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ARTÍCULOS I NVESTIGACIÓN DE HUMANIDADES

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ARTÍCULOS INVESTIGACIÓN

DE

HUMANIDADES

LA EMERGENTE SOCIEDAD NACIONAL PERUANA

JOSÉ MATOS MAR

Resumen

El artículo bosqueja y analiza el dinámico proceso de cambios iniciado en la década de 1940 al comenzar la migración de casi ocho millones de provincianos del Otro Perú olvidado y discriminado, pobre y en mucho rural, a las ciudades costeñas, especialmente la gran Lima, a fin de abatir su precariedad y pobreza milenaria, lograr bienestar y modernización, participación y ciudadanía, ocasionando, por su masiva presencia un desborde popular a escala nacional, demostrando con ello la incapacidad y crisis del Estado para resolver sus necesidades y problemas. Al rebasarlo y tener éxito en setenta años, 1940-2010, logró en la primera década del presente siglo contribuir fundamentalmente a forjar, por vez primera en el proceso peruano una auténtica sociedad nacional plural y andina integrada por 30 millones de ciudadanos peruanos. Un nuevo Perú emergente que plantea un reajuste y reforma total del Estado y de la nación.

Palabras clave:

Sociedad nacional, emergentes del Perú, modernización, ciudadanía.

Abstract

This article draws and analyses the dynamic process of changes in the early decade of 1940 right at the beginning of the migration of almost eight million people from the provinces representing that Other Peru, forgotten, discrimina-ted, poor and rather rural; to the cities of the coast, especially Lima, in order to overcome their precariousness and millenary poverty, achieve wellness and modernization, participation and citizenship. This, because of their massive presence, led to a popular breakthrough of national scale, showing in its way the State crisis and incapacity to resolve their problems and needs. Having overw-helmed it and succeed over the past seventy years, 1940 – 2010, in the first decade of the current century it got to fundamentally contribute to shape, for the first time in the peruvian process, an authentic national society , plural and andean, conformed by 30 million peruvian citizens. A new emerging Peru that brings up an adjustment and total reform of the State and the nation.

Key words:

National society, emerging Perú, modernization, citizenship.

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LA EMERGENTE SOCIEDAD NACIONAL PERUANA

JOSÉ MATOS MAR

Resumen

El artículo bosqueja y analiza el dinámico proceso de cambios iniciado en la década de 1940 al comenzar la migración de casi ocho millones de provincianos del Otro Perú olvidado y discriminado, pobre y en mucho rural, a las ciudades costeñas, especialmente la gran Lima, a fin de abatir su precariedad y pobreza milenaria, lograr bienestar y modernización, participación y ciudadanía, ocasionando, por su masiva presencia un desborde popular a escala nacional, demostrando con ello la incapacidad y crisis del Estado para resolver sus necesidades y problemas. Al rebasarlo y tener éxito en setenta años, 1940-2010, logró en la primera década del presente siglo contribuir fundamentalmente a forjar, por vez primera en el proceso peruano una auténtica sociedad nacional plural y andina integrada por 30 millones de ciudadanos peruanos. Un nuevo Perú emergente que plantea un reajuste y reforma total del Estado y de la nación.

Palabras clave:

Sociedad nacional, emergentes del Perú, modernización, ciudadanía.

Abstract

This article draws and analyses the dynamic process of changes in the early decade of 1940 right at the beginning of the migration of almost eight million people from the provinces representing that Other Peru, forgotten, discrimina-ted, poor and rather rural; to the cities of the coast, especially Lima, in order to overcome their precariousness and millenary poverty, achieve wellness and modernization, participation and citizenship. This, because of their massive presence, led to a popular breakthrough of national scale, showing in its way the State crisis and incapacity to resolve their problems and needs. Having overw-helmed it and succeed over the past seventy years, 1940 – 2010, in the first decade of the current century it got to fundamentally contribute to shape, for the first time in the peruvian process, an authentic national society , plural and andean, conformed by 30 million peruvian citizens. A new emerging Peru that brings up an adjustment and total reform of the State and the nation.

Key words:

National society, emerging Perú, modernization, citizenship.

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El drama histórico del Perú fue no lograr constituir una sociedad nacional. Hecho evidenciado cuando, tras pocos siglos de dominación, el Tawantinsuyu o Estado Inca empezó a ser traicionado por los grupos étnicos regionales desde el primer día de la llegada de Francisco Pizarro. Al régimen colonial no le interesó forjar una sociedad nacional porque, precisamente, la base de su poder fue la desintegración étnica de las poblaciones conquistadas. Durante la república, en cambio, ni el mercantilismo oligárquico ni el capitalismo dependiente, lograron construir un sistema social y político incluyente y, por el contrario, consagraron la fractura entre Estado y nación.

Esta contradicción estructural, lejos de constituir un panorama estático, engendró un indetenible juego de fuerzas sociales que he interpretado como desborde popular cuando, ante la incapacidad del Estado para resolver las demandas sociales, económicas y políticas de la población a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, masas de emigrantes del Otro Perú, olvidado y discriminado, acabaron rebasándolo y acorralándolo.

Este dinámico proceso de cambios, al iniciarse el siglo XXI se ha acelerado y acentuado. El propósito de este artículo es bosquejar y analizar este hecho, proponiendo que la otra cara del desborde del Estado, que ya se ha convertido en permanente, en estas dos últimas décadas, es la formación por vez primera en el proceso histórico peruano de una emergente sociedad nacional. Sociedad de rostro plural, multiétnico y multilingüe, predominantemente urbano, emprendedor, de costeños, serranos y amazónicos identificados como peruanos y que ha sido posible solamente por la presencia masiva del Perú discriminado y olvidado en el mundo urbano..

Fenómeno que ha sido perceptible a lo largo de las últimas siete décadas, etapa que defino como la Historia corta del Perú y que resulta fundamental para analizar el derrotero futuro de la nueva sociedad peruana.

Un proceso original

A partir de la década de 1940, especialmente después del fin de la Segunda Guerra Mundial, los países de América Latina y El Caribe, al igual que los otros en desarrollo, fueron afectados por el acelerado cambio que ocurría en el universo: el fin del predominante mundo rural y la expansión del mundo urbano como la mejor manera de vivir en el planeta Tierra, el acelerado cambio demográfico y el notable avance de la ciencia y la tecnología. Este proceso de urbanización dio origen a una activada modernización en todas las sociedades nacionales en consonancia con sus características geográficas, evolución histórica y crecimiento poblacional.

Hasta ese momento el Perú era un país escindido entre la longitudinal y pequeña zona costeña y las macro regiones serrana y amazónica. La costa desde 1535 era la zona moderna y desarrollada, el Perú Oficial. Las otras dos regiones eran el Otro Perú. Dos conjuntos contrastados desde el siglo XVI por la gran diferencia física, social, cultural, económica y política existente entre ambos. Debido fundamentalmente a la conquista y colonización española, el único cambio estructural ocurrido en el proceso peruano, fue el extraordinario centralismo limeño, el Perú era Lima y la costa urbana era el nuevo espacio lineal de poder que sustituyó al Cusco y su región serrana sede del milenario proceso de desarrollo indígena, alterando el ordenamiento territorial transversal del

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Perú Antiguo por un ordenamiento longitudinal, con lo cual el resto del espacio físico peruano se constituyó en la provincia discriminada y olvidada.

Debido a esta situación y a la severa crisis que afectaba a la provincia, sus pobladores decidieron espontáneamente en la década de 1940 migrar e integrar el mundo urbano moderno, convertirse en ciudadanos y ser peruanos como los otros integrados en el Perú Oficial. Es así cómo millones de pobladores, serranos preponderantemente, rurales y habitantes de comunidades indígenas, aldeas, pequeños pueblos y ciudades medias tradicionales, en consonancia con el proceso de urbanización mundial, pacíficamente y por decisión propia, optaron por esta alternativa volcándose a la gran Lima y las principales ciudades costeñas porque vivir en ellas era la gran solución para abatir su precariedad y pobreza milenaria, lograr la modernización y el bienestar, la participación y ciudadanía.

Esta masiva y creciente población migrante dio fin al predominio del mundo rural y alteró el rostro de las ciudades en las cuales el Perú Oficial representante del poder nacional, tradicional y criollo, mantenía la ilusión de ser depositario de la identidad y ser actor de una reducida sociedad elitista, tradicional y criolla, cuya capital, la gran ciudad limeña era sede de una república milenariamente centralista.

Migrar a las ciudades en la mayoría de los países latinoamericanos fue únicamente una meta y sólo para el Perú tuvo connotaciones mucho más trascendentes, porque no fue solamente un fenómeno de trasvase poblacional de la provincia serrana y amazónica a las ciudades de la región moderna de la costa sino un desborde del Otro Perú, un gran conglomerado pluricultural, provinciano, multiétnico, mayoritario y discriminado que como una revolución cultural trastocaba las pautas institucionales y organizativas de un Estado precario en crisis permanente. La provincia, el Otro Perú, al hacerse presente de esta manera en las ciudades alteró y cambió los patrones culturales y sociales que encauzaban a la reducida sociedad nacional transformándola y dando origen a cambios estructurales que, cuestionando la autoridad del Estado y el orden imperante derrumbó el rostro tradicional y criollo del mundo urbano del Perú Oficial.

Un cambio contemporáneo trascendental

La masa migrante de sectores populares y medios que provenía del Otro Perú, provinciano, indígena, comunitario, segregado y olvidado por la geografía y la historia, al abandonar su tradicional lugar de origen y optar por vivir en las principales ciudades costeñas, especialmente Lima sede del poder nacional, inició una transformación profunda y sustantiva de la precaria y limitada sociedad nacional, ocasionando el desmoronamiento del orden tradicional, la reivindicación regional, el despegue económico, la reconversión cultural y el comienzo, por vez primera, de una real sociedad nacional al iniciar la integración de un país contrastado y pluriétnico, dando inicio al proceso de surgimiento de una identidad común y a la participación ciudadana de casi el íntegro de sus pobladores, 30 millones de habitantes en la vida nacional, superando la histórica escisión entre sociedad, estado y nación y abatiendo la pobreza milenaria de millones de habitantes.

Esta singularidad y especificidad del proceso peruano tuvo su concreción en la barriada que creó el poblador migrante en su acomodo urbano. Esta comunidad popular urbana fue el reflejo de una Patria antigua y además símbolo de su gesta, como no lo fueron las

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El drama histórico del Perú fue no lograr constituir una sociedad nacional. Hecho evidenciado cuando, tras pocos siglos de dominación, el Tawantinsuyu o Estado Inca empezó a ser traicionado por los grupos étnicos regionales desde el primer día de la llegada de Francisco Pizarro. Al régimen colonial no le interesó forjar una sociedad nacional porque, precisamente, la base de su poder fue la desintegración étnica de las poblaciones conquistadas. Durante la república, en cambio, ni el mercantilismo oligárquico ni el capitalismo dependiente, lograron construir un sistema social y político incluyente y, por el contrario, consagraron la fractura entre Estado y nación.

Esta contradicción estructural, lejos de constituir un panorama estático, engendró un indetenible juego de fuerzas sociales que he interpretado como desborde popular cuando, ante la incapacidad del Estado para resolver las demandas sociales, económicas y políticas de la población a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, masas de emigrantes del Otro Perú, olvidado y discriminado, acabaron rebasándolo y acorralándolo.

Este dinámico proceso de cambios, al iniciarse el siglo XXI se ha acelerado y acentuado. El propósito de este artículo es bosquejar y analizar este hecho, proponiendo que la otra cara del desborde del Estado, que ya se ha convertido en permanente, en estas dos últimas décadas, es la formación por vez primera en el proceso histórico peruano de una emergente sociedad nacional. Sociedad de rostro plural, multiétnico y multilingüe, predominantemente urbano, emprendedor, de costeños, serranos y amazónicos identificados como peruanos y que ha sido posible solamente por la presencia masiva del Perú discriminado y olvidado en el mundo urbano..

Fenómeno que ha sido perceptible a lo largo de las últimas siete décadas, etapa que defino como la Historia corta del Perú y que resulta fundamental para analizar el derrotero futuro de la nueva sociedad peruana.

Un proceso original

A partir de la década de 1940, especialmente después del fin de la Segunda Guerra Mundial, los países de América Latina y El Caribe, al igual que los otros en desarrollo, fueron afectados por el acelerado cambio que ocurría en el universo: el fin del predominante mundo rural y la expansión del mundo urbano como la mejor manera de vivir en el planeta Tierra, el acelerado cambio demográfico y el notable avance de la ciencia y la tecnología. Este proceso de urbanización dio origen a una activada modernización en todas las sociedades nacionales en consonancia con sus características geográficas, evolución histórica y crecimiento poblacional.

Hasta ese momento el Perú era un país escindido entre la longitudinal y pequeña zona costeña y las macro regiones serrana y amazónica. La costa desde 1535 era la zona moderna y desarrollada, el Perú Oficial. Las otras dos regiones eran el Otro Perú. Dos conjuntos contrastados desde el siglo XVI por la gran diferencia física, social, cultural, económica y política existente entre ambos. Debido fundamentalmente a la conquista y colonización española, el único cambio estructural ocurrido en el proceso peruano, fue el extraordinario centralismo limeño, el Perú era Lima y la costa urbana era el nuevo espacio lineal de poder que sustituyó al Cusco y su región serrana sede del milenario proceso de desarrollo indígena, alterando el ordenamiento territorial transversal del

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Perú Antiguo por un ordenamiento longitudinal, con lo cual el resto del espacio físico peruano se constituyó en la provincia discriminada y olvidada.

Debido a esta situación y a la severa crisis que afectaba a la provincia, sus pobladores decidieron espontáneamente en la década de 1940 migrar e integrar el mundo urbano moderno, convertirse en ciudadanos y ser peruanos como los otros integrados en el Perú Oficial. Es así cómo millones de pobladores, serranos preponderantemente, rurales y habitantes de comunidades indígenas, aldeas, pequeños pueblos y ciudades medias tradicionales, en consonancia con el proceso de urbanización mundial, pacíficamente y por decisión propia, optaron por esta alternativa volcándose a la gran Lima y las principales ciudades costeñas porque vivir en ellas era la gran solución para abatir su precariedad y pobreza milenaria, lograr la modernización y el bienestar, la participación y ciudadanía.

Esta masiva y creciente población migrante dio fin al predominio del mundo rural y alteró el rostro de las ciudades en las cuales el Perú Oficial representante del poder nacional, tradicional y criollo, mantenía la ilusión de ser depositario de la identidad y ser actor de una reducida sociedad elitista, tradicional y criolla, cuya capital, la gran ciudad limeña era sede de una república milenariamente centralista.

Migrar a las ciudades en la mayoría de los países latinoamericanos fue únicamente una meta y sólo para el Perú tuvo connotaciones mucho más trascendentes, porque no fue solamente un fenómeno de trasvase poblacional de la provincia serrana y amazónica a las ciudades de la región moderna de la costa sino un desborde del Otro Perú, un gran conglomerado pluricultural, provinciano, multiétnico, mayoritario y discriminado que como una revolución cultural trastocaba las pautas institucionales y organizativas de un Estado precario en crisis permanente. La provincia, el Otro Perú, al hacerse presente de esta manera en las ciudades alteró y cambió los patrones culturales y sociales que encauzaban a la reducida sociedad nacional transformándola y dando origen a cambios estructurales que, cuestionando la autoridad del Estado y el orden imperante derrumbó el rostro tradicional y criollo del mundo urbano del Perú Oficial.

Un cambio contemporáneo trascendental

La masa migrante de sectores populares y medios que provenía del Otro Perú, provinciano, indígena, comunitario, segregado y olvidado por la geografía y la historia, al abandonar su tradicional lugar de origen y optar por vivir en las principales ciudades costeñas, especialmente Lima sede del poder nacional, inició una transformación profunda y sustantiva de la precaria y limitada sociedad nacional, ocasionando el desmoronamiento del orden tradicional, la reivindicación regional, el despegue económico, la reconversión cultural y el comienzo, por vez primera, de una real sociedad nacional al iniciar la integración de un país contrastado y pluriétnico, dando inicio al proceso de surgimiento de una identidad común y a la participación ciudadana de casi el íntegro de sus pobladores, 30 millones de habitantes en la vida nacional, superando la histórica escisión entre sociedad, estado y nación y abatiendo la pobreza milenaria de millones de habitantes.

Esta singularidad y especificidad del proceso peruano tuvo su concreción en la barriada que creó el poblador migrante en su acomodo urbano. Esta comunidad popular urbana fue el reflejo de una Patria antigua y además símbolo de su gesta, como no lo fueron las

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favelas en Río de Janeiro, las callampas en Santiago de Chile, las villas miseria en Buenos Aires, los ranchos en Caracas, etc., porque su destino y propósito fue muy diferente a lo sucedido con los emigrantes de los otros países latinoamericanos, donde si existían sociedades nacionales. Las masas migrantes peruanas contestatariamente dieron origen en nuestro país a una nueva comunidad urbana que en pocas décadas fue pluricultural, preponderante y estimulante, y, en mucho, en concordancia con sus comunidades de indígenas recreadas a lo urbano, originando un proceso de unificación nacional y de modernización de la vasta población que no participaba en el quehacer nacional. Toda una revolución cultural orientada a saldar una tremenda deuda histórica y crear una real y auténtica sociedad nacional peruana como no ocurrió el 28 de julio de 1821.

La migración de millones de pobladores de la provincia, rural y apenas urbana, a la moderna región costeña dio inicio también a otro proceso estructural fundamental: la urbanización acelerada originando un crecimiento inorgánico y caótico de la gran Lima y de otras ciudades, constituyéndolas en un nuevo escenario y estímulo para reconfigurar social y culturalmente el Perú moderno.

El crisol urbano

La nueva comunidad urbana, verdadero barrio popular, que a lo largo de su desenvolvimiento recibió diversas denominaciones, fue la respuesta adecuada y racional para lograr su inserción en el mundo urbano, convirtiéndose en el estilo preponderante de crecimiento y vida en las ciudades grandes y medianas del país. El surgimiento de cientos de barriadas, cada una con su propia historia, pertenencia e identidad microurbana, congregó en pocas décadas a vastos sectores populares y numerosos medios de las principales ciudades del país en nuevos distritos populares ganando con ello un estatus importante, porque incorporó su acomodo urbano al sistema oficial del gobierno nacional.

En la gran Lima en cada uno de estos nuevos distritos, antecediéndose y en muchos casos conjugándose con la proeza de las barriadas, hubo urbanizaciones privadas diversas, múltiples cooperativas, asociaciones de vivienda, entre otras, que incorporaron a miles de familias acomodadas, sectores medios limeños especialmente y también sectores provincianos acomodados, quienes no invadieron sino que compraron terrenos o lotes y viviendas a empresarios y negociantes, matizando y potenciando la composición social, cultural y económica de lo que serían en el futuro al lado de las barriadas. Así como también concentró a pobladores tradicionales y criollos limeños que requerían vivienda. Muchas de estas limitadas urbanizaciones fueron propiciadas por el Perú Oficial y sobre todo por los propietarios de haciendas y fundos que antecediéndose a cambios futuros hicieron gran negocio al urbanizar sus propiedades.

Entre 1940 y 1990, cinco décadas, al incrementarse y crecer en población estas barriadas, los nuevos barrios populares, dieron origen a nuevos distritos limeños, comenzando con San Martín de Porres en 1950, ampliando la ciudad tradicional al urbanizar espacios físicos jamás imaginados, iniciando con ello unidades de base, sociales y culturales conocidos como los conos, origen de un crecimiento urbano que derivó en la formación de tres nuevas Lima en las que se consolidó una integración de los dos Perú, lo cual fue fundamental para el proceso posterior de abatimiento de prejuicios y discriminaciones, de alteración o desmoronamiento del orden social, cultural y

económico existente y de la plena incorporación y preponderancia del conjunto migratorio a la gran urbe capital y sede del poder nacional.

Los distritos fueron favorecidos en corto tiempo al realizarse por primera vez en ellos elecciones democráticas en 1964 y en el 2002 al integrarse a la categoría de gobiernos locales, la tercera instancia de gobierno del nuevo Perú descentralizado.

Los emergentes sectores populares y medios radicados en estos nuevos distritos de las ciudades, como sucedió en la gran Lima, lograron, en este proceso, contar con la mayor población urbana del Perú, participar, casi en su totalidad, como ciudadanos plenos en la vida nacional, gozar de los beneficios de un bienestar creciente y convertirse, por su dinamismo económico emprendedor, en el conjunto social más importante del Perú.

Si la masiva migración y la ulterior urbanización dieron lugar a un verdadero desborde popular, a partir de la década de 1990 provocaron una etapa inédita en nuestro proceso histórico: la actual gesta del emergente Perú moderno. Primero la población migrante se modernizó, luego estimuló y propició el despertar, la modernización y presencia de toda la provincia de donde procedían y, después, contribuyó sustantivamente al surgimiento de una auténtica sociedad nacional. Al final ambos, los preponderantes sectores populares y medios de la gran Lima y los provincianos formaron un conjunto de más de 25 millones de peruanos modernos y participativos de los destinos del país. Todavía menos de dos millones de olvidados del Otro Perú están incorporándose paulatinamente y, solamente más de tres millones corresponden al Perú Oficial tradicional y criollo, limeño de preferencia. En total 30 millones de peruanos integran actualmente una real sociedad nacional. Un hecho histórico que sucede por vez primera desde el 28 de julio de 1821 al constituirse la república peruana, hace 190 años, debido fundamentalmente a la presencia del Otro Perú en la capital del país y sus principales ciudades de la costa. Igualándose recién con ello a lo que sucedió en la mayoría de las nuevas repúblicas latino americanas al descolonizarse e independizarse a principios del siglo XIX.

Es así como los migrantes, junto con otros estamentos populares y medios de la limitada sociedad peruana existente, alteraron estilos, valores, comportamientos al compás, como siempre sucedió en la historia de los países en desarrollo, de lo que sucedía en el mundo desarrollado. El Perú criollo y tradicional de 1940 fue alterado y cambiado en siete décadas por la presencia de cerca de ocho millones de migrantes que en ese lapso se hicieron presentes en el ámbito físico de las ciudades del Perú Oficial, especialmente en Lima, la sede del poder, estimulados, favorecidos y apoyados primero por el proceso de urbanización y después por el actual proceso de globalización.

Por ello, desde hace muy pocos años el Perú es otro, el estilo de vida ha cambiado radicalmente, revalorado, replanteado, recreado, reinterpretado, con nuevos estilos de vida, valores y comportamientos, demostrando que las categorías sociales tradicionales no funcionan frente a la nueva realidad globalizada y bullente. Hemos pasado de vivir en un espacio regional pequeño Lima y algunas ciudades de la costa y sierra, a vivir en una sociedad nacional de 30 millones que comprende a todos sus pobladores ciudadanos de sus dos Macro Regiones: Andina y Amazónica. Y, además hay más de tres millones de peruanos viviendo en el extranjero.

La globalización con la revolución de la informática y del comercio y el impresionante avance de la ciencia y la tecnología acompaña estos cambios, los tangibiliza de manera

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favelas en Río de Janeiro, las callampas en Santiago de Chile, las villas miseria en Buenos Aires, los ranchos en Caracas, etc., porque su destino y propósito fue muy diferente a lo sucedido con los emigrantes de los otros países latinoamericanos, donde si existían sociedades nacionales. Las masas migrantes peruanas contestatariamente dieron origen en nuestro país a una nueva comunidad urbana que en pocas décadas fue pluricultural, preponderante y estimulante, y, en mucho, en concordancia con sus comunidades de indígenas recreadas a lo urbano, originando un proceso de unificación nacional y de modernización de la vasta población que no participaba en el quehacer nacional. Toda una revolución cultural orientada a saldar una tremenda deuda histórica y crear una real y auténtica sociedad nacional peruana como no ocurrió el 28 de julio de 1821.

La migración de millones de pobladores de la provincia, rural y apenas urbana, a la moderna región costeña dio inicio también a otro proceso estructural fundamental: la urbanización acelerada originando un crecimiento inorgánico y caótico de la gran Lima y de otras ciudades, constituyéndolas en un nuevo escenario y estímulo para reconfigurar social y culturalmente el Perú moderno.

El crisol urbano

La nueva comunidad urbana, verdadero barrio popular, que a lo largo de su desenvolvimiento recibió diversas denominaciones, fue la respuesta adecuada y racional para lograr su inserción en el mundo urbano, convirtiéndose en el estilo preponderante de crecimiento y vida en las ciudades grandes y medianas del país. El surgimiento de cientos de barriadas, cada una con su propia historia, pertenencia e identidad microurbana, congregó en pocas décadas a vastos sectores populares y numerosos medios de las principales ciudades del país en nuevos distritos populares ganando con ello un estatus importante, porque incorporó su acomodo urbano al sistema oficial del gobierno nacional.

En la gran Lima en cada uno de estos nuevos distritos, antecediéndose y en muchos casos conjugándose con la proeza de las barriadas, hubo urbanizaciones privadas diversas, múltiples cooperativas, asociaciones de vivienda, entre otras, que incorporaron a miles de familias acomodadas, sectores medios limeños especialmente y también sectores provincianos acomodados, quienes no invadieron sino que compraron terrenos o lotes y viviendas a empresarios y negociantes, matizando y potenciando la composición social, cultural y económica de lo que serían en el futuro al lado de las barriadas. Así como también concentró a pobladores tradicionales y criollos limeños que requerían vivienda. Muchas de estas limitadas urbanizaciones fueron propiciadas por el Perú Oficial y sobre todo por los propietarios de haciendas y fundos que antecediéndose a cambios futuros hicieron gran negocio al urbanizar sus propiedades.

Entre 1940 y 1990, cinco décadas, al incrementarse y crecer en población estas barriadas, los nuevos barrios populares, dieron origen a nuevos distritos limeños, comenzando con San Martín de Porres en 1950, ampliando la ciudad tradicional al urbanizar espacios físicos jamás imaginados, iniciando con ello unidades de base, sociales y culturales conocidos como los conos, origen de un crecimiento urbano que derivó en la formación de tres nuevas Lima en las que se consolidó una integración de los dos Perú, lo cual fue fundamental para el proceso posterior de abatimiento de prejuicios y discriminaciones, de alteración o desmoronamiento del orden social, cultural y

económico existente y de la plena incorporación y preponderancia del conjunto migratorio a la gran urbe capital y sede del poder nacional.

Los distritos fueron favorecidos en corto tiempo al realizarse por primera vez en ellos elecciones democráticas en 1964 y en el 2002 al integrarse a la categoría de gobiernos locales, la tercera instancia de gobierno del nuevo Perú descentralizado.

Los emergentes sectores populares y medios radicados en estos nuevos distritos de las ciudades, como sucedió en la gran Lima, lograron, en este proceso, contar con la mayor población urbana del Perú, participar, casi en su totalidad, como ciudadanos plenos en la vida nacional, gozar de los beneficios de un bienestar creciente y convertirse, por su dinamismo económico emprendedor, en el conjunto social más importante del Perú.

Si la masiva migración y la ulterior urbanización dieron lugar a un verdadero desborde popular, a partir de la década de 1990 provocaron una etapa inédita en nuestro proceso histórico: la actual gesta del emergente Perú moderno. Primero la población migrante se modernizó, luego estimuló y propició el despertar, la modernización y presencia de toda la provincia de donde procedían y, después, contribuyó sustantivamente al surgimiento de una auténtica sociedad nacional. Al final ambos, los preponderantes sectores populares y medios de la gran Lima y los provincianos formaron un conjunto de más de 25 millones de peruanos modernos y participativos de los destinos del país. Todavía menos de dos millones de olvidados del Otro Perú están incorporándose paulatinamente y, solamente más de tres millones corresponden al Perú Oficial tradicional y criollo, limeño de preferencia. En total 30 millones de peruanos integran actualmente una real sociedad nacional. Un hecho histórico que sucede por vez primera desde el 28 de julio de 1821 al constituirse la república peruana, hace 190 años, debido fundamentalmente a la presencia del Otro Perú en la capital del país y sus principales ciudades de la costa. Igualándose recién con ello a lo que sucedió en la mayoría de las nuevas repúblicas latino americanas al descolonizarse e independizarse a principios del siglo XIX.

Es así como los migrantes, junto con otros estamentos populares y medios de la limitada sociedad peruana existente, alteraron estilos, valores, comportamientos al compás, como siempre sucedió en la historia de los países en desarrollo, de lo que sucedía en el mundo desarrollado. El Perú criollo y tradicional de 1940 fue alterado y cambiado en siete décadas por la presencia de cerca de ocho millones de migrantes que en ese lapso se hicieron presentes en el ámbito físico de las ciudades del Perú Oficial, especialmente en Lima, la sede del poder, estimulados, favorecidos y apoyados primero por el proceso de urbanización y después por el actual proceso de globalización.

Por ello, desde hace muy pocos años el Perú es otro, el estilo de vida ha cambiado radicalmente, revalorado, replanteado, recreado, reinterpretado, con nuevos estilos de vida, valores y comportamientos, demostrando que las categorías sociales tradicionales no funcionan frente a la nueva realidad globalizada y bullente. Hemos pasado de vivir en un espacio regional pequeño Lima y algunas ciudades de la costa y sierra, a vivir en una sociedad nacional de 30 millones que comprende a todos sus pobladores ciudadanos de sus dos Macro Regiones: Andina y Amazónica. Y, además hay más de tres millones de peruanos viviendo en el extranjero.

La globalización con la revolución de la informática y del comercio y el impresionante avance de la ciencia y la tecnología acompaña estos cambios, los tangibiliza de manera

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precisa, descubriendo hechos y sucesos desconocidos, convirtiendo al conocimiento en un vigoroso poder y lo que ofrece altera completamente la vida tradicional y obliga a replantear lo que creíamos saber. Enfrentándonos al reto de redescribir la verdadera historia del proceso peruano, conocer mejor su geografía, el espacio en toda su dimensión, su potencial de recursos y riquezas para utilizarlo, defenderlo y desarrollar valores espaciales. El estar en el trance de vivir en una pequeña nación a vivir en una gran sociedad nacional obliga también a una readecuación total de la organización social y cultural, económica y política con la realidad del nuevo Perú del siglo XXI. Ha surgido un nuevo Estado nacional que requiere una reforma sustantiva de concordancias y cambios estructurales para hacer posible la consolidación de la nueva sociedad nacional y aprovechar con soberanía y justicia social la coyuntura extraordinaria existente: el sostenido y sorprendente crecimiento económico desde la década de 1990, revalorar el largo periodo de más de tres décadas de gobiernos civiles aferrados a sostener y mantener el cuestionado Perú Oficial, el creciente turismo nacional y el despertar y la participación del Otro Perú discriminado desde 1532. Una coyuntura excepcional favorable para consolidar el nuevo Perú moderno del siglo XXI.

Importante también es constatar que al final de estas siete décadas el Otro Perú es el gran conjunto nacional que empuja el cambio. A su estilo, ritmo, propósito, juicio y plan de acción, afianza y potencia su inserción urbana, orientando actualmente su destino a conjugar propósitos y esfuerzos con el Perú Oficial y los otros sectores y estamentos de la sociedad nacional, demandando trabajo formal, educación acorde con la realidad nacional y mundial, servicios de salud para todos, agua potable y alcantarillado, titulación y, sobre todo, un buen gobierno con idea y plan de Perú, dispuesto a crear y ejecutar los cambios estructurales requeridos y necesarios, para lo cual se preparan afirmando y robusteciendo su economía contestataria y formal, capacitándose, educándose y recreando lo positivo de ese Otro Perú lejano de donde proceden, homogeneizándose, peruanizándose y modernizándose. Un conjunto de afanosos emprendedores lejos y cerca del Perú Oficial, con perspectivas propias, acordes con su situación y realidad, cauteloso y valiente, pero con idea de Perú. Esperando contribuir con nuevos líderes y profesionales a la construcción de una nueva política nacional, con ideología y partidos políticos verdaderamente representativos de un país plural, a fin de afirmar la democracia, el buen gobierno y la necesaria gobernabilidad para poner en orden el funcionamiento de las instituciones, organizaciones y poderes de un Estado en crisis.

Los caminos del desarrollo

Los emigrantes, el Otro Perú, no solo han transformado a Lima sino en una hazaña impresionante han iniciado la integración física, social y cultural de sus regiones, tendiendo las conexiones necesarias para que un gran capital humano de hombres y mujeres participen plenamente como ciudadanos en igualdad de derechos y obligaciones en la nueva sociedad nacional andina. Recreando en concordancia con los requerimientos de un mundo globalizado los caminos necesarios para el desarrollo. Demandando la construcción de modernas y tecnificadas vías de comunicación longitudinales y transversales en red con los grandes ríos de la Amazonía, carreteras y ferrocarriles con la mejor tecnología, aeropuertos grandes y medianos, puertos igualmente grandes, medianos y pequeños y un litoral moderno con alto nivel de confort, a fin de que el mar costeño y lejano y la amazonía no sólo sean uno de los lugares

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más importantes de turismo de la costa occidental de América del Sur sino también elemento de enlace con la Amazonía y el vecino país brasileño, uniendo las cuencas del pacífico con las del Océano Atlántico, futuro escenario prometedor de nuestras relaciones con Asia. Así como fuentes de abastecimiento de la extraordinaria riqueza ictiológica del mar peruano y de los productos de la Amazonía.

Plantearon la integración física como condición inicial fundamental para lograr el desarrollo y la existencia de una sociedad nacional, recordando lo que hizo Wari-Tiahuanaco al intentar crear un estado panandino en el siglo VI y después el Tahuantinsuyo en el siglo XII, el mayor intento de integración panandina que construyó más 4 500 kilómetros de caminos, el famoso capac ñan, muestra asombrosa de una tecnología propia de una civilización. En 1532 el estado Inca tenía una red de caminos de diversa magnitud que ascendía a más de 23 000 kilómetros.

Además, tras rebasar al Estado y dar fin a la estructura social y cultural tradicional y criolla del Perú Oficial y lograr ser ciudadanos peruanos, los migrantes potenciaron la participación democrática y el emprendimiento individual y colectivo como mecanismos de cohesión y emergencia, así como sus identidades regionales. Al final de la primera década del siglo XXI han contribuido a consolidar al emergente Perú moderno y finalmente lograron ser un país donde la totalidad de su población, costeños, seranos y amazónicos, están integrados en igualdad de condiciones en una sociedad nacional con más justicia social, derechos humanos, bienestar y soberanía que en el siglo XX.

Lo sobresaliente e importante es que para ello utilizaron solamente su presencia y pertenencia a una patria antigua, el poder de su cultura milenaria, y no la fuerza económica o bélica, integrando y potenciando sus identidades regionales multiétnicas. Pudieron lograr un cambio estructural y cultural exitoso a diferencia de otros que surgieron en el proceso peruano y que fracasaron.

El impacto en la sede del poder

La nueva conurbación litorizada de la gran Lima que se extiende desde la frontera con el valle de Chancay por el norte hasta el valle de Cañete por el sur, es una muestra de este acontecer económico y político en este corto período. Ahora hay cuatro Limas, la Lima tradicional y criolla, ahora Lima Centro, y las tres nuevas: Lima de los distritos de provincianos emigrantes. La nueva Área Metropolitana de Lima está integrada por dos provincias Lima y Callao que son las más pobladas del país y en ellas cuatro de sus 49 distritos tienen la mayor población de las ciudades del país: San Juan de Lurigancho, San Martín de Porres, Comas y Ate, surgidas en espacios vacíos y fruto de la evolución principalmente de las barriadas o sea del desborde popular iniciado en la década de 1940.

Diez grandes barriadas, de las más de tres mil existentes en la gran urbe fueron la base del surgimiento de 29 distritos de sectores populares y medios en tres lugares jamás imaginados en la capital del país denominados hoy Lima Norte, Lima Este y Lima Sur. Cinco en Lima Norte: San Martín de Porres, Comas, Independencia, Los Olivos y Ventanilla. Dos en Lima Este El Agustino y San Juan de Lurigancho (cuya población bordea el millón de habitantes) y tres en Lima Sur: San Juan de Miraflores, Villa María

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precisa, descubriendo hechos y sucesos desconocidos, convirtiendo al conocimiento en un vigoroso poder y lo que ofrece altera completamente la vida tradicional y obliga a replantear lo que creíamos saber. Enfrentándonos al reto de redescribir la verdadera historia del proceso peruano, conocer mejor su geografía, el espacio en toda su dimensión, su potencial de recursos y riquezas para utilizarlo, defenderlo y desarrollar valores espaciales. El estar en el trance de vivir en una pequeña nación a vivir en una gran sociedad nacional obliga también a una readecuación total de la organización social y cultural, económica y política con la realidad del nuevo Perú del siglo XXI. Ha surgido un nuevo Estado nacional que requiere una reforma sustantiva de concordancias y cambios estructurales para hacer posible la consolidación de la nueva sociedad nacional y aprovechar con soberanía y justicia social la coyuntura extraordinaria existente: el sostenido y sorprendente crecimiento económico desde la década de 1990, revalorar el largo periodo de más de tres décadas de gobiernos civiles aferrados a sostener y mantener el cuestionado Perú Oficial, el creciente turismo nacional y el despertar y la participación del Otro Perú discriminado desde 1532. Una coyuntura excepcional favorable para consolidar el nuevo Perú moderno del siglo XXI.

Importante también es constatar que al final de estas siete décadas el Otro Perú es el gran conjunto nacional que empuja el cambio. A su estilo, ritmo, propósito, juicio y plan de acción, afianza y potencia su inserción urbana, orientando actualmente su destino a conjugar propósitos y esfuerzos con el Perú Oficial y los otros sectores y estamentos de la sociedad nacional, demandando trabajo formal, educación acorde con la realidad nacional y mundial, servicios de salud para todos, agua potable y alcantarillado, titulación y, sobre todo, un buen gobierno con idea y plan de Perú, dispuesto a crear y ejecutar los cambios estructurales requeridos y necesarios, para lo cual se preparan afirmando y robusteciendo su economía contestataria y formal, capacitándose, educándose y recreando lo positivo de ese Otro Perú lejano de donde proceden, homogeneizándose, peruanizándose y modernizándose. Un conjunto de afanosos emprendedores lejos y cerca del Perú Oficial, con perspectivas propias, acordes con su situación y realidad, cauteloso y valiente, pero con idea de Perú. Esperando contribuir con nuevos líderes y profesionales a la construcción de una nueva política nacional, con ideología y partidos políticos verdaderamente representativos de un país plural, a fin de afirmar la democracia, el buen gobierno y la necesaria gobernabilidad para poner en orden el funcionamiento de las instituciones, organizaciones y poderes de un Estado en crisis.

Los caminos del desarrollo

Los emigrantes, el Otro Perú, no solo han transformado a Lima sino en una hazaña impresionante han iniciado la integración física, social y cultural de sus regiones, tendiendo las conexiones necesarias para que un gran capital humano de hombres y mujeres participen plenamente como ciudadanos en igualdad de derechos y obligaciones en la nueva sociedad nacional andina. Recreando en concordancia con los requerimientos de un mundo globalizado los caminos necesarios para el desarrollo. Demandando la construcción de modernas y tecnificadas vías de comunicación longitudinales y transversales en red con los grandes ríos de la Amazonía, carreteras y ferrocarriles con la mejor tecnología, aeropuertos grandes y medianos, puertos igualmente grandes, medianos y pequeños y un litoral moderno con alto nivel de confort, a fin de que el mar costeño y lejano y la amazonía no sólo sean uno de los lugares

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más importantes de turismo de la costa occidental de América del Sur sino también elemento de enlace con la Amazonía y el vecino país brasileño, uniendo las cuencas del pacífico con las del Océano Atlántico, futuro escenario prometedor de nuestras relaciones con Asia. Así como fuentes de abastecimiento de la extraordinaria riqueza ictiológica del mar peruano y de los productos de la Amazonía.

Plantearon la integración física como condición inicial fundamental para lograr el desarrollo y la existencia de una sociedad nacional, recordando lo que hizo Wari-Tiahuanaco al intentar crear un estado panandino en el siglo VI y después el Tahuantinsuyo en el siglo XII, el mayor intento de integración panandina que construyó más 4 500 kilómetros de caminos, el famoso capac ñan, muestra asombrosa de una tecnología propia de una civilización. En 1532 el estado Inca tenía una red de caminos de diversa magnitud que ascendía a más de 23 000 kilómetros.

Además, tras rebasar al Estado y dar fin a la estructura social y cultural tradicional y criolla del Perú Oficial y lograr ser ciudadanos peruanos, los migrantes potenciaron la participación democrática y el emprendimiento individual y colectivo como mecanismos de cohesión y emergencia, así como sus identidades regionales. Al final de la primera década del siglo XXI han contribuido a consolidar al emergente Perú moderno y finalmente lograron ser un país donde la totalidad de su población, costeños, seranos y amazónicos, están integrados en igualdad de condiciones en una sociedad nacional con más justicia social, derechos humanos, bienestar y soberanía que en el siglo XX.

Lo sobresaliente e importante es que para ello utilizaron solamente su presencia y pertenencia a una patria antigua, el poder de su cultura milenaria, y no la fuerza económica o bélica, integrando y potenciando sus identidades regionales multiétnicas. Pudieron lograr un cambio estructural y cultural exitoso a diferencia de otros que surgieron en el proceso peruano y que fracasaron.

El impacto en la sede del poder

La nueva conurbación litorizada de la gran Lima que se extiende desde la frontera con el valle de Chancay por el norte hasta el valle de Cañete por el sur, es una muestra de este acontecer económico y político en este corto período. Ahora hay cuatro Limas, la Lima tradicional y criolla, ahora Lima Centro, y las tres nuevas: Lima de los distritos de provincianos emigrantes. La nueva Área Metropolitana de Lima está integrada por dos provincias Lima y Callao que son las más pobladas del país y en ellas cuatro de sus 49 distritos tienen la mayor población de las ciudades del país: San Juan de Lurigancho, San Martín de Porres, Comas y Ate, surgidas en espacios vacíos y fruto de la evolución principalmente de las barriadas o sea del desborde popular iniciado en la década de 1940.

Diez grandes barriadas, de las más de tres mil existentes en la gran urbe fueron la base del surgimiento de 29 distritos de sectores populares y medios en tres lugares jamás imaginados en la capital del país denominados hoy Lima Norte, Lima Este y Lima Sur. Cinco en Lima Norte: San Martín de Porres, Comas, Independencia, Los Olivos y Ventanilla. Dos en Lima Este El Agustino y San Juan de Lurigancho (cuya población bordea el millón de habitantes) y tres en Lima Sur: San Juan de Miraflores, Villa María

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del Triunfo y Villa El Salvador. Tres nuevas Lima con más de seis millones y medio de habitantes del total de la población del Área Metropolitana de Lima que sobrepasa los diez millones de habitantes.

Más del 30% del total de la población peruana concentrada en la tercera gran urbe sudamericana después de Sao Paulo y Buenos Aires, reclamando por su situación y problemas descentralización y desconcentración. Como la capital del Perú requiere de cambios estructurales, las nuevas tres Lima, por ahora plantean su litorización, sobre todo Lima Sur hasta el valle de Cañete. Mientras Lima Norte se vincula cada vez más con la dinámica costa y región norte, los dos más dinámicos desarrollos económicos: la costa norte y Lima Norte, avizorando un floreciente y emergente Perú moderno.

El Perú emergente contrastado por la opulencia, pobreza y precariedad

Lamentablemente este nuevo Perú emergente, preponderante y moderno sigue aún contrastado: con una seria pobreza y una fuerte precariedad de siglos en gran mayoría de su población frente a un reducido conjunto de opulentos y ricos asociados al poder de las multinacionales de los países desarrollados. A pesar de la creciente economía contestataria y formal, millones de peruanos urbanos y rurales todavía siguen siendo pobres lo cual es mucho, problema grave porque no aumenta el empleo ni mejora la distribución de los ingresos reflejando el tradicional mal gobierno que sigue imperando y que los sectores populares y los nuevos medianos y prósperos empresarios nacionales no están en condiciones de abatirlo totalmente por obstáculos, carencias y debilidades propias de un país en desarrollo, dependiente. De manera que el crecimiento y la modernidad, que han cambiado el rostro de la gran Lima y de la provincia como totalidad, solamente benefician a un segmento reducido de su población. Segmento en el cual un pequeño conjunto de familias tradicionales y políticos representa al cuestionado Perú Oficial dominando la economía, las empresas, los bancos, los medios de comunicación, la política y el poder nacional.

El proceso en marcha sufre también las consecuencias de la débil y frágil carencia de políticas sociales y económicas de sus gobiernos, la persistencia de un avance desigual y lento en el proceso de modernización de las diferentes regiones del país y sus sectores sociales y culturales, aunado a una crisis institucional y administrativa permanente y al deterioro de la educación y el conocimiento. Por ello el proceso de modernización es lento, desigual y desarticulado. Los sectores populares y medios limeños son los que más han avanzado en este proceso de modernización y son los que han estimulado y favorecido el despertar de toda la provincia peruana, pero todavía a una escala de pequeño país y de pequeña y limitada economía. Lentamente se avizoran grandes empresarios modernos y el surgimiento de una fuerte elite nacionalista. Millones de pequeños y medianos empresarios, los emprendedores del boom en una amplia dimensión asombran día a día por su dinamismo y creatividad, y por haber logrado el crecimiento y la bonanza de los sectores medios en una escala inimaginable, pero en mucho precarios. Está generándose sobre todo una economía de consumo compleja, alambicada e intensa en la gran metrópoli, basta recorrer de día y de noche las tres nuevas Lima y los nuevos supermercados. Han desplegado su estímulo en una dimensión que cubre el contrastado espacio nacional hasta en recónditos lugares, fomentando y creando cadenas productivas competitivas, productivas e integradoras, de comercio y servicios que los enlaza con la provincia. Lima Norte es el gran ejemplo de lo

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que está sucediendo. Cada día su relación con la costa norte y la provincia norteña serrana y amazónica es creciente. Contribuyendo al dinamismo de lo más desarrollado del Perú en estos momentos: la costa norte y Lima Norte. Pero lejos del Perú Oficial que se aferra a mantener una regionalización departamentalizada.

En unos años más el conjunto de grandes empresarios emergentes del Otro Perú tendrán poder económico; hoy después de setenta años tienen casa propia en la sede del poder nacional y en las principales ciudades, millones son pequeños y medianos empresarios, millones de primera a quinta generación son peruanos educándose y afianzando su pertenencia peruana, conociendo su verdadera historia de malos gobernantes y dando a conocer la riqueza y potencialidad de sus recursos y lo que fue realmente el Perú indígena: una civilización a nivel mundial.

Fundaron Lima en 1535 en el centro del valle del Rímac y hoy al ser una sociedad nacional, han vuelto a sus orígenes, a lo que fue en el antiguo Perú indígena un desarrollo regional mediano de la costa central integrado por tres valles: Chillón, Rímac y Lurín. Una unidad donde existían dos grupos étnicos poderosos, el de Ishma y el de Collique o Colec. Este extendido en las márgenes del río Chillón y desde el mar hasta Quives. Sus ayllus o parcialidades fueron reducidos o concentrados por el virrey Toledo en 1580 en el pueblo de Carabaillo. El grupo étnico mayor era el de Ishma que abarcaba los valles de Rímac y Lurín. El valle del Rímac era el Anan Ishma donde estableció Francisco Pizarro la sede del virreinato ocupando la hermosa construcción indígena que era su sede y sus excelentes canales de riego que los abastecía de agua, sobresaliendo el canal de Sulco desde Ate hasta Chorrillos, la famosa huaca oráculo del Rímac ubicada en lo que es hoy el templo de Santa Ana en la plaza Italia y sus pobladores indígenas rurales dispersos reducidos en los pueblos de Lurigancho, Late o Ate, la Magdalena, Surco, conformando las nuevas comunidades de indígenas. El segundo era el grupo Ishma de Lurín donde estaba el famoso templo oráculo de Pachacámac, más importante que el del Rímac por ser muy antiguo y de culto panandino. Como el río Lurín era irregular y de menor caudal que los de Chillón y Rímac no tenía una gran riqueza de tierras de cultivo, por ello sus habitantes fueron reducidos en el pueblo de Pachacámac. Los importantes grupos étnicos de la parte serrana Huarochirí, Yauyo y Asto tuvieron su propio desarrollo étnico y se mantuvieron diferenciados y respetados de los costeños Collique e Ishma, tanto por los Incas en su expansión, como por los españoles durante la colonia y la república. Este es un ejemplo que interesa mencionar para conocer el derrotero de la expansión de la gran Lima y para que el lector tenga información precisa de nuestro proceso histórico que hoy es cada vez mejor conocido por el avance de las investigaciones de un pequeño conjunto sobresaliente de historiadores y antropólogos beneficiados por el proceso de globalización que está demostrando que la nueva Lima conurbana ha vuelto a sus raíces milenarias al surgir las tres nuevas Lima uniendo los tres milenarios valles tradicionales que siempre constituyeron un mediano desarrollo étnico de la costa central.

Volviendo al presente lo sucedido en nuestro proceso histórico explica la precariedad y pobreza de la nación peruana, el ritmo con que se desenvuelve el proceso de emergencia de millones de nuevos peruanos y los tremendos escollos que enfrenta para igualar desigualdades y carencias seculares. A pesar de ello el avance es veloz e inimaginable, es una lucha contra el tiempo y las circunstancias en un contexto nacional de participación exitosa, donde los peruanos trabajan incesantemente en sus regiones y microrregiones, y se educan y capacitan en un esfuerzo denodado para salir

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del Triunfo y Villa El Salvador. Tres nuevas Lima con más de seis millones y medio de habitantes del total de la población del Área Metropolitana de Lima que sobrepasa los diez millones de habitantes.

Más del 30% del total de la población peruana concentrada en la tercera gran urbe sudamericana después de Sao Paulo y Buenos Aires, reclamando por su situación y problemas descentralización y desconcentración. Como la capital del Perú requiere de cambios estructurales, las nuevas tres Lima, por ahora plantean su litorización, sobre todo Lima Sur hasta el valle de Cañete. Mientras Lima Norte se vincula cada vez más con la dinámica costa y región norte, los dos más dinámicos desarrollos económicos: la costa norte y Lima Norte, avizorando un floreciente y emergente Perú moderno.

El Perú emergente contrastado por la opulencia, pobreza y precariedad

Lamentablemente este nuevo Perú emergente, preponderante y moderno sigue aún contrastado: con una seria pobreza y una fuerte precariedad de siglos en gran mayoría de su población frente a un reducido conjunto de opulentos y ricos asociados al poder de las multinacionales de los países desarrollados. A pesar de la creciente economía contestataria y formal, millones de peruanos urbanos y rurales todavía siguen siendo pobres lo cual es mucho, problema grave porque no aumenta el empleo ni mejora la distribución de los ingresos reflejando el tradicional mal gobierno que sigue imperando y que los sectores populares y los nuevos medianos y prósperos empresarios nacionales no están en condiciones de abatirlo totalmente por obstáculos, carencias y debilidades propias de un país en desarrollo, dependiente. De manera que el crecimiento y la modernidad, que han cambiado el rostro de la gran Lima y de la provincia como totalidad, solamente benefician a un segmento reducido de su población. Segmento en el cual un pequeño conjunto de familias tradicionales y políticos representa al cuestionado Perú Oficial dominando la economía, las empresas, los bancos, los medios de comunicación, la política y el poder nacional.

El proceso en marcha sufre también las consecuencias de la débil y frágil carencia de políticas sociales y económicas de sus gobiernos, la persistencia de un avance desigual y lento en el proceso de modernización de las diferentes regiones del país y sus sectores sociales y culturales, aunado a una crisis institucional y administrativa permanente y al deterioro de la educación y el conocimiento. Por ello el proceso de modernización es lento, desigual y desarticulado. Los sectores populares y medios limeños son los que más han avanzado en este proceso de modernización y son los que han estimulado y favorecido el despertar de toda la provincia peruana, pero todavía a una escala de pequeño país y de pequeña y limitada economía. Lentamente se avizoran grandes empresarios modernos y el surgimiento de una fuerte elite nacionalista. Millones de pequeños y medianos empresarios, los emprendedores del boom en una amplia dimensión asombran día a día por su dinamismo y creatividad, y por haber logrado el crecimiento y la bonanza de los sectores medios en una escala inimaginable, pero en mucho precarios. Está generándose sobre todo una economía de consumo compleja, alambicada e intensa en la gran metrópoli, basta recorrer de día y de noche las tres nuevas Lima y los nuevos supermercados. Han desplegado su estímulo en una dimensión que cubre el contrastado espacio nacional hasta en recónditos lugares, fomentando y creando cadenas productivas competitivas, productivas e integradoras, de comercio y servicios que los enlaza con la provincia. Lima Norte es el gran ejemplo de lo

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que está sucediendo. Cada día su relación con la costa norte y la provincia norteña serrana y amazónica es creciente. Contribuyendo al dinamismo de lo más desarrollado del Perú en estos momentos: la costa norte y Lima Norte. Pero lejos del Perú Oficial que se aferra a mantener una regionalización departamentalizada.

En unos años más el conjunto de grandes empresarios emergentes del Otro Perú tendrán poder económico; hoy después de setenta años tienen casa propia en la sede del poder nacional y en las principales ciudades, millones son pequeños y medianos empresarios, millones de primera a quinta generación son peruanos educándose y afianzando su pertenencia peruana, conociendo su verdadera historia de malos gobernantes y dando a conocer la riqueza y potencialidad de sus recursos y lo que fue realmente el Perú indígena: una civilización a nivel mundial.

Fundaron Lima en 1535 en el centro del valle del Rímac y hoy al ser una sociedad nacional, han vuelto a sus orígenes, a lo que fue en el antiguo Perú indígena un desarrollo regional mediano de la costa central integrado por tres valles: Chillón, Rímac y Lurín. Una unidad donde existían dos grupos étnicos poderosos, el de Ishma y el de Collique o Colec. Este extendido en las márgenes del río Chillón y desde el mar hasta Quives. Sus ayllus o parcialidades fueron reducidos o concentrados por el virrey Toledo en 1580 en el pueblo de Carabaillo. El grupo étnico mayor era el de Ishma que abarcaba los valles de Rímac y Lurín. El valle del Rímac era el Anan Ishma donde estableció Francisco Pizarro la sede del virreinato ocupando la hermosa construcción indígena que era su sede y sus excelentes canales de riego que los abastecía de agua, sobresaliendo el canal de Sulco desde Ate hasta Chorrillos, la famosa huaca oráculo del Rímac ubicada en lo que es hoy el templo de Santa Ana en la plaza Italia y sus pobladores indígenas rurales dispersos reducidos en los pueblos de Lurigancho, Late o Ate, la Magdalena, Surco, conformando las nuevas comunidades de indígenas. El segundo era el grupo Ishma de Lurín donde estaba el famoso templo oráculo de Pachacámac, más importante que el del Rímac por ser muy antiguo y de culto panandino. Como el río Lurín era irregular y de menor caudal que los de Chillón y Rímac no tenía una gran riqueza de tierras de cultivo, por ello sus habitantes fueron reducidos en el pueblo de Pachacámac. Los importantes grupos étnicos de la parte serrana Huarochirí, Yauyo y Asto tuvieron su propio desarrollo étnico y se mantuvieron diferenciados y respetados de los costeños Collique e Ishma, tanto por los Incas en su expansión, como por los españoles durante la colonia y la república. Este es un ejemplo que interesa mencionar para conocer el derrotero de la expansión de la gran Lima y para que el lector tenga información precisa de nuestro proceso histórico que hoy es cada vez mejor conocido por el avance de las investigaciones de un pequeño conjunto sobresaliente de historiadores y antropólogos beneficiados por el proceso de globalización que está demostrando que la nueva Lima conurbana ha vuelto a sus raíces milenarias al surgir las tres nuevas Lima uniendo los tres milenarios valles tradicionales que siempre constituyeron un mediano desarrollo étnico de la costa central.

Volviendo al presente lo sucedido en nuestro proceso histórico explica la precariedad y pobreza de la nación peruana, el ritmo con que se desenvuelve el proceso de emergencia de millones de nuevos peruanos y los tremendos escollos que enfrenta para igualar desigualdades y carencias seculares. A pesar de ello el avance es veloz e inimaginable, es una lucha contra el tiempo y las circunstancias en un contexto nacional de participación exitosa, donde los peruanos trabajan incesantemente en sus regiones y microrregiones, y se educan y capacitan en un esfuerzo denodado para salir

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definitivamente de la precariedad y pobreza y llegar a ser miembros y actores modernos y dinámicos de una auténtica sociedad nacional.

La muestra de esta interpretación es que apenas consolidada su presencia como actores fundamentales del Perú, cada vez más numerosos sectores populares y medios comienzan a pensar en la política, mientras numerosos grupos de la segunda, tercera, cuarta y quinta generación incursionan a escala mundial en el deporte y en la participación de múltiples actividades como la gastronomía, el arte popular, el turismo y otras que ofrece el mundo globalizado.

La viabilidad de ser un estado nación

En este avance turbulento y lleno de sorpresas buenas y malas la posibilidad de que el nuevo ordenamiento territorial del país sea descentralizado, poniendo fin al tremendo centralismo limeño que discurre desde la colonia, se ha convertido actualmente en un prerrequisito de viabilidad a fin de ser un país con un nuevo Estado-Nación en corto lapso, demostrando concordancia con el nuevo sistema mundial de relaciones económicas y comerciales, con el despertar de las potencialidades y posibilidades de la provincia peruana, con el desarrollo integral y la integración nacional física y social de todos los peruanos. Lograr que la ciudadanía alcanzada funcione sin taxativa alguna, sin la cual no habrá plena participación, condiciones de gobernabilidad, afianzamiento de la precaria democracia y posibilidad de consolidar la real sociedad nacional emergente necesaria para afianzar la identidad nacional, abatir la pobreza y construir el nuevo Perú en proceso de desarrollo.

Desgraciadamente seguimos agobiados por una serie de problemas del pasado aún no resueltos y que han adquirido rasgos singulares con el transcurso del tiempo y la marcha del avance científico y tecnológico mundial. La corrupción se incrementa, el narcotráfico cunde peligrosamente dominando el escenario nacional, lo ilícito, lo alegal afecta la vida institucional, la norma, lo ético y la moral, la deuda externa e interna constriñe el bienestar y afecta la soberanía nacional, la pobreza continúa agravando el desarrollo armónico de la sociedad nacional, la crisis del conocimiento y el saber, la educación y la capacitación del capital humano y social, fundamentales para la competitividad y el desarrollo es seria y no está entre las prioridades de los gobernantes como también la crisis de lo político, partidos e ideologías; entre los hechos negativos sobresalientes que afectan la gobernabilidad, el buen gobierno, y la marcha de la auténtica sociedad nacional.

El Perú Oficial a pesar de ser ahora el otro Perú minoritario mantiene el poder económico y controla con diversos mecanismos la economía y la política nacional, manteniendo el sistema capitalista nada favorable para las mayorías.

En el nuevo escenario nacional y mundial de condiciones favorables e insospechadas, es necesario tener presente lo que es actualmente la verdadera realidad nacional y enfrentar sus problemas a fin de revertirlos y aprovechar la extraordinaria oportunidad que un mundo globalizado nos brinda. Problemas como la precariedad de la sociedad nacional peruana y su débil democracia desde su constitución como República en 1821 que han configurado nuestra condición de ser un país en desarrollo que es la preocupación de los nuevos peruanos.

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Así como su especificidad como nación. Ser una sociedad nacional andina pluricultural, pluriétnica y multilingüe, por su ubicación geográfica, la Cordillera de los Andes y su verticalidad, y haber sido sede de una civilización autónoma y sin contactos con otras regiones a lo largo de un proceso de más de 10 000 años de domesticación creativa de múltiples espacios muy contrastados, donde inventaron, cultivaron y trabajaron incesantemente millones de pobladores autóctonos que nos legaron una riqueza múltiple y variada en recursos, creatividades y estilos de vida que superviven y esperan su recreación y valoración en toda su dimensión, no solo turística o simbólicamente.

El futuro prometedor

A partir de estas consideraciones, expuestas sumariamente, conjugando y coordinando la participación de los mejores especialistas y técnicos del país en múltiples campos, aunando esfuerzos, dialogando, enfrentando racionalmente la emergencia espontánea y contestataria de la provincia y la de los sectores populares y medios urbanos limeños, teniendo presente la heterogeneidad de la realidad nacional y tomando en cuenta los grandes problemas estructurales existentes y los recientes que enfrenta el país, es posible en torno a un proyecto nacional de desarrollo, aprovechar la coyuntura extraordinaria que significa vivir en un mundo globalizado donde es viable consolidar una Sociedad Nacional Emergente a fin de forjar el nuevo Perú del siglo XXI.

La descentralización constituye en este escenario la gran oportunidad para lograr un Perú regionalizado, todo un cambio estructural como aporte al desarrollo. El proceso de globalización es otra extraordinaria oportunidad que debemos saber utilizar y aprovechar. Para esto es necesario un buen gobierno con liderazgo nacional, decisión y toma de conciencia generalizada para que esto sea posible. En torno a una idea, plan y modelo, programando una serie de actividades sectoriales que en los próximos años planificadamente puedan desenvolverse simultánea, activa y coordinadamente, e incidiendo en la resolución de una serie de problemas básicos y necesarios que desencadenen procesos de cambios estructurales, es posible forjar una emergente sociedad nacional desarrollada como cada día más y más países en desarrollo están logrando.

Es decir continuar el desborde popular y convertirlo en un desborde y despertar nacional. El Perú Oficial, el poder nacional, los empresarios, los partidos políticos, los universitarios, los profesionales, las múltiples organizaciones limeñas y provincianas, la nueva sociedad civil deberán continuar el camino iniciado en la década de 1940 comenzando con una transformación estructural del Perú tomando en cuenta la gesta y los logros que el gran conjunto de sectores populares y medios en desborde ha creado a lo largo de nuestra historia corta de setenta años.

En el libro que acabo de finalizar ofrezco al detalle un aporte antropológico al conocimiento e interpretación de esta hazaña de millones de hombres y mujeres del Otro Perú que, en las últimas siete décadas han logrado que el Perú, la capital centralista limeña y las ciudades principales tengan otro rostro acorde con la realidad pluricultural y multilingüe integrada en una nueva sociedad nacional que ellos han contribuido fundamentalmente a crearla. Saber cómo ellos, los migrantes en la sede del poder, los nuevos limeños han contribuido, junto a los sectores populares y medios provincianos, a potenciar el crecimiento nacional y como nuevos ciudadanos nacionales constituir el más importante conjunto que apoya y estimula el desarrollo nacional y la posibilidad de

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definitivamente de la precariedad y pobreza y llegar a ser miembros y actores modernos y dinámicos de una auténtica sociedad nacional.

La muestra de esta interpretación es que apenas consolidada su presencia como actores fundamentales del Perú, cada vez más numerosos sectores populares y medios comienzan a pensar en la política, mientras numerosos grupos de la segunda, tercera, cuarta y quinta generación incursionan a escala mundial en el deporte y en la participación de múltiples actividades como la gastronomía, el arte popular, el turismo y otras que ofrece el mundo globalizado.

La viabilidad de ser un estado nación

En este avance turbulento y lleno de sorpresas buenas y malas la posibilidad de que el nuevo ordenamiento territorial del país sea descentralizado, poniendo fin al tremendo centralismo limeño que discurre desde la colonia, se ha convertido actualmente en un prerrequisito de viabilidad a fin de ser un país con un nuevo Estado-Nación en corto lapso, demostrando concordancia con el nuevo sistema mundial de relaciones económicas y comerciales, con el despertar de las potencialidades y posibilidades de la provincia peruana, con el desarrollo integral y la integración nacional física y social de todos los peruanos. Lograr que la ciudadanía alcanzada funcione sin taxativa alguna, sin la cual no habrá plena participación, condiciones de gobernabilidad, afianzamiento de la precaria democracia y posibilidad de consolidar la real sociedad nacional emergente necesaria para afianzar la identidad nacional, abatir la pobreza y construir el nuevo Perú en proceso de desarrollo.

Desgraciadamente seguimos agobiados por una serie de problemas del pasado aún no resueltos y que han adquirido rasgos singulares con el transcurso del tiempo y la marcha del avance científico y tecnológico mundial. La corrupción se incrementa, el narcotráfico cunde peligrosamente dominando el escenario nacional, lo ilícito, lo alegal afecta la vida institucional, la norma, lo ético y la moral, la deuda externa e interna constriñe el bienestar y afecta la soberanía nacional, la pobreza continúa agravando el desarrollo armónico de la sociedad nacional, la crisis del conocimiento y el saber, la educación y la capacitación del capital humano y social, fundamentales para la competitividad y el desarrollo es seria y no está entre las prioridades de los gobernantes como también la crisis de lo político, partidos e ideologías; entre los hechos negativos sobresalientes que afectan la gobernabilidad, el buen gobierno, y la marcha de la auténtica sociedad nacional.

El Perú Oficial a pesar de ser ahora el otro Perú minoritario mantiene el poder económico y controla con diversos mecanismos la economía y la política nacional, manteniendo el sistema capitalista nada favorable para las mayorías.

En el nuevo escenario nacional y mundial de condiciones favorables e insospechadas, es necesario tener presente lo que es actualmente la verdadera realidad nacional y enfrentar sus problemas a fin de revertirlos y aprovechar la extraordinaria oportunidad que un mundo globalizado nos brinda. Problemas como la precariedad de la sociedad nacional peruana y su débil democracia desde su constitución como República en 1821 que han configurado nuestra condición de ser un país en desarrollo que es la preocupación de los nuevos peruanos.

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Así como su especificidad como nación. Ser una sociedad nacional andina pluricultural, pluriétnica y multilingüe, por su ubicación geográfica, la Cordillera de los Andes y su verticalidad, y haber sido sede de una civilización autónoma y sin contactos con otras regiones a lo largo de un proceso de más de 10 000 años de domesticación creativa de múltiples espacios muy contrastados, donde inventaron, cultivaron y trabajaron incesantemente millones de pobladores autóctonos que nos legaron una riqueza múltiple y variada en recursos, creatividades y estilos de vida que superviven y esperan su recreación y valoración en toda su dimensión, no solo turística o simbólicamente.

El futuro prometedor

A partir de estas consideraciones, expuestas sumariamente, conjugando y coordinando la participación de los mejores especialistas y técnicos del país en múltiples campos, aunando esfuerzos, dialogando, enfrentando racionalmente la emergencia espontánea y contestataria de la provincia y la de los sectores populares y medios urbanos limeños, teniendo presente la heterogeneidad de la realidad nacional y tomando en cuenta los grandes problemas estructurales existentes y los recientes que enfrenta el país, es posible en torno a un proyecto nacional de desarrollo, aprovechar la coyuntura extraordinaria que significa vivir en un mundo globalizado donde es viable consolidar una Sociedad Nacional Emergente a fin de forjar el nuevo Perú del siglo XXI.

La descentralización constituye en este escenario la gran oportunidad para lograr un Perú regionalizado, todo un cambio estructural como aporte al desarrollo. El proceso de globalización es otra extraordinaria oportunidad que debemos saber utilizar y aprovechar. Para esto es necesario un buen gobierno con liderazgo nacional, decisión y toma de conciencia generalizada para que esto sea posible. En torno a una idea, plan y modelo, programando una serie de actividades sectoriales que en los próximos años planificadamente puedan desenvolverse simultánea, activa y coordinadamente, e incidiendo en la resolución de una serie de problemas básicos y necesarios que desencadenen procesos de cambios estructurales, es posible forjar una emergente sociedad nacional desarrollada como cada día más y más países en desarrollo están logrando.

Es decir continuar el desborde popular y convertirlo en un desborde y despertar nacional. El Perú Oficial, el poder nacional, los empresarios, los partidos políticos, los universitarios, los profesionales, las múltiples organizaciones limeñas y provincianas, la nueva sociedad civil deberán continuar el camino iniciado en la década de 1940 comenzando con una transformación estructural del Perú tomando en cuenta la gesta y los logros que el gran conjunto de sectores populares y medios en desborde ha creado a lo largo de nuestra historia corta de setenta años.

En el libro que acabo de finalizar ofrezco al detalle un aporte antropológico al conocimiento e interpretación de esta hazaña de millones de hombres y mujeres del Otro Perú que, en las últimas siete décadas han logrado que el Perú, la capital centralista limeña y las ciudades principales tengan otro rostro acorde con la realidad pluricultural y multilingüe integrada en una nueva sociedad nacional que ellos han contribuido fundamentalmente a crearla. Saber cómo ellos, los migrantes en la sede del poder, los nuevos limeños han contribuido, junto a los sectores populares y medios provincianos, a potenciar el crecimiento nacional y como nuevos ciudadanos nacionales constituir el más importante conjunto que apoya y estimula el desarrollo nacional y la posibilidad de

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JOSÉ MATOS MAR

convertir al Perú en uno de los primeros países emergentes de América del Sur. Todo ello al margen de ideologías y de partidos políticos, solamente enfrentados contestatariamente al Perú Oficial con su sola presencia, su pertenencia a un espacio milenario, su propio estilo de vida social y cultural y un rechazo a la cultura institucional como una contracultura, constituyendo un gran conjunto nacional de éxito como no sucedió con los gobiernos, las fuerzas armadas, la iglesia y los partidos e ideologías políticas durante todo el proceso republicano.

Una historia jamás imaginada, lejos de la mente del Perú Oficial y de sus gobernantes. Los otros, los de abajo, rurales, pobres y discriminados desde el siglo XVI, presentes por su propia decisión en el escenario nacional contribuyendo al surgimiento, nuevamente como en el pasado, de un espacio desarrollado, recreando sus potencialidades, conocimientos y supervivencias tradicionales, aportando un extraordinario capital humano cultural y social de hombres y mujeres, para participar en un mundo globalizado en conjunción con los empresarios nacionales y extranjeros, el poder económico nacional, la pujanza cada vez más creciente de la gran metrópoli limeña, el desarrollo alcanzado en el área costeña y el despertar y presencia de la provincia peruana como un todo. Demandando al Perú Oficial, acorde con su estilo cultural y social propio de haber sido integrantes de una patria antigua, una reorganización y cambios estructurales, apoyo, integración, conjunción de ideales y objetivos, y una visión e idea de cómo aprovechar el momento favorable para ser una sociedad nacional andina con un crecimiento económico sorprendente y sostenido durante más de una década para cambiar el actual sistema y rumbo del Perú Oficial, adecuándolo al mundo globalizado y a la realidad latinoamericana, congregando a la sociedad civil en un esfuerzo común, en un gran pacto o frente nacional por el desarrollo y la democracia y la eficaz gobernanza.

Finalmente, cabe resaltar que este estudio se ve enriquecido porque el marco temporal coincide con mi historia de vida. Es decir, que he sido testigo y protagonista directo de las transformaciones ocurridas desde mi llegada a Lima como migrante provinciano a fines de la década de 1920 y protagonista, después, a partir de 1942 como estudiante y luego como científico social dedicado al estudio del mundo andino, rural, las migraciones y el proceso de cambios ocurridos en el país. Desde la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y el Instituto de Estudios Peruanos (1946-1984) y ahora el Instituto de Gobierno en la universidad San Martín de Porres y el Centro de Investigación en la universidad Ricardo Palma, sigo empeñado en interpretar la realidad nacional y contribuir a investigarla interdisciplinariamente a fin de que las nuevas generaciones de la universidad peruana participen y acompañen los extraordinarios cambios en marcha con su conocimiento y saber.

En este sentido constituye no solo el aporte del antropólogo a la comprensión de la nueva sociedad que hoy surge sino también la ratificación de un compromiso de vida con el Perú.

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SCIENTIA VOL XII, N° 12