción de enramadas en la festividad del Corpus Christi, de
1777 a 1780, originado en la Secretaría del Ayuntamiento de la Ciudad de
México por el intérprete general Juan Cayetano Lezama.
Años
1777
1778
1779
1780
76
Pliegos Precio Paga Paga al
Cuatro de papel
Impresión de cada de los siete
escribano
despachos 300 cartas por
de gobierno oficio 2 para
(boletas) ciento correos, du
certificación ddespacho de cartas 20 reales
y asistencia
18 pesos 7 reales 7 pesos 7 pesos 17 pesos
(14 p liegos) 4 reales 4 reales 4 reales 4 pesos
(no hay 7 pesos
7 pesos 7 pesos 17 pesos 10 pesos
registro) 4 reales
4 reales 4 reales 4 reales 4 reales (boletas)
10 pesos 7 pesos
4 reales 4 reales
7 pesos 7 pesos 17 pesos no hay
(para el 4 reales 4 reales 4 reales registro
cabildo) (boletas)
10 pesos no hay 7 pesos 7 pesos 17 pesos no hay 4 reales registro 4 reales 4 reales 4 reales registro
E sta tabla se creó a partir de la síntesis de 4 informes completos durante la investigación: AHDF, Procesiones, vol. 3712, exps. 9-12.
Suma del
gasto total
120 pesos
3 reales
108 pesos
108 pesos
108 pesos
LA FIESTA DE CoRPus CHRISTI. ENTRE EL PODER
Y LA REBELIÓN
Alfredo Nava Sánchez
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Nacional Autónoma de México
La secuencia cronológica que he escogido tiene la característica de ir hacia
atrás: comienza en 1717 y finaliza con un ejemplo de 1692. Decidí hacerlo así
porque lo ocurrido en 1717 presenta en síntesis un problema recurrente duran
te las procesiones del Corpus a lo largo del siglo XVII, además de tener el plus de
haber sido un caso que traspasó los límites geográficos de la Nueva España
hasta llegar a Madrid.
PRIMERA PARTE. LA C IUDAD DE Q uERÉTARO
Era 1717, en vísperas de la fiesta del Corpus en la ciudad de Qyerétaro. Entre el
clero secular y los franciscanos se venía fraguando un capítulo más de un con
flicto originado dos años atrás, nacido al conocerse la intención de los primeros
de arrebatar cinco parroquias citadinas a los hermanos menores.
Los clérigos tenían noticias de que los franciscanos, encabezados por el
provincial y el guardián del convento de la Santa Cruz, pretendían presidir la
próxima celebración de la fiesta del Corpus, y por tanto su procesión, pasando
por alto la preferencia de la jerarquía eclesiástica.
Éstos insistían en que los frailes estaban en obligación de acatar lo
dicho por la jurisdicción eclesiástica, ya que administraban una parroquia. Por
eso mandaban que
saliese la procesión precediendo el vicario y el clero, llevando la custodia el
párroco cura, y que de diácono y subdiácono asistiesen dos clérigos que seña
lase el vicario. 01te en la misma conformidad se oficiase la misa y se notificase
a los reverendos padres provincial y guardián, so pena de excomunión mayor,
no impidiesen la ejecución de lo mandado y asistiesen a la procesión dejando
7 7
ALFRED O NAVA S ANCHEZ
la precedencia al vicario y clero sin inquietar ni perturbar acto tan grave, reser
vándoles su derecho para que, ejecutado lo referido, pudiesen usar de él sobre
la precedencia en el juicio plenario posesorio o de propiedad. Y que las demás
religiones asistiesen en el lugar que les tocase y cumpliesen con su obligación
y lo dispuesto por el santo concilio tridentino.1
Los franciscanos, por medio del padre guardián del convento, fray Fer
nando Alonso González, se dirigieron al vicario eclesiástico para
proponer un medio conducente a la mayor paz en dicha función, y es que
formada la procesión en dos alas, dicho vicario o juez irá presidiendo a todo su
clero en toda la ala derecha, sin mezcla alguna. Y en la siniestra, en primer lugar,
la religión de mi padre Santo Domingo y después las demás, por su orden, en
que entran los asistentes de este convento.2
Pero coordinar dos grupos para salir en procesión contradecía lo que
originalmente estipulaba la costumbre y el espíritu de la legislación eclesiástica,
que mandaba se hiciese sólo una, pues había también una única Iglesia católi
ca. En el Tercer Concilio Provincial Mexicano, vigente todavía en aquel enton
ces, se ordenaba que
78
Siendo necesario que los varones eclesiásticos se propongan un mismo fm y
permanezcan uniformes en paz y en tranquilidad, sin estar divididos entre sí
por disensión alguna, se hace absolutamente indispensable decretar en favor
de cada uno, y atendiendo a la dignidad a que ha sido elevado, o al cargo que
desempeña, el honor que se le debe, señalándole el lugar y el asiento que ha de
ocupar.3
1 Archivo General de Indias (en adelante AGI), México, 721, f. 107v. Se ha actualizado la ortografía y puntuación, así como desatado las abreviaturas en todas las referencias de archivo utilizadas.
2 AGJ, M éxico, 721, f. 116. 3 Tercer Concilio Provincial Mexicano, Libro 1, título xm, "De la mayoría y la
obediencia".
LA FIESTA DE C oRPus CHRJSTI. ENTRE EL PODER Y LA REBELióN
Además, en 1715, el arzobispo Juan Ortega y Montañés había manda
do que la precedencia en la procesión del Corpus se hiciera como lo señalaba el
mencionado Concilio.
Lo menos que había entre franciscanos y seculares era la intención de
aceptarse en unidad; todo lo contrario, parecía que uno de los dos grupos tenía
que superar al otro sin importar que en el papel se dijera "pertenecientes a una
misma Iglesia". Así lo afirma el hecho de que, llegado el día del Corpus, la
procesión tuvo que suspenderse debido a que unos y otros presionaban por
hacer prevalecer su privilegio.
Se decidió entonces pasar la procesión para la octava. Viendo los secu
lares que los franciscanos planeaban realizarla según su gusto, declararon que
si éstos insistían en desobedecer la precedencia del clero sobre las religiones,
después de haber sido amonestados tres veces, serían censurados y se les prohi
biría celebrar la misa. El mensaje iba dirigido principalmente al provincial y al
guardián franciscanos, dirigentes de la resistencia regular. También se hizo co
nocer la medida a las demás órdenes de la ciudad, las cuales lo aceptaron sin
reticencias .
Aquel día de la octava, como a eso de las nueve de la mañana, el juez
provisor del arzobispado de México, el doctor Carlos Bermúdez, llegó al conven
to franciscano para hablar con el padre provincial y el guardián, y a pedirles que
respetaran los autos y dejaran la precedencia a los seculares. Encontró a fray José
Picazo, el provincial, quien aceptó lo que se le mandaba. Luego, al ir por fray
Fernando González, halló a los franciscanos preparando la misa y la procesión.
Al final, aquel día de la octava del Corpus, el clero decidió capitular y
dejar que las órdenes fueran delante de ellos. Pero al término del desfile, el juez
eclesiástico regresó a la Santa C ruz a ejecutar la excomunión. Acompañado de
notario, procedió a poner en la puerta de la iglesia la notificación que declaraba
excomulgado e imposibilitado para celebrar misa al padre guardián de esta pa
rroquia, fray Fernando Alonso González.
Lo que sigue describe la importancia que el guardián atribuyó a las
amenazas seculares:
79
ALFREDO NAVA S ANCHEZ
Y habiendo requerido el vicario al reverendo padre guardián primera, segunda
y tercera ve:z que obedeciese, por no haberlo hecho lo declaró por incurso en las
censuras y suspensión, impidiéndole el celebrar. Y lo citó para ponerle en la
tablilla, a lo que respondió [el padre guardián] se daba por citado y requerido
ciento y cincuenta veces que hubiese su oficio y lo que se le ordenaba, que él no
se tenía por excomulgado ni por suspenso. 4
Pocas horas después, ya ausente el doctor Bermúdez, fray Fernando y
otros compañeros de orden salieron a donde estaba el "cedulón", y uno de ellos,
fray Juan de Guevara, "sacó una navaja y royendo alrededor del rótulo lo quitó
de la puerta donde estaba fijado y leyéndolo dijo dicho guardián que era papel
que convenía mucho para España".5 Y todavía para acentuar más la disputa, el
padre guardián se atrevió a celebrar misa. Hizo, paso a paso, todo lo que le había
sido prohibido. En la Santa Cruz de ~erétaro, a partir de ese momento, te
nían a un excomulgado.
La confrontación se abrió plenamente. Los franciscanos no parecían
temer lo que pudieran hacer todas las autoridades seculares y afrontaban sin
recato los ataques legales. Y de la misma manera respondieron interponiendo
ante la Real Audiencia de México una protesta en contra de la excomunión.
Mientras, el doctor Carlos Bermúdez, juez provisor del arzobispado, en
nombre del clero secular, actuó al enterarse de la desobediencia de los francis
canos y mandó poner nuevos edictos de excomunión, una vez más contra fray
Fernando Alonso y ahora también contra fray Juan de Guevara, al primero por
reincidente y al segundo por arrancar el edicto puesto por autoridad eclesiástica
y burlarse de él. Se volvieron a pegar las cédulas en cada una de las parroquias
de la ciudad y, como sucedió la primera vez, algunas desaparecieron al día si
guiente. El notario José Buenaventura Conejo declaró:
80
4 5
fui a registrar las puertas de las iglesias, partes en que pasé y fijé los rótulos en
que su señoría el señor provisor manda tener por públicos excomulgados a los
1\Gi,México, 721, f.109v. lb id.' f. 131.
L A FIESTA DE C oRPus C HRISTI. E NTRE EL PODER v LA REBELióN
padres fray Fernando Alonso González y fray Joan de Guevara, religiosos
franciscanos. Y reconocidas todas, hallé y ví que los han quitado en sus partes
que son: la iglesia de los religiosos apostólicos de la Santa Cruz, la iglesia de
religiosos carmelitas, la de religiosos descalzos de San Diego, la de religiosos de
la Compañía de Jesús, la de religiosos hipólitos y la iglesia parroquial. Y sola
mente subsisten los tres que están en las iglesias de Nuestra Señora de
Guadalupe, Santo D omingo y Santa Clara de Jesús.6
Fray Fernando González se defendió argumentando la exención de los
franciscanos de lo que mandaban el Concilio y el despacho de Ortega y Mon
tañés; para probarlo exponía un mandato del virrey duque de Alburquerque:
"conforme a una real cédula [ . . . ] para que no se inquietase ni perturbase a
dicho convento y sus religiosos en dicha su posesión". Es decir, mientras los
regulares tuvieran la administración de las parroquias de la ciudad de Santiago
de ~erétaro, podían actuar como párrocos, aunque según la ley de los regula
res. Por lo menos así quería interpretar el padre guardián el despacho del virrey.
El proceso se convirtió en una disputa entre las principales autoridades
coloniales; por un lado, el arzobispo con el clero secular; por otro, la Real Au
diencia y los franciscanos. Duró casi siete años y todavía hay documentos de
1722 que refieren la intervención de Andrés ~iles Galindo, procurador de los
franciscanos ante el Consejo de Indias, para que se respetara el derecho de los
hermanos menores sobre sus parroquias en la ciudad de ~erétaro.
La primera idea que viene a la mente sobre este tipo de conflictos públi
cos es que la procesión del Corpus sirvió como vehículo de expresión del orden
jerárquico en la ciudad, un orden cambiante y nunca fijo. Sin embargo, creo
que hay que considerar esta aseveración con cuidado.
Primero debemos tomar en cuenta que los documentos donde se des
cribe este evento forman parte de un litigio judicial (nada más alejado de un
evento público). Por ello, nuestras fuentes también son textos pensados desde
la retórica, en el ámbito del discurso forense, el cual, según Aristóteles, se cen-
6 Jbid.,ff.173v-174.
81
ALFREDO NAVA S ANCHEZ
traba en hablar de lo justo e injusto. Los textos que nos sirven de guia en este
caso constituyen una serie de argumentos que buscaban persuadir respecto a
quién tenía el legítimo derecho de presidir la procesión. Por eso la verdadera
disputa entre seculares y regulares se escribió más en el Consejo de Indias y
menos en las calles de Qyerétaro.
En segundo término, para mostrar que el pleito durante la procesión no
fue tan evidente, hay que observar una característica al parecer general en este
tipo de desavenencias protocolarias.7 Ante la probabilidad de algún altercado
durante la procesión, uno de los grupos decide ausentarse de ella. En este caso,
fue el clero secular el que determinó abstenerse de participar en el desfile, fren
te al riesgo de un probable enfrentamiento público con los franciscanos.
Este tipo de actitudes se explica porque una agresión pública era un
dardo dirigido al honor y al estatus del ofendido, lo que lo dejaba a merced del
cuchicheo y las habladurías de los anónimos, del populacho. En estos momen
tos, lo que debía ser el modelo ideal de la sociedad acomodada según el honor
de cada quien se convertía en un cadalso en donde el pueblo era el verdugo. Así,
de una representación del poder de la autoridad colonial se pasaba al "poder popular" del "qué dirán". Como señala Pitt- Rivers, ula opinión pública consti
tuye un tribunal ante el que se aducen las pretensiones al honor [ ... ] y los
juicios de ese tribunal son inapelables. Por esta razón se ha dicho que el ridículo
público mata".8 De aquí que el clero secular haya optado por evitar participar en
el desfile.
82
7 H e aquí otro ejemplo. Tomemos la disputa del virrey conde de Alba de Aliste con el cabildo de la catedral el día del Corpus Christi de 1651. Sucedió cuando estaba a punto de salir la procesión; el virrey mandó que cuatro de sus pajes fueran con hachas cubriendo la custodia, lo que modificó el lugar que ocupaba el cabildo catedralicio; ofendidos, los integrantes de éste decidieron abandonar el desfile y reunirse en su sala capitular. El conde persistió en su derecho sin obtener respuesta del cabildo e incluso llegó a gritarle al maestro de ceremonias Benito Ayala "con escándalo de todo el pueblo y religiones ... " Estas últimas palabras son del diarista Guijo y a través de ellas entendemos que, al destacar ese escándalo del pueblo y las religiones, quería subrayar la vergüenza que causaba la actitud de las autoridades. Durante la narración del hecho, Guijo destaca más de una vez ese suceso vergonzoso.
8 J ulian Pitt-Rivers, "Honor y categoría social", en J. Peri stiany, El concepto del honoren fa sociedad mediterránea, Barcelona, Labor, 1968, pp. 21-75, p. 24.
L A FIESTA DE C oRPus CHRISTI. E NTRE EL PODER Y LA REBELióN
La procesión del Corpus, tal como se impuso en la Nueva España, se
heredó de las que tradicionalmente se hacían en España. Con ella también se
importaron los problemas protocolarios suscitados entre sus participantes. És
tos provocaron que corriera mucha tinta para exigir el respeto que merecían los
ofendidos. Y como toda pugna de honor tenía un árbitro (aquel que otorgó el
privilegio), en nuestro caso era el rey español quien tenía la última palabra para
dirimir el conflicto.
Podríamos hablar de cierta ambigüedad en este tipo de expresiones. Por
un lado, desde la perspectiva de un gobierno colonial cuya obsesión era hacer
distinciones en todos lados, la procesión era una forma ideal y hasta utópica del
orden social. Incluso podríamos decir que esta visión no se encuentra muy
alejada de la sostenida por gran parte de la historiografía, según la cual la proce
sión del Corpus era una forma de "representar el poder".9
Por otro lado, estaba la fuerza del qué dirán y del chisme. La posibilidad
de que los personajes "honorables" pudieran caer en desgracia por la ofensa o la
grosería pública de algún despistado o contrincante.
Esto nos acerca a otro tipo de significado dentro del desfile del Corpus: el de la expresión de valores. Según la corriente historiográfica surgida de los
trabajos de Antonio Maravall, el fasto era una forma de encauzar a las masas,
es decir, un instrumento diseñado por el "poder" para imponer su voluntad so
bre un pueblo con posibilidades de rebelarse. 10 Desde aquí la fiesta es un arma
que el gobierno monárquico utiliza para conservar el statu quo, algo que le
incumbe sólo en la medida de su pragmatismo. Sin embargo, en nuestro caso,
parecería que a quienes más preocupaba que la procesión no exhibiera ningún
9 Véanse los trabajos de Pilar Gonzalbo, "Las fiestas novohispanas: espectáculo y ejemplo", en Estudios mexicanos, vol. 9, Winter núm.1, pp.19-45; Dolores Bravo, "La fiesta pública: su tiempo y su espacio", en Antonio Rubial, H istoria de la vida cotidiana en México, vol. 11, M éxico, FCE 1 El Colegio de M éxico, pp. 435-460; N elly Sigaut, "Corpus Christi: la construcción simbólica de la ciudad de M éxico", en V.M. Minguez, D el libro de emblemas a la ciudad simbólica, actas del JI] Simposio Internacional de Emblemática Hispana, Castellón: UniversitatJaume 1, pp. 27-58,y Linda Curcio-Nagy, The Great Festival oJColoniaf Mexico City.
10 José Antonio Maravall, La cultura del barroco, Barcelona, Ariel, 1996.
83
ALFREDO NAVA SANCHEZ
altercado era al propio "poder". Éste, paradójicamente, sucumbe frente a su
invención política.
La procesión del Corpus también expresaba los valores que imprimían
coherencia a la vida en sociedad, como una forma de "materializar un modo de
experiencia y subrayar una actitud particular ante el mundo de objetos, para que
los hombres puedan así escudriñar en él" Y Podemos decir que este tipo de ceremonias eran "ejemplares"; primero,
por exponer una serie de comportamientos y sentimientos que se mostraban
como los "adecuados", según la configuración que de ellos había hecho la jerar
quía católica. Se hallaban constituidos por los gestos de los participantes y todo
aquello que apelaba a los sentimientos respecto a los objetos litúrgicos.
En segundo lugar, lo era como expresión de la sociedad ideal. Por me
dio de las demostraciones ordenadas de cada una de las autoridades y los súbdi
tos, se mostraba el motor de una vida social, cuya constitución resultaba cohe
rente. Sin embargo, ésta no era más que el vehículo material de un valor como
el honor. Por medio de él, las personas podían explicarse a sí mismas dentro de
la disposición social prevaleciente. En este caso, "el poder" no era un grupo
ajeno a estos parámetros culturales, propios de la sociedad peninsular de aquel
entonces.
Además, si tomamos nuestras fuentes como una serie de argumentos
que buscaban persuadir de la verdad de unos sobre otros en un litigio judicial,
debe decirse que el honor y la vergüenza son dos de los tópicos que Aristóteles
desarrolla en su retórica. 12
Con todo, tampoco podemos ser ingenuos y pensar que la procesión
del Corpus era sólo una historia que la sociedad se contaba a sí misma. La fiesta
significaba más que una serie de actitudes y formalismos repetidos anualmente
con el fin de expresar los valores sociales. Su efecto en la vida del resto de la
población iba más allá. También era un espacio y un tiempo distinto al cotidia
no que originaba un momento de "libertad" (ociosidad), en donde cada quien
84
11 Clifford Geertz, "El arte como sistema cultural", en Conocimiento local, Barcelona, Paidós, 1994, pp. 93- 116.
12 Véase el libro 11 de la R etórica.
L A FIESTA DE C o RPus CHRISTI. E NTRE EL PODER Y LA REBELióN
podía hacer lo que le pareciere. En este sentido, también sirvió como una forma
de expresar descontento, sobre todo de los grupos que no participaban directa
mente en la festividad. Para remitirnos a ello hay que retroceder algunos años
en el tiempo y situarnos en 1692.
SEGUNDA PARTE . LA C IUDAD DE MÉXICO, JUN IO DE 1692 Era la infraoctava del Corpus en la ciudad de México, es decir el domingo ante
rior al jueves de la octava de la fiesta. No olvidemos que la celebración del
Santísimo Sacramento duraba ocho días y que entonces se hacían procesiones
el jueves principal y el de la octava, aunque igualmente el domingo de la
infraoctava. La celebración iba más allá de la catedral, pues también los con
ventos de la ciudad festejaban al Santísimo Sacramento con procesiones yac
tos litúrgicos. La extensión de la fiesta hacía que las cuentas de los cabildos de
la catedral y de la ciudad (sus organizadores) implicaran grandes cantidades de
tiempo, dinero y hombres, así que no podemos imaginar una celebración del
Corpus centrada en un solo día, y ello nos obliga a concebir la fiesta novohispana
como una ruptura de la cotidianidad mayor a un día, pues en realidad debemos
considerar una festividad de una semana con un día. 13 N o puedo asegurar lo
mismo en cuanto a otras regiones novohispanas, pero la ciudad de México en
particular seguramente practicó una fiesta más sometida a la norma, y durante
el octavario de las fiestas, celebró diariamente algún tipo de evento.
En cuanto a junio de 1692, no hay noticias de que la fiesta del Corpus
se hubiera suspendido; al contrario, he encontrado datos que afirman su rea
lización.
Meses atrás la ciudad había sufrido una escasez de maíz y trigo que
ocasionó los primeros reclamos y alborotos de la gente ante la alhóndiga de la
ciudad. A ello se agregó la fama de corrupto y abusivo que el conde de Galve
se había ganado entre algunos sectores de la sociedad citadina. A pesar de la
antigüedad de estos problemas, no fue sino hasta después del jueves de Corpus, el sábado 7 de junio, cuando se expresó la inconformidad. Había tensión entre
13 Archivo del Cabildo Catedral Metropolitano de M éxico, Actas de cabildo, libro 5, ff. 298 y 356v.
85
ALFREDO NAVA S ANCHEZ
los habitantes y la situación iba tornándose cada vez más seria. Con todo, la
ciudad estaba de fiesta y la gente solía dedicarle tiempo al ocio de formas
distintas.
8 dejunio de 1692, ¿después de lafiesta ... qué?
Era la una de la tarde. La procesión del Corpus en San Francisco había termi
nado, y el indio José de los Santos tomó camino hacia el barrio de San Juan
para dejar en su ermita una imagen de Santiago que había participado en la
procesión. Pero después se fue con dos indios más que estaban encargados de
trasladar ese santo para llevarlo a casa de Miguel, indio zapatero y oficial de la
cofradía de Santiago. Ahí comieron carne de puerco y pulque. A eso de las dos
de la tarde, una vez fuera de la casa de Miguel, José de los Santos se fue a la
plazuela de la ermita de Santiago, donde estuvo platicando, chanceando y rien
do con otros indios, Pascual y Nicolás. Cerca de la hora de la oración, salió para
su casa ... por las calles ya se oía a la gente gritar: "¡viva el rey, muera el mal
gobierno!"14
En el coliseo, Polonia Francisca miraba la comedia presentada con
motivo de la fiesta del Corpus, cuando empezaron a escucharse voces entre los
asistentes, según las cuales había tumulto en la plaza. El rumor creció y la gente
se apresuró a buscar las salidas del lugar, pero la cantidad de indios en la calle
hizo volver a muchos. Esperaron algún tiempo, la calle quedó libre, pues los
causantes del alboroto se habían ido hacia la plaza, y en ese momento comen
zaban a tirar piedras al palacio del virrey. Francisca, su sobrino Bartolomé, la
hija de éste y dos muchachos más salieron del coliseo, tomando la calle de la
Acequia. Entre el puente del colegio de las niñas huérfanas y las del Espíritu
Santo, la escasa luz que todavía quedaba permitió a Francisca ver
86
a un indio alto, flaco, desbarbado, con una manta azul y morada y un sombrero
blanco, con las faldas caídas, con una piedra en la mano y con él otro indio, cojo
de ambos pies que anda con las rodillas, tuerto, que conoce de vista, [ ... ] con
14 AGI, Patronato, 226, N . 1, R. 4, ff.4-4v.
L A FIESTA DE C oRPus CHRISTI. E NTRE EL PODER v LA REBELióN
un tranchete en las manos que venía andando con prisa hacia la plaza, y el
indio alto iba diciendo: ahora han de morir estos cornudos, que ya ha llegado el
tiempo, españoles ... 1'
El mismo día, no se sabe bien a qué hora de la tarde, en la alhóndiga se
aglomeró un grupo de indígenas, mestizos y demás habitantes de la ciudad que
exigían la ración de maíz que el día anterior se les había prometido. El número
de personas fue tan grande, que entre apachurrones y empujones una india fue
aplastada y muerta. Los asistentes tomaron esto como una ofensa, y cargando
a la difunta, fueron a clamar justicia al arzobispo, quien los despachó de inme
diato con el virrey. Ya entrados en coraje y unidos a la demás gente de la plaza,
empezaron a tirar piedras al palacio del virrey para exigir que saliera; la situación
pasó a más y comenzaron a poner fuego a las casas del cabildo y la cárcel. Entre
los tumultuantes se escuchaba el grito de "Viva el rey, muera el mal gobierno".
Por la tarde, el virrey conde de Galve asistió a la procesión que aquel día
se realizó en el convento de San Francisco; ahí le llegaron noticias de que en la
plaza pública de la ciudad se estaba "tumultuando" una gran cantidad de perso
nas. Después de saber que pedían su presencia para hacerse justicia por propia
mano, decidió permanecer en el convento y mandar a alguien por la virreina.
También se enteró de que los gritos de la gente decían: "¡viva el rey, muera el
mal gobierno!"
D ía de fiesta, día de ocio y mezcla
Independientemente de las dos interpretaciones sobre la causa del tumulto
la que señala estrictamente como talla de la escasez del maíz y la que indica al
mal gobierno del conde de Galve-, lo cierto es que la fecha no aparece como
una casualidad en el origen del motín de la ciudad de M éxico. Tal vez ocurre
que siempre nos hemos fijado -y cómo no- en lo más vistoso de la fiesta: su
procesión, su adorno, sus danzas y su música; en pocas palabras, en su persua-
15 AGI, Patronato, 222, N.l, R. 4, ff.lüv-11.
87
A LFREDO N AVA S ANCHEZ
sión sensorial; para algunos esto constituye el nudo donde se ejerce la domina
ción de las mentes débiles e ignorantes.
Pero hubo algo mucho más allá de todo eso. Hay que decirlo: después
de la misa, la procesión, los bailes y la tarasca, la gente seguía viva y en movi
miento. Había otro tipo de actividades, que no resultaban exclusivas del día del
Corpus y ni siquiera de los días de fiesta, pero que se realizaban en fechas de
descanso en general y que dieron pie a que la revuelta se fuera forjando. Des
pués de todo, pienso que el problema de las fiestas novohispanas era que dura
ban días enteros, durante los cuales la ruptura del dominio ejercido en la jorna
da de trabajo daba oportunidad a la gente de dedicar su tiempo a lo que quisiera.
Claro que en la fiesta del Corpus de 1692 ciertos factores hicieron del tiempo
festivo un tiempo para la rebeldía. Desde años atrás esto era patente para mu
chas autoridades más allá de Nueva E spaña, pues en 1688 en Roma se había
suspendido todo tipo de diversiones con motivo de las fiestas, por lo que en ese
año llegó a México un edicto sacado de una bula de Urbano VII que mandaba
la reducción de 25 fiestas religiosas del año. 16
Fueron el cabildo de la ciudad y el virrey quienes mejor se dieron cuen
ta de esto. El gobierno local, al hablar sobre la ingratitud de los indios hacia el
virrey, quien pensando en ellos había hecho todo lo posible por resolver la falta
de maíz, señala:
88
por su ing ratitud, validos del horror y confusión de la noche, fue a cometer un
delito atroz y desusado,[ ... ] a queles ayudó en dia tan festivo como el domin
go de la inf raoctava del Corpus, de grande celebridad en esta ciudad, que
motivó hallarse lo m ás granado, decente y primero de la ciudad en las iglesias,
muchos en las huertas, recreacio nes lícitas que buscan en semejantes días los
que solicitan algún alivio en el penoso afán de tareas y ejercicios que tienen los
16 Antonio de Robles, D iario de sucesos notables, pp. 162-163, cit. por N atalia Silva Prada, "Estrategias culturales en el tumulto de 1692 en la ciudad de México: aportes para la reconstrucción de la histori a de la cultura política antigua", en H istoria M exicana, vol. Llll, núm. 1, El Colegio de México, 2003.
LA F IESTA DE C oRPus C HRISTI. E NT RE EL PODER v LA REBELióN
demás de la semana, que hizo faltase mucha gente de esta ciudad, que vinien
do después a ella, halló irremediable el daño causado ... 17
El virrey reconoce también que a los amotinados la fiesta les dio venta
ja, e hizo que la destrucción del palacio y parte de sus habitaciones fuera
imparable, y así lo informa en carta al rey: . .. que hizo más irreparable en todas
las partes de su duración este acaecimiento fue la naturaleza del día, "por festi
vo y de celebridad del Santísimo Sacramento y sus octavas en diferentes con
ventos de la ciudad, con que me cogió en la última de las de la regular asistencia
de los virreyes, en el de nuestro padre san Francisco" .18
Los días de la fiesta del Corpus dieron a los inconformes la oportunidad
de compartir el descontento y de abrirse el tiempo propicio para la revuelta. El
descanso obligatorio hizo más viva la oportunidad del reclamo sin la vigilancia
del trabajo cotidiano. Además, la ciudad de México era el centro donde los grupos más casti
gados por el sistema colonial tenían plena representación. La ley que obligaba
a los indios a vivir separados de los españoles no se cumplía en esas fechas y los
negros, mestizos, mulatos y chinos participaban con la población citadina en
diversas actividades.
Desde luego, el problema no era que hubiera bailes, mascaradas y co
medias, pues todos éstos, comúnmente, estaban bajo supervisión. El problema
era el control del tiempo libre, pues entonces no hay nada que hacer si la gente
no está ante los ojos del inquisidor, del sacerdote, etc.
La conjunción del ocio y el descontento fue una combinación fatal. A
las horas de descanso se agregó el pulque bebido y con él la liberación de los
miedos propios de la sobriedad. Claro que muchos estaban en plenas facultades
cuando comenzaron a prender fuego al palacio, pero para la administración
española la bebida tenía algo que desinhibía a los indios, por lo que nuevamen
te el cabildo de la ciudad pidió al rey "extinguir la bebida del pulque y que no se
17 ACI, Patronato, 226, N.1, R. 25, s/n. 18 ]bid., R.1,f. 3v.
89
ALFREDO N AVA SANCHEZ
permita de ninguna suerte su uso [ ... ] por las graves ofensas que contra la
divina majestad cometen los indios y indias en quienes no se debe tener por
indiferentes por su destemplanza y no arreglarse a la racional discreción y re
creación, aunque estén públicas las tiendas o tabernas ... " En este momento el
gobierno local reconoce también la gravedad de mantener juntos a indios,
negros y demás gentes de "baja calidad": "y porque en ellas [las tabernas y las
tiendas] se mixturan con mulatos y negros esclavos, y mestizos dándose junta
mente al vicio de la ociosidad de sus juntas, conversaciones y embriagueces,
[que] se siguen muchos daños de muertes, robos, salteamientos que confieren
y ejecutan por más que la justicia se empeñe en su remedio y castigo."19
El problema era que debido a la fiesta la ciudad se convertía en un
espacio de ocio, estimulado por la misma costumbre religiosa y civil española.
La urbe se transformaba en un escenario donde, efectivamente, se suspendía el
control de un día de labor cotidiano, y en ese momento se volvía la tribuna
idónea para expresar el descontento, independientemente de que fuera aprove
chada o no. Mirando desde aquí, la fiesta perdía los atributos de control y vehí
culo pacífico de sometimiento proporcionado por los mensajes simbólicos im
puestos en los actos públicos de la administración colonial. Por lo menos en
este caso no apareció su efectividad. Y es que era distinto lo que se permitía en
la fiesta y las formas de diversión permitidas que podían contener en sí cierto
toque de rebeldía (éstas eran aprobadas en un bagaje cultural que la propia
autoridad veía necesario), y muy diferente también era lo que sucedía cuando el
ocio daba paso a la invisibilidad de las actividades de la gente.
CoNCLUSIO ES
¿Cuáles son al final las características de la fiesta del Corpus, por lo menos
cuáles serían las que tenían una repercusión social? Pienso que la fiesta del
Corpus, y en general todas las novohispanas hasta 1692, gozaban de cierta am
bigüedad que las hacía ir de las demostraciones jerárquicas propias de la
concepción cultural que se tenía de la sociedad, pasando por las rebeldías mi-
19 Idem.
90
LA FIESTA DE CoRPus CHRISTI. ENTRE EL PODER Y LA REBELióN
croscópicas inmersas en mascaradas, bailes, etc., hasta llegar a convertirse en
un espacio libre de la vigilancia de la autoridad.
En nuestro primer caso es evidente la ambigüedad entre la representa
ción del "poder" (de un ideal) y el poder del "qué dirán", es decir de "la muerte en
vida" de los honorables a los que se ponía en ridículo frente al público. En este
sentido, parece que el honor estaba directamente conectado con el ejercicio del
poder, tal como lo definió Antonio Maravall en uno de sus libros.20
Sin embargo, ¿el lugar en una procesión, era en verdad reflejo de la reali
dad? ¿En la Nueva España, "el poder" se ejercía sólo a través del honor? Creo
que en todo esto hay que tomar en cuenta también el lugar del dinero y otros
factores que no pueden ser reducidos a lo que sucedía en una celebración.21
También queda pendiente un análisis sobre la recepción de este tipo de
eventos de esa otra parte de la población que no tenía acceso a la escritura: los
"dominados".
Por otro lado, la fiesta novohispana tenía otra característica que podía
ser aprovechada para la protesta, y que en 1692 sirvió para la rebelión. 22 Ade
más de la inversión jerárquica propia de los días de fiesta, había un tiempo en
donde se trastocaba el orden cotidiano del trabajo y surgía la posibilidad de
practicar actividades motu proprio y lejos del escrutinio de la autoridad. Tiempo
y espacio propiciaban la unión de miembros de los diversos estratos sociales y,
así, el intercambio de experiencias e ideas que no podía llevarse a cabo en otro
momento. Hablamos de un instante liminal al estilo de la definición de Víctor
Turner.23 Pero un momento liminal que no necesariamente pasa por las for-
20 José Antonio Maravall, Poder, honor y elites en el siglo XVII, México, Siglo XXI, 1979.
21 No en el sentido que señala Linda Curcio-Nagy en un trabajo dedicado a las fiestas en la Nueva España. Para la autora (que aplica estrictamente la teoría sobre la liminalidad de Turner), el ritual era también una forma de protestar, de rebelarse, lo cual hacían los poetas, según la autora, cuando recomendaban a los virreyes las actitudes que debían adoptar.
22 Ya hay algunos que, creo, nos muestran algo respecto a cómo vivía y experimentaba la gente la religión. Se trata del libro de Antonio Rubial, Profttisas y solitarios, México, FCI!:, 2006.
23 "La liminalidad, la marginalidad y la inferioridad estructural son condiciones en las que con frecuencia se generan mitos, símbolos, rituales, sistemas filosóficos y
91
ALFREDO NAVA SANCHEZ
mas expresivas de la celebración, sino por la ruptura de la cotidianidad que
ella originaba.
La fiesta del Corpus era regocijo e ideal al mismo tiempo, y no es que la
fiesta en sí posea estas cualidades, pues no debemos perder de vista que son
hombres con temores y deseos los que la hicieron posible. Por eso, a la hora de
mirarla desde el pasado, habrá que ver sobre todo a sus actores y su contexto.
92
obras de arte. Estas formas culturales proporcionan a los hombres una serie de patrones o modelos que constituyen, a un determinado nivel, reclasificaciones periódicas de la realidad y de la relación del hombre con la sociedad, la naturaleza y la cultura, pero son también algo más que meras clasificaciones, ya que incitan a los hombres a la acción a la vez que a la reflexión. Cada una de estas obras tiene un carácter multívoco, con múltiples significados, y es capaz de afectar a la gente a muchos niveles psicobiológicos simultáneamente." Víctor Turner, El proceso ritual Estructura y antiestructura, Madrid, Taurus, 1988, p. 134.
MoRADAS INTERIORES Y EXTERIORES DEL CoRPUS CHRISTI
EN CóRDOBA DEL TucuMAN EN EL SIGLO xvni
Ana María Martínez de Sánchez
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet)
Universidad Nacional de Córdoba (Argentina)
La celebración del Corpus Christi en Córdoba del Tucumán, como en otros
lugares de América y Europa, tuvo diferentes ámbitos de concreción.1 Sus ma
nifestaciones se dieron en espacios cerrados y abiertos, constituidos los primeros
por las iglesias -especialmente la catedral-, y los segundos por la plaza prin
cipal, las calles y las plazuelas de la ciudad. Las expresiones fueron sagradas y
profanas, sin que necesariamente las primeras tuvieran sólo como lugar de rea
lización los templos, ya que la procesión -en esencia algo sacro-, discurría en
su mayor parte al aire libre. En esa manifestación de fe también tuvieron lugar
expresiones seculares que completaban, con su simbolismo, lo que el Corpus
debía transmitir: el triunfo de Cristo. Unas actividades impresionaban los sen
tidos con gestos visibles, a través de un mensaje "exterior", como la Adoración,
y otras apuntaron a lo "interior", a la conciencia individual, especialmente a
1 La fiesta del Corpus Christi fue establecida en 1264 por el papa Urbano IV con la bula Transiturus de hoc mundo y fijada en el calendario para el jueves siguiente al domingo de Trinidad. Clemente V la declaró en 1311 obligatoria para toda la cristiandad en el Concilio General de Viena y Juan XXII, en 1316, le asignó su Octava y procesión solemne, declarándose fiesta de precepto. Así como en España fue el símbolo principal del catolicismo, Nueva España, Perú, Puerto Rico y Chile, entre otros espacios, la igualaron en su significado. Inca Garcilaso de la Vega, La conquista del Perú. Libro Primero de fa segunda parte de los Comentarios reales de los Incas, Universidad de Málaga, Fundación Universitaria Andaluza "Inca Garcilaso", <http://wvvw.eumed.net/fuaig/docs/com-real2.htm>[Consulta: 03-03-07] Publicación texto completo; Roberto R.ivas Aliaga, "Danzantes negros en el Corpus Christi de Lima, 1756", en varios autores, Etnicidady discriminación racial en la historia del Perú, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú-Instituto R.iva Agüero 1 Banco Mundial, 2002, pp. 35-64. Ángel López Cantos,juegos,ftestas y diversiones en la América española, Madrid, Colecciones MAPFRE, 1992, pp. 82 y ss.; Isabel Cruz de Amenábar, La fiesta. Metamorfosis de lo cotidiano, Santiago, Universidad Católica de Chile, 1995, pp. 207 y ss.; María Dolores Bravo, "La fiesta pública: su tiempo y su espacio", en Antonio Rubial García (coord.), Historia de la vida cotidiana en México, t. 11, La ciudad barroca, México, FCE, 2005, pp. 449 y ss.
93
ANA MARÍA M ARTÍNEZ DE SANCHEZ
través de los sermones. Los predicadores los pronunciaban dentro de las igle
sias o en las plazoletas frente a ellas, con un contenido textual y gestual que
pretendía movilizar lo más íntimo de cada creyente. Todo se amalgamaba para
excitar la devoción y provocar actitudes espirituales concretas ante esa gran
expresión de la religiosidad católica: el Corpus Christi.
Córdoba del Tucumán, ciudad fundada por Jerónimo Luis de Cabrera en 1573, como parte del Virreinato del Perú, fue recién sede episcopal en 1699,
al determinarse su traslado desde Santiago del Estero. El 9 de febrero de 1604
el padre general de la Compañía de Jesús, Claudio Acquaviva, creó desde Roma
la Provincia Jesuítica del Paraguay, con centro en Córdoba, y nombró primer
provincial al padre Diego de Torres.2 Esa provincia, que se separaba de la del
Perú, comprendía las gobernaciones de Chile, Tucumán y Paraguay, correspon
dientes a los actuales territorios de Chile, Argentina, parte sureste de Bolivia,
Paraguay, Uruguay y todo el sur del Brasil. Entre noviembre y diciembre de
1607, se concretó la llegada del padre Torres con sus acompañantes, y en 1613
se creaba la Universidad. ¿Por qué destacamos estos hechos de la órbita jesuita?
Porque fue en su templo donde se predicó y practicó el culto al Santísimo Sa
cramento, además de los actos centrales que para Corpus se llevaban a cabo en
la iglesia matriz, más tarde catedral. Fue la única orden regular de la ciudad que
tuvo una cofradía sacramental y destacó por la adoración de las 40 Horas, de
voción relacionada con el misterio eucarístico. Esta conmemoración tuvo un
lugar preciso en el calendario litúrgico (las carnestolendas), aunque luego se
extendió su celebración a otros momentos del año.3 También se realizaba en la
94
2 Joaquín Gracia, S .J., Los jesuitas en Córdoba, México, Espasa-Calpe, 1940, p. 66. 3 Cabe recordar que las procesiones oficiales del Santísimo eran las de la fiesta del
Corpus, su Inf raoctava y Octava. Las otras manifestaciones similares que se hacían eran de origen local y privado, resultado de costumbres y privilegios particulares. La frecuencia con que se usaba al Santísimo, casi igual que las reliquias, llevó a que en el Concilio de Colonia de 1534 la exposición se hiciera privativa de la fiesta del Corpus y su Octava. Se facultó entonces a los obispos para que, por motivos extraordinarios, la permitiesen en otras ocasiones. Andrés Azcára te, La flor de la liturgia, Buenos Aires, Litúrgica Argentina, 193 5, pp. 5 46 y 550. Cabe recordar que la Octava comprendía los ocho días que corrían desde el Corpus y la lnfraoctava los seis días de la Octava, sin contar ni el primero ni el último.
M oRADAS INTERIORES Y EXTERIORES DEL C oRPUS CHRISTI
iglesia de San Francisco, como actividad propia de la cofradía de San Benito de
Palermo, la que, aunque muy concurrida y destacada, no alcanzó el brillo exte
rior de la ceremonia jesuita.4
La primera cofradía de la que se tiene noticia en Córdoba es, precisa
mente, la del Santísimo Sacramento, asentada en la iglesia mayor, ya que desde
fines del siglo XV1 los cofrades acompañaban con la cera de ella a sus difuntos.
Sin embargo, consta en los documentos que su fundación fue en 1628, cuando
se unió a la "antigua esclavitud" que ya existía. En el otro extremo cronológico,
la última asociación piadosa formada durante el periodo colonial fue la del Alum
brado y Vela (1798), íntimamente relacionada con la anterior.5
Hubo otras actividades durante el año que aludían al Cuerpo de Cristo
-sin contar, obviamente, la cotidiana celebración de la misa en sus diferentes
formas y motivaciones-. Ellas fueron el Jueves Santo, en que se conmemora
la institución de la eucaristía; las renovaciones,6 que en el caso de la cofradía
4 Esta cofradía era mixta étnicamente, aunque en su mayoría la componía gente de color. Ana María Martínez de Sánchez, "Cofradía de San Benito de Palermo", en Archivum, vol. XXlV, Buenos Aires ,Junta de Historia Eclesiástica Argentina, 2005,p. 95.
5 En la Colección Documental "Mons. Dr. Pablo Cabrera", ex Instituto de Estudios Arnericanistas (en adelante lEA), doc. 12.434, se conserva una Instrucción de la Real Congregación del Alumbrado y Vela, hecha en Buenos Aires en la imprenta de los Niños Expósitos. La misma asociación fue instaurada en Sevilla en 1791 con el objeto de organizar el Jubileo Circular, es decir la oración continua ante el Santísimo Sacramento. Véase María José de Trías Vargas y Carmen Frauca Bello so, "Guía de la Real congregación de luz y vela de Sevilla", en Las fiestas de Sevilla en el siglo xv. Otros estudios, Sevilla CE!RA, 1991, vol. 2, p. 201, y Ana María Martínez de Sánchez, "La Cofradia del Santísimo Sacramento", en Archi·vum, Buenos Aires, Junta de Historia Eclesiástica Argentina, 2000, vol. XTX,
p. 514. Sin demasiados testimonios de quienes pertenecieron en cada tiempo, sabemos que, al finali'.t:ar el siglo XVIII, doña Rosalia Videla dejó 50 pesos de sus bienes al director de la Cofradía del Alumbrado y Vela. Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba (en adelante Al'rPC), Registro 4, 1800, f. 386.
6 La renovación consistía en un acto solemne en que el sacerdote consumia las formas antiguas y consagraba otras nuevas. Entre los gastos de la cofradía del Santísimo, aparece el pago de músicos para esas ocasiones. Ese acto también se realizaba el26 de diciembre, día del protomártir san Esteban. El 7 de noviembre de 1715, la cofradía del Santísimo Sacramento solicitó que la renovación se hiciera el segundo domingo del mes, cuando se oficiaba misa cantada, para que hubiera mayor concurso de gente. lEA, "Libro de la Santa Cofradía de los Esclavos y Hermanos del Santísimo que se sirve en la Santa Iglesia Catedral de esta Ciudad de Córdoba", f. 278v.
95
ANA MARÍA MARTÍNEZ DE S ÁNCHEZ
cordobesa eran mensuales; la exposición y las bendiciones con el ostensorio,
además del viático a los enfermos, que originaba una discreta procesión de
acompañamiento por algunas calles de la traza urbana.
Las categorías que se proponen al principio de este escrito cumplen un
objetivo analítico (cerrado-abierto, sagrado-profano, exterior-interior), tenien
do en cuenta que los actos del Corpus Christi relacionaron diferentes compo
nentes para concretar una manifestación única y compleja. Según los lugares,
las formas de realizarse y las interpretaciones posibles de cada ser social, el
hecho puede participar de más de uno de esos grupos conceptuales, en un tra
tamiento dinámico de la fiesta y de la utilización del espacio.
E SPACIO CERRADO y ABIERTO
Dentro de las iglesias se realizaban los actos propiamente litúrgicos como la
consagración, renovación y exposición del Santísimo y además se predicaba el
sermón correspondiente al día de Corpus, uno de la Infraoctava y la Octava, que
sólo alguna vez se realizó en el atrio.
A mediados del siglo XVIII, la consueta dada por el obispo Pedro Miguel
de Argandoña determinó que el adorno de la iglesia corriera al cuidado del
mayordomo de la cofradía del Santísimo y el de los altares y plaza al de los
alcaldes, ya que su patrón era el cabildo secular. El provisor debía asumir "el
convite político" del regimiento, religiones (como se denominaba en la época a
las órdenes regulares) y clérigos.
Desde las doce del mediodía del día anterior tenían que repicar las cam
panas solemnemente, cantarse las vísperas completas y, dicha la antífona del
miserere, se saldría del coro procesionalmente, en dos alas, entonando los sal
mos en la capilla mayor, con alternación y semitono.7 El Santísimo debía estar
96
7 Recordemos que las horas canónicas organizaban toda la jornada, desde el inicio del nuevo di a, con los maitines, algo después de la medianoche; siguen las laudes al amanecer, prima (a las 6 de la mañana), tercia (a las 9), sexta (a mediodía) y nona (a las 3 de la tarde), para cerrar el día con vísperas, a última hora de la tarde, y completas, al retirarse al descanso, hacia las 8 o 9 de la noche, según la estación del año. De todas ellas, maitines, laudes, vísperas y completas son las horas mayores, mientras que prima, tercia, sexta y nona son las menores.
M oRADAs INTERIORES v EXTERIORES DEL C oRPus CHRISTI
descubierto ante los prebendados, quienes llevarían las mangas bajas y se man
tendrían de pie durante las vísperas. Acabadas las completas se cerraría el San
tísimo y se retornaría al coro para cantar los maitines. Al día siguiente se canta
ba la prima, mientras que las demás horas canónicas se rezaban, haciéndose los
respectivos llamados con repiques. Acabada la tercia, seguía la misa solemne
con el Santísimo nuevamente descubierto y continuaba la procesión, mientras
repicaban continuamente las campanas -sin tocar plegaria-, hasta retornar a
la iglesia para volver a cubrirlo. Desde el día siguiente quedaba manifiesto du
rante toda la Octava, acompañándolo en el altar mayor dos sacerdotes, de rodi
llas y con sobrepelliz, desde que acababan los sacerdotes la función del coro
hasta las tres de la tarde, cuando entraban a rezar. Los clérigos eran suplantados
cada hora; si no podían ser dos, uno se suplía con un colegial del seminario,
designado por el provisor. 8
El acto principal en el espacio abierto fue la procesión, tanto la del
propio día de Corpus, en que se mostraba la hostia en custodia de plata, como la
de su Octava. Hasta mediados del siglo xvn, se había realizado por la mañana,
con los altares dispuestos en la plaza, por lo que se cerraban las bocacalles que
iban a Santa Teresa, la que conducía a Santo Domingo por la esquina de la
cárcel, la que salía hacia San Roque, y la última hacia el río.9
La construcción de los altares estuvo cargo de los gremios de la ciudad,
algunos de cuyos integrantes protestaron a fines del siglo xvm por el costo que
les significaba, e intentaron trasladar esta obligación a los alcaldes del cabildo
secular. Éste ya se ocupaba entonces de los gastos de un día del octavario y de
un altar de los que se componían en alguna de las esquinas para apoyar la
custodia.10
A mediados del siglo XVIII, los alcaldes ordinarios entendían que la pro
cesión debía ceñirse al ámbito de la plaza, mientras que el obispo, José Antonio
8 El notario colocaba la designación en la puerta de la iglesia, desde la víspera del Corpus, para conocimiento de todos. Archivo del Arzobispado de Córdoba (en adelante AAC), Libro de actas del cabildo eclesiástico, leg. 2., s/f.
9 Lamentablemente, relativo a nuestro caso, no hay dibujos o descripciones de la forma y la construcción de esos altares.
10 AJ-IPC, Gobierno, caja 13, carpeta 4, f. 344r, y caja 29, carpeta 1, f. 138r.
97
ANA MARÍA M ARTÍNEZ DE SANCHEZ
San Compañí~
Francisco de Jesús
Santa Teresa
San Catedral Santa
Roque PLAZA Catalina Santo
Domingo
La
Merced
El Pilar
Figura l. Esquema de situación de las iglesias en Córdoba.
Gutiérrez de Cevallos, consideraba que, por ser "de las más solemnes y privile
giada", tenía que "correr por la mayor parte de la ciudad", como se había realiza
do hasta entonces y era práctica común en Lima y Salamanca.1 1 La de la Oc
tava, en cambio, que se hacía por la tarde, estaba limitada a las calles que rodeaban
la plaza.
98
11 Gutiérrez de Cevallos era Caballero de la Orden de Santiago. Realizó sus estudios universitarios en Salamanca y fue destinado a Lima como Inquisidor, donde
M o RADAS INTERIORES Y EXTERIORES DEL C oRPUS CHRISTI
En 17 40, el obispo alargó de hecho el recorrido, ya que una vez tras
puesto el arco ubicado al noreste, en dirección hacia el río, fue hacia la plazuela
de la Merced, de allí hacia el oeste para retomar la calle que salía a la cárcel y,
pasado el arco, ingresar nuevamente a la plaza hasta la iglesia mayor.
Figura 2. Recorrido propuesto en 17 40. Plano de la ciudad de Córdoba por Jacinto Díaz de la Fuente (1791), Archivo General de la Nación (Argentina)Y
El trazado dispuesto para las sucesivas fiestas del día de Corpus por la
mañana establecía que la procesión saliera de la catedral hacia Santa Teresa,
caminara de allí a la esquina del deán hacia San Francisco y diera vuelta por la
plaza para continuar hacia la Merced. De esta plazuela se seguían dos cuadras
hasta doblar hacia el sur para llegar a Santa Catalina y, por la calle y cerco de las
Teresas, regresar a la catedral.
fue consagrado obispo del Tucumán. Su periplo vital permite inferir que conocía personalmente la realidad de las ciudades que menciona. Luis Rosendo Leal, Datos biográficos de los obispos de fa diócesis de Córdoba del Tucumán, Córdoba, Establecimiento Gráfico "Los Principios", 1914, p. 20.
12 La orientación del plano realizado por Díaz de la Fuente ubica el Norte en la parte inferior, el Sur en la superior, el Oeste a la derecha y el Este a la izquierda del lector. La a u tora ha marcado los arcos en las bocacalles y los itinerarios previstos.
99
ANA MARÍA M ARTÍNEZ DE SANCHEZ
Figura 3. Recorrido propuesto para después de 17 40. Plano de la ciudad de Córdoba por Jacinto Díaz de la Fuente (1791), AG N.
Las iglesias de los dos conventos femeninos, Santa Teresa (carmelitas)
y Catalinas (dominicas), tendrían altares, de modo que la procesión entraría por
una puerta y saldría por la otra, lo que ayudaba a que no se descompusiera el orden de la marcha. La razón de no hacer altar en San Francisco y en laMer
ced, aunque se pasara por estos templos, era que se debía entrar y salir por la
misma puerta, lo cual producía demora y frenaba "el andar".
Los cuatro altares exteriores de costumbre se levantarían en la esquina de
San Francisco, "que iba al pucará"; en la bocacalle del "señor Ugalde", hacia San
Roque, o en la del "señor Argumosa", hacia el río; el tercero en la Merced y el
cuarto en la esquina donde vivía el alguacil mayor, donde doblaba la procesión
hacia las Catalinas. En caso de que el celo y la devoción permitieran aumentar
dos altares más, uno se colocaría en la esquina del deán y el otro en lo de U galde
o Ceballos, donde no se hubiere optado de primera intención. Todo tendía a dar
el "mayor culto y solemnidad" a "la santísima Procesión, en que se saca el Triunfo
para su mayor veneración y culto de nuestro Santísimo Sacramento". El mayor
domo era quien tenía la obligación de cuidar los altares y el orden de la procesión.
100
M o RADAS INTERIORES Y EXTERIORES DEL C o RPUS CHRISTI
Las indicaciones del obispo, en relación con los puntos de referencia
que menciona, muestran cuál era la representación que se tenía del espacio,
totalmente vinculada con la ubicación de los templos y de las conocidas casas
de los vecinos principales.
La procesión de la Octava por la tarde, seguida del sermón, se realizaría
sin salir de la plaza, colocando los altares en sus cuatro bocacalles, como era
costumbre.
Se había introducido en el octavario del Corpus la novena al Sagrado
Corazón de Jesús, con su fiesta el viernes inmediato a la Octava. El obispo
ordenó, entonces, que la procesión pasara del jueves al viernes y se sacara en
ella el Corazón de Jesús puesto en manos de la Virgen. Como la procesión y la
novena ocupaban casi toda la tarde, el sermón se transfería a la mañana si
guiente durante la misa solemne.
La devoción al Sagrado Corazón culminaba las fiestas del Corpus y por
eso debió dedicarse una capilla especial para celebrarla. Ahí se realizaba tam
bién el novenario que se comenzaba todos los últimos jueves de cada mes. Tal
capilla se ubicó en la iglesia catedral, aliado del presbiterio del lado de la epísto
la, en el crucero. La imagen y el cuidado de la fiesta estuvieron a cargo del
maestre de campo don Pedro de las Casas y Correa, regidor de la ciudad, y de
doña Águeda de Funes, su mujer.13
Lo SAGRADO v LO PROFANO
Dentro del escenario del Corpus, la procesión y el sermón, las luminarias y las
salvas fueron expresiones centrales de la solemnidad que se completaban con
danzas en honor al señor Jesucristo.14
13 Por esta dedicación, tenían asiento y sepultura en la dicha capilla, gracia extensiva a sus hijos, descendien tes y familia, con la obligación sólo de pagar la rotura de la sepultura y de cubrirla de cera, y of renda todos los días de aniversario general de difuntos. Como los gastos que ocasionaba mantener dicha fiesta serían muchos, particularmente en los primeros años, cuando era preciso comprar alhajas y ornamentos para la decencia de la capilla, don Pedro de las Casas o la persona que le pareciera y diputara para ello, o quien le sucediera en su lugar, pediría limosna los viernes de cada semana.
14 Archivo Histórico Municipal de Córdoba (en adelante Al 11\!IC), Actas capitulares, f. 139r., 4 de marzo de 1785. AJ-IPC, Gobierno, caja 27, carpeta 3, f. 434r.
101
ANA MARÍA M ARTÍNEZ DE SANCHEZ
Ese sentido, religioso y profano a la vez, obligó a tomar algunas medidas
para controlar comportamientos capaces de "ofender" la sacralidad de los actos.
Los excesos que se cometían en esas ocasiones impulsaron al gobernador-in
tendente Sobre Monte a dictar en 1792 un bando que condenaba algunas for
mas de vestir y actuar en aquellas circunstancias:
Prohíbo absolutamente, que las danzas u otras cuadrillas disfrazadas en las
festividades del Santísimo Corpus Christi, y demás, usen de máscara o careta
y de traje indecente, ó impropio del sexo, por ser contra el buen orden, y
prevención de Su Majestad, este uso no menos que opuesto a la decencia y
compostura que es debida en tales procesiones, delante al Augusto Sacra
mento, y a la veneración, respeto y devoción precisa en el Sagrado Templo,
pena de dos meses de prisión por la primera vez y de mayor demostración en
la reincidencia.15
La oportunidad daba lugar a que, con alguna indumentaria similar a la
de los carnavales, se ocultaran las personas que querían transgredir las con
ductas modélicas establecidas. La contravención ofendía tanto al rey como a
Dios, por lo que aquél se preocupaba y ocupaba de mantener el decoro en estas
expresiones. Debido a la simbiosis entre el poder civil y el eclesiástico, lo secu
lar irrumpió en lo religioso y se trató de moderar algunas exhibiciones.16 Con
respecto a este tema, la ley 1 (título XIII, libro XII) de la Novísima Recopilación
prohibió taxativamente, en cualquier ocasión, el uso de máscaras y disfraces,
por los grandes males que ocasionaba. La pena variaba según la persona; si era
de baja condición, le correspondían cien azotes; si era noble, el destierro de la
ciudad por seis meses. El Cedulario Indiano recoge, por su parte, una Cédula
del21 de julio de 1780, que ya había prohibido las danzas y la participación de
102
15 Al IPC, Gobierno, caja 13, carpeta 4, [ 293v. 16 Ana M aría Martínez de Sánchez, "La regulación jurídica de lo cotidiano: fiestas
y celebraciones: Córdoba del Tucumán en el último tercio del siglo xvw", en M emoria del X Congreso del Instituto Internacional de H istoria del Derecho I ndiano, M éxico/Veracruz, Escuela Libre de D erecho 1 UNAM, 1995, t. 1, p. 916. AHPC,
Gobierno, caja 11, carpeta 4, y caja 13, carpeta 4.
M oRADAS INTERI ORE S Y EXTERIORES DEL C oRPUS CHRISTI
gigantes en las iglesias y en las procesionesY Sin embargo, esas representa
ciones continuaron haciéndose, lo que es clara muestra del incumplimiento
de la norma. Esto se producía, especialmente, cuando la costumbre involucraba
a grupos populares que encontraban en esa intervención un espacio para ex
presarse.
La mezcla de formas fue una característica propia de esta fiesta y ajena,
como es natural, a la Semana Santa, reservada a lo netamente sagrado. No en
vano Concolorcorvo af1rmó, a fines del siglo XVIII, que, tanto en España como
en Indias, en ciudades ricas como en pueblos pobres, se celebraba el Corpus y su
Octava con "seriedad jocosa" .18
Los indios y la gente de color aportaban sus habilidades manuales y
musicales a la celebración. El seguimiento realizado en los gastos de la cofradía
del Santísimo en Córdoba permite constatar que se pagaba a gigantes y a mú
sicos que ejecutaban arpas, vihuelas, chirimías y cajas. Los arpistas seguramen
te se hicieron escuchar en el interior de la iglesia, o tal vez en el atrio, por el
volumen que alcanzaban sus instrumentos, mientras que los segundos deben
haber acompañado la procesión.19 Los mulatos danzaban en el altar del Buen
Pastor de la catedral, además del baile que ejecutaban los "gigantes" frente a la
custodia, "para demostrar el júbilo y culto que le dan y deben dar todas las
naciones del orbe como Señor de cielos y tierra".20
17 Este tipo de demostraciones parecen repetirse en la fiesta de la Santísima Cruz, en mayo, y el cedulario y otros bandos intentaron corregirlo.
18 Concolorcorvo (Calixto Bustamante Carlos), El Lazarillo de ciegos caminantes. Desde Buenos Aires hasta Lima, 1773, Buenos Aires, Solar, 1942, p. 351.
19 Clarisa Pedrotti, "El Libro de la Cofradía de los hermanos y esclavos del Santísimo Sacramento y la festividad del Corpus Christi" , en Aurelio Tello (ed.), La danza en la época Colonial Iberoamericana, Santa Cruz de la Sierra, Asociación pro Arte y Cultura, 2006, p. 146. Los gigan tes, como fue costumbre en toda América, aparecían con la tarasca, serpiente hecha con madera y recubierta con papel y tela que cargaban los peones, que también costeaba la cofradía.
20 l EA, docs. 12.093, ff. 30 y 1425. En 1763 hubo un conflicto que llegó a la justicia, porque los alcaldes acusaron al cura don G abriel Bracamon te de impedir la danza en el lugar del cuerpo de la catedral en que era costumbre efectuarla. AHPC, E scribanía 2, leg. 32, exp. 2. Esta demostración recuerda la centenaria danza que, aún hoy, ejecutan los Seises en la Catedral de Sevilla ante el Santísimo en la fiesta de Corpus y en las de la Asunción y Navidad, como en otras catedrales americanas. Sin embargo, no hay constancia de que en Córdoba hayan estado institucionalizados. Juan Bautista Comes, Danzas del Santísimo Corpus
103
ANA MARÍA M ARTÍNEZ DE S ÁNCHEZ
Los datos parciales que se conocen para reconstruir el Corpus cordobés
no lo hacen parecer muy diferente al de otros lugares de América. Obviamente
era de una dimensión menor si lo comparamos con los de ciudades centrales de
los virreinatos como Cusco, Lima o México, porque Córdoba carecía de algu
nos cuerpos civiles como la Inquisición y la Audiencia, que ocupaban un espa
cio en la procesión allí donde existían, su población era notoriamente menor y
las posibilidades económicas de ésta también.21 Seguramente los traslados de
los obispos y la circulación de dignidades y prebendados influyó en el trasplan
te de costumbres de unas ciudades a otras, para luego adaptarlas a las caracterís
ticas propias de cada lugar.
Suponemos que, en Córdoba, el orden de la procesión fue tan riguroso
como en las ciudades ya mencionadas, en Santiago de Chile y en Puerto Rico,
pues se conocen excelentes descripciones al respecto.22
El centro de la procesión lo constituía la custodia con la hostia consa
grada, portada por el obispo bajo palio o el deán -sólo por justo impedimento,
como en el caso de sede vacante-. Algunos sacerdotes la rodeaban e iban
echándole incienso durante el trayecto.23 El cabildo eclesiástico, seguido de los
integrantes de las órdenes religiosas y las cofradías - los primeros con sus ricos
ornamentos y los segundos con sus insignias y pendones-, precedía al cabildo
secular y a la "gente principal", y todos marchaban con sus cirios encendidos.
Concolorcorvo ubica las danzas de indios en una segunda parte de la proce
sión, mientras que en Puerto Rico, Cusco e incluso México se describen las
llamadas invenciones o mojigangas que encabezaban la marcha con la tarasca,
104
Christi, transcripción de Vicente García Julbe, Valencia, Instirución Alfonso el Magnánimo, 1952.
21 No abundamos más en la comparación porque sería motivo de otra metodología de trabajo, ya que, respecto a Córdoba del Tucumán, no hay descripciones pormenorizadas como sí las hay para las otras ciudades de América, ni de las danzas durante las procesiones, ni de la forma de participación de las cofradías, aunque consta que todas ellas acompañaban la custodia el día de Corpus y su O ctava.
22 Cabe destacar que no siempre se respetó el orden en que debían salir los diferentes cuerpos, en razón de las disputas que se originaban entre ellos por ubicarse más o menos cerca del palio -por ejemplo: Cabildo Eclesiástico y Cabildo Secular o Virrey- .
23 Concolorcorvo, op. cit., pp. 351 y ss.
M oRADAS INTERIORES Y EXTERIORES DEL C oRPus CHRISTI
los gigantes y danzantes mulatos y negros. En razón de las etnias que partici
paban en este plano, se entremezclaban ritos ancestrales, buenamente disimu
lados en la expresión católica.24 Si los protagonistas se vestían especialmente
para la ocasión, las casas del recorrido se ornaban también con todo aquello que
era posible disponer para su realce, como mantas o alfombras en las ventanas y
balcones desde los que, en algunos casos, se desparramaban pétalos de flores al
paso del cortejo. Como la celebración del Corpus Christi era el triunfo del bien
sobre el mal, ambos extremos estaban representados, porque el diablo, la herejía
y la idolatría eran vencidos por la gracia.25
El mantenimiento de toda la festividad corría por cuenta de la cofradía
del Santísimo Sacramento, que recogía la limosna regular entre sus asentados,
además de recaudar mayores montos el Jueves Santo, el día de Corpus propia
mente dicho y durante su Octava. 26
A comienzos del siglo xvm, se reclamó respecto a la falta de adelanta
miento que mostraba la cofradía y, para exaltar su culto, los gastos ocasionados
por las celebraciones de los ochos días de la Octava de Corpus se repartieron de
la siguiente manera:
1 o cabildo en nombre de la ciudad
2° obispo
3° gobernador
4° cabildo y deán de la ciudad
So maestre de campo
6° cabildo de la ciudad y capitulares27
7o jueces oficiales reales
24 En algunas ciudades la comitiva que precedía a la procesión estaba formada por negros, indios e incluso españoles, como en M éxico; mientras, en Cusco la formaban sólo indígenas y, en Lima, negros. Fernando Montesino, A nales del Perú, Madrid, Imprenta de Gabriel L. y del Horno, 1906, p. 76.
25 Antonio Rubial, La plaza, el palacio, el convento,México, CONACUIXA, 1998, p. 53. 26 D e allí se pagaban las tachuelas, los palos y otros materiales necesarios para los
gigantes. lEA, "Libro de la Santa Cofraclia de los Esclavos y Hermanos del Santísimo que se sirve en la Santa Iglesia Catedral de esta Ciudad de Córdoba", ff. 51 y ss.
27 Qyeda claro que el primer día lo costeaba el Cabildo secular en nombre de la ciudad y el sexto lo hacía como cuerpo, junto con sus capitulares.
lO S
ANA M ARÍA M ARTÍNEZ DE SANCHEZ
De este modo, tanto la jerarquía secular como la eclesiástica compar
tían los desembolsos requeridos para sostener en la ciudad una celebración tan
importante para el culto católico.
Lo EXTER IOR v Lo I NTERIOR
La consueta de la catedral redactada por el obispo Argandoña en 17 49 refiere
que el Corpus era el misterio esencial de la fe, por lo que se debía manifestar
"con el más, y posible exterior culto, solemnizándolo, intra y extra de la catedral,
con jubilosas demostraciones, que sirvan de excitar y mover la creencia de los
pusilos [sic]".28 Pero, además de esa exterioridad e interioridad material, hubo
una intimidad espiritual, encarnada especialmente en los sermones que eran
pronunciados con motivo de la fiesta.
Pocos indicios tenemos de quienes lo hicieron en cada ocasión, aunque
aparece regularmente el pago del sermón. Hemos rescatado sólo algunos nom
bres, como el del padre Juan de Labarrera, de la Compañía de Jesús, en 1728; fray Pedro de lturri, de la Merced, en 1729, y Fabián Hidalgo, también jesuita,
en 1730, mientras que respecto a la lnfraoctava aparecen, en diferentes años, el
padre comendador fray L. Quintero y fray Sebastián Zapata.29
Lo exterior comparte las categorías ya abordadas en su relación con lo
sagrado y lo profano, dentro de los espacios abiertos y cerrados. ~eda por
tratar "lo interior", rescatado a través de textos de sermones preparados, escri
tos o predicados a fines del siglo :xvrn.30 Para el análisis interesa más lo que
los signos hacen que lo que representan, pues lo que se buscaba con ellas era
una reacción efectiva.31 Por ello concordamos con Batjin en cuanto a que
106
28 AAC, Libro de actas del cabildo eclesiástico, leg. 2, s/f. 29 lEA, "Libro de la Santa Cofradía de los Esclavos ... ", ff.152v, 153v y 285r. 30 lEA, docs. 11.800, 11.801, 11.802, 11.804 y 11.805. El análisis se ha realizado en
sermones predicados en Córdoba en ocasión del Corpus, la l nfraoctava y la O ctava.
31 Jorge Lozano, Cristina Peña-Marín y Gonzalo Abril, A nálisis del discuno. H acia una semiótica de la interacción textual, M adrid, Cátedra, 1993, p. 16. No pretendemos hacer un estudio de análisis del discurso, sino sólo utilizar algunas categorías funcionales para nuestro objeto de estudio, que es de carácter histórico, no lingüístico.
M oRADAs INTERIORES Y EXTERIORES DEL C oRPus C HRISTI
"donde no hay texto, no hay tampoco objeto de investigación y de pensamiento".32
El sermón, aunque escrito, estaba ideado para una transmisión oral; por
lo tanto, participaba de una realidad inmediata de ideas y mediata de emocio
nes, dentro del mensaje que se quería transmitir. Era un conjunto de signos
verbales a los que se agregaba, en el momento de su socialización, una serie de
gestos corporales e inflexiones de voz que acompañaban la comprensión y,
sobre todo, trataban de influir en el interior de la conciencia de cada persona
para provocarle una reacción favorable a lo predicado, a lo que se quería lograr,
persuadiendo y convenciendo.
En el corpus de sermones analizado, la escritura permite imaginar cómo
se "decían" y "escuchaban" aquellas palabras en las postrimerías del siglo XVIII,
por la repetición de vocablos para poner énfasis, y de conceptos para remarcar
el mensaje, por el uso de mayúsculas para denotar categorías, y de exclamaciones
y signos para matizar la interrogación y la admiración. Los textos son cohe
rentes y poseen un entramado típico de este tipo de documentos, que comienza
con una introducción, plantea luego el tema en dos partes bien diferenciadas
-introducidas mediante una cita en latín-, expone cada una y concluye con
una peroración. Otras citas, intercaladas -en latín o en castellano-, reforza
ban el mensaje y robustecían el método de autoridad. Las identificadas provie
nen del Antiguo y del Nuevo Testamento, además de incorporar conceptos de
los Padres de la Iglesia, teólogos y santos que contribuyen a fortificar la vero
similitud de la exposición.33
El mensaje central era la exaltación triunfal de Cristo presente entre los
hombres. Cada sermón, en su desarrollo procesual, presenta articulaciones in
ternas que hacen relación extensa de las bondades del pan y del vino, converti
dos en el cuerpo y en la sangre de Jesucristo. Se produce un nexo del texto con
32 Mi jail Bajtin, "Il problema del testo", en A. Po ocio (e d.), M ichai/ Bachtin. Semiótica, teoría del/a !etteratura e marxismo, Bari, Dédalo, 1977, p. 179.
33 Entre ellos san Agustín, san I sidoro, san J erónimo, san Juan, san Cipriano, Clemente Alejandrino, san Bernard.ino de Sena, san Bernardo, l saías, Zacarías, san Pablo, padres Bas ilio, Justino y T eodoreto, Venerable Veda y D avid en los Salmos.
107
ANA M ARÍA M ARTÍNEZ DE S ANCHEZ
la situación de lo que se está predicando y, fundamentalmente, con el resultado
que se quiere lograr en el interlocutor anónimo y callado. En estos sermones, el
fin próximo es convencer de la necesidad de un cambio de vida gracias al cual la
persona merezca participar del sacrificio que se renueva en el altar, retrotraído
por el predicador al de la cruz. En conclusión, el razonamiento lleva al oyente a
tener que responderse: ¿Cómo merecerlo? ¿Cómo prepararse para recibirlo?
Desde el momento en que la verdad en el discurso es una construcción,
la actividad cognitiva realizada por el enunciador consiste, más que en producir
discursos verdaderos, en generar discursos que provoquen un efecto de sentido
al que puede llamarse "verdad,"34 y ésta, en la fiesta del Corpus, consistía en
aceptar el misterio de la salvación. El altar es la gran mesa donde, mediante la
santa misa, se concreta la transubstanciación. Por su parte, la eucaristía brinda
la posibilidad de poseer a Cristo y, con Él, la vía de la salvación eterna, a través
de su propia promesa redentora.
L os predicadores estudiados destacaban que el motivo del gran rompi
miento entre protestantes y católicos lo constituye, precisamente, el misterio
eucarístico, pero que Jesucristo, en una simple hostia, "ve correr los siglos con
paciencia", pues derrama su sangre en el interior de las almas, todos los días y a
casi todas las horas.35
El Corpus era considerado un día de gloria, de exaltación y de triunfo,
porque la carne de Cristo, a través de la Virgen María y del E spíritu Santo, se
convirtió en instrumento de salvación y alimento perpetuo a través de la comu
nión.36 Todas estas gracias debían corresponderse, por tanto, con una buena
preparación para recibirlo, pues, "aunque la carne humana se rebela contra el
espíritu", si se recibe éste en condiciones adecuadas se logra dominar aquella,
porque la sangre de "Cristo baña, lava, purifica, nutre, refrigera, salva y une a la
eternidad"Y El sermón fue el momento de reflexión de la fiesta, donde la ra
zón y los sentimientos que ella inspiraba preponderaron.
108
34 ! bid.' p. 79. 35 lEA, doc. 11801, s/f. 36 lEA , doc. 11.802, s/f ., y 11.805, s/f. 37 lEA, doc. 11.801, s/f.
M oRADAs INTERIORES Y EXTERIORES DEL C oRPus C HRISTI
~eda claro que, así como lo exterior de la fiesta del Corpus Christi fue
llamativo y aceptado, tanto en su aspecto religioso como profano, en los espa
cios abiertos o cerrados, el sermón, práctica común e infaltable en las principa
les fiestas religiosas, fue en ocasiones resistido por su extensión y -creemos
que en alguna medida- por no ser del todo comprensible para un buena parte
de la gente común.38
CoNCLUSIO NES
La festividad del Corpus Christi adquirió en América un especial significado, ya
que, además de celebrar un hecho fundamental de la fe católica, congregó a los
grupos que se deseaba evangelizar, quienes participaron activamente en ella.
Fue necesario, por tanto, concitar el interés de los creyentes y lograr su
intervención y asistencia. Para lograrlo, se conjugaron una serie de elementos
expresivos: música, danza, cantos, fuegos artificiales, vestuario, luces, sombras y
palabras, en aras de la adoración que se perseguía y el comportamiento que se
quería provocar a partir de esa nueva reconciliación.
Las manifestaciones, tanto en los espacios interiores de las iglesias como
en los exteriores -calles, plazas y plazuelas situadas frente a los conventos-,
fueron muestra de lo que se buscaba significar y transmitir. Pero el triunfo de
Cristo también se enseñó con la palabra de los sermones dirigidos a la conciencia
individual de todos los que quisieran y pudieran asumir el mensaje. En ellos se
hablaba del misterio en sí, y también de las condiciones que debía cumplir un
cristiano para participar en la "mesa", del valor del sacrificio de Cristo en la cruz
(como hecho de salvación), y de las virtudes que ese acontecimiento debía motivar.
La fiesta fue utilizada también como instrumento político para avanzar
en la integración ideal de esa sociedad disímil que mantenía sus jerarquías,
aunque dentro de cada una de ellas se tendía a reproducir el mismo patrón:39 La
ciudad toda se convertía en un templo, con escenarios diferenciados para una
representación especial.
38 AAC, leg. 42. 39 Alfonso García Morales, "Las fiestas de Lima (1632), de Rodrigo de Carvajal y
Robles", en Anuario de Estudios Americanos, XLIV, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-americanos, 1987, p. 142.
109
UN VIRIL HECHO UN SOL: DEL SIMBOLISMO
EN LA PLATERÍA SACRA
María Leticia Garduño Pérez
Universidad Nacional Autónoma de México
El propósito de esta comunicación es vincular los factores que intervinieron en la elaboración de la platería religiosa del período novohispano con la simbología
sacra de ese momento histórico, determinando la elección de los materiales y la
forma de los objetos de arte en este contexto. Particularmente en lo referente a
la custodia y el viril hecho un sol, descritos en los diferentes inventarios que ac
tualmente se encuentran en los archivos de la Catedral de la Ciudad de Puebla,
y por otra referidos por fuentes bibliográficas de la época.
INTRODUCCIÓN
Una de las fiestas más importantes del mundo católico es el Corpus Christi. Fue
instituida por el papa Urbano IV en 1264. Santo Tomás de Aquino indica que
el objeto preciso de esa solemnidad es venerar de manera extraordinaria la pre
sencia del misterio del cuerpo de Cristo, manifestado en el pan consagrado.
La hostia santificada fue preservada en diferentes tipos de objetos de
carácter sacro. Con el tiempo, estas piezas fueron cambiando de forma y es
tructura, de acuerdo con la usanza de cada época.
El primer objeto del que se tiene memoria es el ciborium, que cobró
diversas formas, entre las cuales se puede mencionar la de Paloma (peristera),
elaborada en oro o plata y suspendida sobre el altar (fig. 1). Esta variante fue
remplazada por la píxide, consistente en una pequeña caja de forma cilíndrica
con tapa cónica- hecha de marfil o metal esmaltado.1 A partir del siglo XII, se
utilizó el ostensorio (fig. 2) conformado por el sobrepuesto del viril sobre el cáliz.
En un nivel semántico, podemos afirmar que el recipiente mismo cobra pro
porciones sacras debido a que en él se unen el cuerpo y la sangre de Cristo, en
tanto que, en un plano sintáctico y formal, se observa como característica prin-
1 Louis Réau, "Introducción General" en Iconografía del arte cristiano, Barcelona, ediciones Del Serbal, 2000, vol. 3, p. 281.
111
MARÍA LETICIA G ARDUÑO P ÉREZ
112
Figura l. Peristera (Abate M artigny, D iccionario de antigüedades cristianas, p. 619).
Figura 2. A. Collaert, San N orberto (Maurice Brillant, Eucaristía enciclopedia, Buenos Aires, Deseclée de Brouwer, 1949, p. 433).
U N VIRIL HECH O UN SO L: DEL SIMBOLI SMO EN LA PLATERÍA SACRA
cipalla verticalidad de sus elementos, que representan pequeñas construccio
nes y niveles. Considerada la Eucaristía como ''la más preciada de las reliquias" ,2 durante el siglo XIV se elaboraron finos relicarios de formas variadas (fig. 3).
Por otra parte, el siglo XVI se distingue por el empleo de las custodias,
realizadas también a manera de pequeños templos (fig. 4). Las custodias de
asiento se fabricaban como pequeños edificios con varios cuerpos sobrepuestos
donde se utilizaba el balaustre -un elemento arquitectónico en forma de co
lumna- como principal rasgo: "servía para formar barandillas en balcones y
corredores, para adorno de las escaleras y otras obras".3 La custodia, acompaña
da del balaustre, integró uno de los elementos ornamentales propios de esta
época y enriqueció significativamente la labor de platería.
El adorno y la grandeza de los espacios sagrados tuvieron la intención
de estimular los sentidos para la ''contemplación de lo incorpóreo",4 ya que el
hombre, como ser imperfecto y débil, no podía llegar al conocimiento de las
cosas espirituales sino por medio de la percepción de objetos que lo condujeran
a la oración, la contemplación y, por tanto, el acercamiento a Dios. Es decir
que se emplearon formas sensibles para llegar al conocimiento y adoración del
"ser inaccesible". 5
ANATOMÍA DEL V I RIL
Mortunadamente, la memoria escrita sobre la magnificencia del ajuar de la Ca
tedral de Puebla se ha conservado, y en la actualidad forma parte de los in
ventarios de alhajas de ese monumental santuario. Los datos que documentan el
valioso caudal al que nos referimos nos llevan a conocer una de las más ricas
2
3
4
5
E . Dumoutet, "Historia del rito de la elevación y de la exposición del Sacramento", en M aurice Brillant, Eucaristía enciclopedia, Buenos Aires, Deseclée de Brouwer, 1949, p. 236. D iccionario de fa L engua Castellana, compuesto por la R eal A cademia E spañola, Madrid, Joaquín !barra, Impresor de Cámara de S.M. y de la Real Academia, 1783, p. 138. Juan González Villar, Tratado de la Sagrada Luminaria, en forma de disertaci6n en el que se demuestra la antigüedad y piedad de las velas y lámparas encendidas a honra de Dios y en obsequio de las Stas. Imágenes y Reliquias, M adrid, Imprenta de Sancha, 1798, p. 2. Idem.
113
M ARÍA L ETICIA G ARDUÑO P ÉREZ
114
Fígura 3. P.P. Rubens, Santo Tomás de A quino y los grandes doctores de la Iglesia ensalzando la eucaristía. Santa j uliana de Mont Cornillon lleva el Santísimo Sacramento, M useo del Prado, Madrid (Maurice Brillan t, E ucaristia enciclopedia, Buenos Aires, D eseclée de Brouwer, 1949, p. 160).
Figura 4. Juan de Arfe y Villafañe, Vária commensuración para la escultura y arquitectura, M adrid, Imprenta de Miguel Escribano, 1773, p. 290.
U N VI RIL HECH O UN SO L: DEL SIMBOLI SM O EN LA PLATERÍA SACRA
facetas de la expresión del arte religioso, plasmada en los objetos de orfebrería
empleados en el culto sacro. Por ejemplo, el Libro de Inventario de 1596 de la
Catedral de Puebla describe, en primer lugar, una custodia de asiento en forma
de torre que será tomada en este caso como parte de nuestro objeto de estudio.
El texto menciona que el peso de la custodia era de 547 marcos, dos onzas y dos
reales de plata -actualmente equivalentes a 125.81 kg-. Sin embargo, en
ningún inventario se mencionan sus dimensiones; en cambio, sí se informa
que la componen cuatro cuerpos sobrepuestos y se describe de manera ascen
dente. Por ejemplo: el primer cuerpo está decorado con seis historias del Anti
guo Testamento y la representación de profetas. En el interior de este primer
cuerpo está representada la Última Cena, con Cristo y los doce apóstoles, así
como los utensilios necesarios: mesa, mantel, jarras, palangana y el cordero,
todo trabajado en plata. Según Juan de Arfe,6 en el primer cuerpo o "capilla", el
espacio se ocupa con historias relativas al Santo Sacramento y no a la Pasión,
puesto que las custodias se utilizan en ocasiones de "fiesta y triunfo".
Conforme a la descripción de la custodia proporcionada por el inventa
rio, encontramos que en el interior del segundo cuerpo se colocaba sobre un
pedestal "el relicario donde ha de ir el Santísimo Sacramento", acompañado
por "seis doctores de la Iglesia y seis ángeles de figuras redondas". Por otra
parte, Arfe señala que es en este segundo cuerpo, nivel o segunda capilla, donde
se coloca "el relicario". Como se ve, la descripción hecha en el inventario y la de
Arfe coinciden de nueva cuenta.
En cuanto al tercer nivel de la custodia, el inventario refiere que alcen
tro del tercer cuerpo se encuentra una imagen de Nuestra Señora de la Con
cepción, con un círculo de rayos y los atributos de aquella Virgen. En este
sentido, Arfe menciona que en la tercera capilla es donde se coloca la <<historia
de la advocación de la Iglesia", que en el caso de la Catedral de Puebla es la
Purísima Concepción.
6 Juan de Arfe y Villafañe, Vária commensuración para la escultura y arquitectura, M adrjd, Imprenta de Miguel E scribano, 1773, p. 289.
115
MARfA LETIC IA GARDUÑO PÉREZ
Finalmente, el inventario manifiesta que en el interior del cuarto cuer
po estaba colocada "la figura de SanJoseph". También en este punto encontra
mos coincidencia con las afirmaciones de Arfe, según las cuales en la cuarta
capilla estaría representado "el Santo que tiene el pueblo por Patrón". En el
caso que nos ocupa, san José fue elegido patrono de la Iglesia novohispana.
Una precisión más de Arfe llama nuestra atención: el señalamiento de que
todo lo descrito fue hecho "a consejo de teólogos y hombres de letras que lo
ordenan". U na vez recuperadas ambas descripciones de la custodia en forma de
torre - la del inventario y la de Arfe-, retornamos al segundo cuerpo o nivel
de la custodia, en donde se colocaba el viril o relicario, como ya habíamos men
cionado. Presentamos ahora un ejemplo de viril, descrito en los inventarios de
alhajas de la Catedral de Puebla.
Cabe mencionar que durante el siglo xvn el viril se resguardó dentro de
un sol ornamentado con rayos, y se colocó sobre un pie ricamente decorado, y
que a la unión de ambas piezas se le denominó custodia. 7 Dicho así, es lo más
inmediato al "cuerpo de Cristo" -donde convergen la devoción y la riqueza-,
en que se hallan empleados metales nobles y piedras preciosas para confeccio
nar custodias contenedoras del "cuerpo de Cristo".
UN VIRIL HECHO UN SOL
El Libro de Inventario de 1656 de la Catedral de Puebla describe: Un viril
hecho un sol donado por Ana Francisca de Córdova, viuda del general don Diego
Ortiz de Lagracha. 8 La descripción más completa de esta pieza -que hemos
tomado como objeto de estudio- se presenta de nuevo en el inventario de
1712 de la siguiente manera:9 "un Viril de oro, hecho un Sol, que por la una
116
7 Dumoutet, op. cit., p. 237. 8 Hugo Leicht menciona que Ana Francisca de Córdova fundó el Convento de la
Soledad de Puebla. A su muerte, en 1703, legó gran parte de sus bienes a la fundación de un colegio para niñas dedicado a la Virgen de la Merced. Hugo Leicht, Las calles de Puebla, Puebla, Junta de Mejoramiento M oral, Cívico y Material del Municipio de Puebla, 1980, p. 55.
9 La transcripción se ha realizado de manera modernizada, desatando abreviaturas.
U VIRI L H ECH O UN SOL: DEL SIM BO LI SMO EN LA PLATERÍA SACRA
parte está todo de diamantes, y por la otra todo de esmeraldas, con veinte y dos
rayos, en cada uno cinco perlas, y por remate una Cruz, y alrededor de los cristales,
por una y otra parte, un hilo de perlas. Y dicho Viril dio a esta Santa Iglesia
Doña Ana de Córdova ... "10
Veintidós años después, este viril se menciona nuevamente en el inven
tario de 1734, y en su descripción no hay modificaciones.
Echeverría y Veytia corrobora que la donante fue Ana Francisca de
Córdova, esposa del general Diego Ortiz de Lagarchi, caballero de la Orden de
Santiago. Asimismo, menciona que en la espiga -elemento que sirve para
sostener el Sol al pie- aparece esta leyenda: ''A devoción de Doña Ana Fran
cisca de Córdova Año de 1693, la hizo Roque Benítez".11 Al respecto, Echeverría
y Veytia comenta que según Bermúdez de Castro, esta obra la mandó hacer
Ana Francisca con las joyas que ella usaba. Roque Benítez -activo en la últi
ma década del siglo xvn- fue nombrado platero de la catedral angelopolitana
en 1695Y La diferencia entre el año de manufactura del objeto, 1693, y el del
registro del objeto en el libro de inventario, 1656, se explica considerando que
en este último año se llevó a cabo un reconocimiento de los bienes que se
encuadernó en forma de libro, y que en él se hicieron registros de piezas adqui
ridas por el cabildo catedralicio en fechas posteriores, como el caso del cáliz
donado por Ana Francisca de Córdova. Echeverría y Veytia afirma que el pie de este viril no hacía juego con el
pie que se le asignó, por lo que en 1727 el cabildo decidió mandar hacer uno
nuevo para esta pieza. Más tarde, en el Libro de Inventario de 1734, se registra
una "cuenta"13 de piezas recibidas por el sacristán mayor Pedro del Río; entre
ellas se menciona un pie de custodia fabricado en 1726 por el platero Juan de
Ariza con oro de 23 quilates, guarnecido de diamantes de diversas formas y
esmeraldas, y con un peso de 24 libras y 4 onzas. Del mismo modo, se señala
10 Archivo del Cabildo de la Catedral de Puebla (en adelante ACCP), Libro de inventario de 1712, f. 3.
11 M ariano Fernández de Echeverría y Veytia, Historia de la f undación de la ciudad de la Puebla de losAnge/es, Puebla, Altiplano, 1963, p. 141.
12 ACCP, Libro de actas de cabildo, núm. 20, 1696-1702, f. 41v. 13 ACCP, Libro de inventario de 1734, [ 25v.
117
MARfA LETIC IA GARDUÑO PÉREZ
que el pie tiene un sol con las mismas características del que donó Ana Fran
cisca de Córdova: diamantes, esmeraldas, un cerco de perlas en el contorno del
sol, los rayos con estrella y en cada una cinco perlas.
En los inventarios posteriores, estas piezas, el pie de custodia y el sol, se
registran como una sola, sin hacer ya mención de la donante.
SIMBOLISMO
Respecto a los elementos simbólicos de que está constituido este viril hecho
un sol, los dividimos en dos grupos: el primero comprende lo relativo a la
forma del objeto y el segundo, a los materiales con que se confeccionó. Es
importante subrayar que la interpretación simbólica no excluye, ni mucho
menos invalida, la interpretación científica o suntuaria; consideramos que,
antes bien, la complementa.
La forma
Las fuentes documentales de que partimos para explicar el uso de la imagen del
sol en las piezas destinadas a resguardar la eucaristía muestran que ese cuerpo
celeste ha sido considerado por diversas culturas un objeto de veneración. Aho
ra bien, el Salmo 19 del Antiguo Testamento reza: "En lo alto, para el Sol,
plantó una tienda, y él, como esposo que sale de su alcoba, se recrea .. . "14 Es
sabido que en el antiguo Oriente se consideraba al sol un símbolo de justicia.
Asimismo, en el Salmo 72 "El rey prometido", se dice: "Durará tanto como el
Sol, como la luna, de edad en edad ... "15 El Profeta Mala quías evocó la imagen
del sol para referirse a Dios como "Sol de Justicia, con la salud en los rayos" .16
En el Nuevo Testamento, en el Evangelio de San Juan, Jesús dice: "Yo soy la
luz del mundo" Y Se aplica aquí una analogía solar con Jesús, ya que la luz es
símbolo de la vida, la felicidad y la salvación mesiánica.
14 Salmos, 19. 15 Salmos, 72: 5. 16 Malaqufas, 20. 17 Evangelio de San Juan, 8:2.
118
U VIRI L HECHO UN SOL: DEL SIMBOLISMO EN LA PLATERÍA SACRA
En la Nueva España, la cristianización de elementos paganos o idóla
tras incluyó al sol. Jaime Lara explica al respecto que se escribieron obras donde
se trató el tema de la eucaristía solar, y entre los textos que cita se encuentran
especialmente estos versos de Juan de Padilla (1605-1673):
En aquel pan que le encubre
miré mi Sol escondido
y aunque le busque el sentido
sólo mi fe le descubre ... 18
En estas líneas observamos claramente la intención de situar al sol en
un entorno eucarístico. Para Lara, estos datos llevan a considerar que las custo
dias en forma de sol fueron invención del nuevo mundo: "Tales custodias no
existían en Europa antes del segundo cuarto del siglo xvn. Los europeos em
plearon, o el ostensorio-torre de inspiración gótica, o bien la custodia de anillo
corona, de inspiración renacentista."19
María Jesús Sanz Serrano20 explica que la custodia típica de América es
la que tiene forma de sol. Se pueden presentar variaciones estructurales según
el país que la produce. De este modo, las variantes pueden observarse tanto en
el pie y la disposición de los elementos como en la forma de los rayos del sol,
que en ocasiones pueden ser alternados entre líneas rectas y ondulantes, o bien,
marcar divisiones en cuatro puntos del sol, ya sea con querubines o estrellas,
como es el caso de las custodias mexicanas, y muy particularmente en el de la
custodia donada por Ana Francisca de Córdova.
En el proceso de cristianización de los diversos elementos de la natura
leza, encontramos diferentes explicaciones de un mismo elemento. Por ejem-
18 Jaime Lara, "Cristo-Helios americano: La inculturación del culto al sol en el arte y arquitectura de los virreinatos de la Nueva España y del Perú", enAna/es del Instituto de Investigaciones Estéticas, núms. 74-75, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1999, p. 43.
19 Ibid. , p. 46. 20 María Jesús Sanz Serrano, "Características diferenciales de la plata labrada en el
barroco iberoamericano", en Barroco iberoamericano. Territorio, arte, espacio y sociedad, Sevilla, Universidad Pablo de Olavide/Girneda, 2001, p. 229.
119
MARfA LETICIA GARDUÑO P ÉREZ
plo, el Salmo 146 afirma que "Dios sabe el número de estrellas, y las llama por
su nombre",21 por otra parte, san Agustín22 sostiene que las estrellas represen
tan a los grandes dirigentes de la Iglesia que nos confortan en la oscuridad del
mundo.
Materiales
A los metales y piedras preciosas también se les atribuyó un simbolismo estre
chamente vinculado con una interpretación moralizadora; es decir, no se les
consideró desde un punto de vista científico, mineralógico o suntuario, y sólo
se les atribuyó un sentido religioso y moral. Cada metal o piedra preciosa tiene
un significado; se le asignan propiedades y virtudes que conducirían a la eleva
ción espiritual, pues buscar ((sentidos ocultos" era una tendencia del pensa
miento medieval.
En primer lugar, al oro -tradicionalmente considerado el metal más
valioso, perfecto y precioso por sus rasgos de incorruptibilidad y resplandor
se le adjudicó también un carácter solar, por el color y su condición brillante.
Según Mircea Eliade,23 en esa época se pensaba que los minerales eran una
especie de embrión que se desarrollaba dentro de la tierra hasta alcanzar su
madurez. Al término de ese proceso de maduración, los metales se converti
rían en oro, el metal más evolucionado y, por ende, el metal perfecto. Este
tipo de pensamiento también surge en la India y posteriormente se adopta en
Occidente durante la Edad Media. Asimismo, se creía que los astros regían la
formación de metales dentro de la tierra; por ejemplo, se presumía que la
plata crecía bajo la influencia de la luna, mientras que el sol estimulaba el
desarrollo del oro. Así, la nobleza del oro era producto de su maduración en el
interior de la tierra gracias a la protección solar. Otros metales ordinarios se consideraban ((crudos" (como los fru tos), pues no habían alcanzado la evolu
ción completa, es decir, su maduración total, ya que la naturaleza tiende a la
120
21 22
23
Salmos, 146. Francisco de la Bouillerie, Estudios sobre el simbolismo de la naturaleza, México, Imprenta del Comercio de Dublán y Chávez, 1877, p. 19. Mircca Eliade, Herreros y alquimistas, Madrid, Alianza, 2004, pp. 27-43.
U VIRIL HECHO UN SOL: DEL SIMB OLISMO EN LA PLATERÍA SACRA
perfección. Esta teoría de la metamorfosis de los metales era bien conocida
en China y la India. En algunos textos hindúes se aflrma que el oro represen
ta también la inmortalidad. Sabemos que determinados elementos, considerados paganos, fueron
adoptados por el cristianismo y elevados a la condición de símbolos de Cristo, a
la vez que de portadores de virtudes, como en el caso de los metales y piedras
preciosos. Así, el oro - que representa la inmortalidad en la India,24 el conoci
miento perfecto en China y la fecundidad, riqueza, dominio, centro de calor,
amor, don, luz y conocimiento en Grecia- fue utilizado como símbolo y metá
fora de Cristo.
A los diamantes y las esmeraldas se les aplicó la misma teoría del creci
miento y maduración dentro de la tierra. El diamante, explica Louis Réau, es
un término derivado del griego adamas,25 que significa indomable. Además, al
diamante -por su característica gran dureza- se le atribuyeron virtudes he
roicas, y -por su radiante brillo-propiedades para ahuyentar las tinieblas y al
demonio.
En 1604, Laurencio de Zamora escribió Monarquía mística de la Igle
sia, libro donde se explica de manera metafórica cada una de las cualidades de
Dios mediante la exégesis de pasajes de la Biblia y los elementos de la natu
raleza. Se menciona ahí, por ejemplo, que Dios da a Ezequiel un rostro de
diamante, hecho que el autor interpreta de la siguiente manera: ((dicen que es
de tanta virtud el diamante, que con su sola presencia no deja que la piedra
imán lleve tras sí el hierro [ .. . ] pues lo que los ministros han de tener, es que
sea la gravedad de su persona tal, que sea la severidad, y entereza del rostro
tan compuesta, y tan de diamante, que no dejen llevar tras sí la imán del
pecado a los pecadores ... "26
A semejanza de ellos, en el Manual de joyeros de Diego Sáenz, escrito
en el siglo xvm, se explica que el diamante es ((símbolo de la victoria, de la
24 J ean Chevalier y Alain G hcerbrant, Diccionario de los símbolos, Barcelona, Herder, 1991,pp. 784-786.
25 Réau, op. cit., p. 165. 26 Laurencio de Zamora, M onarquía mística de la Iglesia, Madrid, Luis Sánchez,
1604, p. 53.
121
M ARfA L ETIC IA G ARDUÑO P ÉREZ
constancia, la fuerza del espíritu que calma la cólera, que puede llamarse la
piedra de la ReconciliaciónY
Respecto a la esmeralda, se ha encontrado que en la alquimia se le lla
mó "rocío de mayo [ . . . ] símbolo del rocío mercurial del metal en fusión, en el
momento que, dentro de la retorta, se transforma en vapor".28
En este caso, el poder atribuido a esa piedra preciosa era el de atravesar
las más oscuras tinieblas, lo cual hace recordar el momento en que Cristo des
cendió a los infiernos después de su muerte y "traspasó" la oscuridad. Sin em
bargo, a la esmeralda se le atribuye también cierta ambivalencia simbólica, ya
que se desprendió de la frente de Lucifer. No obstante, se empleó sin proble
mas engastada en la joyería de los papas. Durante la Edad Media, se pensaba
que al colocar una esmeralda sobre la lengua se podía hablar con los espíritus y
se le atribuyeron propiedades de clarividencia, fertilidad e inmortalidad.
Francisco de Paula (1416), al referirse a la esmeralda en su obra titulada
Símbolos de la nueva ciudad del cielo, recurre a la descripción de la Jerusalén
futura planteada en el Apocalipsis de San Juan, según la cual los pilares de la
muralla que resguarda la ciudad están hechos de piedras preciosas y el cuarto
pilar está compuesto de esmeraldas. Además, el autor explica que la esmeralda
"nunca se muda, ni se disminuye su nativo esplendor, aunque la traten como
quisieren, pues siempre es el mismo, ya sea entre las sombras de la noche, o ya
entre las claridades del día, se representa al vivo un perfecto amor de el prójimo,
cuya propiedad es brillar siempre con una misma claridad de amor ... 29
Por tanto, podemos inferir que la esmeralda, con su carácter simbólico
ambivalente, fue engastada en un objeto, como la custodia descrita, con la in
tención de recordar los principios de vida y resurrección de Cristo.
Por último, las perlas han sido consideradas por su forma y color símbo
lo de la luna y del principio femenino. En O riente se creía que, al ser colocadas
12 2
27 Diego Sáenz Diez, Manual de joyeros, M adrid , Impresor Antonio de Sancha, 1758, p. XII.
28 Chevalier y G heerbrant, op. cit., p. 470. 29 Francisco de Paula, Símbolos de la nueva ciudad del cielo, Madrid, Imprenta de
Lorenzo Francisco y Mojados, 1728, p. 140.
U N VIRIL HECHO UN SOL: DEL SIMB OLISMO EN LA PLATERÍA SACRA
en un muerto, éste era "regenerado, insertándolo en un ritmo cósmico y cíclico
[ ... ] que presupone la imagen de las fases de la luna: nacimiento, vida, muerte
y renacimiento.30
En la tradición cristiana, san Efrén toma como ejemplo la formación
de la perla para explicar tanto a la Inmaculada Concepción como el nacimiento
de Jesús; esto es: dentro de la concha, la perla no es tocada por nada, ni siquiera
por el agua del mar. Chevalier refiere que "en el célebre H imno de la perla, de los
Actos de Tomás, el místico siempre busca alcanzar su ideal [ .. . ] la imagen
arquetípica de la perla evoca lo puro, oculto, hundido en las profundidades y
difícil de alcanzar. 31
Así, se puede entender que en la perla está tanto el misterio de la encar
nación como el anhelo de alcanzar a Cristo.
CoNC LUS i óN
Consideramos que, mediante el presente ejercicio, hemos logrado diferentes
objetivos que resumiremos a continuación respecto a la propuesta de estudio:
l. Para efectuar un estudio completo de la platería es imprescindible
abordar, entre otros aspectos, su contexto religioso.
2. A partir del análisis, pueden y deben inferirse las características que
determinan la platería novohispana en América.
3. El objeto de estudio puede ser reconstruido a partir de la discursividad
que lo define y describe -como lo hemos hecho en el caso del viril
hecho un sol-, a partir de diferentes fuentes de primera mano que lo
mencionan.
4. El análisis del objeto de estudio debe ir más allá de una simple des
cripción: requiere un examen del pensamiento religioso de la época,
y su respectivo simbolismo e interpretación de la forma y del material
con que está elaborado.
30 Chevalier y Gheerbrant, op. cit., p. 813. 31 ]bid., p. 815.
12 3
MARÍA LETICIA GARDUÑO PÉREZ
5. Por lo hasta aquí expuesto, concluimos que el viril hecho un sol guar
necido de diamantes, esmeraldas y perlas, congrega los símbolos que
conducen y acompañan la comprensión del misterio que se repre
senta en la Sagrada Forma, como parte de la religiosidad manifiesta
en las celebraciones del Corpus Christi.
6. La interpretación del objeto sagrado y todo lo que éste implica eran
del conocimiento de los sacerdotes; para ellos era recordar su misión
manifiesta en el simbolismo, como explica el abate Martigny respec
to a las piedras preciosas: "En efecto, éste no es un simple adorno; es
el símbolo del brillo de las diferentes virtudes, como las catorce pie
dras que brillan en el pecho del gran sacerdote [ . . . ] recordándole los
deberes de su ministerio".32
7. El contenido de este sol significaba para el fiel la adoración del Cuer
po de Cristo y, por lo tanto, la reafirmación de sus creencias. Para el
sacerdote, ese objeto, además de que resguarda el Cuerpo de Cristo,
recordaba la conquista de las virtudes que Cristo predicó y, por lo
tanto, la ratificación de su sacerdocio. Todo ello dentro del marco del
sentimiento religioso de la época.
No bastaban condiciones estéticas, sobradas en la elaboración de la
platería sacra, ni la elección azarosa de los materiales para su confección. El
recipiente que resguarda la Sagrada Forma tenía que elaborarse con el áureo
material tomando la forma del astro rey para convertirse en una analogía cris
tiana donde se amalgaman las connotaciones que le son inherentes: por un
lado, la materia, el oro, que es puro, incorruptible, inmortal, conocimiento per
fecto, fecundidad, riqueza, dominio, centro de calor, amor, don, luz; ello, suma
do a los atributos del diamante, las esmeraldas y las perlas; por el otro, la forma,
el sol que es luz, justicia y vida, para transferirlas por contigüidad tanto a su
contenido, el cuerpo de Cristo, como al ejercicio del sacerdocio.
32
124
Abate M artigny, Diccionario de antigüedades cristianas, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, Impresores de la Real Casa, 1894, p. 35.
MUSICOLOGíA: EL ESCENARIO Y LOS ACTORES DE LA VIDA MUSICAL.
ENCUENTROS Y HALLAZGOS. TEORÍA, ESTILO, REPERTORIO, ESTÉTICA.
PERSONAJES, CAPILLAS DE MÚSICA, ENSEÑANZA
LA MÚSICA DE CoRPus CnRISTI EN LA RoMA DEL SIGLO XVI
Klaus Pietschmann
Departamento de Musicología Universidad de Berna, Suiza
Mi intento consiste en resaltar, con base en un resumen de los orígenes de la
fiesta del Corpus, el rápido aumento de la importancia de esta fiesta religiosa en la Roma del Renacimiento. Voy a esbozar este desarrollo centrándome en el
ejemplo de la Iglesia nacional española en Roma, Santiago de los Españoles
(San Giacomo degli Spagnoli), y apoyándome en investigaciones propias reali
zadas en su archivo de Roma. A continuación quisiera explicar los motivos de
política religiosa que dieron tanto impulso a esta fiesta, y trataré de explicar las consecuencias musicales que acarreó. Para este fin me apoyaré sobre todo en el
motete compuesto para la fiesta del Corpus por Cristóbal Morales "O sacrum
convivium", destacando su impacto musical en Roma y más allá. En este con
texto me quisiera ocupar también del compositor Antonio de Salazar, oriundo
de Puebla. En 1264 el papa Urbano IV introdujo la fiesta del Corpus. En sus ini
cios, la solemnidad consistió solamente en la celebración de una misa especial
y en rezar un oficio especial.1 La festividad recordaba la cena del Señor, agrade
da la misericordia de la presencia del cuerpo y de la sangre de Cristo, y ofrecía un desagravio por las negligencias que se cometieron en su manejo. Al princi
pio, una veneración del sacramento fuera de la misa y la comunión general no
estaban vinculadas con la fiesta. Las procesiones sacramentales características se introdujeron lentamente en las décadas siguientes en iglesias, diócesis y ór
denes monásticas aisladas. El primer testimonio que tenemos de esta práctica
es originario de la colegiata San Gereón, de Colonia, en donde el cabildo la
introdujo entre 1264 y 1279, junto con la celebración de la fiesta en que se
paseaba el sacramento junto con la cabeza de San Gereón y la corona de la emperatriz Elena. A lo largo del siglo XIV se encuentran cada vez más testimo-
1 Pe ter Bowe, Die Eucharistie im Mittelalter, Münster, 2003, pp. 470 y ss.
K LAUS PlETSCHMANN
nios de tales prácticas, primero en el Imperio romano-germánico y en Francia,
y con algún retraso también en España e Italia. En Roma misma parece que la
procesión se introdujo relativamente tarde. E s poco probable que ahí se haya
celebrado mientras los papas residían en Aviñón. Después del regreso de los
papas a Roma, los cronistas no relatan procesiones del Corpus. El primer papa
que las menciona es Martín V, quien, suponiéndolas en práctica, concedió una
indulgencia de 100 días para quienes las celebraban.
Hacia fines del siglo xv, las procesiones del Corpus no sólo se hallaban
fumemente establecidas en las iglesias de Roma,2 sino que, junto al patrocinio,
representaban el evento más suntuoso y caro del año eclesiástico, y durante él
la actuación de músicos era cada vez más importante. Un ejemplo bien docu
mentado y muy demostrativo del enorme incremento de los esfuerzos y gastos
realizados con ocasión del Corpus, lo representa la Iglesia de la nación castella
na en Roma denominada Santiago de los E spañoles.3
En la procesión del Corpus 1487, la responsabilidad del acompañamiento
musical recayó todavía exclusivamente en el organista.4 De los gastos de los
años siguientes resulta que se pagaban también portadores de órgano, de lo
cual se puede deducir que este instrumento fue llevado por las calles del recorrí-
128
2 Charles L. Stinger, The R enaissance in Rome, Bloomington, 1998, pp. 40 y ss.; Klaus Pietschmann, Rom (Stadt), "Die Zeit der Renaissance", en L. Finscher (ed.), Die Musik in Geschichte und Gegenwart, 2a. ed., Kassel, 1998, vol. 8, rubros 393-400; idem., "D eutsche Musiker und Lautenmacher im Rom der Renaissance: Spuren im Campo Santo Teutonico und der deutschen Nationalkirche Santa Maria dell'Anima", en Stephan Füssel y Klaus A. Vogel (eds.), Deutsche Handwerker, Künstler und Gelehrte im Rom der Renaissance, vol. 15, Pirckheimer ]ahrbuch for Renaissance- und Humanismusforschung, Wiesbaden, 2000, pp. 181-213.
3 Véase también Juan Fernández Alonso, "Las iglesias nacionales de España en Roma. Sus orígenes", enAnthologicaAnnua, núm. 4, 1956, pp.9-96; ídem., "Santiago de los Españoles, de Roma, en el siglo XVI", en AnthologicaAnnua, núm 6, 1958, pp. 9-122; Klaus Pietschmann, "Músicos y conjuntos musicales en las fiestas religiosas de la iglesia nacional española de Santiago en Roma antes del Concilio de Trento", en A nthologica Annua, núm. 46, 1999, pp. 451-476; idem., "Musikpflege im Dienste nationaler Repdisentation: Musiker an S. Giacomo degli Spagnoli in Rom bis zur Mitte des 16. J ahrhunderts", en Studi Musicali, núm. 31, 2002, pp. 109-144.
4 Archivo de la Embajada de España cerca de la Santa Sede (AEE). Archivo de la Obra Pía (en adelante: AOP), 489 s/f.
L A MúSICA DE C oRPus CHRI STI EN LA R oMA DEL sJGLO xvr
do de la procesión. En 1491 se registran por primera vez pagos a tamburinis et
aliis sonatoribus. 5
E ste incremento del despliegue musical se hace aun más patente a
propósito de los pagos efectuados en ocasión de la fiesta de Santiago. En
1487 y 1488 participaban en el festejo el conjunto de los pifari castelli S.
Angeli, es decir los pífanos papales y los pífanos municipales del Capitolio.
Además, se registran pagos a tamborinis et aliis sonatoribus. Lo gastado para
los músicos sumaba en total 3 ducados de oro. 6 En 1489 los gastos ya se
duplicaban, y se insistía varias veces en que los músicos eran multi ultra solitum
(más de lo común).7 También en el año siguiente se destaca que, junto a los
pífanos papales y municipales y los tamburini, se habían utilizado muchos
otros instrumentos de distinta índole, qui fuerunt muftí. Los gastos esta vez
sumaban casi 5 ducados. 8
Un motivo para este desarrollo eran muy probablemente las victorias de
los Reyes Católicos en la guerra contra Granada. Ya la conquista de Málaga se
había celebrado de forma especial en octubre de 1487.9 El punto máximo de
una serie de tales fiestas fue alcanzado en 1492, cuando se celebraba de forma
suntuosa la conquista de Granada en la plaza Navona. Resulta muy evidente
que la Iglesia nacional española se esforzaba para trasmitir el mensaje de las
victorias españolas contra los infieles en Roma, en un momento en que los
avances turcos en el Mediterráneo oriental preocupaban a la curia romana.
5 !bid. No se puede decir con seguridad de qué instrumentos se trata. Posiblemente se refiere a tamborini en el sentido actual, lo cual podría corresponder con pinturas coetáneas. Cfr. los putti tocando tamborino en un relieve que o riginalmente se encontraba en la catedral de Florencia; cfr. foto en S. Sadie (ed.), The New Grave, Londres, 1980, vol.18, p. 552. El teórico coetáneo Johannes Tinctoris que vivía en el Nápoles sujeto a la influencia española, caracteriza "tambura" como instrumento de cuerda que se tocaba con los dedos. Cfr. Sabine Zak, Musik als 'Ehr und Zier' im mittelalterlichen R eich. Studien zur Musik im hiifischen Leben, Recht und Zeremonie/1, Neuss, 1979, p. 253.
6 AOP, 489, s/f. 7 Idem. 8 Idem. 9 ]. Fernández Alonso, "Santiago de los Españoles, de Roma, en el siglo XVI", en
AnthologicaAnnua, 6, 1958, p. 10. Otras fiestas en ocasión de victorias españolas en Santiago refiere para el 9 de julio y el25 de julio del mismo año J. Burchard, Liber notarurn (=Muratori, Rerum Italicarum Scriptores 32,1, pars I ), p. 156.
129
K LAUS Pl ETSCHMANN
Conviene hacer notar que aparentemente la música ocupaba un papel impor
tante en este despliegue ceremonioso, pero por desgracia no se conservan las
cuentas del mencionado año. 10
En 1496 se encargó la fabricación de un nuevo medio de transporte
para el órgano en la procesión del Corpus11 y además los pífanos papales partí
cipaban por primera vez en la procesión misma, tocando junto con los tamborini
que tradicionalmente lo habían hecho en la procesión.12 Además, se procedió a
celebrar la fiesta de Santiago con un lujo sin precedentes. Junto a los pífanos
papales se pagaron a "Petro Catalano tamborino et aliis tribus ad vesperas et
missam venientibus" en total2 ducados y 6 carlini. Un ducado se gastó "Vista
buona et tribus aliis sociis suis venientibus de domo R(everendissi)mi D (omi)ni
Valen(tini) cum uno alio, qui sonabat timpano."13 Atención especial merece la
nota relativa a que a cantoribus venientibus de Palatio se les ofreció una merien
da. Se trata del primer testimonio de la participación de los cantores papales en
la fiesta del patrocinio de la Iglesia nacional española, que a continuación
actuaban regularmente en Santiago hasta bien entrado el siglo XVII. Por otra
130
10 FernándezAlonso, "Santiago de los Españoles ... ", op. cit., pp.10 yss. En la misa solemne, en Santiago, participaban también los cantores papales que se encontraban en el séquito de Inocencio VIII, y este mismo también. Según el diario del maestro de ceremonias Johannes Burchard, actuaban sólo después de terminada la misa y después de una oración laudatoria sobre la victoria: "Finito sermone, cantores inceperunt et prosequuti sunt hymnum Te Deum laudamus". Burchard, op. cit., p. 337.
11 "Eadem die solvimus magistro Elie carpentario pro uno Istrumento ad portandum organa in processione carlenos VIl", AOP, 491, s/f.
12 Esto se deduce del pago registrado por la fiesta de Santiago: "Die L une 25 Julii dedimus Piphariis de Castello unum Ducatum in a uro, cum quibus et cum aliis in sua societate venientibus exposuimus in collatione Carlenos iv quia in festo Coporis Christi nihil eisdem dedimus". AOP, 491, s/f.
13 Idem. En las fuentes coetáneas se emplean "tímpano" y "tamborino" como sinónimos. Cfr. Zak, op. cit. , p. 253. En los libros de cuenta de Santiago, sin embargo, se distingue entre ambos instrumentos. El hecho de que en el párrafo citado se hable de sonare y no de pulsare o algo similar indica que "tímpano" era muy probablemente un instrumento de cuerda y no uno de pulsación o de percusión.
Nota del editor: a continuación se traducen sendas citas: "Pedro Catalano, tamborcito, y a otros tres que llegaron a las vísperas y a la misa"," Vista Buena y otros tres compañeros suyos que venían de la casa del Reverendísimo Señor [Don] Valentín, con uno más que tocaba el tímpano" (tambor más grande) . Juan Manuel Lara, traductor.
L A MÚSICA DE C oRPUS C HRISTI EN LA R oMA DEL SIGLO XVl
parte, a continuación dejaban de actuar por mucho tiempo los pífanos urbanos
del Capitolio.14
La participación tanto de muchos instrumentos distintos como de can
tores en las fiestas, se convierte en tradición en los años sucesivos. El aludido
Vistabuona y sus músicos, que según la frase arriba citada pertenecían a la
capilla del cardenal Cesare Borgia, duque de Valentino e hijo del papa Alejan
dro VI, tocaban timpana et afia instrumenta por lo menos hasta el año de 1500
en ocasión de las fiestas del Corpus y de Santiago. Junto a la participación de los
pífanos papales y de los tamborini, se menciona en ocasiones también la actua
ción de harpas.15 En 1497 se contratan además dos músicos de otro miembro
de la familia Borgia, en concreto del duque de Gandía, Pedro Luis Borgia, hijo
de Alejandro Vl. 16
Por otras fuentes sabemos que estos músicos participaban también en las
procesiones papales de Corpus. Así, por ejemplo, relata el maestro de ceremonias
papal en 1502 que entre el papa y los cardenales iban en la procesión del Corpus
buffones, generalmente remunerados que tocaban tamboriniY Según parece, se
trataba de una práctica que el papa Borgia había importado desde la Península y
que daban a la procesión características muy mundanas. Efectivamente, en lo
sucesivo los maestros de ceremonias se preocuparían de introducir mayor disci
plina. En torno a 1510 se ordenó: "y sobre todo no se deben introducir en esta
procesión comediantes, actores, pantomimos, trompetistas lascivos y otros músi
cos flautistas".18 A pesar de esto, en las décadas siguientes todas las procesiones
del día de Corpus se celebraron con ostentación musical cada vez mayor.
14 La única referencia de una época posterior remite a la fiesta del Corpus de 1573. AOP,545.
15 Menciones expresas en los años 1500 (AOP, 494, s/f.), 1505 (AOP, 496, s/f.) y 1507 (AOP, 497, párrafo s/f.).
16 AEE, 491, s/f. 17 Sabine Zak, "Cappella-castello-camera. Gesang und I nstrumentalmusik an der
Kurie", en Bernhard Janz ( ed), Collectanea JI. Studien zur Geschichte der Plipstlichen Kapelle. Tagzmgsbericht, H eidelberg 1989, Vatikanstadt (Capellae Apostolicae Sixtinaeque Collectanca Acta M onumenta, 4), 1994, p. 147.
18 "Et super omnia in hac processione nulli intervenire debent ioculatores, hystriones aut mi. mi vel tubicines aut son a tores lascivien tes". Jorg Bolling, D as Papstzeremonie/1 der Renaissance. Texte-Musik-Performanz ( = Tradition-ReformInnovation; 12), Frankfurt del Main, 2006, p. 267.
131
K LAUS PrETSC HMANN
Raras veces se precisa en qué situaciones actuaban los músicos. A me
nudo en las fuentes de la iglesia de Santiago se encuentran pasajes como
"sonantibus tam in vesperis quam in missa o interfuerunt in vigilia ad vesperos",
lo cual hace pensar que ya en aquel tiempo se practicaba música no sólo en la
gran misa de la fiesta, sino también en las dos vísperas del día anterior y la
víspera del día de la fiesta misma.19 De los grupos de músicos mencionados y
también de los pífanos papales se menciona expresamente su actuación in missa.
En aquella época aún no era práctica general que durante la liturgia se tocaran
instrumentos. En muchas regiones se mantenía la prohibición de hacerlo du
rante la misa, salvo en el caso del órgano, hasta el final del siglo XVI.20 Por otra
parte, se encuentran testimonios según los cuales los españoles fueron precur
sores en el empleo de instrumentos musicales en las funciones religiosas de
aquel tiempo.21 La práctica en Santiago parece corroborar esta afirmación, a
pesar de que las fuentes utilizadas no permiten precisar en qué momento de la
liturgia intervenían los músicos.
Entre 1498 y 1502, se contrataba también a los cantores del hospital
del Santo Espíritu, en Sassia, para la fiesta de Santiago y a veces para la del
Corpus.22 En estas ocasiones actuaban solos o en companía de los cantores
papales. Se trata de la primera prueba de una actividad "migratoria" interurbana
de capillas de cantores de determinadas iglesias en Roma, que a lo largo del
siglo XVI organizaban verdaderas giras de concierto por la ciudad.
El momento cumbre en el número y la variedad de instrumentos em
pleados en Santiago se alcanza durante los últimos años del pontificado de
13 2
19 En la segunda müad del siglo XVI, esto era una tradición establecida, cfr. J. Lionnet, "La musique a San Giacomo degü Spagnoli au XVlleme siecle et les archives de la Congrégation des Espagnols de Rome", en L a musica a R oma attraverso le jimti d'archivio. A tti del Convegno Internazionale Roma 4. -7. 6.1992, Lucca, 1994, p. 480. En este sentido, habrá que entender también la referencia del año de 1500: "Capellanis sancti Spiritus [ ... ] interessentibus in divino offitio cum Capellanis ecclesie sanctiJacobi", AOP, 492, s/f.
20 Cfr. Sabine Zak, "Fürstliche und süidtische Reprasentation in der Kirche. Zur Verwendung von Instrumenten im Gottesdienst", en M usica D isciplina, núm. 38,1984,pp.231- 259.
21 M. Schuler, "Spanische Musikeinflüsse in Ro m u m 1500", en Anuario Musical, núm. 25,1970, p. 35.
22 AOP, 494 (1498-1500), s/f. ; AOP, 496 (1502-1504), s/f.
L A M úsrcA DE C o RPus CHRJSTI EN LA R o M A DEL s i GLO x v i
Julio II (1503-1513). Llama la atención especialmente el número creciente y la
diferenciación de los instrumentos de viento empleados en el cuerpo del Casti
llo del Santo Ángel. En 1507 ya se mencionan junto a los pífanos sacabuchii de
castello en la fiesta del Corpus y vuelven a aparecer en la de Santiago de 1509.
Además, participan en esos años regularmente de 6 a 8 trompetas de castello.23
Durante el papado de León X (1513-1521), los instrumentos de viento se re
dujeron otra vez a los pífanos, de los cuales regularmente participaban 5 o 6. A
éstos se agregan siempre entre 2 y 10 tamborini. En la época se prestan además
órganos portátiles del Vaticano, de los Colonna, así como de un cardenal in
glés, probablemente el cardenal Christopher Bainbridge (ca. 1464-1514). En
1512 se paga el transporte de organa al palacio papal,24 y el año siguiente se
registra el pago de 2 julios "pro aportandis organis de domo R( everendissi)mi
car(dina)lis anglie et d(omini) ep(iscopi)i de coluna".25
Durante el pontificado de León X se introdujo en el repertorio de la
capilla papal una de las composiciones más conocidas que se refiere al tema de la
fiesta del Corpus. La misa "Pange lingua" es una de las últimas composiciones de
Josquin D esprez, uno de los compositores más influyentes hacia 1500. Él pre
senció entre 1489 y 1495, como miembro de la capilla papal, el creciente auge de
las procesiones del día de Corpus en Roma. Su composición se basa en el mate
rial musical del himno de Corpus "Pange Lingua gloriosi", y siguiendo una tradi
ción vigente hasta el siglo XVll de crear una composición litúrgica a partir de
melodías corales, Josquin utiliza este método para crear refinadas referencias
intertextuales de gran expresión teológica. Un ejemplo muy ilustrativo es el "Et
incarnatus est" en el Credo. Se trata de un pasaje del ordinario misal que tiene
estrecha vinculación con la idea de la fiesta del Corpus: la "Incarnación" de Cris
to, su creación carnal y humana, se realiza en el sacramento del altar cada vez de
nuevo. Josquin expresa este contenido en una forma musical impresionante, al
declamar este pasaje del texto de forma homofónica en un contexto polifónico
23 AOP, 497 (1507-1509), passim. 24 AOP, 498 (1512), f. 67r. 25 AOP, 499, f. 65r.
133
K LAUS PIETSCHMANN
por lo demás muy densamente construido, citando en la voz superior con gran
claridad y sin que sea posible soslayarlo, el himno de Corpus. /JI
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Ejemplo l. Josquin Desprez, Missa Pange lingua, "Et incarnatus est".
El breve pontificado de Adriano VI (1521-1523), del cual se dice que
por su severidad reformadora y su parsimonia significó una especie de "choque
cultural" para la ciudad, no provocó sin embargo cambios en la práctica musical
de Santiago de los Españoles en comparación con el de León X. Resulta aún
más sorprendente que, después de 1524, primer año del pontificado de Cle
mente VII (1523-1534), bajaran los gastos musicales de forma muy notoria.26
Después de 1530 no se contratan más instrumentalistas, con excepción de los
pífanos papales.
26 AOP, 502, ff. 46ry48r; AOP, 503,passim.
134
LA MúSICA DE CoRPus CHRJSTI EN LA R oMA DEL SIGLO XVI
Por otra parte, recién en 1529, se encuentran de nuevo capillas de can
tores, así como en 1540. En la fiesta del Corpus de 1529 y de 1543 cantó la
capilla de San Lorenzo en Dámaso27 y en la misma ocasión, entre los años
1544 y 1550, la Cappella Giulia de San Pedro.28 Aunque en las cuentas relati
vas a estas fiestas no aparecen los cantores papales, se sabe a través de los
diarios de la capilla papal que sus miembros españoles e italianos participaban siempre en las procesiones del Corpus, mientras los cantores franceses iban en
esta ocasión siempre solamente a la iglesia de San Luis de los Franceses.29
Sorprende a primera vista que dos capillas participaran en una misma proce
sión, pero la comparación con otras instituciones romanas demuestra que por
lo menos en 1530 y 1540 este fenómeno era muy común. Así, por ejemplo, en
la procesión del viernes santo de la archicofradía del Santo Crucifijo, en San
Marcelo, participaban incluso tres capillas juntas: la de San Lorenzo en Dámaso,
la de San Luis de los Franceses y la de San Pedro.30
De esa manera, se puede observar que la participación musical en las
procesiones del Corpus se incrementó mucho desde fines del siglo XV y alcanzó
un nivel muy alto que se mantuvo constante a lo largo del siglo XVI. En el
marco de la Contrarreforma, en la segunda mitad del siglo XVI, nuevamente se
produjo un incremento de gastos musicales. Este fenómeno se observa no sólo
en Santiago de los Españoles, sino también en otras iglesias romanas, que cada
vez rivalizaban más unas con otras en esta cultura festiva.
¿Cual era el motivo de este aumento del significado de las fiestas del día
de Corpus? La causa principal seguramente habrá que buscarla en los esfuerzos
27
28 29
30
"Solv1 cantoribus Sancti Laurentii in Damaso qui sociarunt processionem et astiterunt (¡sic!) offitio misse duos ducatos largos." AOP, 505, s/f. "Diose a los Cantores de San Lorenco para fiesta del Corpus Domini dos escudos." AOP, 517, f 59. Las referencias más tempranas a una capilla de cantores en San Lorenzo en D ámaso datan de 1510. Cfr. Luca della Libera, "L'attiv1ta musicale nella basílica di S. Lorenzo in Damaso nel Cinquecento", en Rivista Italiana di Musicología, núm. 32, 1997, pp. 25-59. AOP, 518-524, passim. R Casimiri, "I Diarii Sistini. 1 primi 25 anni (1535-1559)", Estratto dalla Rivista Note d'Archivio perla Storia Musicale dal fase. 1 (1924) al fase. 1 e 2 (1939), Roma, 1939,passim. Archiv1o Segreto Vaticano, Arciconfratemita SS. Crocifisso a S. Marcello, AXl-10, s/f
135
K LAUS Pl ETSC HMANN
de la Iglesia romana, antes y después de la Reforma protestante, por canalizar y
controlar más la piedad de la población, lo cual se había descuidado antes. La
manera más eficaz de que los reformadores católicos desviaran a la piedad a los
fieles de cultos regionales y prácticas supersticiosas, consistía en reorientados
hacia la figura central de la cristiandad.31 La posición de Cristo como símbolo
general y unificador de la Iglesia era más importante que la de cualquier santo.
Su majestad renovaba también la de las estructuras de la autoridad eclesiástica.
Todo esto no era nuevo, pero los ataques protestantes a la transubstanciación y la transformación esencial del pan y el vino eucarísticos animaban a la Iglesia a
seguir desarrollando el culto de la eucaristía. El fomento de nuevas formas de
piedad cristocéntrica permitió a la Iglesia defender la posición central de la
transubstanciación en los oficios divinos, y subordinar a ella todas las formas de
piedad no cristocéntricas. Al recomendar al mismo tiempo la comunión fre
cuente, abrió paso a los deseos de la población y a la interiorización de la reli
giosidad cristológica.
Lo más difundido eran las formas de piedad cristológica inmediata
mente vinculadas con la eucaristía. Cofradías del Santísimo Sacramento se
fundaron rápidamente. Durante los siglos XVI y XVII se crearon 24 de ellas sólo
en ciudades italianas. En Roma se fundaron desde 1530 varias cofradías
sacramentales, y entre ellas la Archicofradía del Santísimo Sacramento en Santa
María sopra Minerva fue la más concurrida y numerosa. En 1540, el mismo
papa Pablo III se hizo miembro de ella porque celebraba su patrocinio el mis
mo día de Corpus.32 Este acto de identificación personal parece haber escapado
hasta ahora incluso a la investigación de la historia eclesiástica. Se explica por
un lado a través de la propagación de una religiosidad cristológica, y por otra
parte probablemente también por una experiencia biográfica del Papa: el día de
136
31 Keith P. Luria, "Gegenreformation und Volksfrommigkeit", en Louis Dupré (ed.), Geschichte der christlichen Spiritualitiit, ed., Würzburg, 1997, vol. 3, pp. 117-144.
32 Klaus Pietschmann, Kirchenmusik zwischen Tradition und Reform. Die piipst/iche Kapelle und ihr R epertoire im Pontifikat Pauls III (1534- 1549), Vatikanstadt, (Capellae Apostolicae Sixtinaeque Collectanea Acta M onumenta, 11), 2007, p. 337.
L A MúSICA DE C oRPus C HRISTI EN LA R oMA DEL SIG LO XVl
Corpus de 1486logró el joven cardenal Alessandro Farnese, futuro papa Pablo
III, huir del castillo del Santo Ángel, en el cual el papa Inocencia VIII lo había
hecho encarcelar porque en el conflicto entre el rey Ferrante de Aragón y el
sumo pontífice, Alessandro había tomado el partido del monarca.33
Siguiendo el ejemplo del Papa, entró la capilla papal entera en estaco
fradía. E s posible que el motete O sacrum convivium, del compositor castellano
Cristóbal de Morales, en aquellos tiempos miembro de la capilla papal, se haya
compuesto por este motivo. Tal composición quedó en el repertorio de la capi
lla papal hasta muy entrado el siglo xvu, y adquirió un valor paradigmático por
los medios musicales que empleaba en relación con la fiesta del Corpus.
El texto del motete es la antífona al Magnijicatde las vísperas del día del
Corpus. Empieza con una invocación enfática del sacro convivía de la comu
nión, en la cual Cristo mismo está presente: "O sacrum convivium, in quo
Christus sumitur". De esta manera, se enfatiza un aspecto central que contri
buyó a resaltar las fiestas del Corpus hacia 1530, según ya hemos destacado, es
decir la presencia corporal de Cristo en el sacramento.
La composición de Morales no era de ningún modo la primera transfor
mación musical de este texto litúrgico del oficio; sin embargo, Morales interpretó
el texto de una manera nueva. Los motetes anteriores se caracterizaban por una
estructura polifonal densa que se esforzaba, sin embargo, por separar claramente
las partes diferentes del texto. El sonido espeso y cargado de emoción, como lo
hemos notado en la M issa pange lingua de Josquin, no se encuentra en la obra de
Morales. Lo que más sobresale en la composición de éste es el comienzo.34 De
manera nada usual, justo ahi se exclaman de forma muy marcada las palabras "O sacrum convivium''. La tonalidad baja, así como el ceñirse a tres voces, imprime
sin embargo a la obra un carácter de mucha internalización que se intensifica en
la primera repetición con el conjunto de voces y la elevación alta del soprano
hacia un gesto placentero, para alcanzar, gracias al incremento del movimiento y
a la repetición constante de la invocación, una calidad casi extática.
33 Gino Benzoni, "Paolo III", en Enciclopedia dei papi, Istituto della Enciclopedia Italiana, 2000, vol. 3, pp. 91-111 (p. 92).
34 Véase también Pictschmann, Kirchenmusikzwischen ... , op. cit., pp. 274 y ss.
137
KLAUS PIETSCHMANN
11
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Ejemplo 2. Cristóbal de Morales, O sacrum convivium.
La versión musical de las tres primeras palabras del texto del motete
ocupa casi una tercera parte de la composición. Así, ellas se convierten en la
clave del motete, lo cual seguramente hay que interpretar en relación con la
piedad sacramental que Pablo III procuró fomentar.
El motete se encuentra en el repertorio de la capilla papal por lo menos
hasta principios del siglo XVII, y tenemos pruebas de que se cantaba regularmente
no sólo en los días del Corpus, sino también en los jueves santos.35 Su efecto
35
138
Giancarlo Rostirolla, "Alcune note storico-istituzionali sulla Cappella Pontificia in relazione alla formazione e all' impiego dei reperto ri polifonici nel periodo post-palestriniano", en Janz (ed.), op. cit. , pp. 631- 788 (pp. 702 y 705).
LA MúSICA D E C o RPus CHRISTI E N LA RoMA DEL SIGLO x v 1
paradigmático se refleja sobre todo en composiciones posteriores del mismo
texto, que en su mayoría toman el motete de Morales como modelo.
Esto se nota con gran claridad en el caso del motete de Francisco Gue
rrero publicado en 1579. En su gesto y en la intensificación paulatina al repetir
la invocación "O sacrum convivium", al inicio evoca de manera muy nítida la
11
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Ejemplo 3. Francisco Guerrero, O sacrum convivium.
139
K LAUS PIETSCHMANN
obra de Morales compuesta unos 30 años antes. Algunas partes del tema citan
a este compositor incluso textualmente.
De forma explícita empleó Giovanni Pierluigi da Palestrina el motete
de Morales en su misa O sacrum convivium. Palestrina se orienta claramente
en el comienzo tan marcado del motete de Morales, que de esta manera no
sólo se convierte en un lema para la misa entera, sino que se le cita también a
menudo en ella. Como es bien sabido, en sus misas Palestrina se sirve con
frecuencia de motetes más antiguos, y de ese modo contribuyó a que la escuela
romana se convirtiera en una síntesis del arte de componer música eclesiástica
en el siglo XVI . Empleando de forma clara el motete creado para el día del
Corpus por Morales, reaccionó a la gran popularidad de éste y contribuyó a
consagrar su papel para el vocabulario musical del día del Corpus en Roma y
más allá de esta ciudad.
La actualidad persistente de la fórmula musical que Morales encontró
para la piedad sacramental se corresponde con las festividades intensas con que
la Roma de la segunda mitad del siglo XVI celebraba la fiesta del Corpus. Las
festividades destacaron por el inmenso lujo ceremonial y artístico, dentro del
cual la música cumplió un papel medular. Esto destaca de forma muy clara una
descripción de la procesión del día de Corpus del Colegio Germánico en 1583:
140
Después del crucifijo vinieron cuatro o seis estudiantes con sus rosarios en la
mano. A continuación siguió un coro como de 25 personas que cantó "Pange
lingua" en coro gregoriano. D espués vino un coro Falsobordone de 3 voces que
cantó "Sacris solemnis vincta sint"y uno de ellos llevó en la mano un tablero
grande sobre el cual estaban anotados las notas y el texto. Siguió un grupo que
rezó en silencio el rosario. Luego vino el coro que presentó polifoiúa, segtúdo
por los sacerdotes y al fmal el sacramento. Llegando al altar a medio recorrido
se cantó un motete. Luego se volvió a la iglesia y el sacramento se puso sobre
el altar. Habitualmente entonces los cantores se reparten en dos coros a ambos
lados del altar y cantan algunos versos de "Lauda Sion''. E sta vez, sin embargo,
no se repartieron y cantaban juntamente "O salutaris hostia", mientras el
LA MúSICA DE C oRPus C HRJSTI EN LA RoMA DEL SIGLO xv1
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Ejemplo 4. Giovanni Pierluigi da Palestrina, M issa O sacrum convivium, "K. " yne.
141
K LAUS PIETSCHMANN
sacramento se inciensaba. Tan pronto como los cantores habían entrado en la
iglesia empezaban a tocar los trombones de barras. 36
La práctica descrita coincidirá en grandes líneas con la que se observa
ba en otras iglesias romanas, y la que se habrá observado en lo básico también
en torno a 1500 en Santiago de los Españoles. Interesante y al parecer especí
fica para el último tercio del siglo XVI es la referencia a la práctica policoral.
Aunque no se practicó en 1583 en el Colegio Germánico, constituyó una ca
racterística de la música romana tardía del siglo .A'VI y del comienzo del XVII. Si
bien esta práctica se había introducido incluso antes en Venecia, se desarrolló
en las grandes basílicas romanas donde había puestas en escena espectaculares
e influyó mucho más allá de las fronteras de Italia.
El ejemplo final puede mostrar cómo las tradiciones anteriormente es
bozadas seguían influyendo y hasta dónde afectaron la organización musical
de las fiestas del Corpus en México aun a fines del siglo xvn. En el motete O
sacrum convivium del compositor angelopolitano Antonio de Salazar, se repite
la atmósfera solemne del motete de Morales, que aún se puede identificar como
modelo. L uego, este gesto se abandona en favor de una frase colorida,
rítmicamente más puntualizada, donde se emplea de forma eficaz la base de
dos coros. Recurre de esta forma a métodos de composición que, desde Venecia
y vía Roma, tuvieron una influencia muy grande tanto en el Viejo como en el
Nuevo Mundo, como se decía en aquel tiempo.
142
36 Noel O 'Regan, Institutiona! Patrorzage in Post-Tridentirze Rome. Music at Sarztissima Trinita dei Pellegrini, 1550-1650, Londres 1995, p. 24. Traducción del autor.
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L A MúSICA DE C oRPus C HRJSTI EN LA R oMA DEL SI GLO xv1
Ejemplo 5. Antonio de Salazar, O sacrum convivium.
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143
KLAUS PIETSCHMANN
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EL SACRAMENTO GALANTE: ¿"MARAVILLA RARA"
O "GALÁN AMANTE"?
D rew Edward Davies
Northwestern University
La fiesta de Corpus Christi era uno de los eventos más destacados del año
litúrgico en las Américas durante la época virreina!. No obstante, parece que
esa celebración religiosa y cívica no se manifestaba en el ámbito reformista del
siglo xvm de la misma manera en que había figurado en la cultura catedralicia
durante los dos siglos anteriores. A pesar de que las procesiones, actividades
populares y sermones en honor de la transubstanciación han continuado hasta
el día presente, el concepto de que la fiesta del Corpus fuera un verdadero "espe
jo de la sociedad" se complicó a mediados del siglo xvm debido a cambios en la
regulación gubernamental, en la filosofía teológica y en el pensamiento ilustra
do. Prácticamente todos los investigadores que han señalado los efectos de
tales cambios en el ritual popular desde las perspectivas de distintas disciplinas
concuerdan en que las reformas "ilustradas" desarrollaron nuevos significados y
un nuevo orden en la representación festiva. 1 Para ayudar a entender los signi
ficados transmitidos en los mensajes de la fiesta del Corpus a finales de la época
virreina! novohispana, este ensayo explorará cómo se expresaron estos cambios
de pensamiento por medio de la música, específicamente la música catedralicia
y sus textos.
Aunque se reconoce la importancia de la fiesta de Corpus Christi y se
esperaría encontrar un gran número de villancicos para la fiesta en los archivos
de música novohispana, la realidad es que no sobrevive un repertorio extenso
de obras musicales para esa solemnidad, que hubiera sido compuesto local-
1 Véase, por ejemplo, Juan Pedro Viqueira Albán, ¿Relajados o reprimidos? D iversiones públicas y vida social en la ciudad de México durante el Siglo de las Luces, México, FCE, 1987; Carlos Herrejón Peredo,De/ sermón al discurso cívico: México, 1760-1834, Zamora, El Colegio de M.ichoacán, 2003; Brian Richard Larkin, "Liturgy,Devotion, and Religious Reform in Eighteenth-Century Mexico City", en TheAmericas, vol. 60, núm. 4,2004, pp. 493-518; Pamela Voekel,Alone Before God: The Re!igious Origins of Modernity in JV!exico, Durham, Duke University Press, 2002.
145
DREW EDWARD D AVIES
mente a lo largo del siglo xvm. Por ejemplo, en el archivo de música de la
Catedral de Durango, el fondo de manuscritos musicales más importante del
centro-norte de México, sólo figuran cinco obras escritas localmente para
interpretarse en la propia catedral, y sorprendentemente ninguna de ellas po
dría considerarse villancico. De hecho, si se examina todo el acervo, incluso las
obras compuestas en España y en otras partes de la Nueva España, se en
cuentran sólo 33 para la fiesta, de las que 19 llevan textos en castellano y las
restantes, textos litúrgicos en latín (véanse Tablas 1 y 2). Esta cantidad repre
senta aproximadamente 5% de la colección de 630 composiciones que, junto
con unos 200 fragmentos, forma el archivo e implica que la fiesta del Corpus,
aunque viva, no inspiraba tanta música como las fiestas marianas o la Navi
dad. ¿Por qué ocurre eso?
Por motivos que se discutirán abajo, parece que ello es resultado de una
serie de factores: 1) el papel limitado de la catedral en las actividades externas
de la fiesta; 2) la búsqueda de un mensaje modernizado para la fiesta, en un
período en que se abogaba por la devoción interior; 3) una transferencia del
tema del "triunfo de la iglesia" desde el Corpus Christí hacia la fiesta de san
Pedro en la retórica catedralicia y 4) en la música, una disonancia básica entre
los textos tradicionalmente "barrocos" de Corpus Christi, y el estilo galante
empleado por los compositores que conocían la música moderna. Los breves
estudios de caso que siguen ilustrarán cómo los cambios literarios y musicales
marginaron la fiesta de Corpus Christi a mediados del siglo a consecuencia de
esos cuatro factores.
La imposición de Corpus Christi durante los primeros años del virreinato
novohispano fue una iniciativa colonial desarrollada por los peninsulares en
cargos públicos que pagaban los elementos externos de la fiesta. Por ejemplo, el
cabildo municipal de la ciudad de México dedicó 21% del presupuesto de 1618
al Corpus Christi.2 La fiesta de esa época exponía a todos los grupos de la ciu-
146
2 Linda A. Curcio-Nagy, "Giants and Gypsies: Corpus Christi in Colonial Mexico City", en William H. Beezley, Cheryl English Martin y William E. French (eds), Rituals of Rule, Rituals of Resistance: Pubfic Celebrations and Popular Culture in Mexico, Wilmington, Delaware, Scholarly Resources, 1994, pp.l-26, p. 3.
EL SACRAMENTO GALANTE: ¿"MARAVILLA RARA" O "GALÁN AMANTE"?
Tabla 1. Obras para Corpus Christi resguardadas en la catedral de Durango con
texto en castellano.
Ms. Mús Título Compositor* Género Procedencia
1A.72 A ese sol que en
Anónimo Villancico (4v) España, c.1730s cristal
2A.160 A la mesa amante y
Anónimo Aria (lv) Italia/España,
fino c.1790s
2A.93 Alados serafines J. del Valle [¿] Villancico (4v) Espaila, c.l730s
2A.81 Ay, fragantes flores [J. A.J Casado Villancico (4v) Espaila, c.l730s
1A.231/2A.108 Collado gigante l. Jerusalem Villancico (2v) México,
c.l750s/1760s
3A.128 De aqu.el amoroso
Anónimo Villancico ( 4v) España, c.l730s sagrado volcán
2A.172 Delectable pan de J. A. H asse Aria (lv) Italia,
vida c.l730s/contrafac.
3B.26 Dios al hombre
amante T. de Ocl1ando Coplas (2v) México, c.l750s
2A.124/2A.142 En ese sacramento F. Rueda Aria (lv) México, c.1750s
3A.42 Es la mesa tan divina J. de la Te y Sagau Cantada (3v) Portugal, 1730s
1A.301 Es la mesa tan divina F. Rueda Villancico (4v) México, c.1750s
3A.129 Este pan admirable J. M. Dominguez
Villancico (4v) Guadalajara, 1782 y Cabrera
2A.80 Huye humano bajel ]. F. Binsi [¿] Villancico (2v) Espaii.a, c.l730s
147
DREW EDWARD D AVIES
Ms.Mús Tí rulo Compositor* Género Procedencia
2A.82 Lágrimas tristes
]. de la Te y Sagau Villancico (4v) Portugal, c.1730s corred
2A.29 Mi Dios mi bien I. Jerusalem D úo (2v) México, c.l 750s
3B.52 Oh, admirable
sacramento S. Billoni Alabanza (3v) Durango, c. l750
2A.161 Qyé más favor
Anónimo Aria (lv) Italia- España,
anhelo e.l790s
2A.173 Ya el rayo brillante A. Juanas Aria (lv) México, e.1800
2A.147 Ven peregrino D ios Anónimo Aria (lv) Europa-México,
e.1780s
*Por razon es de espacio, empleo sólo las iniciales de los nombres de pila en éste y el sig uiente cuadro. Todas las obras registradas, con la probable excepción de la alabanza, servían al menos para el oficio de maitines y, probablemente, para otros servicios en momentos no definidos; las funciones específicas no se indican en las portadas.
Tabla 2. Obras para Corpus Christi resguardadas en la catedral de Durango con
texto en latín.
Ms.Mús Tí rulo Compositor* Función Procedencia
3A.l4 Accepit Jesus calicem F. G. Coronel 5° Responsorio
Durango [¿], 1782 (2v)
3B.27 Accepit Jesus calicem F. M. Campuzano 5° Responsorio
México, e 1790s (4v)
3B.86 Caro mea vere est J. F. Ruíz Gradual (4v) Durango, 1786
cibus de Guadiana
2A.l Sacris solemnis J. M. Aldana Himno (4v) México, e 1800
148
EL SACRAMENTO GALANTE: ¿"MARAVILLA RARA" O "GALÁN AMANTE"?
Ms. Mús Tí rulo Compositor* Función Procedencia
3A.10 Credidi propter J. B. Abella
Salmo (Sv) Durango, 1783 Grijalva
2A.71 Ecce tabernaculam J. J. M eraz
1° Responsorio D urango, e 1790s
Dei (4v)
3B.77 Ego sum pauis vivus J. de Sierra Vargas 6° Responsorio
España [¿],e 1790s (4v)
3A.26 Ego sum panis vivus Anónimo 6° Responsorio Nueva España,
(2v) e 1790s
3A.112 L auda Sion MM.Dallo
Secuencia (8v) Puebla, e 1690s y Lana
2A.70 Lauda Sion ]. M. Dominguez
Secuencia ( 4v) Guadal ajara,
y Cabrera r 1780s
3B.35 Misit me vivens J. A. López 8° Responsorio
Zacatecas, 1794 pater de Castro y G. (4v)
3A.100 Pange lingua [dos
J. Nieto y Silva Himno (4v/5v) D urango, e 1750s versiones]
2A.16 Pange lingua l. ]erusalem Himno (4v) M éxico, e 1750s
dad en una solemnidad general dedicada a la transubstanciación, una expre
sión unánime de fe tanto de las clases bajas como de las altas. Aunque todos los
grupos no se presentaban igualmente (por ejemplo, la proximidad a la custodia
reflejaba el rango social), los indígenas participaban en rituales visibles, incluso
en las danzas y los espectáculos, con los gigantes y la tarasca.
No obstante, las ideas relacionadas con el decoro público, el orden so
cial y la religión interior empezaron a dominar algunos aspectos de las celebra
ciones a lo largo de la primera mitad del siglo XVIII. Los peninsulares y españo
les consideraban cada vez más indecoroso el comportamiento festivo de los
indígenas, mestizos, mulatos y otras castas, y contra él las autoridades introdu
jeron regulaciones más estrictas para prevenir lo que veían como subversión
149
DRE W E o w A RD DAVIES
potencial. Por ejemplo, en 1744 se controlaron por primera vez las danzas que
comenzaban la procesión, y en el último decenio del siglo se prohibieron los
gigantes, las tarascas y ciertas maneras del ambulantaje, todo en el interés de
fomentar una fiesta que reflejara la razón en lugar de lo que se llamaba la "su
perstición".3 El pensamiento de la Ilustración intentaba transformar la idea de
la procesión, para que dejara de ser "espejo de la sociedad" y se convirtiera en un
medio que afirmara la modernidad, el progreso y el orden. Según Viqueira Albán,
"las fiestas religiosas ya depuradas de sus desórdenes, abusos y supersticiones,
es decir, de todo aquello en que se manifestaba su carácter popular, podrían
finalmente desarrollarse en estricto apego a las normas de la Iglesia y del orden
público".4 Desde el punto de vista de la ilustración, las actividades externas,
tales como los gigantes y los bailes, habrían desviado la atención de la gente
hacia el entretenimiento popular fuera de los mensajes doctrinales simboliza
dos por la custodia. Evidentemente, las metas de la Iglesia ilustrada incluían
unir la fe con la razón en un ambiente de devoción personal interior, sin los
espectáculos de las fiestas populares que incomodaban a las elites.5 Por tanto,
una "crisis de identidad" surgió a lo largo del siglo XVTJI en la fiesta de Corpus
Christi, como resultado del pensamiento ilustrado en el contexto de la madura
ción de la sociedad novohispana.
Aunque la catedral era la iglesia más importante de los centros episco
pales, no era la única fuente de mecenazgo para festividades religiosas. De
hecho, en la mayoría de las poblaciones grandes, parece que una cofradía del
Santísimo Sacramento -y no las autoridades catedralicias- planeaba la logísti
ca y pagaba los gastos de la fiesta de Corpus Christi, en colaboración con el
150
3 Viqueira, op. cit., p. 120. 4 !bid., p. 153. 5 Sobre el catolicismo ilustrado, véase M ario Rosa, Settecento religioso: polít ica
del/a ragione e religione del cuore, Venecia, M arsilio, 1999; William J. Callaban y David Higgs (eds.), Church and Society in Catholic Europe of the E ighteenth Century, Cambridge, Cambridge University Press, 1979; Voekel, op. cit.; Larlcin, op. cit. ; Charles C. Noel, "Clerics and Crown in Bourbon Spain, 1700-1808", en James E . Bradley y Dale K. Van Kley (eds.), Religion and Polit ics in En!ightenment Europe, Notre Dame, Indiana, University ofNotre D ame Press, 2001, pp. 119-153; Luisa Zahino Peñafort, El cardenal Lorenzana y el IV Concilio Mexicano, M éxico, UNAM, 1999.
E (( " " ""> L SACRAMENTO GALANTE: ¿ M ARAV ILLA RARA O GALÁN Al\ILANTE .
cabildo municipal.6 Los oficiales de una cofradía tan prominente eran hom
bres de las elites que desempeñaban papeles importantes en el gobierno local.
En Chihuahua, la segunda ciudad de la diócesis de Durango, los oficiales de la
cofradía del Santísimo Sacramento fueron exclusivamente peninsulares y es
pañoles, "la gente más decente de la villa", según las actitudes del tiempo.7 En
una sociedad como la Nueva España dieciochesca, donde la calidad étnica de
terminaba los derechos y responsabilidades de cada persona, es incuestionable
que tales oficiales pudieron depurar la fiesta según sus propios gustos. Además,
parece que las catedrales no contribuían con fondos especiales para comple
mentar las actividades cívicas, al menos en Durango, donde los documentos
históricos catedralicios no han brindado ninguna información sobre la existen
cia de una capellanía para la fiesta. Entonces, se infiere que la catedral conducía
los servicios litúrgicos y proporcionaba los instrumentos de la procesión, pero
no servía como planificador general.
Los contextos del mecenazgo ajeno y de las reformas ilustradas expli
can en forma parcial el relativamente menor repertorio para Corpus Christi en
la Nueva España dieciochesca. Un aspecto interesante de este repertorio es que
en Durango no hay ningún ciclo integrado de obras para los maitines de la
fiesta. Es decir, el maestro de capilla tenía que reunir distintas obras del archivo,
sea villancicos o responsorios, con el fin de construir un repertorio práctico para
los tres nocturnos de ese servicio. Sin embargo, ciclos contemporáneos de
villancicos para Corpus Christi sobreviven en algunas catedrales españolas, a
pesar de varias prohibiciones contra su uso. 8 Pero aun en E spaña los ciclos de
6 David A. Brading, Church and State in Bourbon M exico: The Diocese o/ M ichoacán, 1749-1810, Cambridge, Cambridge University Press, 1994, p. 135. También pagaría la cofradía las actividades religiosas destinadas a celebrar la semana santa y unas exequias.
7 Cheryl E nglish Martín, "Public Celebrations, Popular Culture, and Labor Discipline in Eighteenth-Century Chihuahua", en Beezley,M artin y French (eds.), op. cit., pp. 95-114, p. 105. Según el uso de la palabra durante el siglo XVII I, un "español" es alguien de etnia española nacido en las Américas; aunque la palabra se usaba en unas tradiciones, se encuentra "español" con más frecuencia en los documentos catedralicios.
8 Antonio Gallego, La música en tiempos de Carlos III, Madrid, Alianza Música, 1988, p. 61.
151
DRE W E o w A RD DAVIES
villancicos para Corpus Christi se diferenciaban de los de Navidad o los de las
fiestas marianas porque generalmente no se imprimían los textos en pliegos
sueltos para Corpus Christi, como era la costumbre para las otras celebraciones
mencionadas. Se anota también que sor Juana Inés de la Cruz no publicó
villancicos para Corpus Christi, aunque escribió varios ciclos para la Asunción,
la Purísima Concepción, san Pedro y otras solemnidades. 9 De hecho, la a usen
cia relativa en ambos lados del Atlántico de textos impresos de villancicos para
Corpus Christi implica que las autoridades no daban prioridad al aspecto inte
lectual de la fiesta -la meditación personal sobre los mensajes y el ingenio de
los textos-, sino a los aspectos espectaculares pagados por la cofradía y el
mull1Clp10.
LA ESTÉTICA TRANSICIONAL
Un grupo de cinco villancicos escritos por diversos autores ibéricos, si bien co
piados por la misma mano, constituye el repertorio de villancicos para Corpus
Christi más antiguo en Durango, y representa una estética transicional entre la
"barroca" española del siglo XVII y el estilo moderno italianizado. Estos villancicos
para cuatro voces e instrumentos datan del tercer decenio del siglo xvm, y for
man el único conjunto de obras para la fiesta en Durango que podría clasificarse
como una "serie" orgánica.10 Probablemente llegaron a esa ciudad aproximada
mente en 1755 en una de las ((cajas de música" compradas en España.11 Canta-
152
9 Sor Juana Inés de la Cruz, Obras completas, vol. 11, Villancicos y letras sacras, Alfonso M éndez Plancarte (ed.), M éxico, FCE, 1952.
10 Pongo "serie" entre comillas porque no aparecen juntos en el archivo; sin embargo, tratan temas poéticos similares, siguen la misma estructura, están copiados por la misma mano y el papel físico es igual. Estos villancicos son A ese sol que en cristal,Aiados serajines,Ay,fragantes flores, D e aquel amoroso sagrado volcán y Huye humano bajel(véase tabla 1). Los números de clasificación son de mi catálogo inédito del archivo, una versión del cual se encuentra en el apéncüce de mi tesis de doctorado "The Ital.ianized Frontier: Music at Durango C athedral, E spañol Culture, and the Aes thetics ofD evotion in EighteenthCentury New Spain", Chicago, University of Chicago, 2006. Igualmente pongo "barroco" en comillas porque es una palabra con varios significados, incluso un gusto, un periodo y un estilo.
11 "[ ... ]que se ha pedido a España un cajón de música [ ... ]" Actas de cabildo de la catedral de Durango, libro 6, f. 103r, 24 septiembre 1754.
EL SAC RAMENTO GALANTE: ¿"MARAVILLA RA RA" O " GALÁN AMANTE"?
dos juntos, los villancicos solemnizarían un servicio de maitines con un tema
poético uniforme, aunque en realidad no fueron compuestos juntos y no com
pletan un juego de ocho o nueve obras. Estos villancicos siguen la forma tradi
cional del siglo XVII, básicamente un estribillo en verso rimado, previo a una
serie de coplas que glosan las frases poéticas del estribillo de un modo casi
medieval o escolástico. También "barrocas" son las imágenes poéticas, incluso
símbolos naturales como volcanes, huracanes e incendios que ingeniosamente
evocan la idea mística de la transubstanciación. Un tema común es la compa
ración de la hostia en una custodia dorada, con los rayos del sol.
En este tipo de textos -los que en verdad llevan la etiqueta "barroco"
por definición (si se acepta el uso de esa palabra problemática) -, se presenta
el Santísimo Sacramento como un misterio o una "maravilla rara" Y Un ejem
plo de esta etapa -a la que corresponde un estilo de transición música!-es el
villancico Ay, fragantes flores, uno de la "serie" de cinco obras españolas de
Durango ya señaladas. El compositor "Casado" es probablemente Juan Alonso
Casado, primer organista en Lugo después de 1725, aunque podría ser Alonso
Casado, un organista de Badajoz muerto alrededor de 1725.13 Este villancico
empieza con una invocación a representantes de los cuatro elementos natura
les -flores (la tierra), aves (el aire), llamas (el fuego) y el mar (el agua)- para
alabar al misterioso sagrado sacramento con armonías dulces. En este tipo de
poema, las imágenes ejemplifican una visión simbólica y neoplatónica del mun
do en que todos los niveles de la creación se juntan para celebrar la doctrina
religiosa:
U El texto de Es la mesa tan divina (3A.42) contiene el verso "Q¡e el divino verbo/ que allá se consagra/ hizo el sacramento/ de las maravillas la más rara". Esta obra fue copiada en 1779, aunque fue compuesta antes de 1736, pues en este último año murió el compositor. Véase Gerhard Doderer, "An Unknown Repertory: The Cantatas of Jayme de la Te y Sagau" en Malcolm Boyd y Juan José Carreras (eds.), M usic in Spain during the E ighteenth Cent ury, Cambridge, Cambridge University Press, 1998, pp. 80-107.
13 Javier Garbayo, "Casado, Alonso" y "Casado,] osé", en Emilio Casares Rodicio (ed.), Diccionario de la música española e hispanoamericana, Madrid, Sociedad General de Autores y Ecütores, 1999, vol. 3, p. 277. El autor del texto del villancico no es conocido y posiblemente sea el propio compositor. En mi opinión, la obra data de 1730-1740, por lo que debe ser Juan Alonso.
153
DREW EDWARD DAVIES
154
Estribillo
Ay, fragantes flores,
ay, risueñas aves,
ay, lucientes llamas,
ay, festivos mares,
Postrad armonías,
rendid suavidades
al gran sacramento,
misterio inefable,
Qye es gracia del hombre
y gloria del ángel.
Coplas
l. De ese velo en la mística esfera,
se incluye hoy amante
de quien es breve espacio el imperio
y en él aún no cabe.
De sus piedades en la forma
es el círculo estrecho
el golfo más grande.
2. Es en Dios de fineza el exceso
mayor que se aplaude,
darse a todos el todo
lo que uno consigue llevarse.
Pan admirable que el humilde,
el monarca y el pobre
comen iguales.
E " , " , ...... L SACRAMENTO GALANTE: ¿ MARAVILLA RARA O GALÁN AMANTE !"
Las cuatro coplas, dos de las cuales se han transcrito aquí, no desarro
llan las imágenes poéticas del estribillo, según la costumbre, sino introducen la
idea de que la presencia transubstanciada de Cristo es una fuente de gran favor,
merced y amor para los hombres. Aquí se describe a Cristo como un "velo en la
mística esfera" y se presenta la idea de que su amor eleva a las personas de bajo
rango social, particularmente en la segunda copla, "pan admirable que el hu
milde, el monarca y el pobre comen iguales". Según Descartes, sería la pasión
de la maravilla, un sentido compartido entre todos los miembros del "espejo de
la sociedad", al menos en el contexto español en que el texto fue escrito.
Este poema parece arcaico en el ámbito del siglo xvrn. De hecho, un
atributo notable del género del villancico en la primera mitad de esa centuria
y a veces en la segunda también- es el carácter antiguo o "barroco" del texto,
así como el que las tradiciones de Góngora o sor Juana continuasen. Según
tales villancicos, los hombres y los querubines alaban juntos el misterio del
Santísimo Sacramento con suaves voces "en métrica unión",14 o vuelan y co
rren para admirar "que lo que pan y vino fue, carne y sangre es ya". 15 Evitan la
desorientación del mundo científico y la realidad tangible, para quedar en la
imaginación celestial y misteriosa que surgió en la iglesia "barroca". Sin embar
go, la música de los villancicos de la primera parte del siglo no sigue exacta
mente el rítmico estilo español de la centuria anterior que correspondería con
los textos "barrocos", sino un estilo transicional en que los violines acompañan
texturas corales y proveen ecos, pero no adoptan elegantes figuras galantes o
melodías líricas. Así es la música de Manuel de Sumaya, Antonio Literes,
Sebastián Durón, Antonio Yanguas, José de Torres y el catalán Francesc Valls.
No es un estilo verdaderamente italianizado, porque la música no es idiomática
para los violines a pesar de la dotación moderna. Lo interesante es que los
villancicos de esta etapa sugieren que hubo interés en modernizar el estilo musical
sin dejar la estética vieja de los textos neoplatónicos o "barrocos". Vemos dos
estéticas sin un hilo común -la música trata de ser más moderna, mientras
14 Compositor anónimo, A ese sol que en cristal (ms. Mús. lA. 72). 15 Joseph del Valle,Alados serafines (ms. Mús. 2A.93).
155
DREW EDWARD D AVIES
que el texto trata de ser más antiguo-, que constituyen señales de la "crisis de
identidad" ya anotada.
Evidentemente los compositores, tanto los españoles como los
novohispanos, reconocían este problema, porque trataron de cortar los textos
de las obras musicales para conformarlos más con la estética contemporánea
internacional de Italia, en particular la poesía de Metastasio, que fue conocido en
el mundo español a partir de una serie de traducciones en 1738.16 Hay un inte
resante ejemplo en Durango, donde es posible ver cómo un compositor novo
hispano cortó un texto lleno de símbolos "barrocos" y frases eruditas, aunque
arcaicas, para hacer una obra más moderna tanto en la música como en el texto.
El modelo fue una cantata titulada Es la mesa tan divina, con música
compuesta por Jaime de la Te y Sagau en Portugal durante la segunda o tercera
década del sigloY Esta obra lleva un texto inusualmente largo que incluye un
estribillo, siete coplas, un recitativo y un aria da capo. Una segunda obra del
archivo de Durango tiene el mismo íncipit del texto, pero es una versión más
corta, con música escrita por Francisco Rueda en la Nueva España, probable
mente en la ciudad de México, alrededor de 1750 o 1760. Para componer un
aria da capo italianizada según la estética contemporánea, Rueda tomó la radi
cal decisión de reducir el tamaño del texto por tres tercios y guardó sólo los
primeros cuatro renglones del estribillo y los últimos cuatro de la séptima copla
del texto empleado por Te y Sagau. El resultado es una obra que parece más
moderna, más cercana a la poesía de Metastasio, aunque en realidad no es
balanceada. El primer cuarteto consta de octosílabos con la rima a-a-b-a, mien
tras que los hexasílabos del segundo cuarteto y la falta de un esquema de rima
muestran que el texto fue recopilado y no escrito orgánicamente.18
15 6
16 Joaquín Arce, La poesía del siglo ilustrado, M adrid, Alhambra, 1981, p. 85. Arce habla también del concepto de "rococó" (véase pp. 176-187), que tiene paralelos con el concepto de "galante."
17 Jaime de la Te y Sagau,Es la mesa tan divina (ms.Mús. 3A.42). La presencia de esta obra en Durango es importante porque el original de Lisboa está perdido.
18 En el capítulo "Italian Music Refracted: The Repertoire ofLocal Composers at Durango", de mi tesis de doctorado, trato extensamente el concepto de la imitación en la Nueva España. Este texto es un ejemplo de un compositor novo hispano que imita los textos modernos europeos porque, si bien el espíritu de moderniza-
EL SACRAMENTO GALANTE : ¿"MARAVILLA RARA" O "GALÁN AMANTE"?
Es la mesa tan divina
en que el sacramento se halla,
que hasta el hombre siendo humano
a ser Dios en ella pasa.
Lleguen pues los hombres
a la mesa excelsa,
en que el sol divino
se da por fineza.
Aunque no es simétrico, el texto no resulta arcaico como Ay, fragantes
flores. Rueda eliminó la mayoría de los símbolos barrocos, aclaró el mensaje y
modernizó el texto para conformado con los gustos contemporáneos, que eran
italianos tanto en la música como en la poesía.19 Violinista de la orquesta del
Coliseo de la ciudad de México, Rueda llegó a la Nueva E spaña al mismo
tiempo que Ignacio Jerusalem y se cuenta entre los únicos compositores que
trabajaban allá y conocían los métodos de componer la música contemporánea
a mediados del siglo. Se trata de un compositor importante, en especial en el
contexto de Corpus Christi, porque demuestra elegantemente el proceso de
modernización y los asuntos planteados por las intersecciones entre la nueva
música, los nuevos textos, las reformas religiosas y las prácticas populares.
LA ESTÉTICA GALANTE Y LA ILUSTRACIÓN
Otra obra para Corpus Christi escrita por Rueda sobrevive en Durango con el
título En ese sacramento.20 Muy distinta de las obras ya discutidas, En ese
ción está presente, los detalles de forma y estructura no siguen las convenciones de composición literaria de Europa, por lo que el segundo cuarteto no iguala formalmente al primero. Véase D avies, op. cit., pp. 270-353.
19 Para conocer un resumen de la influencia italiana en la poesía española, véase Arce, op. cit., pp. 70-104. Este au tor refiere que tal influencia provocó una controversia en el mundo literario: "El melodrama metastasiano[ ... ]produjo deletéreos efectos para la lengua española a juzgar por la reacción de los puristas y lingüistas del siglo XVIU". Es un problema paralelo al de la recepción de la música italianizada.
20 Francisco Rueda, En ese sacramento (Durango, ms. Mús. 2A.124 y 2A.142).
157
DREW EDWARD DAVIES
sacramento es una fabulosa aria para voz sola en el moderno estilo galante que
podría confundirse con la música de Johann Adolf Hasse. El estilo galante
presenta una voz con melodías ornamentales sobre una plataforma de acompa
ñamiento idiomático para instrumentos. Las armonías siempre son claras, y el
movimiento tonal es siempre lento para no distraer al escucha de la expresión
del texto.21 Elegantes y breves, las obras galantes enfocan los sujetos del con
flicto interno, la determinación y la alegría, y el poeta más relacionado con el
movimiento es Pietro Metastasio, que compuso los libretos de las óperas más
importantes de la época. Este texto tiene la rima y forma de los cuartetos simé
tricos y la técnica del verso tronco de Metastasio.
En ese sacramento
está Cristo constante
como galán amante
que se disfraza.
Pues pide, alma, a Dios
que le ames con fe
pues a lo que se ve,
a ti te busca Dios.
Tal texto sirve las metas de la devoción interior -el movimiento mo
derno en la teología-, en el sentido de que trata de fomentar la conexión entre
la persona y lo divino por medio de la razón y la fe. Para hacerlo, concibe al
Santísimo Sacramento como un "galán amante" disfrazado que humaniza la
figura de Cristo en un texto libre de misticismo, neoplatonismo o referencias a
los aspectos externos de la fiesta. Mientras los textos más antiguos trataban los
158
21 D aniel H eartz, M usic in European Capitals: The Galant Sty!e, 1720-1 780, Nueva York, Norton, 2003. De verdad, un concepto erróneo común en la historiografía consiste en etiquetar como "barroca" la música novohispana del siglo XV Ill, por ejemplo la de Ignacio Jerusalem, porque en realidad tales obras llevan el estilo galante "globalizado" que se originó en los conservatorios, teatros e iglesias de Nápoles.
E " , " ";:> L SACRAMENT O GALANTE: ¿ M ARAVILLA RARA O GALÁN AMANTE .
misterios incomprensibles del sacramento y de la celebración colectiva -e ins
piraban música para cuatro voces o más- , éste atrae más a un sentido físico de
amor consumido entre dos cuerpos, en este caso lo humano y lo divino. Aun
que es obvio que este concepto de amor es simbólico, la manera de presentarlo
en el estilo galante señala algo más tangible y mundano.
Conectar el sacramento con la idea del amor de Cristo para el género
humano no era nuevo durante el siglo xvm. De hecho, Miri Rubin señala que
los sacerdotes del siglo XV ya veían el sacramento como "la fuente de la gracia"
o ''una muestra del amor entre Dios y los hombres".22 No obstante, hay una
gran diferencia entre el concepto de Cristo sacrificándose por el género huma
no, y el de Cristo tomando el papel del "galán amante" para cada persona que
participe en el ritual de la comunión.
La noción dieciochesca del galán amante mezcla los atributos del com
portamiento elegante, la hermosura física, la expresión virtuosa y la pasión fe
menina contenida por la razón masculina. En la Encyc!opédie, Voltaire escribe
que "ser galante, en general, es buscar complacer por las atenciones agradables
y por los afanes lisonjeros".23 En el aria de Rueda, el oyente activo -tanto los
hombres como las mujeres- fantasea el cederse pasivamente al cuerpo disfra
zado de Cristo a través del acto de la comunión, que sirve en este contexto
como sustituto aceptable de la unión sexual. Con esa unión consumada, el
texto sigue dirigiendo al escucha a conmoverse dentro de su alma, a ofrecer su
amor a Dios y reconocer que éste existe en todas partes. El amor envuelto en el
sacramento sirve como su galán amante y viceversa.
En ese sacramento ilustra cómo los textos eclesiásticos con influencia ita
liana son paralelos a los del escenario operístico de mediados del siglo. De hecho,
el estilo galante se basa en los gestos musicales intrínsecamente teatrales que
22 Miri Rubín, Corpus Christi: The E ucharist in L ate M edieval Cult ure, Cambridge, Cambridge University Press, 1991, p . 223, según un sermón del canónigo agustino John Mirk de Shropshire, Inglaterra, en 1415.
23 "Etre galant, en général, c'est chercher a plaire par les soins agréables et par les empressements flatteurs."Voltaire, "Galant", en D enis Diderot y Jean Le Rond d'Alembert (eds.), E ncyc!opédie, ou D ictionnaire R aisonné des Sciences, desArts el des M ét iers, 36 vols., Lausana, Sociétés Typographiques, 1779, vol. 15, pp. 636-637.
159
DREW E DWARD DAVIES
comunican los estados psicológicos de los caracteres interpretados por los can
tantes. Como el estilo galante desarrolla el mundo interior de un personaje,
servía igualmente para los lugares teatrales y los eclesiásticos.
La música de Rueda para En ese sacramento emplea gestos retóricos
ingeniosos para fomentar en la mente de los oyentes una fantasía que corres
ponde a la del cantante, específicamente su deseo de unión con Cristo (véase la
partitura completa en el Apéndice 1). Por ejemplo, la repetición de la frase
"como galán amante" con figuras musicales distintas, desarrolla al personaje
del cantante. Como se ve, Rueda repite esta frase varias veces en la primera
parte del aria, pero durante una importante repetición (compás 40) atrasa la
resolución de la armonía de la séptima de dominante y resuelve el acorde con
una inversión del acorde de tónica. Este detalle presenta al cantante perdido
en un estado de fantasía porque no acaba la palabra "amante"; está completa
mente vencido por sus deseos de unión con Cristo por medio del sacramento,
así como un personaje en una ópera seria añoraría a su amante. Un poco
después, en la música, el cantante vuelve a la realidad con otra repetición de
la frase "galán amante", pero de nuevo hace una pausa sobre la dominante
para aumentar la tensión en el cuerpo del escucha (compás 42). Finalmente,
después de una fermata embarazada, se completa esta tensa y dramática expre
sión del texto. Es un momento especial y raro en el repertorio de Durango, que
muestra la estética de la ópera contemporánea: atestiguamos a Cristo disfraza
do como un galán amante, forzando a nuestro cantante masculino (y probable
mente prepúber) a perder su concentración en una fantasía.
En ese sacramento es una fascinante obra que vale mucho por su méri
to intrínseco. Pero, ¿hay alguna relación entre tal música convencionalmente
galante y la celebración tradicional de Corpus Christi en la Nueva España?
Parece que no mucho, porque el Corpus Christi representado por esta obra de
música es distinto del Corpus Christi de la calle. Como se sabe, el propósito
de la fiesta popular no era el de incitar sentimientos elegantes en las mentes
de las elites, como lo pretende la música de Rueda, sino el de celebrar la idea
universal de que todos los humanos fieles son iguales a la vista de Cristo.
160
E " " '' ~ ,, L SACRAMENTO GALANTE : ¿ MARAVILLA RARA O CA LAN AMANTE !"
Entonces, obras como En ese sacramento ejemplifican bien la "crisis de iden
tidad" de Corpus Christi que apareció durante el siglo XVIII, porque tales obras
modernas ya no practicaban la festividad teológicamente mística o política
mente colectiva. No se relacionaban con los gigantes, las danzas y la tarasca
de la fiesta exterior "barroca" porque demostraban la interioridad de la fe per
sonal por medio de la poesía. Cuando consideramos la desconexión entre las
prácticas populares y los mensajes del repertorio galante, no nos sorprende
mos de que hubiera relativamente poca música moderna escrita para Corpus
Christi a mediados del siglo, mientras una gran cantidad de tales obras mo
dernas sobreviven para las fiestas marianas, que generalmente enfocaban te
mas más interiores.
TRIUNFO y CONTRADICCIONES
Además del tema del amor, el tema simbólico vinculado más íntimamente con
la fiesta de Corpus Christi en las Américas es la idea de que el Santísimo Sacra
mento representa el triunfo de la Iglesia. Este asunto, discutido minuciosa
mente por Carolyn Dean en su trabajo sobre Cuzco, Perú, es problemático en
el ámbito del siglo XVIII y la música del estilo galante, aunque por lo general se
supone que este mensaje continuaba a finales de la época virreinal. Dean muestra
cómo la expresión del triunfo reforzaba la relación colonialista entre los penin
sulares y los indígenas subyugados en la cultura "barroca'' del siglo XVII. 24 Pero,
en el contexto del Durango del siglo XVIII, el tema del triunfo de la Iglesia está
casi ausente en los textos de villancicos para Corpus Christi, aunque se expresa
en algunas de otras fiestas, sobre todo las de san Pedro y la Asunción. En el
contexto de la catedral novohispana, parece que este tema se relacionaba sobre
todo con la figura de san Pedro. Se ve esto en los óleos de gran formato de la
sacristía de la catedral metropolitana de México, en que el triunfo de la Iglesia
se conecta con la iconografía de san Pedro.25 Una explicación posible para la
24 Carolyn D ean, l nka Bodies and the B ody ofChrist, Durham, Duke University Press, 1999.
25 É ste es el tema de mi artículo "El triunfo de la iglesia: villancicos dieciochescos para san Pedro", en Patricia Díaz Cayeros (e d.), L o sonoro en el ritual catedralicio: Iberoamérica, siglos XVI-XIX, Guadalajara, UNAM!UdeG, 2007, pp. 87-104.
161
DREW EDWARD DAVIES
transferencia de este tema de Corpus Christi a san Pedro puede ser la necesidad
que sentía la Iglesia dieciochesca de legitimar su soberanía, su jerarquía y su
primacía con la figura de san Pedro, en el mundo cada vez más profano de la
Ilustración, en tanto que la institución catedralicia no estaba tan vinculada con
la fiesta de Corpus Christi.
Una buena alegoría de esta transformación se encuentra en una obra de
Ignacio Jerusalem, Collado gigante, preservada en Durango. Esta obra tenía
originalmente un texto para Corpus Christi, pero se modificó para hacerlo rela
tivo a san Pedro con sólo cambiar las palabras "a este sacramento" por "tanto
lucimiento". Podemos ver cómo este cambio de metáfora -y la construcción
de una nueva obra en contrafactum- funciona como un símbolo con varios
niveles de interpretación.
Collado gigante,
facistol florido
en donde sus voces
con canoro esmero,
O s hacen la salva
trinando los ecos
tiernas avecillas
plantas de esmeralda,
Pues el alba todos
os viste renuevos
celebrad conformes
a este sacramento [tanto lucimiento].
En este contexto, ningún mensaje formulado en la Nueva España pue
de ser más claro en cuanto a lo que implica Collado gigante: la sustitución del
misticismo y los sacramentos por la Ilustración y la razón.
162
E " " '' ~ "? L SACRAMENTO GALANTE : ¿ MARAVILLA RARA O CALAN AMANTE .
No obstante, siempre hubo contradicciones en los mensajes de la Igle
sia, y se reconoce que movimientos como el estilo galante o el catolicismo
ilustrado eran metas sólo parcialmente realizadas. Para concluir, mostraremos
otro ejemplo de Durango, compuesto a mediados del siglo, pues implica que
todavía hubo actividades de las elites que apoyaban la fiesta exterior. De hecho,
sorprende que el compositor más erudito que aún servía en aquella ciudad, el
romano Santiago Billoni, compusiera una obra pequeñita en la forma de una
alabanza, es decir, una canción de elogio con un tono popular y un sentido de la
sencillez que la hacían apta para ser cantada colectivamente. Es una contradic
ción porque Billoni compuso esta alabanza, Oh, admirable sacramento, en la
misma época en que Rueda escribió En ese sacramento.26 Esta alabanza usa en
verdad un texto arcaico que Carlos Patiño y José de Torres ya habían empleado,
y del que hay varias versiones en diversos archivos de España, incluidos el de El
Escorial y los de algunas catedrales. Se dice que estas obras fueron cantadas por
los monjes durante la misa de Corpus Christi en el momento de la dedicación
del pan:27
¡Oh, admirable sacramento!
de la gloria dulce prenda
tu nombre sea alabado
en los cielos y en la tierra. Amén.
Y la virgen que en su vientre
te dio carne verdadera
para morir por el hombre,
por siempre alabada sea. Amén.
La música de Billoni en esta composición no es igual que la de sus
obras eruditas, ya que es homófona y fácil de cantar. Lo interesante es que Oh,
26 Santiago Billoni, Oh, admirable sacramento (Durango, ms. Mús. 3B.52). 27 José López-Calo, Historia de la música española, vol. 3, Sigloxvn, Madrid, Alian
za, 1983, p. 95.
163
DREW EDWARD DAVIES
admirable sacramento es una de sólo dos alabanzas con música del archivo de
Durango; la otra se dedicó a la Virgen de Guadalupe y data de principios del
siglo XIX. De hecho, esta obra de Billoni se relaciona más con los arreglos de
Lauda S ion y Pange lingua que con el repertorio vernáculo, y además José López
Calo ha notado que el texto "Oh, admirable sacramento" formaba la base de
una de las únicas tradiciones de "motetes'' con letra en castellano en España.
Aunque Oh, admirable sacramento de Billoni no entró en el repertorio popular
de alabanzas cantadas por las cofradías hasta hoy día, es obvio que servía a un
aspecto más tradicional y conservador de la fiesta que el de las obras galantes.
Esto resulta fascinante, porque es uno de los únicos vestigios casi populares de
la fiesta en la Catedral de Durango, ciudad con grandes concentraciones de
españoles, mulatos y africanos, aunque pocos indígenas o mestizos, durante el
siglo XVIIL Además, lo escribió el compositor más importante que trabajaba en
Durango en la época, Santiago Billoni, inmigrante romano, violinista y maes
tro de capilla desde 17 49 hasta 1755, cuando finalizó el proceso de italianización.
Así pues, esta obra señala todas las contradicciones de la fiesta en el siglo XVIII:
el compositor más elitista escribió la obra más popular (¡Oh, admirable sacra
mento!), y la obra estéticamente más moderna y erudita (En ese sacramento) es
fruto de un compositor teatral.
Es claro que los textos de villancicos de la colección de Durango
ejemplifican cómo los mensajes de la fiesta de Corpus Christi cambiaron a tra
vés del siglo XVIII. Hubo una compleja red de mecenazgos, autores, composito
res y otros que comunicaban mensajes, y hoy día hay que buscarlos en los
vestigios de documentos y manuscritos. La disonancia entre los significados de
los mensajes poéticos y la estética de la música galante cuenta una parte impor
tante de la historia de Corpus Christi en la Nueva España, y fue uno de los
factores de la disminución de villancicos escritos para Corpus Christi en las
catedrales novohispanas a lo largo del siglo XVIII.
164
E " , " ,...., L SACRAMENTO GALANTE: ¿ MARAVILLA RARA O GALÁN AMANTE r
APÉNDICE l. AmA PARA CoRPus CHRISTI, "EN ESE SACRAMENTo".
Tiple
Violín 1
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Continuo
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Transcripción y edición de
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Fuente: Archivo de música de la catedral de Durango, M éxico, MSS. Mús. 2A.124 y 2A.l42.
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Fuente: Archivo de música de la catedral de Durango, M éxico, MSS. Mús. 2A.124 y 2A.l42.
166 167
FUENTES Y ARCHIVOS:
METODOLOGÍA, ORGANIZACIÓN, CATALOGACIÓN, USUARIOS
EL RITUAL DE LA FESTIVIDAD DE CORPUS CHRISTI
EN LA CATEDRAL METROPOLITANA DE LA CIUDAD DE MÉXICO,
o DE LA FIESTA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO EN 17 51 Y SUPERVIVENCIA EN 1819 Citlali Campos Olivares y fosé Javier Flores Aguario
Facultad de Filosofía y Letras Universidad Nacional Autónoma de México
El Archivo Histórico de la Biblioteca Turriana, resguardado por el Cabildo de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, es un recinto que acoge
innumerables joyas documentales y bibliográficas que quienes ahí hacemos investigación hemos descubierto y redescubierto. Tal fue el caso del "Diario
manual", de 1751,1 del que nos ocuparemos por considerarlo un valiosísimo documento para la historia de la liturgia catedralicia dieciochesca novohispana, ya que el diario fue "hecho" por el Cabildo de la Catedral Metropolitana de la
Ciudad de México para dejar establecidos los lineamientos para el culto divino en la vida catedralicia.
El diario se divide2 en 7 apartados generales: 1) notas,3 donde se incluye la forma y el precepto de los días de primera y segunda clases, y la manera de cantar el oficio divino con sus horas especificadas; también se habla detallada
mente de las formas protocolarias dentro de la catedral, con sus respectivas puntualizaciones para los eventos que ahí se realizaban, respecto al modo de vestir de las personas que son de la catedral, de cómo se ha de cantar en el coro, de los curas, de las velas, etc.; es el funcionamiento total de la catedral visto desde el interior del cabildo en un total de 36 notas; 2) fiestas movibles: aquí se
1 Archivo del Cabildo Catedral Metropolitano de la ciudad de México, "Diario manual de lo que en esta santa iglesia catedral metropolitana de M éxico se practica y observa en su altar, coro y demás que le es debido en todos y cada uno de los días de el año. Arreglado en todo a su erección, esta tus, cartilla, costumbres, fundaciones y rúbricas. P ara su más puntual e inviolable observancia. H echo por el muy ilustre Venerable Señor Deán y Cabildo, 1751".
2 Esta división es propuesta por los autores del presente trabajo ya que el "Diario" no tiene un índice general.
3 "Diario" ... , op. cit., ff. 2-21v.
171
CITLALI CAMPOS OuvARES Y JosÉ }AVIER FLORES AcuARIO
encuentra información del tiempo santo de cuaresma, del miércoles de ceniza,
del día de Corpus, de los días del Santo Jubileo, de los sermones de estos días, de
quiénes los dicen, etc.; 3) celebraciones de todo el año:4 se encuentran reparti
das en los meses del año y aquí se indica cómo han de realizarse todas y cada
una de ellas; se encuentran en las "hojas de fiestas nobles"; 4) aniversarios de
las capellanías y obras pías:5 se listan las fundadas en la catedral y también se
dividen en los meses del año; 5) misas y obras pías6 de que es patrono el deán y
el cabildo, 6) escrituras de aniversarios/ y 7) diezmos.8
Interesados en el contenido del Diario de 1751, en un ejercicio
heurístico exploramos la posible existencia de otros documentos afines o simi
lares que dieran constancia de la vida puntual de la catedral; en efecto, encon
tramos una edición facsimilar del manuscrito: Ceremonias que se practican en
esta Santa iglesia, así en el coro como en el altar en todo el año. Según los estatus de
erección, mandatos del venerable cabildo, y costumbres loables, y otras cosas perte
necientes al servicio de esta santa iglesia. Con varias cosas que han acontecido,
hecha por el subchantre presbítero Vicente Gómez, año de 1819. Este documento
salió a la luz en 2004 con el nombre de Costumbrero de la Catedral de México
de 1819; su edición estuvo a cargo de la Sociedad Mexicana de Historia Ecle
siástica y de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, por iniciativa
del padre Luis Ávila Blancas. El original de dicho Costumbrero ... se encuentra
en esta diócesis.
Al igual que el diario de 1751, el costumbrero trata sobre la vida
catedralicia; también son minuciosas sus descripciones del ceremonial practi
cado en el interior de la catedral; las ceremonias netamente criollas ofrecen
una idea bastante explícita y descriptiva de la importancia de la vida litúrgica y
devocional de la ciudad de México en 1819.9 Sabemos que su autor fue un
presbítero que tenía uno de los cargos de oficio de una catedral novohispana;
17 2
4 !bid, ff 68- 124v. 5 I bid.,ff. 125-2llv. 6 !bid., ff 212v-218. 7 Ibid,ff 218v-222v. 8 !bid., f. 229. 9 Véase cuadro comparativo de las fuentes al final del texto.
EL RITUAL DE LA FESTIVIDAD DE C O RPUS CI-!RISTI EN LA CATEDRAL METROPOLITANA
en este caso era el de subchantre y, por ende, era músico de carrera.10 El docu
mento se escribió para ser leído por el cabildo, el arzobispo y el virrey (en tur
nos), quienes así se instruían respecto a la ejecución y observancia de las fun
ciones litúrgicas.
Decidimos basarnos en estos dos documentos para presentar cómo se
realizaba el ritual de la fiesta de Corpus Christi en 1751. En el caso del Costum
brero de 1819, revisamos su contenido y el de las actas de cabildo para estable
cer diferencias o cambios en el ritual que nos ocupa.
En cualquiera de los dos casos, sabemos que fueron documentos oficia
les y que, con distintos fines, los datos que contienen fueron ordenados
subjetivamente, de manera tal que las prácticas parecen rayar en la perfección o
el idealismo, de aquí que haya que pensar históricamente al leerlos e interpre
tarlos, y tener plena conciencia de que en la práctica debió de haber ciertos
relajamientos de las rúbricas a que ahora nos referiremos.
Situémonos en el Imperio borbónico español de Fernando VI, en 1751
y en su reino de ultramar: el de la Nueva España, a cuya cabeza se encuentra
el virrey Juan Francisco de Güemes y Horcasitas, conde de Revillagigedo;11
en dicho reino, la devoción a la Eucaristía había adquirido gran importancia
ideológica desde la época de la Contrarreforma, cuando la Iglesia intentó
reenfocar las creencias y redirigir el fervor relativo a cuestiones doctrinales
básicas, principalmente la transubstanciación. 12
La fiesta de Corpus Christi, una de las celebraciones movibles del año
litúrgico, tiene su origen, según la historia oficial eclesiástica, cinco siglos atrás
cuando en 1246, el obispo Leodience de Lieja determinó que en toda su dióce
sis se hiciera la fiesta del Santísimo Sacramento. La Iglesia sustentó la celebra
ción en las visiones de la monja Juliana de Lieja, a quien:
10 Vicente Gómez, subchantre, El costumbrero de la Catedral de México, 1819, M éxico, Sociedad M exicana de Historia Eclesiástica/D iócecis de San Cristóbal, 2002,p. 8.
11 Jaime Castañeda Iturbide, Gobernantes de la Nueva España {1696- 1821}, M éxico, D epartamento del Distrito Federal, 1986, p. 55.
12 Rosa María M eyer Cosío (coord.), Identidad y prácticas de los grupos de poder en México, siglos XVII-XIX, M éxico, INAH, (Serie Historia, Colección científica), 1999, p. 71.
173
CITLALI C AMPOS Ü LIVARES Y J osÉ J AVIER FLORE S A cuARIO
siempre que asistía a la oración se le representaba una luna hermosa, pero algo
quebrado lo esférico de su globo: ignoraba el misterio y descubriole Dios el
prodigio. En la luna, la dijo el señor, está simbolizada la presente iglesia: en la
fracción de lo esférico de su globo se representa el defecto de una solemnidad,
la que quiero se celebre por todos mis fieles13
Algunos años más tarde, el papa Urbano IV -antiguo archidiácono
de Lieja- determinó que en toda la cristiandad y su universal Iglesia se cele
brara la fiesta solemnísima de Corpus Christi o del Santísimo Sacramento,
"con octava y todo propio". Dijo Urbano IV, que con ello "quedó nuestra
madre la Iglesia con hermosa luna, sin defecto alguno". Clemente V confir
mó la Constitución de Urbano IV en el concilio de Viena realizado en 1311
y en 1316, en tanto que el papa Juan XXII mandó que toda la Iglesia celebrara
solemnemente el Corpus Christi. 14
Volvamos a 1751, esta vez al interior de la Catedral de la ciudad de
México, donde los siguientes ocho días serán de rituales plagados de simbolismos
y significados que se concentrarán, como desde el siglo XIII, en el Cuerpo de
Cristo, para rendirle honor.
La mañana del jueves de Corpus con que se inician "los dichos días" era
de primera clase y de puntos para el cabildo catedralicio; en ella, se ornamenta
ba el altar con seis luces en blandones de plata sobre la mesa y se disponían seis
cirios en los hacheros de plata en la grada. Todos los miembros del cabildo
sabían que debían asistir, pues el Corpus era una celebración a la que sólo se
podía faltar por circunstancias de fuerza mayor, ya que así lo estipulaba la carti
lla de erección de la iglesia.15
174
13 Antonio Lobera y Abio, El porqué de todas las ceremonias de la iglesia y sus misterios. Cartilla de prelados y sacerdotes, que enseña las ordenanzas eclesiásticas que deben saber todos los ministros de dios, y en forma de diálogo simbólico, entre un vicario instruido, y un estudiante curioso, M adrid, Imprenta de don Joseph de Urrutia, 1791, pp. 515-519.
14 !bid., pp. 520-522. 15 "D iario" ... , op. cit., f. 55v.
E L RITUAL DE LA FESTIVIDAD DE C ORPUS CI-!RISTI EN LA CATEDRAL METROPOLITANA
Iniciaba el ritual de la fiesta de Corpus en la hora de tercia del Oficio
Divino, 16 la cual se realizaba con muy especial solemnidad. A ella asistía la capilla
musical de catedral, dirigida en ese momento "ni más ni menos que" por el
maestro Ignacio Jerusalén;17 por ser jueves de Corpus los salmos de esta hora
sólo eran interpretados por el órgano. Continuaba la celebración al oficiarse en
el altar mayor una misa rezada sin sermón con toda pompa, solemnidad, músi
ca e instrumentos, dedicada al alma del señor chantre doctor don Juan Diez de
la Barrera, que la había dotado con limosna de tres pesos (al igual que otras
realizadas de la misma manera los viernes de Cuaresma).
Proseguía la fiesta a la hora de nona.18 Mientras ésta se cantaba, salía
del coro el dignatario del cabildo que tuviese a su cargo realizarla. Así como en
la misa previamente efectuada, el acompañamiento lo conformaban seis padres
capellanes, el maestro de ceremonias, los acólitos y el pertiguero. Los primeros
iban hacia la sacristía para revestirse con capa y estola, en tanto los acólitos y el
pertiguero tomaban la cruz, los ciriales y los incensarios, y regresaban a la puer
ta situada junto al coro, en el mismo momento en que salían del propio coro
todos los capitulares, padres capellanes y músicos que conformaban la capilla al
término de esta hora del oficio divino.19
Daba inicio entonces una procesión hacia el Sagrario. Durante su reco
rrido, la capilla musical cantaba el himno Pange !in gua. Tal procesión se realiza
ba, como ya referimos, sólo con los miembros del cabildo que eran recibidos en
las capillas de nuestra Señora de la Antigua y de nuestra Señora de Guadalupe
por los curas del Sagrario. A la puerta de éste se hallaban los niños, que daban
luces a los curas y señores capitulares; dentro los esperaban los miembros de la
Archicofradía del Santísimo Sacramento y Caridad, ubicados a un lado del
presbiterio con su insignia del Santo Cristo y bastones de plata en las manos;20
recordemos que esta cofradía se estableció en la catedral metropolitana y fue
16 !bid., f. 56. 17 Jesús Estrada, Música y músicos de fa época virreina/, México, SEP, (SEP-Setentas,
95), 1973, p.135. 18 "Diario" ... , op. cit., f. 56. 19 Ibid. ,f.56v. 20 Ibid., f. 57.
175
CITLALI C AMPOS OuvARES Y JosÉ } AVIER FLORES A cuARIO
una de las más prominentes de la ciudad de México ya que tenia a su cargo la
devoción al cuerpo de Cristo. Era una de las 49 cofradías distribuidas en 11
parroquias, 11 conventos y dos iglesias de la ciudad de México.21 La populari
dad de esta veneración se hizo evidente en la capital, ya que cada parroquia
debía tener una cofradía dedicada al Santisimo.22
El Santísimo Sacramento estaba ya expuesto, y exhibía la sagrada for
ma al centro de un sol resplandeciente, símbolo visible y potentísimo para la
cristiandad, ya que con él estableció una identidad entre la sagrada hostia y
Cristo.23
La procesión entraba en la capilla y los músicos seguían cantando el
Pange lingua, mientras el señor preste incensaba por vez primera al Santísimo
Sacramento; la procesión salía del Sagrario con dirección al altar mayor de la
catedral, donde se colocaban los asistentes formando coros. Ahí, el mismo se
ñor preste en medio, acompañado de dos padres capellanes que le detenían las
dos capas delanteras de la capa pluvial, hacía la última incensación, al mismo
tiempo que colocaba el sacramento en la custodia depositada en el altar. Simul
táneamente, dos niños cantaban el verso Panem de celo en respuesta a la capilla
musical que rezaba la oración Deus qui nobis. Terminado esto, los ministros del
coro y los seis capitulares iban al espacio coral y el señor preste con capa a la
sacristía, para ahí quitársela y más tarde comenzar las vísperas,24 que se ejecuta
ban a las tres de la tarde y a las que era invitada y asistía la "nobilísima ciudad"
(el cabildo del ayuntamiento) con luces en las manos. Sus miembros tenían
asientos reservados en la nave de en medio, al lado de la del evangelio, desde el
pilar situado frente al púlpito hasta el otro que estaba junto al altar mayor; en
ese mismo lugar se colocaban también los asientos destinados a la Archicofra
día del Santísimo Sacramento y Caridad.
176
21 Luisa Zahino Peñafort, Iglesia y sociedad en M éxico, 1765-1800. Tradición, reforma y reacciones, México, UNAM- TI] (Serie C: Estudios Históricos, 60), 1996, p. 89.
22 David A. Brading, "Tridentine Catholicism and Enlightened Despotism in Bourbon Mexico", enjournal ofLatin American Studies, núm.15, 1983, pp. 11-16.
23 Meyer, op. cit., p. 71. 24 "D iario" ... , op. cit., ff. 56v-57.
EL R ITUAL DE LA FESTIVIDAD DE C ORPUS C I-!RISTI EN LA CATEDRAL METROPOLITANA
Se iniciaba la hora como era costumbre, dándose la paz entre sí los
miembros más antiguos del cabildo, siguiendo cada uno de los coros. Seguía
el canto de la primera antífona del Magnificat, y el señor que oficiaba, acom
pañado de seis padres capellanes, maestro de ceremonias, acólitos y pertiguero,
salía rumbo a la sacristía a tomar la capa, los ciriales y los incensarios; a su
regreso, los acólitos incensaban el Sacramento y el altar, mientras todos los
presentes se ponían de rodillas; luego se trasladaban al coro para hacer lo
mismo. Inmediatamente se decía la oración y concluían las vísperas.25
En la misa ya se habían consagrado para su adoración el pan y el vino.
El sonido de las campanas que repicaban en catedral anunciaba que la proce
sión de Corpus Christi daría comienzo; en un instante se vería salir del espacio
coral a tres hombres: la figura del que caminaba en medio de los otros llamaba
la atención, pues iba vestido con una capa pluvial, y el brillo de los hilos de oro
y plata con que había sido confeccionada hacía que la gente la mirara. Era el
provisor de coro, y a sus lados caminaban el señor promotor y el señor notario
de juzgado; llegaban los tres hasta la puerta de catedral que miraba hacia el
empedradillo, y poco a poco empezaba a arribar la gente que participaría en la
procesión.
La encabezaban los señores de las cofradías,26 que asistían con sus guio
nes, estandartes y santos, distintos en cada una de ellas; todos llevaban luces en
las manos. Les seguían las terceras órdenes, con sus cruces, sus integrantes
portando también velas en las manos. Después se encontraban las órdenes,
acomodadas por antigüedad del siguiente modo: primero la de san Hipólito
mártir, luego la de Nuestra Señora de la Merced seguida de la de San Agustín,
las de la Observancia y descalcez de nuestro padre San Francisco, unidas, y la
de Santo Domingo, todas en forma de procesión, cada una con su cruz, ciriales
y preste, y sus ministros revestidos de pluviales y dalmáticas.27
A las sagradas religiones seguía la Archicofradía del Santísimo Sacra
mento y Caridad, con los niños y sacerdotes que la asistían y servían en ella.
25 Ibid., [ 57v. 26 lbid. , f. 58. 27 Ibid.,[58v.
177
CITLALI C AMPOS Ü LIVARES Y J osÉ J AVIER FLORE S A cuARIO
Todos los archicofrades llevaban bastones de plata en las manos, y la insignia
del Santísimo Cristo que tenían. Después iban las cruces de estas tres parro
quias: la de San Miguel, la de Santa Catarina y la de la Santa Vera Cruz, y luego
la cruz de catedral, que portaba un subdiácono vestido de dalmática, acompa
ñado de dos acólitos vestidos con sobrepelliz y con ciriales en las manos. Junto
a la mencionada cruz, toda la clerecía, con sobrepellices y bonetes. Al final iban
los subdiáconos y diáconos con dalmáticas, cada uno según su orden, y crecido
número de presbíteros con casullas, los que señalaba el ordinario en el papel
que por nómina fijaban en las paredes de catedral para este fin .
Tocaba entonces el turno a la curia eclesiástica, con preeminencia del
promotor fiscal, y los que eran eclesiásticos, con manteos y bonetes. Seguía el
clero de catedral, cuyos miembros iban ataviados con sobrepellices y bonetes.
Tal clero lo conformaban los niños infantes del coro, todos los músicos de su
capilla, los padres capellanes y los padres sochantres del coro; después seguía el
sacerdocio del cabildo y los curas de las tres parroquias antes mencionadas,
junto con los de la catedral, todos con sobrepellices, bonetes y luces en las
manos.28 El venerable señor deán y cabildo, y todos los señores capitulares
llevaban pluviales y también luces en las manos; un señor racionero y un señor
medio racionero iban con bandas al cuello y con la mitra y el báculo en las
manos, en medio de los señores capitulares más antiguos.
A continuación, el señor arzobispo de prestes, que cuando llevaba el
Sacramento iba con pluvial; con él, dos dignidades del cabildo -uno como diá
cono y el otro como subdiácono- y la familia de su ilustrísima detrás, con los
padres celadores de la catedral.
El palio lo llevaban los caballeros y títulos de esta ciudad, quienes iban
incorporados a la propia "nobilísima ciudad"; todos con luces en las manos
seguían en la procesión, escoltados por mazas que eran llevadas por sus porte
ros, quienes a su vez vestían ropones encarnados.
Después del ayuntamiento de la ciudad iban los señores de la Real Caja
y Tribunal de Cuentas, también con luces en las manos; luego todos los seño-
28 Jbid.,f. 59.
178
E L R ITUAL DE LA FESTI VIDAD D E C O RPUS C H. RISTI EN LA CATED RAL METROPOLITANA
res ministros togados de la Real Audiencia y al final el señor virrey presidiendo;
tras él, toda su familia también llevaba luces.
La compañía de alabarderos iba a los lados, fuera de la procesión, todos
sus integrantes con sus armas en las manos, desde donde comenzaba el vene
rable cabildo hasta donde iba el señor virrey. 29
Los pedreros se ponían en la plaza mayor frente al Real Palacio y dispa
raban en distintos momentos a lo largo de los ocho días: 1) mientras en la misa
se cantaba el evangelio, al tiempo que se alzaba y abría el Sacramento, y cuando
se cantaba el último evangelio; 2) cuando iba a salir el sacramento de la iglesia,
y 3) cuando la procesión volvía a entrar en la catedral.
Después de que los pedreros disparaban, hacían lo mismo con sus ar
mas los soldados de la infantería, una parte de los cuales, con su capitán y
cabos, estaba en el cementerio, al lado del lugar por donde salía la procesión.
Ahí permanecía todo el tiempo que tardaba en pasar ésta; luego que había
pasado la familia del señor virrey, se incorporaban tras ella e iban en forma de
marcha, y lo mismo la compañía de caballería.
En seguida iba el coche que servía de sagrario al Sacramento cuando se
llevaba por viático a los enfermos, con seis mulas y dos cocheros, que eran
siempre dos señores títulos o caballeros, y luego los coches del virrey.30
Esta procesión salía por la puerta del costado de catedral que miraba al
empedradillo, y por él iba a tomar la calle de Tacuba, la de Santa Clara y la de
San Andrés, para luego dar vuelta por la de los betlehemitas; seguía por la de
San Francisco, la de la Casa Profesa y la de las platerías, hasta salir por la plaza
mayor y entrar en catedral por la puerta principal de en medio, que hasta el día
de hoy mira a dicha plaza. Todo este espacio se adornaba con arcos techados de
tule, flores y coronas; las calles y balcones se engalanaban y vestían también
con ellas, y con colgaduras; al suelo todo se le echaba arena, y parte de las
comunidades de los conventos y las iglesias por donde la procesión pasaba, se
apostaba en la calle formando una "v", y en Santa Clara y en San Francisco,
29 ]bid. ,f. 59v. 30 Ibid., f. 60.
179
CITLALI C AMPOS Ü LIVARES Y J osÉ J AVIER FLORES A cuARIO
con cruz y con ciriales, había tres padres revestidos con pluvial y dalmática, y en
varias distancias algunos fuegos pirotécnicos se quemaban al pasar el Sacra
mento.31
En la calle de San Andrés, junto al Colegio de la Compañía de Jesús, se
ponía un altar; otro junto al convento de San Francisco, en la fuente que mira
hacia la calle de los betlehemitas, y otro más, que era el principal y más adornado
de todos, se situaba en la plaza mayor, junto a los arcos por donde iba la proce
sión. Ahí estaban esperando los que lo ponían y cuidaban, con hachas de cuatro
pabilos y de cera encendidas en las manos. En los tres altares se ponía una mesa
con frontal, manteles, palio y luces encendidas. Puede ser que desde tiempos
antiguos en todos o en alguno de ellos se hiciera estación con el Sacramento.
En la procesión debía ir la música con sus instrumentos y voces, cantando y
tocando los himnos que el libro procesionario de todo el año preveía; donde
hiciera estación se cantaba la antífona Ó quan suavis est Domine, y se seguía
cantando hasta el altar mayor el Tantum ergo, para que llegando al dicho altar,
dos niños pronunciaran el verso Panem de celo, que respondía la capilla con la
oración Deus qui nobis. Entonces se echaba la bendición con el Sacramento: si
la hacía el señor arzobispo, era con tres cruces, y si el señor preste, con una sola.32
Terminada la procesión, la gente permanecía en el coro para cantar la
hora de completas, y dicha la confesión, primero gloria patri, salían los señores
preste y cantores con pluviales, maestro de ceremonias, acólitos y pertiguero
nuevamente a la sacristía para quitarse las capas: volvían al coro sin ellas al
término de las completas. Acto seguido, se cantaba la hora de maitines, todo en
canto llano, y sólo en los himnos y cánticos se alternaba con el órgano.
Los siguientes siete días continuaba esta celebración, aunque no con la
misma solemnidad del jueves de Corpus. Las horas del Oficio Divino se realiza
ban de la siguiente manera: los maitines se cantaban todos los días de la misma
forma que el jueves de Corpus; la hora de tercia, a las nueve de la mañana, con
excepción del miércoles y viernes, que se decía a las ocho y media por haber
31 ldem. 32 ]bid., f. 60v.
180
EL R ITUAL DE LA FESTIVIDAD DE C O RPUS C I-!RISTI EN LA CATED RAL METROPOLITANA
sermón en la misa; las vísperas se realizaban con la capilla de música; acompaña
da por el órgano. Las misas - que se realizaban con toda solemnidad con capilla
de música e instrumentos- eran como la del primer día, excepto porque en éstas
ya no se llevaban capas ni se rezaba por el alma del señor doctor chantre Juan
Diez de la Barrera. El resto de las horas del Oficio Divino se realizaban como de
costumbre. El viernes tenía lugar una procesión alrededor de la iglesia con el
Sacramento, que hacía estación en el altar del perdón y terminaba en el altar
mayor, al que se iba sin pluviales. 33
El día de la octava todo se realizaba -desde las vísperas- con más solem
nidad que los seis días anteriores, aunque no con tanta como en el primero.34
En el periodo comprendido entre 1751 y 1819, se registraron sucesos
de gran trascendencia que cambiaran los destinos de esta Nueva España. Men
cionaremos al punto los hechos que a nuestro juicio acarrearon cambios nota
bles durante esta etapa.
a) La expulsión de los jesuitas. D esde las primeras décadas del siglo
xvm, la dinastía de los Borbón intentó reducir la fuerza del clero regular y esto
culminó con la expulsión de la Compañía de Jesús, la orden considerada como
la más conflictiva por su adhesión al papa, su influencia en la educación supe
rior, su gran riqueza y sus ideales de lucha por mantener la independencia de la
Iglesia frente al Estado. Sorpresivamente, la expulsión de todos los dominios
americanos se consumó en 1767. En Nueva España se desterró a cerca de 400
jesuitas, a pesar de las rebeliones populares que se realizaron para impedirlo.35
El efecto de la inesperada medida tomada por el monarca Carlos III fue
enorme, ya que al menos las clases altas y medias de blancos y la elite indígena
capitalina y rural estaban vinculadas de un modo u otro con la Compañía; no es
de extrañar, por tanto, que en toda la Nueva España se difundiera un sinfín de
creaciones de todo tipo en favor de la Compañía de Jesús.36
33 Idem. 34 Ibid. , f. 61. 35 Enrique Florescano y Margarita M enegus, "La época de las reformas borbó1úcas
y el crecimiento económico, 1750-1808", en H istoria genera! de México, M éxico, El Colegio de M éxico, 2000, pp. 492-493.
36 Zahino, op. cit., p. 199-200.
181
CITLALI CAMPOS OuvARES Y JosÉ }AVIER FLORES AcuARIO
b) El Cuarto Concilio Provincial Mexicano. Éste se llevó a cabo en un
ambiente coyuntural muy diferente del que había caracterizado a los otros tres.
Doscientos años atrás, Roma había tenido el poder de decisión para modificar
los textos conciliares que le llegaron de México y así dejó ante la jerarquía
mexicana y ante la Corona constancia de su superior autoridad. En 1771, año
en que el Cuarto Concilio se llevó a cabo, el balance entre los dos poderes se
había modificado, y la estrategia que debió usar la Iglesia para no someterse al
juego político de la monarquía española fue defensiva. El Cuarto Concilio Pro
vincial M exicano dispuso, respecto a la fiesta de Corpus Christi, que se reserva
ba la celebración del Santísimo Sacramento de la eucaristía, instituida en el
Jueves Santo, para solemnizada con pompa, triunfo y aparato en el jueves si
guiente a la festividad de la Santísima Trinidad, y que en ese día la anunciarían
los párrocos a sus feligreses, exhortándolos a comulgar dentro de la octava de
Corpus, a evitar toda embriaguez y desorden en la procesión, a no tolerar la
venta de comestibles o bebidas en los cementerios, a realizar la procesión del
Corpus con la mayor gravedad, decencia y modestia para manifestar en esto que
creían verdaderamente en la real presencia de Cristo en el Sacramento, y a no
ultrajarse con excesos y pecados; y los días de la octava, o en otros de exposi
ción, a reservar el Santísimo en el sagrario con llave y a no cubrirlo o guardarlo
con cendal o cortina. 37
e) Movimientos independentistas. En julio de 1808 llegó a México la
noticia de que Napoleón Bonaparte había obligado a Fernando VII a abdicar
en favor de su hermano José. Un influyente grupo de la alta clase criolla repre
sentado por el cabildo de la ciudad prestó juramento de fidelidad a Fernando
VII como soberano legítimo, pero al mismo tiempo hizo hincapié en que, a
consecuencia del impedimento del monarca, la soberanía descansaba en todo
el reino y en las corporaciones que lo representaban. El cabildo de la capital
asumía la representación de todo el virreinato de la Nueva España hasta que
éste hubiera expresado su voluntad en una asamblea nacional. Tales acontecí-
182
37 Luisa Zahino Peñafort (comp.), El cardenal Lorenzcma y el IV Concilio Provincial M exicano, M éxico, Porrúa/LJNAM -JJJ/U niversidad de Castilla-La Mancha/Cortes de Castilla-La M ancha, p. 239.
EL RITUAL DE LA FESTIVIDAD DE C ORPUS CHRISTI EN LA CATED RAL METROPOLITANA
mientes provocaron el descontento de grupos criollos, e incluso la división en
tre ellos, además de distintos conatos de emancipación. Se sospechó de un
movimiento separatista por parte del virrey de Iturrigaray, por lo que inmediata
mente fue derrocado; en 1809, el virrey-arzobispo Francisco Javier de Lizana y
Beaumont logró sofocar una conspiración en Valladolid (hoy Morelia). En 1810,
Miguel Hidalgo y Costilla e Ignacio María de Allende encabezaron otro moví
miento independentista, que como sabemos se prolongó en el movimiento de
Morelos y de otros insurgentes hasta llegar a la consumación de la Independencia.38
d) La consolidación de vales reales. Fue sin duda éste el golpe más serio
que afectó a la Iglesia, pues le enajenó bienes raíces y le cobró capitales de las
capellanías y obras pías. Fue expedida el26 de diciembre de 1804; el monto del
dinero enviado por la Nueva España a la península se calcula en 45 millones de
pesos durante el periodo de 1804-1812.39
Situémonos ahora nuevamente en la catedral de la ciudad de M éxico,
en el aún virreinato de la Nueva España y dentro de la monarquía española
decimonónica del reentronizado Fernando VII. Es el año de 1819 y el alter ego
del rey es Juan Ruiz de Apodaca.40
La fiesta de Corpus Christi en aquel año se realizó según el Costumbrero
de la catedral de M éxico de 1819, con toda solemnidad, al igual que en 1751. En
este último documento, la solemnidad en cuestión se describe de una manera
mucho más sintetizada en comparación con lo detallado del "Diario" ... Diremos
en resumen que la fiesta del Santísimo Sacramento se presenta en el Costumbrero
con gran similitud a la que describimos del siglo xvm, y que no encontramos
ninguna variación sustancial en la manera en que se realizó en el XIX. Lo que sí
queda claro es que sobrevivió. En el libro de 1819, se describe la festividad sólo
para dejar sentado que se realizaba y que revestía gran importancia en la socie
dad novohispana, aunque es perceptible que su narración cumple también la
38 Günter Kahle, EL ejército y la formación del Estado en Los comienzos de la I ndependencia de M éxico, México, FCE (Sección de obras de historia), 1997, pp. 74-90.
39 G isela Von Wobeser, Dominación colonial. L a consolidación de vales reales, 1804-1812, M éxico, LJNAM- riH (Serie Historia Novohispana, 68), 2003, pp. 265-449.
40 Castañeda, op. cit., p. 169.
183
CITLALI C AMPOS OuvARES Y J osÉ } AVIER FLORES A c u ARIO
misma tarea que cumplió y probablemente seguía cumpliendo el "Diario" ... :
aleccionar a los señores del cabildo respecto a las "formas y modos" de realizar
muy puntualmente la fiesta de Corpus Christi. Es evidente su arraigo en la
sociedad y, por ende, la intención de incluirla en el Costumbrero con el fin de
dejar acerca de ella un testimonio histórico.
Al iniciar esta investigación, nuestra hipótesis era que la fiesta de Cor
pus Christi, al menos en la primera mitad del siglo del XIX, ya no se realizaba
con la magnificencia del siglo anterior, y esperábamos encontrar diferencias
considerables, pues las actas de cabildo de este periodo no reflejan claramente
tal importancia. Con el avance en el análisis de las fuentes vimos que esto no
era así aun cuando no hubiese registros en actas de cabildo que mostraban la
trascendencia de esta fiesta; con base en el Costumbrero de 1819 pudimos com
probar que esta celebración estaba ya tan arraigada en la vida cotidiana que no
fue necesario dejar plasmado este acontecimiento con la "exagerada" especifi
cidad que le correspondió en el Diario del siglo XVIII, y que la fiesta de Corpus
Christi permaneció como una tradición casi intacta de una centuria a otra;
históricamente, la unidad del catolicismo en el siglo XIX, novohispano primero
y mexicano después, hizo posible su sobrevivencia, pues el catolicismo del pue
blo mexicano puede rastrearse en documentos y leyes que orientaron y rigieron
este país: desde Los sentimientos de la nación escritos por Morelos en 1813 en
Chilpancingo, pasando por la Constitución de Apatzingán de 1814 y la de
1824, hasta, desde luego, las centralistas de 1836 y 1843 (bases orgánicas). In
cluso, sin ningún temor podemos afirmar que el espíritu de las Leyes de Refor
ma de Juárez nunca tuvo intrínsecamente la intención de influir en el dogma
de la Iglesia.
A través de estas maravillosas fuentes documentales del cabildo
catedralicio de México, vemos pues que el pueblo novo hispano-mexicano adoptó
en lo más profundo de su ser, tanto en el siglo XVIII como en el XIX, la venera
ción al Santísimo Sacramento, al cuerpo de Cristo.
184
E L R ITUAL DE LA FESTIVIDAD DE C O RPUS C I-!RISTI EN LA CATED RAL MET ROPOLITANA
CUADRO COMPARATIVO DE CONTENIDO DE LAS FUENTES
Estructura Costumbre ro Diario
I. Título Ceremonias que se practican en esta santa iglesia Diario Manual de lo que en esta santa iglesia
de la obra. así en el coro, como en el altar en todo el año. catedral jVJetropolitana de México se practica Según los estatus de erección, mandatos del y observa en su altar, coro y demás que le es debido Venerable Cabildo, y costumbres loables; y otras en todos y cada uno de los días de el año. Arreglado cosas pertenecientes al ser·vicio de esta santa iglesia. en todo a su erección, estatus, cartilla, costumbres, Con varias cosas que han acontecido. Etc. Por el .fundaciones y rúbricas. Pam su más puntual e subchantre Presbítero Vicente Gómez. inviolable observancia. Hecho por Año de 1819. el muy ilustre Venerable Señor Deán y Cabildo,
1751.
ll. Soporte Ecüción facsimilar del manuscrito, publicada en Manuscrito que se encuentra en el archivo
de la obra. 2004 con el nombre de Costumbrero de la de la Biblioteca Turriana de la Catedral Catedral de México de 1819, México, Sociedad Metwpolitana de la Ciudad de México. Mexicana de H istoria Eclesiástica 1 D iócesis de San Cristóbal, 2002.
Ill. -Noticias generales de todo el año. No cuenta con un tndice general, por lo que
Contenido -Misas de renovación. hemos cüvicüdo la obra en los siguientes
de la obra. -Misas de N uestra Señora. apartados. -Salves. l. Notas: donde se incluye la forma y precepto -Procesiones. de los días de primera y segunda clases, la forma -Método de procesiones del Corpus. en que se canta el oficio cüvino con sus horas - Nuestra Señora de los Remedios. especificadas; también se habla detalladamente -Horas de entrada a coro. de las fo rmas protocolarias dentro de catedral -Ceremonias que se practican en el coro con sus respectivas puntualizaciones para los y altar. eventos que ahí se realizaban, respecto a la -D ías feriales. forma de vestir de las personas que son de la -Misas conventuales. catedral, de cómo se ha de cantar en el coro, de -Ceremonias personales que se hacen los curas, de las velas, etc. Es el funcionamiento en el coro. total de la catedral visto desde el interior del -Misas de reyes. cabildo en un total de 36 notas. -Días de capas de erección (se enumeran II. Fiestas movibles: aquí se encuentra de enero a cüc.iembre). información del tiempo santo de cuaresma, -M étodo de tomar las capas. del miércoles de ceniza, del día de Corpus, de -Misas feriales. los días del Santo Jubileo, etc., de los sermones -Ceremonias que se guardan en el tiempo de estos días, de quiénes los dicen, de las de Cuaresma (Semana Santa). procesiones y de lo que se canta. Contiene la -Advertencias. reglamentación seguida en estas festividades. -D ías de letanías. III. D iario de todo el año: celebraciones de todo -Funerales y entierros de los señores capitulares. el año, divididas en los distintos meses. -E ntierros y funerales de los señores arzobispos. Se indican los días y la forma en que han de -Honras del señor. realizarse todas y cada una de ellas.
185
CITLALI C AMPOS OuvARES Y JosÉ } AVIER FLORE S A cuARIO
186
-Entierros de obispos. -Honras del papa. -Entierro de señores virreyes. -Honras del señor virrey. -Honras de nuestro católico rey en esta santa iglesia. -Recibimiento de ilustrísimos señores arzobispos en la Colegiata de Nuestra Señora Guadalupe. -Índice de lo que contiene este cuaderno de ceremonias. -Adición. Notas generales e importantes a este cuaderno. -Honras fúnebres de la reina Isabel de Barbón.
IV. Razón de los aniversarios, capellanías y demás obras pías que están fundadas en esta santa iglesia catedral: se dividen en los meses del año, con los datos de su fundador y su capital. V. Fundaciones de misas y obras pías en esta santa iglesia de que es patrono el muy ilustre y venerable señor deán y cabildo: se dividen en los meses del año con los datos de su fundador y su capital. VI. Escrituras de aniversarios: Se dividen en los meses del año con los datos de su fundador y su capital. VII. Diezmos: contienen todo lo relacionado con la recaudación y administración de las distintas colecturías.
CANTORALES DE LA IGLESIA CATEDRAL DE MÉXICO CON LA
FESTIVIDAD DEL CoRPus CHRISTI. DEsCRIPCióN
CODICOLÓGICA, BIBLIOGRÁFICA E ICONOGRÁFICA
Arturo L una Rosas y Silvia Salgado Ruelas
Universidad Nacional Autónoma de México
RESUMEN
La iglesia Catedral de México conserva 17 can torales con la festividad litúrgica
del Corpus Christi. Doce de ellos son libros de canto llano manuscritos, con
excepción de un himnario franciscano impreso, sin portada e incompleto. En tanto, los cinco libros de canto polifónico son manuscritos con obras de los
maestros Manuel de Sumaya, Francisco López Capillas, Tomás Luis de Victo
ria y Sebastián de Vivanco, más un impreso salmantino de 1614, con colofón y
sin portada. El objetivo de este texto es presentar una descripción codicológica
o bibliográfica, e iconográfica o decorativa, de dicho repertorio.
INTRODUCC IÓN
La iglesia Catedral de México conserva una valiosa colección de 121 volúme
nes de cantorales manuscritos e impresos, con fechas inscritas que van desde
1593 hasta el finisecular 1899. El conjunto está compuesto por 107 libros de
canto llano y 14libros de canto polifónico. Los primeros están organizados de
acuerdo con su función litúrgica, es decir, por misas, oficios y varia (misas, ofi
cios, himnarios o salterios en un volumen), además de que se ordenaron con
forme a los calendarios anuales y diarios de las celebraciones eclesiásticas. En
ese universo de obras se encontraron 12libros de canto llano y 5 libros de canto
polifónico, con la fiesta del Corpus Christi, lo cual significa que dicha celebra
ción aparece inscrita en 14% del total de la colección, y los propios libros son el
testimonio de que esa fiesta tuvo un lugar importante para la catedral metropo
litana desde el final del siglo XVI hasta la mitad del XJX. Cabe destacar que las
obras que aquí se presentan constituyen una muestra representativa del arte de
la iluminación durante las épocas virreina! e independiente en México.
187
ARTURO LuNA RosAs Y SILVIA SALGADO RuELAS
Los LIBROS DE CANTO LLANO coN LA FIESTA DEL CoRPus CHRISTI. 1
Los libros de canto llano que a continuación se describen pueden ser volúme
nes dedicados completamente a la celebración del Corpus Christi, o que com
parten folios con otras festividades, mientras que en los libros de canto polifó
nico la fiesta ocupa solamente de 2 a 6 folios, y siempre acompaña a otras
celebraciones.
Los libros de canto llano con la festividad del Corpus Christi son los
siguientes: dos libros graduales identificados con la signatura2 o clasificación
M23 y M38, más ocho volúmenes de oficios con la signatura 019, 022, 0 33,
037, 041, 042, 043, 048, así como dos libros denominados "varia" porque
contienen tanto misas como oficios e himnos, identificados como el V08 y el
V13. Once de ellos son manuscritos sobre pergamino, encuadernados en piel
sobre tabla, y algunos tienen espléndidas iluminaciones contenidas en letras
iniciales capitales o principales3 con destacado valor caligráfico y artístico, en
tanto que el himnario franciscano con la signatura 048 está impreso en papel,
pero carece de portada y de muchas hojas.
Misas
Las primeras obras pertenecen al ramo de misa y son las siguientes:
LIBRo l. SrGNATURA: M23. CoLocAcióN: 1 C .
Tipo de libro: Graduale, proprium de tempore.
188
1 La información que aqui se ofrece procede de la base de datos, diseñada por M. Haza, del proyecto de catalogación de los libros de coro de la catedral de México, desarrollado por un equipo de conservadores, musicólogos, historiadores del arte y bibliotecarios formado por T. Velasco, M. Pérez, O. Ibarra, A. Compiani, B. Pérez, M. Aguilera, N. Hurtado, O. M orales, V. Cisneros, A. Luna y S. Salgado, asesorado por J. M. Lara Cárdenas e I. F em ández de la Cuesta y coordinado por L. Enríquez.
2 La signatura es el código alfanumérico que se compone por las iniciales M de Misa, O de Oficio, V de Varia o P de Polifonía, más un número consecutivo que indica la clasificación asignada en forma provisional por el equipo de catalogadores de los libros de coro de la iglesia catedral de M éxico.
3 La inicial principal es la letra que da comienzo al texto, y se distingue por su función y forma, es decir, por su apariencia ornamental o por tener un módulo mayor al resto de la escritura. Consúltese Pilar Os tos et al. , Vocabulario de codicología, Madrid, Arco Libros, 1997, p. 110.
CANTORALES DE LA CATEDRAL DE MÉXICO coN LA FESTIVIDAD DEL C oRPus CHRJSTI
Copista: Columna Carrillo, J. M . de ("Carrillo") f. 33 [es copista sólo de los ff.
33-35]
Iluminador: Zamora, Diego de (atribuido).4
Lugar y fecha: [Sevilla o México, siglos XVI y XIX]
Descripción física: 66 ff. de pergamino: il. col.; 869 x 620 x 150 mm. Encuader
nado en piel sobre tabla y restos de broches metálicos.
Epígrafe: I n Solemnitate Sacratissimi Corporis Christi, ad Missam, ff. 23-56.
El incipit del introitus del Corpus Christi es el salmo 80 (81), Cibavit eos ex
adipe frumenti .
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra entre la Dominica
prima post pentecostem. Introitus y la Dominica secunda post pentecostem.
I ntroitus.
Nota: volumen facticio,5 con notación cuadrada y escritura gótica rotunda prin
cipalmente; sin embargo, entre los ff. 32 y 36 se insertaron 2 folios con
una versión de la Sequentia L auda S ion Salvatore, con notación mensura!
y escritura humanística del siglo XIX. En la inicial secundaria quebrada
del f. 33 se lee la firma de "Carrillo" y, por la fecha y el estilo, se asocia al
nombre de J.M . de Columna Carrillo, que también copió el libro con la
signatura 032 de la misma colección en 1852.
Iconografía: la letra capital C, del f. 23v, se iluminó con la representación de la
Eucaristía (fig. 1). Carece de firma, pero, por la semejanza del estilo
artístico con otros 14libros de la colección, 6 y por coincidir con noticias
encontradas en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, la ilumina
ción de este libro es atribuida a Diego de Zamora, vecino de aquella
4 Archivo Histórico Provincial de Sevilla (en adelante AH PS), leg. 198, f 383r, 28 de septiembre de 1595. Cit. por Carmen Álvarez, El libro manuscrito en Sevilla: siglo XVI, Sevilla, Ayuntamiento, 2000, p. 243.
5 Volumen misceláneo y volumen facticio son sinónimos. Se trata de un volumen encuadernado y formado por unidades bibliográficas o codicológicas independientes. Se compone de manera artificial y no natural. Consúltese José Martínez de Sousa, Diccionario de bibliología, Gijón , Trea,2004, pp. 410, 864 y 873. Pilar Ostos etal. , op. cit., p. 45.
6 Los otros libros catedralicios atribuidos al iluminador Diego de Zamora tienen las signaturas provisionales: M05, M06, M08, M10, M12-M14, M16, M18, M20-M22, M27, M28.
189
ARTURO L uNA R osAs Y S ILVIA S ALGADO R uELAS
190
liÍt Figura l.
ciudad, que hizo "todas las letras grandes con historias con más de 400
letras pequeñas prolongadas de 26 cuerpos de libros de canto que tuvo a
su cargo de hacer e hizo y por su orden y traza se hicieron para la Santa
Iglesia de México de la Nueva España".7 El encargo lo recibió hacia
1592, de Melchor Riquelme, responsable a su vez de la librería coral de
la Catedral de Sevilla. La atribución se basa en el análisis formal y com
parativo de los 15 libros de coro de la catedral, puesto que las ilumina
ciones de todos ellos guardan semejanza, e incluso se observa que los
diseños de varias iniciales secundarias se hicieron con las mismas plan
tillas. En dos letras capitales de los libros M14 y M12 se inscribieron
respectivamente las fechas de 1593 y 1594, años que coinciden con los
tiempos en que Diego de Zamora estaba realizando el trabajo. Consta
además en actas del cabildo catedralicio de México, el pago y recepción
de los 26 cuerpos de libros mencionados.8
7 AHPS, leg. 198, f. 383r, 1595/sep./28. Cit. por C . Álvarez, op. cit., p. 243. 8 Archivo del Cabildo Catedral Metropolitano de la ciudad de México, Actas de
cabildo, libro 2, f. 133, 5 de septiembre de 1595.
C ANTORALES DE LA CATEDRAL DE M Éxico coN LA FESTIVIDAD DEL C oRPus CHRISTI
La representación iconográfica consiste en una custodia contenida en
un tabernáculo o sagrario donde se guarda la Santísima Eucaristía, frente a la
que se arrodillan dos ángeles (fig. 1). El campo visual está dividido en dos sec
ciones por una nube que alude a lo celeste, mientras que en la parte inferior sólo
se aprecia un área verde con apariencia de vegetación, que podría referirse al
mundo terrenal.
La decoración de la letra capital C se compone principalmente de hojas
de acanto en color rosa y azul, así como flores. La inicial está habitada por una
mujer y un ave posada; ambas figuras son dos de los elementos distintivos del
estilo del iluminador o del taller en el que se hicieron, ya que se repite en los
libros con la signatura M05, M10 y M22 de la colección catedralicia.
LIBRO II. S IGNATURA: M38. C oLOCACióN : 17 A.
Tipo de libro: Kyriale, Graduale, proprium de tempore.
Copista: Diez de la Barrera, Agustín (f. 1).
Lugar y fecha: [México], 1794/nov./12.
Descripción física: 128 ff. en pergamino: il. col.; 802 x 575 x 140 mm. Encua
dernado en piel dorada sobre tabla, con cantoneras y broches metálicos.
Epígrafe: Missa votiva de Sanctissimo Sacramento Corporis Christi, ff. 77-83.
El incipit del introitus del Corpus Christi es el salmo 80 (81) Cibavit eos ex adipe
frumenti.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra entre In Festis
B. V.M. In D ominicis Adventu. et Quadragesimae y la M isae votivae de
B. V.M.
Nota: volumen unitario, con notación cuadrada, mensural y canto llano, con
escritura romana humanística e itálica del final del siglo XVIll. En la
portada se lee "Se hiw siendo chantre/ de esta santa iglesia el S. D. D.
Manuel/ de Sandoval; dirigido por el B./ D. Vicente G ómez, sochan
tre:/ en este año de 1794 a 12/ de noviembre./ Scripsit:9 Augustinus
9 La palabra scripsit (del latín scribere =escribir) es la acción ejercida por el calígrafo o escribano de la obra. El verbo "escribió" no alude al escritor como autor in telectual de la obra, sino a aquel que copió el texto.
191
ARTURO LuNA RosAs Y SILVIA SALGADO RuELAS
Diez de la/ Barrera". Lo anterior significa que en el tiempo del deán
Sandoval, el sochantre Gómez supervisó la copia que escribió Agustín
Diez de la Barrera, es decir que la obra es de origen novohispano y se
confeccionó en la Catedral o en su entorno. No se tienen noticias del
iluminador.
Iconografía: en el f. 77 se inscribió e iluminó con oro y plata de baja estofa,
temple y tintas, la letra capital C de Cibavit, en la que se representó la
Eucaristía (cáliz y hostia apuntalada por dos muletillas). La inicial está
decorada con flores, pero su cuerpo no es propiamente fitomorfo, aun
que conserva ciertos motivos vegetales. Este libro está vinculado
estilísticamente con el M26, que el Cabildo Catedralicio encargó al
mismo copista, quien lo fechó en 1793. Ambos volúmenes son obras de
menor calidad y cuidado artístico, en comparación con el libro antes
descrito; sin embargo, los graduales copiados por Agustín Diez de la
Barrera son muestras representativas de las iluminaciones que se ha
cían al final del siglo XVIII en el entorno catedralicio.
Oficios
Los ocho libros con el oficio del Corpus Christi que conserva la Catedral de
México son los que a continuación se presentan:
LmRo III. SIGNATURA: 019 . CoLOCACióN: 17C.
Tipo de libro: Antiphonale.
Lugar y fecha: [sine locus, siglo xvn]
Descripción física: 74 ff. en pergamino: il. col.; 790 x 510 x 110 mm. Encuader
nado en piel dorada sobre tabla, con cantoneras y broches metálicos.
Epígrafe: Infesto Corporis Christi, ff. 45-68.
El incipit del Corpus Christi es la antífona Sacerdos in aeternum Christum
Dominus.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra después de In
festo S. Trinitatis. El himno Pange lingua gloriosi se ubica en el f. 55 .
192
CANTORALES DE LA CATEDRAL DE MÉxico coN LA FESTIVIDAD DEL CoRPus CHRISTI
Nota: volumen unitario, con notación cuadrada y escritura gótica rotunda en
pergamino. No hay firma de copista ni de iluminador y no guarda se
mejanzas estilísticas con los otros libros de la colección.
Iconografía: la letra capital S está historiada con una escena sui generis (fig. 2) .
El campo visual está dividido en dos secciones. En lo alto se observa
una gran custodia de tres cuerpos: en la parte superior aparece el Niño
Jesús como el Salvador; abajo de él está la cruz, luego una custodia y
finalmente un hostiario. Dos ángeles presentan la pieza que se asienta
sobre la escena enmarcada de dos hombres que portan al hombro un
madero del que cuelga un gran racimo de uvas. En el ojo inferior de la
letra S se iluminó una singular miniatura con la Última Cena, en la que
el pan y el vino se acompañan de dos raíces largas, parecidas al rába
no, 10 y colocadas frente a Judas -quien sufrió una borradura o censura
en la cara- y un conejillo de Indias, motivo iconográfico presente en la
escuela pictórica virreina! de Cuzco, 11 aunque ese movimiento plástico
surgió en el siglo xvm, una centuria posterior a la fecha que se ha atribui
do a este volumen. Bajo la mesa de la cena, un perrito blanco -símbolo de
la fidelidad- da la espalda a Judas. El apóstol Juan se iluminó como un
niño sentado que duerme en las piernas de Jesús.
La decoración de la inicial es de hojas de acanto verdes y rosas, con
partes del cuerpo de la letra en forma de molduras; sus astas terminan en más
caras antropofitomorfas, de las que brotan flores y frutos. Sobre la letra capital
se colocaron dos angelitos acompañados por sendas aves que recogen los
cortinajes por encima de la custodia, mientras que en la parte baja se pintaron
tres mariposas, un chapulín, una lagartija y un caracol. Su colocación puede
estar asociada con el mundo terrenal al que pertenecen. Ésta es una de las
iluminaciones más originales de la colección catedralicia. En contraste con la
10 11
El rábano se asocia al sabor del vino repuntado, que se torna vinagre. En la Catedral de Cuzco y en el Museo Nacional del Virreinato, en Tepotzotlán, M éxico, se conservan dos pinturas de gr~n formato con el mismo elemento iconográfico del conejillo de Indias, en la Ultima Cena.
193
ARTURO LuNA R osAs Y S ILVIA SALGADO R uELAS
Figura 2.
abundancia figurativa y simbólica de la letra capital anterior, la decoración de la
inicial P del himno Pange lingua es geométrica, taraceada y afiligranada, diseño
que refleja la influencia mudéjar en la caligrafía artística del siglo XVJI.
LrsRo IV. SIGNATURA: 022. C oLocAcióN: 12C.
Tipo de libro: Antiphonale.
Copista: Gastón y Balbuena, José Andrés.
Lugar y fecha: M éxico, 1761.
Descripción física: 95 ff. en pergamino: il. col.; 875 x 613 x 160 mm. Encuader
nado en piel sobre tabla, dos relieves metálicos con la A sunción y los
símbolos papales, cantoneras con las figuras de serafines, y broches
metálicos.
Epígrafe: In ftsto Corporis Christi, ad M atutinum, ff. 2- 95v (pp. 1-188).
El incipit del Corpus Christi es Christum R egem adoremus.
Ubicación: L os folios dedicados al Corpus Christi ocupa todo el volumen.
194
C ANTORALES DE LA CATEDRAL DE M Éxi co coN LA FESTIVIDAD DEL CoRPus C HRISTI
Nota: volumen unitario, con notación cuadrada y mensural, escritura romana
humanística. Se trata de un Oficio del Propio del tiempo dedicado com
pletamente al Corpus Christi. En la portada se indica el título del volu
men, su pertenencia a la catedral metropolitana y el nombre del copista
del libro, además de la fecha en que se hizo en México: 1761.
Iconografía: el Liber Marianus -con la signatura 039- y éste son dos de los
volúmenes más suntuosos de la colección, que se comienzan a identifi
car como los "dorados" por la calidad de sus iluminaciones y la aplica
ción técnica del oro en su fábrica. En el Museo Nacional del Virreinato,
en Tepotzotlán, y en el Museo del Fuerte de San Diego, en Acapulco,
se conservan más volúmenes del mismo estilo.12
En el f. 1v, y a página entera, se plasmó la Última Cena a la grisalla, es
decir, en tonos grises (fig. 3). La escena incluye 14 personajes: Jesús consagran
do el vino, con los ojos puestos en el Calvario y la Crucifixión, que aparecen al
fondo, más los doce apóstoles que lo acompañan, en actitud de sobrecogimiento.
Sólo el escanciador, que aparece en el primer plano, dirige su atención a la gran
ánfora de vino. D ebajo de la grisalla se lee: H ic est enim sanguis meus novi
testamenti. M ath. 26. Una planta de vid enmarca la escena.
En el f. 2, la inicial principal C iluminada ostenta una custodia dorada y
una hostia con la representación de la Crucifixión. La decoración de la letra es
de telas con un pedestal, trigo, vid y rosas. La inicial está habitada por querubines
y la enmarca una orla fitomorfa con un gallo, un pájaro y dos mariposas.
El salmo Venite exultemus domino, del f. 3v, 13 comienza con la inicial V,
habitada por Adán y Eva, tema del Viejo Testamento, poco común en el reper
torio iconográfico novohispano, pero que, en este caso, legitima el sacrificio del
cuerpo de Cristo para alcanzar la salvación eterna, debido a que la representa
ción alude al árbol del conocimiento como el lugar de la serpiente y del pecado,
12 Información obtenida del documento de trabajo inédito elaborado por Nelson Hl.lrtado: "Inventario de libros de coro de Tepotzotlán,2007", y en comunicación personal de M ónika Pérez, restauradora y conservadora del JNAH. Ambos son catalogadores de los libros de coro de la catedral de México.
13 La paginación original del salmo, en el libro de coro, es p. 4.
195
ARTURO LUNA RosAs Y SILVIA SALGADO R unAS
Figura 3.
pero también como el madero con el que se construyó la cruz, instrumento de
la Crucifixión, el Sacrificio y la Salvación.
Al final del volumen, en el f. 95v, se iluminó una sorprendente miniatu
ra que reúne a la Santísima Trinidad con el Corpus Christi en gloria. Cabe
observar que los motivos iconográficos que decoran la orla son herramientas de
carpintero, atributo de San José pero también de Jesús y su cruz (fig. 4).
Por su calidad artística y valor objetivo, este libro es un claro testimonio
de la gran importancia que revestía la festividad del Corpus Christi, para la Ca
tedral de M éxico a mediados del siglo XVIII.
LIBRO V. SIGNATURA: 033. C oLOCACióN : 13C.
Tipo de libro: A ntiphonale.
Copista: Rodríguez de Guzmán, Simón.
196
C ANTORALES DE LA CATEDRAL DE M Éxico CON LA FESTIVIDAD DEL C oRPus CHRISTI
Figura 4.
Lugar y fecha: [México], 1713.
D escripción física: 79 ff. en pergamino; 874 x 600 x 110 mm. Encuadernado
en piel gofrada sobre tabla, broches metálicos y de piel.
Epígrafe: In commune confessoris pontificis, pro commemoratione Corporis Christi,
ff. 56-57v - In commune confessoris non pontificis, pro commemoratione
Corporis Christi, ff. 78v-79v.
El incipit del Corpus Christi es la antífona Ego sum panis.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra después de I n
communi confessorium pontificum.
Nota: volumen unitario con notación cuadrada que corresponde al Común de
santos. Aquí sólo se tienen los ff. 56 -57v y 78v -79v, dedicados a la
conmemoración del Corpus. Al final de la obra, el copista anotó lo si
guiente: "Guzmán me escribió año de 1713". Como en otros libros
copiados por Simón Rodríguez de Guzmán, no hay iluminaciones, sino
una escritura híbrida, entre gótica rotunda y humanística en pergami-
197
ARTURO LUNA RosAs Y SILVIA SALGADO RunAS
no, con iniciales lombardas que aportan información muy valiosa sobre
la actividad de un escriba novohispano del primer cuarto del siglo XVIII
que aún copiaba libros litúrgicos con letra gótica rotunda de buena ca
lidad. En la Catedral de México se identificaron cuatro libros copiados
por él, entre los que se encuentra el libro de canto polifónico con la
signatura PHI. Lo mismo sucede en el Museo Nacional del Virreinato,
en Tepotzotlán.
LIBRO VI. SIGNATURA: 037. CoLOCACióN: 7B.
Tipo de libro: Antiphonale.
Lugar y fecha: [México, siglo XVIII] Descripción física. 116 ff. de pergamino; 864 x 600 x 100 mm. Encuadernado
en piel sobre tabla, con restos de broches metálicos.
Epígrafe: Pro Commemorationem Corporis Christi, ff. 115-116v.
El incipit del Corpus Christi es la antífona Ego sum panis vivus.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra después de In
nativitate sane!. Ioannis Baptistae.
Nota: volumen unitario, con notación cuadrada y mensura!, del Común de los
santos y con la antífona de la conmemoración del Corpus, que ocupa los
dos últimos folios. Sin portada ni iluminaciones, con un tipo de escritu
ra híbrida, entre gótica y humanística, que guarda mucha semejanza
con el 033.
Iconografía: solamente la letra capital R de R egem, en el f. 1, está decorada por
hojas de acanto, en blanco y rojo. Al final del volumen, en el f. 116v,
aparece uno de los signos de Jesús el Salvador, que consiste en una
esfera -el Mundo- con una cruz encima, y en los costados se escribie
ron las letras C S, que aluden a Cristo Salvador, en tinta negra.
LmRo VII. SIGNATURA: 041. CoLocAcióN: 13B.
Tipo de libro: Antiphonale.
Copista: Rodríguez de Guzmán, Simón.
198
CANTORALES DE LA CATEDRAL DE M Éxico coN LA FESTIVIDAD DEL CoRPus C HRI STI
Lugar y fecha: [México], 1712.
Descripción física: 121 ff. en pergamino; 880 x 615 x 113 mm. Encuadernado
en piel gofrada sobre tabla, con broches metálicos.
Epígrafe: Infesto Corporis Christi, ad Matutinum, ff. 1 v-48v- Infesto Corporis
Christi, ad Laudes, ff. 48v-51.
El incipit del Corpus Christi es el invitatorium Christum Regem adoremus.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra antes de In do
minica infra octavam Corporis Christi.
Nota: volumen misceláneo con notación cuadrada y mensura!, escritura gótica
rotunda en pergamino. En el f. 2 se inscribió el nombre del "B[achille]r
Sumaya", en cursiva. Al igual que el libro 033, este volumen fue escrito
por el copista Simón Rodríguez de Guzmán, en 1712, según consta en
el colofón.
Iconografía: el f. 1 v ostenta la letra capital de Christum, con una gran miniatura
en fondo dorado, que representa la Eucaristía rodeada de querubines
sobre un fondo blanco en forma de nube. La decoración de la inicial es
fitomorfa, con hojas de acanto azules y rosas, así como flores. Está ha
bitada por un grotesco de torso femenino con extremidades inferiores
entorchadas. Una máscara y un angelito con falda de acanto forman el
asta inferior de la letra. Toda la iluminación está enmarcada por una orla
de cintas y filigranas geométricas, a página entera, en rojo y negro.
LIBRO VIII. SIGNATURA: 042. CoLOCACióN: 8D.
Tipo de libro: Antiphonale, Himnarium.
Iluminador: Lagarto, Luis (atribuido).14
Lugar y fecha: [México, siglo XVI] Descripción física: 103 ff. en pergamino: il. col.; 850 x 560 x 115 mm. Encua
dernado en piel gofrada sobre tabla, con restos de broches.
Epígrafe: Infesto Corporis Christi, ad Vesperas, ff. 34-37v.
14 Guillermo Tovar de Teresa, en su libro Un -rescate de la fantasía: el arte de los Lagarto, M éxico, El Equilibrista/ M adrid, Turner, 1988, pp. 71- 79, atribuye a Luis Lagarto la iluminación de este volumen.
199
ARTURO LUNA RosAs Y SILVIA SALGADO R unAS
El incipit del Corpus Christi, Cantatur sequens, es el himno Pange lingua gloriosi.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra entre Infesto
Sanctissimae Trinitatis e I nfesto S. Martinae virginis et martyris.
Nota: volumen misceláneo, con notación cuadrada y mensura!, escritura gótica
rotunda. Su estado de conservación es malo, pero se aprecia maestría en
su confección.
Iconografía: la inicial principal P, del Pange, del f. 34, se iluminó sobre un fondo
de oro laminado y contiene la representación de la Eucaristía inserta en
una mandorla colgante (fig. 5). Al lado de la inicial se conservó la nota
del taller que en letra procesal encadenada reza: "Esta p se pondrá un
tabernáculo/ la custodia con figura de la ostia [sic]". Artísticamente es
una de las iluminaciones más finas de la colección catedralicia, con la
fiesta del Corpus Christi.
La decoración es de hojas de acanto, en color rosa, que envuelven a la
inicial. Un grotesco femenino y una máscara antropofitomorfa abrazan el cuerpo
de la letra. Aves, flores y frutos multicolores ocupan los espacios intermedios.
LIBRO IX. SIGNATURA : 043 . C oLOCACJóN: 20E.
Tipo de libro: Himnarium.
Lugar y fecha: [México], 1811. Descripción física: 91 ff. en pergamino: il. col.; 691 x 470 x 72 mm. Encuader
nado en piel sobre tabla, placas con los estigmas, cantoneras y broches
metálicos.
Epígrafe: Infesto Corporis Christi, ad Vesperas, f. 23 ( 43) -Infesto Corporis Christi,
ad Matutinum, f. 24 ( 45)- I nfesto Corporis Christi, ad Laudes, f. 25 ( 47) El incipit del Corpus Christi ad vesperas es el himno Pange !in gua gloriosi.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra entre Infesto SS.
Trinitatis e Infesto SS. Cordis ]esu.
Nota: volumen misceláneo, sin notación musical, con himnos de los Oficios
del tiempo, del Propio y del Común de santos. La fiesta del Corpus
200
C ANTORALES DE LA CATEDRAL DE M Éxico CON LA FESTIVIDAD DEL C oRPus CHRISTI
Figura 5.
Christi se inscribe en los folios 23-26, con escritura humanística en
pergamino. La inicial principal P está enmarcada y decorada con moti
vos vegetales. No hay elementos iconográficos.
LIBRO X. SIGNATURA: 048. CoLOCACióN: PENDIENTE.
Tipo de libro. Himnarium.
Lugar y fecha: [sine locus, siglo XVIII]
D escripción física: pp. 339-446, 1-44 [impreso en papel, sin portada e incom
pleto, la paginación avanzada indica que hay un volumen anterior]; 520 x 350 x 65 mm. Encuadernado en piel sobre tabla, con cantoneras y
herrajes.
El incipit del Corpus Christi ad vesperas inicia con el himno Pange !in gua gloriosi.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra entre las fiestas
de la Santísima Trinidad y la cátedra de San Pedro. En las pp. 362-365 se ubican los himnos de vísperas, nocturno y laudes del Corpus Christi.
201
ARTURO LUNA RosAs Y SILVIA SALGADO RunAS
Nota: volumen unitario, impreso en papel industrial, sin portada ni colofón e
incompleto. Himnario franciscano, con tipografía romana humanística,
en tinta roja y negra, sin ilustraciones ni decoraciones.
Varia
El tercer rubro de libros de canto llano es el de Varia, y corresponde a la clasifi
cación de miscelánea.
LIBRO XL SIGNATURA: V08. CoLOCACióN: 8B.
Tipo de libro: Graduale et Antiphonale.
Lugar y fecha: [México, siglo xvm] 1818.
D escripción física: 72 ff. en pergamino: il. col.; 845 x 600 x 95 mm. Encuader
nado en piel sobre tabla, con cantoneras, herrajes y restos de broches
metálicos.
Epígrafe: Feria sexta post octavam SS. Corporis Christi. Officiu{m} Sacratissimi
Cordis ] esu. et ejus fit comm., ff. 10-11.
El incipit del oficio es la antífona Misericordia Domini a progenie.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra entre la Missa in
festo Beati Philippi a ] esu patroni principalis M exici in América Septen
trional y Miss a pro vitam da mortalitate, ve! tempore pestilentiae.
Nota: volumen facticio, con notación cuadrada y mensura!, escritura romana
humanística e itálica. En el f. 10 se inscribió en cursiva lo siguiente: "Se
hiso este Oficio por orden/ del S[e]ñor Doct[or] D. Cyro Villaur-/rutia,
comisionado de Chantre en/ esta S[an]ta Y gl[esi]a an[n]o. de 1818".
Iconografía: en el f. 10v se iluminó la letra capital M de Misericordia, con el
Sagrado Corazón de Jesús circundado por una corona de espinas, y el
Corpus Christi con la Crucifixión delineada en él. En torno a ambos
símbolos se colocaron ocho querubines y dos ángeles arrodillados, y
con racimos de uva sobre un fondo de nubes que sitúan la escena en el mundo celestial. Cabe señalar que la fiesta se dedica al Sagrado Cora
zón de Jesús, vinculada con la celebración del Corpus Christi. La deco-
202
C ANTORALES DE LA CATEDRAL DE M Éxico coN LA FESTIVIDAD DEL CoRPus CHRISTI
ración de la capital es una vid dorada que alude a la "preciosa sangre" de
Cristo. La inicial está enmarcada por una orla de rosas (fig. 6) .
LmRo XII. SIGNATURA: V13. CoLOCACióN: 21D.
Tipo de libro: Antiphonale, Graduale.
Lugar y fecha: [Granada], 1785.
Descripción física: 129 ff. de pergamino: il. col.; 665 x 427 x 90 mm. Encuader
nado en piel sobre tabla, con broches metálicos.
Epígrafe: I nfesto Corporis Christi, ad Vesperas, ff. 58v-62 (57v-61) - Infesto
Corporis Christi, ad Laudes, ff. 62v-63v (61v-62v) -Infesto Corporis
Christi, ad Missam, ff. 63v-68 (62v-67).
El incipit del Corpus Christi ad vesperas es Sacerdos in aeternum Christus Dominus.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra entre Infesto
Pentecostem e I n asumpt.e B. V.M. E l himno Pange linguagloriosi está en
el f. 60v.
Nota: volumen unitario, con notación cuadrada y mensural, escritura romana
humanística, tinta negra y roja. La colección catedralicia cuenta con
algunos volúmenes de origen conventual, como el que aquí se describe.
Iconografía: portada arquitectónica con la representación de la Virgen María
coronada, san Francisco de Asís con la cruz, y san Buenaventura leyen
do. Es probable que el libro se h aya escrito e iluminado en la hispana
provincia franciscana de San Gabriel, en Andalucía, debido a que en la
portada se registró que el mandante de la obra fue un fraile adscrito a
aquella circunscripción. No hay elementos iconográficos.
Los LIBROS DE CANTO POLIFÓNICO PARA LA FIESTA DEL CoRPus CHRISTI.
Los volúmenes catedralicios con canto polifónico presentan diferencias for
males frente a los libros de canto llano, fundamentalmente en su menor tama
ño, así como en el uso preferente de papel y la aplicación de una decoración
más sencilla. Es importante destacar que varía el número de iniciales principa
les y secundarias en cada libro y celebración, en función de la propia polifonía,
203
ARTURO LuNA R osAs Y S ILVlA S ALGADO R m:LAS
Figura 6.
por lo que en una obra puede repetirse la inicial principal hasta en cinco ocasio
nes, mientras que en otras puede haber una sola sin decoración o dimensión
mayor. También cabe hacer notar que en algunos márgenes del texto musical
se observan dibujos de manos y ojos que funcionan como indicadores, pues
apuntan la correcta secuencia musical (fig. 7).
Para la celebración del Corpus Christi se encontraron cinco libros con
una parte de su contenido dispuesto para dicha festividad; se trata de cuatro
manuscritos identificados con las signaturas PIV, PVII, PIX y PXII. Estas
obras son tan originales como el quinto libro, con la clasificación PXIII, que
corresponde a un singular impreso salmantino sin portada, pero con el colofón
de 1614, sacado a la luz por la viuda de Francisco de Cea Tesa. Según Marín, 15
este libro no aparece registrado en el Répertoire I nternational des Sources Musi
cales (RISM), y ha de señalarse que durante esa época en España solam ente
15
204
Javier Marín, "Cinco nuevos libros de polifonía en la catedr al metropolitana de México", en Historia Mexicana, vol. Lll, núm. 4, México, abril-junio de 2003, pp. 1073-1094,1086.
C ANTORALES DE LA CATEDRAL DE M Éxi co coN LA FESTIVIDAD DEL C oRPus CHRISTI
Figura 7.
había en las ciudades de Madrid, Sevilla, Zaragoza y Salamanca la posibilidad
tecnológica y artesanal de imprimir libros con los repertorios polifónicos.
En seguida se presenta la descripción codicológica o bibliográfica de
los libros catedralicios de canto polifónico, con la fiesta del Corpus Christi:
L mRo XIII. SIGNATURA: PIV. C oLOCACióN: 1 5C
Compositor: Sumaya, Manuel de, ca. 16 78-1755.
Lugar y fecha de copia: [México, siglo xvm] D escripción física: 126 ff. en papel; 537 x 417 x 58 mm. Encuadernado en piel
dorada sobre tabla, con broches metálicos y de piel.
Epígrafe: Infesto Corporis Christi. Ad matutinu{m} I nvitato{rium}, ff. 116v-118.
El incipit del invitatorio es Christum regem adoremus.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra entre In festo
Sanctissimi Iosephi e I nfesto patrocinij B. Iosephi conf.
Nota: volumen unitario, con escritura romana humanística e itálica trazadas
con plumilla en tinta negra. Las iniciales principales y secundarias
205
ARTURO LUNA RosAs Y SILVIA SALGADO R unAS
presentan una caligrafía sobria, en tinta roja y temple azul, sin decora
ción (fig. 8) .
LIBRO XIV. SIGNATURA: PVII. C oLOCACióN: 14A
Compositor: López Capillas, Francisco, 1614-1673.
Lugar y fecha de copia: [México, siglo XVII-antes de 1712]
Descripción física: 97 ff. en papel; 495 x 352 x 41 mm. Encuadernado en piel
dorada y gofrada sobre tabla.
Epígrafe: In solemnitate SS Corp. Xpi. Hymnus, ff. 45v-47.
El incipit del himno es Tantum ergo Sacramentum.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra entre el H imnus
de Beata Virgine Maria y Sanctissimi Eucharistiae Sacram.
Nota: volumen unitario, con escrituras gótica, romana humanística e itálica
trazadas a la plumilla en tinta negra. Las iniciales principales y secun
darias se delinearon siguiendo el modelo de cintas o lacería. No cuenta
con iconografía representativa de la festividad.
L rBRO XV. SIGNATURA: PIX. C oLocAcióN: 14B
Compositor: Victoria, Tomás Luis de.
Lugar y fecha de copia: [México, siglo XVIII]
Descripción física: 146 ff. en pergamino: il. col.; 614x 457 x 55 mm. Encuader-
nado en piel gofrada sobre tabla, con restos de broches metálicos.
Epígrafe: Infesto Corporis Christi, ff. 41v-46, 94v-96, 123v-126.
Los incipits son O sacrum convivium y Tantum ergo sacramentum.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra entre Infesto
Sanctissimae Trinitatis e Infesto Sancti Petri et Pauli, entre I nfesto
Pentecostes, secunda pars e In nativitate Sancti Ioannis Baptistae, así como
I n Epiphania Domini e Infesto Sancti Michaeli et Angelorum.
Nota: volumen con escritura romana humanística e itálica, en tinta roja y negra.
D ecoración: destaca el uso de filacterias de diferentes colores para resaltar el
título o el autor artístico (fig. 9). Las iniciales de los ff. 41vy 42, en tinta
206
C ANTORALES DE LA CATEDRAL DE M Éxrco coN LA FESTIVIDAD DEL CoRPus CHRISTI
Figura 8.
Figura 9.
207
ARTURO LUNA RosAs Y SILVIA SALGADO R unAS
y temple, están decoradas con cintas; sólo la inicial O- de O sacrum
del tenor primero, tiene forma vegetal y está habitada por un pájaro
posado sobre un conjunto de flores. El segundo grupo de iniciales prin
cipales de cintas se ubica en los ff. 94v-96, y su decoración se enriquece
con indicadores de continuidad musical, en forma de ojos y manos.
Finalmente, el tercer grupo, de iniciales de cintas, en tinta roja y negra,
se localiza en los ff. 123v - 126.
LIBRO XVI. S JGNATURA: PXII. C oLOCACióN : 14D.
Compositor: Vivanco, Sebastián de.
Lugar y fecha de la copia: [México], 1781.
Descripción física: 99 ff. en pergamino: il. col.; 585 x 424 x 70 mm. Encuader
nado en piel dorada sobre tabla, con cantoneras y restos de broches
metálicos.
Epígrafe: In Jesto Corporis Christi, ff. 72v-7 5.
El incipit es O sacrum convivium.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra entre Communi
Angelorum e In commemoratione S. Paule.
Nota: volumen unitario, con escritura romana humanística e itálica en tinta
roja y negra. Para Marín, la rúbrica del primer folio "insinúa que este
libro ha sido 'compuesto' a partir de otros, por lo que parece que el anó
nimo copista tuvo a su disposición varios libros de polifonía, de los que
eligió el repertorio necesario en ese momento para la catedral y lo copió
en este volumen". 16 Es posible que la fuente documental de este libro
sea el PIX, reseñado arriba. Las iniciales principales son simples, en
tinta roja que se empleó también para los pentagramas.
LIBRO XVII. SI GNATURA : PXIII. CoLOCACióN: 14E
Compositor: Vivanco, Sebastián de.
En el colofón: Salmanticae [i.e. en Salamanca]: Apvd Vidvam Francisci de
Cea Tesa, 1614 (fig. 10).
16 Javier Marín, op. cit., p. 1084.
208
C ANTORALES DE LA CATEDRAL DE MÉxico CON LA FESTIVIDAD DEL C o RPus CHRISTJ
Figura 10.
Descripción física: 175 ff. (3-368 pp.) en papel: grabs. xil.; 553 x 396 x 72 mm.
Encuadernado en piel dorada y gofrada sobre tabla.
Epígrafe: Infesto Corporis Christi, ff. 50v-51, 122v-125.
Los incipits son O quam suavis est Domine y O sacrum convivium.
Ubicación: Los folios dedicados al Corpus Christi se encuentra entre In die
Letanie y Communi Angelorum, así como entre In Jesto Sanctissime
Trinitatis e In Jesto S. Ioannis Baptiste.
Nota: volumen unitario, impreso con tipos móviles romanos humanísticos y
grabados xilográficos, en tinta negra. Carece de portada y su paginación
comienza en la p. 3. Al igual que el PIX, tiene grupos separados de
folios con la fiesta del Corpus Christi.
Decoración: Los ff. 50v-51 presentan ornamentación vegetal variada, pero la
orla xilográfica alrededor de las iniciales es una constante. Además de
los motivos vegetales, la inicial O, del tenor, está habitada por un ave
209
ARTURO LUNA RosAs Y SILVIA SALGADO RunAS
acuática. Esos motivos se repiten en el segundo grupo ubicado en los ff.
122v-125, y sólo se agrega a la inicial O del tenor segundo la imagen
grabada de un hombre. Esto es indicativo del uso extendido y reiterado
de modelos gráficos para la impresión de las ilustraciones.
CoNCLUSióN
Los 17 cantorales referidos, con la festividad del Corpus Christi, constituyen
uno de los testimonios más representativos para acercarse a la colección
catedralicia de la ciudad de México, ya que en ellos encontramos libros de can
to llano y polifónico de los siglos XVI al XIX, manuscritos e impresos, en volúme
nes unitarios, misceláneos o facticios, hispanos o novohispanos, así como algu
nos de los principales elementos gráficos y plásticos identificados en la librería
coral metropolitana. En especial, el repertorio iconográfico y caligráfico rese
ñado abarca desde los más antiguos de la colección catedralicia que provienen
de la tradición visual sevillana y de los pinceles de los iluminadores andaluces
Diego de Zamora y Luis Lagarto, con escritura gótica rotunda; mientras que
los más abundantes son los elaborados durante el siglo XVIII, en el entorno de la
catedral metropolitana, por iluminadores anónimos, aunque llevan las firmas
de los copistas Simón Rodríguez de Guzmán, José Andrés Gastón y Balbuena,
y Agustín Diez de la Barrera, quienes aplicaron escrituras gótica, humanística e
itálica respectivamente. Los volúmenes más recientes, producidos en la prime
ra mitad del siglo XIX, corresponden a manuscritos que incluyen la portada con
los datos propios de la cultura impresa.
210
NoTAS CURRICULARES
NOTAS CuRRICULARES
MoNTSERRAT GALí BoADELLA
Historiadora del arte por las universidades de Barcelona y Croacia, y doctora en
historia del arte por la UNAM. Estudió música en Barcelona y Munich. Actualmente,
es investigadora del ICSyH de la Universidad Autónoma de Puebla y coordinadora de
su posgrado en Historia del Arte. Es miembro del SNI, nivel m, y forma parte del
proyecto Musicat, seminario de Puebla. Entre sus obras destacan Pedro García Ferrer,
un artista aragonés del siglo XVII en Nueva España (1992) e Historias del bello sexo: la
introducción al romanticismo en M éxico (2002). Ha colaborado en más de 30 libros
colectivos publicados en Europa y América y publicado otros tantos artículos en
revistas mexicanas e internacionales.
N ELLY SJGAUT
Estudió la licenciatura en Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras de la
Universidad de Buenos Aires, Argentina. Desde 1979 vive en México, en cuya Uni
versidad Nacional estudió la maestría y el doctorado en Historia del Arte. Ha sido
profesora en el Departamento de Arte de la Universidad Iberoamericana, en la Es
cuela Nacional de Restauración Manuel Castillo Negrete, en el Posgt·ado de Historia
del Arte de la UNAM y en la licenciatura en Historia de la misma universidad. Desde
1986 es profesora-investigadora en el CEH de El Colegio de Michoacán. Ha publi
cado artículos, capítulos de libros y libros sobre el arte del periodo colonial mexicano.
Actualmente prepara un libro sobre la fiesta de Corpus Christi en México.
IsRAEL ÁLVAREZ MocTEZUMA
Es licenciado en Historia por la FFyL de la UNAM, y se dedica principalmente a la
Historia Medieval y el Antiguo Régimen en Europa y en la Nueva España. Es pro
fesor- investigador adjunto (SNJ- CONACYT) en las cátedras de Cultura en la Edad
Media y Nueva España. Siglos XVI y XVII, ambas de la licenciatura en Historia de la
FFyL de la UNAM. Es coordinador del Seminario lnterdisciplinario de E studios
Medievales de esa misma Facultad.
213
N orAs C u RRICULARES
A NA LAURA VÁZQUEZ MARTÍNEZ
Nació en México, D . F., en 1983. Actualmente es asistente de investigación de las
doctoras Clara García Ayluardo y Érika G. Pani Bano en la División de Historia del
Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), pasante de la licenciatura
en Etnohistoria de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (2004-2007) y
tesista de la licenciatura en Sociología de la FCPyS de la UNAM (2002-2006), con la
investigación "Mayordomía: una forma de resistencia y organización social; el caso de
Asunción, Eda, Oaxaca", asesorada por la doctora María ElenaJarquín Sánchez.
ALFREDO N AVA S ÁNCHEZ
Es licenciado en Historia por la FFyL de la UNAM con la tesis "Luis Barreta, esclavo
mulato y el mejor cantor de las Indias" (mención honorífica), asesorada por el doctor
Antonio García de León. Realizó la maestría en Historia en la misma facultad y en el
Instituto de Investigaciones Históricas y optará por grado con la tesis "La fiesta de
Corpus Christi en la ciudad de México durante el siglo XVII", asesorado por Antonio
Rubial García. Actualmente cursa el doctorado en el Colegio de México.
A NA MARÍA MARTÍNEZ DE S ÁNCH EZ
Es doctora en Historia y profesora titular en la Universidad Nacional de Córdoba
(Argentina), investigadora del CONICET, directora del "Programa de Estudios In
dianos" (Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba), y
miembro de número del Instituto Internacional de Derecho Indiano, del Instituto
de Historia del Derecho (Buenos Aires), de la Junta de Historia Eclesiástica Argen
tina y de la Asociación Argentina de Americanistas.
Destacan, entre sus nueve libros publicados, Vida y "buena muerte" en Córdoba
durante fa segunda mitad del siglo XVlll (1996), Cofradías y obras pías en Córdoba del
Tucumán (2006) y Los jesuitas. Sus cofradías y congregaciones (2007).
MARÍA LETl CIA G ARDUÑO P t RE.Z
Realizó estudios acerca de la platería colonial religiosa y una tesis de maestría con el
título "Catálogo descriptivo de la colección de platería del Museo José Luis Bello y
214
NoTAs CuRRICULAREs
González". Actualmente es alumna del doctorado de Historia del Arte de la FFyL de la
UNAM y prepara la tesis "Un siglo de platería en la Catedral de Puebla (s. XVIII)".
K LAUS P IE.TSCHMANN
Nació en 1972 en Colonia. Realizó estudios de Musicología e Historia Medieval en
su ciudad natal, Florencia y M ünster. Realizó estudios de doctorado en el Colegio de
Graduados de la Universidad de Bonn ("El Renacimiento en Italia y su recepción
europea"), y de doctorado en musicología en la Universidad de Münster. Fue becario
del Instituto Histórico Alemán de Roma, Sección de Musicología, y del Festival de
Wagner de Bayreuth. H a sido colaborador del Proyecto de la Fundación Alemana
para la Investigación Científica "La ópera en Italia y en Alemania, 1770-1830", en
las Universidades de Bonn y Colonia, y asistente científico en el Instituto de Musi
cología de la Universidad de Zurich, Suiza. En 2006 fue profesor visitante del Insti
tuto de Musicología de la Universidad de Graz, Austria, y desde ese año es profesor
adjunto en el D epartamento de Musicología de la Universidad de Berna, Suiza.
DREW EDWARD DAVIES
Es profesor asistente de Musicología en la Universidad Northwestern y coordinador
regional para la ciudad de M éxico del Seminario Nacional de Música en la Nueva
España y el México Independiente.
Su tesis de doctorado de la Universidad de Chicago consideró la música italia
nizada en la época virreina! novohispana. Ha catalogado acervo musical de la Catedral
de Durango (México), publicado artículos sobre la música virreina! y dirigido concier
tos del mismo repertorio. Están en preparación su libro sobre la música y la devoción en
la Nueva España, y su edición de las obras completas de Santiago Billoni.
CrrLALI C AMPos OuvARES
Colabora en el proyecto Musicat desde sus inicios y ha trabajado en Actas de Cabil
do del siglo XIX con la maestra Lourdes Turrent. Cursó la carrera de Historia en la
FFyL de la UNAM y se tituló en ella con la tesis "L a práctica musical en el convento de
San José o Santa Teresa la Antigua de la Ciudad de México". Actualmente estudia la
215
N orAs CuRRICULARES
maestría en Historia en la misma Facultad y prepara la tesis "El Colegio de Belem",
centrada en la enseñanza musical impartida por esa institución.
JosÉ JAVJER FLoRES AcuARIO
Nació en Chilpancingo, Gro., en 1982. Realizó sus estudios de bachillerato en la
Escuela Nacional Preparatoria Miguel E. Schulz para luego incorporarse a la FFyL de
la UNAM, en donde cursa la licenciatura en Historia. Ha participado en las cátedras
extraordinarias "Maestros del Exilio Español" y "Juan Ruiz de Alarcón", es integrante
de la primera generación del programa universitario "México: N ación Multicultural"
y, desde 2004, miembro del Seminario Nacional de Música en la Nueva España y el
México Independiente y del proyecto Musical con sede en el Instituto de Investiga
ciones Estéticas. Sus investigaciones se centran en la historia de la Nueva España y
del antiguo régimen.
ARTURO L uNA R osAs
Es estudiante del quinto semestre de la licenciatura en Bibliotecología y Estudios de la
Información de la FFyL de la UNAM, técnico en Bibliotecología por el Colegio de
Ciencias y Humanidades, y consejero electoral distrital propietario en el distrito XXIJI
del Instituto Electoral del Distrito Federal para el periodo 2006-2012. Desde 2006
trabaja en el Proyecto de Catalogación de los Libros de Coro de la Catedral de México.
SrLVIA SALGADO RuELAS
Es doctora en Historia del Arte por la Universidad de Sevilla. Su tesis doctoral se
intitula "Libros de coro conservados por la Biblioteca Nacional de México: 'aportación
a la iluminación de manuscritos novohispanos de los siglos XVII y XVIII"'. Desde 1982
trabaja en el Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la UNAl\11. Actualmente
cataloga la caligrafía e iluminación de los libros de coro de la iglesia catedral de México.
En 2001, la UNAJ\11 publicó su tesis de maestría "Análisis semiótico de la for
ma arbórea en el Códice de Dresde". Ha sido profesora del Colegio de Bibliotecología,
de la Especialización en H istoria del Arte y del Diplomado del Libro Antiguo en la
misma universidad.
216
DIRECTORIO
Investigadores
Álvaro Vega
Ana Isabel Gaytán Rarnírez
Arturo Camacho Becerra
Bárbara Pérez Ruíz (Venezuela)
Celina Becerra
Cristóbal Durán Moneada
Drew Edward D avies (E stados Unidos)
Dora Luz Cabrera
Edén Mario Zárate Sánchez
Edward Charles Pepe
Enrique Martín
Glafira Magaña
Ismael Fernández de la Cuesta (España)
Jesús Ramos (Estados Unidos)
Jesús H errera
John Lazos (Canadá)
José Felipe Rojas Lara
José Juan Cervera Fernández
Josefina González Pérez
Juan M anuel Lara
Karen Benner (Canadá)
Lourdes Turrent Díaz
Lucero Enríquez Rubio
Margarita Covarrubias
María Eva Robles Galindo
Miguel Pavía
Montserrat Gali Boadella
Morelos Torres Aguilar
Nelson Hurtado Yánez (Venezuela)
Ornar Morales Abril (Guatemala)
Patricia Díaz Cayeros
Raquel Pineda
Ricardo Rodys
Salvador Valdez
Sebastián van Doesburg
Sergio Navarrete Pellicer
Silvia Salgado
Thalía Velasco
Alumnos
DIRECTORIO
Alfredo Nava Sánchez
Amilcar Enrique Cardenas Ordaz
Ángel Gutiérrez
Antonio Ruiz Caballero
Arturo Luna Rosas
Berenice !barra Rivas
Berenice Robles García
Citlali Campos Olivares
Cynthia Daniela Gutiérrez
Érika Salas Cassy
Galia Greta H ernández Rivero
l ngrid Sánchez Rodríguez
Ivoon Manzano Carmona
I srael Álvarez Moctezuma
José Javier Flores Aguario
José Luis Segura Maldonado
Laura Elena Sánchez Hernández
Laura Olivia l b arra Carmona
Mónica Aguilera Zertuche
M ónil<a Pérez Flores
Pablo Rodrigo Osset Enríquez
Ricardo Pérez Burad
Rosa Zavala Soto
Selene del Carmen GarcíaJiménez
Víctor Cisneros Castro
Servicio social
Andrea Elena Ríos
César HinojosaJaramillo
Gabriela Yazmín Fuentes Gómez
Jesús Alfaro Cruz
Jorge Landeros Mosqueda
Karene Palacios García
María Luisa Hernández Cruz
Mariana Eslava M eléndez
José Gabriel Dominguez Reyes
Rafael González Escamilla
219
III Coloquio Musicat:
Lo sagrado y lo profano en la festividad de Corpus Christi
se terminó de imprimir en noviembre de 2008 en los talleres de Documaster,
Av. Coyoacán 1450, Col. del Valle C . P. 03100, México, D. F.
La tipografía y diagramación estuvo a cargo de Carmen Gloria Gutiérrez.
Margarita Covarrubias y Lucero Enríquez cuidaron la edición.
El tiraje consta de 500 ejemplares.