Darwin-Gutierrez Perez Segura-libre

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Darwin y las ciencias del comportamiento

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  • Germn Gutirrez Mauricio R. Papini

    e d i t o r e s

    Bogot D. C. 2 0 1 1

    DEPARTAMENTO DE PSICOLOGA

  • Universidad Nacional de Colombia

    Facultad de Ciencias Humanas

    Departamento de Psicologa

    Colegio Colombiano de Psiclogos

    2011, editores

    Germn Gutirrez

    Mauricio R. Papini

    2011, varios autores

    2011, Universidad Nacional de Colombia

    Bogot D. C.

    2011, Colegio Colombiano de Psiclogos

    Preparacin editorial

    Centro Editorial, Facultad de Ciencias Humanas

    Universidad Nacional de Colombia, sede Bogot

    Diseo Diana MurciaDiagramacin Endir Roa BastoImagen de cubierta Darwin fotogra1ado en 1881 por los seores Elliott y Frye.Las imgenes que acompaan esta obra fueron tomadas en su mayora

    del libro What Mr. Darwin Saw in his Voyage Round the World in the Ship

    "Beagle", editado por Harper & Brother, publishers (Nueva York, 1880).

    Impreso por JavegrafImpreso en Colombia

    Prohibida la reproduccin total o parcial por cualquier medio, sin la autorizacin escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    catalogacin en la publicacin universidad nacional de colombia

    Darwin y las ciencias del comportamiento. Editores: Germn Gutirrez y Mauricio R. Papini. Bogot: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Psicologa. Colegio Colombiano de Psiclogos. 2011, 562 pp.

    Incluye referencias bibliogr1cas

    ISBN : 978-958-719-702-0

    1. Darwin, Charles Robert, 1809-1882 - Crtica e interpretacin 2. Psicologa evolutiva 3. Psicologa comparada 4. Evolucin 5. Conducta animal I. Gutirrez Domnguez, Germn Antonio, 1965-, ed. II. Papini, Mauricio R., ed.

    CDD-21 155.7 / 2010

  • Es interesante contemplar una ribera enmaraada cubierta

    de plantas de muchas clases, con aves que cantan en los

    matorrales, con diferentes insectos que revolotean y con gusanos

    que se arrastran entre la tierra hmeda, y reflexionar que estas

    formas, construidas elaboradamente, tan diferentes entre s,

    y que dependen mutuamente de maneras tan complejas, han

    sido producidas por leyes que actan a nuestro alrededor.

    DARWIN, El origen de las especies

  • Contenido

    Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

    Primera parte

    contexto biogrfico

    germn gutirrez aristbulo prez alejandro segura

    Charles Darwin: el naturalista que cambi la historia de la vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

    michael ruse

    Naturaleza y estructura del argumento en El origen de las especies . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

    rubn ardila

    Darwin, El origen de las especies y la psicologa, 150 aos despus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61

    miguel andrs puentes germn gutirrez

    Darwin, Wallace y las facultades mentales humanas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73

    Segunda parte

    legado terico y reas de influencia

    mauricio r. papini

    Continuidad (y discontinuidad) mental (y neural) . . . . . . . . . . 99

    r. nicolle matthews michael domjan

    Seleccin sexual: competencia de esperma, sistemas de apareamiento y aprendizaje . . . . . . . . . . . . . . .115

    claudio erik de la o-rodrguez bibiana montoya

    Biologa del comportamiento animal: la etologa como un puente en el estudio del comportamiento . . . . . . . . 137

  • brenton g. cooper

    De Darwin a la neuroetologa: el papel de la seleccin sexual en la evolucin de la complejidad acstica del canto de las aves . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159

    olga restrepo-forero

    Estudios darwinistas: estados del arte y construccin del campo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185

    ivn d. hernndez u.

    Desigualdad, felicidad y la economa evolucionista . . . . . . . . 219

    jorge larreamendy-joerns mario crdoba

    Pensar la evolucin: desafos cognitivos en el aprendizaje y la enseanza de conceptos biolgicos. . . . . . . . . . . . . . . 245

    Tercera parte

    conducta, desarrollo y sistema nervioso

    john c. malone james r. cerri john e. r. staddon

    Darwin y la psicologa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273

    esteban freidin alba elizabeth mustaca

    Evolucin del aprendizaje: avances y controversias . . . . . . . . 313

    jos e. burgos beatriz h. robayo

    Condicionamiento y evolucin:

    una aproximacin computacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . 337

    leonardo a. ortega

    Evolucin, desarrollo y comportamiento . . . . . . . . . . . . . . 363

    sonia carrillo

    Lecciones de amor parental: una perspectiva evolucionista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 393

    laura andrea len anhuamn fernando crdenas p.

    Encefalizacin y procesos humanos . . . . . . . . . . . . . . . . . 415

  • Cuarta parte

    cognicin, lenguaje y cultura

    gema martn-ords josep call

    Luces y sombras en el pensamiento de Darwin en relacin con la evolucin cognitiva de las especies . . . . . . . . . . . . . 431

    irene m. pepperberg

    La evolucin del lenguaje desde una perspectiva aviar . . . . . . 451

    alejandro rosas

    El proyecto de explicacin darwinista del comportamiento moral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 475

    pablo pramo

    Seleccin natural, el comportamiento social y la cultura . . . . . 491

    diana armida platas neri bibiana montoya jairo muoz-delgado

    Consideraciones acerca de la evolucin de la cultura en primates . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 505

    Los autores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 523

    ndice de nombres. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 539

    ndice de materias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 543

    ndice de lugares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 559

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    * El presente manuscrito fue preparado como parte del proyecto Observaciones conductuales en el viaje del Beagle, patrocinado por la Divisin de Investigaciones de Bogot de la Universidad Nacional de Colombia.

    Charles Darwin: el naturalista que cambi la historia de la vida*

    Germn Gutirrez Aristbulo Prez Alejandro SeguraUniversidad Nacional de Colombia

    C harles Robert Darwin plante una teora de la evolucin de las es-pecies que cambi en forma dramtica la forma en que percibimos nuestro mundo. Si bien el contexto intelectual de su poca aceptaba en forma creciente ideas acerca de que las especies evolucionaban, nadie tena una buena explicacin acerca de cmo o por qu esto ocurra. El tra-bajo de Darwin fue especialmente novedoso e impactante en este aspecto, en describir un mecanismo para la evolucin que pudiera dar cuenta de manera simple, pero poderosa, de las observaciones de gelogos, arquelo-gos, zologos y botnicos, en relacin no solo con las diferencias entre las especies, sino, especialmente, con sus similitudes.

    El trabajo de Darwin a lo largo de su vida, el episodio del codescubri-miento (con Alfred Russel Wallace) del mecanismo de seleccin natural y las implicaciones de las ideas que Darwin y sus colaboradores promovieron

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    durante la segunda mitad del siglo XIX han sido analizadas en detalle, como pocos eventos y pocas teoras en la historia de la ciencia e incluso en la historia del pensamiento. En el presente manuscrito, presentamos de forma breve los principales elementos de la historia de Darwin que condujeron a su descubrimiento, a su desarrollo como naturalista y a su impacto en la historia de la humanidad.

    Un joven con un futuro incierto

    Charles Darwin naci el 12 de febrero de 1809, en Shrewsbury, en el privilegiado contexto de una familia aristocrtica de la Inglaterra victo-riana. Fue el quinto hijo de Robert Waring Darwin y Susannah Darwin. Los abuelos paternos fueron Erasmus Darwin y Mary Howard, quienes tuvieron cinco descendientes. El abuelo Erasmus se cas de nuevo con Elizabeth Chandos-Pole y tuvieron siete hijos. Quizs por esto, su nom-bre no provocaba gran orgullo en la familia y, a pesar de que sus propios escritos de botnica y evolucin inspiraron a Charles en sus pocas tem-pranas, su reconocimiento de dicha in[uencia es mnimo.

    Los abuelos maternos de Charles Robert Darwin fueron Josiah Wedgwood y Sara Wedgwood. De este matrimonio nacieron cuatro va-rones y cuatro mujeres. De estas, Susannah Wedgwood se cas en 1796 con Robert Waring Darwin, de cuya unin nacieron Marianne, Caroli-ne Sarah, Susana Elizabeth, Erasmus Alvey y Charles Robert. La familia Wedgwood estableci un prestigioso negocio de porcelana, que se consti-tuy en alguna medida en la base de la fortuna familiar.

    La madre de Charles, Susannah, muri cuando este tena 8 aos. De ella, Darwin no recordaba casi nada y, por ello, la 1gura familiar que ms in[uy en l fue su padre, Robert Waring Darwin, un mdico famoso en la regin. Era un hombre corpulento que meda 1,85 metros y pesaba 160 kilos. Figura recia y bastante autcrata, dedicaba sus tardes a dar charlas a sus hijos sobre las maneras de comportarse. La educacin escolar inicial la recibi el pequeo Charles en su propia casa por parte de sus hermanas, pero especialmente de Catherine, luego de la muerte de su madre, con lo que se quera suplir el afecto materno (Darwin, 1993). Su inters por la historia natural y por coleccionar elementos de la naturaleza se manifest temprano. Su asistencia a la escuela, a partir de 1817 no fue exitosa. La escuela clsica que se le ofreca no responda a sus habilidades e intereses. Otras actividades le resultaban ms apasio-nantes. Cerca de la 1nalizacin de su estada en la escuela, se convirti

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    en ayudante del laboratorio de qumica que su hermano Erasmus haba montado en casa. Aprendi mucho de qumica, lo que consider la mejor faceta de mi educacin en la escuela, ya que me mostr prctica-mente el signi1cado de la ciencia experimental (Darwin, 1993, p. 14). En el verano de 1825, Charles ayud a su padre en la atencin mdica de nios y mujeres pobres. Anotaba todos los sntomas de los pacientes, se los lea a su padre, quien sugera indagar ms y le aconsejaba medica-mentos que el mismo Charles preparaba. Su padre crey ver en l a un futuro mdico prestigioso.

    El joven Darwin tena 16 aos en 1825, cuando su padre lo envi a la Universidad de Edimburgo para que estudiara medicina junto con su hermano Erasmus. All permaneci por dos aos, durante los cuales se mostr interesado en diversos temas, pero poco en la medicina, que era lo que su padre deseaba para l. Las lecciones de anatoma le resultaban insoportables, y no logr superar el malestar derivado de presenciar las intervenciones en carne viva. El director de la Escuela llam a su padre y de la forma ms diplomtica posible le indic que este no pareca ser el destino de Charles. As, su padre lo envi a Christ College, en Cambridge University, a prepararse como clrigo. El prospecto de una vida religiosa bajo los dogmas de la Iglesia anglicana no le era del todo atractivo, pero la posibilidad de desempearse como un pastor rural ofreca espacio para el contacto con la naturaleza, que representaba su principal inters. En sus tres aos en Cambridge, abord igualmente sus estudios con poco entusiasmo (Darwin, 1993); sin embargo, asis-ti a las lecciones de su amigo Adam Sedgwick sobre geologa y a las conferencias sobre botnica, entomologa y qumica en casa de John Henslow, su especial amigo. Adems, segua a1cionado al tiro y a la caza, y ms que en ninguna poca de su vida, durante su estada en Cambridge, se a1cion a la coleccin de todo tipo de cosas, pero en particular, de escarabajos.

    Ley con inters los libros de geologa de Lyell, los libros de Paley sobre el cristianismo y la teologa natural, algunas obras de John Hers-chel, la poesa de Milton, Byron y otros. Tambin all, ley un libro que habra de in[uir en su vida, Personal Narrative de Alexander von Hum-boldt, que lo motiv especialmente a visitar Amrica del Sur y, en ge-neral, a ver la exuberante naturaleza del trpico por s mismo. A partir de all, Humboldt se constituy en una especie de hroe para Darwin. Con todos sus altibajos, en 1831 Darwin present los exmenes 1nales que aprob ubicado en el dcimo lugar, entre 178 examinados, y obtuvo la Licenciatura en Artes. Tena 22 aos (Browne, 1995).

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    En los pasos de Humboldt

    Las colonias espaolas en Amrica haban dado importantes pasos para su independencia a 1nales del siglo XVIII y en las primeras dcadas del siglo XIX. El Imperio britnico haba facilitado o contribuido a los procesos emancipatorios mediante recursos, intentos fallidos de domina-cin de algunos puntos de Amrica, hombres que pelearon junto a las fuerzas libertadoras y rpidos reconocimientos diplomticos de las nuevas naciones. Ms all de ideales libertarios, lo que estaba en juego era intere-ses comerciales, econmicos, en general, no solo con los nuevos pases de Amrica, sino con Asia. Hasta entonces, los espaoles haban mantenido control de las rutas martimas por el sur del continente, lo que continua-ba forzando a las [otas de otros imperios a tomar las prolongadas rutas martimas por el sur de frica y las rutas terrestres, tradicionales a lo largo de muchos siglos. Sin embargo, la invasin de Napolen a Espaa haba debilitado enormemente el gobierno de Fernando VII, abriendo la posi-bilidad de emancipacin de las colonias y liberando en buena medida el control de las costas suramericanas.

    En las siguientes dcadas, Inglaterra mostr un exitoso proceso de ex-pansin industrial y comercial que requera no solo materiales de manu-factura, sino mercados para sus productos, principalmente, derivados de la industria del algodn y metalrgicos. A 1nales del siglo XVIII y principios del XIX se haban realizado varias expediciones cient1cas a Amrica por parte de naturalistas de diversos orgenes (v. gr., La Condamine, Hum-boldt y otros; vase Hagen, 2008). Aprovechando la nueva situacin de Amrica, el gobierno ingls prepar varias expediciones que facilitaran su penetracin de regiones previamente inaccesibles. Una de estas fue una ex-pedicin cartogr1ca llevada a cabo por una pequea [ota que inclua al HMS Beagle, bajo el comando del capitn Pringle Stokes, a las costas de la Tierra del Fuego, a 1n de establecer una ruta segura para los barcos de la Corona britnica. Despus de meses en un ambiente muy hostil, el capitn Stokes, propenso a la depresin, se quit la vida en su propio barco. Como reemplazo, fue designado el teniente Robert FitzRoy, proveniente del HMS Ganges (Nichols, 2003). FitzRoy dio buen manejo al Beagle y si bien algunas de sus decisiones fueron controversiales (en particular, el secuestro de varios fueguinos como represalia por el robo de un bote), en el difcil contexto que enfrentaba, su desempeo fue considerado notable. El Beagle regres a Inglaterra, y el Almirantazgo, por considerar que los objetivos iniciales de su misin deban cumplirse, permiti que el joven capitn FitzRoy planea-ra una nueva expedicin para terminar la labor inconclusa (Browne, 1995).

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    Terminados sus estudios, Darwin realiz una excursin por el norte de Gales, al lado de sus profesores y de su amigo Sedgwick, para prose-guir con sus investigaciones geolgicas, y aprendi la forma en que hay que estudiar la geologa de una regin. De regreso a casa encontr una carta de Henslow, en la que este le informaba de una invitacin a servir como acompaante personal y naturalista del Beagle, bajo el mando del capitn FitzRoy.

    A pesar de una negativa inicial de su padre, Darwin fue capaz, con la ayuda de su to Josiah Wedgwood, de convencerlo para que lo dejara ir. Qu mritos posea Charles Darwin para merecer el ofrecimiento de ser el naturalista de una expedicin martima a Suramrica? En realidad, ningn merito que pudiera cali1carse como vlido y con1able en trmi-nos acadmicos. Sin embargo, Darwin fue un autodidacta apasionado que cultiv y desarroll sus inclinaciones por las ciencias naturales sin equvocos y sin titubeos. Cuando Darwin se embarc en el Beagle, posea nociones bsicas de geologa, botnica (clasi1cacin), entomologa, di-seccin y biologa (zoologa), todas las cuales fueron de gran utilidad en su labor como naturalista del barco.

    El 27 de diciembre de 1831 parti en una travesa de cinco aos, que hoy es considerada una de las ms importantes en la historia de la cien-cia por su impacto en el conocimiento. Parti del puerto de Devonport, dique naval de Plymouth, Inglaterra (Moorehead, 1980). El Beagle tena dos misiones por cumplir: continuar con los trabajos cartogr1cos de la costa suramericana y conseguir una determinacin ms precisa de la lon-gitud terrestre mediante una serie de clculos cronomtricos (Browne, 1995; Nichols, 2003). Adicionalmente, FitzRoy abrigaba muchas espe-ranzas de que las funciones de observar, recolectar y describir muestras de plantas, animales y minerales encargadas a su compaero de camarote condujeran a encontrar evidencias sobre el Diluvio universal y la Crea-cin. Darwin abrigaba un inters similar, al compartir los supuestos del uniformismo, 1jismo y creacionismo, teoras imperantes sobre el origen de la vida a comienzos del siglo XIX.

    Los das a bordo del Beagle comenzaban con el desayuno hacia las ocho de la maana, luego cada uno realizaba sus labores, que para Darwin consistan en clasi1car las muestras recolectadas y redactar su diario de viaje. A la una de la tarde los esperaba un almuerzo austero. La tarde 1nali-zaba con la cena y conversaciones entre los tripulantes (Moorehead, 1980). Esta rutina se interrumpa los domingos, con la lectura de algunos pasajes de la Biblia a cargo del capitn, y cuando el barco atracaba en los diferen-tes puertos, en donde Darwin aprovechaba para realizar sus expediciones.

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    La ruta seguida por el Beagle condujo a su tripulacin a ms de cuarenta puertos principales. Inici con direccin sur-occidente por el ocano Atlntico, pasando cerca de la Pennsula Ibrica, las islas Cana-rias e islas de Cabo Verde. Arrib a Suramrica en Salvador de Baha (Brasil), borde toda la costa oriental de Suramrica, pasando por Ro de Janeiro, So Paulo, Montevideo, Buenos Aires, Mar del Plata, Baha Blanca y la Patagonia. Borde Tierra del Fuego a travs del Estrecho de Magallanes y tom ruta al norte por la costa occidental suramericana. Chonos, Chilo, Concepcin y Valparaso fueron algunos de los para-jes visitados en esa direccin. Las ltimas dos semanas en el continente fueron empleadas en el archipilago de las Galpagos, lugar en el que posiblemente el naturalista ingls se vio ms enfrentado a la lucha cons-tante entre los individuos por la supervivencia. Luego de las Galpagos, el Beagle pas a Nueva Zelanda y Australia. De all se dirigieron al sur de Asia y tomaron rumbo al sur del continente africano, pasando por el Cabo de Buena Esperanza. El ltimo trayecto del viaje los llev de nuevo a Salvador de Baha, para 1nalmente dirigirse a casa, llegando a Inglaterra el 2 de octubre de 1836 (Browne, 1995).

    La fascinacin de Darwin por el Nuevo Mundo, por su exuberan-cia y por la variedad de especies, fue inmediata y total. En su primer da en Brasil, se expresaba as: Qu delicioso da! Pero la palabra delicio-so es demasiado dbil para expresar los sentimientos de un naturalista que, por primera vez, va errante por una selva brasilea. La elegancia de las yerbas, la novedad de las plantas parsitas, la belleza de las [ores, el deslumbrante verde de las hojas y, sobre todo, el vigor y el esplendor general de la vegetacin me llenan de admiracin (Darwin, 1951, p. 20). El diario del viaje tiene muchas expresiones de este tipo para referirse a la geografa, la vegetacin, las especies animales y los propios humanos habitantes de las diversas regiones visitadas.

    El contacto directo con la naturaleza y su capacidad de observacin son tal vez las dos actividades que formaron y caracterizaron al natura-lista ingls. Durante todo el viaje y, particularmente, en Suramrica, el joven Darwin realiz cerca de once excursiones, donde recolectaba y observaba todo cuanto poda. As, logr registrar en su diario y en las cartas que peridicamente enviaba a sus amigos y familiares en Inglate-rra las observaciones que posteriormente constituiran la estructura de todos sus escritos. En el barco, Darwin dedicaba los momentos que el mareo le permita a preparar los especmenes recolectados en tierra y a escribir notas sobre sus excursiones. El segundo teniente Sullivan, quien se habra de convertir en almirante de la Armada Britnica, lo describi

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    como extremadamente gentil, admirado por todos en el barco por su energa y talento. Esto condujo a la tripulacin a llamar a Darwin el querido viejo 1lsofo (Moorehead, 1980).

    Observaciones conductualesEl inters por dejarse sorprender, observar y registrar con detalle fue

    re1nndose en Darwin. Si bien, en principio solo buscaba dar cuenta de la geologa de los lugares visitados, sus observaciones detalladas, intentos de explicacin, especulaciones, incluso pequeos experimentos se fueron extendiendo a la [ora y la fauna, a la anatoma y 1siologa y al comporta-miento de los organismos. El inters por la conducta de las especies se cons-tituy en complemento de sus descripciones zoolgicas y biogeogr1cas.

    Cmo eran esas observaciones conductuales? Qu tipo de pregun-tas se planteaba? Qu conductas observaba?, son preguntas que surgen al revisar su diario del viaje. Como lo a1rma Browne (2007), Darwin no era evolucionista cuando estaba a bordo del Beagle, sin embargo, el viaje al Nuevo Mundo y las observaciones que hizo en este sobre la [ora, la fauna, las caractersticas geolgicas y la distribucin de los organismos en las distintas regiones geogr1cas del continente constituyeron la mate-ria y la razn de la teora darwiniana de la evolucin.

    El comportamiento animal era algo que inquietaba al joven Darwin. Eso hizo que le prestara particular inters a la interaccin de los organismos con el ambiente del cual hacen parte. En sus registros del viaje se identi1-ca el uso de diferentes niveles de observacin: menciones, descripciones, comparaciones y explicaciones del comportamiento son ampliamente re-ferenciadas en su diario. En un estudio realizado con anterioridad sobre las notas de Darwin a bordo del Beagle (Prez, Gutirrez y Segura, 2007) se encontr que realiz 157 alusiones directas a patrones conductuales en 97 especies diferentes de animales. Darwin, adems, aventur tambin hiptesis sobre la causa de la conducta y realiz algunos experimentos, y aunque estos no alcanzan un nivel de rigurosidad estndar para la ciencia de hoy, ejercit algunos controles que dan valor a sus intentos experimen-tales. Es de resaltar que realiz mltiples comparaciones entre especies en trminos de anatoma y comportamiento. Dichas comparaciones fueron planteadas entre especies de lugares geogr1cos distintos, lo que podra ser un antecedente para la constitucin de la base de la comprensin del origen de las especies (Prez, Gutirrez y Segura, 2007).

    La observacin de la conducta animal realizada por Darwin en su viaje a bordo del Beagle demuestra que su inters por la interaccin de los organismos con el ambiente no fue un hecho aislado ni obedeci a

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    observaciones desinteresadas. Algunas de estas observaciones (menciones, descripciones y experimentacin) las realiz el joven naturalista en el pro-pio contexto del viaje. En contraste, las comparaciones, explicaciones e hiptesis conductuales hacen parte de trabajos posteriores al viaje, lo que demuestra que el inters por la conducta trascendi al viaje mismo y se hizo cada vez ms relevante en el desarrollo de la teora hasta su muerte (Burkhardt, 1985).

    Cambios, extincin, origen de las especiesAl tiempo que Darwin desarrollaba sus actividades como naturalista a

    bordo del Beagle y las registraba en su diario, se preguntaba por las circuns-tancias que llevaron a los cambios en la zoologa de Amrica y tambin por las causas que condujeron a la extincin de algunas especies. Eso es lo que nadie ha podido determinar an, deca Darwin, Nos vemos, pues, obli-gados a deducir que la abundancia o la escasez de una especie cualquiera quedan determinadas por causas que escapan de ordinario a nuestros me-dios de apreciacin. Estas y otras preguntas ms perduraron en la memo-ria de Darwin a su regreso a Inglaterra y constituyeron la materia prima en el desarrollo de la teora de la evolucin. El inters que desarroll Darwin por la conducta de las especies determin, en alguna medida, la construc-cin de la teora de la evolucin y el planteamiento de los mecanismos de seleccin natural, seleccin sexual y variacin, es decir, la observacin de la conducta de las diferentes especies animales ayud parcialmente a solucio-nar en Darwin la pregunta crucial de su vida, el misterio de los misterios: el origen de las especies. As, su entusiasmo por comprender la naturaleza, inquietud innata para l y que evolucion durante su travesa a bordo del Beagle, y la necesidad de explicar cmo tantas especies y con formas cada vez ms diversas pueblan el planeta seran interrogantes parsimoniosamen-te contestados en El origen de las especies (Darwin, 1859/1985).

    El viaje a bordo del Beagle fue la ocasin para que Darwin observara y recogiera la mayor parte de la evidencia emprica que respaldara su teora sobre el origen de las especies. Si no hubiera viajado por Suramrica, quizs no hubiera desarrollado su teora, porque le faltaran las pruebas y estas se encontraban con mayor fuerza y amplitud fuera del los mbitos de Inglate-rra. Esta tambin fue la situacin vivida por Alfred Russel Wallace, codes-cubridor de la teora de seleccin natural, para quien su experiencia como naturalista en Suramrica y el archipilago Malayo fue determinante para el desarrollo de sus ideas evolutivas (vase Puentes y Gutirrez, en esta obra).

    El mismo Darwin establece una relacin directa entre la evidencia em-prica recogida en Suramrica y El origen de las especies, en la introduccin

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    a su obra: Cuando iba como naturalista a bordo del Beagle, buque de la marina real, me sorprendieron mucho ciertos hechos en la distribucin de los seres orgnicos que viven en Amrica del Sur y las relaciones geo-lgicas entre los habitantes actuales y los pasados de aquel continente. Estos hechos, como se ver en los ltimos artculos de esta obra, parecan arrojar alguna luz sobre el origen de las especies, ese misterio de los mis-terios, como lo ha llamado uno de los 1lsofos ms grandes (traduccin nuestra) (Darwin, 1859/1985, p. 53).

    En su Autobiografa hace una clara alusin a lo que signi1c el viaje para su vida y su obra: El viaje del Beagle ha sido con mucho el aconteci-miento ms importante de mi vida, y ha determinado toda mi carrera Siempre he sentido que deb al viaje la primera verdadera formacin de mi mente [...]. Fui estimulado a observar de cerca varias ramas de la his-toria natural, y, de este modo, mejor mi capacidad de observar, aunque estaba bastante desarrollada (1993, pp. 42-43).

    Naturalista, escritor, hombre de familia

    Durante los aos posteriores a su regreso a Inglaterra, Darwin se dedic a organizar la coleccin de especmenes que haba enviado desde las diversas regiones visitadas y fue ganando una reputacin como natu-ralista. En julio de 1837, inici su primer cuaderno sobre el origen de las especies. Visitaba y charlaba mucho con Lyell: Esto me anim extraor-dinariamente y su consejo y ejemplo tuvieron mucha in[uencia sobre m (Darwin, 1993, p. 50).

    En 1839 se publicaron simultneamente los libros de tres de los via-jeros de la mencionada expedicin. Los capitanes King (vol. 1), FitzRoy (vol. 2) y Charles Darwin (vol. 3) publicaron sus memorias del viaje (FitzRoy, King & Darwin, 1839), pero solo el libro de Darwin fue acogi-do por el pblico y mereci una reedicin en forma independiente. De su diario del viaje se publicaron no menos de siete ediciones en ingls, con ttulos como El viaje del Beagle o Viaje de un naturalista alrededor del mundo, que ha sido uno de los libros de Darwin ms traducidos en el mundo. Dicho libro le allan el camino para desarrollar una carrera de tiempo completo como naturalista, al tiempo que le dio el reconoci-miento de sus pares en diversas reas de las ciencias biolgicas.

    Por la misma poca (enero de 1839), despus de sopesar los pros y los contras del matrimonio, decidi casarse con su prima Emma Wedgwood, hija de su to Josiah. Emma era una mujer encantadora, alegre, inteligente

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    y de carcter decidido y adems gustaba de la msica. Haba viajado por Europa y dominaba varios idiomas. Darwin no dud en que sera una buena esposa y madre de sus hijos (Moorehead, 1980, p. 217).

    Del matrimonio nacieron diez hijos. Una de sus hijas (Anne Elizabeth) muri de una 1ebre a los 10 aos, acontecimiento que impac-t tanto a su padre que debilit para siempre su fe religiosa. Otros dos de sus hijos murieron siendo bebs, uno de ellos, el mismo da en que se dio lectura a su manuscrito sobre el origen de las especies en la Sociedad Linneana (1. de julio de 1858). Darwin fue un padre muy carioso con sus hijos. Cuando cualquiera de ellos enfermaba, Darwin permaneca a su lado para darle consuelo y compaa (Moorehead, 1980, p. 222). Emma, por su parte, fue una madre atenta y solcita, y como esposa, supo entender el trabajo y la enfermedad de Darwin.

    Emma sola llevar un diario de todas las eventualidades de su hogar: gastos, cenas, salud, enfermedades, visitas y visitantes (Raverat, 2007). La vida hogarea de Darwin y Emma en Down House (casa de campo a la que se haban trasladado luego de vivir en Londres) transcurra, por lo general, en forma tranquila. Janet Browne (2002) argumenta que la tranquilidad y, en general, las condiciones de vida que los Darwin impu-sieron para s fueron condiciones fundamentales para los logros tericos de Charles Darwin. Sin duda, Emma fue en gran medida responsable de tales condiciones. Al 1nal de su vida, Darwin escribi sobre su esposa: Su bondad, llena de comprensin hacia m, fue inalterable, y soportaba con la mayor paciencia mis eternas quejas sobre el malestar y las incomo-didades Me admira el haber tenido la inmensa suerte de que ella, una persona que por sus cualidades morales era in1nitamente superior a m, aceptase ser mi mujer. Durante mi vida, que sin ella hubiera sido en mu-chas pocas desgraciada y quejumbrosa por las enfermedades, fue para m un sabio consejero y un consuelo alegre (Darwin, E., 1882).

    Varios de los hijos de Darwin (especialmente, Henrietta, William y Francis) se convirtieron en sus colaboradores en varias tareas editoriales y cient1cas, y si bien todos fueron opacados por la prominente 1gura de su padre, llevaron una vida feliz y con fuertes vnculos con Charles y Emma.

    El periodo entre 1836 y 1858 fue de trabajo continuo y gran cola-boracin con otros naturalistas. Darwin recibi la colaboracin de un grupo de cient1cos entusiasmados por conocer los especmenes de tie-rras inexploradas. El propio Henslow se encarg de clasi1car la [ora. El profesor Miller colabor en el examen de los minerales recogidos. El doctor Hooker estudi y analiz los especmenes vegetales, y Mr. Water-house analiz los mamferos y colepteros. Mr. John Gould clasi1c las

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    aves y corrigi las identi1caciones errneas que haba establecido Darwin con respecto a las especies de pinzones de las Galpagos y con respecto a un pequeo and (Rhea darwinii) de la Patagonia. El anatomista Ri-chard Owen se comprometi con el estudio de la osamenta de los anima-les fosilizados que Darwin hall en Punta Alta y en la Patagonia. Owen identi1c al perezoso gigante, al Scelidotherium y a otros fsiles. Entre Owen y Darwin establecieron las relaciones entre estos fsiles y las espe-cies vivas de Suramrica. Aparte de estas colaboraciones locales que dieron lugar a mltiples publicaciones entre ellas, La zoologa del viaje, en cin-co partes (1838-1843), Darwin empez una correspondencia volumino-sa con interlocutores en muchas partes del mundo. En algunos casos se trataba de interlocutores para discusiones tericas o para evaluar pequeas ideas. En la mayora, sin embargo, se trataba de pedirles datos espec1cos, especmenes, con1rmacin de observaciones. La correspondencia con Al-fred Russel Wallace corresponda al segundo grupo, ms que al primero.

    La extensa colaboracin y correspondencia con otros colegas de In-glaterra y otras partes del mundo era facilitada por la e1ciencia del sis-tema postal ingls. Las cuentas pagadas por Darwin en la o1cina postal eran muy signi1cativas para la poca, y es claro que l consideraba esta inversin muy importante (Browne, 2002). Por otra parte, los quebran-tos de salud que Darwin sufri casi desde su regreso a Inglaterra, no solo afectaban su trabajo diario, sino que limitaban sus posibilidades de viajar y encontrar personalmente a muchos colegas con los que mantena co-rrespondencia frecuente. Prcticamente todos los aspectos de la vida co-tidiana de la casa de la familia Darwin giraban en torno a los malestares de Charles. Su hijo Francis escribi: Durante casi cuarenta aos, ni un solo da supo lo que era la salud de una persona normal, en consecuencia, su vida fue una lucha constante contra el cansancio y la postracin de la enfermedad (Moorehead, 1980, p. 215).

    An no se sabe qu le caus la enfermedad cuyos sntomas se des-criban como problemas estomacales, dolor de cabeza y afeccin cardia-ca, vmitos, palpitaciones, temblores, algunos de los cuales se presentaban en circunstancias estresantes como reuniones, visitas sociales y el afn por cumplir con un trabajo. En su Autobiografa hace mltiples alusiones a su enfermedad en el desarrollo de compromisos acadmicos y sociales. El ori-gen y naturaleza precisa de la enfermedad de Darwin ha sido fuente de inte-rs para muchsimos investigadores de su vida y obra (vase Bowlby, 1990). Se sabe, con base en su diario, que antes del viaje Darwin estaba convencido de que sufra alguna forma de enfermedad cardiaca que le produca palpi-taciones y otros sntomas, probablemente ansiosos. En El viaje del Beagle,

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    estando en Lujn, en la Provincia de Mendoza (Argentina), Darwin a1r-ma lo siguiente: experiment el ataque (pues no merece un nombre menor) de una binchuca, especie de Reduvius, la gran chinche negra de las Pampas (Darwin, 1983, p. 388). Es posible que, como resultado de la picadura de esta chinche binchuca (Triatoma infestans), Darwin padecie-ra una forma gastrointestinal del parsito Trypanosoma cruzi. Tambin es sabido que Darwin padeci de mareos durante todo el viaje y que esta condicin debilita al organismo y predispone para la adquisicin de nue-vas enfermedades.

    Muchos de los sntomas descritos tambin han sido documentados en casos de hiperventilacin por razones psicolgicas (Bowlby, 1990). Por otra parte, se ha atribuido como coadyuvante del desarrollo de su enfer-medad la actitud autoritaria y crtica de su padre, que le ocasionara un trastorno psicosomtico. Algunos autores sugieren que los sntomas eran igualmente una expresin psicosomtica de un temor a las crticas violen-tas por parte de la Iglesia anglicana y de la sociedad victoriana, una vez se conociera su teora de seleccin natural. Dicho temor le hizo archivar sus escritos sobre la seleccin natural por muchos aos. Una frase de Darwin a su amigo Hooker demuestra el impacto del temor ante la necesidad de expresar los hallazgos de su teora. Lo dijo en una carta a Hooker en 1844: por 1n ha surgido un rayo de luz, y estoy casi convencido (totalmente en contra de la opinin de la que part) de que no son (es como confesar un asesinato) inmutables (cursivas nuestras) (Moorehead, 1980, p. 228). Si, en efecto, este temor social hubiera afectado su salud, seguramente hubiera sido exacerbado por el deseo de no disgustar a su esposa con las ideas expuestas en El origen de las especies. Emma era muy religiosa, y no modi1c su fe durante toda su vida, aun despus de comprender las im-plicaciones del trabajo de su esposo.

    El origen de El origen

    Darwin no era evolucionista ni antes ni durante el viaje a bordo del Beagle. El naturalista se embarc junto con sus conocimientos so-bre ciencias naturales, sus creencias religiosas y las teoras geolgicas de ese entonces. Darwin haba aprendido de Lyell la teora del uniformis-mo geolgico y la !jacin de las especies. De la Biblia haba aceptado el creacionismo. El uniformismo a1rmaba que el desarrollo de la Tierra se haba hecho mediante procesos lentos y constantes, con ritmos unifor-mes a lo largo de extensos periodos de tiempo. El 1jismo era una teora

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    que pregonaba que las especies animales y vegetales haban aparecido en la Tierra tal como las encontramos actualmente, no mutaron, fueron 1-jas. El creacionismo supona que el universo haba sido creado por un acto divino, pero no en un solo lugar, sino en varios. Darwin no dudaba en absoluto de la verdad estricta y literal de cada palabra de la Biblia (Darwin, 1993, p. 25)

    Debido a esa condicin conceptual, Darwin buscaba los centros de creacin en los diferentes lugares que recorra en sus excursiones y en las islas Galpagos (vase Darwin, 1983, pp. 385, 454, 460, 465 y Ghiselin, 1983, p. 29). Lo que mostraban los hallazgos en las Galpagos era que las especies haban variado y modi1cado sus estructuras corporales y sus comportamientos y que los organismos actuales distaban mucho de sus ancestros. Las especies haban variado desde un antepasado comn.

    Quizs Darwin entr en con[icto al relacionar su marco concep-tual con los hallazgos de fauna y [ora de las Galpagos y los fsiles de Punta Alta y Patagonia. Los fsiles de animales gigantescos se parecan extraordinariamente a sus equivalentes actuales (Prez, Gutirrez y Se-gura, 2007). Qu circunstancias llevaron a los cambios en la zoologa de Amrica? Cules pudieron ser las causas de su extincin? Estas fue-ron algunas de las preguntas que inquietaron a Darwin. Eso es lo que nadie ha podido determinar an, deca. Re[exionando sobre su paso por las Galpagos, Darwin se propuso develar el misterio de los miste-rios, como lo denomin John Herschel.

    Poco despus de haber llegado a Londres, al tiempo que ordenaba y clasi1caba los especmenes, y analizaba y re[exionaba sobre estas eviden-cias, sus ideas sobre el 1jismo y el creacionismo cedieron el lugar al con-cepto de la evolucin de las especies. La idea de evolucin se encontraba en el aire y haba sido presentada por varios autores como Jean-Baptiste Lamarck y Erasmus Darwin (abuelo de Charles), cuyos escritos Darwin haba revisado con cuidado. Hacia mediados de 1837, ya Darwin expre-saba en sus libretas de apuntes la conviccin de que no solo los animales, sino tambin los humanos, haban evolucionado (Browne, 2007).

    Tambin abandon las creencias religiosas paulatinamente. Para 1837, ya era evidente para el mismo Darwin: La incredulidad me invadi muy lentamente, pero al 1nal era completa. La velocidad fue tan lenta que no sent angustia, y nunca dud ni un instante de que mi conclusin era correcta (Moorehead, 1980, p. 224). No obstante, el creacionismo, a pesar de su carcter religioso, fue ocasin para el origen de la biogeogra-fa, que Darwin inici proponiendo una distribucin espec1ca para las especies tanto vegetales como animales en las diferentes reas del planeta.

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    En septiembre de 1838, Darwin ley la obra de Malthus Ensayo sobre el principio de la poblacin, que dio posteriormente lugar a la idea de la supervivencia del ms apto. El argumento central de la obra del econo-mista comas Robert Malthus planteaba que la poblacin (re1rindose a los humanos) tiende a crecer a un ritmo ms rpido que los recursos necesarios para mantenerla. A pesar de ello, deca Malthus, una variedad de eventos naturales y sociales como hambrunas, enfermedades, guerras y otros tienden a mantener un control que impide que se desborde dicha poblacin. Quines son las vctimas de estos eventos de control? Princi-palmente los ms dbiles, los enfermos, los pobres. El efecto de la lectura del libro de Malthus fue inmediato y contundente. Darwin recogi la idea de que no solo en los humanos, sino en todas las especies, nacen ms individuos de los que pueden sobrevivir para reproducirse. Aquellos que son ms fuertes y logran tener descendencia necesariamente transmitirn sus caractersticas adaptativas a los hijos y, como consecuencia de ello, las especies estarn cada vez mejor adaptadas a su entorno. Darwin denomi-n a este proceso, repetido incesantemente, seleccin natural. El nom-bre era planteado por oposicin a la seleccin que Darwin vea realizar a los hombres del campo de sus animales, moldeados por un proceso de seleccin arti1cial. No es sorprendente, pues, que Darwin hiciera una cantidad de referencias a los procesos de seleccin arti1cial y que mantu-viera la analoga entre los dos procesos a lo largo de su obra.

    La simpleza de estas ideas era sorprendente para el propio Darwin, pero en dicha simpleza pudo reconocer el poder explicativo de las mismas. En el contexto social y cultural en el que se plante estos argumentos, tanto los cuestionamientos a la intervencin de Dios en la creacin de las especies, como la idea de que la muerte de los ms dbiles y los ms pobres era un proceso natural, eran motivo de debate social intenso. El mismo ao de la muerte de Malthus (1834), se haba aprobado la reforma de la Ley de Pobres que modi1caba la bene1cencia como un ente proveedor de bene1cios e impona la obligacin a los pobres de ganarse el pan que se les provea en las instituciones de amparo social. En un contexto social de gran controversia como este, Darwin decidi guardar sus ideas y tra-bajar en silencio hasta proveer dichas ideas con evidencia su1ciente para apoyarlas y comprando algo de tiempo para presentarlas pblicamente.

    Dicen los bigrafos de Darwin que la espera fue agnica y la preocupacin intensa, al punto de crear las condiciones emocionales para favorecer el desarrollo de una enfermedad psicosomtica o de exacerbar los otros males que le aquejaban constantemente. Curiosamente, Darwin logr sacar el mejor partido de dicha condicin, buscando reclusin,

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    alejndose de la mayor parte de los compromisos sociales, organizando la vida de su hogar alrededor de sus necesidades de salud y de trabajo y haciendo el mejor uso del sistema de correos del Imperio Britnico que era sin duda el mejor de su poca.

    En 1844 se public Vestiges of the Natural History of Creation, una obra publicada annimamente por Robert Chambers, que intentaba plantear un origen evolutivo y sobre todo natural, no divino, para el hombre. A pesar de que el soporte emprico del libro era dbil, la idea general de una historia natural de la vida era lo que Darwin mismo pro-pona. Sin embargo, la recepcin de Vestiges fue tan virulenta por parte de la sociedad inglesa que Darwin entendi el mensaje de que este podra ser tambin su destino, el maltrato social, la burla, el desprestigio.

    As pasaron dos dcadas en que Darwin public varias ediciones del diario del viaje, colabor con o coedit otras obras derivadas de los datos recogidos durante este, hizo extensas investigaciones y public una obra sobre los percebes, desarroll una a1cin por la cra de palomas, fue aco-gido y particip como miembro de varias sociedades cient1cas y, en gene-ral, adquiri una estatura como naturalista destacado en su comunidad. A lo largo de este tiempo, tambin se permiti presentar, a sus amigos ms cercanos y a algunos corresponsales privilegiados, algunas de las principa-les ideas que vena incubando. Entre ellos, Lyell, uno de los cient1cos ms prestigiosos de Inglaterra y el acadmico ms cercano a Darwin a lo largo de su vida, empez a darle nimo para escribir sus ideas. Entre sus argu-mentos, Lyell sugera que la evolucin estaba en el ambiente, y le reco-mend leer el artculo que un joven naturalista ingls, de apellido Wallace, haba publicado en 1855 en el Annals and Magazine of Natural History, titulado Sobre la ley que ha regulado la introduccin de nuevas especies. Darwin no se impresion en principio, pero tendra oportunidad de la-mentar esta omisin (vase Puentes y Gutirrez, en esta misma obra).

    Mi querido Lyell

    El 18 de junio de 1858, sin embargo, su trabajo se vio interrumpi-do por una comunicacin del propio Alfred Russell Wallace, quien se encontraba en el archipilago Malayo, y con quien Darwin haba inter-cambiado alguna correspondencia. Wallace adjuntaba un manuscrito titulado Sobre la tendencia de las variedades a separarse inde1nida-mente del tipo original, que luego sera conocido como el Manus-crito de Ternate, en el que presentaba su teora sobre variacin de las

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    especies que, en esencia, era la misma teora que Darwin haba venido desarrollando por dcadas. Los dos haban llegado a conclusiones simi-lares, basados en buena medida en experiencias comunes, en un cambio en el ambiente intelectual de su sociedad sobre la inmutabilidad de la naturaleza y en la in[uencia de algunas obras que re[ejaban ese cambio, en particular, las obras de Lyell (un tratado de geologa) y de Malthus (un escrito en esencia de carcter econmico-poltico).

    La sorpresa dej a Darwin decepcionado, confundido. El mismo da que recibi el manuscrito escribi a Lyell:

    Mi querido Lyell, hace un ao ms o menos, usted me recomend que le-yera un manuscrito de Wallace en los Anales, que le interes y, puesto que yo le estaba escribiendo, saba que esto le complacera y se lo hice saber. l me ha enviado hoy el presente manuscrito y me pide que se lo enve a us-ted. Me parece que vale la pena leerlo. Sus palabras se han convertido en verdad con venganza, en una forma que yo debera haber previsto. Usted dijo esto cuando le expliqu aqu, muy brevemente, mis ideas acerca de que la Seleccin Natural depende de la lucha por la existencia. Nunca vi una coincidencia ms notable. Si Wallace hubiera tenido un resumen del manuscrito que escrib en 1842, no hubiera escrito un mejor resumen! Incluso los trminos que usa son los que ahora 1guran como ttulos de mis captulos. Por favor, devulvame el manuscrito, que l no dice que desea que yo publique; pero por supuesto, le escribir inmediatamente y ofrecer enviarlo a alguna revista. As, toda mi originalidad, lo que hubie-ra podido ser de ella, ser destrozada. Aunque mi libro, si tuviera algn valor, no ser perdido, ya que toda la labor consiste en la aplicacin de la teora. Espero que usted apruebe el esbozo de Wallace, y yo pueda decirle lo que usted opina. (Traduccin propia) (Burkhardt, 1996)

    Los eventos de los siguientes das fueron intensos y cargados de emo-cin. Darwin se encontraba devastado por la situacin y por la grave en-fermedad de su pequeo hijo, Charles. Los amigos de Darwin, Charles Lyell y Joseph Hooker comprendieron que el manuscrito de Wallace echa-ba por tierra la precedencia de Darwin en relacin con la teora y, dado que Darwin pareca resignado a ello, tomaron el asunto en sus manos con el objetivo de ser justos con los dos codescubridores, pero especialmen-te con un sentido de proteccin de Darwin. Aprovechando un cambio de programa en una reunin de la Sociedad Linneana, de la cual Lyell, Hooker y el propio Darwin eran miembros del consejo, planearon una presentacin conjunta del manuscrito de Ternate y de un resumen del

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    ya avanzado manuscrito de Darwin. Este ltimo consisti en una copia de la carta enviada por Darwin a Asa Gray botnico de la Universidad de Harvard en 1857, adems de un extracto del manuscrito en el que Darwin vena trabajando, enviado previamente a Hooker en 1844. Los manuscritos de Wallace y Darwin fueron presentados en su ausencia, en una sesin poco notable de dicha sociedad cient1ca, el 1. de julio de 1858. El mismo da, falleca el pequeo Charles W. Darwin (Browne, 2002).

    La solucin ofrecida por Lyell y Hooker pareci complacer a todos. Darwin no poda ms que agradecer que su nombre hubiera sido salvado en relacin con la teora y que su prestigio no hubiese sido afectado en el proceso. Wallace slo recibi informacin del resultado en septiembre u octubre y sinti que la presentacin conjunta representaba un honor para l. Adicionalmente, l se encontraba preocupado por su futuro, y un vnculo con tres prestigiosos naturalistas en Inglaterra era una promesa que solo poda considerar favorable (Raby, 2001). Para Darwin y Wallace, este episodio sera el inicio de una larga relacin como colegas, amigos y competidores que durara para el resto de la vida.

    El episodio forz a Darwin a trabajar intensamente para terminar su libro. En noviembre del siguiente ao se public la primera edicin de El origen de las especies (Darwin, 1859/1985), de la que se vendieron los 1.250 ejemplares en el primer da de distribucin. En este libro, que Darwin consideraba un resumen de su obra, presentaba dos tipos de argumentos: una presentacin extensa, detallada y sistemtica de evidencia de diver-sas fuentes (i. e., biogeografa, paleontologa, embriologa y morfologa) sobre la evolucin de las especies y una presentacin de la seleccin na-tural como el mecanismo responsable de esta evolucin. La primera de estas ideas no era del todo novedosa. Mltiples autores, incluyendo a su abuelo Erasmus Darwin, haban defendido la idea de una evolucin de las especies. El mismo ao del nacimiento de Charles Darwin (1809), el clebre naturalista francs Jean-Baptiste Lamarck haba publicado Philo-sophie zoologique, obra en la presentaba sus ideas evolutivas. Sin embargo, la presentacin de la seleccin natural como mecanismo de accin de la evolucin s era novedosa, y se convirti en una poderosa idea que, a pesar de mltiples crticas y de un periodo de desprestigio hacia 1nales del siglo XIX y principios del XX (Bowler, 1985), se impondra como el principal motor del desarrollo de una teora para explicar el origen de las especies, incluyendo la especie humana.

    El 30 de junio 1860, tuvo lugar en la Universidad de Oxford una reunin de los creacionistas y de los nacientes evolucionistas, para de-batir si la nueva doctrina que atribua a la seleccin natural el poder que

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    hasta ahora haba estado reservado a Dios era capaz de dar cuenta de los hechos asociados con el origen del hombre. Hasta entonces, dos edi-ciones de El origen de las especies se haban vendido rpidamente, y la sociedad ms conservadora encontraba esto peligrosamente materialista y amenazante para la verdad expuesta en las Sagradas Escrituras. En la bien conocida reunin de Oxford no hubo ganadores ni perdedores, si bien las ancdotas indican que el defensor de las ideas de Darwin, co-mas Henry Huxley, enfrent con valor e ingenio los insultos del obispo Samuel Wilberforce. Lo importante de dicha reunin, sin embargo, es que se convirti en el punto de partida para la presentacin de las ideas darwinistas en escenarios pblicos, y, contrario a los deseos de los oposi-tores de la teora de la seleccin natural, se expidi una especie de partida de nacimiento y reconocimiento de la teora, a pesar de que sus princi-pios fueran controversiales. La aceptacin de la misma, sin embargo, no llegara an por muchas dcadas.

    El libro de Darwin era slido en datos de diverso orden que mos-traban indicios claros de la evolucin de las especies. Tambin era claro en la exposicin de la teora de la seleccin natural. Sin embargo, la historia contada por Darwin careca de un importante elemento, que era reconocido por su autor como fundamental: los mecanismos por los cuales se produce la variacin de las caractersticas anatmicas, 1sio-lgicas y conductuales que constituyen la base de la interaccin con el ambiente y que son seleccionadas en el contexto de dicha interaccin. La clave no estaba en las mltiples especulaciones (incorrectas) de me-canismos planteados por Darwin, sino en el trabajo de Gregor Mendel, un monje checo que public su trabajo sistemtico sobre la hibridacin de variedades de arvejas (1866), en las actas de la Sociedad de Historia Natural de Brnn, y que aparentemente no lleg a ser conocido para el terico de la evolucin. Este trabajo, redescubierto a principios del siglo XX, fue la base de la integracin entre gentica y evolucin, en lo que se conoce hoy como la teora sinttica de la evolucin y ha sido la fuente de los ms impresionantes desarrollos y del soporte de1nitivo de las ideas de Darwin (Smith, 1993).

    Seleccin natural, seleccin sexual y la naturaleza humana

    Despus de la publicacin de El origen, Darwin dedic buena parte de sus esfuerzos a la bsqueda de evidencia para apoyar su teora de seleccin

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    natural. Escribi un libro sobre la fertilizacin de orqudeas por insectos (1862), dos volmenes de la variacin de plantas y animales bajo domes-ticacin (1868) y mltiples artculos para revistas, y, a travs de su corres-pondencia y mediante el apoyo de un pequeo pero creciente nmero de colegas darwinistas, busc extender el conocimiento de sus ideas a los crculos acadmicos de todo el mundo. Sin embargo, al mismo tiempo que las ideas de Darwin ganaban adeptos, las objeciones y crticas crecan. Algunas de ellas eran predecibles, y no vala la pena molestarse en respon-der a ellas. Otras, sin embargo, eran ms preocupantes. Numerosas rese-as se concentraron en el asunto del origen del hombre, sealando que la teora no poda dar cuenta de dicho origen. Dado que el propio Darwin haba excluido al hombre de El origen, el campo estaba abierto para dichas crticas. Peor an, Alfred R. Wallace haca eco de dicha limitacin de la teora mediante sus escritos. El efecto de los argumentos de Wallace, por supuesto, no poda ser ignorado o considerado irrelevante.

    En la bsqueda de evidencia favorable a la seleccin natural, Darwin descubri que algunas caractersticas no eran fciles de explicar por medio de dicho mecanismo. En particular, algunas caractersticas exageradas, que con frecuencia se presentaban en forma dimr1ca en una especie, parecan, ms que facilitar, di1cultar la supervivencia de los individuos que las po-sean. Sin embargo, se haca evidente que no eran caractersticas destinadas a ser negativamente seleccionadas para desaparecer. Algunas caractersticas humanas tambin parecan responder a estas condiciones.

    Para responder a las preguntas que se derivaban de estas observa-ciones, Darwin desarroll una teora complementaria de la teora de la seleccin natural: la denomin seleccin sexual. En 1871, public el libro El origen del hombre y su seleccin en relacin con el sexo. En l, Darwin presenta inicialmente el asunto del origen del hombre, mostrando es-tructuras homlogas en el hombre y otras especies, revisando caractersti-cas del desarrollo que era sin duda un punto fuerte para Darwin, dado su conocimiento de embriologa y haciendo una comparacin entre el hombre y otros animales respecto de de las facultades mentales. Darwin sustentaba la idea de que la evolucin de muchas de estas caractersti-cas es el resultado de la seleccin natural. Sin embargo, la segunda parte del libro la dedic a mostrar que algunas caractersticas humanas no son fciles de explicar por medio de la seleccin natural. En particular, se concentr en el asunto de las razas humanas, y argument que son el resultado de la seleccin sexual, concepto que explica en detalle. A partir de all, el libro presenta una amplia evidencia de diferencias sexuales en especies animales, desde los insectos hasta el hombre, y concluye que

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    buena parte de lo que somos como humanos es el resultado de la selec-cin sexual (Appleman, 1979). En la Conclusin de su libro deca:

    Debemos, sin embargo, reconocer que el hombre, segn me parece, con todas sus nobles cualidades, con la simpata que siente por los ms de-gradados de sus semejantes, con la benevolencia que hace extensiva, no ya a los otros hombres, sino hasta a las criaturas ms inferiores; con su inteligencia, semejante a la de Dios, con cuyo auxilio ha penetrado los movimientos y constitucin del sistema solar con todas estas exaltadas facultades lleva en su hechura corprea el sello indeleble de su n1mo origen. (Darwin, 1871/1953, p. 792)

    El resultado fue sin duda controversial y marc en forma de1nitiva su separacin de los dems evolucionistas no-darwinistas. En particu-lar, A. R. Wallace se separ de las ideas de Darwin e hizo explcito su des-acuerdo con la idea de que los humanos han evolucionado y continan hacindolo, como las dems especies animales. En alguna medida, dicha controversia se extiende hasta nuestros das (Buss, 2004; Gaulin, S. J. C. & McBurney, D. H., 2001; Jablonka & Lamb, 2006). Aun en las discipli-nas acadmicas, pareciera que fuera mucho ms fcil aceptar las ideas de la seleccin natural y de la seleccin sexual en la comprensin del origen de las caractersticas de otras especies, pero cuando se trata de los hu-manos, no dejan de aparecer dudas, cuestionamientos, tergiversaciones e incomprensin (Boakes, 1984; Gutirrez, 2009).

    Un hombre sabio

    Luego del debate en Oxford, y a pesar de su ausencia, el prestigio de Darwin creci da a da. En las pocas conferencias a las que asista, los pre-sentes lo acogan con entusiasmo. En 1864, la Royal Society lo condecor con la medalla Copley. En 1870, Oxford le concedi el ttulo de Doc-tor en Ley Civil, el ms alto grado honorario de dicha institucin, pero Darwin declin diplomticamente el galardn. En 1877, la Universidad de Cambridge le nombr Doctor Honoris Causa. En este mismo ao fue nombrado Profesor Honorario por la Institucin Libre de la Enseanza, en Madrid (Espaa), y en 1878, la Academia Francesa de las Ciencias lo eligi como miembro. Otro tanto hicieron las academias imperiales de Rusia, las sociedades de naturalistas de la Universidad Imperial de Kazn y de Mosc. Una de las islas Galpagos recibi el nombre de Darwin,

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    as como una ciudad en el norte de Australia y accidentes geogr1cos en Uruguay, Argentina y Chile. Mltiples museos y bibliotecas se han creado en su honor en todo el mundo. Todo ello re[eja el valor que la sociedad humana, como un todo, ha dado a la 1gura de Darwin.

    Cuando me vea obligado a renunciar a la observacin y a la expe-rimentacin, morir (Moorehead, 1980, p. 232). Darwin trabaj hasta los ltimos das de su vida. De acuerdo con la recoleccin de sus textos hecha por Paul Barrett (1977), Darwin public, entre 1881 y 1882, quince trabajos entre cartas documentadas y artculos. En 1881, public su lti-mo libro, titulado La formacin del manto vegetal mediante la accin de las lombrices, con observaciones de sus hbitos, un ltimo tributo a su inters por la conducta de los organismos, aun aquellos considerados simples.

    Charles Robert Darwin muri en la tarde del 19 de abril de 1882, rodeado de su familia, en la tranquilidad de su hogar. La familia quiso en-terrarlo en Down, junto a sus hijos fallecidos, pero sus amigos in[uyeron para que se le diera un funeral de Estado en la Abada de Westminster, junto a otros hombres sabios como Isaac Newton, Charles Lyell, su gran amigo y maestro, y John Herschel, con quien el propio Darwin haba compartido intereses e ideas sobre el misterio de los misterios. Entre otras personalidades, llevaban su atad los amigos de siempre, John Lub-bock, Joseph Hooker, comas Huxley y Alfred Russel Wallace (Browne, 2002). El coro de la iglesia cant, del libro de los Proverbios, Bienaventu-rado el hombre que halla la sabiduray que obtiene la inteligencia.

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    y por el colegio colombi ano de ps iclogos , con

    mot i vo de l a conmemor acin de los 200 aos

    del nacim iento de Darw in (1809) y de los 150

    aos de l a publ icacin de e l or igen de l a s

    e s p e c i e s (1859). En su compos ic in se

    ut il i z a ron car acter e s Gar amond

    y Rot is . E sta obr a se termin

    de impr im ir en Bogot , en

    jav egr a f , en el ao

    de 201 1 .